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1 Yanod Márquez Aldana Doctor en Ciencias Económicas El futbol se practica con arte y la economía a las patadas

El futbol se practica con arte y la economía a las patadas

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Algunas palabras para graduados

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Yanod Márquez Aldana Doctor en Ciencias Económicas

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Así empezó el Universo El Pibe Valderrama El No. 10 de la Selección Colombia

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Universidad Nacional de Colombia Doctorado en Ciencias Económicas

Algunas palabras para graduados

El fútbol se practica con arte y la economía a las patadas Julio 17 de 2008

Yanod Márquez Aldana

Doctor en Ciencias Económicas .

Si el fútbol -algo que se juega con los pies- puede jugarse tan divinamente, hay una gran posibilidad de que la ciencia económi-ca, algo que se juega con la cabeza, al me-nos se practique con sensatez

Un amigo alguna vez me dijo que la vida era como un partido de futbol en el que 22 per-sonas corren detrás de un balón y cuando lo encuentran le dan una patada. Cuando se observa con algo de independen-cia se encuentra que efectivamente el mundo parece estar manejado a las patadas. Miren ustedes algunos ejemplos de lo que se hace en economía: 1. Entre 1950 y 1980 la mayoría de los países

de América Latina crecieron a tasas nota-bles. Sin embargo a partir de ese año, y gracias a un modelo económico aperturis-ta, desregulador y privatizante, su tasa de crecimiento se redujo a la mitad o menos. Fue algo así como cambiar un billete de 100 por uno de 50. No parece que los que hicieron eso se hayan dado cuenta del de-sastre, no han sido juzgados, no piden perdón y se la pasan proponiendo más de lo mismo.

Como lo diría Víctor Heredia, un cantautor argentino, “el temporal trajo una plaga de langostas que come en grande y a nuestra costa”. Hasta Rudiger Dornbusch, un eco-nomista que apoyó esa onda neoliberal, coin-cide en el símil de la plaga de langostas que devoró a la América Latina, y afirma que no fue por mala suerte sino por culpa de los ma-los gobiernos; dice que en la fiebre del oro de la privatización de América Latina, todo salió a remate, desde los servicios públicos hasta las compañías manufactureras; y que al final, el ingreso proveniente de las privatiza-ciones no sirvió gran cosa para obtener mejor infraestructura o exportaciones más competi-tivas.

2. En Colombia además hay un exceso de

dólares que los empresarios no usan para invertir en maquinaria y materias primas importadas; esos dólares sobrantes se quedan en nuestro mercado induciendo inflación y revaluación. No obstante esa evidencia, el gobierno está promoviendo un TLC que podría incrementar ese exce-so de dólares y sin que se haga algo real-mente importante para incrementar el ritmo de la inversión, que es la única

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forma en que se justifica el uso de las di-visas disponibles.

3. En una Europa donde la jornada de 8

horas se mostraba como uno de los avan-ces más importantes de la cultura huma-na, hace una semana en la reunión de los 27 Ministros del Trabajo de la Unión Eu-ropea se aprobó el incremento de la jor-nada de 8 a 11 horas diarias, una decisión que fue precedida por un largo periodo de reducción de salarios.

Por estos días también se puso de moda lo impensable: la escasez de alimentos y la reacción de los gobiernos para contro-lar sus exportaciones de productos ali-menticios.

Así es que hoy tenemos un aumento de la jornada de trabajo, reducción de salarios y escasez de alimentos: ¡exactamente lo opuesto a las promesas del libre mercado!

Sin embargo, con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no es justo asimilar el mal manejo de la economía con un deporte que se juega con los pies. Y no por que tenga una mejor opinión del manejo económico. La razón es que el fútbol colombiano ha hecho cosas notables, la Selección Colombia se co-noció como la tocata colombiana. La verdad es que para mí el futbol de Maturana y el Pibe Valderrama fue poesía pura, una muestra de que los colombianos podemos hacer cosas buenas y bellas, que enaltecen el espíritu humano. Por otra parte el avance de la física teórica y experimental me dejó como imagen la idea de que el universo pudo originarse en una pequeña pelota que para ponerse en movi-miento necesitó de lo que puede ser una pa-tadita de algún dios del Olimpo. También descubrieron que en la superficie del sol se

forman esferas con partes de carbono de cinco y de seis lados, es decir, hexágonos y pentágonos: ¡igual a una pelota de fútbol! Ya puede uno imaginarse a Helios, el Dios grie-go, con sus rayos dorados, jugando con ba-lones. Así las cosas, ahora no puedo más que ima-ginarme al universo originándose en una pelota puesta en movimiento por el toque mágico de un jugador de rizos dorados y el número 10 en su espalda: ¡ustedes estarán de acuerdo conmigo en que en un afiche para ese momento sólo puede ser representado por la figura del Pibe Valderrama!. Mi conclusión entonces es que una economía funcionando mal no puede definirse como manejada a patadas, pues por el contrario las patadas pueden ser sinónimo de perfección: la tocata colombiana es el vivo ejemplo de un toque celestial. Pero también pienso –y esa es mi esperanza- que si el fútbol, algo que se juega con los pies, puede jugarse tan divinamente, hay una gran posibilidad de que la ciencia económica, algo que se juega con la cabeza, al menos se practique con sensatez. Algunos autores han aportado los elementos de lo que podría ser una buena teoría económica para el desarrollo. Repasemos algunos puntos: 1. Alguna vez un indú fue a estudiar eco-

nomía a Cambridge y se encontró a Kal-dor como profesor; Kaldor le dijo que sólo tenía tres cosas para enseñarle: la primera es que la única vía para el desa-rrollo es la industrialización, la segunda es que para que un país se industrialice debe protegerse a sí mismo, la tercera es que si alguien le dice lo contrario está siendo deshonesto.

