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Guadernos de Madinat al -Zahrá' Vol. 4 Córdoba, 1999

El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

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Alberto J. Montejo Córdoba. Cuadernos de Madinat al-Zahra, Año 1999, Número 4. Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra.

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GuadernosdeMadinatal -Zahrá'

Vol. 4

Córdoba, 1999

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YUHVZ--IY IVN ICIVHI ECI SONUECIVIIf

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O Junta de Andalucía. Consjería de Cultu¡a

(O l-os autores.

Imprenta San Pablo, S. L. - Córdob¿

Sot Ángela de ia Crtz, 1.2 - TeLéfono 957 283 JO6ISSN:1139-9996Depósito Legal: CO. 6041 1999

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e€z'39d16-2661 sogp 'orun[uo) p? P1/u9,1)

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EL PABELLÓN DE ABLUCIONES ORIENTAL DE LAMnzeurrA ALJAMA DE cónooBA coRRESeoNDTENTEA LA AMPLTAcTóx DE ALMANzoR

ALBERTO J. MONTEJO CORDOBA, Crirdaba

l. rNTRoDuccróx

El presente trabajo es fruto de los resultados

obtenidos durante Ia Intervención Arqueológicade Urgencia (IAU) efectuada entre los meses de

mayo y septiembre de 1998 en el solar n" 23 de la

calle Magistral González Francés de Córdoba(MONTEJO, 1998) (1); dicho solar se encuentra

en pleno Casco Histórico de Córdoba, frente a lafachada oriental de la Mezquita-Catedral -corres-pondiente a la ampliación de Almanzor- (fig. 1).

La mencionada IAU se realizó para valorar el

grado de afección que sobre el patrimonio arqueo-

lógico supondría la edificación de un estableci-miento hotelero de nueva construcción con dos

plantas de sótano.

EI solar excavado tiene forma mr-ry irregular,su planta asemeja una ..ho minúscula, con unas

dimensiones máximas de unos 32 x 29 metros y lasuperficie afectada por la edificación es de 670 m2

aproximadamente. Al iniciarse la IAU el solar se

encontraba Iibre de cualquier tipo de construc-ción, salvo en las medianeras Sur, Este y Norte,donde se conservaban los muros medianeros de laPosada del Soi, posada que se encontraba en este

solar hasta su demolición a finales de Ia década de

Ios 70, o principios de los 80, del presente siglo.Así, debemos indicar, por su interés, que la media-

nera oriental de la antigua Posada del Sol se levan-

taba sobre los vestigios de r-rn potente muro reali-

zado mediante fábrica de sillares dispuestos a soga

y ttzón (láms. 1y 2).

Para el proceso de excavación y docr-rmenta-

ción de las distintas unidades estratigráficas(UUEE) exhumadas se aplicó el "método Harris .

(1991); y de los cinco sondeos previstos inicial-mente sólo se reahzaron tres, debido a que se

decidió excavar el solar en extensión ("ctpen area")

ante la considerable entidad y monlrmentalidadde las distintas estructuras que iban apareciendo.

2. ENTORNO ARQUEOLÓGrCO E

HISTÓRICO DEL SOLAR INTERVENIDO

Desde el punto de vista histórico y arqueoló-gico el solar sito en la calle Magistral GonzáIez

Francés n." 23 se halla inmerso en el extenso yaci-

miento arqueológico que define la ciudad de Cór-doba, como consecuencia de la continua superpo-

sición de asentamientos humanos desde época

protohistórica hasta la actualidad sin solución de

continuidad.Pan la etapa prehistórica y protohistórica

no hay documentación, ni se conoce la existenciade vestigios, que nos indiquen la presencia de

niveles de ocupación en el entorno del solar exca-

vado.

Durante el periodo romano republicanoesta zona se localizaba extramuros de la ciudadfundacional, si tenemos en cuenta que el Iímitemeridional de la ci¡-rdad repr-rblicana iría por Ia

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calle Lope de Hoces y Altos de Santa Ana (SAN-TOS GENER, I9i5: fig. 17, plano VI, IBÁÑEZCASTRO, 1983: 291-298; VENTURA et alii,1996: 89-90 y fig. 10). Así, en esta zona son raros

o muy escasos los hallazgos de cronología republi-cana (VENTURA ¿¡ alii,1996:90).

Tras la ampliación de la Córdoba fundacionalhacia el Sur en época romana augustea, la zona

donde se sitúa el n." 23 de la calle Magistral Gon-zález Francés quedó inmersa en el nuevo entrama-do urbano de la coionia romana. La cerca meridio-nal de Ia ciudad romana imperial al parecer se

traslado entonces hasta las inmediaciones delGuadalquivir (MONTEJO & GARRIGUET,1994; VENTURA ¿¡ alii, 1996: 93-94). En este

nuevo espacio urbano sobresalen por su importan-cia, y por encontrarse en Ias proximidades delsolar que nos ocupa, la erección del teatro y delhipotético anfiteatro romano de la colonia; ambos

recientemente descubiertos en el entorno de laCuesta de Pero Mato y laPlaza de Jerónimo Páez

(VENTURA, 1996: 82-89).También son de interés los niveles romanos

documentados en la excavación del solar situadoen la calle Caño Quebrado esquina con Ronda de

Isasa -niveles posiblemente relacionados con cier-ta actividad comercial en dicha zofia_, destacando

al menos la existencia de dos calles con direcciónNorte-Sur (MORENA fÓPnZ, 1997 ).

Importantes, aunque mal conocidos, son los

datos aportados por la excavación del solar n." Il-19 de la calle Magistral Gózales Francés, dondehoy se levanta el Hotel Conquistador -justo al

Norte del n." 23- durante los años 1981 y 1984,y realizada por personal del Museo Arqueológicode Córdoba. Aun cuando lamentablemente noexiste informe de los resultados de Ia excavación

mencionada, por los datos registrados en los dia-rios de excavación -conservados en el citadoMuseo- podemos deducir la existencia de estruc-turas domésticas en dicho solar por el hallazgo de

restos de mosaicos, al parecer pertenecienres a una

clontus de cronología bajoimperial (2).

Otro edificio romano al parecer ubicado en las

cercanías del solar n." 23 de Ia calle MagistralGonzález Francés es un posible templo situado en

Ia zona de Ia Mezquita-Catedral dedicado a JanoAugusto (IBÁÑEZ cASTRo, 1983: 324). Y en

el mismo solar de la Mezqr-rita-Catedral pudo

2r0

comprobar Félix Hernández la existencia de unkardo que discurre hacia Ia mitad del templo(VENTURA et alii, 791)6:108 y nota 69).

En general, Ia zona meridional de Ia ColoniaPatricia, correspondiente a la ampliación auglrs-

tea, es bastante mal conocida en comparación con

otros sectores de la ciudad romana, como porejemplo pueden ser las áreas forenses situadas al

Norte (VENTURA et a/ii, 1996: 100-105 y fig.28).

Más tarde, en la Edad Media, y concretamen*

te durante la etapa visigoda sólo contamos con

los datos qlre aportan las fuentes literarias medie-vales que sitúan la Basílica de San Vicente en lazona más antigua de la Mezquita AI jama(OCAÑA, 7942). Así como las referencias, ram-bién literarias, que localizan el palacio visigodo en

el lugar donde más tarde se levantaría eI Alcázar

andalusí de Córdoba (MONTEJO & GARRI-GUET, 1998; MONTEJO, GARRIGUET &ZAMORANO, 1998 y e.p.).

