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Issaac Arriaga El Humanismo Militante Eduardo Nava Hernández

El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

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Issaac Arriaga

El Humanismo Militante Eduardo Nava Hernández

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Colección

Perfiles No. 6

Archivo Histórico

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

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DIRECTORIO

RECTOR LIC. MARCO ANTONIO AGUILAR CORTES

Secretaria General DRA. ESTHER GARCÍA GARIBAY

Tesorero LIC. ELÍAS GONZÁLEZ RUELAS Secretario Académico MTRO. SALVADOR JARA GUERRERO Secretario Administrativo DR. ISAIAS ELIZARRARAS ALCARAZ Secretaria de Difusión Cultural MTRA. SILVIA FIGUEROA ZAMUDIO Coordinadora de la Investigación Científica DRA. EVA LUZ SORIANO BELLO Director de Archivo Historico DR. ÁNGEL GUTIÉRREZ

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Indice

Presentación

Introducción

I. Sobre el lomo del centauro. El mejor alumno de san Nicolás.

II. De San Nicolás a la Revolución

En busca del vellocinio de la Justicia. III. El Partido Socialista Michoacano. IV. Haciendo de la Tribuna una Trinchera V. Sanar a la sociedad.

Con Múgica en el gobierno de Michoacán. VI. Mayo sangriento

El sacrificio de Esculapio Epilogo

Notas

Apéndice

Fuentes

Bibliografía

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Presentación

Nuestra colección perfiles tiene por sustento provocar un acercamiento de la

comunidad universitaria con aquellas figuras con las que designamos a

nuestras dependencias. En esta ocasión, nos complace presentar el ensayo

biográfico que sobre Isaac Arriaga realizo Eduardo Nava.

La aproximación que pueda lograr el lector, no sólo con el personaje sino

con el periodo en que deambuló este nicolaita de casta, se debe a la lograda

ambientación histórica y la fluidez literaria del maestro Nava. Aprehender los

ideales de Isaac Arriaga, vincular su preocupación política con esa realidad

social, comprender el por qué este personaje cobra presencia histórica y

continúa su trascendencia, no sólo entre los jóvenes estudiantes, sino en la

sociedad michoacana, se debe a la bien llevada narración de este investigador

social.

Ahora bien, no hay mejor tributo para un libro que leerlo y, para la

Preparatoria y la Casa de Estudiante que comparten el nombre de Isaac

Arriaga, que entender y conocer la dimensión de su patronímico.

El Archivo Histórico no sólo custodia el rico acervo histórico que la

Universidad Michoacana genera, también pretende dar a conocer a aquellas

personalidades que con sus acciones y obras se han involucrado en el

quehacer universitario.

Nuestra responsabilidad como Máxima Casa de estudios para el pueblo

michoacano se multiplica y personajes de la estatura social de Isaac Arriaga

perviven en el ánimo universitario.

Vaya nuestro agradecimiento al maestro Eduardo Nava Hernández por

solidarizarse con la Colección Perfiles y contribuir con las aspiraciones del

Archivo Histórico.

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Introducción.

La vida de Isaac Arriaga, estudiantes y profesor del colegio de san

Nicolás, activista político, revolucionario, medico sanador de los males de la

desigual e injusta sociedad procreada por el régimen porfirista, fundador del

Partido Socialista, diputado federal y funcionario del gobierno de Francisco J.

Múgica, es uno de los legados más vivos y vigentes del nicolaicismo moderno.

Aunque sacrificada cuando Arriaga había, por fin, alcanzado la

posibilidad de poner el poder político local al servicio de la causa revolucionaria

desde muchos años antes; por lo menos desde que se incorporo a la lucha

armada, tras el derrocamiento del gobierno maderista.

No es esta la vida de un santo o de un hombre excepcional, sino la de

un hombre cabal. Intelectual destacado, hombre de acción, Arriaga condensa

en sí lo mejor de la síntesis ideológica entre el liberalismo mexicano, el

proyecto social de la revolución Mexicana y el emergente socialismo de

raigambre proletaria al que su origen campesino le impelía.

Escribir de Isaac Arriaga es un compromiso. Compromiso con lo mejor

que el venero nicolaita ha dado a la nación. Arriaga es el más contemporáneo

de nuestros personajes. Ninguno como él proyecta hacia el futuro la tradición y

el legado del nicolaicismo liberal, vinculándolo con las necesidades de las

masas populares, damnificadas del porfirismo. Nadie como él tiende puentes

entre el liberalismo democrático, el jacobinismo radical incubado por la

revolución, y el ala plebeya, popular, del movimiento armado, al que estaba

definitivamente ligado por razones genealógicas y por sus experiencias

revolucionarias. Símbolo sin par de una institución a la que, desde su origen,

don Vasco de Quiroga concibió dedicada al servicio de los naturales de

Michoacán.

Isaac Arriaga, nicolaita de cepa, continúa siendo recuperado por la

memoria histórica de los universitarios y clases populares michoacanas. A su

memoria se han dedicado su tierra natal (antes hacienda de Santa Ana

Mancera, donde nació también mi abuela materna), escuelas públicas (como la

primaria ubicada en la avenida Universidad y la calzada Juárez, de Morelia),

una de las escuelas preparatorias de nuestra Universidad, fundada en 1976, y

una de las casas del estudiante más grandes e importantes que dependen de

ella.

Al terminar de redactar este trabajo, los moradores de dicha Casa

celebraban su XXI aniversario. Fue fundada como baluarte del carácter popular

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de la educación superior con el que la Universidad Michoacana tiene un

compromiso indeclinable, y que adoptara ese nombre en memoria de la que

existió hasta 1963 en que el ejército Mexicano holló los recintos de nuestra

Universidad y que se ubica en el edificio de lo que actualmente es la Facultad

de derecho. Exponen una colección pictográfica en la que destacan, entre otros

cuadros representativos de la historia de la Universidad Michoacana y del

estado de Michoacán, un cuadro-mural de la muerte de Isaac Arriaga y un

retrato del prócer nicolaita. Son los moradores de esta y de las otras Casas del

Estudiante los mejores continuadores de la obra de Arriaga. No espera este

trabajo de divulgación estar a su estatura. La práctica de la vida siempre será

superior a su relato. A ellos, los jóvenes nicolaitas, que son los herederos

naturales del legado intelectual y político de Isaac Arriaga, está dedicado antes

que nadie este trabajo.

Mucho le debo al maestro Gerardo Sánchez Díaz, que me permitió

consultar su colección del periódico La Lucha, y a Yoli, que colaboró con la

recopilación del diario de Debates de la Cámara de Diputados. También a la

maestra Silvia Figueroa Zamudio por su cordial incitación a pergeñar esta

breve faena, y al profesor Ángel Gutiérrez por su paciencia. La visión del

personaje, que pretende ser humanizadora pero no renuncia a las posibilidades

narrativas y de interpretación que da el mito, es de mi estricta responsabilidad.

Eduardo Nava Hernández

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Sobre el lomo del centauro. El mejor alumno de san Nicolás.

Durante la última década del siglo XIX, México vivía el esplendor del porfiriato. Desde 1880 la economía del país crecía aceleradamente, las inversiones extranjeras fluían hacia la minería los ferrocarriles y la agricultura, fortaleciendo las actividades exportadoras y, con ellas, la vinculación económica con el mercado mundial. Don Porfirio Díaz instalado en su tercer periodo presidencial, se perfilaba como el forjador político de un nuevo régimen fincado sobre la articulación de las oligarquías nacionales y los intereses de los imperios. Pero, en realidad, los beneficiarios del auge eran muy pocos. La riqueza se concentraba, los poderes legislativo y judicial se habían visto subordinados al poder presidencial, los privilegios de la iglesia católica se habían restablecido en los hechos, aun sin suprimir las leyes de Reforma, y la prensa había sido controlada por medio de la corrupción y la intimidación. En los estados, el régimen dictatorial se sostenía y reproducía a través de gobernadores que lejos de representar a sus respectivas entidades, se erigían como virtuales procónsules de la dictadura, abocados a controlar políticamente a la población y a afianzar las relaciones con los grupos de poder regionales y los inversionistas extranjeros. Se consolido así un régimen liberal oligárquico, que apoyaba ideológicamente en la confianza optimista en que los beneficios del libre comercio y la atracción de capitales externos impulsarían la prosperidad del país. No obstante, este tipo de desarrollo daba lugar a una gran desigualdad en la distribución de los recursos económicos y de los beneficios de la prosperidad. En el campo, el mayor problema era la gran concentración de la propiedad y la persistencia y aun crecimiento de los latifundios, que constituían la base de la producción agrícola y ganadera pero también generaban empobrecimiento y mantenían grandes extensiones de tierra sin cultivo. Al interior de las haciendas, particularmente en el centro y sur del país, prevalecían las relaciones de peonaje, la sujeción de los trabajadores por medio de la coerción y la dependencia personal Del peón con respecto del hacendado. Los propietarios o sus representantes en la hacienda se apoyaban en una autoridad de tipo paternalista, las amenazas, las deudas y la religiosidad de los campesinos para mantener invariable ese sistema de trabajo. En realidad, muy poco había cambiado en el paisaje rural desde el periodo colonial. Ese debió ser el medio social que José Isaac Arriaga Ledesma conoció en su infancia, y que contrastaba enormemente con la belleza del ambiente natural en que creció Isaac, el primero de los cuatro hijos que Celso Arriaga y Juana Ledesma llegarían a tener, nació en la hacienda Santa Ana Mancera, en el municipio de Puruandiro, el primero de junio de 1890. No mucho tiempo después, la familia se trasladaría a la cabecera municipal, donde el primogénito podría recibir la instrucción básica en la escuela dirigida por don Manuel Romero. 1 Ahí empezó Isaac su instrucción, obteniendo siempre las más altas calificaciones y alternando ese aprendizaje con los gratos paseos por el campo y con la precoz asistencia a las tertulias que el boticario y poeta José Ortiz

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Rico, organizaba en el pueblo en compañía de otros personajes del liberalismo local. Ortiz, oriundo de Guanajuato, había participado en 1895 como uno de los dirigentes de la protesta que los estudiantes del colegio de San Nicolás organizaron contra la reelección del gobernador porfirista Aristeo Mercado, ganándose así su expulsión de la institución. Cuando llego Isaac a la adolescencia, su madre enfermó de parálisis. En él, que además de estudiar contribuía ya al sostenimiento de la casa, comenzó a gestarse la idea de salir de la región, de estudiar a casi Medicina para ayudar a su madre y superar las carencias económicas que lo agobiaban. ¿Anidaban ya en él otras inquietudes, de carácter social? ¿Lo habían influido políticamente las conversaciones con el boticario y poeta rebelde de Puauandiro? ¿Estaba ya en su mente el llegar a emular las luchas en las que Ortiz Rico había participado desde las trincheras de San Nicolás? No sabemos hasta qué punto. Pero los acontecimientos llevarían pronto al joven Isaac a cambiar su existencia campirana por una vida intelectual y política micho más rica y agitada y a incorporarse a la gestación, desde el mundo de las ideas, del cambio social que la época estaba preparando. De conformidad con una disposición del gobierno estatal emitida en 1894 para que cada uno de los ayuntamientos del estado designara a uno de entre los mejores alumnos de la localidad para darle oportunidad de estudiar en el Colegio de San Nicolás, el cabildo municipal de Puruandiro le otorgo al hijo de los arriaga, en virtud de sus altísimas calificaciones, el premio de una beca para proseguir sus estudios. Por aquellos días, el muchacho conoció también al famoso médico Miguel Silva quien llegaría a ser unos años después gobernador y cabeza del movimiento maderista en Michoacán, de visita en Puruandiro para efectuar una consulta profesional, Cuando el doctor Silva algunos vecinos le hablaron de la capacidad y el desempeño demostrado por el joven Isaac, ofreció apoyarlo para que prosiguiera sus estudios en la ciudad de Morelia. De ese modo, a fines del año de 1905, con quince años de edad y contando con la beca municipal y el ofrecimiento que el doctor Silva le había hecho, Isaac se alejo de su terruño y llego a la capital del estado a cumplir con la meta que se había fijado. 2 No sabía entonces el adolecente que trepaba a lomos del centauro Quirón para aprender de él la sabiduría y la pasión que lo llevarían a ser recordado y honrado por los seres humanos. Morelia debió parecerle al joven Arriaga una gran ciudad. En ella vivían, a la sazón, alrededor de 40 mil de los casi 950 mil habitantes de Michoacán. 3

Destacaba no solo por su tamaño sino por la monumentalidad y belleza de sus edificios, por el boato de su reaccionaria aristocracia, por su antigua tradición cultural y, sobre todo por el frondoso y arraigado liberalismo de sus intelectuales. De esto último, el Colegio de San Nicolás, la institución donde Isaac llegaba a estudiar, era el mejor ejemplo y el principal responsable. Desde su fundación por Vasco de Quiroga en 1540, San Nicolás se distinguió de las demás instituciones educativas por admitir en sus aulas a los hijos de la raza tarasca, lo que le daba un carácter democrático, y por constituirse en un notable centro de desarrollo del pensamiento crítico y de avanzada. Algunos años después de la muerte de su fundador, el Colegio recibió el aporte intelectual de los jesuitas, considerados como los profesores más instruidos y apto para la cátedra, y que permanecieron en él hasta su expulsión de la

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Nueva España en 1767. A fines de la etapa colonial, se formaron y enseñaron ahí pensadores de la talla de Miguel Hidalgo y de Abad y Queipo, representativos del pensamiento teológico y científico más avanzado de la época. Hidalgo, junto con otros nicolaitas como José María Morelos, habría de encabezar la lucha que culminó en la conformación de México como nación independiente. Sin embargo, la institución forjadora de esos caudillos pagaría con su clausura por las autoridades virreinales se destacado papel en la gestación de las ideas revolucionarias. El liberalismo del Colegio de San Nicolás le viene de la época de su reapertura por el gobernador michoacano Melchor Ocampo, en 1847. En los años subsiguientes se formaría ahí un nuevo pensamiento que habría de influir decisivamente, a través de protagonistas como Santos Degollado y otros, en el movimiento de Reforma. Fue cerrado nuevamente durante la intervención francesa por el general conservador Justo Mendoza, quien también había estudiado en el recinto nicolaita. Desde 1867 en que, coincidiendo con la restauración republicana, volvió a funcionar, San Nicolás prosiguió con la tradición liberal que lo había caracterizado, aportando a Michoacán y en particular a Morelia un excepcional centro de crítica y libérrima difusión intelectual. A fines del siglo XIX, las ideas del positivismo comtiano entraron a San Nicolás, difundidas por los profesores Agustín Aragón y Porfirio Parra, discípulos de Gabino Barreda en la Escuela Nacional preparatoria. Cuando en la ENP esa corriente declinaba y cedía el lugar a la filosofía metafísica de Antonio Caso, y cuando incluso los científicos vinculados intelectualmente al régimen porfirista la abandonaban, en el recinto moreliano el positivismo conservo su presencia, que llego a ser emblemática de la fidelidad de los nucolaitas a un liberalismo abierto, no obstante, a las nuevas influencias político-ideológicas que estaban por llegar, como las del socialismo. 4 En ese San Nicolás en efervescencia ideológica, Isaac Arriaga habría de destacar por méritos propios. En 1908 obtuvo el primer lugar en el segundo concurso de matemáticas y fue nombrado, sin dejar de ser estudiante, subprefecto del Colegio. En 1909 recibió el reconocimiento como “El Mejor Estudiante” de la institución. En este último año, Isaac participa en la fundación de la Sociedad Literaria Melchor Ocampo Manzo, de la que figura como tesorero, siendo Francisco R. Romero su presidente y Felipe Calderón su secretario. La sociedad llegaría a trascender sobre todo por la edición de la revista literaria Flor de Loto, en cuyas páginas aparecieron colaboraciones de quienes llegarían a ser las más altas figuras de las letras michoacanas, como José Rubén Romero, o quienes habrían de figurar en la primera línea de la intelectualidad política del estado, como Francisco J. Múgica, Jesús Romero Flores, Cayetano Andrade y el propio Isaac Arriaga, entre otros muchos. 5 En 1911 habrían de incorporarse a la Sociedad Literaria el doctor Agustín Calderón, el doctor Ignacio Chávez y el filósofo Samuel Ramos, con lo que la agrupación alcanzo su mayor esplendor, ya en tiempos de cambio revolucionario en el país. Sin que sus promotores y protagonistas lo supieran y seguramente sin proponérselo, con la creación de su órgano literario estaban creando una de las condiciones para el ya próximo movimiento revolucionario, y convirtiéndose así

