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EL SILENCIO NO ES OLVIDO

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EL SILENCIO NO ES OLVIDO.Presentado por:

LAURA MARCELA RODRÍGUEZ BENJUMEA

Trabajo de grado para optar al título de Maestro en Artes Visuales con énfasis en Expresión Plástica.

Asesor:PILAR FORERO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANAFacultad de Artes

Bogotá , Noviembre 2011

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Firma del Asesor

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INDICE: 1. INTRODUCCIÓN

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2. JUSTIFICACIÓN

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4. GÉNESIS DEL PROYECTO 4.1 Experiencia vivida, experiencia grabada 4.2 Lugar: Ocupar y habitar. 4.2.2 La casa. 4.3 El objeto funcional y el objeto antiguo.

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3. OBJETIVO

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5. PROCESO DE INVESTIGACIÓN Y CREACIÓN

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7. BIBLIOGRAFÍA

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8. ANEXOS

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6. CONCLUSIONES

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1. INTRODUCCIÓN

Con los diferentes ejercicios de trabajo social que he realizado los últimos dos años de mi carrera, he desarrollado una sensibilidad que aunque creía tenerla, he descubierto que no era tan evidente y que a través de una larga explora-ción y análisis de diferentes obras, he logrado encontrar que existen diferentes elementos que me han conducido a crear ciertas inquietudes que son las que pretendo evidenciar en este texto y en mi obra. Pero en especial, lo que me ha llevado a fijarme en la temática que voy a desa-rrollar, es una experiencia que tuve en un Ancianato de Aguachica Cesar y de la que más a delante hablare con más profundidad. Ésta, es la que ha logrado que mi proyecto de grado tome un giro y yo empiece a pensar y explorar cómo la casa y los objetos son elementos que hablan del ser y el apego o lo que yo nombrare en mi texto en algunos casos como “enraizamiento” será la parte esencial de mi trabajo, usando como lugares de exploración y como eje central el Hogar Geriátrico “Mi segunda Juventud” y la “La Casa de Mi abuela”, ubica-das en la ciudad de Bogotá, y separadas por media cuadra la una de la otra.Así, después de explorar estos lugares y conocer cada vez más a las personas que allí viven, logro pasar de ser una desconocida a compartir con todos ellos de diferentes formas historias, recuerdos y momentos de cambios importantes en cada día de visita. Todo ésto para empezar a hacer conexiones entre la im-portancia del lugar, el habitar, la memoria y terminar reuniendo todo esto en los objetos que ellos tienen en las casas en las que está situado mi proyecto y a partir de los cuales llego a ver que hablan mucho de estas personas y que para cada anciano estos objetos son un tesoro que esconde historias, recuerdos, por lo tanto la memoria es el principal motivo para que estos objetos estén aun con ellos.

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De la misma forma, hablaré del hombre como cofrecillo contenedor de pensa-mientos y recuerdos que estarán representados en los objetos que terminan convirtiéndose en casa del recuerdo, como memoria de la persona específica-mente.A partir del recorrido de exploración e investigación, mi interés está entonces en mostrar cómo existe un enraizamiento (adhesión) entre el hombre y la “casa” que en este caso, serán los objetos como modo de habitar y contenedor de re-cuerdos; hablo de raíz como una analogía. Al hablar de ”casa” no solo estaría usando el prototipo de casa como edificación para que el ser humano lo habite, la “casa” también hace referencia a los objetos, se hablaría entonces del “objeto como casa”. En el desarrollo de este texto, nombraré diferentes artistas como referentes visuales que han trabajado a partir del objeto y simultáneamente trabajos rea-lizados por mí que empezaron a tener sentido en el momento en que mi pro-yecto se encaminó y descubrí que muchas de las inquietudes que se supone acababan de surgir estaban presentes en trabajos anteriores pero no les había puesto mucha atención.

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2. JUSTIFICACIÓN

La inquietud por el lugar y el habitar, presente en la experiencia con el anciana-to de Aguachica, me llevó a preguntarme por esto mismo en El hogar Mi segun-da juventud, lo cual representó unir éste con la casa de mi abuela, llenándome de experiencias a partir del comportamiento de estas personas. De aquí que el retrato haya sido una de mis opciones al querer plasmar cada cosa que veía, pero en determinado momento con muchas de las comparaciones que hice en-tre los lugares que visitaba, logré encontrar que los objetos personales son los que logran hablarme de cada persona, construyendo así un valor frente a cada elemento que para otros no significa nada. De esta forma, cada persona aportó algo a mi trabajo de grado, pues con cada conversación y cada momento compartido lograron aclararme o hacerme en-tender la importancia de muchos de mis trabajos anteriores, lo cual me sirvió en medio de todo el proceso para hacer conexiones, resolver y realizar mi obra final siguiendo una línea que veía desarrollándose desde hace un par de se-mestres y que había dejado de lado. Así mismo, las personas son parte importante de mi trabajo, ya que son el móvil para haber llegado a usar sus objetos como elemento de investigación y siendo ellos los cofrecillos que abrieron sus candados para encontrar la importancia que para ellos tienen sus objetos y su casa.

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A partir de la exploración de la Casa Hogar “Mi Segunda Juventud” y “la casa de mi abuela”, el objetivo principal de mi trabajo de grado es evidenciar a partir del dibujo, cómo los objetos de las personas de estas dos casas son contene-dores de memoria y recuerdos, lo que los hace únicos e importantes para cada persona y al mismo tiempo logran hablar de cada persona como ser y como habitante de un lugar. Es por esto que parto de los temas del habitar y del lu-gar, para llegar a ver cómo cada objeto también es habitado, pues el hombre ocupa habitualmente un lugar y en ese lugar los objetos son parte esencial, por lo tanto se vuelven parte del lugar y de la persona.

3. OBJETIVO

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4. GÉNESIS DEL PROYECTO

En este apartado habla de los diferentes momentos y elementos que hacen parte de la investigación teórica y práctica de mi trabajo de grado a partir de experiencias vividas, trabajo de campo, y referentes tanto teóricos como visua-les. Realiza un recorrido por los conceptos de ocupar-habitar, objeto y enraiza-miento, que dan un cuerpo teórico a mi obra. De igual forma, analiza trabajos anteriores de mi reproducción personal que de alguna manera me condujeron a llegar al tema a desarrollar en este proyecto.El crecimiento de la población en un espacio determinado, lleva a la necesidad de habitar un lugar. Habitar un lugar significa poder “usarlo”, poder “estar” en él, esto implica tomar una posición subjetiva para que éste viva en nuestra in-timidad. A partir de esto, el hombre crea un valor humano para cada espacio que es de su posesión, espacios amados. A esto, se adhieren valores imagina-dos y luego valores dominantes ya que se vuelve un espacio vivido. La “casa” empieza a ser uno de los lugares más importantes en la vida del ser humano, el hombre busca una morada segura, donde puede desenvolver el sueño y el ensueño y recorrer los espacios imaginables. Es tan importante, que se crea un vínculo directo entre ésta y el que la habita, un vínculo tan grande que se vuelve una forma de apego al cual podría denominarse enraizamiento. Pero no es en este momento en el que el enraizamiento aparece. A partir de la construcción de la “casa” empiezan las raíces a crecer, como en los árboles, ya que la casa va a estar allí para siempre, por lo tanto sucede lo mismo que con las plantas: sus raíces se empiezan a apoderar del fondo de la tierra y esto hace que cada vez esté más fijo al lugar en el que se encuentra. Por lo tanto, en éste ejemplo que aunque se resalta un hecho natural, se puede considerar desde el punto de vista de lo humano en el apego a lo que tiene memoria y recuerdos. Por lo tanto el ser humano siempre tendrá una adhesión en cierto modo innata, pues la función de habitar cada espacio que es realmente habitado tiene la noción de casa.

