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El Modelo Económico Fenicio: Una crítica al modelo aristocrático griego y la representación homéristica

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El Modelo Económico Fenicio:Una crítica al modelo aristocrático griego y la representación homéristica.

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El Modelo Económico Fenicio:

Una crítica al modelo aristocrático griego y la representación homéristica.

Humberto Orozco Cera

Historia del Periodismo.

Haber estado en medio de la disputa política, cultural y económica entre dos civilizaciones tan fuertes como lo eran la egipcia y la mesopotámica, además de poseer una ubicación que conectaba una estrecha franja costera con el enorme desierto, generó para esta zona cierto grado de apetencia por parte de ambas culturas, y el peligro inminente de ser aspirada por todos cuantos identificaban en ella su incalculable valor geográfico y económico.

Este pueblo, los fenicios, el cual se autodenominaba cananeo (“Hijos de Canaán”) es el mismo pueblo que aparece en el Génesis del Antiguo Testamento:

Génesis, Capitulo 12, Versículo 1-9:

“Entonces Jehovah dijo a Abraham: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.”

Abraham se fue, como Jehovah le había dicho, y Lot fue con él.  Abraham tenía 75 años cuando salió de Harán.

Abraham tomó a Sara su mujer, a Lot su sobrino y todos los bienes que habían acumulado y a   las  personas  que  habían  adquirido  en  Harán;   y  partieron  hacia   la  tierra  de Canaán. Después llegaron a la tierra de Canaán,

y   Abraham   atravesó   aquella   tierra   hasta   la   encina   de   Moré,   en   las   inmediaciones de Siquem. Los cananeos estaban entonces en la tierra.

Y se apareció Jehovah a Abraham y le dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Y él edificó allí un altar a Jehovah, quien se le había aparecido.

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Después se trasladó a  la región montañosa al oriente de Betel y extendió allí  su tienda, entre Betel al oeste y Hai al este. Allí  edificó un altar a Jehovah e invocó el nombre de Jehovah.

Después partió de allí y se dirigió progresivamente hacia el Néguev.”

Para los griegos el término Phoiniki era usado para nombrar a la tierra que ocupaban los fenicios, esta palabra griega era utilizada para otorgar a Fenicia una relación directa con el color púrpura (del Griego phoínix), esto debido a que en la ciudad fenicia de Tiro se elaboraban los muy conocidos tintes de ese color.

La ciudad de Tiro, la más famosa dentro de la organización del pueblo fenicio, dando cuenta de la enorme aproximación histórica del mundo griego y este pueblo, es documentada, en su fundación, por Herodoto, quien la hace datar del Siglo XXVIII A.C, (Schrader, C. 2000), hecho que también es documentado en el poema Nonnos:

Dionysiaca, 40, 465-500 (Bonnet, C. 1988)

“Melqart instó a unos navegantes a acercarse a dos rocas errantes y que flotaban sobre el mar, en una de las cuales crecía un olivo ardiente de su misma edad, sobre cuyas ramas anidaba un águila.

El dios ordenó a los marinos:

"Hacer libaciones de sangre que vaguen por las colinas hasta el mar, en honor de Zeus el bendito."

Entonces la roca inestable dejará de vagar, se centrará en el agua, pero sobre bases inconmovibles; arreglarlo de forma espontánea y unir a la roca aislada. Basándose en estos dos muelles de la ciudad las donaciones serán bañadas por dos mares"

Finalmente, los fenicios son mostrados en la obra épica heroica del gran Homero, en la cual se dice que después de la caída de Troya, Menelao se reunió con su mujer y ambos salieron de Troya hacia su Grecia natal. Ellos, sin embargo, habían disgustado a los dioses y, por tanto, varias tormentas los arrastraron de una a otra costa del Mediterráneo, por lo que debieron detenerse en Chipre, Fenicia y Egipto (Macías Zuluaga, Luis Fernando 1957).

Pues bien, el pueblo fenicio, aunque no negando su enorme condición de comerciantes, marinos sobre todo, no puede ser reducido a una cultura que se expandió a occidente solo por motivaciones comerciales o de tipo mercantil, o siendo más simplistas aún, resaltar en ellos a la agricultura como la actividad principal de su economía. Yendo más allá, puede que esté documentado lo anterior, reafirmado por textos como los anteriormente citados, pero podríamos

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afirmar, en palabras de María Eugenia Aubet, que “puede considerarse un error equiparar el mundo fenicio al ideal griego de colonización agraria” (Muñoz Amilibia, Ana María 2003).

El error radica en tanto que, la imagen que se tiene del pueblo fenicio hace parte de todo cuanto fue transmitido por Homero, en su poemario insigne que podemos ubicar en la literatura clásica de la época épica, en otras palabras, la mayoría de lo conocido deriva de la literatura de tradición oral, que data específicamente hechos del siglo XIII a.C.

