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© José Ramón Saiz Fernández Ediciones Tantín I.S.B.N.: 84-95054-83-3 Depósito legal: SA-220-1998 Imprime: América Grafiprint C/ Virgen de la Paloma, 3. Santander osé j^ctmón Scáz, ^emóvnáez. €rL ducado de CarjrcvWux Uncx reivindicación histórica ediciones

El ducado de Cantabria

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Folleto de José Ramón Saiz Fernández sobre el antiguo ducado de Cantabria creado en el S. VII y vinculado al origen de la monarquía española.

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© José Ramón Saiz Fernández Ediciones Tantín

I.S.B.N.: 84-95054-83-3 Depósito legal: SA-220-1998 Imprime: América Grafiprint

C/ Virgen de la Paloma, 3. Santander

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€rL ducado de CarjrcvWux Uncx reivindicación histórica.

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EL DUQUE PEDRO, PADRE DEL REY ALFONSO I

Basándose en éstas y otras fuentes históricas hispa­nas, titulan Duque de Cantabria a Pedro, padre del Católico Rey Don Alfonso I, entre otras, las Crónicas de los Obispos Rodrigo Ximénez de Rada "Toledano" (siglo XIII); Lucas Tudense ("Eo tempore Adefonsus Catholicus, Petri, Cantabriensis Ducis filius"); la "Crónica General" de don Alfonso X el Sabio (año 1289, fundamentada en la "Crhónica Mundi" de Lucas de Tui del año 1230), "Firmiter omnes obtinui munitipnes, sucit a victoriosísimo Rege Domino Adefonso, Petri Ducis filio" y el cronista Assas en su "Cró­nica General de España".

El Duque Pedro, según todas estas crónicas históri­cas, fue el caudillo principal de Cantabria que contiene por el sur los ataques musulmanes y bajo su suprema autoridad debieron reunirse los diferentes clanes de Cantabria, reafir­mados en señoríos. Muy posiblemente, según algunos his­toriadores, fue el Duque Pedro quién destino a Pelayo a defender la zona occidental del Ducado (territorio que se extendía hasta el río Sella), mientras él defendía la parte central (Alto Campóo y la meseta) y oriental, ayudado por sus hijos, Alfonso y Fruela.

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16 JOSÉ RAMÓN SAIZ FERNÁNDEZ BMBBWMiiiiMiiiiiiiiirniirii» miT» i i

La victoria de Pelayo en Covadonga le alza como se­ñor de Liébana y caudillo de sus guerreros cántabro-occi-dentales, logrando suprimir la subordinación al Duque Pe­dro y propiciar la independencia del caudillaje, o autoridad Ducal, para los territorios que comprenden la actual región lebaniega, Picos de Europa y tierras comprendidas entre Tina Menor y el río Sella. Esta independencia le lleva a formar una pequeña corte en Cangas;

Según el historiador Joaquín González Echegaray en su obra "Cantabria Antigua", "Pelayo (quién en calidad de soldado profesional encabezó la sublevación inicial de los campesinos nativos de una zona del territorio de la Cantabria Occidental contra cierto control ejercido por el gobernador árabe de Asturias "Munuza") es nombrado jefe de los astures, logra la liberación de toda la Asturias Transmontana del dominio cordobés y decide sellar un pacto con las otras zo­nas independientes del norte de España, que entonces con­trolaba el antiguo Duque de Cantabria, Pedro.

Bajo dicho pacto se concierta el matrimonio de Ermesinda, hija de Pelayo, con Alfonso, hijo del Duque Pedro, consolidando de esta forma la federación de ambos núcleos de lucha contra el Islam.

A la muerte de Pelayo en el 737, es nombrado jefe de los astures su hijo Fáfila quien dos años después resulta despedazado por un oso durante una cacería en los Picos de Europa.

Es entonces el momento en que Alfonso es proclama­do jefe único de todos los pueblos sublevados por su doble vinculación con el movimiento cántabro-occidental a tra­vés de su esposa, y con el resto del movimiento cántabro por su filiación respecto al Duque Pedro. Así se establece

EL DUCADO DE CANTABRIA 17 una verdadera unión permanente, el territorio se ensancha y Alfonso, pareciéndole desfasado y poco significativo el an­tiguo título de Duque, se decide a usar por vez primera el nombre de Rey, y precisamente Rey de los cántabro-astures.