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4.1. Experiencia vivida, experiencia grabada

Normalmente, cuando se empieza algo, las expectativas son unas, pero la rea-lidad es otra. Salgo de Bogotá con mis compañeros empezando una nueva aventura. Pronto el trabajo empieza, creando diferentes roles y vínculos entre nosotros. Después de cinco días de un duro trabajo, trasnochando y madrugan-do, llega el día domingo, día de descanso. El padre Ismael nos invita a su finca para que descansemos, nos relajemos y pensemos en otras cosas antes de empezar la semana, pero nosotros decidimos cambiar nuestro día de relajación para hacer una visita que nos marcará a muchos la vida.

Domingo 19 de diciembre de 2010.

Decidimos ir a visitar el ancianato de Aguachica, Cesar. Nunca llegué a pensar que era un lugar como el que vi. Un lugar en donde la soledad es lo primero que se siente, no es porque no existan otras personas, es un tipo de soledad distinto. Son ancianos que no reciben visitas en todo el año, nadie va a verlos. Nuestra visita les alegró el alma, se veía en sus ojos. Los tomamos de sorpre-sa, no esperaban a nadie. Por fin, después de quien sabe cuánto tiempo llega alguien diferente a las señoras que cocinan o que los ayudan en este lugar.

Hay comida, música, jóvenes. Rezamos la novena, pero ellos no se ven muy animados. Muchos salen y se van a sus habitaciones. Y empieza la música, lo que más me sorprende es ver como estas personas empiezan a bailar con nosotros. Es similar a cuando un muchacho va a sacar a bailar a una niña, tienen actitud de pena, algunos se niegan pero terminan aceptando. Y, de un momento a otro, empiezan a tener un cambio de actitud. Sueltan sus muletas, se levantan se sus sillas, se les olvidan sus dolores, que están solos y recibi-mos la cantidad de sonrisas que no recibíamos en mucho tiempo. Sonrisas que vienen del alma (Figura 2).

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Algunos de mis compañeros se quedan ahí. Otros nos dedi-camos a explorar el lugar. Veo lágrimas de mis compañeras, la tristeza las ha invadido. Es una construcción en ladrillo y piso de cemento. Dentro hay ancianos que no salieron pues ya no pueden levantarse de sus camas, otros habían reza-do y se habían entrado. Ahí es cuando empieza mi interacción con ellos, allí es donde veo sus necesidades, necesidades que no necesariamente son físicas; aunque sus condiciones de vida no son las mejores, sus necesi-dades son más personales, ne-cesidades del alma. Don Facundo, acostado en su cama, con mucho dolor en su cuerpo, sin poder levantarse de ahí esperando la muerte, nos ve y se le iluminan sus ojos, dibu-jando una sonrisa en su cara. Nos cuenta de su vida, de la so-ledad que lo inunda, pero lo feliz que se siente de tenernos ahí.

Figura 1 : Visita al ancianato de Aguachica – Ce-sar. Misión País Colombia. 2010.

Figura 2. Visita al ancianato de Aguachica – Ce-sar. Misión País Colombia. 2010

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Don José, sentado en su mecedora, con una energía que no se compara mira al cielo. No tiene dolores físicos, solo cree que su vida está terminando de este modo por haber sido un desagradecido con su madre. Pasan horas, Moisés, Angélica y yo sentados en el piso alrededor de la mecedora, parecemos niños encantados con las historias que sus abuelos pueden contar. Don José nos ha envuelto con su historia, con su vida, con sus aventuras, ¡que persona tan maravillosa! Pero de su familia no sabemos nada, nunca nombró a sus hijos, a su esposa. Don José no tiene familia y no sabe cómo resultó en este lugar.A la salida, Doña rosa me sorprende con un abrazo. Solo me pide que cuando vuelva le lleve un Rosario, lamentablemente su sonrisa se va cuando le digo que no voy a volver. De igual forma me regala otro abrazo y me da las gracias por haber ido. Creo que más de uno recibimos un abrazo, un abrazo que se siente diferente a muchos abrazos que he recibido, abrazos en los que se sien-te el agradecimiento. Sus caras nunca se me van a olvidar, sus ojos, sus sonrisas, entender que sus necesidades son afectivas, que contar sus historias los lleva a otro mundo, que nuestra visita los tendrá felices un buen rato, así sepan que nos iremos y no sepan cuando alguien va a regresar. Entender que nosotros los hemos dejado en el olvido, que así como ellos están allí solos, hay muchos otros que están igual, hemos dejado de lado nuestra ascendencia, de dónde venimos, los que han construido nuestro presente, los que nos han abierto muchos caminos. Entender su realidad, ver cómo ésta me movilizó muchas cosas, ver que así sean personas que tienen 50 o 60 años más que yo, nunca han dejado ni van a dejar de ser personas como lo soy yo. Es una experiencia vivida, una experien-cia grabada en mi mente, una experiencia que nunca olvidaré.

Este es mi primer acercamiento con los ancianos. A partir de ésto, mi inquietud hacia su forma de vida empieza a crecer. De esta forma y gracias al Trabajo So-cial en las artes, puedo desarrollar en un Ancianato en Bogotá talleres de arte, en los cuales propongo una temática y la desarrollamos en este lugar. Cabe mencionar, que este lugar para sus dueños no es un Ancianato, es una Hogar geriátrico, nunca he entendido la diferencia, pero mis talleres y el proceso de

