El expediente judicial 53/77 - Miquel Grau · 2019. 10. 14. · 1 INTRODUCCIÓN . El expediente judicial 53/77 . Manuel de Juan Navarro . El expediente judicial 53/77, iniciado por

1 INTRODUCCIÓN

El expediente judicial 53/77

Manuel de Juan Navarro

El expediente judicial 53/77, iniciado por el Juzgado de Instrucción núm. 3 de Alicante, recoge las actuaciones policiales, judiciales y penitenciarias sobre el acto criminal que acabó con la vida del joven Miguel Grau hasta la puesta en libertad de Miguel Ángel Panadero Sandoval en el mes de marzo de 1981.

De todos los documentos que reúne, recogemos aquí aquellos que permitieron determinar la autoría del crimen y que posibilitaron que Panadero Sandoval fuera juzgado y cumpliera algunos años de cárcel.

Del análisis del expediente, destaca en sus primeros documentos la actuación desempeñada por Ricard Cabedo como abogado fiscal que representó inicialmente al Ministerio Fiscal. Sus actuaciones permitieron fijar los hechos de manera contundente, lo que resultó esencial para determinar la responsabilidad penal de Panadero Sandoval.

En primer lugar, al realizar la diligencia de inspección ocular, ya resalta Cabedo que “situados en el balcón-terraza del piso 7º (el de la familia Panadero Sandoval) se puede observar sin ninguna dificultad ni obstáculo (…) el lugar donde la víctima se hallaba en el momento de ser lesionada”, lo cual rebatía contundentemente las palabras del acusado, de falta de visibilidad hacia el grupo de jóvenes que pegaban carteles. Desmiente igualmente el fiscal la excusa dada por Miguel Ángel Panadero Sandoval de que estaban colocando carteles en la fachada de su casa, constatando en la diligencia que “en la fachada del edificio, plaza de Los Luceros, 11, no se observan carteles de ninguna especie, mientras que en las fachadas de los edificios colindantes los tienen en profusión”.

Pero es en la diligencia de reconstrucción de los hechos donde el fiscal Cabedo evidencia las manifestaciones exculpatorias de Panadero Sandoval,

2 afirmando que “ante la manifestación de Miguel Ángel de que no veía persona alguna en la acera, se sitúa a una persona en el lugar don-

de se supone estaba Miguel Grau en el momento de recibir el impacto del ladrillo e incluso haciéndole que se sitúe frente a la pared en actitud como si estuviese fijando un cartel, pudiendo observarse que, aun en tal posición, es perfectamente visible desde la posición que ocupaba Miguel Ángel” . Termina la diligencia afirmando que desde el lugar que se tiró el ladrillo, se veía perfectamente a Miguel Grau: “La iluminación es clarísima, por la cantidad de farolas existentes, y la visibilidad desde el balcón donde nos hallamos es perfecta en la dirección norte-sur que fue la seguida por el ladrillo lanzado por Miguel Ángel–, sin que impidan la visibilidad hasta el suelo los balcones de la finca colindante, habida cuenta del carácter circular de la plaza”.

Estas diligencias resultaron decisivas en la calificación definitiva de los hechos, y a ellas tuvo que atenerse el Ministerio Fiscal, que estaría representado en el juicio oral por el fiscal jefe García Romeu.

La lectura del expediente judicial desvela la gran cantidad de personas de la ciudad y de fuera de ella que se implicaron en apoyo a la familia y a la celebración de un juicio justo.

Se desprenden, además, certezas que entonces aparecían como interrogantes sobre Panadero Sandoval y ahora se confirman. Nunca asumió su responsabilidad ni la pena. Fue declarado insolvente el 29 de noviembre de 1977 por el magistrado juez del Juzgado de Instrucción núm. 3 de Alicante, Vinaches Soriano, y nunca se revisó dicha insolvencia. La familia de Miguel Grau jamás recibió ninguna indemnización por parte de la familia Panadero Sandoval ni por parte del Estado. Sorprende, sin embargo, ver cómo el abogado defensor que contrata Panadero Sandoval será José María Stampa Braun, uno de los más cotizados de España. La familia de Miguel solamente recibió la ayuda de la solidaridad popular que se generó en la ciudad de Alicante y otros puntos del País Valenciano.

La sentencia de la Audiencia Provincial (6 de junio de 1978) fija los hechos y condena a Miguel Ángel Panadero Sandoval como autor responsable de un delito consumado de homicidio, descartando la concurrencia de la agravante de nocturnidad que pedían las acusaciones particulares, y le condena a doce años en vez de veinte .

3 En ningún momento, ni en el acta del Juicio Oral ni en la sentencia, se refleja debate alguno sobre la agravante de nocturnidad pedida por las acusaciones privada y popular. La luz de las farolas iluminaba la plaza y permitía ver con claridad a Miguel y sus compañeros, pero el balcón donde se protegía Panadero Sandoval estaba en plena oscuridad ubicado en la planta séptima del edificio en aquella lluviosa noche del mes de octubre. El tribunal ignoró esta agravante.

Llama la atención la comprensión del Tribunal Supremo hacia el penado. El Supremo, ante el recurso presentado por la defensa, resuelve (26 de diciembre de 1978) que no hay lugar al recurso de casación por infracción de ley, y a renglón seguido eleva al Gobierno la propuesta de concesión de un indulto. El Código Penal vigente en 1977 facultaba a pedir un indulto si la pena era “notablemente excesiva atendiendo al grado de malicia y daño causado”. Para el Supremo la muerte de Miguel no fue suficiente daño. En consecuencia el Consejo de Ministros del 18 de mayo de 1979 redujo la pena a seis años.

Es importante que esta documentación se siga estudiando y difundiendo para que la historia escrita refleje los hechos reales y reconozca el protagonismo de personas como Miguel Grau, el sufrimiento de sus familiares y la lucha de miles de personas anónimas en la transformación de este país . Es nuestro propósito que quienes no vivieron aquellos años puedan entender en estas páginas los motivos que llevaron a estos dos jóvenes al encuentro trágico de sus destinos.

Alicante, 30 de septiembre de 2019

Texto incluido en el libro Miquel Grau 53/1977.

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EXPEDIENTE JUDICIAL INSTRUIDO POR EL JUZGADO DE INSTRUCCIÓN NÚMERO 3 DE ALICANTE POR EL DELITO DE

HOMICIDIO EN LA PERSONA DE MIGUEL GRAU GÓMEZ CONTRA EL PROCESADO MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL.

Carátula del expediente judicial.

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NOTA SOBRE LA TRASCRIPCIÓN: Se ha respetado la redacción original de los documentos sin corregir errores mecanográficos o faltas de ortografía. Se han incluido todos los documentos de interés localizados en el expediente con el objetivo de permitir analizar y comprender por qué la intolerancia y el odio llevaron a Panadero Sandoval a acabar con la vida de Miquel Grau y cuál fue la respuesta que en el ámbito judicial se le dio a este lamentable crimen.

INDICE DE DOCUMENTOS

En color teja los documentos incluidos en el libro Miquel Grau 53/1977

1) 6 de octubre de 1977 - Casa de Socorro – Parte Policía Municipal

2) 6 de octubre de 1977 – Residencia 20 Noviembre – Parte Judicial Médico de Guardia

3) 6 de octubre de 1977 – Comisaría - Atestado policial. Comparecencia Inspectores del Servicio de noche.

4) 7 de octubre 1977 – Comisaría - Declaración de Juan Ángel Torregrosa Vicente.

5) 7 de octubre 1977 – Comisaría - Declaración de María Luz Quiñonero Hernández.-

6) 7 de octubre 1977 – Comisaría - Declaración de Javier Álvarez

Landete.- 7) 7 de octubre de 1977 - El Juez ordena diligencias previas

6 8) 7 de octubre 1977 - Declaración de Juan Ángel Torregrosa Vicente.

Ante el Juez.

9) 7 de octubre de 1977 Declaración de Doña María Luz Quiñonero Hernández. Ante el Juez.

10) 7 de octubre de 1977 Declaración de Javier Álvarez Landete, Ante el Juez.

11) 8 de octubre de 1977 - Informe médico forense

12) 8 de octubre de 1977 - Comparecencia De Antonio Bernabéu Gómez para retirar efectos personales de Miguel

13) 10 de octubre de 1977 - Parte médico forense,

14) 10 de octubre de 1977. En comisaría. Declaración de Miguel Ángel Panadero Sandoval.

15) 11 de octubre de 1977. AUTO Magistrado-Juez. Decretando Prisión Provisional comunicada e incondicional de Miguel Ángel Panadero Sandoval.

16) 11 de octubre de 1977 - Diligencia de Inspección Ocular en Plaza Luceros, 11.

17) 17 de octubre de 1977 - Informe de autopsia.

18) 19 de octubre de 1977 - Diligencias para la Reconstrucción de los hechos

19) 20 de Octubre 1977. Diligencia de Reconstrucción de Hechos.

20) 25 de octubre de 1977 Recurso de reforma (apelación) contra prisión provisional de la defensa de Miguel Ángel Panadero Sandoval

21) 29 de octubre de 1977. Ofrecimiento de acciones a la familia por el Juzgado.

22) 23 de noviembre de 1977 – Acción Popular. Presentación de querella contra Panadero Sandoval.

23) 29 de noviembre de 1977 – Auto por el que se declara insolvente a Miguel Ángel Panadero Sandoval lo que le evitará pagar a la familia el millón y medio de pesetas que le sería impuesto por

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indemnización, los gastos del Hospital así como las costas judiciales por todos los procedimientos e instancias desde el Juzgado nº 3 hasta el Tribunal Supremo.

24) 12 de diciembre de 1977 – Admisión Querella y establecimiento de Fianza cincuenta mil pesetas para la acción popular.

25) 24 de diciembre de 1977- Reunida y entregada la fianza.

26) 27 de diciembre de 1977 - El abogado defensor se queja de la denegación de permiso para su defendido de salida para ver familia en Navidad

27) 29 de diciembre 1977 – Denegación Permiso Navidad

28) 6 de febrero de 1978 - Calificación provisional de la Fiscalía

29) 17 de marzo de 1978 - Calificación provisional Acción Popular. Abogado Juan María Bandrés

30) 9 de marzo de 1978 - Calificación Provisional Acusación Privada.

31) 19 de abril de 1978 - Cédula de Citación al Juicio Oral

32) 2 de junio de 1978 - Acta Juicio Oral – Audiencia de Alicante

33) 6 de junio de 1978 – Sentencia de la Audiencia Provincial.

34) 7 de junio de 1978. El condenado no firma la comunicación de sentencia de 6 de junio de la Audiencia de Alicante.

35) 26 de diciembre de 1978 – Sentencia del Tribunal Supremo al Recurso De Casación en interés de ley contra Sentencia de 6 de junio de la Audiencia de Alicante. Falla que no procede admitir el recurso, a pesar de ello, el TS solicita al Gobierno la aplicación de un indulto de reducción de pena.

36) 26 de junio de 1978

37) 5 de agosto de 1978


39) 24 de octubre de 1978. Telegrama oficial del Centro Penitenciario Ciudad Real a Juez de Alicante.

8 40) 26 octubre 1978 Telegrama oficial. De Audiencia Provincial

Alicante. Presidente Sección 1ª a Centro Penitenciario Ciudad Real.

41) 22 de mayo de 1979.- Concesión de indulto por el Consejo de Ministros. Se le reduce la pena de 12 años a la de 6 años y un día prisión mayor.

42) 31 de Julio de 1979. Sale de Ciudad Real en dirección Hospital Penitenciario de Madrid

43) 5 de septiembre de 1979.- Llega a Ciudad Real desde Hospital Penitenciario de Madrid

44) 24 de mayo de 1980 Sale de Prisión Ciudad Real e ingresa en el Centro de Central Observación Madrid.

45) 29 de octubre de 1980 Salida de la Central de Observación de Madrid y entrada en Valencia.

46) 14 de marzo de 1981. Liberación condicional el 14 de marzo de 1981. (20 días después del Golpe de Estado en el Congreso de los Diputados del 23 de Febrero de 1981).

47) 15 de junio de 1982 - Liquidación de condena firmada por la Dirección del Centro Penitenciario de Detención de hombres de Valencia quedando extinguida la pena el 12 de Septiembre de 1982

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Expediente judicial.

Transcripción y/o reproducción de documentos contenidos en el expediente judicial.

DESDE EL ATENTADO A LA VISTA ORAL, DE 6 DE OCTUBRE DE 1977 A 2 DE JUNIO DE 1978

1) 6 de octubre de 1977 - Casa de Socorro – Parte Policía Municipal

AYUNTAMIENTO DE ALICANTE

CASA DE SOCORRO

Por Policía Municipal ha sido conducido a las 22’45 horas, el que dijo llamarse N N el cual presenta lesiones de pronóstico grave. Fué trasladado a la Residencia 20 de Noviembre. El hecho ha sido según referencias por Agresión, dandose parte al J.I.G. Alicante 6 de octubre de 1977. Sello y firma ilegible.

2) 6 de octubre de 1977 – Residencia 20 Noviembre – Parte Judicial Médico de Guardia

Ministerio de Trabajo

Instituto Nacional de Previsión

PARTE JUDICIAL

A las 23 horas del día 6 de octubre ha sido asistido en esta institución Don Miguel Ángel Grau Gómez, que según nos manifiesta es natural de Rafal, provincia de… De 21 años de edad, de estado S, profesión … domiciliado en Alicante, calle General Navarro, 10, piso segundo y tras el reconocimiento practicado se ha apreciado traumatismo cráneo-encefálico, con fractura-hundimiento biparental roturas del seno sagital (parietal posterior) y laceración lóbulo parietal izquierdo. Lo que se considera de pronóstico muy grave, salvo complicación.

Según manifestaciones, el suceso ocurrió en Alicante y la causa de las lesiones fue: Accidente?

Lo que participo a Vd. Para su conocimiento y efectos judiciales procedentes.

EL MÉDICO DE GUARDIA Firmado Dr. D. F. Ruiz - García.

10 3) 6 de octubre de 1977 – Comisaría - Atestado policial.

Comparecencia Inspectores del Servicio de noche.

Documento incluido en el libro MIQUEL GRAU 53/1977

Comisaria. Cuerpo General de Policía. Dirección General de Seguridad. Rº de Salida Nº 30.667.

COMPARECENCIA.- En Alicante, y en su Comisaría del Cuerpo General de Policía, siendo las 0 horas del día 7 de Octubre, ante el Sr. Inspector de Guardia, con documento profesional nº 5479 y del inspector, 1ª con documento profesional nº 9246.

Habilitado Secretario para la práctica de las presentes diligencias previas, comparecen los inspectores afectos al Servicio de Noche de esta comisaría y presentan un parte facultativo, expedido por la Casa de Socorro en el que consta haber sido asistido de primera instancia un joven desconocido, apreciándosele lesiones de pronóstico GRAVE, siendo posteriormente trasladado a la Residencia “20 de Noviembre”.- - - - - - - - - - - - -

Manifiestan los Inspectores comparecientes que, en virtud del Telefonema registrado al número 661, en la que se decía por un particular, presidente de la Agrupación Local del Partido Socialista Obrero Español en Alicante, Señor Louis, que en la Plaza de los Luceros y momentos antes habían matado a un joven del PSOE que pegaba carteles, se han desplazado al citado lugar, observando los siguiente: - - - - - - - - - -

Que en el chaflán, sito en Plaza de los Luceros con General Mola, nº2 se hallaba un charco de sangre.- Que no se halló ninguna persona muerta o lesionada.- Que por la Policía Armada se había procedido a acordonar las inmediaciones.-Que puestos al habla con la persona que entre los varios presentes había llamado a Comisaría, manifestó que el joven de referencia no había fallecido, sino que en un coche que en ese momento pasaba lo habían trasladado todavía vivo a la Casa de Socorro.- Que tras ser asistido en la Casa de Socorro, fue trasladado para intervención quirúrgica a la Residencia Sanitaria.- - - - - - - - - -

Que practicadas las primeras gestiones se vino en conocimiento que el lesionado, que ha sido identificado como MIGUEL GRAU GÓMEZ, titular del Documento Nacional de Identidad nº 21.388.574, nacido en Rafal (Alicante) nacido en Rafal, Alicante, el 23 de abril de 1955, hijo de Miguel y de Josefa, soltero, comercio, domiciliado en esta ciudad, calle Gral. Navarro, nº 10-2º-4º; en unión de JAVIER ÁLVAREZ LANDETE, nacido en Alicante el 3 de agosto de 1963, hijo de Joaquín y de María Luisa, estudiante, soltero, domiciliado en la calle Gral. Mola, 7,1º D.- JUAN ÁNGEL TORREGROSA VICENTE, nacido en Caravaca (Murcia) el 26-3-1959, hijo de Francisco y de Josefa, estudiante, soltero, domiciliado en la calle Vicente Pastor, nº 5-3º y MARÍA LUZ QUIÑONERO HERNÁNDEZ, nacida en Alicante, el 7-11-1954 hija de Pedro y de Encarnación, licenciada en Filosofía y Letras, domiciliada en esta ciudad, calle García Morato, 9, se hallaban pasadas las 22,00 horas en la Rotonda Plaza de los Luceros pegando carteles, de convocatoria a la Diada del próximo 9 de los corrientes.- Que cuando se hallaban justamente dos metros del chaflán de Plaza de los Luceros con calle General Mola, en la pared del edificio, su compañero Miguel Grau Gómez, inesperadamente se encogió y cayó al suelo, mientras que por su cabeza salía gran cantidad de sangre.-Que a su compañero le cayó o le

11 tiraron de arriba un objeto que al parecer era un cascote o ladrillo.- Que al principio pensaron que lo habían matado o habia muerto pero posteriormente se dieron cuenta de que vivía por lo que en unión de un señor pararon un coche y fue trasladado el herido a la Casa de Socorro.- - - - - - - - - - Que por los inspectores actuantes se realizó una rápida inspección ocular, hallando junto al charco de sangre donde cayó el herido varios cascotes, unos de ladrillo o similar y otros al parecer de cemento hormigonado, todos ellos con agua, húmedos o mojados del agua de lluvia que en esos momentos caía.-Que a unos cuatro metros del lugar donde se hallaba el charco de sangre, en el ángulo del chaflán que da a calle Gral. Mola, en la acera de cruce de peatones, y a un metro de la cabina de teléfonos ahí sita, fue hallado un cascote de ladrillo, con hormigón adherido al mismo, cascote que tiene una dimensión aproximada a la mitad de un ladrillo de rasilla.-Todos estos cascotes fueron recogidos y se presentan en este acto para su posterior análisis o pruebas sobre los mismos.- - - - - - - Que tras terminar las primeras gestiones de los actuantes varios inspectores de la Brigada de Investigación, los Inspectores del Servicio de Noche, se trasladaron a la Residencia sanitaria para interesarse por la salud del lesionado y tratar de obtener alguna aclaración.- Que en este acto presentan la ropa que llevaba el herido y un sobre con los efectos personales del herido consistentes en: CIENTO OCHENTA Y TRES pesetas con cincuenta céntimos, UN RELOJ de pulsera marca “Titán”, UN LLAVERO con tres llaves, UNA CARTERA DE PLÁSTICO, conteniendo D.N.I.;permiso de conducir; Carnet de Donante de Sangre; Carnet de Federación Española de Salvamento y Socorrismo; Carnet de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales y Carnet de Identificación Militar de la Marina de Guerra Española, en la que consta está haciendo el Servicio Militar como Cabo 2ª de Marinería y escrito del Ministerio de Marina autorizándole permiso hasta el 24 de noviembre del corriente.- - - Que se hace constar que por Inspectores de la Brigada de Investigación se hacen cargo de la continuación de gestiones e Inspección Ocular. No teniendo nada más que manifestar, se firma la presente por los actuantes, en unión del Señor Instructor y de mi secretario habilitado, que certifico.

(Firmas ilegibles)

4) 7 de octubre – Comisaría - Declaración de Juan Ángel Torregrosa Vicente.

Documento incluido en el libro MIQUEL GRAU 53/1977 ACTA DE DECLARACIÓN DE JUAN ANGEL TORREGROSA VICENTE/ Se extiende la presente en Alicante y en su Comisaría del Cuerpo General de Policía, siendo las cero horas del día siete de octubre de 1977, por los Inspectores afectos a la Primera Brigada Provincial de

12 Investigación, titulares de Documentos Profesionales números 7641 y 9553 actuando respectivamente como Instructor y Secretario, para hacer constar que hallándose en tramitación en esta Comisaría diligencias con motivo de las lesiones calificadas como muy graves de quien identificado resultó ser MIGUEL GRAU GÓMEZ, nacido en Rafal (Alicante), el día 23 de abril de 1955, soltero, hijo de Miguel y de Josefa, con domicilio en esta Capital, calle General Navarro número 10, 2º piso, cuarta puerta, producidas al caerle sobre la cabeza un ladrillo revestido de cemento cuando se encontraba difundiendo y pegando carteles, de la “Diada del País Valenciano” como militante del Partido Socialista Obrero Español, en la noche de hoy y en la fachada de una casa sita en la Plaza de los Luceros; y estando presente en esta Comisaría JUAN ÁNGEL TORREGROSA VICENTE, nacido en Caravaca (Murcia), el 26 de enero de 1959, soltero, estudiante, hijo de Francisco y de Josefa, con domicilio en Alicante, calle Vicente Pastor número, 5, tercer piso, quien por haber estado en compañía del lesionado, en su misión de difusión de los referidos carteles, pueda aportar detalles de la forma de producirse tales lesiones, en este acto se procede a recibírsele declaración sobre los hechos, y en relación con ellos, manifiesta:- - - - - - - - - -

Que en la noche de hoy, junto con sus compañeros María Luz Quiñonero, Javier Álvarez Landete y el lesionado, Miguel Grau, se dedicaba a pegar carteles de la “Diada” por varios lugares; y hallándose en la fachada de la finca que hace esquina entre la plaza de Los Luceros y General Mola, a la derecha desde el comienzo de esta última calle, fueron molestados primero al tirársele desde un lugar próximo y no concreto, un trozo de cascote de una maceta o algo similar, que no llegó a darle a ninguno de los cuatro y al que no prestaron demasiada atención; que poco después les fue arrojado, por dos veces sucesivas, el contenido de un cubo de agua, que llegó a alcanzar, mojándole, a Javier, por lo que protestaron, y poco después, cuando Miguel se hallaba próximo a la mencionada esquina pegando un cartel, cayó desde algún lugar que no ha podido ser concretado, un trozo de ladrillo, grande, con un pegote de cemento adherido a él, que vino a dar fuertemente en el cráneo de Miguel, haciéndole desplomarse instantáneamente, sangrando abundantemente. Que de inmediato se acercaron a Miguel el que declara y sus dos compañeros, Mari-Luz y Javier, y al comprobar que estaba seriamente herido pararon algunos coches que pasaron y el propio declarante le llevó a la Casa de Socorro, donde después de curarle de primera intención, le trasladaron a la Residencia del Seguro, quedando allí ingresado.- - -

Añade el declarante que, al momento de producirse el lanzamiento del agua sobre ellos, le pareció haber oído el ruido de una persiana al bajar o al subir, ruido al que no prestó atención suficiente en su momento, pero que ahora considera y expone por si pudiera tener alguna importancia. Que no puede precisar, como ya indica, el lugar concreto de donde pudo partir tal agua, el cascote primero y posteriormente el ladrillo, cuyo lanzamiento estima que fué voluntario y no casual.- - - No teniendo nada más que manifestar por el momento, ni habiendo otras preguntas que formularle, se da por finalizada esta diligencia a los veinte minutos de haber sido iniciada, la que leída por el declarante, y con la aclaración que desea hacer de que el lesionado no es militante del PSOE sino simpatizante del Movimiento Comunista, firma en prueba de conformidad con el Sr. Instructor, de lo que CERTIFICO.

