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CAPÍTULO XII
El ciberperiodista en la web 2.0:
Concepciones, perfiles y habilidades del periodista en la Red social
JOSÉ MANUEL PÉREZ TORNERO
CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA
SANTIAGO GIRALDO LUQUE *
INTRODUCCIÓN
La asimilación de Internet como medio de comunicación y como espacio revolucionario de
intercambio infinito de información aún se encuentra en una fase embrionaria. Los factores
asociados a la dinámica misma del medio, su contante cambio y la gran cantidad de
herramientas que a diario se reciclan, unas a otras, no permiten establecer puntos concretos
para el desarrollo de tendencias o para la definición de un único camino de trabajo en el
“nuevo” medio.
La profesión periodística, que encuentra en la información la materia prima para la
producción de sentido y para la construcción de imaginarios sociales, ha recibido de esta
herramienta de difusión y de trabajo múltiples oportunidades que enriquecen su tarea. Sin
embargo, ha recaído sobre ella un cuestionamiento básico, aún no resuelto, acerca de las
nuevas tareas del periodista en la Red, ante la avalancha de información disponible para el
usuario cuando navega por internet. Teóricos e investigadores del periodismo, en su
evolución constante y en la búsqueda de la acomodación al medio on-line, han definido
múltiples tareas y perfiles del profesional que integra las salas de redacción: el
ciberperiodista. Él, tanto como su equipo de trabajo, se enfrentan a problemas tecnológicos y
a estructuras de producción periodísticas diferentes en el escenario que inaugura la web 2.0.
Son muchos los interrogantes y los debates entre lo que los investigadores perfilan, lo que
los propios periodistas dicen necesitar y las realidades de los sitios on-line de los medios de
* DOCTORANDO Y BECARIO DEL PROGRAMA PIF DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
DE BARCELONA
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comunicación. Cada uno de los elementos establece criterios y define un marco de acción
específico. Aún así, el periodista de los cibermedios termina siempre situado entre lo que
sabe (y lo que no sabe) hacer, entre lo que el medio le exige que haga y entre lo que los
centros universitarios –que siguen fundamentando su docencia (y gran parte de su
investigación) en patrones y modelos de marcado carácter analógico- le exige que debe ser.
Este artículo pretende mostrar ese debate latente entre las tres partes mencionadas. En un
primer apartado, el recorrido histórico sobre el “deber ser” del ciberperiodista situará la
discusión en los perfiles que se le han imputado a la profesión desde 1996, delimitando así
unas funciones específicas –algunas nuevas y otras, la mayoría, que se mantienen de la
profesión tradicional- y unas competencias básicas que le permitirían al profesional de la
comunicación, desde la visión académica, afrontar el nuevo reto de internet como espacio de
publicación.
El segundo apartado del capítulo está basado en una encuesta realizada a 43 periodistas de
34 medios de comunicación que tienen presencia en la Red. El cuestionario, formulado a
periodistas de cibermedios de Argentina, Brasil, Colombia, España, México, Panamá, Perú y
República Dominicana, denota el contraste y las similitudes existentes entre la formación y
las exigencias a las que se ven expuestos los periodistas en su día a día de trabajo con
internet.
En la última parte del texto, a través de un estudio sobre cuatro variables aplicadas a los
portales de tres cibermedios -durante un periodo de tiempo de una semana-, se analizan
directamente las propuestas académicas y las necesidades profesionales a la luz de la
realidad que sale publicada on-line. La autoría de la información, los recursos multimedia
implementados, la actualización de la información y la participación de los usuarios en la
estructura de difusión informativa de los diarios on-line fueron los objetos de observación
seleccionados. El estudio, en la misma línea del primer debate planteado, manifiesta
acercamientos y distanciamientos entre teorías, necesidades y realidades del
ciberperiodismo.
Las características básicas de internet, la hipertextualidad, la interactividad, su carácter
multimedia y su posibilidad de actualización constante, permiten el desarrollo de múltiples
actividades que enriquecen la práctica del periodismo de cara a una mejor información con
destino final en los usuarios-lectores del contenido producido. La evolución, vertiginosa, de
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la profesión aún no para y las capacidades formativas que demanda la Red se amplían
exigiendo, cada día, nuevas habilidades y destrezas a los profesionales del periodismo.
1. Recorrido Histórico. El perfil profesional del ciberperiodista
Todo cambio tecnológico ha provocado desde siempre transformaciones en la estructura de
los sectores profesionales en los que se ha aplicado y ha llevado a muchos profesionales a
cambiar de oficio. En el caso de las tecnologías de la información, asistimos a un cambio
técnico acelerado que exige, entre otros aspectos, que los profesionales de la información
posean la flexibilidad necesaria para adaptarse a las exigencias de un ‘reciclaje’ continuo en
su formación. La reflexión en torno a las competencias que ha de poseer el profesional del
ciberperiodismo ha desembocado en muchos casos en una conclusión errónea: el
ciberperiodista ha de ser un experto en el uso de las nuevas herramientas técnicas. La
tecnología se ha convertido en el elemento central del discurso, obviando otros aspectos de
igual o mayor importancia en el proceso comunicativo, como la necesidad de transmitir unos
mensajes de interés y adecuados al medio on-line. El ciberperiodista se ha equiparado con
un informático, diseñador web u otro tipo de técnico†, pero si bien es altamente útil que
posea algunos conocimientos de estos campos, no debe sustituir en ningún caso a estos
profesionales y, por ende, no ha de asumir unos conocimientos equivalentes a los que éstos
han adquirido a lo largo de años de estudios. Estas consideraciones adquieren una vigencia
mayor con la llegada y consolidación de la web 2.0 que ha introducido un conjunto de
transformaciones que afectan a todos los actores del proceso comunicativo‡.
El ciberperiodista: Reflexiones del 1996 a la actualidad
† La metamorfosis experimentada por el periodista en la última década nos permite afirmar que asistimos a la
aparición de un nuevo profesional del Periodismo. En este sentido, son muchos los autores que establecen
denominaciones diferentes para designar a estos nuevos profesionales. Ignacio Ramonet habla de
“instantaneistas” o “inmediatistas”; David A. Patten lo denomina “tecnoperiodista” o “teleperiodista”;
Fernández Hermana lo define como “cartógrafo” y Mc Cullagh, “periodista cybords”. Ello no significa, sin embargo, que la mayoría de las cualidades que definen a un buen periodista desaparezcan, “sólo se han visto
ampliadas ante la irrupción de importantes y sofisticados avances tecnológicos” (Palomo, 2004: 56). ‡ “La disolución de las jerarquías, de poderes y de controles determinay amplía los límites de la difusión de un
inventario de asuntos y de prácticas que retrotraen a las pautas de un cultura oral y a los inicios de un
periodismo que estaba en manos de aficionados. La búsqueda de medios abiertos que recojan la contribución
del usuario es ahora mismo el centro de las conversaciones y tertulias que discurren a través de la red. En ese
escenario de comunidades descentralizadas y con evidentes señalaes de significativa especialización se
moldean también estructuras en las que los usuarios buscan, elaboran, propagan y seleccionan mensajes”.