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aquí en adelante de mi proyecto de grado empieza a desarrollarse en la “Casa hogar mi segunda juventud” y un segundo lugar al que llamaré: “la casa de mi abuela”.En el caso del Hogar, y a partir del primer acercamiento con el Ancianato de Aguachica, los talleres que decido realizar están encaminados por el tema del lugar, la memoria y los recuerdos. Pero más allá de los talleres, la experiencia de hablar y conocer a estas personas es la que me lleva a encontrar el camino a desarrollar en el proyecto de grado. Pero no solo esto es suficiente. El Hogar está a una cuadra de la casa de mi abuela. Salir de una casa para entrar a la otra me lleva a realizar diferentes comparaciones entre estos dos lugares, aunque dicen que estas suelen ser odiosas, en este caso y desde mi punto de vista, son comparaciones de una realidad de la que normalmente no nos percatamos. Es en este momento en donde las diferencias de estilos de vida, las necesidades y la dependencia entre las personas de estas casas salen a relucir. En el Hogar, la dependencia está ligada a las enfermeras; con el paso de los talleres salen a relucir diferentes sentimientos de rechazo, de olvido y de desapego por parte de la familia. En el momento en que decido explorar la casa, subir a sus habitaciones, es cuando más notable es la ausencia que exis-te en este lugar. Ausencia tal vez no de personas, pero sí de objetos, ausencia de una raíz que no existe porque este lugar no es su hogar. Lugar habitado pero no apropiado. Es aquí en donde las diferencias empiezan a ser notables entre las dos casas. A diferencia de la Casa hogar, la Casa de mi Abuela es todo lo contrario, mi abuela y dos de sus hermanas viven juntas y en el mismo mundo. Comparten desayuno, almuerzo y comida porque quieren hacerlo, no tienen reglas ni per-sonas que las obliguen a hacer nada. Se levantan y se acuestan cuando quie-ren. Sus raíces están en esta casa, es su casa, lugar al que pertenecen, lugar en el que crearon una vida, en donde cada rincón tiene un recuerdo, en donde cada objeto guarda un recuerdo que posiblemente fue creado allí mismo. En este grupo de personas lo que en este punto las hace ser comunes es lo que es considerado como vejez. Algunas personas definen ésto como un pro-blema donde el anciano es olvidado, otros como una etapa hermosa en la vida

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en donde la familia es lo más importante, o como el desgaste físico del cuerpo y tal vez mental en donde las enfermedades predominan. Para muchas personas la vejez es sinónimo de problema y carga. Hablando de la experiencia vivida en el Ancianato de Aguachica, en el Hogar y lo que he visto toda mi vida en la Casa de mi Abuela, he llegado a ver que en los dos primeros casos, la vejez es un problema social en general. La vejez en estos dos casos es vista como un estorbo o una carga. Muchas veces las fami-lias llevan a estas personas a los hogares geriátricos para que tengan mayores cuidados porque no pueden estar pendientes de ellos. Pero estos lugares para la mayoría de los ancianos que conocí son un encierro, una especie de cárcel pues odian ser controlados y vigilados; aunque hay personas especializadas a cargo de ellos, existe la ausencia de afecto.El cuerpo es el principal indicador de la vejez ante sí mismo y ante los demás. A nivel corporal se experimentan cambios que son asimilados como deterioro y a su vez generan una imagen negativa sobre la vejez. Dicha imagen se construye a partir de la presencia de canas, las arrugas, la flacidez de la piel; de ahí que la vejez se conciba como debilidad, tristeza y enfermedad. Aunque en el cuerpo la vejez se ve marcada físicamente, Jasmina afirma que para ella la vejez no está en el cuerpo sino en la mente por lo tanto así se en-cuentre en un ancianato, tenga arrugas y el cabello blanco, ella no se siente vieja, pues en el momento que empiece a hacerlo empezara a ser inútil, cosa que no quiere que suceda. Según los términos de mi abuela, la vejez se ve presente en una persona el día que empieza a arrastrar los pies. Un texto que me sorprendió por la forma como se aborda la vejez desde el punto de vista tanto estético como mental, es el escrito por Florence Thomas dirigido a Amparo Grisales (ANEXO 1). Me es difícil creer del todo que una mujer logre pensar así, que vean la vejez como algo hermoso, como una trans-formación del cuerpo que aunque se marca evidentemente con las arrugas, el pelo y la flacidez de la piel no es de avergonzarse, pero sí existen personas que lo ven así. Con mi abuela me ha pasado, no le importan sus años, ni lo que la cédula dice, simplemente se siente joven, se mueve para no envejecer. A sus 70 años, todavía dice: “vieja su madre”.

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Aunque he llegado a creer que esto no solo es cuestión de la mente y el pen-samiento. Estoy casi segura que el entorno en el que estas personas influye en la forma como están física y mentalmente. Lo creo porque es lo que he visto entre la casa de mi abuela y el ancianato, pues muchas de las personas del ancianato al sentirse inútiles, sienten que ya dejan de ser indispensables ya sea para sus compañeros o directamente para sus familias, por ende sus roles, sus movimientos y sus pensamientos se estancan hasta que la muerte llega y se va con ellos.

1. Diccionario enciclopédico Espasa (1993), Tomo 3. Madrid, Espasa-Calpe, S.A. P. 10242. Ibíd., p. 12093. Ibíd., p. 8324. HEIDEGGER, MARTIN (1993), Ciencia y técnica: Construir, habitar, pensar. Santiago de Chile, Editorial Universitaria.

4.2. Lugar: Ocupar y habitar

Para iniciar este apartado, creo que es importante definir lo que significa lugar, ocupar y habitar según el diccionario de la real academia española, ya que es-tos términos hacen parte de la temática que estaré trabajando y hacen parte de las palabras que me llevaran a reflexionar. Por lo tanto, el lugar es un “espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo cualquiera” 1; ocupar significa “tomar posesión, apoderarse de una cosa; llenar un espacio o lugar; habitar una casa”2; y el termino habitar hace referencia a “vivir, morar en un lugar o casa”3 .Heidegger habla del espacio habitado, de un lugar al que se llega construyendo “Este, el construir, tiene a aquel, el habitar como meta”4. Pero no cualquier cosa construida es la que habitamos, la esencia del construir es el dejar habitar. La conclusión de la esencia del construir es el crear lugares por medio del ensam-blaje de sus espacios. Sólo si somos capaces de habitar, podemos construir.

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Hablando específicamente de los lugares en los que gira mi proyecto, el Hogar Geriátrico es un lugar que como edificio está construido, pero no como con-tenedor de recuerdos o de memoria, este lugar no está habitado por eso. Es un lugar en el que viven personas, pero no ha sido construido por éstas; así mismo, los objetos que se encuentran en este lugar son los que sí se encuen-tran habitados, habitados por una carga emocional, por la carga simbólica o de memoria que estas personas han puesto en cada objeto que les pertenece y que por una razón especifica están en dicho lugar.A diferencia del Hogar Geriátrico, la Casa de mi abuela se encuentra ocupada y habitada desde el rincón más escondido. Este lugar está cargado de todas las cosas tanto imaginables como inimaginables. Aunque su edificación ya existía el día que llegaron allí, las hermanas que viven en esta casa se han encargado de ocupar y adueñarse de este espacio, de crear historias, de llenar de recuer-dos a partir de cada puntilla y cada cosa que existe en esta casa. En términos de Bachelard este sería el “espacio feliz”, un espacio que habitamos y cons-truimos por medio de la imaginación, de los recuerdos y las imágenes poéticas que están en nuestra alma. En esta casa existen cantidades inimaginables de objetos, que hacen parte fundamental de los que habitan este lugar.A partir de ésto, tomo como referencia, un fragmento del libro Topofilia o la di-mensión poética del habitar, el cual habla sobre el “sentimiento de arraigo” y lo describe como “las formas de pertenencia, apego y contingencia del hombre para con el lugar que habita, como parte del proceso de afianzamiento e iden-tificación del ser humano con el universo físico y socio cultural (significacional) en que se mueve”5. En el caso del hogar geriátrico y la casa de mi abuela, bus-caré este sentimiento de arraigo utilizando los objetos y cosas que existen en estas casas y en las que verdaderamente está el sentido de habitar por medio de la memoria y los recuerdos. Ahora bien, en las diferentes visitas al hogar geriátrico, he llegado a creer que existe una crisis de habitar, que ha sido causada por el olvido del ser, es decir, cuando un espacio empieza a ser considerado por su función, pierde las di-mensiones que este pudo haber tenido, en donde se genera el auto olvido del

