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10 / CRÓNICA / Nº 888 EL MUNDO / DOMINGO / 21 / OCTUBRE / 2012 lanqueo de dinero. Usura. Bol- sas de dinero. Extorsiones. Si- carios. Drogas. Prostitución. Corrupción de funcionarios… Gao Ping fue detenido el martes an- tes de que el sol saliera. Lo hizo un grupo especial de la Policía. Le per- mitieron apenas vestirse. Que se pu- siera lo que tuviera a la mano. Acos- tumbrado a cuidar su apariencia, siempre con trajes hechos a medida y corbatas de seda, le tocó combinar rápidamente una chaqueta de piel marrón, un pantalón de chandal Ni- ke oscuro y una camiseta celeste. Fue su primera humillación. La pri- mera después de años, de décadas quizás, desde que consiguió ser el respetado —y temido— líder dentro de la próspera co- munidad china. Dentro de los millonarios orien- tales que habían hecho fortuna en España, Gao Ping, 45 años, era el as- pirante a empera- dor. Había supera- do a otros self ma- de man. Lo demostraba con hechos. Él y su clan no sólo ha- bían acaparado la gran distribución de los Todo a 100 en España y parte de Europa, acu- mulando una facturación que se es- tima en más de 1.000 millones de euros en los últimos cuatro años. También se había hecho con el con- trol de la financiación. Se había con- vertido en el prestamista por exce- lencia. Eso derivó en más dinero en su poder. Dinero sucio que tenía que limpiar. Y así fue que tras varios ha- llazgos de aduanas, por empresas sospechosas que apenas tenían his- torial, los indicios señalaron a uno de los inmigrantes más poderosos e integrados del reino. Hasta tenía re- trato con el monarca. Todo era una fachada. Sus empre- sas principales: Gold City e Interna- tional Trade City (ITC), ubicadas en el polígono de Cobo Calleja, Madrid, estaban limpias. También la galería de arte Gao Magee / Fundación Arte y Cultura, al lado del museo Reina Sofía. Cuentas claras, envíos correc- tos. Pero bastaba con ver su volu- men de ventas para descubrir que era una burla al sistema. Sólo siete millones de euros de facturación anual. Con su participación en una supuesta fundación —por ende, sin fines de lucro— y patrocinando eventos artísticos y culturales, ape- nas habría pagado impuestos. Se- gún fuentes de Hacienda, «pagaba tan poco y era tan descarado que só- lo faltaba que declarase a devolver. ¡Si en un sólo día le han encontrado 16 millones de euros en efectivo!». Gao Ping arribó a España en 1989. A los llegados entre ese año y principios de los 90 se les considera los precursores. Llegaron huyendo de la pobreza y se encontraron con una sociedad en crecimiento donde podían hacer negocios. Con 22 años, apenas sabía español. Lo comenzó a aprender en Sevilla, acogido por una tía acomodada, dueña de una cade- na de restaurantes de comida asiáti- ca. Lo tenían de chico para todo. Pa- ra él fue frustrante, casi humillante. Poco a poco ascendió. Dejó de ser el joven un tanto huraño que llegó de Hangzhou, capital de la provincia china de Zhejiang, de donde llegan la mayoría de los inmigrantes chi- nos. Montó un restaurante, que ven- dería. Después se mudó a Madrid, a ese emporio que se iba forjando en el polígono industrial de Fuenlabra- da. Aprovechó la coyuntura. Se ini- ciaba el boom y compró barata su primera nave. Después, gracias a sus nexos en China, con un padre que sabía moverse allí, comenzó con la importación de productos para minoristas. Hasta ahí todo legal. A principios de siglo, su primer encuentro con la Policía fue por una pelea callejera. Después sería inves- tigado por contrabando de tabaco chino que se reetiquetaba como es- pañol. A diferencia de otros compa- triotas, nunca aprendería bien caste- llano. Tampoco lo necesitaba. El grueso de sus business, al principio, lo hacía con chinos. Dentro de la co- munidad china hay dos facciones di- ferenciadas. Los que se integran y los que hacen negocios con los loca- les. Los segundos casi siempre son los que forman parte de familias con más de una generación aquí. Al casarse con Lizhen Yang, Gao Ping buscó acercarse a una sociedad que le era ajena. Lizzy, como llaman sus allegados a la esposa, era de esas familias chinas con buena posi- ción en España. Heredera de varios negocios, el ambicioso chico de Hangzhou forjó un matrimonio con una chica con buena dote. El aspi- rante a emperador conoció a su rei- na y juntos forjarían su imperio. También serían claves Wei Lin y Haibo Li, sus esbirros, los ejecutores en la trama. La mesa tenía ya cuatro patas. Dos cosas tenía claro Gao Ping: Quería ser millonario. Y no quería pagar impuestos. La diferen- cia radical entre integrarse o no, en el mundo chino, también tiene este eje. Los recién llegados suelen tratar ELMILLONARIO “EMPERADOR” QUECAYÓ COMOCAPONE Lo seguían por evasión fiscal y terminaron ante una de las mayores tramas criminales de los últimos tiempos. Gao Ping, mecenas, millonario, usurero, es sospechoso de «blanquear» más de 1.000 millones. Empezó con contenerores para el «Todo a 100» y ahora quería meter mano en Eurovegas Gao Ping frente a la gloriosa Plaza de Tiananmen, en una celebración por el día nacional de China. Atrás un coro canta un tema titulado «Mi Patria». MARTÍN MUCHA B

