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ESPAÑA España, la primera potencia de la Europa moderna, nos ofrece el punto lógico de partida. Ocupa una posición cualitativamente distinta en el proceso general de absolutización. El alcance y el impacto del absolutismo español entre todas las monarquías occidentales de esta época fue, en sentido estricto, “desmesurado”, a causa del poder y la riqueza desproporcionados que tenía a su disposición. Por una parte, la casa real se benefició más que ninguna otra familia europea de los pactos de política matrimonial dinástica. Por otra parte, la conquista colonial del Nuevo Mundo le suministró una superabundancia de metales preciosos. Ningún otro de los grandes estados absolutistas de Europa Occidental habría de tener un carácter tan nobiliario o tan enemigo del desarrollo burgués. La misma fortuna de su temprano control de las minas de América le empujó a no promover el desarrollo de manufacturas ni fomentar la expansión de empresas mercantiles dentro de su imperio europeo. El poderío español ahogó la vitalidad urbana de la Italia del norte y aplastó las florecientes ciudades de la mitad de los Países Bajos, las dos zonas más avanzadas de la economía europea a comienzos del siglo XVI. En el mismo período, los estados monárquicos del Sur de Italia y de Portugal fueron absorbidos por España. Las monarquías de Francia e Inglaterra sufrieron los ataques hispánicos. Los principados de Alemania fueron invadidos repetidamente por los tercios de Castilla. El absolutismo español nació de la unión de Castilla y Aragón, efectuada por el matrimonio de Isabel I y Fernando II en 1469. Numerosas áreas de Castilla se convirtieron a una lucrativa economía lanera, y uno de los grandes socios del comercio flamenco. El último reducto moro de Granada fue destruido y la Reconquista quedó completada; Nápoles fue anexionado y Navarra absorbida; y, sobre todo, fueron descubiertas y subyugadas las Américas. La vinculación familiar con los Habsburgo añadió muy pronto Milán, el Franco Condado y los Países Bajos. Sin embargo, el Estado que presidió este vasto imperio era en sí mismo un montaje destartalado, unido tan sólo por la persona del monarca.

El Estado Absolutista

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ESPAAEspaa, la primera potencia de la Europa moderna, nos ofrece el punto lgico de partida. Ocupa una posicin cualitativamente distinta en el proceso general de absolutizacin. El alcance y el impacto del absolutismo espaol entre todas las monarquas occidentales de esta poca fue, en sentido estricto, desmesurado, a causa del poder y la riqueza desproporcionados que tena a su disposicin. Por una parte, la casa real se benefici ms que ninguna otra familia europea de los pactos de poltica matrimonial dinstica. Por otra parte, la conquista colonial del Nuevo Mundo le suministr una superabundancia de metales preciosos. Ningn otro de los grandes estados absolutistas de Europa Occidental habra de tener un carcter tan nobiliario o tan enemigo del desarrollo burgus. La misma fortuna de su temprano control de las minas de Amrica le empuj a no promover el desarrollo de manufacturas ni fomentar la expansin de empresas mercantiles dentro de su imperio europeo.El podero espaol ahog la vitalidad urbana de la Italia del norte y aplast las florecientes ciudades de la mitad de los Pases Bajos, las dos zonas ms avanzadas de la economa europea a comienzos del siglo XVI. En el mismo perodo, los estados monrquicos del Sur de Italia y de Portugal fueron absorbidos por Espaa. Las monarquas de Francia e Inglaterra sufrieron los ataques hispnicos. Los principados de Alemania fueron invadidos repetidamente por los tercios de Castilla.El absolutismo espaol naci de la unin de Castilla y Aragn, efectuada por el matrimonio de Isabel I y Fernando II en 1469. Numerosas reas de Castilla se convirtieron a una lucrativa economa lanera, y uno de los grandes socios del comercio flamenco. El ltimo reducto moro de Granada fue destruido y la Reconquista qued completada; Npoles fue anexionado y Navarra absorbida; y, sobre todo, fueron descubiertas y subyugadas las Amricas. La vinculacin familiar con los Habsburgo aadi muy pronto Miln, el Franco Condado y los Pases Bajos. Sin embargo, el Estado que presidi este vasto imperio era en s mismo un montaje destartalado, unido tan slo por la persona del monarca. Hay que buscar las razones de esta paradoja fundamentalmente en la curiosa relacin triangular entre el imperio americano, el imperio europeo y la patria ibrica. Castilla era tierra de una aristocracia con enormes posesiones y de poderosas rdenes militares, careca an de una capital fija.La rpida expansin de lana, que proporcion las bases para las fortunas de tantas casas aristocrticas, estimul al mismo tiempo el crecimiento urbano y el comercio exterior. Una poblacin calculada entre 5 y 7 millones y un boyante comercio ultramarino con Europa del norte, era sin dificultad el Estado dominante de la pennsula. Catalua, Valencia y Aragn tenan sus propias cortes independientes. Cada una de ellas dispona de instituciones especiales de control jurdico permanente y de administracin econmica derivadas de las Cortes. Fernando e Isabel tomaron, comprensiblemente, el obvio camino de concentrarse en el establecimiento de un poder real inconmovible en Castilla. Las rdenes militares fueron decapitadas, y sus vastas posesiones de tierras y rentas anexionadas. Fueron demolidos castillos de baronas, desterrados seores fronterizos y prohibidas las guerras privadas. La autonoma municipal de las ciudades quedo suprimida. Se conquist para el Estado el control de los beneficios eclesisticos, poniendo el aparato local de la Iglesia fuera del alcance del papado. La mquina de Estado castellana fue racionalizada y modernizada. Pero la nueva monarqua nunca contrapuso esta mquina al conjunto de la clase aristocrtica. Las altas posiciones militares y diplomticas siempre quedaron reservadas para los magnates.Lejos de crear un reino unificado, sus Majestades Catlicas ni siquiera consiguieron establecer una moneda nica, por no hablar de un sistema fiscal comn dentro de sus reinos. La Inquisicin fue la