(firmas ilegibles)

13 5) 7 de octubre – Comisaría - Declaración de María Luz Quiñonero

Hernández.-

Se extiende la presente en Alicante y en su Comisaria del Cuerpo General de Policía, siendo las doce horas del 7 de octubre de mil novecientos sesenta y siete, por los Inspectores afectos a la Primera Brigada Provincial de Investigación, titulares de los documentos profesionales números 7641 y 9553 actuando respectivamente como Instructor y secretario para hacer constar que hallándose en tramitación en esta comisaria diligencias con motivo de las lesiones calificadas como graves de quien, identificado, resultó ser MIGUEL GRAU GÓMEZ cuando se hallaba, en la noche de hoy, pegando carteles convocando a la “Diada del País Valenciano” en la plaza de los Luceros de esta Capital, causadas por la caída de un ladrillo que le golpeó la cabeza, y estando presente en esta Comisaria la epigrafíada MARÍA LUZ QUIÑONERO HERNÁNDEZ, nacida en Alicante, el 7 de noviembre de 1954, licenciada en Filosofía y Letras, hija de Pedro y de Encarnación, con domicilio en la calle, García Morato, 9, quien, por hallarse junto al lesionad en el momento en el que tales hechos se produjeron podría aportar su testimonio sobre el modo de desarrollarse éstos, en este acto se procede a recibir sus manifestaciones y en este sentido dice:- - - - - - - - - - - Que conoce a Miguel Grau por ser amigos desde algún tiempo. Que como se hallaba actualmente de permiso miliar, en la noche de hoy se unió a ellos para difundir carteles convocando a la “Diada” y así les acompañaba en la Plaza de los Luceros, en la casa que hace esquina a Gral. Mola, en cuya fachada estaban adhiriendo tales carteles cuando se vieron molestados por alguna persona que les arrojó un cubo de agua, que en realidad no llegó a alcanzar a ninguno de los cuatro, es decir, ni a la que declara ni a Miguel, ni a Javier Álvarez Landete ni a Juan Ángel Torregrosa. Que poco después, y tras recordar que se oyó algún ruido al que no prestó atención, les volvieron a vaciar encima otro cubo de agua, que esta vez sí mojó a Javier, por lo que protestaron. Y poco más tarde, cuando Miguel estaba pegando un cartel, en la parte de la fachada más próxima a la esquina de la casa, cayo un ladrillo, cuyos trozos han sido retirados por la policía y le dio en la cabeza a Miguel que cayó al suelo herido.- - - - Que al ver que estaba inconsciente y sangraba, pidieron ayuda y al parar un coche, Juan Ángel llevo al herido a la Casa de Socorro. Al momento llego un Señor llamado Louis que, al enterarse de lo sucedido llamó a la Comisaria y también la declarante vino ella para denunciar lo ocurrido. Que no puede concretar el lugar del que partieron tales lanzamientos, que en la noche de hoy comenzaron por arrojar hacia su compañero Juan Ángel un trozo de cascote, pero recuerda y expone que en ocasiones anteriores, por esta misma zona les han arrojado agua para molestarles. Que no tiene más que manifestar por lo que, de acuerdo con lo expuesto, firma su declaración junto al Sr instructor, de lo que CERTIFICO.

(firmas ilegibles)

14 6) 7 de octubre – Comisaría - Declaración de Javier Álvarez Landete.-

Se extiende la presente en Alicante y en su comisaría del Cuerpo General de Policía, siendo las doce horas del 7 de octubre de mil novecientos setenta y siete, por los Inspectores afectos a la Primera Brigada Provincial de Investigación, titulares de los Documentos Profesionales números 7641 y 9553 actuando respectivamente como Instructor y Secretario para hacer constar que hallándose en tramitación en esta Comisaria diligencias con motivo de las lesiones calificadas como muy graves de quien, identificado, resultó ser MIGUEL GRAU GÓMEZ, nacido en Rafal (Alicante), el día 23 de abril de 1955, soltero, hijo de Miguel y de Josefa, con domicilio en esta Capital, calle Gral. Navarro nº 10, 2 piso, cuarta puerta, producidas al caerle sobre la cabeza un ladrillo revestido de cemento cuando se hallaba difundiendo y pegando carteles, de la “Diada del País Valenciano” como militante del Partido Socialista Obrero Español, en la noche de hoy y en la fachada de una casa de la plaza de los Luceros; y estando presente en esta Comisaria JAVIER ÁLVAREZ LANDETE, nacido en Alicante el 3 de agosto de 1963, hijo de Joaquín y de María Luisa, soltero, estudiante, con domicilio en Alicante en calle Gral. Mola, 7, Dcha., quien por haber estado en compañía del lesionado, en su misión de la difusión de los referidos carteles, pueda aportar detalle de la forma de producirse tales lesiones, en este acto se procede a tomarle declaración sobre los hechos, y en relación con ellos, MANIFIESTA: Que en la noche de hoy y junto con sus compañeros María Luz Quiñonero, Juan Ángel Torregrosa y el lesionado, Miguel Grau, se dedicaba a pegar carteles de la “Diada” por varios lugares y hallándose en la fachada de la finca que hace esquina de plaza de Luceros a General Mora, a la derecha desde el comienzo de esta última calle, fueron molestados al tirarles desde algún lugar próximo y no concreto, un trozo de cascote de una maceta o algo similar, que no llegó a darle a ninguno de los cuatro y al que no prestaron demasiada atención; que poco después les fue arrojado por dos veces sucesivas el contenido de un cubo de agua, que llego a alcanzar, no mojándole, al declarante en la cabeza, por lo que protestaron, y poco después, cuando Miguel se hallaba próximo a la mencionada esquina, pegando el cartel, cayó, desde algún lugar, que no ha podido ser concretado, un trozo de ladrillo grande, con un pegote de cemento adherido a él, que vino a dar fuertemente en el cráneo de Miguel, haciéndole desplomase instantáneamente, sangrando abundante este. Que de inmediato, se acercaron a Miguel el que declara y sus dos compañeros, María Luz y Juan Ángel y al comprobar que estaba seriamente herido, pararon algunos coches para que trasladaran al herido a la Casa de Socorro, acompañándole solamente su amigo Juan Ángel, donde después de efectuarle la primera cura, le trasladaron a la Residencia de la Seguridad Social, donde quedo internado. ----------------------------- Que no teniendo más que declarar por el momento y no habiendo otras preguntas que formularle, se da por terminada esta diligencia a los veinte minutos de haberse iniciado, la que leída por el declarante, firma en prueba de conformidad en unión de Señor Instructor lo que como Secretario CERTIFICO.

15 7) 7 de octubre de 1977 - El Juez ordena diligencias previas

PROVIDENCIA MAGISTRADO-JUEZ

ILMO. . SR. VINACHE SORIANO

Alicante a siete de octubre de mil novecientos setenta y siete.

Por recibido atestado Policía y parte médico que antecede; visto su contenido. Y para cumplimiento de lo que previene el artículo 789 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, se acuerda la instrucción de Diligencias Previas que se registraran en el libro correspondiente, participando su incoación al Ilmo. Sr. Fiscal de la Audiencia Provincial de esta capital, disponiendo la práctica de las esenciales para determinar la naturaleza y circunstancias del hecho, personas que en él hayan participado y procedimiento aplicable a cuyo efecto: Recíbase declaración al lesionado cuando su estado lo permita haciéndole legal ofrecimiento de acciones. Dese orden al Médico Forense a fin de que periódicamente informe sobre la evolución clínica del lesionado. Recíbase declaración a los testigos que se relacionan en el precedente atestado.

Y con su resultado se acordara su procedente.

Lo mando y firma S.S.1ª: doy fe.

DILIGENCIA.- En la misma fecha se registran estas diligencias con el número 1443 de 1977 y se libran los despachos acordados: doy fe.

Firmado

8) 7 de octubre - Declaración de Juan Ángel Torregrosa Vicente. Ante el Juez.

D.N.I. …Nacido en Caravaca, Murcia. El día … de 18 años, hijo de Francisco y Josefa, de estado civil soltero, profesión estudiante, vecindad, Alicante, domicilio, Vicente Pastor, 5.

En la ciudad de Alicante a siete de octubre de mil novecientos setenta y siete.

Ante el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez de Instrucción número TRES, con mi asistencia, comparece la persona anotada al margen a quien S.S. 1ª entera de la obligación de ser veraz y las penas con que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal y le juramento en forma legal, ofreciendo decir verdad sobre cuanto supiere y le fuere preguntado e interrogado, manifiesta.

Que se llama como al margen queda expuesto y de las circunstancias que igualmente se consignan; que sabe leer y escribir y en cuanto a las demás circunstancias de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, contesta:

El Sr. Juez le hace saber lo prevenido en el artículo 446 de la citada Ley procesal manifestando quedar enterado, y preguntado, convenientemente, sobre los hechos, DICE: Que se afirma y

16 ratifica en la declaración prestada ante la Comisaria de Policía de que se le da lectura en este acto.

A las nuevas preguntas: Que estuvieron en la zona un buen rato antes, quizás aproximadamente una hora y durante ese tiempo, aparte de lo ya declarado no recibieron amenazas ni acciones directas por parte de persona alguna ni ocupante de edificios, ni peatones ni ningún vehículo. Que tampoco anteriormente habían recibido amenazas por parte de nadie. Que según ha oído comentar en aquella zona es frecuente que a cualquier otro grupo les hayan tratado igual que anoche hicieran con ellos, aunque no hayan llegado a producirse lesiones y por ello no considera el hecho accidental. Que desde luego no puede concretar sus sospechas en persona alguna. Leída, la encuentra conforme, se afirma y ratifica y firma con S.S. 1ª; doy fe.

Firmado.

9) 7 de octubre de 1977 Declaración de Doña María Luz Quiñonero Hernández. Ante el Juez.

DECLARACIÓN DE MARIA LUZ QUIÑONERO HERNANDEZ.- DNI nº 21389109. Nacida en Alicante el 7 de noviembre de 1954. Hija de Pedro y de Encarnación, estado civil, soltera, profesión licenciada en Filosofía y Letras, vecindad Alicante, domicilio, García Morato, 9. En la ciudad de Alicante a siete de octubre de mil novecientos setenta y siete. Ante el Istmo. Sr. Magistrado-Juez, de instrucción TRES, con mi asistencia, comparece persona anotada al margen, a quien S.S.Iª entera de la obligación de ser veraz y las penas con que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal, le juramento en forma legal ofreciendo decir verdad sobre cuanto supiere y le fuere preguntado e interrogado, manifiesta:

Que se llama como al margen queda expuesto y de las circunstancias que igualmente se consignan, que sabe leer y escribir y en cuanto a las demás circunstancias de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, contesta:

El Sr. Juez le hace saber lo prevenido en el artículo 446 de la citada Ley Procesal, manifestando quedar enterado y preguntado, convenientemente sobre los hechos DICE: Que se afirma y ratifica en la declaración prestada ante la Comisaría de Policía de que se le da lectura en este acto, añadiendo que tiene la completa seguridad de que la piedra o cascote cayó desde arriba. Que a esta creencia le lleva tanto el diagnóstico de las heridas sufridas por el lesionado, que conoce, como el hecho de que en el momento de ocurrir los hechos no hubiera ninguna persona próxima al lugar. Que cuando se produjeron los hechos Miguel estaba de pie en la acera, dando cara a la pared en la que pretendía pegar un cartel.

Que en la zona estaban como una media hora o más, habiendo comenzado por la esquina de la Plaza que da a la Avda. del General Marvá y estuvieron comentando y hablando en voz normal sin dar gritos y sin producir escándalo. Que durante todo el tiempo no recibieron recriminación por parte de persona alguna, ni vecinos de edificaciones, ni peatones ni de automóviles, que ya en otras ocasiones y por aquella zona y cuando han procedido a pegar carteles han sido molestados por la vecindad tirándoles objetos, sin que nunca haya pasado nada y que así también sabe por comentarios que a otros grupos de distintos partidos les han tratado igual.

17 Que no habían recibido amenazas previas y por supuesto no puede indicar a la persona o personas que cometieron los hechos.

Descarta por todo lo expuesto que el hecho haya sido casual.

Leída

10) 7 de octubre de 1977 Declaración de Javier Álvarez Landete, Ante

el Juez.

(No se reproduce al coincidir sustancialmente con las de los anteriores declarantes)

DNI ….No tiene …. Nacido en Alicante, el día …, de catorce años, hijo de Joaquín y María Luisa, estado civil, soltero, profesión, estudiante, vecindad Alicante, domicilio General Mola, 7 1º, derecha.

En la ciudad de Alicante, a siete de octubre de mil novecientos setenta y siete.

Ante el Istmo. Sr. Magistrado-Juez de Instrucción número TRES, con mi asistencia, comparece la persona anotada al margen, a quien S.S. 1ª entera de la obligación de ser veraz y las penas con que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal, y le juramento en forma legal, ofreciendo decir verdad sobre cuanto supiere o le fuere preguntado, e interrogado, manifiesta:

Que se llama como al margen queda expuesto y de las circunstancias que igualmente se consignan, que sabe leer y escribir y en cuanto a las demás circunstancias de la Ley de Enjuiciamiento Criminal contesta:

L Sr. Juez le hace saber lo prevenido en el artículo 446 de la citada Ley procesal, manifestando quedar enterado y preguntado convenientemente, sobre los hechos, DICE:

Que se afirma y ratifica en la declaración restada ante la Comisaria de Policía de que se le da lectura.

A nuevas preguntas; que estuvieron por la zona por espacio de una media hora o más, por habérseles terminado la cola, que estuvieron hablando entre sí pero sin escandalizar. Que durante todo ese tiempo y fuera de lo que tiene relatado no recibieron de persona alguna ni de las edificaciones, ni peatones ni de ningún automóvil, indicación de ninguna clase; que no habían recibido amenazas de nadie. Que el declarante era la primera vez que estaba pegando carteles. Leída, la encuentra conforme, se afirma y ratifica y firma con S.S. 1ª; doy fe.

11) 8 de octubre de 1977 - Informe médico forense

INFORME DE ESTADO

En Alicante a ocho de octubre de mil novecientos setenta y siete.

18 Ante el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez del Juzgado de Instrucción número TRES, de esta capital, asistido de mí, el Secretario Judicial, comparece el Sr. Médico Forense, Don Medardo Lainez Anaya, a quien S. S. Iª hizo saber la obligación que tiene de ser veraz y las penas con que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal; le recibió juramento que prestó en legal forma, ofreciendo decir verdad de lo que sepa y se le pregunte, e interrogado convenientemente dijo: Que ha reconocido en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Residencia de la Seguridad Social de esta Capital al lesionado MIGUEL GRAU GÓMEZ, el que sufre el cuadro lesional traumático cráneo-encefálico que se describe en el parte emitido por la Institución asistencial obrante en autos. El post-operatorio se mantiene estacionario, sigue en coma Grado III y pese a que las constantes biológicas se mantienen en límites aceptables, el pronóstico sigue siendo gravísimo. Como es obvio deducir de cuanto antecede, el lesionado no se encuentra en condiciones de prestar declaración.

Leído, lo encuentra conforme. Se afirma y ratifica y firma con SS Iª; doy fe.

Firma ilegible

12) 8 de octubre de 1977 - Comparecencia De Antonio Bernabéu Gómez para retirar efectos personales de Miguel

D.N.I. Nº211916.836, Nacido en Rafal, (Alicante), el día 15 de noviembre de 1940, hijo de Antonio y Rosario, de estado civil casado, profesión, empleado, vecindad de Alicante, domicilio, Ferrándiz Torrenocha, 12.

En la ciudad de Alicante a ocho de octubre de mil novecientos setenta y siete. Ante el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez de Instrucción número TRES, con mi asistencia, comparece, persona anotada al margen a quien S. S.Iª entera de la obligación de ser veraz y de las penas con que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal y le juramento en forma legal ofreciendo decir verdad sobre cuanto supiere o le fuera preguntado, e interrogado manifiesta:

Que se llama como al margen queda expuesto y de las circunstancias que igualmente se consignan; que sabe leer y escribir y en cuanto a las demás circunstancias de la Ley de Enjuiciamiento criminal, contesta:

El Sr. Juez le hace saber lo prevenido en el artículo 446 de la citada Ley Procesal, manifestando quedar enterado y preguntado, convenientemente sobre los hechos, DICE: Que es primo hermano de Miguel Grau Gómez, lesionado a que las presentes diligencias se refieren y efectúa la presente comparecencia ante el Juzgado a fin de hacerse cargo, por deseo expreso de los familiares más allegados y para su entrega a los mismos, de las pertenencias de aquel depositadas en el Juzgado.

Accediendo a tal pretensión y a los fines dichos se les hace entrega en este acto, en calidad de depósito de los objetos y pertenencias que constan relacionados en el precedente atestado y que recibe de conformidad.

Leída, la encuentra conforme, se afirma, ratifica y firma, con S.S. Iª; doy fe.

Firmado,

19

13) 10 de octubre de 1977 - Parte médico forense,

1443/77

Tengo el honor de participar a V.S. que el lesionado MIGUEL GRAU GÓMEZ, continua prácticamente en el mismo estado a que se refiere el parte anterior.

Dios guarde a V.S. muchos años.

Alicante a 10 de octubre de 1977

El Médico Forense,

Firmado

14) 10 de octubre de 1977. En comisaría. Declaración de Miguel Ángel

Panadero Sandoval. Documento incluido en el libro MIQUEL GRAU 53/1977

ACTA DE DECLARACIÓN DE MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL. Se extiende la presente en Alicante y en la Comisaría del Cuerpo General de Policía, siendo las veintitrés horas del día diez de octubre de 1.977, por el Inspector, Jefe de la Primera Brigada Provincial de Investigación, titular de Documento Profesional número 7641, actuando como Instructor, asistido en calidad de Secretario habilitado por el Inspector afecto al mismo Servicio titular del Documento Profesional número 7696, para hacer constar que hallándose en esta Comisaría el llamado MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, nacido en Albacete, el día 14 de abril de 1958, soltero, hijo de José y Marina, con domicilio en Alicante, Plaza de los Luceros, 11, séptimo piso y estimándose a través de los elementos de juicio obtenidos en la investigación seguida con motivo de las lesiones causadas a MIGUEL GRAU GÓMEZ en la noche del día 6 del actual, al caerle sobre la cabeza un trozo de ladrillo que el referido Miguel Ángel Paradero pudiera tener relación con la causa de tales lesiones, en este se procede a recibirle declaración sobre ello y de forma libre y espontánea manifiesta:- - - - - - - - - - -

Que en la noche del jueves regresó a su domicilio en la ya indicada casa de Plaza de los Luceros sobre las diez y cuarto de la noche, como habitualmente tiene por costumbre, comprobando al llegar al portal que había cuatro personas jóvenes pegando carteles políticos en las fachadas de su casa y de las colindantes.- - - - - - - -

Que aunque este hecho le molesta porque deterioran la casa ensuciándola y siendo casi imposible el quitar luego los carteles, de lo que ya se han quejado muchos vecinos, como sucedió en los días antes de las elecciones, no dijo nada a tales personas y subió hasta su domicilio, desde cuya terraza, que dá a la calle, comprobó que aún estaban allí pegando carteles. Por ello, y para hacerles que se fueran, les tiro un cubo de agua, que no les llegó a mojar, y luego tiró a lo lejos y detrás de donde estaban, una pequeña maceta que había en su terraza, lo que tampoco debieron oír, ya que siguieron.- Que en vista de que no se habían enterado de lo anterior, entró en su casa y se puso a cenar un vaso de leche y un bocadillo; y al terminar, volvió

20 a salir, viendo nuevamente que aún se hallaban los cuatro—según cree recordar dos chicos y dos chicas—pegando más carteles. Que entonces subió andando por las escaleras de su casa hasta la terraza y desde allí les vacíó otro cubo de agua, intentando así que se asustasen y dejasen de pegar carteles. Que esta vez el agua si debió mojara alguno de ellos, pese a que ya debían estar mojados porque estaba lloviendo y comenzaron a insultarle llamándole “hijo de puta”, pero seguían poniendo más carteles todavía. Que en vista de lo insistentes que eran en su actividad, decidió asustarles tirándoles un trozo de ladrillo para que, al romperse éste sobre la acera, les asustara pensando que les atacaban y se fueran. Para ello cogió un trozo de ladrillo de la misma terraza de la finca desde donde había tirado el segundo cubo de agua, ladrillo que estaba suelto, como muchos otros, en la pared, y con él bajó hasta su casa, ya que desde la azotea donde estaba no tenía bastante visibilidad, y ya en su domicilio, se asomó al balcón o terraza y lo tiró.- - -

Que aunque su intención al lanzarlo no fué en ningún momento darle a nadie con el trozo de ladrillo, sino, como ya dice, asustar a los que ponían carteles, al momento de tirarlo oyó gritos y supuso que, aun sin quererlo, le había dado a alguien, por lo que entró en su casa algo asustado y temeroso de que su familia se enterase del accidente que había podido producir.- - - -

Que no supo la gravedad de la herida del chico al que le cayó el ladrillo hasta el día siguiente, en la prensa y todo el mundo lo comentaba, en cuyo momento tuvo deseo de contárselo a su familia y presentarse en la Policía; pero viendo el revuelo que el hecho involuntario había producido, tuvo miedo de que pensaran que lo había hecho por atacar a los chicos de los carteles, que decían que eran socialistas y comunistas; y al ver la pancarta que había puesto en la calle, la cantidad de gente que había allí todo el día y todo el revuelo que se organizó pensó que para evitar posibles perjuicios a su familia debía callarse y no contar todo claramente.- - - - - - - - -

Que posteriormente ha sabido que la Policía ha estado en todos los pisos de su casa, y en las casas de al lado y que la gente que hay en la calle trataba de culpar del hecho a otras personas de las que pensaban que habían tirado el ladrillo, y también sin tió deseo de manifestar que había sido él quien, de forma involuntaria, había causado las heridas a tal chico. Pero sintió temor de hacerlo hasta que en la tarde de hoy, cuando la Policía le ha llamado a declarar junto con su familia, ha pensado y decidido que tenía el deber de contarlo todo como ahora hace.- - - -

Que, insiste, no tenía otra intención al tirar el ladrillo, que la de asustar a los chicos que pegaban carteles para que no siguieran haciéndolo; que tampoco tenía un excesivo interés en ello, sino que sabía que estropeaban la fachada y aparte considero un poco en broma lo de asustarles tirándoles agua y con la piedra. Que lamenta profundamente las consecuencias de su imprudencia, que jamás pensó pudiera en herir a nadie.- - - Que no tiene más que manifestar, por lo que, conforme con lo expuesto, firma esta declaración de conformidad con su contenido junto al Sr Instructor de lo que como Secretario habilitado, CERTIFICO. Firmas ilegibles.

