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EL DESARROLLO JURÍDICO DE LA FUNCIÓN CONSULTIVA DE LA
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS COMO
FUENTE DE CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
Presentado por:
NICOLL DANIELA TOBON CHAUSTRE
UNIVERSIDAD LIBRE SECCIONAL CÚCUTA
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIA POLÍTICA Y SOCIALES
DIPLOMADO EN DERECHOS HUMANOS
CÚCUTA, COLOMBIA
2019
EL DESARROLLO JURÍDICO DE LA FUNCIÓN CONSULTIVA DE LA
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS COMO
FUENTE DE CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
Presentado por:
NICOLL DANIELA TOBON CHAUSTRE
Trabajo presentado como requisito parcial para el Diplomado de Derechos Humanos.
Asesor disciplinar:
Dr. Darwin Clavijo Cáceres
Asesor Metodológico:
Dr. Diego Armando Yañez Meza
UNIVERSIDAD LIBRE SECCIONAL CÚCUTA
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIA POLÍTICA Y SOCIALES
ESPECIALIZACIÓN DE DERECHO PÚBLICO
CÚCUTA, COLOMBIA
2019
EL DESARROLLO JURÍDICO DE LA FUNCIÓN CONSULTIVA DE LA
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS COMO
FUENTE DE CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
Nicoll Daniela Tobón Chaustre
Resumen
La constitucionalización del derecho fue un hito en los Estados porque modifico la teoría
de las fuentes del derecho, colocando como máxima referencia de los sistemas jurídicos
internos las normas constitucionales. Colombia vivió el mismo proceso histórico jurídico-
político, pues, antes de la Constitución de 1991, la Constitución de 1886 era subordinada
por las leyes y demás normas inferiores, el país se caracterizaba por el imperio de la ley.
Sin embargo, la expedición de la Constitución Política de 1991 introdujo la
constitucionalización del derecho, modificando el panorama jurídico en razón a la calidad
de “norma superior” que poseen las disposiciones contenidas en la Carta Magna. Ahora
bien, un proceso similar a la constitucionalización de derecho está sucediendo en la
actualidad, la internacionalización del derecho es cada vez más recurrente dentro la
jurisprudencia nacional, pues, son notables los casos en que se acude a los tratados y
convenios internacionales. Además de que, algunas normas internacionales por
disposición jurisprudencial poseen la misma jerarquía que las normas constitucionales.
Por esa razón, en necesario estudiar quizás la figura más importante de la
internacionalización del derecho, a saber, el control de convencionalidad y sí dicha figura
implica las recomendaciones que sobre Derechos Humanos realiza la Comisión
interamericana de Derechos Humanos
Palabras Claves: Control de convencionalidad, opiniones consultivas de la Comisión
IDH, Comisión IDH, internacionalización del derecho, fuentes del derecho.
Abstract
The constitutionalization of law was a milestone in the States because I modify the theory
of the sources of law, placing the constitutional norms as the main reference of the internal
legal systems. Colombia experienced the same legal-political historical process, because,
before the 1991 Constitution, the 1886 Constitution was subordinated by laws and other
lower standards, the country was characterized by the rule of law. However, the issuance
of the Political Constitution of 1991 introduced the constitutionalization of law,
modifying the legal landscape due to the quality of "higher standard" possessed by the
provisions contained in the Magna Carta. However, a process similar to the
constitutionalization of law is currently happening, the internationalization of law is
increasingly recurrent within national jurisprudence, since, there are notable cases in
which international treaties and conventions are used. In addition to that, some
international norms by jurisprudential disposition have the same hierarchy as the
constitutional norms. For that reason, it is necessary to study perhaps the most important
figure in the internationalization of law, namely, the control of conventionality and if that
figure implies the recommendations made on Human Rights by the Inter-American
Commission on Human Rights.
Keywords: Conventional control, advisory opinions of the HDI Commission, HDI
Commission, internationalization of law, sources of law.
Introducción
El reconocimiento de los tratados y convenios internacionales como fuente de derecho en
razón al artículo 93 y 94 de la Constitución Política, y el posterior afianzamiento
jurisprudencial sobre las normas internacionales deja entrever que el sistema jurídico de
fuentes normativas evolucionó ante la internacionalización del derecho constitucional. En
otras palabras, la normativa internacional se enaltece con base en la remisión
constitucional y jurisprudencial que en su efecto realizó el Constituyente y la Corte
Constitucional sobre el tema.
