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La excavación realizada en la zona conocida como El Sequeral forma parte del Proyecto que lleva por título «Recuperación, investigación y musealización del Casco Histórico de Calagurris Iulia (Calahorra, La Rioja)». En dicho proyecto, finan- ciado con Fondos FEDER, están involucradas las Universidades de La Rioja, el País Vasco y la Región de Murcia. Y su principal objetivo es el estudio, conocimiento, conservación y musealización del patrimonio histórico de la ciudad romana de Calagurris Iulia (Calahorra, La Rioja). El Sequeral y su interés patrimonial El yacimiento de El Sequeral se encuentra ubicado en el casco histórico de Calahorra (La Rioja). Más concretamente a la altura del número 13 de la calle Murallas. La excavación efectuada durante la campaña del año 2000 ha ocupado la totalidad de la cuesta que, sin asfaltar, comunicaba las llamadas Murallas Altas con Murallas Bajas. Estos topónimos no hacen más que reflejar la existencia de restos arquitec- tónicos antiguos, que tradicionalmente habían sido identificados como parte del sistema defensivo de la ciudad en época romana 1 . En las Murallas Bajas, ya desde 1. SAN JUAN DE LA CRUZ, P. L., Historia de Calahorra y sus glorias, Valencia, 1925; GUTIÉRREZ ACHÚTEGUI, P., «Calagurris Julia Nassica. Estudio de investigación de objetos arqueológicos encontrados en la ciudad de Calahorra y emplazamiento topográfico de la misma en tiempos remotos», Berceo, 7, 1948, pp. 189-209, p. 201; GUTIÉRREZ ACHÚTEGUI, P., Historia de la muy noble, antigua y leal ciudad de Calahorra, Calahorra, 1955-56, p. 73. CÆSARAUGUSTA 78 425 Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 425-436 ISSN: 0007-9502 El Sequeral. Un nuevo tramo de la muralla romana de Calagurris Iulia Pilar IGUÁCEL DE LA CRUZ

El Sequeral. Un nuevo tramo de la muralla romana de ... · lienzo que tradicionalmente se ha considerado como parte de la muralla de la ciu-dad romana. El resultado es una estructura

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La excavación realizada en la zona conocida como El Sequeral forma parte delProyecto que lleva por título «Recuperación, investigación y musealización delCasco Histórico de Calagurris Iulia (Calahorra, La Rioja)». En dicho proyecto, finan-ciado con Fondos FEDER, están involucradas las Universidades de La Rioja, el PaísVasco y la Región de Murcia. Y su principal objetivo es el estudio, conocimiento,conservación y musealización del patrimonio histórico de la ciudad romana deCalagurris Iulia (Calahorra, La Rioja).

El Sequeral y su interés patrimonial

El yacimiento de El Sequeral se encuentra ubicado en el casco histórico deCalahorra (La Rioja). Más concretamente a la altura del número 13 de la calleMurallas. La excavación efectuada durante la campaña del año 2000 ha ocupado latotalidad de la cuesta que, sin asfaltar, comunicaba las llamadas Murallas Altas conMurallas Bajas.

Estos topónimos no hacen más que reflejar la existencia de restos arquitec-tónicos antiguos, que tradicionalmente habían sido identificados como parte delsistema defensivo de la ciudad en época romana1. En las Murallas Bajas, ya desde

1. SAN JUAN DE LA CRUZ, P. L., Historia de Calahorra y sus glorias, Valencia, 1925; GUTIÉRREZ ACHÚTEGUI,P., «Calagurris Julia Nassica. Estudio de investigación de objetos arqueológicos encontrados en laciudad de Calahorra y emplazamiento topográfico de la misma en tiempos remotos», Berceo, 7,1948, pp. 189-209, p. 201; GUTIÉRREZ ACHÚTEGUI, P., Historia de la muy noble, antigua y leal ciudad deCalahorra, Calahorra, 1955-56, p. 73. C

