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  • la enseanza de las primeras letras en el trnsito del antiguo rgimen... 235

    la enseanza de las primeras letras en el trnsito del antiguo rgimen al sistema liberal (1768-1823): maestros-as, escuelas y educacin de las nias en linares y jan

    Fernando Fernndez Chacn

    Boletn. InstItuto de estudIos GIennenses enero-junio. 2010 n 201 pgs. 235-261 is.s.n.: 0561-3590recepcin de originales octubre 2008 aceptacin definitiva diciembre 2008

    rsum: ltude des antcdents de lenseignement des premires lettres linares et jan pen-dant la priode du rformisme illustr, nous a permis de dcouvrir des aspects importants sur lducation des filles et le rle que lenseignement de la femme jouait dans le schma dune socit des XViiie et XiXe sicles.

    dans les consultations des dossiers et des actes municipaux de jan et linares en particulire, des documentes et de dates, sont apparus dune faon diachronique, dans lesquels ont doit constater lintervention du gouvernement au sujet de lducation, surtout, en ce que concerne la valorisation du rle que jouait laction de linstituteur et linstitutrice des premires lettres linares.

    introducin: sobre la situacin de la mujer en la socie-dad espaola y proVincial a finales del siglo XViii

    En el marco general del trnsito de los siglos XViii al XiX encontramos datos sobre la situacin y primeros censos con informacin precisa sobre mujeres. as por citar los ms representativos diramos:

    en cifras generales aparecen consignadas en los sucesivos catastros, censo de floridablanca y godoy. Victoria lpez-cordn1 lo concretiza con los siguientes datos numricos aproximados:

    1 lpez cordon, V: la situacin de la mujer a finales del antiguo rgimen, en Mujer y sociedad, madrid, mec, 1998, pg. 53-54.

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    en 1768: de 9.308.804 (4.626.363 son mujeres, de las cuales: 2.911.858 corresponden aproximadamente a solteras y 1.714.505 casa-das)

    en 1787: de 10.409.879 (5.205.692 son mujeres, de las cuales: 2.753.224 corresponden a solteras, y el resto 1.943.496 a las casadas, y 462.258 viudas)

    en 1797: se reflejan datos superiores a final de siglo: de 10.541.221 (5.329.922 son mujeres y se reparten aproximadamente en: 2.926.337 solteras, 1.982.895 casadas y 411.690 viudas)

    sin detenernos pormenorizadamente en el leve aumento de la de-mografa y la serie de calamitosas epidemias, hambrunas y desastres climticos que asolan esta etapa finisecular, destacaramos por sectores productivos, el incipiente y significativo papel que va cobrando el trabajo femenino en otras tareas a parte de las asignadas tradicionalmente, en lo agrcola y domstico. su papel indiscutible como mano de obra en la recoleccin de cosechas aparece recogida y es consignada por relatos de viajeros y escritos de la poca y seguir contribuyendo a las dbiles economas familiares.

    pero es en el papel de las mujeres trabajadoras en el sector la educa-cin, donde ya se citan su relevante y testimonial presencia tal como se consignan en el censo de 1797 a 2.575 maestras, amn de las numerosas criadas solteras que colaboran como personal de servicio domstico: no-drizas, vendedoras en mercados etc. como panorama general y situacin de partida al inicio de siglo destacaramos. la coyuntura poco favorable en materia de formacin de la mujer, pese a los esfuerzos legales por crear escuelas de primeras letras para nias con la real cdula de 1783; no siempre interpretado como viene la historiografa especfica atribuyndo-la como: primera medida de promocin a la mujer y desagravio compara-tivo oficial con respecto a la formacin de la mujer; sino como podremos deducir, por su desarrollo y aplicacin, motivado ms bien, por el inters general de la corona y sus ministros ilustrados de desubicar a la mujer dentro de la sociedad ociosa y necesitada de mayor productividad para el enriquecimiento del reino.

    la mentalidad de la poca y el papel de la mujer asignado en la so-ciedad, vino parejo con estas medidas legales y supondr en la provincia de jan, un atenuado avance a nivel social, frente al pensamiento tradi-cional de la poca en el que la mujer deba ocuparse de tareas propias de su sexo (llmese domstico, educacin de hijos y costura). frente a las nuevas corrientes que propugnan una presencia activa ante al so-

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    lapamiento impuesto por el hombre en las tareas productivas. es pues la lucha por priorizar una u otra postura, la que nos abre camino par el tema sobre la educacin de las nias en el trnsito del antiguo rgimen hasta llegar a la etapa liberal.