Este hecho marca el legado cultural que poseemos de los fenicios; el sello homeristico le estampa a la cultura de este pueblo el pensamiento griego de la época, transferido durante siglos por diferentes generaciones de autores y que solo pasó a ser literatura escrita a principios del siglo VIII. Un hecho que sobresale en el sello homeristico es la reafirmación, por parte de la aristocracia homérica de no ver con buenos ojos el comercio, definiéndola como una actividad provechosa y de usura, siendo esta la principal actividad con la que se relaciona al pueblo fenicio. De hecho, en un episodio del poema La Odisea, atribuido a Homero y datado a postrimeras del siglo VIII o inicios del siglo VII a.C., no solo se relatan las incidentes vividos por el héroe Ulises antes de regresar a Itaca, sino que en algunos episodios de esta narración se deja entrever el imaginario que tenían los griego acerca de las actividades económicas que estuvieran relacionadas con el comercio, por ejemplo, cuando Ulises es acogido por Alcino, rey de los feacios y es llevado a la corte de los feacios, Euríalo se burla de Ulises señalándolo de deshonesto, esto porque en sus viajes Ulises ya no persigue nombre y honor, sino puramente lucro, como un vulgar comerciante (Odisea VIII. 159-164), siendo esto considerado una humillación una falta de valores e ideales para el pueblo griego.

Esto nos da evidencias, no solo de la posición de tal aristocracia en su conjunto acerca del comercio, sino de cómo, evidentemente Homero transmite una posición del pueblo griego que ve también con malos ojos la práctica comercial fenicia, siendo esta una actividad contradictoria al modelo “soberano” de economía griega, señalando así la aversión mayor del pueblo griego hacia los fenicios, es decir, hacia el negocio y la comercialización profesional. Queda claro entonces que todo esto obedece a la identificación, por parte de los griegos, de una amenaza al control aristocrático de una sociedad como la suya, basada en relaciones de compraventa interna, alejados de toda posibilidad de intercambio comercial abierto.

Repasando nuevamente La Odisea, y para mayor claridad de lo expuesto por Homero y por el pueblo griego, se reafirma este imaginario de desdeñar al comerciante profesional, tanto es así que las palabras del feacio Euríalo, para dirigirse a Ulises, no son más que señalarle de ser un vulgar comerciante:

Odisea. 159-164:

“No parece, extranjero, que seas un varón ilustrado

en los juegos que suelen tenerse entre hombres; te creo

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uno de esos, más bien, que en las naves de múltiples remos

con frecuencia nos llegan al frente de gentes que buscan

la ganancia en el mar, bien atento a la carga y los fletes

y al goloso provecho: en verdad nada tienes de atleta”.

El intercambio comercial fenicio era un modelo inadecuado pare el mundo griego, por tanto, a pesar de la importancia del pueblo fenicio para la historia de la antigüedad, para los griegos no pasa de ser más que uno de los pueblos desencadenantes de inestabilidad de su modelo autárquico. De ahí que Homero repruebe y repulse el intercambio a escala comercial, en el que los fenicios simbolizan la mayor amenaza para los griegos.

En la Odisea homérica, los fenicios asoman con mucha reiteración y no referidos como el pueblo productor y joyero que era, acaso y sobre todo referenciándolo de manera negativa, es decir, como mercaderes poco fiables, que practican un comercio regular y pasan largas temporadas en puertos extranjeros.

Por ejemplo, cuenta Ulises al porquero Eumeo, presentándose ante éste en Itaca y mintiéndole acerca de su condición de noble cretense. Queda clara la alusión negativa de Ulises a los fenicios, en tanto afirma que, a su viaje de regreso de Troya había pasado siete años en Egipto amontonando fortuna, al final de los cuales había alcanzado un bastimento fenicio con un capitán sin escrúpulos, al que Homero describe como:

(Odisea XIV. 288-320)

“Un fenicio falaz e intrigante, un taimado que ya había traído la desgracia sin cuento a otros hombres”.

Con mentiras y artimañas el fenicio había burlado a Ulises logrando que marchara con él hasta Fenicia, donde supuestamente poseía muchos bienes. El fenicio hospedó durante meses a Ulises en su casa y pasado un año navegó con él rumbo a Libia, donde había resuelto ofrecerlo como esclavo y conseguir un alto precio por él. Al transitar por Creta, Ulises se valió de una tormenta para lograr fugarse del fenicio.

Desde la representación homéristica, los fenicios son vistos como una clase mercantil, una especie cuya actividad económica será determinante en el desmoronamiento del orden social aristocrático. Esa animadversión hacia el comercio no aristocrático fenicios ha quedado hondamente enraizada en las corrientes de pensamiento que han estudiado a este pueblo desde las épocas clásicas.

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Referencias:

Santa Biblia, NVI, Gn, Capitulo 12, Versículo 1-9. Herodoto, Historia, Libro I, traducción y notas de Carlos Schrader. Madrid: Gredos, 2000. Bonnet, C. Melqart: cultes et mythes de l’Héraclès tyrien en Méditerranée, Studia phoenicia, 8, Leuven. 1988. Luis Fernando Macías Zuluaga y Miriam Velásquez Velásquez. Glosario de Referencias Léxicas y Culturales en la 

Obra de León de Greiff. 2007. Muñoz Amilibia,  Ana María – Homenajes.  2.  Arqueología   -    Colección de escritos.   I.  Muñoz Amilibia,  Ana 

María .II.Ramallo Asensio, Sebastián F. III. Universidad de Murcia. Servicio de Publicaciones. IV Titulo.  2003. William   Walter   Merry   (1835   -   1918),   James   Riddell   (1823   -   1866)   y   David   Binning   Monro   (1836   - 

1905): Comentario de la "Odisea" (Commentary on the Odyssey, 1886).