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El Ensayo Como Forma

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Literatura

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    EL ENSAYO COMO FOR1'vlA

    Ver lo preciso, ver lo iluminado, 1'10 la lIZ.Coaras, Pandera

    Que el ensayo en Alemania est desprestigiado como produc-to ambiguo; que le falta convincente tradicin formal; que slointermitentemente se ha dado satisfaccin a sus enfticas exigen-cias; todo eso se ha comprobado.y censurado suficiente nmero deveces. "La forma del ensayo no ha dejado todava a sus espaldasel camino de independizacin recorrido hace ya tiempo por suhermana la poesa: el camino que aleja de una primitiva e indi-ferenciada unidad con la ciencia, la moral v el arte". 1 Pero ni lainquietud suscitada por esa situacin ni la 'provocada por el esta-do de nimo que reacciona a ella por el procedimiento de acotarel arte como reserva de irracionalidad, identificar el conocimientocon la ciencia organizada y eliminar por impuro lo que no sesomete a esa anttesis, han conseguido modificar en nada el pre-juicio nacional. La elogiosa calificacin de crivain sirve an hoypara tener excluido del mundo acadmico al destinatario del elo-gio. A pesar de la grvida comprensin que Simmel y el jovenLnkca Kassner y Benjamn han 'confiado a la especulacin acerof

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    .NOTASDll x.in1M.TUaA..~~~-:.;:__:;:.

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    _mo no -acepta como filosofa ms que ]0 que se reviste de lac. dignidad de 10- universal, pennanente y, hoy tambin, si es pos-~Ie,ori8!nario, sin en~ar en tratos con la formacin e.sJliritual par-ticular SI.no en J'medida en que hay que ejemplilicar en ella lascategoras generales, 0, al menos, en la medida en que lo particu-lar se hace, transparente POI stas. La tenacidad con que sobrevive

    __ o e:re ~l;I:f;lItl~ ..serfatan- engm~~ corno S\.!..componente afectivaSI no fUra que la alimentan motivos ms importantes que lamolesta conciencia de lo que falta de cultivo a una cultura que.apenas conoce histricamente al homme de lettres. En Alemaniael ensayo provoca a la defensa porque recuerda y. exhorta a l~libertad del espritu, la cual, desde el fracaso de una tibia ilustra-cin ya fracasada en los das de Leibniz, no se ha desarrolladosuficientemente ni aun ha)', bajo las condiciones de la libertadformal, sino que siempre ha estado dispuesta a proclamar comosu ms propia aspiracin el sometimiento a cualesquiera instan-cias. Pero el ensayo no admite que se le prescriba su competencia,En vez de producir cienticamenre algo o de Crear algo artstica-mente, el esfuerzo del ensavo refleja an el ocio de lo infantilque se inflama sin escrpulos con lo que ya otros han hecho. Eensayo refleja 10 amado y lo odiado en vez de presentar el cspr-tu, segn el modelo de una ilimitada moral del trabajo, comocreacin a partir de la nada, Fortuna y juego le son esenciales.No empieza por Adn y Eva, silla por aquello de que quiere ha-blar; dice lo gue a su propsito se le ocurre, termina cuando lmismo se siente llegado al final, y no donde no queda ya restoalguno: as se sita entre las "di-versiones". Sus conceptos no seconstruyen a partir de algo primero ni se redondean en algoltimo. Sus interpretaciones no estn filo]gicamentc fundadasy medidas, sino que son l)or principio hiperintcrprctadones- para el veredicto automatizado de ese despierto entendimientoque se contrata como alguacil de la tontera Contra el espritu-,-,Por eso se estigmatiza como cosa ociosa el esfuerzo del sujeto enel ensayo por penetrar lo que se esconde como objetividad detrsde la fachada: se le estigmatiza por puro miedo a la ncgatividad.Se arguye que todo es mudo ms sencillo. Se adjudica la ciegamancha amarilla a aquel qtle interpreta en vez de aceptar sin msy limitarse a ordenar; la cieg

  • 1+ NOTAS DE LITERATURA

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    fuera de la cosa misma? Segn lISOpositivista, el contenido, unavez fijado segn la protoimagen de la proposicin de protocolo,debera ser segn esto indiferente a su exposicin, y sta tendraque ser convencional, no exigida por la cosa; y toda mocin expre-SIV~ en la exposicin es, para el instinto del purismo cientfico,pelIgrosa para una objetividad que saltara l la vi-sta slo despusde la r.~tirada del sujeto, peligrosa por tanto tambin para la con-sumacion de la COSil, la cual, se supone, se afirmar tanto mejorcu.~nto menos apele al apoyo de la forma, a pesar de que la normaIT':lstna de sta consiste precisamente en dar la cosa pura y sina.nadl~lo. ~n :a alergia a las formas como puros accidentes, el esp-ntu C1enn~clsta se acerca al tercamente dogmtico. La palabradisparada .l:rcsponsablemente pretende ser prueba de espritu derespon~blltdad para con la cosa, y la reflexin sobre lo espiritualse c,o.?verte en privilegio del ql1e carece de espritu.

    Iodos estos abortos del rencor no son slo la "no verdad",Pues si el ensayo no se digna empezar por derivar las formacionesculturales de un algo subyacente, por otra parte se enreda dema-slado. celosamente en la organizacin cultural de la prominencia,el xito y el prestigio de los productos del mercado. Las biografasde novelas y toda la dems literatura de prernisas o presupuestoscmparcntada con ellas y (lue las acompaa, no son mera decene-racin, sino tentaci~ constante de una forma cuya sospechaocon-:ra la falsa profun~ldad no qlK':da en absoluto satisfecha por lamversion en consciente superficialidad. Ya en Sainte-Beuve, delque probablemente desciende el gnero del ensayo moderno, sedibuja esta tendencia, que, junto con productos como los perfilesde Herbert .Eulenberg, prototipo alemn de una inundaci6n deindigna literatura cultural, junto Con los filmes sobre Rembrandt,Toulouse-Lautrec y la Sagrada Escritura, ha seguido promovien-do la neutralizacin de formaciones culturales. su conversn enmercancas, una neutralizaci6n que ya se manifiesta irresistible-mente en la reciente historia de la cultura antes de que en el.Este cob~e el vergon~~ nombre de herencia. Este proceso es talvez ~~mamente VISIble en Stefan Zweig, que en su juventudconSl~6 algunos ensayos diferenciados para acabar por caer,en su libro sobre Balzac, en la psicologa del hombre creador.Esta literatura no critica los conceptos abstractos fundamentales,los da~~ ~n-:c.c,onceptol.losraf.d~ cliss, _sino.gu~ los presqp~ne .- ..

