El Pensamiento Etico y Politico

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  • 7/29/2019 El Pensamiento Etico y Politico

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    EL PENSAMIENTO

    TICO Y POLTICOdeJorge Alessandri

    Rodrguez

    Discursos pronunciados enel Acto Acadmico que con motivo del7o Aniversario de su fallecimiento, se

    efectu en el Saln de Honor de la

    Cancillera

    Arturo Alessandri BesaHermgenes Prez de Arce

    Sergio Carrasco Delgado

    Semblanza de

    Jorge Alessandri R.RAFAEL VALDIVIESO ARIZTA

    F V N D A C I O N '

    ' J O R G E A L E S S A N D R I R

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    EL PENSAMIENTO TICOY POLTICO DE

    JORGE ALESSANDRI RODRGUEZ

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    FUNDACIN JORGE ALESSANDRI, 1993

    Inscripcin N" 88.871

    Derechos reservados para todos los pases

    Se termin de imprimir esta I a edicin

    en los talleres grficos de Editorial Universitaria, S.A.San Francisco 454, Santiago de Chile

    en el mes de diciembre de 1993

    IMPRESO EN CHILE / PRINTEDIN CHILE

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    EL PENSAMIENTO

    TICO Y POLTICOde

    Jorge Alessandri

    Rodrguez

    Discursos pronunciados enel Acto Acadmico que con motivo del7o Aniversario de su fallecimiento, se

    efectu en el Saln de Honor de laCancillera

    Arturo Alessandri BesaHermgenes Prez de Arce

    Sergio Carrasco Delgado

    Semblanza de

    Jorge Alessandri R.RAFAEL VALDIVIESO ARIZTA

    F v N D A C I O N -

    R O R G E A L E S S A N D R I R*

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    PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LAFUNDACIN JORGE ALESSANDRI R.SENADOR ARTURO ALESSANDRI B.

    Seoras y Seores, estimados amigos.

    No es casualidad que hoy nos encontremos reunidos en estelugar solemne, donde se han escrito pginas gloriosas de nues-tra historia patria. Estas paredes han sido testigos de la invalua-ble tradicin democrtica del pueblo chileno, que con su respal-do llev a jurar en esta Sala a don Jorge Alessandri Rodrguez,y antes de l a su padre don Arturo Alessandri en dos oportu-nidades, como Presidente de todos los chilenos.

    Hoy, en que conmemoramos un aniversario ms de su parti-da, agradecemos la oportunidad que nos brinda la Fundacinque lleva su nombre, de recordar esos emotivos momentos.

    En 1991, fue creada la Fundacin Jorge Alessandri Rodrguez,gracias a la iniciativa de un grupo de amigos, muchos de loscuales estn con nosotros esta maana, que comprendieron lanecesidad imperiosa de conservar, dividgar y proyectar las ideas debien pblico, principalmente en lo poltico, econmico y social, que

    inspiraron la vida pblica y privada del ex Presidente Jorge Alessan-dri, y que hicieron de ella un ejemplo digno de ser conocido por lasgeneraciones futuras.

    Tenemos un convenio firmado con la Universidad Finis Te-rrae, para formar un archivo, tarea que est en pleno proceso dedesarrollo. Asimismo, hoy da vence el plazo para la recepcinde las maquetas del concurso para eregir un monumento a DonJorge. Difcil decisin para el jurado, ya que han presentado

    proyectos varios escultores, nacionales y extranjeros, de recono-cida trayectoria.

    Estamos ciertos que inauguraremos el ao prximo el mejorproyecto, en el sitial que le corresponde. La Plaza de la Constitu-cin. Con esto daremos por finalizada la primera etapa de nues-

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    tro programa de trabajo, para iniciar con xito la labor deproyeccin de la obra del ex Presidente Jorge Alessandri, atravs de becas, seminarios y cursos, y la institucin de la

    Medalla al mrito Jorge Alessandri Rodrguez, para distinguir a los

    estudiantes, trabajadores, empresarios, cientficos y profes iona-les ms destacados.

    Los invitamos a todos a acercarse a nuestra Fundacin. Anuestros socios, muchas gracias por su constante apoyo. Aquienes se quieran incorporar, bienvenidos, y a todos los pre-sentes, muchas gracias por estar con nosotros esta maana recordan-do al ex Presidente Jorge Alessandri, en su sptimo aniversario.

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    EL LEGADO TICO DEDON JORGE ALESSANDRI

    Distinguidas autoridades de la Fundacin Jorge Alessandri, seoras yseores miembros de su familia, seoras y seores:

    El volumen y magnitud de las obras pblicas que emprendenlos hombres de gobierno y la trascendencia de las realizaciones

    jurdicas y polt icas que ellos patrocinan desde el poder suelenser los patrones ms socorridos para medir su capacidad reali-zadora y sus mritos histricos. Pero en el caso de las persona-lidades pblicas de excepcin suele presentarse otra dimensin

    de su legado que, por importantes que hayan sido aquellasobras y realizaciones, excede con mucho en trascendencia, per-manencia y proyeccin a las mismas: es el valor espiritual de suejemplo, el legado tico o moral que se desprende de sus pala-bras y actuaciones y que permanece en el tiempo como un faroiluminador de la senda de sucesivas generaciones.

    Algn pensador ha sealado que la gran diferencia entre unpoltico y un estadista y estimo previo advertir que todopoltico puede y debe aspirar a ser a la vez un estadista resideen que mientras el primero se preocupa de la prxima eleccin,el segundo piensa en la prxima generacin.

    El examen de la actuacin de don Jorge Alessandri en la vidanacional nos lleva a la conclusin de que su principal legado fueel de su personalidad tica y el de su ejemplo moral; y tambina la de que ejerci la funcin poltica con una preclara visin y

    vocacin de estadista. Conste que, adems, el transcurso de losaos, el afinamiento de las cifras econmicas y el anlisis delcontexto internacional que rode su gestin de gobernante hanido progresivamente sealando la eficacia realizadora de lamisma en cuanto al logro de metas de desarrollo material.

    Pero lo que perdurar ms que eso y ms all de eso ser el

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    testimonio de su vida pblica plena de contenido moral: lavocacin de servicio pblico abnegado, el desinters personal,la prudencia poltica, la mesura y la caballerosidad en la con-

    frontacin con el adversario; la austeridad en las costumbres; elfirme y justo ejercicio de la autoridad; la tica del trabajo y delriguroso cumplimiento del deber.

    Reflexionando a travs de los testimonios de sus contempo-rneos, de versiones sobre sus actuaciones pblicas, de suspropios relatos autobiogrficos, especialmente los entregadosen sus ltimos aos de vida, uno podra tejer un curioso contra-punto entre el Jorge Alessandri persona particular, con susvirtudes de inteligencia, grandeza de sentimientos y compasio-nes, conjugndose con un temperamento enigmtico, un carc-ter a veces hosco, a veces mordaz, y posiblemente con algunosdefectos como los que tenemos todos los seres humanos, y elJorge Alessandri entregado a la causa pblica y a la responsabi-lidad frente al pas, desafos ante los cuales parece producirseen l la ms noble sublimacin de la personalidad y un a especie

    de abnegado renunciamiento y una entrega patritica, elevaday generosa, que transmutan al ciudadano particular en un hom-bre pblico de la ms sealada categora y grandeza, que quie-nes fuimos sus contemporneos no hemos captado todava entoda su significacin.

    Esta sublimacin que en el personaje gesta el ejercicio de lamisin de servir al pas es, justamente, la impronta del estadista,del hombre de Estado, del lder por antonomasia; y es la consti-tutiva de su principal legado, de su ejemplo tico y moral, quetenemos la obligacin de preservar y sistematizar, porque me-rece y debe ser transmitido con toda su fuerza edificante a lasactuales y futuras generaciones de nuestra Patria.

    El examen de la vida de don Jorge Alessandri sugiere unverdadero declogo del estadista u hombre pblico ejemplar,slo algunos de cuyos mandatos alcanzar a exponer en esta

    oportunidad.El primero: el servicio pblico est dirigido a beneficiar al pas y

    no a satisfaceranhelos o ambiciones particulares de quien lo desempe-a.

    Hay personajes que parecen buscar el poder como si tuvieran"u n mejor derecho" a ocupar cargos pblicos o de represnta-

    lo

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    cin popular. No esperan a ser convocados por un sentir gene-ral a desempearlos, sino que son ellos los que se promueven yconvocan, y hasta conminan a los dems, para que los eleven alpoder. Esos postulantes a la funcin pblica son la anttesis dela personificacin del sentido de servicio que don Jorge Ales-sandri nos leg. Este, como dijera un o de sus contemporneos,"nunca busc el poder, sino que pareca que el poder lo buscabaa l".

    Por temperamento rehua la cosa pblica, pero por sentidodel deber asuma las responsabilidades cvicas cuando erallamado a cumplirlas. Y lo haca con autntica entrega y desin-

    ters personal. En uno de sus ltimos testimonios describa assu actuacin en un alto cargo de representacin gremial:"Adopt la poltica de trabajar en silencio. Yo nunca di unaconferencia de prensa ni sala retratado, como ocurre actual-mente. Conversaba con los ministros y asista a las comisionescalladamente".

    Se hallaba all para servir, no para servirse del cargo.Otro mandamiento que su ejemplo nos legara fue el de que el

    ejercicio de las funciones pblicas debe caracterizarse por la austeri-dad.

    El poltico y estadista es un administrador de bienes y recur-sos ajenos, que pertenecen a todos. En esa tarea debe ser msdelicado que en la de manejar su propio patr imonio y debe darel ejemplo a quienes se sientan tentados o inclinados, precisa-mente por el hecho de manejar recursos de todos, a ser dispen-

    diosos o descuidados.Siendo Presidente de la Repblica, sus subalternos lo recuer-

    dan preocupado de apagar las luces innecesarias de la casapresidencial, sealndoles con nfasis paternal y pedaggico lanecesidad de ahorrar energa.

    Cuando, tambin siendo Primer Mandatar io, viaj a los Esta-dos Unidos, invitado por el Presidente de ese pas, John Fitzge-rald Kennedy, objet el hecho de que se le asignara un viticode mil dlares, en atencin a que, seal, concurra invitado yno se supona que iba a incurrir en gastos. Como reglamentaria-mente le corresponda percibir ese vitico y se le hizo entrega del, lo recibi, pero al cabo de la gira restituy 998 dlares concincuenta centavos y rindi cuenta con la respectiva boleta de

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    venta, del gasto de un dlar y cincuenta centavos empleados encomprar una escobilla y pasta de dientes en cierta ciudad nor-teamericana en que imprevistamente necesit ambas cosas.

    La austeridad, aunque muchos no lo comprendan as y ladesvirten con ancdotas burlescas, tiene un profundo sentidomoral. Recurdese el mandato evanglico de la parbola de lostalentos. Debemos administrar sabiamente los recursos que sonpuestos bajo nues tra responsabilidad. Ellos representan bienes-tar para los seres humanos. En la medida en que los cuidamosy preservamos, incrementamos ese bienestar. Bien mirada, laausteridad del hombre pblico no es otra cosa que un valioso

    testimonio, no slo de rigor en el cumplimiento de un deber,sino de generosidad hacia los dems, en el sentido de queahorra y preserva algo que est bajo su responsabilidad, pero esde todos y, en la medida en que se cuida y preserva , beneficia atodos.