Por su parte, el historiador Manuel Pereda de la Re­guera en su libro "Cantabria raíz de España" (1979) y en el capítulo dedicado al Ducado de Cantabria, refiriéndose a la opinión del historiador Sánchez Albornoz escribe:

Consideramos acertada esta opinión que conlleva importantes conclusiones: si Cantabria "dejó de constituir un peligro para la Corte de Toledo " tuvo que ser porque la designación de un Duque fue realizada, como fórmula política, para la pacificación y seguridad del territorio cántabro frente a la monarquía toledana, y es indudable que esta fórmula garantizaría la li­bertad del pueblo cántabro, pues si no, no ha­bría razón para ello y hubieran forzado el so­metimiento con acciones bélicas como se había intentado anteriormente en multitud de ocasio­nes ...

... La designación de un Duque no hubie­ra sido suficiente para apaciguar a los cántabros, pues una fuerza persuasiva hubiera tenido un jefe militar apoyado por sus ejérci­tos. Por ello, siempre hemos sustentado la opi­nión de que la persona elegida para ocupar di­cho cargo tenía que ser un señor natural de la tierra que tuviera suficiente ascendencia sobre el pueblo para garantizar a la corte toledana la

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paz y la seguridad del territorio, haciéndose res­ponsable de la misma ..." El historiador Pereda de la Reguera es también con­

cluyeme cuando en la misma obra (pág. 98) afirma que "la creación de este Ducado y este espíritu del pueblo Cántabro, tuvieron, a nuestro juicio, una muy directa conexión; pri­mero el apaciguamiento de sus gentes y la seguridad de la paz, así conseguida, a cambio de permitirles vivir conforme a sus costumbres y a su derecho y, segundo, la posibilidad de servirse del espíritu impetuoso y guerrero de sus hom­bres para servir de freno a las frecuentes revueltas de los vascones".

CONTRA EL DOMINIO EXTERNO

Sánchez Albornoz, por su parte, ratifica "el ancestral ímpetu de los cántabros", cualidad que de ningún momento habría facilitado que un no cántabro asumiera el título de Duque de Cantabria ya que una fórmula que no pasara por un jefe cántabro habría sido interpretado por nuestros ante­pasados como un acto de dominio externo.

El también historiador Tomás Maza Solano en su es­tudio "La Cantabria durante la Monarquía Visigoda" afirma que el histórico Ducado de Cantabria corresponde al anti­guo territorio de la Cantabria romana, con pequeñas dife­rencias en sus límites, indicando que del Ducado surgió, andando los años, La Montaña, que uniría sus fuerzas a Castilla para luchar contra el poder de los musulmanes. Es en este mismo estudio en el que Maza Solano cita las pro­vincias ducados en que se dividió España en la época visigótica: Lusitania, Gallaecia, Emérita, Hispalis, Carpetania, Cartaginensis, Asturica, Cantabria, Vasconia, Tarraconensis, Septimania y Gallica.

Por su parte, Escajedo Salmón en su "Crónica de la Provincia de Santander" manifiesta con rotundidad: "Todos

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los historiadores, generales y genealistas, convienen en un punto: que el tronco de la principal nobleza Astur-castella-no-leonesa fue un tal Pedro, a quien todos hacen Duque de Cantabria y que este señor fue padre de Alfonso I a quién hacen Rey de Asturias y de Fruela que le sucedió en Cantabria". Este escritor, basándose en las antiguas cróni­cas, compartía con gran número de historiadores el conven­cimiento de que Pedro y sus hijos fueron caudillos de estir­pe plenamente cántabra, sin mezcla de sangra gótica". En este sentido, el padre Mariana cita como patria de don Al­fonso a Cantabria. Y otro historiador, Garibay, escribió: "Después, cuando con Favila, hijo de Pelayo, faltó la línea masculina, tornó nueva línea de varón de la propia nación española de los cántabros en el Rey don Alfonso, el Católi­co, de quién todos escriben ser de Cantabria".

Alfonso, hijo y sucesor del Duque Pedro, lo fue inclu­so en el Ducado. Así lo atestiguan Elias Reusnerus en "Es­tirpe Legionensi Basilici Genealogici"; Alfonso Téllez en el "M.S. Lucero de Nobleza" y Pedro de Rojas entre mu­chos otros. La titularidad del Ducado por parte de su her­mano Fruela queda expresamente citada en "La Crónica General" (año 1289) del Rey Alfonso X el Sabio y en la obra de Salazar de Mendoza "Origen de las Dignidades" y "Crónica del Cardenal Mendoza". Desde estas referencias históricas, técnicamente puede considerarse que dicho títu­lo alcanza la significación de dignidad nobiliaria en el mo­mento en que pasa a ser una merced hereditaria con juris­dicción sobre los habitantes del señorío, hecho que se pro­duce cuando Alfonso se convierte en sucesor del Ducado de su padre para más tarde, una vez coronado Rey, asumirlo su hermano Fruela.

