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El Vestuario teatral y la Bauhaus 23 julio, 2015 0 Comments La Bauhaus fue una escuela que se estableció en Alemania, en Weimar, en abril de 1919, bajo la dirección del arquitecto Walter Gropius (1883-1969). Resultado de la combinación de las ya existentes academias de Bellas Artes de Weimar y la escuela de Artes y Oficios, se la Bauhaus fundó con el fin de instruir a estudiantes tanto en la teoría como en la práctica de las artes, de modo que pudieran crear productos tanto artísticos como comerciales. La danza y el teatro también asumían un papel importante dentro de esta institución, pensemos que están ahí desde el origen de la escuela. Schlemmer, el hombre que asumió la dirección del teatro desde 1923, supo darle un nuevo giro a esté género, no sólo a nivel artístico, sino que logró transformarlo en un campo para la experimentación. La sección teatral estaba formada por pintores, técnicos, actores, bailarines i directores que trabajaban conjuntamente en la búsqueda de nuevas formas para las artes escénicas. Un trabajo multidisciplinar cuyo resultado se puede apreciar en El Ballet Tríadico de Schlemmer.

El Vestuario Teatral y La Bauhaus

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Teatro en la Bauhaus

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El Vestuario teatral y la Bauhaus 23 julio, 2015  0 Comments

La Bauhaus fue una escuela que se estableció en Alemania, en Weimar, en abril de 1919, bajo la dirección del arquitecto Walter Gropius (1883-1969). Resultado de la combinación de las ya existentes academias de Bellas Artes de Weimar y la escuela de Artes y Oficios, se la Bauhaus fundó con el fin de instruir a estudiantes tanto en la teoría como en la práctica de las artes, de modo que pudieran crear productos tanto artísticos como comerciales.

La danza y el teatro también asumían un papel importante dentro de esta institución, pensemos que están ahí desde el origen de la escuela. Schlemmer, el hombre que asumió la dirección del teatro desde 1923, supo darle un nuevo giro a esté género, no sólo a nivel artístico, sino que logró transformarlo en un campo para la experimentación. La sección teatral estaba formada por pintores, técnicos, actores, bailarines i directores que trabajaban conjuntamente en la búsqueda de nuevas formas para las artes escénicas. Un trabajo multidisciplinar cuyo resultado se puede apreciar en El Ballet Tríadico de Schlemmer.

 

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El Ballet triádico, quizá la obra más popular de Schlemmer, fue capaz de replantearse la perspectiva desde la cual se coreografiaba, dotando al vestuario de una importancia de la que hasta el momento no había gozado. Para esta representación primero fue el diseño del vestuario, después la búsqueda de una melodía que se adecuara a estos trajes, y finalmente estos elementos llevaron hasta la danza.  El  vestuarios no es sólo una ocurrencia, detrás de ellos hay una clara intención de explorar las distintas formas en las que el cuerpo puede relacionarse con cierto espacio.

Este ballet está compuesto por  dieciocho diseños,  para doce danzas, repartidas en tres partes que forman una estructura de escenas dancísticas que se desarrollan de lo humorístico a lo serio. La primera es alegre, burlesca, representada en amarillo. La segunda, ceremoniosa y solemne, se desarrolla dentro del color rosa. Y la tercera es una fantasía mística dentro de un escenario negro.

 

 

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Son muchos los que se cuestionan si estas prendas son adecuadas para el movimiento, ya que lo restringen en algunas zonas, pero en realidad depende de qué clase de movimiento tengamos en mente. Probablemente la limitación de estos vestuarios sea también su riqueza estética porque sólo ciertos movimientos serán posibles y otros serán necesariamente descartados. A diferencia de otras obras dancísticas que podrían bailarse con o sin vestuarios, para la existencia del Ballet triádico son una condición imprescindible. No son un accesorio ni algo que se agregó al cuerpo del bailarín en movimiento, sino el punto de partida del bailarín, del movimiento y de la danza. Entre ambos hay una relación de necesidad: el bailarín no podría existir sin el vestuario, y el vestuario solo, sin bailarín que le dé vida, no sería más que un caparazón vacío

Con Schlemmer el cuerpo se abre hacia nuevas formas de saber. La figura humana se trata como un cuerpo físico con posibilidades de movimiento, un cuerpo sumergido por los accesorios plásticos, cuyo proceso descubre los límites de nuestra anatomía transformándola y proponiendo nuevos medios dentro de las artes escénicas.