    En el caso de don Jorge Alessandri la austeridad fue todavams all, convirtindose en una forma de vida, en un ejemplo

    de abnegacin, es decir, de la negacin de s mismo. Esto, en elfondo, represent un valioso y permanente testimonio cristia-no, negndose a s mismo lo que, en defini tiva, iba a ser para losdems.

    Hasta su voluntad postrera tuvo el toque de la austeridad,ennoblecido en este caso por su innato sentido de la elegancia.En las Disposiciones sobre sus Funerales, dictadas en 1975 ex-presaba: "Mi entierro debe realizarse con la mayor reserva posi-

    ble... Ordeno que no se acepten honores de ninguna clase, niduelos oficiales, si es que se pretendiere hacerlo... Quiero que micadver lo coloquen en una urna austera, pero de buena calidad,porque toda mi vida he detestado las cosas feas y ordinarias".

    Otro mandamiento, el tercero, que se desprende del legadode su vida pblica ejemplar es el de la observancia y culto de lavirtud de la prudencia, tan escasa como apreciable en el quehacer

    poltico.Durante el primer gobierno de don Arturo, el periodistaJoaqun Daz Garcs escribi en contra del Mandatario dursi-mos ataques. Entretanto, Ramn Serrano Montaner, otro adver-sario poltico, denunci que en su campaa presidencial elmismo don Arturo haba reunido una enorme caja electoral,

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    proveniente de un supuesto "oro peruano". Don Jorge, que a lasazn tena veinticuatro aos y haba estado a cargo de lasfinanzas de la campaa, respondi en los siguientes trminos alprimero: "Quiero slo expresar pblicamente mi opinin deque, como hijo de don Arturo Alessandri, me creo en el deberde perdonar y excusar a don Joaqun Daz Garcs cada vez queadultere la personal idad de mi padre y pretenda exhibirlo comoun peligro pblico". Y al segundo le replic as: "Intervine muyde cerca en todo lo relacionado con la caja electoral de la AlianzaLiberal y puedo afirmar que jams ha llegado un poltico a laPresidencia de la Repblica ms libre de compromisos de esa

    especie". Estas citas, como otras de esta intervencin, las heobtenido de las notas biogrficas tituladas "Alessandri, el hom-bre, el Poltico", del periodista Germn Gamonal.

    Mucho ms tarde, como catlico, exhibi tambin ejemplarprudencia al permanecer en pblico silencio ante actuacionesde la jerarqua eclesistica en el terreno poltico, que en el ordenprivado le merecieron los mayores y ms vehemente reparos.

    Otro valioso legado tico que nos dejara don Jorge Alessan-dri fue el de su invariable honestidad poltica, raras veces vista ennuestro medio.

    Esta virtud la transform el recordado Presidente en normapermanente de su vida pblica. Sirva para corroborarlo sutestimonio, relevando al general Carlos Ibez del Campo, tra-dicional y frontal adversario de su padre, del cargo de haberinstituido el famoso "Congreso Termal" durante su gobierno de

    1927 a 1931, Parlamento formado por miembros designados yno elegidos popularmente.Pese a haber sido puesto en prisin y desterrado, junto con

    su familia, durante el gobierno de don Carlos Ibez, don JorgeAlessandri no tena inconvenientes en aclarar el punto en estostrminos: "El Congreso Termal, que se le ha imputado al Presi-dente Ibez, es una de la grandes mentiras histricas. El Con-greso Termal fue obra nica y exclusiva de los partidos polti-cos, que se dicen tan respetuosos del sufragio popular".

    Se refera al hecho de que los partidos tuvieron la idea y lainiciativa de distribuirse los cargos en ese Parlamento designa-do, proposicin que el entonces Presidente Ibez se limit aaceptar.

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    Otro cargo moral no menos ejemplar que recogemos de lavida de don Jorge ha sido el de su Caballerosidaden la competencia

    poltica.El sola expresar que "por constitucin psicolgica soy un

    hombre constructivo". Nunca fu e opositor declarado de ningngobierno. Teniendo mltiples alternativas de trabajo muy bienrentado en el sector privado, cont inu ejerciendo la presidenciade la Caja de Crdito Hipotecario despus que el Frente Popu-lar, opuesto a sus ideas, triunf en las elecciones de 1938. DonJorge haba t ransformado a la Caja en la institucin ms prspe-ra y mejor financiada del sector pblico. Slo dej el cargo

    cuando el entonces poltico radical y futuro Presidente de laRepblica, Juan Antonio Ros, exigi al Presidente Aguirre Cer-da, con la amenaza de dividir el partido, que lo designara a lcomo presidente de la entidad. Aguirre Cerda deseaba queAlessandri continuara en su exitoso desempeo, pero debiceder ante la presin poltica.

    Siendo don Jorge diputado formul el siguiente enunciadoacerca de la funcin parlamentaria, que revela la nobleza conque la conceba: "Es, a mi juicio, deber de todos los parlamenta-rios, deca, fiscalizar, pero cuidndose siempre, hasta donde seaposible, de quitarle a esa fiscalizacin todo carcter personal,porque en esa forma no se hace sino exacerbar pasiones qe slollevan a agravar el mal que se pretende corregir".

    Despus de su Presidencia, a partir de 1964, guard un rigu-roso silencio poltico en relacin al desempeo de su sucesor,

    don Eduardo Frei, pese al profundo desacuerdo que suscitabanen l muchas de las medidas del gobierno de ste. Tal silencioobedeca a sus particulares y exigentes normas acerca de lacaballerosidad en la competencia poltica.

    En particular, recuerdo un testimonio muy personal y muysignificativo para m de su limpieza de procedimientos. En lanica ocasin que tuve de departir con l, en 1974, me manifes tque me haba honrado con su voto en la eleccin de diputadosde 1973 en Santiago; y me aadi que, como en anterioresocasiones haba votado por Mario Amello, cosa que ste saba,en esa oportunidad resolvi llamarlo por telfono y explicarleque sufragara por m en atencin a que, en su parecer yo era lanica persona que hablaba de economa en trminos entendi-

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    bles, de modo que estimaba necesaria mi presencia en la Cma-ra. Ese delicado detalle revela el exigente concepto que tena dela honestidad poltica y de la caballerosidad en toda circunstan-

    cia.Podra profundizar en numerosos otros aspectos del credotico que don Jorge Alessandri nos ha legado, citando rasgos desu desinters personal; de la arraigada conviccin moral que lollevaba a adherir a los postulados de la libertad de empresa; desu empeo, como Ministro de Hacienda, en poner al da elservicio de la deuda externa atrasada porque, sealaba, existeuna obligacin moral de cumplir con quienes nos prestaron

    dinero confiando en nuestra honradez. Habr otra ocasin parahacerlo.

    Pero no quiero terminar sin hacer hincapi en su particularsentido de la tica del trabajo. Siendo un hombre con tantasdotes y oportunidades, hijo de quien fuera Presidente de laRepblica por dos veces y personalidad dominante del queha-cer pblico chileno durante medio siglo, lleno de posibilidades

    de lucimiento y ganancia sin particular esfuerzo, siempre fue unriguroso y disciplinado cumplidor de su deber y empeosotrabajador.

    Poco antes de las elecciones presidenciales de 1952 se hizouna encuesta entre los funcionarios del Congreso Nacional acer-ca de qu persona consideraban ellos, tan conocedores de todoslos parlamentarios, ministros y hombres pblicos, que era lams idnea para ser Presidente de la Repblica. Venci por

    amplio margen don Jorge Alessandri, que no mucho antes habadejado el Ministerio de Hacienda. Haban sido testigos los fun-cionarios del Congreso de que el Ministro concurra a las sesio-nes de las cmaras y de las comisiones y que demostraba el msacabado conocimiento y manejo de todas las situaciones some-tidas a su responsabilidad.

    Don Jorge a veces pareca lamentar que su tica del trabajo

    no fuera compartida por sus compatriotas. Siendo Ministro dijoen tono de protesta, ms de una vez, a sus colaboradores, envsperas de un da festivo: "En este pas hay demasiadas fies-tas".

    El periodista Jos Mara Navasal escribi lo siguiente, en1958, en "El Mercurio" acerca de sus hbitos de oficina: "Es uno

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    de esos extraos individuos que encuentran placer en el trabajo.Para l no rige la divisin general del tiempo en horas de oficinay horas de diversin, porque encuentra en la oficina su esparci-

    miento personal. Extiende a menudo hacia sus horas libres lalabor del trabajo. Siente una verdadera vocacin por la eficien-cia. Todo su empeo est orientado a producir ms con menosesfuerzo y en menos tiempo. Su da de trabajo es programadode antemano como si fuera una jornada de produccin en unaplanta industrial. Tiene conciencia de la carga moral que pesasobre l".

    Nada ms cierto que esto ltimo. Haba en don Jorge la

    ntima conviccin moral de que deba esforzarse as. Era suforma de entrega espiritual al servicio de los dems.

    Hay pocos testimonios en la historia patria de estadistas quehayan podido exhibir en su conducta pblica una combinacinde capacidad intelectual, vocacin de servicio, patriotismo, ho-nestidad, desinters y dedicacin al trabajo como los acredita-dos por don Jorge Alessandri Rodrguez en el curso de su larga

    existencia.Este legado, que brevemente he tenido el honor de recapitu-lar hoy, debemos preservarlo, difundirlo e imitarlo, siemprerecordando al retrado estadista que encontraba en su soledad,como l mismo escribi una vez, la ocasin preciosa para com-probar que "las palabras bondad, patria, deber, fe, adquierenrelieves y dimensiones tales que llegan a constituir nuestraverdadera y nica conciencia, haciendo gravitar en torno a ellas

    todas las ms caras ambiciones de la vida".

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    EL PENSAMIENTO POLTICO DEDON JORGE ALESSANDRI

    No he ambicwnado ni fortuna ni loshonores que la Providencia me ha

    prodigado con exceso. He podido cometererrores, pero estoy cierto de que miintencin permanente ha sido anteponer elinters general sobre cualquier otro, porlegtimo que ste pudiera parecer.

    ...he servido invariablemente el bien

    pblico, ya sea desde el gobierno, a travsde la actividad privada, o como

    parlameiitario de oposicin, porque jamspersegu obtener ventajas de ningnorden, sino tan slo lograrsolucionesadecuadas para el inters general.

    Yo creo que colaborarcon un gobierno esuna obligacin de todo ciudadano y decolaborar desinteresadamente y darle paso

    y cabida a los ms capaces.

