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En lamansiónChimneysdespuésdeunapartidadenaipes,aconteceunaasesinato.Ungrupodejóvenescompra8relojesdespertadorespararealizaruna broma. Pero tras el crimen aparecen ordenadas sólo siete esferasconstituyéndoselallavedeunamisteriosaaventuraenlaquesedescubriráunaextrañaorganizaciónsecretaqueseautorepresentacomosieteesferasderelojesdondecadaunodeellosmarcaunahoradistintaydichonúmeroeseldecadaintegrante.
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AgathaChristie
ElmisteriodelassieteesferasSuperintendenteBattle-2
ePubr1.0Titivillus20.06.15
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Títulooriginal:ThesevendialsmysteryAgathaChristie,1929Traducción:CarlosPaytuvídeSierra
Editordigital:TitivillusePubbaser1.2
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GUÍADELLECTOR
Enunordenalfabéticoconvencionalrelacionamosacontinuaciónlosprincipalespersonajesqueintervienenenestaobra:
BABEST.MAUR:Artistaderevistasmusicales.
BATEMAN,Rupert:SecretarioparticulardesirCoote.
BATTLE:SagazyactivosuperintendentedeScotlandYard.
BOWER,Alfred:AntiguocriadodelafincadeChimneysymástardedelClubSevenDials[1].
BRENT,ladyEileen(aliasBundle):Hermosaymodernamuchacha,hijadelordCaterham.
CATERHAM, lord Alistair Brent: Despreocupado aristócrata dedicado a lapolíticayalaprácticadelgolf.
CATERHAM,Marcia:HermanadelanteriorytíadeBundle.
COOTE,María:EsposadesirOswaldCoote.
COOTE,sirOswald:Multimillonarioyreydelacero.
DAVENTRY,Socks:BonitamuchachainvitadadelmatrimonioCoote.
DEVEREUX,Ronny:FuncionariodelForeignOffice.
EBERHARD:Inventoralemándegranvalía.
EVERSLEIGH, Bill: Compañero de Devereux y, como éste, empleado en elForeignOffice.
HOWELL:AmadellavesdelosCaterham.
LOMAX,George:SubsecretariodeEstado.
MACATTA:Damadiputadoobsesionadaporlapolítica.
MACDONALD:JardinerojefedelosCoote.
MELROSE:Coronelyjefedelapolicíadelcondado.
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MOSGOROVKY:DirectordelClubSevenDials.
MURGATROYD:PropietariodeAlmacenesMurgatroyd.
STEVENS:CriadodeJimmyThesiger.
THESIGER,Jimmy:Jovendelabuenasociedad,desocupadoydivertido.
TREDWEIX:MajestuosomayordomodelafincadeChimneys.
WADE,Gerry:Excelentemuchacho,amigoíntimodeJimmyyBill.
WADE,Lorraine:HermanadelanteriorehijailegítimadeMrWade.
WILLIAMS:UnodelosjardinerosdeChimneys.
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Capítuloprimero
ENELQUESECOMPRANDESPERTADORES
AquelagradablejovenllamadoJimmyThesigerbajódedosendoslospeldañosdelagran escalera deChimneys. Tan precipitado era su descenso que fue a chocar conTredwell,elmajestuosomayordomo,cuandoéstecruzabaelvestíbulollevandocaférecién hecho. Sólo debido a sumaravillosa presencia de ánimo y a su agilidad deacróbata,noocurrióunacatástrofe.
—Perdone—seexcusóJimmy—.Oiga,Tredwell,¿soyelúltimoenbajar?—No,señor.Mr.Wadeestáaúnensushabitaciones.—¡Magnífico!—respondióJimmyentrandoenelcomedor.Nohabíanadieenélexceptosuanfitriona,cuyamiradadereprochelecausóla
mismasensacióndeincomodidadqueexperimentabaalverlosojosdeunabadejoenel mostrador de la pescadería. ¿Por qué tenía aquella señora que mirarle de esaforma? Cuando se pasan unos días en una casa de campo, no es costumbrepresentarse a desayunar puntualmente a las nueve ymedia. Es verdad que habíandado ya las once y cuarto, hora que acaso constituyera el límite máximo; pero,despuésdetodo…
—Temohaberbajadoalgotarde,ladyCoote,¿noleparece?—¡Oh,noimporta!—repusoladamaconvozmelancólica.En realidad, la gente que llegaba tarde al desayuno le causaba una seria
preocupación.Durante los diez primeros años de su vida de casada, sumarido, sirOswaldCoote(quienaúnnoeranoble),armabaun terribleescándalosisuprimeracomidadeldíaleeraservidamediominutodespuésdelasochodelamañana.LadyCooteaprendióaconsiderarlafaltadepuntualidadcomounodelosmáshorrendospecados.Elhábitoesdifícildecambiar.Era,además,unamujerdiligenteynopodíadejar de preguntarse adonde llegarían aquellos jóvenes en la vida amenos que selevantarantemprano.ComosirOswaldamenudohabíadichoaperiodistasyamigos:«Atribuyo enteramente mi éxito a mi costumbre de madrugar, a mi vida frugal ymetódica».
Lady Coote era unamujer alta y bien parecida con un estilo un tanto trágico.Poseía unos ojos de mirada triste y una voz profunda. El artista que buscara unmodeloparaRaquelllorandoasushijoshubieraestadoencantadoconella.Tampocohubiese hechomal papel en losmelodramas, interpretando a la sufrida esposa queescapaenmediodelaventiscadelasgarrasdelvillano.
Parecíacomosi,ensuvida,hubieraunagranpenasecreta;sinembargo,adecirverdad, lady Coote no se había visto turbada jamás, excepto por la meteóricaascensión de sir Oswald a la prosperidad. En su juventud fue una alegre y
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extravagante criatura,muy enamorada deOswald Coote, el ambicioso joven de latienda de bicicletas contigua a la ferretería de su padre. Vivieron muy felices: alprincipio en dos habitaciones, en una casa pequeña después, en una mayor acontinuacióny,mástarde,ensucesivascasasdecrecientemagnitud,perosiemprearazonabledistancia«deltrabajo»,hastaquesirOswaldalcanzótalpreeminenciaqueély«eltrabajo»noeranyainterdependientes,complaciéndoseentoncesenalquilarlamayorymássuntuosaresidenciaquepudoencontraren todaInglaterra.Chimneys,propiedad delmarqués deCaterham, era un lugar histórico y, al alquilarlo por dosaños,sirOswaldcreyóhaberalcanzadolacimadesuambición.
LadyCootenocompartía lamismasatisfacción.Eraunamujersola.Durante laprimera parte de su vida de casada su principal entretenimiento consistió enfranquearsecon«lamuchacha»,e incluso,cuando«lamuchacha»semultiplicóportres, la conversación con sus domésticas constituyó aún la principal distracción delady Coote. Ahora, con múltiples doncellas, un mayordomo majestuoso como unarzobispo, varios criados de formidables proporciones, un enjambre de pinches decocinaylavaplatos,unterriblecocinerocontemperamento,unaamadellavesgordacomo un globo inflado y bajo cuyos pies parecía crujir el suelo, lady Coote seencontrabacomoenunaislainhóspita,desierta.
Suspiró, resignada, y salió por la puerta cristalera con gran alivio para JimmyThesiger,queinmediatamentesesirviómásriñonesymásbeicon.
LadyCootepermanecióunosinstantesenactitudtrágicaenla terraza,haciendoacopio de valor para hablarle aMacDonald, el jardinero jefe, que contemplaba eldominiosobreelcual reinabaconojoautocrático.MacDonalderaelpríncipeentrelosjardinerosjefes.Conocíasufunción:gobernar.Ylohacía:comoundéspota.
LadyCooteseleacercó,presadenerviosismo.—Buenosdías,MacDonald.—Buenosdías,milady.Hablabacomocorrespondíaalosjardinerosjefes,conuntonolúgubreperomuy
digno,comounemperadorenunentierro.—Mepreguntabasiestanochepodríamosteneruvasdepostre.—Todavíanoestánapuntoparasercogidas—dijoMacDonald,bondadosapero
firme.—¡Oh!—exclamóladyCoote.Entonces,reuniótodosuvalor.—Ayerestuveenelinvernadero,probéunaymepareciómuybuena.MacDonaldledirigióunamiradadereprochequelehizosonrojarsecomosise
hubiesetomadounaimperdonablelibertad.Evidentemente,lafallecidamarquesadeCaterhamnosehabíaatrevido jamásaentrarenunodesuspropios invernaderosacogeruvas.
—Si milady lo hubiese ordenado, se le habría servido un racimo —dijoMacDonaldconvozsevera.
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—¡Oh,gracias!—repusoladyCoote—.Enotraocasión,asíloharé.—Peronoestántodavíaapuntoparasercogidas.—No, supongo que no —murmuró lady Coote—. Lo dejaremos para mejor
ocasión.MacDonald mantuvo un silencio impresionante. Lady Coote volvió a hacer
acopiodevalor.—Iba a hablarle del césped de más allá de los rosales. Pensé que podríamos
usarlocomocampodebolos.AsirOswaldlegustamuchoesejuego.«¿Yporquéno?»,pensóladyCoote.ConocíabienlahistoriadeInglaterra.¿No
estaba sir Francis Drake jugando a los bolos cuando la Armada Española fueavistada?Era, indudablemente,unjuegodecaballerosalqueMacDonaldnopodríaoponer ninguna objeción razonable. Pero no contaba con la característicapredominantede todobuen jardinero jefe,queconsiste enoponersea todasycadaunadelasinsinuacionesqueselehagan.
—Sin duda podría ser usado para ese fin —observó MacDonald, sincomprometerse.
Pronunció esas palabras en tono descorazonador, pero su verdadero objeto erahacerqueladyCootecaminarahaciasupropiadestrucción.
—Siserecortaraylimpiara…enfin…—dijolaseñoraesperanzadamente.—Sí—repusoMacDonalddespacio—.Podríahacerse;pero,paraeso,Williams
habríadedejarsutrabajoenelarriateinferior.—¡Oh!—exclamóladyCootevacilante.Las palabras «arriate inferior» carecían de significado para ella, pero era
indudable que constituían una insuperable objeción desde el punto de vista deMacDonald.
—Yseríaunalástimatenerquehacerlo.—Prosiguióeljardinerojefe.—Sí, desde luego—dijo lady Coote—. Claro que sí. —Se preguntó por qué
asentíatanfervorosamente.MacDonaldledirigióunamiradamuydura.—Desdeluego—observó—,similadyloordena…Dejó la frase sin terminar, pero su tono amenazador era demasiado para ella y
capitulóenseguida.—¡Oh, no! —repuso—. Comprendo lo que quiere decir, MacDonald. No, es
preferiblequeWilliamssigaenelarriateinferior.—Esomismopensabayo,milady.—Sí—dijoladyCoote—.Sí,ciertamente.—Supusequeestaríadeacuerdoconmigo,milady.—Siguiódiciendoeljardinero
jefe.—Oh,ciertamente—repitióella.MacDonaldsellevólamanoalaladelsombreroenseñaldedespedidaysealejó.LadyCoote suspiró, apesadumbrada, ymiró cómo se alejaba. JimmyThesiger,
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repletoderiñonesybeicon,salióalaterrazaysuspiródeunamaneramuydiferente.—Magníficamañana—comentó.—¿Si?—dijo lady Coote con aire ausente—. ¡Oh, sí! Supongo que sí. No lo
habíanotado.—¿Dóndeestánlosdemás?¿Navegandoenellago?—Creoquesí.Quierodecirquenomeextrañaría.Lady Coote dio media vuelta y entró rápidamente en la casa. Tredwell estaba
examinandolacafetera.—¡Oh!—dijoladyCoote—.¿NohabajadoMr…?—¿Wade,milady?—Sí,Mr.Wade.¿Nohabajadoaún?—No,milady.—Esmuytarde.—Sí,milady.—¡Oh!Supongoquebajaráaalgunahora,Tredwell.—Indudablemente,milady.Ayerbajóalasonceymedia.LadyCooteconsultósureloj.Faltabanveinteminutosparalasdoce.Unaolade
compasiónlainvadió.—Esmuypesadoparausted,Tredwell,tenerqueservirdesayunostantardeyla
comidaalauna.—Estoyacostumbradoaloscaballerosjóvenes,milady.Elreprocheeradigno,peroinequívoco.Enlosmismostérminoshubierapodido
unpríncipedelaiglesiareprocharleaunturcooauninfielquehubiese,debuenafe,cometidounairreverencia.
LadyCootesesonrojóporsegundavezaquellamañana;peroentoncesseprodujounaoportunaintervención.Lapuertaseabrióyunjovendeaspectograve,provistodegafas,asomólacabeza.
—¡Oh,estáaquí,ladyCoote!SirOswaldpreguntaporusted.—Mereuniréconélenseguida,Mr.Bateman.LadyCootesealejóapresuradamente.RupertBateman,secretarioparticulardesirOswald,salióporlapuertacristalera,
juntoalacualseencontrabaJimmyThesigerenactituddisplicente.—Buenosdías,Pongo—dijoJimmy—.Supongoquetendréqueirymostrarme
agradableconesascondenadaschicas.¿Meacompañas?Batemannegóconlacabeza,cruzólaterrazaapasoligeroydesaparecióporel
ventanal de la biblioteca. Jimmy lo miró, sonriente. Habían ido al mismo colegiocuando Bateman era un muchacho serio que usaba gafas, le pusieron el mote dePongosinrazónaparentealguna.
Pongo seguía siendo la misma clase de borrico de antes, pensaba Jimmy. Laspalabras«lavidaesreal,lavidaesdiligencia»,parecíanescritasespecialmenteparaél.
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Jimmybostezóyseencaminólentamenteendirecciónallago.Lasmuchachasseencontraban allí y no tenían nada de extraordinario: dos de ellas eran de cabellooscuroylaotrarubia.LaquesereíamáseraHelen,segúnpensóJimmy;habíaotra,llamada Nancy, y a la tercera se la conocía, por alguna razón indeterminada, porSocks.Conellasseencontrabansusdosamigos:BillEversleighyRonnyDevereux,queestabanempleadosenelForeignOfficeatítulopuramenteornamental.
—Hola—dijoNancy,oposiblementeHelen—,Jimmy.¿Dóndeestáesecomo-se-llame?
—NoquerrásdecirqueGerryWadenosehalevantadoaún,¿verdad?—observóBillEversleigh—.Deberíamoshaceralgoalrespecto.
—Sinotienecuidado,algúndía,cuandobajeadesayunar,seencontraráconqueyasehaservidoelté—dijoRonnyDevereux.
—Esunavergüenza.—IntervinolamuchachaconocidaporSocks—.SuactitudpreocupamuchoaladyCoote.Cadadíaseparecemásunagallinaquequiereponerunhuevoynopuede.Noestábien.
—Saquémosledelacama.—PropusoBill—.VamosJimmy.—Tenemosquesermássutiles.—ObjetóSocks.«Sutil»eraunapalabraqueparecíagustarlemuchoyqueempleabaconmucha
frecuencia.—Yonosoysutil—repusoJimmy—.Noséquéhayquehacerparaserlo.—Pongámonosdeacuerdoyhagamosalgoalrespectomañanaporlamañana.—
Sugirió Ronny vagamente—. Podríamos hacerle levantar a las siete. La casa setambaleará:Tredwellperderálaspatillasydejarácaerlatetera.LadyCootetendráunataquedenerviosysedesmayaráenbrazosdeBill.SirOswaldexclamará:«¡Ah!»,ylas acciones del acero subirán un punto y cinco octavos. Pongo dará muestras deemociónarrojandolasgafasalsueloypisoteándolas.
—No conoces a Gerry. —Observó Jimmy—. Me atrevo a asegurar que unasuficiente cantidad de agua fría, cuidadosamente administrada, podría despertarlo,perosólosedaríalavueltaysequedaríadormidonuevamente.
—Debemospensarenalgomássutilqueelaguafría.—ProtestóSocks.—¿Comoqué?—preguntóRonnybruscamente.Peronadiesupocontestarle.—Deberíamospensarenalgodistinto—dijoBill—.¿Quiénescapazdeusarsu
cerebro?—Pongo—afirmó Jimmy—. Ahí viene apresuradamente, como de costumbre.
Pongo siempre ha tenido cerebro. Ésa ha sido su desgracia desde que era niño.Pidámosleconsejo.
Mr. Bateman escuchó con paciencia las propuestas un tanto incoherentes. Suactitud era la de alguien que se dispone a levantar vuelo. Les dio la solución sinpérdidadetiempo.
—Yosugeriríaundespertador—dijo,convozenérgica—.Tengounoparaevitar
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quedarme dormido por la mañana. He averiguado que una taza de té en la camaservidacondiscreciónnoessuficienteparadespertarsedeltodo.
Sealejóconpasorápido.—Undespertador—observóRonnymeneandolacabeza—.¡Undespertador!Se
necesitaríanporlomenosunadocenaparadespertaraGerryWade.—¿Y por qué no? —repuso Bill muy acalorado—. ¡Ya lo tengo! Vayamos a
MarketBasingycompremosundespertadorcadaunodenosotros.Huborisasyconfusión.BillyRonnyfueronenbuscadeloscoches.Jimmyfueel
encargadodeiraespiaralcomedoryregresórápidamente.—Ya está allí —dijo—, desquitándose del tiempo perdido, comiendo grandes
cantidadesdetostadasymermelada.¿Cómoevitaremosquevengaconnosotros?SedecidióquehabíaqueencargarlealadyCootequeloretuvieraenlacasa,cosa
quefuellevadaacaboporJimmy,NancyyHelen.LadyCootesesintióasombradaypreocupada.
—¿Unabroma?Tendráncuidado,¿verdad,chicos?Quierodecirquenoromperánlos muebles ni emplearán demasiada agua. Hemos de devolver la casa la semanapróximaynomegustaríaquelordCaterhampensara…
Bill,quehabíaregresadodelgaraje,latranquilizó.—No tema, ladyCoote. BundleBrent, la hija de lordCaterham, es una buena
amigamía y también le gustanmucho las bromas. Créame.De todasmaneras, nocausaremosningúnestropicio.Planeamosalgomuydistinto.
—Sutil—dijolamuchachallamadaSocks.LadyCoote se alejaba tristemente por la terraza cuandoGeraldWade salió del
comedor.JimmyThesigereraunjovenrubioydeaireangelical,ytodocuantopodíadecirse deGeraldWade es que era aúnmás rubio ymás angelical y que su rostrovacíodeexpresiónhacía,porcontraste,parecerinteligenteeldeJimmy.
—Buenosdías,ladyCoote—dijoGeraldWade—.¿Dóndeestánlosdemás?—HanidoaMarketBasing.—¿Paraqué?—Algunabroma—dijoladyCooteconsuvozprofundaymelancólica.—Esmuytempranoparabromas.—ObservóMr.Wade.—Notantocomoustedcree—repusoladyCooteagudamente.—Temohabermeretrasadoalgo—dijoMr.Wadeconadmirablefranqueza—.Es
algoextraordinario,perosiempresoyelúltimoenlevantarme.—Muyextraordinario—murmuróladyCoote.—No sé por qué será —siguió diciendo Mr. Wade con aire dubitativo—. No
puedoimaginarlo.—¿Porquénoselevantatemprano,simplemente?—sugirióladyCoote.—¡Oh!—exclamóMr.Wade.Lasencillezdelasoluciónlesorprendió.LadyCootesiguióhablandoanimadamente.—HeoídomuchasvecesasirOswaldasegurarquenadahaytanprovechosopara
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unjovencomoadquirirlacostumbredelapuntualidad.—Yalosé—observóMr.Wade—.Tengoquehacerlocuandoestoyenlaciudad.
QuierodecirquehedeestarenelForeignOfficealasoncedelamañanacadadía.Nodebeustedcreerquesoyunperezoso, ladyCoote. ¡Quéflores tanbonitas tieneusted en el arriate inferior! —Prosiguió, cambiando rápidamente de tema—. Nopuedorecordarcómosellaman,peroencasahayalgunasdeésasdecolormalva.Amihermanaleencantacuidareljardín.
LadyCootemordióelanzuelo.Lajardineríalatraíadecabeza.—¿Quéclasedejardinerostiene?—Sólouno.Esunviejotonto,quenosabemuybiensuoficio,perohaceloque
seledice.Yestoesmuyimportante,¿nolocreeusted?LadyCooteasintióconunaprofundidadde sentimientosenel tonodevozque
hubierasidodeinapreciablevalorparaunaactrizdramática.Comenzaronahablardelasiniquidadesdelosjardineros.
Entretanto,laexpediciónllevabaacabosusplanes.Elprincipalestablecimientocomercial deMarketBasing fue invadidoy su propietario se sintió profundamenteasombradoporlasúbitademandaderelojesdespertadores.
—¡Ojalá estuviera Bundle aquí! —murmuró Bill—. Tú la conoces, ¿verdad,Jimmy?Osgustaríamucho.Esunachicaespléndiday,además,muyinteligente.¿Laconocestú,Ronny?
Elinterpeladomoviólacabeza.—¿NoconocesaBundle?¿Dóndehasestadovegetando?—Debesseralgomássutil,Bill—dijoSocks—.Dejayadealabaratusamigasy
sigamosconnuestrosasuntos.Mr. Murgatroyd, propietario de los Almacenes Murgatroyd, habló con gran
elocuencia.—Sime permite aconsejarla, señorita, yo no escogería ése de siete chelines y
once peniques. Es un buen reloj. No intento desprestigiarlo, pero no puedecompararse con éste de diez chelines con seis peniques. Vale la pena pagar ladiferencia.Nomegustaríaquedespuéspudieraustedpedirme…
EraevidenteparatodosquehabíallegadoelmomentodeponerfinalaverborreadeMr.Murgatroyd.
—Noqueremosundespertadorquefuncionebien—dijoNancy.—Mientraslohagaduranteundía,tenemosbastante.—ObservóHelen.—Noqueremosundespertadorsutil.—IntervinoSocks—.Sólo tienequesonar
muyfuerte.—Queremos…—empezóadecirBill.No pudo acabar la frase, porque Jimmy, que tenía aptitudes técnicas había
captadoelmecanismo.Durante lossiguientescincominutosen la tiendanoseoyóotracosaqueelterriblesonidodevariosdespertadoressonandoalavez.Finalmente,escogieronseis.
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—Vamosahacerunacosa—dijoRonny—.CompraréunoennombredePongo.Después de todo, fue una idea suya y sería una vergüenza que no estuvierarepresentado.
—Muybien—observóBill—.Yyomequedaréunoennombrede ladyCoote.Cuantos más haya, mejor. Además, no debemos olvidar la ayuda que nos presta.Seguramente,enestosmomentosestarámartirizandoalpobreGerry.
Ciertamente,enaquel instante ladyCooteestabacontandocon tododetalleunalargahistoriaacercadeMacDonaldyunmelocotónqueganóunpremio,conloqueseestabadivirtiendomucho.
Losrelojes fueronenvueltosypagados.Mr.Murgatroydvioalejarse loscochesconaireasombrado.Losjóvenesdeclasealtaeranmuyvivarachos,aunquebastantedifícilesdecomprender.Sevolvió,conunsuspirodealivio,paraatenderalaesposadelvicarioquequeríaunnuevotipodeteteraquenogoteara.
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CapítuloII
SOBRELOSDESPERTADORES
¿Dóndelospondremos?Lacenahabíaterminado.Unavezmás,ladyCooteteníaunpapel que representar. SirOswald, inesperadamente, dio la solución al sugerir unapartidadebridge.Acaso la palabra«sugerir»no sea lamás adecuada.SirOswald,comocorrespondíaaunode«nuestroscapitanesdelaindustria»(elnúmero7delaserie I), expresó una preferencia y quienes lo rodeaban se apresuraron a seguir losdeseosdeaquelgranhombre.
RupertBatemanysirOswaldformaronparejacontraladyCooteyGeraldWade,lo cual constituyó un arreglo muy conveniente. Sir Oswald jugaba al bridgeextremadamente bien y le gustaba tener un compañero que le correspondiera.Batemanerataneficientejugadordebridgecomosecretario.Ambosseconcentrabanexclusivamenteenloqueteníanentremanosynodecíansinolaspalabrasprecisas:«Dossintriunfo»,«doblo»,«trespicas».LadyCooteyGeraldWadeeranamablesyhabladores, y el joven jamás olvidaba decir, cuando terminaba cada mano: «Hajugadoustedadmirablemente,compañera»,enuntonodeadmiraciónqueladyCooteencontrabaalaveznuevoymuyconsolador.Hayqueañadirqueteníanmuybuenascartas.
Sesuponíaquelosdemásbailabanenotrahabitaciónconlamúsicadelaradio.Enrealidad,estabanagrupadosfrentealapuertadelahabitacióndeGeraldWade,yelambienteestaballenoderisascontenidasydeltic-tacdelosdespertadores.
—Debajo de la cama, en hilera—sugirió Jimmy, contestando a la pregunta deBill.
—¿Y a qué hora los pondremos?Quiero decir, ¿a qué hora han de sonar? ¿Osparecequelohagantodosalavezoaintervalos?
Estacuestiónfueobjetodeunconsiderabledebate.UnosargüíanqueundormilóndelacategoríadeGeraldWademerecíaquelosochodespertadoressonaranalavez.Losdemásopinabanquedebíanhacerlounotrasotro,deformacontinuadayfirme.
Finalmente,prevalecióesteúltimoparecer.Losdespertadores fuerondispuestosparaquesonaranunotrasotro,empezandoalasseisymediadelamañana.
—Yespero—dijoBillentonovirtuoso—queestolesirvadelección.—Escuchad,escuchad—gritóSocks.Se pasó a tratar entonces la cuestión de dónde debían esconderse los relojes,
cuandoseprodujounasúbitaalarma.—¡Cuidado!—susurróJimmy—.Alguiensubelaescalera.Hubociertopánico.—Todoenorden—dijoJimmy—.NoesmásquePongo.
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Aprovechando que en aquelmomento descansaba de la partida de bridge,Mr.Bateman se dirigía a su habitación en busca de un pañuelo. Se detuvo y, en unsegundo,sehizocargodelasituación.Hizoentoncesunsolocomentario,sencilloypráctico.
—Losoirácuandosubaaacostarse.Losconspiradoressemiraronconsternados.—¿Quéosdije?—exclamóJimmyconvozreverente—.Pongosiemprehasido
inteligente.Elinteligentecontinuósucamino.—Esverdad.—AsintióRonnyDevereux—.Ochodespertadoresfuncionandoala
vez hacen un ruido infernal. Incluso Gerry, a pesar de lo borrico que es, se darácuentadequealgosetrama.
—Mepreguntosiloes.—ObservóJimmyThesiger.—¿Siesqué?—Tanborricocomocreemos.Ronnyselequedómirando.—TodosconocemosbienaGerald.—¿Lo conocemos verdaderamente? —Objeto Jimmy—. Algunas veces he
pensadoquenoesposiblequehayaalguientanborricocomoélpareceser.Todos se le quedaronmirando. Había una expresión de seriedad en la cara de
Ronny.—Jimmy—dijo—,eresinteligente.—EresunsegundoPongo.—AfirmóBill.—Bueno—sedefendióJimmy—,esloquesemehaocurridopensar.—No seamos tan sutiles —exclamó Socks—. ¿Qué vamos a hacer con los
despertadores?—AhívuelvePongo.Preguntémosleaél.—SugirióJimmy.Despuésdepedirlequeseexprimieraelcerebro,Pongodiosuopinión.—Esperadhastaqueestédormido.Entonces,entradensilencioenlahabitacióny
colocadlosenelsuelo.—Pongo vuelve a tener razón. —Observó Jimmy—. Guardemos los
despertadoresahoraybajemosparanoprovocarsospechas.Lapartidadebridgeseguíaconunapequeñamodificación.SirOswaldteníaasu
esposaporcompañerayleseñalabaunotrasotroloserroresquecometía.LadyCooteaceptabalosreprochesconbuenhumoryunatotalfaltadeinterés.
—Comprendo,querido.—Reiteróunayotravez—.Tienesrazón.Ycontinuóincurriendoenlosmismoserrores.—Bienjugado,compañero,muybienjugado—ledecíaaintervalosGeraldWade
aPongo.BillEversleighestabahaciendocálculosconRonnyDevereux.—Digamos que se acuesta alrededor de las doce. ¿Cuánto tiempo crees que
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debemosconcederle?¿Unahora,acaso?Bostezó.—Es curioso. Generalmente me acuesto a las tres de la madrugada, pero esta
noche,sóloporquedebemospermanecerdespiertosunrato,megustaríametermeyaenlacama.
Todosafirmaronquesentíanelmismodeseo.—Mi queridaMaría—se oyó decir a sirOswald, ligeramente irritado—, te he
dichomuchasvecesquenovacilesjamáscuandovayasajugartuscartas.Alhacerlo,dasinformaciónalosdemásjugadores.
