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23 A lterTexto N o . 3, Vol. 2, Año 2004, ISSN 16654862 Cómo leer a Inés a través de una lectura de Elena Garro o cómo leer a Elena Garro a través de una lectura de Inés Thomas D. Morin University of Rhode Island Con la publicación de Inés en 1995, Elena Garro logró resucitar en las páginas de revistas y periódicos la discordia familiar —casi olvidada por el público— entre ella y quien fue su esposo, Octavio Paz. Como consecuencia de esta publicación la autora sufrió por parte de ciertos comentaristas de la Ciudad de México, un rechazo parecido al rechazo conocido por Dostoeivski después de la publicación de Crimen y castigo, novela donde se entrecruzan los eventos reales y las fantasías inventadas. Por otro lado, para el lector desinteresado en los chismes familia- res, la lectura de Inés es cautivante por la manera tan depurada y clínica con que la autora describe un desarrollo de experien- cias vivenciales de terror de la protagonista, quien se encuentra sin querer sobre un un camino lleno de hostigamientos, manipu- laciones, intoxicaciones, mentiras, ultrajes, asesinatos e impunidades. El rechazo hacia Inés no permitió una valoración seria de la With the publication of Inés in 1995, Elena Garro managed to revive the dispute bet- ween she and her ex-husband, Octavio Paz —almost forgotten by the public— in the pages of magazines and newspapers. As a result of this publication the author suffered from certain literary critics in Mexico City, a rejection similar to the rejection known by Dostoeivski after the publication of Crime and Punishment, novel where the real events and the invented fantasies intercross. On the other hand, for the reader who is not interested in the gossips of the literary life, the reading of Inés is captivating by the pure and clinic ways in which the author descri- bes the development of the existential and terrible experiences of the protagonist, who find herself in a path full of harassments, manipulations, poisonings, lies, murders and impunity. The rejection towards Inés did not allow a serious valuation of the novel nor as a work of art neither like a dialectic and

Elena Garro - Ines

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23AlterTexto No. 3, Vol. 2, Año 2004, ISSN 16654862

Cómo leer a Inés a través de una lectura de Elena Garro o cómo leer a Elena Garro a través de una lectura de Inés

Thomas D. Morin

University of Rhode Island

Con la publicación de Inés en 1995, Elena

Garro logró resucitar en las páginas de

revistas y periódicos la discordia familiar

—casi olvidada por el público— entre ella

y quien fue su esposo, Octavio Paz. Como

consecuencia de esta publicación la autora

sufrió por parte de ciertos comentaristas de

la Ciudad de México, un rechazo parecido al

rechazo conocido por Dostoeivski después

de la publicación de Crimen y castigo, novela

donde se entrecruzan los eventos reales y las

fantasías inventadas. Por otro lado, para el

lector desinteresado en los chismes familia-

res, la lectura de Inés es cautivante por la

manera tan depurada y clínica con que la

autora describe un desarrollo de experien-

cias vivenciales de terror de la protagonista,

quien se encuentra sin querer sobre un un

camino lleno de hostigamientos, manipu-

laciones, intoxicaciones, mentiras, ultrajes,

asesinatos e impunidades. El rechazo hacia

Inés no permitió una valoración seria de la

With the publication of Inés in 1995, Elena

Garro managed to revive the dispute bet-

ween she and her ex-husband, Octavio Paz

—almost forgotten by the public— in the

pages of magazines and newspapers. As a

result of this publication the author suffered

from certain literary critics in Mexico City, a

rejection similar to the rejection known by

Dostoeivski after the publication of Crime

and Punishment, novel where the real events

and the invented fantasies intercross. On

the other hand, for the reader who is not

interested in the gossips of the literary life,

the reading of Inés is captivating by the pure

and clinic ways in which the author descri-

bes the development of the existential and

terrible experiences of the protagonist, who

find herself in a path full of harassments,

manipulations, poisonings, lies, murders

and impunity. The rejection towards Inés did

not allow a serious valuation of the novel nor

as a work of art neither like a dialectic and

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novela ni como una supuesta obra de arte

ni como parte de una continua dialéctica

interna de Elena Garro como escritora y

como persona, ni como una continuación

de su constante discurso político social que

logra cuestionar siempre la relación entre el

papel poderoso de la autoridad, sea de uno

o de muchos, y la fragilidad de la vida de

los marginados que muchas veces llegan a

ser sus víctimas, sea un niño, una mujer, o

cualquier otro que va en busca de su indi-

vidualidad, identidad y dignidad.

(Elena Garro, Inés (novela), narrativa

mexicana contemporánea, recepción, vida

literaria en México, escritoras mexicanas)

continuous part of the work of Elena Garro,

neither like a continuation of her constant

social and political discourse, which always

questiona the relation between the paper of

the authority —represented by an individual

or by many—, and the fragility of the life of

the marginalized ones that often are their

victims, whether they are represented by a

boy, a woman, or any other person in search

of his individuality, identity and dignity.

(Elena Garro, Inés (novel), Contempo-

rary Mexican narrative, Reception, Literary

life in México, Mexican female writers)

Thomas Morin / Cómo leer a Inés

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Introducción

El 11 de diciembre de 1997, en la popular revista mexicana Siempre!, Ignacio Trejo Fuen-

tes, conocido y respetado ensayista, novelista e incansable reseñador de libros, al dar cuenta

de la reciente aparición de un libro de cuentos de Elena Garro, El accidente y otros cuentos

inéditos, responde favorablemente a estos textos con la siguiente observación:

Los tres relatos contenidos en este libro tienen mucho que ver con lo má-

gico, con lo sorprendente […] y sin embargo, la perplejidad que suscitan

estimula el entusiasmo de quienes leemos; y ese entusiasmo se da en varios

niveles, lo cual no ocurrió cuando Elena dio a conocer sus horrorosos libros

ya citados [Testimonios sobre Mariana y La casa junto al río]. Aquí [en El

accidente] todo funciona bien, principalmente porque está ante nosotros la

Elena Garro más importante, la que cuenta cosas atractivas valiéndose de

los recursos apetecibles, y no esa otra autora desaliñada y sin pundonor

que escribió libros como Inés. (Trejo Fuentes 65)

A la vez confiesa el comentarista: “me he leído la narrativa de Elena Garro con absoluta entrega

y soy admirador de sus libros La semana de colores (cuentos) y Los recuerdos del porvenir

(novela)” (Trejo Fuentes 65).

Curiosa crítica sobre la obra de Elena Garro. Quizás por tratarse de un artículo publicado

en una revista popular, Trejo Fuentes se suelta la melena y así, con su voz de crítico literario,

encomia el arte novelesco de Garro mientras esa misma voz se desdobla en voz justiciera

moralizante al concluir su ensayo con juicios que sancionan a la autora por una supuesta

falta de ética moral por llevar a la luz pública su novela Inés.

Elena Garro confiesa que Inés estuvo archivada por más de 20 años antes de tomar la

decisión de llevarla a la imprenta en 1995. ¿Por qué esperó Elena Garro tantos años para

publicar esta obra? Durante dos décadas Elena Garro mantuvo en entredicho el contenido

de esta obra y por fin, al publicarla, según Ignacio Trejo Fuentes, ¨ pone en entredicho su

pundonor de artista¨ (Trejo Fuentes 65). Pero ¿por qué se escandaliza tanto Trejo Fuentes

ante la publicación de Inés?

Thomas Morin / Cómo leer a Inés

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Como se sabe, México es un país de murmuraciones y secretos en el orden político tanto

como en el orden familiar. Todo a sotto voce. El pundonor se ha de conservar a toda costa.

Esto lo vemos ejemplificado en algunos refranes como “la ropa sucia se lava en casa” o “en

boca cerrada no entran moscas”. No se ventilan las intimidades como en los Estados Unidos,

a todo color y con lujo de detalles. Las bardas que circundan las casas en México protegen a

sus moradores contra la invasión exterior y archivan los secretos. Cuando Elena Garro publicó

Inés, hacía ya más de 20 años que se había divorciado de Octavio Paz. Hacía ya más de 20

años que la discordia familiar de los Paz comenzó a hacerse parte de la chismografía entre

los grupos del mundo de las letras.

Son conocidas en México las grillas en el campo intelectual y artístico. Las camarillas se

dan por ideologías, compadrazgos, padrinazgos, profesiones, gremios, etc. Para estos conoce-

dores de la vida íntima de todos, la publicación de Inés por Elena Garro se transformó en un

acto de sacrilegio con respecto a las normas sociales que prohiben la revelación en público

de los pecados familiares. Enseguida se ventiló entre este público letrado una interpretación

deconstructivista de la novela como una revelación familiar traicionera de una esposa lasti-

mada —Elena Garro— que responsabiliza a su esposo —Octavio Paz— por la disfuncionalidad

familiar. Según estos críticos, la autora distorsiona la verdadera historia de la vida de su

marido al identificarlo en la novela como dueño de una mansión y dirigente de una logia de

sadomasoquistas que busca la humillación y la muerte de la protagonista de la novela. Cabe

mencionar aquí que en la novela los personajes son ficticios. Nunca se menciona los nombres

de los seres reales que supuestamente son representados por los personajes que aparecen en

la novela. Sin embargo, si algún lector encuentra alguna semejanza entre estos personajes y

las personas reales de la vida de Elena Garro, ocurriría porque ella es conocedora de algunos

datos de la vida íntima de la pareja susodicha. Al mismo tiempo, la novela proyecta cierta

relación entre los mundos modernos de Europa y el continente americano por su identifica-

ción de lugares reales —España, Francia, Canadá— así como alguna referencia a ritos míticos

sagrados de las culturas indígenas mexicanas. Menciona la influencia popular de la famosa

curandera mexicana María Sabina así como la existencia de un Instituto de Historia mexicano

que resguarda la historia indígena y sus artefactos prehispánicos. Para el público en general,

que desconoce de las intimidades de la vida de Elena Garro, no hay ninguna pista en la no-

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vela que le pueda informar sobre esta posible conexión entre la ficción novelesca y historia

vivida por una pareja conocida en el mundo de las letras mexicanas. Además, la historia de

la muerte ritual de Inés, la protagonista de esta novela, transforma todo lo que pudiera ser

anecdótico, concerniente a la vida real de los seres mencionados, en vivencias simbólicas del

discurso literario de la lucha entre la inocencia y la perversidad que Elena Garro, la autora,

intenta proyectar. Sin embargo, para los seguidores de Octavio Paz la publicación de la novela

resulta ser una difamación con la intención de enlodar la imagen de su ídolo, una blasfemia,

un acto indigno de venganza familiar. En cambio, para los seguidores de Elena Garro la no-

vela representa un acto de valentía que hace escuchar la voz de una mujer silenciada por

cuestiones de la política y las costumbres machistas de su época. A fin de cuentas el supuesto

aludido jefe de la familia novelada es nada menos que uno de los escritores más importantes

del siglo veinte en el mundo, el ganador del Premio Nobel, Octavio Paz.

Con la publicación de Inés en 1995, Elena Garro logra resucitar la discordia familiar entre

esposo y esposa –casi olvidada por el público– en las páginas de revistas y los periódicos. Como

consecuencia de esta publicación (y como acabamos de señalar) la autora sufrió por parte

de ciertos comentaristas de la Ciudad de México, un rechazo parecido al rechazo conocido

por Dostoeivski después de la publicación de Crimen y castigo, novela donde se entrecruzan

los eventos reales y las fantasías inventadas. En cambio, para el lector desinteresado en los

chismes familiares, la lectura de Inés es cautivante por la manera tan depurada y clínica con

que la autora describe un desarrollo de experiencias vivenciales de terror de la protagonista,

quien se encuentra sin querer sobre un un camino lleno de hostigamientos, manipulaciones,

intoxicaciones, mentiras, ultrajes, asesinatos e impunidades. El rechazo hacia Inés no permitió

una valoración seria de la novela ni como una supuesta obra de arte ni como parte de una

continua dialéctica interna de Elena Garro como escritora y como persona, ni como una conti-

nuación de su constante discurso político social que logra cuestionar siempre la relación entre

el papel poderoso de la autoridad, sea de uno o de muchos, y la fragilidad de la vida de los

marginados que muchas veces llegan a ser sus víctimas, sea un niño, una mujer, o cualquier

otro que va en busca de su individualidad, identidad y dignidad.

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La novela

La trama de la obra se centra en las experiencias confusas, desconcertantes, delirantes,

misteriosas, espeluznantes, tenebrosas, nefastas, abusivas, que vive la joven e inocente Inés,

que con su destino a cuestas sale un día de un orfelinato español de ambiente bucólico, en

donde había vivido feliz y tranquilamente toda su niñez, para comenzar a ganarse el pan de

todos los días como empleada doméstica en una mansión parisina, en la que trabajan también

su primo Jesús y su familia. En París, Inés se encuentra con el doble problema de no poder

legalizar su situación social ante la ley como trabajadora doméstica, lo que hace de ella una

indocumentada sin derechos ante la ley, y la necesidad emocional y psicológica de adaptarse

a un ambiente de secretos góticos, de un mundo lleno de chiaroscuras penumbras, en una

mansión por donde no entra el sol del día, y que desorienta a los habitantes; un lugar en

donde se oye todos los días el cuchicheo de voces detrás de puertas cerradas y un lugar, sin

embargo, en donde no se permite establecer ninguna comunicación profunda entre los que

viven en la mansión o que pasean por sus salas. Esta mansión en pleno centro urbano de una

de las ciudades más cosmopolitas y modernas del mundo occidental, pertenece a un grupo

de hombres y mujeres capitalistas y artistas ricos que gozan de un alto reconocimiento entre

los medios de comunicación y el público en general, pero de manera secreta pasan el tiempo

organizando fiestas pretenciosas, extrañas, satánicas y sadomasoquistas en los lugares más

recónditos de la casa.

A la par del relato de las peripecias, tropiezos, encuentros y enfrentamientos de Inés den-

tro de la mansión, se desarrolla otra triste historia de una familia truncada por un divorcio

acrimonioso y la enfermiza relación del aparente dueño de la casa, el industrial Javier, y su

hija Irene, que intenta infructuosa y obsesivamente de ganarse el respeto y un reconocimiento

afectuoso de su padre. Dentro de la estructura de la novela, esta ausencia de reacciones cari-

ñosas entre padre e hija constituye el eje de la perversidad reinante en la novela. La tensión

dramática que produce esta relación frustrada es determinante para que en la novela se revele

la razón de ser de todo el dolor humano producido por las malsanas acciones deliberadas de

los socios del club de masoquistas, cuya sede es la mansión habitada por Inés. Esta historia de

desafecto y abuso psicológico, que llega a ser el elemento central de la obra, se enlaza con la

historia de Inés cuando ésta interviene en una pelea a gritos entre Gina, la amante posesiva

Thomas Morin / Cómo leer a Inés

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e inescrupulosa de Javier, e Irene. Sin querer, Inés se convierte en el paladín de Irene, lo que

frustra los planes de los socios, especialmente los de Gina, para ningunear la personalidad de

Irene. En tercer término, existe la mansión como un negocio y la enigmática empresa de los

socios —cuyos productos el lector nunca llega a conocer—que pasean sigilosamente por los

pasillos obedeciendo los mandatos y reglamentos de Javier, el patrón de la mansión.

En términos de género, Inés refleja características de la novela de terror, la novela gótica

y la novela de género negro o policiaco, con su atmósfera de misterio, suspenso, autoridad,

violencia, abuso sexual, secuestros, e impunidad ante la justicia. Sin embargo, como acabamos

de señalar, el eje del mal de la obra reside en el tema del odio paterno, tema alegórico de corte

bíblico, cuyo producto semillero es la corrupción espiritual que padece la figura de Javier. Su

rechazo al amor filial se plasma en el texto como causa y efecto de la perversidad que invade

y que absorbe toda su personalidad de hombre adinerado, famoso y ateo.

Inés, por su temática, dista mucho de ser una novela mexicana como es Recuerdos del

porvenir, la más conocida y renombrada obra de Elena Garro, en que la autora se preocupa

profundamente por la identidad histórica y evolutiva de la mujer mexicana, como nos dice

Michael Hardin en Inscribing and Incorporating the Marginal. Si tomamos en cuenta el momento

en que escribió Inés, resulta que Elena Garro es una de los primeros escritores mexicanos en

situar la trama de su obra fuera de México. La lucha de su protagonista a favor de su dignidad

e identidad se deslinda de consideraciones locales. En términos de la ubicación de los aconteci-

mientos novelados, la novela adquiere una dimensión internacional o global: España, Francia,

Canadá. En Inés el problema nacional de una búsqueda de la autenticidad cultural de algún

personaje se convierte en una lucha por conservar la integridad espiritual de la protagonista.

La guerra en que se encuentra Inés es una contienda entre el carácter moral y fuerte de una

doncella inocente y creyente en Dios y el cinismo prototípico de los no creyentes, una lucha

entre el valor espiritual compasivo y el oportunismo dantesco de quienes se burlan de las

instituciones religiosas y familiares. Llevada a cabo la trama —desde el punto de vista de la

autora—en un mundo relativista y materialista, filosóficamente hablando, Inés representa la

victoria moral de los sacrificios de propios de los creyentes cristianos.

Para Elena Garro, la historia bíblica de la caída en desgracia y de la lucha entre Abel y Caín,

parecen informarle más sobre la razón de ser de las injusticias en el mundo que las luchas

político-sociales. Por esto, Inés, como la obra más moralizante de Elena Garro es, a la vez, la

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versión novelesca de su creencia como una ciudadana católica y creyente. Vista la obra desde

esta perspectiva, Inés representa un tipo de desahogo espiritual en busca de la salvación y su

definición en la vida. Elena Garro, autora y ciudadana, acepta el sacrifico como una constante

en la vida. Lo que importa es la conservación de la dignidad que resulta ser, a fin de cuentas,

la historia de todos los mártires de todos los tiempos.

Así como en Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, se anuncia la

muerte, la novela de Elena Garro es, también, una novela de presagios que anuncian desde

el principio el suplicio mortal que está destinada a sufrir la protagonista. Al inicio del texto,

encontramos a Inés acompañada por la Madre Superiora del orfanato, esperando la llegada

del tren que la llevará a París. Por sus lágrimas, como dice el texto, “con gesto mudo y sor-

prendido” (Garro 7), sabemos que Inés no ve su partida de manera esperanzada con ánimo

de conocer algo diferente, de participar en la aventura de un viaje. Teme algo. Y para que el

lector no tenga ninguna duda sobre la intención novelada, Garro transforma un tren indiferente

en un tren partícipe del presagio agonizante: “¡Vamos, ánimo! —exclamó la Madre Superiora

cuando el tren amenazador como un monstruo se detuvo ante ellas (Garro 8). Inés, joven,

inexperta y creyente, al ver la llegada de esa máquina tan imponente en su aspecto siente de

súbito cierta angustia por lo que sabe, en lo más profundo de su ser, que no puede evitar.

Es como si entendiese desde sus entrañas que tiene que cumplir con un papel ritual como lo

cumplió Cristo en sus lecciones de catecismo dentro del convento. Se da cuenta que se tiene

que separar de la protección ofrecida por los muros del convento en donde se formó como

doncella y creyente. Esta realización le infunde con una zozobra que la desorienta. Se despide

de la comitiva que la acompaña a la estación como si fuera una sonámbula o una penitente

destinada a sufrir por lo que no entiende:

La imagen de la Madre Superiora otorgándole la bendición al lado del

hombre que la ayudó a subir la maleta al tren, le pareció irreal. Angus-

tiada se preguntó si en verdad se marchaba de aquel andén español, del

hombre que la despedía con la gorra en mano y de la cara sonrosada de

sor Dolores. (Garro 8)

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Su viaje es un viaje obligado hacia el mundo manipulado por el dinero, la fama, hacia su

desprotección, la soledad, el abandono, el desengaño anunciado:

Al salir de la estación el tren hizo una vuelta inesperada e Inés se encontró

sola en su compartimiento de segunda clase. Lejos de las figuras conocidas

prefirió cerrar los ojos para no ver al mundo que la esperaba. (Garro 8)

Una vez llegada a París, Inés se encuentra con su primo Jesús. Se saludan sin decir mucho,

toman el subterráneo y finalmente llegan a una mansión imponente y elegante de vista en

medio de una de las zonas más elegantes de la ciudad. Sin embargo reina dentro de la casa

un ambiente de descuido y pesadumbre:

Inés arregló su nueva habitación y colocó en el armario sus pequeñas

propiedades. Después volvió a inspeccionar la enorme casa deshabitada

y su silencio le pareció un presagio de desgracia. (Garro 12)

Enseguida, por las miradas extrañas de los que trabajan en la casa, por los alaridos extraños

de las fiestas nocturnas, por la actitud triste e inexplicable de la familia de su primo, Inés

siente que su viaje hacia el mundo ha sido un error. Arrepentida intenta refugiarse entre sus

recuerdos y sus rezos. A fin de cuentas, la Madre Superiora le había asegurado que Dios siempre

estaría de su lado. Sin dinero, sus intentos de encontrar una ruta de escape y el camino de

regreso al convento resultan ser inútiles. A fin de cuentas, o por sentirse comprometida con

la familia de su primo, o por un sentimiento fatalista que le dice que no puede cambiar lo que

su destino le tiene preparado, paulatinamente ella misma se entregará a su papel, bíblico, de

la sacrificada. Inmovilizada por su falta de dinero, su desconocimiento del francés, su estatus

migratorio inseguro, se prepara emocional y psicológicamente a soportar el ambiente de la

casa con su aspecto ruin de polvo, oscuridad, y muebles desvencijados.

Hablar de presagios es hablar de hechos predeterminados como es la fuerza del sino en la

literatura romántica teatral del siglo XVIII. Pero como la obra de Elena Garro se lleva a cabo en

pleno siglo XX, lo que distingue el trayecto del destino trágico e inevitable de Inés no es que lo

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suyo sea el producto de eventos accidentados, controlados sin embargo por la mano del Sino

—la fuerza deus ex-máquina—, sino producto de un diseño criminal, diabólico, premeditado,

de la conjura cruel de otros seres humanos que pertenecen a una logia de sadomasoquistas, de

la manipulación política de los medios de comunicación, producto de un complot ejercitado

metódicamente por mentes turbadas, disciplinadas y diabólicamente inteligentes. Una vez

instalada como trabajadora doméstica en la mansión, comienza a sentir los efectos psicológicos

seguidos por los ataques físicos que la logia le tenía preparado con la ayuda de sustancias

alucinógenas que Inés ingiere inocentemente. La meta de la logia es romper a Inés la espina

dorsal de su voluntad. Un día llega a su alcoba Gina, la desesperada, histérica amante de

Javier, el dueño de la mansión, para conseguir su complicidad en la muerte de Javier. Es un

asunto de acciones en la bolsa de valores. No obstante Inés demuestra la fuerza de su carácter

moral cuando rehusa obedecer las órdenes e imprecaciones de Gina en uno de los momentos

climáticos más dramáticos de la obra.

—Inés, Inés, ¡ayúdame a matarlo! […] ¡Hay que matarlo! —urgió Gina.

(Garro 117)

Pero Inés responde sin titubeos, con una negación firme y contundente que parece surgir de

algún recinto profundo de su conciencia:

—¡No matarás! (Garro 117)

Incrédula ante esta demostración de voluntad de Inés al no querer participar en el crimen

anunciado, Gina le grita en forma de súplica:

—¡Ayúdame, Inés! ¡Quiere matarme! (Garro 117)

Inés le devuelve sus insistencias con más recelo y rechazo y con los ojos puestos en alto res-

ponde con una interrogación agónica:

—¿Dónde está Dios? (Garro 117)

Thomas Morin / Cómo leer a Inés

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Desesperada Gina le lanza insultos:

—¡No seas coñona! ¡Hay que matar a éste! ¡Ayúdame! (Garro 117)

Pero Inés se ancla en sus convicciones y no cede ante los histerismos y las palabras hu-

millantes de Gina.

Varios estudiosos de la obra de Elena Garro, han hecho la observación sobre la importancia

técnica en la creación de ambientes vivenciales de los personajes a costa del desarrollo de sus

personalidades que en muchos casos terminan por ser figuras representativas y simbólicas de

ellas. Así, en Inés, el título es engañoso —como son las imágenes distorsionadas en los espejos

ahumados de la casa en donde trabaja—. Conocer a Inés es conocer su situación tensa y as-

fixiante, es no conocer a fondo a Inés, cuyo papel en la novela es de víctima simbólica, como

en una novela de terror. Lucha por sobrevivir apoyada únicamente por la fuerza de su carácter

y sus convicciones de creyente en Cristo. Lo único que sabemos de su pasado es su orfandad

en un claustro de monjas españolas que reside en la memoria de Inés como remanso de paz

y bondad, como refugio, que la tranquiliza y fortalece cuando se encuentra con las miradas

hostiles de los directores de la empresa secreta de la mansión. Garro consigue que el lector

confíe en la integridad moral de Inés, que nunca se “raja”, como dicta un popular refrán. El

papel de Inés como figura novelada conforma al diseño antes mencionado de un personaje

simbólico que representa la lucha entre la inocencia y la perversidad. Lo que resulta ser

interesante desde la perspectiva del lector es cómo se efectúa el procedimiento de los planes

perversos de los directores de la empresa de la mansión. De esta manera, es la perversidad lo

que adquiere un carácter de personaje en la novela; de igual manera ocurre con la inocencia

de Inés. En esta obra los valores ya mencionados (la inocencia como víctima y la perversidad

como fuerza dirigente de la acción) lidian en una batalla representativa de la lucha entre el

bien y el mal en un mundo desprovisto de valores morales, en un mundo relativista y moderno,

manipulado por los intereses creados por los poderosos y famosos.

El discurso interno de la novela provoca un cuestionamiento sobre la existencia misma

de la perversidad y sus móviles. Por medio del planteamiento de las acciones descritas en

este novela, descubrimos la personalidad íntima y política de Garro. Para ella la vida misma

es una constante lucha entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, que es el producto

Thomas Morin / Cómo leer a Inés

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del egoísmo y la agresividad innata en el hombre. El mal existe. Reside en el hombre mismo

y se expresa cuando por su soberbia deja de ser creyente en Dios y piensa que la autoría de

su vida depende sólo de los resultados que pueden producir su inteligencia y su astucia. El

ateo para Garro termina por ser egoísta y carece de los valores necesarios para defender a

los ultrajados. Convierte el ateo la lucha por sobrevivir en una lucha sin escrúpulos entre los

más fuertes y los débiles. La vida del hombre sin Dios es un reflejo de las fuerzas naturales

que no respetan la personalidad ni la dignidad del más débil.

Al concluir la novela es evidente que el sacrificio de la inocencia de Inés en las aras del

sadomasoquismo de los socios logra conseguir la desintegración del grupo de malhechores que

se creen intocables e impunes a todo tipo de sanción moral. Resultan ser la sencillez personal

de Inés y su bondad, factores determinantes en el éxodo de los socios de la mansión. Cierto

es que la autoridades francesas no resuelven el misterio de la muerte de Inés, o si es que lo

resuelven, lo envuelven en un silencio detonante que sólo permite la difusión de la verdad

por medio de la chismografía de la gente. Ni los periódicos indagan sobre la muerte de Inés.

Lo que es cierto, sin embargo, es que los socios ven en Inés una fuerza capaz de denunciarlos

ante las autoridades y de marcarlos con un sentido de culpabilidad. De manera arrogante

creyeron conseguir a una muchacha dócil y sumisa. El pánico de los socios ante el temor de ser

denunciados precipita el secuestro de Inés, su forzada intoxicación y su eventual muerte.

El texto de Garro es breve. Consiste de diálogos cortos y depurados de descripciones ex-

tensivas. Se puede decir que la novela es minimalista en el uso de adjetivos, con un lenguaje

escueto y transiciones rápidas que logran producir un ambiente cargado de incertidumbre,

suspenso y desconcierto, hasta alucinatorio. Los actos violentos contra la dignidad humana se

producen sin mayor explicación que la de que son cometidos por personajes desquiciados, por

sus deseos aberrantes y la necesidad de controlar la vida de los demás y violar las normas de

las instituciones sociales y consagradas por los valores religiosos de la cultura occidental. Es

difícil llegar a comprenderlos. Elena Garro no nos ofrece ninguna posible justificación social

ni política para la existencia de la maldad que gobierna la vida de los personajes de su novela.

Tampoco es la maldad de la novela de Garro el producto de las deficiencias o los excesos de

enfermos mentales. Es una maldad creada por seres inteligentes aparentemente sanos y ateos,

que pasan sus noches maldiciendo y despotricando contra todos los símbolos cristianos de la

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iglesia y la fe de Inés. Es producto de los seres libertinos dedicados a satisfacer sus placeres

sexuales a toda costa. Nace esta maldad de las obsesiones ideológicas y el narcisismo de cada

uno de los socios de la hermandad de letrados que tratan de legitimar sus experiencias como

experimentos intelectuales. Su arrogancia intelectual desconoce los límites de su poder. Los

ritos en que participan son satánicos; pero el demonio está en el hombre. Los socios maquinan

un complot para conseguir paulatinamente la rendición de la voluntad de sus víctimas y la

dominación de su psique. Para ellos su meta es comprobar que la voluntad del otro, la voluntad

de un cristiano que afirma pertenecer a Dios por la fuerza de sus creencias y convicciones,

es algo frágil, algo insostenible ante la persuasión psicológica y física de su autodenominada

superioridad intelectual ceremoniosa.

Los ritos satánicos o sadomasoquistas que obsesionan a los socios son orquestados por un

grupo de usurpadores de los derechos humanos de los demás. Los socios de grupo se jactan de

ser practicantes de la misa negra. Se identifican como curanderos intelectuales que valiéndose

de grabaciones oficiales, probablemente publicadas por los Institutos de Historia y Arqueología

(en México), escuchan y estudian las evocaciones de conocidas curanderas latinoamericanas,

como María Sabina, y las adaptan a sus ritos. Tergiversan el significado de estas formulas

rituales de un pueblo. Las utilizan para burlarse de las plegarias de la misa católica. El sacri-

fico simbólico de Cristo en la cruz y el consumo sagrado espiritual de su sangre y cuerpo se

convierte en los ritos sádicos en un acto orgiástico. En realidad, la intención es burlarse de

los ritos de la misa católica y sus creencias morales al igualarlos con las plegarias paganas

de las curanderas indígenas. Lo que practican los de la logia intelectual es la distorsión y la

desacralización de ambas creencias. Recordemos que Carlos Mayor escribió, en referencia a

la noción de lo sagrado en la herbolaria indígena, que:

Hay además en la religiosidad del México indígena una devota relación

con ciertas plantas narcóticas. Estas plantas piensan, hablan, enseñan, se

comunican. Tienen “alma”. No pueden estar al servicio de caprichos o

aventuras psíquicas de los hombres. Son guías, puertas sagradas que se

reverencian y cumplen con la misión de curar y de ayudar al crecimiento

espiritual que los pueblos indígenas necesitan para cooperar en la conser-

vación de la vida, en la conservación del mundo. (Mayor 10)

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Para los integrantes de la vida nocturna en la mansion, la ritualización de sus actos

termina por ser un juego delirante de experiencias psicodélicas producidas con la ayuda de

sustancias narcóticas como es mariguana. Sus placeres se derivan de actos que desacralizan

lo sagrado. La perversidad de sus actos se percibe en la necesidad que tienen de gozar de la

humillación, la desmoralización y una esperada deshumanización de Inés, atrapada por las

efectos nocivos de una ingestión involuntaria de algunas sustancias alucinatorias con que los

socios lograron contaminar su comida.

Poco después de haber llegado Inés a la mansión se inicia un proceso de hostigamiento

psicológico por medio de gritos y salmos blasfemos que denuncian incansablemente a la Virgen

María y al Arcángel Gabriel. En una secuencia ubicada a mediados de la novela, Javier invita

a su hija a entrar en su habitación, donde también se encuentra a su amante Gina. Todo está

preparado para que Gina ataque física y psicológicamente a Irene. En esta escena también se

evidencian el cinismo y la inmoralidad de Javier:

Javier, de pie, contemplaba la escena sonriendo de una manera extraña.

Se había colocado junto a una ventana interior y miraba embelesado a

Irene. La jovencita, puesta de rodillas en el suelo, miraba a Gina con terror,

mientras que de una mejilla le corría la sangre como si le hubieran dado

un navajazo. Tenía los cabellos en desorden y el traje desgarrado cubierto

de sangre. (Garro 85)

Sin embargo, lo que no está contemplado es la reacción protectora de Inés, quien acude

a socorrer a Irene cuando es golpeada por Gina, identificada en la novela por Inés como “La

Loba”:

Inés se precipitó sobre ella, la abrazó, la puso de pie y la sacó de ahí, en

medio de los alaridos de La Loba, que amenazaba con matarla y fornicar

ella misma con la puta Virgen María. (Garro 85)

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A Inés le impiden asistir a la misa dominical. El plan satánico es posesionarse de ella,

atrapar su voluntad, destruir el fervor religioso con que Inés se refuerza con sus rezos en la

privacidad de su recamara.

Pero, ¿cuál es el punto discursivo o dialogista de esta lucha entre Inés y sus asaltantes?

La novela parece ser, como ya hemos dicho, un desahogo emocional por parte de la autora.

Podría convertirse en tema de una homilía dominguera para señalar que el camino hacia el

infierno se hace con el abuso del poder efectuado por los que niegan la primacía de Dios en

la vida de los hombres. Existe en la novela la convicción de que es necesario creer para res-

petar la vida. Los que no viven con este sentido de espiritualidad y que intentan deconstruir

estructuras sociales tales como la familia sufren también del vacío emocional producido por

su autoengaño. Al final de la novela después de la muerte de Inés, Javier, sintiéndose algo

defraudado por su propio comportamiento, intenta regresar con Paula en busca de cierta

reconciliación por su tardío sentimiento de culpa, una culpa de la cual antes siempre había

renegado. Entre Javier y su ex esposa se da el siguiente diálogo:

—¡Gracias, Paula! ¡Gracias! A mi vuelta trataremos de reconstruir nuestras

vidas. Es horrible lo que hemos hecho con nuestra juventud.

[…]

—Así será —contestó ella. (Garro 155)

Paula lo piensa un momento, pero sabe que el reconocimiento le llega demasiado tarde y,

además, confiar en las palabras de Javier, el oportunista sin remedio, va a ser imposible:

Su marido bajó corriendo las escaleras. Por la ventana Paula lo vio cruzar

el patio.

—Javier, no quiero verte nunca más. Ni es esta vida ni en la otra —le

dijo, en el momento en que terminaba de cruzar el patio y salía a la calle.

(Garro 155)

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En una de las últimas escenas de la novela, Paula, después de informarse de la muerte de Inés

y del traslado de su cuerpo a un morgue, acude desesperada a los periódicos matutinos para

corroborar la noticia telefónica de la muerte de Inés la noche anterior:

Lloró mucho rato, esperando a que amaneciera. Entonces, se levantó,

se duchó, se vistió y corrió a la calle a comprar los diarios. Volvió a sus

casa para leerlos con calma y encontrar la noticia tristísima de la muerte

de Inés. Los revisó de prisa, can manos temblorosas y no encontró nada.

(Garro 156)

Al no encontrar la noticia buscada, Paula piensa que está soñando, que está viviendo el famoso

refrán de la política mexicana: “Aquí no pasó nada”. Todos los medios oficiales desconocen la

identidad de la occisa. Para ellos Inés no existe ni existió. La verdad es que Inés nunca recibió

los documentos migratorios que Ivette le dijo que tramitaría para legalizar su estancia en el

país. Inés, la sacrificada, la heroína de la novela, muere desconocida para el mundo de la no-

vela, arrojada en un morgue como basura en un depósito municipal. Para evitar todo tipo de

investigación, la empresa de la mansión se disuelve, desaparece. Los socios criminales vuelan

a distintas partes del mundo como personajes célebras, fotografiados en las páginas sociales

de los mismos periódicos. Llevan a cuestas sus buenos nombres, su impunidad.

Conclusión

Para concluir, la historia fatal de Inés es la historia, como hemos venido señalando, de una

muerte y un suplicio espiritual anunciados. Termina la novela pero es parte de una historia

actual inconclusa, ya que los medios masivos de comunicación, nos informan de otros cuerpos

flotando en el río, hundidos en la mar, congelados en el desierto, atropellados en la carretera.

Pero, !qué importa ! , dirán algunos, son indocumentados.

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Epílogo

En 1998, el 22 de agosto, falleció Elena Garro. En el periódico La jornada del 23 de agosto del

mismo año se publicó el siguiente reportaje, donde se cita una entrevista a la autora realizada

un día después de la muerte de Octavio Paz:

Yo lo perdono [a Octavio Paz] y sé que él me ha perdonado, espero pronto

encontrarme con él. (Monsiváis 21)

Y de la vida y la muerte dijo lo siguiente, según el entrevistador:

[La muerte] es vivir para siempre dentro de la obra que cada quien crea y

la vida no es más que un espectro de la muerte misma. Cuando uno muere,

vive para siempre, dependiendo del camino que uno elija: el lleno de rosas

te lleva al infierno , y el lleno de espinas, al cielo. (Monsiváis 21)

Obras citadas

• Garro, Elena. Inés. México: Editorial Grijalbo, 1995.

• Hardin, Michael. “Inscribing and Incorporating the Marginal: (P)Recreating the Female

Artist in Elena Garro’s Recollections of Things to Come”. Hispanic-Journal 16.1 (1995):

147-59.

• Mayor, Carlos. “Peyote, venado y maíz”. La jornada semanal 22 Feb. 1998: 10.

• Monsiváis, Carlos. “Elena Garro”. La jornada 23 Ago. 1998: 21.

• Trejo Fuentes, Ignacio. Reseña de El accidente y otros cuentos inéditos, por Elena Garro.

Siempre! 11 Dic. 1997: 65.

Thomas Morin / Cómo leer a Inés

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