El sabueso de los baskerville

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  • 1. Sir Arthur Conan Doyle

2. El Sabueso de los BaskervilleEl Sabueso de los Baskerville Agosto 1901 Mayo 1902Sir Arthur Conan Doyle Sherlock-Holmes.es 2 3. El Sabueso de los BaskervilleNDICE CaptuloPg. 1.El seor Sherlock Holmes5 2.La maldicin de los Baskerville 9 3.El problema15 4.Sir Henry Baskerville21 5.Tres cabos rotos 28 6.La Mansin de los Baskerville35 7.Los Stapleton de la casa Merripit41 8.Primer informe del doctor Watson 49 9.La luz en el pramo5310.Fragmento del diario del Dr. Watson6211.El hombre del risco6812.Muerte en el pramo7513.Preparando las redes 8314.El sabueso de los Baskerville8915.Examen retrospectivo 963 4. El Sabueso de los BaskervilleLa idea para este relato me laproporcion mi amigo, el seor FletcherRobinson, que me ha ayudado ademsen la lnea argumental y en los detallesde ambientacin. Arthur Conan Doyle 4 5. El Sabueso de los Baskerville CAPTULO UNOEL SEOR SHERLOCK HOLMES El seor Sherlock Holmes, que de ordinario se levantaba muy tarde, excepto en las ocasionesnada infrecuentes en que no se acostaba en toda la noche, estaba desayunando. Yo, que me hallabade pie junto a la chimenea, me agach para recoger el bastn olvidado por nuestro visitante de lanoche anterior. Slido, de madera de buena calidad y con un abultamiento a modo de empuadura,era del tipo que se conoce como abogado de Penang 1 . Inmediatamente debajo de la protuberanciael bastn llevaba una ancha tira de plata, de ms de dos centmetros, en la que estaba grabado AJames Mortimer, M.R.C.S. 2 , de sus amigos de C.C.H., y el ao, 1884. Era exactamente la clasede bastn que solan llevar los mdicos de cabecera a la antigua usanza: digno, slido y que inspirabaconfianza.-Veamos, Watson, a qu conclusiones llega?-Cmo sabe lo que estoy haciendo? Voy a creer que tiene usted ojos en el cogote. -Lo que tengo, ms bien, es una reluciente cafetera con bao de plata delante de m -merespondi-. Vamos, Watson, dgame qu opina del bastn de nuestro visitante. Puesto que hemostenido la desgracia de no coincidir con l e ignoramos qu era lo que quera, este recuerdo fortuitoadquiere importancia. Descrbame al propietario con los datos que le haya proporcionado el examendel bastn.-Me parece -dije, siguiendo hasta donde me era posible los mtodos de mi compaero- que eldoctor Mortimer es un mdico entrado en aos y prestigioso que disfruta de general estimacin,puesto que quienes lo conocen le han dado esta muestra de su aprecio.-Bien! -dijo Holmes-. Excelente!-Tambin me parece muy probable que sea mdico rural y que haga a pie muchas de sus visitas.-Por qu dice eso? -Porque este bastn, pese a su excelente calidad, est tan baqueteado que difcilmente imaginoa un mdico de ciudad llevndolo. El grueso regatn de hierro est muy gastado, por lo que esevidente que su propietario ha caminado mucho con l.-Un razonamiento perfecto! -dijo Holmes. -Y adems no hay que olvidarse de los amigos de C.C.H.. Imagino que se trata de unaasociacin local de cazadores 3 , a cuyos miembros es posible que haya atendido profesionalmente yque le han ofrecido en recompensa este pequeo obsequio. -A decir verdad se ha superado usted a s mismo -dijo Holmes, apartando la silla de la mesa deldesayuno y encendiendo un cigarrillo-. Me veo obligado a confesar que, de ordinario, en los relatoscon los que ha tenido usted a bien recoger mis modestos xitos, siempre ha subestimado su habilidadpersonal. Cabe que usted mismo no sea luminoso, pero sin duda es un buen conductor de la luz. Haypersonas que sin ser genios poseen un notable poder de estmulo. He de reconocer, mi queridoamigo, que estoy muy en deuda con usted. Hasta entonces Holmes no se haba mostrado nunca tan elogioso, y debo reconocer que suspalabras me produjeron una satisfaccin muy intensa, porque la indiferencia con que reciba miadmiracin y mis intentos de dar publicidad a sus mtodos me haba herido en muchas ocasiones.Tambin me enorgulleca pensar que haba llegado a dominar su sistema lo bastante como paraaplicarlo de una forma capaz de merecer su aprobacin. Acto seguido Holmes se apoder del bastny lo examin durante unos minutos. Luego, como si algo hubiera despertado especialmente suinters, dej el cigarrillo y se traslad con el bastn junto a la ventana, para examinarlo de nuevo conuna lente convexa.1Bastn de paseo de cabeza abultada que se fabrica con el tallo de Licuala Acutifida, una palma de Asia oriental.2Member of the Royal College of Surgeons (Miembro del Real Colegio de Cirujanos). Holmes me daba la espalda, y yo no lehaba dicho en qu me ocupaba.3La deduccin de Watson se explica porque la inicial H sirve en ingls tanto para la palabra hunt, una de cuyas acepciones esasociacin de cazadores, como para hospital. 5 6. El Sabueso de los Baskerville -Interesante, aunque elemental -dijo, mientras regresaba a su sitiopreferido en el sof-. Hay sin duda una o dos indicaciones en el bastn quesirven de base para varias deducciones. -Se me ha escapado algo? -pregunt con cierta presuncin-. Confo enno haber olvidado nada importante. -Mucho me temo, mi querido Watson, quecasi todas sus conclusiones son falsas. Cuando he dicho que me ha servidousted de estmulo me refera, si he de ser sincero, a que sus equivocacionesme han llevado en ocasiones a la verdad. Aunque tampoco es cierto que sehaya equivocado usted por completo en este caso. Se trata sin duda de unmdico rural que camina mucho.-Entonces tena yo razn. -Hasta ah, s.-Pero slo hasta ah.-Slo hasta ah, mi querido Watson; porque eso no es todo, ni muchomenos. Yo considerara ms probable, por ejemplo, que un regalo a un mdicoproceda de un hospital y no de una asociacin de cazadores, y que cuando lasiniciales CC van unidas a la palabra hospital, se nos ocurra enseguida que setrata de Charing Cross.-Quiz tenga usted razn. -Las probabilidades se orientan en ese sentido. Y si adoptamos esto como hiptesis de trabajo,disponemos de un nuevo punto de partida desde donde dar forma a nuestro desconocido visitante.-De acuerdo; supongamos que CCH significa Hospital de Charing Cross; qu otrasconclusiones se pueden sacar de ah?-No se le ocurre alguna de inmediato? Usted conoce mis mtodos. Aplquelos!-Slo se me ocurre la conclusin evidente de que nuestro hombre ha ejercido su profesin enLondres antes de marchar al campo. -Creo que podemos aventurarnos un poco ms. Valo desde esta perspectiva. En qu ocasines ms probable que se hiciera un regalo de esas caractersticas? Cundo se habrn puesto deacuerdo sus amigos para darle esa prueba de afecto? Evidentemente en el momento en que el doctorMortimer dej de trabajar en el hospital para abrir su propia consulta. Sabemos que se le hizo unregalo. Creemos que se ha producido un cambio y que el doctor Mortimer ha pasado del hospital de laciudad a una consulta en el campo. Piensa que estamos llevando demasiado lejos nuestrasdeducciones si decimos que el regalo se hizo con motivo de ese cambio?-Parece probable, desde luego.-Observar usted, adems, que no poda formar parte del personal permanente del hospital, yaque tan slo se nombra para esos puestos a profesionales experimentados, con una buena clientelaen Londres, y un mdico de esas caractersticas no se marchara despus a un pueblo. Qu era, enese caso? Si trabajaba en el hospital sin haberse incorporado al personal permanente, slo poda sercirujano o mdico interno: poco ms que estudiante posgraduado. Y se march hace cinco aos; lafecha est en el bastn. De manera que su mdico de cabecera, persona seria y de mediana edad, seesfuma, mi querido Watson, y aparece en su lugar un joven que no ha cumplido an la treintena,afable, poco ambicioso, distrado, y dueo de un perro por el que siente gran afecto y que describiraproximadamente como ms grande que un terrier pero ms pequeo que un mastn. Yo me ech a rer con incredulidad mientras Sherlock Holmes se recostaba en el sof y enviabahacia el techo temblorosos anillos de humo.-En cuanto a sus ltimas afirmaciones, carezco de medios para rebatirlas -dije-, pero al menos nonos ser difcil encontrar algunos datos sobre la edad y trayectoria profesional de nuestro hombre.Del modesto estante donde guardaba los libros relacionados con la medicina saqu el directoriomdico y, al buscar por el apellido, encontr varios Mortimer, pero tan slo uno que coincidiera connuestro visitante, por lo que proced a leer en voz alta la nota biogrfica. Mortimer, James, MRCS, 1882, Grimpen, Dartmoor, Devonshire. De 1882 a 1884 cirujanointerno en el hospital de Charing Cross. En posesin del premio Jackson de patologa comparada,gracias al trabajo titulado "Es la enfermedad una regresin?". Miembro correspondiente de la6 7. El Sabueso de los BaskervilleSociedad Sueca de Patologa. Autor de "Algunos fenmenos de atavismo" (Lancet, 1882), "Estamosprogresando?" (Journal of Psychology, marzo de 1883). Mdico de los municipios de Grimpen,Thorsley y High Barrow. -No se menciona ninguna asociacin de cazadores -coment Holmes con una sonrisa maliciosa-;pero s que nuestro visitante es mdico rural, como usted dedujo atinadamente. Creo que misdeducciones estn justificadas. Por lo que se refiere a los adjetivos, dije, si no recuerdo mal, afable,poco ambicioso y distrado. Segn mi experiencia, slo un hombre afable recibe regalos de suscolegas, slo un hombre sin ambiciones abandona una carrera en Londres para irse a un pueblo yslo una persona distrada deja el bastn en lugar de la tarjeta de visita despus de esperar una hora.-Y el perro? -Est acostumbrado a llevarle el bastn a su amo. Como es un objeto pesado, tiene que sujetarlocon fuerza por el centro, y las seales de sus dientes son perfectamente visibles. La mandbula delanimal, como pone de manifiesto la distancia entre las marcas, es, en mi opinin, demasiado anchapara un terrier y no lo bastante para un mastn. Podra ser..., s, claro que s: se trata de un spaniel depelo rizado. Holmes se haba puesto en pie y paseaba por la habitacin mientrashablaba. Finalmente se detuvo junto al hueco de la ventana. Haba untono tal de conviccin en su voz que levant la vista sorprendido.-Cmo puede estar tan seguro de eso? -Por la sencilla razn de que estoy viendo al perro delante de nuestracasa, y acabamos de or cmo su dueo ha llamado a la puerta. No semueva, se lo ruego. Se trata de uno de sus hermanos de profesin, y lapresencia de usted puede serme de ayuda. ste es el momento dramticodel destino, Watson: se oyen en la escalera los pasos de alguien que sedispone a entrar en nuestra vida y no sabemos si ser para bien o paramal. Qu es lo que el doctor James Mortimer, el cientfico, desea deSherlock Holmes, el detective? Adelante! El aspecto de nuestro visitante fue una sorpresa para m, dado queesperaba al tpico mdico rural y me encontr a un hombre muy alto y delgado, de nariz larga yganchuda, disparada hacia adelante entre unos ojos grises y penetrantes, muy juntos, quecentelleaban desde detrs de unos lentes de montura dorada. Vesta de acuerdo con su profesin,pero de manera un tanto descuidada, porque su levita estaba sucia y los pantalones, rados. Cargadode espaldas, aunque todava joven, caminaba echando la cabeza hacia adelante y ofreca un airegeneral de benevolencia corta de vista. Al entrar, sus ojos tropezaron con el bastn que Holmes tenaentre las manos, por lo que se precipit hacia l lanzando una exclamacin de alegra. -Cunto me alegro! -dijo-. No saba si lo haba dejado aqu o en la agencia martima. Sentiramucho perder ese bastn.