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EL OLIMPISMO CONRADO DURÁNTEZ

El Olimpismo - 2015 Castellano

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Integran el movimiento olímpico el conjunto de personas, organismos, ins-tituciones y entidades varias que acatan y se atienen a los postulados trazadosy programados en la Carta Olímpica. En el texto de ésta (norma 1 – 1 y 2) asílo establece, considerando como partes fundamentales del genérico entramadoglobal, al Comité Olímpico Internacional, los Comités Olímpicos Nacionales ylas Federaciones Deportivas Internacionales.

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CONRADO DURÁNTEZ

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Conrado Durántez Corral es Magistrado yDoctor en Historia, Presidente de la AcademiaOlímpica Española, de la Asociación Panibéricade Academias Olímpicas, de la Academia Olím-pica de ACNO (Asociación Mundial de ComitésOlímpicos), del Comité Español Pierre de Cou-bertin y de la Asociación Española de FilateliaOlímpica. Es también miembro de la Comisiónde Cultura del Comité Olímpico Internacional.

Del campo de la competición deportiva, endonde durante años ostentó el record del nortedel lanzamiento de disco y estuvo preseleccio-nado para la especialidad para los JuegosOlímpicos de Roma, pasó al terreno de la inves-tigación en 1961, cuando fue designado por elComité Olímpico Español, representante oficialpara asistir en Olimpia a la fundación de la Aca-demia Olímpica Internacional.

Desde entonces se ha publicado 28 obrassobre la temática olímpica y especialmentesobre la filosofía y la historia del olimpismo,destacando entre otras: Olimpia y los JuegosOlímpicos Antiguos (2 volúmenes, Madrid1976), Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos(2 volúmenes en español, francés e inglés, Lau-sana 1992), Los Vencedores Olímpicos (en es-pañol, francés, inglés y alemán, Pamplona1993), Pierre de Coubertin el humanista olím-pico (en español, francés e inglés, Lausana1994), y El Olimpismo moderno y su filosofía.El ideario (en español, francés e inglés, Madrid2004).

Es doctor Honoris Causa por varias universida-des americanas (Estados Unidos y Cuba entreotros) y detenta entre otras distinciones, lasconcedidas por el Comité Olímpico Internacio-nal (Orden Olímpica, Orden Pierre de Coubertiny Trofeo Deporte y Educación), así como la Me-dalla de Oro de la Real Orden del Mérito Depor-tivo de España.

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EL OLIMPISMOHISTORIA, FILOSOFÍA, ORGANIZACIÓN,

JUEGOS Y OLIMPIADAS

CONRADO DURÁNTEZ

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El olimpismo

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Índice

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ÍNDICE

I. PRÓLOGO .................................................................................................................... 3

II. INTRODUCCIÓN. OLIMPISMO, OLIMPIADAS Y JUEGOS .......................................... 5

III. LA FILOSOFÍA DEL OLIMPISMO................................................................................ 9

IV. LOS JUEGOS OLÍMPICOS ANTIGUOS ...................................................................... 47

V. PIERRE DE FREDY BARÓN DE COUBERTIN .......................................................... 75

VI. LOS JUEGOS OLÍMPICOS MODERNOS .................................................................. 105VI.1. El comienzo .................................................................................................... 107VI.2. La andadura .................................................................................................... 119VI.3. El olimpismo entre guerras .............................................................................. 129VI.4. La posguerra .................................................................................................. 153VI.5. La consolidación .............................................................................................. 177VI.6. El esplendor .................................................................................................... 213VI.7. El nuevo milenio .............................................................................................. 249

VII. LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL MOVIMIENTO OLÍMPICO MODERNO ..................Y SU NORMA RECTORA. COMITÉ OLÍMPICO INTERNACIONAL; ..............................COMITÉS OLÍMPICOS NACIONALES; LAS FEDERACIONES. ......................................LA CARTA OLÍMPICA ............................................................................................ 259

VIII.LA ESCUELA DEL OLIMPISMO. LA ACADEMIA OLÍMPICA ................................ 271

IX. CONCLUSIÓN .......................................................................................................... 287

X. BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 295

XI. ÍNDICE GLOSARIO - FUENTES DE LA ILUSTRACIONES - ÍNDICE ONOMÁSTICO .... 305

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Prólogo

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PRÓLOGOPor Mario Vázquez Raña

IEL movimiento olímpico en su moderno desarrollo cursa en este siglo el

tercero de su existencia. En su discurrir histórico ha arrastrado todo tipo de di-ficultades, contratiempos y tropiezos (Guerras Mundiales, boicots, terrorismo,etc.) y continua impasible su rumbo incesante guiado por su trilogía ética bá-sica: la no discriminación, la búsqueda de la paz y la mejora psicofísica de laraza humana a través del deporte.

Sociológicamente, en este inicio de ciclo secular, al olimpismo se le valoracomo la primera fuerza sociológica de la humanidad, ya que no existe otra ac-tividad política, económica, religiosa, cultural, artística o científica que cuentecon un número de adeptos como el que acata la Carta Olímpica, ni tampocohay una tendencia como las expresadas que posea la capacidad pacífica deconvocatoria de un mosaico tan variado de razas, lenguas, religiones y sistemaspolíticos como el que el olimpismo conjuga y convoca a través de sus Juegosperiódicos y cuadrienales.

Conocer pues la epopeya olímpica, sus glorias, fracasos y asechanzas his-tóricas, es una conveniente condición para los que practican o dirigen el de-porte, ya que quien no conoce el pasado corre el riesgo de no barruntar elfuturo y así perderse en el itinerario correcto a seguir.

Dentro del ámbito de la ODEPA, se ha venido desarrollando en la últimadécada un extendido y creciente interés por conocer el mundo olímpico en sudimensión cultural e histórica y al margen de las actividades desarrolladas porlas Academias Olímpicas que existen y funcionan en la totalidad de los países,ha aflorado en el ambiente universitario la temática olímpica como materia cu-rricular fundándose numerosos Centros de Estudios Olímpicos (México y Ar-gentina entre otros) o Cátedras Olímpicas (Colombia).

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Para documentar la tendencia que antecede, se hacía necesaria la existenciade un texto manual en el que poder capacitar o investigar los diversos extremosque confluyen en el complejo fenómeno olímpico y a ello responde la presentepublicación de Conrado Durántez, experto en el tema en donde, de una ma-nera escueta, precisa y rigurosa, refleja en el texto el itinerario histórico delgran movimiento desde sus inicios en la Grecia antigua a la restauración cou-bertiniana, con el estudio de la simbología identificadora olímpica y el análisisde lo más destacado acaecido en los Juegos de invierno y verano, amén de loacontecido en los espacios cuadrienales intermedios (Olimpiadas) finalizandopor un escueto examen de la triología básica estructural (Comité Olímpico In-ternacional, Comités Olímpicos Nacionales y Federaciones Internacionales) asícomo el estudio breve sobre la Carta Olímpica y la Academia Olímpica comoescuela del Olimpismo.

Espero y deseo que la presente publicación tenga la aceptación y utilidadque se correspondan con el interés con que hemos propugnado su edición.

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

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Introducción: olimpismo, olimpiadas y juegos

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INTRODUCCIÓN: OLIMPISMO, OLIMPIADAS Y JUEGOS

II

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Integran el movimiento olímpico el conjunto de personas, organismos, ins-tituciones y entidades varias que acatan y se atienen a los postulados trazadosy programados en la Carta Olímpica. En el texto de ésta (norma 1 – 1 y 2) asílo establece, considerando como partes fundamentales del genérico entramadoglobal, al Comité Olímpico Internacional, los Comités Olímpicos Nacionales ylas Federaciones Deportivas Internacionales.

La esencia básica de los “movimientos” a través de la historia la han consti-tuido normalmente la difusión, predicación y enseñanza de una ideología odoctrina que genera y es secundada en multitudinaria sintonía.

Cagigal estudió y analizó la génesis, naturaleza e implantación de los gran-des movimientos en la historia, destacando la figura de Jesús de Nazaret, asícomo los fundadores de las grandes religiones (Confucio, Buda o Mahoma),aglutinadores del poder militar, generadores de un imperio ( Julio César) o ins-tigadores de doctrinario político revolucionario (Marx) y al estudiar el movi-miento olímpico, centra su examen en la figura de Coubertin. Coubertin, dice,es ante todo creador de un “movimiento”. No se dirige a las vivencias que in-forman los grandes movimientos tradicionales en la historia, la dominaciónpolítico-militar o la liberación de la esclavitud. Pero no por eso deja de tenertrascendencia. Tampoco había tenido directa alusión política el movimientohumanístico engendrado por dos grandes poetas, Dante y Petrarca, pero dioorigen a una histórica subversión de la cultura. Coubertin no mueve a guerras,sino que convoca a una fiesta de hermandad. Como punto de encuentro, el de-porte de la mayor solera clásica. En el fondo de la fiesta corporal hay un hu-manismo educativo de honda significación antropológica y filosófica1.

Hoy en día al movimiento olímpico se le considera como la fuerza socioló-gica más importante de la humanidad, ya que no existe actividad alguna polí-tica, religiosa, científica, cultural o artística que cuente con número de adeptoscomo los que acatan la Carta Olímpica; ni existe tampoco tendencia humanade las características referidas, que posea la capacidad pacífica de convocatoriade un mosaico tan variado de razas, lenguas, religiones y sistemas políticos,como los que conjuga el olimpismo a través de sus juegos periódicos y cua-drienales. Y este gran gigante sociológico, dentro de su complejo entramadohumanista, se asienta sobre un triple principio fundamental: la no discrimina-ción, la búsqueda de la paz y la mejora psicofísica del ser humano a través deldeporte.

Juegos Olímpicos y Olimpiadas. Son Juegos Olímpicos las competicionesdeportivas periódicas cuadrienales organizadas bajo la autoridad del C.O.I. Esla Olimpiada el espacio cuadrienal que separa dos juegos sucesivos. La CartaOlímpica (norma 6 y su texto de aplicación), distingue y diferencia los Juegos

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El olimpismo

1 ¡Oh deporte! Anatomía de un gigante. Valladolid 1981, página 114

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Introducción: olimpismo, olimpiadas y juegos

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de la Olimpiada y los Juegos de invierno, determinando el alcance cronológicode la Olimpiada como el período de cuatro años civiles consecutivo que co-mienza el 1º de enero del primer año y finaliza el 31 de diciembre del cuartoaño.

La iniciación del cómputo de los Juegos en Olimpia, comienza en el 766a.C y simultáneamente surge con él una medición calendárica que comienza apartir de ese momento a medir el tiempo por olimpiadas, ubicando los distintosaconteceres históricos en uno de los cuatro años de la olimpiada en cuestión.

Pese a la dispar y distinta naturaleza del contenido de los dos términos olím-picos, ha venido constituyendo una mantenida y reiterada calamidad semánticaconfundirlos, al utilizar la dimensión cronológica (olimpiada) como expresivade los mismos juegos, lo que ya en su día irritaba a Pierre de Coubertin, elque en 1929 exclamaba: una olimpiada es un intervalo del calendario de cuatroaños, cuya apertura se celebra con los Juegos. Es por tanto incorrecto históricay gramaticalmente, hacer de la palabra olimpiada el equivalente de los JuegosOlímpicos. Y cuando dicen, como algunos lo hacen vulgarmente, “las olimpia-das de Amsterdam”, nos estropean los oídos con un doble barbarismo2.

En otro sentido, el Olimpismo es una filosofía de la vida que utiliza al de-porte como correa transmisora de sus postulados formativos, pacifistas, demo-cráticos, culturales y ecologistas3.

Otro error conceptual normalmente frecuente, es el que se refiere a los Jue-gos del Olimpo, o vencedores del Olimpo, cuando el monte Olimpo al que lasreferencias hacen cita, se trata como se sabe, de una gran cresta rocosa ubicadaen el departamento griego de Tesalia, a cerca de 3.000m sobre el nivel del mary en el que según la creencia religiosa griega antigua, habitaban el él el pan-teón de dioses, que integraban su concepción religiosa presididos por Zeus, elgran patrón nacional en cuyo honor se iniciaron los Juegos en el Valle de Olim-pia.

2 COUBERTIN, PIERRE: conferencia en la Alcaldía de París en 1929. En Ideario Olímpico, Madrid 1973. Traducción al es-pañol de Juan Antonio de la Iglesia, página 181.

3 DURÁNTEZ, CONRADO: el Movimiento Olímpico y su filosofía. El ideario. Madrid 2005, página 11.

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LA FILOSOFÍA DEL OLIMPISMO

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y OlimpiadasEl olimpismo

Pierre de Coubertin en tres momentos de la secuencia de suvida. Arriba, entre 1880 y 1890. Con tesonero empeño, lúcidavisión y férrea voluntad de trabajo, Coubertin logró con éxitola excepcional empresa de poner en marcha el MovimientoOlímpico Moderno cuando solo contaba 31 años. A la derecha,en 1926, en Nyons (Suiza). La expresiva instantánea revelade forma elocuente la compleja y rica personalidad del fa-moso humanista, reflejándose en ella sus consumadas dotesde seguridad, astucia, inteligencia, cortesía, diplomacia, fir-meza, concentración, voluntad y poder. Abajo, una de las últi-mas fotos de Pierre de Coubertin entre 1930 y 1937.

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El Movimiento Olímpico, como una de las grandes tendencias asociativasde la humanidad es considerado como el conjunto de entidades, organismos,instituciones y personas, que acatan la Carta Olímpica. En ésta y en sus Prin-cipios Fundamentales1 se establece que el Movimiento Olímpico agrupa bajola autoridad suprema del COI a organizaciones, atletas y otras personas queaceptan guiarse por las disposiciones de la Carta. El criterio de pertenencia alMovimiento Olímpico es el reconocimiento del COI. La organización y la gestióndel deporte deben ser controladas por los organismos deportivos independientesreconocidos como tales. En razón a ello, el Movimiento Olímpico tiene por ob-jetivo contribuir a la construcción de un mundo mejor y más pacífico, edu-cando a la juventud a través del deporte practicado sin discriminaciones deninguna clase y dentro del espíritu olímpico que exige comprensión mutua, es-píritu de amistad, solidaridad y fair play.

En consonancia con lo expuesto, los integrantes del Movimiento Olímpico,que voluntariamente se someten a los mandatos jurídicos y morales que laCarta contiene, aceptan estar integrados de diversa forma y circunstancias oson partícipes directa o indirectamente del olimpismo.

Pero ¿qué es el olimpismo moderno? Para su fundador Pierre de Coubertinel olimpismo.... no es un sistema sino un estado de espíritu, estado de espírituimbuido de un doble culto, el del esfuerzo y el de la euritmia. La pasión por elexceso y la medida combinados2. En 1908 Coubertin concreta de una formamás esquemática su concepción del olimpismo, cuando lo considera como ...una doctrina de la fraternidad entre el cuerpo y el espíritu3; y en 1920 recre-ándose ante el triunfo de su idea y de la solidez adquirida por el olimpismosuperador de tantos avatares históricos exclama: el olimpismo es una gran ma-quinaria silenciosa cuyas ruedas no rechinan y cuyo movimiento no cesanunca a pesar de los puñados de arena que algunos lanzan contra ella contanta perseverancia como falta de éxito para tratar de impedir su funciona-miento4

Hoy día la Carta Olímpica5 considera el olimpismo como una filosofía devida que exalta y combina en su conjunto armónico las cualidades del cuerpo,la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la educación, elOlimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo,el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos funda-mentales universales. Es por ello que el objetivo del olimpismo es poner siempre

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1 Carta Olímpica vigente a partir del 9 de septiembre de 2013. Principios Fundamentales. 2 COUBERTIN, Pierre: Carta del 22 de noviembre de 1918. En Ideario olímpico. Madrid 1973, pág 96.3 Para apreciar las distintas concepciones coubertinianas sobre el término olimpismo ver: DURANTEZ, Conrado Pierre DeCoubertin y su ideario. Madrid, 2001, págs 52 a 59

4 Para apreciar las distintas concepciones coubertinianas sobre el término olimpismo ver: COUBERTIN, Pierre. La Victoriadel Olimpismo. Revue Sportive Ilustrée. Belgique. Julio de 1920 en Ideario Olímpico

5 Carta Olímpica. Principios Fundamentales 2 y 3

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En los Juegos de la V Olimpiada en Estocolmo en 1912, se disputaron por primera vez los concursos artísticosintroducidos a instancia de Coubertin. El Primer Premio en Literatura fue otorgado a la Composición Oda alDeporte firmada por Georges Honhrod y M. Eschbach. Concedido el galardón, ulteriormente se descubrió queel autor y ganador del mismo había sido el propio Coubertin que había concursado bajo seudónimos.

Pierre de Coubertin fue el ideólogo del Movimiento Olímpico Moderno, y a su vez, el legislador y organizadorde su pensado y complejo entramado. En la imagen de la derecha, documento hológrafo de la primera regla-mentación del Comité Olímpico Internacional.

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el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre con el fin de favorecerel establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el manteni-miento de la dignidad humana. Para ello, el Movimiento Olímpico lleva a cabosolo o en cooperación con otros organismos y dentro de sus posibilidades, ac-ciones a favor de la paz.

Ha habido sobre el término concepciones erróneas que han consideradoal olimpismo como “deporte más cultura”, cuando el deporte si participa dela esencia específica que le es propia, ya es en si cultura e instrumento ge-nerador de cultura, como así lo concibieron entre otros Ortega y Gasset (lacultura no es hija del trabajo sino el deporte) y Johan Huizinga, cuando en1938 afirmaban categóricamente: las culturas nacen en forma de juego. Eljuego esta presente en el origen de toda cultura. El hombre crea fundamen-talmente jugando.6

Sintetizando las versiones que anteceden, se puede considerar el olimpismocomo una filofosía de la vida, que utiliza al deporte como correa transmisorade sus principios fundamentales formativos, pacifistas, democráticos humani-tarios, culturales y ecologistas .

En primer lugar, el olimpismo es una filosofía. La carga semántica del con-cepto equivale a “amor a la sabiduría” 7. La escuela de los filósofos en elmundo griego, fue contrapuesta y ulterior a la de los sofistas, quienes pompo-samente se intitulaban, como sofos=sabio o “el que sabe”. Su predicamento einfluencia social fueron grandes y Protágoras de Abdera (485-410) fue quienprimero se intituló como sofista siendo también y en definitiva el creador delhumanismo con su célebre frase el hombre es la medida de todas las cosas8.Pero Sócrates (470-439) y Platón (427-347) combatieron sañudamente a los so-fistas, bajo la acusación de que la sabiduría no se enseñaba, sino que por elcontrario se generaban paulatinamente a nivel personal. La repercusión socialde tal campaña, deterioró a tal extremos la imagen del sofista, que en plenosiglo IV y a partir de entonces, la función adquiere una connotación netamentepeyorativa9.

Por el contrario, los filósofos como colegio o escuela comprometidos conla permanente búsqueda de la verdad y del saber, tienen su origen históricoen Pitágoras de Samos (570-497) el genial creador de la teoría de los númeroscomo esencia de todas las cosas. El fue quién por primera vez se intituló filó-sofo, y cuando el tirano de Fiunte, intrigado por el significado del enigmáticoconcepto le preguntó por su esencia y cometidos, es cuando Pitágoras, a modo

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6 Ver sobre el tema, Cagigal José María: Deporte, pedagogía y humanismo. Madrid 1966 y DURANTEZ, Conrado: Literaturaespañola del tema deportivo. En Mensaje Olímpico. Comité Olímpico Internacional, número 13, marzo de 1986, Pág. 13.

7 GOMEZ DE SILVA, Guido. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. México 1965, Pág. 302.8 VIAL, Claude, Léxico de antigüedades griegas. Versión castellana de Maurio Armiño, Madrid 1983, Pág. 197. 9 DRAE 1992, Pág. 1344

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Cabeza de filósofo. La sorprendente cabeza en bronce fue hallada bajo las aguas próximas a Anticitera y está catalogada comouna obra maestra de la expresividad escultórica. Parece representar a un filósofo escéptico de la época helenística, posiblementeBión el Boristenita, del s. III a. C. famoso por sus diatribas satíricas. Museo Arqueológico de Atenas.

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de parábola, le da una explicación eminentemente olímpica10. La vida de loshombres –dijo- le parecía semejante a una aglomeración de gentes como lasque se reunía en la convocatoria de los mayores juegos y con la renombradaasistencia de toda Grecia. Pues allí los unos acudían, con sus cuerpos bienentrenados, para conquistar la gloria y el honor de la corona, otros se congre-gaban para vender y comprar con afán y ánimo de lucro, y había tambiénotra clase de individuos, y estos eran los más ingeniosos, que no iban en posdel aplauso ni de la ganancia, sino que se presentaban allí tan solo para mirary observar vigilantemente lo que allí se hacía y cómo. ...Y estos, se llamaronamantes de la sabiduría , es decir filósofos, y así como lo más noble es ir allísin comprar nada, así en la vida la contemplación y el conocimiento, superanen mucho a todos los otros afanes.

Como consecuencia y corolario de lo expuesto, el olimpismo es una filosofíade la vida, es decir, un entendimiento sabio de la existencia del ser humano ala que se pretende elevar y dignificar.

El deporte es la correa transmisora del olimpismo. Al hilo del término, con-viene precisar como necesario antecedente, la confusión generalizada quesobre el extremo existe, al solerse identificar los dos elementos como uno solo,y en un peculiar periodo de la historia, en el que como nunca ha habido tantasnoticias y avisos, pero cada vez los receptores de tales informaciones carecende la necesaria base de una adecuada formación. En este sentido, se tiende aconfundir la dualidad dicha y como consecuencia de ello, cuando en algunoscasos del deporte de alta competición, que como consecuencia del fabulososustrato económico en el que se mueve, se evidencian o emergen supuestosde corrupción o venalidad, tal degeneración, es imputada como fenómeno glo-bal al olimpismo, para enfatizar erróneamente con radicales aseveraciones,tales como la de que el olimpismo ya no existe, o es término obsoleto y des-fasado, cuando los principios olímpicos fundamentales (no discriminación, paz,mejora psico-física del ser humano a través del deporte etc.) están tan vigentesen los umbrales del siglo XXI, como cuando en la antesala del pasado sigloPierre de Coubertin, su fundador, los formuló.

Pero donde quizá radique la causa del error, sería en determinar cual esla esencia del verdadero deporte, ya que el término de ser un concepto uni-voco a comienzos de siglo, ha pasado en los tiempos presentes a una acep-ción equívoca. De ahí, que cuando alguien se intitula así mismo como“deportista”, se le podría inquirir acerca de su categoría o clase: ¿campeónolímpico, campeón nacional, de club, de barrio, trotador que se mantiene enforma, o apasionado hincha metido en kilos, mofletudo y fondón que en losfines de semana sigue devotamente los encuentros de su equipo favorito a

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10 GARCIA GUAL, Carlos, Los que iban a mirar. Revista de Occidente, número 134-135, Pág. 5.GARCIA ROMERO, Fernando: Poesía y deportes en la antigüedad. Revista de Occidente. Número 134-135, Pág. 57.

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través de la televisión, cómodamente instalado en el salón de su casa, sobre-llevando absorto las incidencia jubilosas o amargas del lance retransmitido,mientras compulsivamente se atiborra de güisqui y cacahuetes? Todos ellosse intitulan “deportistas” pero ¿quién es el practicante y beneficiario a la vez,del ejercicio del verdadero deporte?11.

El hilo conductor que ha de ser utilizado como certera vía para determinarla esencia de lo que ha de ser entendido por verdadero deporte, es el de pre-cisar la actividad, actuación o manifestación que por la importancia sociológicaque en su día adquirió, generó el nombre. Y es precisamente, en el tímidonacer del deporte en la Edad Media, que ha de ser entendido por tal, la prácticadesenfadada y entretenida, voluntaria e intrascendente, a la que se deslindaráde toda la variada gama del quehacer humano, otorgándola el específico rótulode deporte.

Es Ortega, el que a mediados de 1947 investiga el origen histórico del tér-mino y en el magistral prólogo que dedicó en su día al libro del Conde deYebes Veinte años de caza mayor, nos dice que el vocablo tiene su nacimientoen el comportamiento de los marineros provenzales, que vacan o están enholganza, cuando en puerto descansa de los arriesgados y duros trabajos delmar. La palabra deporte-dice Ortega- ha entrado en la lengua común proce-dente de la lengua gremial de los marineros mediterráneos, que a la vida tra-bajosa en el mar oponían la de la estancia placentera en el puerto. Deportees estar de portu o estar de puerto.12

Siguiendo la senda ortegiana, Miguel Piernavieja el que fuera Director delCentro de Documentación del INEF de Madrid, publicaría en la revista CitiusAltius Fortius en 1996, su exhaustivo y documentadísimo trabajo sobre el temaDepuerto deporte. Protohistoria de una palabra.13

El minucioso rastreo semántico, realizado a partir de los idiomas provenza-les, antiguo castellano antiguo catalán y antiguo francés, en un alarde de eru-dición, revela el autor como desde el año 1140 en que el término deportaparece utilizado en el Cantar de Mío Cid, hasta la Crónica de Ramon Munta-ner en 1325, de las setenta y cuatro veces que el vocablo es utilizado, en treintay seis de ellas, es usado como sinónimo de ejercicio físico y diversión. La pa-labra deport provenzal aparece por primera vez usada por Guillermo de Poi-tiers, séptimo conde de su nombre y noveno Duque de Aquitania (1071-1127).Hombre burlón y sensual, cortejador y mancillador de honras femeninas, enel año 1117, una vez que le fuera levantada la excomunión papal que sobre elpesaba el famoso Duque se trasladó a España con 600 caballeros para combatir

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11 Ver sobre el tema, Cagigal José María: Deporte, pedagogía y humanismo. Madrid 1966 y DURANTEZ, Conrado: Literaturaespañola del tema deportivo. En Mensaje Olímpico. Comité Olímpico Internacional, número 13, marzo de 1986, Pág. 13.

12 GOMEZ DE SILVA, Guido. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. México 1965, Pág. 302.13 VIAL, Claude, Léxico de antigüedades griegas. Versión castellana de Maurio Armiño, Madrid 1983, Pág. 197. TRAPERO, Maximiano: El campo semántico deporte. Santa Cruz de Tenerife. Canarias. 1979.

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Tres de los más destacados apóstoles del movimientofísico-pedagógico moderno. De izquierda a derecha yde arriba abajo, el alemán Ludwig Jahan (1776-1852), creador de los turnplatzs; el español Franciscode Amoros y Ondeano, Marqués de Sotelo (1770-1848), fundador en Madrid en 1806 del Real InsitutoPestalozziano y el pastor anglicano Thomas Arnold,cuyo sistema de pedagogía deportiva implantado enla Universidad de Rugby había de influir en forma de-cisiva en el ideario de Coubertin.

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a los almoravides al lado de Alfonso el Batallador.- En uno de sus poemas cor-tesanos, nos dejó el contradictoria personaje, como un hito histórico indeleble,la palabra deport.

La idea de esparcimiento ha de ser pues consustancial al deporte, pues siésta se perdiera, la actividad quedaría relegada a una ocupación forzosa nor-malmente vinculada al obligado quehacer laboral. La alegría del deportista,ha de ser pues un síntoma calificador de su talante, lo que hacía exclamar aPierre de Coubertin en 1918 con valoración sagaz, de experto psicólogo de-portivo: Si alguien me pidiera la receta para olimpizarse le diría: la primeracondición es estar alegre. Y añade dos años más tarde: el día en que el de-portista deje de disfrutar de toda la alegría de su propio esfuerzo y de la em-briaguez de poder y equilibrio corporal que de él derivan, el día en que sedeje dominar por las consideraciones de vanidad o de interés, ese día su idealse acabará y el valor pedagógico de este ideal, si se puede emplear esta expre-sión, disminuiría irremediablemente 14.

El elemento fundamental diferenciador de lo que ha de ser entendido porverdadero deporte como esencia próxima pero distinta a todo el conglomeradode impropias manifestaciones comprendidas bajo el genérico paraguas semán-tico del término, ha de ser, el del carácter desinteresado de tal actividad. Así loconcebía Ortega y Gasset cuando razonaba de cómo el hombre neolítico quecultiva ya el suelo, que ha domesticado, y cría animales, no necesita, como suantecesor paleolítico, nutrirse principalmente del trabajo venatorio: descargadade su forzosidad, la caza se eleva a deporte 15. En consecuencia, la actividadverdaderamente deportiva, participa de una doble versión lúdica e intrascen-dente, que la caracterizan como algo accidental en la vida del hombre. El máshondo valor humanístico del deporte –decía Cagigal- radica en su secundarie-dad. A nivel individual o de pequeño grupo, sirve como alternativa de espon-táneo y desnudo entendimiento humano al margen de los cotidianos cometidosasignados a cada uno en el encasillamiento social,....El deporte no es más im-portante ni mejor que la vida seria. Si toda la vida se transformase en deporte,este perdería su principal virtud de alternativa dialéctica 16. De ahí y por ello,que en este sucinto examen de la veta esencial de la auténtica actividad de-portiva, destaque en ella su carácter de ociosidad 17, condicionante originaria,que en la mayoría de las impropias manifestaciones agonales, carecería hoyde sentido. Esta cualidad se conserva aún en la catalogación oficial del termino,al considerarse el deporte como recreación, pasatiempo, placer, diversión oejercicio físico, por lo común al aire libre 18. Y es que en esta accesoridad tra-

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14 COUBERTIN, Pierre. En Ideario Olímpico. Madrid 1973. Pág. 99. 15 Citado por Cagigal, José María, En Deporte pulso de nuestro tiempo. Pág. 197.16 CAGIGAL, José María. ¡Oh deporte! Anatomía de un gigante, Pág. 15417 CAGIGAL, José Maria. Deporte, pulso de nuestro tiempo. Págs. 31-36.18 DRAE, Madrid, 1992, Págs. 482.

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Filósofos e Ideólogos del deporte y el olimpismo mo-derno. De izquierda a derecha y de arriba abajo el ho-landés Johan Huizinga conocido como el filósofo dela cultura y defensor del elemento del Juego comofactor de creación cultural; el español José Ortega yGasset (1883-1945), profundo investigador del fenó-meno deportivo bajo rigurosos prismas filosóficos y eldominico francés Henri Didon (1840-1900) ilustrepedagogo y amigo personal de Coubertin, creador dellema olímpico Citius Altius Fortius, aceptado como di-visa olímpica oficial a partir de 1894.

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dicional de la actividad deportiva, es en donde radicaba también uno de susmayores atractivos sociológicos, cual era la encarnación o esencia del mito lú-dico, seducción del que en otros tiempos carecía el profesional. Un profesionalque ejecuta dificilísimas destrezas en el circo produce admiración pero noarrastra19.

Y es que cada día, generan menos entusiasmo los logros campeonilesde superdotados del músculo, que tras complicados sistemas de prepara-ción, amén de quien sabe que otro tipo de manipulaciones o estratagemas,obtienen la cima sobrehumana del ansiado record. Su popularidad, comoel fulgor de los cohetes de feria, suele ser fulminea pero efímera. De ahí ypor el contrario, que permanezcan en la mente popular campeones victo-riosos y cuya fama es perdurable, no solo por su hazaña deportiva en sí,sino y especialmente, por el descollante nivel de su talante humano. JeséOwens, Wilma Rudolf, Fany Blankers Koen o Caroly Takats entre otros, sonun ejemplo.

Y es que en la distorsionada realidad presente en términos deportivos y enel empeño “globalizador” de poderosos y ocultos bloques comerciales, se estáprocediendo merced a su poderosa y sofisticada técnica de movimiento demasas y de creación de corrientes de opinión, a trasladar la práctica deportivade su esencia de lance de protagonismo humano, hacia una presencia pasiva,en la que los grandes actores son deportistas profesionales a los que se admiray sigue. Se puede hablar con propiedad de un gran deporte-espectáculo-decíaCagigal-es decir de un deporte hacia -hay que hacer hincapié en esta preposi-ción-esa vertiente espectacular programada y explotada, apto para la difusión,la propaganda; objeto de exigencias campeoniles descubierto y utilizado porlas finanzas, la industria y el consumo, con frecuencia vinculado a la profe-sionalización. Es el deporte del éxito, de las retransmisiones, de la publicidad,de la política20. Es, en definitiva, el papel de esta gran masa de espectadorespasivos del deporte , la de un evidente voyeurismo deportivo por el cual ymerced a las mecanismos subyugantes del espectáculo, sufren, se alegran , sedeprimen o explotan de emoción, en consonancia con las incidencias de loslances deportivos del profesional que está jugando.

Las precisiones que anteceden, es obvio que puedan ser tachadas de des-fasadas, en cotejación con la cotidiana visión con la que se observa, valoray enfoca el fenómeno deportivo. El antiguo divertimento en forma de ejer-cicios físico, ocioso en sus deportes, corre el riesgo de convertirse en arcaico,por falta de uso, de adecuación a la realidad contemporánea21. Pero es evi-dente, que el tipo de deporte que ha de constituir la correa transmisora de

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19 CAGIGAL, José María. El Deporte. Madrid 1985, Pág. 25.20 CAGIGAL, José María. El Deporte en la sociedad actual. Madrid 1975,Pág. 5821 CAGIGAL, José María. Deporte, pulso de nuestro tiempo. Madrid 1972, Pág. 37.

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Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacerdel deporte el placer habitual de los jóvenes de la pe-queña burguesía, y ahora debe hacerse completa-mente accesible al adolescente proletario. Todos losdeporte para Todos (Coubertin).

José María Cagigal (1928, 1983) estudió con singularhondura de pensamiento el fenómeno deportivo mo-derno transformando con su personal impacto histó-rico las estructuras de la educación física en España.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y OlimpiadasEl olimpismo

Cuatro legendarias figuras del olimpismo moderno, epónimas delos Juegos en que participaron que por su perseverancia y éxitoante la adversidad merecieron el Altius olímpico: Jesse Owens(Berlin 1936) Fanny Blanquers Kohen (Londres 1948) KarolyTakacs (Londres 1948 y Helsinki 1952) y Wilma Rudolph(Roma 1960).

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los principios olímpicos, deberá encuadrarse en toda la medida posible enlas más altas cotas de humanismo y lealtad deportiva22. No en vano la CartaOlímpica regula como misiones del COI, las de oponerse a toda utilizaciónabusiva, política y comercial del deporte y de los atletas, así como la de adop-ción de medidas para evitar que corra peligro la salud de los mismo, colabo-rando al efecto, con los organismo competentes al objeto de poner el deporteal servicio de la humanidad.23

Principios formativos. El código ético del olimpismo a través de la vía deldeporte, tiende a mejorar la raza humana y a conseguir el canon ideal delhombre equilibrado y perfecto. La aspiración a tal meta, es una constante his-tórica a través de los tiempos. En los andares iniciales del antiguo olimpismo,a través del trance agonal, se tendía a obtener la arcaica y nobiliaria areté,máximo exponente de destaque social del mundo homérico, bajo el patrónde ser siempre el primero y sobresalir sobre los demás24.

La capacitación física con el cultivo del carácter encaminada a conseguir lo-gros destacables, se encarna en el agonismo, en donde la confrontación en lacompetición es un expresión del instinto de inmortalidad, de la aspiración aseguir viviendo en el pensamiento de los parientes y en el recuerdo de loshombres a través de éxitos sobresalientes25. El patrón idealista homérico, darápaso en la misma antesala del clasicismo, al nuevo canon de la perfección através del simultaneo y equilibrado cultivo del cuerpo y del espíritu. La kalo-cagathia (de kalós = bello, agathós =bueno) supone el máximo exponente his-tórico de la educación equibrada del hombre.

La belleza física (kalós) se adquiría en la fragua de la palestra y del gimnasio,practicado las disciplinas agonales a disputar en su día en la edición de unode los grandes juegos panhelénicos. La bondad espiritual e intelectual (agathós)la procuraban la música, el canto, la danza, la retórica y la filosofía.

Pierre de Coubertin ha de tener muy presente en su ideario restaurador delmoderno olimpismo, los patrones clásicos de Olimpia. En los tiempos del es-plendor de Olimpia -diría en 1906- las letras y las artes armoniosamente com-binadas con el deporte, aseguraban la grandeza de los Juegos Olímpicos...yaque la educación atlética –precisa en 1889–ejerce por lo menos idéntica acciónsobre la moral que sobre lo físico....y si por un lado desarrolla los músculos,también forma el carácter y la voluntad: en una palabra produce hombres. Laindispensable necesidad de la cultura física y la cultura del carácter, no excluyela formación de la inteligencia ni de la sensibilidad. Se trata de un todo armó-

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22 COUBERTIN, Pierre. Entrevista en L´auto de 4 de septiembre de 1936. 23 Carta Olímpica. Norma 2-9 y 10.24 Homero Iliada XI 784. 25 Popplow. Ulrich. Las épocas del deporte griego. En Citius Altius Fortius. Madrid 1960, Pág. 394.

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nico26. Los principios olímpicos antiguos y coubertinianos hallan su acomodonormativo en la Carta Olímpica cuando precisan que “el objetivo del olimpismoes poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre conel fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometidacon el mantenimiento de la dignidad humana....apoyando y fomentando laformación de la ética deportiva...velando por el mantenimiento del espíritu delfair play en el deporte y por la erradicación de la violencia” 27.

El ideal de la superación olímpica que haya su acomodo en el lema CitiusAltius Fortius no exige ni requiere la constante mejora de las marcas por elsolo y escueto motivo de quebrar un record precedente. El principio olímpicode la superación, presupone y exige que la mejora de un registro, quizá os-tentada por el mismo atleta que lo supera, se produzca porque el competidora través de una preparación sistemática, sea mejor, él mismo, que en tiemposprecedentes. Que su mejora ontológica total por la vía de la preparación ge-nérica, le otorgue la condición de un rango superior. De ahí, que el frió espe-jismo del record,28 como cota oficializada de una hazaña cotizada por losbaremos publicitarios de una sociedad de consumo de éticas frecuentementeamorales, no haya de tener necesariamente un adecuado anclaje olímpico ano ser que la capacitación del competidor se haya realizado respetando la dig-nidad humana. La “recordmania” y la “medallitis”, desoladores males que aque-jan a los altos niveles competitivos, se avienen mal con el humanismo de lasexigencias olímpicas. Las prisas por la fabricación de campeones o “campeo-nitis”, ya en su día fueron denunciadas por Cagigal en la década de los sesenta.A una humanidad que instintivamente se abre hacia la actividad deportiva-decía-se la puede ofuscar con la impresión de grandes campeones. Y se montanfábricas de super hombres –que ante una norma de sano humanismo se acer-can más a infrahombres-. Ha llegado la gran antropofagia, no importan el in-dividuo.29.

Records y plusmarcas conseguidos en muchas ocasiones en el mismo ám-bito del escenario olímpico, han sido ulteriormente invalidados ante la evi-dencia de fraude, deshonrando al atleta y desluciendo la fiesta30, poniendoen evidencia las maquiavélicas maquinaciones tendentes a obtener un fin sinreparar en los medios. La trampa ruin31 de la droga y toda la secuela de ma-cabras manipulaciones con los atletas32 quebrantan la dignidad del individuo,son antihumanas, no son olímpicas. Es aquí donde el humanismo deportivo

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26 En Pierre de Coubertin y su ideario. DURANTEZ Conrado Madrid 2001, Págs. 23 y 27.27 Carta Olímpica. Principios Fundamentales.-3. Norma 2-6 y 7.28 MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte. Barcelona 1986, Pág. 292.29 CAGIGAL José María. Deporte, pedagogía y humanismo. Madrid 1966. Pág. 51.30 DURANTEZ, Conrado. El dopaje como fraude y violencia en el deporte. Violencia institucional. AOE 2001.31 SAMARANCH, Juan Antonio. Discurso inaugural de la 94 Sesión del COI. Revista Olímpica, número 243, Pág. 608.32 DURANTEZ, Conrado. El dopaje como fraude y violencia en el deporte. Métodos prohibidos. AOE 2001.

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se centra en el “humanitarismo”, “hacer bien al hombre mejora al hombre,cuando proceda, salvar al hombre”33.

La esencia pacifista del olimpismo. La búsqueda de la paz, ha sido una cons-tante histórica del movimiento olímpico a través de los siglos. Los Juegos deOlimpia, colisionaban en el devenir de su normal desarrollo histórico con lamaldición de la guerra34 que de una forma permanente y tenaz asolaba el Pe-loponeso. Es por ello, que dentro del escenario antehistórico de los Juegos, enel año 884 antes de Cristo, Cleóstenes, Ifito y Licurgo, en representación de lostres estados limítrofes Pisa, Elida y Esparta, acordaron el pacto internacionalde la Tregua Sagrada o Ekekheria. El lacónico mandato expresado en líneasconcéntricas sobre un disco de hierro35 reflejaba el acuerdo. “Olimpia es lugarsagrado, quien ose pisar este suelo con fuerzas armadas, será vituperado comohereje. Tan inicuo es también todo aquel que no vengue un crimen estando ensu mano poder hacerlo.” 36

La Tregua Sagrada, cuando se hallaba cercana la fecha de los Juegos, erapregonada y publicada por los espondoforos o “mensajeros de la paz” que ennúmero de tres, partían de Olimpia para anunciar a todos los pueblos griegos,que el periodo había comenzado. A partir de aquel momento, se prohibía elejercicio de la fuerza basada en el uso de las armas. Todas las operacionesmilitares eran suspendidas y las falanges de guerreros volvían a sus bases pre-dispuestos a celebrar con la solemnidad y júbilo acostumbrado, las festivascontiendas de la paz. Los peregrinos y atletas que a Olimpia acudían, gozabande inmunidad personal durante su estancia en el Santuario. Así como mientrasdurase su viaje de ida y vuelta a él y una atmósfera de ilusión pacificadora seextendía por todos los territorios de la Hélade.

Amparados y protegidos por el acogedor cobijo de la Tregua Sagrada, hande iniciar su andadura histórica oficial los Juegos de Olimpia, que se componenal principio de una sola carrera que ganará por primera vez el eleo Corebo37.Y así a medida “que se fueron acordando paso a paso les fueron añadiendomás y más pruebas”38.

El pacto de la ekekheria como formula jurídica de profundo anclaje reli-gioso, logró pacificar con su influencia los espacios cronológicos dedicados alcalendario de los Juegos y de paso, generó un hábito político de paz estable,39

siendo en muy contadas ocasiones, en las que el famosos acuerdo fue que-

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33 CAGIGAL, José María, ¡Oh Deporte! Madrid 1981, Pág. 137.34 DURANTEZ, Conrado. Olimpia, 2 tomos. Madrid 1976 Tomo I. pág. 25.35 PAUSANIAS-V, 10, 1.36 PLUTARCO. Licurgo. I; DIEM, Carl. Historia de los Deportes. Barcelona 1966. Pág. 196.37 PAUSANIAS, V, 8, 6.38 PAUSANIAS, V, 8, 5 y 8, 6-11.39 PALEÓLOGOS, Cleanthis. L´Institution de la Trêve dans les Jeux Olympiques. A.O.I. 1964, Pág. 62.

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brantado, insignificantes, en todo caso, en comparación con el dilatado espaciohistórico de 1168 años de duración del antiguo olimpismo.

La promoción de una corriente internacional e internacionalizada de las re-laciones humanas, que generase el conocimiento y la comprensión entre lospueblos basada en el carácter interracial e intercultural presidido por el respetomutuo40 fue si cabe, la idea básica y esencial de la restauración coubertiniana.“Es preciso-decía- que cada cuatro años los Juegos Olímpicos restaurados dena la juventud universal la ocasión de un reencuentro dichoso y fraternal por elcual se disiparán poco a poco, esta ignorancia en la que viven unos pueblosrespecto a los otros, ignorancia que mantiene los odios, acumula los malenten-didos y precipita los acontecimiento en el destino bárbaro de una lucha sincuartel” 41 Esta idea de la internacionalización pacífica del deporte como vehí-culo orientado por la filosofía olímpica, está presente en la mente de Coubertinen el primer intento y fallido, para la restauración del olimpismo, en la sesiónde la Sorbona del 25 de noviembre de 1892.

Exportemos remeros, corredores y esgrimistas, he aquí el libre cambio del fu-turo, y el día en que éste sea introducido en las costumbres de la vieja Europa,la causa de la paz habrá recibido el más importante apoyo.42

La llamada constante a la paz a través del deporte, halla de nuevo en Cou-bertin una expresión anhelante y poética, en el epígrafe IX de su Oda al De-porte, Medalla de Oro en el Concurso de Literatura de los Juegos de Estocolmoen 191243. ¡Oh deporte eres la Paz!. Estableces buenos contactos entre los pueblosacercándolos con el culto a la fuerza controlada, organizada y maestra en simisma. Por ti aprende a respetarse la juventud universal, y así la diversidadde las cualidades nacionales, se transforman en fuente de generosa y pacíficaemulación....

Sin embargo, la implantación de la paz mundial a través del olimpismo, taly como lo concebía y pretendía Coubertin, no iba a tener el esperanzador re-sultado pretendido y tres Olimpiadas habrían de quedar vacías de Juegos Olím-picos (la VI, XII y XIII) como consecuencia de las dos Guerras Mundiales,falleciendo Coubertin sin ver concluida la segunda de las dos contiendas deconnotaciones apocalípticas.

Pero firmados los correspondiente armisticios de las dos dramáticas confronta-ciones, la paz y concordia olímpica volvieron a reinar, y las juventudes del mundo(no todas al principio en algún caso) se encontraron de nuevo en Amberes en

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40 DIEM, Liselott: Pierre de Coubertin. El Respeto Mutuo. En AOI 1983, Págs. 9 y siguientes; COUBERTIN, Pierre. L´édu-cation des adolescents au XXIème siècle. III. Education morale. Le respect mutuel. Paris 1915, Págs. 14-15.

41 COUBERTIN, Pierre. Conferencia en la Sociedad El Parnaso. Atenas 1984 en Ideario Olímpico, Pág. 23.42 COUBERTIN, Pierre. Une campagne de vingt et un ans. Paris 1900. Pág 90.43 La Composición Poética Oda al Deporte ganó el concurso de Literatura en los Juegos de Estocolmo de 1912 figurandocomo autores de la misma G. Hohrod y M. Eschbach, seudónimos que utilizó Coubertin para presentar la obra.

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1920 y en Londres en 1948, renaciendo poco a poco la confianza por el conoci-miento mutuo, desapareciendo los estereotipos y prevenciones, dando con elloasí paso a una nueva concordia mundial. Cabría en razón a ello preguntarse: ¿Deno ser por el olimpismo como doctrina y por sus Juegos como manifestacionestangibles y citas periódicas de la misma, dónde cuándo y cómo podría haber ha-bido un reestablecimiento de la concordia mundial como la que de forma directase operó a través del continuismo del calendario cuadrienal de los Juegos?.

La Carta Olímpica se hace eco normativo del principio pacificador olímpico,cuando manifiesta que el olimpismo aspira al establecimiento de una sociedadpacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana... lle-vando a cabo ...acciones a favor de la paz... a fin de tender a construir unmundo mejor y más pacífico44. Sin embargo el reflejo programático pacifistadel olimpismo, no ha sido suficiente para su efectividad real y fundándose enantecedentes históricos de su primera etapa, el moderno olimpismo ha aspi-rado como paso inicial a su compromiso pacifista, lograr, al menos, un parén-tesis de calma generalizada durante el desarrollo de los Juegos, al igual queacontecía con el remoto antecedente de la ekekheiria.

Como consecuencia de la contienda yugoslava sañuda y feroz, que martirizóentre otras ciudades la sede olímpica de Sarajevo, Samaranch en el discurso in-augural de la 99 Sesión del COI en Barcelona, recordó la importancia de acordarmundialmente un periodo de paz durante el desarrollo de los Juegos45. En con-sonancia con ello, el COI el 21 de julio de 1992 emitió desde Barcelona un lla-mamiento en favor de la Tregua Olímpica y en base al cual, y en razón a sumisión de contribuir a la paz mundial, exhorta al restablecimiento de la ekekhei-ria griega, haciendo un llamamiento a todos los estados (jefes de estado, gober-nante o asambleas) así como a todos los organismos nacionales e internacionales,para que el pacto de la Tregua sea observado por un periodo que abarque losJuegos así como los siete días anteriores y posteriores a los mismos. El 9 de juliode 1993 en Nueva York, el Secretario General de las Naciones Unidas Butros-Ghali recibe de nuevo de Samaranch el documento de la Tregua Olímpica, apo-yado por todos los organismos olímpicos internacionales (COI, ACNO, ASOIF,etc..) así como los representantes de ciento ochenta y cuatro CONs. La respuestapositiva del Secretario General de la ONU no se hizo esperar y como punto 167del Orden del Día de la 48 Sesión habida en Nueva York el 25 de octubre de1993, se aprueba por unanimidad el documento de la Tregua Olímpica, decla-rando además en el año 1994, como año del Deporte y del Ideal Olímpico. Dosaños más tarde, el 7 de diciembre de 1995, la Cincuenta Asamblea General dela ONU, hace un llamamiento a favor de la Tregua Olímpica y de la Paz que esaprobado por ciento sesenta y un países representados. La Conferencia Mundial

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44 Carta Olímpica. Composición y organización del Movimiento Olímpico.45 Hora Española. R.O. número 299, Pág. 407.

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sobre la Educación y el Deporte para una Cultura de Paz desarrollada en Parísentre los días 5 y 7 de julio de 1999, auspiciada por el COI y la UNESCO asícomo la 54 Sesión de la Asamblea de las Naciones unidas habida en Nueva Yorkel 24 de noviembre del mismo año, en el que se propone la “Resolución por laconstrucción de un mundo mejor y más pacífico gracias al deporte y al IdealOlímpico” es apoyada como coautores por un número record de 180 estadossobre 188, son pasos decisivos en la implantación del acuerdo de la Tregua queconduce a la creación de la Federaciçon Internacional para la Tregua Olímpica(FITO) que celebra su primera Sesión en Atenas el 24 de julio de 200046.

La idea pacifista del Olimpismo a través de todo tipo de estructuras depor-tivas políticas y administrativas del mundo se hace cada día progresivamentemás patente.

El Olimpismo y sus principios democráticos. La práctica deportiva genera-lizada, y la llamada a la competición dentro de un plano igualitario de dere-chos, ha sido una conquista moderna conseguida tras muchos avatareshistóricos.

El mundo griego con su peculiar estructura social, impedía el uso de lasprácticas gimnásticas a grandes masas de población carentes de la plenitud dederechos civiles. El reflejo de tales condicionante, hallaba especial significadoen los Juegos de Olimpia, en los que, previamente a los lances agonales losparticipantes, por la vía del Juramente Olímpico, atestiguaban su condición deser “griegos y hombres libres”47. Al margen de tales requisitos de base, la pro-gresiva especialización en los diversos concursos agonales, hizo que paulati-namente a los grandes encuentros panhelénicos, asistiesen los ciudadanos queuna desahogada vida social les permitía medios y tiempo suficiente para el asi-duo y cotidiano entrenamiento. Lejos están pues, las proezas de Glauko de Ca-risto, que siendo labrador, vence en los Juegos Olímpicos pese a surudimentaria técnica boxística48.

Es por ello que la conquista del igualitarismo democrático como derecho a lapráctica y competición deportiva, es fundamentalmente, como se dijo, un logroreciente. Han de ser pedagogos y educadores, los que recabarán la práctica gim-nasial como elemento formador del individuo y Francisco de Amoros y Ondeano,Marqués de Sotelo, (1767-1848) en España; Per Henrik Ling (1776-1839) en Sueciay Federico Luis Jahn (1778-1852) en Alemania, propició el ambiente internacional,como antesala histórica a la revolución cultural que Pierre de Coubertin provoca.Coubertin es un hombre de talante culto y refinado perteneciente a la elite social

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46 DURANTEZ, Conrado. El Olimpismo y la Paz. Facultad de Educación Física de la Coruña. 19 de mayo de 2003; ANNANKoffi: La paz no puede lograrse de un día para otro. R.O. Agosto-septiembre 1999, Pág. 3; SAMARANCH, Juan Antonio;Una cultura olímpica a favor de la paz. R.O. Agosto-septiembre 1999. Págs. 35-38; Trêve Olympique. R.O. Diciembre de1999, Pág. 19.

47 MOUSSET, Albert: Olympie. Paris 1960, Pag. 60.48 PAUSANIAS, VI-X, I.

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de su tiempo. Pero sobre todo y por encima de todo, Pierre de Coubertin es uneducador. Y de ahí que su visión del deporte como un derecho del hombre y elcódigo filosófico con el que ha de dotar al olimpismo por el restaurado, esténprofundamente impregnados de una esencia de democrático igualitarismo. Un re-cord deportivo –diría en 1920– es un limite al que el hombre llega mediante la co-laboración de las fuerzas con que le ha dotado la naturaleza, y las que él mismocon la energía de su carácter ha desarrollado. Su situación social, el apellido o lafortuna que haya heredado de sus padres no influyen en esto para nada. El hechode que sea Príncipe o artesano no le hace elevarse ni un palmo más en el salto, niaumentará en cincuenta centímetros la longitud del trayecto, que corredor a pie,nadador, o remero pueda realizar en un tiempo dado49. Sesenta años más tarde,Cagigal ha de seguir la misma senda valorativa sobre las connotaciones democrá-ticas del deporte. En el terreno de juego -razonaba- enfundados todos en sus ves-timentas deportivas, no hay hijo de nadie, ni pertenencia familiar económicamentepoderosa o humilde, durante las jugadas interesa como juega cada uno, comocumple a cada uno su rol....y es que el que mejor juega no tiene porque ser el mejorhombre; No es conducta de transpolación; es simplemente el mejor en esa facetaconcreta de la conducta humana 50.

El carácter aristocrático –democrático del olimpismo, lo pone de mani-fiesto Pierre de Coubertin en el Mensaje radiofónico enviado desde Berlínel 4 de agosto de 1935. La segunda característica del olimpismo –precisó-esel hecho de ser una aristocracia, una élite; pero desde luego, una aristocraciade origen totalmente igualitario, puesto que no esta determinado más quepor la superioridad corporal del individuo y por sus posibilidades muscula-res, multiplicadas hasta un cierto punto por su voluntad de entrenamiento51.De ahí que la democracia sana y el internacionalismo inteligente y pacíficoentrarán en el nuevo estadio y mantendrán en él el culto al honor y al des-interés que permitirán al atletismo realizar una obra de perfeccionamientomoral y paz social 52.

Estudiando la estructura de las asociaciones deportivas y la manera de suintegración en ellas de sus miembros, ve en este carácter asociativo voluntarioe igualador, un ejemplo de democracia, precisando en 1919: una asociacióndeportiva es, en cierto modo, la célula de la democracia porque solo en ella,subsiste la desigualdad que procede de la naturaleza, mientras que la desigual-dad artificial, introducida por los hombres, es rechazada53.

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49 COUBERTIN, Pierre. Discurso en la XVIII Sesión del COI en el Ayuntamiento de Amberes en agosto de 1920. En IdearioOlímpico, Pág. 143.

50 CAGIGAL, José María. ¡Oh Deporte! Madrid 1981, Pág. 151.51 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico Pág. 213.52 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, Pág. 23.53 COUBERTIN, Pierre. Carta a los miembros del Comité Olímpico Internacional. Lausana enero de 1919. En Ideario Olím-pico, Pág. 122.

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Es de destacar por último dentro del igualitario humanismo de la concepcióncoubertiniana del derecho al deporte, su defensa tajante y tenaz del deportepara todos, como una práctica novedosa en su momento y opuesta a la corrienteelitista y aristocrática que los patrones anglosajones internacionalmente procla-maban a través de la formula falaz del amateurismo, de esencia marcadamenteanti-social según la famosa versión de los Estatutos Fundacionales del AmateurAthletic Club de Londres de 1866. Coubertin planta cara al problema en 1919:durante mucho tiempo –decía – el atletismo renovado en el siglo XIX, no ha sidomas que el pasatiempo de la juventud rica y semi-ociosa. Nuestro Comité ha lu-chado más que nadie para hacer de él el placer de los jóvenes de la pequeñaburguesía; y ahora debe de hacerse completamente accesible al adolescente pro-letario. Todos los deportes para todos, esta es la nueva fórmula de ninguna ma-nera utópica a cuya realización debemos consagrarnos54.

La Carta Olímpica recoge en sintetizada normativa los principios olímpicoscoubertinianos al precisar que “la práctica deportiva es un derecho humano.Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte según sus necesi-dades...”siendo función del COI la de ...”articular el desarrollo del deporte paratodos que constituye una de las bases del deporte de alto nivel, el cual a su vezcontribuye al desarrollo del deporte para todos”.55

El carácter humanitario de los principios olímpicos, se evidencia por la fi-nalidad y objetivo de los mismos, en cuanto pretenden o persiguen el “biendel género humano”56 y ese beneficio genérico e igualitario que el olimpismoproclama, choca frontalmente con los parámetros limitadores anti-democráticose injustos, de la discriminación.

En dos grandes grupos ha luchado principalmente el movimiento olímpicoen su aspiración igualadora, centrados estos esencialmente en su batalla polí-tica contra el apartheid y en la progresiva promoción de la mujer.

La Carta Olímpica reglamenta los dos supuestos, al establecer en el sextoPrincipio Fundamental, el objetivo educador del deporte “practicado sin discri-minación de ninguna clase” y la misión que el COI se impone para la ...”pro-moción deportiva de las mujeres a todos los niveles y en todas las estructurascon vistas a la aplicación estricta del principio de igualdad de sexos”.57

En la trayectoria multisecular del olimpismo, ambos planteamientos suponenun cambio radical en los iniciales postulados condicionadores de la participa-ción en Olimpia, en donde los competidores se juramentaban de ser griegos58

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54 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, Pág. 121.55 Carta Olímpica, Principios fundamentales. 4. Norma 2-12. 56 DRAE. 1992, Pág. 798.57 Carta Olímpica. 2013, Norma 2-7.58 Platón. Protágoras, 312,6; Heródoto. Alejandro, 4.

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Yoshinori Sakai. El bebe de Hiroshima enciende elpebetero del Estadio en los Juegos Olímpicos de Tokioen 1964. El joven atleta había nacido en la ciudadmártir, el mismo día de la explosión atómica que laarrasó. Una realidad de paz contrapuesta a los trági-cos y dramáticos recuerdos de la guerra.

El argelino Boughéra El Ouafi gana la maratón paraFrancia en los Juegos de 1928 en Ámsterdam, mar-cando un hito histórico presagiador de los futurostriunfos olímpicos de atletas africanos.

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y la mujer estaba excluida aún en su sola y mera presencia en el estadio, bajodraconiana pena de muerte.59

La concepción coubertiniana sobre ambos extremos fue dispar, y así, mientrastajantemente estableció el principio del “deporte para todos” considerando al de-porte como “patrimonio de todas las razas” o un “patrimonio de todos por igual”no luchó de la misma manera ni propició la presencia de la mujer en los estadios.

Así en 1931 en su artículo la Colonización Deportiva, aparecido sin firmaen el Boletín del Bureau Internacional de Pedagogía Deportiva, sentaba lasbases, insólitas en la mentalidad de entonces, para la introducción del deportey el olimpismo en el gran continente africano y tendentes a organizar unosJuegos Olímpicos Africanos para los que personalmente concibió una medallaespecífica60. Los deseos coubertinianos no se habrían de cumplir, con la noto-riedad y estructura organizativa por él pensada, pero su ideario universalizadory anti-racista (el deporte es patrimonio de todas las razas, diría en 1927) de-rrumbó el muro de prejuicios y desprecios hacia la raza negra, cuyo continenteen el Congreso de Berlín de 1885, las potencias europeas se habían repartidode forma arbitraria, trazando con tiralíneas quebrantadoras y nuevas fronterasde divisiones territoriales desoyendo el milenario cauce de delimitaciones fra-guado por la historia.

Los atletas africanos iniciaron tímidamente su participación olímpica, for-mando parte de los equipos de las potencias coloniales y en 1928 en los Juegosde Ámsterdam el argelino-francés Boughera El Ouafi, marca un hito históricovenciendo en la carrera de maratón, adelantado éxito presagiador de las reite-radas victorias olímpicas que los africanos abrían de conseguir medio siglo mástarde61. Pero el arbitrario resabio racista imperante en estados africanos surgidosde las antiguas colonias de culturización británica, habrán de encontrar un pa-radigmático ejemplo de arbitraje olímpico en Suráfrica, en donde la rígida se-gregación racial impuesta en 1958 por Verwoerd como Jefe de Gobierno de laUnión Surafricana, reiterada y mantenida ulteriormente en su puesto de PrimerMinistro de la transformada República Surafricana, causaron gravísimas tensionessociales ante el hipócrita y vejatorio sistema impuesto que abría de finalizar conel asesinato de Verwoerd por un blanco el 15 de marzo de 1961. Pero la pérfidadiscriminación continúo, generando animosidad, malestar y escándalo en elresto de los estados africanos, así como severas advertencias en el terreno de-portivo por parte del COI, al constatar, que el arbitrario apartheid impuesto,quebrantaba palmariamente la Carta Olímpica. Ante la contumaz postura de losdirigentes de Pretoria, el COI excluyó a Suráfrica de los Juegos Olímpicos en la

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59 PAUSANIAS, V, 16, 2-4, 3, 5-6 y 8; DREES Ludwig. Olimpia. Gods, artists and athletes. London 1968. Págs. 15 y 2960 COUBERTIN, Pierre. Le Sport veut conquérir l´Afrique y Colonisation sportive. En Textes Choisis. Zurich 1986. Tomo II,Págs. 675 y 678.

61 DURANTEZ, Conrado, África y el Olimpismo. R.O. 199.

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La academia de Platón. Mosaico de Pompeya del s. I a C. Museo Nacional de Nápoles

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edición de Tokio en 1964 y tras un paréntesis de teórica avenencia, ratificó sudecisión de expulsión en la Sesión de Ámsterdam en 1970.

La Comisión Apartheid y Olimpismo creada por el COI para el estudio y so-lución del problema surafricano, e integrada a su vez por dirigentes africanos,siguió de cerca, los síntomas de positiva sensibilidad62 del Gobierno de Pretoriainternacionalmente acosado en su inhumano proceder. Al fin, en 1984, el Pre-sidente surafricano Frederik de Klerk operó el cambio pedido, aboliendo elapartheid, legalizando el hasta entonces prohibido Congreso Nacionales Afri-cano y liberando a su lider Nelson Mandela. Ante tal constancia, la Comisiónde Apartheid y Olimpismo, recomendó al COI el reconocimiento del CON pro-visional surafricano, adoptándose en la 97 Sesión del COI en Birmingham, ladecisión de admisión e invitación a Suráfrica para tomar parte en los inmedia-tos Juegos de Barcelona 92.

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62 Apartheid. El COI se mantiene muy vigilante. R.O. 1990, Pág. 122; El regreso del CON surafricano. R.O. 1991, Pág. 365.

Cabeza del Emperador Nerón. Sevilla, Museo Arqueológico. Tramposo participante en los Juegos de Olimpia venció en variosconcursos en los Juegos de la 211 Olimpiada en el año 67. A la derecha busto en bronce de Pitágoras (582 a 500 a C.) creadorde la palabra filósofo. Museo Arqueológico de Nápoles.

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Columnas del Templo de Hera en Olimpia. En su interior, según Pausanias, se guardaba un disco de bronce conteniendo el textode la Paz Olímpica o Paz Sagrada llamada Ekekcheria.

París, 5 de julio de 1999. Inauguración de la Conferencia Mundial sobre Educación y Deporte para una Cultura de Paz. En el centrolos españoles Juan Antonio Samaranch, Presidente del Comité Olímpico Internacional y Federico Mayor, Director de la UNESCO.

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A la izquierda, estatua de Leonidas en Esparta. Leoni-das es el máximo exponente de la Areté, la virtud ho-mérica nobiliaria y militarista patrimonio indisociabledel héroe.

La Kalokaghathia (de Kalos=bello y Aghathos=bueno)fue el arquetipo ideal varonil del clasicismo heleno. Labelleza se adquiría en la fragua cotidiana del gimnasioy la palestra y la bondad con la práctica y el cultivo dela ciencia, las artes y la música. La conjunción de taleselementos solía concebirse en la mentalidad popular enla figura del campeón olímpico. El Efebo de Anticítero.Hacia el 340 a C. Museo Arqueológico de Atenas.

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El Valle de Olimpia. En el centro de la imagen el tortuoso cauce del río Alfeo. Arriba y a la derecha las instalaciones de la Aca-demia Olímpica Internacional.

Ceremonia de alumbramiento del fuego olímpico en Olimpia.

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Un largo periodo de cerrazón, pugna y presión, se había cerrado con justiciaen un supuesto de arbitrario y calamitoso escándalo, en cuya resolución, el COI,se adelantó en diligencia y eficacia a todos los demás organismos internacionales.

En el tema de la participación femenina de los Juegos, la reacción olímpicafue más lenta y tardía. Coubertin deseaba que los Juegos Olímpicos Modernos,participasen en la medida de lo posible de la esencia espiritualista cultural e ide-ológica que impulsó a los Juegos de Olimpia en el clasicismo. Veía por ello, enel moderno festival por el internacionalizado, una repetición de los antiguos ago-nes y de ahí y por ello, que inconscientemente, no era partidario de la partici-pación femenina, no solo por su tajante exclusión en el olimpismo griego, sinotambién ante la opinión dominante en los medios de la época, que valorabancomo perjudicial para la maternidad –principal y única función que en la épocaa la mujer se le atribuía–la practica deportiva. En otro sentido, el incipiente de-porte femenino, carente de tecnicismo y por ello de vistosidad, se aprestaba malcon el suntuoso espectáculo competitivo en el que los Juegos debían de consistir.Las referencias a este tipo de prevenciones en la obra de Coubertin son cons-tantes, adoptando una postura más permisiva sobre el tema al final de su vida.Pensamos –diría en 1912- que los Juegos Olímpicos han de estar reservados paralos hombres... ¿de los deportes practicados por las mujeres constituirían éstos unespectáculo recomendable ante las multitudes que reúne una Olimpiada?...Nues-tra concepción de los Juegos Olímpicos trata de la realización de su formula: Laexaltación solemne y periódica del atletismo masculino con la internacionaliza-ción como base, la lealtad como medio, el arte como encuadre y el aplauso fe-menino como recompensa...63.

La progresiva participación femenina en los Juegos a partir de Paris 1900,no es vista con agrado por Coubertin quién escribe en 1928: En cuanto a laparticipación femenina en los Juegos, soy contrario a ella. En contra de mi vo-luntad, han sido admitidas en un número de pruebas cada día mayor 64 y es-timando seis años más tarde: sigo pensando que el atletismo femenino esperjudicial (al masculino) y que este atletismo debería ser excluido del pro-grama olímpico65. Por último, y ante la evidencia de la realidad, su juicio setorna tolerante e irónico. También las mujeres podrían participar –diría en1935 – si es que se considera necesario. Personalmente no apruebo la partici-pación de mujeres en competiciones públicas, lo que no significa que se debanabstener de practicar un gran número de deportes a condición de que no seancomo espectáculo. Su papel en los Juegos Olímpicos, debería ser, esencialmente,como en los antiguos torneos, el de coronar a los vencedores.66

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63 COUBERTIN, Pierre: Les femmes aux Jeux Olympiques. R.O. Juillet 1912, pag 109-111.64 COUBERINT, Pierre. Mensaje del Barón Pierre de Coubertin a los atletas participantes en la IX Olimpiada, Bulletin Offi-cielle du Comité International Olympique. Octubre de 1998.

65 COUBERTIN, Pierre. 40 años de olimpismo. 1894-1934. En Ideario Olímpico Pág. 211.66 COUBERTIN, Pierre. Mensaje radiofónico desde Berlín en 4 de agosto de 1935. En Mensaje Olímpico, Pág. 217

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28 de octubre de 1971. Ceremonia del Fuego Olímpico en Olimpia. Maria Mosjoliú, hace entrega de la primera posta al ba-loncestista griego Ioannis Kirkilesis que iniciará la carrera de relevos para llevar el fuego a Sapporo, sede de los Juegos Olím-picos de Invierno en 1972.

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Los recelos coubertinianos sobre la participación femenina en los Juegos,se vieron desbordados por la realidad competitiva ya en su tiempo y desdeentonces tal incidencia ha ido en constante y progresivo aumento. Pero lamujer, no se ha integrado en el fenómeno olímpico como simple concursanteo competidora en deporte, sino que, además, y siguiendo la permisiva tenden-cia, ha ingresado también en la más alta dirigencia olímpica, siendo pioneraen tal logro la venezolana Flor Isava Fonseca, que junto con la sueca PirjoHaggman fueron cooptadas como miembros del COI en 1981.

Simbólico ejemplo de la incorporación femenina al moderno olímpismo, loconstituye el alumbramiento del fuego olímpico en el estadio de México, conocasión de los Juegos de la XIX Olimpiada, en los que la última posta juntocon el encendido del pebetero, lo realizó por primera vez una mujer, la atletamexicana Enriqueta Basilio67.

El COI a tenor de los mandatos de la Carta Olímpica precedentemente trans-critos, vela por la progresiva incorporación femenina a las estructuras olímpicasy deportivas, con cuyo objetivo, organiza seminarios de información destinadosa la capacitación de las mujeres dirigentes entrenadoras o técnicas funcionandoasí mismo un Grupo de Trabajo con iguales fines en el que se integran miem-bros del COI, CON y FI así como atletas y especialistas y programando por úl-timo una Conferencia Mundial cuadrienalmente, al objeto de estudiar y evaluarlos progresos conseguidos en este campo68.

La dimensión cultural del olimpismo, ha quedado evidenciada desde losJuegos de Olimpia, en donde al margen del certamen oficial de la pugna mus-cular, se desarrollaba de forma paralela una confrontación cultural y artística.La cita cuadrienal de Olimpia, gozaba de prioritario interés entre todas lasdemás convocatorias festivas religiosas o deportivas y de ahí que ante la noto-riedad social que con el éxito de Olimpia se adquiría, fueran las fechas de losJuegos, momentos de cita de los más destacados pensadores, escultores, poe-tas, pintores, y artistas en general. Platon, Tales de Mileto, Herodoto, Tucidides,Píndaro y Simónides, Pitágoras y Anaxágoras, entre otros, acudieron a Olimpiacon ocasión de la fiesta de Zeus, aprovechando su estancia para difundir susideas, exponer sus concepciones políticas o filosóficas o encontrar clientes opatronos que apoyasen o sufragasen sus creaciones69.

El excéntrico y megalómano Nerón Emperador de Roma, quiso lucir en losprestigioso certámenes culturales de Olimpia, creando a su interés un completocalendario de concursos culturales, en los que amañando medios y presionadojueces, se hizo proclamar vencedor 70.

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67 DURANTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica. Madrid 1987. Pág. 117.68 Le Mouvement Olympique. Lausana 2001, Pág. 44.69 DURANTEZ, Conrado. Olimpia Pág. 320.70 DION, Casio. Historia Romana LXIII, 14, 20;SUETONIO, Nerón. 23 y siguientes;PAUSANIAS, V, 12, 8;DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, Pág. 320.

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Cartel anunciador de los Juegos de la V Olim-piada en Estocolmo, históricamente el primerocon esta finalidad de difusión.

El Discóbolo Finlandés del griego KonstantinosDimitriadis, medalla de oro en escultura en losJuegos de Paris en 1924.

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El proyecto coubertiniano en la moderna restauración olímpica, fue siemprela de considerar a los Juegos como un motor impulsor del arte y la cultura. Enlos tiempos del esplendor de Olimpia, -diría en 1906-las letras y las artes armo-niosamente combinadas con el deporte, aseguraban la grandeza de los JuegosOlímpicos...ya que el deporte -diría en 1922-debe de ser concebido como pro-ductor de arte y como ocasión de arte. Produce belleza, pues genera al atletaque es una escultura viva. Pero Además, es ocasión de belleza, por las edifica-ciones que con él se inauguran y los espectáculos y fiestas que genera...pues lasOlimpiadas, – diría en 1923 – no tienen por única misión la exaltación de la po-tencia muscular, por el contrario, han de ser también intelectuales y artísticas71.

