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Tereré

El tereré

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La vida de un pibe que escribe su vida. Libro de poemas y escritos.

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Tereré

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El tereré

Creo que todo tiene que ver con una cosa, el tereré; como en este momento no estoy consumiendo uno, lo tengo que estar haciendo.

Solo tres cosas impiden que tome tereré: que esté durmiendo, haciendo un tereré o muerto: en cuyo caso, me enterrarán al lado de un termo.

Caigamos todos

Juntosdejémonos irsin pesotodos sin peso.Dejemos que el aire nos acaricie la nucasin mirar, sin dudarrectos y decididosdirigidos hacia el pisoen fila o en hilera, en total caosdejémonos ir al piso.

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Poeta

El poeta encuentra sus huellaspiensa en tener bigote:haría un millón de cosas,cosas largas, interminablemente destructoras.Correría hasta el borde del mundoa gritar su muertey sacaría otro de su bolsillopara dejarlo colgando de su sistema solar.

El poeta llorapues no tiene bigotesolo tiene zapatillas para hacerlo andary un jean roto en la rodilla.Agita sus manos, su cabeza,estropea todo lo que puede.Se toma una cerveza y sigue.

Reglas para una conversación interesante

- Cuando se propone un tema, ha de pensarse al respecto, presentar ejemplos, posiciones, versiones.

- Se prestará al análisis con tal de generar una aportación a lo discutido.

- Se escucharán las diversas posiciones y opiniones sin someterlas a juicio a priori.

- Las aportaciones serán, a su vez, analizadas.- El objetivo de los puntos anteriores se basa en que la charla sea el

pilar de la construcción de una realidad intersubjetiva, constituida y construida por nosotros, sus moradores.

Esto es un poema.

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Día

Capaz sea escribir el espacio, subiendo, en el espacio. La oscuridad, sin masa, palpando el aire alrededor. Bajás repentinamente para detenerte en el medio y andar hacia adelante. Otra vez encontrándome con el naranja. Es como viajar muy rápido y muy lento al mismo tiempo. Ves a todos desde arriba, ves todo desde arriba, pequeño, casi indistinguible en el todo, sintiéndolo conectado. Y vos afuera, arriba, sin tocar pero sintiendo. El corazón te vuelve cuando termina la canción y seguís con tu vida, sin más ni más.A partir de acá es racional, y no es la misma canción. Me distraigo, descreo de donde estoy. Me molesto imaginando cosas, dejo de ser lo que debería completar en las hojas para pescar un segundo de voz, de voces. Agarro lo que puedo y mando lo primero que se me ocurre, casi todo llega a buen puerto. Lo que no, no importa, rellena el aire igual y es divertido. Por un segundo soy una estrella, y te veo brillar conmigo, como aquella noche oscura, oscurísima, indescriptible vista de la vía láctea, aquél que la vio en toda su expresión sabrá a lo que me refiero. Una oscuridad completa, sin embargo los millones y millones de estrellas están ahí, y los ves, penetran la negrura de la noche, lastimando los ojos por el esfuerzo de ver tanta belleza. Así veo los buenos días. Y los malos, mejor no nos metamos.En eso me pierdo en las risas y las confusiones; si dijiste eso, si te escuche, si me escuchaste. Acá me confundo más todavía, me confundo con las ganas de hacer cosas que no debería, o que sí, pero no ahí. Entro en la espiral y me pierdo. Si es por formas, me gustan más las líneas curvas, los garabatos, que empiezan y no terminan (muchas veces como yo), no sabés cuando van a doblar, por ahí hacen las figuras más bellas y por ahí quedan en garabatos, como este texto.Así resumo mi día, cobrando existencia desde que empiezo a brillar.

Cama y Sol

Dos o tres pases de la mano sobre su cabeza, la palma contra la mejilla, descansa y resbala lentamente, casi carne muerta sin palabras. Los dos en la cama recostados, ella un poco más arriba que él, paseando el foco de su mirada por la estantería; él descansado como un gato. ¿Será tiempo de empezar? Ya perdí la cuenta desde la primera vez que estuve con él, y el corazón todavía me revienta cada vez que lo veo. Pero no sé, no sé nada. Es tan frágil desde acá, como espuma ¿Será válido decir que estoy con él, que salimos, que tengo el cepillo de dientes en el bolso? Se deja caer por la pared inclinándose hacia él, que yace como un feto, iluminado por la luz blanca y densa de la ventana. Lo besa, parece estar dormido, recuestan cabeza con cabeza. Desde ese ángulo, la estantería dibuja paisajes vastos en sierras y montañas sin nubes. Hoy no me voy a casa, me quedo acá, capaz hacemos algo de comer; me gustaría un arroz primavera de los que hace, con zanahorias, choclo, morrones verdes y rojos, ajo, cebolla, jamón y queso. No cortaría cebolla, pero corto lo otro y cebo tereré mientras él sonríe ¿Será tiempo de empezar? Lola me dijo que es para estar algunas veces y listo, que le anda tirando onda a todo el mundo y que no le da bola a nadie, a veces se comporta como un forro y que le molestan algunos de sus comentarios, pero no sabe de su cara durmiente, ni de su humildad escondida, ni que corta la cebolla y putea, como si cada vez fuera la primera vez que va a cortar una sin saber lo que provoca, sabiendo que no lloro y rio. Esta noche me voy a casa, a no ser que sea tiempo de empezar. Mañana tengo práctico, me quiero bañar. No sé. Por ahí me dice que me quede o le digo que me quiero quedar ¿Si le digo que me quiero quedar? ¿O me voy yendo y dejo que él me lo pida? Para que empiece, porque ya es hora de empezar ¿o no? Acelero demasiado, mejor dejar pasar un poco más de tiempo. Total salir ¿Qué es eso? Saber que me necesita y que lo necesito,

