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61 En defensa de la justicia constitucional En defensa de la justicia constitucional En defensa de la justicia constitucional En defensa de la justicia constitucional En defensa de la justicia constitucional 1 Q Luis Ociel Castaño Zuluaga 2 Q Recibido: marzo 20 de 2007 Aprobado: septiembre 17 de 2007 “Para que los colombianos podamos acceder sin escamoteos o dilaciones al ignorado reino de la normalidad real” –Ciro Angarita Barón- Resumen Resumen Resumen Resumen Resumen El ensayo realiza inicialmente una descripción de la evolución del control de constitucionalidad y la manera como fue recibido en el país. Luego, cualitativamente, se detiene en las repercusiones y problemática que ha tenido la implantación de un tribunal constitucional de marcada influencia europea en nuestro medio, señalando el cambio que se ha operado a partir de 1992 en la concepción del derecho y resaltando la legitimidad de la función del juez Constitucional. 1 Este ensayo hace parte de la investigación titulada “Control Judicial de Constitucionalidad: garantía de los derechos fundamentales en la democracia moderna. Una visión de conjunto, desde el derecho comparado, del ordenamiento jurídico colombiano”, encaminada a la obtención del título de Doctor en Derecho Público de la Universidad de Cantabria en Santander (España), Terminada en el mes de noviembre de 2006. 2 Abogado de la Universidad de Antioquia; Historiador de la Universidad Nacional de Colombia; Maestrando en Derecho Procesal de la Universidad de Medellín; Profesor Asociado de la Facultad de Ciencias Forenses y de la Salud del Tecnológico de Antioquia Institución Universitaria, Doctorando en derecho público de la Universidad de Cantabria en Santander – Esapaña. [email protected] Opinión Jurídica Opinión Jurídica Opinión Jurídica Opinión Jurídica Opinión Jurídica - UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN Opinión Jurídica , Vol. 6, No. 12, pp. 61 - 81 - ISSN 1692-2530 - Julio-Diciembre de 2007 / 208 p. Medellín, Colombia brought to you by CORE View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Repositorio Institucional Universidad de Medellín

En defensa de la justicia constitucional 1 · 2017. 1. 12. · En defensa de la justicia constitucional 3 La idea de jurisdicción se halla estrechamente ligada al discurso jurídico

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En defensa de la justicia constitucionalEn defensa de la justicia constitucionalEn defensa de la justicia constitucionalEn defensa de la justicia constitucionalEn defensa de la justicia constitucional11111

Luis Ociel Castaño Zuluaga2

Recibido: marzo 20 de 2007Aprobado: septiembre 17 de 2007

“Para que los colombianos podamos acceder sin escamoteos o dilaciones al ignorado reino de lanormalidad real” –Ciro Angarita Barón-

ResumenResumenResumenResumenResumen

El ensayo realiza inicialmente una descripción de la evolución del control deconstitucionalidad y la manera como fue recibido en el país. Luego,cualitativamente, se detiene en las repercusiones y problemática que ha tenidola implantación de un tribunal constitucional de marcada influencia europea ennuestro medio, señalando el cambio que se ha operado a partir de 1992 en laconcepción del derecho y resaltando la legitimidad de la función del juezConstitucional.

1 Este ensayo hace parte de la investigación titulada “Control Judicial de Constitucionalidad: garantía de losderechos fundamentales en la democracia moderna. Una visión de conjunto, desde el derecho comparado,del ordenamiento jurídico colombiano”, encaminada a la obtención del título de Doctor en Derecho Públicode la Universidad de Cantabria en Santander (España), Terminada en el mes de noviembre de 2006.

2 Abogado de la Universidad de Antioquia; Historiador de la Universidad Nacional de Colombia; Maestrandoen Derecho Procesal de la Universidad de Medellín; Profesor Asociado de la Facultad de Ciencias Forensesy de la Salud del Tecnológico de Antioquia Institución Universitaria, Doctorando en derecho público de laUniversidad de Cantabria en Santander – Esapaña. [email protected]

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Opinión Jurídica , Vol. 6, No. 12, pp. 61 - 81 - ISSN 1692-2530 - Julio-Diciembre de 2007 / 208 p. Medellín, Colombia

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PPPPPalabras clavealabras clavealabras clavealabras clavealabras claveControl de constitucionalidad, tribunal constitucional, estado, democracia,derecho, Constitución, ley, parlamento, judicatura, ejecutivo.

In defense of constitutional justiceIn defense of constitutional justiceIn defense of constitutional justiceIn defense of constitutional justiceIn defense of constitutional justice

AbstractAbstractAbstractAbstractAbstractFirst, the essay gives a description of constitutionality control evolution and theway how it was considered in the country. Then, it makes a qualitative analysisof effects and problems arisen after implementing a constitutional court stronglyinfluenced by Europe, thus showing the change since 1992 concerning conceptionof law and highlighting legitimacy of a constitutional judge’s functions.

KKKKKey Wey Wey Wey Wey WordsordsordsordsordsConstitutionality control, constitutional court, state, democracy, right,Constitution, law, Parliament, judicature, executive.

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INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN

Antecedentes jurisprudenciales delcontrol de constitucionalidad

En los Estados Unidos de Norteamérica lasideas acerca de la supremacía constitucionalfueron esenciales en la consolidación ydesarrollo de aquella sociedad. No porcasualidad fue allí donde precisamente el logrode tal idea se evidencia de una forma más clara.Allí, desde antaño, la Carta Política de aquellaNación se pone por encima de las leyes queexpide el legislativo y de los actos del poderosoejecutivo de la Unión, a diferencia del casoinglés en donde la supremacía constitucionalno siempre está delimitada y suele confundirse,a menudo, con la idea de las supremacíaparlamentaria, puesto que el soberano absolutoes el legislativo que aúna a las funcionesnaturales de legislador ordinario, las de poderconstituyente. Si bien la tradiciónconstitucional norteamericana rompe con lainglesa, es en este país en donde se sientan lospilares, al menos por vía jurisprudencial, delcontrol de constitucionalidad de las normas.Para ello se hace necesario remontarse al siglo

XVII y al enfrentamiento entre Sir Edward Coke3

y Jacobo I, donde aquél, en el caso del “DoctorBonham’s Case”, llegó a sostener que los juecestenían la potestad de controlar los actosparlamentarios y anularlos cuando resultarencontrarios al derecho común y a la razón,retando así el hasta entonces intocableprincipio de la soberanía no sólo del rey sinoincluso parlamentaria.

Si bien el revolucionario planteamiento deCoke fue desestimado entonces, no obstantesentó un precedente en la historia jurídicainglesa que condujo a una solución inicialmenteintermedia, consistente en que se aceptaba quesi bien los tribunales carecían de la facultad deanular las leyes parlamentarias, aun cuandofuesen contrarias a la Constitución, por otrolado contaban con la discrecionalidad de suinterpretación en el evento en que su texto nofuese diáfano, de forma tal que su contenidose adecuara a la Constitución de la manera másclara y razonada. Aunque la doctrina del JuezCoke en el asunto Bonham no tuvo mayoraceptación en Gran Bretaña por el poder einflujo del Parlamento, lo cierto fue que se erigióen un precedente importante en tanto fueacogida por los Tribunales de las coloniasinglesas en Norteamérica.