(López, 2007)
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A continuación, se presenta un recorrido por las definiciones que diferentes autores,
especializados en el estudio del ciberperiodismo, han realizado del “periodista digital” o
“ciberperiodista”, desde 1996 hasta 2009. Este recorrido, elaborado a partir de una
exhaustiva revisión bibliográfica centrada básicamente en el contexto español, contribuye a
establecer las competencias y habilidades que ha de presentar el profesional del
ciberperiodismo, especialmente, en un escenario marcado por la irrupción de la web 2.0.
Emy Armañanzas, Javier Díaz Noci y Koldo Meso (1996) presentaban una primera
definición del entonces llamado “periodista digital”. Los autores apuntaban ya la necesidad
de que los profesionales del ciberperiodismo estuvieran dotados de conocimientos
multimedia y añadían la importancia de que tuvieran habilidades en el manejo de ingentes
cantidades de información, así como en la consulta de bases de datos:
“El nuevo periodista digital va a ser un profesional con
conocimientos multimedia (de informática, imagen y
sonido, diseño, etc.) que va a tener que evolucionar hacia el
acceso a bancos de datos y hacia fuentes informativas de
diversa procedencia que van a ir renovándose y ampliándose
cada día” (Armañanzas y otros, 1996: 164-165).
Dejando, por tanto, al margen los aspectos relativos al dominio de herramientas técnicas, a
principios de los años noventa, época en que el periodismo en internet daba sus primeros
pasos en España, los principales investigadores que trabajaban en el ámbito del
ciberperiodismo, coincidían a la hora de afirmar que el periodismo hecho en y para la Red
introducía nuevas funciones que, a su vez, demandaban nuevas competencias en los
profesionales de la información. Ante la ingente cantidad de información existente en la
Red, el ciberperiodista tenía la misión de convertirse en un analista y selector de
información. Para ello, el conocimiento y dominio de las estrategias de búsqueda, consulta y
verificación de datos de internet eran algunos de los principales retos a asumir desde el
punto de vista informativo. En 1997, José Álvarez Marcos, señala que el informador del
siglo XXI sería un especialista en generalidades, por un lado, y un experto en la
comunicación de la ciencia, por otro. El autor llega a apuntar que: “[...] el periodista deberá
prepararse para trabajar en todos los medios y con todos los medios” (Álvarez, 1997: 39). Al
mismo tiempo, apunta que el periodista, debido a la gran cantidad de información que
introduce la Red, tiene que ser un profesional que “criba” y no sólo que “transmite”. Debía
de ser, en definitiva, un “organizador” y no sólo un “intérprete”. A ello, el autor añade que, a
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pesar de que la Red introduce una sustancial modificación en las tareas encomendadas al
profesional de la información, la función del periodista seguirá siendo necesaria en la
sociedad (Álvarez, 1997: 44). Álvarez Marcos afirma que “la multiplicación de la oferta
informativa, gracias a las nuevas tecnologías de la información, abrirá, sin embargo, otras
opciones de empleo en campos desconocidos siempre que los profesionales se reciclen”
(Álvarez, 1997: 39). Juan Luis Manfredi presenta un planteamiento de gran interés en esta
reflexión sobre el perfil del periodista digital. Manfredi afirma que el nuevo panorama de
medios que inaugura la red de redes exige profesionales de la información cada vez más
especializados en la medida en que deberán ser capaces de satisfacer las demandas
informativas de grupos reducidos y con intereses y necesidades específicas (Manfredi 1997
En: Álvarez, 1997: 10).
En el año 1999, Javier Díaz Noci y Koldo Meso retoman la reflexión en torno al perfil del
profesional del ciberperiodismo. En esta ocasión vuelven a hacer hincapié en la necesidad de
formar “profesionales multimedia” en el ámbito de la comunicación. En su reflexión, ambos
autores, que hablan de “periodista” o “gestor de la información”, insisten la necesidad de
reformular las bases relativas a la formación de los periodistas que se desempeñan en el
terreno de internet (Díaz Noci y otros, 1999: 117). No obstante, no olvidan la importancia de
seguir cultivando una serie de valores y buenas prácticas en el ejercicio de la profesión
periodística.
“En toda esta vorágine de las nuevas tecnologías y los adelantos de la
modernidad y el progreso, es absolutamente imprescindible para el periodista
mantener los valores ‘tradicionales’: la ética en su actividad laboral, una
profesionalización del periodista (lo que incluye su propia autoestima y
consideración de ser un trabajador intelectual, y por tanto un autor), un respeto
escrupuloso por la credibilidad, el respeto a las fuentes. El periodista tiene que
seguir siendo también en el ámbito digital gatekeeper, filtro de las informaciones
y rumores que se producen, y advocate, mantener una posición clara y limpia
respecto a los acontecimientos de los que informa” (Díaz Noci y otros, 1999:
118).
En el marco del Congreso “Vigencia del Periodismo escrito en el entorno digital
multimedia”, celebrado en la Universidad Complutense de Madrid en noviembre de 2000,
Xosé López, José Pereira y Manuel Gago mencionan el papel de los cambios que la
interactividad introduce en el proceso comunicativo y cómo esta serie de transformaciones
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afectan el papel del periodista que “ya no tiene el poder absoluto como único emisor del
mensaje”. Esta novedad exige también una reformulación del rol del periodista on-line:
“Con la llegada de internet esto cambia radicalmente. Sólo con el mero
hecho de que el periodista indique la fuente de la información, el lector
tiene las mismas posibilidades de acceder a la misma información que el
propio periodista” (López, 2001: 114).
También en el año 2000, Virginia Luzón define al periodista digital como un profesional de
la información que trabaja en un entorno de “máquinas digitales”, es decir, que utiliza en su
quehacer diario instrumentos y tecnologías digitales. Luzón hace especial hincapié en la
importancia de la Red, concebida como una inmensa e inabarcable “biblioteca de Babel”, en
el trabajo del ciberperiodista. Internet se presenta como una fuente de información amplia,
en constante renovación y de fácil acceso. En este escenario, el periodista digital se define
como un profesional que utiliza las nuevas tecnologías de la información en el proceso de
producción de sus mensajes informativos, los cuales son además productos digitales. “El
periodista digital no es sólo el que produce información para emitir en formato digital,
también es el que trabaja con medios digitales en la confección de su información” (Luzón,
2001: 16).