EL MILLONARIO “EMPERADOR” QUE CAYÓ COMO CAPONE

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Lo seguían por evasión fiscal y terminaron ante una de lasmayores tramas criminales de los últimos tiempos. Gao Ping, mecenas, millonario, usurero, es sospechoso de «blanquear» más de 1.000 millones. Empezó con contenerores para el «Todo a 100» y ahora quería meter mano en Eurovegas

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Page 1: EL MILLONARIO “EMPERADOR” QUE CAYÓ COMO CAPONE

1 0 / C RÓ N I C A / N º 8 8 8 EL MUNDO / DOMINGO / 21 / OCTUBRE / 2012

lanqueo de dinero. Usura. Bol-sas de dinero. Extorsiones. Si-carios. Drogas. Prostitución.Corrupción de funcionarios…

Gao Ping fue detenido el martes an-tes de que el sol saliera. Lo hizo ungrupo especial de la Policía. Le per-mitieron apenas vestirse. Que se pu-siera lo que tuviera a la mano. Acos-tumbrado a cuidar su apariencia,siempre con trajes hechos a mediday corbatas de seda, le tocó combinarrápidamente una chaqueta de pielmarrón, un pantalón de chandal Ni-ke oscuro y una camiseta celeste.Fue su primera humillación. La pri-mera después de años, de décadasquizás, desde que consiguió ser elrespetado —y temido— líder dentro

de la próspera co-munidad china.

Dentro de losmillonarios orien-tales que habíanhecho fortuna enEspaña, Gao Ping,45 años, era el as-pirante a empera-dor. Había supera-do a otros self ma-de man. Lodemostraba conhechos. Él y suclan no sólo ha-bían acaparado lagran distribuciónde los Todo a 100

en España y parte de Europa, acu-mulando una facturación que se es-tima en más de 1.000 millones deeuros en los últimos cuatro años.También se había hecho con el con-trol de la financiación. Se había con-vertido en el prestamista por exce-lencia. Eso derivó en más dinero ensu poder. Dinero sucio que tenía que

limpiar. Y así fue que tras varios ha-llazgos de aduanas, por empresassospechosas que apenas tenían his-torial, los indicios señalaron a unode los inmigrantes más poderosos eintegrados del reino. Hasta tenía re-trato con el monarca.