-Un regalo, por lo que veo -dijo Holmes.-As es.-Del hospital de Charing Cross?-De uno o dos amigos que tena all, con ocasin de mi matrimonio.-Vaya, vaya! Qu contrariedad! -dijo Holmes, agitando la cabeza.-Cul es la contrariedad? -Tan slo que ha echado usted por tierra nuestras modestas deducciones. Su matrimonio, hadicho?-S, seor. Al casarme dej el hospital, y con ello toda esperanza de abrir una consulta.Necesitaba un hogar. -Bien, bien; no estbamos tan equivocados, despus de todo -dijo Holmes-. Yahora, doctor James Mortimer...-No soy doctor; tan slo un modesto MRCS.-Y persona amante de la exactitud, por lo que se ve.7 8. El Sabueso de los Baskerville-Un simple aficionado a la ciencia, seor Holmes, coleccionista de conchas en las playas del granocano de lo desconocido. Imagino que estoy hablando con el seor Sherlock Holmes y no...-No se equivoca; yo soy Sherlock Holmes y ste es mi amigo, el doctor Watson. -Encantado de conocerlo, doctor Watson. He odo mencionar su nombre junto con el de suamigo. Me interesa usted mucho, seor Holmes. No esperaba encontrarme con un crneo tandolicocfalo ni con un arco supraorbital tan pronunciado. Le importara que recorriera con el dedo sufisura parietal? Un molde de su crneo, seor mo, hasta que pueda disponerse del original, sera elorgullo de cualquier museo antropolgico. No es mi intencin parecer obsequioso, pero confieso quecodicio su crneo. Sherlock Holmes hizo un gesto con la mano para invitar a nuestro extrao visitante a que tomaraasiento. -Veo que se entusiasma usted tanto con sus ideas como yo con las mas -dijo-. Y observo porsu dedo ndice que se hace usted mismo los cigarrillos. No dude en encender uno si as lo desea. El doctor Mortimer sac papel y tabaco y li un pitillo con sorprendente destreza. Sus dedos,largos y temblorosos, eran tan giles e inquietos como las antenas de un insecto.Holmes guard silencio, pero la intensidad de su atencin me demostraba el inters quedespertaba en l nuestro curioso visitante. -Supongo -dijo finalmente-, que no debemos el honor de su visita de anoche y sta de hoyexclusivamente a su deseo de examinar mi crneo. -No, claro est; aunque tambin me alegro de haber tenido la oportunidad de hacerlo, he acudidoa usted, seor Holmes, porque no se me oculta que soy una persona poco prctica y porque meenfrento de repente con un problema tan grave como singular. Y reconociendo, como yo lo reconozco,que es usted el segundo experto europeo mejor cualificado...-Ah. Puedo preguntarle a quin corresponde el honor de ser el primero? -le interrumpi Holmescon alguna aspereza.-Para una persona amante de la exactitud y de la ciencia, el trabajo de monsieur Bertillon tendrsiempre un poderoso atractivo.-No sera mejor consultarle a l en ese caso? -He hablado de personas amantes de la exactitud y de la ciencia. Pero en cuanto a sentidoprctico todo el mundo reconoce que carece usted de rival. Espero, seor mo, no haber... -Tan slo un poco -dijo Holmes-. No estar de ms, doctor Mortimer, que, sin ms prembulo,tenga la amabilidad de contarme en pocas palabras cul es exactamente el problema para cuyaresolucin solicita mi ayuda. 8 9. El Sabueso de los Baskerville CAPTULO DOSLA MALDICIN DE LOS BASKERVILLE-Traigo un manuscrito en el bolsillo -dijo el doctor james Mortimer.-Lo he notado al entrar usted en la habitacin -dijo Holmes.-Es un manuscrito antiguo.-Primera mitad del siglo XVIII, a no ser que se trate de una falsificacin.-Cmo lo sabe?-Los tres o cuatro centmetros que quedan al descubierto me han permitido examinarlo mientrasusted hablaba. Una persona que no est en condiciones de calcular la fecha de un documento con unmargen de error de una dcada, ms o menos, no es un experto. Tal vez conozca usted mi modestamonografa sobre el tema. Yo lo situara hacia 1730. -La fecha exacta es 1742 -el doctor Mortimer sac el manuscrito del bolsillo interior de la levita-.Sir Charles Baskerville, cuya repentina y trgica muerte hace unos tres meses caus tanto revuelo enDevonshire, confi a mi cuidado este documento de su familia. Quiz deba explicar que yo era amigopersonal suyo adems de su mdico. Sir Charles, pese a ser un hombre resuelto, perspicaz, prcticoy tan poco imaginativo como yo, consideraba este documento una cosa muy seria, y estabapreparado para que le sucediera lo que finalmente puso fin a su vida.Holmes extendi la mano para recibir el documento y lo alis colocndoselo sobre la rodilla.-Fjese usted, Watson, en el uso alternativo de la S larga y corta. Es uno de los indicios que mehan permitido calcular la fecha.Por encima de su hombro contempl el papel amarillento y la escritura ya borrosa. En elencabezamiento se lea: Mansin de los Baskerville y, debajo, con grandes nmeros irregulares, 1742.-Parece una declaracin.-S, es una declaracin acerca de cierta leyenda relacionada con la familia de los Baskerville.-Pero imagino que usted me quiere consultar acerca de algo ms moderno y prctico.-De inmediata actualidad. Una cuestin en extremo prctica y urgente que hay que decidir en un plazo de veinticuatro horas. Pero el relato es breve y est ntimamente ligado con el problema. Con su permiso voy a proceder a lerselo.Holmes se recost en el asiento, uni las manos por las puntas de los dedos y cerr los ojos con gesto de resignacin. El doctor Mortimer volvi el manuscrito hacia la luz y ley, con voz aguda, que se quebraba a veces, la siguiente narracin, pintoresca y extraa al mismo tiempo. Sobre el origen del sabueso de los Baskerville se han dadomuchas explicaciones, pero como yo procedo en lnea directa de HugoBaskerville y la historia me la cont mi padre, que a su vez la supo demi abuelo, la he puesto por escrito convencido de que todo sucediexactamente como aqu se relata. Con ello quisiera convenceros, hijosmos, de que la misma Justicia que castiga el pecado puede tambinperdonarlo sin exigir nada a cambio, y que toda interdiccin puede a la larga superarse gracias alpoder de la oracin y el arrepentimiento. Aprended de esta historia a no temer los frutos del pasado,sino, ms bien, a ser circunspectos en el futuro, de manera que las horribles pasiones por las quenuestra familia ha sufrido hasta ahora tan atrozmente no se desaten de nuevo para provocar nuestraperdicin. Sabed que en la poca de la gran rebelin (y mucho os recomiendo la historia que de ellaescribi el sabio Lord Clarendon) el propietario de esta mansin de los Baskerville era un Hugo delmismo apellido, y no es posible ocultar que se trataba del hombre ms salvaje, soez y sin Dios quepueda imaginarse. Todo esto, a decir verdad, podran habrselo perdonado sus coetneos, dado que9 10. El Sabueso de los Baskervillelos santos no han florecido nunca por estos contornos, si no fuera porque haba adems en l ungusto por la lascivia y la crueldad que lo hicieron tristemente clebre en todo el occidente del pas.Sucedi que este Hugo dio en amar (si, a decir verdad, a una pasin tan tenebrosa se le puede dar unnombre tan radiante) a la hija de un pequeo terrateniente que viva cerca de las propiedades de losBaskerville. Pero la joven, discreta y de buena reputacin, evitaba siempre a Hugo por el temor que leinspiraba su nefasta notoriedad. Sucedi as que, un da de san Miguel, este antepasado nuestro, concinco o seis de sus compaeros, tan ociosos como desalmados, llegaron a escondidas hasta la granjay secuestraron a la doncella, sabedores de que su padre y sus hermanos estaban ausentes. Una vezen la mansin, recluyeron a la doncella en un aposento del piso alto, mientras Hugo y sus amigosiniciaban una larga francachela, al igual que todas las noches. Lo ms probable es que a la pobrechica se le trastornara el juicio al or los cnticos y los gritos y los terribles juramentos que le llegabandesde abajo, porque dicen que las palabras que utilizaba Hugo Baskerville cuando estaba borrachobastaran para fulminar al hombre que las pronunciara. Finalmente, impulsada por el miedo, lamuchacha hizo algo a lo que quiz no se hubiera atrevido el ms valiente y gil de los hombres,porque gracias a la enredadera que cubra (y todava cubre) el lado sur de la casa, descendi hasta elsuelo desde el piso alto, y emprendi el camino hacia su casa a travs del pramo dispuesta arecorrer las tres leguas que separaban la mansin de la granja de su padre.Sucedi que, algo ms tarde, Hugo dej a sus invitados para llevar alimento y bebida junto,quiz, con otras cosas peores a su cautiva, encontrndose vaca la jaula y desaparecido el pjaro. Apartir de aquel momento, por lo que parece, el carcelero burlado dio la impresin de estar posedo porel demonio, porque baj corriendo las escaleras para regresar al comedor, salt sobre la gran mesa,haciendo volar por los aires jarras y fuentes, y dijo a grandes gritos ante todos los presentes queaquella misma noche entregara cuerpo y alma a los poderes del mal si consegua alcanzar a lamuchacha. Y aunque a los juerguistas les espant la furia de aquel hombre, hubo uno ms perversoo, tal vez, ms borracho que los dems, que propuso lanzar a los sabuesos en persecucin de ladoncella. Al orlo Hugo sali corriendo de la casa y orden a gritos a sus criados que le ensillaran layegua y soltaran la jaura; despus de dar a los perros un pauelo de la doncella, los pusoinmediatamente sobre su pista para que, a la luz de la luna, la persiguieran por el pramo. Durante algn tiempo los juerguistas quedaron mudos, incapaces de entender acontecimientostan rpidos. Pero al poco salieron de su perplejidad e imaginaron lo que probablemente estaba apunto de suceder. El alboroto fue inmediato: quin peda sus armas, quin su caballo y quin otrajarra de vino. A la larga, sin embargo, sus mentes enloquecidas recobraron un poco de sensatez, ytodos, trece en total, montaron a caballo y salieron tras Hugo. La luna brillaba sobre sus cabezas ycabalgaron a gran velocidad, siguiendo el camino que la muchacha tena que haber tomado paravolver a su casa. Haban recorrido alrededor de media legua cuando se cruzaron con uno de los pastores queguardaban durante la noche el ganado del pramo, y lo interrogaron a grandes voces, pidindolenoticias de la partida de caza. Y aquel hombre, segn cuenta la historia, aunque se hallaba tandominado por el miedo que apenas poda hablar, cont por fin que haba visto a la desgraciadadoncella y a los sabuesos que seguan su pista. "Pero he visto ms que eso -aadi-, porque tambinme he cruzado con Hugo Baskerville a lomos de su yegua negra, y tras l corra en silencio unsabueso infernal que nunca quiera Dios que llegue a seguirme los pasos. De manera que los caballeros borrachos maldijeron al pastor ysiguieron adelante. Pero muy pronto se les hel la sangre en las venas,porque oyeron el ruido de unos cascos al galope y enseguida pas anteellos, arrastrando las riendas y sin jinete en la silla, la yegua negra deHugo, cubierta de espuma blanca. A partir de aquel momento losjuerguistas, llenos de espanto, siguieron avanzando por el pramo,aunque cada uno, si hubiera estado solo, habra vuelto grupas converdadera alegra. Despus de cabalgar ms lentamente de esta guisa,llegaron finalmente a donde se encontraban los sabuesos. Los pobresanimales, aunque