    EL ENSAYO COMO FOlllliA 15

    todos implcitamente, y por eso mismo con completo acuerdo.El resultado externo de la psicologa comprensiva se fusiona conlas ms corrientes categoras procedentes de la concepcin delmundo del cursi analfabeto de la cultura, como las categoras depersonalidad e irracionalidad. Estos ensayos se confunden porculpa propia con el folletn literario, con el cual los enemigos dela forma confunden a la forma misma. Libre de la disciplinade la servidumbre acadmica, la libertad espiritual misma se haceservil y acepta gustosamente la necesidad socialmente preformadade la clientela. La irresponsabilidad, momento, en s misma, detoda verdad que no se agite en la responsabilidad por lo existente,se hace en cambio responsable de las necesidades de la concienciaestablecida; los malos ensayos no son menos conformistas que lasmalas tesis doctorales. Slo que la responsabilidad no respeta sloa autoridades y gremios, sino tambin la cosa.

    Pero la forma es inocente del hecho de que el mal ensayonarre de personas en vez de abrir-la cosa. La separacin de cienciay arte es irreversible. Slo la ingenuidad de los fabricantes de lite-ratura la pasa por alto, porque el fabricante de literatura se tomapor un genio de la organizacin y sabe hacer con buenas obras dearte chatarra para otras malas. La ciencia y el arte se han separadocon la cosificacn del mundo en el curso de la creciente desmito-Iogizacin, es imposible restablecer con un golpe de varita mgi-ca una conciencia para la cual sea una sola cosa intuicin y con-cepto, imagen y signo - si es que esa conciencia ha existido algu-na vez-, y la restitucin de esa conciencia caera otra vez en elcaos. Slo como consumacin del proceso de mediacin seraimaginable esa conciencia, como utopa, tal como la pensaronlos filsofos idealistas desde Kant con el nombre de intuicinntelectual, la cual fracas siempre que el conocimiento actualapel6 a ella. Cuando, mediante emprstito de la poesa, la filoso-fa cree poder eliminar el pensamiento objetvador y su historia,la anttesis (segn terminologa usual) de sujeto y objeto, Y hastaespera que en una poesa montada con piezas de Parmndes y deJungnickel, hable el Ser mismo, esa filosofa no hace ms queacercarse a la ms lixiviada chchara cultural. Con astucia cam-pesina recompuesta como originariedad, esa filosofa se niega acumplir con las obligaciones del pensamiento conceptual, obliga-ciones que, sip embargo, ha suscrito ell cuanto se pm;o a utilizar. -. _.: ... ,.- . '-'_. '.. -' -

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    conceptos en la proposicin y el juicio, mientras que su elementoesttico no pasa de ser una aguada reminiscencia de segundamano de Holderlin, o del expresionismo, o a veces incluso delmodem styl, porque ningn pensamiento puede confiarse tanilimitada y ciegamente al lenguaje como finge la idea del deciroriginario. fa violencia que en esto se infieren recprocamentela imagen y el concepto surge de la jerga de la propiedad, 1" enla que tiemblan palabras de ttemolosa conmocin que al mismotiempo se callan aquello que las conmueve. La ambiciosa trascen-dencia del lenguaje al sentido desemboca en una oquedad signi-ficativa que es para el positivismo muy fcil detener y bloquear,pues aunque aquel lenguaje se creyera superior al positivismo,no ha servido ms que para jugar la partida de ste, ofrecerlematerial de crtica y aceptar sus cartas. Ea jo la constricci6n deesos desarrollos, el lenguaje, cuando an se atreve a moverse enlas ciencias, se aproxima a la industria artstica, y el investigadorcientfico es el que, negativamente, ms mantiene la fidelidad es-ttica al sublevarse o resistirse contra el lenguaje en general y,en vez de rebajar la palabra a mera parfrasis de sus' cifras, pre-fiere la tabla numrica, que tiene al menos el valor de reconocersin rodeos la cosficacin de la conciencia y ya 5610 con elloencuentra por s misma algo as.como una forma sin necesidadde apologtico prstamo del arte. Cierto clue el arte ha estadodesde siempre tan entrelazado con la dominante tendencia de laIlustracin

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    18 NOTAS DE LITERATURA

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    da relieve a sus observaciones, confirmndolas o reurndolas enel recuerdo. Pero su unidad, individualmente cerrada y en la quea pesar de ello aparece el todo, no resultara divisible, por ejem-plo, entre las separadas personas y el aparato mltiple y divididode la psicologa}' la sociologa. Boja la presin del espritu cien-tihcista y de sus desiderata, omnipresentes y latentes tambin enel artista, Proust, con una tcnica imitada de las ciencias, en unaespecie de serie experimental, ha intentado salvar o restablecerlo que en los das del individualismo burgus, cuando la con-ciencia individual an conliaba en s misma y no se estrechabaanticipadamente bajo la censura de la organizacin, vala ancomo conocimientos de un hombre experimentado del tipo deaquel desaparecido homme de Lettres, tipo que Proust resucitaan como caso supremo de dilettantismo. A nadie se le habraentonces ocurrido considerar irrelevantes y rechazar como acci-dentales e irraconales las comunicaciones de una experiencia,slo porque son las suyas y porque no son sin ms susceptiblesde generalizncin. Mas aquella parte de sus hallazgos que sedesliza por las mallas cientficas queda ciertamente perdida parala ciencia. Como ciencia del espritu deja de cumplir sta lo quepromete al espritu: abrir desde dentro las formaciones del es-pritu. El joven escritor que quiere aprender en la Universidadqu es una obra de arte, qu es fonna lingstica, qu es cuali-dad esttica, incluso qu es tcnica esttica, no oir en el mejorde los casos ms que noticias sueltas y genricas, informacionesque se toman ya listas de la filosofa que est en circulacin encada caso y que se pegan ms o menos arbitrariamente al conte-nido de las formaciones de que se trate. Si en cambio se dirige ala esttica filosfica,se le ofrecern proposiciones de un nivel deabstraccin que ni estn en mediacin con las formaciones quel desea entender ni son en verdad unas con el contenido quebusca. Pero la culpa de esto no recae slo sobre la divisin deltrabajo del ksmos noetiks en arte y ciencia ni son elminablesestas lneas de demarcacin mediante buena voluntad y una pla-nificacin que las rebase, sino que el espritu modelado inape-lablemente segn el modelo del dominio de la naturaleza y de laproduccin material se entrega al recuerdo de aquella fase supe-rada, pero prometedora de otro futuro, a la trascendencia res-pecto de Is.endurecdas relaciones de produ!:.ci6,n; y esto para-"'

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    EL ENSAYO COMO FOHMA 19

    liza su procedimiento especializado precisamente frente a susespeciales objetos.

