El Cuentagotas 2011

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  • ganadorLas gotasJavier Garca Crocco

    accsitSopaAmaia Cia AbascalEl arte de MayaMario Fernndez PalosEl capitn CorajeDelsa Lpez LorenzoEl duende del EumeMarta Prez Cogollos

    juradoAndrs BarbaMartn CasariegoVictoria ChapaCecilia Gandarias

    ilustracionesRafa Saudo

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  • El Premio Internacional de Narrativa Infantil El Cuentagotas nacecon la vocacin de impulsar la creacin literaria y el gusto por la lec-tura a travs de obras de calidad que fomenten el respeto al medioambiente en general y al agua en particular.

    En abril de 2011 se convoc la primera edicin del concurso. Losrelatos habran de ser cortos, escritos en espaol, dirigidos a nios deentre ocho y doce aos, y con el agua dulce como elemento principal.En pocas semanas la Fundacin empez a recibir los cientos de cuen-tos presentados, y que han constituido el mejor reconocimiento a lainiciativa. Un jurado especializado en literatura infantil sera el encar-gado de elegir un manuscrito ganador y cuatro accsit.

    Esta publicacin en papel y su equivalente en formato electrnicoson el resultado de las deliberaciones del jurado, y recogen los cincorelatos premiados con el propsito de ser distribuidos gratuitamenteentre los centros de enseanza, bibliotecas y centros culturales de laComunidad de Madrid, y con la posibilidad de descargarse gratuita-mente desde la pgina web de la Fundacin.

    Si bien este libro recoge solo los cinco relatos ganadores, han sidomuchsimos los cuentos que por su calidad y originalidad hubieranpodido aparecer en la publicacin. Con el convencimiento de que lainfancia es una etapa clave en la educacin y el desarrollo de los indivi-duos, queremos dar las gracias a todos los participantes en esta primeraedicin del premio por su inestimable contribucin a nuestra misincomo Fundacin de sensibilizar a los madrileos en la cultura del agua.

    Fundacin CanalNoviembre de 2011

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  • 9Las gotas

    javier garca crocco

    17Sopa

    amaia cia abascal

    27El arte de Maya

    mario fernndez palos

    35El capitn Coraje delsa lpez lorenzo

    39El duende del Eumemarta prez cogollos

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    mikiTexto escrito a mquinaElije el relato que quieres leer

  • A la memoria de Julio Cortzar por su tarde de hasto en que les dio vida.

    Una gota cay desde lo alto y se zambull en elbalde: plic. Entonces, otra gota asom en el bordedel toldo y zim, se larg cortando el aire.

    All voy... !!! advirti la tercera con voz finita.Y otra ms, y luego otra. Plic, plic, plic. Todas haciael balde donde sus compaeras las reciban conabrazos y bienvenidas.

    Pero cuando ya haba saltado la ltima y pasadotoda la maana, las gotas comenzaron a mirarsede reojo. No caba en ellas una gota ms. Una

    Las gotas n

    javier garca crocco

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  • 10Javier Garca Crocco

    protest porque estaba muy apretada. Otra porquehaba quedado muy abajo. Las que estaban contralas paredes del balde rezongaron sin dejar deaprovechar para rascarse la espalda. Algunas co-menzaron a llorar generando ms gotas. Y aestas, muchas otras trataron de consolar.

    Pidiendo permiso, y con mucho esfuerzo, unagota logr llegar a la superficie. Quiso salirse delagua como un pez volador. Lo intent varias veces.Pero no pudo.

    Nos vamos a convertir en agua estancada.

    Nos llenaremos de bichos y bacterias.

    El agua qued quieta de tristeza. Pasado el me-dioda, unos ojos enormes se asomaron al balde.Todas juntas pronunciaron una erre largusima, yel agua cimbr. Pero la cara enorme pas de largosin darles importancia.

    Eran solo agua de lluvia y nada ms.

    Ellas queran caer, rodar, lanzarse, jugar, y rer.

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  • 13Las gotas

    Un momentito dijo la gota ms vieja, queestaba un poco arrugada porque fue la primeraen pegar contra el balde seco, adems de gotas,somos agua, y como tal debemos comportarnos.

    Las gotas quedaron pensativas.

    La luz de la tarde disminua.

    Ojal nos toque una noche estrellada.

    El comentario levant el nimo de las gotas. Lasms pequeas se acomodaron en la superficiepara ver mejor. Pero entonces oyeron un ruido aengranaje oxidado: ac, ac, ac, el toldo del patiose cerraba.

    Algunas profirieron gritos de reproche, otrasmaldijeron y las restantes protestaron por la pro-testa y otras por algunos modales. Al cabo de unrato, algo cansadas, enmudecieron.

    De pronto, un movimiento inesperado las sacudi.Un puo alz una manija sobre la boca del balde,y lo levant. El agua comenz a sacudirse. Lasgotas iban, rean y gritaban al comps de las olas.

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  • El cielo abierto del atardecer apareci sobre ellas.Unos pinos altos parecan llegar hasta l.