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en sus precursores en Michoacán. Estaban formando una generación intelectual. Este grupo habría de jugar en lo regional el papel de organización y dirección política cuando estallara la lucha contra la dictadura porfirista y el huertismo, y de dotarla de un contenido programático coherente. Era esta una condición para la gestación misma del proceso revolucionario y para su triunfo sobre el antiguo orden. A los intelectuales les correspondería el papel de sistematizar una nueva ideología y una nueva visión del mundo que, al ser asumidos por las masas campesinas y populares, harían la diferencia entre la rebelión y una verdadera revolución social. Según Alvin Gouldner, paralelamente a la movilización de las masas campesinas, el triunfo de las revoluciones sociales ha dependido de otro tipo de lucha de clases, una lucha intestina dentro de una élite producida por el surgimiento de la sociedad burguesa (…). En esa lucha intestina, una élite tiene sus bases en la propiedad y generalmente se constituye en burguesía nacional. En la mayoría de los casos la oposición más fundamental a esta burguesía ha sido la de otra élite, una sección de la intelligentsia, cuyos privilegios se basan en su educación, conocimientos, cultura y lenguaje. La existencia y expansión de la educación superior laica y pública, que en este caso es el significado del Colegio de San Nicolás, se constituyo en la <<base institucional para la producción masiva de la intelligentsia y los intelectuales>>. 6 Estos no aparecieron como individuos aislados, sino como una generación, un grupo más o menos homogéneo, portador de una ideología coherente de contenidos sociales vastos y sistemáticos, y capaz de actuar simultáneamente en el mismo sentido. Ubicado en el mundo de los héroes, Arriaga no se asimilaba, sin embargo, a las olímpicas alturas de las élites y prefería conservarse en la vida terrenal, la del mundo rural al que pertenecía y del que no se desligaba fácilmente. Flor de Loto daba respuesta, en el medio represivo y agobiante del porfiriato, a la inquietud intelectual de la época. Aprovechaba la cobertura de una institución liberal como el Colegio de san Nicolás para abrir espacios de libre expresión, encaminada en principio a lo literario, pero de la cual no estaban ausentes las inquietudes políticas y sociales. Por ejemplo, en ocasión del Centenario de la Independencia, los estudiantes del Colegio de san Nicolás organizaron una velada literaria en el Teatro Ocampo, donde Isaac Arriaga pronuncio el discurso principal, que fue luego publicado en Flor de loto. En él, deslizaba críticas veladas al régimen porfiriano-mercadista que, a diferencia del humanismo de don Vasco, oprimía, empobrecía y aniquilaba a los pobladores indígenas: ¡Venid, oh, nicolaitas, y unidos en torno de nuestra enseñanza, juremos por las cenizas de nuestros semi-dioses, luchar eternamente por la Verdad, por la Justicia y por la Belleza…Mas no olvidemos que el plantel donde a raudales, bebemos la verdad, bálsamo precioso de que la humanidad esta sedienta, fue creado por un santo cuya memoria veneramos, para hacer la luz en la conciencia de una raza, a pesar de la libertad que disfrutamos, a pesar de nuestros adelantos materiales e intelectuales, a pesar de los sacrificios de mil y mil héroes por darle un poco de bienestar y dicha, gime en la ignorancia , víctima de nuestra indolencia, huye de nosotros, temerosa de nuestros rigores y, tal vez, nos odia y nos maldice!.. Nicolaitas,

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se nos muere la raza de Cuauhtémoc, ¡Juremos por la patria darle vida!.7 Otro caso es la alocución de Arriaga ante la tumba del licenciado Melchor Ocampo Manzo, hijo del prócer de la reforma, maestro del Colegio de san Nicolás y epónimo de la sociedad literaria de los jóvenes nicolaitas: La humanidad, es un ser insaciable de esplendor o brillo, olvida, con frecuencia, al humilde maestros, al tierno filántropo que secó sus lagrimas y le dio pan cuando tenía hambre, para vitorear al soberbio guerrero y elevar suntuosos monumentos en memoria del terrible conquistador, que le arrebató pan, familia, hogar, todo. Atacar esta tendencia es un deber, vencerla sería un triunfo. 8

Flor de Loto llegó a editar 37 números entre junio de 1909 y 1912. Publicada en un principio de manera quincenal, con 20 páginas, pasó luego a ser mensual y aumentó su volumen y su tiraje. Su prolongada y rica existencia nos hable ya de su trascendencia en el medio político-intelectual michoacano de la época. No desapareció sino cuando los cambios en la situación política, con el advenimiento de la revolución, la caída del antiguo régimen, la instalación del maderismo en el poder y la incorporación de los nicolaitas a la lucha política, la hicieron prescindible. Si aporte y otros nicolaitas podrían pasar a acometer nuevas y más trascendentes tareas.

De San Nicolás a la Revolución En busca del vellocinio de la Justicia.

Sin abandonar nunca sus inquietudes políticas e intelectuales, en junio de 1910 el joven Arriaga participa en la fundación de un nuevo organismo, la asociación Patriótica de Estudiantes, surgida de la iniciativa de un grupo de alumnos de medicina, del Colegio de san Nicolás y de la Facultad de Jurisprudencia para participar en las fiestas del Centenario de la Independencia. En la mesa directiva de la asociación, Isaac figura como vocal en representación del Colegio de san Nicolás. 9 Las autoridades del estado habían señalado a los estudiantes el 22 de septiembre como fecha para efectuar las actividades cívicas que organizaran, pues los días 14, 15 y 16 serían dedicados a que los órganos del propio gobierno honraran a Hidalgo, Morelos y Guerrero. Así, en la segunda asamblea del organismo, los estudiantes acordaron dedicar sus actividades al insurgente michoacano Manuel Villalongin, levantándole un monumento en la plazuela que ahora lleva su nombre, ubicada a un lado del acueducto de Morelia. Para financiar sus actividades, la asociación resolvió también organizar una corrida de toros donde los propios estudiantes figurarían como matadores y miembros de la cuadrilla. A Isaac Arriaga le correspondió actuar como banderillero. A pesar de haber obtenido con este espectáculo recursos suficientes para erigir el monumento, el tesorero cometió un desfalco y la asociación se dividió, escindiéndose los alumnos de Jurisprudencia. Como los recursos que lograron reunir, los estudiantes decidieron efectuar una manifestación patriótica y dedicar a Villalongìn una placa de mármol. En la ceremonia del día 22 los

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estudiantes marcharon por la calle Nacional (hoy Avenida Madero) rindiendo homenaje a los héroes de la Independencia y efectuaron una ceremonia en la que el orador principal fue el estudiante de medicina Cayetano Andrade. La placa conmemorativa que los alumnos develaron aún se puede ver en la pared ubicada en el lado poniente del jardín. 10

Al concluir el bachillerato en el Colegio de san Nicolás, Isaac se matriculó en la Escuela de Medicina. Por esa misma época, su madre se radica en Morelia; la cercanía refuerza los vínculos filiales del joven y le evita las largas caminatas que en los periodos vacacionales hacía desde la capital hasta puruandiro para visitar su familia. 11 El 12 de noviembre de 1910, en vísperas del levantamiento maderista en el norte del país, Arriaga vuelve a figurar por su activismo político. En esa fecha se efectúa en Morelia una manifestación estudiantil. El motivo era protestar contra el supuesto linchamiento del mexicano Antonio Rodríguez en Rock Sprins, Texas, señalando por haber dado muerte a una mujer estadounidense. * El episodio no tenía que ver con la situación política mexicana, pero exaltaba los sentimientos nacionalistas y la indignación de los jóvenes morelianos. Sobre la marcha, la manifestación antiyaqui se fue convirtiendo en protesta contra el vetusto régimen porfiriano y el gobernador Aristeo Mercado. Se percibía ya la inconformidad social que la campaña política y el llamamiento de Francisco I Madero a la sublevación había colocado a la luz pública. Partiendo del Colegio de san Nicolás, la manifestación se dirigió a la Plaza Ocampo, donde Isaac Arriaga pronunció un discurso contra el régimen porfiriano-mercadista. Continúo por la avenida Morelos, realizando un nuevo mitin frente a la casa del héroe de la Independencia, donde hablo el estudiante José Torres, director del periódico El Centinela, y nuevamente se improvisó un mitin donde hablaron Sidronio Sánchez Pineda y Cayetano Andrade. Exigieron del gobierno estadounidense en el caso del mexicano linchado: pero sobre todo, criticaron al gobierno de Aristeo Mercado. Ahí, la marcha de protesta fue disuelta por la policía. A consecuencia de estos hechos, Arriaga se vio en la misma situación de su antiguo amigo José Ortiz Rico: junto con Cayetano Andrade y Sidronio Sànchez Pineda, fue expulsado de su plantel por órdenes del gobierno mercadista. 12 La participación de los nicolaitas en actividades de oposición no era

excepcional. Estaba el antecedente de las protestas antireeleccionistas de

1895, donde además de Ortiz Rico fueron defenestrados José inocente luego,

Pascual Ortiz rubio y Juan B. Arriaga, entre otros. Dentro del Colegio de San

Nicolás y de las escuelas de Jurisprudencia y Medicina la corriente liberal había

logrado arraigo, y no pocos alumnos o egresados del Colegio se habrían de

incorporarse a la lucha revolucionaria.

De San Nicolás surgió también quien habría de ser la principal figura del

movimiento revolucionario en Michoacán durante la etapa Maderista, el doctor

Miguel Silva González. Participante de los clubes liberales que apoyaban a

Madero en el estado, nieto tanto por vía paterna como materna de dos goberna

En realidad, según se supo después, la noticia era inexacta, Rodríguez logró escapar

del linchamiento y regresar a México. Unos años más tarde se incorporo a la

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Revolución donde bajo las órdenes de Francisco J. Múgica, participo en la toma de

Matamoros.

dores del siglo XIX, egresado del Colegio de San Nicolás y perteneciente a una

familia reconocida en la sociedad moreliana, el doctor Silva apareció como un

candidato natural de la burguesía liberal a la gubernatura del estado. En abril

de 1911 se formó el grupo “Paz y Unión” para anunciar su postulación. Y

cuando, en el mes de mayo, el subprefecto de Santa Clara se rebeló contra el

gobierno porfirista, y el gobernador Aristeo Mercado se retiró del cargo

solicitando una licencia temporal, Miguel Silva fue designado gobernador

interino con la misión de impedir que Morelia fuera atacada por las fuerzas de

Escalante. Una vez que el nuevo gobernador pactó con el caudillo y éste entró

a la capital en actitud triunfal el doctor Silva empezó a gobernar.

Silva permaneció como gobernador interino de mayo a septiembre de

1911, cuando se separó del cargo para emprender una campaña en busca de

gobernar por un periodo constitucional. Isaac Arriaga participó en esa etapa

como un activista destacado del movimiento silvista, no sólo porque la

campaña del doctor Silva recibió un apoyo notable de los estudiantes nicolaitas

en general en su enfrentamiento con el Partido Católico, su único adversario de

consideración en la pugna por la gubernatura, sino porque particularmente

porque, desde su adolescencia, Arriaga había conocido personalmente al

doctor Silva, de quien había recibido apoyo para realizar sus estudios, y quien

probablemente lo influyó para encaminarse a la Medicina.

Isaac Arriaga ya había participado en uno de los episodios de la lucha entre liberales y católicos, polemizando con el dirigente de estos últimos, el licenciado Francisco Elguero. En la noche del 13 de agosto de 1911, Elguero disparó desde el balcón de su casa, en el centro de la ciudad, contra una manifestación silvista. La multitud intentó lincharlo y tuvo que refugiarse en la casa de un alto clérigo, de donde salió huyendo hacia la ciudad de México cuando el gobernador Silva ordenó su detención, no sin antes hacer publicar en la prensa un documento atacando a algunos de los personajes del bando silvista, entre ellos Arriaga. Éste respondió e una carta a la prensa en los siguientes términos:

el folleto, al hacer mención de mi humilde personalidad, me obsequia con el calificativo, para mi honrosisísimo de “joven de pésimos antecedentes”. Y digo que me honro altamente que con usted me tenga en tal concepto, porque llevo grabada en mi memoria aquella fábula que termina con estas o parecidas palabras: si el sabio reprueba, malo: si el necio aplaude, peor.

Sí, señor licenciado, el hecho en que funda su ataque, mi expulsación del Colegio (de San Nicolás) me recomienda ante el pueblo y me enaltece ante los ojos de las personas sensatas; toda vez que la motivó mi acendrado amor a la patria y mi afecto

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por los que ustedes los de sangre azul, llaman: populacho, gleba, descamisados, etc.