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asegurarme que lo voy a ver en estos días. Estas manos, me gustan, largas desequilibradas, que se mueven como las de un brujo invocando sobre su alambique, con vida propia. Cuando me toca, suave, sutilmente y la siento bajar con calor hasta mi culo y se van, pero el calor queda. Me acaricia la cabeza como un profesional mientras las olas de mar, el sur y sus labios llenos de alcohol. Siempre tan acostumbrada a otros labios y otros calores, incomparables con este, chiquitos y que no me pertenecen. Ese calor en la cara ¿Por qué paró de acariciarme? ¿En qué estará pensando? Puta, me gusta, me gusta estar con ella, recostarme y que me acaricie. Cada vez me reivindico más gato que humano. Me encuentro con ella pensando en ella, quizá es la mañana o el mediodía. Esa mano caliente me invade, su regazo me destruye las ideas ¿Si a la noche sigo en su regazo? Aunque hoy seguro se va, está desde anteayer y su olor, que es nuestro, no la va a dejar vivir afuera, mañana, cuando tenga que hacer algo que no sea acostarse conmigo ¿Será lo de mañana lo que la tiene inmóvil o estará en un pasaje difícil de Elis Regina? Debería poner música o traer el desayuno. Tal vez está todo ya servido frente a mí y la música está sonando, pero estoy en la oscuridad roja y en su calor, también rojo y… sus labios. Hija de puta, quiere que reaccione, pero sigo acá, moverme me estrellaría contra la realidad, el desayuno y la música. Más tarde, cuando la necesidad del tiempo me sea hiriente me moveré, ahora quiero rojo. Hoy la hago quedarse, la invoco con algo, alguna razón de soledad explícita o implícita o su opuesto ¡Hoy sale arroz primavera!-Esta noche hacemos arroz primavera. Te toca cortar la cebolla.-Ya empezamos.-Así parece.

Contorno

De lo anterior queda dibujado lo efímero, en sus contornos. Efímero como muerte, como búsqueda no. Efímero más allá del tiempo y del espacio. Como palos de luces en la carretera nocturna. Uno detrás (o delante) de otro, dibujan la carretera mientras aparecen/desaparecen por la ventanilla, uno conecta al otro, sin tener ninguna relación aparente, sin seguirse más que por su forma, me dibujan la carretera. La carretera que ya conozco, o que ya sé cómo será. Pero en sus dorsales nacen nuevas, ensombrecidas criaturas, que invento a la pasada (mía y de las luces); aquello fue un “…” o un “…”. Entre la carretera que ya conozco, las luces que no puedo ver directamente (por la oscuridad de la noche que deforma mis pupilas), las formas nuevas y siempre cambiantes aparecen, se ven. Así me existen los seres, entre las luces y carreteras. Así es como te dibujo y te conozco, junto con vos.

(Gracias Platón).

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Sueño de romano

Soy un marinero romano que, totalmente desilusionado con la sociedad decadente que presencia; enfrentando muertes inútiles, pérdidas irreparables, se suicida.

Le acercan unas velas para el barco, de las triangulares, grandes, anchas,blanquísimas ante el Sol.Las batallas que sufrió el barcohabían destruido las anteriores.

Cuando llegan en un bote, las pone al lado del muelle.Las velas flotan suavementeenvueltas en el azul del mar Mediterraneo.

Me tiro encima de ellasPido a un dependiente que me tire aguardiente encima y me alcance una antorcha.

Vuelco la antorcha sobre mí.Acostado encima de las velas, mirando al cielo azul, me prendo, cierro los ojos y pienso “quiero respirar, que el fuego entre en mis pulmones”, así que lo hice. Y morí.

Loca

El beso preciado de una loca,su inestable ternura,las tempestades que avecina:su encanto.

Ellas guardan tesorosy encierran paraísos,planean la muerte de los astrosy el descubrimiento de nuevas tierras.

Soñar es su estado natural;bailando por el borde de las sombrasexpropiando la belleza de los otros seres mortalespreocupados por su ser.

Pobre de aquél que no sepalo que es estar con una loca.Pobre de mí,que descubrí sus encantos.

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Cereza

Quiero cerezaroja invernalcálida escondidacereza.Quiero pulpa serenidad,droga escondida en tus jugos.Quiero sueño y eternidad,llanto rojo vital.

Quero cereza,hundirme en tu pulpa.No una, ni dos, ni cien,quiero el momento del encuentroentre la pura y abstracta cereza conel de la punta de la lengua y mordida.Quiero cereza.

Contorno II

Veo lo que no sos.Completo lo demás con cosas mías;colores y otros artefactos,forjando en la oscuridadcon el calor de mis pasiones.

No es suficiente,sigue allí lo que no sos,al rojo vivo, más candente.No llegaré a la obra terminada,no es lo que quiero.Quiero ser con vos.

