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EL SENTIDO INUTIL ( 1 9 9 2 )

EL SENTIDO INUTIL

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Poemario 1992

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EL SENTIDO INUTIL  

( 1 9 9 2 )   

 

   

" Él no responde, se reclina, espera.

Ella sonríe. No es silencio: sabe."

 

Jenaro Talens

El largo aprendizaje

 

 

   

Se pudiera trazar una parábola

en el centro del tablero de backgammon

mientras el mundo se reproduce,

muere, se reproduce...

Se pudiera.

 

 

Cruje el himen

pero no lo oyes,

ensimismado como estás

en golpearle con saña,

en oír sus protestas

y su llanto.

eyaculas sin orgasmo

ensimismado como estás

en sus ojos vidriosos,

en ese charco que se hace grande

enigmáticamente.  

 

   

Te espero abandonado

sobre mármol, con esquirlas

de mármol que me cubren

ruido sordo, música negra

fastuo mortuorio,

prendas desechadas,

cadáver corrupto,

te espero con mi cráneo

pelado.     

  

   

Aguacate con limón,

tournedo con mostaza,

salchichón solo

en nuestra habitación vacía

hueca

rellena de pasas y piñones,

rebosando gula

con barrigas que aumentan

con los años.  

   

     

Cae el mar

telón sin gotas

auge de cantos petrificados

frente a frente.

Todo dedicado al siempre

estrepitoso epílogo ahora

busca comienzo...

¿ Dónde empezar ?

Un dolor profundo en una sien

y el mar cae. Sin ruido.      

  

 

 

Amo a los hombres vacíos

amo a los hombres desesperados

siento palpitar las sienes

de mi río. Y el bullicio

de sus alas, el enjambre

de seres humanos que murmuran

acrecentan mi amor,

prenden de mí

acaso un glaciar lejano

que cruje a cada paso.

¡Cómo amo a esos hombres!    

 

  

   

Salsa espachurrada

en una estructura cónica

y resbala. Quieres toser

y los paneles de polietileno

te aíslan del ruido

no te sientes

lames tu carne de gallina

y tiemblas. Sientes miedo.

La salsa resbala

y a ella sí la oyes.      

     

PORTALES

  Enfría

y el viento sopla

de oreja a oreja

como Homeless

de puerta en puerta

buscando hojas de un bloc

desmembrado.

 

Oíste algo

era el viento

los portales.  

   

 

Sin pechos

la niña tumbada boca abajo

y la toco toda. Nalgas

tiernas, nuevas. El cabello fino

se gira a mí

Házmelo de nuevo

Su tono, qué lástima, ya no es

de niña.     

     

Pota en mi espalda

caliente aún,

cierra en un momento

su fe, destila amabilidad

ambigüa, trilateral, escéptica

y vuelve a potar,

ahora suavemente

gozando de la extroversión.      

     

Resbala por tu mentón

como el deshielo en Mayo

con pausa, retozando

lamiendo tu barbilla,

discurriendo sedoso

pintándote tranquila,

resbala por tu mentón

como por tus piernas.   

 

  

   

Somos peonzas inmóviles

caídas en un patio sombrío.

Cuando morimos,

si hemos dejado atrás Arte,

parte de nosotros,

entonces giramos en spin furioso

movimiento imparable

que se extingue –quizá—

en un infinito futuro.

El patio está lleno

de peonzas inmóviles.     

  

 

   

Triángulo de sexo femenino

chorrea simpatía por ti,

de mujer a mujer, ósmosis diaria

que lleva a la inversión pletórica

sobre ausencias indeseadas

y lenguas bien adentro.

     

   

¿ Qué es amor ?

Tantas definiciones encuentro

que ninguna acierta

y en el error sombrío

caigo sin temor

creyendo tener un sentimiento nuevo

dejando atrás

amor, amor y amor

y buscando adelante

amor.      

 

       

Finezas queréis oir,

pero mi alma de espantapájaros

hediondo os lo impide.

Suena un disco crepitante

--aún no hay láser –

un pianoforte desbocado

escupe dedos muertos,

metacarpios en un cementerio

en un nicho encerrados.