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Z comienzos del siglo XX (fig. 1) podría apreciarse un paño de muralla formado porgrandes sillares, cuya parte superior se unía con la casa correspondiente al núme-ro 13 de la calle. Este lienzo se apoyaba, en su parte occidental, sobre una molede opus caementicium de tamaño considerable. Por su parte oriental se perdía, alestar cubierto aparentemente por la construcción de un corral contiguo. Dentrode dicho corral, no obstante, podía observarse la existencia de una puerta confor-mada por un arco de medio punto construido mediante dovelas de arenisca. Haceunos años, al ser declarada en ruina y derribada la cuadra, se pudo comprobar queel arco se encontraba empotrado en otro lienzo de pared que parecía seguir lamisma alineación que el de grandes sillares, aunque con una factura totalmentedistinta.

La historiografía tradicional considera este arco de El Sequeral como puerta deacceso directo a la ciudadela o acrópolis, que estaría localizada en la parte más altade Calahorra, es decir, en el Rasillo de San Francisco y sus inmediaciones2. Esta área,conocida con el nombre de El Castellar y donde además habría estado ubicado elasentamiento vascón con anterioridad a la llegada de los romanos, estaría limitadapor las calles Murallas, Cabezo, Sastres y del Horno. El trazado de estas calles dibu-jaría entonces el recorrido del lienzo de las murallas más antiguas y en el puntoconcreto de El Sequeral coincidirían, a priori, el trazado de las diversas fortificacio-nes construidas a lo largo del proceso histórico de la ciudad.

El proceso de excavación en El Sequeral

Las primeras labores realizadas en El Sequeral fueron de limpieza y desbroce.A pesar de constituir vía de paso en el actual urbanismo calagurritano, la zona seencontraba bastante degradada ambientalmente, con basura y matojos que debie-ron ser retirados antes de comenzar el proceso de excavación.

Tras la retirada de las deposiciones de los escombros de centurias recientes,pudieron observarse estructuras murales que formarían parte de un lugar de habi-tación y que, por su fábrica y materiales asociados, podían atribuirse con casi totalseguridad al siglo XVIII. Pudo constatarse, además, cómo el opus caementicium pre-sentaba una articulación en dos bloques independientes, con cotas y direccionesdistintas, al mismo tiempo que parecía incardinarse en una estructura de mayoresdimensiones, a la que no eran ajenas ciertas alineaciones de areniscas ya visibles.

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2. Esta puerta de medio punto podría ser la aludida por el Padre Lucas de San Juan de la Cruz (SAN

JUAN DE LA CRUZ, P. L., Historia de Calahorra y sus glorias, Valencia, 1925, Libro I, p. 141), quien la iden-tifica con la puerta de la llamada ciudadela y por la que, a través de una rampa, se podía accederhasta la fortaleza situada en la zona alta. El Padre Beltrán la denomina Puerta de Tudela o de Alfaro(MARTÍN BUENO, M. y CANCELA, M. L., «Arqueología clásica de Calahorra y su entorno», Calahorra.Bimilenario de su fundación, Madrid, 1984, pp. 77-91, pp. 84-85). Y Gutiérrez Achútegui (GUTIÉRREZ

ACHÚTEGUI, P., «Calagurris Julia Nassica. Estudio de investigación de objetos arqueológicos encon-trados en la ciudad de Calahorra y emplazamiento topográfico de la misma en tiempos remotos»,Berceo, 7, 1984, pp. 189-209, p. 74) la describe como «arco rebajado de ocho dovelas y la clave (...)de unos dos metros de ancha por tres de alta de arco rebajado (...) se interna unos tres metros haciala parte maciza, observándose en el muro de la izquierda dos abrevaderos o cosa semejante, aunquese encuentran algo altos».

Poco a poco, fueron apareciendo restos de otras estructuras asociadas en algunoscasos a las ya descritas —suelo de empedrado con decoración vegetal, alineacionesde areniscas y cantos rodados, bloques de argamasa, silo colmatado o basurero...

Las estructuras defensivas de época romana

Ocupémonos pues de las estructuras existentes en época romana. Todas lasunidades constructivas de esta época mantienen relaciones estratigráficas muy estre-chas, lo que nos hace pensar en una única estructura. Aunque no podemos descar-tar la posibilidad de su erección en dos momentos o fases consecutivas distintas,que se corresponderían con las diversas técnicas de construcción identificadas.