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Domingo

Por lo menosquiero hacerte sentir mal,hacerte sufrir,ser la oscuridaden tus sueños.

Pero soyel domingo de ayer.

Negativo

Me acuerdo de vos,de tu ausencia,en el momento cuandolos muebles me rodean.Y nada.So far away.A pocos centímetros,me separan tus palabras.¿Es lo que importa en la vida no?Palabras, ya no son tiempos de amores.

¿Es eso lo que querés?

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Un día

¿Nunca te paso que un día te sentís en otro mundo? En contacto con la realidad pero en otro mundo. Estás más allá y te sentís viviendo otra cotidianeidad. No es el espacio, no es la muerte, ni el nirvana. Es una realidad detrás de la nuca, con el pelo suelto. Una liviana y transparente luz acuática. Justamente ahora no estoy ahí, por eso la distingo bien, su figura y sus contornos. Obviamente es una mujer, todo es una mujer, no hay que perseguirse mucho al respecto. Me baje de un hondazo. Lo que escribí un día, alegre, hoy lo rompo un poquito, para traerlo a la realidad. Hacerlo imperfecto; así es bello. Imperfecto, oscuro con sombras, quizás alguna mancha, como yo, como vos ¿Tema tan cliché no? Una mujer. Todos hablan de una mujer, de la mujer. Pues no busco ser original, poco me importa. Y es que me mueve la angustia de escribir, por una mujer, por la mujer. Quieta, me espera, paciente, tal vez ya me pasó, ya me sufrió y me dejó, y no me di cuenta. Atolondrado todavía al encuentro con la piel, al enfoque de mi mirada, que no controlo: te recorre, conoce todas tus vueltas, por lo menos las de la superficie. Está con hambre, quiere más. Sigue la fórmula de mis palabras: coma, coma, punto seguido; coma, coma, coma, punto seguido; coma, punto aparte. Es mi martillo: la herramienta que conozco para atacarte (a vos, al hielo, al fuego). Como tal, pifia la más de las veces, cuando le pega salen los mejores tererés. Mejor que conozcas el tereré, sino vamos mal. Mejor no vamos a ninguna parte.

Punto punto

Me veo obligado a escribir para sacarme algunas cosas de encima.

Hay un punto, un lugarcito, chiquito como una pieza de dos por dos, con una puerta, sin ventanas verdes que den a una playa, que está allá, en una zona blanca y sin horizonte, que no conocí sino hasta hace muy poco. Es como aquella zona de la ciudad que uno nunca quiere tocar, pero que un día, por tal o cual razón, tiene que ir; y una vez que fuiste nada es lo mismo: no hay forma de limpiarse la suciedad que te penetra. Uno se convierte en un hombre sucio, como todos los que antes formaban parte del otro. Todos los caminos llevan al punto. No es como una receta de cocina, no hay una fórmula que te lleve, es más bien algo inevitable, como el hambre, o el sueño, un tortazo en la cara que ves llegar en cámara lenta y que no podés esquivar ¿Te resulta familiar? Espero que sí, sino es al pedo que leas esto. De pendejo me resistía a pensar que hay un cúmulo de cosas que es necesario saber para entender ciertas otras, como si uno viniera con las instrucciones para armar y simplemente tenías que juntar las piezas. No, no existe. Muchas cosas, a veces muy pelotudas (como esta, tal vez), deben ser vividas para entenderlas. La historia empieza cuando me equivocaba (todavía me equivoco, pero ahora hay cosas que no se te pasan), cuando era un error posible y corregible; un desafío que estuve dispuesto a aceptar y superé. Era aprender a actuar, a hablar, desenvolverme en el mundo sin quedar despellejado a carne viva. Las primeras caídas dolieron bocha, es que no sabía que se venían. Ella muy linda, de 14, yo también, pero no muy lindo. Muy tímido para ser más, me hice el amigo. Los detalles no van al caso, todos sabemos lo que pasa cuando un tímido se acerca lo justo para no ser lastimado: se lastima más. Y así fue, y así aprendí. Aunque fui lento para llevar lo aprendido a la práctica: me llevó todavía una bonita más

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incorporar la nueva práctica de jugarse para ser querido. Ya la siguiente fueron otros errores, quizás menos importantes, nada fuera de lo común. Se podría decir que ya estaba listo para mandarme; momento en el que tuve mi primer encuentro con el punto: había sido que los otros también empiezan como yo (no igual), con equivocaciones, y había sido que muchos no se dan cuenta de ellas ¿Enserio? ¿Los otros también se equivocan? Qué complicado. En su momento ese pensamiento me pasó como una estrella fugaz, no le di mucha bola, estaba concentrado en lo mío, mis errores y mis problemas, todavía no me podía sacar de la cabeza que era barro y quería ser estatua. Así fue que devolví al agua formas bonitas de bonitas que pululaban por mi camino, no perdonando equivocaciones de lo que concebía como formas perfectas. Pero todos venimos sin instrucciones para armar. A veces “puta, puta madre” y otras “lindo, muy lindo” resultó la técnica de jugarse para ser querido. La cuestión es que llegué, llegué al punto donde los “puta madre” se han multiplicado y no me veo haciendo mal, sino a la bonita, y me cansé y no sé cómo volver. No quiero volver, no quiero volver a antes, quiero que deje de ser injusto (o complicado, dejo “injusto” porque es lo que escribí primero, y por algo lo hice, aunque “complicado” es más adecuado). Esto debería terminar con puntos suspensivos que no pongo para no hacerme el misterioso, pero el texto termina y tiene una conclusión muy clara: estoy podrido de que la gente no sepa amar o que le tenga miedo.

