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EL MIRADOR Nº 12 - 2011

El Mirador abril 2011

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Revista de la Universidad Pontificia de Salamanca

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EL MIRADOR Nº 12 - 2011

EL MIRADOR

REVISTA DE LA FACULTAD DE

FILOSOFIA Y HUMANIDADES.

UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA.

Nº 12- 2011

EL MIRADOR

Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

Nº 12 – año 2011.

DIRECCIÓN: GLORIA DÍEZ HERRERA.

CONSEJO EDITORIAL: GLORIA DÍEZ HERRERA.

FRANCISCO CARBAJO DELGADO.

JOSÉ H. ASCANIO.

ALEJANDRA EIRAS RODRÍGUEZ.

EDICIÓN ON – LINE: ALEJANDRA EIRAS RODRÍGUEZ.

http://www.webjam.com/upsa

[email protected]

Depósito Legal: S-551-2006.

EL MIRADOR

1

INDICE.

EDITORIAL

……………………………………………………………… 3

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO.

¿Te dejas convencer o sigues tu propio criterio? (Sara

Miguel Juan)´

..……………………………………………………………. 5

Por qué áfrica subsahariana no se integra en los procesos

de la globalización. (Juan Nve Mañana)

……..…………………………………………………………9

El complejo de Pink (Laura Vicente Vicente)

……………………………………………………………...19

Argumentos practicos para una evangelización de la

cultura. Entrevista a D. Jorge Fernández Labrador. (El

Mirador).

……………………………………………………………...23

LA ACADEMIA.

Filosofogonía (Ever David Beltrán Pinto).

……………………………………………………………...27

Sobre la muerte y los dioses. Comentario a “de rerum

natura”. (David Roger Roca).

……………………………………………………...………31

Relación entre filosofia y teología. (Valdimiro Renda Jorge

Augusto).

……………………………………………………………...39

ÍNDICE.

2

Reflexiones breves ante la pregunta del yo mediadas por las

condiciones de enfermedad. (Daniel Cuesta Gómez, sj).

……………………………………………………………...43

Experiencias espirituales en el comienzo de milenio.

Pequeño análisis desde una fenomenología de la religión.

(José H. Ascanio).

……………………………………………………………...59

EL ÁGORA.

Viernes. El principio de incertidumbre/el fin de la

madrugada. (Antón de Andrade).

……………………………………………………………...81

Con las medias rotas. (Avelaíña).

……………………………………………………………...83

Nanas a la cebolla. Con permiso de Miguel Hernández.

(Avelaíña)

………...…………………...……………………………….84

Hermano.(Avelaíña)

…………………………......……………………………….85

Micro relato del gusano de seda. (Momo en los Andes)

…………………………………………………………..… 87

La madonna de la rocca. (Pepita Saavedra).

……………………………………………………………...87

EDITORIAL

1

EDITORIAL

Una idea es como un relámpago, un estallido de luz que apenas

dura unos segundos y que atraviesa la mente iluminando porciones de

realidad que aguardan para ser observadas con una mirada diferente. Si no

se retienen esos estallidos, si no se vuelve sobre ellos, se convierten en

ideas que acaban perdiéndose en la vorágine de tareas que impone la

cotidianeidad. Plasmando en negro sobre blando el relámpago que en un

momento determinado asalta la conciencia, podrá desarrollarse e hilvanar

cuidadosamente junto con otras ideas que estallaron en otras mentes o en la

propia.

Hacer que un pensamiento llegue a otras conciencias y asomarse a

las de los demás es una forma ideal de abrirse al mundo y de compartir

contenidos que pueden encender nuevas luces en otras mentes. La

universidad debería ser un lugar en ebullición, un hervidero de ideas, de

espíritus inquietos deseosos de compartir mensajes. Por este motivo, una

revista universitaria es el medio ideal de expresión para todo aquel que

tenga algo que contar, para aquellos que quieran abrir nuevas ventanas o

explorar por sí mismos caminos ya transitados y para los que tienen la

necesidad de transmitir sus sentimientos de forma literaria. Esta es la

manera de ampliar un foro en el que tengan cabida las voces de todos los

alumnos que, en los últimos años, se han reducido a la agrupación de

trabajos académicos en un campo muy acotado. El proyecto se ha retomado

con la ilusión de difundir más palabras, de estilos diferentes, voces que

lleguen a más personas para que aumente la participación en una

publicación que pretende representar el espíritu de la universidad.

De esta forma, entre todos, se puede crear un vínculo con las

palabras que se despliegan sobre el papel para revitalizar el pensamiento y

la comunicación entre los alumnos. El Mirador es una revista de todos y

para todos y, una vez más, a pesar de las dificultades y de las bajas que ha

habido a lo largo del camino, ha salido adelante gracias a la colaboración

de las personas que habéis querido dejar encendida la luz intermitente de un

relámpago. A todos, gracias.

EL MIRADOR

2

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

5

¿TE DEJAS CONVENCER O SIGUES TU PROPIO

CRITERIO? Sara Miguel Juan

Máster en Ciencia del Lenguaje y Lingüística Hispánica

Actualmente, en la

sociedad en las que nos

desarrollamos, el negocio de la

salud ha creado su propia retórica

mediante los publicistas y la

industria para vender sus productos

y servicios. Estos nos persuaden y

manipulan con el abuso de los

términos como salud, saludable y

sano, el concepto de natural y el

empleo de palabras como

“light”,“bio” y “eco”. Utilizan los

tecnicismos para convencernos,

apoyándose en la ciencia y en los

supuestos efectos positivos de sus

productos.

Esta nueva forma de vida

promete la perfección física y

espiritual venciendo el malestar y

la insatisfacción, es la salud del

cuerpo y del alma. Su fin es

adquirir “sesiones de vida”

mediante el yoga, el balneario o el

fisioterapeuta.

Salud y sano son dos

palabras clave que representan

valores supremos de nuestra época.

Conviene señalar en primer lugar

que el término salud es polisémico.

Así para los médicos es la ausencia

de enfermedad, en cambio para los

pacientes es gozar de la capacidad

física y mental para cumplir con

las obligaciones y normas sociales.

La Organización Mundial

de la Salud definió el término salud

como “estado de completo

bienestar físico, mental y social, y

no sólo la ausencia de enfermedad

o dolencia”. Por lo que se aleja del

concepto de „buen estado del

organismo‟ y se convierte casi en

sinónimo de felicidad. El negocio

de lo saludable lo identifica como

„sensación relajante, agradable,

placentera‟ producida por un

masaje, un baño, o una sesión de

spa. Estas sensaciones nos relajan

y nos producen placer

momentáneo, pero no nos aportan

nunca verdadera salud.

EL MIRADOR

6

Con todo esto, los

publicistas han conseguido

mercantilizar semánticamente la

palabra salud, la cual se ha

convertido en una explosión de

felicidad, que se refleja muy bien

en la iconografía de los alimentos.

La naturaleza tiene una

gran fuerza persuasiva. Al colocar

una imagen de un paisaje idílico en

el envoltorio de un producto se esta

asociando a éste un supuesto

origen natural y una capacidad de

proporcionar salud. Un ejemplo es:

un campo de trigo en un envase de

cereales.

Los colores también

funcionan para persuadir al

comprador, ya que desde siempre

las personas hemos asociado

determinados colores con

diferentes alimentos. Según

Amado Millán tienen una función

identificatoria y clasificatoria, ya

que sirven para dotar de

significado a los productos y

asociarlos a valores como la salud,

la naturaleza, la tradición, etc. Esto

no sólo se refiere al alimento sino a

todo su contexto como su

envoltorio o el lugar donde se

puede adquirir. En la retórica del

culto a la salud, cada color

representa un valor o idea

asociada, un ejemplo es el verde

significa naturaleza y se puede ver

en un envase de leche.

El adjetivo fresco también

ha adquirido una importancia

colosal, convirtiéndose en garantía

de calidad y salud. En la lengua

común fresco puede significar

muchas cosas: natural o no mustio.

Y según la Real Academia

Española significaría: reciente,

acabado de hacer, de coger, etc.

además de no congelado. Pero

legalmente en alimentación sólo

puede emplearse si el producto

posee unas características

relacionadas con el grado de

manipulación industrial y por la

forma de conservación del

alimento.

La preocupación por el medio

ambiente ha producido que se

desarrolle tanto la agricultura,

como la ganadería ecológica. Éstas

consisten básicamente en no

utilizar sustancias químicas

contaminantes y han hecho que se

eleven las palabras bio y eco a las

categorías de emblemas de

prestigio. Estas forman,

actualmente la base de la

alimentación sostenible, aunque un

tiempo atrás no fueron bien

comprendidos por los

consumidores, ni bien empleados

por los vendedores y productores.

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

7

Otro término de gran poder

persuasivo es la palabra inglesa

“light”, sugiere que un alimento no

engorda y además es sano. Según

una norma de la Comisión

Interministerial para la Ordenación

Alimentaria, que no es de obligado

cumplimiento, desde 1990 sólo se

puede emplear este término o

equivalentes si el alimento al que

se aplica ha reducido su aporte

calórico en un treinta por ciento

como mínimo respecto con el

producto con el que se compara.

Pero un estudio realizado por la

Unión de Consumidores de

España, desveló que sólo dos de

los catorce productos “light”

analizados cumplían los requisitos

exigidos por la norma citada. Por

lo que actualmente, “light” sigue

siendo una etiqueta que en muchas

ocasiones encubre las estrategias

comerciales creadas por

publicistas. Un ejemplo de esto es

la mermelada light.

También nos encontramos con la

exaltación de lo nuestro, o sea la

dieta mediterránea, que se ha

convertido en etiqueta para la

publicidad. Esta no es un invento

mediterráneo, sino que fue creada

por científicos norteamericanos

para designar el conjunto de

hábitos alimenticios propios de

algunas regiones mediterráneas,

tras la comparación de estos

hábitos con los de países

anglosajones y germánicos y

concluir que los alimentos

consumidos por los pueblos

mediterráneos prevenían ciertas

enfermedades.

Finalmente, podemos concluir que

al contrario que otras ideologías la

cultura del culto al cuerpo se nos

presenta como una empresa fácil y

sin la necesidad de un gran trabajo,

ya que promete regenerar la vida

sin apenas esfuerzos y sin

modificar nuestras costumbres.

Esto en el fondo es un

contrasentido, ya que es imposible

cambiar de vida sin cambiar los

hábitos adquiridos. Y todos

sabemos que cambiar los hábitos,

en este caso los alimenticios,

conlleva esfuerzo, mucho trabajo y

una gran fuerza de voluntad.

Porque no es un cambio que se

consiga de forma inmediata, sino

que es un largo camino que una

vez realizado habrá que mantener

durante toda la vida.

EL MIRADOR

8

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

9

POR QUÉ ÁFRICA SUBSAHARIANA NO SE INTEGRA

EN LOS PROCESOS DE LA GLOBALIZACIÓN.

Juan Nve Mañana

Universidad Pontificia de Salamanca.

¿Qué es África subsahariana?

Si observamos los pueblos que

constituyen África subsahariana,

vemos que todos tienen una

característica común que es, la

difícil situación económica y social

en la que se encuentran la gran

mayoría de esos países. Es difícil

encontrar un factor común que

explique esta situación, pero sí que

se puede encontrar algunos rasgos

comunes que nos describen la

zona.

En primer lugar, muchos de los

países de esta zona están sin acceso

al mar; segundo, la mayor parte de

Introducción.

Las empresas multinacionales constituyen el eslabón central de la interdependencia

económica mundial, hasta tal punto que en las grandes decisiones de la economía

mundial, son ellas las que tienen el peso de las mismas. No hay ninguna decisión que se

pueda tomar desde el punto de vista político sin contar con estas multinacionales y la

pregunta que surge en los lugares más aislados de la globalización es ¿quién gobierna

este mundo, los políticos o los economistas? No es fácil dar una respuesta a esta

pregunta, pero lo que se observa es que, es la economía lo que mueve el mundo y detrás

de la economía está la política1.

Es así que la imagen de la empresa “global” es la mega-organización, que difunde

productos más o menos estandarizados, incluso aunque estén adaptados a las

especificidades locales. Esta globalización de las empresas aparece como una etapa

privilegiada hacia la integración mundial. Pero ¿por qué unos continentes se integran

con facilidad en la globalización y otros no? ¿Qué hay de enigmático para que África

subsahariana esté al margen de lo que hoy tienden todos los pueblos, al “pueblo

planetario”? Estas últimas preguntas son las que vamos a tratar de contestar en éste

artículo. Este trabajo tendrá tres partes esenciales: una visión general de lo que es África

subsahariana, la situación política y social que alberga, la economía que administra y al

final acabaremos con una breve conclusión.

EL MIRADOR

10

los países tienen poca extensión

geográfica y muchos habitantes; su

economía en muchos casos es de

pequeñas dimensiones, de

supervivencia; por último sus

productos básicos no constituyen

nada en las exportaciones. La

mayor parte de estos países

comparten en común

preocupaciones de tipo sanitario, la

proliferación de las pandemias, la

invasión del VIH o SIDA y los

conflictos de guerras civiles y

violencias masivas.

Se llaman países subsaharianos, no

sólo porque se encuentran al sur

del desierto de Sahara, sino porque

tienen una población perteneciente

a pueblos africanos de color como

los sudaneses y bantús, muy

diferentes de los saharianos y los

de África del Norte. El África

subsahariana se divide en cuatro

regiones geográficas bien

diferenciadas y son: África

Oriental, Central, Occidental y

Meridional.

Según los datos del fondo de

Población de las Naciones Unidas

(UNPF), en 1997 la población de

estos territorios era de 620

millones de habitantes.

¿Cuál es su contexto

sociopolítico?

Sin tapujos, la imagen que se tiene

de África es la de la desesperación:

guerras, epidemias, pobreza,

autoritarismo político, aislamiento

internacional, etc.… Dos grandes

traumas han asolado a este

continente (negro): la esclavitud y

la colonización de otras potencias,

especialmente de origen occidental

y europeo, que se han ido

sucediendo a lo largo de la historia.

A partir de mediados del siglo

pasado se iniciaron los

“complejos” procesos de

independización de las diferentes

regiones y de construcción de

nuevos Estados. Pero no se sabe

bien si la mezcla de un sistema

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

11

colonial y de estructuras estatales

importadas e impuestas sobre una

gran diversidad de organizaciones

sociales pre-modernas, es la que ha

dado este resultado.

Por otra parte, muchos dicen que,

la riqueza de éste continente ha

sido la causa de su desgracia, en el

sentido de que, el sistema colonial

y post-colonial, aliados con las

elites locales (los gobiernos), han

propiciado unas estructuras que

han conducido a una mayor

desigualdad con el único objetivo

de usurpar sus recursos. Las redes

de explotación de los diamantes, de

la madera, de oro, de petróleo, se

cruzan hoy con la venta de armas,

de tráfico de ayuda humanitaria y

de personas.

Otro debate es que África

subsahariana alberga a sociedades

que tratan de elaborar modelos de

superación de un pasado

institucionalmente represivo, como

Sudáfrica y el Apartheid. Otro caso

es el de Nigeria que las múltiples

etnias que tiene, tratan de convivir

en un mismo espacio. Y La

República Democrática del Congo

que es arrasada por la guerra

interna por la participación de sus

codiciosos vecinos. Sierra Leona y

Liberia que acaban de salir de la

guerra de diamantes. Estos

constituyen ejemplos del desgarrón

de África.

Desde el punto de vista global,

África subsahariana presenta una

imagen generalizada de violencia:

la guerra de Costa de Marfil, el

conflicto internacional entre

Angola, Zimbabue, Namibia,

Uganda y Ruanda, las intrigas

bélicas internas de República

Democrática del Congo, la

violencia interétnica y religiosa de

Nigeria, los diferentes

enfrentamientos armados de

Senegal, Guinea Bissau, Somalia,

Sierra Leona y Liberia, y la

criminalidad extendida en

Sudáfrica. La violencia en África

es un problema grave y

complicado, porque aparte de

conflictos armados, existe también

EL MIRADOR

12

violencia social.

Apreciar la seriedad del problema

no consiste sólo en contar el

número de conflictos armados

declarados, sino en aceptar que se

trata de una cuestión muy compleja

que implica muchos factores y que

a su vez produce diversas

consecuencias. Detrás de cada

víctima mortal hay decenas de

heridos, núcleos familiares y

sociales desintegrados, refugiados

y desplazados internos, destrucción

de infraestructura, y políticas

económicas de supervivencia.

Junto con la violencia, otros

problemas que interactúan en la

zona son la corrupción, las luchas

entre grupos étnicos, las

violaciones masivas de derechos

humanos, las crisis sanitarias, las

epidemias y la escasez progresiva

de recursos. La población africana

siempre está asediada por

enfermedades que la destruyen,

atacando a las personas en edades

más productivas laboralmente,

arrasando con la vida de padres y

educadores. El SIDA, la malaria, la

fiebre amarilla y el dengue son

enfermedades que en lugar de

extinguirse progresivamente, se

expanden paulatinamente, debido a

la falta de políticas sanitarias

eficaces y de redes de distribución

de medicinas, muchas veces

inexistentes o muy caras.

¿Qué pasa con la economía?

Muchos pensadores opinan que el

origen de la marginación actual de

África se encuentra en los dos

siglos de esclavismo, uno de

colonialismo y más de treinta años

de explotación económica. Esto ha

dado como resultado que en la

actualidad, la mayoría de Estados

africanos sean frágiles, es decir,

asistir a Estados caracterizados por

tener un sistema institucional y

económico corrupto y violento, y

una sociedad fragmentada en

muchos casos en grupos étnicos.

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

13

Pero, aparte de esto, África

constituye un continente rico1 en

materias primas, pero la demanda y

los precios dependen de un

mercado global que los Estados

africanos no controlan y en caso de

participar, sólo se benefician las

elites. La tasa de crecimiento en la

agricultura, en la industria y los

servicios ha ido en descenso desde

hace más de treinta años y los

mercados formales son pequeños.

África tiene los 24 países más

pobres del mundo y 34 de los 49

menos desarrollados. Ocupa los 26

últimos puestos en los índices de

Desarrollo Humano del Programa

de Naciones Unidas para el

Desarrollo (PNUD). La mayor

parte de las sociedades viven de

ayuda internacional y de créditos

exteriores.

En términos generales, África es

una fuente de riqueza para

inversores ilegales que

usufructúan, con la ayuda de las

elites locales los diamantes, el oro

y otros recursos. La población, que

1 Observatori DESC. Mundialización y

equidad social. www. descweb.org

en general no se ve beneficiada por

el comercio de bienes en África,

que incluye oro, café, diamantes,

derivados de petróleo, productos

agrícolas, y automóviles y

repuestos, muchas veces se ve

obligada a trabajar en el sector

informal y a caer en muchos casos

en la violencia. En fin, la

descripción de la zona desde el

punto de vista social puede

resumirse en tres palabras:

violencia, injusticia y pobreza.

Se ha querido implantar los PAE

(Plan de Ajuste Estructural) en

muchos países de África a fin de

erradicar la pobreza, pero eso en

lugar de erradicarla, la ha

promovido más. Los PAE

consisten en la imposición de unas

condiciones económicas y

financieras a los países

endeudados, para ajustar el

comercio exterior, suprimir los

desequilibrios y conseguir nuevos

préstamos. Esta encierra una

ideología neoliberal que tiene sus

centros en países industrializados y

no ha beneficiado en nada a África

subsahariana.

EL MIRADOR

14

El Banco Mundial, siguiendo la

línea de PNUD, pretendió

implantar a fuerza los PAE, con el

objetivo de que esa pueda salir del

subdesarrollo de forma igualitaria,

pero la difícil situación de África,

de sus gobernantes que son

autoritarios y que quieren todo el

dinero para ellos, no ha facilitado

la realización de los PAE. Hay que

añadir aquí que, junto a los

gobernantes africanos corruptos,

también se encuentran los

occidentales que desean hacer

dinero fácil, intercambiando

recursos naturales con llenar las

arcas de esos gobernantes. Como

dice un pensador africano “que

detrás de un gran dictador africano,

hay un gran demócrata occidental”.

Los PAE, ante este fracaso,

justifican que la participación de

África al comercio mundial es cada

vez menor, como para decir que es

desinteresada. Esto puede ser

verdad hasta cierto punto, porque

si se cogen ejemplos

paradigmáticos como el caso de

Costa de Marfil, primer productor

de cacao en África y tal vez en el

mundo, donde ciertos países

occidentales nunca han querido

que las transformación de dicho

producto se realice en dicho país y

siempre han estado en contra de

dirigentes que quieren la

autofinanciación y favoreciendo

aquellos dirigentes que les

permitan mantener su patente de

transformación del cacao y de

otros productos, nos damos cuenta

que lo que realmente ocurre es que

África subsahariana sigue en el

neocolonialismo impuesto por su

condición de debilidad.