Durante el período andalusí la zona meri-dional de la ciudad conocerá un excepcional apo-geo urbanístico, configurándose como el centrodel poder político, religioso y económico de

Qurtuba, constituyendo el auténtico corazón de lamedina hispano-musulmana. Prueba de ello será

la construcción, de Oeste a Este, del Alcázar(MONTEJO & GARRIGUET, 1998; MONTE-JO, GARRIGUET & ZAMORANO, 1998 ye.p.), la Mezquita Aljama (OCAÑA, 1942¡, y IaAicaicería (QUINTANILLA, 1 978).

De los edificios antes citados sólo dos nos

interesan ahora, la Mezquita Aljama y la Alcaice-ría, por la relación que pudieran tener con el solarn.' 23 de la calle Magistral GonzáIez Francés porsu proximidad a Ios mismos.

De la Mezquita Aljama de Córdoba sobretodo debemos destacar la ampliación hacia el Este

comenzada en el año 371 H. (987-988) bajo elgobierno de Almanzor, visir del califa Hisam II.La úitima ampliación de la Mezquita Aljama traloconsigo una importante reforma urbanística delsector de Ia ciudad situado al oriente de la primi-tiva mezquita; en este sentido, se conoce por lafuentes Iiterarias musulmanas que Almanzor com-pró y demolió diversas casas situadas en la zona

antes mencionada para la consecr-rción de su pro-yecro (TORRES BALBÁS,1961: J7I).

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Por lo que respecta a la Alcaicería (al-c1ay,s¿-

ri11a), sabemos que era un centro artesanal y

comercial amplio y público, y r,rn elemento arqui-tectónico singular en la actividad económica de

las ciudades hispano-musr-rlmanas; de propiedad

regia, en ella se almacenaban para su venta pro-ductos de lujo. La alcaicería era un conjunto de

dependencias comerciales que estaba rodeada porun muro, en el cual se abrían varias puertas; por Ianoche la alcaicería se cerraba y se gllardaba porvigilantes (TORRES BALBÁS, L985: 345-346).

La ubicación aproximada de la Alcaice¡ía de

Córdoba es conocida gracias al plano de Ia ciudad

de 1811, donde en Lrna manzana de casas s.ituadas

al Sureste de la Mezquita-Catedral se señala un

gran patio con este nombre (Fig. 2). La Alcaicería

cordobesa estaba circundada por un muro de unos

2.500 metros de perímetro, en el cual se abúa¡cuatro puertas: una a la calle de las Platerías, otra

frente al hospital de San Sebastián, y las otras dos

frente a Ia carnicería y más abajo (QUINTANI-LLA,1978 414).

La cronología de esta Alcaicería iocalizada al

Este de la Mezquita Aljama parece corresponder a

los últimos años de la dominación musulmana(ZANÓN, 1989:1r-72).

EI periodo medieval cristiano, iniciado tras

la toma de la ciudad de Córdoba por Fernando IIIen 1236, no supondrá el abandono de la Alcaice-

ría. En este sentido se tiene constancia de la utili-zactón de la Alcaicería como centro comercialdesde la propia conquista por Ias tropas castella-

nas de la ciudad hasta al menos el siglo XVII(RAMÍREZ DE ARELLANO, 1g81: J61-568;ESCOBAR CAMACHO, 1989: 132; PUCHOL,1992:6I-64). Otra construcción destacada en esta

zona será el hospital de San Sebastián, fi-rndado en

I)6) en un solar situado entre Ia linde occidental

de la Alcaicería y la fachada oriental de la Mez-

quita Aljama (RAIIÍREZ DE ARELLANO,r98r: 567-J68 y i8o; GARCÍA DEL MORAL,1984:5 1-52). En el solar del mencionado hospital

se localizaría más tarde, a partir de 1116, Ia Posa-

dA dcl SOI (RAMÍRF,ZDE ARELLANTO, 1981:

57g; GARCÍ¡ OEr MORAL, rg84: 53-58),manteniendo su denominación y uso hasta el siglo

XX

3. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓNARQUEOLÓGICA: EL EDIFICIO DE LAMiD,A'A

Como consecuencia de la IAU hemos podidodocumentar un amplio nírmero de unidades estra-

tigráficas (UUEE): estratos, estructuras e interfa-cies, que nos han permitido conocer la secuencia

estratigráfica del solar y, sobre todo, los vestigios

del extremo meridional de un edificio de plantarectangular, de carácter monumental y cronologíaandalusí que se extienden por buena parte de Iasuperficie del solar ya mencionado -que hasta hoy

nos era completamente desconocido y del cual no

se tenía ningún indicio sobre su existencia-.Hallazgos, sobre todo este último, que han sobre-

pasado con creces las previsiones más optimistasen clranto a los posibles resultados qr-re pudieradeparar Ia rcalización de una excavación arqueoió-gica en un Iugar situado en pleno casco históricode la ciudad y tan próximo a la Mezquita Aljamade Córdoba.

Dimensiones

Las dimensiones del edificio son de 16 metros

de anchura máxima documentada y al menos de

28,21 merros de longitud mínima (Fig. 3. Láms.

3 v 4). La longirud máxima no se ha podido com-probar ya que el edificio se prolongaba hacia el

Noroeste, por donde hoy se enclrentra el HotelConquistador, antiguo Hotel Adarve. La orienta-ción es N\(/-SE, ligeramente oblicuo a la fachada

oriental de la Mezquita Aljama de Córdoba.

Técnica constructiva

La construcción del edificio al que nos veni-mos refiriendo se realizó mediante fabrica de silla-res -por lo general de calcarenita , trabados con

mortero de cal y arena (Fig. 4). F.n los muros de

cimentación se aprecia el empleo de distintos apa-

rejos; así, se han documentado ejemplos realizados

completamente a base sillares dispuesto a rizón,

donde hemos podido apreciar cierta tendencia a

colocar Ios sillares ligeramente oblicuos a la cara

del muro. Por otra parte, se ha observado en otras

cimenraciones Lrna disposición de los sillares a

soga y tizón, en los que los tizones coinciden con

el espesor del muro y las sogas se disponen en

grupos de tres o cuatro siliares hasta alcanzar la

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anchura de la cimentación; y en algr-rnos casos par-ticulares, se ha procedido a rellenar los espacios

existentes entre los sillares a soga que dan la cara

con piedras o fragmentos de sillares y mortero de

cal y arena.

En los alzados se aprecia una mayor homoge-neidad en cuanto al aparejo. En el paramentointerno del muro que deiimita el edificio al orien-te -el único conservado con una cierta altura- se

ha documentado Ia alternancia casi constanteentre una soga y r,rno, dos o tres tizones, aunque

suelen predominar los grupos de dos tizones.

En cuanto al módulo de los sillares empleados

en la construcción debemos señalar que es muyvariado, aunque iremos observado la existencia de

Lrn grupo muy numeroso de sillares con un módu-Io más homogéneo, que sí parecen obedecer a unas

dimensiones más o menos constantes de unos12011L0196 x 42176 x 22118 cm.

Otro detalle interesante de la construcción es

el empleo generalizado de zarpas en los muros de

cimentación, y también, al menos, en el paramen-to interno del muro que delimita el edificio por el

Noreste.

Análisis del edificio

En Ia configuración del edificio que venimosdescribiendo existe un elemento destacado a par-tir del cual se estrllctura la organizactón internadel mismo, nos referimos a una canalizaciónhidráulica qLre recorre perimetralmente el interiorde la construcción (figs. 3 y 4. I.áms. 7 y 4). La

canalización hidráulica antes citada tiene unaanchura de unos 50/60 cm y una altura de 90 cm.

