El Programa Anarquista Malatesta

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    El programa anarquista, por Errico MalatestaDomingo, 16 de Septiembre de 2012 20:24 | Escrito por E. Malatesta | |

    NUESTRO PROGRAMA* de Errico Malatesta

    Nada nuevo podemos decir.

    La propaganda no es y no puede ser ms quela repeticin continua, incansable, de aquellosprincipios que deben servirnos de gua en laconducta que debemos seguir en las variascontingencias de la vida.

    Repetiremos, pues, con palabras ms o menosdiferentes, pero con un fondo constante,

    nuestro viejo programa socialista-anarquistarevolucionario.

    Nosotros creemos que la mayor parte de losmales que afligen a los hombres dependen dela mala organizacin social, y que los hombres,queriendo y sabiendo, pueden destruirlos.

    La sociedad actual es el resultado de las luchas seculares libradas por los hombres.No comprendo las ventajas que podran sacar de la cooperacin y de la solidaridad,

    viendo en los dems hombres (excepto los ms vecinos por los vnculos de lasangre) un competidor y un enemigo, han procurado acaparar, cada uno para s, lamayor cantidad posible de disfrutes sin preocuparse del inters de los dems.

    Dada esta lucha, naturalmente deban salir vencedores los ms fuertes o los msafortunados, sometiendo y oprimiendo a los vencidos en modos diversos.

    Mientras el hombre no fue capaz de producir sino lo que necesitaba para su sostn,los vencedores no podan hacer otra cosa que matar al vencido y apoderarse de losalimentos por ste cosechados.

    Ms tare, cuando con el descubrimiento del pastoreo y de la agricultura un hombrepudo ya producir ms de loa que necesitaba para vivir, los vencedores encontraronms ventajoso reducir los vencidos a esclavitud y hacerles producir para susdueos.

    Ms tarde an, los vencedores se dieron cuenta de que era ms cmodo, msproductivo y ms seguro explotar el trabajo ajeno con otros sistema: retener lapropiedad exclusiva de la tierra y de todos los medios de trabajo y dejarnominalmente libres a los despojados, los cuales, no teniendo ya medios con quevivir, venan obligados a recurrir a los propietarios y a trabajar por stos en las

    condiciones que stos queran.

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    3. Organizacin de la vida social mediante la obra de libres asociaciones yfederaciones de productores y de consumidores, hechas y modificadas a tenor de lavoluntad de los componentes, guiados por la ciencia y la experiencia y libres detoda imposicin que no derive de las necesidades naturales, a las cuales, vencido el

    hombre por el sentimiento de la misma necesidad inevitable, voluntariamente sesomete.

    4. Garantizados los medios de vida, de desarrollo y de bienestar a los nios y atodos los que no estn en estado de proveer a sus necesidades.

    5. Guerra a las religiones y a todas las mentiras, aunque se oculten bajo elmanto de la ciencia. Instruccin cientfica para todos hasta en su ms elevadogrado.

    6. Guerra al patriotismo. Abolicin de las fronteras, fraternizacin de todos lospueblos.

    7. Reconstitucin de la familia, de modo que resulte de la prctica del amor librede todo vnculo legal de toda opresin econmica o fsica, de todo prejuicioreligioso.

    Este es nuestro ideal.----------Hemos expuesto a grandes rasgos cul es la finalidad que perseguimos, el ideal porel cual luchamos.

    Pero no basta con desear una cosa. Si verdaderamente se quiere obtenerla esnecesario emplear los medios adecuados a su conseguimiento. Y estos medios noson arbitrarios: derivan, necesariamente, del fin a que se tiende y de lascircunstancias en que se lucha; de modo que si nos engaamos en la eleccin delos medios no llegaremos a los fines que nos propongamos, sino a otro fin, tal vezmuy opuesto, que ser consecuencia natural, necesaria, de los medios quehayamos empleado. El que se pone en camino y lo equivoca, no va adonde quiere,sino all donde conduce el camino que recorri.

    Es necesario, pues, que digamos cules son los medios que segn nosotrosconducen al fin que nos proponemos y que nosotros queremos emplear.

    Nuestro ideal no es de aquellos cuyo conseguimiento depende del individuoconsiderado aisladamente. Se trata de cambiar el modo de vivir en sociedad, deestablecer entre los hombres relaciones de amor y solidaridad, de conseguir laplenitud del desarrollo material, moral e intelectual, no para un solo individuo, nipara los miembros de una dada clase o partido, sino para todos los seres humanos,y esto no es una cosa que pueda imponerse con la fuerza, sino que debe surgir dela consciencia iluminada de cada uno y actuarse mediante el libre consentimientode todos.

