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EL MEDIO PELO en la Sociedad Argentina (Apuntes para una sociología nacional) A. PEÑA LILLO, Editor OBRAS DEL MISMO AUTOR El Paso de los Libres. Prólogo de Jorge Luis Borges Buenos Aires 1934. El Paso de los Libres. Segunda edición. Prólogo de Jorge Abelardo Ramos. Ediciones Coyoacán, Buenos Aires 1960. El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje. Ediciones "El 45", Buenos Aires 1955. (Agotado). Los Profetas del Odio. Ediciones Trafac, Buenos Aires, 1957. (Agotado). Los Profetas del Odio. Segunda edición. Ediciones Trafac, 1957. (Agotado). Ejército y Política. Suplemento de la Revista "QUE", Buenos Aires, 1958. Política Nacional y Revisionismo Histórico. Colección La Siringa. A Peña Lillo editor. Buenos Aires 1959. Prosa de Hacha y Tiza. Ediciones Coyoacán, Buenos Aires 1960. Forja y la Década Infame. Ediciones Coyoacán, Buenos Aires 1962. Filo, Contrafilo y Punta. Ediciones Pampa y Cielo, Buenos Aires, 1964. 1ª. Edición Noviembre 1966 2ª. Edición Diciembre 1966 3ª. Edición Diciembre 1966 4ª. Edición Enero 1967 Impreso en la Argentina Se terminó de imprimir la presento edición,

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EL MEDIO PELO

EL MEDIO PELO

en la Sociedad Argentina

(Apuntes para una sociologa nacional)

A. PEA LILLO, Editor

OBRAS DEL MISMO AUTOR

El Paso de los Libres. Prlogo de Jorge Luis Borges Buenos Aires 1934.

El Paso de los Libres. Segunda edicin. Prlogo de Jorge Abelardo Ramos. Ediciones Coyoacn,

Buenos Aires 1960.

El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje. Ediciones "El 45", Buenos Aires 1955. (Agotado).

Los Profetas del Odio. Ediciones Trafac, Buenos Aires, 1957. (Agotado).

Los Profetas del Odio. Segunda edicin. Ediciones Trafac, 1957. (Agotado).

Ejrcito y Poltica. Suplemento de la Revista "QUE", Buenos Aires, 1958.

Poltica Nacional y Revisionismo Histrico. Coleccin La Siringa.

A Pea Lillo editor. Buenos Aires 1959.

Prosa de Hacha y Tiza. Ediciones Coyoacn, Buenos Aires 1960.

Forja y la Dcada Infame. Ediciones Coyoacn, Buenos Aires 1962.

Filo, Contrafilo y Punta. Ediciones Pampa y Cielo, Buenos Aires, 1964.

1. Edicin Noviembre 1966

2. Edicin Diciembre 1966

3. Edicin Diciembre 1966

4. Edicin Enero 1967

Impreso en la Argentina

Se termin de imprimir la presento edicin,

en los Talleres Grficos ORESTES S.R.L,

Gascn 274, Capital Federal,

en el mes de Febrero de 1967.

ndice

Advertencia preliminar

CAPTULO I - El marco econmico de lo social

CAPTULO II - La sociedad tradicional

CAPTULO III - Desarraigo de la clase alta

CAPTULO IV - La crisis de la sociedad tradicional

CAPTULO V - La sociedad urbana se modifica

CAPTULO VI - La Sociedad y los lmites de la "Patria Chica"

CAPTULO VII - Una escritora de "medio pelo" para lectores de "medio pelo"

CAPTULO VIII - Las clases medias, la nueva burguesa y la aparicin del "medio pelo"

CAPTULO IX - La partida de nacimiento del "medio pelo"

CAPTULO X - La composicin social del "medio pelo. Permeabilidad y filtro

CAPTULO XI - Las pautas del "medio pelo"

Conclusiones

Apndice

ADVERTENCIA PRELIMINAR

Si bien el tema que voy a tratar en este libro es de sociologa debo prevenir al lector que no estoy especializado en la materia, y que slo ando por ella de "bozal y lazo", como dijo Hernndez, un socilogo nuestro que tampoco era de la especialidad. Guardando las distancias con el autor del Martn Fierro intento colocrmele "a la paleta" en el mtodo, proporcionando datos y reflexiones que he recogido como actor y observador apasionado en el curso de una vida lo suficientemente prolongada para que pueda ser testigo de casi todo lo que va del siglo.

Tal vez lo que resulte sea pura ancdota de "mirn", pero no es mi propsito, como no fue el de Hernndez, hacer obra puramente literaria a travs de un personaje de imaginacin, que es lo que pretendieron entender durante mucho tiempo los mandarines de nuestra cultura.

Porque los conoca se previno:

...............................................................................................................

Digo que mis cantos son

para los unos... sonidos

y para otros... intencin.

Nos dej as, el mejor, sino el nico, documento histrico sobre una poca de transicin en que fue sepultado el pueblo-base de nuestra nacionalidad; de ese drama tendramos muy escasas noticias, a pesar de lo reciente, por la labor de los informantes documentales y eruditos, sin la presencia de su testimonio potico elaborado en una vida de hombre "comprometido", y en causas perdedoras.

Con esto se comprender porque he subtitulado este trabajo como "apuntes para una sociologa" con la esperanza de proporcionar al socilogo, desde la orilla de la ciencia, elementos de informacin y juicio no tcnicamente registrados, que suelen perderse con la desaparicin de los contemporneos. Que lo logre o no, depender de mis aptitudes que "pido a los santos del cielo" me ayuden a ponerme en la huella de tan ilustre marginal de lo cientfico.

Al mismo tiempo, pretendo ofrecerle a mis paisanos un espejo donde vean reflejadas ciertas modalidades nuestras, particularmente en la cuestin de los status, de cuya evolucin histrica me ocupar en primer trmino. Deseo hacerlo amablemente, abusando del escaso humor de que dispongo, para atenerme al castigat ridendo mores, en espera de que la comprensin de la falsedad de ciertas situaciones, y el ridculo consiguiente, contribuyan a liberar a muchos de las celdas de cartn en que se encierran con la aceptacin de artificiales convenciones.

El socilogo apreciar los hechos que refiero, valorndolos segn el juicio que surja de su particular inclinacin interpretativa. Yo slo pretendo sealarlos y es su tarea determinar causas, lo que no excluye que ocasionalmente me aventure hasta las mismas, cuando lo imponga la descripcin de los grupos identificados. Esencialmente aspiro a sealar la gravitacin en nuestra historia de las pautas de conducta vigentes en los grupos sociales que la han influido, y solo subsidiariamente referirme a las causas originarias de las mismas.

Con lo ya dicho, la naturaleza de testimonio de este trabajo excuso la ausencia de informaciones estadsticas y de investigaciones de laboratorio que pudieran darle, con la abundancia de citas y cuadritos, el empaque cientfico de lo matemtico y al autor la catadura de la sabidura. Las pocas pilchas que lo visten son las imprescindibles para justificar la presentacin del testimonio. 1

RELATIVIDAD DEL DATO "CIENTFICO"

A este respecto debo confesar mi prevencin contra los datos de ese gnero que en muchas ocasiones, con su deficiencia perturban ms que ayudan. Creo en la eficacia utilizar como correctivo del dato numrico la constatacin personal para que no ocurra lo que al espectador de ftbol que con la radio a transistores pegada a la oreja, cree que dice el locutor con preferencia a lo que ven sus ojos.

Por va de ejemplo van pruebas al canto:

"La Nacin" del 6 de marzo de 1966, nos informa sobre el resultado de un relevamiento aerofotogrfico realizado en la ciudad de Crdoba, para comprobar la validez del registro de propiedades urbanas de la Municipalidad de esa Capital. Dice el ingeniero Vctor Hansjurgen Haar, quien tuvo a su cargo el relevamiento, que la pesquisa ha indicado que slo el 50 % de las propiedades se encuentran correctamente registradas, y de ese 50% si bien cumplen con sus obligaciones al fisco, no han declarado sus propietarios mejoras que se han hecho en sus viviendas.

Esto significa que el 50% de la ciudad de Crdoba no existe estadsticamente pues los datos sobre la construccin se recogen de los registros municipales. El sesudo investigador que slo se gua por estos datos y no por las empricas comprobaciones, se encontrar con que la oficina en que trabaja y el techo bajo el que duerme no tienen existencia efectiva, segn los datos de la realidad cientficamente documentada, si como es muy probable, ese techo y esa oficina pertenecen al 50% de construccin que para la estadstica es inexistente. En cambio otras informaciones estadsticas le permitirn comprobar paralelamente que Crdoba ha crecido varias veces en estos ltimos decenios, en poblacin y en actividad, con lo que tendr que concluir que Crdoba es un fenmeno urbano en el cual la mayora de la poblacin est indomiciliada y donde no existen las fbricas, los talleres, los escuelas, etc., que resultan de otras estadsticas que no son las de la construccin. A cules se atendr?

(Limitndome a la construccin, ya haba hecho mi composicin de lugar hace mucho tiempo mediante una somera investigacin reducida a la manzana cntrica de Buenos Aires en que resido y que el lector puede hacer en la suya. Pude comprobar que las modificaciones interiores en las casas de la manzana hechas en los ltimos aos sin la correspondiente intervencin municipal presentacin de planos, aprobacin, permiso de construccin e inspecciones importaban una inversin muy superior a la de los dos o tres edificios nuevos construidos en la misma manzana con el consiguiente registro municipal. Squele la punta el lector a este hecho y trasldelo a la crtica general de los datos estadsticos).

El caso de Crdoba se repite para el Gran Buenos Aires en dos pocas distintas.

Desde las ltimas dcadas del siglo pasado Buenos Aires y sus alrededores recibieron gran parte del contingente inmigratorio europeo cuando el Hotel de Inmigrantes y el conventillo fueron escalones hacia la casita propia. Es muy posible que el italiano, el espaol o el turco que las levantaron construyendo una pieza y una cocinita, sin sanitarios, haya registrado en la municipalidad suburbana esa primitiva construccin. Pero ese hombre ahorrativo que realizaba el sueo de la casa propia fue agregando habitaciones construidas con la ayuda de un media cuchara, a lo largo del lote que pagaba en mensualidades, pues la casa creca a medida que creca la familia. Y stas no las registr.

El fenmeno volvi a repetirse cuando a la ola inmigratoria ultramarina sucedi la migracin provinciana hacia los centros industriales. Cualquier inspector municipal del Gran Buenos Aires podr decir cmo se suceden barriadas y barriadas enteras no inscriptas en los padrones municipales. (O tal vez no se lo diga porque all hay un "rebusque": sorprender a los vecinos de esas barriadas en plena construccin sabatina y dominical con el aporte voluntario de vecinos y amigos, para paralizarle la obra por falta de planos y llegar, despus del susto consiguiente al "arreglo" Pero el "arreglo" tampoco figura en las estadsticas! Sin embargo, sera interesante registrar estadsticamente el monto de los mismos que explicaran por qu esos inspectores se resignan al msero sueldo comunal, que no alcanza para mantener el automvil que tienen a la puerta y es elemento imprescindible para el descubrimiento de las infracciones al Digesto, que dan origen al arreglo).