Su cr-rbierta es adintelada y está realtzada median-te sillares (láms. 5), y la base mediante losas irre-gulares de caliza, sillares de calcarenita y mam-puesto, trabados con mortero de cal. El interior de

la canalización estuvo impermeabi 1 i zado medianteun revestimiento de mortero de cal y arena que, al

parecer, estaba pintado en rojo, el cual hemospodido documentar en las zonas menos erosiona-

das.

Por 1o general Ia base y sobre todo las paredes

de la canalización se encuentran cubiertas por una

espesa capa de concreción caliza, de unos 2-8 cm.,producto de la circulación de1 agua por el interior.Esta costra llega a alcanzar en algunos puntos la

cubierta de la canalización, Io que es ilustrativo

2r2

del importante caudal que contuvo la mencionadaestructura hidráulica.

Las paredes de las canalizaciones están delimi-tadas por los propios muros de cimentación peri-metrales dei edificio, y al interior por orros muroscon Lrna anchura que oscila entre 1 ,05 y I,6metros, dispuestos estos últimos de forma paralelaa los primeros, quedando un espacio intermedioque es el que conforma la canalización hidráulicapropiamente dicha.

En el solar objeto de la IAU hemos documen-tado unos 2,1 metros de la Canalización Peri¡ne-tral Suroeste (CP-S\X¡), la cual presenta Lrna

cubierra de sillares dispuestos sobre el lado más

ancho que segúrn los datos aportados por la exca-

vación se trata de una reparación de la misma, quedebemos fechar en torno a los siglos XVI-XVIII(fig. 3. lám. 6); en el interior también consrara-mos una refectio, ya que apoyada a la pared origi-nal de la canalización, realizada ésta en sillares, sc

aprecia un muro realizado a base de mampuesto.La Canalización Perimetral Sureste (CP-SE)

tiene unos 12,8 metros de longitud, y se percibeen sus paredes una fuerte erosión (lám. 7). Porotra parte, se documentaron dos pequeñas canali-zaciones (con unos 30 cm. de anchura por 40 cm.de altura) en el muro de cimentación meridionaldel edificio que verterían a la CP-SE, al parecerpara abastecerla de agua.

En la Canalización Perimetral Noreste (CP-

NE) se han documentado unos 25,30 metros de

longitud mínima, ya qlre, como comentamos más

arrlba, se encuentra cortada por la cimentacióndel Hotel Conquistador. A unos 9,,10 metros delextremo meridional de la CP-NE se abre una pri-mera canalización transversal (CT-1) de unos 4,25metros de longitud, que pensamos puede esrarrelacionada con la infraestructura de una fuentepor su ubicación con respecro al resro de lasestructlrras del edificio, así como por la pocaanchura de los muros que la conforman.

Una segunda canaltzaciín transversal (CT-2)

se abre a la CP-SE a Ios I4.9 metros de su extre-mo meridionaL La CT-2 tiene unos 6,10 metrosde Iongitud y está delimitada al NE por un murocimentación de 1,5 metros de anchura y al SE porotro muro de cimentación de 1 metro de anchura.

Por último, se documentó una tercera canali-zación transversal (CT-3) que se abre a la CP-SE a

los 21,80 metros de sr-r extremo meridional. La

Page 10: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

longitud mínima documentada en la CT-3 es de

9,10 metros, y es la única de las tres que parece

atravesar de lado a lado el edificio, posiblementepara conectar las dos canalizaciones perimetralesexistentes en los dos lados mayores del edificio. Su

recorrido completo no pudo ser doclrmentado porla existencia de una importante terrera que ocupa-ba esta esqi-rina del solar y qr-re fue imposible eva-

cuar por el considerable volumen de tierra acumu-iado (3). La CT-3 está delimitada al SE por Lrn

muro de cimentación de I,912 metros de anchura,y al NE por otro muro de cimentación de I metrode anchura. En ei extremo S\7 de esta canaliza-

ción se aprecia un notal¡le cambio en Ia orienta-ción, presumiblemente para facilitar el abasteci-miento de agua desde la CP-S\7.

La írnica canalización longitudinal (CL-l) que

corre por el interior del edificio se abre a Ia CT-3a unos 5.5 metros de su extremo NE. De la CL-1se han documentado 1,15 metros de longitud.Esta última canalización está delimitada al NEpor un muro de cimentación de aproximadamente1 metro de anchura, y al Suroeste por otro murode cimentación de unos 2,10 de anchura.

Relacionado con la red hidráulica antes men-cionada debemos señalar la existencia de una posi-ble arclueta de registro en Ia CP-NE, con unasdimensiones de 1,5 x 1,2 metros, qr-ie permitiríael mantenimienro de la red hidráulica arriba des-

crita.Otra característica del edificio que destaca al

estudiar su configuración es el extraordinario gro-so¡ de los muros perimetrales de cimentación que

delimitan la construcción, en consonancia con los

ya comentados en relación con las canalizaciones.Así, la anchura del muro de cimentación perime-tral que cierra el edificio por el NE oscila entreaproximadamente 1,5 metros y los 2,21 docu-mentados en Ia zona más septentrional. AIgosimilar ocurre con ios muros de cimentación pen-metrales SE y SW, los cuales llegan a alcanzar 1,8

y 2 metros respecrivamente (fig. 3).

Por lo que respecta a los alzados de los murosperimetrales, sólo se conserva el clue delimitaba el

edificio por el NE (4), el cual alcanza cerca de los

2 metros de potencia conservada contando desde

Ia cota original del pavimento del edificio. Elmuro antes citado fue destruido en parte duranteel derribo de Ia antigua Posada del Sol y la poste-

rior explanación del solar, hecho qlre nos ha per-

mitido documentar Ia sección del mismo. Esteparamento presenta en Ia rotura meridional r-rna

zafpa con una anchura de unos 80 cm. sol¡re la

que se levanta el resto del alzado del edificio conr-rnos 60 cm. de anchura (lám. 8). El otro exrremo,el septentrional, se present¿r más complejo, ya que

la zatpa tiene una anchura mínima sr-rperior a.l

metro -coincidiendo con el aumento de la anchu-¡a del muro de cimentación en esta zona_, pero al

encontrarse adosado al mismo la medianera delHotel Conquistador no hemos podido documen-tar sus medidas reaies.

En este sentido. también se han hallado vesti-gios de los alzados relacionados con los muros de

cimentación que articulan el edificio en su inte-rior -aunque en este caso con escasa potencia-, los

cr-rales tiene una anchura de r-rnos 12154 cm.Pertenecienres al edificio que venimos comen-

tado se han observado los restos de cuatro pavi-mentos en distintas zonas del mismo y con carac-

terísticas diferentes, son los siguientes:

Pavimento 1: se encuentra en el ángulo N\7del espacio formado por las canalizaciones CP-SE,

CP-NE y Ia CT-2; se trata de un pavimento de

iosas de forma rectangular de calcarenita bienescuadradas y de unos 10 cm. de grosor.

Pavimento 2: se trata de un suelo hidráuiicode alta consistencia redrtzado a base de mortero de

cal, arena y fragmentos de cerámica machacados,

tiene un grosor de unos 10 cm. Se encuentra enci-ma de Ia CL-1. Corresponde a la base de un estan-

que de 1,10 metros de ancho, conservándose en

los laterales restos de la característica media caña

de las construcciones hidráulicas (lám. 9).

