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Índice

Biografía del autor……………………………………2

Introducción a la obra……………………………..3

Contra la religión……………………………………4

Contra el estado………………………………………6

Contra la Sociedad…………………………………10

El individuo y su causa…………………………..12

Influencia de Stirner en la Filosofía……….13

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Biografía del Autor

Johan Kaspar Schmidt nace en Bayreuth, Baviera, el

25 de octubre de 1806 de una familia luterana. Al

acabar sus estudios secundarios, empieza a estudiar

filología, filosofía y teología en la universidad de

Berlín, donde coincide con Hegel y Schleiermacher,

entre otros. En 1834 termina sus estudios y empieza a

trabajar como docente en una escuela berlinesa. En

1839 empieza a enseñar en un colegio berlinés

exclusivamente femenino para las hijas de la alta burguesía y a la vez va

conociendo el ambiente bohemio e intelectual de Berlín. Se reúne con un grupo

de jóvenes conocidos como “los libres”1, tertulia filosófica y política donde conoce

a Engels y Bruno Bauer.

Empieza escribir pequeños ensayos y se presenta con el seudónimo de Max

Stirner. Durante el día se dedica a enseñar a jóvenes burguesas y por la noche

se reúne con los jóvenes hegelianos. Entre 1842 y 1843 escribe numerosas obras

y en 1844 renuncia a su trabajo como tutor del colegio femenino y publica su obra

más importante: "El único y su propiedad" donde defiende al individuo por

encima de todo, por encima fuerzas abstractas como el Estado, la Sociedad, las

Clases sociales, etc.

Para Max Stirner el yo físico es la verdadera realización del individuo. El centro

de toda reflexión y incluso de toda realidad, es el hombre como individuo, el “mí

mismo”, el “yo único” de cada uno, el individuo soberano, pues sólo de él puede

partir toda posible relación. Y por eso niega cualquier tipo de imperativos,

abogando por la autorresponsabilidad y la competencia individual. El libro fue

censurado por el Estado, aunque más tarde volvió a publicarse. Estuvo casado

dos veces, en 1846 se separó de su segunda mujer e intento montar un negocio

que fracasó. Sin dinero para vivir Max Stirner se sobrevivió en la indigencia y pasó

1 “los libres”: en alemán Die Freien, fue un círculo abierto de tertulia en torno a la filosofía

política de mediados del siglo XIX, concretamente, de principios de la década de 1840, en Alemania, que se reunió informalmente durante un período de varios años, integrado por docentes, estudiantes, oficinistas y periodistas de la generación intelectual de los tradicionalmente descritos como Jóvenes Hegelianos.

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varias temporadas en la cárcel en (1853-1854) a causa de sus deudas económicas.

Murió en 1856.

En 1882 el Estado vuelve a publicar su obra “El único y su propiedad” y es

traducida a otros idiomas. Causa gran impacto en círculos idealistas anarquistas.

Después de la Segunda Guerra Mundial vuelve a redescubrirse su obra, que se

considera como la base de una parte importante del anarquismo.

Introducción a la obra

En esta obra Max Stirner centra el tema de su obra en el individuo y en el poder

que tiene este para actuar, pensar y reflexionar libremente y moralmente, al

mismo tiempo que va criticando y desmontando las relaciones que limitan al

individuo en el mundo. En el individuo de Stirner el poder procede de uno mismo,

del “yo” interior y uno es responsable de cómo utilizar este poder y de qué manera.

Es importante recalcar el valor que él hace caer sobre el individuo, pues este no

es un individuo como tal en relación a la humanidad, a la Sociedad o el Estado,

para él el individuo es único y es ajeno a toda relación que se pueda imponer en

la vida de este por mero hecho de contraerla al nacer. Ajeno en el sentido de que

a no ser que el individuo decida relacionarse con algo de su realidad permanecerá

ajeno a ello ya que ni le importa. Para él el individuo está por encima de todo; “No

hay nada por encima de mi”2.