Grandes pensadores han propuesto

que para invertir la condición

marginal de África en el comercio

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

15

mundial se requiere una

reestructuración fundamental en la

economía, así como su

diversificación y abandono de la

dependencia de los productos

básicos y de la superación de

diversas vulnerabilidades que han

impedido la construcción y el

progreso. Este objetivo debe

incorporar la creación de una

estrategia global y sostenible de

desarrollo humano que comprenda

la educación, la salud pública, las

infraestructuras sociales de género

y de fortalecimiento de la sociedad

civil, la libertad humana y la

protección y recuperación del

medio ambiente.

Por otra parte, aunque la

marginalidad de África en la

economía mundial es

incuestionable, el impacto en el

bienestar de las personas habría

sino menos grave si la

marginalidad interna no hubiera

sido igual de nociva. Esta

marginalidad interna nace de la

falta de desarrollo humano,

democrático y político.

Finalmente, es preciso considerar

de manera muy especial el tema de

la deuda externa en África

subsahariana, en el que se

manifiestan diversos problemas; en

primer lugar que los países

acreedores no quieren anular la

deuda; en segundo lugar, esta

deuda ha adquirido una

transcendencia social, ya que las

vidas humanas están muy en

peligro; en tercer lugar, esta deuda

se ha convertido en un instrumento

político fundamental utilizado por

los países y los organismos

acreedores para la interferencia

real en el interior de los estados

africanos. La deuda ha disminuido

la soberanía del deudor y ha puesto

a los acreedores en una posición de

poder dominante abrumadora. La

deuda externa imposibilita el

crecimiento económico de África.

¿Cuáles son las expectativas de

África ante esta situación?

Pienso que África subsahariana

debe unirse y tratar de encontrar

una solución para su difícil

situación. Por otra parte, debe

entablar otro tipo relación con

EL MIRADOR

16

Europa, en materias de la

economía, educación y cultura y la

implantación de la tecnología en

sus tierras; debe además aceptar y

asumir la Democracia, en su

alternancia de dirección del poder

político, no porque esa sea la

mejor, sino porque hoy por hoy, es

la que funciona, debido a la

diversidad que las culturas

humanas representan, aunque

Fukuyama2 niega que eso pueda

darse para África en ese periodo

histórico (El fin de la Historia).

Es necesario además que cesen las

violencias y esas, sólo pueden

cesarse si los gobernantes aceptan

los valores democráticos que se

2 Francis Fukuyama, “El fin de la

historia y el último Hombre”, Penguin,

Londres, 1993.

resume en la defensa de los

derechos humanos, la justa

repartición de los recursos

naturales y la democratización en

todos los ámbitos.

En conclusión.

Si África subsahariana quiere

integrarse en la globalización, debe

hacer una revolución tanto hacia

dentro, como hacia fuera. Una

revolución que no tiene por qué

tomar como modelo a la de

Inglaterra del siglo XVI, ni a la de

Francia del siglo XVIII. China no

está necesitando esos modelos que

han sido muy sanguinarios, aunque

su fin hoy en día es el disfrute,

como si fuera que se justifique a

Maquiavelo en su obra “El

Príncipe”: “el fin justifica los

medios”. China está aprendiendo

de Europa, siendo que su cultura es

distinta a la europea. En cambio,

creo firmemente que África

subsahariana puede con más

facilidad aprender de Europa,

porque tienen afinidades culturales

y religiosas por motivos coloniales.

Pero no sólo estos factores

ayudarán a África a integrarse de

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

17

facto en la globalización, sino que

tendría que contar con: la

construcción de Estados pluralistas

que incluya a las diferentes

identidades sobre una base

económica, política y jurídica de

igualdad; el diseño de planes de

desarrollo humano, centrados en la

salud, la educación, la seguridad

alimentaria, la vivienda y la

democratización; el impulso de la

cooperación regional e

internacional en cuestiones como

la protección y gestión del medio

ambiente; la salud ; las

comunicaciones y el comercio.

La máxima prioridad de la

región de África subsahariana, no

tiene que ser pensada desde sólo

las instancias internacionales, sino

de todos los africanos y en especial

de aquellos que han sido elegidos

para llevar los destinos de estos

pueblos. Y esta prioridad debe

centrarse en: acabar con la

pobreza, con el hambre, alfabetizar

al pueblo, crear política de

igualdad de género, acabar con la

mortalidad infantil y gozar de agua

potable y de electricidad. Con esto,

África subsahariana se integrará

con facilidad en la globalización

EL MIRADOR

18

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

19

EL COMPLEJO EDÍPICO DE PINK

Laura Vicente Vicente

Universidad Pontificia de Salamanca.

Sentado en una habitación

de hotel y viendo durante horas

viejos filmes de guerra, Pink, una

estrella de rock, recuerda el dolor

de la pérdida de su padre durante

su infancia, el férreo régimen

escolar inglés, la sobreprotección

de su madre y el derrumbe de su

matrimonio.

Ésa es la historia que el cineasta

británico, Alan Parker, narra en

The Wall (1982), basada en el

álbum de Pink Floyd de 1979, con

el mismo nombre. The Wall se

caracteriza por ser una película

altamente metafórica y por no

tener una línea argumental fija,

dado que la historia de la estrella

de rock se narra a través de las

canciones que componen el álbum

en el que se inspira, sin apoyarse

en diálogos.

Dicho álbum es la base a

partir de la cual Alan Parker

construye la historia de Pink, en la

que cada recuerdo doloroso es un

ladrillo más en el muro que levanta

para aislarse del mundo real.

Finalmente, la estrella de rock se

verá inmersa en un juicio mental,

en el que deberá decidir entre

abrazar la locura a la que le ha

llevado su aislamiento, o derribar

el muro para enfrentarse cara a

cara con sus fobias.

El presente artículo tiene

por objeto analizar y desvelar los

porqués de una historia que lleva a

Pink al borde de la enajenación,

desde el punto de vista del

Complejo de Edipo del célebre

psicoanalista, Sigmund Freud.

El Complejo de Edipo es

una de las concepciones más

controvertidas del sistema

freudiano. Según la forma en que

el sujeto resuelve este conflicto

nuclear, aparecerán o no

perturbaciones neuróticas

posteriores.

Alan Parker desvela la

pérdida del padre de Pink en la

Segunda Guerra Mundial, que tan

EL MIRADOR

20

sólo le ha dejado una foto en un

álbum familiar y un vacío que

constituye el primero de los

ladrillos del muro de aislamiento.

Pink añora el amor paterno

arrebatado en su infancia, por lo

que tiene sentimientos

contradictorios de amor y odio al

mismo tiempo hacia su progenitor.

Uno de los aspectos que evidencia

esa añoranza de Pink por el amor

paterno es que se canta a sí mismo

en The thin ice, como si necesitara

que su padre lo hubiera hecho

cuando era un niño.

Tras la pérdida del padre,

la historia narrada por Alan Parker

pone de manifiesto cómo Pink

abandona el objeto idílico del yo:

su madre, tras superar las pulsiones

libidinales dirigidas hacia ésta para

comenzar su segunda vida sexual.

Es, entonces, cuando aparece el

superyó, que impone la necesidad

de castigo por haber deseado a su

madre y por el sentimiento de odio

hacia el padre perdido en la batalla.

Precisamente, por esa

ausencia del padre -encargado de

castigar al hijo- es por lo que Pink

pasa a ser castigado por el que

podemos considerar como sustituto

de la figura del progenitor: el

profesor autoritario.

Tras la degradación del

objeto idílico del yo –la madre-,

Pink separa lo tierno de lo sexual

de modo radical, puesto que su

madre sólo le podía satisfacer en la

ternura. Sin embargo, Pink no

logra superar satisfactoriamente

esta fase del complejo edípico

porque buscará llenar el espacio

vacío por alguien a quien no pueda

querer, para satisfacer sólo la

vertiente que no pudo ver

satisfecha por su madre: la sexual.

De ahí, la aparición de las

prostitutas en las escenas que

presenta Alan Parker, mujeres que

tan sólo satisfacen la parte sexual

del amor, pero no la de la ternura.

Esa separación radical entre lo

tierno y lo sexual supone la crisis

de su matrimonio, puesto que el

amor sexual se agota en el propio

acto, cuando la satisfacción que

éste le proporciona se ve

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

21

satisfecha. Si dicha vertiente de

amor sexual no camina

paralelamente con la del amor

tierno, de carácter trascendental, no

es posible el amor ni, por tanto, el

éxito de su matrimonio.

Así, Pink no es capaz de llenar el

espacio vacío que ha dejado la

madre y se siente desamparado.

Esto le lleva a un episodio de

locura transitoria antes de uno de

sus shows alimentada por la

pulsión autodestructiva que, en

cierto modo, es mitigada por el

consumo de sustancias

estupefacientes, pero que no hacen

sino situarle al mismo nivel que la

propia droga.

Como se ha señalado

anteriormente, el superyó de

Pink le juzga por haber deseado a

la madre, por el odio hacia el padre

fallecido y por no haber sabido

amar a su mujer desde la vertiente

del amor tierno y trascendental. La

consecuencia de todo ello es la

pérdida del amor, lo que le sume

en una espiral de locura al sentirse

profundamente desvalido.

Finalmente, el juez –superyó- le

condena al derribo del muro que

Pink ha construido con cada uno de

sus recuerdos dolorosos. Dicho

muro posee una doble vertiente: al

mismo tiempo que protege a Pink

de unas fobias surgidas de la no

superación del complejo de Edipo,

también le aísla, haciendo de él un

ser alienado, extraño a sí mismo

por ese amor que no ha sabido

hallar en su segunda vida sexual,

sumiéndole en una espiral

neurótica.

EL MIRADOR

22

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

23

ARGUMENTOS PRACTICOS PARA UNA EVANGELIZACIÓN

DE LA CULTURA.

ENTREVISTA A D. JORGE FERNANDEZ SANGRADOR.

El Mirador.

Es la una menos cinco de la tarde. Esperamos a Don Jorge

Fernández Labrador, director de la Biblioteca de Autores Cristianos, en la

puerta de la cafetería de la universidad. Puntual, aparece entre el

maremágnum de alumnos que recorren el pasillo. Un saludo cordial,

educado y amistoso. Una sonrisa y empezamos la entrevista.

P: ¿Cuánto tiempo lleva como

director de la Biblioteca de

Autores Cristianos?

R: Desde 2007. En el mes de julio

se cumplirán cuatro años.

P: La BAC, además de ser una

plataforma del conocimiento

filosófico y cristiano, ¿tiene una

labor evangelizadora?

R: Sí, la Biblioteca de Autores

Cristianos ejerce una labor

evangelizadora importante en el

ámbito de la cultura...

P: ¿Cuándo y en qué contexto

surge el nacimiento de la

Biblioteca?

R: Fue fundada en 1944. La

primera obra fue la “Sagrada

Biblia” de Nácar-Colunga. La

última, publicada a finales de

2010, ha sido la “Sagrada Biblia.

Versión oficial de la Conferencia

Episcopal Española”. La Biblioteca

de Autores Cristianos fue fundada

con la finalidad de ofrecer al

público en general un conjunto de

obras fundamentales que le

permitiesen conocer mejor las

EL MIRADOR

24

fuentes literarias del cristianismo:

Biblia, Santos Padres, Historia de

la Iglesia, Derecho Canónico,

Historia de la Filosofía y

Magisterio de la Iglesia.

P: ¿Filosofía y teología se

complementan? ¿Pueden ser las

dos ramas del conocimiento una

misma cosa?

R: Filosofía y Teología se

complementan, sí. La primera surte

de las categorías intelectuales que

se requieren para pensar y expresar

la fe; la segunda profundiza en esta

y trata de formularla en términos

comprensibles para la razón. El

papa Juan Pablo II ha publicado la

encíclica “Fides et Ratio” (14 de

septiembre de 1998), en la que se

explica la relación existente entre

fe y razón, filosofía y teología, y

cómo han de compenetrarse en el

quehacer diario de los que cultivan

ambas especialidades.

P: Saltamos hacia atrás en el

tiempo y nos encontramos en el

aula de una universidad

cualquiera hace 20 o 30 años. El

catedrático explica a sus

alumnos, por ejemplo, la duda

metódica de Descartes. La clase

está tan abarrotada de gente que

algunos estudiantes escuchan de

pie o en el suelo. Tiempo en que

las humanidades son la opción

preferida en la Universidad.

Volvemos a meternos en la

máquina del tiempo. El profesor

de filosofía de bachillerato les

indica a sus alumnos que lean

“El mundo de Sofía”. Jo, qué

rollo, piensan los chavales. Sin

embargo alguno, al terminar el

libro, descubre su vocación por

la filosofía. Después de hablar

con profesores y padres termina,

desanimado, solicitando plaza en

Ingeniería de Caminos y

Medicina. Usted, Don Jorge,

como director de una editorial

humanística que, además, está en

contacto con el público

universitario, ¿cuál cree que es la

causa de la progresiva

devaluación humanística y sus

consecuencias en una sociedad

futura?

R: Hoy existe un humanismo

diferente. Han caído las

Humanidades, tal como se venían

entendiendo hasta ahora, porque se

habían hecho rutinarias en el

discurso y en los métodos de

estudio y de aplicación. La

tecnología lo ha cambiado todo.

Pero el fondo del ser humano sigue

siendo el mismo y hay que tener

FILOSOFIA EN MOVIMIENTO

25

inteligencia práctica para captar las

nuevas corrientes, tan marcadas,

que fluyen hoy por doquier, que no

restan valor al estudio de la

Filosofía y de las Letras, sino que

lo orientan en una dirección nueva.

Ahora bien, al alumno que estudie

Ingeniería o Medicina no cabe

reprocharle nada, pues con estas

carreras puede ganarse la vida. Con

las Humanidades, como no se

dedique a archivística, va a tenerlo

difícil. Y siempre puede hacer lo

que han hecho los grandes técnicos

y médicos: cultivar el humanismo

desde sus conocimientos y

experiencia profesionales. En el

caso de la Medicina, el ejemplo

más representativo es Gregorio

Marañón.

P: ¿Nos encontramos en un

momento de batalla entre la

moral y la ciencia?

R: La ciencia ha avanzado a

velocidad de vértigo por derroteros

insospechados. El libro de

Raymond Kurzweil, “La era de las

máquinas espirituales”, en el que

se refiere cómo va a ser el futuro,

produce estremecimiento. La moral

aspira a asegurar que la actividad

científica proceda con rectitud y no

destruya al hombre, antes bien lo

conduzca a su verdadera plenitud

vital, pero al enjuiciar las

situaciones emergentes, las

escuelas de moral lo hacen desde

categorías diferentes y suele haber,

en esto, sí, cierto conflicto entre

moral y ciencia. Además, a los

científicos no les gusta por lo

general que nadie les ponga

cortapisas en sus trabajos de

investigación y de

experimentación. Y se revuelven

contra toda instancia que trate de

interferir en estos. De ahí que sea

tan importante, para todos,

esmerarse en una buena formación

de la conciencia moral, para la cual

es fundamental contar con la visión

del hombre que ofrecen las

religiones y sobre todo la Iglesia

católica.

EL MIRADOR

26

LA ACADEMIA

27

FILOSOFOGONÍA

Ever David Beltrán Pinto

Universidad Pontificia de Salamanca.

El hombre, a grandes

rasgos, concibe su vivir como una

combinación entre situaciones que

se le imponen externamente y lo

que construye desde si mismo con

vistas a ubicarse en cada

circunstancia. Gracias a que éste se

percibe como autor de dichas

construcciones, puede reflexionar

sobre la forma de realizarlas. La

reflexión constituye el tamiz de su

carrera hacia la ubicación en el

cosmos. El proceso de

domesticación del mundo se llama

técnica. Reflexión y técnica son

dos actitudes de la razón humana.

Husserl las denomina actitud

natural y actitud crítica. Habermas

distinguirá entre acción técnica y

acción práctica. Además atribuye,

según la tradición, su

representación a la ciencia,

entendida como dominio de la

naturaleza y a la filosofía

respectivamente. Enfatizará en la

unidad ciencia-técnica: “A

diferencia de las ciencias

filosóficas de viejo cuño, las

ciencias experimentales modernas

vienen desarrollándose desde los

días de Galileo en un marco

metodológico de referencia que

refleja el punto de vista

trascendental de la posible

disposición técnica”1

1 HABERMAS, Jürgen, Ciencia y

técnica como ideología, Madrid,

Tecnos, 1999 [1984], (P. 79).

Resumen: Texto enmarcado en el campo de literatura filosófica. En él encontramos

algunas consideraciones sobre el papel de la reflexión en el estilo de vida

moderno. Toma como texto base la crítica a la ciencia de Habermas. En

él destacan la diferencia entre razón técnica y moral. Además la

preponderancia de la acción técnica sobre la acción práctica. La ciencia

promotora de la técnica como dominio desaforado de la naturaleza.

Irracionalidad de este cometido. La reflexión filosófica como alternativa

racional de vida

EL MIRADOR

28

En el actuar humano

encontramos caracteres de

naturaleza práctica y técnica. Las

acciones del hombre afectan a

seres similares con los cuales

convive. Este hallazgo del otro

justifica la pregunta por el cómo

actuar y cuáles son las normas

morales que deben regir la

conducta en general. La reflexión

sobre la realidad es fundamental

para el desarrollo de esta tarea.

Hechos violentos como las guerras

e injusticias nos muestran que la

realidad actual está contaminada de

irracionalidad. Se han perdido los

pocos imperativos morales que

actuaban como guardianes de la

conducta humana y, lo peor, es que

se busca eliminar la necesidad de

replantearlos. ¿Cuál es el motivo

que causa esta pérdida? Habermas

pone de relieve el papel

fundamental que ha jugado una

razón enfocada al dominio de la

naturaleza2. El dominio de las

circunstancias, que en principio le

habían sido impuestas, permite al

hombre gozar de ciertas

comodidades llamadas por Ortega

y Gasset confort3. Esta actitud

conquistadora no tiene límite.

Admirado y, al tiempo, alienado

por el confort, el hombre se vuelca

ciega y ambiciosamente a la

conquista total de la naturaleza.

Esta empresa dictatorial es el único

camino hacia la plenitud de la

razón. Imperativos morales y

reflexión espiritual son categorías

indomables, por lo tanto, hay que

alejarse de ellas a tal punto que

desaparezcan del horizonte

humano, proscripción de la razón

práctica.

La tirana acción técnica se ve

avocada hacia una doble

irracionalidad: El hombre técnico

huye de su naturaleza interna,

paradójicamente, con el pretexto

de dominar la naturaleza externa,

se lanza fuera de si, a la

intemperie, en manos de las

circunstancias que pretende

domeñar. Esto es la renuncia a la

reflexión: Su naturaleza más

2 HABERMAS, Jürgen, op. Cit., ( 2º

Apdo.). 3 ORTEGA Y GASSET, José, ¿Qué es

Filosofía? Espasa-Calpe, Madrid,

1984, (Lecc. X).

LA ACADEMIA

29

próxima resulta ser la más lejana y

desconocida. Los imperativos

morales son remplazados por

dogmas materialistas. La

racionalidad será la irracionalidad,

si ello sirve para justificar la

dictadura, o, sencillamente, si sirve

para algo.

Nuevamente nos hallamos ante una

sociedad mítica, donde los

sacerdotes positivistas rinden culto

al dios materialismo y a la diosa

ciencia. El pueblo fiel asiste a la

ceremonia. Los dioses

omnipotentes y providentísimos

marcan las sendas. Occidente de

regreso al politeísmo. La ciencia

anti-mítica termina siendo el más

irracional de los mitos. Ya

Habermas puso de relieve el

carácter mítico del positivismo en

su comentario a la Crisis de las

Ciencias Europeas de Husserl.

Cabe Agregar que en la cultura

teocrática no se acepta la crítica.

“Somos juguetes en manos de los

dioses”.

La segunda irracionalidad y la

peor de todas es, según lo juzgaría

Sócrates: no reconocer su propia

irracionalidad, sus propios límites.

Es en este clima donde resucita el

Jenófanes de Frankfurt para

denunciar la inmoralidad de los

dioses y la necesidad socrática de

una vida orientada por la razón. La

filosofía está naciendo. ¿Seremos

nosotros los privilegiados que,

como los antiguos Griegos,

asistamos a su nacimiento? ¿O

faltará mucho tiempo para que el -

homo phyilosophycus- resquebraje

totalmente el cascarón del huevo

mítico de la ciencia y alce su vuelo

libre? Está en manos de cada uno

llevar a cabo una reflexión

profunda sobre el modo en que

vivimos. Esta reflexión demanda

consigo una denuncia de aquellos

aspectos que entorpecen el clima

para que se desarrolle esta

Filosofogonía. “No importa

cuántas veces deba morir y volver

a nacer (...) Una vida sin examen

no merece la pena vivirla”

(Sócrates).