    (Jorge Alessandri R., 1983,1984)

    RECUERDO DE DON JORGE ALESSANDRI

    Se trata el presente de un acto acadmico, de exposicin y

    anlisis de los temas a tratar.Pero, adems, tiene lugar en coincidencia con el 7 aniversa-

    rio del fallecimiento de don Jorge Alessandri y es, por lo tanto,una ocasin con motivo de la cual los aqu asistentes recorda-mos con aprecio no slo al estadista y servidor pblico, sino quetambin a una persona, una persona irrepetible como por lodems lo somos todos los seres humanos que dentro de laadustez de su temperamento supo expresar generosamenteafecto por los dems. Podemos pensar con tal fundamento quesi es que quienes ya estn all arriba se interesan por los hechosaunque pequeos de los de ac abajo, don Jorge Alessandrisentir gratitud porque se le recuerde con desinters y se lequiera seguir en lo que fueron sus siempre rectas intenciones. Y

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    que se expresaron en su pensamiento, en sus palabras pero,fundamentalmente, en su ejemplo.

    I PARTE: LAS POCAS EN QUE ACTU

    Una sntesis de lo que es el "pensamiento poltico" de un hom-bre no puede prescindir del conocimiento respecto del entornode las distintas pocas en que actu.

    1. EL INICIO

    Don Jorge Alessandri naci el 19 de mayo de 1896, en un hogarque se formara al fin de nueve hermanos. O sea, en las palabrasde un historiador, naci a horcajadas entre dos siglos. En unapoca en que todava no hacan evidentes los profundos cam-bios que se produciran en la humanidad y tambin en Chile,producto de los nuevos problemas sociales, de los conflictos

    blicos internacionales, del surgimiento, desarrollo y crisis delos estados totalitarios, del acelerado desarrollo cientfico y tec-nolgico.

    2. LA VIDA POLTICA DE SU PADRE

    Naci casi junto al inicio de la vida pblica de su padre, don

    Arturo Alessandri Palma, quien al ao siguiente sera elegidodiputado por los departamentos de Curic y Vichuqun. Y suniez y adolescencia coincidieron con el desarrollo de la cadavez ms creciente actividad poltica de su progenitor, Diputado,Ministro de Estado en tres oportunidades, Senador por Tarapa-c y luego a los acordes del "Cielito Lindo" Presidente dela Repblica1.

    1ARTURO ALESSANDRI PALMA (Longav, 1868 - Santiago, 1950) fue elegido

    dip uta do por los indicados departamen tos de Curic y Vichuqun dur ant e seisperodos legislativos consecutivos (1897-1915) y senador por la provincia deTarapac para el perodo 1915-1921. Fue designado Ministro de Industria y

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    Una persona como don Jorge Alessandri, dotada de finasensibilidad, deba necesariamente experimentar muy viva-mente el impacto de esa tan intensa actividad poltica: "...cuyasecuela de angustias y sinsabores en sus propias palabras

    atravesaron cruelmente, en ms de una ocasin, los umbrales denuestro hogar familiar..."2.

    Las intensas crticas que se desarrollaron respecto de supadr e y rasgo muy criollo que arreciaron en la medida queaumentaban sus posibilidades polticas tocaron muy profunda -mente a quien todava era slo un joven alumno del InstitutoNacional. Si bien confirmaron en don Jorge Alessandri una

    tendencia escptica respecto de muchos de los motivos de lanaturaleza humana , desarrollaron en l, sin embargo, lo que fueuna de las caractersticas de su personalidad durante toda suvida: establecerpor s mismo si lo que se afirmaba corresponda o no ala verdad, como elemento bsico para formarse su propia opinin. Osea, requiri para s mismo el mayor rigor intelectual. "...Mehicieron sufrir mucho; pero despertaron en m el anhelo desaber si eran ciertas todas estas cosas que decan y que yo

    ignoraba, y que tena la seguridad que eran falsas, y eso meindujo, de cuando yo tena once aos, a leer toda la prensa, lasrevistas y a buscar opiniones por aqu, por all y acull paraformarme una opinin personal"3.

    Obras Pblicas (1898-1899), de Hacienda (1913) y del Interior (1918). Elegido

    Presidente de la Repblica asumi el 23 de diciembre de 1920 y, con excepcindel perodo septiembre de 1924 a marzo de 1925, desempe el cargo hasta el 1de octubre de 1925.

    Posteriormente, fue elegido senador en 1926, por la agrupacin provincial deTarapac y Antofagasta, renunciando de inmediato al cargo. Fue nuevamenteelegido Presidente de la Repblica (1932-1938), senador por la agrupacin pro-vincial de Curic, Talca, Linares y Maule (1944-1949) y senador por Santiagodesde 1949. Desempe el cargo de Presidente del Senado desde 1945 y hasta sumuerte, el 24 de agosto de 1950.

    2Discurso del ex Presidente de la Repblica don Jorge Alessandri R. en el V Encuen-tro Nacional de la Empresa, 9 de noviembre de 1983. Texto ntegro en Carrasco D.,Sergio. "Alessandri. Su pensamiento constitucional. Resea de su vida pblica",pgs. 253-261.

    3En Testimonio de Alessandri. Ejemplo para nuestra historia, video-cassette, 18 deenero de 1984.

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    No se dejara jams influir por las meras apariencias, por lainformacin apresurada e in fundada, menos an por las consig-nas rimbombantes. Y en un gobernante, que quiera procedercon justicia, eso es super lativamente importante.

    En la bsqueda de la verdad sera riguroso consigo mismo e igual

    exigira de los dems. Sobre una base tan simple, pero tan slida,el nombre de Jorge Alessandri sera, as, durante toda su vida,sinnimo de verdad y consecuencia. Porque, precisamente, debidoa que sus juicios y sus actos seran fundados y no arbitrarios notendran las inconsecuencias de quienes se mueven por impul-sos, meras impresiones, prejuicios o falta de conocimiento. No

    es fcil llegar a esas metas, no basta con proponrselas o prego-narlas; es preciso cumplirlas en diario sacrificio. Es lo que seimpuso sin vacilaciones y le di en todas sus muchas activida-des futuras solvencia moral en el ejercicio de aqullas. Por lotanto, cuando fu e gobernante pu do ser no slo verdico sino quetambin creble, confiable, incluso para sus contrarios.

    Los crecientes problemas del trabajo, la Encclica "RerumNovarum" del Papa Len XIII de 1891, el Tratado de Versalles,

    suscrito por las potencias en 1918, tuvieron, por cierto influen-cia en Chile.

    Rega, entonces, un rgimen poltico seudoparlamentario, que sehaba impuesto ya en toda su extensin con la guerra civil de1891 y que llegara hasta 1924. Los problemas sociales, la enton-ces llamada cuestin social no era ni siquiera reconocida por lageneralidad de los hombres pblicos. "Nos estamos asustando

    por la cuestin social, que es causa de problemas en Europa,pero que no existe en Chile", afirmaba un no muy sesudocongresal de la poca4. Pero la cuestin exista y haba tenidomanifestaciones muy agudas y dolorosas.

    Sin duda lo que situ a don Arturo Alessandri, y a susdescendientes, en el mayor grado de aprecio y confiabilidadpoltica fue el haber acertado desde un comienzo en percibir culeseran los problemas que interesaban de verdad a las personas.

    En 1920, ms all de todos los detalles o expresiones que

    4Sobre la materia ver Vial C., Gonzalo, "Historia de Chile (1891-1973), Vol. i,Tomo n (1981).

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    anmicamente le alejaban del elemento vasco dirigente, el can-didato presidencial triunfante llamaba a resolver dos problemas

    fundamentales: reforzar la autoridad y, por tanto, la eficiencia del

    gobierno, como base del desarrollo y atender, con prontitud yjusticia, las peticiones planteadas por los trabajadores. "La hu-manidad entera atraviesa por uno de aquellos perodos quemarcan una gran transformacin social. Asistimos, ciertamente,al nacimiento de un nuevo rgimen y es ciego y sordo quien noquiere verlo ni sentirlo. .De un extremo a otro del Universo surgeuna exigencia perentoria, ...en orden a resolver con criterio deestricta justicia y equidad los derechos que reclama el proleta-

    riado, en nombre de la solidaridad, del orden y de la conviven-cia social", deca Alessandri al ser proclamado candidato por laAlianza Liberal, el 25 de abril de 19205.

    Con razn tal campaa presidencial, seguida luego por unadifcil victoria marc un hito que es, por muchas razones, funda-mental en la historia de Chile. Y que tuvo consecuencias de todoorden, sociales, polticas, econmicas, constitucionales. As

    como en el mundo ocurrira con el trmino de la primera granguerra de este siglo, 1920-1925-1932 marcan una etapa quetermina y otra, tambin difcil, que comienza.

    Un perodo de convulsin como el aludido, durante el cual setermina de arruinar la industria salitrera, hace crisis el seudo-parlamentar ismo, se produce el movimiento militar de 1924 queinfluir despus en el primer gobierno de don Carlos Ibez delCampo (1927-1931), se dictan las llamadas leyes sociales bases

    del posterior Cdigo del Trabajo6, se aprueba una nueva Cons-titucin, la de 1925, y en que, luego, tiene lugar la segundaanarqua de los aos 1931-1932 no poda sino hacer sentir susconsecuencias a todos los chilenos.

    5Discurso de aceptacin de la candidatura presidencial de don Arturo Alessandri P.

    Santiago, 25 de abril de 1920. Prrafos citados en.Aldunate Ph., Ral, "Ruido deSables", pgs. 140-141.eLeyes sociales Nos 4.053 a 4.059 principalmente sobre Contrato individual de

    Trabajo, jornada de 8 horas diarias laborales, salario mnimo, trabajo de mujeresy nios; Seguro obligatorio de enfermedad, invalidez, vejez y accidentes deltrabajo; Conflictos del trabajo; Organizaciones sindicales; Cooperativas; Previ-sin de empleados particulares.

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    Entre stos a don Jorge Alessandri, quien no obstante slodesempearse como profesor de la Facultad de Ingeniera de laUniversidad de Chile haba sido elegido diputado independien-

    te por Santiago para el perodo 1926-1930. Desempeando talcargo de eleccin popular es detenido y luego conducido aprisin junto a miembros de su familia, bajo el cargo de "ales-sandrista", cargo imposible de negar, y luego debe acompaara su padre al exilio por prcticamente cuatro aos. Aos mstarde preguntar al nuevamente Presidente Ibez (1952-1958)la razn de las medidas que se le aplicaron no obstante que linsistentemente recomendaba en su familia y a sus amigos

    abstenerse de actividades conspirativas. La respuesta, muyhonrada, fue que debieron en su poca adoptarse tales medidasen su contra por informaciones de los servicios llamados enton-ces "secretos". Buena experiencia razonaba, despus, Alessan-dri para conocer la rigurosidad de tales informaciones.

    3. PRIMERA PARTICIPACINEN LA ADMINISTRACIN PBLICA

    De regreso a Chile participa en la administracin pblica al sernombrado, por el Presidente Juan Esteban Montero Rodrguez(1931-1932), como Presidente de la Caja de Crdito Hipoteca-rio7, donde concret conceptos importantes de probidad admi-nistrativa. As, por ejemplo, a un amigo, muy apreciado, quien

    le escribe recomendando a una persona para un cargo directivo,le responde que no le es posible complacerlo atendidas necesi-dades del servicio a su cargo8.

