EL ESTADO DEL ARTE DE LAS CIENCIAS · PDF fileha estado centrada en la Toxicología y en la Química Bioinorgánica Médica. ... EL ESTADO DEL ARTE DE LA TOXICOLOGÍA FORENSE EN MÉXI-CO

Zoraida García CastilloMaría Elena Bravo-Gómez

Coordinadoras

EL ESTADO DEL ARTE DE LAS CIENCIAS FORENSES

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Colección Derecho y...El Colegio Nacional

El Colegio Nacional es una comunidad de cultura al servicio de la sociedad con na-turaleza jurídica, dotado de autonomía y personalidad jurídica propia, conforme a lo previsto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en las le-yes aplicables del Gobierno Federal, así como en los Decretos de Creación y re-organización que lo rigen, de fechas 8 de abril de 1943 y 9 de noviembre de 1971, respectivamente.

Dicha institución lleva por lema “Libertad por el saber” y tiene por objeto honrar a un grupo de mexicanos eminentes que re-presenten la sabiduría de la época a fi n de alabar y enaltecer sus méritos y canalizar la riqueza de su conocimiento hacia sus conciudadanos, para fortalecer así la con-ciencia y unidad de la Nación, perpetuada en generaciones sucesivas de personas relevantes por su ciencia y sus virtudes.

María Elena Bravo-GómezEstudió la Licenciatura Química Farmacéutico Biológica en la Facultad de Química de la UNAM y realizó sus es-tudios de Doctorado en Ciencias Químicas en la misma institución. Es miembro del Sistema Nacional de Inves-tigadores Nivel I y de varias asociaciones científi cas. Su labor docente y de investigación durante 15 años ha estado centrada en la Toxicología y en la Química Bioinorgánica Médica. Ha publicado 18 artículos en re-vistas internacionales arbitradas y 6 capítulos en libros internacionales. Actualmente es Jefa de la Unidad de Investigación de la Licenciatura en Ciencia Forense en la Facultad de Medicina de la UNAM.

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La Red Temática de Ciencias Forenses, aprobada en el año 2016 por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, se constituyó con el fi n de promover la vinculación y cooperación entre instituciones nacionales con interés docente, de investigación y/o de ejercicio profe-sional en las diversas áreas forenses, con la fi nalidad de fortalecer la generación, aplicación y difusión del conocimiento enfocado en la resolución de problemas nacionales relacio-nados con el ejercicio técnico y científi co forense con la colaboración de instituciones in-ternacionales. En esta Red participan expertos de variadas formaciones profesionales y de distintas instituciones académicas y de gobierno, con interés en el área. Entre sus primeros resultados, ha preparado la presente antología con la intención de abrir una brecha al lector entre la compleja multidisciplinariedad de las ciencias forenses en su estado actual en Mé-xico, como plataforma para trabajar integralmente alrededor del estudio de los hechos que se dirimen en el foro. La realización de esta obra fue posible gracias al fi nanciamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Zoraida García CastilloEs Doctora en Derecho por el Instituto de Investiga-ciones Jurídicas de la UNAM, con la tesis “La argumen-tación del juzgador en el esquema de la reforma cons-titucional de 2008. Hacia la instauración de los juicios orales en México”. Obtuvo la licenciatura y maestría en Derecho en la Facultad de Derecho de la UNAM. Recibió la Medalla Alfonso Caso en 2005, por su destacado desempeño en el Programa de Maestría.Obtuvo una Especialización en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante, España.Fue Agente del Ministerio Público de la Federación y Fiscal Especial en la Procuraduría General de la Repú-blica, en actividades relacionadas con análisis consti-tucionales y en investigación de delitos relacionados con delincuencia organizada (1995 a 1999). Se desem-peñó como Asesora en el Consejo de la Judicatura Fe-deral (1999-2001) y como Dictaminadora Jurídica en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (2003-2013).Ha impartido cursos, participado como disertante y publicado en foros nacionales e internacionales, en temas relacionados con la Ciencia Forense, la relación del Derecho y la Ciencia, el Sistema Procesal Penal Acusatorio, Argumentación Jurídica, Delincuencia Or-ganizada, Derechos Humanos, Derecho a la Justicia, entre otros. Hoy día es Coordinadora de la Licenciatura en Ciencia Forense, en la Facultad de Medicina de la UNAM. Es in-tegrante del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I, y es Consejera de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico.

EL ESTADO DE LAS ARTES FORENSES EN MÉXICO

COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH

MARÍA JOSÉ AÑÓN ROIG Catedrática de Filosofía del Derecho de la

Universidad de Valencia

ANA BELÉN CAMPUZANO LAGUILLOCatedrática de Derecho Mercantil de la

Universidad CEU San Pablo

JORGE A. CERDIO HERRÁNCatedrático de Teoría y Filosofía de

Derecho. Instituto Tecnológico Autónomo de México

JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZMinistro de la Suprema Corte

de Justicia de México

OWEN M. FISSCatedrático emérito de Teoría del Derecho de la

Universidad de Yale (EEUU)

LUIS LÓPEZ GUERRAJuez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid

ÁNGEL M. LÓPEZ Y LÓPEZ Catedrático de Derecho Civil de la

Universidad de Sevilla

MARTA LORENTE SARIÑENACatedrática de Historia del Derecho de la

Universidad Autónoma de Madrid

JAVIER DE LUCAS MARTÍNCatedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía

Política de la Universidad de Valencia

VÍCTOR MORENO CATENACatedrático de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III de Madrid

FRANCISCO MUÑOZ CONDECatedrático de Derecho Penal de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

ANGELIKA NUSSBERGERJueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de Colonia (Alemania)

HÉCTOR OLASOLO ALONSOCatedrático de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario (Colombia) y Presidente del Instituto Ibero-Americano de La Haya (Holanda)

LUCIANO PAREJO ALFONSOCatedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid

TOMÁS SALA FRANCOCatedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia

IGNACIO SANCHO GARGALLOMagistrado de la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo de España

TOMÁS S. VIVES ANTÓN Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia

RUTH ZIMMERLINGCatedrática de Ciencia Política de la Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página web:

www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .................................................................................. 15

EL ESTADO DEL ARTE DE LAS CIENCIAS FORENSES Y EL SISTE-MA DE JUSTICIA EN MÉXICO ....................................................... 35Zoraida García CastilloAna Pamela Romero Guerra

1. Introducción ................................................................................ 352. Ciencias forenses y determinación de la verdad en el derecho ...... 373. La prueba científica en el sistema penal acusatorio ...................... 404. Algunos casos emblemáticos ........................................................ 48

4.1. El caso de Brandon Mayfield .............................................. 494.1.1. Antecedentes ........................................................... 504.1.2. Acciones y consecuencias en materia pericial ........... 52

4.2. Un caso mexicano (pero también internacional): el detector molecular GT-200 ............................................................... 53

4.3. Otros casos controversiales ................................................. 615. Opiniones de la Red .................................................................... 636. La Declaración de Doha. A manera de conclusiones .................... 65

EXCURSO. CUESTIONARIO EN MATERIA DE PRUEBA CIENTÍFI-CA / PERICIAL PARA JURISTAS ...................................................... 69Maestra Carmen Patricia López Olvera

EL ESTADO DEL ARTE DE LA CRIMINALÍSTICA DE CAMPO EN MÉXICO ........................................................................................... 99Xavier Fernando Mungarro Menchaca

1. Docencia ...................................................................................... 992. Servicios ...................................................................................... 1043. Investigación ................................................................................ 1044. Actualidad y perspectivas............................................................. 1055. Conclusión .................................................................................. 110

8 Índice

UN PETIT PEU DE CRIMINOLOGÍA Y CRIMINALÍSTICA ................ 113Karla Villarreal Sotelo

1. La criminología ........................................................................... 1212. La criminalística .......................................................................... 125

EL ESTADO DEL ARTE DE LA DACTILOSCOPÍA FORENSE EN MÉ-XICO ................................................................................................. 131Chantal LoyzanceElías Jesús López Martínez