Pertenezco a la más humilde esfera social y, sin pretender que se me titule protomártir, estoy dispuesto a luchar activamente por el bien de los de abajo a quienes usted pretende engañar con sus palabras de relumbrón y sus falsas virtudes de cristiano.13

Así que, cuando en 1912 se organizó el Partido Liberal Silvista Libertad y Orden”, Arriaga se incorporó como propagandista, recorriendo diversas regiones de Michoacán, inclusive las entonces inhóspitas tierras tropicales de Apatzingán y Huetamo. Apolinar Martínez Múgica recuerda haberlo escuchado durante esa campaña: Y esa inolvidable mañana límpida tuve oportunidad de escuchar su clara voz de tonos convincentes que revelaba al tribuno del pueblo, verídico y leal. A todos sin excepción nos ganó para el silvismo (…) Fue en Villa Jiménez, antes Valdo de Aguilar (…). Quedé gratamente impresionado pero no vi su faz, una muchedumbre lo rodeaba y lo llevaron a que siguiera perorando a otros paisanos más. Yo hacía pocos días que había tenido el placer de leer íntegramente un ejemplar de Flor de Loto en mi pueblo natal Cuitzeo de Abasolo, Gto., en dónde sólo pasé dos años de mi vida. 14 La campaña silvista dio lugar a otro episodio memorable: la clausura del Colegio de San Nicolás por el gobernador Primitivo Ortíz y la fundación de lo que sería conocido cono San Nicolasito. Ello se debió a que el nuevo regente del Colegio, Salvador Cortés Rubio –quien sustituyó a la caída del gobierno mercadista al licenciado Francisco Pérez Gil, que había estado en el cargo desde 1898- intentó oponerse a la agitación que los alumnos del plantel y los de la Escuela de Medicina hacían en favor de Miguel Silva. Los estudiantes pidieron entonces su renuncia, a lo que él se negó, y se generó al interior del colegio un ambiente de confrontación. Mientras aquellos realizaban acciones de desafío a quien veían como su enemigo político, el regente trataba inútilmente de reprimirlos y hacer valer su autoridad. La situación llegó al extremo de la violencia y una mañana de junio los estudiantes apedrearon a Cortés Rubio, a quien ellos mismo habían elegido para el cargo unos meses atrás. El regente se refugió en las oficinas del plantel, de donde los estudiantes silvistas trataron de sacarlo por la fuerza, y llamó a la policía. La intervención de las fuerzas del orden, comandados por el prefecto de distrito, encolerizó más aún a los estudiantes, que estaban dispuestos a enfrentárseles echando mano de armas de fuego, navajas y piedras. Se atrincheraron en el colegio, hasta que, horas después, la policía y las tropas federales que le habían reforzado fueron retiradas de los alrededores del edificio. Al día siguiente, 5 de junio, el Colegio de San Nicolás fu clausurado por órdenes del gobernador. Los alumnos respondieron constituyendo un Comité de Defensa Estudiantil que relevaba a la Asociación Patrióticos de Estudiantes, y muchos de ellos fueron expulsados oficialmente. Fue entonces cuando, apoyados por algunos profesores, decidieron crear un Colegio libre, instalado en una casona al oriente de la ciudad de Morelia, al que bautizaron cono San Nicolasito. El

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profesorado lo integraron algunos maestros del propio colegio y estudiantes de Medicina. A pesar de que el Colegio d San Nicolás fue reabierto poco después, San Nicolasito se mantuvo hasta el día que el doctor Miguel Silva tomó posesión como gobernador constitucional del estado cuando incluso los alumnos expulsados pudieron volver al colegio. El testimonio de uno de los protagonistas de los hechos, el general Pelagio A. Rodríguez, entonces estudiante del colegio y miembro de la corriente silvista, señala a Isaac Arriaga como uno de los participantes en el motín estudiantil que dio lugar a la represión policiaca y al cierre del colegio. Arriaga se habría enfrentado al prefecto de policía en las puertas de San Nicolás gritándole “!polizonte, esbirro, vendido!” y expulsándolo a golpes del recinto. Su nombre no aparece, sin embargo, en la relación que hace el propio Rodríguez de los profesores y estudiantes de Medicina que impartieron en San Nicolasito. 15 El gobierno del doctor Miguel Silva no fue, sin embargo, duradero. Cuando aún no cumplía seis meses de haber tomado posesión, ocurrió en la capital de la República el cuartelazo de Victoriano Huerta y el asesinato del presidente Madero, que obligó a todas las corrientes políticas del país a tomar una posición. El gobernador se reunió con algunos de sus amigos y partidarios, entre los cuales estaba Isaac Arriaga, para discutir la nueva situación. En la reunión se acordó no apoyar el golpe huertista; pero con respecto a la actitud a asumir no hubo consenso. La mayoría de los asistentes propuso que el estado de Michoacán asumiera su soberanía y se enfrentara a nuevo gobierno federal. El doctor Silva, sin embargo, rechazó esa posición, al decir de Pascual Ortíz Rubio, porque “era un idealista y un caballero, y no podía concebir que Huerta iba a atropellar todo y que era el verdadero asesino del Sr. Madero”. Además, agrega, “el Dr. Silva no quería que se derramara sangre y creía poderlo evitar políticamente”16. El gobernador argumentó que el comandante de las tropas federales en el estado, Arnoldo Casso López contaba con un poderoso y bien armado destacamento en Morelia, y que podría de inmediato imponer una derrota catastrófica a la insubordinación. Del mismo modo, Silva rehusó asumir el mando militar de las fuerzas que se oponían al golpe, como se lo propusieron, reunidos en San Antonio de las Huerta, los generales Gertrudis G. Sánchez y José Rentería Luviano. El usurpador se dirigió al gobernador de Michoacán al gobernador de Michoacán ofreciéndole la Secretaría de Salubridad pero este ofrecimiento tampoco fue aceptado: así el doctor Miguel Silva quedó aislado políticamente tanto del gobierno federal de Huerta como de los grupos que incipientemente organizaban en Michoacán la resistencia al golpe usurpador. Unos meses después tuvo que retirarse definitivamente del cargo y dejar que Michoacán fuera gobernado por un delegado del nuevo tirano 17. La actitud de Isaac Arriaga no coincidió ya en este punto con la del doctor Silva. En principio, el gobernador le pidió que no se sumara a los movimientos armados, ya que aún confiaba en poder evitar el derramamiento de sangre. Esa petición retrasó la incorporación deljoven nicolaita a la Revolución. Cuando se libraron los primero combates en las cercanías de

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Morelia entre las tropas federales y las del general Rentería Luviano, Isaac fue a prestar sus servicios como miembro de la Cruz Roja, y una vez ahí trató de pasarse a las fuerzas revolucionarias; pero alguien amenazó con denunciarlo si lo hacía. Finalmente, fue el 26 de mayo de 1913 cuando, en compañía de los también estudiantes Pelagio A. Rodríguez, Enrique Toledo, Rafael Campuzano Santoyo, Federico Ortiz, Cristóbal Ruíz Gaytán y Mauricio Valdés, salió de Morelia para integrarse a las fuerzas revolucionarias. Esculapio, el sabio sanador de hombres, se embarcaba en la nave Argos para ir en pos del vellocino de oro de la justicia. El hombre de ideas se convertía en hombre de acción. El 12 de junio, en Tacámbaro, Arriaga se sumó a las fuerzas del constitucionalismo. Según el testimonio del general Héctor F. López, citado por Martínez Múgica, el 2 de Julio Arriaga y Pelagio estado mayor del general y licenciado José Inocente Lugo. Más tarde fueron cambiados a la jefatura de la División del Sur, bajo el mando directamente del general Gertrudis Sánchez. Permaneció al lado de Sánchez, sirviéndole como su médico de cabecera y trasladándose a San Antonio de las Huertas para atenderlo por un largo tiempo de sus heridas.

Pero al igual que el Che Guevara –es otro médico humanista y guerrillero que también escribía poemas en su juventud y que se incorporó a la revolución cubana cuarenta y tres años después- el profesional sino en el de las armas. Como el che, a partir de entonces su principal preocupación no volvería a ser ya el atender enfermos y heridos, sino la lucha armada y la organización de los trabajadores. A su solicitud de incorporarse directamente a las fuerzas de combate, el general Sánchez respondió en los siguientes términos:

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Habiendo tomado nota de su oficio sin número fechado El 28 del actual, en el que manifiesta su carencia de conocimientos como médico para seguir prestando sus Servicios en dicho empleo y solicitando su baja para poder prestar sus servicios en las fuerzas rebajando su categoría como soldado, por lo que se ve claramente el estímulo al servicio de las armas limitado, sin dividir su ayuda a los demás compañeros, los que quedarán abandonados por las personas que toleren su impaciencia y desesperación como pacientes: pero en atención a su solicitud, causa baja, como Mayor Médico en el 3er. Regimiento, aun cuando no es el momento de abandono de su empleo pero la revolución admite todo evitando Dimensiones pero en su criterio fija su atención de Jefes Oficiales y Tropa.18 Según Pelagio A. Rodríguez, el primer combate en el que participó Isaac Arriaga fue el 13 de Octubre de 913, en la toma de la plaza de Ajuchitán, Guerrero, a las órdenes del general brigadier Joaquín Amaro. Más adelante, bajo el mando del general Alfredo Elizondo, actúo en la toma de Maravatío, Michoacán el 24 de Diciembre. Este hecho tuvo como consecuencia una enérgica Persecución por parte de las fuerzas huertistas, las Que a pesar de todo, fueron derrotadas sucesivamente En los combates de El Caracol y Los Toriles, Mich. Los Días 1 y 2 de enero, respectivamente, de 1914, Obligándolas a retirarse hasta las plazas de Villa Hidalgo y Maravatío, no obstante la superioridad Numérica de ellas y lo bien pertrechadas que se Encontraban. En esos combates también tomó Parte el Mayor Arriaga.19

Incorporado a las Tropas del general Martín Castrejón, Isaac Arriaga tuvo

participación en la toma del mineral de inauguración en 25 de febrero de 1914; en el asalto y pcupación de la hacinda d San Antonio de las Huertas el 29 de marzo; en el combate de Loma Larga, cerca de Nocupétaro, el 1 de abril, y en el sitio y toma de la plaza de Huetamo entre el 14 y el 22 de junio. El 18 de junio los sitiadores derrotaron en Puerto Ancho a los refuerzos enviados desde Tacámbaro por la comandancia de las tropas federales en auxilio de la plaza sitiada. En las acciones de Huetamo y Puerto Ancho fue donde Arriaga obtuvo el grado de teniente coronel.

Después de la toma de Huetamo no hubo acciones de armas de importancia en Michoacán hasta la caída de Huerta. Rodríguez atribuye a desavenencias con el general Sánchez el que Arriaga saliera poco después del estado. En Octubre de 1914 fue nombrado responsable del Archivo de la Secretaría de Gobernación; pero cuando se dio, a finales de ese año, la ruptura definitiva del constitucionalismo entre carrancistas y partidarios de la Convención, el Teniente Coronel Arriaga, siguiendo el ejemplo de otros jóvenes soñadores como él que vieron en el carrancismo la sucesión de un régimen caduco, enemigo de muchos postulados revolucionarios, siguió a la Convención hasta el final de su derrota, ignorándose los hechos de armas en que haya tomado parte en esa lucha sangrienta e injusta .20

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A mediados de 1916, Isaac Arriaga regresó al bando constitucionalista, integrándose en Córdoba, Veracruz, a la Brigada José María Morelos que comandaba su antiguo jefe el general Martín Castrejón. Permaneció bajo las órdenes de éste hasta principios de 1917, cuando regresó a Michoacán a emprender al lado del general Francisco J. Múgica una nueva lucha, esta vez por la gubernatura del estado.

El Partido Socialista Michoacano. La relación entre Isaac Arriaga y Francisco J. Múgica debe haberse iniciado hacia 1909, cuando el primero participaba entre los editores y el segundo entre los colaboradores de la revista literaria universitaria Flor de Loto. Múgica se incorporó a la lucha armada desde la etapa maderista: Arriaga, algunos años más joven, vivió esa coyuntura como estudiante del Colegio de San Nicolás y sólo acudió a las armas, como hemos visto, después del golpe militar de Victoriano Huerta. A lo largo de la contienda sus destinos se separaron para volver a encontrarse en 1917, cuando se establece entre ellos una relación de amistad y colaboración que durará hasta la muerte de Arriaga Ledesma en 1921. Originario de Tingüindin, Francisco J. Múgica inició muy joven su participación política en Zamora, donde desde el periodismo ejerció la crítica del régimen porfirista y se convirtió en uno de los precursores de la Revolución en el estado de Michoacán. Había nacido en 1884, hijo de un profesor rural zamorano de formación liberal pura y servidor de la administración de rentas del distrito. A falta de otras opciones educativas en la región, y a pesar del liberalismo intelectual de la familia, inició estudios como externo en el Seminario de Zamora, de donde fue expulsado por su rebeldía al pensamiento teológico junto con otro futuro revolucionario, Rafael Sánchez Tapia. En el seminario también se relacionó con los hermanos Gildardo y ConradoMagaña, que llegarían a ser destacados zapatistas, con quienes inició también relaciones de colaboración en actividades de oposición a la dictadura. La formación intelectual de Múgica se había nutrido también de las influencias del Partido Liberal y Regeneración, de los hermanos Flores Magón, al que llega a enviar artículos, junto con su padre, edita periódicos opositores de circulación regional, como con la coyuntura de la sucesión presidencial, el 1910 al tiempo que trabajaba en la Administración de Rentas de Zamora. En Septiembre de 1910 se traslada con su familia a la capital del país. Al estallar la sublevación maderista, Múgica, junto con los Magaña y otros integrantes de la oposición, firmó el Plan de la Sierra de Guerrero para sumarse a la lucha. Aunque la mayor parte de los firmantes fueron aprehendidos, Múgica escapó por encontrarse en el norte del país tratando con Madero. Al lado de éste se incorporó a las acciones armadas en el norte y, al triunfo de la Revolución, fue enviado a Michoacán, ya con el grado de capitán, como delegado para la pacificación y desarme de los grupos revolucionarios. Cuando Venustiano Carranza llegó al gobierno de Coahuila, lo llama a colaborar con él, y al ser

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derrocado y asesinado el presidente, Múgica fue de los primeros seguidores de Carranza que firmaron con el Plan de Guadalupe. Durante la lucha constitucionalista, Múgica participó en el Ejército del Noreste, bajo las órdenes del generak Bucui Blanco. Junto con él, realizo el reparto de la hacienda Los Borregos, cerca de Matamoros, Tamaulipas, el primer acto agrario efectuado por el constitucionalismo. Sirvió también a la revolución como administrador de las aduanas de Veracruz y Tampico y como delegado de Carranza para la compra de provisiones en los Estados Unidos. En agosto de 1915 fue nombrado por el Primer Jefe comandante de las operaciones en Tabasco, y un mes más tarde, gobernador del mismo estado. Desde ese cargo, en el que duró, hasta septiembre de 1916, realizó algunas acciones agrarias como –aun en contra de la voluntad de Carranza- la restitución de El Chinal a las comunidades indígenas, pugnó por acabar con él sistema de virtual esclavitud existente en el campo e impulsó la educación pública. Por su creciente inconformidad con el conservadurismo y las complicidades de Carranza con los terratenientes, se retiró del cargo y volvió a la vida militar. Con esos antecedentes revolucionarios, Francisco J. Múgica fue electo en 1916 diputado por el distrito de Zamora al Congreso Constituyente de Querétaro. Ahí, fue electo presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales y encabezó al ala radical que impulsó la incorporación de los principios sociales en los artículos 3|, 27 y 123 de la Constitución 21. Cuando, ya bajo el amparo de la nueva Constitución, se convocó a la renovación de los poderes de los estados de la Federación, en Michoacán emergieron de manera natural las candidaturas del general Francisco J. Múgica y del ingeniero coronel Pascual Ortiz Rubio al gobierno del estado. El revolucionario de Tingüindin regresó a su estado natal e inició, impulsado por sus partidarios, su lucha en pos del gobierno. Entre esos adeptos mugiquistas estaba Isaac Arriaga. Junto con un grupo de revolucionarios. Arriaga conformó el Partido Liberal Socialista Michoacano, del que quedó investido como presidente. El testimonio de uno de los participantes e el Partido Socialista, José Valdovinos, acerca del papel de Arriaga es significativo: Como el jefe de la campaña mugiquista llegó a Morelia el prestigiado revoluvionario J. Isaac Arriaga, uno de los líderes más limpios que dio Michoacán a la lucha social, quien procedió desde luego con gran diligencia a formar el primer partido clasista en el Estado, el cual fue bautizado con el nombre de “Partido Socialista Michoacano”, en cuyas filas no enrolamos numerosos estudiantes del Colegio de San Nicolás. En aquel famoso partido –el más románico de todos en lo que he actuado- se destacaban por su acometividad e intransigencias los líderes Juan Asencio, Nicolás Ballesteros, Federico García, Othón Sosa, José Martínez, etc., y un tipo muy pintoresco y borracho conocido en Morelia por el apodo de “ El Infierno”, todos ellos de extracción obrera. En el grupo de los “intelectuales” figuraban J. Lamberto Moreno, Antonio Navarrete, Miguel A. Quintero, Guillermo Iturbide, José García B., Enrique M. Ramos y otros. De nuestro equipo estudiantil se distinguieron Alberto Coria, Alberto Bremauntz, Arturo Soto Reyes, J. Jesús Ramírez y

