EL JUICIO Y LA EXISTENCIA: PROBLEMAS METAFISICOS DE …cmap.upb.edu.co/rid=1154442563843_409917197_14716/el juicio y la...EL JUICIO Y LA EXISTENCIA a la propia ereaeion. Para salvaguardar

EL JUICIO Y LA EXISTENCIA: PROBLEMASMETAFISICOS DE LA ONTOLOGIA

MODAL LEIBNIZIANA

JUAN A. GARCIA GONZALEZ

We seek in this work to make a succinct exposition of the keys ofthe modal, ontology of Leibniz, showing their connection withother modem thinkers; and also to take out to the light some of theproblems that the modal metaphysics of Leibniz, in particularabout the existential judgment.

Keywords: modal ontology, Leibniz, judgment.

Pretendemos en este trabajo' hacer una sucinta exposicion delas claves de la ontologia modal de Leibniz, mostrando en ella suconexion con otros pensadores modemos; y ademas sacar a la luzalgunos de los problemas que el enfoque leibniziano de la metafi-siea suscita, en particular acerca del juieio existencial.

Comenzaremos aludiendo a la metafisiea del cusano, porque laentiendo como un antecedente muy neto de la filosofia leibniziana.

1. Desarrollamos y ampliamos aqui unas consideraciones con las que con-cluimos otro trabajo nuestro: La expresion en Leibniz a juieio de Deleuze, editadoen: "VV.AA.: Ciencia tecnologia y bien comiin: la aetualidad de Leibniz". Uni-versidad politeenica, Valencia 2002, pp. 440-6.

Anuario Filosofico, XXXVIIl/1 (2005), 69-86 69


1. LA IMPLICACION JUDICATIVA: CUSA Y LEIBNIZ

Propongo que Cusa entiende la creacion con la estructura con laque la tradicion tardomedieval comprendio el juicio, a saber: segunla implieacion; o de acuerdo con la secuencia antecedens-conse-quens. Y, mas preciso aun, segtin la dualidad implicito-explicito;en terminologia del cusano: coimplicatio-explicatio.

Si simbolizamos el juicio con la proposieion S (sujeto) es P(predicado), hay entonees que decir que S y P no se unen tan solode un modo copulativo o atributivo, ni en un sentido meramenteconeetivo o aditivo; sino conforme a una estructura logica, y even-tualmente real, de expansion, de mostracion de S en P, y a su vezde contraccion o integracion de P en S. El sujeto se expresa yexpliea en los predicados, a los que a su vez reune y compendia; ytambien: el sujeto esta implicado en los predieados, que a su vez lodespliegan y manifiestan.

Por otro lado ademas, al sujeto lo denominamos supuesto entanto que preserva su indole real unitaria como distinta del ordenmental logieo coneetivo. Respecto de este punto, el racionalismo,muy en particular el leibniziano, sentara precisamente la equivalen-cia de supuesto (sustancia real o primera) y sujeto (tambien Ua-mado sustaneia segunda o universal logieo).

Pues decimos que el cusano proyecta sobre la creaeion estaestructura del juicio. Y asi, si para los logicos medievales el predi-cado era la explicitacion del sujeto y el sujeto la unifieacion detodos sus posibles predicados; para Nicolas de Cusa lo creado es laexplieacion de Dios, e inversamente Dios es la contraccion de to-das las perfecciones de las criaturas. Con otras palabras: el mundoimplica a Dios, cuya explicacion a su vez es. Dios es el trasunto dela creacion.

En sentido contrario a Cusa, cabe discutir si la noeion misma decreacion lo que establece es la distincion tajante entre Dios y lacriatura: pues tanto vale la realidad de esta como sea efectivamentereal aquella distincion. O a la inversa: a mayor reunion que pro-pongamos entre la criatura y su autor, menor realidad otorgaremos

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EL JUICIO Y LA EXISTENCIA

a la propia ereaeion. Para salvaguardar la ereaeion, asi eomo laeompleta superioridad sobre las eriaturas e inmensidad divinas,Polo niega que haya unidad alguna, ni pensable ni real, entre Diosy la eriatura: la eriatura en ningun easo anade nada a Dios, Dios yla criatura no significa algo mas que Dios^.