Todo era una fachada. Sus empre-sas principales: Gold City e Interna-tional Trade City (ITC), ubicadas enel polígono de Cobo Calleja, Madrid,estaban limpias. También la galeríade arte Gao Magee / Fundación Artey Cultura, al lado del museo ReinaSofía. Cuentas claras, envíos correc-tos. Pero bastaba con ver su volu-men de ventas para descubrir queera una burla al sistema. Sólo sietemillones de euros de facturaciónanual. Con su participación en unasupuesta fundación —por ende, sinfines de lucro— y patrocinandoeventos artísticos y culturales, ape-nas habría pagado impuestos. Se-gún fuentes de Hacienda, «pagabatan poco y era tan descarado que só-lo faltaba que declarase a devolver.¡Si en un sólo día le han encontrado16 millones de euros en efectivo!».

Gao Ping arribó a España en1989. A los llegados entre ese año yprincipios de los 90 se les consideralos precursores. Llegaron huyendode la pobreza y se encontraron conuna sociedad en crecimiento dondepodían hacer negocios. Con 22 años,apenas sabía español. Lo comenzó aaprender en Sevilla, acogido por unatía acomodada, dueña de una cade-na de restaurantes de comida asiáti-ca. Lo tenían de chico para todo. Pa-ra él fue frustrante, casi humillante.

Poco a poco ascendió. Dejó de serel joven un tanto huraño que llegóde Hangzhou, capital de la provinciachina de Zhejiang, de donde lleganla mayoría de los inmigrantes chi-

nos. Montó un restaurante, que ven-dería. Después se mudó a Madrid, aese emporio que se iba forjando enel polígono industrial de Fuenlabra-da. Aprovechó la coyuntura. Se ini-ciaba el boom y compró barata suprimera nave. Después, gracias asus nexos en China, con un padreque sabía moverse allí, comenzó conla importación de productos paraminoristas. Hasta ahí todo legal.

A principios de siglo, su primerencuentro con la Policía fue por unapelea callejera. Después sería inves-tigado por contrabando de tabacochino que se reetiquetaba como es-pañol. A diferencia de otros compa-triotas, nunca aprendería bien caste-llano. Tampoco lo necesitaba. Elgrueso de sus business, al principio,lo hacía con chinos. Dentro de la co-munidad china hay dos facciones di-ferenciadas. Los que se integran ylos que hacen negocios con los loca-les. Los segundos casi siempre sonlos que forman parte de familias conmás de una generación aquí.

Al casarse con Lizhen Yang, GaoPing buscó acercarse a una sociedadque le era ajena. Lizzy, como llamansus allegados a la esposa, era deesas familias chinas con buena posi-ción en España. Heredera de variosnegocios, el ambicioso chico deHangzhou forjó un matrimonio conuna chica con buena dote. El aspi-rante a emperador conoció a su rei-na y juntos forjarían su imperio.También serían claves Wei Lin yHaibo Li, sus esbirros, los ejecutoresen la trama. La mesa tenía ya cuatropatas. Dos cosas tenía claro GaoPing: Quería ser millonario. Y noquería pagar impuestos. La diferen-cia radical entre integrarse o no, enel mundo chino, también tiene esteeje. Los recién llegados suelen tratar

ELMILLONARIO“EMPERADOR”QUECAYÓCOMO CAPONELo seguían por evasión fiscal y terminaronante una de las mayores tramas criminales delos últimos tiempos. Gao Ping, mecenas,millonario, usurero, es sospechoso de«blanquear» más de 1.000 millones. Empezócon contenerores para el «Todo a 100» yahora quería meter mano en Eurovegas

Gao Ping frente a la gloriosa Plaza de Tiananmen, en una celebración por el día nacional de China. Atrás un coro canta un tema titulado «Mi Patria».

MARTÍN MUCHA

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EL MUNDO / DOMINGO / 21 / OCTUBRE / 2012 N º 8 8 8 / C RÓ N I C A / 1 1

de evadir. Una vez consolidados, lossuelen pagar con rigurosidad. GaoPing, para el año 2005, ya era uno delos empresario chinos más ricos deEspaña. Pero, de ningún modo, elmás acaudalado. Un importantehombre de negocios de China co-menta a Crónica que su vida cam-biaría a partir del siguiente año. «Sele vio con los peores hombres de lacomunidad, tú me entiendes». Lamafia china ya estaba en España pe-ro se convirtió en un magneto paralas triadas cuando Cobo Calleja seasentó como el mayor centro de ne-gocios oriental de Europa.