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2. James Robinson es un economista gringo

pero inteligente, y sé que es inteligente porque ha hecho dos cosas para demos-trarlo: la primera fue casarse con una co-lombiana, la segunda fue dedicarse a la ciencia política con el argumento de que las soluciones importantes en la economía en realidad son un asunto de la política. Eso es precisamente lo que enseñaba Ka-lecki, un autor que no le rendía tributo al libre comercio. Kalecki llegó a la conclu-sión de que el nivel de empleo y del bien-estar es el resultado de una decisión polí-tica; es decir que vivir como pobres o co-mo ricos no es más que la decisión de la élite de la sociedad que controla el go-bierno. En política económica ya se sabe cómo llegar al pleno empleo en muy cor-to plazo, la tecnología disponible permite además lograr excelentes niveles de bien-estar. Así es que los cordones de miseria que vemos en el mundo no puede ser más que el resultado del mal manejo de la economía, tal como lo confirma Dorn-busch. En esta misma línea, Thirlwall demostró que no es posible una elevada tasa de crecimiento sin una política de que regule el comercio exterior.

3. Los precios no parecen ser tan importan-

tes para lograr un mercado amplio y en equilibrio. Kaldor nos enseñó que para lograr una gran expansión de las ventas lo importante no es bajar los precios, aunque esto es necesario, si no que se aumenten los salarios. Por esta razón hablar de que para mejorar la economía hay que reducir salarios y las prestacio-nes sociales no es más que una insensatez en una economía donde una familia no es capaz de sobrevivir con un salario míni-mo. Krugman por su parte demostró que la diversificación de la producción aporta

más a la ampliación de las ventas que la reducción de precios.

4. David Hume, un inglés del siglo XVII, y

Mao, un chino del siglo XX, aseguraron que una adecuada política es aquella que permita que la industria y el agro se re-fuercen mutuamente; el campo produ-ciendo materias primas para la industria y la industria suministrando las herra-mientas para mejorar la productividad en el agro.

5. Autores tan neoclásicos como Tobin o

keynesianos como Minsky, Kalecki y Kaldor han enseñado que el sistema mo-netario debe ser sometido a control, no sólo para evitar la especulación sino tam-bién para financiar políticas sectoriales, que es uno de los fundamentos del desa-rrollo industrial.

6. Suecia ha demostrado que la existencia

de sindicatos obreros unificados presen-tes en una mesa de negociación junto a los representantes de los gremios y del gobierno hace posible el acuerdo sobre el ritmo del crecimiento, la distribución en-tre salarios, ganancias e impuestos; así como reaccionar pronta y adecuadamente ante cualquier crisis no prevista.

Estas enseñanzas podrían ayudarnos a reco-brar la sensatez, y estoy convencido de que la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de Colombia es un buen lugar para apacentar la sensatez en la economía. Kaldor, revisando el estado de la teoría económica, dijo que sostener como ciertas las tesis del libre mercado a pesar de tantas pruebas de la inexistencia de sus fundamen-tos y la imposibilidad de sus bondades, ya no es un asunto de la ciencia sino de la ideo-logía. En esa misma tónica, hace unos pocos

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años un reconocido dirigente político -que estudió en nuestra maestría no obstante que disponía de los recursos para pagar los cos-tos de la universidad donde se forman las élites colombianas- dijo que prefirió esta universidad por que aquí se practica el libre examen, en tanto que esa otra universidad resulta ser confesional, pues su férrea creen-cia en el libre mercado sólo se basa en la fe. Yo confío en que el libre examen que impera en estas aulas sea el sustrato necesario para que surja una corriente de investigadores y formuladores de política económica que con-tribuyan a sacar a nuestro país de las garras del atraso y de la desigualdad. Aspiro a ver el día en que la economía ya no se maneje con burdas patadas sino con ese toque mágico que caracterizó a la selección colombiana y espero también que ustedes hagan parte de ese equipo de ensueño. Por mi parte puedo decir que le debo mucho a este espacio académico, pues me ha permi-tido hacer críticas a la ciencia oficial, recrear alternativas teóricas y hacer pruebas empíri-cas, pero me ha exigido que sea consistente y que sustente bien mis argumentos. Si deciden recorrer los caminos de la investi-gación, la docencia y la formulación de la política económica, es seguro que nos encon-traremos con frecuencia recorriendo los mismos senderos; pueden contar con esta mano amiga para darles un empujón allí donde empiecen a flaquear, así como espero yo también alimentarme del producto de sus propias exploraciones. A todos ustedes muchas gracias.