Obsesionado Coubertin por crear una relación oficial y estable entre lasartes y el deporte durante los Juegos Olímpicos, convocó en 24 de mayo de1906, una Conferencia Consultiva de las Artes, las Letras y el Deporte, desarro-llada en la Comédie Française de Paris en la que se invitó a participar a desta-cados escritores y artistas que acudieron en número de 60 para estudiar enqué medida y bajo que forma, las artes y las letras podían participar en la ce-lebración de las Olimpiadas Modernas, y en general asociarse a la práctica delos deportes para benefiarse de ellos y ennoblecerlos72.

La Conferencia cumplió sus cometidos, proponiendo al COI la creaciónde cinco concursos sobre arquitectura, música, escultura, pintura y literatura,destinados a promover cada cuatro años, obras inéditas directamente inspi-radas en la idea del deporte73. Había nacido así el Pentatlón de las Musas74,cuyo estreno fue previsto para los Juegos de la IV Olimpiada a celebrarseen Londres en 1908, sin que al fin el mismo pudiera tener lugar. En la pri-mera edición de los concursos artísticos durante los Juegos de Estocolmoen 1912, en la modalidad de Literatura, fue otorgado el primer premio a lacomposición Oda al deporte, firmada por Georges Honhrod y Martín Es-chbach, seudónimos con los que concursaba el propio Coubertin que siem-pre mantuvo en especial y orgullosa estima su triunfo literario olímpico75.

Los concursos artísticos con ocasión de los Juegos Olímpicos, tuvieron undesigual desarrollo a lo largo de siete olimpiadas (1912-1948) y cinco juegos,hasta que en 1949, con ocasión de la 44 Sesión del COI en Roma, fueran supri-midos, acordándose que subsistiesen como simples “exposiciones”76.

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71 COUBERTIN, Pierre. Discurso en la apertura de la Sesión de Roma en 1923.72 COUBERTIN, Pierre. Le sport et l´intelligence, Revue Mondiale. 15 de noviembre de 1922.73 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, Pág. 84.74 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico Pág. 34.75 KAKRINI, Fani. El pentatlón de las Musas. R.O. Pág. 253.76 DURANTEZ, Conrado. Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos, Barcelona 1992.

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Ceremonias del fuego olímpico en Olimpia. Arriba Maria Mosjoliú en funciones de Gran Sacerdotisa en el acto ritual del en-cendido de la llama en el Estadio, con destino a México 68. Abajo Maria Pampouki en el alumbramiento de la primera postaen el Templo de Hera, con destino a lo Juegos de Barcelona 1992.

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El vacío dejado en el organigrama competitivo de los Juegos con la exclu-sión de las competiciones artísticas, fue substituido con posterioridad, por lasOlimpiadas Culturales, con la que se denomina a toda serie de actividades detipo musical, artístico, científico y o técnico, que se programan con ocasión ymotivo de los Juegos que vayan a tener lugar77.

La Carta Olímpica se hace eco de la dimensión cultural del olimpismo, tantoa nivel genérico como elemento calificador de su naturaleza, como en objetivoespecífico y concreto en periodo o espacios determinados. En el primer aspecto,en cuanto que con ese doble elemento cultural y educativo, unidos ambos al de-porte 78 conjugan con su indisoluble cooperación, la penetración y permeabilidadsocial, que caracteriza al olimpismo como elemento humanamente integrador yjusto, demoledor de barreras trasnochadas o circunstanciales, cuando no arbitra-rias, tiránicas o despóticas.

El apoyo que la Carta Olímpica otorga tanto a la Academia Olímpica Inter-nacional como a otras instituciones cuyo objetivo sea la educación olímpica 79

ratificando y reiterando tales objetivos en las metas culturales y educadorasque los CONs han de tener,80 supone un elocuente reconocimiento normativode tan esenciales principios éticos. En otro sentido, el compromiso de especialimpulso cultural durante el periodo de la olimpiada que los COJO han de pro-gramar y organizar, se delimita y establece en la antigua Norma 44 y en sutexto de aplicación, en cuanto el programa cultural a organizar, en cada ediciónde los Juegos, ha de servir para fomentar las relaciones armoniosas, la com-prensión mutua y la amistad entre los participantes y las demás personas queasisten a los Juegos Olímpicos.

Cuanto antecede se podría resumir en la frase de Mandell vaticinadora delimpacto de evolución, justicia y progreso que el olimpismo iba a generar. Sepodría pronosticar –dice– que los Juegos Olímpicos iban a desempeñar un rolcada vez más importante como forum pacífico donde patentizar la originalidadarquitectónica, el virtuosismo organizativo, la cohabitación pacífica de los pue-blos, la continua mejora de la humanidad y con todo ello la prueba viva y con-creta de uno de los “leitmotiv” de nuestra época, la idea de progreso81.

Por último, el olimpismo respeta y protege con especial cuidado a la ecología,siendo hoy día, el medio ambiente, la tercera dimensión básica de sus objetivosademás del deporte y la cultura.

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77 DURANTEZ, Conrado. Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos. Introducción al Catálogo de Exposición de Hans Erni. Bar-celona 1992. Pág. 37.

78 DURANTEZ, Conrado. Atlanta Star “An Olympic Forest” Gabarrón. Valladolid 1966, Pág. 12.79 Carta Olímpica. Norma 2-16.80 Carta Olímpica. Norma 27-2.81 MANDELL Richard, Ob. Cit, Pág. 960.

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La tierra, en el genérico concepto de “madre” o potencia creadora, generosaen el sustento de los seres humanos en vida y piadosa acogedora como refugioeterno tras el tránsito de la muerte, ha sido divinizada desde la antigüedad entodas las culturas. En Olimpia, el arquetipo de esta concepción se centra enGea como potencia y reserva inagotable de fecundidad y vida, consideradacomo la madre de los Dioses o la Madre Universal82. El culto a ella dedicado,es considerado sin duda como el primero y más antiguo del Santuario, dispo-niendo y actuando en los ritos que su veneración generaba, una sacerdotisa,agorera o médium, interpretadora, y auscultadora de los equívocos e inciertovaticinios83. Con la evolución del ideario teológico en Olimpia, Gea ha de ad-quirir una figura más centralizada en la fecundidad de la naturaleza y en laabundancia de las cosechas y los frutos, dando paso así a Deméter, como divi-nidad de la tierra cultivada y esencialmente como la Diosa del Trigo84. El cultoa Deméter tuvo en Olimpia singular arraigo, añadiéndosele el epíteto de Cámineen el significado de “litera” o “colchón de tierra”, en donde se evidencia el di-recto entronque de su culto, con los arcaicos ritos agrarios. Para Drees,85 en losconcursos agonísticos antehistóricos de Olimpia, posiblemente la sacerdotisade la diosa Demeter Cámine marcaría con su presencia la línea de meta en lascompeticiones de carreras de hombres y en todo caso, dentro ya del escenarioshistórico de los Juegos de Olimpia, es la sacerdotisa de la diosa Deméter Ca-mine, la única mujer que desde su sitial ubicado hacia el centro del talud nortedel Estadio podía presenciar los Juegos86.

En el mundo prehispánico, sobre todo en las cultural andinas Quechua y Ai-mará el genérico concepto maternal y fertilico de la tierra, generosa y nutricia,se centra en la Pachamama encarnación a su vez de la idea del trabajo, del amory de la sabiduría87.

Pero en los albores del siglo XXI el hombre en mayoritario y temerario pro-ceder, está generando un progresivo aniquilamiento y destrucción de lo queotrora religiosamente cuidaba y conservaba, llegando a divinizar, y así con sui-cida inconsciencia, se entrega a una deforestación asoladora e impune de losúltimos reductos boscosos, a una constante y temeraria polución atmosféricao a la contaminación criminal de las aguas, de los rios, lagos y mares, así comoal exterminio de grupos de animales, bien por la innecesaria invasión de lasreservas de sus habitats o por la caza o comercio indiscriminados de determi-nadas especies.

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82 GRIMAL, Pierre. Diccionario de la Mitología griega y romana. Barcelona 1965, Pág. 212.83 DURANTEZ, Conrado. Olimpia, Pág. 136;HESIODO. Oeuvres. Theogonie. Paris 1928, pág. 116 y siguientes;PAUSANIAS V, 14, 8 y 9.

84 GRIMAL, Pierre. Ob. Cit. Pág. 131.85 DREES Ludwig, Ob. Cit. Pág. 15.86 PAUSANIAS. VI 20, 8 y 9.87 ARÉVALO, James. El despertar del puma.

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En la maraña de tan fatídico desconcierto, el movimiento olímpico ha le-vantado la bandera de la ecología, en la conciencia, de que si el olimpismobusca a través de sus principios éticos, la consecución de un patrón humanode un ser equilibrado y perfecto, la aspiración máxima de ese equilibrio, malse puede conseguir, si el entorno ambiental del individuo se torna agresivopor deshumanizado desequilibrado en un entorno, ruidoso, chirriante, hostil ycontaminado.

La Carta Olímpica establece como decimocuarta Función del COI la de velarpara que Los Juegos Olímpicos se desarrollen en condiciones que revelen unaactitud responsable ante los problemas del medio ambiente...estimulando alMovimiento Olímpico a que se preocupe de estos problemas y tenga en cuentaesta preocupación en todas sus actividades, sensibilizando a todas las personasrelacionadas con el Movimiento Olímpico, sobre la importancia de un desarro-llo sostenido.

En consonancia con tales principios, el COI después de la reunión de Lau-sana en 1995 y en Kuwait en 1997, celebró en Rio de Janeiro entre los día 22a 23 de octubre de 1999, la Conferencia Mundial del COI sobre Deporte yMedio Ambiente, en la que se adoptó la Agenda 21 del Movimiento Olímpico,inspirada en la Agenda 21 de la Conferencia de las Naciones Unidas88. En ellas,se reconoce, que dada la universalidad del deporte, el Movimiento Olímpicoha de jugar un papel decisivo en la toma de medidas favorecedoras del des-arrollo duradero debiendo ser aplicada la Agenda en cuestión de forma querespetando los diferentes medios sociales, económicos, geográficos, climáticos,culturales y religiosos, movilice a toda la masa de integrantes del MovimientoOlímpico, en la decidida defensa de los valores ecológicos.

Como corolario y consecuencia, se puede evaluar al olimpismo como unahumanizante cultura de paz.

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88 R.O. Diciembre 1999. L´agenda 21 du Mouvement Olympique. Pág. 42.

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LOS JUEGOS OLÍMPICOS ANTIGUOS

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Recreación idealizada de la estatua de Zeus de Olimpia. Obra de Fidias y ejecutada en oro y marfil, medía cerca de catorcemetros de altura y está catalogada como una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. En la página siguiente moneda eleaen plata del último tercio del s. IV a.C. en donde se representa al gran dios nacional con las sienes ceñidas con la simbólica co-rona de olivo salvaje, el mítico premio de los campeones olímpicos. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

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El actual y reducido núcleo urbanode la villa de Olimpia se encuentra si-tuado en la parte nor-occidental de lapenínsula del Peloponeso, a unos tres-cientos kilómetros de Atenas. A mil me-tros escasos de distancia del centro dela villa se yerguen todavía, diezmadas ymenguadas en su apariencia física, lasruinas de los edificios, templos e insta-laciones, de lo que hace una larga an-dadura de siglos constituyó el enclavegeográfico de una de las más importan-tes vértebras de la cultura y la civiliza-ción occidental.

Olimpia nace a la vida histórica enépocas no bien determinadas. Durantemuchos años, quizá siglos, el idílico1 valle enmarcado entre los ríos Alfeo yCladeo y cuya fértil llanura es rota por el pequeño monte Cronos debió cons-tituir un lugar de culto y de prácticas rituales que, con el tiempo, fueron cam-biando de advocación de unas divinidades a otras. El primer dios veneradoallí, según la tradición, allá por el II milenio a.C., fue Cronos2, al que junto consu esposa Rea los sumos sacerdotes o basiles les ofrecían sacrificios en la cimadel monte. Esta tradición oral, narrada por Pausanias3 (hacia 170 d.C.) y Filós-trato (alrededor de 200 d.C.), fue ulteriormente corroborada y comprobada porlas investigaciones arqueológicas. Al lado de otra serie de cultos de inferiorrango, con el transcurso del tiempo, es Zeus4 hijo de Cronos, el que sustitu-yendo en el protagonismo teológico y ritual a su padre, se enseñorea del San-tuario, permaneciendo cara al futuro en esta situación de exclusividad. El cultoa Zeus se incrementa en el transcurso de los años. El padre de dioses y hom-bres, poderoso, terrible, justiciero, pero también al mismo tiempo bondadosoy paternal, atrae al Valle de Olimpia peregrinos procedentes de los más diver-sos lugares de la antigua Hélade, que vienen a rendirle culto y a ofrecerle sa-crificios. Y es aquí, con ocasión de una de estas prácticas litúrgicas, en donde,según la opinión dominante entre historiadores y arqueólogos, nació o se en-gendra la idea que en su desarrollo histórico daría lugar o produciría los Juegos

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1 LISIAS. Olimpiacus. Oxford 1912. 33, 2.FOTINOS, Spiros. Olympie. Abregé historique et guide arqueologique. Atenas 1962.

2 HESIODO. Teogonie. 167,485 y 617.DIEM, Carl. Historia de los Deportes. Barcelona 1966. Pág 209.

3 PAUSANIAS. Descripción de Grecia. En Historiadores griegos. Madrid 1969. V,7,6.PINDARO. Olímpicas. Madrid 1967. 10,45-50.

4 DREES, Ludwig. Olimpia. Gods, artists and athletes. London 1968, pág 55.PAUSANIAS. V,13,10.PINDARO. Olimpica. VIII-1-8.

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deportivos mismos, basando su espíritu agonal en la más pura esencia rituariay litúrgica5. Según Umminger, los peregrinos que a Olimpia llegaban ofrecíana Zeus un gran sacrificio, en cuya pira le eran inmolados los presentes que losdevotos ofrecían a la deidad, en señal de reverencial sumisión. Como el hechode prender la llama de la gran hoguera suponía un privilegio y una distinciónespecialmente codiciados, se arbitró un medio sencillo para la determinacióndel elegido. Puestos varios peregrinos que quisieran optar a aquel honor, auna distancia prudencial y alineados en forma de salida, a la señal de una vozo grito, emprendían veloz carrera hacia el lugar en donde, en pie y con unaantorcha en la mano, esperaba un sacerdote. Al primero en llegar hasta él lecabía el honor de prender la llama de la gran pira. Este fue en su aspecto ele-mental y esquemático el origen de los Juegos de Olimpia, como dice Ummin-ger, impregnados en su esencia de una atmósfera de conmovedora sencillez.La competición ritual referida daría origen a la carrera denominada del estadio(192,27 metros), cronológicamente la primera de las pruebas que integraríanel calendario de los antiguos juegos y que guardará el privilegio de primoge-nitura a lo largo de toda la evolución histórica de las primeras Olimpiadas, alas que era frecuente identificar con el nombre del vencedor de aquel concurso,el cual era inscrito siempre a la cabeza de los vencedores que en los Juegosen cuestión hubieran tomado parte.

Particular dificultad ha supuesto para el investigador moderno el determinaren qué momento histórico los Juegos de Olimpia se desarrollan o tienen lugar,organizados y programados ya bajo normas esencialmente deportivas y sinabandonar, por supuesto, la base o signo espiritual del que siempre habían departicipar. Es este un punto en el que el mito y la tradición arrojan datos, mu-chos de los cuales han sido ulteriormente corroborados por las investigacioneshistóricas. Es unas veces Herakles6, el héroe tebano, el que para celebrar suvictoria sobre el rey Augias - la limpieza de cuyos establos constituyó uno desus doce míticos trabajos - celebra u organiza para conmemorarlo Juegos Olím-picos; en otra ocasión, es Pélope7 él que, una vez conseguido su triunfo contrael rey de Pisa, Enomao, en la legendaria carrera de carros y desposado que hasido con su hija Hipodamia, organiza Juegos en Olimpia para dar gracias a losdioses; y es, en otra ocasión, Oxilo8 el que, guiando a los belicosos dorios,llega al valle del Alfeo e instaura los Juegos. Éstas y otras múltiples citas se po-drían invocar para asegurar que, con anterioridad al momento histórico delcual tenemos datos concretos, en Olimpia tenían lugar citas agonales que, con

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5 FILOSTRATO. Gymnastike. Leipzig 1909-5.6 SCHÖBEL, Heinz: Olimpia y sus Juegos. México 1968, págs 15 y 17.PAUSANIAS. V, 7, 6 y 7-9.DREES, Ludwig. Ob. Cit. pág 15.

7 DREES, Ludwig. Ob. Cit. págs 15 y 3.PAUSANIAS, V, 1, 6; 6, 20, 7 y 6,20,1.GRIMAL, Pierre. Diccionario de la mitología griega y romana. Barcelona 1965, pág 418.

8 PAUSANIAS. V, 3, 5.

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Figuras lúdicas de la base de mármol de una estatua del s. VI a.C. En las tres bandas de la imagen, se reproducencon gran precisión y expresividad competitiva el entreno de los efebos en el gimnasio. En la superior, luchadoresy acontista; en la del centro, escenas de un juego de pelota en la que los dos equipos compiten posiblemente enla modalidad denominada episkiros. En la inferior el saque inicial de un partido (¿hockey?) en la que los inte-grantes de ambos equipos observan expectantes. Museo Arqueológico de Atenas.

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celebración y periodicidad distinta a la que después tuvieron, muy bien pu-dieron haber comenzado en su desarrollo más allá del siglo X a.C.

En el año 776 a.C. es cuando, según datos históricos ciertos, Corebos deElida gana la carrera del estadio. Es esta una fecha culminante y determinadoraa la vez, ya que, desde este año, comienza la computación histórico cronoló-gica de los Juegos de Olimpia. La fecha no sólo tiene trascendencia deportiva,ya que a partir de ese momento comienza a funcionar un sistema de calendarioen Grecia que mide el tiempo por Olimpiadas, es decir, por periodos de cuatroaños. Produce este dato singular impacto en el ambiente social, espiritual ypolítico, en la Hélade de entonces. Pierre Louÿs, en un artículo publicado en“L’Auto”, lo comenta diciendo: “Mientras los romanos consideraron como suprimer año la fundación de Roma, los cristianos el del nacimiento de Cristo,los musulmanes el del origen del Islam y los revolucionarios el de la proclama-ción de la República, los griegos comenzaron a contar a partir del día en quelos sacerdotes de Olimpia hicieron grabar el nombre de Corebos en las planchasde la gloria. Ya no saben en qué año conquistaron Troya, ni cuándo vencierona los atridas, ni en qué siglo vivió Homero, pero escriben en mármol blanco ynos trasmiten la victoria de Corebos sobre 192,27 metros. Y es que los JuegosOlímpicos eran para los griegos una solemnidad como nosotros no podemosencontrar hoy en día equivalente similar. La esencia de Lourdes y la Meca sonlos peregrinajes religiosos, la de Beirut la musical, la de Deauville el sport mun-dial, la exposición de París no es más que artística, de atracción de forasteros.Olimpia era todo esto y mucho más...”.

Desde el 776 a.C., con una matemática periodicidad cuadrienal, los griegosse reúnen en Olimpia durante todo el largo espacio histórico de 1.168 años,hasta el 392 de nuestra era, en que oficialmente desaparecen.

Los Juegos tenían lugar durante el mes de Hecatombion9, dentro del solsticiode verano y que vendría a corresponder a los actuales julio-agosto. Iniciado elaño olímpico, de Elida, capital del pequeño estado neutral habitado por loseleos y dentro del cual estaba enclavada Olimpia, salían en dirección a los cua-tro puntos cardinales los espondóforos10 o heraldos de la paz. Su misión eracomunicar a las ciudades y gentes en general que el año olímpico había co-menzado y que la tregua o paz sagrada había entrado en vigor. La famosa Tre-gua Sagrada11 o Ekekcheiria fue, al parecer, un convenio que en el 884 a.C.acordaron los reyes Licurgo, Cleóstenes e Ifito, en representación de sus

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9 DIEM, Carl. Ob. cit . pág 215 a 216. PALELOGOS, Cleanthis. Les anciens Jeux Olympiques. AOI. 1964. Págs. 71, 72.SCHÖBEL, Heinz. Ob. Cit. págs 14,15.

10 DURANTEZ, Conrado. El olimpismo y la paz. Facultad de Educación Física de la Coruña. 20 de mayo del 2003.11 PAUSANIAS. V, 20, 1.

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respectivos estados, Esparta, Pisa y Elida. La Tregua en cuestión venía a prohibirtodo tipo de actividad guerrera mientras los Juegos durasen y declaraba invio-lable el territorio de Olimpia, donde los Juegos iban a tener lugar y prohibidoel acceso al mismo a toda persona armada. Según Pausanias, el infatigable via-jero de la antigüedad, el texto del histórico acuerdo estaba grabado en formacircular y concéntrica, en un disco de hierro que se guardaba en el Templo deHera. También, según Plutarco, Aristóteles vio aquel disco cuyo texto decía:“Olimpia es un lugar sagrado; el que se atreva a pisar esta tierra con fuerzaarmada será condenado como hereje. También es hereje aquél que no castigueun delito si está en su mano poder hacerlo”.

Fue tan grande la fuerza moral que la famosa Tregua Sagrada contenía,que, durante todo el largo y dilatado espacio histórico en que los Juegos sedesarrollaron, sólo en muy contadas y especiales ocasiones la famosa normapacificadora fue quebrantada, lo cual demuestra bien a las claras su acata-miento y poder moral, en una época tan turbulenta como aquélla, en la quelas contiendas y disputas armadas entre los pueblos peloponésicos eranconstantes.

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Pugilistas y árbitro. Personajes ornamentales de un kilix ático de figuras rojas pintado con Duris hacia 490a.C. Londres, Museo Británico

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Abierto el periodo de la Tregua, los atletas que pretendían competir en losJuegos intensificaban sus entrenamientos, mientras que los peregrinos que de-seaban acudir a Olimpia para honrar a Zeus y al tiempo presenciar la granfiesta agonal ultimaban sus preparativos.

Los atletas que pretendían competir en Olimpia debían haberse entrenado ypreparado, con anterioridad a los Juegos, durante un espacio mínimo de diezmeses, debiendo concentrarse en Elida12 un mes antes del comienzo de las com-peticiones. Allí, bajo la atenta mirada y juicio técnico de los hellanodicas13 o juecesque habían de dirigir los concursos en Olimpia, demostrarían la técnica depuradao suficiente habilidad en la especialidad escogida, que les acreditase para ser se-leccionados entre el grupo de elegidos que podrían competir en las pruebas ofi-ciales. Esta circunstancia de calidad deportiva era un dato más de los que se teníanen cuenta para dar a la fiesta la máxima belleza y esplendor.

Sólo podían tomar parte en los Juegos Olímpicos los varones. Las hembrasestaban terminantemente excluidas. La infracción a tal precepto estaba casti-

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12 PAUSANIAS. V, 22, 8 y VI, 23, 24, 25 y 26.DIEM, Carl. Ob. cit. Pág 206.

13 MOUSSET, Albert. Olympie et les Jeux Grecs. Paris 1960, pág 58.PAUSANIAS. V, 16, 8; V, 24, 10 y 9-5 y VIII, 48, 2.

Pugilistas y árbitro. Los dos contrincantes parecen librar un violento y enconado combate, mientras la sangre manaabundantemente de sus castigados rostros. El árbitro y otro pugilista que parece estar esperando entrar en liza, ob-servan las incidencias de la pelea. Ánfora panatenaica de figuras negras del s. V a.C. Paris, Museo del Louvre.

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gada con la muerte. La ley que reglamentaba tal medida prescribía el despe-ñamiento de la infractora desde el monte Tipeo. Sin embargo y paradójica-mente, la única transgresora de la norma que históricamente se conoce, lacélebre Callipátira o Callipateira, fue absuelta. Al parecer la protagonista delsuceso llegó a Olimpia para presenciar la participación de su hijo Peisirrodosque competía en la prueba de pugilato. Como la entrada al recinto deportivole estaba prohibida, Callipátira entró en el Estadio camuflada bajo una túnicade entrenador, colocándose en el lugar o sitio especial que a éstos les estabareservado. Cuando la competición de pugilato concluyó y su hijo se alzó conel triunfo, Callipátira, abandonando toda prudencia se lanzó a la arena paraabrazarlo, descubriéndose en este momento su identidad. Reunido urgente-mente el Senado Olímpico, Callipátira al fin fue absuelta, al considerar losjueces quizás, como eximente en su culpa, el ser hija, hermana y madre decampeones olímpicos14.

La única mujer cuya presencia era habitual en los Juegos era la Gran Sacer-dotisa de la diosa Deméter, para la cual se reservaba un sitial de honor enfrentedel que tomaban asiento los hellanodicas o jueces supremos de los Juegos.

Los atletas, libres de todo tipo de calzado o artificio técnico, competían com-pletamente desnudos y descalzos. Esta práctica no fue costumbre habitualdesde el comienzo de los Juegos, en cuyas primeras fases al parecer los atletasse cubrían con una sencilla perizoma o taparrabos. Fue durante los Juegos dela 15ª Olimpiada, en el 720 a.C., según Dionisio de Alicarnaso, donde el es-partano Akantos se presentó desnudo a tomar la salida en la prueba de dólico.Según Pausanias fue, por el contrario, el megarense Orsipo el que en plenacarrera, bien por caérsele la prenda, bien por librarse él mismo de aquélla paracorrer mejor, llegó a la meta desnudo. Sea cual fuere el origen de esta práctica,lo cierto es que a partir de esa olimpiada la desnudez en los atletas durante lacompetición se hizo proverbial15.

Durante años, en los Juegos Olímpicos antiguos al igual que en los moder-nos, no existió más que una sola categoría de participantes, sea cual fuere suedad. Andando el tiempo y según Pausanias, llegó a haber en Olimpia tres ca-tegorías de concursantes que se designaban con el nombre de: infantiles (hastalos 18 años), imberbes (de 19 a 20 años) y hombres (de más de 20 años). Laspruebas que para los jóvenes (infantiles e imberbes) les estaban reservadaseran el pugilato, el pancracio, la carrera del estadio y el pentatlón, si bien laadmisión de este último tuvo un corto periodo de vigencia, ya que únicamentese admitió durante los Juegos de la 38 Olimpiada, en la que se proclamó ven-

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14 PAUSANIAS, V, 16, 2-4 y V, 6, 7-8.DREES, Ludwig. Ob. Cit. págs 15 y 29.DIEM, Carl . Ob. cit, pág 131.

15 MORETTI, Luigi. Olympionikai y vincitori negli antichi agoni olimpici. Roma 1957.Pág 62.PAUSANIAS. I, 44, 1.

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cedor en esta competición el espartano Eutelidas. Según Pausanias, el escasolapso de tiempo en el que se admitió el pentatlón de jóvenes fue debido a queun concurso tan complejo como el pentatlón resultaba agotador para compe-tidores de tan temprana edad16.

Como consecuencia de las infracciones que se pudiesen cometer contra lasLeyes y Reglamentos Olímpicos existieron y se aplicaron en la antigüedad di-versos tipos de sanciones que se podían clasificar en políticas, económicas ycorporales. Las primeras, que solían tener como motivo de imposición unacausa grave, solían afectar a toda una colectividad entera. Tucídides nos narraen su obra Guerra del Peloponeso cómo los espartanos, después de ser anun-ciada la Tregua Sagrada, tomaron por las armas la Fortaleza de Physcos, almismo tiempo que colocaban una guarnición en Lepreon. Por este motivo fue-ron castigados a pagar una multa de dos mil minas y, ante su negativa a satis-facerla, fueron excluidos de los Juegos17.

Las sanciones económicas solían tener como base algún motivo de co-rrupción deportiva, bien porque algún atleta intentaba comprar su victoriacorrompiendo al contrario o porque alguno se dejase vencer fácilmente acambio de dinero. Si el fraude era descubierto a los culpables se les imponíauna multa con cuyo importe se erigía a Zeus una estatua en bronce, al piede la cual se grababa el nombre del infractor, el de su patria y el motivopor el cual había sido castigado. Estas estatuillas de Zeus o Zanes se aline-aron en la pequeña avenida que conducía a la entrada del Estadio, con ob-jeto de que los atletas que entraban a competir tuvieran bien presente elconminatorio ejemplo y la severa advertencia que la presencia de las céle-bres estatuillas suponía18.

Por último, las penas corporales eran las que se solían imponer por trans-gresiones o infracciones leves de esencia puramente deportiva. En los dibujoscerámicos de vasos y ánforas es corriente ver, entre los grupos de deportistaspracticantes, la figura de paidotribo o maestro director del deporte. Se le dis-tingue normalmente por su amplia túnica y por llevar en la mano una largavara o correa bifurcada, que le otorga cierto aspecto de dignidad y poder, ycon las que golpeaba sin miramiento, si a ello había lugar, a sus discípulos tor-pes o desleales. Durante el desarrollo de las pruebas de carrera, dentro delprograma de los mismos Juegos, era corriente que al lado del juez árbitro dela prueba que daba la salida se situase el mastigáforo o portalátigo, el cual ycuando algún atleta antes de dar la señal de partida “se escapaba”, como ha-bitualmente hacen hoy día nuestros corredores, acercándose a él le propinabaunos cuantos latigazos para que en la próxima serie se le quitase la manía....

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16 PAUSANIAS, V, 9, 1 y VI, 15, 8.17 TUCIDIDES, Historia de la Guerra del Peloponeso. En Historiadores griegos. Madrid 1969. V, 49-50.18 PAUSANIAS, VI, 21, 3 y 4.

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De ahí la frase de Heródoto en sus Historias “¡Oh Temístocles, en los Juegos losque se adelantan son azotados19...!”.

Los Juegos Olímpicos griegos se desarrollaban de acuerdo con un programaque comprendía cinco o seis jornadas, según la opinión diversa de historiado-res y arqueólogos.

El primer día de la fiesta llegaban a Olimpia los atletas que, durante un mes,se habían concentrado en Elís bajo la dirección de los hellanodicas. Al llegar alrecinto sagrado o Altis entraban al mismo formando una vistosa comitiva, alfrente de la cual marchaban los heraldos y trompeteros seguidos por los hella-nodicas ataviados con sus mantos de púrpura, los sacerdotes con sus ayudantesy los animales que iban a ser sacrificados, los representantes de las delegacionesextranjeras con sus ofrendas de oro y plata, el grupo de atletas participantes y

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19 TUCIDIDES, Ob. cit. V,22 y V, 50, 4.PAUSANIAS. VI.MOUSSET, Albert. Ob. cit. Pág 60.

Discóbolo acontista y entrenadores. Figuras de un ánfora de 520 a.C. atribuida a Duris. Paris, Museo del Louvre.

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Corredor en posición de salida. Estatuilla en bronce del 480 al 470 a.C., ex voto dedicado a Zeus por algúncampeón en la prueba de carrera. Sobre el muslo derecho del corredor, figura la inscripción pertenezco a Zeus.Museo Arqueológico de Olimpia.

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al final, los caballos y carros que iban a competir en los agones ecuestres. Unavez ofrecido el gran sacrificio a Zeus20, se dirigían al Buleuterio o palacio comunalpara prestar juramento con el brazo extendido ante la estatua de Zeus Horkioso Zeus Vengador, de haber cumplido con la prescripción del entrenamiento du-rante diez meses, el de ser griegos libres, no perseguidos por delitos de asesinatoo sacrilegio, al mismo tiempo de comprometerse formalmente a observar y cum-plir las prescripciones o normas que regían los Juegos. El juramento no sólo loprestaban los atletas, sino también los jueces que iban a dirigir los concursos21.

En el segundo día de los Juegos tenían lugar las competiciones de jóvenes.Como ya anteriormente se ha dicho, las especialidades deportivas en que éstospodían competir estaban reducidas al pugilato (introducidas en los Juegos dela 41 Olimpiada en el 616 a.C.), el pancracio ( Juegos de la 145 Olimpiada, enel 200 a.C.), el pentatlón (disputada para muchachos únicamente en la 38 Olim-piada, en el 628 a.C.) y las competiciones de carreras que eran una sexta partemás cortas en distancia que las mismas pruebas para adultos y que fueron lasespecialidades por las que los jóvenes comenzaron a tener acceso a la compe-tición olímpica durante los Juegos de la 37 Olimpiada22.

En el tercer día, por la mañana, tenía lugar en el Hipódromo el desarrollode los concursos ecuestres. La apasionada expectación que despertaban estaspruebas estaba centrada preferentemente en las carreras de carros en sus dosversiones de biga (dos caballos) y cuadriga (cuatro caballos). El carro al quese uncían los animales era el arma, antiguo carro de guerra homérico, de ligeropeso y prodigiosa movilidad.

El Hipódromo de Olimpia se extendía al sur del Estadio, a lo largo del ríoAlfeo, y tenia una longitud de unos 400 metros de largo. En los dos extremosde la pista había dos hitos o mojones que los carros tenían que doblar a cadauna de las vueltas que diesen de cada una de las que integraban la carrera yque no solían ser superiores a doce23.

El paso por aquellos dos extremos era precisamente en donde radicaba elmáximo peligro para los concursantes, sobre todo cuando dos o más conduc-tores intentaban pasar con su carro por el mismo lugar que, además, solía serlógicamente el más corto y apropiado para un adelantamiento. Cuando estoasí sucedía, no era extraño entonces asistir al dramático espectáculo en el quelos carros chocaban entre sí, rompiéndose las ruedas o las lanzas y desuncién-dose los caballos que, enardecidos por la fustigación a que eran sometidos yenloquecidos por el aparatoso y espectacular accidente, partían desbocados

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20 PAUSANIAS. V, 14, 2.GRIMAL, Pierre. Ob. cit, pág 248.

21 PAUSANIAS, VI, 24, 9, 10.22 PAUSANIAS, V, 8, 9 y VI, 14, 2.23 PAUSANIAS, VI, 20, 10 y VI, 20, 15.

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arrollándolo todo a su paso24. La modalidad del carro más propicia a estos pe-ligros era la cuadriga, que presentaba por su tiro cuádruple un mayor frentede choque. Los aurigas, por su parte, trataban de prevenirse contra cualquierade estas peligrosas contingencias que podían ser fatales para ellos, fajándoseel cuerpo con anchas vendas y protegiéndose la cabeza con cascos de cuero.Homero, en el canto XXIII de la Ilíada, por mediación de las palabras que Nés-tor dirige a su hijo Antíloco, nos da toda una lección de buen hacer en la con-ducción de una cuadriga. Sófocles, en su Electra, describe un espectacularaccidente en la competición de carreras de carros que con singular expresivi-dad califica de “naufragio caballar”.

Dato curioso en este tipo de competiciones, era el de que se proclamasevencedor al propietario de los caballos y no al auriga que, gracias a su periciay exponiendo quizá la vida, había conseguido la victoria. De ahí que fueran

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Atletas en la palestra preparándose para el ejercicio. Cratera ática de figuras rojas del s. V a.C. atribuida aEufronios. Museo de Berlín.

24 SÓFOCLES. Electra. Traducción del Padre Ignacio Errandonea. 671-674.

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El pugilista Satiros de Elida, campeón olímpico en los Juegos de la 112 y 113 Olimpiadas. (Años 332 y 338a.C.) Museo Arqueológico de Atenas.

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famosos vencedores en Olimpia, personajes políticos, como Alcibiades, Hierónde Siracusa, Gelón Tirano de Gela, y Ptolomeo Filadelfo, Faraón de Egipto,cuya favorita, la famosa Bilistiche, fue la conductora de las cuadrigas realesque consiguieron la victoria en la 128 y 129 Olimpiada25.

La primera mujer que obtuvo un triunfo en este tipo de competiciones fueKyniska, hija de Archidamos II rey de Esparta, y en la cual se unió además, ladoble circunstancia de ser a la vez propietaria y auriga de los caballos y carrocon que consiguió la victoria. Ello ocurrió en la 96 Olimpiada, en el 396 a.C.26

Además de las competiciones de bigas y cuadrigas existieron en Olimpia lasde carreras con caballos, potros y mulos y una especialidad curiosa llamada Kalpe,introducida en la 71 Olimpiada, en la que a la mitad de la última vuelta el jinetetenía que saltar del animal y conduciéndolo por las riendas llegar a la meta.

Como final del examen de las competiciones hípicas de Olimpia no pode-mos por menos de destacar el triunfo obtenido en los Juegos de la 227 Olim-piada desarrollados en el año 129 de nuestra era, por el general Lucio Minicioque, aunque inscrito en las listas de vencedores como romano, es lo cierto queMinicio viene a ser el primer campeón ibérico y barcelonés que conoce la his-toria, según reza la inscripción grabada en el cipo de la base de un monumentodedicada a Minicio por los Serviros Augustales y conservada en el Museo Ar-queológico de Barcelona. En ella, conteniendo parte del testamento de aquél,se declara haber nacido en Barcino (Barcelona) un día de los idus de febrero(entre el 6 y el 11) probablemente del año 97 de nuestra era.

Gran aficionado a la selección y crianza caballar, Lucio Minicio que despuésagregaría a su nombre gentilicio y quizá para distinguirse del de su homónimopadre, el de Quadronio Vero, desempeñó importantes cargos durante el man-dato de Trajano, Adriano y Antonino Pio, políticos y militares, destacando losde Pretor (años 127 y 128), cónsul (130 a 134) y procónsul en Africa (149-150).

En la Barcelona próspera de la época, la gens Minicia debió de destacar porsu poder económico y político, ordenando y sufragando padre e hijo la cons-trucción de unas termas de grandes dimensiones con pórticos y el correspon-diente acueducto; obras que debieron de llevarse a cabo hacia el año 125, esdecir cuatro años antes de la fecha de su victoria olímpica. En el testamentode Lucio Minicio se hace referencia al edificio que fue puesto al descubiertoal hacer excavaciones en la barcelonesa plaza de San Miguel. Por el contrariono se ha podido aún demostrar la posible existencia de un circo barcelonés,cuya lógica realidad avalaría el hecho de la notoria especialidad hípica de LucioMinicio, así como el hallazgo del gran mosaico de más de ocho metros de lon-

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25 PAUSANIAS. I, 22, 7 y V, 8, 11.PIERNAVIEJA DEL POZO, Miguel. Antiguas vencedoras olímpicas. En C.A.F. Madrid 1963. págs 401-427.

26 PAUSANIAS, V,12,5; VI, 1, 6, III, 8, 1 y III, 15, 1.

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Discóbolo y árbitro. Figuras negras de un ánfora panatenáica de Cuma del s. V a.C. Museo Nacional de Nápoles.

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El discóbolo de Mirón. Copia en mármol de un original griego en bronce. Roma. Museo de las Termas.

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gitud exhumado igualmente en Barcelona y en donde se representa a cuatrocuadrigas en plena competición en el momento de llegar a la meta.

Como recuerdo de su triunfo en Olimpia, Lucio Minicio dedicó como exvotoel carro vencedor con el que había conseguido el triunfo en el certamen, elque hizo colocar en las proximidades del Hipódromo, sobre una base en laque después haría grabar una inscripción: “El general L. Minicio Natal, que enla Olimpiada 227 ganó la carrera de carros hizo donación del carro vencedoral Santuario. Fue Pretor y Procónsul de Libia”. Es con toda seguridad al hechode la colocación de este monumento, al que hace referencia Pausanias, cuandodice presenció la excavación que se realizó para ello en las proximidades dela columna de Enomao y por la que se puso al descubierto “trozos de armas,frenos y bocados27”.

En el año 129 de la era cristiana, se da la curiosa circunstancia de que, mientrasun hispanorromano barcelonés gana en Olimpia la corona del triunfo, otro his-panorromano andaluz, Adriano (nacido en Itálica), rige los destinos del Imperio.

Por la tarde del tercer día de los Juegos tenía lugar el concurso del pentatlón,especialidad que comprendía cinco disciplinas a disputar, cuales eran la carrera,el salto, el lanzamiento de disco, el lanzamiento de jabalina y la lucha. Durantelos siglos V y VI a.C., época del máximo apogeo de los Juegos de Olimpia, fueel pentatlón la modalidad agonística más codiciada para un competidor olím-pico, ya que triunfar en ella significaba ser el atleta más completo y estar enposesión de una serie de virtudes físicas y morales que le acercaban al canonde la perfección que la kalocaiagatia suponía (kalós = bello, agathós = bueno).Aristóteles, haciendo referencia al ideal de la belleza masculina en su época,destaca por encima de todos el pentatleta, al que considera singularmente do-tado para los ejercicios de velocidad, fuerza y destreza28.

Hoy día resulta enigmática todavía la forma en que se lanzaba el disco quepodía ser de piedra o hierro, la técnica y modalidad del salto, que se ejercitabacon pesos en las manos (los halterios), la determinación del vencedor en estetipo de compleja competición de cinco concursos y el orden de sucederse laspruebas que lo componían29.

El cuarto día de la fiesta estaba reservado a actos religiosos, ofrendas de sa-crificios y gran banquete oficial a los participantes y dignidades políticas asis-tentes y que tenía lugar en el Pritaneo.

El quinto día era una jornada de apretada competición. Por la mañana teníanlugar en el Estadio las competiciones de carreras. El Estadio de Olimpia dista

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27 VERRIE F.P. Un barcelonés del siglo II. Primer campeón olímpico hispano. Vanguardia española. 27 de agosto de 1972.PAUSANIAS, V, 20, 8

28 ARISTÓTELES. Retórica. I, 5. En Obras, Madrid 1967.29 PIERNAVIEJA DEL POZO, Miguel. El pentatlón de los Helenos. En C.A.F. Tomo I, Fascículo I, Madrid 1959. págs 37-64.

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Cuadriga conducida por la Victoria. Los cuatro caballos que componen el tronco de tiro, son representados entensión, semiencabritados, dirigidos al triunfo por la propia Victoria (Nike). Figuras rojas de una cratera enforma de cáliz fechadas entre el 360 al 60 a.C. Museo Arqueológico de Atenas.

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mucho en forma y sistema de la que estamos habituados a ver en los estadiosmodernos. Aquél se compone de una zona llana central, rodeada de colinasde suave pendiente. Las pistas para la carrera están enmarcadas dentro de unrectángulo de 211 metros de largo por 32 de ancho. En la zona de salida existenunas losas acanaladas en donde los atletas apoyaban sus pies desnudos paratomar impulso en la arrancada. Como la pista no disponía de zona curva, elcorredor que participara en las carreras de fondo (de varios estadios) tenía quedar, al final de cada recta, una vuelta por detrás de unos postes que se encon-traban enclavados en la línea de meta y salida y a una distancia de 1,25 metrosunos de otros. Las modalidades de carrera a disputar, según la distancia, eranel estadio (192, 27 metros), el diaulo (o doble estadio) y la carrera de resistenciao dólico (de hasta 24 estadios30).

Por la tarde de este mismo día, tenían lugar las competiciones de lucha(lucha, pugilato y pancracio) y la carrera de hoplitas o carrera de armados, in-troducida en el año 520 a.C. durante los Juegos de la 65 Olimpiada, y que teníauna esencia o significado eminentemente militar, pues en ella se demostraba la

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Cuadriga en competición. Figuras ornamentales de un ánfora paratenaica del s. VI a.C. Londres, Museo Británico.

30 PAUSANIAS, VI, 13, 3.

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El Auriga de Delfos. Obra maestra en bronce ofrecida al Santuario por Gelón tirano de Gela y su hermano Po-lizalos, para conmemorar una victoria hípica obtenida por aquel en el 486 a.C. Museo de Delfos.

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habilidad, fuerza y resistencia del que, portando la indumentaria del soldadode entonces (casco, escudo y espinilleras), pudiera ganar este tipo de compe-tición, que se desarrollaba sobre la distancia de un doble estadio. Para esta clasede carreras, los griegos demostraron siempre especial preparación, ya que susistema de ataque en las operaciones militares estaba basado en la extraordinariamovilidad de sus hoplitas. Histórico y prodigioso fue el recorrido que el ate-niense Filípides realizó durante la guerra de los griegos contra los persas, en el490 a.C., ya que para llegar de Atenas a Esparta, recorrió los doscientos kiló-metros de distancia que les separan, en dos días, según relata Herótodo.

En las competiciones de lucha competían todos los concursantes, sin dis-tinción de categorías por razón de peso, al igual que sucedía en el pugilato yel pancracio, de ahí la ventaja básica de los competidores más corpulentos ypesados. La lucha propiamente dicha se practicaba en las dos modalidades de“vertical” y “horizontal”, venciendo en la primera el que hubiese logrado derri-bar a su contrincante por tres veces y obteniendo el triunfo de la segunda elque hubiese conseguido poner de espaldas a su contrario en igual número desituaciones.

El pugilato, introducido en el programa de los Juegos de la 23 Olimpiada (688a.C.31) fue el antecedente remoto de nuestro actual boxeo. Se practicó al principioa puño limpio pero, andando el tiempo, los pugilistas comenzaron a protegerselos puños con vendajes que comenzaron siendo blandas tiras de cuero enrolladasa los nudillos y acabaron por convertirse en gruesas correas endurecidas, concuya protección los golpes que se cruzaran en el combate entre atletas especia-lizados podían entrañar especial peligro. De ahí que con estos medios, la prácticacontinua de este tipo de deporte llegase a producir desfiguraciones notorias enel rostro, como de la que se burla el escritor Lucilio al referirse al pugilista Estra-tofón que, según él, después de dedicarse cuatro años a este tipo de competición,nadie en el pueblo, ni siquiera sus vecinos, podían reconocerle…

La tercera especialidad de la lucha, el pancracio, era la más brutal e inhu-mana de las tres. Venía a constituir una mezcla de lucha y pugilato, con diver-sos lances y llaves -sólo que verdaderos- de nuestro inocuo “catch”. Elpancracio se introduce en el calendario de Olimpia en el año 648 a.C., conocasión de los Juegos de la 33 Olimpiada32. Al parecer, todo tipo de llaves, pa-tadas, puñetazos, torsiones y dislocaciones estaban permitidas, incluso, segúnalgunos investigadores, hasta las llaves de estrangulamiento.

Filóstrato de Lemos33 nos describe el histórico combate en el que el pan-cracista Arriquión, estando siendo estrangulado por su contrario, pudo, antes

Los Juegos Olímpicos Antiguos

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31 PAUSANIAS. V,8,7.32 PAUSANIAS, V, 8,8.33 FILOSTRATO. Les images. II, 6, pág 347 y siguientes. Versión francesa de Blaise Vigenere. Paris 1937.

PAUSANIAS, VIII, 40, 1.

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de expirar, desencajar a aquel un tobillo y obligarle a abandonar, por lo que atítulo póstumo fue proclamado vencedor por los hellanodicas.

La decadencia de los Juegos de Olimpia coincide, paradójicamente, con lapreferencia de los espectadores por este tipo de competición. Plutarco los cri-tica agriamente al considerar que los pancracistas solían ser gente tosca e in-culta, procedente de las regiones más atrasadas de Grecia (Arcadia y Tesalia),y a las que un duro régimen de vida había impedido todo desarrollo anímicoe intelectual.

Luchadores portentosos, que adquirieron fama legendaria en la Antigüedad,fueron Pulidamas de Escotusa, Milón de Crotona, Glaukos de Caristo y Teáge-nes de Tasos, habiendo obtenido este último durante su triunfal y dilatada vidadeportiva, 1.400 coronas de victoria34.

El último día festivo de los Juegos estaba dedicado al acto quizá más emocio-nante y solemne para aquéllos que hubiesen obtenido alguna victoria. Era éste elde la proclamación de vencedores. En solemne cortejo los olimpiónicos se dirigíana las inmediaciones del Templo de Zeus en donde tenía lugar la proclamaciónde su victoria y subsiguiente coronación. Cada vencedor era llamado por el he-raldo, haciendo constar su nombre, el de su país de procedencia y el de su pro-genitor. Adelantándose con paso solemne hacía la tribuna en donde seencontraban los hellanodicas, le era colocada sobre sus sienes la simbólica coronade olivo35. En bullicioso cortejo, ensordecidos por los vítores y aplausos de susadmiradores, amigos y familiares, los atletas se dirigían al interior del Templo deZeus para depositar sus coronas triunfales al pie de la estatua del dios.

Ser vencedor olímpico en la antigua Grecia suponía haber alcanzado unade las más altas cimas de la popularidad, el prestigio y la admiración de aquellasociedad. El olimpiónico era recibido en su ciudad con los honores máximos,siendo frecuente que para darle especial entrada se procediese al derribo deun trozo de las murallas. A partir de aquel momento su manutención corría acargo del erario municipal, se le eximía de impuestos y se le permitía la entradagratuita en el teatro y demás espectáculos públicos. El vencedor olímpico podíaerigir también una estatua dentro del recinto sagrado de Olimpia con la queperpetuar el recuerdo de su triunfo. Poetas famosos como Píndaro y Baquílidescantaron con inspirados versos las proezas deportivas de los héroes olímpicos.En alguna ocasión, la condición de olimpiónico permitió a algunos de elloshasta salvar la vida, como ocurrió con el pancracista Doreo, hijo del famosoDiágoras de Rodas, que hecho prisionero por los atenienses en el año 407, enla batalla naval de Noción, fue puesto en libertad cuando fue conocida su con-dición de vencedor olímpico. De la misma manera procedió Alejandro Magno

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34 PAUSANIAS, VI, 14, 5; VI, 10, 1; VI, 10, 11, 2-3.35 PAUSANIAS, V, 21, 12-14.

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El vencedor engalanado por un árbitro. El campeón que luce un collar, colgaduras victoriosas en brazos y piernasportando en sus manos una rama de olivo, es ceñido por el juez de la prueba con la codiciada banda triunfal.Figuras rojas de una hidra del s. V a.C. Múnich, Museo de Antigüedades.

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La coronación del vencedor con la emblemática corona de olivo. Figura del fragmento de una cratera del s. VA.C. hallada en Spina.

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en la batalla de Iso con el jefe de una legión tebana hecho prisionero, cuandosupo que había conseguido un triunfo en Olimpia.

Los Juegos de Olimpia comienzan a decaer en su originaria fuerza espiritualen los siglos tercero y segundo antes de Cristo. La robusta fortaleza de su idealva siendo lentamente atacada por varios frentes y lo que siglos atrás constituyóel lugar de cita cuadrienal de lo más granado de la política y el pensar delmundo griego inicia un declive fatal e irreversible. A Olimpia acudieron en ju-biloso y festivo peregrinar Platón, Tales de Mileto, Heródoto, Tucídides, Píndaroy Simónides, Demóstenes, Gorgias, Lisias, Luciano, Pitágoras y Anaxágoras,Apolonio de Tiana, Hipias y Temístocles y allí todos ellos, con ocasión de lagran fiesta en honor de Zeus, pudieron expresar sus ideas, ganar adeptos a supensar y, sobre todo, y lo más importante políticamente en Olimpia conse-guido, fue que allí se ideó y fraguó la conciencia de unidad del mundo griego.

Pero en las fechas anteriormente mencionadas comienza lentamente a haceracto de presencia el profesionalismo en la competición. Hay atletas que se de-dican a la práctica continua del deporte pensando en las recompensas quepueden obtener en otros juegos menores griegos, investidos del título de olim-piónico que en los Juegos de Olimpia podían obtener. El agonismo litúrgicoen el que la competición olímpica consistía en sus mejores tiempos, está yamuy lejos del interés crematístico que ahora domina el certamen.

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Atleta coronándose. Efigie de un relieve votivo en mármol, del 470 a.C. Museo Arqueológico de Atenas.

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También la nueva tendencia ilustrada, la ratio propugnada por los sofistas,se muestra contraria al canon clásico de desarrollo igualitario de cuerpo y es-píritu. De ahí que Aristófanes dirija burlas mordaces contra los discípulos queintegran la nueva escuela filosófica, que salen pálidos y embrutecidos de sus“casas de pensar”, mientras las palestras y los gimnasios están vacíos. PeroDión Crisóstomo, Galiano, Galeno y el mismo Sócrates desprecian al atleta, alque consideran “menos rápido que los animales, más cobarde y menos fuerteque el mismo asno”. Alejandro Magno, nuevo dueño de los destinos de Grecia,desprecia competir en Olimpia por no tener frente a él a otros reyes como ad-versarios36. Y también Roma. Para el gusto de los nuevos conquistadores losJuegos de Olimpia carecen del aliciente que las luchas de gladiadores, las fierasy, en definitiva, la sangre de los espectáculos circenses que la metrópoli lesproporcionaba. No obstante Nerón, ansioso de títulos olímpicos, participa enlos Juegos de la 211 Olimpiada en el año 67 de nuestra era. Ordenó la inclusiónen el calendario de los Juegos de una diversa serie de concursos musicales yartísticos en los que, lógicamente, se hizo proclamar vencedor. Tomando la sa-lida en la carrera de cuadrigas fue despedido del carro, al que con inefableestilo pretendía guiar, no obstante lo cual también ordenó se le adjudicara lavictoria37.

En el año 392, Teodosio I por Bizancio es dueño de los destinos de aquelmundo. Su ferviente cristianismo le lleva a perseguir cualquier práctica que seconsiderarse pagana; y en Olimpia se daba culto a Zeus y se exalta la perfec-ción física en detrimento de los valores del alma. Un edicto de ese año prohíbela celebración de ritos paganos, atribuyéndose a tal norma el fin de los Juegosde Olimpia38. Terremotos, incendios e inundaciones completaron la tarea ani-quiladora, sepultando bajo un sudario de barro y escombros lo que siglos atrásfue la arena más gloriosa del mundo.

Olimpia murió en su apariencia física, pero la idea de su mensaje no su-cumbió, atravesando con su poderosa y penetrante llamada el agobiante trans-curso de los siglos, venciendo la incomprensión e indiferencia de los hombresy la insistencia demoledora de los tiempos. La llamada de Olimpia en su nuevorenacer ha conseguido para sí y como un olimpiónico más la simbólica y verdecorona de olivo, en otro tiempo preciado galardón de la victoria.

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36 PLUTARCO. Vidas paralelas. Alejandro, 4. En Biógrafos griegos. Madrid 1964.37 DION CASIO. Historia romana. LXIII, 14, 20.

PAUSANIAS. V, 12, 8.38 TEJA, Angela. L´Edit de Teodose et la fin des Jeux Olympiques dans l´antiquité. 13th International. HISPA Congress. Olym-

pia 1989, pág 115-125.

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PIERRE DE FREDY BARÓN DE COUBERTIN

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El 12 de marzo de 1895 Coubertin contrajo matrimonio en París, en la iglesia Saint Pierre Chaillot con María Rothman per-teneciente a una distinguida familia alsaciana protestante e hija de un diplomático.

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1. Pierre de Coubertin: El Hombre.Pierre de Fredy, Barón de Coubertin, nació en París el 1 de enero de 1863,

dentro del seno de una familia acomodada y noble de ascendencia italiana,cuyos antepasados se remontan a un primer Fredy conocido que sirvió al Reyfrancés Luis XI quien le otorgó título nobiliario en 1471. Uno de los Fredy ad-quirirá en 1567 el Señorío de Coubertin, cerca de París, adoptando el nombreque con posterioridad conservará la familia. Pierre de Coubertin estudiará enParís, en la Escuela Primaria, y ulteriormente se graduará en la Universidad deCiencias Políticas. Vivirá en el castillo de Mirville en Normandía, propiedad desu familia y en París en la calle Oudinot número 20, la casa en donde nació yque será inicialmente el centro operativo del COI.

Desengañado de la política y los políticos, desechando también una fácilcarrera militar muy propia para su rango y condición, después de profundascavilaciones, decidió dedicarse íntegramente a la ardua tarea de la reformaeducativa en su país, impulsado a ello ante las reveladoras experiencias per-sonales obtenidas en viaje de capacitación y estudio llevado a cabo en Ingla-terra y América del Norte. La educación, la enseñanza y la pedagogía son enestos momentos de su vida poderosos motores de una febril actividad, des-arrollada de forma incansable e ilusionada en prodigiosa proyección históricade un visionario genial. He decidido -decía- cambiar bruscamente mi carreraen el deseo de unir mi nombre al de una gran reforma pedagógica…1 ya quelo más importante en la vida de los pueblos modernos es la educación...2 laeducación que ha de ser el prefacio de la vida... y lo que así expreso, es el resul-tado de las observaciones adquiridas en las distintas etapas de mis viajes porlos Estados de Europa y América del Norte, en donde he podido constatar laexistencia de grandes corrientes de reforma pedagógica, independientes de lossistemas gubernamentales e incluso superiores a las mismas tradiciones nacio-nales3.

El poderoso motor que impulsa su vocacional ideario pedagógico ha de lle-varle de manera insoslayable a la moderna concepción del olimpismo, en untránsito en donde únicamente sus excepcionales condiciones personales deplasmar en inmediatas realidades la genial concepción de grandes ideas, hizoposible tan aventurada empresa. El deporte será pues no sólo el medio máscómodo, rápido y eficaz para la formación del individuo, sino también el ve-hículo más directo de comunicación, comprensión y pacificación de los pue-blos, al constituir a su entender una escuela de nobleza y pureza moral, a lavez que medio de fortalecimiento y energía física.

Pierre de Fredy Barón de Coubertin

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1 VIALAR, Paul: Pierre de Coubertin. The Man, the Games. AOI, 1962, pág. 16 y ss.COUBERTIN, Pierre: Une campagne de vingt et un ans. 1980. Pág. 13.DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Madrid, 1975. Pág. 352.

2 COUBERTIN, Pierre: Universités Transatlantiques, 1980. Pág. 13.3 COUBERTIN, Pierre: Notes sur l’éducation publique, 1901. Avant Propos.

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El 25 de noviembre de 1892, en una conferencia que pronunció en el claus-tro de la parisina Sorbona sobre Los ejercicios físicos en el mundo moderno,anunció el proyecto de restablecimiento de los Juegos Olímpicos, que fracasóante la general incomprensión pese al júbilo que despertó la idea. Dos añosmás tarde y en el mismo recinto universitario, es aceptado el proyecto por una-nimidad, creándose el Comité Olímpico Internacional y designándose comoprimera sede de los Juegos Olímpicos modernos a Atenas, en donde éstos tie-nen lugar en 1896.4

Dos consecuencias se extraen de tan histórico momento. Acababa de nacerla fuerza sociológica más importante del siglo XXI y su nacimiento se habíaproducido al amparo, cobijo y talante intelectual de un prestigioso recinto uni-versitario.

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Los miembros del COI, reunidos en Atenas en 1896. Sentados, de izquierda a derecha: Pierre de Coubertin(Francia), Demetrios Vikelas (Grecia) y el General Boutowski (Rusia). De pie, de izquierda a derecha: Dr. Wi-llibald Gebhardt (Alemania), Jiri Guth-Jarkowski (Bohemia), Ferenc Kemény (Hungría) y el General ViktorBalck (Suecia).

4 DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Págs. 354 – 358.

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La misión pacificadora de los Juegos es pauta de especial atención prioritariapara Coubertin, quien manifestaba a finales del año de su restauración: Es pre-ciso –decía- que cada cuatro años los Juegos Olímpicos restaurados den a lajuventud universal la ocasión de un reencuentro dichoso y fraternal, con elcual se disipará poco a poco esta ignorancia en que viven los pueblos unos res-pecto a los otros, ignorancia que mantiene los odios, acumula los malentendi-dos y precipita los acontecimientos en el destino bárbaro de una lucha sincuartel.5

Coubertin será el alma motora, ideólogo, ejecutor y proyectista de la granaventura olímpica moderna, a la que estuvo estrechamente vinculado y llevópersonalmente desde sus inicios, desempeñando la presidencia del COI entre1896 a 1925.

Usando los limitados medios de la comunicación de la época, dirigió y aten-dió personalmente el olimpismo restaurado, recibiendo y escribiendo a manola abundante correspondencia olímpica en progresivo aumento, en titánicatarea personal a la que dedicó todos los momentos de su vida y también la to-talidad de su saneada y considerable fortuna, soportando por ello una aguday difícil situación económica al final de su vida.

La incomprensión de un sector de sus paisanos al sentido de su obra y lastensiones políticas del momento motivaron el traslado y ubicación del COI ala ciudad suiza de Lausana, a donde llevó también los archivos del mismo, envirtud de acuerdo firmado en el Ayuntamiento de la ciudad el 10 de abril de1915, viviendo en este país hasta su muerte ocurrida de forma repentina el 2de septiembre de 1937, cuando, meditante, paseaba por el parque de la Grangeen Ginebra6.

En su testamento dejó establecido que su cuerpo fuera enterrado en Suiza,nación que le dio cobijo, comprensión y abrigo a él y a su obra y que su co-razón fuera llevado al mítico santuario de Olimpia, el motor espiritual de suilusionado y fecundo quehacer olímpico. Allí reposa depositado en una estelade mármol desde el mes de marzo de 1938.

Coubertin dejó en marcha una gigantesca obra viva y cambiante (el olim-pismo y Juegos Olímpicos) y una prodigiosa fuente de conocimiento e inves-tigación integrado por sus múltiples artículos, libros, obras, conferencias, etc,que sobrepasa las catorce mil páginas impresas, genéricamente distribuidas entreinta libros, cincuenta folletos y más de mil doscientos artículos sobre las ma-terias más diversas.

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5 Discurso de Pierre de Coubertin ante la Sociedad El Parnaso, en Atenas el 16 de noviembre de 1894. En Ideario Olímpico.Madrid 1973, pág. 23.

6 DURANTEZ, Conrado. Olimpia, Pág. 362.

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2. El Olimpismo.En su dimensión sociológica actual, se concibe al olimpismo como una fi-

losofia de la vida que utiliza el deporte como correa trasmisora de sus idealesformativos, pacifistas, democráticos y humanitarios. Para Coubertin el olim-pismo no era un sistema, sino un estado de espíritu. Estado de espíritu imbuidode un doble culto, el del esfuerzo y el de la euritmia, la pasión por el exceso yla medida combinados. Para él las bases de este ideario olímpico las constituíanel culto al esfuerzo, el desprecio al peligro, el amor a la patria, la generosidady el espíritu caballeresco, así como el contacto con las Artes y las Letras. En unsentido más esquemático, en 1928 resumiría el célebre restaurador su ideasobre olimpismo en la concretizada doctrina de la fraternidad entre el cuerpoy el espíritu7. Evaluando la fuerza que el olimpismo había adquirido en su pri-mer cuarto de siglo de existencia, pese a dificultades e incomprensiones sufri-das, Coubertin precisa satisfecho en 1920: El olimpismo es una granmaquinaria silenciosa, cuyas ruedas no rechinan y cuyo movimiento no cesanunca, a pesar de los puñados de arena que algunos lanzan contra ella contanta perseverancia como falta de éxito para tratar de impedir su funciona-miento8.

3. Los Juegos Olímpicos.Celoso de la esencia pacifista, festiva y cultural que los Juegos Olímpicos

habrían de tener, Coubertin repite con machacona insistencia una vez más en1906 el ideario de su programa sobre los Juegos. Lo he repetido tantas veces -decía- que casi me avergüenzo de mi reincidencia, pero hay tantos que no lohan comprendido todavía! Los Juegos Olímpicos no son unos simples campeo-natos mundiales, sino la auténtica fiesta cuadrienal de la “primavera humana,la fiesta de los esfuerzos apasionados, de las ambiciones múltiples y de todaslas formas de actividad juvenil de cada generación cuando aparece en el um-bral de la vida9”. La dimensión intelectualista de los Juegos fue motivo de es-pecial atención para Coubertin, expresándose así en 1924: Después de los Juegosde la VII Olimpiada (Amberes 1920) recuerdo haber deseado todavía un uni-versalismo más completo, más absoluto. Después de la VIII Olimpiada me pre-ocupa el intelectualismo. Los últimos, a pesar del encomiable y meritorioesfuerzo realizado para revestirlo de arte y pensamiento, han permanecido noobstante como demasiado “campeonatos del mundo”. Es preciso otra cosa. Lapresencia de los genios nacionales, la colaboración de las Musas y el culto a la

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7 COUBERTIN, Pierre: Conferencia en la Alcaldía de Paris en 1909. En Ideario Olímpico. Discursos y ensayos. Instituto Na-cional de Educación Física. Madrid, 1973. Pág. 184.

8 COUBERTIN, Pierre: La victoria del olimpismo. La Revue Sportive Ilustrée. Belgique, 1920. En Ideario Olímpico, Pág. 135. 9 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Traducción al castellano por José María Soler. Madrid, 1965. Pág, 81.

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Pierre de Coubertin entre 1896 y 1900. En su casa parisina de la Calle Oudinot, Coubertin trabaja en solitariopreparando el Congreso. Rodeado de papeles, informes, libros y legajos, Coubertin medita.

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belleza... Los Juegos serán lo que deban ser y solamente eso: La fiesta cuadrienalde la primavera humana, ordenada y rítmica, y cuya savia ha de permanecera servicio del espíritu10. Por eso –añadirá en 1925– es preciso recalcar que losJuegos Olímpicos no son propiedad de ningún país o raza en particular, ni pue-den ser monopolizados por ningún grupo. Son mundiales y todos los puebloshan de ser admitidos por igual e igualmente todos los deportes tratados sobre elmismo plano, sin temores de fluctuaciones o caprichos de opinión11. “Los Juegoshan sido restaurados –diría en el mismo año12– para la glorificación del cam-peón individual, cuyas hazañas son necesarias para mantener la ambición yel entusiasmo generalizados. Las circunstancias se prestan poco a añadir de-masiados encuentros de equipos, pues se ha reconocido en general la necesidadde restringir la duración de los Juegos y los gastos que ocasionan y previniendoel gigantismo de los Juegos y los lujos excesivos añade: Hay que considerar lacalidad del lujo, su vulgaridad lo transformaría en estéril y a hacer más irri-tantes los contrastes sociales. Organizaciones más simplificadas, alojamientosmás uniformes y más tranquilos y a la vez menos festejos. Sobre todo contactosmás íntimos y más frecuentes entre atletas y dirigentes, sin políticos ni oportu-nistas que los dividan. Tal es el espectáculo que ofreceremos, eso espero, en losJuegos de la IX Olimpiada13.

La frecuente confusión en la prensa y medios de comunicación en la época-igual que ahora- de los términos Juegos Olímpicos y Olimpiada, irrita a Cou-bertin. Una Olimpiada -decía- es un intervalo del calendario, intervalo de cua-tro años cuya apertura se celebra con los Juegos. Es por tanto incorrectohistórica y gramaticalmente hacer de la palabra Olimpiada el equivalente delos Juegos Olímpicos y cuando dicen, como algunos lo hacen vulgarmente, “lasOlimpiadas de Amsterdam”, nos estropean los oídos con un doble barbarismo14.

4. La simbología y la defensa de los valores olímpicos.Coubertin concibió, planificó, puso en marcha y dirigió el movimiento olím-

pico moderno y para darle autonomía trascendente y entidad en su mensaje fi-losófico, lo dotó de una serie de emblemas y ritos que llegan a configurarlodentro de una antinomia de contrasentido terminológico, al constituir formal-mente una religión laica. Juramentos, desfiles, himnos, banderas, símbolos...todo ello entraña un ropaje apariencial de una liturgia religiosa, cuyo mensajecarece de destinatario teológico, al no tener un dios al que rendir culto, quizá

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10 COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Pág. 152.11 COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Pág. 161.12 COUBERTIN, Pierre: Discurso de apertura del Congreso Olímpico de Praga, el 29 de mayo de 1925. En Ideario Olímpico,pág. 162.

13 COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico, Pág. 162.14 COUBERTIN, Pierre: Conferencia en la Alcaldía de París en 1929. Ideario Olímpico, pág. 181.

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porque, como ocurrió en el clasicismo helénico con el simbolismo agonístico yolímpico de la kalocagathia, el honrado destinatario anónimo de tan complejoritual, sea el hombre mismo a cuya perfección y equilibrio es dedicado el sim-bólico ropaje festivo de los Juegos y su base de confrontación deportiva15.

a) La Bandera y el símbolo olímpico.

Los cinco anillos entrelazados en color azul, amarillo, negro, verde y rojo,representan a los cinco continentes del mundo indisolublemente unidos porel deporte. Ideado por Coubertin en 1913, es este símbolo tema central y prin-cipal de la bandera olímpica que, con fondo blanco y sin orla, conjuga en estoscinco colores el variado cromatismo de todas las banderas del mundo. Conce-bida la bandera olímpica también por Coubertin en 1913, son confeccionadaslas primeras unidades en el comercio del Bon Marché, de la parisina calle deBac16, próxima a la de Oudinot donde Coubertin residió. Por primera vez fueoficialmente presentada la bandera olímpica durante el Congreso de París en1914, conmemorativo del XX aniversario del restablecimiento de los JuegosOlímpicos modernos, siendo en 1920, durante los Juegos de Amberes también,la primera vez que ondeó en un estadio olímpico17. Coubertin expresaba asíentusiasmado la concepción de los nuevos símbolos: Estos cinco anillos, azulamarillo verde rojo y negro, representan las cinco partes del mundo unidas enadelante al olimpismo y prestas a aceptar fecundas rivalidades. Además, losseis colores (comprendido el fondo blanco) y combinados, representan los detodas las naciones sin excepción. El azul y amarillo de Suecia, el azul y blancode Grecia, los tricolores francés, inglés y americano, alemán, belga, italiano yhúngaro, el amarillo y rojo de España, se acercan a las innovaciones brasileñao australiana, con el viejo Japón y la joven China. He aquí verdaderamente unemblema internacional18.

b) El Lema olímpico.

La frase latina integrada por los tres superlativos yuxtapuestos, “Citius, Altius,Fortius”, es hoy día el lema olímpico oficial. Ideado y lanzado por el domínicoHenri Didon, Prefecto del Colegio parisino de Arcueil, y amigo personal deCoubertin, se ha difundido y es conocido hoy en todos los ámbitos del de-porte19. Pero el lema olímpico, tal como lo concibió su autor y ulteriormente loexplicaría, no ha de ser entendido en la simplicidad interpretativa de una ob-

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15 DURANTEZ, Conrado: Olimpia, Pág. 30 y ss.16 MAYER, Otto: A través de los aros olímpicos. Madrid, 1962, Pág. 75. 17 DURANTEZ, Conrado: La historia olímpica. Madrid, 1992. Pág. 71. 18 COUBERTIN, Pierre: La Revue Olympique. Aout 1913. Pág. 119, 120.19 Bulletin du Bureau de Pédagogie Sportive. Lausanne 1929, Nº4, págs. 12 a 14.

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Pierre de Coubertin entre 1914 y 1920. Las tensiones políticas del momento indujeron a Coubertin al trasladode los Archivos del Comité Olímpico Internacional a Lausana el 15 de abril del 1915, alistándose en su país ysiendo destinado por el Gobierno francés a la sección de Propaganda Nacional. En su lugar designaría comoPresidente interino del COI, al noble suizo Barón Godofredo de Blonay.

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sesiva mejora de los récords deportivos, sino en el progresivo perfeccionamientodel hombre merced al deporte, en su condición ontológica total20. Citius, Fortius,Altius sería la ordenada pauta de una progresiva mejora dentro de un perfec-cionamiento moral. El lema comentado nació y fue tema dominante en la alo-cución pronunciada por Didon el 7 de marzo de 1891 ante la Asociacióndeportiva “Escuela Alberto el Grande” de la que él era director, y fue aceptadocomo divisa oficial durante el Congreso de creación del COI en 189421.

c) El Lema de la Competición.

Se centra en la frase profusamente difundida y conocida, resumida en lostérminos de “lo importante no es vencer, sino competir”, pensamiento de pro-fundo contenido deportivo y olímpico, de paternidad normalmente atribuidaa Coubertin, pero cuyo creador fue el Arzobispo de Pensilvania, MonseñorEthelbert Talbot, que la pronunció dentro de la alocución dirigida el 17 dejunio de 1908, a los atletas participantes en los Juegos de la IV Olimpiada con-gregados en la Catedral londinense de San Pablo22. Coubertin, quien calificó eldiscurso en cuestión como de “altos vuelos filosóficos23“, completó la célebrefrase con su personal forma trascendente de enjuiciar el trance deportivo ensu finalidad formadora y educativa. Lo importante en la vida -diría- no es eltriunfo sino la lucha, lo esencial no es haber vencido, sino haberse batido bien.Extender estas ideas es preparar una humanidad más valiente, más fuerte, másescrupulosa y por tanto más abnegada24. Su pasión por un espíritu infatigabley combativo, del cual dio personal ejemplo a lo largo de todo el dilatado y fe-cundo paréntesis de su existencia, lo plasma en un párrafo de su novela auto-biográfica Le Roman d‘un Rallié. La vida es simple -dice- porque la lucha essimple. El buen luchador retrocede pero no abandona. Se doblega, pero no re-nuncia. Si lo imposible se levanta ante él, se desvía y va más lejos. Si le falta elaliento, descansa y espera. Si es puesto fuera de combate, anima a sus hermanoscon la palabra y su presencia. Y hasta cuando todo parece derrumbarse anteél, la desesperación no le afectará.

d) La Academia Olímpica.