Esto se debe al reconocimiento implícito o explicito que como sociedad
aceptamos de la idea humana, y que la institucionalidad normativiza:
A nuestro juicio, todos los seres humanos tenemos una concepción (explícita o
implícita) de la idea de humanidad que guía nuestro comportamiento tanto
individual como colectivo, y que nos lleva a solamente reconocer derechos a
aquellos seres que consideramos iguales a nosotros; es decir, que los derechos
humanos que reconocemos son los derechos de los seres que consideramos nuestros
semejantes. (Petzol-Pernia, H. 2012, P. 51)
Sin lugar a dudas, la posición judicial de la Corte IDH sobre el alcance de la
Convención IDH y los pronunciamientos judiciales sobre los DDHH es una razón que
permite comprender la internacionalización del derecho, ya que está es enfática en
exponer que la Convención y la jurisprudencia es una fuente normativa obligatoria para
los jueces internos. Este llamamiento judicial a respetar y promover la Convención IDH
y la jurisprudencia fueron aceptados dentro del sistema jurídico colombiano a pesar de
que en el ámbito internacional es inexiste disposición normativa que indique que la
Convención IDH y la jurisprudencial de la Corte IDH sea un criterio jurídico obligatorio
para los jueces internos.
La Corte Constitucional a través de su jurisprudencia se destaca por ejercer un control
de convencionalidad en sus fallos, especialmente, frente a las decisiones judiciales que
tomó en el entorno de los derechos de las víctimas, donde en repetida ocasiones acudió a
la Convención IDH y demás tratados y convenios internacionales, así como de la
jurisprudencia de la Corte IDH para ajustar la justicia transicional como un medio que
vela por las garantías sustanciales y procesales de las víctimas del conflicto armado
interno.
Ahora bien, la Corte IDH en su jurisprudencia insiste que el control de
convencionalidad no solo se proyecta a través de la Convención IDH y la jurisprudencia
de la Corte IDH, pues, propone que otros tratados y convenios internacionales sobre
DDHH y DIH suscrito por el SIDH son igual de obligatorios para la rama judicial. Esta
ampliación del parámetro del control de convencionalidad implica para los operadores
judiciales una distorsión al sistema de fuentes del que se observa tanto en la Corte IDH
como en la Corte Constitucional.
Si bien el control de convencionalidad ya resulta ser un problema para la teoría de las
fuentes del derecho ante la confusión conceptual que se advirtió, este conflicto se ahonda
más frente a las funciones consultivas de la Comisión IDH, pues, en la actualidad no hay
un consenso si las mismas son parte fundamental de control de convencionalidad o
simplemente son observaciones que el Estado está en la discreción de acatar o no.
Es importante decir, que la Corte Constitucional dentro de su jurisprudencia acepta
que la máxima interprete de la Convención IDH es la Corte IDH, excluyendo, al menos
de manera somera, la integración de la Comisión IDH al control de convencionalidad.
Ante la importante labor que desempeña la Comisión IDH en materia de DDHH y la
insistencia de la jurisprudencia constitucional por acatar cada vez más los lineamientos
fijados por la Convención IDH y la Corte IDH, basta precisar si las opiniones consultivas
de la Comisión de la IDH es un criterio normativo obligatorio para los jueces de la
república.
A través del presente trabajo se explicará de manera detallada las opiniones
consultivas de la Comisión IDH, por lo que se trata de una investigación jurídica, es decir
fundamentada en la doctrina, la normatividad y la jurisprudencia
El enfoque investigativo es cualitativo, dado que las fuentes son documentales, y
el tipo de investigación será descriptivo, toda vez que del análisis normativo y
jurisprudencial que se efectúe se dará respuesta a los objetivos planteados.
EL DESARROLLO JURÍDICO DE LA FUNCIÓN CONSULTIVA DE LA
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS COMO
FUENTE DE CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
La función consultiva del Sistema IDH tiene como sustento normativo la propia
Convención IDH que en el artículo 64 dice:
“1. Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de
la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la
protección de los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán
consultarla, en los que les compete, los órganos enumerados en el capítulo X de la
Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo
de Buenos Aires.
2. La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la Organización, podrá darle
opiniones acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los
mencionados instrumentos internacionales”. (Convención IDH, 1969)
Por su parte, el artículo 41 de la Convención IDH establece que:
“La Comisión tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de
los derechos humanos, y en el ejercicio de su mandato tiene las siguientes funciones
y atribuciones: …e) atender las consultas que, por medio de la Secretaría General
de la Organización de los Estados Americanos, le formulen los Estados miembros
en cuestiones relacionadas con los derechos humanos y, dentro de sus posibilidades,
les prestará el asesoramiento que éstos le soliciten” (Convención IDH, 1969)
Refuerza el carácter consultivo de la Comisión IDH el Reglamento Interno que en
su artículo primero dice:
“La Comisión Interamericana de Derechos Humanos es un órgano autónomo de la
Organización de los Estados Americanos que tiene las funciones principales de
promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y de servir como
órgano consultivo de la Organización en esta materia” (Reglamento de la Comisión
IDH, 2009)
Similar definición otorgar el Estatuto de la Comisión IDH en su artículo primero,
el cual establece la naturaleza y propósito del organismo supranacional, indica su carácter
consultivo sobre los DDHH.
