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Trabajo sobre el indulto en el Pery
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DEDICATORIA
Dedico el presente trabajo a mis padres quienes día a día con esfuerzo y
dedicación me incentivan a seguir adelante y realizar todos mis sueños y metas
trazadas y sin ellos no sería posible.
1
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a la docente quien con determinación, dedicación y cariño nos imparte
sus conocimientos desarrollando en cada uno de nosotros sus alumnos
conocimiento nuevos que pondremos en práctica en nuestra venidera vida
profesional.
2
INDICE
ContenidoRESUMEN........................................................................................................................................2
INTRODUCCION.............................................................................................................................4
ABSTRACT......................................................................................................................................5
CAPITULO I.....................................................................................................................................6
1.1.-MARCO HISTORICO..........................................................................................................6
1.1.1.-Antecedentes................................................................................................................6
1.1.2.-El Indulto como gracia y perdón.................................................................................8
CAPITULO II..................................................................................................................................10
2.1.-MARCO TEORICO............................................................................................................10
CAPITULO III.................................................................................................................................11
3.1.-MARCO CONCEPTUAL...................................................................................................11
3.1.1.-LÍMITES DEL INDULTO COMÚN: DOS OPCIONES...........................................14
3.1.2.-EL INDULTO HUMANITARIO..................................................................................18
3.1.3.- INDULTO EN DELITOS PARTICULARMENTE CONTRARIOS AL ORDEN JURÍDICO: BREVE REFERENCIA AL CASO FUJIMORI FUJIMORI...........................19
CAPITULO IV.................................................................................................................................21
4.1.-MARCO LEGAL.................................................................................................................21
4.1.1.-LA CONSTITUCIÓN PERUANA Y EL INDULTO.................................................21
CONCLUSIONES..........................................................................................................................28
RECOMENDACIONES.................................................................................................................29
GLOSARIO.....................................................................................................................................30
FUENTES DE INFORMACION...................................................................................................32
3
RESUMEN
En el presente trabajo realizado lleva por título “EL INDULTO” que está reconocida
como una atribución del Presidente de la República en el artículo 118° (21) de la
Constitución Política del Perú y como una causa de extinción de la ejecución de la
pena –artículo 85°(1) del C.P. Asimismo, según reza el artículo 89° del C.P. “el
indulto suprime la pena impuesta”. Como puede apreciarse de los dispositivos
citados, al margen de su estudio como acto de gobierno, el indulto tiene un efecto
directo sobre la ejecución de la pena y, por lo tanto, con los fines de la misma. En
lo que a este apartado corresponde, interesa diferenciar, en principio, las ‘clases’
de indulto que puede conceder el Presidente de la República como parte de sus
atribuciones reconocidas constitucionalmente.
Lo primero a acotarse es que el texto constitucional parece diferenciar entre el
indulto y el derecho de gracia. En estricto, el derecho de gracia tiene como
destinatario o en términos más exactos, beneficiario a aquella persona que aún no
ha sido sentenciada y que aún se encuentra siendo procesada. Genéricamente, el
indulto se considera como una gracia más que puede conceder el Presidente de la
República. En lo que aquí interesa, el indulto es una gracia concedida por la
máxima autoridad del Estado mediante la cual al condenado se le perdona por el
delito cometido esto es, el perdón se refleja en la pena que no seguirá siendo
ejecutada.
Para efectos informativos, y como suele asociarse el indulto a los fundamentos
humanitarios para su concesión, debo recordar aquí que en el Perú existen hasta
cuatro clases de gracias presidenciales, y son: El indulto común y ordinario, El
derecho de gracia, La conmutación de la pena, Las gracias por razones
humanitarias: indulto y derecho de gracia.
De las mencionadas gracias presidenciales, en estas líneas nos enfocaremos en
el Indulto con especial énfasis en el indulto por razones humanitarias. En tal
sentido, si el indulto es el perdón por el delito cometido, ello presupone que exista
una resolución previa firme que haya determinado la responsabilidad del sujeto
4
por el hecho. Esto, además, implica que el condenado esté cumpliendo condena y
que, por lo tanto, la pena aplicada en su caso sea efectiva y que no se haya dado
un supuesto para la suspensión de la ejecución de la pena regulados en el Código
Penal.
5
INTRODUCCION
En la siguiente monografía desarrollaremos un tema bastante polémico que es El
Indulto, la doctrina constitucional y penal el indulto es especie dentro del género
denominado gracia presidencial y aun cuando los contornos de esta última
institución no sean del todo precisos, la doctrina mayoritaria se inclina por incluir
dentro de la gracia presidencial a la amnistía, el indulto, el indulto a procesados y
la conmutación de la pena. Por ello, la gracia presidencial puede ser descrita como
las facultades que corresponden al Estado y que están destinadas a la extinción
de la acción penal y la renuncia de este a la persecución, el proceso penal y la
pena. No se justifica en nuestros días como resquicios en la Constitución de la
monarquía o el absolutismo basado en la naturaleza divina del soberano sino
como instituciones constitucionales compatibles con el resto de Ley Fundamental
y que tienen base en la excepcionalidad de otorgar perdones y olvidos para lograr
otros fines constitucionales como la paz social, en el caso de relegaciones o
abandonos generales, la justicia al dejar de exigir la pena drástica o
desproporcionada o la equidad al reajustar la pena. El presente trabajo consta de
cuatro capítulos donde desarrollare paso a paso sobre El Indulto. En el primer
capítulo se abordara lo referente a los antecedentes históricos, en el capítulo dos
abarcaremos lo referente al marco teórico, en el capítulo III daremos los
conceptos previos en lo que es el marco teórico y finalmente se tocara el marco
legal.
6
ABSTRACT
The following essay will develop a rather controversial issue which is pardon,
constitutional and criminal doctrine pardon species within the genus is named
presidential pardon and although the contours of that institution are not entirely
accurate, the majority doctrine favors include within the presidential pardon to
amnesty, pardon, clemency processed and commutation. Therefore, the
presidential pardon can be described as the powers that correspond to the state
and that are intended for the extinction of criminal action and renunciation of this
persecution, the criminal prosecution and punishment. There is no justification
today as loopholes in the Constitution of the monarchy or based on the divine
nature of the sovereign but as compatible constitutional institutions in other Basic
Law and that are based on the exceptional grant pardons and forgetfulness
absolutism to achieve other constitutional and social peace, in the case of
deportations or general dropouts, justice to stop requiring drastic or
disproportionate penalty or equity to reset it ends. This work consists of four
chapters which will develop step by step on the pardon. In the first chapter
regarding two will cover the historical background are addressed in the chapter
concerning the theoretical framework, Chapter III give the preconceptions about
what is the theoretical framework and the legal framework was finally touched.
7
CAPITULO I
1.1.-MARCO HISTORICO
1.1.1.-ANTECEDENTES
En lo penal “Las Partidas” consideraban el indulto como condonación o remisión
de la pena que el delincuente merecía en algún caso. Durante el absolutismo
monárquico del medioevo, el perdón o remisión fue una prerrogativa
real que se ejercía con amplitud extendiéndose desde los delitos cometidos
antes o después de la condonación, borrando la culpa, reduciéndola o la
conmutaba. Esto era posible debido a la confusión y mezcla de poderes
concentrados en una sola persona, con facultades legislativas, judiciales y
ejecutivas.