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Al día de hoy, pues, no se discute que de Cantabria surge el origen de la actual Monarquía española, que parte del Rey Vermudo I, conocido con el sobrenombre de "El Diácono" y que recibió el trono el año 788. Vermudo I pri­mer rey de la monarquía cántabro-astur fue nieto de don Pedro, Duque de Cantabria. Según los historiadores, los pri­meros reyes fueron electivos al estilo visigodo, que se esco­gen ente los miembros de dos familias, una de ellas la de Pedro, Duque de Cantabria.

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CANTABRIA, CUNA Y ORIGEN DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA

Esta conclusión -Cantabria es cuna del origen de la Monarquía Española- fue sustentada por el propio Rey don Alfonso XII, visitante asiduo de Comillas, que en una carta escrita en la propia localidad cántabra el 15 de agosto de 1882 y dirigida a Su Alteza Real la Infanta doña Paz y de la que un fragmento ha quedado inscrita en una piedra de los jardines del palacio de Sobrellano de Comillas, don Alfon­so XII afirma lo siguiente:

"...al contemplar la nobleza y el patrio­tismo de estos montañeses, todos y yo el prime­ro, pensamos en ti como encarnación de estos mismos sentimientos dentro del hogar; y al ver yo tu carta, como no peco de modesto, no pue­do menos de alegrarme pensando que tal vez me creáis digno de esta Cantabria, Cuna de la Monarquía Española".

Confesión de gran valor del propio Rey de España don Alfonso XII, tan identificado con la vieja tierra montañesa

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y cántabra como demuestran sus viajes, manifestaciones y el amor que siempre la profesó.

Otro historiador, Alfonso Moure Romanillo, en la obra "La Edad Media en Cantabria" (Institución Cultural de Cantabria, año 1973) relata que tras la batalla de Covadonga, "los musulmanes se ven obligados a huir por Hortza, el Cares y Espinama hasta el desfiladero de Cosgaya, en donde sufren un nuevo descalabro en manos de Pedro, el Duque de Cantabria", añadiendo que "las consecuencias de este acontecimiento desde un punto de vista militar son evi­dentes: puesto que los musulmanes no volverían hasta diez y nueve años después. Desde un punto de vista político, asis­timos al nacimiento en Cangas de Onís de un pequeño reino sin nombre, sin territorio y casi sin subditos que, desde un principio, se encuentra vinculado al antiguo Ducado de Cantabria". Es decir, se reitera que el origen de la Monar­quía española se encuentra muy conexionado a la existen­cia del Ducado de Cantabria, como hemos descrito con an­terioridad.

Una cita de gran interés sobre el Ducado de Cantabria la encontramos en el "Romance del Rey don Rodrigo" del que es autor Lorenzo de Sepúlveda, sevillano, escribano de profesión, que publicó a mitad del siglo XVI varios roman­ces dirigidos a versificar las antiguas gestas. El referido al Rey don Rodrigo tiene fecha de 1551 y figura en el folio 68 del título "Romances nuevamente sacados de historias anti­guas de la Crónica de España". El texto en el que se cita al Ducado de Cantabria es el siguiente:

"Los moros siguen victoria/ hízoles cara Pelayo/, ese Duque de Cantabria/; que con su

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sobrado esfuerzo/ de lo perdido ganaba/. Con las gentes que han huido/ a Asturias de Santillana/, diole Dios muy gran victoria/, que hasta León cobraba ". Más reciente es el comentario del académico de la

Lengua y catedrático de la Universidad de Oviedo, Emilio Alarcos, recientemente fallecido, quien en un artículo pu­blicado en ABC (18-6-1996) sobre la historia y cultura de Asturias y Oviedo, escribe: "... No se olvide que los creado­res del reino asturiano (Pelayo y luego la familia de su yer­no) procedían de Cantabria".

Hasta aquí algunas referencias históricas para recor­dar, seguidamente, que en alguna ocasión el título de Duca­do de Cantabria ha sido solicitado por personas físicas, procediéndose a la apertura de expediente publicado en el Boletín Oficial del Estado y transcurrido el periodo de prueba sin que el peticionario/a documentara su pretensión, el Mi­nisterio de Justicia de acuerdo con la legislación vigente procedió a tener por apartada y desistida la petición de re­habilitación del Título solicitada por persona física.