    la educacin de las mujeres a finales del siglo XViii en jan

    de la obra monogrfica realizada por: m alczar cruz, m consuelo dez y m isabel sancho titulada: Educacin de las mujeres en la provin-cia de Jan. Una visin histrica2 se expone de forma resumida y clara, el panorama socio-educativo de la mujer y de cuyo estudio, completado con los artculos de Valladares reguero, arancia llacer, y lpez prez3, podemos presentar un marco general de la mujer en jan a finales de siglo. sin el recurrente ocultamiento, omisin o simplemente, falta de datos oficiales sobre las mujeres, no podramos llegar a su cuantificacin oficial, por falta de alusiones directas, ya que en los escritos de la poca y desde el punto de mira del pensamiento ilustrado de algunos escritores, nos dan argumentos suficientes y nos llevan a verificar que ya desde el siglo XVii, se viene asentando en el inconsciente colectivo, la mentalidad imperante a nivel social que: la mujer debe estar recluida en casa, for-mando a sus hijos o colaborando en tareas parroquiales y obras benficas. por estamentos, las nobles se incorporan a conventos y all se instruyen o dan enseanza a hijas de familias pudientes. es en el paso al siglo de las luces aparecen los primeros escritos y documentos, reflejando en ellos un leve cambio del criterio del tan asentado como el que la mujer deba prepararse para: monja o esposa; as como el abandono en el tema formativo de las clases no privilegiadas, que deban de recurrir a las clebres migas descritas por arancia llacer como: centros improvisado de calle o barrio, en los que alguna mujer con mejor voluntad que preparacin, iniciaba a las nias en los rudimentos ms elementales del saber que no solan pasar del aprendizaje de oraciones y deberes religiosos; algo de iniciacin a la lectura y escritura y principios de las labores de aguja4. despus, a los diez aos, se incorporan a las tareas de casa como ayuda a la madre o criadas de alguna seora.

    2 VVaa: Educacin de las mujeres en la provincia de Jan. Una visin histrica, jan, pg. 76-106.

    3 actas del i congreso de la ilustracion y jaen: obra citada, pg.533 y 547-572

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    son estas enseanzas pobres en contenido y pretensiones de mejora, propias de mentalidades de la poca y a su vez, sern el centro de inters de crticas por parte de jovellanos, menndez Valdez y el mismo padre feijoo; junto con el den martnez de mazas, conformando el cuadro de intelectuales partidarios del cambio ideolgico y terico en favor de la importancia dada, a la formacin de la mujer en la sociedad de finales del siglo XViii.

    el primer paso en la educacin pblica se dar desde los ayunta-mientos y parroquias que traducen en hechos los intentos por un cambio a partir de las ordenanzas y reales cdulas, o como repuesta al catastro de ensenada, extrapolando de los informes de los intendentes, solicita-dos por los ministros o idelogos de la ilustracin, la conveniente gene-ralizacin de la enseanza de la mujer, de lo que hasta la fecha se vena impartiendo de forma oficiosa en distintos conventos de religiosas, las cuales recogan a nias de pago o de caridad, para instruirlas en labo-res, catecismo o tareas artesanales. la toma de conciencia se nota en el ltimo tercio del siglo con la aparicin de nuevas disposiciones legales sobre educacin y formacin entre las que destacamos:

    la real cdula de 1771 sobre formacin de los maestros regula su cualificacin y acceso, amn de las asignaturas bsicas a impartir; pero la creacin oficial ser con la promulgacin de la real cdula de cdula de 1783, donde se estable escuelas de nias fruto del pensamiento de campomanes y floridablanca, defensores a ultranza de la instruccin femenina. el mismo rey carlos iii expresa su deseo de integrar a las mujeres en la poltica econmica del pas sacndolas de su ociosidad y frivolidad. estas escuelas segn se desprende del articulado de la real cdula, tienen la siguiente caractersticas: regulan mtodos, horarios y preparacin de las maestras A las maestras de nias, para permitirles la enseanza deben preceder el informe de vida y costumbres, examen de la Doc-trina y licencia de justicia. de lo ms significativo es la instruccin sobre la idea de coeducacin que se hace patente en esta frase: Ni los Maestros ni las Maestras podrn ensear Nios de ambos sexos, de modo que las Maestras admitan solo a nias, y los maestros varones en sus escuelas pblica.de esta pionera disposicin legal, podemos deducir el concepto que se tena de la mujer, que se basaba en dos aspectos fundamentales: enseanza de doctrina cristiana y labores domsticas. todo lo dems se consideraba suprfluo El principal objeto de las escuelas es la labor de manos. Pero si al-guna de las muchachas quisiera aprender a leer, tendr igualmente la maestra la obligacin de ensearla.

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    en el conjunto, el programa educativo bsicamente se reduca a la formacin limitada a las asignaturas de: caligrafa, rudimentos de clculo y lectura y ms labores y doctrina cristiana que el resto. de este progra-ma no nos puede llevar a engao al comprobar a travs de documentos oficiales y censos de la persistencia de altas tasas de analfabetismo en la muje