Desde que en Inglaterra se configuró la división y separación de
poderes donde cada poder del Estado desempeña, facultades especializadas
en un balanceo equilibrado, el indulto se mantuvo como una prerrogativa muy
propia del Poder Ejecutivo o del Rey, invadiendo el campo del legislador y
del poder jurisdiccional.
De ahí que en la Declaración de Derechos de 1688 se estableció el
cuestionamiento crítico al “pretendido poder de la autoridad real para
dispensar de las leyes o de la ejecución de las leyes, como ha sido usurpado y
ejercido en el pasado, es ilegal.” GANOZA ÁLVAREZ, Luis: Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y defensor de los derechos humanos” pg. 58-76. 2009.
8
El Acta de Establecimiento de 1701 dispuso que el perdón del rey no
pudiera impedir la acusación por la Cámara de los Comunes del Parlamento
Británico. El constitucionalista chileno Guillermo Bruno Contreras a este respecto
nos dice: “Es así como en el derecho comparado inglés la prerrogativa real
puede consistir en la remisión de la pena o de la culpabilidad, en su reducción o
en su perdón condicional, pero el delito tiene que ser de carácter público y el
perdón no puede constituir licencia para cometer crímenes” MEINI Iván: “Lecciones de derecho penal – Parte general. Teoría jurídica del delito”
Uno de los primeros que hizo uso del Indulto fue el Libertador Simón Bolívar quien
perdonó a los realistas de Venezuela. Se dice que en Gran Bretaña y Brasil el
monarca concedían amnistía. En las primeras constituciones de Francia no se ha
encontrado ninguna referencia a la facultad de perdonar en el Ejecutivo, aunque
sus asambleas deliberantes la ejercieron. En España y el Reino Unido,
es facultad del rey o reina conceder el perdón. Es facultad del Presidente en los
EE.UU. de América, Francia, Alemania, Italia, Irlanda. En Suiza le corresponde a
la Asamblea Federal (Congreso). Y en América Latina, le corresponde al
Presidente de la República en países como Argentina, Uruguay, Perú, Bolivia,
México, Chile, República Dominicana, además, se han desarrollado leyes o
reglamentos de amnistía y de indulto. Aunque hay terceros países cuya
atribución es compartida entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.
Montesquieu en su “Espíritu de las leyes”, reconociendo la importancia del
indulto, y la necesidad de conservarla en los nuevos sistemas
políticos reflexionando sobre la clemencia del Príncipe, se preguntaba ¿Cuándo
hay que perdonar? Éste respondió: “Es algo que se siente pero que no se puede
describir. No es posible describir al Gobierno lo que debe hacer, pues sólo a él le
corresponde la responsabilidad de adoptar la decisión del indulto que no puede
endosar a ninguna otra instancia, porque en nuestro sistema jurídico, por
sorprendente que pueda parecer a algunos, el último reducto, la última esperanza
para la realización de la justicia está en el Gobierno de la Nación.” GANOZA
9
ÁLVAREZ, Luis: Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y defensor de los derechos humanos” pg. 58-76. 2009.
1.1.2.-El Indulto como gracia y perdón.El Indulto es un residuo histórico de vieja data, longeva, tradicional, que se
constituyó en un régimen de concentración de poderes, y que subsiste en un
Estado democrático de división de poderes, consagrado constitucionalmente, en
donde el Poder Legislativo legisla, el Ejecutivo gobierna y el Judicial juzga y
ejecutar lo juzgado con carácter exclusivo. Pero la excepción a esta regla
fundamental, son dos figuras institucionales: el Decreto Ley y el Indulto.
Por el Decreto Ley el Ejecutivo invade al campo legislativo en circunstancias
políticas críticas. Por el Indulto, el Gobierno entra a corregir lo juzgado por
los jueces e impida que se cumpla la ley penal cuya ejecución,
igualmente la corrige.
El indulto se ha convertido en una institución mundial, siempre de actualidad, y
siempre sometido a los vaivenes de la crítica. Podríamos decir que el indulto
lleva sobre sí el germen de la crítica. Nunca satisface a todos. Pero mientras
existan leyes con penas duras, estará justificado el indulto como perdón, más
aún en sistemas jurídicos donde exista la pena de muerte o condenas privativas
de la libertad a perpetuidad. Mariano Germán nos dice que “razones de equidad,
de oportunidad o de conveniencia pública vendrán en las diferentes ocasiones a
justificar el indulto y a negar su supresión”. MEINI Iván: “Lecciones de derecho penal – Parte general. Teoría jurídica del delito”
En los Estados constitucionales contemporáneos se van distinguiendo las
prerrogativas de la amnistía y el indulto. En lo esencial, el indulto y la amnistía se
diferencian en lo siguiente:
10
1.-La Amnistía es el olvido de los delitos políticos, otorgados por ley a cuantos
reos tengan responsabilidades análogas entre sí, pues tiene un carácter
colectivo. El Indulto es la gracia por el cual el Poder Ejecutivo perdona los
delitos comunes cometidos por un individuo sentenciado por el Poder Judicial,
a excepción de los delitos de peculado y tráfico ilícito de drogas.
2.- La Amnistía tiene efectos más amplios que el Indulto. La primera es
el olvido de todo, extingue la acción penal, la condena, borra la criminalidad del
hecho, a excepción de las indemnizaciones civiles; la segunda, no lleva implícito el olvido, sólo extingue o amengua la pena pero no borra el hecho delictivo, y siempre se mantiene en el registro central de penados de forma que
el reo no pierde nunca la condición de condenado, y si volviera a cometer delitos
sería considerado reincidente. En España el Indulto es aprobado por el Consejo
de Ministros y sancionado por el rey. En el Perú el indulto es una prerrogativa
exclusiva del Presidente de la República.
3.- La Amnistía es general y comprende todos los sujetos implicados en el
hecho ilícito, y lo concede el Congreso o el Parlamento. El Indulto
es particular concedido por el Presidente de la República.
4. La Amnistía surte efecto sobre el pasado, el Indulto surte efecto sobre el
futuro.
5. La Amnistía procede en cualquier momento: durante el proceso y después
de la sentencia. El Indulto sólo procede después de la sentencia condenatoria de
última instancia ejecutoriada.
11
CAPITULO II
2.1.-MARCO TEORICODe acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra Indulto
viene del latín “indultus”, y en su primera acepción significa, “gracia”, por la cual se
remite una pena, total o parcialmente, o se conmuta por otra menos grave. En
su segunda acepción significa, “gracia” que excepcionalmente concede el jefe de
Estado, por la cual perdona total o parcialmente una pena o la conmuta por otra
más benigna.
Joaquín Escriche en su Diccionario Razonado de Legislación Jurisprudencia nos
explica el significado de gracia que significa, beneficio, don y favor que hacían los
soberanos sin merecimiento particular según los casos que se reflejaban en la
legislación vigente. POMA, Flor de María: “determinación judicial de la pena”.
El Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo Cabanellas nos dice
que el indulto es la supresión o disminución de penas, ya por encontrar excesivo
el castigo legal, ya ante la personalidad del delincuente y las circunstancias del
caso, como por acto de generosidad tradicional o excepcional del poder público.
Asimismo, nos explica que esta institución configura una atenuación o relevo de
la pena que se ha conocido de antiguo y que no encuadra con facilidad en la
lógica jurídica. En efecto, establecida la ley represiva y juzgada que alguien es
responsable plenamente de un delito, no cabe sino resolver que debe cumplir la
sanción prevista en la ley y declarada por la justicia. La adopción ulterior e
12
inmediata de una medida que suprima o reduzca la condena atenta en principio
contra la firmeza de los fallos, contra la ejemplaridad que la legislación
penal persigue y contra la retribución individual que la misma
pretende infligiendo un mal en su persona a quien lo ha causado en la de otro,
en sus derechos o bienes. Los motivos por los cuales se concede el indulto
pueden ser políticos, para aureolar de vez en cuando con la clemencia al
soberano o jefe de Estado, o para atenuar en ocasiones juzgamientos que se
estiman excesivos Y recomienda Cabanellas que esta facultad hay que usarla
raras veces, porque su frecuencia equivaldría a un impunismo generalizado, que
llevaría a que se esfumara la intimidación que los preceptos penales poseen.
Entonces el Indulto es un don o gracia que poseía el rey, con
cualidades divinas para perdonar, indultar. Nadie más podría tener ese don
sino el rey, representante de Dios en la tierra, y a la sazón, jefe de Estado.
13
CAPITULO III
3.1.-MARCO CONCEPTUAL
El indulto puede definirse como una medida de gracia que el poder otorga a
los condenados por sentencia firme, remitiéndoles toda pena que se les
hubiera impuesto o parte de ella, conmutándose por otra más suave.
Se diferencia claramente de la amnistía (no regulada en el Código Penal como
causa de extinción de la responsabilidad criminal) en que ésta consiste en el
olvido del delito y supone una derogación parcial y transitoria de la Ley
penal respecto a hechos ya realizados y llevada a cabo por el Poder público,
debido a circunstancias singularmente políticas.
Es una medida de gracia que corresponde al Rey, de conformidad con lo
establecido en el artículo 62 de la Constitución Española, y constituye una
circunstancia de extinción de la responsabilidad criminal regulada en el núm. 4
del artículo 112 del Código Penal.
14
La concesión de toda clase de indultos se rige por la Ley de 18 de junio de 1870.
Mientras no se dicte la ley que ha de regular esta prerrogativa, su otorgamiento ha
de revestir la forma de Derecho motivado, previa deliberación del Consejo de
Ministros y a propuesta del de Justicia, insertándolo en el Boletín Oficial
del Estado, siendo irrevocable.
Los indultos pueden ser generales ( hoy prohibidos por la Constitución de 1978 en
su artículo 62.i), de acuerdo con la opinión dominante entre los penalistas)
y particulares según alcancen a todos cuantos hayan cometido determinados
delitos o a una persona individualizada. Ambos pueden ser a su vez totales
o parciales. El indulto total es la remisión de todas las penas a que hubiera
sido condenado el reo y que aún no hubieran sido cumplidas. El parcial consiste
en la remisión de alguna o algunas de las penas impuestas, o de parte de todas
aquellas en que hubiera incurrido el delincuente, siempre que no se hubieran
cumplido todavía, considerándose indulto parcial también la conmutación de la
pena o penas impuestas por otras menos graves (Ley de 1870 artículo 4, párrafo
último). POMA, Flor de María: “determinación judicial de la pena”.
Cabe conceder el indulto de las penas accesorias con exclusión de las principales
y viceversa, a no ser, dice la Ley de 1870 en su artículo 7 “que aquellas sean
inseparables por su naturaleza y efecto”.
Cuando el indulto consiste en la remisión de la pena principal, lleva consigo en
el derecho común la de las accesorias “a excepción de las de inhabilitación para
cargos públicos y derechos políticos y sujeción a la vigilancia de la autoridad (pena
hoy desaparecida), las cuales no se tendrán por comprendidas si de ellas no se
hubieran hecho mención especial en la concesión”.
Si consiste en la conmutación de la pena impuesta por otra menos grave «se
entenderán conmutadas las accesorias por las que correspondan a la que hubiere
de sufrir el indultado», exceptuándose, sin embargo, el caso en que se dispusiera
otra cosa en la concesión de la gracia. (Artículo 13 de la Ley de 1870).
15
En cuanto al procedimiento, pueden solicitar el indulto los penados,
sus parientes o cualquier otra persona en su nombre “sin necesidad de pedir
escrito que acredite la representación». Puede también proponer el indulto “el
Tribunal sentenciador, el Tribunal Supremo o el Fiscal de cualquiera de ellos”.
El Gobierno podrá así mismo mandar formar el oportuno expediente (artículos 19,
20 y 21 de la Ley de 1870). Así mismo “las solicitudes del indulto se dirigirán
al Ministerio de Justicia por conducto del Tribunal sentenciador, del jefe
del establecimiento o del gobernador de la provincia en que el penado se halle
cumpliendo condena, según los respectivos casos” (artículo 22 de la Ley de 1870).
La solicitud de indulto no suspenderá el cumplimiento de la sentencia ejecutoria.
El indulto aparece igualmente regulado en los números 3 y 4 del artículo 4
del Código Penal. En el primero de los casos como vía que un Tribunal pudiera
escoger, cuando se encuentre ante acciones u omisiones que, a su juicio, no
debieran ser penadas o, en su caso, debieran serlo con pena notablemente más
benigna, acudiendo al Gobierno proponiendo la concesión del indulto (total
o parcial).
Los criterios en que ha de fundar su juicio el Tribunal son, por un lado, el mal
causado por la infracción y, por otro, las circunstancias personales del reo. El texto
derogado utilizaba la fórmula «atendidos el grado de malicia y el daño causado por
el delito». El primer criterio, de carácter objetivo, sigue siendo el mismo y,
en definitiva, se identifica con el contenido de injusto del hecho. El segundo, de
índole subjetiva, experimenta una ampliación. Grado de malicia se refería a
la culpabilidad por el hecho cometido. Con la nueva expresión «circunstancias
personales» se da entrada a otros elementos, que pueden ser posteriores a
la comisión del hecho (v.gr. plena rehabilitación a efectos de la concesión de
indulto). MEINI Iván: “Lecciones de derecho penal – Parte general. Teoría jurídica del delito”
16
En el segundo de ellos, prevé dos supuestos de suspensión de la ejecución de la
pena, en caso de que media repetición de indulto.
El primero, en el que la suspensión resulta imperativa (suspenderá), se refiere al
caso en que el Tribunal hubiere apreciado motivadamente que el cumplimiento de
la pena puede vulnerar el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas. Ante la
posible violación de este derecho fundamental, garantizado por el artículo 24.2
C.E. la Ley ordena al Tribunal que suspenda la ejecución en tanto no se resuelva
sobre la petición de indulto formulada. Cautela razonable y prudente.