Si a la estadstica de la construccin le falla la base, qu puede informar la estadstica sobre la mano de obra si el dueo de casa, sus amigos y parientes que colaboran no pertenecen al gremio de la construccin y estn registrados en otras actividades? Y qu datos sobre el consumo de materiales de construccin cuando se utilizan restos de demolicin, elementos en desuso u objetos de otro destino habitual que no pasan ni siquiera por el control de produccin de la fbrica? Y qu valor tienen los datos sobre el producto bruto del pas si los datos sobre la construccin de viviendas en la parte ms extensa del Gran Buenos Aires en los ltimos veinte aos, en que se sumaron millones de habitantes, no figuran en los mismos ni por lo construido, ni por mano de obra, ni por materiales empleados?

La rectificacin por la experiencia del dato aparentemente cientfico exige haberse graduado en la universidad de la vida: por lo menos tener algunas carreras corridas en esa cancha, sin perjuicio de la bastante Salamanca para ayudar a Natura. Porque si el ratn de biblioteca, de hbitos sedentarios y anteojos gruesos, no es el ms indicado para corregir el dato con las observaciones, tampoco basta con mirar para ver.

EL ESTAO COMO MTODO DE CONOCIMIENTO

Tener estao es una expresin sucednea de otra tal vez ms grfica pero menos presentable, y se refiere al "estao" de los mostradores. Recuerdo que Lucas Padilla o el "Colorado" Pearson, no estoy seguro cual de los dos, que actuaban en los movimientos iniciales del nacionalismo, dijo una vez que la condicin de "pianta-votos", calificacin atribuida a Pern, provena de que los fundadores del movimiento eran "nios bien" de "familias bien" es decir, los juiciosos "hijos de mam"; que otra cosa hubiera ocurrido si los primeros hubieran sido "nios mal" de "familias bien", esto es "tenido estao".

Tal vez la deficiencia de nuestros datos cientficos obedezca al tipo de nuestra economa y sociedad en transicin, fluida en sus etapas cambiantes como ocurri en los Estados Unidos, cuyas tcnicas son ahora modelo imprescindible, desde el final de la Guerra de Secesin hasta la primera de las guerras mundiales; que sus mtodos slo sean compatibles con la existencia de un capitalismo de concentracin muy avanzado, o con el socialismo, que excluyen la presencia del pequeo empresario, del taller patronal que conserva una organizacin casi artesanal, de la abundancia de pequeos productores que entre nosotros representan el grueso de las actividades. (Si Ud. tiene alguna duda al respecto, averige qu dato estadstico proporciona el tallercito donde arregla su automvil, el hojalatero que le arregla el balde, el colchonero, el marquero de sus cuadros, etc., etc., las mltiples actividades de empresarios que calculan los costos a ojo, no llevan contabilidad, no estn inscriptos, no registran su produccin, eluden impuestos, etc.).

En cambio el ajuste de los datos es condicin de existencia en las grandes organizaciones econmicas con sus contabilidades organizadas, su propia estadstica, el registro de los costos, es decir, los elementos bsicos para una estadstica general.

Parecida cosa ocurre con los censos y encuestas, donde se suman factores personales propios del informante y del recolector de datos que adems pueden ser tpicos de nuestra modalidad, factor del que se prescinde cuando se aplican sistemas que pueden ser hbiles en su lugar de origen.

As, frecuentemente, el interrogado est prevenido contra el interrogatorio y tiende a desfigurar los hechos; adems, muchas veces es descomedido y grosero con el agente de la investigacin. Es lo que pasa en las "investigaciones de mercado".

El "Hombre que est solo y espera" no es un tipo fcil. Pregntele usted a un paisano su juicio sobre algo o alguien y oir que le contesta: Regular. Pero regular quiere decir bueno; o muy bueno; tambin malo. Sern su odo y el conocimiento del hombre los que darn la interpretacin, segn el tono y tal vea algn detalle mmico. Pero esto no es para el "potrillo" que hace la encuesta y menos para la computadora electrnica. Y el "gallego"? el gallego de Galicia, se entiende; hgale usted una pregunta cualquiera y ver que le contesta con otra: pruebe, y le juego cualquier cantidad a que acierto

Hace pocos das llev a un industrial, que crea en la eficacia de las "encuestas", a un caf para mostrarle cmo actuaban los agentes de una investigacin que haba contratado. Los muchachos a quienes se les paga por el nmero de planillas que llenan estaban reunidos a lo largo de dos mesas y los formularios se alternaban con los pocillos de caf. Mi amigo industrial puso los ojos como "dos de oro" cuando oy que unos a otros se preguntaban. Y a este, qu le ponemos?, y as las iban llenando, cansados de golpear puertas estrilmente, o de que los encuestados les hicieran un interrogatorio a ellos en actitud defensiva, o les contestaran a la "macana". Si todava tiene alguna duda, lector, recuerde que le responde a esa vocecita femenina que le pregunta por telfono: Qu programa de televisin est usted viendo? Y por lo que usted le contesta considera la validez del rating que est haciendo la vocecita.

Pero, adems de la muy relativa validez de los datos, existe el uso malicioso de la informacin, para fines polticos y econmicos, como la creada por los rganos de publicidad y por las manifestaciones de los grupos econmicos agroimportadores interesados en dar una imagen del pas que les conviene y que en los ltimos aos es directamente depresiva.

EL CHICO DE LA BICICLETA

El doctor Manuel Ortiz Pereyra, uno de los fundadores de F.O.R.J.A., fallecido hace ya muchos aos, dej un pequeo libro, editado en 1926 1927, que se titulaba "El S.O.S. de mi pueblo". Era hombre con mucho "estao", dotado de una notable inteligencia que le haba permitido superar la solemnidad y el empaque, entonces anexos al ttulo universitario; haba sido la suya una vida mltiple y agitada en la que haba tocado los ms variados niveles de la fortuna y de las actividades ciudadanas; adems, Dios lo haba dotado de gracia.

Sobre esto de la informacin traa un captulo titulado "El chico de la bicicleta".

Comentaba all la apariencia tcnica con que los diarios presentan una pgina llena de cuadritos con letras y nmeros diminutos, donde se habla de cotizaciones de la produccin en mercados de los que el chacarero nunca oy hablar y en medidas y precios de los que no tiene la menor idea. El chacarero, deca, se hace una imagen borrosa donde se embarullan Winnipeg, Ontario, Yokohama, Rotterdam, con dlares, libras, yens, rupias, florines, toneladas y bushells, todas palabras misteriosas para l. No entiende, pero est muy agradecido a los grandes diarios que se preocupan por ilustrarlo para la defensa del precio de su cosecha, y supone que estos sostienen grandes oficinas llenas de peritos de toda clase, que le proporcionan la informacin.

No hay nada de eso, deca Ortiz Pereyra. Lo nico que hay es un chico con una bicicleta que va a buscar la pgina a lo de Bunge y Born o a lo de Dreyfus; es decir que la aparente informacin para el vendedor la proporciona el comprador. Y hace tanto tiempo que vamos al almacn con el "Manual del Comprador" escrito por el almacenero! El ltimo que se ha "avivado" es Ral Prebisch2.

De tal manera, a los efectos que en s tiene la supuesta informacin cientfica, se agrega sta del "chico de la bicicleta" donde la "informacin cientfica" es utilizada, y aun los datos correctos, de manera hbil para despistarnos mediante el manejo de la publicidad.

Lo que llevo dicho basta para dar la idea que me propongo. He citado slo algunos casos, tanto de la falacia del dato, como de su utilizacin maliciosa para sorprender al que no est prevenido y carece de "cancha" para leer las entrelneas de la informacin. Deseo que el lector lo tenga presente, cuando recordando que el que escribe es un hombre comprometido, lo confronte con otros informantes de apariencia asptica. La verdad es que todos estamos comprometidos, por que todos estamos en la vida y la vida es eso: compromiso con la realidad.

Me resta advertir que con frecuencia ser redundante volviendo a lo ya dicho para ampliar algo, presentarlo desde otro punto de vista, o relacionarlo con lo que se expone en ese momento. Espero que se me perdone, pues escribo para mis paisanos del comn, a quienes quiero facilitar la lectura que deseara fuese como un dilogo y que no deje a nadie en ayunas por un prurito de precisin tcnica o sobreentendidos. Crguelo a la cuenta de la comn inteligencia que busco, y que tambin me obliga a ser algo difuso y a apelar al socorro de ejemplos y ancdotas ilustrativas, que pudieran ahorrarse con el lenguaje para iniciados que simplifica la exposicin, pero que puede resultar esotrico para el profano.

IDENTIFICACIN DEL MEDIO PELO

Falta ahora explicar por qu digo medio pelo.

En principio decir que un individuo o un grupo es de medio pelo implica sealar una posicin equvoca en la sociedad; la situacin forzada de quien trata de aparentar un status superior al que en realidad posee. Con lo dicho est claro que la expresin tiene un valor histricamente variable segn la composicin de la sociedad donde se aplica.

Francisco Javier Santamara ("Diccionario General de Americanismos" Mxico, Ed. P. Robredo, 1942) define el medio pelo: "En Mxico dcese de la persona que no pertenece a la clase decente; pardo. No hay que confundir el trabajador, etc., con el medio pelo que es la gentuza o pelusa, la gente de mala educacin, mediocre social, palurda y basta. Pero aun este mismo concepto vara con el lugar. As dice: En Puerto Rico la persona de color o cruzada que no es de raza blanca o pura. En Mxico la calificacin parte de la estructura social. En Puerto Rico esencialmente de la racial, tal vez porque raza y clase se identifican all.

Tobas Garzn en su "Diccionario de argentinismos" expresa: Aplcase a las personas de sangre o linaje sospechoso o de oscura condicin social que pretenden aparentar ms de lo que son. Aqu sangre no es una referencia racial sino una complementacin de linaje, pues como lo veremos ms adelante el linaje, expresado por la legitimidad de la filiacin, es un factor predominante para marcar la composicin de las clases. Pero Garzn est hablando en una poca que corresponde a la estructura tradicional de la sociedad argentina. A rengln se remite a la Academia que dice: locucin figurada y familiar con que se zahiere a las personas que quieren aparentar ms de lo que son o cosa de poco mrito e importancia.

La primera definicin que hace Garzn corresponde al momento local en que la hace; al remitirse a la expresin de la Academia le da luego la latitud que corresponde a una situacin general. Medio pelo es el sector que dentro de la sociedad construye su status sobre una ficcin en que las pautas vigentes son las que corresponden a una situacin superior a la suya, que es la que se quiere simular. Es esta ficcin lo que determina ahora la designacin y no el nivel social ni la raza.

Cuando en la Argentina cambia la estructura de la sociedad tradicional por una configuracin moderna que redistribuye las clases, el medio pelo est constituido por aquella que intente fugar de su situacin real en el remedo de un sector que no es el suyo y que considera superior. Esta situacin por razones obvias no se da en la alta clase portea que es el objeto de la imitacin; tampoco en los trabajadores ni en el grueso de la clase media. El equvoco se produce a un nivel intermedio entre la clase media y la clase alta, en el ambiguo perfil de una burguesa en ascenso y sectores ya desclasados de la alta sociedad.