En defensa de la justicia constitucional

3 La idea de jurisdicción se halla estrechamente ligada al discurso jurídico. Los juristas tienen un discursopropio, especializado y técnico que no es precisamente la razón natural que reina en el mundo de lo socialo de lo político, según lo expresaron tempranamente los juristas del Common Law, como quedó claro en elenfrentamiento en que a principios del siglo XVII en Inglaterra protagonizaron el rey Jacobo I y el connotadojuez Sir Edward Coke, quien llegó a la osadía de oponerse con sus razonamientos jurídicos al monarcacoronado. El “Common Law” es el derecho de la tierra, un conjunto de principios que los tribunales fueronelaborando hasta darle cuerpo a través de los lustros. Se estimó que el rey no podía estar por encima o porfuera del mundo del Derecho Común, puesto que el “Common Law” en modo alguno existe gracias a lavoluntad del monarca, sino todo lo contrario, es el Derecho el que hace al rey. La Razón Natural si nodomina el conocimiento técnico del derecho no es tal; la razón es la vida del derecho, es más el CommonLaw no es sino razón; entendido como una perfección artificial de la razón, alcanzada después de muchoestudio y depuración. El discurso jurídico es el que alimenta a los jueces, a los abogados, a los operadoresjurídicos y del derecho. Este es un poder efectivo en manos del juez, que se opone a la visión montesquiana,en la que el juez es un poder nulo.

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En sus orígenes, el Tribunal Supremo deEstados Unidos fue un tribunal de apelaciones,encargado de fallar todas aquéllas posiblescuestiones que fueran interpuestas contra lassentencias de los Tribunales de los EstadosFederados. Posteriormente en 1891 ante la grancantidad de apelaciones que tenía que conocerel Tribunal Supremo, se cambió el carácter deobligatoriedad que tenía para conocer todos loscasos por la llamada “certiorary jurisdiction”, por laque se le otorgó a la Corte Suprema la facultaddiscrecional de revisar o no las apelacionespresentadas con el fin de que sólo conociera delos casos que fuesen de interés general. Con ellose buscó la reafirmación de la jurisprudencia,mediante fallos que fuesen mas allá del casoconcreto y de los intereses particulares en juego.

En Estados Unidos el desarrollo de losprincipios informadores del control deconstitucionalidad en cabeza de los jueces, diolugar al llamado sistema judicialista americano.El constituyente americano, en su momento,pareciera haber facultado al juez ordinario paraejercer el control de constitucionalidad de lasleyes ordinarias frente a los demás Estados ypoderes estatales, lo que dio origen a lo que seha denominado el “Gobierno de los Jueces” 4 . Alos tribunales judiciales se les revistió deverdaderos poderes de actuación y devinculación, que se han procurado morigerarrecurriendo a técnicas de autocontrol y de unsistema de contrapesos por parte de los otrospoderes. El sistema de la “judicial review” facultaa todos los jueces y tribunales, sin importar elgrado de subordinación que puedan presentar

entre sí, conservando su papel de creadoresde Derecho, para verificar si los actos delejecutivo y del legislativo se adecuan o no ala norma fundamental, antes de proceder ala aplicación o inaplicación del acto o norma.La práct ica de l precedente jud ic ia lobligatorio se convirtió en la piedra angularde la jurisprudencia constitucional enEstados Unidos, sin que por ello presente uncarácter de inmutable, pues se ha entendidoque si las fuentes que dieron origen alprecedente y las condiciones históricas,sociales, políticas y económicas cambian, elprecedente seguramente va a cambiar alconfrontarse con las nuevas condiciones yfuentes, pues la Norma Fundamental nopuede ser ajena al contexto en el cual sedesenvuelve; además, se ha entendido queel precedente judicial deja de ser obligatoriocuando su desconocimiento implica asegurarla equidad y demás valores del ordenamientoen el caso concreto.

De tal manera que el sistema de controlconstitucional en Estados Unidos se fueestructurando bajos las siguientes caracte-rísticas:

· El procedimiento se inicia a petición de laparte que cuente con un interés inmediatoen el asunto que se pretende ventilar. Lainconstitucionalidad se hace por vía dedefensa y excepción cuando judicialmentese intente hacer cumplir una ley o acto queesté en contra de la Constitución.

· Cualquier tribunal sea federal o estatal tienela obligación de conocer la cuestión de

Luis Ociel Castaño Zuluaga

4 Para ampliar al respecto, véase SAINZ DE ROBLES, Federico C. “¿Un Gobierno de Jueces?” en Revista Tapia.Septiembre de 1996. P.4. Este autor plantea que:

“con la expresión ‘gobierno de los jueces’, la ciencia y opinión políticas han entendido siempre la indeseable situación, yllamo situación porque es extraña a todo planteamiento jurídico, en la que los jueces, en el ejercicio de su función jurisdiccional,se convierten en árbitros supremos de los conflictos políticos, asumiendo un poder que no les corresponde, que alteraradicalmente los presupuestos del problema y que contamina gravemente la función. No creo que jamás se haya dado, en lahistoria resiente un caso puro de esta anomalía perniciosa (...)”.

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inconstitucionalidad que se le presente, noasí la Suprema Corte que, como se vio, actúadiscrecionalmente para decidir qué casosanaliza y qué casos no.

· Una vez declarada la inconstituciona-lidad, ésta sólo afecta el caso concreto, detal manera que la norma en cuestióncontinúa vigente en el ordenamiento coninaplicación sólo en ese caso, pues suderogatoria, únicamente compete al órganoque la emitió.

En el resto del mundo jurídico, el principioclásico de la separación de poderes,concebido originariamente por John Locke ensus Tratados sobre el Gobierno Civil y que luegoreadaptara y extendiera a l mundoMontesquieu en su Espíritu de las leyes, havenido hoy día a superar su composicióntripartita con el establecimiento del órganode control constitucional de naturalezajudic ia l , que en esencia es un Poderencargado de la defensa de la Constitucióny de los derechos sociales y ciudadanos. Yano solamente son tres los poderes públicos

que operan en el interior del Estado, comouna garantía para súbditos y ciudadanos, elFederativo, Legislativo y Judicial -en la visióndel teórico inglés- o el Ejecutivo, Legislativo,como los más importantes, y el Judicial,como el más nulo de los tres -en la clásicaconcepción montesquiana-, sino, también,una especie de “Poder Corrector”, al estiloque d iseñara e l Abate S ieyès en su“Jury Constitutionnaire” –y sus corres-pondientes en otras lenguas diferentes a laf rancesa , J u ry d e Cons t i tu t i on, Ju r i eConstitutionnaire o Jury Constitutionnel- hoyafor tunadamente encarnado en lostribunales constitucionales.

Sieyès es, sin duda alguna, el padre delconstitucionalismo occidental5 . A sus instanciasfue que se inculcó, en la sociedad burguesa, lanecesidad perentoria de efectuar una defensade las garantías ciudadanas y de las libertadespúblicas frente a los posibles excesos, abusoso vulneraciones que pudiesen realizar de ellaslos poderes constituidos. Para este personajeclave de la Gran Revolución Francesa, la

En defensa de la justicia constitucional

5 Aunque la verdad sea dicha, aparte de las ideas postuladas por Sieyès o en el ámbito Norteamericano porlos ius teóricos posteriores a la Revolución de Independencia, lo cierto fue que por ejemplo Italia, aunqueinfluida por el modelo francés, presenta así mismo algunos elementos peculiares respecto al Control de laConstitucionalidad de las normas. Fue precisamente allí en donde fue planteada una institución desconocidapor el derecho galo, como fue la de los “Éforos”, prevista en el proyecto constitucional napolitano del año1799, Constitución de la República Partenopea, escrito por el ilustrado Francesco Mario Pagano. En elTítulo XIII, titulado “Custodia de la Constitución” se concebía a los Éforos como a los guardianes de laConstitución, y aunque visto su poder con cierta sospecha por el propio Pagano, este no dejaba deproponer como lo dice Comanducci- que

“no deben ejercer ni el poder legislativo, ni el ejecutivo, ni el judicial; que la pertenencia a ese cuerpo sea incompatible con lapertenencia a cualquier otra función pública; que sus miembros permanezcan en el cargo solamente por un año, y que nosean inmediatamente reelegibles; que tal órgano pueda reunirse solamente cada quince días, y así por el estilo. Lasprincipales funciones de los Éforos eran la de obligar a los otros poderes a observar la Constitución, la de anular los actosde un poder realizados más allá de su competencia, y la proponer al poder ejecutivo la abrogación de las leyes inconstitucionales.Pagano fue quizá influenciado por la lectura de ‘El Federalista’: si así fue , se trataría de uno de los pocos casos de influenciadirecta ejercida por el constitucionalismo norteamericano sobre una Constitución italiana, antes de la republicana de1948”.