LadyCooteteníaunabuenarespuestaparaesto.ComosirOswalddescansaba,nopodía hablar acerca de la forma en que se jugaba. Pero se calló. Sonrióbondadosamente,seinclinóhaciadelanteyfijólosojosenlascartasdeGeraldWade,queseencontrabaasuderecha.
Suansiedaddesaparecióalverladama,jugóelrey,recogiólabazayextendiósuscartas.
—Cuatrobazasyunaporencima.—Anunció—.Creoquefuimuyafortunadaalhacermeconlascuatrobazas.
—Afortunada —murmuró Gerald Wade, empujando su silla hacia atrás ydirigiéndose hacia la chimenea, donde se encontraban sus amigos—. Afortunada,dice.Esamujernecesitaquelavigilen.
LadyCooteestabarecogiendoeldinero.—Yaséquenojuegobien—dijoenuntonofúnebreenelqueseadvertíacierta
satisfacción—.Pero,enrealidad,tengomuchasuerte.—Jamásserásbuenajugadoradebridge,María.—AfirmosirOswald.—No,querido—repusoladyCoote—.Yalosé.Siempremelodices,ytratode
mejorarmijuego.—Sí, lo intenta—dijoGeraldWadeenvozbaja—.Ysinemplearsubterfugios.
Escapazdeapoyar lacabezaenelhombrodeunosinoencuentraotramaneradeverlelascartasalcontrario.
—Yaséqueprocurashacerlo—observósirOswald—,peronotienessentidodeljuego.
—Tienes razón, querido.—Repuso lady Coote—. Esto es lo que siempre medices.Ymedebesotrosdiezchelines,Oswald.
—¿Si?—dijosirOswaldsorprendido.—Sí.Milsetecientospuntos,que,entotal,sonocholibrasydiezchelines.Sólo
mehasdadolasocholibras.—Perdóname—dijosirOswald—.Unerror.LadyCootelesonriócontristezaalaceptarelbilletedediezchelines.Queríamuchoasuesposo,peronoestabadispuestaadejarqueleestafaraaquel
dinero.SirOswaldsedirigióaunamesitaauxiliarysesirvióunwhiskyconsoda.Eran
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yalasdoceymediacuandotodossefueronaacostar.RonnyDevereux,queocupabalahabitacióncontiguaaladeGeraldWade,fueel
encargadodevigilar.Alasdosmenoscuarto,llamoalapuertadelosconspiradores.Todosellos,enpijamaybatín,se reunieronhablandoenvozbajayconteniendo larisa.
—Hace unos veinte minutos que ha apagado la luz. —Les informó Ronnyquedamente—.Creí quenunca iba ahacerlo.Haceunmomentohe entreabierto supuertaymehaparecidoqueestabacompletamentedormido.
Trajeronlosdespertadores,peroentoncessepresentóotradificultad.—Nopodemosentrartodos.Haríamosmuchoruido.Quelohagaunosoloylos
demásleentregaránlosrelojesdesdelapuerta.Seprodujounaacaloradadiscusiónacercadequiéndebíaencargarsedeello.Las tresmuchachas fuerondescartadasporquenoseríancapacesdecontener la
risa.BillEversleighnofueaceptadoacausadesuestatura,pesoyfirmezaalpisar,ademásdesufaltademaña,quenegófieramente.JimmyThesigeryRonnyDevereuxfueron considerados aptos, pero finalmente, la granmayoría se decidió porRupertBateman.
—Pongo es la persona más indicada. —Asintió Jimmy—. Camina con lasuavidaddeungato.YsiGeraldsedespierta.Pongoencontraráunaexcusaplausiblequelecalmesinhacerlesospechar.
—Algosutil.—SugirióSockspensativa.—Exactamente.—AsintióJimmy.Pongo llevóa cabo sumisión limpiay eficazmente.Abrió con sumacautela la
puertadelahabitaciónydesaparecióenlaoscuridadllevandodosdespertadores.Unmomentodespués reapareció para volver a entrar conotros dos relojes y repitió laoperación dos veces más. Finalmente, salió. Todos contuvieron el aliento yescucharon. La rítmica respiración de Gerald Wade todavía se escuchaba, peroahogada, disimulada y sepultada debajo del tic-tac triunfante y apasionado de losochodespertadoresadquiridosenlatiendadeMr.Murgatroyd.
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CapítuloIII
LABROMAFRACASADA
—Lasdoce—dijoSocksinquieta.La broma—como tal— no había tenido éxito. Por su parte, los despertadores
habían cumplido su misión. Habían sonado a su debido tiempo con tanto vigor yestridenciaqueRonnyDevereuxsaltóde lacamacon laconfusa ideadequehabíallegadoeldíadelJuicioFinal.Si tal fueelefectoqueprodujeronensuhabitación,¿cuál debía ser el causado en aquella en la que se encontraban? Ronny salióapresuradamentealpasilloyaplicóeloídoalapuerta.
Esperabaoíralgunosjuramentos,losesperaballenodeconfianzaysatisfacción,pero no oyó nada. Es decir, no oyó nada de cuanto esperaba. Los relojes seguíanemitiendo sumonótono tic-tac, con arrogancia y fuerza.Y entonces sonó otro conunanotaagudaquehabríaprovocadounairritaciónagudahastaenunsordo.
Nocabíalamenorduda:losdespertadoresfuncionabancorrectamente.HacíanloqueMr.Murgatroydhabíaaseguradoymuchomás.Pero,alparecer,enGeraldWadeencontrabanlahormadesuzapato.
Losconfabuladossesintierondefraudados.—Esetiponoesunserhumano—gruñóJimmyThesiger.—Quizá ha creído que era el timbre del teléfono y se ha dado la vuelta,
quedándosedormidonuevamente.—SugirióHelen(oposiblementeNancy).—Mepareceuncasomuynotable.—AfirmóRupertBatemancontodaseguridad
—.Creoquedeberíaserexaminadoporunmédico.—Quizássufrealgunaenfermedaddeloído.—SugirióBill.—En mi opinión —observó Socks—, creo que se está burlando de nosotros.
Claroquelohandespertado,peroquierehacernoscreerquenoloshaoído.TodosmiraronaSocksconrespetoyadmiración.—Esunaidea.—AdmitióBill.—Gerryesunmuchachosutil.—AfirmóSocks—.Yaloveréis.Sindudabajaráa
desayunarmástardequedecostumbresóloparahacernosquedarmal.Y puesto que en aquellosmomentos el reloj señalaba algomás de las doce, la
opinión general fue que la teoría de Socks era correcta. Sólo Ronny Devereuxdiscrepaba.
—Olvidáisqueyoestaba frentea supuertacuandosonóelprimerdespertador.Noimportaloquehayaintentadohacerdespués,elprimerodebiósorprenderleyalgohubierahecho.¿Dóndelopusiste,Pongo?
—Enlamesacercadesuoreja—dijoMr.Bateman.—Tuvisteunabuenaidea,Pongo.—ObservóRonny—.Ahora,dime—prosiguió,
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volviéndoseaBill—:¿cómoreaccionaríastusiunacondenadacampanillaempezaraasonarjuntoatuoídoalasseisymediadelamañana?
—¡Oh,Diosmío!—exclamóBill—.Diría…Callóbruscamente.—Claro que sí—repusoRonny—.Y yo también y cualquier persona.Aquello
quellamanlabestiaquetodohombrellevadentrosaldríaalasuperficie.Puesbien,no salió. Por eso afirmo que Pongo, como de costumbre, tiene razón y queGerrydebepadeceralgunaextrañaenfermedaddeloído.
—Yasonlasdoceyveinte.—Observóunadelaschicas.—Meparecequelacosapasadecastañooscuro—dijoJimmylentamente—.Una
bromaesunabroma,peroestoyavademasiadolejos.NoestábienparalosCoote.Billlemirófijamente.—¿Quéquieresdecir?—QuenoespropiodeGerryhaceralgoporelestilo—repusoJimmy.Le fue difícil encontrar palabras para expresar lo que sentía. No quería dar a
entendermucho,pero,sinembargo,vioqueRonnylomirabasúbitamentealerta.En aquel momento, Tredwell entró en la habitación y miró a su alrededor,
vacilante.—PenséqueMr.Batemanseencontrabaaquí—dijodisculpándose.—Haceunmomentosalióporlapuertacristalera.—RepusoRonny.Tredwellpasó losojosdeéla JimmyThesigeryvolvióamirarlo.Comosi les
hubieran llamado, los dos jóvenes salieron del comedor tras Tredwell, que cerrócuidadosamentelapuerta.
—Bien—dijoRonny—.¿Quésucede?—ComoMr.Wadenobajaba,señor,metomélalibertaddemandaraWilliamsa
suhabitación.—¿Si?—Williamshabajadocorriendopresadegranagitación,señor.—Tredwellhizo
unapausa, como si quisiera prepararles para algo—.Me temo, señor, que el jovencaballerohayamuertomientrasdormía.
JimmyyRonnylomiraronasombrados.—¡Tonterías!—exclamóRonnydespuésdeunmomento—.Es…es imposible.
Gerry…—Laexpresióndesu rostrocambió—.Voya iryomismo.Williamsdebehaberseequivocado.
Tredwell extendió la mano y le detuvo. Jimmy, con una extraña sensación dedistanciamiento,comprendióqueelmayordomodominabalasituación.
—No, señor.Williamsno seha equivocado.Yahemandadoabuscar al doctorCartwrighty,entretanto,mehetomadolalibertaddecerrarlapuertaconllaveantesdeinformarasirOswaldacercadelosucedido.AhoradeboencontraraMr.Bateman.
Tredwellsealejóapresuradamente.Ronnyestabaparalizadoporelasombro.—Gerry—murmuró.
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Jimmycogió a su amigopor el brazoy lo llevóhacia la terraza, obligándole asentarse.
—Tómatelo con calma, amigo mío —dijo bondadosamente—. Dentro de unminuto,tesentirásmuchomejor.
Perolemirabaconcuriosidad.NoimaginabaqueRonnyyGerryWadefuerantanbuenosamigos.
—¡Pobre Gerry! —dijo pensativamente—. ¡Tan lleno de salud como parecíaestar!
Ronnyasintió.—Esabromade losdespertadoresparece fúnebre ahora.—Prosiguió Jimmy—.
Esextraño,verdad,quelafarsasemezcletanamenudoconlatragedia.Hablabasinpensar,paradartiempoaqueRonnyserecobrara.Elotrosemovía
inquieto.—Quisieraqueelmédicollegaradeunavez.Quierosaber…—dijoRonny.—¿Quéquieressaber?—Dequémurió.Jimmyfruncióloslabios.—Quizádelcorazón.—Aventuró.Ronnyserióconunarisabreveyburlona.—Oye,Ronny…—dijoJimmy.—¿Qué?Jimmyencontródifícilseguirhablando.—Noquerrásdecir…nopensarás…Quierodecirquenocreerásque…que,bien,
quelohanmatado,¿verdad?ComoTredwellhacerradolapuertadesucuarto,noséquépensar.
Jimmycreyóquesuspalabrasmerecíanunacontestación,peroRonnysiguióconla mirada fija. Movió la cabeza y permaneció en silencio. Nada podía hacer sinoesperar.Asiqueesperó.
Tredwellllegóunmomentodespués.—Eldoctordeseaverlosaustedesdos,caballeros.Enlabiblioteca,porfavor.Ronnysepusoenpiedeunsalto.Jimmylesiguió.El doctor Cartwright era un hombre joven, de aspecto enérgico y rostro
inteligente.Lessaludóconunabreveinclinacióndecabeza.Pongo,queparecíaestarmásserioquenunca,hizolaspresentaciones.
—Creo que era usted muy buen amigo de Mr. Wade —dijo el médico,dirigiéndoseaRonny.
—Sumejoramigo.—¡Ajá!Este asunto parecemuy claro. Sin embargo, es triste. Parecía gozar de
excelentesalud.¿Sabeustedsitomabaalgoparadormir?—¿Paradormir?—RepitióRonnyasombrado—.Dormíacomountronco.—¿Noleoyójamásquejarsedeinsomnio?
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—Nunca.—Bien,loshechossonmuysencillos.Sinembargo,temoquedeberáhaberuna
investigación.—¿Dequémurió?—Nohaydudaacercadeello.Enmiopinión,debidoaunasobredosisdecloral.
Estabaenlamesitadenoche,enlacualhayasimismounabotellayunvaso.Esalgomuypenoso.
Jimmyhizolapreguntaqueparecíatemblarenloslabiosdesuamigoyque,poralgúnmotivo,Ronnysesentíaincapazdeformular.
—¿Seexcluyelaposibilidaddequealguienintervinieraensumuerte?Eldoctorlemirófijamente.—¿Porquélopregunta?,¿tieneustedmotivosparasospechar?Jimmymiró aRonny.Si su amigo sabía algo, aquél era elmomentodehablar.
PeroRonnynegórepentinamenteconlacabeza.—Ninguno.—Repusoclaramente.—¿Yencuantoalsuicidio?—Ciertamente,no.Ronnyfueenfático.Elmédiconoparecíamuyconvencido.—¿No sabe nada que pudiera inducirle a hacerlo? ¿Acaso dificultades
económicasoalgunamujer?Ronnynegóotravezconlacabeza.—Debemospensarahoraensusparientes.Hayqueavisarlos.—Tieneunahermana,mediahermanamejordicho,queviveenDeanePriory,a
unasveintemillasdeaquí.Cuandonoestabaenlaciudad,Gerryvivíaconella.—Bien—dijoelmédico—.Debemosavisarla.—Yo iré a verla.—Repuso Ronny—. Es algomuy penoso, pero alguien debe
hacerlo.—MiróaJimmy—.Túlaconoces,¿verdad?—Ligeramente.Hebailadoconellaunaodosveces.—Entonces, iremosen tucoche.No te importa,¿verdad?Mefaltavalorpara ir
solo.—Estábien.—LetranquilizóJimmy—.Ibaasugerírtelo.Sacaréelcoche.Estabacontentodeteneralgoquehacer.LaactituddeRonnyleintrigaba.¿Qué
sabía o sospechaba? ¿Ypor qué no le comunicaba almédico sus sospechas, si lastenía?
Unos momentos después, los dos amigos viajaban en el coche de Jimmy conalegredespreocupaciónporcosastalescomoellímitedevelocidad.
—Jimmy—dijoRonnyalcabodeun rato—,supongoqueereselmejoramigoquemequedaahora.
—Bueno.—RepusoJimmy—.¿Porquélodices?—Hayalgoquemegustaríacomunicarte,algoquedeberíassaber—dijoconvoz
ronca.
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—¿AcercadeGerryWade?—Sí.Jimmyesperó.—¿Bien?—Inquiriófinalmente.—Nosésidebo—murmuróRonny.—¿Porqué?—Estoyligadoporunapromesa.—¡Oh!Entoncesquizáseamejorquenomelodigas.Siguióunsilencio.—Sinembargo,megustaría…Túpiensasmejorqueyo,Jimmy.—Locualnoesmuydifícil—repusoéstedesabrido.—No,nopuedo—dijoRonnysúbitamente.—Muybien.Hazloqueteplazca.Seprodujounalargapausa.—¿Cómoes?—preguntóRonny.—¿Quién?—Esachica,lahermanadeGerry.Jimmynohablódurantealgunosmomentosy,después,lohizoconunavozque,
poralgúnmotivo,sehabíaalterado.—Esunabuenamuchacha.Enrealidad,esmagnífica.—Gerrylaqueríamucho.Amenudohablabadeella.—Yellalecorrespondía.Serámuyduroparalapobre.—Sí,desdeluego.PermanecieronensilenciohastallegaraDeanePriory.MissLorraine, lesdijo la doncella, estaba en el jardín.Si queríanpodíanver a
Mrs.Coker.JimmydijoclaramentequenoqueríaveraMrs.Coker.—¿Quiénesesaseñora?—preguntóRonnymientrassedirigíanhaciaun jardín
algodescuidado.—LaviejaqueviveconLorraine.Recorrieronunsenderopavimentadoacuyoextremovieronaunamuchachacon
dos perros de aguas negros. Era de corta estatura, muy rubia, y llevaba un viejovestido de lana. No era la clase de muchacha que Ronny esperaba encontrar. NitampocodeltipoqueJimmyprefería.
Seadelantóhaciaellosconunodelosperroscogidosdelcollar.—¿Cómoestánustedes?—dijo—.NohagancasodeElizabeth.Acabade tener
cachorrosyreceladetodos.Se comportaba de forma absolutamente natural. Cuando levantó la cara, sus
mejillassesonrojaronlevemente.Susojoserandeunazuloscuro,comolaflordelagenciana.
De pronto se agrandaron, ¿era una expresión de alarma? Como si lo hubiera
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adivinado.Jimmyseapresuróahablar.—MissWade,lepresentoaRonnyDevereux.Debedehaberoídohablardeéla
Gerry.—¡Oh,sí!—SevolvióhaciaRonnyconunacálidasonrisadebienvenida—.Creo
queestabanustedespasandounosdíasenChimneys. ¿PorquénohavenidoGerrytambién?
—Nosotros…pues…nohasidoposible—tartamudeóRonny.Nuevamente,Jimmyviounaexpresióndetemorenlosojosdelamuchacha.—MissWade—empezó a decir—, me temo que tenemos malas noticias para
usted.Enelacto,Lorrainesepusoalerta.—¿Gerry?—Sí,Gerry.Está…—¡Díganmelo!¡Díganmelo!—DeprontosevolvióhaciaRonny—.Ustedmelo
dirá.Jimmy sintió el aguijón de los celos y en aquel momento supo lo que había
vacilado en admitir para sí. Supo porqué Helen y Nancy y Socks no eran sino«chicas»paraél,ynadamás.
SólomediooyólavozdeRonnyquedecíaconbravura:—Sí,missWade.Yoselodiré.Gerryhamuerto.Eraunamuchachavalerosa.Contuvounaexclamaciónydiounpasohaciaatrás,
perounmomentodespuésestabahaciendopreguntasansiosas:«¿Cómo?¿Cuándo?».Ronnylecontestóconlasuavidaddequefuecapaz.—¿Polvosparadormir?¿Gerry?Nocabíadudaalgunaencuantoaltonodeincredulidaddesuvoz.Jimmylamiró.
Eracasiunamiradadeaviso.SúbitamentesintióqueLorraine,ensuinocencia,podíadecirdemasiado.
Asuvez,leexplicócongentilezalanecesidaddeunainvestigación.Lorraineseestremeció.DeclinósuofrecimientodellevarlaaChimneysconellos,explicandoqueiríaallímástarde.Teníaunpequeñocochededosplazas.
—Peroprimeroquieroestarunratoasolas—dijoconvoztemblorosa.—Locomprendo.—AsintióRonny.—Desdeluego—murmuróJimmy.Lamiraronsinsaberquéhacer.—Muchasgraciasalosdosporhabervenido.Regresaronensilencio.Habíaciertatirantezentreellos.—Diosmío,esamuchachatienevalor—comentóRonnyunratodespués.Jimmyasintió.—Gerry era amigomío.—Observó Ronny—.Me corresponde ami cuidar de
ella.
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—Ah,sí;desdeluego.DeregresoaChimneys,ladyCoote,llorosa,seacercóaJimmy.—Pobremuchacho—decía—,pobremuchacho.Jimmyhizotodaslasobservacionespropiasdelcaso.LadyCoote ledio largosdetallesde lamuertedevariasqueridasamigassuyas.
Jimmy laescuchabapor respetoa sus sentimientos,ypor fin logróapartarsede suladosinparecergrosero.
Subió las escaleras rápidamente.Ronny salía de la habitacióndeGeraldWade.PareciósorprendersedelaaparicióndeJimmy.
—Heentradoaverlo—dijo—.¿Vasahacerlotútambién?—Creoqueno—repusoJimmy,aquiennolegustabalamuerte.—Opinoquetodossusamigosdeberíanhacerlo.—¿Locreesasí?—preguntóJimmyconlaimpresióndequeRonnyDevereuxse
portabademaneramuyextraña.—Sí,esunamuestraderespeto.Jimmysuspiró,perocedió.—Bueno—dijo,entrandoenlahabitaciónyapretandoalgolosdientesalhacerlo.La cama estaba cubierta de flores. Jimmymiró breve y nerviosamente aquella
carapálida.¿PodíaaquellafigurainmóvilserelangelicalysonrosadoGerryWade?Seestremeció.
Aldarmediavueltaparasalirdelahabitación,susojosseposaronenlarepisaysedetuvoasombrado.Losdespertadoresestabanalineadosenella.
Saliórápidamente.Ronnyleesperaba.—Parecequeestádurmiendo.¡Quémalasuertehatenido!—murmuróJimmy.Uninstantedespués,agregó:—¿Quiéncolocólosdespertadoresenhileraenlarepisa?—¿Cómoquieresquelosepa?Supongoquehabrásidoalgunodeloscriados.—Locuriosoes—siguiódiciendoJimmy—quehaysieteynoocho.Faltauno.
¿Lohasobservadotútambién?Ronnycontestóalgoininteligible.—Sieteenlugardeocho—dijoJimmyfrunciendoelceño—.¿Mepreguntopor
qué?
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CapítuloIV
UNACARTA
—Desconsiderado.Nopuedollamarlodeotramanera—dijolordCaterhamconvozquejumbrosay suave, satisfechodel adjetivo—.Sí,muydesconsiderado.—Insistió—.Amenudoencuentroqueesoshombresquesehanformadoasímismoscarecentotalmentedeconsideración.Esmuyposiblequeaesosedebaqueconsiganamasartangrandesfortunas.
Paseólamiradatristementeporlafincadesusantepasados,cuyaposesiónhabíarecobradoaquelmismodía.
Su hija, lady Eileen Brent, conocida por sus amigos y la sociedad en generalcomoBundle,estallóenunacarcajada.
—Tú jamás amasarás una gran fortuna—observó secamente—, aunque, desdeluego, supiste sacarle un buen pico al viejo Coote al alquilarle esta casa. ¿Quéaspectotiene?¿Espresentable?
—Es uno de esos hombres grandes —repuso lord Caterham estremeciéndoseligeramente—,derostrocuadradoycabellogrisacerado.Transmitefuerza.Poseeloquese llamaunapersonalidadpoderosa.Es laclasedehombreque resultaríade latrasformacióndeunaapisonadoraenunserhumano.
—¿Unpelmazo?—SugirióBundle.—Unpelmazodetomoylomo,yllenodelasmásdeprimentesvirtudes,comola
sobriedad y la puntualidad. No sé qué es peor, si una personalidad poderosa o unpolíticodiligente.Sientopreferenciaporlosineptosalegres.
—Un inepto no hubiera podido pagar el precio que pedías por este viejomausoleo.—LerecordóBundle.
LordCaterhamseestremeció.—Quisiera que no empleases esa palabra,Bundle.Ahora que comenzábamos a
olvidarnosdeltema.—Nocomprendoporquéerestanterriblementesensibleacercadeello.Después
detodo,lagentetienequemorirseenalgunaparte—replicóBundle.—Peronoenmicasa—alególordCaterham.—No veo por qué no. Mucha gente lo ha hecho. Montones de bisabuelos y
abuelos.—Esoesdistinto—arguyó lordCaterham—.Es lógicoque losBrent fallezcan
aquí; ellos no cuentan. Pero no quiero que los extraños también lo hagan. Y meopongo muy especialmente a las investigaciones. Eso se va a convertir en unacostumbre.Yaeselsegundocaso.¿Recuerdaseljaleoquetuvimoshacecuatroaños?Delcual,porcierto,consideroaGeorgeLomaxcomoelúnicoculpable.
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—YahoraquiereshacerresponsablealpobreCoote.Tengolacertezadequeelpobrehombresesintiótanmolestocomotú.
—Muy desconsiderado —insistió lord Caterham empecinado—. No deberíainvitaralagentepropensaatalescosas.Túdirásloquequieras,Bundle,peronomegustanlasinvestigacionesnimehangustadonunca.
—Peroéstanoesigualquelaanterior—repusoBundletratandodecalmarlo—.Quierodecirqueestaveznosetratódeunasesinato.
—Pudierahaberlosido,porlaimportanciaqueesecabezahuecadeinspectorledio.Nohapodidojamássobreponerseaeseasuntodehacecuatroaños.Piensaquecada muerte que se produce aquí es forzosamente un turbio asunto criminal congraves implicacionespolíticas.No tienes ideadel líoque armó.Tredwellme lohacontado.Buscóhuellasdactilaresenlossitiosmásabsurdos.Ydesdeluego,todaslasque encontró en la habitación correspondían al muerto. Es el caso más claro quepuedaimaginarse,aunquesifuesuicidiooaccidenteesalgoquenoseaclaró.
—Yo conocí a Gerry Wade —dijo Bundle—. Era amigo de Bill. Te hubieragustado,papá.Jamásvianadietanineptoyalegrecomoél.
—No me gusta nadie que venga y se muera en mi casa con el propósito defastidiarme.—InsistiólordCaterham.
—Desdeluegonomeimaginoanadieasesinándolo—dijoBundle—.Laideaesabsurda.
—Claroqueloes—asintiólordCaterham—,ycualquierpersonaquenoseaelborricodelinspectorRaglánsedaríacuenta.
—Quizá se sintiera importante al buscar huellas dactilares—prosiguió Bundlecon intenciónde calmar a su padre—.De todasmaneras, el veredicto fue «muerteaccidental»,¿noesverdad?
LordCaterhamasintió.—Teníanquemostraralgunaatenciónasuhermana.—¿Hayunahermana?Loignoraba.—Media hermana, según creo. Esmuchomás joven que él. El viejoWade se
escapó con lamadre de la chica.Acostumbraba a hacer esas cosas.No le gustabaningunamujeramenosquepertenecieraaotrohombre.
—Mealegroqueésenoseaunodetusmaloshábitos—dijoBundle.—SiemprehellevadounavidamuyrespetableytemerosadeDios—afirmólord
Caterham—.Considerandoquenohagodañoanadie,pareceraroquenomedejenenpaz.Sisolamente…
Seinterrumpióalversalirsuhijaporlapuertacristalera.—MacDonald—llamóBundleconvozclara.Elemperadorseacercó.Algoquepodíainterpretarsecomosonrisadebienvenida
trató de expresarse en su rostro, pero el lúgubre natural de todos los jardineros ladisipó.
—Sí,milady—dijo.
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—¿Cómoestáusted?—preguntóBundle.—Nomuybien—repusoMacDonald.—Quería hablarle acerca del campo de bolos. El césped ha crecido mucho.
Mandeaalguienquelocorte.MacDonaldmeneólacabezaconairedubitativo.—ParaellotendríaquesacaraWilliamdelarriateinferior,milady.—Alinfiernoconelarriateinferior—repusoBundle—.Queempieceenseguida.
Además,MacDonald…—Sí,milady.—Corte algunas uvas del invernadero. Ya sé que no es el momento adecuado
porquenuncaloes,peroquierocomeruvas.¿Comprendido?Bundleregresóalabiblioteca.—Losiento,papá—dijo—.QueríahablarconMacDonald.¿Decíasalgo?—Enrealidad,si—repusolordCaterham—.Peronoimporta.¿Dequéhablaste
conMacDonald?—Intentabaquitarlede lacabeza la ideadequeesDiosTodopoderoso,peroes
imposible. Supongo que los Coote habrán sido un incordio. No es hombre depreocuparseporunaapisonadoraporgrandequesea.¿CómoesladyCoote?
LordCaterhamconsiderólapregunta.—Creoquehaidoademasiadasfuncionesteatralesdeaficionados.Alparecer,se
sintiómuytrastornadaporelasuntodelosdespertadores.—¿Quedespertadores?—Tredwellmeloacabadecontar.Alparecer,losinvitadosprepararonunabroma
ycompraronvariosdespertadores,queescondieronenlahabitacióndeljovenWade.Y luego, el pobre muchacho apareció muerto, lo que hizo que la broma resultarafúnebre.
Bundleasintió.—Tredwell me contó algo más, bastante extraño, acerca de los relojes. —
Prosiguió lord Caterham deleitándose en el relato—. Alguien los recogió paraponerlosencimadelarepisa,enfila,cuandoelpobreindividuoestabayamuerto.
—¿Porquénohabíadehacerlo?—preguntóBundle.—Tampoco yo lo encuentro extraño.—Observó lord Caterham—. Pero, según
dijo Tredwell, produjo cierta excitación. Nadie admitió haberlo hecho. Laservidumbre fue interrogada y todos juraron no haberlos tocado. En realidad,constituye un misterio. El coroner hizo algunas preguntas acerca de ello en lainvestigación,yyasabeslodifícilqueesexplicarcosasdetalladamenteagentedeesaclase.