5. YORY,CARLOSMARIO(1961).Topofiliaoladimensiónpoéticadelhabitar.Bogotá,CEJA.P.14

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sujeto, en el momento en el que la persona reconoce qué es o quién es, en ese momento es cuando quiere decir que habita cierto espacio. En muchos ca-sos existen diferentes tipos de relaciones tanto afectivas y de emociones que el ser humano mantiene por determinado lugar, en el caso del ancianato este afecto está relacionado con luga-res ajenos al que habitan, caso que vi en Natividad quien vive en el ancianato y en diferentes talleres sus resultados siempre reflejaron la misma casa (Figura 3 y 4), mientras que en la casa de mi abuela se reconoce que el apego está en esa casa con fra-ses como: “el día que me saquen de esta casa me sacan con pies de frente”. Esto es denominado como Topofilia, que es definido por Carlos Mario Yory como “el conjunto de relaciones afectivas y de emociones positivas que el ser humano mantiene por un de-terminado lugar”6.

6. YORY, Op. Cit., p.53

Figura 3: Talleres a partir de la memoria y el re-cuerdo(Sesión2,Dedondesoy).HogarGeriátri-co“MisegundaJuventud”.DibujorealizadoporNatividad. 50x35 cm. 2011

Figura 4: Talleres a partir de la memoria y el recuerdo (Sesión 5 y 6. Recuerdos de un mo-mentoespecífico)HogarGeriátrico“MisegundaJuventud”.DibujorealizadoporNatividad.50x35cm. 2011

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Es a partir de esto, en donde yo me pregunto, ¿qué clase de “ligadura” es esa que se instaura entre el hombre y el lugar; cómo se puede entender este y cuál es la relación de este grupo de ancianos con estos dos lugares?, y es en donde entra mi búsqueda, para encontrar qué es lo que hace que las personas del ancianato y la casa de mi abuela estén ligadas a estos lugares, teniendo claro que un lugar en este caso la casa de mi abuela y el ancianato son los recipien-tes de lo humano, éstos dejan de ser simples espacios físicos como tal. Es por esto que hago una reflexión en torno al espacio y como es la forma de habitar de las personas que están en éstos, hablando de sus condiciones humanas. Es importante lograr tener en cuenta los diferentes acontecimientos tanto histó-ricos como políticos, económicos y las diferentes relaciones que existen entre los habitantes de estos dos lugares para así tener presente el pasado, vivir el presente y comprender mejor el futuro, para evitar la amnesia social que nos invade y para así conocer y aceptar la identidad, por medio de la experiencia que se adquiere al trabajar y tratar cualquier lugar.Aunque lugar y hogar no son sinónimos, un lugar tiene siempre algo de hogar dentro de sí. En la frialdad de estos tiempos el concepto de lugar conserva una cierta calidez. La consecuencia es que si sabemos cuál es nuestro lugar, enton-ces conoceremos cosas sobre él; sólo perteneceremos realmente a un lugar si lo “conocemos” en el sentido histórico y experiencial7.En el recorrido por las dos casas, me he dado cuenta que siempre estamos mirando todo pero no analizamos. Creo que esta es una cuestión básica de la vida de un ser humano. Todo el tiempo estamos mirando pero no observando, por lo tanto no pensamos en lo que sucede, necesitamos recibir todo desglosa-do para darnos cuenta de lo que puede pasar a nuestro alrededor.Al hablar del lugar, un ancianato no es el lugar de una persona de la tercera edad. Mucha gente no vive en su hogar, estas personas han perdido su lugar en el mundo, por lo tanto empiezan a haber ausencias, que pueden remitir directamente al recuerdo y conectar con el olvido. Puede sonar contradictorio pero sentirse en el olvido trae a la memoria muchos recuerdos que pueden generar felicidad en estas personas que ahora están en un lugar que no es el7. LIPPARD, LUCY R. (2001). Mirando alrededor: dónde estamos y donde podíamos estar. Modos de hacer. Arte crítico, esfera pública y acción directa. España, Ediciones Universidad de Salamanca. P. 54

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suyo. “Pertenecemos realmente a un lugar si lo “conocemos” en el sentido his-tórico y experiencial”8. Los seres humanos han creado la necesidad de aferrar-se a lo material, sentimental y espiritual, de ahí la necesidad por tener recuer-dos y querer pertenecer a un lugar. La cultura es aquello que define un lugar y su significado para la gente.

8. LIPPARD, Op. Cit., p. 549. BACHELARD,GASTON.(1997)Lapoéticadelespacio.México,FondodeculturaEconómica.

4.2.2 La casa

La casa es un cuerpo de imágenes que dan al hombre razones o ilusiones de estabilidad. Éste es un refugio para el hombre, es un lugar en el que éste se siente protegido, representa la necesidad de rescatar la intimidad para el desa-rrollo onírico del ser humano. En este punto, “la casa debe entenderse como el espacio, primero donde el hombre desarrolla el concepto de habitar, no sólo los espacios materiales, sino también, los espacios que nuestra imaginación crea gracias a las imágenes que tenemos/recogemos de la morada primera, que es nuestra alma donde se refugian nuestros recuerdos”9.En la descripción que da Bachelard, existen varios tipos de casas. Está la casa de la infancia, que es en la cual están todos los recuerdos, casi todos borrosos e irreconocibles; aquí el pasado es muy importante ya que con estas imágenes es que se va a crear la casa del futuro, los espacios que recordamos de la casa de la infancia son los que le dan rienda suelta a la imaginación y encuentran re-fugio en la casa onírica. También está la casa soñada, conocida como la casa del futuro, este es el lugar que deseamos habitar y en donde queremos realizar nuestros sueños pero no es la casa donde soñamos. La casa onírica que es el lugar de ensoñación, es un espacio que por más pequeño que sea es el lugar donde podemos soñar, a su vez es imaginada y también es independiente de la casa de la infancia y la casa del futuro. Esta es una casa soñada que no se