Su crecimiento fue exponencial.Eso no figuraba en sus balances. Yempezaron a aparecer coches de al-ta gama frente a sus garajes. Susmarcas favoritas entonces eranBMW y Mercedes. Hasta que al po-lígono, en la calle Villablino, la mis-ma donde estaban sus naves, co-menzaron a aparcar Ferrari yBentley. Su respuesta: un Maserati,hoy incautado. En 2008, el volumende dinero que entraba a sus cajas re-gistradoras era tan alto que apenaspodía blanquearlo. Los cinco añosanteriores le habían bastado un sis-tema de transferencias realizadaspor distintos remitentes en distintas

ciudades españolas a un mismo des-tinatario en China. Con eso, logró sa-car cerca de 10 millones de euros.Minucias con lo que vendría des-

pués. Comenzó a recurrir a los me-jores abogados chinos de España,entre ellos uno que tiene su despa-cho en la Gran Vía madrileña.

Era un paso adelante. Llevaba yatiempo defraudando a Aduanas,enviando contenedores desde Chi-na a España con un valor declara-do menor al que tenía. Oficialmen-te eran 150 al año, aunque seríanmiles en realidad. Una vez aquívendía a su precio real. Ante el te-mor de ser descubierto, utilizandouna nueva estrategia, creó empre-sas fantasma para realizar envíos aotros países de la Unión Europeacon menores controles o con genteque ya hubiera sobornado. De losprimeros serían Rumanía y Bulga-ria. De los segundos era Holanda,específicamente el puerto de Ro-tterdam, donde operaba otro miem-bro de la red, aún no capturado.

En 2009, estas artimañas eransuficientes para defraudar a Ha-cienda, pero no para que el dineroobtenido ilícitamente saliera delpaís. Ping no se sentía protegido yquería llevarse su dinero a China.Además —esto es una de las másgraves sospechas— se habría en-cargado de gestionar los envíos delas mafias de drogas y prostitución

que operan desde España. De ahíque estos delitos formen parte delinnumerable grupo de delitos quese le atribuyen a esta trama crimi-

nal... Su ambición terminó por ser suruina. Fueron cayendo sus peones.Tenía que sacar cientos de millonesde euros. Por tierra, mar y aire. Portierra iban los fajos hasta en los de-pósitos de combustible de los co-ches. Por mar, en contenedores, den-tro de juguetes incluso. Por aire, enmaletas con doble fondo, hasta encajetillas de cigarrillos donde ibandoblados billetes de 500 euros... Talera el nivel de la cacería policial quese ha llegado a investigar a un pasa-je completo de un vuelo directo Es-paña-China. Tuvo que corromper afuncionarios para que los suyos pue-dan operar con impunidad.

A la par, la cara amable de GaoPing se iba forjando. Se hizo con elpuente aéreo del arte entre Pekín yMadrid. Su Iberia Art Center se con-virtió en un referente en China. Talera el prestigio del exitoso empren-dedor y reputado galerista que llegóa dar clases maestras en el MBA dela Escuela de negocios de la Univer-sidad de Jiangnan. Acudía a los cóc-teles más selectos e incluso logró es-trechar la mano del todopoderosopresidente chino Hu Jintao. Se retra-taba en la gloriosa plaza de Tianan-men, junto a los más exitosos em-prendedores. Eso en su tierra. En es-tos lares, su caché, subiendo. Sefotografiaba en recepciones con elrey Juan Carlos , con el ex ministrode Exteriores Miguel Ángel Morati-nos, con el difunto Juan Antonio Sa-maranch e incluso con el selecciona-dor Vicente del Bosque... Alcanzó laplenitud cuando apareció en una en-trevista en televisión en Antena 3.Mostró a millones que era riquísimo.Se jactaba en antena de abastecer amás de la mitad de los comerciosminoristas chinos del país. Mintió aldeclarar que tenía un piso en Pozue-lo, cuando vive en una mansión enSomosaguas.