afamados por su valenta y pureza de raza, gemanapiados al comienzo de un hocino, como nosotros lo llamamos,algunos escabullndose y otros, con el pelo erizado y los ojosdesorbitados, mirando fijamente el estrecho valle que tenan delante. Los jinetes, mucho menos borrachos ya, como es fcil desuponer, que al comienzo de su expedicin, se detuvieron. La mayorparte se neg a seguir adelante, pero tres de ellos, los ms audaces o,10 11. El Sabueso de los Baskervilletal vez, los ms ebrios, continuaron hasta llegar al fondo del valle, que se ensanchaba muy pronto yen el que se alzaban dos de esas grandes piedras, que an perduran en la actualidad, obra depueblos olvidados de tiempos remotos. La luna iluminaba el claro y en el centro se encontraba ladesgraciada doncella en el lugar donde haba cado, muerta de terror y de fatiga. Pero no fue la vistade su cuerpo, ni tampoco del cadver de Hugo Baskerville que yaca cerca, lo que hizo que a aquellosjuerguistas temerarios se les erizaran los cabellos, sino el hecho de que, encima de Hugo ydesgarrndole el cuello, se hallaba una espantosa criatura: una enorme bestia negra con forma desabueso pero ms grande que ninguno de los sabuesos jams contemplados por ojo humano. Actoseguido, y en su presencia, aquella criatura infernal arranc la cabeza de Hugo Baskerville, por loque, al volver hacia ellos los ojos llameantes y las mandbulas ensangrentadas, los tres gritaronempavorecidos y volvieron grupas desesperadamente, sin dejar de lanzar alaridos mientrasgalopaban por el pramo. Segn se cuenta, uno de ellos muri aquella misma noche a consecuenciade lo que haba visto, y los otros dos no llegaron a reponerse en los aos que an les quedaban devida. sa es la historia, hijos mos, de la aparicin del sabueso que,segn se dice, ha atormentado tan cruelmente a nuestra familia desdeentonces. Lo he puesto por escrito, porque lo que se conoce con certezacausa menos terror que lo que slo se insina o adivina. Como tampocose puede negar que son muchos los miembros de nuestra familia quehan tenido muertes desgraciadas, con frecuencia repentinas,sangrientas y misteriosas. Quiz podamos, sin embargo, refugiarnos enla bondad infinita de la Providencia, que no castigar sin motivo a losinocentes ms all de la tercera o la cuarta generacin, que es hastadonde se extiende la amenaza de la Sagrada Escritura. A esaProvidencia, hijos mos, os encomiendo ahora, y os aconsejo, comomedida de precaucin, que os abstengis de cruzar el pramo durantelas horas de oscuridad en las que triunfan los poderes del mal. (De Hugo Baskerville para sus hijos Rodger y John, instndoles aque no digan nada de su contenido a Elizabeth, su hermana.) Cuando el doctor Mortimer termin de leer aquella singular narracin, se alz los lentes hastacolocrselos en la frente y se qued mirando a Sherlock Holmes de hito en hito. Este ltimo bostez yarroj al fuego la colilla del cigarrillo que haba estado fumando.-Y bien? -dijo.-Le parece interesante?-Para un coleccionista de cuentos de hadas.El doctor Mortimer se sac del bolsillo un peridico doblado.-Ahora, seor Holmes, voy a leerle una noticia un poco ms reciente, publicada en el DevonCounty Chronicle del 14 de junio de este ao. Es un breve resumen de la informacin obtenida sobrela muerte de Sir Charles Baskerville, ocurrida pocos das antes. Mi amigo se inclin un poco hacia adelante y su expresin se hizo ms atenta. Nuestro visitantese ajust las gafas y comenz a leer: El fallecimiento repentino de Sir Charles Baskerville, cuyo nombre se haba mencionado comoprobable candidato del partido liberal en Mid-Devon para las prximas elecciones, ha entristecido atodo el condado. Si bien Sir Charles haba residido en la mansin de los Baskerville durante unperiodo comparativamente breve, su simpata y su extraordinaria generosidad le ganaron el afecto y elrespeto de quienes lo trataron. En estos das de nuevos ricos es consolador encontrar un caso en elque el descendiente de una antigua familia venida a menos ha sido capaz de enriquecerse en elextranjero y regresar luego a la tierra de sus mayores para restaurar el pasado esplendor de su linaje.Sir Charles, como es bien sabido, se enriqueci mediante la especulacin sudafricana. Ms prudenteque quienes siguen en los negocios hasta que la rueda de la fortuna se vuelve contra ellos, SirCharles se detuvo a tiempo y regres a Inglaterra con sus ganancias. Han pasado slo dos aosdesde que estableciera su residencia en la mansin de los Baskerville y son de todos conocidos losambiciosos planes de reconstruccin y mejora que han quedado trgicamente interrumpidos por sumuerte. Dado que careca de hijos, su deseo, pblicamente expresado, era que toda la zona sebeneficiara, en vida suya, de su buena fortuna, y sern muchos los que tengan razones personales 11 12. El Sabueso de los Baskervillepara lamentar su prematura desaparicin. Las columnas de este peridico se han hecho eco confrecuencia de sus generosas donaciones a obras caritativas tanto locales como del condado. No puede decirse que la investigacin efectuada haya aclarado por completo las circunstanciasrelacionadas con la muerte de Sir Charles, pero, al menos, se ha hecho luz suficiente como paraponer fin a los rumores a que ha dado origen la supersticin local. No hay razn alguna parasospechar que se haya cometido un delito, ni para imaginar que el fallecimiento no obedezca acausas naturales. Sir Charles era viudo y quiz tambin persona un tanto excntrica en algunascuestiones. A pesar de su considerable fortuna, sus gustos eran muy sencillos y contaba nicamente,para su servicio personal, con el matrimonio apellidado Barrymore: el marido en calidad demayordomo y la esposa como ama de llaves. Su testimonio, corroborado por el de varios amigos, haservido para poner de manifiesto que la salud de Sir Charles empeoraba desde haca algn tiempo y,de manera especial, que le aquejaba una afeccin cardiaca con manifestaciones como palidez,ahogos y ataques agudos de depresin nerviosa. El doctor James Mortimer, amigo y mdico decabecera del difunto, ha testimoniado en el mismo sentido. Los hechos se relatan sin dificultad. Sir Charles tena por costumbre pasear todas las noches,antes de acostarse, por el famoso paseo de los Tejos de la mansin delos Baskerville. El testimonio de los Barrymore confirma esa costumbre.El cuatro de junio Sir Charles manifest su intencin de emprender viajea Londres al da siguiente, y encarg a Barrymore que le preparase elequipaje. Aquella noche sali como de ordinario a dar su paseonocturno, durante el cual tena por costumbre fumarse un cigarrohabano, pero nunca regres. A las doce, al encontrar todava abierta lapuerta principal, el mayordomo se alarm y, despus de encender unalinterna, sali en busca de su seor. Haba llovido durante el da, y no lefue difcil seguir las huellas de Sir Charles por el paseo de los Tejos.Hacia la mitad del recorrido hay un portillo para salir al pramo. SirCharles, al parecer, se detuvo all algn tiempo. El mayordomo siguipaseo adelante y en el extremo que queda ms lejos de la mansinencontr el cadver. Segn el testimonio de Barrymore, las huellas desu seor cambiaron de aspecto ms all del portillo que da al pramo,ya que a partir de entonces anduvo al parecer de puntillas. Un talMurphy, gitano tratante en caballos, no se encontraba muy lejos enaquel momento, pero, segn su propia confesin, estaba borracho.Murphy afirma que oy gritos, pero es incapaz de precisar de dnde procedan. En la persona de SirCharles no se descubri seal alguna de violencia y aunque el testimonio del mdico seala unadistorsin casi increble de los rasgos faciales -hasta el punto de que, en un primer momento, eldoctor Mortimer se neg a creer que fuera efectivamente su amigo y paciente-, pudo saberse que setrata de un sntoma no del todo infrecuente en casos de disnea y de muerte por agotamiento cardaco.Esta explicacin se vio corroborada por el examen post mortem, que puso de manifiesto unaenfermedad orgnica crnica, y el veredicto del jurado al que inform el forense estuvo enconcordancia con las pruebas mdicas. Hemos de felicitarnos de que haya sido as, porque,evidentemente, es de suma importancia que el heredero de Sir Charles se instale en la mansin yprosiga la encomiable tarea tan tristemente interrumpida. Si los prosaicos hallazgos del forense nohubieran puesto fin a las historias romnticas susurradas en conexin con estos sucesos, podrahaber resultado difcil encontrar un nuevo ocupante para la mansin de los Baskerville. Segn sesabe, el pariente ms prximo de Sir Charles es el seor Henry Baskerville, hijo de su hermanomenor, en el caso de que an siga con vida. La ltima vez que se tuvo noticias de este joven sehallaba en Estados Unidos, y se estn haciendo las averiguaciones necesarias para informarle de losucedido. El doctor Mortimer volvi a doblar el peridico y se lo guard en el bolsillo. -sos son, seor Holmes, los hechos en conexin con la muerte de Sir Charles Baskerville quehan llegado a conocimiento de la opinin pblica. -Tengo que agradecerle -dijo Sherlock Holmes- que me haya informado sobre un caso quepresenta sin duda algunos rasgos de inters. Recuerdo haber ledo, cuando muri Sir Charles,algunos comentarios periodsticos, pero estaba muy ocupado con el asunto de los camafeos delVaticano y, llevado de mi deseo de complacer a Su Santidad, perd contacto con varios casos muyinteresantes de mi pas. Dice usted que ese artculo contiene todos los hechos de conocimientopblico? 12 13. El Sabueso de los Baskerville-As es. -En ese caso, infrmeme de los privados -recostndose en el sof, Sherlock Holmes volvi a unirlas manos por las puntas de los dedos y adopt su expresin ms impasible y juiciosa. -Al hacerlo -explic el doctor Mortimer, que empezaba a dar la impresin de estar muyemocionado- me dispongo a contarle algo que no he revelado a nadie. Mis motivos para ocultarlodurante la investigacin del forense son que un hombre de ciencia no puede adoptar pblicamenteuna posicin que, en apariencia, podra servir de apoyo a la supersticin. Me impuls adems elmotivo suplementario de que, como dice el peridico, la mansin de los Baskerville permanecera sinduda deshabitada si contribuyramos de algn modo a confirmar su reputacin, ya de por s bastantesiniestra. Por esas dos razones me pareci justificado decir bastante menos de lo que saba, dadoque no se iba a obtener con ello ningn beneficio prctico, mientras que ahora, tratndose de usted,no hay motivo alguno para que no me sincere por completo. El pramo est muy escasamente habitado, y los pocos vecinos con que cuenta se visitan confrecuencia. Esa es la razn de que yo viera a menudo a Sir Charles Baskerville. Con la excepcin delseor Frankland, de la mansin Lafter, y del seor Stapleton, el naturalista, no hay otras personaseducadas en muchos kilmetros a la redonda. Sir Charles era un hombre reservado, pero suenfermedad motiv que nos tratramos, y la coincidencia de nuestros intereses cientficos contribuya reforzar nuestra relacin. Haba trado abundante informacin cientfica de frica del Sur, y fueronmuchas las veladas que pasamos conversando agradablemente sobre la anatoma comparada delbosquimano y del hotentote. En el transcurso de los ltimos meses advert, cada vez con mayor claridad, que el sistemanervioso de Sir Charles estaba sometido a