—Sí—admitióBundle.—Desde luego—admitió lord Caterham— es muy difícil comprender algunas
cosasdespuésdequehayan sucedido.Nocomprendoel sentidode lamitadde lasque Tredwell me ha contado. A propósito, Bundle, ese muchacho murió en tu
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habitación.Bundlehizoungestodedesagrado.—¿Porquétienelagentequemorirenmihabitación?—preguntóindignada.—Estoesprecisamenteloqueyodecía.—ObservólordCaterhamtriunfalmente
—.Muydesconsiderado.Todoelmundoesdesconsideradohoyendía.—Pero nome importa.—Añadió Bundle valientemente—. ¿Por qué habría de
importarme?—Puesamímemolestaríamucho—dijosupadre—.Soñaríacosasraras:manos
espectralesycadenasqueentrechocan.—Bien—observóBundle—,teolvidasdequemitíaabuelaLouisemurióentu
cama.Mepreguntosinoverássuespírituinclinadosobreti.—Algunas veces sí —asintió lord Caterham con un estremecimiento—, sobre
tododespuésdecomerlangosta.—GraciasaDios,nosoysupersticiosa—afirmóBundle.Sin embargo, aquella noche, al sentarse ya en pijama frente al fuego de su
habitación, suspensamientos sedirigieronhacia aquel alegreyboboGeraldWade.Eraimposiblecreerquealguientanllenodeganasdevivirpudiesesuicidarse.No,laotrasolucióndebíaserlacorrecta.Seguramentetomabaalgúnsomníferoy,sindarsecuenta, ingirió una sobredosis. Eso era posible. Suponer cualquier otra cosasignificabaatribuiraGerryWadeunacapacidadintelectualquenotenía.
Su mirada se fijo en la repisa y empezó a pensar en la historia de losdespertadores. Su doncella le había hablado extensamente de ello, añadiendo undetalleque,alparecer,TredwellnocreyódignodemencionaralordCaterham,peroqueexcitólacuriosidaddeBundle.
Sietedespertadoresestabanpuestosenhileraenlarepisayelotroseencontróenelcésped,adondehabíasidoarrojadodesdelaventana.
Bundlemeditó sobredichodetalle, queparecíauna cosaperfectamente inútil ysinsentido.Podíamuybienimaginarseaunadelasdoncellasrecogiendolosrelojesyque,más tarde, temiendoverseenvueltaenelcaso,negarahaberlos tocado.Peroseguramenteningunadeellashubieraarrojadounrelojaljardín.
¿Lohabría hecho el propioGerryWade cuando la campanilla le despertó?No.También eso era imposible. Bundle recordaba haber oído decir que la muerte deWadeocurrióaprimerashorasdelamadrugadayque,naturalmente,conanterioridadseprodujoelestadocomatoso.
Bundlefruncióceño.Aquelasuntodelosrelojeseraciertamentecurioso.TendríaquehablarconBillEversleigh.Ellasabíaquehabíasidounodelosinvitados.
ElpensamientoylaaccióneransimultáneosenBundle.Sedirigióasupequeñoescritorio,quesecerrabamedianteunapersianaenrollable.Cogióunahojadepapelyescribió:
QueridoBill:
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Hizo una pausa para tirar de la bandeja del escritorio. Se había atascado comohabía sucedido enotras ocasiones.Bundle tiróde ella con impaciencia, perono semovió.Recordóque,enunaocasiónanterior,unsobrefuelacausadelatasco.Cogióuncortapapelesyloinsertóenlaranura,moviéndoloensuinteriorhastaqueasomólaesquinadeunahojadepapel.Bundlelasacó.Eralaprimerapáginadeunacarta,algoarrugada.
Lafechalellamólaatención:21deseptiembre.—Veintiuno de septiembre —murmuró Bundle lentamente—. Ése fue
seguramenteeldía…Calló. Sí, estaba segura de ello. Gerry Wade fue encontrado muerto el día
veintidós.Éstaeralacartaqueestabaescribiendolavísperadelatragedia.Bundlealisóelpapelyleyóeltexto.Estabaincompleto.
MiqueridaLorraine:Llegaréacasaelmiércoles.Mesientomuybienycontento.Serádelicioso
volverteaver.DebesolvidarloquetedijeacercadeSevenDials.Penséqueseríaalgochistoso,peronoesasí.Sientohabertehabladodeello.Noesunacosaenlaquemuchachascomotúdebanmezclarse.Olvídalo,¿quieres?
Queríadecirtealgomás,pero tengo tantosueñoquenopuedomantenerlosojosabiertos.
EncuantoaLurcher,creoque…
Aquíterminabalacarta.Bundlefruncióelentrecejo.SevenDials.¿Dóndeseencontrabaaquellugar?En
algunodelosbarriosbajosdeLondres.LaspalabrasSevenDialslerecordabanalgomás,pero,porelmomento,nosabíaqué.Suatenciónestabafijaendosfrases:«Mesientomuybien»y«tengotantosueñoquenopuedomantenerlosojosabiertos».
Esonoencajaba,porqueaquellanocheGerryWadetomóunadosistangrandedecloralquenovolvióadespertar.¿Yporquélahabíatomadosiloqueescribióenlacartaeraverdad?
Bundle meneó la cabeza. Paseó la mirada por la habitación y se estremeció.Acaso Gerry Wade la estaba contemplando en aquel instante. Había muerto enaquellahabitación.
Permaneció sentada, sin moverse. Sólo el tic-tac de su pequeño reloj de oroquebrabaelsilencio.Estesonidoeradesusadamentefuerteeimponente.
Bundlemiró hacia la repisa. Un vivido retrato apareció en su imaginación. Elmuerto tendidoen lacamaysietedespertadoresdejandooír su tic-tacen la repisa,fuertemente,ominosamente:tic-tac,tic-tac…
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CapítuloV
ELHOMBREDELACARRETERA
—Papá—dijoBundle, abriendo la puerta del sanctasanctórumde lordCaterhamyasomandolacabeza—,mevoyaLondresenelHispanoSuiza.Nopuedoresistirmáslamonotoníadeestelugar.
—Perosillegamosayer.—SesorprendiólordCaterham.—Yalosé,peroparecequehacecienaños.Habíaolvidadoloaburridoquepuede
serelcampo.—Noestoydeacuerdocontigo.—Objetó lordCaterham—.Espacífico;esoes,
pacífico. Y muy cómodo. Me complace más de lo que puedes imaginar haberregresadoaChimneysyvolveradisponerdeTredwell.Esehombresedesvivepormicomodidad de la manera más extraordinaria. Alguien ha venido esta mañanapreguntandosipodríancelebrarunarecuperacióndelasmuchachasexploradorasennuestroparque.
—Querrásdecirreunión.—LeinterrumpióBundle.—Reunión, recuperación, qué más da. Tener que negarme a ello me hubiera
colocado en una situación muy embarazosa y es probable que hubiese dado miconsentimiento.PeroTredwellmesacódeesadifícilsituación.Heolvidadoyaloquedijo.Eraalgomuyingeniosoquenopodíaherirlossentimientosdenadie,peroquedejabalacosamuyclara.
—Yonomeconformoconlacomodidad—dijoBundle—.Quieroemoción.LordCaterhamseestremeció.—¿Notuvimosyabastantehacecuatroaños?—preguntóentonoquejumbroso.—De eso hace ya mucho tiempo —repuso Bundle—. No confío mucho en
encontraralgomásdeemociónenLondres,pero,por lomenos,nomedislocaré lamandíbulabostezando.
—Pormi experiencia—arguyó lordCaterham—, la gente que va en busca delpeligro acaba encontrándolo. —Y bostezó largamente—. De todas maneras —prosiguió—,tampocomeimportaríairalaciudad.
—Bien,entoncesvamos—asintióBundle—.Peroapresúrate,porquetengoprisa.LordCaterhamhabíaempezadoa levantarse,peroaloír laspalabrasde suhija
volvióasentarse.—¿Dicesquetienesprisa?—preguntóconrecelo.—Muchísima—afirmóBundle.—Eso lo arregla todo —dijo lord Caterham—. No voy contigo. No es
convenienteparaunhombredemiedadviajarcontigoenelHispanoSuizacuandoquieresllegarrápidamenteaalgunaparte.Mequedaréaquí.
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—Comoquieras.—ObservóBundlesaliendodelabiblioteca.Entonces,entróTredwell.—El vicario desea verle, milord, para hablarle acerca de cierta infortunada
controversiaquesehaproducidorespectoalestatutodelaBrigadaJuvenil.LordCaterhamgruñó.—Mepareciórecordar,milord,quelehabíaoídodecirduranteeldesayunoque
iríapaseandohastaelpuebloestamañanaparahablarconelvicariodeesteasunto.—¿Selohadichoustedasí?—preguntólordCaterhamconansiedadenlavoz.—Sí,milord.Esperohaberhechobien.—Claroquesi,Tredwell.Ustedsiemprehacelascosasbien.Nopodríahacerlas
deotramaneraaunqueselopropusiera.Tredwell sonrió benignamente y se retiró. Entretanto, Bundle hacía sonar la
bocina ante la puerta del jardínmientras una niña salía corriendo de la caseta delguarda,apremiadaporlavozdesumadre.
—Corre,Katie.Debesermilady,contantaprisacomodecostumbre.EracaracterísticodeBundletenerprisa,especialmentecuandoestabasentadaal
volante de un coche. Era buena conductora y poseía una considerable habilidad ysangre fría. De lo contrario, su temerario modo de conducir hubiera acabado endesastremásdeunavez.
Eraunfrescodíadeoctubre,conelcieloazulyelsolbrillante.LospinchazosdelairehicieronaflorarlasangrealasmejillasdeBundleylallenarondeganasdevivir.
AquellamañanahabíaremitidoaDeanePriorylainacabadacartadeGerryWadeaLorraineWade, incluyendo unas líneas explicativas. La curiosa impresión que lacarta lehabíacausadoquedabaalgodisminuidaa la luzdeldía,pero,sinembargo,seguía creyendo que requería una explicación. Intentaría ver a Bill Eversleigh yobtenerdeéldetallesmáscompletosdeaquellatragedia.Entretanto,eraunamañanamagníficayelHispanoSuizacorríacomounaexhalación.
Apretóelpiecontrael aceleradoryelHispanoSuiza respondióenseguida.Lasmillaspasabanveloces,habíapocotránsitoyBundleteníaantesíunalargarecta.
Entonces, sin elmenor aviso, unhombre salió, tambaleándose, de un seto y semetió en la calzada. Era imposible detener el coche a tiempo. Bundle virórápidamente hacia la derecha.El coche casi volcó en la cuneta. Fue unamaniobrapeligrosa,perotuvoéxito.Bundletuvocasilacertezadehaberesquivadoalhombre,evitandoasíunacatástrofe.
Miró hacia atrás y sintió una desagradable sensación. El coche no lo habíaatropellado, pero, a pesar de todo, debió haberle dado de refilón al pasar. Estabaechadobocaabajoenlacarreterayyacíaterriblementeinmóvil.
Bundle saltó del coche y corrió hacia él. Jamás había atropellado con suautomóvil algomás importanteque algunagallinavagabunda.Que el accidentenohubierasidoculpasuyanomermabasuansiedad.Elhombrepodríaestarebrio,peroebrio o no, ella lo había matado. Estaba segura de ello. El corazón le latía
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fuertemente,resonándoleenlacabeza.Seinclinósobreélylediolavuelta.Nogruñónisequejó.Vioquesetratabade
unhombrejoven,derostroagradable,elegantementevestidoyquelucíaunpequeñobigote.
Nohabíaseñalexternadeheridaalguna,peroteníalacertezadequehabíamuertoo se estabamuriendo. Los párpados del hombre semovieron. Entreabrió los ojos.Eran lastimeros, como los de un perro. Parecía querer decir algo.Bundle volvió ainclinarsesobreél.
—Sí—dijoella—.¿Si?Aquel hombre quería hablar, lo deseaba ardientemente y ella nada podía hacer
paraayudarlo.Porfinoyólaspalabras,comounsusurro.—SevenDials…dígalea…El hombre quería pronunciar un nombre y apelaba para ello a todas sus
desfallecidasfuerzas.—Sí.¿Aquiénselotengoquedecir?—Dígaseloa…JimmyThesiger…Laspalabrassalierondesus labios,yentonces,depronto, lacabezacayóhacia
atrásysucuerposerelajó.Bundle se sentó sobre sus talones, temblando de pies a cabeza. Jamás hubiera
imaginado que podría sucederle algo tan horrible. Estaba muerto y ella lo habíamatado.
Tratódesobreponerse.¿Quédebíahacer?Suprimerpensamientofueacudiraunmédico.Eraposiblequeaquelhombre sóloestuvieradesvanecidoynomuerto.Suinstintorechazabaesaposibilidad,peroellaseesforzabaencreerla.Deunamanerauotra,debíameterloenelcocheyllevarloalmédicomáscercano.Aquellazonadelacarreteraestabadesiertaynohabíanadiequepudieraayudarla.
Apesarde su esbeltez,Bundle era fuertey teníamúsculosde acero.Acercó elcochelomásposibleyentonces,haciendoacopiodetodassusfuerzas,arrastróytiródel cuerpo inanimadohastameterlo en el vehículo. Fue algo terrible, pero hizo detripascorazónyalfinloconsiguió.
Entonces,sepusoalvolante.Unpardemillasmásadelante,llegóaunpuebloynotardóenencontrarlacasadelmédico.
EldoctorCassell,unhombredemedianaedadyrostrobondadoso,sesorprendióalentrarensuconsultorioyencontrarseconunajovenapuntodedesmayarse.
Bundlehablóconvozentrecortada.—Creo…creoquehematadoaunhombre.Loatropellé.Estáenelcoche.Yo…
conducíademasiadodeprisa,supongo.Siempreheconducidoasí.Eldoctorlamiróconojopráctico,sedirigióhaciaunaestanteríayvertióalgoen
unvaso.—Bebaesto—dijo—ysesentirámejor.
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Bundleobedecióyelcolorvolvióasusmejillas.Eldoctorasintió.—Así estámejor.Ahora quiero que se siente tranquilamente aquí.Yo saldré y
haréloquetengaquehacer.Unavezmehayacercioradodequenadapuedehacerseporesehombre,regresaréymelocontarátodo.
Estuvoausente largorato.Bundlemirabael relojcolocadosobre larepisade lachimenea.Cincominutos,diez,uncuartodehora,veinteminutos…¿Noregresaríajamáseldoctor?
Lapuerta seabrióyeldoctorCassell entróenel consultorio.Teníaunaspectodistinto, segúnobservóBundleenseguida: estabamás serioyalerta.Algohabíaensusmaneraqueellanoalcanzabaacomprender,comounaexcitaciónreprimida.
—Vamosaver,señorita—dijo—.Cuéntemelosucedido.Dicequeatropelloaesehombre.Dígameexactamentecómoocurrióelaccidente.
Bundleloexplicólomejorquepudo.Eldoctorlaescuchabaconatención.—¿Yelcochenopasóporencimadeél?—No.Enrealidad,creíquehabíapodidoesquivarlo.—¿Dicequesetambaleaba?—Sí.Creíqueestabaebrio.—¿Ysaliódelseto?—Habíaunportalónenelseto.Debiósalirporallí.Eldoctorasintió,despuésserecostóenlasillaysequitólosquevedos.—No me cabe la menor duda —dijo— de que conduce usted de forma muy
arriesgadayque,unodeestosdías,quizásatropelléaalguien.Sinembargo,hoynolohahecho.
—Pero…—Elcochenolotocó.Esehombrehamuertodeuntiro.
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CapítuloVI
OTRAVEZSEVENDIALS
Bundlelomiróasombrada.Pocoapoco,elmundo,quedesdehacíatrescuartosdehoraestabaalrevés,recobrólaposiciónnormal.TranscurrierondosminutosantesdequeBundle hablara, pero cuando lo hizo no era ya aquellamuchacha aterrorizada,sinolaverdaderaBundle,fría,serena,eficienteylógica.
—¿Cómopudoserheridodeunbalazo?—preguntó.—Nolosé—repusoelmédicosecamente—,perolofue.Tieneunabaladefusil
enelcuerpo.Tuvounahemorragiainterna;porelloustednodescubriólesiónalguna.Bundleasintió.—Lacuestiónes—prosiguióeldoctor—:¿quiéndisparócontraél?¿Noviousted
anadieporallí?Bundlenegóconlacabeza.—Esextraño.—Observóelmédico—.Detratarsedeunaccidente,lomásnatural
sería que el causante saliera corriendo para prestar auxilio, amenos, naturalmente,quenosupieralosucedido.
—Nohabíanadieporallí—afirmóBundle—.Enlacarretera,quierodecir.—Supongo —prosiguió el médico—, que ese pobre muchacho debía estar
corriendoyquelabalaloalcanzócuandocruzabaelportalón,conlaconsecuenciadequesalióalacarreteratambaleándose.¿Nooyóningúndisparo?
Bundledijoquenoconungesto.—Esdifíciloírnadaconelruidodelcoche—contestó.—Tienerazón.¿Nodijonadaalmorir?—Murmuróalgunaspalabras.—¿Nadaquepuedaarrojaralgunaluzsobrelatragedia?—No. Quería que comunicara algo, no sé qué, a un amigo suyo. ¡Ah, sí! Y
mencionóSevenDials.—¡Ajá!—exclamóeldoctor—.Noesunlugarapropiadoparaunodesuclase.
Acasoelasaltanteprovienedeesebarrio.Nodebemospreocuparnosporestoahora.Déjelo todo en mis manos. Yo lo notificaré a la policía. Desde luego, tendrá quedarmesunombreydirección,porquelapolicíaseguramentequerráinterrogarla.Enrealidad, quizá fuera mejor que me acompañara a la comisaría ahora. Podríanmolestarseconmigoporhaberladejadomarchar.
Fueron juntosenel cochedeBundle.El inspectordepolicía eraunhombredehablarlento.SesintióabrumadoporelnombredeBundleysudirección,yleescribiósudeclaraciónconmuchocuidado.
—¡Chicos! —exclamó—. Ha sido eso. Los chicos practicando. Son unos
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estúpidos. Disparan a los pájaros sin consideración alguna por quien puedaencontrarsealotroladodeunmatorral.
Elmédico pensó que no era una soluciónmuy lógica, pero comprendió que elcasoestaríaprontoenmejoresmanosynojuzgóoportunohacerobjeciones.
—¿Cuáleselnombredelmuerto?—preguntóelsargento,humedeciendolapuntadellápiz.
—Llevaba un tarjetero. Al parecer se trata de Mr. Ronald Devereux, conresidenciaenAlbany.
Bundle frunció el ceño. Aquel nombre le recordaba algo. Estaba segura dehaberlooídoconanterioridad.
Sólocuandoestabaamediocaminode regresoaChimneys, lo recordó. ¡Desdeluego!RonnyDevereux,elamigodeBillenelForeignOffice.ÉlyBill,y,esoera,GeraldWade.
LasorpresafuetalqueBundlecasisesaliódelacarretera.Primero,GeraldWade,después,RonnyDevereux.Lamuerte deGerryWadepudodeberse a undescuido,peroladeRonnyDevereuxteníasindudaunainterpretaciónmássiniestra.
Entonces,Bundlerecordóalgomás.¡SevenDials!Cuandoelmoribundolodijoleresultófamiliar.Ahorasabíalarazón:GeraldWademencionabaSevenDialsenlaúltimacartaasuhermana,quehabíaempezadoaescribirlavísperadesumuerte.Yaquelloestabarelacionadoconalgocuyacomprensiónseleescapaba.
Conlamenteocupadaenestascosas,Bundleconducíatandespacioquenadielahubierareconocido.Llevóelcochealgarajeyfueenbuscadesupadre.
LordCaterhamestabatranquilamenteleyendoelcatálogodeunasedicionesrarasqueseponíanpróximamentealaventaysesintióenormementeasombradoalveraBundle.
—InclusoparatiesimposiblehaberidoaLondresyregresarentanpocotiempo.—NoheestadoenLondres—repusoBundle—.Atropelléaunhombre.—¿Cómo?—Sóloqueenrealidadnolohice.Ledispararon.—¿Cómoledispararon?—Nosécómo,peroledispararon.—¿Porquédisparastecontraél?—Yonolohice.—Nodeberíasdispararcontralagente—dijolordCaterhamconunsuavetonode
reproche—.Nodeberíashacerlo.Meatrevoadecirquemuchosselomerecen,perohacerlonotetraerásinodisgustos.
—Tedigoquenodisparécontraél.—¿Entonces,quiénlohizo?—Nadielosabe—repusoBundle.—¡Tonterías! —exclamó lord Caterham—. No es posible disparar contra un
hombreyatropelladosinquenadielohayahecho.
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—Nofueatropellado—dijoBundle.—Pensabaquetúlohabíashecho.—Dijequepensabahaberlohecho.—Probablemente,fueelestallidodeunneumático.—ObservólordCaterham—.
Avecessuenancomolosdisparos.Asílodicenlasnovelasdedetectives.—Eresverdaderamenteimposible,papá.Parecequetengasmenoscerebroqueun
conejo.—Enabsoluto—protestólordCaterham—.Vienesconunaabsurdahistoriadeun
hombreatropelladoyconunabalaenelcuerpoynosécuántascosasmásyesperasqueyolocomprendatodoporartedemagia.
Bundlesuspiróresignada.—Préstameatención—dijoella—.Telocontaréenpalabrasdeunasílaba.—Le
relatólosucedidoyalacabarañadió—:Yaestá.¿Lohascomprendidoahora?—Desdeluego.Todoestámuyclaro.Comprendoqueestuvierasagitada,querida.
Noestabamuyequivocadocuandoantesdeirtetedijequequienbuscabaelpeligroacababaporencontrarlo.Mecomplacemucho—acabólordCaterhamconunligerotemblor—,habermequedadoaquí.
Volvióahojearelcatálogo.—¿DóndeestáSevenDials,papá?—EnalgunapartedelEastEnd,supongo.Algunasveceshevistoautobusesque
vanallí.¿Oserá,acaso,SevenSisters?Jamásheestadoallí,afortunadamente,porqueimaginoqueesunlugarquenomegustaría.Sinembargo,tengolacuriosaimpresióndehaberoídohablardeélnohacemuchoenrelaciónaalgunacosa.
—¿ConocesaJimmyThesiger,verdad?LordCaterhamestabanuevamenteabsortoenlalecturadelcatálogo.Habíahecho
unesfuerzopormostrarseinteligentesobreelasuntodeSevenDials,peroestaveznolohizo.
—Thesiger —murmuró vagamente—, Thesiger. ¿Uno de los Thesiger deYorkshire?
—Esloqueteestoypreguntando.Préstameatención,papá.Esmuyimportante.LordCaterhamhizoundesesperadoesfuerzoporparecerinteligentesintenerque
pensardemasiadoenloqueselepreguntaba.—HayalgunosThesiger enYorkshire—dijo animado—.Y sinomeequivoco,
tambiénloshayenDevonshire.TutíaabuelaSelinasecasóconunThesiger.—¿Ydequémesirveeso?—exclamóBundle.LordCaterhamsoltóunarisita.—Depocolesirvióaellatambién,sinorecuerdomal.—Eresimposible—repitióBundlelevantándose—.TendréquebuscaraBill.—Sí,querida—contestósupadrepasandounahoja—.Ciertamente.Desdeluego.Bundleselevantóconunsuspirodeimpaciencia.—Quisiera poder recordar lo que decía aquella carta—murmuró, casi para sí
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misma—.Nolaleíconmuchaatención.Algosobreunabroma,queSevenDialsnoeraningúnchiste.
LordCaterhamlevantósúbitamentelavistadelcatálogo.—¿SevenDials?—dijo—.Desdeluego,ahoralorecuerdo.—¿Quérecuerdas?—Por qué me sonaba familiar. George Lomax ha estado aquí. Por una vez
Tredwellhafalladoy lodejópasar. Ibaa laciudad.Pareceque lapróximasemanahabráunareuniónpolíticaenlaAbadíayqueharecibidounacartadeaviso.
—¿Quéquieresdecirconuna«cartadeaviso»?—En realidad,no lo sé.Noentró endetalles.Creoquedecía«Cuidado»y«El
peligro amenaza» y todas esas cosas. Pero fue escrita en Seven Dials. Recuerdoclaramente que él lo dijo. Iba a consultar con Scotland Yard. Ya sabes cómo esGeorge.
Bundleasintió.Conocíabienaaquelanimososervidorpúblico,GeorgeLomax,subsecretariopermanentedeEstadodeSuMajestadpara los asuntos extranjeros, aquienmuchos evitaban debido a su costumbre de recitar en privado sus discursospúblicos.Acausadesusojossaltonesmuchaspersonas,entrelascualessecontabaBillEversleigh,leconocíanconelmotede«Elbesugo».
—Dime—preguntó—.¿«Elbesugo»estaba interesadopor lamuertedeGeraldWade?
—Creoqueno,aunquebienpodíaestarlo.Bundlepermanecióensilenciodurantealgunosminutos.Seesforzabaenrecordar
con exactitud qué decía la carta que habíamandado a LorraineWade y, almismotiempo,imaginarsecómoeralamuchachaalaqueibadirigida.¿Cómoseríaaquellachica a la que, al parecer,GeraldWadequería tanto?Cuantomáspensaba en ella,másleparecíaquenoeralaclasedecartaqueunhermanoescribiríaasuhermana.
—¿Dijiste que la chica Wade era sólo medio hermana de Gerry? —preguntósúbitamente.
—Bien, desde luego, estrictamente hablando, supongo que no era, quiero decirquenoera,suhermanaenabsoluto.
—Pero¿sellamaWade?—Enrealidad,no.NoerahijadelviejoWade.Comotedije,élseescapóconsu
segunda esposa, que estaba casada con un truhán. Supongo que el tribunal leconcedería al marido rufián la custodia de la hija, pero él ciertamente no usó eseprivilegio.ElviejoWadequeríamuchoalaniñaeinsistióenquellevarasuapellido.
—Yacomprendo—observóBundle—.Esoloexplicatodo.—¿Quéesloqueloexplicatodo?—Algoquemeextrañóacercadeunacarta.—Creoqueesunamuchachabastantebonita—dijolordCaterham—.Oesloque
heoídodecir.Bundle se dirigió a sus habitaciones, pensativa. Tenía varias cosas que hacer.
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Primero debía encontrar a ese Jimmy Thesiger. Acaso Bill pudiera ayudarla aconseguirlo.RonnyDevereuxhabíasidoamigodeBill.SiJimmyThesigerloeradeRonny,eraposiblequeBilltambiénloconociera.
Después estaba Lorraine Wade, que quizá pudiera arrojar alguna luz sobre lacuestióndeSevenDials.Evidentemente,GerryWadelehabíadichoalgoalrespecto.Suansiedadparaqueloolvidarateníaunvisotrágicoysiniestro.
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CapítuloVII
BUNDLEHACEUNALLAMADA
EncontraraBillnoofrecíadificultadalguna.Aldíasiguienteporlamañana,BundlefueaLondresconsucoche—estavezsinaventurasporelcamino—ylollamóporteléfono.Billdiograndesmuestrasdealegríaehizovaríassugerenciasencuantoacomer,tomarelté,cenarybailar.Bundlelasrechazótodas.
—Dentrodeunoodosdíasvolveréysaldrécontigo,peroporelmomentoestoymuyocupada.
—¡Oh!—exclamoBill—.Quéaburrimiento.—No,noloes—repusoBundle—.Escualquiercosamenosaburrido.¿Conoces
aalguienquesellameJimmyThesiger?—Sí,ytambiéntú.—No,yono.—Claroquesí.TodoelmundoconoceaJimmy.—Losiento—dijoella—,peroporunavezparecequenosoytodoelmundo.—Perodebesconocerlo—insistióBill—.Untipoconlacararosada.Tienepinta
deborrico,peroenrealidadtienetantocerebrocomoyo.—¡Nomedigas!—repusoBundle—.La cabeza le debe pesar bastante cuando
anda.—¿Quieressersarcástica?—preguntóBill.—Hagoundébilesfuerzoporserlo.¿AquésededicaJimmyThesiger?—¿Quéquieresdecircon«aquésededica»?—¿AcasoperteneceralForeignOfficeteimpidecomprendertupropioidioma?—¡Ah,yaentiendo!Quieressabersitienealgúnempleo.No.Sólorondaporahí.
¿Porquéhabríadetrabajar?—Másdineroquecerebro,¿eh?—Yonodiríaeso.Tehedichoquetienemáscerebrodeloqueparece.Bundle permaneció en silencio. Dudaba más y más. Aquel joven ocioso no
parecíaserunaliadoqueprometieramucho.Sinembargo,sunombrehabíasido loprimeroenacudiraloslabiosdelmoribundo.
—RonnyapreciamucholainteligenciadeJimmy—dijoBill—.Yasabes,RonnyDevereux.Thesigeressumejoramigo.
—Ronny…Bundle calló, indecisa. Estaba claro queBill no sabía nada de lamuerte de su
amigo.Entoncesleparecióextrañoquelosperiódicosdelamañananomencionaranel caso. Era una noticia demasiado jugosa como para pasarla por alto. Sólo podíahaberunaexplicación:porrazonesdesconocidas,lapolicíaocultabaelasunto.