El poder y la propiedad en Stirner juegan un papel de relación directa llegando a

convertirse casi en lo mismo. Para él cuando yo hago algo de mi propiedad lo hago

porque tengo poder para hacerlo, pero al mismo tiempo ese poder con el que yo

hago las cosas de mi propiedad me pertenece, es decir tengo poder para hacer de

las cosas mi propiedad pero ese poder también me pertenece pues procede de mi,

de mi “yo”. De esta manera centra en el individuo toda realidad, acción y relación

posible y todo lo demás para él lo único que puede hacer es limitar este poder del

individuo como tal.

En esta obra he encontrado los tres pilares importantes que para Stirner limitan

el poder del individuo y no le permiten ejercer su poder, la religión, el Estado, y

2 M.Stirner, el único y su propiedad, México D.F, 1976, página 55.

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la Sociedad. Estos son los mayores enemigos porque según él nos proponen unos

conceptos (Dios, las leyes, relaciones etc.) que están vacías de contenido pues el

único objetivo de ellos es convencernos para ponernos a su servicio y de esa

manera mantenernos esclavos de su egoísmo.

Su obra está elaborada de tal manera que va eliminando los poderes que más

limitan el poder del individuo primero y luego va dirigiéndose hacia los que

menos lo limitan, empieza con la religión y sigue con el Estado y la Sociedad.

Comienza con la religión pues para él esta tiene una gran importancia en la

conducta y en la toma de decisiones de la vida diaria, sabe que los temas que

conciernen las religiones y creencias son muy importantes y personales en el

individuo e influyen más en él. Más adelante continúa con el Estado y la Sociedad.

En estos dos últimos la crítica está basada en dos conceptos similares pero cuyo

origen está basado en la regulación de la libertad: las leyes por parte del Estado,

y los derechos por parte de la Sociedad.

Max Stirner consigue así en su obra mostrarnos como sería el camino que

debemos seguir si queremos aspirar a la concepción de individuo y del poder que

reside en este. Al empezar desmontando primero los lazos que están más

fuertemente unidos y que más reprimen al individuo y siguiendo con lo menos

fuertes, consigue que al mismo tiempo el lector vaya experimentando y

evolucionando conforme sigue leyendo la obra. No solo nos está contando como

se llegar a ser un individuo de verdad, además nos dice en qué orden debemos

hacerlo, primero nos libramos de la opresión interior y nos apoderamos de las

cosas del mundo con nuestro “yo” y más tarde nos liberamos de aquello que nos

oprime en el mundo físico.

Contra la religión

La religión es el objetivo principal que Stirner comienza a atacar, este ataque se

produce porque es desde la religión de donde recibimos nuestros primeros

conocimientos del mundo. Este conocimiento suele estar basado en la existencia

de algo superior que está por encima de nosotros, que ha creado el mundo, que

es la causa de todo etc. Al recibir este tipo de conocimiento a edades tempranas

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donde apenas sabemos del mundo que nos rodea y por tanto al no poder

juzgarlas, es más fácil para nosotros aceptarlas y aferrarnos a ellas.

Conforme vamos creciendo se nos va enseñando más profundamente esas ideas.

Ideas que aunque observemos que no se podrían dar en la realidad nos enseñan

a creerlas ya que se nos dice que existe otro mundo más aparte de este donde, un

mundo de los espíritus. Un mundo que no pertenece a nadie más que a los seres

o al ser (dependiendo de la religión) supremo, el cual reina sobre ese mundo y

tiene poder para rechazar a aquellos espíritus que no hayan seguido sus normas,

credos, ritos etc. Para Stirner estas enseñanzas son las que nos llevan a dar

prioridad a nuestra parte espiritual sobre la personal.

Al darle prioridad a nuestra parte espiritual cometemos un error para Stirner. Él

acepta que el individuo es un ser tanto físico, en tanto que existe en la realidad, y

espiritual, en tanto que el individuo tiene su propio mundo espiritual. El

problema surge cuando al centrarnos solo en nuestra parte espiritual nos

olvidamos de que también tenemos parte física. Esta preocupación viene

infundada por el temor a no poder entrar en el más allá (de cualquier tipo),

correspondiente al mundo espiritual. Este tipo de miedo es el que hace que

nuestra vida vaya encaminada y dirigida por nuestros deseos y aspiraciones

espirituales y dejemos de lado los deseos y aspiraciones personales, que

correspondería a la vida real, y nos olvidamos de que somos parte espiritual pero

al mismo tiempo física. A la vez esta importancia del espíritu en la religión viene

acompañada en cada religión con ciertos códigos morales que son los que nos

servirán para guiar nuestro espíritu. Esto es importante para Stirner pues dar

prioridad al mundo espiritual supone dar prioridad a los ideales frente a los actos,

hechos y deseos de mi yo terrenal y aquí establece una diferenciación de

individuos, el egoísta voluntario y el involuntario.