    Es la poca del inicio de la vigencia efectiva de la ConstitucinPoltica de la Repblica de Chile promulgada el 18 de septiembrede 1925. Porque no bast que sta se aprobara ni siquiera quehubiese una ceremonia llamada precisamente "de vigencia"

    para que rigiera realmente un rgimen constitucional. En efecto,

    7Desempe el cargo de Presidente de la Caja de Crdito Hipotecario en dosetapas: marzo-junio de 1932 y diciembre de 1932 al 2 de enero de 1939.

    Carta de 28 de noviembre de 1936.

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    prosiguieron las conspiraciones, la inestabilidad gubernativa,las alteraciones del orden pblico, las luchas de fracciones, lacrisis econmica, todas dificultades que llegaron a su mximaexpresin durante la llamada "repblica socialista".

    Elegido nuevamente Presidente de la Repblica don ArturoAlessandri le corresponde, desde 1932, establecer las bases de unrgimen cabalmente estable, constitucional y presidencial. Los com-plots continuaron, y tambin se hicieron presente los resabiosdel seudoparlamentarismo. Pero el gobierno los afront y, esen-cialmente, los super.

    En una de sus cartas, escrita en 1978, don Jorge Alessandri

    describe esta situacin: "En su segunda administracin se em-pe, a costa de grandes sacrificios en acostumbrar a vivir alpas dentro de la Constitucin. En aquella poca cada vez queel Gobierno solicitaba facultades extraordinarias como conse-cuencia del descubrimiento de un complot, se sostuvo, por laoposicin, que stos no existan. Ya muerto mi padre, la revistaSucesos, si no me equivoco, hizo una historia de los diversoscomplots que se haban denunciado y sus autores confirmaroncon minuciosos detalles la verdad de ellos. Sacrificando supopularidad logr la finalidad que persegua: acostumbrar alpas a vivir dentro de la normalidad constitucional"9.

    El triunfo electoral del Frente Popular, de 25 de octubre de1938, determin la existencia de un gobierno importantementeinfluido por el Partido al que perteneca el nuevo Presidente. Yas continu incluso al romperse tal combinacin poltica10 . No

    obstante ello los gobernantes militantes del Partido RadicalPresidentes Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), Juan AntonioRos Morales (1942-1946) y Gabriel Gonzlez Videla (1946-1952) tuvieron sucesivos y frecuentes conflictos con la agru-pacin poltica a la cual pertenecan. Bsicamente esas discre-pancias derivaron del rol que respectivamente atribuan algobierno y al alcance efectivo que deba tener el rgimen presi-dencial. Por un lado un Presidente quien, ms o menos deseaba

    9Carta de 22 de agosto de 1978.10La ruptura del Frente Popular se pr od uj o en 1941, al retirarse de tal comb ina-

    cin poltica el Partido Socialista.

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    reivindicar sus atribuciones y, por otro, uno o ms partidos quedeseaban predominar respecto del Gobierno11.

    Pero, junto a esta situacin, se desarrollaban los problemas eco-nmico-sociales. La creciente intervencin del Estado en la econo-ma, el aumento de la burocracia, el rgimen tributario y lapermanente crisis en la agricultura resultaban ser el preciopagado, en parte, por la necesaria industrializacin del pas y,en otra parte, ms dramtica, por los niveles elevados del dficitpresupuestario, de la inflacin y de la cesanta. Los esfuerzosrectificatorios efectuados en esos aos no pudieron romper elesquema rgido de la economa nacional12 .

    4. SU ACTIVIDAD EN LA EMPRESA PRIVADA

    Y COMO DIRIGENTE GREMIAL

    Son los aos en que se inicia la actividad de don Jorge Alessandricomo ejecutivo empresarial y como dirigente gremial, designadopor indicacin de don Adolfo Ibez Boggiano como Conse-

    jero y luego Presidente de la Confederacin de la Produccin ydel Comercio y de otras entidades afines13 .

    Es uno'de los perodos estimados por l mismo como de los msprovechosos de su vida pblicau.

    Asume, en 1939, la direccin de la Compaa Manufacturera dePapeles y Cartones de Puente Alto en un momento muy difcil deaqulla, con problemas de todo orden y all, salvo los aos de su

    desempeo como Ministro de Hacienda (1947-1950) y comoPresidente de la Repblica (1958-1964), estar hasta prctica-

    11 Sobre la materia, ver Carrasco D., Sergio, "Gnesis y vigencia de los textosconstitucionales chilenos", pgs. 81-86.

    12A1 respecto, presupuestos con supervit en la gestin como Ministro deHacienda de don Jorge Alessandri. Ver, adems, Diario de Sesiones del Senadode 6 y 12 de julio de 1955; pgs. 418 y 483.

    Desempe el cargo de Presidente de la Confederacin de la Produccin ydel Comercio de 1944 a 1947 y, luego, de 1950 a 1957.

    14As lo seal expresamente en el homenaje que le rindi el Consejo de laSociedad de Fomento Fabril en enero de 1984; re spon diendo a las expres iones deErnesto Ayala Oliva, Presidente de esta entidad; grabacin en cassette.

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    mente el fin de sus das. Con su apor te la industr ia superar susdificultades econmicas y Alessandri se preocupar, personalmen-te, de las relaciones con sus trabajadores y de la atencin de susnecesidades. Por sealar slo un ndice, el nmero de trabajado-

    res con casa propia, prontamente llega a niveles del 85%.Nunca perdi Alessandri la comunicacin fluida, directa, con los

    trabajadores quienes, a su vez, entendieron perfectamente lo queera tratar con un hombre de franqueza y que demostraba, conhechos, una sincera sensibilidad social15. Y lo que es muy im-portante que perciban que los consideraba integrantes de unaempresa, personas, y no simples partes de datos estadsticos.

    As, por ejemplo, luego de reuniones, a veces mu y tensas, conlos dirigentes sindicales, las que se extendan hasta tarde y nodisponiendo entonces los dirigentes de medios propios detransporte, Alessandri se preocupaba de conducirlos en su pro-pio automvil hasta sus casas, no sin antes recomendarles quesiempre se recogieran temprano a sus hogares. Recordaba conafecto las visitas que muchas veces recibi de mujeres de esostrabajadores que le agradecan por su preocupacin.

    Sostener en el perodo de la actividad gremial de don JorgeAlessandri, entre otros, los conceptos de libre empresa, de ini-ciativa individual, de regulacin de las remuneraciones y de losprecios por el mercado u oponerse, por ejemplo, a la actividaddel Comisariato de Abastecimientos y Precios, a la existencia dedlares preferenciales, de subsidios arbitrarios era absolutamenteir en contra de los intereses establecidos.

    Ejerciendo con responsabilidad sus cargos gremiales enten-da que stos le obligaban, no a efectuar frecuentes declara-ciones pblicas que dificultaban an ms las solucionessino calladamente, tratar de demostrar la conveniencia de susargumentos y lograr se reconocieran como valederos. Si serevisan los folletos, otras publicaciones y los textos pertinentes

    l aDurante su desempeo como Ministro de Hacienda obtuvo la aprobacinde la ley social N 8.961, de 31 de julio de 1948, sobre Semana corrida, que beneficiimpo rta nte ment e a los trabaja dores y sus familias. Incluso similares norm as lasestableci en la empresa p or l dirig ida a un antes qu e hubiese ley al respecto. Ensta asumi, tambin, funciones propias de Jefe de Bienestar.

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    de su correspondencia se apreciar no slo el conocimiento sinoque, tambin, la visionaria percepcin que tena de los proble-mas econmicos nacionales.

    5. LOS CAMBIOS SOCIALES. LA MAYOR PARTICIPACIN

    POPULAR EN LA VIDA PBLICA. LA EXTENSIN

    DEL SUFRAGIO POPULAR

    Dentro del estudio de la sociedad chilena, que por cierto es muyamplio, se encuentran tambin los cambios producidos en la segun-

    da mitad del Siglo XX, algunos todava muy recientes como paraestablecer conclusiones con la necesaria perspectiva histrica.Por lo dems, dentro de la necesaria reduccin de este trabajo altema propuesto, no es posible reflexionar sobre todos.

    Pero uno de dichos cambios es el que dice relacin con lamayor participacin popular en la vida pblica, proceso que tam-bin reconoce un hito principal en 1920 y otro en 1938. Puedenhaber muchos errores en las decisiones populares; tambin haygrandes aciertos. Pero la existencia de aquellas es un hechobastante claro, evidente.

    Uno de los factores decisivamente influyentes en la mayorparticipacin poltica fue el de la extensin del sufragio popular.

    As, por ejemplo, los ciudadanos con derecho a sufragio queen 1925 eran 296.259 personas, veintin aos despus en1946 eran 631.257, o sea, aumentaron en un 113%. Sin embar-

    go, ya en los comicios de 1952 los electores seran 1.105.029personas, o sea, aumentaron ms del 75% en seis aos. Estable-cindose una tendencia sostenida que haca tener, por ejemploen 1970, 3.539.757 electores y hoy aproximadamente 8.000.000,esto es, doce veces ms que hace slo cuarenta aos16. La poblacintotal, en el mismo perodo, entendemos que slo se ha duplica-do.

    16De acuerdo a resultados sealados en publicaciones de la Direccin delRegistro Electoral.

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    6. EL SUFRAGIO FEMENINO

    Debe destacarse que ms de la mitad de ese aumento se debi a

    la incorporacin del voto femenino, primero en las elecciones mu-nicipales de 1935, durante el gobierno de do n Arturo Alessandriy luego en 1949 en todo tipo de elecciones, durante el gobiernode don Gabriel Gonzlez Videla17 .

    Era el sufragio femenino una constante aspiracin demuchas mujeres de comienzos de siglo. En verdad, ya antes lopropici el gran poltico conservador Abdn Cifuentes Espinosa(1836-1928). Pero ya contemporneamente esta indispensableextensin del sufragio, en trminos de concretarlo, se debi a laentusiasta preocupacin de doa Rosa Markmann de GonzlezVidela, quien no omiti esfuerzos ni diligencias en tal sentidoante el Gobierno y el Congreso18.

    El sufragio femenino no slo es importante por lo de justiciaen su incorporacin, como forma de hacer posible un sufragiorealmente universal en una repblica democrtica, ni porque

    desmintiera en los hechos las aprensiones que haba en cuantono seran suficientemente independientes, sino y ello interesaespecialmente destacar porque su existencia fue y es influyenteen los resultados electorales.

    Y en un caso, en la eleccin presidencial de 4 de septiembre de 1958fue no slo influyente sino que adems decisivo. Efectivamente, donJorge Alessandri super largamente en los registros de mujeres

    al candidato Salvador Allende, quien tuvo slo la tercera prefe-rencia en tales registros, pero la primera, aunque estrechamen-te, en la votacin de varones. Si las mujeres no hubieran tenidoderecho a voto en tal eleccin, el Presidente posiblemente ha-

    17E1 sufragio femenino en las elecciones municipales se estableci por Ley

    N 5.537, de 18 de abril de 1934, dictada durante el segundo gobierno delPresidente Arturo Alessandri Palma y, respecto de todo tipo de elecciones porLey N 9.292, de 8 de enero de 1949, dictada durante el gobierno del PresidenteGabriel Gonzlez Videla.