    Entonces el balde comenz a inclinarse. Las gotasresbalaron como en un tobogn. Al pasar al otrorecipiente, pudieron ver un jardn con plantas yflores.

    Es una regadera! grit una.

    Y de inmediato, todas, muertas de risa, comenzarona caer en hileras, muy contentas de ser gotas yagua a la vez.

    15Las gotas

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  • Aquella maana de domingo doa Juliana no poda imaginar queunas cuantas gotas de agua iban a cambiar su vida por completo.Doa Juliana era regordeta y sonriente y siempre llevaba chaquetas

    gruesas de lana (algo muy adecuado para el fro de la montaa), botascon suela de goma (algo muy prctico para la vida en el campo) y loslabios pintados de rojo fresa (algo muy raro cuando se vive rodeadade vacas y gallinas como nica compaa).Llevar los labios pintados de rojo fresa me pone de muy buen

    humor dijo doa Juliana mientras se arreglaba, aquella maana dedomingo. Y para demostrarlo dibuj con el dedo una cara sonrienteen el espejo empaado por el vaho de la ducha.Solo una vez doa Juliana haba olvidado maquillarse los labios y re-

    sult (qu cosa ms curiosa!) que tambin estuvo de muy buen humor.Pero eso fue porque haba llovido, y cuando llueve no hay excusa

    para no ser feliz. Cuando huele a tierra mojada me entran ganas de can-tar y aadi. Por eso prefiero pintarme los labios de rojo fresatodos los das, por si acaso; una no sabe qu tiempo va a hacer despus.Siempre que doa Juliana canturreaba al oler a tierra mojada deca:Sopa! El agua tiene formas curiosas de levantarnos el nimo

    (doa Juliana exclamaba Sopa! cada vez que algo le sorprendade verdad).Todo esto se lo contaba doa Juliana a sus vacas y ellas mugan de

    satisfaccin como diciendo: a nosotras tambin nos gusta mucho la

    Sopa n

    amaia cia abascal

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  • lluvia, que hace que los pastos estn jugositos. Doa Juliana hablabamucho con sus vacas. Y tambin con sus gallinas. Conoca a cada unapor su nombre.Buenos das Segundo plato cuntos huevos ha puesto hoy?Qu tal se encuentra Gallina en pepitoria? Doa Juliana pona esos nombres a sus gallinas para no olvidar

    nunca qu funcin tena cada una de ellas en la granja.As les cojo menos cario y no me da pena meterlas en la cazuela

    llegado el momento. Pero la verdad era que a sus gallinas ese momento nunca les llegaba

    y envejecan rodeadas de todos sus polluelos. Doa Juliana era unasentimental y con el paso de los aos acab guisando solamente ve-getales.Eso s, las hortalizas que cocinaba eran las ms bonitas, sabrosas y

    sanas de la regin porque doa Juliana cuidaba su propio huerto conmucho cario. Cuando lleg a vivir a aquella granja la tierra estabaseca y agrietada. Pero doa Juliana se preocup de cavar canales porlos que se filtraba el agua fresca del ro y en poco tiempo brotarondulces remolachas, jugosas sandas y tomates aromticos. Cada vezque doa Juliana desenterraba una zanahoria repeta satisfecha, ad-mirando su color naranja intenso:Sopa! El agua tiene formas deliciosas de dar vida.

    Doa Juliana se senta muy feliz en el campo. Aunque tambin unpoco sola, por eso hablaba tanto con sus gallinas y sus vacas. Aquella maana de domingo, cuando doa Juliana regaba su huerto

    sin imaginar que unas cuantas gotas de agua iban a cambiar su vida porcompleto, el grifo de la baera dej de cerrar bien. Al principio cayeronunas pocas gotas, pequeas y discretas: plic, plic, plic. Luegose fueron haciendo cada vez ms gruesas y frecuentes: ploc, ploc, ploc,ploc. Doa Juliana no se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo hasta

    18Amaia Cia Abascal

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  • bien entrada la tarde (para entonces ya se haba desperdiciado toda elagua que caba en la piscina municipal).Doa Juliana intent apretar la manilla del grifo y cerr la llave ge-

    neral del agua pero no sirvi de nada, las gotas de agua caan cadavez ms rpido y se perdan por el desage. A muchas personas se leshabra ocurrido poner el tapn y darse un buen bao, pero doa Ju-liana no estaba para tonteras: saba que el agua no se puede malgastar.Coloc una cacerola dentro de la baera y se puso a hacer llamadaspara localizar a un fontanero. Acudir lo antes posible, seora le asegur uno, que en ese

    momento estaba cenando dos huevos pasados por agua (el plato pre-ferido de los fontaneros) pero tardar unas cuantas horas en llegar.Estoy en la ciudad.

    Me asegura que vendr? pregunt, preocupada, doa Juliana.Le doy mi palabra. Su llamada no quedar en agua de borrajas

    contest el fontanero, al que por lo visto le encantaban ese tipo deexpresiones, muy profesionales.Le espero como agua de mayo dijo doa Juliana, bailndole el

    agua.

