EL ESPRITU SANTOYEL DA DEPENTECOSTS

QU ES EL ESPRITU?Es el Espritu el viento?-preguntaba al profesor el alumno distrado-. No, -era clara la respuesta del Maestro-.Aunque como la brisa refresca o como el huracn azota.No hay muros que lo contengan y otras veces ni se nota.Como el viento no se puede coger y se escapa entre los dedos;donde quiere sopla o se detiene, pero no, no es el viento.

Es el Espritu un fuego?-fue la segunda pregunta-.Tampoco, -dijo el Maestro-.Aunque es verdad que es capaz de hacer saltar del asiento al cristiano acomodado,que derrite los sentimientos marchitos y los corazones fros.Pero no es un fuego indiscriminadoque nos impida acercarnos.A su paso no slo quedan cenizas,queda calor y tibieza,rescoldos y resplandoresy por eso han confundidoal fuego con el Espritu.

Es el Espritu un pjaro?-esperaba el alumno acertar en su pregunta-.Quiz, -dud esta vez el Maestro-.Ciertamente sobrevuela nuestras cabezas e ideas,y, al aletear, golpea las contraventanas de nuestros corazones. Como las aves ms avispadas,es capaz de esquivar la ms sofisticada escopeta,de sortear cualquier trampay de evadirse de la ms segura jaula.Son sus mensajes de pazy de libertad serenalos que han hecho que a vecesse confunda a la paloma y al Espritu.

Entonces, -dijo el alumno- si el Espritu no es ni viento, ni fuego, ni pjaro

Y puso punto el maestro.Qu es el ESPRITU?? El AMOR, el AMOR y la FUERZA de DIOS.

Al llegar el da de Pentecosts, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a un viento impetuoso, y llen toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartan y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extraas, segn el Espritu Santo les mova a expresarse.Se hallaban por entonces en Jerusaln judos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra. Al or el ruido, acudieron en masa y quedaron estupefactos, porque cada uno los oa hablar en su propia lengua. Todos, atnitos y admirados, decan:No son galileos todos los que hablan? Entonces cmo es que cada uno los omos hablar en nuestra lengua materna? Partos, medos, elamitas y los que viven en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los forasteros romanos, judos y proslitos, cretenses y rabes, todos los omos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios.Hechos de los Apstoles 2, 1-11

Estaban todos juntos en el mismo lugar. Juntos y encerrados por miedo a los judos y a los romanos.Ruido: Signo de la presencia de alguien, en este caso del Espritu Santo.Viento impetuoso: Fuerza que nos empuja, nos anima.Llen toda la casa donde se encontraban: El Espritu Santo nos inunda, nos llena con su presencia.Lenguas como de fuego: Nos da calor y nos ilumina, quema todo lo malo y purifica.Se posaban sobre cada uno de ellos: El Espritu Santo viene a cada uno de nosotros, est en cada ser humano.Todos quedaron llenos del Espritu Santo. Una vez reciben el Espritu Santo, pierden el miedo a todo y salen a predicar.Comenzaron a hablar en lenguas extraas: El Espritu Santo y el Evangelio, el Mensaje de Jess son para todo el mundo, sin ningn tipo de distincin.Proclamar las grandezas de Dios: Todo creyente, tras haber recibido el Espritu Santo, no puede quedarse para l la Buena Noticia de Jesucristo.

Y nosotros, cristianos de nuestros das,llenos del Espritu Santo, tambin hemos de cumplir la misin que el mismo Jess nos encomend:sta es nuestra MISIN,sta es la MISIN de la IGLESIA.ID POR TODO EL MUNDO Y PREDICAD EL EVANGELIO

ORACIN AL ESPRITU SANTOVen, Espritu divino, manda tu luz desde el cielo, Padre amoroso del pobre, don, en tus dones esplndidos, luz que penetra las almas,fuente del mayor consuelo. Ven, dulce husped del alma, descanso de nuestro esfuerzo. tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lgrimas, y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriqucenos. Mira el vaco del hombre si tu le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envas tu aliento. Riega la tierra en sequa, sana el corazn enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espritu indmito, gua al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones segn la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mrito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.Secuencia de Pentecosts