Pavimento 3: de mortero de cal y arena, con

pequeñas piedras, con 10 cm. de potencia. Los

restos de este pavimento se localizan en el ángulo

Norte, y cubrirían a ia CP-NE.Pavimento 4: de mortero de cal y arena, con

pequeños cantos rodados y fragmentos de cerámi-ca, también de 10 cm. de grosor. Se encuentracubriendo al Pavimento 3.

Paralelos

Llegado este punto creemos necesario argu-

mentar la fi-rncionalidad del edificio que venimos

comentando en los párrafos anteriores, para des-

pués intentar plantear los posibles usos de los dis-

21i

Page 11: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

tintos espacios identificados en los que se organi-zó internamente el mismo.

Como hemos venido señalando en páginas

anteriores las principales características de los ves-

tigios del edificio hallado durante la reahzación

de la IAU podríamos resumirlos en dos: Ia consi-

derable entidad de los muros de cimentación y Iacompleja red de la infraestructura hidráulica qlre

recorre perimetralmente el interior del edificio ysu articulación en otras canalizaciones transversa-

les y al menos una longitudinal, que en definitiva

-sobre todo este último aspecto, unido a la apari-

ción de un pavimento hidráulico- hacen relacio-nar Ia funcionaiidad del edificio con el agua.

A los aspectos que encierra el edificio, ante-

riormente citados, debemos añadir la proximidadde esta construcción a la Mezquita Aljama de

Córdoba, de la cual sólo Io separa una calle (figs. 1

v 3).

EI írnico paralelo formal existente en España

para el edificio exhumado en el n.u 23 de Magis-tral Gonzáiez Francés es la sala de abluciones ontlr.la'a de Ia Mezquita Aljama de Sevilla descu-

bierta en Ia PIaza Virgen de los Reyes (VERAREINA, 1995). La wlda'a sevillana, segúrn su

excavador, fue edificada dentro del programaconstructivo de la mezquita erigida por los califas

almohades entre 1172 y L198 (VERA REINA,l99J: 162 y 166). Esta sala de abluciones es un

edificio de planta rectangular, de 18,40 metros de

largo por 9,50 metros de ancho (1), fue construida

originalmente fuera de Ia mezquita, y una de sus

características principales, al igual que la ahora

hallada en la IAU, es la existencia de r-rna gran

cloaca de poco más de 1 metro de altura por 0,64metros de anchura grre <perittelraba interiorrnente

tada la canstrucción,, (VERA REINA, 1995: 164).

En nuestra opinión, el parecido formal yestructural entre ia mirJa'a aparecida en Sevilla yla ahora excavada en Córdoba es evidente, a pesar

de la diferencia de materiales, dimensiones y cro-nología entre uno y otro edificio.

En general, la sala o pabellón de abluciones, o

m\c/a'a, de una mezquita se nos presenta hoy como

algo extraño, mal conocido y poco frecuente(GRABAR, L996: 134), pensamos qr"re debido al

poco interés mostrado por los investigadores hasta

ahora en este tipo de construcciones, más centra-

dos en el estudio de Ios monumentales edificiosde oración islámicos, sin atender al complejo

214

arquitectónico religioso donde se enmarcan. De

este modo, a pesar de ser numerosos los estudios

sobre mezquitas en pocos de ellos, o en casi nin-guna de estas publicaciones, aparecen descritas las

salas o pabellones de abluciones, a pesar de ser

considerados, jr-rnto con el minarete, uno de los

dos anexos característicos de la "casa de oración"(LÉVr-PROVENQAL, 1965: 10O; GOLVIN,7910: 212; MARQAIS, Ic)91.: 16). En el mejor de

ios casos, sólo en Ia planta general del complejoarquitectónico de la mezquita aparece el edificiodestinado a las abluciones. Así, conocemos ejem-plos de salas de abluciones en las mezquitas de

Al-Azhar (s. X-XVIII) y de Chaik Malik Mouay-yad (s. XV) ambas en EI Cairo (HAUTECOEUR& $7IET, f932), donde de nuevo Ia mTda'a se nos

presenta como Lrn edificio de planta rectangr-rlar,

donde las letrinas, dispuestas en batería, se sitúanperimetralmente a los muros que delimitan el

edificio, y en el centro una fuente para la limpiezaritual.

Otro ejemplo de pabellón de abluciones, esta

vez mejor documentado, lo constituye Ia qubba

Barudiyyin de la Mezquita de Ben Yusuf en

Marrakech. Este edificio, asociado a una cisterna y

un aljibe próximos, es de planta rectangular con

letrinas alrededor y una fuente cubierta en el cen-

tro. Aunque en un principio parece que Ia qtthba

no estaba rodeada de letrinas, pronto se dotó de

estos servicios. La cronología de esta construcciónes almorávide, así como las fases más antiguas de

la nttda'a (MEUNIÉ & TERRASE , 19J7: 13-20).

En la mTda'a los musulmanes efectúran la ablu-

ción menor (uur.ln') que suprime el estado de

impureza titual leve (hadaf), y permite al creyente

alcanzar el estado de pureza ritual (taha.ra). La

importancia de este acto se describe muy elocuen-

temente en las siguiente palabras (6):

"La ablución es necesaria, debido a que

todo lo que sale del cuerpo lo mancilla: laorina, los excrementos, las ventosidades y el

esperma; pero, aunque los actos qr-re se deri-van de dicha impureza rrr,ás frecuentemente

sean las necesidades corporales, tambiénmancilla el sueño, un desmayo, el habertocado -aunque sea estrechar la mano- a una

persona de otro sexo y que no es parientepróxima sin una tela interpuesta, el contactocon cosas o sustancias consideraras impurtrs,

Page 12: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

etc. (la ablución mayor o gusl se exige para laimpureza de origen sexual).

La impureza menor (badat) tiene lassiguientes consecuencias rituales: invalida-ción de la oración y de las vueltas rituales a

la Kaba y prohibición de tocar el Corán.EI u,uda' consiste en enjuagarse la boca y

frotarse los dientes con aÉaua, aspirarla por lanarn y frotarse con ella el rostro, los cabe-

llos, la barba y las orejas, Iavarse las manos ylos antebrazos hasta Ios codos y, en fin, Ios

pies hasta los tobillos (...)." (MAíLLO SAL-GADO, t996:262)

Fuentes documentales

Aparte de los paralelos formales anteriormen-te expuestos, existe cierta docume ntación delsiglo XIV qlre apunta, en nuestra opinión, a laidentificación inecluívoca de los vesrigios del edi-ficio hallado durante la IAU con la xtlda'tz de IaMezquita Aljama de Córdoba.

Así, sabemos qr-Le el Hospital de San Sebastiánse fundó en 1o que después sería la Posada de1 Sol;

por el interés del acta de fundación del menciona-do hospital, fechado eI 27 de febrero de 1363,pasamos a reprodr-rcirla:

"dar libremente Lrn solar, que es lindede la Alcaizería de Nuestro Señor el Rey, elcual solar dicen las Casas del Labatorio {lanegrita es nr-restra], para que fagan los cofra-des de la Cof¡adía de San Sebastián, así los

Señores de Ia Iglesia de Córdol¡a, comotodos los cofrades Clérigos y legos, clue son,

y serán en la dicha Cofradía, un hospitalpara acoger pobres en reverencia del biena-venturado Martyr San Sebastián, para entodo tiempo y para siempre jamás por ellos,y por todos los sucesores, qlLe serán de aquíen adelante; y dierónselo para que lo rengan

bien labrado, y reparado y... si por venruraIos dichos cofrades legos por su negligencia,e por más non poder desampararen el dichoHospital... qr-re finque desembargadamente

a los dichos Dean, y Cabildo, para que fagandel dicho Hospital, Io que su merced fuere;pero clue sea para siempre jamás hospitalpara pobres,,. (GARCÍA DEL MORAL,Ic)84: 1I-52 y nota 5).