La danza en la Bauhaus

En 1919 se fundó la escuela de arte, diseño y arquitectura Bauhaus en Weimar. Entre 1925 y 1933 estuvo ubicada en Dessau hasta que los nazis obligaron a cerrar esta emblemática escuela, que ejerció una gran influencia en el estilo de su tiempo.

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Noventa años más tarde, incluso las danzas de la Bauhaus han pasado a formar parte del canon clásico.

El Triadische Ballett (Ballet Triádico) de Oskar Schlemmer, quien en ese entonces tenía 34 años, fue estrenado en Stuttgart en 1922. Hoy en día se considera como el punto culminante del ballet abstracto. Esta pieza carecía de argumento y se trataba únicamente de la “ejecución libre” de una composición óptica. Los tutús estaban hechos de anillos de colores de madera, los brazos apuntaban firmemente hacia abajo como espadas, las piernas parecían rígidas como acero. El torso estaba hecho de papel maché, que representaba una esfera, redonda como un globo. Oskar Schlemmer, uno de los maestros de la Bauhaus, confesó más tarde: "Creíamos que la fuerza del bailarín - tanto la física como la mental - bastaba para vencer a la rigidez del traje a partir de la intensidad del movimiento. Cabe mencionar que esta lucha contra la materia no siempre terminaba con la victoria del bailarín…"

Con máscaras, materiales y accesorios, Schlemmer quería darle una sacudida al cuerpo humano, algo que ocurría de todas formas en las cadenas de montaje en las fábricas, en las oficinas de la burocracia y en la sociedad de masas. Para él, no había nada que dejara al cuerpo intacto. Se trataba, por lo tanto, de presentar la danza en contra de las exigencias de la modernidad, así lo señala el legendario Émile Jaques-Dalcroze en Hellerau, la ciudad jardín en las cercanías de Dresde. Hoy, el teatro local es uno de los centros europeos de la danza y hogar del destacado coreógrafo estadounidense William Forsythe. Desde principios de este año, lo dirige el gestor cultural Dieter Jaenicke.

La Bauhaus como lugar de incubación de la danza de vanguardia

En 1925 desapareció la escuela de Weimar y comenzó una odisea que los llevó a ubicarse en Dessau y Berlín, e incluso en el Black Mountain College norteamericano, donde trabajaban Merce Cunningham y John Cage. En efecto, cuando la directora danesa Kirsten Dehlholm muestra en el mencionado centro estadounidense sus coreografías casi estatuarias sobre simples escalones rectos dispuestos en el escenario en su Operación: Orfeo, en seguida salta a la mente la escena de la escalera de la Bauhaus de Schlemmer. La Bauhaus fue un movimiento, que en algún momento fue el semillero de de la danza abstracta de vanguardia a nivel internacional.

Cabe mencionar que el Ballet Triádico no tuvo éxito alguno mientras Schlemmer vivía. No fue sino hasta varias décadas después, que la obra experimentó un resurgimiento cuando algunos coreógrafos se interesaron por la danza realizada en la Bauhaus. En 1968, Margaret Hasting la reconstruyó en Múnich, Gerhard Bohner en 1973 en Darmstadt, Foron Helfried en 1978 en Tubinga y Debra McCall en 1982 en Nueva York. Asimismo, en cada presentación se celebraba aquel dictamen de Oskar Schlemmer: "En principio, se evita lo literario; por consiguiente viene lo formal ..., lo mecánico, los efectos de iluminación. Como mucho, tenemos la danza."

