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1. INTRODUCCIÓN C omo seæala Montoya Melgar, «un Derecho del Trabajo habrÆ alcanza- do mayor perfección, cuanto mÆs alto sea el nivel de protección que depare y mÆs amplio el Æmbito de las personas beneficiadas por esa protección» 1 . En esta tendencia ampliadora del campo de aplicación del Dere- cho del Trabajo ha venido teniendo un lugar destacado la incorporación de los denomina- dos «trabajadores intelectuales». Así, el legis- lador, con el propósito de zanjar la tradicional indefinición de muchos becarios, a medio camino entre esta condición y la del trabaja- dor por cuenta ajena, ha procedido a regular el Estatuto Jurídico del Personal Investiga- dor en formación, a travØs del Real Decreto 63/2006, de 27 de enero. En nuestro país la situación del investiga- dor en formación ha carecido tradicionalmen- te de una regulación legal o reglamentaria específica debiendo remitirnos, en cada caso, bien a los estatutos y a la normativa de algu- nas Universidades o Centros de Investiga- ción, bien a la normas de las correspondientes convocatorias 2 . En efecto, el importante papel desarrollado por los investigadores en formación no se ha visto correspondido por el ordenamiento jurídico hasta fechas muy recientes. Esta ausencia de regulación jurídi- ca específica ha comportado indudables difi- cultades de aplicación de un rØgimen jurídico comœn, consecuencia de la evidente disper- sión normativa «que tiene su lógica si atende- mos al diferente objeto de cada convocatoria de becas, pero que no la tiene tanto si nos cen- tramos en la situación del becario» 3 . A finales del aæo 2003 se aborda, por pri- mera vez en nuestro Ordenamiento, la regu- lación del rØgimen jurídico de los becarios de investigación. El Real Decreto 1326/2003, de 24 de octubre, por el que se aprueba el Esta- 323 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 83 * Profesora Contratada Doctora, Acreditada para Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguri- dad Social. Universidad Complutense de Madrid. 1 MONTOYA MELGAR, A.: «El Æmbito personal del derecho del trabajo: tendencias actuales», Aranzadi Social, 2006, n”3, pÆg. 42. El personal investigador en formación: un contrato comœn con peculiaridades ROSARIO CRISTÓBAL RONCERO* 2 AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El Estatuto del Becario de Investigación», Revista Espaæola de Derecho del Trabajo, 2004, n” 121, pÆg. 28. 3 AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El Estatuto del Becario de Investigación», cit., pÆg. 28.

El personal investigador en formación: un contrato … · tuto del Becario de Investigación, pretende ser un primer paso hacia el establecimiento de un marco comœn para los investigadores

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1. INTRODUCCIÓN

Como señala Montoya Melgar, «unDerecho del Trabajo habrá alcanza-do mayor perfección, cuanto más alto

sea el nivel de protección que depare y másamplio el ámbito de las personas beneficiadaspor esa protección»1. En esta tendenciaampliadora del campo de aplicación del Dere-cho del Trabajo ha venido teniendo un lugardestacado la incorporación de los denomina-dos «trabajadores intelectuales». Así, el legis-lador, con el propósito de zanjar la tradicionalindefinición de muchos becarios, a mediocamino entre esta condición y la del trabaja-dor por cuenta ajena, ha procedido a regularel Estatuto Jurídico del Personal Investiga-dor en formación, a través del Real Decreto63/2006, de 27 de enero.

En nuestro país la situación del investiga-dor en formación ha carecido tradicionalmen-

te de una regulación legal o reglamentariaespecífica debiendo remitirnos, en cada caso,bien a los estatutos y a la normativa de algu-nas Universidades o Centros de Investiga-ción, bien a la normas de las correspondientesconvocatorias2. En efecto, el importantepapel desarrollado por los investigadores enformación no se ha visto correspondido por elordenamiento jurídico hasta fechas muyrecientes. Esta ausencia de regulación jurídi-ca específica ha comportado indudables difi-cultades de aplicación de un régimen jurídicocomún, consecuencia de la evidente disper-sión normativa «que tiene su lógica si atende-mos al diferente objeto de cada convocatoriade becas, pero que no la tiene tanto si nos cen-tramos en la situación del becario»3.

A finales del año 2003 se aborda, por pri-mera vez en nuestro Ordenamiento, la regu-lación del régimen jurídico de los becarios deinvestigación. El Real Decreto 1326/2003, de24 de octubre, por el que se aprueba el Esta-

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* Profesora Contratada Doctora, Acreditada paraProfesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguri-dad Social. Universidad Complutense de Madrid.

1 MONTOYA MELGAR, A.: «El ámbito personal delderecho del trabajo: tendencias actuales», AranzadiSocial, 2006, nº3, pág. 42.

El personal investigadoren formación: un contrato comúncon peculiaridades

ROSARIO CRISTÓBAL RONCERO*

2 AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El Estatuto del Becario deInvestigación», Revista Española de Derecho del Trabajo,2004, nº 121, pág. 28.

3 AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El Estatuto del Becario deInvestigación», cit., pág. 28.

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tuto del Becario de Investigación, pretendeser un primer paso hacia el establecimientode un marco común para los investigadoresbecados. Esta norma dispone, con caráctergeneral y de forma específica, el régimen jurí-dico de los becarios de investigación. Frente ala tradicional indefinición jurídica que carac-terizaba la situación de los becarios de inves-tigación, el RD 1326/2003 constituye un indu-dable avance en la delimitación conceptualdel investigador y en el establecimiento de sumarco normativo. Ahora bien, la valoraciónpositiva que inicialmente mereció la aproba-ción del Estatuto del Becario de Investigaciónno ha impedido que desde el mismo momentode su entrada en vigor ya recibiera considera-bles críticas4. En consecuencia, estas signifi-cativas insuficiencias determinan la aproba-ción del Real Decreto 63/2006, de 27 de enero,por el que se regula el Estatuto del PersonalInvestigador en Formación5. Este nuevo

Estatuto deroga el anterior, ordena el ámbitosubjetivo de aplicación, e incorpora la obliga-ción de formalizar con el investigador un con-trato laboral en la segunda fase de su forma-ción6.

2. LA INCLUSIÓN DEL PERSONALINVESTIGADOR EN FORMACIÓNEN PROGRAMAS DE AYUDAA LA INVESTIGACIÓN

Para que la protección legal de los investi-gadores en formación surta efectos se exige alas entidades convocantes que sus programasde ayuda a la investigación cumplan determi-nados requisitos: de fondo (art. 2) y de forma(art. 3).

2.1. Requisitos de fondode los programas de ayudaa la investigación

Dos son los requisitos de fondo que han decumplir los programas de ayuda a la investi-gación:

ESTUDIOS

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4 Ente otras: la falta de extensión del Estatuto delBecario a la mayoría de las entidades privadas, la exclu-sión de los becarios que no tengan reconocida la sufi-ciencia investigadora, la inclusión debilitada de estecolectivo en el Régimen General de la Seguridad Social,con exclusión de la protección por desempleo. Por ello,la Federación de Enseñanza de Comisiones Obrerasinterpuso recurso contencioso-administrativo contra elRD 1326/2003, que fue desestimado por STS Conten-cioso Administrativo de 28 de junio de 2005 (RJ2005/5106). En este recurso se plantearon variasdemandas (entre otras, la razón más arriba señalada: laextensión de todos los becarios no sólo los que habíanobtenido el reconocimiento de la suficiencia investiga-dora). Sin embargo, el Tribunal entendió que el Gobier-no ostentaba un margen de apreciación en la regulacióndel Estatuto de los becarios de investigación que en estecaso se había observado, por lo que confirmó la legali-dad del RD 1326/2993, de 24 de octubre.

5 Con anterioridad, el Gobierno presentó un primerborrador de Proyecto de Real Decreto por el que seaprobaba el Estatuto del Personal Investigador en For-mación. Este primer borrador reproducía, en gran medi-da, las deficiencias que en su día se imputaron al Estatu-to del becario de investigación, lo que suscitó la crítica yoposición de todos aquellos que, con anterioridad, sehabían opuesto a esta norma, y principalmente, de lasasociaciones de investigadores más representativas. El16 de junio de 2005 se firma un compromiso entre el

Secretario de Estado de Universidades e Investigacióndel Ministerio de Educación, de un lado, y tres repre-sentantes de Jóvenes Investigadores-Precarios, de otro.Este acuerdo tuvo una importancia trascendental en laredacción del Estatuto del Personal Investigador en For-mación, pues en palabras del Consejo de Estado consti-tuye «la causa del compromiso» (Dictamen del Consejode Estado sobre el Proyecto de Real Decreto que aprue-ba el Estatuto del Personal Investigador en Formación(Ref. 2147/2005), en www.boe.es, pág.4).

6 Como analizaremos más adelante, este modelo deregulación de la situación jurídica del personal investiga-dor en formación (modelo 2+2) no constituye unanovedad ni en nuestro país, ya que esta experiencia yaexiste en algunas Comunidades Autónomas, ni tampocoen los países de nuestro entorno europeo. Así, en Fran-cia celebran contratos de trabajo (allocation de recher-che), en Austria también (befristete Arbeistverträge), enHolanda los contratos de los investigadores tienen unaduración de 4 años, aunque existe también la figura delbecario (bursor), situación que se repite en Suecia y enDinamarca la duración del contrato del investigador esde 3 años, en www.precarios.org.

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a) Uno, consistente en que la convocato-ria del programa de ayuda a la investigaciónrespete los principios de publicidad, igual-dad, mérito y capacidad. Estos principios pro-totípicos del acceso a la función pública yherederos del mandato constitucional esta-blecido en los arts. 14, 23.2 y 103.3º CE, tam-bién rigen la ordenación de los programas deayudas a la investigación que convocan lasentidades públicas o privadas becantes [art. 2a) del RD 63/2006].

El mérito y la capacidad son conceptosjurídicos indeterminados que deben ser espe-cificados por el órgano administrativo, cuyadecisión ha de ser revisable jurisdiccional-mente7. Sin embargo, no debemos olvidar quela fijación de los méritos y criterios que cince-lan la capacidad de los aspirantes vienen pre-viamente acotados por la AdministraciónPública o, en nuestro caso, por la entidad con-vocante del programa de ayudas a la investi-gación, lo que lleva implícito un alto grado dedeterminación o concreción de esos conceptosjurídicos, únicamente limitados por el princi-pio constitucional de igualdad8.

En cuanto al principio de publicidad, elart.103.3º CE no realiza mención alguna; sin

embargo, consta en otras normas reguladorasdel acceso a la función pública, que seríantrasladables a las exigencias de fondo que eneste sentido se exige para los programas deayudas a la investigación que otorgan lasentidades becantes. Tales normas son: la Ley30/1984, de 2 de agosto, de Medidas para laReforma de la Función Pública que, en su art.19.1º, al regular la selección del personal,prevé que «se garanticen en todo caso losprincipios constitucionales de igualdad, méri-to y capacidad, así como el de publicidad». Delmismo modo, el Real Decreto 364/1995, de 10de marzo, por el que se aprueba el Reglamen-to General de Ingreso del Personal al Serviciode la Administración General del Estado y deProvisión de Puestos de Trabajo y PromociónProfesional de los Funcionarios Civiles de laAdministración General del Estado, recoge,en su art. 4.1º, «la garantía de los principiosde igualdad, mérito y capacidad, así como elde publicidad». En el ámbito de la Adminis-tración Local, el art. 91.1º de la Ley 7/1985, de2 de abril, de Bases de Régimen, dispone que«en la selección de todo el personal (�) segarantizará, en todo caso, los principios deigualdad, mérito y capacidad, así como el depublicidad». En el mismo sentido, la Exposi-ción de Motivos del Real Decreto 896/1991, de7 de junio de reglas básicas y programasmínimos a que debe ajustarse el procedimien-to de los funcionarios de la Administraciónlocal insisten en la obligatoriedad de quetales principios (igualdad, mérito, capacidady publicidad) rijan en los procesos de selec-ción de los funcionarios locales.

b) Otro de los requisitos de fondo de losprogramas de investigación consiste en laexigencia de dedicación del personal investi-gador en formación a las actividades de for-mación y especialización científica o técnicaobjeto de las ayudas. La finalidad última deestas ayudas �y, por ende, del Estatuto delpersonal investigador en formación� no esotra que el desarrollo y expansión de la capa-cidad formativa de los investigadores en for-mación. De ahí que, aunque resulte obvio y

ROSARIO CRISTÓBAL RONCERO

325REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 83

7 La figura del «concepto jurídico indeterminado»ha sido importada del Derecho alemán por García deEnterría. Ésta implica que la Administración no es librepara optar voluntariamente por un candidato ya que nohay una pluralidad de soluciones válidas, sino que sóloes correcta una solución dentro de varias posibilidades.Este hecho es el que permite el control jurisdiccional dela decisión administrativa, en GARCÍA DE ENTERRÍA. E.: «Lalucha contra las inmunidades del poder», Revista deAdministración Pública, 1962, nº 38, págs. 171-176.Frente a la figura del «concepto jurídico indeterminado»estarían los actos discrecionales, que implican que laAdministración es libre para optar entre varias posibili-dades, y cualquier decisión que adopte será irreprocha-ble. Sobre esta diferenciación: LORENZO DE MEMBIELA,J.B.: El acceso y la provisión de puestos de trabajo en laAdministración Pública. Manual Práctico y Casuístico dela Función Pública ,Ed. Aranzadi, 2005, págs. 83-84.

8 LORENZO DE MEMBIELA, J.B.: El acceso y la provisiónde puestos de trabajo en la Administración Pública. cit.,pág. 84.

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reiterativo, no nos debe extrañar el hecho deque el Estatuto del personal investigador enformación insista en la obligación de estecolectivo a su dedicación al aprendizaje einvestigación, ya que la norma, al fin y alcabo, viene a proteger el progreso equilibradoy coherente de las tareas formativas y cientí-ficas del investigador.

Por tanto, la «dedicación continuada» a lastareas de investigación y formación se pre-senta como el segundo de los «requisitos defondo» que, inexorablemente, deben cumplirlos programas de ayuda a la investigación. Noobstante y a pesar de la obligación que tienenlas entidades becantes de amparar tal exi-gencia, se permite la posibilidad de que elpersonal investigador pueda colaborar entareas docentes, siempre que su actividad sedesarrolle en una universidad y sin que ladocencia supere las 60 horas anuales9.

2.2. Requisitos de formade los programas de ayudaa la investigación

A diferencia del RD 1326/2003 que esta-blecía la voluntariedad de la inscripción en elRegistro de becas de investigación10, el nuevo

Estatuto impone a la entidad pública o priva-da convocante la obligación de comunicar susprogramas de ayudas al Registro general deprogramas de ayuda a la investigación (enadelante, Registro). Esta obligación expresaque contiene el art. 3.1 del Real Decreto63/2006 plantea ciertas dudas sobre las con-secuencias jurídicas que tal inscripción poseepara el personal investigador en formación11.En concreto, se trata de determinar si la apli-cación del Real Decreto 63/2006 a los investi-gadores en formación pende o no de la ins-cripción del programa de ayuda en el Regis-tro.