    Nuestro primer deber, pues, consiste en persuadir a la gente.

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    Es necesario que nosotros llamemos la atencin de los hombres sobre los malesque sufren y sobre la posibilidad de destruirlos. Es necesario que suscitemos encada uno la simpata para con los ajenos males y el vivo deseo del bien de todos.

    Al que tenga hambre y fro le ensearemos cmo sera posible y fcil asegurar atodos la satisfaccin de las necesidades materiales. Al oprimido y vilipendiado lediremos que se puede vivir feliz en una sociedad de libres y de iguales. Alatormentado por el odio y el rencor le ensearemos el camino para alcanzar,amando a sus semejantes, la paz y la alegra del corazn.

    Y cuando hayamos conseguido hacer nacer en el nimo de los hombres elsentimiento de rebelin contra los males injustos e inevitables que se sufren en lasociedad presente, y cuando les hayamos hecho comprender las causas de estosmales y que de la voluntad humana depende eliminarlos; cuando hayamos

    inspirado el deseo vivo, prepotente, de transformar la sociedad en bien de todos,entonces los convencimientos por impulso propio y por impulso de los que lesprecedieron en la conviccin, se unirn y querrn y podrn actuar los comunesideales.

    Hemos dicho ya que sera absurdo y en contradiccin con nuestro objetivo quererimponer la libertad, el amor entre los hombres, el desarrollo integral de todas lasfacultades humanas por medio de la fuerza. Es necesario, pues, contar con la librevoluntad de los dems, y lo nico que podemos hacer es provocar la formacin y lamanifestacin de dicha voluntad. Pero sera igualmente absurdo y contrario anuestro objeto admitir que los que no piensan como nosotros vayan a impedirnos

    actuar nuestra voluntad, siempre que sta no lesione su derecho a una libertadigual a la nuestra.

    Libertad, por consiguiente, para todos de propagar y experimentar las propiasideas, sin otro lmite que el que resulta naturalmente de la igual libertad de todos.

    Pero a esto se oponen -y se oponen con la fuerza brutal- los que se benefician conlos actuales privilegios y dominan y reglamentan la vida social presente.

    Tienen estos en sus manos todos los medios de produccin, y por lo tanto

    suprimen, no tan solo la posibilidad de experimentar nuevos modos de convivenciasocial, no tan slo el derecho de los trabajadores a vivir libremente con el propiotrabajo, sino tambin el mismsimo derecho a la existencia, y obligan al que no espropietario a que se deje explotar y oprimir si no quiere morirse de hambre.

    Tienen a su disposicin la polica, la magistratura y los ejrcitos creadosexpresamente para defender sus privilegios, y persiguen, encarcelan y matan a losque tienen sometidos.

    Dejando a un lado la experiencia histrica (la que demuestra que jams una claseprivilegiada se ha despojado, en todo o en parte, de sus privilegios, que jams ungobierno ha abandonado el poder sin que la fuerza le haya obligado a ello) bastanlos hechos contemporneos para convencer a cualquiera de que la burguesa y los

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    gobiernos emplean la fuerza material para defenderse, no ya contra la expropiacintotal, sino contra las ms pequeas pretensiones populares, y que estn siempredispuestos a las ms atroces persecuciones y a las matanzas ms sangrientas.

    Al pueblo que quiere emanciparse no le queda otro recurso que oponer la fuerza a

    la fuerza.----------De cuanto hemos dicho resulta que debemos trabajar para despertar en losoprimidos el deseo de una radical transformacin social y persuadirlos de queunindose tendrn la fuerza para vencer; debemos propagar nuestro ideal ypreparar las fuerzas morales y materiales necesarias para poder vencer a lasfuerzas enemigas y para organizar la nueva sociedad. Y cuando tengamos la fuerzasuficiente debemos, aprovechando las circunstancias favorables que se producen ocrendolas nosotros mismos, hacer la revolucin social, derribando con la fuerza elgobierno, expropiando con la fuerza a los propietarios, y poniendo en comn los

    medios de vida y de produccin, e impidiendo al propio tiempo que vengan nuevosgobiernos a imponernos su voluntad y a dificultar la reorganizacin social hechodirectamente por los interesados.----------Todo esto, empero, es menos simple de lo que a primera vista podra parecer.

    Tenemos que habrnoslas con hombres de la actual sociedad, hombres que estnen condiciones morales y materiales psimas, y nos engaaramos si pensramosque basta la propaganda para elevarles a aquel grado de desarrollo intelectual ymoral que es necesario para la actuacin de nuestros ideales.