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realiza, aquí se ubica la imagi-nación, se ancla la casa del pa-sado y se dispone la casa del futuro, se juega con la realidad y con los sueños, en sí no es un lugar físico, es un espacio habi-tado por medio de nuestra ima-ginación.A partir de lo planteado ante-riormente, desarrollé la siguien-te imagen (Figura 5) en el año 2009, basándome así en “la casa” y el enraizamiento de ésta al lugar en el que está construi-da. De esta forma, hago una analogía pensando en el ser hu-mano y su apego a las cosas, en este caso a la casa, pero de-jando abierta la posibilidad de llegar a usar distintos objetos.En el caso de este trabajo, usé una técnica de grabado deno-minada Colografía. Esta es una técnica de impresión en relieve en la que se incorporan elemen-tos texturados que se adhieren a la plancha antes de entintar y pasar la imagen al papel. La ma-triz está realizada con diferentes materiales como lo son resinas y papeles generando diferentes texturas. Este proceso me dejo

Figura5:Sintítulo.LauraRodríguez.Colografía.35x 50cm.2009

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inquietudes tanto temáticas como técnicas, por lo tanto fue una de las princi-pales conexiones para empezar a indagarme sobre el apego, la memoria y el objeto. En la parte técnica, el uso de diferentes materiales como telas, papeles texturados y resinas para la realización de la matriz fueron los que me llevaron a seguir explorando en otros trabajos y ahora en este proyecto que abordaré con un planteamiento formal diferente. Por esto no debe considerarse solo el prototipo de casa como edificación para que el ser humano lo habite; la “casa” también hace referencia a los objetos, a los recuerdos y a los secretos. Este tipo de casas pueden ser los cajones, los cofres y armarios, en los cuales existe la estética de lo oculto. “Un cajón vacío es inimaginable, solo puede ser pensado”10. La casa es un cuerpo de imágenes que dan al hombre razones o ilusiones de estabilidad. Existe un tipo de casa en la cual he ubicado a las personas del ancianato y la casa de mi abuela y la des-cribiré según lo que Bachelard denomina como Cofrecillo. He ubicado a estas personas allí, después de escudriñar sus recuerdos, sus pensamientos y sus sentimientos de manera sutil pero con un gran resultado. El cofrecillo será en-tonces un contenedor que guarda secretos absolutos, en el que se encuentran cosas inolvidables, tanto para nosotros como para aquellos a quienes les trans-mitiremos nuestros tesoros; allí se encuentra el pasado, el presente y el destino que llegará al azar. En el cofrecillo se guardan recuerdos puros, imágenes que son de cada uno y de los cuales solo se confían detalles interesantes y posible-mente bellos, pero finalmente recuerdos que solo nos pertenecen a nosotros y que nunca revelaremos totalmente. Es por esto que cada secreto tiene su propio cofrecillo, cada persona es un cofrecillo que es contenedor de millones de cosas, en este caso cosas que se encuentran en la mente y en el corazón. Cuando el cofrecillo está cerrado, es simplemente un objeto como cualquier otro que ocupa un lugar en el espacio exterior, pero en el momento que se abre es como diría Bachelard “la primera diferencial del descubrimiento”11. Con esta descripción voy a que cada anciano de estas dos casas están llenos de secre-tos y recuerdos que me han transmitido a medida que la confianza entre

10. BACHELARD,Op.Cit.11. BACHELARD,Op.Cit

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nosotros ha crecido. Por eso los califico como un cofrecillo, que guarda de todo y en el momento en que se abren salen cosas inimaginables, dejan de ser una persona cualquiera y pasan a transmitir el tesoro que llevan dentro: su vida, su experiencia, sus historias, sus conocimientos y sus recuerdos que finalmente están plasmados en fotos, y objetos que solo ellos saben la carga que estos tienen. “El que entierra un tesoro se entierra con él. El secreto es una tumba y por algo el hombre discreto se jacta de ser una tumba para los secretos que se le confían”12. Y es así como el cofrecillo es la memoria de lo inmemorial, en el cofre cerrado siempre habrán muchas más cosas que en un cofre que esté abierto, lo descubrí con la experiencia con estas personas.

12. BACHELARD,Op.Cit.13. Diccionario enciclopédico Espasa, Op. Cit., P. 120214. YORY, Op. Cit., P. 38

4.3. El objeto funcional y el objeto antiguo

Aunque el cofrecillo es visto como una analogía, existen otros contenedores que están cargados de memoria, recuerdos y secretos, y estos son los objetos. Según la definición dada por el diccionario, un objeto es una cosa material e inanimada, generalmente de tamaño pequeño o mediano.13 Al hablar de los objetos, se generara una clasificación, que se ha dado a partir de la relación entre el hombre con los objetos, no se trata de definirlos según su función, o como podrían ser divididos según su clase, lo importante aquí es buscar las relaciones humanas que resultan de la relación hombre-objeto. Es por esto que ya no hablare del hombre “y” los objetos, sino del hombre “con” los objetos, en donde el habitar entra a ser parte fundamental ya que el “hombre es fundamental un ser con las cosas”14.Una de las “clasificaciones” que se le da a los objetos es la de objetos funcio-nales. El mobiliario es un ejemplo de esto. Lleva como carga la estructura de la familia, con el mobiliario es posible conocer la posición de la persona en su casa, en su entorno, en su habitación, su función es representar las relaciones

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humanas, ocupar el espacio en el que han sido puestos y en muchos casos poseer un alma. Es aquí en donde empieza a verse la ligadura que existe entre el hombre y los objetos, teniendo así una función de contenedor, en muchos ca-sos no solo de elementos físicos sino también de lo imaginario; en este caso, el hombre es quien dispone los papeles que pueden desempeñar los objetos en determinado espacio usándolo como una estructura de distribución. Por esto, el habitante también debe ser “funcional”, por ende los domina, los controla y los ordena. Así, el ser es concebido como un “recipiente de interioridad”, en donde la casa puede ser simbólicamente en cuerpo humano, el cofrecillo y los objetos.En este caso, al hablar de mobiliarios y objetos contenedores con una función, uso como referente visual a la artista Colombiana Elsa Zambrano, quien realiza una serie de nueve (9) pinturas en acrílico sobre madera, titulada “De una pie-za. Serie: Cajones” (Figura 6) y en donde la artista busca en diferentes lugares una serie de prendas de vestir que se encontraban en el olvido pero que esta-ban cargadas de recuerdos. La serie es definida por ella como autobiográfica pues los cajones son la réplica de un mueble que ella tiene en su cuarto y en donde logra a través de la pintura representar sus propios recuerdos.

“Con esta obra pretendía hacer una reflexión sobre la memoria de los objetos. Creo que se ha logrado con la integración que han tenido los espectadores con la prenda física, la representada en el cuadro o los dibujos y sus propios recuerdos”15.