    Doa Juliana no poda permitir que se perdieran a lo tonto tantas gotas(el agua es imprescindible!). Por eso, una vez que la cacerola se llenhasta el borde puso una olla a presin y despus dos sartenes y mstarde cuatro ensaladeras y luego cinco docenas de vasos y cuando yasolo le quedaban vacas unas copitas de licor se puso a llover.Eso fue una gran suerte. No solamente porque el olor a tierra mo-

    jada le pusiera de muy buen humor y le entraran ganas de cantar, sinoporque, mirando por la ventana, doa Juliana cay en la cuenta deuna cosa: las gotas de lluvia que resbalaban por el cristal se ibanuniendo las unas a las otras y cuantas ms se juntaban ms rpida-mente avanzaban.Sopa! El agua tiene formas muy inteligentes de darnos buenas

    ideas.Doa Juliana entendi al instante que necesitaba ayuda.Si trabajas unido, avanzas ms rpido dijo pensativa mientras

    llamaba por telfono a su amiga Aurorita, la de la perfumera. Djalo en mis manos, Juliana. El agua del grifo es ms valiosa

    que el agua de colonia dijo la perfumera con muy buen criterio.Yo me encargo.No haba transcurrido ni media hora cuando son el timbre de lapuerta principal. Al abrir, doa Juliana descubri una fila intermina-ble de personas que traan recipientes, cacharros y cubos para recogerel agua. Doa Juliana, despus de gritar: Sopa, sopa, resopa! variasveces, fue hacindoles pasar:

    21Sopa

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  • Al fondo a mano derecha, seora peluquera. Muchas gracias porvenir. Es un placer, doa Juliana contest la peluquera. He salido de

    casa en cuanto me he enterado. Sin agua yo no podra lavar cabezas.Gracias, seores bomberos, pasen, pasen al bao. Ustedes mejor

    que nadie saben lo importante que es el agua dijo doa Julianamientras les indicaba el camino a seis bomberos vestidos con uni-forme rojo y manguera.Y ellos entraron a paso firme para recogerla en sus cascos.Usted tambin, seorita? pregunt doa Juliana a la de la tin-

    torera. Si pensaba que solo hacan limpiezas en seco.S contest la chica, sonriendo pero tambin necesitamos

    agua para que la plancha eche vapor.Al final result que todo el mundo necesitaba agua: el socorrista

    para llenar la piscina, el pescatero para picar hielo y conservar el pes-cado, la de la floristera para alimentar a sus plantitas, la de la confi-tera para hacer granizados de limn, los nios para lavarse detrs delas orejas, para beber, para refrescarseEn cuanto doa Juliana vio que se iban acumulando los recipientes

    llenos, pens que algo haba que hacer con toda aquella agua.La peluquera se ofreci a lavar el pelo de todos los que estaban all

    reunidos e incluso se brind a teirles de rubio platino. Un grupo denios propuso mezclar el agua con la tierra del jardn y hacer una ba-talla de albndigas de barro. Doa Juliana temi que los bomberos quisieran prenderle fuego a

    la casa y usar el agua para sofocarlo. Necesitaba encontrar una solu-cin urgente, por eso corri al bao a pintarse los labios de rojo fresapara darse nimos. Y entonces, doa Juliana tuvo una idea: El agua de grifo no tiene colorantes ni conservantes Qu mejor

    ingrediente puede haber para realzar el sabor natural de los alimen-tos? Y remangndose para lavarse las manos grit: A cocinar!

    22Amaia Cia Abascal

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  • El vaho del agua caliente empa el espejo y el dibujo de la carasonriente apareci de nuevo.Sopa! El agua tiene formas mgicas de desearnos suerte.

    Doa Juliana empez a organizar a unos y a otros:Electricistas, pelen las cebollas! Mdicos, quiero los pimientos

    picados bien finos! Profesores de ingls, a limpiar las acelgas!Pronto todos los fuegos de la cocina estuvieron cociendo hortalizas

    y verduras a pleno rendimiento. Doa Juliana se paseaba de un ladoa otro con una cuchara de palo y un delantal anudado a la cintura.Probaba el caldo, salaba los vegetales, mandaba trocear esto o aquelloy daba el visto bueno al resultado final.Un camarero reserv una olla de agua caliente para repartir tazas

    de infusin de flores amarillas de camomila, menta verde y t rojo.Todos necesitaban tomarse un respiro. Sopa! El agua tiene formas muy coloridas de reconfortarnos

    se asombr doa Juliana, tomando una taza de t.