EL MIRADOR

30

LA ACADEMIA

31

SOBRE LA MUERTE Y LOS DIOSES. COMENTARIO A “DE

RERUM NATURA”.

David Roger Roca

Universidad Pontificia de Salamanca.

El autor, su tiempo y su obra

Tito Lucrecio Caro nació

en torno al año 96 a.C. y murió en

torno al 55 a.C. Apenas se sabe

nada de su vida. Casi la única

información que tenemos deriva de

San Jerónimo y sólo son unas

pocas líneas:

Nace el poeta Tito Lucrecio, el cual

más tarde, atacado de locura a

causa de un filtro amatorio,

después de haber compuesto

durante las intermisiones de su

demencia –es decir, en los

Introducción Desde tiempos inmemoriales el hombre ha tenido miedo. Miedo a todo.

Y desde tiempos no tan inmemoriales muchos hombres han intentado curar ese

miedo. En Grecia, uno de ellos, llamado Epicuro, intentó dar una receta con 4

ingredientes, un τετραφάρμακος.

Así fue como la transcribió uno de sus discípulos:

Άφοβον ο θεός,

ανύποπτον ο θάνατος

και ταγαθόν μεν εύκτητον,

το δε δεινόν εσκαρτέρητον1

Y, posteriormente, un romano, Lucrecio, escribió una obra monumental en la

que, entre otras materias, desarrolla profusamente este remedio. Yo me quedaré

con los dos primeros: el miedo a los dioses y a la muerte. Y vacilante proseguiré

mi camino.

EL MIRADOR

32

momentos de lucidez- algunos

libros que luego Cicerón enmendó,

se dio la muerte con su propia

mano a los 44 años de edad.4

Parece que esto es una

interpolación que añade San

jerónimo en el De poetis de

Suetonio. Por lo demás, la obra no

parece el fruto del trabajo de un

enajenado mental y no habiendo

ninguna otra fuente al respecto no

se puede decir nada concluyente.

He leído algunas posturas a favor y

en contra, pero, lo mismo que

sucede con la enfermedad final de

Nietzsche, la mayoría de ellas

apenas disimulan algún interés

marcadamente meta-filosófico.

En cuanto a la época que le

tocó vivir, él la llama época

atormentada para la patria5.

Asistió de pequeño a la guerra

social, a la primera guerra civil del

88 al 82, la revuelta de los

esclavos, la conjuración de

Catilina, el primer triunvirato. Sea

como sea, no sabemos cómo le

afectó. Sí podemos intuirlo si lo

creemos ser, como aparenta, un

ferviente epicureísta. Epicuro

propugnaba la evasión de la vida

política, la retirada al jardín. Para

4 T. Lucrecio Caro, La naturaleza.

Akal, Madrid, 1990, pág. 9 5 Ibíd., pág. 102, I.43.

evitar el dolor era menester huir de

las preocupaciones mundanas. Los

afanes de gloria y poder de César

poco podían decirle a un hombre

que sostenía no temer ni a los

dioses ni a la muerte.

Lo único que sabemos con

cierta certeza de él es que escribió

un largo poema, De rerum natura,

la primera exposición filosófica de

envergadura redactada en latín y

fuente primordial para el

conocimiento de la doctrina

epicúrea. Es el primer poeta del

epicureísmo y el primer filósofo

que escribe versos filosóficos en

latín.

Escribió esta otra en

hexámetros dactílicos, el metro

consagrado a la épica. Sin

embargo, el tema es bastante más

árido y más filosófico: la

percepción, los átomos, las partes

LA ACADEMIA

33

del alma. Su verso tiene una gran

fuerza y sin embargo su contenido

a veces casi roza lo escolástico.

Utiliza el lenguaje latino común.

No inventa nuevos vocablos, como

posteriormente hará Cicerón para

expresar en latín conceptos

griegos.

La obra está dividida en

seis libros y fue dedicada a un

aristócrata, C. Memmio al que

parece que intentaba convertir al

epicureísmo. No sabemos si lo

consiguió.

Comentario

¿QUÉ DICE LUCRECIO DE LOS

DIOSES?

Porque es preciso que los dioses

todos por naturaleza gocen con

soberana paz de una vida inmortal,

alejados y muy ajenos a nuestros

asuntos, pues exentos de todo dolor,

exentos de peligros, poderosos ellos

por sus propios recursos, en nada

necesitados de nosotros, ni se dejan

ganar por los favores, ni se ven

afectados por la ira.6

6 Ibíd., pág. 164, II. 646-653

Aquí por primera vez en la

obra se habla acerca de la

naturaleza de los dioses. Existen.

Lucrecio y Epicuro no son ateos.

Creen más bien en la existencia de

dioses, pero en un sentido sui

generis, no en el de los

supersticiosos romanos sino más

bien en unos seres que viven en un

permanente estado de aponía,

libres del dolor corporal, y de

ataraxia, del dolor mental. Les da

igual lo que pasa en el mundo. No

hay comunicación posible entre

ellos y nosotros, pues no tienen

necesidad del hombre. Esto choca

frontalmente con la religión en el

mundo romano. Se establecía una

relación de contrato entre el dios y

el adorador. Se le prometían al dios

sacrificios, votos, libaciones…

para que de esta manera el dios

agradecido nos concediera el favor.

Gracias a las doctrinas de

Epicuro…

EL MIRADOR

34

…aparecen la majestad de los

dioses y sus pacíficas mansiones

que los vientos no sacuden, ni las

nubes rocían con sus lluvias, ni la

nieve congelada en punzante hielo,

blanca en su caída les mancilla,

sino que el éter siempre límpido les

cubre y sonríe con su luz difundida

por doquier. La naturaleza,

empero, lo proporciona todo y

nada altera la paz del alma en

ningún momento. Por el contrario,

en ninguna parte aparecen los

templos de Aqueronte…7

Aquí Lucrecio da una de

las claves del poema. La naturaleza

lo proporciona todo. Toda

explicación debe ser natural y no

debe buscar nada más que lo que la

experiencia da. Toda explicación

que busque alguna causalidad

teológica no es más que mera

superstición. No ha lugar para

postular la intervención divina.

Los dioses viven (aunque

difícilmente llamaríamos así al

estado que se describe de ellos),

pero no en un mundo como el

nuestro, ni siquiera en otro mundo

7 Ibíd., pág. 184, III. 18-26.

El Aqueronte era un río del

inframundo y era utilizado, a veces,

tomando el todo por la parte, como un

nombre popular del Hades.

(Lucrecio postula la existencia de

mundos infinitos… pero mundo

todos perecederos como el nuestro)

sino en unas regiones mucho más

seguras y preservadas de toda

turbación, las regiones que están

entre esos mundos. ¿Qué quiere

decir esto? Hay muchas

interpretaciones posibles. Para

algunos los dioses epicúreos no

son más que nuestros conceptos

mentales propios, intuitivos,

nuestras idealizaciones personales

del ideal de una vida tranquila a la

que aspiramos naturalmente. Ya

Cicerón, en su diálogo Sobre la

naturaleza de los dioses hace

sostener a Cotta (al modo de un

representante de la Academia)

frente a Velleio (epicureísta) que

en el fondo Epicuro no creía en

ningún dios y que lo que decía de

ellos no era más que una manera

de hacerlos inocuos, inofensivos

para el hombre. Es decir, Epicuro

no quería ser abiertamente odiado

como ateo en un mundo en el que

difícilmente podría ser

comprendido.

Sea como sea, lo que está

claro es que podemos seguir

mentando a los dioses siempre que

creamos que no tenemos nada, en

el fondo, que ver con ellos. La

religión entendida como

superstición (y así es como juzga

Lucrecio a toda la religión romana)

LA ACADEMIA

35

es una esclavitud. Es una

humillación ante unos dioses

caprichosos que hacen y deshacen

a su antojo.

Si ahora alguien decide llamar

Neptuno al mar y Ceres a las

mieses y prefiere emplear

abusivamente el nombre de Baco en

lugar de proferir el nombre

auténtico de vino, permitámosle

también que llame Madre de los

dioses al orbe de la tierra a

condición, sin embargo, que

realmente se abstenga de

contaminar su espíritu con

vergonzosa superstición.8

Luego, para Lucrecio, uno

de los mayores logros de Epicuro

es la derrota de la religión. Usa la

palabra latina religio, que nosotros

podríamos traducir más

literalmente por una especie de

sumisión. Una actitud que no eleva

el espíritu humano al alegre estado

de tranquilidad que promueve el

jardín.

Podría sorprender después

de todo lo dicho aquélla

invocación a Venus con la que

Lucrecio comienza su poema. La

contradicción es mera apariencia.

La plegaria para que Venus

8 Ibíd., pág. 164, II 655-661

pacifique a Marte no es más que el

deseo expresado de que los

romanos vuelvan a apreciar la

verdadera y pacífica naturaleza de

la divinidad, para que imiten ésta y

den fin a sus sangrientas guerras

civiles.

¿QUÉ DICE LUCRECIO DE LA

MUERTE?

Así, pues, la muerte nada significa

para nosotros, ni nos afecta en

nada, ya que la naturaleza del

espíritu se revela mortal. 9

Con estas claras palabras

Lucrecio concluye un argumento

que ha venido exponiendo a lo

largo de todo el libro tercero. El

espíritu y la mente son materiales.

Están intrínsecamente unidos al

cuerpo y, por lo tanto, se disuelven

junto con este tras la muerte. Para

Epicuro no había ningún motivo

por el cual temer a la muerte:

mientras estamos vivos, la muerte

no está presente… ¿qué nos

importa? Y cuando la muerte está

presente, los que no estamos somos

nosotros. Y entonces sí que nos da

igual todo y sí que podemos

afirmar claramente que nada nos

9 Ibíd., pág. 213, III 830-832

EL MIRADOR

36

afecta… pues nada somos.

Lucrecio aquí intenta hacernos una

especie de consolatio, no por la

muerte de nadie en particular sino

por la nuestra futura.

Pero… quizá no esté tan

claro que la gente tema tanto a la

muerte. Quizá ni siquiera en

tiempos de Lucrecio. Cicerón

afirma en el anteriormente citado

diálogo Sobre la naturaleza de los

dioses que en su época, de hecho,

poca gente estaba aterrorizada con

la idea de morir. Aunque quizá

ésta no aterrorizaba al sector más

culto (al que Cicerón pertenecía) y

sin embargo se cebaba con las

clases pobres. Lo que está claro es

que el pueblo romano le prestaba

una gran atención a la muerte.

Veneraban a sus ancestros,

construían caras tumbas o

reservaban columbarios… y todo

esto, como he dicho antes acerca

del culto supersticioso, es algo que

a Lucrecio le parecía inútil y

nocivo.

Cuando se produce la separación

del cuerpo y del alma por los cuales

estamos cohesionados en unidad,

ciertamente nada en absoluto nos

podrá acontecer a nosotros que

entonces ya no existiremos, ni nada

podrá afectar nuestra

sensibilidad.10

Lo que constituye al hombre es una

cierta unidad. La individualidad, el

ser nosotros mismos y no otra

cosa, la autoconciencia… todo ello

está abocado a la aniquilación.

Lucrecio posteriormente cita las

doctrinas estoicas de los universos

cíclicos: aunque se repitieran las

mismas combinaciones de átomos

y dentro de muchos eones algo

semejante a lo que ahora somos

volviese a caminar sobre la tierra,

ese ser no seríamos nosotros. Esta

cadena cuando se rompe no puede

volver a unirse. Y de nada sirve

quejarse. Lucrecio argumenta que,

si la vida ha sido para nosotros

como un banquete del que estamos

saciados, ¿por qué no nos

10

Ibíd., pág. 213, III 839-843

LA ACADEMIA

37

retiramos a descansar? Y si ha sido

un valle de lágrimas, ¿por qué no

lo abandonamos voluntariamente?

Además, Lucrecio plantea otro

argumento: antes de nacer no

vivíamos. Y nos daba igual. Si es

que podemos usar aquí un “nos”.

Y, ¿por qué, sin embargo, nos

importa no vivir después de la

muerte si al fin y al cabo

volveremos a ser lo que fuimos,

indolentemente, antes de esta vida,

es decir, nada?

Conclusión

Lucrecio en esta magnífica

obra se encarga de recordarnos,

continuamente, que, cuando viene

el miedo a lo desconocido, todos

somos unos pobres chiquillos

asustados de la oscuridad. Y él,

consiguientemente, no tiene otro

objetivo que demostrarnos que ya

no quedan cuartos oscuros. Todo

está iluminado por sus claras y

curiosamente hexamétricas

explicaciones físicas. No hay

ninguna buhardilla, armario o parte

de debajo de la cama donde pueda

refugiarse un monstruo terrible,

llámense dioses inmortales o

muerte inexorable. Con su cuidada

filosofía, con la firme espada de

sus versos, ha descrito un universo

perfectamente natural donde todo

tiene lugar menos lo irracional. Ha

limpiado la casa, la ha dejado

ordenada y habitable. Y lo ha

hecho con fuerza, con maestría,

como si estuviera describiendo las

hazañas del pélida Aquiles en vez

de áridos presupuestos

gnoseológicos. Si quisiéramos,

postmodernamente, resumir en

eslóganes el contenido de la obra

podríamos gritar con Lucrecio:

¡NO HAY NADA MÁS QUE

ÁTOMOS Y VACÍO!

¡NO TENGÁIS MIEDO!

¡SOIS LIBRES!

¡SOIS POLVO!

Lo que aun quedará por

ver (ahora y siempre) es si un

hombre libre y sin miedo que

camina hacia el polvo a través del

vacío es capaz de encontrar un

motivo para dar el siguiente paso.

O quizá peor. Quizá (como

escribió Cammaerts comentando

a Chesterton) el hombre que ha

dejado de creer en Dios creerá en

cualquier cosa.

EL MIRADOR

38

LA ACADEMIA

39

RELACION ENTRE FILOSOFIA Y TEOLOGÍA

Valdimiro Renda Jorge Augusto

Universidad Pontificia de Salamanca.

Uno de los fenómenos

culturales más característicos de

nuestro tiempo es el florecimiento

de las llamadas nuevas teologías;

entendiendo, con esta expresión, el

conjunto de corrientes teológicas,

de matriz cristiana, que se han

desarrollado en Europa y en el

mundo a partir de los años sesenta,

en el intento de volver a pensar la

fe a fin de iluminar los problemas

humanos y sociales de la

civilización contemporánea.

Si observamos rectamente

la realidad del ser humano,

entonces hemos de advertir un

círculo ineludible entre el

horizonte de su inteligencia y lo

que dice, oye o entiende. Estos

presupuestos están dados,

ineludible y necesariamente, en el

último fundamento de la existencia

del mismo ser humano y el mismo

mensaje cristiano con su llamada

recrea a su vez estos presupuestos.

Este mensaje invita al ser

humano a situarse ante la verdad

real de su esencia, ante la verdad

en la que él está irremediablemente

cautivo, aunque, a la postre, este

cautiverio sea la anchura infinita

del misterio incomprensible de

Dios. Se da, por tanto, un peculiar

entrelazamiento entre Filosofía y

Teología. Y es que la reflexión

teológica se apoya y, a la vez,

apoya aquella reflexión y auto

interpretación teorética de la

esencia humana, que llamamos

Filosofía. Así las cosas, nuestra

preocupación no tiene que ser la de

mantener a ultranza una separación

metodológica lo más nítida posible

entre Filosofía y Teología.

La relación entre Filosofía

y Teología11

ha sido pensada según

11

RAHNER, Karl, Curso

fundamental sobre la fe, Barcelona,

Herder, 1979.

EL MIRADOR

40

una gama de posibilidades teóricas

e históricas bien distintas.

Prescindiendo de sus articulaciones

específicas, tales posibilidades se

pueden reconducir a tres modelos

generales de fondo:

1. La tesis según la cual

Teología y Filosofía coinciden: o

porque la Teología, presuponiendo

que no hay un discurso verdadero

sobre el hombre y sobre el mundo

fuera de la Palabra revelada,

resuelve en sí misma a la Filosofía;

o porque la Filosofía,

presuponiendo que no hay un

discurso verdadero de Dios y sobre

el mundo fuera del discurso

especulativo, engloba en sí misma

a la Teología.

2. La tesis según la cual

Teología y Filosofía son dos

actividades estructuralmente

disímiles, que se eluden

mutuamente, ya que una procede

de la razón crítica y del hombre y

la otra de la fe y de Dios.

3. La tesis según la cual

Teología y Filosofía ni se

identifican completamente ni se

excluyen del todo, sino que

coinciden o bien se relacionan

entre sí, al menos en parte. En

otros términos, según este modelo,

intermedio entre los dos anteriores,

la Teología es Filosofía o, por lo

menos, encuentra estructuralmente

a la Filosofía en aquella específica

zona o sección de ella que es la

teología racional o fundamental o

apologética. Si recorremos al

pasado, podemos ver cómo el

variar de las filosofías se ha visto

acompañado por el variar de las

teologías. Así, por ejemplo12

, en

los siglos en los que dominaba la

filosofía platónica, hemos tenido

las teologías platónicas de los

Padres como Orígenes, Agustín,

Gregorio de Nisa. Y en los siglos

en los que lo que dominaba era la

filosofía aristotélica, han surgido

las teologías aristotélicas de los

grandes escolásticos, tales como

Tomás de Aquino y Dums Escoto.

Todo esto es fácilmente

comprensible y depende de la

naturaleza misma de la Teología,

que siendo una reflexión racional

sobre el problema de Dios y de la

fe, no puede menos de valerse de

categorías lingüísticas y

12

ABBAGNANO, Nicolás, Historia

de la Filosofía, Barcelona, Hora, 1996

LA ACADEMIA

41

conceptuales extraídas de la

cultura y de la propia época y, en

particular, de aquella

manifestación pensante de ella que

es la Filosofía . Dicho de otro

modo, la Filosofía vendría ser el

aire que el cuerpo de la Teología

respira. Sin aquélla, ésta muere.

La existencia de esta

conexión de hecho o de este nexo

histórico bilateral entre Filosofía y

Teología explica el por qué en el

ambiente de nuestra tradición

cultural, no se dé nunca una

historia de la Teología, desligada

de la historia de la Filosofía; o,

viceversa, una historia de la

Filosofía sin conexiones con el

desarrollo de la conciencia

religiosa y teológica. Una Filosofía

absolutamente libre de la Teología

no es posible en nuestra situación

histórica.

Por tanto, la Teología

misma implica una antropología

filosófica. No hay que olvidar que

las nuevas teologías, en cuanto

teologías fundamentales, contienen

en sí mismas un componente

notable de Filosofía e implican,

como se ha dicho, una

comparación programática con las

distintas filosofías.

EL MIRADOR

42

LA ACADEMIA

43

REFLEXIONES BREVES ANTE LA PREGUNTA DEL YO

MEDIADAS POR LAS CONDICIONES DE ENFERMEDAD.

Daniel Cuesta Gómez, SJ.

Universidad Pontificia de Salamanca.

El hombre como cúspide de la

pirámide de la evolución.

Es cierto que hoy día la

teoría evolucionista de Charles

Darwin es algo comúnmente

aceptado en los ambientes

intelectuales y cultos. Pero

tampoco es menos cierto que

siguen existiendo lugares, y

ambientes, especialmente

religiosos, en los que estos

postulados son rechazados puesto

que contradicen el primer capítulo

de la Biblia. La postura que se

adopte frente a este sistema no es

algo gratuito, dado que

condicionará de un modo

importante la respuesta que demos

a la pregunta por el hombre.

Introducción:

Sería demasiado pretender responder a la pregunta ¿qué es el hombre?

por medio de un pequeño artículo. Por ello, en estas páginas voy a intentar

recoger una pregunta básica en de entre las que se articulan en la primera.

Pretenderemos abordar esta pregunta desde la perspectiva de la enfermedad.

Para ello me valdré de diferentes textos y reflexiones de autores con peso en

este ámbito. No pretende ni mucho menos un abordaje estrictamente científico,

sino articular textos de autores y reflexiones personales, para ir perfilando una

respuesta a la pregunta que nos hemos formulado.

EL MIRADOR

44

El caso de la cigüeña.

El caso de la cigüeña

blanca puede ayudarnos a la hora

de mostrar que en el hombre se da

un salto cualitativo y no

cuantitativo en la pirámide de la

evolución. Vamos a centrarnos en

primer lugar en la actitud que tiene

la cigüeña ante sus crías cuando

estas presentan alguna tara o

enfermedad.

Es comúnmente conocido

y ha sido muchas veces observado

el comportamiento de la cigüeña

frente a sus crías más débiles, en

especial cuando el medio natural es

hostil para ellas. La cigüeña blanca

pone cuatro huevos en su nido,

después de treinta y tres o treinta y

cuatro días de incubación los

cuatro polluelos romperán el

cascarón. En este momento toda la

actividad de los progenitores se

centrará en proporcionar alimento

a los cigoñinos en espera del día

que estos puedan volar e

independizarse.