Obituario

Eras luz clara,radiante ante mi vista,como una estrella,siempre al noroeste.

Iluminaste la vida de muchos otros,de otros tantospájaros que se posaban en tus manosy verdes y amarillosque brillaban a tu alrededor.

Te reclamé, como la muerte,arrancándote de un brazo,apoyando la hoz en tu garganta.

Y la verdadme quitó la escafandracon luz densa,para notar la ruinay el paisaje de lo que nunca había sido.Que no la muerte ni la mentira,sino que era luz y reflejabay era mí luz que reflejaba en tu espejoy mis latidos en tu corazóny mis imágenes en tus palabras.

El último llanto, y el primero,fue hace dos noches.Fue el final,

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quizás por eso lloré,porque sabía que habías muerto.

Jean Pierre

Ve las azoteas desde abajoimpulsado por una cinta,Jean Pierre silva bajitoanimando cada pasocon el ritmo de su melodía

Pimpum pimpimpumparaparapa pimpimpum

rojo en frente, verde a la izquierdaluces y luces, pasosgira su cabeza y siente,siente los dedos en los bolsillosel leve pesola espera

Pimpum pimpimpumparaparapa pimpimpum

verde, arranca otra vezotros como otros cruzándolosin darse cuenta que están ahí,con él y él con ellos,pero los ve: cada uno una historia.

Pimpum pimpimpumparaparapa pimpimpum

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Paraparapa paraparapaparaparapa pimpimpum

Jean Pierre silba su melodíay los hombros lo acompañan,la ciudad lo acompaña.¿Adónde vas?

Oda al tere

Quiero no afeitarme hoy,perderme en tela vieja,salir sin pedirle nada al día.No, miento,es una petición al día,a mí.

¿Para qué treparme al árbolseco y sin hojas,el cilindro de mierdaque confunden por árbol?

Prefiero la frondocidad de las ojotas,la majestuosidad de mis libros,la comodidad de mis shores.

Al final es una oda al tere.Todo lo que está entremi y las ojotasmi y los librosmi y la canciónmi y la ciudadmi y el amores un tere.

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Tiempo

Escribo un odio al tiempo.A la excusa, al sueño y la desaparición,al miedo, a la desganas y a la perdida;a los “des”, los “anti” los “a” y los “in”.

¿Donde está? ¿Donde está el tiempo?¿Detrás de sus noches o de sus atardeceres?De sus sueños de gran ciudad,de la vida atiborrada de efímeras vueltas de reloj.Que el reloj no sea excusa.

Misterio

Entonces, había un secreto. El misterio se encontraba (¿se encontraba?) en él. Él, el misterio, él él él. Sólo para él era un misterio.

A nadie llamaba la atención su forma, ni su extrañeza. La máscara era la persona real. En el encuentro, creía urdir el velo de misterio que lo envolvía. Pero detrás de la cerveza no se encontraba nada más que otro, que otro como él, como ella.

Mirarla a los ojos y correr la vista; el movimiento hipnótico de los dedos, como una medusa. Mentira, no más que eso, cera de vela derretida, sucia, inservible catástrofe de la invención. Detrás del misterio de cartón, la verdad.

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Verdad

Me miró fijo y hesitante, sus ojos casi vacíos tratando de llenar el espacio entre los dos. Desde el piso, sus ojos eran dos esferas de hierro presionándome a responder, a decir algo. Mis entrañas murmuraban como una multitud shockeada en el parlamento de mi interior. Arriba de su cabeza el cielo sin nubes parecía ser la única, imposible, escapatoria. Justamente quería que le diga la verdad, aunque la verdad siempre se me escapa. Dije lo que podía y sentía, que una nube no es más que un pompón de azúcar, la cara de Freud o un ave fénix; que las estrellas son agujeritos que hacen los dioses para que entre la luz de la esfera superior y que completemos los puntitos luminosos que dejan uniéndolos con los dedos, señalando el cielo; que Orión me ilumina y acompaña donde quiera que vaya, que conocí a la Luna en unas vacaciones y me presentó todas sus caras, menos su lado oscuro (como todos). Así recorrí las verdades que no había tenido en cuenta hasta ese momento, se las presenté firmadas por mí. Entonces nos conocimos, entre el pasto y el cielo. Más allá de eso, no importa si dudaba de la ciencia, el arte o la magia, sino que aseguremos que los dos estamos existiendo en nuestro espacio, creado cuando nos conocimos, afirmado en ese momento; el espacio de la mirada y el silencio. Los dos acordamos que giramos alrededor del Sol y que la Luna hace lo mismo con nosotros y que abracadabra hace un ramo de flores o despide el conejo de la galera.