    Entre el hombre el ambiente social hay una accin recproca. Los hombres hacen lasociedad tal como sta es, y la sociedad hace los hombres tal como stos son, y deesto resulta una especie de crculo vicioso: para transformar la sociedad esnecesario transformar los hombres y para transformar los hombres es necesariotransformar la sociedad.

    La miseria embrutece al hombre, y para destruir la miseria es necesario que loshombres tengan consciencia y voluntad. La esclavitud educa a los hombres paraesclavos, y para libertarse de la esclavitud se necesitan hombres que aspiren a serlibres. La ignorancia deja a los hombres sin el conocimiento de las causas de sus

    males y sin que sepan como remediarlos, y para destruir la ignorancia es necesarioque los hombres tengan tiempo y modo de instruirse.

    El gobierno acostumbra a la gente a sufrir la ley y a creer que la ley es necesaria ala sociedad, y para abolir el gobierno es necesario que los hombres se persuadande su inutilidad y de su nocividad.

    Cmo salir de este crculo vicioso?

    Afortunadamente la sociedad actual no ha sido formada por la voluntad esclarecidade una clase dominante que haya podido reducir todos los dominados ainstrumentos pasivos e inconscientes de sus intereses. Esta sociedad es elresultado de mil luchas intestinas, de mil factores naturales y humanos agentes

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    casuales sin criterios directivos, y por consiguiente no hay divisiones netas ni entrelos hombres ni entre las clases.

    Infinitas son las variedades de condiciones materiales; infinitos los grados dedesarrollo moral e intelectual; y no siempre -diremos casi muy raramente- el

    puesto que uno ocupa en la sociedad corresponde a sus aspiraciones. Muy amenudo los hombres caen en condiciones inferiores a las que estn habituados, yotros, por circunstancias excepcionalmente favorables, consiguen elevarse acondiciones superiores a aquellas en que nacieron. Una parte notable delproletariado ha logrado ya salir del estado de miseria absoluta, embrutecedora, ono ha podido nunca reducrsele a ella; ningn trabajador, o casi ninguno, seencuentra en el estado de inconsciencia completa, de completa adaptacin a lascondiciones que quisieran los patronos. Y las mismas instituciones, tales como lasha producido la historia, contienen contradicciones orgnicas que son comogrmenes de muerte, los que al desarrollarse producen la disolucin de la

    institucin y la necesidad de la transformacin.

    De aqu la posibilidad del progreso; pero no la posibilidad de llevar, por medio de lapropaganda, todos los hombres al nivel necesario para que quieran y acten laanarqua, sin una anterior gradual transformacin del ambiente.

    El progreso debe marchar contemporneamente, paralelamente en los individuos yen el ambiente. Debemos aprovechar todos los medios, todas las posibilidades,todas las ocasiones que nos deja el ambiente actual, para obrar sobre los hombresy desarrollar su conciencia y sus deseos; debemos utilizar todos los progresosrealizados en la conciencia de los hombres para introducirles a reclamar e imponer

    aquellas mayores transformaciones sociales que son posibles y que mejor puedenabrir paso a progresos ulteriores.

    Nosotros no debemos esperar a actuar la anarqua limitndonos a la simplepropaganda. Si as hiciramos habramos agotado pronto el campo de accin;habramos convertido a todos aquellos que en el ambiente actual son susceptiblesde comprender y aceptar nuestras ideas, y nuestra ulterior propaganda quedaraestril; o si de las transformaciones de ambiente surgieran nuevos estratospopulares a la posibilidad de recibir nuevas ideas, sucedera esto sin la obranuestra, tal vez contra nuestra obra, y por lo tanto acaso en perjuicio de nuestras

    ideas.

    Debemos procurar que el pueblo, en su totalidad o en sus varias fracciones,pretenda, imponga, acte por s mismo todas las mejoras, todas las libertades quedesea, tan pronto como las desee y tenga fuerza para imponerlas, y propagandosiempre entero nuestro programa y luchando siempre en pro de su actuacinintegral, debemos empujar al pueblo a que pretenda e imponga cada vez mayorescosas, hasta que llegue a su emancipacin completa.----------La opresin que ms directamente pesa sobre los trabajadores y que es causaprincipal de todas las sujeciones morales y materiales a que estn sometidos lostrabajadores, es la opresin econmica, es decir, la explotacin que los patronos ylos comerciantes ejercen sobre los obreros gracias al acaparamiento de todos los

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    causa de la elevacin moral del trabajador y de su emancipacin, saldr ganandodel hecho que los trabajadores se unan y luchan por sus intereses.