Apunto, en todo easo, que para esta proyeceion de la logiea a lametafisiea a que proeede el eusano es neeesario apelar a la infi-nitud divina, por un doble motivo, Primero, porque es en virtudsuya eomo eabe aunar la enorme, y aeaso antitetiea, pluralidad deperfeeeiones de la ereaeion. Para Nieolas de Cusa, en el infmito serdivino eoineiden todos los distintos opuestos que vemos en laseriaturas: coincidentia oppositorum^. De aqui que el problema detodos los dialogos de madurez del eusano, despues de las grandesobras inieiales, sea, preeisamente, el de los nombres divinos'*: el deeomo designar a ese ser infinito, unidad que se despliega y expresamultiple y diversamente en las eriaturas, Seflalando ademas, en se-gundo lugar, que la infinitud del ser divino no solo ineluye la tota-lidad de los predieados posibles, sino que reduee la distineion entresupuesto real y sujeto logieo; porque es en su virtud eomo Diospuede aunar en identidad su caracter real, de supuesto en orden a laeriatura, y su indole logiea, de sujeto que en ella se expresa,

Este modelo que llamamos implicativo —eoimplieaeion y ex-plieaeion—, eonsiderado en abstraeto, estableee una determinadaeonexion entre el prineipio unitario y lo multiple derivado. La eualse entiende, ante todo, referida al ambito logieo y gnoseologieo; esdecir, aplicada a la representaeion mental eomo expresion ideal delmundo; y mas en eonereto, tal y como estamos dieiendo, a la arti-culaeion entre sujeto y predieado de la conexion judicativa, eomomanifestacion de la estruetura sustaneial-atributiva de la realidad,Tal es el pareeer de la logica medieval, pero tambien mas tarde elde Leibniz,

2. Presentey futuro del hombre, Rialp, Madrid 1993, p, 139,3. Cfr, De eonieeturis I, V 17, 6-9,4. Esto sostiene A, L, Gonzalez en la introduccion a su traduccion de

NICOLAS DE CUSA: La vision de Dios, Eunsa, Pamplona 1999^ pp, 36 ss.

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Y asi vemos que en el eserito Quid est idea^ Leibniz distinguedos clases de expresiones naturales: las que guardan alguna clasede similitud entre el signifieante y lo expresado por el; y las quemas que una identificaeion entre ambos terminos comportan unacierta ley de proporcionalidad o causalidad entre lo expresado y suexpresion, y a las que Leibniz denomina con el termino pro-yeccion. Como proyecciones entiende Leibniz las acciones de laseosas sobre las facultades eognoscitivas del hombre, de las queresultan los objetos conocidos. El mundo se proyecta sobre el co-nocer humano, que es una manera de vivirlo. De acuerdo con estanocion de proyeccion, la verdad, la adaequatio rei et intellectus, noexige tanto que haya uniformidad, semejanza o identidad entre susterminos —entre ella misma y la realidad que la funda—, sino masbien que se establezca una unidad proporcional, de una cierta co-rrespondencia, ineluso causal, entre la mente y la realidad extra-mental.

Ademas, por lo que hace a la estructura judieativa, Leibniz sos-tendra tambien expresamente la unidad del sujeto del juicio con suspredieados. A ella responde su nocion de monada, que ahora exa-minaremos.

Pero la eonexion entre lo uno y lo multiple entendida bajo elmodelo de la implicacion —como coimplicaeion y explieacion—no solo tiene un sentido epistemologico, sino que tambien se puedereferir al ambito extramental, es deeir, se puede apliear a la crea-eion, como hace Cusa; y tambien, en su caso, a otros niveles onto-logicos, como a la causalidad del ser —es deeir, a la eonexion entreeausa y efeeto— o a su estructuracion entitativa —en la eonexionentre sustaneia y accidentes—, ete. Eso decimos de la metafisieacreacionista del cusano; pero tambien hay que notarlo en la filo-sofia de Leibniz, pues la monada leibniziana es una concepcion dela sustaneia entendida en estos terminos, como vamos a ver.

Ademas quiero destacar que la proyeecion cusana del modelojudicativo a la ontologia de la creaeion que aqui proponemos com-porta una asimilacion entre el orden del ser y el del conocer que se

5. Quidsitidea,G?N\\,2(,lA.

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muestra tanto en el modelo empleado, en su doble valor logieo yreal, como en la anadida reduccion del supuesto, de la sustancia, alsujeto. Planteamiento que pervivira en Leibniz en ambos extremos:la presuposicion de equ"ivalencia entre supuesto y sujeto, y el mo-delo de articulacion de lo multiple en unidad que los liga comoantecedens y consequens, implicito y explieito. Veamoslo.