El egoísta involuntario sería un individuo que es incapaz de trascender su yo, ni

si quiera lo puede considerar sagrado pues lo sagrado para él es el ser supremo.

De esta manera el egoísta involuntario estaría guiando su vida creyendo servir a

un ser superior cuando en realidad no es así. Lo llama egoísta involuntario porque

es el egoísta que quisiera no serlo y por lo tanto no acepta su egoísmo y lo único

que hace con la religión nos es nada más que humillarse para intentar ser elevado

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a algo superior y de esta manera lo único que consigue es satisfacer su propio

egoísmo, por eso lo llama egoísta involuntario.

El egoísta voluntario es el ejemplo y modelo que va a proponer Stirner durante

toda la obra y sería aquel que acepta su egoísmo y que no pretende servir a nadie

ni a nada excepto a sí mismo. El egoísta voluntario no tiene en consideración las

cosas sagradas ya que ni le interesan, para él no hay nada por encima de él mismo.

Incluso el egoísta voluntario tiene ya su propio mundo espiritual que ha sido

forjado por él, tiene sus propias normas y toma decisiones teniendo en cuenta el

aspecto espiritual y terrenal de la vida. Él no se arrodilla ante nadie y mucho

menos ante algo superior, ya que para él no hay nadie superior o por encima de

él.

Él egoísta voluntario arranca lo sagrado del cielo y lo trae a la tierra de nuevo, lo

destruye y sobre la nada vacía que han dejado los cimientos de la religión y crea

un mundo espiritual nuevo donde él es ahora quien tiene las riendas de su espíritu

y no deja que dependa de nadie más. De esta manera consigue Stirner devolverle

al individuo lo que es suyo, aunque, en cierto sentido no hace recuperar el poder

al individuo si no que nos recuerda de donde procede la fuente de poder (de

nosotros mismos) y que podemos utilizarlo. Nos enseña que no hay que temer los

fantasmas que conlleva tener con la servidumbre, que hay que aceptar nuestro

egoísmo y utilizar nuestro poder para apropiarnos de las cosas, y una de esas

cosas de las que nos tenemos que apropiar será nuestro propio espíritu y no dejar

que nadie lleve las riendas de nada que nos pertenezca.

Así consigue Stirner igualar el valor de lo terrenal y lo espiritual, al mismo tiempo

está señalando al dueño al cual le corresponderá realizar esa valoración, el

individuo, pero también nos hace ver que no debemos priorizar sobre lo terrenal

o lo espiritual si no apropiarnos y apoderarnos de aquello que nos haga falta de

cualquiera de los dos mundos. Hace retornar al individuo las responsabilidades

con uno mismo y de que se haga con el control de los varios aspectos de los que

consta su vida. Intenta revivir el espíritu de crítica y de reflexión del individuo,

intenta que vea que uno puede aceptar en que creer y que no, que no tenemos

que creernos todo.

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En resumen quiere hacer saber al individuo que no es la realidad la que lo modela

sino justo al contrario, es el individuo quien modela su realidad desarrollándose

y apoderándose de aquello que considera suyo o de su interés en la vida que lleva.

De esta manera dirige Stirner su crítica contra la religión y le devuelve al

individuo su libertad y control sobre su mundo espiritual. Este tema es casi la

mitad de su obra por la importancia que sabe que tiene. Ahora continuará con los

siguientes más fuertes después de la religión, el Estado y la Sociedad.

Contra el Estado.

La crítica contra el Estado se centra en el origen del Estado y de sus mecanismos

de funcionamiento para mantenernos reprimidos y sumisos a su servicio. Nos

hará descubrir que solo somos un medio del Estado para conseguir sus fines y que

realmente no satisfacemos nuestros intereses sino los del Estado.