una tensin casi insoportable. Se haba tomado tanexcesivamente en serio la leyenda que acabo de leerle que, si bien paseaba por los jardines de supropiedad, nada le habra impulsado a salir al pramo durante la noche. Por increble que puedaparecerle, seor Holmes, estaba convencido de que pesaba sobre su familia un destino terrible y, adecir verdad, la informacin de que dispona acerca de sus antepasados no invitaba al optimismo. Leobsesionaba la idea de una presencia horrorosa, y en ms de una ocasin me pregunt si durante losdesplazamientos que a veces realizo de noche por motivos profesionales haba visto alguna criaturaextraa o haba odo los ladridos de un sabueso. Esta ltima pregunta me la hizo en varias ocasionesy siempre con una voz alterada por la emocin.Recuerdo muy bien un da, aproximadamente tres semanas antesdel fatal desenlace, en que llegu a su casa ya de noche. Sir Charlesestaba casualmente junto a la puerta principal. Yo haba bajado de micalesa y, al dirigirme hacia l, advert que sus ojos, fijos en algo situadopor encima de mi hombro, estaban llenos de horror. Al volverme slotuve tiempo de vislumbrar lo que me pareci una gran ternera negra quecruzaba por el otro extremo del paseo. Mi anfitrin estaba tan excitado yalarmado que tuve que trasladarme al lugar exacto donde haba visto alanimal y buscarlo por los alrededores, pero haba desaparecido, aunqueel incidente pareci dejar una impresin penossima en su imaginacin.Le hice compaa durante toda la velada y fue en aquella ocasin, ypara explicarme la emocin de la que haba sido presa, cuando confi ami cuidado la narracin que le he ledo al comienzo de mi visita.Menciono este episodio insignificante porque adquiere ciertaimportancia dada la tragedia posterior, aunque por entonces yoestuviera convencido de que se trataba de algo perfectamente trivial y de que la agitacin de mi amigocareca de fundamento.Sir Charles se dispona a venir a Londres por consejo mo. Yo saba que estaba enfermo delcorazn y que la ansiedad constante en que viva, por quimricos que fueran los motivos, tena unefecto muy negativo sobre su salud. Me pareci que si se distraa durante unos meses en la granmetrpoli londinense se restablecera. El seor Stapleton, un amigo comn, a quien tambinpreocupaba mucho su estado de salud, era de la misma opinin. Y en el ltimo momento se produjo laterrible catstrofe.La noche de la muerte de Sir Charles, Barrymore, el mayordomo, que fue quien descubri elcadver, envi a Perkins, el mozo de cuadra, a caballo en mi busca, y dado que no me habaacostado an pude presentarme en la mansin menos de una hora despus. Comprob y confirmtodos los hechos que ms adelante se mencionaron en la investigacin. Segu las huellas, camino13 14. El Sabueso de los Baskervilleadelante, por el paseo de los Tejos y vi el lugar, junto al portillo que da al pramo, donde Sir Charlespareca haber estado esperando y advert el cambio en la forma de las huellas a partir de aquelmomento, as como la ausencia de otras huellas distintas de las de Barrymore sobre la arena blanda;finalmente examin cuidadosamente el cuerpo, que nadie haba tocado antes de mi llegada. SirCharles yaca boca abajo, con los brazos extendidos, los dedos hundidos en el suelo y las faccionestan distorsionadas por alguna emocin fuerte que difcilmente hubiera podido afirmar bajo juramentoque se trataba del propietario de la mansin de los Baskerville. No haba, desde luego, lesin corporalde ningn tipo. Pero Barrymore hizo una afirmacin incorrecta durante la investigacin. Dijo que nohaba rastro alguno en el suelo alrededor del cadver. El mayordomo no observ ninguno, pero yo s.Se encontraba a cierta distancia, pero era reciente y muy claro.-Huellas?-Huellas.-De un hombre o de una mujer?El doctor Mortimer nos mir extraamente durante un instante y su voz se convirti casi en unsusurro al contestar:-Seor Holmes, eran las huellas de un sabueso gigantesco!14 15. El Sabueso de los Baskerville CAPTULO TRESEL PROBLEMA Confieso que sent un escalofro al or aquellas palabras. El estremecimiento en la voz del doctormostraba que tambin a l le afectaba profundamente lo que acababa de contarnos. La emocin hizoque Holmes se inclinara hacia adelante y que apareciera en sus ojos el brillo duro e impasible que losiluminaba cuando algo le interesaba vivamente.-Las vio usted?-Tan claramente como estoy vindolo a usted. -Y no dijo nada?-Para qu?-Cmo es que nadie ms las vio?-Las huellas estaban a unos veinte metros del cadver y nadie seocup de ellas. Supongo que yo habra hecho lo mismo si no hubieraconocido la leyenda.-Hay muchos perros pastores en el pramo?-Sin duda, pero en este caso no se trataba de un pastor.-Dice usted que era grande?-Enorme.-Pero, no se haba acercado al cadver?-No.-Qu tiempo haca aquella noche?-Hmedo y fro.-Pero no llova? -No.-Cmo es el paseo? -Hay dos hileras de tejos muy antiguos que forman un seto impenetrable de cuatro metros dealtura. El paseo propiamente tal tiene unos tres metros de ancho.-Hay algo entre los setos y el paseo?-S, una franja de csped de dos metros de ancho a cada lado.-Es exacto decir que el seto que forman los tejos queda cortado por un portillo?-S; el portillo que da al pramo.-Existe alguna otra comunicacin?-Ninguna.-De manera que para llegar al paseo de los Tejos hay que venir de la casa o bien entrar por elportillo del pramo?-Hay otra salida a travs del pabelln de verano en el extremo que queda ms lejos de la casa.-Haba llegado hasta all Sir Charles?-No; se encontraba a unos cincuenta metros.-Dgame ahora, doctor Mortimer, y esto es importante, las huellas que usted vio estaban en elcamino y no en el csped?-En el csped no se marcan las huellas.-Estaban en el lado del paseo donde se encuentra el portillo?-S; al borde del camino y en el mismo lado. 15 16. El Sabueso de los Baskerville-Me interesa extraordinariamente lo que cuenta. Otro punto ms: estaba cerrado el portillo?-Cerrado y con el candado puesto.-Qu altura tiene?-Algo ms de un metro.-En ese caso, cualquiera podra haber pasado por encima.-Efectivamente.-Y, qu seales vio usted junto al portillo?-Ninguna especial.-Dios del cielo! Nadie lo examin?-Lo hice yo mismo.-Y no encontr nada? -Resultaba todo muy confuso. Sir Charles, no hay duda, permaneci all por espacio de cinco odiez minutos.-Cmo lo sabe?-Porque se le cay dos veces la ceniza del cigarro.-Excelente! He aqu, Watson, un colega de acuerdo con nuestros gustos. Pero, y las huellas?-Sir Charles haba dejado las suyas repetidamente en una pequea porcin del camino y no pudedescubrir ninguna otra.Sherlock Holmes se golpe la rodilla con la mano en un gesto de impaciencia. -Ah, si yo hubiera estado all! -exclam-. Se trata de un caso de extraordinario inters, queofrece grandes oportunidades al experto cientfico. Ese paseo, en el que tanto se podra haber ledo,hace ya tiempo que ha sido emborronado por la lluvia y desfigurado por los zuecos de campesinoscuriosos. Por qu no me llam usted, doctor Mortimer? Ha cometido un pecado de omisin.-No me era posible llamarlo, seor Holmes, sin revelar al mundo los hechos que acabo decontarle, y ya he dado mis razones para desear no hacerlo. Adems...-Por qu vacila usted?-Existe una esfera que escapa hasta al ms agudo y experimentado de los detectives.-Quiere usted decir que se trata de algo sobrenatural?-No lo he afirmado.-No, pero es evidente que lo piensa.-Desde que sucedi la tragedia, seor Holmes, han llegado a conocimiento mo varios incidentesdifciles de reconciliar con el orden natural.-Por ejemplo? -He descubierto que antes del terrible suceso varias personas vieron en el pramo a una criaturaque coincide con el demonio de Baskerville, y no es posible que se trate de ningn animal conocidopor la ciencia. Todos describen a una enorme criatura, luminosa, horrible y espectral. He interrogado aesas personas, un campesino con gran sentido prctico, un herrero y un agricultor del pramo, y lostres cuentan la misma historia de una espantosa aparicin, que se corresponde exactamente con elsabueso infernal de la leyenda. Le aseguro que se ha instaurado el reinado del terror en el distrito yque apenas hay nadie que cruce el pramo de noche.-Y usted, un profesional de la ciencia, cree que se trata de algo sobrenatural?-Ya no s qu creer.Holmes se encogi de hombros.16 17. El Sabueso de los Baskerville -Hasta ahora he limitado mis investigaciones a este mundo -dijo-. Combato el mal dentro de mismodestas posibilidades, pero enfrentarse con el Padre del Mal en persona quiz sea una tareademasiado ambiciosa. Usted admite, sin embargo, que las huellas son corpreas. -El primer sabueso era lo bastante corpreo para desgarrar la garganta de un hombre sin dejarpor ello de ser diablico.-Ya veo que se ha pasado usted con armas y bagajes al sobrenaturalismo. Pero dgame unacosa, doctor Mortimer, si es sa su opinin, por qu ha venido a consultarme? Me dice usted que esintil investigar la muerte de Sir Charles y al mismo tiempo quiere que lo haga.-No he dicho que quiera que lo haga. -En ese caso, cmo puedo ayudarle? -Aconsejndome sobre lo que debo hacer con Sir HenryBaskerville, que llega a la estacin de Waterloo -el doctor Mortimer consult su reloj- dentro de hora ycuarto exactamente.-Es el heredero?-S. Al morir Sir Charles hicimos indagaciones acerca de ese joven, y se descubri que se habaconsagrado a la agricultura en Canad. De acuerdo con los informes que hemos recibido se trata deun excelente sujeto desde todos los puntos de vista. Ahora no hablo como mdico sino en calidad defideicomisario y albacea de Sir Charles. -No hay ningn otro demandante, supongo? -Ninguno. El nico familiar que pudimos rastrear, adems de l, fue Rodger Baskerville, el menorde los tres hermanos de los que Sir Charles era el de ms edad. El segundo, que muri joven, era elpadre de este muchacho, Henry. El tercero, Rodger, fue la oveja negra de la familia. Proceda de lavieja cepa autoritaria de los Baskerville y, segn me han contado, era la viva imagen del retratofamiliar del viejo Hugo. Su situacin se complic lo bastante como para tener que huir de Inglaterra ydar con sus huesos en Amrica Central, donde muri de fiebre amarilla en 1876. Henry es el ltimo delos Baskerville. Dentro de una hora y cinco minutos me reunir con l en la estacin de Waterloo. Hesabido por un telegrama que llegaba esta maana a Southampton. Y sa es mi pregunta, seorHolmes, qu me aconseja que haga con l?-Por qu tendra que renunciar a volver al hogar de sus mayores? -Parece lo lgico, no es cierto? Y, sin embargo, si se considera que todos los Baskerville quevan all son vctimas de un destino cruel, estoy seguro de que si hubiera podido hablar conmigo antesde morir, Sir Charles me habra recomendado que no trajera a ese lugar horrible al ltimo vstago deuna antigua raza y heredero de una gran fortuna. No se puede negar, sin embargo, que la prosperidadde toda la zona, tan pobre y desolada, depende de su presencia. Todo lo bueno que ha hecho SirCharles se vendr abajo con estrpito si la mansin se queda vaca. Y ante el temor de dejarme llevarpor mi evidente inters en el asunto, he decidido exponerle el caso y pedirle consejo.Holmes reflexion unos instantes.-Dicho en pocas palabras, la cuestin es la siguiente: en opinin de usted existe un agentediablico que hace de Dartmoor una residencia peligrosa para un Baskerville, no es eso?