El bloque de opus caementicium de dirección este-oeste —UE 1.048— se asociade manera directa con el lienzo de muralla de construcción ciclópea —UE 1.122—.Desde las Murallas Bajas puede observarse como uno se adosa al otro, sin quepueda establecerse, desde la lectura del alzado de los paramentos (fig. 4), las rela-ciones de anterio-posterioridad existentes entre uno y otro. Tampoco hemos podi-do contrastar tales relaciones en el plano horizontal, puesto que la unión entreambos se produce bajo la finca del número 13 de la calle Murallas, fuera por tantodel sector excavado en esta campaña.

Este opus caementicium, que se encuentra fracturado y desplazado en parte, pre-senta un cuerpo conformado por fragmentos de piedra de factura homogénea, pro-cedentes del desmenuzamiento de piedras calizas de mayor tamaño, y argamasa decal. La total compactación de los elementos tiene como resultado un conglomera-do de alta solidez y durabilidad.

Si observamos detenidamente esta masa, podemos diferenciar distintos proce-dimientos en su elaboración: en la parte más inferior existe una capa única de cantosrodados de gran tamaño. Por encima de esta capa, se observa otra de mayor potencia,de superficie informe y realizada prácticamente en su totalidad con argamasa y cae-menta. No obstante, pueden observarse aún algunos cantos en su parte más exterior,e incluso huellas de otros que han debido desaparecer a causa de la degradación natu-ral o antrópica. Muy probablemente esta factura descuidada obedece a su carácter deelemento no visible, puesto que se trataría de la cimentación propiamente dicha. Parasu realización, se habriría una zanja en la que se vertiría directamente la argamasa sinnecesidad de armadura3. En ocasiones, y éste parece ser el caso, el fondo y las paredesde la zanja se revestirían con piedras o cantos rodados, tal como puede observarse enlos lados meridional y occidental de nuestra estructura (fig. 2).

Más arriba, existe otro tramo que presenta una cara alisada, en la que puedendistinguirse al menos cuatro bancadas de opus caementicium. Esta fisonomía parecereflejar una posible elaboración mediante la técnica de encofrado, según la cual seestablece un entablamiento a modo de cajón donde luego se vierten las capas demortero que se macean sólidamente una a una4.

3. LUGLI, G., La tecnica edilizia romana, Roma, 1957, p. 385.

4. ADAM, J. P., La construcción romana, materiales y técnicas, León, 1996, p. 116. CÆ

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Z Por el lado norte, este bloque de hormigón se apoya en dos hiladas de sillaresde piedra arenisca perfectamente escuadrados, que mantienen una misma direccióneste-oeste —UEs 1.086, 1.072—. Este hecho plantea la posibilidad de que el proce-so de encofrado al que antes aludíamos se realizase en este caso mediante alinea-ciones de sillares que hicieran las veces de entablamiento. Aunque el proceso habi-tual en la elaboración de este tipo de fábrica es la utilización de un armazón demadera, en las construcciones de edilicia romana encontramos asimismo murosalzados mediante una structura caementicia recubierta con paramentos de opus qua-dratum —en ocasiones opus reticulatum, vittatum o testaceum— que hacen las vecesde entablamiento5.

En El Sequeral, las hiladas de opus quadratum del exterior —paramento sur— sehabrían perdido por causas que desconocemos; tal vez por la degradación ambien-tal y antrópica, o quizá debido a una expoliación premeditada para la reutilizaciónde los sillares en edificaciones de épocas posteriores. En cualquier caso, presupone-mos la existencia de un lienzo mural compuesto por un cuerpo interno de opus cae-menticium recubierto por sendos paramentos de opus quadratum y adelantado nota-blemente con respecto al otro lienzo al que se encuentra asociado, y del que única-mente conocemos una pared exterior de grandes sillares de arenisca, en la actuali-dad bastante erosionados.