Stirner sitúa la aparición del concepto de Estado con la revolución y con el

ascenso al poder de la burguesía. La nueva clase social ascendida al poder que

encuentra al nuevo “señor absoluto” y mueve la importancia que se le deba a Dios

y al mundo espiritual hacia el hombre como individuo que forma parte de un

conjunto, la humanidad. La clase burguesa establece una nueva forma de

gobierno con un cuerpo nuevo, el Estado, y por encima de él no están ni los reyes

ni los dioses. Así el Estado se consolida como la nueva máxima de la humanidad

en la que a cambio de ciertas libertades se nos conceden unos beneficios y además

se nos ofrece “seguridad” con unas leyes, que serán los mismos para todos los

integrantes que lo conformen, prometiendo de esta manera una cierta igualdad

a todos.

El Estado se convierte en el nuevo dios al que pagamos con nuestra libertad, con

nuestro tiempo y vida a cambio de seguridad y bienestar. El hombre debe trabajar

para el Estado y producir beneficios para este, cualquiera que no sea así será

marcado como enemigo, ya que al no producir nada para él no se le considera

como útil. Este es el papel del hombre para el Estado, la servidumbre. El trabajo

será utilizado por el Estado para atar al hombre y limitarlo; el hombre ya no

produce para sí mismo ni es dueño de lo que crea, ahora ya no trabaja para él

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nunca más, ahora solo sirve al Estado. En este sentido el valor del individuo viene

derivado de su valor como ciudadano.

Para enfatizar aún más la servidumbre que se nos impone, el Estado crea las leyes,

estas serán el instrumento para intentar establecer regular la igualdad entre los

hombres. Estas leyes están basadas en un principio fundamental, ningún interés

personal está por encima del interés general, es decir, las leyes deben estar hechas

acordes a las necesidades de la mayoría. Al igualar con las leyes a todos los

integrantes que conforman el Estado eliminan la individualidad de los

integrantes, ahora todos actúan conforme a las mismas leyes y tienen los mismos

derechos. Para Stirner esta es la baza perfecta del Estado para mantener a la gente

conforme con el mismo, sea cual sea la situación a la que el Estado les someta.

Stirner nos hace ver como la relación que tenemos con el Estado nos es dañina,

nos desprecia pues para el Estado el individuo no es importante y no se preocupa

en nada por él. Por eso Stirner niega también al Estado, lo niega en el sentido de

que no quiere relacionarse con él ni tener nada que ver. Ya que si el Estado no

tiene en cuenta el mayor interés del individuo que es el individuo mismo, es decir,

su “yo”, su unicidad, al individuo tampoco le interesa relacionarse con el Estado

pues sabe que no se va preocupar de él y que todo lo que promete a cambio es una

mentira y una ilusión. Que solo lo hace para poder mantenerlo esclavizado a su

servicio y que cuando alguien intente ampararse en el Estado, este se limpiará las

manos. No ayudará a alguien en concreto ya que al Estado solo le incumben los

problemas que influyen en la mayoría.

Todas estas limitaciones impuestas por el Estado llevan al egoísta voluntario de

Stirner a abandonar cualquier tipo de relación con él y por lo tanto el individuo

debe proporcionarse así mismo aquellos conceptos e ideas que el hueco del

Estado ha dejado vacíos. Será el individuo el que creara sus propios derechos y

leyes para vivir su vida él mismo y con los demás. Pero ¿Cómo puede el individuo

crear sus propios derechos? Stirner contesta a esto haciendo caer al vacío la idea

de derecho que propuesta por el Estado diciendo que “No se puede ya atacar al

Derecho como se atacaba un derecho sosteniendo que era injusto. Todo lo que

puede decirse en adelante, se reduce a que es un no-sentido, una ilusión. Si se le

acusa de injusto se está obligado a oponerle otro derecho y compararlos. Pero

si se rechaza totalmente el Derecho, el Derecho en sí, se niega al mismo tiempo

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la posibilidad de violarlo y se hace tabla rasa de todo concepto de justicia (y por

consiguiente de injusticia)”3. De esta manera rechaza a las leyes y los derechos y

deja la responsabilidad total al individuo.