-COMANDUCCI, Paolo. “Formas de (Neo) Constitucionalismo: un análisis metateórico” enNeoconstitucionalismo(s). Edición de Miguel Carbonell. Trotta. Madrid. 2005. P. 80

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Constitución que la Convención thermidoriana–año III de la República- se abocaba a realizarrequería perentoriamente de un TribunalConstitucional, de un cuerpo de representantesen número 2/20 de la Legislatura, a cuyo cargoestaba la importante misión de juzgar sobrelas reclamaciones y denuncias contra todoincumplimiento o de violación de laConstitución en que pudiesen incurrir losdecretos de la legislatura. En sus propiaspalabras, en el discurso a la Convención del 20de julio de 1799: “si deseamos dotar de garantía ysalvaguardar a la Constitución de un freno saludableque contenga a cada acción representativa sindesbordar los límites de su procuración especial,debemos establecer un Tribunal Constitucional en laforma que en su día, concretaremos”6 .

El artículo 21 de la Constitución Francesade 13 de diciembre de 1799 – año VIII-, por suinflujo precisamente, hizo eco de aquellosplanteamientos y dispuso que aquel “SenadoConser vador ” a cuyo cargo estaría laConstitución y su salvaguardia, se leencomendaba la misión sin precedente de que“Il maintient ou annule tous les actes qui lui sontdéférés comme inconstitutionnels par le Tribunat oupar le Gouvernement; les listes d’élegibles sontcomprises parmi ces acts”.

Esta tendencia de las Constitucionesfrancesas fue inicialmente la dominante, encuanto a influencia en las primerasConstituciones latinoamericanas de la época dela Independencia, copiadas en buena medida

de la Constitución Liberal Española de Cádizde 1812 que ya había recibido esta institución,y que hacía recaer en un cuerpo de naturalezapolítica cualquier tipo de control de laconstitucionalidad de los actos de los poderesconstituidos del Estado.

La Constitución Gaditana tuvo unatrascendencia enorme en el posterior devenirdel ordenamiento jurídico de las antiguascolonias hispanoamericanas. Tuvo la virtud deser el primer texto hispanoamericano queconstitucionalizó los derechos individualesalejándose –en este particular aspecto-, demanera sustancialmente revolucionaria, de laconcepción legocentrista de tipo francés quepor entonces se extendía, y que reducía elmundo del derecho al de la ley, como si losderechos sólo pudiesen ser definidosa partir de aquélla, a partir del reconocimientoque el Estado y el legislador tuviesen a bienbrindarle.

Los merecimientos e importancia de estetexto constitucional fueron a propósitoeclipsados por el predominio de la historiografíaliberal que se impuso en la época posterior a laconsolidación de la independencia. Una miradaobjetiva, desprovista de cualquier tipo denacionalismo exegético así lo demuestra. Losartículos 372 y 373 de aquella magna obra nosseñalaron los primeros intentos de formalizarel control de la constitucionalidad de las leyespor parte del Parlamento7 . Aunque no seareconocido por la mayoría de los tratadistaslatinoamericanos, no cabe duda alguna que

Luis Ociel Castaño Zuluaga

6 SIEYÈS, Enmanuel. Escritos y Discursos de la Revolución. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid.1990. P. 262

7 Así lo definía explícitamente aquella Constitución del 18 de marzo de 1812:

“Artículo 372.- Las Cortes en sus primeras sesiones tomarán en consideración las infracciones de laConstitución, que se les hubieren hecho presentes, para poner el conveniente remedio y hacer efectiva laresponsabilidad de los que hubieren contravenido a ella.

Artículo 373.- Todo español tiene derecho a representar a las Cortes o al Rey para reclamar la observancia de la Constitución”.

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aquél fue un texto -que así fuera de maneraformal, como lo dice Fix-Zamudio8 - se implantóen las antiguas colonias españolas de Centro ySur América, pues la independencia respectoa España no se vino a consolidar sino de unamanera tardía, hasta 1825 en nuestro casoparticular.

Los constituyentes liberales españoles de1812, progresistas y hasta republicanos, fueronconscientes de la jerarquía indiscutible quedebía presentar una Constitución, entendidacomo “Máxima L ey” , pero, novelesconstitucionalistas, al fin y al cabo, en unmundo que apenas empezaba a salir deloscurantismo al que habían sido condenadospor el poder absoluto del dogma religioso ypolítico, de manera un tanto cándida partieronde la “infalibilidad” de las Cortes –léaseParlamento o Congreso- y con ello, como lodice Lösing 9 , de la imposibilidad de que elrespectivo Cuerpo Legislativo pudiera dictarleyes que atentaran contra la Constitución. Deahí que estimaran como suficiente un controlejercido por una parte o sección del propioórgano legislativo, con la evidente desventajade que este tipo de control no iba a serconfiable, en cuanto a que como lo señalailustrativamente Gutiérrez, era “como si sehubiera concedido la custodia del queso a losratones”10 .

Con posterioridad dejó de ser una parte delParlamento el encargado de la custodia osalvaguardia de la Constitución, cuandonuestros estadistas decidieron atender, enmateria de constitucionalidad, más bien al

modelo norteamericano, cuando se decidió,como hizo Colombia, combinar de maneraecléctica la “judicial review” con la tradiciónhispánica y la francesa.

Repercusiones de la implantación deun tribunal constitucional

Los tribunales constitucionales modernos,en palabras de Doehring, se erigen en un“Cuarto Poder ” público, cuya titularidadcorresponde al órgano judicial a cuyo cargo secoloca la enorme y trascendental función deefectuar el control de constitucionalidad delas normas y de los actos de los poderesconstituidos. En la doctrina española ya hahecho carrera este aserto que cuestiona ladivisión tradicional de los poderes públicos. ParaPérez Royo, por ejemplo, el clásico Estado deDerecho desde sus inicios hasta hoy se articulóde una forma tripartita que ha sido variada conel aparecimiento de una nueva institución delpoder público, como en efecto lo son lostribunales constitucionales de estirpe judicial.Con ellos adquiere nueva dimensión la teoríademocrática, que se remoza, hasta cierto

En defensa de la justicia constitucional

El sistema de la “judicial review”faculta a todos los jueces y

tribunales, sin importar el grado desubordinación que puedan

presentar entre sí, conservando supapel de creadores de Derecho,

8 FIX-ZAMUDIO, Héctor. “La Justicia Constitucional en América” en Lecturas Constitucionales Andinas. N° 1.Lima. 1991. P. 44

9 LÖSING, Norbert. “La Sala Constitucional de Costa Rica: un ejemplo de una exitosa jurisdicciónconstitucional en Latinoamérica” en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. Diké. 1995.P.223

10 GUTIÉRREZ, C. J. “El Subdesarrollo del Derecho Público” en la Revista de Ciencias Jurídicas. N° 53. Mayo-agosto de 1984. San José de Costarica. P. 58

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punto, al modificar la clásica división depoderes aceptada sin mayores ambages en losregímenes políticos de estirpe democrática.Podríamos decir que, gracias al aparecimientode este cuarto poder publico, las garantíaspolíticas propias del constitucionalismo liberalse han trastocado en garantías jurídicasmateriales que han superado el mero esquemaformalista11 . Algo que se evidencia a partir de1992 entre nosotros, cuando despliegalabores la Corte Constitucional y viene aromper, revolucionariamente, con elprecedente formalista de nuestros tribunalesde justicia.

