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EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN PÚBLICA Y SU DEFENSA EN LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN DE VALENTIN LETELIER

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EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN PÚBLICA Y SU DEFENSA EN LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN DE VALENTIN LETELIER.

En 1872, el abogado y destacado intelectual chileno Valentín Letelier escribe su Filosofía de la Educación. En este libro, manual de pedagogía para generaciones de maestro en América Latina, fue escrito bajo los supuestos de la filosofía de tendencia positivista dominante por entonces en América Latina y de una concepción republicana de la política que defiende el respeto a la leyes, la fortaleza de las instituciones públicas y la democracia como expresión de la igualdad entre los ciudadanos. Militante del partido radical, Letelier era un progresista que rechazaba el comunismo, el conservadurismo católico y el individualismo liberal. Su libro es un completo tratado que aborda todos los aspectos de la educación, incluyendo las técnicas pedagógicas, el currículo, la discriminación de la mujer, el sistema universitario, la educación especial y el parvulario. El capitulo final esta dedicado a desarrollar el concepto de educación pública y a defender su carácter obligatorio, estatal y gratuito, al menos, en el nivel escolar. Su argumentación ciertamente debe ponerse en su contexto y es insuficiente para la época actual, pero algunas ideas mantienen vigencia y no deja de resultar sorprendente que el país este inmerso en la misma polémica desde hace más de 100 años.

Lo que sigue es una síntesis de algunos argumentos que expone Letelier en contra de quienes, ya en ese entonces, creían que el sistema educativo debía ser un mercado más en que se dejara la iniciativa privada la tarea de ofrecer educación a cambio de dinero. Llamaremos a esta última posición ‘librecambista’ y la discusión expondrá en la forma de un diálogo en que Letelier refuta las afirmaciones de aquel.

LIBRE-CAMBISTA: La educación es función inalienable de la familia. LETELIER: Es cuestionable suponer que todos los padres se preocupan por la educación de sus hijos, pues no se puede atribuir a la gran masa ignorante de los padres de familia los sentimientos y las aspiraciones que distinguen a la pequeña fracción de los padres educados.

LIBRE-CAMBISTA: El estado no debe impedir la iniciativa privada en educación ni tampoco debe crear escuelas, porque ellas tendrían privilegios frente a las privadas. La educación debe estar sujeta a la ley de oferta y demanda. LETELIER: Es cuestionable suponer que la educación es una mercancía como cualquier otra y que la libertad de fundar escuelas, institutos y universidades mejora su calidad ni la distribuye mejor. Una industria se establece cuando es reclamada por la demanda y ella depende de la necesidad. Pasa lo contrario con la enseñanza: cuanto mayor es la ignorancia, tanto más se la necesita y tanto menos, generalmente, se siente la necesidad. Además, si el Estado no educa ahonda las divisiones sociales permitiendo que prevalezca la enseñanza sectaria frente a la enseñanza neutra y universal del Estado. La enseñanza privada al poco tiempo logrará que no se encuentren en la República dos espíritus capaces de entenderse. El mercado en educación causa la decadencia de la cultura, permitiendo que industriales inescrupulosos se ganen la vida en colegios donde la educación se reduce a preparar a escolares para rendir exámenes y optar a grados académicos. Los colegios particulares, animados de propósitos meramente industriales, no se cuidarán más que de alagar a los padres de familia con el acortamiento del tiempo de estudio y con los exámenes y los triunfos fáciles. La experiencia muestra que el nivel de la educación es mejor ahí donde existe educación pública.

LIBRE-CAMBISTA: El Estado Docente impone a la nación entera un solo plan de estudios tiende a uniformar a todos los espíritus y atrofia el desarrollo de la personalidad humana. Esta tendencia impositiva del estado docente supone ofender a las conciencias disidentes. LETELIER: Es cuestionable suponer que la libertad sea un principio absoluto y que su promoción el fin último de la política. El fin de la política es desarrollar satisfacer las necesidades sociales y ellas se satisfacen por medio de la autoridad o por medio de la libertad. Si en los estados que viven rodeados de estados hostiles se acepta como necesidad social el servicio militar obligatorio, entonces se admiten importantes limitaciones a la libertad individual en aras del bien común. Además, únicamente es injustificable que un Estado emplee la fuerza para imponer una enseñanza teológica, por ello la instrucción pública debe ser laica, formal y científica para que se pueda imponer con carácter obligatorio. Se pide que la enseñanza se entregue a manos del pueblo, porque las Iglesias desean acapararla en su provecho. El librecambista en apariencia pide libertad pero, de hecho, pide un privilegio. No se trata de una lucha entre libertad del individuo y autoridad del Estado, sino de una lucha entre fuerzas sociales y culturales (entre la Iglesia y la República) por el control de la educación.