    18La crnica de la poca recuerda que en demostracin de la comprensinfemenina, las mujeres asistentes en las tribunas del Congreso aplaudieron, algofestivamente, al nico di pu ta do que se atrevi a votar e n contra de la iniciativa.

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    bra sido entonces don Salvador Allende y no don Jorge Ales-sandri19.

    No es una casualidad tal comportamiento electoral femeni-

    no; podramos pensar que siempre ser as, porque por leynatural existe ms vivamente en ellas una preocupacin por eldestino de los dems.

    7. RECTIFICACIN DE UN ERROR REPETIDO

    Con referencia a la eleccin presidencial de 1958 es necesario

    rectificar un error repetido. Insistentemente se ha venido utili-zando la expresin "catapilco" para denominar a los candidatossin posibilidades y que impediran la eleccin de otros de sumisma tendencia por restarles a stos votacin.

    Se alude con ello a la candidatura presidencial en 1958de don Antonio Zamorano Herrera, quien con anterioridad habasido prroco en la localidad de Catapilco y por eso se continua-

    ba llamando por lo dems impropiamente el "cura de Ca-tapilco". Y se sostiene que si l no hubiera sido candidato, laprimera mayora la habra tenido el candidato seor Allende.

    Tal razonamiento es objetivamente falso. La diferencia de votosen tal eleccin en favor de don Jorge Alessandri, respecto de donSalvador Allende, fue de 33.416 votos (2,7%) y los sufragios queobtuvo don Antonio Zamorano fueron 41.304 (3,3%). Claro, sisin ms se suman tales 41.304 votos a don Salvador Allende

    podra asignrsele el primer lugar. Pero para que as resultaratendran que habrsele sum ado casi el 100% de los sufragios delseor Zamorano, lo cual no tiene fundamento alguno. Pues, lo msprobable es que la votacin de este quinto candidato se hubieradistribuido en forma semejante a los residtados entre todos los candi-

    19

    En la eleccin presidencial de 4 de septiembre de 1958, en la votacin de mujereslos resultados fueron: Alessandri, 148.009; Frei, 103.899; Allende, 97.084; Bossay,70.077 y Zamorano, 15.494. En los registros de varones los resultados fueron:

    Allende, 259.409; Alessandri, 241.900; Frei, 151.870; Bossay, 122.000 y Zamorano,25.810. Los resultados totales fueron: Jorge Alessandri, 389.909; Salvador Allende,356.493; Eduardo Frei, 255.769; Luis Bossay, 192.077 y Antonio Zamorano,41.304. En blanco y nulos, 14.798. Total de sufragantes: 1.250.350.

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    datos. Por otra parte, citando slo un ejemplo, un a de las provin-cias en que menos votos obtuvo Zamorano fue en Concepcin,donde la mayor votacin fue de Allende. Y, una de las mayoresvotaciones de Zamorano la tuvo en Talca, donde, a su vez,

    Alessandri tena un mayor apoyo.De manera que el ms simple anlisis de los resultados

    electorales de 1958 demuestra que con la candidatura de donAntonio Zamorano o sin ella los resultados generales habransido los mismos. Muchas veces se lee, hasta en personas quepodran estar obligadas a un mayor conocimiento, continuarcon la referencia a los "catapilcos". Lo que ser muy grfico,

    pero que es simplemente una falsedad, de las peores de lasfalsedades repetidas.

    8. LA CRECIENTE INSATISFACCIN POLTICA

    Otro de los factores o cambios de las ltimas dcadas queestimo necesario, a lo menos, de resear es el que se refiere a la

    creciente insatisfaccin poltica de sectores cada vez ms numerosos dea poblacin.

    Hay aqu todo un tema que, en buena medida, es el de laconfrontacin del criterio de los partidos polticos con el de las masasindependientes. Tiene muchos matices, explicaciones varias yaristas de complejidad. Y no es un solo tema ni tiene una solarazn. Pero, sin duda, ha existido especialmente en esta segun-

    da mitad del siglo xx y tal confrontacin ha caminado paralela ydistintamente al del crecimiento del cuerpo electoral.Tal diferencia ha buscado expresarse de las ms diversas formas y

    en distintos planos. Mediante modificaciones a las leyes y siste-mas electorales, la elevacin de requisitos, las prohibiciones deintervencin en los campos del denominado poder social, laexplicacin de resultados electorales y a travs de muchos otrosmedios cuyo estudio corresponde al Derecho o a la Historia

    constitucional de Chile.Pero, sin duda, ha sido un factor existente e influyente en el

    perodo sealado. La eleccin como Presidente de don CarlosIbez tiene un significado en esta materia; tambin lo tiene lade don Jorge Alessandri en 1958. En otro sentido tambin hay

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    un significado en la eleccin de don Eduardo Frei en 1964 y otroen la de don Salvador Allende en 1970. Y otro todava en lascircunstancias de este ltimo gobierno y en el de los orgenes ocausas remotas de la intervencin militar de 1973.

    II PARTE: SU PENSAMIENTO POLTICO

    En este mundo social, y en estas expresiones polticas y econ-

    micas, en estas etapas distintas, cambiantes, difciles, de inicia-tivas y de visiones en sentidos muy opuestos, de intereseslegtimos contrapuestos y tambin de otros de distinta ndole,transcurri la vida pblica de don Jorge Alessandri y frente aestas realidades debieron expresarse sus criterios y concretarse sus

    acciones.

    9 . L o QUE ES UN PENSAMIENTO POLTICO

    Esos criterios y acciones de una persona son los que, en defini-tiva, posibilitan hablar de un determinado pensamiento poltico.

    Cuando se usa tal expresin se piensa habitualmente quecorresponde una lata reflexin sobre los aspectos tericos detales o cuales posiciones o de tales o cuales pensamientos. Y se

    busca, muchas veces forzadamente, encontrar la gua obligadaen los tratadistas, en los comentaristas o en los difusores.Al contrario, puede pensarse distinto.Es cierto que el hombre, por lo dems por su propia filiacin

    divina, est dotado de una percepcin de lo que es la ley natural y quelleva consigo profundamente arraigados conceptos que debernorientarlo en su vida, propia y de relacin. Vana pretensin sera lade un hombre que quisiera enmendar la obra del Creador.

    Podr resistirla y hay ejemplos histricos pero nunca podrsustituirla. Y de esto hay muchos ms ejemplos an, algunos muyrecientes.

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    10. DON JORGE ALESSANDRI FUE FUNDAMENTALMENTE

    UN CRISTIANO

    En esta perspectiva, y sintetizndolo, tendramos que decir que

    don Jorge Alessandri Rodrguez fue, en su esencia, un cristiano. Yun cristiano respecto de quien se di la parbola de los talentosen cuanto la actitud del siervo bueno y fiel (Mt. 25,14-23), que noescondi sus dones sino que los puso al servicio retributivo de Dios yde los dems.

    11 . N o ESTUVO CONDICIONADO POR DOCTRINASPOLTICAS PREDETERMINADAS

    Junto a esta afirmacin, debe tambin consignarse que nadams alejado a la realidad que querer buscar en Alessandri unhombre condicionado por doctrinas polticas predeterminadas.O que fuera inflexible en sus decisiones por mandato de posi-ciones ideolgicas. Fue un hombre de principios, y muy severo

    consigo en su observancia, pero fueron principios de una entidadmayor, de ley natural, no estuvo constreido por prejuicios polticos ni

    por doctrinas o teoras, por muy respetables o de moda que seencontraran.

    Podr parecer a algunos tal vez algo muy absoluto, peroquisiera sealarlo como experiencia personal don JorgeAlessandri, como queriendo transmitir una enseanza muy

    precisa, nos manifest que l nunca haba ledo un texto de teorapoltica. S, y muchos, de historia y de derecho, pero y lo deca unapersona a quien casi nadie desconoce una gran calidad degobernante que no conceda valor a la adecuacin de la reali-dad social y poltica de un pueblo a conceptos que, en el mejorde los casos, podran tener mrito en otras realidades.

    Era opuesto, por consecuencia, tanto a los ensayos no demos-trables como a la conservacin de lo probadamente caduco. Enel ltimo discurso pblico que pronunci, en 1983, en el VEncuentro Nacional de la Empresa hay claras referencias a esteaspecto.

    Est don Jorge Alessandri, por este concepto, en muy buenacompaa en nuestra historia. Por sealar slo una, su criterio en

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    este aspecto sustancial es el mismo de don Diego Portales Palazuelos(1793-1837). En una obra que es clsica para comprender lahistoria poltica de Chile, "La Fronda Aristocrtica", AlbertoEdwards Vives (1873-1932) seala que al producirse lo que sera

    el trmino de la primera anarqua, en 1830, mientras "...losaristcratas discurran en las antecmaras de Santiago sobrecandidaturas presidenciales y los idelogos reabran sus librospara estudiar reformas constitucionales; y los o'higginistas ba-tan palmas viendo a la cabeza del Ejrcito triunfador al lugar-teniente de su caudillo"20. Portales estaba ya empeado enconjurar las fuerzas del pasado, unidas a tantas teoras ensaya-

    das sin xito, y buscaba constituir un sistema de gobierno im-personal, unido a principios muy elevados y a la realidad, superiora las vicisitudes de la poltica y al prestigio personal, comofundamento slido de una restauracin o de una construccinpoltica,

    De modo que quien quisiera buscar en don Jorge Alessandrielementos muy precisos de teora poltica como fundamento desus criterios y acciones, buscara con poco provecho. Y quien qui-siera encasillarlo en modelos tericos estara como aqullos quetrataran de poner diques al agua del mar.

    No es entonces, inconcebible, y hay muchos ejemplos quedar de que un estadista no est sometido a la rigidez de unaideologa. Es ms, parece ser elemento sustancial para que pue-da hablarse de un hombre de Estado. Lo que nunca va a faltarson los grandes principios que deben inspirar al ser humano, es

    errado en tal sentido estimar como valedero lo puramente prag-mtico.

    12. LAS FUENTES DE SU PENSAMIENTO POLTICO

    Partiendo de sta, que nos parece exacta precisin, pueden sreconocerse en los criterios y accin de don Jorge AlessandriRodrguez ciertos conceptos concretos, que impresionan por suconsecuencia.

    20 EDWARDS VIVES, ALBERTO, La fronda aristocrtica; p g . 5 4 .

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    Pero para que la anterior no sea una mera afirmacin espe-ciosa, sin fundamento, dnde se encuentran? cules son las

    fuentes de tal "pensamiento poltico"?.

    Sin duda, y primeramente, est la formacin de Alessandri. Nofue fcil ni regalada. Miembro de una familia en que la exigen-cia estuvo siempre presente. Es verdad que fue siempre unapersona muy inteligente, pero muchos muy inteligentes sonvencidos por la dejadez. No fue su caso y durante toda su vidafue constante en el perfeccionamiento que da el estudio y el trabajo.Quien, en cualquier poca, haya trabajado junto a Alessandripodra dar fe de la calidad de su preparacin. Cuando visit,como gobernante, en 1961, los Estados Unidos sorprendi alentonces Presidente, John F. Kennedy, por el acabado conoci-miento que tena de los problemas tratados en la agenda detrabajo. Pero tal es slo un caso.