Bienvenida ha sido, pues, la incorporaciónde la justicia constitucional a la tradicionalconcepción tripartita del poder público ennuestro derecho público. En un Estadoautoritario y que se margina de la búsquedade solución efectiva a los graves problemasde la sociedad, este cuarto poder se erige

en un instrumento que palia la inactividadde gobernantes, legisladores y jueces,incluidos los magistrados de la Cortes deCierre12 . Esta llamada nueva jurisdicciónconstitucional se convierte en un órgano decontrol en el que se cifran las esperanzasciudadanas por hacer viable un mejor futuropara todos. De ahí que sea este nuevo poderen el que se cifra la confianza de la SociedadCivil. Y ete argumento no es nuevo; ya Kelsenlo planteaba desde su particular punto de vistaen 1928, cuando estimaba que la justiciaconstitucional –y con ella las instituciones decontrol- era especialmente necesaria en larepública democrática.

Innegablemente lo que hace que entró aoperar nuestra Corte Constitucional se haevidenciado una gran renovación delordenamiento jurídico nacional, antespetrificado e inútil para la sociedad. Ha venidoigualmente a compensar la timidez de un poder

Luis Ociel Castaño Zuluaga

11 PEREZ ROYO, Javier. Tribunal Constitucional y División de Poderes. Tecnos. 1988.Madrid. P. 14 (en comentarioen pie de página)

12 Es de aceptación corriente en los países con desarrollo cultural y político el que los tribunalesconstitucionales se diferencien de las demás cortes de cierre y que incluso ostenten frente a ellas unjerarquía mayor por las funciones que asumen y que los lleva a que sean ellos los que tengan la últimapalabra en asuntos de derecho e incluso de política. Es el caso por ejemplo alemán, en donde el TribunalConstitucional Federal, como lo expresa Böckenförde,

“se ha ajustado por de pronto a la conocida fórmula de que sólo puede intervenir con ocasión de la violación de DerechoConstitucional específico; los procesos normales de subsunción en el interior del Derecho ordinario estarían sustraídos a sufiscalización en tanto en cuanto ‘no fueran perceptibles errores interpretativos que descansen en una apreciación básicamenteincorrecta del sentido de un derecho fundamental, especialmente de la extensión de su ámbito de protección’. Qué constituyeel Derecho constitucional específico en la situación de mixtura entre el efecto de irradiación de los derechos fundamentalessobre el Derecho ordinario y el propio Derecho ordinario continúa siendo hasta hoy un arcano del Tribunal, y la fórmulaautoestablecida ha sido entretanto considerablemente modificada en cada caso, si no cambiada”.

-BÖCKENDFÖRDE, Ernest-Wolfgang. Escritos Sobre Derechos Fundamentales. Nomos Verlagsgesellschaft.Baden-Baden. 1993. P.111.

Para el caso colombiano hasta el momento la jurisprudencia de la Corte Constitucional se ha decantadopor la aceptación de que el recurso de tutela cabe frente a las sentencias judiciales incluso de las demásCortes de Cierre, cuando éstas incurren en vías de hecho violatorias de los Derechos Fundamentalesconsagrados en el Estatuto Superior, algo que mortifica a las Altas Cortes de Justicia que no escatimanoportunidad para terciar al lado de los sectores políticos por reducir el alcance de la acción de tutela y lascompetencias del tribunal encargado del control judicial de constitucionalidad.

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como el judicial, tradicionalmente maniatado,anulado e instrumentalizado por los restantespoderes constituidos.

Traducir jurídicamente los diversos actos ofenómenos de poder con un grado dejusticialidad deseable es el gran reto que tienela Corte Constitucional, aún a riesgo de supropia existencia. Su actitud debe ser ante todoindependiente y ética, aunque ello le puedasignificar su suicidio. Ella, al decir de los antiguosromanos, se debe salvar con las institucioneso perecer con ellas, pero nunca salvarse a costade renunciar al cumplimiento de susatribuciones constitucionales o a cambio dedesvirtuar las instituciones que le han sidoconfiadas para su interpretación y para sudefensa. Ante la “encerrona” en que la mantienengobernantes, políticos, legisladores y los amigosdel “statu quo” ella debe permanecer íntegra,aún en contra de su propio prestigio delmomento, pues su tarea es tan esencial quede no cumplirla, su responsabilidad será antela historia y las generaciones futuras cuandorealicen su juicio con rigor y objetividad.

El equilibrio normal de las instituciones delEstado no tiene por qué alterarse por el papelque adopta la Corte Constitucional, antes alcontrario, es un medio para hacerlo respetarefectivamente; es una institución de primeramagnitud que contribuye a hacer evidente elsistema de seguridad al que apunta un régimendemocrático republicano. La jurisdicciónconstitucional, según se dispone en elordenamiento jurídico nacional, es la encargadade ejercer el control judicial de laconstitucionalidad de las leyes. La normativaconstitucional la define como la competenciaque tiene la Corte Constitucional para estimarválidamente si una determinada norma jurídicase ajusta o no al ordenamiento, es conforme ono con la Constitución formal y materialmente.Dicho control no tiene más fin específico queel de preservar la integridad del Estatuto

Superior, centro de toda producción político-normativa. De esta manera se erige en unagarantía de primer orden en la defensa de losderechos fundamentales y de las libertadespúblicas y ciudadanas. Visto desde este puntode análisis, este control no es más que lo queen la democracia procedimentalistanorteamericana, teóricos como Bickel,Ackerman y Ely han llamado mecanismocontramayoritario, encaminado a impedir quelas garantías, derechos y l ibertadesfundamentales del individuo y particularmentede las minorías, las instituciones fundantes dela propia comunidad política, puedan quedarcondicionados al capricho del legislador o delos dirigentes políticos de turno apoyados porcoyunturales mayorías.

De lo planteado se deriva la importancia quecobra para un modelo de Estado social,democrático y de derecho, como el perfiladopor el Constituyente de 1991, el control judicialde constitucionalidad de las leyes, en elentendido de que es mediante este mecanismoque se surte la verificación acerca de si undeterminado texto legal armoniza o contraríala Constitución. Igualmente, es este tipo decontrol el que permite dar aplicación alprincipio de supremacía constitucional -artículo4 superior-, en virtud del cual debe el operadorjurídico inaplicar las disposiciones legalescuando se manifiesten contrarias al EstatutoFundamental. No cabe duda alguna acerca deque la promulgación de la Constitución de 1991significó, entre otros avances, el reconoci-miento y efectividad de los derechosfundamentales, esto es, que el Estado tiene lamisión principal de contribuir de manera real yefectiva a la realización de dichos derechos,asumiéndose, al mismo, que cada individuo esprotagonista en el diseño o configuración de unorden social justo. De manera que elestablecimiento de la jurisdicción constitucional,con las atribuciones taxativas o noque le asignó la Carta de 1991 a la Corte

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Constitucional, refleja también la adopciónde un nuevo fundamento ideológico paracrear, interpretar y aplicar el derecho en Colombia.

En efecto, la creación de la jurisdicciónconstitucional, en cabeza de la CorteConstitucional, ha tenido un profundosignificado y alcance en el desarrollo que porvía de jurisprudencia han tenido los derechosfundamentales, al punto que la mayor parte delos conflictos intersubjetivos en los que estáde por medio la eventual violación o amenazade alguno de estos derechos, se resuelvenbásicamente a partir de la Constitución y conbase en los criterios hermenéuticos fijados porla Corte Constitucional.

Más que como un “cuarto poder”, como lahan definido sarcásticamente, en nuestromedio, sectores políticos y académicosinvolucionistas y enemigos de la Corte, enrealidad no es sino la conciencia ética de unaminoría ilustrada de la sociedad colombiana,que se resiste a sucumbir a la deshumanizacióny al egoísmo neoliberal y al aberrante dictadode la autoridad y de la fuerza salvaje con quese opaca la justicia al revivir viejas tesishobbesianas que creíamos superadas.