Pues bien, dos son las finalidades del cita-do Registro. Una, de reconocimiento, que alos mencionados efectos, es la que puede sus-citar mayores dudas, y otra, de información,que se limita a centralizar y homogeneizarlos diferentes programas de ayudas a lainvestigación, con el fin de promover las acti-vidades de formación de recursos humanospara el sistema de investigación y desarrollo.

Centrándonos únicamente en la primerade las finalidades del Registro, pues su fun-ción de informar y coordinar los programasde ayuda a la investigación no plantea pro-

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pág. 30. La Federación de Jóvenes Investigadores Preca-rios formuló tacha de nulidad del contenido del precep-to, la STS, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 18de noviembre de 2005 (RJ 2005/7761) entendió que «elmotivo de impugnación de considerar que el Estatutodel becario de investigación y el reconocimiento debeneficiario de la Seguridad Social, debe imponerse concarácter imperativo y vinculante a las Entidades becan-tes, sin necesidad de condicionarla a la inscripción delPrograma de becas en el Registro, debe ser rechazado alser incompatible con la propia naturaleza jurídica de laactividad de fomento e investigación científica que sepromueve y desarrolla a través de la convocatoria debecas».

11 La creación del Registro, aunque con una deno-minación diferente, no es nueva. En efecto, el RealDecreto 1326/2003 creó un Registro de becas, en el quese disponía tanto el carácter voluntario de la inscripciónde los programas de becas (art. 5.1), como las entidadesbecantes, a saber: «centros públicos de I+D, organismospúblicos de investigación, universidades públicas,

9 Este requisito que se exige al personal investigadoren formación nos recuerda a alguna de las modalidadescontractuales previstas en la Ley Orgánica de Universi-dades. Tal es el caso de los Profesores Ayudantes, cuyocontrato se formaliza con la finalidad principal de com-pletar su formación investigadora, aunque también seles permite la posibilidad de colaborar en tareas docen-tes en los términos que establezcan los Estatutos de cadaUniversidad (art. 49 LOU). Sobre éstos, AGUILERA

IZQUIERDO, R.: «El régimen jurídico del personal docentee investigador contratado por las Universidades Públicasde Madrid», Revista Española de Derecho del Trabajo,2003, nº 118, pág. 567.

10 Destaca AGUILERA IZQUIERDO, R., que la inscripciónen este Registro, a pesar de su carácter voluntario, erafundamental para el becario, «pues sólo en ese caso elbecario quedaba incluido en el Régimen General de laSeguridad Social», en «El Estatuto del Becario de Investi-gación», Revista Española de Derecho del Trabajo, cit.,

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blema alguno12, hemos de aclarar que es elpropio Registro quien debe o no otorgar elreconocimiento a tales programas a los efec-tos previstos en el Real Decreto 63/2006. Aho-ra bien, ¿cuál es el alcance de este reconoci-miento?, ¿significa entonces que los benefi-ciarios, cuyos programas de ayuda no se ins-criban en el Registro, quedan excluidos delámbito de aplicación del Estatuto?

Anteriormente, el Real Decreto 1326/2003establecía que «la inscripción de los progra-mas en el Registro era requisito necesariopara gozar de las ventajas del Estatuto delpersonal investigador» (art.1.2), y que dichainscripción era voluntaria para la entidadconvocante (art. 5.1)13. De esta forma, si laentidad pública que concedía la beca no habíainscrito su respectivo programa de becas endicho Registro, podía suceder, por ejemplo,que el becario quedara excluido del RégimenGeneral de la Seguridad Social.

En este punto, el nuevo Estatuto suponeun avance, ya que obliga a la entidad convo-cante a comunicar los programas de ayudasincluidos en el ámbito de aplicación del RealDecreto 63/2006, al Registro, lo que otorga

una mayor protección al personal investiga-dor en formación. Con todo y a pesar de lanovedad que supone el hecho de haber despo-jado a las entidades convocantes de la deci-sión de aplicar o no el Estatuto, el Registro nocumple la función de instrumento de homoge-neización pretendida, en tanto en cuanto suinscripción se restringe a los programas deayudas dirigidos al desarrollo de actividadesformativas, adscritas a los estudios oficialesde doctorado. Por tanto, todos aquellos pro-gramas que no cumplan las mencionadas exi-gencias se excluyen del ámbito de aplicacióndel Estatuto, y por ende, de su inscripción enel Registro.

En la actualidad, el legislador limita lafunción del Registro «de reconocimiento delos programas de ayuda a la investigación» alos meros efectos de información y coordina-ción. Y señala a la «propia naturaleza del pro-grama de ayudas» como elemento determi-nante para la aplicación del Real Decreto63/2006. Por tanto, la obligación de comuni-cación de los programas al Registro adquierecarácter meramente informativo. De esta for-ma, la aplicación del Estatuto al personalinvestigador no depende tanto de la inscrip-ción del programa de ayuda en el Registro porla entidad convocante, cuanto del cumpli-miento de los requisitos que exige la norma(arts. 1 y 2 RD 63/2006). Sea como fuere, locierto es que la no inscripción en el Registrotiene su origen en el no cumplimiento de losrequisitos exigidos por la norma, lo que con-lleva la exclusión del ámbito de aplicación delnuevo Estatuto, y genera una inequívocafuente de desigualdades entre el colectivodestinado a la formación e investigación.

Pues bien, el art. 3.3 RD 63/2006 enco-mienda al Ministerio de Educación y Cienciael desarrollo del procedimiento de inscripciónde programas de ayudas en el Registro Gene-ral. A este mandato atiende la Orden ECI2441/2006, de 17 de julio14. Esta norma dispo-

ROSARIO CRISTÓBAL RONCERO

327REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 83

departamentos ministeriales de la Administración Gene-ral del Estado y sus organismos públicos, ComunidadesAutónomas, entidades locales y entidades sin ánimo delucro que podrán inscribir sus programas de becas finan-ciados con cargo a fondos públicos».

12 Aunque esta cuestión ha sido ya superada por laactual normativa, cabe, sin embargo, mencionar quealgunas Comunidades Autónomas plantearon durante lafase de tramitación del Real Decreto 1326/2003 la posi-ble ilegalidad del Registro, por cuanto su creaciónpodría suponer la invasión de las competencias autonó-micas. Recuérdese que el fundamento constitucional dela competencia estatal para la creación de este registrose encuentra en el art. 149.1.15, que atribuye al Estadola competencia para «el fomento y coordinación generalde la investigación científica y técnica». En este sentido,una de las finalidades del Registro, al igual que en laactual normativa, era la de establecer un mecanismo decoordinación, función ésta que no excede de las atribu-ciones que tiene el Estado en virtud de dicho título com-petencial.

13 Dictamen Consejo de Estado, cit., pág. 8. 14 BOE 28 de julio 2006.

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ne, en primer lugar, su objeto, que no es otroque regular el procedimiento de inscripciónde programas de ayudas en el Registro gene-ral, creado en virtud del RD 63/2006. En estesentido, se prevé, que los programas inscritosen el Registro de becas de investigación, crea-do a la luz del derogado RD 1326/2003, ade-cuen los requisitos del programa a las exigen-cias del vigente Estatuto del personal investi-gador en formación. Para ello, las entidadesconvocantes de programas de ayudas habránde solicitar su oportuna inscripción en elRegistro general, de conformidad con lo esta-blecido en la Orden ECI 2441/2006.

De acuerdo con la citada solicitud y ladocumentación enviada por la entidad convo-cante, la Dirección General de Investigaciónpodrá reconocer los programas de ayudas a lainvestigación e inscribirlos a efectos informa-tivos en el Registro general de programas deayuda a la investigación. Esta facultad delórgano competente para la instrucción delprocedimiento es potestativa. Será, por tanto,la Dirección General de Investigación quiendecida la inscripción o no en el Registro de losprogramas de ayudas. Adviértase que la nor-ma reglamentaria no especifica, qué requisi-tos deben cumplirse para que tal inscripciónsea efectiva, si bien señala, que «el reconoci-miento e inscripción de los programas en elregistro no implica su inclusión en el ámbitode aplicación del RD 63/2006, que vendrádeterminada por la propia naturaleza delprograma». Lo que significa, por un lado, quela Dirección General de Investigación puedeinscribir programas que no cumplan las exi-gencias del Estatuto del investigador en for-mación, y por otro, aunque inscriba tales pro-gramas15, al no estar vinculados a los estu-

dios oficiales de doctorado, es decir, al carecerde la naturaleza exigida por el RD 63/2006,quedan fuera de su ámbito de aplicación. Endefinitiva, no es necesario que el programa deayudas a la investigación se encuentre inscri-to en el Registro para otorgar a sus beneficia-rios la condición de personal investigador enformación: es suficiente con que los propiosinvestigadores mismos sean beneficiarios dedichos programas de ayudas a través de loscorrespondientes estudios de doctorado16.

3. LAS SITUACIONES JURÍDICASDEL PERSONAL INVESTIGADOREN FORMACIÓN: SITUACIÓN«DE BECA» Y SITUACIÓN«DE CONTRATO»

Son dos las situaciones jurídicas en las quese encuentra el personal investigador en for-mación: la «de beca» [arts. 4.1 a) y 5. 2 RD 63/2006] y la «de contrato» [arts. 4.1 b) y 8 RD63/2006]. En la primera el investigador serábecario, mientras que en la segunda fase, elinvestigador formalizará un contrato con elorganismo, centro o institución al que estéadscrito, en consecuencia, será trabajador.

3.1. Situación jurídica del personalinvestigador «de beca»

La beca plantea importantes dudas enorden a su calificación jurídica como relaciónde carácter laboral o extralaboral. En efecto,el «ayuno de regulación legal específica»17 enel que se encuentra esta institución jurídica,con exclusión del Real Decreto 63/2006 que

ESTUDIOS

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15 Algunos programas de becas otorgados por enti-dades privadas no exigen a los solicitantes su necesariavinculación a los estudios oficiales de postgrado. Porcitar algún ejemplo, la Fundación la Caixa oferta becas� para � en genérico con un objetivo concreto, que esla realización de unos estudios específicos, pero sin quela concesión de la ayuda dependa de su adscripción alos estudios oficiales de doctorado.

16 ALZAGA RUIZ, I.: «El nuevo régimen jurídico delpersonal investigador en formación», Actualidad Labo-ral, 2006, nº 18, MORENO GENÉ, J.: «El nuevo Estatuto delpersonal investigador en formación: la combinación debeca de investigación y contratación laboral», EstudiosFinancieros, Revista de Trabajo y Seguridad Social, 2006,nº 277, pág. 58.

17 STSJ Madrid 8 de abril de 2005 (AS 2005/1180).

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regula el Estatuto del Personal Investigadoren Formación, y su «carácter mixto», en tantoen cuanto la beca se compone de un necesariocarácter formativo, pero a la vez participa dela naturaleza de la relación laboral, consta-tan la evidente dificultar para delimitar lalínea fronteriza que en la práctica presenta ladistinción entre la beca y el contrato de tra-bajo18.

Para el Real Decreto 63/2006, el investiga-dor en formación se encuentra en situaciónjurídica «de beca» durante los dos primerosaños desde la concesión de la ayuda. Estadecisión del legislador trae consigo unaimportante consecuencia jurídica: la exclu-sión del «personal investigador en formaciónde beca» del régimen jurídico laboral.

3.1.1. La exclusión declarativa del personalinvestigador al amparodel RD 63/2006

De forma declarativa, se excluye del ámbi-to de aplicación del Derecho del Trabajo al«personal investigador en formación debeca», por cuanto que «la nota esencial y dife-rencial que concurre, es su primordial finali-dad de facilitar el estudio y formación delbecario, sin que conlleve ninguna aportaciónal centro, organismo o Universidad de ads-cripción, por lo que, en esta «fase inicial», «noconcurren los elementos exigidos para elnacimiento de una relación laboral» 19.

El Real Decreto 63/2006 vincula la situa-ción jurídica «de beca» a dos elementos oparámetros consecutivos:

El primer elemento es el formativo, esdecir, el perfeccionamiento o ampliación deconocimientos del personal investigador se

convierte en causa de la relación entre beca-rio y entidad becante. Por tanto, la finalidaddel investigador es su «propia formación» y nola realización de trabajos para la entidad deque se trate. El Tribunal Supremo, Sala de loContencioso Administrativo20, ha ratificadola exclusión del régimen jurídico laboral de lasituación «de beca», sobre la base de que «losbecarios resultan beneficiarios de una formade subvención, de ayuda pecuniaria para queobtengan la debida formación, sin que existarelación de servicios profesional con la Uni-versidad, y sin que implique dicha ayudaeconómica una contraprestación de los servi-cios que eventualmente realice, al ser acceso-rios o complementarios de su formación, quees lo que integra la finalidad propia de talayuda». En concreto, el TS «echa en falta laexistencia de un trabajo por cuenta ajena yun salario»21. Al carecer la actividad del per-sonal investigador en formación de ambasnotas ajenidad (en los frutos y los riesgos) yremuneración se excluye con carácter pura-mente declarativo del régimen laboral.

No obstante, si por alguna excepción losinvestigadores en formación acreditasen loselementos que recoge el art.1.1 ET (segundode los parámetros apuntados), su relación deservicios quedaría sometida al régimen labo-ral, previsión que parece aplicar de facto elart. 8.2 RD 63/200622. En tales términos, la

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18 Un estudio sobre la beca: frontera entre «lo extra-laboral y lo laboral», en CRISTÓBAL RONCERO, R.: El Esta-tuto Jurídico del Personal Investigador en Formación,Civitas, Madrid, 2008, págs. 56-65.

19 Exposición de Motivos, RD 63/2006.

20 STS 11 de diciembre de 2001, RJ 2002/1056821 Dictamen del Consejo de Estado al Proyecto de

Real Decreto por el que se aprueba el Personal Investi-gador en Formación de 12 de enero de 2006.

22 El art. 8.2 RD 63/2006 prevé que «con carácterexcepcional, y siempre que se hayan cumplido los dosaños «de beca», la entidad de adscripción del personalinvestigador en formación podrá celebrar un contrato enprácticas sin que el sujeto afectado haya obtenido elDEA o documento equivalente, siempre que su activi-dad científica, tecnológica, humanística o artística seaevaluada positivamente por el órgano que determine enla convocatoria la entidad convocante. Aunque ya nosocuparemos de este aspecto cuando analicemos lasituación jurídica «de contrato», consideramos que la«excepcionalidad» significa «discrecionalidad» de laotorgante, pues será el órgano que ésta determine en la

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regulación que contiene el Estatuto del Per-sonal Investigador en Formación «más queexcluir a los becarios, no los incluye»23.