1. Dactiloscopía: descripción general ............................................... 1312. Antecedentes ................................................................................ 1363. Contexto actual en México .......................................................... 137

3.1. Docencia ............................................................................. 1383.2. Investigación ....................................................................... 1393.3. Servicios ............................................................................. 141

4. Necesidades por atender .............................................................. 143

EL ESTADO DEL ARTE DE LA ACÚSTICA FORENSE EN MÉXICO .. 145Fernanda López-Escobedo

1. Antecedentes ................................................................................ 1452. Situación actual de la acústica forense ......................................... 1473. Investigación y docencia en el mundo .......................................... 1494. Investigación y docencia en México ............................................. 1515. Publicaciones y difusión de la acústica forense ............................. 154

EL ESTADO DEL ARTE DE LA INGENIERÍA FORENSE EN MÉXI-CO ..................................................................................................... 157Vicente Torres Zúñiga

1. Introducción ................................................................................ 1572. ¿Cómo ha sido tratado el tema?................................................... 1583. ¿Cuándo y dónde surgió esta área y qué necesidades llevaron a su

creación y desarrollo en México? ................................................. 1594. ¿Cómo se encuentra actualmente? ............................................... 1605. ¿Qué tipo de trabajo se desarrolla en esta área: investigación, do-

cencia y/o servicios? ..................................................................... 1615.1. ¿Existe algún tipo de vínculo entre estas tres áreas? ............ 162

6. ¿Qué instituciones o grupos en México trabajan en esta área de las ciencias forenses? .................................................................... 163

7. ¿Qué tipo de financiamiento se destina a esta área? ..................... 164

9Índice

8. ¿Cuál es el nivel académico de las personas que trabajan en el área? ............................................................................................ 164

9. ¿Quiénes son beneficiarios o usuarios de los productos que surgen de esta área? ................................................................................ 165

10. ¿Cuáles son los logros más relevantes en el área en México? ........ 16511. ¿Cómo se divulgan los resultados del área (congresos, conferen-

cias, publicaciones)? ..................................................................... 16612. ¿Cuáles son las tendencias? ........................................................... 16813. ¿Qué necesidades aún no han sido atendidas en el área? ............... 169

EL ESTADO DEL ARTE DEL CÓMPUTO FORENSE EN MÉXICO..... 171Vicente Torres ZúñigaCzeslaw Kristofer Lugowski Rivero

1. ¿Cómo ha sido tratado el tema?................................................... 1712. ¿Cuándo y dónde surgió esta área y qué necesidades llevaron a su


cencia y/o servicios? ..................................................................... 1774.1. ¿Existe algún tipo de vínculo entre estas tres áreas? ............ 178


6. ¿Qué tipo de financiamiento se destina a esta área? ..................... 1807. ¿Cuál es el nivel académico de las personas que trabajan en el

área? ............................................................................................ 1808. ¿Quiénes son beneficiarios o usuarios de los productos que surgen

de esta área? ................................................................................ 1819. ¿Cuáles son los logros más relevantes en el área en México? ....... 18110. ¿Cómo se divulgan los resultados del área (congresos, conferen-


EL ESTADO DEL ARTE DE LA QUÍMICA FORENSE EN MÉXICO .... 185Luz Alejandra Castillo Alanís

1. Introducción ................................................................................ 1852. Antecedentes ................................................................................ 1863. Situación actual ........................................................................... 1915. Investigación ................................................................................ 1946. Servicios ...................................................................................... 197

6.1. Tipos de intervención .......................................................... 1987. Nivel federal ................................................................................ 199

10 Índice

8. Nivel local ................................................................................... 2019. Iniciativa Privada ......................................................................... 202

EL ESTADO DEL ARTE DE LA TOXICOLOGÍA FORENSE EN MÉXI-CO ..................................................................................................... 205Alejandra Quijano MateosMaría Elena Bravo Gómez

1. Toxicología forense ...................................................................... 2052. Metodología ................................................................................ 2073. Antecedentes ................................................................................ 2084. Situación actual ........................................................................... 210

4.1. Docencia ............................................................................. 2104.2. Investigación científica y divulgación .................................. 2114.3. Servicios ............................................................................. 215

5. Necesidades por atender .............................................................. 220

EL ESTADO DEL ARTE DE LA GENÉTICA FORENSE EN MÉXICO . 223Alexa Villavicencio QueijeiroMariano Guardado Estrada

1. Genética forense .......................................................................... 2232. Antecedentes ................................................................................ 2253. Antecedentes de la genética forense en México ............................ 2274. Docencia ...................................................................................... 2285. Investigación ................................................................................ 2306. Servicios ...................................................................................... 2327. Necesidades por atender .............................................................. 233

EL ESTADO DEL ARTE DE LA ENTOMOLOGÍA FORENSE EN MÉ-XICO ................................................................................................. 235Carlos Pedraza-LaraSantiago Vergara-Pineda

1. Definición .................................................................................... 2352. Entomología forense urbana y de productos almacenados ........... 2363. Fauna de interés forense médico-legal .......................................... 2364. Entomología forense médico-legal ............................................... 240

4.1. Historia de la entomología forense médico-legal hasta el si-glo XX ................................................................................ 240

4.2. La entomología forense en el siglo XXI .............................. 2435. Enfoques de frontera en entomología forense .............................. 248

5.1. Identificación de la diversidad de fauna de interés forense .. 249

11Índice

5.2. Toxicología entomológica ................................................... 2515.3. Estudio del ADN humano a partir de insectos .................... 253

6. Conclusiones ............................................................................... 254

EL ESTADO DEL ARTE DE LA MEDICINA FORENSE EN MÉXICO . 257Luz María Reyna Carrillo Fabela

1. Antecedentes históricos en el mundo............................................ 2582. Antecedentes históricos en México .............................................. 2623. Estado que guarda la medicina forense en la Academia Nacional

de Medicina de México, A. C. ...................................................... 2674. Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Mé-

dicas (CONACEM) ..................................................................... 2685. Consejo Mexicano de Medicina Legal y Forense.......................... 2686. Escuelas formadoras de especialistas en medicina legal y forense

en México .................................................................................... 2707. ¿Qué es la medicina legal o forense? ............................................ 2718. Campo de acción de la medicina legal y forense........................... 2749. Instituciones que han impulsado la medicina legal y forense ........ 27410. Retos de la medicina legal y forense en México ............................ 27611. Conclusiones ................................................................................ 277

EL ESTADO DEL ARTE DE LA PSICOPATOLOGÍA FORENSE EN MÉXICO ........................................................................................... 279Eric García-LópezLuz Anyela Morales Quintero

1. Introducción ................................................................................ 2792. Antecedentes ................................................................................ 2853. Estado del arte de la psicopatología forense ................................. 288

3.1. Formación especializada y procesos de acreditación ........... 2883.2. Práctica profesional ............................................................ 2903.3. Investigación ....................................................................... 2923.4. Publicaciones ...................................................................... 2953.5. Difusión de información: congresos, simposios y otros

eventos académicos ............................................................. 2974. Consideraciones finales ................................................................ 298

EL ESTADO DEL ARTE DE LA ODONTOLOGÍA FORENSE EN MÉ-XICO ................................................................................................. 305Ivet Gil-Chavarría

1. Introducción ................................................................................ 305

12 Índice

2. Odontología forense .................................................................... 3062.1. ¿Cómo ha sido tratado el tema de la odontología forense? . 3062.2. ¿Cuándo y dónde surgió esta área y qué necesidades lleva-

ron a su creación y desarrollo en México? .......................... 3072.3. ¿Cómo se encuentra actualmente la odontología forense y

qué tipo de trabajo se desarrolla en las áreas de servicios, docencia e investigación? .................................................... 3082.3.1. ¿Existe algún tipo de vínculo entre servicios, docen-

cia e investigación en la odontología forense?.......... 3132.4. ¿Qué instituciones o grupos en México trabajan en odonto-

logía forense? ...................................................................... 3142.5. ¿Qué tipo de financiamiento se destina a la odontología fo-

rense? ................................................................................. 3152.6. ¿Cuál es el nivel académico de las personas que trabajan en

el área? ............................................................................... 3152.7. ¿Quiénes son beneficiarios o usuarios de los productos que

surgen de este campo forense? ............................................ 3162.8. ¿Cuáles son los logros más relevantes en el área en Méxi-

co? ...................................................................................... 3162.9. ¿Cómo se divulgan los resultados de la odontología forense