Con fundamento en lo anterior, la Comisión IDH tiene una función consultiva en
razón a la Convención IDH, al Reglamento Interno y al Estatuto de la Comisión IDH.
Esta función consultiva es reconocida por Colombia toda vez que la Convención IDH
integra el bloque de constitucionalidad en razón al tratamiento de los DDHH y la
aprobación y ratificación de dicho convenio mediante la Ley 16 de 1972. Por tanto, la
Comisión IDH es competente para emitir opiniones consultivas sobre la situación de los
DDHH en el país.
Así las cosas, el SIDH se proyecta más allá del panorama contencioso judicial,
pues, a través de sus opiniones consultivas, que realiza tanto la Corte IDH como la
Comisión IDH, busca colaborar con los DDHH de los Estados miembros ante el retrato
de garantía o vulneración de estos derechos. Hitters, J (2008) sostiene lo anterior al decir
que las opiniones consultivas de la Comisión IDH tienen como propósito:
“…coadyuvar al cumplimiento de las obligaciones internacionales de los Estados.
Se trata, de un método judicial alterno, por medio del cual se puede lograr la
interpretación de la Convención sub examine, y de otros tratados atinentes a los
derechos humanos en el sistema interamericano. Como con toda claridad lo ha
puesto de relieve ese Tribunal esta tarea que cumple “es única en el derecho
internacional contemporáneo”. (p. 148)
El desarrollo jurisprudencial de la Corte IDH frente a las opiniones consultivas de
la Comisión IDH
Es indudable que el SIDH cumple funciones jurisdiccionales que con algunos
matices dentro de los sistemas jurídicos internos resultan ser vinculantes o no. La justicia
es un elemento intrínseco de cualquier organización, como lo refiere Nieva Fenoll, J &
Parra Quijano, J. (2010)
Aunque pocas veces se haya dicho con tanta claridad, la Justicia es lo más humano
que poseemos, y lo que, con diferencia, más nos distancia del resto de seres vivos.
No sólo la Justicia entendida en su acepción orgánica, sino el mismo sentido de la
Justicia, es decir, la definitiva conjuración del egoísmo, que es lo que nos hace
compatibles con el resto de seres humanos en sociedad, de manera pacífica, sin
tener que recurrir jamás al uso de la violencia para la solución de nuestros
conflictos. (p.33)
En el caso de Colombia a pesar de la acogida jurisprudencial de la
internacionalización del derecho aún queda demasiado camino judicial para concretar sí
dentro del sistema jurídico de fuentes, el control de convencionalidad es una parte
inescindible de los jueces en su funciones jurisdiccionales. No obstante, para la Corte
IDH es claro que la Convención IDH y la interpretación judicial es vinculante para los
Estados miembros, específicamente, para la rama judicial:
“La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio
de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el
ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional
como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En
otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos
concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el
Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última
de la Convención Americana”. (Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, 2006).
Teniendo en claro que la Corte IDH indica que la Convención IDH y la función
jurisdiccional es criterio vinculante para los jueces de los Estados miembros, cabe
preguntarse ¿las opiniones consultivas de la Comisión IDH integran la función
jurisdiccional del SIDH y por tanto son parte fundamental de control de
convencionalidad? Hay que sostener que la jurisprudencia de la Corte IDH viene
considerando un parámetro del control de convencionalidad amplio: “El Tribunal
recuerda que el objeto de su mandato es la aplicación de la Convención Americana y de
otros tratados que le otorguen competencia” (caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs.
Bolivia, 2010). De acuerdo a lo anterior, el parámetro del control de convencionalidad no
implica únicamente la Convención IDH sino cualquier otro tratado y convenio
internacional que verse sobre los DDHH y sea competencia del SIDH.
El parámetro de control de convencionalidad es mucho más amplió si observa la
expresión jurisprudencial contenida en el caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile
(2006): “En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino
también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana” (caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, 2006).
De acuerdo a lo anterior, cualquier interpretación realizada de los DDHH y el DIH, sea
haya dado en sede contencioso o consultiva, tiene el carácter de vinculante para los jueces
de los Estados miembros.
Carbonell, M (2013) observa este pronunciamiento jurisprudencial como un medio
general para integrar las opiniones consultivas dentro del control de convencionalidad:
“Con la mayor amplitud posible, debemos reconocer plena eficacia a todos los
pronunciamientos de la Corte IDH, con independencia del acto procesal del que emanen
o del tipo de competencia que haya sido ejercida por la Corte” (p. 86). Entonces, en
primera instancia, dentro de la jurisprudencia de la Corte IDH las opiniones consultivas
hacen parte del control de convencionalidad.