Para quienes se han tomado el trabajo derevisar histórica y jurídicamente la evolucióndel control constitucional en nuestro país y eldesempeño del órgano encargado de ello, paraquienes conocen cuál pudo haber sido el papelasumido, generalmente, por la Corte Suprema

de Justicia desde 1910 hasta 1991, aquélla nodeja de ser más que una apreciación injusta.La Corte Constitucional, en su cortatrayectoria, ha opacado años luz a la mayoríade los magistrados –con honrosas excepciones,desde luego- y actuaciones de su predecesora,tímida, conservadora, tolerante y afectada alos gobernantes y alejada de las demandassociales; puesta más al servicio de la autoridadque de la libertad o de los derechos civiles delos ciudadanos y de las libertades públicas.

Por el hecho de atreverse a darle el alto alos excesos de los gobernantes, del propiolegislador o inclusive de quienes manejan elpoder económico; por afectar, en ocasiones,los intereses particulares de los grandesemporios o gremios económicos o religiosos hasido acusada por algunos, como, por ejemplo,por Sandra Morelli Rico, de invadir con susfallos los terrenos de las políticas públicas y defungir “de cuarto poder moral, no interpretandosiempre ni de la mejor forma los valores culturalesprevalentes en nuestra sociedad” 13 .

Hasta 1991 el constitucionalismo que operóen Colombia puede ser catalogado como “débil”,reformista y como el de los “contrapoderes”, adiferencia de un constitucionalismo de tipo“fuerte” –de las reglas y hasta revolucionario-,como fue el que transitoriamente se implantóentre 1992 y 200114 , para tornarse nuevamentedébil desde entonces hasta ahora, ello dentrode la categorización que hace Comanducci enel análisis crítico y escéptico que realiza de lasteorías del neo constitucionalismo15 .

Luis Ociel Castaño Zuluaga

13 MORELLI RICO, Sandra. La Corte Constitucional: un papel por definir. Academia Colombiana deJurisprudencia. Santa Fe de Bogotá. 2001. Pp.143-144

14 Se dice comúnmente que el constitucionalismo existente en países como Alemania, Estados Unidos deNorteamérica o España es “fuerte”, indicando que poseen constituciones rígidas y normativas que permitenla operativización y efectividad de los derechos, concediéndole un gran rol al juez constitucional a quientributan un respeto y acatamiento los demás poderes constituidos.

15 COMANDUCCI, Paolo. Ob. Cit. Pp.75-98.

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Hoy día, en el tipo de Estado social,democrático y de derecho que pregona la CartaPolítica de 1991, como fuera delineado por elconstituyente primario, se hace necesario unrediseño del rol de la clásica separación depoderes en el Estado democrático, ante laevidente mayor preponderancia y hastainjerencia que ha cobrado uno de los poderesconstituidos en la vida social, como es la querealiza el ejecutivo nacional desde 1886, yfrente a cuyo exceso poder se debencorrelacionar unas mayores atribuciones alórgano judicial encargado del Control deconstitucionalidad de la normas y en general elencargado de la justicia constitucional (véaseel gráfico anterior).

La concepción inveterada de que el poderjudicial era “el pariente pobre” del modernoedificio constitucional ha caducado. Si pormanejo y asignación de recursos económicosha sido la “Cenicienta”, por atribuciones y porreclamo popular debe ser el primero en unEstado constitucional.

En vista de que el legislativo ha endosadoen parte su poder al ejecutivo, se haceimperativo que el judicial no sólo conserveintacta su autonomía e independencia sinoque incluso se fortalezca en sus atribuciones,en especial la justicia constitucional. Se hacenecesaria una reforma, sobre todo en la formacomo se integran las altas cortes de justicia yla nominación de los operadores de derechode alto rango: Procurador General de la Nación,Fiscal General de la Nación, el Defensor delPueblo, etc.

La Corte Constitucional se erige ahora, adespecho de un buen sector de políticos, deletrados y de dirigentes, en un verdadero poderdel Estado y de la sociedad misma, hasta unpunto tal que deja maltrecha la tripartitaconcepción montesquiana del mismo. Secoloca por encima incluso del poder judicial, alque pertenece, o, mejor, al que regenta enocasiones especiales, y, es, a la vez, el órganoque valida y hace efectivos los principios,valores, fines constitucionales, los derechos

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CONSTITUYENTE

L E G I S L A T I V O

J U D I C I A L E J E C U T I V O

DERECHO INTERNACIONAL TRATADOS Y CONVENIOS INTERNACIONALES

ORDENAMIENTO JURÍDICO CONSTITUCIÓN POLÍTICA

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fundamentales y las libertades públicas quedeben regir siempre en un Estado constitu-cional o tan siquiera social, democrático y dederecho, como dice ser el colombiano.

Y es que la labor de la Corte Constitucionalmediante sus actuaciones no sólo tiene la virtudde incidir en la vida política nacional, sinoincluso en el propio orden constitucional,puesto que tiene en sí misma la extraordinariaatribución de “interpretar” y aplicar el derechoconstitucional, y con ello se erige en un poderúnico y diferente del resto de los poderesconstituidos, convalidados a lo sumo parainterpretar o aplicar la ley. Ello hace que sea eltercer mayor poder que se puede concebir enuna democracia moderna, que son, en su realorden de importancia: el Pueblo, en unmomento Constitucional dado –revolucionario-; el Constituyente Primario -losdelegados del pueblo a quienes se encomiendala creación de un Texto Constitucional,manifestado generalmente mediante laAsamblea Constituyente o los DelegatariosConstituyentes-; la Corte Constitucional, comoórgano permanente que cuida el espíritu y losfines del momento constituyente mismo; y, porúltimo, el Constituyente Secundario -conalgunas atribuciones de reforma, mas no demodificación sustancial al texto constitucional-, encarnado en el Parlamento cuandodesempeña funciones de legislador superior, nomeramente ordinario.

Esto que planteamos -para algunos puedeparecer toda una herejía constitucional- cobrafuerza si se aprecia que las mejores relacionesque se pueden establecer entre la CorteConstitucional con algún poder son

precisamente con el “Pouvoir Constituant”, conel meta jurídico y fundador de la propiaConstitución, pues la Corte Constitucional seerige en su ejecutora al aplicar y desarrollar elpropio texto constitucional producto de aquél.Con el resto de los poderes constituidos -Pouvoir Constitúe- la relación no deja de sertortuosa. El legislador y el ejecutivo, a lo sumo,pueden, modernamente, ser considerados unos“reformadores” en conjunto de la Constitución,con límites de acción en cuanto a su actividad,pues no pueden, bajo ninguna circunstancia,desconocer lo que estipuló el constituyenteprimario. Y es en este punto en dondecomienzan las desavenencias con la CorteConstitucional, en vista de que aquellospoderes se aferran a sus antiguas prerrogativas,creyéndose los únicos soberanos, el uno porderecho propio, y el otro por el poder efectivoque acumula16 .

Si bien el proceso de creación y deexpedición del derecho constitucional esmonopolio del constituyente primario,tampoco es menos cierto que a la CorteConstitucional le compete la interpretación yaplicación de la propia Constitución Política,por decisión y delegación expresa del mismopoder constituyente primario.

Por tanto, se puede decir, dejándonos influiranalógicamente por los que plantea González-Trevi jano Sánchez para el TribunalConstitucional español, que la CorteConstitucional es un “Pouvoir Neutre” ,comisionado del poder constituyente para elpreservamiento de la Constitución, y, que, encumplimiento de su función, supervisa laactividad desplegada por los poderes del

Luis Ociel Castaño Zuluaga

16 El Constituyente Originario interpreta la realidad social y política que lo contextualiza para poder hacer laConstitución; el Legislador además de la realidad interpreta la Constitución; el gobernante y las autoridadespúblicas interpreta a su vez la ley, la Constitución y la realidad efectiva en las que se contextualizar aquellasnormas jurídicas. Lo mismo hace el Juez Constitucional pero con la posibilidad mayor de crear derecho,pues a diferencia de los anteriores es el “intérprete definitivo de la Constitución”.