Coubertin, pedagogo, historiador y sociólogo, había concebido los JuegosOlímpicos no sólo como cita de festivo encuentro cuadrienal, sino también

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20 DURANTEZ, Conrado: La historia olímpica. Pág. 71. DURANTEZ, Conrado: Citius, Altius, Fortius. Revista Olímpica, 1991. Págs. 339-341.

21 COUBERTIN, Pierre: Textes choisis. Zurich, 1986. Pág. 442. 22 DURANTEZ, Conrado: La historia olímpica. Pág. 73.23 COUBERTIN, Pierre: Memorias olímpicas. Pág. 97.24 COUBERTIN, Pierre: Revue Olympique. Julio de 1908. En Ideario Olímpico, pág. 38.

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como un medio de internacionalizar y popularizar el deporte25. El éxito espe-ranzador de la primera edición moderna en Atenas en 1896 no se vio acom-pañado en el inmediato futuro ante el repetido fracaso de los dos Juegossucesivos en París y San Louis en 1900 y 1904 respectivamente, en donde deforma genérica el ideario olímpico estuvo ausente, ante la anarquía de la edi-ción parisina y el jolgorio circense y burdedad de la americana26. Coubertin sealarma ante los preocupantes acontecimientos e intenta mantener y potenciarla veta cultural del olimpismo a través de los Congresos Olímpicos27 (Paris,1894, Havre 1897, Bruselas 1905, París 1906 y Lausana 1913) y en marzo de1937, en carta dirigida al Gobierno del Reich una vez finalizados los Juegos dela XI Olimpiada, propone la creación de un Centro de Estudios Olímpicos alque legar todos los documentos y proyectos no realizados referentes al conjuntodel olimpismo renovado y que ayudará, más que a cualquier otro cometido, almantenimiento y aprecio de mi obra, y a preservarla de las desviaciones quemucho me temo, se cometerán contra ella28. Carl Diem y John Ketseas, despuésde múltiples vicisitudes, fueron los ejecutores de la idea, fundándose la Aca-demia Olímpica Internacional en Olimpia con sesión inaugural el 16 de juniode 196129. Siete años más tarde, el 25 de noviembre de 1968, se creó la primeraAcademia Olímpica Nacional en Madrid, funcionando en la actualidad oficial-mente 130 de este género que, junto con la de Olimpia, tratan de difundir ydefender los valores filosóficos del movimiento olímpico, tal como los concibiósu restaurador Pierre de Coubertin.

5. Olimpismo y democracia. La preocupación social y el respeto mutuo.Coubertin, como se dijo, era un aristócrata perteneciente a una noble familia

normanda de rancio abolengo, cuyos antepasados desempeñaron puestos deimportancia en la Corte de Luis XI30. Era además persona cultivada, de gustosexquisitos y sagaz sentido de lo artístico y lo estético, Pero sobre todo, Cou-bertin era un pedagogo vocacional y su sensibilidad humanística le condujo aser un decidido defensor de los principios democráticos de la sociedad, perono a través de convulsiones, transformaciones traumáticas o luchas de clases,sino bajo el condicionante de esencia cristiana de una igualdad de todos en lalínea de partida y la aceptación de las diferencias que la mejor condición básica

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25 DURÁNTEZ, Conrado: Pierre de Coubertin. AOE, 1986. DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia, pág. 361

26 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas, pág. 71.DURÁNTEZ, Conrado: La Historia Olímpica. Págs. 25 a 29.

27 DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Págs. 365-368.28 DIEM, Carl: Weltgeschichste des Sports und der Leibeserziehung, Stuttgart 1960. Pág. 1145. DIEM, Carl: Historia de los deportes. Barcelona 1966. Pág. 409.DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Págs. 369-371.

29 DURÁNTEZ, Conrado: La Academia Olímpica Internacional. Madrid 1988. Págs. 30-32.30 VIALAR, Paul: Pierre de Coubertin. The man. The Games. A.O.I. 1962, pág. 16 y ss.

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y la mayor capacidad de lucha pueden otorgar al competidor que participa enla escena social o en el campo deportivo. Así, en carta fechada en Lausana en1919 y dirigida a los miembros del Comité Olímpico Internacional, decía: Du-rante mucho tiempo, el atletismo, renovado en el siglo XIX, no ha sido más queel pasatiempo de la juventud rica y semiociosa. Nuestro Comité ha luchado másque nadie para hacer de él el placer habitual de los jóvenes de la pequeña bur-guesía; y ahora debe hacerse completamente accesible al adolescente proletario.Todos los deportes para todos, ésta es la nueva fórmula, de ninguna manerautópica, a cuya realización debemos consagrarnos31. y añadía en el Discursopronunciado en el XXV Aniversario de la fundación de los Juegos Olímpicosy abogando, por un olimpismo democrático: Para asegurar la paz social, nobastará, desde luego, con repartir entre los hombres de manera más equitativa

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En la imagen tomada hacia 1907 en la propiedad de los Rothman en Lutterbach, se ve a Coubertin con su hijaRenée, su esposa María su hijo Jacques y su suegra. Los graves problemas de salud de sus hijos, no dejaron deatormentar a Coubertin. Jacques moriría en 1952 y Renée en 1968 ambos sin descendencia.

31 COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Madrid 1973. Pág. 121

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Coubertin fue un entusiasta practicante de diversas modalidades deportivas apreciándose en las imágenes sudedicación al tenis, ciclismo, esgrima (es el tirador de la derecha) motociclismo o remo, que devocionalmentepractica en el lago Lamán, en la imagen, con 72 años.

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el esfuerzo de producción y la facilidad de consumo de los objetos necesariospara la vida material; ni siquiera con abrir al adolescente el libre acceso a unperfeccionamiento intelectual, más de acuerdo con sus facultades cerebralesque con la situación de sus padres; conviene que el placer muscular, productorde alegría, de energía, de calma y de pureza, sea puesto también al alcance delos más humildes y bajo las múltiples formas con las que le han revestido el per-feccionamiento de las industrias modernas. Éste es el olimpismo integral y de-mocrático cuya primera piedra colocamos hoy32.

Por último, en agosto de 1920 en el Discurso de apertura de la XVIII Sesióndel Comité Olímpico Internacional en Amberes decía: Un récord deportivo esun límite, al que el hombre llega mediante la colaboración de las fuerzas conque le ha dotado la naturaleza y las que él mismo, con la energía de su carácter,ha desarrollado. Su situación social, el apellido o la fortuna que ha heredadode sus padres, no influyen en esto para nada. El hecho de que sea príncipe o ar-tesano no le hará elevarse ni un palmo más en salto, ni aumentará en cincuentacentímetros la longitud del trayecto que, corredor a pie, nadador o remero,pueda realizar en un tiempo dado. Pero la naturaleza ha repartido de formamuy desigual estas fuerzas entre los hombres y los azares de la existencia se en-cargan de aumentar la desigualdad del reparto. De este modo tenemos juntas,por un lado, la nulidad de las distinciones sociales establecidas por la humani-dad y, por otro, la afirmación de los caprichos aristocráticos de la naturaleza.De la misma manera, en la práctica de los deportes están en germen los princi-pios que sirven de base y de punto de partida a toda democracia razonable33.

Cuestión de especial relieve cobra en el ideario coubertiniano, como factorde paz democrática y social, la aceptación del respeto mutuo34. La tolerancia -decía- es por excelencia una virtud negativa. El principio superior al cual con-vendría recurrir, debe de poner toda la permisividad de la tolerancia sin sufrialdad habitual y toda la fecundidad de la fe sin su estrechez o frecuente in-transigencia. Entre la tolerancia y la fe, hay lugar para el respeto mutuo. Y pre-cisamente el respeto mutuo conviene a las sociedades democráticas en talmedida que apenas pueden prescindir de él sin caer en la anarquía. Exigir fra-ternidad a los hombres es exagerado. La fraternidad es para los ángeles. El res-peto mutuo representa lo que sin exageración puede reclamarse a la‘humanidad”. Y concluye: Pedir a los pueblos que se amen los unos a los otroses una manifestación de infantilismo. Pedirles en cambio que se respeten no esninguna utopía35.

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32 COUBERTIN, Pierre: El XXV Aniversario de los Juegos Olímpicos. Lausana, abril de 1919. En Ideario Olímpico pág 124. 33 COUBERTIN, Pierre: Discurso en el Ayuntamiento de Amberes en agosto de 1920. En Ideario Olímpico. pág 138.34 Es de destacar al respecto, el importante trabajo de Liselott Diem: Pierre de Coubertin. El respeto mutuo. AOI 1983. Págs.69 y ss.

35 COUBERTIN, Pierre: L´Education des Adolescents au XX Siècle. III Education morale. Le respect mutuel. Paris 1915.Págs. 14-15.

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6. Olimpismo y alegría. La euritmia. Si Alguien me pidiera la receta para “olimpizarse” -decía Coubertin en 1918-

le diría: la primera condición es estar alegre36“. Y añade en su discurso de 1920:El día en que el deportista deje de poner por encima de todo la alegría de supropio esfuerzo y la embriaguez de poder y equilibrio corporal que de él deriva;el día en que se deje dominar por las consideraciones de vanidad o de interés,ese día su ideal se acabará y el valor pedagógico de este ideal, si se puede em-plear esta expresión, disminuiría irremediablemente.

Pero esta alegría derivada del intenso ejercicio es el resultado de la feliz co-operación de los dos elementos integrantes del ser humano, el cuerpo y el es-píritu. La separación cartesiana de las dos partes de un todo como factorescompletamente independientes conduce a la desarmonía del individuo. “Espor ello -decía Coubertin- que los dos factores han de integrarse en un todo

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36 COUBERTIN, Pierre: Cartas Olímpicas. XII. A.O.I. En Ideario Olímpico. pág 99.COUBERTIN, Pierre, Discurso en el Ayuntamiento de Amberes en agosto de 1920. Ideario Olímpico, pág. 140.

Lausana 1921. Asistentes al XX Congreso del COI. En el centro sentados y de izquierda a derecha: Sigfrid Eds-trom, futuro Presidente del COI, Pierre de Coubertin, el Conde belga Henri de Baillet-Latour, sucesor de Cou-bertin en la presidencia del COI y el Barón, suizo Godofredo de Blonay.

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Coubertin en 1925 durante la 24 Sesión del COI desarrollada en Praga. A voluntad propia, Coubertin dejó va-cante la presidencia del COI.

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armónico para lograr la euritmia, es decir el equilibrio conseguido en la anti-gua Olimpia, en donde los atletas de cuerpos de estatua competían denoda-damente por la ansiada victoria ante las estatuas de sus dioses con cuerpos deatleta, a los que el genio del escultor habría dado en sus rostros el hálito delsoplo divino. Pero a la desaparición de Olimpia, un ascetismo intransigente re-legó al cuerpo a un lugar secundario. De ahí que olimpismo -decía Coubertin-es doctrina de la fraternidad del cuerpo y del espíritu, y ascetismo la de la ene-mistad entre ellas37 y la historia al respecto ha seguido la ley del péndulo, ex-tremismos que han de acabarse para el triunfo del equilibrio y de la euritmia.El deporte como lo entendía Coubertin, -dice el Profesor Malter38-, nos protegetanto de la arrogancia intelectual despreciadora del cuerpo, como de la degra-dación del cuerpo y del espíritu motivada por el goce sensual. No se puede ol-vidar el cuerpo en el desarrollo integral del individuo, decía el académicoEugenio Montes en 1975, en el acto de presentación del libro Olimpia. Citandoa Juan Silodú añadía: Hay gentes que no son capaces de ir en un vagón de ter-cera clase desde Paris a Versalles, pero sin embargo se resignan indiferentes air en un cuerpo de tercera clase, desde que nacen hasta que mueren39.

7. La religio Athletae. El término reiteradamente usado en el legado filosófico coubertiniano ha

movido a dispares y diversas interpretaciones. De paganismo le han tachadounos, de panteísmo otros y de una nueva filosofia religiosa los más acordescon las ideas del célebre restaurador.

Coubertin era un cristiano creyente que recibió una sólida formación reli-giosa durante sus años de escolaridad con la orden de los Jesuitas y mantuvoestrechos contactos de amistad con sacerdotes destacados como el domínicoHenri Didon, prior del Colegio de Arcueil en Paris, o sintió honda y sentidaadmiración por la obra de otros, sobre todo por la del célebre pastor anglicanoThomas Arnold, Rector del famoso Colegio de Rugby. De ahí, que nunca sepueda juzgar la afirmación coubertiniana de la religio athletae como un actode ateísmo o de impiedad.

Sin embargo Coubertin, en la época que le toca vivir, es consciente del ma-terialismo imperante y del ateísmo práctico que lentamente se va imponiendoen amplios sectores de la sociedad. En esta época -dice Nissiotis- el desarrollocientífico y filosófico de Europa ha pasado con gran rapidez de la tradicióncristiana al secularismo radical que suprime al Dios vivo de la escena espiritual,

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37 COUBERTIN, Pierre: Olimpia. Ideario Olímpico, pág. 175.38 MALTER, Rudolf: "L'Eurythmie de la vie comme idéal d'existence pour l'être humain». Ponencia en el Simposio sobre "Laactualidad de Pierre de Coubertin" Lausana, 17 a 21 de marzo de 1986.

39 Olimpia y los Juegos Olímpicos Antiguos. Deporte 2000. Nº 89. Junio de 1976.

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reemplazándolo por creencias positivistas ateas en un pragmatismo que apartala vida de todo tipo de referencia a los mitos, a la trascendencia, a los valoresespirituales que son precisamente los que califican al hombre en tanto que serúnico en la creación. Es por eso, por lo que Coubertin ha intentado buscar enel atletismo olímpico y a través de la filosofia religiosa griega, la réplica eficazpara llenar el terrorífico vacío de la falta de Dios, en un período histórico enque Europa es presurosamente invadida por el utilitarismo económico y el po-sitivismo científico. Y ahí está el olimpismo como religión, como una seria lla-mada a tomar con total devoción sus principios humanistas impregnados porla filosofia griega y la fe cristiana, más allá de todo tipo de absolutismo dog-mático, contra las demás creencias y condiciones sociales. Un olimpismo alservicio de la paz, de la democracia y del internacionalismo, así como de latransformación moral del hombre, dándole un carácter digno, regenerándolopor la consecución del equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, operado por elatletismo en su sentido olímpico40.

8. La historia, las artes y la psicología en el ámbito olímpico.Coubertin, atesorando y cotejando las variadas y profundas experiencias de

su ilusionado y fecundo quehacer, centró en la parcela olímpica y deportivatodo el cúmulo de conocimientos adquiridos, estudiando el gran fenómenosocial por él restaurado bajo el prisma de las más diversas ciencias, cotejándoloy conjugándolo a la vez con las letras y las artes, bajo cuyo influjo siempredeseó se desarrollasen los Juegos.

Su interés por la historia lo convirtió en un apasionado historiador, no enel sentido académico del término sino en el de experto y devoto investigadordel pasado de la humanidad. Su Historia Universal, en cuatro volúmenes, esun elocuente testimonio de apasionada vocación. De los setecientos artículosy folletos por él escritos, más de doscientos tienen también un contenido ex-clusivamente histórico, y más de la mitad de los ejemplares que integraron subiblioteca personal versaban igualmente sobre temática histórica, destacándosede forma especial veintinueve dedicados al mundo greco-latino, doce a la his-toria del arte, así como treinta biografías históricas. Por eso afirmaba: La historiaes la primera de todas las ciencias en importancia y eficacia educativa41 al serel pasado conocimiento indispensable para la comprensión e incluso previsióndel futuro, ya que todo pasado influye sobre el futuro y ningún futuro puedeedificarse sin tener en cuenta el pasado42, -y añadía- espero que la historia ten-

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40 NISSIOTIS, Nikolaos: L'Actualité de Pierre de Coubertin du point de vue philosophique. Simposio de Lausana, 17 a 21 demarzo de 1986. Pág 125.

41 COUBERTIN, Pierre: Histoire Universelle. Vol. I. Avant propos. Aix-en-Provence, 1926/27. Pág. XIV.42 COUBERTIN, Pierre: Mémoire concernant l'instruction supérieur des travailleurs manuels et l'organisation des universitésouvrières. Folleto especial, pág. 1.

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Coubertin entre 1925 y 1930.

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drá importante relevancia en las manifestaciones intelectuales organizadasparalelamente a los Juegos y con motivo de su celebración; y esto es naturalpues el olimpismo pertenece a la historia. Celebrar los Juegos Olímpicos es re-clamar la historia43, ya que los Juegos Olímpicos constituyen una manifestaciónpedagógica que debe centralizar como en el pasado, alrededor del culto a lajuventud, el pensamiento colectivo de los pueblos, y en donde el éxito se mediráen razón a la acción que ejerza sobre este pensamiento44, pues la humanidaddebe extraer de su herencia del pasado todas las fuerzas susceptibles de ser em-pleadas en la construcción del futuro45 al constituir la historia por excelenciapara las democracias, una escuela de sabiduría, pues ella sola enseña la soli-daridad de los siglos, y el valor del tiempo y da a los gobernantes y gobernadosesa “noción de las dificultades” que torna prudentes a unos y pacientes a otros.Una gran difusión de los conocimientos históricos será una de las más apre-miantes dificultades de la nueva era; se podrá decir que todo el porvenir denuestra civilización de ella depende46.

Unir el arte al deporte, fue otra de las grandes aspiraciones de Coubertin,que rememorando los Juegos de Olimpia como compleja y equilibrada cita deatletas, escritores, poetas, historiadores y filósofos, concibió para los JuegosOlímpicos modernos, una configuración similar en donde el deporte, comoentraña generadora de cultura47 estuviese a su vez rodeado de grandes mani-festaciones culturales48, pues como mantenía Coubertin, las Olimpiadas no tie-nen por única misión la de exaltar la sola potencia muscular. Por el contrario,han de ser también intelectuales y artísticas49. En este sentido, y evaluando siel deporte es o no generador de arte, se expresaba Coubertin en 1922: El de-porte debe concebirse como productor de arte y como ocasión de arte. Producebelleza, pues genera al atleta, que es una escultura viva. Pero además, es oca-sión de belleza, por las edificaciones que por él se inauguran y los espectáculosy fiestas que genera. El arte antiguo, se ha servido del atleta con abundancia yperfección, pero solamente del atleta en reposo. El artista moderno tiene antesí, toda una otra interpretación posible y muchas y bellas obras pueden ser re-alizadas, sean escultura, sea directamente, sea por la creación anexa al deportede edificios y jardines, decoración de monumentos y tribunas, o cortejos inte-grados en un armonioso encuadre50.

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43 COUBERTIN, Pierre: Le Sport Suisse (Genève). Texto de un mensaje de radio emitido el 4 de agosto de 1915.44 COUBERTIN, Pierre: Circulaire MM. les Membres du Comité. Lausanne, diciembre de 1920.45 COUBERTIN, Pierre: L'idée olympique. Pág. 22. Lausana, 1919. 46 COUBERTIN, Pierre: Notice sur l'lnstitut Olympique de Lausanne. 1917.47 DURÁNTEZ, Conrado: Literatura Española de tema deportivo. En Mensaje Olímpico. COI, nº 13, marzo de 1986, pág. 15.48 DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Pág. 357.49 COUBERTIN, Pierre: Discurso en la apertura de la Sesión de Roma en 1923.50 COUBERTIN, Pierre: Le sport et l'intelligence. Revue mondiale. 15 de noviembre de 1922.

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Obsesionado Coubertin por crear una relación oficial y estable entre lasartes y el deporte durante los Juegos Olímpicos, convocó el 23 de mayo de1906 una “Conferencia Consultiva de las Artes, las Letras y el Deporte”, des-arrollada en la Comedia Francesa de París, en la que se invitó a participar adestacados escritores y artistas que acudieron en número de sesenta para es-tudiar en qué medida y bajo qué forma, las artes y las letras podían participaren la celebración de las Olimpiadas modernas y en general, asociarse a la prác-tica de los deportes, para beneficiarse de ellos y ennoblecerlos51.

La Conferencia cumplió sus cometidos proponiendo al COl la creación decinco concursos sobre arquitectura, música, escultura, pintura y literatura, des-tinados a promover cada cuatro años obras inéditas directamente inspiradasen la idea del deporte52. Había nacido así el “Pentathlon de las Musas53” cuyoestreno fue previsto para los Juegos de la IV Olimpiada a celebrarse en Londresen 1908, sin que al fin el mismo pudieran tener lugar. En la primera edición delos concursos artísticos durante los Juegos de Estocolmo en 1912, en la moda-lidad de literatura fue otorgado el primer premio a la composición Oda al de-porte, firmada por Georges Hohrod y M. Eschbach, seudónimos con los queconcursaba el propio Coubertin, que siempre mantuvo en especial y orgullosaestima su triunfo literario olímpico54.

La Psicología y la Pedagogía, en su relación con el deporte, fueron otros delos temas a los que Coubertin prestó especial atención a lo largo de su labo-rioso afán. Los Congresos Olímpicos del Havre en 1897 y especialmente el deLausana en 191355 versaron fundamentalmente sobre temática psicológica ydeporte, y a nivel pedagógico, fue Coubertin el motor creativo de la Unión Pe-dagógica Universal, organizada en noviembre de 1925, y del Bureau Interna-cional de Psicología deportiva que en 1930 redactó una “Carta de la ReformaDeportiva”. La moderna manifestación del “deporte para todos”, de tanto im-pacto sociológico actual, fue concebida y configurada ya por Coubertin en1919.

9. El deporte y su función social. El amateurismo y la visión del futuro.Si como ya se expresó el Olimpismo hoy día, a nivel sociológico, puede ser

considerado como una filosofía de la vida que utiliza al deporte como correatransmisora de sus ideales formativos, pacifistas, democráticos y humanitarios,ha de concluirse que la gran transformación operada en el movimiento olím-

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51 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas, pág. 84.52 COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Pág. 34.53 KAKRINI, Fani: El Pentatlón de las Musas. Revista Olímpica, pág. 253.54 DURÁNTEZ, Conrado: Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos. Barcelona 1992.55 DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Pág. 365-368.

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Diversas imágenes de la inhumación de Pierre de Coubertin. El corazón embalsamado de Pierre de Coubertin,llegó a Olimpia en marzo de 1938 y en la ceremonia fúnebre programada el día 26, el Príncipe Pablo de Grecia,con traje militar, porta la reliquia dentro de una urna de mármol negro que deposita en la estela de mármolblanco entonces ubicada a la entrada del Santuario de Olimpia y hoy día emplazada en las instalaciones de laAcademia Olímpica Internacional en el Bosque de Coubertin. En la última imagen, la tumba de Pierre de Cou-bertin en el Cementerio de Bois de Vaud en Lausana.

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pico en los umbrales del Siglo XXI no se ha producido a costa del cambio delideario olímpico, que sigue perenne e incólume, decantado en los postuladosy Normas de la Carta Olímpica, sino motivada y generada aquélla por la alte-ración de la base en que éste se sustenta, cual es el deporte de alta competi-ción. La realidad estructural actual del Movimiento Olímpico es motivo deagudas controversias, con reducidas críticas negativas, ansiosas de fácil noto-riedad y normalmente generadas en la ignorancia. Ante ello cabría preguntarse:¿Qué habría hecho Coubertin en los finales del siglo en que vivió y a distanciacronológica de once lustros de su fallecimiento? Difícil sería dar exacta res-puesta a un vaticinio tan delicado y complejo, pero en aras del pensamientomantenido y desarrollado por el genial restaurador, su postura quizá no estaríamuy alejada de la actual realidad, en razón a su personal concepción de la im-portancia formativa y realidad social del deporte, y a la vez de la crítica y severaposición que siempre mantuvo ante la farisaica y falaz mentalidad de algunossectores coetáneos de su época.

Coubertin consideraba que “el deporte no es ningún objeto de lujo ni unaactividad para ociosos, ni tan siquiera una compensación muscular del trabajocerebral. Es por el contrario, para toda persona, una fuente eventual de per-feccionamiento interior, no condicionada por la ocupación laboral. Es, en de-finitiva, patrimonio de todos por igual y su ausencia no puede sustituirse connada56. En la lúcida mente de Coubertin y en su concepción democrática yhumanitaria de la sociedad, estaban presentes los rígidos y anacrónicos clasis-mos sajones de hiriente arbitrariedad y de forma muy especial en el campodeportivo, cuando como ocurría según lapidaria definición de los EstatutosFundacionales del Amateur Athletic Club de Londres de 1866, de genérica in-fluencia en la sociedad inglesa, se consideraba deportista amateur “a todo gen-tleman que nunca haya tomado parte en una competición pública; que nuncahaya competido con profesionales por un precio o por dinero que procediese delas inscripciones o de cualquier otro origen; que en ningún período de su vidahaya sido profesor o monitor de ejercicios de este tipo como medio de subsisten-cia: que no sea obrero, artesano ni jornalero”. A escasa distancia de un siglo ymedio de tan pérfido pronunciamiento, se puede evaluar en gran medida cómoel olimpismo y su filosofía, han allanado lacerantes y despóticas concepcionesde notorio arraigo en su momento, aunque la evolución, evidentemente, nofue fácil57.

Coubertin planta cara al problema con una tajante declaración en enero de1919: “Todos los deportes para todos. He aquí una fórmula que va a ser tachadade locamente utópica. Pero me trae sin cuidado. Lo he pensado y meditado am-

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56 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 227. DURÁNTEZ, Conrado: La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. A.O.E., XXII Se-sión, 1990. Pág. 84.

57 CAGIGAL, José María: El deporte. Madrid, 1985. Pág. 25.

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pliamente y la considero justa y posible, de ahí que los años y las fuerzas queme resten serán empleados en hacerla triunfar58”, “pues lo que interesa es el es-píritu deportivo y no el respeto a ese ridículo concepto inglés que permite que sesacrifiquen al deporte únicamente los millonarios. Este amateurismo no es undeseo mío, sino una imposición de las Federaciones Internacionales. No es portanto un problema olímpico” y añade: “Las distinciones de castas no debenjugar papel en el deporte, pues pasaron los tiempos en que podía pedirse a losatletas que se pagasen sus viajes y alojamientos pues a la vez existen muchosfalsos amateurs que deben ser perseguidos y muchos falsos profesionales a quie-nes debe indultarse59...”, “pues durante mucho tiempo el atletismo renovado enel Siglo XIX no ha sido más que el pasatiempo de la juventud rica y semiociosa.Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacer de él el placer habitualde los jóvenes de la pequeña burguesía y ahora debe hacerse completamenteaccesible al adolescente proletario. Todos los deportes para todos. Esta es lanueva fórmula, de alguna manera utópica a cuya realización debemos con-sagrarnos60”.

Su convicción personal sobre el tema del amateurismo deja bien a las clarasa través de sus obras el carácter superfluo y anacrónico que siempre le atri-buyó. “¡Otra vez el amateurismo! –diría en 1910–. Hace ahora dieciséis añosque habíamos pretendido ingenuamente acabar con el problema, y he aquíque sigue candente, idéntico e inalcanzable. Los ingleses sobre todo se muestranencarnizados al respecto, trátase en suma de una barrera social de preocupa-ción de casta. Personalmente, me ha traído sin cuidado y hoy he de confesarcon franqueza, que el asunto jamás me ha apasionado. Mi concepto del deportesiempre ha sido muy distinto del de una gran mayoría de deportistas. Para mí,el deporte es una religión, con sentimiento religioso, y se me antoja tan puerilrelacionar todo esto con el hecho de haber percibido algún dinero, como el pro-clamar por las buenas que el Sacristán de la Parroquia es necesariamente unincrédulo porque percibe una retribución para asegurar el servicio del Santua-rio61. Por eso –añade más tarde– los problemas del amateurismo perdieron paramí el poco interés que todavía conservaban62”.

La bochornosa descalificación del prodigioso atleta James Thorpe, héroe in-discutible de los Juegos de Estocolmo en 1912, pérfidamente acusado -una vezmás- por puritanos e hipócritas dirigentes deportivos de su propio país de unridículo no amateurismo, hace reflexionar estoicamente a Coubertin: “ElCOI –dice– falló el asunto de acuerdo con la proposición de los miembros in-gleses presentes en 1913, el Duque de Somerset y el Rdo. Laffan, felicitándose

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58 COUBERTIN, Pierre: Lettres Olympiques. Gaceta de Lausanne, 13 de enero de 1919.59 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pag. 112.60 COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico, pág. 121. Carta a los Miembros del COI fechada en Lausana en enero de 1919.61 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 107.62 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 112.

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Diversas emisiones filatélicas alusivas a Coubertin. Arriba y en primer término, la inicial de esta temática emi-tida en Haití en 1939. Colección Pablo Galán.

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luego a los dirigentes americanos por su actitud “tan netamente deportiva” enaquella circunstancia. No faltó quien insinuase que Thorpe era un ciudadanoamericano de raza india y que debido a ello nos habíamos cebado en él másencarnizadamente63”.

Cuando en 1924 Coubertin valora la trascendencia del próximo Congreso acelebrar en Praga, refleja una vez más su pesimismo sobre la trivial y a la vezespinosa cuestión del amateurismo aún no resuelta. “El principal problemaque se discutirá durante el Congreso de Praga –dice– será el del amateurismo.El lector –añade– tiene derecho a sonreír. La cuestión deportiva –concluye– vaa tomar por otro lado un cariz inesperado de rivalidad étnica, en donde vana chocar las concepciones británica y “latina” del deporte. Hay que confesar –yesto es curiosamente paradójico– que en el país en el que el gran educadorThomas Arnold ha sido el primero en esbozar los principios de la pedagogía de-portiva, se ha dejado a un lado el papel educativo del deporte; no interesa. Losingleses de Inglaterra y tras sus huellas los ingleses de las colonias se dignan aveces ocuparse de la pedagogía deportiva, pero les aburre. Para ellos, un buenclub deportivo sigue siendo aquél cuyos miembros son gentlemen de la mismaescala social. Era la idea primitiva de la que no consiguen deshacerse. Por eso,en el remo por ejemplo, ya habían declarado profesional a todo trabajador ma-nual.

El deporte “latino”, por el contrario, se inspira en un espíritu diferente.Tiende, ante todo, a realizar la unión muscular “con vistas al resultado que sequiera obtener, con vistas a la victoria que se quiera ganar y por tanto, nos en-contramos en el alborear de una rivalidad anglo-latina, en la que las fuerzasnuméricas y morales estarán del lado latino, mientras que en el lado británicoestarán las fuerzas de la tradición, aseguradas por la posición adquirida y unalarga rutina. De aquí a resistirse a ser guiados por los británicos, no hay másque un paso64”.

Pero cuando Coubertin evalúa el desarrollo e incidencias del Congreso dePraga, su juicio sobre el tema se torna crítico y severo. “Como númerofinal –dice– se abrió el depósito de cadáveres, extrayendo de su interior paraestudiarla de nuevo, la momia del amateurismo, con su secuela de jornalesperdidos, dinero de bolsillo, distinción entre profesor y profesional, consecuen-cias del contrato entre aficionado y profesional, etc65” .

Cuando en septiembre de 1936, a un año de su muerte, Coubertin es entre-vistado por un periodista sobre el tema, en relación con el Juramento Olímpicoresponde: “Se me ha reprochado a menudo, y siempre erróneamente, la pre-

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63 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 14464 COUBERTIN, Pierre: Bibliothèque Universelle et Revue de Genève. Enero de 1924. En Ideario Olímpico, págs. 155 y 156. 65 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas. Pág. 213.

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tendida hipocresía del Juramento Olímpico. Pero dejen en paz a este famosoJuramento, del cual soy el progenitor orgulloso y feliz, o ¿queréis que él exija alos atletas participantes en el Estadio Olímpico un amateurismo absoluto, delcual yo soy el primero en reconocer como imposible? Únicamente pido al Jura-mento una sola cosa: La lealtad deportiva66”.

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66 L'Auto de 4 de septiembre de 1936.

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LOS JUEGOS OLÍMPICOS MODERNOS

VI

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1 EL COMIENZOI. Atenas 1896

II. París 1900

III. San Louis 1904

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Spiridon Louis, vencedor en la maratón y héroe na-cional griego en los primeros Juegos Olímpicos Mo-dernos. Foto superior en el desfile de clausura.

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I. Atenas 1896Entre los días 12 al 24 de junio de 1894 se desarrolló, en la Universidad pa-

risina de la Sorbona, el Congreso Internacional Atlético de París convocadopor Pierre de Coubertin. El 23 de junio, los setenta y nueve delegados repre-sentantes de cuarenta y nueve organizaciones deportivas pertenecientes a ca-torce países votaron por unanimidad el restablecimiento de los JuegosOlímpicos1. El ambiente intelectual de una prestigiosa universidad es pues lasede originaria del moderno olimpismo. Se crea el Comité Olímpico Interna-cional como órgano dirigente y organizativo y se adjudican los Juegos de la IOlimpiada Moderna a Atenas2, en razón a haber sido Grecia el escenario delmovimiento y desarrollo de los Primeros Juegos Olímpicos3. Se elige Presidentedel Comité Olímpico al griego Dimitrios Bikelas y Coubertin se reserva el cargode Secretario General4.

Los Juegos de Atenas presentaron agudos problemas de organización antela inexistencia de otros Juegos anteriores y próximos de los que extraer expe-riencias como ahora ocurre. Las discusiones políticas sobre la conveniencia ono de la celebración de los Juegos, suscitadas por los dos partidos mayoritariosy que llegaron a ser muy graves, fueron despejadas por Coubertin que, conexquisito tacto y hábil diplomacia, ganó para su causa a la familia Real Griega5.Una emisión de sellos -la primera de carácter deportivo- y diversas aportacio-nes voluntarias sirvieron para financiar los primeros gastos. Un acaudalado co-merciante griego residente en Alejandría, Georges Averof, donó la fabulosacifra de un millón de dracmas oro destinada a la construcción del Estadio Olím-pico, todo de mármol blanco extraído de las canteras del Monte Pentélico, elmismo que proporcionó los materiales con que veinticuatro siglos antes se eri-gió la maravilla arquitectónica de El Partenón. El 6 de abril de 1896 el ReyJorge I inauguró los Juegos ante el entusiasmo de 70.000 personas que abarro-taban el fastuoso Estadio. Tomaron parte en las competiciones 311 atletas co-rrespondientes a once países de los cuales 230 eran griegos. No hay ningunamujer. Los mocetones yankis, algunos de los cuales se inscribieron en los Jue-gos como consecuencia de estar de vacaciones en Grecia, coparán la mayorparte de las pruebas ante el desencanto del público asistente. Pero el humildeatleta griego Spiridón Louis devolverá con creces la ilusión a sus paisanoscuando entra vencedor en la carrera de maratón que, incluida en el programa

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1 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 358. 2 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 21.3 MEYER, Gastón. El fenómeno olímpico, pág. 14.4 MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 39.MAYER, Otto. Retrospectivas olímpicas, pág. 14 y ss.MEYER, Gaston. Op. cit. pág. 48.

5 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 26 y ss.HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, Barcelona 1955, pág. 59.

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a instancias del historiador Michel Bréal, intentaba rememorar la gesta del ho-plita que recorrió la distancia existente entre los llanos de Maratón y Atenaspara anunciar a los temerosos y atribulados ciudadanos atenienses la aplastantevictoria obtenida sobre los persas, falleciendo de cansancio y agotamiento des-pués de haber comunicado la buena nueva. Spiridón, antiguo pastor en su in-fancia y después albañil, panadero y cartero, se inscribió para participar en lamaratón “por el honor de Grecia”, pasando la víspera de la prueba en piadosavigilia orando ante los iconos6.

Los Juegos de Atenas en conjunto fueron un éxito y trajeron, junto con sufrescura innovadora, una llamada de ilusión y de inquietud internacional. Elprimer logro que habría de hacerse notar en el espacio cronológico que conlos Juegos se inicia (Olimpiada) es el de haberse conseguido una efectiva in-ternacionalización del deporte, fenómeno que ineludiblemente habría de pro-ducirse pero que el naciente olimpismo, con su primera edición de juegos,adelantó en gran medida. En otro sentido el olimpismo, como doctrina filosó-fica que se asienta sobre el deporte como correa transmisora de sus ideales,consigue aplicar sus normas igualitarias y democráticas a los deportes mismos,programando las distintas especialidades competitivas dentro de un mismo ca-lendario en total plano de igualdad y respeto, logro que hasta entonces hubierasido quimérico.

La internacionalización efectiva de los Juegos, con su periódico cambio desede en ronda cuadrienal, fue otra de las difíciles conquistas conseguida mer-ced a la tenaz sagacidad de Coubertin, que supo soslayar los difíciles escollossurgidos al proyecto, provenientes de un exaltado nacionalismo acaparadordel país primer anfitrión de su idea, cuya ambición anhelaba el mismo Rey yque con manifiesto desatino fue en última instancia refrendada por la irreflexivapropuesta del grupo yanqui, ebrio de gloria por sus triunfos atléticos como re-cordaría el genial restaurador “...para que su futuro destino iguale su pasadagrandeza, los Juegos Olímpicos deben ser profundamente democráticos y rigu-rosamente internacionales ... y, dado el carácter intelectual y filosófico de miiniciativa, ha de situarse sin rodeos la misión del COI por encima de las simplesagrupaciones deportivas ...”.

La sintonía del nacionalismo panhelénico surgió al año de finalizados losprimeros Juegos con el estallido de la guerra greco-turca por la liberación de

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6 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 42 y ss.MAYER, Otto. Op. cit., pág. 40 y ss.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 360.COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 29.MAYER, Otto. Op. cit., pág. 35.DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 36.HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 56, 63 y ss.THARRATS, Juan Gabriel. Los Juegos Olímpicos. Historia completa de las olimpiadas desde sus orígenes a Munich 1972.pág. 92.

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Creta. Hipótesis diversas se emitieron sobre el histórico hecho, enjuiciadas tam-bién de forma dispar y en donde no faltó el hostigamiento al naciente idearioolímpico tachándolo de belicoso y de haber sido el causante del conflicto. Nadamás erróneo en valoración global, pero sin embargo certero en cuanto a losgrupos helenos que se dieron cita en Atenas con ocasión de los Juegos. Veinti-cinco siglos atrás, el concepto de solidaria unidad que generó el Santuario deOlimpia fraguó los éxitos militares de Maratón, Salamina y Platea respondiendoel polita de la diáspora griega de los comienzos del siglo V a.c. con solidarioarrojo y valentía en cota de heroísmo, ante la poderosa amenaza del invasorpersa. Ahora, veinticinco siglos después, la reacción fue contra el turco7.

La permanente preocupación coubertiniana por la esencia cultural delhecho deportivo y por el destino que los Juegos habrían de tener en la socie-dad, le impulsó a la convocatoria del I Congreso Olímpico a desarrollar en lanormanda ciudad de El Havre en 1897 con un elástico programa sobre peda-gogía, higiene y deporte. El entusiasta y prestigioso apoyo brindado por elpadre Didón, prefecto del colegio de Arcueil e inspirador del lema olímpico,así como la brillantez expositiva y profundidad del reverendo De Courcy Laffan,no evitaron las críticas a Coubertin provenientes de entre sus mismos miembrosde Comité, al entender que con aquella suerte de Congresos y reuniones seperdía tiempo y prestigio, censuras impávidamente encajadas por aquél, cons-ciente y seguro de su importancia, adoptando ante las opiniones adversas unaestoica postura “camaleónica” conveniente al COI -según decía- en la delicadamisión rectora e impulsora que tenía reservada8.

II. París 1900París sería el escenario de los segundos Juegos. Una aureola de fracaso his-

tórico acompañó a esta edición. Los compatriotas de Coubertin fueron siemprereticentes a sus ideas, que acogieron en el mejor de los supuestos con frialdad9.Treinta y seis años después, el célebre restaurador declararía al periodistaAndré Lang, corresponsal del Journal: “Tengo la convicción que los francesesno han comprendido nunca mis ideas, ni han sabido nunca lo que es el olim-pismo; por el contrario, consciente o inconscientemente se han esforzado siem-pre en evitar el triunfo de los Juegos; después de cada Olimpiada, los franceseshan declarado que era el fin de los Juegos y ante la victoria del olimpismo, sonlos mismos franceses los únicos que se empeñan en demostrar que tal victoriaes un fracaso…”10. El descalabro de los Juegos en 1900 y la indiferencia

7 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 39.MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 62.MEYER, Otto. Retrospectivas Olímpicas, pág. 35.

8 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 49 y 50.9 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 147, 153, 167, 172 y 173.10 MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 15 y 16.

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El atleta más destacado de los Juegosde París en 1900, fue sin duda AlvinKraenzlein, yanqui de ascendenciagermana, que a la edad de 17 añostenía ya en su poder los records mun-diales de 110 y 200 metros vallas.Poco después, consiguió además el desalto de longitud. Con estos antece-dentes, Alvin tuvo una fulgurante ac-tuación en Paris en donde venció enlas pruebas de 60 m lisos, 110 y 200metros vallas y salto de longitud, todascon nuevos records olímpicos.

Ray Ewry (USA), apodado el hombrede goma venció en las pruebas de saltode altura, triple y longitud sin impulso.Aquejado en su infancia de poliomieli-tis, se inició en el atletismo comomedio rehabilitador en donde consi-guió una histórica serie de triunfos.

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generalizada hacia su obra motivaron el traslado de Coubertin a Lausana, endonde se exilió voluntariamente y vivió hasta su muerte11.

Los Juegos de París coincidieron con la Exposición Universal y entre la au-sencia de una programación adecuada y el desconocimiento palmario de suideología muchas de sus manifestaciones pasaron desapercibidas. Las pruebasse disputaron de mayo a octubre y algunos vencedores tardaron en recibir suspremios varios años. Por primera vez la mujer participa, siendo la inglesa MissCharlotte Cooper la primera vencedora olímpica moderna en la modalidad detenis individual, en donde derrotó a la francesa Hélène Prevost en dos sets12.Coubertin, siguiendo la tradición antigua que prohibía la presencia de las mu-jeres en los Juegos Olímpicos bajo la pena de muerte, fue enemigo declaradode su inclusión13. Las pruebas de natación se desarrollaron en el Sena, siendohistórico por lo polémico el encuentro disputado en waterpolo entre Franciae Inglaterra cuyos equipos se regían por reglas distintas de juego y, para mayorcalamidad, fueron dirigidos por un árbitro alemán, cuya concepción de la téc-nica difería a la vez de los otros dos…14.

El atleta más destacado de los Juegos fue sin duda Alvin Kraenzlein, nor-teamericano de ascendencia germana que, a la edad de diecisiete años, teníaya en su poder los récords mundiales de 110 y 200 metros vallas. Poco des-pués conseguiría además el de salto de longitud. Con estos antecedentes Alvintuvo una fulgurante actuación en París, en donde venció en las pruebas de 60metros, 110 m. vallas, 200 m. vallas y salto de longitud. Las pruebas de 60 m.y 200 m. vallas ya no figuran hoy en el programa olímpico. Otro americanoRay C. Ewry obtendrá el triunfo en los saltos de altura, triple y longitud sinimpulso. Apodado “el hombre de goma”, Ewry debió de luchar merced a te-sonera voluntad contra todo tipo de adversidades hasta encaramarse a la triplegloria de la victoria olímpica al haber estado afectado de parálisis en su in-fancia y ulteriormente sufrir una grave lesión en la espalda cuando practicabafútbol americano.

En opinión de Gaston Meyer, es milagroso que el olimpismo sobreviviera alos Juegos de París15 en donde, según el propio Coubertin, se habían registradoresultados interesantes pero que nada tenían de olímpicos16, pues a tenor dela versión de los miembros del propio COI “habían utilizado su obra para tri-turarla…”17 aventurando el restaurador la ansiada esperanza de futuro para que

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11 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 138,139,158, 159 y 165.12 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, págs. 80 y 81.13 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 198.

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 174.14 THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 128.15 MEYER, Gastón. Op. cit. pág. 65.16 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 61.17 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 62.

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el olimpismo no se viese “jamás reducido a la humillante situación de vasallajecomo a la que se le sometió en París”.

III. San Louis 1904La ciudad de San Louis fue la sede de los terceros Juegos. Otro fracaso es-

trepitoso iba a tener lugar y la supervivencia de la institución, pese al reiteradoquebranto, iba a demostrar, cara al futuro, su oculto y poderoso vigor. La pugnapolítica por la sede entre San Louis y Chicago obligó a la intervención del Pre-sidente Roosvelt, siendo dato importante para la adjudicación a San Louis, laExposición conmemorativa que para la fecha se iba a montar celebrando elcentenario de cesión de Lousiana a Estados Unidos18. Los Juegos de San Louishan pasado a la historia como sinónimo de barraca y feria19. Los “Anthropolo-gical Days” o fiestas antropológicas, que a los organizadores se les antojó degenial invento, fueron una degradante manifestación de la más burda estéticacompetitiva. Grupos raciales integrados por filipinos, turcos, pigmeos, sirios ynegros midieron sus fuerzas en pruebas especialmente programadas en razóna su cultura y medios de vida20. En las competiciones tradicionales, los yankiscoparon 22 de las 24 pruebas disputadas y hace por primera vez aparición elbaloncesto, aunque fuera de programa y acompañado por toda una serie deconcursos como carreras de automóviles y torneos de golf. Con amargura re-cordará Coubertin la primera experiencia americana a la que titulará de “feria”en donde había deporte y fraude y se exhibían monstruos para la diversióndel público...”

Con el transcurso del tiempo el juicio se torna indulgente... “a los yanquistodo se les puede tolerar –dirá–, y su juvenil exuberancia hubiera obtenido in-cluso la indulgencia de los antiguos griegos si, por un azar, hubiesen estadopresentes entre los divertidos espectadores de San Louis”21.

La doble y equívoca experiencia de París y San Louis indujeron al célebreBarón a intentar crear un organismo encargado de velar por el sentido de laidea y filosofía olímpica, lo que conduciría a la constitución de la AcademiaOlímpica Internacional, inaugurada en Olimpia cincuenta y siete años después,el 16 de junio de 196122.

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18 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, págs. 90 y ss.COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 66 y 67.

19 HENRY, Bill. Op. cit., pág. 99.20 THARRATS, J.G. Los Juegos Olímpicos, págs. 148 y 149.

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 41.HENRY, Bill. Op. cit., pág. 100.

21 HENRY, Bill. Op. cit., pág. 101.22 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, págs. 365 y ss.

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Ray Ewry (USA) volvió a repetir su triunfo en los sal-tos de triple altura y longitud sin impulso, venciendocuatro años más tarde en las pruebas de altura y lon-gitud de la especialidad.

Archibald Hahn (USA) en la salida y con el trofeo con-quistado. Apodado el meteoro de Milwaukee venceríaen las pruebas de 60, 100 y 200 m lisos.

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Debido a la distancia y a los limitados medios de transporte de entonces, laparticipación en San Louis fue escasa, concurriendo solamente 554 atletas perte-necientes a doce países, lo que propició el dominio de los anfitriones americanos23.Uno de ellos, Archibald Hahn, apodado el “meteoro de Milwaukee” ganó de formaarrolladora las tres pruebas de velocidad en las distancias de 60, 100 y 200 metroslisos24. Pero el héroe indiscutible de los Juegos había de ser Ray Ewry, “el hombrede goma”, que volvió a triunfar en las tres pruebas de salto sin impulso25.

Como atleta americano, Fred Lordz, pasaría también a la historia olímpicacomo consumado tramposo. Concursante en la larga prueba de maratón ycuando llevaba recorrida más de una cuarta parte de la misma, se sintió des-fallecer y subiéndose a un automóvil de los que seguía la carrera, continuó enél hasta las proximidades del Estadio en donde, después de apearse, entró co-rriendo con ínfulas de gran triunfador. Cuando estaba a punto de ser coronadopor la hija del Presidente Roosvelt se descubrió el ardid y fue descalificado aperpetuidad, si bien rehabilitado un año más tarde, obtuvo el campeonatomundial de maratón de su país26.

El hartazgo de ferial bullanguero y exhibicionista que matizó los Juegos dela III Olimpiada condicionaría la búsqueda compensadora de una ciudad queotorgase al olimpismo naciente un acogedor y ordenado marco de tradición,arte y cultura. La posibilidad que la elegida fuese Roma ilusionará a Coubertin…porque únicamente allí de regreso de una excursión por la utilitaria América,el olimpismo revestiría la toga suntuosa tejida de arte y la intención con la quequise desde el principio revestirla…27.

La dignificación del hecho deportivo y su estudio y valoración al más alto nivelcientífico, humanista y universitario induce a Coubertin a la convocatoria de unnuevo Congreso Olímpico continuador del inicial desarrollado en El Havre y conel que había querido recordar el carácter intelectual y filosófico de su iniciativa,situando sin rodeos la misión del COI muy por encima de las simples agrupacionesdeportivas…28. El Congreso de Bruselas, inaugurado el 9 de junio de 1904 en elPalacio de las Academias bajo el patrocinio del Rey Leopoldo II, se centró encuestiones técnicas de la misma forma que su precedente había tratado de laspedagógicas. Con un denso programa de trabajo, los doscientos miembros asis-tentes cuajaron una intensa labor metódicamente llevada pese a su amplitud29.

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23 MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 72.24 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit.,pág. 41.

MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 73.25 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit.,pág. 41.26 MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 74. 27 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 48.

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 67 y 71.28 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 46 y 68.29 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 49.

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 78 y 79.

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Pero los Juegos mismos estaban también necesitados de una ubicación con-ceptual en lo que de arte y cultura representan, así como de la naturaleza esen-cial de su carácter festivo. Los Juegos Olímpicos –repite machaconamenteCoubertin– no son unos simples campeonatos mundiales, sino la auténticafiesta cuadrienal de la juventud universal de la “primavera humana”, la fiestade los esfuerzos apasionados, de las ambiciones múltiples y de todas las formasde actividad juvenil de cada generación que emerge al umbral de la vida30 . Elrestaurador busca la definitiva consolidación de su idea uniendo a la dobleapoyatura de los tradicionales contrafuertes moral e intelectual los avancesconseguidos por la sociedad moderna en su doble binomio de perfecciona-miento técnico e internacionalismo democrático31. En la Conferencia consultivade Las Artes, Las Letras y Los Deportes, iniciada en el hogar de la ComediaFrancesa, el 23 de mayo de 1906 y sagazmente instigada por Coubertin, se in-vitaba a estudiar a los asistentes en qué medida y bajo qué forma las artes ylas letras podían participar en la celebración de las Olimpiadas y en generalasociarse a la práctica de los deportes para beneficiarse de ellos y ennoblecer-los31. La convocatoria dio un resultado previsto y apetecido proponiendo comoconclusión al COI la creación de cinco concursos de arquitectura, escultura,música, pintura y literatura de obras siempre inéditas directamente inspiradaspor la idea deportiva cuyos concursos deberían de incorporarse en adelante ala celebración de cada Olimpiada32.

Los Juegos Olímpicos modernos »

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30 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 366.COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 81.

31 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 50.32 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 84.

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 367.

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2 LA ANDADURAIV. Londres 1908

V. Estocolmo 1912

VI. Olimpiada

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Un hombrecillo italiano, Dorando Pietri, pastelero deprofesión, pasará a la historia por su dramática partici-pación en la maratón. Llegó al Estadio completamenteextenuado y después de repetidas caídas, en estado desemiinconsciencia fue ayudado en el último tramo previoa la meta. Por ello, fu descalificado. Sin embargo, laReina Alejandra, premiaría su tesón con una copa de oro.

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IV. Londres 1908Roma iba a ser la sede de los IV Juegos pero una erupción del Vesubio y

graves problemas sociales y económicos decidieron su renuncia en 190734. Conescaso margen de tiempo pero con gran entusiasmo, Londres se hizo cargo dela organización35. En la cuarta experiencia moderna, volvió a aflorar con espe-ranzadores augurios la concepción olímpica del festival. Veintidós países sonrepresentados por 2.034 atletas y, por primera vez, las mujeres, pese a la reti-cencia del padre del moderno olimpismo, son admitidas oficialmente a los Jue-gos, compitiendo en tenis, patinaje artístico y tiro con arco. Un hombrecilloitaliano, Dorando Pietri, pastelero de profesión, pasará a la historia por su dra-mática participación en el maratón. Llegó primero al Estadio completamenteextenuado y después de repetidas caídas, en estado de semiinconsciencia fueayudado en el último tramo previo a la meta. Al final fue descalificado. Sinembargo, la Reina Alejandra premiaría su tesón con una copa de oro.36

En atletismo la pugna entre americanos e ingleses fue llevada con preocu-pante tensión37. El Rey Eduardo mostró su desagrado ante los estentóreos gritosde los yanquis atronando el Estadio38. Éstos, a su regreso, hicieron triunfal en-trada en el Ayuntamiento de Nueva York arrastrando un león como símbolodel poder británico, vencido y encadenado por los norteamericanos....Labroma, como recordaría Coubertin, estuvo a punto de causar un grave inci-dente diplomático39. Pero sus paisanos franceses darían al Barón un nuevo dis-gusto cuando, en 1910, se le mostró un documento del Ministerio de AsuntosExteriores francés, en donde con una caligrafía tempestuosa y en palabras es-critas de través, se expresaba: “El Gobierno francés no reconoce los JuegosOlímpicos”. Para castigar a quien calificaría de “chupatintas superior”, Coubertinorganizó en París un Congreso Olímpico para conmemorar el XX Aniversariodel restablecimiento de los Juegos, que se desarrolló con un fasto hasta enton-ces desconocido40.

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34 THARRATS, J.G. Los Juegos Olímpicos, pág. 201.MAYER, Otto. El fenómeno olímpico, pág. 82.

35 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 122.36 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 42.

CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, Madrid 1968, pág. 19.HENRY, B. Op. cit., pág. 130.MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 91.ARMENGOL, J.C. y Santos, M.A. Historia y personajes de los Juegos Olímpicos. Londres, 1908.

37 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 95.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42.THARRATS, J.G Op. cit., pág. 204.

38 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 96.MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 86.

39 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 9640 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42.COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 147.

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Con ocasión de los Juegos de Londres, nació la simbólica frase olímpica:“En los Juegos Olímpicos, lo importante no es vencer, sino participar”, que hoydía, como uno de los lemas olímpicos, es equivocadamente atribuida a Cou-bertin, siendo en realidad el creador de la misma Monseñor Ethelbert TalbotArzobispo de Pensilvania, quien la pronunció durante una solemne funciónreligiosa desarrollada en la Catedral de San Pablo durante la cual dirigió a losatletas participantes un sermón evaluado por Coubertin como de “altos vuelosfilosóficos” debido a la profundidad de su contenido. La atribución de la frasea Coubertin ha sido debida a que éste la utilizó en numerosas ocasiones ensus intervenciones, al formar parte de su entendimiento del deporte, al queconsideraba como un instrumento inestimable para enseñar al hombre a lucharen la vida, siendo de alabar y premiar al que gana, pero también de respetary admirar al que lucha noblemente por la victoria41.

Los primeros Juegos Olímpicos de Londres supusieron la consolidación delolimpismo renovado, al ser el marco humano y técnico que los abrigó, com-petente y entendido en la dimensión organizativa, así como en el significadoque la competición ha de tener, pecando solamente en algunas de sus mani-festaciones de ciertos tintes de injusto clasismo patriotero42. Para Coubertin,como consecuencia del abandono del matiz “arqueológico” con que algunossectores habían tildado al naciente movimiento43 permanecieron aquéllos ensu memoria como un logro triunfal. El colosal recinto negro de la multitud allíapretujada y vibrando de entusiasmo por doquier destilaba una sensación depotencia orgánica que no he vuelto a revivir jamás ni me la han proporcionadootras multitudes europeas o trasatlánticas…44. Y en los Juegos de Londres de1908 hubo muchos “por primera vez” como fue la construcción de un Estadioespecíficamente deportivo, (el de Atenas fue un símbolo más que una instala-ción técnica) desfilando por primera vez los equipos participantes detrás desus banderas, iniciándose las competiciones de invierno merced al patinaje ar-tístico, programándose carreras de relevos en atletismo, compitiendo tambiénlos nadadores por primera y única vez en una piscina de 100 m. de largo.

Sólo tuvieron los Juegos una frustración para Coubertin, quien como amoy administrador45 del moderno olimpismo lo dirigía e impulsaba a su manera,y fue ello la imposibilidad de ejecución de los concursos de Arte que, coordi-

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41 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 97.COUBERTIN, Pierre. El ideario olímpico, pág. 38.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42.MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 93.

42 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 204.COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 89.MAYER, Otto. Op. cit., pág. 53.CHANDLER, W. Op. cit., pág. 18.

43 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 89.44 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 91.45 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 53.

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nados por la Real Academia, les restó entusiasmo participativo al imponer lostemas del concurso a los posibles competidores, en lugar de dejar la motivacióndel certamen a la libre elección46. El 24 de julio de aquel año, Coubertin, eninspirado discurso, defendió la mecánica cooptativa para la selección de losmiembros del COI, saliendo al paso de las agudas críticas de algunos sectoressobre este extremo y demostrando cómo el sistema, pese a su naturaleza an-tidemocrática, era el único viable para la subsistencia de la institución, uno decuyos axiomas de actuación, paradójicamente, es el humanitario igualitarismo47.

V. Estocolmo 1912Estocolmo será la última edición olímpica previa al cataclismo de la Primera

Guerra Mundial. La implantación del cronómetro y foto-finish para mejorar lamedición de puestos y marcas será un importante adelanto técnico48. La parti-cipación de atletas y países es todo un récord, 2.504 participantes en repre-sentación de veintiocho Comités Olímpicos. En fútbol vence el equipo inglésy se organiza por primera vez los Concursos Artísticos en su quíntuple mani-festación de arquitectura, pintura, música, escultura y literatura49. La escasa ca-lidad de los temas en liza, unida a la exigua concurrencia de competidores,fueron las pautas dominantes de este primer ensayo de unión entre las artes yel deporte, motivada sin duda por la desigualdad de experiencia y andadurahistórica de cada una de las dos fases del magno certamen, a cuya reunión in-tegral siempre había aspirado Coubertin. Las Olimpiadas -decía- no tienen porúnica misión exaltar el poder muscular, también han de ser intelectuales y ar-tísticas. Entre los vencedores de los distintos concursos figura el de la dobleautoría en literatura, firmado en su senda versión francesa y alemana por Ge-orges Hohrod y Martin Eschbach, con texto que hace sumir en profundas ca-vilaciones al jurado que le otorgó el premio, ante el sibilino ensamblajesemántico de la doble versión de la composición. El único reproche que puedey debe ser dirigido a una obra como ésta –dictaminaría el tribunal– es que nose sabe en resumen de qué país y de qué lengua ha salido. El lector se sienteembarazado por este doble texto alemán y francés. Le gustaría reconocer confacilidad en uno de los textos la simple traducción del otro. El pensamiento pa-rece de origen latino, la lengua es claramente de inspiración germánica. Quizá

46 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 94.47 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 37.

DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la Filosofía Olímpica. A.O.E. XXII Se-sión, pág. 90.

48 THARRATS, J.G. Los Juegos Olímpicos, pág. 242.49 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 120 y 132.

THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 242 y 267. L’Olympisme par l’Affiche. Lausana, 1983, pág. 21.COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 72.MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 62.DURÁNTEZ, Conrado. El olimpismo y sus juegos, pág. 45.

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Wa-Tho-Huk, Sendero luminoso o JimThorpe (USA), indio sioux, brillantevencedor en los concursos de penta-tlón y decatlón, fue calificado por elRey sueco Gustavo V cuando le hizoentrega de los premios como el mejoratleta de todos los tiempos. Una pér-fida acusación posterior de sus paisa-nos tachándolo de profesional, le hizoperder las medallas y los títulos. En1982 fue rehabilitado in memoriam.

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los señores Hohrod y Eschbach han querido señalar con esto que la literaturaolímpica tiene por misión aproximar a los pueblos en su culto a la belleza”. Elmisterio que envolvía a tan misterioso texto, fue desvelado al fin al resultarque el ganador premiado era el propio Coubertin que había concursado bajopseudónimos. Este triunfo lo recordará como quizá el mas grato de su quehacerolímpico, sublimando en los IX párrafos de su Oda al Deporte las esencias másdescollantes de la ocupación deportiva a la que califica como “placer de dioses”y encarnadora de la Belleza, la Justicia, la Audacia, el Honor, la Alegría, la Fe-cundidad, el Progreso y la Paz. La impresión por primera vez de un CartelOlímpico anunciador de los Juegos fue otra destacada nota cultural de la Olim-piada sueca. En tamaño de 107 por 75 centímetros, fue emitido en tirada de88.350 ejemplares en dieciséis idiomas, así como en emisión, más reducida de30.000 unidades para un tamaño de 26x16 centímetros en cinco idiomas, ade-más de cinco millones de sellos-viñetas con el mismo motivo. El autor pre-miado fue el artista sueco Olle Hjortzberg en composición temática y cromáticaexquisita, que sin embargo no tuvo buena aceptación en algunos sectores deanacrónico puritanismo, intolerantes con las figuras masculinas semidesnudasque en la plancha aparecían, oponiéndose a su difusión o arrancándolo de loslugares de exhibición50.

En Estocolmo hace estreno competitivo la natación femenina con cuarentay dos participantes51 y en la ceremonia inaugural cada delegación desfila porprimera vez precedida por un portaletrero indicador del nombre del país. Ellanzamiento de disco a dos manos también figuró por primera y única vez52 yen los asaltos de lucha grecorromana, al no existir todavía la limitación técnicade tiempos, posibilitó el maratoniano combate en la categoría de hasta 75 kilosentre el ruso Martin Klein y el finlandés Alfred Asikainen. El ruso resultó tanquebrantado por la tensión del prolongado esfuerzo que no pudo comparecera la final programada al día siguiente para la medalla de oro, que así obtuvocómodamente el sueco Claes Johanson. Algo similar habría de ocurrir tambiénen la categoría de hasta 82,5 kilos, en donde el sueco Anders Ahlgren y el fin-landés Ivar Bohling se afanaron codiciosamente en presas y llaves durantenueve horas, hasta ser proclamados ambos salomónicamente vencedores “exaequo”. En la prueba de pentatlón, se clasifica en sexto lugar un estudiante deingeniería de nacionalidad norteamericana, que cuarenta años más tarde acce-dería a la Presidencia del COI como quinto mandatario y desempeñar el cargoentre los años 1952 y 1972, es Avery Brundage53. La tragedia acompañó al atletaportugués Francisco Lázaro que falleció extenuado cuando participaba en la

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50 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 242.51 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 57.52 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 61.53 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 153.

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 45.

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carrera del Maratón y había recorrido ya más de 30 kilómetros54. La enconadapuja de la prueba de los 5.000 metros entre el francés Jean Bouin y el finlandésHannes Kolehmainen, con apretada victoria de este último por una sola décimade segundo, haría exclamar a Coubertin como jubiloso saludo a su paisano:“Esta derrota vale por una victoria...”55.

Pero los Juegos de Estocolmo irán marcados en la historia por la leyenda ytragedia de un poderoso atleta americano de raza piel roja, de la tribu sioux.Su nombre era Jim Thorpe aunque en su comunidad era conocido por el WaTo Huck, equivalente a “Sendero luminoso” o “Senda ancha” y ostentaba unanoble alcurnia dentro de su clan, al ser bisnieto de Halcón Negro, el Gran Jefede la tribu. En los Juegos, Thorpe ganó con pasmosa facilidad los complejosconcursos de pentatlón y decatlón, lo que hará exclamar al Rey sueco GustavoV al hacerle entrega de sus premios: “Es usted el mejor atleta de todos los tiem-pos”. Pero la gloria de Thorpe se habría de tornar en amargura, cuando un añomás tarde sus propios paisanos de la Amateur Athletic Union lo denunciaronante el COI como profesional, acusándole de haber cobrado una reducida can-tidad de dinero por tomar parte en unos encuentros de béisbol. “Sí, fue cierto-confesaba Thorpe- pero yo participé en los partidos porque me entusiasmabala competición”. Pero pese a sus razonamientos y aún en contra de la opiniónde Coubertin, el puritano escarmiento se mantuvo y Thorpe fue privado desus medallas que, ofrecidas al segundo clasificado, el sueco Wieslander, las re-chazó. El gran atleta pasó el resto de su vida hasta su muerte, ocurrida en 1953,reclamando sus premios olímpicos que al fin, en 1982, le fueron entregadospor el COI a sus hijos haciendo justicia histórica56.

La natación se revoluciona durante los Juegos de la V Olimpiada merced ala exótica figura de un príncipe hawaiano de raza amarilla, componente delequipo yanqui. Se trata de Duke Paoa Kahanamoku que, con el novedoso yrevolucionario estilo del crawl, provoca multitudinaria expectación durante susactuaciones, alzándose con el triunfo en los 100 m. libres, después de haberbatido en las eliminatorias los récords olímpico y mundial de la distancia57.

Los Juegos de Estocolmo se cerraron con un positivo balance consecuentecon su meditada organización pues “jamás Olimpiada alguna –valora Couber-tin– se había preparado con tanta meticulosidad, atención y cuidado, aunque

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54 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 266.55 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 256.56 HENRY, Bill. Op. cit., pág. 153.

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 46.THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 251 y 266. FAURIA, Juan. Héroes Olímpicos, pág. 39.CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 21.COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 144 y 145.

57 THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 249 y 253.

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la V Olimpiada, como los rosales más bellos, tuvo también ramas cuajadas deespinas. ¡Cuánta maraña de dificultades diplomáticas, de pequeñas intrigaspersonales, de susceptibilidades a atender, de vanidades heridas, de cepos ten-didos bajo la maleza! Debíamos vivir en continuo estado de alerta y adivinarpor adelantado los incidentes para atajarles e impedir la eclosión”58.

En 1913 Coubertin concibe y diseña la bandera olímpica confeccionada en lastiendas del Bon Marché de la calle Bac, próxima a la calle Oudinot, en dondeaquél vivía59. Durante el Congreso de París de junio de 1914 es presentada ofi-cialmente la enseña a los miembros del COI explicando así, el restaurador, su sig-nificado: Estos cinco anillos azul, amarillo, verde, rojo y negro, representan lascinco partes del mundo unidos en adelante al Olimpismo y prestas a aceptar fe-cundas rivalidades. Además, los seis colores (comprendido el fondo blanco) y com-binados resumen, las de todas las naciones sin excepción. El azul y amarillo deSuecia, el azul y blanco de Grecia, los tricolores francés, inglés, americano, ale-mán, belga, italiano, húngaro, el amarillo y rojo de España, se acercan a las in-novaciones brasileña o australiana con el viejo Japón y la joven China…”60.

El atentado de Sarajevo de 28 de junio de 1914, que cuesta la vida al archi-duque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro y su esposa, des-encadenará la Primera Guerra Mundial61, Coubertin decide buscar una sedesegura para el COI trasladándolo oficialmente a Suiza en resolución personalen la que no escuchó objeciones. El 10 de abril de 1915 en el Ayuntamientode Lausanne se firmarán las actas por las cuales la ciudad acogía los archivosy sede del renovado olimpismo62.

VI. OlimpiadaLos Juegos de la VI Olimpiada que deberían desarrollarse en Berlín se sus-

pendieron ante el estallido de la I Guerra Mundial. El Olimpismo moderno nodispone como el antiguo de una “Ekecheiria” o “paz sagrada” que, evitando osuspendiendo los dramáticos combates de las armas, permita las reconfortantesconfrontaciones de la paz en que los Juegos consisten. En esta ocasión, algunosatletas famosos que esperaban con ilusión la cita olímpica caerían en la contienda,como el francés Jean Bouin, muerto en combate el 29 de septiembre de 191463.

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58 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 103 y 130.59 MAYER, Otto. Op. cit., págs. 67 y 75.60 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 134.

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 68.61 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 281.

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 68.62 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 74.63 THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 281.

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Es la VI Olimpiada del moderno olimpismo el primer período olímpico enque no se celebraran Juegos, pasando a la historia como un triste paréntesisen donde la juventud del mundo no tuvo la cuadrienal cita festiva. El ordinalque lo precede, marca pues la gradación numérica en la evolución cronológicadel fenómeno olímpico, aunque por circunstancias ajenas a éste la edición, pa-sase vacía de competiciones agonísticas. Hoy como en la antigüedad –decíaCoubertin– una Olimpiada podrá no celebrarse si circunstancias imprevistasvinieran a oponerse, pero no se pueden cambiar ni el orden ni el número64.

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64 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 215.COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 158.

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3 EL OLIMPISMOENTRE GUERRASVII Amberes 1920

VIII París 1924 (Chamonix)

IX Ámbsterdam 1928 (Saint Moritz)

X Los Ángeles 1932 (Lake Placid)

XI Berlín 1936 (Garmisch - Partenkirchen)

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En los Juegos de la V Olimpiada en Amberes, se presentó por primera vez en un estadio la bandera olímpica, asícomo el juramento olímpico, a cargo del esgrimista holandés Víctor Boin. En la imagen inferior, el Conde Henri deBaillet-Latour, Presidente del Comité Olímpico Belga pronuncia un discurso acompañado por los miembros del COI.A su izquierda Pierre de Coubertin.

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VII. Amberes 1920Los Juegos de la VII Olimpiada suponen la reanudación de la marcha olím-

pica tras la contienda. En razón a haber sufrido Bélgica de forma especial lasdramáticas consecuencias de la guerra, se le concede a Amberes la organiza-ción de los Juegos65. Faltando a los principios fundamentales de la filosofíaolímpica y lógicamente en contra de la opinión de Coubertin, las juventudesde los países de Alemania, Austria, Turquía, Bulgaria y Polonia no son invitadasa los Juegos, al ser tachadas de beligerantes. También la Unión Soviética esexcluida, situación en la que permanecerá treinta años66.

La participación en los Juegos marca un nuevo récord, al tomar parte 2.591atletas pertenecientes a veintinueve países.

Dentro del orden de las ceremonias olímpicas, se introduce en estos Jue-gos la del juramento olímpico que, pese a la novedad, era fórmula obligadaen los Juegos de Olimpia, en donde se prestaba como acto inicial mante-niendo los atletas el brazo extendido ante la estatua de Zeus al que prome-tían ser griegos, libres, no perseguidos por asesinato o sacrilegio, a la vezque se comprometían a guardar las normas de la competición67. En Amberesel elegido para formular el juramento en nombre de todos los atletas fue elesgrimidor y esgrimista belga Victor Boin, quien lo pronunció con el textosiguiente: En nombre de todos los participantes, juro que seremos leales com-petidores durante los Juegos Olímpicos y que respetaremos las normas de losJuegos. Nuestra participación se caracteriza por una mente caballeresca,para mayor honor de nuestros países y gloria de los Juegos. Otra novedad dela ocasión fue la presentación de la bandera olímpica con sus cinco anillosde colores entrelazados sobre fondo blanco, ideada personalmente por Pie-rre de Coubertin68.

En el terreno de las competiciones destacan dos grandes atletas finlandeses:Hannes Kolehmainen, triunfador en la Maratón, y Paavo Nurmi, que inició asísu prodigiosa carrera de triunfos que lo llevaría a ser considerado como elmejor atleta de todos los tiempos. Un inglés gana la medalla de plata en los1.500 metros lisos, es Philip Noel Baker, años después Premio Nobel de la Paz;y un remero norteamericano gana el doble título en las finales de doble sculle individual de skiff, batiendo en ésta al británico Beresford. Indignado al habersido despreciativamente calificado por los remilgados remeros ingleses como“obrero manual”, después de su victoria envió, como un lacónico y reivindica-tivo testimonio, su gorra verde empapada en sudor al Rey inglés Jorge V. Era

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65 THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 283.66 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 158, 166 y 167.67 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, págs. 173 y 174.68 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 283.