(congresos, conferencias, publicaciones)? ............................ 3172.10. ¿Cuáles son las tendencias? ................................................. 3212.11. ¿Qué necesidades aún no han sido atendidas en el área? ..... 321

3. Conclusiones ............................................................................... 324

EL ESTADO DEL ARTE DE LA ANTROPOLOGÍA FORENSE EN MÉ-XICO ................................................................................................. 325Mirsha Quinto Sánchez

1. ¿Cómo ha sido tratado el tema?................................................... 3252. ¿Cuándo y dónde surgió esta área y qué necesidades llevaron a su


cencia y/o servicios? ..................................................................... 3314.1. Investigación ....................................................................... 3314.2. Docencia ............................................................................. 3324.3. Servicios ............................................................................. 3324.4. ¿Existe algún tipo de vínculo entre estas tres áreas? ............ 333


6. ¿Qué tipo de financiamiento se destina a esta área? ..................... 3347. ¿Cuál es el nivel académico de las personas que trabajan en el

área? ............................................................................................ 335

13Índice

8. ¿Quiénes son beneficiarios o usuarios de los productos que surgen de esta área? ................................................................................ 335

9. ¿Cuáles son los logros más relevantes en el área en México? ....... 33610. ¿Cómo se divulgan los resultados del área (congresos, conferen-


EL ESTADO DEL ARTE DE LA BIOÉTICA FORENSE EN MÉXICO ... 343Jennifer Hincapié Sánchez

1. Antecedentes ................................................................................ 3432. Instituciones dedicadas a la bioética en México ........................... 3443. Investigadores dedicados al estudio de la bioética en México....... 3484. La bioética forense en México ..................................................... 352

EL ESTADO DEL ARTE DE LA ENSEÑANZA DE LA CIENCIA FO-RENSE EN MÉXICO......................................................................... 357Ana María Sosa ReyesGuillermo Romo GuadarramaLuis Jiro Suzuri Hernández

1. Introducción ................................................................................ 3572. Instituciones públicas de procuración y administración de justi-

cia ................................................................................................ 3592.1. Instituto de Formación Ministerial, Policial y Pericial ......... 3592.2. Instituto de Capacitación y Profesionalización en Procura-

ción de Justicia Federal ....................................................... 3612.3. Instituto de Ciencias Forenses ............................................. 3622.4. Instituto de Formación Profesional ..................................... 3632.5. Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses ............................ 364

3. Instituciones públicas de educación superior ................................ 3663.1. Instituto Nacional de Ciencias Penales ................................ 3683.2. Maestría en Ciencias Forenses de la Universidad Autónoma

de Ciudad Juárez ................................................................ 3703.3. Maestría en Criminología y Ciencias Forenses de la Univer-

sidad Autónoma de Tamaulipas .......................................... 3703.4. Licenciatura en Seguridad Pública y Ciencias Forenses de la

Universidad Tecnológica de Nayarit ................................... 3713.5. Licenciatura en Ciencia Forense de la Universidad Nacional

Autónoma de México ......................................................... 3724. Instituciones privadas de educación técnica o superior................. 374

14 Índice

5. Retos y necesidades de la enseñanza de las ciencias forenses en México ........................................................................................ 375

6. Conclusiones ............................................................................... 378

CONCLUSIONES ................................................................................... 383Mariano Guardado-EstradaFernanda López-EscobedoAlejandra Quijano-MateosMaría Elena Bravo-GómezLuis Jiro Suzuri Hernández

1. Investigación ................................................................................ 3852. Docencia ...................................................................................... 3893. Servicios ...................................................................................... 3904. Alcances de la Red Temática de Ciencias Forenses ....................... 392

Introducción

En la historia de la investigación forense, pocas coyunturas han existido más oportunas que la actual para emprender una revisión del estado que guarda —el así llamado “estado del arte”— la ciencia forense en el mundo y, especialmente, en nuestro país. Desde el exte-rior nos llegan noticias sumamente preocupantes sobre la fiabilidad de los resultados que arrojan varias de las disciplinas medulares del quehacer forense. La más reciente, el estudio realizado por el Con-sejo de Asesores del Presidente de los Estados Unidos1, donde se advierte que

[a]contecimientos registrados en las últimas dos décadas —entre los que se incluyen la exoneración de acusados erróneamente condenados en parte gracias a evidencia científica forense, una serie de estudios sobre los fundamentos científicos de las disciplinas forenses, revisiones de los testimonios periciales basados en hallazgos forenses y escándalos en la-boratorios estatales de criminalística— han llamado la atención sobre la cuestión de la validez y la confiabilidad de algunos tipos importantes de evidencia forense y del testimonio basado en ella. [...] El reporte publicado en el 2009 por el Consejo Nacional de Investigación [NRC, por sus siglas en inglés] representa la revisión más exhaustiva realizada a la fecha del [estado de] la ciencia forense en este país. Este reporte deja en claro que algunos tipos de problemas, irregularidades y errores judiciales no pueden simplemente atribuirse a un puñado de peritos corruptos o de laborato-rios con un pobre desempeño, sino que ocurren de manera sistemática y generalizada, resultado de factores como un elevado grado de fragmen-tación (evidente en lo desigual y a menudo inadecuado de los programas de capacitación, los requisitos académicos, los recursos disponibles y la capacidad operativa de los laboratorios), la ausencia de estandarización en las disciplinas, insuficientes investigación y educación de alta calidad y escasez de estudios revisados por pares que establezcan las bases científi-cas y la validez de muchos métodos forenses de rutina (pp. 1 y 4).

En nuestro país, reclamos como estos agudizan los retos inherentes a un contexto jurídico cambiante. Con la entrada en operación del

1 President’s Council of Advisors on Science and Technology (2016) Forensic science in criminal courts: ensuring scientific validity of feature-comparison methods. Washington D. C.: Executive Office of the President.

16 Introducción

nuevo sistema penal acusatorio de tipo oral apenas el año pasado2, uno en el que —como no solía ocurrir en el anterior— “la prueba pe-ricial adquiere vital importancia en el proceso de investigación”, toda vez que por su grado de objetividad “trunca el camino a la arbitra-riedad3”, garantizar la calidad científica de la prueba es una tarea ur-gente y un desafío de proporciones inéditas. Como elocuentemente lo expone el profesor de Teoría y Filosofía del Derecho Juan Igartua Sa-laverría, “la prueba científica provoca un auténtico terremoto (quizás silencioso) en el proceso penal, poniéndolo todo de vuelta y media; al punto de afectar al tipo de prueba que prevalecerá, al ejercicio del derecho a la prueba que tienen las partes, a la función del propio juez, y hasta al razonamiento procesal4”. Gestionar la problemática que se desprende de la combinación de ambos retos —uno técnico y cientí-fico, el otro policial y jurídico— exige la colaboración estrecha entre quienes se dedican a la investigación en las distintas ramas forenses y quienes se encargan de procurar la justicia. Desconectado de lo que ocurre en los tribunales, el conocimiento generado en universidades e institutos de investigación está en peligro de caer en la irrelevancia. Ignorante de los avances tecnocientíficos, la práctica pericial y jurídi-ca no puede sino emprender ciegamente indagaciones y arriesgarse a tomar decisiones que rocen la arbitrariedad. Tendiendo puentes entre ambos campos se encuentra la enseñanza de la ciencia forense, medio ideal para difundir el conocimiento entre sus usuarios en las escenas del crimen y los tribunales, así como para brindar retroalimentación a los académicos sobre la pertinencia y utilidad de sus esfuerzos.