-Al menos estoy dispuesto a afirmar que existen algunas pruebas en ese sentido.-Exacto. Pero, indudablemente, si su teora sobrenatural es correcta, el joven en cuestin esttan expuesto al imperio del mal en Londres como en Devonshire. Un demonio con un poder tanlocalizado como el de una junta parroquial sera demasiadoinconcebible. -Plantea usted la cuestin, seor Holmes, con una ligereza a laque probablemente renunciara si entrara en contacto personal conestas cosas. Su punto de vista, por lo que se me alcanza, es que eljoven Baskerville correr en Devonshire los mismos peligros que enLondres. Llega dentro de cincuenta minutos. Qu recomendarausted?-Lo que yo le recomiendo, seor mo, es que tome un coche, llamea su spaniel, que est araando la puerta principal y siga su caminohasta Waterloo para reunirse con Sir Henry Baskerville.-Y despus?17 18. El Sabueso de los Baskerville-Despus no le dir nada hasta que yo tome una decisin sobre este asunto.-Cunto tiempo necesitar?-Veinticuatro horas. Le agradecer mucho, doctor Mortimer, que maana a las diez en punto dela maana venga a visitarme; tambin ser muy til para mis planes futuros que traiga consigo a SirHenry Baskerville.-As lo har, seor Holmes. Garrapate los detalles de la cita en el puo de la camisa y, con su manera distrada y un tantopeculiar de persona corta de vista, se apresur a abandonar la habitacin. Holmes, que record algode pronto, logr detenerlo en el descansillo. -Una ltima pregunta, doctor Mortimer. Ha dicho usted que antes de la muerte de Sir Charlesvarias personas vieron esa aparicin en el pramo?-Tres exactamente.-Se sabe de alguien que la haya visto despus? No ha llegado a mis odos.-Muchas gracias. Buenos das. Holmes regres a su asiento con un gesto sereno de satisfaccin interior del que poda deducirseque tena delante una tarea que le agradaba. -Va usted a salir, Watson?-nicamente si no puedo serle de ayuda. -No, mi querido amigo, es en el momento de la accin cuando me dirijo a usted en busca deayuda. Pero esto que acabamos de or es esplndido, realmente nico desde varios puntos de vista.Cuando pase por Bradleys, ser tan amable de pedirle que me enve una libra de la picadura msfuerte que tenga? Muchas gracias. Tambin le agradecera que organizara sus ocupaciones para noregresar antes de la noche. Para entonces me agradar mucho comparar impresiones acerca delinteresantsimo problema que se ha presentado esta maana a nuestra consideracin. Yo saba que a Holmes le eran muy necesarios la reclusin y el aislamiento durante las horas deintensa concentracin mental en las que sopesaba hasta los indicios ms insignificantes y elaborabadiversas teoras que luego contrastaba para decidir qu puntos eran esenciales y cules carecan deimportancia. De manera que pas el da en mi club y no regres a Baker Street hasta la noche. Erancasi las nueve cuando abr de nuevo la puerta de la sala de estar. Mi primera impresin fue que se haba declarado un incendio, porque haba tanto humo en elcuarto que apenas se distingua la luz de la lmpara situada sobre la mesa. Nada ms entrar, sinembargo, se disiparon mis temores, porque el picor que sent en la garganta y que me oblig a toserproceda del humo acre de un tabaco muy fuerte y spero. A travs de la neblina tuve una vaga visinde Holmes en bata, hecho un ovillo en un silln y con la pipa de arcilla negra entre los labios. A sualrededor haba varios rollos de papel.-Se ha resfriado, Watson?-No; es esta atmsfera irrespirable.-Supongo que est un poco cargada, ahora que usted lo menciona.-Un poco cargada! Es intolerable.-Abra la ventana entonces! Se ha pasado usted todo el da en el club, por lo que veo.-Mi querido Holmes! -Estoy en lo cierto?-Desde luego, pero cmo...? A Holmes le hizo rer mi expresin de desconcierto. -Hay en usted cierta agradable inocencia,Watson, que convierte en un placer el ejercicio, a costa suya, de mis modestas facultades dededuccin. Un caballero sale de casa un da lluvioso en el que las calles se llenan de barro y regresapor la noche inmaculado, con el brillo del sombrero y de los zapatos todava intactos. Eso significaque no se ha movido en todo el tiempo. No es un hombre que tenga amigos ntimos. Dnde puedehaber estado, por lo tanto? No es evidente?-S, bastante.18 19. El Sabueso de los Baskerville-El mundo est lleno de cosas evidentes en las que nadie se fija ni por casualidad. Dnde seimagina usted que he estado yo?-Tampoco se ha movido.-Muy al contrario, porque he estado en Devonshire.-En espritu? -Exactamente. Mi cuerpo se ha quedado en este silln y, en mi ausencia, siento comprobarlo, haconsumido el contenido de dos cafeteras de buen tamao y una increble cantidad de tabaco.Despus de que usted se marchara ped que me enviaran de Stanfords un mapa oficial de esa partedel pramo y mi espritu se ha pasado todo el da suspendido sobre l. Creo estar en condiciones derecorrerlo sin perderme.-Un mapa a gran escala, supongo. -A grandsima escala -Holmes procedi a desenrollar una seccin, sostenindola sobre la rodilla-.Aqu tiene usted el distrito concreto que nos interesa. Es decir, con la mansin de los Baskerville en elcentro. -Y un bosque alrededor? -Exactamente. Me imagino que el paseo de los Tejos, aunque noest sealado con ese nombre, debe de extenderse a lo largo de estalnea, con el pramo, como puede usted ver, a la derecha. Ese puadode edificios es el casero de Grimpen, donde tiene su sede nuestroamigo el doctor Mortimer. Advierta que en un radio de ocho kilmetrostan slo hay algunas casas desperdigadas. Aqu est la mansin Lafter,mencionada en el relato que ley el doctor Mortimer. Esta indicacin deuna casa quiz seale la residencia del naturalista..., si no recuerdo malsu apellido era Stapleton. Aqu vemos dos granjas dentro del pramo,High Tor y Foulmire. Luego, a ms de veinte kilmetros, la prisin dePrincetown. Entre esos puntos desperdigados se extiende el pramodeshabitado y sin vida. Tal es, por lo tanto, el escenario donde se harepresentado la tragedia y donde quiz contribuyamos a que serepresente de nuevo.-Debe de ser un lugar extrao. -S, el decorado merece la pena. Si el diablo de verdad desea intervenir en los asuntos de loshombres...-Se inclina usted entonces hacia la explicacin sobrenatural? -Los agentes del demonio pueden ser de carne y hueso, no es cierto? Hay dos cuestiones queaclarar antes de nada. La primera es si se ha cometido algn delito; la segunda, qu delito y cmo?Por supuesto, si la teora del doctor Mortimer fuese correcta y tuviramos que vrnoslas con fuerzasque desbordan las leyes ordinarias de la naturaleza, nuestra investigacin morira antes de empezar.Pero estamos obligados a agotar todas las dems hiptesis antes de recurrir a sa. Creo quepodemos volver a cerrar esa ventana, si no tiene usted inconveniente. Es muy curioso, pero descubroque una atmsfera cargada contribuye a mantener la concentracin mental. No lo he llevado hasta elextremo de meterme en una caja para pensar, pero se sera el resultado lgico de mis convicciones.Tambin usted le ha dado vueltas al caso?-S; he pensado mucho en ello durante todo el da. -Ha llegado a alguna conclusin?-Es muy desconcertante. -Sin duda tiene unas caractersticas muy peculiares. Hay puntos muy sobresalientes. El cambioen la forma de las huellas, por ejemplo. Qu opina usted de eso?-Mortimer dijo que el difunto recorri de puntillas aquella parte del paseo. -El doctor se limit a repetir lo que algn estpido haba dicho en la investigacin. Por qutendra nadie que avanzar de puntillas paseo adelante?-Qu sucedi entonces?19 20. El Sabueso de los Baskerville-Corra, Watson..., corra desesperadamente para salvar la vida; corra hasta que le estall elcorazn y cay muerto de bruces.-Corra..., alejndose de qu? -Eso es lo que tenemos que averiguar. Hay indicios de que Sir Charles estaba ya obnubilado porel miedo antes de empezar a correr.-Cmo lo sabe usted? -Imagino que la causa de sus temores vino hacia l atravesando el pramo. Si es se el caso, yparece lo ms probable, slo un hombre que ha perdido la razn corre alejndose de la casa en lugarde regresar a ella. Si se puede dar crdito al testimonio del gitano, corri pidiendo auxilio en ladireccin de donde era menos probable que pudiera recibir ayuda. Por otra parte, a quin estabaesperando aquella noche, y por qu esperaba en el paseo de los Tejos y no en la casa?-Cree usted que esperaba a alguien? -Sir Charles era un hombre enfermo y de edad avanzada. Es comprensible que diera un paseo altima hora, pero, dada la humedad del suelo y la inclemencia de la noche, es lgico pensar que sequedara quieto cinco o diez minutos, como el doctor Mortimer, con ms sentido prctico del que yo lehubiera atribuido, dedujo gracias a la ceniza del cigarro puro?-Pero sala todas las noches. -Me parece improbable que se detuviera todas las noches junto al portillo. Sabemos, por elcontrario, que tenda a evitar el pramo. Aquella noche esper all. Al da siguiente se dispona a salirpara Londres. El asunto empieza a tomar forma, Watson. Se hace coherente. Si no le importa,pseme el violn y no volveremos a pensar en ello hasta que tengamos ocasin de reunirnos con eldoctor Mortimer y con Sir Henry Baskerville maana por la maana. 20 21. El Sabueso de los BaskervilleCAPTULO CUATROSIR HENRY BASKERVILLE Terminamos pronto de desayunar y Holmes, en bata, esper a que llegara el momento de laentrevista prometida. Nuestros clientes acudieron puntualmente a la cita: el reloj acababa de dar lasdiez cuando entr el doctor Mortimer, seguido del joven baronet, un hombre deunos treinta aos, pequeo, despierto, de ojos negros, constitucin robusta,espesas cejas negras y un rostro de rasgos enrgicos que reflejaban uncarcter batallador. Vesta un traje de tweed de color rojizo y tena la tez curtidade quien ha pasado mucho tiempo al aire libre, si bien haba algo en la firmezade su mirada y en la tranquila seguridad de sus modales que ponan demanifiesto su noble cuna.-Sir Henry Baskerville -dijo el doctor Mortimer. -A su disposicin -dijo Sir Henry-, y lo ms extrao, seor Holmes, es quesi mi amigo, aqu presente, no me hubiera propuesto venir a verlo hoy por lamaana, habra venido yo por iniciativa propia. Segn creo, resuelve ustedpequeos rompecabezas y esta maana me he encontrado con uno querequiere ms sustancia gris de la que yo estoy en condiciones de consagrarle. -Haga el favor de tomar asiento, Sir Henry. Si no entiendo mal ya hatenido usted alguna experiencia notable desde su llegada a Londres? -Nada de importancia, seor Holmes. Tan slo una broma, probablemente. Se trata de una carta,si es que se la puede llamar as, que he recibido esta maana. Sir Henry dej un sobre en la mesa y todos nos inclinamos para verlo. Era de calidad corriente ycolor grisceo. Las seas, Sir Henry Baskerville, Northumberland Hotel, estaban escritastoscamente, en el matasellos se lea Charing Cross y la carta se haba echado al correo la nocheanterior.-Quin saba que fuese usted a alojarse en el Northumberland Hotel? -pregunt Holmes,mirando con gran inters a nuestro visitante.-No lo saba nadie. Lo decid despus de conocer al doctor Mortimer.