Del texto anterior debemos llamar la atenciónsobre dos hechos importantes: su fecha 1363

poco menos de 130 años después de la conquisrade la ciudad por Fernando III- y la mención a las

..Casas de/ Labatorior. En nuestra opinión, estas

"Casas del Lavatorio> serían la huella palpabledejada en la tradición local y en el r-rrbanismo

bajomedieval por el edificio hispano-musulmánde Ia tÍda'a de Ia mezqlrita cordobesa.

En este sentido parece que no fue Ia única sala

de abluciones pues se tiene constancia de la exis-

tencia de otro lavatorio en las proximidades delCorral de Cárdenas (situado al Norte del Palacio

Episcopal):

.Este corral lel de Cárdenas] ocupabaigualmente Lrn sector urbano amplio, donde

se localizaban diversas casas, cuadras, baños,

hr-rertas, fuentes, etc., encontrándose tam-bién en sus proximidades el lavatorio de laépoca musr-rlmana {nota 251" (ESCOBAR

CAMACHO, 1989: 128).

La clave, ante este estado de cosas, parece

estar en explicar el sentido de Ia palabra .lavato-rio". EI Diccionario de la Real Academia (1992) da

los siguientes significados a la palabra .lavato-rio>:

"Acción de lavar o lavarse. Ceremoniade lavar los pies a algunos pobres, qlre se

hace el Jr-reves Santo. Ceremonia qr-re hace el

sacerdote en Ia misa lavándose ios dedos des-

pués de haber lavado el cáliz. Conocimientomedicinal para limpiar una parte externa del

cuerpo. Lavamanos. Awír. Jc:faina, palanga-na. Lavabo, mueble especial donde se pone

la palangana. Lavabo, pieza de la casa dis-puesta para el aseo".

Igualmente la acepción del término "ablu-ción.. en el mismo Dic;iolario s'.

"Lavatorio, acción de lavar o lavarse.Acción de purificarse por medio del agua,

según ritos de algunas religiones, como lajudaica, la mahometana, etc. Ceremonia de

purificación del cáliz de lavarse los dedos el

sacerdote después de consr-rmir. Vino y agua

con que se hace esta purificación y lavato-rio. "

2r 5

Page 13: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

En nuestra opinión, parece evidente la identi-ficación de las .Casas del Lavatorio", mencionado

en el documento fechado en 1363, con un edificiorelacionado con la higiene ritual y en concreto de

época andalusí, ya que en el rito cristiano no es

preceptivo Ia realizactón de abluciones por 1os cre-

yentes para poder acceder al templo. Posiblemen-

te el abandono del edificio de Ia tntda'a, o, al

menos, la pérdida de su funcionalidad coincidiríacon la consagración de la Mezquita Aljama de

Córdoba a la rellgión cristiana.En un extenso trabajo de Miguel MuirozYáz-

quez sobre los baños árabes de Córdoba, publica-do hace ya algunos años, este investigador relacio-

nó las Casas del Lavatorio mencionadas en el

documento de 736) con los baños de Santa Cata-

tina (MUÑoz vÁ^QUEZ, 1967-62: 6()-1t), ydeterminó tanto la funcionalidad higiénico-sani-taria del mismo, como su ubicación en el antiguoHospital de San Sebastián, más tarde Posada del

Sol (7).

Retomando el asunto del Hospital de San

Sebastián, sabemos que se trasladó en 1516 desde

su emplazamiento original en las oCasas del Lava-

torio, al iugar donde se ubica hoy en la calle

Torrijos (8) (GARCÍA DEL MORAL, 1984: 58).

Y, por otra parte, un documento fechado en 1583

nos recuerda qr-ie el primer emplazamiento delHospital de San Sebastián, hasta el traslado antes

mencionado. estaba:

*en las Casas quede presente son mesón

del sol a las espaldas de la Alcayzería y sale

la puerta del ala calle de Ia Catedral"(GARCÍA DEL MORAL,1984: J7).

Por último, debemos traer a colación un inte-resante trabajo de Leopoldo Torres Balbás sobre

las higiene en al-Andalus (TORRES BALBÁS,1959), que, a nuestro parecer, zanja cuaiquier dis-

cusión posible sobre la identificación de las cita-das .casas dei lavatorio> con una m.\r/a'a. Así, al

tratar Torres Balbás sobre los edificios dedicados a

las abluciones, y recogiendo una opinión anterior

de George Marqais (TORRES BALBÁS, 1959:

227, ¡ota 3), es claro al indicar que:

"Llamábase vulgarmente a tales edifi-ctos mTtla'a (pilón o ¡,aza de fuente) y tam-l¡tén dar a/-u,adu'(casa de1 lavatorio o de las

abluciones). Casi siempre los edificaban

216

como actos piadosos el monarca o algún per-

sonaje imporranteo. (TORRES BALBÁS,l9i9:227)

Definición y funcionalidad de espacios

A partir de la documentación generadadurante la IAU practicada en el n." 23 de Magis-tral González Francés, y una vez determinado, en

nuestra opinión, el uso del edificio ahora exhuma-do como mTda'a, lavatorio o pabellón de ablucio-nes de la Mezquita Aljama de Córdoba, creemos

estar en disposición de avanzar ia posible ftLncio-

nalidad de algunos de los espacios identificados en

su inrerior. son los siguienrrs:

Patio de letrinas: delimitado por los mr-Lros

de cimentación perimetrales SW, SE, NIE y por el

muro de cimentación septentrional que forma la

CT-2 (fig. 3). Creemos que adosados a Ios mlrrosdel pabellón antes mencionados y sobre la canali-zación perimetral o cloaca se dispondrían las letri-nas en batería, al igr,ral que en el caso de Ia tn\da'a

documentada en Sevilla (VERA REINA,l99J:I65). El pavimento de este espacio estaba

¡ealizado mediante losas de calcarenita (Pavimen-

to 1), lo cual nos induce a pensar qlre se trata de

un espacio al aire libre o prtio, ya que este tipo de

pavimentos suele ser habitual en lugares a laintemperie, así las losas antes citadas presentanuna notable erosión producida por agentes atmos-féricos. Por otra parte, creemos que la CT-2, loca-

lizada en este espacio, correspondería a la infraes-tructlrra de una posible fi-rente situada más o

menos en el centro del pario de letrinas; así lapoca anchura de los mlrros de esta canahzaciónsólo recibirían el peso de la cubierta y no Ia carga

de alguna estructlrra qlre se desarrollara en aitura.En relación con esta posible fuente deben estar

vatios fragmencos de un surtidor realizado en pie-

dra, el cual presenta varias perforaciones, así como

evidentes muestras de erosión producida por Iaacción del agua (9) (lám. 10). Esta pieza, tieneparalelos en el surtidor que abastecía la pila de laFuente de los Leones de la Alhambra de Granada(10).

Vestíbulo: delimitado al mediodía por elPatio de Letrinas, al N\7 por el mr-rro meridionalde la CT-3 y por los mlrros perimetrales de Iatnlda'a. No estamos seguros de que este posibievestíbulo atravesara completamente el edificio, ya

Page 14: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

que existe un mluo de cimentación, con restos de

alzado, a la mitad de este espacio cuya funcionali-dad desconocemos.