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Billseguíahablando.—HacelamardetiempoquenohevistoaRonny,desdeelfindesemanaentu
casa,cuandoelpobreGerryWademurió.Hizounapausayprosiguió:—Supongoqueestarásenteradadeeso.¡Oye,Bundle!:¿Estásahítodavía?—Claroquesí.—Nohasdicho esta boca esmía enmucho rato.Empezaba a creer quehabías
colgado.—No.Estabapensandoenalgo.¿Comunicaría a Bill la muerte de Ronny? Decidió que no era algo que debía
decirseporteléfono.Peropronto,muypronto,deberíareunirseconél.Entretanto…—Bill…—Dime.—Quizáscenecontigomañana.—¡Magnífico!Ydespués iremosabailar.Tengomuchascosasquecontarte.En
realidad,hetenidounamalasuerteespantosa.—Mañaname lo contarás—le interrumpióBundle—. ¿Quieres darme ahora la
direccióndeJimmyThesiger?—¿JimmyThesiger?—Esoesloquehedicho.—ViveenJeremynStreet…¿Oes,acaso,laotracalle?—Exprímeteesemagníficocerebroquetienes.—Sí,JeremynStreet.Esperaytedaréelnúmero.Hubounapausa.—¿Estástodavíaahí?—Siempreestoyahí.—Unonuncasabeconestoscondenadosteléfonos.Eselnúmero103.¿Lotienes?—Sí.Gracias,Bill.—Sí,pero¿paraquéloquieres?Medijistequenoloconocías.—No,perodentrodemediahoraloconoceré.—¿Vasasuapartamento?—Correcto,Sherlock.—Perositodavíanosehabrálevantado.—¿No?—Creo que no.Quiero decir: ¿quién se levanta a esta hora sino tiene por qué
hacerlo?Míralodesdeestepuntodevista.Notienesideadecuántomecuestallegaraquí cadamañana a las once.Cuandome retraso, «El besugo» pone el grito en elcielo.Nopuedesimaginarteloterriblequeesestavida,Bundle.
—Mañanaporlanochemelocontarástodo—dijoBundleapresuradamente.Colgóelauricularyanalizólasituación.Primeroconsultólahora.Eranlasdoce
menosveinticinco.ApesardelconocimientodelascostumbresdesuamigoqueBill
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tenía,creyóqueMr.Thesigerestaríayaaaquellahoraensituaciónderecibirvisitasytomóuntaxiparadirigirsealnúmero103delacalleJeremyn.
Leabrió lapuerta el ejemplo idealdelmayordomo retirado.Su rostro, cortésydesprovisto de toda expresión, era uno de los que se encontraban por decenas enaquelaristocráticobarriodeLondres.
—¿Quiereustedvenirporaquí,madame?Lallevóarriba,aunsalónextremadamentecómodo,provistodeenormessillones
depiel.SumidaenunadeaquellasmonstruosidadeshabíaotramuchachamásjovenqueBundle,pequeña,decabellorubio,vestidadenegro.
—¿Aquiéndeboanunciar,madame?—Nodaréminombre—dijoBundle—.QuieroveraMr.Thesigerporunasunto
importante.Elmayordomoseretiróconunainclinación,cerrandolapuertatrasdesí.Hubo
unapausa.—Esunbonitodía—dijolamuchacharubiatímidamente.—Muybonito—asintióBundle.Seprodujootrapausa.—He venido del campo en coche esta mañana —dijo Bundle iniciando una
conversación—ypenséqueíbamosatenerunadeesasterriblesnieblas.Peronohasidoasí.
—No—repuso la otra muchacha—, no lo ha sido. Yo también he venido delcampo.—Prosiguió.
Bundle lamiróconmayor atención.Sehabía sentido ligeramentedisgustadaalencontraraaquellamuchachaallí.Ellapertenecíaalaclasedepersonasquegustande ir derechas al grano y pensó que tendría que librarse de la otra antes de poderhablardelasuntoquelahabíallevadoallí.Noeraalgoquepudierasertratadodelantededesconocidos.
Peroalmirarlaatentamenteseleocurrióunaideaextraordinaria.¿Podríaser?Lamuchacha llevaba luto riguroso.Eraalgoarriesgado,peroBundlecreyóestaren locierto.Searmódevalor.
—Óigame—dijo—.¿Esusted,porcasualidad,LorraineWade?Lorrainelamiróasombrada.—Sí.¿Cómohapodidoadivinarlosinonosconocemos?Bundlehizoungestodesatisfacción.—Sinembargo,ayerleescribí.SoyBundleBrent.—FueustedmuyamablealmandarmelacartadeGerry—dijoLorraine—.Lehe
contestadodándolelasgracias.Jamáshubieraesperadoencontrarlaaquí.—Voyadecirle loquemeha traídoaquí—repusoBundle—.¿Conocíausteda
RonnyDevereux?Lorraineasintió.—EstuvoencasaeldíaenqueGerry…Despuéshavenidoavermeunaodos
veces.Eraunodesusmejoresamigos.
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—Losé.Bien,pueshamuerto.Lorraineabriólaboca,sorprendida.—¡Muerto!Perosiparecíarebosantedesalud.Bundle le contó los sucesos del día anterior lo más brevemente posible. Una
expresióndemiedoyhorrorseretratóenelrostrodeLorraine.—Entoncesesverdad,esverdad.—¿Quéesverdad?—Loquehepensado,loqueheestadopensandoduranteestasúltimassemanas.
Geraldnomuriódemuertenatural.Fueasesinado.—¿Ustedhapensadoeso?—Sí.Gerrynohubieratomadosomníferosjamás.—Dejóescaparunabreverisa
—. Dormía demasiado bien para necesitarlos. Siempreme pareció extraño, y a éltambién.Yoséqueasílocreía.
—¿Quién?—Ronny. Y ahora sucede esto y él ha sido asesinado. —Hizo una pausa y
prosiguió—:Poresovineaquíhoy.TanprontorecibílacartadeGerryqueustedmemandó,quiseveraRonny,peromedijeronquenoestaba.Entoncespenséenveniraver a Jimmy, que era un buen amigo deRonny.Creí que quizá élme diría lo quedebíahacer.
—Quieredecir…—Bundlehizounapausa—…acercadeSevenDials.Lorraine asintió.Sedisponía ahablar, pero en aquelmomento JimmyThesiger
entróenelsalón.
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CapítuloVIII
JIMMYRECIBEVISITAS
Alllegaraestepunto,debemosretrocederunosveinteminutos,almomentoenqueJimmyThesiger,queemergíadelaniebladelsueño,tuvoconcienciadequeunavozconocidaledecíapalabrasextrañas.Sumenteintentóhacersecargodelasituación,peronolologró.Bostezóysediolavuelta.
—Unaseñoritadeseaverlo,señor.Lavozeraimplacable.Estabatandispuestaarepetiraquellaspalabrasunayotra
vezqueJimmyseresignóaloinevitable.Abriólosojosyparpadeó.—¿Quédice,Stevens?—preguntó—.Repítalo.—Unaseñoritadeseaverlo,señor.—¡Oh!—Jimmyhizounesfuerzoparacomprender—.¿Paraqué?—Nolosé,señor.—No,supongoqueno.—Pareciópensarenello—.No,claroqueno.Stevensrecogiólabandejajuntoalacama.—Letraerétéreciénhecho,señor.Ésteestáfrío.—¿Creeustedquedebolevantarmeyrecibiraesaseñorita?Stevensnorespondió,peromantuvolaespaldabienerguida,yJimmyentendióla
señalcorrectamente.—Estábien.—CedióJimmy—.Supongoquedeberéverla.¿Hadadosunombre?—No,señor.—¿Noserá,porcasualidad,mitíaJemima?Porque,siesella,nomelevanto.—Laseñorita,señor,nopuedesertíadenadie,amenosqueseaelmiembromás
jovendeunafamilianotablementenumerosa.—¡Ajá!—ReaccionóJimmy—.Jovenyadorable.¿Cómoes?—Lajovenseñorita,señor,esindudablementecommeilfaut,sipuedopermitirme
emplearestaexpresión.—Puede usarla —dijo Jimmy, condescendiente—. Su pronunciación francesa,
Stevens,simepermitedecirle,esmuybuena.Muchomejorquelamía.—Mecomplaceescucharlo, señor.Últimamenteheseguidouncursode francés
porcorrespondencia.—¿Deverdad?Esustedmaravilloso,Stevens.Stevenssonrióconairedesuperioridadysaliódelahabitación.Jimmypermaneció echadoen la cama, tratandode recordar losnombresde las
muchachas jóvenesyadorables,estrictamentecommeil faut, quepudieranvisitarloensucasa.
Elmayordomo regresóconel té reciénhecho,y Jimmyse lo tomómientras se
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sentíapicadoporunaagradablecuriosidad.—Supongo, Stevens, que le habrá facilitado algún periódico para que se
entretenga—dijo.—Sí,señor,elMorningPostyelPunch,señor.Eltimbredelapuertalehizosalirnuevamente.Alospocosmomentos,regresó.—Otraseñorita,señor.—¿Cómo?Jimmyseagarrólacabezaconambasmanos.—Otra señorita, señor. No quiere dar su nombre, pero dice que debe tratar un
asuntomuyimportante.Jimmylemiróasombrado.—Todoesoesmuyextraño,Stevens,muyextraño.¿Aquéhoraregreséanoche?—Alascinco,señor.—¿Ycómo…cómoestaba?—Algoalegre,señor,sóloalegre.Sesentíainclinadoacantar«RuleBritannia».—¡Quéextraordinario!—dijoJimmy—.«RuleBritannia»,¿eh?Nomeimaginoa
mi mismo cantando «Rule Britannia» estando sobrio. Algún patriotismo latentesacadoalasuperficieporelestímulodeunpardecopasdemás.EstabacelebrandoalgoenMustardandCress[2], segúnrecuerdo.Noesunsitio tan inocentecomosunombrepareceindicar,Stevens.—Hizounapausa—.Mepregunto…
—¿Si,señor?—Mepregunto si, estandobajo el influjo de este estímulo, nohabré puesto un
anuncioenelperiódicopidiendounaniñeraoalgoporelestilo.Stevenstosió.—Dosmuchachas. Parece raro. En el futuro, tendré que evitar elMustard and
Cress.Esunabonitapalabra,Stevens:evitar.Elotrodíalavienuncrucigramaymegustó.
Jimmy se vestía rápidamentemientras hablaba.Diezminutosmás tarde, estabapreparadopararecibirasusdesconocidasvisitantes.Alabrir lapuertadelasala, laprimerapersonaaquienviofueaunamuchachadecabellooscuro,esbelta,queleeratotalmente desconocida. Estaba de pie junto a la chimenea. Entonces, sus ojos sedirigieron hacia un enorme sillón de piel y su corazón latió apresuradamente.¡Lorraine!
Ellaselevantóyhablóprimero,conciertonerviosismo.—Debes estar muy sorprendido de verme, pero tenía que venir. Enseguida te
explicaréelmotivo.ÉstaesladyEileenBrent.—Bundle,asíescomosuelenllamarme.Probablementehabráoídohablardemía
BillEversleigh.—¡Oh, sí, naturalmente! —repuso Jimmy, tratando de hacerse cargo de la
situación—.Siéntenseytomemosuncócteloloquesea.Losdosmuchachasdeclinaronelofrecimiento.
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—Enrealidad—prosiguióJimmy—acabodelevantarmedelacama.—EsomedijoBill—observóBundle—.Cuando le dije que venía a verle,me
aseguróqueestaríausteddurmiendoaún.—Peroahorayaestoylevantado—repusoJimmy.—EssobreGerry—dijoLorraine—.Yahora,sobreRonny…—¿Quequieresdecirconese«ahoraacercadeRonny»?—Ayerlomatarondeuntiro.—¿Qué?—gritóJimmy.Bundlerepitióelrelatoporsegundavez.Jimmyescuchabacomosiestuvierasoñando.—ElviejoRonny…muerto—murmuró—.¿Quédemoniosestodoesteasunto?Se sentó en el borde de un sillón, permaneciendo pensativo durante un par de
minutosydespuéshablóconvozqueda.—Hayalgoquedeberíadecirles.—Si—dijoBundleanimándolo.—FueeldíaenqueGerryWademurió.Cuando íbamosa tucasaparadarte la
noticia—dijo, señalando a Lorraine con un movimiento de cabeza—, Ronny mecontó algo. Es decir, empezó a contármelo. Había algo que quería decirme, perodespuésdijoqueestabaligadoporunapromesaynosiguióhablando.
—Ligadoporunapromesa—repitióLorrainepensativa.—Eso dijo. Naturalmente, no insistí. Pero él se comportaba de una manera
extraña,muyextraña.Entonces,tuvelaimpresióndequesospechabaalgoycreíquese lodiríaaldoctor,peronisiquiera losugirió.Despuéspenséqueacasomehabíaequivocado y más tarde todo pareció tan claro que creí que mis sospechas erantotalmenteinfundadas.
—Pero¿creequeRonnyseguíasospechando?—preguntóBundle.Jimmyasintió.—Eso pienso ahora.Ninguno de nosotros le volvió a ver vivo desde entonces.
CreoqueestabatratandodeaveriguarporsucuentalaverdadacercadelamuertedeGerry.Esmás, estoyconvencidodeque loaveriguó.Poreso lomataron.Entoncestratódeavisarme,perosólopudopronunciaresasdospalabras.
—SevenDials—dijoBundleestremeciéndoseligeramente.—Seven Dials —asintió Jimmy con gravedad—. Por lo menos, tenemos esto
comopuntodepartida.BundlesevolvióhaciaLorraine.—Ibaustedadecirme…—¡Ah,sí!Primero,acercade lacarta.—SedirigióaJimmy—.Gerrydejóuna
carta.LadyEileen…—Bundle.—Bundlelaencontró.—Leexplicólascircunstanciasenpocaspalabras.Jimmylaescuchaba,muyinteresado.Eraloprimeroquesabíaacercadelacarta.
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Lorrainelasacódelbolsoyselaalargó.Laleyóydespuésmiróalamuchacha.—Ahorapuedesayudarnos.¿QuéesesoqueGerryqueríaqueolvidaras?Lorrainefruncióelceño,perpleja.—Meresultamuydifícilrecordarloexactamenteahora.Porerror,abríunacarta
deGerry.Recuerdoqueestabaescritaenpapelbaratoyconletrabastantedifícildeleer.LaencabezabaunadirecciónenSevenDials.Entoncesmedicuentadequenoeraparamíyvolvíameterlaenelsobresinleerla.
—¿Estássegura?—preguntóJimmysuavemente.Lorrainerióporvezprimera.—Séloquepiensasyadmitoque lasmujeressomoscuriosas,peroesacartani
siquieraparecíainteresante.Eraunalistadenombresyfechas.—Nombresyfechas—repitióJimmypensativo.—A Gerry no pareció importarle mucho —prosiguió Lorraine—. Se rió. Me
preguntósihabíaoídohablarde laMafiaalgunavezyentoncescomentóqueseríacurioso que una sociedad así funcionara en Inglaterra, porque los ingleses no eranaficionados a esas cosas secretas. «Nuestros criminales—observó—no tienen unaimaginacióntanpintoresca».
Jimmysilbóporlobajo.—Estoy empezando a comprender —dijo—. Seven Dials debe ser el cuartel
generaldealgunasociedadsecreta.Comodiceenlacartaqueestabaescribiéndote,alprincipio debió parecerle una broma. Así lo afirma. Y hay algo más: su ansiedadporqueolvidarasloqueéltehabíadicho.Sólopuedehaberunarazónparaello:siesasociedad sospechara que sabes algo, entonces estarías en peligro. Gerald se diocuentayestabaterriblementepreocupadoporti.
Hizounapausayluegocontinuóenvozbaja:—Imagino que todos corremos peligro si decidimos seguir adelante en este
asunto.—¿Sidecidimos?—exclamóBundleindignada.—Estoy hablando de ustedes dos.Es diferente en lo que amí respecta.Yo era
amigo del pobre Ronny —miró a Bundle—. Usted ha cumplido su cometidocomunicándome sumensaje. No, por el amor deDios, usted y Lorraine no debenmezclarseenesto.
Bundleinterrogóconlamiradaalaotramuchacha.Ellayahabíadecidido,peroevitódarningunapistaenaquelmomento.NodeseabaempujaraLorraineWadeaunamisióntanpeligrosacomoaquélla.
PeroelrostrodeLorrainebrillódeindignación.—¿Crees por un momento que yo podría mantenerme al margen cuando han
matado a Gerry, a mi querido Gerry, el hermano mejor, más cariñoso y másbondadoso que ninguna chica haya tenido? ¡Era la única persona que tenía en elmundo!
Jimmy se aclaró la garganta, incómodo. Lorraine, pensó, era maravillosa,
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sencillamentemaravillosa.—Mira—dijo vacilante—.No debes decir eso de que te encuentras sola en el
mundo. Tienes muchos amigos que estaremos contentos de hacer por ti cuantopodamos.¿Comprendesloquequierodecir?
Esposiblequeellacomprendiera,puessesonrojóy,paracubrirsuazoramiento,empezóahablarconnerviosismo.
—Estádecidido—dijoella—.Harécuantopuedaynadiepodráimpedírmelo.—Yyotambién,desdeluego—afirmóBundle.AmbasmiraronaJimmy.—Sí—repusoél—.Sí,yaveo.Unavezmáslemiraron.—Estabapensando—siguiódiciendoJimmy—cómovamosaempezar.
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CapítuloIX
PLANES
LaspalabrasdeJimmyllevaronladiscusiónaunterrenomáspráctico.—En realidad—dijo— no tenemosmucho en que basarnos. Sólo las palabras
SevenDials,ynisiquierasédóndeestá.Nopodemosregistrartodoaquelbarrio,casaporcasa.
—Quizási—dijoBundle.—Quizá podría hacerse, si es necesario, aunque no estoy muy seguro de ello.
Imaginoquedebetratarsedeunbarriomuypoblado.Noseríasutil.EsapalabralerecordóaSocksysonrió.—Después, naturalmente, tenemos el lugar en el que Ronny fue asesinado.
Podríamos investigar por allí, pero la policía seguramente estará ya haciéndolo y,desdeluego,muchomejorquenosotros.
—Lo que me gusta de usted —observó Bundle sarcástica— es su alegre yoptimistadisposición.
—Nolehagascaso,Jimmy—dijoLorraine—.Sigue.—Noseatanimpaciente—repusoJimmydirigiéndoseaBundle—.Losmejores
investigadores examinan los casos de esta forma, eliminando toda investigacióninnecesaria.Ahora,veamoslaterceraalternativa:lamuertedeGerald.Sabemosquefueasesinado…Apropósito,ustedeslocreenasí,¿noesverdad?
—Sí—dijoLorraine.—Sí—dijoBundle.—Magnífico.Yotambién.Bien,meparecequeesahídondepodemosaveriguar
algo.Despuésdetodo,siGerrynotomabacloral,alguiendebedehaberentradoensuhabitación,haberlopuestoallíydisueltoenelvasoparaquecuandosedespertaralobebiera.Naturalmente,dejólacajaoelfrascovacío.¿Estándeacuerdoconmigo?
—Sí—repusoBundledespacio—,pero…—Espere.Y ese alguien debía encontrarse en la casa.No pudo ser alguien del
exterior.—No—concedióBundle.—Muybien.Esolimitaelcampoconsiderablemente.Paraempezar,supongoque
muchosdeloscriadosyaloerandesufamilia.—Sí —asintió Bundle—. Casi todos ellos se quedaron cuando la casa fue
alquilada. Los principales siguen allí todavía. Desde luego, ha habido algunoscambiosencuantoalosmenosimportantes.
—Exactamente. A eso es a lo que iba. Usted —se dirigió a Bundle— debeencargarse de este aspecto de la cuestión. Averigüe cuándo se contrataron nuevos
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criados.¿Quéhaydeloslacayos,porejemplo?—Unodeellosesnuevo.SellamaJohn.—Bien,hagaaveriguacionessobreJohn.Ytambiénacercadecualquierotroque
hayasidoadmitidohacepocotiempo.—Supongo—dijoBundledespacio—quedebió ser un criadoquien lohiciera.
Pero¿nopodríahabersidounodelosinvitados?—Nomepareceposible.—¿Quiénesestabanallí?—Habíatresmuchachas:Nancy,HelenySocks…—¿SocksDaventry?Laconozco.—Acasofueraella.Siempredicequelascosassonsutiles.—ÉsaesSocks.Sutilesunadesuspalabrasfavoritas.—Y también estábamos Gerry Wade y yo, Bill Eversleigh y Ronny. Y desde
luego,sirOswaldyladyCoote.¡Oh!YPongo.—¿QuiénesPongo?—SunombreesBateman,secretariodelviejoCoote.Esuntipoconairesolemne,
peromuyconcienzudo.Fuialcolegioconél.—No parece haber ningún sospechoso entre los mencionados. —Observó
Lorraine.—No,nolohay—repusoBundle—.Comousteddice,habráquebuscarentrelos
criados.Apropósito,¿creeustedquepuedeteneralgunaimportanciaelhechodequeunodelosdespertadoresfueraarrojadoporlaventana?
—¿Undespertadorarrojadoporlaventana?—RepitióJimmyasombrado.Eralaprimeravezqueteníanoticiadeello.—Nopuedocomprenderquérelaciónpuedehaber.—ObservóBundle—.Esun
hechoraroqueparececarecerdesentido.—Ahorarecuerdo—dijoJimmyhablandolentamente—queentréaveralpobre
Gerryyvilosdespertadoresalineadosenlarepisa.Sólohabíasiete,noocho.Seestremecióligeramenteeintentóexplicarse.—Lo siento, pero esos despertadores siempre me han dado cierta aprensión.
Algunas veces he soñado con ellos. Odiaría tener que entrar en esa habitación denocheyverlosallíalineados.
—Nopodríaverlosenlaoscuridad.—ObjetóBundleconsentidopráctico—.Amenosque tuvieranesferas luminosas. ¡Oh!—exclamó,afluyéndole lasangrea lasmejillas—.¿Nocomprenden?¡SevenDials!
Losotroslamiraron,sincomprender,peroellainsistióconcrecientevehemencia.—Debesereso.Esimposiblequesetratedeunacoincidencia.Seprodujounapausa.—Acaso tenga usted razón—dijo JimmyThesiger finalmente—. Es… esmuy
extraño.Bundleempezóainterrogarlerápidamente.
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—¿Quiéncomprólosdespertadores?—Todosnosotros.—¿Dequiénfuelaidea?—Detodos.—Tonterías.Alguiendebiópensarenelloprimero.—Nosucedióasí.Estábamosdiscutiendoloquepodríamoshacerparaobligara
GerryalevantarsetempranoyPongohablódeundespertador,yalguiendijoqueconunonohabríabastante.Yalguienmás,creoquefueBillEversleigh,preguntóqueporquénounadocena.EntoncescompramosunoparacadaunoyunomásparaPongoyotroparaladyCoote,porpuragenerosidad.Nohubopremeditaciónalguna.
Bundlecalló,peronosedioporvencida.Jimmyprocedióentoncesahacerunresumenmetódico.—Creo que podemos decir que estamos seguros de ciertos hechos. Hay una
sociedad secreta, que tiene algunas semejanzas con la Mafia. Gerry Wade tuvoconocimientodeella.Alprincipiotratóelasuntocomounchiste,comoalgoabsurdo.Nopodíacreerquefueraverdaderamentepeligrosa.Peromástardesucedióalgoqueloconvenciódequenoeracosadebromayentoncessesintióalarmado.MeimaginoquedebiódecirlealgoaRonnyDevereux.Fueracomofuese,cuandoGerrymurió,Ronnysospechóalgoyencontróunapista.Desgraciadamente,nosotrosnoshallamosenplenaoscuridad:nosabemosloqueellossabían.
—Quizás seaunaventaja.—ObservóLorraine fríamente—.No sospecharándenosotrosy,portanto,nointentaránquitarnosdeenmedio.
—Quisiera estar seguro de esto—dijo Jimmy preocupado—. Ya sabes que elpropioGerryqueríaalejartedeesto.¿Creesquepodría…?
—No,nopodrías.—LeinterrumpióLorraine—.Novayamosadiscutirmáseso.Esunapérdidadetiempo.
Aloírmencionarlapalabra«tiempo»,losojosdeJimmyseposaronenelrelojylanzóunaexclamacióndeasombro.Selevantóyabriólapuerta.
—Stevens.—Sí,señor.—¿Podríaprepararalgodecomer?—Meanticipéasusdeseos,señor.LaseñoraStevensyatienetodopreparado.—Es ustedmaravilloso—dijo Jimmy con un suspiro de alivio—. Inteligencia,
simpleinteligencia.—Observódirigiéndosealasdosmuchachas—.Siguecursosporcorrespondencia.Algunasvecesmepreguntosinomeconvendríaamítambién.
—Noseastonto.—ObservóLorraine.Stevens abrió la puerta y empezó a servir un delicado almuerzo. A la tortilla
siguieronunascodornicesylosmássuavessoufflés.—¿Porquésontanfelicesloshombressolteros?—dijoLorraineconvoztrágica
—.¿Porquélescuidanmejorlosextrañosquenosotrasmismas?—Nolocreas—repusoJimmy—.Quierodecirquenoescierto.¿Cómopodría
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serlo?Amenudoimaginoque…De pronto, Bundle dio un grito y los otros dos la miraron, francamente
asombrados.—¡Qué idiota! —exclamó Bundle—. ¡Qué imbécil! Yo misma, por supuesto.
Sabíaquehabíaolvidadoalgo.—¿Qué?—¿Conoceusteda«Elbesugo»,aGeorgeLomax,quierodecir?—Heoídohablarmuchodeél—repusoJimmy—,aBillyaRonny.—«Elbesugo»celebraráunareuniónlasemanapróximayharecibidounacarta
deavisodeSevenDials.—¿Cómo?—exclamóJimmyexcitado.Acercólasilla—.¿Esesocierto?—Sí.Elmismoselocontóapapá.¿Quécreeustedquepuedeindicareso?Jimmyserecostóensusillón,pensandorápidaylacónicamente.Porfin,hablóy
suspalabrasfueronbrevesyconcisas.—Algosucederáenesareunión.—Esomismocreoyo—asintióBundle.—Todoencaja—dijoJimmy.SevolvióhaciaLorraine.—¿Quéedadteníasdurantelaguerra?—preguntóinesperadamente.—Nueveaños.No,ocho.—YsupongoqueGerrytendríaunosveinte.Lamayorpartedelosmuchachosde
veinteañosparticiparonenlaguerra.Gerry,no.—No—dijoLorraine,despuésdepermanecerpensativaduranteunmomento—.
No,Gerrynoestuvoenelejército;noséporqué.—Yopuedodecírtelo.—Observó Jimmy—.Opor lomenos, puedo adivinarlo.
EstuvofueradeInglaterrade1915a1918.Mehetomadolamolestiadeaveriguarlo.Nadieparecesaberdóndeestuvoexactamente.YocreoqueestabaenAlemania.
LasangreafluyóalasmejillasdeLorraine,quemiróaJimmyconadmiración.—Eresmuyinteligente.—Hablabaelalemánmuybien,¿noesverdad?—Oh,si,comosihubieravividotodalavidaenAlemania.—Tengo laconviccióndeestaren locierto.Óiganme.GerryWadeestabaenel
ForeignOffice.Parecíaserlamismaclasedetonto,yperdonaestapalabra,Lorraine,peroya sabes loquequierodecir, queBillEversleighyRonnyDevereux.Eraunasuperficialidadparalagalería.Perose trata,realmente,dealgomuydistinto.GerryWadeeramuy inteligente.Nuestroserviciosecretoeselmejordelmundoy,enmiopinión,Gerryocupabaunaltocargoenél.Yeso loexplica todo.RecuerdohabermencionadoalazaraquellanocheenChimneysqueGerrynopodíaser tanborricocomoaparentaba.
—¿Ysiestáustedenlocierto?—preguntóBundle,prácticacomosiempre.—Entonces,lacosaesmásgravedeloquepensamos.SevenDialsnoessólouna
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organizacióncriminal,sinointernacional.Hayalgoimprescindible:alguientienequeacudiralareuniónencasadeLomax.
Bundlehizounamueca.—Yo conozco bien a George, pero no le caigo bien. Jamás se le ocurriría
invitarmeaunareuniónseria.Detodasmaneras,yopodría…Permanecióunosmomentossumidaensuspensamientos.—¿Cree que podría lograrlo yo a través de Bill? —preguntó Jimmy—.
Seguramenteestaráallí,comolamanoderechade«Elbesugo».Puedeinvitarmeconcualquierpretexto.
—Noveoporquéno—repusoBundle—.TendréquealeccionaraBillyhacerledecirlascosasnecesarias.Esincapazdepensarlasporsímismo.
—¿Quésugiereusted?—preguntóJimmyhumildemente.—¡Oh! Es muy fácil. Bill puede describirle a usted como un joven rico,
interesado en la política, que desea presentarse como candidato al Parlamento.George morderá el anzuelo enseguida. Ya sabe lo que son los partidos políticos:siempreandanalacazadejóvenesricos.CuantomásricodigaBillqueesusted,másfácilresultará.