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Esta frase es cuestionada recién noventa años más tarde. En los escenarios de la ciudad de Gera, Elena Tumanova baila su antigua técnica de danza rusa en puntas de pie y al compás de la música de una rocola. Se trata de la pieza Déjà-vu: Mensch und Form (Déjà-vu: Hombre y Forma). Al igual que el Ballet Triádico, este ballet mecánico creado en 1923 por Kurt Schmidt, quien fuera alumno de la Bauhaus, juega con formas geométricas puestas en movimiento por los bailarines. La obra de cinco actos fue reconstruida allá por el 1987 por J.U.Lensing, experto en la Bauhaus y fundador del Theater der Klänge de Düsseldorf. En noviembre de 2009, esta pieza se mostrará nuevamente en el teatro de Jena.

Colaboración entre la armonía y la abstracción

En Gera, se decidieron conscientemente por no reconstruir el Ballet Mecánico. El maestro de ballet Peter Werner- Ranke, quien reside en Gera desde hace 35 años, sostiene enfáticamente: "No quisiera reanimar el modernismo del siglo XX. Yo vivo en la actualidad." ¿Qué quiere entonces? Werner-Ranke respira profundo y dice: "Justamente el baile en punta de pies es una de las expresiones de libertad, es como si se tratara de un trabajo de excavación arqueológica en los suelos de la modernidad, que sólo contiene restricción y escombros, y se basa únicamente en la mecánica y la abstracción". Luego, añade con una sonrisa encantadora: "Después de todo se llama "ballet mecánico", y no " teatro danza mecánico". Werner-Ranke busca la solidaridad entre la abstracción y la armonía y dice: "Está claro que la superficie abstracta quiere volver al cuerpo, y la forma quiere volver al hombre. Cuerpo y forma, eso es el Ballet. ¡Eso es emoción! ¡Eso es amor! Sí, tal vez se podría pensar que una bola se enamora de un cubo ... " Así de eufórico, Werner-Ranke celebra su Kurt Schmidt como antes lo hiciera Otto Dix (a quien le dedicara en 1992 un ballet, que fue reconocido más allá de la región): como un clásico, que se quiere reconciliar con el clasicismo.

Una idea similar es la que sigue el coreógrafo Tarak Assam de la compañía de danza de Gießen. Assam redescubrió las composiciones del pintor de la Bauhaus Lyonel Feininger, inspiradas en las fugas de Johann Sebastian Bach. Es así como en el año del aniversario de la Bauhaus, las Fugas de Feininger fueron bailadas al compás de la música de Bach. Hoy en día, la Bauhaus forma parte de la cultura clásica alemana. Bauhaus, Ballet y Bach: una alianza con el clasicismo. Lo mismo se aplica a las danzas Nusch-Nuschi de Paul Hindemith yPetrushka, una parodia en cuatro actos de Ígor Stravinski, que forman parte del canon clásico desde hace ya algún tiempo. Únicamente en el aniversario aparecerán una vez más como "Bauhaus y los chicos salvajes la década de los años veinte". El teatro de Jena los presenta en noviembre de 2009.

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Oskar SchlemmerOskar Schlemmer (Stuttgart, 4 de septiembre de 1888 – Baden-Baden, 13 de abril de 1943) fue un pintor, escultor y diseñador alemán relacionado con la Escuela de la Bauhaus.

Nacido en Stuttgart, tuvo una formación en marquetería. Entró en la Bauhaus de Weimar en 1920. Trabajó durante algún tiempo en el taller de escultura mural y, después, en el de escultura. Su obra más famosa es «Triadisches Ballett» (1922), en el que los actores aparecen disfrazados de formas geométricas. Igualmente en Slat Dance y Treppenwitz, el vestuario de los intérpretes hace de ellos esculturas vivas, como si fueran parte del escenario.

En 1923 fue contratado como maestro del taller de teatro. Cuando la Bauhaus se trasladó a Dessau, creó teatro de ensayo.

Sus cartas privadas, especialmente las dirigidas a Otto Meyer y Willi Baumeister, y su diario personal han dado valiosas referencias de lo que ocurría en la Bauhaus. Especialmente, habla de cómo el personal y los estudiantes reaccionaban a los muchos cambios y desarrollos que ocurrían en la escuela.