21 15) 11 de octubre de 1977. AUTO Magistrado-Juez. Decretando Prisión

Provisional comunicada e incondicional de Miguel Ángel Panadero Sandoval.

AUTO.- Alicante, once de octubre de mil novecientos setenta y siete.

RESULTANDO: Que en el día de hoy se ha llevado a efecto la detención de MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL, a disposición de este Juzgado y resultas del presente procedimiento, -Diligencias Previas 1443/77-, en el Centro Penitenciario de Detención de esta Capital y como presunto autor de un delito de lesiones.

CONSIDERANDO: De conformidad con lo establecido en el artículo 420 del Código Penal, 503 y 785-8 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, procede decretar la prisión provisional comunicada e incondicional de referido acusado, elevando a tal la detención que sufre.

VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación.

S.S.Iª DIJO: SE DECRETA LA PRISIÓN PROVISIONAL comunicada e incondicional de MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL, elevándose a tal la detención que sufre en el Centro Penitenciario de esta Capital, para cuyo Director se librará oportuno mandamiento. Notifíquese al interesado y al Ministerio Fiscal.

Así por este su Auto lo pronuncia, manda y firma el Ilmo. Sr. D. AGUSTIN VINACHES SORIANO, Magistrado-Juez del Juzgado de Instrucción número TRES de Alicante y su Partido; doy fe. E/.

22

23 16) 11 de octubre - Diligencia de Inspección Ocular en Plaza Luceros,

11. Documento incluido en el libro MIQUEL GRAU 53/1977

En la ciudad de Alicante, a 11 de octubre de mil novecientos setenta y siete, siendo las diecisiete treinta horas, S.S. Iª con mi asistencia, se constituyó en el piso séptimo de la casa número once, de la Plaza de los Luceros de esta Capital, asistiendo asímismo el Ministerio Fiscal, representado por el Abogado Fiscal Ricardo Cabedo Nebot, al objeto de práctica de diligencia de diligencia de inspección ocular con el siguiente resultado:

Se trata de un edificio con fachada a la Plaza de su situación, compuesto de planta baja y siete pisos, destinada la planta baja a edificio comercial -tienda de flores- y a viviendas las restantes plantas a razón de una por plana. A la izquierda, mirando al frente, edificio en construcción en avanzado estado de ella y a la derecha, edificio de vecindad con entrada por el chaflán que forma la Plaza con la Avenida del General Mola y señalado con el número 2 de dicha Avenida.

Situados en el balcón-terraza del piso 7º y en su parte derecha mirando al exterior y haciéndolo en dirección Norte-Sur, es decir siguiendo el círculo de la Plaza en el sentido natural de la esfera del reloj, se puede observar, sin ninguna dificultad ni obstáculo y en un plano inclinado que se calcula puede representar una distancia de unos quince metros desde la perpendicular del balcón, el lugar donde se supone se hallaba la víctima en el momento de ser lesionada -lugar que está perfectamente “acotado” con un círculo formado por ladrillos sobre el pavimento de la acera-.

Penetrando en el piso dicho desde el balcón terraza en donde nos hallamos, encontramos en primer lugar el comedor, a continuación la cocina y después, tras un corto pasillo, el salón de estar, pieza está en la que se manifiesta al Juzgado estaba reunida la familia en el momento de autos y que dista del referido balcón unos diez-doce metros.

Por los moradores del piso dicho se muestra al juzgado la despensa existente en la cocina, formando habitación contigua e independiente con ésta, manifestándose que es allí en donde se cuelga ordinariamente la llave de acceso a la edificio, de uso de dichos inquilinos.

A continuación, tras subir unos peldaños de escalera, accedemos a la terraza del edificio tras franquear la puerta que a ella conduce que es abierta, con llave, por el portero de la finca y que además de la cerradura tiene dos cerrojos-pasadores por su interior. Por dicho portero se hace la manifestación de que en la noche de autos y después de ocurrido el suceso, dicha puerta se hallaba cerrada con llave y los cerrojos pasados y que cada uno de los inquilinos, a excepción del que habita el 5º piso tiene llave de tal puerta.

La terraza dicha, de amplias dimensiones, está delimitada toda ella por un muro de ladrillo cogido con mortero de cemento, de una altura aproximada de 1,70 metros, observándose en la parte de dicho muro, recayendo al fondo posterior de la finca un hueco que parece corresponderse con el lugar en que debía estar el ladrillo que se supone lanzado al exterior; desprendimiento éste que debió realizarse sin gran esfuerzo, dado a ser el que remata la última fila de muro o pared, por efecto del tiempo, relativamente flojos.

En la fachada de la terraza que se corresponde con la del resto del edificio, no existe tal pared o muro y sí una baranda formada por tubos de hierro y una jardinera “volada”; a continuación y formando “bisera” o “cornisa” otra terraza a nivel ligeramente inferior de la que en que nos encontramos, de ladrillo y sin protección de ninguna clase, calculándose de que dicha “bisera” o “cornisa” tendrá una anchura de 1,30 a 1,50 metros aproximadamente, siendo de difícil y arriesgado acceso. En el muro de la parte derecha de la terraza, mirando al frente,

24 una tubería y grifo adosado, a una altura de 1`30 m aproximadamente y bajo un cubo de plástico de color verde vacio. Accionado el grifo, el mismo mana agua, aunque con no mucha presión.

Situados junto a la baranda antes descrita, y dirigida la mirada hacia abajo, sólo es perceptible la zona de suelo desde más de mediada la calzada que circunda la plaza hacia delante, siendo preciso subirse sobre la baranda -operación que en este acto realiza el Sr. Fiscal –para poder ver la parte del suelo perpendicular al lugar en donde nos hallamos.

Finalmente y una vez ya en la calle, se comprueba que la línea perpendicular a fachada desde el balcón-terraza hasta el lugar en donde se supone cayó la víctima, se halla situado a una distancia de 1,80 m. a 2 m. aproximadamente, en un plano inclinado de unos 15 metros y con una altura de 20-22 metros.

Se comprueba asímismo el supuesto lugar de caída de la víctima que se halla “acotado” por unos ladrillos en círculo y sobre él depositados ramos de flores, conservándose sobre la fachada del edificio del Gral. Mola 2 profusión de carteles con textos escritos a mano, algunos de ellos de grandes caracteres, recortes de periódicos, avisos, etc. todo ello relacionado con el suceso y siendo, algunos de tales textos, de dudoso contenido.

Se hace constar además que en la fachada del edificio que ha venido siendo objeto de la inspección, o sea Plaza de los Luceros 11 no se observan carteles de ninguna especie, mientras que las fachadas de los edificios colindantes, los tienen en profusión. Con lo que se dió por terminado el acto de que se extiende la presente que es firmada por S.S: Iª y asistentes; doy fe. (firmas ilegibles)

Foto del muro de la terraza de donde Sandoval arrancó un trozo para tirarlo contra el grupo que pegaban carteles. Expediente judicial

25 17) 17 de octubre de 1977 - Informe de autopsia.


I N F O R M E D E A U TO P S I A, En Alicante a diecisiete de Octubre de mil novecientos setenta y siete.- Ante el Ilmo. Sr. Juez de Instrucción número UNO de esta capital, asistido de mí el Secretario judicial comparece el Sr. Médico Forense DON ANTONIO BRU BROTONS Y DON MEDARDO LAINEZ ANAYA a quien su S.Sª hizo saber la obligación que tiene de ser veraz y las penas con que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal, le recibió juramento que presto en legal forma, ofreciendo decir verdad en lo que sepa y se le pregunte o interrogado convenientemente dicen: Que las 11 horas del día de hoy, acompañados por el Señor Juez, se han constituido en el Deposito y Sala de Autopsias de la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social, en donde han procedido a la práctica de la Autopsia del que fue identificado como MANUEL GRAU GOMEZ, lo que han llevado a cabo con el resultado que a continuación se expone:

Descripción del habito externo: Sujeto varón que representa unos veinte años de edad, normalmente constituido, en regular estado nutritivo, en el que se hayan presentes todos los signos de muerte cierta y una data aproximada de unas quince horas. Herida contusa de unos cuatro o cinco centímetros, ya cicatrizada, en sutura sagital a nivel del vértice craneal. Incisión quirúrgica en S., que partiendo del parietal izquierdo se dirige hacia atrás, cruza trasversalmente la zona correspondiente a la herida contusa antes descrita y termina hacia atrás sobre el parietal derecho. Fistula quirúrgica traqueotómica. Huellas de punturas de agujas y trocares en ambas fisuras, digo, flexuras de los codos.

Cavidad Craneal: Se incinde el cuero cabelludo según líneas bimastoidea, que pasa por el vértice craneal y disección en dos colgajos del cuero cabelludo. Al realizar esta maniobra, sale a presión por una solución de continuidad de la bóveda craneal, la papilla encefálica. Existe infiltración equimotica de las partes blandas del cuero cabelludo y del periocraneo en toda la extensión de la convexidad de la bobeda, la cual está integrada por sangre bien coagulada y adherida a las mallas de los tejidos.

En la bobeda y a nivel vértice craneal (región interparietal), existe una solución de continuidad ósea del tamaño aproximado al de un circulo de unos cinco centímetros de diametro, cuyos bordes festoneados muestran la huella de los sacabocados utilizados en cirugía craneal para limpieza quirúrgica de bordes óseos. Se aprecia una fractura de bóveda, practicamente estrellada, según el esquema que se adjunta con el numero dos. Levantada la bobeda se aprecia duramadre congestiva con solución de continuidad en la misma, a nivel del defecto óseo descrito. Meninges blandas hemorrágicas, encéfalo con focos de laceración situados en ambos hemisferios a nivel de ambos lóbulos parietales, en los que existe una evidente y gran pérdida de sustancia cerebral.

En la base craneal no se encontraron lesiones óseas ni líneas de fractura. Eviscerada la masa encefálica, en su conjunto, ofrece aspecto hemorrágico edematoso.

Cavidad torácica: No se aprecian lesiones de interés médico legal.

Cavidad abdominal: Abierta esta, tampoco se encontraron datos de interés médico legal.

De todo lo que anteceden concluyen:

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1º: Que la muerte de Miguel Grau Gómez se ha debido a causa violenta, siendo esta una herida contusa con fractura abierta de la boveda craneal situada a nivel del vertice del mismo.

2º: Que el mecanismo de la muerte ha sido la contusión y tumefacción cerebral.

3ª Que están ausente de lucha y defensa.

4º: Que las lesiones halladas son compatibles con el mecanismo de contusión por un efecto animado de gran fuerza viva, que ha impactado sobre el vertice craneal por superficie de pequeña área, o por una arista.

Leída se afirman y ratifican y firman con S.Sª., doy fe. (firmas ilegibles)

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28 18) 19 de octubre de 1977 - Diligencias para la Reconstrucción de los

hechos

Sumario 53/77

Al Sr. Comisario Jefe de Policía. ALICANTE

Ilmo. Sr.:

Habiéndose acordado en el sumario de las anotaciones del margen que instruyo por supuesto delito de Lesiones y posterior muerte de Miguel Grau Gómez, imputado a MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, la práctica de diligencias de reconstrucción de hechos que se ha señalado en el lugar de Autos –Plaza de los Luceros 11 de esta Capital—para las 22 horas del día veinte del actual, dirijo a V.I. el presente en unión del correspondiente Mandamiento de excarcelación del referido Miguel Ángel Panadero, a fin de que, debidamente custodiado, se halle presente en lugar de autos en dicho día y hora.

Dios guarde a V. I. muchos años. Alicante, 19 de octubre de 1977

EL MAGISTRADO JUEZ

29 19) 20 de Octubre. Diligencia de Reconstrucción de Hechos.


DILIGENCIA DE RECONSTRUCCIÓN DE HECHOS.- Alicante, veinte de Octubre de mil novecientos setenta y siete. Siendo las trece horas S. S. Iª.; con mi asistencia, la del Ministerio Fiscal representado por el Abogado Fiscal don Ricardo Cabedo Nebot y la de los testigos María Luz Quiñonero Hernández y Juan Angel Torregrosa Vicente, de las circunstancias que quedan acreditadas, procedió a la reconstrucción de los hechos de autos a que el presente sumario se refiere, de cuyo resultado se extiende la presente en que se hace constar:

PRIMERO.- Que conforme queda acotado con el número ① en el dibujo o croquis que para mejor comprensión se ha levantado y queda unido con antelación, alrededor de las diez de la noche del día 6 de Octubre actual, se hallaban en dicho lugar, al que habían ido para fijar carteles de la “Diada”, mientras que Juan Angel Torregrosa acude a la fuente existente en el centro de la plaza para proveerse de agua, siendo en ese momento cuando Juan Angel oye como detrás de él cae al suelo un cascote o piedra, sin que sus compañeros primeramente citados se aperciban de ello, a excepción de María Luz que sí lo oye.

SEGUNDO.- Regresa Juan Angel de la fuente y se dirige hacia el punto① del que se ha separado María Luz que se halla ya en el punto ② y Juan Angel oye la caída del contenido de un cubo de agua que cae de arriba a abajo y por sobre la fachada de la obra en construcción, creyendo incluso, el referido Juan Angel, que llegó a ver el agua en su caída.

TERCERO.- A continuación se van todos hacia la fachada del número 2 de la Avda. de General Mola -fachada recayente a la Plaza de los Luceros- (sin que coloquen ningún cartel en la fachada del número 11 de dicha Plaza) y estando todos en grupo un poco después de pasada la puerta del número 11, observan la caída de agua, por lo que miran hacia arriba, no viendo a

30 nadie y se sitúan en la posición que se refleja al número ③ del croquis, a saber: Miguel Grau más próximo a la reja junto a la puerta de entrada a la finca número dos de la Avda. Gral. Mola; Juan Angel más próximo a la reja siguiente girando hacia atrás o sea, hacia el número once de la Plaza y María Luz y Javier Alvarez más próximos a la reja siguiente en el mismo orden, o sea, la recayente junto al número once, En esta posición notan nuevamente la caída de agua que llegó a mojar a Javier; manifestándose por los presentes que entre el momento en que notaron la caída de lo que debió ser primer cubo de agua -descartando el primeramente citado que sólo oyó y, al parecer vió, Juan Angel- y el segundo y último cubo, debieron transcurrir unos cinco minutos.

CUARTO.- Que transcurridos de cinco a diez minutos desde la caída de este segundo cubo de agua, después que hubieron pegado todos los carteles que tenían el propósito de poner allí y hallándose María Luz un tanto retirada de la fachada frente al portal dos de la Avda. de Gral. Mola y en dirección al cruce de la calzada (punto ④); MIGUEL entre las dos primeras ventanas de la fachada de este edificio recayente a la plaza, separado de dicha fachada un metro aproximadamente y mirando a los carteles que habían sido fijados momentos antes; Juan Angel en la misma posición que se ha descrito en el apartado TERCERO y sin que se sepa exactamente el lugar que ocupaba Javier, cayó sobre la cabeza de MIGUEL un objeto que le hizo caer en posición de cúbito supino con la cabeza hacia la calzada y los pies hacia la fachada, distante el punto desde donde cayó hasta la vertical del balcón del piso 7º de la casa número once más cercano a la fachada del edificio contiguo (número dos de Gral. Mola) 13,80 metros.

En el momento de producirse esta caída había un quinto protagonista en el lugar de autos: un individuo que se hallaba situado en el lugar donde estaba Juan Angel y precisamente delante de este; persona desconocida para los que formaban el grupo y que vestía traje claro a cuadros marrón y blanco.hueso, siendo, al parecer, de Crevillente.

QUINTO.- Que el lugar, según se manifiesta por los testigos, aunque oscuro, se hallaba con claridad suficiente para distinguirse entre sí y para ver los carteles; que estaba lloviznando y que sus vestimentas eran: Juan Angel, de azul oscuro; María Luz “canguro” azul y vestido rojo; MIGUEL anorak marrón o verde; no recordando detalles en cuanto a Javier.

SEXTO.- Que desde el momento en que llegaron a la Plaza hasta el en que se produjo la caída de Miguel, debió transcurrir, aproximadamente, una media hora.

SEPTIMO.- Que en este estado y no considerándose necesario por el momento continuar la práctica de la diligencia, se suspende la misma que será continuada, según viene acordado, a las veintidós horas del día de hoy.

OCTAVO.-Que a las veintidós horas del mismo día se continuó la práctica de la diligencia, constituyendose S. S. Iª con mi asistencia, ahora sin la concurrencia de los testigos antes mencionados y con asistencia de MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL, Ministerio Fiscal representado por el Abogado Fiscal don Ricardo Cabedo Nebot e Inspectores del Cuerpo General de Policía con carnets profesionales números 7641, 7696 y 8576 -quienes prestaron una eficaz colaboración-, en el piso 7º de la casa número once de la Plaza de los Luceros, procediéndose, en primer lugar, a subir a la terraza del edificio, señalada con el número ⑤ en donde Miguel Angel explica que llegó a su casa a la diez y cuarto o diez y media, que subió a la terraza arrojando desde ella a la calle primero un cubo de agua, a continuación una maceta y después otro cubo de agua, todo ello con intervalos de unos cinco minutos entre sí. Que después fué hasta el punto en que tomó el ladrillo que después utilizó, -punto que coincide con el

31 señalado en el acta de inspección ocular (folio 30 vuelto)- casando perfectamente el ladrillo dicho (que obra en poder del Juzgado y ha sido traído al lugar de autos)con el hueco existente en el muro señalado por Miguel Angel y que, según manifiesta, estaba suelto, circunstancia que conocía. Sigue explicando que quiso tirarlo desde la terraza pero como desde la misma no veía a los que pudieran haber debajo y por temor a darle a alguien o dañar algún vehículo, optó por bajar a su casa para lanzarlo desde allí.

NOVENO.- Que una vez en el balcón de su casa (punto núm. ⑥), procedió a tirar desde allí, estando en el rincón que forma el balcón con la fachada de la casa, resguardandose de la posibilidad de ser visto desde los balcones de enfrente y de las personas que pasaban por la calle, el ladrillo que traía desde la terraza; lanzamiento que efectuó con la mano izquierda y dando impulso hacia adelante sin que, -según manifiesta-, viese a persona alguna en la acera y sí unicamente carteles en el suelo.

DECIMO.- Ante la manifestación de Miguel Angel de que no veía a persona alguna en la acera, se sitúa a una persona en el lugar en donde se supone estaba Miguel Grau en el momento de recibir el impacto del ladrillo e incluso haciéndole que se situe frente a la pared en actitud como si estuviese fijando un cartel, pudiendo observarse que, aun en tal posición, es perfectamente visible desde la posición que ocupaba Miguel Angel.

UNDECIMO.-A continuación y por tres veces consecutivas, Miguel Angel efectúa otros tantos lanzamientos de ladrillos de parecidas características al de la noche de autos, en la misma dirección en que lo efectuo aquella noche, dando por resultado que los mismos caen en las siguientes distancias de la vertical del balcón en donde nos hallamos (referida al apartado CUARTO):

1º Lanzamiento: 10,20 metros.

2º “ 11,60 “

3º “ 11,70 “

DUODECIMO.- Que tales lanzamientos se han efectuado insistiendo Miguel Angel, una y otra vez, que cuando lanzó el ladrillo, en la noche de autos, no vió a persona alguna en la acera. Que sólo vió los carteles en el suelo suponiendo que las personas estuviesen debajo de los balcones. Que cuando él llegó a su casa si vió a un grupo de cuatro personas (dos hombres y dos mujeres).

