3
  Lazarillo de Tormes  Adaptación de Eduardo Alonso Págs. 142 Ed. Vicens Vives,Barcelona 1ª edición , 2007 7ª reimpresión, 2010 ESTA ADAPTACIÓN menudo hemos pensado que el azarillo es un libro de fácil com- prensión , pero la lectura atenta de multitud de pasajes bastaría para cuestionar esa falsa creen- cia. Prueba de ello es que todas las ediciones escolares requieren una anotación exhaustiva para aclarar un arcaísmo, un giro intrincado, la retórica que esconde una sutil ironía o un dato socioló- gico. Lo habitual es que la página se componga de unas pocas líneas de texto original y extensas notas de letra liliputiense, tan eruditas como incomprensibles. Para remediar esos obstácu- los, se propone aquí una adap- tación cuyo criterio fundamen- tal es ofrecer un texto comple- to, tan literal y fiel como sea posible, pero tan actual como sea necesario, con el fin de fa- cilitar la lectura comprensible  y placentera. En esta versión no falta nada, está todo el  La-  zaril lo, ce por be y frase por frase. Pero hemos procurado con toque delicado actualizar la escritura y hacer más senci- llas las oraciones más intrin- cadas. ¿Qué tal suena este La-  zaril lo? Nos parece que con- serva el "retrogusto" sonoro y rítmico del original. La cuida- da presentación y las numero- sas ilustraciones han de con- tribuir a facilitar la lectura provechosa y gozosa de un li-  bro con movedor que nos pr o- pone una experiencia vital in- olvidable. Sirvan de muestra del crite- rio adaptador estas líneas ini- ciales de la novela:

El Lazarillo

  • Upload
    marta

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Secundaria

Citation preview

  • Lazarillo de Tormes Adaptacin de Eduardo Alonso Pgs. 142 Ed. Vicens Vives,Barcelona 1 edicin , 2007 7 reimpresin, 2010

    ESTA ADAPTACIN

    A menudo hemos pensado que el

    Lazarillo es un libro de fcil com-

    prensin, pero la lectura atenta

    de multitud de pasajes bastara

    para cuestionar esa falsa creen-

    cia. Prueba de ello es que todas las

    ediciones escolares requieren una

    anotacin exhaustiva para aclarar

    un arcasmo, un giro intrincado,

    la retrica que esconde una

    sutil irona o un dato sociol-

    gico. Lo habitual es que la pgina

    se componga de unas pocas lneas

    de texto original y extensas notas

    de letra liliputiense, tan eruditas

    como incomprensibles.

    Para remediar esos obstcu-

    los, se propone aqu una adap-

    tacin cuyo criterio fundamen-

    tal es ofrecer un texto comple-

    to, tan literal y fiel como sea

    posible, pero tan actual como

    sea necesario, con el fin de fa-

    cilitar la lectura comprensible

    y placentera. En esta versin

    no falta nada, est todo el La-

    zarillo, ce por be y frase por

    frase. Pero hemos procurado

    con toque delicado actualizar

    la escritura y hacer ms senci-

    llas las oraciones ms intrin-

    cadas. Qu tal suena este La-

    zarillo? Nos parece que con-

    serva el "retrogusto" sonoro y

    rtmico del original. La cuida-

    da presentacin y las numero-

    sas ilustraciones han de con-

    tribuir a facilitar la lectura

    provechosa y gozosa de un li-

    bro conmovedor que nos pro-

    pone una experiencia vital in-

    olvidable.

    Sirvan de muestra del crite-

    rio adaptador estas lneas ini-

    ciales de la novela:

  • Cuenta Lzaro su vida y cyo hijo fue

    Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a m llaman Lzaro de Tormes, hijo de Tom Gonzlez y de Antona Prez, natura-les de Tejares, aldea de Salamanca. Mi na-cimiento fue dentro del ro Tormes, por la cual causa tom el sobrenombre; y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone, tena cargo de proveer una molienda de una acea que est ribera de aquel ro, en la cual fue molinero ms de quince aos; y, estando mi madre una noche en la acea, preada de m, tomle el parto y parime all. De ma-nera que con verdad me puedo decir nacido en el ro.

    Pues siendo yo nio de ocho aos, achacaron a mi padre ciertas sangras mal hechas en los costales de los que all a moler venan, por lo cual fue preso, y confes y no neg, y padeci persecucin por justicia. Espero en Dios que est en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre (que a la sazn estaba desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de acemilero de un caba-llero que all fue. Y con su seor, como leal criado, feneci su vida.

    Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determin arrimarse a los buenos por ser uno de ellos, y vnose a vivir a la ciudad y alquil una casilla y metise a guisar de comer a ciertos estudiantes, y la-vaba la ropa a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas.

    Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban vinieron en conoci-miento. ste algunas veces se vena a nues-tra casa y se iba a la maana. Otras veces, de da llegaba a la puerta en achaque de com-prar huevos, y entrbase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesbame con l y habale miedo, viendo el color y mal gesto que tena; mas, de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traa pan, pedazos de carne y en el invierno leos a que nos calentbamos.

    Lzaro cuenta sus primeros aos de vida

    Pues sepa Vuestra Merced, antes de na-da, que a m me llaman Lzaro de Ter-mes, y soy hijo de Tom Gonzlez y de

    Antona Prez, naturales de Tejares, aldea

    de Salamanca.1 Mi nacimiento fue dentro del ro Tormes, y por eso llevo ese ape-

    llido. Fue as: mi padre, al que Dios per-

    done, era desde haca ms de quince aos el encargado de un molino que est a la

    orilla de ese ro. Y una noche, a mi madre,

    que estaba en el molino, le lleg el parto y all me pari. As que en verdad puedo

    decir que nac en un ro.

    Cuando era un nio de ocho aos, acu-saron a mi padre de hacer ciertas sangras

    en los costales que le traan a moler.2 Por

    ello fue preso, confes y no neg su culpa. Espero que Dios lo tenga en la gloria,

    pues el Evangelio llama bienaventurados

    a los que padecen persecucin de la justi-cia.3 En ese tiempo se organiz una expe-

    dicin naval contra los moros, y all fue

    mi padre, que estaba desterrado por la desgracia ya dicha. Tena el cargo de ace-

    milero4 de un caballero, y, como era un

    criado leal, su vida acab al tiempo que la de su amo.

    Mi madre, al verse sin marido y sin

    ningn amparo, decidi arrimarse a los buenos para ser uno de ellos. Se vino a

    vivir a la ciudad, alquil una casita y se

    meti a guisar la comida para unos estu-diantes, y a lavar la ropa de unos mozos

    que cuidaban los caballos del Comendador

    de la Magdalena,5 de modo que frecuentaba las caballerizas. En ellas conoci a un

    hombre moreno,6 de los que cuidaban los

    animales, y empez a tratarse con l. Este hombre vena algunas veces a pasar la

    noche en nuestra casa y se iba por la ma-

    ana. Otras veces llamaba a la puerta du-rante el da y, con la excusa de comprar

    huevos, entraba en casa. Al principio, sus

    visitas me disgustaban, y yo le tena miedo por el color y la fealdad de su cara, pero

    cuando vi que siempre traa pan, trozos de

    carne y, en invierno, lea para calentarnos, lo fui queriendo bien

    TRATADO PRIMERO

  • De manera que, continuando la posada y conversacin, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acurdome que, es-tando el negro de mi padrastro trebejando con el mozuelo, como el nio va a mi ma-dre y a m blancos y a l no, hua de l, con miedo, para mi madre, y, sealando con el dedo, deca:

    Madre, coco! Respondi l riendo: Hideputa! Yo, aunque bien mochacho, not aque-

    lla palabra de mi hermanico, y dije entre m: Cuntos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a s mis-mos!.

    Este hombre, que se llamaba Zaide, sigui alojndose en casa, y de su relacin con mi madre me vino un hermano negrito, muy bonito. Yo lo tena en brazos y lo arro-paba. Me acuerdo de un da en que mi padrastro negro estaba jugando con el chico, y como el nio nos vea a mi madre y a m blancos, y a su padre negro, le se-al con el dedo y dijo: Madre, el coco! Y su padre respondi riendo:

    Qu hijoputa!7

    Yo, aunque entonces era muy cro, re-par en la palabra que haba empleado mi hermanico y me dije: cuntos hay en el mundo que huyen de otros porque no se ven a as mismos!

    1. Tejares era en la poca una aldea de unos treinta vecinos. Tena varios molinos de harina movidos por agua.

    2. Hacer sangras es agujerear los sacos o costales para robar trigo o harina.

    3. El texto bblico dice: Bienaventurados los que padecen persecucin de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo, 5, 10). Sin embargo, el padre de Lzaro no era perseguido 'injustamente' por la justicia, dado que robaba.

    4 acemilero: el que cuida o lleva caballos o mulos de carga.

    5 Comendador era un caballero de una orden reli-gioso-militar que tena derecho a cobrar rentas y ciertos impuestos. La Magdalena era una parroquia de Salamanca.

    6 moreno: eufemismo de 'negro'. 7 La palabra hijoputa es aqu un apelativo cari-

    oso, pero, dadas la ambigedad y la irona del len-guaje de Lzaro, podra tener tambin un sentido literal.