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miguel Mora (…). La mujer también tuvo su representación en aquel partido, con Cuca García, inquieta y combativa muchacha que desde entonces se entregó de todo corazón a la causa proletaria por la que ha sufrido persecuciones y destierros (..). Con este material humano y bajo la inexperta batuta de Arriaga, que en materia electoral era tan novato como nosotros, se constituyó el famoso partido. 22 Quizás no es de creerse que Arriaga fuera tan inexperto como afirma este protagonista. Basta con recordar que ya había participado como activista y orador en una campaña triunfante, la de Miguel Silva. Pero sí era inédito el esfuerzo de construir una fuerza como la que intentaba ser el Partido Socialista, representativa de las capas trabajadoras de la sociedad michoacana y contrapuesta ideológica y políticamente a los grupos propietarios y a la pequeña burguesía liberal. La fundación del Partido Socialista es también un testimonio de la evolución personal de Arriaga. Habiendo partido ideológicamente del positivismo liberal que reinaba en el Colegio de San Nicolás de principios de siglo, y del silvismo como expresión política de la burguesía liberal moreliana, ahora sus convicciones son abiertamente socialistas. ¿Siguió Arriaga una trayectoria intelectual paralela a la que, en su momento, recorrió Ricardo Flores Magíon? ¿Qué influencias recibió a lo largo de la Revolución, que contribuyeron a radicalizar su pensamiento? ¿Se decepcionó, acaso, del liberalismo pequeñoburgués por la actitud pusilánime del gobernador Miguel Silva frente al cuartelazo huertista? El programa del Partido, atribuido a la pluma de Arriaga, era un documento que se alejaba aun de las más puras expresiones de ese liberalismo. Recogía y sintetizaba la vertiente más radical de la Revolución Mexicana y buscaba enlazarla con un proyecto socialista de sociedad. Ponía énfasis, en su aspecto mínimo, en la dotación de tierras, el cumplimiento del artículo 3°, el combate al alcoholismo proletario y el reconocimiento de sus derechos, el internacionalismo proletario y el reconocimiento del derecho del pueblo a la rebelión. En su aspecto máximo, se proponía una serie de medidas de corte socialista (ver el Apéndice). La difusión del programa se complementó con la edición de los periódicos de propaganda y agitación, El Látigo y El Renovador, y con un tiraje amplio del artículos 123 constitucional. El gran mérito del partido socialista fue el haber centrado por primera vez la lucha electoral en torno a un programa de reivindicaciones y a la toma de posiciones ideológica. 23 No obstante, el Partido Socialista no dejaba de ser una organización caudillista, sustentada más en la personalidad y prestigio de su candidato que en el arraigo político e ideológico de su propuesta en la sociedad y las organizaciones laborales, como se demostraría tras la derrota electoral que ocasionó su casi total desmembramiento y el éxodo de sus dirigentes junto con el general. La lucha electoral de 1917 en Michoacán fue una verdadera ruptura al interior del bloque revolucionario. Dejando de lado al más bien débil candidato conservador, Antonio de P. Magaña, la pugna se estableció entre las dos alas de la facción triunfante en la Revolución: el radicalismo jacobino de Múgica y el programa liberal con tintes decimonónicos de Ortiz Rubio. Para la primera, el poder del Estado debía servir para impulsar los cambios sociales a través de

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reformas como el reparto agrario, la protección a los trabajadores, etcétera, que eliminarán las artistas más agudas de la injusticia del viejo orden. Para la segunda, lo esencial del cambio revolucionario era dotar el poder político de legitimidad y autoridad y renovar el marco legal sin romper con los principios liberales de gobierno no intervencionista, libertades económicas y garantías individuales. Más allá de ellas, la inicial postulación del líder campesino Miguel de la Trinidad Regalado intentó expresar incipientemente un principio de autonomía de las masas campesinas frente a las dos alas de la facción constitucionalista, que terminó cuando declinó su candidatura en apoyo de la Múgica. Regalado estaba, por sus orígenes y por su práctica, social e ideológicamente más cerca del zapatismo, con el que en esa misma época llegó a establecer contactos, como una tendencia independiente de las que se habían confrontado al seno del Congreso Constituyente de Querétaro y que ahora lo hacía en la arena electoral de Michoacán. Después de abandonar su postulación y de que Ortiz Rubio tomara posesión del gobierno de Michoacán, Regalado fue asesinado por las guardias blancas (las acordadas) al servicio de los hacendados de Zamora. La campaña misma estuvo teñida por la violencia. Justino Bermúdez, seguidor de Múgica y presidente municipal de la Piedad, fue acusado de haber lesionado a Pedro Chavolla por razones políticas. Los ortizrubistas denunciaban provocaciones de soldados vestidos de civil en Maravatío y Pátzcuaro. También en Pátzcuaro, un militar perteneciente a las fuerzas de Múgica trídas de Guianajuato fue acusado de haber disparado contra un grupo de ortzirubistas. En otros lugares, la milicia realizaba mítines de apoyo a Múgica e impedía los de Ortiz Rubio. Por su parte, los ortizrubistas, mayoritarios en el ayuntamiento de Morelia, desataron una ofensiva contra los mugiquistas y detuvieron y golpearon a varios de ellos en los últimos días de la campaña electoral. En Zamora, balearon a varios miembros del Partido Socialista que efectuaban labores de propaganda.24

Tales acciones revelaban en encono existente entre ambos bandos y lo acentuado de sus diferencias ideológicas, que eran a su vez expresiones de distintos proyecto sociales. Pero también, por otro lado, la campaña sirvió para construir fuerzas en las organizaciones sociales. El Partido Socialista, directamente a través de su presidente Isaac Arriaga, apoyó las demandas de mejora salarial y expedición de un reglamento de trabajo de los trabajadores de las fábricas textiles San Pedro y la Providencia. 25

Las elecciones, efectuadas el 24 de junio de 1917, resultaron en mutuas acusaciones de fraude e impugnaciones. Finalmente, casi un mes después, el 20 de julio, Ortiz Rubio proclamó su triunfo26. El Partido Democrático Benito Juárez, que lo apoyaba, ganó la mayoría de los distritos, excepto los de Pátzuaro y Zitácuaro, donde vencieron los mugiquistas, y dos más que quedaron en manos de candidatos independientes. El triunfo de Ortiz fue oficializado por el Congreso del Estado27. Trasladado más tarde a Veracruz, el general Francisco J. Múgica lanza en un “Manifiesto a la nación y a mis comitentes” sus denuncias del fraude electoral que, en su concepto, lo despojaron del triunfo:

Establecida la diferencia de clases sociales que la burguesía y los pseudo-intelectuales han creado, me puse resueltamente del lado

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de los desheredados, de los luchadores y de los menesterosos, quienes cariñosamente tomaron mi nombre como bandera de sus principios, y levantaron triunfalmente sobre el pávés del voto popular, mi humilde personalidad política, haciéndola triunfar en las urnas electorales (…) y entonces fue de ver cómo las Casillas Electorales casi totalmente fueron ocupadas por los burgueses; las boletas en que había de sufragarse se distribuyeron en escaso número y en los que respecta a la población rural, por conducto de los ascendados o de los mayordomos; los ladrones estaban tan imperfectos que no constaba en ellos inscrita ni la tercera parte de los habitantes aptos para votar (…) Pero no obstante esto, el primer escrutinio arrojó una mayoría en favor no sólo de mi candidatura, sino también en pro de los ciudadanos postulados para diputados por el Partido Liberal Socialista en los distritos de Zitácuaro, Huétamo, Pátzcuaro, Uruapan, Apatzingán, Zamora, La Piedad y Maravatío. (…) Pero reunidas las Juntas Computadoras de cada Distrito Electoral se consumó allí, mediante ellas, la estrangulación (sic) del voto directo y el mandato de la Ley, haciendo que las elecciones pasasen las directas en primer grado a indirectas (…)28

La opinión de nuestro conocido José Valdovinos de otra

interpretación a los hechos. Dejemos que hable

Ni qué decir de las elecciones: las perdimos. Del lado de Ortiz Rubio militaron todos los tiburones de la política de Michoacán en aquella época, por lo que a pesar del apoyo ostensible que don Venustiano Carranza dio a Múgica, los ortizrubistas nos arrollaron en toda la línea. La superioridad de ellos fue manifiesta en todo: dinero- del que mi general Múgica siempre anduvo muy alambicado- experiencia política y votos, que por aquellos días de ingenuidad sí se computaban.

Honradamente hay que reconocer que en esa campaña nosotros fuimos minoría (…) En el medio de Michoacán y en aquel entonces, si era imposible que Múgica como el más radical de los revolucionarios michoacanos, ya podrá imaginarse lo que ser mugiquista significaba entonces. Los enemigos exhibían a nuestro candidato como el auténtico anticristo. A nosotros, sus partidarios, se nos tildaba de engendros de Lucifer. Y sobre la personalidad de Arriaga, el jefe de la compañía, llovían los peores dicterios.29

Y a mayor abundamiento, relata un episodio:

Yo acompañé a Arriaga a Puruándiro, nuestra tierra natal, adonde llegamos montados en sendos pollinos, después de sortear durante los días los peligros del camino, infestados de chavistas, para caer en otro peligro mayor, que era el medio fanático de nuestro pueblo. Recuerdo que el primer intento del mitin, cuando Arriaga trató de exponer el evangelio mugiquista, poco faltó para

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que nuestros coterráneos nos lincharan; sin embargo, no nos escapamos de una lluvia de proyectiles, muchos de los cuales hicieron blanco en nuestras izquierdistas humanidades. Nunca olvidaré la amenazante actitud de las respetables damas de mi pueblo, que indignadas me increpaban: “Pero José, ¿cómo es posible que andes con Icsà (sic) haciendo propaganda por ese indino chaparro del Múgica? Tú que eres hijo de una madre tan decente y tan católica ¡no tienes brizna de vergüenza! Apártate de ese camino, porque por él vas a dar derechito a los infiernos… 30

Con la derrota vino para el Partido Socialista una etapa de decadencia y represión. El nuevo gobierno de Ortiz Rubio llegó decidido a frenar a sus adversarios mugiquistas y desató una campaña represiva por todo el estado. Algunos socialistas particularmente los dirigentes obreros fueron aprehendidos bajo el cargo de conspirar contra el gobierno ortizrubista; los que estaban dentro de la administración del gobernador José Rentaría Liviano fueron despedidos, y los estudiantes de San Nicolás más activos dentro del mugiquismo, expulsados. Por otra parte, cedió a un grupo de mugiquistas, encabezado por los profesores Rafael Elizarraras y Félix C. Ramírez, y por el dirigente obrero Nicolás Ballesteros, un predio para viviendas, lo que después se conformo como la Colonia Socialista, al oriente de <Morelia. 31

Sin fuerza para resistir, los principales dirigentes del Partido Socialista Michoacano se trasladaron a la capital del país, donde estuvieron alrededor de dos meses sin empleo ni apoyos económicos y al decir de Valdovinos, “a punto de implorar caridad”, de no ser por “la munificencia de Arriaga que con sus escasos recursos hacía el milagro de los panes y los peces. Al cabo de ese duro periodo, hubo para Múgica una salida decorosa; el presidente Carranza lo llamó una vez más a colaborar como administrador de la aduana de Veracruz, donde ya había estado en 1914. Siguiéndolo en un incómodo tren militar, se trasladaron a Veracruz los principales dirigentes del Partido: Isaac Arriaga, el profesor Lamberto Moreno, José Valdovinos Garza, Enrique M. Ramos, Vicente de Paula, Federico Villegas, Guillermo Iturbide, Ramón Tapia, Gregorio Cristiani, Cuca García y otros, que se autodenominaban el Partido Socialista Michoacano residente en Veracruz. Otros, como Arturo y Ernesto Soto Reyes, Jesús Ramírez Mendoza y Justino Bermúdez permanecieron en la ciudad de México, integrando ahí la Agrupación Socialista Michoacana. “Un tercer grupo socialista se refugió en la ciudad de Zitacuaro, en donde sostuvieron los del Partido Socialista Michoacano”. 32 Una carta de Arriaga a Múgica, del 13 de mayo de 1918, ilustra la gravedad de la situación para los socialistas michoacanos: (…) mala, muy mala es la situación de los nuestros en general; pues por angas o por mangas algunos de ellos han quedado fuera del cuadro y como es natural, dados los deberes de solidaridad, su manutención pesa sobre todos. No será menester para que así lo comprendas asegúrate que todos esperan como el final de sus males ser llamados por ti. 33

¿Qué hacía el éxodo michoacano en el puerto jarocho? Según Valdovinos, el más elocuente y colorido de sus cronistas:

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Los días transcurrían para nosotros con desesperante lentitud. El pobre Arriaga nuestro paño de lagrimas iba y venía de la aduana a los muelles, en donde como tribu gitana habíamos improvisado nuestro campamento, trayéndonos muchas esperanzas y pocos nombramientos, que materialmente sacaba con tirabuzón a mi general (Múgica). Por fin, después de pasar muchas noches toledanas a la orilla del mar (..), Arriaga consiguió acomodo burocrático para todos. Nadie quedó conforme son su comisión, pero como lo urgente era tener algún ingreso para subsistir, cualquier cosa era preferible a la espera. El hambre apremiaba. 34

Sin suficientes recursos para pagar un hotel o casa de huéspedes, los michoacanos permanecieron alojados en los muelles hasta que la comandancia del puerto les cedió dos casetas a la orilla del mar: la de pilotos en el muelle y otra en un atracadero próximo a la aduana. En la primera se hospedó Arriaga con sus familiares y en la otra “nos acomodamos alrededor de una docena de mugiquistas indigentes, en un hacinamiento incomodo y antihigiénico”. Una vez colocados en puestos que mal les daban para vivir, y siempre bajo la conducción de arriaga, la diáspora tarasca se dio a la tarea de reorganizar el Partido Socialista Michoacano (que entonces adopto en su nombre la adjetivación de “residente de Veracruz”, quizá para resaltar su carácter de exiliados), y nombrar una nueva directiva, encabezada por el propio Isaac. El reconstituido Partido no tenía, en realidad, la capacidad para incidir en los acontecimientos de su tierra de origen; pero en el puerto se relaciono con los socialistas y anarquistas locales, como el sastre Herón Proal, que encabezaría poco después la organización y las huelgas de inquilinos que lo hicieron famoso en los años veinte, y con refugiados políticos extranjeros, provenientes de Rusia, Cuba, Cataluña e Italia. 35 Veracruz, como puerta de entrada al país era, en la época, un receptáculo de las más diversas corrientes del pensamiento de izquierda, particularmente las más radicales, perseguidas en Europa por las monarquías y marginadas por los grandes partidos socialdemócratas.