    Por lo que hace al procedimiento cientfico y a su Iundamen-racin filosfica como mtodo, el ensayo, segn su idea, explicitala plena consecuencia de la crtica al sistema. Incluso las doctri-nas ernpiristas, que conceden a la experiencia inconcluible e .in-anticipable preeminencia sobre el fijo orden conceptual, siguensiendo sistemticas en la medida en que discuten y aclaran con-diciones del conocimiento concebidas como ms o menos cons-tantes v desarrollan el conocimiento mismo en una conexin loms c~ltinua posible. Igual que el racionalismo, el empirismofue, desde Bacon -ensayista l rnismo-e-, "mtodo". La dudasobre el derecho absoluto del mtodo no se ha realizado casi, enel modo de proceder del pensamiento, sino en el ensayo. El en-sayo tiene en cuenta la conciencia de "no identidad", aun sinexpresada siquiera, es radical en el "no radicalismo", en la abs-tencin de reducido todo a un principio, en la acentuacin de 10parcial frente a lo total, en su carcter fragmentario. "Tal vezha sentido algo as el gran siem de Montaigne cuando dio a susescritos la denominacin extraordinariamente hermosa y acertadade essays. Pues la sencilla modestia de esta palabra es una or-gullosa cortesa. El ensayista despide las propias orgllllosas e&-peranzas que alguna vez se creen haber llegado cerca de lo l-timo: se trata slo de comentarios a las poesas de otros, eso eslo nico que l puede ofrecer y, en el mejor de los casos, comen-tarios a los propios conceptos. Pero irnicamente se adapta aesa pequeez, a la eterna pequeez del ms profundo trabajomental frente a la vida, y con irnica modestia la subraya an". 1El ensayo no obedece a la regla del juego de la ciencia y de lateora organizadas segn la cual, como dice la proposicin deSpinoza; el orden de las cosas es el mismo orden de las ideas.

    Como el orden sin lagunas de los conceptos no ~ uno conel ente, el ensayo no apunta a una construccin cerrada. deduc-tiva o inductiva. Se yergue sobre todo contra la doctrina, arrai-gada desde Plat6n, segn la cual lo cambiante, lo efmero, esindigno de la filosofa; se yergue contra esa vieja injusticia he-cha a lo perecedero, injusticia por la cual an vuelve a conde-

  • nrsele en e! concepto. El ensayo retrocede espantado ante laviolencia del dogma de que el resultado de la abstraccin, el

    . concepto atemporal e invariable, reclama dignidad onrolgca envez de! individuo subyacente y aferrado por l. El engaode que el ordo idearnm es el ardo rerum arraiga en la posicin dealgo mediado como si fuera inmediato. Del mismo modo que unalgo meramen te fctico 110 puede ser pensado sin concepto, por-que pensarlo significa siempre conceptuarlo, as tampoco es pen-sable el ms puro concepto sin referencia alguna a la facticidad.Incluso las formaciones de la fantasa, supuestamente liberadasdel espacio y del tiempo, remiten a existencia individual, porderivadamente (Juc sea. Por ello no se deja in timidar el ensayopor los ataques de la ms depravada medirabunda profundidadque afirma que la verdad), la historia se contraponen irrccon-ciliablemenre, Si la verdad tiene en realidad un ncleo tem-poral, el pleno contenido histrico se convierte en momento inte-grante de ella; el a posleori se convierte concretamente ena priori, como exigieron Fiebre y sus sucesores slo en trminosgenerales. La referencia a experiencia -a la que el ensayo prestatanta sustancia como la tradicional teora de las meras ..catego-ras -es la referencia a la historia entera; la mera experienciaindividual, con la que la 'ton ciencia arranca y empieza comocon lo que ms prximo le es, est ya mediada por la experienciacornprehensiva de la humanidad histrica; y la idea de que envez de eso la experiencia de la humanidad histrica sea mediadamientras que lo propio individual en cada caso sera ]0 inme-diato, no es ms que autocngao de la sociedad y de la deolocaindividualistas, Por ello el ensayo rectifica el desprecio por "'lohistricamente producido como objeto de la teora. Es insoste-nible la distincin entre una primera filosofa y una mera filosofade la cultura, la cual presupondra a la primera y construira so-bre su Fundamento: y esa distincin sirve precisamente para ra-cionalizar teorticamenre el tab que pesa sobre el ensayo. Pier-de as su autoridad un modo de proceder del espritu que veneracomo canon la separacin entre lo temporal)' lo aternporal. Unnivel de abstraccin ms alto no otorga al pensamiento dignidadmayor ni contenido metafsico; ms bien se volariliza ste con elproceso de la abstraccin, y el ensayo se propone precisamentecorregir algo de cs.'! prdida. La corriente objecin contra el

    ensayo, a saber, que es fragmentario y accidental, postula sinms el carcter dado de la totalidad, y con ello la identidadde sujeto y objeto, por lo que se comporta como si realmente seestuviera en poder del todo. Pero el ensayo no se propone buscar10 eterno en lo perecedero y dcstilarlo de ello, sino ms bien eter-nizar lo perecedero. Su debilidad da testimonio de la "no identi-dad" misma que l tiene que expresar, testimonio del exceso dela intencin sobre la cosa, y, con ello, de aquella utopa excluidapor la articulacin divisora del mundo en eterno y perecedero.En el enftico ensayo el pensamiento se libera de la idea tradi-cional de verdad.