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John Kelly, padre de la malograda artista y princesa Grace Kelly y de Jack Kellyque sería después también campeón69.

España hace su debut oficial enviando sesenta y siete representantes a par-ticipar en las especialidades de atletismo, tenis, natación, tiro, polo y fútbol. Eléxito corona la expedición, obteniendo dos segundos puestos en las dos espe-cialidades de deporte por equipos y en la de fútbol surge la leyenda de la “furiaespañola” con la frase de Belauste “Sabino, a mí el pelotón que los arrollo” pro-nunciada en el accidentado encuentro contra Suecia a la que eliminó en semi-finales. Durante los días 18 al 30 de agosto de aquel año, José Elías Juncosa yJaime García Alsina presentaron la Candidatura de Barcelona en el Ayunta-miento de Amberes, en donde se había reunido el COI para recibir las postu-lantas de los Juegos de la VIII Olimpiada. El Comité de Honor de la Candidaturaestaba presidido por S.M. Don Alfonso XIII, integrado por personas importantese influyentes como el Barón de Güell, Jaime Mestres y Juan Gamper entre otros.Fue la primera opción barcelonesa a ser sede olímpica cuyas ilusiones quedaronfrustradas en la votación de la 19ª Sesión del COI desarrollada en Lausana, queadjudicó los Juegos de la VIII Olimpiada a París y los de la IX a Amsterdam70.

VIII. París 1924La capital de Francia batía un récord repitiendo Juegos por primera vez en

la historia olímpica. En esta ocasión las recomendaciones de Coubertin ampa-radas con su autoridad moral fueron el factor decisivo de la adjudicación. Hayen París un nuevo récord de asistencia 3.075 atletas pertenecientes a cuarentay cuatro países. Por primera vez se construye una Villa Olímpica destinada alalojamiento de los atletas, de madera y de muy modesto confort71.

Los segundos Juegos parisinos supusieron una positiva compensación a ladesastrosa organización de la edición precedente.

La gran figura de los VIII Juegos fue sin duda alguna el enjuto corredor finlan-dés Paavo Nurmi, ya campeón en la edición precedente y que con gran autoridadganó las pruebas de 1.500, 5.000 metros, campo a través individual y por equipos.Su facilidad en la carrera le valió el apodo del finlandés volador. Su paisano VilleRitola no le fue a la zaga consiguiendo los triunfos de 10.000 y 3.000 metros obs-táculos, campo a través por equipos y 3.000 metros por equipos72.

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69 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 47.70 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 47.71 THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 321.

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 48 72 MEYER, Gastón. El fenómeno olímpico, pág. 123.

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 49.THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 351.FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, pág. 49.

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Un joven norteamericano de veinteaños asombra en natación en dondevence en las pruebas de 100 y 400metros. Es Johnny Weissmüller con-vertido años después en el más fa-moso “Tarzán” del cine. Weissmüller,aquejado de poliomielitis cuando eraniño, se inició en la práctica de la na-tación como medio rehabilitador desus limitaciones. Con férrea voluntadsuperó las secuelas claudicantes de laenfermedad y, recuperándose a símismo, se elevó hasta la cota del oroolímpico en el que conseguiría tresmedallas en París más una cuarta cua-tro años después en Amsterdam73.

Los atletas ingleses Harold Abra-ham y Erik Liddell triunfan en laspruebas de 100 y 400 metros lisos res-pectivamente. Su gesta daría origen ala famosa película Carros de fuego.Liddell que era pastor anglicano senegó a correr los 100 metros lisos endomingo, debido a sus conviccionesreligiosas74. El sueco Alfred Swahn,hijo de Oscar Swahn con quien habíacompetido en el mismo equipo enLondres en 1908 ganando ambos unamedalla de oro, obtiene su novena yfinal medalla olímpica (bronce) a laedad de 45 años. El fornido lanzadoramericano Clarence “Bud” Houserconsigue la inigualada hazaña de ven-cer en peso y disco, y su compañerode equipo Robert Le Gendre bate elrécord del mundo de salto de longi-tud cuando competía en el pentatlón.

Los concursos de arte olímpicofueron organizados por el marqués

73 THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 363 y 367.74 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 197.

La gran figura de los VIII Juegos fue sin duda alguna elenjuto corredor finlandés Paavo Nurmi apodado el fin-landés volador o el hombre reloj en alusión a su prodi-giosas zancada así como al control y medición delesfuerzo. Venció en 1500 y 5000 m, campo a través in-dividual y por equipos.

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de Polignac por expreso encargo de Coubertin, desarrollándose a la satis-facción de éste y al nivel que el olimpismo requería75. De todas formas, delos cinco concursos programados el de música quedó desierto en sus trescategorías y el de arquitectura en el primer premio. Por el contrario, en elde escultura la obra ganadora denominada “discóbolo finlandés” del griegoKonstantinos Dimitriadis fue una magnífica pieza en bronce en donde elautor, emulando la milenaria escuela de su compatriota beocio Mirón,plasma al atleta en el instante de concentrada quietud, previo el explosivoestallido del lanzamiento. Hoy día, la obra está ubicada sobre un elevadopedestal dando frente a la entrada del majestuoso Estadio Olímpico de Ate-nas, escenario de los primeros juegos modernos76. La veta cultural del olim-pismo y su ejecución real y práctica seguía siendo en la época constantepreocupación de Coubertin. “Después de los Juegos de la VII Olimpiada -decía- recuerdo haber deseado un universalismo más completo, más abso-luto. Después de la VIII Olimpiada me preocupa el intelectualismo. Y esque los últimos Juegos, a pesar del meritorio y bello esfuerzo intentado pararevestirlos de arte y pensamiento, han seguido siendo demasiados “campe-onatos del mundo”. Es necesario por supuesto que lo sean, pero es necesarioademás otra cosa: la presencia de los genios nacionales, la colaboración delas musas, el culto a la belleza, todo el aparato que conviene al poderososimbolismo, que encarnaban en el pasado los Juegos Olímpicos y que debencontinuar representados en nuestros días. De esta manera, los Juegos Olím-picos serán lo que deben ser y sólo eso: la fiesta de la primavera humanacelebrada cada cuatro años. Una primavera ordenada y rítmica cuya saviaesté al servicio del espíritu”77.

En 1924 se inician los Juegos de Invierno pese a la reticencia y abiertaoposición de los países escandinavos, que se atribuían el patronazgo exclu-sivo de este tipo de competiciones. Una pactada “Semana Internacional deDeportes de Invierno con ocasión de los Juegos de la VIII Olimpiada” a des-arrollar en el Mont Blanc en la localidad de Chamonix entre los días 25 deenero al 5 de febrero de aquel año, fue el origen y a la vez, la primera ediciónasí reconocida por la actual Carta Olímpica, de los Juegos Olímpicos de In-vierno78. El COI, en su XXIV Sesión de Praga en el año 1925, acordó que losJuegos de Invierno se organizasen cada cuatro años, como los de verano,bien en el mismo país que acogía a aquéllos o en otro distinto. Sesenta y un

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75 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 207.76 DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos Antiguos y su dimensión cultural. II Congreso Panamericano de Arte y Cultura.

Guatemala, 1986.Diccionario Labor, pág. 591.DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 273.

77 COUBERTIN, Pierre. Informe oficial de la VIII Olimpiada. En Ideario Olímpico, págs. 152 y 153.78 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 323.

HENRY, B. Op. cit., págs. 202 y 203.COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 213.

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En 1924 se inician los JuegosOlímpicos de invierno en Cha-monix, en donde destacó porsu peculiar estilo una jovencí-sima patinadora noruega,Sonja Henie, que concursócon 11 años. Sonja habría devencer en la prueba en lastres siguientes ediciones en1928, 1932 y 1936.

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años después en Lausana, el COI acordó que los Juegos de Invierno se alter-nen con los de verano cada dos años. Por ello en 1992 fue la última olimpiadaque acogió a todos los deportes, los de verano en Barcelona y en Albertvillelos de invierno. Con el recelo ya expresado de los países nórdicos, se des-arrolló esta primera edición de juegos invernales en Chamonix que obtuvoun gran éxito; 294 participantes compitieron en representación de dieciséispaíses, destacando el noruego Thorleif Haug, ganador de tres medallas deoro en las disciplinas nórdicas de 18 y 50 kms. y combinada. Una graciosapatinadora noruega de 11 años llamará la atención por su peculiar estilo. EsSonja Henie que pasados unos años se convertirá en la patinadora más fa-mosa del mundo.

Durante el Congreso de Praga inaugurado el 26 de mayo de 1925, Coubertinha de luchar contra el fantasma exhumado del amateurismo, al cual ya hemoshecho mención anteriormente, así como contra la catalogación del olimpismocomo actividad pagana según opinión de algunos sectores holandeses anfi-triones de los Juegos de la IX Olimpiada. ¿Es que a esta Olimpiada -comentaairadamente Coubertin- va a atribuirse un récord sin precedentes, el de la men-tecatez?79.

Dos años más tarde, el 17 de abril de 1927, el restaurador envía una cartadesde las evocadoras ruinas de Olimpia a la “juventud deportiva de todas lasnaciones” en donde en conciso y expresivo texto, les recuerda una obligaciónde futuro. Mis amigos y yo –decía– no hemos trabajado para devolveros losJuegos con el fin de hacer de ellos un objeto de museo o de cine, ni para quese vean sojuzgados por intereses mercantiles o electorales. Hemos querido, re-novando una institución veinticinco siglos secular, que pudiéseis convertirosnuevamente en adeptos a la religión del deporte… en un mundo moderno endonde ante la amenaza de peligrosas decadencias, el olimpismo puede cons-tituir una escuela de nobleza e integridad morales y, asimismo, de energíasfísicas80.

Durante el Congreso de Praga, el día 28 de mayo de 1925, fue elegido elaristócrata belga Conde de Baillet-Latour como sucesor de Coubertin, ante ladecisión irrevocable de aquél de no continuar en el cargo que había desem-peñado durante más de treinta años. El nuevo Presidente se había granjeadoel respeto y la admiración de sus colegas ante la tesonera y fecunda labor olím-pica desarrollada, aportando, además de su probada vocación y juventud, unrico y estructurado bagaje olímpico, inteligencia penetrante y mordaz, maravi-lloso tacto y extraordinaria habilidad organizadora81.

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79 COUBERTIN, Pierre. Movimiento Olímpico, pág. 212.80 COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 221 y 222.81 HENRY. Bill. Op. cit., pág. 205.

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IX. Amsterdam 1928Un récord de países (cuarenta y seis) tomaron parte en los Juegos con 2.971

atletas. El Conde Henry de Baillet-Latour dirige el Comité Olímpico Internacionalen el que sustituyó a Coubertin en el año 192582. El cambio de Presidencia per-mite la admisión de las pruebas de atletismo para mujeres de la que Coubertinfue siempre declarado enemigo83. Las que entonces se programaron fueron lasde 100 y 800 metros lisos, relevos 4x100, salto de altura y lanzamiento de disco.Una viva polémica, enconadamente mantenida por feministas y antifeministas,se desató con la innovación que cobró su punto álgido cuando una de las atletasconcursantes en los 800 metros lisos se desvaneció durante la prueba.

La familia olímpica se reúne al completo en Amsterdam, al admitirse a losalemanes ausentes en los anteriores Juegos. Se establece que el calendario decompeticiones no podrá sobrepasar los dieciséis días y en la torre del Estadiose alumbra un fuego local, erróneamente considerado en numerosas publica-ciones como traído en relevos desde Olimpia, siendo así que el traslado delfuego olímpico se realizaría por primera vez en los Juegos de la XI Olimpiadaen Berlín. El fuego que ardió durante los Juegos de la IX Olimpiada puede lla-marse olímpico en cuanto ubicado en un Estadio de estas características, porser sede de los Juegos puede disfrutar de tal calificativo, pero no olímpico portraído de Olimpia, lo que no ocurrirá hasta ocho años más tarde. El símboloen cuestión es emplazado en aquella ocasión en un gigantesco pebetero si-tuado a cuarenta metros de altura en la torre de maratón, hito descollante delmagnífico Estadio concebido y realizado por el arquitecto holandés Jan Wils,que en los concursos de arte de estos Juegos había de obtener por tan magní-fica obra el primer premio en el certamen de arquitectura84.

En las pistas los atletas finlandeses Paavo Nurmi y Ville Ritola vuelven a domi-nar la media distancia y en natación, Weissmüller consigue su cuarta medalla deoro olímpica antes de dedicarse al cine. El fútbol acapara la atención masiva delpúblico holandés en una edición en donde desde las primeras eliminatorias sedemostró que los equipos suramericanos no iban a tener rivales extraños a suárea geográfica. El conjunto de Uruguay desde el primer momento se destacócomo favorito, venciendo en la final a Argentina y revalidando así su triunfo olím-pico85. En los 400 m. vallas el aristócrata inglés Lord Burghley dominó la prueba

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82 Le Comité International Olympique. Lausanne, 1981, pág. 46.83 THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 403.

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 230.COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, págs. 174, 241 y 277.

84 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 395.DURÁNTEZ, Conrado. Las Olimpiadas griegas, pág. 325.DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha Olímpica, págs. 48-59.DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, págs. 31 y 54.

85 HENRY, Bill. La historia de los Juegos Olímpicos, pág. 226.THARRATS, J.G. Op. cit., pág.

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El argelino-francés Boughera El Ouafi vence en la maratón. En la página siguiente los finlandeses Vilho Ritola (1º)y Paavo Nurmi (2º) compiten en la prueba de 1000 metros

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con sorpresa general. El mástarde Marqués de Exeter,miembro del COI y Presi-dente de la F.I. de Atletismoinicia así una fecunda gestiónolímpica86. En maratón, unenjuto atleta argelino de vein-tinueve años, mahometano,vegetariano y obrero, Boug-hera El Ouafi, defiende loscolores de Francia y consigueel triunfo. Su vida posteriorcompendía un dramático ex-ponente de oscura amarguratras el relumbrón de gloria,con miserable existencia quese extingue por asesinato enun sórdido ajuste de cuentasen octubre de 195987. Españaconsigue su primera medallade oro en hípica en el con-curso de saltos de equipos. Eltrío de vencedores estuvocompuesto por los capitanesJosé Álvarez de las Asturias,Marqués de los Trujillos, quemontaba al caballo Zalamero;

Navarro Morenés, Conde de Casa Loja, sobre Zapatazo y Julio García Fernándezque montaba a Revistado88.

Desde su atalaya de patriarca olímpico Coubertin, pese a no asistir a losJuegos de Amsterdam por motivo oficial de enfermedad, no deja de dar con-signas y directrices. Su ausencia en la ocasión pudo estar motivada bien por laaguda crisis económica que padecía al haber gastado toda su fortuna en lacausa olímpica, o en el hecho de la admisión de las mujeres en las competi-ciones de atletismo conforme propuso el sueco Sigfrid Edström… o en las doscausas a la vez89. Las instrucciones que emanan de sus escritos, algunos repe-titivos a conciencia, son motivados por la equívoca vulgaridad conceptual que

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86 MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 135.HENRY, Bill. Op. cit., pág. 229.

87 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 421.88 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 51.89 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 403.

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extendidos sectores sociales mantienen sobre diversos extremos del IdearioOlímpico, algunos absurdamente perennes todavía hoy. Tal es el erróneo usode los términos Juegos Olímpicos y Olimpiada al que, con machacona reitera-ción, siempre se refirió90. La cooptación como sistema electivo de los miembrosdel COI también es a ultranza mantenida pues los miembros del COI no son enninguna manera delegados en el seno del Comité. Incluso les está prohibidoaceptar de sus conciudadanos cualquier mandato imperativo que pueda en-cadenar su libertad. Deben, en suma, ser considerados como embajadores dela idea olímpica en sus países91. La práctica generalizada del deporte que fraguapor espontánea selección al gran campeón y el recuerdo que los Juegos hansido restaurados para la glorificación del atleta individual son otras de las re-comendaciones ideológicas pertenecientes a la época92.

Entre los días 11 a 19 de febrero tuvieron lugar en Saint Moritz los segundosJuegos de Invierno. Adversidades climatológicas dificultaron el desarrollo delas competiciones. Cuatrocientos sesenta y cuatro participantes representan a25 países. Los esquiadores, patinadores y saltadores escandinavos copan 21 delas 23 medallas disputadas. Sonja Henie consigue su primera medalla de oroen patinaje artístico a los dieciséis años recién cumplidos. La apodada “Hadadel cielo” inicia así de forma oficial su rutilante carrera de éxitos conquistadoscon un estilo depurado, armonioso y peculiarmente personal.

X. Los Ángeles 1932Por segunda vez los Juegos tienen sede americana. Pero las acusadas distan-

cias de la sede respecto a los equipos europeos, dado los medios de transportede entonces, a lo que había que sumar la condicionante de tener que atravesartodo el país para llegar a la capital, propiciaron una baja participación de atletas,1.131 en total, que suponía menos de la mitad que en los Juegos precedentes.127 mujeres compiten en las pruebas y una moderna Villa Olímpica compuestapor 550 bungalos es destinada al alojamiento de los varones. Por primera vezse usará la tribuna de premiación de campeones con el consiguiente otorga-miento de medallas de oro, plata y bronce. Un magnífico Estadio, el MemorialColiseum, dará solemne albergue a los actos y competiciones más importantesy en su día, cincuenta y dos años más tarde, volverá a ser escenario de los Jue-gos Olímpicos con ocasión de la XXIII Olimpiada.

Los resultados técnicos son óptimos, batiéndose cuarenta récords olímpicosy dieciséis del mundo. Causa sensación y asombro el equipo japonés de nata-

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90 COUBERTIN, Pierre. El ideario olímpico, págs. 181 y 215.91 COUBERTIN, Pierre. Conferencia en la Alcaldía del XXI distrito de París, 1929. En Ideario Olímpico, pág. 291.92 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, págs. 193 y 197.93 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 53.

FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, pág. 61.

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ción, integrado por jovencísimos nadadores que copan la mayoría de las prue-bas de la especialidad, a excepción de la de 400 metros que, como honrosaexcepción, es ganada por el norteamericano Clarence Linde Crabbe, que in-terpretará posteriormente al mítico “Tarzán” en el cine aunque consiguió mayorfortuna en la personificación del héroe espacial de los cuentos infantiles “FlashGordon”. Un enjuto y fibroso finlandés Matti Järvinen gana el lanzamiento dejabalina haciendo gala de un depurado estilo y la torturante prueba de la ma-ratón tiene por primera vez un ganador hispanoamericano, el argentino JuanCarlos Zabala.

La figura de los Juegos será la norteamericana Mildred Didrikson, más co-nocida por Babe Didrikson, medalla de oro en 80 metros vallas y lanzamientode jabalina y plata en salto de altura. A los dieciocho años ostentaba tres ré-cords del mundo en su haber, además de sus éxitos olímpicos, Babe fue pro-clamada como la mejor atleta del primer medio siglo93.

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La participante más destacada de los Juegos, fue la norteamericana Mildred Didrikson, oro en 80 metros vallas ylanzamiento de jabalina. A la edad de dieciocho años la famosa atleta ostentaba tres record del mundo además desus éxitos olímpicos, por lo que fue proclamada como la mejor atleta del primer medio siglo.

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Dato anecdótico en el desarrollo de los Juegos, de pensada y programadabuena organización, lo constituyó la prueba de 3.000 metros obstáculos, endonde por indisposición del árbitro principal que dirigía el concurso, su susti-tuto cayó en el error de cálculo de hacer correr una vuelta más a los esforzadosparticipantes, adversidad adicional que aunque no alteró el orden de ganado-res, sí afectó de forma evidente a la calidad de los registros.

Paavo Nurmi, el héroe finlandés de la media distancia, concurre a los Juegosinscrito en la prueba de maratón para la que se había preparado concienzu-damente. Pero una acusación de profesional provoca su descalificación que,aunque aceptada para el momento, nunca fue admitida por su país que le per-mitió seguir compitiendo94.

En los concursos artísticos la programación cuaja al completo, compitién-dose en las modalidades de pintura, acuarela y dibujo, obras gráficas, escultura,relieves y medallas, arquitectura (planos ciudadanos y urbanismo deportivo),literatura y música, declarándose únicamente desiertos tres últimos premios95.

En Lake Placid, entre los días 4 al 13 de febrero de 1932, se desarrolló latercera edición de los Juegos de Invierno. Nuevas dificultades climatológicascomplicaron el normal desarrollo de las competiciones, lo que fue suplido conuna perfecta organización. Hubo descenso de participación por problemas detraslado de equipos. El noruego Birger Ruud gana la prueba especial de saltoiniciando una serie de triunfos que le llevarían a su segunda medalla olímpica.

XI. Berlín 1936Los Juegos de la XI Olimpiada que deberían tener lugar en el año 1936 fue-

ron concedidos a Berlín. La lejanía histórica de más de tres cuartos de siglo pa-sados desde entonces, permite ya en la actualidad un examen objetivo ydesapasionado de aquella edición olímpica, marcada por el contrapunto de uncontrastado claroscuro de diversos caracteres, que la han otorgado un protago-nismo descollante dentro del olimpismo moderno. Y así, al lado de una pujantey arrolladora política totalitaria que entonces dominaba al país, encabezada poruna figura líder de dolorosas calamidades históricas, se hallaba un pueblo quevibró con los Juegos, llenó los Estadios, alentó constantemente a los atletas ensus luchas deportivas y fue permanente compañero de una organización gran-diosa e impecable, en la que no se regatearon medios económicos y esfuerzospersonales y en la que se introdujeron innovaciones rituarias que, desde en-tonces, han adquirido destacada carta de naturaleza en la historia olímpica.

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94 FAURIA, Juan. Op. cit., pág. 60.HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 265.

95 THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 500.

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La mítica referencia deportiva de los Juegos de la XI Olimpiada en Berlín fue sin duda alguna el atleta norteamericanoJames Cleveland Owens, Jesse Owens, medalla de oro y record mundial en aquellos Juegos en las pruebas de 100,200, 4x100 y salto de longitud, prueba esta última, en la que entabló una memorable pugna deportiva con el atletagermano Lutz Long que sería el segundo clasificado con quien distendida y amigablemente departe durante el des-arrollo de la prueba en la foto inferior.

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De ahí que relatar una vez más los resultados ya conocidos de estos Juegosno resultaría oportuno, pero sí quizá el examen de diversos factores que losacompañaron y que, pese a su importancia, han carecido de la misma divul-gación.

Para organizar los Juegos de la XI Olimpiada, siete candidaturas se presen-taron a la 25ª Sesión del Comité Olímpico Internacional desarrollada en Mó-naco entre los días 22 al 27 de abril de 1927. Los postulantes eran: Lausana(Suiza), Roma o Milán (Italia), Helsinki (Finlandia), Budapest (Hungría), Ale-jandría (Egipto), Río de Janeiro (Brasil) y Barcelona (España)96.

La candidatura de la municipalidad barcelonesa es impulsada por una Co-misión, en la que figura a la cabeza el Barón de Güell, a la sazón miembro delComité Olímpico Internacional, además de Mesalles Estivill, Elías Juncosa y PiSunyer, entre otros. Toda una variada gama de instalaciones deportivas se cons-truyen durante la época con la mira puesta en la opción olímpica y a las quese ejecutan con motivo de la Exposición Internacional de 1924 se añaden entreotras la del Estadio de Montjuic, con capacidad para 65.000 espectadores, asícomo una piscina cubierta de cincuenta metros.

El ambiente deportivo en Barcelona en su segunda petición olímpica es dedesbordante entusiasmo. El Barón de Coubertin dice en una carta de 29 dejulio de 1926, con ocasión de una visita que realiza a la Ciudad Condal: “...Ellonos dará la ocasión para vivir el delicioso ambiente olímpico que existe enBarcelona, su inquietud deportiva y el justificado deseo de organizar uno Jue-gos Olímpicos. Creo que los españoles lo tienen ampliamente merecido...”. Enotra comunicación epistolar de 7 de noviembre de 1926 añade: “antes de co-nocer Barcelona, yo creía saber lo que era una ciudad deportiva...”.

En la 28ª Sesión del COI desarrollada en el Herreshaus berlinés (antiguaCámara de Señores de Prusia), el Conde de Baillet-Latour, nuevo Presidenteelecto del COI desde el 28 de mayo de 1925, dio lectura de la lista definitivade las ciudades candidatas a sede olímpica para los Juegos de la XI Olimpiada.Eran: Alejandría, Berlín, Budapest, Buenos Aires, Colonia, Dublín, Francfort surMein, Helsinki, Nuremberg, Roma y Barcelona. Igualmente durante la Sesiónse determinó que Barcelona sería la cita de la reunión de la 29ª Sesión del COIdurante la cual se elegiría la ciudad sede de los XI Juegos Olímpicos.

La 29ª Sesión del COI inauguró sus trabajos en Barcelona el 24 de abril de1931, aunque las reuniones en el Ayuntamiento no tienen lugar hasta los días26 y 2797.

La situación política española en los tiempos que precedieron a la reuniónen Barcelona era tensa, y doce días antes de la Sesión barcelonesa cambiaba

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96 MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 118.97 DURÁNTEZ, Conrado. Barcelona 92, XXV Olimpiada, pág. 21.

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el régimen político, implantándose el 12 de abril de 1931, la II República. S.M.Alfonso XIII abandonó España98.

Quizá motivado por la incertidumbre de los acontecimientos el número deasistentes a la 29ª Sesión fue pobre. Solamente diecinueve de una lista posiblede sesenta y nueve miembros. En esta ocasión existían ya reconocidos 53 Co-mités Olímpicos Nacionales y 22 Federaciones Internacionales. El Conde Bai-llet-Latour, durante su estancia en Barcelona, quedó gratamente impresionadodel estado de las instalaciones deportivas con que la ciudad contaba y de lailusión olímpica que imperaba en su ambiente. En ese mes de abril, el Presi-dente del COI declara a la prensa barcelonesa: “La vocación olímpica de Bar-celona está fuera de toda duda. Después de haber visitado este espléndidoEstadio de Montjuic, orgullo del deporte español, no dudo que esta ciudadtiene fuerza, capacidad y espíritu para organizar unos Juegos Olímpicos. Lapresencia de los Presidentes de la II República Española y de la Generalitat deCataluña en el palco de honor, demuestra que todo el país participa en susfastos deportivos...”.

Ante el reducido número de miembros presentes en la Sesión de Barcelona,se toman pocos acuerdos siendo, no obstante, histórica la decisión que enton-ces se adoptó por unanimidad de admitir la participación femenina en los Jue-gos de la XI Olimpiada. Uno de los temas fundamentales cual era la decisiónde la sede olímpica para los Juegos de 1936 también se aplazó, acordándoseque la votación se hiciera por correspondencia. Roma y Budapest desistieroncomo ciudades candidatas para los XI Juegos, aunque mantuvieron su opciónpara futuras ocasiones.

El escrutinio de la votación por correspondencia se hizo en Lausana el 13de mayo de 1931, en presencia del síndico de la ciudad Paul Perret y bajo laPresidencia del Barón Godofredo de Blonay (Suiza), Vicepresidente del COI,Berlín obtuvo 43 votos, por 16 de Barcelona y 8 abstenciones...

Concedidos los Juegos a Berlín, los preparativos comenzaron de inmediato,con la sólida y típica programática germana. Pero si el 24 de enero de 1933 sereunió por primera vez en el Ayuntamiento de Berlín el Comité Organizadorde los Juegos de la XI Olimpiada, seis días más tarde Adolf Hitler subía alpoder, haciéndose cargo de la Cancillería. El anciano Presidente del II Reich,Von Hindenburg, todavía jefe nominal de Gobierno aceptó el patronazgo delos Juegos, pero el Doctor Lewald, Presidente del Comité Organizador y el Al-calde berlinés, Herr Salm, Vicepresidente, visitaron al Führer, árbitro absolutoy real del poder en Alemania, al que explicaron el alcance, significación y com-promiso que los Juegos suponían, empresa a la que el dictador prometió suincondicional apoyo. Pero tales acontecimientos no fueron más que la señal

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98 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 236.

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de partida de apasionadas campañas de prensa en ambientes internacionalesen contra de la reciente adjudicación de los Juegos, así como forcejeos políticosde todo orden y procedencia, tendentes a instrumentalizar al olimpismo comovaliosa arma colaboradora en la consecución de sus fines partidistas y una vezmás el olimpismo, como fuerza sociológica de primera magnitud, tuvo que re-sistir presiones sectarias de todo tipo e intentos de desviacionismo de todaclase para lograr el cumplimiento de sus postulados programáticos. En estesentido, quizá nunca tanto como en Berlín, un Comité Organizador llevó unavida de la más azarosa existencia99.

La principal oposición de los Juegos en Berlín surgió en Estados Unidos,dando con ello origen al primer intento histórico de boicoteo que conocen losJuegos. Con grandes titulares diversos periódicos americanos lanzaron durosataques contra los anfitriones de la XI Olimpiada, dudando en todo momentoque las reglas de la Carta Olímpica fuesen a ser respetadas. La tensión llegó a

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Los nórdicos Birger Ruud (NOR), Stein Eriksen (SUE) medalla de plata y oro respectivamente en salto con esquíssobre 120 metros en Garmisch-Partenkirchen. Ruud conseguiría además oro en las mismas pruebas en Lake Placiden 1962 y plata en St. Moritz en 1948.

99 HENRY, Bill. Op. cit. pág. 290.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 22.

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tal punto que en la 32ª Sesión del COI, habida en Atenas en mayo de 1934, elbritánico Lord Aberdare preguntó a sus colegas alemanes si los atletas judíostendrían ocasión de entrenarse con vistas a su participación en los Juegos,cuestionándose el mismo problema el americano May Garland, que puso demanifiesto la tensión existente en su país en donde la crisis había llegado a talextremo que hasta se temía por la participación en los Juegos. Los represen-tantes germanos Karl Ritter von Halt y el doctor Theodor Lewald prometieronsolemnemente que los no arios tendrían todas las posibilidades de participa-ción y el temor de que se pudieran producir demostraciones contra los atletasisraelíes “carecían de todo fundamento, considerado el espíritu deportivo y ladisciplina del pueblo alemán”. Con ello, los dos miembros alemanes del COIratificaron de forma más precisa el acuerdo aventurado un año antes en la se-sión de Viena, en donde, a requerimiento similar hecho por el Presidente Bai-llet-Latour, manifestaron “que en principio los judíos alemanes no seríanexcluidos de los Juegos de la XI Olimpiada”. Las garantías dadas por los orga-nizadores germanos de que la Carta Olímpica sería respetada llevó al Presi-dente del COI a tomar decidida postura por el mantenimiento de la sedeberlinesa constatando que, aprovechándose que a pretexto de la indudableimplicación nazi que a los Juegos se pretendía dar, en razón del sistema políticoentonces dominante, tal circunstancia estaba siendo instrumentada por otrospartidos de orden diverso que pretendían utilizar el olimpismo desde sus par-ticulares trincheras como eficaz y contundente arma arrojadiza. De ahí que elComité estimando que el lado político de la cuestión no era de su competenciay sí velar porque los Juegos en su dimensión competitiva se mantuviesen den-tro de la objetiva imparcialidad de las normas, constató tal circunstancia esti-mando como suficientes las garantías que a tal efecto le habían sidopresentadas. En circular fechada el 6 de noviembre de 1935 en Berlín, Baillet-Latour, haciendo referencia a la amenaza de boicoteo, manifestaba: “Esta cam-paña es política y basada sobre afirmaciones gratuitas, cuya falsedad me hasido posible desenmascarar. El dinero que sirve para alimentarla procede delos fondos que los Comités Deportivos disponen para sufragar los gastos departicipación”. Ante tal postura, la tesis americana de participación que defen-día Avery Brundage, -el que después sería miembro del COI y su Presidentedurante veinte años- ganó la partida, sin poder evitar por ello que a continua-ción fuera tachado de nazi por sus compatriotas opositores100. Pero si el COIhubo de mantener diplomática y firme postura ante las presiones antinazis,también tuvo que hacer gala de similar entereza con las ambiciones de aquéllossobre la dirección de los Juegos. La tensión estalló un año antes del comienzode las competiciones con la destitución fulminante del Dr. Lewald como Pre-sidente del Comité Organizador y su sustitución por el “Reichsportführer” VonTschammer und Osten. La postura imparcial de Lewald en su defensa de unos

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100 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 139.

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Juegos apolíticos y ciertas implicaciones semitas de su ascendencia fueron sinduda los motivos fundamentales de tan drástica decisión. Baillet-Latour se tras-ladó a Berlín para entrevistarse personalmente con Hitler. En concisa decisiónadoptada con meditada calma, el Führer fue informado de que el COI sóloconfiaba en quienes hasta entonces representaban al Comité Organizador yque, de mantenerse la injustificada destitución, la concesión de los Juegos aBerlín y a Garmisch sería anulada... Lewald fue repuesto de inmediato en susfunciones y los preparativos continuaron. Pero la última incidencia de tan apa-sionada controversia había de producirse en febrero de 1936, durante la 35ªSesión del COI, con la destitución de Ernest Lee Jahncke como miembro delorganismo y que había sido elegido en 1927 en representación de Estados Uni-dos. Jahncke había sido el principal instigador de la campaña americana encontra de la participación en Berlín. Entre él y el Presidente Baillet-Latour secruzaron duras cartas a las que se dio publicidad a todos los miembros delCOI. La postura unipersonal y cerril de Jahncke, que sin presentar su dimisiónse oponía al acuerdo generalizado ya adoptado y ratificado, le valió la destitu-ción, segunda de las que se producían en el seno del COI101. La vacante asíocasionada fue ocupada por Avery Brundage. Durante aquella histórica 35ª Se-sión del COI es de destacar por presagiadora de lo que se avecinaba, de la re-cepción de una nota telegráfica enviada por la “Asociación de Oficiales delAntiguo Ejército Alemán” y firmada por el Conde Von der Goltz, en la que sehacía especial énfasis en la “voluntad de paz” y en “el desarrollo armonioso delas pruebas”.

El 1 de agosto del año 1936 todo estaba preparándose en Berlín para la ce-remonia inaugural. El poderío deportivo alemán se había venido preparandodesde quince años atrás, merced a la acertada política de la República de Weimarque había dotado abundantemente a todo el país de estadios, gimnasios, camposde entrenamiento y variadas instalaciones deportivas de la más diversa índole.Como consecuencia de ello, un formidable equipo de atletas iba a competir enlos Juegos, deportistas de élite que habían surgido merced a una sabia planifi-cación anterior, pero que el partido entonces dominante iba a tratar de instru-mentalizar en su favor. A las cuatro de la tarde, precedido de un toque detrompeta, Adolf Hitler hizo entrada en el Estadio, acompañado por Baillet-Latoura su derecha y miembros del COI y del Comité Organizador. A las vibrantesnotas del himno olímpico dirigido por Richard Strauss sucede el tañido sonoroy profundo de la gigantesca campana de quince toneladas que, portando gra-bado el emblema de los cinco aros, llamando desde el Estadio a toda la juventuddel mundo que desee tomar parte en la gran fiesta mundial de la paz. Comienzael multicolor desfile de los equipos participantes precedidos por la delegacióngriega, a cuyo frente marcha vistiendo el traje nacional Spiridon Louis, primer

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101 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 139.

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ganador de la maratón, héroe de los Juegos atenienses de 1896 e invitado espe-cial de esta XI Olimpiada. Al breve parlamento de Lewald dando la bienvenidaa todas las delegaciones y atletas, sucede la proclamación de la inauguración delos Juegos que Hitler hace con su voz metálica y estentórea, dando un tono con-centrado como en el mejor de sus mítines. Aplausos y ensordecedor griterío si-guen el momento, mientras que el toque de trompetas y el sordo retumbar deonce cañonazos preceden al izado de la gran bandera olímpica que majestuo-samente es alzada en el gran mástil central. Otras cien insignias correspondientesa los países participantes, mezcladas con banderas alemanas, son subidas en losmástiles que circundan el Estadio. La suelta de tres mil palomas da el simbólicotono de paz a la ceremonia y mientras en compactas bandadas ganan en vueloscirculares las alturas superiores del Estadio, llega la antorcha olímpica traídadesde Grecia, que en manos del último corredor, el germano Erik Schilgen, unespecialista de 1.500 metros, hace su último tramo de recorrido antes de alumbrarel gran vaso que comienza a crepitar en grandes llamaradas102. En ese momentoRichard Strauss dirige a la orquesta que interpretará el himno olímpico por élcreado y así aceptado como oficial en la 35ª Sesión del COI. Spiridón Louis subea la tribuna y entrega a Hitler una rama de olivo traída desde Olimpia, cortadade una planta descendiente quizá del famoso olivo Kalistefanos, proveedor delas coronas de los antiguos olimpiónicos. El levantador de pesas Rudolf Ismayr,campeón en los anteriores Juegos de Los Angeles, procede a prestar el juramentoolímpico en nombre de todos los atletas participantes y a continuación, una masacoral de diez mil voces entona el “Aleluya” de Händel que es coreado por casitodos los presentes. La fastuosa ceremonia inaugural de la mañana es cerradapor otra deslumbrante manifestación que bajo el nombre de Juventud Olímpicaha de tener lugar en el mismo Estadio a partir de las nueve de la noche. Sugenial creador, como de otros tantos actos y símbolos, es el Profesor Carl Diem,secretario del Comité Organizador y gran amigo personal de Coubertin. Diez mildanzantes de ambos sexos, entre los que se encontraban, como estrellas de pri-mera magnitud, Mary Wigman y Harald Kreutzberg, que habían supervisado lacoreografía, evolucionaron sobre el cuidado césped haciendo una representaciónalegórica de Olimpia y de la influencia del rito y los Juegos en la conservacióny mejora de la paz y las buenas relaciones humanas. Un coro de quinientas vocesinterpretará la Novena Sinfonía de Beethoven y a continuación, cumpliendo undeseo expreso de Coubertin, la Oda a la Alegría de Schiller. En un momentodado el multitudinario grupo de ejecutantes adopta la precisa y simbólica figurade los cinco aros entrelazados, alegórica alusión olímpica a los cinco continentesunidos por el deporte.

La jornada inaugural de los Juegos Olímpicos fue como el bautismo de unanueva edición de esa gran fiesta mundial de la Juventud que son los Juegos.Nada parecido o similar se había contemplado semejante a los espléndidos y

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102 DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha olímpica, pág. 59.

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majestuosos actos de la primera Olimpiada alemana, llenos de significado, sim-bolismo y espiritualidad. Al día siguiente, comenzaron las competiciones de-portivas cumpliendo el calendario agonístico del certamen. Los registrostécnicos son de todos conocidos. Pero ¿qué se podría destacar como más pe-culiar de lo que fue su desarrollo histórico? En primer lugar, constatar la frus-tración barcelonesa ante el otorgamiento de los Juegos a Berlín, pese a lossólidos merecimientos de la Ciudad Condal que ya los había solicitado en 1924.Un sector de marcada significación política intentó una Olimpiada paralela enBarcelona que fue programada para el 19 de julio de 1936 y que no llegó atener lugar ante los acontecimientos históricos acaecidos la víspera103. En elresto del país hay incertidumbre ante el raro clima político que se respira y ladesorientación administrativa para la financiación del desplazamiento. Al fin,la bandera española será arriada del mástil de Berlín y los pocos españoles allípresentes regresaron a la patria para enfrentarse al dramático trance de la Gue-rra Civil. Oriol Canals, participante en Garmish-Partenkirchen, será uno de losque perderán la vida en la contienda.

El desarrollo técnico de los Juegos de Berlín hizo cumplido honor a la me-ticulosa fama organizativa alemana. La foto-finish y el cronometraje eléctricoestablecido por primera vez en Los Angeles fueron sofisticadamente perfec-cionados y acompañados por toda una gama de nuevos ingenios mecánicosque otorgaron un nivel de precisión nunca conocido. La cineasta germana LeniRiefenstahl dirigirá la película olímpica Los Dioses del Estadio, sin duda algunaaún hoy día la mejor con diferencia de cuantas con posterioridad se han hecho.Pese al limitado y austero cromatismo del blanco y negro, Leni logró con sufilm una obra maestra que, pese al transcurso de tres cuartos de siglo, haceaún hoy día vibrar al espectador, cautivando su atención y sentimientos comosi se encontrara de directo protagonista de aquel momento histórico.

El intento de instrumentalización política de los Juegos estuvo presente entodo momento como ya se expuso. Sólo la firme decisión del COI evitó cuajaseel calculado proyecto. Nadie quizá en aquellos momentos se hubiese atrevido adecirle a Hitler lo que el Conde de Baillet-Latour le espetó cortante momentosantes de la apertura de los Juegos de Garmisch: “Ruego consideréis -le dijo- quetanto aquí como en Berlín sois un huésped y no un organizador. El organizadores el COI que velará para que los Juegos se desarrollen sin propaganda políticay de acuerdo con sus principios. También os debéis dar por enterado que notendréis otra intervención que la de pronunciar una breve frase en la aperturasolemne”. Acompañando a sus palabras Baillet-Latour le tendió una hoja al Can-ciller en donde figuraba por escrito la comunicación verbal que le hacía. Entresorprendido y azorado Hitler respondió: “Conde, voy a tomarme el trabajo deaprender esta frase de memoria”104. Pese a todo, la constante permanencia de

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103 DURÁNTEZ, Conrado. Barcelona 92, XXV Olimpiada, pág. 23.104 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 130.

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Hitler en el Estadio, siguiendo con inusitado interés las pruebas y gritando, ges-ticulando o golpeándose las rodillas según el signo de los acontecimientos, losbosques de brazos en alto saludando, la abundante presencia de símbolos nazisy de grupos uniformados y la adopción de la bandera con la cruz gamada porprimera vez como insignia oficial, e izada en los mástiles premiando los triunfosgermanos, fueron implicaciones que obviamente no pudieron ser evitadas.

La antorcha olímpica como el más dinámico y moderno de los símbolosolímpicos hace su primera aparición en Berlín. Carl Diem, el genial profesor yluego Director de la Alta Escuela de Deportes de Colonia, es su introductor. Aimitación de las lampadedromias o carreras de antorchas en la antigüedad he-lena, el fuego sagrado es alumbrado en Olimpia merced a la convergencia delos rayos del sol y transportado en carreras de relevos hasta Alemania reco-rriendo 3.075 kilómetros atravesando siete países durante once días y doce no-ches, participando en su traslado 3.075 corredores.

Por último, los Juegos de Berlín van indisolublemente unidos al nombre deJames Cleveland Owens, más conocido por Jesse Owens, héroe indiscutible dela XI Olimpiada y quizá el atleta más portentoso de la historia del atletismo.Décimo de una modesta familia de color integrada por quince hermanos, Jessese había iniciado en el deporte hacía seis años, consiguiendo en Berlín el récordolímpico y mundial de los 100 metros lisos, de los 200, del 4 x 100 y el salto delongitud. En esta última prueba, tuvo lugar quizá una de las escenas más her-mosas de camaradería olímpica. El contrincante más peligroso de Owens era elgermano Lutz Long, quien ante las dificultades que tuvo el americano para cla-sificarse para la final, le instruyó acerca de cómo debería de realizar el talona-miento de la carrera. Igualados en el segundo salto de la ronda definitiva, alfinal Owens ha de ganar con un prodigioso registro de 8.06. Ambos contrin-cantes se fundieron en un abrazo y dieron la vuelta al Estadio acompañadosdel clamor de 80.000 espectadores. Hitler hacía rato que había abandonado latribuna incapaz de sufrir la incertidumbre de la dura pugna deportiva105.

El fasto organizativo de los Juegos de Berlín y sus descollantes resultadosdeportivos, pueden resumirse en la lacónica frase pronunciada por Coubertinal enjuiciarlos un año antes de su muerte: “Siempre deseé esto...”106.

Los anfitriones alemanes organizan también en este año unos perfectos Jue-gos de Invierno en Garmisch-Partekirchen. Fue en Garmisch en donde elConde de Baillet Latour, Presidente del COI, le manifestó a Adolf Hitler que supresencia en las competiciones era la de un simple invitado. 755 atletas de 28países supusieron un récord de participación. Sonja Henie obtiene su terceramedalla de oro.

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105 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 54.FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, pág. 73 y ss.

106 MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 150.

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4 LA POSGUERRAXII y XIII Olimpiadas

XIV Londres 1948 (Saint Moritz)

XV Helsinki 1952 (Oslo)

XVI Melbourne 1956 (Cortina d’Ampezzo)

XVII Roma 1960 (Squaw Valley)

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XII y XIII. OlimpiadasEl tono político y el velado poder militar que los nazis hicieron presente en

los Juegos de la XI Olimpiada no hacía presagiar buenos augurios pese al es-plendor con que se desarrolló la gran fiesta olímpica en su versión alemana. Ensu Sesión de Berlín, en julio de 1935, el COI concedió los Juegos de la XII Olim-piada a Tokio, intentando con ello iniciar la difusión olímpica en el continenteasiático, otorgándose también a Japón los Juegos de Invierno a desarrollar en laciudad de Sapporo de la isla de Hokkaida107. El Conde Soyeshima, miembro delCOI por Japón, había alegado como mérito histórico para la concesión el cum-plirse en esas fechas el 2.600 aniversario de la fundación de la dinastía nipona, lamás antigua del mundo. Pero el inicio de la guerra chino-japonesa había de frus-trar los ilusionados preparativos y el 7 de julio de 1937 Japón declinaba el com-promiso organizativo. En apremiante decisión, el COI otorgó el patrocinio de losJuegos a Helsinki que, junto con Londres, se habían ofrecido para organizarlos108.

El 2 de septiembre de 1937, Pierre de Coubertin, el padre del moderno olim-pismo, dejaba de existir, sorprendiéndole la muerte cuando meditabundo pa-seaba por el parque de La Grange en Ginebra. Cumpliendo su decisióntestamentaria, su cuerpo fue enterrado en Suiza, nación que le dio cobijo a ély a la organización rectora del gran movimiento restaurado, y su corazón em-balsamado fue enviado para que permaneciese por siempre en Olimpia, quefue durante toda su vida el motivo central de su tenaz e ilusionada lucha. El 26de marzo de 1938, el Príncipe heredero Pablo, Presidente del Comité OlímpicoGriego, depositaba una pequeña urna de mármol negro, conteniendo la reliquia,en el monumento dedicado por Grecia a Coubertin, ubicado hoy día dentro delas dependencias de la Academia Olímpica Internacional en Olimpia109.

La máquina olímpica sigue su marcha y una vez adjudicados los Juegos dela XII Olimpiada a Helsinki, el COI en su XXXVIII Sesión, celebrada en Londresentre las fechas de 6 a 9 de junio de 1939, señalaba a la capital británica comoescenario de la siguiente edición, que haría el número XVII110. Pero el día 1 deseptiembre de 1939 las tropas alemanas invaden Polonia, dando origen a la IIGuerra Mundial, la más feroz y devastadora de cuantas calamidades ha pade-cido la humanidad. El saldo trágico final de connotaciones apocalípticas estodo un lacónico exponente de la magnitud de la tragedia: cincuenta millonesde muertos y veintiocho millones de inválidos. El esterilizante drama de la gue-rra, incompatible con el festivo encuentro de las competiciones olímpicas, haceque se queden dos sucesivas Olimpiadas sin disputar Juegos Olímpicos.

107 MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, págs. 142 y 150.108 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 154.109 DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 43.

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 362.DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 57.MAYER, Otto. Op. cit., págs. 153 y 154.

110 MAYER, Otto. Op. cit., págs. 150, 153 y 155.

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La ausencia de Juegos ante el cataclismo político no impidió por eso que lamáquina olímpica de manera silenciosa pero incesante siguiera en marcha111.Antes del inicio de la contienda en la primavera de 1937, Coubertin había di-rigido una carta al Gobierno del Reich por la que, haciendo constatación deléxito de los Juegos de la XI Olimpiada, proponía la creación de un Centro deEstudios Olímpicos al que legar todos sus papeles, documentos y proyectosno realizados referentes al conjunto del olimpismo renovado para preservarlode las desviaciones que contra él se pudieron cometer112. El Instituto OlímpicoInternacional de Berlín que con tal motivo se constituyó, fue un antecedenteinmediato de la Academia Olímpica Internacional en su misión salvaguardadorade los valores olímpicos113. El organismo inició sus funciones el 1 de abril de1938 figurando como Presidente el Jefe Nacional de los Deportes, von Tscham-mer y como Secretario General Carl Diem114. Tarea inicial del Instituto fue lacreación de un Archivo Olímpico como centro recopilador de la organizacióndeportiva del mundo y la edición de la Olympische Rundschau (Revista Olím-pica) en la que se refundiría el Bulletin Oficiel del COI que venía emitiéndosedesde enero de 1926 y que publicó su último número en enero de 1936115.Pero los acontecimientos políticos no habían de permitir larga vida a tan am-biciosos proyectos, cesando el Instituto en sus funciones “por ahora duranteun año…” según expresaba el último número de la Revista Olímpica que conel ordinal 24 apareció en octubre de 1944. Los fondos y archivos de la mismafueron remitidos a Lausana en 1946, en donde pasaron a integrarse en una delas secciones del Museo Olímpico116.

Pero los espinosos problemas planteados al mundo olímpico con la agudacrisis política iban a acentuarse con la inesperada pérdida de su valeroso ca-pitán. El 6 de enero de 1942 el Conde Baillet-Latour pasaba del sueño a lamuerte, en trance repentino. La reciente pérdida de su único hijo, caído encampo de batalla defendiendo a la patria, fue angustioso sufrimiento que nopudo superar117. El sueco Sigfrid Edström se hizo automáticamente cargo delmando en su calidad de Vicepresidente y trató de mantener unidos a los miem-bros del Comité durante los dramáticos avatares de la contienda. En la XXXIXSesión de Lausana el 4 de septiembre de 1946, Edström fue confirmado poraclamación en la Presidencia, eligiéndose como Vicepresidente a Avery Brun-

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111 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 135.112 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 369.

DIEM, Carl. Historia de los Deportes, pág. 409.113 DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional, pág. 28.114 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 370.115 DIEM, Carl. Olympische Flamme. Tomo I, pág. 316.

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 370.MAYER, Otto. Op. cit., págs. 148, 151 y 152.DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional, pág. 29.

116 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 371.117 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 161.

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dage118, otorgándole a aquél un año más tarde la Copa Olímpica en razón asus desvelos por el olimpismo119. Como últimos acontecimientos dentro de laXIII Olimpiada son de destacar la adopción del saludo olímpico por los atletasen el desfile, que lo harían moviendo la cabeza y no levantando el brazo dadala coincidente similitud con rituales políticos de entonces dolorosa actualidad,así como también la constitución de un fondo bibliográfico integrador de laBiblioteca Olímpica en donde se fusionaron todas las publicaciones depen-dientes de la esfera de acción del COI.120

XIV. Londres 1948Firmado el armisticio, tras el silencio de las armas, el COI se volvió a reunir

en Londres, entre los días 21 a 24 de agosto de 1945, bajo la Presidencia delsueco Sigfrid Edström, otorgándose en aquella Sesión a Londres la organizaciónde los Juegos de la XIV Olimpiada. Las calamidades bélicas habían dejado en lahistoria olímpica dos espacios cuatrienales consecutivos vacíos de Juegos. Deahí que en Londres el montaje organizativo acusase las implicaciones de la gravecrisis económica que trajo como consecuencia la contienda121. Faltando a unode los principios más elementales de la esencia del festival olímpico, las juven-tudes de Japón y de Alemania no fueron invitadas a participar en los Juegos, alser castigados ambos países como agresores con su exclusión122. Los deportistasfueron alojados en un campamento militar con barracones en Richmond y el Es-tadio de Wembley fue austeramente acondicionado para los grandes actos cere-moniales. Los medios disponibles escasos y precarios daban al ambiente lasensación de triste frustración. Sin embargo, cuando el día 29 de julio de 1948el joven atleta británico John Mark ganó la arena del Estadio, portando la rutilantey pesada antorcha de magnesio que para aquellos Juegos se había diseñado, losimpávidos ingleses se olvidaron por un momento de sus tribulaciones y flemá-ticos convencionalismos y aplaudieron rabiosamente el paso del chisporroteantefuego llevado por su compatriota123. Los atletas no pudieron permanecer correc-tamente alineados como en Berlín y rompiendo sus formaciones se apiñaron alborde de la pista para ver pasar de cerca al corredor.

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118 MAYER, Otto. Op. cit., págs. 161 y 164.119 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 166.120 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 166.121 HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 341.

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 58.CHANDLER, Richard. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 41.THARRATS, Juan Gabriel. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 581.

122 HENRY, Bill. Op. cit., pág. 342.THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 582.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 58.

123 HENRY, Bill. Op. cit., pág. 343.DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha olímpica, pág. 65.THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 585.

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Los apremios organizativos y la ruptura del continuismo olímpico se mos-trarán en Londres. El público en general no estuvo a la altura de las circuns-tancias y la organización cometió numerosos errores, entre otros, hacer correra algunos atletas participantes en la prueba de 10.000 metros, una vuelta máso colocar incorrectamente las vallas en la prueba de los 400 metros. Pasará ala historia como figura indiscutible de aquella edición olímpica la rubia y es-pigada holandesa Fanny Blankers-Koen, casada con Jan Blankers y madre dedos hijos, que con pasmosa facilidad consiguió la medalla de oro en 100 y 200metros lisos, 80 metros obstáculos y relevos 4x100. Más éxitos podía haberañadido a su prodigioso palmarés, ya que en aquellos momentos ostentabatambién los récords del mundo de salto de altura, longitud y pentaltlón. EmilZatopek, el atleta checo que luego sería apodado “la locomotora humana”,hace triunfal aparición y comienzo de su prodigiosa participación olímpica.Con su estilo de carrera, crispado, acompañado de muecas y gestos expresivosde dolor y dramatismo, derrotó en la final de 10.000 metros lisos al finlandésViljo Heino, plusmarquista mundial a la sazón y que, roto y agotado ante eltren impuesto por el checo, hubo de abandonar la prueba. El poderío de laraza negra en las pruebas de atletismo se inicia en Londres, ganando el ame-ricano Harrison Dillard la final de 100 metros lisos, de la que cuatro de los seisatletas son de color. Negros son también los vencedores de 400 y 800 metroslisos, salto de longitud y relevos 4x100, con excepción en esta última pruebade uno de los componentes del cuarteto velocista, el blanco Melvin Patton,hijo del famoso general americano, que habría de conseguir la victoria de los200 metros lisos124.

España obtiene en Londres una medalla de plata en hípica en el Gran Pre-mio de las Naciones, conseguida por los jinetes José Navarro Morenés, JaimeGarcía Cruz y Marcelino Gabilán; el boxeador Alvaro Vicente Domenech seclasifica cuarto en la categoría de los pesos mosca y el tirador Angel León,sexto en pistola a cincuenta metros.

El espacio cronológico de la XIV Olimpiada fue pródigo en incidencias detoda índole, algunas consecuencias lógicas de los todavía cercanos aconteci-mientos políticos. La Alemania del Oeste pidió su reconocimiento oficial porel COI bajo el título de República Federal de Alemania, presentando el 28 deagosto de 1950 a la Comisión Ejecutiva del COI un texto de excusa y desagravioante los horrores de la barbarie nazi. La aparición en escena de la Alemaniadel Este (República Democrática Alemana) dio lugar a una larga y complicadaronda de negaciones que, ante la sibilina, desconcertante e ineducada posturade la Delegación Democrática, motivó una reclamación durante la 46ª Sesiónen Oslo a comienzos de febrero de 1952, por la cual los atletas del Este, si de-seaban participar en los próximos Juegos, lo harían bajo el amparo del único

124 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 58.

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Fanny Blankers-Koen fue la heroína de los Juegos de Londres en 1948. La rubia y espigada holandesa casada conJan Blankers y madre de dos hijos, había esperado paciente y perseverante su oportunidad olímpica frustrada ante-riormente por el conflicto de la Segunda Guerra Mundial que dejó vacío de Juegos dos espacios olímpicos. En Londres,Fanny venció con autoridad en 100 y 200 m lisos, 80 m vallas y relevos 4x100, proeza olímpica no superada niigualada hasta el momento. Además, en aquellos momentos, ostentaba los records del mundo en las pruebas de saltode altura, longitud y pentatlón.

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Comité Alemán reconocido cual era el Federal125. En mayo de 1951 también esreconocido el Comité Olímpico de la URSS, eligiéndose a Constantin Andrianovmiembro del COI a propuesta del Presidente Edström126.

Asunto deportivo más complejo iba a resultar la resolución a adoptar en lascompeticiones ecuestres, en donde la rigidez anacrónica de sus obsoletos re-glamentos impedía la participación en los concursos hípicos de los participan-tes con categoría inferior a la de oficial. El sueco Gehnäll Persson, congraduación de sargento, fue inscrito como oficial en la modalidad de “dressage”por equipos en la que consiguieron el primer puesto. Un año más tarde fuedescalificado el conjunto con efecto retroactivo, obligando a la devolución demedalla y diploma en razón a haber aplicado su Federación Internacional el

En Londres 1948 hace su aparición el atleta checo Emil Zatopek que venció con autoridad en la prueba de 10000m iniciando así una fulgurante participación olímpica.

125 MAYER, Otto. El fenómeno olímpico, págs. 177, 185, 188, 190 y 193.126 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 187.

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Un ejemplo memorable de tenacidad e ilusión competitiva, lo constituye el caso del tirador húngaro Karoly Takacscampeón del mundo en Lucerna en 1938. La explosión de una granada mientras la manipulaba le inhabilitó la manoderecha. Empezando a entrenar con la izquierda, venció en Londres 1948 y repitió el éxito en Helsinki 52.

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irracional criterio con draconiana inflexibilidad. La abolición ulterior del dis-criminatorio extremo permitió a Persson obtener una medalla de oro en los si-guientes Juegos de 1952 en Helsinki, en doma por equipos y en la siguienteedición de Melbourne de 1956 cuarto puesto en doma individual127.

Un memorable caso de Altius olímpico es de aplicar al tirador húngaro KarolyTakacs miembro del equipo victorioso de su país en el Campeonato de Tiro enLucerna en 1938. Un desgraciado accidente sufrido con posterioridad duranteunas maniobras militares le causó la pérdida de la mano derecha. Con olímpicoespíritu de superación, Takacs inició sus entrenamientos con la extremidad iz-quierda, consiguiendo sendas medallas de oro en los Juegos de esta Olimpiaday en los de Helsinki de 1952 en la modalidad de pistola a 25 metros.

Los Concursos de Arte durante los Juegos de Londres fueron especialmentevariados y concurridos arbitrándose catorce modalidades tomando como baselos cinco bloques temáticos tradicionales. Pero ésta será la última ocasión enla que los temas artísticos se programarán como competición pues, a partir delos siguientes Juegos, el COI habrá establecido en razón de la nueva normativaadoptada que tal certamen sea montado como simple “exposición”128.

Pese a los trágicos prolegómenos bélicos, los Juegos de Londres despertaronla ilusión de muchos países que acudieron a la cita olímpica por primera vez,como ocurrió con Birmania, Ceilán, Colombia, Guatemala, Líbano, Panamá,Puerto Rico, Siria y Venezuela.

Los V Juegos de Invierno tienen lugar en la estación suiza de Saint Moritz.Alemania y Japón no son invitadas. A partir de esta edición, los Juegos de In-vierno se celebrarán en país distinto del que organice los de verano. El saltadornoruego Birger Ruud une a las medallas de oro de 1932 y 1936 la de plata deestos Juegos.

XV. Helsinki 1952Para los Juegos de la XV Olimpiada a celebrar en Helsinki la familia olímpica

acudió al completo. Alemania y Japón absueltas de la acusación belicista porla que se les había excluido en la anterior edición son invitadas. La Unión So-viética hace también su misteriosa aparición olímpica después de cuarenta añosde ausencia. Pero las exigencias de los rectores políticos del “telón de acero”imponen a sus atletas de ambos sexos un aislamiento en notoria discordanciacon el principio de confraternización olímpica. El equipo soviético es por elloalojado en Otaniemi, en una villa olímpica exclusiva para ellos, y hasta en losentrenamientos en la piscina reservan una línea de agua exclusiva. Es mani-

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127 MAYER, Otto. Op. cit., pás. 170 y 175.128 MAYER, Otto. Op. cit., pás. 178 y 190.

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La gran figura de los Juegos de la XV Olimpiada enHelsinki, fue el checo Emil Zatopek, que venció enlas pruebas de 10.000 y 15.000 m además de lamaratón, batiendo los records olímpicos de las tres.En las imágenes, la llegada en la maratón y en lasuperior la histórica pugna en los 5.000 m lisos se-guido por el francés Alain Mimoun y el germanoHerbert Schade.

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festación de la “guerra fría” aunque la gélida tensión sólo es aparente, pues elcalor de la pólvora caldea en los campos de Corea. Pero la fuerza instintiva dela hermandad olímpica, generada por el deporte, iba a burlar el calculado yfrío aislacionismo de los rectores soviéticos, cuando dos de sus atletas, Deni-senko y Litujev, alzando en volandas al pastor americano Bob Richards, quehabía batido el récord olímpico de salto con pértiga, le dan triunfal paseo ha-ciéndose alborozados partícipes de su triunfo129.

Finlandia con los Juegos se abrió al mundo, secundada por la hospitalariaacogida de sus ciudadanos que abrieron también a los huéspedes olímpicos laspuertas de sus casas y el acogedor afecto de un trato amistoso, cálido y cordial.En el terreno competitivo, Helsinki será la gloria de Zatopek, que se alzará conel triunfo en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros lisos así como en la dura ma-ratón, batiendo los récords olímpicos de las tres. Cuando el checo enfilaba vic-torioso la recta final de su última prueba, Dana Zatopkova, su mujer, recibía lamedalla de oro en lanzamiento de jabalina. Un negro brasileño, alto, elástico ypoderoso, batirá por tres veces su récord mundial de triple salto, es AdhemarFerreira da Silva. Un boxeador sueco, en la categoría de pesados, esquivará lasacometidas del hercúleo oponente americano Edward Sanders, privándosele dela medalla de plata por falta de acometividad. Es Ingerman Johansson, que sieteaños más tarde se alzará con el título mundial de la categoría al derrotar a FloydPatterson, que en estos Juegos obtendría la medalla de oro en los pesos medios.Otro boxeador mundialmente famoso con posterioridad, Laszlo Papp, inicia conéxito su prodigiosa carrera deportiva130.

El ropaje festivo del acto inaugural alcanzó su momento álgido cuando elúltimo relevo de la antorcha ganó el recinto del Estadio transportada por el le-gendario Paavo Nurmi, héroe nacional por sus gestas olímpicas en Amberes,París y Amsterdam. Él y Kolehmainen, el otro esforzado atleta olímpico finésgloria del pasado también, provocaron el delirio del público con su interven-ción en la ceremonia rituaria del fuego131. Tan destacada intervención en tansimbólico acto no fue bien vista por algunos sectores del COI que recordabanla descalificación impuesta a Nurmi, tachado de profesional132, pero en defini-tiva tuvieron que aceptar impávidamente el orgullo multitudinario de un puebloque veía en el prodigioso atleta del pasado la encarnación de las virtudes dela raza y que, con serena impavidez a criterios oficiales más o menos objetivos,demostraba un solidario fervor a Nurmi, dedicándole además de la ovación degala del momento una majestuosa estatua a la entrada del Estadio, haciendoplasmar con ella su efigie en los carteles oficiales de los Juegos.

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129 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 60. CHANDLER, Richard. Historia de los Juegos Olímpicos, pág.44. HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 372.

130 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 60.131 DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha olímpica, pág. 72.132 MAYER, Otto. El fenómeno olímpico, pág. 194.

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En Helsinki en las pruebas de equitación participaban por primera vez lasmujeres junto con los hombres y también por primera vez se acuña una emi-sión de monedas con motivo de los Juegos, dando con ello inicio a la numis-mática olímpica moderna.

En la 47ª Sesión desarrollada en Helsinki y ante la dimisión irrevocable deEdström, fue elegido nuevo Presidente del COI Avery Brundage por treintavotos contra diecisiete de su oponente Lord Burghley133. Brundage inteligente,tesonero, voluntarioso e idealista se distinguió, durante su largo mandato decuatro lustros, por la lucha tenaz contra el profesionalismo encubierto y por elmantenimiento de la independencia estatutariamente reconocida del COI.

En la 58ª Sesión en México en 1953, se utilizó por primera vez, en las se-siones de trabajo, el español acordándose la prohibición de manifestacionespolíticas durante los Juegos tanto en el Estadio como en los lugares de com-petición. La medida fue provocada por una soflama lanzada por Zatopek, alsiguiente día de la jornada de clausura en Helsinki, obligado sin lugar a dudaspor los sectores ideológicos del sistema imperante en su país, con mecánicaque el mismo bloque habrá de reiterar en diversas ocasiones con atletas dedistintos países, en inicua propaganda de un inefable paraíso de real y crudainexistencia.

Oslo acogerá la VI edición de los Juegos de Invierno. Por primera vez secelebran los Juegos invernales en una capital de estado. Alemania y Japón soninvitadas y hay un nuevo récord de participación, 794 atletas en representaciónde 30 países. De nuevo los deportistas escandinavos dominan las especialida-des del esquí nórdico. El italiano Zeno Colò gana la prueba de descenso y elnoruego Stein Eriksen triunfa apoteósicamente en el slalom gigante.

XVI. Melbourne 1956En la 43ª Sesión del COI celebrada en Roma del 24 al 29 de abril de 1949,

se concedieron los Juegos de la XVI Olimpiada a Melbourne, en apretado con-curso con Buenos Aires que perdió por un solo voto134. Los rectores del má-ximo organismo se sintieron atraídos por la idea de extender la sede olímpicaa un continente que aún no había organizado Juegos. Pero la llegada de agudosy espinosos problemas no se hizo esperar y al ya constatado de la larga dis-tancia se añadió la esterilizante pugna política entre laboristas y conservadores,que bloqueaban las tareas organizativas. Un tajante y enérgico ultimátum dadopor el nuevo Presidente del COI, Avery Brundage, con la amenaza de trasladarlos Juegos a Roma acabó con la discordia. Pero el último obstáculo lo consti-

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133 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 194.134 MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 174.

FLEURIDAS, Claude. Les Jeux Olympiques, Paris 1972, pág. 68.

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tuyó la cerrada oposición del Gobierno australiano a permitir la entrada a ca-ballos exentos de cumplir cuarentena. Tras arduas discusiones e infringiendo“históricamente” la Carta Olímpica, el COI dividió la sede competitiva, exis-tiendo por ello en 1956 tres rondas olímpicas cuales fueron: las de esquí yhielo en Cortina (febrero), equitación en Estocolmo (junio) y los demás de-portes en Melbourne (noviembre – diciembre)135.

Los Juegos deberán iniciarse en Melbourne el 22 de noviembre de 1956,pero el 23 de octubre estalla en Budapest una revolución antiestalinista y libe-radora de la férrea tutela impuesta por Rusia. Imre Nagy, Presidente del Con-sejo, reestructura el gobierno en donde sólo continúan tres comunistas ydenuncia al Pacto de Varsovia, anunciando elecciones libres y exigiendo la in-mediata retirada de las tropas soviéticas. La respuesta rusa no se hizo esperary el 4 de noviembre sus tanques atravesaban la frontera y aplastaban con san-guinaria crudeza los ilusionados aires de libertad. Janos Kadar es puesto alfrente del nuevo gobierno y Nagy y sus colaboradores son apresados y ejecu-tados secretamente unos días después136.

El drama húngaro desarrollado en la antesala de los Juegos provoca airadasreacciones internacionales que exigen del COI la expulsión de Rusia. AveryBrundage, una vez más, se mantuvo firme ante una de las diversas conmocio-nes de su largo mandato presidencial. “Toda persona civilizada rechaza conhorror la salvaje masacre de Hungría -dijo- pero los Juegos Olímpicos son com-peticiones entre individuos y no entre naciones”. Sin embargo, varios paísesdecidieron actuar por su cuenta no enviando atletas a los Juegos: Suiza, Ho-landa y España, así lo exponen en el COI, motivando por ello una tensa sesiónen el alto organismo137.

En Madrid, según amplia crónica aparecida en un periódico de la capitalde fecha 7 de noviembre, se decía entre otros extremos: “España no puedehacer compatibles horrores sangrientos con desfiles, conjuntos y fiestas, quetratarían de enmascarar la situación del mundo..., no aviniéndose con ello aintervenir en una Olimpiada en circunstancias como las actuales, tras la san-grienta invasión de Hungría derrotada por el comunismo internacional quetanto nos recuerda a lo que hace veinte años intentaron consumar en nuestrapatria...”138. Por su parte el pleno del Comité Olímpico Español, en su Sesión

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135 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 60.136 GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y Política, Barcelona 1969, pág. 206.

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 60.MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 258.

137 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 60.MAYER, Otto. Op. cit., pág. 256.GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 208.

138 Diario Marca, 7 de noviembre de 1.956.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 61.MANDELL, Richard. Op. cit., pág. 259.

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El esquiador austriaco Toni Sailer fue la gran revelación de los Juegos de Cortina d’Ampezzo, consiguiendo tres orosolímpicos en las pruebas alpinas de descenso, slalom y slalom gigante.

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Atletas destacados en Melbourne 56. De izquierda a derecha y de arriba abajo: el brasileño Adhemar Ferreira DaSilva, campeón en triple salto con record mundial; el portentoso lanzador yanqui Alfred Oerter que vence en lanza-miento de disco iniciando así una prodigiosa serie de victorias olímpicas y el ruso Vladimir Kuts doble vencedor en5000 y 10000m.

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de 12 de noviembre de 1956, expresó que “reconsiderando la petición del Pre-sidente del COI sobre la participación española en la Olimpiada de Melbourne,lamenta comunicarle que se ratifica por unanimidad en el acuerdo precedente,interpretando así el sentido del pueblo español, de respeto y dolor por el pue-blo húngaro”139. Las decisiones oficiales privarán a los atletas españoles de estarpresentes en Melbourne, cuando uno de ellos, el gimnasta Joaquín Blume, quehabía destacado en Helsinki, se perfilaba como favorito para los primeros pues-tos de su especialidad. Su trágica muerte ocurrida poco después no le dio lugara ninguna opción olímpica. Sin embargo, el equipo de Hungría sí había departicipar, facilitado su traslado por las ayudas del COI y el periódico francés“L’Equipe”. En el desfile inaugural es acogido con estruendoso entusiasmo,mientras que a la delegación rusa se le reserva un silencio sepulcral. Los equi-pos de waterpolo de ambos países dirimirán una final dramática y violenta queganará Hungría por 4 a 0140.

En la ceremonia inaugural desarrollada el 22 de noviembre de 1956 elúltimo relevo de la antorcha es realizado por el atleta australiano Ron Clarke,campeón nacional de la milla y rutilante estrella mundial con varios récordsmáximos en su poder, quien, paradójicamente, nunca llegó a obtener unamedalla olímpica.

El tortuoso comportamiento de Alemania del Este141 motivó, según el COIya había advertido, que el bloque alemán desfilase bajo una sola bandera(negra, amarilla y roja con los cinco aros olímpicos) y amparado bajo un mismohimno (Oda a la Alegría de la IX Sinfonía de Beethoven). Tal medida habríade mantenerse para los Juegos de las dos olimpiadas sucesivas.

Cortina d´Ampezzo acogerá a los VII Juegos de Invierno en el espléndidoescenario natural de los Alpes Dolomitas y la organización fue perfecta. Elhéroe de esta edición será el austriaco Tony Sailer, tres veces medalla deoro en las disciplinas alpinas. Los rusos ganaron cuatro de las cinco medallasde oro del patinaje de velocidad y desbancaron a Canadá en hockey sobrehielo, especialidad en la que habían triunfado los americanos en cinco oca-siones.

Una jovencísima nadadora australiana, Dawn Fraser, desata el entusiasmode sus paisanos por sus habilidades en un deporte que provoca expectaciónnacional, iniciando con la medalla de oro conseguida en 100 m. libres una des-collante carrera olímpica en la que había de conseguir sendas medallas de oroen la misma prueba en las dos ediciones siguientes de los Juegos. En otro sen-

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139 THARRATS, Juan Gabriel. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 708.140 GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 210.

