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Leyenda paraiseña
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El Divino Navegante
Las inundaciones del Reventazón también exaltaban el sentido
religioso y la imaginación del pueblo, y en Ujarrás se contaba que
durante una de las inundaciones tres mujeres quedaron atrapadas
dentro del templo en que buscaran asilo, y subieron al presbiterio
que estaba a nivel más alto que el resto de la iglesia. Al ver que el
agua subía tomaron el Niño Dios del nacimiento y con todo y su cuna
lo colocaron sobre una tabla que flotaba. Al instante comenzó a bajar
la inundación y en su retirada, las aguas se llevaron la tabla con el Niño en su cuna. Ese diciembre se puso el nacimiento sin el Niño,
pues el doctrinero dijo que por sus pecados, los habitantes de Ujarrás
dignos de que el Niño Dios residiese entre ellos. `
Compungidos hicieron penitencia, y su contrición aumento al entrar el
invierno, cuyas fuertes lluvias hicieron crecer el rió, que amenazaba
con nueva inundación. En efecto, axial sucedió; solo que esta vez las
aguas se detuvieron la entrada del pueblo, y al retirarse dejaron la
tabla con el Niño en su cunita, en señal de que los habitantes de
Ujarrás habían sido perdonados.
Para las gentes del lugar, el Nº de Ujarrás fue patrono de los pescadores y de los que trabajan en el rió sacando arena y piedra.
También los que durante viajes se veían obligados a cruzar vados
peligrosos o los que emprendían viajes por el mar, se encomendaban
al "Divino Navegante".
Fuente: Quiroz, Teodorico. "El Divino Navegante". En su libro Ujarrás,
pp. 29-30.