-Pero, sin duda, el doctor Mortimer se alojaba all con anterioridad. -No -dijo el doctor-; estuve disfrutando de la hospitalidad de un amigo. No exista la menorindicacin de que fusemos a elegir ese hotel. -Hummm! Alguien parece estar muy interesado en sus movimientos -Holmes sac del sobremedio pliego doblado en cuatro que procedi a abrir y extender sobre la mesa. Una sola frase, escritapor el procedimiento de pegar en el papel palabras impresas, ocupaba el centro de la hoja y deca losiguiente: Si da usted valor a su vida o a su razn, se alejar del pramo. Tan slo la palabrapramo estaba escrita a mano.-Ahora -dijo Sir Henry Baskerville- quiz pueda usted decirme, seor Holmes, cul es, por milpares de demonios, el significado de todo esto y quin es la persona que se interesa tanto por misasuntos.-Qu opina usted, doctor Mortimer? Tendr usted que reconocer, al menos, que no hay nada desobrenatural en ello.-No, desde luego, pero podra venir de alguien convencido de que existe una intervencinsobrenatural.-De qu estn hablando? -pregunt Sir Henry con aspereza-. Tengo la impresin de que todosustedes, caballeros, estn ms al tanto que yo de mis propios asuntos. -Le haremos partcipe de todo lo que sabemos antes de que abandone esta habitacin, SirHenry, se lo prometo -dijo Sherlock Holmes-. Pero por el momento, con su permiso, nos ceiremos aeste documento tan interesante, que debe de haberse compuesto y echado al correo anoche. Tieneusted el Times de ayer, Watson? 21 22. El Sabueso de los Baskerville-Est ah en el rincn. -Le importa acercrmelo..., la tercera pgina, con los editoriales? -Holmes examin los artculoscon rapidez, recorriendo las columnas de arriba abajo con la mirada-. Un editorial muy importantesobre la libertad de comercio. Permtanme que les lea un extracto. Quiz lo engatusen a usted paraque se imagine que su especialidad comercial o su industria se vern incentivadas mediante una tarifaprotectora, pero si da en utilizar la razn comprender que, a la larga, esa legislacin alejar del pasmucha riqueza, disminuir el valor de nuestras importaciones yempeorar las condiciones generales de vida en nuestras tierras.Qu le parece, Watson? -exclam Holmes, con gran regocijo,frotndose las manos satisfecho-. No cree usted que se trata de unaopinin admirable?El doctor Mortimer mir a Holmes con inters profesional y SirHenry Baskerville volvi hacia m unos ojos tan oscuros comodesconcertados.-No s mucho sobre tarifas y cosas semejantes -dijo-, pero meparece que nos estamos apartando un poco de la cuestin.-Pues yo opino, por el contrario, que la estamos siguiendo muy decerca, Sir Henry. Watson, aqu presente, sabe ms que usted acerca demis mtodos, pero me temo que tampoco l ha captado del todo laimportancia de esta frase.-No; confieso que no veo la relacin.-Y, sin embargo, mi querido Watson, existe una conexin muy estrecha, dado que la primera estsacada de sta. Usted, su su, vida, razn, valor, alejar, del. Ve usted ahora dednde se han tomado esas palabras? -Por todos los demonios, tiene usted razn! Que me aspen si no es de lo ms ingenioso! -exclam Sir Henry. -Y por si quedara alguna duda, no hay ms que ver cmo alejar y del estnen el mismo recorte. -Cierto, as es! -A decir verdad, seor Holmes, esto sobrepasa cualquier cosa que hubiera podido imaginar -dijoel doctor Mortimer, contemplando a mi amigo con asombro-. Entendera que alguien dijera que laspalabras han salido de un peridico, pero precisar cul y aadir que se trata del editorial, es una delas cosas ms sorprendentes que he visto nunca. Cmo lo ha hecho?-Imagino, doctor, que usted distinguira entre el crneo de un negro y el de un esquimal.-Sin duda.-Pero, cmo? -Porque es mi pasatiempo favorito. Las diferencias son evidentes. El borde supraorbital, el ngulofacial, la curva del maxilar, el...-Pues ste es mi pasatiempo favorito y las diferencias tambin son evidentes. A mis ojos es tantala diferencia entre el tipo de imprenta grande y bien espaciado de un artculo del Times y la impresindescuidada de un peridico de la tarde de medio penique como la que pueda existir para usted entresus negros y sus esquimales. La deteccin de caracteres de imprenta es una de las ramas mselementales del saber para el experto en delitos, aunque debo confesar que, en una ocasin, cuandoera muy joven, confund el Leeds Mercury con el Western Morning News. Pero un editorial del Timeses inconfundible y esas palabras no se podan haber tomado de ningn otro sitio. Y puesto que sehizo ayer, era ms que probable que las encontrramos donde las hemos encontrado. -Hasta donde soy capaz de seguirle, seor Holmes -dijo Sir Henry Baskerville-, afirma usted quealguien cort ese mensaje con unas tijeras...-Tijeras para uas -dijo Holmes-. Se puede ver que eran unas tijeras de hoja muy pequea, yaque quien lo hizo tuvo que dar dos tijeretazos para alejar del.-Efectivamente. Alguien, entonces, recort el mensaje con unas tijeras muy pequeas, lo pegcon engrudo...-Goma -dijo Holmes. 22 23. El Sabueso de los Baskerville-Con goma en el papel. Pero me gustara saber por qu tuvo que escribir la palabra pramo.-Porque el autor no la encontr en letra impresa. Las otras palabras eran sencillas y podanencontrarse en cualquier ejemplar del peridico, pero pramo es menos corriente.-Claro, eso lo explica. Ha descubierto usted algo ms en ese mensaje, seor Holmes? -Hay uno o dos indicios, aunque se ha hecho todo lo posible por eliminar cualquier pista. Ladireccin, si se fija usted, est escrita con letra muy tosca. The Times, sin embargo, es un peridicoque prcticamente slo leen las personas con una educacin superior. Podemos deducir, porconsiguiente, que quien compuso la carta es una persona educada que ha querido hacerse pasar porinculta y que su preocupacin por ocultar su letra sugiere que quiz alguno de ustedes la conozca opueda llegar a conocerla. Fjense, adems, en que las palabras no estn pegadas con precisin, sinounas mucho ms altas que otras. Vida, por ejemplo, se halla completamente fuera de su sitio. Esopuede indicar descuido o tal vez agitacin y prisa. En conjunto me inclino por esto ltimo, ya que setrata de un asunto a todas luces importante y no es probable que el redactor de la carta descuidara sutarea voluntariamente. Si es cierto que tena prisa, surge la interesante pregunta de por qu tena tanta prisa, dado que Sir Henry habra recibido antes de abandonar el hotel cualquier carta que se echara al correo por la maana temprano. Acaso tema su autor una interrupcin y, en ese caso, de quin?-Estamos entrando en el terreno de las conjeturas -dijo el doctor Mortimer. -Digamos, ms bien, en el terreno donde sopesamos posibilidades yelegimos la ms probable. Es el uso cientfico de la imaginacin, pero siempretenemos una base material sobre la que apoyar nuestras especulaciones. Sinduda puede usted llamarlo conjetura, pero estoy casi seguro de que estasseas se han escrito en un hotel.-Cmo demonios puede usted saberlo?-Si las examina cuidadosamente descubrir que tanto la pluma como la tinta han causado problemas a la persona que escriba. La pluma ha emborronado dos veces la misma palabra y se ha quedado seca tres veces enmuy poco tiempo, lo que demuestra que haba muy poca tinta en el tintero. Ahora bien, raras veces sepermite que una pluma o un tintero personales lleguen a esa situacin, y la combinacin de las dos hade ser bastante rara. Pero todos ustedes conocen las plumas y los tinteros de los hoteles, donde loraro es encontrar otra cosa. S: afirmo casi sin lugar a duda que si pudiramos examinar el contenidode las papeleras de los hoteles de los alrededores de Charing Cross hasta encontrar el resto delmutilado editorial del Times podramos descubrir a la persona que envi este singular mensaje. Vaya,vaya! Qu es esto? Sherlock Holmes estaba examinando cuidadosamente el medio pliego con las palabras pegadas,colocndoselo a pocos centmetros de los ojos.-Y bien? -Nada -respondi Holmes, dejndolo caer-. Es la mitad de un pliego totalmente en blanco, sinfiligrana siquiera. Creo que hemos extrado toda la informacin posible de esta carta tan curiosa.Ahora, Sir Henry, le ha sucedido alguna otra cosa de inters desde su llegada a Londres?-No, seor Holmes, me parece que no.-No ha observado que nadie lo siguiera o lo vigilara? -Tengo la impresin de haberme convertido en personaje de novela barata -dijo nuestro visitante-. Por qu demonios habra de vigilarme o de seguirme nadie?-Estamos llegando a eso. No tiene usted que informarnos de nada ms antes de que hablemosde su viaje?-Bueno, depende de lo que usted considere digno de mencin.-Creo que todo lo que se salga del curso ordinario de la vida es digno de mencin.Sir Henry sonri. 23 24. El Sabueso de los Baskerville -No s an mucho acerca de la vida britnica, porque he pasado la mayor parte de mi existenciaen los Estados Unidos y en Canad. Pero supongo que tampoco aqu perder una bota es parte delcurso ordinario de la vida. -Ha perdido una bota?-Mi querido seor -exclam el doctor Mortimer-, tan slo se ha extraviado. Estoy seguro de que laencontrar a su regreso al hotel. Qu sentido tiene molestar al seor Holmes con insignificanciascomo sa?-Me ha preguntado por cualquier cosa que se saliera de lo corriente.-As es -intervino Holmes-, aunque el incidente pueda parecer completamente estpido. Diceusted que ha perdido una bota? -Digamos, ms bien, que se ha extraviado. Anoche dej las dos fuera y slo haba una por lamaana. No he conseguido sacar nada en limpio del sujeto que las limpia. Y lo peor de todo es quelas compr precisamente anoche en el Strand y an no las he estrenado.-Si no se las haba puesto, por qu las dej fuera para que se las limpiaran?-Eran unas botas de cuero y estaban sin charolar. Por eso las saqu. -Tengo que entender entonces que al llegar ayer a Londres sali inmediatamente a la calle y secompr un par de botas? -Compr muchas cosas. El doctor Mortimer, aqu presente, me acompa. Comprndalo usted,si voy a ser un terrateniente destacado, he de vestirme en consonancia con mi categora social, ypuede ser que me haya hecho un poco descuidado en Amrica. Compr, entre otras cosas, esasbotas marrones (pagu seis dlares por ellas) y he conseguido que me roben una antes deestrenarlas.-Parece un robo particularmente intil -dijo Sherlock Holmes-. Confieso compartir la creencia deldoctor Mortimer de que la bota aparecer dentro de poco. -Y ahora, caballeros -dijo el baronet con decisin- me parece que he hablado ms que suficientede lo poco que s. Ya es hora de que cumplan ustedes su promesa y me den una informacincompleta sobre el asunto que a todos nos ocupa.-Su peticin es muy razonable -respondi Holmes-. Doctor Mortimer, creo que lo mejor ser quecuente usted la historia a Sir Henry tal como nos la cont a nosotros. Al recibir aquel estmulo, nuestro amigo el hombre de ciencia se sac los papeles que llevaba enel bolsillo y present el caso como lo haba hecho el da anterior. Sir Henry le escuch con la msprofunda atencin y con alguna exclamacin de sorpresa de cuando en cuando. -Vaya, parece que me ha tocado en suerte algo ms que una herencia -coment, una vezterminada la larga narracin-. Por supuesto, llevo oyendo hablar del sabueso desde mi infancia. Es lahistoria preferida de la familia, aunque hasta ahora nunca se me haba ocurrido tomarla en serio.Pero, por lo que se refiere a la muerte de mi to..., bueno, todo parece arremolinrseme en la cabeza ytodava no consigo verlo con claridad. Creo que an no han decidido ustedes si hay que acudir a lapolica o a un clrigo.