Sustancia

Hace tanto no me sentía así. Con el frasco totalmente lleno. Como si alguna sustancia densa me ocupara todo el cuerpo, creciendo y creciendo. La respiración se dificulta y las ganas quedan por los pies, donde no las puedo alcanzar.Es lo contrario al vacío (¿vacío de alma?). Todo lo que pasa se cae, se tropieza con la llenura y con mi sonrisa, que está por el piso, derritiéndose. Es la angustia lo que me lleva a escribir. Como años atrás, en los que escribía lástima y ahogo, ahora vuelvo, ahogándome. Tal vez es esa la analogía: ahogarse de uno mismo.

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Quiero describir tocarla

Rozar su piel, sus tetas, esa parte de la cintura: aquella que está por encima de la cola, una curva tan suave y exquisita. Un pantalón, una remera. Su pelo ondulado, inquieto, peleado con ella, destruyendo y describiéndola, expresando su alma. Su alma, su cuerpo, su mente, su mierda. Otra curva suave, su naríz, comienza no sé cómo desde su frente, como una sombra suave suave suave, como una voz, y el arco que se forma hasta la punta, como si fuera otro rulo de su pelo. La boca, la mueca, no la boca, la mueca que juega allá, la que quiero atrapar, la boca quieta. El juego de la boca quieta, la duda, si es un juego, si es algo, si no es nada, si es quieta. Las manos otra vez en la cintura más abajo, pero más arriba. Las tetas, redondez, y las tetas lejos. Me explota la cabeza

y se me derrite, se me afloja la boca y respiro sin ritmo, o con un muy buen ritmo. La boca, otra vez, la mueca, cerrada, otro arco dibujándose hacia arriba, la mueca pidiéndome. Quieta, de nuevo. Me acerco de nuevo. Sin música, sin luz, sin agua, sin ventilador, sin pantalla, sin máscara. Sólo la sustancia que nos llena. De nuevo, un beso, una caricia.

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Un beso¿Adónde me lleva un beso?Hay que dejarlo salir. La ganas de darte un beso. De llevarte a mi casa, de que estemos juntos. Pero no te entiendo, no sé. No sé qué hacer. No puedo ser tan pelotudo dejándome llevar así, como un monigote. Confiándome a tu voluntad, a tu engaño ¿Para qué te arranco si no es más que un segundo en la noche? Una pizca de sal que no le da sabor a nada. Me es imposible saber qué te deja, a mí no me deja más que un mal sabor de boca. Ah, pero también felicidad, cierto fuego interno que arde, que descansa en tu cara. El dolor de nuevo, la nada, Villa Urquiza, mi idiotez, de nuevo, molíendome el pecho y vos riendo, como cuando nos besamos, riendo, siempre riendo. ¿Por qué te vas? Tenés que volver, volver de donde venís. Porque de acá seguro no sos, sos extraña al lugar cálido que puede ofrecer mi casa, mi cuarto, mi cama ¿Dónde está lo que te lleva a decirme que no, a joderme así? Otra vez mi idiotez. Seguramente todo lo que querés hacer conmigo es joder, quizás nada en especial.

Vacaciones

“Las vacaciones” como el recuerdo de un “buen día”. El Chaco y Viedma se combinan, con un acento de segundos en el faso de Buenos Aires, sin darme cuenta dónde empiezan unos amigos y terminan otros; si tomaba el mate (o el terere) en la mesa de Carlos o de Juana; ¿El mar en el norte y el calor en el sur? ¿Esa caricia fue acá o allá? Después de la previa en lo de… fuimos al bar del norte y fuimos al bar del sur; primero al bar del norte y después al del sur ¿O era al revés? Norte o sur, sur o norte; sueño sueño, lugar en sueño y norte en sueño y sur en sueño. Con oportunidades de amor y diversión por todos lados, y cada anécdota es un segundo del sueño; de la fotografía instantánea que salta después de despertar, que no entendés muy bien qué hace ahí, en tu cabeza, o cómo se une con las demás. Lo sentí, fue todo en las vacaciones/sueño.El sueño de una noche. Me despierto en Buenos Aires, a las 7 de la mañana, un poco cansado, sucio y alegre (con algunos remordimientos y deudas). Sigo, sin bañarme, desayuno, reparo todas las cosas de mi casa que llevo años sin tocar; que dejé anoche, antes de irme a dormir con un “mañana lo hago”. Sueño noches y muchos días como fotos colgadas del cordón donde se secan después del revelado. Como las fotografías devienen en papel, ellos mueren al momento del revelado y es el momento de apretar el botón de la cámara el único instante de vida –de acción- que conservan (“conservar” es un término poco feliz para un momento tan fugaz), a continuación son lápida con epitafio, o lavado de ropa; donde el momento ya no es el mismo una vez que se cuenta y se convierte en anécdota, aprendizaje o algo parecido. Sin más ni más, revientan en el tiempo y el espacio, devolviéndonos lo que no son. Pues así son, como fotografías; remanentes de la continuidad, sobras del devenir. Como la foto que tomo; conozco su amplitud, su inmensidad. Como su creador, sé que es más que el cuadro creado y delimitado por mi pobre sentido de lo estético o mi gusto. Son esa parte escueta del devenir. Les

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quito la envoltura de caramelo y los como despacito, con placer, saboreando su textura, sus sutiles matices, sabiendo que lo que está ahí es más –que fue mucho más o que sigue siendo. Una foto no es joda, no nos mintamos, es un pedazo de sueño. Sueños, vacaciones y días: lo mismo, todo depende de cómo lo cuentes.