CAPTULO I

EL MARCO ECONMICO DE LO SOCIAL Y LOS TRES FRACASOS DE LA BURGUESA

EL "PROGRESO INDEFINIDO"... Y SUS LMITES

Las generaciones que se propusieron el "progreso indefinido", y lo fundaron en el exclusivo desarrollo agropecuario, actuaron como si estuviesen en presencia de un horizonte cuyos lmites fugan delante del que marcha. Fueron congruentes con el pensamiento filosfico de la poca, como el personaje de la zarzuela: "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad". La supersticin cientificista se alimentaba de una gran simplicidad que supona que entre la lente del microscopio y la del telescopio poda caber todo el universo. Pero mayor simplicidad fue ignorar que el lmite de la expansin econmica agropecuaria estaba dado por la extensin de las pampas, su fertilidad y la curva de las precipitaciones pluviales.

Mucho ms adelante este lmite podra ser trascendido corriendo la lana ms al sur y al oeste o con la aparicin de los sorgos, ampliando la zona agrcola-ganadera hacia tierras entonces consideradas semiridas, o con la diversificacin de la produccin agraria en los regados o en las zonas tropicales y subtropicales, pero se hara para satisfaccin de otros mercados, particularmente el interno al crecer, y esto estaba fuera del presupuesto del "progreso indefinido", que consista en el intercambio cereal-carne por manufacturas.

Tambin estaba fuera de ese presupuesto la relativa ampliacin del espacio pampeano en sentido vertical, agregando algn pisito a la produccin, por el mejor manejo de tierras, su abono, o por la aplicacin a la gentica al cereal de lo que ya se haca con el refinamiento de las haciendas. En cambio estaba a la vista la disminucin de la produccin de cereales, inevitable por la erosin o el desgaste de los suelos en sucesivas cosechas expoliadoras y la inmovilizacin de gran parte de la todava zona cerealera al convertirse en alfalfares destinados a la invernada de haciendas.

Los lmites de ese progreso estaban marcados por la geografa; una vez ocupado el espacio de la pampa hmeda se habra llegado al tope de las posibilidades de la produccin previsible para el intercambio con la metrpoli, en cuanto a la cantidad.

RELACIN DE LOS TRMINOS DEL INTERCAMBIO

En cuanto al precio, el error es ms comprensible: todava la ciencia econmica no haba esclarecido eso de "la relacin adversa de los trminos del intercambio", que consiste, simplemente, en saber que el proceso de transformacin de la materia prima va incorporando costos a la misma y que stos son absorbidos, en las distintas etapas de la transformacin, por el salario y el capital del pas donde se industrializa, de manera tal que las materias primas, en cuanto productoras de riqueza, slo benefician en la primera etapa al pas que las produce y exporta en bruto, mientras se le incorporan riqueza en cada etapa de la transformacin, en el pas que las transforma.

(As, al que exporta hierro o lana slo le queda lo correspondiente a la produccin minera o ganadera, mientras que el proceso que va del hierro o la lana a la mquina o el traje va dejando, en el pas que importa la materia prima, todos los costos de las sucesivas modificaciones, a los que se incorporan los costos de los instrumentos utilizados, desde el transporte y el seguro, a la remota labor de los que preparan las mquinas usadas en la transformacin, sumados a la transformacin misma. Con esto quiero decir que la valorizacin primaria es la nica que beneficia al pas productor de la materia, mientras que el pas transformador incorpora los aumentos, o las economas originadas por el desarrollo tcnico, a la capacidad de su propio mercado. As, si a principios de siglo equis kilos de lana permiten comprar una locomotora, treinta aos despus hacen falta cinco o seisveces ms de lana para el mismo cambio, pues, en el mejor de los casos, el aumento del valor absoluto de la lana es un aumento que no compensa los innumerables aumentos correspondientes a los innumerables momentos de la transformacin. Esta aclaracin no es exactamente tcnica, pero permite dar una idea al profano de en qu consiste ese enunciado un poco misterioso "de la relacin adversa de los trminos del intercambio").

La estadstica al respecto nos puede ilustrar con precisin. Los ndices usados traducen la capacidad adquisitiva de 100 unidades de materias primas respecto de los productos manufacturados.

Aos ndices

(1958 = 100)

1876/1880 ................................ 147

1901/1910 ................................ 132

1930 .......................................... 105

1938 .......................................... 100

Pero cuando se trata de las materias primas que produce la Argentina la situacin se hace mucho ms onerosa. As la relacin de precios del intercambio de la Argentina, segn la CEPAL ("El Desarrollo Econmico de la Argentina", Mxico, 1959, T. I, pg. 20), evoluciona en la siguiente forma:

Ao ndice

1949 ................................... 143,8

1953 ................................... 100

1957 ................................... 72,5

Lo que significa que en 10 aos el poder adquisitivo de la materia prima argentina en producto industrial importado ha disminuido al filo de la mitad. (Ver nota en el Apndice).

LA POBLACIN

La inmigracin vino a satisfacer las exigencias del complejo de inferioridad racial que padeci aquella generacin de hispano-americanos avergonzados de su origen y que se liberaban del mismo calificando al resto de connacionales como vctimas de taras congnitas que los hacan inadecuados para la civilizacin; la promovieron, a pesar de sus reticencias en cuanto a los meridionales de Europa, porque su brazo y su tcnica les eran imprescindibles para ese progreso soado, y en funcin de ese progreso previeron un crecimiento de poblacin por la continuidad de la ola inmigratoria y el crecimiento vegetativo de los hijos del pas nuevo. As el "progreso indefinido" tena una meta muy distante que acu una frase de ritual conmemorativo : "El da en que cien millones de argentinos irn ante el trono del Altsimo, conducidos por la azul y blanca".

Ni vieron el lmite del espacio geogrfico apto para la economa que fundaban, ni vieron el lmite de la poblacin que caba en ese espacio y con esa economa; jugaron la suerte definitiva del pas a un destino de pas chico creyendo que jugaban a la grandeza: creyendo que jugaban a la lotera jugaban a la quiniela; buscando el premio mayor jugaban a las dos cifras.

Cuando el pas lleg a la dcima parte de la poblacin prevista y fue ocupado totalmente el espacio geogrfico destinado a la carne y al cereal, el "progreso indefinido", en el orden agropecuario, se detuvo. En adelante todo progreso significara una competencia, un factor de perturbacin en la estrategia econmica prevista para la Argentina y, por consecuencia, todo el aparato de direccin econmica que ellos haban dejado en manos del extranjero, por su incapacidad para realizarse como burguesa, se convertira en el instrumento del antiprogreso.

Con esto creo que queda bien evidenciada la naturaleza real de un debate frecuente en el cual los partidarios del retorno al pasado invocan como su gran argumento el progresismo de aquellas generaciones para oponerlo al progresismo de las nuevas, sin comprender que aquel progresismo apresurado, como economa dependiente, fue el plato de lentejas por el que los primognitos vendieron las posibilidades de una economa nacional integrada, que fatalmente reclamara sus derechos una vez cubiertas las precarias posibilidades de aquel progresismo.

OLIGARQUA = DEPENDENCIA

O comprendindolo. Y aqu dejo la palabra a un economista que nos explicar la alianza de las fuerzas econmicas internas correspondientes a ese progreso limitado, con las fuerzas extranjeras que dirigieron y aun dirigen los resortes esenciales de nuestra economa, que qued en sus manos por la incapacidad de esas mismas fuerzas internas.

Dice Aldo Ferrer ("La economa argentina", Ed. Fondo de Cultura Econmica 1963) : ... Finalmente, dado el papel clave que el sector agropecuario jug en el desarrollo econmico del pas durante la etapa de economa primaria exportadora, la concentracin de la propiedad territorial en pocas manos aglutin la fuerza representativa del sector rural en un grupo social que ejerci, consecuentemente, una poderosa influencia en la vida nacional. Este grupo se orient, en respuesta a sus intereses inmediatos y los de los crculos extranjeros (particularmente britnicos) a los cuales se hallaban vinculados, hacia una poltica de libre comercio opuesta a la integracin de la estructura econmica del pas mediante el desarrollo de los sectores industriales bsicos, naturalmente opuesta tambin a cualquier reforma del rgimen de tenencia de la tierra. La gravitacin de este grupo no lleg a impedir el desarrollo del pas en la etapa de la economa primaria exportadora, dada la decisiva influencia de la expansin de la demanda, externa y la posibilidad de seguir incorporando tierras de la zona pampeana a la produccin. Sin embargo, despus de 1930, cuando las nuevas condiciones del pas exigan una transformacin radical de su estructura econmica, la permanente gravitacin del pensamiento econmico y la accin poltica de ese grupo constituy uno de los obstculos bsicos al desarrollo nacional.

Con lo dicho queda sealada la miopa de los hombres que desde 1853 han pasado en nuestra historia como los grandes visionarios del destino racional y tambin el proceso por el cual los continuadores de aquellos "chicatos" ilustres se empean en ponerle al pas las anteojeras que le impiden encontrar su verdadero camino, pues lo que en aquellos fue miopa en stos es un estado de conciencia que resulta de la fusin de la estructura de sus intereses actuales con el mantenimiento de nuestra tradicional estructura econmica.

GRAN BRETAA JUEGA SUS CARTAS

Ahora, dejando a los miopes conviene sealar a quin los condujo con su vista larga, porque siempre junto al ciego hay un lazarillo que lo gua, como el de Tormes, contra el guardacantn.

El progreso agropecuario argentino se iba realizando a medida que el pas encajaba como la pieza de un puzzle en la organizacin econmica buscada por el Imperio Britnico con su avanzada ideolgica: la doctrina manchesteriana.

Si en un principio el Ro de la Plata fue considerado por la poltica de Gran Bretaa como una de las tantas plazas comerciales ultramarinas interesantes al comercio de Su Majestad, el pensamiento se complet despus en la frmula de Cobden (Inglaterra ser el taller del mundo y la Amrica del Sur su granja) precisada luego en la conformacin exclusivamente agrcola-ganadera que hizo de nuestro pas lo que Ral Scalabrini Ortiz ha llamado "base y arma del abastecimiento britnico".

Bastar para sealar lo acertado de esta afirmacin leer las instrucciones que da Churchill ya en nuestros das a Lord Halifax al encargarle las negociaciones para la intervencin norteamericana en la ltima guerra ("Memorias de Winston Churchill", Tomo VIII Ed. Boston): "Por otra parte nosotros seguimos la lnea de EE.UU., en Sud Amrica, tanto como es posible, en cuanto no sea cuestin de carne de vaca o carnero". La expresin de Cobden, Amrica del Sud, se concreta de manera precisa: Ro de la Plata. Si aqu Scalabrini Ortiz acuaba su frase, all Churchill la ratificaba.