2. L A MONADOLOGJA DE LEIBNIZ

La unidad de las monadas leibnizianas, con ser una unidad sus-tancial, es, al tiempo y mas radicalmente en cuanto a su sentido pri-migenio, la unidad logica del sujeto del juicio con sus predicados.Precisamente, sostenemos que el pensamiento de Leibniz presupo-ne, es decir, da por supuesta, la equivalencia de sustancia y sujeto.Ello se compmeba en su doctrina de la monadologia.

Segun Leibniz, dado el conocimiento absoluto de Dios, es decir,para un conocimiento infinito, todo juicio es analitieo; ya que launidad monadica precontiene virtualmente todos sus posibles atri-butos:

suponemos que es propio de la naturaleza de la noeion per-feeta de un sujeto el comprenderlo todo, para que de estemodo el predicado este incluido en ella^.

Vemos, entonees, como la noeion de monada, que es una desig-nacion de realidad sustancial, se formula en cambio en unos termi-nos mas bien de subjetualidad logica, de sujeto que integra todassus notas y atributos. Al hacerlo asi, Leibniz estipula la equivalen-cia entre ambos.

Pues es esta equivaleneia entre sustancia y sujeto la que justi-fica en cierto modo el racionalismo leibniziano: ya que, segun suprincipio de razon suficiente, los predieados de un sujeto tienen sufundamento en su noeion o naturaleza (id); en virtud de lo cual.

6. Discurso de metaftsica, § 13, GP IV, 437-8.

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por ejemplo, eonoeiendo la nocion de Cesar sabremos tambien larazon por la que prefirio pasar el Rubicon a detenerse (id). Se de-be apreciar que el principio de razon suficiente es la inversion delrespecto fundamental de la sustaneia en orden a sus aecidentes: lospredicados tienen su razon en el sujeto.

Si a ello agregamos que nada es sin razon, como gusta de decirLeibniz^, es decir, si entendemos que el principio de razon sufi-eiente tiene una aplicacion o extension universal, entonces tendre-mos la eompleta equivaleneia entre sustaneia y sujeto, que eonllevala anulacion del supuesto; equivaleneia alcanzada en virtud de latotalizaeion de los predicados. Lo primero en la realidad —la sus-taneia es prioridad real— es, en terminos absolutos, sujeto. Aquiesta la noeion de monada. En esta equivaleneia de sustaneia y su-jeto con eliminacion del supuesto, y lograda por totalizaeion, estri-ba la leibniziana concepcion de la sustaneia como monada.

Y efeetivamente, con esta posicion de Leibniz se eorresponde elque las monadas no tengan ventanas por donde algo pueda entrar0 salir^: porque sus presuntas aeciones o pasiones no son en reali-dad mas que el despliegue o la expresion de su intemo concepto, lamanifestacion predicativa de la sustancia-sujeto que son.

Y ademas. En tanto que esta manifestaeion eorrelaciona unassustancias con otras, y asi finge o simula aeciones y pasiones —lasenlaza o aeomoda entre si, dice Leibniz—, cada sustaneia simpletiene relaciones que expresan todas las demds y es, por consi-guiente, un viviente espejo perpetuo del universo^. Todo tiene quever eon todo, segiin el dieho de Anaximandro, pero en terminos derelaciones logicas; y eon distintos grados de percepeion y apeti-cion.

Desde este mismo punto de vista, y como son muchas las mo-nadas existentes, y pensables todas sus relaeiones, es fuerza con-cluir la armonia preestableeida entre ellas: esa armonia universal

1. Nihil est sine ratione, GP II, 56; IV, 232; VII, 109, 289, 300 y 301; etc.8. Monadologia, § 7, GP VI, 607.9. Monadologia, § 56, GP VI, 616.

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que hace que toda sustaneia exprese exactamente a todas las de-mds, por las relaciones que con ellas mantiene^^.

Prineipio de razon suftciente, monismo de las sustancias, armo-nia preestablecida entre ellas; toda la ontologia de Leibniz se basaen su peculiar interpretacion de la estmctura judieativa vertida enla ontologia. Y el racionalismo de Leibniz se construye desde estabase; pues, como ya hemos indicado, todo tiene una razon. Y esarazon es el sujeto como fundamento logico que se analiza en el pre-dicado.

