127

El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia
Page 2: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Jonathan debe salvar el alma de su madrastra y para ello, antes de quetranscurran doce horas, ha de encontrar el reloj Devereaux; que seencuentraenalgún lugarde laCiudadAntigua.ConayudadeEmma,unajovenextraña,seadentraenlosmisteriosdelaciudadquesetransformaamedidaqueavanzalanoche.¿Quépeligrosyamenazasacechanalosdosamigos?Hermosahistoriadeaventurasyacciónquenos transmitevalorescomolaamistadylasuperacióndedificultades.JonathantienedocehorasparaencontrarelrelojDeveraux.Esloúnicoquepuedesalvarelalmadesumadrastra.Perohayunproblema:el relojestáescondidoenalgúnrincóndelaCiudadAntigua,unlugarquesetransformaamedidaqueavanzalanoche.Unanovelaquereflejalafuerzadevoluntadatravésdepeligrosasaventurasymisteriosasrealidades.

www.lectulandia.com-Página2

Page 3: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

LauraGallegoGarcía

Elcoleccionistaderelojesextraordinarios

ePUBv1.0Dirdam15.04.12

www.lectulandia.com-Página3

Page 4: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Ilustracióndecubierta:EnriqueJiménezCorominasAñodepublicación:marzode2004Editorial:SMISBN:84-675-3071-1

www.lectulandia.com-Página4

Page 5: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

«Elhombreeselúnicoserenlanaturalezaquetieneconcienciadequemorirá.Aunsabiendoquetodohadeacabarhagamosdelavidaunaluchadignadeunser

eterno».PauloCoelho,

Diariodeunmago

www.lectulandia.com-Página5

Page 6: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Prólogo

Lord Clayton cogió una de las pistolas de la caja con gesto torvo. Sin vacilar,Jeremiahtomólaotra.Nodejódenotarqueambaseranarmasmagníficas,repujadasenoroyplata,conlaculatafinamentelabrada.LordClaytoncargólasuya.Jeremiahloimitó.Semiraronalosojos.

No había expresión en ellos. Ni odio, ni rabia, ni desafío, ni orgullo. Solo lainsondableprofundidaddelcosmos.

—Quincepasos—dijoeljuez,elúnicotestigodeldueloqueibaatenerlugarenaquellaoscuracalleja londinense.Seremovió, inquieto.Habíaalgoenaquellosdoshombresquenoleinspirabaconfianza.

Los dos alzaron las armas y dieronmedia vuelta. Por alguna razón, el juez sesintióalgomejorcuandoperdieronelcontactovisual.

—¡Uno!—exclamó.Jeremiahavanzóunpaso.Estaba solo a catorcedelmomentodecisivo, pero su

mente insistía en retroceder atrás en el tiempo, hasta lo que había sucedido en lasubasta, apenas una hora antes. Siguió obedeciendo mecánicamente, como unautómata,lasindicacionesdeljuez,mientrasrecordabacómosehabíadesarrolladolapujaporelmásextraordinarioobjetoquejamássehubiesevistoenaquelsalón.

—¡Dos!Jeremiah había entrado en la sala justo cuando subastaban aquel cuadro de

Botticelliysehabíareunidoallícon lapersonaque loestabaesperando,una jovenpelirrojadegestopreocupado.Losdossehabíanquedadoalfondodelahabitación,expectantes,sinllamarlaatención;ellalehabíaseñaladoensilenciolaprimerafila,dondesehallabasentadolordClayton,ydespuéshabíasalidoalexterior,dejandoelasuntoenmanosdeJeremiah.

Eljovensabíaquehabíallegadoatiempo,peronoporellobajólaguardia.Podíasentir perfectamente la impaciencia de lord Clayton. Sabía lo que sucedería sí seinterponíaentreaquelhombreyloúnicoqueansiabaenelmundo,peronoteníaotraopción.

—¡Tres!Porfinelobjetohabíahechosuapariciónsobreelmanteldeterciopeloquecubría

lamesa.LordClaytonhabíatenidoquecontenerseparanosaltarsobreél.Eraunreloj.El legendario relojdeMadameDeveraux,unacortesanaquehabíavividoenel

París del siglo XVII y que había recibido aquel lujoso regalo de manos delmismísimoreydeFrancia.Aquelobjetoeraunajoya:setratabadeunrelojdemesacaprichosamentelabradoenoroyadornadoconfigurasdequerubinesquesostenían

www.lectulandia.com-Página6

Page 7: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

elsol,lalunaylosplanetas,ygirabanconlentitud,ejecutandounapausadadanza,entornoalaesfera,demanecillasdeoroycuajadaderefulgentespiedraspreciosas.

—¡Cuatro!El reloj Deveraux no tenía precio, pero lo habían sacado a subasta aquel día.

Desde su puesto al final de la sala, Jeremiah casi podía visualizar a lord Claytonfrunciendo el ceño y clavando las uñas en los brazos de su asiento. Para todas laspersonas reunidas en aquella sala, el reloj Deveraux era una joya de incalculablevalor. Para dos de ellas, en cambio, contenía un secreto que jamás había sidodesvelado.Unodelosdosdeseabadescubrirlo;elotro,ocultarlo.

—¡Cinco!Los más poderosos pujaron por el reloj. Lord Clayton permaneció callado, en

tensión,mientras las cifras ofrecidas por aquel extraordinario objeto se disparabanunayotravez.Finalmente,cuandoparecíaqueelrelojDeverauxibaacaerenmanosdeunnuevoricoquenoloencontrababello,peroquedeseabademostrarqueestabaala altura de los nobles más encopetados, la voz de lord Clayton se alzó entre lamultitud,fríaydesafiante,ofreciendoporelrelojmuchomásdeloquenadieestabadispuestoapagar.

Hubomurmullosenelsalón.TodosconocíanlainmensafortunadelordClayton;sabíanquepodíacomprarcualquiercosaquedeseara.Trasunbreveforcejeoverbal,el acaudalado burgués bajó la cabeza y reconoció su derrota: se veía incapaz demejorarlaofertadelnoble.

—¡Seis!Elpequeñomazoestabaapuntodedescenderanunciandoqueelaristócrataerael

nuevopropietariodelrelojDeveraux,cuandoJeremiahsesintióobligadoaintervenir.Sehabíaofrecidounaauténticafortunaporaquelobjeto,peroJeremiahylossuyosyalohabíanprevisto,ydisponíandeunfondonadadesdeñablepararescatarelrelojdemanosdelordClayton.

CuandolavozdeJeremiahresonóporlasala,doblandolaofertadelnoble,todossevolvieronhaciaél.EljovensintiócomosilehubiesenlanzadounapuñaladadesdelaprimerafilacuandolordClaytonclavóenélsusojoscomopozossinfondo,perosostuvosumiradasinvacilar.

Noeraaquellalaprimeravezqueseencontraban.—¡Siete!Lord Clayton habría debido suponer que Jeremiah o alguno de sus amigos

tratarían de impedir que se hiciese con el reloj.Así había sido en otras ocasiones.Peroelrelojsiemprehabíaburladoaambosbandos,desapareciendoyreapareciendo,comprado, vendido, regalado, robado por unos y por otros, pero nunca tocado pornadieque,comoellosdos,conociesesuverdaderovalor.

Habíaresurgidodenuevo,comounfantasma,enelcatálogodeaquellasubasta.

www.lectulandia.com-Página7

Page 8: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

LordClaytonestabaallí.Enestaocasión,creíahaber llegadoantesquenadie,peroJeremiahhabíafrustradodenuevosusesperanzas.

—¡Ocho!En losminutos sucesivos, el destino del relojDeveraux pasó de unasmanos a

otras,mientras las cantidadesofrecidas por ambos semultiplicabanhasta extremosinsospechados.

Finalmente,lordClaytonescupióunacifraquesuperabatodaslasprevisiones.Enlasalareinóelsilencio,ytodosmiraronaJeremiah,esperandosureacción.

El muchacho frunció el ceño y apretó los labios, pero permaneció callado. ElgolpesecodelmazoentrególapropiedaddelrelojDeverauxalordClayton.

—¡Nueve!Los dos habían aguardado con impaciencia el final de la subasta; lordClayton

deseabadesaparecercuantoantesconsunuevaadquisición.Jeremiahesperabapoderinterceptarloatiempo.LordClaytonintuíaloquesucederíasilosdosseencontraban,yqueríaevitarloatodacosta.

Jeremiah fue rápido, y lo detuvo en el vestíbulo. «Quiero ese reloj», le habíadicho.«Tedesafío».EntornoalordClaytonseelevaronmurmullosescandalizados.Todoshabían reconocidoen Jeremiahal jovenzueloquehabíadisputadoel reloj alnobleenlasubasta,peroaquellamaneradedirigirseaéleradeltodoinapropiada.

—¡Diez!Sin embargo, lord Clayton había palidecido. «Conoces las reglas», añadió

Jeremiah.«Nopuedesevitarunenfrentamientoconmigo».NadieentendiólaspalabrasdeJeremiah,peroparalordClaytondebíandetener

sentido,porqueasintió,conrabia.Jeremiah sintió que alguien le tocaba el brazo.Al volverse, vio junto a él a la

joven pelirroja, que lomiraba como solo ella sabía hacerlo. «Ten cuidado», habíadicho.

—¡Once!EllasabíaqueparallegaraaquelextremoJeremiahhabíatomadounaimportante

decisión.LasnormasdelDesafíonohablabande formas;cualquieraeraválida, sinimportarlasarmasaemplear,elmomentoniellugar.Loúnicoquenopodíavariareranlasconsecuenciasdelencuentro.Fueraquienfueseelvencedor,sabíaquenuncamásconoceríaunsolomomentodepaz.

—¡Doce!Pero,siJeremiahhabíadadoaquelpaso,lordClaytonnoteníamásremedioque

aceptarlo.Losdoseranconscientesdequeloqueestabaenjuegoeramuchomásqueunsimplereloj,muchomásquesusvidasosusalmas.Ynoimportabaquiéndelosdoshubieraofrecidomásdineroen la subasta.Ambos teníanotrosmétodosmenosconvencionales para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, sus normas de actuación

www.lectulandia.com-Página8

Page 9: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

habíanpasadosiempreporlamásabsolutadiscreción.Poreso, tantounocomootrosecomportabansiempreconlamayornormalidad

posible,parapasardesapercibidos,yporesohabíanparticipadoenlasubastaporelrelojDeveraux.AunquelordClaytonerademasiadoespecialcomoparanollamarlaatencióndealgunamanera,estuvieradondeestuviese.

—¡Trece!El aristócrata eligió el duelo con pistolas. Sin embargo, y en contra de lo que

dictabalatradición,enestaocasiónnohabríatestigosnipadrinos,yellugardelacitasemantendría en secreto.Solo trespersonas estaríanpresentes en ladisputapor elrelojDeveraux: Jeremiah, lordClaytonyun juezqueno conocía aningunode losdos,ydelqueseesperabafueseimparcial.

—¡Catorce!Jeremiahvolvióalarealidad.Susdedossecerraronentornoalapistolahastaque

susnudillosestuvieronblancos.Respirabatranquilo,sinembargo.Debíamantenerlacabezafría.Talvezsolodispusieradeunosminutosdespuésdeladetonación,unosminutos preciosos que no debía desaprovechar. Sentía también, a sus espaldas, latensióndelordClayton,casitreintapasosmásallá.

Yentonceslavozdeljuezseelevósobreellos:—¡Quince!Jeremiahdiomediavueltaydisparó.SintióunviolentodolorenelhombrocuandoeltirodelordClaytonlegolpeócon

toda la fuerza de su odio. Jeremiah retrocedió unos pasos y vio cómo el noble sedesplomabahacia atrás, con los ojos abiertos de par en par y unamancha carmesífloreciendoensupecho.

Eljuezsesantiguó.Juntoaél,sobreunpañoenelsuelo,elrelojDeverauxrelucíamisteriosamente.

Ignorandoeldolor, Jeremiahcorrióhastaelobjeto, loenvolvióenelpañoy loagarróconambasmanos.

—¡Unmomento,muchacho!—tratódedetenerloeljuez—.¡Estáisherido!Jeremiahno lo escuchó.Cargóconel reloj, apartó alhombredeunempujóny

echóacorrercallejónabajo.—¡Eh!¡Eh!No hizo caso de los gritos del juez. Sabía que no disponía de mucho tiempo.

Corriódesesperadamente,oprimiendoconfuerzaelrelojDeverauxcontrasupecho,en dirección al río. No se detuvo ni siquiera cuando los mástiles de los barcosaparecieronrecortadoscontraelcieloalfondodelacalle,nicuandounabofetadadeairehúmedolegolpeóelrostro.NosedetuvohastaqueseencontróasalvoabordodelVictoria,elbarcoquehabríadellevarloatierraslejanas,ynosesintiótranquilohastaque losedificiosde laciudadnofueronmásquesombrasdesfiguradaspor la

www.lectulandia.com-Página9

Page 10: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

nieblaquesealzabadesdeelTámesis.Entonces, y solo entonces, apartó la ropa para examinar la herida. Exhaló un

profundo suspiro al comprobar que estaba completamente curada. Los restos desangresecamanchabanunapielperfecta,sinunsolorasguñonicicatriz,enellugardondeeldisparodelordClaytonlohabíagolpeado.

Lejosdeallí,enelcallejón,eljuezhabíacerradopiadosamentelosojosdelmuertoyse disponía a cubrir su cuerpo con una manta. Pese a que lord Clayton era unindividuomisteriosoqueno inspirabaconfianzaanadie,elhombresesantiguóporsegundavezantesucuerpo.Ibaataparsurostroconlamantacuando,desúbito,lordClaytonabriólosojosylomiró.

Eljuezretrocedió,tanaterrorizadoquenopudogritar.Lord Clayton se incorporó. Se palpó la herida del pecho para comprobar que

habíasanadomilagrosayespontáneamente.Sinsorprenderseenabsolutoporelloysin prestar atención al horrorizado juez, que había retrocedido hasta la pared, lordClaytonmiróasualrededorenbuscadeJeremiahyelrelojDeveraux.

Nolosencontró.Elresucitadoemitióunaullidodeodioyfrustraciónquesealzóporencimadelos

tejadosdeLondresysedesparramóhacialoscielosneblinosos.

www.lectulandia.com-Página10

Page 11: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo1

Tresfigurasaguardabanbajounsoldejusticiafrentealviejocaserón.Eranmásdelascincodelatarde,yanadieenlaCiudadAntiguaselehabríaocurridoabandonarla frescasombradesuscasas,pero los tresvisitanteseranobstinados,ynisiquieraaqueltórridocalorloshabríahechodesistirdesuspropósitos.

Elhombreerarobustoycolorado.Vestíaunacamisaquellevabaporfueradelospantalones cortos. Sobre los calcetines blancos calzaba unas sandalias que seajustaban a sus tobillos. Completaba su atuendo con una gorra de su equipo debéisbol favorito que llevaba ladeada sobre el cabello rubio y lacio, y pendía de sucostadounacámarafotográficadeúltimageneración.

Lamujer era delgada, y se abanicaba para soportarmejor el calor.Vestía ropaceñida de colores chillones y llevaba unas enormes gafas de sol.Cubría su espesamelena rizada, que llevaba suelta sobre los hombros, con una pamela blanca. Seagarrabaasubolsocomositemieraquefuesenarobárseloencualquiermomento.

Elmuchachodestacababastantemenosquelallamativapareja.Teníaunosquinceañosyvestíavaquerosyunacamisetablanca.Unapequeñamochilaoscilabasobresuespalda.Erarubio,comosupadre,perodelgado,yllevabagafas,queconstantementedebíalimpiar,porqueseleempañabanacausadelsudor.

En aquellosmomentos, el hombre estaba examinando con el ceño fruncido unviejofolletoturístico.

—Noloentiendo—resoplófinalmente,consuinglésdemarcadoacentodeTexas—.Aquílodicebienclaro:«MuseodelosRelojes.Gratuito.Abiertotodoslosdías,de 10:00 a.m. a 2:00 p.m., y de 5:00 p.m. a 7:00 p.m.». ¿Por qué está cerrada lapuerta?

—Billy, querido —se quejó la mujer—. Hace mucho calor. No podemosquedarnosaquíparadostodalatarde.

Elhombregruñóalgoy,porfin,alzólaaldabaparadejarlacaersobrelapuerta.La llamadasonómás fuertementede loqueellosesperaban,y sueco retumboconfierezadesdeelinteriordelacasa,trayendoconsigounanotadesoledadyabandono.

Los tres esperaron, sin embargo. El muchacho contemplaba el edificio coninterés.El caserón era de piedra, seguramentemuy antiguo.La puerta, demadera,conadornosdehierro,ajadaporeltiempo,eraenorme,ysobreellaseapreciabaundesgastadoescudodearmasgrabadoenlapiedra.

—Pareceunpalacio—comentóamediavoz.Elhombreechóunvistazoyresoplódesdeñosamente.—Nodigastonterías,Jonathan.¿Quiénquerríavivirenestaantigualla?Sacudió la cabeza, como para desechar tan absurda idea, mientras su esposa

www.lectulandia.com-Página11

Page 12: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

contemplaba horrorizada el edificio, imaginando lo espantosamente incómodo queseríahabitarenél.

Jonathansuspiró,peronodijonada.—Quédesconsideración...—protestólamujer—.Hemosvenidodetanlejos...—Sinovemoselmuseonopasanada—apuntóJonathanrápidamente—.Seguro

quelacatedralestáabierta.Portodarespuesta,supadredescargódenuevolaaldabasobrelapuerta.—¡Eh!—gritó—.¿Hayalguien?¡Abranlapuerta!¡Queremosverelmuseo!Silencio.Soltólaaldaba,contrariado,ymiróaJonathan.—¿Porquénopruebastúahablarlesensulengua?—Déjalo,papá—respondióelchico,incómodo—.Estamoshaciendoelridículo.—¿Ridículo?—exclamósupadre,ofendido—.¿Nosotros?Jonathan suspiró de nuevo. Su padre había hecho una nada desdeñable fortuna

fabricandocomponentesparabicicletas,perosunivelculturaleraprácticamentenulo,y él nunca había hecho nada por mejorarlo. Jonathan recordaría toda la vida elescándalo que había armado al encargar los billetes para aquel viaje, porque habíacreído que el precio era abusivo... antes de enterarse de que España no estaba enSuramérica,comoélpensaba,sinoenEuropa,alotroladodelocéano.

Jonathansabíaquenoestababienqueseavergonzaradesupadre,peronopodíaevitarlo.

Traslamuertedesuesposa,BillHadleyhabíahechotodoloposibleparaquelosdeseosdeellaconrespectoaJonathan,queentonceseratodavíaunbebé,sevierancumplidos.Habíainvertidomuchodineroenunabuenaeducaciónparaelmuchacho,convencidodequellegaríaaserunimportantehombredenegocios.PeroJonathannoestaba interesado en los asuntos terrenales. Él era un soñador. Le gustaba pasar eltiempoleyendoyevocandotierraslejanasquetalveznuncallegaríaavisitar.

Laauténticapasióndesuvida,sinembargo,siemprehabíasidoEspaña.Supadreteníalaesperanzadequeconeltiemposentaríalacabeza,peronohabía

podido resistir la tentaciónde sorprenderle conelmejor regalodecumpleañosqueJonathanpodríadesear.Enefecto,conmotivodeldecimosextoaniversariodelchico,quetendríalugarenseptiembre,BillHadleyhabíadecididollevarloaEspañadurantelasvacacionesdeverano.

Demodoqueallíestabanlos tres,Jonathanysupadre,yMarjorie,suflamantenuevaesposa;elmuchachoapreciabayagradecíaelregalodesupadre,peroestabaempezandoapensarque talvezhabría sidopreferible esperarunoscuantosañosyemprenderaquelviajesolo.

Bill Hadley lanzó una última mirada desdeñosa a aquella obstinada puerta yresoplódenuevo,dandolaespaldaalcaserón.

—Mejorvámonos—dijoasufamilia—.Esteestúpidofolletodebedeestar...

www.lectulandia.com-Página12

Page 13: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Un súbito chirrido que sonó tras él lo hizo callar. Los tres se volvieron,sorprendidos.

Lapuertaestabaabierta.Porlarendijaasomabaunrostroviejoyapergaminado,enelcualparpadeabanunosojillostrasunasgafasdemedialuna.

—¿Sepuedesaberporquéarmantantoescándalo?—protestóelhombrecilloconvozcascada—.¡Estoesunapropiedadprivada!

BillHadleysehabíaadelantado,conelfolletoenlamano,peroeltonoairadodelviejolohabíahechodetenersedenuevo.Porsupuesto,nohabíaentendidounasolapalabra,perohabíacaptadolaintención.

—¿Quéhadichoesteviejoloco,Jonathan?Elmuchachoseadelantó,azorado,limpiándoselasgafas.—Disculpeamipadre,señor—dijo,enunespañolacadémico,aprendidoenlos

libros—.BuscamoselMuseodelosRelojes.¿Podríaindicarnoselcamino?Laexpresióndelhombrecillocambió.MiróaJonathanconciertacautela.—Debedehaberunerror.—Sí,losuponemos,perosiustedpudieradecirnosdónde...—EstoeselMuseode losRelojes—explicóelviejo—.O,mejordicho,«era».

Cerramoshacesieteaños.Jonathan se volvió hacia su padre y sumadrastra para explicarles la situación,

peroellosnoatendieronarazones.—¡Aquídicequeelmuseoestáabierto!—insistióBill,agitandoelfolletofrentea

lasnaricesdelviejo.—Dejadloestar—pidióJonathan,incómodo.—¿Porqué?Dilequehemosvenidodemuylejos.DeTexas.Te-xas.Díselo,Jon.—Dejaalchico,Bill—intervinoMarjorie—.¿Novesqueloestásavergonzando?—¿Porqué?Soloestamospidiendoexplicaciones,nadamás.Jonathansuspiróconresignación.—Mis padres insisten en que quieren ver el museo, si todavía hay relojes ahí

dentro—ledijoalportero.—Jovencito, no se trata de lo que quieran o no quieran—replicó el viejo con

severidad—.Losrelojessiguenaquí,perolaexposiciónfueclausurada.Noséquiénlesdijoquepodíanveniraverla,perocometióunerror.Buenastardes.

Ibaacerrarlapuerta,peroelpiedeBillseintrodujoenelhuecoyseloimpidió.—Papá, déjalo ya. Dice que hace años que la exposición no está abierta el

público.—Loquepasa esque tú eresunpardillo, hijo, y te tomanel pelo siempreque

quieren.¿Novesqueelúnicoproblemaesquenoquieretrabajarhoy?—Bill,notemetasconelchico—lodefendióMarjorie—.Soloestá intentando

sereducado.

www.lectulandia.com-Página13

Page 14: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Jonathanleechóasumadrastraunamiradadeagradecimiento.Marjorienoteníamuchasluces,eramelindrosaysuperficial,peroenelfondonoeramalapersona,ysiempresehabíaportadobienconél.

—¿Porqué estás siempredefendiéndolo?—protestóBill, con la puerta todavíasujeta—.Asínuncaconseguiréhacerdeélunhombredeprovecho.

El hombrecillo, ajeno a aquella discusión familiar, seguía con su pretensión decerrar, aunque con escasos resultados. Jonathan no sabía cómo empezar a pedirdisculpasporelcomportamientodesupadre,quetodavíarenegabadelosespañolesqueintentabanengañaralospobresturistas.

—Estábien—dijoentonceselviejo,agotado—.Ustedeslohanquerido.Abriólapuertadeltodo,yMarjorieHadleyseapresuróaentraralasombra.Con

ungruñidodesatisfacción,BillHadleylasiguió.Jonathan se quedó un momento fuera, bajo el sol, inseguro. Pero su padre lo

llamódesdedentro,yelmuchachonotuvomásremedioqueentrarenelcaserón,trasél.

Lo recibió un agradable ambiente fresco, pero apenas había luz, y sus ojostuvieronqueadaptarsealapenumbra.Sesobresaltóalverdospuntosbrillantesquelo observaban desde un rincón en sombras, pero casi enseguida oyó un débilmaullido,yunesbeltogatonegrocruzóágilmenteelcorredorpordelantedeél.Notuvotiempodevermuchomás,porqueenseguidaoyólavozdelhombrecillo:

—Poraquí,porfavor.Y los tres lo siguieron por un largo y oscuro pasillo. Jonathan se apresuró a

alcanzaralviejo,queibaencabeza,yleoyómurmurarparasímismo:—Almarquésnolevaagustar...—¿Unmarqués?—preguntó Jonathan irreflexivamente; enseguida se arrepintió

dehaberlodicho,porqueelviejosevolvióhaciaél,ceñudo,yelchicotemióhabersidoindiscreto.

—Eldueñodeestepalaceteesunmarqués—confirmóelhombre,trasunbrevesilencio; se detuvo junto a una puerta y los invitó a pasar con un gesto—. Lacolección que van a tener la oportunidad de contemplar es el resultado de suextremado interés por la relojería. Interés que compartían sus antepasados, si mepermitenlaobservación.

BillHadley estaba cansado de la charla de su guía, ya que no entendía ni unapalabradeloquedecía.Impaciente,entróenlasalaymiróasualrededor.

Jonathanysumadrastraloimitaron.Loquevieronyoyeronlosdejósobrecogidos.Eraunaenormesalaalargada,dealtostechosadornadosporunbelloartesonado

demadera.Juntoalasparedes,endiferentesestantes,vitrinasyhornacinasreposabantodos los relojes que pueda imaginarse: relojes de sol, relojes de arena, relojes de

www.lectulandia.com-Página14

Page 15: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

péndulo,relojesdecuco,relojesdepared,relojesdepie,relojesdemesa,relojesdebolsillo, relojes de pulsera, relojes de todas clases, formas y tamaños. Toda lahabitaciónvibrabaalsondevarioscentenaresdetictacsqueparecíancomponerunamelodíamisteriosayfascinante.

—Adelante, pasen y vean —dijo el viejo lacónicamente—. Y, por favor, notoquennada.

Jonathannonecesitóqueselodijesedosveces.Separójuntoalprimergrupoderelojesylosobservócondetenimiento.Absolutamentetodosdabanlamismahora,lahoraexacta,comprobóelchico,ynoseveíaunamotadepolvoenningunodeellos.

Supadretambiénlohabíanotado.—¿Qué te he dicho? —dijo, riendo entre dientes—. Los tienen todavía en

exposición,onosetomaríantantasmolestiasparacuidarunmontóndechatarra.Jonathanpodríahaberledichoqueteníalasensibilidaddeunbloquedehormigón

armado,peronoselodijo.Ensulugar,siguiópaseandoporelMuseodelosRelojes.Lesorprendióverque, juntoconpiezasperfectamentereconocibles,habíaotros

muchos artefactos que no había visto nunca y que, de habérselos encontrado encualquierotrolugar,jamáshabríaadivinadoqueeranrelojes.Loshabíadetodaslasépocas, estilos y procedencias, y todos ellos estaban extraordinariamente bienconservados.

Jonathan se detuvo ante un reloj de pared tallado en madera, porque sus dospuertecillas acababan de abrirse en aquel preciso instante. Una figurita querepresentaba a un leñador salió por una de ellas, mientras que un pequeño árbolavanzaba hacia él desde la otra abertura. Jonathan contempló, fascinado, cómo elárbolsedeteníaanteelleñador,quealzósudiminutahachasobreél.

El tiempo pareció congelarse mientras la figurilla descargaba el hacha, pero,cuandolohizo,todalasalasederrumbósobreJonathanysufamilia.

Elmuchacho retrocedió, sobresaltado; le costó un poco darse cuenta de lo queestaba sucediendo,pero todos los relojes se lodecíanagritos,y Jonathannopudoseguirignorandopormástiempoelhechodequeeranlascincoymedia.

Elleñadorhabíagolpeadocincoveceseltroncodelárbolydosvecesunadelasramas,acompañandocadahachazoporeltintineodeunacampanilla,peroelsonidose perdió entre la algarabía que estaban produciendo en la sala cientos de relojesdandolahoraalavez,provocandounalegreyescandalosoconciertodecampanadas,trompetillas,cucúsytodoslossonidosimaginables.

Algomástranquilo,Jonathansevolvióhaciasuspadres,yvioquenohabíasidoelúnicoenasustarseanteaquelsúbitocorodevocesdereloj.

—Quélocura—sequejóMarjorie,pálida—.¿Siempreesasí?—Suele serlo, señora mía—dijo en perfecto inglés británico una voz serena,

desdealgúnrincónensombras—,dadoqueposeomásdeseiscientosrelojes, todos

www.lectulandia.com-Página15

Page 16: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ellosfuncionanperfectamenteyestánajustadosalahoraexacta.Todossevolvieron,sobresaltados.Jonathanaprecióunaaltayoscurafigurajunto

alacortina.Nolohabíaoídoentrar.—Se...señormarqués—tartamudeóelviejo—.Lo...losientomucho,losseñores

insistierony...—Notedisculpes,Basilio—cortóelmarqués,suavemente,yañadió,denuevoen

inglés—:Es una agradable sorpresa contar convisitantes en esta calurosa tarde deverano.

Avanzóhaciaellosylaluzqueproveníadelosventanalesiluminósurostro.Eramás joven de lo que Jonathan había supuesto. Sus facciones, de gesto enérgico ydecidido,estabanenmarcadaspormechonesdesordenadosdecabellonegro, loqueacentuaba todavíamás su palidez. Pero sus ojos eran penetrantes e inquisitivos, yparecíanligeramenteburlones.

—Ustedeseldueñodetodoesto,¿verdad?—preguntóBillHadley,aliviadoporhaber encontrado alguien que hablase su idioma, pero sin saber todavía si eranbienvenidosonoenlacasadelmarqués.

—Así es. Imaginoquemimayordomo leshabrá comunicadoque la exposiciónestácerrada.

—Noesesoloquediceaquí—protestóBill,agitandoelfolletoturísticoqueloshabíallevadohastaelMuseodelosRelojes.

Antesdequesediesecuenta,elmarquésestabajuntoaél,yBillcerrólaboca.Decercaeramuchomásaltodeloquelehabíaparecidoenunprincipio.

—¿Mepermite?—dijoelmarquésconsuavidad,cogiendoelfolleto—.Gracias.Ah—murmuró,despuésdeecharleunbrevevistazo—.Esunodelosantiguos.Mire,fueimpresohacediezaños.

SelodevolvióaBill,yesteseapresuróacomprobarqueloquedecíaeracierto.—Lachicaquenos lodio eranuevaen laOficinade InformaciónTurística—

intervinoJonathan—,yparecíabastantedespistada.Laverdadesquetardóunratoenencontrarloquelepedíamos...

—Ahílotienen—dijoelmarqués—.Pero,bueno,yaestánustedesaquí,demodoquenoveoporquénovanapoderdisfrutardelmuseo.

—Esunacolecciónmagnífica—comentóMarjorie,tratandodeseramable.—Sí,loes—suspiróelmarqués—.Sientodebilidadporlosrelojes.Hededicado

todami vida a coleccionar relojes de todo tipo, de todas las épocas... y este es elresultado—diounamiradacircular,conunbrillodeorgulloensusojososcuros—.Algunas de estas piezas valen una auténtica fortuna, pero eso es lo demenos. Locierto es que me gustan los relojes en sí. Son artefactos que en principio solopretendenmedireltiempo,peroque,dealgunamanera,estántratandodeatraparlo.Sonlallamadadesesperadadeunahumanidadquenodeseamorir.Tictac,tictac...en

www.lectulandia.com-Página16

Page 17: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

realidad,losrelojesestándiciendo:«Seteacabaeltiempo,seteacabaeltiempo...».Y,comotantosotrosinventoshumanos,estetambiénsevolviócontrasucreador.Losrelojes no han capturado el tiempo, pero sí han apresado al ser humano. ¿Nomecreen?—preguntóelmarqués,alverqueBillyMarjoriehabíanadoptadoungestoligeramente escéptico; su burlona sonrisa se acentuó aún más—. Los tres llevanrelojesdepulsera,yestándevacaciones...¿Loven?Sonprisionerosde los relojes.Ellosmarcanelritmodesusvidas.

Billhundiólasmanosenlosbolsillos,peronodijonada.—Peronoquieroaburrirlesmás—concluyóelmarqués—.Sigancontemplando

micolección,siasílodesean.Cuandoestabaabiertaalpúblico,cadarelojllevabasucorrespondiente etiqueta explicativa.Las retiré cuandome obligaron a clausurar elmuseo, puesto que ya no eran necesarias: conozco de memoria la historia ycaracterísticasdecadapiezademicolección.Demodoque,sialgunadeellassuscitasuinterés,nodudenenpreguntarme;estaréencantadodeatenderlos.

Dichoesto,saludóconunabreveinclinacióndecabezaysereunióconBasilio,elmayordomo,juntoalapuerta.

Jonathandejódeprestarles atención,y siguiómerodeandopor elMuseode losRelojes.Paseóarribayabajo,cadavezmássorprendidodequehubiesetantasclasesdiferentesderelojesqueélnoconocía.Lellamólaatenciónuncuadroquecolgabadelapared,yquerepresentabaunaescenademercadoenunaplaza.Lasmanecillasdelrelojdelatorredelayuntamientosemovíandeverdad,ymarcabanlasseismenosveinte,comoel restoderelojesde lasala.«¡Unrelojdentrodeuncuadro!»,pensóJonathan,sorprendido.

Siguiómirando.Viounrelojquecolgabadel techocomosi fueseuna lámpara.Vio también,enunavitrina,ungrupodediminutos relojesque teníanencomúnelestarengastadosenunanillo.Sedetuvoanteunartefactoconstituidopordosvasossuperpuestos;unlíquidorojizofluíalentamentedelrecipientesuperioralinferior.

—¿Estoesunreloj?—murmuróparasímismo.—Unaclepsidra—dijodeprontolavozdelmarquésjuntoaél,sobresaltándolo

—, llamado comúnmente reloj de agua.Al igual que losmecanismos demediciónbasadosenelsol,oen laarenaquecaegranoagrano,noesmuyexacto.Perofueunodelosprimerosrelojesempleadosporelhombre.

Jonathanasintió,sinsabermuybienquédecir.—Ah—dijoentonceselmarqués—.Soncasilasseismenoscuarto.El chico no entendió al principio lo que quería decir, pero pronto lo descubrió

cuando,denuevo,todoslosrelojessepusieronadarlahoraalavez,aunqueenestaocasiónelestruendofuemenorquealascincoymedia.ElpadredeJonathanhabíaestado preparado y aguardaba, resignado, a que los relojes terminasen de sonar.AMarjorie,encambio,lahabíanvueltoacogerporsorpresa,ysetapabalosoídoscon

www.lectulandia.com-Página17

Page 18: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

lasmanos,conaspectodeestarsufriendounterribledolordecabeza.Conunaperfectasincronía, los relojesenmudecierondenuevo, todosalmismo

tiempo, y pronto la sala volvió a llenarse de tictacs que parecían susurros casihumanos.

—Creoqueyahemostenidobastanteporhoy—decidióBill—.Leagradezcolaamabilidad,señor...

—...Marqués—atajó el dueñode la casa, sonriendo—.Esperoquemimodestacolecciónhayasidodesuagrado.

—Desdeluego—Billsedirigióhacialapuerta,seguidoporsuesposa,peroenelúltimomomentosevolviódenuevohaciaelmarqués—.Perocreoquenollevaustedbienlacuentadelosrelojesqueposee,señor...marqués.Noshadichoquehabíamásdeseiscientos,yyohecontadoquinientosnoventaysiete.

Los ojos delmarqués parecieron relampaguear unmomento, y dejó de sonreír.Basilio gimió y retrocedió unos pasos, como si algo terrible estuviese a punto desuceder.SoloJonathansepercatódesuextrañareacción,peronoleprestóatención,porqueelmarquésrespondió:

—Tendréencuentasuobservación,señorHadley.Permítanmeacompañarlosalasalida.

Jonathansepreguntócómosabíaelmarquéselnombredesupadre,peronodijonada,porqueesteparecíamáscomplacidoysatisfechoqueextrañado.

—Gracias,marqués.Porcierto,¿porquétuvoquecerrarelmuseo?Seríaporfaltadedinero,¿no?Nopodíaserdeotramanera,silaentradaesgratuita...

Enestaocasión,nisiquieraBillHadleypudopasarporaltoelbrillopeligrosodelosojosdelmarqués.

—Oiga,noseofenda.Hayconfianza,¿no?—No—replicóelmarqués,ylesdirigióunaintensamiradaquepusoaJonathan

lacarnedegallina—.¿Deverasquieresaberlo?—Selohepreguntado,¿no?Elmarquéssiguiómirándolos,comosipudieraleerenelinteriordelalmadecada

unodeellos.JonathanviodereojoqueBasiliomovíalacabeza,apesadumbrado.—Muybien—dijoentoncessuanfitrión,encogiéndosedehombros—.Síganme,

pues.LesdiolaespaldayseinternódenuevoenelMuseodelosRelojes.—Billy...—protestóMarjorie.—¿Qué es lo que tiene que enseñarnos? —preguntó su marido—. ¿Nos

entretendrámucho?—Enabsoluto.Perohansidoustedesquieneshanpreguntado,¿no?Billsequedópensativounmomento.Despuésseencogiódehombrosydijo:—¡Quédiablos!Mepicalacuriosidad,¿sabe?

www.lectulandia.com-Página18

Page 19: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Echóaandartraselmarqués,yMarjorie,conunsuspiroquemásbienparecióunresoplido,losiguió.CerrabanlamarchaJonathanyelviejoportero;peseaqueestesolo hablaba español y la conversación se había desarrollado en inglés, parecíacomprendermejorqueellosloqueestabasucediendo.

Jonathansesentíainquieto.Lalógicaledecíaquenohabíanadapeligrosoenunacoleccióndeviejosrelojes;sinembargo,suinstintohabíacaptadoalgosiniestroenlafiguradelmarqués.

—Poraquí,porfavor—dijoesteconamabilidad,sonriendoasusinvitados.Y los relojes seguían sonando en tictacs acompasados, como si susurrasen su

aprobación.

www.lectulandia.com-Página19

Page 20: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo2

El marqués los guió hasta una puerta cerrada al fondo de la sala de los relojes.Extrajounmanojode llavesdeunode losbolsillosdesuchaqueta,y fueentoncescuandoJonathansediocuentadequelapuertateníavariascerraduras.Pasaronunosminutosantesdequeelmarqués lasabriera todasyel interiorde laestancia fuesevisibleparalosvisitantes.

LostresHadleyentrarontraselmarquésymiraronasualrededor.Seencontrabanenunahabitaciónqueparecíaunaprolongacióndelmuseo,porque tambiénenellahabía vitrinas y estantes. Sin embargo, se trataba de un cuarto pequeño, fresco yoscuro.

—¿Másrelojes?—dijoBill,entresocarrónydecepcionado.—Seisrelojesmás—confirmóelmarqués—.Sumadosalosquinientosnoventay

siete del museo, que usted se ha tomado la molestia de contar, suman más deseiscientos.Seiscientostres,paraserexactos.

Jonathan no pudo reprimir una sonrisa ante la expresión de desconcierto de supadre y el elegante desquite del marqués. Sin embargo, aquella habitación enpenumbraleproducíaunaextrañainquietud.

—¿Porquéhaytanpocaluzaquí?—preguntó.—Porquelosexcesosambientalespodríandañarlaspiezas—fuelarespuesta—.

Mantengo esta habitación a temperatura media, con una luz tenue, y también lapreservo de ruidos estridentes, demodo que les rogaría que no levantasen la voz.Estosrelojessonmuydelicados.

—Bien,perono locomprendo—dijoBill—.Nopretenderáhacernoscreerqueestosrelojesloobligaronacerrarlaexposición...

—Intentaréexplicárselo,señorHadley.Verán,porunasrazonesoporotras,todoslosrelojesdelasalaqueustedesacabandevisitarsonauténticaspiezasdemuseo.Yaseaporsuacabado,porsuantigüedad,porsucomposición,porsutrabajoartísticooporsurareza.Peroestosseisrelojessoninfinitamentemásvaliosos.Selosmostraréunoporuno,pero,porloquemásquieran,notoquenningunadelaspiezas.Porsupropiobien.