¿ Queréis oir finezas ?

Jodeos.  

     

     

Mantuve el tiempo justo

su cabeza bajo el agua

y al quedar quieta

--tras agitarse intensamente—

flotando entre dos aguas

pude por fin quitarle su bikini

y contemplar aquellos triángulos blancos

que me hipnotizaban.    

   

  

     

Espejismos en fundidos crecientes

como arado en un campo

son las marcas oscuras paralelas

que aparecen

como magia televisiva. Pero

es físico, cruel, real

el espejismo surgiente

de las masas musculares

hechas cebras

por tu fusta restallante.      

 

       

Cada noche intento

dormir pronto.

Cada noche

me descubro

hasta la madrugada

cantando monsergas

a la botella vacía blanca

que apesta a alcohol.

No, que soy yo

el aroma.  

     

   

Rumbos de bonanza,

sentidos desviados, inútiles

mástiles de fragilidad aparente

izan su imagen en un horizonte

de amanecer salitre.

Tomo el sentido más inútil,

cerrar y abrir, ápice

de un limbo oculto;

la dirección, la misma

los valores, desperdigados

en todos los sentidos.

Parezco un pulmón de acero

averiado.        

  

   

   

Las plagas de Egipto

volvieron

y jamás imaginaste

cómo se desenvuelven,

qué bien transitan

los insectos

por las ciudades,

túneles de Metro,

por los cines.     

 

  

       

TIEMPO DE LUCHA

  Luchamos entre múltiples redobles de dolor

unos frente a otros

frío acero en la espalda

sonrisas gélidas en amargura cotidiana

fresas y sangre.

Cercanos en un horizonte de papel carbón

negro

arrastramos un lastre centrípeto, aplastante

reíd, reíd ahora que llueve ácido

la corrosión os dejará luego calaveras

y no podréis dejar de sonreir.        

  

       

Relámpago sin flash

piltrafa sedienta de humanidad

de ti. Antes de la lluvia

el termómetro baja un par de grados

--no lo mires—

él nos oye, nos contempla

echa chaparrones difusos

¿No lo notas?

Junto al camino encharcado

una bicicleta tirada

es vida parada. No está muerta.    

     

  

       

Siempre que comía ajos

brotaban de sus ojos rayos láser

porompompeaba su lengua

en vibración tamborinante

y sumergía su cabeza

en una pecera vacía de peces,

sólo con agua destilada

para ver el mundo más claro,

sin oírlo, sólo notarlo

en el paladar

y escucharlo en silencio.    

   

  

     

Estoy entre tus piernas

me ciñes, me rodeas,

cruzas tus tobillos en mi espalda,

me juntas a ti,

me haces entrarte,

me acaricias, lames, gritas,

espasmas.   

A mí, lo que más me gusta

es el lado interno de tus piernas.    

 

  

       

Vestidor desnudo de niña

uñas crecidas en la sombra

de tu tiempo

arañan ahora las espaldas

de tu ayer,

mueren contigo, con tus ratoneras

y las golondrinas disecadas

de tu vitrina.      

   

  

       

Gritar afuera

con la ventana abierta

en una húmeda noche

pegajosa

y liberarse de la rabia

--tanta rabia—

en un rugido aterrador

que degarra la noche

y conmueve las almas

que no saben sufrir.        

  

       

¡¡ Fú !!

Con un soplido

apagas tu deseo

y esperas al año que viene

para pagar al pastelero

una esquina de su apartamento

un crédito de un coche

de un soplido.

Sabes, otra vez,

que tu deseo, ÉSE deseo,

no se cumplirá.

¡¡ Fú !!      

 

  

       

Frenesís alocados en el piso de arriba

bajo blancas sábanas agitadas por los cuerpos

y en el sótano

abuela pensativa, esperando –olor a moho—

aquellos nietos que el futuro dejará prendidos

en su pelo.

Fundamentos, orígenes, raíces...

...todo esto.  

     

  

       

Aspiras fragancias asfixiantes

vapores de recauchutados

y a través del ventanuco

--allá a lo lejos—

ves crecer amapolas, ves tormentas

y aire limpio.