El ejemplo anteriormente descrito es una forma de ver cómo un par de objetos que son funcionales como lo son la ropa y los cajones, tienen una carga no solo funcional, sino además histórica. Todos los objetos pretender ser funcionales, esto sugiere que el objeto se acaba en la relación que tiene con el mundo y con las necesidades del hombre. Es por esto que cada objeto práctico en el ambiente cotidiano está en muchos casos aislados de su función como en las

15. Elsa Zambrano. En: http://www.elespectador.com/impreso/arteygente/cultura/articuloimpreso-antologia- guardada-los-cajones

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las pinturas de Elsa Zambra-no, pero es el hombre el que le da según sus necesidades una existencia en el contexto funcio-nal, suponiendo así que el ob-jeto funcional es el objeto real, pero teniendo en cuenta según lo anterior que al hablar de fun-cional no quiere decir que este acondicionado a un fin en espe-cifico sino que está adaptado a un sistema: “la funcionalidad es la facultad de integrarse a un conjunto”16.Para ilustrar lo que me ha lle-vado a pensar en los objetos que se consideran funcionales, lo ejemplifico de acuerdo a una serie de dibujos de zapatos en lápiz de grafito y retazos de tela que realicé en el 2010 (Figura 7). Esta es una serie de nueve di-bujos y cada dibujo esta hecho en cuadrados de 12x12 cms; las imágenes dibujadas fueron to-madas de la misma persona, lo que también me ha hecho pen-sar en los objetos como retrato a partir de cosas que pertenecen a alguien.

Figura6:ElsaZambrano.“Deunapieza.Serie:Cajones”Acrílicosobremadera.Seriede9.2007

Figura7:Sintítulo.LauraRodríguez.Técnicamixta:Dibujoengrafito,telasehilos.Dimensionesvariables. 2010

16. BAUDRILLARD,JEAN(1969).El Sistemadelosobjetos.México,Siglo XIX Editores. P. 72

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Partiendo del trabajo anterior (Figura 7), realicé otro ejercicio basándome también en los za-patos pero en este caso acom-pañado de fotocopias cada di-bujo hasta que estas quedaron en blanco (Figura 8 y 9). La idea está centrada en ver el desgaste y la cotidianidad, por lo tanto el uso de las fotocopias hace refe-rencia a lo maquinal o repetitivo y el desgaste que esto mismo produce.En este caso hablo de la cotidia-nidad, no visto en acciones sino en objetos, de su reflejo en los zapatos y como estos pueden ser un retrato de dicha persona cada día, pues cumplen y hablan de los roles de esta persona en los diferentes momentos de su vida (Figura 8 y 9). Por lo tanto creo que los zapatos son parte de la memoria de una persona pues en estos se ve el desgas-te, el uso, el momento en el que pueden usarse; los zapatos son objetos que guardan una historia pues son los que cargan el des-gaste diario de las personas ya que “Los zapatos son un diario

Figura8:Sintítulo.LauraRodríguez.Técnicamix-ta:Dibujoengrafito,telas,hilosyfotocopias.Seriede17dibujosy238fotocopias.12x12cms.2010

Figura9:Sintítulo(Detalle).LauraRodríguez.Técnicamixta:Dibujoengrafito,telas,hilosyfotocopias.Seriede17dibujosy238fotocopias.12x12 cms. 2010

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Figura10:EverythingIDo.SimonEvans.DibujoyFotografía. 2009

personal de nuestras vidas”17.

Simon Evans en una de sus obras utiliza objetos de su pro-pia casa y de su vida diaria, enumerando cada una de sus pertenencias y las exhibe por medio de dibujos y fotografías. Clasifica sus objetos por su uti-lidad, material, ubicación dentro de su casa y su frecuencia de uso entre otros (Figura 10 y 11).

Tomo esta obra (Figura 11) como referencia pues me parece im-portante ver como este artista utiliza objetos que son “funcio-nales” para él y los clasifica. De esta forma se demuestra como los objetos pueden hablar de lo que es él ya que todos son de su pertenencia e indirectamente logran hacer una descripción, por lo tanto se podría considerar también como un retrato a partir de los objetos.Existe otra categoría de objetos que se supondría es totalmente diferente a la de los objetos fun-cionales. Son objetos que están

17. O’Keefe Gavin L. Ilustrador australia no.

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cargados de recuerdos, nostal-gia y evasión. Esta clasificación se denomina como objetos an-tiguos. Son objetos en los que se busca encontrar superviven-cia sobre lo tradicional y simbó-lico. Su funcionalidad está en la historicidad del objeto antiguo sin dejar de lado su función de signo, y haciendo referencia al pasado.Aunque ya deja de ser un objeto práctico, su objetivo es signifi-car, no es solo decorativo, sig-nifica el tiempo, son los indicios culturales del tiempo lo que se recupera en un objeto antiguo. De esa manera, no sirviendo para nada, sirve profundamen-te para algo. “Es en la forma concreta de un objeto donde se realiza la inmemorialización de un ser precedente, proceso que equivale, en el orden de lo ima-ginario, a una elisión del tiempo” 18

El objeto funcional es eficaz, el objeto antiguo es consumado. Por consiguiente, el objeto anti-guo no es un accesorio, simbo-

Figura 11: Everything I Do (Detalle) Simon Evans. DibujoyFotografía.2009

18. 18BAUDRILLARDOp.Cit.,p.85

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liza el fantasma de la conciencia individual, de un detalle del yo y del cual se organiza el mundo de modo interno, buscando conservar la irrealidad profun-da, del dominio interno. El objeto funcional es ausencia del ser, rico en funcio-nalidad y pobre en significación; el objeto antiguo es un gran contenedor, de funcionalidad mínima y de significación máxima. Todo objeto antiguo es bello simplemente porque ha sobrevivido y se convierte por ello en signo de una vida anterior. El objeto antiguo da testimonio del paso del tiempo, del recuerdo; por esto hace su referencia al pasado y alusión hacia un mundo anterior, fundado en sí mismo como “auténtico”. En el orden de las ideas anteriores, realicé la exploración en las dos casas, buscando los objetos que acompañan a las personas que viven en estas para tenerlos encuentra como identidad de ellos, usándolos como contenedores de memoria. Los objetos hablan de las personas que habitan alrededor de ellos. Podemos conocer a una persona por los objetos que “viven” en su habitación.Con referencia a lo anterior, así como el cuerpo con cada vivencia tiene una marca y con los años estas se hacen más visibles, los objetos cumplen una gran tarea pues creo que estos se vuelven parte de las personas, por lo tanto se genera un apego a las cosas materiales creando un “enraizamiento” el cual es visible con la acumulación de objetos y el no querer desapegarse de estos por algún recuerdo o valor en muchos casos sentimental. Retomando, al hablar de enraizamiento, hago referencia a una analogía entre lo que sucede normal-mente entre el árbol y el suelo, en donde el árbol se establece en un lugar y en el cual se crea un vínculo entre éste y la superficie en la que se encuentre. Es aquí donde se ve un ejemplo de lo que le sucede al hombre con los objetos. “Los objetos cotidianos son los objetos de una pasión, de la propiedad privada, en la que la inversión efectiva no cede en nada a las demás pasiones huma-nas”19. Todo objeto tiene dos funciones: ser utilizado de modo práctico para el individuo y ser poseído, pero cuando esto sucede puede perder su uso y se convierte en un objeto coleccionable. Es en este momento cuando se convierte en objeto. Cuando el objeto no se especifica por su función, es calificado por el sujeto.