Es importante aclarar que la jurisprudencia de la Corte IDH ha hecho referencia
única a las opiniones consultivas que desarrolla la misma Corte IDH conforme al artículo
64 de la Convención IDH y no frente a las opiniones consultivas de la Comisión IDH.
Así las cosas, se infiere inicialmente que las opiniones consultivas de la Comisión IDH
no integran el control de convencionalidad, por tanto no son obligatorias para los Estados
Miembros.
Sin embargo, si se tiene en cuenta la apreciación Hitters, C (2008) apoyándose de
Cisneros Sánchez se podría aludir que las opiniones consultivas de la Comisión IDH
hacen parte del control de convencionalidad y son vinculantes para los jueces internos
toda vez que es una función jurisdiccional de la Comisión IDH:
“Existen algunas dudas en doctrina con respecto a la naturaleza jurídica de la
función consultiva, en el sentido de saber si estamos ante una tarea jurisdiccional o
no. Elucidar la problemática escaparía a nuestro propósito. No obstante ello y si nos
adscribimos a la teoría del órgano, la conclusión no admite réplica, pues parte de la
base que toda la actividad de un tribunal —como el Interamericano— es
jurisdiccional, por ser un cuerpo de esencia judicial”. (P. 149)
Para esclarecer el tema, basta remitirse a un pronunciamiento consultivo de la Corte
IDH:
“No debe, en efecto, olvidarse que las opiniones consultivas de la Corte, como las
de otros tribunales internacionales, por su propia naturaleza, no tienen el mismo
efecto vinculante que se reconoce para sus sentencias en materia contenciosa en el
artículo 68 de la Convención; y si esto es así, menos razones existen para sacar
argumentos de los eventuales efectos que pudieran tener frente a Estados que ni
siquiera habrían participado en el procedimiento consultivo. En esta perspectiva, es
obvio que tal posible contradicción de opiniones entre esta Corte y otros tribunales
o entes carece de trascendencia práctica, y resulta perfectamente concebible en el
plano teórico.” (Corte IDH, Opinión Consultiva No 1, 1882)
De acuerdo a lo anterior, se concluye que las opiniones consultivas no tienen el
mismo carácter vinculante que la Convención IDH y las interpretaciones
jurisprudenciales que en su efecto realiza la Corte IDH en el escenario contencioso. Así
las cosas, las opiniones consultivas no integran el control de convencionalidad toda vez
que su coerción es menor, además, de que ni siquiera se establecen efectos inter partes en
los Estados que solicitan las opiniones consultivas.
A pesar de no ser vinculantes las opiniones consultivas de la Corte IDH, y por ende,
las opiniones consultivas de la Comisión IDH sí se reconoce que poseen efectos jurídicos,
como lo denota la siguiente opinión consultiva:
Además, aún cuando la opinión consultiva de la Corte no tiene el carácter vinculante
de una sentencia en un caso contencioso, tiene, en cambio, efectos jurídicos
innegables. De esta manera, es evidente que el Estado u órgano que solicita a la
Corte una opinión consultiva no es el único titular de un interés legítimo en el
resultado del procedimiento. (Corte IDH, Opinión Consultiva 15, 1997)
De hecho, las opiniones consultivas tienen un valor jurídico frente a los Estados que
la solicitan a pesar de que no son obligatorias, la costumbre internacional demuestra que
los Estados tienden a respetar las opiniones consultivas que dictan la Corte IDH y la
Comisión IDH. Si bien es cierto que las opiniones consultivas se excluyen del control de
convencionalidad, tienen una representación jurídica importante frente al escenario
interno de los Estados Miembros en materia de DDHH.
Por tanto, queda por decir lo que advierte Llugdar, E (2016):
“El Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y los sistemas regionales
como el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, constituyen un
ordenamiento jurídico, que como tal va sufriendo transformaciones en su desarrollo
y constitución. Ello caracterizado, por la diversidad de situaciones y fenómenos que
provocan efectos jurídicos vinculados a los derechos humanos reconocidos por la
comunidad internacional en los distintos Estados Miembros que la componen” (p.7)
En ese sentido, el control de convencionalidad es un concepto inacabado por la
jurisprudencia de la Corte IDH, por lo que, si bien en la actualidad se puede concluir que
las opiniones consultivas de la Corte IDH y la Comisión IDH no hacen parte del control
de convencionalidad es posible que en un futuro a través de la jurisprudencia de la misma
Corte IDH se amplíe aún más el concepto de control de convencionalidad.
Para finalizar, es pertinente concluir someramente lo siguiente:
1. Las opiniones consultivas de la Comisión IDH tienen efectos jurídicos como lo
denota los pronunciamientos de la Corte IDH. Aunque, no es claro desde la
posición de la Corte IDH cuáles son esos efectos a los que refiere dentro de su
función jurisdiccional.
2. Las opiniones consultivas no tienen la misma fuerza vinculante que la Convención
IDH y las interpretaciones normativas que al respecto realice la Corte IDH sobre
los tratados y convenios internacionales que le compete mediante su
jurisprudencia.