En el extremo N\7 del edificio. debemossituar otro espacio, delimitado al SE por el muromeridional de la CT-3. Este espacio se nos presen-

ta con una mayor complejidad por la presencia en

é1 de la CL-l, así como los restos de Lrn estanque(Pavimento 2), por lo que no entramos, demomento, a pronr-rnciarnos sobre su posible fun-cionalidad.

Cronología

En nuestra opinión, la fecha de construccióndel pabellón de abluciones o lavatorio documenta-do durante la IAU hemos de situarla a finales de

siglo X, y más concretamenre en el 999 (390 H.)como fecha de inauguración, durante el gobiernode Almanzor, haiilt del califa Hisam II, daraciónestablecida en función de los siguientes datos:

1.') La localización y proximidad del edificioexhumado con relación a la fachada oriental de laMezcluita Aljama, perteneciente ésta a la amplia-ción efectuada de dicho edificio religioso porAimanzor (figs. 1 y 3). Las obras de ampliación de

la mezquita correspondientes a la fase de Alman-zor comenzaron el año 987-988 317 H.)(TORRES BALBÁS, 1965: J77); por Io cual pen-samos que la construcción del edificio de la mida'adebe ser al menos contemporáneo o poco posteriora la írltima gran ampliación de la Mezquita Alja-ma. Así, al igual clue ocurrió con Ia ampliación de

la mezquita por Almanzor deben estar los vesti-gios de una casa que fue derruida para la construc-ción del pabellón de abluciones (lám. l); hecho

éste que debemos poner en relación con las cono-cidas compras y demoliciones de viviendas efec-tuadas por Almanzor para poder ampliar Ia mez-quita hacia el levante (TORRES BALBÁS, 196t:51 r)

2.) EI material de construcción empleado en

el lavatorio _-fábúca de sillares-, el aparejo utili-zado alternancia de una soga y uno, dos o trestizones, con predominio de los grlrpos de dos tizo-nes- y el módulo de ios sillares (120/110196 x42136 x 22118 cm.). Los dos primeros aspectos, eldel los materiales y el aparejo, nos indican unaadscripción califal de la obra (AZUAFt, 1995:130-131), Io que unido a las similitudes con el

aparejo -alternancia de sillares dispuestos a soga y

dos tizones, cuatro e incluso cinco-, y módulo de

los sillares (108/120 x 35 x 16120 cm.) empleados

en Ia ampliación de la Mezqr-rita Aljama porAlmanzor (TORRES BALBÁS, 796J: 514) nos

indican de nuevo una cronología pata la construc-ción de la mTda'a coetánea o algo posterior a Iamencionada ampliación.

J."l La evidencia esrrarigráfrrca nos permitefijar un marco cronológico entre finales del sigloX y el siglo XI para la construcción de la mTda'a

gracias a la aparición de un importante depósitode material cerámico en la base del extremo sep-

tentrional de la CP-NE. Por otra parte, un claro

término ante quen2 lo establece la construcción de

unas estrLrctlrras aparecidas en el Corte 3 datadas

en época almohade, qlre están adosadas y cubrenal muro de cimentación que delimita por el SE a

Ia CT-3.,1.') El Dikr bilad al-Antlalus (Una desripción

aníninta de a/-Anda/tl!) (71,), fuente lirerariamusulmana de autor anónimo, nos informa, tras

describir pormenorizadamente la Mezquita Alja-ma de Córdoba, de la construcción e¡ el airo 999-1000 (390 H.) de ciertas dependencias que hemos

interpretado como los lavatorios, pabellones de

abluciones o mTda'a de dicha mezqr-rita. Por el

interés del mismo hemos creído convenientereproducirlo:

"Por los lados orientai, occidental y sep-

tentrional [refiriéndose a la mezquita] hizotres acequias, cada una con veinte casillas de

Iibre uso. En el patio construyó una cisternade cuyo centro surgía una fuente de agua

límpida.Todo esto se terminó de construir en el

año 390 (999-1000)" . (Dikr, II, 44-4t)

A pesar de que en este párcafo deI Dikr no se

hace mención expresa a wa mTda'a o dar a/-taadu' ,

parece evidente que se trata de dicho anexo de lamezquita. En este sentido Basilio Pavón Maldona-do opina qr-re ei término .acequias " (saqyat en el

texto original árabe) parece designar, desde finales

del califato, 1o siguiente:

"(...) el término qanat del>ió ser despla-

zado ya en el siglo X por la voz :)qa1ta con su

doble aceptación de conducción sul¡terránea

o superficial y depósito de agr-ra terminal y

2I7

Page 15: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

gran alberca. Así no es de extrañar que en el

norte de Africa, entre los siglos XIII y XV,Iavoz siqaya o sac1i1at, con sus derivados his-

pánicos de saquila, reqqat)r1, sikel,a, saqala,

)t./.zaqa)a -azaca)a , se empleen indistinta-mente para denominar conducción y pila o

pila-fuente. (...) Nr-rmerosos son los ejem-

plos de saqja o seq/rya con la acepción de

fuente en Fez, Ceuta, Argel y en otras ciuda-

des africanas y en general del mundo árabe.

Siqayat era Ia designación más usr-ral con que

conocían los estanqr,res y fuentes en la ciudad

oriental de Sana,. (PAVÓN MALDONA-DO, 1990: 189-190).

En función de lo anreriormente expuesto,

debemos pensar que la noticia ofrecida en el Dikr(12) se ¡efie¡e a lo que hoy conocemos como lava-

torio, pabellón de abluciones o tnlda'a; desde

luego debemos descartar la idea de que se trate de

un baño c¡ ham¡naw.

Por último, y en directa relación con el pabe-

llón de abluciones, debemos indicar la existencia

de los vestigios de la infraestructura de una calle

empedrada situada de forma paralela a la fachada

Noreste del lavatorio, y que fi-re documentada en

el Corte 2. Las estructuras halladas parecen corres-

ponder a Ia cimentación de un andén que correría

adosado y paralelo a la fachada de Ia w\/a'a antes

mencionada. La calle estaría delimitada al oriente

por otra cimentación de sillares. La anchura de

esta calle sería de poco más de tres metros y cree-

mos que estaría pavimentada mediante losas irre-gulares de caliza, que, aunque no se conservan en

el Corte 2, fueron observadas en la medianera del

solar situada al Noroeste del mencionado sondeo y

que linda con el Hotel Conquistador (13).

En definitiva, la m|c/a'a fue concebida como

un edificio exento, rodeado de calles por sus cua-

tro costados. En esta línea estarían, aparte de los

restos aparecidos en el Corte 2 y anteriormentecomentados, los vestigios de dos losas de calcare-

nita (Corte 1) adosadas a la fachada Sureste del

edificio, aunque por el reducido espacio excavado

no podemos afirmar si estamos ante los restos del

pavimento de una calle o ante la infraestructurarelacionada con las dos canalizaciones que atravie-

san en muro de cimentación que delimita meri-dionalmente la CP-SE y la propia m\r/a'a.

218

4. LOS LAVATORIOS O PABELLONESDE ABLUCIONES DE LA MEZQUITADE CÓRDOBA

Si en opinión de Leopoldo Torres Balbás laexistencia de una mlda'a era y es normal en las

inmediaciones de cualqr-rier mezquita (TORRES

BALBÁS, 1919: 221 y nora 1), las noricias y las

evidencias más antiguas sobre la existencia de unlavatorio en Ia Mezquita Aljama de Córdoba se

remontan a Ios tiempos del emir Hisam I (788-

796), el cual construyó una mTda'a adosada a lafachada oriental de la mezquita (TORRESBALBÁS, 1965: 369 y nora 89; HERNÁNDEZ,196I-62: I3-I4 y nota 16; MARFIL, 1991).