Sin embargo, en este

proceso pueden incluirse dos

variables que alteran los resultados

del mismo. La primera de ellas

sería la escasez de alimentos, y la

segunda la enfermedad o tara que

puede presentar alguna de las crías.

En ambos casos, la cigüeña optará

por alimentar a aquellas crías que

muestran más posibilidades de

supervivencia, dejando apartado al

polluelo más débil. En casos

extremos, la propia madre arrojará

al cigoñino fuera del nido,

provocando así su muerte con la

caída del mismo desde la altura en

que este se encuentra enclavado.

Con lo visto hasta el

momento, no se puede juzgar que

la actitud de la cigüeña sea buena o

mala, dado que no es posible

juzgarla moralmente. Simplemente

responde a un comportamiento de

selección natural, en el que

sobreviven los más adaptados o los

más preparados para la vida en el

medio natural.

El caso del niño enfermo.

Tratemos ahora de

extrapolar el caso a la especia

humana, con el fin de demostrar

que no es ésta simplemente la

cúspide de la pirámide de la

evolución.

Imaginemos por un

momento el caso de una pareja de

seres humanos que procrea y tiene

una pareja de gemelos. Pongamos

ahora a este caso las características

del ejemplo anterior. Imaginemos

o bien que los recursos para la

alimentación de uno de ellos son

escasos, o bien que uno de los

hermanos presenta graves taras con

respecto del anterior. ¿Será capaz

la madre de “arrojar a una de sus

LA ACADEMIA

45

crías fuera del nido”? ¿Podrá

preferir uno al otro?

Es cierto que han existido

y existirán casos en los que los

padres de varias criaturas, viéndose

en esta coyuntura han tenido que

optar por una drástica solución.

Muchas familias tuvieron que

entregar a sus hijos en adopción,

abandonarlos, o dejarlos por falta

de recursos con que sacarlos

adelante.

En el caso de la

enfermedad de uno de los hijos,

también conocemos ejemplos de

progenitores que rechazan a sus

hijos por este motivo. No son

muchos los que llegan a

asesinarlos después de haber

nacido (aunque esta práctica era

común en las sociedades romanas),

pero algunos sí que deciden sobre

la vida del enfermo mientras está

en el vientre de la madre. Ante

esto, bien se podría afirmar que se

trata de un ejemplo similar al de la

cigüeña, pero realizado desde la

cúspide de la pirámide de la

evolución. ¿Estamos en lo cierto?

No puedo menos que

recordar las palabras que el profeta

Isaías pone en boca de Dios

“¿Puede una madre olvidarse del

fruto de sus entrañas?”. A la vista

del caso anterior, bien puede

responderse que es posible, de

hecho puede parecer que está en

todo su derecho y que lo que hace

es un bien a la humanidad, al

procurar como la naturaleza, que

solo sobrevivan los más preparados

para el medio ambiente. Pero

¿podrá la madre, podrán los padres

olvidarse del fruto de sus entrañas

durante toda su vida? ¿Podrán vivir

sin un sentimiento de culpa, o un

recuerdo doloroso de aquel hijo

que fue sacrificado en favor de la

especie humana?

Creo que, como bien dice

Isaías, es difícil, aunque posible,

que una madre pueda olvidarse del

fruto de sus entrañas. La dimensión

moral existe en el hombre, por

mucho que intentemos negarla, y

antes o después la culpabilidad, la

pena, el miedo o la incertidumbre

harán su aparición. Aunque

parezca que puede vivirse

aparentemente en paz, en la

EL MIRADOR

46

mayoría de estos casos existen

zonas, cajas de Pandora, que no

deben abrirse por miedo a lo que

contengan dentro. Y como bien se

sabe, la madurez y la superación de

un asunto la marcan el que pueda

hablarse de él desde una

perspectiva sosegada. Visto esto,

creo que se puede afirmar que

entre el hombre y los animales

existe un salto cualitativo y no solo

cuantitativo.

Pero se puede dar un paso

más en este razonamiento y ver lo

que ocurre en la mayoría de las

familias en las que existe un

enfermo. Así podremos seguir

reforzando esta afirmación y a la

vez darnos cuenta de que en este

salto cualitativo del que hablamos

no existe solamente la moralidad,

sino que también están presentes la

compasión, la bondad y sobre todo

el amor.

Hace tiempo escuché una historia

que puede ayudarnos a reflexionar

sobre este punto. En ella,

preguntaban a una madre y a un

padre cuál era su hijo preferido, y

ellos respondían que su predilecto

era aquel al que se dedicaban en

cuerpo y alma:

Es mi hijo enfermo, hasta que

sane;

El que partió, hasta que vuelva;

El que está cansado, hasta que

descanse;

El hambriento, hasta que pueda

alimentarse;

El sediento, hasta que beba;

El que está estudiando, hasta que

alcance su meta;

El desnudo, hasta que se vista;

El que no encuentra trabajo, hasta

que se emplee;

El enamorado, hasta que se case;

El casado, hasta que tenga hijos;

El que es padre, hasta que pueda

hablar como ahora yo hablo;

El que prometió, hasta que

cumpla;

El que debe, hasta que pague;

El que llora, hasta que sonría...

y el que me abandonó... hasta que

regrese.

Es mi hijo enfermo, hasta

que sane, pero hay casos en los que

los hijos no sanan ¿qué hacer

entonces?, ¿es lícito por tanto

deshacerse del hijo que no va a

sanar nunca? ¿Cómo afrontar

LA ACADEMIA

47

entonces la desgracia de tener un

hijo enfermo que jamás va a

curarse?

Estas consideraciones, nos alejan

considerablemente del borde del

nido de la cigüeña. Con ayuda de

estos ejemplos traslucimos que hay

algo más en el hombre que lo

separa de los animales. El hombre

es por tanto el único animal capaz

de amar a sus hijos, y de amar en

general trascendiendo sus

“anomalías y defectos”, mirando

más allá, amándolos por lo que

son. Es cierto que esta

característica humanizadora no se

cumple siempre, pero no es menos

cierto que es algo que está dentro

de nosotros y que nos pertenece

como personas, y no como simples

miembros de una especie animal

más evolucionada.

¿Qué significa ser hombre?.

Hasta ahora hemos estado

hablando de rasgos que esclarecen

el significado de lo que

entendemos por persona, pero

centrados en las personas “sanas”.

Quizá nos hayamos equivocado y

hemos dado por sentado con

demasiada rapidez que las personas

enfermas también poseen el

estatuto de persona.

Antropología de las

cualidades básicas.

Ciertamente, si lo que

cuenta a la hora de dar a un ser

humano el estatuto de persona son

una serie de cualidades básicas,

muchos, por no decir la mayoría,

de los enfermos quedarían fuera de

esta calificación. Ahora bien ¿qué

serie de cualidades o cuál es la lista

que debe cumplir alguien para ser

considerado persona?

Robert Spaeman ha tratado

este tema en el libro Personas. Así,

a lo largo de sus páginas trata de

esclarecer el significado de este

calificativo planteando preguntas

como estas:

¿Cuáles son estas

cualidades y qué añade predicar

de alguien el ser persona a la

constatación de esas cualidades?

(…) ¿Qué noción preliminar nos

puede guiar en nuestra búsqueda

inicial? (…) Por un lado no es una

expresión específica con la que

identificamos algo como algo de

tal o cual especie; pero, por otro

lado, no es tampoco una cualidad.

Designa más bien al titular de

determinadas cualidades (…)

Persona sería alguien que es lo

que de otro a como las demás

cosas y seres vivos son lo que son.

¿Cuál es este modo? (…)

EL MIRADOR

48

“Hombre” es un término de los

denominados específicos, con el

que se identifica ante todo a

alguien que puede merecer o no

merecer algo.13

Visto desde este punto de

vista parece claro que el enfermo

no merece ser considerado como

persona. Será por tanto necesario

buscar un calificativo apropiado a

su ser, y a la vez encontrar un

estatus ontológico en el que

colocarle, y legislarlo

debidamente. Sin embargo, siguen

existiendo dudas de dónde colocar

el umbral de la enfermedad, y por

lo tanto de la personalidad.

Parecería razonable

establecer este límite en el aspecto

de las capacidades físicas e

intelectuales, sin embargo nos

encontraríamos con grandes

problemas. Por un lado sería difícil

decidir el estatuto que dar a las

personas que presentan

enfermedades físicas, pero poseen

todas las capacidades intelectuales.

Por otro lado nos encontraríamos

con el caso contrario, personas en

plenitud de facultades físicas, pero

con las facultades mentales

totalmente perdidas. Y por último

13

SPAEMAN, R.: Personas. Acerca

de la distinción entre “algo” y

“alguien”, EUNSA, Pamplona, 2000,

p 28.

se presenta el problema de qué

hacer con aquellas personas que se

encuentran privadas

temporalmente de algunas de sus

facultades. Los únicos casos que

parecen fuera de toda duda son

aquellos en los que las facultades

físicas y mentales se encuentran

atrofiadas por la enfermedad.

Pero centrémonos en el

hipotético caso de que existiera

una lista que recogiera todas estas

cualidades y fijara claramente la

línea que separa a una persona de

alguien que no lo es. Supongamos

también que esta lista se encuentra

apoyada y secundada por una

aplastante mayoría de Estados,

personalidades e individuos.

Imaginemos también que se

encuentra una denominación y un

estatuto ontológico en el que

colocar a los enfermos, en el que

ellos mismos se encontrasen a

gusto y ante el que todo el mundo

asintiera. Aparentemente esto sería

suficiente como para refrendar esta

teoría, pero ¿sería válido?

Creo que en este momento

la historia puede servirnos de

ayuda para aclarar este asunto.

Recordemos por un momento la

colonización de América una vez

descubierta. Durante los primeros

años, todo el mundo estaba de

acuerdo en que los habitantes de

aquellos territorios no tenían alma

LA ACADEMIA

49

y por lo tanto no merecían el

mismo trato que los

conquistadores, que si la poseían.

¿Tenía pues validez este acuerdo

universal? En este sentido estoy

plenamente de acuerdo con

Jiménez Lozano, quien afirma que

la humanidad nunca se ha

enredado en discusiones (esclavos,

o mujeres, o negros…) tenían un

alma o eran plenamente humanos,

sino cuando los ha maltratado y ha

sentido necesidad de justificarse

frente a ellos.

Refutación de R.

Spaeman.

Una vez visto el punto

débil de este hipotético acuerdo, es

el momento de refutar la

Antropología de las cualidades

básicas. Para ello creo que el mejor

modo de hacerlo es seguir de

nuevo a Robert Spaeman, en

Personas.

Consideremos

primeramente el problema de los

disminuidos psíquicos, ¿Cómo los

percibimos? (…) Los percibimos

como enfermos. Si no fueran

“alguien” sino una cosa, tendrían

que poseer una normalidad

específica, un modo de ser distinto

de todo modo de ser de las

personas, un “nicho ecológico”

propio en el mundo (…) Los

enfermos mentales no coinciden,

como los animales, con su

naturaleza, con su esencia.

También ellos tienen una

naturaleza. Pero como su

naturaleza está enferma, lo está

también el tenerla. (…) En nuestro

trato con ellos se revela si tenemos

un acceso adecuado a lo que

significa ser persona. La existencia

de estos seres es la más dura de la

humanidad. Son hombres, son

seres de una especie cuya

naturaleza exige ser “tenida”, no

solamente “ser”. El hombre, en

tanto que ser tiene su naturaleza,

es siempre misterio. Nunca es

simplemente la suma de sus

predicados.14

Corporalidad y enfermedad.

La filosofía del siglo XX

ha dejado claro que somos y

14

SPAEMAN, R.: Personas. Acerca

de la distinción entre “algo” y

“alguien”, EUNSA, Pamplona, 2000,

pp. 232-233.

EL MIRADOR

50

tenemos cuerpo. Esto tiene grandes

repercusiones para la antropología

filosófica puesto que rompe con

los dualismos que habían

caracterizado a la filosofía anterior.

Tengo un cuerpo,

condicionado espacial y

temporalmente, interaccionando

dinámicamente –a nivel físico y

biológico- con el medio. Tengo un

cuerpo que interacciona

dinámicamente con el medio a

nivel de metabolismo, reflejos etc.

Este es el cuerpo vivo de un

viviente (…).

Soy también un cuerpo en

el mundo, no sólo en el entorno del

electrón o en el medio del animal.

Estoy inserto en la circunstancia

social, temporal, biográfica. Soy

cuerpo vivido, no solo vivo; que

vive y se vive, percibiendo en el

horizonte del mundo.15

15

MASIÁ CLAVEL, J.: El animal

vulnerable. Invitación a la filosofía de

lo humano. Universidad Pontificia de

Comillas, Madrid, 1997, pp. 175-176.

Ahora bien ¿qué ocurre en el caso

del enfermo, cuyo cuerpo sufre la

enfermedad? Parece que él sería el

primero en afirmar que

efectivamente es y tiene cuerpo,

puesto que es una realidad que

siente y sufre a diario. El enfermo

es quizá alguien que sabe bien qué

es y tiene cuerpo, cuando siente

que por causa de la enfermedad, no

puede realizar las funciones

corporales que debería. Entiende

que el hombre es cuerpo,

aceptando las limitaciones que éste

le exige, y valorando las funciones

que puede realizar.

En medio de nuestra

sociedad individualista, la

limitación del cuerpo previene al

enfermo de serlo, ya que para casi

todo depende de otras personas. La

propia palabra que utiliza nuestra

lengua ya es indicador de esto

mismo. “Inválido” significa no

válido, “minusválido” es menos

válido, “discapacitado” indica la

falta de capacidades pero ¿no

válido y discapacitado para qué?

Estos calificativos se emplean a

menudo desde la perspectiva de

quien está sano, poniendo una

barrera con quien no lo está. Es

cierto que la discapacidad, la

enfermedad suponen una gran

barrera a las personas que lo

sufren, sin embargo, muchas veces

LA ACADEMIA

51

desde su minusvalía o discapacidad

(corporal o intelectual) nos

enseñan a los demás, lo que es ser

hombre, lo que significa

enfrentarse a la limitación, lo que

implica dejarse ayudar etc.

Hace unos años, en la

prensa salió la noticia de que un

joven con síndrome Down,

llamado Pablo Pineda, había sido

el primer español con estas

características en obtener un título

universitario. En aquellos

momentos yo me encontraba

estudiando la E.S.O. y recuerdo

perfectamente como trabajamos la

noticia en el aula. Desde el colegio

se nos hizo reflexionar sobre

nuestra capacidad intelectual,

leyendo una entrevista en la que

Pablo Pineda contaba como

muchas veces había tenido que

luchar con su discapacidad. Pienso

que esa reflexión nos hizo darnos

cuenta de lo que significaban la

lucha, el reto, la limitación, y de

algún modo comenzamos a esbozar

lo que significaba ser persona.

En otra ocasión, me

encontraba colaborando en un

hospital, rodeado de enfermos,

físicos y psíquicos, de

minusválidos. A primera vista

solemos pensar que estas personas

no sirven para nada en nuestra

sociedad, es común escuchar

calificativos como carga, gasto,

etc. y no nos gusta que los niños se

enfrente con esta realidad por su

extrema dureza. Sin embargo allí,

junto a aquellos enfermos entendí

lo que significa verdaderamente ser

hombre. Aunque todavía no tenía

conceptos con los que articularlo,

empecé a ver que ser persona era

algo mucho mayor que las

capacidades físicas, y también algo

que no se podía conceder o quitar

como se hace con un título.

En aquel hospital,

contemplé muchos ejemplos de lo

que entraña ser y tener cuerpo,

sobre todo cuando este cuerpo se

encuentra dañado por la

enfermedad. Creo que basta un

ejemplo para ilustrar a lo que me

refiero. Uno de los enfermos,

llamado Pedro, se encontraba

inmovilizado en una silla de

ruedas. Solamente poseía

movilidad en el brazo derecho, y

valiéndose de ese brazo daba de

comer diariamente a otro enfermo

que no podía moverse en absoluto.

“Hay que hacer lo que se puede

con el cuerpo que tenemos”, era su

respuesta cuando alguien intentaba

ayudarle a realizar su trabajo.

Realmente, si todos fuéramos

conscientes de nuestras

limitaciones corporales, y

tratásemos de poner todo en juego

EL MIRADOR

52

desde ellas, entenderíamos mejor

lo que significa ser y tener cuerpo.

Baste solo un último

ejemplo, que ayude a encuadrar la

corporalidad desde la perspectiva

humana y cristiana. Me refiero a

aquellas palabras pronunciadas por

Poncio Pilato en la mañana del

Viernes Santo: He ahí al hombre

(Jn 19,5). Cuando Jesús había sido

flagelado, coronado de espinas y

castigado, cuando muchos se

apartaron de él, porque

desfigurado no parecía hombre, ni

tenía aspecto humano (Is. 52, 14),

se nos muestra como el hombre. Es

cierto que el hombre es cuerpo,

pero también es espíritu, es una

unidad, y por eso es necesario

mirar más allá, evitando reducir o

simplificar.

El hombre como ser social y la

enfermedad.

Otra característica del

hombre es su sociabilidad, su ser-

con-otros. Esta característica se

puede ver seriamente afectada por

la enfermedad, sobre todo cuando

esta aísla al enfermo en la soledad

del hogar o del hospital.

Francesc Torralba i

Rosselló, en su libro Antropología

del cuidar16

, trata abundantemente

este tema desde la perspectiva de

los diferentes tratos que puede

recibir un enfermo y como esto

puede afectar a su ser social.

Según su opinión, éstos

pueden ser tratados con

indiferencia negativa, es decir

como si no existieran, pueden

reducirse a un simple número de

una cama, asociado a una lista de

medicamentos y necesidades etc.

Contra ello reacciona Torralba

reivindicando el amor como algo

central en la enfermedad. El amor

a la persona como fin en sí misma,

por lo que es y tal y como es,

evitando instrumentalizaciones y

provechos.

La enfermedad, puede ser

un gran medidor del amor y del

respeto que se le ha de tributar a

cada persona. Tanto por parte del

enfermo como del que lo atiende.

El enfermo, da lo que tiene y

puede, es decir: amor, y a la vez

hace sacar al otro lo mejor de sí

mismo; también el amor. De este

modo la enfermedad se vuelve una

prueba de lo que significa ser

persona, más allá de todas las

cosas útiles y tangibles de nuestro

día a día.

16

TORRALBA I ROSELLÓ, F:

Antropología del cuidar, Mapfre,

Madrid, 1998

LA ACADEMIA

53

Se convierte en prueba y

reto para en enfermo y para el

sano, ya que ambos han de

contrastarse y ver hasta dónde

pueden llegar, e intentar ir todavía

más lejos. Un enfermo ha de

aguantar, contrastándose consigo

mismo y con su enfermedad. Y

quien lo atiende ha de dejar de lado

sus intereses y planes, para estar al

pie de la cama día y noche,

saliendo de sí mismo, quitándose

de su propia vida para que el otro

la tenga.

Pero en esta prueba

también se recibe y se da, no

dinero ni cosas tangibles, sino

humanidad y amor, que son

invisibles a los ojos, pero tangibles

con el corazón. El enfermo que se

sabe atendido y querido, no puede

pagar con otra cosa que no sea

agradecimiento, amor y cariño,

pues en el fondo es lo que se le

está dando. Quien lo cuida, sabe

que lo hace por amor, y muchas

veces se siente contrastado e

impulsado a sacar lo mejor de sí

mismo cuando está con él,

trascendiendo incluso situaciones

personales y estados de ánimo.

De este modo el ser social

de ambos se ve reforzado y

fortalecido, preparado y probado

para ser con otros, más allá de

apariencias y superficialidades. La

enfermedad trastoca y complica

todo, cierto, pero también madura

y hace ver lo que realmente

importa. Es verdad que no siempre

se dan las condiciones ideales, que

este reto puede convertirse en una

rutina, o puede incluso hacerse

desde otra perspectiva. Pero en el

fondo, esto ocurre con casi todas

las cosas importantes de la vida,

pueden ser tomadas o dejadas, pero

ahí están, dándonos la oportunidad.

Durante mi estancia en el

Cottolengo del Padre Alegre, pude

comprobar y palpar esto de lo que

hablo. En aquella casa, vivían las

Hermanas, los enfermos y los

voluntarios, y todos ellos formaban

la “Familia Cottolenguina”. Su

ideal era que nadie era más que

nadie, sino todos complementarios,

dando lo que estaba en sus manos.

Así cada enfermo ayudaba en lo

que podía, dando y recibiendo en

un lugar en el que era valorados y

potenciados en sí mismos.