    Con ello suspende al mismo tiempo el concepto tradicionalde mtodo. El pensamiento tiene su profundidad en la profun-didad con que penetra en la cosa, y no en lo profundamenteque le reduzca a otra cosa. Esto es lo que aplica polmica-mente el ensayo al tratar lo cluC segn las reglas es deri-vado sin recorrer l mismo su definitiva derivacin. El ensayopiensa junto en libertad lo que libre)' junto se encuentra en elobjeto elegido. No se encapricha con un ms all de las media-ciones -las mediaciones histricas en las que est sedimentadala sociedad entera -, sino que busca 10$ contenidos de verdadcomo histricos en s mismos. No pregunta el ensayo por ningnprotodato originario, para dao de la sociedad persocializada, lacual, precisamente porque no tolera nada que ella misma nohaya acuado, no puede tolerar en modo alguno ]0 que recuerdesu propia omnipresencia, razn por la cual tiene CJue traer a cola-cin, como ideolgico complemento, esa naturaleza de la que suprctica no deja nada. El ensayo denuncia sin palabras la ilusinde gue el pensamiento pueda escaparse de lo que es thsei, cul-tura, para irrumpir en ]0 que es ph)'sei, de naturaleza. Atadopor 10 fijado, por lo confcsadarncnte derivado, por lo formado,el ensayo honra a la naturaleza al confirmar que ella no es ya elhombre. Su alejandrinismo es la respuesta a la fingida pretensindel saco )' del ruiseor, que, cuando acaso la red uni vcrsal lespermite sobrevivir, an querran hacer creer, por su mera exis-tencia, que la vida sigue viviendo. El ensayo abundona la rutamilitar que busca los orgenes y quc en realidad no lleva sino alo ms derivado, al ser, 8 la idcologla duplicadora de IQ que yapreviamente existe; pCnJ con eso Jl0 pierde la idea misma de in-

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    22 23NOTAS DE l.ITERATURA El. ENSAYO COIlIO FORMA

    rncdiatez, postulada ya por el sentido de la mediacin. Todos los que comprende que la exigencia de definiciones estrictas contri-grados de lo mediado son inmediatos para el ensayo antes de que huye desde hace tiempo a eliminar, mediante fijadoras manipu-ste se disponga a reflexionar. laciones de las significaciones conceptuales, el elemento irritante

    Del mismo modo que niega pro toda tos, as tambin niega la y peligroso de las cosas que vive en los conceptos, Pero no pordefinicin de 5\15 conceptos. La filosofa ha erigido la plena cr- ello puede salir adelante sin conceptos generales -- tampoco latca de stos desde los ms divergentes aspectos, en Kanr, en lengua que no fetichiza el concepto puede prescindir de l-, niHegel, en Nietzsche, Pero la ciencia no se ha apropiado nunca procede con ellos a capricho. Por eso precisamente toma msesa crtica, Mientras que el movimiento que nace con Kant, en seriamente la carga de la ex-posicin, si se le compara con lostanto que movimiento dirigido contra los residuos escolsticos modos de proceder que separan el mtodo de la cosa y son indi-presentes en el pensamiento moderno, coloca en el lugar de las Ierentes respecto de la exposicin de su contenido objetivado. Eldefiniciones verbales la conceptuacin de los conceptos a partir l' como de la exposicin tiene que salvar, en cuan to a precisin,del proceso en el que se producen, las ciencias particulares siguen lo que sacrifica la rCl1UnCl a la "de-finicin" crcunscriptiva, !tenazmente fieles a su precrtca obligaci6n de definir, con objeto 1 pero sin entregar la cosa mentada a la arbitrariedad de significa- fde preservar plenamente la seguridad de su operacin; en esto I cienes conceptuales decretadas de una vez para siempre. Encoinciden con los escolsticos los neopositivistas, para los que filo- ~ esto ha sido J3::!Jj~.!!1jE maestro inalcanzable. Mas una tal pre-sofa no es ms que el mtodo cientfico. El ensayo, en cambio, ! cisin no puede quedarse cn lo Jtomizado. El ensayo urge, msasume en su propio proceder el impulso antisisterntico e intro- f,' que el procedimiento definitorio, la interaccin de sus conceptosduce conceptos sin ceremonias, "inmediatamente", tal como los en el proceso de la experiencia espiritual. En sta los conceptosconcibe y recibe, No se precisan esos conceptos sino por sus rela- no constituyen un continuo operativo, el pensamiento no pro-dones recprocas. Pero en esto se encuentra con un apoyo en I cede Iinealmente y en un solo sentido, sino que los rnomcntoslos conceptos mismos. Pues es mera supersticin de la ciencia por I se entretejen como los hilos de una tapicera. La fecundidad delrecetas la de que los conceptos son en s mismos indeterminados I~ pensamiento depende de la densidad de esa intrincacin. Propia-y no se determinan hasta la definicin. La ciencia necesita de esa mente, el pensador no piensa, sino que se hace escenario de expe-idea del concepto como tabula rasa con objeto de consolidar su I rienda espiritual, sin analizada. Tambin el pensamiento tradi-pretensin al dominio, pretensin de potencia que domina la ! cional recibe de ella sus impulsos, pero elimina su recuerdo ensituacin en exclusiva -que pone ella sola la mesa rasa. En cuanto a la forma. El ensayo, en cambio, escoge la experienciarealidad, todos los principios estn previamente concretados por I espiritual como modelo, aun sin imitada simplemente comoel lenguaje en el que se encuentran. forma refleja; el ensayo la somete a mediaci6n mediante su pro-r El ensayo parte de esas significaciones y. siendo como es l pa organizacin conceptual; si quiere e>'1'resaIse as, puede +

    1 mismo esencialmente lenguaje, las lleva adelante; el ensayo que- 1, decirse que el ensayo procede de un modo metdicamente ame- ~rra ayudar al lenguaje en su relacin con los conceptos, y tomar tdico,a los conceptos, reflejndolos, tal como ya se encuentran nombra- El modo como el ensayo se apropia los conceptos puede com-dos inconscientemente en el lenguaje. El procedimiento feno- pararse del modo ms oportuno con el comportamiento de una

    J,' menolgico del anlisis signficacional presiente todo esto, pero persona que, encontrndose en pas extranjero, se ve obligada aA convierte en fetiche la relacin de los conceptos al lenguaje. El hablar la lengua de ste, en vez de ida componiendo mediante

    ensayo se contrapone tan escpticamente a esto como a la pre- acum~laci6n de elementos, de mu?nes: ~gn. q~iere la peda-tensin de dehnir, El ensayo carga sin apologa con la objecin goga acadmica. Esa persona leer sin diccionario. Cuando hayade que es imposible saber !\Jera de toda duda qu es lo que visto treinta veces la misma palabra en contextos si~~ cam-

    :~>E,:dobeim,gm,u., b'jn )", 00'''1''''- Y ~:~: nbj~n.;~. ~.:~IJ> bi;"" habr ",gmado '" _tid, -j'" que'; huM.,. .

  • contr~do tras bsqueda en el diccionario todas esas significacionesrecogidas, las cuales son en su mayor parte demasiado estre-chas, en comparacin con los cambios en el contexto y demasiadovagas en comparacin con los inconfundibles matices que el con-texto funda en cada caso. Y del mismo modo que ese modo deaprendif1je est expuesto al error, as tambin lo est el ensayocomo Forma; el ensayo tiene que pagar su a6nidad con la abiertaexperiencia espiritual al precio de la falta de seguridad temidacomo la muerte por la norma del pensamiento establecido. Elensayo no se limita a prescindr de la certeza libre de duda, sinoque, adems, denuncia su ideal. El ensayo se hace verdaderoen su avance, que le empuja a ms all de s mismo, y no enla obsesin del buscador de tesoros a caza de fundamentos. Susconceptos reciben la ll1Z de un termi1111S ad qllem oculto en elensayo mismo, no de un descubierto terminus a quo, y con estosu mtodo mismo expresa sin ms la intencin utpica. TodosS1.1S conceptos deben exponerse de tal modo que se soportenentre todos, que cada cual se articule segn las configuracionescon otros. En el ensayo se renen en un todo legible elementosdiscretos, separados y contrapuestos; no es el ensayo andamiaje niconstruccin. Pero, como configuraciones, los elementos cristali-zan por su movimiento. La coriguracn es un campo de fuerzas,como, en general, bajo la mirada del ensayo toda formacin es-piritual tiene que convertirse en un campo de fuerzas.

    El ensayo es una provocacin al ideal de la clara et distinctaperceptio y de la certeza libre de duda. En su conjunto podranrerprerarse como protesta contra las cuatro reglas que el Dis-C01/I"S de la Mthodc de Descartes coloca al principio de la cien-cia Occidental y de su teora. La segunda de aquellas reglas, ladivisin del objeto "en autant de parcelles qu'il se pourrair ctqu'il scrait requis pom les mieux rsoudrc", ofrece el esbozo delanlisis elemental bajo cuya ensea la teora tradicional pone enequivalencia los esquemas de ordenacin conceptuales y la es-tructura del ser, Pero el objeto del ensayo, los artefactos, se resis-ten al anlisis elemental y no pueden construirse sino en basea su idea especfica: no en vano ha tratado en ese punto Kant:lnlogamente las obras de arte y los organismos, a pes;)1' de seguirdistinguindolos nsobornablcmcnte con tra todo oscurantisrno

    romntico. No se debe hipostasiar la totalidad en cuanto entidadprimera, igual que no se deben hpostasiar como primeros losproductos del anlisis, los elementos. Frente a ambas conductasel ensayo se orienta por la idea de aquella accin recproca querechaza tan enrgicamente la pregunta interesada por los ele-mentos como la bsqueda que se interesa por lo elemental. Losmomentos no pueden desarrollarse puramente a partir del todoni, a la inversa, el todo de los momentos. El todo es mnada y nolo es; sus momentos, de naturaleza conceptual en tanto que mo-mentos, aluden a ms all del objeto especfico en el que estnreunidos. Pero el ensayo no les persigue hasta all donde, msall del objeto especfico, se legitimaran: de hacerla caera en lamala infinitud. Ms bien se acerca tanto al hic et Htl11C del objetoque ste se disocia en los momentos en que tiene su vida, envez de ser objeto mero.

    La tercera regla cartesiana, "conduire par ordre mes pcnscs,en commcncant par les objets les plus simples et les plus aiss aconnaitre, pour monte! pcu a pcu cornme par degrs jusquesa la connaissance des plus composs'', contradice brutalmente ala forma ensayo, pues sta parte de lo ms complejo, no de loms simple y previamente slito, La Forma ensayo no se ap:.n-tar de la actitud de aquel que empieza a estudiar Iilosolta ytiene ya a la vista de algn modo la idea de ella. Difcilmenteempezar esta persona por leer a los escritores ms simples cuyocommo-n se11se suele resbalar por los lugares en los que habraque quedarse; sino que ms bien empezar por recurrir a los su-puestamente difciles, los cuales proyectan entonces retrospecti-vamente su luz a lo sencillo y lo iurninan como "posicin delpensamiento respecto de la objetividad". La ingenuidad del estu-diante que no se contenta, y aun a medias, sino con lo difcil yformidable, es ms sabia que la adulta pedantera que con ame-nazador dedo exhorta al pensamiento a comprender primero losencillo, antes de atreverse con eso orro complejo que es lo quepropiamente le atrae. Ese aplazar el conocimiento no sirve msque para impedirlo. Frente al COllveral de la comprensibilidad,frente a la nocin de verdad como coherente conjunto de electos,el ensayo obliga a pensar la cosa desde el primer paso con tantascapas o estratos como tiene, y C$ aS] correctivo de aquella rgidaprimitividad cJue siempre se asocia a la m/,io corriente. Mientras

  • 26 NOTAS DE LlTERATUHA

    que la ciencia, falsihcando a su manera lo difcil y complejo deuna realidad antagonstica V monadolzicamente escindida la. o I J:edllce a :noddos ~mplificadores y luego diferencia a posterioriestos mediante sedcente material, el ensayo en cambio se sacudela ilusin de un mundo sencillo, lgico en el fondo, ilusintan apta para la defensa del ente mero. El "ser diferenciado" delensayo no es un aadido, sino su medio mismo. El pensamientoestablecido se complace en atribuir la diferenciacin a la merapsicologl) del sujeto conocedor, creyendo as desligarse de lasconstricciones que aqulla pone. Las tronituantes condenas cien-tGcas del exceso de agudeza no se dirigen en realidad al mtodoprecipitado e indigno de confianza, sino a lo inslito en la cosa,que ese otro mtodo permite manifestarse,

    La cuarta regla cartesiano, "Faire partout des denombrementssi entiers et des revues si gnrales, que je fusse assur de ne renomettre", el principio propiamente sistemtico, vuelve a presen-tarse sin alteracin en la polmica de Kan! contra el estilo "derapsodia" del pensamiento de Aristtclcs. Esa regla correspondeal reproche que se hace al ensayo de ser, por hablar como rnaes-trc.scuela. una investigacin que no agota su terna, cuando todoobjeto, y sin duda el espiritual, incluye en s infinitos aspectosde cuya eleccin no decide sino la intencin del que conoce. La"visi?n de conjunto" .no sera posible ms que en el caso de quepreviamente se supusiera que el objeto tratado se resuelve corn-pletamente en los conceptos de su tratamiento, que no quedanada

  • .'\
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    ea de Hcgel al pie de la letra: no se puede jugar inmediata-mente In verdad de la totalidad contra 10:0; juicios individuales,ni es posible Iinirizar la verdad hasta hacerla juicio individual,sino que la exigencia de verdad presentada pOI la singularidaddebe tomarse literalmente hasta la evidencia de su no verdad.Lo audaz, lo anricipativo, lo prometido y no cumplido totalmentede todo detalle ensaystico arrastra como negacin otras tantasaudacias; la no verdad en la que el ensayo se in trinca a sabien-das es el elemento de su verdad. Sin duda hay ya elemento dc110 verdad en su mera forma, en la referenci; ,; entidad culru-ralrncntc prcformada y derivada como si Fuera entidad en s.Pero cuanto ms enrgicamenre suspende el concepto de un algoprimero y se niega a deshilar cultura de naturaleza, tanto msfundamentalmente reconoce la esencia natural de la cultura mis-ma. Hasta el da de hoy se perpeta en la cultura la ciega cone-xin natural del mito, y el ensayo reflexiona precisamente sobreello: la relacin entre naturaleza) cultura es su tema propio. Noen vano se sumerge el ensayo, en vez de "reducirlos", en losfenmenos culturales corno en una segunda naturaleza o segundainmediatez, para suprimir precisamente por su tenacidad la ilu-sin de sta. El ensayo se engaa tan poco como la filosofa de 10originario acerca de la diferencia entre la cultura y lo que subyacca ella. Pero para l la cultura no es un epifenmeno superpuestoal Ser y que haya de destruir, sino que incluso lo subyacente esthse), a saber, la falsa sociedad. Por eso para e] ensayo el origenno vale ms que la superestructura. Su libertad en la eleccinde los objetos, su soberana frente a todas las l'ri01'ities de lofctico o de la teora, se debe al hecho de que para el ensayotodos ]05 objetos estn en cierto sentido a la misma distancia delcentro, del principio que los embruja a todos .

    El ensayo no glorifica la ocupacin con lo originario como siella fuera ms originaria que la ocupacin con lo mediado, porque la misma originariedad es para el ensayo objeto de reflexin,algo negativo. Esto correspondea una situacin en la que la ori-gnariedad, como punto de vista oposicin del espritu en mediodel mundo persocialzado, se ha convertido en una mentira. Latal rneittira abarca desde el aislamiento de conceptos histricosde las lenguas histricas para ascenderlos a palabras originarias

    .. hasta .la educacin acadmica en creasive.wri~i~1gy el primitivis- .

    NOTAS DE LITElli\TUHA EL ENSAYO COM.O FOnz,,1A 31

    actitud para Con ellas no es la del punto de vista o posicin. Sila falta de punto de vista, de posicin, del ensayo no es ya inge-nua y obediente a la preeminencia de sus objetos, si aprovechams bien la relacin a sus objetos como medio contra la constric-cin del principio, consigue realizar, parodsticamente, por asdecirlo, la polmica, en otro caso impotente, del pensamientocontra la mera filosofa de punto de vista, de actitud o posicin.El ensayo consume las teoras que le son prximas: su ten-dencia es siempre tendencia a la liquidacin de la opinin, in-cluso de la opinin de la cual partc.

    El cnsayo es lo que fue desde el principio: la forma crticapar exceliencc, y precisamente como critica inmanente de lasformaciones espirituales, como confrontacin de lo que son consu concepto, el ensayo es crtica de la ideologa. "El ensayo es laforma de la categora crtica de nuestro espritu. Pues el quecritica tiene necesariamente que experimentar, tiene que estable-cer condiciones bajo las cuales se hace de llueva visible un objetoen forma diversa que en un autor dado; y, ante todo, hay queponer a prueba, ensayar la ilusoriedad y caducidad del objeto;ste es precisamente el sentido de la ligera variacin a que el cr-tico somete el objeto criticado". 1 Cuando se reprocha al ensayofalta de punto de vista y relativismo, porque no reconoce puntode vista alguno externo a s mismo, se est de nuevo en presencia?c esa ,nocin de la verdad como cosa "lista y apunto", comoJcrarqma de conceptos, la nocin destruida por Hegcl, tan pocoamigo de puntos de vista: y en esto se tocan el ensayo y su ex-tremo, la filosofa del saber absoluto, El ensayo querra salvaral pensamiento de su arbitrariedad rcasurnindolo reflexivamenteen el propio proceder, en vez de enmascarar aquella arbitrariedad

    . disfrazndola de inmediatez.. . Cierto que ~quclla liloso~a, la ~el sabe.r absoluto, se quedSiempre con la inconsecuencia consistente en' que mientras cri-ticaba el abstracto concepto supremo, el mero "resultado", ennombre del proceso, discontinuo en s, sin embargo, al mismotiempo, segua hablando, segn costumbre idealsra, de "mtodo"dial~c~c~. Por eso el ensayo es ~s dialctico de lo que 10 esla dialctica cuando se expone a SImisma. El ensayo toma la l6g-

    . l . DJiNSn, loc..cit., p. 420.

    ~. . .". "

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  • NOTAS Dll--LITP.l1Arul\.A-

    n:O artstico cultivado con organizacin industrial, y hasta la m-srca de flautas de caa y el finger pmnting en los que la oquedadpedaggica se disfraza de virtud metasca, El pensamiento noqueda al margen de la rebelin de Baudelaire, la rebelin de lapoesa contra la naturaleza como reserva social. Tampoco los pa-rasos del pensamiento son ya sino artificiales, y por ellos deam-bula el ensayo. Y como, segn el dicho de Hegel, no hay entreel cielo y la tierra nada que no est mediado, el pensamieelo nopuede ser fiel a la idea de inmediatez ms que a travs de 10mediado, mientras queel pensamiento se convierte en vctima dela mediacin cuando aferra inmediatamente lo no mediado. Astu-tamente se aferra el ensayo a los textos, como si existieran sinms y tuvieran autoridad. De este modo consigue, pero sin elengao de un algo primero, un suelo para sus pies, por dudosoque sea, de un modo comparable al de la antizua exsesis tcol-. d P o ogJca e textos, -era la tendencia es la contrapuesta a esta ltima:

    es 1:1 tendencia crtica; la tendencia es a sacudir la pretensin dela cu~tura mediante la confrontacin de 10$ textos con su propioenfll~o concepto, con la verdad mentada por cada uno aunqueno qUIera mentada, y llevar as a la cultura al pensamiento de su"no verdad", de aquella apariencia ideolgica en la cual la cul-tura se manifiesta come decada -de la naturaleza. Bajo la miradadel ensayo In segunda naturaleza se intcrioriza en s misma comonaturaleza primera.