Posteriormente, y según nos informan IbnBaskuwal e Ibn Idari, ei califa al-Hakam II (961-

91 6) dotó a la Mezquita de Córdoba de cuatropabeilones de abluciones en el 967, dos pequeños

para las mujeres y dos más grandes para los hom-bres, situados al Este y al Oeste de la mezquita(TORRES BALBÁS, 1961: 11\. Los lavatoriosconstruidos durante el gobierno de al-Hakam IIno se encontraban, como en tiempos del emirHisam I, adosados a la mezqirita, sino separados

del edificio. al otro lado de la calle; como se des-

prende de observar las distintas puertas, y sus

decoraciones, que se abren en la fachada occiden-tal de la mencionada mezquita y de comprobarque no conservan restos de estrlrctufas adosadas.

La ampliación de la Mezquita Aljama de Cór-doba realizada por Almanzor, <<t'opia ¡erail de /a de

a/-Hakatn 11" pero de menor rrqueza artísticasegún Leopoldo Torres Balbás (I965: 178),supondría la destrucción de los lavatorios orienta-les construidos pocos años antes por el menciona-do califa. En nuestra opinión, AImanzor, en lamisma línea seguida pana Ia ampliación de la.casa de oración" (E\7ERT, 1991: 6f), continuóel modelo fijado con anterioridad por al-Hakam IIpara Ia ubicación de los pabellones de abluciones

de la mezquita cordobesa (14), construyendo tres

nuevos lavatorios f¡ente a ésta, no adosados, con

las mismas características de solidez y permanen-cia observadas en la última ampliación de la mez-

quita (TORRES BALBÁS, 1961: 178). Parte de

uno de estos pabellones de abluciones, el oriental,el que estaba frente a la fachada de la ampliaciónamirí, es el que ha sido hallado en fechas recien-tes.

Page 16: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

¿Qué sabemos de los otros dos lavatoriosconstruidos por Almanzor? ¿dónde se localizarí-an? La nlda'a occidental no ofrece problemas para

sr-r ubicación, pues existe documentación bajome-dieval de 1333, mencionada más arriba, qr-re sitúar-rn lavatorio en ias proximidades del Corral de

Cárdenas (ESCOBAR CAMACHO, 1989: 128 y

nota 2J); dicho corral ocupaba un amplio espacitr

situado al norte de la muralla septentrional delAlcázar y frente a Ia fachada Oesre de la me zquita,por Io qr-re pensamos que el pabellón de ablucio-nes occidental debe encontrarse en la zona dondehoy se levanta el Palacio de Congresos y Exposi-ciones. La Iocaltzactón del lavatorio septentrional,por el contrario, se nos presenta más compiicadapor la ausencia de cuaiqr-rier indicio arqueológicoo documental; así, y sólo como hipótesis de traba-jo, pensamos que pueda encontrarse entre Ia calles

Céspedes y Velázquez Bosco, zona qlre quedaríaen el ámbito de la ampliación amirí de Ia mezqui-ta, aunque no descartamos otras posibles ubicacio-nes más al Oeste (1)). De confirmarse esta locali-zactón para los tres pabellones, creemos que se

abría seguido el esquema, en cierto modo geomé-trico y no casual, de situar los lavatorios en los

extremos opuestos de los Iados Este, Norte yOeste de la mezquita.

5. CONCLUSIONES

Para finalizar, debemos señalar clue ei hallaz-go de los restos de La nidd'a ahora exhumada nos

permitirá, primero, valorar en sr-rs justos términosla magnitr-rd y el alcance de la ampliación de laMezquita Aljama de Córdoba realizada porAlmanzor; seéaundo, apreciar y contemplar la ima-

Éaen tanto de Ia fachada oriental de la mezquitacomo su decoración desde una perspectiva próxi-ma ai diseño origintrl y, tercero, entender Ia mez-quita no como Lrn edificio aislado, sino integradoen un complejo arqr-ritectónico y urbanísticoúnico de carácter religioso hasta ahora desconoci-do; aspectos todos estos cluc vienen a aumentar,más si cabe, la monumentalidad y la relevanciahistórica y artística del edificio más eml¡lemáticcr

de todo al-Andalus y del Islam en Occidente.

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220

Page 18: El pabellón de abluciones oriental de la Mezquita aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

NOTAS

1 Expedientc n." 15ó2 de la Delcgación Provincial en Ccir-

dob¿ cle la Consejcría cle Cultur¿.2. En esre seotido tlrmbién resuit¿ interes¡rntc l¿r inlormación

aportacia por Ana M.'Vlccnt en un escrito dirigrclo al

llmo. Sr. Delegado de Cultura con lcch¿r 13.12. Ly8+(Salicla del Museo n" 1.1/t).

I. La terrcra citada, fruto de la labores cle exc¿vación, no solo

ocLrp¿ este espacio clcl solar, sino la práctica totalicl¿d clel

sol¿rr alcclaño, el n." 2l clc Magistral González Francés,

situ¿rdo al S\W clel ahora inten'enido, doncle se encuenrra!

aírn sin excavar, Lruena parte del muro de fachacla que da a

la mezquita.4. El muro pcrirnerral clel ecliflcio frLe aprovechado para

lcr'¿rnt¿r la Posacla clcl Sol, y hoy en día se conservan ¿rúrn

en pie sobre el prirnero restos cle la Posacla (Láms. 1 y 2).

5. Estas climcnsiones han sido fácilitadas por el Dr. ManuclVera Reina, al quc cxpresamos nuestro agraclccimienro.

6. Para una mejor compresión cle la importancia de l¿ ablu-c:ión o limpreza ritual resulta interes¿rnre la lectura clc los

capítulos II al VII del Corltendio dt Dererho I.¡lánico (Ris¿h

Ji-/-Fiqh¡, obra cscrita en cl siglo X por Ibn Abi Zayd Al-Qayrawani (eclción cle Jesúrs Riosaliclo, Vall¿dolid, 1 993).

7. EI trabajo de Muñoz Yázqtez en esrc L)unro nos parece

Lrast¡rnte confuso, pues localiza el baño o las C¿rs¿rs clei

L¿v¿rtorio en la calle C¿rclen¿l Herrcro n." 16 .en ld rlle rtrcha:pital de Stn Seb¿rtián. el nal edificí sabru I eiltplazdiltiLltu

estt bafro qrc e.r ltg,rr qne ho1 arrpa la Posad¿t dt/ So/"(Muñoz Vázquez,7L)61-62:70). Creemos quc tlebe rratar-se de una errata y donde dicc c¿rlle Cardenal Herrero 16,

clebe clecir calle Magistral Gonztilez F-rancés 16. Así,Muñoz Virzcluez concluye el apartaclo cleclicado al Baño c'le

Sant¿ Catalina afirmanclo lo siguiente: "1 el kca/ ttnr)gtu

tlrt acrpí el r{erido Ho:pital de S¿n Seb¡t:¡i¿ín tlat Jae bai,, ¡lat¿ttorio Je SanLz Cat¿/in¿ 1 de la Alnziuría, Jfu adquirido

lar el tonttenta fu Jraile.r de San Pablo al Cabildo Ec/es)á:ti¡t,

en i cle enera de 1521. lnota 25] plr pt¿ch de cianto cinclenta

t¡til ntor¿utlís en n1,o lrgar est¿tb/ecií en el refeido año e/

AIuín rJ¿l Sa/ t¡tre atíu //egó d nre:lo días." (Mtñoz Yáz-quez, 1961 -62: 1 l).

lJ. El ecliflcio del Hosprtal cle S¿n Sebastián es utilizado hoy

en clía como P¿lacio de Congrcsos y Exposiciones.