    Para cuando lleg el fontanero la cocina de doa Juliana pareca unaverdadera fbrica. Las de la mercera, los zapateros y siete jubiladoshaban hecho una cadena humana y haban llenado y etiquetado unapila de frascos de sopa que ocupaba el cuarto de estar, sala por el pa-sillo y daba dos vueltas completas a la casa. Ya casi amaneca cuando el fontanero, sudando la gota gorda (muy

    propio de un fontanero), consigui que el grifo de la baera hicieraploc, ploc, ploc, plic, plic..., plic y por fin, dejara de gotear. Esefue un momento emocionante de verdad porque se hizo un silencio y,de repente, todos se pusieron a aplaudir. El fontanero hizo una solemnereverencia y sonri con orgullo. Haba parado de llover y doa Julianaabri las persianas para dejar entrar los primeros rayos del sol. Un niocon camiseta de rayas blancas y azules grit, asomndose al jardn:

    24Amaia Cia Abascal

    Qu bonito!Todos miraron por las ventanas. La pradera se haba llenado de flo-

    recillas blancas que tapizaban el suelo como si acabara de nevar enpleno mes de mayo.Sopa! dijo doa Juliana el agua tiene formas preciosas de

    dar las gracias.

    Cada una de las personas que ayudaron a doa Juliana a recoger elagua se llev un par de frascos de sopa de regalo. En menos de unasemana no quedaba nadie en la zona que no la hubiera probado. Elfontanero no se llev ninguno pero se enamor de doa Juliana y sequed a vivir en la granja. All se encontraba como pez en el agua.Doa Juliana puso cuatro mesas con mantel blanco de tela junto

    al establo y una macetita de azaleas en cada una de ellas. Haba quereservar con una semana de antelacin si queras comer su sopa. Los domingos (si ningn grifo dejaba de cerrar bien) el fontanero

    le ayudaba a servir los platos.Prueben la sopa Juliana. Vern como se les hace la boca agua.Las gallinas ayudaban a mantener limpio el comedor, picoteando

    las migas.Los das de sol, doa Juliana reparta barras de labios color rojo fresa

    entre los comensales. Cuando llova, sus clientes se ponan de tan buenhumor al oler a tierra mojada que muchos se ponan a cantar.Doa Juliana ya no se senta sola en el campo. Aquel domingo unas

    cuantas gotas de agua haban cambiado su vida por completo.

    25Sopa

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  • El primer da del ao en el que mam no me pide que me abriguecuando salgo de casa es para m el comienzo del verano. El ao pasadoocurri a finales de mayo, este ao se retras un poco. As que cuandopor fin lleg, ni esper a estar en el jardn para echar a correr y arranqujusto al pie de las escaleras. En realidad no me senta muy distinto alda anterior, me quedaba casi el mismo tiempo por delante de vaca-ciones que disfrutar, pero el verano es sagrado y exige reverencia. Sino mantenemos las tradiciones, quin lo har?El primer da del verano era tambin el primer da de ro. Corr bajo

    el sol de la tarde hasta la linde del pueblo, cruc la carretera comarcalcon cuidado, mirando antes a ambos lados como me haban enseado,y volv a la carga colina abajo. Me haca muy feliz lo mucho que habacrecido desde el ltimo verano y cun rpido poda correr entonces:nunca haba visto el paisaje tan borroso. El viaje se me haba hecho tancorto que el fuerte ruido del agua me pill desprevenido. Baj hacia elro agarrndome a las rocas esperando encontrarme a mis amigos; por-que quedase con ellos o no saba que estaran all. Vi a Carla, a David ya Jaime de pie junto a la orilla, quietos y callados, mirando hacia elagua. Qu hacan as? Acaso tras un invierno en la ciudad haban ol-vidado lo que era vivir? Porque si vas al ro es para baarte en...

    Me qued paralizado cuando me gir y vi lo que les haba sorprendido,y entend por qu sonaba tan fuerte el agua. Y es que donde el verano

    El arte de Maya n

    mario fernndez palos

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  • la ltima calle del pueblo me encontr con David que vena corriendodesde el otro lado, y juntos y emocionados fuimos hacia el ro. Est-bamos bastante empatados corriendo, pero cuesta abajo gan yo.Cuando llegamos nos quedamos igual de paralizados que el da

    anterior; pero no por la misma razn. Mi linterna se haba vueltointil porque la cascada no estaba. No s David, pero yo tena ganasde llorar. Qu haba pasado con la cascada? Haba sido un sueo?Nos metimos en el agua y nadamos en silencio.Un rato despus o un murmullo a mi espalda. Me gir y vi un enorme

    barco de vapor, negro y chimeneas naranjas, que descenda por el cursodel ro. Era casi tan ancho como l, rozaba los rboles con su casco.David, ven! Que nos va a aplastar! grit con todas mis fuerzas.En la proa del barco apareci un apuesto capitn que nos grit:

    Apartad, deprisa!, mientras haca sonar una grave bocina. Salimosa la orilla y, asombrados, lo vimos pasar. A los otros nios les costmucho creernos cuando llegaron.Adnde vas tan deprisa, Daniel? me pregunt mi madre al

    da siguiente, cuando me preparaba para volver y encontrarme convete t a saber qu.Al ro le respond, enseando mi toalla y baador como prueba.Ten mucho cuidado, ya sabes.Lo s, mam.Quiz vaya al ro con Maya despus, si termino todas las tareas

    a tiempo. Si no la llevo maana.Maya es mi hermana pequea, tiene tres aos. Los abueletes del

    pueblo dicen que nos parecemos mucho, aunque creo que se lo dicena todo el mundo. Como ya es lo bastante mayor, este ao ir al ropor primera vez.Por cierto continu mi madre, has visto una pintura azul

    por aqu? Maya ha debido de tirarla por alguna parte y ahora nopuede acabar su dibujo.