3. POSIBILIDAD Y REALIDAD

Ahora conviene aiiadir que la monada, el sujeto leibniziano —yen tanto que anteeedente de su despliegue predicativo—, designaestrietamente la posibilidad de ser de algo; cuyo despliegue pre-dicativo preeisamente equivale a la realizaeion efeetiva de tal posi-bilidad. El prineipio leibniziano de razon sufieiente, su version dela estruetura judieativa en la ontologia, constituye asf la modali-zaeion de esta; y comporta el primado de la posibilidad sobre larealidad efeetiva.

Tal primado tiene en Leibniz un doble juego: para el easo deDios, y para el de las eriaturas. Singular es su vigeneia en el easode Dios, pues solo Q\ posee el privilegio de que basta que sea posi-ble para que tenga que existir^'. ^Por que? Porque Dios reiine to-das las posibilidades... luego tiene que existir (eomo quien eom-prare todos los niimeros de la loteria, tendra que obtener el pre-mio). De manera que la omniposibilidad divina es suftciente paraque eonozcamos a priori la existencia de Dios (id). Esta es la sin-

10. Monadologia, § 59, GP VI, 616.11. Monadologia, § 45, GP VI, 614.

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gular demostraeion leibniziana de la existencia de Dios a partir desu posibilidad infinita'^.

Cabria sugerir una secueneia que muda el argumento a simultd-neo anselmiano en este otro a priori leibniziano: desde el maximopensable a la omniposibilidad leibniziana. En el medio, el maximoposible con el que Duns Scotto pretende obviar el falso paso del or-den logieo al real de san Anselmo.

Pero en el easo de las eriaturas, posibilidades finitas, el prinei-pio de razon sufieiente juega de otro modo; porque se muda en elprineipio de lo mejor, en virtud de la eomprension leibniziana de lalibertad ereadora de Dios: la libertad eonsiste en eseoger lo mejor.Asi se justifiea formalmente la eleecion divina de crear unas reali-dades, las mejores, y no otras, que es la base del optimismo metafi-sico leibniziano:

pues como hay una infinidad de mundos posibles en lasideas de Dios, y no pudiendo existir mas que uno solo, se ne-cesita que haya una razon suficiente^^ de la existencia deeste mundo; la cual no puede hallarse sino en la conve-niencia, o en los grados de perfeceion que ofrezcan esosmundos^'^.

La conveniencia y perfeceion de esos posibles mundos es lamayor o menor composibilidad de sus integrantes, su virtualidadpara integrar mayores y mejores eriaturas. De modo que, final-mente, esta es la causa por la que existe el mejor de los mundosposibles: porque la sabiduria de Dios lo eonoee, su bondad lo eligey su poder lo produce' .̂

Prioridad de la posibilidad, argumento ontologieo modal, mun-dos posibles, optimismo metafisieo... En ultimo termino, la eom-prension leibniziana del prineipio de razon sufieiente le ha condu-

12. Cfr. al respeeto A. L. GONZALEZ (ed.): Las pruebas del Absoluto segunLeibniz, Eunsa, Pamplona 1996, especialmente el capitulo final.

13. Monadologia, § 53, GP VI, 615-6.14. Monadologia, § 54, GP VI, 616.15. Monadologia, § 55, GP VI, 616.

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cido a modalizar toda su ontologia, Mas no es la linica ontologiamodal; conviene atender ahora a la modalizacion hegeliana de laontologia.

3, LA INVERSION HEGELIANA DEL ENFOQUE LEIBNIZIANO

Si para Leibniz, y en contra de la posterior distincion kantiana,todo juicio es analitico, supuesta la nocion perfecta de una cosa; eneambio en la filosofia de Hegel se produce cierta inversion: masque todo juicio es anah'tico, lo preeiso es decir que todo conceptoes sintetico, Porque el sujeto no tanto antecede realmente al des-pliegue de los predieados, cuanto que preeisamente es su reunionfinal y total, Como Hegel lo dice, el sujeto es el eoneepto puestoeomo totalidad^^; o, el concepto es el poder sustaneial subsistentepor si, pero eomo totalidad^^. En cuanto que totalidad, el sujeto noprecede a los predieados, sino que se constituye como la sintesisfinal de ellos, el universal concretado, Y, por eonsiguiente, al final,solo la proposieion espeeulativa, la que lo reiine todo en unidad,alcanza la verdad: lo verdadero es el todo. Para lograr tan eompletameta, ademas, se requiere un comienzo completamente vacio: latotal exencion de supuestos, la anulacion de toda suposicion.