    Pero es posible, preguntarnos otra vez, que los trabajadores logren, dentro delactual estado de cosas, mejorar realmente sus condiciones?

    Esto depende del concurso de una infinidad de circunstancias.

    A pesar de lo que sostienen algunos, no existe una ley natural (ley de los salarios)que determine la parte que corresponde al trabajador sobre el producto de sutrabajo; o, si se quiere formular una ley, no puede ser ms que sta: el salario nopuede descender normalmente por debajo de aquel tanto que es necesario a lavida, ni puede normalmente subir tanto que no deje ningn beneficio al patrono.Claro es que en el primer caso los obreros moriran o no percibiran ya salario, en elsegundo caso los patronos cesaran de hacer trabajar y por tanto no pagaran ms

    salarios. Pero entre estos dos extremos imposibles hay una infinidad de grados, quevan desde las condiciones casi animalescas de gran parte de los trabajadoresagrcolas hasta aquellas casi decentes de los obreros de los oficios buenos en lasgrandes ciudades.

    El salario, la duracin de la jornada de trabajo y las dems condiciones de trabajoson el resultado de la lucha entre patronos y obreros. Aqullos procuran dar a stoslo menos posible y hacerles trabajar hasta extenuarles, y stos procuran, odeberan procurar, trabajar lo menos posible y ganar lo ms que puedan. All dondelos trabajadores se contentan de cualquier modo y an descontentos no sabenoponer una vlida resistencia a los patronos, prontamente quedan reducidos a unas

    condiciones de vida animalescas; en cambio, all donde tienen un concepto algntanto elevado del modo cmo deberan vivir los seres humanos y saben unirse ymediante la huelga y la amenaza latente o explcita de rebelin imponen respeto alos patronos, stos les tratan de modo relativamente soportable. De modo quepuede decirse que el salario, dentro ciertos lmites, es lo que el obrero (no comoindividuo, se entiende, sino como clase) pretende.

    Luchando, resistiendo contra los patronos, pueden, pues, los obreros impedir, hastacierto punto, que sus condiciones empeoren y an obtener mejoras reales. Lahistoria del movimiento obrero ha demostrado ya esta verdad.

    Empero, es necesario no exagerar el alcance de esta lucha combatida entre obrerosy patronos sobre el terreno exclusivamente econmico. Los patronos pueden ceder,y a menudo ceden, ante las exigencias obreras enrgicamente formuladas,mientras no se trate de pretensiones demasiado grandes; pero tan pronto como losobreros comiencen (y es urgente que comiencen) a pretender un tratamiento queabsorba el beneficio del patrono, haciendo as una expropiacin indirecta, podemosestar seguros de que los patronos llamarn al gobierno en su auxilio y procurarobligar por medio de la violencia a los obreros a permanecer en sus posiciones deesclavos asalariados.

    Y an antes, mucho antes de que los obreros puedan pretender recibir encompensacin de su trabajo el equivalente de todo lo que han producido, la lucha

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    econmica se vuelve impotente para continuar produciendo el mejoramiento de lascondiciones de los trabajadores.

    Los obreros lo producen todo y sin ellos no se puede vivir; parece, pues, quenegndose a trabajar han de poder imponer lo que quieran. Pero la unin de todos

    los trabajadores, an de un solo oficio, es difcil de obtener, y a la unin de losoperarios se opone la unin de los patronos. Los obreros viven al da y si notrabajan pronto se mueren de hambre, mientras que los patronos disponen,mediante el dinero, de todos los productos ya acumulados, y por lo tanto puedenesperar muy tranquilamente que el hambre reduzca a discrecin a sus asalariados.El invento o la introduccin de nuevas mquinas vuelve intil la obra de grannmero de obreros y aumenta el ejrcito de los sin-trabajo que el hambre obliga avenderse a cualquiera condicin. La inmigracin aporta en seguida, en aquellospases donde los trabajadores viven algo mejor, una oleada de trabajadoresfamlicos que, queriendo o no, ofrecen a los patronos modo de rebajar los salarios.

    Y todos estos hechos, derivados necesariamente el sistema capitalista, consiguieracontrabalancear el progreso de la conciencia y de la solidaridad obrera: a menudocaminan ms rpidamente que este progreso y lo detienen y lo destruyen. Prontose presenta, pues para los obreros que intentan emanciparse, o simplementemejorar de condicin, la necesidad de defenderse contra el gobierno, la necesidadde atacar al gobierno que legitimando el derecho de propiedad y sostenindolo conla fuerza brutal, constituye una barrera al progreso, barrera que debe derribarsecon la fuerza de no querer permanecer indefinidamente en el estado actual o peor.