    29El arte de Maya

    anterior no haba ms que un ro tranquilo ahora veamos una enormecascada.Hola chicos, qu ha pasado aqu?No lo sabemos me dijo Jaime. La habrn construido cuando

    no estbamos.Carla se ri del comentarioVenga ya dijo a continuacin. Las cascadas no se construyen,

    salen solas con la erosin.Pues es una pasada opin David.Vamos a acercarnos! grit con entusiasmo, corriendo hacia

    la cascada sin esperar a su respuesta.

    Era un lugar genial, lo echo de menos. El borde de la cascada estabamuy alto, ms o menos diez veces ms alto que yo. El agua caa tanfuerte que nos haca un poco de dao en la cabeza cuando atravesbamosel chorro, pero mereca la pena pasar porque haba una cueva detrs. Laexploramos buscando un tesoro hasta que se hizo tan oscura que nosdio miedo continuar, entonces empezamos a imaginar que lo habamosencontrado y nos repartamos las joyas y las monedas. Salimos con elbotn y escalamos hacia la parte superior del ro. Pensbamos saltar,aunque nos diese miedo, pero me di cuenta de que era una de esascosas que los padres llamaran irresponsabilidad y decid no hacerlo.Como estaba anocheciendo empezamos a caminar hacia casa, ha-

    ciendo planes para el da siguiente. David y Jaime discutan sobre siera mejor construir un fuerte o un puerto, mientras Carla caminabaconcentrada y yo, en secreto, pensaba en llevarme una linterna.Al da siguiente me despert antes que mis padres por primera vez

    en mi vida, aunque en realidad como tuve que esperar a que se le-vantaran para poder tomar las tostadas no gan mucho tiempo.Sal corriendo de casa con la toalla en una mano, mi linterna de ex-

    plorador en la otra y el ltimo pedazo de tostada entre los dientes. En

    28Mario Fernndez Palos

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  • No he visto nada le dije yo. Cog la cera que ms cerca tena yse la di a mi hermana diciendo: Mira, este color es mucho mejor, esel ms bonito. Ella lo cogi con su mano regordeta y lo mir con losojos abiertos como platos. Creo que la convenc.Aquellos das ir al ro era como soar, una vez cruzabas los ltimos

    rboles y te metas en la orilla poda ocurrir cualquier cosa, de loms extraa, y aunque te sorprenda era en cierto modo como sisiempre hubiera sido as. As que cuando vi a unos cuantos nios ba-ndose en agua de color naranja y la orilla llena de tortugas segucaminando como si nada y solo pens en divertirme.Cada uno de nosotros escogi una tortuga para hacer carreras. La

    ma, Rafael, era de las ms rpidas, pero despistada. Alfonso, que eraun chico mayor del pueblo, descubri que iban ms deprisa si lasatraa con comida. Todos lo imitaron y sus tortugas empezaron a co-rrer mucho. Todas salvo Rafael.El agua estaba muy bonita de ese color. Saba igual que siempre, y si

    la cogas entre las manos se volva transparente, pero el ro era brillantey naranja. Al final de la tarde volvi a ser azul, echamos de menos elcolor anterior; pero como pudimos jugar un rato ms con las tortugasno nos dio tiempo a ponernos tristes. Cuando me tuve que ir medesped de Rafael para siempre, haba sido una gran mascota.Hola! grit al entrar en casa.Mis padres me saludaron a coro, cada uno desde una habitacin.

    Yo sub las escaleras y fui a saludar a Maya.Hola nena! Encontraste la pintura?Me respondi con algo parecido a un s mientras levantaba orgu-

    llosa una cera de color azul. Me acerqu a ver lo que haba dibujadoy no pude creer lo que vea. Todos sus dibujos eran de ros: uno conun barco de vapor, otro con una cascada, otro con un ro naranjalleno de tortugas y otro, que debi hacer al encontrar la pintura, conagua azul y an ms tortugas.

    30Mario Fernndez Palos

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  • Mientras mi madre me preparaba el desayuno, Maya se puso a di-bujar en la mesa de la cocina. Vi cmo coloreaba el agua del ro, azul,tal y como es. La orilla, ms ancha a un lado que a otro, sin rastro al-guno de tortugas. El curso estaba tranquilo, sin rpidos ni cascadas,y por l no cabra un barco por mucho que lo intentara.Cuando acab me regal el dibujo y todos los anteriores, y yo se lo

    agradec con un beso en la frente. Aunque estaba triste de que todose hubiera acabado, de que la realidad hubiese acabado con las fanta-sas de Maya, supe que haba pasado unos das increbles.Mientras colgaba los dibujos en la pared de mi cuarto se me ocurri

    algo que me hizo muy feliz: estbamos a media hora de un embalse,y Maya nunca haba estado all...

