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EL · de 1; vida de-los kiños" de la Junta Ceniral, y én 400,000 según el diario Izvestia (3). "La "Enciclopedia Soviética" de 1927 da la suma de 334,055, y este n6mero es el

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EL INFIERNO DE LOS NINOS

(De la Xevuc de,r Delcx Bondes del 15 de Diciembre de 1928.)

El Gobierno del Soviet ha metido la mano en toda ]a vida rusa entera, en todas sus manifestaciones, en todos sus dominios. Ha tratado de destruir todo lo que había sido creado por el esfuerzo continuo, material y moral, de numerosas generaciones, de abolir la sociedad que tenía por base los conceptos y los principios de todos 19s países civilizados; .y ha querido construir sobre estas ruinas una vida nueva, según una fórmula nueva y en conformidad con principios tota!mente diversos y empleando, para imponerlos, la fuerza bruta y procedimientos de ferocidad inauditos.

Los estudios pubiiccidos en los fol!etos I y 11 expo- nqn cómo el Soviet degradó la familia y la destruyó, y como arruinó la agricultura rusa, provocó miserias y ham- brunas, arruinó a 10s campesinos y quit6 la vida a millo- nes de hombres.

Pero más criminal y mas irremediable aún ha sido la acción dcl Gobierno soviético en el dominio de la moral. Persiguiendo ferozmente la religión, destruyendo toda 1;- bertad de pensamiento, predicando el odio de clases, so- metiendo al terror la población entera, lievando el espio- naje y la delación al seno mismo de los hogares, destruyen- do la autoridad paterna, disolviendo la familia, y trans- formando !a escuela en un instr~mento político, los bolche-

han creado una atmósfera moral profundamente viciada g desastrosa para la formación de la juventud. ?e este modo y más allá de lo presente ejercen su funesto in-

flujo sobre el prvenir del país. ¿Qué será de la futura generación de Rusia? Tal es

la más angustiosa entre las más angustiosas cuestiones que nacen del régimen soviético. ¿Cómo vivan los niños? <cómo

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se les educa? ¿cuáles son en ese campo los frutos de la mo- ral comunista? Quiero hablar aquí de una categoiia de los niños rusos particularmente miserables; los nicos abando- nados (en ruso llamados Besprimrnie, no vigilados). Es ella una de las plagas más vergonzosas del cuerpo político del Soviet, una calamidad que antes no fué jamás conocida en ningún pueblo civilizado.

l < La infancia abandonada es nuestra llaga más terri- ble"--declara la prensa soviética; y entre los viajeros fran- ceses que han recorrido la nación soviética, todos, aun los que se han manifestado menos hostiles a tal régimen, to- dos han hablado con emoción de los niños abandonados, 2ue desbordan en las ciudades y en los caminos de Rusia.

Estos niños abandonados-dice Mr. J. 1,yon-- forman una clase humana especial, que está al margen de la socie- dad y de las leyes, y para encontrarle equivalente habría que remontarse a los períodos de la Edad Media que vi- nieron en pos de las crisis de hambres y pestes". "Hay en la rusa soviética-dice Mr. Joseph Douillet-algo que no se encuentra en ningún otro país civilizado: son los niños huérfanos o abandonados por sus padres v que han quedado entregados a sí mismos. lC6rno se ha llegado a poblar el país con bandadas innumerables de esos niños abandonados por todos?. .. "La Nueva Rusia-dice Mr. Luc Durtain-está herida por la plaga más monstruosa y, debemos decirlo, más inmerecida, que pueda humillar a un pueblo: hablo de los niños abandonados, de los Besprisornie". "Pobres pequeñas víctimas de cataclismos horrendos-dice Mme. Andrée Viollis-, son a la vez una calamidad y un vivo remordimiento".

Si algunos viajeros no hablan de los niños abandona- dos, no puede ser porque no los hayan visto: es imposible en absoluto no ver las bandadas de pobres cliicos andra- josos y hambrientos que vagan por las tierras rusas y Ile- nan las vías de las grandes ciudades.

Número de los niños abandonados.

;Cuál es su número? A esta pregunta es di5cil r-.spontfc:. cr r i exactitud.

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Los niños abandonados, elemento esencialmente mo- vedizo, temen todo contacto con las autoridades y hu- yen de los ernpadronndores. S3 cieia que el censo general de la población efectuado e1 1.0 de Diciembre de 0926 per- mitiría llegar a una avalua~ión más o menos precisa, pero no se obtuvo resultado: e! día del censo los niños huyeron &?as casas en ruinas, de las ytaciones, de las ciudades de verano, en que se acumulan. Pasamos por la calle de Bs- rovaya, por la de Voronejskaya y por otras calles-cuenta un periodista ruso (1) que acorilpañabu a los Agentes del censo-; examinarnoslas casas en ruinas y las casas en cons- trucción; pero no encontramos niños abandonados. Han huido".

En algunos puntos los niños abandonados empren- dieron verdaderas batallas con los empadronadores. En Ekaterinoslaw ( 2 ) , se habia ordenado empadronar durante el dia a los niños abandonados, por considerar que efectuar el censo durante la noche era peligrosa operación. El es- tado mayor de los niños abandoliados se había establecido en un vasto inxnueble que caía en ruinas: mientras subía las escaleras el grupo de empadronadores, fué recibido, a la altura del cuarto pisa, por una graai,oada dz piedras y hubieron de renunciar a todo intento de subir a !os pisos más altos. Después de dos horas de parlameatar, los em- padronadores tuvieron qac retirarse.

Estimado el niímero en millones en 1922-24, ya en 1925 se reducía el cálculo a centexiares de miles, y aun a decenas de miles: tal disminución de un año para otro. sor-

renderá sin duda; pero basta hacer notar que en la U. R. 8. S. (Unión Republicana Socialista Soviética, o sea Ru- sia) la estadística, que es servicio exclusivo del Gobierno, no se emplea tanto para determinar los fenómenos como pa- ra disimularios: la profunda impresibn que lifcieron e? los paises extrafijeros y aun en Rusia misma las de~cripc~ones de aquella plaga, fué tal que el Gobierno soviético sintió la necesidad de guardar gran discreción. La brusca merma del número de niños fué talvez cosa de papel. -

(1 Gaceta Ro'a de la Tarde, 17 de Diciembre 1926. (21 Praoda, de la misma fecha.

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En 1923 (i), la viuda de Lenine, Sra. N. Krupskaya, decía: "El número de niños abandonados inscritos en listas es, entre nosotros, de siefe millones, y de ellos 800,000 a lo sumo estjn recogidos en casas de niños". Y la misma dama calculaba a fines de ese mismo año los niños aban- docados en ocho millones (2). Según el profesor Poznicheff, este número ha debido mantenerse en 1926 sin grandes rno- dificaciones. Lunacharski, Comisario del pueblo en la ins- trucción pública (Ministerio de InstrclcciSn), estima que en 1922 la cantidad de niños abandonados debía llegar a nueve ~?zillones. Como hemos dicho, en 1925 sólo se calcu- laba el número por centenares de miles; en Septiembre de 1926. en 600.000, según la "Comisi6n pro-mejoramiento de 1; vida de-los kiños" de la Junta Ceniral, y én 400,000 según el diario Izvestia (3) .

"La "Enciclopedia Soviética" de 1927 da la suma de 334,055, y este n6mero es el que se lee con frecuencia en los relatos de viajeros, pero que, evidentemente, les era suministrado por los funcionarios pííblicos encargados de darles informes.

un simple cálculo basta para demostrar la inexacti- tud de ese 6It;mo número. El dinero invertido en 1927 para luchar contra la plaga de la niñez abandona- da fuli de 65 millones de rublos: como el gasto medio por niño recogido en las casas o colonias infantiles es de 140 rublos por año, de ahí resulta que los niños asilados por el Gobierno ha sido más o menos de 450,000. Pero a este nú- mero hay que agregar el de los niños que vhen en las ca- lles de las grandes ciudades y el de Ics que vagabundean por los caminos.