    Tambin las fuentes de su pensamiento se pueden encontraren los actos de su dilatado desempeo pblico y privado. No ocultabasu criterio y, al revs, lo expresaba con franqueza. En sus obras

    hay todo un ejemplo de percepcin del verdadero inters nacio-nal.

    Asimismo, es una fuente importante el conocimiento de sucorrespondencia, legada testamentariamente a la nacin chilena.Esta es particularmente til para conocer a la persona de afec-tos, al estadista visionario, al gobernante prudent e y realizadory al hombre preocupado por el fu tu ro de su patria. Y, por cierto,a quien describe con franqueza las situaciones y que consignasin tapujos su pensamiento.

    13. PRINCIPALES CONCEPTOS QUE CONFIGURAN SU

    PENSAMIENTO POLTICO

    Visualizamos su pensamiento poltico en los siguientes concep-

    tos, que no son, por cierto, los nicos:

    PRIMERO: La vocacin patritica y democrtica de Alesandri. Sobre loprimero, necesariamente tendramos que remitirnos a un con-cepto que derivaba de todos sus actos. Sobre lo segundo, se puedeapreciar en los esfuerzos que realiz, en toda poca, para concitar

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    la subsistencia de un rgimen cabalmente democrtico y los esfuerzosporque no surgieran fermentos de insatisfaccin en trminos dellevar a la inestabilidad.

    Con fuerza resuenan en nuestra historia los trminos delMensaje Presidencial pronunciado al inaugurar el perodo delegislatura ordinaria del Congreso Nacional, el 21 de mayo de1963:

    Un hondo imperativo patritico me impulsa a prevenir a los sem-bradores de ilusiones y quimeras porque pueden tener ms tarde unaamarga y tal vez trgica cosecha. Tengan cuidado!, porque ante laimposibilidad de ir ms de prisa que este gobierno no faltarn quienes,

    para aquietarlas expectativas defraudadas, piensen o propicien lanzar-se por la pendiente del despojo, que si bien satisface el ms hondo ynegativo sentimiento de los hombres, que es la envidia, produce efectosque no slo son efmeros sino por entero contraproducentes para hacerms rpida la pronta satisfaccin de los explicables anhelos de una vidams holgada para todos, aparte de la mancha indeleble que ello pondraen la limpia tradicin de juridicidad, de la cual con razn Chile se

    enorgullece21

    .Es de inters dar a conocer que el escritor y diplomtico

    chileno Alberto Blest Gana (1830-1920) escribe, ya en 1871, aldespus Presidente de la Repblica Federico Errzuriz Zaartu:"Si de los crmenes ah cometidos (se refiere a los sucesos dePars de ese ao) puede resultar algo de provechoso, es laleccin, que es de esperar no ser estril, del abismo a que pue deconducir la propaganda de las ms absurdas teoras polticas,cuando una sociedad comete la falta inmensa de dejarlas ensa-yar en la prctica. Jams la debilidad de las personas moderadasha recibido un castigo ms tremendo, por no oponerse al reinode los ms osados. Al estudiar en Chile con frialdad estosacontecimientos, no dudo que las exageraciones polticas sernmedidas por sus frutos y condenadas para siempre"22.

    Ms tarde, en lo que sera su lt ima actividad en el campo de

    la actividad pblica, don Jorge Alessandri como Presidente del

    21Mensaje del Presidente de la Repblica don Jorge Alessandri R. al inaugurar elperodo de legislatura ordinaria del Congreso Nacional, 21 de m ayo de 1963; p g. 461.

    22Carta a Federico Errzuriz , de sde Londres, 1 de julio de 1871 en EpistolarioAlberto Blest Gana. 1856-1903. Compilacin de Sergio Perrindez Larran; pg. 151.

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    Consejo de Estado, entre los aos 1976 y 1980, contribuy decisi-vamente a colaborar en el establecimiento de un rgimen demo-crtico y constitucional.

    Su prestigio y tenacidadfueron importantes para que se pres-cindiera, por ejemplo, de promulgar el nuevo texto mediante"Actas Constitucionales" y, al contrario, se aprobara plebiscitaria-mente, porel pueblo, la totalidad de la Constitucin. Formul propo-siciones tanto en cuanto las disposiciones permanentes de laCarta como respecto de lo que, desde entonces, pas a denomi-narse perodo transitorio, que constituyen una verdadera heren-cia poltica. Demcrata sincero, Alessandri hizo cuanto le fue

    posible por buscar un rgimen de convivencia para Chile.

    SEGUNDO: En la definicin de un Presidente de la Repblica, nocomo jefe, conductor o relacionador de una parte de la opininsino que estableciendo el rol del gobernante como smbolo de unin.Resumida en la frase algo manida, pero de importante resonan-cia popula r: el Presidente de todos los chilenos.

    En la medida que as se defina el gobernante podr subsistirun vncido solidario verdadero entre gobernantes y gobernados. Si asno ocurre, inevitablemente el vnculo se rompe, le sigue lainsatisfaccin callada, luego la manifestada crecientemente yfinalmente el desprestigio del gobernante y de la institucin.

    Alessandri situ su gobierno por sobre banderas e incluso algu-na parte de las incomprensiones con sus partidarios deriva deeste concepto, concretado en los hechos. Le satisfaca saber, por

    ejemplo, que opositores a su gobierno confiaban en l comopara dirigirse personalmente en procura de alguna defensa.Hay tambin aqu una considerable similitud con los conceptosportalianos respecto del gobierno.

    Es verdad que le fue difcil la relacin con los partidos polticos,incluso en parte con los que patriticamente lo apoyaron en sugestin de gobierno. En realidad, percibi que la mayora de los

    ciudadanos seran siempre y crecientemente independientes,como l mismo lo era.Pero eso no le llev a dejar de considerar la importancia que

    en ejercicio, por lo dems del derecho fundamental de asocia-cin los partidos tendran tambin en la vida poltica.

    No desconoci la necesidad de stos para el adecuado funcionamien-

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    to del rgimen democrtico, fue respetuoso del rol que a aqulloscorresponda. En lo que su pensamiento es muy concordantefue en requerir de los partidos polticos como finalidad de su orga-

    nizacin la bsqueda del bien general y no la satisfaccin depropsitos puramente partidistas o electorales.

    Es ms, deseaba que los partidos democrticos tuvieran elmayor prestigio posible, pero sostena que para ello era indis-pensable que ajustaran su accin a ese bien general 23.

    TERCERO: SU conviccin, y principalmente su experiencia, le ha-

    can ser decididamente partidario del sistema presidencial de gobier-no.Conceba al titular del Ejecutivo no como figura decorativa

    como un "candelejn" en la expresin de Abraham Ko-nig citado por el historiador Gonzalo Vial Correa24 , sino

    23Estos conceptos fueron reiteradamente expresados por Alessandri. As, en

    los Mensajes Presidenciales al Congreso Nacional, el 21 de mayo de 1959 y de 1962;pgs. 390 y 111, respectivamente, expres: "Sera insensato no reconocer quedesde hace muchos aos, la opinin pblica capta estos hechos, provocndosecon ello grave menoscabo al prestigio de que debe estar revestida la funcinparl amen tar ia e igua l suce de con los par tid os polticos. De ah mi hon da inquie-tud de gobernante y de chileno porque no se me oculta que tan gravsimo malacecha al porvenir republicano y democrtico de nuestro pas". Luego de sealarque tales males, en general, afectaban a las democracias occidentales, poniendoen peligro el sistema democrtico si no se ado pta ban o por tun ame nte medi das

    rectificatorias, sealaba : "Si llego a criticar actuaciones polticas es con una finalidadconstructiva, por cuanto veo con temor cmo se mantienen alejados de lospart idos a lgu nos de los mejores elementos con que cuen ta el pa s en los diversosrdenes de la actividad nacional, y confo en que, remediados esos males, seincorporarn a ellos".

    Ms de veinte aos despus, en el V Encuentro Nacional de la Empresa, de 1983,texto en ob. cit., p g. 257, expres: "Ot ro punt o, a mi juicio, qu e exige u n debate,es el que dice relacin con el objeto de los partidos polticos. Con frecuencia seacostumbra a sealar en Chile que el principal es el de llegar al gobierno para

    realizar sus programas. En mi opinin, esto importa un gravsimo error, del cualder iva n consecuenci as alt amen te nocivas para el pas. Ello, po r lo de m s, explicaque haya llegado a ser causa determinante de la prdida de prestigio de talesagrupaciones ante la opinin pblica. En mi concepto, tal objetivo debe ser funda-mentalmente el de procurar el bien de la colectividad, ya sea desde el gobierno o en la

    oposicin".24VIAL G, GONZALO, Historia de Chile, 1891-1973, Vol. n; pg. 320.

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    como un mandatario dotado de suficientes atribuciones parahacer prevalecer el inters nacional.

    Este es un concepto extensamente explicado por don JorgeAlessandri y forma parte importante del rechazo que le mere-can las disquisiciones tericas. Lo valioso tambin de resaltares que tuvo consecuencia y no solicit robustecer el gobierno paras sino que siempre sostuvo que, atendida la realidad de Chile y susnuevos requerimientos, un gobierno debilitado no hara sino acentuarel descontento.

    Tal consecuencia lo llev a presentar el proyecto de reformasconstitucionales, de 7 de julio de 1964, llamado a aplicarse en

    caso de aprobacin desde el gobierno de su sucesor25 .CUARTO: Forma parte de su pensamiento, y en esto hay unadelanto considerable a lo sostenido en gran parte de las pocasen que actu, el considerar que existe interdependencia entre lascuestiones econmicas y sociales. Una poltica que no consideraratales factores unidos resultaba anacrnica.

    De ah su crtica la cual, en definitiva, termin siendo

    generalmente compartida que los mecanismos constitucionalesy las polticas sociales y econmicas de los gobiernos deban adecuarsea este concepto y no corresponder a pocas en que se destinabagran tiempo a los problemas doctrinarios y poco al desarrollo yfuturo econmico y social de Chile26.

    Por lo dems, problema muy antiguo. Ya sealaba, el histo-riador Francisco Antonio Encina Armanet (1874-1965), uno de loshombres ms lcidos que ha ten ido Chile, que ya en la poca delPresidente Jos Manuel Balmaceda Fernndez (1886-1891),

    25Proyecto de reforma constitucional presentado por el Presidente don Jorge Alessan-

    dri Rodrguez, en Boletn de Sesiones Cmara de Diputados, ao 1964, perodo delegislatura ordinaria, pgs. 1158 a 1188.

    26Mensaje del Presidaite de la Repiblica don Jorge Alessandri R. al Congreso

    Nacional, 21 de mayo de 1959; pg. 109: "...es fu nd am en ta l tener pres ente qu e stos(los problemas sociales) se encuentran ntimamente vinculados con la realidadeconmica del pas, constituyendo con ella un todo complejo e insoluble...

    Requieren soluciones de conjunto y de carcter general, porque apartarse en lo msmnimo de tales normas equivale a crear desequilibrios e injusticias, adems deretardar el desarrollo de la economa, sin el cual todas las reformas y beneficiossociales resultaran a la postre inoperantes".

