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“El Derecho Internacional Económico y los conflictos de las leyes nacionales e internacionales”

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“El Derecho Internacional Económico y los conflictos de las

leyes nacionales e internacionales”.

Por: Felipe Asanza Miranda.

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ÍNDICE.

Capítulo I: Internacionalización del Derecho Económico: Soberanía Limitada

y “renuncia a la autodeterminación”………………………………………...Pág. 2

Introducción a la internacionalización del Derecho Económico. ……Pág. 2

Soberanía, un tema vivo: medidas de seguridad y estabilidad jurídica dentro

del orden internacional……………………………………… …………Pág. 4

Extraterritorialidad de las leyes …………………………………………..Pág. 6

La soberanía de Estado frente al ámbito internacional………….....Pág. 8

Principios y normas constitucionales que expresan la soberanía. .Pág. 9

Capítulo II: ¿Fin del Nacionalismo Jurídico?…………...…………………..Pág. 10

Los Convenios Internacionales y su función modeladora de la

soberanía…………………………………………………………………..Pág. 10

El ámbito de la soberanía intangible…………………………………Pág.11

Prevalencia local de los tratados internacionales………………….Pág.11

La ley en retirada………………………………………………………..Pág.12

Conflictos entre lo global y lo local…………………………………...Pág. 12

El Derecho de los tratados y la Convención de Viena……………..Pág.13

Conclusiones………………………………………………………………….Pág. 15

Bibliografía……………………………………………………………………..Pág. 16

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CAPÍTULO I: INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHO

ECONÓMICO: SOBERANÍA LIMITADA Y “RENUNCIA A LA AUTODETERMINACIÓN.

1.1 INTRODUCCIÓN A LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHO

ECONÓMICO:

Al referirnos a la soberanía, debemos entenderla como la capacidad libre de

autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, en la actualidad nos

enfrentamos a los problemas que suscita la aplicación y vigencia de las leyes

de origen extranjero o internacional dentro de la estructura del derecho estatal,

por las contradicciones y los rechazos que pueden suceder. El principal

tropiezo que surge se refiere a la prevalencia de las normas del Derecho

Económico Internacional y por tanto surgen las siguientes preguntas: ¿tienen

validez las normas del derecho interno y prevalecen sobre las internacionales?,

o ¿el derecho estatal debe ceder a estos postulados?

Para empezar, la causa última de la dependencia de las normas

internacionales dentro del derecho interno y del estatal, está en el abismo

tecnológico y económico que separa a los países atrasados de los

desarrollados. Todos los factores de dominación internacional son, en último

término, cuestiones de transferencia tecnológica, capacidad productiva, poderío

económico y calidad de mercado. El poder militar, el desarrollo industrial, el

avance agrícola, la eficiente organización nacional, la penetración cultural

externa y cuantos poderes de dominación puedan imaginarse son, al final de

cuentas, cuestiones tecnológicas y económicas.

Es la tecnología y la impactante actividad económica, entendidas como el

conocimiento científico aplicado a tareas prácticas de producción, innovación,

desarrollo industrial e intervención en el mercado mundial, las que han

diseñado, en cada momento de la historia humana, el orden internacional

imperante. Ellas han generado la dinámica de dominación y dependencia en el

mundo moderno.

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Es así, que la dependencia no sólo es económica, sino global. “El

sometimiento económico no es más que una de las tantas

manifestaciones de una dependencia mucho más amplia, que envuelve

elementos políticos, culturales, científicos, tecnológicos, pautas de

comportamiento, costumbres, patrones de consumo, etc. Es una

dependencia global. Y naturalmente que la soberanía de los Estados

dependientes se ve gravemente afectada por ella”.1

Por tanto, los defensores de la soberanía absoluta opinan que el derecho

interno ejerce su predominio y que sobre él no puede existir poder superior;

otros se inclinan hacia los postulados del principio pacta sunt servanda y

aceptan la supremacía de la normatividad internacional sobre el derecho

interno; por considerar que ésta constituye una “medida de seguridad y

estabilidad jurídica dentro del orden internacional”.