EL MIRADOR

54

Temporalidad ser-a-ser, sentido

de la vida:

Otro punto de vista que

debe abordarse antropológicamente

es el del hombre como ser

temporal, como ser-a-ser, y

conectarlo con el sentido de la

vida.

A veces da miedo

acercarse a estos temas desde la

perspectiva de la enfermedad. Nos

asaltan dudas en interrogantes:

¿cómo vamos a hablar de sentido

de la vida ante alguien que se

encuentra postrado en una cama?,

¿qué va a hacer alguien que tiene

que renunciar a sus planes, que no

puede hacer nada por sí mismo?,

¿qué sentido tiene una existencia

basada en la dependencia de otros?

Parece un asunto difícil de

abordar. Hablar del sentido de la

vida de alguien que dedica su vida

a atender a los enfermos y a los

que sufren es mucho más fácil.

Pero ¿de aquellos a los que se sirve

y atiende, se puede decir algo?

En el fondo, de nuevo la

enfermedad nos está contrastando

y haciendo reflexionar sobre dónde

están nuestros pilares y

fundamentos; sobre el lugar donde

ponemos nuestra concepción de la

humanidad y la persona. Si nos

basamos simplemente en aspectos

cuantificables, en cosas a hacer o

lograr, tendremos que excluir la

pregunta por el sentido de la vida

del mundo de la enfermedad, sobre

todo cuando esta se presenta en sus

peores caras.

Sin embargo, una de las

cosas que más nos rechina y cuesta

al visitar hospitales y enfermos, es

ver que algunos de ellos sonríen.

Aquellos que sufren, y se quejan,

nos son más fáciles de contemplar,

al fin y al cabo, están cumpliendo

su papel y despiertan en nosotros la

consabida compasión. Pero

¿aquellos que se muestran felices

dentro de su mundo de dolor y

padecimiento? ¿No nos dan

respeto?, ¿será quizá porque nos de

miedo pensar que pueden ser

felices cuando todo parece estar en

su contra? En el fondo creo que los

enfermos que sonríen, o que

afirman abiertamente que, pese a

todo son felices, nos asustan y dan

miedo, porque nos contrastan con

nosotros mismos. Nos echan en

cara nuestros valores y nuestro

mundo, las oportunidades que

tenemos y la solidez de nuestros

planteamientos, porque nos hacen

ver que la felicidad y el sentido de

la vida probablemente no están en

el lugar en que los estamos

buscando.

LA ACADEMIA

55

Pero esta pregunta por el

sentido de la vida y la enfermedad

no es solo difícil de contestar desde

el pie de la cama. Sin duda, el

lugar de mayor dificultad para

responder a esta pregunta es el del

enfermo. ¿Qué sentido puede tener

vivir cuando no puede hacerse

nada?, esta pregunta contrasta con

uno mismo, con el mundo, y con la

propia vida y puede provocar

grandes sufrimientos.

La película Mar adentro de

Alejandro Amenábar es un ejemplo

muy actual de la gravedad de esta

cuestión. En ella, la respuesta a la

pregunta por el sentido de la vida

es negativa. No se puede hacer

nada y la vida pierde su sentido, es

mejor quitársela con dignidad antes

que vivirla desde tal degradación.

La eutanasia y la enfermedad, otro

de los grandes debates de nuestro

tiempo, que tiene su origen en esta

pregunta por el sentido de la vida.

Si se piensa fríamente, el

resultado de la película de

Amenábar, y el de tantos casos

reales, puede parecernos excusable

e incluso humanamente

comprensible. Conviene examinar

los casos concretos y desde ahí

juzgarlos. Sin embargo, pienso que

hay un grave engaño al intentar

extrapolar estos casos a todos los

enfermos, puesto que en definitiva

lo que estamos haciendo es valorar

la vida desde unos criterios

demasiado pobres e incompletos.

Frente a la popularidad del

caso de Ramón Sampedro, destaca

el silencio de otros casos de gente

que ha podido vivir, y ser feliz

desde la silla de ruedas o desde la

enfermedad. Tal vez hablar de

ellos desde nuestra perspectiva sea

algo fácil, y que no nos implica.

Por eso creo que puede resultar

iluminador traer aquí las palabras

de Olga Bejano, quien afirma sin

dudarlo que la vida tiene sentido

aunque, como en su caso, se esté

conectado a una máquina para

poder respirar.

-¿Conociste a Ramón

Sampedro, Olga?

-Sí, le conocí. Nos

carteamos dos veces. Le dije que si

él tuviera más medios,

EL MIRADOR

56

seguramente querría vivir. Él me

dijo que no podía entender cómo

yo quería seguir viviendo, y que ni

con veinte enfermeras, ni con silla

de ruedas eléctrica, ni con

ordenador ni con nada. Que él no

quería vivir.

-¿Qué le respondiste?

-Le envié mi "Carta contra

la eutanasia", pero él dijo que ese

era sólo mi punto de vista. Yo le

respondí que tenía tantas ganas o

más que él de irme, pero que al

contrario que él, yo era creyente y

quería que Dios decidiera cuál era

mi día y mi hora. Ramón

Sampedro luchó por lo que quería

y lo consiguió, y yo, aunque estoy

en contra de la eutanasia, respeto

a los demás y no impongo a nadie

mis principios. Porque el primero

que nos hace libres es Dios.

-¿Qué te empuja a vivir,

Olga?

-Dios. Todo lo que soy lo

he recibido de Él.

-Olga, ¿eres feliz?

-¡Por supuesto que soy

feliz! 17

Como se puede ver, el

fondo de la cuestión no está tanto

en responder a la pregunta ¿cuál es

el sentido de la vida para un

17

Cf.

http://readis.org/modules/news/article.

php?storyid=70 (13 marzo 1995)

enfermo? cuanto en encontrar cuál

es realmente el sentido de la vida

para el hombre. Este es un camino

que cada persona tiene que

recorrer, buscar y encontrar, pero

que debería tener siempre la misma

meta: Dios.

Conclusión.

Después de ver al enfermo,

y por medio de él al hombre, como

algo más que la cúspide de la

pirámide de la evolución y de una

serie de cualidades, como ser

corporal, social y temporal, hemos

concluido en Dios como su meta y

sentido.

Él es en definitiva quien

nos descubre quien somos, incluso

aunque estemos postrados en el

lecho del dolor. Nuestra acción

consiste en responder, para poder

llegar a ser aquello que somos y

para lo que fuimos soñados. En

esto consiste la vocación y éste es

el sentido de la vida. Esto es lo que

hace al hombre singular y distinto

del resto de las criaturas, su ser

llamado y libertad para responder a

esa llamada.

Una vez, un misionera me

contaba como mientras iba

caminando se encontró con una

chica a la que habían dado en

matrimonio por un precio muy

alto. Ella le dijo mientras le miraba

a los ojos, que en el fondo, valía

LA ACADEMIA

57

mucho más que todo el dinero que

habían pagado por ella. Ante esto

la muchacha se sintió confundida,

ya que la suma pagada había sido

muy elevada. Entonces la

misionera le explicó que valía más

que todo el oro del mundo, porque

era hija de Dios, y aquello era algo

que no podía pagarse con dinero.

Sirva esta pequeña historia

para ilustrar que esto es lo que

hace que el hombre no pueda ser

medido, ni tasado, ni comprado ni

vendido, pues tiene una dignidad

muy superior a todas las demás

cosas. En definitiva, lo importante

es intentar cumplir esa vocación de

hijos. Para ello, no hay diferencia

entre enfermos y sanos siempre y

cuando se mire hacia el horizonte

al que debemos caminar. En el

fondo es procurar que la vida sea

siempre para mayor gloria de

Dios, el mismo Jesús nos ha

enseñado que incluso esta

enfermedad no es de muerte, es

para la gloria de Dios, para que el

Hijo de Dios sea glorificado por

ella (Jn 11, 4).

Por este motivo creo que la

mejor forma de terminar este

trabajo, es tomando prestadas las

palabras de San Agustín: Nos

hiciste, Señor, para Ti, y nuestro

corazón está inquieto, hasta que

descanse en Ti.18

18

SAN AGUSTÍN: Confesiones,

B.A.C., Madrid, 1986, p.23.

EL MIRADOR

58

LA ACADEMIA

59

EXPERIENCIAS ESPIRITUALES EN EL COMIENZO DE

MILENIO.PEQUEÑO ANÁLISIS DESDE UNA

FENOMENOLOGÍA DE LA RELIGIÓN.

Jose H. Ascanio.

Universidad Pontificia de Salamanca.

Introducción.

Tal vez el acontecimiento primordial de la religiosidad de nuestro tiempo sea el

paulatino tránsito desde un único modo de creer, cerrado, totalizante, asentado en la

tradición e impuesto generacionalmente como una construcción global de sentido merced

al adoctrinamiento y socialización lineal en rígidos dogmas eclesiales; a un sistema de

creencias complejo y heterodoxo, emergido de la coexistencia de una heterogeneidad de

éticas civiles y religiosas, abiertas a la contigencia1 y caracterizados por el relativismo y

fragmentación de conceptualizaciones de lo sagrado. Bajo una diversidad de creencias y

de estilos creenciales, tal contingente emerge ahora como un sistema complejo de

racionalidades diversas, cada vez más emancipadas de la tradición religiosa, a impulsos

de la necesidad – por demás inconsciente – que, en nuestras complejas sociedades,

sienten ahora los sujetos de justificar por sí mismos su sentido en el mundo – en definitiva

de construir sus propias creencias dotando de sentido su existencia – sin prevalecerse ya

de legitimaciones dadas por macrouniversos de sentido preconstruidos.

Efectivamente, el pluralismo que, merced al legítimo ejercicio de la libertad de

creencias, habíase inicialmente supuesto hace algo más de dos décadas como una simple

consecuencia del poder de elección para asumir, o no, una u otra creencia de un catálogo

más o menos previsible de futuras confesiones formalmente establecidas, ha venido

finalmente a materializarse en un inesperado proceso de autoproducción social de

creencias1 y modos de creer sumamente diverso y heterodoxo, que supera con mucho el

mero esquema formal de libertades religiosas inicialmente supuesto. Lejos de lo previsto,

se ha producido una importante reconfiguración creencial que afecta al sentido mismo de

lo que sea sagrado y religioso. Sentido que, en buena parte, escapa ahora al control de las

iglesias y que, a causa de su notoria desafiliación respecto que las pautas religiosas

tradicionales, podría ser calificado de una auténtica revolución cultural de las creencias

debido a la importancia que éstas tienen en la orientación vital de los sujetos y,

consecuentemente, en el propio desarrollo histórico y cultural de las sociedades.

EL MIRADOR

60

Creer “de otra manera”

Parece que esta nueva situación haya

sorprendido a quienes pensaron en su

día que, hasta su supuesta

desaparición, debido al proceso

secularizador, lo creencial religante

quedaría circunscrito siempre a las

iglesias. Pues bien, nada más incierto:

ni se ha producido pérdida de

creencias, ni éstas han venido

manteniéndose necesariamente a partir

de las iglesias sino todo lo contrario.

Al margen de un elevado número de

creyentes, lo que ha venido

produciéndose ha sido una sustancia

“metamorfosis” de la ortodoxia

creencial en “creencias de otra

manera” mantenidas ahora al margen

de las iglesias. Tal reconfiguración ha

venido provocada, esencialmente, por

el general relativismo con que, a causa

del desarrollo del conocimiento en las

sociedades modernas, son vistos ahora

los rígidos dogmas eclesiales pese a su

cierta flexibilización. Dogmas, a juicio

de la inmensa mayoría de creyentes,

claramente desfasados de las nuevas

concepciones sobre la vida y la

naturaleza que emanan de la ciencia,

más acordes con las inquietudes y

necesidades – sociales y espirituales –

de la vida moderna.

La consecuencia de tal

“desencuentro” ha sido la progresiva

desmonopolización del modo único de

creer religioso tradicional y su

correlativa desinstitucionalización,

debido al masivo distanciamiento del

entorno eclesial – y la consecuente

falta de renovación generacional -, de

un elevado número de creyentes

desidentificados ya, en buena medida,

con la tradición religiosa.

Así lo evidencia el fuerte

descenso registrado en las dos últimas

décadas del número de creyentes

practicantes, el correlativo ascenso del

número de indiferentes y no

practicantes y la notable caída de las

prácticas religiosas ortodoxas. A este

respecto resulta suficientemente

explícito el dato de que, pese a

manifestar mayoritariamente su

creencia en Dios, concediéndole una

altísima importancia en el desarrollo

de sus vidas, tan sólo sea un 3% de los

jóvenes los que piensan que las

iglesias, como fuente de sentido,

pueden aportarles algo útil para

orientarles en la vida y que, más de la

mitad, ni siquiera crea que las iglesias

estén dando una respuesta adecuada a

sus necesidades espirituales. Es más,

pocos esperan que las respuestas a

dichas necesidades pueden provenir de

las iglesias establecidas en un futuro

próximo. Ni tan siquiera que las

religiones vayan a ser socialmente más

importantes. Y todo, paradójicamente,

pese a mantenerse constantemente

elevadas esas dos mismas décadas, las

tasas de creencias en Dios, en el “más

allá”, en la reencarnación y en la vida

después de la muerte, inquietudes

LA ACADEMIA

61

todas, como se sabe, inseparablemente

adscritas al origen antropológico de

toda creencia19

.

Trascendencia e inmanencia: Razón

y fé.

No se deduzca sin embargo,

que la actual metamorfosis o

reconfiguración de las creencias que

viene produciéndose sea consecuencia

del progresivo alejamiento eclesial de

una elevada tasa de creyentes

“desencantados” con los dogmas

religiosos. No. No se trata de una

transformación creencial generada a

partir del “éxodo” masivo de

creyentes, que “huérfanos” de sus

iglesias, hayan salido a la búsqueda de

nuevos cauces sobre los que depositar

su “sed de creer”. Esto sería establecer

una relación espurea entre ambos

conceptos. Ni tan siquiera se interprete

tal reconfiguración como una simple

transacción desde un modelo de

religiosidad institucional a otro,

igualmente religioso, de signo no

institucional.

Más allá de lo meramente

religioso, lo que está en el origen de la

actual reconfiguración creencial es,

19 Para una exposición estadísticamente más

detallada puede consultarse el trabajo de J. Elzo

“Jóvenes 99”, patrocinado y editado por la

Fundación Santa María. Ed. F.S.M. Madrid,

1999.

nada menos, que la progresiva

mutación del sentido mismo de lo

sagrado20

. Una mutación producido

por el paulatino tránsito desde un

estatuto onto-teológico trascendente

que “separa” al hombre de lo divino en

dos ámbitos de la realidad

definitivamente separados, a otro

inmanente en que lo divino y lo

humano conforman un único ámbito

de realidad, un todo integrado,

holístico autoconsciente y generativo

susceptible de abarcar, en sus infinitas

manifestaciones todos los modos de

existencia. Una sacralidad contigente

construida más desde la razón y el

entendimiento que desde la fe derivada

de las grandes configuraciones de

sentido religioso.

Efectivamente, el

extraordinario desarrollo del

conocimiento experimentado en todos

los órdenes de la actividad humana, ha

mutado también el universal concepto

religioso cosmovisional de lo sagrado

y ha abierto la posibilidad de que, lo

hasta ahora inalcanzable a la razón

humana pueda ser visto de “otro

20 Con toda seguridad puede afirmarse que

existe hoy una inmensa polémica entre teólogos,

científicos, sociólogos del conocimiento y

filósofos de la ciencia en torno a cuál sea el

grado de inmanencia o trascendencia con que

deba entenderse la relación del hombre con lo

sagrado.

EL MIRADOR

62

modo” acercando al entendimiento

humano muchos de los misterios hasta

ahora sólo “resueltos” mediante la fe

religiosa. Los profundos avances

tecnológicos y el desarrollo científico,

registrado en los últimos tiempos, han

reblandecido la fe en los dogmas

religiosos, permitiendo al sujeto la

percepción de una realidad,

igualmente misteriosa – tal vez más –

pero más próxima a la razón debido a

la posibilidad que ofrece hoy la

divulgación científica de ampliar los

límites del entendimiento humano ante

los misterios de la vida, permitiendo la

apertura de un abanico de

conceptualizaciones diversas.

En este sentido, lo esencial de

este estadio más avanzado de

conocimiento no es el haber eliminado

el misterio y la atracción por lo

sobrenatural en pro de una absoluta

racionalidad científica que niegue lo

inefable y desconocido, sino la

emergencia de una pluralidad de

racionalidades diversas abiertas a lo

desconocido, no ya necesariamente

vinculadas por fe a una

conceptualización religiosa de lo

sagrado, sino a un cúmulo de

argumentaciones diversas,

subjetivamente adquiridas y

experimentadas, susceptibles de lograr

un constructor creencial que justifique

adecuadamente a los tiempos

modernos el sentido de la propia

existencia, y sobre todo, las

incertidumbres de la vida y de la

muerte.

Lejos de tal hiper

racionalismo descreencial, la actual

sacralidad deviene en una urgente y

manifiesta necesidad personal de

“conocer acerca de lo sobrenatural”,

inefable y misterioso con lo que nutrir

tal constructor. Necesidad, tan urgente

como inconsciente, cuyo apremio se

traduce en la creciente atracción por

todo tipo de conocimientos

provenientes, no sólo de la ciencia,

que es fuente esencial, sino de las más

recónditas culturas y tradiciones

religiosas, exotéricas y esoteristas,

expresadas a su vez a la luz de

infinitas necesidades y racionalidades

con la ayuda de rituales y simbolismos

mestizos.

Tal situación, si bien es

verdad que permite la vivencia directa

e inmediata del misterio, aboca al

sujeto ahora a vencer por sí mismo la

incertidumbre que arroja la

indeterminación de un universo

contingente que en tiempos pasados

resolvía la uniforme sacralidad

religiosa. La inseguridad, el miedo, la

incertidumbre vital que

tradicionalmente paliaban las

sociedades tradicionales mediante la

sacralización de lo irresoluble, han de

ser ahora resueltas desde el propio

entendimiento, desde una elaboración

personal, y hasta donde es posible

racionalizada, de la identidad abocada

LA ACADEMIA

63

a la autoexploración del yo, al

desarrollo de la autoconciencia. La

razón se ha impuesto a la fe pero no

ha eclipsado el misterio.

Bajo tal incertidumbre no es de

extrañar la generalizada demanda de

conocimientos científicos y no

científicos, filosofías alternativas,

publicaciones de autoayuda, mancias,

astrología, esoterismos, etc., incluso de

espacios de convivencia sectarios que

medien su elaboración y sosieguen

gregariamente su incertidumbre. Tal es

el paisaje de esta sacralidad

contingente, por otra parte, no exenta

de patológicos “asaltos a la

racionalidad” y de nefastos

oportunismos.

Todo este proceso cobra sentido en el

contexto de la profunda revolución

cultural que está teniendo lugar en el

marco de nuestras sociedades

modernas producto del vertiginoso

desarrollo tecnológico y del

conocimiento.

Un nuevo modo de sociabilidad

humana.

La práctica totalidad de los analistas

sociales coincidirían hoy en afirmar

que nuestra sociedad, como el resto de

las sociedades avanzadas de nuestro

entorno, se encuentra inmersa en un

acelerado proceso de transformación

social, político, económico y cultural,

único en la historia, caracterizado por

la deconstrucción de las macro-

configuraciones globales formales de

sentido de la modernidad, la

fracturación del orden moral ortodoxo

en una heterogeneidad de éticas

individuales fluidas y cambiantes21

, y

tal vez, consecuencia directa de ello, la

emergencia de un orden diverso y

heterogéneo de estructuras de

conciencia autoorganizativas de

sentido individual, grupal e

institucional, que coexisten en un

modelo de sociedades, denominadas

por algunos “sociedades complejas” o

“sociedades de riesgo”, precisamente

por la dificultad que entraña articular

ese conjunto de “fuerzas sociales” – no

siempre visibles – que operan la

integración – funcional, moral y

simbólica – de estas sociedades

posmodernas.

La idea de encontrarnos en el contexto

occidental ante unas sociedades

profundamente antrópicas de cuyo

seno parece estar emergiendo una

nueva cultura no es en absoluto

reciente. La que ha dado en llamarse la

“era de la información”, generada a

partir de una acelerada revolución

tecnológica, informática y de las

21 Una revitalización de la moral, ahora

sincrética, fragmentaria y adaptativa que pone al

individuo frente a sí mismo apoyado sobre el

terreno fronterizo de las sabidurías científicas,

filosóficas, religiosas, exotéricas, etc

EL MIRADOR

64

telecomunicaciones, ha provocado

también una aceleración sin

precedentes del cambio social y

cultural de las sociedades y la

emergencia de un nuevo modo de

sociabilidad humana.