Tú sigues aspirando mierda.    

   

  

       

Flota el corcho

en el mar,

destellos de salpicaduras

iluminan mi rostro

y los peces asoman sus boquitas

para insuflar aire.

Les mojo con mi ducha-teléfono

y se revuelven,

inquietos por algo incomprensible,

por tragar

agua sin sal.    

   

  

     

Hay un macho cabrío suelto

que galopa entre dientes de león

buscando una grupa en la que copular.

Es barbilampiño, sonríe a las hembras

y va disfrazado de hombre honesto.

A veces, sólo a veces

canta las excelencias

de la utilidad del amar, amar, amar...

De sus cópulas y cabalgamientos

multitud de pequeños cabritos

corretean por el mundo.    

   

  

       

Poeta de lo inútil,

algo cansado ya del quehacer

sin dónde. Debo fustigarme

arrearme y procurar ser feliz

sin serlo.

Se me escapan tiempo,

juventud, amores y éxito.

Añoro ya el Olimpo y no veo

el momento

de lanzarme a un campo verde

de frescor fulgurante. Siempre digo

y lo veo en pretérito.

Estoy desvencijado, adusto

y polvoriento.

para probar fortuna en otra ruleta.

(No apuestes por mí)

     

 

     

Solaz paupérrimo

del solitario en boca de ninguno

en calles yermas

mientras, seguramente lejos,

una orquesta toca merengue,

boleros antiquísimos

sin masturbaciones dolorosas.      

 

  

       

Es una estancia cerrada y olor rancio.

Miramos los estantes y

no hay libros. Sólo pisapapeles

pesados. Es nuestra colección

y somos nosotros los que olemos

a viejo.

Encerrados sin lámparas

poco a poco nos pudrimos.    

   

  

       

Rebélate

trepa a mí

convénceme

y juntos

huyamos de nosotros

hacia el éxito

nosotros.      

 

  

       

Te deslizarás suavemente

por aguas profundas, propias,

sin cadenas, cisne de tus movimientos

pausados, espontáneos y aéreos.

El momento es tuyo,

deslízate, yace en tí misma,

cisne,

deslízate por tus aguas;

no te seguiré

aquí te espero, quiero verte

despegar

más blanca y flamante,

llegar a las cimas, tocar estrellas,

quiero verte triunfar.    

 

  

     

Sin la protección de tu divina

providencia eres carne de cañón

mosca sin alas. Con la violencia

cercándote, llegándote directa

por tus venas, eres algo. Eres

verano caliente con grillos

con incendios. Eres sequía

y nadie oye

tu golpear de puños

apenas se notan

y la calle no ha dejado de andar.

Eres nadie.  

     

  

       

Chirrido estridente agudo en la noche

lamento inacabable tembloroso

casi sierra mecánica

deja tu garganta, gorgorito de amor

abandonado.

Voy andando con maleta

tu chillido rasgado me sigue

me tira de la manga, del vientre

para que vuelva a ti. Me detengo

oigo mejor tu dolor de soledad futura

y sigo, Finis Terrae me espera.        

  

       

Crepitan arrugas

en un salón-comedor

lleno de viejos. También repiquetean

tacitas de té de juegos recompuestos,

pegados y sin cucharillas.

Bajo la puerta

circula el gas. Va entrando,

tímido al principio, cruel después.

Dentro, la reunión

va terminando.        

  

       

No tengo insomnio

tras mis párpados cerrados

es sólo

niñez no asumida,

aparición sorpresiva,

patadón en mis partes

primitivas

y se acabó el insomnio.

Ahora sólo quedan las píldoras.  

     

     

EPITAFIO

 

Garras bajas de un poeta volátil

rozan en la superfície del estanque

y una estela

de transparencia creciente tras de sí;

orilla de civilización, perfumes salvajes,

todo pendiente de un hilo pegajoso,

ausencia de viento

y silencio, sobre todo mucho silencio.

Con un plegar de alas callado

se aleja la vida del poeta

reflejada en el estanque inmóvil.