De ahí que los tres ejes que articulan los trabajos recogidos en este volumen sean justamente la investigación, la enseñanza y el servicio en materia forense. Para extender la utilidad de sus textos, la mayo-ría de los autores se han preocupado por perfilar cuáles han sido los

2 Para un breve repaso a sus características, véase Romero Guerra, A. P. (2016, junio) Para comprender el sistema acusatorio. Letras Libres, 210, pp. 46-48.

3 Medina Alegría, S. M. (2016), Ciencia forense y derecho. En Z. García Castillo & L. Goslinga Remírez (coords.), Derecho y ciencia forense (pp. 30 y 31). Méxi-co: El Colegio Nacional/Tirant lo Blanch.

4 Igartua Salaverría, J. (2016), La prueba científica en el proceso penal. En Z. García Castillo & L. Goslinga Remírez (coords.), Derecho y ciencia forense (pp. 35-36). México: El Colegio Nacional/Tirant lo Blanch.

17Introducción

logros más relevantes en sus respectivas áreas, qué tendencias se vis-lumbran a futuro y cuáles son las necesidades pendientes de atender.

Antes de presentar brevemente cada uno de los textos que confor-man esta colección conviene advertir que no ha sido posible —ni fue jamás la intención— incluir en estas páginas a todas y cada una de las disciplinas forenses de que se tiene noticia. Su ausencia en modo al-guno es indicativa de su relevancia. Más aún, por la gran complejidad de los problemas forenses y la enorme diversidad de saberes y conoci-mientos que su resolución puede suponer, es inevitable que en un futu-ro se creen nuevas disciplinas forenses o que ciencias preexistentes se apliquen de manera inédita a la resolución de casos judiciales.

Pero de poco sirven los avances tecnocientíficos en el terreno fo-rense si estos no redundan en una mejor procuración de la justicia. De ahí que la doctora Zoraida García Castillo y la especialista en derecho penal Ana Pamela Romero Guerra lamenten que, al descui-do de las ciencias y las técnicas forenses en nuestro país, se sume la poca atención que los operadores jurídicos prestan al alcance de la ciencia y de la técnica en la resolución de los casos judiciales, así como la escasa colaboración de los juristas con el gremio científico. Esta situación descoyuntada conduce —especialmente en el marco de la reciente reforma del sistema penal que otorga al juez la facultad de valorar libremente las pruebas— a la formulación de argumentos jurídicos débiles que no valoran adecuadamente la prueba científica, alejándose con esto de la verdad de los hechos. Además del reto que implica interpretar y valorar la evidencia científica con referencia al marco legal vigente, el papel estelar que se espera desempeñe ahora el saber científico supone cambios en la operación del proceso judi-cial; de entrada, implica la suspensión —excepcional si se quiere— del principio iura novit curia que establece la preeminencia del juez en el conocimiento del derecho y su aplicación, para incorporar ahora el juicio de expertos científicos en la resolución de los casos. Ya no es el testimonio del perito lo que importa, sino la validez y confiablidad de sus resultados, así como las inferencias que permitan argumentar en favor o en contra de la teoría del caso. Aunado a lo anterior, bajo el sistema acusatorio la investigación penal exige la coordinación abso-luta entre el fiscal, la policía investigadora y los servicios periciales, so pena de no conseguir integrar una teoría consiste y coherente que se

18 Introducción

sostenga en la corte. Esta organización equitativa desafía la jerarquía actual de la que goza el fiscal en la planeación y articulación de la investigación. Más aún, la cualidad tentativa del conocimiento cientí-fico empírico y teórico —en constante revisión y mejora— por fuerza afecta la certeza que se puede depositar en la prueba científica y exige cautela, como lo ilustran las autoras con varios casos emblemáticos. El tratamiento que hacen del tema sugiere preguntas cruciales: ¿cómo afecta la provisionalidad del conocimiento científico en que sustenta la prueba al carácter definitivo de una sentencia? ¿Puede el proceso penal en sí acomodar la actitud crítica a ultranza que la ciencia pre-sume?

Sin más preámbulo, hasta fechas recientes la criminalística de campo —fuente de evidencia científica por más de un siglo en nues-tro país— ha sido dominio casi exclusivo de las fuerzas policiales y de los servicios periciales de las procuradurías, puesta en práctica por peritos con desiguales niveles de competencia y capacitación, aplicando criterios metodológicos heterogéneos. Ante esta situación, apunta el doctor Xavier Fernando Mungarro Menchaca, la entrada en vigor del nuevo sistema de justicia acusatorio representa un aci-cate para los peritos, dado que los obliga a titularse de licenciados y a capacitarse para participar en los juicios orales si es que desean seguir desempeñando sus funciones. En paralelo a este empuje pro-fesionalizante desde dentro de las propias instituciones de procu-ración de justicia se ha registrado una proliferación de programas públicos y privados de especialización técnica, licenciatura y maes-tría en criminalística y criminología —en alguna medida inspirada por series televisivas de corte policiaco— sin existir una demanda proporcional en el mercado laboral de egresados con este perfil. Si bien los peritos siempre han realizado una investigación empírica de los hechos delictivos —construyendo un cuerpo de conocimientos que permite entender y combatir la criminalidad—, la posibilidad real de llevar a cabo estudios de naturaleza académica se abre con la creación de programas de educación superior en algunas univer-sidades públicas del país. Queda, sin embargo, mucho por hacer en materia de profesionalizar los servicios periciales para que sirvan de manera eficaz a las necesidades del nuevo sistema penal acusatorio, empezando por dotar a las procuradurías y corporaciones policiales de los recursos materiales y humanos, técnicos y científicos necesa-

19Introducción

rios para trasladar la evidencia de la escena del crimen al tribunal. En este sentido es importante tener en mente que, en buena medida, es gracias a la labor de los peritos criminalistas que los beneficios de la ciencia se ponen a disposición de las víctimas de un delito y al servicio de la justicia.

Aunque no es propiamente un estado del arte, el texto firmado por la doctora Karla Villarreal Sotelo sirve perfectamente de acompaña-miento al dedicado a la criminalística, al esclarecer la diferencia entre ésta y la criminología, disciplinas que, por su parentesco etimológico, se prestan a confusión (a la que han abonado varias traducciones equívocas al español de obras francesas y alemanas). En términos ge-nerales, la criminalística se encarga de descubrir y describir el delito con el fin de identificar a sus responsables, en tanto que la criminolo-gía se encarga de estudiar las causas y los fines del delito. Dada esta crucial diferencia, la criminalística se apoya más en ciencias naturales como la física, la química y la biología, mientras que la criminología lo hace en ciencias sociales, como la sociología, o que se hallan en el umbral de lo natural y lo social, como son la psicología y la antropo-logía. Tras repasar los orígenes de la criminología en la antropología criminal decimonónica, que terminó por concebir al delito como un fenómeno individual, social y cultural, la autora detalla las controver-sias a propósito de las funciones de la —y los tipos de— criminología, así como sobre su naturaleza científica, o la ausencia de ella. Tanto el conocimiento criminológico como el criminalístico son relevantes jurídicamente, en especial cuando se apoyan mutuamente. Y en este nuevo siglo enfrentan retos de distinta —pero no menos urgente— índole: la primera, enfrentarse a la compleja, y aún opaca para la ciencia, naturaleza humana; la segunda, no quedarse rezagada ante los avances tecnocientíficos y las prácticas criminales que no dudan en allegarse de ellos para desafiar a la ley.