Tan inmensa aceleración ha

cuestionado la validez, hasta ahora

exclusiva, del modelo de socialización

lineal generacional del pasado,

adaptado a un entorno cultural

concreto, para asumir hoy,

particularmente entre las generaciones

más jóvenes, modelos de aprendizaje

enormemente ampliados y complejos,

más acordes con la actual

globalización, en un entorno cultural,

no ya sincrético sino, sobretodo,

dinámico e inestable en la

configuración de sus parámetros

creenciales – y valorativos – debidos

al mestizaje que provoca la ruptura de

fronteras comunicacionales y el

intercambio cultural22

.

22 El tránsito desde unas sociedades cerradas

tradicionales en las que el resultado del orden

moral y social – coincidentes – era la suma de

los diferentes órdenes morales, individuales, a

otras “abiertas” postradicionales, en las que la

sociedad emerge como un modelo sistémico

autoorganizado de orden social y moral –

incoincidente – impredecible a partir de la

interacción de una diversidad de sub-sistemas

éticos regidos por leyes diferentes, ha supuesto

un giro copernicano en la reproducción

generacional de las culturas.

Ha emergido por así decirlo, un nuevo

modo de socialización multicultural

cuya regla reproductiva es la ausencia

de reglas y en la que la información y

el conocimiento promueven de

continuo la innovación y la muta

cultural, quebrantando la reproducción

lineal de las sociedades y las formas

hasta ahora conocidas de recambio

generacional.

Esta especia de multisocialización,

provocada por la simultaneidad de

múltiples racionalidades igualmente

legítimas y legitimantes, ha menguado,

de un modo ostensible, la credibilidad

de los referentes valorativos

tradicionales y ha traido consigo una

importante relativización de las ideas y

de las creencias axiológicas

socialmente compartidas. Valores y

creencias hasta entonces

incuestionados, son ahora

incesantemente contrastados con otras

realidades, con “otros mundos”, otros

modos de entendimiento, pese a su

diferencia, igualmente plausibles. Bajo

esta situación, el sujeto puede verse

ahora como un producto cultural de su

historia y de los valores, creencias y

modos de organización que comparte

con su entorno.

Esto significa que las culturas, que

tradicionalmente trazaban mapas

cognitivos a través de macrouniversos

simbólicos de significado, integrando

valores y normas de conducta en un

núcleo protéico de creencias

LA ACADEMIA

65

compartido, que generaban seguridad

y confianza en la pervivencia de la

tradición a través de la reproducción

lineal hereditaria de un conjunto de

conocimientos “absolutos”, geográfica

y temporalmente asentados en el

devenir histórico de cada hombre y de

cada sociedad, ya no pueden por más

que sustentar tal situación en aras de la

emergencia de una incomensurabilidad

creciente de sentidos y concepciones

del mundo igualmente legítimas y

legitimantes que conviven ahora en el

inconsciente individual y colectivo

creando las bases de un firme

relativismo cultural.

El hombre de hoy, progresivamente

emancipado de las grandes

macroconfiguraciones ideológicas y de

sentido de la tradición, relativiza ya no

sólo la vigencia y firmeza de creencias

procedentes de distintas culturas y de

la suya propia sino, lo que es más

importante, el propio concepto que de

sí mismo tiene y de las sociedades que

habita, de las creencias que profesa, de

las instituciones que las sostienen, de

los agentes de socialización que las

imparten y, en definitiva, de las

culturas que las orientan y canalizan.

Puede así poner en cuestión no ya

únicamente la universalidad y

atemporalidad de las creencias que

profesa, sino – lo que es más

importante – la relativa validez de los

modos de creer que conoce en virtud

de la evidente diversidad de

singularidades, modos de percibir, de

sentir y de relacionarse con “lo otro”

que presentan las culturas.

Tal relativismo aboca a la ineludible

necesidad de aceptar las creencias y

los modos de creer como productos

histórico-culturales inacabados e

inacabables, en permanente

cogeneración recíproca del sujeto con

su cultura pues, al fin y al cabo, como

cualquier otro constructor cognitivo,

las creencias, como las sacralizaciones

y sus representaciones religiosas, no

son sino productos humanos sujetos a

cambio, y por tanto, a las leyes de

estructura y cambio que rigen todos

los órdenes de la naturaleza. Resulta

inaudito pensar que las creencias no

puedan reformularse social e

individualmente a lo largo del

desarrollo histórico de las sociedades o

del trayecto psicológico vital de un

sujeto y, menos aún, que no puedan

expresarse secuencialmente mediante

diferentes estilos creenciales – incluso

participar de varios a un tiempo –

pues, el hombre moderno, como las

sociedades está inexorablemente

sujeto a permanentes procesos

adaptativos susceptibles de hacer

emerger nuevas racionalidades. No

existen pues creencias perennes sino

creencias en permanente mutación o

reconfiguración tras el paso por

temporales umbrales de estabilidad.

EL MIRADOR

66

Creencias procedentes de diferentes

modos de socialización, susceptibles

de crear, en su entrecruzamiento, un

entramado de estilos creenciales

dispares, igualmente legítimos y

legitimantes, susceptible de configurar

un nuevo género creencial.

Construcción individual de las

creencias.

Las consecuencias subjetivas

de tal contingencia son profundas

porque ahora el “sentido” ha dejado de

estar fuera para ser producido desde el

propio sujeto. Se “educe” en mayor

parte que se “induce”. Atravesado por

una enormidad de información y

posibilidades, ha de volverse hacia sí

mismo para seleccionar y jerarquizar

desde su personal autonomía, sin

criterios ni apoyos de racionalidades

externas absolutas, no “la” sino “su”

mejor constructor personal; su

creencia en un océano de creencias, su

sentido en un océano de sentidos, y lo

que es sin duda más importante, todos

ellos social e individualmente válidos

y plausibles. El creyente actual está

inexorablemente abocado a construir,

jerarquizar y seleccionar por sí mismo,

desde su personal racionalidad y

vivencia, desde su propio modo de

sentir y percibir el mundo, la

arquitectura de su sentido personal y

colectivo23

.

Efectivamente, expresión de

la más radical tendencia

subjetivizadora que, como dice

Tourane, recorre el fin de siglo24

, el

sujeto ha de constituirse en constructor

de sus propias creencias desde un

nuevo estilo personalizado, relativista,

sincrético, pragmático, esperiencial y

emotivo. Personalizado porque, en

virtud de su diferente capacidad

adaptativa, debe informar y organizar,

de manera individual, sus propias

creencias. Relativista porque, a

excepción de posiciones realmente

conservadoras, en virtud de su

multisocialización, siente ahora las

creencias como constructos apegados a

racionalidades diversas, carentes de

validez universal, cuyos fundamentos

pueden ser contrastados. Sincrético

23 No se trata ya de una “racionalidad funcional”

en términos habermasianos, exclusivamente

asentada en el logro de intereses concretos, sino

de una autoexploración continuada del yo en

relación con la particular capacidad adaptativa al

contexto sociocultural en el que se desenvuelven

las creencias. 24 Este proceso de “secularización subjetiva” no

está exento de grandes dificultades al plantear la

necesidad de afrontar individualmente el

desarrollo de sus propias creencias ante una

situación de competencia con otras instancias,

sin el respaldo de una tradición de la que valerse

para paliar su desorientación religiosa.

LA ACADEMIA

67

porque, en virtud de tal relativismo,

puede llevar a cabo mestizos

constructos creenciales, de validez

limitada, a partir de diferentes

conocimientos procedentes de

diferentes culturas y fuentes

científicas, filosóficas o doctrinales

para dotar de sentido sus creencias25

.

Pragmático porque sus inquietudes

creenciales no están dirigidas ya a

lograr la salvación en un más allá

transhistórico ni al logro de una

construcción de sentido de validez

universal sino la racionalización

inmediata y directa de lo inefable,

reduciendo así la contingencia y la

inseguridad, o a la mejora de aspectos

concretos de la vida personal y social.

Experiencial porque su constructor se

asienta sobre lo inmediatamente vivido

25 G. Durand insiste que uno de los principales

rasgos de la religiosidad moderna es la

emergencia del paradigma Hermes – Thot, como

agotamiento del modelo de racionalidad

instrumental. En ella conviven desde aspectos

procedentes de la nueva ciencia hasta las más

viejas tradiciones herméticas o ascentrales. Un

cúmulo creencial globalizante, una cosmovisión

que integra holisticamente lo humano con lo

divino, lo sagrado y lo profano, en una única

realidad inmanente unificadora, global y

eternopresente, superando con ello barreras

culturales, creenciales, comportamentales o de

específicos conocimientos religiosos o

científicos.

y experimentado. Su propio modo de

sentir y percibir el mundo. Emotivo

porque, debido a tal necesidad de una

experiencia sentida del mundo, la

racionalidad pierde fuerza en aras de la

“lógica de sentimiento”, “la lógica del

corazón”. Al fin y al cabo, como decía

Durkheim, la emoción es la

experiencia fundamental de la religión

y está siempre en el origen de las

representaciones colectivas. Es más,

como afirmaba Rudolf Otto, la

emoción está siempre en la raíz de la

sociabilidad humana.

Atrás quedan los restos de un

sólido y absoluto “orden moral” que

reducía la contingencia en aras de un

único sistema axiológico de valores y

creencias socialmente compartido a

través de la tradición y el aprendizaje.

La muta moral: entre lo religioso y

lo laico.

Efectivamente, la

consecuencia ineludible de este talante

genuino y directo que ha afectado al

sentido mismo de lo sagrado y

religioso, no puede ser otra que la

mutación del hegemónico sentido

moral de las sociedades a partir de su

diversificación en un complejo cúmulo

de éticas individuales “inmorales y

disidentes” y de los valores que las

sustentan. Un nuevo orden moral que

se autogenera ahora desde una

diversidad ética sumamente

heterodoxa del cual, paradójicamente,

EL MIRADOR

68

pese a su aparente desorden, es

susceptible de emerger un nuevo orden

construido ahora sobre lo cotidiano

(Malinowski). Un orden moral

contingente construido no ya a partir

de axiológicos valores aprendidos,

transmitidos, heredados … (Grotio,

Descartes), sino de valores

autoproducidos, “Impulsos éticos”

(Aranguren), “valores morales

individuales” (Max Scheller) que,

como si de detractores se tratara,

emergen ahora de la cotidianeidad a

partir de la practica diferenciada para

cada circunstancia de una moralidad

acorde con un orden interno de

consciencia. Sea como fuere, el nuevo

orden moral es ahora el producto

permanentemente inacabado de tal

contingencia ética y valorativa (R.

Rorty).

Pareciera incluso que, debido

a tal cotidianeidad, la histórica

diferencia entre lo ético civil o laico y

lo religioso, tendiera a atenuarse en

virtud de una redefinida moral

contingente, relativista, y solidaria que

al descabalgarse ahora de sus

absolutos religiosos y aproximarse a lo

cotidiano e inmediato, permitiera la

confluencia de ambas en buen número

de comportamientos, valores e incluso

creencias, pese a su esencial diferencia

conceptual.

Parece lógico que, en este

contexto de inestabilidad, tienda a

pensarse que los valores “auténticos”

se han perdido, que ya no existe ética,

que nuestra sociedad carece de

valores. Pues bien, nunca nuestra

sociedad ha sido más libre para

expresar su verdadero estatus moral,

ahora que los individuos, para bien o

para mal, son libres de abrazar sus

propios “dioses o demonios”. Valores

relativos, emanados de creencias

sincréticas y actitudes relativistas, pero

sinceras y directas, emotivas y

auténticas han abonado la emergencia,

no ya de valores nuevos – que no se

descartan – sino, paradójicamente, de

“viejos valores” fuertemente asentados

en la tradición pero expresados ahora

bajo nuevos sentidos y

conceptualizaciones.

Efectivamente el transito

desde una sociedad basada en la

reproducción cultural a otra basada en

la espontaneidad creativa del sujeto, ha

producido la implosión de un universo

de valores extraordinariamente

dinámico y autogenerativo, para los

que las denominaciones clásicas de

solidaridad, tolerancia, igualdad,

libertad, etc, ya no son representativas.

Hay que reformularlos en términos

conceptualmente libres del pasado,

porque no se cuestiona ahora la

libertad, la tolerancia, el ser o no

creyente, agnóstico o demócrata, sino

el modo de ser creyente, tolerante,

agnóstico o demócrata.

Nuevas identidades y estilos

creenciales.

LA ACADEMIA

69

El resultado de tal diversidad creencial

y valorativo es la configuración de un

mosaico de estilos creenciales

autoconstruidos, de modos de estar en

el mundo, aparentemente

contradictorio y sin sentido

predefinido. Un género creencial que

se produce a sí mismo desde la

diferenciación, la diversidad, desde la

permanente interacción entre un

cúmulo de éticas dispares en

permanente mutación y que, pese a su

aparente informalidad y desorden,

resulta en su conjunto susceptible de

autoorganizarse en un sistema de

creencias en equilibrio complejo,

diverso y, dese luego, no jerarquizado.

Es como si, consecuentemente con

esta naturaleza de constructo reflexivo,

esta intracomunicación creencial

autoprodujese microespacios

creenciales fugaces y distintos, - por lo

común asociaciones espontáneas

informales – dirijidas a vivir activa y

directamente la experiencia con lo

inmediato en base a la intensa

interdependencia comunicacional

afectiva e informacional que permiten

y que es precisamente la energía

constitutiva de este nuevo género

complejo creencial.

Si bien, la emergencia de este nuevo

mapa de creencias debería presuponer,

a nivel teórico, al radical distinción

entre aquellos que disponen de un

código universal, una racionalidad

universal, una moral legitimada y

legitimante para todos sus miembros, y

todos aquellos que promueven la

simultaneidad de un cúmulo complejo

de éticas creenciales, de

racionalidades, paradójicas y

dispersas, a nivel de hecho, la

situación, dista mucho de aparecer

socialmente diferenciada y los sujetos,

inmersos todos sin excepción en una

coyuntura de profunda mudanza

cultural plagada de paradójicas

intenciones y líneas de fuerza, y ante

la necesidad de transitar por estilos

creenciales diversos sin prevalecerse

ya los entornos o rígidos dogmas

institucionalmente establecidos. Una

diversidad de posibilidades adaptativas

en función del entorno y de la

configuración del sujeto.

Efectivamente, independientemente de

un número de creyentes acríticamente

aferrados a la tradición religiosa, esta

actitud autónoma creativa, nómada,

flexible, abierta a la contingencia que

transversaliza el nuevo género

creencial, ha dado lugar, además, a

una diversidad de respuestas

adaptativas condicionadas todas al

mayor o menor grado de capacidad

creativa o autonomía de que dispone el

sujeto para construir las propias

creencias o, si se quiere a la inversa, el

mayor o menor grado de necesidad

subjetiva de apoyarse o depender de

algún tipo de estructura de sentido o

EL MIRADOR

70

de creencias con las que paliar su

incertidumbre.

Lejos, pues, de quedar pasivamente

sumidos en el desencanto de una

sociedad en crisis y sin sentido como

afirman algunos, estaríamos ante un

momento histórico caracterizado por la

mudanza, trasiego y, en definitiva, la

dislocación del viejo orden creencial,

en aras de regeneración de un nuevo

universo de sentido mucho más

diverso, genuino y auténtico,

construido ahora desde abajo a partir

de la liberación de múltiples,

heterodoxas y paradójicas éticas

individuales, cuya interacción

reflexiva, basada en la expresiva

sinceridad de lo cotidiano, estaría

dando lugar a un modelo de sociedad

en plena metamorfosis de su sentido

tradicional. Un nuevo sentido que ya

no se hereda bajo moralidades e

ideologías de turno histórico, sino que

se autoproduce a partir de la auto-

organización generada por la libre

interacción moral y valorativa de un

cúmulo de legítimas racionalidades,

crecientemente diferenciadas.

Racionalidades y creencias muy

diversas que, bajo nuevas formas

sociales de estructuración de sentido,

vienen emergiendo de nuestras

sociedades complejas, y en cuya

cúspide, si bien, convenimos con la

mayoría de los expertos, predomina

aún el arquetipo moral religioso

ortodoxo, deben contemplarse también

la emergencia de otras estructuras de

sentido latentes, hasta el momento no

analizadas desde una óptica laica y

cuyo desvelamiento resulta necesario

en el entendimiento de las nuevas

formas de sociabilidad emergentes de

cara a informar con rigor científico las

actuaciones de quienes tienen en sus

manos la responsabilidad – político,

social o religiosa – de contribuir a la

integración funcional, moral y

simbólica de nuestras sociedades.

Re-politización de la experiencia

espiritual en los países occidentales.

El crecimiento de la fuerza

pública de la religión en los últimos

decenios ha llamado la atención de

sociólogos, antropólogos y politólogos

(Casanova: 200026

; Gauchet: 200327

;

Habermas: 200628

; Kepel: 200529

). En

bastantes países, las convicciones

religiosas se articulan como demandas

políticas, de mismo modo que

tradicionalmente se han organizado los

intereses de clase o las

reivindicaciones corporativas. El poder

y la influencia de las identidades

26 CASANOVA, J.(2000), Religiones públicas

en el mundo moderno, Madrid, PPC. 27 GAUCHET, M.. (2003 b), Religión en la

democracia. El camino del laicismo, Barcelona,

El cobre. 28 HABERMAS, J. (2006), Entre naturalismo y

religión, Barcelona, Paidós 29 KEPEL, G (2005), La revancha de Dios,

Madrid, Alianza.

LA ACADEMIA

71

religiosas es cada vez mayor (Castells:

200330

).

También nos encontramos

ante una reorganización de las

asociaciones laicistas que presionan

para que sus reivindicaciones sean

tenidas en cuenta por el Estado. La

consolidación de estos dos polos

sociales aumenta la complejidad de

nuestras sociedades y las posibilidades

de conflicto sociocultural. Es

necesario reflexionar sobre los

problemas de fondo que plantea esta

situación.

Para analizar este proceso,

hemos de partir del hecho de que la

religión es una de las más primigenias

construcciones sociales de la

humanidad. Desde un punto de vista

sociológico, surge como una

producción humana para crear un

cosmos y un nomos superador del caos

y la anomia, es decir, a través de la

religión los seres humanos han

construido una visión de la realidad y

un sistema de normas morales.

La sacralización de la

cosmovisión y de la moral crea un

orden de sentido y unos lazos

comunitarios y engendra cohesión

unánime, respeto absoluto, veneración,

piedad y culto. Los órdenes sociales

30 CASTELLS, m. (2003), La era de la

Información. El poder de la identidad, Madrid,

alianza.

sacralizados otorgan una fortísima

identidad personal y colectiva.

Durkheim afirma que históricamente

la religión es la fuente del derecho, de

la moral y de la política y ella

constituye la infraestructura de la vida

colectiva.

Desde esta perspectiva, no es

de extrañar que los imaginarios

colectivos sobre Dios hayan influido

en la configuración de órdenes

sociales y en la generación de

conflictos políticos en todas las

sociedades y civilizaciones. No se

puede hacer una historia y una

fenomenología de la política sin tener

en cuenta la religión, tanto en el

pasado como en el presente (Debray:

2002 y 200331

; Elorza: 199632

;

Gauchet: 200533

; Sabine: 197834

;

Sotelo: 199535

).

31 DEBRAY, R. (2002), Dieu, un itineraire,

París, Odile Jacob.

(2003), La Feu sacré,

fonctions du religieux, París, Fayard 32 ELORZA, A. (1996), “De la teocracia a la

religión política”, Política y Sociedad 22. 33 GAUCHET, M. (2005), El desencatamiento

del mundo. Una historia política de la religión,

Madrid, Trotta. 34 SABINE, G. (1978), Historia de la Teoría

política, México, FCE. 35 SOTELO, I. Y otros (1995), “Política laica y

cristianismo político”, Iglesia Viva, Revista de

Pensamiento Cristiano, 178 – 179.

EL MIRADOR

72

Por las razones anteriormente

indicadas, el lento y doloroso avance

de la democracia en la historia de la

humanidad ha tenido casi siempre un

componente de enfrentamiento con los

órdenes sociales sacralizados por la

religión.

La democracia implica el

paso de la sacralización de la vida

social desde una única cosmovisión y

normatividad moral a la inevitable

desacralización de ésta por el

surgimiento y protección jurídica de

diversas cosmovisiones, ideologías y

sistemas de valores. Según aumenta la

complejidad social, se requieren

nuevas formas de organización de la

vida colectiva. En este proceso las

instituciones religiosas van siendo

desplazadas de centro de la vida

pública por el Estado y otras

instituciones sociales y culturales que

reivindican el pluralismo.

Todas las religiones

experimentan un impacto erosionante

y secularizador cuando en una

sociedad se introduce la democracia.

Este orden político se basa en el

pluralismo e instaura la diferenciación

de instituciones, lo cual genera,

además de ese desplazamiento del

mundo religioso del centro de la vida

pública, una cierta privatización e

invisibilización de la religión, más o

menos intensa según sean las

circunstancias histórica de cada país

(Furseth: 200336

; Knoblauch: 200337

).