9. T¿rnto est¡r pieza, como un fragmento de bas¿ l¿rbrado en

mármol blanco, aparecieron reutiliz¿das como m¿rcrial de

¡cllcno en una cimenración perteneciente a un cdlficio de

cronología bajomeclieval crisriana docrLmentado en clCorte 3.

10. Dcbemos aclarar que cl paralelr sólo se erplica al sistema

de ¿bastccimiento de l¡r posiblc fuenre de la tuttl¡'¿r( ABAl\[LA: & FtRi\A]\DE,/.Pf tRTAS, ¡,7-n-St:Figs. 3 y /+), y no qucrenros clccir con ello que esta fucntctrrvier¿r algúrn ripo de clecoración escultó¡ica cle carácterzoomorfb como es el caso del cjemplo granadino.

11. Existc una tr¿clucción anterior, aunque parcial, dc cste

texto árabe realizada por Francisco Cas¡clló Moxó (1 97ó),que coincide plenamente con l¿ de Luis Molina; peromientras que cl primero emplea el té¡mino <esr¿rn!;.rs

para la purilicación" (Castelló Moxó, 1976: f .i7), elsegundo ¡racluce "casillas de librc rrso" (Qikr, lI, 14¡ para

clcsignar, ¿1 nuestro enten<ler, las tlisrint¿s letrinas qucinregrabarn cacla rrna cfe Ias nr/t't cle la mezquita. Unareciente traclucción de estc pasaje realizada por RafaelPinilla (c.p.) viene a confirmar esta interprctación. Señalar

también, como daro curioso, la coincidencia entre elnúrmero clc lctrinas, veinte, docunenr¿rclas cn la exclrv¿-

ción cle Ia n¡tuh'¿t cfe So'ill¿r (Vera l{eina, l99i: 165) con

el nútmcro dc.c¿sillas de libre uso'), otras vcintc, de l:rs

clue nos informa el DlÉr.Tanto la dattrción propucstil por Luis Moiina para ia reali-zación del Dl,4r segunda mitad dcl siglo XIV o el sigloXV , como el lugar cloncle localiza a su anónimo ¿ru¡or

-la ciucl¿d de Fcz (Dikr, pp. l0l-107), venclrían a ajus-

t¿rrse en el ticmpo y en el espacio con lo apuntaclo sobrc laacepción del término <s¿/.1)ttt, por Basilio Pavón.

lJna vez entregado el texto original dc este triibajo para su

publicación hcmos renido ocasión cle cons¡at.rr la cxisrcn-cia cle o¡ra nueva fuen¡e litcraria ¡írabe clue alude a la loc¡r-

lización cle ciertas estructuras hidráulicas mlly ccrcanas ir

Lr Vczqirir, Jt ( ór.lol'.¡. no\ rrterim(,\ tl Át¿¡ . l-/ t/.tJ t,oAjbar a/-'|bil, obra de Ztrqariyyá' b. Mullammad b. M¿lr

mud aJ-Qazwini, autor ¡rersa clel siglo XIII; el pasajc quc

nos intcre sa de dicha obra es el siguicntc: " t^rente a l/aha1 net1uia: ) /lil es/ailqile ett e/ t¡ne se acnuilt e/ tg/ld (/e //il-¿l¿" -traducción de Fátima Rolcl¿ín Castro (.IL)90): E/0,.tt/.t,t. J, t/-AuJ.t/t,,,,,1 Át.i, .tl / jlt.l ¡f, .¡/-t¿.,.t, t,rt.Sevilla, página 149 . E\ paralclismo con la informaciónmucho más precisa uportacl:t por eI Dikr es eviclcntc; todolo cual viene a conflrm¿rr t¡rnto l¡r ubicación de los lavato-rios por fuera cle Ia Mezquita y separados dc ésta, como Ia

veracidad y alltenticidad dú Dikr. Por úlrimo clebemos

prcguntilrnos por Ia identilrrcación del autor y la obra uri-Iizadas por las clos luentes literari¿rs anteriormente citadas,

interrogante para la que no tcncnos respuesta por el

momen¡o.El lugar clondc se ubicó ei Co¡te 2 ftre rebajado cntrc 3,5y.1 metros durante el clerribo dc ln Posada clel Sol y i;r

posterior cxplanación clel solar objeto de la IAU. En cste

sentiLlo clebemos señaltr¡ que lar cstructuras cit¿d¿s al refe-

rirnos ¿rl Corte 2 se pueclen apreciar con algo m¿ís cle unmetro de ¿lzado en cl talud situaclo en Ia medianera Sures-

te clc csta zon¿ del solar. Así, la potcncia dcl registroarqneológico ¿rl Norcste cfe Lt nt¡.|¿'¿ alcanza aproximada-mente entre 5,i y 6 metros.

Debemos pl¿rntear si los lav¿rtorios construidos por al-Hakam II sc¡virían cle moclelo a los erigidos postcrior-mente por ALmanzor. Lo clrrc parece evidente es que la

n¡t¿Lt'a hallacl¡ recientemente en Có¡doba cs cl prcccdente

de l¿ documentada en Scvilla. ¡Estamos ante Lrn tipo de

ilrt/./'d anlalusíl Las interrogantes qlle sc plantean ahora

son mlry numefosrls.

El desconocimien¡o clc la longitud total del lavatoriooricntal dificulta la localización de los otros dos pabello-nes cle ablucioncs, sicmpre y cuanclo presuponlaamos qllclos tres edificios sean idénticos en climcnsiones. Sobre Iarestitución clc ias proporciones cle la ntdtt'a barajamosvarias hipótesis, alrnqlle todavía no han siclo maduradas

suficicntcmente.

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Fig. 1: Llbicación del n." 2-) de /a calle Alagistral González Francy's en las inruediaciones de la A|ezqilta de Córdolu

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Fig. 2: Detalle anpliado de/ plana de lBl I con la localizaciín de l¡t Alcaicería 1 la AIt:qtrita

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Fig. 3: Denontittación de las di.stinta.¡.¿112.r/iz.zcililes ¿lonntenÍada.¡ n el pabellón de abluciones e inlerpretaciín de e.sp,r;)u.s.

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Fig. ti: Planta general de la excaaación de la mTda'a

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Lánt. 1: A:pecta de/ pcn'antenta infernrt c/e/ nutro de facbada orir:nta/ de /a nut/¿'¿t ¿/ initia de /¡t txcttyacitín

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Lán¡. 2: Igw/ qte /a ar¡leriar u¡a. uz retirddo: /0.¡ en/ucjdo.¡ cottterQrtráneos

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A la izqtierda L¿ínt. a: lnterior de ld

Can¿¿liz¿tción Pu'inen'a/ SE, ¿ad/fu ¿e

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A ltt deru'h¡ Lán¡. 8: Settiin del nmo

J. .[t./'.,J-r ,,t i.,tt.'/ ,/,1 l.tt.ttot iu.

L¡ínt. 9: Dertrlle ¿e ld Cdnaliz¿ciín

Langitttclina/ 1 1' de ltu re.;tr,.r

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[,án¡, ]0: Fragttunto.r ¿/el strtidur de una J]tentt

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