nica institucin espaola unitaria de la pennsula, y sirvi como tremendo aparato ideolgico para compensar la divisin y dispersin administrativas reales del Estado. La subida al trono de Carlos V iba a complicar este modelo. El resultado ms inmediato de la llegada de un soberano Habsburgo fue una corte nueva, llena de extranjeros y dominada por flamencos, borgoeses e italianos. La rebelin comunera de 1520-21 consigui el apoyo inicial de muchos nobles de las ciudades, apelando a un conjunto tradicional de demandas constitucionales. Pero su fuerza impulsora fueron las masas artesanas populares de las ciudades, y su liderazgo dominante fue la burguesa urbana del norte y el centro de Castilla. El movimiento encontr poco eco en el campo. Se defina como una sublevacin del tercer estado. Su derrota ante los ejrcitos reales, a los que se haba unido el grueso de la aristocracia una vez que se hizo evidente el radicalismo potencial de la sublevacin, represent un momento crtico en la consolidacin del absolutismo espaol. El aplastamiento de la rebelin comunera elimin realmente los ltimos vestigios de una constitucin contractual en Castilla. Su triunfo sobre las comunas castellanas habra de apartar en adelante en curso de la monarqua espaola del de sus equivalentes europeos.El desarrollo ms espectacular del reinado de Carlos V fue su vasta ampliacin de la rbita internacional de los Habsburgo. Al patrimonio personal de los soberanos de Espaa se aadan ahora, en Europa, los Pases Bajos, el Franco Condado y Miln, mientras se conquistaban Mxico y Per. Se fueron formando progresivamente consejos territoriales, la administracin se confi a virreyes. La misma extensin del imperio de los Habsburgo super as su capacidad de integracin y ayud a que se paralizara el proceso de centralizacin administrativa dentro de Espaa. El reinado de Carlo V inaugur tambin la fatdica secuencia de guerras europeas que habra de ser el precio del podero espaol en el continente. Italia cay definitivamente bajo la hegemona hispnica, Francia se mova al son de la pennsula, el papado estaba intimidado y el peligro turco fue suprimido. El descubrimiento de las minas de Potos increment enormemente el flujo de metales preciosos coloniales a Sevilla. De esta forma, el absolutismo espaol pudo continuar prescindiendo largo tiempo de la lenta unificacin fiscal y administrativa que fue la condicin previa del absolutismo en otros pases. Sin los embarques de metales preciosos a Sevilla, el colosal esfuerzo blico de Felipe II hubiera sido impensable. Y fue precisamente este esfuerzo lo que habra de derrumbar la original estructura del absolutismo espaol. En Espaa, el legado de Felipe II al comenzar el siglo XVII era ms visiblemente sombro. Castilla tena ahora por vez primera una capital fija en Madrid, lo que facilitaba el gobierno central. Las reformas absolutistas se forzaron en los Pases Bajos, donde condujeron al desastre, y en Italia, donde tuvieron un xito de modestas dimensiones. En la propia pennsula Ibrica nunca se intent seriamente ningn progreso en esta misma direccin. La autonoma constitucional y legal portuguesa se respet escrupulosamente.Mientras en el siglo XVI Carlos V y Felipe II se haban aprovechado de la debilidad interna del Estado francs, utilizando la desafeccin provincial para invadir Francia, ahora los papeles se haban trastocado: un absolutismo francs ms maduro era capaz de explotar la sedicin aristocrtica y el separatismo regional de la pennsula Ibrica para invadir la propia Espaa. El costo histrico del fracaso del Estado de los Habsburgo para armonizar sus reinos ya era evidente al comienzo de la guerra de los Treinta Aos.La nobleza catalana se enfureci a causa de los mandos castellanos y de las prdidas sufridas contra los franceses. El campesinado, asolado por los alojamientos y las requisas, se levant contra las tropas en una insurreccin generalizada. La revolucin catalana de 1640 fundi los agravios de todas las clases sociales, excepto un puado de magnates. El poder de los Habsburgo en Catalua se desintegro. La nobleza y el patriciado provocaron la ocupacin francesa con objeto de atacar los peligros del radicalismo popular y bloquear una reconquista castellana. Catalua se convirti en protectorado francs.En el otro lado de la pennsula, Portugal haba organizado su propia sublevacin pocos meses despus de la rebelin catalana. La aristocracia local, resentida por la prdida de Brasil ante los holandeses, no tuvo ninguna dificultad en reafirmar su independencia. En el cataclismo de la dcada de 1640, a medida que Espaa sucumba en la guerra de los Treinta Aos y la bancarrota, la peste, el despoblamiento y la invasin se hacan presentes, fue inevitable que la confusa unin de los patrimonios dinsticos se dividiera: las revueltas secesionistas de Portugal, Catalua y Npoles constituyeron un juicio sobre la debilidad del absolutismo espaol. Al final, el estallido de la Fronda salv para Espaa a Catalua e Italia. Hasta el 1668 no se acept la paz ni la independencia portuguesa. Seis aos ms tarde tuvo que cederse a Francia el Franco Condado. El reinado paraltico de Carlos II presenci la reconquista del poder poltico central por los grandes, que se aseguraron la dominacin directa del Estado con el golpe aristocrtico de 1667. El Estado de los Habsburgo estaba moribundo a finales de siglo: su muerte en la persona de Carlos II era esperada en todas las cancilleras europeas como la seal que convertira a Espaa en botn de Europa.El resultado de la guerra de sucesin espaola renov el absolutismo en Madrid, al liquidar sus ingobernables responsabilidades exteriores. Una nueva dinasta francesa se instal en Espaa. La monarqua borbnica consigui lo que los Habsburgo haban sido incapaces de hacer. Por medio de la importacin de la experiencia y de las tcnicas mucho ms avanzadas del absolutismo francs, los funcionarios civiles expatriados crearon en el siglo XVIII un Estado unitario y centralizado. En los ltimos aos del siglo, la corte borbnica estaba sumida en una completa decadencia. Hasta la invasin napolenica, ms de la mitad de las ciudades espaolas no estaban bajo jurisdiccin monrquica, sino bajo jurisdiccin seorial o clerical.