Sin embargo, en los tres últimos

decenios estamos asistiendo a un

interesante proceso socioantropológico

de resistencia de las instituciones

religiosas a este desplazamiento y la

adopción de estrategias para recuperar

centralidad social, cultural y política

(Kepel: 1995, 200538

).

En este contexto, cobra

actualidad la obra de Max Weber

sobre la sociología comparada de las

religiones. A través de ella, este autor

nos muestra que la instauración de

determinados modelos económicos,

culturales y políticos tienen diversas

posibilidades de desarrollo según el

tipo de religión imperante y,

precisamente por ello, al orden político

no le resulta indiferente una forma u

otra de configuración de la religión.

Por esta razón y por la lógica interna

de la democracia como expresión y

sostén del pluralismo, tuvo que surgir

el laicismo de Estado como garantía de

36 FURSETH, i. (2003), “Secularization and the

Role of religión in State Institutions”, Social

Compass, 50 (2). 37 KNOBLAUCH, H. (2003), La religión

invisible en Europe, Social Compass, 50 / 3. 38 KEPEL, G. (1995), Las políticas de Dios,

Barcelona, Anaya&Mucnik.

(2005), La revancha de Dios,

Madrid, Alianza.

LA ACADEMIA

73

la convivencia en paz de los diferentes

y por ello la democracia necesita ser

laica para poder reproducirse.

El choque entre laicismo y la

religión pública atraviesa la historia de

la construcción de las democracias de

Occidente y en cada país se ha resuelto

de diversas formas dependiendo de la

configuraciones del Estado, las

instituciones eclesiales y la

religiosidad nacional. Por lo general

cuanto mayor ha sido el absolutismo,

el confesionalismo y la dependencia

histórica de las Iglesias del estado,

más fuerte ha sido el conflicto entre

estas instituciones y más radical ha

sido el laicismo estatal.

En Europa y en Estados

Unidos nos hallamos por un lado, ante

fundamentalismos religioso y

laicismos excluyentes y, por otro, ante

religiones públicas autorreguladas

desde la democracia y laicismos

inclusivos que defienden la

participación activa de éstas en la

configuración de la política, la

economía y la cultura.

A modo de conclusión.

Modernización y contra-

modernización espiritual – religiosa:

impactos en la cohesión social.

Las tensiones entre contra-

modernización y modernización

religiosa y las luchas por la hegemonía

entre las diversas tendencias que

pugnan dentro de las confesiones

religiosas para orientar su modelo de

presencia pública inciden en el

desarrollo de la democracia laica.

Tanto en Estados Unidos

como en Europa, las jerarquías de las

Iglesias están intentando reconfigurar

a estas instituciones como actores

políticos desde una determinada

concepción de las relaciones entre

moral y las leyes del Estado. El

impacto político de la actuación de las

Iglesias y confesiones religiosas en

casi todos los países del mundo es una

constante histórica que no sólo se ha

detenido, sino que avanza en nuestros

días.

Las diversas orientaciones de

las Iglesias tienen incidencias muy

diversas en la vida pública de nuestras

sociedades. En los últimos tiempos el

neoconservadurismo ha logrado

implantar su hegemonía en las cúpulas

dirigentes de confesiones religiosas e

instituciones políticas de bastantes

países.

Desde mediados de la década de los

setenta, las principales religiones están

experimentando un proceso de

reconfiguración que se mueve en la

línea modernización –

contramodernización. Dentro de ellas,

pugnan movimientos plurales y

antagónicos y la hegemonía final de

unos y otros va a influir decisivamente

en el tipo de civilización planetaria

que terminará consolidándose en los

EL MIRADOR

74

próximos decenios. Desde esta

perspectiva es preciso analizar las

respuestas religiosas a las principales

crisis culturales y políticas.

Vivimos en un tiempo agónico, en el

que o viejo muere y lo nuevo no

termina de nacer. La configuración del

nuevo sistema – mundo depende de las

formas de resolver las principales

crisis sociales y culturales.

Necesitamos explorar la

infraestructura cultural de éstas y para

ello es muy útil el análisis de la

religión. Si algo unifica y divide el

mundo es la religación religiosa. Nada

menos que el 83 % de la población

mundial profesa una religión.

Nos encontramos, en primer lugar,

ante una crisis de sentido y una crisis

de identidad que se manifiestan a

través de la destrucción de las formas

de vida tradicionales, la

americanización de la cultura de masas

y el deterioro medioambiental

provocado por el mal desarrollo

capitalista. La mayoría de las

instituciones religiosas consideran que

estas crisis son fruto de un proceso de

modernización que ha generado

permisivismo, relativismo y nihilismo,

rompiendo las comunidades de

tradición y memoria.

Desde otras posiciones religiosas, la

salida de la crisis de sentido se conecta

con la construcción de una cultura

postmaterialista, al búsqueda de una

nueva espiritualidad y la práctica de

una piedad cósmica para la regulación

ecológica de la producción y del

comportamiento humano. Es

significativo que investigadores del

Worldwatch Institute, uno de los

principales centro científicos sobre

medio ambiente, destaquen la

relevancia del ecobudismo, del

ecocristianismo y del ecohinduismo

para la acción ecologista.

Frente a las crisis de identidad, os

modernizadores propugnan el diálogo

interreligioso como piedra angular de

una alianza de civilizaciones y como el

antídoto más eficaz contra los

fundamentalismos. Especialmente en

el Islam es donde se producen mayores

tensiones entre fundamentalistas,

teólogos islámicos de la liberación y

defensores de una modernización de la

religiosidad islámica en diálogo con la

cultura laica y democrática.

La crisis de la política tiene

expresiones múltiples: persistencia de

dictaduras; baja implicación ciudadana

en la construcción de una democracia

de alta intensidad; poderes económicos

que se imponen a parlamentos y

gobiernos; teocracias, y

neointegrismos que impiden la

construcción de un Estado laico

garante del pluralismo religioso y

moral. En los últimos decenios, las

religiones institucionales interpretan la

crisis política desde la tensión entre

legislación y orden moral “natural”

codificado por ellas. Intentan que las

LA ACADEMIA

75

convicciones religiosas determinen el

derecho público, y por ello, combaten

el laicismo.

Otros actores religiosos intervienen en

la salida de esta crisis des otros

parámetros. Para ellos, el pragmatismo

a corto plazo sólo puede ser superado

desde visiones metapolíticas sobre

modelos de sociedad, los cuales se

fraguan en las cosmovisiones

religiosas, filosóficas y morales. En

esta línea, están elaborando una nueva

fundamentación de la economía desde

la deslegitimación religiosa del

capitalismo. Las nuevas formas de

hacer política de los movimientos

altermundistas están muy marcadas

por una simbiosis entre religiosidad y

compromiso, una especie de

republicanismo religioso generador de

virtudes y de acciones políticas. Es

muy significativo que uno de los ejes

principales del laboratorio político que

es el Foro Social Mundial de Porto

alegre esté dedicado a “Ética,

cosmovisiones, espiritualidades” y que

el 68,5 % de sus participantes se

autodefinan como personas religiosas,

lo cual muestra el potencial de las

religiones de liberación en la lucha por

una globalización alternativa

(Hernández: 20063940

; Sousa Santos:

2003, 2005).

39 HERNÁNDEZ, A. (2006), “Éticas,

cosmovisiones y espiritualidades: resistencia y

Dada la gran influencia de las

religiones en los cinco contienentes, la

configuración futura del sentido, la

identidad y la política a escala mundial

depende en gran medida del triunfo del

proceso de contramodernización o de

la conquista de la hegemonía por los

productores de modernización

religiosa, logrando la recreación de

tradiciones espirituales milenarias

dentro de culturas laicas. Para ello, es

imprescindible que las instituciones

religiosas acepten la diferenciación

entre el orden político y el orden

religioso y no confundan el pluralismo

moral con el nihilismo relativista. A la

vez, es necesario construir una nueva

laicidad, en la que las religiones

puedan desarrollar un rol público

emancipatorio. El futuro de la

democracia laica en todo el mundo

depende en gran medida del triunfo o

el fracaso de la modernización

religiosa.

En este primer decenio del

siglo XXI tenemos que pensar si es

posible configurar un modelo de

desafíos para un mundo nuevo”, en Sauquet y

otros, Cien proposiciones del Foro Social

Mundial, Porto alegre 2005, Madrid Popular. 40 SOUSA SANTOS, B. (2003), Democracia y

participación, Barcelona, El Viejo Topo.

(2005), Foro

Social Mundial, Manual de Uso, Barcelona,

Icaria.

EL MIRADOR

76

laicismo y una forma de religión

pública que puedan tener afinidades

electivas o, al menos, un mínimo de

complementariedad. El tema del rol de

la religión en la vida pública ha sido

abordado, entre otros, por Jürgen

Habermas. Este autor afirma que es

necesario que se mantenga el

pluralismo de las sociedades

democráticas y que éste sea

compatible con la cooperación entre

instituciones, la cohesión social y la

amistad cívica entre personas que

mantienen posiciones diversas en los

ámbitos políticos, morales o

religiosos.

Habermas parte de un hecho

sociológico ampliamente constatado:

desde hace tres decenios nos

encontramos con una

“desprivatización” de lo religioso y la

existencia de “religiones públicas”. Él

afirma que las tradiciones de

creencias religiosas y las comunidades

de creencias religiosas han adquirido

una significación política nueva e

inesperada (Habermas: 2006, 12141

).

Intentar privatizarlas desde el Estado

no tiene ningún sentido, ni es legítimo

en un Estado democrático liberal. Por

otro lado, ignorar desde un prejuicio

antirreligioso este hecho y actuar

41 HABERMAS, J. (2006), Entre naturalismo y

religión, Barcelona, Paidós.

como si no existiera constituye una

irresponsabilidad.

Ante esta realidad, es

necesario plantear un debate público

sobre cuáles son las condiciones para

la intervención de las religiones y las

comunidades religiosas en la esfera

pública con el fin de preservar la

laicidad del Estado, mantener el

pluralismo y hacer posible el

desarrollo de la libertad religiosa

positiva (despliegue de la religión en

la esfera pública) y de la libertad

religiosa negativa (derecho de los no

creyentes a no ser invadidos y

dominados por las religiones y sus

instituciones).

Algunos autores muestran la

influencia positiva de la religión y de

las creencias religiosas no privatizadas

en el desarrollo de los movimientos

sociales, las luchas por los derechos

humanos y la radicalización de la

democracia; incluso existe una

inspiración religiosa en la génesis de

algunas organizaciones socialistas. Las

iglesias en diversos países de todo el

mundo reaniman la democracia con

sus intervenciones públicas.

Habermas destaca el

potencial del discurso religioso que

transmite contenidos bíblicos y piensa

que éste debe ser traducido al lenguaje

de las razones públicas. Él rechaza las

tesis de algunos autores que,

inspirándose en Rawls, intentan ir más

allá que éste y afirman que en los

LA ACADEMIA

77

debates públicos de una democracia

sólo caben razones y argumentaos

seculares y, por lo tanto, en ellos no se

puede intervenir con una razón

religiosa que no es compartida

universalmente por la ciudadanía.

Habermas comparte con Rawls la idea

de que en los debates públicos no hay

que poner como condición ofrecer

argumentos racionales, pues bastan

con que sean razonables.

Frente al planteamiento

propio de un laicismo privatizador y

excluyente de la religión afirma que el

Estado debe exigir a los ciudadanos

religiosos respeto a la neutralidad del

mismo. Puede pedirles que traduzcan,

si es posible, a un lenguaje

universalmente entendible sus

propuestas con el fin de incorporarlas

a un consenso entrecruzado con las

formuladas por otros actores sociales

que intervienen en los debates

públicos. Pero lo que no puede hacer

es plantearles la exigencia de

desdoblar su identidad en

componentes públicos y privados tan

pronto como participan en discusiones

públicas. Estaría en su mano el poder

expresar y justificar sus convicciones

en un lenguaje religioso cuando no

encuentran traducciones seculares

para ellas (Habermas: 2006, 138).

Este autor tiene una

concepción muy amplia de la esfera

pública, y por ello, está interesado en

que todas las voces que son capaces de

emitir mensajes puedan expresarse

razonablemente, es decir, sin pretender

imponer una verdad o una moral al

resto de la población, con el fin de

poder crear cooperativamente una

razón pública polifónica que articule el

máximo de voces posibles. Para ello

no es condición imprescindible tener

que amputar la propia identidad. Lo

que se necesita es un esfuerzo para

aprender la “lengua” del otro y para

traducirle su propia “lengua”. Esta

concepción sinfónica de la esfera

pública es la que está en la raíz de la

propuesta de Habermas favorable a la

participación pública de las

organizaciones religiosas en los

debates sociales, culturales, morales y

políticos sobre la configuración de la

sociedad, las leyes y las políticas

públicas.

Este autor, aunque legitima

claramente el derecho a la

intervención pública de las

instituciones, comunidades y

ciudadanos religiosos en los debates

públicos con su “lengua” específica,

insiste mucho e solicitarles el esfuerzo

de traducción de la misma a una

“lengua universal”, pues de ello

depende en gran medida que el

contenido de las voces religiosas

encuentre acceso a las agendas y

negociaciones dentro de las

instituciones estatales y cuente en el

EL MIRADOR

78

más amplio proceso político

(Habermas: 2006, 140).

El ámbito de intervención de

las organizaciones religiosas y de otras

asociaciones de la sociedad civil en las

deliberaciones y os debates públicos

que tienen implicaciones políticas ha

de ser siempre preparlamentario, pues

dentro de las instituciones políticas del

Estado no caben argumentaciones y

ustificaciones de doctrinas religiosas y

morales ligadas a teologías, filosofías

o ideologías agnósticas o ateas. En

este sentido afirma con claridad que la

admisión de justificaciones religiosas

dentro del proceso legislativo vulnera

el principio de separación entre la

Iglesia y el estado (Habermas: 2006,

131).

Esta afirmación me parece

muy interesante y está relacionada con

su concepción de las relaciones Iglesia

– Estado. Él apoya claramente la

separación e independencia de ambas

instituciones. Sin embargo se opone a

una comprensión secularista de la

democracia y del Estado de derecho y

a lo que denomina una interpretación

exclusivamente estrecha del principio

de separación entre la Iglesia y el

Estado, según la cual la neutralidad e

imparcialidad del Estado debería llevar

a que éste ignorara y no tuviera en

cuenta os planteamientos de

instituciones, asociaciones o

ciudadanos religiosos en los debates

públicos (Habermas 2006: 131).

Me identifico con esta doble

posición de Habermas, pues creo que

es la que mejor contribuye a articular

con cierta armonía tres principios: el

de laicidad del estado y de la sociedad;

el de autonomía del proceso legislativo

cuando éste se inicia en sede

parlamentaria, y el del derecho de las

organizaciones religiosas a intervenir

en la esfera pública de la vida

sociopolítica y a solicitar que sus

propuestas sean escuchadas y tenidas

en cuenta, siempre, claro está, que

respeten las condiciones establecidas

por este autor.

Más allá de las relaciones

entre el poder del Estado y el poder de

las instituciones religiosas, existe otro

ámbito interesante para el análisis de

las relaciones entre la religión y la

esfera pública de las sociedades

democráticas. Me refiero a su

potencialidad para incidir en lo que

podríamos denominar fuentes

prepolíticas de solidaridad ciudadana.

Desgraciadamente los

partidos políticos y el Estado no

siempre son capaces de generar

dispositivos internos para la acción.

Por eso son tan importantes

determinadas religiones, filosofías,

ideologías y éticas en la creación de

ciudadanía. En este sentido, Habermas

afirma que al exigir a sus ciudadanos

un comportamiento cooperativo que

rebase los límites que superan las

distintas cosmovisiones, el Estado

LA ACADEMIA

79

liberal debe presuponer que las

actitudes cognitivas que hay que exigir

a la parte religiosa y a la parte laica

ya se han formado como procesos de

aprendizaje histórico [...] a largo

plazo, el Estado liberal depende de

mentalidades que él mismo no puede

generar a partir de sus propios

recursos [...] las mentalidades tienen

un origen prepolítico (Habermas:

2006, 11 y 152).

La creación de una

ciudadanía activa es un asunto nuclear

para las democracias. Esta cuestión

tiene dimensiones morales e

implicaciones políticas. Necesitamos

formar sujetos éticos que practiquen

virtudes públicas y debemos detener la

desafección que muchas personas

sienten por la actividad política.

La construcción de la

democracia de los ciudadanos ha de

ser uno de los principales objetivos de

innovación política para los primeros

decenios del siglo XXI. Tenemos que

pasar de una democracia de élites a

una democracia participativa que vaya

más allá del sufragio universal. Para

hacerlo posible debemos buscar en

cada sociedad los ámbitos en los que

existen “fábricas de producción de la

ciudadanía” y favorecer su expansión.

Los flujos religioso en la

línea de la modernización /

contramodernización se entrecruzan

con la línea de ciudadanía laica Inter.

Cultural / ciudadanía integrista

xenófoga. Por eso, las formas de la

religión y de la sociedad están

íntimamente conectadas y nuestro

futuro asociado a la configuración de

las mismas.

EL MIRADOR

80

EL AGORA

81

VIERNES. EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE/EL FIN

DE LA MADRUGADA. Antón de Andrade

Es como el murmullo de la ciudad

que crece con la luz del día, se

mete por el balcón, atraviesa

nuestra ropa, camina sobre nuestra

alfombra, baila con nuestras

canciones y se marcha con la

noche. Nunca es el mismo. La

absurda normalidad no es lo que

nos pasa. Espero que nunca me

pase en realidad. Bueno, hay que

confesarlo: ¿Quién no tuvo el

deseo de ser un trotamundos? ¿Eso

de ir persiguiendo sueños como

quien persigue el horizonte? Lo he

deseado tanto alguna vez. Echarme

al camino como una hoja al viento,

mientras una de mis vidas caía al

vacío como un pájaro sin alas.

Y ocurrió. Se hizo añicos contra el

asfalto sin encontrar siquiera una

brizna de hierba para amortiguar el

impacto. Pedazos del cuerpo

desperdigados por todos lados, que

había que ir recomponiendo con el

pegamento del tiempo.

Caminar por el cementerio como

un forense buscando tus restos

entre tumbas anónimas. Olor a

carne muerta, quemada,

desgarrada, destruida. Y me

pregunto por qué abandonamos

aquellos años de juegos, de

perseguir paraísos, nadar en la

playa, andar en bicicleta sin

rumbo, besarse en las esquinas,

dibujar corazones con iniciales en

la contraportada de los libros. Y

nos metimos en estos caminos de

la ambición sin límites, donde las

señales viales son mentirosas,

donde no las hay, donde el camino

no se ve, y donde los bancos de

niebla te conducen al acantilado.

EL MIRADOR

82

No hay un hombre real

viviendo en un mundo real. Hay

cientos y miles de mundos para

esto que somos, con mil pieles

abajo, mutando como serpientes. Y

deberíamos agradecerlo (un corte

de mangas, querida evolución). No

imagino ser el mismo toda la vida.

Quiero batallas imposibles,

lunáticas, perdidas, afiebradas.

Como los amores que nos

encuentran acaso porque vamos

por ahí intentando ser un tipo y

terminamos siendo lo que

verdaderamente somos: una

tormenta.

Como dice Ray Loriga:

Dos días distintos te convierten en

una persona diferente. Y no hablo

de una vida real, hablo de la vida

verdadera, de la verdad que somos.

Por eso creo que las mentiras saben

más de la verdad que la misma

verdad, porque son crudas, porque

la han merodeado, la fisgonearon

sin que lo supiéramos, la

convirtieron en un secreto, y como

una fotografía la revelan, la

desnudan desde las entrañas, desde

su génesis, desde las tripas.

Cuántas veces hemos estado

desnudos, animales en celo

después de todo, consumando cada

una de nuestras perversiones sin

saber nada el uno del otro. O

creyéndolo saber. Nos mentíamos,

nos sincerábamos Al fin y al cabo,

sólo queríamos ser personas reales

que experimentan, que buscan el

no se sabe qué, un hombre real,

pero ni siquiera sabíamos cómo

serlo. Quizás sólo llenábamos

ausencias, quizás por eso perdemos

tantas guerras. La vida lleva

implícita el dolor, no sabes cómo,

pero siempre pierdes....

EL AGORA

83

CON LAS MEDIAS ROTAS Avelaíña

Busqué las huellas entre el barro, mojada de mañanas,

cansada de escribir pistas falsas en la suela de un abril sin zapatos.

Tracé las coordenadas: una pizca de sal,

una habitación rota de miedo,

un ancla con alas,

una musa desdentada, cara de pasa,

otro poquito de cordura.

Lamí la calle, la olfateé hasta encontrar una de tus sombras en los desechos.