    33El arte de Maya

    Maya, eres t! Eres la que cambia el ro!Desde que llegamos al pueblo ese verano estuvimos hablando de

    que la llevaramos al ro, y pareca haberle hecho mucha ilusin.Como no haba visto nuestro ro tuvo que imaginrselo para dibujarlo,y lo convirti en algo maravilloso. Saba que mi hermana pequeatena una imaginacin prodigiosa; pero no hasta dnde poda llegar.Intent aprovechar la oportunidad. Le di un folio en blanco y le dije:Oye, Maya, puedes dibujar un ro que tenga una isla en el centro

    que est llena de cuevas? Con una cruz en el suelo que marque un te-soro y... Me entiendes?No pareca hacerlo, porque me mir igual que si le hubiese dicho

    el clima de Madrid es mediterrneo continental.A ver, pon aqu el agua.Ella obedeci y empez a dibujar. En casa ola a comida y se oa

    ruido de platos entrechocando. Fui explicndole dnde deba ir laisla, cmo se haca un muelle y cmo quera la entrada de la cueva.Empez a dibujar cada vez ms despacio hasta que par del todo, lamir: se haba quedado dormida en la silla.Decid no forzarla e intentarlo al da siguiente. De lo emocionado

    que estaba ante la posibilidad de disear el ro no pude dormirmehasta muy tarde aquella noche, y no fui capaz de madrugar a la ma-ana siguiente.Cuando llegu al piso de abajo despus de levantarme de la cama

    mi madre entraba en casa con Maya en los brazos.Hola dormiln! Pens que no te despertaras hasta septiembre.Es que estaba muy cansado, mam le respond. De dnde

    vens?Venimos del ro. Me daba cosa despertarte as que nos fuimos

    las dos, podemos volver despus si quieres.Vale... respond sin muchas ganas. Sospechaba lo que iba a

    ocurrir.

    32Mario Fernndez Palos

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  • Rotardo ve con gusto como cae la lluvia. Siempre le ha gustadobaarse en los aguaceros con sus amigos. Tambin los barcos depapel. Cmo le gusta hacerlos y despus echarlos en la corriente quelos llevar hasta el ro prximo. Los imagina navegando hasta el mar,y millones de aventuras aparecen en su mente.Cada barco lo acompaa de soldados. Por supuesto, a escondidas,

    porque dice su mam que ponerlos all es como botarlos. Pero l sabeque no. Ellos son la tripulacin de una flota que surcando mares llegarhasta islas desconocidas. All encontrarn rboles frondosos con deli-ciosas frutas, cuevas repletas de diferentes animales, fantsticos tesorosescondidos y quin sabe cuntas maravillas ms.Ahora Rotardo no puede baarse bajo la lluvia ni echar barcos a

    navegar. Mira por la ventana como los dems se divierten.La madre le trae un jugo y galletas para merendar. Su jugo preferido,

    pero l no tiene apetito. Si tan solo pudiera pero no puede y sellena de tristeza.Desde un rincn del cuarto la mam lo observa con preocupacin:

    Merienda hijo y despus lee alguna aventura del libro que tanto tegusta. Pero Rotardo prefiere mirar a sus compaeros.Se queda solo en la habitacin y de pronto escucha que lo llaman:Rotardo haz tus barcos y tralos por la ventana. Nosotros los pon-dremos a navegar.Ya voy, les grita y alcanza un peridico de la mesita que est

    El capitn Coraje n

    delsa lpez lorenzo

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  • cerca y una caja con pequeas y delgadas figuras de plomo. Ahora s,se dice, y comienza la labor.Cmo cuentagotas, los ojos y las nubes, derraman el agua. La salada

    corre por las mejillas, la dulce por las calles. Las dos, con su pureza,ayudan a aligerar las penas.A cada barco le pone capitn y tripulacin. Poco a poco los va ba-

    jando con una pita. El ltimo lleva un tripulante con una sola piernay clavada en su bayoneta una nota que dice:

    El Capitn Silver tena una pata de palo. Este tendr tambinla suya. No le tengan lstima. Es un valiente que sabr navegarpor ros y por mares. Su nombre es Coraje y le ha suce-dido igual que a m.