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No obstante la precariedad con que subsistía, tanto en Veracruz como en territorio michoacano, una delegación del Partido Socialista asistió en agosto y septiembre de 1919 en la ciudad de México al primer Congreso Nacional Socialista, convocado por el Partido Socialista Mexicano de José Allen y otros grupos y del que salió la resolución de fundar el Partido comunista de México y nombró delegados a la Internacional Comunista fundada en Moscú en marzo de ese mismo año. Participaban, además de los socialistas de influencia marxista, anarcosindicalistas, cromistas y una pléyade de activistas extranjeros que actuaban por distintas razones en el México de época. La delegación michoacana estaba integrada por el obrero Leonardo Hernández, Miguel A. Quintero y Miguel A. Reyes. Sus firmas aparecen entre las de quienes permanecieron hasta el final del Congreso, lo que hace pensar que suscribían la fundación del Partido Comunista Mexicano. 36

Múgica no permaneció tampoco mucho tiempo en Veracruz. En mayo de 1918 vuelve a ser llamado por don Venustiano, esta vez para ocupar en la capital de la republica la jefatura del recién creado Departamento de Aprovisionamientos Generales, que tendría la función de controlar las compras de las diversas dependencias del Ejecutivo y evitar los dispendios y la corrupción. Entre quienes fueron invitados a acompañar al caudillo michoacano a su nueva encomienda estaba Isaac Arriaga. Otros de sus seguidores tuvieron que permanecer en medio de sus carencias materiales en el puerto de Veracruz. 37

En 1918, Isaac Arriaga regresó a Michoacán. Decidió participar en las elecciones federales de ese año como candidato por el distrito de Uruapan, obteniendo el triunfo. El 26 de julio, dos días antes de la elección, Arriaga fue aprehendido. El juez de distrito de Morelia había girado orden de aprehensión acusándolo de injurias a un funcionario público, por las críticas que había hecho en un discurso político al gobernador Ortiz Rubio. Como sus correligionarios pagaron la fianza correspondiente y Arriaga pudo salir libre, el juez de distrito reabrió un expediente que no estaba cerrado, donde Arriaga había sido acusado de tumulto y asonada, por haber participado como orador, durante la campaña de Múgica, en un mitin de protesta contra la oficina de telégrafos en Morelia, la cual había retrasado la entrega de mensajes donde se anunciaba la llegada del candidato a la capital michoacana, una ventana del edificio de la dependencia fue rota, y el caso fue aprovechado para lanzar a Arriaga la acusación de haber incitado a apedrearlo. El ya diputado electo fue llevado a Morelia. Según su biógrafo, el inspector de policía Manuel Aldeco, le exigía la entrega de la credencial que amparaba su triunfo. Arriaga no la entregó. 38 Más tarde habría de hacer su propia defensa ante el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, demostrando que, de los cargos que se le imputaban, había sido absuelto por la propia jefatura de operaciones Militares en el estado, pues Arriaga no había estado prófugo ni sustraído a la justicia en ningún momento, sino cumpliendo tareas de orden militar. 39

El general Múgica salió también en su defensa en una carta publicada en el periódico El Universal el 24 de agosto: Es público y notorio que desde hace más de un año se ha propuesto el señor Ortiz Rubio molestar mi tranquilidad política, mediante calumnias ataques sobre mi modo de ser y obrar con respecto a los asuntos de Michoacán, en los

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que la única participación que he tomado ha sido encaminada a evitar a los míos las persecuciones de que han sido objeto, y a alentar a mis partidarios para que no dejen de tomar participio en la causa pública del estado, ya que tenemos derecho los michoacano, y también el deber de actuar en la vida pública de la entidad a que pertenecemos. 40

El gobierno ortizrubista tuvo que ceder y Arriaga pudo tomar posesión como diputado de la XXVIII Legislatura del Congreso de la Unión

Haciendo de la Tribuna una Trinchera

Desde la cámara de diputados, Isaac Arriaga continuaba la lucha contra el ortizrubismo y por impulsar a su líder Francisco J. Múgica en Michoacán,. Una vez instalado en su curul, le escribía a su “Jefe”: Hemos principiado bien la lucha; el elemento independiente de la Cámara (…) ganó la elección de Comisión Permanente, con lo cual ganamos al Gobernador Interino que se nombre en caso de que (el gobernador) Ortiz (Rubio) pida licencia para jugar como candidato a Senador. El elemento incondicional está, como es de suponer, disgustadísimo y no deja de entrever mi intervención en estos asuntos; su cariño para mí crece a medida de mis esfuerzos y no sé en qué paren estas misas. Ya me abruma la montaña de odio que pesa sobre mi cabeza y juzgo indispensable que alguien, tú por ejemplo, venga a ayudarme a soportarla. 41 Así, no fueron pocas las veces en que tuvo que enfrentar los ataques que le hacían los diputados michoacanos ortizrubistas como representantes Aceves, Soto Peimbert y Martínez del Rìo. En otra ocasión, quedó asentada en el Diario de debates la protesta que Arriaga y otros representantes de Michoacán contra el diputado Estanislao Peña por haber votado dentro de la Comisión Permanente a favor de una gratificación de mil pesos autoconcedida por ésta a cada uno de sus miembros: Estimamos no solamente ilegal argumentaron sino verdaderamente vituperable esta actitud del representante de Michoacán en la Comisión Permanente (y) nos vemos en la necesidad de formular una solemne protesta (…) 42

Pero también, y sobre todo, es claro que Isaac Arriaga no concebía su papel legislativo sino como una nueva posición desde la cual impulsar el programa revolucionario con el cual había comprometido su vida. Como diputado se ocupó por ello activa y reiteradamente, en los debates, de la defensa de los derechos de los trabajadores, consagrados en el artículo 123 constitucional. Muchas de sus intervenciones fueron en torno a ese tema, al discutirse la iniciativa de Ley del trabajo. El 11 de octubre de 1918, por ejemplo, participó en el debate acerca de la reglamentación de esa norma defendiendo la inclusión de los empleados públicos en el disfrute de los derechos laborales, que una comisión legislativa les quería restringir (como el de la huelga), y la

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igualación de los sueldos y condiciones laborales de la mujer --especialmente las maestras --- con los del hombre. ¿Cómo queremos dignificar a la mujer expreso en esa ocasión desde la tribuna de la Chamara de Diputados, cómo queremos levantarla y darle libertad, si no le damos igualdad económica? ¿Es posible que exista libertad mientras no exista independencia económica? ¿Vamos, pues a privar a la mujer de ese único medio, fijaos bien señores, de ese único medio honrado que tiene actualmente para ganarse la vida? Id a los talleres, allí se les paga un miserable sueldo, se le hace trabajar, no las ocho horas que señala la constitución como trabajo máximo, sino hasta diez o doce horas; se les pagan miserables jornales y todavía los capataces se creen con derechos a chulearlas y todavía los capataces se creen con derechos a recoger las primicias de su virginidad. Id a los cafés: ¿Quién de vosotros, señores diputados, no recuerda en estos momentos una flor dirigida a la infeliz mesera que va recibir el pan en la propina que le arrojamos? Vamos al seno de los hogares, allí encontraremos a la infeliz domestica, a la analfabeta que viene del pueblo con su corazón sencillo y con su buena fe, esperando mejorar un tanto cuanto de condición, ¿Qué encuentra? Al señorito que se cree con derecho a ultrajarla, porque le arroja un mendrugo que bien se gana trabajando todo el día y parte de la noche. Y todavía señores diputados, vamos a decirle a la mujer: <<”Tú no tienes derecho a la vida, tú no tienes derecho a trabajar en la escuela, y si trabajas en la escuela, debes trabajar tanto como el hombre o más que el hombre, debes dar un mayor rendimiento que el del hombre, y todavía debes tener un sueldo de un setenta y cinco con relación al del hombre. ¿Por qué esa desigualdad? ¿En qué principio de justicia se funda la Comisión? ¿En qué principios morales, en que principios sociales, en que principios legales? Y, parece mentira, señores que este dictamen haya sido producido precisamente por un maestro, por un educador, cuando el maestro debiera, en todas partes ser un apóstol, cuando el maestro debiera en todas partes estar dando buen ejemplo de moral, cuando el maestro en todas partes debiera llevar algo que lo distinguiera de todos los hombres, puesto que no hay ministerio más alto y más noble que el magisterio. 43

El 10 de mayo de 1919 reclamaba la aplicación de la Ley en el caso de los trabajadores (y trabajadoras) del servicio domestico, muchos de ellos menores de edad, a los que algunos diputados pretendían dar una reglamentación especial, más desfavorable, argumentando que su tarea no requería mayor esfuerzo físico. ¿Que norma debe establecerse para saber cuáles son esas labores que no demandan la aplicación constante de la fuerza física? ¿Qué la dependencia del criado o del trabajador al amo, la dependencia durante determinado tiempo no es bastante mortificante? Vamos a poner el caso, aunque no es aplicable exactamente aquí, del empleado que va a una

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oficina, que está a sueldo más o menos alto y que no le mandan hacer más que dos oficios en todo el día. Ya por eso, porque no demanda la aplicación constante de la energía ¿vamos a rebajarle el sueldo a aquel empleado o vamos a aplicarle mayor suma de horas de trabajo? No, claro que no, porque también estos niños., los jóvenes mayores de doce años y menores de diez y seis, muchos de ellos no han terminado si instrucción primaria superior ¿y por qué vamos a privarlos del derecho de ilustrarse? ¿Por qué no les fijamos una jornada que no esté en contraposición con sus necesidades de ganarse la vida y su interés para ilustrarse, también otra necesidad de ellos? (…) Si la construcción tiene establecida una jornada máxima para las mujeres y niños de que nos habla la fracción IX, entonces ¿para qué la Comisión viene a violar la Ley que ella misma nos viene a proponer y la Constitución de 1917? Del mismo modo, defendía el derecho de las madres a distribuir por si mismas los tiempos de lactancia a lo largo de su jornada, a fin de que no se le impusiera el patrón, y rechazaba que los trabajadores fueran obligados a subordinarse de manera personal a sus contratantes 44

. En otros debates tuvo

que salir en defensa del derecho de huelga, oponiéndose a que se le restringiera en la ley reglamentaria, y abogar porque las autoridades crearan un cuerpo encargado de vigilar el cumplimiento de la ley en beneficio de los trabajadores. (…) el proyecto de Ley del Trabajo, si la aprobamos tal como nos lo presenta la Comisión (del trabajo), será exactamente en su aplicación como la carabina de Ambrosio: no producirá ningún efecto. ¿Y saben ustedes por qué? Porque no se establece sanción de ninguna especie. Vamos a suponer que los industriales siguen violando en todas partes del país, a todas horas y en cada una de sus fracciones (la ley); si no se establece una penalidad para cada una de esas violaciones, ¿qué temor van a tener? (…) he venido a atacar la ley en lo general; no me guía otro espíritu, entiéndase bien, que el de procurar que esta Ley resulte, hasta donde sea posible, benéfica para los obreros; que los obreros no vean defraudadas sus esperanzas, las esperanzas que tienen puestas en nosotros sus representante, para que les demos una ley practicable, una ley benéfica, una ley justa, una ley que favorezca de hecho. ¿Qué nos ganamos con un fárrago de leyes que no producen ningún efecto, que nos ganamos con todas las prevenciones que establece el artículo 123 Constitucional si no hay sanción para el que las viola? Así pues, que yo excito a la Comisión para que procure estudiar un poco más a fondo la cuestión, para que retire este dictamen y lo amplié en el sentido que llevo indicado 45. ¿Por qué la tenaz insistencia de Isaac Arriaga en reclamar y abanderar las conquistas del artículo 123 y mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora en general? Porque con nadie más que con ella se sentía

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identificado, por su origen y pos sus convicciones. Así los expreso también en la tribuna legislativa el 8 de mayo de 1919: No soy (...) partidario de que se niegue todo género de derechos al capital; pero tampoco puedo admitir por el hecho de ser representante aquí de obreros y de indígenas, el hecho de ser yo precisamente hijo de la clase obrera y haberme desarrollado en su seno, que se deje a los obreros sin ningún género de protección. No importa que algunos vengan a echarnos en cara nuestro origen y digan que nosotros los exaltados socialistas estamos gritando movidos por atavismos y por los dolores que han sufrido todos nuestros antepasados. ¡Sí, señores, yo grito por todos mis antepasados que han estado sometidos al yugo del capital, porque entre mis antepasados no figuró por fortuna para mí ningún encomendero español! 46

En el fondo de su alegato estaban sus convicciones socialistas, que también tuvo ocasión de expresar, no sin resonancia proudhonianas: ¿Cuál es el origen del capital? ¿Quién creó el capital? El trabajador, indudablemente, los trabajadores de todas las generaciones que nos precedieron, la humanidad entera es la que ha venido acumulando esos capitales que debieran pertenecer a la humanidad entera y no a unos cuantos. Si, pues, la posesión por unos cuantos es una usurpación, ¿por qué van a ser lesionados los derechos de aquellos hombres (los capitalistas) al quitarles, no una parte de su capital, sino una parte de sus utilidades, en beneficio de los creadores de estas mismas utilidades? 47

Y cuando, en un acalorado debate, el diputado García Vigil, a quien Arriaga reprochaba su falta de consecuencia con la lucha revolucionaria, argumentó que “si nos constituimos en representantes de una sola clase, por muy necesitada que sea, entonces no venimos a legislar, y vale màs que nos lancemos a los campos, como se lanzò Espartaco, y que hagamos la revolución de los desheredados”, Arriaga lo interrumpió para espetarle: ¡A eso fui a la revolución. C. garcìa Vigil1! 48

*******************************************

Sanar a la sociedad. Con Múgica en el gobierno de Michoacán.