Así fue cómo le hice el amor a tu sombra, a la sombra dócil, a la sombra

fuerte,

a todas las sombras que habías tirado detrás de un abril desnudo, frío y

hermoso,

despojado de sus ropas, de sus zapatos, de mí.

Aprendí a entrar por el tejado y a dormir en la puerta,

a escuchar tu guitarra dándole cuerda y bailar para nadie,

a construir mi hogar, mi nido entre las zarzas.

Me sentí una hormiga, tan pequeña,

con las medias rotas y el pelo y el corazón y los pies enredados,

buscando entre el barro, en la miseria de abril, en los retretes de la estación,

allí donde los amantes de humo acuestan sus secretos

sin saber

que la lluvia borra las huellas, el carmín, la eterna juventud de las musas.

Después de todo, tu corazón en la ventanilla y yo corriendo por el andén.

EL MIRADOR

84

NANAS DE LA CEBOLLA (CON PERMISO DE MIGUEL

HERNÁNDEZ) Para Ánxela

Avelaíña

Domingos fue decir lazos infantiles y cajas musicales llenas de

arena,

un bramido de elefante en el estómago,

una caja de zapatos con cruz de plata y amatistas para confesar

ningún pecado.

Domingos fueron carcajadas en el patio, barlovento en los ojos grises

de una vieja,

bicicletas con peces en los sueños de la nieta.

Domingos fueron cucharas de palo y redes de pescar la vida, los

mosquitos de las paredes.

Propósitos de conquistar el mundo a bordo de una casa a la deriva.

Domingos fue decir dormir sus nanas, acurrucarme entre las palmas

de sus manos,

mecida por el olor a cebolla y sardina y las ropas secándose al sol del

salitre.

EL AGORA

85

HERMANO

Avelaíña

Creo que fue ayer cuando

vivía en una casa de muñecas sin

tejado, los grillos entraban por la

noche pariendo cuentos en la

almohada. La bola del mundo

giraba y giraba sin prisa saltando a

la comba. Sólo era yo, y ellos dos

cubrían de lona y buenos

propósitos la libreta de Mortadelo,

cepillando el porvenir y las

primeras flores del portón. Simbad

el Marino venía a buscarme sobre

las nueve. Por la mañana,

rosquillas y leche y hojarasca

cubriendo la mesa. Después, ellos

dos me subían a un dromedario que

daba miedo y jugando con los

adoquines y la forma de las nubes

cabalgábamos hacia un lugar

donde se enseñaban matemáticas y

se construían palabras como

castillos. Un día desperté y los

grillos se habían ido de vacaciones.

El dromedario dejó de

acompañarme al colegio. Me

empeñé en seguirle la pista,

buscarlo en el desierto, en el tazón

de leche, en los agujeros de las

rosquillas. Alguien lo había

raptado y lo habría llevado al circo.

O quizá se había marchado para

que yo creciera.

Entonces caí en la cuenta,

ella tenía la joroba del delito en su

barriga, ¡se había comido el

dromedario! ¡Cómo había podido

hacerlo! La tristeza se apoderó de

mi boca y ella entendió que había

descubierto su secreto. Cogió mis

mejillas y suavemente colocó mi

oreja en su estómago. El

dromedario seguía vivo, se movía.

Y sonreí. Así naciste tú. Tenías una

cresta de estrella del rock y unos

ojos y unas manos tan pequeñas

que dolía mirarte. Pero no me

querías. Pelabas cebollas entre tus

deditos cada vez que te daba un

beso. Los adoquines y las nubes

dejaron de ser especiales. Y los

grillos nunca volvieron a dormir

EL MIRADOR

86

entre mis sábanas.Pero una tarde

dejaste de pelar cebollas. Abriste la

boca de pollo y balbuceaste mi

nombre. En ese momento prometí

compartir mis rosquillas, las

aventuras de Simbad que guardaba,

celosa, en el baúl. Cabalgar hacia

la escuela sobre un mar de

adoquines por estrenar, contigo, el

resto de mi vida.

EL AGORA

87

MICRO RELATO DEL GUSANO DE SEDA

Momo en los Andes

El día del fin del mundo,

Inés había abierto la caja de los

tesoros. En su interior encontró

ausencias, olió el papel mojado de

todas las noches sin dormir y los

collares de cuentas que sumaban

tardes de sol, amores perdidos y

miradas encontradas. Pero qué

importaba todo aquello pensaba, si

no era más que una lata oxidada

con los restos de un pasado

escurridizo y gelatinoso. Ahora

tenía la obligación de mirar hacia

otro lado y de tragarse una a una

las palabras que no quiso decir,

que ya nunca pronunciaría y que

acabarían formando una espiral de

letras retorcidas en sus entrañas.

Así que se vistió de negro y cruzó

el umbral de la puerta para

encaminarse con paso firme hacia

el jardín en el que descansaban los

arcos y las flechas de los niños

perdidos. Era lo que tenía que

hacer, lo que todo el mundo hacía

en algún momento y para lo que

nadie estaba preparado. Qué

sencilla era la vida cuando otros

dejaban migas de pan en el sendero

para que ella las siguiera obediente

y siempre supiera cómo regresar.

Ahora que el camino de baldosas

amarillas comenzaba a

desdibujarse bajo sus pies y que

sabía que el mago de Oz había

hecho las maletas, el futuro se le

presentaba como un espacio opaco

en el que tendría que avanzar a

tientas. Cuando llegó al cementerio

de hojalata algo le sobrecogió, era

la densidad de los recuerdos. Sin

embargo no había tiempo que

perder, por lo que no vaciló cuando

cogió la pala y comenzó a remover

la tierra húmeda. Hizo un agujero

del tamaño justo para que cupiera

su cajita, que depositó con

suavidad sobre la arena. Acto

seguido, sacó unas tijeras y

desgarró un pedazo de su sombra

en el punto exacto en el que se unía

a sus pies, para arrancársela de un

tirón y doblarla con cuidado antes

de cubrir la caja con ella y tapar el

agujero. Esperaba que, si alguien

volvía a aquel lugar después del fin

del mundo, pudiera recomponer los

pedazos de una existencia feliz y

liberar su sombra para que

caminase por los rincones a los que

ella no podría llegar jamás.

Una vez terminada la tarea

se sintió liviana, sin sombra y sin

pasado avanzó deprisa por la

EL MIRADOR

88

ciudad, al ritmo de las personas

que vestían con ropa oscura y

relojes de pulsera que hacían un tic

tac atronador. Definitivamente el

mundo se acerca a su fin- murmuró

Inés antes de dejarse arrastrar por

el abanico de grises que se

desplegaba a su alrededor.

El final marcó el paso al

otro lado, cuando se derrumbaron

los naipes de su castillo y la Nada

llegó en forma de huracán para

imponer el caos. Ella había

decidido salir corriendo antes de

que el viento también se la llevara,

huir dejando a buen recaudo su

equipaje, pero a ratos una tristeza

infinita recorría su espina dorsal.

Estaba convencida de que se había

dejado vencer para encaminarse

por los senderos que el ritmo de la

vida le había impuesto. Pero no iba

a permitir que la tristeza le

agarrase por dentro, así que tomó

la determinación de no pensar en la

que había sido antes de enterrar su

sombra y comenzó a percibir la

transición del gusano de seda que

está a punto de transformarse en

mariposa. Ya no disponía de una

varita mágica, ni del arte de

birlibirloque, pero ante sus ojos se

había abierto la posibilidad de

convertirse en algo nuevo, de hacer

otro tipo de magia con los relojes y

con las rutinas. Dispuesta a

fabricar una sombra a la medida

del espacio que ahora ocupaba, se

puso manos a la obra.

EL AGORA

89

LA MADONNA DE LA ROCCA

Pepita Saavedra

Argentina 1975, viernes 15 de

octubre; al salir del colegio de las

Hermanas Oblatas casi volaba por

la calle de la Independencia, tenía

prisa, mucha prisa. Yo, una cría de

15 años iba a ver a la mejor

soprano de todos los tiempos

María Callas, mi corazón latía

veloz.

—Mamá, mamá ya estoy aquí. —

Subí las escaleras de dos en dos y,

de golpe, abrí la puerta del

dormitorio. Ante el espejo estaba

mamá peinándose su hermoso pelo

negro. —¡Dios mío ¡ Mamá eres

como dice papá, la madonna de la

rocca —mamá sonrió .

—Bueno, mi querida locuela

¿cómo han ido hoy las clases?

—Oh, mamá, deja que te

contemple, estás guapísima; ya lo

dice siempre papá, tus ancestros

españoles e italianos te sientan

muy bien.

—Calla, locuela, —decía,

mientras sus brazos me apretaban

fuertemente y besaba mis trenzas.

—¿Qué pasa mamá?¿no tenemos

las entradas?¿no podrá venir papá

a ver a la Callas?

— No, no, querida, las entradas ya

las tenemos y papá no tardará en

venir.

Suspiré fuertemente. —¡Qué

alegría! No sabes todo lo que he

presumido delante de mis

compañeras que yo, la judía-

española-italiana, llamada

vulgarmente juesita, pero no creas

que me enfada mamá, no hay mala

intención…, voy a ir al concierto,

ya les contaré mañana.

—Mi querida juesita, hoy te

vestirás distinto a otros días, no en

vano irá a la ópera el Señor

Presidente de la República y tu

papá, nos llevara a su palco para

saludarle; hoy, niña mía, todo será

distinto, sólo te pido que seas más

callada que habitualmente.

—¿Qué pasa hoy mamá? Ahora

que te miro bien tienes tus joyas

puestas, quieres epatar a la Señora

Presidenta.

—No cariño, piensa que esta noche

todo es especial como Madame

Butterfly, la pena es que nosotras

no tengamos alas y podamos volar.

—¿Mamá, a dónde?

— A Italia, Salamanca,

Israel...¡ojalá! niñita mía, vamos a

vestirnos, papá no tardará. Señora

Angélica, por favor, ayude a mi

hija a vestirse.

—Bueno, niña, esta es tu ropa.

EL MIRADOR

90

Yo no salía de mi asombro. —

Pero, Angélica ¿tanta ropa y

cachivaches me voy a poner?

—Calla niña, su mamá sabe lo que

hace.

Me vestí lentamente, mirándome al

espejo, no era la madonna de la

rocca como mamá, pero casi estaba

tan resultona como la famosa

Libertad Lamárquez (la actriz más

famosa de la República).

—Ahora niña te pondrás todas las

joyitas y no cachivaches— me dijo

Angélica, con su voz ronca y poco

amable. Yo comprendí que estaría

mejor callada y repasé todas y cada

una de las joyas: la diadema, de la

abuela Maria Goé, heredada de sus

antepasados belgas, las sortijas de

tía Paola, las pulseras de la prima

Valentina. ¿Dónde estaban las

joyas de la familia de papá?

Suspiré fuertemente y mirando a

Angélica exclamé: —¡Voilá!

Bajé despacio las escaleras y

cuando me disponía a llamar a la

puerta del dormitorio de mamá, oí

la voz de papá

—Tiene que ser esta noche, o

nunca podremos salir del país.

Mamá con calma contestó: —No te

preocupes, todo está listo, mírame,

¿no te parezco la joyería del Señor

Ferretti?

—Perdona, querida, estoy

nervioso, jamás, jamás dejaré que

me lleven a esos bonitos campos

de concentración de nuestro amado

Presidente.

—No querido, a ti no. Eres el

judío, como dicen los milicos más

importantes de la República, y

amigo de Borges, no, esta noche

seremos mariposas libres.

Hasta mí llegaron los sollozos de

mi padre. En mi colegio yo había

oído hablar de los campos de

concentración del Presidente

Videla; la hermana Magdalena

comentó un día que sólo eran para

los malos argentinos. Papá hacía

15 años que nos había traído a este

hermoso país y siempre comentaba

que era su segunda patria. La

puerta se abrió y salieron los dos,

como siempre, agarrados de la

mano.

—Cariño, estás preciosa.

Yo le miré fijamente, era un

hombre no muy alto, con unos

hermosos ojos verdes de mirada

limpia e inocente, como un niño

grande; por un instante, al ver a mi

padre recordé el libro que días

atrás habíamos leído en clase “El

EL AGORA

91

ocaso de un patriarca”. En el libro

un hombre lloraba porque su

inmenso imperio yacía bajo las

aguas del río; para papá su imperio

éramos nosotras y nunca le

dejaríamos solo.

Llegamos al teatro. Yo no salía de

mi asombro ¡qué maravilla! ¡no

sabía donde mirar, las lámparas

casi te cegaban, las señoras todas

bellísimas en sus palcos, con

hermosos abanicos “españoles”.

Los caballeros de negro, como

papá, y muchos, muchos uniformes

medallas y más medallas. De

pronto, todo el público se puso de

pie, acababa de entrar el Señor

Presidente: aplausos y bravos por

todo el Teatro. Papá nos sujetó las

manos fuertemente y éramos los

únicos que no aplaudíamos.

—¿Por qué, papá? —pregunté.

Su mirada me lo dijo todo; yo miré

al palco presidencial y vi a un

hombre delgado y moreno, con una

fría mirada y su guerrera llena de

medallas, que levantó la mano para

acallar los aplausos y se sentó. El

público siguió su ejemplo.

La música de Madame Butterfly

empezó.

Una mano larga y cuidada de

hombre tocó el hombro de papá.

—Señor, es la hora.

Mamá, suavemente, tomó mi mano

y nos levantamos todos muy

despacito como si huyéramos de

algo, pensé.

—No te preocupes, cariño, no nos

vamos a perder nada.

Seguimos al hombre y por una

puerta lateral del teatro salimos a la

calle: un coche esperaba.

—Suban, por favor, todos nos

estamos jugando la vida.

Miré a la Madonna de la Rocca,

sus ojos brillaban y sus manos

rápidas ofrecieron a aquel hombre

las joyas.

—Cariño, quítate las joyitas y

dáselas.

—Sí, mamá.

El coche arrancó y velozmente

cruzó las hermosas avenidas de

nuestra Argentina.

—Disculpen —dijo el hombre— el

avión espera.

EL MIRADOR

92

Papá asintió.

—Mamá, mamá, volamos como las

mariposas.

París, 1980. Soprano: Montserrat

Caballé en Madame Butterfly.

Entre el público un padre habla con

su hija de veinticinco años.

—Ha sido preciosa ¿verdad, hija?

—Sí papá, cumpliste lo prometido:

no nos hemos perdido nada.

—La Madonna de la Rocca nos

espera en casa.

EL MIRADOR

i

REVISTA “EL MIRADOR”.

La Revista “El Mirador” es una iniciativa que surge en el seno de la

Fac. de Filosofía de la UPSA y es pensada como medio de expresión de las

inquietudes filosóficas y de pensamiento, humanas, sociales y culturales de

la comunidad universitaria en general, tanto de la Universidad Pontificia de

Salamanca como de otras instituciones universitarias, docentes o de

reflexión que pudieran participar de los intereses de la misma. Tiene como

vocación la de ser un instrumento de transmisión y divulgación de

conocimiento riguroso en las áreas de la filosofía y de pensamientos afines,

de generación y contrastación de pensamiento crítico así como de

dinamización del pensamiento en sus diferentes vertientes.

Es una iniciativa, que pese a tener como a sus principales

destinatarios los alumnos de grado y potsgrado, se abre a toda la

comunidad universitaria e invita a su participación activa.

Las normas de publicación a considerar serán las siguientes:

1.- La extensión del artículo no debe superar los 5000 palabras (excepto

para las reseñas, que serán de un máximo de 1000). El texto debe redactarse

con el tipo de letra Times New Roman de 12 puntos de tamaño para el

cuerpo del texto y 10 puntos en las notas.

2.- El formato será el siguiente: párrafo justificado, con sangría en la

primera línea e interlineado 1,5.

Los números empleados serán arábigos sobrescritos para indicar las notas a

pie de página. Del mismo modo, se emplearán números arábigos para la

paginación

Tanto los encabezamientos como los epígrafes se escribirán en cursiva y

negrita, asimismo se utilizará la cursiva para designar expresiones tales

como op., cit., e ibidem. También se escribirán en cursiva el título de las

obras que se citen en el texto.

3.- Para las notas a pie de página se seguirá la modalidad francesa, que se

explicita a continuación:

3.1.Las citas deberán consignarse en nota al pie de página, señalando el

apellido (en mayúsculas), nombre del autor, título de la obra (en cursiva),

EL MIRADOR

ii

lugar de edición, editorial, año de edición en mano, año de edición original

entre corchetes y número de página (esto último sólo si las citas son

textuales). Por ejemplo:

HARVEY, David, La condición de la posmodernidad.

Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Buenos

Aires, Amorrortu editores, 1998 [1990], p. 25.

3.2. Si volviera a citarse la misma obra sólo se hará mención al nombre y

apellidos del autor, op. cit. y número de página (en el caso de que se hayan

citado dos obras del mismo autor sí es necesario mencionar el título de la

obra, para no incurrir en equívocos). Por ejemplo:

HARVEY, David, op. cit., p. 25.

3.3. En el caso de los artículos de revistas, el modelo será el siguiente:

apellido (en mayúsculas) y nombre del autor, título del artículo (entre

comillas), nombre de la revista (en cursiva y precedido por “en:”), número,

año de la publicación del artículo (en paréntesis) y páginas del mismo. Por

ejemplo:

PILE,Steven,“Practising Interpretative Geography” en:

Transactions of the Institute of British Geographers, 4 (1991) pp.

458-469.

3.4. La modalidad de citado francés no requiere listado bibliográfico al

final del artículo.

4.- La estructura del artículo será: Título del artículo, el nombre completo

del autor, titulación y universidad a la que pertenece, resumen, palabras –

clave, desarrollo de la cuestión, conclusiones.

5.- El original se entregará adecuadamente identificado (autor y forma de

contacto) mediante archivo adjunto en la dirección

[email protected]. La aceptación del artículo se comunicará al

autor en un plazo máximo de un mes. La forma de contacto será mediante

mail.

EL MIRADOR

iii

I CERTAMEN UNIVERSITARIO DE ENSAYO

“PENSAMIENTO EMERGENTE”

Con el objetivo de reconocer y difundir el pensamiento crítico

sobre los problemas y desafíos del mundo contemporáneo desde una amplia

perspectiva, la Delegación de Alumnos y Facultad de Filosofía de la

Universidad Pontificia de convocan a la I Certamen Universitario de

Ensayo “Pensamiento Emergente”.

Este premio estimula la circulación del pensamiento, aspira a contribuir a la

estructuración de un activo sistema de ideas en el campo de la Filosofía

Ciencias Sociales y de la cultura, promoviendo el pensamiento crítico y

creativo.

BASES

1. Podrán participar estudiantes universitarios, de grado o postgrado, de

cualquier nacionalidad, matriculados en cualquier universidad española con

un ensayo inédito, en cualquiera de las lenguas oficiales del estado español

(en el caso de no utilizar el español como lengua original, el texto irá

acompañado de una traducción al castellano), que no debe estar

comprometido para su publicación ni haber obtenido premios en otros

concursos.

2. El ensayo no debe poseer menos de 20 folios DIN A4 ni exceder las 40.

El folio estará está compuesto por 1 800 caracteres (30 líneas por 60

caracteres cada una), para un total admisible de 72 000 caracteres.

3. No se aceptará más de un trabajo por autor.

4. El ensayo deberá enviarse antes del 31 de Octubre de 2011, en archivo

adjunto (preferentemente. Word, en una sola copia y un solo mensaje,

debidamente identificado con el nombre y la dirección actual del autor, así

como una breve síntesis de su Currículo Vitae, a esta dirección electrónica:

[email protected] El autor debe recibir confirmación de la

EL MIRADOR

iv

recepción de su trabajo por parte de la Oficina del Concurso, para dar como

notificada la participación de su texto en el certamen.

5. El jurado estará compuesto por reconocidos intelectuales del mundo de

la filosofía y de las ciencias sociales, así como un miembro designado por

la Delegación de Alumnos de la UPSA, que actuará como secretario del

mismo, con voz, pero sin voto. Se establece un único premio de 300 euros.

Se otorgarán las menciones que el jurado estime pertinentes, sin que ello

implique retribución monetaria. En el caso de que los trabajos presentados

no adquieran un nivel deseado, el jurado se ve en la facultad de dejar el

premio desierto.

6. Se publicará un número monográfico de la Revista “El Mirador de

Filosofia” con los trabajos premiados y una selección de ensayos enviados.

La Delegación de Alumnos de la Facultad de Filosofía se reserva los

derechos a la primera edición de los textos participantes, reserva válida

durante un año a contar desde el cierre de la convocatoria.

7. El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer en el desarrollo de

las Jornadas que organiza la Facultad de Filosofía de la Upsa durante el

mes de noviembre de 2011.

8. La participación en el Concurso implica la aceptación de estas bases.

9. Tema para esta edición: Pensamiento para un mundo en cambio.