En cambio, la otra tendencia en la actualidad, “tiende a consentir un

monismo moderado, en donde se acepta la existencia y validez de las

normas nacionales e internacionales, pero admitiendo que entre ellas hay

una especie de conexión que les permite coexistir en forma coordinada,

de acuerdo con las necesidades propias de cada Estado”.2

Es así, que se habla reiteradamente de la “soberanía limitada” y de la renuncia

de la autodeterminación, preocupación que ha crecido entre los Estados, las

personas, los Organismos Internacionales y la Comunidad Internacional, al

punto que hoy es convicción extendida aquello de que los Estados están

sometidos a otros poderes o inducidos fuertemente a abdicar de su voluntad

soberana. De allí que, surge la siguiente hipótesis: ¿Es posible hablar de

estados soberanos en tiempos de globalización económica y de

predominio de convenios, tratados y organismos internacionales? ¿Cómo

armoniza la supremacía de los Estados, su capacidad de

autodeterminación, con la creciente fuerza de la normativa internacional

1 Borja, Rodrigo – SOCIEDAD, CULTURA Y DERECHO (Edit. Planeta S.A.), Quito, 2007, Pág. 142.

2 Leguizamón Acosta, William – DERECHO ECONÓMICO FUNDAMENTOS (Edit. Ediciones Doctrina y Ley Ltda.),

Colombia, 2002, Pág. 413.

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dentro del orden económico mundial y la internacionalización del Derecho

Económico?

1.2 SOBERANÍA, UN TEMA VIVO: MEDIDAS DE SEGURIDAD Y

ESTABILIDAD JURÍDICA DENTRO DEL ORDEN INTERNACIONAL.

El nuevo orden económico internacional, supone la implantación de nuevos

conceptos sobre tratamiento justo y equitativo en el desenvolvimiento de las

acciones económicas y financieras mundiales y de la aplicación de normas

internacionales, que través del tiempo han contado sin una definición legal,

aunque en los diversos tratados suscritos alrededor del mundo en materia

económica y de inversión, se incluye un despliegue acerca del tema.

Sin embargo, se puede caracterizar como un estándar básico que no está

relacionado con la legislación interna del Estado anfitrión y sirve como un

elemento adicional en la interpretación de los tratados y de las disposiciones

sobre inversión, relaciones económicas, acuerdos comerciales, tratados sobre

cooperación y desarrollo; tendientes siempre a la protección de los Estados

que intervienen y adoptan las disposiciones legales de carácter internacional y

adecúan sus políticas nacionales a un orden económico global e imperante.

Pero, ¿cómo se pueden generar medidas de seguridad y estabilidad jurídica

dentro del orden internacional? La respuesta está en que las normativas

internacionales deben implementar principios de protección y de seguridad

plena; garantizando estabilidad jurídica para los Estados que adoptan

disposiciones y normativas internacionales e incluyen tratados dentro de su

ámbito de legislación nacional, reformando incluso la Constitución Política y las

políticas de Estado.

Así pues, dentro del nuevo orden económico internacional, se crean normas de

IUS COGENS; que se caracterizan por su hiperactividad porque suponen un

límite claro a la voluntad del Estado. Bajo una concepción voluntarista, se

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explica que sólo existen este tipo de normas por la voluntad de los Estados, la

cual es absoluta.

Las normas que tienen carácter de IUS COGENS, son de índole imperativo,

esto es, son obligatorias para los Estados, y solo pueden ser modificadas por

una ley o normatividad del mismo rango, por cuanto en los últimos años, se han

visto afectadas por un proceso de humanización y de socialización a través del

cual, los intereses estatales quedan relegados para dar paso al desarrollo y

bienestar de los pueblos en todo el mundo. En virtud de lo anterior, se puede

citar como principales características de una norma de IUS COGENS las

siguientes:

Se trata de una norma de Derecho Internacional General.

Atendiendo a su contenido se considera que ese contenido es

esencial para la Comunidad Internacional en su conjunto.

Estas normas sólo pueden ser modificadas por normas posteriores

que tengan su mismo carácter.

Ahora, para conocer que normas tienen tal carácter, se puede hacer una

remisión por ejemplo a la Carta de la ONU donde se contiene la Declaración de

los Principios de Amistad y Cooperación de los Estados, donde cada articulado

representa una norma de IUS COGENS.

En cuanto a los efectos, se puede citar en como regla general que estas

normas dan lugar a obligaciones erga omnes, previniendo sin embargo, que no

todas las obligaciones erga omnes se derivan de una norma de IUS COGENS.

Conforme a lo anterior, y con el fin de conocer si efectivamente un estándar de

tratamiento como los vistos anteriormente, y en especial el que hace referencia

al Tratamiento Justo y Equitativo, se encuentra enmarcado dentro de una

norma de Derecho Económico Internacional, es bueno en primera medida

analizar de manera general, como se originan las normas jurídicas en este

plano.

Por tanto, las normativas económicas internacionales ponen en evidencia que

los estándares de tratamiento sobre disposiciones económicas y legislación

internacional no son IUS COGENS, por cuanto se encuentran insertas en

Tratados Internacionales de carácter especial, ya que solamente los Estados

interesados en brindar una estabilidad y trato preferencial son quienes se

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acogen a estos principios y medidas de seguridad y estabilidad jurídica, lo que

causa una incertidumbre total, ya que al no haber normativas económicas

internacionales comunes, la soberanía económica y jurídica de los Estados se

ve afectada y vulnerada por imposiciones arbitraria o por disposiciones

especiales que regulan intereses solo de unos pocos y no de todos los pueblos

de la Tierra.

Por tanto se rompen los principios de legalidad, proporcionalidad y de equidad

entre deberes y obligaciones. Quienes se ven más afectados por esto son los

países en vías de desarrollo que deben renunciar a su autodeterminación y

ajustar sus políticas a condicionamientos globales y normativas internacionales

imperantes en donde no existe la noción jurídica de seguridad e igualdad de

condiciones y oportunidades.

Es así, que “la racionalidad del derecho es la que exige que el

ordenamiento jurídico interno no vulnere el orden internacional, pues

sería el precedente para que la unilateralidad se proclamara con

argumentos que podrían ser de fuerza y no de razón, es decir, de

„capricho‟ y no de consenso. Por eso es que existen derechos y deberes

eminentemente racionales – y en su extensión universales por lo que las

diversas sociedades civiles, organizadas bajo la forma de Estado cada

una de ellas, se hallan unidas entre sí por pactos que las vinculan en un

ideal común objetivo. La base de todo orden internacional, el fundamento

de su construcción y progreso, no es otro distinto al respeto por el

consenso, es decir, el principio pacta sunt servanda, manifestación de la

recta razón”. 3

1.3 LA EXTRATERRITORIALIDAD DE LAS LEYES:

En la actualidad, el tema de la extraterritorialidad de las leyes ha sido uno de los más

discutidos dentro del orden económico mundial. Los diversos analistas se han preguntado

si es que ¿las leyes interestatales pueden ser aplicadas en los asuntos externos del

3 Núñez Zúñiga, Rafael – ECONOMÍA POLÍTICA INTERNACIONAL (Edit. Trillas), México, 2007, Pág. 382.

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derecho económico internacional? y han llegado a la conclusión de que en la práctica, son

muchos los aspectos que obligan a los Estados a regular de cierta manera los

procedimientos normativos sobre los asuntos que deban ser adelantados en el exterior;

por ejemplo, la aplicación del “principio de personalidad” en los casos de expropiación del

patrimonio de personas naturales o de sociedades en el extranjero; o, en otras situaciones,

como cuando un Estado quiere reglamentar la conducta de las empresas nacionales que

operan en el exterior, o la adopción de leyes antimonopolio o antitrust invocadas para

controlar los procedimientos y los efectos causados por esta práctica comercial por parte

de las empresas extranjeras dentro del país.

En realidad, son muchos los aspectos que están presentes en estas discusiones y muchos

los argumentos que en uno y en otro sentido se presentan; precisamente, uno de los fallos

jurisprudenciales más famosos sobre el principio de extraterritorialidad y que encaminó el

conflicto por otros senderos, lo produjo la Corte Permanente de Justicia Internacional

desde el año de 1927; en ella se explican estas relaciones y los efectos que produce:

“La jurisdicción no puede ser ejercida por un Estado fuera de su territorio, excepto

por virtud de una regla permisiva derivada de la costumbre internacional o de una

convención. De esto no se colige, no obstante, que el derecho internacional prohíba

a un Estado el ejercicio de la jurisdicción en su propio territorio respecto de algún

caso relacionado con actuaciones que se han llevado a cabo afuera y que no se

pueden apoyar en alguna regla permisiva del derecho internacional. Tal opinión sólo

sería defensable si el derecho internacional previera una prohibición general a los

Estados de extender la aplicación de sus leyes y la jurisdicción de sus cortes a

personas, propiedades y actuaciones fuera de su territorio, y sí, como excepción a

esta prohibición general, se permitiera a los Estados hacerlo en ciertos casos

específicos”.4

Posteriormente, con la “Teoría de los estatutos”, se admite en ciertos casos la aplicación

de leyes extranjeras. En esta doctrina se consideran los estatutos “real” y el “personal”,

separando las leyes de acuerdo con su destinación, ya sean personas o cosas; en este

sentido se considera que las leyes aplicables a las personas tienen fuerza extraterritorial y

se pueden aplicar a los nacionales que se encuentren en el extranjero; por el contrario, las

leyes referentes a las cosas o los “bienes”, son de carácter exclusivamente territorial. Esta

teoría fue importante por las implicaciones trascendentales que presentó en materia

comercial; más tarde fueron tenidas en cuenta respecto a la nacionalidad de las

sociedades y a las personas jurídicas en general.

4 Millán Moro, Lucía – LA “OPINIO IURIS” EN EL DERECHO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO (Edit. Ramón

Areces), Madrid, 1990, Pág. 95.

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1.4 LA SOBERANÍA DE ESTADO FRENTE AL ÁMBITO

INTERNACIONAL:

Siguiendo los postulados de Raymond Carré de Malberg, diremos que la soberanía es el

poder que tiene el Estado para conducirse sin otro condicionamiento que su propia

voluntad, es decir, es la facultad para autoobligarse y autodeterminarse, sin obedecer a

poderes y autoridades ajenas a los suyos. La soberanía se expresa como:

a) Supremacía, “que es la voluntad o poder superior, incontrastable en el orden

interno. Es el poder superior del Estado en su territorio y, por tanto, está

sobre todos los demás poderes locales, que deben obediencia a las leyes en

virtud del deber jurídico de subordinación”.5

b) Independencia, “que se manifiesta en el orden internacional, y que implica que

el Estado actúe frente a los otros en condición de igualdad, noción de la que

se desprende la libre determinación, entendida como la facultad de los

Estados de escoger la forma de gobierno, dictar su ordenamiento jurídico y

elegir sus autoridades y resolver sus problemas internos”. 6

Es por ello, que la supremacía tiene vinculación directa con el territorio, puesto que opera

en él. La independencia obra en el orden internacional, en las relaciones interestatales.

Pero las dos son facetas de una misma realidad; el control de la normatividad y legislación

jurídica nacional frente a la del ámbito internacional que muchas veces genera conflictos.

Pero entonces, ¿cómo actúa la soberanía de Estado frente al ámbito internacional para

generar un proceso de institucionalización de la realidad internacional en el ámbito

interno? La respuesta estaría en que el nuevo orden económico mundial supone que

“existe entonces un progresivo proceso de institucionalización de la realidad

internacional, que ha modificado la estructura tradicional de las relaciones

internacionales y del derecho en este campo, y que adquiere mayor expresión con la

(ONU) Organización de las Naciones Unidas, que es no sólo un órgano internacional

universal sino que además su Carta consultiva tiene principios y reglas que

configuran una suerte de orden público internacional, pues priman sobre otro

convenio internacional”. 7

5 Carré de Malberg, Raymond – TEORÍA GENERAL DEL ESTADO (Edit. Fondo de Cultura Económica), México D.F.,

1999, Pág. 593. 6 Ídem., Pág. 594.

7 Verdross, Alfred – MONISMO MODERADO: DISTINCIÓN ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL Y EL

DERECHO ESTATAL (Edit. Luxur), Barcelona, 1998, Pág. 306.

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1.5 PRINCIPIOS Y NORMAS CONSTITUCIONALES QUE EXPRESAN LA

SOBERANÍA :

En muchas legislaciones, los principios y normas constitucionales que tratan

sobre soberanía dicen lo siguiente:

- La soberanía en lo interno, se manifiesta en forma concreta en:

La capacidad normativa, esto es, la posibilidad política legítima de

establecer un sistema legal, mediante leyes, y desarrollarlo a través de

reglamentos y otros estatutos inferiores;

La capacidad juzgadora – jurisdicción y competencia – esto es, la

potestad de juzgar y hacer cumplir lo juzgado en las diferentes materia,

a través de tribunales y jueces, en función de la materia, el territorio, las

personas y los grados.

La capacidad contractual internacional, en virtud de la cual el Estado,

como ente político soberano, en forma libre y voluntaria pacta

instrumentos internacionales o se adhiere a ellos, con la aprobación

legislativa correspondiente. La voluntad estatal debe ser libre y no

condicionada.

La capacidad concedente, por la cual el Estado, a través del órgano

administrativo correspondiente y previo un acto político de

consentimiento, delega o cede a una empresa o corporación, que no es

un ente político, la prestación de servicios públicos delegables o la

explotación de recursos. Los pactos de concesión tienen la

particularidad, de que son intangibles, es decir, no se pueden modificar

ni aún por la ley posterior y además están rodeados de la garantía de

seguridad jurídica. En estos casos el Estado se coloca en condición de

contraparte de una empresa, dejando a un lado sus privilegios de orden

político.

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La potestad defensiva, que se desdobla en la conservación de la

soberanía, la defensa de la integridad e independencia del Estado y la

garantía de su ordenamiento jurídico.

CAPÍTULO II: ¿FIN DEL NACIONALISMO JURÍDICO?

2.1 LOS CONVENIOS INTERNACIONALES Y SU FUNCIÓN MODELADORA

DE LA SOBERANÍA:

El antiguo concepto de la soberanía absoluta de los Estados ha variado en los

últimos tiempos, en razón del proceso de globalización económica y de la

internacionalización del Derecho por la vía de los tratados y convenios que

suscriben los gobiernos, y porque sus estipulaciones tienen condiciones

predominantes, esto es, prevalecen sobre la legislación nacional.

Existen incluso constituciones, que obligan a los Estados respectivos a

reformar sus cartas políticas para adecuarlas a las exigencias de los tratados.

De allí que todo tratado, incluso los económicos y comerciales,

indefectiblemente modela, condiciona y determina a la política y la legislación

locales, incluso a la Constitución, tema que muchos negociadores ignoran o

soslayan.

“Un acápite importante es el relacionado con la traslación de la capacidad

juzgadora de los Estados, elemento propio de la soberanía local, al

arbitraje internacional. Adviértase que incluso los Estados, en cuanto

tales, quedan sometidos, en igualdad de condiciones que las

corporaciones inversionistas o delegatarias, a los jueces árbitros. Se ha

producido allí y se seguirá produciendo un allanamiento de los Estados y

una equivalencia al nivel de las empresas”.8

8 Corral, Fabián – Pérez Ordoñez, Diego – EL JUEGO DE LA DEMOCRACIA: REFLEXIONES URGENTES (Edit.

Taurus), Quito, 2005, Pág. 202.

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2.2 EL ÁMBITO DE LA SOBERANÍA INTANGIBLE:

Si bien el proceso de globalización ha modificado los antiguos conceptos de

soberanía, hay ámbitos de esta que deben permanecer intangibles y deben

defenderse frente a los procesos de inducción y a los condicionamientos que

se hacen a través de tratados o relaciones internacionales. Uno de ellos, por

ejemplo, es el tema de la seguridad y defensa de los ciudadanos, tarea

primordial del Estado.

La soberanía impone en esos temas firmeza en las decisiones y una clara

política para distinguir lo que a un país le corresponde y lo que le conviene. Un

tema fundamental es la defensa de sus fronteras, sin involucrarse en conflictos

externos ni convertirse en el yunque de guerras ajenas.

2.3 PREVALENCIA LOCAL DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES:

La ley, marcada por el acento territorial y expresión cabal de la soberanía, se

bate en retirada. El proceso de internacionalización del poder la ha puesto en

entredicho. Las leyes locales se están convirtiendo en normativa secundaria y

subsidiaria de los tratados internacionales, algo así como sus “reglamentos

operativos”.

Hay un evidente retroceso de los parlamentos en materia legislativa. Varias

legislaciones hacen frecuentes remisiones a lo que dispongan esos

instrumentos, en una especie de “renuncia legislativa” y de sometimiento

irrestricto a la norma internacional. Así ocurre en temas ecológicos, de

derechos humanos, laborales, inversión extranjera, arbitraje, etc.

¿Qué le queda a la potestad legislativa nacional?: aprobar los tratados e

insertarlos en el ordenamiento local tal y como vienen diseñados desde fuera.

En la práctica, así ocurrió con asuntos de importancia, como la propiedad

intelectual, y así sucede en temas comerciales, arancelarios, financieros, etc.

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Está en marcha un proceso de cambio político y estructuralmente profundo,

caracterizado por el predominio de lo internacional y, correlativamente, por una

sensible retirada del Estado en campos claves para la convivencia social, en

los cuales, hasta hace poco, era impensable que el poder político nacional

renunciara a legislar y hasta a administrar justicia. En su lugar, proliferan los

poderes y los intereses insertos en numerosos tratados y convenios.

2.4 LA LEY EN RETIRADA:

La ley, instrumento que sintetiza al Estado de Derecho, se bate en retirada. En

su lugar, crecen nuevos íconos jurídicos: los convenios internacionales y los

reglamentos y resoluciones. Todos ellos provienen, en cierto modo, de poderes

anónimos y, muchas veces, de intereses sin rostro; se imponen sin debate y de

modo unilateral, y son una suerte de “actos del príncipe”, de esos que

caracterizaron a los tiempos de la arbitrariedad y de las “razones de Estado”,

que magistralmente describió Maquiavelo, solo que, en nuestro tiempo, esas

razones, en buena medida, vienen de fuera y/o llegan de dentro encapsulando,

con frecuencia, intereses no siempre explícitos y casi nunca debatidos

democráticamente.

2.5 CONFLICTOS ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL:

El nacionalismo jurídico, que contribuyó a fundar el Estado de Derecho,

agoniza entre las presiones de la internacionalización legal y la sistemática

“delegación normativa” a la burocracia local. El Estado unitario, atacado desde

varios flancos, empieza a desmoronarse. Los malestares que produce

semejante hecho asustan a muchos de los que auspiciaron. La seguridad

jurídica está atrapada entre lo global y lo que la burocracia local produce en sus

fábricas de “leyes”.

El gran perdedor es el hombre libre. El error – que es un “histórico sarcasmo

– está en que la demolición de la Ley se hizo enarbolando la bandera de la

libertad, la descentralización, el mercado y una utópica „sociedad sin

reglas‟. En su nombre se institucionalizaron las normas sin reservas ni

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responsabilidades, menoscabando la soberanía y los amparos

ciudadanos y se delegaros potestades sin limitación alguna”.9

La solución podría estar – como siempre – en la equidad que aconseja

negociar bien y en forma transparente y digna los tratados y “nacionalizarlos”

según convenga al país, modulándolos a sus respectivas realidades y legítimos

intereses, sin cerrarse al mundo, por cierto, pero obrando sin ingenuidad, con

realismo y firmeza y sin renunciar a un mínimo de soberanía y dignidad. La

solución está, por otra parte, en examinar exhaustivamente, para corregir, el

proceso delegativo local, cuya práctica genera tanta inseguridad.

Por tanto, queda abierta la pregunta: ¿se podrá revivir la Ley como referente de

civilización y certeza?

2.6 EL DERECHO DE LOS TRATADOS Y LA CONVENCIÓN DE VIENA:

Dentro de la Convención de Viena se encuentran los siguientes postulados:

La internacionalización del Derecho: La globalización económica ha

puesto de manifiesto y ha fortalecido la tendencia hacia la

internacionalización de los sistemas jurídicos. Más aún, está provocando

verdaderos remezones en la tradicional concepción del Derecho

vinculado con el Estado nacional. Los parlamentos locales sufren una

disminución sustantiva y constante de sus potestades legislativas en

beneficio de las reglas y preceptos contenidos en los tratados.

La capacidad de los Estados: La Convención reconoce la capacidad de

todos los Estados para celebrar tratados internacionales, y enfoca el

tema de su representación.

9 Herdegen, Matthias – DERECHO ECONÓMICO INTERNACIONAL (Edit. Thomson Civitas), México, 2005, Pág. 257.

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Las formas de manifestar el consentimiento: Fundamentalmente son: la

firma por parte del representante del Estado; el canje de instrumentos; la

ratificación, la aceptación o la aprobación; y la adhesión.

Obligación de no frustrar el objeto o fin de un tratado antes de su entrada

en vigor: Si ha firmado el tratado o ha canjeado instrumentos a reserva

de ratificación, aceptación o aprobación, mientras no haya manifestado

su intención de no ser parte del tratado; o si ha manifestado su

consentimiento favorable, durante el período que preceda a la entrada

en vigor.

Observancia de los tratados: Hay dos normas fundamentales: el principio

pacta sunt servanda, según el cual todo tratado en vigor obliga a las

partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe; y la prohibición de

invocar disposiciones del Derecho interno del Estado para justificar el

incumplimiento de un tratado.

El régimen de aplicación de los tratados: Obedece a las normas de

irretroactividad, territorialidad, aplicación de normas de tratados

sucesivos en lo relativo a la subordinación, sustitución y concordancia

con los tratados posteriores.

Las reglas de interpretación: Están basadas en la buena fe y el sentido

textual y contextual y, además, en los acuerdos específicos que

hubieren establecido las partes sobre la interpretación.

Arbitraje y solución de controversias: La Convención privilegia la

solución directa de las controversias entre los países, y en forma

alternativa establece la posibilidad de someterla a la Corte Internacional

de Justicia, a menos que las partes de común acuerdo convengan en

someterla al arbitraje.

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CONCLUSIONES.

En la actualidad, los Estados enfrentan una modificación fundamental en la

concepción de lo jurídico. Antes, la Ley era el resultado casi exclusivo de la

actividad legislativa local y, por tanto, un producto racional de la soberanía

estatal.

Es por ello, que ahora, la principal carga normativa en los asuntos de

trascendencia viene de los tratados, frente a los cuales las leyes van quedando

como una especie de “poder reglamentario local”, que detalla y contextualiza

contenidos del instrumento internacional.

Antes, el Derecho de los Tratados regía predominantemente las relaciones de

país a país en el orden político, y excepcionalmente, lo comercial. Hoy, los

tratados se ocupan de los mercados, la propiedad intelectual, lo laboral, lo

tributario, las inversiones y, de esa manera, regulan fuertemente los vínculos

entre las empresas y el Estado, y entre los particulares y las empresas. Es

decir, tanto el Derecho Internacional como el Derecho Económico Internacional,

están ocupando lo que fue espacio reservado al derecho privado de los

contratos.

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Bibliografía:

1. Borja, Rodrigo – SOCIEDAD, CULTURA Y DERECHO (Edit. Planeta S.A.), Quito, 2007.

2. Carré de Malberg, Raymond – TEORÍA GENERAL DEL ESTADO (Edit. Fondo de Cultura Económica), México D.F., 1999.

3. Convención de Viena sobre Tratados Internacionales.

4. Corral, Fabián – Pérez Ordoñez, Diego – EL JUEGO DE

LA DEMOCRACIA: REFLEXIONES URGENTES (Edit. Taurus), Quito, 2005.

5. Herdegen, Matthias – DERECHO ECONÓMICO

INTERNACIONAL (Edit. Thomson Civitas), México, 2005.

6. Leguizamón Acosta, William – DERECHO ECONÓMICO

FUNDAMENTOS (Edit. Ediciones Doctrina y Ley Ltda.), Colombia, 2002.

7. Millán Moro, Lucía – LA “OPINIO IURIS” EN EL

DERECHO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO (Edit. Ramón Areces), Madrid, 1990.

8. Núñez Zúñiga, Rafael – ECONOMÍA POLÍTICA

INTERNACIONAL (Edit. Trillas), México, 2007.

9. Verdross, Alfred – MONISMO MODERADO: DISTINCIÓN ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL Y EL DERECHO ESTATAL (Edit. Luxur), Barcelona, 1998.