El gran ministro britnico lo haca en el momento ms dramtico de la historia inglesa, cuando ya no el Imperio sino la misma metrpoli estaba al borde del derrumbe del que slo poda sacarla el xito de la misin encomendada; en ese momento toda la Amrica del Sur poda ser objeto de negociacin con la metrpoli del Norte, toda, menos el Ro de la Plata.

LA DCADA INFAME CONFIESA SU JUEGO

Esto nos permite fijar, y para ms adelante, el alcance y los lmites de ese progreso. Cuando en 1934 el vicepresidente de la Repblica, Dr. Julio Roca, como embajador argentino (negociacin del tratado Roca-Runciman) dice en Londres que: "La Argentina forma parte virtual del Imperio Britnico", no hace ms que confirmar la naturaleza dependiente de nuestra economa como pieza en el puzzle imperial. Si la frase es lesiva para nuestra soberana y honor nacional y provoc las consiguientes reacciones patriticas en quienes las sentimos profundamente, esto no ocurri porque estuviramos ajenos al conocimiento de esa realidad que, precisamente, estbamos denunciando. Lo indignante era la aceptacin como destino definitivo y como finalidad por los gobernantes argentinos cuando ya la miopa de los fundadores no era posible. Porque el Dr. Julio Roca no lo expresaba como la comprobacin de un hecho destinado a superarse, sino como ratificacin de la conformidad de ese gobierno y los sectores que representaba con la condicin de dependencia que all se reconoca. El Tratado Roca-Runciman lo confirm, porque fue un compromiso para que al precio de algunas ventajas a un sector dirigente del pas se cristalizase definitivamente esa virtual incorporacin al Imperio.

As, las leyes votadas en 1935, y que constituyeron el estatuto legal del coloniaje, tuvieron por finalidad detener cualquier progreso argentino en otra dimensin que pudiera modificar su situacin en el puzzle. La poltica del "progreso" devena ya la del antiprogreso, y la fuerza que nos haba impulsado a andar, era ahora la que nos detena.

Sintetizando: se aceler nuestro desarrollo para integrarnos eficazmente en el Imperio. Ahora ste haba llegado a los lmites tcnicamente exigidos y cualquier progreso de otro orden implicara una alteracin de la finalidad propuesta.

PRIMER FRACASO: LA GENERACIN CONSTITUYENTE. LIBERALISMO INTERNACIONAL O LIBERALISMO NACIONAL

Es que en toda colonizacin hay ese momento prspero mientras se avanza hacia el lmite ptimo de sus necesidades. Y el frenazo despus. He ah las dos fases de una misma poltica.

La adscripcin de la Argentina al sistema de la divisin internacional del trabajo era inevitable para los vencedores de Caseros? La nica perspectiva de progreso que se tena por delante era la impuesta por la ortodoxia liberal y el libre juego de las fuerzas econmicas nacionales e internacionales con que se adoctrinaban?

Ni terica ni prcticamente era as. Lo que s puede ser cierto es que las condiciones histricas determinaban la organizacin capitalista de la produccin. Es cierto que era la hora del capitalismo en marcha, pero no la del internacionalismo liberal. Los constituyentes del 53 buscaron su inspiracin en las instituciones de los Estados Unidos, y hay aqu que preguntarse por qu se quedaron en las apariencias jurdicas y eludieron la imitacin prctica. No entendieron la naturaleza profunda del debate entre Hamilton y Jefferson o la entendieron y vendieron despus a las generaciones argentinas desde la Universidad, desde el libro y desde la prensa una interpretacin superficial y formulista?

En ese debate est sintetizado el enfrentamiento entre el liberalismo ortodoxo, que implicaba aferrarse a la divisin internacional del trabajo, y el liberalismo nacional, que construy los Estados Unidos, que fue el instrumento de su grandeza y le sirvi para delimitar la esfera propia del desarrollo norteamericano por oposicin a la subordinacin econmica a la metrpoli, que hubiera convertido la independencia en una ficcin. Entre tanto libro que leyeron "al divino botn" no encontraron una lnea de las que haban escrito Carey e Ingersoll, y no tropezaron con un volumen del "Sistema de Economa Nacional" de List, que fueron los tericos del desarrollo da una economa capitalista nacional, es decir, de un capitalismo y un liberalismo para los norteamericanos o, los alemanes, y no para los ingleses? No saban que esa heterodoxia que le cort las alas al guila de la divisin internacional del trabajo nutri la gallina prolfica que pona los huevos para los hijos de su tierra, defendiendo con la proteccin aduanera el fruto del trabajo nacional y promoviendo el desarrollo interno, con el Estado como propulsor de la grandeza? Por qu se atrevieron a la doctrina liberal como mercadera de exportacin para vender a zonzos y no a la doctrina liberal, reelaborada en los Estados Unidos para la construccin de una economa liberal pero integrada?

Y contemporneamente tambin, y ms adelante, por qu prescindieron del ejemplo de Alemania, que realiz su propia poltica liberal, pero nacional, empezando por el zollverein hasta llegar a la construccin de la gran Alemania cuando el pensamiento poltico de Bismarck integr el pensamiento econmico del mismo List, perseguido por los prncipes como liberal y por los liberales como nacional?

Alemania, hasta ese momento, no haba sido ms que el msero pas del que habla Voltaire; el campo de batalla de franceses, suecos, austriacos y espaoles, en el que nunca haba pesado el inters de sus nacionales. Los factores materiales de la grandeza alemana haban estado siempre all: sus puertos y sus ros, el genio y la capacidad de trabajo de sus hombres, los bosques en las faldas de las montaas, los granos y las carnes en los valles y las llanuras, el hierro y el carbn en las entraas de la tierra; todas las condiciones materiales de la grandeza que slo se manifestaron cuando el pensamiento y la voluntad nacional se articularon para ponerlos a su servicio.

(Conviene recordarlo a los que creen que slo los factores materiales determinan la historia y subestiman el pensamiento y la voluntad que puede hacer una msera dependencia de un pas rico, y una metrpoli de un pas pobre en recursos materiales.)

LA GUERRA DE SECESIN: EJEMPLO PRCTICO

Pero hubo despus en los Estados Unidos la guerra de Secesin: all se enfrentaron sangrientamente el Norte, liberal nacionalista, con el Sur, adscripto a la produccin exclusiva de materias primas, y puede decirse que la verdadera independencia de los Estados Unidos se resolvi en el campo de batalla de Gettysburg. Cmo fue que los promotores de la poltica liberal internacionalista siempre tratando de imitar a los Estados Unidos, no comprendieron el verdadero sentido de esa guerra, y cmo el "Destino Manifiesto" slo poda cumplirse a condicin de que el pas industrial que promova el desarrollo interno venciese al pas de produccin primaria que lo obstaculizaba? Lectores pueriles de las doctrinas exportadas como los collares de abalorios para seducir a los indgenas, slo vieron en aquella pgina dramtica de la vida norteamericana la seduccin lacrimgena de "La Cabaa del To Tom", sin percibir el trasfondo econmico y poltico de los acontecimientos?

Y cmo es posible que generaciones y generaciones de juristas hayan acosado a los estudiantes de derecho y de economa con la vida de las instituciones norteamericanas a travs de su permanente evolucin, en la jurisprudencia del Supremo Tribunal, sin percibir el hecho econmico que rigi y condujo esa construccin jurdica, en la que la vida fue acordndose a las exigencias de la realizacin econmica integral, segn el pas iba creciendo de la estrecha franja original en el Atlntico hacia el Medio Oeste, los desiertos interiores y la costa del Pacfico, o el desborde sobre la tierra mexicana?

Lo vieron o no lo vieron? Traidores o "chicatos"? Esa es la alternativa. En "Poltica y Ejrcito" he sealado un factor cultural que tambin pes en esa ceguera. Desde el da siguiente de la independencia, directoriales y unitarios, cuyos continuadores habran de ser los famosos "visionarios", partieron de la urgencia por hacer el pas no segn lo determinaban sus races como se hace el rbol hasta la copa, sino segn un modelo a trasplantar. Quisieron realizar Europa en Amrica y todo lo que Europa les ofreca era vlido; y sin valor lo que surga de la realidad. Trabajaron para la destruccin de la Patria Grande, porque, consciente o subconscientemente, les estorbaba a su apuro la montaa, la selva, el ro y el hombre, por espaol, por indio o por mestizo.

Gobernar es poblar, como dira Alberdi, pero despoblando primero como ellos lo hicieron para abrir la tierra a nuevos hombres que imaginaban no iban a ser americanos. As es como tambin dira Alberdi, resumiendo sin saberlo el pensamiento original de su grupo: "El mal que aqueja a la Argentina es la extensin". Por eso haba que achicarla. Empez Rivadavia facilitando la segregacin del Alto Per y la Banda Oriental; lo haran los unitarios en los largos aos de la guerra civil buscando con la ayuda extranjera la segregacin del Norte y la Mesopotamia; lo hara Mitre abriendo un abismo de sangre y de luto con el Paraguay. Siempre estuvieron decididos a achicar el espacio, y as segregaron Buenos Aires frente al gobierno de Paran. Reducir la patria a la pampa hmeda, fcilmente europeizable, permita ahorrar tiempo en el camino de la grandeza concebida a travs de la pequeez. Congruentemente fue necesario destruir el Paraguay, que se haba puesto a la vanguardia del progreso americano, cerrndole el camino al pernicioso progreso conseguido contra las normas manchesterianas.

EL PROFETA DEL LIBRE CAMBIO Y SUS APSTOLES

Y esto no es una afirmacin al pasar. Oigmoslo a Mitre en la oracin pronunciada saludando a los soldados que venan de desangrarse en los esteros paraguayos: "Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y victoriosa campaa a recibir la larga y merecida ovacin que el pueblo les consagre, podr el comercio ver inscriptos en sus banderas los grandes principios que los apstoles del libre cambio han postulado para mayor felicidad de los hombres.

Y vase ahora esto de Sarmiento que ajusta perfectamente al alcance de esa libertad de comercio y el lmite fijado por sus apstoles: La grandeza del Estado est en la pampa pastora, en las producciones del Norte y en el gran sistema de los ros navegables cuya aorta es el Plata. Por otra parte, los espaoles no somos ni industriales ni navegantes y la Europa nos proveer por largos siglos de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas. As dir Billinghurst: Llegaremos a exportar manufacturas dentro de mil aos, y Vlez Srsfield, autor del Cdigo Civil, codificar en una frase la poltica de una clase como inseparable del destino argentino: Es imposible proteger a los industriales, que son los pocos, sin daar a los ganaderos, que son los ms. Esa fue la mentalidad de los visionarios que slo alcanzaron a verse la punta de la nariz; sa la gente que baj con las Tablas de la Ley del Sina del 53.

As se crearon las condiciones del capitalismo, pero se impidi el surgimiento de un capitalismo nacional al ponerlo en indefensin frente a la economa imperial. As tambin, a medida que el progreso de la economa dependiente consolidaba el poder de los intereses extranjeros en el pas y ligaban a ellos, como se ha explicado en la cita de Ferrer, los beneficiarios de la economa puramente abastecedora, se haca ms difcil la aparicin de una economa capitalista propia. A mayor prosperidad de la economa exclusivamente agropecuaria, mayor dificultad para fundar una economa nacional integrada. As quedaron excluidas las posibilidades del desarrollo de una poltica liberal nacional por la rpida expansin de una poltica liberal internacional. Anotemos como simple curiosidad el hecho que se ha sealado ms arriba: en la deformacin mental que hizo posible que la inteligencia argentina aceptara ese hecho la irrisin lleg hasta el punto de que el ejemplo de los Estados Unidos que hubiera servido para fundar una economa nacional integrada, fuera utilizado para impedirlo.

LA ARGENTINA PREINDUSTRIAL

Pudo, a nivel histrico 1853, planearse una poltica econmica nacional? Exista la posibilidad de surgimiento de una burguesa nacional que cumpliera ese papel?

Exista. Y Juan Manuel de Rosas haba sido su mxima expresin. Lo que hay que saber es si Rosas no fue combatido por eso mismo y si el propsito de los vencedores no fue precisamente aniquilar toda posibilidad de economa integrada, que l acababa de demostrar. Vencido polticamente, quedaba su camino econmico para recorrer.

Rosas es uno de los pocos hombres de la alta clase que no desciende de los Pizarros de la vara de medir que en el contrabando y en el comercio exterior fundaron su abolengo. Por eso no tuvo inconveniente en ser burgus. Fund la estancia moderna y despus fund el saladero para industrializar su produccin, y fund paralelamente el saladero de pescado para satisfacer la demanda del mercado interno. Y defendi los ros interiores y promovi el desarrollo nutico para que la burguesa argentina transportara su produccin; integr la economa del ganadero con la industrializacin y la comercializacin del producto y le dio a Buenos Aires la oportunidad de crear una burguesa a su manera. Pero adems, con la Ley de Aduanas, de 1835, intent realizar el mismo proceso que realizaba los Estados Unidos; fren la importacin y coloc al artesanado nacional del litoral y del interior en condiciones de afirmarse frente a la competencia extranjera de la importacin, abrindole las posibilidades que la incorporacin de la tcnica hubiera representado, con la existencia de un Estado defensor y promovedor, para pasar del artesanado a la industria1.

Pequeo intento, se dir, pero para muestra basta un botn. Un botn construido mientras los unitarios, en insurreccin permanente, obligaban a la guerra constante, y los grandes Imperios de la hora. Francia e Inglaterra y el vecino Brasil, agredan las fronteras argentinas, atacaban la navegacin, bloqueaban los puertos, caoneaban las fortificaciones y desembarcaban sobre nuestro territorio con la complicidad de sus aliados internos.

Pequea muestra, pero grande si se ve lo que ocurri despus.

Transcribo, tambin de "Poltica y Ejrcito", lo que sigue: "Martn de Moussy sealaba los efectos de la libertad de comercio que Mitre haba inscripto en las banderas del Ejrcito segn su arenga: La industria disminuye da a da a consecuencia de la abundancia y baratura de los tejidos de origen extranjero que inundan el pas y con los cuales la industria indgena, operando a mano y con tiles simples, no puede luchar de manera alguna.

Dice Jos Mara Rosa: Los algodonales y arrozales del Norte se extinguieron por completo. En 1889 el primer Censo Nacional revelaba que en provincias enteras apenas si malvivan madurando aceitunas y cambalacheando pelos de cabra. ("Defensa y prdida de la Independencia econmica"). Ramos, de quien extraigo esta cita ("Revolucin y Contrarrevolucin en la Argentina"), nos informa que en 1869 haba 90.030 tejedores sobre una poblacin de 1.769.000 habitantes, y en 1895 slo quedaban 30.380 tejedores en una poblacin de 3.857.000. Lejos de importar mquinas de produccin, el capitalismo europeo en expansin nos enviaba productos de consumo. No vena a contribuir a nuestro desarrollo capitalista, sino a frenarlo.

LA POSIBLE BURGUESA FRUSTRADA DE LA "PATRIA CHICA"

Ni los plidos exiliados de Montevideo que echaron sebo despus de Caseros, ni los generales uruguayos brasileristas trados por Mitre para la guerra de exterminio de la poblacin nativa, ni los pobretones doctores de la Constituyente, podan haber constituido una burguesa. Pero estaba vivita y coleando esa burguesa federal que se le haba dado vuelta a Rosas despus de la derrota o en sus vsperas, con la parentela del "tirano" a la cabeza, y ese mismo Dr. Vlez Srsfield, que vena directamente de los salones de Manuelita. Ellos pudieron pesar para que, aceptando la estructura liberal que se plagiaba de los Estados Unidos, se condicionase sta al inters nacional como los mismos Estados Unidos haban hecho, asumiendo ellos mismos el papel econmico que el "dictador" haba representado y sostenido.

Pero aquellos doctores haban adquirido ya el hbito de actuar como agentes internacionales, y lo siguieron haciendo desde sus bufetes donde fundaron la dinasta de los abogados de empresas y maestros del derecho y la economa conveniente a la poltica antinacional. Los burgueses de Buenos Aires prefirieron disminuir los recursos de la Aduana que a Rosas le haban servido para establecer el orden nacional para facilitar el orden de la dependencia y excluyeron la proteccin econmica que significaba la posibilidad de integrar una economa.

Desde Pavn se aplic la poltica del pas chico. Ahora los recursos aduaneros, que se limitaban y haban servido para pelear contra lo extranjero, seran tiles para aniquilar al interior; y la proteccin, que haba sido la defensa econmica de ste, desapareca para abrir camino al importador. Ahora el interior no es ms que un desgraciado remanente del pas hispanoamericano, slo tolerable en la medida que no estorbe la adaptacin de las pampas al destino que le tena reservado la divisin internacional del trabajo. Es lo que le permitira decir a Sarmiento: "Pudimos en tres aos introducir cien mil pobladores y ahogar en los pliegues de la industria a la chusma criolla inepta, incivil, ruda, que nos sale al paso a cada instante". Pero ya sabemos de qu industria habla Sarmiento, segn lo dicho ms arriba.

SEGUNDO FRACASO: LA BURGUESA PROSPERA SE SIENTE ARISTOCRACIA

Hacia el 80 se abre otra perspectiva. Es el momento en que comienza la brusca expansin agropecuaria del pas.

Aldo Ferrer (Op. cit.) sintetiza de manera general el proceso de integracin de los pases productores de materias primas en el mercado mundial. Dice (pg. 96) : "La apertura de los mercados europeos a la produccin de alimentos y materias primas del exterior fue consecuencia del proceso de industrializacin de los pases de Europa, la Especializacin creciente de stos en la produccin manufacturera y la mejora de los medios de navegacin de ultramar que rebajaron radicalmente los costos de transporte. Esto abri en las economas de los pases ajenos a la revolucin tecnolgica y a la industrializacin de la poca, llamados ms tarde de la periferia, grandes posibilidades de inversin en las actividades destinadas a producir para los mercados de los pases industrializados. Naturalmente, segn se apunt antes, los que ms posibilidades ofrecan fueron aquellos de grandes recursos naturales y escasa poblacin". Seala ms adelante, llamando a estos pases de "espacio abierto", que "la Argentina fue un caso tpico de integracin a la economa mundial de un espacio abierto". Agrega, tambin, que las "inversiones se presentaron tanto en las actividades puramente exportadoras como en la ampliacin del capital de infraestructura, particularmente transportes, y tambin en los campos vinculados a las actividades de exportacin, sus mecanismos comerciales y financieros, y en el desarrollo de actividades destinadas a satisfacer las demandas de pases perifricos".

Ya Scalabrini Ortiz en su "Historia de los FF.CC. Argentinos" ha mostrado cmo la inversin fue muy relativa y se hizo por capitalizacin del trabajo nacional; lo mismo puede decirse de los servicios pblicos en general, uno de los cuales, el de la electricidad, ha historiado minuciosamente Jorge del Ro. En cuanto a los mecanismos comerciales y financieros, conviene recordar que los exportadores y los importadores se financiaron antes y despus del IAPI, a travs de la banca por el ahorro nacional, es decir que lo mismo que el IAPI, pero con la correspondiente diferencia de destino de los mrgenes que resultan del comercio exterior. Estos mrgenes se convierten con el sistema restablecido despus de 1955, en nuevas inversiones extranjeras cuando no son utilidades que se van.

Pero dejando de lado la cuestin del origen de esas inversiones, el hecho que anota Ferrer es el mismo que hemos sealado poniendo las iniciales a la poltica inteligentemente trazada; las inversiones en la infraestructura no estn dirigidas a desarrollar el pas sino a facilitar su deformacin en el sentido de un desarrollo dependiente.

La clase propietaria de la tierra, enriquecida bruscamente por la ampliacin de sus dominios con la Conquista del Desierto, por el orden y la juridicidad, por el progreso tcnico alambrados, aguadas, gentica, etc., por la contribucin de los brazos inmigratorios y, sobre todo, por la demanda mundial dirigida a las producciones de la pampa hmeda, ha cuidado minuciosamente de mantener su hegemona territorial, limitando por esto mismo la posibilidad de la formacin de una fuerte burguesa de origen inmigratorio que podra haber nacido de una mejor distribucin de la tierra y de una ms amplia distribucin de los frutos del trabajo.

EL ROQUISMO Y LA APARICIN DE UNA IDEA INDUSTRIALISTA

Pero en cambio el interior ha vencido a los portuarios y la federalizacin de Buenos Aires abre las perspectivas de una visin poltica nacional sustituyendo la exclusivamente portea. Otro pensamiento econmico que el vigente hasta ese momento acompaa a los vencedores. Avellaneda, con la modificacin de la Tarifa de Avalos, parece volver a la poltica econmica sealada por Rosas. Estn los dos Hernndez, Vicente Lpez, Roque Senz Pea, Estanislao Zeballos, Nicasio Oroo, Carlos Pellegrini, Amando Alcorta, Lucio Mansilla, el mismo Roca. Pellegrini sintetizar el pensamiento de esa generacin: "No hay en el mundo un slo estadista serio que sea librecambista en el sentido que aqu entienden esa teora. Hoy todas las naciones son proteccionistas, y dir algo ms: siempre lo han sido, y tienen fatalmente que serlo para mantener su importancia econmica y poltica. El proteccionismo puede hacerle prctico de muchas maneras, de las cuales las leyes de Aduana son slo una, aunque sin duda la ms eficaz, la ms generalizada y la ms importante. Es necesario que en la Repblica se trabaje y se produzca algo ms que pasto"

En el plano de la inteligencia poltica las cosas han cambiado; la generacin del 80 parece no estar arrodillada ante "los apstoles del libre cambio", como Mitre, ni creer en la ineptitud congnita de los argentinos como Sarmiento. Con Roca llegan al gobierno nacional, si no la "chusma incivil" que dijo el sanjuanino, la "gente decente", los principales de provincia cuyos intereses difieren de los portuarios.

Pero todo queda en vagos enunciados tericos. Primero la lana, despus la carne y los cereales, multiplican las cifras de la exportacin; el roquismo, como tentativa de grandeza nacional, se desintegra en las pampas vencido por los ttulos de propiedad que adquieren sus primates, ahora estancieros de la provincia.

UNA TRISTE PGINA DE HISTORIA

Quiz una de las pginas ms tristes de la historia argentina es aquella entrega de la banda y el bastn que el general Roca hace al nuevo presidente Quintana. Es el mismo Quintana abogado del Banco de Londres y Amrica del Sud que habla amenazado al ministro de Relaciones Exteriores de Avellaneda, Bernardo de Irigoyen, con movilizar la escuadra inglesa por un incidente bancario en el Rosario.

Esos eran sus ttulos, y los de gran seor con su atuendo londinense, su oficio y filiacin poltica mitrista que definen su ideologa.

Abelardo Ramos (Op. Cit. Tomo II) nos relata el episodio:

Rodeado de un puado de amigos y con un velo melanclico en sus ojos saltones, el general Julio Argentino Roca entregaba las insignias del mando al Dr. Manuel Quintana, con su perilla blanca, retobado y despreciativo, enfundado a presin en su clebre levita.

... El mandatario saliente pronunci algunas banales palabras de cortesa. Quintana contest al ceirse la banda presidencial: Soldado como sois, transmits el mando en este momento a un hombre civil. Si tenemos el mismo espritu conservador, no somos camaradas ni correligionarios y hemos nacido en dos ilustres ciudades argentinas ms distanciadas entre s que muchas capitales de Europa. En esta respuesta desdeosa, Quintana compona su autorretrato: se haba sentido siempre ms prximo a Londres que a Tucumn. Su alusin al comn espritu conservador no era menos que transparente: comprenda perfectamente el ntimo sentido de la declinacin del roquismo y su incorporacin al statu quo de la oligarqua triunfal.

Del soldado de Pavn, la Guerra del Paraguay, Santa Rosa y la Conquista del Desierto al estanciero de La Larga. Lo que no pudieron las armas lo hizo la estancia. Continuara su hijo el mismo camino de declinaciones que ahora se rubricaban con la traicin a Pellegrini.

En su mensaje al Congreso, Quintana sera ms concreto advirtiendo sobre el final de toda tentativa de economa nacional. Se impona reducir los impuestos, ahorrar en los gastos pblicos y renunciar a ciertos excesos del proteccionismo aduanero. El mismo autor agrega que se renunciaba a la orientacin proteccionista que haba sido una forma desde la presidencia de Avellaneda en 1875 y que a pesar de su moderacin haba permitido crear las industrias nacionales en el ltimo cuarto de siglo de la influencia roquista. Quintana agregara en el mensaje; ... corregir las tarifas de otras naciones y aplicarlas sobre avalos de verdad... moderar la proteccin de industrias precarias si hemos de asegurar con ello la prosperidad de las industrias capitales.

LOS CIVILISTAS UTILIZAN A LOS MILITARES

Desde entonces, con una sola excepcin, los generales que llegaron al poder terminan por entregarlo a civiles que enuncian estos sanos propsitos bajo la mirada complacida de las metrpolis econmicas; convierten las armas nacidas para instrumento de la grandeza nacional en el recurro cmodo de esa clase de civilidad de que Manuel Quintana puede ser el smbolo.

Esto es lo que en definitiva dice tambin Jos Luis Imaz al hablar de las Fuerzas Armadas en "Los que Mandan" (Ed. Eudeba): Sin funciones manifiestas no ha habido guerras, el aparato blico de las FF.AA. ha terminado por ser visualizado, por todos los grupos polticos, como instrumento potencialmente til para satisfacer sus propios objetivos. As, el recurso de las FF.AA. como fuente de legitimacin ha terminado por ser una regla tcita del juego poltico argentino.

La regla es vlida para la generalidad de los golpes militares, con sus "Batallones de Empujadores y sus "Regimientos de Animmonos y Vayan" (civiles), que se saben herederos pero no para el caso de 1913 que se engloba en el juicio. Aqu el Ejrcito fall a los viejos partidos polticos, a quienes el juego se les fue de la mano. Lo que sucedi al golpe de Estado fue un proceso nuevo y distinto que instrument la nica tentativa seria de economa nacional que hemos tenido. Porque la cuestin que define el hecho militar, es la de saber si ste se produce para restablecer el status quo de los viejos partidos polticos como guardianes de la economa dependiente, o para abrir las perspectivas de una poltica nacional para el pas y para el mismo ejrcito, rompiendo el esquema preestablecido en obsequio al acceso al poder de la parte de sociedad capaz de realizarse nacionalmente porque no est ligada a la vieja estructura.

Pero no nos apartemos del tema que es el fracaso de la burguesa.

La burguesa argentina fracasa pro segunda vez.

FRACASAN LOS DEL "OCHENTA"

Ese momento de la incorporacin de las pampas al mercado mundial, tambin ocurri en Estados Unidos con sus cereales y carnes.

Entonces la burguesa norteamericana capitaliz la riqueza as generada. Complement la produccin con el manejo de la comercializacin, de la navegacin y de la banca. No se limit a producir y vender sobre el lugar de produccin entregando la parte del len a los exportadores. La hizo suya, la reinvirti y proyect los recursos logrados sobre el desarrollo interno, acompaando la marcha hacia el Oeste.

Ya hemos visto que la burguesa inmediata a Caseros fue incapaz de continuar el papel econmico sealado por Juan Manuel de Rosas. Puede ella justificar su incapacidad para cumplirlo en la gravitacin de las ideologas, en la cada del pensamiento nacional, en la conduccin poltica en manos del odio que quera borrar todo el pasado, y en su propia debilidad econmica para emprender en ese momento la tarea.

Pero la situacin es muy distinta del 80 en adelante; esa burguesa se encuentra bruscamente enriquecida y plena de poder. Tiene conductores polticos que sealan un rumbo de economa nacional; las provincias pesan en las decisiones del Estado; slo les basta asumir su papel como burguesa ilustrndose con el ejemplo de sus congneres contemporneos de los EE.UU. y de Alemania. Y, sin embargo, no lo cumple; por el contrario, absorbe en sus filas a los polticos y pensadores que pudieron ser sus mentores, los incorpora a sus intereses y los somete a las pautas de su status imponindoles, junto con su falta de visin histrica, la subordinacin a los intereses extranjeros que la dirigen.

LOS AUSENTISTAS EN SU HORA DE "MEDIO PELO"

Es que esa burguesa de los descendientes de los Pizarro de la vara de medir prefiere creerse una aristocracia. Es la alta clase ausentista que reproduce en sus estancias los manors britnicos y en sus palacios a la francesa el estilo de la alta sociedad parisiense. Es la burguesa ausentista que sube, en Pars y en Londres, la escalera del refinamiento finisecular despus de haber saltado los escalones del rastacuero y se identifica con las grandes metrpolis del placer, la cultura, el dinero; entrega sus hijos a manos de "misses" y "mademoiselles" o a colegios pensionados de direccin extranjera, cuando no extranjeros directamente; se desentiende de la conduccin del pas, que deja en manos de protegidos de segunda fila con todo, mejores que ella, porque no se han descastado totalmente. Imita a la burguesa norteamericana en el dispendio y le disputa el matrimonio de sus hijas con los ttulos de la nobleza tronada. Pero pretende ser una aristocracia, a diferencia de la "yanqui", que en su simplicidad arrogante se afirma como burguesa.

Carga sobre la espalda de esa burguesa argentina el complejo de inferioridad anti-indgena. anti-espaol y anti-catlico, y en lugar de ser como la "yanki", ella misma, prefiere ser imitadora de la alta clase europea. Tal vez remedando al prncipe de Gales, que despus ser Eduardo VII es un poco continental y un poco islea y fabrica ese hbrido anglo-francs que despus traslada a Buenos Aires en la arquitectura, en los modos y hasta en el lenguaje.

Los racistas habituales imputarn este fracaso psicolgico de los terratenientes argentinos a la supuesta incapacidad hispnica heredada, cuando si de algo se ocuparon esos "burgueses" es de borrar toda huella de lo espaol.

Puestos a imitar, no imitaron a esta burguesa poderosa y constructiva y slo quisieron reproducir la imagen de los landlords en sus dominios territoriales. Anticipan el "medio pelo" contemporneo en su arribismo de aquella etapa, porque en Pars y en Londres son el "medio pelo" de la alta sociedad; "medio pelo" que cree cotizarse por sus propios valores, hasta que la declinacin de la divisa fuerte le destruye todo el fundamento de su prestigio internacional1.

BUENOS AIRES Y SU CITY

No supieron ser en su pas los hombres de la "city" y la "city" fue extranjera. Por la estpida vanidad de esa clase, el pas frustr la ocasin de capitalizar para el desarrollo nacional la oportunidad que la historia le brindaba. Dilapidaron en consumo superfluo la parte de la renta nacional que la burguesa extranjera les dej a cambio de la renuncia de su funcin histrica; cuando la divisa fuerte se acab dejaron de ser ''los ricos del mundo" y volvieron para ser "los ricos del pueblo", no en razn de la riqueza que pudieron crear, sino del privilegio que les permiti acumular su condicin de titulares del dominio, en la valorizacin de las tierras originada en la transformacin y lo poco que invirtieron en la produccin primaria. Volvieron a cuidar aqu ese orden en virtud del cual, ya pobres en el mundo, se les permita ser ricos en el pas por comparacin con los ms pobres, a condicin de garantizarle a la infraestructura extranjera de la produccin el cmodo usufructo del intercambio.

As, la expansin agropecuaria, que fue la ms grande oportunidad que tuvo el pas de capitalizarse, como consecuencia del fracaso de su burguesa sirvi para consolidar su situacin de dependencia.

En la medida que esa clase no cumpli el papel que corresponda a una burguesa, se resign a ser la fuerza interna dependiente cuya misin ha sido impedir toda modificacin de la estructura. Es lo mismo que pasa con los ejrcitos en todos los pases perifricos: o intentan la realizacin nacional cumpliendo como tales con su destino histrico, o se convierten en una mera polica del orden conveniente a los de afuera. Esa diferencia que hay entre el soldado y el cipayo ocurre en el orden econmico segn la burguesa cumpla funciones nacionales o simplemente sea un sector dependiente.

LOS "PROGRESISTAS" DEVIENEN ANTIPROGRESISTAS

Cuando la produccin agropecuaria lleg a los topes previsibles y la poblacin sigui creciendo, ya no slo dej de cumplir su papel como burguesa, ante el peligro de que la realidad, imponiendo las leyes de la necesidad, alterase la estructura a que se ligaba. De la euforia del progreso y su hipertensin, que vivi tirando manteca al techo, pas a la lipotimia del miedo a la grandeza.

Quiero aqu recordar la frase de ritual de la vieja oligarqua que he dicho al principio de la nota: '"Cien millones de argentinos conducidos por la azul y blanca ante el trono del Altsimo". Y agregar dos citas que no me cansar de reiterar, porque definen los dos extremos entre la euforia de los triunfadores y la derrota de los sometidos que quieren someter el pas.

En 1956 el Dr. Ernesto Hueyo, ex ministro de la Dcada Infame y personaje representativo de su clase, sostiene en un artculo de "La Prensa" que el pas tiene exceso de poblacin y slo se le ocurre una solucin: que emigre el excedente de argentinos innecesario para la economa pastoril. En 1966 el presidente de la Sociedad Rural, Sr. Faustino Fano un nuevo incorporado a la alta clase expresa el pensamiento de la misma diciendo en el habitual banquete de la prensa extranjera donde los primates del pas van a dar examen de buena conducta e higiene mental que la poblacin conveniente a la Repblica est en la relacin de cuatro vacunos por cada hombre. Ajustndonos al clculo de este ltimo, y partiendo de una existencia presumible de 45 a 50 millones de vacunos, hoy no debera tener ms de 12 millones de habitantes. Si tiene 25 millones se ha excedido en el 100 por ciento. A esto ha llegado la lite que se dice continuadora de la que jugaba a los 100 millones de habitantes y los prometa ante el trono del Seor!

Y lo terrible es que tiene razn si el esquema econmico argentino ha de ajustarse al destino que le tienen reservado al pas los que se creen sus dirigentes por derecho propio, los que habitualmente sacan al Ejrcito de sus cuarteles, los que habitualmente vuelven a meterlo en los mismos y los que ponen al frente de la economa a los expertos profesionales que se turnan en su direccin.

EN LOS LIMITES DE LA PAMPA

En 1914 y no en 1930, como lo entiende Ferrer el pas ha llegado al lmite potencial de su riqueza agropecuaria. Habr coyunturas circunstanciales, como la excepcional demanda posterior a la primera guerra o la falta de competencia internacional, o condiciones climticas extraordinarias que permitan en algunos aos superarlo.

De todos modos se sumar a los factores adversos la cada vez ms adversa relacin de los trminos del intercambio; ya ni el prstamo internacional ni los saldos favorables de la balanza comercial podrn compensar la demanda creciente del mercado interno, que, adems, afecta los saldos exportables, ni tampoco el servicio de amortizaciones y de intereses. Todo lo que el pas avance slo depender de la expansin del mercado interno de lo que el pas sea capaz de producir y consumir para s, es decir, de la diversificacin de la produccin y el alza de los niveles de consumo generada por el desarrollo de las fuerzas internas, de la produccin al salario, de su capacitacin para integrar una economa nacional que no repose en los saldos del comercio exterior. Este dejar de ser eje para ser slo complementario, como lo es en EE.UU. y en todos los pases que los "'expertos" cipayos nos proponen como ejemplo. Ese problema de poblacin que preocupa a Hueyo y a Fano, la eliminacin del excedente de 13 millones de habitantes, slo tiene dos soluciones: el genocidio que puede consistir en el no te morirs, pero te irs secando de un pueblo condenado a la miseria endmica, que adems facilite mano de obra barata para complacer con el bajo costo "el mercado tradicional", o tomar el toro por las astas el toro o el dueo del toro y marchar hacia la integracin de la economa.

Para un argentino no hay otra alternativa que la segunda solucin en lo inmediato. En lo mediato, volver a la expansin internacional, pero con la produccin y los mercados diversificados.

AVANCES Y RETROCESOS

Desde 1914 estamos en eso: en la lucha del pas nuevo y real con el pas viejo y perimido, que para vivir l impide el surgimiento de nuestras fuerzas potenciales. Es un andar y desandar continuo; un avanzar tres pasos y retroceder dos. En ese andar hacia adelante muchos sectores del interior han encontrado su solucin transitoria en el crecimiento del mercado del litoral y slo por l; el algodn del Chaco, el vino y la fruta de Mendoza y Ro Negro, la yerba y el t de Misiones, los citrus de la Mesopotamia y del Norte, el tabaco, el azcar, el arroz y la variada gama de productos que han permitido avanzar a algunas provincias de las condenadas a vegetar miserablemente en el mecanismo exportador-importador del litoral.

Las dos grandes guerras, la de 1914 y la de 1939, y la neutralidad mantenida a pesar de todas las presiones, rompieron en dos oportunidades crticas el esquema agro-importador y dieron lugar a un incipiente desarrollo industrial en la primera, que tuvo carcter mucho ms, definido y profundo en la segunda. Las condiciones histricas favorables fueron relativamente acompaadas en la primera oportunidad, por el gobierno de Yrigoyen, con medidas imprecisas pero que ayudaron, como el cierre de la Caja de Conversin, el incremento de la actividad del Estado como promotor y el primer reconocimiento de los trabajadores como fuerza dinmica de la realizacin argentina en la segunda, desde la poltica inicial de Castillo, con la creacin del Banco Industrial y la creacin de la Marina Mercante, a la decidida y enrgica poltica de Pern, ejecutada audazmente por Miranda y con la efectiva accin de los trabajadores que, con la lcida conciencia de su papel, ocuparon el lugar vacante de la burguesa en la conduccin nacional, pues la burguesa que surga entonces, al amparo de condiciones favorables, tampoco tuvo conciencia de su valor histrico ni de la lnea poltica de sus intereses.

1930 y 1955 son fechas equivalentes, y la Dcada Infame y la Revolucin Libertadora se identifican en los fines, en la tcnica revolucionaria, en los equipos de gobierno y en el mismo aprovechamiento de las fuerzas militares destinadas al increble papel de frenar la grandeza nacional y cerrarle al pas cuya expresin armada de potencia son el camino que les abrira la posibilidad de ser potencia.

No se trata aqu de hacer el anlisis de la poltica econmica del gobierno cado en 1955. Slo bastar con decir que, cabalgando la nica tentativa de poltica econmica nacional en gran escala despus del precario ensayo que pudo hacer Rosas. (sta analoga que quiso ser injuriosa result un cumplido y lo resultar cada vez ms a medida que se vaya conociendo la historia verdadera de las Tiranas Sangrientas y la de sus adversarios). El establecimiento de prioridades, la concentracin de la banca y el manejo de las divisas para proyectar sus recursos sobre las mismas, el manejo del comercio de exportacin y el control de la infraestructura econmica y la paralela redistribucin de la renta, con la consiguiente promocin social del pas, son caminos que habr siempre que recorrer, corrigiendo errores, perfeccionando aciertos y aportando nuevas soluciones y perspectivas, porque son los nicos caminos posibles de una integracin econmica nacional.

EL TERCER FRACASO DE LA BURGUESA

Esta vez tambin la burguesa traicion su destino. Y ahora no fue la burguesa tradicional, ya ligada definitivamente al anti-progreso como expresin del pas esttico frente al pas dinmico, porque el proceso de desarrollo que se cumpli en la etapa 1945-1955 significaba la oportunidad de la aparicin de un capitalismo nacional con fines nacionales.

Era el avance hacia una frontera interior de progreso donde todava el capitalismo tiene un amplio margen de posibilidades y una tarea que cumplir. Tambin los trabajadores lo comprendan, demandando como precio el ascenso social que ese avance generaba, aceptando los mrgenes de capitalizacin y reclamando slo una distribucin digna de la capacidad del consumo. Sociedad sta signada por el inmigrante con la voluntad de los ascensos individuales, levant con el mismo sentido las masas criollas del interior secularmente resignadas a ser marginales de la historia; el movimiento social tuvo as caractersticas propias del pas, en que se conjugaron la demanda gremial de las reivindicaciones gregarias y la individual afirmacin de las posibilidades personales; porque el movimiento social se da en un pas de frontera interior en las dos dimensiones que la riqueza en expectativa permite, lo mismo que la fluidez de las situaciones de trabajo, originadas en una economa de expansin.

EL MEDIO PELO Y LA NUEVA BURGUESA

A la sombra de esa expansin del mercado interno y el correlativo desarrollo industrial surgi una nueva promocin de ricos, distinta a la de los propietarios de la tierra que vena de las clases medias, y aun del rango de los trabajadores manuales, y se complementaba con una inmigracin reciente de individuos con aptitud tcnica para el capitalismo.

Pero esta burguesa recorri el mismo camino que los propietarios de la tierra, pero con minscula.

Bajo la presin de una superestructura cultural que slo da las satisfacciones complementarias del xito social segn los cnones de la vieja clase, busc vidamente la figuracin, el prestigio y el buen tono. No lo fue a buscar como los modelos propuestos lo haban hecho a Pars o a Londres. Crey encontrarla en la boite de lujo, en los departamentos del Barrio Norte, en los clubes supuestamente aristocrticos y malbarat su posicin burguesa a cambio de una simulada situacin social. No quiso ser guaranga, como corresponde a una burguesa en ascenso, y fue tilinga, como corresponde a la imitacin de una aristocracia.

Eso la hizo incapaz de elaborar su propio ideario en correspondencia con la transformacin que se operaba en el pas, hasta el punto que los trabajadores tuvieron ms clara conciencia del papel que les tocaba jugar a esa clase. Basta leer, despus de 1955, la literatura sindical y la de la burguesa con la sola excepcin parcial de la CGE para verificarlo.

Esta nueva burguesa evadi gran parte de sus recursos hacia la constitucin de propiedades territoriales y cabaas que le abrieran el status de ascenso al plano social que buscaba. Fue incapaz de comprender que su lucha con el sindicato era a su vez la garanta del mercado que su industria estaba abasteciendo y que todo el sistema econmico que le molestaba, en cuanto significaba trabas a su libre disposicin, era el que le permita generar los bienes de que estaba disponiendo. Pero, cmo iba a comprenderlo si no fue capaz de comprender que los chismes, las injurias y los dicterios que repeta contra los "nuevos" de la poltica o del gremio eran tambin dirigidos a su propia existencia? As asimil todos los prejuicios y todas las consignas de los terratenientes, que eran sus enemigos naturales, sin comprender que los chistes, las injurias y los dicterios tambin eran vlidos para ella. Como los propietarios de la tierra en su oportunidad, perdi el rumbo. Pero no se extravi como la vieja clase en los altos niveles del gran mundo internacional. Se extravi aqu noms, entre San Isidro y La Recoleta, y no la llevaron de la mano los grandes seores de la aristocracia europea, sino unos primos pobres de la oligarqua que jugaron ante ella el papel de vieja clase.

El tema del "medio pelo" es un filn inagotable para humoristas del lpiz y de la pluma. Tanto han "cargado" stos que parece inexplicable la subsistencia de la actitud que lo caracteriza. Esto revela que se trata de algo ms que una de esas modas pasajeras que constituyan las frivolidades de nuestra tilinguera; es que estamos en presencia de un verdadero status correspondiente a un grupo social ya conformado.

Si este grupo social estuviera aislado no tendra importancia y hasta podramos agradecerle la diversin que nos proporciona su espectculo; pero lo grave es que ejerce magisterio y se extiende hasta ir absorbiendo la nueva burguesa y parte de la clase media con sus pautas de imitacin, con su calcomana de una supuesta aristocracia, y esto perjudica al pas en el momento que reclama una urgente transformacin que debe contar con el empuje creador de la clase hija de esa transformacin, en riesgo de cometer el mismo error de la burguesa del 80, confundiendo esta vez el oro fix de sus mentores porteos con el oro viejo de los que guiaron a aquellos.

CAPITULO II

LA SOCIEDAD TRADICIONAL

FUNDACIN DE BUENOS AIRES Y DESPUEBLE

El "Diccionario de los conquistadores del Ro de la Plata", de Lafuente Machain, slo incluye por excepcin algn apellido correspondiente a la actual gua social de Buenos Aires; en cambio son frecuentes en los sindicatos, tanto en los "cabecitas negras" provenientes del interior, como en gente de origen paisano de la provincia de Buenos Aires.

Es que a diferencia de Europa donde la sociedad aristcrata proviene de la nobleza feudal en Buenos Aires la alta clase es directamente de origen burgus.

All los estamentos feudales, basados en el dominio territorial y en la espada, fueron penetrados por la burguesa a medida que el desarrollo del estado moderno rompa la estructura poltica feudal, paralelamente con la desaparicin del aislamiento geogrfico. Aqu la alta sociedad no proviene de un feudalismo prexistente: nace directamente de la incorporacin del Ro de la Plata al mercado mundial; es burguesa desde sus orgenes.

Buenos Aires se funda como un fuerte y la plata de su engaoso reclamo metlico no existe. Tampoco la posibilidad de la encomienda que permite asentarse a los colonizadores sobre una base de vasallos o siervos, en un remedo de la sociedad medieval europea. Adems de la falta de mano de obra indgena, el clima y el suelo no son propicios al establecimiento de la plantacin, en la que el esclavo pudiera reemplazarlos. Ni existen ganados, ni la agricultura del clima templado es posible porque el transporte martimo, a una distancia tan grande como la del extremo sur, slo es hbil con su menguado tonelaje para el comercio de los metales preciosos o las mercaderas agrcolas de primera como el ail, el tabaco, el algodn, el azcar, etc., que toleran altos fletes.

As la propiedad privada de la tierra no tiene sentido ms all de las pocas chacras necesarias para el abastecimiento del fuerte. Buenos Aires no es ms que una puerta de la tierra, pero de entrada, no de salida, en el camino al Per de los metales. Su creacin es una exigencia poltica que Gil Munilla esclarece en su libro sobre la fundacin del Virreynato del Ro de la Plata: poner un obstculo al avance portugus y crear una base en el Atlntico Sur para cerrar el acceso del estrecho de Magallanes a los navos holandeses e ingleses cuyo objetivo son los puertos en el Pacfico.

El fuerte fundado por don Pedro de Mendoza carece de abastecimientos y no puede subsistir: sus pobladores emigran al Paraguay, donde se establecen.

All el repartimiento de los indios, ms dciles y abundantes, y que conocen algunas artes de agricultura, y la variedad de los frutos de la tierra que proporciona alimentos sustitutivos o complementarios de los habituales del europeo, hacen posible una economa domstica de auto-satisfaccin1.

SEGUNDA FUNDACIN

De Asuncin bajan ochenta aos despus, con Juan de Garay, los autores de la Segunda Fundacin. Pero las circunstancias han cambiado por el milagro de la multiplicacin de las haciendas provenientes de Europa: las pampas se han poblado de baguales y cimarrones y esta nueva riqueza har del nuevo fuerte una villa y de la villa una metrpoli. As vacunos y yeguarizos signarn por siglos el destino del Ro de la Plata constituyendo su riqueza bsica, sobre un medio geogrfico que parece estuvo a la expectativa de este destino desde los orgenes de los tiempos2.

Ahora el mantenimiento y prosperidad de la fundacin est asegurado porque existe su base elemental: la alimentacin proporcionada sin necesidad de una mano de obra prexistente, en una ganadera que ms se aproxima a la caza que a la produccin rural. Adems, los nuevos pobladores tienen experiencia americana: son los "mancebos" de la tierra, hijos puros de espaoles o mestizos, hbiles ya en las artes necesarias para la vida americana. Sobre la base del abastecimiento de carnes y cueros cuyo aprovechamiento en sustitucin de otros recursos permite hablar de una "civilizacin del cuero" los repartimientos de las tierras colindantes con la villa bastan para complementar, desde las "chcharas", el mantenimiento de la misma con tambos y huertas.

Es una economa como la asuncea, autosuficiente, sin perspectivas de riqueza, con intercambios domsticos, modestas construcciones y hbitos elementales de convivencia social.

La misma ganadera, que ha resuelto el problema de la subsistencia, provocar el cambio incorporando a Buenos Aires al mercado mundial, dando vida al puerto que genera la base de una economa burguesa de riqueza en expansin. De aqu provendr el establecimiento de la burguesa que es raz histrica de la actual clase alta argentina.

El pregn hecho en Asuncin y repetido en Santa Fe por el caudillo Juan de Garay, recluta "vecinos" de estas ciudades y "estantes". El "vecino" tiene privilegio por nacimiento, como los hijosdalgos espaoles, entre los que cuenta el de los cargos pblicos y el poder solicitar "merced" de tierras con reparto de indios. Aqu se crea un derecho tpico del Ro de la Plata: el de "accionar" contra "cimarrones" y "baguales", es decir, hacer "vaqueras", apropindose de estas haciendas; adems, desde que contrae matrimonio y tiene casa poblada puede ingresar al Cabildo como Alcalde o Regidor. Su obligacin esencial es empuar las armas.

Los "estantes" que se han incorporado a la fundacin respondiendo al pregn: "constituidos por domiciliados llegados recientemente de Espaa o descendientes de "vecinos" de las ciudades fundadoras adquieren tambin condicin de "vecinos" en la nueva poblacin con todos sus privilegios. (Jos Mara Rosa, "Historia Argentina").

As derechos patrimoniales y cvicos se van fijando en la clase constituida por los descendientes de los fundadores juntamente con las obligaciones que surgen del servicio de las armas3.

Toca ahora explicar por qu esos hidalgos fundadores desaparecen del primer plano social hasta el punto que se ha sealado al principio de que sus linajes no existan en la alta sociedad portea.

APARICIN DE LA BURGUESA PORTEA. CONTRABANDO Y TRATA DE NEGROS

Como consecuencia del derrumbe de la economa espaola empezada bajo los Austria y acelerada por la influencia del oro de Amrica, que convierte a la metrpoli en un poderoso comprador externo en beneficio de las industrias francesas, flamencas e italianas, y en perjuicio de la interna, en Espaa se van creando las condiciones que reflejar la literatura picaresca: un pas de gran des seores, lacayos y mendigos en la misma medida que decaen las artesanas y el agro. Ahora no emigran a Amrica los hombres de espada, sino cirujanos, maestros, artesanos y menestrales, comerciantes, y hasta jornaleros para las chacras a falta de indios encomendados o negros esclavos.

Desde fines del siglo XVII van llegando a Buenos Aires judos portugueses, catalanes, vascos, asturianos, que no son simples emigrantes de la metrpoli; son gente con recursos monetarios atradas por las posibilidades econmicas que crea el negocio del contrabando de cueros y la importacin de esclavos. En poco tiempo se constituye una burguesa poderosa que consigue que los cargos del Cabildo sean puestos a la venta con lo que, por la posesin del dinero, desplazan a los descendientes de los fundadores en las funciones pblicas. As ocurre con todos los privilegios de stos y aun con sus obligaciones de la milicia; los viejos herederos son desplazados polticamente como ya lo haban sido econmicamente con la venta en remate de su antiguo privilegio de las "vaqueras" a medida que Buenos Aires deja de ser una pobre villa de economa cerrada y se incorpora al mercado internacional.

Dice Jos Mara Rosa, a quien estamos siguiendo: Una nueva manera de vivir sucede en el siglo XVII a la heroica del siglo XVI, corre el dinero y las mercaderas de contrabando mientras se desvalorizan los productos de las chacras. Ya no habr "vecinos" ni "domiciliarios", sino ricos y pobres, "clase principal", tambin llamada "sana y decente", y clase inferior.

Los principales, dueos del dinero, sustituyen a la vieja aristocracia vecinal; la burguesa mercantil al feudalismo militar4.

Recin en este momento surgen las estancias pues las excesivas vaqueras, en competencia con las incursiones de los indios araucanos, ahora dueos del caballo que les permite cruzar los desiertos intermedios entre la cordillera y la pampa, y hacer sus arreos hacia Chile, amenazan terminar con baguales y cimarrones.5

Se hace necesario aquerenciar las haciendas y llevarlas a la propiedad privada, pues hasta ese momento baguales y cimarrones eran propiedad de la Corona, slo concedida al vecino accionero para su aprovechamiento en las vaqueras. As junto al origen de la estancia argentina est la propiedad privada de las haciendas6.

Conviene sealarlo, pues hay una larga tradicin, especialmente en cierta izquierda, que en el afn de atribuir a Amrica los fenmenos sociales y econmicos de Europa, supone que necesariamente la estancia fue anterior al desarrollo de la burguesa, y hace surgir a sta de la estancia, cuando el proceso fue precisamente inverso. Hasta ha inventado un trmino al caso feudal-burgus-- para hacer conciliables la realidad que no est en sus libros, con las lecciones importadas.

De este cambio de situaciones originado, como se ha dicho, en la transformacin de la villa-fuerte en puerto comercial vinculado al comercio mundial por el contrabando y las sucesivas excepciones al monopolio hasta llegar a la libertad de comerciosurge el hecho que el siglo XVIII contempla ya consolidado: la burguesa y sus dependientes urbanos que constituyen la clase principal de la sociedad, mientras lo que pudo ser una aristocracia fundadora, proveniente de la hidalgua del vecino, pasa a constituir la clase inferior, predominantemente suburbana o rural. Es as, por esta inversin de las clases que los linajes fundadores de los hidalgos, provienen el orillero y el gaucho, en tanto que la burguesa inmigrada posteriormente constituir lo que se ha de llamar la aristocracia argentina.

EL DESCLASAMIENTO DE LOS VECINOS FUNDADORES

La nueva y alta clase, la de los ricos, va comprando los lotes urbanos bien situados y el crecimiento de la Villa asiste a la sustitucin del casero de adobe y "chorizo", por las casas de ladrillos de los nuevos. Los descendientes de los fundadores, cuyos derechos y privilegios han pasado a los ricos, ceden su lugar en la urbe a los descendientes de contrabandistas y comerciantes y se van retirando hacia el suburbio como peones de las matanzas ("matanzeros"), carreros, jornaleros o vagos sin oficio. Aun los que conservan las chacras en propiedad y atienden con los tambos y las huertas al abasto de la ciudad, segn se multiplican se van desclasando, y el conjunto de los descendientes de unos y otros van poblando la campaa, unas veces como intrusos en las mercedes reales, otros como peones de las mismas; o simplemente se asientan en las tierras no repartidas, atendiendo a su subsistencia con los recursos que proporcionan las habilidades del gaucho carente de propiedad. Terminarn prcticamente adscriptos a la estancia de los nuevos en una servidumbre atenuada por la posibilidad permanente de evasin que ofrece al gaucho la amplitud del espacio y la abunda