A mediados de 1919, los mugiquistas empezaron a preparara la participación en la nueva campaña por la gubernatura del estado. Mientras en general se hallaba en Nueva York cumpliendo con una comisión conferida por el presidente Carranza, los miembros de la Agrupación Socialista Michoacana se

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reunieron en la ciudad de México para acordar las líneas de su participación en los comicios del año siguiente. Isaac Arriaga elaboró un plan en el cual se planteaba obtener el triunfo en las elecciones parciales de diputados en 1920 y de senador en 1924, como pasos previos a la conquista de la gubernatura en 1924. Enviado el documento a Múgica, no hubo respuesta. En febrero del año siguiente, Arriaga volvió a escribir a Múgica ofreciéndole una rápida recomposición del partido Socialista y anexándole una propuesta de programa para la campaña, compuesta de 17 puntos referidos a los problemas agrario, laboral, educativo y político. Finalmente, el 4 de marzo, en una carta a Arriaga, el general Múgica aceptó contender nuevamente por la gubernatura. 49 Con el golpe de agua prieta y la caída y muerte del presidente Carranza, Pascual Ortiz Rubio había sido nombrado secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gobierno provisional de Adolfo dr la Huerta, dejando un interino en el gobierno de Michoacán. Solo cuando el cuartelazo se resolvió a favor del obregonismo, Múgica, tardíamente incorporado a las acciones militares contra el presidente Carranza, inicio su campaña. Esta vez, la campaña no fue puesta en manos de los antiguos cuadros del Partido Socialista, como Isaac Arriaga, Miguel A. Quintero o Justino Bermúdez, sino en las de los nuevos adherentes del magiquismo. Como coordinador general de su campaña, el general nombró al joven estudiante Alberto Bremauntz, auxiliado por Abel García Càlix y Ricardo Adalid. El descontento de los veteranos militantes se expresaba a través de Arriaga cuando éste le escribía a Múgica: No estoy dispuesto a subordinarme con quien no tengo ligas ni compromisos de ninguna especie; que de ti, solamente de ti acatare ordenes (…) quedando desde este momento desligado de todo compromiso con el Comité, reservándome, empero, la satisfacción de trabajar tu candidatura por mi propia cuenta y en el lugar que mejor me acomode. 50 Ya cuando Arriaga presentó al candidato su propuesta de los 17 puntos para la campaña, la respuesta del general había hecho patente su decisión de tomar distancia con respecto del grupo que aquel encabezaba, y presentarse, junto con sus nuevos cuadros, con un perfil más moderado: Vi a la ligera los puntos que señalas como programa político, y desde luego lo encuentro bien encaminado, con la diferencia de que debe ser el partido quien estudie y prohije dicho programa, y no el candidato, pues si este camino siguiera en esta ocasión, no se realizaría el afán que tengo de ver las corrientes a la inversa. De manera que te aconsejo que a medida que oeganices agrupaciones les hagas conocer tu idea para que al cristalizar ella sea màs vigoroza y tenga como garantía el anhelo de la colectividad y de ninguna manera el ofrecimiento del candidato, que para todo lo que quieres que ofrezca me parece no le sería suficiente una vida. 51 El problema principal radicaba en las diferencias entre los dos sectores que integraban el mugiquismo. Los nuevos cuadros que apoyaban al general, encabezados por Alberto Bremauntz, Adalid y García Calix, no se identificaban

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con el Partido Socialista; pugnaban porque el candidato se deslindara de la ideología y a las banderas de esa agrupación y por basar la campaña en alianzas con grupos externos al Partido Socialista Michoacano. No confiaban en que, con una imagen radical y un programa socialista, fuera posible el triunfo en las elecciones. El grupo de Arriaga, Justino Bermúdez y Miguel A. Quintero los combatía ideológicamente y criticaba sus problemas de hacer una campaña sin tintes revolucionarios. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, ambos grupos decidieron trabajar por separado, coincidiendo sólo en sostener la candidatura de Múgica.52

La elección no fue tersa. Desde la Secretaria de Comunicaciones, Ortiz Rubio apoyaba a su favorito, el ingeniero Porfirio García de león, y buscaba refrendar la derrota de Múgica tres años atrás. No obstante, los mugiquistas lograron que el presidente provisional de la republica, Adolfo de la Huerta, nombrara como gobernador interino al joven general Lazara Cárdenas. Este simpatizaba con el general de Tingûindin y tendió con sus acciones a favorecer su campaña; aplazo las elecciones y modifico la legislación para dar mayores oportunidades a Múgica en la competencia. El resultado de la elección favoreció a Múgica con 18 648 votos contra 16 587 de García de león. La mayoría del Congreso sanciono el resultado, pero seis diputados, siguiendo probablemente indicaciones de Ortiz Rubio, se separaron y declararon el triunfo de García. La división cameral propicio la intervención del gobierno federal; el presidente De la Huerta llamó a Múgica a la capital la víspera de la toma de posesión y ordenó a Cárdenas retener el poder en tanto se resolvía el conflicto. Sin embargo, Mujica expreso si inconformidad por la intervención del gobierno delahuertista y Cárdenas no atacó la orden; abandonó el Palacio de gobierno y permitió que las guardias agraristas de Tiripetìo y Santiago Undameo instalaran a Múgica en el recinto oficial. Mujica declaro al tomar posesión: que <<si el gobierno del centro continúa violando la soberanía del estado de Michoacán y persiste en apoyar la imposición, yo me pondré al frente del pueblo e iré a donde él me lleve>>. Unos días después, las movilizaciones de los partidos mugiquistas continuaron. Campesinos y sindicalistas ocuparon el Palacio de Justicia, desalojaron a los magistrados en funciones e instalaron a los nuevos, designados por el gobierno y el Congreso locales. Los miembros del partido Socialista celebraron con una manifestación en que se gritaron vivas a Lenin, a la Rusia revolucionaria y los bolcheviques. 53 Al asumir el poder, Múgica nombró a Isaac Arriaga Jefe de la comisión Local Agraria, y a Justino Bermúdez secretario de la misma. Otros militantes del Partido Socialista Michoacano alcanzaron posiciones el gobierno, como Luis Mora Tovar, quien quedó a cargo de la oficina de Promociones Indígenas, y Vicente Coyt, nombrado inspector general de policía en Morelia. Miguel A. Quintero quedó como secretario de la Comisión Local Agraria, es decir como segundo de Arriaga, y a la muerte de éste en 1921, paso a ocupar su lugar. Juan Ascencio, también de los viejos socialistas, fue impulsado a la presidencia municipal de Morelia. Antonio Navarrete pasó a dirigir el periódico Oficial del estado. Cuca García quedó como inspectora escolar para la región de zitacuaro. El dirigente de los moderados, Alberto Bremauntz, en cambio, sólo recibió, muy a su pesar, un nombramiento como escribiente del secretario de Gobierno, Alfredo Moreno. Ricardo Adalid pasó a dirigir el Montepío del estado. Ernesto Soto reyes pasó a ocupar la administración del Hospital Civil de Morelia. 54

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Durante los meses en que Arriaga estuvo en la Comisión Agraria, y a pesar de las limitaciones presupuestales con que éste trabajaba, se inició el desahogo de los expedientes agrarios pendientes desde la administración de Pascual Ortiz Rubio. Para 1921 se le asigno a la Comisión un Presupuesto de 41 790 pesos, que representaban tan sólo el 1.32% del total ejercido por el gobierno estatal. El personal de la Comisión lo componían sólo 23 trabajadores: ocho técnicos, once administrativos y cuatro en la Defensoría de oficio. 55

Desde el gobierno, Arriaga intentaba poner en práctica ahora los ideales que habían inspirado al partido Socialista Michoacano. Se trataba, a través de la justicia agraria devolver la salud a una sociedad profundamente enferma de desigualdad e injusticia, y a la que sòlo el humanismo revolucionario podría redimir. La acción agraria era urgente: durante los cinco años transcurridos desde la promulgación de la Ley Agraria de 1915 sòlo habían sido beneficiados en Michoacán unos pocos pueblos: Erongarìcuaro, Etùcuaro, Guarachita, Huiramba, Panindicuaro, Pùacuaro, Senguio, Teremendo, Tiripetio y Arocutìn, sumando entre todos ellos 11 845 hectáreas. Sólo en el último caso se trataba de una restitución de tierras comunales. 56 Durante su primer año, el gobierno de Múgica mostró si intención de avanzar en la resolución del problema agrario. Se crearon la defensoría de Oficio en Asuntos Agrarios y el departamento de Promociones de Indígenas y Obreros, encargados de promover la acción. Según Jesús Corral, Isaac Arriaga asistía personalmente a las audiencias ante los tribunales para enfrentar los

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amparos que los terratenientes afectados interponían, y no perdió ni un sólo juicio. Sin embargo, los resultados fueron limitados dado el breve tiempo de que dispuso: sólo alcanzó a otorgar cuatro restituciones provisionales de tierras, a los pueblos de Venustiano Carranza (San Pedro Caro), Contepec, San Ángel Zurumucapio y Timbireo, los dos últimos del municipio de Ziracuaretiro, alcanzando en su conjunto una superficie de 6 535 hectáreas. Y de ellas, la Comisión Nacional agraria sólo reconoció y ratifico la restitución a San Ángel Zurumucapio, con 1 128 hectáreas. Se dotaron también 17 292 hectáreas a dieciocho núcleos de población para alcanzar un total de 23 827 hectáreas entregadas. Hasta el fin del gobierno mugiquista, que no duró dos años, se concedieron ampliaciones a cuatro comunidades más, y se habían entregado más de 32 000 hectáreas. La superficie es aún poco significativa; resulta inferior a la de una sola de las grandes haciendas, la de Guaracha, que tenía una extensión de casi 35 mil hectáreas, y representa apenas el 1.4% del total concentrado en las propiedades de más de 1 000 hectáreas en todo el estado. También se mantuvieron, contrariando los criterios del presidente Obregón, las defensas civiles armadas. 57 Fue precisamente la presencia de estas fuerzas de defensa agraria lo que habría de producir más adelante las tensiones del gobierno mugiquista con el Ejercito nacional, particularmente con el jefe de operaciones Militares en el estado, Alfredo C. García y con el presidente Álvaro Obregón, y propiciar su caída. El gobernador acusaba a la comandancia de la zona militar de interferir constantemente en los asuntos del gobierno civil y de dar protección a los hacendados y guardias blancas cuando atacaban a los agraristas. En una carta al Presidente del partido Nacional Agrarista, Antonio Díaz Soto y Gama, Múgica explicaba las dificultades que enfrentaba para hacer avanzar más rápido la acción agraria: Créame, mi querido amigo, que no es el temor el que embargan mi espíritu, ni mucho menos vacilaciones las que detienen mi brazo para impulsar y resolver el problema de nuestro pueblo, sino que en el terreno de la práctica he tropezado con las dificultades que en seguida le refiero. Primero: la obstrucción legal que de cuando en cuando hacen los jueces de Distrito (…). Segundo: La obstrucción verdaderamente seria y hasta hoy casi insuperable que nos hacen las Defensas Civiles que el gobierno del fracasado Ministro de Comunicaciones (Ortiz Rubio) dejó establecidas en algunas grandes haciendas en el estado y que no puedo desarmar materialmente, porque me falta el apoyo de las fuerzas federales y aún de manera muy cortés se me niega por el jefe de las Operaciones, el auxilio necesario para que definitivamente pueda yo quitar las armas a quienes con ellas están matando a los indios, amenazando a los pueblos y desobedeciendo frecuentemente las instrucciones de mi gobierno. Por eso digo que el problema agrario aquí en el estado es arduo y amerita un constante estudio, pues en honor de la verdad, debo decir que aún las leyes expedidas son deficientes para poder atender la amplitud grandiosa y pavorosa de nuestro problema agrario. 58

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En tales condiciones, no es despreciable la obra realizada en materia agraria por el incipiente gobierno mugiquista; pero poco de sus frutos alcanzó a ver Arriaga, su principal impulsor.

Mayo sangriento El sacrificio de Esculapio

Bajo el gobierno del General Múgica, el 8 de mayo de 1921 se celebró por primera vez en Michoacán el día del Trabajo. La conmemoración no se efectuó el día 1º por realizarse en esa fecha elecciones de jueces menores en todos los municipios del estado. Pero el siguiente domingo resulto propicio para que las organizaciones de trabajadores honraran a los Mártires de Chicago, y además la celebración coincidía con el natalicio de Miguel Hidalgo, el padre de la patria. A la jornada asisten, además de los dirigentes sindicales locales, activistas y militantes invitados, como Guillermo Palacios y el anarquista español Sebastián San Vicente. Por la mañana se realiza un acto conmemorativo en el teatro Ocampo, donde participan como oradores locales Isaac Arriaga y Nicolás Ballesteros, y Palacios y Ángel Gómez por los sindicatos de la capital del país. Para la noche, la casa del Obrero Mundial prepara una velada luctuosa donde participan los dirigentes José Álvarez y Gasca, Juan Ascencio y Othòn Sosa. 59

Pero el acto central de masas es la manifestación obrera desde la casa

del Obrero Mundial hasta el Palacio de gobierno después de termonado el mitin

en el Ocampo. Al llegar frente a la catedral, el contingente, portando las

imágenes de los Mártires de Chicago como Albert Parsons, August Spies y

George Engel, se detiene y los oradores arengan a la multitud condenando a

los terratenientes y al clero. Exaltado por los discursos un grupo de

manifestantes penetra en el templo y, subiendo a una de sus torres, coloca una

bandera rojinegra en el mástil más alto. Al mismo tiempo, los aguerridos

luchadores echan las campanas a vuelo.

Según Pablo G. Macías, ocurrió un incidente adicional. Uno de los

manifestantes habría lanzado un grito tronante: “¡No queremos más engañifas!

¡Abajo los curas! ¡Viva la revolución social! Acto seguido, penetró en la

Catedral y se apoderó de la imagen de la virgen de Guadalupe, que quedo

rasgada. 60

En los días siguientes, desde el púlpito, los curas llamaron a realizar una

manifestación católica para protestar por los acontecimientos y en desagravio a

la profanación de la sede religiosa. El ayuntamiento de Morelia negó el permiso

aduciendo que la constitución del Estado prohibía terminantemente las

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manifestaciones de carácter religioso. El martes 10 por la tarde se reunió una

multitud frente a la catedral, pero no pudo marchar por la prohibición del

ayuntamiento. Desde ese mismo día se repartieron volantes que convocaban a

un segundo intento, esta vez partiendo del templo de San Diego, al oriente de

la ciudad, para el jueves 12 a las cuatro de la tarde.

Nuevamente, las autoridades municipales negaron el permiso

correspondiente. En la mencionada fecha amanecieron colocadas en las

esquinas carteles oficiales que anunciaban la prohibición y llamaban a no

asistir a la concentración convocada, dada “la excitación de ánimo reinante”.

No obstante, los dirigentes del catolicismo, la Asociación Católica de

jóvenes Mexicanos y los Caballeros de Colón, decidieron realizar su protesta a

como diera lugar. Una compacta multitud se reunió frente al templo de San

diego y comenzó a avanzar. El inspector General de policía de Morelia, Vicente

Coyt, colocó sus destacamentos en el jardín de villalongin, donde termina el

acueducto, para impedir que los manifestantes llegaran al centro de la ciudad.

Por otro lado, había solicitado a los sindicatos que se concentraran en la plaza

de san Francisco para reforzar la acción policíaca. Acto seguido, haciéndose

acompañar de Isaac Arriaga, se dirigió hacia donde estaba el contingente

católico para convencerlos de proseguir su marcha.

Según Macías, la presencia de arriaga en el acto era meramente casual.