-Exactamente. -Y ahora se aade el asunto de la carta que me han mandado al hotel. Supongo que eso encajacon lo dems. -Parece indicar que hay alguien que sabe ms que nosotros sobre lo que pasa en el pramo -dijoel doctor Mortimer. -Y alguien adems -aadi Holmes- que est bien dispuesto hacia usted, puesto que lo previenedel peligro. -O que quiz quiere asustarme en beneficio propio. -S, por supuesto, tambin eso es posible.Estoy muy en deuda con usted, doctor Mortimer, por haberme presentado un problema que ofrecevarias alternativas interesantes. Pero tenemos que resolver una cuestin prctica, Sir Henry: la de sies aconsejable que vaya usted a la mansin de los Baskerville.-Por qu tendra que renunciar a hacerlo?-Podra ser peligroso. 24 25. El Sabueso de los Baskerville-Se refiere usted al peligro de ese demonio familiar o a la actuacin de seres humanos?-Bien; eso es lo que tenemos que averiguar. -En cualquiera de los dos casos, mi respuesta es la misma. No hay demonio en el infierno nihombre sobre la faz de la tierra que me pueda impedir volver a la casa de mi familia, y tenga usted laseguridad de que le doy mi respuesta definitiva -frunci el entrecejo mientras hablaba y su rostroenrojeci vivamente. No caba duda de que el carcter fogoso de los Baskerville an segua vivo en elltimo retoo de la estirpe-. Por otra parte -continu-, apenas he tenido tiempo de pensar sobre todolo que me han contado ustedes. Es mucho pedir que una persona entienda y decida a la vez. Megustara disponer de una hora de tranquilidad. Vamos a ver, seor Holmes: ahora son las once ymedia y yo voy a volver directamente a mi hotel. Qu le parece si usted y su amigo, el doctorWatson, se renen a las dos con nosotros y almorzamos juntos? Para entonces estar en condicionesde decirle con ms claridad cmo veo las cosas.-Tiene usted algn inconveniente, Watson?-Ninguno.-En ese caso cuenten con nosotros. Debo llamar a un coche de alquiler?-Prefiero andar, porque este asunto me ha puesto un poco nervioso.-Y yo le acompaar con mucho gusto -dijo el doctor Mortimer.-En ese caso volveremos a reunirnos a las dos. Hasta luego y buenos das! Omos los pasos de nuestros visitantes en la escalera y el ruido de la puerta de la calle alcerrarse. En un instante Holmes haba dejado de ser el soador lnguido para transformarse en elhombre de accin.-Enseguida, Watson, pngase el sombrero y las botas! Ni un momento que perder! -Holmes sedirigi a toda prisa hacia su cuarto para quitarse la bata y regres a los pocos segundos con la levitapuesta. Descendimos apresuradamente las escaleras y salimos a la calle. El doctor Mortimer yBaskerville eran todava visibles a unos doscientos metros por delante de nosotros en direccin aOxford Street.-Quiere que corra y los alcance? -Ni por lo ms remoto, mi querido Watson. Su compaa me satisface plenamente, si a usted nole desagrada la ma. Nuestros amigos han acertado, porque sin duda es una maana muy adecuadapara pasear.Sherlock Holmes aceler la marcha hasta que la distancia que nos separaba qued reducida a la mitad. Luego, siempre mantenindonos unos cien metros por detrs, seguimos a Baskerville y a Mortimer por Oxford Street y despus por Regent Street. En una ocasin nuestros amigos se detuvieron a mirar un escaparate y Holmes hizo lo mismo. Un instante despus dej escapar un leve grito de satisfaccin y, al seguir la direccin de su mirada, vi que un cabriol de alquiler que se haba detenido al otro lado de la calle reanudaba lentamente la marcha.-Ah est nuestro hombre, Watson! Venga! Al menos tendremosocasin de verlo, aunque no podamos hacer nada ms. En aquel momento me di cuenta de que una poblada barba negra y dos ojos muy penetrantes se haban vuelto hacia nosotros por la ventanilla del coche de alquiler. Inmediatamente se alz la trampilla del techo, el cochero recibi una orden a gritos y el vehculo sali disparado Regent Street adelante. Holmes busc ansiosamente con la vista otro coche desocupado, pero no haba ninguno. Luego ech a correrdesesperadamente entre la corriente del trfico, pero la ventaja era demasiado grande y muy pronto elcabriol se perdi de vista.-Qu contrariedad! -dijo Holmes con amargura al apartarse, jadeante y plido de indignacin, delflujo de vehculos-. Ha existido nunca peor suerte y tambin mayor torpeza? Watson, Watson, si esusted honesto tendr que apuntar esto en el debe, contraponindolo a mis xitos!-Quin era ese individuo? 25 26. El Sabueso de los Baskerville-No tengo la menor idea.-Un espa? -Por lo que hemos odo era evidente que a Baskerville lo han estado siguiendo muy de cercadesde que lleg a Londres. De lo contrario, cmo habra podido saberse tan pronto que se alojabaen el hotel Northumberland? Si lo haban seguido el primer da, era lgico que tambin lo siguieran elsegundo. Quiz se percat usted de que me llegu dos veces hasta la ventana mientras el doctorMortimer lea el texto de la leyenda.-S, lo recuerdo.-Quera ver si alguien merodeaba por la calle, pero no he tenido xito. Nos enfrentamos con unhombre inteligente, Watson. Se trata de un asunto muy serio y aunque no he decidido an si estamosen contacto con un agente benvolo o perverso, constato siempre la presencia de inteligencia ydecisin. Al marcharse nuestros amigos los segu al instante con la esperanza de localizar a suinvisible acompaante, pero nuestro hombre ha tenido la precaucin de no trasladarse a pie sinoutilizar un coche, lo que le permita rezagarse o adelantarlos a toda velocidad y escapar as a sudeteccin. Ese mtodo tiene la ventaja adicional de que si hubieran tomado un coche ya estabapreparado para seguirlos. Pero tiene, sin embargo, una desventaja.-Lo pone a merced del cochero.-Exactamente.-Es una lstima que no tomramos el nmero! -Mi querido Watson, aunque haya obrado con torpeza, no pensar usted seriamente que heolvidado ese pequeo detalle. Nuestro hombre es el 2704. Pero por el momento no nos sirve de nada.-No veo qu ms podra usted haber hecho. -Al descubrir el coche de alquiler debera haber dado la vuelta y haberme alejado, para, acontinuacin, alquilar con toda calma un segundo cabriol y seguir al primero a una distancia prudenteo, mejor an, trasladarme al hotel Northumberland y esperar all. Despus de que el desconocidohubiera seguido a Baskerville hasta su casa habramos tenido la oportunidad de jugar a su mismojuego y ver a dnde se diriga l. Pero, debido a una impaciencia indiscreta, de la que nuestrocontrincante ha sabido aprovecharse con extraordinaria celeridad y energa, nos hemos traicionado ylo hemos perdido.Durante esta conversacin habamos seguido avanzando lentamente por Regent Street y yahaca tiempo que el doctor Mortimer y su acompaante se haban perdido de vista.-No tiene objeto que continuemos -dijo Holmes-. La persona que los segua se ha marchado y noreaparecer. Hemos de ver si disponemos de otros triunfos y jugarlos con decisin. Reconocerausted el rostro del hombre que iba en el cabriol?-Slo reconocera la barba.-Lo mismo me sucede a m, por lo que deduzco que, con toda probabilidad, era una barbapostiza. Un hombre inteligente que lleva a cabo una misin tan delicada slo utiliza una barba paradificultar su identificacin. Venga conmigo, Watson! Holmes entr en una de las oficinas de recaderos del distrito, donde el gerente lo recibi demanera muy afectuosa.-Ya veo, Wilson, que no ha olvidado el caso en que tuve la buena fortuna de poder ayudarle.-No, seor; le aseguro que no lo he olvidado. Salv usted mi reputacin y quiz tambin mi vida. -Exagera usted, amigo mo. Si no recuerdo mal, cuenta usted entre sus empleados con unmuchacho apellidado Cartwright, que mostr cierto talento durante nuestra investigacin.-S, seor; todava sigue con nosotros. -Podra usted llamarlo? Muchas gracias! Y tambin me gustara que me cambiara este billetede cinco libras. Un chico de catorce aos, de rostro despierto y mirada inquisitiva, se present en respuesta a lallamada del encargado y se qued mirando al famoso detective con aire reverente. 26 27. El Sabueso de los Baskerville -Djeme ver la gua de hoteles -dijo Holmes-. Muchas gracias. Vamos a ver, Cartwright, aqutienes los nombres de veintitrs hoteles, todos en las inmediaciones de Charing Cross. Los ves?-S, seor.-Vas a visitarlos todos, uno a uno.-S, seor. -Empezars, en cada caso, por dar un cheln al portero. Aqu tienesveintitrs chelines.-S, seor. -Le dirs que quieres ver el contenido de las papeleras que sevaciaron ayer. Dirs que se ha extraviado un telegrama importante yque lo ests buscando. Entiendes?-S, seor.-Pero, en realidad, lo que vas a buscar es un ejemplar del Times de ayer en cuya pgina central se hayan hecho unos agujeros con tijeras.Aqu tienes el peridico. sta es la pgina. La reconocers fcilmente, no es cierto?-S, seor. -El portero te mandar en cada caso al conserje, a quien tambin dars un cheln. Aqu tienesotros veintitrs chelines. Es posible que en veinte de los veintitrs hoteles los papeles desechados delda de ayer hayan sido quemados o eliminados. En los otros tres casos te mostrarn un montn depapel y buscars en l esta pgina del Times. Las posibilidades en contra son elevadsimas. Aqutienes diez chelines ms para una emergencia. Mndame un informe por telgrafo a Baker Streetantes de la noche. Y ahora, Watson, slo nos queda descubrir mediante el telgrafo la identidad denuestro cochero, el nmero 2704; luego pasaremos por una de las galeras de Bond Street yocuparemos el tiempo viendo cuadros hasta el momento de nuestra cita en el hotel.27 28. El Sabueso de los BaskervilleCAPTULO CINCOTRES CABOS ROTOS Sherlock Holmes posea, de manera muy notable, la capacidad de desentenderse a voluntad. Porespacio de dos horas pareci olvidarse del extrao asunto que nos tena ocupados para consagrarsepor entero a los cuadros de los modernos maestros belgas. Y desde que salimos de la galera hastaque llegamos al hotel Northumberland habl exclusivamente de arte, tema sobre el que tena ideasmuy elementales. -Sir Henry Baskerville los espera en su habitacin -dijo el recepcionista-. Me ha pedido que leshiciera subir en cuanto llegaran.-Tiene inconveniente en que consulte su registro? -dijo Holmes.-Ninguno. En el registro aparecan dos entradas despus de la de Baskerville: Theophilus Johnson yfamilia, de Newcastle, y la seora Oldmore con su doncella, de High Lodge, Alton.-Sin duda este Johnson es un viejo conocido mo -le dijo Holmes al conserje-. No se trata de unabogado, de cabello gris, con una leve cojera?-No, seor; se trata del seor Johnson, propietario de minas de carbn, un caballero muy activo,no mayor que usted.-Est seguro de no equivocarse sobre su ocupacin?-No, seor: viene a este hotel desde hace muchos aos y lo conocemos muy bien. -En ese caso no hay ms que hablar. Pero..., seora Oldmore; tambin me parece recordar eseapellido. Perdone mi curiosidad, pero, con frecuencia, al ir a visitar a un amigo se encuentra a otro. -Es una dama enferma, seor. Su esposo fue en otro tiempo alcalde de Gloucester. Siempre sealoja en nuestro hotel cuando viene a Londres. -Muchas gracias; me temo que no tengo el honor de conocerla. Hemos obtenido un dato muyimportante con esas preguntas, Watson -continu Holmes, en voz baja, mientras subamos juntos laescalera-. Sabemos ya que las personas que sienten tanto inters por nuestro amigo no se alojanaqu. Eso significa que si bien, como ya hemos visto, estn ansiosos de vigilarlo, les preocupaigualmente que Sir Henry pueda verlos. Y eso es un hecho muy sugerente.