    36Delsa Lpez Lorenzo

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  • rase una vez que se era, una historia que era de verdad; o que niera verdad, ni era mentira, pero una y otra vez seraFe-liiiii-pe! protest Mam.Qu ocurre?Les ests liando de nuevo. Si no se te ocurre una historia, djalo!Vmonos a casa pidi Guille, el cobarde.No, Guille, va, no tengas miedo. Ahora te cuento el cuento en

    serio.A: No quiero cuento. B: No tengo miedo. Y C: Quiero irme a casa

    se quej Guille, que haba aprendido de su hermano a enumerarlas cosas cuando quera que le tomasen en serio.Pero lo cierto era que Guille s tena miedo. Mam, Felipe, Vctor

    y l haban ido a merendar junto al ro. En el momento en el que seacercaron a la orilla, haban visto un jabal al otro lado. Bien grande.Estaba bebiendo, y cuando les vio se qued parado como una estatua.Mirndoles muy serio. Encorvado, con sus colmillos gigantes, susojos severos y su ceo fruncido. De su hocico brillante caan gotasde agua. Solo mir unos segundos; luego se revolvi y se alej al ga-lope por la pradera, hasta el bosquecillo. Ninguno saba que un jabalpoda correr tan rpido. Brioso, magnfico, una mole enfadada ytambin un poco destartalada. Guille tema que regresara, y Mamle haba pedido a Felipe que contara un cuento para distraer al nioms pequeo.

    El duende del Eumen

    marta prez cogollos

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  • Ni es un cuento ni es para quitar el miedo protest Felipe.La anciana apareci de verdad, y lo que dijo, lo dijo de verdad. Quefuese una meiga o no, ah ya, no me meto.Y qu dijo? pregunto Vctor, sbitamente interesado en la

    historia.Pues la anciana, me haba visto meter las latas en el ro, y me ad-

    virti: Cuidado, nio, no vayas a ensuciar la casa del duende delEume.. Qu duende?, pregunt. Y la anciana nos mir a todosmuy seria, moviendo la cabeza. El duende es un espritu que habitaeste ro dijo. Va con la corriente, nunca la abandona, y sabe lo queocurre all donde tocan sus aguas. A todo el mundo le gusta tocar elagua o meter los pies en el ro. Cuando esto ocurre, el duende toca alas personas a travs del agua, y mira lo que tienen en la cabeza. Escomo si viese los pensamientos. Luego los apunta, y los lleva siempreconsigo; corriente arriba, corriente abajo. A veces juega con las per-sonas, y le mete a una en la cabeza lo que ha visto en la de otra. Sabe-mos que es as porque una vez, hace mucho tiempo, un hombre quenunca haba salido del pueblo, se meti en el agua y tuvo una visin.Vio un elefante! Entonces no haba televisin, ni muchas fotografas,y ningn circo se haba acercado al pueblo con algo tan grande comoun elefante. Le pareci una criatura increble. Cuando ese hombrelleg a su casa, hizo un dibujo perfecto del animal; era un elefantebien hermoso, aunque con un colmillo roto y una oreja rada. Un ve-cino de otro pueblo cercano al Eume, haba estado en frica. Cuandovio el dibujo, no slo confirm que eso era un elefante, sino que ade-ms era uno que haba visto en sus viajes! Aquel hombre, el viajero,se haba baado en el ro al volver de frica. El duende del Eumecogi el elefante de su cabeza, y se lo pas al otro hombre, para gas-tarle una broma. O, quiz, para que pudiera ver una vez en su vidaun animal tan espectacular, quin sabe?.Menuda trola! exclam Vctor, el escptico.

    41El duende del Eume

    Yo no tengo ningn miedo, dijo Vctor a m me gustara quevolviese el jabal. Quiero hacerle una foto; mis amigos no se lo van acreer. Era ENORME, ms grande que el que tienen en el bar!Se refera a la cabeza de jabal que colgaba de la pared del bar del

    pueblo. A Guille nunca le haba gustado. Le pareca fiero y apolilladoa la vez. Estaba seguro de que quera vengarse de quienes haban col-gado all su cabeza. O si no, algn otro jabal le vengara. Haba odoque un jabal enfurecido era el animal ms peligroso del mundo,capaz de destripar a una persona con sus colmillos.No va a volver dijo Mam, dirigiendo una mirada de reproche

    a Vctor. Solo ha bajado al ro a beber. No nos oli ni nos oy por-que la brisa soplaba hacia nosotros, pero en realidad le hemos asus-tado, y no quiere acercarse.Claro! dijo Felipe. De todas formas, esto me recuerda a la

    historia que os iba a contar. De veras. Ocurri una tarde de verano,como esta; pero junto a un ro diferente, que se llama ro Eume. Esten el norte, en Galicia, de donde yo vengo. Es tan grande como el Alberche? pregunt Vctor.Es bien distinto. All donde yo iba de excursin con mis padres,

    transcurre entre robles y helechos. Yo creo que lleva ms agua que elAlberche, porque en Galicia llueve mucho. La corriente es bastantefuerte y hay que tener cuidado para no ahogarse. Aquel da no llova,haca sol. Tenamos comida, y unas latas de refresco que metimos enel agua para que se mantuviesen fras. Entonces, la voz de Felipe sevolvi misteriosa nadie sabe de dnde apareci una anciana, conla cara muy arrugada, y ropa un poco harapientaUna meiga, Felipe? pregunt Mam con retintn.Nunca se sabe, nunca se sabeQu es una meiga? pregunt Guille.Unas brujas que tienen en Galicia contest Mam, sonriendo

    y quiz no lo ms adecuado en un cuento para quitar el miedo.