En verano de 2012, la Policía yatenía identificados a todos los miem-bros de su clan. Se coordinaría eloperativo para después de vacacio-nes: 500 policías, 60 agentes deaduanas [la plantilla al completo]...Mientras ultimaban los detalles, GaoPing inauguraba las nuevas oficinasde su empresa ITC en su ciudad na-tal. También se había interesado mu-cho por Eurovegas, que estaría muycerca de su área de influencia... Yano se callaba. Se creía invulnerable.«En la crisis actual el Gobierno espa-ñol es rápido y lento», escribió en laweb de su compañía.

No tenía dónde guardar más dine-ro. Sus hijos estudiaban en el colegioprivado SEK. Los mimaba. Comolos antiguos dueños del ladrillo espa-ñol, llegó a patrocinar el equipo deFuenlabrada, donde ellos jugaban.Su fortuna, aún después de las in-cautaciones podría permanecer casiintacta. Sus cuentas en China son,por ahora, intocables. Para cuantifi-car su ritmo de vida basta señalarque tenía medio millón de euros pa-ra gastos corrientes en efectivo en sumansión... Ping caería como Al Ca-pone, por Hacienda. La Policía actuócon tal efectividad que ni sus sica-rios, que tenían rifles en su poder—investigados por amenazas demuerte— pudieron actuar. Ni siquie-ra le dieron tiempo a Gao Ping deponerse su mejor traje.

Quería llevarse al pintor Antonio López

DINERO Y DIAMANTESSegún cálculos del fiscal jefe Anticorrupción, Antonio Salinas, seestimaba que entre 200 y 300 millones se sacaron de Españaen los últimos cuatro años. Funcionarios de Aduanas dicen a«Crónica» que aún es prematuro establecer ese cálculo. Podríaser bastante más considerando que abastecería al 50% de los«Todo a 100»... Blanqueaban dinero comprando desde bonosdel Estado a diamantes. La trama liderada por Gao Ping estáimplicada en blanqueo de capitales, falsificación documental,amenazas, coacciones, extorsión, contrabando, cohecho,prostitución y tráfico de drogas.

ARTE CONTEMPORÁNEOEl empresario chino soñaba con repetir la hazaña del mecenasmultimillonario Solomon Guggenheim. Ping era dueño de la galeríaGao Magee de Madrid, calle Doctor Fourquet, tras el Museo ReinaSofía. Tiene otra en el denominado Distrito 798 de Pekín, el IberiaArt Center. Logró tener espacio propio en la feria Arco. Ouka Leele ySoledad Sevilla tuvieron exposiciones en China en su selecto localque pretendía organizar una muestra de Antonio López.

UN MASERATI Y OTROS COCHESSe han intervenido más de 200 coches a la organización. De ellos, lajoya era un Maserati cuyo valor de catálogo supera los 130.000euros. Para su uso diario, el millonario oriental utilizaba toda clasede todoterrenos BMW X5, 87.700 euros. En su mansión deSomosaguas —pista de tenis, unos 2.000 m2 — también tenía unMercedes clase M, 66.040, y el novísimo Mini Countryman, 28.950.

FAMILIA Y CLANSu esposa, Lizhen Yang, participaba en la trama y formaba partede, al menos 10 sociedades. Sus empresas «legales» sonInternational Trade City, Gold City, Wooden Horse Press, NovenaFinca S. L., Espacio Tao... Su alto nivel de vida les permitía llevar asus tres hijos al colegio privado SEK. Su otra «familia» son sussocios Wei Lin y Haibo Li. Ellos organizarían lo que EL MUNDOdenomina «el brazo armado [de Ping], llamado Shandong, que sededicaba a dar palizas y romper piernas a los morosos. Fuentespoliciales no descartan incluso algún asesinato». Se hacía a travésde diferentes sociedades fantasmas a nombre de testaferros... Suclan vendería el derecho a «papeles» por 18.000 euros.

PROFESOR EN UNA REPUTADA ESCUELA DENEGOCIOS CHINA, TENDRÍA LA MAYORPARTE DE SU FORTUNA A SALVO ALLÍ