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 61.MANDELL, Richard. Op. cit., pág. 259.

141 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 246.

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tido, en las competiciones ecuestres de Estocolmo, el equipo alemán de “dres-sage” compuesto únicamente por damas gana la medalla de plata siendo elprimer triunfo histórico olímpico de la especialidad con participación femeninaexclusiva.

El ruso Vladimir Kuts, un ex marino del Báltico, sorprendió con su doblevictoria en 5.000 y 10.000 metros lisos. El reverendo Bob Richards volvió a do-minar la pértiga y el fornido lanzador americano Parry O’Brien gana el lanza-miento de peso, haciendo gala de un revolucionario estilo. Otro colosoamericano, Alfred Oerter, inicia con su triunfo en lanzamiento de disco unaprodigiosa serie de victorias olímpicas.

El amor unió en Melbourne a dos grandes campeones: la checoslovaca OlgaFikotova y el norteamericano Harold Connolly, medallas de oro ambos en lasespecialidades respectivas de jabalina y martillo. Un año después, vencidas lastrabas políticas, contraerán matrimonio en Praga.

Para la ceremonia de clausura un nuevo formalismo va a imponerse dentrodel rígido protocolo olímpico. A instancias y sugerencia de un joven estu-diante australiano de origen chino llamado Wing, los concursantes de los dis-tintos equipos en lugar de guardar en su desfile de cierre los compases yformaciones ritualizadas del acto inaugural, marcharán mezclados en festivaalgarabía saludando con gestos de júbilo explosivo a los espectadores queabarrotan el Estadio. La innovación que perdurará ya como costumbre inve-terada para sucesivas ediciones encierra en el fondo y en la forma la esenciade la más pura filosofía olímpica. Atrás han quedado ya las banderas, loshimnos, las tensiones, los registros, los récords, los éxitos... o los fracasos.En ese momento rotas y olvidadas ya las barreras formales que les canaliza-ron a la sede cita de turno, el explosivo y exultante colectivo se siente inte-grado como el exponente más granado de la gran familia humana,configurando así la gran fiesta coubertiniana dedicada a una primavera juvenilcombinada y rítmica, cuya savia deportiva está condicionada, ordenada y dis-puesta al servicio del espíritu142.

En la 53ª Sesión en Sofía en 1957 el miembro alemán Willi Daume puso enconocimiento de la Asamblea que el Profesor Carl Diem había ofrecido el mon-tante económico del premio que se le otorgó por su fructífera labor olímpica,para la excavación arqueológica del mítico Estadio de Olimpia, trabajos quehabían de concluir en 1961 con ceremoniales festejos dentro de los cuales fi-guraría la inauguración de la Academia Olímpica Internacional143.

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142 COUBERTIN, Pierre. Informe de la VIII Olimpiada. París, 1.924.GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y Política, pág. 279.

143 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 263.DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos Antiguos, pág. 26.

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XVI. Roma 1960En la 50ª Sesión del COI habida en París entre los días 13 a 18 de junio

de 1955, se adoptó la decisión de adjudicar los Juegos de la XVII Olimpiadaa Roma, con un resultado de votación de 35 a 24 respecto a la otra finalistacandidata, Lausana. Los Juegos después de su periplo internacional y cam-biante regresaban al cabo de sesenta y cuatro años a su entorno mediterrá-neo e histórico, obteniendo Roma la adjudicación en el concurso de sedesmás numerosos de la historia, al ser en esta ocasión dieciséis las ciudadesparticipantes.

Roma y con ella toda Italia se aprestaron a dar al mundo una imagen alegre,acogedora y hospitalaria, que resultará distante y distinta de las fingidas rigi-deces que habían sido predominio exponente de nazismo mussoliniano.

Los vestigios arquitectónicos de su glorioso pasado histórico fueron los mar-cos incomparables para diversas competiciones, como la lucha, que se des-arrolló en la basílica de Magencio; la gimnasia, en las Termas de Caracalla, ola maratón, que, después de pasar por el Capitolio y parte de las míticas SieteColinas, atravesó el majestuoso arco de Constantino. El Estadio del Foro Itálico,de pasadas connotaciones políticas, fue adecuado escenario para los actos pro-tocolarios y Pier Luigi Nervi, genial manipulador del hormigón, realizó las obrasde los dos palacios utilizando revolucionarios métodos.

En la tarde del día 24 de agosto, el Papa Juan XXIII recibiría a una repre-sentación de 4.000 deportistas, aglutinando un mosaico de creencias a los quehabló de la dignidad del ejercicio del cuerpo en relación con el espíritu. Lallama de Olimpia recorrerá entornos evocadores y en su camino hacia Roma,pasará por Taormina y Catania, Sibaris y Mataponto o Crotona, la patria deMilón, el más famoso luchador de la antigüedad144. La delegación griega, quepor privilegio desfila siempre la primera en los Juegos, va en esta ocasión pre-cedida por el Príncipe Constantino como portaestandarte, que luego se alzaríacon el triunfo en vela y su hermana, a la sazón Princesa Sofía, desfila tambiénen la comitiva145. Las dos Alemanias marcharán unidas por la misma banderay el equipo de Taiwán desfilará “bajo protesta” por no ser reconocido comoChina146. Pero el mayor impacto que los Juegos de Roma produce es debido asu retransmisión televisiva, iniciándose con ello un nuevo período de difusióntotal de la gran fiesta y también de caudalosa fuente de ingresos, que desdeentonces no ha cesado de crecer. Baste comparar que si en aquella ocasión la

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144 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 302.DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 401.DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 87.DURÁNTEZ, Conrado. Las Olimpiadas Griegas, pág. 278.

145 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo, pág. 64.146 MAYER, Otto. Op. cit., pág. 298.

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recaudación por tal motivo fue de 1.178.257 dólares147, las previsiones para losJuegos de Atlanta en 1996 sobrepasaron los 800.000.000 de dólares.

A nivel competitivo el dopaje se cobró una víctima en la persona del ciclistadanés Knud Enemark, iniciándose en consecuencia rígidas medidas por el COIpara combatir este fenómeno de manipulación y violencia deportiva que con-dujo a los severos planteamientos impulsados por el Presidente Samaranch148.El corpulento y cerebral ingeniero soviético Yuri Vlasov logra la hazaña de ele-var en los tres movimientos la suma de 537,500 kilos y el gigante americanoNieder se aproxima a los 20 metros con el peso, seguido de su compatriotaO’Brien, mientras que otro americano, Alfred Oerter, vuelve a ganar el discoen un lanzamiento cercano a los 60 metros149. El alemán Armin Hary “rubioarrogante, presuntuoso e insoportable” como lo calificaría un destacado perio-dista francés150 logra la proeza de correr por primera vez los 100 metros lisosen 10 segundos justos y el negro americano, Rafer Johnson, vencerá en deca-tlón en apretada y hermosa gesta deportiva con el formosano Yang Chuan-Kwang, estudiante también de su Universidad. El excéntrico y vociferanteCassius Clay inicia aquí su prodigiosa serie de éxitos, conquistando la medallade oro en semipesados. Pero dos atletas de color evocarán estos Juegos parala historia. Uno de ellos Abebe Bikila, de la guardia personal del Emperadorde Etiopía, vencerá en la torturante maratón que correrá descalzo y con unasuficiencia de ritmo y compostura impropios de la dureza de la prueba. La otraserá la esbelta americana Wilma Rudolph, que conseguirá medalla de oro en100, 200 y relevos 4x100. Pero el mayor éxito deportivo de la bella “gacelanegra” lo logró mucho antes de los Juegos, al vencer merced a un constanteentrenamiento las invalidantes secuelas de la poliomielitis151.

En los Juegos de Roma, los atletas vencedores recibieron por primera vezsus medallas olímpicas engarzadas en un collar de bronce impuesto solemne-mente durante el acto protocolario de premiación en sustitución de la prosaicamecánica anterior en que eran ofrecidos dentro de una caja. La baronesa deCoubertin, que en ese día cumplía el siglo de vida, envió un emotivo mensajea los miembros del COI reunidos en Roma en su 57ª Sesión y emotivo fue tam-bién la mención del nombre de Coubertin en las protocolarias palabras delacto inaugural que por primera vez se hacía. Tan justo testimonio y homenajeperpetuadores de la memoria y recuerdo del que fuera el alma y cerebro delmoderno olimpismo pasó como norma oficial a la Carta Olímpica hasta que,

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147 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y el doping como fraude y violencia en el deporte. AOE, 1990, pág. 73.148 THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 768.149 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 65.150 MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 210.151 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 65.

MEYER, Gaston. Op. cit., págs. 211, 213 y 214.FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, págs. 137 y ss.THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., págs. 787 y 789.

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La gran estrella de los Juegos de Roma fue la bellay esbelta atleta americana de color Wilma Rudolph,ulteriormente apodada por sus hazañas olímpicascomo la gacela negra. Aquejada de poliomielitis ensu infancia, inició la práctica deportiva como mediocorrector de sus limitaciones. En Roma consiguióel oro en 100 y 200 m lisos y en 4x100. En la ima-gen inferior el atleta etíope Abebe Bikila venciendoen la maratón corriendo descalzo.

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de forma inexplicable y misteriosa, tan revelador extremo fue suprimido de lamisma a finales del pasado siglo152.

El Presidente Brundage fue reelegido por aclamación y se cuestionó la sub-sistencia de los Juegos de Invierno más allá de los programados para 1964 enInnsbruck, debido ello a la negativa incidencia de su excesiva comercialización.El judo, la religión-deporte del Japón se añade al calendario oficial de deportespara los próximos Juegos a desarrollar en 1964 en Tokio153.

El 16 de junio de 1961 inicia su andadura histórica en Olimpia la AcademiaOlímpica Internacional una de las más viejas y sentidas aspiraciones del mo-vimiento olímpico154. Como expondrá el Profesor Carl Diem, alma decisiva enla constitución del organismo en el tema de su disertación inaugural, la Aca-demia Olímpica desde la institución antehistórica de los nomofilacos a la épocacoubertiniana de los Congresos Olímpicos e Instituto Internacional de Berlín,a la coetánea actualidad de aquel momento, era la entidad, una necesidad vitalpara el mantenimiento y difusión del ideario y filosofía olímpica155.

Desde su fundación la Academia ha venido programando cursos anualesdurante las grandes vacaciones de verano a los que son invitados a enviar re-presentantes todos los CONs del mundo en sesiones de trabajo dirigidas ycompartidas por los mejores expertos de la materia en cada momento156.

El COI creó en 1963 un Comité Especial para la Academia Olímpica en elque figuraban además del Presidente Brundage y el Vicepresidente del COIArmand Massard, el griego John Ketseas uno de los cofundadores de la Aca-demia157, que actuaba como Presidente del grupo, en el que también colabo-raron el Marqués de Exeter, Ivar Vind y Giorgio de Stefani158. Desde entoncesel apoyo del COI a la Academia ha sido constante y creciente. En 1968 se cons-tituyó en España la primera Academia Olímpica Nacional creada en Madrid el25 de noviembre de aquel año, bajo los auspicios del COE entonces presididopor Juan Antonio Samaranch que asistió al acto159. Desde ese momento y hastael año 2014, ciento treinta y siete Academias Olímpicas Nacionales han sidocreadas bajo el impulso del COI, que ha hecho figurar dentro del articuladode la Carta Olímpica entre las misiones fundamentales de los CONs el de lacreación y apoyo a este tipo de organismos160.

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152 Carta Olímpica. Vigente a partir de junio de 1.991. Aplicación 1-8 de la norma 49.153 MAYER, Otto. Op. cit., págs. 298 y 300.154 DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional, pág. 30.155 DIEM, Carl. Una Elis de nuestros tiempos. Significación y propósitos de la Academia Olímpica. AOI 1961, pág. 17.156 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., págs. 34-40.157 DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. AOE, XXII Sesión,

pág. 98.158 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 34.159 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42.160 Carta Olímpica. Vigente a partir del 4 de julio de 2003. Artículo 31-2-1.

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El 20 de junio de 1990 se creó en Madrid la Asociación Iberoamericana deAcademias Olímpicas, primera de las de su género con presencia de diecisietemiembros iniciales y con el específico cometido de potenciar la difusión y des-arrollo de la filosofía olímpica dentro del área cultural ibérica, utilizando comovehículo difusor común el poderoso instrumento del idioma161.

Dentro del mismo año olímpico y en el mes de febrero la localidad deSquaw Valley acogerá los VIII Juegos de Invierno en el escenario de la cali-forniana Sierra Nevada en instalaciones ubicadas a la excesiva altura de 1.900metros. Los actos ceremoniales muy propios del “estilo” norteamericano estánprogramados y dirigidos por el mismo Walt Disney, el famoso creador de tan-tas historietas infantiles. El Vicepresidente del Gobierno, Richard Nixon, pre-side la ceremonia inaugural. Por primera vez en los Juegos de Invierno todoslos atletas se alojan en la misma instalación. También por primera vez un sal-tador no escandinavo consigue la medalla de oro, es el alemán oriental HelmutRecknagel.

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161 Actas de la AOE, XXII Sesión, pág. 205.

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5 LA CONSOLIDACIÓNXVIII Tokyo 1964 (Insbruck)

XIX México 1968 (Grenoble)

XX Munich 1972 (Sapporo)

XXI Montreal 1976 (Insbruck)

XXII Moscú 1980 (Lake Placid)

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En las imágenes superiores la histórica final de Judode todas las categorías. El gigante holandés AnthoniusJohannes Geesink vence al japonés Akio Kaminagaarrebatando así a los judocas locales el más emble-mático y apreciado título en una especialidad depor-tiva que hacía su estreno olímpico en Tokio.

En la imagen inferior el atleta etíope Abebe Bikila –esta vez calzado- volvió a ganar la maratón.

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XVIII. Tokio 1964Tokio y Japón se aprestarán ilusionados a organizar los Juegos de la XVIII

Olimpiada. Con igual ilusión habían comenzado veinticuatro años atrás los pre-parativos del gran festival olímpico, que habían de quedar frustrados ante lasansias expansionistas de los militares nipones, que tras el inicio de la guerracon China, que motivaría el abandono de su compromiso olímpico, consumaránsu belicismo fanático con el ataque de Pearl Harbour en la mañana del 7 de di-ciembre de 1941, que ocasionará al ejército americano, cogido por sorpresa, lapérdida de diecisiete buques y ciento veinte aviones así como el holocausto demás de dos mil vidas162. El desenlace de la guerra lo habrían de provocar lasbombas atómicas lanzadas el 5 y el 9 de agosto por los aliados contra Hiroshimay Nagasaki y el armisticio se firmó el 2 de septiembre de 1945 a bordo del aco-razado Misouri. De ahí, que lejano aunque presente el trágico pasado de la gue-rra, el pueblo japonés con su acendrado sentido del honor se mostrase solidarioen intentar dar a través de sus Juegos, una imagen real y distinta a la que ofi-cialmente quedó plasmada por los partes y noticias de las décadas precedentes.Una imagen de laboriosidad, cultura, cortesía y eficacia163. El gobierno aprobóun fabuloso crédito de 1.800 millones de dólares para acondicionamientos ge-nerales y la fisonomía de Tokio cambió radicalmente. Gigantescas máquinas detodo tipo derrumbaron viejos edificios, abrieron nuevas calles, aplanaron zonasy obreros, que trabajaron ininterrumpidamente en régimen de cuatro turnosconsecutivos, lograron un milagro urbanístico y arquitectónico, dotando a laciudad de lujosos hoteles y rutilantes edificios de vidrio y acero164. La perfecciónmatemática de los preparativos y la minuciosidad técnica con que habrían dedesarrollarse los XVIII Juegos, les valieron el apelativo de los “Juegos de la Elec-trónica” o de las computadoras.

La llama olímpica para los Juegos de Tokio es prendida en Olimpia el 21de agosto de 1964, oficiando como Sacerdotisa Aleca Kastelli, que daría el pri-mer relevo al Rey Constantino. Cuando el fuego llega a Japón, cuatro rutas cru-zaron el rosario de islas que integran el país, llevando a los habitantes la buenanueva del símbolo de paz. El último relevo dentro del Estadio lo hará, el 10 deoctubre, el joven atleta Yoshinori Sakai, el “bebé de Hiroshima”, nacido elmismo día del trágico y brutal experimento atómico aliado que arrasó la ciu-dad. Una vez más la frescura esperanzada de la paz, anteponiéndose al pasadoaniquilador de la guerra. En su camino festivo y simbólico, la llama de Olimpiarecorrió 15.508 kilómetros en escalas aéreas, 7.487 en rutas terrestres y 378 pormar, habiendo intervenido en su traslado 100.933 corredores165.

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162 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 66.MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 142.

163 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 66.164 THARRATS, Juan Gabriel. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 821.165 DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 94.

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Las instalaciones deportivas de Tokio constituyeron un alarde de avancetecnológico, utilizándose el hormigón como elemento básico. El PresidenteBrundage calificaría a la piscina olímpica de Kenzo Tange como la “catedraldel deporte” y admirado por la colaboración solidaria del pueblo japonés consus Juegos le haría exclamar: Toda la nación colabora con su Olimpiada, desdeel muchacho que vende periódicos, hasta el más poderoso empresario, hanadoptado los Juegos como cosa propia y han abandonado incluso su quehacercotidiano para complacer a los visitantes...166.

Cuando el Emperador Hirohito, con empaque hierático y solemne, pronun-cia las palabras de apertura con voz cortante y gutural, la nueva edición olím-pica se pone en marcha. En el vistoso desfile precedente han destacado tresabanderados que preceden a sus delegaciones respectivas. El Príncipe Haraldde Noruega, el etíope Abebe Bikila y el colosal soviético Yuri Vlasov que llevala insignia con el brazo extendido en alarde de portentosas facultades167.

La confrontación agonística dará nuevos reyes deportivos para la historiaolímpica. El prodigioso atleta americano de color, Bob Hayes, dominará laspruebas de velocidad de forma espectacular y su rubio compatriota, Don Scho-llander, se impondrá irresistible en natación. Abebe Bikila realizará la hazañade vencer por segunda vez en la maratón y el fornido americano, Alfred Oerter,conseguirá su tercera medalla de oro en lanzamiento de disco pese a competirlesionado. El neozelandés Peter Snell triunfará en el medio fondo y Joe Frazieriniciará, con su victoria en los pesos pesados, su carrera al título mundial queconseguirá después168.

El dato descollante de Tokio habría de ser la final de judo, el deporte na-cional del país, que en los Juegos hacía estreno olímpico. El gigante holandésAntón Geesink atenazará al ídolo nacional Kaminaga, arrebatándole a él y alpaís entero el más preciado título. El lluvioso día del acontecimiento será unmudo y elocuente exponente de la expresión emocional de todo un pueblo169.

África del Sur no será invitada a estos Juegos por su cerril postura discrimi-natoria contraria a la Carta Olímpica en el tema del apartheid. Se inicia así unaaccidentada historia de implicaciones olímpicas paralela a las convulsiones so-ciales del país, tendentes a la eliminación de unas leyes anacrónicas clasistas,vejatorias e hirientes, heredadas de una pérfida ideología de precedente colo-nialismo inaceptable ya en las postrimerías del siglo XX. El COI ha de libraruna tenaz batalla en defensa de sus postulados democráticos y humanitarios,habiendo ejercido decisiva influencia en la progresiva evolución del sistema

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166 MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 261.THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 821.

167 THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 824.168 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 67.169 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 68.

THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 848.

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hacia cauces de normalidad, que permitirán la readmisión del África del Suren la familia olímpica el 9 de julio de 1991 en una histórica Sesión en Lausana,en donde el Presidente Samaranch, en ejercicio de los poderes que se le habíanconferido en la 97ª Sesión, entregó a Sam Ramsamy, Presidente del CON deSuráfrica la Carta de Reconocimiento, elevando así en aquel momento a 167 elnúmero de CONs oficiales y admitidos170, Samaranch, en sus frecuentes periplosafricanos, había hecho constante mención a la rígida pero inevitable medidaadoptada con Suráfrica a nivel olímpico, cifrando su esperanza de que algúndía la evolución social del país hacia la justicia permitiesen al COI revocar sudecisión.

El voleibol hace su estreno olímpico en Tokio, con la original exclusividadde haber sido la única disciplina olímpica que se inauguró simultáneamentepara hombres y mujeres.

Innsbruck, capital del Tirol, será la sede de los IX Juegos de Invierno, per-fectamente organizados a pesar de las dificultades climatológicas motivadaspor la benignidad del tiempo. 933 atletas representaron a 36 países. La parejade esquiadores soviéticos Ludmila Belousova y Oleg Protopopov ganan porprimera vez el patinaje artístico, conquistando también los rusos la medalla deoro en hockey sobre hielo, iniciando así un dominio absoluto en la pruebaque habrán de mantener durante cuatro olimpiadas sucesivas.

XIX. México 1968México había concursado ya para convertirse en la sede de los Juegos de

la XVII Olimpiada. Es esta ocasión se impuso a las ciudades de Detroit y Lyonque también presentaron su candidatura, así como a Buenos Aires la que, re-dondeando toda una plusmarca de vocación olímpica, competía por cuarta vezpara ser sede. En toda la historia del Olimpismo, el mundo hispánico no habíaorganizado jamás unos Juegos y ello motivó quizá a los miembros del ComitéOlímpico Internacional en el momento de tomar su decisión. En otro sentido,México, después de 72 años, sería junto con Atenas el otro país no industria-lizado candidato a convertirse en anfitrión olímpico171.

Los recelos de los sectores anglosajones no tardaron en hacerse sentir, po-niendo en duda la eficacia que pudiera demostrarse en la organización delacontecimiento deportivo, así como la negativa influencia que la altura podríatener en el marco de las competiciones, habida cuenta que la capital aztecaestá ubicada a 2.420 metros de altitud. El problema técnico fue meticulosa-mente estudiado, llegándose a la conclusión de que a partir de los 2.000 me-

170 Revista Olímpica 1.991, número 286, págs. 364 a 366.GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, 100 años de vida en común, pág. 231.

171 FLEURIDAS, C y THOMAS, R. Les Jeux Olympiques, pág. 70.

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tros, la incidencia oxigénica del aire sería beneficiosa para las pruebas de es-fuerzos cortos (saltos y lanzamientos) y perjudicaría los de tensión continuada(carreras largas y encuentros de equipos).

Diversas pruebas preolímpicas se concertaron durante los dos años ante-riores a los Juegos para que sirvieran como aclimatación y asesoramiento cien-tífico de los diferentes equipos. Al fin, los escollos organizativos y técnicos quese habían alegado contra México lograron ser superados. El primero, debido ala fuerza monolítica que ejercía el partido en el poder, hoy en trance de perdersu hegemonía, y el segundo, al demostrarse la genérica bondad del medio queulteriormente había de propiciar todo un récord olímpico de récords olímpicosal superarse 257 de esta clase y 17 mundiales, batiéndose sólo en atletismonueve plusmarcas de esta categoría.

Pero, como reiteradamente repito, actualmente el Olimpismo es la fuerzasociológica más poderosa de nuestro atribulado siglo y su manifestación festiva,los Juegos, constituye la mayor caja de resonancia o publicidad para cualquiertipo de facción o grupo ansioso de notoriedad172. De ahí, que contra la claraesencia de los ideales filosóficos del olimpismo, la concentración que generala olimpiada intente, en la mayoría de las ocasiones, instrumentalizarse comotribuna propagandística de las más diversas ambiciones.

En este sentido, México fue el escenario de dos intentos que tuvieron lugar,respectivamente fuera y dentro del Estadio, y que se reprimieron con trágicadureza uno y adecuado rigor el otro. El gasto considerable que suponía la or-ganización fue criticado agriamente por grupos de oposición de izquierda, queagitarían a sectores estudiantiles y universitarios. Estos grupos censuraban lafalsa imagen que se pretendía dar de un país con una ciudad prepotente en sugrandioso acontecimiento universal, en contraposición a una realidad que pre-sentaba un extenso territorio pobre, desasistido de la Administración y habitadopor una población con unas condiciones de vida en su mayor parte miserables.

Diez días antes del comienzo de las competiciones deportivas, 10.000 con-testatarios se manifiestan en la plaza del Zócalo mexicana, frente a la catedraly al Palacio Nacional. La balasera provocada por una unidad del Ejércitoaplastó la protesta, causando un indeterminado número de muertos próximo,según diversas estimaciones, a los 250 y cerca de 100 heridos.

Pero, esta vez dentro del Estadio, el Black Power (poder negro yanki) tam-bién utilizó el podio olímpico para dar mundial notoriedad a sus reivindica-ciones. Estamos cansados de ser utilizados como caballos de exhibición, diríaTommie Smith, uno de sus protagonistas y que como estudiante de cienciassociales había participado en su país en diversos mítines reivindicativos sobrela injusta desigualdad racial. Cuando el 16 de octubre Smith y su compatriota

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172 DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. Academia Olím-pica Española, XXII Sesión, pág. 90

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Dick Fosbury y Bob Beamon serán las estrellas de México 68 enlas pruebas de salto. El primero venciendo en salto de altura conun peculiar estilo que arrinconará para siempre las técnicas pre-cedentes. El segundo en salto de longitud con un registro de 8,90m que causó estupor mundial al batir el anterior record de RalphBoston en 53 cm.

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y hermano de raza John Carlos ocuparon el primer y tercer escaño del podioolímpico, en la entrega de medallas de la final de 200 metros lisos, ambos sepresentarán sin zapatillas, luciendo unos calcetines negros y enguantadas susmanos derecha e izquierda (no debían de tener más que un par) con guantestambién negros173. Cuando la bandera yanki es izada en el mástil y las notasdel himno resuenan en el estadio, ambos atletas levantarán amenazantes suspuños enguantados mientras bajan la cabeza para no mirar su insignia nacio-nal. Al día siguiente, ambos atletas serán excluidos del equipo americano yobligados a abandonar la villa olímpica. Dos días más tarde James, Evans yFreeman, copadores de la final de 400 metros, levantarán de nuevo los puñosenguantados en el podio al que acuden tocados con boinas también negras174.El lamentable espectáculo que se decanta en el podio olímpico de Méxicoera la espectacular campanada propagandística que como punta de icebergcoronaba toda una tensa y soterrada campaña previa iniciada un año antesen los Estados Unidos. Las aparentes igualdades democráticas quebraban anteuna discriminación social evidente, en donde los negros se sentían y eranmarginados ante el colectivo de sus conciudadanos blancos. El gigante HarryEdwards ex baloncestista de la Universidad de San José de California y a lasazón profesor de sociología en la misma atizaba y dirigía la campaña reivin-dicativa en la que barajaba como incisivos triunfos de acción, la espectacularmanifestación y actuación pública de los grandes campeones negros. El golpede efecto que a su juicio culminaría en la mundial concienciación social seríala avizorada plataforma cósmica del podio olímpico, lo que necesariamentehabría de provocar interrogantes en todas las naciones del mundo sobre laefectiva realidad de la tan aireada por equitativa y ejemplar democracia delpaís más poderoso de la tierra. Su juicio valorativo evidentemente fue certero,como inigualable eficaz medio propagandístico a sus fines, pero la lógica dela justa procedencia del lugar elegido quebraba lamentablemente ante tanburdo planteamiento. Era su nación de origen, en el polimorfo entramado desus estados, ciudades, calles, plazas, universidades, estadios, clubs o escuelas,el procedente y adecuado foro en donde batallar contra la arbitraria e inhu-mana desigualdad establecida. Pero ¿cómo hacerlo dentro del contexto festivode la más importante concentración sociológica del mundo uno de cuyos pos-tulados fundamentales es el más puro y democrático igualitarismo y su básicaesencia la más profunda indiscriminación en su sentido más lato? La escenadel Black Power en México pasará a la historia olímpica como un anacronismomás dentro de la variopinta parasitología que, en desigual medida pero deforma reiterada y persistente, pretende la partidista instrumentalización de losJuegos.

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173 DURÁNTEZ, Conrado. Juegos Olímpicos. La larga marcha. El País, junio 1988MANDELL, R. Historia cultural del deporte, pág. 263.GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, págs. 225 a 228.

174 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus juegos, pág. 68.

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Pero los Juegos de México fueron pese a todo una maravillosa demostraciónde arte, de ingenio, de colorido y hospitalario calor popular. El fuego olímpicopor primera vez tocará España en su ruta hacia América. El día 31 de agostollegará a Barcelona en el barco italiano Palinuro y en carreras de relevos atra-vesará la Península, pasando por Madrid para llegar a Palos de Moguer el 11de septiembre, haciendo la última posta Cristóbal Colón de Carvajal, últimodescendiente directo del Almirante del Mar Océano. Siguiendo evocadorasrutas marinas la llama llegará a Bahamas (la histórica Guanahaní) para conti-nuar la ruta continental de Hernán Cortés hasta Teotihuacán, la ciudad sagradade los aztecas, y ganar las pistas del Estadio en la histórica fecha del 12 de oc-tubre, portada en su último relevo y por primera vez en la historia, por unamujer, la esbelta atleta mexicana Enriqueta Basilio, especialista en vallas, queserá la que alumbrará el gran pebetero del Estadio175.

En otro sentido, una vez más, las fechorías imperialistas de la URSS habíanalterado el panorama político. La invasión que dos meses antes de la celebra-ción de los Juegos habían protagonizado los carros de combate soviéticos enChecoslovaquia motiva la entusiástica y cálida acogida por parte del públicoal equipo checo en el desfile inaugural. A su vez la checa Vera Caslavska seimpondrá después en las pruebas de gimnasia, consiguiendo cuatro medallasde oro y dos de plata. Ella se convirtió en la auténtica reina femenina de losJuegos Olímpicos de México, eclipsando con su prodigiosa actuación a todaslas demás contrincantes.

Bob Beamon y Dick Fosbury serán las estrellas de México. El elástico negroyanki, que tenía acreditado su registro personal de 8.33 en salto de longitud, seplantó en 8.90 en un intento prodigioso y espectacular en el que elevándose ensu parábola más de dos metros, consiguió un registro del año dos mil, al pulve-rizar el récord del mundo en poder de Ralph Boston en 53 centímetros más.

La conmoción deportiva y científica fue total y los más minuciosos trabajosse centraron sobre hazaña tan inconcebible. Veintitrés años habrán de pasarpara que otro norteamericano, Mike Powell, en prodigioso salto superase encinco centímetros la excepcional hazaña deportiva. El Profesor Ernst Jokl delCIEPS de la Unesco realizó una investigación sobre el tema con la que dio lavuelta al mundo176. Al mismo tiempo un rubio estudiante de Oregón, Dick Fos-bury, arrinconó para siempre con su nuevo estilo de salto de altura a todas lastécnicas precedentes. Su mejor registro en México de 2.24 metros fue menosconvincente que su estilo, que se generalizó a partir de entonces. El “fosbury”como se llamará es un meditado sistema que cumpliendo con los condicio-nantes técnicos de la federación se encaminó hacia el récord, con olvido de la

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175 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, págs. 394 y 404 a 408.DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, págs. 96 a 129.

176 JOKL, Ernst. Le prodigieux saut de Bob Beamon. Revista Olímpica 1.970, pag. 470.

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En Grenoble 68, el esquiador francés Jean-Claude Killy se convirtió en héroe nacional al conseguir medalla de oroen las tres especialidades de esquí alpino. En la imagen acompañado a su izquierda por el suizo Jean Daniel Daetwylery el francés Guy Périllat, segundo y tercero en el descenso alpino. En la otra imagen, la pareja de patinadores rusosintegrada por Ludmila Belousova y Oleg Protopopov vuelven a ganar la medalla de oro en la especialidad.

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mecánica lógica de la prueba que, de no ser por la sofisticada amortiguaciónde la caída, sería impracticable en su nueva versión.

El talante genéticamente creativo y artístico del pueblo mexicano propicióuna memorable Olimpiada Cultural, con un variado calendario de veinte con-cursos en los que tomaron parte famosos escultores, pintores, músicos, poetasy artistas venidos de los cinco continentes, atraídos por una pensada y acertadaorganización, que propició su compromiso participativo y a la par ofreció alpaís un inigualable marco de relumbrón cultural durante más de un año. El ar-quitecto Pedro Ramírez Vázquez, Presidente del Comité de Organización, supodar a todas las manifestaciones culturales el personalísimo y vigoroso matizdel estilo mexicano. Instalaciones deportivas de avanzado diseño y decoracióngenialmente artística fueron construidas para la ocasión y el tartán, como re-volucionario material de las pistas de competición, fue utilizado por primeravez. También por primera vez se arbitraron los controles de dopaje y de sexo,lo que apartó de las pistas por este motivo a conocidas figuras soviéticas comolas hermanas Irina y Tamara Press, femeninamente poco agraciadas y que enanteriores ediciones de los Juegos habían conseguido cinco medallas de oro177.

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177 CHANDLER, Willliam. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 60.BERLIOUX, Monique. Femineidad. Revista Olímpica 1968, nº 3, pág. 1. Comisión Médica del CIO. Pruebas para determinar el sexo. Revista Olímpica 1.968, nº 5, pág. 22

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En los Juegos de México fue donde por primera vez se incorporaron a losEstadios las novedades tecnológicas que, junto a las nuevas técnicas atléticasy a la altitud a la que se encontraba la ciudad, iban a propiciar la consecuciónde marcas con las que en ese momento ni siquiera se podía soñar.

Aunque, por otra parte, también es importante reseñar que el factor altitud,que tanto favoreció a los deportistas en las carreras cortas y en los concursos,unido a un calor y bochorno sofocantes imperantes durante aquellos días enMéxico, surtió el efecto contrario en todas las pruebas de fondo y resistencia.Los agotamientos y desvanecimientos de los atletas estuvieron a la orden deldía y los resultados se obtuvieron en función, en muchas ocasiones, del origengeográfico de los concursantes. Aquellos acostumbrados a climas tórridos con-siguieron mejores marcas que los que provenían de países con climas más be-nignos.

El tartán, un nuevo material sintético con el que se construyó la pista deatletismo, supuso la primera ocasión en la que los atletas, además del esfuerzoen la competición, no tenían que luchar contra el deterioro de la pista debidoa factores climatológicos. Al mismo tiempo, este nuevo material aumentabasensiblemente el rendimiento técnico, fundamentalmente en saltos y carrerasde velocidad.

También en estos Juegos se hizo todo un alarde tecnológico en lo referentea luminotecnia, marcadores electrónicos de campo y material de control y se-ñalización. Entre estos últimos se incluían todo un despliegue de anemómetrosque fueron repartidos por toda la pista, aunque no siempre funcionaron. Elcaso más flagrante parece se produjo en el salto de Beamon, donde los testigosafirman que soplaba un auténtico huracán a favor y, sin embargo, los juecesde la prueba sólo registraron dos metros por segundo, velocidad límite permi-tida para homologar cualquier récord en salto de longitud.

El tenaz y hercúleo atleta Alfred Oerter conquistará con récord su cuartamedalla de oro olímpica en lanzamiento de disco y la Alemania del Este des-filará por primera vez bajo este rótulo que cambiará en la próxima edición porRepública Democrática Alemana.

Durante el período olímpico (olimpiada) que los Juegos de México inician,se ha de producir una acelerada evolución del deporte de alta competiciónhacia un profesionalismo evidente, generado mayoritariamente por importantesfirmas comerciales que retribuyen generosamente a las grandes figuras cam-peoniles las que a través de su conocida efigie premiada con la gloria deportivaaceptan el anuncio de productos comerciales, acordes así con el sistema deuna sociedad de consumo de parámetros éticos amorales. El COI intenta frenarel abuso e impedir la inexorable mutación del deporte de alto nivel por ser labase operativa del olimpismo. La modificación de la regla 26 de la Carta Olím-pica fija y concreta los límites de dedicación del deportista, intentando conello que su quehacer competitivo sea sólo una ilusionante parte de su vida

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pero no “su vida”178. Próximo ya a iniciarse el nuevo período olímpico quemarcarían en 1972 los Juegos de Sapporo y Munich, el Presidente Brundageen su infatigable misión de apóstol del deporte no profesionalizado, envía rei-terativamente cartas circulares a Comités Olímpicos Nacionales y miembros delComité Olímpico Internacional, recordando normas, denunciando realidadesy plasmando advertencias179.

Los X Juegos Olímpicos de Invierno se desarrollaron en la localidad francesade Grenoble, entre los días 6 a 18 de febrero del año olímpico, siendo presididala ceremonia inaugural por el General Charles de Gaulle. La pareja rusa com-puesta por Belousova y Protopopov vuelve a ganar la medalla de oro en patinajeartístico y el esquiador francés Jean Claude Killy se convierte en héroe nacionalal conseguir la medalla de oro en las tres especialidades de esquí alpino.

XX. Munich 1972Treinta y seis años después de que Alemania mediante Berlín fuese sede

olímpica, la decisión del COI otorgaba de nuevo a los anfitriones germanos laorganización de los Juegos de la XX Olimpiada. En esta ocasión fueron adju-dicados a la ciudad de Munich que, en la Sesión de Roma celebrada en abrilde 1966, frustró una vez más las esperanzas españolas en candidatura quemantenían Madrid y Barcelona180.

La nueva Alemania, bajo el impulso dinámico y tenaz que le habían impri-mido sus nuevas generaciones, quería ofrecer al mundo una visión real delpoder técnico y económico y sobre todo pacífico, que había venido fraguandode forma callada y constante durante las últimas décadas. Los Juegos de 1972no serían como los de 1936, “grandiosos y monumentales, a lo Wagner”, peroen su eficacia y nivel técnico, se perseguía por otros derroteros una similargrandiosidad, para la que contaban entonces, como antaño, con una entusiastapoblación que en conocimiento medio sobre educación física, deportes y olim-pismo puede arrojar sin lugar a dudas la cota más alta del mundo.

Se aprobó un fabuloso presupuesto para los Juegos de 1972, curiosamentecoincidente en 1972 millones de marcos y se puso en marcha una remodela-ción total de la ciudad -vías de acceso, calles, puentes, avenidas y línea demetro-. El parque de Oberwiesenfeld, con tres millones de metros cuadrados,se convirtió en la zona que albergaba los centros principales de competición,en proximidad con la Villa Olímpica, y se realizó un gigantesco techo de vidrioacrílico de 75.000 metros cuadrados que representaba el perfil de los Alpes,

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178 BRUNDAGE, Avery. A los Comités Olímpicos Nacionales. Revista Olímpica 1971, pág. 578.179 Revista Olímpica 1.972, págs. 11 a 14.180 DURÁNTEZ, Conrado. Barcelona 92 XXV Olimpiada, pág. 24.

DURÁNTEZ, Conrado. L’Olimpisme i els seus Jocs, pág. 73.

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hecho de paneles superpuestos sujetos con redes metálicas que dejaba pasarla luz y la ventilación, favoreciendo con su luminosidad el uso en el interiorde todo tipo de cámaras de filmación.

Si la ciudad de Barcelona en el año 1992 fue la sede de las distancias míni-mas, Munich 72 lo fue de las distancias cortas. Un equipo de profesionales in-tegrado por 125 arquitectos, 108 ingenieros y una plantilla media de 15.000obreros pertenecientes a 18 nacionalidades distintas, trabajaron durante másde 1.000 días para hacer realidad los ambiciosos proyectos urbanísticos y pai-sajísticos, que habrían de modelar Munich para celebrar el acontecimiento de-portivo.

Entre ellos, además de la revolucionaria cubierta transparente de los centroscompetitivos, destacaba la gigantesca mole de la torre de televisión, con 290metros de altura, y en la que, junto con los servicios propios de su cometido,se albergaba un restaurante giratorio con capacidad para 216 personas. Esterestaurante daba cada media hora una vuelta completa sobre su eje, permi-tiendo contemplar una maravillosa panorámica de la ciudad olímpica. En todoeste despliegue técnico y urbanístico para acoger a la gran cantidad de visi-tantes que traen consigo los Juegos, también se construyó una red especial demetro, concebida en forma de aspa, con ocho líneas que pasaban por el centroy unían todos los pueblos de la periferia181.

De esta manera Munich, cabeza de Baviera, capital latina de la rubia Ger-mania, meca mundial de la cerveza, medieval, burguesa, próspera y hospitala-ria, acogedora, cálida, abundante, laboriosa y tradicional, se aprestó en losprimeros días del mes de agosto de 1972 a convertirse también en “Municholímpica”. Para completar la imagen de la ciudad de cara al exterior se trazóun rico programa cultural bajo el título general de Culturas mundiales y artemoderno, destacando entre sus múltiples exposiciones la de Cien años de ex-cavaciones en Olimpia, en la que con modesto orgullo se dejó traslucir la ri-gurosa, profunda y desinteresada labor investigadora hecha por losarqueólogos germanos en el sagrado recinto de Olimpia.

Durante las semanas previas al inicio de las competiciones oficiales, se or-ganizaron pruebas preolímpicas que sirvieron para empezar a preparar y cal-dear el ambiente de la gran fiesta próxima. Las computadoras electrónicas sepusieron al servicio de los Juegos y la denominada Golym, con sus 60 termi-nales, abasteció a los 4.000 enviados especiales de todo tipo de datos, aún decarácter nimio, relacionados con la informática deportiva.

El éxito de los pictogramas en su esquematismo orientador facilitó la co-municación rápida y el profesor de diseño Otl Aicher creó una rica gama decolores en azules, verdes y amarillos que cromatizaron carteles, uniformes,

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181 DURÁNTEZ, Conrado. Munich preolímpico. En Deporte 2000, noviembre de 1970, pág. 57.

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La revelación de los Juegos de Múnich 72 fue el nadador yanqui Mark Spitz, que cumpliendo su pronóstico se colgósiete medallas de oro.

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banderas, murales, folletos, catálogos o sellos. El rojo, como color revolucio-nario, estaba excluido. El símbolo de los Juegos, llamado Universo, represen-taba una espiral con intermitencias azules y blancas que daba una sensaciónóptica de ascender al infinito. El 26 de agosto tuvo lugar la tradicional y so-lemne jornada inaugural y el fuego de Olimpia, que un mes antes había sidoencendido en el sagrado recinto del Altis por María Mosjoliu, hizo su entradatriunfal en el Estadio portado por el atleta germano Gunther Zahn, a quien es-coltaban en representación de los continentes, el africano Kipchoge Kenio, elasiático Kenjo Kimiliara, el oceánico Derek Clayton y el norteamericano JimRyun. Los Juegos comenzaron...

Pero el esplendoroso escaparate olímpico iba a ser asaltado por faccionesfanáticas deseosas de notoriedad, que dejaron un saldo de sangre y terror comoespantoso testimonio de un récord macabro. Ya antes del fatídico 5 de sep-tiembre, el COI tuvo que soportar las presiones de la Organización para la Uni-dad Africana para que excluyese a Rhodesia de los Juegos, bajo la amenaza deretirada y boicoteo de varios países de aquel continente más Yugoslavia y Af-ganistán que, entre otros, se unieron al plante. Por 36 a 31 votos Rhodesia fueexcluida y la fuerza del COI debilitada en solución calificada por su PresidenteAvery Brundage como de “suicidio olímpico” al permitirse una tan intolerableinjerencia de la política en el mundo del deporte. Pero nadie se esperaba lostrágicos sucesos del 5 de septiembre182.

En la madrugada de aquel día, un comando del grupo extremista Septiem-bre Negro, el ala más radical de Al Fatah, movimiento para la liberación dePalestina, invadió los aposentos del equipo israelí matando a uno de sus miem-bros e hiriendo a otro y secuestrando como rehenes al resto. La conmoción enla ciudad, en la villa olímpica y en el mundo es total. Pronto se sabrán sus rei-vindicaciones teñidas ya de sangre. Liberación de 250 palestinos presos en Is-rael entre los cuales se halla el japonés Kozo Okamoto, autor de la masacredel aeropuerto de Lotz, que costó la vida a treinta y seis personas; salida conlos rehenes de Alemania; negociación desde el exterior sobre su liberación yomisión total sobre cualquier intento de fuerza contra el comando, pues elloconduciría a la ejecución inmediata de los presos.

Mil doscientos policías cercaron la Villa Olímpica y veinticinco tiradores deélite tomaron posiciones cercanas al edificio en el que por una ventana aso-maba la faz siniestra de algún terrorista, cubierto el rostro con un pañuelo opasamontañas. Gobierno, embajadas, policías y mandos deportivos actuaronfebrilmente para lograr una solución. Al fin, de noche, haciendo creer al co-mando la aceptación de sus condiciones, son llevados en helicóptero al aero-puerto de Fürstenfeldbruk, en donde les esperan expertos tiradores deprecisión. En un momento dado, las tinieblas son rotas por la luz de potentes

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182 GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 236.

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reflectores, iniciándose un intenso tiroteo que durará ocho minutos. Un terro-rista ha hecho estallar una bomba de mano y cuando las armas enmudecenhay quince cuerpos sin vida: nueve rehenes, cinco terroristas y un policía ale-mán. Un dramático balance para la historia olímpica183.

Los tres mil periodistas destacados en los Juegos, especialistas del deporte,se vieron convertidos de la noche a la mañana en insospechados correspon-sales de guerra para vivir en directo unas horas de dramática intensidad y daramargo testimonio informativo de la irrupción en los tiempos modernos delgran terrorismo internacional.

¿Deberían continuar los Juegos? Su interrupción, como argumentaría unmiembro del COI, sería poner al antojo de criminales la causa olímpica. Perola gran fiesta de la juventud se tiñó de luto con la trágica desaparición de variosde sus miembros. Un solemne acto fúnebre se desarrolló en el Estadio al díasiguiente, con asistencia de ochenta mil personas y las banderas ondeando amedia asta. Asisten atletas de todos los países, menos los árabes, únicamenterepresentados por Marruecos184.

Los trágicos sucesos de Munich fueron un doloroso y estridente aldabonazode urgente alarma, ante la situación convulsa de sectores marginados cuandono discriminados e injustamente humillados por sangrienta opresión, impávidaa requerimientos internacionales. La automaticidad cósmica de la caja de reso-nancia olímpica había sido utilizada una vez más con ajenas finalidades a suconsustancial esencia pacífica y festiva, pero además, en esta ocasión, con im-pensables y siniestras consecuencias. Tan dramáticos acontecimientos hicieroncambiar drásticamente la planificación organizativa de los Juegos y desde en-tonces todo será distinto ya. La finalidad comunicativa que la concentraciónolímpica supone a partir de Munich se vio dificultada, cuando no impedida,por las severas medidas de seguridad en cada caso adoptadas. Dentro del com-plejo organigrama olímpico, Munich marcó el inicio del desarrollo de un nuevoe importante capítulo, cual es el de arbitrar normalmente costosos mecanismosgarantizadores suficientemente disuasorios a facciones reivindicativas, revolu-cionarias o criminales de diversa índole, que impidan la particular instrumen-talización de los Juegos para sus interesados o inconfesables fines.

Pero el amargo signo del 72 también tuvo sus fases de gloria competitiva yel nadador yanki Mark Spitz, cumpliendo su pronóstico, se colgó del pechosiete medallas de oro. La progresiva mercantilización del éxito de las grandesfiguras campeoniles se puso de manifiesto en la gesta de Spitz que acudía a

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183 VARELA, Mercé. Los Juegos Olímpicos, pág. 84.MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 266.GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, pág. 249.DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 73.THARRATS, J. Gabriel. Los Juegos Olímpicos, pág. 983.

184 THARRATS, J. Gabriel. Op. cit., pág. 984.

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Lucha libre en la categoría de superpesados en la que el ruso Alexander Medved (oro) vence al monstruoso nortea-mericano Chris Taylor (bronce).

En la página siguiente, el poderoso y barrigudo levantador ruso Vasili Alexeiev vence en la categoría de superpesadoscon un registro de 640 kg volviendo a triunfar cuatro años más tarde en Montreal.

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los Juegos con la perspectiva de un holgado futuro asegurado en la firma Wi-lliams Morris, una de las mayores agencias publicitarias del mundo, “valiendo”su hazaña ulterior, en ingresos potencialmente publicitarios, una suma equiva-lente a cinco millones de dólares por medalla185. En otro sentido, la gimnastarumana Olga Korbut, que por primera vez realizó un mortal hacia atrás en labarra de equilibrio, con su figura frágil e infantil acaparó los primeros puestosy el afecto y admiración del público.

El atletismo vio el resurgir del fondo y medio fondo finlandés en las figurasde Lasse Viren y de Pekka Vasala. Viren, vencedor en las pruebas de 5.000 y10.000 metros, a pesar de una caída en esta última final, se erigió en herederode los míticos Kolehmainen, Salminen y Nurmi. Vasala logró en la final de1.500 metros doblegar a Kenio que era, con el estadounidense Jim Ryun, unode los máximos aspirantes al oro. Este último atleta sufrió, como le había su-cedido a Vasala, una aparatosa caída que le apartó de cualquier posibilidad deacercarse a los puestos de honor. Las caídas, a la orden del día en estos Juegosen su apartado atlético, vieron cómo muchos de los favoritos sucumbían antela adversidad y no ante los contrarios.

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185 MANDELL, Richard. Op. cit. pág. 267.DURÁNTEZ, Conrado. Valores humanísticos y culturales del deporte. Conferencia Magistral del II Congreso Mundial delCOI de Ciencias del Deporte. Barcelona, 30 de octubre de 1991.

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Una mínima diferencia, sólo dos centímetros, impidió al soviético JanisLusis revalidar el triunfo en jabalina que ya consiguiera en México 68, frenteal alemán Wolfermann. Fueron 90, 48 metros contra 90, 46. También por unaescasa diferencia, la Unión soviética venció a la selección de baloncesto deEstados Unidos en los últimos tres segundos, tras un igualado y emocionantepartido.

El Príncipe de España, D. Juan Carlos de Borbón, regatea en las frías aguasde Kiel en la clase Dragón defendiendo los colores de su equipo y otro espa-ñol, Francisco Fernández Ochoa, en las heladas pendientes de Sapporo, con-sigue la medalla de oro en slalom especial, con inspirada actuación queprovocó la incredulidad admirativa de los habituales patrones de las pruebasde Invierno.

Otra medalla para España, en esta ocasión de bronce, fue a parar a manosdel ciclista Jaime Huélamo en la prueba de fondo en carretera, que tuvo ulte-riormente que devolver por dar positivo en el control antidopaje. Huélamo,que había sentido molestias en el pecho y abdomen atribuidas a las secuelasde una bronquitis de principio de temporada, sólo había ingerido un terrónde azúcar con coramina, sustancia que estaba permitida por Unión Ciclista In-ternacional (UCI).

Con el período olímpico que los Juegos de 1972 abren, también se iniciaun cambio en la presidencia del COI, ocupada ahora por Michael Morris, LordKillanin, que sucedía a Avery Brundage, el paladín, que durante veinte añosdefendió a los Juegos en personal y tesonera campaña contra el voraz intru-sismo comercial y mercantilista. Las realidades conseguidas no se correspon-dieron con los esfuerzos e ilusiones puestas en el empeño y ante la evoluciónde los acontecimientos, en carta de fecha 22 de diciembre de 1972, Brundagepresentaba también su dimisión como miembro del COI186. Tres años más tarde,el 8 de mayo de 1975, Avery Brundage calificado como el último románticodel deporte fallecía a la edad de 87 años187. Los incidentes ocurridos en losJuegos de Invierno de Sapporo que llevaron a la descalificación del esquiadoraustríaco Karl Schranz ante su provocante y alardeado profesionalismo188 obli-gaban a la adopción de un permisivo cambio aconsejador de una política mástolerante al respecto, ante la innegable realidad sociodeportiva. El nuevo Pre-sidente Lord Killanin calificado como “mano de hierro en guante de tercio-pelo”189 será el encargado de llevarla a cabo durante un período (1972-1980)en el que las convulsiones olímpicas se habrán de decantar en las desnortadasalgaradas de los boicoteos.

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186 Revista Olímpica 1972, pág. 52.187 Revista Olímpica 1977, pág. 238.188 VARELA, Mercé. Op. cit., págs. 82 y 83.189 GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 60.

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La edición olímpica del 72 dejó en evidencia una vez más la progresiva ame-naza del gigantismo de los Juegos unida a la inquietante secuela de su astronó-mico costo. Denver ha de declinar la oferta organizativa oficial de los XII Juegosde Invierno para 1976 ante la cerrada negativa de un referéndum popular teme-roso de heroicos sacrificios económicos. Innsbruck se hará cargo del compromiso,en razón al ahorro que suponía haber organizado una reciente edición anterior190.

El abundante aporte de los ingresos televisivos que se incrementan dupli-cados en el corto espacio de dos períodos olímpicos son, en el momento, con-fiados estímulos en que basar peticiones organizativas191.

La Comisión Ejecutiva del COI, desarrollada en Lausana entre los días 2 al 5de febrero de 1973, dio realidad operativa a una función esencialmente olímpica,constituyendo la Comisión de Solidaridad192. Van Karnebeek expuso a la sazónlos trabajos llevados al respecto por los tres Vicepresidentes del COI junto con elcoordinador, Giulio Onesti. La Comisión de Solidaridad Olímpica iniciaba así surumbo operativo en justa misión de ayuda con coordinación a los Comités Olím-picos Nacionales, especialmente los más necesitados, programando y sufragandocursos varios de capacitación de dirigentes así como de iniciación y perfecciona-miento deportivo193. Pese a la pobre inicial respuesta a la primera y generosaoferta a la que sólo contestaron cinco destinatarios194, la progresiva acción de laComisión así creada generó una adecuada difusión del deporte y el olimpismoen áreas subdesarrolladas, sin cuyo eficaz estímulo la tarea sería impensable, uti-lizándose siempre como instrumento de acción la sistemática prestación de ser-vicios en su más diversa índole (expertos, clases, cursillos, publicaciones, becas,etc.) pero no la subvención financiera o entregas dinerarias195.

En la 73ª Sesión del COI, desarrollada en Varna entre el 5 al 7 de octubrede 1973, se han de reiterar advertencias ante la presión mercantilista publicitariasobre el derecho exclusivo y excluyente del COI en la filmación de Juegos, asícomo la amenaza de inmediata descalificación de aquellos deportistas que den-tro de un recinto olímpico realizasen ostentosa exhibición de artículos depor-tivos como medio de promoción de marcas comerciales196.

Japón con Sapporo organizará los XI Juegos de Invierno en los que Españaconsigue la primera medalla de oro en unos Juegos de Invierno, merced aFrancisco Fernández Ochoa en slalom especial. Suiza obtiene un éxito rotundoconquistando cuatro medallas de otro, tres de plata y tres de bronce.

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190 BERLIOUX, Monique. Prosperidad Olímpica. En Revista Olímpica 1973, pág. 3.191 BERLIOUX, Monique. Op. cit., pág. 4.192 Revista Olímpica 1975, pág. 52.193 Revista Olímpica 1975, pág. 122.194 Revista Olímpica 1975, pág. 252.195 COI Comisión Ejecutiva. Lausana, 9-11 de febrero de 1974.196 Revista Olímpica 1974, págs. 13 y 15.

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XXI. Montreal 1976La obstinada tenacidad de un solo hombre fue quizá el elemento determi-

nante para que la edición de los Juegos de la XXI Olimpiada moderna se otor-gase a Canadá. Jean Drapeau, que era entonces el alcalde de Montreal, no cejódesde el año 1966 en su empeño en conseguir los Juegos para el patronazgode su joven, rico y vigoroso país.

La ciudad de Montreal ofreció al festival olímpico el mayor complejo de-portivo conocido hasta entonces, con un cómodo y majestuoso Estadio concapacidad para 70.000 espectadores sentados, un gigantesco parking cubierto,el más grande del mundo y unos terrenos de competición protegidos de lanieve y el hielo por un gigantesco techo escamoteable, sostenido por una torrede 160 metros de altura. La triste y dramática experiencia terrorista que se habíasufrido cuatro años antes en los Juegos de Munich hizo que se dedicase unaespecial atención a la seguridad de los atletas y dirigentes deportivos. Para estefin fueron movilizados 15.000 hombres especializados.

De nuevo las circunstancias políticas hicieron incidencia en los Juegos yunas desafortunadas declaraciones del Presidente del Gobierno canadiense,Pierre Trudeau, sobre el no reconocimiento de la China de Taiwan, provocaronla amenaza de Estados Unidos de retirarse de los Juegos197. Pero más grave fuela disyuntiva en que colocaron al Comité Olímpico Internacional algunas de-legaciones africanas, solicitando la exclusión de Nueva Zelanda por haber ju-gado un equipo de este país unos encuentros de rugby con equipos deSuráfrica, país excluido del COI por su política racista.

El COI se mantuvo firme, manifestando que la participación en los Juegosera voluntaria y que aquél no era el momento oportuno para presentar pro-blemas sobre exclusión, pues la gran fiesta de la juventud del mundo habíacomenzado ya. Ante estas declaraciones, 24 países africanos se retiraron de losJuegos Olímpicos y en la soledad de la Villa Olímpica destacados atletas defama mundial como Akii Bua o el plusmarquista mundial de los 1.500 metrosFilbert Bayi enjugaron sus lágrimas de decepción antes de regresar a sus paísessin haber tenido la posibilidad de competir. Los atletas, que tras largos mesesde entrenamiento e ilusiones debían olvidarse de sus sueños de triunfo quedurante tanto tiempo habían perseguido, no llegaban a comprender el arbitra-rio proceder de sus representantes que, de forma injusta, les privaron de lacompetición, la más noble ambición del trance deportivo198.

De esta manera, que resultó tan injusta para los atletas cuya única aspiraciónera medirse con los de los demás países del mundo, el escenario olímpico vol-

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197 GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, pág. 105.MACINTOSH, Peter. Deporte y política: estudio de fondo. Revista Olímpica 1978, pág. 430.

198 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 74.

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La gran figura de Montreal 76, será Nadia Comaneci, la niña rumana de catorce años de rostro triste y cuerpo esbeltoy delicado, que desafiando los condicionantes de las dificultades técnicas que conlleva su compleja especialidad, con-siguió el insólito registro de siete dieces en gimnasia, lo nunca visto ni pensado.

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vía a ser pantalla de reivindicaciones ajenas al olimpismo, aunque de algunaforma relacionadas con sus postulados democráticos e igualitarios, pero, entodo caso, de ejercicio tan inadecuado como extemporáneo. Era también enel terreno estadístico una consecuencia del largo pulso sostenido por la Repú-blica Surafricana con el resto de Africa negra desde que en 1961 el Partido Na-cionalista se hizo con el poder en porcentaje absoluto y radicalizó, medianteleyes, sus directrices raciales y segregacionistas. Desde entonces los países de-mocráticos no vieron con buenos ojos el régimen de Pretoria, condenando deforma directa o indirecta su sistema o premiando a sus opositores o detractores,como fue la entrega del Premio Nobel en 1960 a Albert John Lutuli, destacadodirigente del Partido Africano Nacionalista declarado ilegal en el país199.

El COI condenó el apartheid de Suráfrica excluyéndola de los Juegos deTokio y, tras un paréntesis de teórica avenencia, ratificó su decisión de expul-sión en la Sesión de Amsterdam en 1970. Por este motivo esta delegación afri-cana no sería invitada a Montreal pero, pese a su ausencia, la saña de susopositores ha de llevarles a buscar alguna relación contaminante de aquéllacon terceros, como será el caso de Nueva Zelanda, por cuyo fútil motivo des-encadenaría el boicoteo.

A finales de noviembre de 1985 el Presidente del COI, Juan Antonio Sama-ranch, dentro de su periplo africano en el que visitó todos los Comités Olím-picos del continente ratificaba en Cotonou (Benin) la postura sancionadora delCOI con la esperanza de que Suráfrica abandonase su injusto apartheid paraser jubilosamente admitida en el seno de la gran familia olímpica. En ciertamedida, el boicoteo de Montreal respondió más que a una justificación lógica,con posibles resultados positivos en su finalidad, a un calculado afán políticode notoriedad que ulteriormente sería desaprobado y criticado por el ConsejoSuperior de Deportes de Africa. Este Consejo, como supremo organismo con-tinental del deporte, estimó que jamás debió haberse producido la escisiónafricana, ya que con ello se causó más perjuicio que beneficio a la causa queen un principio se pretendía defender200.

En cualquier caso toda la larga serie de conatos de boicoteo a los JuegosOlímpicos que, por desistimiento o por exclusión habían tenido ya anteceden-tes en las ediciones de 1920, 1924, 1928, 1936, 1948, 1952 y 1956, se materia-lizaron ahora en Montreal de forma palpable y dolorosa con trascendencia deescándalo. Pero lo que resultó más triste e irritante dentro del concierto del fe-nómeno olímpico es que la postura adoptada en 1976 por el bloque africanoy que fue en muchos ambientes europeos reticentemente comentada comopropia de visiones tercermundistas, fue ulteriormente seguida en las ediciones

199 DURÁNTEZ, Conrado. Juegos Olímpicos, la larga marcha, pág. 86.200 MACINTOSH, Peter. Op. cit., pág. 427.

GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 233.

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siguientes por bloques de países que, encabezados por los respectivos líderesde contrapuestas ideologías, tomaron parte activa en tan absurda decisión. Enese caso ya sí sólo fue una pura motivación política pues a los africanos lesasistía, además, dentro de su también absurdo proceder, al menos una motiva-ción de defensa racial.

La consolidación de la anacrónica medida del boicoteo olímpico hace puespresencia efectiva y generalizada en Montreal con lúgubre presagio como an-tecedente de lo que en las dos Olimpiadas sucesivas habrá de acontecer. Vocesautorizadas se levantaron a nivel mundial contra la nueva plaga de instrumen-talización política de la gran fiesta olímpica ante tendenciosas facciones ansio-sas de manipular sin escrúpulos éticos y en un desierto de monumentalignorancia una institución autónoma independiente y libre, no sólo de la par-tidista visión política de los distintos gobiernos, sino incluso del COI, CONs oF.I. por ser solo patrimonio exclusivo y excluyente de la juventud del mundo.De medida ineficaz, ilegal, cínica y disparatada la calificará John Cheffers, puesel boicoteo político inspirado en motivos nacionales o locales y dirigido contrala participación de otros países suprimió el criterio individual y a la vez losderechos de libertad de sus ciudadanos. Es sostener con ello -decía- en contrade las normas olímpicas, que los resultados deportivos individuales pertenecen

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El cubano Alberto Juantorena, el caballo, consiguió la histórica doble victoria atlética en 400 y 800 m lisos.

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a los gobiernos. Es admitir que la política nacional ha de primar sobre la con-vicción individual de la participación olímpica. Por ello el uso de los JuegosOlímpicos para fines políticos es un acto de cinismo empedernido pues losboicoteos afectan directamente al alma de los Juegos y podrían ser el factormás decisivo de su muerte, lo que provocaría, en otro sentido, el absurdo epí-logo para quienes los utilizan y explotan, pues con ello, harían desaparecer elespectacular e inocente escenario de sus mezquinas demostraciones.

Los Juegos de Montreal pecaron de colosalismo inacabado. Los avanzadosy costosos proyectos arquitectónicos, previstos para el acontecimiento depor-tivo, chocaron en su realización con el fantasma desequilibrador de las huelgascalculadas. Por este motivo, que ninguno de los organizadores supo prever, elpresupuesto inicialmente fijado llegó al fin casi a quintuplicarse.

Una de las causas que provocó el desbordamiento imprevisto de los planesiniciales en cuanto el presupuesto global fue que los obreros, gracias a lashuelgas, llegaron a cobrar fabulosos salarios que rondaban los 5.000 euros se-manales. El encarecimiento causó un déficit tan elevado que los canadiensesdebieron seguir pagando hasta el año 2000 la deuda generada por sus Juegosque, en balance final, superó los mil millones de dólares, suma superior alcoste total de la edición precedente201.

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201 MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 267.

La gimnasta rusa Olga Korbut, que había conseguido en Múnich 72 cuatro medallas de oro en gimnasia, vuelve atriunfar en competición por equipos consiguiendo plata en barra de equilibrios.

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El traslado del fuego olímpico para los Juegos canadienses tuvo importantesinnovaciones técnicas. Después de ser alumbrado en Olimpia con el ritual tra-dicional, la llama fue trasladada en carreras de relevos hasta Atenas, llegandoal Estadio Panatinaikos a las 21:36 del día 15 de julio, portando el último relevoel campeón griego Kostas Kostis. A las 21:50 hora griega y 14:50 de Montreal,Angela Simota, atleta canadiense de origen griego, acercó la llama de la antor-cha a un captor que, tomando partículas ionizadas, las transformó en impul-siones codificadas que, trasmitidas vía satélite hasta Otawa, accionaron un rayoláser que devolvió instantáneamente el fuego a su forma original202.

La innovación tecnológica propia de la ficción científica hará exclamar ilu-sionado al primer ministro canadiense Pierre Trudeau: “Si los griegos de la an-tigüedad hubiesen podido asistir a esta transformación instantánea de la llama,habrían visto en ello sin duda alguna una intervención de los dioses. Jamáscon anterioridad en unos Juegos Olímpicos se había hecho nada semejante niha estado tan presente e inmediato el espíritu de Grecia”. El último relevo delfuego dentro del Estadio lo realizó por primera vez en la historia olímpica unapareja, integrada por Sandra Henderson de Toronto (15 años) y Stéphane Pre-fontaine de Montreal (16 años) que, en representación de las dos lenguas yrazas que integran la joven y poderosa nación americana, llevaron en conjuntay compasada carrera el fuego hasta el gran pebetero del Estadio. La unión deestos dos atletas para tan importante trance quizá motivó otra unión más du-radera que la pareja afrontó al contraer matrimonio203.

Una violenta tormenta desatada el 22 de julio apagó el fuego que quedóextinguido entre las 13:35 y las 14:57. Un solícito empleado del Estadio lo alum-braría de nuevo... con su mechero, pero éste será otra vez apagado para vol-verlo a encender con el fuego de repuesto traído de Olimpia.

La jornada inaugural de los Juegos de Montreal se desarrolló con la solem-nidad tradicional y mientras las danzarinas de los conjuntos trenzaban sus ar-tísticos bailes, un streaker paseó su reivindicativa protesta, desnudo de ideas yde ropa, hasta que la policía, teniendo que llegar al centro del Estadio, le tapó,lo retiró y lo detuvo.

La figura de Montreal será Nadia Comaneci, la niña rumana de catorce años,de rostro triste y cuerpo esbelto y delicado, que desafiando los condicionantesde las dificultades técnicas que conlleva su compleja especialidad consiguió elinsólito registro de siete dieces en gimnasia, lo nunca visto ni pensado. Otrafrágil figurilla, la rusa María Filatova, con sus quince años, treinta kilos de pesoy 1,33cm de altura, cautivó también a los espectadores canadienses durantesus intervenciones gimnásticas.

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202 DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 135.203 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 137.

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El finlandés Lasse Viren realizó la proeza de doblar el triunfo de 5.000 y10.000 metros lisos por segunda vez consecutiva, estando a punto de igualarla hazaña de Zatopek, no conseguida al fallar en maratón. El atlético boxeadorcubano Teófilo Stevenson venció en la categoría de pesados, obteniendo conellas el récord de cien victorias antes del límite y su compatriota Alberto Juan-torena, El Caballo, se impuso con autoridad en los 400 y 800 metros lisos. Enla otra cara de la moneda, el esgrimidor soviético Boris Onishchenko fue des-calificado por tramposo, al descubrirse un complicado artilugio que insertadoen el puño de su espada le daba puntos inexistentes204.

La capital austriaca de Innsbruck vuelve a ser sede olímpica después de 14años organizando los XII Juegos de Invierno. La Unión soviética es la grantriunfadora en conjunto, adjudicándose un total de 27 medallas, 13 de oro, 6de plata y 8 de bronce.

La alemana federal Rosi Mittermaier consigue dos medallas de oro en slalomespecial y en descenso y una de plata en slalom gigante.

XXII. Moscú 1980Cuatro candidaturas habían concursado para los Juegos de la XXI Olimpiada

que se habían de adjudicar a Montreal. Pero las peripecias organizativas de laedición canadiense y la costosa deuda que sus Juegos generarían para el futurodisuadieron a muchos países de sus aspiraciones organizativas y así sólo dos,con evidentes y contrapuestas connotaciones, optaron a ser sede de los Juegosde la XXII Olimpiada. Moscú ganó el envite y Los Angeles quedó en reservapara la siguiente edición a la que concursó ya en solitario205.

Pero los acontecimientos que iban a acompañar los Juegos de la XX Olim-piada marcaron un hito histórico de insensatez y de ignorante intromisión po-lítica en el gran acontecimiento deportivo. En Moscú 80 el partidismo políticoasestará por primera vez un duro, directo y peligroso golpe al gran festivalque, pese a ello, continúa inexorable su rumbo histórico impulsado por la po-derosa fuerza genética de sus ideales universalistas206.

Mucho antes de que se iniciase el gran boicoteo, la tensión internacionalno era nada propicia a la concordia y amistad entre los dos grandes bloquesy una atmósfera semejante a los momentos más agudos de la guerra fría hacíapresagiar cualquier desenlace imprevisto en algún organismo o encuentro detipo internacional, incluido el olímpico.

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204 DURÁNTEZ, Conrado. Juegos Olímpicos, la larga marcha, pág. 89.205 FLEURIDAS, C. Les Jeux Olympiques, pág. 70.206 DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos. La larga marcha XIII.

PAVLOV, Sergei. Discurso en la 83ª Sesión del COI. Revista Olímpica, pág. 403.

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Los Juegos se habían adjudicado a Moscú en la Sesión del COI desarrolladaen Viena en 1974 que otorgó a su vez los XIII Juegos de Invierno a la localidadnorteamericana de Lake Placid, con lo que coincidían por primera vez un pa-tronazgo olímpico de un país del Este o socialista, con el contrapunto de suoponente ideológico, catalogado como la máxima potencia capitalista delmundo. El fenómeno olímpico con este planteamiento organizativo daba mues-tras evidentes, una vez más, de una generalizada aquiescencia en la sutilidadde su penetración social. Pero dos años antes los disidentes soviéticos habíandifundido notoriamente un comunicado oponiéndose a cualquier celebraciónolímpica en la URSS, debido a su sistema político carente de libertades. Sieteaños más tarde, el 19 de junio de 1979, el diputado belga de Lovaina WillyKuijpers afirmaba rotundamente que Gresko y Nikitana, miembros ambos delComité Organizador de Moscú 80, pertenecían al Comité Estatal de SeguridadSoviético (KGB) y cinco meses después, el 17 de noviembre de 1979, el disi-dente soviético Vladimir Bukovski aireaba a través de un periódico parisinoun artículo que, bajo el título de Por el boicoteo, razonaba los motivos por losque habría que aislar a Rusia en su patronazgo olímpico207.

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207 GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y Política, pág. 214.

Los británicos Steve Ovett y Sebastian Coe, protagonizaron un duelo personal y deportivo adjudicándose repetitiva-mente las pruebas de 800 y 1500 m lisos. A la derecha, el prodigioso boxeador cubano Teófilo Stevenson, mano depiedra, que en insuperable racha triunfal, consiguió la tercera medalla de oro olímpica en la máxima categoría.

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A la tensión internacional vino a añadirse un argumento de peso por sutrascendencia política, cual fue la invasión de Afganistán por las tropas sovié-ticas a finales de aquel año208. Las múltiples y airadas reacciones no se hicieronesperar y Washington anunció toda una variada gama de represalias, desde lacancelación de todo tipo de acuerdo con la URSS, incluida la no ratificacióndel tratado SALT II, hasta el caudillaje de una campaña occidental para boico-tear los Juegos, medida que incluso fue tratada también en la OTAN. Jean Pauls,embajador de Alemania Occidental en la OTAN, se atribuyó proféticas visionesde pasado cuando, apoyando decididamente el boicoteo de Moscú, decía: “Sihubiera habido un boicoteo para los Juegos de 1936, celebrados en la Alemaniade Hitler, el desarrollo de los hechos que se produjeron después en Europa alo mejor no hubieran sido los mismos...”.