Citaremos, sobre este punto, la prensa soviética mis- ma. En 1927, durante la celebración del XIII Congreso de los Soviets, Lejava, que substituía al Presidente del Con- sejo de los Comisarios del pueblo (Consejo de Ministros), decía: "IIemos reducido el número de los niños abando- nados en los centros, y quedaba la impresibn cle que el nú-

(1) Pravlia, N.0 61. (2) Poznicheff. "La infancia abandonada y los medios de luchar contra este

fen6meno1'. 0) Zzmrtia, del 2-de Mayo de 1926

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mero había mermado en general en todo el pak; pero las informaciones que nos llegan de provincia prueban que en realidad no disminuye". Y la señora Kalinine hacia cons- tar el hecho siguiente: "Con frecuencia se han tomado en Moscú enérgicas medidas para linipiar de niños abandona- dos las calles de la ciudad; pero, poco después, las mismas calles estaban de nuevo llenas de una niultitud de niños abandonados, y no cesa el aflujo de nuevos Besprimrnie". Más tarde, en Abril de 1928, La Junta Central del par- tido comunista comprobaba que las calles de las cludades estaban siempre llenas de millares de niños abandonados, y hacia un llamamiento a las organizaciones locales del partido para luchar contra tal azote. En el mismo año, el diario Prauda, junto con decir qae se había obtenido algún resultado en la lucha contra el abandono de niños, confe- saba que no había modificación radical ninguna en la situación.

Estamos, pues, autorizados para calcular que el nú- mero real de niños abandonados debe contarse, no por cen- tenares de miles, sino por millones.

Una vida atroz.

¿Cómo y en qué condiciones viven esos millones de niños abandonados?

Una porción de ellos es recogida en casas o colonias de niños. Hablaremos de éstas más adelante: por ahora hablaremos de los niños que viven en las calles de las gran- des ciudades, o que viajan por los caminos reales para irse, en verano, a los balnearios o a las costas de clima blando, y vuelven despu5s a las grandes ciudades, donde tienen más facilidad para encontrar, en invierno, medios de sub- sistir.

Entie todas las ciudades, Moscú es la que más atrae a los Besprlsurnie. La pkrdida de los padres, la ce- santía, la desnudez absoluta, a veces el deseo de aprender algo la vaga esperanza de ser recibidos en una escuela, arrastran a los niños desde el pueblo natal hacia la cabe- cera de Rusia. Llegando a Moscú, el niño vaga por las ca- lles, mendiga, roba y se ingenia por encontrar abrigo pa-

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ra In noche y contra la iritempcrie; Ins casar arruinadas, las estaciones, los carros vacíos, hasta los grandes fondos en que se funde el asfalto prrra las aceras, 10s cajones de las basuras y otros elementos les sirven de asilo nocturno. Pe- ro en las demás ciudades, particularmenteen aquellas que han padecido hambruna en los años 1921 a 1924, tales co- mo Petrogrado, Razan, Samara, Saratoff, Rostov, Odessa, Omsk, Tachkent, Nijni-Novgorod, Sebastopol, etc., no es menos considerable la afluencia de Bes~risornie.

He aquí el relato que publicó Ia revista Krasnaya Nov. (1) de un niño a quien se encontró medio muerto en cam- pos cubiertos de nieve:

"Partimos con mi madre hacia Tiflis: estaba enferma y murió en el tren no lejos de la ciudad. Yo nunca había pedido limosna, pero no me quedaba otra cosa que hacer. Comencé a vagar por las calles. Encontré compañeros. De TifIis nos dirigimos a pie a Bakú y de ahí por vapor a Krasnovodask. Allf me dejaron mis compañeros. Me fui solo a Tachkent (Z), donde permanecí dos años y medio. En la noche, me instalaba en la estación; me ocultaba detrás de un armario, que no estaba completamente pe- gado al muro; allí no podia acostarme, pues el guardián del sitio podia verme los pies; tomé, pues, la costumbre de dormir de pie. Un compañero descubrió mi escondrijo, y nos instalamos los dos en él; despuks llegó un tercero, que quiso también aprovechar el armario, pero le dijimos: I t Es imposible: no hay sitio; nos pillarían y nos arrojarían a los tres; birsca otro armario".

r < Mi compañero me aconsejaba ir a Moscú. "Todo el mundo va a Moscu-decía-: se ha avisado a todos los huérfanos que vayan allá". Recordé entonces que tenia en Moscú un tfo que pintaba cuadros: mi madre me había hablado de 11. Nos pusimos, pues, en camino. En una es- tación, el conductor del tren vió a mi compañero y lo obli- gó a bajar: al hacerlo, mi compañero cayó entre las ruedas y el tren lo partió en dos pedazos. Es largo el camino des- de Tachlrent a Moscú (3,000 kil6metros más o menos). En Tachkent hacía calor todavía, pero el tiempo se iba

(1) Píomí, Mayo iQIó. (2) De I<rasnavodoslr a Tachkent hay más de 1,000 kili>metros.

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haciendo frío r i rneclida cue avanzábamos. Yo pedía kmos- na en las estaciones, en las cuales cantaba al pie de los co- ches del tren; pero los viajeros se cansaron bien pronto de mí, y ya no me daban nada. Seguí mi viaje andando por los caminos, pero salió viento, llegó la noche y yo tenia hambre. Entonces, ya sin fuerzas, cai."

Re aquí ahora la ciescribción dc uno de los 60ndcc fun- didores de asfalto en que se rehgian los B e ~ p r i ~ ~ o r ~ z i e : hace la descripckín, después (!e haber visto personalmen- te tan cxtraño asilo, la señora Kalinine, esposa del Prcsf- dente de la Junta Ejecutiva Central, que, en sliis traba- jos de protección de los niños abandonados, ha visitado un grupo de eilos alojado en una de esas enormes marmitas de hierro, que con frecuencia son más altas que un hombre.

"Al llegar a una distancia que me permitía discernir los objetos, ví ante mis ojos una de esas marmitas negras en que se derrite el asfalto: tal vez habría pasado de largo, si no hubiera visto brillar una llama, lo que le daba un ai- re aun más misterioso y siniestro. Los habitantes de Io interror de Ia marmita estaban pegados a ia pared, como los estorninos que se ~eúnen en las granjas arruinada.;, y se calentaban al fuego". Ea marmita conteria treinta y ocho habitantes: entre ellos, ocho niños tenian padres; uno de éstos tenia madre, ia cual, segiin dijo el muchacho, "no parecía madre y pegaba con dureza". Así, esos ocho mu- chachos, con padre y madre en aptitud de trahzjar, es- taban absolutameirte abandonados. En cuanto a nacio- nalidad, uno era chino, cuatro tártaros, dos chubacos. Lino judío. ¿De dónde procrdíar*? "De lejosw-- respondíafi los niños:-nuestro itinerario es Tachlrent-Moscú-Seb:~sto~ol y volveremos por el mismo camino". Otros eran semi-huér- fanos: el padre o la madre habitaban en alguna parte, pe- ro los niños no sabían dónde.

En el centro mismo de Moscú, en la calle de Petrovs- kaya, se encontró un caj6n de basuras, cerrado por una ta- pa, y en que se asilabrin diez niños: dormían con 1a tapa puesta sobre cl cajón 7 dejando s6lo una pequefia ubertu- ra para que entrara iin poco de aire.