—MientrasnomedescribacomoaunRothschild, loquese leocurra—repusoJimmy.
—Entonces, creo que está prácticamente arreglado. Mañana cenaré con Bill yconseguirélalistadelaspersonasqueasistirán.Nosseráútil.
—Siento que no pueda usted estar allí —observó Jimmy—, pero, después detodo,acasoseamejorasí.
—Noestoymuyseguradequenopodréir—dijoBundle—.«Elbesugo»meodiacomosiyofueraveneno,perohayotrosmedios.
Seinterrumpiópensativo.—¿Yyo?—preguntóLorraine,conunavocecita.—Tú no debes mezclarte en esto—contestó Jimmy en el acto—. Después de
todo,necesitamosaalguienfuerapara…—¿Paraqué?Jimmydecidiócambiardetáctica.SevolviósuplicantehaciaBundle.—¿NocreequeLorrainedebepermaneceralmargen?—preguntó.—Desdeluego.—Otravezserá—dijoJimmybondadosamente.—¿Ysinohayotravez?—preguntóLorraine.—Seguramente,lahabrá.Nolodudes.—Comprendo.Deboirmeacasayesperar.—Esoes—repusoJimmyaliviado—.Sabíaquelocomprenderías.—Si los tres tratamos de forzar nuestra admisión en la reunión, eso podría dar
lugara sospechas—explicóBundle—.Ysupresencia sería imposiblede justificar.¿Nolocreeasí?
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—Si—asintióLorraine.—Entonces,arreglado.Túnoharásnada—dijoJimmy.—Noharénada—repitióLorraine,muydócil.Bundlelamiróescamada.Ladocilidadconquelamuchachaaceptabalasituación
noparecíanatural.Lorraineledevolviólamirada.SusojosazulesparecíaninocentesysostuvieronladeBundlesinpestañear.Bundleestabasóloparcialmentesatisfecha.LadocilidaddeLorraineWadeleresultabamuysospechosa.
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CapítuloX
BUNDLEVISITASCOTLANDYARD
Ahorapodemosdecirque,enlaanteriorconversación,cadaunadelastrespersonasquetomaronparteenelladejóalgoenreserva.Elrefránpopular«Nadielodicetodo»esmuycierto.Puededudarse,porejemplo,dequeLorraineWade fuera totalmentesinceraalexplicarlosmotivosquelaindujeronavisitaraJimmyThesiger.
Asimismo, Jimmy Thesiger tenía diversas ideas y planes en relación con lapróximareuniónencasadeGeorgeLomaxque,porejemplo,noabrigabalamenorintenciónderevelaraBundle.
Y la propia Bundle tenía un plan que se proponía poner en prácticainmediatamenteydelcualnohabló.
Al salir del apartamento de JimmyThesiger, se dirigió a ScotlandYard, dondepreguntóporelsuperintendenteBattle.
El superintendenteBattle eraunhombremásbien corpulentoque se encargabacasiexclusivamentedecasosdedelicadanaturalezapolítica.Unodeellostuvolugaren Chimneys hacía cuatro años y Bundle confiaba, francamente, en que él larecordara.
Después de una corta espera, fue conducida a lo largo de varios pasillos hastallegaraldespachoprivadodeBattle.Elsuperintendenteteníaunrostroinexpresivo.Parecíamuy poco inteligente y su aspecto eramás el de un viajante que el de undetective.
CuandoBundle entró, estaba de pie junto a la ventanamirando la calle con suinexpresividadhabitual.
—Buenastardes,ladyEileen—saludó—.Tengalabondaddetomarasiento.—Gracias—contestóBundle—.Temíqueacasonomerecordara.—Siempre recuerdo a las personas—repuso él, y añadió—: en mi trabajo, es
necesario.—¡Oh!—exclamoBundlealgodesilusionada.—¿Quépuedohacerporusted?—inquirióBattle.Bundlehablósinrodeos.—He oído decir que ustedes, en ScotlandYard, tienen listas de las sociedades
secretasycosasasíqueseformanenLondres.—Tratamosdeestarinformados—repusoBattleconcautela.—Supongoquemuchasdeellasnosonrealmentepeligrosas.—Seguimos una regla bastante buena—dijo el superintendente—.Cuantomás
hablan,menosdañohacen.Sesorprenderíadelobienquefunciona.—¿Esciertoquealgunasveceslasdejanustedesquefuncionenlibremente?
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Battleasintió.—Sí.¿PorquénopuedeunhombrellamarseasimismoHermanodelaLibertad
yreunirseconotroscomoél,dosvecesporsemana,enalgúnsótanoyhablarderíosde sangre?Esono lehacedañoniaélni anosotros.Ysi algunavez sucedealgo,siempresabemosdóndeecharleelguante.
—Perosupongoque,enalgunaocasión,unasociedadpuedesermáspeligrosadeloqueunopuedeimaginar.—SeñalóBundle.
—Esposible.—ObservóBattle.—Peropodríasuceder.—InsistióBundle.—Claro,podríasuceder—admitióelsuperintendente.Hubouncortosilencio.Entonces,Bundlepreguntócondiscreción:—¿SuperintendenteBattle,podríadarmeunalistadelassociedadessecretasque
tienensucuartelgeneralenSevenDials?El superintendenteBattle sevanagloriabadequeeracapazde reprimir siempre
sus emociones. Pero Bundle podía haber jurado que, por un instante, sus ojosparpadearonypareciósorprendido.Sóloporunbreveinstante,desdeluego.Cuandohabló,eraelhombreinexpresivodesiempre.
—Estrictamentehablando,hoyendíanoexisteunlugarllamadoSevenDials.—¿No?—No.Lamayorpartehasidoderribadoyreconstruido.Antañofueunbarriode
bastantemala nota, pero hoy es discreción respetable y de clase alta.Ya no es unlugarrománticodondebuscarmisteriosassociedadessecretas.
—¡Oh!—exclamóBundledisgustada.—Detodasmaneras,megustaríamuchosaberporquéseinteresaporesebarrio,
ladyEileen.—¿Debodecírselo?—Nos evitaría problemas, ¿no? Así sabríamos dónde estamos, por decirlo de
algunamanera.Bundlevacilóuninstante.—Ayermataronaunhombredeuntiro—dijolentamente—.Creíqueyolohabía
atropelladoconduciendomicoche.—¿Mr.RonaldDevereux?—Ustedlosabía,desdeluego.¿Porquénohanhabladodeellolosperiódicos?—¿Quiererealmentesaberlo,ladyEileen?—Sí,porfavor.—Pensamosquenosvendríanbienveinticuatrohorasdediscreción.Laprensalo
publicarámañana.—¡Oh!—dijoBundlesorprendida.¿Qué se escondía tras aquel inescrutable rostro? ¿Consideraba el asesinato de
RonaldDevereuxcomouncrimenvulgarocomoalgoextraordinario?—MencionóSevenDialsmientrasseestabamuriendo—dijoBundledespacio.
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—Gracias—dijoBattle—.Tomarénotadeello.Escribióunapalabraenelsecantedelacarpetadelescritorio.Bundlesiguióotratáctica.—CreoqueMr.Lomaxvinoaverleayeracausadeunacartaamenazadoraque
habíarecibido.—Sí.—FueenviadadesdeSevenDials.—Creoqueestabamataselladaallí.Bundlesintiócomosiestuvierallamandoinútilmenteaunapuertacerrada.—Simepermiteaconsejarle,ladyEileen…—Séloquevaadecir.—Váyaseasucasaynopiensemásenestascosas.—Ydejárselotodoaustedes,¿verdad?—Despuésdetodo—respondióelsuperintendenteBattle—,nosotrossomoslos
profesionales.—Y yo sólo una aficionada. Sí, pero usted olvida algo. Quizás no tenga sus
conocimientosysuhabilidad,peroposeounaventajasobreustedes:puedo trabajarenlaoscuridad.
Leparecióque el superintendente se sorprendía, como si suspalabrashubierandadoenelclavo.
—Desdeluego—siguióBundle—,sinoquieredarmeunalistadelassociedadessecretas…
—Nohedichotalcosa.Ledaréunalistacompleta.Fuea lapuerta, laabrió,pronuncióalgunaspalabrasy regresóa suasiento.De
pronto,Bundlesequedóperpleja.Lafacilidadconquehabíaaccedidoasusdeseosleparecíasospechosa.Battlelaestabacontemplandoplácidamente.
—¿RecuerdalamuertedeMr.GeraldWade?—preguntóelladepronto.—Ocurridaensucasa,¿verdad?Creoquetomóunasobredosisdesomníferos.—Suhermanaafirmaquejamástomabanadaparadormir.—¡Ah!—exclamóel superintendente—.Sesorprenderíaustedde lascosasque
lashermanasignoran.Bundlevolvióaasombrarse.Permanecióensilenciohastaqueentróunhombre
conunahojadepapelescritaamáquina,queentregóalsuperintendente.—Aquí tiene—dijoesteúltimocuandoelotro semarchó—.LosHermanosde
SangredeSanSebastián,losPerrosLobos,losCamaradasdelaPaz,elClubdelosCamaradas,losAmigosdelaOpresión,losHijosdeMoscú,losAbanderadosRojos,losArenques,losCamaradasdelosCaídosymediadocenamás.
Lealargóelpapelconunguiño.—Melada—dijoBundle—porquesabequenomeservirádenada.¿Quiereque
abandoneesteasunto?—Lo preferiría —afirmó Battle—. Si mete usted la nariz en estos sitios, nos
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meteráenunmontóndeproblemas.—¿Cuidandodemi,acaso?—Cuidandodeusted,ladyEileen.Bundle se había puesto de pie, pero estaba indecisa. Hasta aquel momento, el
superintendente Battle parecía el triunfador. Pero entonces ella recordó un ligeroincidenteyloutilizócomosuúltimabaza.
—Hace un momento, le dije que un aficionado podía hacer algunas cosasimposibles para un profesional. Usted nome contradijo. No lo hizo porque es unhombrehonesto,superintendenteBattle.Sabíaqueyoestabaenlocierto.
—Sigausted.—SeapresuróadecirBattle.—En Chimneys me permitió ayudarle. ¿Por qué no deja que también lo haga
ahora?Battle pareció meditar aquellas palabras. Animada por su silencio, Bundle
prosiguió:—Ustedsabemuybiencomosoy,superintendenteBattle.Memetoentodo.No
quieroentrometermeensucaminootratardehacerloqueustedhacemuchomejor.Perosihayunaoportunidadparaunaficionado,démela.
SeprodujootrapausayentonceselsuperintendenteBattledijoenvozbaja:—Nopudoustedhaberseexpresadoconmayorclaridad,ladyEileen.Perovoya
decirle una cosa. Lo que usted propone es peligroso y, cuando digo peligroso,significapeligroso.
—Medoycuentadeello—repusoBundle—.Nosoytonta.—No—dijoBattle—.Jamásheconocidoaningunaseñoritacomousted.Loque
haré por usted, lady Eileen, es lo siguiente. Le daré una pequeña pista, y lo hagoporque jamáshe creídomucho en la divisa«Seguridad ante todo».Enmiopinión,másnosvaldríaquelamitaddelagentequesepasalavidaevitandoseratropelladaporunautobús,acabaranatropelladas.Nosirvenparanada.
EstaextraordinariaopiniónenlabiosdelsuperintendenteBattledejóaBundlesinaliento.
—¿Cuáleslapistaquevaadarme?—preguntóporfin.—ConoceaMr.Eversleigh,¿verdad?—¿SiconozcoaBill?Desdeluego,pero…—ImaginoqueélpodrádecirlecuantoustedquierasaberacercadeSevenDials.—¿Billlosabe?¿Bill?—Yo no he dicho tal cosa. Pero creo que, siendo usted una señorita tan
inteligente, podrá sonsacarle cuanto quiera. Y por ahora —prosiguió elsuperintendenteBattleconfirmeza—,novoyadecirlenadamás.
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CapítuloXI
LACENACONBILL
Llenadeexpectación,BundlesedispusoaencontrarseconBill.Éste lasaludóconvisiblesmuestrasdealegría.
«Billresulta realmente bastante agradable—pensóBundle—.Es como uno deesosperrosgrandesytorpesqueagitanlacolacuandoestáncontentosdeverte».
Elperrograndeestabaemitiendocortosladridosdecomentarioseinformaciones.—Estás maravillosa, Bundle. No puedo decirte cuánto me complace verte. He
encargadoostras.Tegustan, ¿verdad?¿Ycómoestá todo?¿Porquéestuviste tantotiempoenelextranjero?¿Tedivertistemucho?
—No—repusoBundle—.Fue terrible.Viejoscoronelesenfermosarrastrándosealsol,mustiassolteronas,directorasdebibliotecasycofradías…
—AmidameInglaterra—dijoBill—.Nomegustaelextranjero,exceptoSuiza.Suiza está bien. Estoy pensando en ir allí estas Navidades. ¿Por qué no vienes tútambién?
—Lo pensaré. —Observó Bundle—. ¿Qué has estado haciendo estos últimostiempos,Bill?
Eraunapreguntaingenua,queBundlehizosóloporcortesíaycomopreliminarasuspropiostópicosdeconversación.Era,sinembargo,loqueBillestabaesperando.
—Esoesexactamenteloquequeríadecirte.Túeresinteligente,Bundle,yquierotuconsejo.¿ConocesesarevistamusicalMalditosseantusojos?
—Sí.—Pues voy a contarte unode las jugarretasmás sucias que puedas imaginarte.
¡Dios mío, esa gente del teatro! Hay una muchacha—una norteamericana— unaverdaderapreciosidad…
ABundlese lecayóelalmaa lospies.LosagraviosdelasamigasdeBilleransiempreinterminablesynohabíamaneradepararlos…
—Esachica.BabeSt.Maur…—¿Dedóndesacóesenombre?—preguntóBundleconsarcasmo.—Del Quién es quién. Lo abrió y, sin mirar, puso un dedo en una página.
Inteligente, ¿verdad? Su verdadero nombre es Golschmidt o Abrameier, o algoimposibledepronunciar.
—¡Ah,vaya!—asintióBundle.—Bien,puesBabeSt.Maureslista.Ytienebuenosmúsculos.Esunadelasocho
chicasquehacíanelpuenteviviente…—Bill—leinterrumpióBundledesesperada—,ayerporlamañanafuiavisitara
JimmyThesiger.
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—ElbuenodeJimmy.—ObservóBill—.Bien,comotedecía,Babeeslista.Hayqueserlohoyendía.Siunoquieresobrevivir,tienequeseraudaz,comodiceBabe.Yesguapa.Además,actúadelaformamásmaravillosa.NohatenidomuchasuerteenMalditos sean tusojos, dondeapareceenungrupoconotras chicasbonitas.Leaconsejéqueintentaratrabajarenelteatroserio—yasabes,Tanquerayyesascosas—peroellaserió.
—¿HasvistoaJimmy?—Sí.Estamañana.¿Quéteestabadiciendo?¡Ah,sí!Ytodofueroncelos,nada
másquecelos.LaotrachicanosepuedecompararconBabeyellalosabe.Asiqueporlaespalda,traidoramente…
Bundle se resignóa lo inevitableyescuchó toda lahistoriade lasdesgraciadascircunstanciasqueobligaronaprescindirdeBabeSt.MaurenelrepartodeMalditosseantusojos.Elrelatofuelargo.CuandoBillhizo,finalmente,unapausaparatomaraliento,Bundlehabló.
—Tienesrazón,Bill,esunavergüenza.Debedehabermuchoscelossueltos.—Todoelmundoteatralestápodridodeellos.—Locreo.¿TehadichoJimmyalgoacercadeiralaAbadíalasemanapróxima?PorprimeravezBillprestóatenciónalaspalabrasdeBundle.—Merelatóunalargahistoriaquequierequelecuentea«Elbesugo»acercade
afiliarsealpartidoconservador;peroyasabes,Bundle,queesmuyarriesgado.—Tonterías—repusoella—.SiGeorgelodescubretodo,noteecharálaculpaa
ti.Creeráquetehantomadoelpelo,simplemente.—Noes tan sencillo—repusoBill—.Quierodecirqueesmuyarriesgadopara
Jimmy.Antesdequesedécuenta, loexhibiránenalgún lugarcomoTootingEast,dondetendráquebesaralosniñosypronunciardiscursos.Nosabesbienloenérgicoymeticulosoquees«Elbesugo».
—Tendremosquearriesgarnos.—ObservóBundle—.Jimmytendráquecuidardesímismo.
—Noconocesa«Elbesugo».—InsistióBill.—¿Quiénesacudiránaesareunión,Bill?¿Setratadealgomuyespecial?—Lomismodesiempre.Mrs.Macattaseráunodelosasistentes.—¿Laparlamentaria?—Sí. Ya sabes, ésa que siempre habla de beneficencia, de Leche Pura y de
SalvemosalosNiños.ImagínatealpobreJimmyconversandoconella.—NotepreocupesporJimmy.Siguehablando.—También una señora húngara, de una sociedad o partido llamado Joven
Hungría.EscondesadeNo-sé-quéimpronunciable.Tragó saliva, como si se sintiera avergonzado, y Bundle observó que con los
dedosdesmenuzabaelpannerviosamente.—¿Jovenyhermosa?—preguntócondelicadeza.—Másbien.
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—NosabíaqueGeorgeseinteresaraporlabellezafemenina.—¡Oh,no!Lacondesatieneasucargounaorganizacióndealimentacióninfantil
enBudapest.Naturalmente,ellayMrs.Macattaqueríanconocerse.—¿Quiénmás?—SirStanleyDigby.—¿Elministrodeaviación?—Sí.Ysusecretario,TerenceO’Rourke.Era todounpersonajecuandovolaba.
TambiénunalemánllamadoherrEberhard.Noséquiénes,peroparecenconsiderarlomucho.Yahe tenidoque llevarlo a comerdosvecesypuedoasegurartequenoesbroma. No es como la gente de la embajada, que son tipos decentes. Ese hombresorbelasopahaciendounruidoinfernalycomelosguisantesconcuchillo.Nosóloeso,sinoqueelmuybrutosecomelasuñas,selasdevora.
—¡Quéasco!—¿Verdad que si? Creo que inventa cosas. Bien, eso es todo. ¡Ah! Se me
olvidaba:tambiénasistirálordOswaldCoote.—¿YladyCoote?—Creoquetambién.Bundlepermanecióabsortaensuspensamientosduranteunosmomentos.Lalista
deBillerasugestiva,perocarecíadetiempoparapensarensusposibilidades.Debíapasaralpuntosiguiente.
—¿QuéestodoesoacercadeSevenDials,Bill?—preguntó.Billpareciómuyconsternado.Parpadeóyevitósumirada.—Nosédequémehablas—contestó.—Nodigastonterías.Mehanaseguradoqueestástotalmentealcorriente.—¿Sobrequé?Lapreguntaparecíahechaparaganartiempo.—Noséporquéhasdequerersertanmisterioso.—SequejóBundlecambiando
detáctica.—Nosoymisteriosoenabsoluto.Nadievamuchoporallíahora.LaspalabrasdeBillparecíanuncomplicadorompecabezas.—Unasepierdetantascosascuandoestáfuera…—dijoBundletristemente.—¡Notehasperdidomucho!—repusoBill—.Lagenteibaallísóloparapoder
decirqueloconocía.Erarealmenteaburridoylaverdadesqueelpescadofritopuedellegaracansar.
—¿Dóndeibatodalagente?—AlclubSevenDials,desde luego—dijoBillmirándolaconasombro—.¿No
eraesoloquemepreguntabas?—Noloconocíaporesenombre—repusoella.—AsísellamabaunbarriobastantemalosituadoenlosalrededoresdeTottenham
CourtRoad,peroyalohanderribado.Sinembargo,elClubSevenDialsconservaelviejoambiente:pescadoypatatasfritasysuciedadengeneral.Esalgoasícomoun
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EastEndenminiatura,perobastanteadecuadoparairallídespuésdelteatro.—Supongoqueseráunclubnocturno—comentóBundle—,enelquesepuede
bailar.—Esosí.Ylaclientelaesbastantevariada.Nadadecopete.Artistas, todaclase
demujeresrarasyalgunosdelosnuestros.Sedicenmuchascosas,perocreoquesóloesparaquenodecaigalaclientela.
—¡Magnífico!—exclamóBundle—.Iremosestanoche.—Nodeberíamoshacerlo—dijoBillvolviendoasentirseconsternado—.Estáya
muyvisto.Nadieimportantelofrecuentaahora.—Puesnosotrosiremos.—Notegustará,Bundle.—Mevasa llevaralClubSevenDialsoaningunaparte.Además,megustaría
saberporquéteniegasacomplacerme.—¿Yo?—Sí.¿Cuálestusecreto?—¿Misecreto?—Dejayaderepetirloquedigo.Lohacesparaganartiempo.—Noescierto—repusoBillindignado—.Essóloque…—Sabíaquehabíaalgo.Nosabesesconderbienlascosas.—Notengonadaqueesconder;essóloque…—¿Qué?—Setratadeunahistoriamuylarga.UnanochellevéaBabeSt.Maurallí…—¡Oh!BabeSt.Maurotravez.—¿Porquéno?—Nosabíaqueibasahablardeella—repusoBundleahogandounbostezo.—Comotedecía,llevéaBabeSt.Maurallí.Selehabíaantojadocomerlangosta.
Yollevabaunabajoelbrazo…La historia prosiguió. Cuando la langosta fue por último desmembrada en el
forcejeoentreBillyunextraño,Bundleleinterrumpió.—Yaveo—dijo—.¿Hubounapelea?—Sí, pero la langosta eramía.Yo la había compradoypagado.Teníaperfecto
derecho…—Claroquesí.—ObservóBundleapresuradamente—.Peroestoyseguradeque
eseincidenteyahabrápasadoalolvido.Además,nomeinteresanlaslangostas.Asíesquevamosairallí.
—Puedahaberunaredada.Enlaplantaaltahayunahabitacióndondesejuegaalbacará.
—Entonces,papátendráquevenirypagarlafianza,esoestodo.Vamosya,Bill.Billparecíamuyreacio,peroBundlenocedíay,finalmente,seencontraronenun
taxiquelescondujoaSevenDials.AquellugarseparecíamuchoalaideaqueBundlesehabíahechodeél.Erauna
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casa alta en una calle estrecha. Bundle observó cuidadosamente la dirección:HunstantonStreet,número14.
Unhombre,cuyorostroleeravagamentefamiliar,abriólapuerta.Bundlecreyópercibirunarápidaexpresióndeasombrocuandolavio,perosaludórespetuosamenteaBill.Era alto,decabello rubio, rostromásbiendelgadoyanémicoyalgobizco.Bundlesepreguntódóndelohabíavistoantes.
Billhabíarecobradosucomposturaysesintiócomplacidoalactuarcomoguía.Bailaronenelsótano,queestaballenodehumo,atravésdelcualseveíaalagentecomosumidaenunanieblaazulada.Elolorapescadofritoeratremendo.
En la pared había varios bocetos al carbón, algunos de ellos verdaderamentebuenos.Laconcurrenciaeravariopinta.Extranjerosobesos,opulentasjudías,algunosmiembros de la buena sociedad y varias señoras que pertenecían a lamás antiguaprofesióndelmundo.
ProntoBillllevóaBundlealpisosuperior,enelqueseencontrabaelhombredelacaraanémica,examinandoconojosdelinceacuantosentrabanenlasaladejuego.Entonces,Bundlelorecordó.
—Claro —dijo—. ¡Qué tonta soy! Es Alfred, que era segundo lacayo enChimneys.¿Cómoestáusted,Alfred?
—Muybien,gracias,ladyEileen.—¿Cuándo se marchó de Chimneys, Alfred? ¿Fue antes de que nosotros
regresáramos?—Hace alrededor de un mes, milady. Tuve la oportunidad de mejorar y me
pareciótontonoaprovecharla.—Supongoqueledebenpagarmuybienaquí.—ObservóBundle.—Muybien,milady.Bundle entró. Comprendió enseguida que en esta habitación se mostraba la
verdadera razónde laexistenciadelclub.Vioque lasapuestaseranaltasyque laspersonas reunidas alrededor de las dos mesas, con los ojos hundidos, macilentos,teníanlafiebredeljuegoenlasangre.
Permanecieronallíunamediahora.Entonces,Billempezóasentirseinquieto.—Salgamosdeaquí,Bundle,yvayamosabailar.Bundleasintió.Nohabíanadaqueverallí.Bajarona lapista.Bailarondurante
media hora y comieron pescado y patatas fritas, y entonces Bundle se declaródispuestaaregresaracasa.
—Esmuytemprano.—ProtestóBill.—No,yaestarde.Además,mañanatengomuchascosasquehacer.—¿Cuálesson?—¡Esodepende!—repusoBundle,misteriosamente—.Peropuedoafirmarteque
lahierbanocrecerábajomispies.—Amén—corroboróMr.Eversleigh.
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CapítuloXII
BUNDLEINVESTIGAENCHIMNEYS
Bundlenohabíaciertamenteheredadoel temperamentodesupadre,cuyaprincipalcaracterística era una amable y total inercia. Como Bill Eversleigh habíaapropiadamenteobservado,lahierbajamáscrecíabajolospiesdeBundle.
Almañanasiguientede lacenaconBill, se levantó llenadeenergía.Tenía tresplanesdistintosquequeríaponerenprácticaaquelmismodía,ycomprendióqueeltiempoyespacioleimpondríanalgunaslimitaciones.
Afortunadamente,noadolecíadelmismomalqueGerryWade,RonnyDevereuxyJimmyThesiger:levantarseporlamañana.ElpropiosirOswaldCootenohubierapodidoencontrardefectoenellaenloqueamadrugarserefiere.Alasochoymedia,BundlesedirigíaaChimneysenelHispanoSuizadespuésdeuncompletodesayuno.
Supadresemostrócomplacidoalverla.—Jamás se cuándo te presentarás—dijo—, pero al venir me evitas tener que
telefonear.ElcoronelMelroseestuvoaquí,ayer,acausadelaencuesta.ElcoronelMelroseerael jefedepolicíadel condadoyunviejoamigode lord
Caterham.—¿Te refieres a la encuesta sobre lamuerte de RonnyDevereux? ¿Cuándo se
celebrará?—Mañana,alasdoce.Melrosepasaráarecogerte.Tendrásquedeclararporhaber
sidotúquienencontróelcadáver,perodijoquenodebesalarmarte.—¿Porquéhabríadealarmarme?—Yasabes—repuso lordCaterham, enun tonodedisculpa—,queMelrose es
algoanticuado.—Alasdoce—dijoBundle—.Bien,aquímeencontrarásitodavíaestoyviva.—¿Tienesalgúnmotivoparasuponerquepuedesnoestarlo?—Unanuncasabe—repusoBundle—.Es la tensiónde lavidamoderna,como
dicenlosperiódicos.—Lo que me recuerda que George Lomaxme pidió que fuera a la Abadía la
semanapróxima.Naturalmente,menegué.—Hiciste bien —asintió Bundle—. No queremos verte mezclado en asuntos
extraños.—¿Habráalgúnasuntoextraño?—preguntólordCaterhamconsúbitointerés.—Bien…cartasamenazadorasytodoeso—repusoBundle.—Quizás asesinen aGeorge—comentó lordCaterhamesperanzado—. ¿Qué te
parece,Bundle?Acasoseamejorquevaya,despuésdetodo.—Contén tus sanguinarios instintos y quédate tranquilamente en casa —dijo
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Bundle—.VoyahablarconMrs.Howell.Mrs.Howelleraelamadellaves,aquellamajestuosaseñoraqueinfundíaterror
enelcorazóndeladyCoote.NoatemorizabaaBundle,aquien,porcierto,llamabamissBundle,reliquiadelostiemposenquefueraunaniñatraviesadepiernaslargas,antesdequesupadreheredaraeltítulo.
—Vamosatomarunatazadechocolatejuntas—dijoBundlealamadellaves—y,entretanto,mecontaráloquehasucedidodenuevoenlacasa.
Obtuvo la informaciónquedeseabasingrandificultad, tomandonotasmentalescomosigue:
«Dosfregonas,aldeanas.Noparecehabernadaahí.Unanuevaterceradoncella,sobrinadelaprimeracamarera.Conforme.HowellparecehaberintimidadomuchoaladyCoote.Espropiodeella».
—JamáspenséquellegaríaeldíaenquemisojosvieranChimneyshabitadoporextraños,missBundle.
—Una debemoverse de acuerdo con los tiempos, Howell—repuso Bundle—.Tendrá suerte si nunca ve esta casa dividida en apartamentos con derecho a losmagníficosjardines.
UnasensacióndefríorecorriólareaccionariayaristocráticaespinadorsaldeMrs.Howell.
—NohevistojamásasirOswaldCoote.—ObservóBundle.—Sir Oswald Coote es, sin duda, un caballero muy inteligente —dijo Mrs.