FRANCIAEl absolutismo no goz de unas ventajas tan tempranas como en Espaa. Tampoco tuvo que enfrentarse en el interior a los permanentes problemas estructurales de unir reinos dispares como unos legados polticos y culturales radicalmente opuestos. El control poltico real de la monarqua francesa nunca fue territorialmente uniforme: siempre fue menor en la periferia del pas, disminuyendo progresivamente en las provincias recin adquiridas y ms lejanas de Pars. El volumen demogrfico total de Francia pona por s mismo algunos obstculos formidables a la unificacin administrativa: posea 20 millones de habitantes.Las tres grandes rupturas del orden poltico fueron la Guerra de los Cien Aos en el siglo XV, las guerras de religin en el siglo XVI y la Fronda en el siglo XVII. La lenta centralizacin concntrica de los reyes Capeto lleg a un final abrupto con la extincin de su linaje a mediados del siglo XIV, que fue la seal para el comienzo de la Guerra de los Cien Aos. En el punto culminante de los xitos ingleses y borgoones, en la dcada de 1420, prcticamente la totalidad de las posesiones tradicionales de la casa real en el norte de Francia estaban bajo control extranjero, mientras Carlos VII se vea forzado a la lucha y al auxilio en el sur. El legado fundamental de los largos sufrimientos de la guerra de los Cien Aos fue su contribucin final a la emancipacin fiscal y militar de la monarqua de los lmites del anterior sistema poltico medieval. La guerra slo pudo ser ganada gracias al abandono del sistema seorial de servicios de caballera, y con la creacin de un ejrcito regular pagado, cuya artillera fue el arma decisiva de la victoria. Para poner en pie este ejrcito, la aristocracia francesa concedi el primer impuesto importante de amplitud nacional recaudado por la monarqua. As, la monarqua pareca reforzada a finales del siglo XV hasta el punto de que ahora posea un ejrcito regular y un impuesto fiscal directo que no estaba sujeto a ningn control representativo. Con la derrota de Carlos el Calvo ante los piqueros suizos de Nancy, en 1477, el estado borgon se derrumb, y Luis XI se anexiono el grueso del ducado. En las dos dcadas siguientes, Carlos VIII y Luis XII absorbieron Bretaa por medio de sucesivos matrimonios con sus herederas. El reino francs abarcaba ahora por primera vez bajo un soberano nico a todas las provincias vasallas de la poca medieval. Sin embargo, la nueva monarqua no era en absoluto un estado centralizado. En la primero mitad del siglo XVI, Francisco I y Enrique II gobernaron un prspero reino que creca sin cesar. La actividad representativa disminuy progresivamente: los Estados Generales dejaron otra vez de existir; las ciudades no fueron convocadas nunca ms despus de 1517, y la poltica exterior tendi a convertirse en coto exclusivo del rey. Los funcionarios jurdicos extendieron gradualmente los derechos legales de la monarqua, y los parlaments fueron intimidados por medio de la celebracin de sesiones especiales en presencia del rey. La inmunidad econmica de la Iglesia no se infringi por el cambio del patronazgo sobre ella. Las guerras se convirtieron en una magnfica salida para la perenne belicosidad nobiliaria. La lucha entre los hugonotes y la Santa Liga por el control de la monarqua, vacante polticamente en la prctica tras la muerte de Enrique II y la regencia de Catalina de Mdicis, sirvi como un crisol en el que se funden prcticamente todos los tipos de conflictos polticos internos que caracterizan la transicin hacia el absolutismo. La lucha interfeudal entre las casas nobiliarias se intensific a causa de la difcil situacin en toda Francia de los propietarios rurales pobres. Este estrato proporcion cuadros militares preparados para una guerra civil prolongada. Al convertirse el protestante Enrique de Navarra en sucesor legal de la monarqua, la ideologa de estas revueltas urbanas empez a girar hacia el republicanismo.Esta doble radicalizacin en la ciudad y el campo fue lo que finalmente reunific a la clase dominante: la nobleza comenz a cerrar filas tan pronto como existi un peligro real de levantamiento desde abajo. Enrique IV acept el catolicismo, reuni a los patrocinadores aristocrticos de la Liga, aisl a los comits y suprimi las rebeliones campesinas. A partir de este momento, el absolutismo francs lleg con rapidez a su madurez, aunque todava habra de producirse una regresin radical antes de que se estableciera definitivamente. Enrique IV estableci la presencia real y el poder central en Pars por vez primera. El magnetismo personal del fundador de la nueva dinasta borbnica restaur el prestigio popular de la monarqua.La fuerte alza de los costos de la poltica exterior e interior, en la nueva coyuntura internacional de la guerra de los Treinta Aos, fue tan grande que la monarqua tuvo que recurrir constantemente a crditos concedidos con altos intereses por los consorcios de sus propios arrendatarios de impuestos, que haban comprado posiciones en la seccin de tesorera del aparato del Estado. El peso de todo esto cay sobre los pobres. El Estado feudal reorganizado golpe sin piedad a las masas rurales y urbanas. El xito francs en la lucha contra Espaa coincidi con la consolidacin interior del complejo burocrtico dual que elev al primer Estado borbnico. Los costos reales de la guerra fueron soportados por los pobres, lo que provoco estragos sociales. La Fronda fue la cresta ms alta de una larga ola de rebeliones populares, en las que los sectores de la alta nobleza, de la magistratura de los titulares de cargos y de la burguesa municipal utilizaron a las masas descontentas para sus propios fines contra el Estado absolutista.Luis XIV asumi el mando personal de todo el aparato de Estado en 1661. Los Estados provinciales ya no pudieron discutir ni negociar los impuestos. Estas medidas provocaron el resentimiento de prncipes y pares, pero no cambiaron el vnculo objetivo entre aristocracia y Estado. El absolutismo francs alcanz su apoteosis institucional en las ltimas dcadas del siglo XVII. Las realizaciones organizativas del absolutismo borbnico estaban destinadas para servir a un propsito especfico: el objetivo superior de la expansin militar. Mientras tanto, se lanz un ambicioso programa mercantilista para acelerar el desarrollo manufacturero y comercial de Francia, y la expansin colonial en el exterior; se crearon compaas con privilegios reales para explotar el comercio de Oriente y de las Indias Occidentales; los astilleros recibieron fuertes subsidios y se impuso un sistema de aranceles altamente proteccionista.El restablecimiento de la paz en la dcada de 1680 se limit a acentuar la arrogancia del absolutismo borbnico. En el interior continu la depresin agraria, aunque el comercio martimo se recobr y alcanz una repentina prosperidad. La derrota del candidato francs al electorado de Colonia y la subida de Guillermo III al trono ingles fueron las seales para la reanudacin del conflicto internacional. La Guerra de la Liga de Augsburgo aline prcticamente a toda Europa occidental y central contra Francia: Holanda, Inglaterra, Austria, Espaa, Saboya y la mayor parte de Alemania. Para financiar el esfuerzo de guerra, se invent una cascada de nuevos cargos que se pusieron a la venta, se subastaron ttulos, se multiplicaron los emprstitos obligatorios y las rentas pblicas, se manipul el valor de la moneda y, por primera vez, se introdujo un impuesto por capitacin del que no se libr ni la propia nobleza. La determinacin borbnica de monopolizar la totalidad del