    40Marta Prez Cogollos

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  • Puede ser, puede ser dijo Felipe. Pero luego la anciana noscont ms pruebas de la existencia del duende. Otra vez, una mujerdej a su hijo en su pueblo al cuidado de su to, porque ella tena queir a trabajar cerca de Pontedeume, varios kilmetros ro abajo. Unda, la mujer se cans de tanto trabajar, tena las piernas hinchadas, ymeti los pies en el ro para refrescarse. Al cerrar los ojos, vio clara-mente cmo el to del nio le pegaba en las manos con una vara, y lehaca heridas. Volvi al pueblo enfurecida, le atiz un bofetn al to(entonces, las cosas se arreglaban as), y se llev al nio. Luego, elnio cont a su madre que haba ido al ro a llorar, y a meter lasmanos en el agua fra, para que no le doliesen tanto las heridas. Todoel mundo entendi que el duende haba vuelto a hacer de las suyas,porque nadie habra podido decirle a la madre de otra forma que suhijo haba recibido una paliza.Entonces, el duende lo saba todo de TODO lo que tocaba el

    agua? pregunt Guille.Todo. Por eso la anciana me advirti lo de las latas. Imagnate, que

    las dejamos en el ro y el duende coge la imagen de una lata usada, suciay oxidada. No es un bonito recuerdo, para meter en la cabeza de otrapersona! Hay quien no tiene cuidado y tira bolsas, pauelos de papel...Imaginaos, qu asco! Un pauelo lleno de mocos! Y que el duende telo meta en la cabezaO un paal lleno de caca! aadi Vctor, entusiasmado.

    Imagnate que te mete ESO en la cabezaPor favor, qu guarrera! Basta! dijo Mam.Oye, Felipe, y el Alberche, tiene duende?No s, Guille, yo solo s lo del Eume; pero a lo mejor todos los

    ros tienen uno, habra que probar. Los duendes hacen solo lo quequieren. Acrcate al agua a ver si ves algo!A: Paso de mojarme! exclam Vctor. B: Esa historia es

    mentira, y C: Va, Guille, un partido.

    43El duende del Eume

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  • Sac el baln, y chut la pelota hacia el cielo.Ahora no me apetece contest Guille a su hermano.Esper un rato, mirndole jugar solo. Al poco, se acerc a la orilla

    del Alberche. El agua pasaba tranquila, poco profunda, con un colorarenoso. Decidi hacer caso a Felipe, se quit zapatos y calcetines, re-cogi el bajo del pantaln y meti los pies en el ro. Estaba fra. Dehecho, dola un poco, pero los pies terminaron por acostumbrarse.Los dedos se hundan en el fondo arenoso, y costaba levantarlos denuevo porque se quedaban pegados al fondo. Los insectos patinadoresse deslizaban sobre la superficie cerca de la maleza. Guille se entre-tuvo mirndolos, y al rato termin por olvidar lo que haba ido a bus-car. Pero de pronto, le invadi una sensacin extraa. Su piel seendureca. Se cubra de pelos tiesos como los de un cepillo de limpiarzapatos. Se le frunca el ceo. Se senta grande y fuerte, magnfico;pero tambin un poco encorvado y destartalado. Se senta como eljabal! El duende le estaba trayendo el recuerdo del jabal! Se volvia mirar a su madre, a Felipe, y a Vctor; pero no pudo decir nada. Losjabales no hablan. Ellos en cambio s hablaban y rean; ya haban sa-cado la merienda y el bullicio que armaban le resonaba en la cabeza.Le parecieron muy escandalosos, y le dieron un poco de miedo.Mam tena razn! El jabal se haba asustado de ellos. Cunto miedotena tanto miedo que se revolva por dentro y empezaba a ponersefurioso! Guille acerc las manos al agua, y acarici la superficie.Tranquilo susurr. Dile que yo tambin me asust, que no

    tenga miedo. No le vamos a hacer nada!Pens con todas sus fuerzas en un jabal y en un nio que se hacan

    amigos. Saba que eso no haba ocurrido nunca, no obstante A: Loque l haba visto, era difcil de explicar. B: No perda por probar, yC: La historia de Felipe, a lo mejor era un poco verdad.

    44Marta Prez Cogollos

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  • editaFundacin Canal

    coordinacinFundacin CanalThis Side Up

    ilustracionesRafa Saudo

    diseoBruno Lara

    impresinCrutomen

    de la edicin: Fundacin Canal, 2011 de los textos: sus autores

    de las imgenes: Rafa Saudo

    D.L.: M-44357-2011ISBN: 978-84-938691-2-0

    Fundacin CanalMateo Inurria, 228036 Madrid

    Tel: +34 91 545 15 06

    www.fundacioncanal.com

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