De nuevo en el 2001, Javier Díaz Noci alimenta su reflexión señalando la importancia de
que el ciberperiodista vaya más allá de las cuestiones o habilidades puramente técnicas para
profundizar en el diseño del mensaje, esto es, de los contenidos periodísticos que se
difundirán a través de los servicios informativos on-line. El autor hace hincapié en la
necesidad de cubrir un área (el diseño de los mensajes ciberperiodísticos) que ha quedado
relegada a un segundo plano debido al protagonismo que ha asumido el componente
tecnológico.
“[...] el periodista no tiene por qué aprender informática, sino que su papel debe
ser el del diseño del discurso periodístico, en este caso multimedia, cuyos
elementos –algunos de ellos al menos- pueden ser desarrollados por técnicos
informáticos. La obra multimedia sería así, por seguir una definición legal ad
hoc, una obra compuesta por varias obras unitarias” (Díaz Noci, 2001: 104).
José R. Vilamor, sumándose a las reflexiones planteadas, apunta en 2001 que “no es igual la
actitud de un periodista que trabaja en los medios tradicionales o de papel que la de quien lo
hace en una publicación electrónica, cualquiera que sea” (Vilamor, 2001). En el año 2002,
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Jaime Estévez§ afirma que el “periodista de la era electrónica” tenía que dominar todos los
medios. Básicamente, el planteamiento de Estévez gira en torno a la idea de que estos
profesionales sean capaces de “recabar, procesar y emitir” informaciones en todos los
medios y, si es posible, hacerlo de forma simultánea. El autor respalda, por tanto, la idea de
un periodista multimedia capaz de producir informaciones mediante la convergencia de
recursos de diferente naturaleza (Estévez, 2002).
Xosé López retoma el tema de las labores del ciberperiodista en el 2003. Los autores
afirman que “ya no es suficiente con decir lo que ha sucedido, sino que hay que explicarlo,
contextualizarlo, analizar sus consecuencias y proponer acciones para responder a los
efectos de los sucesos”.
“El ciberperiodista debe trabajar como intérprete de la realidad y como gestor
del conocimiento […] Su trabajo está claro. Pero no será suficiente. Deberá
contribuir a que se forme a los ciudadanos en el uso de los medios de
comunicación y, en especial, de todos los medios que llegan de la mano de la
digitalización. [...] A ello pueden contribuir los periodistas y las políticas de
comunicación, que deben velar por la alfabetización digital y por la formación
de los ciudadanos en el conocimiento de los medios de comunicación (López,
2003)”.
En 2003, Víctor Manuel Pareja Pérez define al periodista digital como el profesional que
vincula su trabajo a la edición y publicación directamente en la Red y añade que “el
periodista multimedia no se decanta ni trabaja para un medio o formato concreto, sino que
domina todas las técnicas e instrumentos para recabar, procesar y emitir la información en
cualquiera de ellos, ya sea televisión, radio o Internet” (Pareja Pérez, 2003: 32). Los
planteamientos de los autores anteriores son, sin embargo, cuestionados por Juan Pablo
Ramírez Cortés quien en 2004 señala que “ante los ojos de cualquier persona, el periodismo
y los periodistas siguen realizando las mismas actividades, con las mismas técnicas y para
los mismos medios” (Ramírez Cortés, 2004).
Koldo Meso, en el VI Congreso Nacional de Periodismo Digital de Huesca de 2005, plantea
la necesidad de reflexionar en torno al “nuevo periodista” que introduce internet más como
§ La reflexión de Estévez es apoyada por Eva leal Gil cuando explica que “el periodista ya no es
sólo el que escribe, sino el que maqueta, diseña, integra texto e imagen, edita, filma, hace
fotografías (con cámaras digitales), infografías, escanea, recupera documentación y prepara
originales, entre otras tareas” (Leal Gil, 2005 En: Gómez y otros, 2005).
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“soporte” que como “herramienta de trabajo”. Según Meso, si la radio y la televisión crearon
en su momento un nuevo tipo de profesional, Internet ha de introducir un nuevo perfil de
profesional de la comunicación que deberá adaptarse a las posibilidades que ofrece la red de
redes e incorporarlas en su trabajo diario (Meso, 2005).
Por su parte, en 2005, Ana Belén Becerra Navarro reflexionaba sobre el nuevo perfil del
comunicador del siglo XXI, el nuevo público al que debe informar, las dificultades que ha
de superar en su quehacer diario y las exigencias relativas a su formación universitaria:
“La aparición del nuevo medio digital está reconfigurando radicalmente, por los
contenidos globales y los sistemas omnipresentes, el perfil completo de un
nuevo profesional de la información. Un periodista digital o electrónico no se
detiene ya ante nada, es capaz de realizar múltiples funciones dado que sus
labores y tareas profesionales son mucho más complejas que las que otrora
realizaran sus compañeros de profesión. Y lo hace de forma constante y es que
sin actualización continua no existe periodismo digital” (Becerra, 2005).
En 2007, Xosé López y Marita Otero apunta a la importancia que para el ciberperiodista
poseen las nuevas tecnologías en el marco de una sociedad “que precisa una alfabetización
sobre el papel y funcionamiento de los medios de comunicación para poder intervenir
activamente” (López y otros, 2007). Por su parte, Santiago Tejedor acuña, ese mismo año, el
término de “periodismo mashup”:
“El denominado ‘periodismo mashup’ estaría inspirado en la construcción de
engranajes que articulan en un solo producto (en este caso, con finalidad
estrictamente informativa) diferentes servicios de la Red, otorgándoles de este
modo un nuevo sentido y una nueva utilidad. En este caso el periodista no
genera contenidos, sino que su tarea se centra en la construcción de itinerarios o
‘rutas’ de naturaleza hipertextual que conducen a contenidos on-line ya
existentes en otras plataformas colaborativas” (Tejedor, 2007).
En 2008, Tejedor, siguiendo la línea marcada por el “ciberperiodista mashup” equipara al
periodista on-line como un “ensamblador” o arquitecto de itinerarios informativos
aprovechando los recursos existentes en la web 2.0. De este modo, el profesional de la
comunicación on-line no se limita a generar contenidos sino que ha de presentar las
competencias y habilidades que le permitan gestionar los contenidos de la Red con el
objetivo de “integrarlos” en mensajes ciberperiodísticos autónomos de carácter
informativos.
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El ciberperiodista como gestor y filtro de la información (abundante, confusa y
caótica de la Red): La labor del periodista on-line se aproxima al perfil del
cartógrafo, planteado por Koldo Meso, o la figura del guardia urbano, que
propone Vicent Partal**. El ciberperiodista conoce los mecanismos para
seleccionar los recursos de mayor calidad y provecho informativo.