19. BAUDRILLARDOp.Cit.,p.97

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Por lo tanto, los objetos a los cuales uno se enraíza, son los objetos que han perdido su “funcionalidad” práctica. Caso que he visto que en los ancianos no se cumple del todo. No puedo decir que solo sucede con los del ancianato, en la casa de mi abuela también existe gran apego por todos sus objetos y de una u otra forma se les encuentra uso. En el caso del ancianato esto es más marca-do, pues lo que poseen en esta casa es muy poco comparado con la casa de mi abuela, lo que hay en esta casa es lo necesario y lo que lograron transportar de su antigua casa en la cual están sus raíces, sus verdaderos recuerdos y a la que si pertenecen. Este es un apego a lo material que se convierte en enraiza-miento, aunque puede pasar de ser material a ser mental. Teniendo en cuenta la forma de llevar la vida que existe entre el ancianato y la casa de mi abuela y mis tías, encuentro que de igual forma en ambos casos hay objetos similares, por alguna razón y he empezado a entender porque están allí, no quiere decir que descubra el tesoro que hay escondido en cada objeto, pero sí entender que los objetos se vuelven parte del retrato de cada persona.

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5. PROCESO DE INVESTIGACIÓN Y CREACIÓN

A partir de experiencias vividas con ancianos en diferentes trabajos con la co-munidad, ha surgido por mi parte una gran inquietud por la vejez y la forma como ésta se ve reflejada en las personas dependiendo del lugar en el que viven o el ambiente en el que están. A partir de esto, y de haber compartido con las personas de un Ancianato en Aguachica – Cesar (Figura 12), busqué la forma de seguir mi exploración frente a este tema y me centré principalmente en un ancianato en la ciudad de Bogotá. Pensando en cómo llegar a estas personas, para conocerlas y encontrar res-puestas a lo que en mi cabeza rondaba frente al lugar y la forma de habitar, empiezo a realizar talleres con ellos (Figura 13 y 14), en donde se trabaja la memoria y el recuerdo de momentos específicos de sus vidas, para llegar al presente, en donde la familia, la religión y la casa son temas primordiales en mi búsqueda. Pero con el desarrollo de cada taller, van saliendo cosas nuevas, que me empiezan a llevar por otro camino. En ese momento el ancianato deja de ser lo importante y las personas que allí viven se vuelven parte esencial en mi búsqueda. En medio de esta experiencia, cada día que realizaba un taller tenía que des-plazarme a la casa de mi abuela que esta a media cuadra del ancianato, ya que los materiales que utilizábamos en los talleres los dejaba siempre allí. Así, mi visita era antes y después del taller. Las cosas que veía a diario en los dos lugares empezaron a hacerme pensar en diferentes cosas: la vitalidad de mi abuela y mis tías, su forma de comportarse, su casa, sus cosas, lo que me llevó a empezar a fijarme en lo que hacía parte del ancianato y lo que hacía parte de la casa de mi abuela. En este proceso, los retratos fueron una de las opciones que exploré. Así mis-mo, realice dos pinturas en oleo de dos personas del ancianato como parte de exploración. (Figura 15 y 16).

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Finalmente decidí desechar la idea de centrarme en el retra-to como tal y seguir buscando, pues encontré gran importancia en los objetos personales de to-das estas personas. Empecé a ver que en estos objetos existe una carga significativa de me-moria y recuerdos, lo cual me hizo creer que estos elementos pueden hablar de lo que son es-tas personas, pues en cada con-versación descubrí que todas ellas, independientemente del lugar en el que se encuentren son como lo denominé anterior-mente, cofrecillos cerrados que están llenos de conocimiento, de vivencias, de recuerdos pero la forma en que yo he logrado conocer en gran parte a quienes viven en el ancianato ha sido conociendo sus elementos per-sonales pues lo que logramos hablar siempre ha sido en parte muy superficial. Mi trabajo entonces está enfo-cado sobre seis personas de un ancianato (Figura 17) y tres de una casa particular que es la casa de mi abuela (Figura 18),

Figura 12: Visita al Ancianato de Aguachica – Ce-sar. Misión País Colombia. 2010

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Figura 13: Talleres a partir de la memoria y el recuerdo.HogarGeriátricoMisegundaJuventud.Bogotá,2011

con los cuales he estado hacien-do un trabajo de observación en el cual he hablado con ellos y he conocido un poco de sus vidas llevando una bitácora por cada persona. En ésta, se recoge el proceso realizado con cada uno, llevando así un diario de visitas y los resultados de los talleres y de lo que conocí de ellos. Mi búsqueda aunque principalmen-te estaba enfocada en lo físico, con este proceso me he dado cuenta que mas allá de lo físi-co existen objetos en sus casas que me dejan hablar más de estas personas logrando hacer una descripción y un reconoci-miento individual pero a partir de sus pertenencias, logrando así hablar de sus apegos, y de sus recuerdos. Visitas y obser-vación. En las sesiones de los talleres logre conocer a los an-cianos y su perspectiva frente a diferentes temas de interés; trabaje temas como su lugar de procedencia, familia, religión, sus gustos y hobbies y final-mente algunos de ellos hablaron abiertamente diferentes mome-

Figura 14: Talleres a partir de la memoria y el recuerdo.HogarGeriátricoMisegundaJuventud.Bogotá,2011

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ntos de sus vidas. De igual for-ma muchas de estas sesiones se convirtieron en una charla hecha entre todos en donde la memoria colectiva fue básica pues ellos expresaron que gra-cias a mi visita conocieron un poco acerca de cosas que no sabían de los demás. Al mismo tiempo se fue creando algo de confianza por lo tanto se logró después de esto hablar de las cosas que existen en sus habi-taciones, para así poder recono-cer diferentes aspectos que re-saltan la personalidad de cada uno a partir de el objeto, el re-cuerdo, el apego y la vivencia. Con respecto a la casa de mi abuela, el reconocimiento de los objetos y de las personas que habitan esta casa fue mucho más sencillo, pues al ser más cercanos a mí, no tuve nece-sidad de hacer talleres sino mi convivencia con ellas toda mi vida hace que tenga un gran co-nocimiento aunque no total de sus vivencias, recuerdos y gus-tos, aunque estoy segura que los objetos que ellas tienen en

Figura16:Alicia.LauraRodríguezBenjumea.Oleosobrelienzo.40x40cm.2011

Figura15.DonEnrique.LauraRodríguezBenju-mea.Oleosobrelienzo.40x40cm.2011

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esta casa están cargados de co-sas que solo ellas saben y muy seguramente significaran mu-cho para ellas. En el momento en que empecé a ver la importancia de los objetos, empecé a realizar conexiones con diferentes trabajos que rea-licé durante mi carrera, llegando a ver que esta inquietud no es algo de ahora, sino que viene de momentos anteriores y a los que no le había dado importan-cia. Es por esto que en capítulos anteriores hablo de los zapatos y hago referencia los dibujos que realice sobre esto usando como temática lo cotidiano. Es por esto que llego a trabajar a partir del dibujo, usándolo como medio de expresión para mi tra-bajo de grado, siguiendo la línea de antecedentes que presento en este trabajo.

