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Ciencia y Fe Habiendo, pues, hablado Dios en la Sagrada Escritura por medio de hombres y a la manera humana, el intérprete de la Sagrada Escritura debe investigar con atención qué pretendieron expresar realmente los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar por sus palabras, para comprender lo que El quiso comunicarnos Dei Verbum, Capítulo III, Concilio Vaticano II Oposición entre fe y ciencia: Copérnico y Galileo Es conveniente hacer un breve repaso, a modo de marco histórico, de uno de los capítulos más emblemáticos del debate fe-ciencia: estamos hablando de la revolución copernicana. Gracias a un legado griego, como también a la interpretación literaria de la Biblia, se sostuvo por mucho tiempo la teoría geocéntrica. Ésta sostenía que la Tierra era el centro del Universo y los astros giraban alrededor de la misma. Vale recalcar que esta teoría no tenía base científica alguna, era un mero observar y especular (o en el caso de la religión, podemos decir que era meramente interpretar al pie de la letra el texto bíblico). Es así que Copérnico logra deducir, mediante cálculos matemáticos, que está teoría no era posible: como bien decía: “yo escribo como matemático para matemáticos”. El científico polaco fue uno de los primeros en darse cuenta que para que funcionen las cosas, para que den los cálculos, el universo debía ser concebido de otra manera. Las reacciones, si bien diversas, fueron mayormente de rechazo. Lutero fue uno de los que castigo con más dureza a ésta teoría, así, el protestantismo expresaba, mediante su mayor exponente, el repudio total hacia la hipótesis copernicana. Con la muerte de Copérnico, daría la impresión de que el tema fue olvidado, pero no. Gracias a Kepler y a Galileo, la voz de Copérnico resonó con más fuerza que nunca: ahora se poseía un instrumento de medición para los cálculos: el catalejo

El Evolucionismo y El Creacionismo

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Evolucionismo y creacionismo

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Ciencia y Fe

Habiendo, pues, hablado Dios en la Sagrada Escritura por medio de hombres y a la manera humana, el intérprete de la Sagrada Escritura debe investigar con atención qué pretendieron

expresar realmente los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar por sus palabras, para comprender lo que El quiso comunicarnos

Dei Verbum, Capítulo III, Concilio Vaticano II

Oposición entre fe y ciencia: Copérnico y Galileo

Es conveniente hacer un breve repaso, a modo de marco histórico, de uno de los capítulos más emblemáticos del debate fe-ciencia: estamos hablando de la revolución copernicana.Gracias a un legado griego, como también a la interpretación literaria de la Biblia, se sostuvo por mucho tiempo la teoría geocéntrica. Ésta sostenía que la Tierra era el centro del Universo y los astros giraban alrededor de la misma. Vale recalcar que esta teoría no tenía base científica alguna, era un mero observar y especular (o en el caso de la religión, podemos decir que era meramente interpretar al pie de la letra el texto bíblico). Es así que Copérnico logra deducir, mediante cálculos matemáticos, que está teoría no era posible: como bien decía: “yo escribo como matemático para matemáticos”. El científico polaco fue uno de los primeros en darse cuenta que para que funcionen las cosas, para que den los cálculos, el universo debía ser concebido de otra manera. Las reacciones, si bien diversas, fueron mayormente de rechazo. Lutero fue uno de los que castigo con más dureza a ésta teoría, así, el protestantismo expresaba, mediante su mayor exponente, el repudio total hacia la hipótesis copernicana. Con la muerte de Copérnico, daría la impresión de que el tema fue olvidado, pero no. Gracias a Kepler y a Galileo, la voz de Copérnico resonó con más fuerza que nunca: ahora se poseía un instrumento de medición para los cálculos: el catalejo holandés. Ahora, con la propuesta de la teoría heliocéntrica, vuelven a estallar las voces en contra: si bien había sectores del catolicismo que respaldaban esta teoría, el repudio era mayoritario. Un hecho que hará tambalear la teoría heliocentrista será el ocurrido en febrero de 1616, cuando el Santo Oficio examina dos proposiciones que luego serán declaradas como falsas. Ésta será una advertencia para Galileo de dejar sus enseñanzas e investigaciones en lo que a éste tema concierne. Al seguir con sus investigaciones Galileo es culpado de herejía (1633) y por tanto condenado. Éste suceso marcaría, mas tarde, negativamente a la Iglesia.