Cabe también advertir que la «tipificaciónde los investigadores en formación» (situa-ción jurídica «de beca» y situación jurídica «decontrato») obedece a una opción legislativaconcreta, y que en cierta manera, nos recuer-

da a la estructura y configuración de latodavía normativa vigente de los estudios ofi-ciales de doctorado.

En efecto, el Real Decreto 778/1998, de 30de abril, por el que se regula el tercer ciclo deestudios universitarios (en adelante, RealDecreto de Doctorado), prevé dos años paraque el doctorando no sólo se especialice en uncampo científico, técnico o artístico determi-nado, sino que también se forme en las técni-cas de investigación; todo ello «en orden a lapresentación y lectura de la correspondientetesis doctoral» (art.1.2 Real Decreto de Docto-rado), y siempre que, con anterioridad, hubie-ra superado el plazo de dos años, que aúna losperíodos previos de docencia e investigación através de la obtención de los treinta y dos cré-ditos. Este itinerario, establecido para la con-secución del Título de Doctor, no difiere enabsoluto del propuesto por el Estatuto delpersonal investigador en formación. Es más,entendemos que existe una identidad palma-ria entre el esquema previsto por la normaque regula los estudios oficiales de doctoradoy el que propone el legislador estatuario parala situación jurídica «de beca»: tanto el plazo(dos años), la causa (la formación del investi-gador), como la finalidad última (la obtencióndel Título de Doctor) son idénticos. Sobreestos presupuestos legales se configura,entonces, la situación jurídica de «beca» delpersonal investigador en formación [art. 4.1a) Real Decreto 63/2006], si bien, el legisladorprocede, a continuación, a declarar la exclu-sión del personal «de beca» del régimen jurí-dico laboral. En efecto, la preponderancia delcarácter formativo en beneficio propio delinvestigador y, consecuentemente, la ausen-cia de las notas de laboralidad ex art. 1.1 ETcoadyuvan a sostener la exclusión que concarácter declarativo, sitúa fuera del ámbitodel Derecho del Trabajo a los investigadoresen fase inicial.

Por tanto, el legislador estatutario, alregular la situación jurídica «de beca», se halimitado a reproducir los criterios objetivosde la vigente normativa de doctorado y tras-

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convocatoria el que tenga que evaluar positivamente taltransición a la situación de contrato.

23 En ese sentido, cabe preguntarse si el RD63/2006, por su carácter reglamentario, puede excluir alos investigadores en situación «de beca» de la aplica-ción del Estatuto de los Trabajadores. Para el TribunalConstitucional «la relación Ley-reglamento puedeadquirir una dimensión susceptible de ser controlada ensede constitucional cuando el exceso mismo en el ejer-cicio de aquella potestad genere un resultado contrarioa los derechos fundamentales y libertades públicas (STC153/1994, de 23 de mayo, RTC 1994/153). Con carác-ter constitutivo, iuris et de iure, no será posible que el RD63/2006 excluyese a los becarios de investigación delEstatuto de los Trabajadores, ya que el art. 1.3 ET, encumplimiento de la garantía de reserva de ley del 35.2CE, enumera las relaciones de servicios que están exclui-das y no realiza ningún tipo de remisión a la potestadreglamentaria. Sin embargo, la exclusión de las notas delaboralidad para el personal investigador «de beca» serealiza en el RD 63/2006 con carácter puramente decla-rativo. Entiende el Consejo de Estado que «es pacíficoque, con carácter general, en la situación de los becariosde investigación no concurren las notas de laboralidad,pero si por excepción, aquéllos acreditasen los elemen-tos que recoge el art.1.1 ET su relación de servicios que-daría sometida al régimen laboral». Con todo el RealDecreto 63/2006 sólo excluye a los becarios que nohayan obtenido el DEA. A partir de la obtención de esteDiploma, el personal investigador en formación formali-za un contrato de trabajo. «La inclusión por vía regla-mentaria de una determinada relación jurídica en elámbito de aplicación del ET, en cuanto aporta mayoresgarantías para los sujetos afectados en sus relaciones deservicio con el centro al que están adscritos no planteanproblemas desde la perspectiva del principio de reservade ley, dado que este principio, en su formulación másclásica, exige una ley para las normas que inciden nega-tivamente en las situaciones jurídicas de los ciudadanos.En el supuesto del personal investigador en formación«de contrato» sucede precisamente lo contrario», enDictamen del Consejo de Estado al Proyecto de RealDecreto por el que se aprueba el Personal Investigadoren Formación de 12 de enero de 2006.

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ladarlos, sin más, al contenido del RealDecreto 63/2006. En concreto, a los arts. 4.1a) y 5.2, que son los regulan las pautas de talsituación jurídica.

Pues bien, esta configuración de la situa-ción jurídica «de beca», tal y como aparecediseñada en el mencionado Real Decreto, nosparece criticable, porque prescinde de cual-quier tipo de análisis acerca de la naturalezajurídica del vínculo entre el personal investi-gador en formación y las Universidades uotros centros de investigación en los que ini-cian su actividad investigadora. No se entien-de, además, porqué el legislador excluye aeste colectivo, precisamente en su fase inicial,de la protección del Derecho del Trabajo, sinembargo hay que valorar positivamente lainclusión de los «investigadores en fase ini-cial» en el Régimen General de la SeguridadSocial.

3.1.2. El vínculo jurídico entre el personalinvestigador en formación y el centroo Universidad en el que se iniciasu actividad investigadora

De conformidad con lo establecido en elart. 1 a) RD 63/2006, el vínculo entre el per-sonal investigador en formación y el centro oUniversidad en el que inicia su actividadinvestigadora se formaliza a través de lasituación jurídica «de beca». Esta situación«de beca» se mantiene hasta que el investiga-dor obtiene el DEA o documento administra-tivo que lo sustituya.

El Diploma de Estudios Avanzados consti-tuye, salvo escasas excepciones24, el elementodiferenciador entre la situación jurídica «debeca» y «de contrato». A través de la obtenciónde la suficiencia investigadora, el investiga-dor en formación adquiere el requisito nece-sario e imprescindible para elaborar, presen-tar y obtener, en su caso, el correspondiente

título de doctor. En suma, el DEA habilita albeneficiario de la ayuda para la investigacióny especialización científica y técnica. Seentiende, por tanto, que la actividad quedesarrolla el investigador ya no va encamina-da, de forma exclusiva, a su propia formación,sino que se realiza en beneficio del organis-mo, centro o institución al que esté adscrito.Pues bien, esta exigencia de que el investiga-dor en formación tenga que obtener el Diplo-ma de Estudios Avanzados como presupuestonecesario para dejar la situación jurídica «debeca» y pasar a la situación jurídica «de con-trato» sobre la base de que «en situación debeca» no concurre la nota de ajenidad, no haceotra cosa que avalar nuestra posición sobre eldesacierto del legislador estatutario, al vin-cular la terminación de la situación «de beca»con la obtención del DEA y el consiguientetránsito a la situación «de contrato». ¿A casola actividad del investigador en formación,después de la obtención del Diploma de Estu-dios Avanzados, cambia de utilidad? A nues-tro entender, la carrera del investigador enformación se dirige, antes y después de obte-ner el mencionado título administrativo, a laconsecución del Título de Doctor. No haymodificaciones ni en los beneficiarios ni en losfrutos: beneficiarios serán tanto el investiga-dor en formación como la entidad becante eincluso el propio organismo al que esté ads-crito, y el fruto último será la propia TesisDoctoral del investigador: para él y para todala comunidad científica25.

En este sentido, el personal investigadoren formación mantiene idéntica relaciónlaboral con todos ellos durante el período decuatro años que conforma las situacionesjurídicas en las que puede encontrarse dichopersonal. El fin primordial del becario, esdecir, el estudio y formación permanece en la

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24 Art. 8.2 RD 63/2006.

25 En el mismo sentido: MORENO GENÉ, J.: «El perso-nal becario e investigador: evaluación, situación actual,problemas cruciales», en SEMPERE NAVARRO, A.V.: El per-sonal docente e investigador (PDI) laboral de centros uni-versitarios», cit., págs. 338-339.

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situación «de beca» y en la «de contrato», deahí que entendamos que desde que el investi-gador en formación obtiene la ayuda aportasu capacidad formativa al centro, organismoo Universidad de adscripción. Cierto es que elRD 63/2006 trata de «acompasar»26 la regula-ción de las obligaciones y los derechos delperíodo de beca, estableciendo obligaciones27

y restricciones28 al organismo de adscripcióndel becario para impedir que la situación jurí-dica «de beca» se desnaturalice y se conviertaen otra distinta. Sin embargo, existen en lanorma escasos argumentos que impidaninterpretar el conjunto de los cuatro añoscomo un período inspirado en una mismafinalidad y dotado de un idéntico contenidonormativo.

En consecuencia, el legislador estatutariodebía haber incluido al personal investigadoren formación, desde el momento de la conce-sión de la ayuda (modelo 0 + 4)29, dentro delámbito de aplicación y protección del Derechodel trabajo a través de cualesquiera de las

modalidades contractuales que dispone nues-tro Ordenamiento jurídico laboral para regu-lar tal situación, sin necesidad de esperar aque transcurran «los dos primeros años desdela concesión de la ayuda» para incluir al per-sonal investigador iuris et de iure en el ámbi-to de aplicación del Estatuto de los Trabaja-dores30. La Carta Europea del Investigador yel Código de conducta para la contratación delos investigadores recomienda la contrata-ción desde el inicio de la carrera investigado-ra, es decir, desde el comienzo del doctora-do31.

Sin embargo, nuestro legislador no haadoptado la recomendación europea y excluyede forma declarativa del ámbito de aplicacióndel Derecho del Trabajo a los investigadoresen fase inicial. Así, la relación entre los inves-tigadores en formación de primer y segundoaño y las entidades que financian estas ayu-das será «de beca». Para reafirmar esta situa-ción jurídica, el art. 5.2 RD 63/2006 estableceque «el personal investigador en formacióntiene derecho a percibir en plazo la ayudaeconómica que le corresponda, sin que, enningún caso �aclara�, tenga la naturaleza desalario». Por tanto, la norma deja claro que nonos situamos ante un contrato de trabajo.

La jurisprudencia configura la «beca»como una donación modal (art. 619 CódigoCivil), en virtud de la cual el becado recibe unestipendio comprometiéndose a la realizaciónde algún tipo de trabajo que redunde en suformación y en su propio beneficio32. La reali-

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26 MORON PRIETO, R.: «El Estatuto del personal inves-tigador en formación: otro tímido paso en la asimilaciónde la becas formativas al régimen laboral», cit., pág.30.

27 Tal es el caso de la obligación del organismo deadscripción del personal investigador en formación de«designar un tutor, con título de doctor, en su caso, parala coordinación y orientación de su actividad» (art. 7bRD 63/2006).

28 Como restricción cabe mencionar que el organis-mo al que esté vinculado el investigador no puede «exi-girle la realización de cualquier otra actividad que noesté relacionada con el desarrollo de su investigación ode la formación específica requerida para ésta durantesu transcurso» [art. 7 c) RD 63/2006]. La única excep-ción es la colaboración en tareas docente, aunque tam-bién se prevén limitaciones a este respecto (máximo de60 horas anuales).

29 Por ejemplo, la Orden 3060/2006, de 1 de juniodel Consejero de Educación de la Comunidad Autóno-ma de Madrid (BOCAM 9 de junio de 2004) introducela fórmula del contrato desde el inicio del disfrute de laayuda a la investigación. De hecho, el art. 2 habla de«beneficiarios de las ayudas y candidatos a los contra-tos». Por ello, nos referimos al modelo 0 + 4, es decir, nohay situación inicial de beca, sino directamente de con-trato, lo que nos parece del todo acertado.

30 En contra: ALZAGA RUIZ, I.: «El nuevo régimen jurí-dico del personal investigador en formación», cit., pág11 para quien «defender la desaparición de la fase debeca iría en perjuicio del propio investigador, quien severía obligado a desarrollar un mayor número de activi-dades de carácter meramente administrativo o de ges-tión, limitando el tiempo invertido en el estudio».

31 DOCE L nº 75 de 22 de marzo de 2005.32 AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El Estatuto del Becario de

Investigación», cit. , pág . 25; SEMPERE NAVARRO,A.V./QUINTANILLA NAVARRO, R.Y.: La Contratación Laboralen las Administraciones Públicas, Cuadernos de Aranza-di Social, 2003, nº 17, pág. 37.

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zación de una actividad formativa se configu-ra como elemento esencial y constitutivo de lacondición de investigador, siempre que seadecue a su titulación y se considere comopropia del centro donde se imparte o desarro-lla. Como ya reseñó la STS, Sala de lo Con-tencioso Administrativo, de 11 de diciembrede 2001, «la actividad del investigador no esincardinable en la prestación de servicios porcuenta ajena y dentro del ámbito de organiza-ción y dirección del empleador o del empresa-rio al fallar las notas de dependencia y ajeni-dad, ni puede calificarse de contrato formati-vo»33. La finalidad perseguida por las becasno estriba en beneficiarse de la actividad delbecario, sino en la ayuda que se presta en laformación profesional34. En consecuencia, el«elemento formativo» es la base sobre la queel RD 63/2006 configura la situación jurídica«de beca» �por tanto, extramuros del Derechodel Trabajo�, siempre que tal formación noaporte beneficio o productividad al centro oUniversidad de adscripción del investigador.

Tal exclusión, no obsta, para que el art.5.2 RD 63/2006 prevea, entre los derechos delpersonal investigador en formación, su«inclusión en el Régimen General de Seguri-dad Social». De conformidad con el art. 97.2 l)LGSS los investigadores en situación «debeca» beneficiarios de las ayudas otorgadascon cargo a los programas (adscritos a estu-dios oficiales de doctorado) «quedan asimila-dos a los trabajadores por cuenta ajena a losefectos de su inclusión en el Régimen Generalde Seguridad Social» (Disp. Adic. Primera RD63/2006).

Así, junto a la genérica designación de lossujetos que quedan comprendidos en el ámbi-to de aplicación del Régimen General de laSeguridad Social, la LGSS recoge una serie

de inclusiones específicas «con el fin de des-hacer posibles dudas o confusiones»35. Deter-minados colectivos profesionales puedentener acceso al Régimen General sin reunirnecesariamente la condición técnica-jurídicade trabajador por cuenta ajena. Esta amplia-ción se realiza a través de la «técnica de laasimilación», en virtud de la cual «un sujetoque no tiene la condición de sujeto protegido yperteneciente a una determinada actividadprofesional se integra en el Régimen General,asumiendo desde entonces la cualidad desujeto protegido». La «técnica de asimilación»ha servido de instrumento para la extensiónde la protección en la modalidad contributivadel Sistema de Seguridad Social, abarcando asujetos inicialmente no protegidos por el cam-po de aplicación general del sistema público(art. 7.1 LGSS) y que, lógicamente, no estánya incluidos en otros Regímenes de Seguri-dad Social. Al amparo de esta normativa hasido asimilado a trabajador por cuenta ajena elpersonal investigador en formación «de beca»,es decir, el investigador durante el primer ysegundo año de formación. El hecho de que elRD 63/2006 coloque a los «investigadores enfase inicial» fuera del ámbito de aplicación delDerecho del Trabajo a través de la situación«de beca», y a su vez los incluya dentro del cam-po protector del Régimen General de la Seguri-dad Social, no es contrario al ordenamientojurídico: las «inclusiones por la técnica de asi-milación» 36 �en este caso, «asimilación regla-mentaria»37� se llevan a cabo a través de laexpresa habilitación de la Ley o de un RealDecreto. En este sentido, el RD 63/2006 extien-de derechos sociales a un colectivo excluido ini-cialmente del ámbito de aplicación del RGSSpor la naturaleza jurídica de su relación.