imperio hispnico uni inevitablemente a Austria, Inglaterra, Holanda y la mayor parte de Alemania contra Francia. Al pretender conseguirlo todo, el absolutismo francs acab por no obtener nada en este esfuerzo supremo de expansin poltica. La misma Francia recibi las sacudidas de la invasin, ya que la recaudacin de impuestos se hundi, la moneda fue depreciada, las revueltas por el pan asolaron a la capital, y las heladas y el hambre paralizaron el campo. La paz fue mitigada por las divisiones en la coalicin victoriosa contra Luis XIV, que permitieron a la joven rama de la dinasta borbnica conservar la monarqua en Espaa al precio de la separacin poltica de Francia. El absolutismo espaol conservo el dominio europeo durante cien aos. El francs no goz de un perodo de hegemona comparable en Europa occidental. El desarrollo econmico del capitalismo ingls y la consolidacin poltica de su Estado a finales del siglo XVII sobrepasaron el absolutismo francs, aunque ste estuviera en su poca de auge. Los verdaderos vencedores de la guerra de Sucesin espaola fueron los comerciantes y los banqueros de Londres: con ella comenz un imperialismo mundial britnico. Intrnsecamente, el absolutismo borbnico fue mucho ms poderoso y ms unificado que el espaol; pero las fuerzas alineadas contra l fueron tambin mucho ms poderosas.El absolutismo nunca consigui en Francia la confianza incuestionable y la aceptacin de la aristocracia sobre la que descansaba: no era responsable de sus decisiones ante el orden nobiliario que le daba vida. Despus de Luis XIV apenas hubo ms racionalizacin del sistema poltico. Las contradicciones objetivas del absolutismo se manifestaron aqu en su forma ms clara. La monarqua pretenda gravar con impuestos la riqueza de la nobleza, mientras sta exiga el control sobre la poltica de la monarqua: la aristocracia, efectivamente, se neg a enajenar sus privilegios econmicos sin obtener derechos polticos sobre la direccin del Estado monrquico.El siglo XVIII haba presenciado un crecimiento rpido de las filas y las fortunas de la burguesa local. La expansin comercial estimul la urbanizacin. Los comerciantes, manufactureros y navieros de la Ilustracin, y los abogados y periodistas que proliferaron junto a ellos, prosperaron de modo creciente fuera del mbito del estado, con inevitables consecuencias para la autonoma poltica del conjunto de la clase burguesa. La monarqua se mostr incapaz de proteger los intereses burgueses. La Guerra de los Siete Aos, en la que Francia se uni al ataque austriaco sobre Prusia contra todo inters dinstico racional, fue desastrosa para el imperio colonial de los Borbones. La Guerra de independencia norteamericana permiti que Pars consiguiera una venganza poltica sobre Londres. Pero los costos de la intervencin borbnica fueron los que provocaron la definitiva crisis fiscal del absolutismo francs en el interior. En 1778 la deuda del Estado era tan grande y el dficit presupuestario tan agudo, que los ltimos ministro de Luis XVI decidieron imponer una contribucin sobre la tierra de la nobleza y el clero. Los parlaments se resistieron furiosamente a este proyecto; la monarqua decret su disolucin; despus, retrocediendo ante el tumulto levantado por las clases poseedoras, los restableci; y finalmente, capitulando ante las demandas de los parlaments para que se reuniesen los Estados Generales antes de proceder a ninguna reforma de impuestos, convoc a los tres estados en medio de la desastrosa escasez de grano, el gran desempleo y la miseria popular de 1789. La reaccin aristocrtica contra el absolutismo se transform as en una revolucin burguesa que lo derrib. El colapso histrico del Estado absolutista francs estuvo directamente ligado a la inflexibilidad de la formacin feudal. La crisis fiscal que sirvi como detonador de la revolucin de 1789 fue provocada por su incapacidad jurdica para gravar con impuestos a la clase que representaba.CALIDAD MATAS BARRERAS

INGLATERRALas dinastas normanda y angevina crearon un estado monrquico de una autoridad y eficacia sin comparacin, que permiti sus ambiciosas aventuras territoriales en el continente, a costa de Francia. A pesar de ello, la monarqua medieval ms fuerte de Occidente produjo finalmente el absolutismo ms dbil y de corta duracin.Algunas pautas medievales de gran importancia se conservaron y heredaron; precisamente, la contradictoria fusin de las fuerzas nuevas y tradicionales fue lo que defini la peculiar ruptura poltica que tuvo lugar en la isla durante el Renacimiento. Encontramos una clase noble muy reducida y unificada regionalmente, sin magnates territoriales semiindependientes. La monarqua feudal inglesa evito as los diversos peligros para el gobierno unitario a los que se enfrentaron los soberanos feudales de Francia, Italia o Alemania. El resultado fue una centralizacin concurrente del poder real y de la representacin nobiliario dentro del sistema poltico medieval.Al poder del monarca le siguieron muy pronto las tempranas instituciones colectivas de la clase dominante feudal, dotadas de un carcter unitario excepcional: los parliaments.La nobleza inglesa de la Edad Media era una clase tan militarizada y depredadora como cualquier otra en Europa. Ninguna otra aristocracia se extendi, como tal clase, tan libremente y tan lejos de sus bases territoriales. El predominio ingles durante la mayor parte de la guerra de los Cien Aos, que determin que el territorio francs fuese el permanente campo de batalla fue un producto de la solidez y la integracin poltica muchsimo mayores de la monarqua feudal inglesa. El penoso resultado del colapso final del podero ingles en Francia fue el estallido de las guerras de las Rosas en Inglaterra. Cuando una victoriosa autoridad real ya no pudo mantener unida a la alta nobleza, la maquinaria de guerra bajomedieval se volvi hacia el interior. Una generacin de guerra civil termin con la fundacin de la nueva dinasta Tudor.El reinado de Enrique IV prepar una nueva monarqua en Inglaterra. El gobierno monrquico centralizado se ejerca a travs de una pequea camarilla de consejeros personales y de hombres de confianza del monarca. La dinasta Tudor haba iniciado a comienzos del siglo XVI un camino prometedor hacia la construccin de un absolutismo ingls. Enrique VIII hered un poderoso ejecutivo y una hacienda prspera. Pero la crisis matrimonial de 1527, provocada por la decisin del rey de divorciarse de su esposa, y el consiguiente punto muerto con el papado en un terna que afectaba a la sucesin interna, transformaron repentinamente toda la situacin poltica. Los parlamentos de la reforma incrementaron en gran medida el patronazgo y la autoridad de la monarqua, al transferirle el control de todo el aparato eclesistico de la Iglesia, adems, bajo la gua de Cromwell, suprimieron la autonoma de las franquicias seoriales; integraron a los seoros fronterizos en los condados, e incorporaron a Gales legal y administrativamente al reino de Inglaterra. En el marco heredado del sistema poltico feudal ingls, que haba conferido poderes singulares al Parlamento, se estaba formando un absolutismo nacional que, en la prctica, pareca susceptible de comparacin con cualquiera de sus equivalentes nacionales.Sin embargo, la nueva monarqua Tudor operaba dentro de una limitacin fundamental que la separaba de sus equivalentes extranjeros: careca de un slido aparato militar. El equilibrio de fuerzas entre los principales Estados occidentales se haba transformado por completo. La construccin de un ejrcito fuerte