En Petrogrado. en la esquina de la Perspectiva de Le- montov y e! canal de Griboiedev, la inspección de niños

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descubrió, en un edificio arruinado que antes había sido es- tablecimiento de baños, veinte niños abandonados y al- gunos adultos, que se reunían allí noche a noche, prepara- ban su comida, bebían y jugaban al naipe (1). Otros pe- queños, hambrientos y desarrapados, dormían sobre mon- tones de arena al pie de las coIumnas de la Catedral de Kazán, en el centro mismo de la ciudad, cerca de la Pers- pectiva Nevsky y de las calles de mayor movimiento y más alumbradas.

Y cabe preguntar si tan miserables abrigos no son pre- feribles a los asilos nocturnos que recogen niños privilegia- dos, los que poseen algunos copecks para darse tal lujo: allí se mezclan a la vida de los bajos fondos de la ciudad, donde a la extrema necesidad física se agrega una atmós- fera moral profundamente ~iciada, la de la sociedad de los delincuentes, de los rufianes, de las prostitutas. La suerte del niño que ha pasado por semejante escuela queda determinada de antemano.

Al acercarse la primavera y tan pronto como cpmien- zan a brotar los árboles, los niños abandonados dejan las ciudades en que se han guarecido durante el invierno: van hacia las regiones más cálidas, hacia el mar, hacia las montañas, a aquellos puntos donde se puede dormir al ai- re libre y alimentarse de frutas y legumbres robadas en los huertos. En este tiempo los ferrocarriles rusos se I l~nan de una multitud de niños sórdidos y demacrados: viajan de fraude (pavos), por millares, debajo de Ios carros, en medio del hollín y del polvo, corriendo sin cesar el peligro de caer entre las ruedas, y en toda detención del tren ase- dian a los pasajeros como una jauría de lobeznos acosados por el hambre. Emigran así desde las ciudades del norte, recorriendo distancias que pasan de 2,000 y 3,000 kilóme- tros, hacia el Cáucaso, hacia Crimea, hacia los soles del Sur.

Damos en seguida una descripción reciente de la ciu- dad caucásica de Tuapse (2):

6 1 Cielo claro, sol ardiente, clinia dulce, el mar, un li- toral pintoresco y la originalidad de la vida caucasiana,

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a b e n masas de gentes sin hogar que proceden del norte; he ahí por qué se encuentran en Tuapse tantos niños aban- donados; se les cuenta por centenares, por millares talvez.

( d viven en grupos organizados, cada uno con su jefe. Tienen una lengua y una moral exclusiva de ellos: la jer- ga que hablan, absolutamente incomprensible para los ex- traños, consiste en un empleo convencional de diversas pa- labras tomadas de la diversidad de lenguas que se hablan en Tuapse. Ninghn grupo tiene derecho a ocupar por la noche el sitio ya tomado por otro: así se reparten entre ellos todos los edificios desocupados, las barracas, las cue- vas y las hendiduras de las orillas de mar. Pasan la noche juntos todos los de1 grupo, sin distinción de edad ni de sexo, o se reúnen en el día para dormir, jugar a los naipes, con huesecilIos, al dominó. En el mercado se les halla en masa, sucios, andrajosos, al acecho de lo que puedan robarse. La ciudad está llena de las hazañas de estos niños abando- nados. Sobre su desmoralización circulan historias horren- das. Entre estos muchachos de tan corta edad, ha,y ma- trimonios, y se ven esposas de doce o trece años huir de sus maridos, los cuales organizan verdaderas cacerías para rc- cobrarlas.

(6 T humerosos son los crímenes que tieiien por causa los celos ...

(( - ¿Qué haces ahi?-preguntamos a una m~chachita de diez u once años que f ~ m a en las gradas de una puerta en la calle principal, a las nueve de la noche.

-Espero un hombre-contesta ella sin pestañear". Los niños abandonados ejercen extraña y dañina atrac-

ción sobre los demás niños de la ciudad. Muchas veces los padres hallan a los suyos entre aquellos pillastres y los arrancan a tales amigos, pero los chicos se escap? y vuel- ven hacia tan peligrosa compañía. Y con frecuencia, cuan- do las autoridades devuelven los niños abandonados a sus padres, éstos rehusan recogerlos, porque, tan pronto como 1:s reciben, comienzan los robos y toda clase de malas ac- ciones.

En el paraíso soviético de obreros y campesinos, el mayor número de niños abandonados es de origen. campe-

<I slno u obrero. Los hijos de obreros y- de campesinos for-

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mnii el 78, 8 % del niímero total de los niñcs abandonados" -dice el Pravda del 20 de Febrero de 1926;-"Los tre:; ciiartos dc los niños aba~donaílos son hijos de obreros y de campesinos, y su número aiimenta de año en añow-- afirma el Trud de 19 de Maj-o de 1927.

Es la consecuencia inevitable de la creciente desnudez del ruso. Segbn una investigación minucio- sa quc se hizo en 1927, iiahia entrc los fiiños abandona- dos 15 ol, de niños de ires a siete años y 57 % entre los ocho y los catorce. Es evidente que sólo bajo el régimen bolche- vique ha sido posible que todos estos niños hayan ido a formar lac filas de los abandonados.

Esa misma encuesta ha demostrado que, entre tales niEos, 67 % es de huérfanos de padre y madre y 27,1/2 % de huérfanos de padre o de madre. Pero como la investi- gación tuvo por base las declaraciones de los mismos niñes, no puede inspirar mucha confianza.

La escuela del crimen.

Entre los millones de niños abandonados se propagan la criminalidad y todos los vicios: el cocainismo, el alcoho- lismo, los juegcs de azar, los vicios contra naturaleza.

''E1 medio constitufdo Dor los niños abandonados es escuela dc criminalidad ', d&en con frecuencia los dialios soviéticos; y la recopilación publicada por la Comisaría de Justicia en 1921, con el título de "El derecho de los niños", agregaba: "Es seguro que todo niño abandonado ha come- tido muchos delitos, aunque la policía y los tribunales no se los hayan cargado en cuenta. EI medio en que vive y el hambre ponen al niño en el sendero del crimen. Comien- za por robar parr, cantiniía por arrebatar sobre corriendo el saco de mano de las mujeres: llegando la ocasión, no se detiene ante el asesinato".

He aquí datos de la estadística de 1920, de todo el territorio ruso, menos Moscú. E n el curso de ese año. los niños abandonados cometieroii 29,527 delitos, entre éstos 13,641 robos, 59 robos de caballos, 88 robos a mano arma- day 265 incendios intencionales, 118 asesinalos, 324 mutila- ciones, 236 atentados contra las costumbres. Entre los

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118 asesirios. 20 eran de edad de 10 a 11 años, 22 menores de 10. Casi todos los incendios inteiicionales (200 de los 265) fueron obra de nifios cuya edad no pasaba de 10s 11 afios.

;Se quiere un testimonio más reciente? "La estadística-escribe la Geceta Roja de Ia tarde

en su número del 9 de Julio de 1928-nos enseña que au- menta sistemá ticameri te la criminalidad entre los niíios. Este sintonla alarmante nos obliga a fijar más y más la atención ec la ~iiñez abandonada, que es la principal fuen- te de esta criminalidad."

I I Entre los ninos criminales-se lee en la recopilación del Comisario de Justicia que acabamos de citar--están abundantemente esparcidos el alcoholismo, el morfinismo, el cocainismo y otras formas de la narcomanía. Entre 2,445 niííos que pasaron en JloscÚ solamente, en 1925, ante la Comisión de Jlenores. había 400 enfermos, de ellos 114 narcórnanos, 16 sifilíticos, 55 afectados de enfermedades psíquicas, etc."

Según datos del Ilr. Cholvmovitch (1)) de 40 a 90 % de los nirios abnndoriacios se compone de cocain~manos.