Al igual que hizo con la religión, nos vuelve a mostrar como los conceptos del

Estado están vacíos de sentido y carecen de valor alguno para el individuo, el cual

no está interesado en mantener una relación de servidumbre con el Estado.

Tampoco dejará que el Estado intente relacionarse con él, ya que no se

relacionara con nada que lo pueda limitar.

Así consigue Stirner separar al individuo del Estado y de la religión, consigue

hacer ver al individuo que estar en relación con ellos no le es nada provechoso y

que no son más que mentiras y palabrerío. Que uno le prometerá un mundo

después de este y el otro unas leyes y derechos que, realmente, no lo protegerá. El

individuo los rechaza totalmente, al primero porque le hace concentrar sus

fuerzas y dirigir su vida para intentar alcanzar la vida eterna prometida después

de la muerte. Este rechazo es provocado porque no le interesan los problemas que

puedan surgir después de la muerte, lo importante para él son las cosas que

existen en su realidad y que son cosas pertenecientes a la vida que está viviendo,

para él no tiene sentido actuar en una vida de una manera para conseguir

prosperidad en otra vida que, por el momento, ni si quiera puede confirmar que

exista, por lo tanto carece de total interés para él.

Al Estado lo rechaza por no tener en cuenta el valor individual de cada individuo

al tratarlo como un colectivo y al ver que las leyes y derechos creados para la

igualdad de todos lo único que crea es una ilusión de igualdad y seguridad moral

a los que son gobernados por el Estado. “¡Mientras permanezcan encadenados

unos a otros, no se podrá hablar de Ustedes en singular, mientras los una un

lazo, seguirán siendo un plural; de ustedes doce hacen la docena, mil forman un

pueblo y algunos millones la Humanidad!”4. Esta es la principal idea con la que

el individuo no está de acuerdo ya que al poner todos al mismo nivel se está

olvidad que en realidad todos somos únicos y diferentes, con la creación de las

3 Ibid, p 107. 4 Ibid, p 109.

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leyes el Estado rompe esa barrera de diferencia y los sitúa a todos al mismo nivel

como ciudadanos.

Esto es algo que el individuo no puede admitir puesto que no hay nada por encima

de él y negarle esa propiedad (la unicidad) que es propia de él por ser quien es

significa negar al individuo en sí. “Sólo si son únicos podrán relacionarse los

unos con los otros como lo que son Ustedes mismos.”5 Poner todos al mismo nivel

en calidad de igualdad y derechos significa para el Estado mantenernos atados a

él y sus leyes y para rematar la relación trabajamos para él a cambio de nada.

El problema de la lucha de voluntades entre el Estado y el egoísta es clara, uno

intentará imponer su voluntad sobre el otro para así poder servirse de él, y el otro

no debe dejar que nadie se imponga por encima de él.

De esta manera machaca Stirner al Estado la segunda fuerza que más limita al

individuo después de la religión. Ahora pasará a hablar de la Sociedad y nos

volverá a mostrar cómo esta limita nuestra libertad de manera diferente al Estado

pero limitándola igualmente. Las base sobre la que se apoyará la Sociedad, para

autoafirmarse así misma de su valor y necesidad, serán los derechos para todos

los hombres, a los hombres tratados como conjunto de hombres individuales, una

vez más seguirá basándose en una relación ilusoria que creamos con la Sociedad

pero seguirán sin tener en cuenta al individuo como tal.

Contra la Sociedad.

La última relación que va a criticar Stirner será la de la Sociedad en su conjunto

y teniendo en cuenta su importante relación con el Estado, ya que para el autor la

Sociedad simplemente está al servicio del Estado. La Sociedad se encuentra en

esta situación porque por imposición o deliberadamente han aceptado

relacionarse con el Estado y aceptar las condiciones de esa relación con todo lo

que conlleve.