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33 STS, Sala de lo Contencioso Administrativo, 28 dejunio de 2005 (RJ 2005/5106), ratificada por STS, Salade lo Contencioso Administrativo, de 18 de noviembrede 2005 (RJ 2005/7761).

34 STSJ Madrid 5 de junio 2003 (AS 2003/3525).

35 MONTOYA MELGAR, A.: Derecho del Trabajo, 29ªed., Ed. Tecnos,Madrid, 2008, pág. 645.

36 VIDA SORIA, J./MONERÉO PÉREZ, J.L./MOLINA NAVA-

RRETE, C./ QUESADA SEGURA, R.: Manual de SeguridadSocial, 2ª ed., cit., pág. 79.

37 VIDA SORIA, J./MONERÉO PÉREZ, J.L./MOLINA NAVA-

RRETE, C./ QUESADA SEGURA, R.: Manual de SeguridadSocial, 2ª ed., cit., pág. 82.

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En definitiva, el Estatuto del personalinvestigador vincula los dos primeros años deinvestigación a la finalidad formativa ydocente del investigador. Mientras que el ter-cer y cuarto año, aún cuando también estándestinados a la formación y especializacióncientífica y técnica del investigador, se consi-deran período «de contrato», ya que su activi-dad «aprovecha, fundamentalmente, al cen-tro de adscripción, concurriendo los elemen-tos definitorios de una relación laboral deacuerdo con el Estatuto de los Trabajado-res»38.

3. 2. Situación jurídica del personalinvestigador «de contrato»

El Estatuto del Personal investigador enformación, como principal novedad, configuraun período formativo, situación jurídica «decontrato», que se corresponde con el tercer ycuarto año de investigación, y se formaliza através de contrato de trabajo.

El tránsito de la situación jurídica «debeca» a la «de contrato» se materializa através de la obtención del Diploma de Estu-dios Avanzados. En efecto, el investigador enformación que termine su período de beca yhaya obtenido el DEA o documento adminis-trativo que lo sustituya de acuerdo con lanueva estructura de enseñanzas adaptada alEspacio Europeo de Educación Superior,deberá formalizar un contrato de trabajo enprácticas con el organismo, centro o Universi-dad al que esté adscrito, que asume a todoslos efectos la condición de empleador en lostérminos del art. 1.2 ET39.

Durante este período «de contrato» subsis-te la actividad formativa del investigador queconsiste, básica y principalmente, en la reali-

zación de la tesis doctoral. Se advierte, noobstante, la presencia del componente de laproducción científica que permite considerardicha actividad como laboral, sobre la base deque de que la actividad del personal investi-gador, a partir de la obtención del Diploma deEstudios Avanzados, aprovecha, fundamen-talmente, al centro, organismo o Universidadde adscripción40.

3.2.1. El contrato en prácticas del personalinvestigador en formación:un contrato comúncon peculiaridades

De las distintas modalidades de contrata-ción que regula el Ordenamiento jurídicolaboral, el RD 63/2006 ha optado por el con-trato en prácticas para formalizar la relaciónentre el personal investigador en formación yel organismo, centro o Universidad de ads-cripción (art. 8.1). Esta opción, como analiza-remos en próximos epígrafes, no es nueva. LaLey 13/1986, de 14 de abril, de Fomento yCoordinación General de la Investigación

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38 Exposición de Motivos RD 63/2006.39 MORÓN PRIETO, R.: «El Estatuto del Personal Inves-

tigador en Formación: otro tímido paso en la asimilaciónde las becas formativas al régimen laboral», RelacionesLaborales cit., pág. 46.

40 Sin embargo, llama la atención que los mismosargumentos que sirvieron para avalar la exclusión delpersonal investigador en formación en situación «debeca», -finalidad formativa y ausencia de naturaleza desalario de la ayuda económica percibida por éste- sirvanahora para incluir al investigador dentro del ámbito deaplicación del Derecho del Trabajo. Recuérdese que elTS, Sala de lo Contencioso-Administrativo, señaló, pre-cisamente para excluir al becario de investigación delámbito de la relación laboral que «echaba en falta laexistencia de un trabajo por cuenta ajena y un salario»[STS 11 de diciembre de 2001 (RJ 2002/10568)]. Pese ala posible razonabilidad de lo argumentado, manifesta-mos nuestra disconformidad con la conclusión del altoTribunal de que ahora la actividad del personal investi-gador, a partir de la obtención del Diploma de EstudiosAvanzados, «aprovecha, fundamentalmente, al centro,organismo o Universidad de adscripción». La finalidadformativa del investigador, ya sea en su fase inicial o deespecialización, se vincula, directa o indirectamente, ala producción científica, es decir, beneficia a su centro oentidad de adscripción desde el comienzo más incipien-te de su actividad. De ahí que aboguemos por el «mode-lo 0 + 4».

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Científica y Técnica, ya recoge la regulacióndel «contrato de formación científica y técni-ca» equiparándolo, no sin excepciones, al deprácticas, previsto en el Estatuto de los Tra-bajadores41.

Pues bien, el contrato en prácticas del per-sonal investigador en formación se regirá porlo dispuesto en el art.11.1 ET y en su norma-tiva de desarrollo (RD 488/1998, 27 de mar-zo), sin perjuicio de las características pro-pias que requiera su regulación jurídica.

Respecto de la naturaleza jurídica del con-trato en prácticas del personal investigadoren formación, no existen dudas acerca delcarácter laboral de esta modalidad contrac-tual. Más difícil resulta, sin embargo, deter-minar si la relación laboral del personalinvestigador en formación es una relaciónlaboral común o una relación laboral especial.

Partiendo de la objeción realizada porBayón Chacón, que «negaba la existencia deun contrato de trabajo común, monolíticofrente a los especiales»42, cabe hablar, «conmayor precisión, de la existencia de una regu-lación básica, común a la generalidad de loscontratos, con independencia de la normativaespecífica que resulte de aplicación a cadauno de ellos»43. Tal «Derecho común» de lacontratación laboral, recogido básicamenteen el Título I ET, «cede, sin embargo, en elsupuesto de determinadas relaciones labora-

les, que oponen su especialidad incluso frentea la ordenación �básica� o �común�»44. Estasrelaciones laborales quedan sometidas a regí-menes especiales de trabajo (art. 2 ET) y sur-gen, en su mayoría, «como vía de integrar enel ámbito protector del Derecho del Trabajo adeterminadas relaciones sociales excluidasanteriormente de él»45. Ello significa, segúnMontoya Melgar46, que «las relaciones labo-rales especiales no nacen, en general, de unproceso descendente en el que dejan de serrelaciones laborales comunes, sino al contra-rio, de un proceso ascendente en el que dejande ser relaciones extralaborales».

Para el Tribunal Constitucional «la consi-deración de una relación de trabajo comoespecial, supone, por propia definición, ladiferencia frente a la relación ordinaria y lasrestantes relaciones especiales»47. Seránespeciales, «todos aquellos contratos de tra-bajo subordinados cuyo régimen difiera deaquel considerado como prototípico en razónde cualquier peculiaridad o alteración en losque se consideran los elementos tipificadoresdel mismo, y no lo serán, al menos concep-tualmente, aquellos que supongan una alte-ración en los elementos accidentales»48.

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41 BARRIOS BAUDOR, G.: «Contrataciones temporalesen el ámbito de la investigación científica», en SEMPERE

NAVARRO, A.V. (Coord.): Análisis de la Ley 12/2001, de 9de julio (La Reforma Laboral de 2001), Aranzadi, 2001,pág.130.

42 BAYÓN CHACÓN, G.: «Contratos especiales de tra-bajo: conceptos», en VVAA: Catorce lecciones sobrecontratos especiales de trabajo, Seminario de Derechodel Trabajo, Universidad Complutense de Madrid,1965, pág.12.

43 MONTOYA MELGAR, A.: Derecho del Trabajo, 29 ªed., cit., pág. 503. «Más allá de esta �ordenación tron-cal�, los distintos contratos comunes reciben regulacio-nes específicas derivadas de �normas sectoriales�. Eincluso más allá de esta ordenación según ramas pro-

ductivas y según empresas existen regulaciones debidasa los usos y costumbres locales y profesionales. Y másallá aún de las peculiaridades establecidas por vía nor-mativa se encuentran las muy importantes derivadas dela contratación individual», en MONTOYA MELGAR, A.:«Sobre las relaciones especiales de trabajo y su marcoregulador», Revista española de Derecho del Trabajo,2002, nº 19, pág. 6.

44 MONTOYA MELGAR, A.: Derecho del Trabajo, 29 ªed., cit., pág. 503.

45 MONTOYA MELGAR, A.: «Sobre las relaciones espe-ciales de trabajo y su marco regulador», Revista españo-la de Derecho del Trabajo, cit., pág. 6.

46 «Sobre las relaciones especiales de trabajo y sumarco regulador», Revista española de Derecho del Tra-bajo, cit., pág. 6.

47 STC 49/1983, 1 de junio (RTC 1983/43), apunta-da en SEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir): Prontuario de Doctri-na Social del constitucional (1981-2005), Aranzadi,2005, pág. 110.

48 QUESADA SEGURA, R.: El contrato de serviciodoméstico, La Ley, 1991, pág. 50. Señala la autora que

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¿Cabe considerar, entonces, la relación delpersonal investigador en formación comorelación laboral de carácter especial? Apelan-do a la vis atractiva del Derecho del Trabajoque tiende su cobertura protectora a los inte-reses de determinados prestadores de servi-cios49; sería posible, desde un punto de vistaformal, la aprobación de una ley que califica-ra la prestación del personal investigador enformación como relación laboral especial50.Además, la doctrina del Tribunal Constitu-cional ha entendido que «un régimen jurídicoespecial no implica por sí mismo y en abstrac-to una discriminación constitucionalmenteprohibida, desde el momento en que el trata-miento diferente corresponde a situacionesdiferentes»51. La STC de 24 de marzo de 1988declara que «la diferencia de régimen jurídicose corresponde con una justificación objetivay razonable (�), basada en las especialescaracterísticas del trabajo que cada normaviene a regular, bien por la cualidad de laspersonas que lo prestan, bien por la sede don-de se realiza el trabajo, bien por el tipo de fun-ciones que realizan»52.

Ahora bien, ¿cuál sería la razón de la espe-cialidad de la relación laboral del personalinvestigador en formación, sus efectos yvariaciones respecto al denominado trabaja-dor común? Para llegar a la noción de relaciónlaboral especial será necesario analizar siexisten «alteraciones en los elementos esen-ciales del contrato, como los sujetos, la causay el objeto»53.

Los sujetos de esta relación de trabajoserán, del lado del trabajador, los investiga-dores que hayan obtenido el Diploma deEstudios Avanzados, y del lado del empresa-rio, la entidad, organismo o Universidad alque esté adscrito el investigador. La causa, esdecir, la función económica-jurídica que através del mismo se pretende, es la finalidadformativa del investigador. Y el objeto delcontrato es el desarrollo de un trabajo deinvestigación que se concreta en la realiza-ción de la tesis doctoral y la obtención delTítulo de Doctor.

La combinación de la formación y la pres-tación de servicios que se conjugan en la rea-lización de la tesis doctoral serían los presu-puestos que podrían configurar la relacióndel investigador en formación como relaciónlaboral de carácter especial. Frente a ésta, larelación laboral común sería aquélla en laque únicamente existiese una prestación deservicios, o aquélla en la que el componenteformativo, si lo hubiera, fuese minoritario. Delos distintos criterios utilizados por la doctri-na y la jurisprudencia para identificar unarelación laboral especial54, habría que optar

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son rasgos accesorios, entre otros: el que el trabajo serealice en común por varios trabajadores, cuyo contratosea de duración indefinida y a tiempo completo, nor-malmente para una empresa de la industria o de los ser-vicios, y todos bajo una misma disciplina.

49 MONTOYA MELGAR, A.: «El ámbito personal delDerecho del Trabajo: tendencias actuales», AranzadiSocial, 2006, nº 3, pág. 51.

50 MORENO GENÉ, J.: «El nuevo Estatuto del personalinvestigador en formación: la combinación de beca deinvestigación y contratación laboral», Revista de Trabajoy Seguridad Social, CEF, 2006, nº 277, pág. 76. Podíahaber sido así, advierte CARDENAL CARRO, porque «lasrelaciones laborales especiales son un instrumento depolítica legislativa fruto de la conveniencia», en «A los 15años de existencia de las relaciones laborales especiales.Un balance y una propuesta (I)», Aranzadi Social, 2000,nº 5, pág. 153.

51 STC 20/1994, 27 de enero (RTC 1994/20), apun-tada en SEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir): Prontuario de Doc-trina Social del constitucional (1981-2005), cit., pág.109.

52 STC 56/1988, 24 de marzo (RTC 1988/56), apun-tada en SEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir): Prontuario de Doc-

trina Social del constitucional (1981-2005), cit., pág.110.

53 QUESADA SEGURA, R.: El contrato de serviciodoméstico, cit., pág. 55.

54 MONTOYA MELGAR, A.: «Sobre las relaciones espe-ciales de trabajo y su marco regulador», Revista españo-la de Derecho del Trabajo, cit., pág. 10. Por su parte, CAR-

DENAL CARRO, M. distingue los siguientes criterios: «natu-raleza, ámbito de desarrollo, menor subordinación,diferente protección, vía para la ampliación del Derechodel Trabajo», en «A los 15 años de existencia de las rela-

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por el de «causa mixta»55 (vinculación de laformación con la prestación de servicios), quese utiliza, de modo excepcional, en algunarelación especial (por ejemplo, la de los pena-dos y los minusválidos), pero no es predicablede todas56.

Sin embargo, esta «causa mixta» la encon-tramos en otras modalidades contractualesque sin merecer el calificativo de especialposeen indiscutibles rasgos peculiares57, tales el caso del contrato en prácticas58. Por ello,resulta más acertado mantener la uniformi-dad reguladora del Derecho del Trabajo, de

modo que sin necesidad de recurrir a la confi-guración de una nueva relación laboral espe-cial59, cabe considerar el contrato del perso-nal investigador en formación como un con-trato común con peculiaridades60. Este nuevocontrato está sujeto al bloque o sustratocomún de la legislación laboral ordinaria,pero salpicado por las características singula-res en determinados aspectos de su corres-pondiente prestación de servicios61.