El ciberperiodista como centinela de la actualidad informativa: El ciberperiodista
se mantiene constantemente atento de los cambios de la actualidad informativa
en aras de renovar sus contenidos en un tiempo cada vez más estrecho y en un
escenario cada vez más abundante en mensajes y con un ritmo más vertiginoso.
El ciberperiodista como “ensamblador” o arquitecto de contenidos y utilidades
de diferente naturaleza y procedencia: Finalmente, y quizás como aspecto más
destacado, la generación de contenidos queda relegada a un segundo término (si
bien continúa siendo un pilar fundamental en su quehacer cotidiano) para
conferir una importancia creciente al diseño de “itinerarios informativos”,
“cartografías”, “mapa y modelos navegacionales ciberperiodísticos”. El
periodista no sólo construye la actualidad sino que dibuja los “caminos” para
recorrerla, conocerla y comprenderla.
José Manuel Pérez Tornero (2008) retoma la discusión afirmando que las innovaciones del
ciberperiodismo permean todas las aristas del periodismo. Así, la producción tecnológica, el
lenguaje utilizado, los mensajes y los discursos emitidos sufren una importante
transformación, permitiendo formular un cambio producido por la convergencia mediática
que concede cualidades hipermediáticas a los contenidos ciberperiodísiticos. Asimismo,
apunta el autor, el ciberperiodismo aprovecha las ventajas de los lenguajes hipertextuales
que permiten no sólo la existencia de nodos y alternativas de lectura, sino que facilitan la
navegación a través de diferentes soportes.
“Los roles profesionales y las rutinas también varían. Las capacidades y
competencias que exige el ciberperiodismo, si bien no se han alejado demasiado
de las clásicas –capacidad de acercamiento al acontecimiento (observación), de
comprensión de la realidad (análisis) y de expresión (representación, escritura,
argumentación)-, sí han variado en casi todos sus términos. La observación
directa está siendo complementada por la necesidad de un conocimiento crítico,
de tareas de búsqueda y selección, y, sobre todo, de un nuevo saber hacer
orientado a promover la participación del público” (Pérez Tornero, 2008: 18).
** Para una interesante reflexión en torno a la evolución del perfil del ciberperiodista, consutar MESO AYERDI, Koldobika (2002). “Un nuevo tipo de profesional llama a las puertas del Periodismo: el periodista
digital”. EN: Revista Latina de Comunicación Social, La Laguna (Tenerife), Junio-Septiembre, Año 5, Nº 51.
10
El autor, refiriéndose también a la necesidad de la continua alfabetización mediática, tanto
de los profesionales de la información como de los ciudadanos activos y participativos de su
sociedad, manifiesta que el periodismo de la Web 2.0 no pretende promover el periodismo
ciudadano que se asienta en la Red como sustituto del periodismo clásico.
“La alfabetización mediática, que combina, por un lado, las competencias
digitales -pero que incluye también el saber hacer crítico en relación con los
medios- asegurará que la participación de los ciudadanos no consistirá solo en
una estrategia de la denuncia –es decir, como un simple acoso y derribo al
sistema mediático- sino en un esfuerzo constructivo, de creación de alternativas y
de equilibrio. Esto es posible hoy día. Es el caso del periodismo: se trata de hacer
que el periodismo clásico –que conserva su misión tradicional- se enriquezca, se
potencie y mejore con el refuerzo comunicativo de una audiencia creativa y
participativa. Se trata pues, de una ciudadanía que conserva su confianza en el
papel mediador del periodismo en el ámbito de la Web 2.0, pero que lo
complementa con su propia producción” (Pérez Tornero, 2008a).
En este recorrido por las diferentes definiciones del ciberperiodista, se observa una
evolución en el enfoque que va desde la concepción del periodista digital como un periodista
“orquesta” capacitado para asumir tareas de producción en prensa, radio, televisión, etc. a un
periodista que actúa como gestor de contenidos, orientador y filtro en un escenario marcado
por la sobreabundancia de información.
2. Ámbitos de formación y formación específica
En la búsqueda por encontrar una aplicación práctica de las enunciaciones que los
académicos han realizado en sus análisis, a continuación se presentan los resultados de la
encuesta aplicada, en el marco de la presente investigación, a 34 medios de comunicación.
El formulario permite revisar las necesidades específicas de los ciberperiodistas y
compararlas con las exigencias del mundo universitario sobre el desarrollo de la profesión.
Apunta con acierto Crystal (2001: 232) que “no hay nada en el lenguaje de la escritura
tradicional que se parezca ni remotamente a la flexibilidad dinámica de la web”. En efecto,
la red ha venido a alterar las fórmulas de expresión y escritura impresa, de carácter
secuencial. En un momento como el actual, en el que los cibermedios cuentan ya con algo
más de una década de vida, profesionales del nuevo medio coinciden en admitir
abiertamente los cambios introducidos por la World Wide Web (WWW) en los mecanismos
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textuales tradicionales. Ya en su nacimiento, las potencialidades de la “tela de araña
mundial” hicieron vaticinar transformaciones positivas para los procesos comunicativos y,
particularmente, para las prácticas periodísticas. Ha sido cuestión de tiempo que éstas se
hayan demostrado, comenzando por la hipertextualidad que comporta la propia escritura en
la red, uno de los primeros y más elementales rasgos de transformación en el estilo y la
redacción de los textos periodísticos destinados a internet (Tejedor y otros, 2008).
Desde un punto de vista elemental, la WWW se caracteriza, como es bien sabido, por el
empleo de un tipo particular de lenguaje de marcas de hipertexto, expresión que convierte a
la escritura hipertextual en específica y distintiva de los medios de comunicación on-line.
Aunque los primeros cibermedios aplicaron una escritura de tipo secuencial, pronto se
demostró que aprovechar la hipertextualidad del soporte para la redacción de las
informaciones era una necesidad de primer orden. Esta aplicación para la gestión de
contenidos permite hoy proporcionar a la audiencia mensajes mejor elaborados, con un
acceso a los contenidos más completo, profundo y, por tanto, eficaz. Asimismo, favorece la
posibilidad de procesar la información a más velocidad, al poder enlazar cualquier texto
almacenado y recuperarlo de un modo automático e instantáneo (Tejedor y otros, 2008).