Entre los 102 niños que se examinaron en Moscú en 1926, en la sccciiin de enfermedades sociales, sólo dos ha- bía que no usaban esfupefacientes. En su mayor nú- mero, las muchachitas vivían de la prostitucihn. Y en un total de 50,000 niños de 12 a 14 años que en 1921 a 1924 pasaron ante la Cornisión de filenores, el 50 % estaba afec- tada de e~iferinedades co~itagiosas.

El Soviet contra la acción privada.

2-é niedidas ha tomado el Gobierno de los Soviets para 1:ichar contra tan terrible azote?

La iniciativa y la beneficencia particulares fueron las que llaniaron la riterici6n de dicho Gobierno hacia el refe- rido fenómeno y hacia los peligros con que amenazaba la salud física y moral del pueblo. Pero, como va a verse, tan pronto como se di6 cuenta de la gravedad del problema de

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la niñez abandonada, el Gobierno eliminó de la lucha con- tra la plaga a la iniciativa particular, y decretó la disolu- ción de las instituciones que se habían formado en vista de aquella calamidad, y la decretó declarando que sabia lo que tenia que hacer y que querfa seguir siendo dueño absoluto en esto como en todo. El Gobierno soviético es celoso de toda iniciativa libre y teme manifestaciones 110s- tiles de parte de toda agrupación privada. De igual modo,. en 1922, cuando fué necesario organizar la lucha en favor de las víctimas del hambre, el Gobierno tomó medidas bru- tales de represión contra la Comisión social de asistencia a 10s pobres hambrientos.

Las dos organizaciones particulares qiie tomaron la iniciativa de la lucha contra ei abandono de los nifios fue- ron la 'Ziga de Salvamento de los Niños,' fundada en 1918, y el "Consejo de Defensa de los Niños", fundado en Enero de 1919.

La Liga, según refiere la señora Kuskova, que fué uno de los miembros más activos de esa obra, fué fundada por consejo del célebre escritor ruso Icorolenko; se componía de intelectuales, médicos, cooperadores socialfstas o de- mócratas de todos los matices, pero no figuraba en ella nin- gún bolchevique. Durante el primer a50 de su labor, la Liga creó catorce colonias de niños, un sanatorio y muchos clubs y jardines para niños, y no solamente se les daba alimento y vestuario, sino^ que se les enseñaba a leer y es- cribir y además un oficio. El personal era abnegado y de alta moralidad. Los recursos eran suministrados a escon- didas por las sociedades cooperativas que en esa época aun no estaban nacionalizadas. La liga atendió 3,500 niños y, como dice la señora Kuskova, "hemos visto que se pueden hacer verdaderos milagros con los niños abandonados". La Liga trabajó sin obstáculo hasta la primavera de 1920, año en que llegó a Rusia la primera delegación de obreros ingleses. La delegación visitó una de las colonias de la Li- ga: Kamenef daba las explicaciones en francés a los de- legados y les declaró que la colonia era obra del Gobierno de los Soviets; una de las institutrices, indignada ante aquella mentira, explicó a los delegados que la colonia no era obra bolchevique y les aconsejó que hablaran con el

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Director de la Lipa; los delegados fueron allá, hicieron pre- guntas, tomaron apirntos en su diario; pero, losagentes bol- chevique~ les robaron el diario con las anotaciones. E1 l." de Enero de 1921, fué disuelta la Liga por orden soviética.

El "Consejo de Defensa de los Niños" corri6 la mis- ma syr te . En Mayo de 1921, la Secretaria General del Consejo, señora Kanzel-Dan, presentó un informe en la tercera sesi621 de la Junta Ejecutiva Central sobre e1 pe- ligro poviniente de los niños abandonados. El resultado fué de todo punto sorpresivo: el informe produjo una im- presión enorme en los dirigentes soviéticos, y el jefe supre- mo de la Tcheka (Policía de Znvestigaciones), Dzerjinsky, decidió tomar en sus manos el asunto: el "Consejo" £uSdi- snelto y se creó la Comisión extraordinaria de los niños ba- jo la residencia de Dzerjinsky. En realidad todo el tra- bajo.& éste se limitó aliquidar todos los organismos de asis- tencla de niños creados hasta 1921 y debidos a la iniciativa privada.

La Única arma empleada por el Gobierno soviético, además de la presión, para curar aquella plaga, ha sido la rnuliipl~cación de las casas para nfzos; los demás medios empleados, tales conio colocación de niños en familias de campesinos r entre artesanos de las ciudades, incorpora- ción de los muchachos al ejército rojo, no han pasado de la importancia de simples erisayos.

La muerte ha sido, por otra parte, excelente aliada del Gobierno de los Soviets en sus esfuerzos para reducir el nú- mero de niños abandonados; la niuerte ha segado por decenas de miles a esos seres mezquinos y enfermos, expues- tos al hambre y a la mtemperie.

Las casas de niños.

Veamos ahora lo que son las casas y asilos de niños, creadas por el Gobierno de los Soviets.

He aquí el balance, según la revista Kravnaya Noít, número de Agosto de 1927:

i d Solan~enie el 12,5 yo de los loca!es ocupados por las casas de niños está convenientemente preparado: son an- tiguos asilos, casas de educación o escuelas; los demás son

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departamentos privados, nbso!iztamente impropios para el fin a que deben servir y, con mucha frccuencia, incales ruinosos en que desde hace nueve años no se ha hecho re- paración alguna; húmedos, fifos, sucios, sor; de todo punto impropios para servir de marco para la educación y e1 tra- bajo de los niños. El mobiliario es lamentable. En el 42 Oj, de tales casas, no hay más que un lecho vara cada dos o . . tres niños: en una casa de la provincia de Kurs:r no hay más que cuarenta canias para 155 pupilos. El conjunto de las casas cuenta 1,300 salas de estudio. Su irtileria. es, en la mayorfa de los casos, absoli~tamente insuficiente.

La misma revista describe una de estas casas, que considera como tipo o modelo: "A titulo dc ejemplo del estado en que se hallan las casas de niños, se podifa citar el informe de un instructor de ia Comisaria de Ins- trucción PúbIica, que ha efectuado una inves'Ligaci6n en d Cáucaso del norte: al describir el estado de las casas de niños en Novotcherkassk, dice : "Salvo raras excepciones, en las casas de nirios hormiguean Ios insectos y el nhrnero de niños atacados de sarna es consideiaSie" ...

El Director de la educaci6n social dc: los niños, Epstein. se quejaba en Noviembre de 1927, ante la Confereficia de las casas de niños, de que éstos cran sin cesar llevados de unos establecimientos a otros, lo que irnpvdia toda orga- nización regular del trabajo, y tie que !os n1acstj-os ssfa- ban sometidos a los mismos traslados. Epst-' I . In renovo sus quejas en 1928 por medio de los diarios, .y citaba el caso de iin asilo de niños en la cual, en dos aUcs, había habido se- senta y dos traslaciones entre los mieril.ros del personal dirigente y docente.

Se podrían multiplicar los ejemplos: nos contentamos con citar dos más, tomados de la prensa soviética de 1927 y 1928. . .

La siguiente es una descripcihn de la casa cic i1lE0~ 14.0 17 de Kazan (1): "Un ccarPo pequeño lleno de camiI;as sin cobertores; trapos sucios en vez de ropa blanca; cada camilla sirve para dos niños. Los colchones están hechos ron paja podrida y fétida. Cerca de la ventana hay pequc-

(1) KommsomoCFkaya Pmvda, 21 Fcbrero i9-?

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~ 0 s de ag ia formados por la nieve al derretirse. En h primavera se Ilevi, a !os niños a basarse: dcspués, ni una sola vez siquiera. Peor aún: la casa no tiene lavatorios, y cada día,.a las siete de la mañana, con el frfo más rigu- m O , los niños corren desnudos por la calle para ir a la- va, a la llave más próxima. ;Y qué son los maestros? Uno de ellos, ItEaliimof. ha tenido que dejar el servicio a causa de conducta conjas mizchachitas. H a habido mu- chos suicidios entre !os niños 7 por dos veces se ha impe- dido a una muchacha encinta que se dé la muerte. Otro maestro, Sido-, es comanista: éste injuria y apalea a los niños; se confecciona trajes para él y para los miembros de nu familia con la tela Oestinada a los niños. los cuales que- -- -- dan vestidos tan sólo cie Iier.zo, sin otro traje y sin caza- doyy.

El Sovieski Yug (1) describe en !a siguiente forma la casa de los niños N.G 2 de Rostov del Don: "iApretaos la nariz! japretaos la nariz! Porque no hay olfato que re- sista los olores nauseabundos que os asaltan. Apretaos la nariz y alzad cl cliclo dcl aPjr,go, p:qiie corréis el riesgo de un resfrío: en la calle Ict ten-ncratura es inferior a

L

cero, y en la casa !a tempcrat-ira es más o menos la mis- ma que en !a calle. Er: tierra, a l lado de cada cama, ex- crementos aüe hieden. En !a ~ i e z a enorme v des~rovista de calefaccL5n, T eréis, sobre IG lechos, criaiiiras ' acurru- cada~, envueltas en algo qtae recuerda vagamente ixn ves- tido: allí las pbilgns se alimentan de !os niños, y los niños se alimentan con un caldo cüj-o origen sería dificil de ave- riguar. Ahí u ~ o s muchachos de ocho pr ni:eve años, violan a una muchachita de ocho, después de haberla amarrado" ...

En Sjlzran, el Inspector de la Comisaria de Instruc- ción Pública, ai llegar a !a casa de Ics niños, fué rodeado por los pupilos, qire le,gJitaban en la cara: "iOs odiamos! iodiamos el p d e r sovietico! jnos habéis convertido en pa- rásitos!" (2).

El Iio~lzm,romo/ska~rr Pra;lr:iL, de! 9 de Agosto de 1928, dice que recibe ceratenares de cartas que contienen datos

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sobre lo que acontece en las casas para niños abandonados, y ilama !a afeiición hacia "!os verdaderos horrores que hay detrás de !os muros de dichas casas".

Por defectuosa que sea la organización de las casas de niños,.a lo menos representaban un esfuerzo que el poder sovikfico no estuvo en aptitud de continuar. La falta de recursos lo obligó a reducir sensiblemente el nCmero de m- ños que asilaba en tales establecimientos. La prensa so- viética misma levantó protestas entonces, pero se estre- llaron con la situación del erario: en 1921 el número de ni- ños recogidos era de 540,000; en 1923 bajó a 252,317 y en 1927 a 200,OGO.

Tal es el balance de la ailcihn sovi6tica para con la ni- ñez abandc~1ada.

1.0 El Gobierno soviético se ha mostrado incapaz de vencer dicha plaga y de dar a los niños abaridoriados abri- go y cuidados Ligiéiiicos, ,y de asegurarles, ni siquiera en los más estrechos límites, edircación y enseñanza de un ofi- cio.

2.O El. Gobierno soviético se ha visto incapaz de Impe- dir que otros nuevos niños abandonados Ikgarao a aumen- tar el número de los ya cxisteritzs.

Es demasiado fácil comprender esta impotencia, si se examinan las causas de tal calamidad. iCOmo podría el régimen bolchevique remediar un mal cuyo origen se halla precisamente en e1 conjunto de las condicio~ies eco- nómicas y sociales creadas por él?

Los origenes del mal. Las causas del fenómeno social que aqui estudiamos

pueden clasificarse en tres categorías : 1 .' la guerra mundial y la guerra civil; 2." las condiciones económicas engendra- das por ei régimen soviético, y en primer lugar e n t ~ e ellas la hanlbruna de 1921; y 3." la disolución de la familia, con- secuencia de las docti-inas y de la legislación boic+viques con respecto al papel de los padres, al matriniomo y a-la familia (1). -

(1) Al f5unl del presente folleto iiiaertanios las dsposicionea de alguno* de lo* artfcu!ur del "a36dian de la Familia" aoi.;&ti>o, en que ae ven loa caracteres des- I r u ~ t i v o s del hogar, de dicha iei;islaciln-N. dci S'.

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Los grandes n~ovirnfentos de poblaciones que, duran- te la guerra europea, tenían que dejar precipitadamente los territorios invadidos por el enemigo, eran acompaña- dos frecuentemente por el abandono de los niños. En esa época, se encontraban ya en las aldeas, en las vías de ferro- carril y en la retaguardia vecina al frente de batalla, mu- chísimos niños huérfanos v niños uerdidos o abandonados " por sus padres, criaturas miserables que carecían de abri- go y alimento, que ignoraban, frecuentemente. sir propio nombre y el lugar en que habían nacido.

Nunca se ha fijado exactamente el número, pero se- gún Maro, autor de un libro sobre la niñez abandonada, publicado en 1925 en Moscú, no ha debido pasar de 50,000. Y desde que se vió este mal, se crearon instituciones que anotaban en registros y fotografiaban a los niños y torna- ban medidas para buscar a sus padres. El Estado .y la so- ciedad rusos, sin ninguna duda, habrían remediado rápi- damente esta miseria de la infancia, si Rusia no hubiera sido sometida a la dictadura bolchevique.

La guerra civil de 1918-1920, fiiE, en seguida. terreno propicio para la formación de nuevos contingnntes de ni- ños abandonados. Toda la tierra rusa quedó dividida en campamentos enemigos entre sí ,v con diversos frentes de lucha: frente de! Ural, frente de Ukrania, frente de Sibe- ria, frente del Norte, frente del Sur. La población emigra- ba en masas de una provincia a otra. La guerra civil era acompañada de epidemias y de la ruina económica, y en seguida por el terror implacable de los bolcheviques: ella hizo numerosas víctimas y dejó en pos de sí niños hilérfa- nos, semi-huérfanos o abandonados por sus padres.

Con la gran hambruna de 1921 y las que le siguieron en 1922-1924, llegamos a los fenómenos propics solamen- te del régimen bolchevique en que vive Rusia.

En estudios anteriores hemos demostrado que en la grande hambre de 1921 y las sigirientes, las condiciones me- teorológicas y los fenómenos naturales no eran las piincipa- les causas de estas hambrunas: éstas han sido engendradas por un conjunto de condiciones que deben ponerse exclu- sivamente en la cuenta de la ruina económica y de la de- sorganización administrativa creadas por e1 bojchevis-

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mo. Pero recosdemcs algunos nGrnercs. En 1921, según informaciones soviéticas, los habitantes que padecían por el hambre eran 15 6 20 millones; en 1922 eran 8 millones; en 1925 subieron a 10 millones; en 1924 bajaron a 8; y hay que creer que estos guarismos son inferiores a la realidad. Se estima que el número de los que murieron de hambre en 1921 ha sido de un miil6n I caiarto a tres millones, y que a lo menos un millón de habi'ca~ites tuvo que huir de los territorios azotados por la miseria. Se piicde calcular cuál habrá sido e1 número de Ios niños hambrientos con sólo saber que la instituci6n nortcarnericana denominada Ara socorrió, ella sola, 4.171,441 niños.

En los primeros años sigiiieníes a 1921, los sontingen- tes de Besprlsorizic se componían principalmente de niños abandonados duran t~ la plaga del hambre. "En esa época -dice el Trud, del 23 de Abril de 1927-10s adultos y los niños abandonaban pi-ecipitadarnente sus hogares y huían a cualquier punto sin otro pensamiento que el de encontrar pan. Los hijos perdían sus padres y los pa- dres perdían sus hijos. Numerosos eran los niños que de- jaban la familia para buscar a l i ~ u n l o con más facilidad. Esos niños separados de sus padres hari formado la prin- cipal porción de los abandonados. Una parte ha sido reco- gida en casas de niños, otra ha invadido las ca!les de las ciudades o se ha refugiado en Icjrinos sitios".

Numerosos eran entonces Ics casos de abandono vo- luntario de los hijos por los padres: los depositaban en la puerta de los asilos, O en las chozas frías que dejaban solas para ir a mendigar, o simplemente a lo largo de los cami- nos. Fué aquel un año terrible, en que la rcalidad parecía

El Dr. Nassilewsky, en su "Libro sobre el ham- bre" (1922), cuenta casos de padres que, perdiendo la ra- z6n ante el padecimiento de los niños, mataban uno para alimentar a los demás con la carne del muerto, casos de an- tropofagia que no eran por c ie~to aislados: en la sola miniis- cula república de los Bachknrs se han comprobado 200 (hasta Julio de 19221, sin contar 2,000 casos comprobados de comedores de cadáveres.

He aquí hechos precisos que cita el Dr. NassiIieff. Dos hermr*nos de 1.1 2 16 *.;ios ií~ataii a un vecino dz 11 años,

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. " ]e cortan un bi.nzo y lo cuecen y se lo comen : r l dl,i sig~!icn- te preparan un guiso compuesto del hígado, cl corazón y los pulmones. Un muchacbo de 15 años mata a su madre y a una hermana para comérselas. Dos muchachas de 12 y 14 años, conla complicidad de otra de 18, matan a la ma- dre y a la hermana de una de ellas y a una muchachita. Una partida de tres niños entre 13 y 14 años atraían niños a SU

choza, los asesinaban y se los cernían. E l número de los nifíos abandonados d i ~ ~ a n i e la pla-

ga de la hambruna ha sido enorme y casi nulo el de los asi- lados en hogares de niños. El extremo empoi3recimiento de la poblaci6n, una cesantía como ningún otro país ha co- nocido igual, las dificuliadrs financieras qüe obligaban al Gobierno de !os Soviets a cerrar casas y asilos de niilos, son otras tantas causas que aumentan el número de los ahan- donados. "Una de las razones principales de la plaga de la niñez abandonada-dice el comunista Eogusla~vsky (1) -es la desocupación de los adultos y de los menores así en las ciudades como en los campos". "Y esta es la raz0n-agre- Ea el Trud. órgano oficial de los sindicatos ~rofesionales u , .. -que hace que ia masa principal de los niños abandona- dos se componga de hijos dc obreros".

EI exceso de población agraria, la formación mis y más intensa de un proletariado agrícola qae deja en masa los pueblcs rurales para buscar trabajo en las ciiidacles, son, por fin, la &!tima de las causas que multiplican el número de los niños abandonados.

La causa legal y moral. Juntamente con el desorden de !a vida económica,

ha obrado para propiciar el gran arimento del número de esos infelices ia disolución de !a vida moral, consecuencia directa e inevitable de la aplicacitn de las teorias soviéticas sobre ia autoridad de los padres, el matrimonio y la familia.

¡¡ Ninguna revo;xción será posible mientras permanez- can i a familia y e! espíritu de familia-dice una de las re- soiuciones de la institución soviética denominada Komin- tern; .v el famoso jurisconsulto soviético A. Goilihbarg pro-

(1) Krasnaya N c v , Agosto de 1927.

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dama: "La fami'ia debe ser reemplazada por e1 partido co- munista". Con cinismo sin igual son expuestas esas mis- mas ideas por ia mujer de Zihnovieff, Liiina, en su libro I < La educación soviética y :a ediicación por el trabajo": I t Debrmoq-declara-substraer a 10s niños de la influen- cia perniciosa de !a f'ami'ia. Digamos Ia palabra: debemos nacicnaiizarios. Ei amor de Ios padres in3 es,. sobre todo, cri amor para los hijos? La familia es indivi- dria'ista, egoísta, y e! niño educada por ella es con suma trecucncia antisocial y Xeno de aspiraciones egoístas)'.

Se halian ias mismas ideas en la obra oficial publica- da en 1927, "La situación de los niños desde el punto de vista del derecho en la R. S. F. S. R." (República Socialista Federativa de !os Soviets Rusos): allí leemos: "La idea fundamental proclamada por la revolución de Octubre es que !as casas de niííos deben realizar !a obra de ia educa- ción comunista de todos los niños a expensas del Estadc".

Véanse las Iucubraciones que los pedagogos soviéticos ofrecen a sus iectores. Ei profesor Zalkind escribe en una recopi'ación, "La niñez abandonada", pubiicada en Mos- cíl en 1927: "La familia burguesa y la pequeña familia burguesa hacen desarrollarse en el niño rasgos enfermizos, individualistas, sexua:es, fantasiosos. El hambre, el frío, la falta de juguetes, 10s amigos caliejeros que atraen al ni- ño, lo organizan, crean lazos sociales, lo preservan del egoís- mo excesivo y de 10s caprichos enfermizos". Cuando ta!es teorías se aceptan, s6io fatta un paso para reconocer que ¡os niños abandonados son individuos particuiarme~te aptos para servir con provecho en los experimentos de la pedagogi'a comunista: ese paso lo da Ia comunista Maro-Levitina, que trata dc probar que la naturaleza de los niños abandonados es terreno especia:n;ente fecundo para producir com~nistas.

Si los pedagogos soviéticos aspiran a extirpar del aima deí niño el amor a los padres y a destruir toda aufo- ridad paterna, por otra parte 10s legisladores soviéticos destruyen el hogar famiiiar al disolver la familia por me- dia de las Ieyes sobre e! matrimonio y el divorcio, y por medio de las disposiciones qüe aplican en favor de! aborto.

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Se sabe-y ello quedó explicado en el estudio sobre ''La destrucción de la ianiiiia", pub'icado en el primero de ata folletos-se sabe que, según el C6digo de las leyes so- Glticas sobre el matrimonio, ia farniiia y la tutela. no es necesari? inscribir el matrimonio en el registro civil; que

matrimonio puede ser probado, en caso de necesidad, con solo presentar testlgos de que un hombre y una mu- jer han vivido juntos; que no es ob:igatorio inscribir en el registro el divprcio: para el cual basta que uno de los cón- yuges desee divorciarse.

En cuanto a los abortos. se efectúan iibremente en los hospitales, y en la sola ciudad de Petrogrado, en e: prinier semestre de 1927, llegaron al número de 11,732. En el cea- so genera! de 1926. hubo muchos casos de hombres aile de- - - " clararon que tenían muchas mujeres y de mujeces que te- nían muchos maridos.

Excusado es insistir en que, con tales cixnientos, es im- posible constituir un hogar familiiar y reterier por largo tiempo al niño en la famiiia. Las doctrinas bolcheviques y la legislación soviética sobre el matrimonio y sobre !a famiiia crean, por consiguiente, las condiciones más favo- rables para que crezca e! número de los niños abandonados. Por otra parte, los dirigentes soviéticos que, no hace mu- cho, declaraban que la niñez abandonada es herencia de la guerra y dei régimen capitaiista, han reconocido después que dicha plaga es fruto de 'as nuevas condiciones de vi- da implantadas por !os Soviets.

Asi lo ha dicho la viuda de Lenine, señora Kriipska- ya, en 1925: "Las raíces de :a niñez abandonada no están solamente en 10 pasado, sino también en !o presente". Y el Comisario de Instrucción Pública, T,unatcharsky, de- claró en ¡a Conferencia de !as Casas de Trabajo (15 a 20 de Noviembre de 1927): "Tenemos nuevos contingentes de niños abandonados, que provienen de las condiciones sociales de la vida actual".

Sin vislumbre de esperanza. Tal es la plaga que ha azotado al país de los Soviets:

ninguna otra nación ha visto nada semejante, ni aun en las épocas más sombrías de :a historia,

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Dando pruebas de !a mayor imparcia'idad, acalIando ios sehtimientos de indignación qne n!s ixspix-?n las des- gracias inmerecidas con que e: bolchevismo afiige a nues- tra patria, no hemos tenido sino irn fin: mostrar al mundo entero, por medio de níla docurnentaci6n excIusivamente soviética, ;as causas que han hecho nacer e: ma!, y los efec- tos nacidos de sii terrib'e extensión. Jazgue el lector im- parcia!, por sí mismo, 'a profundidad de !as desgracias que el régimen soviético ha hecho abatirse scbre Rusia.

Sostenernos que el pcder soviético es responsable de la caiamidad que acabamcs de describir; que no tiene de- recho a hacer pasar la responsa1;i:idad a otros, preten- diendo que el mal ha nacido de condiciones indepcndien- tes de la vohntad de dicho Gobierno y que no tiene nada de común con el régimen instaurado por éi.

Sabemos, y !o hemos dicho, que ios primeros indicios del mal se presentaron en ia época en que !as pob!aciones del Norte, al huir del enemigo, dejaron sus hogares y se es- parcieron como torrente por e! resto de! país para buscar en el Este abrigo contra ia muerte v la cautividad. Pero u

sabemos también que Francia, en sus departamentos des- vastados, Bé'gica, en casi todo su territorio, Servia, en su porción más pub'ada, Rumania, han conocido los mismos movimientos de poblaciones que huían ante el invasor; que las poblaciones, en igunos, de estos países, arrastra- das a la cautividad por el enemigo, han conocido padeci- mientos mayores aún; pero, en todas ellas, apenas pasó !a tem-pestad de la guerra, los habitantes, diezmados ,v arrui- nados, volvieron a sus hogares, a veces incendiados y des- traídos, y ninguno de esos países ha padecido la pesadi!!a de la niñez abandonada g vagabunda, que ha sido la pla- ga de !a Rusia de los Soviets. -

Fruto es el!a de ese mismo conunísmo que arruinó !a economía de Ia nación, disolvió la famiiia y destruyó !as bases de la moraiidad, y que, deciarándcse maestro único de los niños de! país, trató de nacionaiizarios, como nacio- nalizó la tierra, las fábricas, los talleres y todos los bienes de los particulares.

La vida implacable ha dado su sentencia sobre esa experiencia monstruosa, y e! orgul!oso poder soviético, que

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se sitúa por encima.de 'a idea de nación, que no conoce obs- táculo para la realización de sus locas teorías, que rechaza con desprecio la idea de !a patria, de su dignidad, y de su felicidad verdadera, ese poder se ha declarado impotente y se queda con los brazos caídos ante 'a calamidad que é1 mismo ha engendrado. Siente su propia impotencia, pero no tiene la honradez de decir, "por mi culpa, por mi gran- dísima culpa", y continúa mintiendo y tratando de disfra- zar la verdad con la coinp:icidad de su propia estadistica.

Se exhiben "casas de niños" mode'os a aig~irios via- jeros, y las autoridades soviéticas aseguran que "!os hijos de! Estado", arrancados a los brazos egofstas de !os pa- dres, reciben por medio del trabajo una educación sana: así se formaría una juventud comunista que avanzaría con planta segura a siibstituír a los corifeos de La época de! co- munismo militante y a conquistar el mundo.

Pero a tales jactancias la vida responde a su manera, y nos muestra muy diversa reaiidad, la que no ven los inge- nuos exploradores extranjeros del paraíso soviético. La vida nos presenta centenares de miles de niños que se abri- gan en pocilgas, en marmitas, en terrenos eriazos, en ca- rros destruidos; que se burlan de !os decretes soviéticos y escapan a !a vigilancia de Ia policía: que mueren como moscas en los días de frío, y al punto son reernv'azados por otra nube de niños miserablcs, andrajosos, corrom- pidos por vicios y enfermedades, todos los cuales forman un verdadero foco de contagio y constituyen pe'igro es- pantoso para e! porvenir de Rusia.

Conozca !a humanidad esa danza macabra. No cabe esperar que e! mal se cure bajo el régimen

que agobia a Rusia: es fruto del sovietismo y vive de su am- biente. Mie~itras subsistan las causas, es ilusorio comba- tir el mal. Este ha nacido de Ia ruina y del empobrecimien- to del peblo, de la abolición de la iniciativa particu!ar, de una dictadura que, en materia de moral, familia, libertad, profesa los principios opuestos a los de todos los paises ci- vilizados.

Para combatir el mal, hay que atacar l a fuente. Mien- tras exista ei poder soviético y el régimen creado por é!, la lucha contra e! abandono de ?a niñez sólo podtá consegciir-

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sirperficiales progrepos g resu!tados transitorios: a 10s fe- nómenos que desaparezcan sucederán otros de igual na- turaleza hijo la inI-riencia de las mismas causas. -

E n este campo de la disolución moral, más aun que en el dominio de Ja ruina económica, mientras no se haya saneado la fuente, el mundo tendrá que ser espectador im- potente de un terrible catac!ismo: el de un pueblo grande, podercso, dotado por la naturaleza de riquezas enormes, país que estaba en progreso continuo y que había dado al mundo toda una civilización, transformado en diez años en un verdadero infiernc, en cuyc fondo se ve eí circulo liorribie de les niñas abandonados y vagabundos.

La prostituci6n legal de la mujer.

En el primero de los folletos que hemos publicado y que se titu a 'Za destrucci6n de la fami'ia", han visto los iectores que las leyes del Soviet fueron a destruir lo que hay de más sagrado y que inspira más amor y más cariño sobre la tierra: la mujer, ios hijos, el hogar. Piensen los iectores, así los pobres como los ricos, ios de alta situación así como los obreros, si puede ser to!erable un sistema de gobierno y de organización sociai que acaba con el matri- monio, que convierte ;as relaciones entre hombre y mu- jer, no en ayuda permanente de marido y esposa, sino en concubinato por un día, una semana, un mes o lo que se quiera, que hace a íos hijos testigos de la fajta de pudor de los padres, y pyne en ei mismo pie a los que nacen de un matrimonio bien constituido y a los que nacen de un momento de simpie pasión animal.

ComprenderAn, pues, los lectores, que esas l e ~ e s que han acabado con e! pudor de la mujer, con el hogar, con la farni:ia, han sido la causa principal del horror de los mi- liones de niños sin padres o abandonados por los padres, que viven y mueren entre 'a mendicidad, e: vicio, el robo,

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el asesinato, y su~umben de enfermedades r e p ~ , l~nantes o poc obra de la mlseria.

Pero además de haber dado la relaci6n de un testigo -o autor de !os estudios que hemos veriido traduciendo

8 queremos dar el de un chiieno, don Valen- ffn Brandau, .que viaj6 por Rusia y cuenta lo que vió por sus propios OJOS, y que, en un mteresante foneto, titulado "El Concepto de Estado y la dictadura dei ProIetariado en Rusia1', da también noticias de cómo las leyes sovi6ti- cas han aniquilado la familia y establecidu !a prostituci6n legal de !a muler: de dicha obra tomamos IUS sigriientes páginas :

"Pero hay todavía otros dos enemigos del ~ a r t i d o v ., ., del régimen, aun más fuertes que :os demás y más difici- les de aniquilar; aun más unidos que !os demás, no tan só- lo al régimen burgués y a los prejtiicios tradicionales bur- gueses, sino al pasado entero de !a humanidad, y aun más refractarios, en consecuencia, que !os demás a marchar con el presente; estos otros enemigos del partido, del ré- gimen y .. de? . , espíritu revolucionario mismo, son ¡a fami!ia y la religión. -

La famiiia, según e! comunisn~o, es un obstáculo in- superable para ;a penetración completa del individuo por la colectividad; tiende necesariamente a formar "banda aparte"; a crearse un ambiente propio y lazos de unión exclusivos, y a establecer e introducir así en el seno del Estado una muchedumbre indefinida y pululante da Es- tados independientes. ¿Qué es eso de la famitia? pregun- ta la cdebre figuranta bolchevique y embajadora sovié- tica en Noruega, Alejandra Kol!ontai, y responde: "Es !a unión del marido, la mujer y !os hijos, solidarios entre ellos pero separados de la colectividad1'. "<Y puede pensarse, pregunta de nuevo, que nuestra organización social sea compatible con la existencia de esos círculos estrechos ais- lados?". Y responde: "Evidentemente, nó". "En verdad, dice otro comanista, la fanlilia rio es más que una insti- tución biirguesa inventada por !a iglesia, y ninguna revo- Iyión verdadera seri posible mientras subsistan la fami- lia y el espiritu familiar". "Para que !a revolución, agre- ga otro aún, pueda triunfar, es indispensable que conte-

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inos con la mujer, y para esto debemos comenzar por ha- cerla salir del mezquino iicrizonte de' hogar, liberarla de prejui&os y supersticiones y destruir en ella el senlimiento egcfziü y puramente instintivo del amor maternal". Co- mo, l o r una parte no es fácil destruir este sentimiento, y conio, por otra, no ha estado dentro de las posibilidades económicas dcl Estado la realización de su ideal de hacer- se cargo de todos los niños que nacen y substraerlos así a las iniluencias perniciouas del hogar, la familia no ha podido ser totalmcctc aniqerilada hasta ahora en el país soviético; pero si minada en sus bases jurfdicas y reducida a la con- dición de mero prejuicio capitalista en la mente de las masas.

Para esto se ha comenzado por hacer de las ieyes que reglamentan el matrimonio y la familia un ifistruinento de abolición de! matrimonio y dc disolución de la familia. En efecto: "El fundamento de :a famiia es la filiación efectiva"; ea consecuencia: "la ley no reconoce diferencia entre e; parelltesco Ir"gitirno '1 el natura:", y, ea conse- cuencia: hijos ceyos padres no son casados tienen los mismos derechos que los hijos de personas casadas r e g ~ l a r ~ e n t e " . (Código de la familia, astictilo 133). Por consiguiente, n invna ventaja, superioridad o valor espe- cial dei matrimonio sobre e! amor libre y :as uniones oca- sionales, desde e! doble punto de vista del fundamento de la familia y del estado civil de los hijos. En otros tkrininos, se quita al matrimonio su carácter de institución jurídica . . y socia* y se ie equipara a 10s hechos del amor libre y de los encuentros !e .ocasión. "Si uno de los dos cónyuges cambia de domicilio, e! otro no está en la obligación cle se- guirlo'' (Art. 101). "Si los padres viven separados, es a elios a quienes corresponde decidir con cuál de los dos de- ben vivir !os hijos menores" (Art. 158). Por consiguien- te, ninguna exigencia legal en relación a Ia estabilidad de la convivencia de los cónyuges, a la cual puede poner tér- mino la voluntad de cualquiera de ellos, apoyada en el cambio de domicilio del otro. Por lo demás, ninguna exi- ge~c ia legal tampoco en reiación a ia estabilidad del ma- trimonio mismo y a la continuidad de la vida familiar: .'Ei divorcio puede ser concedido sobre la base del consen-

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t h i en to de ambos espcsoe o del deseo de uno de ellos'' y ''la demanda de diso:uci&íi de; matrimonio puede ser pre- sentada por escrito o ve~balmente" (Arts. 87 y 88). A fin de que esta disolríción pueda efectuarse con !a mayor facilidad posibIe y ¿c que no exista entre 10s c6nyuges sino e1 menor n15rnero posibl? Yc lazos de uni6a y de causas de solidaridad, "e! rnatrixcaio rio imp ica la comunidad de

6, bienes entre los esp~son" (Art. E 051, y son nu.as las con- venciones que se cclebrcn catre e'ios y que tengan por objeto la disminución de derecho de propiedad del mari- do o Ia mujer'' (Art. 106). Y a fin de redticir, así inismo, los lazos de unión y .os antecedentes de solidaridad entre los padres y ios hijos, 'a iey decIara, desde iuego, que "!os padres no ejercen sus derechos sobre (os hijos de! sexo mas- culino sino hasta :a edad de 18 años y sólo hasta la edad de 16 años sobre 10s liiios de' qexo femen;nol1 (Art. 1491. , , ' .. y, en seguida, que os Iiqos rio tienen ningún derecho so- bre !os bienes de sus padres, ni éstos ning6n dereclio so- bre los bienes de sus hijo::" (Art. 1601. La madre, en cam- bio, tiene e dcrecho de d i spu~~e i , p.; sí sola o de acioerdo con su maridc, de 'a vida de 'os hilos por nacer, y, para más corn~didad y nag or segwidad. a administración píi- blica mantiene a su disposición clínicas especia'es. Por último, siendo 'a fidelidad de ios esposos una superstición heredada de: pasado b¿irgiiés, no hay inconveniente para aue una muier casada nneda concebir sin e' concurso de su marido, só'o que, en este caso, no es al marido, sino ai pa- dre, a quien corresponden los gastos ocasionados por el na- cimiento, la manuiención y ia subsistencia de! hijo. Pero si la mujer, durante la época de la concepción, sc hallaba en relaciones íntimas con varios hombres, todos e'los son declarados padres del hijo y sobre iodos ellos recaen !as responsabi'idadzs pecuniarias mencionadas (Arts. 140, 143 y 146).

Se ve bien que esta reglamentación de! matrimonio y.de la familia no es una re$arnentaeión de7 matrimonio ni de la familia, sino la organización legalizada de un com- bate implacable contra e' matrimonio, la familia y los sen- timientos familiares. Es lo que reconocen sin dificultad 10s comentadores oficiales de1 "derecho" soviético. "Pene-

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trada de este espíritu liberal, dice y o , !a institución del matrimonio ileva en su entraña OS germenes de su prcpia caducidad y de su ruina inevitable". Cada hora de exis- tencia de estas leyes, dice otro, es una acometida irresis- tibie del espíritu revolucionario contra la preocupación de! matrimonio individual y contra la familia organizada a la manera burguesa", y estas acometidas deben durar hasta el día en que ios hijos "puedan ser separados de sus padres y confiados a la solicitud social, más rica en me- dios y más fecunda en resultados que la egoísta e inco- herente solicitud familiar". Y un tercero: "Grácias a la labor rea!izada hasta ahora, podemos estar seguros del porve~iir y prever( desde iuego; el justo desprecio con que !os ~ a d r e s de mahf'.na mirarán e! amor maniático baio e: cuaf los padres - .. de '\ ro tiempo abrumaban a su desgrácia- da progenie".

En estos párrafo& de! señor Brandau ven los lectores cómo se ha esL1blecid6 Ia prostitución Iegai de !a mujer: dentro de! matrimoilio puede tener re:aciones con otros hombres, además del marido, y no hay en ello aduiterio ni delito a!guno, ni falta siquiera, y el Código no aplica pena aiguna a tales indecencias.

Corrompida así la mujer, se destruye el hogar. gQué amor pueden tener los padres para con !os hijos, ni los hijos para con 'os padres? Los pobres niños son los que pagan las consecuencias peores, y así han ido por millo- nes a formar el ejército de los abandonados, el terrible contingente de !a miseria, de los vicios, de la delincuencia y de !a muerte por hambre.

El pr6xirno Lolletn, e! IV, mostrará lo que es el trabajo forzado en Rusia, o sea la esclavitud de los obreros.