La razon de esta mudanza esta en que, segiin Hegel, la sustan-cia, mas que mostrar su virtualidad en los aecidentes, es sujeto quese reconoce expresado en ellos, en sus atributos; y se constituye asino tanto como principio causal cuanto como plena subjetividad,entera —llena de si misma— y eonsciente. La idea absoluta es sub-jetividad viviente, identica consigo misma en la plenitud del gozo yla verdad; la sustancia spinozista, en eambio, es fondo inerte, mate-ria muerta.

Si Leibniz habia recuperado el eoneepto elasieo de sustancia,pues enriquecio la res cartesiana con el dinamismo de su desplie-

16, Enciclopedia de las eieneias filosofieas, $ 163,17, Encielopedia de las eieneias filosofieas, $ 160,

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gue en los atributos; Hegel aiin tiene que objetarle la superioridaddel espiritu, o de la subjetividad, sobre la mera sustancialidadactiva; pues lo propiamente activo es el conocer. S es P debe signi-ficar S conoce P. De tal modo que, si Leibniz presuponia la equi-valencia de sustancia y sujeto, en Hegel se pretende que acontezca,es el cometido mismo del tiempo historico, la transformacion de lasustaneia en sujeto. Del racionalismo monadologico al panlogismoespiritualista.

Esta transformacion, en terminos modales, eomporta que la po-sibilidad de algo no se adscribe, al modo leibniziano, a una poten-cia precedente, cual la de las ideas divinas antes de la creacion, o lade la sustancia previa a su despliegue en los accidentes. Sino que laposibilidad de algo se adscribe ahora al tiempo, en el que se ha derealizar el concepto; es decir, al yo humano que vive en la historia.Por eso a la sustancia espiritual —el absoluto a la espalda— le co-rresponde el tiempo especulativo, el tiempo historico: el que evitala alienacion del tiempo fisico y da paso a la generacion del con-cepto en la historia humana. La idea se cobra en su elemento, elser; es cosa de la logica. Pero tambien en otro elemento: el tiempo;y este es el tema de la historia. El tiempo elemental es el tiempohistorico, el que muestra el poder del espiritu invirtiendo su aliena-cion. En cambio, en Leibniz sustancia y sujeto se identifican pre-viamente, sin transformacion procesual ni mediacion temporal;suponiendo una potencia, un poder previo a la realidad efeetiva,cuya actualizacion precisamente la constituye. Pero, segun Hegel,la realidad del poder, \afuerza del negativo —como el dice—, estaen el tiempo historico, es decir, en el yo humano. He aqui la subje-tividad localizada, no estipulada.

Frente a la prioridad del concepto sintetico hegeliano, el juicioes mas bien su particion, segun la etimologia alemana del terminour-teii. su escision o discemimiento en sujeto y predicado. Esta di-ferenciacion del concepto es la que permite asumir la inmediataexperieneia humana y su variabilidad temporal; tal asuncion remiteal juicio. Y, en esa medida, el juicio es la verdadera partieularidad

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del eoneepto^^, su difereneiaeion intema. Por eso puede decirHegel que

sujeto, predieado y el eontenido determinado o la identidadentre ambos son ante todo puestos en el juieio, en su relaeionmisma, como diversos y divergentes. Pero en si, esto es,segun el eoncepto, son identicos puesto que constituyen latotalidad concreta del sujeto'^.

Si: y, por concreta, la frase especulativa se expresa en el tiem-po. Pero entonces, ^se distingue el tiempo del ser como otro eie-mento que el?; ^o mas bien se refiere al despliegue esencial decada realidad finita? ^Aeaso el tiempo, y la aetualizaeion del eon-cepto en el, remiten al ambito de la experiencia humana?

4. PROBLEMAS METAFISICOS DE ESTA DISQUISICION

Sea de ello lo que fuere, me pareee que aqui hay, al menos, tresproblemas que diseutir: el modelo implicativo de estableeer la uni-dad, la teoria epistemologiea del juieio y, finalmente, la euestion dela existeneia, y consiguientemente la de su eonoeimiento, eventual-mente judieativo.

a) El modelo leibniziano de unidad

La monada leibniziana es, obviamente, una tematizaeion de lofundamental, es deeir, de la prioridad real de la sustaneia, en ter-minos unitarios. Y el mismo juieio, patentemente tambien, esta-bleee eierta unidad logiea entre S y P, o eierta eonexion mentalentre noeiones, sujetos y atributos. Pero hay una pluralidad en la

18. Enciclopedia de las ciencias filosoficas, $ 166.19. Enciclopedia de las ciencias filosoficas, $ 171.

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unidad; no solo de unidades, sino de formas de establecer la uni-dad.