En su plano superior, este «hormigón» presenta una superficie alisada sobre laque pueden observarse restos de mortero de cal, con una coloración rojiza resul-tante de la existencia en su composición de cerámica machacada —UE 1.045—. Sushuellas, que también son visibles en las improntas del entablamiento exterior, pre-sentan unas líneas en relieve, paralelas y equidistantes entre sí, que nos confirmanla utilización de sillares de arenisca dispuestos a tizón sobre la structura caementa.Esta línea de areniscas se adosaría con las hiladas de sillares que prolongarían enaltura los paramentos con función de entablamiento, de las que únicamente se haconservado la interior. Y de esta manera la estructura iría creciendo hacia cotas másaltas (fig. 5).

Está claro que las unidades constructivas descritas hasta el momento formaríanun único conjunto estructural y así parecen confirmarlo las estrechas relacionesestratigráficas establecidas entre ellas. Pero éste se vería reforzado por otra combi-nación de elementos murales que se unen a él, ayudándole a adaptarse al fuerte des-nivel del terreno natural. Estos elementos presentan una disposición transversal allienzo que tradicionalmente se ha considerado como parte de la muralla de la ciu-dad romana.

El resultado es una estructura que parece responder a un patrón de composi-ción rítmico: una serie de paramentos de sillarejos de piedra arenisca se disponenparalelos entre sí y relativamente próximos uno de otro; el espacio resultante serellena de cantos rodados cuidadosamente colocados en capas horizontales y tra-bados con tierra arcillosa, finalmente los extremos se «cierran» con un paramentode caementa.

Esta técnica constructiva parece corresponder a los denominados «muros decajones». Éstos son considerados una evolución del emplecton, consistente en la

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5. LUGLI, G., La tecnica edilizia romana, Roma, 1957, pp. 363-364.

construcción de dos muros paralelos con un relleno interior de piedras y tierra. Conel fin de disminuir y controlar las presiones sobre las paredes exteriores de losmuros defensivos, comienzan a introducirse unos tirantes o estribos que se unen,interior y perpendicularmente, a los dos paramentos visibles. La distancia entre losestribos y, por lo tanto, la amplitud de los cajones son variables, respondiendo engeneral a la inclinación de la pendiente junto a la que se asienta la construcción. Amayor pendiente mayor cercanía entre los tirantes6. Y no cabe duda de que ElSequeral es el punto de mayor pendiente del asentamiento calagurritano con res-pecto al valle del Cidacos. Interesa, además, resaltar que, en ocasiones, los espaciosinternos se dejan vacíos para su posterior utilización como almacenes, viviendas oespacio destinado a la colocación de máquinas de asedio7.

La superficie de arrasamiento de esta estructura, que en una de las bandas decantos llega hasta el nivel de cimentación, nos permite conocer algunas caracterís-ticas de la composición estructural del conjunto que escapan a la aparente homo-geneidad de la composición.

La más occidental de las bandas de cantos rodados unidos con tierra —UE1.043— cubre de manera inmediata uno de los dos paramentos de arenisca dis-puestos de forma contigua. Dicha banda se encuentra delimitada, hacia el oeste, poruna nueva alineación de areniscas —o lo que queda de ellas, UE 1.052— que, a suvez, se disponen en parte sobre la structura caementicia de dirección norte-sur. Algosimilar ocurre en el tercero de los rellenos de guijarros, donde éstos parecen distri-buirse sobre areniscas unidas con mortero de cal —UE 1.056b—.

Asimismo, la oquedad que se encuentra en una franja de cantos y que descien-de hasta el nivel de cimentación, proporciona nuevos datos sobre la estructura.Primero, al menos en esta banda, todo permite presuponer que el relleno de cantosde río llegaba hasta las cotas más bajas de los muros de areniscas. Segundo, estosmampuestos se disponen en hiladas horizontales de areniscas de perfil cuadrangulary de una misma altura, de tal manera que conforman un paramento de opus vittatumde juntas salientes, de factura no muy cuidada. Tercero, el alzado de dichos para-mentos no es homogéneo en cuanto a su altura, sino que ésta varía en función de lapendiente del terreno, adaptándose así a las arcillas naturales y a las cimentacionesde argamasa amarillenta de cantos rodados, cal y arena—UEs 1.049, 1.118—8.