Como lo es también la potestad discrecional que, en el segundo supuesto, la Ley
otorga al Tribunal de suspender así mismo la ejecución de la pena mientras no se
resuelva el indulto, cuando de llevarse a cabo aquélla perdería éste su finalidad.
Por último determinar qué disposiciones específicas relativas al indulto se
encuentran en el artículo 206 del nuevo Reglamento Penitenciario y en
el artículo 8.3 de la L.O. 15/1994, de 1 de junio para la cooperación con el Tribunal
Internacional por el enjuiciamiento de los presuntos responsables de violaciones
graves del Derecho Internacional Humanitario cometidas en el territorio de la ex
Yugoslavia. Recuérdense, así mismo, las limitaciones del indulto de los
reincidentes (artículos 2 y 3 de la Ley citada de 1870) y su imposibilidad respecto
del Presidente y de los demás miembros del Gobierno. (artículo 102.1 C.E.).
3.1.1.-LÍMITES DEL INDULTO COMÚN: DOS OPCIONES
3.1.1.1.- La inconstitucionalidad del indulto común
Siguiendo la línea discusiva anterior, si el motivo no es una deficiencia de
conocimiento, la otra posibilidad es que el Alto Tribunal excluye el indulto común (y
un indulto impropio común) basado en motivos constitucionales que, aunque no
expresados literal o diametralmente, si fluyen claramente de sus consideraciones.
Los derechos y bienes constitucionales que, en principio, parecería intervenir una
17
gracia que no se base en motivos de salud física o mental del condenado, serían
de tal suerte el derecho a la igualdad (inciso 2 del artículo 2° de la Constitución
Política del Perú), la protección de amenazas contra la seguridad y la promoción
del bienestar general que se fundamenta en la justicia (ambos del artículo 44°),la
finalidad del tratamiento penitenciario (inciso 22 del artículo 139°) y la obligación
Presidencial de cumplir y hacer cumplir las sentencias (inciso 9 del artículo 118°).
Y es que parece ser que el indulto común no presenta razones objetivas para
premiar con un beneficio intenso (el perdón de la pena) a un sentenciado con
características paritarias a otros, de tal modo que esta gracia terminaría
separando a condenados sin la existencia de razones justificantes que permitan
conocer por qué es factible en aquel caso y por qué no en otro de igual
connotación, creando una desigualdad en la aplicación de la ley. A la par, un
otorgamiento en este plano parece desconocer que el Estado tiene la obligación
de reformar, reeducar y reinsertar al sentenciado y que al suprimir la ejecución de
la pena no solo no se habría cumplido con la finalidad constitucional de la
represión, sino que devuelve a la sociedad alguien que puede seguir siendo un
peligro para el desenvolvimiento normal de la vida; alguien que podría seguir
delinquiendo. Atentaría aparentemente –y hasta podría haber quien sostenga que
se trata de una contracción- el deber del Presidente de hacer cumplir las
sentencias pues el consentimiento del indulto borra la pena impuesta por el Poder
Judicial (la sentencia no se cumple), pasando incluso por la autoridad del
organismo judicial. La aprobación del indulto significaría–en fin- que el Jefe de
Estado cree una atmosfera de injusticia en nuestro medio, acusado por el rechazo
o por lo menos la separación de sectores de la población27 que no se sienten
protegidos y mucho menos estiman que el Estado reacciona imparcialmente en
todos los casos, lo que conllevaría a malestares frecuentes. Si esos son los
defectos de constitucionalidad del indulto común (y del indulto impropio común)
entonces su regulación deben ser derogada por el Estado o en su defecto
inaplicada o declarada inconstitucional por transgredir la Constitución por el fondo
al atentar contra otros principios, quedándonos únicamente con el indulto (propio y
anticipado) por razones humanitarias.
18
3.1.1.2.- Una posible interpretación constitucional del indulto común y su configuración
Con todo, podría existir otra lectura a la aparente inconstitucionalidad del indulto
común (y del indulto impropio común) que podría salvar su existencia dentro del
ordenamiento jurídico peruano. Como resulta bien sabido, la Constitución no
prohíbe los tratos desiguales, sino que proscribe el trato desigual que no presente
elementos objetivos justificatorios, en otros términos, allí donde no existan razones
para sustentar un trato diferenciado se podría hablar de una vulneración del
principio de igualdad, sobre esto, el Tribunal Constitucional ha señalado que: “no
toda desigualdad constituye necesariamente una discriminación, pues no se
proscribe todo tipo de diferencia de trato en el ejercicio de los derechos
fundamentales; la igualdad solamente será vulnerada cuando el trato desigual
carezca de una justificación objetiva y razonable. La aplicación, pues, del principio
de igualdad, no excluye el tratamiento desigual; por ello, no se vulnera dicho
principio cuando se establece una diferencia de trato, siempre que se realice sobre
bases objetivas y razonables” 28 En ese contexto si se declara procedente un
indulto común exponiendo razones atendibles que diferencia al beneficiario del
resto de la población penal (excluyendo motivos de salud que son materia de
indulto humanitario) entonces cesaría la objeción constitucional hecha en un
primer momento. GANOZA ÁLVAREZ, Luis: Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y defensor de los derechos humanos” pg. 58-76. 2009.Así, si para otorgar la gracia aparentemente inconstitucional se verifica en el reo
una prognosis favorable con respecto a una transformación más acorde con la
expectativa social, si se demuestra que la pena se ha orientado a educarlo no solo
con respecto a los deberes infringidos con el ilícito por el que fue sentenciado sino
con respecto a normas estándares de comportamiento dentro de la población y
que por tanto puede admitírsele como cualquier persona con expectativas y
aspiraciones (con proyecto de vida), entonces se le distingue del resto de
sentenciados pues el tratamiento penitenciario a surtido efectos antes del
cumplimiento de la pena los efectos deseados. Un reo que haya satisfecho estas
19
condiciones especiales no será –desde mi óptica- peligroso para la sociedad y
quedaría dispersada la alegada amenaza contra la seguridad. Si a todo lo anterior
se agrega que el inculpado y/o incluso su familia tienen condiciones de
vulnerabilidad, como sucede cuando es jefe de familia o proviene de sectores de
pobreza o extrema pobreza, y que la pena dictada ha sido desproporcional,
drástica o coyuntural, puede afirmarse que ello coloca a este sujeto en una
condición no reconciliable con otros sentenciados. En suma, aun sin alegar la
existencia de males degenerativos o terminales, es posible encontrar escenarios
en los que un sentenciado (o un procesado para el caso indulto anticipado) no
está en las mismas condiciones que otros, siendo atendible o por lo menos
evaluable una gracia de esta naturaleza a su favor. Por este camino nos parece
que se endereza los artículos dedicados en el reglamento (Resolución Ministerial
N.° 162-2010-JUS) para este tipo de gracia, sin embargo –como ya se indicó-, el
Tribunal Constitucional sostiene (o parecería sostener) que la única forma válida
de otorgar indultos es cuando se presentan motivos humanitarios, lo que no sería
precisamente lo más saludable para nuestras abultadas prisiones. Estamos
convencidos que a diario los jueces penales, mixtos y los de grado de nuestro país
realizan su labor con eficiencia, eficacia y conciencia, sé que consideran tanto de
los bienes transgredidos con el delito como la proporcionalidad de pena que debe
imponerse con tal motivo, pero cuesta creer que no puedan existir errores en la
valoración del hecho, en una inusitada dependencia social o en la determinación
de la pena y ante esas contingencias deben haber poderes excepcionales para su
redención. Bajo esos parámetros, se ubica para mí que el indulto común sería
únicamente una excepción al deber de cumplir y hacer cumplir las sentencias y
por lo tanto acorde con la Constitución.