Pasaba por ahí de camino a sus oficinas de la Comisión Agraria cuando fue

llamado por Coyt, quien lo convenció de que hablara a los manifestantes. De

cualquier modo, ambos, juntos con el jefe de la Policía Especial, José Martínez

y quizás dos agentes como escolta, fueron al encuentro del contingente.

Se toparon con él en donde se cruzan el acueducto y la calzada de

Guadalupe. Ahí, subidos en una de las bancas de piedra construidas en la orilla

de la calzada, trataron de disuadir a la masa de avanzar. Primero hablo Coyt,

pero fue acallado por gritos provenientes de la multitud. Entonces, Arriaga

comenzó a tratar de perorar.

Al parecer, no pudo hacerlo. Apenas iniciaba su discurso cuando, desde

la multitud, fueron atacados. Un hombre, identificado luego como Eladio

García, antiguo capitán que había luchado bajo las órdenes de Pascual Ortiz

Rubio y que aún servía al Ejército bajo el mando del jefe de la Zona Militar,

Alfredo C. García (aunque Macías le atribuyó el oficio de carnicero), se le

acerco y, sacando un revolver le disparó a quemarropa en la cabeza. El líder

socialista cayó inmediatamente de bruces sobre las baldosas de la calzada,

muriendo en el mismo instante. Se desató una refriega en la que murió también

José Martínez. Un hermano del secretario general de la Federación local de

Sindicatos, Nicolás Ballesteros, fue herido de un balazo y tres puñaladas

cuando trato de levantarlo del piso.

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Según lo declaro Vicente Coyt a la prensa, cuando él se dirigió a los

manifestantes:

Al principio se me oyó lo que decía, pero de la parte de atrás de la

manifestación empezaron a oírse voces de “adelante, adelante”; y

entonces al grito de “Viva la religión”, “Viva la Virgen de Guadalupe”, se

lanzaron sobre nosotros

Como era natural, tuvimos que repelar la agresión empuñando las armas

que llevábamos a nuestro coche. En esos precisos momentos uno de los

católicos manifestantes sacó la pistola y a quemarropa me disparó dos

tiros, pero afortunadamente ninguno hizo blanco.

Entonces fue cuando yo apunte el rifle y disparando le pegué en la mano

derecha.

Tal parece que esa fue la señal para que todos sacaran sus pistolas, pues

iban preparados con toda premeditación y arremetieron contra nosotros

arrojándonos un vivo y mortífero fuego. 61

Al avanzar la policía, y con el arribo de los grupos sindicales, el

enfrentamiento se extendió, dejando sobre las calles de Morelia numerosos

muertos y heridos.

No sin amarillismo, el diario capitalino Excélsior informó de cincuenta

personas muertas y “un número considerable de heridos”, y culpó de los

incidentes al inspector de Policía Coyt por haber sido “el primero en disparar

su pistola contra el grupo de católicos”. El diario izquierdista La Lucha, por su

parte, reportó inicialmente que la policía había matado a ocho personas y

herido “más o menos a trece”. Más tarde, contabilizó dieciocho fallecimientos y

“cerca de treinta” heridos. 62

Todavía horas después de los hechos, un policía y otro hombre, “que se

dice hermano de uno de los líderes agraristas”, fueron asesinados en el

Bosque Cuauhtémoc, muy cerca del lugar de la matanza, probablemente por

católicos que vengaban a sus muertos. 63

Como el Esculapio mitológico, que fue sacrificado por el temor que su

bondad inspiraba en los dioses supremos, Arriaga cayó en plena juventud,

antes de cumplir 31 años de edad, por el odio que suscitaba su acción en

beneficio de los humildes y desesperados. Aquel, dedicado a ejercer el oficio

de médico que su mentor Quirón le había enseñado, despertó en Zeus, amo y

señor del Olimpo, el temor de que su sabiduría llegara a sanar todos los males

y a hacerlo capaz de librar a los hombres de la muerte. Un rayo especialmente

forjado para quitarle la vida fue su castigo por haber desafiado el poder de los

dioses. Isaac Arriaga, el Esculapio michoacano, cayó acribillado cuando su

fecunda capacidad intelectual y política se constituyo en una amenaza para los

poderosos, es decir los terratenientes y el clero. Temían tal vez, que el poder

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de sus ideas alcanzara a redimir a los pobres de Michoacán liberándolos de la

explotación y la opresión.

Como a Esculapio, a quien los agradecidos humanos construyeron un

mausoleo, a Isaac Arriaga no pudo la muerte borrarlo de la memoria de los

trabajadores. La noche del día de su muerte, su cuerpo junto con el de José

Martínez, fue velado en un salón de la Comisión Local Agraria. A la mañana

siguiente, los estudiantes del Colegio de san Nicolás pidieron que el cadáver se

trasladara al recinto donde Arriaga se había formado e impartido cátedras de

Historia de México, mientras el cuerpo de Martínez era velado en el local de la

casa del Obrero Mundial. Los balcones exteriores del Colegio de san Nicolás

fueron enlutados, y la capilla ardiente se instaló en el primer patio, a un lado del

monumento al padre de la Patria, Miguel Hidalgo. Las organizaciones

sindicales del país, por su parte, al saber de los hechos fatales, pidieron que el

cadáver fuera embalsamado y trasladado a la ciudad de México. Los diputados

José Siurob, Luis Guzmán y Antonio Díaz Soto y gama presentaron ante el

pleno una iniciativa para que la tribuna de la Cámara de diputados fuera

enlutada durante tres días, iniciativa que sin embargo no fue aceptada por la

mayoría de los representantes. 64 La Confederación regional Obrera Mexicana

decidió enlutar sus edificios en toda la Republica.

El 13 de mayo, trescientos obreros irrumpieron en la sesión de la

Cámara de Diputados portando las banderas de la lucha proletaria y, en medio

del escándalo parlamentario y del azoro de las buenas y moderadas

conciencias, asaltaron la tribuna para exigir castigo para los asesinos al líder

socialista michoacano.

Page 39: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

El sábado 14 de mayo, los restos de Isaac Arriaga y José Martínez

fueron inhumados en el Panteón Municipal de Morelia. Asistieron al sepelio

representantes y delegaciones de diversos lugares del país. El gobernador

Francisco J. Múgica pronunció un discurso y se comprometió a investigar

personalmente, hasta el esclarecimiento de la verdad, los crímenes. Un alumno

del colegio de san Nicolás Daniel Franco López, leyó en nombre de los

nicolaitas una oración fúnebre en honor a su maestro. 65

No obstante, ante la demanda de las organizaciones sindicales

nacionales, los restos de Arriaga fueron exhumados el 17 de mayo y, tras de

colocarlos en un féretro especial, se trasladaron en el tren de la mañana

siguiente a la ciudad de México. El cuerpo de José Martínez no fue llevado, al

parecer en vista de su avanzado grado de descomposición. Para trasportar el

ataúd de Arriaga a la estación fue necesaria una escolta militar, ante el temor

del gobierno del estado de posibles provocaciones. Se reportó que quienes lo

llevaban camino a la estación fueron conminados por unos asaltantes, quienes

se dieron a la fuga al darse cuenta de que el cortejo fúnebre era custodiado por

soldados.

En la estación de Maravatío, una comisión de agraristas quiso rendir un

homenaje de cuerpo presente a Arriaga. Algunos comisionados pronunciaron

discursos y oraciones, y el dirigente obrero Guillermo Palacios explico las

razones del traslado del cadáver de Arriaga al Distrito Federal. Después del

breve acto, el tren continúo su camino hacia la capital de la Republica.

El gobierno del Distrito Federal negó a la Federación de sindicatos

Obreros el permiso para realizar una manifestación que tenía proyectada,

considerando que el acto podría suscitar fricciones con grupos católicos como

los Caballeros de Colòn y la ACJM. 66 La Inspección General de Policía de la

capital envió ocho agentes a la estación del ferrocarril para vigilar la llegada del

cuerpo del dirigente michoacano y “tomar los nombres y domicilios de los

extranjeros que lo acompañaban”. Los agentes reportaron, sin embargo, que

sólo acompañaba el féretro una comisión de obreros nacionales encabezados

por José Huitròn, secretario de la Confederación de Sindicatos Obreros

Regionales, y la señorita María del Carmen Macías, comisionados por la Unión

de artes Gráficas. A su llegada al distrito Federal, el cadáver fue llevado al local

de la Confederación de Sindicatos Mexicanos de Obreros regionales en el

numero 64 de la calle Belisario Domínguez. 67 Al día siguiente, un enorme

cortejo fúnebre, encabezado por Luis N. Morones, Antonio Díaz Soto y Gama y

Felipe Carrillo Puerto, lo condujo a su lugar definitivo de reposo.

El cuerpo de Arriaga fue depositado finalmente en la fosa 5954 del

primer lote de segunda clase, en el panteón de Dolores. Un grupo de obreras

desplegó en la ceremonia la bandera rojinegra. Hablo primero el dirigente

Florencio Salcedo, en representación de la Unión de obreros de artes Gráficas,

Page 40: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

y después Luis Romero M. y Luis N. Morones, de la Confederación Regional

Obrera Mexicana, quien aseguró que:

Este hombre ha muerto, regando con su sangre un jirón del estado de

Michoacán; pero su muerte, su gloriosa muerte, no significa que tiene

un eslabón más la cadena de los mártires del proletariado (…) Mañana,

cuando este sol, que ha sido ocultado por infame crimen, vuelva a brillar,

ya no alumbrará un raquítico puñado de hombres que protestas, sino un

gran cambio social, que será el triunfo del proletariado. 68

Epilogo

Días después de la muerte de arriaga, el enviado del periódico la lucha

remitió a su redacción los resultados de sus investigaciones acerca de los

hechos. Según éstas, la versión de que los manifestantes sindicalistas del 8 de

mayo habían rasgado intencionalmente la imagen de la virgen de Guadalupe

era falsa. Sin mencionar a sus informantes, pero atribuyendo la versión a

empleados de la Catedral, reportó que lo que en verdad sucedió fue que ese

mismo día de los hechos un candelabro cayó accidentalmente, rasgando la

mencionada imagen, y que los curas habían aprovechado este hecho para

culpar a los manifestantes de haberla dañado con una navaja e incitar a los

grupos católicos a realizar la manifestación de desagravio.

El 14 de mayo, dos días después de los hechos, por disposición del

presidente Álvaro Obregón, su secretario particular, F. Torreblanca, expidió una

circular a las secretarías de gobernación y relaciones Exteriores:

Libérese orden de captura y deportación, de acuerdo al artículo 33

constitucional contra agitadores extranjeros involucrados asunto Morelia

e incidente Cámara de Diputados, Sebastián San Vicente, español;

Richard Francis Philips, norteamericano; Natacha Michailowa, polaca;

José Rubio, español; Karl Limón, alemán; Sánchez, colombiano; José

Allen; J. Palley, norteamericano; William Foertmeyer, norteamericano.

Ejecútese.

José Allen, primer secretario general del partido Comunista, aunque

informante del gobierno de los Estados Unidos (con el que a Obregón le

interesaba establecer relaciones diplomáticas en ese momento) y nieto de un

estadounidense, era mexicano por nacimiento. De los extranjeros mencionados

en la orden de deportación, el único que estuvo presente en la celebración

moreliana del 8 de mayo fue el español San Vicente. Ninguno de ellos

Page 41: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

participó en la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados. Todos eran

socialistas.

Antes de un año, el 9 de marzo de 1922, el gobernador Francisco J.

Múgica fue obligado a renunciar al cargo por presiones del general Obregón y

del Comandante de las operaciones militares en el estado, general Alfredo C.

García, que se concretaron en el secuestro por los militares del director del

periódico del partido Socialista, Jesús Corral. En el texto de su renuncia,

presentada al Congreso estatal, establecía que:

Desde los trágicos acontecimientos del día 12 de mayo del año próximo

pasado, se dio a conocer públicamente la labor que respecto de nuestro

Estado pretendía desarrollar el entonces Secretario de Guerra. Enviado

por el Ciudadano Presidente de la republica para averiguar los

sangrientos sucesos, no investigó ni quiso prestar atención a las pruebas

que se le ofrecieron sobre ellos, sino que se concretó a dilucidar los

actos de violencia que se habían cometido en días anteriores por

individuos extraños a esta entidad y que a su juicio justificaban la actitud

de los fanáticos para violar las leyes y escarnecer a las autoridades del

Estado (…); ni en que si consistía un delito punible cualquier atropello de

esa libertad, no menos castigo merecían quienes tratando de hacer

justicia por sí mismos pretendieron violar las leyes de Reforma contra las

determinaciones expresas de las autoridades del Estado y ante las

complacencias de la Jefatura de Operaciones, a cargo entonces del

Ciudadano General Alfredo C. García, llegando hasta el horrendo crimen

de asesinar, a pretexto de un encuentro ocasional, al egregio Ciudadano

Isaac Arriaga, Presidente de la Comisión Local Agraria. 69

Page 42: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

Notas

1. Apolinar Martinez Mugica, Isaac Arriaga, revolucionario nicolaita.

Morelia, UMSNH, 1982. P.

2. Ibidem. Pp. 20-21

3. Gerardo Sànchez D., “Los cambios demográficos y las luchas sociales”.

Historia general de Michoacan. Volumen III. El siglo XIX. Gobierno del

Estado de Michoacan, 1989. P. 290.

4. Sylvie Didou, Les intellectuels du michoacan et les formes de I`ètat au

Mexique. These de doctorat. Maison des Sciences de I`Homme. Centre

d`Etudes du Mouvement Social. H 48. La recepción y síntesis de

socialismo y liberalismo se dio también en la corriente floresmagonista

que, aunque sin mucha presencia en Michoacán, se difundió

ampliamente en diversas regiones del país a partir de 1900. Las posibles

influencias de esa corriente en los estudiantes y profesores de san

Nicolás no han sido suficientemente estudiadas hasta ahora, y

ameritarían una investigación especial.

5. Pablo G. Macías. Aula Nobilis. Morelia, UMSNH, 1985. Pp. 240-244. A.

Martínez Múgica, Op. Cot. Pp. 24,29-30

6. Alvin Gouldner, “Los intelectuales revolucionarios”. Revista Mexicana de

Ciencias Políticas y Sociales. No. 85 México, Facultad de Ciencias

Políticas y Sociales, UNAM, julio-septiembre de 1976, p. 28

7. Cit. Por Raúl Arreola C., Historia del Colegio de san Nicolás. Morelia,

UMSNH, 1991. P. 327.

8. En A. Martínez Múgica, op. Cit. Pp. 48-49.

9. Pablo G. Macías. Op. Cit. P. 252

10. Ibídem. Pp. 252-256.

11. Martínez Múgica, Op. Cit. Pp. 65-66.

12. Pablo G. Macías, Op. Cit. Pp. 209, 211

13. Cit. En A. Martínez Múgica, Op. Cit. Pp. 79-80

14. Ibídem pp. 81-82.

15. El relato del general Rodríguez esta reproducido en extensión en Aula

Nobilis de Pablo G. Macías, Op. Cit., pp. 263-285. De ahí lo retoma, sin

citar la fuente, Martínez Múgica al ocuparse del episodio de san

Nicolasito.