—¿Esunaamenaza?—gruñóBill.—Solounconsejo—respondióelmarquésconsuavidad—.Originariamente,esta

salaformabatambiénpartedelmuseo,ysolíamostrarlacomocolofóndelrecorridopor la colección. Por tanto, otros ya visitaron esta sala antes que ustedes. Peroalgunos no siguieron mis indicaciones y hubo... en fin... ¿cómo describirlo?...Consecuencias desagradables... por así decirlo. En otras palabras: esmi obligaciónadvertirlesdelopeligrososquepuedenllegararesultarestosrelojes,demodoque,si

www.lectulandia.com-Página20

Page 21: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ustedes desoyen esas advertencias, no me hago responsable de lo que puedasucederles.

Billselequedómirandoconescepticismo.—¡Bah!—dijofinalmente—.Estáustedloco,¿losabía?—Talvez—sonrióelmarqués—.Peroleaconsejaríaqueescuchaseloquetengo

quecontarlesantesdejuzgar.BillHadleyseencogiódehombros.—Como quiera. Estamos de vacaciones, tenemos todo el tiempo del mundo,

¿verdad?Elmarquéssonriódenuevoylosguióhastalaprimeravitrina.Enelladescansaba

un antiguo reloj de bolsillo, de plata, de manecillas finamente repujadas. Estabaentreabierto;enlaparteexteriordelatapasedistinguíanaúnlosborrososcontornosdeunescudodearmas.Enlacarainternahabíaunainscripciónlatinaquerezaba:

ReddeQuodDebes

—«ReddeQuodDebes»—leyóelmarqués—.Significa«Pagatudeuda».Esterelojeralaposesiónmáspreciadadeunzapateroquevivióenelsigloxviii.Setratabadeunajoyaquehabíapertenecidoasufamiliadesdehacíaunpardegeneraciones.Puesbien,elzapateromurióasesinadoporunnoblequenoquisopagarelprecioacordadoporunpardezapatosy,enelcalordeladisputa,sacólaespadaylomató.Aunquenohabíasidoestasuintenciónprimera,lociertoesqueellonoimpidióqueelaristócratasedeshiciesedelcuerpotrasrobarlesusescasaspertenenciassinelmenorescrúpulo.Elcrimenfuesilenciadoyelnoblehizograbarenelrelojsuescudodearmas.Peropoco después apareciómisteriosamente en su interior la inscripción «ReddeQuodDebes». Aunque el grabador juró y perjuró que él se había limitado a cincelar elescudodearmasenelreloj,elaristócratanolecreyó,yseencargódequenopudieracontarloanadie,porsiacaso.

»Lociertoesqueeserelojhabíacaídobajoelpesodeunamaldición,ysecobróelpreciodelamuertedelzapatero...conlamuertedelnoble.Elrelojlerobótiempodevidamientrasestuvoensupoder;cuandosunuevodueñosediocuentadequeelartefactomalditoeraelcausantedesuenvejecimientoprematuro,tratódedeshacersedeél,peroyaeratarde.Elasesinodelzapateroteníatreintaycincoañosypresentabaelaspectodeunfrágilancianodenomenosdeochenta.Notardóenmorir.

»Esteobjetosigueestandomaldito,yporesoespeligroso.Sealimentadetiempo.Y hace muchos años que no lo toca nadie, de modo que está particularmentehambriento.Sisefijan,veránqueelescudodearmasempiezaadesdibujarse,perolainscripciónsiguetanclaracomoeldíaenquesemanifestóinexplicablementesobreelreloj.

BillHadleymiróasufamiliaalzandolascejasenungestosignificativo.Tuvoel

www.lectulandia.com-Página21

Page 22: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

detalledenodecirenvozaltaloquepensabadeaquellahistoria,peroparaJonathanestababastanteclaro.

Elmarquésparecióhabercaptadoelgestodesu invitado,porque ledirigióunainquietantemirada.Nodijonada,sinembargo;selimitóaguiarloshastaelsiguientereloj.

Eraunaparatocompuestoporbarrasverticalesyuncuriosomecanismoparecidoaunpénduloconvariasruedasdentadas,quehacíanquedosdelasbarrassubiesenybajasen rítmicamente, con un chasquido parecido al tictac convencional. Jonathanhabíavistoalgúnartefactoparecidoenlasalaanterior,peroningunotangrande.

—Unrelojmedieval—explicóelmarqués—.Delsiglotrece.Comoven,notienenúmeros,nopuedeseñalarlahora,perosímarcaeltiempoylodivideensegundos.Pertenecióaunarzobispoalemánqueestabaobsesionadoconcontarel tiempoquefaltaba hasta el día del Juicio Final. Todo lo que consiguió fue este reloj. Sinembargo, quedó absolutamente fascinado con él. Pasaba noches y días enterossentadofrentealreloj,oyendosutictacyviendocómosuspiezassemovían,arribayabajo,arribayabajo...hastaquenadaninadiefuecapazdesacarlodesuhipnóticoestado. Cuando lo arrancaron de la silla estaba completamente rígido, y nuncalograron despertarlo. Pasó el resto de sus días sentado,moviendo los ojos arriba yabajo, arriba y abajo, como si todavía pudiese ver los engranajes de su reloj, yhaciendocon la lenguaunmolestochasquidoque imitabasusonido.Nocomía,nobebía,nodormía.Fueconsumiéndosepocoapoco,hastaquealfinalmurió.

—Quéhistoriatandesagradable—dijoMarjorie,estremeciéndose.—Noesmásqueunahistoria—replicóBill,cruzándosedebrazos—.Nosucedió

enrealidad.—Oh —dijo el marqués, sin manifestar en su rostro ninguna expresión en

particular—.¿Ustedcree?—Porsupuesto.Sifuesecierta,aalguienselehabríaocurridodestruirese...ese

condenadoreloj.—Losobjetosmalignossabencuidarsesolos,ynoson fácilesdedestruir.Yen

este reloj sigue habiendo algo maligno. El arzobispo alemán no fue el único enquedarentranceporsuculpa,asíqueyoentulugar,jovencito,apartaríalamiradadeél,anoserquequierasacabarmoviendolosojosychasqueandolalenguaelrestodetuvida.

Jonathandiounrespingoyseseparódelreloj,algoconfuso.Supadrecolocólamanazaderechasobreelhombrodelmuchacho,protectoramente,apesardequeelchicoerayatanaltocomoél.

—Nolehagascaso,hijo—susurró—.Sonsolocuentosdehadas.Jonathannorespondió,peroechóunarápidamiradaalmarqués,paraasegurarse

dequeno lohabíaoído.Estenodijonada,ni siquiera losmiró,perosus labios se

www.lectulandia.com-Página22

Page 23: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

curvaronenunalevesonrisa.Pasaronalsiguienteobjeto,unenormerelojdearena.—Yaeste,¿quélepasa?—preguntóBill,divertido—.¿Tambiénestámaldito?Elmarquésnegóconlacabeza.Noparecíaofendido.—Estereloj—dijo—fuepartedeunsiniestropacto.Unavez,unhombrevendió

su alma al diablo a cambio de la inmortalidad. Le fue entregado este reloj, quemediría laduracióndesuvida.Mientras laarenacorrieseensu interior,elhombreviviría.Cuandolaarenasedetuviese,moriría.Loúnicoqueteníaquehacereradarlelavueltaunayotravez,hastaquesecansasedeserinmortal.

»Pues bien, el reloj... se perdió... y casualmente vino a parar a mis manos—sonriócomountiburón—.Lavidadesupropietariodependedeesteobjeto.Yoyahedadolavueltaalrelojcincoveces,pero,quiénsabe...talvezalgúndíamecansedehacerlo.

Jonathanmiróelreloj,fascinado,perosupadrehabíaperdidolapaciencia.—¿Noshatraídohastaaquíparacontarnospamplinas?Elmarquéssevolvióhaciaélyloatravesóconlamirada.BillHadleyretrocedió,

súbitamenteamedrentado.—Llámelocomoquiera...señorHadley—dijoelmarqués,conuntonodevoztan

fríoquehabríaheladohastaelmismoinfierno—.Perotodavíahoysigueinternadaenel psiquiátrico unamujer quemueve los ojos y chasquea la lengua al ritmo demimagníficorelojdelsiglotrece.Ynomenosdeseispersonasperdieronsualmaenelinterior del reloj de Qu Sui. Y dos jóvenes desaparecieron para siempre entre losplieguesdelespacio-tiempoporqueseacercarondemasiadoalextraordinariorelojdepéndulodeBarun-Urt,que,porcierto,eselqueibaamostrarlesacontinuación.Pornohablardeotroprodigiosorelojdearena,eldeShibam,quehizorejuveneceradoshombresyunamujerhastaungradoanteriorasupropiaexistencia,cuandoledieronlavueltaparavercómolaarenacaíadelrevés.

Billtragósaliva.—¡Dios mío, está usted hablando en serio! ¡De verdad se cree todos esos

disparates!—Poreso—prosiguióelmarquéssinhacerlecaso—,poresoynoporotracosa

tuve que clausurar la exposición. Créame si le digo que, en realidad, me daexactamente igual si usted mete la cabeza dentro del reloj de Barun-Urt, como sidecidealimentarel«ReddeQuodDebes»consupropiotiempo.Yomeveíaobligadoa advertir a los visitantes, pero, desde mi punto de vista, ahí acababa miresponsabilidad. Por desgracia, las autoridades locales no opinaban del mismomodo...

Hubo un tenso silencio. Bill Hadley fue a decir algo, pero no encontró laspalabras.Elmarquéssonrióconamabilidadyprosiguió:

www.lectulandia.com-Página23

Page 24: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Yahoraqueya lo sabe, aunquedudomuchoquehayaustedcomprendido laimportancia de lo que aquí se guarda, les rogaría a usted y a su familia que medisculpasen, pues tengo asuntos que atender, y no dudo que a ustedes les quedamuchoporvisitarenlaCiudadAntigua.

Bill parpadeó, algo confuso. El marqués no había levantado la voz en ningúnmomento, y su tono había sido extremadamente educado y cortés, pero él habíacreídoleerentrelíneasquelohabíallamadoestúpidoyloestabaechandodesucasa.

—Eh...bien, sí—farfulló, inseguro—.Mejornosvamos.Que levayabienconsus...em...relojes.Jonathan,Marjorie...nosmarchamos...¿Marjorie?

Lamujersehabíaquedadoquietafrenteaunmecanismoderarabelleza.Estabaformado por un orbe de vidrio apoyado sobre un pedestal demármol. Encima delorbe había una plataforma de oro y alabastro con una serie de inscripciones encaracteres orientales, y sobre ella se movían un grupo de figuritas de oro querepresentabandistintosanimales:unratón,untigre,undragón,uncaballo,ungallo,un perro, una cabra, un mono, una serpiente, un jabalí, una liebre y un toro, quegirabanlentamenteentornoalafigura,situadaenelcentro,deunemperadorchino.Las figuras no semovían en círculo, sino atendiendo a una extraña coreografía demovimientosaparentementecaótica.Enaquelmomento,lafiguritadelgalloseestabainclinandoanteelemperador.

PeroloquellamólaatencióndeJonathanysupadrenofueladelicadaperfeccióndelosautómatasenminiatura,sinolaextrañaydensanieblaquegirabaenelinteriordelorbeyque,dealgunainconcebiblemanera,parecíaalimentarlosmovimientosdelas doradas figurillas sobre él. Algo perverso y siniestro había en aquella brumafantasmal,yJonathansintióqueselehelabalasangreenlasvenassinsaberporqué.

Entonces,comoacámaralenta,Marjorieadelantólamanopararozarelorbedelrelojconlapuntadelosdedos,yunpesadosilenciocayósobrelahabitación,comosieltiemposehubiesedetenido,yseprolongóporespaciodeunoseternossegundos,hastaqueunsuspirodelmarquéslosdevolvióalarealidad.

—Miren que se lo he advertido —dijo solamente, con más resignación quepreocupación.

En elmomento en queMarjorieHadley cayó al suelo desvanecida, los relojesdieronlasseis,ylacabezadelgallotocólospiesdelemperador.

www.lectulandia.com-Página24

Page 25: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo3

Los instantes siguientes fueron confusos.Bill y Jonathan se abalanzaron sobre lamujer caída, que estaba mortalmente pálida y con los ojos desenfocados. Por unmomento creyeron que ella estaba muerta, pero entonces descubrieron un brevepálpitodevidaquehacíatemblarsuslabiosentreabiertos.

—Hayquellamaraunaambulancia—dijoBill,poniéndoseenpiedeunsalto.Peroelmarquéslodetuvocogiéndoledelbrazo.—Espere;ellanoestáenferma,soloprisionera;perosilaalejandelreloj,morirá.Billsesacudiósumanodeencimaconungestofurioso.—¡Maldito loco! —lo insultó—. Usted es el responsable de todo esto. ¡Me

ocuparédequepaseelrestodesusdíasenlacárcelydequenoquedepiedrasobrepiedraenestelugar!

Elmarqués no respondió. Solo avanzóhasta él y lomiró, y de repente parecíahabercrecidoenestaturaycontenertodoelpoderdeluniversoensusojososcuros.Billretrocedióunospasos,acobardado.Notratóderesistirsecuandoelmarquéscerródenuevosumanoderecha,comounagarra,en tornoa suantebrazo,y loobligóacolocarse frente al reloj y a volver la cabeza para escuchar el misterioso y casiinaudiblesonidoqueprocedíadelorbe.

Jonathan seguía inclinado junto a su madrastra, incapaz de reaccionar ni decomprenderquéestabasucediendo.Perovioconespantosaclaridadelcambioenlaexpresión de su padre; su rostro perdió el color, sus ojos se abrieron al máximo,desorbitadosporelterror,ysufrentesecubriódegotasdesudor.

—¡Papá!—gritóelmuchacho,incorporándosedeunsalto.—Ma...Marjorie—susurróél.Después,sederrumbó.Nocayócomolohabíahechosuesposa,sinoquesedejóresbalarhastaquedar

sentadoenelsuelo,conloshombroshundidos, lacabezagachayunaexpresióndeprofundadesesperanzapintadaensurostro.

—Papá—repitió Jonathan, inclinándose junto a él—. ¿Estás bien? ¿Qué te hapasado?

Peroélmovíalacabezaymurmurabaelnombredesuesposa.Todasufuerzayaltanería parecían haberlo abandonado. Jonathan lo cogió por los hombros, y se leantojaronquebradizoscomoelcristal.FuecomosiBillHadleyhubieseenvejecidodepronto, y elmuchacho no pudo reprimir un estremecimiento. Todavía se negaba acreerlashistoriasfantásticasqueelmarquéshabíarelatadoacercadeaquellosrelojes,pero una oscura garra de miedo e incertidumbre había aferrado su corazón desdehacíaunbuenrato.

www.lectulandia.com-Página25

Page 26: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Sevolvióhaciaeldueñodelacolecciónderelojes.—¿Quélehahecho?Elmarquésseencogiódehombrosyledirigióunafríamiradacasiinhumana.—Solo le hehecho comprender enqué situación se encuentra su esposa, ypor

qué losmédicosnopodrían salvarla.Noes lobastante fuertecomoparaaceptar laverdad.

Jonathan sintió que lo inundaba una oleada de ira, nacida del miedo, ladesesperacióny la sensaciónde impotenciaproducidapor el hechodeno entenderquéestabasucediendo.Selevantódeunsaltoyleplantócaraalmarqués.

—¿Quéverdad?—exigiósaber—.¡Dígamequéleshapasadoamispadres!Suoponentelomiróconunciertobrillodeadmiraciónensusojososcuros.—Talveztúposeaseltempledelquecarecetupadre,muchacho.Tumadrastrase

halla enungravepeligro, caminandoentre laviday lamuerte.Acércate al relojyescucha.¡Perocuidado!Nolotoques.Nolorocessiquiera.

Jonathanvaciló,peroaproximósurostroalorbeyescuchó.Alprincipionooyónada.Después,pocoapoco,comenzóapercibirunsusurro

parecidoaldelvientoentrelashojasdelosárboles.—¿Quéeseso?—musitó.—Escucha—dijoelmarqués.Jonathanprestóatención.Lentamente,elsusurrocomenzóahacersecadavezmás

nítido, y Jonathan se estremeció: parecía un coro de voces humanas que hablasentodasalavez,ycadaunaenunidiomadistinto.Sonabanmuylejanas,peronocabíadudadequeeranhumanas.

—¿Peroqué...?Seinterrumpiódepronto.Unavozseelevabaporencimadelasdemás.Erauna

vozfemeninaydolorosamentefamiliar.Ypronunciabasunombre.—Jon...athan...Jonathanahogóungrito.—¿Marjorie?—Jon...athan—susurrólavozdeMarjoriedesdeelinteriordelorbedelrelojde

QuSui—.Ayú...da...me...Saca...medeaquí...Jonathanvolvió lacabezaparamirardirectamentealorbe,sobrecogido.Loque

violodejóparalizadoporelterror:lanieblacambianteparecíaformarlosrasgosdelrostrodeMarjorie,ysusojoslomirabansuplicantesmientrasunosdedosfantasmalestanteaban el interior del orbe, tratando de escapar de aquella horrible prisión decristal.

Loslabiosdelaapariciónvibrarondenuevo.—Jon...athan...El chico se separó bruscamente del reloj, pálido como la cera y temblando

www.lectulandia.com-Página26

Page 27: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

violentamente.Sucorazónlatíaconfuerza.Tardóunratoenrecuperarelhabla.—Hayquesacarladeahí—pudodeciralfin.Elmarquésasintió.—Eltiemposeagota—dijo,ysonrió,comosiacabasededeciralgocargadode

amarga ironía—. Pero hay una posibilidad de recuperar su alma antes de que seademasiadotarde...siestásdispuestoaintentarlo,claro.

Jonathannodijonada.Miróalmarquésysusojoslointimidaron.—¿Quiénes...usted?—pudopreguntaralfin.Elaltohombredenegrodejóescaparunabrevecarcajada.—Veoque,adiferenciade tuspadres, tú todavíaposeesunmínimode instinto.

Bien,Jonathan,miidentidadahoranovienealcaso.Esmásurgentequelosepastodosobreesterelojyquebusquesloúnicoquepodríacontrarrestarsuinfluencia.Conunpoco de suerte, triunfarás donde yo he fracasado —sus ojos relampaguearon yJonathanretrocedióunpaso—.Yentoncesrecuperaremoselalmadetumadrastra...ypuedequealgomás.¿Estásdispuestoaescucharme?

Jonathanmiró a su padre, pero este parecía ausente, encogido junto al cuerpoinertedesumujerygimoteandoenvozapenasaudible.Elchicorespiróhondo.Sesentíapresoenelinteriordeunaextrañapesadilladelaquenosabíacómodespertar.Sinapenasdarsecuenta,asintió.

Entonces el marqués empezó a hablar, y su voz tenía un tono hipnótico yfascinantequellevóaJonathanatiemposremotosyareinoslejanos,yfuecasicomosiélmismohubiesevividolahistoriadelextraordinariorelojqueteníapresaelalmadesumadrastra:

—ElrelojdeQuSuifuecreadoenChina,hacemuchossiglos,antesinclusodequeexistiesenenEuropaartefactosmecánicoscapacesdemedireltiempo.Fuefrutodelacuriosidadinsaciabledeunemperadorqueamabalascosasextraordinarias.Asupalaciollegabantodotipodeviajerosdetierraslejanasesperandoagradarleconlasmaravillas que traían. Al emperador le apasionaba lo nuevo y lo sorprendente, yafuerananimalesdesconocidos,ingeniosfantásticosohistoriasincreíbles.

»Perolaúnicapersonaquelogrócaptartodasuatención,unayotravez,fueunmago que vino de Persia. Alquimista, inventor, ilusionista, mecánico, poeta... uncreador demaravillas llenas demisterio y belleza. El emperador lomantuvo a sulado,encantado,yelmagollenósupalaciodeprodigios.

»Un día se presentó ante él con un nuevo ingenio que era capaz de medir eltiempo.Loschinosdividenlajornadaendocepartesotokis,quesecorrespondenconlosdoce animalesde suhoróscopo.Elmecanismoconsistía enuna serie depiezasquesemovíandemanerapredeterminada,siguiendodealgunaformaelmovimientodelosastros.Cadaunadelaspiezasllevabagrabadoelsímbolodeuntoki,ypasabanpor el centro de la circunferencia con una extraordinaria exactitud, que fue

www.lectulandia.com-Página27

Page 28: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

corroboradaporlosastrónomosmásprestigiososdelimperio.»Elemperadorquedóextasiado,ymandórevestirelingeniodelujosabelleza.La

esfera fue labrada enmármol, y las piezas, sustituidas por pequeños autómatas deoro.Cuandoeralahora,elanimalcorrespondienteseinclinabaantelafigurainmóvildelemperador,situadaenelcentrodelreloj.

»Pronto,sinembargo,elemperadorsecansódedarlecuerda,ypreguntóalmagosiexistíaalgunamaneradelograrqueelrelojcontinuasefuncionandosolo,portodalaeternidad.«Oh,sí,señor,lahay»,respondióelmago.«Existeunaenergíaeterna,yyopuedocapturarlaenunorbe.Peroelprecioesalto».

»El emperador le ordenó que trabajara en ello, sin tener en cuenta los riesgos.Cuandoelorbeestuvoterminado,elmagorevelóalemperadorqueaquelloquedebíacontenereranalmas.

»Ambos guardaron el secreto. El emperador comenzó a alimentar a suextraordinariorelojconlasalmasdeaquellosqueseatrevíanatocarlo.Yasí,prontola ciudad se llenó de cuerpos vivos, pero sin alma, como cáscaras vacías, comoautómatasquesemovíansinrecordarcómoniporqué.Nadieconocíaelorigendeestaextrañaynuevaenfermedad,puestoquenadie,exceptoelemperadoryelmago,estabaaltantodelasiniestracondicióndedevoradordealmasquehabíaadquiridoelreloj.

»Eltiempopasó,yelemperadorenvejeció,peroelrelojsehabíaalimentadobien,y seguiría funcionando varios siglosmás. Sin embargo, unamañana los sirvienteshallaronelcuerpodelemperadorvivo,perosinalma,comounmuñecogrotescoqueya no podía hablar ni pensar por sí mismo, pero que, de alguna manera, seguíaexistiendo.Tantoelmagocomoelrelojhabíandesaparecido.

»Nadie supo nunca lo que había sucedido; tal vez el emperador había queridolibrarsedesumagoy,trasfracasarensuintento,habíasufridolavenganzadeeste.Perolociertofueque,despuésdeaqueldía,nadiemásentodoel imperiovolvióacaervíctimadelamisteriosaenfermedadquetransformabaalosvivosenno-muertos.Coneltiempo,ydadoquenoseencontrócura,todosloscuerpossinalma,incluidoeldelemperador,acabaronporsersacrificados.

»NuncavolvióasabersenadadelextraordinariorelojdeQuSui,nidelmagoqueselollevó.Conrespectoacómollegóhastamicolección...bueno,esaesotrahistoriaquenonecesitasconocerahora.

Lavozdelmarquésseapagó.Jonathanhabíaescuchadoaquellahistoriadepieyensilencio,sinapartarlosojosdesumadrastra.

—Así que ya lo sabes—dijo tranquilamente elmarqués—.AMarjorie le hanrobadoelalma.TúmismolahasoídosusurrardesdeelinteriordelorbedelrelojdeQuSui,ytambiéntupadre.

Jonathanreaccionó.Miróalmarquésynegóconlacabeza.

www.lectulandia.com-Página28

Page 29: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—No—dijo—.Nolocreo,nopuedoaceptarlo.Noesverdad.Pero,enelfondodesucorazón,sabíaquesíloera.Elmarquéssuspiródenuevoyseacercóalreloj.Elgalloyanoestabainclinado

anteelemperador.Sealejaba lentamentedeél,mientras la figuradelperroparecíacomenzaradesplazarsehaciaelcentro.

—Elrelojtardaexactamentemediocicloenapropiarsedeunalma.Esohaceseistokis, es decir, doce horas.Lo cual significa que tienes hastamañana al amanecer.Cuandoelperro,el jabalí, el ratón,el toro,el tigrey la liebrehayanpasadoporelcentro de la esfera, el reloj de Qu Sui habrá arrebatado por completo el alma deMarjorieHadley,yserádemasiadotarde.

Bill,todavíaenelsuelo,gimiódenuevo.—Pero,¿quéhedehacer?—preguntóJonathan,confuso.Elmarquésnorespondióenseguida.Avanzóhaciaelfondodelasala,yelchico

losiguió.Pasaronfrentealosdosrelojesquenohabíanvisto:elrelojdepéndulodeBarun-Urt,adornadoconcaprichosasfigurasdecorteoriental,yelrelojdeShibam,aquel cuya arena, según el marqués, caía hacia arriba si se le daba la vuelta,provocandounrejuvenecimientoininterrumpidohastaantesdelapropiaconcepción.

Peroelmarquésnoprestóatenciónaningunodeestosrelojes.Sedetuvoantelaséptimavitrina,yJonathanseasomóaella,conteniendoelaliento.

Estabavacía.—Hepasadotodamividacoleccionandorelojes.Lamayoríasonjoyas,peroen

esta sala están los... relojes especiales, extraordinarios. Casi todos están malditos,peroesonomehadetenido.Oh,sémuybienquehayotrosrelojesportentososenelmundo,peroningunomeinteresabatantocomounomuy,muyespecial,quesemehaescapadodeentrelasmanosunayotravez.Hereservadoenestasalaunrincónparaél,peroverás,Jonathan,ningunadelaspiezasqueahoramismonosrodeanesnadacomparadaconeserelojdelquetehablo.Setratadeunobjetoquepuedeprestarmeungranservicio,perotambiéntienelaclaveparadevolverleaMarjoriesualma.

»SetratadelrelojDeveraux.Jonathansequedómirandoalmarqués.—¿Ycómosesuponequevoyaencontrarloendocehoras?Elmarqués retiró un poco la cortina de la ventana e indicó a Jonathan que se

colocarajuntoaél.Elpaisajeeramagnífico.LaCiudadAntigua,encerradaensusmurallas,sealzaba

al otro lado del río, orgullosa, desafiando al tiempo y a la eternidad. Los vetustosedificioshabíansobrevividoaguerras,heladas,incendioseinundaciones,yseguíandormitando a la sombra de la catedral gótica y de varias sinagogas y mezquitas,recuerdodeun tiempoenque, tras aquellasmurallas, sehabía llamadoaDioscontresnombresdiferentes.

www.lectulandia.com-Página29

Page 30: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Está allí —dijo el marqués suavemente—, en alguna parte, detrás de esasmurallasqueamínomeestápermitidofranquear.

—¿Porquéno?—Esoesasuntomío,muchacho.Peroteaseguroque,simeestuviesepermitido

hacerlo, el reloj Deveraux sería ya mío, y ahora no estarías preocupándote por elfuturodetumadrastra.

Jonathan volvió a contemplar la ciudad, que pareció devolverle una miradasoñolienta,nadaamenazadora.Yahabíapaseadoporsuscallesynohabíaencontradonadapeligrosoenellas.Soloteníaquevolverallíyencontrarunreloj.Nadamás.

—No tienes mucho tiempo —lo apremió el marqués—. Date prisa o serádemasiadotarde.

Jonathan pensó en aquellos chinos sin alma, sin conciencia, que semovían sinsaberrealmentequéeran;recordóelrostrofantasmaldeMarjoriequelepedíaayudadesdeelinteriordelorbe,ysedijoasímismoquenoteníaelección.

Seinclinójuntoasupadreysumadrastraysusurró:—Volverépronto,loprometo.Marjorie no reaccionó; Bill le dirigió unamirada vidriosa. Jonathan esperó un

momento,peroélnodijonada.Echóunamiradacautelosaalanieblarojizadelreloj,peroelrostrodeMarjorienovolvióaaparecerallí.

Respiróhondo.Seincorporódenuevoy,sinmiraratrás,abandonólasaladelosseisrelojesprodigiosos.

Atravesó el museo, seguido de cerca por el marqués, y todos los relojes lerecordaronqueyaeranlasseisycuarto.ApenasvioaBasilio,queaguardabajuntoalapuerta,ytampocodijonadacuandosalióalexterior.

Sesintiómuyaliviadoalabandonar lasombradelviejocaserón.Elmarquéssequedóenlapuertayledirigióunaextrañamirada.

—Recuérdalo,muchacho—dijo—.ElrelojDeveraux.»ElrelojDeveraux...ElrelojDeveraux...»Elnombrequedógrabadoafuegoensumente.Jonathanrespiróprofundamentey

echóaandar,decidido,alaCiudadAntigua,quedormitabaalotroladodelrío.Elmarquésloviomarchar,ensilencio.—¿Túquéopinas,Basilio?—dijodepronto.El viejomayordomodio un respingo.Elmarqués seguía con la vista fija en la

figuradeJonathan,queavanzabahaciaunodelospuentesquellevabanalaCiudadAntigua.

—¿Se...serefiereustedalmuchacho?Elmarquésasintió.—Bueno —dijo Basilio, inseguro—. No parece gran cosa, ¿verdad? Quiero

decir...quenoestanfácilllegarhastaallí,¿no?Y,aunqueloconsiguiera...¿porqué

www.lectulandia.com-Página30

Page 31: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ibanellosatratarlodemaneradistintaquealosotros?Elmarquésnodijonada.Parecíasumidoenprofundasmeditaciones.Alcabode

unosminutos,cabeceóenérgicamente.—Tienes razón, Basilio. Él no lo sabe, pero en el caso de que logre cruzar el

umbral...tendrámuchasuertesiconsigueverlaluzdeunnuevodía.Yconestaspalabras,elmarquésdiomediavueltayse internódenuevoen las

sombrasdelcaserónquealbergabaelextraordinarioMuseodelosRelojes.Basiliolosiguió.

www.lectulandia.com-Página31

Page 32: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo4

Las calles empedradas, laberínticas, serpenteaban entre vetustas casas que habíancontempladoelpasodemuchasgeneracionesde sereshumanos.Cada rincónde laCiudadAntiguaescondíaunanuevasorpresa,peroJonathannosedetuvo;dehecho,cuandolascampanadasdelconventocercanodieronlasseisymedia,eljovenaceleróelpaso.

Caminabasinrumbofijo.Sabíaquéestababuscando,peronoteníaniideadepordóndeempezar.Sinembargo,nopodíadetenerse.Eltiempocorríaensucontra.

Aminoró la marcha en una calle flanqueada por diversas tiendas de recuerdosparaturistas,ysequedómirandolosescaparates.Vioproductosdeartesaníatípicos,lacados, repujados en oro, finamente labrados. Figuritas, vajilla, enormes espadasespañolas,cuadros,espejos...

Lamayor parte de los objetos eran de nueva fabricación, pero algunas tiendasmostrabanantigüedadesauténticas.Susojosseposaronenunrelojdepareddeplata,ysepreguntósiseríaaquelelqueandababuscando.Sediocuentaentoncesdequenoteníanilamásremotaideadecómoeraaquelfamosoreloj.¿Seríaunrelojdesol,dearena,mecánico?¿Debolsillo,depie,decuco,depared,dechimenea,demesa,depulsera? ¿Lo venderían en alguna tienda? ¿Lo expondrían en algún museo?¿Perteneceríaaalgunacasaparticular?

Enaquelmomento, Jonathanmaldijo suescasosentidopráctico.Siemprehabíasidounsoñador,yundesastreenelmundoreal.

—Deberíahaberpreguntadoalmarqués—murmuróparasímismo—.Seguroqueélsabíamuchasmáscosasdelasquemehadicho.

Se separó del cristal del escaparate, apesadumbrado, y se preguntó si perderíamuchotiemporegresandoalcaserónparapedirmásinformación.

No quiso mirar la hora. Rápidamente, emprendió el trayecto hacia la casa delmarqués,atajandoporelcaminoquelepareciómásrápido,porcallejuelasumbríasquetodavíaconservabanunciertosaborañejo,medieval.

Seperdió.Despuésdeunbuenrato,oyólascampanasanunciandolassietedelatarde. Dio media vuelta y echó a correr, con la esperanza de escapar de aquellaberinto.

Desembocóenuncallejónsinsalida.Alfondohabíaunapequeñaplazarodeadadeárboles,conuna fuentedepiedracuyocañoestaba talladoen formadebocadedragón.Jonathanbebióunpocodeaguaysedispusoavolversobresuspasos.Peroalgollamósuatención.

Se trataba de un establecimiento. Parecía viejo, y sobre su puerta se veía undesgastadoanuncioquerezaba:

www.lectulandia.com-Página32

Page 33: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ANTIGUARELOJERÍAMOSERESPECIALISTASENREPARACIÓN

YRESTAURACIÓNDERELOJESANTIGUOSDESDE1872

Jonathansintióqueseleacelerabaelcorazón.Cuandoempujó lapuerta,unracimodecampanillasanunciósuvisita.Jonathan

clavó lamiradaenelmostrador, tratandode ignorarelcorode tictacsque lohabíarecibido,yque le recordabademasiadoaotro lugar enelquenuncahabríadebidoentrar.

Tal vez esperaba ver una mesa minúscula abarrotada de piezas de relojeríaminúsculas, y a un viejecillo minúsculo con una lente de aumento sobre un ojo,trabajando en el delicadomecanismo de algún reloj de bolsillo centenario. Lo queencontró fuemuydistinto.El relojero que lomirabadesdedetrás de unmostradoramplio y despejado, sobre el que reposaba un ordenador, era un hombre joven yatlético.No se parecía en nada a la imagen que Jonathan tenía del interior de unarelojeríaqueseremontabaa1872.

—¿Puedoayudarteenalgo?Jonathanvaciló,peroacabóacercándose.—Buenastardes—dijo;sabíaquesuespañoleracorrecto,pero,comonohabía

tenidomuchasoportunidadesdepracticarlo,temíaquesuacentonofuesemuybueno—.Buscounrelojantiguo.

Elrelojerosonrió.—Si te refieres a piezas de coleccionista, son muy caras. Puedo dejarte un

catálogo,paraquetehagasunaidea.—Sí,porfavor.Jonathanhojeóelcatálogo.LamayorpartedelosrelojeserandelossiglosXVIII,

XIXyprincipiosdelXX.Elchiconose fijóen losprecios,queeranprohibitivos,incluso para alguien con los recursos de su padre, sino que buscó en el pie de lasfotografíasaquelnombrequeelmarquéslehabíaindicado.Encuantoloencontrase,yapensaríacómohacerseconél;peroloprincipaleralocalizarlo.

Nolologró.Devolvióelcatálogoalrelojero,congestoserio.Lasonrisadeesteseensanchó.

—Yatehedichoqueerancaros.—Elrelojqueyobusconoestáaquí—explicóJonathan—.O,porlomenos,yo

nolohevisto.Nosécómoesnidequéépoca.SoloséquelollamanelrelojDafegó.Jonathannosabíafrancés,y,portanto,repitióelnombretalycomolohabíaoído

debocadelmarqués.Elrelojerolomiró,perplejo.

www.lectulandia.com-Página33

Page 34: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Nomesuena—admitió—.Pero,siesantiguo...—Mi padre colecciona relojes antiguos—improvisó Jonathan—. Por supuesto

que yo no podría comprarlo, pero él sí, y pagamuy bien por ellos. Lleva tiempodetrás de ese reloj, y me gustaría darle una sorpresa y decirle dónde lo puedecomprar. Sería un fantástico regalo de cumpleaños —añadió, con una sonrisa—,porqueséquelotienenaquí,enestaciudad.

Se puso colorado, como cada vez quementía, pero el relojero no lo notó. Lomirabaconinterésycuriosidad.

—¿Cómodicesquesellamaesereloj?Nuncalohabíaoídonombrar.—RelojDafegó.—Bien...haréunallamadayenseguidatecontesto.—Gracias—dijoJonathan.Elrelojeroentróenlatrastienda.Jonathanmiróasualrededormientrasesperaba,

peroapartólavistainmediatamente.Estabaempezandoaodiarlosrelojes.—Deveraux—dijounavoztrasél,sobresaltándolo.Jonathansevolvió rápidamente.Descubrióentoncesaunancianosentadoentre

losrelojes.Sepreguntócómonolohabíavistoantes.—Perdón,¿cómodice?—El reloj se llama Deveraux, y noDafegó—explicó el anciano despacio; su

rostrosellenabadenuevasarrugasconcadapalabraquepronunciaba—.D-E-V-E-R-A-U-X.

El corazón de Jonathan dejó de latir por un breve instante. Después volvió apalpitarconunanuevafuerza.

—Deveraux—repitióelchico,asegurándosedepronunciarlocorrectamenteestavez—.Sí,eseesel relojqueestoybuscando.¿Ustedconoce...?—empezó,perosedetuvoalverqueelancianonegabaconlacabeza.

—Noesunrelojcorriente,no,señor.Losantiguosrelojeroshemosoídohablardeél,perolasnuevasgeneracionescreenquesoncuentosdeviejos.Loqueyosé,yminieto no sabe—señaló con la cabeza hacia la puerta de la trastienda—, es que noencontraráeserelojenningúncatálogodeantigüedades.

—Peroesantiguo,¿verdad?—DelsigloXVII.Unaverdaderajoya,sihacemoscasodeloquedicenlostextos.

Perohacecasitressiglosquenadielohavisto.Jonathanpalideció.—Mehandichoqueestabaaquí.Elviejoriósuavemente.—¿Quién?¿Tupadre,elcoleccionistaderelojes?Jonathanfueareplicar,peronologródecirnada.—No eres el primero que viene preguntando por ese reloj, jovencito, y puedo

www.lectulandia.com-Página34

Page 35: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

imaginarperfectamentequién teenvía.Llevamuchotiempoqueriendoconseguirlo,sí,peroellosocultanbiensussecretos.

—¿Quiénessonellos?Elancianonegódenuevoconlacabeza.—No quieras saberlo, hijo. No deberías meterte en sus asuntos, solo trae

problemas,¿entiendes?Esmejorcerrar losojosyhacercomoqueno teenterasdenada...

—Peronopuedo—poralgunaextrañarazón,Jonathan intuíaquepodíaconfiaren el viejo relojero—. Mi madrastra está en peligro. Solo tengo once horas paraencontraresereloj.

Elviejolelanzóunamiradapenetrante,peroJonathanleyótambiénlacompasiónensusojos.

—Queyosepa,nadiehalogradohastaahorallegaraellos,ymuchomenoshastael reloj Deveraux. Se esconden muy bien. Caminan entre nosotros, bajo nuestromismoaspecto,peronosoncomonosotros.Poresoesmuyprobablequeyasepanqueestásaquí.

—Pero...—Son pocos y están repartidos por todo el mundo—prosiguió el anciano sin

hacerlecaso—,peroungrupodeellosseinstalóhacemuchotiempoenelrecintodela CiudadAntigua. Los viejos lo sabemos. Los jóvenes lo saben, pero no quierencreerlo.Y,sinembargo,esverdad.Asíquetencuidado,hijo.

Jonathanse irguió.Noentendíadel todo laspalabrasdelviejo,peroalgoensuserenamirada ledecíaquenoerandesvaríos seniles,queestabademasiadocuerdocomo para fabular con cosas serias. Se sintió inquieto. En ningúnmomento habíapensadoquebuscarunrelojantiguopudieratraerleproblemas.Peropensóquetalvezelancianoexageraba.

—Tengoqueencontraresereloj—dijolentamente,clavandosusojosenlosdeél.Elviejonosemovió,nidijonada,duranteunpardelargosminutosenlosque

parecióunaestatuadepiedra.—Bueno—murmuró finalmente—.Yo ya te he advertido. Para llegar hasta el

relojDeverauxprimerohabrásdellegarhastaellos.Yyosoloconozcoaunapersonaquelohayalogrado.BuscaaNico,enlasinagoga.

—¿Nico?—Ydateprisa:cierranalassieteymedia.—Pero...—¿Nomehasoído?¡Corre!Jonathandiounpasoatrás,indeciso.Echóunvistazoalapuertadelatrastienda,

de donde procedía el murmullo apagado de alguien que hablaba por teléfono.Despuésmiróasualrededor,perocadarelojmarcabaunahoradiferente.Sevolvió

www.lectulandia.com-Página35

Page 36: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

haciaelanciano.—Muchasgraciasportodo—dijo,ysaliócorriendoalacalle.Apenasunmomentodespués,elrelojerojovensaliódelatrastienda.—Mira, me dicen que ese reloj no...—miró a su alrededor, desconcertado—.

Pero,¿adóndehaido?¿Abuelo?El anciano dormitaba sobre su silla, roncando suavemente, rodeado de relojes,

comosifueraunomás.Sunietomoviólacabezayvolvióaguardarelcatálogoderelojes antiguos. Momentos después, estaba ocupado con otras cosas y ya habíaolvidadoalmuchachoextranjeroquelehabíapreguntadoporelrelojDafegó.