Howellconunavozdistante.BundlesupusoquelaservidumbrenosentíamuchasimpatíaporsirOswald.—Desdeluego,Mr.Batemanseencargabadetodo.—Prosiguióelamadellaves
—.Esuncaballeromuyeficiente,porcierto,quesabecómodebenhacerselascosas.Bundle llevó la conversación hacia lamuerte deGeraldWade.Mrs.Howell se
mostró muy dispuesta a hablar de ella y prorrumpió en una sarta de lastimeraspalabrasacercadelpobrecaballero,peroBundlenoaveriguónadaquenosupieraya.Unratodespués,seseparódeMrs.Howellyvolvióalaplantabaja,dondellamóaTredwell.
—¿CuándosemarchóAlfred?—Hacealrededordeunmes,milady.—¿Porquésefue?—Por su propia voluntad, milady. Creo que se encuentra en Londres. Yo no
estabadescontentodeél.EsperoqueJohn,elnuevocriado,merecerásuaprobación.Parececonocermuybiensutrabajoyestásiempredispuestoacomplacer.
—¿Dedóndevino?—Sus referencias eran excelentes,milady.Últimamente estuvo con lordMount
Vernon.—Comprendo—repusoBundlepensativa.AcababaderecordarquelordMountVernonestabadecaceríaenÁfrica.
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—¿Cuálessuapellido,Tredwell?—Bower,milady.Tredwell permaneció en silencio y entonces, al ver que Bundle no deseaba
preguntarlenadamás,saliósilenciosamentede lahabitación.Bundleestabasumidaensuspensamientos.
Johnlehabíaabiertolapuertaalllegarporlamañana,yellasehabíafijadoenélcondisimulo.Aparentementeerauncriadoperfecto,bienpreparadoyconunacaracarentedeexpresión.Tenía,acaso,unportealgomásmilitarque lamayoríade loslacayosyhabíaalgoraroenlaformadelaparteposteriordesucabeza.
Peroaquellosdetallesnoteníangranimportancia,pensóBundle.Estabasentada,con el ceño fruncido, mirando el papel secante que tenía ante sí, y, se entreteníaescribiendoelnombreBowerunayotravez.
Súbitamente se le ocurrió una idea y miró con fijeza lo que había escrito.EntoncesllamónuevamenteaTredwell.
—¿CómoseescribeelapellidoBower[3],Tredwell?—B-A-U-E-R,milady.—Noesunapellidoinglés.—Creoqueesdeorigensuizo,milady.—¡Ah!Esoestodo,Tredwell.Gracias.¿Deorigensuizo?¡No!Alemán.Aquelportemarcialylaformadelacabeza.Y
habíallegadoaChimneysquincedíasantesdelamuertedeGerryWade.Bundlesepusodepie.HabíaaveriguadocuantopodíaenChimneys.Quedabanotrascosasporhaceryfueenbuscadesupadre.
—Mevoy—dijo—.TengoqueveratíaMarcia.—¿VasaveraMarcia?—LavozdelordCaterhamestabahenchidadeasombro.—Porunavez—repusoBundle—voyavisitarlaporpropiavoluntad.LordCaterhamlamirabasinsalirdesuasombro.Eratotalmenteincomprensible
paraélquealguientuvieraeldeseodevisitarasutemiblecuñada.Marcia,marquesadeCaterham,viudadesudifuntohermanoHenry,eraunapersonalidad importante.LordCaterham admitía que había sido una buena esposa paraHenry y que, de nohabersidoporella,suhermanojamáshubierallegadoasersecretariodeEstadodeAsuntosExteriores. Por otra parte, él siempre consideró lamuerte deHenry comounamisericordiosaliberación.
LeparecióqueBundleestabametiéndose,tontamente,enlabocadellobo.—Nocreoquedebashacerlo—dijo—.Nosabesenquépuedeacabar.—Espero saberlo, papá —contestó Bundle—. No te preocupes por mí. Se
cuidarmebien.LordCaterhamsuspiróyseacomodóensuasientosumiéndosenuevamenteenla
lecturadeField.Perounmomentodespués,Bundlevolvióaasomarlacabeza.—Lo siento —dijo—, pero quiero preguntarte otra cosa. ¿Qué es sir Oswald
Coote?
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—Yatelodije:unaapisonadora.—No me refiero a tu impresión personal acerca de él. Quiero saber cómo ha
ganadosudinero.¿Fabricaquizábotonesparapantalones,hojasdeafeitarocamasdelatón?
—Ah, ya veo. Está en el negocio del acero. Tiene las mejores acerías deInglaterra. Desde luego, no las dirige personalmente, ahora. Ha formado unacompañíaovariascompañías,noestoymuysegurodeello.Mehizodirectordealgo.Esmuyinteresanteparamí.SólotengoqueiralaCityunaodosvecesalaño,aunodelosgrandeshotelesdeCanonStreetoLiverpoolStreet,ysentarmeaunamesaenlacualcolocancarpetasconunbonitopapelsecante.EntoncesCoote,oalgúnotrotipo inteligente, pronuncia un discurso lleno de cifras, al que no debe unonecesariamenteprestaratención.Teasombraríasaberlasmagníficascomidasqueteofrecencomoalmuerzodespuésdeescucharestasparrafadas.
Bundlenosentíaelmenorinterésporaquellascomidasysaliódejandoasupadrecon la palabra en la boca. De camino a Londres, trató de analizar los datosaveriguados.
Porloqueellapodíaver,elaceroylabeneficenciainfantilnoguardabanrelaciónentresí.Unodelosdos,preferiblementeelúltimo,erasuperfluo.Mrs.Macattaylacondesahúngarapodíanserdescartadas.Noeransinouncamuflaje.Elejede todoaquelloparecíaserelpocoatractivoherrEberhard.Noera,conseguridad,laclasedepersona a quienGeorgeLomax invitaría normalmente. Éste había dicho, en formaharto vaga, que inventaba cosas. Después estaban el ministro de Aviación, y sirOswald Coote, que representaba el acero. Todo ello parecía guardar una profundarelación.
Puesto que era inútil seguir especulando, Bundle se concentró en la inminentevisitaaladyCaterham.
Ladamavivíaenuncaserónlúgubre,situadoenunodelosbarriosmáslujosos.Elinteriorolíaalacre,alpisteyfloresmustias.LadyCaterhameraunamujergrande,grandeentodoslossentidos.Susproporcioneseranmajestuosas.Teníaunaenormenarizganchuda, usabagafas conmonturadeoroy en su labio superior aparecía laligerainsinuacióndeunbigote.
Sesintiósorprendidaalverasusobrina,aquienofrecióunafrígidamejilla,queBundlebesódebidamente.
—Tuvisitaconstituyeparamíuninesperadoplacer,Eileen—dijo,confrialdad.—Hacepocoquehemosregresado,tíaMarcia.—Yalosé.¿Cómoestátupadre?Supongoquecomodecostumbre.Habíamenosprecioensuspalabras.TeníaunapobreopinióndeAlistairEdward
Brent,novenomarquésdeCaterham.Dehaberconocidolapalabralehabríallamado«panoli».
—Papáestábien;lohedejadoenChimneys.—Sí. Jamás he aprobado, Eileen, que alquilara Chimneys. El lugar puede ser
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considerado, en muchos aspectos, como un monumento histórico. No debe serprofanado.
—Debió haber sido maravilloso en vida de tío Henry —dijo Bundle con unsuspiro.
—Henrysabíacuáleseransusresponsabilidades—repusosuviuda.—¡Ypensarque losprincipalesestadistasdeEuropahansido invitadosallí!—
exclamóBundleconéxtasis.LadyCaterhamsuspiró.—MásdeunavezsehanescritoenesacasacapítulosdelaHistoria.—Observó
—.Situpadretansólo…Meneólacabezatristemente.—Apapáleaburrelapolítica—dijoBundle—y,sinembargo,constituyeelmás
fascinanteestudioqueexiste,especialmentecuandoselaconocedesdedentro.Hizoestaextravaganteyfalsamanifestacióndesussentimientossinsonrojarselo
másmínimo.Sutíalamirósorprendida.—Me complace oírte hablar así. —Observó—. Siempre imaginé que sólo te
interesabaesamodernapersecucióndelplacer.—Esoeraantes—repusoBundle.—Es cierto que eres todavía muy joven—musitó lady Caterham pensativa—.
Pero dada tu posición social y mediante un matrimonio conveniente, podríasconvertirteenunadelasmásimportantesanfitrionaspolíticas.
Bundle se sintió ligeramente alarmada. Por un momento, temió que su tía lehubierayaescogidounmarido.
—Peromesientotanignorante—dijoBundle—,quierodecirquesétanpoco.—Eso puede remediarse fácilmente—repuso lady Caterham con vivacidad—.
Puedoprestartecuantoslibrosseannecesariosparamejorartusconocimientos.—Gracias,tíaMarcia—contestóBundle,yseapresuróapasarasusegundalínea
deataque.—¿ConocesaMrs.Macatta,tíaMarcia?—Claroquesí.Esunaestimableseñoradeprivilegiadotalento.Porreglageneral,
nomeparecebienquelasmujeressepresentenalaselecciones.Puedenhacersentirsuinfluenciadeunamaneramásfemenina.
Hizo una pausa para recordar, sin duda, la forma femenina en que obligó a surenuente marido a dedicarse a la política y el maravilloso éxito que coronó susesfuerzos.
—Pero los tiempos cambian y la obra que Mrs. Macatta lleva a cabo es deindudable interés nacional y de gran valor para todas las mujeres. Sería muyconvenientequelaconocieras.
Bundlesuspiródesconsolada.—AsistiráaunareuniónencasadeGeorgeLomaxlasemanapróxima—dijo—.
Georgeinvitóapapá,quiennaturalmentenoquiereir,peronoseleocurrióinvitarme
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amí.Supongoquemecreemuytonta.LadyCaterhampensóquesusobrinaestabamuycambiada.¿Sedebía,acaso,a
unos amores desgraciados? En su opinión, un desengaño amoroso es muyconvenienteparalasjovencitas.Lesobligaatomarselavidaenserio.
—ImaginoqueGeorgenosehabrádadocuenta todavíadeque tú, ¿cómodiríayo?,hascrecido.—ObservóladyCaterham—.QueridaEileen,hablaréconél.
—Nolegusto—afirmóBundle—ynomeinvitará.—¡Tonterías!—dijo tíaMarcia—. Insistiré en que lo haga. Conozco aGeorge
Lomaxdesdequeeraasídealto.—Señalóunaalturaimposibleenunniño—.Estaráencantadodecomplacerme.Yleharéverqueesdevitalimportanciaquelasjóvenesdenuestraclasesientanuninteligenteinterésporelbienestarylaprosperidaddesupaís.
Bundleestuvoapuntodedecir:«Espera,espera,»perosecontuvo.—Te buscaré algunos libros interesantes—dijo ladyCaterham levantándose—.
¡MissConnor!—llamóconvozaguda.Una secretaria, de expresión asustada, sepresentó corriendo.LadyCaterham le
diodiversasinstrucciones.Pocos minutos después, Bundle conducía su coche hacia Brook Street con un
montóndevolúmenesdecienciaspolíticas.SupróximopasofuellamarinmediatamenteaJimmyThesiger.—¡Lo he arreglado! —exclamó Jimmy con voz triunfante—. Tuve bastante
dificultadconBill,peroporfinloconvencí.Selehabíametidoenlacabezaqueyoseríaelcorderorodeadodelobos.Estoyestudiandounacantidadenormedefolletosylibrosdetodosloscolores:ellibroblancodeaquí,ellibrorojodeallá…Apropósito,¿hasoídoalgunavezhablardeladisputafronterizadeSantaFe?
—Jamás—repusoBundle.—Loheescogidocomotemaprincipal.Duróañosyfuemuycomplicada.Hoyen
díaesnecesarioespecializarseenalgo.—Yotambiéntengolibrosdelamismaclase—dijoBundle—.TíaMarciamelos
hadado.—¿Tíaqué?—TíaMarcia,lacuñadadepapá.Estámuymetidaenpolítica.Enrealidad,hará
queGeorgeLomaxmeinvitealareunión.—Nomedigas.¡Esoesfantástico!—exclamóJimmy.Trasunaligerapausa,prosiguió:—CreoqueserámejorquenodigamosnadadeestoaLorraine,¿noteparece?—Desdeluego.—Quizánolegustequeladejemosfueradeesteasunto,perocreoquedebemos
evitarquesemezcleenél.—Tienesrazón.—Quierodecirquenopodemospermitirdeningunamaneraqueunamuchacha
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comoellacorrapeligroalguno.BundlepensóqueeltactodeMr.Thesigerdejabaalgoquedesear.Laposibilidad
dequeella,Bundle,corrierapeligro,nolepreocupabaenabsoluto.—¿Estáustedahítodavía?—preguntóJimmy.—Sí.Estabapensando.—Yaveo.¿Iráalaencuestamañana?—Sí.¿Yusted?—También.Apropósito,lanoticiaapareceenlosperiódicosdelatarde,perdida
enunrincón.Creíaqueleibanadarmayorrelieve.—Sí.Yotambién.—Bien—dijo Jimmy—,deboproseguir conmi tarea.Estoyenelmomentoen
queBolivianosmandóunanotadeprotesta.—Supongoquedebohacerlomismo—afirmóBundle—.¿Vaadedicarseaello
todalanoche?—Creoquesí.¿Yusted?—Probablementetambién.Adiós.Ambos eran unos embusteros redomados. Jimmy Thesiger sabía perfectamente
quehabíainvitadoaLorraineWadeacenar.EncuantoaBundle, apenascolgóel auricular,procedióavestirse condiversas
prendasque,enrealidad,pertenecíanasudoncella.Unavezvestida,saliópensandoencuálde losdosmediospopularesde transporte,elautobúsoelmetro,seríamásadecuadoparairalclubSevenDials.
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CapítuloXIII
ELCLUBSEVENDIALS
Alrededordelasseisdelatarde,Bundlellegóalnúmero14delacalleHunstanton.Enaquelmomento,comohabíasupuesto,nohabíanadieenelclubSevenDials.Suobjetoerasencillo:queríaveraAlfred,elexlacayo.Estabaconvencidadeque,unavez le hubiese hablado, todo resultaría fácil. Bundle tenía un sencillo sistemaautocrático de tratar a los criados que no acostumbraba a fallar, y no veía ningúnmotivoparaquefallaseahora.
Loúnicodequenoestaba seguraeradelnúmerodepersonasquevivíanen lacasa. Naturalmente, deseaba que su presencia allí fuera conocida por el menornúmeroposibledecuriosos.
Mientraspensabaencuálseríasumejorplandeataque,elproblemaseresolviófácilmentedemanerasingular.Lapuertadelnumero14seabrióyAlfredaparecióenelumbral.
—Buenastardes,Alfred—dijoBundleconvozagradable.Alfredsesobresaltó.—¡Oh!Buenastardes,milady.Nohabíareconocidoamilady—repuso.Rindiendotributomentalalosvestidosdesudoncella,Bundlefuedirectamente
alasuntoqueleinteresaba.—Quierohablarconusted,Alfred.¿Dóndepuedohacerlo?—Bien…realmente,milady…nosé…Estebarrionoesmuy…Bundleleinterrumpió.—¿Quiénhayenelclubahora?—Nadie,milady.—Puesvamosallí.Alfred sacó una llave y abrió la puerta. Bundle entró. Alfred, preocupado y
obediente,lasiguió.BundletomóasientoymiróaldesconcertadoAlfred.—Supongoquesabequeloqueestáustedhaciendoaquíescontrarioalaley.—
Empezó.Alfredsemovióintranquilo,pasandoelpesodelcuerpodeunapiernaaotra.—Es cierto que la policía ha registrado el club en dos ocasiones—admitió—,
peronoencontraronnadacomprometedordebidoalaformaenqueMr.Mosgorovkyhacelascosas.
—Nomerefierosóloaljuego—dijoBundle—.Hayalgomás,apartedeesto,queprobablemente usted no sabe. Voy a hacerle una pregunta y quisiera que mecontestaralaverdad.¿CuántolepagaronparaquedejarasuempleoenChimneys?
Alfredmiró a un ladoy a otro como si buscase inspiración, tragó saliva tres o
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cuatrovecesyentoncessiguióelcursoinevitabledeunavoluntaddébilfrenteaunafuerte.
—Asífue,milady.Mr.MosgorovkyvinoaChimneysconungrupodevisitantesen una ocasión en que la casa estaba abierta al público. Mr. Tredwell se sentíaindispuestoymecorrespondióamíacompañaralasvisitas.Despuésderecorrerlasdependencias,Mr.Mosgorovky se retrasó y, después de darme una buena propina,empezóahablarme.
—Sí—dijoBundleanimándoloaproseguir.—En resumidas cuentas—siguió diciendoAlfred, dando ímpetu a su relato—,
me ofreció cien libras si dejaba mi trabajo en aquel momento y venía aquí paraencargarmedelclub.Queríaaalguienqueestuvieraacostumbradoaservirapersonasde la buena sociedad para darle tono al club, segúnme dijo.Me pareció absurdodesaprovechartanbuenaoportunidad,teniendoencuentaque,además,meofrecióunsueldotresvecesmayorqueelqueestabaganando.
—Cien libras —murmuró Bundle—. Es una cantidad apreciable, Alfred. ¿Semencionó algo acerca de quién habría de sustituirlo en el cargo que ocupaba enChimneys?
—Pusealgunasdificultadesencuantoadejarmitrabajoenelacto.Indiquéqueno era correcto hacerlo puesto que podría causar algunos inconvenientes, peroMr.Mosgorovkydijoqueconocíaaun jovenquehabíahechoesaclasede trabajoquepodríareemplazarmealmomento.EntonceshabléconMr.Tredwellytodosearreglósatisfactoriamente.
Bundle asintió. Sus sospechas habían sido correctas y elmodus operandi fuecomoellahabíaintuido.Siguiópreguntando:
—¿QuiénesMr.Mosgorovky?—Elcaballeroquedirigeesteclub.Esuncaballerorusomuyinteligente.Bundlenosiguiópidiendoinformaciónporelmomentoyhablódeotrosasuntos.—Cienlibrasesunagransumadedinero,Alfred.—Mayor que cualquiera que jamás haya poseído,milady—repusoAlfred con
candidez.—¿Nosospechójamásquepodíatratarsedealgoturbio?—¿Turbio,milady?—Sí.Nohablodel juego,sinodeotracosamuchomásgrave.Supongoqueno
querráirapararalacárcel,¿verdad,Alfred?—¡Oh,Diosmío,milady!¿Hablaustedenserio?—EstuveenScotlandYardanteayer—prosiguióBundleen tonograndilocuente
—yoíalgunascosascuriosas.Quieroqueustedmeayude,Alfred,ysialgosucede,silascosastomanmalcariz,intentaréquenolepasenada.
—Estoydispuestoahacercuantopuedaporusted,milady.—Perfecto—dijoBundle—.Ante todo, quiero recorrer el club hasta el último
rincón.
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AcompañadadelatemorizadoAlfred,llevóacabounacuidadosainspecciónsinencontrarnadaquelellamaralaatención,hastallegaralasaladejuego.Allíobservóunapuertaenunrincón,cerradaconllave.
Alfredhablórápidamente.—Esunapuertaparaescapar,milady.Trasellahayunahabitaciónconunasalida
quedaaunaescaleraquellegaa lacallevecina.Porahísemarchanloscaballeroscuandovienelapolicía.
—¿Ylapolicíanosehadadonuncacuentadeesto?—Estámuybiendisimulada,milady.Pareceunaparador.Bundlesesintióexcitada.—Deboentrarahí—dijo.Alfrednegóconlacabeza.—Noesposible,milady.Mr.Mosgorovkytienelallave.—Bueno—observóBundle—.Hayotrasllaves.Observóque la cerraduraera corrienteyque, con todaprobabilidad,podría ser
abiertafácilmente.Alfred,untantopreocupado,obedeciólaordendeBundledetraertodaslasllavesdelacasa.LacuartaqueBundleprobóabriólapuerta.
Bundleseencontróenunahabitaciónpequeñaydeslustrada,encuyocentrohabíaunamesarodeadadesillas.Noseveíanotrosmuebles.Acadaladodelachimenea,había un aparador incrustado en la pared. Alfred señaló el más cercano con unainclinacióndecabeza.
—Ésees—dijo.Bundletratódeabrirlo,peroestabacerradoyobservóquelacerraduraeradeuna
clasequesólopodríaabrirseconsupropiallave.—Esmuy ingenioso—explicó Alfred—. Cuando está abierta, la puerta queda
muy disimulada con estanterías. Nadie sospecharía nada, pero al apretar en ciertolugar,todoelaparadorgirasobreunosgoznes.
Bundle estaba examinando la habitación con sumo cuidado. Observó que lapuerta por la que había entrado estaba forrada para aislar la habitación de ruidos.Entonces,susojosseposaronenlassillas.Eransieteentotal,tresacadaladodelamesayunamayorbiencentradaenlacabecera.
LosojosdeBundlebrillaron.Habíaencontrado loqueestababuscando.Estabaseguradequeaquellugareraelpuntodereunióndelaorganizaciónsecreta.Eraalgoperfecto.Sellegabaallíporlasaladejuegooporlaentradasecreta,ytodasaquellasprecaucionesquedabanfácilmenteexplicadasporeljuegodelahabitaciónvecina.
Estaba pensando en estas cosas cuando, inadvertidamente, pasó lamano por larepisadelachimenea.Alfredinterpretóerróneamenteaquelmovimiento.
—Está limpia, milady —dijo—. Mr. Mosgorovky ordenó esta mañana que searreglaraestahabitaciónyyolohicemientrasélestabaaquí.
—¡Oh!—exclamóBundlereflexionando—.Estamañana,¿eh?—Algunasveceshayquehacerlo—dijoAlfred—.Aunqueestahabitaciónnose
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usacasinunca.Uninstantedespuésrecibióunadesconcertantesorpresa.—Alfred—dijoBundle—,tienequeencontrarmeunsitioenestahabitaciónenel
quepuedaesconderme.Alfredlamiróconexpresióndesmayada.—Es imposible, milady. Me buscará usted un disgusto y hará que pierda mi
empleo.—Loperderá de todasmaneras cuandovaya a la cárcel—dijoBundle seria—.
Pero,enrealidad,nodebeasustarse,puesnadieseenterará.—Nohayningúnsitioenelquepuedaesconderse.—GimoteóAlfred—.Véalo
usted misma, milady, sino me cree. Bundle se vio obligada a admitir que laafirmacióndeAlfrederacierta,peroestabaposeídapor elverdaderoespíritude laaventura.
—¡Pamplinas!—exclamó—tienequehaberuno.—Peronolohay—chillóAlfred.Jamás habitación alguna pareciómenos apropiada para esconderse en ella. Los
cristales de las ventanas estaban cubiertos por descoloridos visillos y no habíacortinas en la puerta ni en lugar alguno. El pretil de la ventana tenía en su parteexteriorsólocuatropulgadasdeanchura.Dentrodelahabitaciónsolamenteestabalamesa,lassillasylosaparadores.
El segundoaparador tenía la llavepuesta.Bundlesedirigióhastaély loabrió,revelándosesuinteriorllenodevasosypiezasdevajilla.
—Es cristalería y loza de repuesto que no usamos—explicó Alfred—. Ustedmismapuedever,milady,quenohaysitioparaesconderniungato.
PeroBundleestabaexaminandolasestanterías.—¿Hay algún sitio abajo donde guardar todo esto? —preguntó señalando el
contenidodelaparador—.¿Si?¡Magnífico!Entoncestraigaunabandejayempieceatrasladarlotodo.Deprisa,nohaytiempoqueperder.
—Esimposible,milady.Además,seestáhaciendotarde.Loscocinerosllegaránenseguida.
—EseMr.Mosgo-no-sé-cuántosnovendráhastamástarde,supongo.—Nosueleaparecerantesdemedianoche.Peromilady…—No hable tanto,Alfred.—Le interrumpióBundle—.Busque esa bandeja. Si
sigueaquíremoloneando,sebuscaráundisgusto.Alfred salió de la habitación haciendo lo que comúnmente se conoce como
retorcerselasmanos.Notardóenregresarconunabandejay,comprendiendoqueerainútildiscutirconBundle,empezóatrabajarconenergía.
Comoellaimaginaba,losestantesfueronfácilesdequitar.Losamontonójuntoalaparadoryentróensuinterior.
—¡Ajá!—Observó—.Esbastanteestrecho.Cierrelapuertaconcuidado,Alfred.Así.Si,puedehacerse.Ahoraquierounabarrena.
—¿Unabarrena,milady?
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—Esohedicho.—Nocreo…—Debehaberunaenlacasa.Quizátengantambiénunberbiquí.Sinohay,tendrá
queiracompraruno,asíqueespabileybúsquelo.Alfredsalióyregresópocosmomentosdespuésprovistodeunabuenacolección
deherramientas.Bundleencontróloquequeríayprocediórápidamenteataladrarunagujeroalniveldesuojoderecho.Lohizodesdeelexterior,paraquefueramenosvisible,noosandoperforarlodemasiadograndeparaevitarllamarlaatención.
—Yaestá—dijofinalmente.—¡Oh,pero,milady…!Milady…—¿Qué?—Laencontraránsiabrenlapuerta.—Nolaabrirán—repusoBundle—porqueustedlacerraráysellevarálallave.—¿YsiMr.Mosgorovky,porcasualidad,lapidiera?—Dígalequesehaperdido—contestóBundle—.Peronadiesepreocuparápor
este aparador. Sólo está aquí para hacer pareja con el otro.Ahora, váyase,Alfred.Alguienpuede llegar en cualquiermomento.Enciérremeenel aparadory sáquemecuandotodoelmundosehayaido.
—Sesentiráustedmalahí,milady.Sedesmayará…—No me desmayo nunca —repuso Bundle—. Pero podría usted traerme un
cóctel.Lonecesito.Después,cierrelapuertadelahabitacióntambiénydevuelvalasllavesasusitio.Y,Alfred,noseatangallina.Recuerdequesilascosasvanmalyoleayudaré.
«Y ahora, a esperar lo que ocurra», se dijo Bundle cuando, habiéndole Alfredtraídoelcóctel,seencontróencerradaenelaparador.
NotemíaqueAlfredlatraicionara.Sabíaqueelmiedodelcriadoerademasiadogrande para hacerlo. Además, su práctica como criado le ayudaba a esconder susemociones.
Sólo una cosa preocupaba a Bundle. Quizás interpretase erróneamente elsignificado de la limpieza llevada a cabo aquella mañana en la habitación. Si asífuera…Bundlesuspiróenlaestrechezdelaparador.Elpensamientodequedeberíapermanecerencerradaenélvariashorasnoeranimuchomenosatractivo.
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CapítuloXIV
LAREUNIÓNDELASSIETEESFERAS
Será mejor pasar lo más rápidamente posible sobre los sufrimientos de Bundledurante las siguientes cuatro horas. Encontró que su posición era extremadamenteincómoda.Habíacalculadoque la reunión, si ibaacelebrarsealguna, tendría lugarcuandoelclubseencontraraenelmomentodemayorajetreo,probablementeentremedianocheylasdosdelamadrugada.
Ya pensaba que serían las seis de la mañana cuando un agradable sonido,producidoporunapuertaalabrirse,llegóhastasusoídos.
Un instante después, se encendió la luz. Elmurmullo de voces que había oídodurante un momento cesó tan súbitamente como había empezado. Bundle oyócerrarseuncerrojo.Nocabíadudadequealguienhabíaentradoprocedentedelasalade juego, y ella dio gracias porque la puerta de comunicación fuera a prueba deruidos.
Unossegundosdespués,aquellapersonasepusoensu líneadevisión,bastanterestringida ciertamente, pero que cumplía su objetivo. Un hombre alto, de anchoshombrosyaspectofornido,conbarbanegra.Bundlerecordóhaberlovistoenunadelasmesasdebacarálanocheanterior.
Ésedebíaser,pues,elmisteriosocaballerorusopropietariodelclub:elsiniestroMr.Mosgorovky.ElcorazóndeBundlelatióaceleradamente.Separecíatanpocoasupadre,queenestosinstantesdisfrutabaconlaestrechezdelescondrijo.
El ruso permaneció unos momentos junto a la mesa, acariciándose la barba.Después, sacóun relojdebolsilloy consultó lahora.Movió la cabezaen señaldesatisfaccióny,metiéndoselamanoenelbolsillo,sacóalgoqueBundlenopudover.Luego,desapareciódesuvista.
Cuandoreapareció,Bundlecasinologróreprimirunaexclamacióndeasombro.Su cara estaba cubierta por una máscara, pero no una máscara de las
convencionales.No tenía la formade la cara.Era un simple pedazo de tela que lecubríalasfaccionescomounacortina,condosagujeroscorrespondientesalosojos.Era redonda y en ella se había pintado una esfera de reloj, con las manecillasseñalandolasseis.