Estaban cocinando, a dos metros del sillón, donde estaban dos, la totalidad partida. Acostada casi sin hablar, le pidió un poco de caricias en la cabeza, cuando estaba atento en la luz tenue que envolvía al cocinero y los ladrillos vistos de la habitación. Lugar perfecto para el mal, de donde salen las historias de terror; es donde conseguimos placer e historias: la oscuridad, el oscurito, el lugar menos propicio para cocinar. Sin embargo, después de tantas cervezas y las ideas de tener algo en la mano (un cuerpo, una cuchara), cocinar con esa luz era lo más obvio. En cuanto al sillón, no se lo esperaba -o no lo creía. Estar allí con ella, acariciándola, en el borde de hacer lo que tenía pensado hace un tiempo. La posibilidad de destruir lo ahogaba. Pues para él es destruir, romper la amistad que encontró un año atrás. Quizás para ella también, pero él no lo sabe, así que acaricia, la envuelve con sus manos, lento y sutil movimiento, como una sábana de seda. Recorre, física y mentalmente, su cuerpo y sus sentimientos, el espacio, piensa “¿carlitos se va a ir al baño en algún momento?”. El cuarto baila lentamente al compás de una melodía jazz cool, las mesas, las sillas se derriten, el olor del arroz y el pollo con especias con el perfume de ella encierran su nariz, qué rica es la cerveza. La destrucción se acelera y resulta en “ya está, gracias”. Las manos frenan dolorosamente. Fue la destrucción del momento inmediato, un final apresurado. Aliviado de hacer lo que era obvio, sin animarse a conocer el fin, asegurando la amistad, empujando el fin hacia más adelante (porque esto no puede quedar allí, lo saben). Se aleja del sillón con la excusa de ayudar en la cocina. La puta madre, yo quería las caricias

y más, pero no quería más y quería las caricias y recorrerte en círculos y garabatos en tus mejillas y tus labios, no hay más. Ya está, gracias.

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Fotos viejas

Estaba viendo fotos viejas en la computadora. De cuando era otro muy parecido a mí. A decir verdad, veo más similitudes que diferencias. Había más pelos, más grasa, más alcohol, menos faso. Hay grito en las fotos, vida corriendo. El pelo largo me da vergüenza ahora… En ese pelo estaba todo el rockanroll que me quedaba. O eso pensaba en aquél momento. Me gusta más este pelo, será menos, pero está más cerca,y será que lo quero más porque está más cerca.

Oda para un bohemio

Hace 8 años, en el marco de un festival que no recuerdo cómo se llamaba, me encuentro esperando que Ricardo Pellican aparezca con su guitarra. Recién llegado al festival, a Buenos Aires, me pongo a charlar con el viejo de al lado. Un tipo de aspecto bohemio, de pelo gris bohemio, campera bohemia de cuero, arrugas y mirada bohemia. No sé por qué (seguramente por Buenos Aires), empezamos a hablar de Piazzolla. Me dijo mi tema favorito de Piazzolla es canción a un hippie, no, oda a un hippie, no, oda para un hippie, creo que así se llama. Había escuchado bastante de Piazzolla, se podría decir que era un conocedor, sabrán disculpar mi preponderancia al decirlo, un conocedor de Astor Piazzolla a los 19 años. Pero no sabía nada, este viejo bohemio me lo acababa de demostrar. Oda para un hippie, quien no la conozca no podría llamarse conocedor. Lo primero que hice al llegar a casa fue buscar esa obra. No me pareció la mejor, la más elaborada o la más emocional, no me evocaba nada en particular, era un buen tema, como otros tantos. Pero hoy, hoy es la memoria de hace ocho años presente, el descubrimiento, Buenos Aires, un viejo bohemio, la noche y saber que no sé.

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Kapital

Nos deja en un cubo,Cerrado y chiquito;inmóvil.Gana y vende;Vende lo tuyo, lo mío;básicamente, lo que no es de él,lo que nunca fue de nadie también.

Ciudad

Consumiendo, comenzando un nuevo día.Escuchando música y tomando mate, la acción no sale de la pieza ¿Y afuera? El eco de las cacerolas de anocheapenas llegó a unas cuadras de distancia. Tan tristes las quejas de mis vecinos; no pueden sacar sus dolarillos y sus vidas se consumen en los papeles. Como yo, haciendo papeles todo el día; o consumiéndolos en fuego fatuo ¿Dónde quedé? No del tengo, sino de yo, de mí ¿Dónde quedé?

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¿Qué me erotiza?