    De la lucha econmica hay que pasar a la lucha poltica, es decir, a la lucha contrael gobierno; y en lugar de oponer a los millones de los capitalistas los escasos

    cntimos ahorrados con privaciones mil por los obreros, se hace preciso oponer alos fusiles y a los caones que defienden la propiedad aquellos mejores medios queel pueblo encuentre para vencer la fuerza con la fuerza.----------Por la lucha poltica entendemos la lucha contra el gobierno.

    Gobierno es el conjunto de aquellos individuos que detentan el poder de hacer laley e imponerla a los gobernados, o sea, al pblico.

    Consecuencia del espritu de dominio y de la violencia con los cuales algunos

    hombres se han impuesto a los dems, el gobierno es, al propio tiempo, creador ycriatura del privilegio y su defensor natural.

    Equivocadamente se dice que el gobierno desempea hoy la funcin de defensordel capitalismo, pero que abolido el capitalismo el gobierno se trocara enrepresentante y gerente de los intereses generales. Ante todo el capitalismo nopodr destruirse sino cuando los trabajadores, una vez arrojado el gobierno, tomenposesin de la riqueza social y organicen la produccin y el consumo en inters detodos, por s mismos, sin esperar la obra de un gobierno, el cual, aunque quisiera,no sera capaz de hacerlo. Pero hay ms: si el capitalismo quedara destruido y sedejara subsistir un gobierno, ste, mediante la concesin de toda clase deprivilegios, lo creara nuevamente, puesto que, no pudiendo contentar a todo elmundo, tendra necesidad de una clase de las protecciones legales y materiales que

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    del gobierno recibe.

    Por consiguiente, no se puede abolir el privilegio y establecer slida ydefinitivamente la libertad y la igualdad social, sino aboliendo el gobierno, no ste oaqul gobierno, sino la misma institucin del gobierno.

    Pero en este como en todos los hechos de inters general y en ste ms que encualquier otro, se necesita el consentimiento de la generalidad, y por esto debemosesforzarnos en persuadir a la gente de que el gobierno es intil y daoso y que sepuede vivir mejor sin gobierno.

    Pero como ya dijimos, la propaganda por s sola es impotente para convencer atodos, y si nosotros quisiramos limitarnos a predicar contra el gobierno esperandopasivamente el da en que el pblico est convencido de la posibilidad y utilidad deabolir por completo toda clase de gobierno, este da no vendr nunca.

    Predicando constantemente contra toda especie de gobierno y siempre reclamandola libertad integral, debemos apoyar todas las luchas por las libertades parciales,convencidos de que en la lucha se aprende a luchar y de que comenzando a catar lalibertad se acaba querindola toda. Nosotros debemos estar siempre con el pueblo,y cuando no consigamos hacerle pretender mucho, procurar que por lo menospretenda algo, y debemos esforzarnos para que aprenda, poco o mucho, lo quequiera, a conquistarlo por s mismo y a que odie y desprecie al que est en elgobierno o quiera ser gobierno.

    Puesto que el gobierno tiene hoy poder para reglamentar, mediante las leyes, la

    visa social y ampliar o restringir la libertad de los ciudadanos, debemos, nopudiendo arrancarle an este poder, obligarle a que haga de l un uso lo menosdaino posible. Pero esto debemos hacerlo estando siempre fuera y contra elgobierno, haciendo presin sobre l mediante la agitacin de la calle, amenazandotomarnos por las malas lo que pretendamos. Jams debemos aceptar una funcinlegislativa cualquiera, sea general o local, porque de hacer lo contrariodisminuiramos la eficacia de nuestra accin y traicionaramos el porvenir denuestra causa.----------La lucha con el gobierno se resuelve, en ltimo anlisis, en lucha fsica, material.

    El gobierno hace la ley. Este debe, pues, tener una fuerza material (ejrcito ypolica) para imponer la ley, porque de otro modo no obedecera sino el quequisiera y la ley no sera ya ley, sino una simple proposicin que cada individuosera libre de aceptar o de rechazar. Y los gobiernos tienen esta fuerza y se sirvende ella para poder con leyes fortificar su dominio y defender los intereses de lasclases privilegiadas, oprimiendo y explotando a los trabajadores.

    El lmite a la opresin gubernamental est en la fuerza que el pueblo se muestrecapaz de oponerle.