Disciplina insignia de la ciencia forense, desde el siglo XIX la dac-tiloscopía se erigió en estándar de la identificación de personas (apo-yada por la antropología). Es apenas en fechas recientes que comenzó a ponerse en duda la certeza de la prueba dactiloscópica, señalan la maestra Chantal Loyzance y el criminalista Elías Jesús López Mar-tínez, a raíz de casos en donde el peritaje llevó a los jueces a dictar sentencias erróneas y de estudios que reevaluaron a la baja la confia-

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bilidad de sus resultados5. La comunidad dactiloscópica internacional ha respondido revalidando los principios básicos de la disciplina, re-forzando los criterios de clasificación, homologando los parámetros cuantitativos y cualitativos involucrados en la identificación y reali-zando estudios probabilísticos de la evidencia dactiloscópica, activi-dades que han redundado en la revisión de los protocolos de actua-ción y los métodos de análisis y en la emisión de recomendaciones de acreditación y certificación más estrictas. Por su estrecha asociación con la criminalística, en México la dactiloscopía se enseña en los dis-tintos niveles académicos como parte de ella; no existen programas de licenciatura de los que egresen profesionales en el área. A pesar de la abundancia de escuelas, universidades, institutos y fiscalías que imparten la asignatura de dactiloscopía, del abundante número de peritos (si bien mal distribuidos en el territorio nacional) y la extensa cobertura territorial de los servicios periciales y del clima delictivo asociado con el narcotráfico, sobre esta disciplina forense se investiga poco y de manera aislada. Está pendiente, además de lo dicho líneas arriba, capacitar y acreditar a los peritos —especialmente en los in-tríngulis del sistema penal acusatorio—, equipar los laboratorios y asignarles fondos suficientes y homologar los criterios de clasificación e identificación.

Centrada en el análisis de la voz en su calidad de evidencia jurídica, la relativamente joven disciplina de la acústica forense —los primeros estudios datan de los años sesenta— se vio desde sus inicios asediada por críticas a su validez y confiabilidad metodológicas; críticas que en México no parecieron hacer mella en la confianza depositada en ella como sí lo hicieron, por ejemplo, en los Estados Unidos. Por fortuna para la disciplina, el avance tecnológico en varias partes del mundo ha traído consigo nuevos métodos analíticos —fruto de la alianza de la acústica con la lingüística, la fonética, la estadística, la ingeniería y el cómputo—, con una consecuente alza en la certeza de los peritajes. A partir de estos antecedentes, la doctora Fernanda López-Escobedo hace un llamado a que, además de aprovechar estos recursos, se de-sarrollen nuevas tecnologías adaptadas al español que hablamos en

5 Véase, por ejemplo, Servick, K. (2016) Sizing up the evidence. Science, 351(6278), pp. 1130-1132.

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México, para lo cual es menester complementar los diversos progra-mas de licenciatura y especialización que incluyen asignaturas rela-cionadas con la acústica con programas exclusivamente dedicados a la enseñanza de la disciplina. A la par de esta muy necesaria inicia-tiva, México habría de apoyar económicamente la investigación en el área de la acústica forense, así como fomentar la organización de congresos y la constitución de asociaciones gremiales que se sumen a la intensa actividad de investigación y divulgación que se registra en países como Alemania, Brasil, Chile, España, Estados Unidos y el Reino Unido.

El entorno virtual —apuntalado en sistemas de cómputo cada vez más poderosos— en el que nos desenvolvemos cotidianamente, y al que confiamos cada vez más aspectos de nuestra existencia, hace del cómputo una disciplina indispensable del quehacer forense, encarga-da de identificar, preservar, analizar y presentar evidencia con fines jurídicos. En su tratamiento del tema, el doctor Vicente Torres Zúñiga y el ingeniero Czeslaw Kristofer Lugowski Rivero distinguen el cóm-puto de la informática aludiendo al hecho de que el primero implica la aplicación de conocimientos ingenieriles a la infraestructura tecno-lógica en general (a nivel de hardware, software y firmware6), mien-tras que la segunda se limita a aplicar conocimiento informático —definido como el conocimiento técnico de cómo se tratan los datos en los equipos de cómputo— a plataformas tecnológicas (las más de las veces sólo software). En este sentido, los expertos en informática fo-rense suelen verse limitados en su actuar, por ejemplo, cuando lidian con equipos muy recientes, modificados u obsoletos, circunstancias que no detienen a los expertos en cómputo. Si bien el cómputo forense es un área profesional y académica que despierta mucho interés y ex-

6 El firmware se define como “un bloque de instrucciones de programa para pro-pósitos específicos, grabado en una memoria de tipo no volátil, que establece la lógica de más bajo nivel que controla los circuitos electrónicos de un dispositivo de cualquier tipo. Al estar integrado en la electrónica del dispositivo es en parte hardware, pero también es software, ya que proporciona lógica y se dispone en algún tipo de lenguaje de programación. Funcionalmente, el firmware es el intermediario (interfaz) entre las órdenes externas que recibe el dispositivo y su electrónica, ya que es el encargado de controlar a ésta última para ejecutar correctamente dichas órdenes externas”. Marroquín, Néstor, Tras los pasos de un... hacker. Quito: NMC Research, 2012, p. 545.

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perimenta un crecimiento constante, se las tiene que ver con los retos que plantea la velocísima innovación tecnológica, la tendencia a vir-tualizar los centros de almacenamiento de datos (como es el caso de la tan mentada “nube”) y el crecimiento exponencial de la informa-ción, cosas que se prestan a hechos delictivos inéditos. La velocidad de estos procesos obliga a los peritos, a los centros académicos y a las instancias encargadas de la procuración de justicia a mantenerse con-tinuamente actualizados, ya sea por canales formales o informales. Algunos de los temas que más atraen la atención de los investigadores son la recuperación de datos y su encriptación, el hacking ético y la detección de intrusos, razón por la cual existe la oportunidad y la ne-cesidad de apoyar posgrados que estudien cómo optimizar la cadena de custodia del material informático y cómo actuar legalmente cuan-do los servidores involucrados en un delito se hallan dispersos en más de un país. A diferencia de las otras disciplinas forenses, la velocidad de los avances técnicos en ésta fomenta el intercambio de información por vías académicamente poco ortodoxas —por saltarse los mecanis-mos del peer review— como son videos, blogs y foros, situación que da fe del dinamismo de la disciplina.

Además de ser coautor del estado del arte del cómputo forense, el doctor Vicente Torres Zúñiga ofrece un panorama general de la situación que guarda la ingeniería forense en nuestro país, disciplina que incorpora en su haber conocimientos propios de las ingenierías civil, mecánica, eléctrica, en sistemas, química, física e industrial —además de la ciencia de materiales— para atender episodios de incen-dios y explosiones, hechos de tránsito, fallas mecánicas y evaluación de infraestructura tras catástrofes naturales o siniestros. En México, desde los años treinta las procuradurías recurren a la figura del “pe-rito ingeniero” para la reconstrucción de eventos o acciones a través de la recolección de datos de manera semiautomática y la aplicación de herramientas matemáticas en su análisis, tareas que al día de hoy siguen siendo centrales para el quehacer del ingeniero forense. Asimis-mo, dada la dependencia tecnológica de las otras disciplinas forenses, mucha de la investigación en ingeniería forense se centra en desarro-llar dispositivos o técnicas que coadyuven o mejoren la investigación forense, apoyando en la validación de los estudios y en el asegura-miento de su confiabilidad. Un detalle interesante es que, a diferencia de lo que parece ocurrir en otras disciplinas forenses, el elevado costo

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de los siniestros y desastres naturales ha invitado la participación de ingenieros del sector privado contratados por empresas aseguradoras para estimar los costos de las primas y las indemnizaciones o, alterna-tivamente, para aconsejar a las defensas legales en juicios suscitados por desperfectos técnicos en productos de consumo o proyectos de infraestructura pública. La aplicación de métodos matemáticos más sofisticados; la visualización en video, realidad aumentada o tercera dimensión; la incorporación de la biomecánica a la investigación fo-rense, y el aceleramiento de los procesos de análisis de datos son algu-nas de las áreas prioritarias de la investigación en ingeniería forense.

La labor de los peritos químicos es esencial para identificar y ca-racterizar los indicios que se descubren en una escena del crimen: cabellos y otras fibras naturales o sintéticas, pigmentos y pinturas, materiales metálicos y plásticos, trazas de explosivos y residuos de deflagraciones o estallidos, drogas y medicamentos, disolventes y combustibles, sangre y otros fluidos corporales son todos objetos de estudio del químico forense que —con el indispensable apoyo de la química analítica y en colaboración cercana con la toxicología— se avoca a determinar su composición. Si bien no existe la carrera de químico forense, cualquier egresado de una licenciatura dedicada a alguna rama de la química puede especializarse en el uso de las téc-nicas analíticas más comunes en los laboratorios forenses merced a diplomados, talleres, conferencias, seminarios y cursos. Sin embargo, la carencia de programas académicos —en particular de posgrado— explícitamente forenses sí conlleva una escasez de investigaciones en el área, especialmente en comparación con las realizadas en otras ra-mas de la química, o así se trasluce de la revisión emprendida por la maestra Luz Alejandra Castillo Alanís. En el combate al narcotráfico la química desempeña un papel destacadísimo en el esclarecimiento de delitos contra la salud, el rastreo de drogas y sus precursores, la realización de pruebas de antidoping, la detección de adulteraciones y el aseguramiento y desmantelamiento de laboratorios clandestinos. Al nivel de servicio, una importante diferencia entre esta disciplina y el resto es su prodigalidad: los servicios periciales del país cuentan con manuales técnicos, instructivos de trabajo, protocolos de actua-ción, certificaciones internacionales y, muy importantemente, equipo de punta altamente especializado. En todo esto no es difícil reparar en

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la solidez disciplinaria conseguida por generaciones de químicos a lo largo de, cuando menos, 300 años de progreso sostenido.

Con un abanico muy variado de aplicaciones —desde determinar riesgos ocupacionales por exposición a diversas sustancias hasta fi-jar niveles tolerables de agentes xenobióticos en el ambiente—, desde el siglo XIX la toxicología ha sido una aliada valiosa de la justicia, impulsada por sendos avances en la química analítica y la biología molecular. A pesar de su larga historia, en nuestro continente la to-xicología forense comenzó a apuntalarse apenas en la década de los años ochenta del siglo pasado, en parte gracias a la conciencia que despertaron accidentes como el de Bhopal en la India. A través de la creación de los primeros reglamentos, cátedras, congresos, labo-ratorios, departamentos académicos, centros de información, orga-nizaciones no gubernamentales, sociedades y redes internacionales —como la Red de Toxicología en Latinoamérica y el Caribe—, la toxicología forense se consolidó como una disciplina digna de con-fianza en los tribunales. No obstante todo esto, en irónico contraste con lo robusto de este panorama, a la fecha muchas de las instancias de gobierno encargadas de procurar la justicia en nuestro país no distinguen los análisis toxicológicos de los estrictamente químicos, reduciendo de un plumazo la toxicología a una subdisciplina de la química analítica olvidando por completo que la interpretación re-quiere de conocimientos de muchas otras áreas como la farmacología y la genética entre otras; además poco hacen más allá de peritajes ru-tinarios. Esta situación la exacerban programas de nivel licenciatura que abordan la toxicología forense sólo en unas cuantas asignaturas, grupos de investigación dedicados más a explorar líneas —carcinogé-nesis, toxicología ambiental— ajenas al ámbito forense y congresos con pocos o nulos trabajos que merezcan la atención de los peritos. Enfrentadas a este aparente desinterés por la toxicología forense, la maestra Alejandra Quijano Mateos y la doctora María Elena Bravo Gómez advierten lo importante que es impulsar la investigación de naturaleza estrictamente forense, así como de orientar la toxicología ambiental hacia la resolución de delitos de esta índole y emprender acciones de acreditación y certificación que garanticen la calidad de los peritajes presentados en los juicios orales.

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La doctora Alexa Villavicencio Queijeiro y el doctor Mariano Guardado Estrada abren su contribución con un breve repaso de los descubrimientos científicos y técnicos que permitieron —en 1986 y 1987, respectivamente— exonerar a un individuo sospechoso de dos homicidios y condenar a un acusado de violación7 con base en evidencia genética. En 30 años la huella genética ha demostrado su enorme utilidad para identificar —además de delincuentes— personas desaparecidas y víctimas de desastres masivos, así como para esta-blecer parentescos biológicos y crear almacenes digitales de perfiles genéticos, convirtiéndose —por su confiabilidad y validez— en una herramienta indispensable para la procuración de justicia en el mun-do. México, por supuesto, no ha sido la excepción: desde la década de los noventa académicos pioneros realizaron los primeros esfuerzos por aplicar esta técnica con fines jurídicos, si bien con resultados limi-tados. En la actualidad, biólogos, médicos, químicos y biotecnólogos, entre otros, se cuentan entre quienes —por su perfil— se especiali-zan en el área de la genética forense, no obstante enfrentar una to-tal carencia de programas de especialización, maestría y doctorado (suplida insuficientemente por cursos y diplomados de nivel técnico, y tangencialmente por programas de posgrado en ciencias químicas, biomédicas o genómicas). Esta circunstancia, por fortuna, no ha dete-nido investigaciones que hacen acopio de perfiles genéticos, analizan marcadores propiamente mexicanos —mestizos e indígenas— y la an-cestría poblacional en el país, y correlacionan genotipos y fenotipos. Si bien estas investigaciones —que entre sus principales logros presu-men el primer mapa genómico de poblaciones mexicanas elucidado en el Instituto Nacional de Medicina Genómica— no están enfocadas explícitamente a problemas o aplicaciones forenses, es difícil imaginar que no resulten fructíferas para la procuración de justicia en un fu-turo no muy lejano. A diferencia de lo que ocurre en el caso de otras disciplinas, que acusan una escasez de infraestructura y peritos, la Procuraduría General de la República, la Policía Federal, el Instituto de Ciencias Forenses, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secre-taría de la Marina, así como las procuradurías y fiscalías estatales, cuentan con laboratorios que brindan servicios periciales de genéti-

7 Una breve crónica conmemorativa de ambos sucesos preparado por la BBC pue-de leerse en http://news.bbc.co.uk/2/hi/programmes/newsnight/8245312.stm.

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ca. Esta discreta profusión supone uno de los principales retos —en este caso doble— de la genética forense: uno, vincular investigación y procuración de justicia, en especial para generar una base de datos compartida de perfiles genéticos, y, dos, unificar estándares de calidad y reproducibilidad analítica.

Al contrario de lo que los programas televisivos podrían sugerir, la entomología forense no se limita únicamente a determinar el intervalo post mortem a partir del análisis de la fauna de insectos y artrópodos; se emplea también en tareas importantes como el estudio y manejo de las infestaciones en áreas urbanas, la contaminación de materias primas o alimentos —especialmente relevante en su transporte entre países distantes— y la salvaguarda de la fauna silvestre protegida por ley. Por su parte, la entomología forense médico-legal ha avanzado al punto de que, además de estimar el momento aproximado de la muerte, puede ayudar a determinar si los restos humanos se han al-macenado o han sido desplazado post mortem; qué partes del cuerpo sufrieron instancias de trauma; si existe evidencia del uso de drogas o fármacos, y quiénes son los posibles sospechosos de un crimen. Por el número de publicaciones indizadas, la entomología forense es una ciencia muy joven: el 78 por ciento de los estudios en el área, hasta el año 2012, se publicaron en la década pasada. A decir del doctor Car-los Pedraza-Lara y el doctor Santiago Vergara-Pineda, en México la investigación entomológica aplicada al ámbito forense es incipiente, especialmente en la identificación de la fauna de interés forense en las distintas zonas del país que, cosa que, por la diversidad biológica y climática de nuestro país, supone un reto mayúsculo. Asimismo, la aplicación de técnicas de biología molecular a las tareas de identifica-ción y el desarrollo de la subdisciplina de la entomotoxicología son áreas de importancia forense que ameritan un desarrollo más sustan-cioso con apoyo de fondos públicos. Es importante avanzar también en la caracterización de distintas aplicaciones que incorporen pro-cedimientos científicos, de validación y análisis estadístico, a fin de dotar del debido rigor la información que pueda ser empleada direc-tamente por el sistema de procuración de justicia. La interacción entre distintos sectores como el académico y el de procuración de justicia será también determinante para su desarrollo y aplicación, ya que sin tal condición el conocimiento generado podría carecer del deseado

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objetivo, o bien, del indispensable rigor con que debe conducirse toda evidencia válida en el sistema penal.

La medicina legal rastrea y halla sus orígenes hasta la Antigüe-dad, específicamente en las implicaciones médico-legales y bioéticas del juramento hipocrático y en la autopsia practicada al cuerpo del dictador romano Julio César. Prácticas como la autopsia y las pruebas de docimasia pulmonar parecen haber sido cosa corriente en la Edad Media y el Renacimiento, sumándoseles exámenes post-mortem de envenenamiento, ahogamiento, asfixia, heridas de bala, cortes por ar-ma blanca, suicidio, modificaciones cadavéricas al aire libre e incine-ración. En el siglo XIX la medicina legal moderna por fin se consolida en Europa y es cuando también sienta sus bases en nuestro país tanto en las universidades como en los servicios periciales. Tras repasar las principales figuras fundacionales de la medicina legal en México, la doctora Luz María Reyna Carrillo Fabela describe la situación actual de la medicina legal, una que incluye organismos acreditadores, pro-gramas de posgrado y una gran demanda de peritajes médico-legales (en la forma de certificados de lesiones, sanidad, estado físico, médi-co-toxicológicos, ebriedad, tortura, entre otros), no obstante lo cual parece existir un déficit en el número de patólogos forenses y médicos legistas en el país y, en consecuencia, en la investigación que se realiza en esta área. Un hito en la historia reciente de la medicina legal es la creación en 1996 de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico que “ofrece mecanismos alternativos de solución de controversias entre usuarios y prestadores de servicios médicos, en colaboración con au-toridades de procuración e impartición de justicia8” y que cobra espe-cial relevancia en el contexto del nuevo sistema penal acusatorio que tiene visos de revertir la tendencia a la baja en el egreso de médicos legistas, exigiéndoles además el ejercicio de facultades inéditas en su quehacer, como la de la retórica y la didáctica para hacerse entender en el juicio oral.

A diferencia de lo que ocurre con otras de las disciplinas de las que se trata en este libro, en el caso de la psicopatología forense es pertinente dilucidar en qué consiste, tarea a la que se avocan el doctor Eric García-López y la doctora Luz Anyela Morales Quintero al inicio

8 Para más información, véase http://www.gob.mx/conamed.

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de su texto, distinguiendo, primero, de entre la psicología jurídica, la criminológica y la forense y, sólo entonces, construyendo el concepto de psicopatología forense a partir de la conjunción de la psicología ju-rídica y la psicopatología —i.e., el estudio de problemas emocionales y las conductas desadaptativas—, sobre la base de los datos empíricos aportados por la psicología forense. Si las historias de la química y de la toxicología son largas, los antecedentes legales de la psicología se remontan a la antigua Babilonia, 2 mil años a. de C., si bien no es si-no hasta el siglo XVIII que se formaliza su papel en los tribunales vía la evaluación de la credibilidad del testimonio, la determinación de inimputabilidad y la explicación de la conducta delictiva. En México, no obstante tener sus raíces en el porfiriato y experimentar la psicolo-gía un auge en las universidades a partir de los años sesenta del siglo XX, actualmente es muy escasa la oferta educativa a nivel posgrado en el área de la psicología criminológica y jurídica y la psicopatología forense, advirtiéndose una total ausencia de programas de doctorado (lo que se traduce en pocas, pero destacadas, líneas de investigación activas en el área), oferta que no se corresponde con la demanda de psicólogos forenses en las fiscalías. Al nivel de la práctica profesional, los autores señalan dos obstáculos principales: diferencias en torno a los criterios e instrumentos de evaluación psicológica —que ponen en entredicho la objetividad y la confiabilidad de las evaluaciones, e in-cluso la credibilidad de la psicología misma— y escasez de instrumen-tos diseñados, estandarizados y validados para el contexto nacional —a lo que se suma el uso de instrumentos inadecuados u obsoletos—. Atender estas deficiencias, así como estudiar la prevalencia de tras-tornos mentales en poblaciones de relevancia jurídica (reos, víctimas, funcionarios), son dos de los principales asuntos pendientes de la psi-copatología forense en México. Un número creciente de publicacio-nes, congresos y simposios son muestra del interés en el área y apun-tan a que más temprano que tarde estos problemas serán atendidos.

En su revisión de la situación actual de la odontología forense, la doctora Ivet Gil-Chavarría empieza por precisar que la contribu-ción de la odontología al esclarecimiento del delito no se limita a recolectar, manejar, interpretar, evaluar y presentar evidencia dental de relevancia jurídica, sino que, antes bien, su objetivo se extiende a la identificación humana y la determinación, entre otras cosas, de la edad y el sexo de individuos a través del estudio de las estructuras del

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sistema estomatognático, actividades que hermanan a la odontología con la antropología y subrayan la colaboración que de forma natural existe entre las diversas disciplinas forenses. La situación actual de los servicios periciales en materia de odontología forense parece pa-radójica: no obstante su estrecha relación con la medicina legal —una disciplina consolidada con una historia centenaria, como ya vimos—, los primeros departamentos de odontología forense son de creación relativamente reciente (el Servicio Médico Forense del Distrito Fede-ral, hoy oficialmente Ciudad de México, abrió el propio a mediados de los años setenta) y, a la fecha, varias entidades federativas aún no cuentan con peritos ni con infraestructura para ejercerla. Esta proble-mática coincide con una oferta educativa que comprende menos de una decena de programas de posgrado en el país —entre maestrías y diplomados— dedicados exclusivamente a la formación de especia-listas en esta disciplina. La falta de programas de doctorado explica en buena medida la poca investigación realizada en el área (especial-mente si se la compara con otras disciplinas forenses). No obstante la creciente conciencia de la importancia que tiene esta disciplina —de la que dan cuenta la fundación de organizaciones gremiales y los frecuentes congresos—, la odontología forense tiene pendientes dos tareas sustantivas: estrechar lazos con otras ciencias como la genética, la química, la acústica y la antropología, por un lado, y generar bases de datos de interés odontológico —análogas a las de huellas dactila-res, secuencias de ADN y parámetros antropométricos— que sirvan de referencia en la confronta de evidencias.

Actualmente la antropología forense se debate entre dos aproxi-maciones al quehacer antropológico, nos advierte el doctor Mirsha Quinto Sánchez: el estudio de los restos óseos que hacen la osteología, la tafonomía y la arqueología forense y el estudio somatométrico o antropométrico de sujetos vivos. A pesar de las diferencias entre am-bos enfoques, lo cierto es que la antropología ha ampliado su rango de acción, complejizándose y, a su vez, atendiendo problemas cada vez más complejos con la participación ya no sólo de antropólogos, sino también de anatomistas, arqueólogos y patólogos. La antropolo-gía forense llega a México a finales del siglo XIX y principios del XX, con una fuerte inspiración lombrosiana y tintes frenológicos; no fue sino hasta los años sesenta que se modernizó, en gran medida gracias a los esfuerzos de investigadores adscritos a la UNAM y el INAH.

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En nuestros días, la antropología se nos aparece como una discipli-na consolidada y en continuo desarrollo —tanto en los servicios que ofrece como en la investigación que realiza—, por desgracia motivada por la crisis humanitaria por la que atraviesa nuestro país y que exige atender casos de desapariciones forzadas, narcoviolencia, feminicidio, ejecuciones extrajudiciales y delitos de lesa humanidad, entre otros. Sobre este punto se antoja relevante mencionar que, como ninguna de las otras disciplinas forenses, la antropología ha tendido fuertes lazos con la sociedad civil en las tareas de búsqueda e identificación de personas desaparecidas, llegando incluso a entrenar al público le-go ante la evidente incapacidad de las autoridades para resolver esta problemática (que acusa una falta de estandarización de criterios de la acción pericial). Otro logro digno de mención es la conformación de colecciones osteológicas que han permitido refinar varios métodos analíticos, así como adaptarlos a poblaciones mexicanas, tarea que aún requiere de más inversión en infraestructura.

Como un puente entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, ambas celosas de su autonomía, la bioética reconcilia sus diferencias en aras de la protección de la condición humana y la mejora de la calidad de vida. La bioética cobró forma en la década de los setenta en respuesta a prácticas científicas que atentaban contra la dignidad humana, tal como el estudio clínico de Tuskegee en Estados Unidos, e inspirada en avances como el que en su momento representó el Có-digo de ética médica de Núremberg9. En México, por su parte, la adopción de esta rama de la filosofía —a través de la formación co-mités de bioética— obedeció inicialmente a las necesidades de salu-bridad pública —por ejemplo, el suministro de vacunas— que supuso la migración del campo a la ciudad ocurrida en los ochentas del siglo previo. La fundación de la Comisión Nacional de Bioética en 1992 y de la Academia Nacional Mexicana de Bioética en 1995 fortaleció la reflexión ética en torno al impacto de nuestras acciones sobre nues-tro prójimo, el ambiente y las generaciones por venir. En su revisión del estado actual de la bioética forense, la doctora Jennifer Hincapié Sánchez destaca el papel que los médicos especialmente han desem-peñado —y continúan desempeñando— en la promoción y el avance

9 Disponible en http://www.bioeticanet.info/documentos/Nuremberg.pdf.

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de la disciplina, de la mano de catedráticos que miran los problemas éticos desde la filosofía y el derecho. En nuestro país —pionero en la reflexión bioética en Latinoamérica— la bioética forense ha de par-ticipar en temas torales como la protección de la información genéti-ca almacenada en bases de datos digitales, la correcta atención a las víctimas del delito y la generación de protocolos de investigación que respeten la dignidad humana, para lo cual tendrá que abrir espacios de diálogo entre las muchas disciplinas que componen lo forense.

Si bien quienes contribuyeron a este libro repararon en el estado de la enseñanza de la disciplina que abordaron, la doctora Ana María Sosa Reyes, el maestro Guillermo Romo Guadarrama y el doctor Luis Jiro Suzuri Hernández revisaron cuáles son las condiciones actuales de la enseñanza de la ciencia forense, entendida ésta como una ciencia que —por la complejidad de las preguntas que atiende— comprende una pluralidad de saberes tanto científicos como humanísticos. Con la intención de no reiterar lo apuntado por el resto de los autores y sí, en cambio, ofrecer un retrato menos fragmentado de la instrucción forense, los autores privilegiaron organismos con una oferta educa-tiva de amplio espectro (i.e., no exclusivamente criminalística) y des-tacaron aquellos programas emergentes de educación superior que conciben a la ciencia forense como una disciplina multidisciplinaria, valga la redundancia. Si una educación de excelencia es el origen de servicios periciales eficaces y eficientes, así como de investigaciones e innovaciones fructíferas, a nadie sorprenderá el empeño puesto en muchas partes del mundo en mejorar la calidad de la enseñanza que se imparte en las universidades y en las propias fiscalías, por citar sólo dos instancias prominentes en la formación profesional. Este trabajo pasa revista, pues, a la oferta educativa de instituciones públicas de procuración de justicia, de instituciones públicas de educación supe-rior y, a vuelo de pájaro, de instituciones privadas de educación téc-nica o superior, señalando algunas de sus particularidades. Aunque existe cierto grado de colaboración entre las entidades públicas, cada una ataca —desde las aulas— el problema de procurar la justicia en el marco del nuevo sistema penal desde flancos diferentes: las procu-radurías, por un lado, se emplean en profesionalizar a su personal po-licial, pericial y judicial brindándole bases científicas y jurídicas más sólidas, mientras que las universidades buscan formar un nuevo tipo de profesionista que inyecte una visión más científica —y más inte-

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gral— al quehacer pericial, coadyuvando a que la evidencia científica desempeñe un papel central en los tribunales. Es muy pronto para conocer los resultados de estos esfuerzos incipientes, pero extrapolan-do a partir de la experiencia estadounidense, los autores identifican cuatro tareas que requerirán de atención a corto y mediano plazo: a) fortalecer la formación científica de los estudiantes y profesionistas; b) aumentar el número de programas de posgrado, c) emprender la acreditación y certificación de egresados y programas, y d) garantizar el financiamiento público del sector. Sin medidas a ras de suelo como éstas, se corre el riesgo de que los esfuerzos en investigación y servi-cios zozobren.

Sirva, pues, este breve recuento del contenido de esta obra para in-vitar al lector a que explore con más detalle los trabajos que cada uno de los autores —todos expertos en sus respectivas áreas— preparó es-pecialmente para esta antología con la intención de abrirle una brecha al lector entre la selvática multidisciplinariedad de la ciencia forense actual. En su variopinta unidad centrada en los hechos que se dirimen en el foro, la presente obra es producto e imagen materializada de la Red Temática de Ciencias Forenses10 que se constituyó apenas en el 2016 con el fin de “promover la vinculación y cooperación entre instituciones nacionales con interés docente, de investigación y/o de ejercicio profesional en las diversas áreas forenses, con la finalidad de fortalecer la generación, aplicación y difusión del conocimiento enfocado en la resolución de problemas nacionales relacionados con el ejercicio técnico y científico forense con la colaboración de institu-ciones internacionales11”.

Bastante se ha escrito sobre el posible efecto que los melodramas televisivos inspirados en la ciencia forense12 pudieran tener en la ima-

10 http://www.redcienciasforenses.org.mx/.11 http://www.redcienciasforenses.org.mx/red-ciencias-forenses.html.12 Por ejemplo, Shelton, D. E. (2008, marzo 17) The “CSI effect”: does it really

exist? National Institute of Justice Journal, 259, recuperado de http://www.nij.gov/journals/259/pages/csi-effect.aspx y Shelton, D. E., Kim, Y. S. & Barak, G. (2006) A study of juror expectations and demands concerning scientific eviden-ce: does the “CSI effect” exist? Vanderbilt Journal of Entertainment and Tech-nology Law, 9, pp. 330-368, recuperado de https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=958224.

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gen que cobra forma en la imaginación popular sobre el quehacer forense, desde distorsiones que alzan las expectativas que el público en general tiene sobre la certeza del conocimiento científico aplicado a la procuración de justicia hasta la supuesta “conciencia forense13” que los criminales han desarrollado, merced a la cual modifican las escenas de sus crímenes para despistar o retrasar a los agentes investi-gadores. Más allá de lo verídico o equívoco de este efecto, lo que estos programas voluntaria o involuntariamente destacan es la importancia que la evidencia científica y el razonamiento lógico tienen, o deberían tener, en la sanción a los responsables de un delito y la exoneración de los inocentes. A esto poco hay que agregar, salvo quizás decir que obras como la que aquí se presenta procuran —a contrapelo de la fragmentación disciplinar— brindar a policías, legisladores, jueces, abogados, peritos y estudiantes una visión lo más precisa y completa de cómo funciona la ciencia forense en México, subrayando el valor jurídico de la ciencia en la búsqueda de la verdad.

13 A la que se alude, informalmente, en https://concienciados.es/2013/05/03/la-medicina-forense-en-la-vida-real-ii/ y https://arriaza2701.wordpress.com/2016/01/30/aprendiendo-a-matar-la-conciencia-forense-del-homicida-se-rial-2a-parte/.

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