De acuerdo con la dinámica hipertextual, como una forma específica de transmitir la
información a los cibernautas, los resultados de la encuesta formulada son contundentes. La
tendencia a la utilización de nuevas fuentes de información y la evidente transformación de
algunas rutinas periodísticas en el día a día laboral hacen pensar también en la preparación
específica de los profesionales de la información. Para la gran mayoría de los periodistas
consultados “el periodismo digital tiene unas pautas, unas rutinas de producción y una lógica
diferentes a las de la prensa en papel o cualquier otro tipo de periodismo”. El 95% de ellos
considera que para la escritura en línea el ciberperiodista debe contar con una formación
diferenciada.
Además del aprovechamiento de las cualidades hipertextuales del lenguaje en red, el interés
por explotar la verdadera naturaleza del contenido ciberperiodístico y las modalidades
narrativas en las que toma forma, obligan a fijar la atención en el dominio de los recursos
multimedia e interactivos. De hecho, la escritura periodística en internet se caracteriza por la
integración de códigos textuales, visuales, gráficos y sonoros que gozan de unidad
comunicativa (Salaverría, 2001: 388-389) y por la mayor capacidad de participación y
respuesta que otorgan al lector.
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A este respecto, sin embargo y en contraste, la encuesta realizada marca una clara posición
de los periodistas favorable a definir una formación específica en la redacción
ciberperiodística (creación de contenidos para la Red), pero no en la explotación de los
recursos multimedia. Llama poderosamente la atención que, contrario a lo demandado por
un gran número de académicos, e incluso por una gran parte del sector empresarial
mediático el cual exige un avanzado uso de técnica electrónica, el uso de herramientas de la
Web 2.0, tanto como el uso y contraste de las fuentes en línea y la actualización de la
información –como uno de los elementos de contraste fundamentales entre los medios
“analógicos” y los digitales-, quedan relegadas ante el 63% de la petición sobre la redacción
periodística hipertextual.
Gráfica 1
(Fuente: Elaboración propia)
La gráfica 1 demuestra la diferenciación entre la estructuración del lenguaje periodístico
concreto y las necesidades de formación específica en el uso y aplicación de las
herramientas multimedia para la transmisión del lenguaje periodístico. Existe, pues, una
concienciación de parte del profesional de la información de cara a los nuevos retos y al
replanteamiento de las formas básicas de la escritura periodística, lo que comporta, en
últimas, una reformulación de las prácticas y rutinas de trabajo en la sala de redacción.
13
El impacto de la escritura digital en la redacción, en la reconfiguración del mensaje
periodístico, se refleja en la edición hipertextual que llevan a cabo los cibermedios con una
creciente habilidad. Helder Bastos (2005) se ha referido a esta idea al reconocer que el
trabajo del ciberperiodista se centra en un mayor dominio de la técnica multicódigo y en la
capacidad de acercarse cada vez más al concepto de producción periodística (Tejedor y
otros, 2008).
El proceso de escritura o redacción que acomete el periodista de internet se vale de otras
herramientas que requieren, no podía ser de otra manera, nuevas habilidades. Se trata de un
proceso de gran alcance que continúa redefiniéndose en la teoría y en la práctica y que
depende de las innovaciones tecnológicas que se suceden en la búsqueda de otras formas de
plantear en los media la visión de la realidad.
2.1. Requerimientos, necesidades y demandas
Al consultar a los ciberperiodistas por el material que considerarían útil para su práctica
profesional como redactores, cerca del 70% -el 46.5% como primera opción y el 23% como
segunda- señalan que un libro de estilo escrito de forma práctica y que contenga “una serie
de “decálogos” y de normas a cumplir en diferentes aspectos y procesos de una redacción
online”, sería la herramienta de apoyo más importante para la gestión cotidiana de sus tareas
profesionales (Tejedor y otros, 2008).
La respuesta de los profesionales refleja una gran incertidumbre ante los nuevos retos que
plantea la escritura ciberperiodística, en constante transformación, y que aún no son
asumidas por las mismas escuelas profesionales. La gráfica 2 señala cómo el libro de estilo,
tal y como hace su papel en las prácticas tradicionales del periodismo, es considerado como
una herramienta fundamental para asimilar los desafíos y proyectar de una manera más
adecuada la información recogida.
14
Gráfica 2
(Fuente: Elaboración propia)
Las guías de diseño Web y el conocimiento de herramientas propias del medio son también
mencionadas, pero no se consideran imprescindibles para el desarrollo de la actividad del
periodismo on-line, lo cual refuerza la imagen propia del ciberperiodista centrada en el
mensaje periodístico, en su transformación informativa, que está por encima de las
habilidades que se pueden desarrollar a nivel tecnológico y que, como se ve, son
necesidades de segundo nivel.
El cambio en las rutinas periodísticas tradicionales a las nuevas formas de trabajo y de
producción en el ciberperiodismo, transforma también las formas de búsqueda, rastreo y
seguimiento a los hechos noticiosos. Internet como fuente de noticias (fuente de background
o de refuerzo de textos) empieza a ser un común denominador en la práctica profesional. El
95% de los periodistas encuestados utiliza la Red con este fin y la totalidad de ellos la usa
como fuente de información (monitoreo, detección de temas, visitas a páginas oficiales,
portales de entretenimiento e información) aunque son cautos a la hora de darle toda la
credibilidad a lo que se encuentran mientras navegan en el ciberespacio: “Siempre se ha
podido encontrar en la red información que no ha sido tocada por otros medios, y es bueno
explotar este tema, pero confirmando la fuente” (Tejedor y otros, 2008).
15
En esa tendencia de nuevas formas de búsqueda de información y de confiar en las nuevas
herramientas para encontrar vetas importantes de información, el periodista se limita por la
encrucijada planteada a lo largo de este artículo. De una parte, se halla inmerso en su papel
de gatekeeper, de guía informativo para sus lectores ante la infoxicación pero, por otra parte,
permanece atado a la forma tradicional de búsqueda y reflejo informativo de su redacción
“de papel”, de la cual no logra desligarse. La gráfica 3 presenta una importante tendencia de
los profesionales de la información a mantenerse unidos a las redacciones de papel de su
mismo diario -y a otros medios analógicos- y utilizarlos como sus fuentes de información
más importantes.
Gráfica 3
(Fuente: Elaboración propia)
Cerca del 40% de los periodistas encuestados ubica su medio analógico como la fuente de
información que más consulta. Los buscadores, los weblogs, las páginas institucionales -o
de otros cibermedios- y los correos electrónicos de convocatorias empiezan a posicionarse
como fuentes de categoría intermedia, aunque los periodistas los utilizan con reservas: “Más
que como una fuente de información, utilizamos estas fuentes como apoyo, pero la
obligación es siempre confirmar por nuestros propios medios aquello que se va a publicar”.
Llama la atención, sin embargo, la identificación de los weblogs como fuentes de noticias.