3.1.2.-EL INDULTO HUMANITARIO El otro tipo de indulto es el humanitario y su procedencia está condicionada a
graves motivos de salud que presenta el sentenciado (o el procesado en el indulto
impropio). Un primer supuesto de su admisión se ubica por tanto cuando el
favorecido tiene un mal terminal. Igualmente, se estima viable cuando la
enfermedad no sea terminal pero si grave, revestida por un carácter de
20
progresividad y que a la fecha de la concesión tenga un avance significativo y sea
incurable, sujeto además a que conjuntamente con estos presupuestos, se
desprenda que las condiciones carcelarias coloquen la vida, la salud o la
integridad del beneficiado en grave riesgo, un último supuesto se configura cuando
el reo presenta crónicos, irreversibles y degenerativas enfermedades mentales,
situación a la que debe adicionarse que la condición carcelaria del culpado
incrementa de forma extralimitada el riesgo para su vida, su salud o integridad
física. Por demás esta señalar que cuando la solicitud se presenta en esas
coordenadas su autorización resulta más que viable y su constitucionalidad tiene
muy pocas dudas pues se evidencia más claramente la diferencia entre un
procesado que padece la prisión y otro que además de esas circunstancias de por
sí penosas, afronta males físicos o mentales graves. Ello, como resulta evidente,
no se traduce necesariamente en la aprobación social, sobre todo cuando el
sentenciado es un personaje conocido o su juicio ha sido muy divulgado. El efecto
social de desaprobación del indulto, aun cuando sea humanitario, desde nuestro
punto de vista guarda poca relación con el delito o con las circunstancias del
hecho penado, pues indultos ya comunes ya humanitarios se otorgan a diario y su
concesión no es cuestionada porque los agraciados son desconocidos al igual que
sus juicios. El rechazo social de produce por ejemplo cuando este tipo de gracia
es otorgado en contextos no tan claros o en lo que se imputa que son
provenientes de corrupción, por lo que la sociedad no repara (o lo hace muy poco
en el delito) por el que el sentenciado se encontraba en prisión sino en el
escándalo de su concesión por la figura del Presidente.
3.1.3.- INDULTO EN DELITOS PARTICULARMENTE CONTRARIOS AL ORDEN JURÍDICO: BREVE REFERENCIA AL CASO FUJIMORI FUJIMORISi existen supuestos válidos en los que por ley cabe limitar el indulto, también es
posible afirmar que la Comisión de Gracias y el Presidente a su turno, no pueden
estimar un indulto cuando el solicitante haya cometido un delito con que tiene las
características de gravedad antes enunciadas (alto reproche, atentado contra
derechos de un peso abstracto elevado y el ilícito implique desprecio por la
dignidad humana). Hay que recordar pues que tales ilícitos atacan de forma
21
central las condiciones de vida en colectividad, se trata de delitos cuyo desvalor de
la acción es elevado y que resquebrajan los fines del Estado y los derechos
fundamentales que este protege y, en esa medida, su concesión implicaría
desconocer la labor del Estado en la protección contra amenazas (artículo 44° del
Código Penal), el incumplimiento de los fines de la pena 44, el incumplimiento de
los fines preventivos de la pena 45 y la seguridad personal en su dimensión
objetiva, auspiciando para parafrasear con la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH o la Corte) “la repetición crónica de las violaciones de derechos
humanos” 46. En estos supuestos puede extrapolarse en parte la línea establecida
por la CIDH para los casos de amnistía. Como es ampliamente conocido, en la
sentencia de fondo del caso Barrios Altos vs. Perú, la Corte sostuvo: “son
inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el
establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la
investigación y sanción de las responsables de las violaciones graves de los
derechos humanos” agregando que: “La Corte, considera que las leyes de
amnistía impidieron la investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y
sanción de los responsables de los hechos ocurridos”47. Decimos en parte, y nos
apartamos de otros estudios, que, con motivo del pedido de indulto del ex
presidente Alberto Fujimori, han señalado que la Corte ya ha señalado con motivo
de este caso que es imposible conceder indulto. No es cierto. La Corte se ha
pronunciado por la amnistía que en abstracto abandona de forma general la
persecución de los eventuales responsables, y por tanto no existe el proceso y no
hay sanción para los responsables. El indulto (no el indulto para procesados)
suprime únicamente la pena, no retira la sentencia ni liberación de
responsabilidad, el indultado seguirá siendo culpable del ilícito y deberá pagar la
reparación civil que se le ha impuesto. La “sanción” a la que se refiere la Corte no
se identifica con la pena efectiva y por tanto la prisión del procesado, la sanción se
refiere a la declaración de responsabilidad. Sin embargo, no se puede negar que
conceder el indulto en delitos de alto reproche prohibiría que la pena que implico el
delito no se cumpla, generando tenciones con otros principios constitucionales que
deben ser observados y que ya han sido explicados pocas líneas arriba. Por tanto,
22
en este tipo de supuestos y ante la inexistencia de ley prohibitiva, la Comisión de
Gracias y el Presidente deben explicitar las razones constitucionales que
conllevan a la negación de la concesión48. Tales motivos deberán versar
(ponderar en términos latos) entre los fines que tiene el indulto y el ofensa y grave
reproche que implica y produjo el ilícito, proscribiendo de este modo su concesión.
Empero si esta gracia es concedida, desde nuestra perspectiva, se habilitaría la
posibilidad de su revisión en sede constitucional. De nuestra exposición se deriva
que en el caso del pedido de indulto ex presidente Alberto Fujimori Fujimori no
sería procedente la concesión del indulto, pues los crímenes por los que fue
procesado y sentenciado son irreconciliables con otros valores, bienes y derechos
constitucionales.