Figura17:VisitaalHogarGeriátricoMisegundaJuventud.Bogotá,2011

Figura18:Casademiabuela.Bogotá,2011

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6. CONCLUSIONES

Para concluir este texto, encuentro que los objetos pueden hablar mucho de la vida de una persona ya que en el objeto nos representamos, teniendo en cuenta que para cada persona dicho objeto tiene un valor diferente al que po-dría tener para una persona ajena. Es por esto que el objeto es parte del retrato de cada persona; su ubicación, sus formas, sus colores pueden dar una clara descripción de alguien. Por lo tanto para mi, el objeto se convirtió en la memo-ria de las personas de la casa hogar y de la casa de mi abuela, llevándome a dibujarlos e intervenirlos con materiales como telas e hilos. De igual forma, cada persona se ha convertido en parte de mi obra ya que es-tos ancianos ahora vivirán en mi trabajo, pues aunque en la vejez el concepto de elisión cada vez esta más presente, ellos desaparecerán pero sus objetos estarán ahí cargados de lo que ellos ocultaron en éstos; en este caso los ob-jetos dejaron de ser importantes por su uso, ahora su importancia está en el sentido que se otorga a cada uno. El muchos de los casos del ancianato, el objeto funcional es el que predomina. Aquí es en donde se logra ver la ausencia del ser pues son objetos ricos en funcionalidad y pobre en significación; en los pocos objetos antiguos que exis-ten allí, es en donde el apego y la memoria son lo más importante y lo que los hace únicos. Es así como se ve notablemente que el término de habitar no está presente en esta casa pues es un lugar de paso, del cual estas personas no se podrán apropiar porque no pertenecen a él.Retomando lo anterior, el habitar no es solo estar en un lugar determinado, es adueñarse de éste, por esto el enraizamiento a la casa como tal se ve más en la casa de mi abuela pues ellas pertenecen y habitan el lugar y todo lo que hay allí, pero en la casa hogar el enraizamiento esta específicamente en los obje-tos. Es así que puedo decir que aunque la casa en estos dos casos juega un papel distinto, los objetos resultan siendo lo importante pues cada persona deja en cada uno de estos su marca e inserta lo que su mente como cofrecillo carga.

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8. ANEXOS

Amparo: hace poco estuve viendo el lanzamiento de la campaña de tu nuevo producto de belleza para conservar la juventud. Estás muy linda, como siem-pre. Claro, a mis 68 años me pregunté: ¿para qué la eterna juventud? Y luego me di cuenta de que me preguntaría lo mismo si tuviera 40 o 50 años. ¿Qué haría yo con una eterna juventud? Prefiero mil veces mis arrugas, mi piel no tan firme, mis gorditos en la cintura, mis amigas que envejecen conmigo y mis amigos que siguen creyendo que nosotras las mujeres somos las únicas que envejecemos. Prefiero un cuerpo que esté en armonía con discursos que reflejan experien-cias vitales, porque estoy convencida de que es importante la coherencia entre cuerpo y discurso, entre rostro marcado por la vida y por los amores y desamo-res que dejan huellas inscritas en la memoria. Y me gusta tener, ya desde hace algunos años, el cuerpo y la cara que merezco, este cuerpo en los albores de la vejez que merece mi recorrido vital. Y creo que ningún “revertex”, ningún gen o elíxir de la longevidad, ningún polifenol, podrá cambiar esto. Claro, están los cansancios de las noches después de un día lleno de trabajo y de los encuen-tros con mujeres diversas de este complejo y multifacético país, encuentros en los que son las palabras las que cuentan y no la imagen corporal.Entiendo que para ti, Amparo, tu cuerpo, como una de tus principales herra-mientas de trabajo, haya sido y siga siendo importante. Sin embargo, te quiero decir que cuando pienso en ti, lo que me viene a la mente son tus capacidades actorales e histriónicas que hemos visto en decenas de series y películas. Por supuesto, también recuerdo tu belleza, pero no esa que hoy quieres vendernos.Amparo, creo sinceramente que no has medido el daño que generan para las mujeres colombianas comunes y corrientes todos estos comerciales y photosh-

8.1. Anexo 1: CARTA ABIERTA A AMPARO GRISALES, Florence Thomas, columnista de EL TIEMPO, 2011

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ops de figuras femeninas de medidas perfectas. Me pregunto por qué seguir alimentando imaginarios que quisiéramos derrumbar, imaginarios que, en lugar de hacernos sentir bien con nosotras mismas, nos obligan a estar atentas a la secular mirada masculina y a depender del saber y del deseo del otro fijado en casi todas las expresiones de la cultura. Mi cuerpo me pertenece, y cuando digo que me pertenece significa que lo he expropiado a la cultura. Y te cuento una cosa, Amparo: a mí y a muchas de mis amigas no nos gustaría vivir en un mundo lleno de rostros fijados en una falsa y tramposa eterna juventud. Rostros sin expresiones, muslos y nalgas sin historias. Y cada vez más, feministas o no, hemos aprendido a aceptar, asimilar y asumir nuestra edad, nuestros años y las huellas de ellos, estas huellas bio-gráficas que nos permiten leer o adivinar la riqueza de una vida llena. Afortunadamente, conozco algunos hombres con imaginación que aprecian nuestros años y sus huellas, que prefieren estar en compañía de mujeres cuyos muslos no son tan firmes, cuya piel ya con manchitas y bastantes surcos en la esquina de su mirada, tienen un mundo para contarles y no juegan a parecer lo que ya no son. Y no lo digo por ti, Amparo, quien muy seguramente también tienes un mundo para contar, un mundo que hubieras podido contar igualmente con un cuerpo no tan trabajado ni tan entregado a los modelos culturales que nos exigen se-guir siendo moldeadas, preformateadas e hipotecadas en un esquema que no hace sino manipular de manera perversa nuestras relaciones con los hombres. Amparo, no compraré tu elíxir de eterna juventud, porque amo mis años, sus huellas, sus enseñanzas y hace tiempo que ya no les temo a los espejos.* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad