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Cuento para estimular el habla
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UN DÍA EN EL ZOO
Juan Carlos Arriaza Mayas
Ediciones Aljibe
Adaptado por Miguel Ángel Sanz
Había una vez un niño que le encantaban los
animales. Pero sólo les había visto en la televisión,
en revistas o en fotografías. Nunca había visto un
animal de verdad.
Un día sus padres le dijeron que iban a visitar el
zoológico de una ciudad que estaba lejos de donde
ellos vivían. El niño se puso tan contento que
empezó a dar saltos y a cantar. (lala lá, lala lá, lala lila lala
lá, lala lá la….) (Cantar con diferentes ritmos).
La noche de antes de emprender el viaje casi no
pudo dormir de lo nervioso que estaba. Por fin
llegó el gran día. Cuando llegaron al zoológico
nada más entrar puso cara de sorpresa y alegría
de lo que estaba viendo. (Poner cara de sorpresa diciendo a la
vez Ohhh…).
Primero se encontraron con
los monos. Unos daban saltos
de un lado para otro y otros
comían cacahuetes.(mover la boca de un lado para otro con los labios cerrados como si estuvieran comiendo cacahuetes). (hacerlo normal y también de forma exagerada).
Más adelante se
encontraron con unos
leones que relamían
con su gran lengua
cuando vieron que el
cuidador les preparaba la comida (relamerse los labios
varias veces con la lengua llevándola de un lado para otro) , luego
empezaron a comer abriendo mucho la boca y a
la vez se escuchaban sus rugidos (abrir y cerrar la boca
exageradamente como si estuvieran comiendo como el león e imitar sus
rugidos en varias ocasiones: ggrrr, ggrrr, ggrr…).
El niño cada vez disfrutaba
más de lo que estaba viendo.
También se quedó muy
sorprendido cuando vio a un
tigre grandísimo que estaba profundamente
dormido. (Inspirar por la nariz y echar el aire por la boca con grandes
resoplidos).
De repente su madre le dijo.
- Mira esos patos como corren.
El niño miró y vio
a un grupo de patos
perseguidos por un pequeño gato que se había
colado en el zoológico.
El niño miró y vio a un grupo de patos
perseguidos por un pequeño gato que se había
colado en el zoológico. Todos los patos corrían y
revoloteaban sorprendidos, graznando cuá, cuá,
cuá, cuá… (hacer varias veces como los patos: cuá, cuá, cuá…).
Cuando el gato se cansó dejó a los patos tranquilos
y se fueron a nadar a un pequeño lago que había
en el zoológico.
Siguieron paseando y se acercaron a un árbol
donde había mucha gente alrededor mirando
hacia arriba y con cara de preocupación.
- ¿Qué pasa papá que miran? –preguntó el niño.
- Parece que hay un oso panda
atrapado en las ramas de ese
árbol y no puede moverse –le contestó su padre.
- ¿Y cómo bajará? –siguió preguntando el niño.
- Algún cuidador del zoo se subirá a una escalera
y seguro que lo bajarán –dijo el padre.
Todos los que estaban allí
esperaban la llegada de
algún cuidador pero cuál fue
su sorpresa cuando vieron
acercarse al árbol a una jirafa que estiró el cuello
y empezó a apartar con su boca las ramas que
atrapaban al oso panda.
En ese momento el oso panda empezó a bajar y
la gente aplaudía con alegría al ver que el oso
panda no había sufrido ningún rasguño .
(aplaudir con alegría en varias ocasiones).
Continuaron su paseo y se acercaron al lugar
donde se encontraban algunos lobos que
correteaban de un lado para otro.
Cuando menos se lo esperaban un
lobo aulló con fuerza (auuhhh, auuhhh,
auuhhh…) y el niño dio un salto hacia
atrás que casi se cae.
Su padre y su madre se reían de la sorpresa que
se había llevado.
- ¿Quieres que vayamos a ver la actuación de los
delfines en su piscina? –le preguntaron sus
padres al niño.
Él contestó rápidamente que sí y hacia allí se
dirigieron.
Los delfines saltaban y hacían
un montón de piruetas y
cuando el público aplaudía, los
delfines también aplaudían a
diferente ritmos con sus aletas
(aplaudir con diferentes ritmos pa pá, papa pá, papa papá…) y la gente
aún se reía más (jajaja ja, jejeje je, jojojo jo…)
Cuando acabó el espectáculo de los delfines se
fueron de camino hacia la salida pero aún les
dio tiempo a ver otros animales como los osos,
los elefantes, dos rinocerontes grandes,
un hipopótamo, algún cocodrilo y pájaros de todos
los tamaños.
Para el niño y sus padres fue uno de los días que
mejor habían pasado juntos. Le habían gustado
todos los animales, pero aún estaba más contento
de lo bien que los trataban en el zoológico y lo
bien cuidados que estaban.
Cuando iba de vuelta a casa iba tan contento que
se pasaron todo el tiempo cantando (lalalá, lala li lalalila
lala lá, lala li lalalá…) (cantar acompañado con palmas)
Y es que si los animales ves cuidar más feliz
estarás.
Colorín colorado……