El Consejo de Ministros de Europa también apoyó al boicot y como conse-cuencia de ello el 3 de enero de 1980, el Presidente americano Jimmy Carteranunciaba oficialmente la decisión de boicotear los Juegos de Moscú, una vezque había sido convenientemente asesorado209. El mandato presidencial del fa-moso agricultor estadounidense no se habría de distinguir precisamente porsus aciertos y las cotas de popularidad de EEUU bajo su mandato habían al-canzado los más ínfimos niveles. De ahí que cuando el británico Lord Killanin,Presidente a la sazón del COI, tuvo conocimiento de la noticia entre desen-cantado y reticente expresará: “El Presidente norteamericano Carter estuvo malaconsejado al decidir el boicoteo de EEUU a Moscú. Si todos los consejeros delos jefes de Estado son así de sabios, que Dios nos coja confesados”. Con suspalabras Killanin no sólo criticaba la decisión adoptada, sino también a los po-sibles asesores que la hubieran podido apoyar, entre los que figuraban Brze-zinski o la propia esposa del Presidente, Rosalyn. Un mes más tarde, elSecretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, en lógica postura partidistapero con evidente ignorancia del tema precisaba: “Para mi gobierno sería violarla tregua sagrada si asistiese a unos juegos organizados por un país que man-tiene una guerra de agresión que se niega a finalizar, así como a retirar susfuerzas de ocupación, pese a que reiteradamente la gran mayoría de la Asam-blea General de la ONU así se lo ha solicitado”210.

Vance confundía el simplismo localista de Olimpia con su esencia rituaria,impregnada de profundas esencias religiosas, con la complejidad múltiple ycontradictoria del siglo XX, cuando, de observarse con rigor los principios queél programaba, ¿se habrían podido celebrar muchos Juegos? En otro sentido,pese al cúmulo de cacareantes amenazas, ¿se tomó en aquella ocasión otramedida distinta a la inocente y lastimosa espantada del boicoteo? Estados Uni-

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208 MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 270.CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 68.

209 GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 218.210 82 Sesión del COI en Lake Placid, el 9 de febrero de 1980. Discurso de apertura. Revista Olímpica 1980, pág. 104.

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El ruso Vladimir Salnikov oro en natación en 400, 1500 y relevos de 4x100 libres.

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dos encabezaría la campaña, que sería secundada de inmediato por el ReinoUnido, haciendo exclamar a Margaret Thatcher, poco después de la inaugura-ción de los Juegos: “Los Juegos han comenzado bajo el himno olímpico, perotambién con la música de las armas que se baten en Afganistán...”211.

Hasta el último momento, los rectores del COI sufrieron presiones para qui-tar a la URSS la organización de los Juegos, bajo la constante intimidación delgélido vacío que iba a proporcionar el gran boicoteo con que se amenazaba.Estoicamente, Killanin respondió a las presiones: “Cada uno es libre de parti-cipar o no en unos Juegos Olímpicos, bien sea como espectador, atleta u or-ganizador, pues el COI no exige la participación obligatoria”212.

En España el Gobierno de Adolfo Suárez también tomó postura por el boi-coteo manifestando: “No es deseable la participación en Moscú, ni que los atle-tas usen el himno y la bandera española en sus Juegos”. Juan AntonioSamaranch, en aquellos momentos Embajador de España en la Unión Soviética,viajó para tomar parte en la sesión del Comité Olímpico Español (COE) en laque se decidiría la presencia española en los Juegos. Algunas de sus recomen-daciones sirvieron sin duda para la decisión positiva que se adoptó, acudiendopor España un numeroso equipo de ciento sesenta y tres atletas, que desfilócon la bandera del COE, a causa de la postura oficial del Gobierno213.

Pese a todo los Juegos comenzaron, por fin, el 19 de julio de 1980 con unaceremonia inaugural deslumbrante y extensa que se prolongó durante cuatrohoras, la mayor duración de la historia olímpica214. El espectáculo artístico ydeportivo montado por los organizadores soviéticos superó todo lo que sehabía visto en Juegos anteriores. Dieciséis mil personas ejecutaron diversosejercicios en el césped del Estadio olímpico y en una de las gradas 3.500 per-sonas formaron, en color, la efigie del osito Misha, la mascota de los Juegosmoscovitas. Otra novedad fue el encendido de la llama olímpica que se realizómediante un sistema electrónico situado bajo la grada, con lo que los atletasportadores de la antorcha no subieron, como en precedentes ocasiones, hastael pebetero. La organización de estos Juegos supuso a la Unión Soviética uncoste de 53.000 millones de pesetas, el mayor presupuesto de la historia215.

Ciento veinte mil personas intervinieron en la preparación y desarrollo de losJuegos. Los soviéticos se movilizaron y los que hablaban idiomas sirvieron deguías y de intérpretes para las delegaciones extranjeras. La población empleada

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211 GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 220.212 LORD KILLANIN. Discurso en la 83ª Sesión del C.O.E. Revista Olímpica, pág. 408

Revista Olímpica 1980, pág. 107.M’BAYE, Keba. El movimiento olímpico en peligro. Revista Olímpica 1980, pág. 619

213 CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 68.214 CHANDLER, William. Op. cit., pág. 69.215 DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos, la larga marcha XXII

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en el sector servicios había seguido, por otra parte, cursos de inglés, francés yalemán que no siempre les permitieron estar a la altura de las circunstancias.

Pero el reverso de la moneda fue que, si bien las autoridades soviéticas re-alizaron un esfuerzo evidente para abrir su capital a los miles de turistas ex-tranjeros venidos de todo el mundo para presenciar los Juegos, la cerraron alos soviéticos. Desde el 15 de julio hasta el 5 de agosto los no residentes en lacapital no podían entrar en ella excepto en caso de fuerza mayor y medianteun pase expedido por el Ministerio del Interior. No se vendían billetes de treno de avión para Moscú y la entrada en coche estaba prohibida. Los niños des-aparecieron de la ciudad, raptados por un invisible flautista de Hamelín, segu-ramente para no entrar en contacto con la previsible corrupción occidental.Además, para mantener una circulación fluida en el centro de la ciudad, se re-tiraron bajo los más nimios pretextos miles de carnés de conducir, mientras semantenía una campaña disuasoria para los conductores.

No sólo la Villa Olímpica estaba protegida por el Ejército, sino todos losedificios que tuviesen algo que ver con la organización de los Juegos, así comolos hoteles y restaurantes. La admisión en estos últimos, difícil en tiempo ordi-nario, sólo se conseguía en este período olímpico mediante la presentación deun pase especial que a veces provocó situaciones hilarantes.

La inauguración de los Juegos coincidió con la ausencia un tanto sospechosade varios embajadores que alegaron una simple coincidencia de fechas en susvacaciones.

En los Juegos de Moscú 80, pese a ausencias tan notorias como las de EEUU,Alemania Occidental, Japón, Canadá, Kenia o China, se contabilizaron 33 nue-vos récords del mundo y sus actos ceremoniales fueron espectaculares, solem-nes y acertados. El soviético Vladimir Salnikov consiguió tres medallas de oroen natación, bajando por primera vez en 1.500 de los 15 minutos. Sus 14.58.27fueron toda una proeza, como la conseguida por la alemana oriental BárbaraKrause en 100 metros libres, al bajar de 55 segundos (hizo 54.79). La parciali-dad de los jueces perjudicó a algunos deportistas, como a los mexicanos CarlosGirón y Daniel Bautista y a la misma Nadia Comaneci, que sólo consiguió dosmedallas de oro, siendo superada por la soviética Davidova. Los británicosSteve Ovett y Sebastian Coe protagonizaron un duelo personal y deportivo ad-judicándose, respectivamente, las pruebas de 800 y 1.500216.

El atletismo femenino se convirtió, en Moscú, en una confrontación entre laUnión Soviética y la República Democrática Alemana, con un tercer invitado encalidad de pariente pobre, que fue el resto del mundo. En estos Juegos, la dis-tancia mayor para las carreras femeninas fue 1.500 metros, cuando en encuen-tros y campeonatos de Europa ya se disputaba la prueba de 3.000 metros.

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216 CHANDLER, William. Op. cit., pág. 70.

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Habría que esperar cuatro años, hasta los Juegos de Los Angeles, para que seincluyesen pruebas de fondo para mujeres, haciendo su aparición el 3.000 y lamaratón pero todavía no las distancias intermedias, como el 5.000 y el 10.000.El finlandés Tomi Poikolainen ganó medalla de oro en tiro con arco proclamán-dose como el vencedor olímpico más joven de su país y el excelente boxeadorcubano Teófilo Stevenson con imparable racha triunfal consigue la tercera me-dalla de oro olímpica en la máxima categoría. La mascota de los Juegos, el ositoMisha, fue un permanente símbolo de ternura y simpatía que llevó a la emocióncuando en la jornada de clausura apareció en la gigantesca pantalla electrónicadespidiéndose de los presentes resbalándole por el rostro un grueso lagrimón.El programa cultural montado y desarrollado antes y durante los Juegos a tenorde la tradición y sensibilidad del país fue rico y variado.

Juan Antonio Samaranch era elegido en Moscú para ocupar la Presidenciadel COI. Desde sus inicios como practicante deportivo en las modalidades deHockey, Boxeo y Fútbol había recorrido una larga serie de mandatos como di-rigente deportivo en los que adquirió singular experiencia. Delegado Nacionalde Deportes y Presidente del Comité Olímpico Español (1967 – 1970), Jefe deMisión en los Juegos Olímpicos de Cortina D’Ampezzo (1956), Roma (1960),Tokio (1964). Miembro del COI desde 1966, Jefe de Protocolo del COI (1968 –1970), Miembro del Comité Ejecutivo (1970 – 1979) y Vicepresidente (1974 –1978).

Una sutil diplomacia, férrea voluntad y prodigiosa capacidad de trabajo eranlas características fundamentales del séptimo Presidente del COI. Bajo su man-dato frenó las algaradas políticas generadoras de los boicots, visitó en agota-dores viajes las sedes de los CONs, terció con justo humanitarismo en elproblema racial de Suráfrica y gestionó abundantes ingresos en la Tesoreríadel COI, con los que planificar generosos programas de ayuda a los CONs delas naciones más necesitadas.

Su total y permanente dedicación al cargo, fácil acceso y trato acogedor legranjearon el total reconocimiento de la familia olímpica que lo valoró comoel más destacado Presidente del Comité Olímpico Internacional, después desu fundador.

Uno de los más novedosos acuerdos adoptados en la 82ª Sesión del COIen Lake Placid fue el de crear una Comisión encargada de la valoración y es-tudio de la propuesta griega realizada por el Presidente de la República Cons-tantinos Karamanlís, para la creación en suelo heleno de unas instalacionespermanentes en donde poder organizar las sucesivas ediciones de los Juegos.Tal enclave gozaría de neutralidad y extraterritorialidad y ofrecería las ventajasde un reducido coste de mantenimiento, evitar motivaciones a la absurda plagade los boicoteos y perfeccionar eficaces medios de seguridad contra la locurasalvaje de la lacra terrorista. La Comisión presidida por Louis Girandou N’Diaye,miembro del COI por Costa de Marfil e integrada por James Worrall (Canadá),Pedro Ramírez (México) y Nikolaos Nissiotis (Grecia) estudió la ilusionada pro-

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puesta griega, que al final quedaría archivada en el tiempo como un románticoproyecto que, de aceptarse, provocaría en contraposición a sus aspectos posi-tivos la inevitable pérdida del talante internacionalista de los Juegos con superiódica y viajera ronda cuadrienal.

En el XI Congreso Olímpico desarrollado en Baden-Baden entre los días 23al 28 de septiembre de 1981, entre otros importantes acuerdos se adoptó el deincluir para la próxima edición de los Juegos en 1988 al tenis, en la sola mo-dalidad individual para ambos sexos, así como al tenis de mesa. Al mismotiempo y muy de acuerdo con el talante culturalista del nuevo Presidente, seadopta la decisión de reorganizar el Museo Olímpico cerrado desde hacía va-rios años, así como construir una amplia y nueva sede para el mismo, cuyosplanos y estudio son encomendados al prestigioso arquitecto mexicano PedroRamírez Vázquez, miembro del COI217

El 8 de julio del mismo año el Consejo Federal Suizo mediante un Decreto,reconoce al COI personalidad jurídica, otorgándole con ello los derechos y li-bertades garantizadas en el ordenamiento jurídico nacional del país y al mismotiempo le otorga un estatuto particular en reconocimiento a sus actividadesuniversales y su carácter específico de institución internacional218.

La localidad norteamericana de Lake Placid repite como sede olímpica des-pués de los terceros juegos aquí organizados en 1932. El gran triunfador de laedición es el americano Eric Heiden que copa las cinco medallas de oro depatinaje de velocidad masculino. El ruso Nikolay Zinyatov consuma el prodigiode vencer en tres pruebas de esquí nórdico, las de 30 kms y 50 kms y relevos4x100 y en hockey sobre hielo los americanos arrebatan a los soviéticos su tra-dicional primacía en la prueba.

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217 84ª Sesión del COI Revista Olímpica 1981, pág. 629.218 El Estatuto Internacional del COI Revista Olímpica 1981, pág. 641.

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6 EL ESPLENDORXXIII Los Ángeles 1984 (Sarajevo)

XXIV Seúl 1988 (Calgary)

XXV Barcelona 1992 (Albertville)

XXVI Atlanta 1996 (Lillehamer 1994)

XXVII Sydney 2000 (Nagano 1998)

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De izquierda a derecha y de arriba abajo, el fornido atletabritánico Daley Thompson, holgado vencedor en la pruebade decatlón. Abajo a la izquierda, el también británico Se-bastian Coe, vencedor en los 1500 m lisos, y a la derechael Presidente Samaranch felicita a Carl Lewis (USA) queen atletismo, igualando la hazaña de su hermano de razaJesse Owens, venció en 100 y 200 m lisos, 4x100 y saltode longitud.

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XXIII. Los Ángeles 1984Para los Juegos de 1984 la candidatura de Los Ángeles se presentó en soli-

tario y la adjudicación obviamente no ofreció dudas219. El astronómico coste aque ascendió el gasto originado por las dos anteriores ediciones olímpicas fueel elemento disuasorio determinante para cualquier tipo de concurrencias.Montreal generó un coste de quinientos ochenta mil mil millones de dólares ylo invertido para Moscú se calculó en cifra aproximada a los nueve mil millo-nes. El mérito alcanzado por los patrones olímpicos americanos es el de haberdescubierto un revolucionario mecanismo de financiación a través de la inver-sión privada220.

Por esta razón cuando Los Ángeles fue designado los organizadores de losJuegos sabían que no habían de contar con ningún tipo de ayuda oficial y, sibien es cierto que parte importante de las instalaciones existían ya como elMemorial Coliseum, escenario de los Juegos de 1932, fue preciso no obstante,realizar toda una serie de obras de acondicionamiento y actualización, y, des-pués de cerrados los gastos, los Juegos de 1984 produjeron un superávit dedoscientos cinco millones de dólares. Todo un récord económico-olímpico.

La colaboración del voluntariado olímpico dio también el récord de parti-cipación, con 45.000 ilusionados colaboradores gratuitos, y la partida de re-caudación por la retransmisión televisiva alcanzó también otro récord históricoal sobrepasar la cifra de los trescientos millones de dólares. El acoplamientodel heterogéneo grupo de factores que dio un tan positivo balance económicotuvo un nombre como protagonista de tan mágicos aciertos, que fue el de PeterUeberroth, Presidente del Comité Organizador (LAOC)221.

Pero en los Juegos de 1984 había de tener lugar también la segunda y es-perada secuencia del boicot olímpico iniciado de forma múltiple cuatro añosatrás. El 9 de mayo de aquel año, la URSS comunicaba de forma oficial su de-cisión de no acudir a Los Ángeles bajo el pretexto pueril de la inseguridad queofrecía a su delegación la histeria antisoviética que se respiraba en EstadosUnidos. El pronunciamiento decisivo de la nación cabeza de serie trajo consigoun cúmulo de adhesiones en cadena, que secundaron la decisión y así Bulgaria,República Democrática Alemana, Vietnam, Laos, Mongolia, Afganistán, Hungría,Polonia, Cuba, Yemen del Sur, Etiopía, Corea del Norte y Angola se unieron alboicoteo222.

A nivel competitivo los Juegos de la XXIII Olimpiada se iniciaban como losanteriores con una elevada tasa de devaluación por ausencias. Pero en el as-

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219 FLEURIDAS, C. Les Jeux Olimpiques, pág. 70.220 CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 76.221 DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos. La larga marcha XXIII.222 GRAUPERA, María Hortensia. Olimpismo y Política, págs. 253 a 260.

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pecto sociológico, la maniobra política de la importante ausencia produjo efec-tos diversos en los dos bloques y así mientras en Rusia y otros países la deci-sión final de boicoteo fue motivo de desaliento y frustración en una generaciónde atletas que con elevado sacrificio se habían venido preparando para el granacontecimiento, en EEUU, por el contrario, los reiterados triunfos norteameri-canos propiciados en gran medida por ausencias de cualificadas figuras fueronadoptados como un síntoma de supremacía mundial, generador de un exacer-bado nacionalismo, y la bandera norteamericana, en todo tipo de tamaños ygrabada en los instrumentos y útiles más diversos, aparecía por doquier223.

En prevención de trágicos acontecimientos como los de Munich, las medidasde seguridad adoptadas para la vigilancia y control de la Villa Olímpica fueronextremas. Los cerca de 8.000 atletas pertenecientes a los 141 países participan-tes fueron custodiados estrechamente por 20.000 vigilantes, entre policías, sol-dados y guardas, y 100 helicópteros sobrevolaron constantemente la zona,completando así unas medidas prudentes en exceso que restaron espontanei-dad y libertad a la reunión de la familia olímpica.

El traslado del fuego olímpico desde Olimpia, según el proyecto concebidopor los organizadores, fue motivo de aguda controversia. El criterio eminente-mente utilitario del Presidente del Comité, Peter Ueberroth, así como el del Di-rector General, Harry Usher, les llevó a concebir el plan denominado YouthLegacy Kilometer (Kilómetro Patrimonio de la Juventud), según el cual todo elrecorrido que debía hacer el fuego olímpico por territorio norteamericano seríasubastado de manera que el que quisiera ser portador de la llama durante unkilómetro debería abonar a la organización una suma equivalente a dos milcuatrocientaos cincuenta dólares. Con el dinero recaudado de esta manera seformaría un fondo destinado a promover el deporte entre la juventud estadou-nidense aún no federada224.

A la idea así concebida se le dio inmediatamente publicidad a través de losdiferentes canales de radio y televisión, así como con la edición de folletos ex-plicativos sobre la intención y finalidad del proyecto, acompañado de charlas,coloquios y conferencias. De diferentes puntos del país comenzaron a llegarpropuestas para cubrir distintos tramos de la carrera, previo pago de la sumaanticipada. Pero cuando el Comité Olímpico Griego tuvo conocimiento de ladimensión económica que se preveía dar al simbólico recorrido de la antorcha,manifestó su profundo desagrado, amenazando con no permitir el traslado delfuego olímpico.

En fecha 27 de noviembre de 1983, el Comité Olímpico Griego puso en co-nocimiento del Presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan AntonioSamaranch, el estado de las cosas y su alarma por lo que consideraban mer-

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223 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 78.224 DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 153.

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cantilización inaceptable de uno de los símbolos más genuinos de la gran fiestaolímpica. Tensas reuniones tuvieron lugar durante los meses de febrero, marzoy abril de 1984 entre el LAOC y el Comité Olímpico Griego, animadas por ex-tensas campañas de prensa de periódicos helénicos y norteamericanos. Al final,a escasos días del comienzo de la tradicional ceremonia en Olimpia, ambaspartes llegaron al acuerdo de trasladar el fuego de Olimpia a Atenas en heli-cóptero y de Atenas a Nueva York en avión. El resto del programa del recorridopor suelo norteamericano se realizará según lo habían concebido los organi-zadores.

El fuego olímpico para los Juegos de Los Ángeles recorrió 15.000 kilómetros,fue portado por 3.436 corredores y generó una suma de beneficios superior alos ocho millones de dólares225.

Uno de los secretos mejor guardados de estos Juegos fue el nombre delatleta encargado de hacer la última posta del relevo y encender el pebetero enel Memorial Coliseum: Rafer Johnson. Este ex decatleta de raza negra recibióla antorcha de manos de Gina Hemphill, cuyo único mérito para portar la an-torcha dentro del Estadio era el de ser la nieta del mítico Jesse Owens226.

Paralelamente a la preparación de los Juegos se llevó a cabo un sinfín deactividades culturales bajo el nombre de Olympic Arts Festival, como mediode fusión de las culturas oriental y occidental. Estas actividades incluían teatro,ópera, danza, cine, conciertos y exposiciones de pintura, todo ello de la másvariada índole y para los gustos más dispares. Allí se dieron cita artistas tanheterogéneos como Merce Cunningham, Plácido Domingo, la Orquesta de Cá-mara Nacional de China o el Théâtre du Soleil.

La ceremonia inaugural fue una vez más el claro exponente de la cultura,la historia y la mentalidad del país anfitrión. El productor de más de 500 pelí-culas David Wolper fue el encargado de dirigir el gran espectáculo que seríapresenciado por televisión por más de 2.500 millones de espectadores.227

Las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos costaron más de cincomillones de euros. En la primera, la preparada por Wolper, millones de globosblancos y dorados ascendieron al cielo, mientras que un multitudinario con-junto integrado por más de diez mil ejecutantes, entre los cuales había ochentay cuatro pianistas, evocarían las peripecias históricas de la nación americanajunto con sus mitos de celuloide y la ficción científica a través de la evoluciónde su música, desde los primitivos espirituales negros sureños hasta el modernobreakdance, pasando por los temas de películas famosas. El gran ausente dela ceremonia inaugural fue el águila “Bomber” una rapaz majestuosa e inteli-

225 DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 156. Revista Olímpica 1984, pág. 246.226 DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica. En Mensaje Olímpico nº 30, agosto de 1991, págs. 26-35.227 Los Juegos de la XXIII Olimpiada, R.O. 1984, págs. 603 y 604.

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gente que había sido entrenada durante un año para sobrevolar el Estadio enla solemne sesión. El fallecimiento repentino de la rapaz cuatro días antes dela inauguración obligó a un rápido cambio en el programa y el golpe de efectocorrió a cargo del “rocketman” que con la más fantástica de las ideas llegó alcentro del estadio autopropulsado, como si de espectacular vuelo cósmico setratase, cautivando con su insólita aparición a los casi cien mil espectadores.Una ceremonia del más puro estilo cinematográfico, con toda la grandiosidady el colorido que caracterizaron a los musicales de Hollywood228. El PresidenteReagan desde una cabina de cristal blindado, pronunció las palabras de rigory los Juegos comenzaron, Edwin Moses el excelente atleta norteamericano decolor, figura mundial en la distancia de 400 m. vallas y medalla de oro en laprueba, en los Juegos de Montreal, fue el deportista elegido para prestar el ju-ramento olímpico en nombre de los competidores. La trascendencia solemnedel momento, alteró su memoria, olvidándose parte de la fórmula juratoriaque, entre titubeos y silencios, redujo a muy breves palabras. Pero la intenciónbastó.

A pesar del boicoteo, los Juegos de Los Angeles no estuvieron faltos de lo-gros y récords. Carl Lewis igualó la hazaña de su hermano de raza Jesse Owensy sin esfuerzo aparente consiguió la medalla de oro en 100, 200 4x100 y lon-gitud229. Otro yanki de color el referido Edwin Moses triunfó con autoridad enlos 400 metros vallas, consiguiendo en la prueba su victoria consecutiva nú-mero 105 y repitiendo el éxito que ocho años atrás obtuviera en Montreal. Elcorpulento japonés Yasuhiro Yamashita luchando contra la adversidad de unalesión y cojeando ostensiblemente fue eliminando a todos sus contrincanteshasta adjudicarse el triunfo en el “open” de judo, y la rumana Maricica Puicatriunfó en la prueba de los 3.000 metros, contra pronóstico, dejando atrás a labritánica Zola Budd, a quien se le imputó por el público la caída en la pistade la favorita local Mary Decker230. El fornido atleta británico Daley Thompson,se proclamará como el atleta más completo de los Juegos al ganar holgada-mente el decatlón.

Los Juegos de Los Ángeles también pasarán a la historia del deporte, porser los primeros en los que se incluyó la carrera de maratón en el programaolímpico femenino. Fue ésta una prueba dramática donde el calor y la hume-dad hicieron estragos entre las corredoras. La atleta suiza Gaby Andersen-Schiess entró en el estadio deshidratada y exhausta protagonizando, con suinterminable esfuerzo para conseguir llegar a la meta, el incidente deportivomás patético de los últimos tiempos. Mientras, Joan Benoit, ganadora de laprueba, pasará a la historia como la primera vencedora de un maratón olímpicofemenino e igualmente la joven marroquí Nawal El Moutawakel como la primera

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228 CHANDLER, Richard. Op. cit., pág. 72.229 CHANDLER, Richard. Op. cit., pág. 73.230 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos pág. 81.

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Joan Benoit (USA) ganó la maratón femenina disputada por primera vez.

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mujer árabe vencedora con medalla de oro olímpica. Las carreras sobre 3.000y 4.000 m. vallas femeninos también se disputaron en estos Juegos por primeravez y Carlos Lopes, el enjuto maratoniano portugués, también ganará en laprueba la primera medalla de oro para su país.

Durante la 87ª Sesión del COI habida en Sarajevo, en el transcurso de losJuegos de Invierno, se acordó como innovación en el protocolo olímpico en-tregar la bandera olímpica al alcalde de la ciudad organizadora de la próximaedición durante la ceremonia de clausura de los Juegos precedentes, insigniaque ha de ser encerrada en preeminente edificio público durante el períodoorganizativo previo231 y nueve meses más tarde entre los días 7 y 8 de noviem-bre del mismo año, los Comités Olímpicos Nacionales reunidos en AsambleaGeneral en la ciudad de México, proclamarán una Declaración solidarizándoseen contra de los boicoteos, repudiando la situación racista de algunos paísesy proponiendo una flexibilización de la norma 26 a tenor de las grandes exi-gencias del deporte de alta competición232.

Por su parte el COI consciente del arraigo que dentro del escenario olímpicohabía adquirido la absurda y disparatada lacra de los boicoteos, en la 89ª Se-sión, habida en Lausana a comienzos de diciembre del mismo año y constituidaal efecto como una Sesión Extraordinaria para el estudio del futuro del movi-miento olímpico, aprobó una enérgica declaración por la que, condenando elinjusto castigo que con el boicoteo se imponía a los atletas, víctimas directase inocentes de las irracionales maquinaciones políticas, responsabilizaba ofi-cialmente de tales hechos, a los Comités Olímpicos Nacionales en cuestión,con amenaza de exclusión y recordaba y advertía de forma tajante, que el únicoorganismo competente para determinar si en una edición de los Juegos se cum-plían o no los postulados de la Carta Olímpica, era el Comité Olímpico Inter-nacional, con facultades totales, exclusivas y excluyentes233.

El 17 de octubre de 1985 la Comisión para el Movimiento Olímpico del COIadmitió los principios sentados en el denominado “Código del Atleta”, norma-tiva elaborada por la Comisión integrada por Alexandru Siperco, Raúl Mollet yBoris Stankovic por la que proponían un cambio sustancial en las condicionesparticipativas de los atletas de alta competición en los Juegos, facultando comojueces exclusivos para estos extremos a las Federaciones Internacionales y pro-hibiendo solamente de forma oficial en el deporte olímpico el uso del dopajeo la violencia234.

Un último acuerdo importante habría de adoptarse dentro del espacio de laOlimpiada relativa a la sucesión del Calendario de los Juegos de Invierno res-

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231 Revista Olímpica 1984, pág. 594.232 Declaración de México. Puntos 3, 7 y 15. R.O. 1984, págs. 967, 968 y 969.233 Resolución de la 89ª Sesión. R.O. 1985, pág. 17.234 MOLLET, Raúl. El Código del atleta, R.O. 1986, pág. 81.

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pecto a los Olímpicos. En la 91ª Sesión desarrollada en Lausana el 14 de octu-bre de 1986, se decidió la modificación de la Norma 5 de la Carta Olímpica,estableciendo que sería la XXV Olimpiada la última en la que se celebren todoel calendario competitivo de ambos Juegos dentro del mismo año, alternándosea partir de entonces cada dos años unos y otros con período de inicio en 1994con ocasión de los XVII Juegos de Invierno que ulteriormente habían de otor-garse a la localidad noruega de Lillehamer en la 94ª Sesión del COI en Seúl en1988. Se rompía así una tradición mantenida desde 1924235.

Tensos forcejeos se sucedieron también a lo largo de todo el período en lasmaquinaciones de las dos Coreas, respecto al protagonismo participativo quela República Democrática y Popular de Corea (Corea del Norte) pretendía teneren la organización de los Juegos de la XXIV Olimpiada adjudicadas a Seúl. ElPresidente Samaranch hubo de emplearse a fondo en la excepcional faceta desu sutil diplomacia para acabar adoptando una firme solución ante la sinuosatrayectoria de los coreanos norteños236.

XXIV. Seúl 1988Durante el XI Congreso Olímpico celebrado en septiembre de 1981 en

Baden-Baden, la candidatura de la ciudad coreana de Seúl, venció contra todopronóstico a la de la ciudad japonesa de Nagoya por 52 votos contra 27237. Ladecisión del alto organismo olímpico suponía un difícil reto para el movimientoque dirige, habida cuenta que la Península de Corea dividida en dos estados:Corea del Norte y del Sur, ambos eran claros exponentes de dos sistemas so-ciales contrapuestos238. Las presiones políticas no se hicieron esperar obligandoa emplearse a fondo al Presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, quiendespués de derrochar sus excepcionales dotes diplomáticas ante las pretensio-nes de los coreanos del norte, que pretendían de forma no clara ser sede devarios deportes, optó por tomar una postura firme recordando a todos que losJuegos de la Olimpiada se habían adjudicado a Seúl y ésta en definitiva seríala cita oficial de la familia olímpica239. En aislada rabieta de despecho, Coreadel Norte decidió no acudir a Seúl, en postura tan insolidaria como absurda,en la que sólo fue secundada por Cuba.

Corea, el antiguo reino de Chosun, se catapultaba así a la primera línea dela atención mundial conociéndose su nombre y ubicándose geográficamentesu existencia para muchos millones de personas, como con anteriores sedes

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235 Acuerdos de la 91ª Sesión del COI, R.O. 1986, pág. 651.236 Revista Olímpica 1986, pág. 368; 1987, pág. 446 y 1988, pág. 407.237 Sna-Ho-Cho. ¿Por qué los Juegos de Seúl?. R.O. 1981, pág. 527.238 Los acuerdos de la 84ª Sesión del C.O.I., R.O. 1981, pág. 629.239 Tercer encuentro de las dos Coreas, R.O. 1981, pág. 368.

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ocurriera, merced al dato rutilante de ser sede olímpica. Hasta el momento elcamino no había sido fácil. El aislamiento político del país respecto al bloquesocialista y la carencia de fluidos contactos internacionales, lo hacían dependermayoritariamente de la ayuda y estrechos contactos mantenidos con EEUU sugran valedor político y militar. Para el tesonero Yong-su Park, alcalde de Seúl,la empresa fue obsesivo empeño desde un 18 de abril de 1979, día en que seadoptó la decisión de presentar la candidatura durante un concurrido banqueteorganizado en el lujoso hotel Lotte. Park Chung-hee, el todopoderoso Presi-dente de la nación, con un liderazgo consolidado próximo a las dos décadas,fue convencido de la bondad del proyecto así como el resto de los miembrosdel Gobierno, que captaron la importancia de la empresa económicamente po-sible, dado el auge económico del momento y altamente rentable, en razón ala publicidad y propaganda política que de ello se podía extraer. Chun DooHwan sucederá en el empeño al Presidente Chung-hee, misteriosamente ase-sinado por uno de sus más cercanos colaboradores, poniendo el nuevo man-datario renovado empeño en la ilusionante empresa. Gigantescas obras deremodelación se trazaron sobre la ciudad y su entorno. Se renovó trescientoskilómetros de calles, y se canalizó el río Han, foco de infecciones, mosquitosy malos olores para transformarlo en uno de los ríos más bellos del mundo.Un majestuoso y extenso “parque olímpico” se diseñó para albergar las escul-turas de autores destacados en donde se plantaron 95.000 árboles y una vezallanados, drenados y acondicionados una larga extensión de terrenos baldíosubicados al sur de la capital, en ellos se levantó un esplendoroso complejo deinstalaciones de excepcional calidad, elevado costo y espectacular diseño. Lasociedad coreana entera fue instruida del compromiso cosmopolita que se ad-quiría, y la seguridad fue una de las grandes protagonistas del lance olímpicocon 120.000 policías, 540.000 soldados surcoreanos y 40.000 norteamericanosen permanente estado de alerta. La cadena norteamericana N.B.C. se adjudicóla retransmisión de los Juegos con astronómica oferta que desbancó a su tra-dicional competidora la A.B.C. y la piscina olímpica por exigencias técnicas detransmisión de imagen fue cubierta con un techo de cristal evitador de rever-beraciones240.

El primer récord batido en 1988 fue la participación masiva. Después detres Juegos precedentes devaluadas y deslucidas por los absurdos boicoteos,en Seúl se congregaron 160 Comités Olímpicos que enviarían a competir a9.147 atletas, doble plusmarca participativa que auguraba buenos presagios241.

Las ceremonias de inauguración y clausura fueron una vez más un expo-nente directo de la cultura del país y expresaron de forma colorista, esplendo-rosa y simbolista la sutil y refinada tradición del mundo oriental. En el desfileinaugural, fue especialmente aplaudida la delegación española que encabezaba

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240 LÓPEZ, Fernando. Los Juegos Olímpicos. La larga marcha XXIV.241 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 82.

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En las imágenes superiores, arrancada y llegada a la meta en la carrera de 100 m lisos ganaba holgadamente conrecord mundial por el canadiense Ben Johnson, que ulteriormente sería descalificado por dopaje. A la izquierda labella y coqueta atleta yanqui Florence Griffith, oro en 100, 200 y 4x100 y plata en 4x400 y a la derecha el tambiénnorteamericano Carl Lewis, oro en 100 y salto en longitud y plata en 200m.

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como abanderada la Infanta Cristina, concursante de vela, que representaba endefinitiva a Barcelona y España como la próxima sede de los Juegos de 1992.La antorcha olímpica hizo su entrada en el Estadio de Chamsil en manos delveterano Kee-Chung Sohn, vencedor de la Maratón en los Juegos de Berlín, yel diminuto Tae-woon-Yoon, nacido el 30 de septiembre de 1981, el mismo díaque se otorgan los Juegos a Seúl, empujó un simbólico aro sobre el inmensocésped, escenificando con ello los ciclos de rotación del planeta tierra242.

Diecinueve récords mundiales y cuarenta y siete olímpicos fueron claro ex-ponente del nivel deportivo alcanzado en la competición. Sin embargo, losJuegos de Seúl irán identificados con la plaga del dopaje, contra la que el COItomó radical postura por considerar tal hecho, no sólo un gravísimo peligropara la salud del deportista, sino también una trampa ruin. Ben Johnson, elatleta canadiense de color de origen jamaicano, fue descalificado por dopaje,después de conquistar la medalla de oro y batir el récord del mundo en los100 lisos. Los análisis detectaron en su orina una de las sustancias prohibidas:el estazonolol243. Un gran escándalo estalló a nivel mundial. Una pareja de atle-tas americanos de color son las grandes figuras en atletismo. La bella y coquetaFlorence Griffith, medalla de oro en 100, 200 y 4x100, y plata en 4x400, y CarlLewis, oro en 100 metros y salto de longitud, y plata en 200 metros. La alemanaKristin Otto consiguió seis medallas de oro en natación, proeza nunca logradapor una mujer, y otra mujer, Rosa Mota, gana la primera medalla de oro feme-nina para Portugal. El soviético Vladimir Salnikov, ganó su segunda medallade oro en natación en los 1.500 m. estilos libre y el tiro con arco es copadopor tres jovencísimas coreanas Soo-Nyung Kim, Hee-Kyung Wang y Young-Sook Yun que ocuparon los tres primeros puestos. El levantador turco NaimSuleymanoglu en la categoría de hasta 60 kilos estableció seis récords mun-diales en su camino hacia la medalla de oro, en deporte, en el que se retiró enpleno el equipo de Bulgaria ante la descalificación de varios de sus miembrospor dopaje, y el tenis vuelve a ser otra vez deporte olímpico desde su últimainclusión en 1924. El tenis de mesa disputado como olímpico por primera vez,enfrentará en las finales femeninas simples y dobles a China y Corea y el ca-nadiense Lawrence Lemieux tendrá un gesto del más puro fair play olímpicoen la regata de Finn individual al acudir en auxilio del timonel de la tripulaciónde Singapur que se había caído al agua, retrasándose con ello notoriamenteen la prueba.

Los Juegos de la XXIV Olimpiada, se cerraron con éxito histórico junto conla candente realidad del señuelo temido y comprobado, del uso generalizadode drogas estimuladoras del rendimiento deportivo. Ben Johnson, fue la des-cubierta punta del iceberg de una peligrosa plaga alteradora del básico prin-

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y OlimpiadasEl olimpismo

242 La armonía y la paz más allá de las fronteras, R.O. 1988, pág. 489.243 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y el doping como fraude y violencia en el deporte. Academia Olímpica Española, XXII

Sesión, pág. 75 y ss.

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cipio de igualdad de oportunidades en el trance de la confrontación deportiva.Años más tarde, varios de los rutilantes astros del atletismo en Seúl, habríande ser imputados de fraude por el uso sistemático de drogas, como fueron, enla prueba reina de los 100 metros lisos, los que habrían de ganar los dos pri-meros puestos tras la descalificación de Ben Johnson, el británico Linford Chris-tie244, y el yanqui Carl Lewis, a quien su CON le permitió participar pese a suscomprobados dopajes245. La misma Florence Griffith, que automáticamente seretiró de la competición, finalizados los Juegos y posiblemente ante la inme-diata aprobación de los controles anti-dopaje por sorpresa, habrá de dar dra-mático testimonio y ejemplo, de una muerte prematura, generada su causa porel sistemático dopaje246. En persecución de la temida y comprobada realidad,el COI junto con el Gobierno Canadiense, había organizado entre el 26 y el 29de junio de ese año 1988, en Ottawa, la Primera Conferencia Mundial perma-nente de la lucha contra el dopaje, al objeto de adoptar una estrategia común,a la que se adhirieron todas las naciones deportivas.

Tal acuerdo aprobado durante la 94 Sesión del COI dio pasó a la II Confe-rencia de Ministros de Deportes, en Moscú, entre los días 21 al 25 de noviembredel mismo año, en la que participaron ciento trece países y se aceptó por una-nimidad la Carta Olímpica Internacional contra el Doping en el Deporte, entrecuyos acuerdos, figuraban como uno de los más decisivos, el de la creaciónde una Comisión de expertos encargados de efectuar análisis por sorpresa. Va-lorando las causas de tan generalizado mal, Alejandro de Merode, considerabaque el deportista de alto nivel se ha convertido en un trabajador como losdemás y de ahí que las Federaciones en su obsesiva proliferación de compe-ticiones deberían de descansar un poco más247.

En el terreno de la pedagogía olímpica y deportiva, cobra especial arraigoen el periodo, la Escuela Itinerante de Administración Deportiva, aprobada sucreación por la Comisión Ejecutiva del COI, en su Sesión de México en 1984,y con actuación inicial en 1986, con dos cursos pilotos en Jamaica y Zambia.Como instrumento de la Comisión de Solidaridad Olímpica, que a su vez habíasido creada en 1961, la Escuela Itinerante vino a llenar un importante vacío deconocimientos acerca de la estructura olímpica y deportiva, crónico sobre todo,en un elevado número de CONs de países pobres. Las enseñanzas de los ex-pertos de la Escuela, tenían como objeto, la capacitación de los dirigentes de-portivos de las Federaciones y los CONs, tratando toda una compleja serie

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244 FRANCESCUTTI, Pablo: El COI propone usar el análisis protónico para detectar el dopaje genético en atletas. La Razón,14 de junio del 2000

245 El Acuerdo de París. R.O. julio-agosto 1994, pág. 283246 TORO, Carlos: Florence no es la única sospechosa. El Mundo, 24 de septiembre de 1998

Murio Florence Griffith. Sport, 22 de septiembre de 1998, págs. 44 y 47CAMINO, Marta: Griffith demasiado rápida, Marca, 23 de septiembre de 1998DURÁNTEZ, Conrado; Consideraciones Éticas sobre el Dopaje. Conferencia Internacional sobre el Dopaje, Madrid 15 denoviembre de 2002

247 Segunda Conferencia de Ministros del Deporte en Moscú. R.O. 1988, Pág. 668.

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La prodigiosa nadadora Kristin Otto (RDA) consumó la hazaña de ganar seis medallas de oro en natación, proezahistórica del gremio femenino.

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temática de especial significado (historia del olimpismo, símbolos y emblemas,fair play, doping, violencia y deporte, la mujer y el deporte, los medios de co-municación, relaciones de los gobiernos y el deporte, la estructura de las Fe-deraciones y los CONs etc.) Sistematizadas las materias a tratar, en un Manualde doscientas setenta páginas en tres idiomas, (francés, inglés y español), lasenseñanzas y conocimientos en él plasmadas, constituyeron una inapreciablefuente de información, sobre trascendentales materias semi-desconocidas o ig-noradas248.

Con la misma finalidad de pedagogía olímpica, tiene lugar en Madrid entrelos días 20 al 24 de junio, la Primera Reunión o Congreso de la Asociación Ibe-roamericana de Academias Olímpicas, cuyo objetivo era el impulso de la edu-cación olímpica en el área idiomática y cultural ibérica, utilizando el vehículocomún del idioma, así como también y de una forma muy especial cooperaren la creación y funcionamiento de Academias Olímpicas en los países delárea que aún no las tuvieran249.

Un año más tarde, entre los días 12 al 16 de junio, de 1990, tuvo lugar elSegundo Congreso de la AIAO también en Madrid, con la asistencia de quincerepresentantes que redactaron y aprobaron los Estatutos fundacionales y eli-gieron la Junta directiva250. En 1996, la AIAO fue oficialmente reconocida porel COI, siendo la única Institución de este tipo hasta el momento, figurandoinserta en el Repertorio Olímpico, entre las entidades dedicadas a la educacióny difusión del ideario olímpico, junto con la Academia Olímpica Internacional.

La AIAO celebra Congresos bianuales para la contrastación de sistemas detrabajo en su tarea pedagógica en los que se hace también balance de los lo-gros conseguidos en este campo, durante el bienio precedente, editándoseActas que recogen los datos, sugerencias e intervenciones, imprimiendo ade-más publicaciones sobre temática olímpica, que son distribuidas entre los vein-tiseis países que en el año 2003 integran la Asociación. La AIAO viene a sertambién la primera institución panibérica de la historia y sus Congresos hantenido lugar en Madrid, (1992 y 1994), Santa Fe, España (1996), Antigua, Gua-temala (1997), Vigo, España (1998), Huelva, España (2000), León, España(2002), San Juan, Puerto Rico (2004), Sevilla, España (2006), Logroño, España(2008), Lima, Perú (2010), Madrid, España (2012), Guatemala, Extraordinario(2013), Lisboa, Portugal (2014)251.

El XVII Congreso tendrá lugar en el 2016 en la ciudad de Bogotá (Colom-bia).

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248 ROUKHADZE Marie Hélène: Balance de un estreno, R.O. 1968, pág. 180249 Seis Academias para un aniversario, R.O., 1998, Pág. 359250 Asociación de Academias Olímpicas Iberoamericanas. R.O. 1990, pág 516.251 DURÁNTEZ, Conrado. Olimpiadas. Huelva 2002, páginas 115 y 121.

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Durante el espacio cronológico de la Olimpiada, dos acontecimientos im-portantes habrían de afectar de forma muy positiva, al Continente Africano. Elprimero fue la puesta en marcha en Somone, a sesenta kilómetros de Dakar,capital del Senegal, del proyecto Olimpafrica, experiencia piloto de instalacióndeportiva de esquemática estructura, pero facilitadora de los elementos básicospara la práctica deportiva. Cofinanciado por el COI y la UNESCO, al acto in-augural de presentación del proyecto, asistieron los respectivos mandatariosde ambas instituciones, Juan Antonio Samaranch y Federico Mayor Zaragoza,que trazaron planes de futuro para que una experiencia similar fuera implan-tada, en otras regiones de África, así como en Asia e Iberoamérica252.

En otro sentido, la sanción de exclusión olímpica de Suráfrica por apartheid,también es levantada. El problema se remontaba a la década de los sesenta,siendo en los Juegos Olímpicos de Roma, la última vez en los que participó elequipo Surafricano. En 1970, el CON Surafricano, fue excluido del MovimientoOlímpico, al haber implantado el discriminatorio apartheid en su deporte, sis-tema que transgredía palmariamente la Carta Olímpica por su injusto contenidodiscriminatorio.

La Comisión Apartheid y Olimpismo, creada por el COI, siguió vigilante lasincidencias de la situación, tratando de orientar a Surafrica, hacia un cambio desistema, de talante democrático. En 1989, el Presidente surafricano Frederik deKlerk inicia el cambio pedido, poniendo en libertad a Nelson Mandela, legali-zando al Congreso Nacional Africano, y aboliendo el apartheid. La ComisiónApartheid y Olimpismo, recomendó entonces al COI, el reconocimiento del CONprovisional surafricano adoptándose en la 97 Sesión del COI en Birmingham, ladecisión de admisión e invitación a Suráfrica para los próximos Juegos en Barce-lona 1992. Un largo período de pugna y presión, se había cerrado con justicia253.

Otros extremos y sucesos importantes a destacar de los Juegos de Seúl y suOlimpiada, fueron, entre otros, que la organización olímpica en esa faceta cre-matística y negocial que últimamente tanto se calibra y valora en la organizacióny montaje de los Juegos, dejó un beneficio neto de ciento cuarenta millones dedólares254; al Presidente Samaranch, se le otorgó el Premio de la Paz255 por susutil manejo y resolución entre otros extremos, de los conflictos planteados porlas dos Coreas; se organizó la primera Concentración Olímpica de la JuventudPríncipe de Asturias en la Comunidad de Castilla y León entre los días 13 al 21de julio de 1991, destinada a competidores menores de 19 años256; en agosto de1990, la causa de la pedagogía olímpica, acusa la perdida de dos maestros detalla mundial, en las personas de Cleanthis Paleólogos, Vicepresidente de AOI y

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252 En Senegal Olimpáfrica, el deporte a la base. R.O. 1990, página 188253 El regreso del CON Surafricano. R.O.91, Pág. 365.

Apartheid, El COI se mantiene muy vigilante. R.O.. 1990, pág. 122254 En Seúl, El SLOC cierra sus puertas. R.O. 1989, pág. 201255 El premio de la Paz en Seúl al Presidente del COI, R.O. 1990, página 480

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Otto Szymiczek, Decano de la misma y pilar y pieza fundamental de la institucióndesde su fundación257 y en el terreno puramente deportivo y con ocasión delCampeonato del Mundo de Atletismo en Tokio, entre agosto y septiembre de1991, el yanqui Mike Powell, consumaría la hazaña de batir en cinco cm., la pro-digiosa marca que en salto de longitud consiguiera su compatriota Bob Beamonen los Juegos de México 1968, con un salto de 8,90 valorado entonces como unregistro propio del siglo XXI de impensable mejora258.

Mil setecientos cincuenta y nueve atletas pertenecientes a cincuenta ysiete países-nuevo récord de participación se dan cita en la localidad cana-diense de Calgary para disputar los Juegos de Invierno mejor organizadossegún frase del Presidente Samaranch y que ocuparan el lugar decimoquintodel historial olímpico de invierno. Por primera vez el calendario de competi-ciones se amplía a 16 días El equipo soviético de hockey sobre hielo vuelve arevalidar su título de campeón, así como la alemana del este Katarina Witt enpatinaje artístico. El italiano Alberto Tomba gana con autoridad el slalom gi-gante y el especial.

XXV. Barcelona 1992Barcelona acudió al certamen olímpico para Sede de los Juegos de la XXV

Olimpiada, en puja final con otras cinco finalistas, las ciudades de París. Áms-terdam, Belgrado, Birmingham y Brisbane. El aval de su récord histórico devocación olímpica al haber solicitado los Juegos en cinco ocasiones (1924,1936, 1940 y 1972 con Madrid) la fecha emblemática del ´92 como aniversariode la gesta española del descubrimiento de América cumpliendo su quintosiglo y el prestigio histórico y tradición cultural de los dos países ibéricos, queabriendo ignotos caminos marinos circunvalaron el globo, dando al universosu mapa definitivo, y pese a lo cual ninguno de ellos había organizado JuegosOlímpicos, fue todo ello factor decisivo para que en la votación habida el 17de octubre de 1986 en el Palacio lausanés de Beaulieu se adjudicase el patro-nazgo a la ciudad española por amplio margen.

Un minucioso plan de trabajo se trazó desde entonces, llevado a cabo concalculadores planes y tenaz decisión, así como generosas inversiones dinerarias.A través del plan ADO (Asociación de Deportistas Olímpicos) se cultivó al má-ximo el nivel deportivo de los atletas de élite, capacitándolos para una dignaactuación deportiva. En otro sentido, el voluntariado olímpico batió un recordmundial, al sobrepasarse el número de 100.000 inscritos a escasas fechas de laadjudicación de Sede.

El 25 de julio en el histórico estadio de Montjuic tuvo lugar la fastuosaCeremonia Inaugural, presidida por SS.MM. los Reyes de España. Con un re-

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256 Concentración olímpica de la Juventud Príncipe de Asturias. R.O. 1991, pág. 141.257 La Academia Olímpica de luto por la desaparición de sus maestros, R.O.1990,págs. 552 y 553.258 BROUSSARD, Philippe: El vuelo histórico de Mike Powell, R.O. 1991, págs. 514 y 516.

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cord participativo de 172 países, el abigarrado graderío, ocupado por 65.000espectadores, se fundió en jubilosa fiesta. Los mitos mediterráneos e hispá-nicos estuvieron presentes en el magno espectáculo y Goya, Dalí, Miró oCervantes fueron evocados junto con las leyendas de Heracles y la fabulacióndel agua y el fuego. En otro sentido, lo mágico y esotérico estuvo atemperadoen real y magistral interpretación artística por las voces de cantantes españo-les de fama mundial y Montserrat Caballé, Plácido Domingo, José Carreras yTeresa Berganza entre otros, entusiasmaron con su actuación. La calurosaacogida que se dispensó a los equipos participantes en el desfile adquiriótono álgido cuando el numeroso conjunto de España entró en la pista, pre-sidido por la elevada y marcial figura del Príncipe Felipe, concursante envela, que actuó de abanderado portando el sombrero blanco calado hastalos ojos y una feliz y entrañable sonrisa de oreja a oreja. En el ritual esen-cialmente olímpico, dos acertadas innovaciones. La gigantesca bandera olím-pica que cubrió a todos los equipos participantes formados en el centro delEstadio, y el certero flechazo incendiario con el que el arquero Antonio Re-bollo alumbró la llama del gran pebetero.

El cubano Javier Sotomayor ganó el salto en altura en Barcelona con 2,34m.

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En la confrontación deportiva, se destacaron Carl Lewis, que ganará una vezmás en salto de longitud y el relevo de 4x100 con récord mundial. El diminuto yhercúleo levantador turco Naim Suleymanoglu que revalidaría su triunfo de Seúl,en la categoría de 60kg. y el equipo de la N.B.A. el famoso “dream team” quevendrá a recoger en baloncesto una medalla de oro ya de antemano adjudicada.No obstante, la gran figura deportiva ha de ser el gimnasta ruso Vitali Chtcherbo,integrante del Equipo Unificado, con medalla de Oro en concurso general e in-dividual por equipos, barras paralelas, salto de caballo y anillas y plata en caballocon arcos. Merecen ser destacados también, por su resonante trayectoria depor-tiva, los cubanos Sotomayor y Felix Savon, campeones en salto de altura y boxeoen la categoría de pesos pesados respectivamente; y el británico Lindford Christieque ganó la prueba reina de los 100 metros lisos en atletismo.

El equipo español, cuajó una actuación de descollante éxito, hasta el puntoque en los primeros días de competición se habían conseguido ya más medallasde oro que en toda la historia. El caluroso y emulativo apoyo de los espectado-res, el soporte cálido y solemne dado por SS.MM. los Reyes con presencia cons-tante en las zonas de competición y sobre todo la rigurosa preparacióndeportiva llevada a cabo sin regatear esfuerzos, fueron claves del éxito. Consi-guieron medallas de oro Daniel Plaza y Fermín Cacho en atletismo, en las prue-bas de 20 km. marcha y 1.500 metros lisos. Jose Manuel Moreno en ciclismo enel kilómetro contra reloj. Miriam Blasco y Almudena Muñoz en judo en las ca-tegorías de peso ligero y semi-ligero. Martín López Zubero en natación en 200metros espalda y en vela José María Van Der Ploeg en Finn, Luis Doreste y Do-mingo Manrique en Flying Dutchmann, Theresa Zabell y Patricia Guerra en 470femenino y Jordi Calafat y Francisco Sánchez en masculino, así como oro tam-bién el equipo de fútbol y el de hockey femenino. Las medallas de plata fueronpara Antonio Peñalver en decatlón, para Faustino Reyes en Boxeo, Carolina Pas-cual en gimnasia rítmica, Jordi Arrese en tenis individual, Conchita Martínez yArantxa Sánchez en tenis dobles, Natalia Via Dufresne en vela y el equipo dewaterpolo. Consiguieron medalla de bronce, Javier García Chico en salto conpértiga y Arantxa Sánchez en tenis individual femenino.

Los Juegos de Barcelona´92 se cerraron con un éxito deportivo, sociológico,cultural, económico y político y fueron unánimemente evaluados, y así confir-mados por el Presidente Samaranch, como los mejores de la historia.

En la misma antesala del comienzo de los Juegos, el COI entregó por pri-mera vez la Medalla de Oro de las Artes259 restableciendo así, una vieja tradiciónde íntima unión del deporte y la cultura dentro del ámbito olímpico, tradiciónque Pierre de Coubertin logró introducir en los Juegos de Estocolmo en 1912260,y que abría de finalizar tras una azarosa asistencia en los Juegos de Londres

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259 DURAN Y THORNBERG, Pau: Homenaje a una obra olímpica. R.O. 1992. págs 432-435260 COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas. Madrid 1995, pág. 84

KARINI, Fani. El Pentatlón de las Musas. R.O. 1986, pág.. 253

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de 1948261. El premiado en esta ocasión, fue el pintor suizo Hans Erni, nacidoen Lucerna en 1909 y con una deslumbrante trayectoria de creación artística.Autor del famoso mural Olimpia Mito y Realidad que enriquece la sala de Se-siones del Comité Ejecutivo del COI, Erni ha sabido plasmar con genial maes-tría, toda la belleza y vitalidad de los variados lances deportivos, oficializandoen sendos lienzos, las especialidades agonísticas integradoras del calendarioolímpico y las que hoy día, en reproducción cartelística, están distribuidas entodo el mundo262.

La búsqueda de la paz y la concordia a través del olimpismo, con el esta-blecimiento de una Tregua para el paréntesis cronológico de celebración delos juegos, al igual que la que regían en el mundo antiguo, se inicia en Barce-lona. Dos años antes, el mosaico racial y cultural integrado en la nación yu-goslava entró en conmoción, desatándose una guerra fratricida despiadada ycruel, con demenciales objetivos de “limpieza étnica”, en la que son torturadasy exterminadas dolientes masas de población humilde e indefensa263.

El mundo asiste aterrado a un holocausto sañudo y fratricida del que se vanteniendo fragmentarias noticias, que hacen presumir la vergüenza de un horrorhistórico para la humanidad, sin que en la contienda bárbara y despiadadatomen parte, mitigadora eficaz, ningún organismo internacional. Algunos críti-cos veraces razonaban que en Yugoslavia no había petróleo...

El COI se decide a actuar como prudente y objetivo mediador en el agudoconflicto, haciendo uso de su único poder, la fuerza moral que le da la Cartay durante la 99ª Sesión desarrollada en Barcelona, en el discurso inaugural delPresidente, hay palabras de recuerdo para la ciudad olímpica y mártir de Sa-rajevo, sede de los Juegos de 1984, víctima de la feroz contienda, recordandola importancia que para el Movimiento Olímpico tiene el que la guerra no im-pida a los atletas su participación en los Juegos264.

El 21 de julio de 1992 desde Barcelona, el Comité Olímpico Internacionalemite un llamamiento a favor de la Tregua Olímpica por el que, considerandosu misión de contribuir a la paz mundial, haciendo valer la restauración en lostiempos modernos de la ekekheiria griega, hace un llamamiento a todos los Es-tados ( Jefes de Estado, gobernantes o Asambleas) así como a todos los orga-nismo nacionales e internacionales, para que la Tregua olímpica sea observadapor un período que abarque los Juegos, así como los siete días precedentes yposteriores, durante el cual, deberán cesar todo tipo de conflictos armados y

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261 THARRATS, Juan Gabriel: Los Juegos Olímpicos. Madrid 1972, págs. 246, 267 y 500MEZO, Ferenc: Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos. En Citius, Altius, Fortius. Tomo I MADRID, 1959, PÁGS. 307,308 y 309MAYER, Otto: A través de los Aros Olímpicos. Madrid 1962, págs, 135, 178 y 190

262 HANS ERNI-Barcelona 1992. Catálogo263 HANS EFERNÁNDEZ, Antonio. Historia del Mundo Contemporáneo. Madrid 1993, págs. 581 y 582264 Hora española. R.O. nº 299, pág. 407

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en el que se intensificarán todos los esfuerzos colectivos e individuales, pararesolver los enfrentamientos por la vía de la concordia y la negociación265.

Como consecuencia de una entrevista mantenida al respecto por el Presi-dente Samaranch, con el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Bu-tros-Ghali, en Nueva York, el 9 de febrero de 1993 éste recibió el documentode la Tregua Olímpica apoyado por los miembros del COI, los Presidentes ySecretarios Generales de la ASOIF, la AIWF y el ACNO, así como por los re-presentantes de ciento ochenta y cuatro Comités Olímpicos Nacionales, ha-biéndose dirigido el Presidente del COI en solicitud mundial a estacooperación, a todos los Jefes de Estado y de Gobierno, así como a los Minis-terios de Asuntos Exteriores y de la Juventud del mundo entero.

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265 DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y la paz. La Coruña, 19 de mayo de 2003

El italiano Alberto Tomba, consumó la hazaña en Albertville 1992 de revalidar el título de campeón olímpico en eleslalon olímpico y el eslalon gigante.

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La respuesta positiva del Secretario General de la ONU no se hizo esperary como punto 167 del orden del Día de la 48 Sesión habida en Nueva York el25 de octubre de 1993, se aprueba por unanimidad el acatamiento a la TreguaOlímpica, declarando además el año 1994, como año del Deporte y del IdealOlímpico.

Sin embargo, tan buenos augurios no habrían de tener por el momento elesperado éxito y cuando en febrero de 1994, tiene lugar la cita de los XVIIJuegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer, y pese a que la convocatoriade Paz se había realizado desde Lausana el día 24 de enero del mismo año,por el Presidente de la Asamblea General de la ONU Samuel Insanally, el día5 de febrero tuvo lugar un inesperado bombardeo del mercado de Sarajevoque masacró victimas inocentes.

Las banderas olímpicas ondearon a media asta en señal de duelo en Lille-hammer en la antesala del comienzo de la 112 Sesión del COI, desde la cual,el Presidente Samaranch lanzó un patético llamamiento por la paz.

Una vuelta de tuerca más en la lucha del COI contra la plaga de la droga,tiene lugar en Lausana el 21 de junio de 2003, fecha en la que de comúnacuerdo, la Comisión Ejecutiva del COI y el Consejo Ejecutivo de la ASOIF,fijan las bases para una actuación común y ordenada contra el dopaje. Elacuerdo en cuestión, estructurado de ocho puntos, aborda y reglamenta extre-mos diversos de singular importancia como son entre otros: la fijación de lalista de sustancias prohibidas, la obligación de los atletas de someterse a análisisfuera de la competición y sin previo aviso y la imposición de sanciones conun tope mínimo de dos años266.

La agilización de las causas que se puedan instruir por cuestiones del ámbitodeportivo, lleva igualmente a los dirigentes del COI, Federaciones y CONs, ala firma de un acuerdo en París, en el mes de junio de 1994, como consecuen-cia del cual se crea el Consejo Internacional de Arbitraje de Temas Deportivos(CIAS), destinado a supervisar la actuación del Tribunal de Arbitraje Deportivo(TAD). La entidad con sede en Lausana y financiada por los organismos fir-mantes, se integra por veinte miembros, en grupos de cuatro, respectivamentenombrados por el COI, Federaciones de Verano e Invierno, por el ACNO y porlos atletas, más cuatro miembros más independientes y que conocerán, de losprocesos de la naturaleza dicha, condicionados por la cláusula previa de su-misión267.

En julio de 1994, se cumplió el Centenario de la Revista Olímpica cuyo nú-mero 1 apareció bajo el título de Boletín del Comité Internacional de los JuegosOlímpicos. Siguiendo los avatares del moderno olimpismo, la Revista Olímpica,

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266 Importante paso adelante en la lucha contra el dopaje. R.O., 1993, pág. 298.267 El acuerdo de Paris. R.O. 1994, pág 283

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fue editada sucesivamente en Paris, Atenas, Basilea, Berlín y Lausana, en dondedespués de su desaparición pública en 1944, reapareció en 1946, bajo el for-mato de un pequeño boletín impulsado por Otto Mayer. A partir de 1971, elCOI se hizo cargo directo de la edición bajo el título actual de Revista Olímpica,realizando tiradas de diez mil ejemplares de cada número, en los idiomas defrancés, inglés y español. De singular y extraordinario valor informativo, la Re-vista Olímpica, es una pieza clave en la investigación y conocimiento de la his-toria del olimpismo moderno268. También el olimpismo restaurado cumple enla fecha un siglo de existencia, organizando en Paris el Congreso del Centenariointencionadamente intitulado por Samaranch como “El Congreso de la Unidad”,habida cuenta de la necesaria e imprescindible unión de los tres estamentosque integran el trípode sobre los cuales descansa el edifico olímpico, ComitéOlímpico Internacional, Comités Olímpicos Nacionales y Federaciones Inter-nacionales. Los trabajos del Congreso, dividido en cuatro importantes bloquestemáticos, (aplicación del movimiento olímpico a la sociedad moderna, el atletacontemporáneo; el deporte y su contexto social y el deporte y los medios decomunicación), se centraron fundamentalmente en realizar un análisis minu-cioso y detenido de los avatares e implicaciones sociológicas del modernoolímpismo269.

La Academia Olímpica Internacional, también experimenta en el períodoun importante y decisivo desarrollo en sus instalaciones, al inaugurarse el 20de julio, el nuevo Centro de Congresos con capacidad para quinientas personasy dotado de los más sofisticados y adelantados medios de comunicación. Igual-mente son inauguradas una nueva y espaciosa Biblioteca y Sala de Lectura conlos últimos adelantos técnicos en archivo y documentación270.

La preocupación del movimiento olímpico por la conservación y proteccióndel medio ambiente, tiene su primera manifestación oficial, con la convocatoriade la Primera Conferencia Mundial sobre Deporte y Medio Ambiente desarro-llado en Lausana entre los días 12 al 15 de julio de 1993, y organizado por elCOI y el Programa de las Naciones Unidas para el Deporte y el Medio Am-biente.

Ciento veinte representantes de los gobiernos de la estructura de las Nacio-nes Unidas, del mundo académico, de la familia olímpica y de organizacionesno gubernamentales de los cinco continentes, debatieron durante los cuatrodías, la grave y urgente problemática sobre la conservación y protección delmedio ambiente, considerando de trascendental importancia, convencer de lamisma, a los gobiernos en general y a toda la sociedad, ya que si en definitivael olimpismo, a través del deporte, busca el canon humano del ser equilibrado

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268 La Revista cumple cien años.R.O. 1994, pág. 311 y 312269 El Congreso del Centenario. R.O. 1994270 ECHARD, Denis. La AOI inaugura su centro de Congresos en Olimpia. R.O. 1994, págs. 361-363

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y perfecto, imposible es conseguir ese objetivo, en un ambiente agresivo, chi-rriante y deteriorado271.

El 7 de diciembre de 1995, tiene lugar la 50 Asamblea General de la ONU,en la que por primera vez, interviene un Presidente del COI. Samaranch en sualocución, hizo un nuevo alegato a favor de la Tregua Olímpica y de la Paz, yque es aprobado por ciento sesenta y un países representados entre los quecuriosamente no se encontraban Holanda, Alemania, Dinamarca y sobre todoy muy significante Gran Bretaña272. Tan elocuente ausencia, es interpretada porun comentarista de la época como soterrada rabieta, ante la progresiva perdidade protagonismo y jerarquía en la dirigencia deportiva mundial olímpica, cuyarealidad histórica, había vaticinado Coubertin con su proverbial clarividenciasetenta y un años atrás273.

El 17 de octubre de 1986, el COI en su 91ª Sesión en Lausana, eligió a la lo-calidad de Albertville como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1992.Por 51 votos frente a los 25 obtenidos por la segunda candidata, Sofía, Albert-ville ganó la puja en donde concurrían además las candidaturas de Falun, Li-llehammer, Anchorage, Cortina d´Ampezzo y Berghtesgaden. Jean-Claude Killy,ex triple campeón olímpico de esquí alpino, desempeñó el cargo de Vicepre-sidente del Comité de la Candidatura. Albertville, capital de la alta Saboya enel corazón de los Alpes nórdicos, contaba con la cuarta parte de la totalidadde instalaciones para deportes de invierno en Francia, siendo los de Albertvilleen realidad los Juegos de Saboya, al desarrollarse además de en esta localidaden Les Arcs, Couchevel, les Ménuires, Méribel, La Plagne, Prologan, Les Saisies,Tignes y Val d´Isere.

En la competición, el italiano Alberto Tomba consuma la proeza históricade revalidar su título de campeón olímpico en el slalom gigante, mientras quela norteamericana Bonnie Blair consigue doble medalla de oro en las pruebasde 500 y 1000 metros en patinaje de velocidad y el noruego Bjorn Daehlie con-sigue otras dos medallas de esquí de fondo y una de plata en persecución. Lapareja de patinadores rusos formada por el matrimonio de Marina Klimova ySergei Ponomarenko ganó con autoridad en su especialidad.

España consigue la primera medalla femenina en unos Juegos Olímpicosde Invierno por Blanca Fernández Ochoa, tercera en la prueba de slalom.

En la 94ª Sesión del COI en Seúl en 1988, fue elegida la Villa de Lillehamercomo sede de los Juegos de Invierno para 1994. Noruega repitió así, sede olím-pica después de los Juegos de Oslo en 1952. Una consagrada tradición en losdeportes de invierno y unas magníficas instalaciones hacían augurar excelentes

271 Primera Conferencia Mundial sobre el Deporte y Medio Ambiente. R.O. Agosto 1995, pág. 31272 La Vanguardia, 8 de noviembre del 1995. 273 COUBERTIN, Pierre, Revue de Genève. 1924. En Ideario Olímpico, Pág. 155 y ss.

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resultados deportivos como así se había de confirmar ulteriormente. Un deli-cado respeto al entorno ecológico, ha sido el acusado matiz definidor de Lille-hamer´94, desarrollada dentro del año del Centenario Olímpico, declaradotambién por las Naciones Unidas como el Año Internacional del Deporte y delIdeal Olímpico.

XXVI. Atlanta 1996A los Juegos del Centenario del moderno olimpismo optaron como ciudades

candidatas: Atenas, Atlanta, Belgrado, Manchester y Toronto. Atenas con suslogan de los Juegos de Oro, partía como favorita para el sector culturalista delolimpismo, que evaluaba, en su justa medida, los poderosos condicionantesde tradición, arte e historia. Pero en la votación final celebrada el día 18 deseptiembre de 1990 en Tokio, con ocasión de la 96ª Sesión del COI, la capitalamericana del estado de Georgia se alzó con el triunfo, otorgándose con ellopor séptima vez al patronazgo norteamericano la organización de unos Juegos(Saint Louis 1904, Los Angeles 1932 y 1984, Lake Placid 1932 y 1980 y SquawValley 1960).

El inesperado triunfo de la candidatura yanqui, habrá de provocar amargadesilusión y desaliento en los gestores de la opción ateniense y en Grecia engeneral, con suspicaz valoración sociológica de tan insólito resultado, que ha-bría de motivar el histórico razonamiento de la emblemática Ministra de CulturaMelina Mercouri: la Coca Cola ha derrotado al Partenón.

Los Juegos de Atlanta, pasaran al balance histórico del moderno Olimpismo,como un exponente de negocio, mercado y feria. No en vano, los dinámicosimpulsores de la candidatura triunfante, valoraron los beneficios económicospotenciales a obtener por la organización de la XXVI edición olímpica, en unasuma, nunca inferior, en el peor de los casos, a ciento diecisiete mil millonesde dólares.

En la Jornada de la ceremonia inaugural, fue emocionante y patética a lavez, la figura del otrora poderoso púgil Cassius Clay evaluado en su día comoel mejor boxeador de los grandes pesos de la historia, cuando aquejado por elparkinson, alumbró con temblorosa mano el fuego del Pebetero Olímpico.

Sin embargo, en el terreno estrictamente deportivo, la nueva edición olím-pica, supuso un nuevo récord de países participantes (197) así como de prue-bas a disputar (271) y atletas concursantes (10.332).

La figura descollante de los Juegos, será la del vigoroso atleta norteameri-cano de color Michael Johnson, el que con su peculiar estilo atípico y envarado,se impuso con autoridad en la distancia de los 200 y 400 metros lisos y enambas con récord olímpico. También la portuguesa Fernanda Ribeiro, pasaráa la historia por su victoria en los 10.000 metros lisos, obtenida con récordolímpico.

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Durante el periodo de la olimpiada, el COI, velando por el cumplimientode los principios contenidos en la Carta Olímpica excluyentes de cualquiermatiz discriminatorio y a la vez, tratando de impulsar la participación de lamujer tanto en la competición como en la dirigencia deportiva274, convoca entrelos días 14 al 16 de octubre de 1997 en el Museo Olímpico de Lausana, la Pri-mera Conferencia Mundial sobre la Mujer y el Deporte. La nueva tendenciatrata de corregir una tradicional anomalía histórica acerca del papel femeninoen el olimpismo, excluida como estaba la mujer en la antigüedad de la asis-tencia a los Juegos, bajo drástica pena de muerte275, y preterida también en elinicial periodo coubertiniano, y no exclusivamente por personal decisión delgenial humanista, sino más bien, por los rígidos convencionalismos condicio-nantes de la época, que relegaban el papel femenino en la sociedad al exclu-sivo fin de la maternidad, para la que, el deporte, según los médicos delmomento, era nociva práctica276. En la ciudad de Lausana acudieron doscientosveinte delegados venidos de noventa y seis países en representación del mo-vimiento olímpico, las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y nogubernamentales así como instituciones universitarias y centros de investiga-ción. Tres días de intensos debates, trataron sobre las Mujeres y el MovimientoOlímpico, el papel de la mujer en la administración y el entrenamiento, la cul-tura y deporte femenino; la educación y la salud de la mujer por el deporte yla actividad física y el soporte gubernamental y no gubernamental en el des-arrollo del deporte femenino277.

Entre los días 17 a 20 de septiembre de 1996, tiene lugar en la ciudad delHavre, el desarrollo del Congreso del Centenario, en recuerdo del que en sudía realizó Pierre de Coubertin como primero de la serie de Congresos Olím-picos, con los que pretendía “culturizar” el deporte. En aquella ocasión y entrelos días 26 al 31 de julio de 1897, se centró el Congreso sobre las bases de“cuestiones de higiene, pedagogía e historia relacionadas con los ejercicios fí-sicos”. El Congreso del Centenario, se basó sobre el lema “Coubertin y el Olim-pismo. Cuestiones de futuro”. Organizado por el CIPC con el apoyo del COI yde las instituciones francesas, el Congreso representó un éxito organizativo, endonde un nutrido grupo de prestigiosos oradores, desarrollaron un complejoprograma de temática olímpica, siendo clausurado el ciclo con un discurso delPresidente Samaranch278.