    Puede haber conflicto abierto o latente, pero el conflicto siempre existe, porque elgobierno no se detiene ante el descontento y la resistencia, sino cuando siente el

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    peligro de la insurreccin.

    Cuando el pueblo se somete dcilmente a la ley o la protesta es dbil y platnica, elgobierno hace lo que tiene por conveniente sin preocuparse de las necesidadespopulares; cuando la protesta se hace vida, insistente y amenazadora, el gobierno,

    segn sea ms o menos clarividente, cede o recurre a la opresin. Pero siempre sellega a la insurreccin, porque si el gobierno no cede el pueblo acaba por rebelarse,y, si cede, el pueblo adquiere confianza en s mismo y pide cada vez ms, hastaque la incompatibilidad entre la libertad y la autoridad se hace evidente y estalla elconflicto violento.

    Es necesario, por lo tanto, prepararse moral y materialmente para que cuandoestalle la lucha violenta la victoria quede de parte del pueblo.----------La insurreccin victoriosa es el hecho ms eficaz para la emancipacin popular,

    puesto que el pueblo, sacudido ya el yugo, queda libre de darse a s mismo aquellasinstituciones que cree mejores, y el tiempo que media entre la ley, siempre enretardo, o el grado de civilizacin a que lleg la masa de la poblacin, se cruza deun salto. La insurreccin determina la revolucin, es decir, la actuacin rpida delas fuerzas latentes acumuladas durante la precedente evolucin.

    Todo estriba en lo que el pueblo sea capaz de querer.

    En las pasadas insurrecciones el pueblo, inconsciente de las verdaderas razones desus males, quiso siempre muy poco y muy poco consigui.

    Qu es lo que querr en la prxima insurreccin?

    Esto depende en parte de nuestra propaganda y de la energa que sepamosdesarrollar.

    Debemos impulsar al pueblo a que expropie a los propietarios y que ponga encomn la riqueza, a que organice la vida social por s mismo, mediante asociacioneslibremente constituidas, sin esperar rdenes de nadie y negndose a nombrar areconocer un gobierno cualquiera, o un cuerpo cualquiera que pretenda el derechode hacer la ley e imponer su voluntad a los dems.

    Y si la masa del pueblo no responde a nuestro llamamiento, deberemos -en nombredel derecho que tenemos a ser libres aunque los dems quieran continuar siendoesclavos, y por la eficacia del ejemplo- actuar cuanto podamos nuestras ideas, noreconociendo el nuevo gobierno, manteniendo viva la resistencia, y hacer de modoque los municipios que las hayan acogido simpticamente rechacen toda ingerenciagubernamental y se obstinen a vivir como les plazca.

    Y deberemos, sobre todo, oponernos por todos los medios a la reconstitucin de lapolica y del ejrcito y aprovechar la ocasin propicia para llevar los trabajadores ala huelga general con todas aquellas mayores pretensiones que hayamos podidoinculcarle.

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    Y suceda lo que suceda, continuar luchando, sin interrupcin, contra lospropietarios y contra el gobierno, teniendo siempre por mira la emancipacincompleta, econmica, poltica y moral de toda la humanidad.

    Queremos, por lo tanto, abolir radicalmente el dominio y la explotacin del hombre

    por el hombre, queremos que los hombres, hermanados por una solidaridadconsciente y querida, cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos;queremos que la sociedad se constituya con el fin de suministrar a todos los sereshumanos los medios de alcanzar el mximo bienestar posible, el mximo posibledesarrollo moral y material; queremos para todos pan, libertad, amor y ciencia.

    Y para conseguir este fin supremo creemos necesario que los medios de produccinestn a disposicin de todos, y que ningn hombre, o grupo de hombres, puedaobligar a los dems a someterse a su voluntad, ni ejercer su influencia de otromodo que con la fuerza de la razn y del ejemplo. Por consiguiente: expropiacin

    de los detentadores del suelo y del capital a beneficio de todos y abolicin delgobierno. E interinamente esto no se haga, propaganda del ideal; organizacin delas fuerzas populares; lucha continua, pacfica o violenta, segn las circunstancias,contra el gobierno y contra los propietarios, a fin de conquistar toda la libertad ytodo el bienestar que se pueda.

    LAS DOS TENDENCIAS LIBERTAD O ESCLAVITUD?

    No pueden durar perpetuamente las condiciones actuales de la sociedad. Sobreesto convienen todos, por lo menos todos aqullos que piensan.

    Cuando se cree que los sufrimientos son un castigo o una prueba que nos imponeDios, y que en otro mundo, despus de muertos, se nos pagar con creces todoslos males que en ste soportamos, la cosa puede ir tirando, se puede aguantar elmal.