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Estado, incluida la del Congreso Nacionalcuando actúa como constituyente derivado17 .

Igual se plantea en la doctrina alemana endonde los ius teóricos han sido radicales almomento de defender la legitimidad de queestán revestidos los tribunales constitucionalesmodernos para asumir sus competencias y parajustif icar sus intervenciones frente alParlamento, cuando encuentran razonesvalederas que les permiten constatarviolaciones de los deberes o extralimitacionesde las competencias del legislador natural, loque en modo alguno significa que opere undesplazamiento inconstitucional de lacompetencia del legislador al TribunalConstitucional Federal. En este sentido Alexyestima que

… si la Const i tución garantiza alindividuo derechos frente al legislador y(también) para la garantía de estos derechosprevé un Tribunal Constitucional, entoncesla inter vención del TribunalConstitucional en el ámbito de lalegislación, necesaria para la garantíade estos derechos, no es una asunciónanticonstitucional de las competenciaslegislativas, sino algo que no sólo estápermitido sino también ordenado porla Constitución

18.

Mostrándonos un poco más incisivos,amparados en los postulados neo-constitucionalistas, incluso podríamos decir quelos tribunales constitucionales modernospresentan como el dios romano Jano una doblefaceta, que en el fondo es una sola, como lamoneda o la hoja que presenta un verso y un

anverso, inescindibles para su existencia: mitadpolítico, mitad jurídico, pero siempre bajo laidea de que la razón en que habrán de basarsus determinaciones sea, preponderantemente,jurídica.

De manera que es apenas plausible, así suenedescabellado en una sociedad como la nuestra,que la Corte Constitucional tiene competenciaspara pronunciarse de fondo, inclusive cuandose trata de actos legislativos sacados adelantepor el Congreso Nacional con evidentedesmedro de la Constitución política en susnormas deontológicas o axiológicas, cuando elParlamento no solo reforma la Carta sino queva más allá de sus competencias y la sustituye,cuando atenta contra los valores esencialesdefinidos por el constituyente primario. En taleseventos, la Corte Constitucional tiene laobligación de hacer respetar la Carta Políticamediante una atrevida y valerosainterpretación, en la que se sobreentiende queasume la Constitución como una unidad y unaintegralidad, superando los estrechos márgenesde actuación que le deja el artículo 241constitucional, pues es evidente que la guarday defensa que debe realizar de la LeyFundamental es material y no solo formal.

En defensa de la justicia constitucional

17 GONZÁLEZ-TREVIJANO SÁNCHEZ, Pedro José. El Tribunal Constitucional. Aranzadi. Elcano. 2000. P.258

18 ALEXY, Robert. Teoría de los Derechos Fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales.Madrid.1993.P.527 (Subrayas fuera de texto).

en la doctrina española, porejemplo, se ha llegado a concebir al

Tribunal Constitucional como a un“comisionado del Poder“comisionado del Poder“comisionado del Poder“comisionado del Poder“comisionado del Poder

Const i tuyente”Const i tuyente”Const i tuyente”Const i tuyente”Const i tuyente”

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La Corte Constitucional colombiana, comolos modernos tribunales Constitucionaleseuropeos, es un órgano principalísimo delpoder público en cuanto recibe directamentede la propia Constitución su “estatus” ycompetencias. De donde se desprende que laacción política de los restantes órganos delpoder público debe entenderse articuladadentro del marco constitucional que tienecomo al guardián últ imo a la CorteConstitucional. En este sentido en la doctrinaespañola, por ejemplo, se ha llegado a concebiral Tribunal Constitucional como a un“comisionado del Poder Constituyente”,aunque, desde luego sin acumular todas lasfacultades y prerrogativas propias del primario,del propio pueblo, único titular de la soberaníaen un verdadero sistema democrático19 .

El juez es tan órgano del pueblo como lasdemás expresiones materializadas en lospoderes constituidos del Estado; está bien queno es elegido directamente por el pueblo, peroes un poder que se integra de acuerdo con lavoluntad general que se plasmó por elconstituyente primario en el Estatuto Superior,mismo, que es, en últimas, la fuente del poderdemocrático.

Legitimidad de la función del juezconstitucional

La legitimidad funcional o de ejercicio, envirtud de la cual el juez se certif icademocráticamente mediante el ejercicio de sulabor, consistente en aplicar e interpretar la ley,el ordenamiento jurídico y la Constitución, enuna palabra, la norma jurídica, como fruto dela voluntad popular y a la que también está

sometido él mismo, como funcionario judicialque ante todo es, no es otra que la confianzaen el poder soberano del pueblo20 .

Nuestros jueces, a partir de la configuracióndel nuevo derecho posibil itado por laConstitución de 1991, tienen una enormeresponsabilidad social, que les impide aislarsede la realidad empírica y distanciarse de lasociedad misma. Ante ella, ante el pueblo,como titular de la soberanía estatal, debenresponder por sus actuaciones.

En un Estado constitucional no puede darseun poder sin responsabilidad, ni siquiera el delos jueces. El poder judicial está sometido porello a un control jurídico en primer lugar, y aun control social, luego. Los controles políticossobre él no serían validos ni pertinentes. Inclusoestán sometidos a un control jurídico de tipodisciplinario específico, ejercido por el ConsejoSuperior de la Judicatura, mediante su SalaDisciplinaria, pero jamás a uno de tipo político,del cual se sustraen precisamente en garantíade su “independencia”, de su “autonomía” yde su “autogobierno”. De manera que laactividad del poder judicial tiene que serresponsable porque la propia Constitución hadiseñado los mecanismos para que así se haga.La responsabilidad del juez será social, ante elpueblo mismo, ante sus superiores jerárquicosy, sobre todo, ante la historia.

Siguiendo los planteamientos de Véscovipodemos matizar diciendo que uno de losprincipios fundamentales erigido como garantíade la potestad judicial es el de la responsa-bilidad, como complemento indispensable desu independencia, que para la Corte

Luis Ociel Castaño Zuluaga

19 GONZÁLEZ-TREVIJANO SÁNCHEZ, Pedro José. Ob. Cit. P.72

20 DELGADO RINCÓN, Luis Esteban. Constitución, Poder Judicial y Responsabilidad. Centro de EstudiosPolíticos y Constitucionales. Madrid. 2002, en explicación de pie de página, Pp.68 y 80

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Constitucional, involucrando individualmentea los magistrados que la integran–igual que paralos de las demás Altas Cortes e Justicia con lasque se integra el llamado poder judicial- es,además política, a diferencia de los magistradosde tribunales inferiores y jueces comunes cuyaresponsabilidad es limitada a lo penal, civil ydisciplinario. Los miembros de nuestras AltasCortes de Justicia pueden ser objeto de juiciopolítico, al igual que los miembros del poderejecutivo y otros titulares de órganos superioresdel Estado21 .

Los poderes constituidos del Estado,principalmente el ejecutivo y el legislativo, hanconvertido la l ibertad y la legitimidaddemocrática en comodines vacuos pero útilesa los gobernantes para reclamar mayor podery acumulación de funciones o prerrogativas conel pretexto de atender a la seguridaddemocrática, con la finalidad de dominar a lasociedad, para intentar sustraerse de loscontroles jurídicos y para evadir laresponsabilidad que les puede caber por susactuaciones.

Los recelos de los revolucionarios francesesde fines del siglo XVIII hacia los viejosmagistrados judiciales del “Ancien Régime”deben ceder de una vez por todas después demás de dos centurias de republicanismodemocrático, durante los cuales se hademostrado, de manera fehaciente, que nopueden concebirse cancerberos másrespetables y fieles a la democracia que losjueces, como excepcionales guardianes delordenamiento jurídico que desde entonces hansido.