DECIMOTERCERO.- Que la iluminación existente en el momento de la práctica de la presente diligencia es, según manifiesta Miguel Angel, análoga a la de la noche de autos, a excepción de que en aquella noche estaba lloviendo y ahora no; pudiéndose constatar que tal iluminación es suficiente para distinguir plenamente a personas tanto paradas como en movimiento desde el lugar en donde nos hallamos.

DECIMOCUARTO.- Que como conclusión de todo lo relacionado puede concluirse:

1) .- Que desde la terraza del edificio en que nos hallamos y según ya se describió en la Diligencia de inspección ocular obrante al folio 30 vuelto, no puede verse el lugar en que cayó el proyectil lanzado por Miguel Angel por impedirlo el pretil o alero existente en la misma.

2).- Que la iluminación del lugar es clarísima por la cantidad de farolas existentes y la visibilidad desde el balcón donde nos hallamos perfecta en la dirección Norte-Sur -que fué la

32 seguida por el ladrillo lanzado por Miguel Angel- sin que impida tal visibilidad hasta el suelo, los balcones de la finca colindante, habida cuenta del carácter circular de la plaza.

3).- Que por tal circunstancia es perfectamente visible desde el balcón y lugar en que se hallaba Miguel Angel, cualquier persona que se halle en toda la extensión de la acera del edificio a partir del vértice del mismo, estando incluso junto a la pared, por el caracter circular anteriormente descrito.

4).- Que los lanzamientos efectuados por Miguel Angel en el transcurso de la presente diligencia, han seguido todos la misma trayectoria que debió seguir el ladrillo lanzado en la noche de autos, aunque hayan quedado a distancias distintas, pero todos en la misma linea.

5).- Que tales lanzamientos se han efectuado sin ejercer, a simple vista, gran esfuerzo físico, sino de una forma normal.

Con lo que se dió por terminado el acto de que se extiende la presente que es firmada por S.S.Iª; Ministerio Fiscal y por mí el Secretario; doy fe. Firmas ilegibles

20) 5 de octubre de 1977 Recurso de reforma (apelación) contra prisión provisional de la defensa de Miguel Ángel Panadero Sandoval

AL JUZGADO DE INSTRUCCIÓN NÚMERO TRES

DE ALICANTE

PEDRO MORALES ZARAGOZA, Procurador de los Tribunales y de MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, procesado en el sumario 53 del corriente año 1.977, que instruye el Juzgado al cual me dirijo por el supuesto delito de homicidio y cuya representación acepto como si por turno de reparto me hubiera correspondido, ante ese juzgado comparezco y como en derecho mejor proceda, D I G O:

Que en fecha 24 de los corrientes mes y año, ha sido notificado a mi representado el auto de la misma fecha, por el que se le declara procesado por el delito de homicidio, del artículo 407 del Código Penal, al considerar que existen en la relación fáctica de los hechos indicios racionales de criminalidad y méritos bastantes en todo lo actuado para estimarlo injustamente, a nuestro parecer, y dicho siempre con los debidos respetos y al sólo objeto de nuestro ánimo encauzado a la defensa de los intereses que nos han sido encomendados, responsable de los mencionados hechos en concepto de autor homicida.

Y siempre con el respeto y animo anteriormente enunciado, estimando dicha resolución lesiva para mi principal y no ajustada a derecho, interpongo por medio del presente escrito en tiempo y forma y a tenor de los derechos que se me confieren en el artículo 211 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, RECURSO DE REFORMA contra dicha resolución, basando dicha oposición en las siguientes consideraciones:

A) DEL RESULTANDO DEL AUTO RECURRIDO

El resultando único del mencionado auto de fecha 24 de los corrientes, recaído en el sumario 53 del corriente año de 1.977, dictado contra mi poderdante, dice textualmente así.

33

“Que de lo actuado hasta ahora en este sumario, se desprende que sobre las diez y media de la noche del día 6 de octubre del actual año 1.977 y con ocasión de que Miguel Grau Gómez se hallaba en unión de María Luz Quiñonero Hernández, Juan Angel Torregrosa Vicente y Javier Alvarez Landete, fijando carteles en la fachada del edificio número 2 de la Avda. de General Mola, recayente a la Plaza de Los Luceros de esta Capital y contigua al número 11 de dicha plaza, recibió el impacto de un trozo de ladrillo con resto de mortero de cemento que, desde el balcón correspondiente al piso séptimo del mencionado edificio número 11 que resultó ser el domicilio de MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, le arrojó éste y que previamente había quitado del muro que circunda la terraza del edificio dicho y desde cuya terraza ya había arrojado con anterioridad, dos cubos de agua y una maceta dirigidos al mismo grupo; resultando Miguel Grau con tan graves lesiones como consecuencia de tal impacto, que determinaron su muerte diez días después; habiéndose efectuado dicho lanzamiento por parte de MIGUEL ÁNGEL, resguardandose la posibilidad de ser visto, situándose en el rincón que forma el balcón con la fachada de la casa”:

De la simple lectura de la resultancia de hechos que figuran transcrito literalmente y extraído del auto de procesamiento, nos lleva forzosamente a reflexionar sobre los siguientes extremos:

1.- En ninguna parte de la redacción de este resultando se dice que la actitud de Miguel Ángel Panadero Sandoval fuera intencionada para segar la vida de cualquier persona, pues en ningún lugar se dice que al arrojar los restos de ladrillo con restos de mortero de cemento, lo hizo directamente hacia persona determinada con ese ánimo precisamente de matar o privar de la vida a cualquier persona, requisito imprescindible para que se produzca el dolo intencional del homicidio, y por lo tanto, éste, pura y simplemente, como después en el derecho aplicable a estos hechos comentaremos, no puede ser resultado doloso si no simplemente ocasional o culposo del homicidio cuya calificación jurídica se hace a continuación y en el considerando que se aplica al resultando que estamos comentando.

2.- Y siguiendo haciendo resaltar la resultancia de hechos del auto cuya reforma solicitamos y que han de servir para la más completa configuración del delito que se imputa a mi principal, comentaremos que con anterioridad arrojar el trozo de ladrillo, cuerpo del delito, o cuanto menos, causante aparentemente de la muerte del infortunado Miguel Grau Gomez, mi principal usó medios totalmente inocentes que demostraban palpablemente el único ánimo que le impulsaba a observar la conducta que tan fatal resultado de casualidad produjo en la víctima, pues es indiscutible que los cubos de agua que fueron lanzados por el propio procesado a la calle, no tenían otro ánimo sino el disuadir al grupo que estaba fijando carteles en la fachada del edificio número 2 de la Avda. de General Mola, recayente a la Plaza de los Luceros de esta Capital, y contigua al número 11 de dicha plaza, a fin de que cesaran en actitud que molestaba a mi poderdante por motivos o causas que no son de reseñar, ya que tampoco, y con muy buen y sano criterio, han sido recogidos en el auto de procesamiento dictado contra el procesado en esta causa.

3.- De igual forma, la maceta que arrojó desde la terraza, sin que ella fuera dirigida a persona determinada, lleva implícito el dolo que tipifica la calificación jurídica que provisionalmente se hace de los hechos en el auto de procesamiento, pues es al fin y al cabo, ni más ni menos que otro medio persuasivo de la incomoda actitud en la que se encontraba mi principal por los hechos que estaba realizando la infortunada víctima y el grupo de acompañantes que con él estaban fijando los pasquines.

34

4.- Y por fin llegamos al momento culminante de la relación, digo, de la acción de arrojar el trozo de ladrillo con restos de mortero de cemento que desde el balcón de su domicilio arrojó Miguel Ángel Panadero Sandoval, haciendo de forma libre al espacio, y que única y exclusivamente la fatalidad que nó la intencionalidad, fue el motivo de que produjera las lesiones que determinaron la muerte de Miguel Grau Gómez diez días después de la realización de estos hechos.

Es muy significativo y en ello tenemos que llamar la atención del Juzgador, la frase que hemos subrayado al transcribir literalmente el primer y único resultando del Auto de Procesamiento y que ahora repetimos, para hacer el debido comentario sobre la misma:

“…resguardándose (el procesado) de la posibilidad de ser visto, situandose en el rincón que forma el balcón con la fachada de la casa.”

El comentario que hacemos de esta frase corrobora en un todo lo que anteriormente dijimos, que el mencionado trozo de ladrillo fue lanzado al aire sin que su trayectoria tuviese la intencionalidad de ir a parar sobre alguna de las personas que estaban pegando en la pared carteles de la índole que fueran, pues si se dice y se afirma que Miguel-Angel Panadero Sandoval se resguardó de ser visto, cobijandose u ocultandose en el rincón que forma el balcón de la fachada de la casa, es indiscutible que la falta de visibilidad tenía que ser recíproca, pues si pretendió y consiguió no ser visto, refugiándose donde hemos indicado, malamente y como consecuencia lógica e indiscutible, pudo ver, lo que equivale a decir que solamente el fatal determinismo guió al ladrillo al desenlace letal, pero nunca, por falta de visibilidad, fuese lanzado sobre el grupo de personas entre los cuales se encontraba el infortunado Miguel Grau Gómez, cuyo resultado mortal tanto lamentamos todos y muy especialmente mi principal.

5.- El secreto sumarial que esperamos pronto desaparezca en bien de la más estricta justicia y modesta colaboración de los Letrados para la más recta administración de justicia, nos obliga a reflexionar sobre los días que transcurrieron desde que ocurrieron los hechos, seis de octubre del actual año de mil novecientos setenta y siete hasta el dieciséis de los mismos en que se produjo la muerte del infortunado Miguel Grau Gomez.

Cabe preguntarnos si, la asistencia médica que tuvo, la posibilidad de recuperación, los obstáculos que impidieron la misma, y tantas y tantas cosas más, a cuya consecuencia llegaremos una vez conocidas las actuaciones sumariales que solo conjeturas podrían hacerse a fin de el resultado de causa a efecto, toda vez que el viejo axioma del derecho Penal ya antiguado y en desuso por las recientes sentencias del Tribunal Supremo que forman Jurisprudencia como fuente indiscutible del derecho, olvidan aquello de que “el que es causa de la causa, es causa del efecto causado”, pues a efectos doctrinales, podemos asegurar que cuando se interpone un obstáculo en la relación causal de los hechos, destruye el propio nexo de la causalidad y aún partiendo de un injusto, puede desconectarse la causa con el efecto causado para cualificar aquella y no ésta como necesaria consecuencia del acto doloso.

B) DEL CONSIDERANDO DEL AUTO CUYA REFORMA SOLICITAMOS.

El primero de los CONSIDERANDOS del auto cuya reforma estamos solicitando por medio del presente escrito literalmente así:

“Que los hechos que se describen en el anterior resultando revisten los caracteres de homicidio del artículo del 407 del Código Penal, apareciendo indicios racionales de

35 criminalidad y méritos bastantes de lo actuado para creer responsable de dichos hechos en concepto de autor a MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL.”

En este considerando se reputa autor del delito de homicidio del artículo 407 a mi patrocinado, y aún, considerando por nuestra parte que de momento es correcta la calificación de homicidio, a nuestro modo de ver no es homicidio del artículo 407 del Código Penal, pues otro de muy diferente calidad de los que reseña el Código Penal, a saber:

1º) Homicidio normal definido en el artículo 407 que taxativamente dice de forma excueta y sin comentario alguno que es incurso en el mismo, “el que matare a otro será castigado, como homicida, con la pena de reclusión menor”.

2º) Homicidio preterintencional, en el que se conjuga la acción, lícita o no, la intención y el resultado, siempre que en todo ello concurra la circunstancia cuarta del artículo noveno que, como eximente incompleta juega en la aplicación de las penas a tenor de lo dispuesto en el artículo 66 del Código punitivo, cuya circunstancia atenuante se produce cuando el delincuente al realizar el acto doloso se ajusta a la normativa de la atenuante anteriormente mencionada que dice así:

“La de no haber tenido el delincuente la intención de causar un mal de tanta gravedad como el que produjo”.

3º) Y el Homicidio Culposo, recogido en el párrafo 1º y 2º del artículo 565 del Código Penal vigente, en relación con el artículo 407 del mismo precepto legal, cuando en el párrafo 1º marca el requisito imprescindible para su inclusión en el mismo, cuando dice que, “el que por imprudencia temeraria ejecutare un hecho que, sin mediar malicia, constituiría delito será castigado con la pena de prisión menor”. O bien “al que, con infracción de los reglamentos cometiera un delito por simple imprudencia o negligencia, se impondrá la pena de arresto mayor”, cuyos requisitos imprescindibles para la comisión del mismo son: SABER, que, T. Reig califica y dice: “Tú conoces, pues tú debes”. PODER que equivale a deber y PREVISIÓN que implica evitar.

De todo lo anteriormente expuesto se deduce que entre los hechos del resultando que han sido examinados detenidamente y el derecho a aplicar a los mismos, jamás puede ser el del homicidio normal, pues para que este se produzca tiene que existir necesariamente la voluntad homicida, el dolo de muerte, es decir el ánimus necandi y la reiterada doctrina del Tribunal Supremo que, aunque no hace relación exacta sobre el caso que nos ocupa, trata las indiscutibles directrices que configuran el homicidio tal y conforme lo invocan la acción realizada por mi patrocinado en la calificación jurídica provisional que se hace en el auto de procesamiento, entre otras, la sentencia de fecha de 5 d febrero de 1.940 que en su parte dispositiva dice así:

“La existencia del dolo de muerte es absolutamente necesario para la distinción entre el homicidio frustrado y el delito de agresiones, pues no se puede calificar de homicidio frustrado si no consta de manera directa la voluntad de matar”.

Ya hemos indicado que esta sentencia no es precisamente la que concuerda fielmente al caso que nos ocupa pero sí nos define de forma clarividente la necesidad que existe de calificar como homicidio simple la existencia del dolo de muerte, es decir,de la voluntad de matar, fenómeno interno y de propia conciencia que ha de revelarse contactos externos que la evidencien, como son la existencia de resentimientos anteriores, la clase de armas empleadas y

36 la dirección que se dá a las mismas, que califican la forma en que tuvo lugar la agresión, y las palabras que denoten la malísima complacencia del culpable, que en el caso presente y como hasta la saciedad ha sido demostrado, no concurre ningún elemento intencional que le atribuya a Miguel-Angel Panadero Sandoval la intención decidida de matar, por lo que se descarta totalmente el homicidio simple o normal al que hemos aludido del artículo 407 del Código Penal vigente.

De ahí que a nuestro modesto modo de contemplar la acción de nuestro principal, se llegue a la consecuencia de que al no existir elemento doloso en la intencionalidad de la acción, sólo puede considerarse como homicidio culposo, o en el peor de los casos como homicidio preterintencional, y en ambas contemplaciones es como debe reformarse el auto de procesamiento siguiendo la doctrinal teoría desarrollada en este escrito consecuencia no del modesto entender de quien lo autoriza con su firma, sino de las doctrinas emitidas por los principales Juristas que quedan condensadas a traves de este escrito de Recurso de Reforma.

Ello necesariamente nos lleva a considerar que cuando se decreta la prisión provisional comunicada e incondicional de Miguel Angel Panadero Sandoval, dicha resolución ha sido tomada al considerar la calificación jurídica de la misma, que al ser modificada como esperamos, de acuerdo con los razonamientos expuestos, cambiarán la incondicionalidad de su prisión, fijando, como expresamente se solicita, la fianza que se estime oportuna para poder gozar de la libertad provisional dado además la concurrencia en su persona de los favorables antecedentes de conducta y penales y la seguridad de que teniendo domicilio fijo y conocido en esta ciudad y con su promesa formal que en todo momento cumplirá, nunca tratará de eludir la acción de la Justicia.

En resumidas cuentas: Un hecho lamentabilísimo, eminentemente culposo y no doloso, o lo más preterintencional, calificación que esperamos sea la que modificando la inserta en el auto de procesamiento, resulte así con carácter provisional.

Por lo expuesto, es por lo que,

SUPLICO AL JUZGADO que, teniendo por presentado este escrito y en aras a las poderosas razones contenidas en el mismo, se sirva reformar el auto de procesamiento dictado contra mi principal Miguel Angel Panadero Sandoval, dictando en su lugar otro que, con la calificación jurídica apuntada por esta defensa, pueda decretarse, en su consecuencia, la libertad provisional del mismo bajo fianza, por ser todo ello de justicia, al entender de esta parte.

OTROSÍ PRIMERO DIGO: Que para el caso de que no fuera aceptada la reforma, interpongo por medio del presente escrito también, y con carácter subsidiario RECURSO DE APELACIÓN, y =SUPLICO AL JUZGADO= haya por interpuesto dicho Recurso con carácter subsidiario y en su caso, si procediese, admitirlo a trámite.

OTROSI SEGUNDO DIGO: Que con objeto de ayudar al mejor esclarecimiento de los hechos y para tener conocimiento de lo actuado al fin que interesa a esta parte, se solicita expresamente se dé vista de lo actuado y se tenga por parte al mencionado procesado en la representación que sotento y =SUPLICO AL JUZGADO= se sirva así acordarlo y todo ello bajo la dirección del Letrado don Jesús Sancho-Tello Mercadal.

En Alicante, a veinticinco de octubre de mil novecientos setenta y siete. Firmas ilegibles.

37 21) 29 de octubre de 1977. Ofrecimiento de acciones a la familia por el

Juzgado.


38

22) 23 de noviembre de 1977 – Acción Popular. Presentación de querella contra Panadero Sandoval.


A LA SALA.

PEDRO REIG MAZÓN; Procurador de los Tribunales en nombre y representación de Mariluz Quiñonero Hernández casada Licenciada en Filosofia vecina de Alicante; Desamparados Celia Ibañez Miro casada Librera vecina de Alicante; Ignacio Joaquín Fernando Álvarez Landete,casado, laborante, vecino de Alicante; Juan Calduch Cavero soltero Arquitecto, vecino de Alicante, Pedro Jose Motos Chalud casado, Administrativo, vecino de Alicante; Justo Bernardo Sansano González soltero Estudiante vecino de Alicante; Carmen Pacheco Martinez separada Administrativa vecina de Alicante cuya personalidad consta debidamente acreditada con la copia de escritura de poder que acompaña debidamente bastanteada para que fijado testimonio suficiente me sea devuelta por ser necesaria para otros usos; ante la Sala comparezco y como sea más procedente en Derecho digo:

Que tratándose de procedimiento ordinario; la personación se ha de realizar mediante querella; como se infiere de los artículos 110-270 y 783 (a sensu contrario) de la vigente Ley de Enjuiciamiento Penal.

Que en tal sentido formulo la presente Querella a tenor del Art 277 de la citada Ley.

Primero.- Es tribunal competente la Excma. Audiencia Provincial ya que el Sumario nº 53/77 del Juzgado de Instrucción nº 3 de Alicante al que se refiere la presente querella está concluso.

Segundo.-Querellantes son mis poderdantes en su condición de ejercitantes de la acción popular cuyos nombres y circunstancias figuran en el encabezamiento.

Tercero.- Querellado es Miguel Ángel Panadero Sandoval y (...) que puedan deducirse.

Cuarto.- Los hechos en que se basa la querella; consisten en que el día seis del pasado octubre se realizaba en forma autorizada una pegada de carteles anunciadores del Día del País Valenciano. La victima con tres compañeros se encontraba a eso de las diez y media de la noche realizando este trabajo, ante la finca cuyo número de policía es el dos de General Mola pero que por su fachada lateral se encuentra en la Plaza de los Luceros. Encontrándose realizando esta propaganda recibieron de improviso mojaduras de agua lanzada de un piso. Igualmente y sin mediación de dialogo alguno puesto que el actor se oculto siempre, fue lanzado un ladrillo que alcanzó de lleno el cráneo de la víctima.

En su virtud

A LA SALA SUPLICO.- Que teniendo por presentado este escrito, tenga por formulada esta querella y a mis representados por parte en calidad de ejercientes de la acción popular; se acceda a su admisión y por ejercitadas las acciones civiles que se deriven del hecho descrito.

Alicante 23 de noviembre de 1977.(Firmas ilegibles)

39 23) 29 de noviembre de 1977 – Auto por el que se declara insolvente a

Miguel Ángel Panadero Sandoval lo que le evitará pagar a la familia el millón y medio de pesetas que le sería impuesto por indemnización, los gastos del Hospital así como las costas judiciales por todos los procedimientos e instancias desde el Juzgado nº 3 hasta el Tribunal Supremo.

A U T O.- Alicante, a veintinueve de noviembre de 1977.

RESULTANDO: Que en la causa d que dimana esta pieza y por auto de fecha 24 de Octubre de 1977, se acordó, entre otros particulares que el procesado MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL prestase fianza por valor de un millón de pesetas en metálico o la equivalencia que establece la Ley para asegurar dichas responsabilidades pecuniarias, y de lo actuado aparece que dicho procesado carece de toda clase de bienes.

CONSIDERANDO: Que como consecuencia de ello y por haberse acreditado en suficiente medida la falta de bienes del referido procesado, es adecuado, a los fines que procedan, el declarar su insolvencia.

Vistos los preceptos legales.

S.S.Iª DIJO: SE DECLARA insolvente por ahora y sin perjuicio de que el el futuro viniera a mejor fortuna o adquiriera bienes, al procesado MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL.

Consúltese este Auto con la Superioridad. Lo acordó, manda y firma el Ilmo. Sr. Don Agustín Vinaches Soriano, Magistrado Juez del Juzgado de Instrucción número Tres de Alicante y su Partido. Doy fé. (Firmas ilegibles)

40

24) 12 de diciembre de 1977 – Admisión Querella y establecimiento de Fianza cincuenta mil pesetas para la acción popular

PROVIDENCIA Iltmos Sres. Presidente García López Escudero

Alicante doce de diciembre de 1977

Dada cuenta: Únase en cuerda floja al sumario recibido, el rollo de su razón, acusese recibo al Instructor y comuníquese la presente causa compuesta de 88 folios y las piezas de situación y responsabilidad civil del procesado al Ministerio Fiscal, por término de cinco días a efectos de instrucción; se tiene por comparecido y por parte en las presente actuaciones al Procurador Don Pedro Reig Mazón, en nombre y representación de Don Miguel Grau López, como querellante particular, representación que acredita con fotocopia del poder original la que se unirá al rollo correspondiente, y con cuyo procurador se entenderán las sucesivas diligencias en el concepto que comparece; se tienen por designados para la defensa y representación del procesado Miguel-Angel Panadero Sandoval, al letrado Don Jesús Sancho Tello Mercadal y al procurador Don Pedro Morales Zaragoza; y únase al rollo de su razón, el escrito presentado por el Procurador Sr. Reig Mazón en nombre y representación de Doña Mari Luz Quiñonero Hernández y seis vecinos mas de Alicante, y de conformidad a cuanto se establece en el art. 280 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, se fija en Cincuenta mil pesetas en metálico la fianza que han de prestar a los efectos determinados en dicho precepto y prestada que sea la misma, dése cuenta para acordar lo procedente, lo que se notificará al Procurador Reig Mazón, en legal forma.

Lo acordó la Sala y rubrica el Ilmo. Sr. Presidente; certifico. Firma Ilegible

25) 24 de diciembre de 1977- Reunida y entregada la fianza.

Don Rafael Camacho Blaya

SECRETARIO DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE ALICANTE

DOY FE:

Que en mi poder obra resguardo original de la Caja General de Depósitos de Alicante que literalmente dice así:

“Número 239 de entrada.- Número 72566 de Registro.- CAJA GENERAL DE DEPÓSITOS DE ALICANTE- Depósito en metálico. Necesario sin interés.- Don Pedro Reig Mazón, Procurador de los Tribunales, en nombre de Doña MariLuz Quiñonero Hernández y seis

41 vecinos mas de Alicante. Fianza establecida por providencia de doce de diciembre de 1.977, Sección Primera Excma. Audiencia Provincial de Alicante dimanante de sumario nº 53, año 1.977, Rollo 349, Juzgado de Instrucción nº 3 respecto a la acción popular interpuesta mediante querella, disposición de Excma. Audiencia Provincial, Sección Primera.

ha entregado en la clase de depósito arriba mencionado, la cantidad de Cincuenta mil ptas., en metálico, que le será devuelto bajo las formalidades correspondientes y presentación de este resguardo, que va sin enmienda, y del que deberá tomar nota la Intervención, sin cuyo requisito no tendrá fuerza ni valor alguno. En Alicante a veinticuatro de Diciembre de 1977. Son 50.000 ptas. Tomé razón. El Interventor, Ilegible. – Rubricado, El Depositario, ilegible. Rubricado. Sentado en Intervención. Sentado en Depositaria. Hay un sello en tinta violeta que dice: Depositaria.- Pagaduría de Hacienda. Alicante”.

Lo relacionado concuerda con su original a que me remito, y para su unión al Sumario que dimana, libro el presente en Alicante, a Veintitres de Enero de mil novecientos sesenta y ocho. firma ilegible.

26) 27 de diciembre de 1977 - El abogado defensor se queja de la denegación de permiso para su defendido de salida para ver familia en Navidad

A L A S A L A

PEDRO MORALES ZARAGOZA, Procurador de los Tribunales y de D. MIGUEL-ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, representación que tengo debidamente acreditada en el sumario 53 de 1977, instruido por el Juzgado de Instrucción número Tes de Alicante, ante la Sala comparezco y como en Derecho mejor proceda, D I G O:

Con enorme extrañeza a llegado a nuestro conocimiento la noticia de que a mi patrocinado le ha sido negado el permiso que podría corresponderle para permanecer al lado de los suyos durante 48 horas en las Fiestas navideñas.

Y antes de comentar el suceso y de repetir en nombre del mismo la petición del mencionado permiso, nos permitimos solicitar a la Sala que cuanto este escrito contenga, todo su contenido ha sido concebido y redactado con el sólo pensamiento de la defensa de los intereses particulares que me han ido encomendando y en aras siempre de esa misma defensa a la que acabamos de eludir, del bienestar social de una familia.

Sabemos por la Ley, o mejor dicho tecnicamente, por el Decreto, es la Sala, autoridad Judicial de quien depende mi principal como preso preventivo, la que debe resolver sobre el otorgamiento o no de permiso, sin que el mencionado precepto legislativo condicione a ninguna norma la resolución que adopte, siempre que la buena conducta y el espíritu de trabajo relevantes de quien los solicite, sean premiados en el orden penitenciario mediante las recompensas adecuadas, es de ellas, quizá la más importante, el poder pasar junto a los suyos,

42 en unión de su familia la noche de Paz y amor que es la Noche Buena y el día de Navidad, días, como digo de hogar, de cuyo seno fue arrancado por la Justicia, separado de los suyos, e internado en Prisión, Miguel-Ángel Panadero Sandoval, por indicios racionales de criminalidad que la actitud suya refleja, según el orden judicial en el Auto de Procesamiento.

Envenenado el ambiente popular con los innumerables artículos aparecidos en el periódico, muchos de ellos revelantes del secreto sumarial, como en la transcripción que se hace de la vista de la Apelación celebrada en la sala Primera de la Ilustrísima Audiencia Provincial el día 7 del corriente mes y año y que, inconcebiblemente pese tanto la narración de la misma de lo acontecido en esa, como el resultado de la misma a los periódicos de esta población, cuyas informaciones habrán sido leídas sin duda alguna por los Señores a los cuales tengo el honor de dirigirme, cabría, para aquellos que no tienen conocimiento de la Justicia, pensar que todo ello ha sido volcar el ánimo de la Sala para la no concesión del permiso.

Pero los que creemos en la Justicia, los que estamos seguros de que jamás puede ser perturbada por el ánimo de un pueblo, no puede declinar la voluntad de los Juzgadores hacia determinaciones que nos son estrictamente legales, quedamos perplejos ante la resolución que hemos aludido al principio de este escrito y ello nos obliga, en descargo de nuestra propia conciencia, con la voluntad decidida de seguir hasta el final, luchando justamente por los intereses que nos han sido encomendados que los estimamos justos y aplicados a derecho para que la Sala otorgue a Miguel-Angel Panadero Sandoval, procesado en el sumario 53 de 1.977, del Juzgado de Instrucción Número Tres de Alicante, por el supuesto delito de Homicidio, permiso de 48 horas durante las próximas fiestas de Año Nuevo y Reyes, que si bien aquellas no son como las de Navidad de intimidad cristiana y familiar, sino profanas de origen masónico y de destrucción de la unidad familiar, la festividad de la Adoración de los Reyes viene a ser enlace religioso e íntimo con el Nacimiento de Dios, por la pleitesía que se rinde a su Gran Majestad por aquellos Magos que influenciados decididamente por la convicción que habían formado de los augurios presumibles de sus estudios, supieron acertar, como esperamos que la Sala a la cual tenemos el honor de dirigirnos, acierte concediendo el permiso tantas veces solicitado en este escrito, que justamente ha de aliviar tantas penas y servirá de acicate para sobrellevar con más resignación, si cabe, la dureza de la separación del hijo querido del hogar familiar, notada en todos los días que lleva recluido en prisión y más aún, si cabe, en estas fiestas en que el mundo ríe pero ellos cada vez lloran más.

Por lo expuesto, es por lo que,

SUPLICO A LA SALA se digne admitir el presente escrito y previos los trámites de rigor decidir la concesión del permiso solicitado a Miguel-Angel Panadero Sandoval, para pasar dos días, tan solo 48 horas, al lado de sus familiares, como expresamente lo dispone, si así lo aprobais, el Decreto que modifica el Reglamento de los Servicios de Establecimientos Penitenciarios.

En Alicante, a veintisiete de Diciembre de 1977. Firmas ilegibles

43 27) 29 de diciembre 1977 – Denegación Permiso Navidad

PROVIDENCIA

Ilmos. Sres. Presidente

Escudero

Alicante a veintinueve de diciembre de mil novecientos setenta y siete

Dada cuenta: Y visto cuanto se solicita por el Procurador de los Tribunales Sr. Molares, en nombre y representación del Procesado Miguel Angel Panadero Sandoval en el Sumario nº 53 de 1977 del Juzgado del Juzgado de Instrucción de Alicante nº 3 por el supuesto delito de homicidio, no ha lugar a cuanto se solicita en el indicado escrito, toda vez que no es facultad de este Tribunal la concesión de los permisos de excarcelación para visita de familiares de los procesados internos, ya que de conformidad con lo que establece el art. 109 del vigente Reglamento de Prisiones es a ésta a quien compete conceder dichos permisos en atención a la buena conducta de los internos, los que han de ser autorizados con posterioridad `por los Tribunales, sin que se haya producido nuevo supuesto en tal sentido por el Centro Penitenciario de Cumplimiento y Detención de Alicante, con posterioridad a la anterior denegación formulada por la Sala.

Lo acordaron lo Sres. del margen y rubrica el Sr. Presidente: Certifico. firmas ilegibles.

Diligencia.- Seguidamente se cumple lo mandado: Certifico.

28) 6 de febrero de 1978 - Calificación provisional de la Fiscalía


A L A S A L A

EL FISCAL, en la causa número 53 del año 1.977 del Juzgado de Instrucción Alicante 3, formula con el carácter de provisionales las conclusiones siguientes:

I

El procesado, MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL, nacido el 14-4-58, de buena conducta, sin antecedentes penales que tiene ejercitado el uso de ambas manos, el 6-10-77 sobre las 22 horas, llegó al edificio nº11 de la Plaza de los Luceros de Alicante, en cuyo piso séptimo y último, vive con su familia, viendo que cerca y en esa plaza cuatro jóvenes pegaban en fachadas carteles de un acto político a celebrar días más tarde. Molesto por tal actividad, al llegar a su casa salió a la terraza de un balcón que dá a tal Plaza y de donde se tiene gran visibilidad sobre la misma, lloviznando, con farolas de alumbrado público que permitian ver con claridad a personas y cosas, procedió a lanzar hacia el grupo de jóvenes un cubo de agua y hacia uno del grupo algo alejado que caminaba una maceta, sin acertar. Al comprobar que seguían en su actitud y pese a que en la fachada de su edificio no se colocaran carteles por no ser posible dado el tipo de fachada, subió a la terraza común del edificio, inmediata a su piso, sabiendo que

44 allí había un grifo con agua corriente, un cubo y trozos sueltos del murete que circunda la tal terraza y desde la misma lanzó otro cubo de agua al grupo de jóvenes, ahora reunido en la acera de la Plaza sita a la derecha del nº 11 de la Plaza dicha mirando desde el interior de tal edificio, lanzamiento que acertó y que hizo sin poseer visibilidad suficiente por la baranda existente en la terraza en la parte que recae a la Plaza y que le determinó a, cogido un trozo suelto del murete descrito que pesaba 1,350 gramos, bajar de nuevo a la terraza del balcón de su casa ya referida porque desde allí si tenía visibilidad. Desde tal lugar, situado en la derecha del balcón en la parte recayente a donde estaba el grupo de jóvenes, viendo un grupo de tres personas reunido, estando tal grupo a un metro de separación de la fachada de la finca contigua y a 13,80 metros de la perpendicular de donde se hallaba el procesado, procedió a lanzar hacia el grupo el trozo de murete (un ladrillo con hormigón adherido alcanzando en la cabeza a uno de ellos que cayó desplomado. El alcanzado resultó ser Miguel Grau Gómez nacido el 23-4-55, soltero, dependiente de comercio, cuyos padres Miguel Grau López y Josefa Gómez López viven, que del golpe resultó con herida contusa con fractura abierta en bóveda craneal en vértice del cráneo con contusión y tumefacción cerebral, siendo evacuado y asistido en la Residencia Sanitaria “20 de Noviembre” del Instituto Nacional de Previsión donde , pese al adecuado y oportuno tratamiento médico, falleció por tales heridas el 16-10-77, devengando tal Residencia por su asistencia la cantidad de 50.000 ptas.-

II

Los hechos descritos constituyen un delito de homicidio Art. 407 del Código Penal.

III

Es autor, el procesado.-

IV

Sin circunstancias.-

V

Procede imponer la pena de Catorce años de reclusión menor, sucesorias y costas. Abono prisión.-

VI

Indemnizará a los padres del fallecido en 1.000.000 (un millón) de pesetas y al Instituto Nacional de Previsión en 50.076 ptas.-

OTROSI DICE: Aprobar el acto de insolvencia.-

II OTROSI DICE: Unir a autos la certificación de defunción como se aprobó en providencia del folio 43.

III OTROSI DICE: Unir a Autos para la vista del Juicio Oral las piezas de convicción referidas en el Sumario y en el rollo de Sala.-

P R U E B A S

1º.- Interrogatorio del procesado.

45

2º.- Documental por lectura de los folios 1 al final.-

3º.- Examen de los testigos siguientes previa citación de oficio:

Juan A. Torregrosa Vicente. F.4.

Maria Luz Quiñonero Hernández. F.6

Javier Álvarez Landete. F.7

4º PERICIAL de los Médicos Forenses:

Don Antonio Bru Brotons. F44

Don Medardo Lainez Anaya. F.44.

5º.- Las demás pruebas que sean admitidas de las presentadas por las otras partes, aunque expresamente las renunciaren.-

Alicante 6 de febrero de 1977 (sic)

P.D.

Firma

29) 17 de marzo de 1978 - Calificación provisional Acción Popular. Abogado Juan María Bandrés


A L A S A L A

PEDRO REIG MAZÓN, Procurador de los Tribunales y DOÑA MARÍA LUZ QUIÑONERO HERNÁNDEZ y SEIS VECINOS MAS DE ALICANTE, en el ejercicio de la acción popular como está acreditado en la presente causa Nº 53-77 del Juzgado de Instrucción nº 3 de Alicante, ante la Sala comparezco y, como mejor proceda en derecho, digo:

Que evacuando el trámite conferido, formulo con el carácter de provisionales las siguientes conclusiones correlativas a las evacuadas por el Ministerio Fiscal y la acusación particular.

PRIMERO.- Conforme esencialmente con la versión de los hechos formulados por el Ministerio Fiscal y por la acusación particular consistentes en el procesado, Miguel Ángel Panadero Sandoval, nacido el 14 de abril de 1958, que practica deportes y está avezado en el ejercicio de ambas manos, el día 6 de octubre de 1977 al llegar a su domicilio, en el nº11 en la plaza de los Luceros de Alicante, vio que en dicha plaza pegaban en fachadas distintas de la de su casa carteles convocando a la Diada que habría de tener lugar en fecha próxima.

46

Incomodado ante tal actividad intento perturbarla arrojando en varias ocasiones, desde el balcón de su casa y desde una terraza a la que tenía acceso, varios cubos de agua, una maceta y finalmente un ladrillo que tenía adherido cemento, de un peso total de 1.350 gramos, con ánimo de matar a la persona a la que el proyectil alcanzara.

Resultó ser tal persona Miguel Grau Gómez, nacido el 23 de abril de 1955, soltero, dependiente, que, consecuencia del golpe, resultó con herida contusa, con fractura abierta en bóveda craneal con contusión y tumefacción cerebrales, siendo asistido en la residencia sanitaria 20 de noviembre del Instituto Nacional de Previsión donde, pese al adecuado tratamiento médico, falleció a consecuencia de las heridas que le produjo el procesado el 16 de octubre de 1977.

SEGUNDA.- Los hechos relatados son constitutivos de un delito de homicidio del artículo 407 del Código Penal.

TERCERA.- De dicho delito es responsable, en concepto de autor, el procesado.

CUARTA.- Concurre la circunstancia agravante de nocturnidad del nº 13 del artículo 10 del Código Penal.

QUINTA.- Procede imponer al procesado la pena de veinte años de reclusión menor.

En cuanto a la responsabilidad civil, el procesado deberá indemnizar a los herederos de Miguel Grau Gómez en la suma de tres millones de pesetas.

En cuanto a los medios de prueba, esta parte hace suyos los propuestos por el Ministerio Fiscal y el acusador particular, así como los que le sean aceptados a la defensa, proponiéndose intervenir en todos ellos, aun en el supuesto de que fueran renunciados por sus proponente.

Por lo expuesto,

SUPLICO A LA SALA: Que teniendo por evacuado el trámite conferido y por devuelta la causa que acompaño se sirva dar a la misma el curso que en derecho corresponda.

Justicia que respetuosamente insto en Alicante a diecisiete de marzo de mil novecientos setenta y ocho.

Firma ilegible

Ldo. Juan María Bandrés

30) 9 de marzo de 1978 - Calificación Provisional Acusación Privada.

A L A S A L A

PEDR0 REIG MAZÓN, Procurador de los Tribunales y de Don Miguel Grau López, según ya consta acreditado en el sumario 53/77 del Juzgado número 3 de Alicante, ante la Sala comparezco y como mejor en Derecho proceda DIGO:

47

Que en cumplimiento del trámite conferido, procedo a efectuar la calificacion sumarial, provisional, del siguiente modo:

PRIMERO.- Encontrandose el día 6 de octubre de 1.977, a las diez y cuarto de la noche, Miguel Grau Gómez, en compañía de Mari Luz Quiñonero Hernández, Juan Angel Torregrosa Vicente y Javier Alvarez Landete, colocando carteles alusivos al Día Nacional del País Valenciano, a celebrar el 9 de Octubre, en la fachada del edificio sito en la calle de General Mola, número 2 que recae a la plaza de los Luceros y contigua al número 11 de dicha plaza, fueron molestados inesperadamente por el procesado Miguel Ángel Panadero Sandoval, de 19 años de edad, quien sin justificación alguna, desde su domicilio, les lanzó primeramente un cubo de agua y una maceta y como quiera que con ello no consiguiera impedir que Miguel Ángel Grau y sus compañeros siguieran colocando carteles, subió a la azotea de su fina desde donde les lanzó otro cubo de agua y donde cogió un ladrillo, arrancandole de su muro, trasladándose acto seguido al balcón de su casa, desde el cual divisando a Miguel Grau le lanzó con ánimo de matarle el ladrillo con restos de mortero de cemento, el cual ladrillo le cayó en la cabeza del infortunado Miguel Grau a quien le produjo gravísimas heridas consistentes en fractura abierta de la bóveda craneal situada a nivel del vértice del mismo, a consecuencia de las cuales, falleció el día 16 de octubre de 1.977.

SEGUNDA.- los hechos narrados son constitutivos de un delito de homicidio tipificado en el artículo 407 del Código Penal.

TERCERA.- De dicho delito es responsable el procesado en concepto de autor.

CUARTA: Concurre la circunstancia agravante de nocturnidad del núm. 13 del artículo 10 del Código Penal.

QUINTA.- Procede imponer al procesado la pena de 20 años de reclusión menor.

En vía de responsabilidad civil deberá indemnizar a los herederos de Miguel Grau Gómez en la suma de tres millones de pesetas.

MEDIOS DE PRUEBA:

Se proponen los siguientes:

1.- Interrogatorio del procesado.

2.- Documental:

Consistente en dar por reproducidos los folios que componen el sumario.

3. Testifical: de los siguientes:

- Juan Ángel Torregrosa Vicente.- folio 10.

- Maria Luz Quiñonero Hernández.- Folio 11.

- Javier Landete Álvarez.- folio 12.

Los cuales deberán ser citados judicialmente para su comparecencia.

4.- Cualquier otra prueba admitida por la Sala.

48

En su virtud, puede servirse la Sala tener por hecha la calificación Provisional y propuestos los medios de prueba.

Alicante 9 de marzo de 1978

Firma por mi compañero J. Alvarez.

Firma ilegible

Ldo. Alfonso Arenas Ferriz.

31) 19 de abril de 1978 - Cédula de Citación al Juicio Oral

La Audiencia Provincial de Alicante, en resolución dictada con esta fecha en la causa número 53 del año 1977 rollo 349 del Juzgado de Instrucción de Alicante, por delito de homicidio contra el procesado Miguel Ángel Panadero Sandoval, ha acordado sean citadas las personas que a continuación se expresan para que comparezcan ante esta Audiencia Sala 1ª.

El dia doce de Mayo de 1978 a las diez, al objeto de asistir al juicio oral en dicha causa, bajo apercibimiento de que si no comparecieren sin alegar justa causa que lo impida, les parara el perjuicio que hubiere en Derecho con arreglo a las prescripciones de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y para que tenga lugar la citación acordada, expido la presente cedula original en Alicante a diecinueve de abril de mil novecientos setenta y ocho.

El secretario

Personas que han de ser citadas:

PROCESADO: MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL PRESO C.P. DE ALICANTE

TESTIGOS: JUAN ÁNGEL TORREGROSA VICENTE, CALLE VICENTE PASTOR, 5 TERCERO.

MARIA LUZ QUIÑONERO HERNÁNDEZ. C/GARCIA MORATO 9

JAVIER ALVAREZ LANDETE. Calle General mola, 7-1Derecha.

PERITOS: MÉDICOS FORENSES: DON ANTONIO BRU BROTONS Y DON MENARDO LAINEZ ANAYA

49 32) 2 de junio de 1978 - Acta Juicio Oral – Audiencia de Alicante

Señores D. Rafael Gómez-Escolar Gonzalez, D. Angel García López, D. Angel Escudero Servet. En la Ciudad de Alicante, a dos de junio de 1978. Siendo el día y hora señalados para dar comienzo a las sesiones del juicio oral en esta causa, constituido el Tribunal en Audiencia Pública, por los señores que al margen se expresan, con asistencia del Ministerio Fiscal representado por el Ilmo. Sr. Fiscal-Jefe: Don Francisco García Romeu.- El acusador Particular D. Miguel Grau Lopez, defendido por el Letrado D. Joaquin Alvarez.- La parte querellante “Acción Popular, representada por Dª Maria-Luz Quiñoneros Hernandez, defendida por el Letrado Don Juan Maria Bandrés. Del defensor del procesado Letrado Don Jesús Sancho Tello, presente el procesado Miguel Angel Panadero Sandoval y de mi el Secretario. El Sr. Presidente declaró abierta la sesión y preguntado que fue el procesado si se confesaba reo del delito por que se le acusaba contestó en sentido negativo, y en su visita por el Sr. Presidente se mandó continuar el juicio, y por mi el Secretario se diese cuenta, como lo verifiqué en la forma prevenida por la Ley, y abierto el periodo de prueba fue examinado en legal forma el procesado que contesta a preguntas del fiscal dice: Que es cierto que sobre las diez de la noche regresaba como es su costumbre a su domicilio. Que vio que un grupo de jóvenes estaba pegando carteles en las fachadas de las casas. Que en la fachada de su casa aún no habían pegado carteles, que el tamaño de los carteles seria mayor que un folio. Que llegó a su domicilio, subió en el ascensor y se asomó a la terraza viendo que aún continuaban allí el grupo de jóvenes. Se metió en el piso por la entrada de servicio. Que en una habitación inmediata estaba su madre y tres de sus hermanas a las que entró a saludar. Que después fue a la cocina a prepararse la cena; salió al balcón y vio que aun permanecían allí los jóvenes pegando carteles y que cogió un cubo que llenó de agua. Que vació el agua del cubo sin mirar donde caia.- Que aquella noche estaba lloviendo (…)

(A continuación se reproduce fotos del acta )

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57 33) 6 de junio de 1978 – Sentencia de la Audiencia Provincial.

Documento incluido parcialmente en el libro MIQUEL GRAU 53/1977

Juzgado: Alicante nº 3 Sumario: 53 Rollo : 349 Año : 1977

Delito : Homicidio

S E N T E N C I A Nº 117

Iltmos. Sres.: D. Rafael Gómez-Escolar González D. Ángel García López D. Angel Escudero Servet

En la ciudad de Alicante, a seis de junio de mil novecientos setenta y ocho.

La Sección 1ª de la Audiencia Provincial de Alicante, integrada por los Iltmos. Sres. Magistrados que al margen se expresan, ha visto en juicio oral y público las actuaciones del presente rollo nº 349 de 1977, dimanante del sumario nº 53 de 1977, tramitado de oficio por las normas del procedimiento ordinario en el Juzgado de Instrucción nº 3 de Alicante por delito de homicidio contra MIGUEL ANGEL PANADERO SANDOVAL con D.N.I. nº 21.416.196, de 20 años de edad, soltero, hijo de José y de Marina, natural de Albacete, vecino de Alicante domiciliado en Plaza de los Luceros, nº 11, 7º, estudiante, con instrucción, de buena conducta, sin antecedentes penales, privado de libertad por esta causa desde el 11 de octubre de 1977, de insolvencia declarada, representado por el procurador D. Pedro Morales Zaragoza y defendido por el Letrado D. Jesús Sancho Tello y Mercadal, ambos de libre designación, en cuyas actuaciones se ejercita la acusación particular por Miguel Grau López, con D.N.I. 21.877.884, mayor de edad, casado, pensionista, vecino de Alicante con domicilio en General Navarro, nº 10, 2º, representado por el Procurador D. Pedro Reig Mazón y defendido por el Letrado D. Cipriano Císcar Casaván, ostentándose la acción popular por Ignacio J. Álvarez Landete, con D.N.I. nº 21.370.029, casado, laborante, vecino de Alicante con domicilio en García Morato nº 9; Mª Luz Quiñonero Hernández, con D.N.I. nº 21.399.109, casada, licenciada en Filosofía y Letras , vecina de Alicante, con domicilio en García Morato, nº 9; Desamparados Ibáñez Miró con D.N.I. nº 21.605.671, casada, librera, vecina de Alicante con domicilio en Antonio Ramos Carratalá 4; Juan Calduch Cervera. Con D.N.I. 20.389.125, soltero, arquitecto, vecino de Alicante con domicilio en San Fernando 57; Pedro-José Motos Chalud, con D.N.I. nº 21.384.435, casado, administrativo, vecino de Alicante, con domicilio en Aguilera nº 13 y Carmen Pacheco Martínez con D.N.I. nº 21.293.445, separada, administrativa, vecina de Alicante con domicilio en Gaztambide nº 6, representados todos ellos por el Procurador últimamente referido y defendidos por el Letrado Juan Mª Bandrés Molet, en cuyos autos se ostenta la representación del Ministerio Fiscal, por el Sr. Fiscal Jefe de esta Audiencia, Iltmo. Sr. D. Francisco García Romeu y siendo ponente el Magistrado Iltmo. Sr. D. Angel Escudero Servet,

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1) RESULTANDO probado y así expresa y terminantemente se declara, que el día 6 de octubre de 1977, cuando sobre las 22,15 horas, ya con luz artificial y lloviznando, se dirigía a su domicilio del piso séptimo de la finca nº 11 de la Plaza de Los Luceros de la ciudad de Alicante, el procesado Miguel-Ángel Panadero Sandoval, nacido el 14 de abril de 1958, soltero, estudiante de 1º de Geológicas, de buena conducta y moralidad, sin antecedentes penales ni policiales, pudo observar, antes de entrar en el inmueble referido, que en sus inmediaciones y en la propia Plaza mencionada se encontraba un grupo de personas a quienes no había visto nunca, ni conocía, compuesto por Miguel Grau Gómez, Juan Ángel Torregrosa Vicente, Javier Álvarez Landete y María Luz Quiñonero Hernández, quienes estaban pegando sobre las fachadas de las casas contiguas, carteles y anuncios de matiz político, convocando para una asamblea o sesión a celebrar con posterioridad, pero como el referido procesado no compartiera el contenido y significación de la propaganda aludida y molesto, sobre todo, por la suciedad y perjuicios que suponía para los edificios afectados y al ornato general, subió rápidamente a su vivienda decidido a disgregar y disolver a las personas mencionada para que cesaran en su actividad y se alejaran y, a tal efecto, se asomó al balcón-terraza de su piso, situado a unos 20 o 22 metros de aLtura sobre la calle, desde donde arrojó a los del grupo referido y con el designio ya expresado, un balde o pozal de agua y una maceta o tiesto vacío que cayeron sobre el suelo de la calzada sin alcanzar a persona alguna, introduciéndose seguidamente en su domicilio donde estuvo cenando durante breves momentos, para reintegrarse de nuevo, al balcón que se menciona, comprobando, entonces, que el corro de gente de la calle persistía en sus tareas propagandísticas ya descritas, ante lo cual, y como la visibilidad desde el balcón no le parecía adecuada y suficiente, subió a la azotea o terrado del edificio y con idéntico afán de disolver el grupo y no obstante ser la perspectiva desde este segundo lugar peor todavía que la anterior por la configuración de la baranda y cornisa de la azotea, lanzó al espacio otro segundo cubo de agua que esta vez vino a dar y mojar a Javier Álvarez provocando, protestas e insultos por parte de éste y de sus compañeros que desconocían la procedencia y origen de lo lanzado, pero como a pesar de todo, no se marcharan e insistieran en su actividad de difusión ya referida, lo que pudo deducir el procesado por el rumor y murmullo de sus voces, el acusado persistiendo en su empeño de alejarlos y para amedrentarlos, cogió de la azotea un ladrillo de 1.350 gramos de peso que se hallaba suelto y desprendido de una obra, de forma irregular, con restos de cemento adherido y de incómodo manejo, bajando con este adoquín, de nuevo, al balcón-terraza de su domicilio desde donde tenía una mejor panorámica y visión en razón a que el balcón estaba volado sobre la plaza y porque no obstante la hora que corría, la iluminación del alumbrado público le permitió ver clara y suficientemente al grupo de gentes mencionado, que se encontraba ya, en la propia acera de la Plaza de los Luceros, si bien delante de la casa de la Avenida del General Mola, 2 que hace esquina entre la Plaza y Avenida referidas y que además, es colindante por su izquierda con la casa del procesado, y en esta situación el acusado, colocado en el balcón terraza de su piso, no habituado, por cierto, a lanzamientos ni experiencias de este tipo, con el cuerpo y ánimo en tensión preparado para esconderse, aprovechando el rincón que hacÍa su balcón con su casa medianera, tomó la piedra o ladrillo descrito con su mano izquierda para dirigirlo mejor puesto que el grupo estaba abajo en la calle a unos 13 o 14 metros a la derecha, saliendo, del portal de su casa, y dándose entonces por primera vez, perfecta cuenta de que por el volumen y el peso del ladrillo más la altura en que se encontraba, si atinaba contra alguna persona podía causarle la muerte, en lugar de abstenerse por ello, de lanzarlo, antes al contrario, aceptando y admitiendo dicha posibilidad letal, nunca directamente deseada, tiró el ladrillo con la mano izquierda, oblicuamente hacia su derecha y en dirección al grupo, arrinconándose inmediatamente para no ser visto, mientras que la piedra, lanzada así al vacío, caía rápida y aceleradamente hasta estrellarse en la cabeza de Miguel Grau

59 Gómez, nacido el 23 de abril de 1955, cuyos padres, Miguel y Josefa viven, soltero, del comercio, que se encontraba de pié en la acera comprobando uno de los carteles recientemente pegados, recibiendo Miguel, tan brutal y fuerte traumatismo, con hundimiento de bóveda craneana y salida de masa encefálica que, perdido el conocimiento se desplomó inerte sobre el suelo, siendo recogido y trasladado inmediatamente a la Casa de Socorro y con posterioridad a la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social “Veinte de Noviembre”, adscrita al Instituto Nacional de Previsión, en la que ingresó a las 23 horas y donde no obstante prestársele las asistencias médico-sanitarias pertinentes, que originaron gastos en cuantía de 50.076 pesetas falleció, a consecuencia de las heridas recibidas, el día 16 de octubre de 1977, cuando ya con anterioridad y desde cinco días antes, el procesado Miguel-Ángel Panadero Sandoval, había sido ingresado en prisión y privado de libertad por decisión del Juez de Instrucción que inició el correspondiente sumario en averiguación y esclarecimiento de unos hechos que ahora quedan relatados:

2) RESULTANDO que el Ministerio Fiscal, en sus conclusiones definitivas calificó los hechos procesales como constitutivos de un delito de homicidio del art.407 del Código Penal del que era responsable el procesado, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal y al que procedía imponer la pena de 14 años de reclusión menor, accesorias y costas, con abono de prisión, debiendo indemnizar a los padres del fallecido en un millón de ptas. Y al Instituto Nacional de Previsión en 50.076 Ptas. con aprobación del auto de insolvencia del acusado.

3) RESULTANDO que las acusaciones particular y popular en igual trámite de conclusiones definitivas coincidieron en calificar los hechos procesales como constitutivos de un delito de homicidio del art. 407 de Código Penal del que era responsable en concepto de autor el procesado, concurriendo la circunstancia agravante de nocturnidad del nº 13 del art. 10 del Código Penal por lo que procedía imponerle una pena de 20 años de reclusión menor y condenarle a que por vía de indemnización civil abonara la cantidad de tres millones de ptas. en favor de los herederos de Miguel Grau Gómez:

4) RESULTANDO que la defensa del procesado, en trámite de conclusiones definitivas, calificó los hechos procesales como constitutivos de un delito de imprudencia temeraria del párrafo 1º del art. 565 del que resultó muerte del art. 407, siendo responsable de dicho delito en concepto de autor el procesado Miguel-Ángel Panadero Sandoval, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, procediendo imponerle la pena de 6 meses y 1 día de prisión menos más las accesorias e indemnizaciones correspondientes, aceptando en este extremo la solicitud del Ministerio Fiscal:

1) CONSIDERANDO que en una primaria e inicial reflexión para deslindar y confinar las distintas posibilidades subjetivo-culpabilísticas en que el agente se encuentra ante el fenómeno delictivo, cumplidas las ineludibles exigencias objetivas de antijuricidad y tipicidad del hecho acaecido, puede establecerse, esquemáticamente, sin perjuicio de ulteriores y más precisas matizaciones: a) que ante una voluntad maliciosa que quiere la acción y el resultado se dará la situación de dolo directo y pleno en cuanto que el sujeto desea y pretende la realización de un evento (elemento volitivo del dolo) tras captarlo y conocer su antijuricidad (elemento cognoscitivo), impregnándose toda su conducta, desde la acción inicial hasta que consigue el resultado, es decir, durante todo el trayecto causal del suceso, de la intención y maliciosidad que numerosas resoluciones del Tribunal Supremo (11 de octubre de 1928, 24 de mayo de 1932, 24 de septiembre de 1954, 12 de abril de 1967, etc.) deducen del párrafo 1º del art. 1º del vigente

60 Código Penal; b) que como variante de la anterior situación e íntimamente vinculada a la misma, puede darse la hipótesis de una voluntad maliciosa que quiere la acción y acepta y admite, finalmente, la realización de un resultado probable no inicialmente querido, configurándose con ello un supuesto de dolo eventual, solo acogido genéricamente en nuestra legislación, aunque de modo ambiguo, en el art. 32 del Código de 1928, y que con nuestra mejor doctrina puede hoy cobijarse en el párrafo 3º del art. 1 del vigente Código Penal, texto refundido de 1973, en la medida en que el mal efectivamente causado no había sido propuesto por el autor, pudiendo además predicarse de las específicas tipicidades recogidas en los arts. 488-5º, 411-3º y 348 del Código punitivo, pero que, en todo caso, y como homenaje a matizadas exigencias de culpabilismo, ha sido acogido genéricamente en las sentencias del Tribunal Supremo de 17 de noviembre, 15 noviembre, 4 de noviembre y 20 de abril de 1977, 21 de noviembre de 1962, 6 de julio de 1955; c) que como desarrollo del elemento volitivo del dolo, lejos de una tercera forma de culpabilidad equidistante entre el dolo y la culpa al modo del art. 43 del Código Penal italiano, surge la posibilidad de una voluntad maliciosa que quiere la acción pero “no tanto resultado”, deduciéndose de ello una responsabilidad preterintencional, afincada, asímismo, en el párrafo 3º del art. 1º del Código Penal, concretada en el nº. 4 del art. 9º del citado texto y que en su desarrollo, al conectarla con el párrafo 1 del art. 50 del Cuerpo legal referido, derivará en situaciones de preterintencionalidad homogénea o heterogénea, pero que, resumidamente, supone un fenómeno de progresión delictiva entre un hecho-base y un hecho-consecuencia, en el que la intención y malicia inicial solo cubre y afecta al delito-base, sin llegar a alojarse ni adentrarse en el “plus efectum” o “alter delictum”, acaecido, pues dicha malicia e intención se vincula exclusivamente al acto inicial desencadenante, sin rebasarlo ni superarlo; y d) puede darse, finalmente, una voluntad no maliciosa que quiere la acción pero no el resultado producido, supuesto genérico que todas las responsabilidades de signo culposo, en las que la intención o propósito delictivo del agente está ausente en todo el decurso de la acción, suplantados por el poder y el deber de previsión característicos de la imprudencia punible como correlativos elementos psicológicos y normativos de la misma, sin que sea precisa la licitud del acto originario, solo aludida en la noción legal del caso fortuito del nº 8º del art. 8º del Código Penal, y para nada mencionada en las descripciones legales de la imprudencia (art. 565, 586-3º y 600 del Código), con lo que se evita el escollo de acentuar la arcaica doctrina del “versare in re illicita” cuya observancia solo debe aceptarse cuando tenga expresa imperatividad legal:

2) CONSIDERANDO que en relación al supuesto fáctico que se da como probado y partiendo de la incuestionable realidad objetiva de la muerte acaecida que, en razón a las características que aglutina, incardina los hechos en el art. 407 del Código Penal, revistiéndole de las notas de antijuricidad y tipicidad que convienen a toda especie delictiva, queda el problema circunscrito al ámbito de la culpabilidad, para modelar y matizar el género de responsabilidad asumida por el procesado, Miguel-Ángel Panadero Sandoval, autor material y directo de la muerte referida y, en este sentido, aplicando las reflexiones que se condensan en los razonamientos precedentes, ha de aceptarse la reprochabilidad dolosa eventual postulada por el Ministerio Fiscal porque concretada la situación de dolo eventual a una conducta cuyo autor, solo en última instancia consiente en la producción de un posible resultado no inicialmente deseado, íntimamente hermanada a la culpa con previsión, en la que el agente sin voluntad maliciosa y sin dejar de actuar, espera y confía en que no surja el resultado previsible, ha sido dogmáticamente explicada por las teorías de la representación, reflejada en una antigua sentencia del Tribunal Supremo de 17 de enero de 1883, que acentúa el elemento psicológico del instituto al basarse exclusivamente en la representación más o menos dilatada, del resultado, lo que supondría su volición con lo que extiende su esfera de aplicación a costa de lo culposo,

61 menospreciando el entorno volitivo de toda responsabilidad dolosa; la doctrina o tesis del sentimiento, que bascula sobre las sensaciones del autor frente al probable resultado (de indiferencia, pasividad, agrado, esperanza, etc.) pero que al mantener inerte la voluntad, aunque se de entrada a la afectividad, también se olvida del elemento volitivo del dolo en cuanto que lo decisivo es la voluntad y no los afectos y las más certera y apropiada del consentimiento, en la que el agente acepta y ratifica el posible resultado, si llega a producirse “haciéndolo suyo”, vitalizando la exigencia volitiva inherente a toda responsabilidad dolosa, en cuanto que el dolo es voluntad de causación, sin que basten las meras expectativas del sujeto aunque se realicen, ni el alcance de sus sentimientos aunque de ellos pudiera derivarse su consenso, doctrina esta última que se contiene y recibe en las sentencias del Tribunal Supremo de 15 de diciembre y 20 de abril de 1977, 26 de abril de 1974, 21 de noviembre de 1962 y que mejor se acopla a la noción legal del delito del art. 1º del Código Penal como acción u omisión voluntaria, pues en el dolo la voluntad se refiere directa o indirectamente al resultado, mientras que en la culpa la voluntad está referida al acto del que deriva dicho resultado y ello, sin olvidar, además la posibilidad, prevista en la normativa vigente, de un resultado causado, distinto al que inicialmente se había propuesto ejecutar el agente (párrafo 3º del art.1º del Código Penal) y siendo así que el procesado, según relatan los hechos probados, aunque al emprender su conducta, toda ella esmaltada de antijuricidad como lo son los lanzamientos efectuados, no acreditara un específico “animus occidendi”, sin embargo, al representarse finalmente la posible trascendencia mortal de su proceder y aceptar y pasar por su realización, ratificando internamente la consecuencia letal que se posibilitaba, sin abstenerse de renunciar por ello a sus acciones, pese a dicha probabilidad que le era conocida y aceptada, es claro que incidió en la responsabilidad dolosa eventual que se medita, aunque “ab initio” no ambicionara dicho resultado mortal, enmarcable en el art. 1º párrafos 1º y 3º del Código Penal, en relación con el artículo 407 del expresado Cuerpo legal:

3) CONSIDERANDO que si bien es cierto que la responsabilidad dolosa eventual que se proclama, excusaría el examen del resto de los problemas culpabilísticos vertidos en la causa, en razón al valor excluyente que supone, sin más, la aceptación de aquella responsabilidad, debe notarse, sin embargo, y por lo que respecta al reproche doloso pleno y directo que se predica por las acusaciones contingentes con respecto a la conducta del procesado, que para justificar dicho reparo ha de acreditarse de modo cierto e indubitado, como exigencia del elemento emocional del dolo, la intención manifiesta, el decidido propósito, el inequívoco designio de producir y causar la muerte de una persona, lo que habrá de deducirse de la constelación y aureola de circunstancias antecedentes y concurrentes en los hechos, y en este sentido, y habida cuenta de lo dispuesto en el art.741 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, resulta problemático y aventurado sentar de modo rotundo y concluyente, con la narración histórica que precede, que el procesado tuviera desde siempre y para siempre un directo y decidido “ánimus necandi” al exteriorizar toda su conducta, lo que es bien distinto, por cierto, en elemental y obligada puntualización culpabilística, al hecho de aceptar y admitir, solo en momento postrero o final, un determinado resultado, no inicialmente ambicionado, pues si se analizan las prevenciones últimamente adoptadas por el acusado antes del lanzamiento que sería definitivo y se observa la distancia y altura en que lanzó el ladrillo, su volumen, peso y manejabilidad, la posición física y tensión anímica que hubo de adoptar y afrontar para lanzarlo en relación con el inmediato ocultamiento planeado, la dirección oblicua en que hubo de orientar la piedra, proyectada, además, con su mano izquierda, su costumbre y habitualidad en estas experiencias y las condiciones de iluminación del lugar, ha de deducirse que, en caso de querer, indefectiblemente, terminar con la vida de alguna de las personas del grupo, no hubiera ejecutado su ataque con tan

62 expresivo concurso del azar o casualidad y hubiera planeado su agresión, de cualquier otro modo, con el mínimo resquicio posible a la suerte o eventualidad, pero es que asimismo, la reprochabilidad culposa invocada por la defensa del acusado en fundamento del art. 565 del Código Penal, no puede predicarse de la conducta del Miguel-Ángel Panadero, porque toda imputación culposa requiere, positivamente, la concurrencia de elementos psicológicos y normativos consistentes en la infracción de un deber de previsión y de un deber de acatamiento a determinadas normas de conducta y negativamente, la ausencia de una voluntad maliciosa, de una intención delictiva, de un propósito antijurídico en todo el curso de los hechos y así el Tribunal Supremo ha dicho en su sentencia de 4 de noviembre de 1977 que “en la culpa, la intención o dolo ha de estar ausente en todo el decurso de la acción”, añadiéndose en la de 1º de mayo de 1977 que “si al arranque ilícito y antijurídico del obrar del agente se le añade o superpone como elemento culpable un inicial “animus vulnerandi”, tal aditamento culpabilístico obstará a la calificación de imprudencia” y como es clara y notoria la rebeldía del procesado al ordenamiento jurídico, desoyendo lo dispuesto en los arts. 585-5º y 580-3º del Código Penal y situándose espontáneamente en una situación psíquica dolosa al aceptar y admitir un resultado que la ley castiga como delito, no es posible aprobar la responsabilidad culposa que ahora pretende, máxime cuando la calificación del delito como culposo exige una total desvinculación o desviación entre la intención inicial y el resultado previsible (sentencias de 14 de marzo de 1975, 6 de noviembre de 1972, 23 de mayo de 1961), lo que en relación con los efectos de su conducta no puede admitirse desconociera o ignorara persona de un normal entendimiento y juicio como el procesado, de quien tampoco puede predicarse una responsabilidad de naturaleza preterintencional porque al persistir la voluntad maliciosa e intención antijurídica del acusado en todo el decurso delictivo, si bien definitivamente perfilada a su final, no es posible aceptar la preterintención, en la que el dolo se detiene y paraliza totalmente al comienzo de la cadena o engranaje delictivo, sin cubrir ni afectar al completo y total transcurso de los acontecimientos, produciéndose un vacío o hueco doloso en determinado tramo de los hechos que no puede aceptarse de la descripción histórica que en esta resolución se reclama:

4) CONSIDERANDO que por cuanto antecede, ha de derivarse de los hechos probados la realidad de un delito de homicidio del art. 407 del vigente Código Penal, en grado de consumación con el párrafo 2º del art. 49 del citado texto legal y del que responde criminalmente en concepto de autor el procesado Miguel-Ángel Panadero Sandoval por imperativo del nº1 del art. 12 y del nº 1º del art. 14 del referido cuerpo legal, al haber tomado parte voluntaria y directa en su ejecución, cuya infracción fue perpetrada en la modalidad culpabilística del dolo eventual, acogida en los párrafos 1º y 3º del art. 1º del Código Penal y en las sentencias del Tribunal Supremo que, a efecto, se reflejan en esta resolución

5) CONSIDERANDO que la circunstancia genérica modificativa de la responsabilidad criminal, agravante de nocturnidad, entre las que consigna el nº 13 del art. 10 del Código Penal y cuya razón citológica de exasperación punitiva se fundamenta en una mayor culpabilidad del agente, una más alta peligrosidad social, una mayor facilidad comisiva, una superior indefensión de la víctima, por lo que ha sido doctrinalmente catalogada a modo de una “cuasi alevosía”, exige para su apreciación, aparte del requisito procesal de su probanza, la concurrencia de unos elementos objetivos consistentes en que la ejecución del delito haya tenido lugar durante el tiempo correspondiente al fenómeno físico-geográfico de la noche entendido como ausencia de luz solar o artificial, representando una ventaja para su comisión y de otros componentes subjetivos referidos a que el agente hubiese buscado la noche de propósito para delinquir o aprovechando las ventajas de tal circunstancia física pudiera depararle (sentencias del tribunal

63 Supremo de 14 de noviembre, 18 de mayo y 11 de mayo de 1977), pero en todo caso, y a modo de elemento normativo, ha de tener un valor de notoria influencia en la consecución del fin criminoso (sentencias de 28 de abril de 1965, 25 de enero de 1974) no pudiendo apreciarse si la noche aparece como mero accidente en la ejecución del delito (sentencias de 28 de abril de 1951, 13 de abril de 1923) o si el delito no podía haber sido ejecutado de distinto modo (sentencia de 14 de diciembre de 1963), lo que en aplicación a los hechos que se dan como probados, deriva la desestimación de dicha agravante, porque la luz artificial que alumbraba la calle al consumarse el delito no permite asegurar objetivamente una situación física de oscuridad o tinieblas, y además, el procesado, ni buscó la noche de propósito para delinquir en cuanto que la ejecución del delito se gestó y realizó en hora no escogida por el acusado, ni el hecho físico de la noche supuso concretas ventajas para su comisión apareciendo como mera circunstancia fortuita u ocasional de alcance episódico y secundario, ni los hechos pudieron cometerse en oportunidad u ocasión distinta, razones todas ellas, que llevan a la inaplicación de la agravante de nocturnidad mencionada y, en razón a no deducirse de los hechos probados ninguna otra circunstancia genérica que modifique, agravando o atenuando, la responsabilidad penal del acusado, se hace obligado usar del arbitrio que confiere la regla 4ª del art. 61 del Código Penal, en misión de individualización judicial de la pena, para lo que habrá de operarse ponderando, no solo “la mayor o menor gravedad del hecho” cuya significación y alcance es harto elocuente y recusable, en la cúspide de los delitos contra las personas al suponer la extinción de una vida humana, sino también y, por expresa disposición de la ley, analizando “la personalidad del delincuente”, el hoy procesado Miguel Ángel Panadero Sandoval, referida a sus antecedentes policiales y penales de los que carece, al informe de moralidad y conducta de signo positivo, a su temprana edad fisiológica relacionada con los límites legales de atenuación, a su ocupación o trabajo habitual lejos de la ociosidad como principio de una posible peligrosidad social y, al grado de culpabilidad exteriorizados que al no alcanzar el vértice de la plena y directa responsabilidad dolosa, debe repercutir, con el conjunto de los datos personales aludidos, en el grado y extensión de la penalidad a imponer:

6) CONSIDERANDO que lo dispuesto en los arts. 19, 101, 109 y concordantes del Código Penal y arts. 100, 239 y concordantes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal sobre responsabilidades civiles dimanantes del delito y pago de las costas procesales y habida cuenta de las condiciones personales de edad, estado civil y profesión del fallecido así como la edad y profesión de sus padres Miguel y Josefa como herederos y directamente perjudicados por el delito perpetrado y teniendo en cuenta los gastos y dispendios ocasionados para atender al fallecido en la Residencia de la Seguridad Social, adscrita al Instituto Nacional de Previsión donde el interfecto fuera llevado y acogido:

Vistos los arts. aludidos y demás de general y pertinente aplicación, tanto del Código Penal como de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y demás legislación en vigor y habida cuenta de los dispuesto en la Orden de 5 de abril de 1932:

F A L L A M O S:

Que debemos condenar y condenamos al procesado MIGUEL-ÁNGEL PANADERO SANDOVAL como autor responsable de un delito consumado de homicidio, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a las penas de doce años y un día de reclusión menor con sus accesorias de inhabilitación absoluta en los términos el art. 35 del Código Penal durante el tiempo de la condena y al pago de la totalidad de las costas del proceso; asímismo debemos condenarle y le condenamos a que en concepto de responsabilidad civil

64 dimanante del delito abone como indemnizaciones, la cantidad de un millón y medio de pesetas en favor de los padres de Miguel Grau Gómez como sus herederos y perjudicados y la cantidad de 50.076 ptas. en favor del Instituto Nacional de Previsión; abonamos al referido procesado el tiempo que lleva privado de libertad en la presente causa y por sus propios fundamentos aprobamos el auto del instructor de fecha 29 de noviembre de 1977, dictado en el ramo de responsabilidad civil del sumario, que decretó la insolvencia del procesado.

Así por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgando lo pronunciamos, mandamos y firmamos.= (firmas ilegibles)

PUBLICACIÓN.- Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Iltmo. Sr. Magistrado Ponente, en el mismo día de su fecha y estando celebrando audiencia pública este Tribunal; certifico.- (firma ilegible)

34) 7 de junio de 1978. El condenado no firma la comunicación de sentencia de 6 de junio de la Audiencia de Alicante.

DILIGENCIA.- En Alicante a siete de junio de mil novecientos setenta y ocho. Extiendo la presente para hacer constar que, personado en el Centro Penitenciario de Cumplimiento de esta capital al objeto de notificar al procesado, su nombre MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, la sentencia dictada por este Tribunal en la causa nº 53 del año 1977 del Juzgado de Instrucción de Alicante, número 3, seguida contra el mismo por delito de homicidio, no he podido llevar a efecto dicha notificación por haberse negado el referido procesado a recibir la copia de la expresada sentencia, así como a darse por notificado de la misma, negándose asímismo a firmar la correspondiente diligencia de notificación; y paso a dar cuenta a la Sala; certifico.-

65

RECURSO CASACIÓN AL TRIBUNAL SUPREMO E INDULTO CONCEDIDO POR EL GOBIERNO.

35) 26 de diciembre de 1978 – Sentencia del Tribunal Supremo al Recurso De Casación en interés de ley contra Sentencia de 6 de junio de la Audiencia de Alicante. Falla que no procede admitir el recurso, a pesar de ello, el TS solicita al Gobierno la aplicación de un indulto de reducción de pena.

Documento incluido parcialmente en el libro MIQUEL GRAU 53/1977

Recurso nº 246 de 1.978. PRESO

Ponente: Excmo. Sr. Huerta.

Vista: 12 diciembre de 1.978

Secretaría: Sr. Moreno

DON FAUSTO MORENO ESPINOSA, Secretario de la Sala Segunda del Tribunal Supremo.

C E R T I F I C O: Que en el recurso de que se hará mención se ha dictado por dicha Sala lo siguiente.

S E N T E N C I A NÚM._________.

SALA SEGUNDA.

Excelentísimos Sres.:

Presidente:

Don Adolfo de Miguel Garcilópez.

Magistrados:

Don Benjamín Gil Sáez.

Don José Hijas Palacio

Don Antonio Huerta y Álvarez de Lara

Don Manuel García Miguel.

En Madrid, a 19 de diciembre de 1.978.- En el recurso de casación por infracción de Ley que ante Nos pende, interpuesto por MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL, contra sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Alicante, en causa seguida al mismo por delito de homicidio; estando representado dicho recurrente por el procurador Don Carlos Ibáñez de la

66 Cadinieri y defendido por el letrado José María Stampa Braun.- Siendo ponente El Magistrado, Excmo. Don Antonio Huerta y Álvarez de Lara.

RESULTANDO: Que por la mencionada Audiencia, se dictó sentencia, con fecha 6 de junio de 1978 que contiene el siguiente:

1º RESULTANDO probado y así expresa y terminantemente se declara, que el día 6 de octubre de 1977, cuando sobre las 22,15 horas, ya que con luz artificial y lloviznando, se dirigía a su domicilio del piso 7º de la finca nº 11 de la Plaza de Los Luceros de la ciudad de Alicante, el procesado Miguel Ángel Panadero Sandoval, nacido el 14 de abril de 1958, soltero, estudiante de 1º de Geológicas, de buena conducta y moralidad, sin antecedentes penales ni policiales, pudo observar, antes de entrar en el inmueble referido, que en sus inmediaciones y en la propia Plaza mencionada se encontraba un grupo de personas a quienes no había visto nunca, ni conocía, compuesto por Miguel Grau Gómez, Juan Ángel Torregrosa Vicente, Javier Álvarez Landete y María Luz Quiñonero Hernández, quienes estaban pegando sobre las fachadas de las casas contiguas, carteles y anuncios de matiz político, convocando para una asamblea o sesión a celebrar con posterioridad, pero como el referido procesado no compartiera el contenido y significación de la propaganda aludida y molesto, sobre todo, por la suciedad y perjuicios que suponía para los edificios afectados y al ornato general, subió rápidamente a su vivienda decidido a disgregar y disolver a las personas mencionada para que cesaran en su actividad y se alejaran y, a tal efecto, se asomó al balcón-terraza de su piso, situado a unos 20 o 22 metros de altura sobre la calle, desde donde arrojó a los del grupo referido y con el designio ya expresado, un balde o pozal de agua y una maceta o tiesto vacío que cayeron sobre el suelo de la calzada sin alcanzar a persona alguna, introduciéndose seguidamente en su domicilio donde estuvo cenando durante breves momentos, para reintegrarse de nuevo, al balcón que se menciona, comprobando, entonces, que el corro de gente de la calle, persistía en sus tareas propagandísticas ya descritas, ante lo cual, y como la visibilidad desde el balcón no le parecía adecuada y suficiente, subió a la azotea o terraza del edificio y con idéntico afán de disolver el grupo y no obstante ser la perspectiva desde este segundo lugar peor todavía que la anterior por la configuración de la baranda y cornisa de la azotea, lanzó al espacio otro segundo cubo de agua que esta vez vino a dar y mojar a Javier Álvarez provocando, protestas e insultos por parte de éste y de sus compañeros que desconocían la procedencia y origen de lo lanzado, pero como a pesar de todo, no se marcharan e insistieran en su actividad de difusión ya referida, lo que pudo deducir el procesado por el rumor y murmullo de sus voces, el acusado persistiendo en su empeño de alejarlos y para amedrentarlos, cogió de la azotea un ladrillo de 1,350 gr de peso que se hallaba suelto y desprendido de una obra, de forma irregular, con restos de cemento adherido y de incómodo manejo, bajando con éste adoquín, de nuevo, al balcón-terraza de su domicilio desde donde tenía una mejor panorámica y visión en razón a que el balcón estaba volado sobre la plaza y porque no obstante la hora que corría, la iluminación del alumbrado público le permitió suficientemente ver al grupo de gentes mencionado, que se encontraba ya en la propia acera de la Plaza de los Luceros, si bien delante de la casa nº 2 de la Avenida del General Mola, que hace esquina entre la Plaza y Avenida referidas y que además, es colindante por su izquierda con la casa del procesado, y en esta situación el acusado, colocando en el balcón terraza de su piso, no habituado, por cierto, a lanzamientos ni experiencias de ese tipo, con el cuerpo y ánimo en tensión, preparado para esconderse, aprovechando el rincón que hacía su balcón con su casa medianera, tomó la piedra o ladrillo descrito con su mano izquierda para dirigirlo mejor puesto que el grupo estaba abajo en la calle a unos 13 o 14 metros a la derecha, saliendo, del portal de su casa, y dándose entonces, por primera vez, perfecta cuenta de que por

67 el volumen y el peso del ladrillo más la altura en que se encontraba, si atinaba contra alguna persona podía causarle la muerte, en lugar de abstenerse por ello, de lanzarlo, antes al contrario, aceptando y admitiendo dicha posibilidad letal, nunca directamente deseada, tiró el ladrillo con la mano izquierda, oblicuamente hacia su derecha y en dirección al grupo, arrinconándose inmediatamente para no ser visto, mientras que la piedra, lanzada así al vacío, caía rápida y aceleradamente hasta estrellarse en la cabeza de Miguel Ángel Grau a Gómez, nacido el 23 de abril de 1955 cuyos padres, Miguel y Josefa viven. soltero, del comercio, que se encontraba de pie en la acera comprobando uno de los carteles recientemente pegados, recibiendo Miguel, tan brutal y fuerte traumatismo, con hundimiento de bóveda craneana y salida de masa encefálica que, perdido el conocimiento, se desplomó inerte sobre el suelo, siendo recogido y trasladado inmediatamente a la Casa de Socorro y con posterioridad a la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social “Veinte de Noviembre” adscrita al Instituto Nacional de Previsión, en la que ingresó a las 23 horas y donde, no obstante prestársele las asistencias médico-sanitarias pertinentes, que originaron gastos en cuantía de 50.076 pesetas falleció, a consecuencia de las heridas recibidas, el día 16 de octubre de 1.977, cuando ya, con anterioridad y desde cinco días antes, el procesado Miguel-Ángel Panadero Sandoval, había sido ingresado en prisión y privado de libertad por decisión del Juez de Instrucción que inició el correspondiente sumario en averiguación y esclarecimiento de unos hechos que ahora quedan relatados.

RESULTANDO: Que la referida sentencia, estimó que los indicados hechos probados, eran constitutivos de un delito de homicidio comprendido en el artículo 407 del Código Penal, en grado de consumación con el párrafo 2º del artículo 49 del citado texto legal, siendo autor el procesado, por imperativo del nº 1º del art. 12 y del nº 1º del art. 14 del referido cuerpo legal, sin concurrir circunstancia de la responsabilidad criminal y contiene la siguiente parte dispositiva: FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al procesado Miguel Ángel Panadero Sandoval como autor responsable de un delito consumado de homicidio, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a las penas de doce años y un día de reclusión menor con sus accesorias de inhabilitación absoluta en los términos el art. 35 del Código Penal durante el tiempo de la condena y al pago de la totalidad de las costas del proceso; así mismo debemos condenarle y le condenamos a que en concepto de responsabilidad civil dimanante del delito abone, como indemnizaciones, la cantidad de un millón y medio de pesetas en favor de los padres de Miguel Grau Gómez como sus herederos y perjudicados y la cantidad de 50.076 pesetas en favor del Instituto Nacional de Previsión; abonamos al referido procesado el tiempo que lleva privado de libertad en la presente causa y por sus propios fundamentos, aprobamos el auto del Instructor de fecha 29 de noviembre de 1.977, dictado en el ramo de responsabilidad civil del sumario, que decretó la insolvencia del procesado.

RESULTANDO: Que la representación del recurrente Miguel Ángel Panadero Sandoval, al amparo del nº 1º del art. 849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, alega los siguientes motivos: PRIMERO: Infracción, por aplicación indebida, del artículo 1 párrafos 1º y 3º del Código Penal, donde, según la sentencia recurrida, se incardinaba el denominado “dolo eventual” en relación con el artículo 407 del mismo Código en el que se tipificaba el delito de homicidio; estimaban que el resultado producido no podía serle reprochado al procesado a título de dolo eventual; en la sentencia, partiéndose de un concepto genérico aceptable del dolo eventual, se aplicaba erróneamente, ampliando su ámbito in malam partem, por confundirse “posibilidad” y “probabilidad” y entenderse que bastaba la “representación de una probabilidad,”siendo así que el dolo eventual, exigía: a) la representación de la posibilidad de

68 causación del resultado y b) la aceptación dirigida hacia un “conocimiento determinado”; ninguno de los dos elementos (intelectual y volitivo) concurrían en el hecho enjuiciado; en otro orden de cosas, parecía innecesario añadir que si en vez de partirse de esa concepción clásica del “dolo eventual” se aceptase su conceptuación según imperante doctrina finalista de la acción, ni siquiera cabría la duda; no habría dolo eventual; lástima que el juzgador, tan problemático y dubitativo en todos sus planteamientos, no se haya cuestionado el tema; por eso nosotros –aduce—tampoco queremos hacerlo, para evitar que pueda atribuírsenos un criterio finalista polémico, que, sin embargo estaba aceptado ya en múltiples resoluciones de esta Sala. SEGUNDO: Error iuris del juzgador que consistía en que, dados los hechos que se declaraban probados, debió aplicarse –y no se hizo—la circunstancia atenuante 4ª del art. 9 del Código Penal (preterintencionalidad); se había violado, pues, por implicación, dicha norma penal sustantiva en relación con el artículo 407 del Código Penal, ya que no obstante el detalladísimo, aunque dubitativo, relato de hechos que la sentencia ofrecía, en ninguna de sus líneas se aseguraba que el procesado tuviese intención de matar al joven Grau Gómez; las únicas descripciones que concernían al ánimus del recurrente eran las siguientes: a) decisión de “disgregar y disolver a las personas…” (“con el designio ya expresado”) (líneas 7 y 11 pág. 2); b) “Con idéntico afán de disolver el grupo…” (líneas 20 pág. 2); c) “persistiendo en su empeño de alejarles y para amedrentarlos” (líneas 29/30 pág. 2). “COGIÓ DE LA AZOTEA UN LADRILLO DE 1350 GRAMOS DE PESO” (línea 1 pág. 2 vto.); d) Luego “dándose entonces perfecta cuenta… aceptando y admitiendo dicha posibilidad letal NUNCA DIRECTAMENTE DESEADA…” (línea 24, pág. 2 vto.); como se veía la intención de causar la muerte, no se atribuía al procesado en ningún lugar del relato de hechos; y si no tuvo intención—la de matar—era técnicamente imposible atribuir al recurrente el resultado letal a título de dolo (directo o eventual); el problema si esa muerte no directamente querida constituía un supuesto de preterintencionalidad o un supuesto de culpa (art. 565 del Código Penal). TERCERO: Dados los hechos que se declaraban probados, el Tribunal a quo, en el supuesto de no aplicar la circunstancia atenuante de preterintencionalidad ( 4ª del art. 9), debió haber aplicado al caso del párrafo 1º del art. 50 del Código Penal y al no hacerlo, había infringido esta norma sustantiva, por inaplicación; en el caso enjuiciado concurrían las dos hipótesis necesarias, ya que nunca tuvo intención el recurrente de ofender, precisamente, al joven Grau, ni tampoco quiso atentar contra su vida, ni contra la de ningún otro sino “dispersar ó disolver” el grupo y “atemorizar” a sus componentes; en tal sentido consideraban que si la aplicación del atenuante de preterintencionalidad no se considerase oportuna, habría de aplicarse el párrafo 1º del art. 50 identificando el delito que el procesado quiso cometer, al querer, simplemente, disolver el grupo y amedrentar a sus componentes; este motivo era subsidiario del anterior, en el sentido de que si aquél se estimara, la eventual aplicación del art. 50 carecería del sentido. CUARTO: El Tribunal a quo, en el caso de no haber aplicado la atenuante de preterintencionalidad (4ª del art. 9), ó lo dispuesto en el párrafo 1º del art. 50 del Código Penal, debió haber calificado la conducta del procesado como un supuesto de imprudencia temeraria con resultado de muerte; la inaplicación del art. 565 párrafo primero del Código penal, en relación con el art 407 del mismo Código, constituía un evidente error iuris por cuanto el procesado NO QUISO MATAR, a quien resultó muerto; quiso dispersar, disolver y amedrentar al grupo que turbaba comprensiblemente su tranquilidad y sus principios de respeto a la paz social, a la estética ciudadana y a la dignidad de los demás; el procesado quizás debió prever que su acción podría causar otros resultados más graves y debió adoptar otra actitud: abstenerse de lanzar el ladrillo; su comportamiento fue imprudente pero NUNCA DOLOSO; en relación al resultado producido; con este planteamiento -que no forzaba en absoluto los hechos probados- debió haber sido condenado por homicidio culposo, como se propuso en las ejemplares de 23 de mayo de 1.961 y 17 de diciembre de

69 1.964; en ambos fallos se exponía la tensión continua de nuestra técnica de aplicación del derecho ante situaciones en las que, como en nuestro caso, no habían existido previas lesiones dolosas ni animus necandi.

RESULTANDO: Que el Ministerio Fiscal se instruyó del recurso y lo impugnÓ en el acto de la vista que ha tenido lugar en doce de los corrientes, con asistencia también del letrado de recurrente, que mantuvo su recurso.

CONSIDERANDO: Que, al versar en sustancia, el presente recurso, en materia de homicidio, sobre la voluntariedad o involuntariedad del mismo, inclinado aquí como voluntario por la sentencia de instancia, a título de dolo eventual, así como si, en cualquier caso y dada la ausencia de intencionalidad directa, al no haber perseguido de propósito el agente al evento causado por su conducta agresiva, cabe aplicar a este exceso, legalmente voluntario pero no deseado, el trato propio de la imprudencia o delito culposo o al menos, los beneficios de la preterintencionalidad, en cualquiera de sus modalidades—homogénea o de grado menor y heterogénea o de grado mayor— respectivamente previstas en la atenuante 4ª del artículo 9ºy en el párrafo 3º del artículo 50 del vigente Código para los supuestos de discordancia entre el designio intencional del sujeto y sus materiales consecuencias, es de tener en cuenta una vez más, en nuestra dogmática, el dolo eventual -que, por definición excluye el directo deseo del resultado– y el instituto de la preterintencionalidad, con su insatisfactoria y equívoca terminología, atinente a males y a delitos distintos de los apetecidos por el sujeto, se entrecruzan sin identificarse, lo que explica que en nuestro repertorio jurisprudencial se encuentran casos de aplicación junto a otros de inaplicación de la preterintencionalidad a resultados eventuales, según la desproporción entre tales resultados y los medios comisivos puestos en juego por el agente denote o no el indispensable grado de racional sorpresa experimentable por cualquiera y no solo por el propio sujeto ante la inesperada magnitud del evento desencadenado por su mal quehacer.

CONSIDERANDO: Que la híbrida y controvertida figura del dolo eventual, precariamente asentada por la doctrina entre la culpa consciente y el dolo directo, neto arquetipo éste de la intención o, con mayor precisión dogmática, de la voluntariedad criminal inserta en el artículo 1º de nuestro Código punitivo, y ello con toda su ardua problemática en cuanto a la indagación y difícil esclarecimiento de la auténtica naturaleza pura o mixta, de dicho dolo, con sus características integrantes y matizado deslinde de categorías más o menos afines o próximas –cuales son, entre otras, por arriba, el dolo de las consecuencias necesarias y, por abajo, los supuestos más graves de culpa con previsión, ya en el ámbito de lo meramente culposo- es materia que viene exigiendo, tanto de la Ciencia penal como de los Tribunales, ímprobo e incesante esfuerzo de investigación y esclarecimiento, por una parte, y aplicativo, por la otra, insuficientemente recompensado en términos de rendimiento efectivo, y ello no ya sólo en el aspecto propiamente sustantivo de calificación técnico - jurídica, sensiblemente fluctuante en este orden conceptual, atenido, para unos, al principio de la mera previsión del resultado y, para otros, al más estricto del consentimiento otorgado de antemano, “in mente”, al muy posible resultado letal o nocivo, sino incluso en el de los efectos sancionadores de esta especie de dolo, es decir en el área de la adecuada punibilidad asignable a tales supuesto, al no traducirse categóricamente en la vigente legalidad este más débil querer, propio del dolo eventual, en un trato penal más benigno que el previsto “in genere” para el dolo directo al que, sin distingo alguno expreso en cuanto a responsabilidad derivable de uno o de otro parece quedar equiparado en la ley y en la “praxis”, pese a la menor perversidad del agente y al menos riesgo social que el dolo eventual entraña o reviste, en comparación con el directo o de propósito, sin que ni siquiera

70 aparezca como plenamente incuestionable, solo por mediar dolo eventual, la aplicación de la atenuante, propia o analógica, de preterintencionalidad que, por lo demás y aparte de no haber sido alegada como tal analógica en este recurso, es patente que, en caso como el que ahora nos ocupa, referente al referido “animus necandi”, ninguna utilidad reportaría al reo ya que, al no ser razonablemente asequible aquí la apreciación de la atenuante como muy calificada su estimación resultaría prácticamente baldía al no acarrear disminución alguna de pena, toda vez que ésta ya fue impuesta en instancia, en uso del discrecional arbitrio judicial, en el tope mínimo del grado igualmente mínino de la reclusión menor correspondiente al homicidio; no siendo por lo demás, prueba decisiva de contraste para admitir o excluir el borroso dolo homicida la posibilidad o imposibilidad concreta de estimación en su caso de frustración o tentativa para el supuesto imaginario de no haber ocurrido la muerte, al no existir, sobre este punto, unanimidad de la doctrina, en la que no faltan autorizadas opiniones propicias a la incriminación de grados delictivos imperfectos en cuanto al “iter criminis” , en hipótesis de voluntad indirecta.

CONSIDERANDO: que el extenso y minucioso Resultando de Hechos Probados de la sentencia recurrida viene a relatar, como culminación de lo acontecido, el homicidio resultante, expresando que, en la noche de autos, el procesado hoy recurrente, vivamente contrariado por las persistentes y ruidosas actividades de fijado de carteles y correlativa propaganda política que un reducido grupo de jóvenes de ideología adversa a la suya estaba realizando en un plaza pública, al pié de su domicilio y, después de haber arrojado, con escaso intervalo, sobre los que estimaba alborotadores, un tiesto vacío y dos cubos de agua de los que uno llegó a mojar a alguno de aquéllos, en vista de que los mismos no se retiraban ni dispersaban, “lo que pudo deducir el procesado por el rumor y murmullo de sus voces, el acusado, persistiendo en su empeño de alejarlos y para amedrentarlos, cogió de la azotea un ladrillo de 1.350 kilogramos de peso que se hallaba suelto y desprendido de una obra, de forma irregular, con restos de cemento adherido y de incómodo manejo, bajando con este adoquín, de nuevo, al balcón-terraza de su domicilio desde donde tenía una mejor panorámica y visión en razón a que el balcón estaba volado sobre la plaza y porque no obstante la hora que corría, la iluminación del alumbrado público le permitió ver clara y suficientemente el grupo de gentes mencionado, que se encontraban ya en la propia acera de la plaza de los Luceros, si bien delante de la casa nº 2 de la Avenida del General Mola, que hace esquina entre la Plaza y Avenida referidas y que además es colindante por su izquierda con la casa del procesado, y en ésta situación, el acusado, colocado en el balcón-terraza de su piso, no habituado, por cierto, a lanzamiento ni experiencias de este tipo, con el cuerpo y ánimo en tensión preparado para esconderse aprovechando el rincón que hacía su balcón con la casa medianera, tomó la piedra o ladrillo descrito con su mano izquierda para dirigirlo mejor puesto que el grupo estaba abajo en la calle a unos trece o catorce metros a la derecha, saliendo del portal de su casa, Y dándose entonces por primera vez, perfecta cuenta de que por el volumen y peso del ladrillo más la altura en que se encontraba, si atinaba contra alguna persona podía ocasionarle la muerte, en lugar de abstenerse por ello, de lanzarlo, antes al contrario, aceptando y admitiendo dicha posibilidad letal, nunca directamente deseada, tiró el ladrillo con la mano izquierda, oblicuamente hacia su derecha y en dirección al grupo, arrinconándose inmediatamente para no ser visto, mientras que la piedra, lanzada así al vacío, caída rápida y aceleradamente hasta estrecharse en la cabeza...” de uno de los estacionados que, a consecuencia de ello, murió a los diez días en el Hospital. Conducta la narrada que mereció la calificación de homicidio voluntario, previsto y penado en el artículo 407 del Código, llevado a cabo, según la sentencia, por dolo eventual, condena contra la que se alza el presente recurso.

71

CONSIDERANDO: Que una definida línea jurisprudencial, con los temperamentos y salvedades que la particularidad de determinados casos concretos requería en favor de la preterintencionalidad y aún de la culpa (en cuanto a ésta y como más significativas, sentencias de 17 de diciembre de 1.958, 15 de noviembre de 1.969 y 15 de octubre de 1.971), viene albergando, sin más, dentro de la culpabilidad dolosa, como en el presente caso ha hecho la sentencia recurrida, supuestos de agresión inicial de finalidad imprecisa con resultados más o menos graves consecutivos a dolo eventual, bastantes de ellos consistentes en lanzamiento de piedras u otros objetos arrojadizos como en el actual caso, con aplicación, en ocasiones de la preterintencionalidad, según concurriera o no racional adecuación entre ataque realizado y mal resultante, siempre dentro del terreno del dolo, como exponente del grado más o menos intenso de voluntariedad del sujeto activo, cuenta habida de la “relación entre lo directamente querido y lo eventualmente esperado”, según dice la sentencia de 14 de marzo de 1.975. (Sentencias de 29 de Septiembre y 30 de noviembre de 1.883, 24 de Enero y 2 de Noviembre de 1.925, 17 de Junio de 1.932, 2 de Marzo de 1.934, 27 de Abril de 1.950 12 de Marzo de 1.951, 7 de Octubre de 1.955, 12 de Abril de 1.967, 28 de Febrero de 1968, 28 de Febrero de 1969, 24 de Junio de 1.970, 15 de Octubre de 1.971, 4 y 14 de Diciembre de 1.972, entre otras muchas).

CONSIDERANDO: Que en síntesis y conclusión y por lo que atañe a la conducta aquí enjuiciada en que, con carácter innegable, hostil y agresivo, aunque sin resuelto deseo de matar pero si con manifiesta y acertada posibilidad de hacerlo, se lanza, a todo evento, desde un balcón situado sobre el grupo alborotador o molesto directamente contra dicho grupo y con la primordial finalidad de ahuyentarlo, un ladrillo que vino a herir mortalmente en la cabeza a uno de los que lo integraban, es visto que tal comportamiento, en su iniciación, abre un extenso abanico de posibilidades vulnerantes respecto de la actividad, implica un polivalente dolo indeterminado que, ya desde el punto de vista del resultado letal y una vez producido éste cristaliza y se concreta en dolo eventual, inconfundible no ya sólo con el caso fortuito del nº 8 del artículo 8º, o con la imprudencia temeraria, del párrafo 1º del artículo 565 sino, también, con la asimismo alegada preterintencionalidad, en lo que será menester atenerse a un conocido criterio jurisprudencial, antes reseñado, que, aún penetrado de un creciente sentido espiritualista, que le hace alejarse cada vez más del ciego “versarismo”, no deja por ello de excluir inequívocamente, tanto del campo de la imprudencia como de la preterintencionalidad, conductas como la contemplada, en que el lanzamiento del pesado ladrillo contra el grupo, del modo que se hizo –lo dijera o nó, como lo ha dicho, la sentencia de instancia en su relato histórico, bien que sin carácter fáctico vinculante sino como juicio de valor revisable en casación pero compartible ahora por esta Sala – denota claramente la eventual, anticipada aceptación por el procesado de males como el desgraciadamente acaecido, por más que no fuera directa y específicamente deseado por el agente que, por obvias razones, hubiera preferido un distinto desenlace que, no obstante y a efectos de culpabilidad dolosa eventual, ha de entenderse suficientemente cubierto por la inicial voluntaria actividad agresiva, tan claramente abocada a consecuencias como la producida en ésta ocasión, debida a un dolo eventual verdaderamente rayano en el directo y no distante de él; lo que obliga a la desestimación de los cuatro motivos, todos ellos de fondo, por corriente infracción de ley, formulados en el recurso, sucesivamente encaminados a la eliminación del -eventual- afirmado por la resolución recurrida (motivo primero), al reconocimiento de la preterintencionalidad en cualquiera de sus dos modalidades (motivos segundo y tercero), ó estimación, en su caso, de la imprudencia temeraria (motivo cuarto), forma ésta de culpabilidad ampliamente sobrepasada, según queda dicho, por el confirmado dolo eventual concurrente en el comportamiento del procesado, todo ello sin perjuicio del uso que debe hacer ésta Sala de la facultad de iniciativa de parcial conmutación de

72 la pena que le confiere el artículo segundo, párrafo segundo del vigente Código, en relación con el novecientos dos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, atendidas en el caso concreto, razones de equidad, que fluyen del propio hecho probado de la sentencia recurrida y de la motivación de la presente, en la que queda de manifiesto, cómo, pese a que en estricto derecho no resulte posible la subsunción penal más benigna y sí, únicamente, la confirmación de lo resuelto en instancia, no puede dejar de pesar –en la conciencia de esta Sala—a efectos del artículo 2º del Código Penal, conforme habrá de argüirse en la correspondiente propuesta formulable por separado--, el fondo moral del caso enjuiciado en el que, sin una definida perversidad homicida por parte del agente de 20 años de edad, que confió al azar, bien que infundadamente y en vano, la preferida inocuidad de su arriesgada acción hostil, realizada a fines de ahuyentar al grupo adverso, con una culpabilidad menos intensa que la propia del directo propósito letal aquí inexistente lo que lleva a esta Sala de Casación a formular propuesta de conmutación de pena, sustituible, en su caso, por otra inferior más adecuada en los términos que habrá de expresar la pertinente propuesta.

F A L L A M O S: Que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de casación por infracción de ley, interpuesto por Miguel-Ángel Panadero Sandoval, contra sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Alicante, con fecha 6 de Junio de 1.978, en causa seguida al mismo por delito de homicidio. Condenamos a dicho recurrente al pago de las costas ocasionadas en el presente recurso y de la cantidad de setecientas cincuenta pesetas 750 pesetas, si viniera a mejor fortuna, por ser razón de depósito no constituido. Comuníquese esta resolución a la mencionada Audiencia a los efectos legales oportunos. Y hágase uso de la facultad concedida a esta Sala por el párrafo segundo del artículo segundo del Código Penal en relación con el novecientos dos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, elevando razonada exposición al Gobierno por medio del Excmo. Sr. Ministro de Justicia, proponiendo la concesión de indulto parcial para sustituir la pena impuesta por la que en aquélla se expresará.

Así por ésta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. Adolfo de Miguel.- Benjamín Gil.- José Hijas.- Antonio Huerta.- Manuel Gª Miguel.- Rubricados. PUBLICACIÓN. Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el magistrado Ponente Excmo. Sr. Don Antonio Huerta y Álvarez de Lara, estando celebrando audiencia pública, la Sala Segunda del Tribunal Supremo en el día de su fecha, de que como secretario de la misma, certifico. Fausto Moreno. Rubricado

Lo relacionado es cierto y lo inserto concuerda con su original a que me remito y de que certifico. Y para que conste, cumpliendo lo mandado por la Sala, remitir a la Audiencia Provincial de Alicante expido y firmo la presente en Madrid a 26 de diciembre de 1978. Firma ilegible

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TRASLADOS PERMISOS Y SALIDAS DE PRISIÓN

36) 26 de junio de 1978

DEPARTAMENTO DE ENFERMERÍA

Sr. Director:

El interno Miguel Ángel Panadero Sandoval es conveniente que asista al Hospital Provincial al departamento de Otorrinolaringología por padecer Desviación de tabique.

Dios guarde a V.S.

Alicante a 26 de junio de 1978

Firmado: El Médico. Firma ilegible.


Centro de Penitenciario de Cumplimiento y Diligencias de Alicante. Dirección.

Ilmo. Sr.

Para constancia en la causa del margen, tengo el honor de participar a V.I. que con esta fecha, en virtud de lo ordenado por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha sido entregado a Fuerzas de la Guardia Civil, el recluso MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL para conducción al Centro Penitenciario de Ciudad Real, por razones de seguridad personal.

Dios guarde a V.I. muchos años, 5 de agosto de 1978. Firma ilegible.

Ilmo. Sr. Presidente de la Audiencia Provincial de Alicante


Centro Penitenciario de Diligencias de Ciudad Real

Ilmo. Sr:

Me honro comunicar V.I. que en virtud de Centro Directivo fecha …..MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL ha ingresado en este centro Penitenciario en el dia de hoy a su disposición procedente de C.P. Alicante, en concepto de Preso, por la causa instruida en el juzgado de Alicante-tres por el delito de Homicidio, cuyos números y años se expresan al margen.

Dios guarde a V. I. muchos años

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Ciudad Real 9 de agosto de 1978. Sello Dirección. Firma ilegible

Ilmo Sr. Presidente de la Audiencia de Alicante

39) 24 de octubre de 1978. Telegrama oficial del Centro Penitenciario Ciudad Real a Juez de Alicante.

TELEGRAMA DESDE CIUDAD REAL

ILMO SR. JUEZ JUZGADO INSTRUCCIÓN NR TRES ALICANTE

DTOR CENTRO PENITENCIARIO

DILIGENCIAS A

POR INTERESARLO MEDICO OFICIAL ESTE CENTRO RUEGO V.I. PARA QUE PRESO SUMARIO 53/77 PUEDA SER CONDUCIDO HOSPITAL PROVINCIAL DE ESTA CIUDAD REGRESANDO UNA VEZ PRESTADA ASISTENCIA EN SERVICIO ODONTOLOGÍA MISMO DIA PUNTO PRESO MIGUEL ÁNGEL PANADERO SANDOVAL.

40) 26 octubre 1978 Telegrama oficial. De Audiencia Provincial Alicante. Presidente Sección 1ª a Centro Penitenciario Ciudad Real.

75 41) 22 de mayo de 1979.- Concesión de indulto por el Consejo de

Ministros. Se le reduce la pena de 12 años a la de 6 años y un día prisión mayor.

Documento incluido en el libro Miquel Grau 53/1977

42) 31 de Julio de 1979. Sale de Ciudad Real en dirección Hospital Penitenciario de Madrid

Centro Penitenciario de Detención y Diligencias de Ciudad Real. Dirección

Tengo el honor de comunicar a V.I. que en el día de hoy y en virtud de orden de Centro Directivo fecha ha sido entregado a un Funcionario el penado Miguel Angel Panadero Sandoval al objeto de que ingrese en el Hospital Penitenciario de Madrid.

(...)

Ciudad Real. 31 de Julio de 1979.

Presidente de la Audiencia Provincial de Alicante

76 43) 5 de septiembre de 1979.- Llega a Ciudad Real desde Hospital

Penitenciario de Madrid


Tengo el honor de comunicar a V.I. que Miguel Ángel Panadero Sandoval ha ingresado en este establecimiento al que ha sido destinado procedente del Hospital Penitenciario Madrid. Al objeto de cumplir la pena impuesta por su autoridad en sentencia instruida en el Juzgado de Alicante 3 por el delito de Homicidio.

Dios guarde a V.I. muchos años.

Ciudad Real, 5 de septiembre de 1979.

AL ILMO SR. PRESIDENTE AUDIENCIA PROVINCIAL ALICANTE

44) 24 de mayo de 1980 Sale de Prisión Ciudad Real e ingresa en el Centro de Central Observación Madrid.


Dirección

Tengo el honor de comunicar a V.I. que en el día de hoy y en virtud de orden de Centro Directivo, fecha ---- ha sido entregado a la Guardia Civil Miguel Ángel Panadero Sandoval al objeto de que ingrese en el Centro de Central Observación Madrid, a disposición de su autoridad en concepto de penado en causa instruida en el Juzgado de Alicante-3 por el delito de Homicidio, núm 53 del año 1977.

45) 29 de octubre de 1980 Salida de la Central de Observación de Madrid y entrada en Valencia.

Centro Penitenciario de Detención de Hombres, Valencia

Dirección

Valencia 29 de octubre de 1980

ILMO. SR. PRESIDENTE DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL ALICANTE

S/REFERENCIA 53/77, Juzgado tres Alicante

El pasado día 24 y procedente de la Central de Observación, ha ingresado en este centro el interno Miguel Ángel Panadero Sandoval, para seguir extinguiendo condena en la Sección abierta de este establecimiento.

A los efectos procedentes tengo el honor de participar a V. I. documentación asunto del margen.

Dios guarde a VI muchos años

El Director

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46) Liberación condicional el 14 de marzo de 1981. (20 días después del Golpe de Estado en el Congreso de los Diputados del 23 de Febrero de 1981).


Panadero Sandoval obtuvo la libertad condicional 20 días después del 23F de 1981.

78

47) 15 de junio de 1982 - Liquidación de condena firmada por la Dirección del Centro Penitenciario de Detención de hombres de Valencia quedando extinguida la pena el 12 de Septiembre de 1982


CENTRO PENITENCIARIO DE DETENCIÓN DE HOMBRES VALENCIA

PROYECTO DE LIQUIDACIÓN DE CONDENA que se practica a efectos de LICENCIAMIENTO DEFINITIVO del penado en situación de Libertad Condicional Miguel Ángel Panadero Sandoval, en razón de la causa nº 53/77 seguida por el Juzgado de Instrucción nº 3 de Alicante, por delito de homicidio. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

PENA IMPUESTA: DOCE AÑOS Y UN DIA DE RECLUSIÓN MENOR, CONMUTADA POR CONSEJO DE MINISTROS DE 18-5-79 A SEIS AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR, igual a

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2191.- días

A B O N O S

PRISIÓN PREVENTIVA: Desde 11-10-77, hasta 7-1-79, igual a

. . . . . . . . . 454.- días

TIEMPO EXTINGUIDO : Desde 8-1-79 en que se inició el cumplimiento, hasta 14-3-81 en que fue puesto en libertad Condicional, igual a

. . . . . . . . . . 797.- días

TIEMPO REDIMIDO: hasta 14-3-81 según Certificado que se adjunta

. . . . . . . . . .392,5 días 1643,5 días

RESTAN . . . . . . . . . . . . . . 547,5 días

EXTINGUIRA: En situación de Libertad Condicional desde 15-3-81 hasta 12-9-82, igual a

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 547.- días.

RESTAN . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,5 días.

POR LO QUE ES VISTO QUE DEJARA EXTINGUIDA LA PENA IMPUESTA CON LOS ABONOS INDICADOS Y ABONÁNDOLE MEDIA DÍA, EL DIA DOCE DE SEPTIEMBRE DE MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y DOS.- (Día 12 de Septiembre de 1.982). Valencia, 15 de junio de 1982. EL SUBDIRECTOR. VºBº EL DIRECTOR. (Firmas Ilegibles)

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El expediente judicial 53/77 - Miquel Grau · 2019. 10. 14. · 1 INTRODUCCIÓN . El expediente judicial 53/77 . Manuel de Juan Navarro . El expediente judicial 53/77, iniciado por