Como mi'nimo, la diferencia aristotelica entre ̂ 5 « y logos nosdeberia mover a distinguir ambos tipos de unidad: las unidades rea-les y las unidades logicas. Al menos, no tienen por que ser equiva-lentes la unidad en el orden ontico, la de la sustaneia y sus acci-dentes, o la de Dios y las eriaturas; y la unidad en el orden logieo,la de nuestros coneeptos, o la del sujeto del juicio con sus predi-eados.

Pero hay mas. En el ambito de la realidad Aristoteles propusouna unidad de analogia entre las categorias —sustaneia y aeei-dentes—, distinta de la unidad hilemorfica —unidad entre las cau-sas material y formal— de la sustaneia. La vida, a su vez, es para elestagirita otra clase de intema unidad entre la sustaneia hilemorficay su dinamismo eficiente, porque el ser vivo se mueve a si mismo.En el ser vivo la unidad tricausal (hilemorfoergica) comporta tam-bien cierta eonexion unitaria entre la unidad sustancial y su des-pliegue aceidental. La unidad del vivir permite, pues, otra unifiea-cion: la que reduee categorias y eausas. Tomas de Aquino, por suparte, propuso una unidad de orden entre las naturalezas vivas, queasi constituyen un universo ordenado: cosmos. Con la peculiaridadde que la finalidad del universo remite para el aquinate al eonoci-miento humano^^, aunque sin identifiearse eon el, porque el uni-verso es material.

Preeisamente de acuerdo con este enfoque cabe considerar launidad de la esencia fisiea, la del universo entero, como la analitieadel ser extramental, aunque distinta realmente de el. Y al mismotiempo cabe proponer que el ser extramental es unitario, pero conla unidad que le eorresponda, seguramente la de un fundamento ocausa primera, no la de la identidad. La praxis eognoscitiva, eneambio y por su parte, constituye una singular unidad en terminosfinales: la operaeion posee inmanentemente su fin, es simultaneaeon su objeto, noesis-noema; pero, en cambio, carece de efeetivi-

20. Elfin ultimo del universo es el bien del intelecto; la verdad es el fm ulti-mo de todo el universo: Summa contra gentes I, 1.

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dad causal, y es inmaterial, no es integracion concausal. Compare-cen, pues, nuevos sentidos de la unidad.

Que se compliean si atendemos a que la nocion spinozista decausa sui postula la identidad analitica entre la sustaneia y sudespliegue en los atributos y modos. Al fin y el cabo, Spinoza pro-pone una unidad sustancial no solo para las entidades hilemorficas,sino tambien para el universo entero; al que ya Empedocles en sutiempo habia otorgado la unidad de un ser viviente, que no la delorden cosmico. Y el idealismo hegeliano pretende tambien, a sumodo, la identificacion final entre el ser del universo y su verdadconocida; identidad que la tomista nocion de orden impedia, puesel orden y Io ordenado no se confunden.

Todo un bagaje de discusiones que sugieren que la unificaciondel principio con sus efectos, o del sujeto con sus predicados, quehemos denominado segiin el modelo de la implicacion, es muy li-mitada; y si la consideramos como la linica forma de unidad, en-tonces es una consideracion reductiva. La unidad del juieio, o ladel sujeto con sus predicados, ni es la linica ni tiene por que ser unmodelo para toda otra conexion unitaria. Quizas incluso tampoeo elvalor gnoseologico del juieio dependa de esa unidad implicativaque se ha impuesto en la filosofia modema; porque el juieio es in-teneional y versa sobre el supuesto. Es fuerza tratar, pues, del sen-tido epistemologico del juieio.

b) El aleance gnoseologico del Juieio

A la teoria sobre el juieio expuesta en este trabajo, que hemosllamado implieativa, hay que plantearle dos observaeiones:

1) La primera se dirige a distinguir concepto y juieio, y a esta-blecer su ordenaeion.