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El 41% ubica estas nuevas herramientas de participación en la red entre los puntos tercero y
cuarto de importancia como fuentes de información para la escritura on-line.
A partir de la información recogida en la encuesta y de acuerdo a los principales elementos
delineados por los autores recogidos en la primera parte, que se corresponden con las
necesidades identificadas por los periodistas en su práctica profesional, es posible sugerir,
siguiendo la propuesta planteada por Tejedor, Larrondo, Forga y Giraldo (2008), cuatro
líneas básicas de acción para iniciar el modelaje del perfil ciberperiodístico que, en la
segunda década del siglo XXI, empieza a ser la fuente más consultada como medio de
información, por las nuevas generaciones emergentes:
- Aproximación al escenario on-line: Identificar el medio. La Red, sus especificidades y
los usuarios de las pantallas conformarían esta unidad. Es una introducción a nuevos
conceptos y lógicas vinculadas con el periodismo en línea.
- Producción ciberperiodística: El ciberperiodista debe conocer qué rutinas de trabajo va a
encontrar en el nuevo espacio de desarrollo profesional. Con ellas, es necesario que
descubra qué tipo de habilidades necesita cultivar para desenvolverse con propiedad ante
estas rutinas que, básicamente, se centran en la facultad de generar contenidos informativos
para un público que consumirá su producto a través de las pantallas. Las nuevas rutinas
marcarán un nuevo camino de hallazgo, construcción y presentación de los hechos
noticiosos. La diversificación de fuentes de información es un importante y novedoso
aspecto dentro de esta reacomodación laboral.
- Redacción ciberperiodística: El periodista debe saber ahora qué se lee en este nuevo
medio y cómo es leído por el usuario. Debe entender cómo se presenta la nueva información
que se produce y qué ha pasado con los tradicionales géneros periodísticos del papel.
- Herramientas informativas on-line: El periodista debe conocer qué herramientas tiene a
su disposición para explotar al máximo los recursos de la Red. La participación de los
usuarios en los medios hace que el periodista necesite prepararse para afrontar su
coparticipación en la construcción de las noticias. El periodista ya no es el único productor
de la información. Ahora debe aprender su nuevo oficio de guía de viaje a través de la gran
cantidad de información que minuto a minuto se dispara desde infinidades de puntos de
emisión.
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3. Producción periodística y web 2.0: Un análisis de los contenidos de los
cibermedios
A través del estudio permanente a la portada –home page- de tres cibermedios es
posible realizar la comparación entre lo que hemos descrito anteriormente y lo que
proyectan, en definitiva, los medios de comunicación en sus portales informativos
on-line. El estudio realizado se detuvo en las portadas††
de los diarios The New
York Times (NYT) (www.nytimes.com), La Vanguardia (LV)
(www.lavanguardia.es) y El Tiempo‡‡
(www.eltiempo.com). El estudio recogió
durante siete días consecutivos y tres veces en cada día (a las 8:00, a las 15:00 y a
las 22:00 horas) la información expuesta en la portada del medio, realizando una
navegación adicional en profundidad en cada una de las informaciones expuestas
en ellas. Para el análisis se estructuraron dos matrices de datos (una para las
portadas y otra para los artículos) con las cuales se sistematizaron 390 registros
noticiosos, correspondientes a las 63 pantallas o muestras recogidas. A
continuación, presentamos las variables relevantes para este artículo: la autoría de
la información, la utilización de los recursos multimedia, la actualización de las
informaciones y la participación de los lectores: la interactividad con el usuario.
Autores de la información
Uno de los factores que se ha convertido en determinante, para el caso de los
cibermedios en castellano, es su difícil engranaje en las dinámicas de la
producción periodística en internet. En este sentido, los diarios LV y ET
direccionan su producción noticiosa en su redacción –que es reducida en términos
del equipo disponible para la redacción on-line- hacia la recepción y publicación
de la información producida en las agencias noticiosas. En este caso, los
ciberperiodistas no son ni gestores, ni productores de la información, son editores
y su tarea es compaginar la información adquirida a través de los servicios de
agencias a los modelos de las plantillas digitales.
†† Para el presente estudio se tuvo en cuenta únicamente la primera pantalla –sin el uso del scroll-
que aparece al cargar la página web de los respectivos medios. ‡‡ El análisis realizado para el diario El Tiempo se efectuó antes de su último rediseño de página
principal, desarrollado a finales del 2009
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La diferencia fundamental entre los diarios a esta variable está condicionada por
la pregunta: ¿quién produce la noticia en los medios de comunicación? En el
NYT, la respuesta es clara: el equipo de periodistas del NYT. Sin embargo,
principalmente para LV y con una afectación importante para ET, una gran parte
de las informaciones que se emiten a través de los portales informativos de estos
diarios son producidas por las agencias de información.
Para el caso del NYT, de las 231 informaciones encontradas y analizadas, tan solo
dos aparecían sin firma. No hay ninguna noticia, aparte de las dos señaladas, que
no tenga el nombre del autor y la fecha de publicación. Es evidente, además, que
el trabajo en equipo funciona de una forma ejemplar, pues un buen número de los
artículos estudiados cuenta con un editor o autor principal y varios colaboradores
auxiliares que hacen corresponsalía en diferentes lugares y ayudan a completar la
información brindada al lector.
En LV el cálculo es preocupante. En total se contabilizaron 84 notas informativas,
de las cuales 59 (70%) son realizadas a partir de las agencias de información, o
son copias directas de ellas. El 30% restante pertenecen a la producción propia.
ET no tiene un porcentaje tan alto como el de LV, pero no debe sentirse tranquilo
cuando más del 40% de sus noticias son producto de las agencias noticiosas. Para
el cibermedio colombiano se recogieron un total de 74 registros informativos
dentro de los cuales 42 fueron realizados y firmadas por los miembros de la
redacción o por corresponsales propios.
Si bien no todos los medios de comunicación tienen los mismos recursos humanos
y técnicos suficientes para desarrollar y producir un cúmulo informativo como el
que maneja el NYT, resulta necesario que se trabaje en la reelaboración de las
informaciones en función de una oferta informativa diversa y acorde tanto a las
necesidades del público como a las nuevas posibilidades de las herramientas de la
Web social. El trabajo sobre las noticias que realiza el NYT, y en varias ocasiones
LV, en las cuales incluyen dentro de las historias nuevas posibilidades para el
usuario, son el punto de partida en la búsqueda de las nuevas alternativas en el
rediseño de los géneros periodísticos que compiten frente a numerosas y
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novedosas formas de intercambio de información directa entre los actores
generadores de los hechos, o entre los testigos presenciales de los mismos.