Me preguntaron. Me erotiza una mujer apasionada, que haga cosas que la muevan hasta la médula, no que simplemente haga cosas, como muchas personas pueden hacer. Que eso, la fotografía o la música, sea un elemento vivo que la atraviese, consumiéndola como un vicio. Una pasión que la lleve a perderse en las palabras, sin poder expresarse más que a través de aquella pasión que la llevó a expresarse en primer lugar. Que la destruya. Que su pasión atente con su sinceridad, al punto de herirse por seguir su deseo. También me erotizan los vestidos, los largos, los cortos y los cortísimos. Transforman el cuerpo en un misterio que debo develar. Pero ¿qué es un vestido sin la actitud de su portadora? El pelo me erotiza. El juego del pelo. Si es rulo, me pierdo en sus ribetes, en las curvas interminables que suelen perderse en el cuello; en el ritmo de sus movimientos. Si es lacio, en la elegancia de su caída, torrente congelado en el tiempo, en la suavidad al tacto. Si es largo, recorrerlo lentamente, sentir cómo se me enreda en la mano. Si es corto, la inmediatez del tacto al recorrer su cabeza, sentir su forma. Mis recuerdos del pelo están íntimamente ligados al beso y a la nuca. Cada vez que doy un beso, en un momento u otro, tomo el pelo, lo acaricio suavemente, fuertemente, lo agarro, me detengo, desciendo hasta la nuca y me detengo para luego continuar donde quiera. El pelo es uno de mis primeros lugares de encuentro. Más abajo está la cintura. No sé si la cintura, sino ese espacio de cuerpo más arriba de la cola, en la espalda, por donde se encuentran dos hoyitos que acompañan la parte baja de la columna. Ese lugar se lleva el premio en la intimidad.

Escena de mañana

La persiana apenas se levantaba, dejando entrar una franja de Sol de último piso y su vestido descansaba sobre sus hombros, como si levitara, terminando un poco antes de la cola.

Desde donde estoy, parece, parece un chorro, un chorrito de mí. Mejor dicho, aparece un chorrito de mí, de entre sus piernas. Transpira placer, así como yo, inmóvil, presencio aquella secuencia resultado nuestro, festejo de nuestras vidas, ante el Sol que hace fuerza por entrar. Nada lo oculta, como nada puede detenernos.

En la habitación amarilla ella se proyecta sobre todas las paredes, acomodando las sábanas desordenadas por nuestra labor, yo todavía yaciendo debajo, inmóvil. Una gran sombra alza los brazos como si tuviera una bandera triunfal, que deposita sobre mí. Una sábana bien puesta,

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una frazada, el cubre cama. Todavía inmóvil, la miro, perplejo, concentrado en su movimiento, que llamaría danza, por su belleza. Me toma, una y otra vez, al mismo tiempo, cuando ese chorrito corre de su pierna y ella haciendo la cama tranquilamente. Se siente, se mira, lo veo correr lentamente, como una gota de miel iluminada. Ella la ataja con su dedo.-¿Este sos vos? -Claramente.Soy vos en vos, como vos en mí. Y se sonríe.

Ansiedad(es)

Cómo es esto del Facebook,que leo y me dan ganas de contarte ahora mismo,pero te voy a ver,ya te voy a ver (en unas horas).Me acerco sin tocarte, ni deslizarmey me alejo sin moverme.En el Facebook sigue todo igual,pero me acerqué, y te dije.Te dije y me acerqué.Me acerqué al decirte.¿Me deslicé?

También organizo mi política en el FacebookEstoy estando multiplicado por milesen casas ajenas, rebotado por todos lados,extrañado y entrañado.No soy yo, es la página.La política sigue, vacía.

Mañana te voy a ver.

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Invitame a tu sabor

Sexuar.Yo sexúo.Tu sexúas.Él sexúa ¿Él también?Nosotros sexuamos.Vosotros sexuaeis(lo harán, quién sabe, aunque sin mí no es lo mismo).Ellos sexuan.Que lo hagan tranquilos.

Sexuar, ah!por más que solo lo sienta a partir de lo que te provoco.Al revés,que mi sexuación te provoque lo que te provocame hace sentir explotado.Que refriegues tu cara contra mi pechome hace sentir explotado,me hace sentir sexuado.¿Qué suexeo? ¿Sexeo?Que me digas que suexeo me hace sentir suexeado.

Nunca me sentí tan igual como me siento ahora,pero suexiado.Eso me sienta bien.El suexio me gusta.

Definición: es un olor, tipo a sexo. Un verbo, como de despedir el olor o la sensación a sexo. Provocar el acercamiento, calentar el cuerpo y llevar a la calentura. No lo despide el sexo, nace del cuerpo, de algún lugar

indescriptible, innotable, pero cercano a las axilas, por ahí al pecho. Provoca algún tipo de desesperación que aprieta cuerpo contra cuerpo en un movimiento de frotación y respiración agitada. Gesto corto, importante al portador de la sexuación. Quizás tan o más importante a quien siente la sexuadez.

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Poema

El mundo brilla demasiado para dejarlo irLa tarde me lleva¿Lo querés?Nos queremosMe quiere, me llevala nocheJa!Me llaman, de rojo, de verde, de azul, de amarilloen la oscuridad, por todos lados.

Yayoi y sus lunares(te mando un beso).

Siempre me tiro sin ver a dónde,por más que lo piense.

¿Pero qué te importa del poema?De la prosa, de las palabras¿Qué te importa de lo que vas a decir?si se desprende, se filtra, se sujeta o se revienta¿Qué es lo que sale de ahí?de mi casaSale algo cortito, como un puchito al viento,esa monedita perdida que gira en algún lado.

Quizás el martes sea otro día,sea un domingo,y el domingo sea un domingo domingo.

El rol

Me quemo, desde el pechohacia todos lados.Me prendo fuego, desde el centrocentrípetamente.El calor sube por mi espalda,me acaricia la nuca.La envuelve.Fuego pesado, como un golpe,una tormenta de golpes.El tercero (el golpe)el tercero (el hombre)el tercero (el día)el tercero (nace)

Acá, al tercero,lo llamo, me acerco.Me ve, me mira fijamentede fuego.