    Pero esta fe, que jams ha sido, por lo dems, bastante eficaz, puesto que nuncaimpidi que la gente se preocupara de sus intereses terrenales, ha disminuidograndemente, y pronto se extinguir del todo. Los mismos curas, que intentansalvar la religin y salvarse ellos salvndola, se ven obligados a darse aires dequerer resolver la cuestin social y atenuar los males del proletariado.

    Tan pronto como los trabajadores comprenden su situacin en la sociedad -y,afortunadamente, ya son muchos los que la comprenden-, es imposible queconsientan para siempre trabajar y morirse de hambre, producir durante toda suvida por cuenta de los patrones y no tener en perspectiva sino una vejez sin techoy sin pan asegurados. Es imposible que, siendo productores de una riqueza siemprecreciente, no quieran, al fin, poseer una parte de ella, suficiente para satisfacersiquiera sus ms primordiales necesidades. Es imposible que, ya ms instruidos,afinados por el contacto de la civilizacin, aunque sta sea beneficiosa a otros,habiendo experimentado la fuerza que pueden darles la unin y el atrevimiento, esimposible, repito, que no pretendan algn da aquel mnimo de bienestar y deseguridad sin el cual la vida humana no sera posible.

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    En otros tiempos, y no muy distantes, cuando an floreca el artesano y loscapitales no estaban tan concentrados y las empresas no eran tan colosales, losproletarios ms inteligentes y ms enrgicos tenan la esperanza de poderarrinconar un capitalito y convertirse en pequeos propietarios, en pequeospatrones, y esta esperanza absorba sus energas y les haca soportar sus presentes

    miserias. Queda an en varios pases el recurso de la emigracin y la esperanza deenriquecerse en Amrica, pero tambin este recurso de desesperados vadesvanecindose. Actualmente, el que es proletario sabe o va aprendindolo que,por regla general, est condenado a continuar siendo explotado toda su vida, salvoel caso de que adviniera un cambio radical en el orden social. Y por esto reclamaeste cambio y se une a los dems proletarios, pera conquistar la fuerza necesariaque pueda imponerlo.

    Los burgueses y los gobernantes que les representan y les defienden, conocen estedeseo proletario y ven la necesidad de hacer algo en este sentido, para evitarse

    sucumbir en un terrible cataclismo social.

    Las masas se agitan, se organizan, adquieren conciencia de su fuerza. Las crcelesy las matanzas no pueden constituir un remedio permanente; precisa tirar un huesoal perro rabioso para que no duerma.

    De otra parte, los burgueses inteligentes comienzan a comprender que eltrabajador bien alimentado y contento produce ms; que el esclavo bien tratado esde ms fcil manejo; que actuar de amo en medio de siervos alegres, satisfechos yagradecidos es ms que placentero y ms seguro que estar en medio de gente quesufre, maldice, odia y maquina venganzas. Comprenden que es necesario instruir a

    los trabajadores para que sean productores eficaces. Y la instruccin es germen derebelin.

    Los progresos de las ciencias mdicas demuestran, mejor de lo que ha hecho laciencia econmica, que cada individuo est interesado en que los dems vivan enbuenas condiciones. Cuando se piensa que un to del rey de Inglaterra, joven, llenode salud, muri vctima del tifus, segn demostraron las averiguaciones hechas,porque un pantaln encargado a una gran sastrera lo hizo, efectivamente, unobrero miserable, en un ftido tugurio, en el cual trabajaba y viva con su familia, laque en aquellos momentos tena un pequeuelo atacado de dicha enfermedad uno

    se pregunta: cmo garantizarse contra las enfermedades infecciosas, si, aunsiendo ricos, se est siempre en contacto con las gentes pobres, las cuales esimposible cuiden de las reglas ms esenciales de la higiene?

    Todo tiende, por consiguiente, a cambiar las actuales condiciones sociales en elsentido de un mayor bienestar y mayor justicia para todos. Las mismas clasesdominantes estn en ello interesadas.

    Ciertamente que, dejada bajo la direccin de la burguesa, la evolucin social seralentsima, por la tendencia que tiene el que manda a huir de innovaciones, por losmedios de que esta clase dispone para atraerse, cointeresarse, corromper yabsorber a los ms inteligentes y activos que surgen entre el proletariado, yporque, efectuada por burgueses y en inters de la dominacin burguesa,

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    cualquiera mejora sera un obstculo puesto a ulteriores, mejoras que se exigieran.Si las masas proletarias, animales y empujadas por los revolucionarios, no ponen aello remedio, pasarn muchas generaciones antes de que se realice una sensiblemejora general, antes de que desaparezcan para todos el hambre, que mata; lamiseria, que embrutece; y la desesperacin, que empuja al delito.