La oferta noticiosa debe implicar un trabajo de creación, pero sobre todo de
organización de la información. Las agencias son una fuente básica del periodista,
pero no pueden sustituir su trabajo, ni toda la gama de posibilidades informativas
que se pueden encontrar en la Red. El trabajo del periodista se centra en el criterio
para seleccionar sus fuentes, para organizarlas y para presentarlas de una forma
acorde a los actuales formatos y medios técnicos. El ciberperiodista no puede
dejar estas funciones a un lado de la mesa mientras pasa el día delante del
ordenador.
Uso de recursos multimedia en la información
Contrario a lo que puede pensarse dentro de las opciones de la Web 2.0 y
contando con que la mayoría de los blogs y muchas páginas de instituciones
distintas a los medios de comunicación ya utilizan una gran gama de los recursos
multimedia en sus páginas, los medios de comunicación, en sus home page, son
conservadores a la hora de presentar la información y privilegian el texto y las
fotografías sobre cualquier otro tipo de recurso.
En las portadas, particularmente en el NYT, la tendencia es a mantener el texto y
la fotografía fija. Tan sólo en cuatro ocasiones de las analizadas hay una presencia
específica de vídeos o audios vinculados desde la página principal. Presentan,
aunque también es poco frecuente, una galería fotográfica ubicada en el espacio
central de diagramación. Sin embargo, la gran mayoría de registros no contienen
recursos multimedia novedosos. Es necesario introducirse en las informaciones
para descubrir los vídeos, los audios, las vinculaciones, etc.
En este sentido del uso de los recursos multimedia, LV está un paso adelante. En
su página principal siempre hay algún tipo de recurso multimedia (alternando
entre galerías fotográficas y vídeos) que enriquece al texto presentado. Hay que
decir que, por momentos, la página parece recargada de imágenes o vídeos ya que
en la primera línea horizontal del home, incluso antes que los titulares, es posible
encontrarse con tres imágenes (que pueden ser fotografías o vídeos) ubicadas en
20
cada una de las columnas de diagramación. Aún así, el esfuerzo de LV es notable
ya que rompe con los esquemas clásicos en los que el texto sobresale frente a los
demás recursos.
Para el caso de ET, su estructura fija de una sola imagen en la segunda columna
de diagramación le deja poco juego a los recursos multimedia o interactivos. En
ese espacio pequeño, los diseñadores suelen alternar entre fotografías fijas,
galerías de fotografía o vídeos. Aparte de ese recurso, no existe otra herramienta
multimedia que sea utilizada por el diario.
Así pues, dentro de la primera pantalla informativa, ninguno de los tres medios
analizados es innovador. Ninguno utiliza a fondo los recursos multimedia y se
perjudica notoriamente la interacción con el lector. La información, salvo en LV
se presenta de una manera muy plana y uniforme, muy similar a la recogida en los
formatos de papel.
Una vez en las páginas interiores de los cibermedios, dentro de las informaciones
que hacen parte de esa primera pantalla recogida, los recursos multimedia se
despiertan un poco aunque dejan muchas opciones sin empleo o, en ocasiones,
realizan un uso errado de los recursos (tanto en su exageración o desbalance
dentro de la información como en el uso sin llegar a todo su potencial). En las
páginas interiores, el diario que más utiliza recursos multimedia es el NYT,
seguido de LV. Una vez pasado el home, el NYT abre una gama interesante de
utilidades para el usuario que le permite navegar interna y externamente buscando
nuevas informaciones sobre la temática planteada. El diario neoyorquino tiene
presente la opción de brindar vínculos en sus informaciones hacia otras noticias
(internas) y a otras instituciones (externas) para que el lector pueda seguir una ruta
de orientación y comprender por completo el contenido noticioso que está
descubriendo.
Las otras dos herramientas que el NYT brinda a los lectores con mayor ímpetu,
sin que se llegue al 100% (ya que las columnas de opinión y editoriales son aún
reacias a estas nuevas prácticas), son las fotografías adicionales (al igual que en
los diarios impresos) y las noticias relacionadas (dentro del NYT). Las fotografías
principales, los vídeos, los ladillos y los destacados son también muy utilizados
21
(más del 25% de las veces). Por último, el cibermedio emplea, en menor medida,
audios, recursos de blogs, galerías fotográficas, gráficos, imágenes y mapas.
En LV los recursos multimedia que más se utilizan son las fotografías adicionales
y las noticias relacionadas. De acuerdo a su diagramación, las fotografías
principales aparecen muy poco privilegiando el texto. Los destacados y los vídeos,
así como los vínculos suelen posicionarse en las informaciones en la mayoría de
los casos. Algunos otros elementos, exclusivos de LV en comparación con ET y el
NYT, son el cuadro informativo y las palabras clave (con vínculos).
ET utiliza muy poco los vídeos en sus noticias interiores. Si la noticia no está en
formato vídeo por sí misma, es poco probable que se le dedique además un
espacio en forma audiovisual. Tampoco propone al lector vínculos hacia otras
fuentes de información (internas o externas), ni presenta palabras o conceptos
destacados que llamen la atención del usuario. Sus principales recursos
implementados son las noticias relacionadas, las fotografías principales y el uso
de los ladillos.
Actualización de la información on-line
Las noticias que se producen para internet muy pocas veces son actualizadas en
las páginas, a pesar de ser una de las características que más se exige desde los
artículos académicos. El cuadro 1 presenta un resumen de los datos encontrados
en el registro realizado, especificando el medio y presentando los tipos de
actualización tanto dentro de las noticias como en el home del periódico.
Cuadro 1. Actualización de la información on-line
The New York
Times
La
Vanguardia
El
Tiempo Total
Número total de noticias 231 84 74 387
Noticias que presentan una
evolución clara de una muestra a
la otra
17 4 6 27
Noticias que aparecen más de una
vez (o en diferentes muestras) 103 11 28 142
De las noticias que aparecen más
de una vez, cuántas no tienen
elementos de actualización
94 8 21 123
22
Porcentaje de renovación de la
información en cada muestra por
día
58% 77% 61% -
(Fuente: Elaboración propia)
Como se aprecia, la evolución de las noticias no es un elemento que preocupe a
las redacciones digitales de los medios. Para el NYT sólo el 7% de las noticias
tuvieron elementos claros de actualizaciones, representando un 4% para LV y un
8% para ET. La tendencia apunta hacia la renovación completa del contenido de
la primera pantalla en cada una de las actualizaciones a lo largo del día. Si antes
una noticia en papel tenía una vida útil de un día, ahora están condenadas a
algunas pocas horas, a menos que se tome en serio el trabajo de actualización y
seguimiento a las noticias producidas y publicadas por los medios (y por las
agencias de información).