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    quien prest principal atencin a estos problemas, "...faltabanen Chile todos los factores que hacen posible la concepcin ydesarrollo de la poltica econmica: el conocimiento de las posi-bilidades del pas en sus relaciones con la economa universal,el sentido prctico, la imaginacin, la perseverancia y la expe-riencia acumulada por los ensayos fallidos27 .

    El pueblo de Chile, agui joneado por las necesidades, compar-ti esta preocupacin. Y as, por citar slo un aspecto digno deestudiarse, no es una casualidadque en un perodo algo superiora cincuenta aos cinco ex Ministros de Hacienda hayan postu-lado a la Presidencia de la Repblica28 . Y que varios otros

    ciudadanos que desempearon tal cargo, no precisamente des-tinado a concitar popularidad, hayan generado en sus pocasgrandes esperanzas.

    QUINTO: La probidad, la honradez y la austeridadson tambin fun-damentales en Alessandri y, en buena medida, son la razn delrespeto que rode su vida.

    No es slo la honradez que consiste en no aduearse de loque es ajeno. Es una honradez activa, de cautela permanente delos bienes a su cargo. Alessandri observ permanentemente talcriterio. A la vida pblica se va a servir, y no a recibir honores nimucho menos beneficios es el resumen de su concepto en la mate-ria. Y lo importante no est en lo correcto de la frase, est en laconsecuencia con los hechos y en sealar una enseanza tras-cendente. La actitud, por ejemplo, de sus Ministros de Obras

    Pblicas, Pablo Prez Zaar tu (1958-1960) y Ernesto Pinto Laga-rrigue (1960-1964) que en los seis aos que desempean elministerio ninguna propuesta se asigna a las empresas cons-tructoras en que trabajaban anteriormente es una expresin detal concepto.

    La austeridadera connatural a Alessandri. Elevada a virtud cvicacal muy hondo en sus conciudadanos. Trataba tambin de revivir

    27ENCINA ARMANET, FRANCISCO A., Historia de Chile, Tomo xix, pg. 411.28ES el caso de Gus ta vo Ross Santa M ar a (1938); Ar tu ro Ma tt e Larr an (1952);

    Jorge Alessandri Rodrguez (1958 y 1970); Jorge Prat Echaurren (1964) y Hernn

    Bchi Buc (1989). Las elecciones ef ect uad as du ra nt e el pe r od o 1938-1989 fuer on ,

    en total, ocho.

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    el concepto del servicio pblico, no del disfrute del poder. Tambinfue una forma de evidenciar la dignidad del mandatario.

    Dentro de estas ideas se encuentra la importancia extraordina-

    ria que atribua al respeto de la carrera funcionara, principal dere-cho de los empleados del Estado. Como no era sectario le producanirritacin los empeos e influencias a costa de romper el escalafn demritos o de antigedad en la administracin y no vacilaba en respal-dara funcionarios que, como ciudadanos eran opositores a su gobierno,si ascorresponda hacerlo.

    La verdadera ancdota, que suele contarse con versiones equi-vocadas y que muestra la permanente posicin de Alessandri en

    estas materias es la siguiente: "Siendo Presidente don ArturoAlessandri manifestaba en su casa su satisfaccin por una desig-nacin de una persona que le era muy adicta y destacaba lafelicidad que tal nombramiento haba trado a esa persona y sufamilia. Don Jorge Alessandri le seal entonces: "Y usted noha pensado en el pesar y sentimiento que ha causado en laspersonas que, teniendo mejor derecho, han sido postergadas

    para preferir a su amigo?". "Ah, contest con enojo el Presiden-te, es que yo no estoy estudiando pa ra Dios". "O sea, la ancdotano consiste en disminuir a don Jorge Alessandri sealndolerasgos de soberbia, sino, al contrario, reconoca don Arturo laslida posicin de su hijo"29 .

    En el Consejo de Estado, en 1980, propuso que el ingreso yascensos en el Poder Judicial se hiciera por medio de concurso de ttulos

    y antecedentes, como forma de evitar los empeos a que se obliga

    a funcionarios meritorios con tal de obtener las designacionesque merecen.

    SEXTO: Un concepto de importancia, a lo menos de insinuar, esel de la solvencia internacional de Chile. Alessandri era convencidoque, siendo Chile un Estado pequeo, para mantener una posi-cin respetable en el mundo en trminos de favorecer las rela-ciones internacionales y el comercio nacional, era indispensable

    se reconociera su solvencia como Estado cumplidor de sus compromi-sos y de la palabra empeada.

    29EN CARRASCO D., SERGIO, Alessandri. Su pensamiento constitucional. Resea desu vida pblica; pg. 47.

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    Consideraba un tropicalismo pretender una situacin basadaen las grandes palabras ajenas a la realidad. De ah su preocu-pacin por el cumplimiento de la deuda externa y de la actitud

    prudente y eficiente de los representantes de Chile en el exterior.En ejercicio de este criterio no vacilaba en arrostrar transito-rias incomprensiones. El Embajador don Pedro Daza Valenzuelaha escrito sobre el tema de las relaciones chileno-cubanas yexplicado como, en una materia tan compleja como la rupturade esas relaciones, la preocupacin del Presidente Alessandriestuvo en evitar a su sucesor dificultades en esas cuestiones30.

    Fueron tambin importantes las iniciativas de su gobierno deinvitar a las repblicas latinoamericanas a limitar los gastos en arma-mento, la participacin en el Tra tado regional de proscripcin delas pruebas nucleares.

    14. CONDICIONES PERSONALES. INTUICIN POLTICA

    Con estos aspectos, sucintamente comentados, podra ser sufi-ciente para comprender su importancia y trascendencia.Un tema que se asocia y hace ms comprensible el pensa-

    miento poltico de don Jorge Alessandri es el de los rasgos depersonalidad definida que le fueron tan propios. Sin duda, surigurosa formacin, la capacidad de trabajo, la franqueza, laobjetividad, lo imponente de su persona, su propio retraimientoson factores de importancia para explicar el alcance de su pen-samiento y de su vida pblica. Como siempre, es el Hombrequien est en la base de todo.

    S, debe destacarse, porque es don escaso, la notable intuicinpoltica de Alessandri. Tena la percepcin de los hechos no slopor los aspectos del razonamiento lgico sino que tambin unaaguda percepcin del fondo y del desarrollo de aqullos por lava de la sensibilidad. Consecuencialmente, le irritaba la miopa

    30PEDRO DAZA VALENZUELA, subsecre tario del Ministerio de Relaciones Exte-riores por tres aos y Embajador, en Don Jorge Alessandri y el rompimiento conCuba: "Todo este corto incidente refleja, como he sealado, el sentido patriticode sus decisiones, inspiradas siempre en el inters nacional". En El Mercurio, 12de octubre de 1986; pg. 2.

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    poltica. Como don Jorge Alessandri no fue hombre de campo,donde el don suele darse, quizs por la falta de la contamina-cin que provoca en las personas el exceso de informacin,cabra tal vez atribuir esta llamativa intuicin a la sensibilidad

    artstica, bastante frecuente en los descendientes de italianos.

    15. LA RAZN DE SU ACTUACIN EN LA VIDA

    PBLICA

    Hay s un aspecto final que se hace necesario aclarar. Conside-

    rando las caractersticas y el pensamiento de don Jorge Alessan-dri, se pue de preguntar qu lo llev a actuar en la vida pblica?Una persona que declara durante prcticamente toda su vida

    su reticencia a actuar en ese mbito.Pero que es diputado, jefe de servicio, ministro de Hacienda,

    senador, Presidente de la Repblica, candidato a la Presidenciay Presidente del Consejo de Estado. Y que, adems, en funcinde los cargos gremiales que desempea en el campo de la

    empresa se vincula casi permanentemente con funcionarios ocomisiones de gobierno o legislativas en razn de materias deinters pblico.

    Es legtimo preguntarse cmo se explica esta aparente contradic-cin. Por ambicin personal?, por dar ms lustre a una fami-lia?, por deseos de figuracin?, por vocacin de hombre p-blico?, por obra de las casualidades?, por adquirir experien-

    cia?, por agrado? Qu es lo que mueve al seor Alessandri,diciendo que no es su voluntad, a aceptar todas esas funcionesy a desempearlas siempre con eficiencia?

    Dejemos en esto consignado que un historiador chileno, donRicardo Donoso Novoa, autor de lo que es una verdadera dia-triba contra don Arturo Alessandri y todo y todos los que sevincularon a l, sin embargo no puede dejar de reconocer queen todos los cargos que don Jorge Alessandri desempe "...dej la

    huella de su seriedad y competencia profesional..."31 .Podr pensarse que es ambicin en una persona que por sus

    31DONOSO NOVOA, RICARDO, Alessandri, agitador y demoledor; pg. 470.

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    condiciones pudo haber optado con xito a numerosos destinosmucho menos complicados? Mayor lustre a una familia, que yalo tena y considerando que, en su situacin personal, no tuvo,en sus mismas palabras "...la dicha inmensa de formar"? Pordeseos de figuracin, un hombre esencialmente retrado, obser-vante en su dignidad pero sencillo, ajeno al oropel, enemigo delas entrevistas? Por casualidad, en el caso de una persona quemeditaba previamente sus decisiones y que nada haca parafacilitar que se considerara su nombre? Por agrado, en unaactividad en que se percibe el oropel pero no el rudo y diariobatallar?

    En fin, no es ninguna de las insinuadas la motivacin ltimade su participacin en la vida pblica.

    Es simple y claramente un sentido extraordinario del deber.Si se observan las circunstancias en que acepta todos los

    cargos pblicos que desempea se hace ms ntida esta conclu-sin.

    Diputado independiente, en 1926, cuando ya su padre haba deja-do el gobierno en circunstancias muy difciles y slo influenciasen su contra podan ejercerse.

    Presidente de un servicio pblico desfinanciado y anarquizado,entre los aos 1932 y 1938, designado a peticin de un adversa-rio poltico de su padre.

    Ministro de Hacienda, desde 1947 y hasta 1950, en momentosde aguda crisis poltica y econmica.

    Senador por Santiago, en 1957, a 25 das de la eleccin procla-mado por el Partido Liberal cuyos candidatos haban obtenidoen las elecciones precedentes slo el 4,82% de la votacin deSantiago.

    Presidente de la Repblica, durante el perodo 1958-1964, ne-gndose a solicitar el apoyo a su candidatura y aceptndola slodespus de la muerte sorpresiva del senador Ral Marn Balma-ceda (1907-1957) y luego de una campaa muy dura, en quelleg a formarse un bloque poltico en que se unieron todos losotros candidatos en su contra.

    Candidato presidencial nuevamente, en 1970, lo que aceptacomo nica posibilidad de defender los valores morales y pol-ticos de una parte importante de los chilenos. Los protagonistas

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    directos de estos hechos podrn acreditar cuanto se opuso aaceptar tal candidatura. Puede s consignarse que ya en unacarta que dirige, cuando an no se saba si aceptara o no la

    candidatura, comenta a su destinatario que est considerandoque su deber tendra que ser postular a la Presidencia.Finalmente, Presidente del Consejo de Estado, entre los aos

    1976 y 1980, trabajando durante casi dos aos en lo que fue unproyecto constitucional que lleva su impronta y por conside-racin a lo que deseaba como lo ms conveniente para el gobier-no y la convivencia de los chilenos.