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274 Carta Olímpica. Norma 2, 4 y 5.275 PAUSANIAS, V, 6, 7-8 y VI, 20, 9

DIEM, Carl: Historia de los deportes. Barcelona 1966, pág. 220DREES, Ludwig: Olympia, Gold, Artist and Athletes. London 1968DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia, págs. 195 a 201

276 COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Madrid 1965, pág. 230Ideario olímpico, Madrid 1963, págs. 174, 211 y 217

277 Conférence Mondial sur la Femme et le Sport,. R.O. Enero 1997, pág. 23-27278 DURY, Jean: Pierre de Coubertin y el Olimpismo. Cuestiones de futuro. R.O. Octubre, 1997, pág. 45.

BOULOGNE, Yves. Pierre de Coubertin sus raíces y el Congreso del Havre en 1897. R.O. Diciembre 1997, págs. 49-51

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Michael Johnson (USA) será la figura descollante de los Juegos. Con su peculiar estilo atípico y envarado, se impusocon autoridad en atletismo en las pruebas de 200 y 400 m lisos con records olímpicos en ambas.

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La proliferación en la organización de grandes eventos deportivos concebi-dos y estructurados a imagen y semejanza de los Juegos Olímpicos, tiene unexponente más en los Juegos Mundiales de la Juventud en Moscú, entre losdías 11 al 19 de julio de 1998. Cabria preguntarse ¿es que precisamente losJuegos Olímpicos no son para la Juventud?. En todo caso, siete mil quinientosatletas de ciento treinta y un países, compitieron en quince deportes oficiales,más otros veintinueve más de exhibición.

La “llama olímpica” que había sido encendida en Atenas el 23 de junio re-corrió trece regiones de la Federación de Rusia279 y el histórico Estadio Luzh-niki, pieza central de los Juegos de la XXII Olimpiada, fue remodelado yacondicionado para el multitudinario evento que giró bajo el lema Moscú, unmundo abierto a la juventud y a la infancia. Varias manifestaciones culturales,acompañaron al calendario de competiciones deportivas y el COI, co-organi-zador del evento, estuvo presente en los actos con una nutrida representaciónintegrada por treinta y dos de sus miembros, así como el presidente Samaranch.

La candidatura de Salt Lake City para organizar los XIX Juegos Olímpicosde Invierno había sido ganada por una abultada mayoría en la votación habidaal efecto el 16 de junio de 1995 en Budapest, dentro de la 104 Sesión del COI.

Pero a comienzos de 1999, una carta anónima filtrada a la prensa yanqui,quizá por algún vengativo represaliado del Comité Organizador y en la que sedenunciaba corrupción en la gestión para captación de votos, fue el epicentrode un sórdido terremoto que movió hasta los más sólidos cimientos del COI.La fehaciencia comprobada, de algunos casos aislados de culpabilidad, fuepauta de una inductora campaña en la prensa norteamericana y anglosajona,en la que se cuestionó la global honorabilidad del COI, con precisos ataquesa su Presidente. Algunos senadores republicanos como Joe McCain y Ted Ste-vens280 se mostraron especialmente virulentos en la cuestión, pese a que todoslos conocimientos olímpicos del primero, cabían en el espacio de un sello decorreos, como sarcásticamente comentó el ponderado profesor John Lucas.

En decisión incoherente y desconcertante de los organizadores yanquis, enlugar de hacer una severa investigación inicial de su equipo de corruptores or-ganizados, que dilapidaron ilegalmente importantes sumas de caudales públi-cos y que como incubos deberían en primer termino responder281, los dardosde las drásticas represalias, se dirigieron mayoritariamente contra el COI, alque amenazaron con draconianas medidas de represión y cerco económico, sino se daba al efecto una explicación convincente. El Presidente Samaranchhubo de comparecer ante el Senado de EEUU para defender la postura del

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279 RATNER, Alexander. Juegos Mundiales de la Juventud en Moscú. R.O. Agosto de 1998, pág. 14.280 ABC, 20 de marzo de 1999, pág. 84281 DURÁNTEZ, Conrado. La corrupción olímpica. Esto. México D.F., 12 de febrero de 1999, pág. 16.

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COI, que el mismo Federal Bureau of Investigation (FIBI), había calificadocomo victima del grupo corruptor yanqui282. La catarsis olímpica, se salvó concatorce miembros del COI investigados por conducta inadecuada, de los cualescuatro dimitieron y seis más fueron expulsados, creándose una Comisión deÉtica, como entidad garante para el buen hacer en el futuro, y así mismo otramás denominada COI 2000 encargada de revisar y actualizar toda la estructuraolímpica, cambiando radicalmente, entre otros extremos, el sistema de selec-ción y elección de futuras sedes olímpicas.

El desproporcionado ruido y escándalo generado en la prensa yanqui y se-guido por sus organismos oficiales, pese al reducido motivo comprobado, mí-nimo respecto al cotidiano quehacer nacional e internacional del grangendarme mundial norteamericano, hizo que se alzasen voces de prestigiososdirigentes deportivos internacionales, que los tacharon de “matones” y de cómosu antiético y parcial actuar, estaba generando en su contra, una situación deresentimiento generalizado en la comunidad deportiva, internacional, en la queprogresivamente, van perdiendo liderazgo deportivo283.

La implacable lucha contra el dopaje, impulsa al COI a la convocatoria enLausana entre los días 2 al 4 de julio de 1999, de una Conferencia Mundialsobre el Dopaje en el Deporte con las asistencia de más de seiscientos dele-gados, entre los que se encontraban varios ministros y representantes de orga-nizaciones intergubernamentales, miembros del COI y de los CONs deFederaciones internacionales, así como expertos y atletas. La conferencia seclausuró con una declaración de objetivos y principios y halló continuismonueve meses más tarde, cuando el 10 de noviembre de 1999 se crea tambiénen Lausana, la Agencia mundial Antidopaje (A.M.A.) constituida por diez miem-bros iniciales, ampliables hasta treinta y cinco, con mandato de tres años re-novable por dos veces y siendo presidida por el primer vicepresidente del COIRichard Pound.

Unos meses más tarde, y también en Lausana, tuvo lugar el 13 de enero, laconstitución del Consejo de Fundación del AMA que trazó un plan de actuaciónpara el 2000, figurando como objetivos fundamentales dentro de la complejatarea del organismo, los de la realización de controles sorpresa fuera de lascompeticiones; establecer un procedimiento de acreditación de laboratorios;mejorar el sistema de gestión de los controles anti-dopaje; armonización delos reglamentos sobre la materia y promover campañas de mentalización diri-gidas a atletas y entrenadores, denunciando los gravísimos riesgos del dopaje,intentando convencer a los gobiernos a fin de que establezcan medidas encada nación, sobre la prohibición de circulación y venta de sustancias prohi-bidas.

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282 KIDANE, Fekrou. Carta abierta a un amigo. R.O. Enero 199 pág. 35.283 PORTER, Don: Un juicio precipitado. R.O. Abril 1999, pág. 15

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En los Juegos de Invierno de Nagano 1998, el austriaco Hermann Maier fue la figura más destacada, venciendo enlas pruebas de esquí alpino gigante y supergigante.

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La búsqueda de la paz internacional, como uno de los objetivos fundamen-tales del olimpismo a tenor de sus principios filosóficos y en cumplimiento delos mandatos de la Carta Olímpica, motivó la convocatoria en París y entre losdías 5 al 7 de julio del año 1999 de una Conferencia Mundial sobre la Educa-ción y del Deporte para una Cultura de la Paz. Auspiciada la convocatoria porel COI y la UNESCO, en cuya sede se desarrolló la Conferencia, la misma con-vocó a 260 delegados que debatieron durante tres días, acerca de la implanta-ción de una cultura de paz en el mundo propiciada por la vía del deporte, losvalores éticos del olimpismo, la integración comunitaria y la cooperación in-ternacional, poniéndose de manifiesto cómo el deporte genera una cultura depaz basada en el respeto a la diversidad cultural, la promoción de la tolerancia,la solidaridad, el diálogo y la reconciliación y si la educación es elemento bá-sico para un entendimiento pacificador, el deporte constituye un eficaz instru-mento educador284.

El clima pacifista que impregna los ambientes deportivos internacionalesdel momento, culmina cuatro meses más tarde durante la 54 Sesión y Asambleade las Naciones Unidas reunida en Nueva York el 24 de noviembre y queadoptó por unanimidad la resolución “por la construcción de un mundo mejory más pacífico gracias al deporte y al ideal olímpico”, figurando como co-au-tores el número record de 180 estados sobre 188. En la Resolución que al efectose adoptó se pide... ”a todos los estados miembros cooperar con los esfuerzosdel Comité Olímpico Internacional para hacer de la Tregua Olimpica, un ins-trumento de paz, de diálogo y de reconciliación en las zonas de conflicto másallá del periodo de duración de los Juegos Olímpicos285”.

En la antesala cronológica del cambio de olimpiada, tienen lugar decisionestrascendentales tendentes al afianzamiento y consolidación de la paz a travésdel olimpismo. En este sentido, la Federación Internacional para la TreguaOlímpica, (F.I.T.O.), creada por el COI, celebra en el día 24 de julio del 2000,su primera Sesión en Atenas.

En el acto protocolario desarrollado en el Palacio del Zappeion, el Presi-dente del COI Juan Antonio Samaranch y el Ministro Griego de Asuntos Exte-riores George Papandreu, procedieron a la constitución oficial del CentroInternacional para la Tregua Olímpica (C.I.T.O.), tomándose entre otras deci-siones importantes la de la aprobación de los Estatutos de la C.I.T.O. ajustadosa la ley suiza, así como la designación de la estructura administrativa de laC.I.T.O en donde figuraban destacadas personalidades de la política y el de-porte mundial286. Diez meses más tarde, el 8 de mayo del 2001, tuvo lugar lasegunda reunión de la C.I.T.O. en Nueva York en la Sede de las Naciones Uni-

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284 ANNAN, Kofi: “La paz no puede lograrse de un día para otro” R.O. Agosto-septiembre 1999, Pg. 34SAMARANCH, Juan Antonio. Una cultura olímpica en favor de la paz. R.O. Agosto-septiembre 1999, págs 35-38

285 Trêve olympique. R.O. Diciembre 1999, pag 19286 La Fundación Internacional para la Tregua Olímpica. R.O. Agosto-septiembre 2000, pág. 71

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das. Su Secretario General Kofi Annan, puso de manifiesto cómo el proyectode la Tregua Olímpica había obtenido un apoyo récord en la historia de laONU, deseando que la idea ...”tenga tantos defensores en la práctica como losque tiene sobre el papel287”.

Para los Juegos de Invierno a celebrar en 1998, cinco candidaturas pujaronal triunfo: Aosta (Italia), Ostersund (Suecia), Jaca (España), Nagano ( Japón) ySalt Lake City (Estados Unidos).

En la votación habida el 15 de junio de 1991, durante la 97ª Sesión del Co-mité Olímpico Internacional que tuvo lugar en Birmingham, resultó elegida lapropuesta japonesa, que había ensayado suerte en dos ocasiones precedentes(1935 y 1972) y que ofertaba, al margen de un sólido respaldo económico ypolítico las garantías de una esmerada organización.

El lema del respeto a la ecología y el medio ambiente que de forma tan no-toria se destacó en Lillehamer, fue relevo recogido por la candidatura japonesa,que proyectó el emplazamiento y organización de sus instalaciones con espe-cial cuidado por la naturaleza e hizo gala de esta decisión en expresivos car-teles.

Una perfecta organización de todos los acontecimientos sociales y deporti-vos y una exquisita y cordial acogida a los visitantes olímpicos, fueron las ca-racterísticas dominantes de los Juegos.

El Austriaco Hermann Maier fue doble vencedor en el slalom y en la superG de esquí alpino, los japoneses coparon el k. 120 por equipos en salto deesquí (Takanobu Okabe Okabe, Saito Hiroya y Masahiko Harada) y lo mismohicieron los holandeses en la prueba de los 10.000 metros masculinos en pa-tinaje de velocidad (Gianni Romme, Bob de Jong y Rintje Ritsma).

XXVII. Sydney 2000Para los Juegos de fin de siglo, a celebrar en el año 2000 se presentaron

siete ciudades candidatas, ulteriormente reducidas a cinco, Pekín, Manchester,Berlín, Estambul, y Sydney, que optaron a la adjudicación en la 101 Sesión delComité Olímpico Internacional desarrollada en Montecarlo el 23 de septiembrede 1993.

China partió siempre como favorita, dado su gigantesco potencial demo-gráfico, y tendencia aperturista al solicitar los Juegos, que de habersele con-cedido, hubieran hecho que el gran coloso de Asia se hubiese asomado altalante democrático-liberal occidental. Pero una apretada votación que sehubo de tamizar en cuatro vueltas, y en la que en las tres primeras fue ven-

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287 El Olimpismo en Nueva York. R.O. Junio-julio 2000, pág 57-59

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Figuras destacadas en atletismo en Beijing. El veteranoatleta etíope Haile Gebrselassie vuelve a ganar en estosJuegos los 10000m lisos, la mozambiqueña María Mu-tola consigue en los 800 m lisos, la primera medalla deoro para su país. En la imagen inferior, el marroquí Hi-cham El Guerrouj encabeza el pelotón en la distancia de1500 m lisos en la que se clasificó segundo.

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cedora la candidatura asiática, concluyó al fin con éxito en la ciudad deSydney que ganó en la final por cuarenta y cinco votos a cuarenta y tres.Australia obtuvo así su segunda opción olímpica, después de Melbourne´56y los fracasados intentos en 1992 y para 1996 con sus candidaturas de Bris-bane y Melbourne.

Sydney organizó unos Juegos para atletas. Conscientes de su lejanía geo-gráfica, los anfitriones australianos abonaron los gastos de estancia y despla-zamiento de los participantes así como de los técnicos asistentes, alojando atodos los competidores en una sola Villa Olímpica, ofreciendo al mundo elrico mosaico de sus ciento cuarenta grupos étnicos, así como la compleja yvariada cotidianidad informativa, a través de la red de cerca de cien periódicosdiarios, difusores de las puntuales incidencias del abigarrado entramado, desu realidad sociológica y cultural.

El impacto un tanto infantil, de una de las múltiples variantes del polimorfonegocio y mercado paralelo que se organiza con ocasión de los Juegos, cuales el del símbolo de la mascota, imprescindible ya desde la edición muniquesaen 1972 en que se creó y divulgó el histórico Waldy, hizo que en la ediciónaustraliana se explotasen al máximo las posibilidades faunísticas nacionales,creándose por primera vez, tres mascotas oficiales, simbolizadoras de la pecu-liar y única zoología del continente. El pájaro Olli vulgarmente conocido porKookaburra, el ornitorrinco Syd y el equidna Millie.

Una sociedad joven, multiracial, hospitalaria y dinámica, acogió con ilusio-nada cordialidad a los visitantes olímpicos. En la jornada inaugural, fastuosoexponente del talante australiano, técnico y a la vez humano, se hizo alardede multitudinarios movimientos de masas, siempre acompasados y precisos, yla gran novedad, la constituyó el desfile conjunto de las delegaciones de lasdos Koreas, la del Norte y la del Sur, que marcharon unidas bajo la misma ban-dera y vistiendo todos el mismo uniforme, simbólica premonición de la bus-cada y ansiada paz y concordia entre los dos países.

En el terreno competitivo, no hubo en esta edición olímpica, atletas deespecial y descollante personalidad humana y deportiva de singular desta-que, ni se batieron en atletismo récords mundiales, debido quizá el estan-camiento técnico, al severo control liderado por el COI en contra de la plagadel dopaje. No obstante son destacados exponentes de especial realce, losatletas yanquis Marion Jones, vencedora en atletismo en las pruebas de 100,200 y 4x400 y medalla de bronce en las de 4x100 y salto de longitud y Mi-chael Johnson que volvió a ganar con autoridad en los 400 m. El veteranoatleta etíope Haile Gebrselassie que renovó su victoria olímpica precedenteen los 10.000 m. y la atleta local Cathy Freeman símbolo de la raza autóc-tona, que se adjudicó los 400 m. e hizo el último y más espectacular relevoen la antorcha olímpica y asimismo la mozambiqueña María Mutola, que ge-nerando historia olímpica, marcó el glorioso hito de conseguir la primeramedalla de oro para su país.

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En natación el ídolo local Ian Thorpe vencería en los 400 m. libres y en losrelevos 4x100 y 4x200 libres obteniendo también medalla de plata en los 200m. libres.

En la jornada de clausura, el Presidente Samaranch emocionado, en el epí-logo de los últimos Juegos que presidiría dentro de su dilatado y fecundo man-dato, los calificó como los mejores Juegos Olímpicos de la historia.

Nueve meses más tarde, y durante la 112 Sesión del COI desarrollada enMoscú entre los días 11 al 17 de julio del 2001, el belga Jacques Rogge es ele-gido por una holgada mayoría nuevo Presidente del COI, a tenor de la votacióndesarrollada a tal efecto el día 16. Samaranch cerró así su periodo presidencial,tras 21 años de mandato, que inició en la misma ciudad, en donde abandonabael cargo. Un cúmulo de sistemáticos homenajes son dedicados al Presidentesaliente, entre otros, la ubicación de un busto con su efigie en el Estadio olím-pico de Moscú; la nominación de Presidente de Honor vitalicio del COI; elotorgamiento de su nombre al Museo Olímpico de Lausana, así como al terrenodeportivo lausanés lindante con el Estadio de Coubertin, la concesión de lasllaves de la ciudad, así como la donación por parte del Cantón de Vaud deuna viña cuya producción sería destinada a la celebración de actos olímpicos.

Ente los días 12 al 14 de noviembre del 2001, tuvo lugar en la ciudad deNueva York, la primera Conferencia Mundial sobre Deporte, Olimpismo y Vo-luntariado, durante la cual se puso de manifiesto la inapreciable ayuda que su-pone la contribución de los voluntarios para el desarrollo del deporte y laEducación Física y sobre todo para la organización de Juegos Olímpicos ydemás competiciones deportivas nacionales, regionales y mundiales.

La severa y tenaz lucha del movimiento olímpico contra la plaga del dopaje,alcanza un grado más en la Conferencia Mundial sobre Dopaje en el Deporte,desarrollada en Copenhague entre los días 3 a 5 de marzo del 2003 y con asis-tencia de una compleja gama de estamentos deportivos y olímpicos. Como re-soluciones fundamentales, se adoptaron las de la aceptación del CódigoMundial Antidopaje, y su programa de puesta en práctica por los estamentosdeportivos y el COI a partir del primer día de los Juegos de la XXVIII Olim-piada en Atenas del 2004 así como por parte de los gobiernos que acepten lafecha referida como límite para confirmar su compromiso de aceptación delCódigo, e igualmente la de aplicar el mismo, a lo más tardar, el primer día delos XX Juegos Olímpicos de invierno.

Los primeros Juegos Olímpicos de Invierno del Tercer Milenio serán orga-nizados por Salt Lake City la candidatura yanqui capital del estado de Utah yque con inusual facilidad se impuso en la primer votación al resto de las trescontendientes finalistas, obteniendo 54 votos frente a los 14 de Sion (Suiza) yOstersund (Suecia) y siete de Québec (Canadá) según decisión final habida eldía 16 de junio de 1995, en Budapest durante la 104 Sesión del Comité Olím-pico Internacional, reunido en aquellas fechas en la capital húngara.

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Volvieron así a organizarse y por octava vez en la historia moderna, unosJuegos Olímpicos en territorio de los Estados Unidos, evidenciándose con ellouna vez más lo condicionante del atractivo señuelo económico y tecnológicoque no cultural del poderoso país norteamericano.

Pero tan rápida y fácil victoria en la adjudicación de sede, iba a traer amar-gas consecuencias posteriores, al descubrirse el montaje de una trama de co-rrupción para la obtención del voto, concienzudamente organizado por losregidores de la candidatura, escándalo que habría de afectar, de forma peli-grosa, a todas las estructuras del Olimpismo moderno y que hubo de ser ata-jado, con la adopción de drásticas medidas correctoras. Salt Lake City, con pocomenos de siglo y medio de existencia y población inferior a un millón y mediode habitantes, organizó los XIX Juegos Olímpicos de Invierno entre los días 9al 22 de febrero del año 2002 con la adopción de rígidos y severos controlespoliciales de seguridad, consecuentes al ataque terrorista en Nueva York el 11de septiembre del 2001.

Vuelve a disputarse el skeleton que en su día figuró en los Juegos de 1928y 1948, ambos en Saint Moritz, alzándose con el triunfo el yanqui Jim Shea yJanica Kostelic, consuma la hazaña de ganar 3 medallas de oro y una de plataen el esqui alpino y Simon Ammann se alzó con doble triunfo en los saltos deesquí.

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7 EL NUEVO MILENIOXXVIII Atenas 2004

XXIX Beijing 2008

XXX Londres 2012

XXXI Río de Janeiro 2016

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XXVIII. Atenas 2004Para organizar los Juegos del 2004 correspondientes a la XXVIII Olimpiada

y primeros a ubicar dentro del nuevo milenio (erróneamente así se les con-sideró a los precedentes de Sydney) se presentaron once candidaturas (Ate-nas, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Estambul, Lille, Río de Janeiro, Roma,San Juan, Sevilla, Estocolmo y San Petersburgo) de las cuales y tras una se-lección efectuada por un Comité específico en Lausana entre los días 6 y 7de Marzo de 1997 y que dejó reducido el número de aspirantes a cinco (Ate-nas, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Roma y Estocolmo) triunfó, en la vota-ción final habida también en Lausana en el día 5 de septiembre de 1997 ydurante la 106 Sesión del Comité Olímpico Internacional, la Candidatura Ate-niense que se impuso a la de Roma después de una apretada pugna que ne-cesitó cinco vueltas de escrutinio y en la que triunfó al final la candidaturagriega, por cuarenta y seis votos, frente a los cuarenta y uno conseguidospor la de Roma.

Los Juegos Olímpicos, vuelven así, a ser organizados por el país que loscreó veintiocho siglos atrás y que fue sede organizativa también, en la modernarestauración del olimpismo en 1896, en la misma ciudad que también los al-bergará por primera vez, como se dijo, en el nuevo milenio.

El emblema oficial de los Juegos, seleccionado entre 240 proyectos presen-tados correspondientes a 40 países, es de un esquemático y evocador simbo-lismo, en el que se concentran y concurren poderosas connotaciones históricasy culturales. La corona de olivo que representa, fue el galardón otorgado ensu día a los campeones de Olimpia, cortados los brotes del famoso olivo, Ka-llistéfanos, o el de las “bellas coronas”, que crecía al lado del templo de Zeus.En Atenas, también en la antiguedad, el olivo fue planta sagrada y de los oli-vares dedicados a la diosa Atenea, patrona de la ciudad, se extraía el contenidode las ánforas de aceite, con las que se premiaba a los vencedores de los JuegosPanatenáicos.

El símbolo de Atenas 2004 significa el ciclo de la vida, la paz, los idealesdel olimpismo y el legado cultural griego, del que se nutre mayoritariamentela cultura occidental. A su vez, expresa integridad, nobleza, familiaridad, hos-pitalidad y la curva de su rama simbólica, el renacer de la idea olímpica duranteel Tercer Milenio en el país de procedencia.

Los fines fundamentales trazados como objetivos prioritarios por la candi-datura ateniense, son los de organizar unos Juegos de la más alta calidad téc-nica, redefinir los ideales olímpicos en el contexto contemporáneo del TercerMilenio teniendo en cuenta las bases del pasado, potenciar la olimpiada cul-tural como una institución permanente, difundir e implantar de forma definitivala Tregua Olímpica, contribuir a mejorar la protección del medio ambiente yhallar un balance equilibrado entre los ideales olímpicos y el impacto comercialen los Juegos.

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El inicial retraso del Comité Organizador en el desarrollo puntual del pro-grama previsto de ejecución de las obras del proyecto olímpico se tornó enpreocupante problema para el COI, un año antes del inicio de los Juegos, abun-dando las valoraciones derrotistas que auguraban fracaso. Pero para sorpresageneralizada, las obras finalizaron puntualmente, y en el Estadio Olímpico seofreció una fastuosa jornada inaugural desarrollándose el calendario de com-peticiones con perfecta normalidad y alto nivel deportivo. Una mujer excep-cional, Gianna Angelopoulos-Daskalaki, Presidenta del Comité Organizadorfue en gran medida la artífice y protagonista del éxito.

Fueron figuras estelares de los Juegos de Atenas 2004 el atleta marroquí Hi-cham El Gerrouj, que venció en las pruebas de 1.500 y 5.000 metros lisos, im-poniéndose en ésta y en apretada final a la joven estrella del Atletismo etíopeKenenisa Bekele, que ganaría los 10.000 metros lisos. En Natación el yanki Mi-chael Phelps deslumbró con su proeza deportiva al obtener seis medallas deoro y dos de bronce, la mejor actuación en la especialidad de la historia olím-pica después de la gesta de Mark Spitz en Munich 1972.

XXIX. Beijing 2008El 13 de julio de 2001, durante la 112 Sesión del Comité Olímpico Interna-

cional desarrollada en Moscú, la ciudad de Beijing fue elegida como sede delos Juegos de la XXIX Olimpiada, obteniendo en la votación final una abultadamayoría de 56 votos frente a los de sus contrincantes: Toronto 22, París 18 yEstambul 9, así como Osaka inicialmente eliminada con sólo 6 votos.

Pekín (Beijing), con más de 3.000 años de historia y sus cerca de 16 millonesde habitantes, se erigió, en su calidad de centro político del gran gigante asiá-tico, como la segunda sede olímpica que albergó los Juegos Olímpicos en elnuevo milenio.

Los organizadores chinos, sin regatear medios ni esfuerzos, se aprestaron adeslumbrar al mundo con la edición de sus Juegos, estudiando con meticulosocuidado los símbolos identificativos de su edición olímpica.

El emblema, constituido por su Beijing danzante fue presentado en agostode 2003 ante 2008 personas en la Sala de la Oración para la Buena Cosechaen el Templo del Cielo de Beijing. La idea figurativa concebida por el artistaChen Shaohua representaba, en su composición original, la dulce cadencia ex-presiva del practicante de Tai Chi, el popular ejercicio marcial chino, confec-ción ésta ulteriormente modificada por el diseñador Han Meilin, delimitándolacon los trazos caligráficos de un pincel. El emblema Beijing danzante es unaalegórica invitación de hospitalaria acogida a toda la familia humana a la quese recibiría con los brazos abiertos que la figura tiene, queriendo rememorarsimbólicamente la máxima de Confucio que 2008 voces recordaron en la fas-tuosa jornada inaugural: Bienvenidos todos los que llegáis de lejos.

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Las dos figuras estelares de Beijing 2008. En la imagensuperior, el nadador yanqui Michael Phelps, que consi-guió la proeza histórica de obtener ocho medallas de oroen natación con record del mundo en siete de las prue-bas. En la imagen inferior, el atleta jamaicano UsainBolt, doble vencedor en 100 y 200 m lisos con sendos re-cords mundiales.

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El slogan de los Juegos fue la frase escueta y sentida de Un mundo unsueño, elegida como oficial con el soporte de 210.000 adhesiones de todo elmundo. Un gigantesco cartel con enormes letras reproducía el slogan olímpicoen proximidad a la legendaria Muralla China el gran símbolo histórico de latesonera laboriosidad del país.

Por último en la concepción de la mascota se batió un inicial récord -en estecaso de marketing de los Juegos- al adoptar el famoso muñequito de interésnetamente comercial una plural e históricamente configuración quíntuple, noexenta sin embargo de profundo simbolismo. Y así el muñequito Beibei es elpez, Jingjing el oso panda, Huanhuan el fuego (la llama olímpica), Yingyingel antílope y Nini la golondrina. La nomenclatura de las cinco mascotas portaun nombre rítmico de dos sílabas, acogedora y cariñosa manera tradicionalchina de expresar afecto a los niños. Las cinco figuras en cuestión simbolizanlos elementos de la naturaleza (mar, bosque, fuego, tierra y cielo), encarnandocinco bendiciones diferentes (prosperidad, felicidad, pasión, salud y buenasuerte) y además, uniendo las cinco primeras sílabas de los cinco nombres (Bei-jing Huanying Ni) componen la acogedora frase: Beijing le da la bienvenida.

El recorrido del fuego olímpico para Beijing 2008 fue el más dilatado de lahistoria, con un itinerario de 137.000 Kilómetros que atravesó los cinco conti-nentes y pasó por 135 ciudades, 70 de ellas en China, siendo portado por15.000 corredores, subiendo al Everest el techo del mundo con sus 8.848 metrosde altitud.

Una orquestada y cacareante campaña, bajo la apariencia de una supuesta de-fensa de los derechos humanos en el Tíbet, alteró por primera vez en la historiael simbólico recorrido de la llama, pretendiendo los intrusos apropiarse, en sin-gular protagonismo, de un símbolo que pertenece a toda la familia humana. Laconsecuencia de tan lamentables incidentes es que para el futuro quizá la llama,por razones de seguridad, no recorra más que el suelo del país anfitrión. En otrosentido, el insistente mosconeo reivindicativo de los alborotadores del itinerariodel fuego, cesó automáticamente al acabar los Juegos, al enmudecer la gran cajade resonancia olímpica, hasta entonces tan maquiavélicamente utilizada.

Al fin, a las 8 horas del día 8 del 8º mes del año 2008, los Juegos se iniciaronbajo la protección del reiterado numeral, símbolo de la buena suerte en la mi-tología oriental.

La fastuosa jornada inaugural, grandiosa, profunda y a la vez sutil asombróal mundo, escenificándose en ella todos los grandes logros de la dilatada y fe-cunda cultura china (el papel, la imprenta, la brújula, la pólvora, la porcelana,la seda, el ábaco…), obteniendo un récord histórico de telespectación al serpresenciada por 4.400 millones de televidentes, difusión histórica que se man-tuvo a lo largo de los Juegos, al ofrecerse por primera vez más de 5.000 horasde cobertura en directo en alta definición, a las emisoras de 220 territorios du-rante los 16 días de competición, siendo por ello los Juegos de Beijing los pri-

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meros en la historia en ofrecer cobertura totalmente digital y gratuita a todo elmundo, superando el espacio emisor en tres veces al conseguido en los pre-cedentes Juegos de Atenas.

Histórica fue también la expectación despertada en el país por el gran acon-tecimiento olímpico y un record histórico de 842 millones de personas vieronla jornada inaugural y siguieron con entusiasmo el desarrollo de las competi-ciones en el espectacular y colosal recinto de el Nido de Pájaro, el gran EstadioOlímpico de diseño elíptico con siete pisos en forma de nido con ramas en-trelazadas, ocupando a diario las 90.000 entradas de su aforo.

Y siguiendo con los récords de Beijing 2008, también se batió el récord departicipación de CONs, con 204 presentes, así como el de participación feme-nina e igualmente el de persecución del dopaje con 4.760 controles verificados,un 32,5% más que en Atenas 2004.

Ya en el plano estrictamente competitivo, el balance de los Juegos fue ex-cepcional con 132 récords batidos y 44 del mundo, destacando entre todos lospaíses la singularidad de Jamaica que, con una población de 2,7 millones dehabitantes, consiguió 11 medallas, de ellas 6 de oro, 3 de plata y 2 de bronce.

Se pueden considerar como atletas epónimos de los Juegos al yanqui MichelPhelps que consiguió la proeza histórica de 8 medallas de oro en natación con7 récords del mundo (100 y 200 m. mariposa, 200 m. libres y estilos, 400 m.estilos, 4x100 y x200 m. libres y 4x100 estilos), superando así el mítico registrode su compatriota Mark Spitz en los Juegos de Munich 72, así como el jamai-cano Usain Bolt, que triunfó en la prueba reina de los Juegos, los 100 m. lisos,dejándose ir en el último tramo de la carrera, batiendo pese a ello el récorddel mundo de la distancia con un registro de 9.69, como así mismo superó elde 200 m. lisos con 19.30 y el de 4x100 en 37.10.

La edición olímpica de Beijing 2008 sí ganó cumplidamente la valoraciónde ser “los mejores de la historia” oficializada bendición con la que habitual-mente el Presidente Samaranch catalogaba a los concluidos bajo su mandatoy además, a través de ellos y por ellos, como así acertadamente valoró el Pre-sidente Rogge “el mundo aprendió mucho sobre China y China aprendió sobreel mundo”.

XXX. Londres 2012La ciudad de Londres fue elegida sede para los Juegos de la XXX Olimpiada

en la 116 Sesión del COI habida en Atenas entre los días 7 al 12 de agosto de2004, quedando así frustradas una vez más las esperanzadas ilusiones de lacandidatura de Madrid.

La capital británica, batía así un récord histórico de protagonismo olímpicoal albergar por tercera vez los Juegos después de las ediciones de 1908 y 1948

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y con la diferencia que en esta ocasión la adjudicación oficial de sede se habíahecho con una holgura de tiempo y circunstancias de estabilidad social de lasque carecieron las anteriores.

En 1908 Londres hubo de hacerse cargo de los Juegos de la IV Olimpiadadespués de la renuncia de Roma a la que se habían adjudicado y que tuvo quedesistir ante una crítica situación social agravada por una devastadora erupcióndel Vesubio. Con el escaso plazo de dos años, Londres organizó los Juegos alos que el enardecido entusiasmo de Lord Desborough, Presidente de la Aso-ciación Olímpica Británica, convirtió en los más largos de la historia al durarseis meses e incluirse por primera vez en ellos insólitas especialidades comoel raket, el jeu de pomme y la motonáutica. En 1948 Londres se hizo cargo delos Juegos de la XIV Olimpiada tras el trágico periodo de la II Guerra Mundialy en circunstancias de extrema precariedad, lo que motivó la calificación de laedición como la de los Juegos de la austeridad, que los británicos, no obstante,lograron llevar a cabo con un encomiable histórico entusiasmo. En su terceraopción olímpica, los británicos dispusieron de un holgado plazo de siete añospara el acondicionamiento olímpico y durante los cuales y eficazmente capi-taneados por Sebastián Coe, histórico medalla de oro de 2.500 m en los Juegosde Moscú, realizaron una concienzuda labor y todo estuvo listo y en orden enel plazo previsto.

Como curiosidad histórica organizativa, cabe destacar que en Londres 2012 seincluyó por primera vez el boxeo femenino y así y por ello también, que en losJuegos de la XXX Olimpiada compitieron ambos sexos en todos los deportes.

En Londres 2012, Michael Phelps volvió a ganar en las pruebas de natación de 100 y 200 m mariposa así como los200 m estilos y el jamaicano Usain Bolt también revalidó sus títulos olímpicos en 100 y 200 m lisos, haciendo galaen la imagen de su habitual histrionismo televisivo.

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En la ceremonia inaugural de los Juegos se hallaban en la tribuna de honormiembros de la mayoría de las Casas Reales europeas y el programa concebidopor el cineasta Danny Boyle pecó de excesivo “britismo”, así como de desme-surada duración. El error de Boyle -dijo Luis Quintano, valorando el endogá-mico espectáculo- es pensar que el mundo surgió del Támesis288. En otrosentido, la desmesurada extensión del folclórico espectáculo (cuatro horas),batió sobradamente el record de lo tolerable, tanto para los telespectadorescomo para los presentes y aún mucho más para los atletas, verdaderos prota-gonistas del evento y que a las pocas horas de los fastos, habrían de entrar encompetición. En el desnortamiento al uso en el anfitrionismo olímpico, en elque los actos descollantes circunstanciales y complementarios de la competi-ción, son encargados y manejados por estamentos o personas ajenas al deportey al sentido de los Juegos, se busca como un inicial objetivo, el de batir el re-cord en bullanga y folclórico jolgorio, al establecido en la edición precedente,opacando y dilatando desmesuradamente el tradicional y esquemático sentidodel inicio de la justa olímpica con el profundo y llano significado de su hondoy escueto ceremonial de desfile, juramento y arribo simbólico del fuego deOlimpia289.

En el anecdotario sociológico-deportivo de los Juegos, cabe destacar al ni-geriano Hamadou Djibo Issaka, remero de ocasión que practicó la especialidaddos meses antes de los Juegos y llegó en su serie un minuto y un segundodespués del último; al jinete Hiroshi Hoketsu, el “abuelo olímpico”, entusiastacompetidor con 71 años de edad y que cuando fue requerido por un periodistaacerca de su olímpica vejez, respondió lacónicamente impávido: No, yo no soyviejo. Si acaso tengo más experiencia que usted. Y también el halterófilo nor-coreano Yun Chol Om, que cual hormiga humana con 1,52 m de estatura y 52kg de peso, consumó la hazaña de levantar 168 kg, proeza que enardecidodedicó a su líder político Kim Jong II.

Fueron figuras culminantes de los Juegos de Londres el jamaicano Usain Boltque ganó con autoridad las dos pruebas de velocidad de atletismo seguido enel hectómetro por su compatriota Blake al que se unió en los 200 el tambiénjamaicano Weir, copando así Jamaica el podio de la prueba. En natación el yan-qui Michael Phelps, ganó los 100 y 200 m mariposa así como los 200 m estilos.

XXXI. Río de Janeiro 2016El 2 de octubre de 2009, en el 120 Congreso del Comité Olímpico Interna-

cional habido en Copenhague, la ciudad brasileña de Rio de Janeiro fue elegidacomo sede de los Juegos de la XXXI Olimpiada, superando a las otras candi-

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288 RUIZ QUINTANO, Ignacio Luis: Muñecas Rusas, ABC del 30 de julio de 2012, pág. 33.289 USSÍA; Alfonso, Un tostón, La Razón de 29 de julio de 2012, pág. 94.

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datas en liza Tokio, Chicago y Madrid, ganando a esta última en la final por elabultado resultado de 66 a 32.

Capital del estado de Guanabara, por su trazado y ubicación geográfica, Rioes considerada como una de las ciudades más hermosas del mundo y la deci-sión del Comité Olímpico Internacional de otorgamiento de sede, se consideraestuvo motivada en el hecho histórico que en América del Sur nunca se hu-bieran celebrado Juegos Olímpicos, pese a los reiterados intentos de la candi-datura argentina de Buenos Aires.

En septiembre 2013 y también en Buenos Aires tuvo lugar la 125 Sesión delCOI que otorgó los Juegos de la 32 Olimpiada a la ciudad de Tokio, siendoelegido nuevo Presidente del COI el alemán Thomas Bach, respaldado por unhistórico currículo: prestigioso abogado, Presidente del CON alemán y cam-peón olímpico y mundial del florete.

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Thomas Bach, octavo Presidente del COI fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Murciaen solemne Sesión habida el 23 de marzo de 2015. En la ilustración con el autor del libro

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LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL MOVIMIENTO OLÍMPICO MODERNO

Y SU NORMA RECTORA. COMITÉ OLÍMPICO INTERNACIONAL; COMITÉS

OLÍMPICOS NACIONALES; LAS FEDERACIONES. LA CARTA OLÍMPICA

VII

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1. La estructura orgánica del movimiento olímpicoEl 26 de noviembre de 1892, Pierre de Coubertin ensaya el primer intento

para el restablecimiento de los Juegos Olímpicos. Su propuesta formulada enel Anfiteatro de la parisina Sorbona, es acogida con generalizado júbilo a la parque con evidente incomprensión1. La nueva invitación expuesta dos años mástarde, en el Congreso que habría de tener lugar en el mismo recinto entre losdías 16 a 23 de junio de 1894, es aceptada por unanimidad de los delegadosasistentes, iniciándose a partir de aquel momento la andadura histórica del mo-derno olimpismo2. Se crea el Comité Olímpico Internacional, se arbitran las pri-meras normas reglamentarias y en abril de 1896 Atenas es escenario de losJuegos de la I Olimpiada Moderna. La ronda cuadrienal de la gran fiesta de lajuventud del mundo había comenzado. En 1896, el Comité Olímpico Interna-cional cuenta con dieciséis miembros, pertenecientes a distintos países que de-vocionalmente habían creído en la idea expuesta por Coubertin3. Sólo existentres Federaciones Internacionales y trece Comités Olímpicos Nacionales. Dieci-séis años más tarde en 1912, el Comité Internacional cuenta con treinta y nuevemiembros, las Federaciones Internacionales son trece y los Comités OlímpicosNacionales veintiocho. En 1936 con ocasión de los Juegos de la XI Olimpiadaen Berlín, el COI se compone de sesenta y ocho miembros y los Comités Olím-picos Nacionales han subido a cincuenta y uno. En la actualidad el COI cuentacon ciento siete miembros, las Federaciones Internacionales Olímpicas por élreconocidas son treinta y cinco (de invierno y verano) y los Comités OlímpicosNacionales alcanzan la cifra de doscientos cinco. Y sobre este trípode, consti-tuido por las Federaciones Internacionales, Comité Olímpico Internacional yComités Olímpicos Nacionales, se asienta la estructura y en base a ellos se po-tencia la marcha del Movimiento Olímpico Moderno. El protagonismo y las es-feras de acción de cada una de las tres entidades, fue precisa y magistralmentedelimitada por Avery Brundage, quinto Presidente del COI en el Informe pre-sentado en Lausanne en Marzo de 1960 y dirigido a los componentes de lastres instituciones, como consecuencia del proyecto presentado por la URSSsobre la reorganización del Comité Olímpico Internacional. “Los Comités Olím-picos se crearon –decía Brundage– asumiendo el trabajo de organizar la parti-cipación en los Juegos de los diferente países, mientras que las FederacionesInternacionales eran las responsables de establecer las reglas y reglamentos dela vigencia técnica de las pruebas: el COI se reservó el derecho de dirigir y con-trolar las cuestiones concernientes a la aplicación de las reglas Olímpicas. Deahí que los Presidentes de las Federaciones Internacionales representen esen-cialmente sus deportes, mientras que los Presidentes de los Comités OlímpicosNacionales, representen esencialmente sus países. Sus opiniones son tomadas

1 DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Madrid 1976, pág. 3582 BERLIOUX, Monique: Le Comité International Olympique et son avenir. En Academia Olímpica Internacional 1971, pág. 116.3 MAYER, Otto: A través de los aros olímpicos. Madrid 1962, pág. 34.

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en consideración por el COI cuyos miembros representan solamente el Movi-mientos Olímpico y no sus países o sus deportes”4.

Pero el deporte como dice Rene Bondoux5, no puede existir sin el derecho,y si la práctica deportiva está sometida necesariamente a normas o pautas deobligatoria observancia, la dimensión jurídica positiva de la actuación de lasinstituciones rectoras de la actividad en sí, está igualmente delimitada por nor-mas que facilitan sus actuaciones en los diversos campos en que tienen queintervenir, lo que necesariamente suscita el examen de la entidad jurídica onaturaleza de los máximos organismos deportivos a los que se ha hecho refe-rencia. Su investigación, es tanto más necesaria, no solo por la precisión jurídicade sus respectivas esencias, sino por el hecho destacado por el jurista belgaLuc Silance6 de que en algunas ocasiones las Federaciones Internacionales yel Comité Olímpico Internacional que habían venido actuando basadas másen la autoridad moral que su misión les confería, que en el posible poder desu dimensión jurídica, fueron objeto de demandas judiciales que se iniciaroncon las reclamaciones de los entrenadores Walrave y Koch contra la Unión Ci-clista Internacional formulada en 1970 ante el Tribunal de Utrech, o la amenazade demanda contra el COI que en 1972 anunció el esquiador Karl Schranz alser descalificado por profesional en ese año, la víspera misma de la Ceremoniade Apertura de los Juegos de Invierno de Sapporo.

2. El comité olímpico internacional y su dimensión jurídicaEl Comité Olímpico Internacional es a juicio de Otto Mayer el primer pilar

del Movimiento Olímpico7. Además de los Comités Olímpicos Nacionales y lasFederaciones a las que después nos referiremos, existen organismos tambiénque de forma temporal se ocupan del olimpismo y su funcionamiento comolos Comités de Organización de los Juegos de la Olimpiada y de los Juegos deInvierno. La Academia Olímpica Internacional en otro sentido es un ente au-tónomo que bajo el patrocinio de COI se ocupa de la dimensión cultural ocientífica del olimpismo. Pero al margen de estas entidades colegiadas, ha decontarse con los defensores aislados o “individuales” de la filosofía olímpica:antiguos atletas, dirigentes deportivos, escritores, pedagogos o periodistas, quemuchas veces y pese a su minusvaloración, son los más eficaces en su voca-cional apoyo al olimpismo.

Centrando nuestro estudio en la figura del COI y de las diversas facetas queofrece su dimensión jurídica, cabe destacar en primer lugar la relativa a su

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4 MAYER Otto: Ob. cit. pág. 345 BONDOUX, René: Le droit et le sport. Academia Olímpica Internacional. 1978, pág. 1436 SILENCE, Luc: Statut juridique et voilence. En Academia Olímpica Internacional. 1983, pág. 163.7 MAYER Otto: Ob. cit. pág. 74

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sede. Como se dijo, el COI se constituyo en París en 1894 y en los primerosestatutos elaborados en fechas cercanas a su creación, se acuerda que el orga-nismo fuese trasladado cada cuatro años al país en donde se organizasen losJuegos y fuera elegido como Presidente para tal periodo, un miembro de lamisma nacionalidad. El primer Presidente electo fue el griego Demetrios Vike-las, reservándose Coubertin el cargo de Secretario General. En 1896 y una vezclausurados los Juegos de la Primera Olimpiada, Coubertin accede a la Presi-dencia ya que París sería la próxima sede Olímpica. Pero en contra de lo esta-blecido, el célebre restaurador permaneció en el cargo hasta 1925 y la sededel COI en París hasta 1915. Con ello no se deberá de tachar de protagonismodesmedido al célebre restaurador y sí sin embargo de ponderar su cuidado ydecidido interés por afianzar el revolucionario movimiento por él creado, sobretodo, ante el alarmante desarrollo de las sucesivas ediciones de los Juegos deParís (1900) y San Louis (1904).

En 1915, se habían sucedido ya cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos Mo-dernos y la sede del COI permanecía en París. Pero para los de la VI Olimpiada,correspondientes al año 1916, la organización de los Juegos se había concedidoa Alemania y ante el temor de que los germanos reivindicasen el derecho deltraslado de la sede COI al suelo alemán, habida cuenta de la tensa situación po-lítica, Coubertin resolvió con decisión personal y casi en solitario, cambiar la sededel organismo a Suiza. El 10 de abril de 1915 en la Sala de reuniones del Ayun-tamiento de Lausanne, fueron firmados los documentos que establecían en estaciudad provisionalmente el centro administrativo mundial del Olimpismo. ElBarón Godofredo de Blonay (Suiza) asistió a Coubertin y aceptó en lo sucesivosustituirle en las funciones oficiales a partir del 1 de enero de 1916. El concejalMaillefer y los miembros del Ayuntamiento recibieron el depósito en nombre dela ciudad. El Consejo de Estado del Cantón de Vaud se asoció al acto y GiuseppeMotta, entonces Presidente de la Conferencia Helvética, participó del aconteci-miento, enviando un caluroso telegrama en nombre del Consejo Federal Suizo8.

Finalizada la Guerra Mundial, Coubertin organizó en Lausanne los actosconmemorativos del primer cuarto de siglo de existencia del COI que fueronpresididos por el nuevo Presidente de la Confederación Gustave Ador, con-venciendo entrambos a los demás miembros de fijar de forma definitiva la re-sidencia del organismo en suelo helvético. Así se acordó y en 1922 el COIinstaló por primera vez sus oficinas en la villa “Mon Repos”, puesta a su dis-posición por el Ayuntamiento, ubicándose en 1934 y en la misma instalaciónel Museo Olímpico y el propio Coubertin residió en sus dependencias durantealgún tiempo. En 1967 ante las crecientes necesidades del COI y lo limitadode la villa de “Mon Repos”, el Ayuntamiento de Lausanne le cedió para su usoy residencia el Château de Vidy, al lado del cual se construyó la espléndida ymodernísima residencia del COI, diseñada por el miembro de dicho organismo

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8 Revista Olímpica: La semana olímpica en Lausanne. Nº 174. Abril 1982, pág. 162.

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y prestigioso arquitecto mexicano Ramírez Vázquez9. Desde entonces Lausanneha adquirido el apelativo mutuamente aceptado de “ciudad olímpica”10.

El traslado de la residencia del COI que se constituye en Francia y cambiaa Suiza, produce de inmediato una problemática jurídica compleja. Según elderecho francés, las sociedades o asociaciones están sometidas al derecho apli-cable en su sede social. De ahí que al COI, aunque nacido en suelo francés, lesería de aplicación el derecho suizo. Pero en contraposición el derecho suizomantiene el principio de la “incorporación” y considera por ello que las aso-ciaciones están vinculadas al derecho del país en donde han nacido o se hanincorporado11. En una especie de “tenis jurídico” el derecho suizo reenvía alderecho francés y éste a su vez al suizo en el extremo de determinar la nacio-nalidad circunstancial del COI y en consecuencia, el derecho nacional queeventualmente le sería aplicable. Pero íntimamente ligado al extremo anterior,surge el de determinar la personalidad jurídica del organismo y su vinculaciónal derecho público o privado. En este sentido y en la parcela del derecho pú-blico internacional, la existencia jurídica es reconocida (por ejemplo entre Es-tados) no cuando se constituyen, sino cuando son reconocidos por un ciertonúmero de Naciones. Pero el COI no nació como consecuencia de un tratadoentre Estados, sino por la decidida voluntad de un grupo que posiblementenunca pensó en la dimensión y alcance extraordinario que el organismo habríade adquirir. ¿Cabe por ello pensar en que el Comité Olímpico Internacional esuna asociación de derecho público? Esta es a la conclusión que llega el juristaalemán y medallista olímpico Jürgen Schroeder12. En este sentido, el COI actúapese a su imparcialidad política a escala mundial y dirige bajo el imperio desus normas, a 205 Comités que se comprometen a acatar de forma inapelablesus decisiones. Las negociaciones que el COI mantiene con los diversos Esta-dos, como consecuencia de la organización de los Juegos, son llevados al másalto nivel y el Presidente es recibido por los mandatarios de los distintos paísescon las consideraciones propias de un Jefe de Estado, discutiendo con ellos yen el mismo plano los problemas a resolver. En este sentido los encuentrosmantenidos por Lord Killanin en 1976 con Pierre Trudeau en Montreal, conLeónidas Breznev en Moscú en 1979 y 1980 o con el Presidente Carter conmotivo del boicot de los Juegos de la XXII Olimpiada. Igualmente, han sidode la misma categoría las numerosas entrevistas mantenidas por el PresidenteJuan Antonio Samaranch, entre otras, con el Presidente Pertini, el 27 de enerode 1981, con el Rey de Suecia en abril del mismo año; con el Presidente dePortugal en octubre de 1985 o con el Presidente Reagan en enero de 1982, en-trevistas con toma de acuerdos de la máxima jerarquía política y diplomática,

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9 Revista Olímpica: Nº 207. Enero de 1985, págs. 15 y 16.10 SILENCE, Luc: Conf. Cit. pág. 164.11 SCHROEDER, Jürgen: Symbolik der Olympischen Bewegun. Grundlagen und Möglich keiten eines Rechtlichen Schutzes,

Mayence 197612 SILENCE, Luc: Conf. Cit. pág. 168

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que se han ido paulatinamente acrecentando en la última década, en donde,en un solo año tomado al azar, en 1994, el Presidente Samaranch fue recibidoen las condiciones dichas por Zine El Abidine, Presidente de Túnez (marzo),Nelson Mandela y Yasser Arafat (junio) Lech Walesa, Presidente de Polonia (oc-tubre), Boris Yeltsin, Presidente de la Federación Rusa (diciembre) y el Rey deBélgica y los Jefes de Estado o de Gobierno de Suráfrica, Namibia, Angola,Santo Tomé y Príncipe y Cabo Verde.

Sin embargo, y pese a lo expuesto, la opinión dominante es que el COI esuna organización no gubernamental de derecho privado. En este sentido, elartículo 52 del Código Civil suizo dispone que las sociedades organizadas cor-porativamente que posean un fin especial y una existencia propia adquiriránla personalidad jurídica, haciéndose inscribir en el registro de comercio. Lasasociaciones que no posean finalidades lucrativas están dispensadas sin em-bargo de este registro. En consecuencia, como quiera que el COI no tiene fi-nalidad lucrativa alguna, pero sí está organizado corporativamente, será en elsentido del derecho suizo una asociación sin finalidad económica.

En 1973, el Presidente Killanin creó una comisión jurídica con la finalidadespecífica de examinar el problema de la personalidad jurídica del COI. El re-sultado de la Comisión fue el de proponer la modificación de la Carta Olímpicay considerar al COI como una “asociación de derecho internacional con per-sonalidad jurídica no sujeta a derecho nacional”. El contenido de la propuestafue aceptado y llevó consigo a la modificación de la norma 11 (actual norma2) en donde, además de lo expuesto, se precisaba la fecha de la creación delorganismo, su misión de controlar y promover los Juegos Olímpicos, su dura-ción ilimitada, su domicilio social en Suiza y finalidades no lucrativas que pororden correlativo son las siguientes:

– Alentar la organización y el desarrollo del deporte y las competicionesdeportivas.

– Orientar y dirigir el deporte hacia el ideal Olímpico, estimulando y ro-busteciendo la amistad entre los deportistas de todos los países.

– Velar por la celebración regular de los Juegos Olímpicos.

– Hacer que los Juegos Olímpicos sean cada día más dignos de su gloriosahistoria y del noble ideal en que el Barón Pierre de Coubertin y sus co-laboradores se inspiraron para restaurarlos.

Bajo estos postulados, el COI se afirmaba en su decisión de ser una asocia-ción internacional, no sujeta a derecho nacional alguno, con cometidos supra-nacionales, actuación apolítica y finalidades no lucrativas, altruistas ybienhechoras para la humanidad.

Sin embargo, aún subsistían para el COI ciertos problemas en razón a su ubi-cación geográfica, ya que al no disfrutar de privilegio alguno, en numerosas oca-siones se presentaron problemas de índole administrativo y laboral, cuando en

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razón a sus funciones, se vió en la necesidad de contratar personal no suizo,para trabajar en las dependencias del secretariado. Gestiones diversas, al objetode conseguir para el COI un estatuto especial, fueron llevadas a cabo por AveryBrundage, y sobre todo por Lord Killanin, pero todo quedó en declaraciones decortesía sin resultado concreto alguno. Bajo el mandato del Presidente Juan An-tonio Samaranch, se reanudaron las negociaciones que el 17 de septiembre de1981 obtuvieron el deseado éxito, merced a un Decreto del Consejo FederalSuizo por el cual Kurt Furgler, en su calidad de Presidente de la Confederaciónsuiza, y el Canciller de la misma, actuando ambos en nombre y representacióndel Consejo Federal Suizo, reconocieron al COI la importancia de su misión uni-versal en el plano del desarrollo del deporte y de las relaciones humanas. Enbase a estos postulados, en el Decreto se declaraba que “el COI goza en Suizade personalidad jurídica, beneficiándose por este hecho, de los derechos y li-bertades garantizadas por el ordenamiento jurídico suizo”. En consecuencia, elConsejo Federal decide “otorgar al Comité, un estatuto particular en razón a susactividades universales y a su carácter específico de institución internacional”.

La Carta Olímpica en su redacción actualizada, vigente a partir del 9 de sep-tiembre de 2013, precisa en la Norma 15-1 que el Comité Olímpico Internacio-nal es: Una organización internacional, no gubernamental, sin fineslucrativos, de duración ilimitada, constituida como asociación, dotada de per-sonalidad jurídica, reconocida por el Consejo Federal Suizo en virtud delacuerdo fechado el 1 de noviembre de 2000.

Con la obtención de esta mejora, el COI ha definido claramente su estatutosobre el plano jurídico, al beneficiarse de privilegios de naturaleza fiscal enSuiza, gozar de libertad para contratar personal que trabaje en sus dependen-cias, ver protegidos sus símbolos y emblemas y gozar de personalidad jurídicade derecho internacional sin hallarse sujeto a derecho nacional alguno13.

3. La carta olímpicaNacido el Movimiento Olímpico Moderno como consecuencia del Congreso

de la Sorbona el 30 de julio de 1884 y programándose los Juegos de la I Olim-piada para Atenas en 1896, en la lúcida mente de Pierre de Coubertin, padrede la compleja empresa, surgió la urgente necesidad de dotar al MovimientoOlímpico recién restaurado de una necesaria normativa reglamentadora de suactuación, presente en la mente del gran humanista la máxima griega: Los hom-bres si son amigos se entiende sin más. Si no, hay que darles leyes… De su puñoy letra se conserva el texto Règlements, germen de la actual Carta Olímpica ycódigo normativo del Movimiento Olímpico moderno.

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13 Silence, Luc: Interacción de las reglas de derecho del deporte y de las leyes y tratados que emanan de los poderes públicos.Revista Olímpica nº 120, pág. 622.

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La Carta Olímpica viene a representar o integrar un texto constitucional re-gulador del dilatado organigrama olímpico y su variado mosaico de múltiplesy dispersas implicaciones. El texto de la Carta, precedido por una introducciónen donde se plasman los Principios Fundamentales, se integra por cuatro ca-pítulos (el Movimiento Olímpico y su actividad; el Comité Olímpico Interna-cional; las Federaciones Deportivas Internacionales; los Comités OlímpicosNacionales y los Juegos Olímpicos) y todo su articulado se integra por las nor-mas y los textos de aplicación, dualidad reglamentadora equivalente en el de-recho ordinario a las leyes y sus correspondientes reglamentos desarrolladores,con la diferencia que en el texto olímpico muchos tipos de disposiciones vanyuxtapuestas en atinencia a cada concepto que regulan.

En esencia el conjunto de disposiciones que integran la Carta Olímpica sonuna autorregulación de las facultades del organismo, que han sido promulgadaspor el mecanismo típico del mundo del deporte, en donde la facultad de le-gislar no viene otorgada ni por un poder político impuesto por la fuerza, nipor la delegación de una voluntad popular, sino por las facultades que se ge-neran en el asociacionismo deportivo voluntario14.

Lo peculiar de sus normas escritas organizadoras es que gozan de la tras-cendencia de verdaderas normas jurídicas con repercusión internacional y ám-bito de aplicación similar a las que operan en organismos internacionales,interestatales15.

Desde la constitución del COI en 1894 y a través de los sucesivos CongresosOlímpicos en los que se ha pretendido siempre la actualización de la operati-vidad del movimiento olímpico, una de las principales preocupaciones del altoorganismo olímpico ha sido siempre el de la revisión de su normativa. LosCongresos de París en 1914, de Lausanne en 1921, Roma en 1923 o Praga en1925 marcan el inicio de toda una permanente preocupación por el tema hastanuestros días16.

La Sesión del COI que, con el ordinal 110 se desarrolló en Lausanne entrelos días 11 y 12 de diciembre de 1999, fue prolija y trascendente en las reformasy cambios introducidos en toda la normativa vigente para adaptarla a las ne-cesidades y exigencias del nuevo milenio.

La Norma 1 de la Carta marca el encauzamiento de todas las facultades delCOI, dentro de los preceptos que el texto contiene, autoatribuyéndose la au-toridad suprema en todas las cuestiones que se susciten dentro del mundoolímpico y la propiedad exclusiva de los Juegos Olímpicos y todos los derechos

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14 SFORZA. La teoría degli ordenamenti giuridici e il diritto sportivo. Foro it. 1933. 1 1381.15 VIND, Ivar: Le Comité Olympique International et les Comités Olympiques Nationaux. En Academia Olímpica Internacional.

1968, pág. 3616 Citado por Vind: Academia Olímpica Internacional. 1968, pág. 35

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que se deriven como consecuencia de su desarrollo y organización, como acontinuación pormenorizadamente establece en las normas 2 a 8. Esta autori-dad y jurisdicción suprema, que el COI ejerce a través de su Consejo o Asam-blea, es delegada normalmente en su Comisión Ejecutiva y en materias decarácter técnico deportivo en las respectivas Federaciones Internacionales,según se concreta en las normas 19, 25 y 26.

4. Los comités olímpicos nacionalesEl segundo pilar del olimpismo está constituido por los Comités Olímpicos

Nacionales. Desde el comienzo de su andadura, el COI se sintió en la necesidadde la cooperación de estos Comités en su tarea universalista. Pierre de Coubertinasí lo expresaba en un extenso artículo publicado en 1903, “Creemos –decía-que para una mayor eficacia de nuestros esfuerzos, los miembros de los ComitésNacionales no deberían proceder ni de las Federaciones, ni de las Uniones oAsociaciones Atléticas; pues estos Comités deben estar en principio, por encimade problemas interiores que generalmente siempre existen. Deben por el con-trario, a ser posible, estar constituidos por personas competentes, alejadas detoda discordia e inaccesibles a influencias de organismos exteriores”17.

Bajo el punto de vista jurídico, los Comités Olímpicos Nacionales son insti-tuciones de naturaleza híbrida, en el sentido de que en un extremo son “na-cionales”, es decir, están insertos dentro de la legislación de un paísdeterminado y en otra dimensión son “olímpicos”, es decir han de observar lanormativa internacional del COI. Su reconocimiento y configuración, como en-tidades jurídicas, varía notablemente de unos países a otros. En unos casos, elComité es reconocido como una asociación por el poder ejecutivo (tal es elcaso de Checoslovaquia o Túnez) o en otros supuestos, el Comité es una sim-biosis entre el Comité propiamente dicho y la Asociación de las Federacionesen base a la cual se le reconoce personalidad jurídica (CON Belga). En un ter-cer supuesto, el Comité Nacional es reconocido por una Ley (Grecia, Francia,Irán, EEUU y España).

La norma 27 de la Carta Olímpica somete al conjunto de las disposicionesque en ella se contienen, la constitución y funcionamiento de los Comités Olím-picos Nacionales, exigiéndoles, a poder ser, que gocen de personalidad jurídica.Se les encomienda el deber de velar por el desarrollo en su país del movi-miento olímpico y el deporte y se les otorga la responsabilidad única de laparticipación de los atletas nacionales en los Juegos Olímpicos, así como enlas demás manifestaciones deportivas patrocinadas por el COI. Se les exhortaa mantener incólume su autonomía e independencia frente a las presiones de

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17 DURÁNTEZ, Conrado: El Comité Olímpico Español: Orígenes y naturaleza jurídica Madrid 1999. La nueva fecha decreación del COE en 25 de noviembre de 1912, fue aceptada y reconocida por el COI según carta del Presidente Samaranchde 28 de Abril de 1999.

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toda clase, tanto políticas como religiosas o económicas, y se determina sucomposición y la naturaleza de los miembros votantes en las decisiones. Porúltimo, tanto la denominación como la bandera o emblema de cada ComitéOlímpico Nacional habrá de ser aprobada por el COI.

La autorización para el uso de esos símbolos, que la Ley reserva a la potes-tad del CON, es una facultad cuyo ejercicio ha motivado una larga y porme-norizada reglamentación de la Carta18, en consonancia con el novedosopatrocinio o sponsorship que la última redacción de la misma singularmenteincluye y prevé.

El espectacular eco que el deporte, como gran fenómeno social ha adqui-rido en las postrimerías del siglo XX, ha propiciado un generoso y lucrativomercado o mercadeo de toda la variada gama de sus rasgos esenciales másidentificadores y muy especial de los símbolos olímpicos, en razón a la admi-ración y respeto social que, hasta el presente, han despertado por su híbridoimpacto laico-religioso. Pese a la defensa de dignidad de uso de esos símbolosque la Carta recuerda (Textos de aplicación a las Normas 7 y 14, ordinales 4,8;4-9 y 4-10,4), la indiscriminada y autorizada utilización por empresas, planes yproductos comerciales ha precipitado una malsana vulgarización de su ritualcontenido, aunque no se puede obviar que, como contrapartida, la comercia-lización de los mismos ha allegado importantes medios para el deporte, mediosque, pese a lo expuesto, serán positivos en cuanto sean administrados por cua-dros dirigenciales deportivos adecuados e insospechadamente peligrosos yperturbadores cuando sean las propias marcas comerciales quienes decidan.La frase de Otto Szymiczek cobra vigencia una vez más: “Las ayudas de lasmarcas comerciales al deporte -decía- son positivas en cuanto generadores demedios. Pero con ello se correrá el peligro de haber introducido el mercaderen el Templo”19.

5. Las federacionesSon el tercer elemento integrante del olimpismo. Su misión fundamental es

la potenciación y desarrollo del deporte que rijan colaborando con el COI enel programa olímpico.

A nivel jurídico, y como ya se expresó con anterioridad al examinar lasreglas del COI, las normas escritas de estas Federaciones, que emanan de unmovimiento deportivo voluntario, alcanzan la categoría de disposiciones ju-rídicas20.

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18 Texto último vigente a partir de 9 de septiembre de 2013.19 SZYMISZEK, Otto: Olimpismo y comercialización en Academia Olímpica Internacional 1978 Pág. 160.20 Mirto: Autonomía e especialitá del diritto sportivo. Riv. Dir. Sport. 1959, Pág.6

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Como nota peculiar de su dimensión organizativa y cometidos, se puededestacar que las Federaciones desempeñan fundamentalmente una misión téc-nica: finalidad en la que, como destaca Bondoux21, tienen en esencia la gamade los poderes de un estado, en cuanto redactan reglamentos con peculiaresfacultades legislativas; organizan encuentros y designan los árbitros que hande dirigirlos con un evidente poder ejecutivo, y finalmente entienden y deci-den, sobre reclamaciones que puedan plantearse sobre cuestiones atinentes aldeporte que rijan, con una facultad decisoria de marcado sabor judicial.

La Carta Olímpica otorga a las Federaciones Internacionales la suprema ju-risdicción en el control técnico de los deportes que rijan (norma 46-1), asícomo potestad sancionadora en los supuestos de fraude y autonomía técnicaen sus informes al COI (norma 26-2,1), determinando los condicionantes parasu admisión como especialidad olímpica (norma 26-1-5).

Y ésta es, a grandes rasgos, la dimensión jurídica del movimiento olímpico,la poderosa fuerza social que escasamente ha necesitado de la utilización co-ercitiva de un derecho positivo dado el altruismo de sus fines democráticos yhumanitarios que encuentran en su esencia una mayor semejanza en los pos-tulados de un derecho natural, equilibrio natural de movimiento desarrollo yevolución que, en los últimos tiempos, se ha visto seriamente afectado por elimpacto materialista, de una excesiva comercialización del deporte que ha ge-nerado violencia y fraude, males de una negativa fuerza emergente que handebido ser conjurados y atajados reforzando el entramado jurídico del grancuerpo olímpico.

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21 Bondoux, René: Ob. cit. AOI 1978 pág. 143

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LA ESCUELA DEL OLIMPISMO.LA ACADEMIA OLÍMPICA

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El olimpismo

1. Akademia, AcademiaLa palabra Academia, de origen griego, tiene su nacimiento histórico, en la

denominación que se dio a la escuela filosófica fundada por Platón en el año387 a. c. y ubicada en una casa con jardín en las afueras de Atenas, próxima alos jardines denominados de Academo, héroe local del que tomó el nombre.Desde entonces y a través de las más diversas circunstancias y evoluciones his-tóricas, la palabra Academia y su significación institucional, ha venido a ex-presar el conjunto o grupo de personas que integran o difunden el saber. Enel concreto caso de la Academia Olímpica, la tarea u objetivo de la misma, esla difusión y defensa de los valores éticos y morales que integran el código fi-losófico del movimiento olímpico, así como la denuncia del impacto negativode las presiones ajenas a los principios que la carta olímpica contiene.

2. La Academia Olímpica. Breve reseña históricaPara Carl Diem dinámico impulsor de la Academia Olímpica Internacional,

el antecedente antehistórico de la Academia Olímpica, se encuentra en la ins-titución de los nomofilakos o guardadores de las leyes, casta sacerdotal queen Olimpia, asesoraba e instruía a los jueces de las pruebas y concursos a dis-putar en los Juegos Olímpicos Antiguos (hellanodikes) acerca del recto sentidoy correcta finalidad, de la gran fiesta agonal, así como de los principios inspi-radores de sus concursos.

Los Juegos Olímpicos Antiguos, que históricamente se inician en el año 776a. C., tuvieron la evolución histórica normal en los acontecimientos humanos,con las inexorables etapas de nacimiento, auge, esplendor, crisis y desaparición.A comienzos del siglo IV a. c., las influencias políticas, el profesionalismo y lacorrupción, hirieron de muerte a la institución agonal olímpica, que desapare-cerá con errónea atribución al Edicto dictado por Teodosio I el Grande enConstantinopla el 8 de noviembre del año 392

Un vacío de siglos se ha de abatir, sobre la práctica deportiva y el tranceagonal hasta que en el último tercio del siglo XVIII y primera mitad del sigloXIX, un conjunto de pedagogos lo revindicarán como elemento fundamentalde la educación (Federico Luis Jahn en Alemania, Per Henrik Ling en Suecia yFrancisco de Amoros y Ondeano Marqués de Sotelo en España) destacandode entre todos, el pastor anglicano Thomas Arnold (1778-1852) cuyo ideariodeportivo pedagógico, habrá de influir, de forma decisiva, en la figura clavedel Olimpismo moderno, el francés Pierre de Fredy Barón de Coubertin, quientras múltiples vicisitudes, habrá de ver restaurados los Juegos Olímpicos Mo-dernos, en el histórico congreso de la Sorbona de 23 de Junio de 1894.

Los Juegos Olímpicos Modernos, inician su andadura histórica con los des-arrollados en Atenas en 1896, que constituyeron un destacado acontecimiento.Fueron como un aldabonazo a la conciencia mundial, alertándola de que una

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nueva fuerza moral –el Olimpismo- acababa de nacer, bajo el sólido funda-mento ético de sus principios básicos centrados en la no discriminación, bús-queda de la paz mundial y mejora psicofísica de la raza humana a través deldeporte.

Pero las dos ediciones olímpicas subsiguientes (París 1900 y Saint Louis1904) constituyeron dos reiterados y sucesivos fracasos para al ideal olímpicoconcebido por Coubertin, quién se alarmó, ante la incomprensión que los or-ganizadores de ambas ediciones, habían manifestado hacia su obra.

Coubertin era un amante del deporte, pero no sólo y exclusivamente undeportista. Era sobre todo un pedagogo, un educador, un filántropo, un hu-manista, que siempre había concebido al deporte y a la gran fiesta olímpicacomo factores generadores de paz y cultura. De ahí que ante el negativo im-pacto de los acontecimientos dichos, intentase potenciar el talante cultural delOlimpismo, a través de una serie de Congresos Olímpicos (Havre 1897; Bruse-las 1905, París 1906 y 1914, Lausana 1913 y 1921 y Praga 1925) durante loscuales y a través de los cuales, quiso poner de manifiesto el carácter mundial,cultural y educativo de aquella democracia cosmopolita por él instaurada, ba-sada en la cita periódica y puntual de los Juegos Olímpicos, que deberían cons-tituir, según pensó, en 1924,…”la gran fiesta cuadrienal de la primaverahumana, ordenada y ritmada, cuya savia ha de mantenerse al servicio del es-píritu…”

El impacto culturalista transitorio de los Congresos Olímpicos, no acabaronde satisfacer a Coubertin como adecuado sistema de vigilancia, difusión y ga-rantía de los principios olímpicos y de ahí, que permanentemente busque laforma de constitución, de un organismo estable, que desempeñe tal función.

Al finalizar los Juegos de la XI Olimpiada en Berlín en 1936, Coubertin, enmarzo de 1937, dirigió una carta al gobierno del Reich, sugiriendo la creaciónde una institución a la que legar sus papeles, documentos y proyectos no rea-lizados, sobre el Olimpismo renovado. La misiva decía así: no he podido termi-nar lo que hubiera deseado acabar. Lo que para mí sería con mucho lo másprecioso, es que en Alemania en recuerdo de los Juegos de la XI Olimpiada, secrease un muy modesto y pequeño instituto al cual podría legar todos mis pa-peles, documentos y proyectos inacabados concernientes al conjunto del olim-pismo renovado…contra el cual se han publicado ya muchos errores falsedades.Creo que un Centro de Estudios Olímpicos que no sería necesariamente en Ber-lín, ayudaría más que nada al mantenimiento y progreso de mi idea y a pre-servarla de desviaciones que rechazo.

El proyecto daría lugar a la creación del Centro de Estudios Olímpicos,que dirigirá Carl Diem y que estará en funcionamiento entre 1938 a 1944,editándose la Revista Olímpica en tres idiomas, que vino a constituir, enesos momentos, el vínculo de unión informativa, del movimiento olímpicode entonces.