JUDIALIZACIÓN DEL INDULTO: LOS LÍMITES A LA ACTUACIÓN PRESIDENCIAL Y LOS LÍMITES DEL JUEZ CONSTITUCIONAL EN ESTOS CASOS
Con todo, a nuestro modo de ver, son pocos los supuestos en que el juez
constitucional puede revisar la concesión o denegatoria de un indulto vía procesos
constitucionales de la libertad (básicamente el amparo y el hábeas corpus). Así,
puede iniciarse un proceso constitucional cuando:
i) se otorgue o deniegue un indulto recomendado por la Comisión de
Gracias pero no observado por el Presidente en uso de la
“discrecionalidad” absoluta
ii) se deniegue un indulto basado en una ley que limita de forma
desproporcional la facultad presidencial, es decir, una ley que vulnera la
facultad
iii) cuando se conceda el indulto a personas que han cometido delitos que
atenten directamente contra derechos fundamentales cuyo peso
abstracto sean elevado, que tengan alto reproche y que con el delito
desconozcan el valor del principio de dignidad humana
iv) cuando la resolución que deniega la gracia carezca de motivación. De
este modo, y siempre desde nuestra humilde perspectiva, no podría
23
iniciarse un proceso constitucional: i) para la revisión del cumplimiento
de presupuestos o la carencia de ellos al conceder o denegar el indulto;
ii) para impugnar deficiencias de motivación en la concesión del indulto;
iii) para la declaración de nulidad del indulto basado en un error en el
cumplimiento de los presupuestos; iv) para recobrar la vigencia del
indulto otorgado en base a un error. En estos últimos supuestos
subsistirá la responsabilidad administrativa de los miembros de la
Comisión de Gracias y la responsabilidad constitucional del Presidente y
del Ministro que refrenda la Resolución Suprema. Sobre los supuestos
antes enunciados en iii) y iv), esto es, en: nulidad del indulto basado en
un error y recobrar la vigencia del indulto otorgado en base a un defecto,
debe decirse -por tanto- que no resulta correcto que en el caso José
Enrique Crousillat López Torres, Expediente N.° 03660-2010-PHC/TC, el
Tribunal Constitucional, arrogándose una facultad que no tiene y que
además no había sido solicitada declare nula al concesión del indulto
otorgado al actor pero ya dejado sin efecto por el Ejecutivo y declare
infundada la demanda cuya pretensión era recobrar la vigencia del
indulto conseguido con anterioridad49 . La declaración de nulidad de
una resolución dejada sin efecto tiene desde mi punto de vista varias
consecuencias conexas una con otra. Primero, corrompe el principio de
corrección funcional pues no respeta los márgenes de acción del juez
constitucional50 y, como consecuencia de ello, en segundo término,
extiende al infinito la posibilidad de control de actos “políticos”
desobedeciendo, en tercer lugar, la autorrestricción con la que debe
actuar un órgano constitucional atento a las atribuciones con las que ha
sido dotada. Literalmente el Colegiado Constitucional indica: “este
Tribunal Constitucional considera necesario reiterar que, dado que la
facultad presidencial de indulto genera efectos de cosa juzgada, su
revocación por el propio Presidente del República resultaba
jurídicamente inviable, sin perjuicio de que aquél pueda ser controlado
jurisdiccionalmente”51 . Con ello, pensamos que por lo forma cómo
24
abordó el fondo de este caso el Tribunal Constitucional deja la puerta
abierta para la revisión de la concesión o denegatoria de indulto y ello
no es compatible con el modelo que la Constitución a dispuesto para la
actuación de los organismos constitucionales. En el caso, la demanda
debió ser declarada infundada, pero basándose en que dejar sin efecto
un indulto basado en el fraude no constituye amenaza cierta e
inminentemente al derecho a la libertad personal. Por nuestra parte,
pensamos modestamente que las posibilidades planteadas para
proceder a un proceso constitucional por la concesión o denegatoria de
un indulto respetan las competencias Presidenciales y están dentro de
los límites de actuación del juez constitucional.
25
CAPITULO IV
4.1.-MARCO LEGAL
4.1.1.-LA CONSTITUCIÓN PERUANA Y EL INDULTO.
La Constitución de 1979 consagra estos derechos en la literal ll)
del inciso 20 del Art. 2° y que textualmente dice:
“La amnistía, el indulto, los sobreseimientos definitivos y las prescripciones producen los efectos de cosa juzgada”.
Esta norma la copia la Constitución de 1993, en el inc. 13 del Art. 139°, parte
pertinente:
“La amnistía, el indulto, el sobreseimiento definitivo y la prescripción producen los efectos de cosa juzgada”.
Estas normas se ajustan a lo consagrado en el inc. 6 del Art.4 del Capítulo
II de la Convención Americana sobre Derechos Humanos más conocida como el
Pacto de San José de Costa Rica (22 de noviembre de 1969), señalando que
toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o
26
la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los
casos. Res indicata pro veritate habitur.
Igualmente se repite en el inc. 4 del Art. 6, Parte III del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (16 de diciembre de 1966) adoptado por la
Organización de las Naciones Unidas, incluso aplicables en casos de
personas condenadas a la pena de muerte, que tienen el derecho a solicitar el
indulto o la conmutación de la pena, lo que demuestra la gravedad de los delitos
susceptibles de perdón.
El poder de indultar en el Perú ha sido restrictivo por el inc. 23 del Art. 211 de
la Constitución de 1979 que enumera las atribuciones del Presidente de la
República al conceder indultos y conmutar penos, “salvo los casos prohibidos
por la ley”. Mientras que la Constitución de 1993 amplía esta discrecionalidad
presidencial al establecer en el inc. 21 del Art. 118, incluso “en los casos en que la etapa de instrucción haya excedido el doble de su plazo más su ampliatoria”.
El Estado peruano en la Décimo Sexta Disposición Transitoria del Título VIII de la
Carta del 79’ ratifica en todas sus cláusulas, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos así como el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas. Ratifica, igualmente, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos de San José de Costa Rica.
Hoy el Indulto es potestad del Poder Ejecutivo. La Amnistía del Poder
Legislativo. El Indulto es una dispensa de la ley, y sólo lo concede quien tiene
facultad de ampliar, restringir o modificar las leyes. Francisco García
Calderón en su Diccionario de la Legislación Peruana explica que el indulto es
la condonación o remisión de la pena que un delincuente merecería por su delito.
27
El Indulto es discrecional, que no obedece a los derechos de un condenado, y
menos puede exigirla judicialmente. Es más bien una gracia que la
Constitución reconoce en búsqueda de la equidad, y por las siguientes razones:
Primero, por la desconfianza del derecho establecido; segundo, cuando se
considere que no están bien probados los hechos materia de la condena o que no
existe causa probable para procesar; y tercero, por el principio que lo que se
consideró justo en un instante deviene injusto posteriormente por el cambio de las
circunstancias, o de la personalidad del inculpado, lo que se conoce como
el rebus sic estantibus. Al margen de que las leyes materia del procesamiento
o de la condena subsistan.
En el Perú las leyes N° 10220 (julio, 1945) y N° 12654 (julio, 1956)
concedieron indultos y amnistías. Posteriormente se ha indultado por casos de
terrorismo. En efecto, mediante Ley N° 26655 del 16 de agosto de 1996 se instaló
una Comisión encargada de proponer al jefe de Estado la concesión de indulto a
procesados y condenados por terrorismo o traición a la patria sin pruebas y sin
indicios.