El tercer golpe me aterra,el fuego me aterramotorizándome.El tercer golpe es crimenimperdonable, incorrectible.

El tercero, el día,es domingo, es hoy.Todos los días es hoy (domingo)Domingo de crimen, de hombre, es hoy.

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Nace, huele a encuentro,a fuego.

El tercero (el hombre)vuelve a mirarme, cerca,cerquísima, tantoque miro por sus ojos.En sus ojos está,me encuentra explotadopor ser el tercero.

El tercero soy yo.

Salgo

Otra vez, sí, otra vezun poco másel Sol en la cara, reventando de frente,yendo en el bondientre las entrañas, mirando desde las frazadas del airequieto, económico.Cualquier movimientomataría todo.

Solo puedo pensar en el queso derritiéndosederrrrrriténdose.

Lleno de transpiración seca, calloso,movido hasta la punta de un ovillo de lana,despierto y sediento,sentado, con una cabeza en mi hombro derecho.

Llego.

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Historias efímeras

A Chris Marker…

No se puede empezar escribiendo sobre el amor, sin haber tomado al sentido efímero de la vida, sin haber tomado al sentido efímero de las cosas. Así como esta letra, este punto, este bit de información, se pierden en un océano de datos míos (de todos). Así como mis pensamientos escapan a mis categorías o se mueven por ellas, deslizándose por sus contornos, en una leve caricia sensual, sin penetrar el cuerpo, me encuentro atrapado entre lo que escribo y lo que quiero escribir, en el “cómo llegar” ¿Cómo, por éstas letras, llegar a comunicar la pérdida y el logro del amor, su búsqueda, sus movimientos? Si bien lo sé, ya lo sé de ante mano, o por lo menos lo pienso (¿lo siento?) ¿Cómo puede ser que expresarlo sea imposible? Si lo concibo exactamente por eso, por el amor-efimerosidad-calor-se-me-cierra-el-pecho. Pareciera que la aproximación directa no es lo adecuado, por lo menos no a través de mis letras conceptuales. La pintura no funciona, no me funciona; la música, en su ambivalencia, lo roza, creo, no sé si para todos lo roza, por eso quiero decirlo. Pero la noche en que empinamos nuestros vasos, cocino para ustedes, me siento y miro alrededor mientras la luz tenue dibuja sus figuras (como yo lo vengo haciendo con cada uno en tiempos diferentes a sus momentos y asimilándonos). Cuando el tiempo del reloj se rompe se consigue la… la… ¡otra vez! Atorado en “la/el/lo” (o en plural). Viene de antes, está de antes de que llegue cada uno de ustedes y sigue después de que se van. Se construye… ya está construido, pero se construye cuando nos presentamos, aquellos días, aquellas noches, aquellas clases y juntadas en los que “Hola. Joaquín” “¿Qué tal? Carlito” y aparece una figurita de cartón con su cara, su cuerpo en miniatura, y yo contento. La

empezamos a dibujar, entre los dos, entre todos: una línea allí, una muesquita por acá. Al tiempo, la figurita de cartón muta en vos, en ustedes, o en algo con cuerpo, en algo que lo miro y me dice “uh, hoy tengo una paja” o “ya no tengo muchas ganas de seguir con esto” y yo, en mi intento, veo “sí, vos y la paja, tan buenos amigos, tantas películas, birras, plazas, mates, hojas, pasos, noches, tardes, escenas, días, mañanas, árboles, casas, noches noches y noches” o “si, me imaginé, que bueno por vos, te veo haciendo mil y una y un montón más en todo, y en esto también, pero no te gusta, y está bien, y seguí así, que no hay mala decisión, y estamos todos". No me olvido de las palmadas, ni de los abrazos, no las casas con calorcitos, ni las comidas. Ay, el viaje, pero me olvido del viaje y la noches de estrellas; escuchar música en el colectivo mientras miro las estrellas, por la ruta, yendo; más tarde, las estrellas en algún lado, la luna. La música la música la música. Tampoco me olvido las playas, ni la cerveza en las playas, ni el mate en la playa, ni el mate en la playa con frío, ni la cerveza en la playa con calor. Ni la terraza, y me quedo corto, y no lo digo, no lo voy a poder decir, ni acá ni nunca ni en papel ni sonido, nada. Los puedo hacer sólo con ustedes, sin poder decírselo, sin darlo a conocer, mi regalo más preciado. El vínculo, pero no es sólo eso, y me quedo corto otra vez. Cortísimo. Lo más cerca es hacer historias, efímeras y de amor.

¿Cómo darle forma a algo sin constreñirlo, sin limitarlo? ¿Cómo darle forma a algo dejándole una ventana? Es algo+vínculo. En este caso es el amor+vínculo, lo efímero+vínculo. Está muy trillado, pero el vínculo se constituye y es constituido por el “+” (vínculo de vínculo, puede ser otro signo también), por la conjunción del efímero y el vínculo. Mi efímero es así, un devenir constante y en constante construcción de mí (con lo que me identifico, con lo que me hace, y todo mi entorno material y conceptual). Eso somos: efímero+.

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No somos vos y yo, somos “…vos+yo…”.