Mientras tanto, Jonathan había sacado de su mochila un plano de la CiudadAntiguaycorríaatodavelocidadhacialasinagoga.

Llegódiezminutosdespuésdelassieteymedia.Lapuertadelasinagogaestabacerrada a cal y canto. El patio se hallaba vacío, a excepción de un tenderete derecuerdoscuyodueñoestabarecogiendoya.

Jonathansintióqueselecaíaelalmaalospies.Avanzóhastalapesadapuertademaderaybuscóuntimbre,unllamador,unaaldaba,unpicaporte,unacampanilla,loquefuera.Peronoloencontró.Desesperado,descargóambospuñoscontralapuerta.

—¡Abran!¡Porfavor,abranlapuerta!—Novaaabrirtenadie,amigo—dijounavoztrasél—.Noquedanadiedentro.Jonathansevolvió.Eldueñodelpuesto,unjovendepieloscurayropadecolores

chillones,lomirabaconcuriosidad.—Pero...perotengoque...tengoqueentrar...arezar.—Vengaya.¿Dequévas?Estoesunaatracciónturística,¿sabes?Hacemilaños

lagenterezabaaquí,peroahoraestávacía.¿Sepuedesaberquétripaseteharoto?Jonathannoentendíamuybienlajergadelvendedor,perosícaptóquesuactitud

no eramuy bien acogida. Abatido, se sentó junto a la puerta. No sabía qué debíahaceracontinuación.Laúnicapistaqueteníasehabíaesfumado.Eltiempolehabíaganadolapartidaunavezmás.

—Hey,compadre—ledijoelvendedor—.Noespara tanto.Vuelvemañana, lasinagoganovaamoversedelsitioestanoche.

—Mañanayaserátarde—respondióJonathanconvozapagada.Peroentoncesseleocurrióunaidea.—¿Túestásaquítodoslosdías?—lepreguntóalvendedor.—Mañana y tarde—respondió él, recogiendo el toldo de su puesto—.Llueva,

nieve o truene.Además de recuerdos, vendo los tiques para entrar en la sinagoga,¿sabes?¡Soyelprimeroenllegaryelúltimoenmarcharse!

—Entonces, talvezconozcasa lapersonaqueestoybuscando—dijo Jonathan,esperanzado—.Mehandichoquepodríaencontrarloaquí.SellamaNico.

Lasonrisadelvendedorseesfumó.

www.lectulandia.com-Página36

Page 37: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—¿Yparaquélobuscas?—preguntóconciertabrusquedad.Jonathan abrió la boca para contestar, pero no dijo nada. Su historia era

demasiadoincreíble,ydeprontoelvendedoryanosemostrabatanamigable.Peroparecía claro que sí conocía a Nico, y Jonathan no podía dejar escapar unaoportunidadasí.

—Porquetengoquehablarconél—dijoconcautela—.Tengounproblemaymehandichoqueélpuedeayudarme.

Elotronodijonada.CerróelpuestoyseacercóaJonathan,muyserio.Elchicoquisoretroceder,peroelvendedorloretuvoporelbrazoysesentójuntoaél.

—Espera,amigo—ledijo—.Hablemos.Jonathansevolvióhaciaélconlosojosmuyabiertos.—¿TúeresNico?Elvendedorsonrió,mostrandounahileradedientesblanquísimosquerelucíanen

sumorenacara.—Asímellaman.Dime,¿quéestanimportante?—Yo...buscounreloj.ElrelojDeveraux.Nicoseencogiódehombros.—Yonosénadaderelojes.¿Quiéntehadichoquepodríaayudarte?Jonathanselodijo.—Eseviejoentrometido—suspiróNico—.Noséquélehahechopensarque...—Dijoquetúereselúnicoquehalogradollegarhastaellos.NicoseabalanzósobreJonathansinprevioaviso,letapólabocaconlamanoy

miróasualrededor, temeroso.Nohabíanadiemásapartedeellosenelpatio,peroestonopareciótranquilizarlo.

—¡¡Mmmpfff!!—protestóJonathan.—¡Ssssshhhh,silencio!¿Esquequieresquenosoigatodoelmundo?Jonathanseloquitódeencima,exasperado.—¡Perosiestamossolos!—¡Calla!Túnotienesniidea.Ellosmebuscan,¿sabes?Porqueunavezcaminé

por las sombras, como ellos.Y están en todas partes. Podrían estar observándonosahoramismo.

—Aquínohaynadiemás,¿sabes?Soloestamosnosotrosdos.Nicosevolvióhaciaél,conunnuevobrillodesospechaenlamirada.—¡Aja!Entonces,¡túpuedesserunodeellos!—Eresunpocoparanoico,¿losabías?—¿Cómosabíasqueyocaminéporlassombras?—¡Nisiquierasédequémeestáshablando!Elrelojeromehadichoquehablase

contigo.—¿Ycómolosabíaelrelojero?¡Vosotrosdos...habéisvenidodeallí!

www.lectulandia.com-Página37

Page 38: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Jonathan se estaba cansando de perder el tiempo con aquel chiflado. En aquelmomento, las campanas del convento anunciaron las ocho de la tarde. «El perro»,pensó,angustiado.«ElperroseinclinaanteelemperadorenelrelojdeQuSui».

SelevantódeunsaltoyNicoretrocedió,asustado.—¡Nomehagasnada,porfavor!—lloriqueó—.¡Teprometoquenuncavolveréa

entrar!—Entrar,¿dónde?Nicosehabíarefugiadodetrásdesutendereteyseguíagimoteando:—¡Teprometoquenoloharémás!Mira,telodevuelvo,¿vale?Jonathan vio que revolvía en una caja que había sacado de debajo del puesto.

Estabatannerviosoquesusdedosnolograbancogerningúnobjeto.—Oye,mira...—empezóJonathan.—¡Tómaloydejadeatormentarme!¡Yanotengonadavuestro,nada,nada,nada!Le lanzó algo brillante. Jonathan trató de cazarlo al vuelo, pero se le escurrió

entrelosdedos.Lorecogiódelsuelo.Noeramásqueunviejomedallónderelievesgastadosqueparecíanrepresentar

algúnantiguosímbolocelta.—¿Quéesesto?SevolvióhaciaNico,peroestesehabíamarchado.—¡Oye,espera!—lollamóJonathan,peronadierespondió.Elchicosuspiró.Seguardóelmedallónenelbolsilloyvolvióa sentarseenel

escalón de la entrada, abatido. De pronto, la ciudad parecía mucho más oscura yamenazadoraqueantes.

«¿Por qué me habrá dicho el relojero que tenía que hablar con Nico?», sepreguntó.«EstáclaroqueeltalNicotienealgunostornillossueltos».

Volvíaaestarcomoalprincipio.Selevantóysealejódelasinagoga.QuisovolveralarelojeríaMoser,peroyano

fuecapazdeencontrarelcamino.Anduvosinrumbofijohastaquesuspasoslollevaronhastaunmiradorsobreel

río.Lavistaquesedominabadesdeallíeramaravillosa.Alotro ladodel ríohabíamontañas y campos, y el mundo parecía un lugar enorme y magnífico. Jonathancontemplóensilenciocómoelsolsehundíatraslasmontañas.

Despuésdiolaespaldaalexterioryvolvióaadentrarseporlascallesdelaciudad,sintiendoqueestaloenvolvíacomounaenormetelaraña.

Pronto,lapenumbraselotragó.

Mientrastanto,nolejosdeallí,alguienloestabaobservando.Paraellosnoresultabadifícilverenladistancia,yahoraseguíanconatencióncadaunodesusmovimientos.

—Estáaquí—dijounodeellosconvozneutra.Los otros asintieron, como si aquellas dos palabras estuviesen cargadas de un

www.lectulandia.com-Página38

Page 39: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

sentidomuchomásprofundo.—Essolounmuchacho—dijootro.—¿Creesqueno representaningúnpeligro?—replicóuna terceravoz,unavoz

femenina, fría y cortante como el hielo—. No lo subestiméis por ser joven einexperto. Ha llegado hasta aquí, y todos vosotros sabéis quién lo envía. Es unintruso.Nosencargaremosdeél,igualquehicimosconlosdemás.

Ninguno de ellos replicó.Ante los ojos de aquellos seres, Jonathan vagaba sinrumboporlascallesdelaciudad,mientraslaúltimauñadesoldesaparecíatraslasmontañas.

www.lectulandia.com-Página39

Page 40: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo5

El atardecer, la ciudad era sombría y amenazadora, y espirales de húmeda nieblaacechabanenlasesquinas,dispuestasatomarposesióndelascallescuandollegaralanoche.Jonathansesentíacadavezmásabatido.Todosloscomercioshabíancerrado,y la ciudad parecía, de pronto, solitaria y abandonada. Las calles estaban mudas,desiertas,muertas,yledevolvíanelecodesuspasos,queresonabancomopisadasdeultratumbasobreelsueloempedrado.

Sedetuvodepronto.Lehabíaparecidooírunarisafemeninaunpocomásallá.Contento por haber encontrado al fin alguien a quien preguntar en aquella ciudaddesierta,Jonathandoblólaesquinaymiróasualrededor.

Perosolohalló,unavezmás,unacallecompletamentevacía.—¿Buscabasaalguien,muchacho?Lavozhabíasonadomuycercadeél,yJonathandiounrespingo,sobresaltado.

Alvolversevioaunhombreapoyadoenlapared.—Losiento.Noleheoídollegar.El hombre esbozó una sonrisa lobuna. Jonathan retrocedió un paso,

instintivamente.Eraun individuomuyextraño.Parecía joven,pero teníael cabellocompletamentegris.Vestíaunaraídalevitadecoloroscuroysusojosrelucíanconunlevebrillorojizoenlasemioscuridad.

—¿Quiénesusted?—Esodependedeti,Jonathan—dijoelhombre,separándosedelapared.Jonathanretrocedióunpocomásylomirócondesconfianza.—¿Cómosabeminombre?Eldesconocidohizoungestodeimpaciencia.—¡Vamos, vamos, Jonathan! Me decepcionas. Un muchacho como tú, con el

valor y la inteligencia necesarios para llegar hasta aquí... ¿Y solo se te ocurrepreguntareso?

Jonathanabriólaboca,peronoacertóadecirnadamás.—Mi nombre no importa, Jonathan —prosiguió el desconocido—. Tampoco

importaloquehagoyoaquí.Lorealmenteinteresanteparaloquenosatañeahoraesmioficio.Mededicoahacertratos.

—¿Tratos?¿Esustedcomerciante?Elextrañolanzóunasiniestrarisagutural.—Enciertomodo.Verás,esmuysencillo.Séexactamentequiéneresyloquehas

venidoahaceraquí.Yestoydispuestoaofrecertealgo.—¿ElrelojDeveraux?Eldesconocidoladeólacabezadeunaformainquietante.

www.lectulandia.com-Página40

Page 41: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Acércate—dijo,pero Jonathansequedódondeestaba—.Ahora—insistióelotro, y sus ojos brillaron de talmodo que en esta ocasión el chico no se atrevió adesobedecer.

—¿Qué...quéesloquequiere?Elhombrelemostrólapalmadelamano.Enellaapareciódeprontounrelojde

arenacuyaspartículasemitíanunsuaveresplandoririsadoqueiluminóelrostrodelsorprendidoJonathan.EldesconocidohizogirarelrelojentresusdedosyJonathanobservó, fascinado, cómo la arena tornasolada se deslizaba por el interior de sureceptáculodecristal.

—¿Quéeseso?—susurró.—Es un reloj. En apariencia, un reloj de arena algo peculiar. Pero, querido

muchacho, laMuerte poseemillones de estos relojes, uno por cada individuo quenace sobre la Tierra. Cada uno de ellos tiene una cantidad determinada de arena.Cuandolaarenadeunrelojdejadecaer,laMuertevaabuscaralapersonacuyavidaacabadeterminarse.Loqueteofrezco,Jonathan,esnadamásynadamenosqueelrelojdetuvida.Mientraslotengasentusmanosyhagascorrerlaarena,vivirás,ylaMuertenopodráalcanzarte.Piénsalobien:teestoyofreciendolainmortalidad.

Jonathansacudiólacabeza,deshaciéndosedelhechizoqueproducíaenéllaarenaluminiscente,ylomiró,algoasustado.

—Estáustedloco.Eldesconocidosuspiróconresignación.—Muybien—dijo,yelrelojdesapareció.Jonathansesintiódeprontomuyvacíoymuysolo.—¡Espere!—dijocasi sindarsecuenta,yel relojvolvióaapareceren lamano

delextraño, iluminandodenuevoel rostrodelchicoconsuperturbador resplandoriridiscente—.¿Lainmortalidad,hadicho?¿Yquéquiereacambio?

—Es sencillo —el reloj se deslizaba de nuevo entre sus dedos, hechicero,fascinante, y la arena tornasolada resbalaba sobre el cristal; en aquel momento, aJonathan no le resultó nada difícil imaginar que estaba compuesta por miles deminúsculosgranosdevida—.Unrelojacambiodeotro.YotedoyestamaravillaytúteolvidasparasiempredelrelojDeverauxymeentregaslaPuerta.

Jonathannoentendiólasúltimaspalabrasdeldesconocido,perosíhabíacaptadoperfectamenteloquelepedíaacambio.

—¡Peronopuedohacereso!Mimadrastra...—Quélástima—dijoelotroconvozmonocorde;apartóunpocolamanoysus

dedosvolvieronaocultarelreloj.Jonathansintióqueloinundabaunaoleadadefuria.—¿Peroquiénsehacreídoqueesusted?¡No juegueconmigo!¿Creequesería

capazdemarcharmeydarlelaespaldaaMarjorieacambiodeunrelojconarenade

www.lectulandia.com-Página41

Page 42: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

colores?¿Porquiénmehatomado?—¡Ah!Bien, eres joven,puedoentenderlo.Pero lagente, sabes, suele tenerun

pánicohorriblealaMuerte.Ellanotienelaculpa,claro,solocumpleconsutrabajo.Perolosmortalesosaferráisdesesperadamentealavida,sobretodocuandolavejezyla enfermedad amenazan con precipitaros en los brazos de la Dama. Imagínate,Jonathan, dentro de varias décadas.Viejo, enfermo, solo. ¿Demasiado lejano en eltiempo?Bien,puesimaginaentoncesqueahoramismotucuerpoalbergalasemilladeunaenfermedadincurable,ytúnolosabes.¿Quépensaríassiunmédicotedijesequevasamorirmañana?¡Oh,no,nomelodigas,conozcolarespuesta!Mebuscaríasdesesperado, invocarías mi nombre y me rogarías que volviese a ofrecerte estepreciadoreloj.¿Noesasí...Jonathan?

Jonathan se estremeció. Su mente había imaginado con espantosa claridad lassituacionesqueeldesconocidolehabíadescrito.Todavíatemblaba.Porunmomentohabíasentidoquerealmenteibaamorirmañana.

Elrelojvolvíaadeslizarseporentrelosdedosdesuinterlocutor.—¿Loquieres?Jonathannodijonada.—Lo quieres —afirmó el desconocido—. Bien. No es difícil de conseguir.

EntrégamelaPuerta,damediavueltaycaminafueradelaCiudadAntigua,ycaminaycamina,ynomiresatrás.Alamanecer,elrelojserátuyo.Yseguiráentusmanosmientrastúyyoseamosbuenosamigos,¿meentiendes?

Jonathanseestremeció.—Creoqueno.¿Quéquieredecirconesode«buenosamigos»?Eldesconocidosonriódemanerainquietante.—Oh,nadademasiadocomprometido.Yotepediríaalgúnpequeñofavor,devez

encuando...Poralgunarazón,Jonathannoseatrevióapedirlequeespecificaramás.—¿Cómoséquenomeengaña?¿Cómopuededemostrarqueestees,realmente,

elrelojdemivida?—Engañarestáenminaturaleza,Jonathan,perosiemprecumploconlopactado.

Ynonecesitodemostrártelo:túsabesqueescierto.Jonathancontemplóunavezmáselrelojdearena.Losentíapalpitaralritmode

supropiocorazón,ycomprendióque, sin lugaradudas,yporextrañoe imposibleque pareciese, aquel hombre le estaba diciendo la verdad.Con los ojos fijos en elreloj, se preguntó,maravillado, cómo sería vivir para siempre y poder asistir a loslogros de la humanidad. Siempre se había preguntado cómo sería el mundo cien,doscientos,milañosdespués.Siemprehabíaqueridodisponerdel tiemposuficientecomopararecorrertodossusrinconesyleertodosloslibrosqueexistían.

Sin embargo, había en aquel individuo algo demasiado inquietante como para

www.lectulandia.com-Página42

Page 43: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

confiar en su ofrecimiento. Un vago recuerdo de algo pasado había estadomartilleándole en los límites de la conciencia, una y otra vez, desde que eldesconocido pronunciara la palabra «inmortalidad». En aquelmomento lo recordóconclaridad.

Laspalabrasdelmarqués.«Estereloj—habíadicho—fuepartedeunsiniestropacto.Unavez,unhombre

vendiósualmaaldiabloacambiodelainmortalidad.Lefueentregadoestereloj,quemediría laduracióndesuvida.Mientras laarenacorrieseensu interior,elhombreviviría.Cuandolaarenasedetuviese,moriría.Loúnicoqueteníaquehacereradarlelavueltaunayotravez,hastaquesecansasedeserinmortal.»

Degolpe,Jonathancomprendiómuchascosas.Alzólacabezaymirófijamentealdesconocido.

—¿Quiénesusted?—¿Quéimportaeso?Loimportante,Jonathan,esloqueteestoyofreciendo.Jonathandiounpasoatrás.—¡Aléjesedemí!¡Noquieronadadeusted!El extraño suspiró de nuevo y se encogió de hombros. El reloj desapareció

definitivamente.—Túlohasquerido—dijo—.Loharemosdelamaneradifícil.AlgoensuexpresiónalertóaJonathan,locualfueunaverdaderasuerte,puesto

que cuando el desconocido saltó sobre él con un escalofriante aullido, el chico yahabíadadomediavueltaycorríacalleabajocontodasualma.

Peroellonolehabíaimpedidoverlapavorosatransformacióndeaquelhombre,que se había convertido en un horrible demonio cuyos ojos lucían como carbonesencendidos.Ahoracorríatrasélconsusenormesalasmembranosasdesplegadasysulargacolabatiendoelaire.

Jonathannoquisomiraratrás.Corrióycorrió,desesperado.Oyóunbatirdealastrasél,ysupo,horrorizado,queeldemonioloalcanzaría.

Desembocóenunaplazapresididaporuna imponentepuertagótica.Lasagujasmás altas del edificio parecían pinchar las primeras estrellas, pero Jonathan no separóamirarlas.Lapuertaestabaabierta;porellasecolabaunresquiciodeluz.

Jonathantratódealcanzaraquellapuerta.Eltiempoquetardóencruzarlaplazaseleantojóeterno.Cuando,conunchillido,eldemoniocayósobresuespaldayloderribó,Jonathandiodebrucescontralapuertademaderayseprecipitóenelinteriordelasala.

Y,depronto,eldemoniodesapareció.Jonathan no se atrevió a abrir los ojos hasta un par de minutos después,

sorprendidodecomprobarqueseguíaconvida.Almirarasualrededor,locomprendió.

www.lectulandia.com-Página43

Page 44: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Lapuertaqueacababadecederbajosuempujeeraladelaentradaprincipaldelacatedral.

AJonathandeberíahaberleextrañadoquesiguieseabiertaaaquellashoras,perohabía vivido tantas cosas extraordinarias en tan poco tiempo que ni siquiera se loplanteó.Cojeando,entróenlaiglesia.Inmediatamenteseviobañadoporlacálidaluzde los cirios, y el silencio del templo lo envolvió y lo reconfortó, ahuyentando elterrorquesehabíaadheridoasupielysehabíainstaladoensucorazón.Fueraloquefueseaquellacriaturaquelohabíaatacadoparecíaquenoseatrevíaaseguirlohastaallí,Jonathannuncahabíasidomuyreligioso,peroavanzóhastaunodelosbancosysesentó.

Cuando los latidos de su corazón recobraron su pulso habitual, miró a sualrededor.Lacatedralera inmensa,yestabavacía.Sualtísimo techo,sostenidopornervaduras entrecruzadas, se perdía en la penumbra.Poderosospilares protegían lanavecentralyconducíanhastaelaltaralfielqueentrabaallíbuscandoaDios.

Jonathansuspirócasiimperceptiblemente.Entoncesdescubrióunanotadecoloren las primeras filas, y se dio cuenta de que no estaba solo.La figura que rezaba,arrodilladaanteelaltar,vestíaunospantalonesvaquerosconpetosobreunacamisetaderayas.Llevabaelcabellopelirrojopeinadoendos trenzasque lecaíansobre loshombros.

Jonathan no pudo ver su rostro, puesto que estaba de espaldas a él, pero teníaaspecto de ser una chica muy joven, probablemente una niña. «Tal vez deberíaimitarla»,pensó.«Talvezdeberíarezar,aquienquieraquepuedaescucharme,paraquetodossalgamosvivosdeestalocura».

Peronosemovió.Simplementecerrólosojosyenterróelrostroentrelasmanos.«¿Qué debo hacer ahora?», pensaba. «¿Dónde he de buscar? ¿Cómo voy adefendermedeundemonio?».

Sintiódeprontounamanosobresuhombro,ysesobresaltó.Alzólamiradayviojuntoaélalachicadelaprimerafila.Eramayordeloquehabíasupuesto,talvezdesu edad, pero la ropa que vestía eramuy infantil. Sujetaba su cabello rojo con unpañuelodecoloreschillones,quellevabaamododediadema.Alaluzdeloscirios,susojosteníanunatonalidadindefinida.

—Vanacerrar—dijoellaenvozbaja.Jonathannosemovió.Elpánicoloinundódenuevo.Sisalíadelacatedral,eldemoniopodíaatacarlodenuevo.

—Vamos—insistiólachica—.¿Nomehasoído?¿Oesquenohablasmiidioma?—Noquierosalir—dijoJonathan.Inmediatamente se sintió estúpido. En aquel lugar el demonio parecía lejano e

irreal,yélsabíaquelamuchachanoibaacreerlosileexplicabatodoloquelehabíapasado.

—Puesnovanadejarquetequedesaquí,¿sabes?

www.lectulandia.com-Página44

Page 45: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Un poco a regañadientes, Jonathan asintió y se levantó en silencio. Los dossalieronde lacatedral.Denuevoen laplaza, lachicaaspiróelairedelcrepúsculo.Jonathan no se atrevió a separarse del umbral, aunque la puerta se cerró tras él,sobresaltándolo.Entoncessediocuentadequeyacasieradenoche.Desalentado,sesentóenelescalóndelapuertagóticaydejócaerloshombros.

—¿Teencuentrasbien?—dijoella.Sehabíaacuclilladojuntoaél,yloobservabaconcuriosidad,ladeandolacabeza,

conlosojosmuyabiertos,comounaniñapequeña.—MellamanEmma—sepresentó—.Noeresdeaquí,¿verdad?¿Tehasperdido?—No...bueno,sí.Nolosé.—¿No lo sabes? ¿Adónde quieres ir?Conozco la ciudad como la palmademi

mano—sonrió—.Puedollevarteadondequierasenunsantiamén.—Sisupieraadóndeir,seríasdemuchaayuda—dijoJonathan,demalhumor—;

perotengoqueencontrarunacosa,ynosédóndebuscarla.Yademás...Sequedócallado.Noseatrevíaahablarledeldemonioquelehabíaofrecidola

inmortalidadencerradaenunrelojdearena.LasonrisadeEmmaseensanchó.—¡Entonces,yoséquiéntepuedeayudar!Jonathanlamiróinterrogante,peroellanodijomás.Selevantódeunsaltoyse

alejóunospasos.Sedetuvoysevolvióhaciaelchico.—¿Aquéesperas?¡Vamos!—¿Adónde?Emmahizoungraciosogestodeenfado.—¡Perosiyatelohedicho!Jonathanabriólabocaparareplicar,peroellalocogióporlasmanossinprevio

avisoytiródeélparalevantarlo.—¡Hey!¿Quéhaces?—¡Arriba,arriba,quesehacedenoche!—canturreóEmma—.Sinonosdamos

prisa,ellaseiráaotrosótano,yyanopodremosencontrarla.—¿Quiénseirá?—¡Ella!Lamujerquetienerespuestasparatodaslaspreguntas—sonriódenuevo

—. Bueno, para casi todas—lo miró, divertida—. Si no tienes la menor idea dedóndebuscar,entoncesnopierdesnadaporpreguntarle,¿verdad?

Jonathanlopensó.Enalgúnlugardelanocheseocultabaundemonioquequeríamatarlo,peroélhabía rechazado la inmortalidadparacontinuarconsubúsqueda,ynolograríanadaquedándosebajolasombradelacatedralmientraseltiempopasabay el reloj deQuSui sorbía lentamente el alma deMarjorie. Por otro lado, aunquepudiera parecer cobarde, si tenía que alejarse de la catedral, prefería estaracompañadoquesumergirsedenuevosoloenlaoscuridad.

www.lectulandia.com-Página45

Page 46: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Supongoqueno—dijoporfin,encogiéndosedehombros.Procurando no perder de vista la colorida silueta de Emma, Jonathan volvió a

adentrarseenlasoscurasylaberínticascallesdelaciudad.

ElmarquésrecorríapensativoelMuseodelosRelojes.Variasvecesaldíaexaminabatodos y cada uno de ellos para asegurarse de que funcionaban perfectamente y nohabía una solamotadepolvo enningúnmecanismo.Erauna tarea lenta y pesada,peroelmarquéslaemprendíacadadíaconigualmimoyentusiasmo.Sedetuvounmomentoenelcentrodelasala.

Erancasilasdiez.En aquelmomento,Basilio entró en la estancia. Elmarqués lo vio, pero no le

prestóatención.Elviejomayordomosequedóenlapuerta,esperando.Entonces,losrelojesdieronlasdiez.Denuevoaquelestruendosocorodecampanadasycucússeapoderódelasala.El

marqués ladeó la cabeza, cerró los ojos y lo escuchó, extasiado. Basilio seguíaesperando.

Cuandotodovolvióalanormalidad,elmarquésabriólosojosymurmuró:—¿Sabesporquémegustanlosrelojes,Basilio?Elmayordomo lo sabíamuybien,pero calló.También sabíaquealmarqués le

gustabaresponderélmismoaaquellapregunta.—Me gustan los relojes —prosiguió el marqués— porqué me recuerdan que

existeeltiempo.Basiliodesviólamirada.Elmarquésparecióvolveralarealidad.Sevolvióhacia

elmayordomo,yestesupoquehabíacaptadosuatención.—Señor—carraspeó—,elseñorHadleydeseahablarconusted.Elmarquésfruncióelceño.—¿Hadley?Esdecir,queyasehacansadodelloriquear...Basiliocarraspeódenuevoysehizoaun lado.UnBillHadleyhoscoypálido

entróenlasalatrasél.—Marqués—dijo—.¿Dóndeestámihijo?—Hatardadoenpercatarsedesuausencia,¿verdad?Suhijohaidoabuscaralgo

paramí.Algoquepodríasalvarelalmadesuesposa.Billabriólaboca.Parecíaqueibaaresponderconunodesusexabruptos,perose

lopensómejorypreguntó,contodalaeducacióndequefuecapaz:—Y...eh...¿cuántocreequetardará...señormarqués?Elmarquéssonriólevemente.—Tendría que estar de vuelta antes del amanecer. Si no, me temo que será

demasiadotardeparaMarjorie.ObservócómoseibadibujandolaansiedadenelrostrodeBillHadleymientras

sumenteasimilabaaquellainformación.

www.lectulandia.com-Página46

Page 47: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—¿Qué...quéesesoquetienequebuscar?Elmarquéssonriódenuevo.—Un reloj.No,nomemirede esa forma.Siun reloj ha robadoel almade su

esposa,noesdescabelladopensarqueotrorelojpodríadevolvérsela.Vengaconmigo;se lo explicaré con más calma, ya que veo que ahora sí está usted dispuesto aescuchar,ydepasoveremosquétallevaaljovenJonathanenlaCiudadAntigua.

Bill siguió almarqués de nuevo hasta la cámara de los relojes extraordinarios.Marjorie continuaba inconsciente, en lamismaposición en que sumarido la habíadejado, pero en el reloj de Qu Sui la figura del jabalí se alejaba lentamente delemperador.

Elmarquéssedetuvo,yBillestuvoapuntodetropezarconél.RetrocedióunospasoscuandovioquesehabíaparadofrentealrelojdepéndulodeBarun-Urt.

—Hace usted bien —dijo el marqués con una risa breve—. Pero no se vayademasiadolejos,onoveránada.

Bill iba a replicar, pero se percató entonces de que el marqués estaba muyinteresadoenlaesferadelreloj.

—¿Quéestáhaciendo?¿Porqué...?—ElrelojdeBarun-Urtesunaventanaabiertaalespacio-tiempo.Niyomismohe

descubierto aún todas sus posibilidades, pero no creo que tenga amalmostrarnosalgotanmodestocomoelpresentedeunmuchachoquesemuevecercadenosotros,alotroladodelrío.

A medida que iba hablando, algo extraño sucedía en la esfera del reloj, quecambiódetonalidadvariasveces.Losnúmerosylasmanecillassedifuminaronhastadesaparecerporcompleto,ylaesferaseconvirtióenunaespeciedepantallacircularenlaqueunaimagenoscurafuecobrandocadavezmásnitidez.

Billjadeó,sorprendido.Laesferadelrelojmostrabaadosjóvenescaminandobajolasestrellasporcalles

húmedasyempedradas.UnodeelloseraJonathan.—¡Es...mihijo!—Elmuycondenadohapasado—murmuróelmarqués,conunaextrañasonrisa

desatisfacción—.Esmáslistodeloqueyocreía.—¿Quiénesella?—preguntóHadley.LosojosdelmarquésseclavaronenlaimagendeEmma,queseestremeciócasi

imperceptiblemente,comosihubiesesentidosumirada.

www.lectulandia.com-Página47

Page 48: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo6

Jonathanseparódeprontoymiróasualrededor,desolado.Sesentíacompletamenteperdido. Todo estaba oscuro, y el chico se preguntó si era normal que no hubieseiluminaciónenaquellazonadelaciudad.Emmasevolvióparamirarlo.

—¿Quépasa?—Oye—jadeóJonathan—.Todaslascallespareceniguales.¿Estásseguradeque

sabesadóndevas?Ellasedetuvodeprontoysevolvióhaciaél,conlosojoscentelleantes.Parecía

ofendida.—Claroquesí.Vivoaquídesdehacemuchotiempo,yate lohedicho.¿Quéte

pasa?¿Esquenotefíasdemí?—No es eso—lo cierto era que Emma le parecía la única persona normal de

todaslasquehabíaconocidoenlaCiudadAntigua—.Esquemedalasensacióndehaberpasadovariasvecesporelmismositio.

Emmarióalegremente.—Esoesporquetodaslascallessonmuyparecidas,yademásnohayfarolasen

estapartedelaciudad.Túmismolohasdicho.Alosquenosondeaquílesresultamuyfácilperderse.Peronotepreocupes,estamosllegandoya.¿Vesesaluz?Esahí.

Jonathanmiróhaciadondeellaleseñalaba.Unpocomásallá,unleveresplandorvioláceo iluminabaelcallejón.Alacercarse,elchicovioque la luzproveníadeunventanucoa rasde suelo.Quisoasomarseamirar, peroEmma tiródeélhastaunaescaleraquebajabahaciaunsótano.Descendieronporellahastallegaraunapuertapequeñayoscuraqueolíaintensamenteaalgoparecidoahierbamojada.

—Hiedra,déjanospasar—dijoEmma.Algosemoviójuntoalapuerta,yJonathanvioentoncesque,enelsuelo,juntoal

umbral, estaba sentadaunamujerpequeñayarrugadaqueseenvolvíaenun líodemantasverdes.

—¿Quién es?—preguntó con voz apagada—. Oh... —dijo al ver a Emma—.Disculpad.

Sehizoaun ladoconpresteza,yelolorahierbamojada lasiguió.Unrayodeluna se reflejó en su cara, y a Jonathan ledio la sensacióndeque supiel teníaunciertotinteaceitunado.

—¿Habéisvenidoaverlaaella?—preguntóHiedra.—¿Puederecibirnos?—preguntóEmmaasuvez.—Sabesquesí—susojillos,brillantesyoscuros,sefijaronenJonathan,quese

removió,incómodo—.¿Yél?—Vieneconmigo—replicóEmma,comosiesoloexplicasetodo.

www.lectulandia.com-Página48

Page 49: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Hiedra no dijomás. Se levantó pesadamente—Jonathan se apartó para dejarlapasar—ysubióconlentitudlasescalerashastalacalle,arrastrandosufardoderopatrasdesí.

Emmaesperóaquesealejara.CuandoHiedradesaparecióenlaoscuridad,aquelpeculiarolorsefueconella.

—Bien,listo—suspiróEmma.Empujó la puerta y esta se abrió. Entró en la habitación que había detrás.

Jonathanlasiguióhastaunvestíbulooscuro.—Hum...¿Emma?—¿Sí?—Esamujer...—¿Quién,Hiedra?—Sí,ella...¿noeraunpocorara?—No le hagas caso, no es mala gente. Solo se siente un poco perdida.

Destruyeronsubosque,¿sabes?Incendios,talas,todoeso.Seharefugiadoaquí,perosabequenopuedequedarseparasiempre.Loquepasaesquetienemiedodevolveraempezarenotrobosque.Porsilevuelveapasar.

—Ah,claro—murmuróJonathan—.Comprendo.Perolociertoeraquenocomprendíagrancosa.Quisohacermáspreguntas,pero

Emmaseguíaavanzando,yJonathannotuvomásremedioqueirtrasella.Elvestíbulodiopasoaunapequeñasaladetechobajo,iluminadaporaquellaluz

violácea que el chico había distinguido desde la calle, y que provenía de un buennúmerodeextrañasvelasdellamaazuladaquesehallabandesperdigadasportodalahabitación. Gruesas alfombras recubrían el suelo, y tapices de intrincados dibujosdecorabanlasparedes.Losúnicosmuebleseranunapequeñamesaredonda,cubiertaporunpañodeterciopelo,ytrestaburetes.Enunodeellossesentabaunamujercuyorostroquedabaveladoporlassombras.

—Buenasnoches—saludóEmmaeducadamente.—Buenasnoches—respondiólamujerconvozsuave—.Pasadytomadasiento.Obedecieron.Cuandoambosestuvieronsentadosfrentealamesa,Emmadijo:—Estechicoandabuscandoalgo.¿Puedesayudarlo?La mujer no dijo nada, pero se inclinó ligeramente hacia adelante para verlos

mejor, y Jonathanpudo apreciar entonces sus rasgos.Tenía el rostro ovaladoy losojosligeramenteachinados,yllevabaelpelomuycortoydecolorvioleta,comolaluzqueemitíanlasvelas.

—¿Deverdadpuedeayudarme?—Puedodecirtequiéneres,dedóndevienesyadóndevas—respondiólamujer

—.Nosésiesoteservirádealgo.Jonathanseencogiódehombros.

www.lectulandia.com-Página49

Page 50: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Buscounreloj—dijo—.LollamanelrelojDeveraux,yesmuyimportantequeloencuentreantesdelamanecer.Séquepareceunalocura,perosiustedpuededarmealgunapista...

Jonathansecallódeprontoaldarsecuentadequelamujernoloescuchaba.Sesintiómolestoalprincipio,peroentoncesvioqueparecíamuyconcentradaenalgoqueteníaentrelasmanos,ylaobservóconcuriosidad.

Laviobarajarunmazodecartasydepositarlofrenteaél.—Corta—dijosolamente.Jonathanobedecióautomáticamente.Entonceslamujertomódenuevolabarajay

comenzóadisponerlascartassobrelamesa.Jonathanvioqueerancartasdeltarot.—¿Qué...quésesuponequeestáhaciendo?Ella siguió colocando las cartas, sin prestar atención al tono indignado del

muchacho.—¿Vaaleermeelfuturoenlascartas?—casigritóJonathan—.¿Mejuegolavida

buscandounrelojyaustedsoloseleocurreecharmelascartas?EmmacogióaJonathanporelbrazo,confirmeza.—Cállate,Jonathan.Vasaofenderla.Perolamujernoparecíaofendida.Centrabasuatenciónenladisposicióndelas

cartas.—Estoesincreíble—bufóJonathan,demodomuyparecidoacomosolíahacerlo

supadre—.Mehastraídoaveraunaadivina.—La Echadora de Cartas es mucho más que una adivina—replicó Emma—.

Sabes,hubounaépocaenquehabíasibilasyprofetisas,ylagenteimportantenoseatrevíaatomardecisionesseriassinconsultarconellas.

Jonathanabriólabocaparadeciralgo,perolaEchadoradeCartasalzóunamano,pidiendosilencio,aunquesinapartarlavistadelosnaipesquehabíacolocadosobrelamesa.Jonathansuspiróconimpaciencia.

—Perdidoysinrumbo—dijoentonceslamujer.—¿Cómodice?Peroellaseguíaconcentradaenlascartas.Habíanueve,yestabandispuestasen

forma de cruz. La carta colocada en la intersección de los dos brazos de la cruzrepresentabaaunaespeciedebufónquecaminabaconunhatilloalhombro.

—EselLoco—dijoEmma;miróalaEchadoradeCartas—.ElLocoesquienvaperdidoysinrumbo,¿verdad?

Ellaasintió.—Setratadeunacriaturaqueparecenovivirenlarealidad;unacriaturaaquien

nadie toma en serio, y que vaga de un lado a otro sin saber qué busca, ni adóndequierellegar.

Alzólacabezaysusojos,deunextrañocolorvioleta(¿seríaunreflejodelaluz

www.lectulandia.com-Página50

Page 51: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

delasvelas?),seclavaronenél.—ElLocoerestú,muchacho.—Yoséloquebusco—protestóJonathan.—Tú crees saber lo que buscas —corrigió la mujer—, pero no lo sabes en

realidad.Yandasvagandodeunladoaotro...Perohaymás.Muchomás.Volvióaestudiarlascartas.—Unhombrepoderosoydominantecontrolatupasadoreciente.—¡ElEmperador!—susurróEmma.Le mostró a Jonathan la primera carta del brazo horizontal de la cruz.

Representabaaunrey,concetroycorona.Poralgunarazón,Jonathannopudoevitarpensarenelmarqués.Mirólascartas

conmásatenciónyseestremecióalverlaquehabíaentreelEmperadoryelLoco.EraelDiablo.Sacudiólacabeza.Noeramásqueunacasualidad.LaEchadoradeCartasseguía

inclinada sobre el tapete, y su rostro mostraba una expresión de profundaconcentración.

—ElpresentedelLoconoesfavorable—susurró—.ElMalrondaentornoaél.Yhayalguienquequiereconfundirleyengañarle.

—¿EselDiablo?—preguntóEmma;parecíafascinadacontodoaquello—.¡Oh,no,yaveo!Jonathan,tienesalaLunajustosobretucabeza.

SeñalólacartaquehabíajustosobreladelLoco.Enunaestampanocturna,dosperrosaullabanaunaLunaquelosobservabaclavadasobreelcielodelaciudad.

—LaLunacambia,varía,semuestrayseoculta—asintiólaEchadoradeCartas—. La Luna es engañosa. Ella es, en gran medida, la responsable del estado deconfusióndelLoco.

—LaLuna—repitióJonathan,comoparaasegurarsedequehabíaoídobien.—La Luna es hermosa, sí —prosiguió la Echadora de Cartas, impertérrita; si

había percibido el escepticismo de Jonathan, o no le importaba o lo disimulabarealmentebien—.Peropocofiablecomoguía.Todoviajerosabequelasestrellassonlaluzquellevaabuendestino—añadió,volviendolamiradahaciaEmma.

Lachicaparecía,sinembargo,másinteresadaenlascartas.—Echadora,¿quéeseso?—preguntó,señalandolacartaqueestabajustobajoel

Loco—.NoserálaMuerte,¿verdad?La adivina asintió sin una palabra. Jonathan reparó entonces en la carta que

representaba al esqueleto con guadaña. Un tenso silencio había caído sobre lahabitación,yJonathantratódequitarleseriedadalasunto.

—Bien,mealegroentoncesdetenerlaMuerteamispiesynosobremicabeza.—Perotencuidado,hijo—dijolaEchadoradeCartas—.LaMuerte,laLunayel

DiablorondanalLocoestanoche.Nosonbuenosaugurios.

www.lectulandia.com-Página51

Page 52: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Jonathan miró a Emma, y le sorprendió ver que parecía muy impresionada;inclusohabíapalidecido.

—Oye,¿quétepasa?Nocreerásquevoyamorirestanoche,¿verdad?Perorecordóaldemonioyseestremeció.Emma reaccionó y le brindó una cálida sonrisa que a Jonathan le pareció

encantadora.Esqueamínuncamehasalidoesacarta.Porsomeheasustadounpocoalverla.—Bueno,puesolvidémonosdeella—decidióJonathan—.¿Quéhaydelasotras

cartas? ¿Todas las de la fila vertical hablan demi presente? ¿Y eso es un hombreahorcado?

Señaló lacartaquehabíabajo lade lamuerte,yquerepresentabaaunhombrequecolgabadeunacuerdacabezaabajo.

—El Colgado es un ser que intenta avanzar hacia adelante, pero que se haquedado estancado en alguna parte—susurró la Echadora de Cartas—, porque hadejado un asunto pendiente. Es alguien fuera de lugar, en un tiempo que no lecorresponde. Se ha quedado anclado en un punto del camino y no logrará avanzarhasta que no solucione aquello que quedó por resolver. El Colgado es otra de lascriaturasquepueblanelpresentedelLoco.

JonathanibaapreguntarquéteníaqueverconélelColgado,peroEmmahabíaconcentrado su atención en la última carta de la fila vertical. Representaba a unhombrequetrabajabacondiversosobjetossobreunamesa.

—ElMagoesunabuenainfluencia,¿verdad?—dijo.—La carta está colocada en el extremo opuesto a la de laLuna—murmuró la

adivina—y,aunquelaLunaestémáscercanaalLoco,elMagotambiénpuededejarsentirsupoder.

—¿QuéesexactamenteelMago?—quisosaberJonathan.—Un hombre que trabaja y hacemaravillas—fue la respuesta—. ElMago ha

encontradorespuestasensucorazóny lasaplicaenelmundoreal,creandoobjetosprodigiososque sonunamuestra de su entusiasmopor losmisterios de la vida.ElMagopuedeenseñaralLococuálessuverdaderocamino.

LaEchadoradeCartascalló.EntoncesJonathandijo:—Si es esemi futuro, lo siento, pero nome ha aclarado nada.Yo solo quería

saber...—No—cortóEmma—.ElEmperadoryelDiabloseñalantupasadoreciente.La

Luna, laMuerte,elColgadoyelMagogiranentornoa tupresente.Peroestasdosúltimascartas—señalólasdelbrazoderechodelacruz—marcantufuturo.

Jonathan miró a la Echadora de Cartas, pero a ella no parecía importarle queEmma se entrometiese.El chico se inclinó sobre las cartas con curiosidad.La queestabainmediatamentealaderechadelLocorepresentabaaungrupodepersonasque

www.lectulandia.com-Página52

Page 53: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

parecían despertar al sonido de la trompeta que tocaba un ángel que bajaba de lasalturas.Lasiguientecartamostrabaaunhombreviejocontúnica,talvezunmonjeounsabio,quesosteníaunfarolenalto.

—ElJuicioyelErmitaño—susurróEmma.—Tu futuro está marcado por un despertar, un cambio—dijo la Echadora de

Cartas—.Setratadeunatomadeconciencia,perotambiénunadecisiónquepuedeafectarseriamentealdestinodelLoco...parabienoparamal.

—Puesquébien—comentóJonathan,conescasoentusiasmo.—Ladecisióncorrecta—añadiólaEchadoradeCartas;suvozparecíaelsuave

ronroneodeungato—puedeconducirteaunapersonaquetienelasrespuestasatuspreguntas.Setratadeunserconbuenasintenciones,peroentregadoasubúsqueda.

—¿Búsquedadequé?—Derespuestas.Desoluciones.Desímismo.ElErmitañoesunhombrebueno,

pero torturado por las dudas.Es alguien que busca fuera de símismo lo que debebuscarensuinterior.

—Merecuerdaunpocoamímismo—comentóJonathan—.¿EstáustedseguradequeyosoyelLocoynoelErmitaño?

—El Ermitaño—prosiguió ella sin hacerle caso—, es el final del camino. LaMuerte,elDiablo,laLuna...sonobstáculosqueelLocoencontraráensucamino,yquepuedenhacerletropezar;pero,silossupera,estarápreparadoparaenfrentarsealJuicio. Y detrás del Juicio está el Ermitaño. Las preguntas del Ermitaño son lasrespuestasdelLoco.LaspreguntasdelLocosonlasrespuestasdelErmitaño.Ambosseresdebenencontrarseparaqueelcírculosecierre.

Jonathancerrólosojosyrespiróhondouna,dos,tresveces.Despuéslosabriódenuevo,selevantóbruscamenteydijo:

—Siesoestodo,metemoquelosdoshemosperdidoeltiempo.Sisuscartasnopueden contarme nada acerca del reloj Deveraux, entonces no me sirven de granayuda. Mi madrastra se está muriendo, y el tiempo se agota, así que adiós. Memarcho.

Dio media vuelta y atravesó la estancia hasta el vestíbulo. Abrió la puerta yempujósinquereraHiedra,quehabíavueltoaacomodarsealpiedelasescaleras.Lamujer, sin embargo, estabaprofundamentedormida, y nopareciónotarlo. Jonathansaltóporencimadelfardoderopajesquelaenvolvía,subiócorriendolasescalerasyseencontródenuevoenlacalle.

—¡Unaadivina!—resoplóBillHadley—.¡Marjorieestáalbordedelamuerteyamihijosoloseleocurreconsultaraunaadivina!¡Eseinútilcabezahueca...!

Elmarquéssevolvióparamirarlolargamente,comoevaluándolo.—¿Creequeustedloharíamejor?—¡Porsupuestoquesí!Mihijo,sabe,esunbuenchaval,peroconlacabezallena

www.lectulandia.com-Página53

Page 54: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

depájaros.Nose lepuedeconfiarnadaimportante.Pormuchabuenavoluntadqueponga,notieneagallas,notienetempleparaterminarnada.Ymuchomenos...

—Entonces,vayaustedmismoabuscarelrelojDeveraux—sugirióelmarqués.Billvaciló.EchóunvistazoalcuerpoinertedeMarjorie.Noqueríadejarlasola

enaqueltétricoMuseodelosRelojes.Elmarquésvolvióacentrarseenlaimagendelaesfera.

—No semoleste, señorHadley—dijo con voz neutra—.No pierda el tiempo.UstednolograríallegaradondeseencuentraJonathan.Metemoqueelalmadesuesposadependedeél.

Billhinchóelpecho,heridoensuorgullo.—¿Porquiénmetoma?¡Yalehedichoquemihijoesuninútil!Aestasalturas,

yoyahabríaencontradoesereloj.¡Yselodemostraré!Elmarquéssevolviódenuevohaciaélyloobservódetenidamente.—¿Estáustedsegurodeloquedice?—Completamente.Yahoradígame,¿quéaspectotieneesecondenadoreloj?El marqués no respondió, pero clavó la vista en el reloj de Barun-Urt. Casi

inmediatamente,laimagencambióparamostrarunacuriosaescena:elinteriordeunaenorme sala, lujosamente adornada, de techos altos y grandes ventanales, llena degenteypresididaporunestradoconunamesacubiertaporunmanteldeterciopelo.Hadleyseacercóparamirar.

—¿Quéeseso,unafiestadedisfraces?—preguntó,ceñudo,alverlaspelucasylascalzasquelucíanloshombres,ylaslargasfaldasdelostrajesdelasseñoras.

Elmarquéssonrióindulgentemente.—No, señorHadley, no esuna fiestadedisfraces.Loque estáustedviendoes

algoquesucedióenelpasado.LaúltimavezqueelrelojDeverauxfuevistoporojoshumanos.Hacecasitressiglos.

BillHadleyobservólaescenaconmásinterés.—Pareceunasubasta.—Es una subasta —corroboró el marqués—. Fíjese en el objeto que sale a

continuación.Hadley vio cómo colocaban sobre el mantel un deslumbrante reloj de mesa,

adornadoconfigurasdeoroycuajadodepiedraspreciosas.—ElrelojDeveraux—dijoelmarqués,ysuspalabrasterminaronenunaespecie

desuspiroanhelante.Hadleyhabíaabiertounosojoscomoplatos.—¿Esdeoropuro?—Sí, pero eso es loquemenosdebería importarle a usted ahora.Suverdadero

valor radicaenqueescapazdecontrarrestar losefectosdel relojdeQuSui.No loolvide.

www.lectulandia.com-Página54

Page 55: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Hadleysevolvióhaciaelmarqués,suspicaz.—¿Cómoséquenomeengaña?—Nopuedesaberlo.Perodetodosmodosnotieneelección,¿verdad?Hadleyabriólabocaparareplicar,perosusojosseposaronenelcuerpoyacente

de Marjorie y en el terrorífico orbe desde donde él la había oído pedir ayuda.Palideciósinpoderevitarlo.

—Yaherespondidoasupregunta—dijoentonceselmarqués—.YasabecómoeselrelojDeveraux.¿Todavíaquiereirabuscarlo?

La imagen del Barun-Urt volvió a cambiar, y su esfera mostró de nuevo lasoscurascallesdelaciudadqueescondíaelsecretodeaquelextraordinarioreloj.

Hadley vaciló un momento, pero no tardó en presentar de nuevo su aspectoaltaneroydesafiante.

—Porsupuesto.Yleaseguroquenotardaréenvolver.Elmarquésno semoviónidijonadamientrasBill se acercabaadespedirsede

Marjorie—evitandomirarlanieblacambiantedelorbedelreloj—yseencaminabaalapuertadelahabitación.Perounavezallí,elpadredeJonathansevolviódenuevohaciaél.

—Señor marqués... siento curiosidad por esa imagen de la subasta que me hamostrado.Eltipodelaprimerafilaseparecíabastanteausted.

—¿Deveras?—replicóelmarquésconcalma,sinapartarlavistadelaesferadelreloj—. Tal vez fuera un antepasado mío. La pasión por los relojes me viene defamilia,¿sabe?

Bill fue a decir algo, pero finalmente se encogió de hombros y salió de lahabitación. El marqués no se movió, y tampoco hizo el menor gesto cuando oyócerrarse la puerta principal, ni cuando entró Basilio a comunicarle que el señorHadleysehabíamarchado.Susojosseguíanfijosenlaesferadelreloj,dondeEmmacorríatrasJonathanparaalcanzarlo.

—Esachica...—dijosolamente.ABasilionolegustóeltonodesuvoz.

www.lectulandia.com-Página55

Page 56: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo7

—¿Se puede saber qué te pasa?—dijoEmma; sus ojos echaban chispas—.Hassidomuygroseroconella,¿sabes?

—¡Déjameenpaz!—Jonathanselasacudiódeencimabruscamente—.¡Lasdosestáislocas!TodasesastonteríassobreelJuicio,elLoco,laMuerte...

—¡No son tonterías!—protestó Emma—. ¡Y no deberías hablarme así! ¡Solointentabaayudarte!

Jonathan abrió la boca para replicar, furioso, pero se lo pensó mejor. Se diocuenta de que Emma tenía razón. Él, que siempre había creído en lomágico y loextraordinario,seestabacomportandocomohabitualmentelohacíasupadre,queeraprosaicoyescéptico.

—Lo siento, estoymuynervioso—dijo—.Séque te parecerá una locura, peroestoy buscando un antiguo reloj, y he de encontrarlo antes del amanecer. Si no lohago,mimadrastra...

Lointerrumpióelsonidodepasosapresuradosqueseacercabanporelcallejón.Losdossegiraronyvieronaunhombrequecorríahaciaellos.Jonathanretrocedióinstintivamente, pero Emma se quedó donde estaba y observó al desconocido concuriosidad.Este reparóen losdoschicosy sedetuvo juntoaellospara recobrarelaliento.

—Buenas...noches—jadeó.Jonathanloobservóconatenciónyalgodecautela.Eraunhombrejovenyvestía

ropacara,peroibabastantedesaliñado,conelpelolargoydespeinado,sinafeitaryconlacamisaporfueradelospantalones.

—Buenasnoches—dijoEmma;Jonathansediocuentadequenolequitabaojodeencimaalreciénllegado.Poralgúnmotivo,parecíamuyintrigada.

El joven se enderezó, ya recuperado de su carrera. Se volvió para atisbar laentradadelcallejón.

—Lehevueltoadaresquinazo—dijo,muyufano.—¿Aquién?—preguntóJonathan.—Puesaella,claro—respondióeldesconocido,comosifueraobvio;observóa

los chicos atentamente—. Porque también vosotros habéis llegado hasta aquíhuyendodelaDama,¿no?

Emma seguíamirándolo, pero cuando el jovenpronunció esas últimaspalabrassusojosseabrieroncomosiacabaradecomprenderalgoimportante.

—¡Ah!—dijosignificativamente.—Yono estoyhuyendo—dijo Jonathan, que cadavez entendíamenos—.Solo

estoybuscandoalgo.¿Quiénerestú?

www.lectulandia.com-Página56

Page 57: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Eldesconocidoseirguióylomirócongravedad.—Soy un fugitivo, y por eso prefiero no desvelar mi nombre. De momento,

llamadmeNadie.—¿Nadie? —repitió Jonathan; estaba empezando a pensar que se las estaba

viendoconotroloco,ysepreguntabaporquélaadivinasehabíaempeñadoendecirqueelLocoeraél.

Eljovenasintió.—SoyNadie.Ysilaveisaella,ypreguntapormí,nomeconocéis,¿deacuerdo?—Pero,¿quiéntepersigue?¿Paraqué?Nadielomiródehitoenhito.—¿En qué mundo vives, chico? ¿No conoces el secreto de la Ciudad Oculta?

¡Debesconocerlo,puestoque,sihasllegadohastaaquí,esporquetienesunaPuerta!Jonathanretrocedióunpaso.—Nosédequémeestáshablando.Yohevenidoaquíbuscandoun reloj,nada

más.ElhombrellamadoNadierió.—Esoesabsurdo.Ellosnonecesitanrelojes.—Pero,¿quiénessonellos?—LosSeñoresdelaCiudadOculta.LaCiudadOculta—repitióNadie,alverque

Jonathan no parecía entenderle—.La otra cara de laCiudadAntigua. Es... es... escomosusombra,sureflejo.CuandopaseasporlaCiudadAntigua,dealgunamaneraatraviesastambiénlaCiudadOculta,soloquenolaves,¿comprendes?

Jonathannegóconlacabeza.Nadieleechóunamiradallenadedisgusto.—Nomelopuedocreer.TardéañosendescifrarlaleyendadelaCiudadOculta,

tardéañosenencontrarlamaneradeentrar...¿ytúhasllegadoaquíynosabesqueestás aquí?—metió los dedos bajo el cuello de la camisa y extrajo una cadena—.¡Miraesto!EsunaPuerta.Nomedirásquenohasvistoantesnadaasí,¿verdad?

Jonathan se acercó con precaución. Descubrió que se trataba de un amuletoantiguoconunsímboloceltagrabado.Elchicofruncióelceño.

—Sí,mehandadoalgoparecidoestatarde.¿Peroqué...?—¡Acabáramos! —exclamó Nadie; miró a Jonathan y esbozó una sonrisa de

complicidad—.Chico,lamayoríadelagentemataríaporteneralgoasí.LaCiudadOculta...

—Mira—cortóJonathan,perdiendolapaciencia—.Nosédequémehablas.Paracualquiercosarelacionadaconestelugar,pregúntaleaella,viveaquí.

NadiemiróentoncesaEmmacomosilavieraporprimeravez.—Túsísabesdequéestoyhablando,¿verdad?Emmaasintiólentamente.Teníalosojosmuyabiertos.—Esinútil—susurró—.Nopodrásescapardeella.Sihallegadotuhora,ellate

www.lectulandia.com-Página57

Page 58: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

alcanzará,estésdondeestés.LasonrisadeNadieseesfumó.—¡Noesverdad!No trates de engañarme.Sé loquepasa aquí.Séque ella no

tienepoderenlaCiudadOculta.Emmanegóconlacabeza.—Otroshanintentadoloquetú,sinéxito.Esciertoqueellanotienepoderaquí.

Peroencontrarálamaneradellegarhastati.Nadieretrocedióunpoco.MirabaaEmmadetalmaneraqueJonathannopudo

evitarsentirseinquieto.—No... no te creo—balbuceó débilmente—.Yo no soy como los otros.Yo lo

conseguiré.Emmalomiróalosojos.—Entonces,corre—dijo—.Ellaestácerca.Nadie retrocedió unos pasos más y echó a correr. Emma y Jonathan se lo

quedaronmirandohastaqueloperdierondevista.

Elmarquéssonrió.—OtrotontoquebuscarefugioenlaCiudadOculta.Cuándoaprenderán...—¿Señor? —inquirió Basilio, inseguro; se había quedado en la puerta, sin

atreverseaentrarenlacámaradelosrelojesextraordinarios,perolanzabaconstantesmiradasaunodelosrelojesdearena.

—Peronosvienequenipintado—prosiguióelmarqués—.Puedequeel señorHadley sí logre cruzar al otro lado, después de todo. Con un poco de ayuda pornuestraparte,porsupuesto.

Alavezquepronunciabaestaspalabras,elgatonegrodelmarquéssedeslizabaenelinteriordelahabitaciónparairafrotarsecontrasuspiernas.Esteseagachóylocogióenbrazos,mirándoloalosojos.Lacabecitadelgatoquedabamuycercadesurostro.

—Yasabesloquetienesquehacer—susurróelmarqués.Situó al gato frente a la esfera del reloj de Barun-Urt, que en aquelmomento

mostrabaunaimagendeNadiecorriendoporlascalles.—Losabes,¿verdad?Todoslosdetuespecietenéislacapacidaddepasardeun

ladoaotrosinnecesidaddePuertas.Utilizaesepoder.Elgatoronroneó.Laimagendelrelojcambió.Ahora,laesferaestabaocupadaporlafiguradeBill

Hadley,queavanzabaagrandespasosporlascallesdesiertasdelaCiudadAntigua.—Menudoestúpido,¿noteparece?—susurróelmarquésaloídodelgato—.Por

esonecesitaránuestraayuda.Lo dejó de nuevo en el suelo. El gato alzó la cabeza y sus ojos miraron al

marquésconunbrillodeinteligencia.

www.lectulandia.com-Página58

Page 59: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Corre—dijoelhombre.Elanimalseescabullófueradelahabitación.—Señor—seatrevióadecirBasilio—.Elgato...Pero calló, porque elmarqués había vuelto a clavar lamirada en la esfera del

reloj, y su habitual hermetismo había sido sustituido por una extraña expresión deansiedad.Teníalosojosmuyabiertosyrespirabaentrecortadamente,yparecíaquelecostaba controlar sus propias manos, que había alzado como si quisiese aferrar elreloj, pero que había detenido a tiempo, y ahoramantenía en alto en un gesto desúplica.

Basiliobuscóenlaimagendelrelojaquelloquehabíaalteradotantoasuseñor.Vioa JonathanyEmmahablandoen lahúmedayoscuracalle.Abrió labocaparapreguntaralgo,peroentoncesdescubrióunasombraal fondo,unasombraoscuraysutilquesedeslizabahacialosdoschicos.Seestremeciósinsaberporqué.

Elsemblantedelmarquésparecíaunamáscaragrotesca.—Ven—susurróalasombradelcallejón—.Muéstrameturostro.

—¿Quiéneraeseloco?—murmuróJonathan.Emmamoviólacabeza.—Nadie—dijo.—¿Metomaselpelo?—Noesdeaquí.Nocuentanadapara losquevivimosenlaciudad.Yfueraes

comosinoexistiera,porquenodeberíaexistir.—Noloentiendo.Tampocoyosoydeaquí.¿Meestásdiciendoquenosoynadie?—No.Túsíqueeresalguienfueradelosmurosdeestaciudad.Él,no.—Mira,Emma...PeroJonathannoterminólafrase,porqueenesemomentovioalafigura,altay

esbelta,másoscuraquelamismaoscuridad,queavanzabahaciaellosdesdelabocadelcallejón.Jonathan lamiróconsuspicacia,peroEmmanohabíahechoelmenormovimiento.La sombrapasó juntoa ella, ignorándolapor completo,y sedirigióaJonathan,quesintióqueunfríorepentinolehelabatodosloshuesos.

—Disculpa—dijo.Eraunavoz femenina,pero teníaun tonoextraño,profundoy sobrehumano.A

Jonathan no le gustó. Recordaba perfectamente que el demonio era un sermultiforme.

—Estoybuscandoaalguien—dijoella.Jonathan atisbo sus facciones y se quedó mudo de sorpresa. Era un rostro

atemporal, sin expresión, indudablemente hermoso, pero blanco y frío como elmármol.Losojosdeellaerantodopupila,dosnegrosabismossinfondo.

—Estoybuscandoaalguien—repitióella—.SebastiánCarsíVillalobos.Nacidoelveintisietedejuliodemilnovecientossesentayseis.Hapasadoporaquí.

www.lectulandia.com-Página59

Page 60: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—No...noloconozco—pudodecirJonathan—.Nadiehapasadoporaquí.—Ah—selimitóadecirella—.Gracias.Estodoloquenecesitabasaber.Se alejó de ellos, caminando entre las sombras hasta que llegó a fundirse con

ellas.Jonathanparpadeó.Lamisteriosadesconocidahabíadesaparecido.—¿SebastiánCarsíVillalobos?—dijodeprontoEmma—.¿Eraeseelnombrede

Nadie?—Supongoquesí—dijoJonathan,aúntemblando—.¿Porquéloperseguiráesa

mujer?—Esbastante evidente—suspiró la chica—.Sihubiesesprestadoatencióna la

EchadoradeCartas, tehabríasdadocuentadequeya tehas topadocondosde losseresdelosqueellatehahablado.

Jonathanlamirófijamente.—Mehe topadoconelDiablo—dijo—,peroesoha sidoantesde conocerla a

ella.Emmanegóconlacabeza.—¿Aúnnoloentiendes?EseNadieeraelColgado.YvahuyendodelaMuerte.

EnalgúnlugardelaCiudadOculta,variosparesdeojoslosobservaban.—Cuandoamanezca,élsemarcharáynovolveránuncamás.—¿Cómopuedesestarsegurodequeserendiráentonces?Yasabedemasiado.—Esoescierto.Ynohayqueolvidarquiénleenvía.Nopodemosasegurarquese

marchealamanecer.—Nopuedocreerlo.Essolounmuchacho.¿Teméisaunsimplemuchachohasta

elpuntodebuscarsumuerte?—Esmejornocorrerriesgos.Haydemasiadoenjuego.—Esverdad.Yahaescapadodeldemoniounavez.—Peroconayuda.Esonodebevolverarepetirse.—No.Ylapróximavez,eldemonioloalcanzará.—¡Pobrechico!¿Deverasesnecesariotodoesto?¿Ysipudiésemoshacerquese

marchase,sinmás?—Esonocambiaríanada.Yasabecómollegarhastaaquí.—Noeselúnico.Perdonamosaesechaladodelasinagoga.—Exacto.¡Ydeberíamoshaberacabadoconélentonces!¿Hasvistoadondenos

hallevadotucompasión?LehaentregadolaPuertaalmuchacho,yahora...Lasvocescallaronyhubounmomentodesilencio.Entoncesseoyódenuevouna

vozfemenina,fríaydesapasionada:—Soltaremosalosperros.

www.lectulandia.com-Página60

Page 61: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo8

—HaypersonasquecreenquesivienenaquílaMuertenopodráalcanzarlas—dijoEmma.

—¿Yesasí?Lachicanegóconlacabeza.—No. Es cierto que este lugar es... especial. Pero la Muerte siempre acaba

encontrándolas, tardeo temprano.Paraescapardeella tendríanquehacerunpactoconelDiablo.Yaestasalturas,todoelmundodeberíasaberqueelDiablosiempresaleganando.Asíquenoesbuenaideapactarconél.

Jonathanseestremeció.—Séquenomevasacreer,Emma,pero...cuandoheentradoenlacatedral...iba

huyendodeundemonio.Mehabíaofrecidolainmortalidadencerradaenunrelojdearena.

Emmaesbozóunasonrisa.—¿Porquénoibaacreerte?Aquívienemuchagentebuscandolainmortalidad.

Esunbuenterritoriodecazaparalosdemonios.Siemprete tientanconloquemásdeseas.Ypuedenpedirmuchoacambiodelainmortalidad,¿noteparece?

—¿Porquénomehaofrecidoentonceselrelojquebusco?—Probablemente no podía dártelo. ElDiablo siempre cumple con su parte del

tratoy,aunasí,eslobastantelistocomoparasalirbeneficiado.JonathansacudiólacabezaymirófijamenteaEmma.—¿Dóndeestoy?¿Aquéextrañolugarhellegado?Ellasuspiró.—Por fin parece que empiezas a entenderlo. Lo que ha dichoNadie es cierto,

Jonathan.Estaciudadtienedoscaras.Eseamuletoquellevas...esespecial,¿sabes?Escomounallave,no,mejordicho,comounapuerta.Tepermitecruzardeunlugaraotro.

Jonathansacudiólacabeza.—Estoesunalocura...Emmalomiródereojo.—Túbuscabasestesitio,yahoralohasencontrado.¿Dequétequejas?Sitú...Jonathan no la dejó terminar. La cogió por los hombros y la miró a los ojos;

Emmaladeóenseguidalacabezapararomperelcontactovisual.LadébilluzdelasestrellasproducíaextrañosreflejosenloscristalesdelasgafasdeJonathan,peroellahabíavistoperfectamenteelbrillodeimpacienciaqueardíaensumirada.

—Vale —dijo Jonathan—. Puedo aceptar que he llegado a un lugar extraño.PuedoaceptarquerondenporaquíelDiabloylaMuerte,puedoaceptartodoesosin

www.lectulandia.com-Página61

Page 62: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

pensarqueestoyloco,pesealoquedigaesa...esaEchadoradeCartas.¿Ysabesporqué? Porque he aceptado que el alma demimadrastra está atrapada dentro de unmilenario reloj chino que se alimenta de almas. ¿Te parece una locura? Sí, a mítambién. Pero yo mismo la he visto ahí dentro, yo mismo la he escuchadollamándomeporminombreypidiéndomeayuda...desdeel interiordelorbedeesereloj.Y si tú puedes hablarme tranquilamente de una ciudadque tiene dos caras ydecirme,comosifuera lomásnormaldelmundo,quelosdemoniosacostumbranarondarporaquíofreciendo la inmortalidada losque llegande fuerahuyendode laMuerte,supongoquepodráshacerunesfuerzoycreerloqueteestoydiciendo.

—Jonathan...—musitóella.Miraba hacia otra parte, pero el chico llegó a ver en sus ojos un destello de

compasión.—Esmimadrastralaqueestáenpeligro—insistió—.Noesmimadredeverdad,

pero eso no cambia nada. Marjorie no es muy lista, pero siempre ha sido buenaconmigo.Nohaqueridohacersepasarporminuevamadre.Comoes tan joven,escasicomomihermanamayor.Y,aunquesomosmuydiferentesyséqueellanomecomprende, por lo menos me respeta, que es más de lo que puede decirse de mipadre.

Emmaseguíasinmirarlo.Jonathanrespiróhondo.—Mira,puedequeyonoseamuyfuerte,nimuyvaliente,nimuylisto—dijo—,

pero soy el únicoquepuede ayudarla.Si no encuentro el relojDeveraux antes delamanecer,ellaperderásualma,yporloquemehancontado,esoesmuchopeorquelamuerte.Nopuedofallarle.Loentiendes,¿verdad?

—Jonathan—dijoellasinmirarle,muyapenada—.Losiento,losientomucho...HeoídohablardelrelojDeveraux,peronoestáaquí.

—¿Cómo?Jonathanlasoltóyseapartódeella.—Noestáaquí—susurróEmma—.LotienenenlaCiudadAntigua.Jonathantemblaba.—¡No!—dijo—.¡Esunrelojextraordinario!Siesverdadloquedicesdelasdos

carasdelaciudad,eserelojhadeestarenlaparteoculta.Ysinoescierto,entoncesnuncamehemovidodelaCiudadAntigua,yestoyenelsitiocorrecto.¿Meoyes?

Emma asintió, pero seguía sinmirarlo a los ojos. Jonathan pensó que la habíaasustado.

—Losiento—dijoenseguida—.Noqueríagritarte,mehepuestomuynervioso.Laverdadesquetodoestomedesborda.Graciasporayudarme.Eresunaamiga.

Emmavaciló.—Yo... bueno, con respecto a ese reloj —dijo en voz baja—, tal vez esté

equivocada.TellevaréaveralHacedordeHistorias,él...

www.lectulandia.com-Página62

Page 63: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Depronto,unprolongadoaullidorasgólanoche.Emma alzó la cabeza con los ojosmuy abiertos.Un coro de ladridos se elevó

hacialasestrellas.—Nopuedocreerlo—susurróEmma,pálida—.¡Lohanhecho!—¿Elqué?Los ladridossonabancadavezmáscerca, rebotandoen lasparedesdepiedray

desparramándoseporlasintrincadascallesdelaCiudadOculta.EmmasevolvióhaciaJonathan.—¡LaCacería!—dijo—.¡Vienenpor ti!Jonathan,Jonathan,nopodrásescapar.

¡DebesdeshacertedelaPuerta!¡Lánzalalejosdeti!—¿Qué?¿Porqué?¿Quépasaráentonces?—¡Volverás a laCiudadAntigua!Esos perros son los guardianes de laCiudad

Oculta.¡Sicruzaselumbraldenuevo,yanotendránpodersobreti!Jonathanalzólamiradahacialasestrellas.Noteníamododesaberquéhoraera.

Hacíamuchoquenoseoíanlascampanadasdelatorredelconvento.—No puedo —dijo—. ¡Todas las pistas me han traído hasta aquí, no puedo

marcharme!Semeacabaeltiempo,¿esquenoloentiendes?Emmaledirigióunaextrañamirada,comosi,efectivamente,nocomprendiesede

quéestabahablando.Apretólosdientesydijo:—Muybien,entoncessolotienesunaposibilidad.¡Corre!Jonathansequedóunmomentoparado,desconcertado,peroEmmalocogiódela

mano,diomediavueltayechóacorrer,arrastrándolo trasdesí, enelmomentoenquelasombradeunenormeperronegroseperfilabaenlabocadelcallejón.Jonathansepreguntó,aterrado,siexistíanperrosasíohabíasidosuimaginaciónquienlehabíaañadidoaquel tamañodescomunalyaquellosojos rojosybrillantescomocarbonesencendidos.PeroEmmatirabadeélconurgencia,yJonathanobligóasuspiernasacorrermásdeprisa.

Lapersecuciónfuebreve,peroaJonathanse lehizoeterna.Lajauríadeperrosparecía haber tomado todas las calles de la Ciudad Oculta. Sus poderosas patashollaban los suelos empedrados e impulsaban aEmmay Jonathan hacia delante, auna velocidad de vértigo. Los animales corrían con los ojos echando chispas y lalengua colgando por la comisura de una boca entreabierta que mostraba unosenormesyafiladoscolmillos.Corríancon lasorejasenhiestasy lacolabatiendoelaire trasellos,enposdesupresa.Corríancomoelvientoporpasajesycallejones,siguiendoelolordeJonathan.

Y, mientras tanto, sus ladridos y aullidos retumbaban sobre el silencio de laCiudadOculta.Jonathanlosoía,cadavezmáscerca,ycorríacontodasualmadetrásdeEmma.Ellaloguiabaporcallejasoscurasyrecónditas,perosiempreacababaporcerrarleselpasounodeaquellosmonstruososperros,queparecíanhaberseapoderado

www.lectulandia.com-Página63

Page 64: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

detodalaciudad.Y,cuandoJonathancreíaquetodohabíaacabado,Emmatirabadeélhacíaunpasadizolateralqueelchiconohabíavistoantes,oloempujabaporunapuertaquecedíaconsorprendente facilidad,yvolvíanaestara salvoduranteunosminutosmás, en los que trataban de recuperar el aliento, hasta que otro perro losinterceptaba.

Jonathannohabríasabidodecircuánto tiempoestuvieronhuyendo.Másdeunavezestuvo tentadodehacer loque lehabíasugeridoEmma: librarsedelamuletoypasar otra vez a laCiudadAntigua, olvidarse de todo con tal de perder de vista aaquelloshorriblesperros.PeroellosignificaríanosolorenunciarasalvaraMarjorie,sinotambiéndejaraEmmaatrás.¿Quépasaríaconellaentonces?

Cuando escapaban de un perro especialmente fiero que había estadopersiguiéndolos desde hacía un buen rato, el pie de Jonathan resbaló sobre lashúmedaspiedras,yelchicorodócalleabajo,arrastrandoaEmmaconsigo.Toparoncontra unmuro. Jonathan se incorporó, ligeramentemareado, y vio que Emma sehabíalevantadosorprendentementedeprisayyatrepabaporlapared.

—¡Vamos,Jonathan!Jonathannomiróatrás,aunquepodíaoírperfectamenteelladridodelperrocada

vezmáscerca.ComenzóatrepartrasEmma.Lachicaalcanzólapartesuperiordelmuroy tiródeJonathanparaayudarloasubir.Elmuchachollegójuntoaella justocuandoelperroalcanzabaelmuro.Losdossaltaronalotrolado.

Aterrizaronsobrelahierbadeunsombríoparquesobreelrío.Jonathanmiróasualrededor, y vio que la puerta enrejada del parque estaba cerrada. De momento,estabanasalvo.

Emmasevolvióhaciaél.—¡Jonathan, no podemos seguir así! —jadeó—. ¡Tarde o temprano nos

alcanzarán!Jonathanlamiró,yalaluzdelasestrellaspudoverqueaellalesangrabalasien.—Emma,estásherida...Peroellaloapartóconimpaciencia.—¡Esonoesimportante!—dijo—.¡DebesdeshacertedelaPuerta!Jonathanacaricióporunmomentolaideadevolveralatranquilayamodorrada

CiudadAntiguayperderdevistaademonios,perrosinfernalesyalamismaMuerte.SemetiólamanoenelbolsilloyrozóconlosdedoselmedallónqueledieraNico;lonotócálidoypalpitante,comosiestuvieravivo.Dehecho,sinofueraporqueparecíaimposible,Jonathanhabríajuradoquelatíaenélunpequeñocorazón.

MiróaEmma.Estabasuciayherida,yparecíamuycansada.Sesintióculpableporhaberlametidoenproblemas.

—Pero, ¿y tú? No puedo dejarte. Mira todo lo que te ha pasado por quererayudarme.

www.lectulandia.com-Página64

Page 65: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—¡Noseastonto!¡Esatiaquienbuscan!Sehabíasubidoaunbancoyvigilabalaentradadelparque.Cuatroojosrojizos

brillabandetrásdelareja,peroellanoparecíatenermiedo.Sevolvióhaciaél.—Jonathan,debesirte.Confíaenmí.Habíaensuvozunmatizdepreocupación,yelchicosintióunacálidaemoción

pordentro.Emma estaba preocupada por él, por Jonathan.No tenía por qué hacerlo y, sin

embargo,loayudaba,loprotegía,comosiélleimportasedeverdad.—Aunasí,nopuedodejartesola.—Muertonolevasaservirdenadaatumadrastra—replicóellasecamente.Jonathan se asomó almirador sobre el río, tratando de pensar, y contempló el

relojdubitativamente.—Peroesquenosési...Unladridolointerrumpió.Unodelosperrosacababadesurgirdelaoscuridad,y

se lanzaba hacia él. Jonathan se quedó paralizado por el terror, mientras sepreguntaba,frenéticamente:«¿Perodedóndehasalido?»,sinsercapazdepensarennadamás.

Depronto,algoloempujóhaciaunlado.Suspiernastropezaronconlabarandilladelmiradore,inmediatamente,sesintiócaeralvacío.

Después,oscuridad.

Jonathan abrió lentamente los ojos. Le dolíamucho la cabeza, y tardó un poco enorientarse.Estabaoscuro,yalgolehacíacosquillasenlapiel.

Seincorporóunpocoyseencontrósobreunarbusto.Sepusobienlasgafas,queselehabíanladeadosobrelacara,ymiróasualrededor.Eradenoche,yestabaenunaespeciedejardín,oparque.¿Quédiabloshacíaélallí?

De pronto lo recordó todo. El Museo de los Relojes, el marqués, Nico, eldemonio,Emma,laEchadoradeCartas,losperros...

Seestremeció.¿Habríasidotodounsueño?Entalcaso,¿porquéestabaallí?Y,sihabíasidoreal,¿dóndeestabanlosperros?

Selevantódeunsalto,peronovionadaasualrededorqueleresultaseconocido.Elparqueestabasolitarioysilencioso.Recordabahabercaído...

Miróhaciaarriba.Descubrióentoncesqueaquelparqueestabadistribuidoenunaseriedeplataformasadistintasalturas,conmiradoresqueofrecíandiferentesvistassobre el río. Jonathan había caído por uno de ellos y había aterrizado en el nivelinferior.Porfortuna,aquelarbustohabíaamortiguadolacaída.

¿Cómohabíasucedido?¿AcasoEmmalohabíaempujado...parasalvarlelavida?—¿Emma?—llamóJonathan.Nohuborespuesta.Solosilencio,unsilenciosepulcralquecontrastabavivamente

www.lectulandia.com-Página65

Page 66: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

con el coro de ladridos y aullidos infernales que momentos antes había hechoestremeceralaCiudadOculta.Elchicoalzólacabezahaciaelmiradordesdeelquehabíacaídoy,colocándoselasmanosjuntoalabocaamododebocina,insistió:

—¡¡Emmaaaaa!!De nuevo, no obtuvo más que silencio, y sintió una espantosa opresión en el

pecho.¿YsilosperroshabíanatacadoaEmma?Jonathannoqueríanipensarenello.Jamásseperdonaríaque lehubiera sucedidoalgoa lachica.Al finyalcabo, solohabíatratadodeayudarle.

Súbitamenteseacordódelamuletoque,segúnsuamiga, lehacíacruzardeunadimensiónaotra.Lobuscóensusbolsillos,peronoloencontró.Recordóentoncesquelollevabaenlamanocuandoaquelperroaparecióanteél.Presadelpánico, lobuscóasualrededor.Loencontróporfin,enredadoenunadelasramasdelarbusto.Encuantolotuvoentrelasmanos,volvióamirarasualrededor.

Encontró el paisaje ligeramente cambiado.Era elmismoparque, o almenos loparecía, pero tenía un aspecto algomás salvaje y descuidado, y las farolas habíandesaparecido, con lo que la penumbra era mayor. Además, se oía una voz quetarareabaunamelodíasinpalabras.

Jonathan descubrió entonces una figura vestida de blanco que estaba sentadasobreunantepechocercano,conlospiescolgandosobreelvacío.Parecíaunachica.

Jonathanestabasegurodequeantesellanoseencontrabaallí,ymiróelamuletoconunnuevorespeto.Paranovolveraperderlo,selocolgóalcuello.

Entoncesseacercóalachicaconprecaución,preguntándosesipodríaserEmma.Peroenseguidapensóque,enelcasodequeellahubiesecambiadosucoloridaropaporaquelvaporosocamisónblanco,noteníamotivosparasentarseallíacantar.¿Osí?

—Disculpa—dijo.Ella no pareció haberlo oído. No era Emma, y Jonathan sufrió una pequeña

decepción.Sucabellooscurocaíaporsuespaldacomounmanto,ysusojosestabanprendidosenlalejanía.

—Buenasnoches—insistióJonathan.Entonceslachicasevolvióhaciaél.—Oh,hola—dijosuavemente—.¿Quiénerestú?Eslaprimeravezqueteveoen

misueño.—¿Tu...sueño?—Claro. Estoy dormida y esto es un sueño. Lo sé. Sueño con esta ciudad a

menudo,yavecesparecereal,peroluegomedespiertoyveoqueestoydenuevoenmicama,yquelohesoñadotodo.

Jonathan guardó silencio unmomento.Aquella era otra posibilidad. ¿Y si todofueseunsueño?O,talvez,unapesadilla.

www.lectulandia.com-Página66

Page 67: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Pero, aunque lo que había vivido en las últimas horas parecía demasiadofantástico para haber sucedido en realidad, el recuerdo de Emma era demasiadoauténtico como para ignorarlo. El chico suspiró.Había estado discutiendo con ellaprácticamentedesdeelmomentodeconocerla,peronopodíanegarquelamuchachalehabíasalvadolavida,ylohabíaayudadocuandomásdesorientadoestaba.

Sepreguntósivolveríaaverla,ydescubrióqueyalaestabaechandodemenos.SesentíaperdidosinEmma.

Sevolvióhacialajovendelabarandilla.—¿Quiéneres?—lepreguntó.—Aquínoimportamuchominombre,¿verdad?—sonrióella—.Estamosenlos

dominiosdelSueño,asíquesupongoqueyosoyunaSoñadora.Igualquetú.—Sinembargo,yoestoydespierto—reflexionóJonathan—.Deesoestoyseguro.—¿Deverdad?¿Ycómopuedessaberlo?—¿Cómo puedes saberlo tú?—contraatacó él—.Quiero decir... Imagínate que

esto es la realidad. Imagina que vives aquí y que todas las noches sueñas que tedespiertas en otra cama y vives otra vida. ¿Cómo sabes cuál de las dos es laverdadera?

—Porqueallítengounnombre—respondióellaconsuavidad—.Encambio,aquínosoymásquelaSoñadora.Memirancomosinomevieran.Comosisupiesenqueencualquiermomentovoyadespertaryadesaparecerdeaquí.

—Pero a mí me pasa al revés —dijo Jonathan—. De pronto, todos sonconscientesdemipresencia.Yosiemprehesidomuypocacosa,¿sabes?Perodesdequelleguéaquíparecequemehevueltoimportante.Unosesperangrandescosasdemí,yotrossetomanmuchasmolestiasparaquitarmedeenmedio.

LaSoñadorasonrió.—¿Loves?Estássoñandoqueerescomoquieresser.Jonathancallóunmomento,confundido.Despuésreplicó:—Otalvezhoypuedoserdiferenteporquesiemprehesoñadoserdiferente.Es

un camino de ida y vuelta. Siempre soñé que podía hacer algo importante. Comosalvarlavidaaalguien.Yahorasemehapresentadolaoportunidad,yséquepuedohacerloporquelohicemuchasvecesenmissueños.Paraesosirvenlossueños,¿no?Paraenseñarnoshastadóndepodemosllegar.

LaSoñadoranorespondió.—Talvez túestés soñandoque te encuentrasconmigo—prosiguió Jonathan—.

Talvezyosueñemañanaconotrapersonaqueexistedeverdadenmisueño.QuizátúmismaylavidaquetúllamasrealesténdentrodelsueñodeotroSoñador,enunciclosinfin.¿Entiendesloquequierodecir?

Porfin,laSoñadorahabló.—No —dijo—. Tú no eres real. Estás dentro de mi sueño. Cuando estoy

www.lectulandia.com-Página67

Page 68: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

despierta, no estás ahí. Vete. Alteras la paz de mi refugio onírico y no puedodescansar.Vete.Meconfundes.

Volvióaentonarsuextrañamelodía,yaclavarsusojososcurosenelhorizonte,ignorandodeliberadamenteelhechodequeJonathanseencontrabajuntoaella.

Elmuchachonoquisomolestarlamás.Sindespedirsesiquiera,lediolaespaldayse alejó de ella, y aún oía las notas de la canción de la Soñadora cuando volvió aadentrarse,conprecaución,enlascallesdelaCiudadOculta.

En la otra cara de la ciudad,BillHadleyno estaba teniendomucha suerte con suspesquisas.Erayanochecerrada,ytodosloscomerciosyorganismosoficialeshabíancerradohacíavariashoras.Tampocoseveíaamuchagenteporlascalles,ylaspocaspersonasconlasquesehabíatopadonosabíanhablaringlés.

Hadley recorría la Ciudad Antigua, resoplando como una locomotora, molestoporquedabaporhechoqueencualquierpartedelmundolagentedebíahablaringléscontantafluidezcomosulenguamaterna,yestabacomprobandoquenoeraasí.

Llegóhastaunapequeñaplazadondehabíaunruidosogrupodejóvenesquereíanacarcajadas,fumabanybebíanalcohol.Seacercóaellosytratódeexplicarlesloqueestababuscando.

Alprincipio,loschicoslomiraroncomosiestuvieseloco.Perodiolacasualidadde que uno de ellos comprendía bastante bien el inglés. Según le explicó, habíapasadounañoenEscocia.

Hadleylocortóencuantovioquesedisponíaacontarlesuexperienciaconpelosyseñales.Lepreguntóporelrelojqueandababuscando.

Loschicossemiraronunosaotros.—Ni idea—dijoelquesabía inglés; lesexplicóa losotros loquequeríaaquel

americano.Hubosonrisasyalgunacarcajada.Evidentemente,considerabanqueaquelnoera

un buen momento para buscar un reloj antiguo. Uno de ellos comento algo, y elintérpretesevolvióhaciaHadley.

—Miamigodicequeenelmuseodelconventotienencosasantiguas.CasitodosoncosasdelaIglesia,cálices,yobjetosasí,perohabíaalgúnrelojdeorocomoelquebuscausted.

Hadleylesdiolasgraciasy,conunbrillodetriunfoenlamirada,sealejóporlascallesdelaCiudadAntigua,enbuscadelconvento.

EnelMuseodelosRelojes,elratónsepostróanteelemperadordelrelojdeQuSui.Ytodoslosdemásrelojesdieronlasdoce.

www.lectulandia.com-Página68

Page 69: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo9

Jonathan no había encontrado nada amenazador: ni perros monstruosos, nidemonios,nialaMuerte.PerotampocohabíaencontradoaEmma.

NosabíacuántoratollevabadandovueltasporlaCiudadOculta,puestoque,porlo visto, allí no existía el tiempo tal y como él lo conocía. Ahora que conocía elsecretodelaextraordinariaciudaddual,loobservabatodoconunrenovadointerés,preguntándosecómohabíapodidovagartantotiempoporlaCiudadOculta,creyendoque seguía en elmismoplanode existencia, sin darse cuenta del cambio.Advirtióque aquel lugar eramuy parecido a la CiudadAntigua. Losmismos edificios, lasmismas calles... pero siempre había detalles que lo hacían diferente. Los rinconesparecían más oscuros, las casas más abandonadas, los jardines más salvajes. Eracomo si, en algún lugar del tiempo, una sola ciudad se hubiese desdoblado en dosexactamenteiguales,ycadaunadeellashubieseseguidoexistiendoyevolucionandopor su cuenta, la primera abierta almundo,y la otrade espaldas a él.El conventollevabamuchotiempoabandonado,ynohabíaensutorrecampanaqueanunciaselashoras. Frente a la sinagoga había una tienda como la de Nico, pero cerrada ytotalmentevacía.

Las diferencias en general eran sutiles y no saltaban a la vista de un visitantedespistado,peroestabanallí,nohabíaningunaduda.Jonathansepreguntóentoncessielmarquéssehabríareferidoaladoblenaturalezadelaciudadaldecirquenoleestaba permitido llegar hasta el reloj Deveraux. Pero si Nico, Nadie y él mismohabíanconseguidoentraren laCiudadOculta...¿porquénohabríapodido lograrlounhombrecomoelmarqués?

Jonathan siguió caminando, perdido en sus cavilaciones. La exploración deaquellacaradelaciudadcasihabíalogradodistraerlodesupropósitoprincipal.

El problema era que, sin Emma, ya no tenía la más remota idea de adondedirigirse.Recordóqueellahabíamencionadoaun talHacedordeHistorias,oalgoparecido.¿Debíaarriesgarseabuscarloporsucuenta?¿Yaquiénpodíapreguntar?

Sedetuvodeprontocuandoviounatenueluzqueprocedíadeunacallelateral.Seacercó,conprecaución.

Setratabadeunacallesinsalida,rematadaporunaplacitaconárbolesybancos,yuna fuentedepiedra. Jonathan la reconocióenseguida:era lacallede la relojeríaMoser.SureflejoenlaCiudadOcultaerabastanteaproximado,inclusoeneldetalledelcañodelafuenteconformadebocadedragón.

Conlasalvedaddequeallíyanohabíaningunarelojería.En el lugar donde había estado la «ANTIGUA RELOJERÍA MOSER,

ESPECIALISTAS EN REPARACIÓN Y RESTAURACIÓN DE RELOJES

www.lectulandia.com-Página69

Page 70: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ANTIGUOSDESDE1872»,habíaahoraunapequeñatiendamugrientacuyorótulocarcomidorezaba:

OBJETOSRAROSDETODASCLASESBUENOSYVARATOS

Jonathansepreguntóquéclasedepersonaescribía«varatos»conuvey,nocontentoconello,manteníasucomercioabiertoaaquellashorasdelanoche.

SeencogiódehombrosydecidióentrarapreguntarporelrelojDeveraux.Cuando empujó la puerta, que cedió sin problemas, lo que sucedió

inmediatamente después lo sobresaltó hasta el punto de hacerlo saltar en el sitio.Jonathanestabaacostumbradoalastiendasqueteníancampanillassobrelapuerta,ounavisadorquesonabacomounsilbidocuandoalguienentraba,peronuncalohabíarecibidoelchillidohistéricodeungrajomediodesplumado,ciertamentefeo.Elchicolanzóunamiradainseguraaloaltodelapuerta,dondeestabaelanimal,ydescubrió,consorpresa,quesetratabadeunartefactomecánico.Comoelavisadornovolvióasonar,ynadieacudióasullamada,Jonathanentróenlatiendaymiróasualrededor,fascinado.

A la temblorosa luz de las tres velas de un candelabro, objetos de todo tipo seacumulaban sin ningún orden sobre estanterías abarrotadas que vestían todas lasparedes,delsueloaltecho.Tambiénelmostradorhabíadesaparecidobajomontonesdetrastos,einclusohabíaalgunos,losmásgrandes,abandonadosporlosrinconesdelahabitación. Jonathanpaseópor la tienda,examinandoelgéneroy tratandodenopisarnada,yquedóaúnmássorprendidoqueantes.

Había cuadros cuyos personajes se movían según el ángulo desde el que losmirases;librosconlaspáginasenblanco,queseescribíanamedidaqueibasleyendo;figuritasdeporcelanaquevolvíanlacabezaparamirartecuandopasabasanteellas;joyas cuyas gemas cambiaban de color a cada instante, mostrando matices queJonathan jamás había visto y tonos que habría jurado que no existían; plumas queteníanqueestarencadenadasalamesa,porqueseempeñabanenescribirtodocuantosucedía ante ellas,yyahabíanembadurnadode tinta el áreaque la cadenaque lasreteníalespermitíaalcanzar;uncircodeautómatasenminiaturaqueejecutabanporsí solos las más atrevidas proezas acrobáticas; una especie de bicicleta con cincoruedas;unajaulasinpuertas;unalámparaque,cuandoseencendía,creabaoscuridada su alrededor; una cazuela doble con recipientes a ambos lados del mango; unaestufaconformadepepinillo;unjarrónquesonreía;unespejoquedevolvíaelreflejodel revés, es decir, que cuando Jonathan se miraba en él, le mostraba su propiaespalda...

Yhabíarelojes,montonesderelojes.Talveznofuesenextraordinarios,comolosde la cámara secreta delmarqués, pero sí que resultaban, cuantomenos, curiosos.

www.lectulandia.com-Página70

Page 71: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Algunos tenían trecehoras;otros,variasmanecillas,oninguna;otrosavanzabanensentidocontrarioalhabitual,comosiretrocedieseneneltiempo.Pornohablardelasextrañas formas, colores y tamaños que adoptaban. Había un reloj con forma decerdito,yotropintadoarayasvioletasynaranjas.Habíaunoincrustadoenuncalderodelatón(Jonathansupusoqueserviríaparaavisarcuandoelguisoestabalisto)yotrotanplanocomopapeldefumar.

Estaba examinando los relojes, preguntándose si alguno de ellos sería el relojDeveraux, cuando algo llamó su atención. Parecía un viejo tocadiscos, solo que ellugardondedebíacolocarseeldisconoeraunaplataformaredonda,sinorectangular,yhabíaunlibroabiertosituadoenella.Laagujadeltocadiscosreposabasobreunadelaspáginas.Unpocointrigado,Jonathanlopusoenmarcha.ElaltavozcarraspeóunpocoydeélsalióunavozprofundaqueempezóahablarenunidiomaqueJonathannoconocía.Sorprendido,descubrióquelaagujadeltocadiscossedeslizabasobrelaspáginasdel libro,yque lavozrecitaba laspalabrasqueallíhabíaescritas,comosiestuvieseleyéndoloenvozalta.Siguiómirando,fascinado,cómoelartefactocumplíasucuriosocometido,hastaquelaagujallegóalfinaldelpárrafoysaltóalsiguiente,enelquecomenzabalaintervencióndeunnuevopersonaje.Lafraseestabacolocadaentresignosdeexclamación,peroJonathansediocuentademasiadotardey,antesdeque pudiera evitarlo, la voz que salía del amplificador pronunció aquellas palabrasconunpotentegritoquehizoretumbartodalasala.Jonathanlogródesconectarlo,yelaltavozenmudeció.Miróasualrededor,perolatiendaseguíaestandodesierta.

Unpocomástranquilo,ibaaseguirexaminandoelsorprendenteingenio,cuandounavozchirriantequeparecíaprovenirdetodaspartesydeningunalosobresaltó:

—Si no piensa comprarlo, ¡deje usted de juguetear con el tocalibros! ¡Esmuydelicado!

Jonathansevolvióhaciatodoslados,enbuscadeldueñodelavoz.Percibióunmovimiento por el rabillo del ojo y se dio la vuelta, pero sobre aquella parte delmostradorseguíahabiendosolamenteunpedazodeunaviejaalfombra,unapipacondosboquillas,elcircodeautómatasyunmuñecofeoyarrugadoqueteníaunaciertaaparienciadeduende.

—Lo...losiento—dijoJonathan,inseguro—.Nuncahabíavistoun...—Tocalibros—loayudólavoz.Jonathan dio un respingo. La boca del muñeco se había movido. Se acercó,

vacilante,almostrador,yloobservódehitoenhito.Elmuñecoledevolviólamirada.—¿Quépasa?¿Tengomonosenlacara?—graznó.Jonathandio un salto atrás, sorprendido.Elmuñecono era unmuñeco.Era un

duendedeverdad.El chiconoestabamuy segurodeque fueseunduende.Erapequeñoydepiel

pardusca y arrugada, tenía la nariz larga y curva, y las orejas en punta. Sobre los

www.lectulandia.com-Página71

Page 72: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ojillos, brillantes, pequeños y negros como escarabajos, llevaba unos anteojos queteníanuncristalroto,aunqueelduende,oloquefuera,noparecíanotarlo.Dostristesmechones de pelo blanco y lacio caían sobre sus largas orejas. El resto de sudesproporcionada cabeza moteada no lucía un solo cabello. Vestía ropas queprobablementehabíansidolaúltimamoda...cuatrosiglosatrás;llevabalalevitaraídaydescolorida,yaquellospuñosdeencajehabíandejadodeserblancoshacíamuchotiempo.Suaspectoengeneralprovocabaenaquelqueloobservabaelsúbitoimpulsodecogerunplumeroparalimpiarleelpolvo.

Elduende—oloquefuera—parecíaajenoaestacircunstancia.Estabasentadosobreelmostradorconlaspiernascruzadas,yestudiabaaJonathancongestocrítico.

—¿Esusted...eldueñodelatienda?—preguntóelchico.—Paraservirloausted—dijoelduende—.¿Buscaalgunacosaenparticular?—Buscounreloj...—empezóJonathan,peroelduendelointerrumpió:—¡Ah,relojes!Lostengodetodaslasclasesytamaños,¡ytodosellosmarcanel

tiempodelExterior!¿Desearíael señorunpráctico relojdepulsera?¿O talvezuneleganterelojdepared?¿Oquizá...?

—Noexactamente.BuscoelrelojDeveraux.Hubounbrevesilencio.—Ah—dijofinalmenteelduende—.Esereloj.—¿Haoídoustedhablardeél?—Porsupuesto,miqueridomuchacho.TodosenlaCiudadOcultasabemosque

ese reloj existe, aunque nadie lo haya visto en...—hizo un rápido cálculo con losdedos—casitressiglos.Poresosabemostambiénqueesabsurdobuscarlo.TúdebesdeserunodeesoslocosingenuosquevienendelExteriortratandodehacerseconél.

—Pero,¿estáaquí,enlaCiudadOculta?—Rotundamentesí.Aunquenadiesabedónde.Jonathanfruncióelceño.Emmalehabíadicho...Deprontoelduendesaltóhaciaadelantesinprevioaviso,yJonathanretrocedió,

sobresaltado, cuando su verrugosa nariz estuvo a no más de cinco centímetros dedistanciadesurostro.

—Hace mucho tiempo que no veo uno de esos —siseó el duende—. ¿Teimportaríaenseñármelo?Nadapersonal.Curiosidadprofesional,simplemente.

—No...noentiendoaquéserefiere...—Me refiero al objeto que te permite... saltar de un lugar a otro... ya me

entiendes...Irreflexivamente,Jonathansesacóelamuletodedebajodelacamiseta.—¿Esto?Tuvo que apartarse de nuevo, porque el duende había vuelto a saltar sobre él.

Debiódepercibir la expresión alarmadadel chico, puestoque retrocediódenuevo

www.lectulandia.com-Página72

Page 73: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

hasta su lugar sobre el mostrador, sonriendo de manera que enseñaba todos susafiladosypuntiagudosdientecillos.

—Perdonami impaciencia—dijo—.Verás, cuando laciudadsedesdobló,ellosinventaronesemecanismoparaentrarysalir.Hicieronvarios relojescomoel tuyo,pero algunos se perdieron, y andan dando vueltas por el mundo. Él recogió unoscuantos y los guardó en eseMuseo de los Relojes que tiene... Oh, sí—sonrió elduendealverlaexpresióndesúbitointerésdeJonathan—.PeroalosSeñoresdelaCiudad Oculta no les hizo mucha gracia que fuese regalando Puertas a simplesmortales,con laesperanzadequealgunodeellossehicieseconel relojDeveraux.Entiéndeme.LaCiudadOcultaseconvirtióenunherviderodegenteque,comotú,metíalasnaricesdondenolellamabanparabuscaresecondenadoreloj.LosSeñoresdelaciudadnopodíanpermitirlo,demodoquehanidoconfiscandocuantasPuertashancaídoensusmanos,ymeparecequeyanoquedaningunaenelMuseode losRelojes.¿Dóndehasconseguidoesta?

—MelahandadoenlaCiudadAntigua—dijoJonathan—.Pero,¿porquéhablausteddemecanismoyderelojes?Noesmásqueunmedallón...

ElduenderióentredientesyalargóhaciaJonathanunamanoarrugadadelargasyafiladasuñas,queteníaunaciertasemejanzaconunagarra.

—No temas —dijo cuando Jonathan retrocedió, cauteloso—. Solo quieroenseñarteloquehaydentrodeesoquellamas«medallón».

—¿Hayalgodentro?Jonathanseapresuróacomprobarlo.Palpóelcolgantehastaquehallóunpequeño

botón. Al oprimirlo, el medallón se abrió como un libro y los ojos de Jonathanreflejaronsorpresa.

Elduendeteníarazón.AquelloqueNicolehabíaentregadofrentealasinagoga,aquelloquehabíallevadotodoeltiempoencimayquelehabíafranqueado,sinqueélsediesecuenta,elcaminoalaCiudadOculta,noeraunamuleto.

Eraunreloj.«Poreso lo sentíapalpitar»,pensóel chico.«En realidaderaelmecanismodel

relojloquehacíaquevibrase».Lo contempló durante un momento, buscando algo extraordinario en él que

justificase su sorprendente capacidad de servir de Puerta entre ambas caras de laciudad.

Ysí,habíaalgoextraño,algoquenoencajaba,pero,¿qué?Aparentemente,eraunreloj como tantos otros. Ni siquiera poseía la bellezamisteriosa demuchas de laspiezas de la colección delmarqués. Lomiró desde todos los ángulos, tratando deencontraraquelloquellamabasuatención,peronofuecapazdehallarlo.

—LollamanIntertempus—dijodeprontoelduende.—¿Intertempus?

www.lectulandia.com-Página73

Page 74: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Lacriaturaasintió.—¿SabescuáleslarelaciónentrelaCiudadAntiguaylaCiudadOculta?Lasdos

estánenelmismolugar,almismotiempo,ytodossabemosqueesonopuedeser.—Bueno,noexactamente.Lafísicacuánticaseñalaque...—No me interrumpas, joven. No necesito palabrejas raras para explicarte la

naturalezadeestelugar.Yahora,¿vasaescucharme?Jonathanasintiótrasunabrevevacilación.Elduendeseacomodómejorsobreel

mostradorycontinuó:—Unavezvinoaquíunmortal como túymecontócómohabíadescubiertoel

secreto de la Ciudad Oculta. ¡El río!, me dijo. Yo no lo entendí. Chifladuras dehumanos,pensé.PeroentoncesmeexplicóquehabíavistolaCiudadAntiguadesdeelotroladodelrío.Sereflejabaenelagua,¿entiendes?Enesemomento,elhumanovio dos ciudades donde antes había una, y comprendió cómo era posible que laCiudadAntiguapudieseser,almismotiempo,laCiudadOculta,delamismaformaqueunamonedatienedoscarasounahojatienehazyenvés.

»La explicación exacta resulta un poco más compleja. En realidad, ambasciudades están en elmismo lugar perono almismo tiempo. Fíjate en el reloj quetienesentusmanos.Verásquelasmanecillasnuncasedetienenenlashorasexactas.Noesunerrorniunfallodelreloj.Hadeserasí,porqueeserelojseñalaeltiempodelaCiudadOculta,noeldelExterior.

Jonathan miró fijamente la esfera del reloj, siguiendo el movimiento de lasmanecillas.Eraverdad.Elsegunderonosedeteníasobrelasmuescasquemarcabanlas horas, sino un poco antes y un poco después. Como si estuviese ligeramentedesviado.Comosiseñalaseeltiempoentredossegundos.

—Yaves—dijoelduende—.LaCiudadOcultaexisteeneltiempoquehayentredostictacsdereloj.YlollamanelIntertempus.Ingenioso,¿verdad?Deestamanerahanconseguidopermaneceralejadosdelamiradadeloshumanos.

—Perosepuedeentrarconestosrelojes—recapitulóJonathan—.Essencillo,siconsiguesunodeellos.¿Porquéelmarquéstienequemandaraotraspersonasensulugar?

—PorquelosSeñoresdelaCiudadOcultaleprohibieronlaentrada.Esemarquéses un... un exiliado, un proscrito. Y ni siquiera él se atrevería a desafiar laProhibición.

Jonathanseacodósobreelmostrador,interesado.—HáblemedelosSeñoresdelaciudad.¿Quiénesson?—Ooooh—dijoelduende,abriendoalmáximosusojillos—,mástevaldríano

tropezarteconningunodeellos.Asimplevistanoparecenpeligrosos,perocréeme,lo son. Lo han visto todo, todo, muchacho. ¿Crees que tu especie ha realizadograndesproezas?Cuandoloshumanos llegarona laLuna,cuandosurcaronelcielo

www.lectulandia.com-Página74

Page 75: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

porprimeravez,cuandocruzaronlosocéanos,cuandoiluminaronlasnoches,cuandoaprendieronaescribir,cuandoplantaronlasprimerassemillas,cuandodescubrieroncómo prender fuego, cuando comenzaron a hablar, incluso cuando bajaron de losárboles...ellosyaestabanallí.

Jonathansacudiólacabeza.—No...noloentiendo.—Entoncesnovalelapenaquesigaexplicándotelo—replicóelduende,unpoco

molesto—.Noeresdemasiadolisto,¿eh?—Hábleme entonces del reloj Deveraux —dijo Jonathan sin ofenderse; había

halladounabuenafuentedeinformaciónynopensabadejarlaescapar—.¿Quétienedeespecial?

—Bueno,nuncalohevistoconmispropiosojos,asíquenosabríadecirte...perodicenqueguardaunfabulososecretoensuinterior.Poresounoslobuscancontantoafányotrossetomantantasmolestiasparaquesigaoculto.

—¿Ynohaymaneradellegarhastaél?—¿Nomeestásescuchando?¡Tehedichoqueellosloguardan!—¿Ycómopuedollegarhastaellos?Elduendesuspiró,cargadodepaciencia.—Nopuedes llegar hasta ellos.Ano ser que ellos salgan a tu encuentro, claro

está. ¡Por todo lo sagrado, chico, son losSeñoresde laCiudadOculta!Sabíanqueestabas aquí mucho antes que tú mismo. Saben todo sobre ti. Puede que te esténobservando en estos mismos instantes. No puedes sorprenderlos. Si no quierendejarsever,nuncalosencontrarás.

Jonathanseapartódelmostrador,tratandodepensar.EmmalehabíadichoqueelrelojDeverauxnoestabaenlaCiudadOculta,peroobviamentesehabíaequivocado.Tratódereunirlasescasaspistasquetenía.

—¿ConoceustedalHacedordeHistorias?—Sí —el duende frunció el ceño—. Un humano loco como tú. Ellos le

perdonaronlavidaporquecontababuenoscuentos.Ahoraesincapazdedistinguirlorealdeloimaginario.

—¿Dóndepuedoencontrarlo?Elduenderióconsarcasmo.—¿Para qué quieres encontrarlo? Pregúntale por algo y te contará docenas de

historias relacionadas.Todas interesantes, sí, pero ningunaverdadera. Podrías estarescuchándolo hasta el fin del mundo. Pero no sé dónde está—añadió, al ver queJonathanabríalabocapararepetirlapregunta—.Vadeambulandoporahí.Talvezloveasestamismanoche.

Jonathan frunció el ceño. ¿Por qué había querido Emma llevarlo a ver a unindividuocomoaquel?Sacudiólacabeza.Seguramente,elduendeexageraba.

www.lectulandia.com-Página75

Page 76: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Sevolvióhaciaélparapreguntarlemáscosas,peroelduendesepusoenpiedeunágilsaltoylomiroconciertaferocidad.

—Ybien,chico,esperoquedespuésdetodohayasdecididocompraralgo...—Notengodinero—respondióJonathanalpunto.—No importa. Si te interesa alguna cosa, siempre me puedes dar un objeto a

cambio.Comoesebonitorelojquellevascolgadoalcuello.Jonathannoteníaningunaintencióndeentregarleelreloj,peropaseósumirada

porlos«OBJETOSRAROSDETODASCLASES,BUENOSYVARATOS»queelduende teníaensuabigarrada tienda.Deprontose leocurrióuna idea,y sevolvióhaciaéltanbruscamentequecasillegóasobresaltarlo.

—¿NoseráustedelMago,verdad?—¿ElMago?¿Dequéestáshablando?—Quierodecir...—JonathantratóderecordarloquehabíadicholaEchadorade

Cartassobreelpersonajeaquienhabíallamado«elMago»,yqueestabadestinadoamostrarlealLocosuverdaderocamino—,sihasidoustedquienhainventadotodosestos...artilugios.

—¿Yo?¿Porquiénmetomas?¡Comosinotuvieseotracosamejorquehacer!El duende parecía ofendido, y Jonathan optó por esperar a que se calmase un

poco.—¡Noooo,chico,yovendoobjetosraros,nolosfabrico!Peroconozcoauntipo

que tenía tanto tiempo libreque sededicabaa inventarcosascomoestas, luegonosabíaquéhacerconellas,demodoquemelastraía...yasísurgiómitienda.

—¿Dóndepuedoencontraraesehombre?—Yonolollamaríaexactamente«hombre»...perocreoqueviveenunático.—¿EnlaCiudadOculta?—¡Basta de cháchara!—estalló de pronto el duende—. ¿Vas a comprar algo o

no?Ya no parecía tan amigable, y Jonathan retrocedió un paso. El duende se

balanceabasobreelcantodelmostrador,comosiestuviesedispuestoasaltarsobreelmuchacho en cualquier momento. Sus ojos tenían un brillo siniestro, y enseñabatodoslosdientes.

—Me...meparecequeno—balbuceóJonathan—,Sientohaberlehechoperdereltiempo.

—¡Tiempo es lo que te llevas, y debes pagarlo!—exigió el duende, señalandoacusatoriamenteaJonathanconundedohuesudo—.¡Dametureloj-puerta!

Jonathansellevólamanoalmedallón.—Nopuedo—dijo—.NecesitoencontrarelrelojDeveraux.Elduenderechinólosdientesysaltósobreél.Jonathanyaestabaenlapuerta.Laabrió—elgrajomecánicovolvióagraznar—

www.lectulandia.com-Página76

Page 77: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ysaliócorriendo,sindetenerseamirarsielduendeloperseguía.Oyósuschillidosasuespaldadurantelargorato.Porfin,laoscuridadselotragó.

Enaquellosmomentos,BillHadleysehallabaenlajefaturadepolicíadelaCiudadAntigua,armandounescándaloconsiderable.Unodelosagentes,quechapurreabaunpocodeinglés,habíacreídoentenderensusconfusasexplicacionesqueHadleydebíaencontrar un reloj antiguo antes del amanecer, y que esta era la razón por la cualhabíadespertadoatodoelconventoaporreandolapuerta,yquedespuéshabíatratadode sobornar a lasmonjas con un fajo de billetes para que le dejasen examinar losvaliososobjetosdelaexposición.

El agente estaba desconcertado. Habían arrestado a Hadley por escandaloso yalborotador,perodabalasensacióndequeloquenecesitabaeraunalargaestanciaenunmanicomio.

—¡No se haga el gracioso conmigo, agente!—vociferaba Bill Hadley, con elrostrocompletamentecolorado—.¡Ustednosabequiénsoyyo!¡Podríacomprartodaestamalditaciudad,asíquedéjemesalirdeaquíantesdequepongaenacciónatodosmisabogados!

—Oh,otrolocodeesos—dijounpolicíademayoredad,cuandoelotrolecontólo que pretendía aquel americano chiflado—. ¿Cuánto tiempo hacía que no veníanadiepreguntandoporesereloj,Rodríguez?

—Másde siete años—respondióRodríguez,que sería solounpocomás jovenquesucompañero—.Peroningunohabíaarmadotantoescándalo,queyorecuerde.

Hadleyseguíavociferando,ajenoalhechodequelospolicíaslomirabancomosifuese un piojo.Entonces algo se restregó contra su pierna.Hadley se calló ymiróabajo.

Eraungatonegro.—Fueradeaquí—gruñó,lanzándoleunapatada.Pero el gato no solo no se fue, sino que saltó a su regazo y se acomodó allí.

Hadleyselosacódeencimaysedispusoaseguirincrepandoalpolicía,cuandovioqueelgatohabíadejadoalgosobresusrodillas.

—¿Quéesesto?Unmedallónviejo,oalgoparecido.Hadleylocogióconcuriosidad.Y,entonces,todoasualrededorcambió.

www.lectulandia.com-Página77

Page 78: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo10

Jonathanoyódenuevolosladridosdelosperros.Aunquesabíaquelebastabaconsoltarelreloj-puertaparaescapardeellos,esperabanotenerquehacerlo,puestoquenoqueríadesprendersedelamuletoporsiluegonovolvíaaencontrarlo.

Estaba confuso, y la proximidad de los perros infernales no contribuíaprecisamenteaaclarar sus ideas.Emma lehabíahabladodelHacedordeHistorias,peroelduendelehabíadadounapistasobrealguienquepodríaserelMagodelquehablabanlascartasdeltarot.

Seguía vagando sin rumbo, con precaución, cuando oyó aullidos en una callecercana. Se disponía a dar media vuelta, pero una voz conocida lo retuvo dondeestaba:

—...perovaisadejarmebajar,¿síono?ElcorazóndeJonathandiounbrincoycomenzóalatirmásdeprisa.Élmismose

sorprendiódesupropia reacción.Había llegadoacreerquenovolaríaavernuncamás a la chica de las trenzas pelirrojas, y hasta aquelmomento no se había dadocuentadelomuchoquelahabíaechadodemenos.

Se obligó a sí mismo a controlarse y a mantener la calma. Se asomócautelosamentetraslaesquina.

Loqueviolodejóhelado.Dosdeaquellosenormesperrosaullabanalpiedeunmuro.Noparecíanhaber

detectado lapresenciade Jonathan; estabanmás interesados en la figuramenudaycoloridaquesehallabasentadasobreelmuro,conlospiescolgandoygestoaburrido.

—¡Emma!—susurróelchicoparasímismo,horrorizado.Creíaquehabíahabladoenvozbaja,perodeprontolosdosperrossecallarony

sevolvieronhaciaél.—¿Jonathan?—dijoEmma—.Teheestadobuscando.¿Dóndetehabíasmetido?LosojosdeJonathanestabanfijosenlosperros,ynorespondió.Lasdosbestias

sehabíanvueltohaciaélylegruñíanporlobajo,mostrandotodossusdientes.—Yo los entretendré —susurró por fin, sin dejar de mirar a los perros—.

Aprovechaparaescapar.—Pero,Jonathan...Emma no parecía comprender la gravedad de la situación, se dijo Jonathan

desesperado.Seguíasentadasobreelmuro,observandolaescenaconmáscuriosidadquepreocupación.

—Jonathan, no van a hacerme daño—explicó ella—. Te buscan a ti y al otrointruso.Noamí.Yovivoaquí,¿recuerdas?

Jonathannohabíaapartadolamiradadelosperrosenningúnmomento,peroesta

www.lectulandia.com-Página78

Page 79: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

veznopudoevitarlo:conunágilmovimiento,Emmasaltódelmuroyaterrizójuntoalosperros,quenorepararonenella.

—¿Loves?—dijoEmma.Jonathanpensóqueelcomportamientodeellaerademasiadoabsurdo.Yademás,

ahoraquelaveíamásdecerca,habíaenellaalgoquenocuadraba...Abriólabocaparadeciralgo,peroenaquelmismomomento,losperrosselanzaronhaciaél.

Jonathandiomediavueltayechóacorrer.Mientrascorría,oyendoa losperroscadavezmáscerca,tratabadequitarseelreloj-puerta,quetodavíallevabacolgadoalcuello.Justocuandosentíaenlanucaelnauseabundoalientodeaquellasbestias,lacadenasedesprendióporfin.

Jonathanladejócaeralsuelo.Los perros desaparecieron de pronto. También la calle en la que se encontraba

pareciócambiarenalgunosdetalles.Jonathansesentó,temblando,enelsuelo,cercadelreloj-puerta,paranoperderlodevista.Noqueríavolveracogerlo,demomento.Esperaríaunrato,hastaquelosperrossealejasen,yentoncesregresaríaalaCiudadOculta.

Apoyó laespaldaen laparedy respiróhondo.El sonidodeunamotocicletaenalgunapartedelaciudadterminódetraerledevueltaalmundoconocido.

Nohabríasabidodecircuántotiempopermanecióallí.Diezminutos,quince,talvez media hora. Hasta aquel momento no había sido consciente de su propiocansancioy,ahoraquesesentíarelativamenteasalvo,sedabacuentatambiéndequeestabaagotado.

Además, su corazón se debatía entre el deseo de correr a buscar a Emma y elhorrorqueleinspirabanaquellasbestiasimplacables.Yelhechodehabervistoalachicatancercadelosperrosnocontribuíaprecisamenteaaclararsusideas.AquellaimagendeEmma,depieentrelosperros,loinquietabasinquellegaseaentenderporqué.

Entoncesalguienentróenlacalle,corriendo,yJonathanalzólacabeza,alerta,alavezquesemovíahacia laderechaparaocultarconsucuerpoel reloj-puerta,sinllegararozarlo,perolobastantecercacomoparapoderalcanzarloyhuiralaCiudadOcultaencasodenecesidad.

Elreciénllegadosedetuvoanteélylomiró.Jonathanledevolviólamirada.Elotro,alreconocerlo,abriólosojosdesmesuradamente.

—Tú—susurró—.Hasvuelto.SetratabadeNadie,peroparecíaaterrorizado.Estabamuypálido,jadeabaytenía

lafrentecubiertadesudor.SelanzóhacíaJonathan,implorante,ysollozó:—¡Porfavor,necesitounaPuerta!¡Porfavor,ayúdamearegresar!¡Sinolohago,

estoyperdido!—TúteníasunaPuerta—replicóJonathan,apartándolo—.¿Quéhasidodeella?

www.lectulandia.com-Página79

Page 80: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—La... la he perdido —gimió Nadie, retorciéndose las manos—. ¡Me la harobado un maldito gato negro! ¿Puedes creerlo? ¡Ha saltado sobre mí desde laoscuridadymelahaarrancadodelcuello!

Jonathan ladeó la cabeza. Se sentía seguro en la Ciudad Antigua y no queríadejarsellevarporelhisterismodeNadie.

—¿Por qué quieres volver a laCiudadOculta?—le preguntó con calma—.Esmuy peligroso, ¿sabes? Está llena de unmontón de perros que atacan a todos losintrusos.

La serenidad de Jonathan pareció hacer mella en Nadie, que se tranquilizó unpocoysesentójuntoaél.

—Estoy enfermo —le confesó—, y mi mal es incurable. Según los médicos,deberíahabermuertohaceyameses,peronomeresigné,¿entiendes?Soyjovenymequeda aún mucho por hacer. Cuando los más prestigiosos médicos me dieron pordesahuciado,consultéamagos,videntes,curanderosycharlatanes.Merelacionéconalquimistas varios y busqué en vano la Piedra Filosofal. Recorrí medio mundopersiguiendoelmanantialdelAguade laVida,mientras laenfermedadcorroíamisentrañasylaMuerteacechabamispasos.Sí,llevohuyendodeelladesdehacemuchotiempo.LediesquinazoenSamarkanda,laburléenTeotihuacán,escapédeellaenlaAntártidayporpocomealcanzóenelKilimanjaro.Peronuncalograbaperderladevista.

»EntoncesoíhablardelaCiudadOculta.Laciudaddelosinmortales.»Investigué todoloquepudey logréhacermeconunreloj-puerta.Lleguéhasta

aquí con mis últimas fuerzas. Puede que incluso ya esté muerto, ¿sabes? Pero laMuertenotienepoderenlaCiudadOculta,porqueactúaenotroritmodetiempo,enel plano del tiempo en el que se encuentra el mundo tal y como lo conocemos,¿entiendes?

Jonathanasintió.—Haceunratohevistoaunaadivina—dijo—.Mehaechadolascartasdeltarot,

y ha salido laMuerte, y también un individuo al que llaman el Colgado.Me hanexplicadoquees alguienquenopuedeavanzarporque tieneunacuentapendiente,algoquedejóamediohacer.EmmadijoqueelColgadoerastú.

Conunbufido,Nadiepreguntó:—¿Quéinsinúas?—Dicesquequiereshacermuchascosas,queeres jovenparamorir,perovasa

pasarteelrestodetuvidahuyendodelaMuerte,asíque,despuésdetodo,novasahacernada.Estás estancadoenunpuntodel camino.Nopuedes retroceder.Y solopuedesavanzarhacialaMuerte.

Nadieselevantódeunsalto.—¡Nohablaríasdeesamanerasifuesestúelquesabequevaamorir!

www.lectulandia.com-Página80

Page 81: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—SéquemerondalaMuerteestanoche—dijoJonathan,tranquilo—.Ysécómopuedesobtenerlainmortalidad,peroelprecioesalto.

Nadieseacercóaél,ansioso.—¿Melodirías?Jonathancallóylomiródehitoenhito.Finalmente,dijo:—Novalelapena,¿meoyes?—Esolodecidiréyo.Dime,¿cómopuedoconseguirlainmortalidad?Jonathansuspiró,ydejósumiradaprendidaenlasestrellas.—En la Ciudad Oculta hay demonios que te ofrecen los relojes de arena que

poseelaMuerte.Nadieseenvaró.—¿Elrelojdearenadetuvida?¿YcómologranarrebatárseloalaDama?—Notengoni idea.Pero tedan tu relojacambiodealgo.Pequeños favores,o

algoasí.Nomehequedadoapedirmásexplicaciones.—¿No?Pueseresestúpido.—Nolocreo.NocreoqueseapeorlaMuertequedependerelrestodetuvidade

loscaprichosdeundemonio,¿osí?—Es tu opinión, pero seguro que cambiarías de idea si estuvieses enmi lugar.

Bien,yoprefierovivir,seacomosea.¿Cómopuedollegarhastaesedemonio?—Si caminas por laCiudadOculta, imagino que tarde o temprano te saldrá al

paso.Perocréeme,noesbuenaidea.¿Tehehabladoyadelosperros?—Sí,lohashecho—Nadielanzóunamiradanerviosaporencimadesuhombro

—. Por favor, ayúdame a volver. He viajado por todo el mundo en busca de unaoportunidadcomoesta.Daríacualquiercosaporseguirviviendo.

Jonathanseseparóunpocodeél.Muylentamente,mirándoloalosojos,seapartódelapared.

Elreloj-puertarelucíamisteriosamentealaluzdelafarola,enelsuelo,juntoaél.Nadieahogóungritoyalargólamanoparacogerlo.

—Losdosalavez—leadvirtióJonathan,deteniéndolo—.Aladetres.Amboscruzaronunamirada.—Una...—empezóJonathan—,dos...¡tres!Tocaronelrelojexactamentealmismotiempo.El salto fue instantáneo y, como en las demás ocasiones, Jonathan apenas se

percatódeél.Lacalleparecía lamisma,peroestabamuchomásoscura,porquenohabíafarolasiluminándola.

Yhabíaotrodetallequelasdiferenciaba,undetalleespecialmenteaterrador.Unode losperros infernalessehallabaenmediode lacalle, frenteaellos.Los

mirabafijamenteconsusojosrojosyardientescomoelmismoaverno,ygruñíaporlobajo.

www.lectulandia.com-Página81

Page 82: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Antesdequeningunodelosdoslograramoverse,elperrosaltósobreellosconungruñido.Jonathangritóysoltóelreloj-puertainstintivamente.

Elperrodesapareció.Ensulugarhabíaunafiguraoscurayesbeltaquecaíasobreellosalavelocidad

delrelámpago.Laluzdelafarolailuminóunrostropálidoyfríocomoelalabastroyunosinsondablesojosnegros.ElfilodeunaenormeespadarelucióunmomentoanteJonathan,quegritódenuevomientraslaMuertedescargabasuarmasobreél.

Jonathancerrólosojosyoyóunsilbido.Después,silencio.Elchicoabriódenuevolosojos,lentamente.LaMuerteseguíafrenteaél,firmey

serenacomounadiosa.Habíabajado laespada,y su indescifrable rostromarfileñoestabavueltohaciaalgoquehabíadetrásdeJonathan.ElmuchachosegiróyvioaNadie.

Estabamuerto.JonathantodavíatemblabacuandolaMuerteseinclinópararecogerasupresa.—Notemas—dijoellaconsuvozsobrehumana—.Hoynohevenidoporti.—¿A...adóndetelollevas?—pudodecirJonathan.LaMuertesonrióenigmáticamente.—Notengasprisaporsaberlo.Tardeotemprano,tútambiénloaveriguarás.Jonathanrespiróhondo.—¿Puedo...puedohacerteunapregunta?LaMuerte no dijo nada, pero Jonathan inquirió, señalando el cuerpo inerte de

Nadie:—¿Porquéningúndemonioleofreciólainmoralidad?LaMuertesevolvióparamiraraJonathan.Larotundidaddesumirada lohizo

marearse.—PorqueelDiablosabíaqueélmepertenecíadesdehacíamucho.YalDiablole

interesanlosvivos,nolosmuertos.—Llegódemasiadotarde—musitóJonathan;volvióamiraralaMuerte—.Dime,

¿cuántaarenaquedaenmireloj?—Novoyaresponderaesapregunta—replicóella—,porqueentoncespasarías

elrestodetuvidaintentandoprolongareseplazo,pormuydilatadoquesea.Limítatea vivir; ese es tu trabajo. Cuando llegue tu hora, yo vendré a buscarte. Ese esmitrabajo.Nosveremosentonces...JonathanHadley.

La Muerte retrocedió unos pasos, arrastrando consigo el cuerpo de Nadie.Jonathan se dio cuenta entonces de que el Nadie que ella se llevaba parecíaincorpóreo,mientrasqueelcadávermaterialcontinuabatodavíaenelsuelo,juntoaél,enlamismaposiciónenquehabíacaído.

La Muerte siguió retrocediendo hasta perderse entre las sombras. Entonces,

www.lectulandia.com-Página82

Page 83: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

desapareció.Jonathanvolvióaquedarsesoloenelcallejón,juntoalcuerpodeNadie.Lacampanadelatorredelconventodiolasdos.

EnelMuseodelosRelojes,eltorodelrelojdeQuSuitocólospiesdelemperador.ElmarquéssonriómientrasobservabalosmovimientosdeJonathanenelBarun-

Urt.—Noestámal—admitió—.Yasonlasdos,ysiguesvivo.SevolvióhaciaelcuerpoinertedeMarjorieHadley.—Sin embargo, tú no debes hacerte ilusiones—dijo—: nunca le entregarán el

reloj, y no se les puede arrebatar por la fuerza. No es nada personal—añadió—;simplemente pienso que lo mejor es que sea sincero contigo. No quisiera creartefalsasesperanzas.

Calló, como si estuviera escuchandounavoz inaudible.Después se encogiódehombros.

—Bueno—dijo—, yo no tengo la culpa. Si ellos están allí ahora es porque tútocasteloquenodebías.Asíqueyodetitrataríadepasarlomejorposiblelaspocashorasquetequedan...quenosonmuchas,dichoseadepaso.

Le dio la espalda al reloj de Qu Sui para volver a centrarse en la imagen deJonathanysupadre.Elorbedelextraordinariorelojchinoparpadeóunmomento,yelrostrofantasmaldeMarjorieHadleyseasomóalcristaldesuprisión.Movióloslabios,comositratasedehablar.

—¿Monstruo...?—sonrióelmarqués,sinmirarla—.¿Esocrees?Nomedigas...Algo parecido a una lágrima intangible brilló en la mejilla del espíritu de

Marjorie.

www.lectulandia.com-Página83

Page 84: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo11

JonathanvagabadenuevoporlaCiudadOculta.Había llamado a la policía para que fuesen a recoger el cuerpo deNadie, pero

cuando los agentes llegaron, él ya se había marchado. Ahora, con el reloj-puertacolgadodenuevodesucuello,volvíaarecorrerconprecauciónlasoscurascallesdeloqueNadiehabíallamado«laciudaddelosinmortales».

Laciudaddelosinmortales...Jonathan intuía que aquello tenía mucho que ver con el reloj Deveraux y el

misteriosomarquésquelohabíaembarcadoenaquellaaventura,peronoterminabadeverloclaro.ElmalogradoNadiehabíaacudidoalaCiudadOcultaenbuscadelainmortalidad, pero Emma le había dicho que era una esperanza vana, porque laMuertesiempreacababaganandolapartida.AsíhabíasidoenelcasodeNadie.

¿Entonces, qué? ¿Había llegado allí Nadie persiguiendo un mito? ¿Se habíareferidoaaquellosinmortalesqueloeranenvirtuddeunpactoconeldemonio?PeroEmma había dicho que los demonios estaban allí para tentar a los que llegabanbuscandolainmortalidad.Porotrolado,elduendedelatiendahabíahabladodeunosseres inteligentes anteriores al hombre. ¿Hablaba de los demonios? ¿Eran ellos losSeñoresdelaCiudadOculta?

¿Y el relojDeveraux? Emma le había dicho que estaba en la CiudadAntigua.Peroelduendehabíaafirmadolocontrario.

AJonathanledabavueltaslacabeza.Sospechabaquehabíatenidolaoportunidaddeaveriguarmuchísimasmáscosassobreaquellaextraordinariaciudaddual,perolahabíadejadoescaparalnoformularlaspreguntasadecuadas.

Enaquelmomentooyóunavozquecanturreabaenunacallelateral.Sedetuvoyescuchóatentamente:

—...y ella le dijo: «Oh, qué buen escondrijo. ¿Puedo pasar la noche aquícontigo?». «Pero los lobos aúllan y la luna se oculta», dijo él; «¿no quieresencontraraquelloquebuscas?»;yelagujerosecerró,yeldragónsedurmió,yellasefuevolandohacialaslucesdelalba,laslucesdelalba...

La voz calló, y Jonathan sacudió la cabeza, sorprendido. De pronto había unhombrefrenteaél,unhombredelgadoyvivaracho,quehabíaaparecidosúbitamenteenelcallejón,oesaeralasensaciónquelehabíadado.Peroapenasunossegundosdespués comprendió que aquel individuo no había brotado de la nada, sino que sehabía acercado caminando desde la esquina, y Jonathan no se había dado cuentaporque había estado sumido en una especie de trance provocado... ¿por aquellaabsurdacanción?

Observóalhombrealaluzdelasestrellas.Vestíadeunamaneramuyestrafalaria,

www.lectulandia.com-Página84

Page 85: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

con prendas de distintas clases, colocadas unas encima de otras sin orden niconcierto.Llevabaenlacabeza,amododegorro,loqueparecíaunafundadecojínhecha de distintos retazos de tela, y rematada conmedia docena de cascabeles dediversasformasytamaños.

Pero lo que más llamó la atención de Jonathan fueron sus ojos, enormes ybrillantes,quedestacabanpoderosamenteenunrostromenudoyenjuto.

Elchicoabriólabocaparapreguntarlesunombre,pero,antesusorpresa,loquedijofue:

—¿Cómosiguelahistoria?Elcuriosohombrecillopasabaelpesodelcuerpodeunpieaotro,balanceándose

contalligerezaquecostabaseguirsusmovimientos.—¿Quéhistoria?—preguntóconvozaguda.Por segunda vez, Jonathan fue a preguntarle su nombre, pero de nuevo se vio

sorprendidoporlaspalabrasquesalierondesuboca:—...y ella se fue volando hacia las luces del alba, las luces del alba... —le

recordóalhombrecillo—.¿Quépasódespués?—¡Oh,esa!—rióelextrañopersonaje— ...yellase fuevolandohacia las luces

delalba,laslucesdelalba,yenloaltodeunárbolhizounacasa;yalsextodíatuvovisita. ¿Quién ha venido a verme?». «Oh, yo he venido a verte, y he cruzado eldesiertoparapedirte unbeso.Pero ellano lodejó entrar: «Y, a cambio, ¿quémedarás?¿Metrajistelarisadelamariposa?¿Tienesunfrascoconlágrimasderosa?¿Recogisteacasolossueñosdeunhada?¿Meenseñaráselcolordetualma?».Élleregalólarisadelamariposa,yunfrascodelágrimasderosa;lemostrócómoeranlossueñosdeunhada,ledijocuáleraelcolordesualma.«Regálameunpedazodeestrella», pidió entonces ella.Y él bajó la cabeza, entristecido. «Oh,no, nopuedodarteloquemehaspedido.¿Nosabesquelasestrellasaúnnohanflorecido?».

Elhombrecillocallóderepente,yJonathanvolvióalarealidadconbrusquedad.Aquellaspalabrashabíanprovocadounextrañoefectosedanteenél,creandoensumente imágenesmaravillosasdemariposasque reíanyestrellas florecidas.Cuandopudovolver a pensar con coherencia tuvoque admitir que aquella historia, quenotenía ni pies ni cabeza, había logrado subyugarlo hasta el punto de hacerle olvidartodocuanto teníaqueverconsumundoysu realidad.Sacudió lacabeza.«Estoesunalocura»,pensó.Peroparecíaqueunapartedesumentequeríaseguirperdidoenaquellalocura,porquedeprontoseencontróasímismodiciendo:

—¿Mecontarásotrahistoria?¿Onoguardamástumemoria?Calló,horrorizado,preguntándosesielpareadolehabíasalidoporcasualidad,y

sospechandoquenoeraasí.Elhombrecillosonriódenuevo:—Oh,oyentepaciente—canturreó—,túquepidesmáscuentos,sabrásquenote

miento si te digo que una vez existió una mosca muy feroz que lloraba elefantes

www.lectulandia.com-Página85

Page 86: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

cuandomoríalatarde.Yunapiedraquecaíalecontómilmaravillas...Jonathan perdió la noción del tiempo. Tal vez oyera dos, cinco o cincuenta de

aquellasdescabelladashistorias,perohabíaenellasalgofascinantequeloobligabaaseguirescuchandoyapedirmásymás.

—...ylanochesereía,yélsefueconmuchaprisa.«Heperdidomiternura.¿Lahabráencontradolaluna?»,perolalunaledijo...

—¡Socooorroooo...!Jonathanalzólacabezaytratódedespejarse.—¿Lalunadijo«socorro»?—murmuró,aturdido.—...lalunaledijo:«Yoheencontradoturitmo,perolaternura...»—¡¡¡Ayuuudaaaa!!!Jonathandespertóporsegundavezdesuextrañotrance.Lavozquepedíaauxilio

se oía lejana y distante, pero había logrado colarse de alguna manera entre lasmágicas palabras del disparatado cuento. Y había algo en ella que no admitía serignorado.

—Quéraro...—susurróJonathan,todavíaalgoconfuso—.Esavoz...Se dio cuenta entonces de que se había sentado en un portal, y de que el

extravagantehombrecilloestabasentadojuntoaél.Sepreguntócuántoratollevabaallí.

—...perolaternura...—intentóproseguirelhombrecillo;sinembargo,enaquelmomento la voz volvió a oírse, y junto a ella sonaron también los ladridos de losperrosinfernales,yJonathannopudoseguirobviándola.

Sepusoenpiedeunsalto.Tambiénsucompañeroselevantó.—¿Queréissaberloqueaconteciócuandoelgiganteporlajarrasecayó?—dijo

rápidamente.Jonathan se volvió hacia él, interesado, pero enseguida se obligó a símismo a

tenerpresentequeacababadeoírunavozpidiendoayuda.—No puedo quedarme—dijo con firmeza, aliviado al comprobar que esta vez

había pronunciado las palabras que quería pronunciar—. Tus historias son muybonitas,pero...

Deprontosecallóymiróalhombrecilloconmayoratención.—¡TúereselHacedordeHistorias!—exclamó—. ¡Túeres lapersonaa laque

Emmaqueríaqueviera!ElHacedordeHistoriasseriócomounloco,yloscascabelesdesuextrañogorro

tintinearonconalegría.—¡Quién tuviese tal fortuna como el hueso de aceituna que fue a correr

aventurasalpaísdelas...!—¡No,espera!—lointerrumpióJonathan—.¿QuésabesdelrelojDeveraux?

www.lectulandia.com-Página86

Page 87: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Losojosdelhombrecillobrillarontodavíamás.—Un reloj para ocultar un pedazo de tiempo—tarareó—.Créeme, que no te

miento.Cuandoeltigrefueabuscarlasonrisadecristal...—¡Porfavor,quealguienmeayude!Enestaocasión, lavozhabíasonadomuchomásdesesperada,y los ladridosde

losperrosmuchomáscerca,yJonathandiounrespingo,sorprendido.Aquellavoz...—¿Papá?Aguzóeloído.ElHacedordeHistoriascanturreaba:—Tiempo,siento,miento,lento,tiento...—¡Silencio!—pidióJonathan,peroelhombrecilloalzólavoztodavíamás:—¡Tiempo,cuento,tiempo,cuento,tiempo...!—chillaba.Jonathansetapólosoídosyechóacorrer.Muchoratodespuésdequedejaraatrás

al Hacedor de Historias, sus sorprendentes imágenes seguían creando extrañasasociacionesensucabeza.«Elhuesodeaceitunaencontrólaternura,yellalepidióunasonrisadecristal,yeldragónlafueabuscar;hablóconunelefanteferozquecaíaporlajarray...».

—¡¡¡Bastaya!!!—chillóJonathan.Porunmomentosehizoelsilencioensumente.Entoncesoyódenuevolavozde

supadre,yseaferróaellacomoauntalismán.Echóacorrerotravez.Yaldoblarunaesquinalovio.BillHadleyhabíatrepadohastaeltejadodeuncobertizoqueaguantabaaduras

penassupeso.Noayudabaamejorarsusituaciónelhechodeque tresdeaquellosaterradoresperrosestabanintentandoecharabajoelcobertizoparapoderllegarhastaél.

—¿Papá?—dijoJonathan,sorprendido.Instintivamente, se llevó lamano al pecho para comprobar que su reloj-puerta

seguía allí. Lo sintió palpitar entre sus dedos y se preguntó cómo diablos habíalogradosupadrellegaralaCiudadOculta.

—¡Papá!—gritó.BillHadleyalzólacabezaparamirarlo.Temblabadepuroterror.—¿Jo...Jonathan?—¡Deshaztedelreloj-puerta,papá!—legritóJonathan,haciendobocinaconlas

manos. Los perros ya habían reparado en su presencia, y se había vuelto hacia él,gruñendoamenazadoramente—.¡Dateprisa!

Enseguida se dio cuenta, sin embargo, de que su padre no entendía de qué leestabahablando.Respiróhondo,hizodetripascorazónyechóacorrer.

Solovolviólacabezaunavez,yfueparacomprobarquelosperrosloperseguíany se alejaban de su padre. Siguió corriendo, pero al doblar una esquina resbaló denuevo sobre el húmedo suelo, sintiendo que se torcía dolorosamente un pie.

www.lectulandia.com-Página87

Page 88: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Intentandonopensarenello,nienlosperrosqueseleechabanencima,sequitóelamuleto.

EsperóapenascincominutosenlaCiudadAntigua,ydespuésvolvióacogerelreloj-puerta.Lacallesetransformódenuevoantesusojos.Losladridosdelosperrosseoíanunpocomáslejos:habíanpasadodelargoporellugardondeJonathanhabíacruzado ladelgada líneaque separabaambosespacios temporales.El chico respiróhondoyvolviósobresuspasos,cojeando.Sabíaque losperrosno tardaríanendarmarchaatrás.

Cuandollegódenuevoalcobertizovioquesupadrehabíabajadodel tejado,ymirabaasualrededor,receloso.

—¡Jonathan! —chilló cuando lo vio—. ¿Qué está pasando aquí? ¡Estabahablandoconunpolicíaydeprontolahabitaciónhacambiado,yerauncuartovacíoyoscuro!¡Yesashorriblesbestias...!

—Te lo explicaré más tarde —cortó Jonathan—. Ahora debemos buscar unrefugio.Notardaránenvolver.

SeinternaronporelsectorcentraldelaCiudadOculta,dondelascalleseranmásestrechas, oscuras y retorcidas, y había múltiples pasadizos por donde podíanescabullirse.

Aldoblarunaesquina,sinembargo,seencontraronconunafiguramenudaquelosestabaesperando.

—¡Jonathan!—dijoella,alegre.Jonathansedetuvobruscamente.—¡Emma!Vio con claridad su amplia sonrisa, tan fuera de lugar en medio de aquella

pesadilla.Avanzócojeandohastaella,ymientraslohacíasedebatíaentreelimpusodeabrazarlacontodassusfuerzasylatimidezqueleimpedíatomarseconfianzasconella.PerofuelapropiaEmmaquienloabrazó.

—Jonathan, Jonathan, pensé que los perros te habían alcanzado. ¿Por qué hasvuelto?Sabesqueespeligrosoyquedeberíashabertedeshechodelreloj-puerta...

—Peroyateexpliquéporquénopodíahacerlo.MeheencontradoconelHacedordeHistorias,¿sabes?Untipomuyraro.Mehaentretenidoy...

SecallódeprontoymiróaEmmafijamente.Ellabajólacabeza.—¿Quépasa,Jonathan?Elchicoalzólamanoparaacariciarconlosdedoslasiendelamuchacha.—Emma, tenías una herida aquí —dijo, con una voz extraña—. ¿Cómo...

cómo...?—Tedijequenoeranadaimportante.Peroahora...—No,espera—Jonathanvolvióapasarlasyemasdelosdedosporlassienesde

Emma.Solorozópiellisa,sinningúntipodecicatriz—.Tegolpeastecontraelmuro

www.lectulandia.com-Página88

Page 89: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

deljardín.Teníasunaherida.Sangrabamucho.Retrocedió sin poder evitarlo y, por primera vez, empezó a hacerse preguntas

sobreEmma.Enprimerlugar,¿quiéneraEmma?LahabíaconocidocuandotodavíacreíaencontrarseenlaCiudadAntigua,ypor

esonosehabíaparadoapensardespuésqueEmmaera,enrealidad,unacriaturadelaCiudadOculta.

Jonathan siguió retrocediendo,mirando aEmmaconuna expresióndistinta.Supadreloadvirtió.

—¿Quépasa?¿Noesesatuamiga?Lahevistocontigoenunodelosrelojesdeesecondenadomarqués—añadióamododeexplicacióncuandoJonathansevolvióhaciaél.

EmmahabíaavanzadohaciaellosymirabaaBillconcuriosidad.—¿Quiéneres tú?—preguntóJonathan,muyserio—.¿Cómohas llegadohasta

aquí?—¡Yalosabes!—dijoEmma—.¡Vivoaquí!—Vives en la CiudadOculta—dijo Jonathan; la observaba con cautela, como

evaluándola—.Unlugarllenodeseresextraños.¿Quiénerestú,Emma?—Jonathan,no entiendo qué...Una idea le vino de pronto a lamente como un relámpago quecruzaseuncielodespejado.

—¿Yquépretendes?—añadióconbrusquedad—.Creíaqueestabasdemiparte.PerohaceunratohevistoalHacedordeHistorias.¡Mehabríaquedadoescuchándolohastaelalba!Ytúlosabías,¿no?¡YsabíastambiénqueelrelojDeverauxestáenlaCiudadOculta!¡Mementiste!

—Pero,Jonathan...—Deberíahabermedadocuentamuchoantes—murmuróJonathan, sombrío—.

Mehacíasdarvueltasyvueltas,deun lugaraotro,paraqueperdiese tiempo. ¡Medijiste tantas veces que regresase a la Ciudad Antigua! Primero trataste deconvencerme de que el reloj Deveraux estaba en el otro lado. Pero yo no te creí.Entoncesmeexplicastecómofuncionabaelreloj-puerta,medijistequemedeshiciesedeélparaburlaralosperros.Intentabasquemerindiese,quevolvieseconlasmanosvacías, a pesar de que te expliqué con claridad en qué situación se encuentraMarjorie.

Jonathanhizounapausa.Emmanosemovió.—Y luego tevi en lo altode aquelmuro—prosiguió el chico—,conesosdos

perrosaullando.Entoncesnomedicuenta,peroeraexactamenteigualqueenaquellacartadetarot:losperrosaullandoalaLuna.¡TúereslaLuna,Emma!

—¿Peroquéestásdiciendo?—protestóella—.¡Yono...!Se calló al ver que Jonathan avanzaba hacia ella, decidido. La cogió por los

www.lectulandia.com-Página89

Page 90: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

hombros.—Todaslascosasqueyoibadescubriendo—dijolentamente—,túyalassabías.

Pero nuncame decías nada.Y nuncamemirabas a los ojos. Eso debería habermehechodesconfiardeti.Ahora,Emma,míramealosojosydimequenosabesdóndeestáesecondenadoreloj.DimequeestáenlaCiudadAntigua,peroestavezmíramealacaracuandomelodigas.

Emmatratóderehuirsumirada,peroJonathanlecogiólabarbillayleobligóaalzarlacabeza...

—Nomemiresdeesamanera—leadvirtióella—.Nomemiresasí.Perolamiradadeélyaestababuceandoenlasuya......Yenun instante,Jonathansevioasímismocayendoporunoscuropozosin

fondoqueseasemejabaalcorazóndeunhuracán.Jonathangritó,agitandobrazosypiernas mientras se precipitaba por aquel remolino insondable que parecía llevardirectamentealnúcleoprimigeniodelcosmos...

Aquelloqueloteníasujetolosoltó,yJonathanseencontródenuevoenunoscurocallejónde laCiudadOculta.Elchico tardóunossegundosenvolvera la realidad.TodavíarespirabaentrecortadamentecuandosevolvióhaciaEmmaydescubrióqueellahabíaapartadolamirada.

—Nodebíasmirarmealosojos—susurróella—.No,noteníaquesucederasí.Jonathanretrocedió,atemorizado.—Tú...túnoereshumana—dijoconvozronca.Ellaseguíasinmirarlo.—Nodebíasmirarme—insistió—.Notendríaquehaberlopermitido.Jonathandiootropasoatrás.—Yyaséporqué—dijo—.Noqueríasquemediesecuenta...dequetumirada

escomoladelmarqués.¡Losdos...sois...lomismo!—¿Qué?—bramóBillHadley—.¿Quieresdecirqueestáncompinchados?Jonathanlocogiódelbrazoytiródeél.—Vámonos—dijo.—Espera,¿porqué?Seguramenteellasabe...—No—cortóJonathan,yeltonodesuvoznoadmitíaréplica—.Nolepreguntes

porelrelojDeveraux.Podríamentirnosdenuevo,yseacabaeltiempo.No era esta la verdadera razón por la cual deseaba alejarse de Emma, pero

sospechabaquesupadrenoibaaentendersusexplicaciones.Se alejaron de allí todo lo deprisa que les permitía el estado del tobillo de

Jonathan.Acadapasoquedaban,yqueloapartabamásdeEmma,Jonathansentíaqueaquellaextrañagarraqueleoprimíaelcorazónsehacíamásymásinsoportable.

Emmanolossiguió.PeroJonathansintió sumiradaclavadaen lanucadurante todoel trayectoa lo

www.lectulandia.com-Página90

Page 91: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

largodelcallejón,ypercibíasutristeza,unatristezamásprofundaquelaquejamásllegaríaasentirél,unatristezamásalládelacomprensiónhumana.

—Emma—dijoelmarqués.Susojosestabanfijosenlaesferadelreloj,quelemostrabalafigurainmóvilde

lamuchacha,solaenmediodelcallejón.—Demodoqueesasícomo tehaces llamarahora—murmuróelmarqués,con

una sonrisa—. ¿Qué debo pensar de ti?Has protegido la vida demi paladín, perotratabasdealejarlodesuobjetivo.Nomecuestatrabajoimaginarporqué.Siemprefuisteunasentimental...

Seacariciólabarbilla,pensativo.Frunciólevementeelceño,ylaimagendelrelojcambió.Ahora,laesferalemostrabaaJonathanyBillHadleycaminandojuntosporlascallesdelaCiudadOculta.

—Jonathan—dijo—.Hasllegadomáslejosdeloquepensaba.Peroeltiemposeagota.

www.lectulandia.com-Página91

Page 92: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo12

Losperroshabíantomadolaciudad.Jonathan lo comprendió cuando el coro de sus ladridos y aullidos se hizo

ensordecedor,cuandosussombras tiñeron lasparedesde todas lascasas,cuandoelbrillo rojizo de sus ojos agujereó la oscuridad de todos los recovecos, rincones yescondrijosdecadacalle,pasadizoytravesíadelaCiudadOculta.

Refugiados en un sótano húmedo y oscuro, Jonathan y su padre contenían elaliento.Habían atrancado la puerta y, aunque los perros lograsen echarla abajo, nocabrían por el hueco de la entrada, de manera que parecía que, por el momento,estaban a salvo. Jonathan oía a los perros gruñendo y arañando la vieja madera,mientras temblaba demiedo y trataba de olvidar lo mucho que le dolía el tobilloderecho.

Porelmomentoestabanasalvo,sí,perotambiénestabanatrapados.Yeltiempocorríaensucontra.

Mientrasselesocurríaalgomejor,losdossehabíanpuestoaldíadeloquehabíasucedidoporambaspartesdesdequesehabíanseparado,alasseisdelatarde,enlacasadelmarqués.

—Todavíanoentiendodeltodoenquénoshemosmetido—dijoJonathan,conunsuspiro—,perometemoquenovaaserfácilsalirdeaquí.

BillHadleymovíalacabeza,apesadumbrado.—Todo estonopuede estar pasando—dijo—.Seguramente somosvíctimasde

algúntipodealucinación,odeunengaño...Pero,¿sabesunacosa,Jon?Ahoraesoeslo que menos me importa. No debería haberle seguido el juego a ese marqués.Marjoriesehaquedadosolaconél,ynosotrosestamosaquí,atrapados.Deberíamoshaberlallevadoalhospital...

—¡Perosualmaestabaeneseorbe!Túloviste,papá.—Bien. Supongamos que eso es cierto, por descabellado que parezca. Pero

piensa:¿cómosabemosquetodoloquenoshadichoelmarquésesverdad?Esodequesolohaydocehorasdetiempo,ydequesoloeserelojpuedesalvaraMarjorie...¿cómosabemosquenonoshamentido?

Jonathanabriólabocaparareplicar,peronopudodecirnada.SiEmmalehabíamentido,¿quélehacíapensarqueelmarquésnolohabíaengañadotambién?

—Yo te diré lo que ha pasado—prosiguió su padre—. Estábamos asustados,hemoshechotodoloquenosdecía...Hemossidounostontos,hijo,unostontos...

Sushombrosseconvulsionaron,sacudidosporunsollozodesesperado.Jonathansuspiró.—Nohabríamospodidohacernada,papá—dijoquedamente—.Locreasono,

www.lectulandia.com-Página92

Page 93: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

ellosnosonhumanos.Nohaymásquemirarlosalosojosparadarsecuenta,yporesoEmmasiemprerehuíamimirada.Noséquiénesson,nisiquieraséquéson...Perounosyotrosnoshanempleadocomopeonesenunjuegoenelqueellosmuevenlaspiezas.

Apoyólaespaldacontralapared.Duranteunbuenrato,sololosgruñidosdelosperros, que seguían tratando de tirar la puerta abajo, enturbiaron aquel pesadosilencio.

JonathanpensabaenEmma.Desdesuúltimoencuentro,unahondatristezasehabíaadueñadodesucorazóny

noparecíadispuestaaabandonarlo.Hastaaquelmomento,JonathanhabíacreídoqueaquellosedebíaalhechodequehabíadescubiertoqueEmmalehabía traicionado.Peroempezabaadarsecuentadequesudolorteníaotracausa.

Hundióel rostro entre lasmanos.SabíaqueEmmanoerahumana.Ningún serhumanoposeíaaquellamirada,tanprofundacomoelmismocorazóndelcosmos,tantemiblecomolairadeundios.

Y, aun así, sabía también que no podría olvidarla y que la echaría de menosdurantemucho tiempo. Sacudió la cabeza.Una parte de símismo le decía que nopodíahaberseenamorado,notanpronto,nodealguienasí.

Pero su corazón le decía que sí sentía algo especial por ella, y esto eraprecisamenteloquemásdolorlecausaba.Porqueahoraentendíaquenuncapodríanestarjuntos,yqueélnoeramuydiferentedeaquellosperrosqueaullabanaunaLunalejanaeinalcanzable.

—Jonathan—dijo entonces su padre—.Nopodemosquedarnos aquí.Tenemosquedeshacernosdeesos...¿cómolosllamabas?

—Relojes-puerta—respondióJonathanamediavoz.—Esoes.Siesciertoloquedices,volveremosalaCiudadAntigua,yallínohay

perros,¿verdad?EntoncespodremosirabuscaraMarjorie.—Pero,papá,elrelojDeverauxestáaquí.—¿Cómo sabes que ese condenado reloj podrá hacer algo por ella? ¿Y si el

marquésnoshamentido?—Si nos ha mentido, Marjorie no morirá al amanecer—repuso Jonathan con

calma—.Entalcaso,nohayprisaporvolver.Peroimagínateporunmomentoqueelmarqués ha dicho la verdad. Yo no querría regresar antes de que se cumpliese elplazo, con las manos vacías, sin haberlo intentado hasta el último momento. Mesentiríaculpableelrestodemivida.¿Ytú?

Billvaciló.—Esto es una locura—musitó, y sus hombros volvieron a hundirse—. Jamás

debería...PeroJonathanlointerrumpió.

www.lectulandia.com-Página93

Page 94: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—¡Sssshhh,silencio!¿Hasoídoeso?Losdosaguzaroneloído,yporencimadelosladridosygruñidosdelosperros

enlacallecaptaroncontotalnitidezunospasosenelpisodearriba,yunatosecilla.Jonathanysupadrecruzaronunamirada.

—Yo voy a subir—dijo Jonathan—. Pero creo que tú deberías volver con elmarquésyconMarjorie.Porsiacaso.

—Nihablar.Nosvolvemoslosdos.Jonathannegóconlacabeza.—No,papá.Yomequedo.Billfruncióelceño.—Deesonada.Tú...—He dicho que me quedo —repitió Jonathan con voz firme, y Bill lo miró,

sorprendido.¿Dóndeestabaaquelmuchachotorpeypusilánime?Jonathannuncasehabíaatrevidoallevarlelacontraria,yahoralomirabaconaquelbrillodedecisiónenlosojos,yaquellaexpresiónserenaymadura.

—Entoncesyomequedocontigo—logrófarfullar.—No, papá. Pase lo que pase, ha de haber alguien junto a Marjorie cuando

amanezca.Sielmarquésnoshamentidoynoapreciasningúncambioenelladespuésdelasseis,llévalaaunhospital.Sidecíalaverdad...—hizounapausa—.Sidecíalaverdad—repitió—,hayqueconsiderarentonces laposibilidaddequealgomalo leocurrasiyonovuelvoconesereloj.Ydebesestarjuntoaella.

—Pero...—Encontraréesereloj—prometióJonathan,conciertarabia—.Yamehanhecho

suficientedaño:novoyapermitirquesiganjugandoconmigo.Supadresintióque,porprimeravez,Jonathaneramásfuertequeél.Serindió.—Buenasuerte,hijo—murmuróporfin,tendiéndolesuamuleto.Jonathan cogió el reloj-puerta que él le entregaba, y que antes había sido

propiedad de Nadie. Tras un breve titubeo, Bill lo soltó. Inmediatamente,desapareció.Jonathansequedóquietoenelsitio,temblando.Ahoraestabasolo.

Completamentesolo.Echandounabrevemiradaalapuertaquearañabanyempujabanlosgigantescos

perros infernales, Jonathan sepusoenpiey sedirigió cojeandohacia las escalerasque llevaban al piso superior. Al mirar hacia arriba descubrió un leve resplandorcálidoytembloroso.Respiróhondoycomenzóasubirlasescalerasconlentitud.

En elMuseo de los Relojes, la imagen de la esfera del Barun-Urt parpadeó unosinstantes,ydespuéssedesvaneció.

Elmarquéscomprendióenseguidaloquehabíapasado,ysonrió.SevolvióhaciaelorbedelrelojdeQuSui.—Bueno,Marjorie—dijoenvozalta—.Pareceque lehan franqueadoelpaso.

www.lectulandia.com-Página94

Page 95: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Lamentablemente,ahoramimiradanopuedealcanzarlo,demodoquetendremosqueresignarnosaignorarcómovanatrataraJonathanlosSeñoresdelaCiudadOculta.Y, siento decirlo, no suelen ser muy clementes con los que se cruzan con tantainsistenciaensucamino.

ElrostrodeMarjorievolvióaasomarsealcristal.Parecíamáspálidoyespectralquenunca.

—Lo siento, querida —dijo el marqués—. Me temo que no te queda muchotiempo. Pero no esperes que Jonathan regrese con ese reloj. De hecho, será unmilagroqueregrese...

Jonathanllegóalático,sedetuvoenlapuertaymiróasualrededor.Eldesván,iluminadoporladébilluzdeunaúnicavela,estabarepletodemuebles

y objetos viejos apenas cubiertos por sábanas raídas y polvorientas. La velaproyectabamássombrasqueluces,ytalvezfueraestalarazónporlacualJonathantardóunpocoenrepararenlapersonaqueestabajuntoalaventana,inclinadasobrealgoqueparecíaunenormetubo.

Jonathanseacercóconprecauciónyseocultótrasunenormepianodecolaparapoder observar sin ser visto. Distinguió mechones blancos sobre la espalda delhombre,queparecíapequeñoyencorvado.

—¿Unatazadeté?Jonathansesobresaltó.Elhombresehabíaseparadodelaventanayloobservaba,

divertido.Vestíaunoscuriosospantalonesbombachosdecolortierrayunaespeciedecamisaquelellegabaunpocomásabajodelacintura.Alaluzdelasvelas,Jonathandescubrióqueeramuchomásjovendeloquehabíasupuestoalversucabelloblanco.Tambiénsediocuentadequeelobjetocilíndricodelaventanaerauntelescopio.

—¿Novasasalirdeahí?—dijoelhombre—.Porlomenos,podríasdecirmesiaceptasonolatazadetéqueteheofrecido...

Sabiéndosedescubierto,Jonathansaliódesuescondite.—Losiento—murmuró—.Yagradezco...lodelatazadeté,perometemoque

nomeentraríanadaenelcuerpo,dadaslascircunstancias.Supropiarespuestalesorprendió.Apenasunashorasantes,dehabersehalladoen

una situación semejante habría tartamudeado una torpe disculpa, con el rostrocompletamenteencendidodelavergüenza.

Elhombrelomiróconaprobación.—Puedocomprenderlo, Jonathan.Peroacércate,de todosmodos.Siesperasun

momento,enseguidaestoycontigo.AJonathannolesorprendióqueeldesconocidoconociesesunombre,perosolo

avanzóunpardepasos,ysinperderdevistalapuerta.Elhombremirabadenuevoatravésdeltelescopiomientrasajustabaalgoenlabase.Jonathanlooyómurmurar:

—Así...aja...muybien.Quieta,bonita...Hum...

www.lectulandia.com-Página95

Page 96: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Seseparódel telescopioyseacercóa lamesa.Juntoa lavelahabíaunviejoyenormelibro,yelhombreseinclinóparaescribiralgoenél.

—Estrellanúmero87.432.004.556.342—dijo—.Nombre...—chupóelextremodelapluma,pensativo;después,sumiradasedetuvoenJonathan,queretrocedióunpaso,instintivamente—.Sí,¿porquéno?Jonathan—murmuró,yescribióelnombrede Jonathan en su libro—. Aunque, espera... si no me equivoco, así se llamabatambién lanúmero49.876.326.899.Hum,quédilema...Aunque talvez,cambiandouna letra... —volvió a escribir en su libro—. Eso es: Estrella número87.432.004.556.342, nombre... Jenathan. Llega un momento en que se acaban losnombres,yunaestrellaesalgodemasiadohermosocomoparaserbautizadoconunfríonúmero,¿nocrees?

Depositólaplumasobrelamesa,aparentementemuysatisfechodesímismo,ysevolvióhaciaelchico.

—Estoymuyorgullosodeestetelescopio.Desdequeloconstruí,cadanochemeha permitido ver un poco más lejos y descubrir nuevas estrellas. El universo,¿sabes...?, es algo realmente asombroso.Hacemucho tiempo que observo el cielonoche trasnoche,ya llevocontabilizadas87.432.004.556.342estrellasy todavíanohetopadoconloslímitesdelcosmos.

—Nopuedehabercontado tantasestrellas—se leescapóa Jonathan—.Quierodecir...

—Sé exactamente lo que quieres decir —lo interrumpió el hombre—. Pero,Jonathan,sitúhubiesespasadolosúltimostresmilañoscontandoestrellastodaslasnoches, como he hecho yo, casi con toda probabilidad ya habrías registrado todasestasestrellas,ypuedequeinclusomás—fruncióelceño—,porqueamí,devezencuando, todavíame importunanparaque fabrique algunacosaqueotra, apesardequetodoelmundosabequehacesiglosquedejédehacerlo.

Jonathanlomiró,preguntándosesihabríahabladoenserio.ElhombreseenderezóyledevolvióunamiradatanprofundacomoladeEmmao

elmarqués.Jonathandiounpasoatrás,abrumado,sintiendodealgúnmodoquetodoslos secretos de la Tierra estaban contenidos en aquellos ojos pardos y que él erademasiadopequeñoparacomprenderlamásmínimapartedeellos.

—MellamanelContadordeEstrellas—dijoél,muyserio—,ysoyinmortal.Jonathanretrocedióhastalapuerta.—¿Teirás?—preguntóelContadordeEstrellas—.¿Teirássinlasrespuestasque

hasvenidoabuscar?Jonathansevolvióparamirarlo.—¿Cómoséquepuedoconfiarenusted?ElContadordeEstrellassonrió.—Nopuedessaberlo—dijo—.Perotodoenlavidasuponeunriesgo,¿no?

www.lectulandia.com-Página96

Page 97: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Jonathandudó.—¿Va a contestar amis preguntas?—inquirió—. ¿Va a decirme lo que quiero

saber?—Puedo hablarte de nosotros, los inmortales —respondió el Contador de

Estrellas—.Puedohacerlo,y loharé,apesardequemeconstaquealgunosde losmíosnoloaprobarían.Perohasllegadomáslejosqueningúnotro,ymerecessaberlaverdad. Es la única manera de que comprendas la verdadera naturaleza del relojDeveraux,yporquénoshemostomadotantasmolestiasenocultarlo.¿Teinteresa?

Por toda respuesta, Jonathan tomó asiento en un viejo sillón. El Contador deEstrellassesentócercadeél.

—Somos inmortales—comenzó—.LaMuerte solo tocaa losquevivendentrodelTiempo.Peronosotros,aligualqueella,estamosfueradeél,porquenacimosconelTiempo,ynoensuinterior.NosomospartedelTiempo,yporesolaMuertenopuedealcanzarnos.

Jonathanrecordódeprontounaseriedepequeñosdetalles:alaMuertepasandodelargofrenteaEmma,comosinolahubiesevisto;laexpresióndesuamigacuandolacartade laMuerteapareciósobre lamesade laEchadoradeCartas («Nuncamehabíasalidoestacarta»,habíadichoEmmacontotalcandidez).

—¿Cómo...?—empezóJonathan,peronolesalíanlaspalabras.—Misprimerosrecuerdosnacieronconelmismouniverso—dijoelContadorde

Estrellas—.Todospresenciamoselmilagro.Durantesiglos,milenios,vimoscómoelcosmos iba tomando forma, cómonacían todas las estrellas y los cuerpos celestes.Nosotrosestábamosallí.

»Pocoapoco,nosfuimosdispersando.AlgunosllegamosaloquemástardeseríaelplanetaTierra.Fuimostestigosdeliniciodelavidasobresusuperficie,yprobamosaocuparaquellosprimeroscuerposanimados.

»Porsupuesto,alcabodemillonesdeaños,descubrimosqueningúnorganismoera tancomplejocomoel serhumano,y,por tanto,no tardamosenencarnarnosencuerposhumanos.

»Desde entonces, hemos estado recorriendo elmundo.Algunos de nosotros seocultan de lamirada de los hombres.Otros gustan de su compañía.Algunos otrosinclusolosimitan,conmásomenoséxito.

»Loscuerposqueocupamosson inmunesal tiempo,eldolor, laenfermedad,elhambre, lasedy lamuerte.Sienalgúnmomentosondestruidosdemaneraquenopuedanautocurarse,notardamosenocuparotroscuerpos.

»Conocemos a las otras criaturas inteligentes que pueblan la Tierra, y que seocultan de la mirada de los humanos, aunque estos las recuerdan en leyendas ycuentos infantiles.Me refiero a duendes, hadas y todo tipo de seres a quienes loshumanosconsideranmitológicos.Peroningunadeestas especies,pormuy longeva

www.lectulandia.com-Página97

Page 98: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

quesea,nacióconelTiempo,comonosotros.—Entonces...¿soisdioses?—preguntóJonathan,impresionado.—No, Jonathan. No somos dioses, aunque a lo largo de la Historia diversas

civilizaciones de seres humanos nos hayan tomado por tales. Nosotros vimos elnacimientodeluniverso,peronoloprovocamos.Asistimosalosiniciosdelavida,peronolacreamos.Somosobservadores.

—Perotenéispoderes.Habéiscreadoesta...estaextrañaciudad.ElContadordeEstrellasriósuavemente.—Loquetúllamas«poderes»nosonfrutodenuestracapacidad,sinodenuestro

conocimiento.Hemospasadomillonesdeañosexplorandoyestudiandoeluniverso.Nuestro saber está a gran distancia del vuestro.A vosotros os parecemagia, de lamismamaneraqueunhombredelaEdadMediasemaravillaríaconlosavancesdelsigloXXI,yunniñodepechonopuedeaspirarasaberdelmundolomismoqueunhombremaduro.

»Hemos tenido mucho tiempo para conocer los secretos del universo. Hemosexploradocada rincóndelmundoyhemosalcanzado todos los límites.Algunosdenosotrosyanosabemosquéhacer.Atitambiénteocurriría,sihubiesesvividotantotiempo.

»Mírameamí,porejemplo.Duranteuntiempomemezcléconloshombresylosasombréconmisinventos.Mecreyeronalquimista,hechicero,embaucador,demonio,semidiós.

—Tú...¿túfabricastelascosasquevendenenlatiendadeObjetosRaros?—Muchasdeellas,sí—suspiróelContadordeestrellas—.Perohacetiempoque

dejédehacerlo.Desdeentonces, cuentoestrellas.Meda la sensacióndequeesuntrabajo lobastante ingente comopara tenermeocupadoduranteunpardemileniosmás. Después, tendré que buscar otra cosa. Tal vez contar los granos de arena detodoslosdesiertos,olasgotasdeaguadetodoslosocéanos.Quiénsabe.

—¿Porquénovuelvesafabricarobjetos?¿Porquélodejaste?ElContadordeEstrellascallóunmomento.—PorelrelojdeQuSui—dijodespuésconvozqueda.Jonathanselevantódeunsalto.—¿TúfabricasteelrelojdeQuSui?—Sí y no. Yo construí ese reloj para el emperador. Los inmortales sentimos

curiosidadyfascinaciónporlosrelojesy,aunqueseauninventohumano,nosotroslohemos superado ampliamente con algunas de nuestras piezas. Yo estabaparticularmenteorgullosodelrelojdeQuSui,peroesofueantesdequeotroañadieseeseorbemonstruoso.

—¿Otro?—repitióJonathan—.Elmarquésdijo...—Seguramente,elmarquéstedijoqueelmagodelemperadorfabricóelrelojy

www.lectulandia.com-Página98

Page 99: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

luegolodotódeunorbequesealimentabadealmas.Bien,puesesonoesexacto:yoconstruíelreloj,yelpropiomarquésleañadióelorbe.

»Elserquesehacellamar«elmarqués»hasentidosiempreungrandesprecioporloshumanos,aquienesconsiderainferiores.Hacemuchoquesediviertejugandoconlosdeseosdeinmortalidaddelhombre.Llegóalacorteimperialchinacuandoyoyame había marchado, y se ofreció a «terminar» el reloj para que funcionase parasiempre.

»Cuandomeenterédecómohabíacorrompidounademismásbellascreaciones,dejédesentirdeseosdeinventarobjetosextraordinarios.Ahora,raramentelohago.Loúltimoimportantequefabriquéfuelaseriedelosrelojes-puerta,porquesiempreestuveencontradecerrarnosdeltodoaloshumanos.PerometemoqueelConsejoloshaidoconfiscandotodos.Sinomeequivoco,esosdosquetraessonlosúltimosquequedan.

Jonathannolepreguntócómosabíaquellevabadosrelojes-puerta.—¿YquépuededecirmedelrelojDeveraux?ElContadordeEstrellasmoviólacabeza,apesadumbrado.—¿SabescómonaciólaCiudadOculta?Nosotroslacreamos.Distorsionamosel

espacio-tiempoparaqueestelugarfueseinvisiblealosojoshumanos.YtodoellolohicimosparaprotegerelrelojDeveraux.

Jonathan abrió la boca para preguntar, pero el Contador de Estrellas alzó lacabezaymiróhacialapuerta.Elchicosevolvió,siguiendoladireccióndesumirada,yselevantódeunsalto.

Emmaestabaallí.—Nos están esperando, Contador de Estrellas—dijo amedia voz, sinmirar a

Jonathan.ElContadordeEstrellasasintió.Cogióunaraídacapaquecolgabadelrespaldo

deunasillayselaechóporloshombros.—Adelante,Jonathan—dijo.—¿Adóndevamos?—Abuscarrespuestas.

Losrelojesdieronlascuatro,yeltigreseinclinóanteelemperadordelrelojdeQuSui.

www.lectulandia.com-Página99

Page 100: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo13

—El Contador de Estrellas ha pedido un juicio para Jonathan Hadley—dijo lamujer.

Jonathanseencogióensuasiento.Sehallabaenunasaladealtotecho,sentadoanteunaenormemesaredonda,entornoalacualhabíasietesillones.Cincodeellossehallabanocupados,peroaéllehabíanacercadounasillamáspequeña,comopararemarcarlaausenciadelasdospersonasquedebíanocuparlossillonesvacíos.

Lascincopersonasquesesentabanenlossillonesrestanteseraninmortales.Jonathan no necesitaba que se lo confirmasen para saberlo. Aquellas cinco

personasloobservabanconatencióny,aunqueestabanaciertadistanciayélnoloshabíamiradoalosojos,sesentíaespantosamentemareado.

La mujer que estaba justo frente a él, y que parecía presidir aquella extrañacomisión, era albina; tenía los cabellos y las cejas blancas a pesar de su aspectojoven.Sumiradaeradurayfría,ysugestosevero.Altaymajestuosa,teníalosrasgosdeunaestatuademármol.Surostro,lisoypálido,evocabalascumbresnevadasdelasmásaltascordilleras,yeratanpuroygélidocomoellas.

Juntoaella,asuderecha,habíaunhombrealtodecabelloslargosyoscurosquecaíanenondassobresushombros.Susojos,dereflejosquevariabanentreelverde,elvioletayelañil, eranprofundose insondablescomo losabismosoceánicos;y,apesar de que su rostro presentaba la apariencia eternamente juvenil de todos losinmortales,algoenéldecíaquesumiradahabíacontempladoelmovimientodelasmareasdesdeelprincipiodelostiempos.

A la izquierda de la mujer albina había una joven de rasgos orientales, desemblantedeporcelana,tansugerenteyllenodeveladosmisterioscomoelrostrodelaluna.Jonathanlaobservófascinado,atraídoporellasinsaberporqué;perocuandolamujerledevolviólamiradaconsuenigmáticasonrisa,Jonathansesintiópequeñoeinsignificante,comounahormigabajolainmensidaddelcosmos,ybajólacabeza,confuso.

YluegoestabanEmmayelContadordeEstrellas.Jonathanestabasentadoentreambos.Losdosparecíantensos,yJonathanintuíaqueaquellonoerabuenaseñal.

Lamujerdelatúnicablancamiróasualrededor.Losotrosinmortalesasintieron,yellatomólapalabra.

—Elhumano llamadoJonathanHadley—dijo—ha traspasado los límitesde laCiudadOculta.ElConsejoyadecidióensumomentoeltratoquedebíadispensarsealos humanos que osasen entrar en nuestro territorio. ¿Por qué ahora Emma y elContadordeEstrellaspidenunjuicioparaJonathanHadley?

EmmacruzóunamiradaconelContadordeEstrellasydijo:

www.lectulandia.com-Página100

Page 101: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—Tusapreciacionessonexactas,Zaltana,peroterecuerdoquenielContadordeEstrellasniyoestuvimosentoncesdeacuerdoconestadecisión.Loshumanosobranmuchas veces por ignorancia, porque no comprenden lo que aquí se guarda.¿Tenemosnosotrosderechoaasesinarloscuando traspasanun límitequeno sabíanqueestabaprohibido?

JonathanseestremecióymiróalContadordeEstrellas,peroeste tenía losojosfijosenlamujerllamadaZaltana,ysurostroparecíaunamáscaradepiedra.

—Tuvimos en cuenta vuestra opinión, Emma—replicó Zaltana—. Observasteque muchos humanos llegaban aquí creyendo que obtendrían la inmortalidad.PermitimosentoncesquealgunosdemoniosseinstalasenenelrecintodelaCiudadOculta y ofreciesen a los humanos lo que tanto anhelaban; creímos que así daríanmediavueltaynosdejaríanenpaz.

»Peromuchosotroseranenviadosdelmarqués,yveníanexpresamenteabuscarelrelojDeveraux.¿Cómopodemosserclementesconellos?

—¡Loshumanosnosabenloqueestáenjuego!—protestóEmma—.Elmarquéslosengañaylosutilizaparasuspropiosfines.Ellosnotienenlaculpa.

—Yahasdichoesomuchasveces,Emma.Dijistequenoeranecesariosacrificaralos humanos, que podíamos engañarlos para que se marchasen por donde habíanvenido,parahacerlosregresarconlasmanosvacías...¡perohasfracasado!

—¡Soltasteisalosperrosantesdetiempo!—sedefendióEmma—.¡OsdijequeentretendríaaJonathanhastaelamanecer!Estabaconvencidadequeélsemarcharíadespués,peroporculpadelaCaceríaloperdídevista...

—Todossabemosquenoestássiendoobjetiva,Emma—dijoelhombrealto—.Siemprehassentido fascinaciónpor loshumanosysiempre loshasdefendido.Loshas estado observando desde que aprendieron a hablar. ¡Incluso te empeñas enparecerunadeellos!

JonathannopudoevitarmiraraEmma.Porprimeravezsediocuentadequéeraloquelehabíachocadodeellalaprimeravezquelavio.

Aparentabaquinceañosy,sinembargo,vestíacomounaniña.Eraexactamentecomo había dicho su compañero: como si Emma quisiese imitar las costumbreshumanasperonolascomprendieseporcompleto,yporellonohabíaacertadoconelatuendo adecuado a la edad que representaba. Las modas humanas llegaban ypasabandemasiadodeprisaparalapercepcióndeuninmortal.

Jonathan respiró hondo. La luz de las velas arrancaba reflejos cobrizos de lastrenzas deEmmay creaba extrañas sombras en su rostro. En esta ocasión, ella nosonreía. Había adoptado una expresión indescifrable, serena y enigmática, unaexpresión que recordaba a la de las esfinges, una expresión que no se había vistojamásenunrostrohumano.

Jonathan sintió una punzada en el corazón. Emma lo intimidaba y lo atraía al

www.lectulandia.com-Página101

Page 102: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

mismotiempo.Sabíaquejamásconoceríaanadiecomoella,perosentíaqueacadamomento se hacíamás profundo el abismo que los separaba.Y no soportaba oírlahablardelos«humanos».Lerecordabademasiadoqueellanoloera.

—Loshumanosvivenmuypoco tiempo,Arnav—dijoEmmasuavemente—,ysus sentimientos son, por tanto, mucho más intensos que los nuestros. JonathanHadley se ha jugado la vida por salvar el alma de su madrastra. ¡Y nosotros lorecompensamosechándolealosperros!

—¿Quéesperabasquehiciésemos?—replicóZaltanaconfrialdad—.¿EntregarleelrelojDeveraux?

—No.Perocreoquealmenosledebemosunaexplicación.—¿YhasreunidoalConsejoparaesto?—preguntólajovenoriental.—HemosreunidoalConsejo,MingYue—intervinoelContadordeHistorias—,

porque hemos de tomar una decisión. No podemos estar escondiéndonos siempre.Todossabemoslolargaquepuederesultarunaeternidad.

ParecióqueZaltanavacilabaunmomento,peroserecuperóenseguida.—¿Quéesloquepropones?—Primero,explicaraljovenJonathanporquéestáaquíhoy.Hubounbrevesilencio.Losinmortalessemiraronunosaotros.Arnavsacudióla

cabezayMingYueseencogiódehombros.—Deacuerdo—dijoZaltana.Yalgosematerializósobrelamesa,algoquerelucíaconunbrillofantasmal,un

objetoquenohabíasidocontempladoporojoshumanosencasitrescientosaños.—ElrelojDeveraux—susurróJonathan,subyugado.ElContadordeEstrellasloretuvoporelbrazocuandoseincorporóparatocarlo.—Espera—dijo—.Nosabesnada.Jonathanabriólabocaparaprotestar,peroelContadordeEstrellaslomiró,yel

chicobajólacabezainmediatamenteysemetiólasmanosenlosbolsillos.ElContadordeEstrellasalargólamanohaciaelreloj,perosusdedosatravesaron

limpiamentesuimagen,comosielobjetonoestuvieseallí.—¿Loves?—ledijoaJonathan—.ElrelojDeverauxesdemasiadovaliosocomo

paramostrarloaquí.Estoessolounailusión.Jonathancalló,perosesentíamolesto.—Jonathan ha venido hasta aquí en busca de este reloj—dijo el Contador de

Estrellasenvozalta,dirigiéndosealrestodelConsejo—.Elmarquésledijoqueeraloúnicocapazderescatarelalmadesumadrastra,atrapadaeneltristementecélebrerelojdeQuSui.

Jonathanalzólacabeza.—¿Ynoesasí?—Sí y no. Verás, Jonathan, lo que contiene este reloj es capaz de detener el

www.lectulandia.com-Página102

Page 103: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

mecanismodelrelojdeQuSui...ydetodoslosrelojesdelmundo.Ellodevolveríaelalmaatumadrastra...perodestruiríatodoeluniversoconocido.

Jonathanlomiró,sorprendido.—Nohablasenserio.—Porsupuestoquesí.LaexpresióndelContadordeEstrellassehabíavueltoextraordinariamentegrave

yseria,yaJonathannolecupolamenordudadequedecíalaverdad.Untorbellinode confusos pensamientos se adueñó de su mente. ¿La destrucción de todo eluniversoconocido?No,aquellono teníasentido.AJonathan le resultaba imposibleimaginárselo.

—Elmarquésnolosabe,supongo...—acertóafarfullar.—Claroquelosabe—respondióZaltanafríamente—.Poresoquiereelreloj.—¿Para...destruireluniverso?Noloentiendo.ZaltanasuspiróydirigióalContadordeEstrellasunamiradaqueparecíadecir:

«Yate loadvertí».PeroelContadordeEstrellasmoviólacabezaysevolvióhaciaJonathan.

—Jonathan,tehedichoqueelmarquésdespreciabaalarazahumana.Peroesonoesdeltodocierto.Laverdades,Jonathan,queosenvidiacontodosuser.

—¿Nos...envidia?ElContadordeEstrellasasintió.—Yatehecontadomihistoria.Alolargodemividahetenidotiemposuficiente

comopara recorrer ampliamente todos los rincones de nuestromundo y conocer atodas las criaturasque lohabitan.Heobservado la evoluciónde loshumanosyheaprendido de ellos, y he seguido con interés todos sus logros. Domino todas laslenguasconocidasyheleídotodaslasobrasescritas.Hesuperadolacienciahumanayhecreadocosasquevosotrostardaréissiglosencomprender.

»Yahoramededicoacontarestrellas.¿Loentiendes?Jonathanladeólacabeza.Comenzabaacomprenderlo,aunquenodeltodo.Miró

aEmma,inseguro.Ellaledevolviólamirada.Yenestaocasión,Jonathannovioensusojoselcaosprimigenio,sinosupropio

reflejoenlaspupilasdeella.YvioensumiradaqueEmmaeravieja,muyvieja,másviejadeloqueJonathan

podíallegaracomprender,másviejaqueelhombreymásviejaquelaTierra,ytratódeimaginarsecómoseríallevarmillonesdeañosexistiendo.

Noloconsiguió.Se volvió hacia el Contador de Estrellas, con un brillo de comprensión en la

mirada.—Exacto—dijoeste—.Lohasentendido.Elmarquésestácansadodevivir.—Pero...¿quiénesexactamenteelmarqués?¿Cuálessuverdaderonombre?—

www.lectulandia.com-Página103

Page 104: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

preguntóJonathan;sesorprendióalverquelosinmortalesesbozabanunasonrisa.—LlevamostantotiemposobrelaTierra—dijoMingYue—quehemosolvidado

nuestros nombres, aquellos nombres que nosotros mismos escogimos cuandotomamos conciencia de nuestra existencia. A lo largo de nuestras vidas hemoscambiadomuchasvecesdenombre.Porello,uninmortalnuncadirá:«Minombreeseste», sino: «Me llaman de estamanera», o «Seme conoce por este nombre». Elmarquéstuvootrosnombresenelpasado,peroahorasehacellamar«elmarqués»,yesasícomoloconocemos.

—Élesunodelosvuestros—dijoJonathanamediavoz—.Elduendedijoqueeraunproscrito.

Zaltanaasintió,peronodijomás.ElContadordeEstrellasintervino:—¿Sabesquéesaquelloqueloshumanossabenynosotrosnopodemosconocer

niennuestrosmásatrevidossueños?—EllugaradondelaMuertesellevalasalmas—dijoJonathantrasunmomento

dereflexión.ElContadordeEstrellasasintióconaprobación.—El marqués llegó a conocerlo todo en este mundo, pero pronto se sintió

atrapado,ybuscódesesperadamenteotroshorizontes.Cuandoseconvenciódequenohabía nadamás, se obsesionó con la ideadeque el universo continuaba en algunaparte,más allá de la vida. Persiguió incansablemente a laMuerte durante algunosmilenios, pero ella no pudo llevárselo consigo. Entonces descubrió que no era laMuertequienarrebatabalavidaalosmortales,sinoelTiempo.

—¿ElTiempo?—repitióJonathan.—ElTiempo—asintióelContadordeEstrellas—.EselTiempoquiensellevatu

vida,gotaagota.Cuandollegatuhora,laMuertevieneabuscarte.Noantes.—Peroyoviqueellateníaunaespada...—Es la espada con la que separa el alma del cuerpo para llevársela consigo.

CuandolaespadadelaMuertecaesobreunmortal,esporqueesteacabademorir.Paradójico,¿verdad?

»Desdeentonces,elmarquéshizotodoloposibleporentrardentrodelTiempo.¡Habríadadocualquiercosaporenvejecercomotodoslosmortales!Seobsesionóporlosrelojes,yalolargodelossiglosacumulótodotipodepiezasderelojería.Setopóconalgunos relojesasombrosos,malditosoextraordinarios.Ningunodeellospudootorgarlelamortalidad.

»A lo largo de su búsqueda, aprendió que jamás podría obtener lamortalidad,porquenoestabaensunaturaleza,aligualquelacualidaddeinmortalnoestáenlanaturalezadelossereshumanos.Tratardecambiaralgoasísupondríaalterarelordencósmico,ysusconsecuenciashabríansidoinimaginables.

—Pero hay humanos que obtienen la inmortalidad —objetó Jonathan—. El

www.lectulandia.com-Página104

Page 105: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Diablo...—No—interrumpióEmma—.ElDiablolesconcedeunaplazamiento,nadamás.

Ningún ser humano ha soportado vivir más de un par de miles de años. Todosescogenmorir,tardeotemprano.Todosterminandejandoquecaigaelúltimogranodearenadelrelojdesuvida.

—¿Ylosángeles,demonios,hadas...?¿Nosoninmortales?—Ellosnacieronconelmundo,ytodavíanohanmuerto.Perocuandomueraeste

mundo,ellosmoriránconél,yesteuniversoseguiráfuncionando,ynosotrosconél.AJonathanlecostabaimaginaruntiempotandilatado.—Pero volvamos con el marqués —intervino el Contador de Estrellas—.

Mientras él buscaba desesperadamente la forma de morir, uno de los nuestrosencontróalgoextraordinario,porpuracasualidad.

»EncontróunpedazodeTiempo.—¿UnpedazodeTiempo?—repitióJonathan,extrañado.ElContadordeEstrellasasintió.—LollamamosVórtice.EsunaespeciedepasajealinteriordelTiempo,comoun

agujero.¿YsabesdóndeestáeseVórtice?JonathanmiróconrespetolaimagendelrelojDeverauxqueparpadeabasobrela

mesa.—Exacto—dijoelContadordeEstrellas—.Elmarquéssabequepuedellegaral

corazóndelTiempoa travésdelVórtice.Y,siesosucediese, todonuestrouniversoestallaríaenmilpedazos.

—Pero...¿porqué?—PorqueelTiemponopuedeconteneralgoquenotieneedad.Elchoqueentre

ambasfuerzasseríatanbrutalqueelmismoTiemposedesharía.YesteuniversonopuedesubsistirsinelTiempo.

»Todos moriríamos, mortales e inmortales. Y no te estoy hablando solo delplanetaTierra.Existentambiénotrosmundosennuestrouniverso,otrosmundosqueno tienen ni idea de la amenaza que se cierne sobre ellos si elmarqués obtiene lamortalidad.

»Pero todo esto a él no le importa. Quiere morir, y hará cualquier cosa paraconseguirlo.

—Entonces me mintió —dijo Jonathan en voz baja—. Me dijo que Marjorierecuperaríasualmay...

—Enesonotemintió.Marjorierecuperaríasualma,peroperderíalavida...igualquelainfinidaddeseresvivosquehabitanennuestrocosmos.

Jonathansedejócaerenelasiento,abatido.—Entonces no hay esperanza —dijo quedamente—. No puedo entregarle ese

relojalmarqués.Marjorieestáperdida.

www.lectulandia.com-Página105

Page 106: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

MiróaEmma,queloobservaba,conmovida.—Losiento—musitóella.—No—replicóJonathan—.Yolosiento.Queríasalvarunavida,perotúestabas

protegiendomilesdemillonesdevidas.Emmanegóconlacabeza.—Cadavidaesimportante—dijo—.Nosotroshemosvistonacerymoriratantas

criaturasqueunavidahumananospareceunsuspiro.Peroyoheluchadoporlavidade todas y cada una de las personas que han traspasado los límites de la CiudadOculta.

JonathanalzólacabezaparamiraraZaltanayalosdemásinmortales.—Ya lo he entendido—dijo con sequedad—.Os habría bastado apenasmedia

horaparahacermedesistirdemispropósitos,simplementehablando,perono:habéislanzadocontramíperrosydemonios,mehabéismentidoyengañado.¿Esestoloquehabéisaprendidodespuésdevariosmillonesdeañosdeexistencia?

Esperaba que se ofendiesen y estaba preparado, pero, ante su sorpresa,Zaltanasonrió,ysu rostroadquirióunaexpresiónextraña,comosinoestuviesedemasiadoacostumbradaasonreír.

—No todos los humanos reaccionan como tú, Jonathan Hadley. De hecho, lamayorpartedeellossonbastanteincrédulos.

—Jonathan tiene imaginación —dijo el Contador de Estrellas, riendo entredientes—. Pocos seres humanos aciertan a comprender lo que supondría el fin detodoununiverso.Poresononoscreen.

Jonathandiounamiradacircular.Percibiólagrandezadelcosmosenlosojosdeaquellos seres milenarios y se sintió de pronto muy pequeño y muy solo. Yterriblemente cansado.Como si hubiese envejecido varios años de golpe. Jonathanenterrólacaraentrelasmanos.

—¿QuédebohacerconMarjorie?—murmuró,desalentado.—Lomejorquepuedeshacerporellaessacrificarsucuerpo—dijoArnav—.Un

cuerpovivosinalmaeslapeordelasexistencias.—Nopodré—musitó Jonathan—.No tendrévalor.No—añadió, levantando la

cabeza—, si hay alguna alternativa, seguiré adelante. Me enfrentaré al marqués,entraréyomismoeneseorbe,peronovoyarendirme.Nunca.

Miró de nuevo a los inmortales y vio que lo observaban, impasibles eindiferentes. Solo los ojos deEmmamostraban alguna emoción.Y elContador deEstrellasseguíariéndoseentredientes.

Jonathansevolvióhaciaél,sorprendidoyfurioso.—¿Por qué...?—empezó, pero calló al ver que tenía la mirada clavada en la

puerta.Todos se volvieron hacia la entrada. Un joven de cabello claro y porte sereno

www.lectulandia.com-Página106

Page 107: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

acababadellegar.Llevabaentrelasmanosunpesadobultoenvueltoenunpaño,ysumirada,aunquepreocupadayatribuladaposeía también laprofundidaddelcorazóndeluniverso.AJonathanleresultóligeramentefamiliar.

Emmaselevantódeunsalto.—¡Jeremiah!—exclamó—.¡Hasvuelto!

www.lectulandia.com-Página107

Page 108: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Capítulo14

Elmarquésalzólacabezaparaescucharelcorodevocesderelojquesonabadesdeelmuseoparaanunciarqueyaeranlascincodelamadrugada.

SevolvióhaciaBillHadley,quelomiródesafiante.—Mihijovolverá—aseguró.Elmarquésseencogiódehombros.Hadleyhabíaregresadohacíaunratoyhabía

exigidoverasumujer.Ahoraestabasentadojuntoaella,sosteniendosucuerpoentrelosbrazos.

—¿Nomecree?—insistióHadley.—SeñorHadley—dijoelmarqués—,nadamegustaríamásqueveraJonathan

regresarconelrelojDeveraux.Noobstante...—¡Señormarqués!—lointerrumpiólavozdeBasilio.Elmarquéssevolvióhacialapuerta;elmayordomoacababadeentrar,yparecía

muyalterado.Tratódehablar,perolefaltabaaliento.Sinembargo,nohizofaltaquepronunciasepalabra;elmarquésfruncióelceñoy

salióprecipitadamentedelasala.—Nomefíodeél—ledijoBillHadleyasumujer,ynosabíasisedirigíaasu

cuerpo inerteoal tenueespírituque loobservaba, angustiado,desdeel interiordelorbe—.Voyaverquétrama.

Seincorporódeunsaltoysaliócorriendoenposdelmarqués.Basilio se quedóunmomento en la puerta de la cámara, sin atreverse a entrar.

Perosusojosseguíanfijosenelrelojdearena.Billsedetuvoenlapuertadeledificio.Elmarqués estaba allí, depie, frente a lapuerta, inmóvil, comouna estatuade

mármol, y había clavado sumirada en una figura que avanzaba hacia él desde laoscuridad,portandounobjetoenvueltoenunpaño.

—ElrelojDeveraux—susurróelmarqués—.Nopuedocreerlo.Despuésdetantotiempo...

TambiénHadleymiróalreciénllegadoconincredulidad.—¿Jonathan?—preguntó, inseguro. La figura avanzó todavía más, y en aquel

momentolasnubesquecubríanelcielosedesgarraron,yunrayodelunailuminóaldesconocido.

Era un joven alto, de cabello claro y mirada seria. Su expresión, serena ydecidida,poseíasinembargoalgoenigmáticoeindescifrable,comoelgestosinedaddeunaesfinge.

—¡Tú!—dijoelmarqués,entrecerrandolosojos.Traselreciénllegadoaparecieroncincofigurasquesereunieronconéldesdelas

www.lectulandia.com-Página108

Page 109: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

sombras.Entreellas,HadleyreconocióaEmma,perolamuchachaparecíadiferenteacomoéllarecordaba.Habíaensusemblantealgoterribleysobrehumanoquelepusolapieldegallina.

—¡Todosvosotros!—exclamóelmarqués,sorprendido—.¿Quéhacéisaquí?¡Hecumplidovuestrascondiciones,herespetadolaProhibición!

Entoncesunodeellosseadelantó.Eraunamujerdecabelloblancoyrostropuroy frío como elmármol.Clavó sumirada en elmarqués y empezó a hablar en unalengua extraña que Bill no comprendió, pero que para el coleccionista de relojesdebíadetenersentido,puestoquepalidecióyretrocedióunpardepasos.

—Papá—susurróentoncesunavozjuntoaél—.¿Estásbien?Bill se volvió y vio a Jonathan. Concentrado como estaba en los seis extraños

personajesqueseenfrentabanalmarqués,nolohabíaoídoacercarse.Lomiródehitoenhitoyloabrazóconfuerza.Cuandoseseparódeél,Jonathanseñalóalosreciénllegados.

—Atiende,papá,porqueestoesimportante.Hadleyparecióvolveralarealidad.—¿Quiénessonesostipos?¿Porquévistendeformatanrara?Jonathan echó un vistazo a los seis inmortales que plantaban cara almarqués.

Zaltana había dejado de hablar, peroArnav había tomado la palabra, y repetía losmismos términos que ella, en el mismo idioma desconocido, como si recitara laspalabrasdealgúntipoderitual.

—No lo vas a creer, pero son... gente como el marqués. No son... no sonhumanos,¿sabes?—vioquesupadrefruncíaelceño,yañadió—:¿Vesaljovenquellevaelreloj?Sellama...no,lollamanJeremiah.Hacemuchotiemposeenfrentóalmarquésyvenció,ysellevóelreloj.

Hadleyasintió,ceñudo.—Esopuedoentenderlo.¿Yqué?Jonathan respiró hondo.De camino hacia la casa delmarqués, Emma le había

contadomuchascosasacercadelosinmortales,elmarquésyelrelojDeveraux,peronoestabasegurodesaberexplicárseloasupadre.

—LosamigosdeJeremiahescondieronelrelojenlaCiudadOcultayprohibieronalmarquéstraspasarsuslímites.EsaProhibiciónteníamuchafuerza,yaqueeranseiscontra uno y, además, el marqués tenía la marca del derrotado, de modo que, dealgunamanera,lavoluntaddeJeremiahprevaleceríasobreladeél.Poreso,durantetodosestos años, elmarquésha estadoenviandoaotraspersonas en su lugar,pararecuperarelreloj.

»Peronoeramásqueunentretenimientocruel.Sabeperfectamentequeningunodenosotrospuedeenfrentarseaellos.

»Conelpasodeltiempo,sinembargo,entrelosdelbandodeJeremiahcomenzóa

www.lectulandia.com-Página109

Page 110: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

haber diversidad de opiniones. Debían quedarse en la Ciudad Oculta, para que laProhibiciónnoperdiesefuerza...

—¿Quéquieresdecir?—Es... como una batalla de voluntades. El marqués desea con toda su alma

conseguiresereloj,¿no?Bien,puesimagínateaseiscomoéldeseandoexactamentelocontrario.Esasseisvoluntadescreanunabarreraquelavoluntaddelmarquésnopuedetraspasar,ymenosaúndespuésdehabersidoderrotadoenunDesafío.PerosialgunodeesosseisabandonaselaCiudadOcultaysuvoluntaddejasedeapoyar laProhibición,labarrerasedebilitaría,yelmarquéspodríaentrar.

—¡Peroseguiríansiendocincocontrauno!—bufóBill.Jonathannorespondió.Noencontrabapalabrasparaexplicarleque,enelfondo,

todoslosinmortalesdeseabanmoriry,portanto,suvoluntaddeprotegerelVórticeno era tan fuerte comoel deseodelmarquésde conseguirlo, demodoquedurantetodos aquellos años la Prohibición se había mantenido en virtud de un frágil ydelicadoequilibrio...

—EllossonlosSeñoresdelaCiudadOculta—dijoenvozbaja—,perotambiénsonsusprisioneros.

«Yhanaceptadoesesacrificioparaprotegernuestrouniverso»,pensó.MiróaEmma,queacababadetomarlapalabrapararepetirlasfrasesrituales,y

sepreguntócómohabíapodidocreer,siquieraporuninstante,queellaeraunachicahumana.La luzde la luna iluminabasu rostro,un rostrohumanoconexpresióndediosa.Ysusojos...

Jonathangirólacabeza.—LlevancasitrescientosañossinsalirdelaCiudadOculta—prosiguió—.Esoes

apenas un suspiro para ellos, pero saben perfectamente que, si no hacen algo, estasituaciónpuedeprolongarseindefinidamente.

«Todos sabemos lo larga que puede resultar una eternidad», había dicho elContadordeEstrellas.

—Algunosdeellos—prosiguióJonathan,mirandoaZaltana—consideranquesumisiónesmásimportantequecualquierotracosa,yprotegenlaCiudadOcultaconuñasydientes.Otroscreenqueloshumanossomosvíctimasinocentesdeunaguerraentreinmortales,ysonpartidariosdenodañaralaspersonasqueentranenlaCiudadsinsaberenrealidadelsecretoqueestaguarda.

»Y uno de ellos, a quien llaman el Contador de Estrellas, cree que hay otrocamino—miróaBill—,peroesmuyarriesgado:otodoonada.

—¿Quéquieresdecir?¿SalvaráeserelojaMarjorie?¿Síono?Jonathansuspiró.Seríabastantemásdifícildeloquehabíaimaginado.—Salvarásualma,sí,peronosuvida.Todosmoriríamos.Todonuestromundo,

todonuestrouniverso.

www.lectulandia.com-Página110

Page 111: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Bill se lo quedó mirando, con una expresión de profunda incredulidad en elrostro.

—Es lo que quiere el marqués—añadió Jonathan—. Es inmortal, ¿entiendes?Pero quieremorir a cualquier precio, y no le importa si con ello destruye todo uncosmos.Esonovaadetenerlo.Además,élconsideraquelamuerteesunabendición,porloquenosentiráremordimientosdeconcienciasiprovocaladestruccióndetodaformadevida.

—¿Queesinmortalyquieremorir?—repitióHadley,pasmado—.¿Quiénpuedeestartanlococomoparaquerermorirpudiendovivirparasiempre?

—Imagina que llevas existiendo desde el principio del universo —explicóJonathanconpaciencia—.Imaginaquetienesmillonesdeaños.Aestasalturas,¿noestaríasunpococansadodevivir?

Su padre frunció el ceño, y Jonathan comprendió que no tenía bastanteimaginacióncomoparavisualizaraquelloquelehabíacontado.

—Noimporta—dijo,moviendolacabeza—.Tansoloobserva.Jeremiahhabíatomadolapalabraenaquelmomentoypronunciabalaspalabras

rituales.Losotroscincoinmortalesyalohabíanhecho.—¿Quéestádiciendo?—preguntóHadley.—Está renovando el voto —dijo Jonathan—, igual que han hecho todos los

demás.Expresan su firme voluntad de proteger el relojDeveraux.Eso fortalece labarreraylaProhibición...ydejaalmarquésunaúnicasalida.

Jeremiahcalló,ydepositóelrelojDeverauxenelsuelo,juntoaél.Elmarquésselocomíaconlamirada.

Duranteunostensosinstantes,nadiehabló.—HabéisrenovadolaProhibición—dijoentonceselmarqués—.Ytú,Jeremiah,

hassalidodetuescondrijo.Jeremiah alzó la cabeza con orgullo. En sus ojos claros brillaban todas las

estrellasdelcosmos,perotambiénsepercibíalasombradeunapesadacarga.«Jeremiah fue el único de todos nosotros que tuvo el valor de enfrentarse al

marqués», le había explicado Emma a Jonathan. «Y ahora carga con laresponsabilidaddehabervencidounDesafío».

Jonathannohabíacomprendidosuspalabras,peroestabadispuestoaaveriguarsusentido.

—Dices la verdad, lord Clayton, ahora llamado «el marqués»—dijo Jeremiahsuavemente—. Nos vimos por última vez hace casi trescientos años, en aquellasubasta.Tedesafié,yelegisteunamanera rápidadesolucionarelDesafío.Peroyovencí,ydebilitétuvoluntad.

—Ydespuésescapastecobardemente—gruñóelmarqués—,yteocultastedetrásde tus compañeros y esa absurda Prohibición. ¡Sabes que tengo derecho a una

www.lectulandia.com-Página111

Page 112: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

segundaoportunidad!Jeremiahinclinólacabeza.—Losé.Peronopodíacorrerelriesgodeenfrentarmedenuevoati.Esmucholo

queestáenjuego,¿nolocomprendes?—No, ¡tú no lo comprendes! Precisamente tú, que eres el más viejo de todos

nosotros. Precisamente tú, que has explorado dimensiones que nos están vedadas.¡Precisamente tú, que encontraste el Vórtice, lo único que puede liberarnos de lascadenasdelavida!¡Jeremiah!—gritó,furioso—.¡Todosestabandemiparte!¡Todosqueríanmorir!¿Cómolograsteconvencerlosdequeladestruccióndeununiversoeraun precio demasiado alto por el descanso eterno? ¡Tú, Jeremiah, que sabes queexistenotrosuniversos!¡Tú,traidoratupropiaraza,estásprivandoalosinmortalesdesumásanheladosueño...paraprotegeralosmortales,criaturasquevivenapenasnada,criaturasquemoriríandetodasformas!

Lavozdelmarquésretumbabacomountrueno.Jonathanestudió, temeroso, lasfacciones de los inmortales, y le pareció descubrir que algunos de ellos vacilaban.«EscomodijoelContadordeEstrellas»,pensó.«Todosdeseanmorir,ytienenensusmanos el Vórtice que los conducirá al corazón del Tiempo. Pero, aun así, siguenprotegiendo nuestro mundo y a los mortales. Por fortuna, ya han expresado suvoluntadfirmedenoutilizarelVórticeeimpedirqueelmarquéssehagaconél...».

Se fijó en Jeremiah.Elmarqués había dicho que era elmás viejo de todos losinmortales,peroJonathansospechabaquenosereferíaaunacuestióndeedad.EmmalehabíacontadoqueJeremiahhabíaexploradoloslímitesdelmundoydelespacio-tiempoyhabíavislumbradootrosuniversos.Aquelconocimientogravitabasobreélcomounapesadalosa,yhabíahechonacerensuinteriorunenormesentimientoderesponsabilidad, con el cual tendría que cargar por toda la eternidad.De todos losinmortales,éleraelquemásanhelabamorir,puestoquedeseabalibrarsedeaquellacargaydescansarporfin;perohabíaencontradoelVórtice,yestabacondenadoasersuguardiánperpetuo,divididoentreelimpulsodeentrarenelcorazóndelTiempoylahorriblecertezadequetodoeluniversoquedaríadestruidosilohacía.