A. Requisitos «propios» del contratoen prácticas del personalinvestigador en formación

El investigador en formación sujeto delcontrato en prácticas debe reunir ciertosrequisitos propios de su regulación: ha dehallarse en posesión de un título y ha dehaberlo obtenido dentro de un determinadoplazo (art. 8.1 RD 63/2006):

a) En cuanto a lo primero, el RD 63/2006habilita para contratar en prácticas a quie-nes hayan obtenido el Diploma de EstudiosAvanzados o documento administrativo que

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ciones laborales especiales. Un balance y una propuesta(I)», cit., págs.154-158; OJEDA AVILÉS, A.: «Las relacioneslaborales especiales: una perspectiva unitaria», Relacio-nes Laborales, 1990, nºs 6 y 7, págs.227-233.

55 Sobre la identificación de la «causa mixta» comocriterio para determinar la existencia de una relaciónlaboral de carácter especial: MONTOYA MELGAR, A.:«Sobre las relaciones especiales de trabajo y su marcoregulador», Revista española de Derecho del Trabajo, cit.,pág. 10.

56 Por ejemplo, la causa mixta no se aplica a la rela-ción laboral de los trabajadores en situación de exclu-sión social en las empresas de inserción, pues en esecaso, tal relación «hubiera podido calificarse de relaciónlaboral especial». Vid.: AGUILERA IZQUIERDO, R.: El régi-men jurídico de las empresas de inserción, Civitas,Madrid, 2009, págs. 66-85.

57 Además de los ya señalados, otros requisitos (títu-lo habilitante y antigüedad), así como la duración, laextinción y la retribución conforman las peculiaridadesdel contrato. Ver epígrafes.

58 En tal sentido, VALDES DAL-RÉ, F.: indica que: «sondos las funciones predicables de este contrato. De unlado, la de ofrecer formación profesional a quienes pre-viamente han obtenido unos conocimientos teóricosverificados mediante la obtención de un título. De otro,la de satisfacer la creciente demanda de las empresas deincorporar a las plantillas trabajadores con un nivel pro-fesional contrastado», en «El contrato en prácticas»,Relaciones Laborales, 1994, Tomo I, pág. 255. Por suparte, DURÁN LÓPEZ, F., señala junto a las funciones decapacitación profesional e inserción laboral, otras dosadicionales: fomento del empleo y selección de manode obra por parte de la empresa, «El contrato de trabajoen prácticas», en L.E. DE LA VILLA GIL (Coord): Reforma dela Legislación Laboral. Estudios dedicados al Prof. ManuelAlonso Garcia. AEDTSS-Marcial Pons, 1995, págs.142-144.

59 Advierte MONTOYA MELGAR, A. que «la fronteraentre las que el Estatuto de los Trabajadores considerarelaciones laborales especiales y las que doctrinalmenteconsideramos relaciones comunes con peculiaridadesno es desde luego clara en todos los casos. Prueba evi-dente de esta oscuridad, son los vaivenes legislativos alrespecto: lo que bajo una ley es relación especial dejade serlo bajo otra». «Sobre las relaciones especiales detrabajo y su marco regulador», en Revista española deDerecho del Trabajo, cit., pág. 11.

60 MORENO GENÉ, J.; «El nuevo Estatuto del personalinvestigador en formación: la combinación de beca deinvestigación y contratación laboral», Revista de Trabajoy Seguridad Social, CEF, 2006, nº 277, págs. 76. MORÓN

PRIETO, R. se refiere al contrato del personal investigadoren formación como «contrato laboral en prácticas atípi-co», en «El Estatuto del Personal Investigador en Forma-ción: otro tímido paso en la asimilación de las becas for-mativas al régimen laboral», Relaciones Laborales, cit.,pág. 45.

61 CAVAS MARTÍNEZ, F.: «Diversificación versus unifor-midad en el Derecho español del Trabajo», Revistaespañola de Derecho del Trabajo, 1994, nº 63, pág. 84.

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lo sustituya (art. 8.1). Cierto es que el Estatu-to del personal investigador en formación noexige de forma expresa este requisito, sinembargo, vincula la contratación del investi-gador, con carácter ordinario, a la obtencióndel mencionado Diploma. Por tanto, el títulohabilitante de la contratación en prácticasdel personal investigador en formación seráel DEA. Ahora bien, el art. 1 RD 488/1998, aldesarrollar los títulos profesionales habili-tantes para celebrar el contrato en prácticas,se refiere a los titulados universitarios o pro-fesionales de grado medio o superior o aque-llos que estén en posesión «de títulos oficial-mente reconocidos como equivalentes quehabiliten para el ejercicio profesional».

¿Es el Diploma de Estudios Avanzados«título profesional habilitante» para celebrarel contrato de trabajo en prácticas? La doctri-na social de los TSJ entiende que ha de exis-tir «correcta relación entre el título poseído yel objeto del contrato»62. Por su parte, la STSde 29 de diciembre de 200063 recuerda que elcontrato en prácticas «tiene como finalidadfacilitar el ejercicio profesional para que losconocimientos adquiridos por el trabajadoren la obtención del título adquieran una per-fección propia con tal ejercicio, pues no se tra-ta únicamente de adquirir experiencia en untrabajo determinado, sino también de queesta experiencia actúe sobre los estudios cur-sados».

El personal investigador en formaciónpara el desarrollo y perfeccionamiento de losconocimientos adquiridos durante los dos pri-meros años de doctorado debe acreditar ladenominada «suficiencia investigadora». Estaacreditación, hasta que no se proceda a ladefinitiva adecuación de nuestras enseñanzasuniversitarias a las exigencias del Espacio

Europeo de Educación Superior64, no es otraque el Diploma de Estudios Avanzados. Laobtención de este certificado garantiza alinvestigador la mencionada «suficienciainvestigadora» y le permite acceder a lasegunda fase de los estudios oficiales de doc-torado, que conduce a la presentación ydefensa de la tesis doctoral. Como ya adelan-tamos en su momento, existe una considera-ble identidad entre la configuración de losactuales estudios de Doctorado y el Estatutodel Personal Investigador en Formación, quese manifiesta, ésta vez, en la formalizacióndel contrato de trabajo del personal investi-gador en formación. En efecto, el Diploma deEstudios Avanzados constituye el elementoconvergente, tanto para que cualquier docto-rando obtenga el Título de Doctor, como paraque el personal investigador en formaciónentre en la situación jurídica «de contrato».

Pues bien, el problema de la validez de lostítulos habilitantes �en concreto, Master yDoctorado� para la concertación de un contra-to en prácticas ya se planteó ante los Tribuna-les. La STSJ Madrid de 18 de septiembre de1995 entendió, que «si dichos títulos habilitanpara el ejercicio de una determinada profe-sión o actividad profesional y entrañan unosestudios de duración e intensidad equipara-bles a los citados de forma expresa en el

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62 TSJ de Madrid 18 septiembre de 1995 (AS1995/3325)

63 RJ 2001/1889. En idéntico sentido: STSS 14 demayo de 1992 (RJ 1992/3557) y 26 marzo de 1990 (RJ1990/2343).

64 Art. 10 RD 56/2005 establece que «el tercer ciclode los estudios universitarios tendrá como finalidad laformación del doctorando en técnicas de investigación.Tal formación podrá articularse mediante la organiza-ción de cursos, seminarios u otras actividades dirigidas ala formación investigadora e incluirá la elaboración de latesis doctoral». A pesar de esta regulación la recién apro-bada Ley Orgánica de Universidades remite a los Estatu-tos de las Universidades el desarrollo de los estudios dedoctorado de acuerdo con los criterios que para laobtención del título de Doctor apruebe el Gobierno(�.) , criterios que en todo caso incluirán la superaciónde un período de formación y la elaboración, presenta-ción y aprobación de un trabajo original de investiga-ción» (art. 38). Parece, por tanto, que habrá que esperara un futuro desarrollo reglamentario para saber cómoquedan estructurados, finalmente, los estudios de doc-torado.

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art.11 ET no existirán razones para recha-zarlos» (AS 1995/3325). Por interpretaciónanalógica de este criterio jurisprudencial sepuede concluir que el DEA capacita para eltrabajo de investigación profesional y espe-cializada, puesto que sin este Diploma no esposible ni el inicio ni la realización de la tesisdoctoral.

Por tanto, es requisito indispensable parala correcta formalización de este tipo de con-tratos la «idoneidad del título», «de forma quese produzca una razonable adecuación entrela actividad profesional para cuyo desempeñose contrata al trabajador y la titulación quesirve de causa al contrato, lo que exige que laprestación laboral se ajuste suficientementea las enseñanzas teóricas recibidas»65.

b) En cuanto al plazo dentro del cual sepuede formalizar el contrato en prácticas, laregulación estatutaria ha establecido un arcotemporal a fin de garantizar la proximidadentre los estudios realizados y las prácticas adesarrollar o, en palabras del Tribunal Supre-mo «la experiencia refluya en los estudioscursados»66.

Pues bien, el RD 63/2006 supera el escollode los cuatros años que exige el art. 11.1 a) infine ET, al equiparar el Diploma de EstudiosAvanzados a la exigencia de «título habilitan-te» que requiere la norma. En efecto, estaequiparación «salva» el presupuesto a efectosdel cómputo del plazo que exige el Estatutode los Trabajadores. De otra forma, seríaimpensable que el nuevo Estatuto hubieraacudido a la modalidad del «contrato en prác-ticas», ya que, a buen seguro, desde que elinvestigador en formación hubiera adquiridoel Título de Licenciado Universitario, Inge-niero o Arquitecto habría transcurrido el pla-zo de los «cuatro años inmediatamente

siguientes a la terminación de los correspon-dientes estudios», que señala la norma dedesarrollo (art.1.1 RD 488/1998). Por lodemás, cabe entender que el silencio regla-mentario sobre la posibilidad de que el perso-nal investigador en formación presente unadiscapacidad significa la aplicación de laregla prevista en el art. 11.1 ET, extendién-dose el período durante el cual se puede con-certar el contrato hasta los seis años.

Finalmente, el RD 63/2006 prevé otrosupuesto, con carácter excepcional, de contra-tación del investigador en formación a travésde la modalidad de contrato en prácticas (art.8.2 RD 63/2006). Se refiere, en concreto, alhecho de que la entidad de adscripción puedacelebrar un contrato en prácticas con el inves-tigador sin que haya obtenido el Diploma deEstudios Avanzados preceptivo.

Para ello, no obstante, exige que el investi-gador reúna dos requisitos: uno, que hayacumplido los dos años «de beca», y otro, que suactividad científica, tecnológica, humanísticao artística sea evaluada positivamente por elórgano que determine la entidad convocan-te. En cierta forma, el Estatuto del personalinvestigador «flexibiliza»67 el requisito de laobtención del Diploma de Estudios Avanza-dos que lo sustituye por la evaluación positi-va del órgano que determine en la convoca-toria la entidad convocante. Sin embargo,esta «flexibilización» del régimen de contra-tación, puede convertirse, en realidad, enuna restricción, y más en aún, en una inde-seable diversificación del régimen jurídicodel personal investigador en formación.

El art. 8.2 RD 63/2006 sólo precisa que sehayan cumplido los dos años de beca. En estesentido, al no exigirse la obtención del DEA,éste no podrá ser, en ningún caso, título habi-litante. Por lo que habrá que interpretar lite-

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65 STSJ de Cataluña 21 de enero de 2004 (AS2004/1290). En igual sentido: STSJ de Cataluña 23 dejunio de 2004 (AS 2004/2629); STSJ País Vasco 9 de juliode 2002 (AS 2002/2717).

66 STS 12 marzo de 1993 (RJ 1993/1853).

67 MORENO GENÉ, J.: «El nuevo Estatuto del personalinvestigador en formación: la combinación de beca deinvestigación y contratación laboral», Revista de Trabajoy Seguridad Social, cit., pág. 92.

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ralmente el art.11.1 ET, es decir, para con-tratar en prácticas el sujeto del contratotendrá que estar en posesión de un título uni-versitario de grado superior que debe haberobtenido en los cuatros años inmediatamentesiguientes a la contratación de los correspon-dientes estudios. Si la situación jurídica «debeca» no supera los dos años, no surge ningunadificultad para la válida celebración de estetipo de contrato, pues todavía restarían dosaños hasta cumplir el límite máximo que exigeel art. 11. 1 ET y el art. 1.2 RD 488/1998. Sinembargo, si desde la obtención de los títulos delicenciado, ingeniero o arquitecto trascurremás del tiempo permitido por la normativa�es decir, cuatro años�, no sería posible lacontratación en prácticas del investigador enformación68.

El problema que se plantea es la sustitu-ción de la exigencia del Diploma por la acre-ditación positiva del órgano que se determineen la convocatoria. Varias son las consecuen-cias de este nuevo mandato del Estatuto delpersonal investigador en formación. En pri-mer lugar, el reconocimiento expreso de lamultiplicidad de convocatorias de ayudas ala investigación, y en segundo lugar, la deter-minación de distintos órganos de acredita-ción, cada uno de ellos con procedimientos,plazos y, tal vez, exigencias diferentes.¿Quiénes puede evaluar entonces positiva-mente la actividad científica, tecnológica,humanística o artística del investigador enformación? El RD 63/2006 distingue, por unlado, las convocatorias de la AdministraciónGeneral del Estado, y por otro, tal y comoacabamos de apuntar, «otras convocatorias».En éstas, la evaluación positiva será acredi-tada por el órgano que, en cada convocatoria,

determine la entidad convocante. Mientrasque en las convocatorias de la Administra-ción General del Estado, será la ComisiónNacional de Evaluación de la ActividadInvestigadora69, quien acredite la evaluaciónpositiva de la actividad de los investigadores,salvo en las convocatorias del Ministerio deSanidad y Consumo, en las que lo serán lasComisiones Técnicas de Evaluación del Fon-do Nacional de Investigaciones Sanitarias70.Ni en las convocatorias de la AdministraciónGeneral del Estado ni en las «otras convoca-torias» se ha producido, hasta la fecha, undesarrollo reglamentario de esta previsión.De modo que es factible la posibilidad de queel investigador en formación celebre un con-trato en prácticas, siempre que se sometapreviamente a la evaluación positiva de suactividad investigadora por el órgano desig-nado a tal efecto71, si bien habrá que esperar

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68 MARTÍN VALVERDE, A., RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉ-

RREZ, F., GARCÍA MURCIA, J.: Derecho del Trabajo, 17ª ed.,Ed. Tecnos, Madrid, 2006, pág. 531 sitúan el contrato enprácticas del investigador en formación dentro de los«contratos formativos con regulación especial», si bienreconocen que su finalidad «está más cercana a la for-mación que a la práctica».