6. LAWRENCE, A. W., Greek Aims in Fortification, Oxford, 1979, p. 216.

7. Esta técnica de origen mediterráneo se encuentra ampliamente contrastada en los sistemas defensi-vos de los asentamientos indígenas del valle medio del Ebro, con una cronología entre los siglos IIa. C. y I a. C. (ASENSIO ESTEBAN, J. A., «Influencia de la poliorcética tardo-republicana en los sistemasdefensivos de las ciudades indígenas del valle medio del Ebro: el caso de las murallas denominadas“de cajones”», Anas, 9, 1996, pp. 21-36. pp. 24, 26). Es más, podemos encontrarla en el propio recin-to fortificado de Calagurris Iulia —en el tramo de Buenavista— aunque con una datación postquemde segunda mitad del siglo III d. C. (SÁENZ, J. C. y SÁENZ, P., «Excavación y consolidación en el recin-to amurallado de Calahorra», Estrato, 6, 1994, pp. 48-55, pp. 50-51).

8. Se ha podido comprobar como una de los muros transversales de opus vittatum de areniscas —UE1.056— se apoya cubriéndolo en parte sobre uno de los bloques de opus caementicium de cantosrodados y argamasa de cal y arena —UE 1.049—, registrados a lo largo de la bajada de la calleMurallas hasta el primer cambio de dirección de ésta. Hemos planteado la hipótesis de que quizássu disposición actual pudiera deberse a ulteriores movimientos de tierras y que, por el contrario, enorigen hubieran formado una única masa a lo largo de casi toda la superficie del sector, a modo derudus o capa preparatoria para otra superficie más acabada. Aunque no podemos afirmar por ahoraeste último extremo, en cualquier caso su pertenencia a época romana está probada desde el C

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Z Cuarto, todas estas paredes o tirantes de opus vittatum, así como los rellenos de can-tos, se adosan al lienzo interior de opus quadratum hasta la altura de la hilada de silla-res que se dispone por encima de la cota superior de opus caementicium; a partir deahí, se unen a un nuevo paramento que presenta sus mismas características técnicasy que se encarga de recrecer la pared de areniscas perfectamente escuadradas de direc-ción este-oeste (fig. 3).

Queda así conformada una estructura compacta, de planta originariamentecuadrangular, adelantada con respecto al eje de la muralla y a la que se adosaría porsu lado oriental. Pero, no hemos podido documentar la unión por el oeste conaquélla. El par de sillares de arenisca alineados en esta parte de la excavación —UE1.085—, a pesar de sus similares características formales a las del denominado lien-zo ciclópeo, no tienen la suficiente entidad ni llegan a articularse de manera tal quepuedan ser considerados como parte del sistema defensivo. Creemos que está claroel carácter secundario de su deposición, y de acuerdo con éste debe realizarse suinterpretación funcional.

Esta ausencia del paramento occidental apunta la posibilidad de un cambiode dirección en el trazado del sistema defensivo calagurritano justo en este punto.Hemos de recordar que la excavación queda constreñida hacia el noroeste por laexistencia en esa zona de un espacio cercado perteneciente a San Francisco, al queaún no hemos podido tener acceso y en el que se adentra parte de las unidadesconstructivas documentadas durante la excavación.

Todos estos datos llevan a plantear como hipótesis de trabajo, la existencia enEl Sequeral de los restos de una gran torre angular, que estaría conformada por unaestructura compacta y maciza, al menos hasta la banqueta de cimentación. En lamayoría de los sistemas de amurallamiento hispano-romanos y sobre todo en suselementos defensivos verticales, dicha banqueta de cimentación se construyemediante una o dos hiladas de sillares ligeramente salientes con respecto al alzadoexterior. Debajo de ésta y hasta tierra firme, se dispone la cimentación propiamen-te dicha: argamasa amarillenta y piedras, con cantos, guijarros, gravilla y cascajo9.

Como hemos visto más arriba, estos componentes no son ajenos al conjuntoestructural que nos ocupa; así en el bloque de opus caementicium existe una diferen-ciación formal entre la parte oculta en la zanja de cimentación y la supuestamenterecubierta por los paramentos de sillares escuadrados, que la proyectan hacia elexterior del recinto amurallado. Es más, uno de éstos —el interior—, así como partede los mampuestos perpendiculares de opus vittatum, se alzan sobre una capa deargamasa amarillenta de cascajo, cal y arena, que en este caso ayuda a nivelar y con-tener la pendiente del suelo arcilloso natural.

Pero existen otros elementos que encajan en la hipótesis de torreón. Por reglageneral, se colocaban cornisas moduladas que separaban la banqueta de cimenta-ción del cuerpo de la torre propiamente dicho10. Y en El Sequeral hemos podidodocumentar, formando parte de las piedras areniscas de la UE 1.041, posterior a la

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momento en que los muros de sillarejos de areniscas, paralelos y relacionados entre sí y con laestructura de opus caementicium, se apoyan sin duda en estos bloques, con los que, en algunos casosincluso, la relación llega a ser de cubrición.

9. BALIL, A., Las murallas romanas de Barcelona, Madrid, 1961, p. 67.

10. BALIL, A., Las murallas romanas de Barcelona, Madrid, 1961, p. 68.

amortización de la estructura defensiva y fuera de su posición originaria, la existen-cia de un sillar con una moldura tallada en uno de sus lados, el exterior tras su colo-cación a tizón.

Asimismo, como relleno más superficial del arrasamiento en profundidad quese realizó en una parte del conjunto arquitectónico, se han registrado grandes frag-mentos de un pavimento de opus signinum sin decoración —UE 1.102—, con unapreparación de argamasa similar a la utilizada en el relleno de opus caementicium delmuro defensivo. Y sabemos que algunas torres de las documentadas en los recintosromanos hispanos, como las de Gerunda, están selladas mediante un pavimento deopus signinum.

Sin embargo, existe otra posible interpretación que no está reñida con su fun-ción de elemento defensivo vertical, ni siquiera con su carácter angular. Podría tra-tarse de una torre que formara parte de un conjunto constructivo mayor, de unapuerta en codo flanqueada por sendos torreones, pues parece ser que la tradiciónhacia situar las puertas tras un cambio de frente de los muros11.

Cronología y proceso histórico

A la hora de intentar dar una cronología para las estructuras defensivas aquídescritas, recurriremos a las características constructivas en un intento de aproxi-mación inicial.

En primer lugar, la utilización de opus caementicium como relleno de un muroalzado mediante dos paramentos de opus quadratum que hacen las veces de enta-blamiento, comienza a utilizarse probablemente desde Augusto hasta los Flavios(44 a. C. - 69 d. C.), aunque su mayor profusión se produciría durante los manda-tos de Claudio y Nerón (41 d. C. - 69 d. C.).

Asimismo, la factura y calidad del opus caementicium apuntan una tempranacronología. La utilización de una sola clase de caementa y su pequeña y homogéneafactura podrían indicar una elaboración temprana, por oposición a elementos com-positivos de distintas calidades y tamaños mayores, procedentes de demolicionesanteriores y utilizados en hormigones de cronologías más tardías. En ese mismosentido, hay que apuntar la ausencia total de materiales reaprovechados, tanto enlos distintos paramentos como en el relleno de los cajones.

Es más, esta composición y el resultado final en cuanto a aspecto y calidad deeste opus caementicium es similar a la correspondiente a algunos pavimentos docu-mentados en asentamientos del valle del Ebro, donde en ocasiones ha recibido elnombre de mortero blanco debido a la coloración de su acabado y donde seencuentra asociado cronológicamente a pavimentos de opus signinum sin decora-ción, admitiéndose una cronología para ambos que comenzaría durante el manda-to de Augusto e inicios del siglo I d. C.12.

11. BALIL, A., Las murallas romanas de Barcelona, Madrid, 1961, p. 121.

12. LASHERAS CORRUCHAGA, J. A., «Pavimento de opus signimum en el valle del Ebro», Boletín del Museo deZaragoza, 3, 1984, pp. 165-192. C

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Z Una cronología similar parece proporcionar la factura de los denominadostirantes. La primera utilización sistemática del opus vittatum se realiza en la cons-trucción de los sistemas defensivos de la Península Itálica. Es también en épocaaugusta, cuando en la vecina Galia se generaliza el uso de este sillarejo de hiladasregulares, en estructuras arquitectónicas trabadas con mortero o argamasa de cal.Algo similar, aunque en menor medida, ocurre en Hispania13.

Finalmente, la excavación de uno de los cajones con relleno sistemático de capasde cantos rodados amalgamados con barro, nos ha permitido documentar materialescerámicos asociados al momento de su construcción. Los fragmentos recogidos per-tenecen en su mayor parte a cerámicas de paredes finas engobadas. Y dentro de éstas,predominan los correspondientes a la forma Unzu 3, con coloraciones anaranjadas,negras y parduzcas, a menudo con irisaciones metálicas. Todas ellas nos proporcio-nan una datación correspondiente a la primera mitad del siglo I d. C.14

En esa cronología encajan perfectamente los escasos ejemplos de terra sigillatahispánica lisa. Otro tanto cabría decir del fragmento de paredes finas engobadas ycon decoración figurada en relieve —los cuartos traseros de un perro o lobo, juntoal tronco de un árbol— atribuible al alfarero Gayo Valerius Verdullus, producción queviene fechándose hacia mediados del siglo I d. C.15

Podríamos, por tanto, asociar la erección de los elementos defensivos docu-mentados en El Sequeral a los primeros momentos de la vida de Calagurris Iuliacomo municipium civium Romanorum16. Seguirían en pleno funcionamiento durantelos siglos imperiales e, incluso, durante gran parte del proceso histórico medievalde la ciudad. Muy probablemente la destrucción, intencionada o accidental, de estebastión de la muralla se produciría en un momento concreto comprendido entre elsiglo XIII y el siglo XV. Así parece deducirse de los materiales cerámicos asociados alas unidades estratigráficas de amortización de las estructuras.

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13. ADAM, J. P., La construcción romana, materiales y técnicas, León, 1996, p. 148.

14. MAYET, F., Les céramiques a parois fines dans la péninsule ibérique, Paris, 1975; UNZU URMENETA, M.,«Cerámica pigmentada romana en Navarra», Trabajos de Arqueología de Navarra, 1, 1979, pp. 251-281.

15. Esta producción cerámica del alfarero Gayo Valerius Verdullus caracteriza la segunda época del veci-no alfar romano de La Maja (GONZÁLEZ BLANCO, A. et alii, «La Maja 1998. El yacimiento comienza adejar ver su estratigrafía, a la vez que se van circunscribiendo sus estructuras de producción», Estrato,10, 2000, pp. 37-43).

16. En la colonia romana de Celsa (Velilla del Ebro, Zaragoza) ha podido documentarse un epígrafesobre cerámica con el texto: ...LIA MVNICIPIO CALAGVRRITANO ..., fechado a mediados delsiglo I d. C. (BELTRÁN LLORIS, M., «Ludus Calagurritanus: relaciones entre el Municipium CalagurrisIulia y la colonia Victrix Iulia Celsa», Calahorra. Bimilenario de su fundación, Madrid, 1984, pp. 129-138, p.130). Desconocemos, sin embargo, el año concreto de la fundación del municipio calagurri-tano, aunque los datos disponibles parecen apuntar hacia un momento algo posterior a la batallade Actium —31 a. C.— (ESPINOSA, U., Calagurris Iulia, Logroño, 1984, p. 85).

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FIG. 1. Don Pedro Gutiérrez Achútegui junto a las estructuras romanas de El Sequeral. Fotografía: Archivo Bella.

FIG. 2. Bloque de opus caementicum: detalle de la factura de su lado oeste.

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FIG. 3. Detalle de unión y apoyo de uno de los tirantes de opus vittatum al grueso de lamuralla.

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