Por eso Jeremiah era el más anciano de todos los inmortales, a pesar de suapariencia eternamente juvenil: porque tenía que cargar con la responsabilidad desaberquelaexistenciadeluniversoeratanfrágilcomounantiguorelojdeoro.

Elantiguorelojdeoroqueestabaasucargo.—Yoséqueexistenotrosuniversos,marqués—dijoJeremiah—.Yséquecada

uno de ellos es único y precioso, y tal vez nuestra existencia tenga por objetoasegurarnosdequeasísea.Yoanhelomorir,igualquetú.¡Perojamáspermitiríaquetodoeluniversomurieseconmigo!

Nohabíadudanivacilaciónensuvozcuandopronuncióestaspalabras,aunquesíunaprofundatristezaensumirada.Losdemásinmortales,enardecidosporlafuerza

www.lectulandia.com-Página112

Page 113: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

desuspalabras,alzaronlacabezaymiraronalmarqués,desafiantes.—Muy bien —dijo este, entrecerrando los ojos y lanzándoles una peligrosa

mirada—.Vosotroslohabéisquerido—sevolvióhaciaJeremiah—.Yaséaquéhasvenido, Jeremiah, y ese gesto te honra. Porque imagino que no has traído el relojDeverauxsencillamentepararestregármeloporlacara,¿verdad?

—No podía pasarme toda la eternidad evitándote —reconoció Jeremiah—.Esperabaganartiempo,encontrarlamaneradeinutilizarodestruirelVórtice;peroelVórticeesunapartedelTiempo,yelTiemponopuedeserdestruidoniinutilizado.DurantecasitrescientosañosmeherefugiadoconelrelojDeverauxenunrincóndela Ciudad Oculta que solo el Contador de Estrellas conocía. Pese a ello, miscompañerosconfiaronciegamenteenmíyrenovaronlaProhibición,unayotravez.

—¿Porquéhassalidodetuescondite,entonces?—Novoyacontestaraesoahora,marqués—hizounapausa—.Despuésdetodo,

aquímetienes—dijofinalmente.Elmarquéssonrió.—Escierto,Jeremiah,aquíestás.Yyotedesafío.Algo parecido a un helado soplo de viento recorrió el patio del viejo caserón.

Jonathanseestremeció.«Elderrotadotienederechoaretardenuevoalvencedor,unavezmás»,lehabía

dicho Emma al explicarle las reglas delDesafío. «Si vuelve a perder, su voluntadquedaanulada.Sigana,lasvoluntadesdeambosquedanempatadasenfuerza».

Y, en ese caso, el marqués podría romper la Prohibición, a pesar de que estaacababadeserrenovada.Porquelavoluntadexpresadaporlosinmortalesenvozaltanocorrespondíaconelmáshondodeseodesuscorazones.

Elmarquésnoeraelúnicoquedeseabadejardeserinmortal,perosíeraelúnicoenlucharporloquerealmenteanhelaba.

Poreso, si suvoluntaddejabadeestar supeditadaa lade Jeremiah,elmarquéspodríahacerseconelreloj.

—Acepto el Desafío —dijo Jeremiah, rompiendo el silencio—, y escojo lasformas.

Callóunmomento.Todoslosmiraron,expectantes.—Combatemental—decretóJeremiah.El marqués asintió y avanzó hacia Jeremiah. Los otros cinco inmortales se

retiraronparadejarlesespacio.Jeremiahyelmarquéssesituaronunofrentealotro.Jeremiah colocó lasmanos sobre los hombros delmarqués. Elmarqués apoyó lassuyassobreloshombrosdeJeremiah.

Ysemiraronalosojos.—¿Quéestánhaciendo?—gruñóBill.—Uncombatemental—dijounavozjuntoaellos.

www.lectulandia.com-Página113

Page 114: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Jonathansevolvió,yvioqueEmmaestaba juntoaellos.Sehabíaacercadoensilencio,ynodejabademirar a Jeremiahyelmarqués. Jonathanvioque losotrosinmortalesobservabanlaescenaentrelassombras.

—¿Quéquieredeciresodelcombatemental?—Significa que se miran a los ojos y pelean con la fuerza de sus mentes. El

Desafíotienemuchasotrasformas,mássencillas,peroestaeslamásjusta.Aquelquetengalavoluntadmásfuerteresultaráelvencedor.

—Pero...—vaciló Jonathan—. Pero, Emma, tú me dijiste que la voluntad delmarquésesmuyfuerte,porqueesverdadera,mientrasque todosvosotrosexpresáisunavoluntadquenocoincideconvuestrosauténticosdeseos.

—Sí —en el rostro infantil de Emma se dibujó una cálida sonrisa—. Eso losabemostodos,ytambiénelmarqués.Perohayalgoconloquenocuenta.

—¿Quées?—preguntóJonathan,intrigado.Sinembargo,ellanorespondió.Losdoscombatientesnohabíanmovidounsolomúsculo.Seguíanallí,mirándose

fijamente,sinparpadear.Sinembargo,algoinvisiblebullíaasualrededor,Jonathanlo percibía, e incluso su padre retrocedió unos pasos. Era como si un torbellinoimpalpablegiraseentornoaellos.Conteniendoelaliento,Jonathancerrólosojosysintióunafuerzapoderosaqueemanabadelosdosinmortales.Casipudonotardoscorrientes enfrentadas en aquella fuerza, las dos voluntades que luchaban, la unacontralaotra.

Ysintióqueaquellaenergíaqueproducíaelsingularenfrentamientoseexpandíaycrecíahastadejarlosinaliento.

—¿Quées...eso?—jadeósupadre—.¿Quées...esoquemeenvuelve...yquenopuedover?

—Espoder,papá—murmuróJonathan—.Enestadopuro.Clavó lamirada en el rostro de Jeremiah—elmarqués quedaba de espaldas a

ellos—ysequedósinrespiración.Bajo la máscara humana relucía la verdadera naturaleza del inmortal, una

naturalezanacidadelmismocaosprimigenio,unaesenciaqueconteníalossecretosdelorigendelcosmos.Unasuaveauramulticolorenvolvíasucuerpo,ysuscabellosflotabanasualrededor,comomovidosporunabrisainvisible.SusojosresplandecíaneirradiabantantafuerzaqueJonathansintióque,siJeremiahsehubiesevueltohaciaélenaquelmomento,lohabríareducidoapolvoconunasolamirada.

Peroelmarquésaguantabasinmoverunsolomúsculo,yJonathansospechóquesu rostro presentaba el mismo aspecto ultraterreno que mostraba el de Jeremiah.Tambiénsucuerpoirradiabaaquellamisteriosaauraresplandeciente.

Jonathanapartó lamirada, intimidado, e, instintivamente, se separóunpocodeEmma.Ellanopareciónotarlo.

www.lectulandia.com-Página114

Page 115: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

LoscuerposdeJeremiahyelmarquésseguíanestandoallí,anteeledificiodelMuseodelosRelojes,unofrentealotro.

Pero susmentes habían creado su propio campo de batalla y se hallaban lejos,muylejosdeallí.

Lavoluntaddelmarquéstomólaformadeunenormevolcánqueescupíafuegodel mismo infierno. Ríos de lava incandescente descendían desde el cráter,estrellándosecontralasrocasylanzandomilchispasincendiariasaunairecubiertodeespesacenizagris.Lavoluntaddelmarquésbramabacon lavozdemil lenguasígneas.

Jeremiah se vio de pronto ante el inmensovolcán, solo y pequeño.El suelo seresquebrajaba bajo sus piesmientras la voluntad delmarqués extendía sus ríos defuegoportodoelespaciodeladimensiónquehabíancreadoparasucombatemental.

Jeremiahnoesperabaquelavoluntaddelmarquésfuesetangrandeypoderosa;perorecordóloqueocurriríasiperdíaaquelcombate,ycontraatacó.

La voluntad de Jeremiah se transformó en un océano embravecido, cuyasenormesolascoronadasdeespumabatíanlasrocasconfuerzayseelevabanhastalamisma cima del volcán. El rugiente maremoto arremetió contra la voluntad delmarquéscontodoelpoderdesufuria.Elaguainundólosríosdelavaysecolóportodaslasvenasdelvolcán,apagandosullama.Perolamareasiguiócreciendohastacubrirporcompletolasrocasmáselevadasdelcráter.

Entonces, lavoluntaddelmarqués tomó la formadeun inmensoyardiente solque se acercaba cada vez más al océano de la voluntad de Jeremiah. Furiosasexplosiones internas alimentaban su corazón, y una crepitante corona de llamasdevorabalaatmósferasobreelocéanoyevaporabarápidamenteelagua.Lavoluntaddelmarquésseexpandió,yelsolseexpandióconellahastacubrirtodoelcielo.Elocéanodesapareció.

Jeremiahnoseinquietóporello.Elmarquésnohabíaahogadosuvoluntad,solola había transformado. Su próximomovimiento consistió en desplazar su voluntadanteel inmenso sol.Pronto, lavoluntaddelmarqués seviocubiertaporunespesomanto de nubes negras, cargadas de electricidad, nubes que bramaban y rugían alchocarentreellas,nubesqueoscurecieroneldíaporcompleto.

La voluntad del marqués se transformó entonces en un aullante huracán quearrasabatodocuantohallabaasupaso,yquearremetiócontralasnubestormentosasuna y otra vez, persiguiéndolas incansablemente hasta que se dispersaron ydeshicierondeltodo.Elvendavalbramó,triunfante,ysugritodevictoriaseoyóentodaaquelladimensión.

Perodeprontoseestrellócontraunobstáculoquehabíaaparecidosúbitamenteensucamino.

La voluntad de Jeremiah se había convertido en una ciclópea cordillera cuyos

www.lectulandia.com-Página115

Page 116: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

picosmásaltosllegabanalasestrellas.Elhuracánaullóytratódederribarla,perolasraícesdelacordilleraestabanbienhundidasenelcorazóndelaTierra,ysolologróchocarcontraella,unayotravez.Insistió,esperandotalvezpodererosionarla,peroprontoseencontróreducidoaunadébilbrisa.

Entonces, la voluntad del marqués tomó la forma de un brutal terremoto quesacudió las entrañas de la tierra y removió las raíces de lamontaña. Jeremiah viocómosuvoluntadseresquebrajabaypartía,cómoaquelviolentomovimientosísmicoabríabrechasenlasólidaconstitucióndelacordillera,ydecidiótransformarla,antesdeverlareducidaapolvo.

LavoluntaddeJeremiahseconvirtióenuninmensoglaciarquerecubriótodalatierra. El terremoto provocó aludes inmensos que se precipitaban bramando yrugiendopararellenarlasgrietasysepultarlasrocas.Cuantomásréplicasdelseísmosacudían aquella dimensión, más repartido quedaba el manto de nieve. Pronto, lavoluntaddeJeremiahlocubriótodo.

Lavoluntaddelmarquésvolvióatomarlaformadelsol,peroJeremiahnodejódenotarqueelastroquehabíacreadoeramenorquelavezanterior.Peseaello,logróderretirlanieve,perolavoluntaddeJeremiahsetransformóenunalunaqueeclipsólavoluntaddelmarqués...

NingunodelospresentespodíaverquésucedíaentreJeremiahyelmarqués,aunquelos inmortales podían llegar a intuirlo. Jonathan miraba a uno y a otro,preguntándose,muynervioso,quiénibaganando,yaquenohabíamaneradesaberlo.Los dos combatientes seguían inmóviles, exactamente en la misma posición quecuandoempezaron,ysololamiradadesusojosyelaurainvisiblequeproyectabanasualrededorsugeríanlatitánicaluchaquesedesarrollabaentreellos.

Depronto,Jonathanoyóunsonidolejanoquelodevolvióalarealidad.Miróasupadre.Porlaexpresióndesurostroadivinóqueéltambiénlohabíaoído.

—Lascampanasdelconvento—dijo,temblando—.Sonlasseismenoscuarto.—Marjorie—musitóJonathan—.¡Tenemosquehaceralgo!Peronoseleocurríanada,ynoqueríaconfesarleasupadrequelosinmortales

habíandichoquenadapodríasalvaraMarjorie.SevolvióhaciaEmma.—Emma,¿quépasaráconelmarquéssiganaJeremiah?—Suvoluntadquedarátandebilitadaquetardarávariosmileniosenpodervolver

adesafiaraalguien.Jonathanmeditólarespuesta.—Perosualmasiguesiendoigualdegrande,¿no?Quierodecir,quesuesencia

seguirásiendotan...—noencontrólapalabra,ymiróaEmmapidiendoayuda;ellasonrióconciertatristeza.

—Sí, así es. Solo el Tiempo tiene poder suficiente como para destruir a uninmortal, pero se autodestruiría también a sí mismo en el intento. Ya te lo he

www.lectulandia.com-Página116

Page 117: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

explicado...—Tengo una idea—la interrumpió Jonathan—. ¡Papá, Emma, venid conmigo:

tenéisqueayudarme!Jonathandesapareciócojeandoenelinteriordelcaserón,ysupadrelosiguiósin

vacilar.EmmaechóunamiradaaJeremiahyalmarquésyentrótambiénenlacasa.CruzabanelMuseodelosRelojescuandodeprontoseoyóalgocomoelruidode

un cristal al romperse, seguido de un pesado cuerpo que caía al suelo. Los trescruzaronunamiradaycorrieronalacámaradelosrelojesextraordinarios.

Jonathanllegóelprimeroysedetuvo,perplejoyaterrado.—¡Marjorie!—gritó supadre, pero Jonathan le señaló algo en el interior de la

habitación,másalládelcuerpoinertedeMarjorie,queseguíaexactamentedondelohabíadejado.

EraBasilio,yyacíaenelsuelo,bocaabajo,juntoaunrelojdearenaroto.Jonathancorriójuntoaélylediolavueltaparaversurostro.Estabamuerto.—¿Qué...quédiabloshapasado?—tartamudeóBill.Jonathanclavólamiradaenlosrestosdelreloj.—Es ese reloj de arena—dijo—. El que había sido parte de un pacto con el

demonio,¿recuerdas?Mientras laarenaestuvieseenmovimiento,supropietarionomoriría.Pero,¿porqué...?

—¿Aún no lo entiendes? —dijo a su lado la voz de Emma, suave peroinfinitamentetriste—.Eraelrelojdearenadeestehombre.

—¿DeBasilio?Perosi...¡trabajabaparaelmarqués!—¿Ypor qué?—Emmamovió la cabeza, apesadumbrada—.No es la primera

vezque lohace.Seapoderadel relojde lavidadealguieny loobligaa servirleacambio de seguir viviendo. Cada vez que la arena está a punto de agotarse, elmarquésllamaasucriadoylepregunta:«¿Ledamosotravueltamás?».Ysindudaestehombrehabíavividoyaunpardesiglos;noseatrevíaadesafiaralmarqués,perotampocoteníavalorparadecir«No»cuandolaarenaibaaterminarse.Yestanoche,aprovechandoquesuseñorestáocupadoconotrascosas,Basiliohadecididoponerfinadécadasdemiedoyesclavitud.

Jonathan se estremeció y volvió la cabeza para no ver los restos del reloj. Sumirada tropezó con el reloj de Qu Sui: la liebre estaba peligrosamente cerca delemperador.

—¡Marjorie!—exclamó—.Ayudadme.—¿Aqué?—dijoBill.—Tenemosquellevarelrelojalexterior.YaMarjorietambién.—¿Pero, por qué...? —empezó su padre, pero calló al ver la sonrisa de

comprensiónqueiluminabaelrostrodeEmma.

www.lectulandia.com-Página117

Page 118: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Fuera, labatallaseguíamuyigualada,aunquelavoluntaddelmarqués ibaganandoterrenopocoapocoaladeJeremiah.Asualrededor,losotroscuatroinmortaleslosobservaban,conteniendoelaliento.

ElContadordeEstrellasfueelúnicoquesepercatódelaausenciadeEmmaylosdos mortales. Los vio regresar al cabo de un rato. Bill traía en brazos el cuerpoinconscientedeMarjorie,y,trasél,JonathanyEmmatraíanelrelojdeQuSui.Parano tocar el orbe que devoraba almas, habían rodeado el reloj con una cuerda y lohabíanarrastradoconsumocuidadohastaelexterior.ElContadordeEstrellassonrió,sospechandoyaloqueseproponíanhacer.

—SiJeremiahnovence,miplannodaráresultado—leestabadiciendoJonathanaEmma—.Ymedalasensacióndequeelmarquésestáganando.

Emmaleoprimióelbrazoparatranquilizarlo.—Confía—dijosolamente.Pero Jonathanpercibía conclaridadque la siniestravoluntaddelmarqués teñía

consucolorlafuerzaqueemanabadelosdoscombatientes.SefijóenelrostrodeJeremiahysintióquesupodersehabíadebilitadoconsiderablemente.

—¡Emma! —musitó, angustiado; eran las seis menos diez, y una suave luzempezabaapigmentarderosaelhorizonte.

La voluntad del marqués se había transformado en un vasto desierto de arenasardientesyaireabrasador.LavoluntaddeJeremiahyanoteníafuerzasparaadoptarlaformadeocéano,odelluvia,ysearrastrabacomohombreporlainfinitavoluntaddelmarqués.Jeremiahsabíaque,sidejabadeandarysederrumbaba,lavoluntaddelmarquésloenterraríaparasiempreenlasdoradasarenas,yélhabríaperdido.

La voluntad de Jeremiah seguía avanzando, paso a paso, sin detenerse. El aireparecíatraerhastasusoídosunecodistorsionadodelainquietanterisadelmarqués.

ParecióqueJeremiahvacilaba.—¡No!—chillóJonathan,sinpoderevitarlo—.¡Noterindas!¡Tuvoluntadestan

fuerte como la suya! ¡Tú deseas que el mundo siga existiendo! ¡Jeremiah, no terindas!¡Noestassolo;Jeremiah!

LavoluntaddeJeremiahsehabíadejadocaersobreeldesiertoylaarenalacubría,pocoapoco.

Jeremiahestabahaciéndoseala ideadequeibaaperderEsosignificaríaqueelmarquésseharíaconelVórticeyquecumpliríasumásanheladosueño.

LaMuertevendríaabuscarlo.«¿Ytú?»,dijounavozqueseparecíasospechosamentea ladelmarqués.«¿No

deseasmorir?»JeremiahsuspiróEstabacansado,muycansado.Suvoluntadestabaagotada,yno

www.lectulandia.com-Página118

Page 119: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

teníafuerzaspararesistiraladelmarqués.«...¿Morir?»,seguíadiciendoaquellavoz.«¿Descansarporfin?».

Jeremiahcerrólosojosydejóquelaarenasiguieseenterrándolo.Entonceselvientolellevóunavozlejana.«Jeremiah...»Tratodeescuchar,peronolequedabanfuerzas.«No...te...rindas....»Sonriódébilmente.Eraeljovenmortal.Lehabíafallado,aélyatodoslosdemás

mortales. Pero ahora podríamorir por fin y, al fin y al cabo, como había dicho elmarqués,losmortalesmuerendetodasformas,tardeotemprano.

«No...estás...solo...».Jeremiahsintiódeprontoquealgolehacíacosquillasenlamano.Algovivo.Con las pocas fuerzas que le restaban, se incorporó un poco —sintió que el

desiertorugía,amenazador—ymiró.Vioalgopequeño,tiernoyverde.Unbrote.Unaplantaestabanaciendoenmedio

deldesierto.Jeremiahcontemplóelmilagro.Deseócon todas sus fuerzasqueaquellaplanta

fueracreciendo.Lavioresistiryalzarsehaciaelsol,desafiante.EntoncesJeremiahfiltrósuvoluntadbajolasarenasdeldesierto,ylashallóllenas

de semillas durmientes, de embriones de vida que deseaban salir a la superficie y,sencillamente,vivir.

Jeremiahhizoque su voluntad estimulase aquellas semillas.Las hizo crecer enmediodeldesierto.Lasviorasgarlasarenasycubrirlasdeunmantoverde.Jeremiahcuidódeellas,transformósuvoluntadenlluvia,ensol,entodoloqueaquellasvidasnecesitaban para seguir existiendo. La voluntad del marqués aullaba, furiosa,convertida sucesivamente en tormenta de arena, incendio devastador y glaciación,pero las plantas siguieron creciendo, porque cada una de ellas deseaba seguircreciendo,yprontolavoluntaddeJeremiahsetransformóenunenormebosquequeahogólavoluntaddestructoradelmarqués...

Jonathan vio, sin poder creerlo, que los ojos de Jeremiah despedían un nuevo hazluminoso, como renovados por una extraña fuerza. La voluntad del marquésretrocedió.

Emmaasintió,satisfecha.Todo fuemuy rápido. Jeremiahpareciócrecerseanteelmarqués,y supoder se

hizotodavíamáspalpable.Depronto,huboundestellocegador,yJonathancerrólosojos.

Cuando pudo volver amirar, vio que elmarqués había caído de rodillas en elsuelo,anteJeremiah,quesealzabafrenteaél,serenoytranquilo.

—Lohahecho—musitóJonathan—.Nopuedocreerlo,¡lohahecho!

www.lectulandia.com-Página119

Page 120: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Se sintió de pronto tan débil como elmarqués. En aquellos últimosmomentoshabía vivido con el convencimiento de que todo el universo podía estallar enmilpedazos si Jeremiah perdía aquella batalla, y ahora sentía tal alivio que tenía lasensacióndequetodassusfuerzaslohabíanabandonadoderepente.Emmalohizovolveralarealidad.

—¡Jonathan,deprisa!Jonathantiródelorbehastacolocarlojuntoalmarqués.Emmaavanzóasulado.—Marqués —dijo con voz clara; tanto Jeremiah como el marqués alzaron la

cabezaparamirarla—.Estásmarcadoporunadoblederrota.Tuvoluntadnopuederesistirlamía.YdeseoquetoqueselorbedelrelojdeQuSui.

Elmarqués lamiró con incredulidad. Iba a decir algo, pero los ojos deEmmaparecíancontenertodoelpoderdeluniverso,yelmarquésvaciló.

Alzólamanohaciaelorbe,peroladetuvoenelaireysevolvióhaciaJeremiah.—Antes—musitó—, explícame cómo lo has hecho.Yo deseaba lamortalidad,

contodasmisfuerzas.Y,enelfondo,séquetútambién.Jeremiahsonrió.—Perotúluchabassolo—dijo—,mientrasqueamímeapoyabalavoluntadde

miles de millones de seres en todo el universo, que deseaban desesperadamenteseguirviviendo.LavozdeljovenJonathanHadleymerecordóestehecho,yabrímialmaatodasesasvoluntadesque,sinsaberlo,luchabanamilado.

Elmarquéspalideció.Desviólamirada,perosusojosvolvieronaencontrarseconlosdeEmma.

—Ahora—dijoella.Jonathanmiróconnerviosismolaliebredeoroqueavanzabalentamentehaciael

centrodelreloj.—Estoydébil—dijoelmarqués—.Pero,cuandomerecupere,saldrédeaquí.Y

elVórticeserámío.Emmanodijonada,perotampocoapartólamirada.YJonathannopodíadejarde

mirarelreloj.LaliebresedetuvoanteelemperadordelrelojdeQuSui.Elmarquésaproximó

susdedosalorbe.—Mi voluntad esmás fuerte que la tuya—dijo Emma—.Que tu alma quede

prisioneraenelorbequetúcreaste.Lamanodelmarquésrozóelcristal.Lascampanasdelconventodieronlasseis.YlaliebreseinclinóanteelemperadordelrelojdeQuSui.

www.lectulandia.com-Página120

Page 121: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Epílogo

Jonathanseasomóalaventanilladelavión,moviéndoseconcuidadoconsupiernaescayolada.Soloseveíaunmantodenubes,peroélsabíaque,enalgún lugar,alláabajo,laCiudadAntiguadormíajuntoallechodelrío.

Suspiróyvolviólacabezaparamirarasupadre,queroncabasonoramente,yaMarjorie,queleíaunarevista.Todavíaestabaalgopálida,perosehabíarecuperadobieny,porfortuna,norecordabanadadeloquehabíasucedido.YencuantoaBill...Jonathan sonrió.Supadre se acordabaperfectamentede cadadetalle de su extrañaaventura, pero se empeñaba en actuar como si no sucediese nada, como si todohubiesesidoproductodesuimaginaciónodeunextrañosueñoquenovalíalapenarecordar.

Jonathansuspiró.Sabíaquehabíasidoreal,muyreal,aunquelaSoñadorahubieseestadoenlociertoysoloestuvieseviviendoenelsenodeungransueño.

Conunasonrisadenostalgia,recordóaEmma.—¿Cómosupistequeel reloj expulsaría el almadeMarjorie sidevoraba ladel

marqués?—lehabíapreguntadoella.—FueportodaaquellaenergíaquedesprendíanJeremiahyelmarqués—explicó

Jonathan—. Recordé que para el reloj de Qu Sui las almas no eran más que unafuente de energía que le permitía seguir funcionando.Y luego, aquello que dijo elContadordeEstrellas...

—¿Elqué?—QueelTiemponopuedeconteneraquelloquenotieneedad.Penséqueelalma

delmarquésnocabríaenelinteriordelorbe,erademasiadogrande.Demodoqueelrelojsevioobligadoaexpulsartodoloquehabíadentro,losrestosdeotrasalmas...parahacerlesitioalmarqués.

Pese a que ahora estaba tranquilamente sentado en un avión, rumbo a casa,Jonathan no pudo evitar un estremecimiento. No había estado seguro en ningúnmomentodeque lascosassalieran talycomoél lashabíaplaneado.Elorbepodíahaber estallado en mil pedazos, o no haber aceptado el alma del marqués o,sencillamente, haber devorado el alma deMarjorie, sin más. Pero Jonathan habíaseguidosuinstinto,yestenolehabíafallado.«Además,noteníanadaqueperder»,sedijo,recordandolocercaquehabíaestadodellegartardepararescataraMarjorie.

Cerrólosojos,agotado.Todavíanopodíacreersequetodohubieseterminado.—¿Está derrotado de verdad? —había preguntado a Jeremiah, mirando con

aprensiónelorbedondeseadivinabanlasfaccionesdelmarqués.—No, solo demasiado débil como para escapar de ahí —había respondido el

inmortal—.Suvoluntadtardaráunpardemileniosenfortalecerselosuficientecomo

www.lectulandia.com-Página121

Page 122: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

parapermitirlesalirdelorbe.Peroesperoque,entretanto,hayamosencontradounasoluciónparaelVórtice.

ElVórtice.Jonathan aún no había encontrado palabras para describir lo que había visto

cuando el Contador de Estrellas había abierto el reloj Deveraux, porque lo queescondíaensuinterioreradiferenteatodocuantoelchicoconocía.

Eracomounaesferabrillantequerotabasobresímismasuspendidaenelaireyquecegabaacualquieraquelomirasedemasiadotiempo.Parecíaconcentrarlaluzdetodas las estrellas del universo, y en su interior se apreciaban formas y coloresfantásticos,imposibles,quegirabanygirabantandeprisaque...

—Aparta —le había dicho Emma, separándolo suavemente del reloj—. Noquerrásenvejecerantesdetiempo,¿verdad?

JonathanhabíaobservadolosrostrosdelosinmortalesalcontemplarelVórtice,pero confiaba en Jeremiah,y enEmma,y en elContadordeEstrellas, y sabíaqueellos se ocuparían de que todos los inmortales continuasen viviendo, para que eluniversoexistieseconellos.

HabíaaprovechadoaquelmomentoparasepararaEmmadelgrupoyhablarconellaasolas.

Lehabíadichoquequeríaserinmortalyquedarsejuntoaella.—Jonathan—dijoEmma,moviendolacabeza—.¿Nohasaprendidonada?Los

mortalesnopuedenobtenerlainmortalidad.Elordencósmico...—Noestoyhablandodeesainmortalidad,sinodeloqueofrecenlosdemonios—

cortóJonathanimpaciente—.Podríavivirvariosmilenioscontigo.Podría...Peroellalehabíahechocallar,colocandoundedosobresuslabios.—No,Jonathan—dijo—.Nosabesloquedices.Aunquetengaaspectohumano,

nosoycomotú.Debesvolverconlostuyosy...—Nunca conoceré a nadie como tú—cortó Jonathan, adivinando lo que iba a

decir.—No—sonrióEmma—,perosíamarásaalguiencomotú.Jonathanlamiró,sorprendido.—¿Losabes?Quierodecir...¿puedesverloquevaapasar?—No,nosoyunaadivina,comolaEchadoradeCartas.Peroséqueconocerása

alguienytendráshijos...—¿Porquésabeseso?—Porqueteloestoypidiendo,Jonathan.Tendráshijos,yalolargodelosañosyo

protegeréatushijos,yaloshijosdetushijos,yaloshijosdeloshijosdetushijos...yasísabréquenohasmuerto,quenohasdesaparecidodelmundomientrasyosigoviva,portodalaeternidad.

Algo en sus palabras sobrecogió profundamente a Jonathan. Intuyó en ellas un

www.lectulandia.com-Página122

Page 123: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

sentimiento tan intenso, tan profundoy tan puro que supoque ni aun haciendounpactoconelDiablopodría llegaracorresponderíade lamisma forma,pormuchosmileniosquepasasen.Tragandosaliva,dijo:

—Tendré hijos. Y plantaré un árbol, y escribiré un libro. Muchos árboles ymuchos libros —añadió—. Dicen que esta es la única manera de alcanzar lainmortalidad,atravésdetusobras.

Emmasonrió.Entoncesseacercóaélylebesó,yJonathansintióqueelsuelodesaparecíabajo

sus pies y que él se precipitaba por un torbellino que lo lanzaba directamente almismo corazóndel cosmos, pero no tuvomiedo, porquehabía algo en aquel lugarqueleresultabapoderosamentefamiliar;todaslasestrellasgirabanasualrededor(yeranmásdelas87.432.004.556.342quehabíacontabilizadoelContadordeEstrellas)y los más hermosos prodigios de todas las galaxias se mostraban ante sus ojos.Entonces descubrió que el espacio no era frío y oscuro, como creía, sino que setrataba de un crisol multicolor donde tomaban cuerpo las más extraordinariasmaravillasylosmásatrevidossueños.

YcomprendióqueestabacontemplandoelnacimientodeluniversoatravésdelamemoriadeEmma,ytambiénsupodóndehabíavistoantesalgoparecido.

ElVórtice.CuandoseseparódeEmmayvolvióalarealidad,ellatuvoquesostenerlo,pues

sesentíacompletamentemareado.Aunasí,selasarreglóparasonreír.Ydespués, losinmortalessehabíanmarchado.Dealgunamanera,queJonathan

no fue capaz de comprender, desaparecieron entre la brumamatinal, uno tras otro,comosino fuesenecesarioparaellosposeerun reloj-puertaparacruzar los límitesinvisiblesdelaCiudadOculta.

Emmalohabíamirado,porúltimavez,antesdedesaparecerellatambién.Jonathan sintió de pronto que le faltaba el aire. Quiso correr tras ella, pero el

ContadordeEstrellaslodetuvo.—Sabesqueno—dijosolamente.Lomiróconafecto.—JovenJonathan—dijo—,hashechopornosotrosmuchomásdeloquepuedes

imaginar.Losinmortalesnuncaloolvidaremos,ydespuésdemiles,millonesdeaños,después de que este planeta sea reducido a polvo, después de que hayamoscontemplado la evolución y muerte de cientos de mundos nuevos, muchos eonesdespués de hoy, cuando nadie se acuerde de los seres humanos... nosotros todavíapronunciaremostunombre,JonathanHadley.

ElContadordeEstrellasabrazóalsorprendidoJonathan,ydespuéssealejódeél,sonriendo.

—Pero...¿porqué?—preguntóJonathan,muyconfuso.

www.lectulandia.com-Página123

Page 124: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

—¿No lo sabes? —dijo Jeremiah, sonriendo también mientras veía cómo elContadordeEstrellascubríadenuevoelrelojDeveraux—.Ahoraqueyanodebemosmantener activa la Prohibición, los que así lo deseen podrán abandonar por fin laCiudadAntigua,ytodograciasati.AunquesospechoqueniEmmanielContadordeEstrellassemarcharándeaquí.

—Pero...perosiyonohehechonada...—¿Esocrees?¿Nosabesquéfue loquemedecidióa«salirdemiescondrijo»,

comodecía elmarqués,paraenfrentarmeaél?RecibíunmensajedelContadordeEstrellas —miró a Jonathan significativamente—. Me dijo que Emma se habíaenamoradodeunserhumano.

Jonathanabriólaboca,estupefacto.—Entonces pensé—prosiguió Jeremiah—, que si unmortal tenía la fuerza de

espíritunecesariaparacautivaraunadenosotros...bueno,debíadeserunaseñal.Yluego,ante todoelConsejo, tomaste ladecisióndeseguir luchando inclusocuandotodoparecíaperdido.Podríadecirse,Jonathan,quemedisteunabuenalección.

—Yo...noloentiendo.—Siemprehemospensadoquelosmortaleseraisinferioresanosotros.Vuestras

vidassonapenasunsuspiroparanosotros,tanbrevescomopuedeserloparavosotrosla existencia de una pequeña mariposa. Pero una mariposa puede contener en símismalaexpresióndetodalabellezadelmundo.

»Losmortales conocéis la vida inclusomejor que aquellos que viviremos parasiempre.Porquesabéisquemoriréistardeotemprano,yporesosentíslavidacomoalgoúnico e irrepetible.Por eso,Emma intuía quevuestra almapuede llegar a serigual de grande que la nuestra, y vuestra fuerza de voluntad superar a la de uninmortal.Tuvoluntadde seguir adelante derrotó al deseodeEmmade enviarte devuelta.PoresoelContadordeEstrellasacudióatuencuentro.

—Y por eso convocó al Consejo —adivinó Jonathan—. ¿Esperaba que túacudirías?

Jeremiahasintió.—Porprimeravezencasitrescientosaños.Peroqueríaconocerte.Ytufuerzade

voluntadtambiénmeimpresionó,JonathanHadley.¿Comprendesahora?—Yélsabíaquepasaría—murmuróJonathan—.ElContadordeEstrellasesun

hombremuyinteligente.—Yo no lo llamaría exactamente «hombre» —sonrió Jeremiah, repitiendo las

palabrasdelduendedelatienda—,perosí,esmuyinteligente.Sonrió, y entonces fue cuando Jonathan recordó dónde lo había visto antes.

Aquellamiradaabrumadaporelpesodelaresponsabilidad,aquellaexpresiónllenadesabiduríaperoacuciadapor lasdudas, inclusoeldetalledel farol...quesehabíatransformadoenelorbedelrelojdeQuSui,brillandomágicamenteentrelasprimeras

www.lectulandia.com-Página124

Page 125: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

lucesdelamañana...Jeremiah...elErmitaño.—Hasta siempre, joven Jonathan —se despidió el inmortal—. Como dijo el

Contador de Estrellas, pasarán eones antes de que alguno de nosotros olvide tunombre.

Y Jeremiah, tirando de la cuerda que rodeaba el orbe del reloj de Qu Sui,desapareciótambiénentrelabruma.

YJonathansequedósolo,muysolo.Yrecordó,horrorizado,quehabíaentregadolos dos relojes-puerta al Contador de Estrellas, para poder regresar a la CiudadAntiguacuandoJeremiahdecidióenfrentarsealmarqués.

Nuncamásvolveríaaveralosinmortales.Ahora,deregresoacasa,sentíaunaextrañagarraoprimiéndoleelcorazón.Pensó

que,cienañosdespués,élestaríamuerto,peroparaEmmaunacenturianoeramásqueeltiempoqueduraunparpadeo.

En aquel momento, el padre de Jonathan despertó de su sueño con un sonoroestornudo.

—¡Caray!—dijo—.Meheresfriado.Jonathan,¿notendrásunpañuelo?Mecánicamente,Jonathanrebuscóensusbolsillos.Sacóunpañuelodelbolsillo

derecho,perosumanoizquierdatopóconunobjetoquehabíaenelotrobolsillo.Losacó,extrañado,yloacercóalaventanillaparavermejor.

Sintióunacálidaemociónpordentroalverlaruedecillafueradesitio,deteniendounmecanismo que podía ponerse enmarcha de nuevo con solo oprimir el botón.Parpadeó para que las lágrimas no le empañaran las gafas, recordando el súbitoabrazodelContadordeEstrellas.

«Gracias, viejo amigo», pensó, y sonrió al sentir el tacto del objeto entre susdedos.

Eraunreloj-puerta.

—FIN—

www.lectulandia.com-Página125

Page 126: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Notadelaautora

Hacía varios años que tenía en mente escribir una historia sobre alguien quecoleccionabarelojesmágicos.Peroeraunaideavaga.

En2001,minovioyyofuimosaToledo.Deambulandounanocheporsuscallesneblinosaspenséqueparecíaunaciudaddecuentodemisterio,yquemeencantaríaambientarunlibroallí.Porotrolado,porlamañanaestuvimosbuscandounmuseoque nunca encontramos. Siguiendo un plano en busca del museo, llegamos a uncaserónqueestabacerradoacalycanto,yllamamosvariasveces,peronadieabrió.Empezamos a bromear sobre el tema. Que si era un museo lleno de objetosextraordinarios.Relojes,dijeyo.Quesideprontoseabriríalapuerta…

Seguimos dándole vueltas el resto del día,mientras paseábamos por la ciudad.Imaginé a una familia de turistas extranjeros que, siguiendo las indicacionesdeunfolletoturístico,seencontrabananteuncaseróncerrado,igualquenoshabíapasadoanosotros . Sólo que en este caso la puerta se abría y ellos entraban en el fabulosomuseodelosrelojesextraordinarios…

Quiseambientar lahistoriaenToledo,ydehechohastacompréguíasyplanos,porque sólo estuvimos tres días en la ciudad y eso no basta para conocerla. Peromeses después, cuando me senté a escribir, no miré los planos para nada. Sí, laCiudadAntiguaestaríainspiradaenToledo,peroyanoibaaserToledo.Noqueríaquedarme con detalles, calles y edificios concretos. Me basaría solamente en unasensación,en loqueme inspiraron lascallesde laciudadpor lanoche,húmedasysemiocultasporlaniebla…

Yasí,pocoapoco,fuesurgiendoellibro.Este libro lo escribí el mismo verano que La hija de la noche, y lo envié al

concurso Gran Angular. No ganó, pero a Marinella Terzi, la editora de Barco deVapor,legustó,ydecidiópublicarloenBarcodeVapor,serieroja,lacoleccióndondeestán también Finis Mundi y La leyenda del Rey Errante. El ilustrador que harealizadolaportadaesAlfonsoRuano,queya ilustró lacubiertadeLaleyendadelReyErrante.

Eltítulooriginalera«Elcoleccionistaderelojes»,peroMarinella loencontrabasoso porque en él no había nada que indicara que se trataba de una historia defantasía.Comomeresistíaacambiarlo,alfinaloptamosporunasoluciónintermedia:Elcoleccionistaderelojesextraordinarios.

MientrasescribíaellibroestabaleyendoNeverwhere,deNeilGaiman,queesunlibro queme fascinó.Quise que el viaje de Jonathan a través de laCiudadOcultatuviera un toque así, de fantasía oscura y algo absurda. Cada vez que releo Elcoleccionistaderelojesextraordinariosmedoycuentade la influenciadel librode

www.lectulandia.com-Página126

Page 127: El Coleccionista de Relojes Extraordinar - Laura Gallego Garcia

Gaiman sobre el mío. Aunque dice mi editora que a ella le recuerda más bien aMichael Ende, y probablemente tenga razón. La historia interminable es mi librofavorito.

MarinelladetectóenseguidaquelaCiudadAntiguaestabainspiradaenToledo.Yesoquenolecomenténadaalrespecto.

Me encanta el personaje del Marqués. En la primera versión sólo salía alprincipio,asíqueretoquéellibroparaquetuvieramásprotagonismo.Esunodelospersonajes más interesantes que he inventado, pero, como intento seguirevolucionando,esperopodercrearlosaúnmejoresenelfuturo.

Entre los seres extrañosquepululanpor laCiudadOculta,mis favoritos sonelduendedelatienda,laSoñadorayHiedra.YlaMuerte,claro.

CUBIERTAORIGINAL

www.lectulandia.com-Página127