    Pero antes o despus, a saltos o gradualmente, las condiciones sociales tienen quecambiar, porque es imposible que los trabajadores las soporten eternamente yporque est en inters de todos que cambien.

    Ahora bien; qu cambio ser ste y hasta qu punto llegar?

    La sociedad actual est dividida en propietarios y proletarios. Puede cambiaraboliendo la condicin de proletario y haciendo que todos sean copropietarios, opuede cambiar conservando esta distincin fundamental, pero asegurando a los

    proletarios un mejor tratamiento.

    En el primer caso, los hombres seran libres, socialmente iguales, y organizaran lavida social conforme a los deseos de cada uno, y todas las potencialidades de lanaturaleza humana podran desarrollarse con la exuberante variedad. En elsegundo, caso, los proletarios, bestias tiles y bien cebadas, se adaptaran a laposicin de esclavos contentos de tener buenos amos.

    Libertad o esclavitud, ANARQUA o estado servil.

    Estas dos posibles soluciones dan lugar a dos tendencias divergentes, que estn

    representadas, en sus manifestaciones ms consecuentes, la una, por losanarquistas; la otra, por los llamados socialistas reformistas. Con esta diferencia:que mientras los anarquistas saben y dicen lo que quieren, es decir, la destruccindel Estado y la organizacin libre de la sociedad sobre la base de la igualdadeconmica, los reformistas, al contrario, se hallan en contradiccin consigo mismos,porque ese llaman socialistas y, en cambio, su accin tiende a sistematizar yperpetuar, humanizndolo, el sistema capitalista, y, por consiguiente, niegan elsocialismo, que significa, sobre todo, abolicin de la divisin de los hombres enproletarios y propietarios.

    Deber de los anarquistas -y de buena gana diremos deber de todos los verdaderossocialistas- es oponerse a esta tendencia hacia el estado servil, hacia un estado deesclavitud atenuada que castrara la Humanidad de sus mejores dotes, que privaraa la civilizacin progresiva de sus flores ms bellas, tendencia que sirve paramantener entre tanto el estado de miseria y de degradacin en que se encuentranlas masas, persuadindolas de que tengan paciencia y esperen en la provincia delEstado y en la bondad e inteligencia de los patrones.

    Todas las llamadas legislaciones sociales, todas las medidas estatales, decretadas ypropuestas para proteger el trabajo y asegurar a lostrabajadores en mnimo debienestar y de seguridad, as como todos los medios empleados por los capitalistasinteligentes para atar el proletariado a la fbrica mediante premios, pensiones yotros beneficios, cuando no son una mentira y una trampa, son un paso hacia este

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    estado servil, que amenaza la emancipacin de los trabajadores y el progreso de lahumanidad.

    Salario mnimo establecido por la ley, limitacin legal de la jornada de trabajo,arbitraje obligatorio, contrato colectivo de trabajo con valor jurdico, personalidad

    jurdica de los sindicatos obreros, medidas higinicas en las fbricas y preseritaspor el Gobierno, seguros estatales para las enfermedades, falta de trabajo,accidentes del trabajo, pensiones de la vejez, coparticipacin en los beneficios, etc.,etc., son medidas todas contundentes a que los proletarios continen siendoproletarios, y los propietarios, propietarios; medidas todas que dan al trabajador(cuando se lo dan) un poco ms de bienestar y de seguridad, pero que le privan deaquella poca libertad que tienen y tienden a perpetuar la divisin de los hombres enamos y siervos.

    Bueno es, ciertamente, en espera de la revolucin -y hasta sirve para despertarla

    ms fcilmente-, que los trabajadores procuren ganar ms jornal y trabajar menoshoras y en mejores condiciones; bueno es que los desocupados no se mueran dehambre, que los enfermos y los viejos no queden abandonados. Pero todo esto lostrabajadores pueden y deben obtenerlo por s mismos, con la lucha directa contralos patrones, mediante su organizacin, con la accin individual y colectiva,desarrollando en cada individuo el sentimiento de dignidad personal y la concienciade sus derechos.

    Los dones del Estado, los dones de los patronos son frutos envenenados que en

    s mismos llevan la semilla de la esclavitud. Es necesario rechazarlos.

    ________________________________________* Traduccin: Jos Prat. Editorial Libertad, Santiago. Digitalizacin: KCL.