«¡LasSieteEsferas!»,sedijoBundle.Yenaquelinstante,oyóunnuevoruido:sietegolpesenlapuerta.Mosgorovky se dirigió al lugar en el que Bundle sabía se encontraba el otro
aparador.Oyóunchasquido,yunasvocesquehablabanenunidiomaextranjero.Pocodespués,tuvoalosreciénllegadosantesuvista.Tambiénllevabanmáscaras
con esferas pintadas, pero lasmanecillas no señalaban las seis sino las cinco y las
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cuatro, respectivamente. Ambos hombres vestían de etiqueta, pero había una grandiferencia.Unodeelloseraunjovenalto,vestidoconuntrajedecorteexquisito.Lagraciadesusmovimientoslohacíaparecerextranjeromásqueinglés.Elotropodíasermásbiendescritocomofuerteydelgado.Laropalecaíabien,peronadamás,yBundleadivinosunacionalidadinclusoantesdequehablara.
—Veoquesomoslosprimerosenllegar—dijoconunavozagradableyunfuerteacentonorteamericanoenelqueseadvertíaunligerodejeirlandés.
Eljovenelegantehablóenbueninglés,aunquealgoafectado.—Tuve muchas dificultades para venir esta noche. Estas cosas no se arreglan
siempresatisfactoriamente.Alcontrarioqueelnúmerocuatroaquípresente,nosoydueñodemitiempo.
Bundletratódeadivinarsunacionalidad.Antesdequehablaralocreyófrancés,pero su acentonocorrespondía aldelvecinopaís.Pensóquepodía ser austríacoohúngaro,oinclusoruso.
ElamericanofuealotroladodelamesayBundleoyóelruidodeunasillaalserarrastrada.
—La una ha tenido un éxito fantástico —dijo—. Le felicito por habersearriesgadotanto.
Elcincoseencogiódehombros.—Amenosqueunosearriesgue…—dijosinconcluirlafrase.SeoyeronsietegolpesyMosgorovkysedirigióhacialapuertasecreta.DurantealgunosmomentosBundlenovionada,puestoqueseencontrabanfuera
desuvista,perodespuésescuchólavozdelruso.—¿Empezamoslareunión?Rodeólamesadirigiéndosehacialacabeceraytomóasientojuntoalasillaallí
dispuesta, situada frente al aparador en el que se encontraba Bundle. El elegantecincose sentóa su lado; la tercera sillaestaba fuerade lavistadeBundle,peroelamericano,cuyasmanecillasseñalabanlascuatro,permaneciófrentealagujerounosmomentosantesdedirigirseasuasiento.
Sólo podía ver dos sillas en el lado más cercano de la mesa y, mientras ellamiraba,unamanoinclinólasegunda,queera,enrealidad,ladelmedio.Yentonces,moviéndoserápidamente,unodelosreciénllegadospasójuntoalaparadorysesentófrenteaMosgorovky,ydeespaldas,naturalmente,aBundle.YeraesaespaldaloqueBundle miraba con gran interés, pues correspondía a una hermosa dama muyescotada.
Fue ella la primera en hablar. Su voz era musical, extranjera, con un tonoseductor.Mirabahacialasillavacíadelacabeceradelamesa.
—¿Tampoco esta noche veremos al número siete? —preguntó—. Díganme,amigosmíos,¿loveremosalgunavez?
—Esonoesbueno,nadabueno—dijoelamericano—.Encuantoalsiete,estoyempezandoacreerquenoexistetalpersona.
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—Leaconsejoquenopienseeso,amigomío—repusoelrusoconvozagradable.SeprodujounsilencioqueaBundleleparecióincómodo.Seguíamirando, fascinada, la hermosa espalda situada ante su ojo.Debajo del
hombro derecho había un pequeño lunar que hacía resaltar la blancura de la piel.Bundle sintió en aquel momento que la expresión «hermosa aventurera» adquiríasignificado.Poseíalacertezadequeaquellamujerteníaunrostrohermoso:unrostroeslavoconojosapasionados.
La voz del ruso, quien parecía actuar demaestro de ceremonias, la sacó de suabstracción.
—¿Lesparecequeempecemos?Hizouncuriosogestoconlamanohacia lasilla inclinadajuntoa lamujer,que
losdemásimitaron.—Quisiera que el númerodos estuviera connosotros esta noche—continuó—.
Quedan muchas cosas por hacer. Se han presentado dificultades insospechadas yhemosdeocuparnosdeellas.
—¿Harecibidoustedsuinforme?—preguntoelamericano.—Hasta el momento, no sé nada de él.—Se produjo una pausa—. No puedo
comprenderlo.—¿Creequeestá…descarriado?—Esunaposibilidad.—Enotraspalabras—dijoelnúmerocincoconvozsuave—,haypeligro.Pronunciólapalabracondelicadezayunregustodeplacer.Elrusoasintióenfáticamente.—Sí, lo hay. Se está hablando demasiado acerca de nosotros y de este lugar.
Conozco a varias personas que sospechan. —Añadió con frialdad—: Deben sersilenciadas.
Bundle sintió que un frío temblor le recorría la espina dorsal. ¿Sería ellasilenciada si la encontraban allí? Una palabra pronunciada en la habitación ladevolvióalarealidad.
—¿NosehaaclaradonadadelosucedidoenChimneys?Mosgorovkynegó.—Nada.Elnúmerocincoseinclinódeprontohaciadelante.—Yo estoy de acuerdo con Anna. ¿Dónde está nuestro presidente, el número
siete?¿Noloveremosjamás?Esomeintriga.—Elnúmerosiete—repusoelruso—trabajaasumanera.—Esoesloqueustedsiemprenosdice.—Nodirénadamás—siguióMosgorovky—.¡Aydelhombreolamujerquese
enfrenteaél!Siguióunextrañosilencio.—Debemos seguir connuestrosnegocios—añadióMosgorovky tranquilamente
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—.¿TieneustedlosplanosdelaAbadía,númerotres?Bundleaguzóeloído.Hastaaquelmomentonohabíavistonioídoalnúmerotres.
Leoyóentoncesy,ensutonoagradableeindistinto,reconociósuvozcomoladeuningléseducado.
—Lostengoaquí,señor.Unospapeles fuerondepositados encimade lamesa.Todos se inclinaronhacia
delante.Unmomentodespués,Mosgorovkylevantólacabeza.—¿Ylalistadeinvitados?—Aquíestá.Elrusolaleyó.—Sir Stanley Digby, Mr. Terence 0’Rourke, sir Oswald y lady Coote, Mr.
Bateman, condesaAnnaRadzky,Mrs.Macatta,Mr. JamesThesiger…—Hizo unapausaydespuéspreguntótajante—:¿QuiénesMr.JamesThesiger?
Elamericanorió.—Creoquenodebeustedpreocuparseporél.Esunodeesosborricosmodernos.—HerrEberhardyMr.Eversleigh.Esocompletalalista.«¿Ah,sí?—pensóBundle—.¿YquéhaydelaencantadoraladyEileenBrent?».—En efecto, no parece haber por ahora nada que pueda preocuparnos —dijo
Mosgorovky.Luegomiró a los reunidos—.Supongoque no habrá duda alguna encuantoalvalordelinventodeEberhard.
Elhombrecuyaesferaseñalabalastresreplicóconellaconismobritánico:—Ninguna.—Comercialmente debe valer millones —prosiguió el ruso—. E
internacionalmente,todossabemosdemasiadodelaambicióndealgunasnaciones.Bundletuvolaideadeque,trassumáscara,sonreíadesagradablemente.—Sí.—Prosiguió—.Unaminadeoro.—Quebienvalealgunasvidas.—Observóelnúmerocinco,conunarisacínica.—Peroyasabenustedescómosonlosinventores—dijoelamericano—.Algunas
veceslosfrutosdesuingenionodanresultado.—Un hombre como sir Oswald Coote no se habrá equivocado. —Objetó
Mosgorovky.—En mi calidad de aviador —interpuso el americano—, creo que es
perfectamentefactible.Sehahabladodeellodurantevariosaños,perofuenecesarioelgeniodeEberhardparallevarloabuenfin.
—Bien—dijoMosgorovky—.No creo que debamos discutir más este asunto.Todosustedeshanvistolosplanos.Nomeparecequenuestroplanoriginalpuedasermejorado.Apropósito,heoídodecirqueseencontróunacartadeGeraldWadeenlaquesemencionaestaorganización.¿Quiénlaencontró?
—LadyEileenBrent,lahijadelaristócratalordCaterham.—Bauerdebióhabersidomásprecavido—dijoMosgorovky—.Fueundescuido
porsuparte.¿Aquiénestabadirigidalacarta?
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—Creoqueasuhermana—contestóeltres.—Es un incidente desgraciado —observó Mosgorovky—, pero nada puede
hacerse respecto a él. Mañana se celebra la encuesta sobre la muerte de RonaldDevereux.¿Hansidotomadaslasmedidasnecesarias?
—Por todas partes han surgido comentarios acerca de muchachos que estabandisparandosusriflesalazar—dijoelamericano.
—Entonces, todo irábien.Creoquenohaynadamásquedeciryquedebemostodosfelicitaralnúmerounoydesearlesuerteenelpapelquedeberepresentar.
—¡Hurra!—gritóelnúmerocinco—.¡PorAnna!LasmanosdelosreunidosselevantaronenelgestoqueBundlehabíaobservado
antes.—¡PorAnna!Elnúmerounodiolasgraciasconuntípicogestoextranjero.Después,sepusoen
pieylosdemáslaimitaron.Porvezprimera,BundlevioalnúmerotrescuandoayudóaAnnaaponerselacapa:eraunhombrealtoydeconstituciónfuerte.
Entonces losreunidossalieronpor lapuertasecreta,queMosgorovkycerró trasellos. Esperó unosmomentos y Bundle le oyó abrir la otra puerta y salir por elladespuésdeapagarlaluz.
DoshorasmástardeAlfred,pálidoyansioso,abrióelaparadorenelqueBundleestabaescondida.Ellacasicayóensusbrazosyelcriadosevioobligadoasostenerla.
—Noesnada—dijoBundle—.Tengolaspiernasdoloridas,esoestodo.Déjemesentarunmomento.
—¡Oh,Diosmío,milady!Hasidoterrible.—¡Notanto!—repusoBundle—.Todohasalidomuybien.Noseasusteahora,
todohapasado.Pudohabersalidomal,peroaDiosgraciasnohasidoasí.—Por fortuna, milady. He estado temblando toda la noche. Es una gente muy
rara,milady.—Puedeustedasegurarlo,Alfred.—ObservóBundle,frotándosevigorosamente
brazosypiernas—.Enrealidad,hastaestanochehabíacreídoquegentedeesaclasesóloexistíaenlasnovelas.Enestavida,Alfred,siempreseaprendealgo.
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CapítuloXV
LAENCUESTA
EranalrededordelasseisdelamañanacuandoBundlellegóasucasa.Alasnueveymediaestabayalevantadayvestida,yllamóaJimmyThesigerporteléfono.
La rapidez con que contestó le causó alguna sorpresa, que se disipo cuando leexplicoqueasistiríaalaencuesta.
—Yotambién—dijoBundle—.Ytengomuchascosasquecontarle.—¿Quierequepasearecogerlayasíhablaremosporelcamino?—Muybien,perohágalocontiemposuficienteparapasarporChimneys,puesel
jefedepolicíaavisóqueiríaabuscarme.—¿Porquélohace?—Porqueesunhombremuybondadoso.—Tambiénlosoyyo—observóJimmy—.Muybondado…—¡Oh!Usted…ustedesunborrico—dijoBundle—.Anocheoíaalguienquelo
dijo.—¿Quiénfue?—Unjudíoruso.No,nofueél,sino…Perounaindignadaprotestalaacalló.—Quizásseaunborrico—dijoJimmy—.Inclusocreoquelosoy,peronoestoy
dispuestoaconsentirqueunjudíorusodigaesodemi.¿Quéhizoustedanoche?—Esoesloquelecontarédespués—contestoBundle—.Hastaluego.ColgóelauriculardeunamaneraencantadoraquedejóaJimmyagradablemente
interesado.TeníalamejoropinióndelacapacidaddeBundle,aunquenohabíanadamásensussentimientoshaciaella.
«Haestadohaciendoalgo—pensó,mientrasapurabaapresuradamentesutazadecafé—.Estoyseguro».
Veinteminutosdespués,supequeñocochededosplazassedetuvofrentealacasadeBrookStreetyBundle,queleestabaesperando,bajórápidamente.Jimmynoera,por regla general, un muchacho muy observador, pero notó las ojeras que lecircundabanlosojos,quedelatabanquesehabíaacostadomuytarde.
—Vamosaver—dijomientrassedirigíanhacialossuburbios—.¿Quéhaestadohaciendo?
—Ahoraselocontarétodo—repusoBundle—,peronomeinterrumpahastaquehayaacabado.
El relato fuebastante largoy Jimmynopodía apartar losojosdel caminoparaevitar tener un accidente. Suspiró cuando Bundle terminó. Entonces, la mirópensativo.
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—Bundle.—Sí.—¿Nomehabráestadotomandoelpelo?—¿Quéquieredecir?—Lo siento—se excusó Jimmy—;peromeparecehaberoído eso antes enun
sueño,¿sabe?—Losé—repusoBundlecomprensiva.—Es posible —dijo Jimmy expresando sus pensamientos en voz alta—. La
hermosa aventurera extranjera, la banda internacional, el misterioso número sietecuyaidentidadnadieconoce…Heleídoesascosasmuchasvecesenlasnovelas.
—Claro que si, y yo también; pero ése no es motivo para que no sucedanrealmente.
—Supongoqueno—admitióJimmy.—Despuésdetodo,laficciónsebasaenhechosreales.Quierodecirquesilascosasnosucedieran,lagentenopodríapensarenellas.—Susrazonamientossonlógicos—asintióJimmy—.Perodetodasmaneras,no
puedoevitarpellizcarmeparacomprobarsiestoydespierto.—Yotambiéntuveesaimpresión.Jimmysuspiróprofundamente.—Bien,supongoqueestamosdespiertos.Déjemever:unruso,unamericano,un
inglés, un posible austriaco o húngaro, y la señora, que puede ser de cualquiernacionalidad,porejemplo,rusaopolaca.Esungrupomuyrepresentativo.
—Yunalemán—dijoBundle—.Haolvidadoustedalalemán.—¡Oh!—exclamóJimmy—.Ustedcree…—El número dos, que estaba ausente, es Bauer, nuestro lacayo. Me parece
bastanteclaroporloquedijeronacercadeesperaruninformequenohabíallegado,aunque no alcanzo a imaginar qué puede hacer en Chimneys que puedaproporcionarleinformación.
—DebedetratarsedealgúnasuntorelacionadoconlamuertedeGerryWade—repuso Jimmy—.Hay algo ahí en lo que aúnnohemosprofundizado. ¿Dice ustedquemencionaronaBauerporsunombre?
Bundleasintió.—Lereprocharonquenohubieseencontradoesacarta.—Bien,lascosasestánmásclaras.Tendráqueperdonarmiincredulidad,Bundle,
perosuhistoriaparecíamuyextraña.¿DiceustedqueellossabenqueiréalaabadíaWyvernlasemanapróxima?
—Sí.Entoncesfuecuandoelamericano—fueél,noelruso—dijoquenohabíanecesidaddepreocuparse,queustederaunborricos.
—¡Ah!—exclamóJimmy.Pisóafondoelaceleradoryelcochesaliódisparado—.Me complace queme haya contado esto, pues esome hace interesarme en elasunto.
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Permanecióensilenciounmomentoyprosiguió:—¿DiceustedqueelnombredelinventoralemánesEberhard?—Sí.¿Porqué?—Espereunmomento.Estoyrecordandoalgo.Eberhard,Eberhard…Sí,tengola
certezadequeésteeraelnombre.—Cuénteme.—Eberhardesun individuoqueestáenposesióndeunsistemapara templarel
acero. No puedo explicarlo detalladamente porque carezco de conocimientoscientíficos, pero sé que lo endurece de tal forma que un alambre tiene tantaresistencia como una barra. Eberhard estaba relacionado con la aviación y su ideaconsistióenque,de reducirseelpesode losaviones, laaviaciónse revolucionaría.Quierodecirqueelcostedefabricaciónquedaríamuyreducido.Creoqueofrecióelinventoalgobiernoalemányselorechazaron,alegandoqueteníaalgunosdefectos,perolohicieronconbastantegrosería.Entonces,sepusoatrabajardefirmeylogrócorregirlosfallos,perosesentíaofendidoporlaactituddelgobiernoyjuróquenolesdaríasuinvento.Siemprecreíquesetratabadeunbulo,peroahoratomauncarizdistinto.
—Esoes—asintióBundleanimada—.Creoquetieneustedrazón.Eberharddebehaberofrecidosuinventoanuestrogobierno,quehapedido,opedirá,laopinióndeunexpertocomosirOswaldCoote,para locualsirOswald,George,elministrodeAviaciónyEberhardcelebraránunareuniónenlaAbadía.Eberhardllevaráconsigolosplanos,olafórmula,ocomosellame…
—Fórmula.—SugirióJimmy—.Meparecequeéstaeslapalabraadecuada.—Llevarálafórmulaconsigo,ylasSieteEsferasquierenrobarla.Recuerdoque
elrusodijoquevalíamillones.—Supongoquedebeserasí—asintióJimmy.—Yunascuantasvidas—dijootrodeellos.—Parece que ya las ha estado contando. —Observó Jimmy, cuyo rostro se
ensombreció—.Fíjeseenlaencuestadehoy.¿Estásegura,Bundle,dequeRonnynodijonadamás?
—No—repuso ella—.SóloSevenDials…Dígaselo a JimmyThesiger.Eso estodocuantoalcanzóadecir,pobremuchacho.
—Ojalásupiéramosloquehabíaaveriguado.—ObservóJimmy—.Perosabemosunacosa.MeparececasievidentequeBauer,elcriado,esresponsabledelamuertedeGerry.¿Sabe,Bundle?
—¿Si?—Avecesmesientoangustiadoymepreguntoquiénserálapróximavíctima.No
eslaclasedeasuntoenqueunajovendebemezclarse.Bundle sonrió. Se le ocurrió que Jimmy había necesitado mucho tiempo para
clasificarlaenlamismacategoríaqueaLorraineWade.—Esmásprobablequeelpróximoencaerseausted.—Observóalegremente.
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—¿Porquénopiensaenalgomásalegre,como,porejemplo,enquehayaalgunavíctima en el otro lado? —preguntó Jimmy—. Esta mañana me siento bastantesanguinario. ¿Reconocería usted a algunos de los miembros de la banda si losvolvieraaver?
Bundlevaciló.—Creoquealnúmerocinco—dijofinalmente—.Habladeunamaneraalgorara,
comoconunceceo.—¿Yelinglés?Bundlenegóconlacabeza.—Fuealquemenosvi—sólounatisbo—ytieneunavozcorriente.Exceptoque
esunhombrecorpulento,nosénadamás.—Está la mujer, desde luego —continuó Jimmy—. Debería ser más fácil de
identificar. Seguramente hace el trabajo sucio, dejándose invitar a cenar porenamoradizosministrosysonsacándolessecretosdeestadocuandohanbebidounpardecopas.Porlomenos,asíescomosucedeenlasnovelas.Peroenrealidad,elúnicoministroaquienconozcosólobebelimonada.
—Piense en George Lomax —dijo Bundle riendo—. ¿Puede imaginárseloenamorándosedehermosasmujeresextranjeras?
Jimmyestuvodeacuerdoconella.—En cuanto al misterioso número siete —prosiguió Jimmy—, ¿tiene usted
algunaideadequiénpuedeser?—Ningunaenabsoluto.—Si nos guiamos por las novelas, debe de tratarse de alguien a quien todos
conocemos.¿Será,acaso,elpropioGeorgeLomax?Bundlenoestuvodeacuerdo.—Sería el jefe perfecto en una novela —dijo—, pero conociendo a «El
besugo»…—Yestallóenunafuertecarcajada—.¡«Elbesugo»,elgrancriminal!—exclamóentreespasmosderisa—.¿Noseríamaravilloso?
Jimmyasintió.Suconversacióndurabayaalgúnratoy,sindarsecuenta,Jimmyhabía aminorado la velocidad del coche. Cuando llegaron a Chimneys, el coronelMelrose estabaya allí. Jimmy le fuepresentadoy los tres sedirigieron juntos a laencuesta.
Comopredijera el coronelMelrose, el procedimiento fuemuy sencillo.Bundledeclaróy tambiéneldoctor.Semencionaron lasprácticasde tiroen lavecindady,trasunabrevedeliberación,sedioelveredictodemuerteporaccidente.
Unavezfinalizadalaencuesta,elcoronelMelroseseofrecióparallevaraBundleaChimneysyJimmyThesigerregresóaLondres.
A pesar de su aspecto indiferente, el relato de Bundle le impresionóprofundamenteyapretóloslabiosconfuerza.
—Ronny,amigomío—habíamurmurado—,voyavengarteytúnoestarásaquíparatomarparteeneljuego.
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Unpensamientoacudióasumente.¡Lorraine!¿Estaríaellaenpeligro?Despuésdevacilarduranteunmomento,sedirigióalteléfonoylallamó.—Soyyo,Jimmy.Penséquetegustaríasaberelresultadodelaencuesta.Muerte
poraccidente.Ynadamás.—¡Oh!Pero…—Sí, tambiényocreoquealgo seescondedetrásde todoeso.Seguramente, el
coronerrecibióalgunaindicación.Creoquealguientrabajaparaquenoseremuevaelcaso.Oye,Lorraine…
—¿Si?—Creo…creoquesucedenalgunascosasmuyraras.Tendráscuidado,¿verdad?
Hazlopormí.Jimmyescuchólanotadealarmaensuvoz.—Entonces,Jimmy,espeligrosoparati.Tengomuchomiedo.Élserió.—¡Oh!Esonoimporta.Tengosietevidas,comolosgatos.Adiós,pequeña.Colgó y permaneció ensimismado durante unos momentos. Después, llamó a
Stevens.—¿Sabedóndepodríaadquirirunabuenapistola,Stevens?—¿Unapistola,señor?Stevens,comobuenmayordomo,nodemostrósorpresaalguna.—¿Quéclasedepistolanecesita,señor?—Delaclasequecuandoseaprietaelgatillodisparahastaquesequitaeldedo.—Unaautomática,señor.—Esoes—asintióJimmy—,unaautomática.Ymegustaríaquetuvieraelcañón
pavonado.Enlasnovelasamericanas,elbuenosiempresacaunapistolapavonadadelbolsillotraserodelpantalón.
Stevenssepermitiósonreírdiscretamente.—Lamayorpartedeloscaballerosamericanosaquienesheconocidollevanalgo
muydistintoenesebolsillo.—Observó.JimmyThesigerserió.
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CapítuloXVI
REUNIÓNENLAABADÍA
Bundle llegóa laAbadíaelviernesa tiempode tomarel té.GeorgeLomaxsalióarecibirlaconconsiderableempressement.
—MiqueridaEileen—exclamó—,nosabecuántomecomplaceverlaaquí.Debeperdonarmequenolainvitarajuntoconsupadre,pero,adecirverdad,jamásimaginéqueuna reuniónde esta clase pudiera interesarle.Me sentí…ah…sorprendido asícomo…ah…encantado,cuandolordCaterhammehablódesu…ah…interéspor…ah…lapolítica.
—Deseabatantovenir.—SeñalóBundleconvozingenua.—Mrs.Macatta llegará en el último tren—explicóGeorge—.Anoche dio una
conferencia enManchester. ¿Conoce aThesiger?Es unmuchacho joven, pero connotablesconocimientosdepolíticaexterior.Claroqueporsuaspectonadielodiría.
—ConozcoaMr.Thesiger—dijoBundley estrechó solemnemente lamanodeJimmy, que se había peinado con la raya en medio para dar mayor énfasis a suexpresión.
—Escuche—dijoJimmyapresuradamenteenvozbajacuandoGeorgeseseparódeellosporunosmomentos—.Noseenfade,perolehehabladoaBilldenuestrosplanes.
—¿ABill?—preguntóBundle,enfadada.—Despuésdetodo—sedisculpóJimmy—,esunodelosnuestros.TantoRonny
comoGerryeranamigossuyos.—Yalosé—admitióBundle.—¿Creequeesunerror?Losiento.—Billesunbuenmuchacho,desdeluego.Nosetratadeeso—explicóBundle—,
sinodequeestorpedenacimiento.—¿Quiere decir que no es mentalmente muy ágil?—preguntó Jimmy—. Pero
olvida usted algo:Bill tiene unos puñosmuy fuertes.Y tengo la impresión de queunospuñosfuertespodríanllegarasermuyútiles.
—Quizátengarazón.¿Cómoreaccionó?—Mecostóalgohacérselocomprendery tuveque repetírselovariasvecespara
queselemetieraenlacabeza.Naturalmente,estáconnosotrosencuerpoyalma.Georgereapareciódepronto.—Quieropresentarteaalgunaspersonas,Eileen.ÉsteessirStanleyDigby.Lady
EileenBrent.Mr.O’Rourke…Elministrodeaviacióneraunhombrebajoysonriente.Mr.O’Rourke,alto,de
expresivosojosazulesyrostrotípicamenteirlandés,saludóaBundleconentusiasmo.
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—¡Yyoquecreíaquesetratabadeunaaburridareuniónpolítica!—susurróconpicardía.
—Nosiga—repusoBundle—.Meinteresalapolítica…mucho.—SupongoqueconoceasirOswaldyaladyCoote—prosiguióGeorge.—No, no había tenido el placer de conocerlos —dijo Bundle sonriendo y
aplaudiendomentalmenteelpoderdescriptivodesupadre.Sir Oswald estrechó la mano de Bundle con fuerza, haciéndola contraerse
ligeramentededolor.Despuésdeuntristesaludo,ladyCootesevolvióhaciaJimmyThesiger,comosi
encontraraenélalgosimilaralplacer.Apesardesumalacostumbrede levantarsetantardeparaeldesayuno,aladyCootelegustabaaqueljovenamableysonrosado.Su aire de irreprimible buen carácter la fascinaba. Sentía un deseo maternal dequitarle susmalas costumbres y convertirlo enunode losmuchos trabajadores delmundo.Jamássehabíapreguntadosi,unavezformado,seguiríasiendotanatractivo.En aquel momento, empezó a describirle un doloroso accidente automovilísticosufridoporunadesusamigas.
—Mr.Bateman—dijoGeorge brevemente, como si deseara pasar a cosasmásimportantes.
Unjovendeaspectoserioycarapálidaseinclinó.—Yahora—continuóGeorge—,quieropresentarlealacondesaRadzky.LacondesaRadzkyhabíaestadoconversandoconMr.Bateman.Reclinadaenel
sofáycon laspiernascruzadasde formabastanteatrevida, fumabauncigarrilloenunaboquillaincreíblementelargayconincrustacionesdeturquesa.
Bundlesedijoqueeraunadelasmujeresmáshermosasquehabíavistojamás.Susojoseranmuygrandesyazules,sucabelloteníaelcolordelcarbón,sucutiserasuaveydelicado,ysucuerpoesbeltoysinuoso.BundletuvolacertezadequeenlaAbadíajamássehabíanvistounoslabiostanrojoscomolosdelacondesa.
—EsMrs.Macatta,¿verdad?—dijoéstaanimadamente.GeorgerespondióquenoyalpresentarleaBundle,lacondesalasaludóconun
brevemovimientodecabezayprosiguiósuconversaciónconelgraveMr.Bateman.BundleoyólavozdeJimmyquemurmurabaalgoasuoído.—Pongoestátotalmentefascinadoporlaadorableeslava—dijo—.¿Noleparece
patético?Venga,vamosatomarunatazadeté.Unavezmás,seacercaronallugardondeseencontrabasirOswaldCoote.—SuresidenciadeChimneysesmagnífica—comentóelgranhombre.—Mecomplacequelegustara—respondióBundleconmodestia.—Necesitatuberíasnuevas—observósirOswald—.Modernizarla,yasabe.Permaneciópensativoduranteunmomento.—HealquiladolaresidenciadelduquedeAltonportresañosmientrasbuscouna
para comprar. Supongo que su padre no podría vender Chimneys aunque quisiera,¿verdad?
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Bundlesintióquelefaltabaelaliento.TuvounahorriblevisióndeInglaterraconinnumerables sir Oswald Coote residiendo en innumerables Chimneys, todos ellosdesdeluegocontuberíasnuevas.
Sintió un súbito y violento resentimiento que, se dijo, era absurdo. SirOswaldposeía una de aquellas poderosas personalidades que hacen palidecer a cuantos seencuentran a su alrededor. Como lord Caterham había dicho, era una apisonadorahumana.Ysinembargo,enmuchossentidosresultabaestúpido.Dejandoaparte losconocimientos que tenía de su industria, seguramente eramuy ignorante.Aquelloscien delicados placeres de la vida de que lordCaterham sabía gozar eran un librocerradoparasirOswald.
Mientras reflexionaba en estos términos, Bundle seguía charlandoagradablemente. Supo que herrEberhard había llegado, pero que se había ido a lacamacondolordecabeza.EstainformaciónlefuedadaporMr.O’Rourke,queselasapañóparaencontrarunsitioasuladoyconservarlo.