Valle Riestra nos señala los requisitos para conceder el indulto, los cuales son:
a) Pena impuesta por sentencia firme o proceso penal abierto
b) informe judicial previo
c) solicitud del afectado o decisión motu propio del gobierno; d) decreto
gubernativo rubricado por el Ministro.
La pregunta es ¿el indulto es cosa juzgada? La respuesta desde un enfoque
constitucional es que el indulto sí es cosa juzgada, de acuerdo con la norma
constitucional invocada. Y si es cosa juzgada, entonces el
indulto no puede ser revisable ni revocado. Javier Valle Riestra conceptúa que
el indulto es irrevisable, intangible e irrevocable. GANOZA ÁLVAREZ, Luis:
28
Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y defensor de los derechos humanos” pg. 58-76. 2009.
Francisco Chirinos Soto es de la opinión que no hay indulto bien dado ni indulto
mal concedido, el indulto es simplemente indulto otorgado por quien tiene la
potestad constitucional de hacerlo. Y ese indulto es irrevisable, porque no se trata
de un proceso, de un fallo, de una sentencia o de una decisión jurisdiccional.
Eguiguren declara que el indulto es cosa juzgada, pero excepcionalmente se
puede revisar. Solamente procede la anulación si en el procedimiento del indulto
se ha procedido algún acto fraudulento, irregular. La cosa juzgada fraudulenta se
puede revisar. El indulto solamente se puede revisar y eventualmente anular si es
producto de un acto fraudulento.
Yo opino que teniendo el indulto la cualidad de cosa juzgada,
excepcionalmente, puede ser revisable. Si en el procedimiento del indulto se ha
producido un acto fraudulento, irregular, entonces puede ser revisable. En el
caso de Crousillat hay sospechas de que los dictámenes médicos se han
ocultado el estado de salud del beneficiado. Y si se comprueba el
fraude médico, entonces hay responsabilidad penal de los médicos que
emitieron esos informes. Constitucionalmente el Presidente de la República no
tiene responsabilidad política, esa responsabilidad la tendría el Ministro del sector
que refrendó la resolución del indulto, de conformidad con el art. 120° y 128° de la
Constitución. Entonces procedería la Acusación Constitucional de acuerdo con
el artículo 99° de la Constitución vigente.
En primer lugar, estimo que no debió concederse la gracia del indulto a quien es
una figura emblemática de la corrupción. Pero también estimo que la revocatoria
del indulto habrá de generar jurisprudencia que puede ser invocada y
aprovechada políticamente en detrimento de la seguridad jurídica. Mañana más
tarde cualquier jefe de Estado solo por motivos políticos podría perturbar los
29
derechos fundamentales del beneficiado y el orden jurídico, disponiendo la
revisión del indulto para establecer si son nulos o no.
Pero de ninguna manera estoy de acuerdo con la Coordinadora de Derechos
Humanos que en una posición arcaica y totalitaria, ha expresado su rechazo a
cualquier forma de amnistía, indulto, derecho de gracia u otro mecanismo
que supuestamente imposibilite las investigaciones sobre presuntas violaciones a
los derechos humanos.
Hay indultos concedidos que han provocado polémica, recordemos que en los
EE.UU. el Presidente Clinton en el último día de su mandato indultó al millonario
Marc Rich, fugitivo en Suiza desde 1983, incriminado por evasión de impuestos,
fraude y comercio petrolero ilegal en Irán. Hubo un escándalo mayúsculo porque
la ex cónyuge de Rich, Denisse, fue una importante contribuyente del Partido
Demócrata, y en la campaña de Hilary Clinton para Senadora. También donó
alrededor de 450 mil dólares al Fondo de Biblioteca Presidencial de Clinton.
Incluso el cuñadísimo del ex Presidente, Rodham, se vio obligado a devolver
cerca de 250 mil dólares a cambio del perdón presidencial para Rich. Los Clinton,
afirmaron que desconocían esos arreglos y conminaron a su pariente a devolver el
dinero. Una Fiscal Mary Jo White, inició una investigación sobre la gracia
presidencial para ver si Clinton había violado la ley al conceder el indulto, pero
ésta quedó firme e incólume. Es el mismo Clinton quien perdonó a los terroristas
del FALN y a 140 personas más.
Asimismo, el Presidente Gerald Ford indultó a Richard Nixon el 8 de setiembre de
1974 por el hecho delictivo conocido como “Watergate”. Andrew
Johnson indultó a antiguos oficiales y militares confederados, tras la guerra civil
americana. Jimmy Carter amnistió a los desertores de la guerra de Vietnam.
George H.W. Bush perdonó a 6 oficiales de la administración de Reagan,
condenados con relación al asunto “Irangate.”
30
En España se han presentados casos en los cuales los tribunales pronuncian
sentencias de condenación y al mismo tiempo solicitan el indulto, por ejemplo en
una sentencia del Tribunal Supremo del 28 de febrero de 1992 a Enrique Ruiz
Vadillo, el Tribunal le confirmó la sentencia impuesta en estricta aplicación de la
ley, y a la vez solicitó el indulto por razones de equidad y de justicia,
particularmente, porque al haber transcurrido cerca de 14 años del hecho delictivo,
se estaba juzgando a un hombre -el acusado- distinto en sus circunstancias
personales, familiares y sociales, y por lo tanto, la pena no cumpliría su intrínseca
función de ejemplaridad, de rehabilitación o de reinserción social. GANOZA ÁLVAREZ, Luis: Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y defensor de los derechos humanos”
Emilo F. Mignone de Argentina, nos dice que el Presidente Constitucional, Raúl
Alfonsin, promulgó un conjunto de decretos concediendo indulto que benefician
a altos jefes militares procesados que no fueron beneficiados por las leyes de
Punto Final y Obediencia Debida, sancionados por Alfonsín. Esos indultos
comprendieron, además, a ex miembros de la Junta Militar, a la totalidad de los
jefes militares procesados, a un cierto número de ciudadanos acusados de
subversión, que estaban prófugos, detenidos, encarcelados o condenados, así
como al jefe de los Montoneros, Mario Eduardo Firmenich y otros dirigentes y
militantes, que se habían separado del Movimiento Peronista Montonero en 1979,
entre ellos el poeta Juan Gelman. Estos indultos provocaron el 30 de diciembre de
1990, una masiva protesta que se expresó en la Plaza Dos de Mayo: más
de 100 mil ciudadanos, convocados por las organizaciones de los derechos
humanos, se hicieron presentes. La reacción internacional fue adversa. Los
obispos católicos y protestantes la condenaron, a excepción del Arzobispo
Antonio Quarracino que lo celebró. La Fuerzas Armadas expresaron su
complacencia.
En suma, no olvidemos que el indulto es una gracia que le corresponde
otorgarla única y exclusivamente al Presidente de la República. Siendo una
31
gracia, es decir, un don, ese don no resiste un razonamiento jurídico, no
necesita ser explicado jurídicamente, porque precisamente, es una gracia o una
prerrogativa que lo concede la máxima autoridad porque así lo quiere, y es
voluntad del Presidente concederla no sólo por razones humanitarias sino
incluso por motivaciones políticas.
