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COMO REPRESENTAR LA PROFUNDIDAD O TERCERA DIMENSION DE UN CUADRO: Dibujamos o pintamos sobre una superficie plana de dos dimensiones: ancho y alto. Pero los modelos que dibujamos o pintamos tienen tres dimensiones: ancho, alto y profundidad. Esta última, el artista ha de re- presentarla básicamente con la relación de proporciones entre primeros, segundos y últimos términos, pero existen, además, algunos factores que permiten subrayar este efecto de profundidad. Helos aquí: Fig. 529 (Ay B). El primero de estos dibujos nos muestra el boceto de un paisaje con una ermita como motivo principal. En el segundo dibujo he situado un árbol en primer término que crea profundidad gracias a la relación visual e instintiva del tamaño o medida del árbol con el tamaño de la ermita situado en un término más alejado. Fig. 530. Aquí la profundidad se acentúa por la superposición de planos sucesivos, llamados por los expertos coulis- ses (bambalinas), significando los telones laterales de una decoración de escenario clásico en los que se presentan diferentes planos sucesivos super- puestos. Fig. 531. La perspectiva es una de las fórmulas más corrientes y efectivas para representar la profundidad. Fig. 532. La representación de la atmósfera interpuesta, dada por la progresiva decoloración de los términos, a medida que se alejan, es un factor también definitivo para representar la sensación de espacio, profundidad o tercera dimensión.

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COMO REPRESENTAR LA PROFUNDIDAD O TERCERA DIMENSION DE UN CUADRO: Dibujamos o pintamos sobre una superficie plana de dos dimensiones: ancho y alto. Pero los modelos que dibujamos o pintamos tienen tres dimensiones: ancho, alto y profundidad. Esta última, el artista ha de re-presentarla básicamente con la relación de proporciones entre primeros, segundos y últimos términos, pero existen, además, algunos factores que permiten subrayar este efecto de profundidad. Helos aquí:Fig. 529 (Ay B). El primero de estos dibujos nos muestra el boceto de un paisaje con una ermita como motivo principal. En el segundo dibujo he situa-do un árbol en primer término que crea profundidad gracias a la relación visual e instintiva del tamaño o medida del árbol con el tamaño de la ermita si-tuado en un término más ale-

jado.

Fig. 530. Aquí la profundidad se acentúa por la superposi-ción de planos sucesivos, lla-mados por los expertos coulis- ses (bambalinas), significando los telones laterales de una decoración de escenario clásico en los que se presentan diferentes planos sucesivos superpuestos.Fig. 531. La perspectiva es una de las fórmulas más corrientes y efectivas para representar la profundidad.

Fig. 532. La representación de la atmósfera interpuesta, dada por la progresiva decoloración de los términos, a medida que se alejan, es un factor también definitivo para representar la sensación de espacio, profun-didad o tercera dimensión.

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el escorzo«Escorzo» es la palabra que usamos los artistas cuando hablamos de un cuerpo en posición oblicua o perpendicular a nuestro nivel visual. Vea los ejemplos adjuntos y piense que todos los artistas, en todas las épocas, han de-dicado al escorzo largas horas de estudio, casi siempre como paso previo para una obra definitiva.¿Por qué esta preocupación? En todo escorzo existe lo que yo llamo la barrera de las dos dimensiones. Vea estas dos manos que yo mismo he dibujado en escorzo. Un escultor mol-dearía estas manos con un realismo absoluto, haciéndolas corpóreas, dándoles volumen. En física diríamos que el escultor trabaja con las tres dimensiones que existen en todos los cuerpos: ancho, alto, profundidad. Pero nosotros trabajamos sólo con dos dimensiones: alto y ancho. La tercera dimensión, la profundidad, ha de ser representada mediante el juego de luz y sombras creando así la ilusión del volumen.Esto no es fácil. Estamos habituados desde siempre a ver la corporeidad de los cuerpos; en nuestro cerebro existe un esquema psicofl- sico que

sitúa instintivamente las partes de un cuerpo en segundo término respecto a otras que se hallan en primer término. Pero también aquí hay una norma a seguir:Fig. 533. Miguel Ángel. «La Sagrada Familia». Galería de los Oficios (Florencia). Todos los artistas del Renacimiento mos-traron una predilección especial por el escorzo, seguramente como una manifestación de su capacidad como artistas di-bujantes. En esta «Sagrada Familia», vemos el brazo izquierdo de la Virgen en escorzo que he dibujado como estudio en la figura A.

Figs. 534, 535. He aquí el di-bujo de dos manos vistas en escorzo, con el dedo índice

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señalando hacia delante. Para este ejemplo he dibujado mi propia mano izquierda, señalándome a mí mismo a través de un espejo. ¿ Por qué no prueba usted a dibujar también su mano en esta

posición, para vivir y practicar el problema del escorzo?

Hay que mirar y reducir a dos dimensiones lo que estamos viendo

en tres.

He aquí entonces tres factores básicos para lograr este objetivo:1. Ver el modelo sin la tercera dimensión, es decir, verlo como un objeto plano, sin relieve, sin escorzo, sin profundidad. Esto supone un cambio de actitud física y mental, supone crear un hábito.2. Dibujar del natural cuerpos que ofrezcan poco relieve. Empiece dibujando rostros de perfil, por ejemplo; siga, poco a poco, por rostros en posición tres cuartos (semi-perfil) y dibuje más adelante rostros de frente con el problema de la nariz vista de frente, en escorzo.3. Trate de ver el modelo como un cuerpo desconocido. A propósito de un rostro visto de frente, cuando esté dibujando la nariz, mírela como si fuera un plano con algunas manchas... «Ahí hay una mancha que tiene esa forma y es oscura; al lado de ésta, otra mancha alargada, y al final una especie de lucecita, una zona con un brillo...» como si fuera una lámina, viendo sólo dos dimensiones, «copiándolo todo tontamente», como decía Miguel Angel.