69 Corresponde a la CNEAI llevar a cabo la evalua-ción de la actividad de los profesores universitarios y delas escalas científicas del CSIC (RD 1086/89, de 28 deagosto). La solicitud de esta evaluación (por períodos deseis años) es voluntaria al tratarse de conseguir un com-plemento de productividad incentivador, cuya finalidades fomentar el trabajo investigador de los profesores uni-versitarios y su mejor difusión tanto nacional como inter-nacional. La aprobación del RD 63/2006, encomienda ala CNEAI una nueva función: la evaluación positiva delos investigadores en formación que no hayan obtenidoel DEA y deseen pasar a la situación de contrato. Ésta noes, por tanto, una solicitud voluntaria del investigador,sino obligatoria, cuya denegación podría suponer lafinalización del período formativo.

70 La Comisión Técnica del Fondo Nacional deInvestigaciones Sanitarias ejerce la evaluación científicatécnicas en orden a la obtención de Proyectos de Inves-tigación en el marco del Plan Nacional de I+D+I 2004-2007. Al igual que sucede con la CNEAI, el RD 63/2006otorga a esta una competencia específica: la evaluaciónpositiva de los investigadores en formación adscritos aalgunas de las especialidades sanitarias, previstas en laLey 44/2003 de ordenación de las profesiones sanita-rias.

71 De hecho algunos de los «Programas de Becas» dela última convocatoria de la Administración General delEstado, por ejemplo, el programa de «Becas FPI» (BOE22 de enero de 2007) prevé, en idénticos términos queel art. 8.2 RD 63/2006, la posibilidad de que con carác-

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a la evolución de la normativa sobre la mate-ria.

A pesar de que esta previsión no es nuevadentro del régimen jurídico del personaldocente e investigador contratado por las uni-versidades españolas72, hubiera sido preferi-ble que, en la medida de lo posible, el RD63/2006 hubiera mantenido el espíritu de«poner coto a la dispersión normativa, quecaracteriza nuestro modelo de becas»73. Másaún en una cuestión tan difusa y discrecionalcomo la de la sustitución del requisito delDiploma de Estudios Avanzados por el de laacreditación positiva74.

B. Peculiaridades de la relación laboraldel personal investigador en formación

En efecto, el RD 63/2006, al regular laduración, las prórrogas, la retribución y laextinción del contrato en prácticas del perso-nal investigador en formación, se remite, concarácter general, al régimen jurídico del

Estatuto de los Trabajadores y a su normati-va de desarrollo (art. 8.4). Dado el carácterpeculiar del contrato del investigador en for-mación, que se manifiesta a través de su fina-lidad formativa, es lógico que tengan queanalizarse las circunstancias sobre las que sesustenta tal relación laboral.

a) Duración y prórroga del contratode trabajo

La duración del contrato de trabajo enprácticas es determinada, fijando la ley unlímite mínimo, seis meses, y un límite máxi-mo, dos años, [art.11. 1b) ET]. Dentro de estoslímites los convenios colectivos de ámbito sec-torial pueden «determinar la duración delcontrato», atendiendo a las característicasdel sector y el tipo de prácticas [art.11. 1 b)ET y art. 19.1 RD 488/1998], lo que significa«que pueden fijar directamente su duración oestablecer límites mínimo y máximo»75, siem-pre dentro de los tramos legales.

El RD 63/2006 establece un período máxi-mo de duración del contrato en prácticas delpersonal investigador en formación; dichoperíodo será de dos años [art. 4.1 b)] y cubrirálos años tercero y cuarto desde la concesión dela ayuda a la investigación, con la finalidadde realizar la correspondiente tesis doctoral(art. 8.1). En consecuencia, el contrato enprácticas celebrado con el investigador en for-mación no podrá superar la duración máximade dos años prevista en el 11.1 b), salvo queen convenio se dispusiera otra cosa76.

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ter excepcional, y siempre que se hayan cumplido losdos años de beca, el centro de adscripción del personalinvestigador en formación celebre un contrato en prác-ticas sin que el sujeto afectado haya obtenido el DEA ysiempre que su actividad investigadora se evalue enpositivo por el CNEAI (artículo cuarto); mientras que elprograma de «Becas FPU» (BOE 16 de septiembre de2006) exige como requisito para suscribir el contrato enprácticas «estar en posesión del DEA o Diploma que losustituye [art. I.3 a)].

72 MOLINA NAVARRETE, C.: «Una «nueva e inaudita»relación laboral especial: el régimen de contratación delpersonal docente e investigador tras la LOU», Revista deTrabajo y Seguridad Social, CEF, 2004, núm.257-258,págs. 100 y ss; AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El régimen jurí-dico del Personal docente e investigador contratado porlas universidades públicas de Madrid», Revista Españolade Derecho del Trabajo, 2003, nº 118, págs. 563 y ss.

73 LUJÁN ALCARAZ, J.: «A propósito del estatuto delbecario de investigación», Aranzadi Social, 2004, nº 1,pág. 1.

74 Si no se obtiene el DEA, el investigador en forma-ción se desvincula de la adscripción a los estudios oficia-les de doctorado. ¿Se le excluiría entonces del ámbito deaplicación del RD 63/2006?

75 MARTÍN VALVERDE, A./ RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉ-

RREZ, F./ GARCÍA MURCIA, J: Derecho del Trabajo, 19ª ed.,cit., pág.527.

76 Sin embargo, llama la atención que en el clausu-lado del contrato en prácticas del personal investigadoren formación de la Universidad Complutense deMadrid se disponga expresamente que el mencionadocontrato no «se encuentra sujeto al vigente ConvenioColectivo de Personal Laboral de las UniversidadesPúblicas de la Comunidad de Madrid» («Modelo 5 R,cláusula 9ª).

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Esta duración máxima del contrato delpersonal investigador en formación trae con-sigo la dificultad de acompasar la obtencióndel título habilitante con el objeto del contra-to. Nos referimos, en concreto, a dos supues-tos de hecho:

� Cuando el Diploma de Estudios Avanza-dos se haya obtenido con anterioridad a lafinalización de los dos primeros años de dis-frute de la ayuda a la investigación, el perso-nal investigador no accederá a la contrata-ción laboral o fase de contrato hasta que com-plete el período de dos años de beca [art.8.11b) 2º RD 63/2006]. Esta situación se mantie-ne a través de una fictio iuris hasta que elinvestigador se aproxima al término de losdos años de beca, es decir, aquél continúacomo becario aunque cumpla los requisitosque se exigen para pasar a la situación decontrato77. Sin embargo, esta opción del legis-lador, además de ser criticable, parece apar-tarse de la finalidad de la norma de facilitarel estudio y la formación ya que desfavorecela promoción ante tempus del investigador.

� Caso contrario, es decir, cuando elDiploma no se obtenga dentro de los dos añosiniciales la de beca, parece que no existenespeciales dificultades, salvo que las convoca-torias de ayudas a la investigación establez-can lo contrario (art. 8.1 1º RD 63/2006)78,para considerar que el investigador puedacontinuar en situación de beca. De este modo,el contrato en prácticas se celebraría cuandoel investigador en formación reuniera las exi-

gencias legales. Únicamente la duraciónmáxima del contrato sería, en todo caso, infe-rior a los dos años previstos en el Estatuto,puesto que la duración total de las ayudas ala investigación no pueden superar los cuatroaños de duración, sumados el período de becay de contrato.

Tanto en un supuesto como en otro deberíancumplirse secuencialmente las exigencias quepermiten pasar de una situación a otra, asaber: dos años iniciales de investigación(situación de beca), obtención del Diploma deEstudios Avanzados, tránsito a la situaciónde contrato en prácticas, especialización delinvestigador durante el tercer y cuarto añodesde la concesión de la ayuda a la investiga-ción, con la finalidad de realizar la tesis doc-toral.

Si el contrato en prácticas del personalinvestigador en formación se hubiera concer-tado por un tiempo inferior al máximo de dosaños establecido legalmente, las partespodrán acordar hasta dos prórrogas, siempreque la duración mínima de cada una sea deseis meses y la duración total del contrato, losdos años (art. 19.1 RD 488/1998).

En efecto, tanto el art. 4.1 b como el art. 8.1RD 63/2006 se refieren a la duración máximadel contrato del investigador, pero nada dicesobre la duración mínima y sus posibles pró-rrogas. Salvo que el convenio colectivo deaplicación si lo hubiere, dispusiera otra cosa,el contrato en prácticas del personal investi-gador en formación podría formalizarse porun año de duración y prorrogarse por dosperíodos de seis meses hasta llegar a los dosaños o, simplemente, prorrogarse por un añohasta alcanzar el mencionado máximo legal.

b) Extinción del contrato de trabajo

En cuanto a la extinción del contrato enprácticas, el ET fija que éste se extingue a laexpiración del tiempo convenido [art. 49.1 c)ET], previa denuncia de las partes, «por lo

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77 Cabe dudar sobre la legalidad del mantenimientoen la situación de beca del investigador en formaciónque reúne los requisitos para ser contratado laboralmen-te. Precisamente el cumplimiento de tales requisitos quesustentan las diferencias entre la situación jurídica «debeca» y «de contrato», ¿por qué obviar el principio prooperario?

78 Transcribimos por su interés la redacción del pre-cepto: «no obstante, las entidades convocantes podránestablecer requisitos distintos al DEA» para formalizar elcontrato en prácticas del personal investigador en for-mación.

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que de llegar el tiempo final y seguir traba-jando, producirá la consideración como inde-finida, salvo que se acredite su naturalezatemporal»79.

En efecto, la llegada del término final de larelación jurídica previsto por las partes alcelebrar el contrato de trabajo determina laextinción de éste. Tal término puede habersido fijado «con indicación expresa del tiempode duración o incluso de su fecha de expira-ción o, por el contrario, puede determinarserefiriéndolo a la terminación de una obra oservicio determinado»80.

En el supuesto del contrato en prácticasdel investigador en formación se conjuganambos presupuestos: uno, de carácter obliga-torio, y otro, facultativo. Presupuesto decarácter obligatorio es la duración máxima dedos años del contrato [arts. 4.1 b) y 8.1 RD63/2006]. Presupuesto facultativo es la finali-dad del mismo, que no es otra que la realiza-ción de la tesis doctoral (art. 8.1 in fine RD63/2006).

De modo que, el contrato de trabajo enprácticas del personal investigador en forma-ción se extinguirá llegada la fecha de expira-ción del contrato, es decir, superados el tercery cuarto año desde la concesión de la ayuda,con independencia de que el investigadorhaya elaborado y defendido su tesis doctoral,aún cuando la realización de ésta sea el ver-dadero objeto de su contrato.

c) Retribución

La retribución se rige en el contrato enprácticas del personal investigador en forma-ción por reglas específicas, en defecto de con-

venio colectivo. En este sentido, tanto el art.11. 1 ET como el art. 2.1 RD 488/1998 autori-zan a la autonomía individual y a la negocia-ción colectiva a fijar un régimen retributivodel trabajador en prácticas «específico y dife-renciado, sensiblemente inferior, del comúnaplicable al resto de trabajadores con contra-to ordinario»81.

Así, el salario no podrá ser inferior al 60 ó75 por 100, según se trate del primer o segun-do año de vigencia del contrato, del salarioestablecido por convenio para trabajadoresque desempeñen igual o equivalente puestode trabajo, garantizándose en todo caso elimporte del salario mínimo interprofesional.Recuérdese que la causa del contrato en prác-ticas es completar la formación del trabaja-dor. Quien accede al mercado laboral a travésde esta modalidad contractual obtiene comocontraprestación a su trabajo no sólo un sala-rio sino también los conocimientos teóricos y/oprácticos ligados al desempeño de las tareaspara las que fue contratado. Se trata de que eltrabajador adquiera los conocimientos prácti-cos necesarios para el ejercicio de la profesióny completar los conocimientos teóricos adqui-ridos durante el período de enseñanza. Estafinalidad justifica que los trabajadores enprácticas perciban un salario inferior al restode los trabajadores ordinarios análogos, y deigual manera, explica que la retribución delsegundo año sea superior a la del primero82.

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79 VIDA SORIA, J./MONEREO PÉREZ, J.L./MOLINA NAVA-

RRETE, C.: Manual de Derecho del Trabajo, 2ª ed., Ed.Comares, Granada, 2004, pág. 410.

80 MONTOYA MELGAR, A.: Derecho del Trabajo, 29 ªed.,cit., pág. 451.

81 CHARRO BAENA, P.: «Los contratos formativos», enSEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir.): Los contratos de trabajotemporales, Aranzadi, 2004, pág. 301.

82 Sobre la diferencia retributiva entre los trabaja-dores en prácticas y trabajadores ordinarios, se ha pro-nunciado el Tribunal Constitucional. Así, en STC136/1987, de 22 de junio (RTC 1987/136) ha manteni-do que «la distinción operaría en este caso sobre dosmodalidades contractuales cuya causa no es solamentela realización de un trabajo sino también la puesta enpracticas de unos conocimientos (o el aprendizaje deuna profesión u oficio); modalidades contractuales que,por esta razón, ofrecen apreciables diferencias en laprestación de los servicios respecto de la relación labo-ral común».

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Aunque el sistema de fijación del salariocorrespondiente al personal investigador enformación es el del contrato en prácticas, locierto es que son muy escasas las institucio-nes que siguen esta forma de cálculo del sala-rio83. Las entidades, órganos o Universidadesde adscripción del personal investigador enformación han optado por establecer un sala-rio fijo para los investigadores contratados,con independencia de las fórmulas de cálculoprevistas por el art. 11. 1. e) ET. Esta opciónresuelve, tangencialmente, los problemasque, en la práctica, podría acarrear la aplica-ción textual del art. 11. 1. e) ET. Por un lado,la determinación del trabajador análogo alinvestigador en formación84, y por otro, laposibilidad de que la asignación económicaprevista como retribución del investigador enformación en el programa de ayudas sea infe-rior a la que corresponda tras aplicar el art.11.1 e) ET. En fin, se retarda una soluciónque, antes o después, se habrá de acometer85.

3.3. ¿El contrato en prácticases la modalidad contractualadecuada para formalizarla relación laboral con el personalinvestigador en formación?

Sin obviar el evidente avance que el Esta-tuto del personal investigador ha supuesto enla laboralización de una fase de su períodoformativo (art. 8.1. RD 63/2006), cabe cues-tionarse si es el contrato en prácticas el tipocontractual adecuado para formalizar la rela-ción laboral con el investigador en formación.

Una de las modalidades contractuales quenuestro ordenamiento jurídico destina a unacausa muy específica es el contrato en prácti-cas. Tal causa no es otra que completar la for-mación de los trabajadores a fin de que seencuentren mejor preparados para futurascontrataciones86. Sobre la base de esta finali-dad formativa, el legislador estatutario optapor elegir una única modalidad de contratopara el investigador en formación, a saber: elcontrato en prácticas. Con esta decisión sesubraya la vocación de formación y especiali-zación que ha de presidir la relación laboralentre el investigador y la entidad de adscrip-ción. Sin embargo, la remisión a esta modali-dad contractual implica la aplicación de surégimen jurídico con las dificultades que ellocomporta.