    Frente a esta sola relacin, puede entonces alguien sealar quedon Jorge Alessandri busc el camino ancho y fcil en su vida?No, como en el mandato evanglico opt por el camino angosto dela cruz del sacrificio. Fue el sentido del deber32 lo que motiv su

    participacin en la vida pblica, fijando con ello un ejemplo pe rdu-rable.

    Y, nuevamente, es el mismo motivo de Portales."Cmo se parecen ambos estadistas! Cunto se diferencian

    como hombres! Ambos tenan la pasin del bien pblico. Fueronejemplos vivientes de entereza moral , de desinters personal, deausteridad pblica y privada y de verdadero patriotismo. Am-bos sacrificaron tranquilidad y fortuna para consagrarse al en-grandecimiento de Chile y al progreso de su pueblo. Ningunose dej seducir por los halagos del poder, por doctrinas polticaso frmulas econmicas, que los dejaban fros"33 , escribe Eduar-do Boetsch Garca-Huidobro, muy cercano conocedor del pen-samiento poltico de don Jorge Alessandri.

    16. CONCLUSIN

    De lo expuesto podr apreciarse que no vivi Alessandri unmundo de fantasa, ideado por la imaginacin que es la loca

    JAIME GUZMN ERRZURIZ (194 6-19 91) f o r m u l , y a en 1970 , s i mi la r ap re c i a-

    cin indicando que la verdadera razn de la participacin en poltica de donJorge Alessandri era un intenso sentido del deber.

    Ver EDUARDO BOETSCH G.H., Los 90 aos de don Jorge Alessandri, en ElMercurio, 18 de mayo de 1986.

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    de la casa, como expresa una santa de la Iglesia sino que susorientaciones y esfuerzos se manifestaron en lo que era y es Chile, consus virtudes y sus limitaciones.

    Por eso el pueblo chileno lo respet profundamente, lo quiso comoa un padre severo que busca lo bueno, lo reconoci como unservidor pblico de verdad, alentando incluso en 1963 unacampaa de reeleccin que no prosper en razn de no modificar-se los mecanismos constitucionales, pero que de haberse con-cretado habra cambiado el curso posterior de la historia deChile.

    Tambin el pueblo lo intuy certeramente como un estadistade verdad, con visin de futuro. Un estadista, deca don JaimeEyzaguirre G. (1908-1968), mira igual que cualquier otro hom-bre slo que con la vista siempre puesta en lo futuro.

    Y es porque, en definitiva, las orientaciones y esfuerzos dedon Jorge Alessandri Rodrguez, que se canalizan en su pensa-miento poltico, nunca se manifestaron buscando el aplausofcil y transitorio sino que, por el contrario, pasando porel servicio

    desinteresado a los dems y confiado siempre en la Divina Providencia,busc permanentemente concretar, en la medida de lo humanamente

    posible, lo que debe ser la finalidad ltima de todo hombre pblico: labsqueda del bien comn.

    SERGIO CARRASCO DELGADO

    Concepcin, agosto de 1993

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    SEMBLANZA DEJORGE ALESSANDRI RODRGUEZ

    Siempre se ha hablado de las grandes mayoras silenciosas. Deaquellas ajenas a los partidos que ocupan el escenario poltico;

    de aquellas que no participan en las demostraciones callejeras oen los pronunciamientos colectivos; de aquellas reacias a emitirsu opinin, salvo en las oportunidades en que la ley las llama ahacerlo por medio del voto; de aquellas, en fin, que persisten ensu silencio, en tanto vean que los grandes actores del teatrocvico son intrpretes del bien comn. Si verifican, no obstante,que la conduccin de los negocios pblicos se aparta de esameta venturosa y da paso, en cambio, a las oligarquas de todas

    clases o abre la puerta a los egosmos de grupos, abandonan suretiro, se agrupan, se organizan y, movidas por algn vitalinstinto, ubican y ungen al hombre sabio, recto, sin tacha yesforzado, capaz de promover y convertir en realidad sus anhe-los de bien pblico.

    Don Jorge Alessandri Rodrguez fue uno de estos hombresprovidenciales que, sin desearlo, sin buscarlo, venciendo sus

    ms ntimas inclinaciones, fue llamado varias veces, en momen-tos difciles para la repblica, a desempear las ms altas ydelicadas funciones en la poltica nacional. Lo apasionaba, conhondo fervor patritico, lo que l llamaba "la cosa pblica",calificando as, con sabor romano, el estudio y solucin de losproblemas atinentes al gobierno del Estado. Por lo mismo, ja-ms neg, cualquiera fuese quien lo requera, su colaboracin ysu talento, en el examen de las cuestiones de mayor trascenden-

    cia pblica. No le atraan, sin embargo, los debates por logeneral menudos de la actividad partidaria, los cubileteos deasamblea, los desafos de las facciones, las pujas por alcanzarfiguracin, las luchas para lograr mayor poder. Su repugnanciaabsoluta, visceral, por tales afanes, provena, posiblemente, de

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    la posicin privilegiada que tuvo, desde edad temprana, paraobservar en detalle el trfago poltico.

    Nacido en el hogar de don Arturo Alessandri Palma y dedoa Rosa Ester Rodrguez Velasco, tuvo la suerte de ser testi-go, en primera fila, de todo ese acontecer, lo que dej en suespritu huellas indelebles. Desde luego, una fundamental: la deajustar todos los actos de su vida a una tajante distincin entreel bien y el mal, a una separacin infranqueable entre el biencomn y los intereses personales. Por lo mismo, no caa en latentacin del engao fcil ni de la promesa vana. Como se dijode l: hablaba otro lenguaje. Tena otro estilo... "Justo e impla-

    cable, los mentirosos le temen, los demagogos odian su rudafranqueza, los audaces le huyen; su lenguaje asusta, pero con-vence a los sanos y bien intencionados".

    Se entiende as que nunca buscara los honores. En definitivalos honores lo buscaron a l, como en su primera eleccin a uncargo parlamentario: el de diputado por Santiago en 1925. Sinsu consentimiento su nombre figur en dos listas, una indepen-diente y otra patrocinada por el Partido Liberal, postulacionesambas que rechaz, al ser requerido para optar por una u otra.Como legalmente no poda sustraerse a la primera, resultelegido por amplia mayora. Constituy, esta, primera parti-cipac in concretamente poltica en nuestra vida nacional, la quebien aprovech como lo hara siempre, para aportar sulaboriosidad y su profunda contraccin al estudio. De su pasopor la Cmara donde realiz una labor importante e inteli-

    gente, qued la Ley de Pavimentacin Urbana de Santiago,cuyas normas permanecieron vigentes por largo tiempo.En los aos posteriores a 1925 y hasta 1931, el pas atraves

    una >.!poca difcil, que afect especialmente a su familia, porhabei sido don Arturo Alessandri Palma acter protagnico delas j ugnas polticas de esa poca. Los si isabores experi-mentados entonces, y el convencimiento de q u s u vocacin porel servicio pblico no le exiga participar necesariamente en lascontiendas cvicas, lo indujeron a incorporarse a la administra-cin del Estado, aceptando en 1932 el cargo de Presidente de laCaja de Crdito Hipotecario, cuyas funciones desempe, conunnime aplauso, hasta 1938. Debe recordarse que esta Caja,por ;r entonces el principal organismo de cidito agrcola a

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    largo plazo, constitua un importante centro de poder y, dada laestructura fundamentalmente agraria de la economa nacional,brindaba en su manejo variadas e indiscutibles oportunidadesde influencia electoral. Debe decirse, en honor del seor Ales-sandri, que durante los seis aos que dur su gestin, jamsnadie pudo quejarse de haber sido discriminado o postergadoen el otorgamiento de crditos ni, mucho menos, de haber sidoobjeto de presiones en favor de determinados intereses electo-rales. En la medida en que estos hechos fueron comprobndosee incorporndose a la memoria colectiva, as tambin fue exten-dindose y afirmndose el prestigio de don Jorge Alessandri,

    como persona moralmente ntegra e inflexiblemente indepen-diente.

    Alejado del servicio pblico, su reputacin y su capacidadprofesional (se haba recibido de Ingeniero Civil, con altas cali-ficaciones, en 1919) movieron al directorio de la CompaaManufacturera de Papeles y Cartones a designarlo GerenteGeneral de la Compaa, cargo que desempeara con brillo yque determinara a los accionistas, al cabo de los aos, a elegirloPresidente de la empresa, funciones que desempe hasta sumuerte, enterando as casi medio siglo al fn nte de la Papelera.

    Vale la pena detenerse algunos instantes, en este perodo dela existencia de don Jorge Alessandri, pues en l demostr, consus palabras y sus actos, la autntica preocupacin que le mere-can las masas trabajadoras, por cuya suerte se preocup siem-pre, pero sin caer jams en halagos, renuncios o transigencias.

    Antes, por lo contrario, mantenindose siempre ntegro, cruda-mente franco, inflexible en todo lo fundamental, sin perjuicio deatender comprensivamente las peticiones que se le formulaban.

    La gran bondad que lo caracterizaba, ba jo una cscara apa-rentemente ptrea, y su real inters por leu trabajadores enparticular por los ms desfavorecidos, fu ron cualidades quesus subalternos supieron conocer y apreciar, que le permitieron

    trabar con ellos cordiales relaciones y, en ms de un caso, lazosde sincera amistad. Sin que se lo pidieran, y movido slo por suacendrado espritu social, impuls en la Papelera mltiplesmedidas de bienestar, entre las que cabra subrayar dos: elsistema de pagar la semana corrida antes de que se dictaraninguna ley al respecto, y la creacin de subsidios y de otros

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    incentivos que permitieron al personal de la empresa contar convivienda propia. En los ltimos aos de la Presidencia del seorAlessandri en la Papelera, ms del 85% de su personal gozabade tal beneficio.

    Lleg a tanto la unin y comprensin entre la ms alta auto-ridad de la Compaa y su personal, que en los das de lanidad Popular, al ceirse sobre la empresa el peligro de que sela estatizara, los dirigentes sindicales pidieron al seor Alessan-dri que l encabezara la defensa, con la pretensin, bastanteexplicable, de que l fuese quien pusiera al servicio de la causasu fuerza y su prestigio. Ante la estupefaccin de sus interlocu-

    tores, don Jorge se neg en redondo. Habiendo sido adversariodel presidente Salvador Allende, en la eleccin que dio el triun-fo a la Unidad Popular, no quiso don Jorge que su intervencinen la contienda pudiera interpretarse como signo de revancha odespecho, y que tal circunstancia restara vigor a la defensa de laCompaa. Era fruto, esta actitud, de su visin poltica y de sureciedumbre moral. En el hecho, la negativa provoc la forma-cin de un frente nacional apartidista, encabezado por los tra-

    bajadores, que impidi la consumacin del temido despojo.Por mucho que fuera conocida la resistencia de don Jorge