    Si la verdad de! ensayo se mueve a travs de su "no verdad",no hay que buscada empero en la mera contraposicin a suelemento insincero y proscrito, sino en ste mismo, en su moti-lidad, en su falta de aquella solidez cuya exigencia la cienciatransfiri .de las relaciones de propiedad al espritu. Los que secreen obligados a defender el espritu de toda insolidez son susenemigos: el espritu mismo, una vez emancipado, es mvil, Enc~anto. quiere ms (IUC la mera repeticin y el mero adobo admi-nls~atJvos de l? ya exi.stente en cada caso, el espritu presenta~lgun f1an~o sm cubrir; mas la verdad abandonada por esteJuego con nesga no seria ya ms que tautologa. Histricamenteel cnsayo e,s! emparentado con la retrica, a la que la menta-Iidad cicntica, desde Descartes y Bacon, quiso hacer frente,hasta (1UC, con mucha consecuencia, acab por rebajarse, en laera cientfica, a la categora de una ciencia sz,!i generis, la ciencia

    de l~ comunicacin. Probablemente, es cierto, la retrica fue yasiempre el pensamiento en su adaptacin al lenguaje comuni-cativo. Este pensamiento apuntaba a la obvia y trivial satisfaccinde los oyentes. Precisamente en la autonoma de la exposicin,por la que se distingue de la comunicacin cientfica, el ensayoconserva restos de aquel elemento comunicativo de que carece lacomunicacin cientfica, La satisfacci6n que la retrica quieresuministrar al oyente se sublima en el ensayo hasta hacerse ideade la felicidad de una libertad frente al ohjeto, libertad que daal objeto ms de lo suyo que si se le coloca en el despiadadoorden de las ideas. La conciencia cientficista, orientada contratoda representacin antropomorfstica, estuvo siempre aliada conel principio de realidad y fue siempre, como ste, enemiga de lafelicidad. Mientras qlle se afirma que la felicidad es la finalidadde todo dominio de la naturaleza, resulta que la felicidad se pre-senta siempre como regresin a la naturaleza mera. Ello se mani-fiesta hasta en las filosofas supremas, hasta en Kant y en Hcgcl.A pesar de tener su pathos en la idea absoluta de razn, estasfilosofas denigran al mismo tiempo a la razn, por impertinentee irrespetuosa, en cuanto qtle ella relatviza algo vigente. El-ensayo, oponindose a esa tendencia, salva un momento de so-Fstica. La hostilidad del pensamiento crtico oficial a la Felicidades perceptible, especialmente en la dialctica trascendental deKant, la cual querra eternizar las fronteras trazadas entre elentendimiento y la especulacin e impedir, segn la carncrcrfs-tica metfora, el "vagabundeo por los mundos inteligblcs".

    Mientras que la razn que se critica a s misma pretende estaren Kant con los dos pies bien asentados en el suelo, fundndosea s misma, en realidad, segn su ms ntimo principio, est ha-cindose impermeable a cualquier novedad y combatiendo yala curiosidad, el ldico principio del pensamiento tan denigradotambin por la ontologa existencial, Lo que Kant, desde el conte-nido, ve como finalidad de la razn - la produccin de la hu-manidad, la uropa-c-, queda impedido desde la forma, desde lateora del conocimiento, la cual no permite a la razn rebasar elmbito de la experiencia, el cual se contrae, en el mecanismodel mero material y las inmutables categoras, a aquello que yasiempre fue, existi.

    Pero el objeto del ensayo es lo nuevo en tanto que nuevo, no

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    J - NOT.,I.S D1. U'TEllAVllA !f

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  • 34 NOTAS DE LrrERATURAtraducible a lo viejo de las Formas existentes. Al reflejar comosin violencia el objeto, el ensayo se queja calladamente de quela verdad traicionara a la felicidad y, con ello, a s misma. Y estelamento mueve a la clera al ensayo. El elemento suasorio de lacomunicacin se sustrae entonces, en analogia con el cambio defunci6n de algunos rasgos de la msica autnoma, a su fin ori-ginario y se convierte en pura determinacin de la exposicincomo tal, en su factor de violencia que, en vez de reproducir lacosa, querra reconstruida partiendo de sus membra. disiectaconceptuales. Pero las malfamadas transiciones de la retrica,en las que asociaciones, multivocidad de las palabras, abandonode la sntesis lgica tenan que facilitar el trabajo al oyente y so-meterlo, una vez debilitado, a la voluntad del orador, se fundenen el ensayo con el contenido de la verdad. Sus transiciones re-chazan la derivacin directa en beneficio de conexiones horizon-tales entre los elementos, conexiones para las cuales no tiene sitiola lgica discursiva.

    El ensayo no utiliza los equvocos por negligencia, ni porqueno sepa que sobre ellos pesa una prohibicin cientihcista, sinopiJta llevar, hasta alli adonde pocas veces llega la crtica del equ-voco, la mera distincin de significaciones: al hecho de quesiempre que una palabra cubre diversidad, lo diverso no puedeserio completamente, sino que la unidad de la palabra alude auna unidad en la cosa, por recndita que sea, sin que, por lodems, esta unidad pueda confundirse con parentescos lings-ricos segn el uso de las actuales filosofas restaurativas, Tambinen esto roza el ensayo la lgica musical, el arte estrictsmo y, sinembargo, sin conceptos, de la transicin musical, para dar a lalengua que habla algo que perdi bajo el dominio de la lgica,discursiva, la cual, empero, no permite que se salte por encimade ella, sino que slo es posible superada con astucia mediantesus propias formas y gracias a la expresin subjetiva y penetran-te. Pues el ensayo no se encuentra en simple contraposici6n conel procedimiento discursivo, El ensayo no es .algico, sino queobedece l mismo acriterios lgicos en la medida en que el con-junto de sus frases tiene que componerse en acorde. No puedenquedar en l contradicciones meras, a menos que se fundamen-ten corno contradicciones de la. cosa misma. $610 que el ensayodesarrolla los pensamientos de modo diverso del que sigue la