Como ha señalado la doctrina «el contratode trabajo en prácticas es una figura jurídicaque resulta emparedada por otras dos figurasque se sitúan en sus extremos: la determina-da por el trabajo, o el aprendizaje en régimende beca, y la determinada por el contrato detrabajo común»87. En este sentido, el contratoen prácticas «ofrece formación profesional aquienes previamente han obtenido unos cono-

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83 I Convenio Colectivo para el personal docente einvestigador contratado de la Universidad de Zaragoza(BOA 30 de junio de 2006).

84 Algún autor, MORENO GENE, J., ha apuntado la figu-ra del profesor ayudante como trabajador análogo alinvestigador en formación, dado que reúne unos mis-mos requisitos básicos y realiza esencialmente las mimasfunciones; de ahí que deban recibir idéntica retribución,en «El nuevo Estatuto del personal investigador en for-mación: la combinación de beca de investigación y con-tratación laboral», Estudios Financieros, págs. 96-97.

85 Tanto el I Convenio Colectivo para el personaldocente e investigador de las Universidades Públicas deAndalucía, el I Convenio Colectivo para el personaldocente e investigador de la Universidad de Castilla-LaMancha, como el Acuerdo normativo para la contrata-ción del personal científico e investigador de la Univer-sidad de Extremadura no hacen referencia alguna al per-sonal investigador en formación ex RD 63/2006. Única-mente prevén la contratación de personal científico einvestigador a través del contrato de obra o serviciodeterminado.

86 CHARRO BAENA, P.: «Los contratos formativos», enSEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir.): Los contratos de trabajotemporales, pág. 285.

87 DE LA VILLA GIL, L. E.: «El contrato de trabajo enprácticas», en La contratación temporal, ACARL,Madrid, 1981, pág. 44.

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cimientos teóricos verificados mediante laobtención de un título, y satisface la crecientedemanda de las empresas de incorporar a lasplantillas trabajadores con un nivel profesio-nal contrastado»88. Además, el contrato enprácticas «contribuye al fomento del empleo yla selección de mano de obra por parte de laempresa»89. Finalidades todas ellas destina-das a favorecer la formación específica einserción del trabajador joven al mercado detrabajo.

Así, el contrato en prácticas resulta unamodalidad «válida e incluso adecuada»90 parala contratación del personal investigador enformación, puesto que la finalidad del contratode este colectivo es, como hemos reiterado, larealización de la correspondiente tesis docto-ral (art. 8.2 ET). Salvo esta clara adecuación,resultan evidentes las dificultades que plan-tea la contratación en prácticas del personalinvestigador en formación. Estas dificultadespueden llevar a la indeseable consecuencia deque sea difícil, en la práctica, la contrataciónlaboral de los investigadores en formación. Enconcreto, hay que destacar las siguientes:

� La determinación del Diploma de Estu-dios Avanzados como título habilitante obligaa realizar una interpretación flexible de laletra del art. 11.1 a) ET. Esta flexibilidad enla aplicación del precepto permite afirmarque la contratación en prácticas exige, entodo caso, que el trabajador cuente con deter-minadas titulaciones que evidencien conoci-mientos teóricos susceptibles de ser aplicadosen la práctica, aunque para el desempeño delpuesto de trabajo concreto no fuese legalmen-

te precisa titulación alguna91. En nuestrocaso, el DEA es presupuesto necesario para larealización de la tesis, mas ello no justificaque este Diploma sea requisito para pasar ala situación de contrato. Cierto es que contri-buye a consolidar una etapa formativa delinvestigador, pero ésta tiene una incidenciamínima en el desarrollo de su carrera investi-gadora. Por ello, no entendemos que la obten-ción del Diploma de Estudios Avanzados seaun elemento que tenga por sí sólo la entidadsuficiente para diferenciar entre una «situa-ción de beca» y una «situación de contrato». Ymás aún si tenemos en cuenta que el art. 8.2RD 63/2006 cede la potestad a la entidad deadscripción de celebrar un contrato en prácti-cas con el investigador, previa evaluaciónpositiva, sin haber conseguido el preceptivoDiploma de Estudios Avanzados.

� El plazo de tiempo dentro del cual sepuede formalizar el contrato en prácticas esde cuatro años. Este lapso temporal ha decomputarse desde la «fecha-terminación deestudios» a la «fecha-celebración del contra-to»92. Reconocido el Diploma de EstudiosAvanzados como título habilitante, se cum-plen las exigencias para celebrar válidamen-te el contrato en prácticas del personal inves-tigador en formación. Sin embargo, este reco-nocimiento formal del Estatuto del PersonalInvestigador al Diploma de Estudios Avanza-dos no es más que una forma de cubrir lasdeficiencias legales que plantea la norma, alhaber previsto, como modalidad contractual,el contrato en prácticas para formalizar eltercer y cuarto año desde la concesión de laayuda a la investigación.

� El sistema de retribución constituyeotro de los desajustes que plantea la aplica-ción del contrato en prácticas. Dado que las

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88 VALDES DAL-RÉ, F.: «El contrato en prácticas», Rela-ciones Laborales, 1994, Tomo I, pág. 255.

89 DURÁN LÓPEZ, F.: El contrato de trabajo en prácti-cas», en DE LA VILLA GIL, L.E. (Coord): Reforma de la Legis-lación Laboral. Estudios dedicados al Prof. Manuel Alon-so Garcia. AEDTSS-Marcial Pons, 1995, págs.142-144.

90 MORENO GENE, J.: «El nuevo Estatuto del personalinvestigador en formación: la combinación de beca deinvestigación y contratación laboral», Estudios Financie-ros, págs. 96-97.

91 ALBIOL MONTESINOS, I.: Contratos formativos:prácticas y aprendizaje. Tirant lo Blanch, Valencia,1994, pág. 20.

92 CHARRO BAENA, P.: «Los contratos formativos», enSEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir.): Los contratos de trabajotemporales, pág. 293.

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Universidades u órganos de adscripción hanoptado por establecer un salario fijo para elpersonal investigador en formación se puededar la paradoja de que el investigador percibaen situación de contrato una cantidad infe-rior a la que recibía cuando se encontraba en«situación de beca», al tener que cambiar elgrupo de cotización y satisfacer la cuota obre-ra. En base a este argumento, los convenioscolectivos deben identificar al trabajadoranálogo al investigador en formación y, con-secuentemente, aplicar el mandato regla-mentario que remite al art. 11. 1 e) ET, iden-tificación que �salvo en el convenio colectivode la Universidad de Zaragoza� hasta ahorano se ha producido.

� Por último, la duración máxima y térmi-no del contrato en prácticas del personalinvestigador. Ambos requisitos dificultan laconsecución del objeto del contrato del perso-nal investigador. En cuanto a la duración,tanto si el DEA se ha obtenido con anteriori-dad a la finalización de los dos primeros añosde disfrute de la ayuda a la investigacióncomo en caso contrario, el investigador dispo-ne de dos años para realizar la tesis doctoral.Llegado el término final del contrato, seextinguirá el contrato, con independencia deque el investigador haya realizado su tesisdoctoral. Esta conclusión se opone a la finali-dad principal del contrato en prácticas delinvestigador en formación, lo que nos lleva,una vez más, a plantearnos la idoneidad deesta modalidad para formalizar un contratode trabajo con estas peculiaridades.

Por tanto, cabe abogar por una flexibiliza-ción de la vía de contratación del investigadoren formación. En efecto, se podía haber opta-do por otras soluciones más adecuadas y acor-des con los intereses de este colectivo. Así,una opción podría haber sido la remisiónexpresa a la distintas modalidades de contra-tación contempladas en la Ley 13/1986, deFomento de Coordinación General de laInvestigación Científica y Técnica, que serigen por lo dispuesto en el art. 15.1 a) ET,relativo a la realización de una obra o servicio

determinado, que, en el caso del personalinvestigador en formación, sería la realiza-ción de la tesis doctoral.

Por otro lado, hubiera sido más que desea-ble la configuración de una modalidad especí-fica para la situación del personal investiga-dor en formación. Al igual que sucedió con lasfiguras contractuales creadas a la luz de laLey Orgánica de Universidades (profesorayudante, ayudante doctor, contratado doc-tor), el legislador estatutario debería haberaprovechado la oportunidad, y haber elabora-do una nueva figura contractual que atendie-se a las necesidades de este colectivo. Ya ensu momento defendimos la «fórmula 0+4», esdecir, supresión de la situación de beca y cele-bración de un contrato de trabajo con el inves-tigador desde el inicio de la concesión de laayuda. En este sentido, una modalidad con-tractual, similar a la prevista para los profe-sores ayudantes, podía haber contribuido asolucionar la situación de precariedad quecaracteriza al personal investigador en for-mación, y más aún, hubiera fomentado eldesarrollo de una carrera académica equili-brada y coherente93.

En fin, el legislador estatutario, aunqueindudablemente ha mejorado la situaciónjurídica del personal investigador en forma-ción, no ha terminado de posicionar a estecolectivo dentro de la comunidad científica yuniversitaria. Es evidente que la previsión deuna modalidad contractual para regular lasnecesidades específicas de este colectivodurante los dos últimos años de duración de laayuda constituye un innegable avance. Inclu-so la limitación temporal del contrato en prác-ticas a un máximo de dos años permite que elpersonal investigador en formación no prolon-

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93 En concreto, se propone que la duración del con-trato responda al esquema de los actuales estudios dedoctorado, es decir, un total de cuatro años, distribuidosen períodos de dos años prorrogables por otros dossiempre que no existiera informe motivado en contradel investigador.

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gue su período de elaboración de la tesis doc-toral durante más tiempo del estrictamentenecesario. Con todo, lo más acertado, a faltade la modalidad contractual específica quereclamamos, hubiera sido mantener lo esta-blecido en el primer borrador de Real Decreto,que se inclinaba por la siguiente fórmula «sedeberá formalizar un contrato de trabajo, pre-ferentemente un contrato en prácticas».

4. REGLAS COMUNES A LA SITUACIÓNJURÍDICA «DE BECA»Y A LA SITUACIÓN JURÍDICA«DE CONTRATO»

El Real Decreto 63/2006 prevé, con crite-rios de generalidad y homogeneidad, un cua-dro de derechos y deberes básicos del perso-nal investigador en formación. Asimismo,dispone obligaciones concretas al organismode adscripción en el que se integre el investi-gador. La regulación tanto de los derechos ydeberes del investigador como la previsión delas obligaciones del centro o institución al queéste se adscriba, no es una cuestión novedosa.

4.1. Derechos y deberes del personalinvestigador en formación

En efecto, el Real Decreto 1326/2003 yaestableció un régimen jurídico general aplica-ble al becario de investigación que iba másallá de la especificidad de cada convocatoria.El Estatuto del becario de investigación, enmateria de derechos y deberes básicos, tratóde buscar elementos comunes que definieranla situación de becario de investigación94.Tomando estos presupuestos de referencia, elEstatuto Jurídico del Personal Investigadoren formación incorpora a su articulado un lis-tado de los derechos y deberes del personalinvestigador en formación.

4.1.1. Derechos del personal investigadoren formación

El RD 63/2006 sistematiza los derechos delpersonal investigador en formación. En con-creto, el art. 5 contiene una doble enumera-ción de tales derechos. El apartado 1 se refie-re a los que considera «comunes», es decir, los«generales» a la condición de investigador,mientras que los apartados 2º y 3º disponenlos derechos propios de las situación jurídicaen la que se encuentre el personal investiga-dor en formación.

Así, el Estatuto distingue, en primer térmi-no, los derechos del investigador «comunes» ala situación «de beca» y a la situación «de con-trato»: obtener de los organismos, centros oinstituciones que les acojan la colaboración yapoyo necesarios para el desarrollo normal desus estudios y programas de investigación [art.5.1 a)]; formar parte de los organismos de ads-cripción del personal investigador, tanto en losdepartamentos o institutos que lleven a cabo lainvestigación [art. 5.1 b)], como de los órganosde gobierno y representación de las universi-dades [art. 5.1 c)]; participar en la convocato-rias de ayudas complementarias para asisten-cia a reuniones científicas o para estancias deformación y perfeccionamiento en centros dife-rentes a los de adscripción [art. 5.1 d)]; y cua-lesquiera otros derechos reconocidos en lascorrespondientes convocatorias [art. 5.1 g)].

Asimismo, reconoce al investigador en for-mación, al igual que sucedía en el Estatutodel becario, los derechos de propiedad intelec-tual y los de propiedad industrial. En estesentido, corresponde al personal investigadoren formación los derechos de propiedad inte-lectual «derivados de su propia actividad for-mativa en la investigación y de acuerdo consu contribución, conforme a lo establecido enel texto refundido de la Ley de PropiedadIntelectual, aprobado por Real Decreto Legis-lativo 1/1996, de 12 de abril [art. 5.1 e)]»95.

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94 AGUILERA IZQUIERDO, R.: «El Estatuto del Becario deInvestigación», cit., pág. 32.

95 Recuérdese, señala AGUILERA IZQUIERDO, R., que lapropiedad intelectual corresponde al autor de la obra

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Por lo que atañe a los posibles derechos de losinvestigadores sobre propiedad industrial, elEstatuto del personal investigador en forma-ción se remite expresamente «a lo que dis-ponga la correspondiente convocatoria, en elmarco de la Ley 11/1986, de 20 de marzo dePatentes y en su caso, el Real Decreto55/2002, de 18 de enero, sobre explotación ycesión de invenciones realizadas en los entespúblicos de investigación» [art. 5.1 f)]96.

Junto a estos «derechos comunes» del per-sonal investigador en formación que no incor-poran novedades relevantes respecto al Esta-tuto anterior, salvo el ya señalado derecho departicipación institucional del investigadoren formación en los organismos a los que estéadscritos, el RD 63/2006 se refiere a los dere-chos específicos de los investigadores en for-mación que se desenvuelven en la «situaciónde beca» y/o en la «situación de contrato».

Dentro de la situación «de beca», uno de losderechos más importantes del personalinvestigador en formación, es su inclusión enel Régimen General de la Seguridad Social,inclusión que es obligatoria en tanto en cuan-to el personal investigador en formación que-da asimilado, a los mencionados efectos, altrabajador por cuenta ajena. Además de serdado de alta en el Régimen General de laSeguridad Social, el investigador tiene dere-cho: por un lado, «a percibir en plazo la ayudaeconómica que corresponda a la beca, en laforma establecida para cada convocatoria, sinque tenga naturaleza de salario» (art. 5.2), ypor otro, al régimen de vacaciones, permisos ylicencias que disfrute el personal investiga-dor del organismo al que este adscrito (art.5.2 in fine).