5 Ibid, p 109.

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Esta relación consigue que el Estado se haga con el control de la voluntad de la

Sociedad, en el sentido de que el Estado le ofrece a la Sociedad una cierta ley y

orden a cambio de beneficios, es decir está limitando a la Sociedad a sus

demandas. Si el Estado no se preocupaba por el individuo, la Sociedad se

preocupará mucho menos ya que tampoco tiene en cuenta al individuo, lo repudia

porque no le sirve. No le sirve porque el individuo no produce beneficios ni sirve

a la misma causa que la Sociedad, que es servir al Estado. Después de todo un

egoísta voluntario tampoco querría relacionarse con la Sociedad, sabe que eso no

le conviene ni le interesa, él está por encima de todo y él tiene el poder y no puede

dejar que nadie intente imponer otro poder sobre el suyo propio.

El pensamiento de Stirner sobre la Sociedad, aunque él la llama pueblo, queda

bastante claro con esta cita: ”Durante largo tiempo el hombre ha pasado por ser

un ciudadano del cielo. Se querría hacer de él hoy, como en tiempo de los

griegos, un zoon politicón, un ciudadano del Estado, un hombre público El

griego fue enterrado bajo las ruinas de su Estado, y el ciudadano celeste caerá

con su cielo. Pero no pretendemos que la nación, la nacionalidad o el pueblo, nos

arrastren en su caída, no queremos ser meros hombres políticos. Desde la

revolución se intenta hacer la felicidad del pueblo; ¡y para hacer al pueblo feliz,

grande, etc., se nos hace desgraciados! La felicidad del pueblo es mi desgracia”.

En esta cita se puede apreciar como la relación de la Sociedad con el Estado no

hacen nada más que volver desgraciados y serviles a los hombres que componen

la Sociedad.

Los bienes y servicios que la Sociedad pone al servicio de los hombres que la

componen, no pertenecen a los hombres pertenecen a la Sociedad, de tal manera

que realmente no llegan a ser nunca los propietarios y poseedores de estos bienes,

esto es criticado fuertemente por el autor alemán. Los hombres al no poseer nada

realmente están desamparados ya que no tienen ninguna propiedad ni puede

hacer nada suyo pues todo pertenece a la Sociedad. Incluso puede decirse que se

le arrebata la capacidad de crear en el sentido más amplio, ya que a partir de

ahora nada de lo que cree será suyo, sino que pertenece a la Sociedad y por

consecuencia al Estado.

De este modo la Sociedad consigue transformar su necesidad de servir al Estado

en la necesidad de los que componen la Sociedad. Estas relaciones que se dan

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entre los hombres no son nada más que por interés, pero no un interés personal

y propio, será un interés que ha sido generado por la Sociedad y la necesidad que

tiene está de producir beneficios para el Estado y mantener su relación estable.

Así se consigue que el valor de los hombres se mida en su capacidad para producir

beneficios, por tanto cualquier relación que un hombre mantenga con otro

(exceptuando las relaciones familiares) será por puro interés de su necesidad de

aumentar su valor en la Sociedad. Aquí el individuo debe imponer su interés para

su propio beneficio y velar únicamente por él mismo, a él no lo importa nadie

más. Por tanto debe dirigir su voluntad y actos para lo que él necesite y no

dirigirlos hacia las necesidades de la Sociedad. Él no quiere formar parte de ella,

sabe que dejará de servirse así mismo para servir a otros y eso justamente lo

contrario de lo que pretende hacer. De este modo consigue romper la relación con

la última fuerza que se le oponía y limitaba su poder. El individuo no está

dispuesto a dejarse arrastrar por la Sociedad, él quiere vivir su vida tal y como a

él le plazca no solo quiere hacerlo, además el individuo posee el poder para

hacerlo.

El individuo y su causa.

Hemos visto como el individuo se libera de todo aquello que le oprime, ha

conseguido librarse de todo aquello que lo limitaba y lo reducía. Se ha liberado de

vivir al servicio de otros y para otros, ya no hay nadie por encima de él, ahora es

su propio dueño y producto de todas las decisiones que él y solamente él tome. Se

ha dado cuenta de que todas las causas y conceptos que defendían la religión el

Estado y la Sociedad, están vacíos o carecen de sentido para él.