La Escuela del Olimpismo. La Academia Olímpica

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La muerte ha de sorprender a Coubertin de forma imprevista, el 2 de Sep-tiembre de 1937 cuando meditabundo paseaba por el Parque de la Granja enGinebra. Su amor y pasión por la cultura del Olimpismo antiguo, de Greciacomo país y de forma muy especial por Olimpia, motivó su decisión testamen-taria que determinaba, que a su fallecimiento, su cuerpo fuera enterrado enSuiza, pero que su corazón embalsamado, fuera llevado a Olimpia, lo que asíocurrió, llegando a Olimpia la reliquia el 26 de Marzo de 1938, siendo depo-sitada por el Príncipe Heredero Pablo en el interior de una estela de mármolblanco dedicada a la memoria del célebre humanista.

La idea e intención de Coubertin, ha de ser retomada por su amigo y cola-borador Carl Diem así como por John Ketseas, prestigioso dirigente deportivogriego, que habría de acceder, como miembro del C.O.I., en 1946.

En 1938 Diem propone al Comité Olímpico Griego la creación en suelo he-leno de una Academia Olímpica, lo que así fue aceptado y decidido por aquel,en Junio de 1939, después de haber solicitado y obtenido la autorización delC.O.I., proyecto que habría de quedar en suspenso, ante el desencadenamientode la guerra.

En 1947, durante la 41 Sesión del C.O.I. en Estocolmo, el Comité OlímpicoGriego expone de nuevo la idea sobre la creación de una Academia Olímpicaen suelo heleno, proyecto que Avery Brundage calificó como de “muy intere-sante”.

Dos años mas tarde, en Enero de 1949, John Ketseas en colaboración conCarl Diem redactan un Memorandum explicativo y un proyecto para la creaciónen suelo griego de una Academia Olímpica. En él se harán constar los temoresexpresados por Coubertin durante su última estancia en Atenas, en 1937, sobrela posible y peligrosa tergiversación del ideario olímpico y de ahí, y por ello,de la necesidad y conveniencia de la creación, de la proyectada Academia queen frase textual de Ketseas sería…”como un centro intelectual, en el que unaélite de la juventud universitaria de todos los países, podría venir a iniciarseen los principios olímpicos, bajo la dirección de personalidades reconocidas porsu competencia”.

El 28 de Abril de 1949 durante la 44 Sesión del C.O.I. en Roma se decide,por unanimidad, la creación de una Academia Olímpica Internacional con sedeen Olimpia. Antes de la aprobación incondicional de la propuesta por todoslos miembros del C.O.I. presentes, Ketseas había defendido de forma apasio-nada y brillante, el proyecto durante la intervención que se le confirió, para laexposición y explicación, de las ideas directrices centrales del Memorandum.

Aceptada por el C.O.I. la creación de la Academia Olímpica, Ketseas, ennombre de su país agradeció el apoyo prestado por aquel, prometiendo, a lavez, que su Gobierno, no regatearía esfuerzos para que el Centro Olímpico,así creado, se convirtiera en el “Centro Espiritual del Movimiento OlímpicoMundial”.

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Sin pérdida de tiempo y bajo los ilusionantes efectos del triunfo conseguido,el Comité Olímpico Griego envió las oportunas invitaciones a los respectivosComités Olímpicos de diversos países, solicitándoles el envío de representantespara tomar parte en la primera reunión. Pero una decepcionante realidad, seríala respuesta a este primer ensayo. De las ochenta invitaciones cursadas, sólocuatro recibieron respuesta, y en el fondo, con decisión negativa.

El origen oficial de la A.O.I. se puede centrar en la conferencia de CarlDiem: Una Elis de nuestros tiempos: significación y proyectos de la AcademiaOlímpica Internacional, programada el 16 de Junio de 1961 en la evocadoracolina de Olimpia apodada “El Anfiteatro”.

3. La Academia Olímpica Internacional, evolución.Desde su fundación a la frontera del nuevo milenio, la A.O.I. ha celebrado

cincuenta y tres sesiones anuales oficiales, en la que han participado un nú-mero cercano a los doce mil jóvenes.

El Comité Olímpico Griego, a través de su organismo rector para la A.O.I., oEforía, ha programado con regularidad y eficacia los distintos y sucesivos cursosde la Academia. Sólo la 24 Sesión, correspondiente al año 1964, no pudo tenerlugar, debido a la tensión política provocada por la situación de Chipre.

Los iniciales cursos de Olimpia, fueron sólo organizados para jóvenes par-ticipantes, ampliándose progresivamente el acceso a los mismos a otros esta-mentos deportivos y olímpicos, en razón a la amplia gama de posibilidadesque ofrecían las nuevas instalaciones fijas inauguradas en 1967 y sucesivamenteampliadas y acondicionadas. De ahí y por ello, que sectores diversos de gruposvinculados con el Olimpismo y el deporte, hayan venido desarrollando sesionesen Olimpia (Médicos, Entrenadores, Periodistas, Federaciones, Profesores, Es-tudiantes de A.O.N.s, Asociaciones de Profesores de Educación Física y de His-toriadores de Deporte, Clubes Federativos etc.) pero al mismo tiempo y a partirde 1973, se han venido programando Sesiones fijas de celebración general-mente bianual, con destino a colectivos concretos, como las organizadas paraProfesores (desde 1973), miembros de C.O.N.S y Federaciones Internacionales(desde 1978), Directores de Institutos Superiores de Educación Física (desde1986), Periodistas Deportivos (desde 1986) y Presidentes, Directores deA.O.N.S. (Desde 1988) y postgraduados (desde 1993).

La A.O.I., publica anualmente los trabajos de cada Curso, en unas Actas Ofi-ciales en tres idiomas; inglés, francés y griego, que son, además, los de oficialy común uso en conferencias y debates y con simultánea traducción. Esporá-dicamente se ha venido ampliando a otros idiomas las lenguas del trabajo autilizar en cursos concretos, como han sido el español y árabe.

La A.O.I. como se dijo, está dirigida por un consejo de Administración oEforía cuyos miembros generalmente en número de diez, son designados por

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Instalaciones de la Academia Olímpica Internacional en Olimpia (Grecia).

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el Comité Olímpico Griego, entre los integrantes de dicho Comité, así comoentre relevantes personalidades griegas de la cultura y el deporte.

El C.O.I., para demostrar su decidido apoyo a la A.O.I., creó, en 1963,una Comisión especial para la Academia Olímpica, integrada entonces porJohn Ketseas como Presidente, el Marqués de Exeter, Giorgio de Stefani eIvar Vind además de Avery Brundage y Armand Massard como miembroshonorarios.

Dicha Comisión, que ha venido funcionando como un grupo de trabajooperativo y sesiones anuales, hasta 1998, ha sido refundida en la Comisión deCultura del C.O.I. a partir de la referida fecha.

Para los cursos anuales de jóvenes en Olimpia, se cursa invitación a todoslos C.O.N.S. por parte de la A.O.I. Las condiciones exigidas a los participantesson, la de tener una edad inferior a treinta y cinco años, conocer suficiente-mente uno de los tres idiomas oficiales, y estar interesados en la temática olím-pica. Cada C.O.N. puede enviar hasta tres representantes.

El C.O.I., a través de Solidaridad Olímpica, ha demostrado su decididoapoyo financiero a la A.O.I., desde 1978. En la actualidad, Solidaridad Olímpica,sufraga el 50% de los gastos de transporte de un hombre y una mujer porC.O.N., cuya estancia, alimentación y desplazamientos internos en Grecia, tam-bién están cubiertos por la organización.

4. Las Academias Olímpicas NacionalesLa asistencia de representantes de los C.O.N.S. a los cursos iniciales de Olim-

pia, motivó, ante el entusiasmo provocado por las experiencias adquiridas quese intentara la creación en los países de origen, de unas instituciones similaresa la A.O.I., con las que difundir, a nivel nacional, los principios olímpicos. Laprimera experiencia en este sentido, fue la llevada a cabo en el Instituto na-cional de Educación Física de Madrid a partir de 1964, con la puesta en marchade un Centro de Estudios Olímpicos, y la publicación, en 1965, de un librosobre la A.O.I. por Conrado Durántez. El Centro en cuestión habría de generarla primera Academia Olímpica Nacional, organizada y programada a imitaciónde la A.O.I. y como colaboradora de aquella y así constituida en sesión so-lemne habida El 25 de Noviembre de 1968, presidida por el entonces Presi-dente del C.O.E. Juan Antonio Samaranch.

En la década de los setenta, tres nuevas A.O.N.S. habrían de fundarse, las deEE.UU (1976), China Taipei (1978) y Japón (1980), generalizándose el interéspor la Academia Olímpica, en la década de los ochenta con la puesta en marchaen la primera mitad de tal periodo de veintidós Academias más; nueve en Amé-rica (República Dominicana 1980, Chile 1981, Argentina, Ecuador y Bolivia 1982,Canadá. México y Uruguay 1983, Perú 1984), dos en Asia (Corea 1983 y Hong–Kong 1985), dos en África (Egipto 1981 y Benin 1985) la de Australia (1985) y

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ocho en Europa (Austria, Bulgaria, Bélgica y Gran Bretaña (1982), Alemania eIrlanda (1983), Suiza (1984) y Hungría (1985).

El C.O.I. decidió impulsar de forma decisiva la creación de Academias Olím-picas en los distintos Comités que aun no la hubieran constituido, para lo cual,convocó una reunión monográfica sobre el tema desarrollada en Lausana, losdías 14 y 15 del mes de Noviembre de 1982 y a la que fueron invitados y asis-tieron, los Presidentes del las A.O.N.S. entonces existentes (República Domini-cana, Chile, Egipto, España, E.E.U.U., Inglaterra, Japón, y China Taipei). LaSesión, presidida por Mohamed Mzali y con la asistencia de Nikolaos Nissiotisy Otto Szymiczek como Presidente y Decano de la A.O.I, adoptó la decisiónde recomendar al C.O.I. la tarea de impulsar la creación de A.O.N.S., lo queasí aceptó el Presidente Samaranch en su asistencia al acto de clausura, y loque generó que en 1984, el Presidente remitiera una carta circular a todos losC.O.N.S. estimulándolos a la constitución de A.O.N.S. El impulso así generadodesde el C.O.I., provocó un autentica creación de A.O.N.S. hasta el total deciento treinta y siete que hoy en día existen.

La creación dentro de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales(ACNO) de una Comisión para el impulso de las A.O.N.S., así como en lasdemás Asociaciones Continentales, han supuesto nuevas e importantes medidasde apoyo a la fundación y progreso de las A.O.N.S.

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Miembros de la Asociación Panibérica de Academias Olímpicas (A.P.A.O) con el Presidente del C.O.I JuanAntonio Samaranch en Madrid el 14 de junio de 1994 con ocasión del IV Congreso de la Asociación.

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5. ¿Qué es una Academia Olímpica Nacional?Se puede considerar como Academia Olímpica Nacional, a toda Comisión

o grupo que con autorización y con el apoyo del comité olímpico nacionalrespectivo, realice, por delegación, la misión fundamental que a los C.O.N.S.les compete, cual es la de difundir y defender en su país, los principios filosó-ficos que la Carta Olímpica contiene. La excesiva y progresiva especializacióndeportiva, hace, que cada vez mas, los esfuerzos de los C.O.N.S. se centrenmayoritariamente, en la mejora de la preparación física de los atletas, que hande enviar a los Juegos, olvidando, frecuentemente, su tarea fundamental, cuales la de la difusión de los principios del olimpismo cuyo cometido, les facultay califica, como de órganos “olímpicos”. Tal desequilibrio de acción, ya era de-nunciada por Coubertin en 1920, cuando precisaba…tengamos cuidado, paraque el punto de vista técnico, no oscurezca al pedagógico…”

La Carta Olímpica, sistemáticamente, ha venido exigiendo a los C.O.N.S.este tipo de pedagogía olímpica, hasta que como consecuencia de la reformaproducida el 16 de Julio de 1990, con ocasión de la 96 Sesión del C.O.I. des-arrollada en Tokio, se procedió a centrar en la Norma 31, la misión y funcio-nes de los C.O.N.S., a los que después de exigirles y recomendarles ladifusión de los principios del Olimpismo en el país, colaborando para tal di-vulgación y enseñanza, con todo tipo de programas educativos, tanto de Ins-tituciones Escolares como Universitarias, fomentando la creación deInstituciones dedicadas a la Educación Olímpica, precisa con certero mandatonormativo…Fomentarán sobre todo la creación y las actividades de las Aca-demias Olímpicas Nacionales…

Como consecuencia de lo expuesto, la Institución de la Academia Olímpica,es el único organismo de pedagogía Olímpica oficial y específicamente refle-jado en la Carta Olímpica, bien a nivel internacional, cual sería el apoyo queel C.O.I. otorga a la A.O.I. (Norma 2-14) bien a nivel nacional, con la dedica-ción y soporte que los C.O.N.S. han de dar a las A.O.N.S. (Norma 31-2-1).

6. Cómo crear una Academia Olímpica Nacional.La creación de una A.O.N. en un C.O.N., supone, en no pocas ocasiones,

para los dirigentes de este, un tarea que se antoja difícil, compleja y delicada,en razón al peso dogmático que el término “Academia” encierra y que haceque para los desconocedores del tema presuponga que tal creación, puedasignificar la existencia de un espacioso edificio, una nutrida biblioteca y unapoyo más o menos amplio de expertos y cualificados miembros, así como ya la vez, que un adecuado soporte de secretariado conocedor de los idiomasoficiales del C.O.I. De ahí, que en no pocas ocasiones y como consecuenciade lo expuesto, la idea de la creación de una Academia Olímpica genere rece-los en los propios miembros del C.O.N. Sin embargo, una Academia Olímpica,a tenor normativo y operativo, es y ha de ser, una Comisión del propio C.O.N.,

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integrada por miembros de éste, así como con otras personas con las condi-ciones adecuadas, designadas habitualmente por el Comité Ejecutivo del propioC.O.N.

El Presidente de la A.O.N., deberá tener titulación universitaria y ser un ac-tivo militante del Movimiento Olímpico, debiendo formar parte del Comité Eje-cutivo del C.O.N. a título reglamentario o ex oficio. Los miembros pueden serprofesores, presidentes de federaciones o clubs, deportistas olímpicos o des-tacados periodistas, comprometidos en la difusión del olimpismo. Es conve-niente que la A.O.N., funcione con un reglamento aprobado por el C.O.N.,que fije sus cometidos objetivos y funcionamiento y término del mandato oreelección de sus miembros.

El C.O.N. deberá soportar financieramente, el funcionamiento de la A.O.N.incluyendo dentro de sus balances anuales, los presupuestos de gasto de ac-tuación de ésta, así como el soporte administrativo de actuación.

El acto de creación de una A.O.N. ha de centrarse en una ceremonia oficial,a la que el C.O.N. dará la máxima notoriedad informativa, para que en el paísen cuestión, se tenga conciencia de su existencia, en razón a los cometidosque de ella se esperan.

7. Actuación y funcionamiento de una Academia Olímpica Nacional.A una A.O.N. se la puede considerar como una Institución pedagógica de

las tres d. difundir los principios olímpicos defender los mismos y denunciartodas cuantas presiones ajenas a la ética del deporte y al ideal olímpico, pre-tendan alterar o corromper tal ideal.

La actuación genérica de la A.O.N., se centra globalmente, en la difusióndel Olimpismo en todas las capas sociales, considerado aquel como una filo-sofía de la vida que utiliza al deporte como correa transmisora de sus principiosformativos, pacifistas, democráticos, humanitarios y ecologistas.

El cometido básico y fundamental de una A.O.N. consiste en organizar unCurso Anual oficial, de difusión olímpica a nivel universitario, del que hacer laselección de entre los asistentes inscritos, de aquellos que hayan de representaral país en el curso anual internacional de la A.O.I. en Olimpia. Los criteriosnormalmente utilizados para proceder a esta selección son: Asistencia regularal curso programado, conocimiento de idiomas (francés, inglés o griego) estardecididamente interesado en la problemática del fenómeno olímpico, así comola presentación de un trabajo sobre olimpismo. Tal capacitación previa, de losdelegados a enviar a Olimpia, es básica y fundamental para el buen funciona-miento de la A.O.I.

Con el mismo objetivo y finalidad, la A.O.N. deberá participar en la mayormedida, posible, en la organización de actividades de difusión olímpica en el

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ámbito escolar y de la enseñanza media, suministrando a los profesores, el ma-terial pedagógico adecuado a aquella difusión.

Ha de precisarse, que la actuación de una A.O.N. como comisión, subco-misión o grupo vinculado a un C.O.N., ha de ser continua y permanente en sucondición de organismo centralizado, en el que las personas, organismos, de-portistas o entidades oficiales puedan recabar informe, ayuda o colaboración.Por lo tanto, no se puede considerar la existencia de una A.O.N., o cuandomenos resultaría una A.O.N. atípica o impropia, cuando tal quehacer, como enalgunos casos ocurre, lo desempeña una sola persona, que generalmente selimita al despacho burocrático de la correspondencia específica, o cuando talescometidos, dicen ser cumplidos por cursos sistemáticos o alternos, que distintasuniversidades programen sobre olimpismo.

En los países donde la A.O.N. haya adquirido el suficiente arraigo, es con-veniente la creación de delegaciones provinciales, o Centros de Estudios Olím-picos en los distintos distritos universitarios del país los que como órganosfiliales, difundan el olimpismo en sus departamentos en estrecha colaboracióncon la A.O.N. y el C.O.N.

Importante cometido de una A.O.N., lo es también, el apoyo en su misión detarea divulgadora a los alumni o participantes del país en su día seleccionados yenviados como representantes a las Sesiones de la A.O.I. Tales diplomados, hancomenzado a constituir Asociaciones, cuya actividad ha de merecer todo el apoyode la A.O.N. Igualmente, en los cursos anuales que la A.O.N. organice, es muyimportante y conveniente, que en los mismos y al margen de otras intervencionesde personas de diversa cualificación, participen como exponentes los represen-tantes del país que hubieran asistido al último curso de la A.O.I. y al objeto, quede forma viva, cercana y actualizada, expongan sus impresiones (normalmenteentusiastas) sobre lo que supone la participación el los cursos de Olimpia. Entodo caso, los seleccionados que asistan a la A.O.I. han de presentar un informea la A.O.N., sobre el desarrollo del curso al que hubieran participado.

También deberá programarse, dentro del marco de actividades de la A.O.N.,la organización del Día Olímpico y a poder ser, en la coincidente fecha históricadel 23 de junio de cada año; y al margen de organizarse la carrera tradicional,ha de aprovecharse la ocasión para hacer notoria divulgación de los idealesolímpicos a mas de exposiciones de carteles olímpicos, filatelia deportiva, pro-yección de películas olímpicas, etc.

La A.O.N., en su misión de pedagogía olímpica, ha de procurar, a través desus miembros, la publicación de artículos, noticias o reseñas, sobre la historiao los principios olímpicos, procurando su inserción en la prensa nacional demayor difusión, aprovechando, ocasionalmente, oportunas motivaciones coti-dianas o efemérides históricas, debiendo extender su esfera de acción a losperiódicos deportivos, revistas de las federaciones, de los centros de educaciónfísica, publicaciones del C.O.N. etc.

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8. Actividades y cometidos de una A.O.N.

El cometido genérico y que a su vez específicamente le corresponde auna A.O.N., es, como se dijo, la difusión a nivel nacional y a todas las escalassociales de los principios históricos, éticos y filosóficos que sustentan y con-forman el movimiento olímpico. De ahí, que en su indiscriminado objetivopedagógico y social, son colectivos de especial atención, además del uni-versitario y el escolar, los grupos integrados por deportistas de élite, miem-bros y Presidentes de Federaciones, periodistas deportivos, estudiantes deEducación Física, médicos deportivos, profesores, árbitros y jueces e inte-lectuales y artistas.

Se habrá de poner especial prevención y cuidado, para que en los cursos,sesiones o ciclos que la A.O.N. organice como tal, se traten enseñen y difundany se discutan, temas propios del cometido específico de la A.O.N., cuales sonlos atinentes al movimiento olímpico, su historia y principios, evitando, comoen muchas ocasiones ocurre, hacer objeto de las actividades de la A.O.N. dematerias propias de la denominada Administración Deportiva, que aunque im-portantes en su género, no caben dentro del concreto organigrama de unaA.O.N. Pero además, entre otros, son cometidos de una A.O.N. específicamenteenumerados los siguientes:

• La creación e impulso de un Museo Olímpico, bien como entidad autó-noma dentro del C.O.N. o en su caso contribuyendo a crear una secciónsobre olimpismo en el Museo Oficial público ya existente.

• Constitución, mantenimiento y progresiva ampliación bibliográfica deuna Biblioteca Olímpica dentro del C.O.N., como fuente de estudio e in-formación para los que estuviese interesados en el fenómeno olímpico.En ella habrán de constar como elementos fundamentales además de laCarta Olímpica y la Revista Olímpica, toda la serie de publicaciones queel C.O.I. periódicamente imprime, así como cualquier otra que se pudie-sen procurar sobre la temática olímpica.

• Organización de una Videoteca Olímpica. En este cometido como en losprecedentes, es importante demandar catálogos de publicaciones y fil-maciones existentes al Museo Olímpico del C.O.I. en Lausana.

• Participación en los Cursos de Historia del Deporte contribuyendo conuna aportación dedicada al olimpismo.

• Tratar de introducir en la temática de los cursos para profesores de Edu-cación Física, de una signatura, seminario o materia sobre olimpismo.

• Editar folletos divulgativos sobre los ideales y la filosofía olímpica.

• Imprimir posters o carteles anunciadores de los cursos oficiales o activi-dades de la A.O.N.

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• Editar anualmente las Actas en las que se recojan las conferencias pro-nunciadas y los trabajos desarrollados en el curso oficial de la A.O.N.

• Impresión de pegatinas o material divulgativo similar, con el símbolo oanagrama de la A.O.N.

• Tratar de obtener con el apoyo del C.O.N. y de los organismos oficialespertinentes, la concesión de un sello o moneda conmemorativa, con oca-sión de una fecha o aniversario de la A.O.N. emitiendo en su caso laA.O.N., monedas conmemorativas, trofeos o diplomas, con los que dis-tinguir a las personas o entidades, que se hubieran especialmente des-tacado en el apoyo y actuación del funcionamiento de la A.O.N.

• Organizar exposiciones de temática olímpica como Carteles Olímpicos( Juegos Olímpicos y Juegos Olímpicos de Invierno, Carteles de los de-portes olímpicos de Hans Erni, carteles deportivos nacionales etc.) fila-telia olímpica (sellos olímpicos deportivos nacionales y extranjeros, conla efigie de Pierre de Coubertin etc.) o bibliografía olímpica (libros, re-vistas, folletos y publicaciones de toda clase sobre el movimiento olím-pico).

• Organizar concursos de dibujo o literatura sobre la temática olímpica anivel escolar y universitario.

• Organizar concursos artísticos sobre deporte y olimpismo.

9. Temas de estudio, investigación y difusión de una A.O.N.

Desde el Reglamento Provisional de la A.O.I., aprobado en Atenas el 8 deoctubre de 1962, se ha considerado como temas de estudio básicos y perma-nentes en todos los cursos los de:

• Historia de los Juegos Olímpicos Antiguos.

• Historia de los Juegos Olímpicos Modernos.

• Vida, obra e ideario de Pierre de Coubertin

• Creación, evolución y funcionamiento del C.O.I.

• Historia de los C.O.N.S.

• Estructura y principios de la Carta Olímpica.

Esta preferencia, que la A.O.I., ha venido manteniendo en la temática a in-vestigar, a nivel mundial, es perfectamente aplicable, dentro del lógico ámbitonacional, a los temas de estudio y trabajo de las A.O.N.S.

En otro sentido la A.O.I. desde 1967, estableció, además de las bases deestudio común y permanente dichas, la inclusión de un tema especial y mo-

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nográfico sobre el que tratar en la sesión en cuestión. Tales materias, que a suvez pueden servir de pauta a los trabajos de estudio e investigación de lasA.O.N.S., han sido las siguientes:

1967 El atleta como ser humano.

1968 El deporte de competición y la educación.

1969 Los Juegos Olímpicos Modernos.

1970 La preparación olímpica.

1971 Historia y Filosofía de los Juegos y del Movimiento Olímpico.

1972 El entorno social del competido olímpico.

1973 La contribución del mundo intelectual en el movimiento olímpico.

1974 Los Juegos Olímpicos Modernos: Historia, organización reglamentos,ceremonias, emblemas y bibliografía.

1975 Al no haberse podido celebrar la Sesión de 1974 en las fechas previs-tas, motivado a la tensión chipriota que hacía presagiar una confron-tación bélica, todo el calendario de temas del año precedente fuetrasladado a éste.

1976 La nueva generación y el olimpismo.

1977 Los problemas del olimpismo moderno.

1978 Los Juegos Olímpicos en la sociedad contemporánea.

1979 Olimpismo y cultura.

1980 De los juegos olímpicos al olimpismo.

1981 El Movimiento olímpico y su contribución a la cooperación interna-cional.

1982 El perfil moral del atleta olímpico.

1983 El olimpismo en relación con la violencia y el fair-play.

1984 Los juegos olímpicos en el pasado, en el presente y en el futuro.

1985 El olimpismo y la comprensión internacional.

1986 Olimpismo y Arte.

1987 La juventud y el futuro del olimpismo.

1988 El olimpismo al comienzo al final del siglo XX.

1989 El doping.

1990 La mujer en el Movimiento Olímpico.

1991 La filosofía olímpica y el deporte para todos.

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1992 La comercialización en el deporte y en los juegos olímpicos.

1993 La influencia de las culturas del mundo en el movimiento olímpico.

1994 100 años desde la fundación del C.O.I.: la contribución del MovimientoOlímpico internacional en la sociedad moderna en el Siglo XXI.

1995 C.O.I. Congreso del Centenario.

1996 Juegos de Atenas 1896 - Juegos de Atlanta 1996.

1997 El Movimiento Olímpico, hoy día, después de los Juegos del Cente-nario.

1998 Algunos aspectos de los juegos olímpicos.

1999 El ideario olímpico y la cultura, en la época de la globalización.

2000 Los juegos olímpicos: Atletas y espectadores

2001 Juegos olímpicos: una visión de los Juegos Olímpicos de Sydney yAtenas 2004.

2002 La olimpiada cultural y el Movimiento Olímpico

2003 La educación por el deporte

2004 Los Juegos Olímpicos. Parámetros éticos y culturales

2005 Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Atenas 2004

2006 Deporte y ética

2007 De Atenas a Beijing

2008 Movimiento Olímpico y Humanismo

2009 Los Juegos Olímpicos como una celebración. Evolución de los JuegosOlímpicos de Beijing y el camino hacia los Juegos Olímpicos de Van-couver

2010 El Movimiento Olímpico como plataforma para la paz

2011 El Olimpismo. Cincuenta años de educación olímpica

2012 El Olimpismo

2013 El legado olímpico

2014 Los valores olímpicos

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CONCLUSIÓN

IX

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El olimpismo

El movimiento olímpico moderno, sobrepasado su siglo de existencia, tienefijada ya la próxima cita, en la que siguiendo la tradición, se convocará a la ju-ventud del mundo, para participar en la gran fiesta cuadrienal olímpica. Ríode Janeiro 2016 albergará con ilusionado entusiasmo, la cuarta cita agonísticadel nuevo milenio. Los Juegos inician así, la andadura consolidada de un tercersiglo, y en su versión moderna, dado su impacto sociológico y genérica acep-tación, pueden ser valorados en su conjunto, la gran fiesta junto con el códigoético-filosófico que la orienta y mantiene como la primera fuerza sociológicade nuestra época. ¿Es que hay hoy en día en el atribulado alborear del nuevosiglo otra motivación distinta al olimpismo que dentro de su marco de influen-cia reúna a una tan numerosa y variada familia de adeptos como el olimpismoreúne? ¿Es que existe otra actividad humana en su múltiple dimensión cultural,científica, política, filosófica o artística que de una forma periódica y puntualcongregue en un lugar concreto del planeta a un tan variado mosaico de razas,lenguas, religiones, sistemas políticos, culturales o económicos como el queconvocan los Juegos Olímpicos en su turno de cada Olimpiada?1.

El olimpismo con su invisible base filosófica y con el esplendoroso marcode sus Juegos periódicos ha sobrepasado guerras mundiales, terrorismo, inje-rencias políticas y boicoteos internacionales y superado el centenario de surestablecimiento moderno, ofrece al mundo la frescura perenne de sus idealesdemocráticos y humanitarios y la constante esperanza de la ansiada paz uni-versal.

En 1920, Pierre de Coubertin2 se refería a los obstáculos al progreso delolimpismo, con frase que pese al transcurso del tiempo podría tener hoy díanovedosa actualidad: El Olimpismo –decía- es una gran maquinaria silenciosa,cuyas ruedas no rechinan y cuyo movimiento no cesa nunca, a pesar de lospuñados de arena que algunos lanzan contra ella, con tanta perseveranciacomo falta de éxito, para tratar de impedir su funcionamiento. Cuando llega elmomento en que el Comité Olímpico Internacional tiene que tomar una deci-sión, lo hace sin preocuparse de otra cosa que no sea el bien de la institución,cuyo destino le ha sido confiado, y luego los acontecimientos le dan la razóncuando se ve que el camino buscado por él era precisamente el mejor.

Ninguna institución –dice Robert Parienté- puede ser comparada a la de losJuegos Olímpicos. Por su perennidad y por la fuerza que ejercen y continúanejerciendo sobre la cultura y la conciencia universales, los Juegos Olímpicosson un fenómeno único en la historia de nuestra civilización. En ningún casoestán “al lado” de la vida del tiempo que pasa pues son “demasiado grandes”como para existir por sí mismos, pero su verdadera grandeza radica en ser los

1 DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. AOE Actas XXIISesión, pág. 90.

2 COUBERTIN, Pierre. La victoria del olimpismo. En Ideario Olímpico, Discursos y Ensayos. Madrid, 1973.

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testigos de su tiempo. Las principales tendencias, las inquietudes y las pasionesde una época se reflejan de forma directa en los Juegos. En otro sentido elalma profunda del país que los cobija, los marca y les da un estilo de vida yun calor que permanece por más largo tiempo en el recuerdo que los récordsdeportivos conseguidos tal o cual día3.

Pero en el olimpismo se conjugan dos factores diferenciados que integranen conjunto la gran institución. De uno el marco esplendoroso de los juegosque cuadrienalmente ofrece al mundo a través de la automaticidad de los me-dios de comunicación social los espectaculares lances deportivos acompañadosde los solemnes rituales. De otro el espíritu que mueve el gran festival o elalma que atesora sus virtudes. Es esta la filosofía del movimiento olímpico. Afuer de profunda y reservada la filosofía del Movimiento Olímpico si no des-conocida es semi-ignorada por el gran público que sólo sabe algo de su sig-nificado a través del simbólico espectáculo de los ritos de los Juegos. Paramuchos, el ciclo olímpico se inicia con el alumbramiento del fuego en el esta-dio y finaliza el día de la clausura cuando la llama se extingue. Sin embargo,durante el cuadrienio Olímpico, la gran festividad deportiva es alentada, sos-tenida e impulsada por los profundos ideales filosóficos que mantienen losJuegos4.

¿Qué incidencia tiene la pujanza de la filosofía olímpica sobre los Juegosen sí? La robustez del ideario olímpico es factor condicionante de la salud so-ciológica de los Juegos y las experiencias retrospectivas e históricas nos de-muestran que el declive filosófico del Movimiento Olímpico, condiciona demanera fatal e inexorable el devenir de la gran fiesta agonística, avocándola asu desaparición. 1168 años de Olimpismo Antiguo atestiguan con su curva deauge, descenso, crisis y desaparición la profunda simbiosis que siempre existióentre los dos elementos. El agonismo litúrgico5 heleno es durante siglos la en-carnación de las máximas aspiraciones atléticas y morales de un pueblo y unacultura inigualable que dotados del soplo divino de la inspiración consiguieroncomo dato cualificador de sus virtudes estéticas el inalcanzable don del equi-librio. La arete y la calocagathia son patrones olímpicos que guían durante si-glos a la juventud griega de los mejores tiempos. La crisis de valores ha deengendrar el ocaso de los Juegos y su desaparición.

Pierre de Coubertin erudito historiador y fervoroso amante de la culturagriega clásica exhuma los ritos agonísticos de la antigüedad como poderosovehículo conductor de sus ideas educativas y pedagógicas6. Toda la variada yrica filosofía que aplica al moderno olimpismo, por él restaurado, se encuentra

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3 PARIENTE, Robert. La fabulosa historia de los juegos Olímpicos. París, 1970.4 DURANTEZ, Conrado. Op. cit. pág. 92.5 DURANTEZ, Conrado. Olimpia, Madrid 1975, pág. 28.6 CAGIGAL, J.M. El deporte en la sociedad actual. Madrid 1975, pág. 29.

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dispersa en su copiosa obra literaria. De ahí que como dice Cratty7 no nos dejeel célebre restaurador un código unitario sobre olimpismo, sino toda una di-versa serie de ideas centrales o ideas madres no estructuradas sistemáticamente,pero cargadas de fuerza y poder de arrastre y que se concretan en religiosidadritual, tregua universal, nobleza, selección, mejoramiento de raza, caballerosi-dad y belleza espiritual. No es un programa lo que Coubertin deja –dice Cagi-gal-8 es un estilo, un talante, un entendimiento del deporte.

La dispersa ubicación del ideario olímpico coubertiniano podría inducirequivocadamente al desuso de su vigencia. Sin embargo, la Carta Olímpicacomo constitución positiva que es del moderno olimpismo, recuerda en el Pre-ámbulo de su texto la paternidad coubertiniana del gran movimiento olímpicomoderno.

Por su parte Coubertin luchó denodadamente toda su vida por el manteni-miento de su ideario creador para cuya salvaguardia insistió siempre en la in-dependencia a ultranza de los miembros del COI y de este mismo comoinstitución colegiada, cuyo sistema cooptativo de elección fue entonces comolo es hoy día motivo de agudas críticas, a las que en 1908 contestaba el célebrerestaurador: “no somos elegidos, -decía- nos reclutamos nosotros mismos ynuestros mandatos no tienen límite. ¿Hace falta algo más para irritar a una opi-nión acostumbrada a ver como el principio de la elección extiende su poderíoy pone poco a poco bajo su yugo a todas las instituciones? El mejor medio desalvaguardar la libertad y servir a la democracia no es siempre abandonarlotodo a la elección, sino mantener por el contrario en medio del gran océanoelectoral, islotes donde se pueda asegurar en ciertas especialidades la conti-nuidad de un esfuerzo independiente y estable. La independencia y la estabi-lidad, he aquí señores lo que nos ha permitido realizar grandes cosas, lo quefalta demasiado a menudo, preciso es confesarlo, en las agrupaciones de hoyy particularmente en las agrupaciones deportivas”9. Y añade cuatro años mástarde, abundando sobre el tema en el discurso pronunciado en Estocolmo el4 de julio de 1912... “Todo el mundo se da cuenta y reconoce hasta qué puntola total independencia que esta constitución nos asegura ha contribuido aléxito de nuestras empresas. Las comunidades deportivas que nuestra dema-siado notable independencia ha transformado tan a menudo en recelosas ycombativas son las primeras en comprender que bajo un régimen diferente losJuegos Olímpicos habrían fracasado desde el principio10.

Los postulados de la filosofía olímpica están insertos en los Principios Fun-damentales de la Carta Olímpica en donde, en siete apartados, se consignan

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7 CRATTY, E.J. Social dimension of physical activity. Nueva Jersey 1967, pág. 16.8 CAGIGAL, J.M. Op. cit. pág. 30.9 COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico 1973, pág. 37.10 COUBERTIN, Pierre. Op. cit. pág. 67.

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las directrices básicas del Olimpismo, de las que curiosamente a nivel del granpúblico, sólo es conocido el que figura en tercer lugar, es decir, los Juegos,mientras que los precedentes relativos al desarrollo de las cualidades físicas ymorales del individuo a través del deporte, la educación de la juventud en unespíritu de mayor comprensión y de amistad mutua para la obtención de unmundo más pacífico, y el desarrollo de los principios olímpicos, suscitando labuena voluntad internacional11 tales aspiraciones, como se dijo, no han tenidola misma difusión que la institución de los Juegos. De ahí que ante su olvidoo ignorancia se hayan cometido contra aquéllos toda una diversa serie de pre-siones y atentados, parte de los cuales han quedado reflejados ya en los capí-tulos precedentes.

Diversos factores negativos afectan a la estabilidad del gran festival olímpico.Uno de ellos ha de ser el desmesurado gigantismo que progresivamente vaadquiriendo. El calendario competitivo se incrementa progresivamente con másy más pruebas que paralelamente exigen un marco más extenso y costoso deinstalaciones. La organización de los Juegos ha dejado de ser un aventuradoreto deportivo con evidentes implicaciones de oneroso coste para transfor-marse fundamentalmente en una complicada y sutil cuestión tecnológica y ma-croeconómica. El ansia de notoriedad y superación que los anfitriones de lassucesivas sedes han ido poniendo en la preparación de las distintas edicionesha complicado aún más el ya difícil problema pues las ulteriores siempre in-tentan minimizar los esfuerzos de las precedentes en el fasto organizativo. Enesta puja “extra-olímpica” han de quedar necesariamente descartadas todas lasnaciones no pudientes, orillándose con ello el principio de internacionalidadesencial al olimpismo y que tantos trabajos costó su implantación al inicio desu moderna marcha, ante las ansias monopolizadoras atenienses después delos Juegos de 189612.

El nacionalismo y la política son otros dos factores negativos de calamitosaincidencia. La norma 6 de la Carta Olímpica sienta el principio de que “LosJuegos Olímpicos son competiciones entre individuos y equipos y no entrepaíses”. Sin embargo, a través de la prensa y demás medios de comunicacióny publicidad se da notorio énfasis y trascendencia al “medallero olímpico” endonde se constatan toda una diversa serie de resultados y clasificaciones atenor del tipo de las medallas conseguidas y por las que haciendo en algunoscasos hasta omisión de los nombres de los atletas que las han obtenido sellega a la absurda conclusión de que tal o cual país ha ganado los Juegos. Elansia de la medalla por los rectores políticos es tan voraz que a su consecuciónse ha de condicionar todo13. La trilogía del equilibrio competitivo juego-ago-nismo-record, se ha alterado para solo quedar relegado a dos elementos en

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11 Carta Olímpica. Redacción vigente a partir del 9 de septiembre de 2013.12 DURÁNTEZ, C. Olimpia, pág. 361.13 GRAUPERA, Mª Hortensia. Olimpismo y política, pág. 305.

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definitiva búsqueda del último y al vaciar el deporte de su esencia lúdica sedesnaturaliza su contenido y finalidad14. En la equívoca manipulación del sis-tema el individuo como gran protagonista del lance deportivo y que ha de uti-lizar su práctica como el medio más elevado de mejora física y mental, perderáaquella determinante cualidad y papel pasando a quedar relegado a un simplemedio en la mayor parte de las veces manejado como un frío elemento másen programa de oscuros fines. El récord a su vez sube incesantemente15 y mien-tras el hombre en sentido abstracto alcanza nuevas conquistas, por contrapuntoen su realidad humana es a menudo cotidianamente derrotado16.

Presiones políticas ajenas al olimpismo han sido múltiples las ejercidas enel último medio siglo y en Berlín, Londres, Helsinki, Melbourne, Tokio, México,Munich, Montreal, Moscú y Los Angeles; incidencias criminales, partidistas osectarias se han aprovechado de la universal notoriedad del gran festival parahacer publicidad de sus peculiares posturas. Solo la gran fuerza sociológicadel Olimpismo ha podido resistir tan pertinaces acechanzas, algunas de ellascon tan trágicos y contrapuestos resultados para lo que es un festival de paz17.

La violencia deportiva que es grave y seria amenaza en la alta competiciónnormal, apenas tiene incidencia olímpica18. No obstante, C. Avery declaraba alperiódico francés L’Équipe después de haber presenciado el match final dewaterpolo entre la URSS y Hungría en 1956 en Melbourne: “He visto y filmadola piscina olímpica teñida de sangre... y digo bien de sangre...”.

El mercantilismo imperante es otro elemento alterador. La medalla olímpicaes calculada normalmente en millones potenciales de beneficios publicitariosy el señuelo económico capta y condiciona en gran medida muchas ilusionesde triunfo olímpico19. La era de “esponsorización” deportiva ha llegado conarrolladora pujanza que podrá ser fatal o beneficiosa según que los sustancio-sos ingresos económicos que su ayuda generosa provoca sean administradoso no por competentes dirigentes deportivos. Su ayuda –aseguraba Szymiszek-podrá ser positiva pero a nivel olímpico se corre el riesgo de que con su inje-rencia hallamos introducido a los mercaderes en el templo20. El impacto defor-mante y alterador de tal presión no sólo actúa en el entorno operativo de lasgrandes figuras campeoniles, sino que trascendiendo por vía de los clamorososvehículos de la publicidad, tal ambición económica ha descendido a las mismas

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14 DURÁNTEZ, Conrado. Factores humanísticos y culturas del deporte. II Congreso mundial del C.O.I. de Ciencias del Deporte.Conferencia Magistral. Barcelona, octubre 1991.

15 DURÁNTEZ, Conrado. El olimpismo y el doping como fraude y violencia en el deporte. Actas A.O.E. XXII Sesión, pág. 74.16 CAGIGAL, J.M. Deporte, Pedagogía y Humanismo. Madrid 1966, pág. 78.17 DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. Actas de la A.O.E.

XXII Sesión, pág. 90.18 DURÁNTEZ, Conrado. Agresividad, violencia social y deporte. Actas A.O.E. VI Sesión 1986, pág. 82.19 MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 267.20 SZYMISZEK, Otto. L’Olympisme aujourd’hui. A.O.I. XXIX Sesión 1989, pág. 56.

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bases deportivas que empiezan a no concebir competición de cierto nivel si lamisma no es generadora de beneficios. El mal ha llegado a padres e instructo-res que en ocasiones torciendo la voluntad competitiva del joven deportistahacia una concreta modalidad, le aconsejan otra u otras de las que en su díapueda hacer profesional carrera, sea más recompensado o mejor retribuido. Eldeporte como correa transmisora de los grandes ideales olímpicos ha sufridoen su más alto nivel una evidente y profunda transformación, aunque el ideariode la filosofía que la Carta Olímpica encierra sigue invariable en sus postulados.En este sentido, ahora más que nunca, se evidencia la imposibilidad de la uti-lización del término deporte en una acepción unívoca dado el variado poli-morfismo de sus manifestaciones21.

En último lugar y como consecuencia de lo que antecede un sutil enemigoamenaza la base de la competición olímpica: el dopaje. Ya Coubertin en suentorno histórico puso en guardia y denunció el “animalismo científico”. Losavances de la bioquímica han permitido hoy día la obtención de estimulantesproductores de rendimientos deportivos espectaculares. Hace ya ocho años elDr. Olievenstein declaraba: “El mundo del deporte está gangrenandose por laingestión de productos tóxicos, ilícitos, autorizados y apoyados a veces porresponsables de clubs y hasta por los mismos médicos...”. El COI libra en estosmomentos severa y generalizada campaña contra el dopaje, siendo ejemplari-zante exponente inicial de su decisión, la sonada descalificación del atleta ca-nadiense Ben Johnson en los Juegos de Seúl.

Pero pese al cúmulo de injerencias ajenas a su filosofía, los Juegos Olímpi-cos afrontan con segura confianza la entrada en el nuevo siglo. Los Juegos nopertenecen a ningún Gobierno, facción o partido político, ni siquiera a los Co-mités Olímpicos Nacionales, Federaciones, o incluso al Comité Olímpico In-ternacional. Los Juegos son patrimonio exclusivo y excluyente de la juventuddel mundo, no mediatizada en manera alguna en su espontánea cita por cual-quier tipo de condicionante social, lingüístico, político, cultural o religioso. LosJuegos son el más esplendoroso concierto mundial hoy día existente con ca-rácter participativo no igualado. El olimpismo con sus Juegos son en definitivaun poderoso mecanismo de la gran esperanza de paz en la humanidad.

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21 CAGIJAL, José Maria. El deporte en la sociedad actual. Madrid 1957, pág. 58

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PIERNAVIEJA DEL POZO, Miguel. Antiguas vencedoras olímpicas. En C.A.F.Madrid 1963.

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PINDARO. Olímpicas. Traducción del griego, prólogo y notas de Francisco deP. Samaranch. Madrid 1967.

PLATÓN. Diálogos, Protágoras, Leyes. En Platón. Obras completas. Traducciónal castellano por María Araujo, Francisco García, Luis Gil, José Antonio Mi-guez y María Rico, Madrid. 1969

PLUTARCO. Vidas paralelas. Alejandro, 4. En Biógrafos griegos. Traducción alcastellano por Antonio Ranz Romanillos. Madrid 1964

POPPLOW, Ulrich. Las épocas del deporte griego. En C.A.F. Madrid. 1959-1960

PORTER, Don. Un juicio precipitado. R.O. Abril 1999.

RATNER, Alexander. Juegos Mundiales de la Juventud en Moscú. R.O. Agostode 1998.

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SZIMICZEK, O.. Los Juegos Olímpicos Modernos, problemas, incidentes, inter-venciones políticas. en Actas del curso 1982/83 de la AOE. Madrid. COE.1983

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THARRATS, Juan Gabriel. Los Juegos Olímpicos, Historia completa de las olim-piadas desde sus orígenes a Munich 1972, Madrid 1972.

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VILLALBA, Pere. Olimpia, origens dels Jocs Olímpics. Barcelona. 1994

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y OlimpiadasEl olimpismo

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Page 296: El Olimpismo - 2015 Castellano

SIGLAS

AOI Academia Olímpica Internacional. Actas de los cursos

AOE Academia Olímpica Española. Actas de los cursos

C.A.F. Citius Altius Fortius. Revista de Estudios Deportivos

M.O. Mensaje Olímpico. Publicación del Comité Olímpico Internacional

R.O. Revista Olímpica. Editada por el Comité Olímpico Internacional

Bibliografía

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Page 297: El Olimpismo - 2015 Castellano

XIÍNDICE GLOSARIO

FUENTES DE LAS ILUSTRACIONESÍNDICE ONOMÁSTICO

Page 298: El Olimpismo - 2015 Castellano

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

ÍNDICE GLOSARIO

Adriano, Pulio Elio: (76-138) Emperador romano de origen hispano, apasionadofilohelenista.

Altis: Bosque o floresta dedicada a Zeus. Era la parte central más sagrada delSantuario de Olimpia.

Apine: Competición de carreras de carros tirados por mulos.

Arma: Tipo de carro bélico usado en las competiciones hípicas.

Augusto, Caio Julio César Octaviano: (63 a.C.-14). Emperador romano protectorde las letras, las artes y las ciencias, pacifista y amante de Grecia.

Biga: Carro tirado por dos caballos.

Cratera: Recipiente griego para mezclar el vino con el agua.

Cuadriga: Carro con tronco de cuatro caballos

Ekekheiria: Pacto o tregua sagrada por el que se declaraba a Olimpia y Elidainviolables para así poder llevar a cabo adecuadamente la festividad olím-pica.

Epimelete: Inspector General del Santuario de Olimpia

Estadio (carrera de): Prueba de velocidad del agonismo antiguo que en Olimpiase desarrollaba sobre una distancia de 192,47 metros.

Gelon: Tirano de Gela, mecenas del grupo escultórico del Auriga de Delfos.

Hellanodicas: “Jueces griegos” o jueces de los concursos olímpicos.

Himation: Sobretodo antiguo griego que se vestía con un manto

Juegos Panhelénicos: Competiciones periódicas en la que participaban todoslos griegos.

Kalistéfanos: Olivo sagrado que crecía en el ángulo suroeste del templo deZeus en Olimpia y con cuyos brotes se confeccionaban las coronas de pre-miación de los campeones olímpicos.

Kalokagathía: Patrón ideal humano del clasicismo, conjunción equilibrada dela belleza (kalós) y la bondad (agathós)

Kalpe: Modalidad de concurso hípico

Lecito: Vasija griega esbelta y con asas utilizadas normalmente para el trans-porte de aceite.

Mastos: Recipiente griego para beber con forma de un seno femenino y casisiempre provisto de un asa.

Page 299: El Olimpismo - 2015 Castellano

Metroon: Templo dórico erigido en el Altis de Olimpia en honor de Rea sím-bolo primitivo de la fertilidad, madre de Zeus y esposa de Cronos.

Mumio: Cónsul y general romano que en el año 146 a.C. sofocó duramente lasublevación de las ciudades aqueas.

Niké: Diosa alada de la victoria. Una de sus representaciones más famosas fuela creada por Peonio de Mendea y actualmente en el Museo Arqueológicode Olimpia.

Pancracio: En el agonismo antiguo la más despiadada y brutal de las modali-dades de lucha.

Pausanias: (siglo II). Escritor griego que viajó por Grecia, Asia Menor, Siria,Egipto, Libia e Italia. Hacia el 170 visitó Olimpia. Su obra literaria divididaen diez volúmenes, constituye una inagotable fuente de información sobrelos Juegos Olímpicos Antiguos y el mundo en que vivió.

Periodonikes: Título dado a un atleta que hubiese resultado vencedor, por lomenos una sola vez, en los cuatro grandes Juegos Panhelénicos griegos

Sila, Lucio Cornelio: (138–78 a.C.). General y dictador romano.

Tácito: Julio Cornelio (55-120) funcionario público e historiador griego

Zanes: Estatuillas de Zeus fundidas con el importe de las multas impuestas alos atletas condenados por corrupción.

Zeus: Padre de dioses y hombres del panteón griego y patrón del Santuario deOlimpia.

Índice Glosario

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Page 300: El Olimpismo - 2015 Castellano

FUENTES DE LAS ILUSTRACIONES

1. Archivos del COI, Lausana

2. Archivos de la AOI, Olimpia

3. Archivos de la AOE, Madrid

4. Archivos del COE, Madrid

5. Museo Arqueológico Nacional, Atenas

6. Museo Arqueológico de Olimpia

7. Museo Británico, Londres

8. Museo del Louvre, París

9. Museo Arqueológico Nacional, Nápoles

10. Museo de Antigüedades, Berlín

11. Museo de las Termas, Roma

12. Museo de Delfos

13. Museo de Antigüedades, Múnich

14. Agencia EFE

15. Archivos Conrado Durántez

16. Archivos Pablo Galán

17. Hattalis

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

Page 301: El Olimpismo - 2015 Castellano

ÍNDICE ONOMÁSTICO

Aberdare, Lord: 147

Abraham, Harold: 132

Ador, Gustave: 256

Adriano: 62, 65, 296

Adrianov, Constantin: 156

Ahlgren , Anders: 124

Aicher, Otl: 186

Akantos: 55

Akii-Bua, John: 194

Alcibiades: 62

Alekseyev, Vasili: 190

Alejandra, la Reina: 119, 120

Alejandro Magno: 70, 74,

Alfonso el Batallador: 18

Alfonso XIII, Rey: 131, 144

Álvarez de las Asturias Bohórquez yGoyeneche, José, Marqués deTrujillo: 139

Ammann, Simon: 243

Amoros y Ondeano, Francisco de(Marqués de Sotelo): 17, 28, 270

Anaxágoras: 40, 73

Andersen-Schiess, Gabriela "Gaby":216

Angelopoulos-Daskalaki, Gianna:249

Annan, Kofi: 241, 242

Antonino Pio: 62

Apolonio de Tiana: 73

Arafat, Yasser: 262

Archidamos II: 62

Aristófanes: 74

Aristóteles: 53, 65.

Arnold, Thomas: 17, 93, 103, 270.

Arrese, Jordi: 229

Arriquión: 69

Asikainen, Alfred: 125

Augias, Rey: 50

Averof, Georges: 109

Baillet-Latour, Henry de (Conde de): 91, 129, 135, 136, 143, 144, 146,147, 149, 150, 153.

Balck, Viktor (General): 78

Basilio, Enriqueta: 40, 181.

Bautista, Daniel: 207

Bayi, Filbert: 194

Beamon, Bob: 179, 181, 184, 224,291.

Bekele, Kenenisa: 246

Belauste, José María: 131

Belousova, Ludmila: 177, 182, 185

Benoit, Joan: 216, 217

Berganza, Teresa: 225

Bikelas, Dimitrios: 109

Bikila, Abebe: 169, 170, 174, 176.

Bilbao, Sabino: 131

Bilistiche: 62

Blair, Bonnie: 231

Blake, Yohan: 251

Blankers, Johan "Jan": 155

Blankers-Koen, Fanny: 20, 155, 156

Blasco, Miriam: 226

Blonay, Godofredo de (Barón): 84,91, 144, 256

Índice Glosario

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»

Page 302: El Olimpismo - 2015 Castellano

Blume, Joaquín: 166

Böhling, Ivar Theodor: 124

Boin, Victor: 129, 130.

Bolt, Usain : 247, 250, 251, 252

Bondoux, René : 255, 263.

Boston, Ralph : 179, 181.

Bouin, Jean : 125, 126.

Boutowski, Alexei de, General : 78

Boyle, Danny : 251

Bréal, Michel : 110

Brezhnev, Leonid : 261

Brundage, Avery : 124, 146, 147, 162,163, 171, 176, 185, 188, 192, 254,259, 267, 270, 287.

Brzezinski, Zbigniew : 202

Budd, Zola : 213

Bukovski, Vladímir : 201

Burghley, David, Lord (Marqués deExeter): 136, 162

Butros-Ghali, Butros

Caballé, Montserrat: 225

Cacho, Fermín: 226

Cagigal, José María: 6, 13, 16, 18, 20,21, 24, 25, 29, 100, 281, 282, 284,287.

Calafat, Jordi: 287

Callipátira / Callipateira: 55.

Canals, Oriol: 149

Carlos, John: 180

Carreras, José: 225

Carter, Rosalyn: 202

Carter, Jimmy: 202, 257

Caslavska, Vera: 181

Cervantes, de Miguel: 225

Cheffers, John: 197

Christie, Linford: 223, 229

Chtcherbo, Vitali: 226

Chuan-kwang, Yang : 169

Chun, Doo-hwan: 220

Clarke, Ron: 166

Clay, Cassius (Muhammad Ali o Mo-hamed Ali): 169, 232

Clayton, Derek: 190

Cleóstenes: 25, 52

Coe, Sebastian: 201, 205, 209, 250

Colò, Zeno: 162

Colón de Carvajal, Cristobal: 181

Comaneci, Nadia: 195, 199, 205

Confucio: 6, 249

Connolly, Harold: 169

Constantino de Grecia, Principe He-redero (Duque de Esparta): 170,177.

Cooper, Charlotte: 113

Corebos de Elida: 25, 52.

Coubertin, Pierre de Fredy (Barónde): 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83,84, 85, 86, 87, 89, 90, 91, 92, 93,94, 95, 96, 97, 99, 100, 101, 102,103, 109, 110, 111, 113, 114, 116.117, 121, 122, 123, 125, 126, 127,128, 130, 131, 132, 134, 136, 137,139, 140, 144, 149, 151, 154, 155,169, 171, 229, 234, 236, 245, 258,258, 260, 260, 262, 263, 265, 270,271, 272, 277, 281, 286, 287, 288,291, 294, 295, 296, 297, 298, 299,300

Crabbe, Clarence Linden: 141

Cratty, Bryant J: 288, 294.

Cristina de Borbón y Grecia, Infanta: 222

Cunningham, Merce: 215

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

Page 303: El Olimpismo - 2015 Castellano

Daehlie, Bjorn: 234

Daetwyler, Jean Daniel: 184

Dalí, Salvador: 225

Dante: 6

Daume, Willy: 169

Davidova, Yelena: 207

De Gaulle, Charles: 187

De Klerk, Frederik: 34, 226

De Merode, Alexandre: 223

De Stefani, Giorgio: 173, 275

Decker, Mary: 216

Demóstenes: 73

Denisenko, Petro: 163

Desborough of Taplow, Lord: 253

Diágoras de Rodas: 70

Didon, Louis Henri: 19, 83, 85, 93,294

Didrikson, Mildred "Babe": 141

Diem, Carl: 25, 26, 49, 52, 54, 55, 86,90, 149, 151, 155, 169, 173, 236,270, 271, 272, 273, 294, 295

Dillard, Harrison: 155

Dimitriadis, Konstantinos: 41, 134

Dión Crisóstomo: 74

Dionisio de Alicarnaso: 55

Disney, Walt: 174

Djibo Issaka, Hamadou: 254

Domenech, Álvaro Vicente: 157

Domingo, Plácido: 215, 228

Doreste, Luis : 229

Drapeau, Jean: 196

Duris: 53, 57

Edström, Sigfrid: 91, 139, 155, 156,159, 164

Eduardo, Rey: 121

Edwards, Harry: 182

El Guerrouj, Hicham: 243, 249

El Moutawakel, Nawal: 216

El Ouafi, Boughera: 31, 32, 138, 139

Elías Juncosa, José: 132, 144

Enemark, Knud: 171

Enomao: 50, 65

Eriksen, Stein: 146, 164

Erni, Hans: 44, 230, 281

Estratofón: 69

Eufronios: 60

Eutelidas: 56

Evans, Lee: 182

Ewry, Raymond C.: 112, 113, 115,116

Felipe, Príncipe (ahora SM el Rey):228

Fernández Ochoa, Blanca: 234

Fernández Ochoa, Francisco: 194,195

Ferreira da Silva, Adhemar: 163, 167

Fidias: 48

Fikotova, Olga: 169

Filatova, María: 201

Filípides: 69

Filóstrato de Lemos: 49, 69

Fonseca, Flor Isava: 40

Fosbury, Dick: 181, 183

Francisco Fernando de Austria, Ar-chiduque: 127

Fraser, Dawn: 168

Frazier, Joe: 178

Freeman, Cathy: 244

Freeman, Ron: 182

Furgler, Kurt: 263

Índice Glosario

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Page 304: El Olimpismo - 2015 Castellano

Gabilán, Marcelino: 157

Galán, Pablo: 102, 306

Galeno: 74

Galiano: 74

Gamper, Juan: 132

García Alsina, Jaime: 132

García Chico, Javier: 229

García Cruz, Jaime: 157

García Fernández, Julio: 139

Gebhardt, Willibald: 78

Gebrselassie, Haile: 243, 244

Geesink, Anthonius Johannes "Anton": 176, 178

Gelón Tirano de Gela: 62, 68, 304

Girandou N'Diaye, Louis: 208

Girón Gutiérrez, Carlos: 207

Glauko de Caristo: 28, 70

Gorgias: 73

Goya y Lucientes, Francisco de: 228

Gresko, Alexander: 203

Griffith, Florence: 221, 222, 223

Güell y López, Bacigalupi y Brú San-tiago, Barón de Güell: 132, 144

Guerra, Patricia: 229

Guillermo de Poitiers: 16

Gustavo V, Rey: 124, 126

Guth-Jarkowsky, Jiri: 78

Haggman, Pirjo: 40

Hahn, Archibald: 115, 116

Händel, Georg Friedrich: 149

Harada, Masahiko: 242

Harald V de Noruega: 178

Hary, Armin: 171

Haug, Thorleif: 136

Hayes, Bob: 178

Heiden, Eric: 209

Heino, Viljo: 157

Hemphill, Gina: 215

Henderson, Sandra: 201

Henie, Sonja: 135, 136, 140, 151

Heracles: 228

Herakles: 50

Heródoto: 30, 57, 73

Hierón de Siracusa: 62

Hipias: 73

Hipodamia: 50

Hirohito, Emperador: 178

Hiroya, Saito: 242

Hitler, Adolf: 145, 148, 149, 151, 204

Hjortzberg, Olle: 125

Hoketsu, Hiroshi: 254

Homero: 23, 52, 60, 298

Houser, Clarence "Bud": 133

Huélamo, Jaime: 194

Huizinga, Johan: 13, 19

Ifito: 25, 52

Insanally, Samuel: 232

Ismayr, Rudolf: 149

Jahn, Federico Luis: 28, 270

Jahncke, Ernest Lee: 148

James, Larry: 182

Järvinen, Matti: 141

Johanson, Claes: 125

Johansson, Ingerman: 163

Johnson, Ben: 221, 222, 223, 291

Johnson, Michael: 235, 237, 244

Johnson, Rafer: 171, 215

Jokl, Ernst: 183, 298

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

Page 305: El Olimpismo - 2015 Castellano

Jones, Marion: 244

Jong Il, Kim: 254

Jorge I, Rey: 109

Jorge V, Rey: 131

Juan Carlos I de Borbón, SM el Rey:194

Juan XXIII, Papa: 170

Juantorena, Alberto: 199, 202

Julio César: 6, 304

Kadar, Janos: 165

Kahanamoku, Duke Paoa: 126

Kaminaga, Akio: 176, 178

Karamanlís, Constantinos: 208

Kastelli Aleca: 177

Keino, Kipchoge: 190, 193

Kelly, Grace: 132

Kelly, Jack: 132

Kelly, John: 132

Kemény, Ferenc: 78

Ketseas, John: 86, 173, 272, 275

Killanin, Lord (Michael Morris): 194,204, 206, 261, 262, 263

Killy, Jean-Claude: 184, 187, 234

Kim, Soo-Nyung: 222

Kimiliara, Kenjo: 222

Klein, Martin: 125

Klimova, Marina: 234

Koch, Longinus: 259

Kolehmainen, Hannes: 126, 131, 163,193

Korbut, Olga: 193, 200

Kostelić, Janica: 246

Kostis, Kostas: 201

Kraenzlein, Alvin: 112, 113

Krause,Bárbara: 207

Kreutzberg, Harald: 149

Kuijpers, Willy: 203

Kuts, Vladimir: 167, 169

Kyniska : 62

Laffan, Robert S. de Courcy : 101,111

Lang, André : 111

Lázaro, Francisco : 125

Le Gendre, Robert : 133

Lemieux, Lawrence : 222

León, Ángel : 157

Leopoldo II, Rey : 116

Lewald, Theodor: 145, 147, 148, 149

Lewis, Carl: 212, 216, 221, 222, 223,228

Licurgo: 25, 52

Liddell, Erik: 133

Ling, Per Henrik: 28, 270

Lisias: 49, 73, 298

Litujev, Yuri: 163

Long, Carl Ludwig "Lutz": 143, 151

Lopes, Carlos: 218

López-Zubero, Martín: 218

Lordz, Fred: 116

Louis, Spiridon : 118, 109, 110, 148,149

Louÿs, Pierre : 52

Lucas, John : 238

Luciano : 73, 298

Lucilio : 69

Lucio Minicio Natal : 62, 65

Luis XI, Rey : 77, 86

Lusis, Janis : 194

Índice Glosario

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Page 306: El Olimpismo - 2015 Castellano

Lutuli, Albert, John : 198

Maier, Hermann : 240, 242

Mandela, Nelson : 34, 226, 262

Mandell, Richard: 24, 44, 165, 168,178, 182, 191, 193, 200, 204, 290,298

Manrique, Domingo : 229

Mark, John: 156,

Martínez, Inmaculada Concepción"Conchita": 229

Marx, Karl: 6

Massard, Armand: 173, 275

May Garland, William: 147

Mayer, Otto: 83, 109, 110, 111, 116,117, 121, 122, 123, 125, 127, 144,147, 148, 150, 154, 155, 156, 159,161, 163, 164, 165, 168, 170, 173,177, 230, 233, 258, 259, 298

Mayor Zaragoza, Federico: 35, 226

McCain, Joe: 238

Medved, Aleksandr: 192

Meilin, Han: 249

Mercouri, Melina: 235

Mesalles Estivill, José: 144

Mestres, Jaime : 132

Meyer, Gaston: 109, 111, 113, 116,120, 121, 122, 132, 139, 151, 171,298

Milón de Crotona: 70, 170

Mimoun, Alain: 162

Miró, Joan: 228

Mirón: 64, 134

Mittermaier, Rosi: 202

Mollet, Raúl: 218, 299

Montes, Eugenio: 93

Moreno, José Manuel: 229

Morris, Michael: ver Lord Killanin

Moses, Edwin: 216

Mosjoliu, María: 39, 43, 190

Mota, Rosa: 222

Muntaner, Ramon: 16

Muñoz, Almudena: 229

Mutola, María: 243, 244

Mzali, Mohamed: 276

Nagy, Imre: 165,

Navarro Morenés, José, Conde deCasa Loja: 139, 157

Nerón: 34, 40, 74

Nervi, Pier Luigi: 170

Nieder, Bill: 171

Nissiotis, Nikolaos: 93, 94, 208, 276,299

Nixon, Richard: 174

Noel Baker, Philip: 131

Nurmi, Paavo: 131, 132, 133, 137,138, 142, 163, 193

O'Brien, William Patrick "Parry": 169,171

Oerter, Alfred "Al": 167, 169, 171,178, 186

Okabe, Takanobu : 242

Okamoto, Kozo: 190

Olievenstein, Claude: 291

Om, Yun Chol: 254

Onesti, Giulio: 195

Onishchenko, Boris: 202

Orsipo: 55

Ortega y Gasset, José: 13, 16, 18, 19

Otto, Kristin: 222, 224

Ovett, Steve: 203, 207

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

Page 307: El Olimpismo - 2015 Castellano

Owens, James Cleveland "Jesse": 20,22, 143, 151, 212, 215, 216

Oxilo: 50

Pablo I de Grecia, Rey de los Hele-nos: 99, 154, 272

Pablo, Príncipe: véase Pablo I deGrecia, Rey de los Helenos

Paleólogos, Cleanthis: 25, 26, 52,226, 299,

Papandréu, George: 241

Papp, Laszlo: 163

Parienté, Robert: 286

Park, Chung-hee: 220

Park, Yong-su: 220

Pascual, Carolina: 229

Patterson, Floyd: 163

Patton, Melvin: 157

Pauls, Jean : 204

Pausanias : 25, 28, 32, 35, 40, 45, 49,50, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 59, 62,65, 67, 69, 70, 74, 236, 297, 299,305

Peisirrodos :55

Pélope : 50

Peñalver, Antonio: 229

Périllat, Guy: 184

Perret, Paul: 145

Persson, Gehnäll: 159, 161

Pertini, Sandro: 261

Petrarca: 6

Phelps, Michael: 249, 250, 252, 253,254

Pi Sunyer: 144

Piernavieja, Miguel: 16, 62, 65, 299

Pietri, Dorando: 120, 121

Píndaro: 40, 70, 73

Pitágoras de Samos: 13, 34, 40, 73

Platón: 13, 30, 33, 73, 270, 299

Plaza, Daniel: 299

Plutarco: 25, 53, 70, 74, 299

Poikolainen, Tomi: 208

Polignac, Marqués de: 134

Polizalos: 68

Ponomarenko, Sergei : 234

Pound, Richard W. : 239

Powell, Mike: 183, 224, 227, 294

Préfontaine, Stéphane: 201

Press, Irina : 185

Press, Tamara : 185

Prévost, Hélène: 113

Protopopov, Oleg : 179, 184, 187

Ptolomeo Filadelfo: 62

Puică, Maricica: 216

Pulidamas de Escotusa: 70

Quadronio Vero: 62

Quintano, Luis: 254

Ramírez Vázquez, Pedro: 185, 208,209, 261

Ramsamy, Sam: 179

Reagan, Ronald: 216, 261

Rebollo, Antonio: 228

Recknagel, Helmut: 174

Reyes, Faustino: 229

Ribeiro, Fernanda: 235

Richards, Robert Eugene "Bob": 163,169

Riefenstahl, Leni: 150

Ritola, Vilho (Ville): 132, 137, 138

Ritsma, Rintje: 242

Índice Glosario

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Page 308: El Olimpismo - 2015 Castellano

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

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El olimpismo

Ritter von Halt, Karl: 147

Rogge, Jacques: 245, 252

Romme, Gianni: 242

Roosvelt, Franklin D.: 114, 116

Rothman, María: 76, 87

Rudolph, Wilma: 22, 171, 172

Ruud, Birger: 142, 146, 161

Ryun, Jim: 190, 193

Sailer, Toni: 166, 168

Sakai, Yoshinori: 31, 177

Salminen, Ilmari: 193

Salnikov, Vladimir: 205, 207, 222

Samaranch, Juan Antonio: 24, 27, 28,35, 171, 173, 179, 198, 206, 212,214, 219, 226, 227, 229, 231, 232,233, 234, 236, 238, 241, 245, 252,261, 262, 263, 265, 275, 276

Sánchez, Arantxa: 229

Sánchez, Francisco: 229

Sanders, Edward: 163

Satiros de Elida: 61

Savón, Félix: 229

Schade, Herbert: 162

Schilgen, Erik: 149

Schollander, Don: 178

Schranz, Karl: 194, 259

Schroeder, Jürgen: 261

Shaohua, Chen: 249

Shea, Jim: 246

Silance, Luc: 259

Silodú, Juan: 93

Simónides: 40, 73

Simota, Angela: 201

Siperco, Alexandru: 218

Smith, Tommie: 180

Snell, Peter: 178

Sócrates: 13, 74

Sofía de Grecia, SM La Reina: 170

Sófocles: 60

Sohn, Kee-chung: 22

Somerset, Duque de: 101

Sotomayor, Javier: 228, 229

Soyeshima, Michimasa (Conde): 154

Spiridon, Louis: 108, 148

Spitz, Mark: 189, 191, 249, 252

Stankovic, Boris: 218

Stevens, Ted: 238

Stevenson, Teófilo: 202, 203, 208

Strauss, Richard: 148, 149

Suárez, Adolfo : 206

Suleymanoglu, Naim : 222, 229

Swahn, Alfred : 133

Swahn, Oscar : 133

Szymiczek, Otto : 227, 266, 276, 290,300

Takacs, Karoly: 22, 160, 161

Talbot, Ethelbert: 85, 122

Tales de Mileto: 40, 73

Tange, Kenzo: 178

Taylor, Chris: 192

Teágenes de Tasos: 70

Temístocles: 57, 73

Teodosio I El Grande: 74, 270, 296

Thatcher, Margaret: 206

Thompson, Daley: 212, 216

Thorpe, Ian: 245

Thorpe, Jim, Wa-Tho-Huk: 101, 103,124, 126

Tomba, Alberto: 227, 231, 234

Page 309: El Olimpismo - 2015 Castellano

Trajano: 62

Trudeau, Pierre: 196, 201, 261

Trujillo, Marqués de (véase José Ál-varez de las Asturias): 139

Tucídides: 56, 73

Ueberroth, Peter: 213, 214

Umminger: 50

Usher, Harry: 214

Van Der Ploeg, José María: 229

Van Karnebeek, Herman A.: 195

Vance, Cyrus: 204

Vasala, Pekka: 193

Verwoerd, Hendrik: 32

Via-Dufresne, Natalia: 229

Vikelas, Demetrios: 78, 260

Vind, Ivar: 173, 264, 275

Viren, Lasse: 193, 202

Vlasov, Yuri: 171, 178

Von der Goltz, Conde: 148

Von Hindenburg, Paul: 145

Von Tschammer und Osten, Hans:147, 155

Walesa, Lech: 262

Walrave, Bruno: 259

Wang, Hee-kyung: 222

Weir, Warren: 254

Weissmüller, Johnny: 133, 137

Wieslander, Hugo: 126

Wigman, Mary: 149

Wils, Jan: 137

Witt, Katarina: 227

Wolfermann, Klaus: 194

Wolper, David: 215

Worrall, James: 208

Yamashita, Yasuhiro: 216

Yebes, Conde de (Eduardo FigueroaAlonso-Martínez): 16

Yeltsin, Boris: 262

Yoon, Tae-woong: 222

Yun, Young-Sook: 222

Zabala, Juan Carlos: 141

Zabell, Theresa: 229

Zahn, Günther: 190

Zatopek, Émil: 157, 159, 162, 163,164, 202

Zatopkova, Dana: 163

Zimyatov, Nikolay: 209

Zine El Abidine, Ben Ali: 262

Índice Glosario

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Page 310: El Olimpismo - 2015 Castellano

EL OLIMPISMO

EL

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CONRADO DURÁNTEZ

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