3. Las opiniones consultivas de la Corte IDH y la Comisión IDH no integran el
control de convencionalidad.
4. Un sector de la doctrina insiste en que las opiniones consultivas de la Comisión
IDH y la Corte IDH sí son vinculantes e integran el control de convencionalidad
porque son interpretaciones que se realizan sobre la normativa internacional, y
que por ende, cualquier interpretación del órgano supranacional se constituye
como un criterio vinculante para los Estados Miembros.
5. El control de convencionalidad es un término inacabado y en construcción por la
Corte IDH, lo que permite predecir que en el futuro, las opiniones consultivas
ingresen al plano del control de convencionalidad y se convierta en un criterio
ineluctable para los Estados Miembros.
Cabe finalmente, tener presente la conclusión a la que llega Cubides Cárdenas, J;
Chacón Triana, N & Martínez Lazcano, A. (2015):
Las discusiones sobre el CCV seguirán desde sus dos modalidades genéricas
concentrado y difuso que pareciesen antagónicas, pero todo lo contrario son
complementarias porque tienen el mismo objeto, la misma función y las mismas
normas de confrontación. No obstante, lo que si debe llamar la atención que es en
primera medida la Corte IDH, en seguir consolidando una de sus instituciones
jurídicas con más impacto para los Estados miembros. Las preguntas claves para su
aplicación serian, debe existir un procedimiento estándar para la aplicación del
CCV, cuál sería la forma de solicitar el CCV a un juez, a una autoridad
administrativa hasta a los legisladores, debería tener una legitimación por activa o
por pasiva para llevarse a cabo, son varios interrogantes para acrecentar la discusión
sobre el tema. (p.84)
El desarrollo jurisprudencial de la Corte Constitucional frente a las opiniones
consultivas de la Comisión IDH
En la Corte Constitucional el tema del control de convencionalidad no es pacífico, es más,
en la actualidad se desconoce si efectivamente dentro de Colombia existe realmente un
control de convencionalidad adelantado por la rama judicial. Lo que sí es claro dentro de
la jurisprudencia nacional es que los tratados y convenios internacionales suscritos por
Colombia hacen parte del Bloque de Constitucionalidad, figura jurisprudencial que la da
la misma posición jerárquica a las normas internacionales y a las normas constitucionales.
Y es que la visión global del ordenamiento jurídico acoge una mayor fuerza con la
normativa constitucional, como lo resalta Gómez Montañez, J. (2014):
Los Estados contemporáneos han determinado blindar sus actuaciones para
garantizar el ejercicio del derecho a la justicia, bajo una doble direccionalidad: por
una parte, en la idea de soberanía y, por la otra, por las nuevas articulaciones de la
agenda global internacional en la que asumen como funciones básicas la defensa de
la legalidad y el control de las demandas de legitimidad, especialmente cuando se
encuentra frente a crisis humanitarias derivadas de gobiernos de facto o de
conflictos armados internos. Los Estados se auto-imponen obligaciones de
garantizar la prevalencia del derecho de las víctimas a la reparación integral, la cual
excede la visión meramente económica en tanto implica, como parte de este
derecho, los de verdad, el acceso a la justicia y las garantías de no repetición. (p.
99)
En la reciente Sentencia T-280ª de 2016 la Corte Constitucional define que es el
Bloque de Constitucionalidad:
“…normas y principios que, sin aparecer formalmente en el articulado del texto
constitucional, son utilizados como parámetros del control de constitucionalidad de
las leyes, por cuanto han sido normativamente integrados a la Constitución, por
diversas vías y por mandato de la propia Constitución. Son pues verdaderos
principios y reglas de valor constitucional, esto es, son normas situadas en el nivel
constitucional, a pesar de que puedan a veces contener mecanismos de reformas
diversas al de las normas del articulado constitucional strictu sensu”. (Sentencia T-
280ª, 2016).
De acuerdo a lo anterior, el Bloque de Constitucionalidad es una unidad jurídica
que se compone de diversas normas y principios que ocupan el rango constitucional. Estas
disposiciones contenidas en el Bloque de Constitucionalidad sirven como medio de
control para determinar la constitucionalidad de las leyes y resolver los casos concretos
ante la supremacía de las normas allí contenidas. En conclusión, las normas
internacionales sí sirven como medio de control para las leyes nacionales pero a través de
una figura creada por la jurisprudencia para integrarla al ordenamiento interno normativo
y no como una figura externa. Así las cosas, se podría alegar que efectivamente en
Colombia hay un tipo de control de convencionalidad ejercido a través del control de
constitucionalidad mediante la introducción de las normas internacionales como
parámetro de control de las leyes y los casos particulares.