A pesar de la poca evolución y seguimiento a las noticias publicadas, hay un
porcentaje elevado (44% para NYT, 13% para LV y 37% para ET) de
informaciones que repiten su aparición en las primeras pantallas de los
cibermedios que, en su gran mayoría, no reciben más tratamiento por parte del
redactor. Su actualización con nuevas formas de vehicular la información es
fundamental como herramienta de fidelización para el usuario.
La apuesta, como la anotamos arriba, parece ser la renovación casi completa de
las páginas en cuestión, brindando cada vez más noticias producidas por máquinas
noticiosas que siempre emplean las mismas fórmulas y que no vinculan las
herramientas de la Web 2.0. Hay una relación directa entre el porcentaje de
actualización de contenidos de LV para cada muestra (77%) y su uso excesivo de
las agencias informativas (70%), aunque para los otros dos medios la relación no
es tan clara.
El NYT que renueva el 58% de su información en cada muestra, mantiene un
sistema de rotación de noticias por secciones lo cual ayuda a explicar un poco su
constante movimiento, a pesar de que es el que menos movimiento tiene. ET y
LV, al poseer tan solo entre cuatro y seis noticias por pantalla principal cuentan
con una propensión más alta a la renovación total de la información.
23
Participación y visibilización de los usuarios
Una vez más, a pesar de las opciones que brinda la Web 2.0 y que demuestra la
necesidad de vincular la participación de los usuarios a las publicaciones de los
medios de comunicación, los medios on-line mantienen una posición
conservadora frente a su apertura a la información producida por los lectores y
más frente a su página principal.
Ninguno de los tres medios establece una presencia notoria de los usuarios en su
pantalla de inicio. El NYT solamente ofrece opciones de personalización de la
portada, pero ni siquiera contiene una sección en la que los usuarios puedan
publicar algún tipo de opinión o información. LV tampoco tiene una presencia de
secciones directamente en el home. Su acercamiento se realiza a través de la
sección ubicada en el menú denominada “el lector opina”, pero nunca las
informaciones producidas en esa sección fueron jerarquizadas dentro de la página
principal del cibermedio.
Igual suerte corren los usuarios de ET a quienes se les ofrece la sección (también
en el menú) “Yo publico” en la que se pueden subir fotos y vídeos o crear blogs.
Pero, al igual que en LV, en ninguna de las pantallas analizadas la voz del lector
fue elegida para ocupar los puestos de interés de las páginas del diario en las
pantallas de internet.
Y si en el home la participación está restringida, en los artículos interiores la única
opción de interactividad, de la cual se vanaglorian los medios, es la de incluir
comentarios posteriores a las noticias. Tanto el NYT (que en ocasiones omite
incluso esta práctica) como LV y ET solamente disponen de este tipo de
interacción con el usuario§§
. Los espacios en los cuales el usuario es el productor
de la información están limitados a secciones específicas.
Conclusiones
§§ También existen las invitaciones realizadas por los medios a participar en dos eventos creados
por ellos mismos: los foros, bien sean del día u otros más estables con moderación de parte de los
mismos lectores, y las encuestas. Sin embargo, estas dos posibilidades, al igual que los
comentarios, están lejos de satisfacer las necesidades de expresividad de los nuevos usuarios y
están, lejos también, de aprovechar las inmensas posibilidades de las redes y de los recursos de la
Web 2.0.
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A pesar de cualquier cosa que se diga, se escriba o se exija a la profesión ante los
actuales retos planteados por internet, el ciberperiodista es, ante todo, un
periodista. Y su reto fundamental, como profesional de la información, es lograr
confeccionar y estructurar el mensaje ciberperiodístico específico del medio. Debe
ser capaz, el nuevo profesional, de elaborar el discurso periodístico, con todos sus
valores y bajo la guía de libros de estilo específicos, en formato multimedia.
Su perfil no es, definitivamente, el de un experto en herramientas técnicas
digitales. Es más bien el de un buen investigador. En su trabajo debe tener un
amplio conocimiento de las herramientas multimedia existentes en la Web 2.0,
pero ante todo, debe tener la habilidad de encontrar, manejar y administrar
inmensas cantidades de información. Su función básica es la de construir, analizar
y seleccionar cada uno de los mensajes informativos a los cuales tiene acceso para
convertirse en su gestor. El periodista, sus valores, no cambian con la introducción
de la Red. Así, la figura del periodista se mantiene muy vigente y se erige como
un garante, como un gatekeeper, de los contenidos.
El cambio fundamental que debe ser aceptado y asimilado por la profesión, es la
pérdida del monopolio de la información. Pero, en esas nuevas posibilidades de
gestión, la confección de los contenidos permite al periodista el uso de elementos
multimedia que facilitan la contextualización y el background general de las
informaciones producidas. En ese contexto, tanto como en la atención específica a
las necesidades comunicativas de los ciudadanos, el periodista sobresale de la
espesura de emisiones ruidosas presentes en internet.
En su camino de estadios, mientras se recorre la aproximación al escenario on-
line, la producción ciberperiodística, la redacción ciberperiodística con destino a
la pantalla y la asimilación de las herramientas informativas propias del medio,
quizás aún nos encontremos entre el segundo y tercer peldaño –aunque existan
ejemplos de medios que intentan llegar hasta el cuarto-. El quinto estadio, sin
duda, será la inclusión de la interactividad plena bajo la guarda del profesional de
la comunicación en las páginas de los diarios. Llegar hasta aquí, ha necesitado de
múltiples errores. Llegar a la meta comprende la superación de la visión del
ciberperiodista como el profesional “multitarea” y la asimilación de las
necesidades de las nuevas generaciones de informarse cada vez más a través de las
25
pantallas. Tarea que aún es difícil de asimilar por las grandes empresas de la
información y que se refleja en la composición de los equipos de las redacciones
on-line.
En la trayectoria no se puede dejar de lado la formación específica del
ciberperiodista (que compromete profundamente a los centros de formación) y,
ante todo, la superación de los conceptos y prácticas aplicables al papel. La radio,
la televisión y la prensa tienen rutinas de producción y formatos de emisión
diferentes. Internet, como nuevo medio, también las tiene. La búsqueda del
modelo de mensaje ciberperiodístico aún está efectuándose en el día a día y en esa
búsqueda, como usuarios de las redes, es necesario dar un salto aparte de las
agencias de información, dar más uso a los recursos multimedia, motivar los
procesos de actualización constante de la información y, sobre todo, garantizar la
participación de los usuarios. Quizás en las redes sociales, en las comunidades de
usuarios participantes y en la confección de plataformas digitales los medios
encuentren muchas de las respuestas. O por lo menos, las más recientes.
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