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REHABILITACIÓN DEL DUCADO DE CANTABRIA

Las instituciones de Cantabria surgidas del Esta­tuto de Autonomía no pueden ser ajenas a este tipo de solicitudes para la rehabilitación del Ducado de Cantabria, que es parte inseparable de nuestra historia, por lo cual se considera oportuno que se proceda, de acuerdo con lo pre­visto en la legislación vigente, a solicitar la titularidad de este Título Nobiliario para nuestras instituciones de autogobierno, depositarías del legado histórico de la Co­munidad Autónoma, entendiendo que el Título de Duque de Cantabria, por su vinculación tan directa al nacimiento de la Monarquía de España, debe ofrecerse al Rey de Espa­ña como Jefe de la Casa Real y descendiente en línea di­recta de la Monarquía astur-cántabra, tal y como se recoge con todo detalle en el anexo a esta iniciativa parlamenta­ria.

Desde estas consideraciones y asumiendo nuestro pasado histórico y la vinculación desde hace siglos del antiguo territorio de Cantabria a la Monarquía Española que encarna el Rey don Juan Carlos, presentamos la siguien­te

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RESOLUCIÓN 1. El Parlamento de Cantabria reivindica para el pueblo

cántabro, representado en sus instituciones de autogobierno, la titularidad del Ducado de Cantabria, creado en la España visigótica (s. VII), hecho que de­muestra la dimensión histórica de nuestra Comunidad Autónoma a través de los siglos y que justifica desde una profunda base historicista nuestro actual autogobierno.

2. El Parlamento de Cantabria insta al Consejo de Go­bierno a que realice cuantas gestiones sean precisas ante el Gobierno de la Nación para lograr la rehabili­tación del Título de Ducado de Cantabria para la Di­putación Regional, con el fin de que sea ofrecido al Rey de España para que disponga su concesión según su voluntad como Jefe de la Casa Real, teniendo en cuenta que el Ducado de Cantabria formó parte sus­tancial del origen de la Monarquía Española.

Santander, 2 de marzo de 1998

ANEXO DOCUMENTAL

La línea dinástica española, que parte de Pedro, Du­que de Cantabria, tiene la siguiente continuidad:

VERMUDO I de Cantabria. Nieto de don Pedro, Du­que de Cantabria y sobrino de Alfonso I el Católico y her­mano de Aurelio, ambos ocuparon el todavía electivo, entre las dos estirpes, trono astur-cántabro. Llamado El Diácono por haber tomado estado religioso hasta que fue llamado al trono en el año 788. Padre de

RAMIRO I, Rey de Asturias y Galicia, llamado por su rectitud Vara de la Justicia. Casó dos veces y de su pri­mer matrimonio con la noble castellana doña Paterna fue padre de

m

ORDOÑO I, Rey de Asturias y Galicia, coronado en Oviedo, llamado Padre de las gentes y Rey Católico de Es­paña. Casó con doña Muñía y fue padre de

ALFONSO III EL MAGNO, Rey de Asturias y Galicia. Casó con doña Ximena de Pamplona y fue padre de

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ORDOÑO II, Rey de Asturias y Galicia y primer Rey de León. Casó tres veces y con su primera esposa doña Elvira Nuña, fue padre de

RAMIRO II, Rey de León, de Asturias y de Gali­cia.- Tomó en septiembre del año 984 los títulos de Glo­riosísimo Príncipe y Serenísimo Rey de toda España. Padre de

ORDOÑO III, El Magno, Rey de León, de Asturias y de Galicia. Casó en primeras nupcias con doña Urra­ca Fernández, hija del Conde de Castilla, Fernán Gonzá­lez, que no le dio descendencia y en segundas con doña Elvira, hija del conde don Gonzalo de las Asturias. Padre de

VERMUDO II, El Gotoso, Rey de León, de Asturias y de Galicia. Casado en segundas nupcias con doña Elvira García, hija de Don García Fernández, segundo Conde So­berano de Castilla. Padre de

ALFONSO V El Noble, el Bueno, el Magnánimo y el de los Buenos Fueros. Comenzó a reinar en el año 999. Pa­dre de

SANCHA I, Reina de León, de Asturias y de Galicia, en cuyas coronas sucedió, en el año 1037, a su hermanastro Vermudo III, último Rey cántabro. Casada con don Fernan­do I el Magno, primer Rey de Castilla e Infante de Pamplona, fueron padres de

EL DUCADO DE CANTABRIA 31 ALFONSO VI el Emperador, quien al fallecer sin su­

cesión dejó el trono a don Sancho II. Fue obligado por Rodrigo Díaz de Vivar y otros nobles a jurar en Santa Gadea, de Burgos, que no tuvo culpa alguna en la muerte de su her­mano.

URRACA I, Reina de Castilla, de León, de Toledo y de Galicia, llamada Emperatriz de las Españas. Subió al trono en el año 1109. Madre de

ALFONSO VII el Emperador, Rey de Castilla y León. Casó con doña Berenguela, hija de Ramón Berenguer III, Conde de Barcelona. A su muerte dividió sus estados entre sus dos hijos, Sancho que le sucedió en Castilla y

FERNANDO II, Rey de León, quien sucedió a su pa­dre en 1157. De su matrimonio con doña Urraca de Portugal fue padre de

ALFONSO IX, Rey de León, que subió al trono en 1188. Casado con su sobrina segunda la Infanta y lue­go Reina doña Berenguela de Castilla, bisnieta de don Al­fonso VII, nieta de don Sancho III de Castilla e hija de don Alfonso VIII de Castilla (el de las Navas de Tolosa) y de la Princesa Leonor de Inglaterra. Con es te matrimo­nio se unirían de nuevo las dos Coronas en su hijo y sucesor

FERNANDO III el Santo, Rey de Castilla y León. En 1219 se casó con la Princesa Beatriz de Suabia, hija de Felipe de Suabia, más tarde Emperador de Alemania. Cano­nizado por el Papa Clemente X, fue padre de

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ALFONSO X el Sabio, Rey de Castilla y León. En 1248 se casó con doña Violante de Aragón, hija de Jaime I el Conquistador y de Violante de Hungría. Muerto su pri­mogénito, el Infante don Fernando de la Cerda heredó su segundogénito el Infante don Sancho, con perjuicio de los

- herederos del primogénito. SANCHO IV el Bravo, Rey de Castilla y de León.

Casado con doña María Molina fue padre de FERNANDO IV el Emplazado, Rey de Castilla y de

León. Sucedió a su padre con sólo nueve años bajo la re­gencia de su madre. Casado con la Infanta doña Constanza de Portugal, fue padre de

ALFONSO XI el Justiciero, Rey de Castilla y de León. Sucedió a su padre con sólo un año de edad por lo que nuevamente se encargó de la regencia su abuela la Rei­na doña María Molina. Casado dos veces, tuvo en su primer matrimonio a don Pedro I el Cruel. Fuera de matrimonio tuvo nueve hijos con Doña Leonor de Guzmán, siendo el mayor de estos hijos naturales

ENRIQUE II el de las Mercedes, Rey de Castilla y de León, a quién su padre le concedió el título de Conde de Trastámara. Casado con doña Juana de Castilla, hija del In­fante don Juan Manuel y bisnieta de Fernando III el Santo, fue padre de

JUAN I, Rey de Castilla y de León, que sucedió a su padre en 1379. Se casó dos veces, la primera con la Infanta

EL DUCADO DE CANTABRIA 33 doña Leonor de Aragón, hija de Pedro IV el Ceremonioso, con quien tuvo a Fernando I el de Antequera, posteriormen­te Rey de Aragón y a

ENRIQUE III el Doliente, Rey de Castilla y León. Subió al trono en 1390. Fue el primero en ostentar en título de Príncipe de Asturias, creado en 1388. Casado con la Prin-

t cesa Catalina de Lancaster, fue padre de

JUAN II, Rey de Castilla y de León. Se casó con su prima hermana la Infanta doña María de Aragón de la que tuvo al que había de sucederle con el nombre de Enrique IV. Tras la muerte de su primera esposa, se volvió a casar con la Infanta doña Isabel de Portugal, de cuyo matrimonio na­ció

ISABEL I, la Católica, Reina de Castilla y de León. Casada con su primo segundo don Fernando de Aragón, sien­do proclamados Reyes de Castilla y León en Segovia el 13 de diciembre de 1474. En 1479 don Fernando sucedió a su padre como Rey de Aragón. De entre los varios hijos del matrimonio, fue heredera de la Corona

JUANA I la Loca, que se casó en Flandes en 1496 con el Archiduque Felipe de Austria, que tomaría el nombre de Felipe I de España, de sobrenombre el Hermoso. Hijo del Emperador Maximiliano de Alemania y de la Duquesa María de Borgoña. Fue heredero su hijo

CARLOS I, Rey de las Españas, desde abril de 1517. En octubre de 1520 fue coronado en Aquisgrán Emperador

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de Alemania y en 1530 Rey de Lombardía. Se casó con su prima hermana la Infanta doña Isabel de Portugal, abdican­do en favor de su hijo

FELIPE II. Rey de las Españas. De su cuarta esposa, la Archiduquesa Ana de Austria, tuvo a su heredero

FELIPE III, Rey de las Españas. Casado con su pri­ma la Archiduquesa Margarita de Austria, fue padre de

FELIPE IV. Casado con la Princesa Isabel de Borbón, a la que hará madre, entre otros, de la Infanta doña María Teresa gracias a la que continuará la sucesión en la Casa Real. Fallecida su primera esposa, contrajo nupcias con su sobrina carnal la Archiduquesa Mariana de Austria, quien será madre de Don Carlos II, que falleció en 1700 sin dejar descendencia, por lo que sus derechos sucesorios pasaron a los descendientes de su hermanastra

MARÍA TERESA DE AUSTRIA, Infanta de Espa­ña, hija del Rey Felipe IV y de su primera esposa doña Isa­bel de Borbón. Casada con su primo hermano de doble vín­culo el Rey Luis XIV de Francia, fue madre de

LUIS DE BORBÓN, Gran Delfín de Francia. Casa­do con la Princesa Mariana de Baviera, reconociéndose los derechos sucesorios españoles en su segundogénico

FELIPE V, Rey de las Españas y Duque de Anjou. Casado en primeras nupcias con la Princesa María Luisa Gabriela de Saboya, que fue madre de los Reyes de Espa-

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ña Luis I y Fernando VI, quienes fallecieron sin dejar des­cendencia. A la muerte de su esposa, contrajo nuevo ma­trimonio con la Princesa Isabel de Farnesio con quien tuvo a

CARLOS III, Rey de las Españas. Casado con la Prin­cesa María Amalia de Sajonia, fue padre de

CARLOS IV, Rey de las Españas. En 1808 abdicó en su hijo

FERNANDO VII, que contrajo cuatro matrimonios. Con su sobrina carnal la Princesa María Cristina de Borbón, hija de los Reyes de las Dos Sicilias, fue padre de

ISABEL II, que contrajo matrimonio con su primo hermano don Francisco de Asís de Borbón. Abdicó la Coro­na en su hijo

ALFONSO XII, Rey Constitucional de España. Ca­sado en segundas nupcias con la Archiduquesa María Cris­tina de Austria, fue padre de

ALFONSO XIII, que se casó en 1906 con la Prince­sa Victoria Eugenia de Battenberg. Abdicó enm\94\n su hijo

JUAN III, Rey de derecho desde el 15 de enero de 1941, asumió el título de Conde de Barcelona. Sin llegar a reinar, abdicó de sus derechos sucesorios el 14 de mayo de 1977 en su hijo

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JUAN CARLOS I, actual Rey de España. Casado con doña Sofía de Grecia, reina desde el 22 de noviembre de 1975. Su hijo don Felipe de Borbón y Grecia ostenta el títu­lo de Príncipe de Asturias.

De esta línea dinástica española se observa el cambio de nombre de las distintas dinastías que se han sucedido dentro de una misma Familia Real, la surgida de Pedro, Duque de Cantabria. El cambio estriba en el hecho de que en los reinos españoles heredaban o trasmitían el derecho las mujeres, contrariamente a otros países de Europa. Al ocupar un trono la mujer, la dinastía tomaba el nombre del marido y de este modo se han sucedido diversas dinastías: tras la de Cantabria, Navarras, Borgoñas, Austrias y Borbones,1 pero siempre de la misma Familia Real. Así, don Juan Carlos I desciende de Vermudo I de Cantabria por lí­nea ininterrumpida de padres a hijos o hijas, como demues­tra el esquema genealógico que adjuntamos.

Santander, Abril de 1998.

José Ramón Saiz Fernández

Artículo-reportaje del experto Juan Balansó en el diario "ABC" de 30 de diciembre de 1990.

ÍNDICE

Pág. Presentación 7 Recuperar nuestra historia 9 A la mesa de la Asamblea Regional de Cantabria 11 El Duque Pedro, padre del Rey Alfonso 1 15 Contra el dominio externo 19 Cantabria, cuna y origen de la monarquía española 23 Rehabilitación del Ducado de Cantabria 27 Anexo documental 29