Siendo el indulto una gracia, ineluctablemente estará bajo el fuego de
la crítica implacable de los adversarios u oposición política discrepante.
Esa crítica arreciará sobre dos dimensiones: la legalidad de la decisión y la de
su admisibilidad ética y política. De modo que el jefe de Estado que la suscriba,
deberá resistir a pie firme el tsunami agresivo de las partes contendientes.
El indulto que es un acto de administración de justicia vedado a los jueces, es un
acto inmotivado, porque no requiere de explicación de motivos, pero que tiende a
cumplir una prevención especial de gracia humanitaria que no atente contra el
principio de igualdad y que no fomente la impunidad.
Gracias a estas prerrogativas de olvido y perdón, los gobiernos
democráticos han reivindicado a presos encarcelados, muchas veces por
razones políticas en regímenes dictatoriales, dándoles la libertad. De modo,
que hay que cuidar y proteger estas instituciones que buscan la paz con
justicia: Opus justitiae pax. GANOZA ÁLVAREZ, Luis: Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y defensor de los derechos humanos”No manipulándolas ni utilizándolas frecuentemente sólo por cálculo político o
peor aún, por intereses fenicios.
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CONCLUSIONES
En estos últimos años, la concesión de las gracias presidenciales es un tema que
viene generando mucha polémica no sólo en el mundo político sino también en el
académico. Así, por ejemplo, los indultos concedidos a los ex ministros de Justicia
y del Interior, Alfredo Jalilie Awapara y Fernando Dianderas Ottone, o el otorgado
al empresario José Enrique Crousillat han servido para que la Academia se
pronuncie sobre los límites constitucionales de esta facultad presidencial y la
posibilidad de su anulación. Sin embargo, ningún tipo de perdón tramitado o
concedido ha generado tanto interés en nuestra historia republicana como el
solicitado a favor de Alberto Fujimori Fujimori.
Como se sabe, para la concesión de un indulto por razones humanitarias fue
creada una Comisión de Indulto y Derecho de Gracia por Razones Humanitarias y
Conmutación de la Pena (en adelante, la Comisión). Dicha Comisión, será la que
recomiende la concesión del indulto respecto de determinado recluso al
Presidente de la República. Según el Reglamento, será el Director del Centro
Penitenciario ante quien se presentará dicha solicitud y, luego de formarse el
expediente, éste será remitido a la Comisión. Con la solicitud deberá adjuntarse la
sentencia que impone la pena así como los informes sociales y médicos respecto
a la situación de salud del condenado que solicita el indulto. Luego, la Comisión
evaluará. Si bien, se toman en cuenta criterios como la lesión al bien jurídico en
concreto, la pena impuesta, la calificación jurídica, el tiempo de condena que lleva
el procesado, entre otros, en el caso de los indultos por razones humanitarias,
primará el carácter humanitario de la decisión. Es decir, que el criterio más
importante sería el de la gravedad de la condición en la que se encuentra el
condenado.
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RECOMENDACIONES
Incorporando a mayor detalle el procedimiento a seguir en cuanto a la concesión
de las gracias presidenciales en general, incluyendo, en este caso, el caso del
indulto por razones humanitarias. Básicamente, establece cuatro modelos de
presentación de solicitudes de concesión de las gracias. Sin embargo, tales
modificaciones, no enervan lo sostenido, por quien suscribe, en el artículo
comentado. En principio, la norma constitucional que establece como atribución
del Presidente de la República la concesión del indulto –no sólo el humanitario-
sigue formando parte de nuestro ordenamiento. El reglamento ahora vigente, no
hace otra cosa que, en dicho extremo, confirmar lo que constitucionalmente está
establecido en el artículo 3° (b) del mismo. Igualmente, y ya en el plano del
procedimiento, la comisión encargada de la evaluación de las solicitudes –que
ahora se llama Comisión de Gracias Presidenciales-, sigue estando conformada
por miembros elegidos por el ejecutivo. De igual modo, la comisión propondrá la
concesión de la gracia, como también establecía el reglamento anterior-, así como
elevará al Ministro de Justicia la propuesta y el informe artículo 22° del
reglamento vigente-. En suma, si bien han operado algunos cambios formales
respecto del procedimiento, sustancialmente, y para efectos de la posición
asumida por quien suscribe, el conflicto con los principios aludidos sigue
permaneciendo.
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GLOSARIO
Inadmisibilidad.- Es la sanción prevista expresa o tácitamente en la ley
para declarar la ineficacia de un acto procesal penal que la ley considera
que no debe producir efectos procesales. Los códigos procesales penales
la mencionan para algunos casos y sin ninguna sistematización, pero con
frecuencia está latente la sanción en muchas de sus disposiciones ante los
límites que tiene el poder dispositivo de las partes respecto del contenido,
aún formal, del proceso penal.
Indulto.- procede del latín indultus y refiere a la gracia que permite eximir a
alguien de un castigo o modificar una sanción. El término también se utiliza
para nombrar al perdón que puede otorgar un presidente o mandatario
para anular, reducir o cambiar un castigo.
Reo.- El que ha cometido un delito contra la seguridad del Estado
Facultativo.- Que puede hacerse o dejar de hacerse
Amnistía.- Perdón de penas decretado por el Estado como medida
excepcional para todos los presos condenados por determinados tipos de
delitos, generalmente políticos.
Represiva.- es la acción y efecto de reprimir. Tiene particularmente dos
utilizaciones: en contextos políticos y sociales y en contextos
psicoanalíticos. En ambos casos implica la pretensión de impedir un
comportamiento, o la de castigarlo una vez producido; y su conceptos
opuestos son los de libertad y tolerancia. En ambos casos la represión se
ejerce desde algún tipo de ámbito de poder, bien público o bien íntimo.
35
Infringiendo.- significa 'no cumplir una ley, una orden o una norma, o hacer
algo en contra de lo dispuesto en ellas.
Imputar.- La imputación, en Derecho procesal penal, es el acto mediante el
cual se le acusa formalmente a una persona de un delito concreto.
Goce.- La capacidad de goce es la aptitud del sujeto para ser titular de
derechos y obligaciones, la tiene el ser humano desde su concepción por
el mero hecho de serlo, es decir, es consubstancial al hombre; no puede
concebirse la personalidad jurídica sin la capacidad de goce.
Conmutación.- Cambio o sustitución de una cosa por otra, especialmente una pena o casti
go por otro de menor grado o rigor.
36
FUENTES DE INFORMACION
BIBLIOGRAFIA
POMA, Flor de María: “determinación judicial de la pena”.Edit. UPN. 2009
MEINI Iván: “Lecciones de derecho penal – Parte general. Teoría jurídica
del delito”. PUCP Edit. ideas solución. 2014
PEÑA CABRERA, Raúl: “Estudios críticos de Derecho Penal y Política
Criminal” 1996
GANOZA ÁLVAREZ, Luis: Javier Valle-Riestra. “Parlamentario, litigante y
defensor de los derechos humanos” pg. 58-76. 2009.
ANALISIS DOMUMENTAL
ENTREVISTAS
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