-Qu es lo que sugiere?-Sugiere... vaya! Qu le sucede, mi querido amigo? Al terminarde subir la escalera nos tropezamos con Sir Henry Baskerville enpersona, con el rostro encendido por la indignacin y empuando unabota muy usada y polvorienta. Estaba tan furioso que apenas se leentenda y cuando por fin habl con claridad lo hizo con un acentoamericano mucho ms marcado del que haba utilizado por la maana. -Me parece que me han tomado por tonto en este hotel -exclam-.Pero como no tengan cuidado descubrirn muy pronto que donde lasdan las toman. Por todos los demonios, si ese tipo no encuentra la botaque me falta, aqu va a haber ms que palabras. S aceptar una bromacomo el que ms, seor Holmes, pero esto ya pasa de castao oscuro.-An sigue buscando la bota?-As es, y estoy decidido a encontrarla.-Pero, no dijo usted que era una bota nueva de color marrn?-As era, seor mo. Y ahora se trata de otra negra y vieja.-Cmo! Quiere usted decir...?-Eso es exactamente lo que quiero decir. Slo tena tres pares..., las marrones nuevas, lasnegras viejas y los zapatos de charol, que son los que llevo puestos. Anoche se llevaron una marrn y 28 29. El Sabueso de los Baskervillehoy me ha desaparecido una negra. Veamos, la ha encontrado usted? Hable, caramba, y no se mequede mirando!Haba aparecido en escena un camarero alemn presa de gran nerviosismo.-No, seor; he preguntado por todo el hotel, pero nadie sabe nada.-Pues o aparece la bota antes de que se ponga el sol, o ir a ver al gerente para decirle que memarcho inmediatamente del hotel.-Aparecer, seor..., le prometo que si tiene usted un poco de paciencia la encontraremos.-No se le olvide, porque es lo ltimo que voy a perder en esta guarida de ladrones. Perdone,seor Holmes, que le moleste por algo tan insignificante...-Creo que est justificado preocuparse.-Veo que le parece un asunto serio.-Cmo lo explica usted?-No trato de explicarlo. Me parece la cosa ms absurda y ms extraa que me ha sucedidonunca.-La ms extraa, quiz -dijo Holmes pensativo.-Cul es su opinin? -No pretendo entenderlo todava. Este caso suyo es muy complicado, Sir Henry. Cuando lorelaciono con la muerte de su to dudo de que entre los quinientos casos de importancia capital conque me he enfrentado hasta ahora haya habido alguno que presentara ms dificultades. Disponemosde varias pistas y es probable que una u otra nos lleve hasta la verdad. Quiz perdamos tiemposiguiendo una falsa, pero, ms pronto o ms tarde, daremos con la correcta.El almuerzo fue muy agradable, aunque en su transcurso apenas se dijo nada del asunto que noshaba reunido. Tan slo cuando nos retiramos a una sala de estar privada Holmes pregunt aBaskerville cules eran sus intenciones.-Trasladarme a la mansin de los Baskerville.-Y, cundo?-A finales de semana. -Creo que, en conjunto -dijo Holmes-, su decisin es acertada. Tengo suficientes pruebas de queest usted siendo seguido en Londres y entre los millones de habitantes de esta gran ciudad es difcildescubrir quines son esas personas y cul pueda ser su propsito. Si su intencin es hacer el malpueden darle un disgusto y no estaramos en condiciones de impedirlo. Saba usted, doctorMortimer, que alguien los segua esta maana al salir de mi casa?El doctor Mortimer tuvo un violento sobresalto.-Seguidos! Por quin?-Eso es lo que, desgraciadamente, no puedo decirles.Entre sus vecinos o conocidos de Dartmoor, hay alguien de pelo negro que se deje la barba? -No..., espere, djeme pensar..., s, claro, Barrymore, el mayordomo de Sir Charles, es unhombre muy moreno, con barba.-Aj! Dnde est Barrymore?-Tiene a su cargo la mansin de los Baskerville. -Ser mejor que nos aseguremos de que sigue all o de si, por el contrario, ha tenido ocasin detrasladarse a Londres.-Cmo puede usted averiguarlo?-Dme un impreso para telegramas. Est todo listo para Sir Henry? Eso bastar. Dirigido alseor Barrymore, mansin de los Baskerville. Cul es la oficina de telgrafos ms prxima?Grimpen. De acuerdo, enviaremos un segundo cable al jefe de correos de Grimpen: Telegrama para29 30. El Sabueso de los Baskervilleentregar en mano al seor Barrymore. Si est ausente, devolver por favor a Sir Henry Baskerville,hotel Northumberland. Eso deber permitirnos saber antes de la noche si Barrymore est en supuesto o se ha ausentado.-Asunto resuelto -dijo Baskerville-. Por cierto, doctor Mortimer, quin es ese Barrymore, detodas formas? -Es el hijo del antiguo guarda, que ya muri. Los Barrymore llevan cuatro generaciones cuidandode la mansin. Hasta donde se me alcanza, l y su mujer forman una pareja tan respetable comocualquiera del condado.-Al mismo tiempo -dijo Baskerville-, est bastante claro que mientras en la mansin no hayanadie de mi familia esas personas disfrutan de un excelente hogar y carecen de obligaciones.-Eso es cierto.-Dej Sir Charles algo a los Barrymore en su testamento? -pregunt Holmes.-l y su mujer recibieron quinientas libras cada uno.-Ah! Estaban al corriente de que iban a recibir esa cantidad?-S; Sir Charles era muy aficionado a hablar de las disposiciones de su testamento.-Eso es muy interesante. -Espero -dijo el doctor- que no considere usted sospechosas a todas las personas que hanrecibido un legado de Sir Charles, porque tambin a m me dej mil libras.-Vaya! Ya alguien ms?-Hubo muchas sumas insignificantes para otras personas y tambin se atendi a un gran nmerode obras de caridad. Todo lo dems queda para Sir Henry. -Y a cunto ascenda lo dems? -Setecientas cuarenta mil libras. Holmes alz las cejassorprendido.-Ignoraba que se tratase de una suma tan enorme -dijo. -Se daba por sentado que Sir Charlesera rico, pero slo hemos sabido hasta qu punto al inventariar sus valores. La herencia ascenda entotal a casi un milln. -Cielo santo! Por esa apuesta se puede intentar una jugada desesperada. Y una pregunta ms,doctor Mortimer. Si le sucediera algo a nuestro joven amigo aqu presente (perdneme esta hiptesistan desagradable), quin heredara la fortuna de Sir Charles? -Dado que Rodger Baskerville, el hermano pequeo, muri soltero, la herencia pasara a losDesmond, que son primos lejanos. James Desmond es un clrigo de avanzada edad que vive enWestmorland. -Muchas gracias. Todos estos detalles son de gran inters. Conoce usted al seor JamesDesmond?-S; en una ocasin vino a visitar a Sir Charles. Es un hombre de aspecto venerable y de vidantegra. Recuerdo que, a pesar de la insistencia de Sir Charles, se neg a aceptar la asignacin quele ofreca.-Y ese hombre de gustos sencillos, sera el heredero de la fortuna? -Heredara la propiedad, porque est vinculada. Y tambin heredara el dinero a no ser que elactual propietario, que, como es lgico, puede hacer lo que quiera con l, le diera otro destino en sutestamento.-Ha hecho usted testamento, Sir Henry? -No, seor Holmes, no lo he hecho. No he tenido tiempo, porque slo desde ayer estoy alcorriente de todo. Pero, en cualquier caso, creo que el dinero no debe separarse ni del ttulo ni de lapropiedad. Esa era la idea de mi pobre to. Cmo sera posible restaurar el esplendor de losBaskerville si no se dispone del dinero necesario para mantener la propiedad? La casa, la tierra y eldinero deben ir juntos. 30 31. El Sabueso de los Baskerville-As es. Bien, Sir Henry: estoy completamente de acuerdo con usted en cuanto a la convenienciade que se traslade sin tardanza a Devonshire. Pero hay una medida que debo tomar. En ningn casopuede usted ir solo.-El doctor Mortimer regresa conmigo. -Pero el doctor Mortimer tiene que atender a sus pacientes y su casa est a varios kilmetros dela de usted. Hasta con la mejor voluntad del mundo puede no estar en condiciones de ayudarle. No,Sir Henry; tiene usted que llevar consigo a alguien de confianza que permanezca constantemente asu lado.-Existe la posibilidad de que venga usted conmigo, seor Holmes? -Si llegara a producirse una crisis, me esforzara por estar presente, pero sin duda entenderusted perfectamente que, dada la amplitud de mi clientela y las constantes peticiones de ayuda queme llegan de todas partes, me resulte imposible ausentarme de Londres por tiempo indefinido. En elmomento actual uno de los apellidos ms respetados de Inglaterra est siendo mancillado por unchantajista y nicamente yo puedo impedir un escndalo desastroso. Comprender usted lo imposibleque me resulta trasladarme a Dartmoor.-Entonces, a quin recomendara usted? Holmes me puso la mano en el brazo.-Si mi amigo est dispuesto a acompaarle, no hay persona que resulte ms til en una situacin difcil. Nadie lo puede decir con ms seguridad que yo.Aquella propuesta fue una sorpresa total para m, pero, antes de que pudiera responder, Baskerville me tom la mano y la estrech cordialmente.-Vaya, doctor Watson, es usted muy amable -dijo-. Ya ve la clase de persona que soy y sabe de este asunto tanto como yo. Si viene conmigo a la mansin de los Baskerville y me ayuda a salir del apuro no lo olvidar nunca.Siempre me ha fascinado la posibilidad de una aventura y me senta adems halagado por las palabras de Holmes y por el entusiasmo con que el baronet me haba aceptado por compaero.-Ir con mucho gusto -dije- . No creo que pudiera emplear mi tiempo de mejor manera.-Tambin se ocupar usted de informarme con toda precisin -dijo Holmes-. Cuando se produzcauna crisis, como sin duda suceder, le indicar lo que tiene que hacer. Estarn ustedes listos para elsbado?-Le convendr ese da al doctor Watson?-No hay ningn problema.-En ese caso, y si no tiene usted noticias en contra, el sbado nos reuniremos en Paddingtonpara tomar el tren de las 10:30. Nos habamos levantado ya para marcharnos cuando Baskerville lanz un grito de triunfo y,lanzndose hacia uno de los rincones de la habitacin, sac una bota marrn de debajo de unarmario.-La bota queme faltaba! -exclam.-Ojal todas nuestras dificultades desaparezcan tan fcilmente! -dijo Sherlock Holmes. -Resulta muy extrao de todas formas -seal el doctor Mortimer-. Registr cuidadosamente lahabitacin antes del almuerzo.-Y yo hice lo mismo -aadi Baskerville-. Centmetro a centmetro.-No haba ninguna bota.-En ese caso tiene que haberla colocado ah el camarero mientras almorzbamos. Se llam al alemn, quien asegur no saber nada de aquel asunto, y el mismo resultado negativodieron otras pesquisas. Se haba aadido un elemento ms a la serie constante de pequeosmisterios, en apariencia sin sentido, que se sucedan unos a otros con gran rapidez. Dejando a un 31 32. El Sabueso de los Baskervillelado la macabra historia de la muerte de Sir Charles, contbamos con una cadena de incidentesinexplicables, todos en el espacio de cuarenta y ocho horas, entre los que figuraban la recepcin de lacarta confeccionada con recortes de peridico, el espa de barba negra en el cabriol, la desaparicinde la bota marrn recin comprada, la de la vieja bota negra y ahora la reaparicin de la nueva.Holmes guard silencio en el coche de caballos mientras regresbamos a Baker Street y sus cejasfruncidas y la intensidad de su expresin me hacan saber que su mente, como la ma, estabaocupada tratando de encontrar una explicacin que permitiera encajar todos aquellos extraosepisodios sin conexin aparente. De vuelta a casa permaneci toda la tarde y hasta bien entrada lanoche sumergido en el tabaco