La doetrina clasica acerca de la razon la entiende como unproceso con tres fases: por este orden, concepto, juieio y raeiocinio

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o argumentacion^'. En cada una de ellas hay eierta ganancia cog-noscitiva: un ailadido de eonocimiento sobre la fase anterior; enotro caso, seria un proceso vano. En su conjunto la razon, toda ella,es una progresiva explicitacion de implieitos. La razon parte de laexperiencia, en la cual esta implicada la realidad extramental; lacual vamos explicitando, primero con el concepto, luego con el jui-eio y finalmente con el razonamiento.

Contra esta posicion clasica, la postura leibniziana, y tambien lahegeliana, priorizan el concepto. Para Hegel, de tal modo que loenglobe todo; y, para Lebniz, de tal modo que cualquier juieio seasu analitica. En mi opinion, esta concentracion del ejercicio racio-nal en su primer momento, el eoneeptual, es posible por la indis-tineion de sustaneia primera y segunda; o por la reduccion delsupuesto real, que desaparece hasta identifiearse eon el sujeto logi-eo. Como conseeueneia de esta maniobra, se desplaza el termino delo que decimos implicito que la razon explicita: desde el supuestoreal, hasta el sujeto logieo. Los predicados pasan a entendersecomo notas implieitas en el sujeto, cuando mas bien son atributosimplieitos en el supuesto, y que a su vez lo implican. Si la expli-citacion lo es del sujeto, entonces eobran sentido las aspiraciones aun conoeimiento total de Leibniz o de Hegel. Pero si la explici-tacion lo es del supuesto, entonces es arrogante pretender un ana-lisis racional exhaustivo o una conceptualizaeion suya total y con-creta; maxime por cuanto ambos corren a cargo del hombre. Arro-gante, decimos, por deseonsiderar la distincion entre el ente real yel ente veritativo (entre el ser y la verdad), o por desatender laseparacion del orden logico y mental del sujeto respeeto del ambitofisico real del supuesto.

Para no incurrir en esta desconsideracion y desatencion. Poloafirma que en la razon humana, ineluso en su ultima fase que logramostrar los principios mediante silogismos, acontece una defmitiva

21. Cfr. J. MARITAIN: Elements de philosophie. II L'ordre des concepts. IPetite logique. Logique formelle, passim (trad. Club de lectores, Buenos Aires1963).

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guarda de lo implicito^^: lo supuesto nunea deja de estarlo en laexplieitacion raeional. Cuestion en parte eorrespondiente eon el he-cho de que la razon humana comienee en la experieneia, un puntode partida bien distinto del principio real que aspira a descubrir, elser. Lo implieito se guarda defmitivamente, porque la realidad ex-tramental no es prineipio en referencia exclusiva a la mente hu-mana, ni menos aun a su proceder indagatorio a partir de la expe-rieneia sensible.

2) La segunda observacion apunta que esta diferencia entre loreal extramental y el ambito de la explieitacion logica no se anulaen ningun caso. Por consiguiente, carece de sentido a este respeetoapelar a la tipologia judieativa buscando remedio.

Ante todo, y en orden a nuestro conocimiento de la realidadextramental, es iniitil reeurrir a la distincion entre juieios de secun-do y de tertio adyaeente. Porque, ineluso en aquellos, el sujetosupone, suple al supuesto real. La afirmaeion del sujeto, que lo rati-fica como dado en el ambito de nuestra experieneia, no es el accesocognoseitivo a la existencia, como intentaremos mostrar enadelante.

Tampoco es oportuno el recurso a la distincion de los juieios ennegativos y afirmativos. Aunque hay que distinguir: porque la ne-gaeion, referida al juicio, permite una triple perspectiva. Inicial-mente, y en la medida en que omnis determinatio est negatio, lanegacion asocia el concepto a la generalizacion, o a la abstraeciontotal, desviando la atencion del proceso explicitante que es la ra-zon, y euyo centro es precisamente la afirmaeion. En segundo lugary por ello, en la medida en que el juicio eompone y divide, se afir-man tambien las privaciones, separaciones, divisiones, oposiciones,carencias, etc. Es propio de la razon, y no especificamente delconocimiento de la existeneia, la afirmaeion. Y, finalmente, el sen-tido en que el aquinate habia de un juicio negativo, o de una sepa-racion, como metodo para la metafisica; tal sentido, segiin me

22. Curso de teoria del conocimiento, Eunsa, Pamplona 1994, v. IV-l" parte;p. 16.

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parece, preeisamente senala la negatividad del juicio para acceder alo real extramental en cuanto tal, o la neeesidad de una separacion,discriminacion, entre el orden logico y el real, entre sujeto y su-puesto, Pero esta negatividad que earacteriza al juicio requiere unadeterminacion positiva acerca de como conocer la existencia.