“He fundado mi causa en nada”6. Stirner basa su causa en la nada, en la nada o

vacío que precisamente han dejado las causas y conceptos de todo aquello que

oprimía al individuo. El individuo funda su causa en nada porque el individuo

mismo es su propia causa, es decir, el individuo solo puede ser un producto de sí

mismo puesto que se mueve por sus propios intereses y beneficios. En este vacío

que se ha creado es donde entra en juego el poder del individuo para poder crear

6 Ibid, p 13.

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todo lo que quiera (su propia moral, su propia concepción de la espiritualidad…),

o apropiarse de cualquier cosas que necesite (madera para construir, comida…).

Así consigue marcar Stirner la importancia del poder y la propiedad en su obra,

pues será solo en la nada cuando el individuo goza de máximo poder, ya no hay

nada que oprima su poder y tendrá libertad total para ejercerlo como quiera.

Ahora podrá construir su realidad como quiera y todo lo que él sea será

únicamente producto de él mismo, él es su propio amo, su dueño y su señor. Su

causa es él mismo.

Influencia de Max Stirner en la filosofía.

Max Stirner influyó bastante en la posterioridad con su pensamiento y filosofía

ya que se trataba de la primera filosofía anarquista egoísta. Ahora veremos

algunas de las personas en las que influyó.

Influencia en Europa:

Alemania: John Henry Mackay, Adolf Brand, Anselm Ruest, Salomo

Frielaender, Friedrich Nietzsche.

Francia: Emile Armand, Eugène Sue, Georges Palante, Jacques Élie Henri

Ambroise Ner, Henri Albert, Theodore Randal.

España: Miguel Giménez Iguadala, Xavier Diez, Pedro Dorado Montero.

Italia: Renzo Novatore, Enrico Arrigoni, Pietro Buzzi, Ugo Fedili, Franceso

Ghezzi.

Influencia en América del norte: Benjamin Tucker, James L. Walker Steven T.

Byington, Adolf Brand, Edward H. Fulton, Emma Goldman.

Influencia en América del sur: Angel Cappletti, Biófilo Panclasta, Max Nettlau.

Influencia en Asia: Jun Tsuji, Lev Chernyi.

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Influencia en la actualidad: Alfredo Bonnano , Bob Black, Saul Newman, Dyer

Lum, Hakim Bey.

Todos ellos han sido influenciados por el autor alemán, igualmente comparten

con él el origen principal de su filosofía que es esta basado en el anarquismo. En

su mayoría los que han sido influenciados por Stirner no solo han leído algunos

de sus libros también han leído sus artículos. Muchos han traducido su obra y

además han aprovechado sus ideas y su filosofía en favor de sus actividades, por

ejemplo Adolf Brand llegó a editar la primera revista para los homosexuales

titualda Der Eigene donde utilizaba algunos de los primeros artículos escritos por

Stirner para apoyar su causa.

También ha habido una gran cantidad de autores que le han traducido a Stirner

y que han ayudado a la difusión de su obra, por ejemplo Emile Armand escribió

un ensayo sobre la filosofía de Stirner la cual ayudó a la difusión de la obra y un

poco más tarde Georges Palante y Jacques Élie Henri Ambroise. También obtuvo

grandes seguidores gracias al director de la revista “Iniciales”7.

Como se puede ver la obra de Stirner ha provocado un gran impacto en la

sociedad, ya que la mayoría de sus seguidores no solo han difundido su filosofía,

además han intentado llevarla a la práctica, no en su totalidad pero si en parte,

como por ejemplo el club por la lucha de los derechos de los homosexuales.

Incluso en la actualidad algunos filósofos actuales como Hakim Bay, el cual dice

que no tenemos por qué esperar a la revolución sino que tenemos que buscar

algún tipo de “espacio” con potencial para crecer como una zona autónoma

temporal.

7 “Iniciales”: Revista, publicada entre 1935 y 1937, dedicada únicamente a la filosofía individualista e incluso tenia propuestas para tratar de llevar a la práctica la filosofía de Stirner.

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Bibliografía.

Stirner, M. “El único y su propiedad”. Traducción, Pedro Gonzaléz Blanco,J.

Pablos Editor S.A. México DF, 1976.

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