Dicho esto, es pertinente decir que la Corte Constitucional divide el Bloque de
Constitucionalidad en dos categorías:
Es posible distinguir dos sentidos del concepto de bloque de constitucionalidad. El
primero: stricto sensu, conformado por aquellos principios y normas que han sido
normativamente integrados a la Constitución por diversas vías y por mandato
expreso de la Carta, por lo que entonces tienen rango constitucional, como los
tratados de derecho humanitario. De otro lado, la noción lato sensu del bloque de
constitucionalidad se refiere a aquellas disposiciones que "tienen un rango
normativo superior a las leyes ordinarias", aunque a veces no tengan rango
constitucional, como las leyes estatutarias y orgánicas, pero que sirven como
referente necesario para la creación legal y para el control constitucional. (Sentencia
C-582, 1991)
Hechas estas apreciaciones sobre el Bloque de Constitucionalidad queda claro que
esta figura se relaciona de manera directa con el control de convencionalidad, el cual
dentro de la rama judicial existe, pero debido, a la internación de las normas
supranacionales a través del Bloque de Constitucional, institución que se creó a través de
la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
En este cabe preguntarse si las opiniones consultivas de la Comisión IDH integra el
bloque de constitucionalidad, teniendo en cuenta, que es una unidad jurídica que integra
únicamente normas y principios. Entonces, ¿las opiniones consultivas de la Comisión
IDH integran la figura del Bloque de Convencionalidad en Colombia? Para responder
esta pregunta, ante todo, hay que aclarar que no todo pronunciamiento internacional de la
SIDH, al igual que no todo tratado y convenio internacional hace parte del bloque de
constitucionalidad:
“Los tratados internacionales, por el sólo hecho de serlo, no forman parte del bloque
de constitucionalidad y, por tanto, no ostentan una jerarquía normativa superior a
la de las leyes ordinarias”. En efecto, la Corte ha señalado que, salvo remisión
expresa de normas superiores, sólo constituyen parámetros de control
constitucional aquellos tratados y convenios internacionales que reconocen
derechos humanos (i) y, que prohiben su limitación en estados de excepción (ii). Es
por ello, que integran el bloque de constitucionalidad, entre otros, los tratados del
derecho internacional humanitario, tales como los Convenios de Ginebra, los
Protocolos I y II y ciertas normas del Pacto de San José de Costa Rica”. (Sentencia
T-477, 1995)
En consecuencia, la visión de la Corte Constitucional sobre las normas
internacionales es restringida, pues, en su jurisprudencia aclara que no todo tratado y
convenio internacional suscrito por Colombia ingresa de manera inmediata dentro del
Bloque de Constitucionalidad. Esta posición jurisprudencial limitada deja entrever que
realmente las normas y principios internacionales deben cumplir ciertas sub reglas
jurídicas para que hagan parte del Bloque de Constitucionalidad, siendo casi un hecho,
que las opiniones consultivas de la Comisión IDH no cumplen con las exigencias de la
Corte Constitucional. Sin embargo, la Corte Constitucional, por lo menos, en el sentido
estricto del Bloque de Constitucionalidad es imprecisa en establecer cuáles son aquellos
requisitos que deben cumplir una norma o principio internacional para ingresar al Bloque
de Constitucionalidad.
Caso contrario sucede con el Bloque de Constitucionalidad en sentido lato, donde
la Corte Constitucional fue taxativa en fija que normas y principios integraban dicha
categoría: “En principio, integran el bloque de constitucionalidad en sentido lato: (i) el
preámbulo, (ii) el articulado de la Constitución, (iii) algunos tratados y convenios
internacionales de derechos humanos (C.P. art. 93), (iv) las leyes orgánicas y, (v) las leyes
estatutarias” (Sentencia C-582, 1999).
En ese orden de ideas, la posición jurisprudencial de la Corte Constitucional
parece inclinarse por no admitir como parte del bloque de constitucionalidad las opiniones
consultivas de la Comisión IDH, primero, porque el Bloque de Constitucionalidad es una
unidad jurídica conformada únicamente por normas y principios. La función consultiva
de la Comisión IDH no conlleva la estipulación de normar internacional alguna o la
estipulación de principios supranacionales, por mucho, contendrá algunas sub reglas
jurídicas que dependerán de la validez institucional de la Corte IDH.
Lo anterior cobra mayor relevancia y peso argumentativo si se tiene en cuenta el
pronunciamiento si se observa la apreciación investigativa que sobre el tema realiza
Rincón Plazas, E (2012) conforme a la Sentencia C-442 del 2011: “Realza su convicción
respecto de que la jurisprudencia interamericana contiene la verdadera interpretación de
las normas internacionales, en especial de la Convención Americana, y recuerda el
carácter vinculante que ostentan estas sentencias” (P. 211). Con base en esta apreciación,
es lo suficiente claro, que la jurisprudencia reconoce como máxima interprete de la
Convención IDH a la Corte IDH, argumento que excluye las opiniones consultivas de la
Comisión IDH.