era una condicin indispensable para la supervivencia de las monarquas renacentistas del continente. El Estado Tudor quedo al margen de este imperativo, a causa de su situacin insular. No se haba producido an ninguna transformacin importante de la guerra naval, lo que permita que Inglaterra permaneciera relativamente a salvo del peligro de una invasin martima. En la coyuntura de la transicin hacia una nueva monarqua en Inglaterra, al Estado Tudor no le era necesario ni posible construir una mquina militar comparable a la de los absolutismos francs o espaol.La inferioridad militar del absolutismo ingls contino imposibilitando todo objetivo expansionista en el continente. Sin embargo, el absolutismo ingls logro en el perodo isabelino una importante conquista militar. El expansionismo isabelino se lanz contra la pobre y primitiva sociedad de clanes de Irlanda. La extincin del linaje Tudor en 1603 y la llegada de la dinasta Estuardo crearon una situacin poltica fundamentalmente nueva para la monarqua. Con la subida al trono de Jacobo I, Escocia se uni a Inglaterra por primera vez a travs de un vnculo personal. Dos sistemas polticos distintos se unan bajo la misma casa gobernante. El absolutismo insular slo poda existir con sus dbiles ingresos mientras no tuviera necesidad de crear un ejrcito. Slo el parlamento poda proveer los recursos necesarios, pero una vez convocado era seguro que comenzara pronto a desmantelar la autoridad de los Estuardo. El punto muerto entre ambos antagonistas se quebr en Escocia. En 1638, el clericalismo carolino provoc un levantamiento religioso. Los Estados escoceses se unieron para rechazarla, y su Alianza adquiri una inmediata fuerza material porque en Escocia la aristocracia y la gentry no estaban desmitalizadas: la estructura social ms arcaica del reino originario de los Estuardo conservaba los vnculos guerreros de un tardo sistema poltico medieval. La Alianza fue capaz de poner en pie un ejrcito formidable. El absolutismo ingls pag el castigo por su falta de fuerzas armadas. Un ao despus estall la rebelin catlica en Irlanda. La lucha por conseguir el control del ejrcito ingls, que ahora es preciso crear para suprimir la insurreccin irlandesa, condujo al parlamento y al rey a la guerra civil. El absolutismo ingls se vio arrastrado a la crisis de un particularismo aristocrtico y la desesperacin de los clanes de la periferia. Pero fue derribado en su centro por la gentry comercializada, una city capitalista y un artesanado y una yeomanry plebeyos, fuerzas que iban por delante de l. Antes de que pudiera alcanzar la edad de su madurez, el absolutismo ingls fue derribado por una revolucin burguesa.

ITALIAPor qu Italia nunca alcanz un absolutismo nacional? Las instituciones medievales universalistas del papado y del imperio actuaron como un freno en el desarrollo de una monarqua territorial ortodoxa, tanto en Italia como en Alemania. En Italia, el papado resisti contra toda tentativa de conseguir la unificacin territorial de la pennsula. Adems, la ausencia de un poder real fuerte lo que permiti las maniobras polticas del papado.Sin embargo, el determinante fundamental del fracaso en producir un absolutismo nacional radica en el desarrollo prematuro del capital mercantil en las ciudades del norte de Italia, que impidi la aparicin de un poderoso Estado feudal reorganizado en el plano nacional. La riqueza y la vitalidad de las comunas lombardas y toscanas derrot el ms serio intento de establecer una monarqua feudal unificada qe podra haber echado las bases de un absolutismo posterior, este fue, la tentativa de Federico II en el siglo XIII por extender, desde su base en el sur, su Estado seorial relativamente avanzado. La solidez de la fortaleza de los Hohenstaufen en el sur permiti a Federico II realizar una formidable tentativa para crear un Estado imperial unitario a lo largo de toda la pennsula. Reclamando toda Italia como herencia suya, y reuniendo para su causa a la mayor parte de los seores feudales dispersos del norte, el emperador tom la Marca e invadi Lombarda. Sin embargo, en las prolongadas guerras entre guelfos y gibelinos, el linaje de los Hohenstaufen acabo derrotado y destruido.El papado fue el vencedor formal de esta contienda, orquestando la lucha contra el "anticristo" imperial y su progenie. Pero el papel ideolgico y poltico de los papas sucesivos en el ataque contra el poder de los Hohenstaufen en Italia nunca correspondi a la verdadera fuerza poltica o militar. Hasta el siglo XII, tras el conflicto de las investiduras con el imperio de Alemania, el papado no tuvo una corte normal, comparable a la de los Estados seculares de la poca. Ms tarde, dentro de la iglesia universal, el papado construy paulatinamente una autoridad autocratica y centralista cuyas prerrogativas superaban con mucho las de cualquier monarqua temporal de la poca. Al mismo tiempo, sin embargo, la posicin del papado como Estado permaneci extremadamente dbil e ineficaz. El papado medieval no pudo establecer ningn control seguro o digno de confianza ni siquiera en la pequea regin que estaba bajo su soberana nominal. Financiera y militarmente, el Estado papal, en cuanto principado italiano, era una unidad deficitaria.La razn bsica del fracaso de los Hohenstaufen e su intento por unificar la pennsula radica en otra parte, esto es, en la decisiva superioridad econmica y social del norte de Italia. Las ciudades lombardas y toscanas se mostraron suficientemente fuertes como para ahogar cualquier reagrupamiento territorial sobre una base rural-feudal. Por otra parte, eran intrnsecamente incapaces de alcanzar por s mismas la unificacin peninsular: en ese tiempo, el capital mercantil no tena ninguna posibilidad de dominar una formacin social de dimensiones nacionales.Poco despus, la rebelin de las Vsperas Sicilianas contra el dominio francs termin con la integridad del Regno. Los territorios de baronia del Sur se dividieron en lucha abierta entre los angevinos y los aragoneses. El papado, mero rehn de Francia en este momento, fue deportado a Avinon, abandonando la pennsula durante medio siglo.Las ciudades del norte y del centro quedaron libres para su propio y asombroso desarrollo poltico y cultural. El eclipse simultneo del imperio y del papado convirti a Italia en el eslabn dbil del feudalismo occidental: desde mediados del siglo XIV hasta la mitad del siglo XVI, las ciudades situadas entre los Alpes y el Tber vivieron la revolucionaria experiencia histrica que los propios afectados bautizaron como "Renacimiento", el renacimiento de la civilizacin de la Antigedad clsica tras el oscuro intervalo de la "Edad Media". La civilizacin renacentista que apareci en Italia fue de una vitalidad tan iridiscente que an parece una verdadera repeticin de la Antigedad. Las ciudades italianas comenzaron como centros mercantiles, dominados por la pequea nobleza y poblados de semicampesinos que combinaban frecuentemente las ocupaciones rurales y urbanas, el cultivo y la artesana. Pero asumieron un modelo profundamente distinto del de sus predecesoras clsicas. Los mercaderes, banqueros manufactureros o juristas se convirtieron en lite patricia de las ciudades-repblica, mientras la masa ciudadana la constituyeron los artesanos. La divisin del trabajo y el nivel tcnico de las industrias manufactureras en las ciudades del Renacimiento estaban mucho ms desarrollados que los de la Antigedad. Las ciudades italianas estaban profundamente separadas de sus campos: el contado rural