Función esencial de la justiciaconstitucional

La función esencial que le compete a laJusticia Constitucional, en cabeza de la CorteConstitucional, es la de hacer evidente elDerecho. Si bien “los derechos valen lo que valensus garantías, y en este sentido la tutela másimportante de los derechos fundamentales es la deorden judicial” 22 , al decir de González Trevijano,es lo que precisamente parecieran olvidar losenemigos de la Corte Constitucionalcolombiana, incluidos entre ellos connotadosjuristas, defensores de la “mera” y formal “hojade papel” que fue la Carta Política de 1886, consus variadas y sustantivas reformas. NuestraCorte Constitucional no sólo aplica el derechosino, lo más importante, “lo hace evidente”,es más, incluso lo puede crear y aún actúa,excepcionalmente, como “legislador positivo” adiferencia de lo que hacía nuestra anterior CorteSuprema de Justicia que escasamente selimitaba a aplicar un derecho formalista y sedesinteresaba del resto, incluso de la efectividadde la sentencia proferida.

En este sentido, la esfera del derecho ha sidotranscendida en Colombia a partir de laConstitución de 1991 y gracias a la ingente yatrevida labor de una primera Corte Constitu-cional, como fue la nuestra hasta febrero delaño 2001 y que le insufló un dinamismo sinprecedentes entre nosotros al derecho, hastael punto de llegar recuperar la imagen mismade la Justicia en el seno social. La labor delórgano de control de constitucionalidad hajuridizado la política misma y ha depurado alpropio derecho. El propio ordenamiento jurídicose ha redefinido a sí mismo desde entonces.

En defensa de la justicia constitucional

21 VÉSCOVI, Enrique. Teoría General del Proceso. Temis. Bogotá. 2006. P. 115

22 GONZÁLEZ-TREVIJANO SÁNCHEZ, Pedro José.Ob. Cit.P.117

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Jurisdicción constitucional. Campo deacción

Los jueces constitucionales en desarrollo delcontrol de constitucionalidad que estánllamados a ejercer atienden a una triple funciónde deberes-custodia23 :

1. El control de constitucionalidad de las leyes:atiende a los posibles excesos, omisiones odesvíos del poder legislativo.

2. La protección de los derechos y libertadesfundamentales: controla a las autoridadespúblicas, de todo orden, incluidos lospropios jueces, cuando vulneran dichaslibertades y garantías

3. Resolución de conflictos entre los poderespúblicos del Estado, o entre órganos delEstado: atiende a zanjar las discrepanciasque pueden surgir en la asunción de lasfunciones propias de los poderesconstituidos.

Respecto al control constitucional que ejercela Corte Constitucional, ha sido intenso el

Luis Ociel Castaño Zuluaga

debate en los últimos tres lustros en Colombia,hasta el punto de haber dividido no solo a lacomunidad académica especializada sinotambién a la opinión pública en general, sobretodo en lo que tiene que ver con los alcancesde los fallos de la Corte Constitucional 24 . Ladiscusión se ubica en el centro no sólo de lateoría constitucional, sino que penetralos confines propios de la teoría jurídica engeneral.

Si se analiza el papel y alcance de lostribunales constitucionales modernos,encargados de la guarda de los derechos ygarantías constitucionales fundamentales, quetraen aparejada consigo la necesidad de leer,interpretar enseñar y crear el derecho,conforme no sólo con los principios, valores,fines, derechos y garantías constitucionales,sino igualmente teniendo en cuenta los criteriosinterpretativos –hermenéuticos- fijados por laCorte Constitucional en ejercicio de su funciónde defensora del orden jurídico y de lasociedad, de guardiana de la integridad ysupremacía de la Constitución25 .

23 Nino plantea que deben resguardar el proceso democrático, la autonomía personal y la continuidad de lapráctica constitucional, asumiéndose con ello por parte de los tribunales constitucionales unaresponsabilidad muy grave que no pueden ser satisfechas de una forma meramente mecánica y formalista:

“El juez debe ponderar permanentemente hasta qué punto da preferencia a la continuidad de la práctica sobre superfeccionamiento; hasta qué punto el proceso democrático es lo suficientemente apto como para confiar su determinaciónsobre los principios, a la luz de los cuales, la práctica debe ser perfeccionada; en qué medida ese proceso debe corregirse yprofundizarse; hasta qué punto esa corrección y profundización socava la continuidad de la práctica; en qué medida laautonomía individual está lesionada por el fundamento de una decisión democrática, etcétera. Por cierto que toda estatarea requiere de los jueces todavía cualidades más ‘hercúleas’ de las que imagina Dworkin para sus jueces, que vanmeramente en busca de una consistencia articulada entre principios y decisiones pasadas”.

-NINO, Carlos Santiago. Fundamentos de Derecho Constitucional. Astrea. Buenos Aires. 2002. P.704.

24 A modo de ilustración, las referencias siguientes: “La Carta o la Corte” en Revista Dinero, N° 121 Noviembre10 de 2000. p. 116-120. “¿Aquí Quién Manda? (…) ¿Está Colombia ante el gobierno de los jueces?” enRevista Semana, N° 965. octubre 30 de 2000. Pp. 34-40. “Dardos a la Corte” en Revista Cambio 16. N°. 328septiembre 27 de 1999. Pp.20-24.

25 Sobre el concepto de Supremacía Constitucional véase, entre otros, ARANGO MEJÍA, Jorge. “La Guarda dela Integridad y Supremacía de la Constitución” en Jurisdicción Constitucional de Colombia. La CorteConstitucional 1992-2000. Realidades y Perspectivas. Editorial Rodrigo Lara Bonilla e Instituto KonradAdenauer. 572 páginas.

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En todo caso esta jurisdicción debe actuarcomo cortapisa, como control o recorte delpoder, cuando éste se extravía en su camino yatenta contra el ordenamiento jurídico con susactos u omisiones. La función del controljudicial de constitucionalidad le ha sidoconferida, en parte, a la Corte Constitucionalpor el artículo 241 constitucional, para que ellasea la que fije el alcance y las consecuenciasde los postulados y mandatos constitucionales,ya sean principios, valores o fines, frente a lasnormas de carácter legal que examina, por víade acción pública, por la automática de revisiónque le es propia, por la que se le puede plantearcon motivo de las objeciones presidencialespor inconstitucionalidad o por los mecanismosde examen previo.

La Corte Constitucional está, entonces,llamada a fijar y determinar el significado ysentido de lo dispuesto en la normas, luego derealizar un minucioso examen de la normativaconstitucional, en una labor que no sólo se basaen la simple confrontación sino en el análisisracional, en la que la evaluación jurídicapropia del juicio de constitucionalidad debeestar precedida, necesariamente, de una previadefinición, por parte de la Corte, de la maneracomo entiende la regla de derecho o el principioconstitucional sometido a su escrutinio26 .

Desde temprana época la CorteConstitucional fijó de forma clara el objeto delcontrol constitucional y precisó hasta dóndellegaba su competencia en el ejercicio de lasfunciones que le han sido encomendadas:

El control de constitucionalidad a cargo deesta Corte implica la instauración de pro-cesos que tienen por objeto especial y ca-

En defensa de la justicia constitucional

racterístico la defensa del ordenamientitofundamental, para lo cual es indispensableestablecer si las normas a él subordinadasse avienen a su precept iva o ladesconocen

27.

Esta Corporación no tiene a su cargo laevaluación de s i son convenientes,oportunas o benéf icos los propósi tosbuscados por las normas que se someten asu juicio, sino el estudio y decisión objetivosacerca de la constitucionalidad de lasmismas. Es, pues, el medio y su viabilidada la luz del orden superior lo que caedentro de la órbita de competencia de laCorte, no los fines a los cuales él estáencaminado

28.

Algo apenas lógico, puesto que únicamentese puede predicar la existencia de un Estadosocial, democrático y de derecho, opropiamente Estado constitucional, bajo elsupuesto de que los poderes públicos que lointegran se hallen efectivamente sometidos ala Constitución. En un Estado que se precia deser tal, el objetivo fundamental del derecho,en seguimiento de lo planteado por RonaldDworkin, no es otro que el de responder a lanecesidad de que una comunidad políticaactúe en forma coherente y de acuerdo conunos principios establecidos para todos susmiembros.