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(literaria, artística o científica) «por el solo hecho de sucreación» (art. 1 Ley de Propiedad Intelectual). En con-secuencia, la propiedad intelectual corresponde al per-sonal investigador en formación «de acuerdo con sucontribución a la obra». La propiedad intelectual estáintegrada por derechos de carácter personal, entre losque se incluyen los «derechos morales» sobre la obraque tratan de proteger su autoría, así como la concep-ción que su autor tiene sobre la misma (art. 14 Ley dePropiedad Intelectual), y por derechos de carácter patri-monial entre los que se encuadran los «derechos deexplotación», que pueden incluir derechos de repro-ducción, distribución, comunicación pública y transfor-mación, actos todos ellos que no pueden ser realizadossin consentimiento del autor (art. 17 de la Ley de Pro-piedad intelectual). Como apunta la autora «estos dere-chos de explotación de la obra son transmisibles a laentidad convocante de la ayuda (como en su caso lo sonal empresario, mientras que los derechos morales delpersonal investigador en formación autor de la mismasson irrenunciables e inalienables», en «El Estatuto delBecario de Investigación», cit., pág. 33. Por lo demás, loscitados derechos de propiedad intelectual «serán inde-pendientes, compatibles y acumulables con otros dere-chos que pudieran derivarse de la investigación reali-zada, sin perjuicio de los condicionantes derivados de laobra colectiva cuando el personal investigador participeo esté vinculado a un proyecto colectivo de investiga-ción» [art. 5.1 g) in fine].

96 Los apartados 8º y 9º del art. 20 de la menciona-da Ley contemplan la posibilidad de que el régimenjurídico de las invenciones realizadas por los profesoresde Universidad pueda ser aplicado a las invenciones delpersonal investigador de los entes públicos de investiga-ción, habilitando al gobierno para la regulación de lasmodalidades y cuantía de la participación del personalinvestigador de estos entes en los beneficios que seobtengan de la explotación o cesión de los derechossobre las invenciones realizadas. Ahora bien, a los efec-tos de lo establecido en el RD 55/2002 tienen la consi-deración de personal investigador los funcionarios civi-les o el personal militar vinculado a los órganos señala-

dos por una relación de carácter estatutario, que desa-rrollen actividades de investigación, y el personal con-tratado en régimen de derecho laboral por los mismosorganismos que, asimismo, desarrollen actividades deinvestigación. No se incluye, por tanto, al personalinvestigador en formación. Sin embargo, de conformi-dad con lo dispuesto en el art. 5.1 f) del Estatuto del per-sonal investigador en formación, «el régimen jurídico delas invenciones dentro del ámbito de los entes públicosde investigación enumerados se extiende también alpersonal investigador en formación de los citadosentes», si bien como señala el propio precepto «los refe-ridos derechos no tendrán en ningún caso naturalezasalarial» [art. 5.1 f) in fine]. De este modo, apunta AGUI-

LERA IZQUIERDO, R.: «el derecho que tiene el autor o auto-res de la invención, de conformidad con el art. 4.1 delRD 55/2002, a recibir un tercio de los beneficiariosobtenidos por el organismo público, carece de caráctersalarial cuando el beneficiario sea personal investigadoren formación», en «El Estatuto del Becario de Investiga-ción», cit., pág. 34.

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Por lo que se refiere al personal investiga-dor en formación «de contrato», el art. 5.3 RD63/2006 realiza una remisión global y expre-sa al régimen laboral y de Seguridad Social.Tal remisión es evidente: el investigador enesta segunda fase, al formalizar un contratode trabajo, es trabajador a los efectos del art.1.1 ET. En este sentido, disfrutará de losderechos de carácter laboral (art. 4 ET) y, porende, de los que les correspondan de confor-midad con las normas de Seguridad Social97.

De lo dicho se desprende que estos derechosespecíficos del investigador responden al desa-rrollo propio de la situación jurídica en la quese encuentran. Por tanto, habrá que hablar dederechos «comunes», aplicables con caráctergeneral al personal investigador en formación,con independencia de la situación jurídica enla que se encuentren, por un lado, y por otro,de derechos «inherentes» a la condición deinvestigador «de beca» y/o «de contrato».

4.1.2. Deberes del personal investigadoren formación

La doble enumeración del art. 5 entrederechos «comunes» y derechos propios a lacondición de investigador «de beca» y/o «decontrato» no se reproduce respecto a los debe-res del personal investigador en formación,enumerados en el art. 6 del RD 63/2006, quese limita a enunciar varios deberes básicos. Aellos se añade un inciso abierto y comprensi-vo de las obligaciones derivadas del contratode trabajo, referido únicamente a la situaciónde contrato del investigador en formación.

Con excepción de esta salvedad, el resto delas obligaciones del personal investigador enformación responden a las obligaciones quese derivan del disfrute del programa de ayu-das al que esté adscrito el investigador y diri-

gido al desarrollo de actividades de formacióny especialización científica y técnica. En con-creto, el art. 6 señala los siguientes deberes:a) cumplir las condiciones y obligacionesestablecidas en la respectiva convocatoria;b) realizar las actividades previstas en susprogramas de formación y especialización enla investigación; c) cumplir los objetivos delprograma de formación y especialización conaprovechamiento; d) atenerse al régimeninterno o de funcionamiento del organismo oinstitución en el que desarrolle sus activida-des, especialmente en lo relativo a condicio-nes de trabajo y normas de prevención deriesgos laborales, y e) asumir las obligacionesque le correspondan por razón de su inclusiónen el Régimen General de la SeguridadSocial, obligaciones que se centran, principal-mente, en la cotización a la Seguridad Socialpor contingencias comunes en el porcentajecorrespondiente98.

Cabe concluir que el catálogo de derechos yobligaciones del personal investigador en for-mación contribuye a garantizar el desarrollode su actividad formativa, aunque hubierasido conveniente realizar un mayor esfuerzopor resaltar la relevancia de la finalidad for-mativa del investigador en formación duran-te la situación «de beca». Recuérdese que elestudio y la formación del investigadordurante esta primera etapa determinan lanaturaleza extralaboral de la relación jurídi-ca entre aquél y la entidad que otorga la ayu-da. Sin embargo, tal actividad formativadurante el período de beca no difiere tanto dela pretendida durante la situación de contra-to. De ahí que, el carácter especializado de laactividad formativa que se presume durantela fase de contrato no constituye un elementosuficiente y decisivo para diferenciar ambassituaciones. Prueba de ello es que el personalinvestigador en formación goza prácticamen-te de los mismos derechos y deberes tanto si

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349REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 83

97 Sobre la inclusión del personal investigador en elámbito de la Seguridad Social: CRISTÓBAL RONCERO, R.: ElRégimen jurídico del personal investigador en formación,cit., págs. 111-125.

98 Vid., Epígrafe VI. El personal investigador en for-mación y su inclusión en el ámbito de la SeguridadSocial.

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se encuentra en situación de «beca», como siestá en situación «de contrato».

4.2. Obligaciones del organismode adscripción del personalinvestigador en formación

En relación con las obligaciones del orga-nismo de adscripción del investigador, el art.7 del nuevo Estatuto distingue entre obliga-ciones «generales» y obligaciones laborales,es decir, aquellas derivadas de la situación decontrato del personal investigador en forma-ción. Como sucede en otros preceptos del tex-to legal, el Estatuto se remite a lo establecidoen este aspecto a la legislación laboral, y selimita, únicamente, a regular las obligacio-nes de la entidad de adscripción hacia elinvestigador que desarrolle su actividad for-mativa en el centro de referencia.

Así, las obligaciones del organismo de ads-cripción del personal investigador en forma-ción son las siguientes (art.7):

a) Proporcionarle el apoyo necesario yfacilitarle la utilización de los medios, instru-mentos o equipos que resulten precisos parael desarrollo de su actividad. En efecto, elavance y progreso en los objetivos del progra-ma de formación y especialización en el quese integra el investigador han de realizarse através de la disposición de los medios necesa-rios por parte del centro para conseguir losobjetivos propuestos. Así, es imprescindibleque exista una adecuación entre el objeto delprograma y las posibilidades reales del orga-nismo de adscripción para llevar a cabo suformación.

b) Designar un tutor, con título de doctor,en su caso para la coordinación y orientaciónde su actividad. En consonancia con el pro-grama de formación y/o especialización al queesté vinculado el investigador, el Estatuto delpersonal investigador en formación somete ala tutela de un doctor el desarrollo de la acti-vidad formativa del investigador, con inde-

pendencia de la fase, novel o avanzada, en laque éste se sitúe.

c) Velar por el desarrollo adecuado del pro-grama de formación del personal investigadoren formación, sin que pueda exigírsele la rea-lización de cualquier otra actividad que noesté relacionada con el desarrollo de su inves-tigación o de la formación específica requeridapara ésta durante su transcurso. En este sen-tido, se exige que tanto el organismo de ads-cripción del investigador como el tutor desig-nado realicen un seguimiento y control deldesarrollo y provecho del programa de ayudarealizado por el investigador. Cabe resaltar,sin embargo, que el nuevo Estatuto ha elimi-nado la obligación que tenía el investigador decumplir las directrices establecidas por eltutor, previsión que existía en el Estatuto delbecario de investigación. Con la supresión deesta obligación parece que se otorga preemi-nencia al programa de formación y especiali-zación del investigador frente a las «posiblesextralimitaciones»99 del tutor del investiga-dor. Asimismo, se requiere que la prestaciónde servicios que éste pueda realizar se adecuea la formación que el investigador debe obte-ner y no que sea éste quien se ajuste a los inte-reses de la institución.

No obstante, el Estatuto prevé una nuevaexcepción a las limitaciones en el desarrollode actividades relacionadas con la formaciónespecífica del investigador. Se trata delsupuesto en el que el personal investigador enformación desarrolle su actividad formativa einvestigadora en una Universidad. En estecaso, podrán colaborar en tareas docentes,dentro de los límites que establezca la convo-catoria, y siempre que no se le atribuyan obli-gaciones docentes superiores a 60 horas anua-les. Este límite cuantitativo incorpora unmayor nivel de seguridad jurídica que la pre-cedente regulación. Sin embargo, no se debe

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99 MORENO GENÉ, J.: «El nuevo Estatuto del personalinvestigador en formación: la combinación de beca deinvestigación y la contratación laboral», cit., pág. 82.

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obviar el hecho cierto de que la colaboracióndocente del personal investigador adscrito auna Universidad suele considerarse como uninstrumento de mejora de la formación yadquisición de méritos en el desarrollo de sucarrera universitaria. Con todo, esta medidarestrictiva debe ser saludada positivamente,pues trata de evitar que esta actividad «extra-ordinaria» desvirtúe la finalidad investigado-ra y formativa de la ayuda.

d) Permitir su integración en los departa-mentos, instituciones y organismos públicos oprivados en los que lleve a cabo la investiga-ción. Esta última obligación del organismo deadscripción del personal investigador en for-mación constituye, a su vez, un derecho delpropio investigador.

En fin, el Estatuto del personal investiga-dor en formación dispone determinadas obli-gaciones de carácter general al organismo,centro o institución de adscripción del perso-nal investigador en formación a fin de facilitarel desarrollo de su actividad formativa. Ciertoes que las exigencias que se enumeran contri-buyen a la especialización científica y técnicade los investigadores, sin embargo, una vezmás, se constata que las diferencias entre elinvestigador en situación «de beca» y «de con-trato» no son tales, sino que responden a unaclara decisión del legislador de considerar a laprimera fase de ayuda como formación pre-doctoral, y por tanto, excluida del ámbito deaplicación del Derecho del Trabajo. Como yahemos reiterado, la actividad formativadurante el período «de beca» no difiere tantode la pretendida durante la situación «de con-trato». Además, si las expectativas son tandiferentes, ¿porque no se ha graduado el nivelde obligación del organismo de adscripción delinvestigador en función de las actividades querealiza en cada fase de la ayuda?

5. CONCLUSIÓN

En definitiva, la ordenación jurídica delpersonal investigador en formación constitu-

ye un avance notable respecto a la tradicionalindefinición de muchos becarios.

Sin embargo, cabe abogar por una flexibili-zación de la vía de contratación del investiga-dor en formación. Pese a la aparente razona-bilidad de los argumentos empleados por ellegislador estatutario, reiteramos nuestradisconformidad con el «modelo 2+2» que con-figura el RD 63/2006. Si la esencia del contra-to en prácticas consiste en la obtención de lapráctica profesional adecuada al nivel deestudios, esta fase inicial debería habersearticulado a través del contrato en prácticas,y no a través de la situación «de beca». Adqui-ridos los conocimientos concretos y específi-cos en su campo de conocimiento, valorados através de la superación del Diploma de Estu-dios Avanzados, el investigador podría cele-brar un nuevo contrato de trabajo, de dura-ción determinada, en función del tiempo que«requiera» para la realización de la tesis doc-toral.

Incluso hubiera sido más deseable la confi-guración de una modalidad específica para lasituación del personal investigador en forma-ción. Al igual que sucedió con las figuras con-tractuales creadas a la luz de la Ley Orgánicade Universidades (profesor ayudante, ayu-dante doctor, contratado doctor), el legisladorestatutario debería haber aprovechado laoportunidad, y haber elaborado una nuevafigura contractual que atendiese a las necesi-dades de este colectivo. Una modalidad con-tractual, similar a la prevista para los profe-sores ayudantes, podía haber contribuido asolucionar la situación de precariedad quecaracteriza al personal investigador en for-mación, y más aún, hubiera fomentado eldesarrollo de una carrera académica equili-brada y coherente.

Lo cierto es que el legislador disponía, atenor de las opciones propuestas, de diferentesvías para articular la relación jurídica entre elpersonal investigador en formación y los orga-nismos en los que presta servicio. Finalmente,ha optado por crear una relación laboral

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específica para el personal investigador en for-mación, como es el contrato en prácticas un

contrato común con peculiaridades. A pesar delas objeciones realizadas, sea bienvenida.

ESTUDIOS

352 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 83

Page 31: El personal investigador en formación: un contrato … · tuto del Becario de Investigación, pretende ser un primer paso hacia el establecimiento de un marco comœn para los investigadores

ROSARIO CRISTÓBAL RONCERO

353REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 83

RESUMEN La aprobación del Real Decreto 56/2003, de 27 de enero, por el que se aprueba el Estatutodel Personal Investigador en Formación, reordena el régimen jurídico de la actividad for-mativa e investigadora. Esta norma incorpora a nuestro ordenamiento una nueva figura:el personal investigador en formación, cuya regulación jurídica comporta dos fases: la «debeca», y la «de contrato», con las consiguientes diferencias jurídicas en una y otra situación.Pues bien, el presente trabajo analiza, primero, la situación jurídica «de beca», que com-prende los dos primeros años de beca de formación predoctoral, para después detenerse enel examen de la segunda, la situación jurídica «de contrato», que se inicia una vez cumpli-da la fase «de beca» y conseguido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) o documentoque lo sustituya. En esta segunda fase el investigador formalizará un contrato con el orga-nismo, centro o institución al que se adscribe; en consecuencia, será trabajador.

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