era, significativamente, un territorio sometido, cuyos habitantes no tenan derecho de ciudadana en el sistema poltico. Eran complejos mecanismos industriales y comerciales, cuya capacidad como beligerantes en tierra e incluso en el mar era relativamente limitada. En el Renacimiento, las signorie fueron el ltimo episodio en la evolucin de las ciudades-repblicas y significaron su cada final en un autoritarismo aristocrtico. Las ciudades del Renacimiento estuvieron fundamentalmente en desacuerdo con el campo y las signorie -dictaduras principescas con un fondo profundamente agrario- no abri, pues, ningn ciclo de crecimiento poltico o econmico, sino que, por el contrario, acabo con el futuro de las ciudades italianas. Las Repblicas del Renacimiento no tenan ninguna posibilidad de un futuro de unificacin y conquista imperial; precisamente debido a que eran urbanas en su quintaesencia, nunca podra reunir y dirigir al conjunto de la formacin feudal, slidamente dominada todava por el campo .Por otra parte, sus fuerzas militares eran radicalmente inadecuadas para esa tarea. La aparicin de la signoria como una forma institucional fue un presagio de su futura parlisis. El apogeo de las comunas en el siglo XIII fue una era de fuerte expansin urbana y de crecimiento demogrfico. Este temprano protagonismo dio a Italia una posicin peculiar en el futuro desarrollo econmico del continente. Como los dems pases de Europa occidental, Italia qued asolada por el despoblamiento y la depresin del siglo XIV. La trayectoria de la economa italiana en el siglo XV es ms oscura. De todas formas, parece probable que las ciudades-Estado capearan la crisis general del feudalismo europeo mejor que cualquier otra zona de Occidente. El poder de recuperacin del sector urbano y la relativa modernidad del sector agrario, al menos en Lombarda, quiz permitieran a la Italia del norte recuperar el mpetu econmico hacia 1400, medio siglo antes que el resto de Europa occidental. La revitalizacin de la demanda europea mantuvo las exportaciones italianas de lujo a niveles muy altos durante otros cien aos. A pesar de todo, no tardaran en aparecer los lmites de la prosperidad comercial e industrial de las ciudades.Todo el cuerpo de la legislacin gremial estaba destinado a impedir cualquier tipo de innovacin. El capital manufacturero se mantuvo dentro de un marco reducido. La competencia de las industrias extranjeras, ms libres y situadas en el campo, con pocos costos de produccin, acabara arruinndolo. El capital mercantil floreci durante ms tiempo porque no estaba sometido a esas trabas, pero finalmente tambin tuvo que pagar el castigo de una relativa inercia tcnica, cuando el dominio martimo pas de las flotas mediterrneas a las atlnticas con la llegada de las flotas de transporte martimo ms rpidas y baratas desarrolladas por los holandeses y los ingleses. El capital financiero mantuvo sus niveles de beneficio durante ms tiempo que ningn otro, porque estaba ms alejado de los procesos materiales de produccin. Pero su dependencia parasitaria de los ejrcitos y las cortes le hizo especialmente vulnerable a sus vicisitudes. Las repblicas italianas se hicieron militarmente ms vulnerables a medida que el tamao y la capacidad de fuego de los ejrcitos europeos se desarrollaba en la primera poca moderna. El conjunto de estas tensiones, visibles en diferente grado segn las diferentes pocas en las ciudades del norte y del centro, constituy el marco para el auge de las signorie. La red de comunas nunca haba cubierto por completo el norte y el centro de la pennsula; entre ellas haban persistido siempre grandes intersticios rurales, dominados por nobles seoriales.El poder principesco, originario de las alas ms atrasadas del norte de Italia, pas a travs de los Alpes hacia el oeste y hacia el delta del Po por el este, dirigindose al centro principal de la escena poltica con la captura de Miln por Visconti a finales del siglo XIII. Desde ese momento, Miln represent siempre el principado ms estable y poderoso de las grandes ciudades italianas, debido a la especfica composicin interna del Estado. Miln, la de mayor riqueza rural entre las grandes ciudades italianas, fue el trampoln para la primera signoria del norte con trascendencia internacional. Hacia finales del siglo XIII, la mayor parte de la Italia situada ms all de los Apeninos haba cado en manos de pequeos seores o de aventureros militares.El patriciado genoves, mercenario y asocial, sobrevivi en el carro del imperialismo hispnico. En los dems sitios, la mayor parte de las ciudades-republicas desaparecieron.Pero, ninguno de los cinco Estados ms importantes de la pennsula -Miln, Florencia, Venecia, Roma y Npoles- tena la fuerza suficiente para superar a los otros, ni siquiera para absorber a los numerosos principados y ciudades menores. La incesante rivalidad poltica entre estados de mediana potencia alcanz finalmente un equilibrio precario con el tratado de Lodi, de 1451. La confusa experiencia histrica de estos seoros produjo la teora poltica de Maquiavelo. Presentada convencionalmente como una cima de la Realpolitik moderna, que prefiguraba la prctica de las monarquas seculares de la Europa absolutista, esa teora era de hecho el programa idealizado de una signoria panitaliana, o quiz meramente centroitaliana, en vsperas de la sustitucin histrica de esta forma poltica. Maquiavelo era consciente de la distancia que haba entre los estados dinsticos de Espaa o Francia y las tiranas provinciales de Italia.Por una curiosa comprensin de pocas histricas, sera finalmente la monarqua piamontesa la que conseguira la unificacin nacional en la era de las revoluciones burguesas en Occidente. Piamonte aport la base lgica para esta unificacin porque solo all haba aparecido un absolutismo riguroso y autctono, directamente basado sobre una nobleza feudal en una formacin social dominada por la servidumbre. Su posicin geogrfica a caballo de los Alpes fue decisiva para este destino excepcional. Esa posicin signific, en efecto, que Saboya pudo mantener su autonoma y ampliar sus fronteras durante tres siglos, alindose con las dos grandes potencias del continente en su lucha con las otras; primero con Francia contra Espaa, y despus con Austria contra Francia.En 1460, en vsperas de las invasiones extranjeras que cerraron el Renacimiento, Piamonte era el nico Estado independiente de Italia con un influyente sistema de Estados, naturalmente a causa de que era quiz la formacin social ms feudal de la pennsula.En la dcada de 1530 las tropas francesas y espaolas ocuparon las zonas occidental y oriental de Piamonte, respectivamente. En la zona francesa, los Estados se mantuvieron como tats provinciales del reino Valois, mientras que en la espaola fueron suprimidos desde 1555. En adelante, la dinasta piamontesca tendi siempre a apropiarse los mecanismos y las formas polticas del absolutismo francs, aunque resistiendo su absorcin territorial en ste. El siglo XVIII presenci recadas prolongadas en anrquicas guerras civiles y luchas nobiliarias bajo varios gobernantes dbiles. El avance hacia el absolutismo centralizado fue reanudado por Vctor Manuel II a principios del siglo XVIII. Su sucesor, Carlos Manuel III, se ali hbilmente con Francia contra Austria en la guerra de sucesin polaca, para conseguir una parte de la llanura lombarda, y, posteriormente, con Austria contra Francia en la guerra de sucesin austriaca, para conservarla. El absolutismo piamonts fue uno de los ms coherentes y afortunados de la poca.

SUECIAEl repentino ascenso de un absolutismo sueco en los primeros aos del siglo XVI, pasando prcticamente sin transicin del primer tipo "medieval" al primer tipo "moderno" de Estado feudal, no tuvo ningn equivalente en Europa occidental. La aparicin del nuevo Estado fue precipitada desde el exterior. En 1520, el nuevo rey dans, Cristian II, march con un ejrcito sobre Suecia para imponer all su autoridad, derrotando y ejecutando a la faccin oligrquica de los Stura. La perspectiva de una fuerte monarqua extranjera imponindose sobre Suecia uni a la aristocracia local y a algunos sectores del campesinado independiente tras un noble usurpador. Gustavo Vasa, que se levant contra el dominio dans y estableci su propio gobierno. Una vez instalado en el poder, echo las bases de un firme Estado monrquico en Suecia. Su primer movimiento fue poner en marcha la expropiacin de la Iglesia, bajo la bandera de la Reforma. Todo el aluvin de propiedades eclesisticas pas a la monarqua sueca. Adems, por medio de la explotacin de las minas de plata, el fomento de las exportaciones de hierro y la supervisin minuciosa de las rentas e ingresos de su reino, Gustavo acumul un inmenso excedente. Simultneamente, ampli el aparato administrativo real para la direccin del pas. La innovacin fundamental de la maquinaria poltica de los Vasa fue el uso constante de la Asamblea de Estados o Riksdag, que fue convocada repetidamente para legitimar los actos de la nueva dinasta, dando un sello de aprobacin popular a la poltica de la monarqua.Los hijos de Gustavo heredaron un Estado firme, aunque algo primitivo, que haba mantenido relaciones cordiales con la aristocracia, imponindole pocas cargas y no daando sus privilegios. Erik XIV, que sucedi a Gustavo en 1560, reform y ampli el ejrcito. Creo un nuevo sistema de ttulos confiriendo a los magnates los rangos de conde y barn. En el exterior, su reinado inaugur el expansionismo sueco en el norte Bltico. Su hermano Juan III, que lo sucedi, prosigui la guerra de Livonia con un cambio de alianzas a favor de Polonia contra Rusia. A finales de la dcada de 1570, las fuerzas polacas empujaron los ejrcitos de Ivn IV hasta Pskov, mientras las tropas suecas conquistaban Estonia: las bases de un imperio exterior sueco estaban echadas.En el interior se produca, una carrera acelerada tras los beneficios que la monarqua confiaba a funcionarios y administradores, en 1590 slo un tercio de ellos estaban en manos de la nobleza. Las fricciones entre la monarqua y la aristocracia crecan hacia finales de siglo.La subida al trono del hijo catlico de Juan III, Segismundo, en 1592, precipit un perodo de conflictos religiosos y polticos agudos. Segismundo, partidario de la Contrareforma, haba siendo elegido Rey de Polonia cinco aos antes. Obligado por la nobleza sueca, como condicin para ser aceptado, a respetar el luteranismo en Suecia y a abstenerse de toda unificacin administrativa de sus dos reinos, Segismundo residi durante diez aos en Polonia, como monarca ausente. En este perodo, gobernaron Suecia su to Carlos y el rad de los magnates. El poder concentrado por Carlos lo enemist finalmente con la alta aristocracia, que se uni a Segismundo cuando ste volvi en 1604 para recuperar su patrimonio. La confrontacin armada resultante termin con la victoria de Carlos, muy favorecido por la propaganda antipapal contra Segismundo, a quien se present como una amenaza de recatolizacin de Suecia.A la muerte de Carlos, en 1611, el grado de tensin y de recelo entre la dinasta y la aristocracia se revel con toda claridad. La nobleza aprovech inmediatamente la oportunidad para imponer en 1612 una Carta que restableca el poder del rad, garantizaba la primaca nobiliaria en los nombramientos para la burocracia y aseguraba la posesin del cargo y de salarios fijos a los funcionarios del Estado. El reinado de Gustavo Adolfo comenz con un pacto constitucional, su gobierno presenci la reconciliacin de la monarqua y la nobleza: el aparato del Estado dej de ser un rudimentario patrimonio dinstico, a medida que la aristocracia se alistaba colectivamente en la administracin y el ejrcito, modernos y poderosos, construidos ahora en Suecia.Librndose de la guerra con Dinamarca, que haba heredado de Carlos IX, por la firma de una paz costoso al comienzo de su reinado, el rey concentr sus objetivos iniciales en el Bltico norte, donde Rusia estaba an sacudida por el "perodo de trastornos", y su hermano Carlos Felipe casi se haba instalado como zar con el apoyo de los boyardos y de los cosacos. Gustavo Adolfo comenz una exitosa campaa de expansin.A la muerte del rey, en 1632, Suecia era el rbitro de Alemania y la potencia dominante en todo el norte de Europa.Qu hizo posible esta subida meterica del absolutismo sueco? La particularidad fundamental de la formacin social sueca en vsperas de la poca Vasa era la feudalizacin notablemente incompleta de las relaciones de produccin de su economa rural. Esto no significa, sin embargo, que Suecia no conoci el feudalismo. La otra mitad de la agricultura sueca era un complejo real-clerical-nobiliario, en el que se extraa excedente por medios feudales convencionales de un campesinado dependiente. Las ciudades suecas eran pocas y dbiles, el comercio extranjero era un monopolio de los mercaderes hanseticos. Cul es la explicacin del xito histrico del Estado Vasa? La respuesta nos lleva al ncleo del carcter especfico del absolutismo sueco. La centralizacin del poder real en los siglos XVI y XVII fue producto de la amenaza de un riguroso dominio dans fue lo que moviliz a la nobleza sueca tras Gustavo I, y el capital de Lubeck fue quien financi su esfuerzo blico contra Cristian II. Pero la coyuntura de la dcada de 1520 no constituye la matriz fundamental del absolutismo sueco, que debe buscarse en la relacin triangular de las fuerzas de clase dentro del propio pas. El modelo social bsico y determinante que existe tras esa relacin puede resumirse en una breve frmula: la constelacin occidental tpica en la primera poca moderna fue un absolutismo aristocrtico, edificado sobre los fundamentos sociales de un campesinado no servil y de unas ciudades ascendentes; la constelacin tpica del Este fue un absolutismo aristocrtico erigido sobre un campesinado servil y unas ciudades subyugadas. El absolutismo sueco, por el contrario, se construy sobre una base nica porque combin un campesinado libre con unas ciudades insignificantes. Aunque en cierto sentido la nobleza fuese mucho menos prepotente en el campo que sus equivalentes de los otros pases de Europa occidental, tambin estaba mucho menos limitada objetivamente por la presencia de una burguesa urbana. Si bien la aristocracia estaba conformada por un pequeo grupo, no exista ninguna amenaza burguesa contra su monopolio del poder poltico. El orden social sueco fue, pues, inslitamente estable mientras no se ejercieron sobre l presiones exteriores. Fueran precisamente estas presiones las que precipitaron la llegada inicial del rgimen de los Vasa. En este momento comenz a ser importante una nueva caracterstica de la situacin sueca. El sistema de feudos fue tardo e imperfecto. Nunca se desarroll un separatismo de potentados territoriales del tipo occidental. Y debido a esto, nunca se produjeron divisiones regionales fuertes entre la escaza nobleza sueca. En condiciones sociales de apata, el absolutismo tenda a carecer de la presin que se deriva de las necesidades vitales de una clase social. De ah la curiosa trayectoria pendular del absolutismo sueco, sin comparacin con ninguna otra de Europa. Durante los tres siglos de su existencia, el absolutismo sueco sufri frecuentes recadas institucionales, pero nunca un verdadero levantamiento poltico de la nobleza, comparables con las de Espaa, Francia o Inglaterra. Conclusiones:El complejo feudal "pleno" haba nacido en el centro de Europa occidental. De all se expandi de forma lenta y desigual, primero hacia Inglaterra, Espaa y Escandinavia; despus, y de modo menos perfecto, hacia Europa Oriental, donde sus elementos y etapas constituyentes sufrieron numerosas dislocaciones y torsiones locales. La dinmica econmica del modo de produccin feudal europeo fue lo que libero los elementos necesarios para la acumulacin originaria de capital a escala continental, y el orden social de la Edad Media precedi y prepar el auge de la clase burguesa que la llevara a cabo. En la segunda mitad del siglo XX, slo una regin, fuera de Europa o de sus colonias ultramarinas, ha alcanzado un capitalismo industrial avanzado: Japn. Las precondiciones econmicas del capitalismo japons estaban profundamente enraizadas en el feudalismo nipn.Sin embargo, hubo una decisiva divergencia entre la evolucin europea y la japonesa. Aunque Japn habra de alcanzar en ltimo trmino un ritmo de industrializacin ms rpido que el de cualquier pas capitalista de Europa o Norteamrica, el impulso fundamental para su tempestuosa transicin hacia el modo de produccin capitalista, a finales del siglo XIX y en la primera parte del siglo XX, fue exgeno. El impacto del imperialismo occidental sobre el feudalismo japons fue lo que galvaniz repentinamente las fuerzas internas, dirigindolas hacia la transformacin del orden social tradicional.Qu es, por tanto, lo especfico de la historia europea, que lo separ tan profundamente de la historia japonesa, a pesar del ciclo comn del feudalismo? La respuesta reside en el legado perdurable de la Antigedad clsica.El advenimiento del modo de produccin capitalista en Europa slo puede entenderse desechando toda nocin puramente lineal del tiempo histrico como un todo. En vez de presentar la forma de una cronologa acumulativa, en la que una etapa sucede y suplanta a la anterior, para producir la siguiente que a su vez la superar, la marcha hacia el capitalismo revela una supervivencia del legado de un modo de produccin dentro de una poca dominada por otro, y una reactivacin de su fuerza en el paso hacia en tercero. La ventaja de Europa sobre Japn radica en su ascendencia clsica. La connotacin de los modos de produccin antiguo y feudal fue necesaria para producir el modo de produccin capitalista en Europa. El nacimiento del capital presenci tambin el renacer de la Antigedad. El Renacimiento fue simultneamente el momento en que el encuentro entre la Antigedad y el feudalismo produjo de repente sus frutos ms originales. El tipo nuevo y singular de Estado que surgi en esta poca fue el absolutismo. Las monarquas absolutas del primer perodo moderno fueron un fenmeno estrictamente europeo. Fue en este punto en el que se detuvo la evolucin de Japn: el feudalismo del Oriente Lejano nunca desemboc en el absolutismo.El Absolutismo apareci tambin en Europa oriental que nunca haba experimentado la original sntesis romano-germnica que dio el ser al feudalismo medieval. En Europa oriental, el poder social de la nobleza no estuvo condicionado por ninguna burguesa urbana ascendente como la que caracteriz a Europa occidental: el dominio seorial no tuvo lmites. Construida sobre la servidumbre, la forma feudal de su estructura de Estado era clara y manifiesta; el campesinado sometido a la servidumbre constitua un recuerdo permanente de las formas de opresin y explotacin que perpetuaba su aparato coactivo. Al mismo tiempo, la gnesis del absolutismo en Europa oriental fue fundamentalmente distinta de la del de Europa Occidental, no fue el crecimiento de la produccin y el intercambio mercantil lo que le dio el ser; ms all del Elba, el capitalismo estaba todava muy lejos. Lo que condujo a la paradjica preformacin del absolutismo en el Este fue la interseccin de dos fuerzas: la de un proceso inacabado de feudalizacin y la de una creciente presin militar que vena del Oeste, ms avanzado.Al presentar desde sus comienzos a distintos linajes histricos, los estados absolutistas de Europa occidental y oriental siguieron trayectorias divergentes hasta sus respectivos finales. En Occidente, las monarquas espaola, inglesa y francesa fueron derrotadas o derrocadas por revoluciones burguesas iniciadas desde abajo, mientras que los principados italianos y alemanes fueron eliminados por revoluciones burguesas iniciadas, tardamente, desde arriba. En el Este, por otra parte, el imperio ruso fue destruido finalmente por una revolucin proletaria. Las consecuencias de la divisin de continente, simbolizadas en estas sucesivas y opuestas insurrecciones, estn todava con nosotros.