26 Como se recoge de la SC-432 de 1998

27 SC-132 del 1º de abril de 1993 MP José Gregorio Hernández Galindo

28 SC-149 del 22 de abril de 1993 MP José Gregorio Hernández Galindo

Un poder que no conlleve implícitauna responsabilidad por sus actos

resultaría descontextualizado de unrégimen democrático.

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Luis Ociel Castaño Zuluaga

Un poder que no conlleve implícita unaresponsabilidad por sus actos resultaríadescontextualizado de un régimen democrá-tico. El principio democrático se arraiga,precisamente, en que todos los poderes queemanen, directa o indirectamente del Pueblohan de responder del ejercicio de las funcionesque tengan atribuidas. De donde se sigue, quepara que no se configure, en la práctica socialy polít ica, la posibil idad de un poderincontrolado e irresponsable, se deben adoptarlos mecanismos y órganos encargados deajustar a estricto Derecho tales poderespúblicos.

La existencia del propio Estado social,democrático y de derecho depende de laindependencia real y de la efectividad de losórganos de control, de la eficacia de la JusticiaConstitucional. En un Estado como el que seprefigura

… los conceptos de control yresponsabi l idad están ínt imamenterelacionados. El control representa, porregla general, la verificación y constataciónde que determinadas conductas se adecuana lo previsto en el ordenamiento jurídico.La responsabilidad, cualquiera que sea laforma que rev ista la consecuenciasancionatoria, significa el correlato lógicodel incumplimiento o inobservancia, pordichas conductas, de lo dispuesto en elordenamiento jurídico

29.

Prolija ha sido la jurisprudencia de nuestrotribunal constitucional al sostener que no hayterrenos vedados para ejercer el control deconstitucionalidad sobre los actos normativosde los poderes públicos en un Estado social,

democrático y de derecho. Así se pronunció,por ejemplo en una importante tutela en la quese efectuó la revisión constitucional al proyectode Ley Estatutaria por la cual se regulaban losestados de excepción en Colombia y que dividióla opinión de la Corte:

El Estado de derecho es una técnica deorganización política que persigue, comoobjetivo inmediato, la sujeción de los órganosdel poder a la norma jurídica. A laconsecución de ese propósito están orientadassus instituciones que, bajo esta perspectiva,resultan ser meros instrumentos cuyaaptitud y eficacia debe ser evaluada segúncumplan o no, a cabalidad, las finalidadque constituye su razón de ser

30.

Indudablemente, en un Estado constitu-cional de tipo moderno, el derecho debe primarante todo, no basta la mera fundamentaciónteórica, si no se verifica lo más importante quees hacerlo viable en la práctica. El culto alformalismo es el que nos tiene como estamos;la idolatría por lo escrito, pero sin desarrollode contenido, no ha dejado avanzar a lacomunidad estatal por los senderos delbienestar y de la justicia.

CONCLUSIONESCONCLUSIONESCONCLUSIONESCONCLUSIONESCONCLUSIONESEl Estado constitucional debe ser social,

democrático y de derecho para que sea tal. Asílo ha comprendido la Corte Constitucionalcolombiana. De lo contrario, faltando al menosuno de tales características, no será más queun arquetipo que legitimará a quienesgobiernan pero que no vincula a la base social,

29 DELGADO RINCÓN, Luis Esteban. Ob. Cit. Pp. 61-62

30 SC-179 de abril 13 de 1994 MP Carlos Gaviria Díaz

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En defensa de la justicia constitucional

al ciudadano. En el propio y particular Estadocolombiano se creerá, se confiará o serespaldará sólo en la medida en que reúna talesrequisitos.

El análisis que recae ahora sobre esteparticular tópico, hay que derivarlo de uncambio de concepción del poder mismo, hastael punto de que se habla más bien de“Constitución Jurídica” que de ConstituciónPolítica, como de manida manera se recurrieraantaño para calificar la norma por excelenciadel Estado. La interpretación que se hagadel contenido constitucional también,por ende, tiene su prerrogativa jurídica. ElEstado constitucional, esto es, el regido poruna Constitución que incorpora comocomponentes normativos centrales nocionescaras a la historia política como el principiodemocrático, la defensa del valor normativo dela propia Constitución, la igualdad, lasolidaridad, la justicia, merecerá ser acatado ydefendido sólo en la medida que dichos valoresse apliquen y se hagan respetar en lacotidianidad social y política. Sobre talesconceptos es que uno de los teóricos modernosde la rica escuela alemana como es Böckenfördetrabaja e influye positivamente en el desarrollo

del derecho constitucional de nueva era. La“Constitución Jurídica”, como punto de referenciade la interpretación constitucional varía elsentido del análisis clásico al que estuvieronacostumbrados los juristas colombianos deotras épocas.

Si tan siquiera los poderes constituidosse avinieran a la aceptación y al respeto denuestra Constitución Jurídica, muchos de losmales que nos asuelan se conjurarían en unmediano p lazo 31 . Si nuestra sociedadentendiera que el Derecho es más quenuestros gobernantes, el principio delbienestar nacional estaría asegurado. Sinuestros gobernantes, legisla-dores ydir igentes nacionales reconocieran elverdadero status del Derecho y adoptaran elpensamiento y la actitud de Damarato, reyde Esparta: “¿Cómo es -le preguntan- quesiendo rey, como eres, te han desterrado deEsparta?”. “Porque en Esparta -contesta- lasleyes tienen más poder que los reyes”32 . Si tansiquiera diéramos cumplimiento al postuladosantanderista acerca de que es precisoser libres con las leyes, jamás contra ellas,todo en esta sociedad colombiana seríadiferente.

31 Aunque muchos de los teóricos, como por ejemplo, el profesor Tulio Eli Chinchilla hable de “pan-confusionalismo”, para referir a que la Carta Constitucional no contiene todas las soluciones a los problemasjurídicos ni que todo el derecho se ha constitucionalizado; la visión constitucional no agota todos loscomponentes de la jurisdicción ordinaria ni administrativa. O como lo refiere, igualmente en una actitudcrítica, rayana en el escepticismo, el profesor Luis Alonso Rico, la “era del esoterismo constitucional”, como simediante un conjuro la Corte Constitucional pudiese resolver los problemas y conflictos de tipo social yasistencial que aquejan a la sociedad colombiana, como robándole influjo al antiguo realismo escandinavo.El fenómeno de la excesiva constitucionalización que se ha operado en Colombia del orden jurídico haconducido a lo que se ha denominado el “panconstitucionalismo” absoluto, en el que se pierde de vista que“a pesar de que una Constitución inspira todo el orden, no todas las soluciones específicas se encuentran allí”. RICOPUERTA, Luis Alonso. Teoría General del Proceso. Comlibros. Medellín. 2006. P. 243

32 Hermosa y profunda cita recogida en Ataide y Portugal, traductor de los grandes pensadores griegos, en suedición de 1803 y citado por GALINDEZ, Bartolomé. Constitución, Ley, Decreto y Diálogos de los Clásicos.Talleres Gráficos de Castro Barrera & Cía. Buenos Aires. 1957. P. 36

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Luis Ociel Castaño Zuluaga

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Después de estos tres lustros es indudableque la Corte Constitucional ha contribuido derevolucionaria manera a la entronización de laConstitución, en su naturaleza jurídica, comoLey Fundamental en torno a la cual se muevetoda la producción no sólo jurídica sino inclusopolítica del Estado y de la sociedad. Es, hoypor hoy, fuerza vinculante que no depende del

capricho o voluntad de los gobernantes olegisladores, sino del respeto que le demuestreel Pueblo y la entereza ética de quienes tienenen sus manos el preservar el ordenamientojurídico por encima de los avatarescoyunturales, ya sea de las mayorías o dequienes tienden, a su arbitrio, la oscura madejadel poder.

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