16. Pascual Ortiz Rubio, Memorias, Morelia, UMSNH, 1992. P. 41.

17. Sergio García Ávila, El Dr. Miguel Silva y el movimiento maderista en

Michoacán. Pp. 26-28.

18. En Martínez Múgica, Op. Cit., pp. 104-105. Ahí mismo se reproducen

también los fragmentos de los Apuntes de una Revolución para la

Historia, inéditos, del general Pelagio A. Rodríguez, compañero de Isaac

Arriaga, de donde se toman las referencias a la incorporación de este

Page 43: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

último en Tacámbaro a la revolución y de sus servicios al general

Sánchez.

19. Pelagio A. Rodríguez, citado en A. Martínez Múgica, Op. Cit., p. 107.

20. Ibídem., p. 108.

21. Véase Armando de María, Múgica, Crónica biográfica. México,

Compañía de ediciones Populares, 1939.

22. José Valdovinos Garza, 3 capítulos de la política michoacana. México,

D.F., Eds. Casa de Michoacán, 1960. Pp. 28-29.

23. Gerardo Sánchez D. “El movimiento socialista y la lucha agraria en

Michoacán 1917-1926” pp. 43-44

24. Eduardo N. Mijangos Díaz, La Revolución y el poder político en

Michoacán 1910-1920. Morelia, U.M.S.N.H, 1997 p. 122.

25. G. Sánchez Díaz, <<El movimiento socialista…>>> Op. Cit. Pp. 44-45.

26. Loc. Cit.

27. E. Mijangos Díaz, Op. Cit p. 127

28. En A. De María, Op. Cit. Pp. 127-128.

29. J. Valdovinos, Op. Cit. Pp. 29-30.

30. Ibìdem. Pp. 30-31

31. E. Mijangos Dìaz, Op. Cit., pp. 133, 184.

32. Ibidem. Pp. 131-132.

33. Cit. Por Martín Sánchez Rodríguez, Grupos de poder y centralización

política en México. El caso Michoacán, 1920-1924. México, INEHRM-

Secretarìa de Gobernación, 1994. P. 37.

34. J. Valdovinos, Op. Cit., p. 32.

35. Ibídem. Pp. 34-35.

36. Arnoldo Martìnez V., Historia del comunismo en Mèxico. Mexico, Ed.

Grijalbo, 1985. P. 24 Barry Carr, La izquierda mexicana a través del siglo

XX. Mexico, Eds. Era, 1996. Pp. 34 y ss. Paco Ignacio Taibo II y Rogelio

Vizcaino, Memoria roja. Luchas sindicales de los años 20. Mexico, Eds.

Leega-Jùcar, 1984. P. 11. Martìn Sànchez R., Op. Cit p. 47n.

37. J. >Valdovinos, Op. Cit., pp. 39-40.

38. Martinez Mugica, Op. Cit., p. 118. E. Mijangos D., Op. Cit., p. 132.

39. Diario de debates de la Càmara de Diputados. 19 de septiembre de

1918.

40. Cit. En E. Mijangos D., Op. Cit., p. 132.

41. Archivo Historico del Centro de estudios de la revolución Mexicana.

“Lazaro Cardenas”. Fondo Francisco J. Mugica. Caja 11, exp. 316, doc.

66

42. Diario de Debates de la Càmara de Diputados. 21 de junio de 1919.

43. Ibid. 11 de octubre de 1918.

44. Ibid. 1º. De junio de 1919.

45. Ibid. 2 de mayo de 1919.

46. Loc. Cit.

47. Ibid. 19 de mayo de 1919.

Page 44: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

48. Ibid 8 de mayo de 1919.

49. G. Sanchez Dìaz, “El movimiento socialistas…” Op. Cit., p. 49

50. Cit. En M. Sanchez R., Op. Cit pp. 48-49

51. F.J. Mugica a I. Arriaga, 11 de marzo de 1920, Cit. En Ibid. P. 122

52. Ibid. Pp. 121-126

53. J. Napoleón Guzmán y Gerardo Sánchez, <<Francisco J. Múgica:

pensamiento y praxis agraria>>. P. 162.

54. M. Sanchez R., Op. Cit. pp. 49-50, 130-131.

55. Ibid. p. 157

56. Heriberto Moreno, Guaracha. Tiempos viejos, tiempos nuevos. Morelia,

Fonapas/El Colegio de Michoacán, 1980. Pp. 37, 59.

57. G. Sánchez D. “El movimiento socialista…” Op. Cit. P. 198 53; Sánchez

y Guzmán, Op. Cit., pp.

58. Múgica a A. Díaz Soto y gama, 28 de marzo de 1921. En A. De María y

campos, Op. Cit. P. 171.

59. Pablo G. Macías, Op. Cit. Pp. 404, 405. La lucha. 9 de mayo de 1921

60. Pablo G. Macías, loc. Cit.

61. La lucha. 20 der mayo 1921.

62. Excélsior, 13 de mayo; La Lucha, 15 y 18 de mayo de 1921.

63. Excélsior, 14 de mayo de 1921.

64. A Martínez Múgica. Op. Cit. Pp. 179-183.

65. La lucha. 18 de mayo de 1921, 168-171; M. Sánchez R., Op. Cit. Pp.

101

66. La lucha. 20 de mayo 1921

67. Archivo General de la Nación. Fondo Presidentes. Sección Obregón-

Calles. Expediente 811-M-48.

68. La lucha. 21 de mayo de 1921.

69. En A. De María y Campos, Op. Cit., p. 174.

Page 45: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

Apéndice 1

Bases generales del Partido

Socialista Michoacano*

Mínimo

I. Dotación de ejidos fraccionamiento de la gran propiedad,

obtenido por expropiación, por medios económico-coactivos

(impuestos proporcionales, cultivo obligatorio, etc.). Favorecer la

iniciativa privada en fraccionamientos.

II. Efectividad del artículo 123 y reglamentación adecuada para no

destruirlo, especialmente en lo que se refiere a la jornada

máxima, salario mínimo, participación de utilidades y habitaciones

para los obreros. Creación a expensas del industrial de seguros

contra accidentes, enfermedades profesionales, incapacidad por

agotamiento, y por vejez. Promover el desarrollo sindical.

Creación de sociedades cooperativas de producción y consumo.

III. Evitar que se reforme el artículo tercero constitucional. Establecer

escuelas racionalistas para obreros de ambos sexos. Crear y

fomentar bibliotecas. Organizar conferencias, mítines y patrocinar

o publicar prensa de propaganda.

IV. Prohibir la fabricación de alcoholes en las regiones en que no

constituya una industria de vital importancia. Establecer fuertes

gravámenes a su introducción. Alejar al elemento trabajador por

cuantos medios sea posible de los centros de vicio. Creación de

centros recreativos, etc.

V. Creación y fomento de sociedades feministas. Reconocimiento de

los derechos políticos de la mujer. Reconocimiento de sus

derechos civiles. Derogación de las leyes sobre prostitución.

VI. Establecer y estrechar las relaciones entre el proletariado

mundial.

VII. Tomar parte muy actica en todas las compañas políticas hasta

lograr que los puestos públicos estén ocupados por

representantes de las clases trabajadoras. Luchas porque sea

reconocido al pueblo el derecho de la rebelión.

Máximo

1. Socialización de la tierra.

Page 46: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

2. Socialización de todos los instrumentos de producción, máquinas,

fábricas, instrumentos de labranza, etc.

3. Implantación de instrucción, excluyendo cualquier otro medio de

enseñanza.

4. Evitar la fabricación y distribución de estimulantes, a menos que se

les destine a fines industriales o terapéuticos.

5. Reorganización social tomando como base la igualdad para ambos

sexos.

6. Abolición de las fronteras.

7. Supresión del Estado como entidad política.

Page 47: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

Apéndice 2

“Isaac Arriaga”

Jesús Corral *

Asesinado en un motín social-religioso, su figura se destaca sobre la

misma muerte y el crimen de los retardatarios.

Jefe tácito del Partido Socialistas, con el general Múgica trazó los

lineamientos der la vigorosa agrupación que hoy, más fuerte que nunca,

confía en su destino y marcha impelida por la excitación de la sangre

derramada por el Clero Michoacano.

Arriaga fue un gran luchador; y un vidente. Hombre sin ningún

vicio y con todas las virtudes civiles de que se puede jactar un

ciudadano, estuvo siempre con las ideas avanzadas. Lo combatieron

propios y extraños, como a todos aquellos cuya retina no está en el

pasado ignominioso ni en el presente mezquino, sino que abarca, con

visualidades superiores, los horizontes del porvenir.

Lo calumniaron y escarnecieron los mismos que ayer habían

estado con él para decirle: tú eres el caudillo; tú eres el guía; tú eres el

más capacitado para la lucha porque eres el más convencido; tú eres la

chispa que provocara el incendio espiritual de las masas.

Y su apoteosis a las puertas de la eternidad, se vio aureolada con

los ataques de la prensa mercenaria que criticó al funcionario público por

el hecho de impedir que se colaran al Gobierno elementos morbosos.

Isaac Arriaga no ha muerto. Vive en la conciencia dl pueblo

michoacano; las clases rurales de Michoacán y los elementos obreros

tendrán en el desaparecido un ejemplo luminoso, una huella y un

sendero de victoria.

El asesinato de Arriaga proviene de la hidra clerical, del

latifundismo y del militarismo pretoriano.

Sus enemigos fueron: los terratenientes; los traficantes de la cruz;

y el jefe de las operaciones militares en el Estado.

Yo lanzo el cargo; el “j`cusse” brota de mi espíritu en estos

momentos en que acaba de caer un gladiador en la arena; y reto a

nuestros enemigos anunciándoles que se aproxima la hora de las

reivindicaciones definitivas.

Isaac Arriaga parece en plena juventud. Treinta años habían

pasado por encima de su existencia, templando su carácter

Page 48: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

eminentemente combativo, tonificando su alma hecha ex profeso para

las luchas titánicas de actualidad.

Tomado de la Lucha. Periódico Socialista. Órgano del Proletariado, Tomo II, Núm.

112. México, D.F., 17 de mayo de 1921. El autor era dirigente del Partido Socialista

Michoacano y director de su periódico el 123

Originario de Puruandiro, desde su mocedad se inicio en las lides

políticas. Estudiante inquieto y revolucionario, se unió a las filas que

derrocaron la tiranía tuxtepecana.

Después militó en las gloriosas huestes del Sur, bajo la bandera

que pregonaba la reconquista de la tierra.

En 1918 fue diputado socialista, representante del distrito de

uruapan, desarrollando una labor armónica con los intereses de las

clases trabajadoras.

Arriaga fue muy popular. En casi todo el Estado los campesinos y

los obreros le tributaban un verdadero culto y una veneración propios de

quien ha sabido hacerse un lugar en el corazón de las turbas

desamparadas.

Últimamente desempeño la presidencia de la Comisión Local

Agraria, con tino y energía maravillosos. Inteligente, tenaz, trabajador,

estudioso, él personalmente ocurrió a todas las audiencias de derecho

en los amparos contra el fraccionamiento de los latifundios y no perdió

un solo pleito.

Page 49: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

Apéndice 3

Semblanza de Isaac Arriaga

Cayetano Andrade *

Isaac Arriaga es un símbolo para el proletariado nacional; porque

encarna el espíritu de lucha en contra de todas las explotaciones de la

burguesía capitalista.

Es el elemento de rebeldía que se yergue airado ante las

injusticias de los poderosos y señala con índice de fuego el peligro de la

esclavitud moral y sujeción económica para nuestra patria,

representado en las concesiones que los gobiernos venales hacen a las

compañías extranjeras para que acaparen nuestras riquezas y destruyan

el acervo de energías y bellezas en que es pródiga nuestra Naturaleza

exuberante.

Es el emancipador de las conciencias entenebrecidas por el

fanatismo, abriendo surcos de luz en tinieblas y señalando a las

multitudes de la humos de la victoria, ni lo marearon las alturas. Sabía

muy bien que la fase armada no era más que el preliminar para la lucha

social, de la que fue uno de los precursores, Dotado de una voluntad

inquebrantable y de una gran firmeza de carácter, se formó a sí mismo,

sin ayuda de los demás, y luchando a brazo partido con la adversidad.

Siendo el hijo mayor de una de las familias más pobres de Puruandiro y

habiendo quedado huérfano de padre cuando todavía era muy pequeño,

se marchó por sí solo a la ciudad de Morelia, a hacer sus estudios en el

histórico Colegio de Dan Nicolás de Hidalgo, semillero de héroes y

patriotas. En la vieja Valladolid logró abrirse paso por su clara

inteligencia, su trato amable y su tenacidad para la lucha. A la vez que

estudiaba, trabajaba incansablemente para ganar el sustento de su

anciana madre y sus hermanos, a los que formó moral y espiritualmente.

Su espíritu de gladiador no supo nunca de descanso, y el trabajo y la

lucha fueron los elementos donde se agitó constantemente.

Fue siempre pobre y murió pobre. Tuvo oportunidades para

enriquecerse; pero jamás lo tentaron ni el lucro ni la codicia. Su riqueza

fue siempre espiritual y de corazón, la que prodigó a los de abajo a

manos llenas.

Page 50: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

Alma exquisita, hecha de diafanidades y armonías, fue artista en los

instantes que le dejaron libres las fatigas del diario bregar. Forjo bellos

poemas y trazó estrofas en las que la belleza esplendió como un manto

recamado de gemas. En su juventud, al lado de Cayetano Andrade,

Felipe Calderón y Francisco R. Romero, sostuvo por varios años la

publicación de la revista “Flor de Loto”, que ha sido uno de los

exponentes más brillantes de las letras patrias.

*tomado de Pablo G. Macías, Aula nobilis. Morelia, UMSNH, 1985. PP. 424-427

Pero la pasión de toda su vida, a la que dedico todas las energías

de su alma indómita, fue la causa de los de abajo, la reivindicación de

los derechos del trabajador. Fue hermano del brasero del campo y fue

camaradas del hombre de la fábrica, por cuya emancipación social

pugnó con todas las fuerzas de su fe de apóstol. Fue conductor de

multitudes y agitador de masas para llevarlas a la conquista de sus

derechos de clase.

Por eso fue odiado por la reacción, que no pudo perdonarle su

grandeza y lo abatió cobardemente. En la represión de un motín clerical

fue asesinado de la manera más vil, sellando con su sangre la gloria de

su inmortalidad. Como un albatros cayó en plena tormenta, alumbrado

por laos relámpagos de la tempestad y fulminado por un rayo.

Tal es, a grandes rasgos, la figura de este apóstol del agrarismo

nacional.

Page 51: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

Fuentes Archivos

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Sección Álvaro Obregón-Plutarco Elías Calles.

México, D.F.

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Hemerografìa

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Excélsior. Diario. México, D.F., 1921.

La lucha. Periódico Socialista, Órgano del Proletariado. Diario. México,

D.F., 1921.

Page 52: El Humanismo Militante (Isaac Arriaga)

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ISAAC ARRIAGA se termino de imprimir En el mes de agosto de 1999 en los talleres

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