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    EL ENSAYO COMO FOIHvlA 35

    lgica discursva. No los deriva de un principio ni los infiere decoherentes observaciones particulares. Coordina los elementosen vez de subordinados; y lo nico conmensurable con los cri-terios l6gicos es la esencia del contenido del ensayo, no el m~~ode su exposicin, Mientras que, por una parte, en comparaclODcon las formas en que se comunica indiferentemente un conte-nido ya listo, el ensayo es ms dnmco que el pensamiento tra-dicional 3 causa de la tensin entre la exposicin y lo e.-puesto,por otra, como compresencia construida, es tambin ms est-tico. En esto y slo en esto consiste su afinidad con el cuadro,pero con la diferencia de que la esttica del ensayo es la de rela-ciones de tensin detenidas en cierto sentido. La fcil docilidaddel curso de los pensamientos del ensayista le obliga a una inten-sidad mayor que la del pensamiento dscursivo, porque el ensayono procede, como ste, ciega y au romatizadarnen te, sino que encada momento tiene que reflejarse sobre s mismo. Naturalmenteque esa reflexin no se refiere slo a su relacin con el pensa-miento establecido, sino tambin a su relacin con la retrica yla comunicacin. De no ser as, lo que se imagina ser supracienr-neo resulta ser vanidad precientica.

    La actualidad del ensayo es la actualidad de lo anacrnico. Elmomento le es ms desf;vorable que nunca. El ensayo se veaplastado entre una ciencia organizada en la que todos se arro-gan el derecho de controlar a todos y todo y que excluye con elaparente elogio de "intuitivo" o "estimulante" lo que no estcoi:tado por el patrn del COllSCl1S, y una fi.losofa que se contentacon el vaco y abstracto resto de lo que no ha sido an ocupadopor la orga.nizaci6n de la empresa cientfica y que, por eso mis-mo, es para ella objeto de una empresa organizada de segundogrado. Pero el ensayo se ocupa de lo opaco de sus objetos. Conconceptos querra abrir de par en par lo que no entra en con-ceptos o que, por las contradicciones en que se enredan stos,revela que la red de su objetividad es mera dsposcin artfi-ciosa subjetiva. El ensayo querra polarizar lo opaco, desemba-razar las fuerzas latentes en ello. Se esfuerza por llegar a laconcrecin del contenido determinado en el espacio y en el tiem-po; construye la encarnacin conjunta de los conceptos talcomo stos se presentan, juntos y encarnados, en el objeto. Elensayo' se sustrae __a la tiranadeIos atributos .atrib,uidos .a las ';

    , :.~ -',_ :.; ."

  • ideas desde la definicin del Symposio, "eternas en su ser, ni en-gendradas ni perecederas, ni sujetas a cambio ni a disminucin";"un ser por sI mismo, para 'S mismo, eterno, monoforme", y apesar de ello el ensayo sigue siendo idea, porque no capitula anteel peso del ente, porque no se inclina ante 10 que meramente es.Pero no lo mide con el canon de un algo eterno, sino ms biencon un entusistico fragmento del perodo tardo de Netzsche:"Y supuesto que dijramos 's' a un nico instante, con ello be-mas dicho 's' no slo a nosotros mismos, sino a toda existencia.Pues nada est aislado en s, ni en nosotros mismos ni en las co-sas: y si nuestra alma no ha temblado v resonado de felicidad,corno una cuerda, sino una sola vez, para ello fueron necesariastodas las eternidades, para condicionar ese acaecer nico - y todaeternidad Fue aceptada, liberada, justificada y afirmada en aquelinstante nico de nuestro 's'", 1 S610 que el ensayo desconfaincluso de una tal justificacin y airmacin. Para la felici-dad, que era sagrada para Nictzsche, el ensayo no conoce msnombre que el negativo. Incluso las supremas ~anifestaciones delespritu que cx-presan la felicidad siguen intrincadas en la culpaque consiste en obsraculzarla en cuanto siguen siendo mero esp-ritu. Por eso la ms ntima ley formal del ensayo es la hereja. Porviolencia contra la ortodoxia del pensamiento se hace visible enla cosa aquello, mantener oculto lo cual es secreto y objetivo finde la ortodoxia.

    1. FIUl!DRICH Nnrrzscnn, Der Plill" %m ;'fac/t (TI), HT erke,Band, X. Lepzig, 1906, p. 206, 1032.

    DE LA INGENUIDAD EPICAI1(I

    "As como la tierra aparece grata a los que vienen nadandoporque Poseidn les hundi en el ponto la bien const;uida em-barcacin, hacindola juguete del viento y del gran oleaje: y ~nospocos que conszuieron salir nadando del espumoso mar. .. pIsanla tierra muy alegres porque se ven libres de aquel info.rtunio:pues de igual manera le era agradable a PenJ~r~)a vista ~elesposo y no le quitaba del cuello los nveos brazos . ~ .Si se midela Odisea por esos versos, por la metfora de la feheldad de losesposos reunidos, no como si se tratara de metfora cualquierasimplemente aadida, sino como contenido n~do de la ,na~ra:cin, que aparece hacia el final de sta, la Odisea no sena sinoel intento de prestar odo al choque siempre renovado del maren la costa rocosa, el intento de dibujar pacientemente cmo elagua sumerge los escollos para retirarse luego bramando de eUosy hacer que 10 Firme brille con color ms profundo. Ese br,:mares el sonido de la palabra pica en la que lo unvoco y firmese rene con 10 multvoco y fluyente para separarse al punto deellos. La aforme marea del mito es lo siempre igual" mientrasque el t/os de la narracin es 10 divers~, y l~ ~del1~dad des~ia-dada y rigurosa en que se sujeta al objeto eplco sirve preCisa-mente para consumar su "no identidad" con la identidad mala,con la monotona sin articular: para realizar su diversidad mis-ma. La epopeya quiere contar algo digno de ser contado, de

    l' HO)'!I!no, Odisea, XXIII, 231 Y ss, -- El autor cita la clsica tra-duccin nacional alemana de Voss, Damos aqu la trndicional versincastellana en prosa de Segal, en la edicin Alsna. (N. (lel T.)