Precisamente, la referencia de Rincón Plazas, E (2013) sobre la disposición
jurisprudencial de admitir como máxima interpreta del SIDH abre la posibilidad de incluir
a las opiniones consultivas dentro del Control de Convencionalidad, que en el caso de
Colombia, se expresa en el Bloque de Constitucionalidad. Sin embargo, dicha conclusión
es imposible de sostener frente a las opiniones consultivas de la Comisión IDH, porque
como se vio, no resiste los parámetros que la misma Corte Constitucional ha fijado para
considerar un pronunciamiento internacional como elemento normativo integrador del
Bloque de Constitucionalidad.
Así las cosas, quedaría por sostener que el panorama jurisprudencial es
complicado para considerar en un futuro que las opiniones consultivas de la Comisión
IDH integren el Bloque de Constitucionalidad. Aspecto que se visualiza diferente desde
el plano del SIDH, donde algunos pasos se han dado para avanzar sobre este tema como
elemento propio del control de convencionalidad.
Para finalizar, es pertinente concluir someramente lo siguiente:
1. El control de convencionalidad en Colombia es confuso, pues, dentro de la
jurisprudencia de la Corte Constitucional no se reconoce de manera clara si
realmente se emplea esta figura en el control de las leyes y en los casos concretos.
2. Todo parece indicar que la figura del Bloque de Constitucionalidad es el medio
que le da proyección al control de convencionalidad en Colombia.
3. De acuerdo a la jurisprudencia de la Corte Constitucional, es imposible aludir que
dentro del Bloque de Constitucionalidad se integren las opiniones consultivas de
la Comisión IDH, ya que este órgano judicial tiene una visión jurídica restringida
sobre el tema.
4. Para la Corte Constitucional, la máxima intérprete del SIDH es la Corte IDH,
posición jurisprudencial que menoscaba las posibilidades de que las opiniones
consultivas de la Comisión IDH sean parte del Bloque de Constitucionalidad.
5. No obstante, considerar jurisprudencialmente que el máximo intérprete de la
Convención IDH sea la Corte IDH sí abre la puerta para que las opiniones
consultivas de la Corte IDH hagan parte del Bloque de Constitucionalidad, toda
vez que contiene sub reglas jurídicas fundamentales sobre los tratados y convenios
internacionales.
El parámetro de control de convencionalidad difuso incluye las opiniones
consultivas de la Comisión IDH de acuerdo a la jurisprudencia de la Corte IDH y
la Corte Constitucional
La Competencia consultiva de la Comisión IDH se encuentra regulada y reglada en la
Convención IDH, el Reglamento Interno de la Comisión IDH y el Estatuto de la Comisión
IDH como un medio para coadyuvar a los Estados Miembros en materia de DDHH. Si
bien es cierto las opiniones consultivas de la Comisión IDH no poseen, por lo menos en
la actualidad, una jerarquía jurisdiccional, sí contiene importantes conclusiones y
recomendaciones de trascendencia moral y jurídica.
Ahora bien, Hitters, J (2008) con fundamento en el trabajo de O’Donnell dice que:
No es fácil saber si tales pronunciamientos tienen o no efecto vinculante, sobre todo
partiendo de la base de que este cuerpo actúa en varias esferas, y en distintos tipos
de casos. Sin embargo, como muy bien remarca O’Donnell, en las denuncias
individuales regidas por la Convención, las decisiones reúnen las condiciones para
ser obligatorias, ya que se trata de un “proceso” con todas las garantías, por lo que
en estas situaciones la Comisión actúa como un organismo cuasi-jurisdiccional, a
tal punto que sus resoluciones poseen las mismas formalidades que un fallo. (p.136)
En ese sentido, la doctrina y la jurisprudencia tiende a considerar la función
consultiva de la Comisión IDH como una labor no jurisdiccional. Por lo que podría
decirse que la obligatoriedad de las normas y principios internacionales dependen de una
labor interpretativa jurisdiccional. Sin embargo, me aparto de aquel sector que considera
que la Comisión IDH no es un órgano jurisdiccional porque tiene un verdadero proceso
característico de la función jurisdiccional y además porque a través de sus opiniones
consultivas ejerce la individualización del derecho supranacional.
Así las cosas, como sostiene O’Donnell (1989): “el organismo que nos ocupa ha
comenzado hace ya tiempo a llevar a cabo una interpretación de las consecuencias legales
de las violaciones, incluyendo indemnizaciones en favor de las víctimas” (p. 489). Lo
anterior, permite expresar que determinados pronunciamientos, es decir los provenientes
de una denuncia, que deviene luego de un “proceso” con todas las garantías, pueden
considerarse intrínsecamente obligatorios, con valor moral y jurídico aunque por supuesto
no son “ejecutables”. De todos modos no debemos olvidarnos que una de las
características del derecho internacional de los derechos humanos, es que la mayoría de
sus decisiones no tienen esta última característica, pero producen efectos vinculantes
indirectos.
Por tanto, las opiniones consultivas de la Comisión IDH tienen una fuerza jurídica
ya que proviene indudablemente de un organismo cuasi-judicial que dentro de sus
funciones logra interpretar la normativa contenida en la Convención IDH y los demás
tratados y convenios internacionales que competen al SIDH. Esta interpretación de la
Comisión IDH puede desembocar en el establecimiento de sub reglas jurídicas
internacionales que podrán instituirse como principios de los DDHH y por tanto,
integrarse a la unidad jurídica del Boque de Constitucionalidad.
En ese orden de ideas, es importante concluir sobre la obligatoriedad de las
opiniones consultivas de la Comisión IDH que, aunque, no es posible asegurar de manera
rotunda su exclusión del control de convencionalidad; se reconoce, que la Corte
Constitucional a través de la jurisprudencia ha sido renuente en integrar al Bloque de
Constitucionalidad las recomendaciones y opiniones consultivas de la Comisión IDH.
Entonces, las opiniones consultivas de la Comisión IDH no son obligatorias para los
jueces de las repúblicas, incluidos los máximos órganos judiciales del país.
Para la Corte Constitucional las opiniones consultivas de la Comisión IDH son
meramente criterios alternos al método judicial, que permite dar una mejor interpretación
a la Convención IDH y a los demás tratados y convenios internacionales de DDHH que
integra el SIDH. Y es que precisamente, se llega a esta conclusión por la misma Corte
IDH quien alega diferencias sustanciales entre la interpretación contenciosa jurisdiccional
y las funciones consultivas; ya que mediante las opiniones consultivas se logra cierta
interpretación de los documentos internacionales (función orientadora), mientras, que la
función contenciosa depende de la aceptación previas de los Estados de la competencia
del SIDH ante la suscripción de la Convención IDH.
Dicho todo esto, se resalta que si bien las opiniones consultivas de la Comisión IDH
no son vinculante para los Estados, en la mayoría de los casos son aceptadas
voluntariamente por parte de los Estados Miembros. Así las cosas, se podría concluir que
si bien las opiniones consultivas de la Comisión IDH no son obligatorias, los Estados
Miembros de la Convención IDH cumplen su contenido en razón a la fuerza moral y
jurídica que implica su proyección internacional.
En otras palabras, las opiniones consultivas de la Comisión IDH no son vinculantes
para Colombia en vista a los pronunciamientos jurisprudenciales restringidos de la Corte
Constitucional y la Corte IDH. Sin embargo, la buena praxis internacional deja entrever
que las opiniones consultivas de la Comisión IDH tienen una fuerza jurídica y moral que
conlleva a los Estados Miembros a respetarlas.
Conclusiones
Las opiniones consultivas de la Comisión IDH tienen efectos jurídicos como lo denotan
los pronunciamientos de la Corte IDH. Aunque, no es claro desde la posición de la Corte
IDH cuáles son esos efectos a los que refiere dentro de su función jurisdiccional. Empero,
queda claro que las opiniones consultivas no tienen la misma fuerza vinculante que la
Convención IDH y las interpretaciones normativas que al respecto realice la Corte IDH
sobre los tratados y convenios internacionales que le compete mediante su jurisprudencia.
Por eso, las opiniones consultivas de la Corte IDH y la Comisión IDH no integran el
control de convencionalidad.
Por otro lado, el control de convencionalidad en Colombia es confuso, pues,
dentro de la jurisprudencia de la Corte Constitucional no se reconoce de manera clara si
realmente se emplea esta figura en el control de las leyes y en los casos concretos. Sin
embargo, todo indica que la figura del Bloque de Constitucionalidad es el medio que le
da proyección al control de convencionalidad en Colombia. De acuerdo a la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, es imposible aludir que dentro del Bloque de
Constitucionalidad se integren las opiniones consultivas de la Comisión IDH, ya que este
órgano judicial tiene una visión jurídica restringida sobre el tema.
El control de convencionalidad es un término inacabado y en construcción por la Corte
IDH, lo que permite predecir que en el futuro, las opiniones consultivas ingresen al plano
del control de convencionalidad y se convierta en un criterio ineluctable para los Estados
Miembros.
No obstante, en la actualidad, las opiniones consultivas de la Comisión IDH no
son vinculantes para Colombia, toda vez que la jurisprudencia de la Corte Constitucional
ha sido estricta en indicar que normas y principios integran el Bloque de
Constitucionalidad. Ahora bien, el peso jurídico y moral de las opiniones consultivas de
la Comisión IDH ha conllevado que en la práctica internacional, sean respetadas y
acatadas.
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