El balance, pues, de esta larga disquisicion no es otro que el yareiterado varias veces. La distincion entre sujeto y supuesto, Que,de una parte nos sirve para rectificar la version de la unidad judi-cativa leibniziana, y su idea de un conocimiento total; pero de otra,en eambio, nos impide proponer un conocimiento judicativo de laexistencia, Es el tema que nos resta por tratar.

c) La cuestion de la existeneia, y la de su eonoeimiento

El juicio de existencia en Leibniz, desde la que hemos llamadosu modalizacion de la ontologia, se cifra en un coneetivo entre eldesarrollo logico del concepto en sus predieados, y la actual e in-mediata experieneia humana, Como el hombre no tiene un conoci-miento infmito, una apercepcion completa de las monadas, es nece-saria esta conexion actualizante,

Pero a este planteamiento hay que objetar que, como ya dijeraAristoteles, la existencia no es un modo; sino mas bien, y para unaperspeetiva realista, un principio: lo primero sin lo cual no hay sus-tancia ni concepto, ni despliegue de la sustancia ni atributos delconcepto,

Tenemos, entonees, ante nuestra mirada un doble significado dela existencia: la comparecencia, mas bien empirica, de lo dado enel ambito de nuestra experiencia, o su aetualizaeion temporal, quefinalmente remite a ella; y el principio primero del que lo dado, ytodo —tambien el tiempo—, depende: el ser, O, con mas preeisionterminologiea, el acto de ser, bien distinto de la aetualidad del co-nocer que define mas bien el ambito de nuestra experiencia.

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La postura de Leibniz es comprensible: la existencia como ac-tualizacion del contenido esencial; pero, repito, esta actualizaciones temporal, y se refiere al ambito de la experieneia humana. Poreso hay un desfase entre el concepto racional y la presencia actual,que mas bien remite a la sensibilidad, y a la captacion imaginativa(apoyada en memoria y cogitativa) del tiempo. Pero sucede que laactualizaeion de un contenido logieo no es la existeneia en sentidometafisico^^.

La replica a Leibniz procede de una vision metafisica que des-cubre la existencia como un principio, el primero; como una pro-fundizaeion en la consideraeion principial de las cosas. La sus-tancia no es lo ultimo: su prioridad remite a otra mas radical, quees el ser. Por su parte las eausas seran prineipios, pero solo predi-eamentales, analitica de otro mas radieal y unitario: el ser, la exis-teneia. Solo si se descubre este sentido de la existencia se puedeofreeer una altemativa a la ontologia modal leibniziana.

Pero si la existeneia es principio, y por serlo, no cabe hablar desujeto de la existencia, porque nada puede antecederla. Y, en esamisma medida, tampoco se eonoce judicativamente, con ningunaclase de juicio. Centrar el conoeimiento metafisico en la razon, enel juicio y mas aiin en el coneepto, impide advertir la existencia ensu sentido de prioridad, de prineipio. Por eso Polo propone, comometodo de la metafisica y para el conoeimiento de la existencia, elabandono de la suposicion, que caraeteriza todo el proceder ra-cional.

Lo que sucede es que la eliminacion noetica del supuesto no seeonsigue estipulandola por totalizacion de predieados, ni medianteel proeeso temporal en que los atributos aparecen y se van inte-grando. Ni hay que darla por supuesta, ni asignarla eomo cometidodel espiritu humano en su historia. No se eonsigue, porque lasuposicion lastra todo el ejercieio racional humano, y por serlo. Lamente humana es limitada en orden a la realidad exterior, distintarealmente de ella, a la que por eso se diee extramental. Por consi-

23. Sobre actualidad y existencia he eserito algunas reflexiones en "Sobre elser y la creacion", Anuario Filosofico, 29 (1996), 587-614, en concrelo § 24-31.

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guiente, su conocimiento requiere el abandono del limiteTal abandono corre por cuenta de los habitos intelectivos, y parti-cularmente del habito de los primeros principios: pues eso es el ser,un primer prineipio, aunque no el unico; pero esto es ya otracuestion distinta.

Juan A. Garcia GonzalezDepartamento de Filosofia

Universidad de MalagaCampus de Teatinos, s.n.

29071 [email protected]

24. Cfr. L. POLO: Curso de teoria del conocimiento, Eunsa, Pamplona 1999^;V. Ill, leccion 9".

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