La teoría darwiniana

La teoría evolutiva propuesta por el biólogo Charles Darwin puede ser considerada, a grandes rasgos, como el segundo gran impacto que recibe el hombre: ahora sabe (o provisoriamente siente) que no es ni el centro del universo ni de la vida. Las implicaciones de esta teoría se verán reflejadas, primeramente, en dos posturas antagónicas: los defensores del evolucionismo, que entienden la propuesta de Darwin

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como único ‘paradigma’1 de interpretación posible; y los creacionistas: “con esta expresión, se entiende no la fe en la creación simplemente, sino la lectura literal de los textos del Génesis 1, de manera tal de no admitir otra visión que la que una lectura al pie de la letra supone: Dios creó el mundo en seis días”.2 Charles Darwin abandona sus estudios de medicina en 1827, se podría decir que su amor y vocación por la biología pudieron más que la tradición de médicos que acompañaba su apellido. Sin embargo, enfoca sus estudios a la biología para el 1831, año en el que renuncia a ejercer de pastor luego de varios años de estudios de teología. A partir de este momento el inglés aboca todo su tiempo al estudio de la naturaleza, que tanto le apasionaba. Gracias a Henslow logra enrolarse en el Beagle como naturalista: el objetivo del viaje era cartografiar diversos territorios. Por alrededor de 4 años, Darwin pudo estudiar todo tipo especies en todo tipo de territorios, incluyendo la gran influencia que significó el viaje a las islas Galápagos. Mas tarde y durante años posteriores Darwin realizará sucesivas publicaciones que terminarán por desembocar en su obra culminante: El origen de las especies es publicado en 1859 y es consumido con voracidad. El eje de la teoría darwinista es la ‘selección natural’, a grandes rasgos, consistiría en que un individuo sobrevive a cierto ambiente por ser el más apto, el que mejor desarrolla sus capacidades. A modo de ejemplo podemos citar a la jirafa, éste mamífero desarrollo un cuello mas largo para poder llegar a la parte alta de los árboles y así poder alimentarse. Entre varias publicaciones y galardones diversos (ejemplo: Honoris Causa por la Facultad de Derecho, 1877), se da la ferviente lucha entre darwinistas y antidarwinistas. La contienda se prolongará, mucho después de su muerte, podríamos decir, que sigue vigente hoy en día.

Teoría creacionista

Como se mencionó anteriormente la tesis creacionista consiste en la interpretación literal del texto bíblico. Esta postura llevo más de una vez a una lectura errónea de la Biblia: las escrituras sagradas se decodificaban, esto es, no había lugar para una ‘hermenéutica del texto bíblico’3, la interpretación era una y solo una. Apelando a este proceder, muchas veces encontramos lagunas o pasajes difíciles de explicar: podemos mencionar entre otros el capítulo diez del libro de Josue (cuando el sol se detiene sobre Gabaón), o sin ir mas lejos el mismo Génesis, en el capítulo cinco donde nos dice que Matusalén vivió novecientos sesenta y nueve años.Como vemos la interpretación literal del texto bíblico a veces puede llegar a ser una amenaza contra lo que el texto sagrado mismo sostiene. Hoy en día sabemos interpretar, por ejemplo, el Génesis 1 como un texto poético, sin perder nunca el trasfondo de Dios Creados que sabemos que tiene.Como se mencionó anteriormente, resulta paradójico el hecho de que los creacionistas muchas veces sean ‘sus propios darwinistas’: “una buena parte de las dificultades para aceptar la evolución por parte de muchos cristianos radica curiosamente en la lectura de la Biblia. No se trata, pues, de un problema con las ciencias naturales sino con las

1Florio,Lucio.“Esperando a Darwin con diversas intenciones”, Vida Pastoral, Edición: Nº 277 MAYO / JUNIO 2009

(http://www.san-pablo.com.ar/vidapastoral/?seccion=articulos&id=365).

2 Op. cit3 IB., “La teoría de la evolución responde a la imagen del Dios bíblico”, Tendencias de las Religiones (Newsletter), http://www.tendencias21.net/La-teoria-de-la-evolucion-responde-a-la-imagen-del-Dios-biblico_a3909.html.

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ciencias humanas”4. ‘Éste problema de hermenéutica se vio resuelto (en parte) gracias a la implementación del método histórico-crítico: así en vez de interpretar lo que dice el texto literalmente también analizamos cómo lo dice, porqué lo dice así y no de otra manera, qué referencias hay (intertexto) y de qué manera se dice’5. Gracias a este análisis, la Biblia es vista ahora como un texto mucho más rico, no solo en interpretación, en creación de significado, sino también en contenido: la reinterpretación mediante éste método es uno de los análisis mas fructíferos que podemos encontrar.

Conclusiones

La intención de éste trabajo fue mostrar como a veces no podemos apreciar el significado pleno del mensaje de Dios. Cómo históricamente se ha demostrado, los extremos nunca son la respuesta, sino lograr una correcta articulación. Así podemos interpretar tanto la teoría evolutiva, como la heliocéntrica como mensaje de un Dios amoroso para con la humanidad: “un Dios que verdaderamente ama el mundo está íntimamente relacionado con él, pero en un modo que permite al mundo permanecer distinto de Dios. El proceso de la evolución es la historia del universo examinando varios caminos para llegar a ser él mismo. El poder divino, entonces, se manifiesta como restricción de sí mismo en el amor, como un dejar ser que permita al mundo emerger como otro distinto de Dios”.

4 Op. cit5 Op. citFueron utilizados también apuntes tomados en clase.

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