Bundlefueavestirseparalacena,sintiendounaagradableexpectación,asícomocierto nervioso y temor cuando pensaba en la inminente llegada deMrs.Macatta.BarruntóqueconversarconMrs.Macattanoseríauncaminoderosas.
Recibió la primera sorpresa cuando bajó, elegantemente vestida con un trajenegro,ycruzóelvestíbulo.Unlacayoestabadepieallí,oporlomenos,unhombrevestidodelacayo.Peroaquelcuerpograndeyfuertenoseprestabaaerror.Bundlesedetuvoylomirófijamente.
—SuperintendenteBattle—susurró.—Sí,ladyEileen.—¡Oh!—exclamóBundlevacilando—.¿Estáustedaquípara…para…?—Paravigilar.—Comprendo.—Aquella carta amenazadora—dijo el superintendente—, preocupó bastante a
Mr. Lomax, que insistió en que viniera para evitar cualquier acontecimientodesagradable.
—Pero¿nocreeusted…?—EmpezóadecirBundle,yseinterrumpió.Noosabasugerirle al superintendente que su disfraz no era muy bueno. Era como si laspalabras «agente de policía» estuvieran escritas en él, lo cual, creyó Bundle, nodejaríadeseradvertidoporelmenosdesconfiadocriminal.
—Ustedcree—dijoelsuperintendente—quemereconocerán.—Yo…oh…creoquesí—admitióBundle.AlgoparecidoaunasonrisadistendióelrostrodelsuperintendenteBattle.—Lospondréenguardia,¿eh?Bien,ladyEileen,¿porquéno?—¿Porquéno?—RepitióBundle,ensuopinióncomounaestúpida.Elsuperintendenteasentíalentamente.—Noqueremosque sucedanadadesagradable, ¿verdad?—dijo—.No tenemos
que ser demasiado listos y sólo debemos mostrar a quienes puedan tener malos
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deseosquehayalguienvigilando.Bundle lo miro con admiración. Comprendió que la súbita aparición de un
personaje tan importante como el superintendente Battle podía tener un efectodeprimentesobrelosplanesquequizásalguiensehubieraforjado.
—Esungranerrorserdemasiadointeligente.—RepetíaelsuperintendenteBattle—.Loimportanteesquenadadesagradablesucedaestefindesemana.
Bundle se separó del superintendente, pensando en cuántos de los invitadoshabíanreconocido,oreconocerían,aldetectivedeScotlandYard.EncontróaGeorgeenelsalón,conelceñofruncidoyunsobreamarilloenlamano.
—Muydesagradable—dijo—.EsuntelegramadeMrs.Macattadiciendoquenopodrávenirportenerasushijosconpaperas.
Bundlesintióunconsiderablealivio.—Lo siento especialmente por usted, Eileen—afirmóGeorge bondadosamente
—.Conozcoelinterésqueustedteníaporconocerla.Tambiénlacondesasesentirámuydesilusionada.
—Noimporta—dijoBundle—.Memolestaríamuchoque,porhabervenido,mecontagiaralaspaperas.
—Una enfermedadmuy desagradable—asintióGeorge—. Pero no creo que lainfección se transmita así.Mrs.Macatta jamáshubiera querido correr un riesgodeesas características. Es una mujer de muy nobles sentimientos, con un verdaderosentido de la responsabilidad para con la comunidad. En estos días de interésnacional,todosdebemostenerencuentaque…
Estabaapuntodeempezarundiscurso,perosecontuvoatiempo.—Afortunadamente—dijo—, no hay prisa en su caso. Pero, por desgracia, la
condesaestarápocotiempoennuestropaís.—Creo que es húngara, ¿verdad? —comentó Bundle, que sentía mucha
curiosidadporella.—Sí.Seguramentehabráustedoídohablardelpartidode la JovenHungría.La
condesaesunodesuslíderes.Esamujerdegranriqueza,queenviudómuyjoven,hapuestosudineroysutalentoalserviciodesupueblo.Sienteespecialinclinaciónporelproblemadelamortalidadinfantil,terribleenHungríaenlaactualidad.Yo…¡Ah!AquíestáherrEberhard.
El inventor alemán era más joven de lo que Bundle había imaginado yprobablementenoteníamásdetreintaytresotreintaycuatroaños.Eratoscoynoparecía encontrarse a gusto, pero no dejaba de ser agradable. Sus ojos azules eranmástímidosqueesquivos,ysucaracterísticamásdesagradable,elcomerselasuñasque tantohabíamolestado aBill, surgía a su juicio, deun temperamentonervioso.Eradelgadocomounjuncoyteníaelsemblantetípicodeunapersonaanémica.
HablóalgotorpementeconBundleenuningléspomposoyambosagradecieronla interrupcióndel alegreMr.O’Rourke.Pocodespuéshizo actodepresenciaBill,dirigiéndose seguidamente hacia el lugar donde se encontraba Bundle. Parecía
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perplejoyatribulado.—Hola,Bundle.Oíquehabíasllegado.Hetenidoquetrabajartodalatarde.Delo
contrario,hubieravenidoasaludarteantes.—¿Hansidopesadaslastareasdeestadoestanoche?—preguntóO’Rourkecon
conmiseración.—Nosécómoestujefe.—Sequejó—.Parecebuenapersona,pero«Elbesugo»
es absolutamente imposible. Trabajar, trabajar y trabajar de lamañana a la noche.Todoloqueunohaceestámalhechoytodoloquedejasporhacerhayquehacerlo.
—Parece que cites frases de tu libro de oraciones. —Observó Jimmy, que sereuníaconellosenaquelmomento.
Billlomiróconreproche.—Nadiesabeloquetengoquesoportar—dijoconuntonopatético.—Agasajandoalacondesa,¿verdad?—SugirióJimmy—.PobreBill,hadebido
serunesfuerzoconsiderableparati,queodiasalasmujeres.—¿Quésignificaeso?—preguntóBundle.—Despuésdelté—explicóJimmysonriendo—,lacondesalepidióaBillquele
hiciesedecicerone.—Nopudenegarme,¿noosparece?—replicóBill,rojocomountomate.Bundle se sintió inquieta. Conocía muy bien lo susceptible que era Bill a los
encantosfemeninos.Mr.WilliamEversleighseríacomocerablandaenmanosdelacondesa.Unavezmás,sepreguntósiJimmyThesigerhabíahechobienconfiandoenBill.
—Lacondesa—dijoBill—esunamujerencantadoraymuyinteligente.Tendríasquehaberlavistomientrasrecorríamoslacasa.Nohacíasinopreguntarcosas.
—¿Quéclasedecosas?—InquirióBundle,depronto.Billfuevagoensucontestación.—¡Oh,nosé!Acercadesuhistoria,losmuebles…ytodaclasedecosas.Enaquelmomento, lacondesaentróenelsalón.Parecíafaltarleelaliento.Con
unceñidovestidodeterciopelonegro,teníaunaspectomajestuoso.BundleobservoqueBillgravitabainmediatamentecercadeellayqueelseriojovendelasgafasseuníaaél.
—Bill y Pongo están completamente prendados de ella —observó JimmyThesigerriendo.
Bundlenoestabamuyseguradequeaquellopudieratomarsearisa.
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CapítuloXVII
DESPUÉSDELACENA
GeorgenocreíaenlasinnovacionesmodernasylaAbadíadesconocíaalgotanusualcomolacalefaccióncentral.Enconsecuencia,cuandolasseñorasentraronenelsalóndespuésdelacena,latemperaturacarecíaallídelosgradosnecesariosparallevarsinriesgolosmodernosvestidosdenoche.Elfuegoqueardíaenlachimeneafuecomounimánylastresmujeresseapiñaronjuntoaél.
—¡Brrrrr!—dijolacondesa,emitiendounexóticoycoquetosonidoextranjero.—Se acorta el día. —Observó lady Coote, echándose sobre los hombros un
horriblechal.—¿PorquédemoniosGeorgenotienelacasacaliente?—preguntóBundle.—Ustedes,losingleses,nuncacalientansuscasas—dijolacondesa.Sacósulargaboquillayempezóafumar.—Aquel hogar es anticuado.—Señaló ladyCoote—.El calor se escapa por la
chimeneaenlugardeextenderseporelsalón.—¡Oh!—exclamólacondesa.Se produjo una pausa. La condesa estaba tan claramente aburrida que la
conversaciónsehacíadifícil.—Escurioso—dijoladyCootetratandodeanimarlaescena—quelosniñosde
Mrs.Macattatenganpaperas.Bueno,noquierodecirexactamentecurioso…—¿Quésonpaperas?—preguntólacondesa.BundleyladyCooteempezaronaexplicárseloalavez.Finalmente,entrelasdos
lograronquecomprendiera.—Supongoquelosniñoshúngarostambiénlastienen.—ObservoladyCoote.—¿Padecentambiénpaperaslosniñoshúngaros?—Nolosé.—Repusolacondesa—.¿Porquéhabríadesaberlo?LadyCootelamirósorprendida.—Peroyocreíaqueustedsededicabaa…—¡Oh,eso!Lacondesadescruzólaspiernas,sequitólaboquilladelabocayempezóahablar
rápidamente.—Lescontaréalgunoshorrores—dijo—.Horroresqueyohepresenciadoyque
ustedesseresistiránacreer.Cumpliósupalabra.Hablófluidamenteycongráficafuerzadescriptiva.Contóa
susoyentesincreíblesescenasdehambreymiseria.HablódeBudapestpocodespuésdelaguerraydesusvicisitudeshastaaquelmomento.Eradramáticaytambién,enopinióndeBundle,comoundiscodegramófono.Nofaltabamásquedarlecuerda.Y
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después,conlamismabrusquedad,separaría.Lady Coote parecía conmovida hasta los tuétanos. Permanecía sentada con la
bocaentreabiertaynoapartabalamiradadesusojostristesdelrostrodelacondesa.Devezencuandocolabaalgúncomentario.
—Unavez,lostreshijosdeunaprimamíasufrierontangravesquemadurasquemurieron.
La condesa no le prestó atención. Seguía hablando sin cesar. Y finalmente secalló,tansúbitamentecomohabíaempezado.
—Yaseloheexplicado—dijo—.Tenemosdinero,peronosfaltaorganización.LadyCootesuspiró.—Muchasvecesheoídodeciramiesposoquenadasepuedehacersinmétodos
regulares.A ello atribuye él su propio éxito.Afirma que no habría prosperado sinellos.
Volvió a suspirar. Por unmomento, se imaginó a un sir Oswald que no habíaexistido.UnsirOswaldquehubieraconservado,enloesencial,losatributosdeaquelalegrejovendeltallerdebicicletas.YpensóenlomuchomásagradablequehubierapodidoserlavidaparaellasisirOswaldnohubieratenidométodosparatodo.
Porunamuycomprensibleasociacióndeideas,sevolvióhaciaBundle.—Dígame,ladyEileen—dijo—,¿legustasujardinerojefe?—¿MacDonald?Pues…—Bundlevaciló—.Nocreoqueanadiepuedagustarle
MacDonald—explicó—,peroesunmagníficojardinero.—Enefecto,loes—asintióladyCoote.—Perohayquemantenerloensusitio—dijoBundle.—Supongoquesí—murmuróladyCoote.MiróconenvidiaaBundle,queparecíaconsiderarmuytranquilamentelaforma
deponeraMacDonaldensulugar.—Adorolosjardineshermosos.—Suspirólacondesa.Bundlelamiróconatención,peroenaquelmomentosepresentóJimmyThesiger
queledijoconvozextrañaymuchaprisa:—¿Quiereveniraveraquellosgrabados?Laestánesperando.BundlesalióprecipitadamenteconJimmypegadoasustalones.—¿Quégrabados?—preguntóalcerrarselapuertatrasella.—Ninguno—repusoJimmy—.Teníaquebuscarcualquierpretexto.Vamos,Bill
nosesperaenlabiblioteca.Nohaynadieallí.Billsepaseabaagrandeszancadasporlahabitaciónprofundamenteagitado.—Mira—dijo—,estonomegustanada.—¿Quéesloquenotegustanada?—Que temezclesenesto.Apuestodiezcontraunoaquehabráalgunapeleay
entonces…La miró con cierto patético desmayo, que proporcionó a Bundle un cálido
sentimientodeagrado.
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—Debepermanecerfueradeesto,¿noteparece,Jimmy?—dijoapelandoalotro.—Yaselohedicho—repusoJimmy.—PeroBundle—suplicóBill—,alguienpuederesultarherido.BundlesevolvióhaciaJimmy.—¿Quélehadichousted?—Todo.—Noloacabodeentender—confesóBill—.Quierodecir,esodeesconderteen
elclubSevenDialsy todoeso.—Lamiró tristemente—.Bundle,escucha,quisieraquenolohicieras.
—¿Quenohicieraqué?—Mezclarteenestaclasedecosas.—¿Porquéno?—ObjetóBundle—.Sonemocionantes.—Oh, sí, emocionantes, pero pueden ser terriblemente peligrosas. Recuerda lo
quelesucedióalpobreRonny.—Sí —asintió Bundle—. De no haber sido por tu amigo Ronny, jamás me
hubieramezcladoenesto.Peroyaloestoyydenadasirvequeprotestes.—Yaséquetúeresencantadora,Bundle,pero…—Déjatedecumplidosyhagamosnuestrosplanes.VioconalivioqueBillreaccionabafavorablementeasuinsinuación.—Tienes razón acerca de la fórmula—dijo—. Eberhard lleva algunos planos
consigo, o quizás sea sir Oswald. Se han hecho pruebas en sus acerías, muysecretamente, desde luego.Eberhard ha estado allí con él.Ahora están todos en elgabinete.
—¿CuántotiempopermaneceráaquísirStanleyDigby?—preguntóJimmy.—Mañanaregresaráalaciudad.—¡Ajá! —dijo Jimmy—. Entonces, algo está completamente claro. Si como
supongosirStanleyse lleva la fórmulamañana,cualquier intentodeapoderarsedeellatendrálugarestanoche.
—Supongoquesí.—Nolodudéis.Esohaceque lasituaciónsea favorableparanosotros.Quienes
intentenhacerlodeberándesplegar toda su inteligencia.Entremosendetalles.Antetodo,¿dóndeestarálafórmulasagradaestanoche?¿LatendráEberhardosirOswaldCoote?
—Ninguno de los dos. Tengo entendido que esta noche le será entregada alministrodeaviaciónparaque la lleveaLondresmañana.En talcaso,O’Rourke latendráensupoder.Estoycasiseguro.
—Bien,sólocabehacerunacosa.Sipensamosquealguienintentaráapoderarsedeellaestanoche,debernosmontarguardia,miqueridoamigoBill.
Bundleabriólabocacomosifueraaprotestar,perolacerrósindecirnada.—Apropósito—prosiguió Jimmy—,¿se tratadeunvendedordeHarrodso es
nuestroamigoLestradedeScotlandYardaquienhevistoestanocheenelvestíbulo?
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—Muyinteligente,Watson—dijoBill.—Supongo—observóJimmy—quenosestamosmetiendoensuterreno.—Nopodemosevitarlo—repusoBill—siqueremosseguirnuestrosplaneshasta
elfinal.—Entonces, estamos de acuerdo—dijo Jimmy—. Dividamos la noche en dos
guardias.Nuevamente,Bundleabriólabocaytambiénestavezlacerrósindecirnada.—Desdeluego—asintióBill—.¿Quiénharáelprimerturno?—¿Loechamosasuertes?—Comoquieras.—Muybien.Sisalecara,túharáselprimerturnoyyoelsegundo.Ysisalecruz,
seráalrevés.Bill asintió. La moneda fue lanzada al aire y Jimmy se inclinó para mirarla
cuandocayóalsuelo.—Cruz—dijo.—¡Malditasea!—exclamóBill—.Tetocaelprimerturnoy,probablemente,toda
ladiversión.—Eso nunca se sabe—repuso Jimmy—.Los criminales son imprevisibles. ¿A
quéhoraquieresquetedespierte?¿Teparecebienalastres?—Bueno.Enaquelmomento,Bundleconsiguióintervenir.—¿Yquépapeltengoyoentodoesto?—preguntó.—Ninguno.Seiráalacamayseacostarácomounabuenachica.—¡Oh!—exclamó—.Esonoesnadadivertido.—No lo asegure todavía—observó Jimmy—.A lomejor, la asesinanmientras
duerme,yencambioBillyyonoslibramos.—Esunaprobabilidad—comentóBundle—.Escuche,Jimmy,esacondesanome
gustanada.Sospechodeella.—No digas tonterías —dijo Bill acaloradamente—. Está por encima de toda
sospecha.—¿Cómolosabes?—replicóBundle.—Porquesí.Unodelosfuncionariosdelaembajadahúngaralogarantiza.—¡Oh!—exclamóBundlemomentáneamente,sorprendidaporelfervordeBill.—Lasmujeressoistodasiguales—gruñóBill—.Sóloporqueeshermosa…Bundleestabafamiliarizadaconeseinjustoargumentomasculino.—Bueno,peronolemurmuresconfidenciasasusonrosadaoreja.—Observó—.
Mevoyalacama.Estabaaburridacomounaostraenelsalónynoquieroregresarallí.
Saliódelabiblioteca.BillmiróaJimmy.—Esunabuenamuchacha—dijo—.Temíquepudierasermásdifícildemanejar.
Ya sabes lo dispuesta que siempre está para participar en todo. Creo que lo ha
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aceptadomuybien.—Yotambién—asintióJimmy—.Mesorprendió.—Tiene sentido común. Sabe cuándo una cosa es imposible para ella. A
propósito,¿noteparecequedebiéramoscontarconunarma?—Tengo una automática pavonada—repuso Jimmy con cierto orgullo—. Pesa
variaslibrasytieneunaspectoqueimpresiona.Telaprestarécuandolleguetuturno.Billlomiróconexpresiónderespetoyenvidia.—¿Quétehizopensarentraerla?—preguntó.—Nolosé—repusoJimmy—.Simplemente,semeocurrió,esoestodo.—Espero que no disparemos contra quien no debamos —observó Bill con
ansiedad.—Seríamuylamentable—repusoJimmygravemente.
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CapítuloXVIII
LASAVENTURASDEJIMMY
Nuestracrónicadebedividirseahoraentrespartesdistintas.Lanocheteníaqueserprodigaensucesosycadaunadelastrespersonasinvolucradasenellalaviodesdesupuntodevistaparticular.Empezaremosconeseagradableysimpáticojoven,Mr.Jimmy Thesiger, en el momento en que se despide del otro conspirador, BillEversleigh.
—Noteolvidesdellamarmealastres—dijoBill—.Esdecir,siaúnestásvivo—añadióamablemente.
—Puedoserunborrico—repusoJimmyalrecordar,irritado,laobservaciónqueBundlelehabíarepetido—,peronotantocomoparezco.
—EsomismodijistedeGerryWade,¿recuerdas?—ObservóBilllentamente—.Yaquellamismanocheocurrió…
—¡Cállate,estúpido!—leinterrumpióJimmy—.¿Notienesningunadelicadeza?—Claroquetengodelicadeza—contestóBill—.Soyunincipientediplomáticoy
todoslosdiplomáticoslatienen.—¡Ah!—exclamóJimmy—.Perodebesestarenloquellamanestadolarvario.—NoacabodecomprenderaBundle—dijoBill,volviendoaun tópico tratado
anteriormente—. Creía que iba a ocasionarnos alguna dificultad, pero veo que hamejoradomucho.
—Eso mismo decía tu jefe —observó Jimmy—. Dijo que se sentíaagradablementesorprendido.
—Me pareció que Bundle estaba exagerando algo —repuso Bill—, pero «Elbesugo» es tan animal que es capaz de creer cualquier cosa. Creo que te costarádespertarmecuandome llegueel turno,perono teacobardessimecuestaabrir losojos.
—NomeservirádemuchozarandeartesihastomadounadosisdeloqueingirióGerryWade—dijoJimmyconmalicia.
—Vamosaver—observóBill—.¿Quésacasconponermenervioso?—Teestoydevolviendolapelota—dijoJimmy—.Vamos,veteyaadormir.PeroBillpermanecióconJimmyunratomás,balanceandoelcuerposobreunpie
ydespuésenelotro.—Oye—dijo.—¿Si?—Quiero decir que… bueno, supongo que no te pasará nada. Está muy bien
bromear,perocuandopiensoenelpobreGerry…ydespuésenelpobreRonny…Jimmy lo miró exasperado. Bill era de aquellas personas que no tienen sino
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buenas intenciones, pero el resultado de sus esfuerzos a veces es algodescorazonador.
—VeoquetendréquepresentarteaLeopold—repusoJimmy.Metió lamanoenunbolsillode su trajeazuloscuro,quesehabíapuestopoco
antesysacóalgoquemostróaBill.—Unagenuinapistolaautomáticapavonada—dijoconmodestoorgullo.—Nomedigas—repusoBill—.¿Esdeverdad?Eraindudablequesesentíaimpresionado.—Stevens, mi mayordomo, la compró para mí. No tienes más que apretar el
gatilloymiLeopoldhacelodemás.—¡Oh!—exclamóBill—.Oye,Jimmy.—¿Si?—Tendrás cuidado, ¿verdad? Quiero decir, espero que no empieces a disparar
contra la gente. Sería muy desagradable que le pegaras un tiro al viejo Digbymientrascaminasonámbulo.
—Notepreocupes—dijoJimmy—.Desdeluego,quierosacartodoelprovechoposibledeLeopoldpuestoque lacompré,pero refrenarémis instintossanguinariostantocomomeseaposible.
—Bueno,hastaluego—dijoJimmyporenésimavez.Jimmysequedósolo,montandosuguardia.Sir StanleyDigby ocupaba una habitación al extremo del ala occidental. A un
ladodeella,habíauncuartodebañoy,alotro,estabaeldormitorio,máspequeño,destinadoaMr.TerenceO’Rourke,quecomunicabaconunapequeñapuertaconeldesujefe.Laspuertasdelastreshabitacionesdabanaunpasillocorto.Latareadelapersonaquevigilaraseríabiensencilla.Sentadaenunasillacolocadaalasombradeunarmarioderoble,enellugarenqueelpasillodesembocaenlagaleríaprincipal,gozaba de una posición ventajosa. Aquella galería era el único camino por el quepodíallegarsealalaoccidental.Unaluzseguíaencendida.
Jimmy se sentó cómodamente, cruzó las piernas y esperó. Tenía a Leopoldpreparadasobresusrodillas.
Consultósureloj.Faltabanveinteminutospara launa.Sólohacíaunahoraquelosinvitadossehabíanretiradoadescansar.Ningúnruidoquebrabaelsilenciodelanoche,exceptoellejanotic-tacdeunreloj.
AquelsonidonolegustabaaJimmy,Lerecordabacosas.GeraldWadeylossietedespertadoresenlarepisa.¿Quiénloshabíacolocadoallíyporqué?Lerecorrióunestremecimientodepiesacabeza.
Aquella espera era siniestra. No le extrañó que en las sesiones espiritistasocurrierancosasextrañas.Sentadoenlapenumbra,laansiedadseapoderabadeuno,haciéndolesaltaralmenorsonido.Ylospensamientosdesagradablessesucedían.
¡RonnyDevereux! ¡RonnyDevereux yGerryWade!Ambos jóvenes, llenos devidayenergía;hombresalegresysaludables.¿Yahora,dóndeestaban?Bajotierra,
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comidos por los gusanos… ¡Puaj! ¿Por qué no podía apartar de sumente aquelloshorriblespensamientos?
Volvióaconsultarelreloj.Tansólolaunayveinte.¡Quédespaciotranscurríaeltiempo!
¡Extraordinaria chica, Bundle! Tuvo el valor de esconderse en el club SevenDials.¿Porquénotuvoélelatrevimientoy la iniciativadepensarenello?Supusoqueeradebidoaquesetratabadealgodemasiadofantástico.
Elnúmerosiete.¿Quiéndiantrespodíaser?¿Seencontraba,acaso,enlacasaenaquelmomento?Quizádisfrazadodecriado.Seguramente,no se tratabadeunodelos invitados. No, eso era imposible. Pero todo el asunto parecía imposible. SinohubieracreídoenlasinceridaddeBundlehubiesedichoqueellasehabíainventadotodalahistoria.
Bostezó. Era extraño tener sueño y, almismo tiempo, estar nervioso. Volvió amirarelreloj.Lasdosmenosdiez.Yafaltabamenos.
Entonces, súbitamente, contuvo la respiración y se inclinó hacia delante,aguzandoeloído.Habíaoídoalgo…
Losminutospasaban.Ahíestabaotravez.Unatablacrujía,peroelruidoproveníadeabajo.¡Otravez!Erauncrujidosuave,ominoso.Alguiensemovíacautamenteporlacasa.
Jimmysepusodepieysedirigió,sinhacerruido,hacialaescalera.Todoparecíaestar completamente tranquilo. Sin embargo, tenía la certeza de haber oído aquelfurtivoruido.Noeraimaginaciónsuya.
Bajó lentamente, empuñando con fuerza la pistola en lamanoderecha.Ningúnsonido en el gran vestíbulo. Si, había estado en lo cierto al suponer que el ruidollegaba directamente desde debajo del lugar en que se encontraba, entonces habíasidoenlabiblioteca.
Jimmy se acercó de puntillas a la puerta, aguzó el oído, pero no oyó nada.Entonces,laabriósúbitamenteyencendiólasluces.
¡Nada!Lahabitaciónestabainundadadeluz,perovacía.Jimmyfruncióelentrecejo.—Habríajurado…—murmuró.Labibliotecaocupabaunagranhabitacióncontrespuertascristalerasquedabana
laterraza.Jimmyavanzódecidido.Laventanadelmedionoestabacerradaconllave.Laabrió,salióalexteriorymiróaunoyotrolado.¡Nada!
«Parecequetodoestáenorden—sedijo—.Ysinembargo…».Permaneció un minuto sumido en sus pensamientos. Entonces regresó a la
biblioteca, cruzó la habitación y cerró la puerta con llave, que se guardó en elbolsillo. Después, apagó la luz. Permaneció oído alerta durante un momento y sedirigióalapuertacristaleraabierta,conlapistolapreparadaenlamano.
¿Eraunsuaveruidodepasosloqueseoíaenlaterraza?No.Suimaginaciónleengañaba.Apretólamanoentornoalaculatadelapistolaypermanecióescuchando.
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Enladistanciaunrelojdiolasdos.
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CapítuloXIX
LASAVENTURASDEBUNDLE
Bundle Brent era una muchacha de recursos y también con imaginación. HabíaprevistoqueBill,yacasoJimmy,senegaríanaqueellaparticipaseen losposiblespeligrosdeaquellanoche.Nodeseabaperdertiempodiscutiendo.Teníasuspropiosplanesyhabíahechosuspropiosarreglos.Lamiradaqueechódesdelaventanadesuhabitación poco antes de cenar fuemuy satisfactoria.Así comprobó que las grisesparedes de la Abadía estaban cubiertas de hiedra y que la que estaba junto a suventanateníaunaspectoparticularmenteresistenteynopresentaríadificultadalgunaasushabilidadesatléticas.
NadateníaqueobjetaralosarreglosqueJimmyyBillhabíanhecho.Pero,ensuopinión,noloscreíasuficientes.Noloscriticóporquepensabahacerporsimismaloqueellosnohabíanprevisto.Enpocaspalabras,mientrasJimmyyBillseocupabandelinteriordelamansión,ellaprestóatenciónalexterior.
Sumansoasentimientoa lodispuestoporBilly Jimmy le causabagranplacer,aunque se preguntaba, burlonamente, cómo pudieron ambos dejarse engañar contantafacilidad.Desdeluego,Bill jamássehabíadistinguidoporsuagilidadmental.Por otra parte, él conocía o debía conocer a Bundle. Y consideraba que JimmyThesiger,apesardelopocoqueseconocían,debióhabersupuestoqueellanopodríaserdescartadadeaquellamanera.
Una vez en la intimidad de su habitación, Bundle se preparó rápidamente. Sequitó su traje de noche y las escasas prendas interiores y empezó a vestirse, pordecirloasí,desdeelprincipio.Bundlenosehabíahechoacompañarporsudoncellaypreparó ella misma su maleta. De lo contrario, la asombrada francesa se hubierapreguntadoporquérazónsuseñoritasellevabaunospantalonesdemontaryningunaotrapiezadelequipodeamazona.
Ataviada con pantalones de montar, zapatos con suela de goma y un jerseyoscuro,Bundleestabapreparadapara lapelea.Miró lahoraensu reloj: lasdoceymedia.Era demasiado temprano.Los ocupantes de la casa deberían estar, antes deocurriralgo,entregadosalsueño.Bundlefijólaunaymediacomoelmomentoparacomenzarlasoperaciones.
Apagó la luz y se sentó junto a la ventana. Se levantó puntualmente a la horafijada,apartólascortinasypasóunapiernaporelalféizardelaventana.Lanocheerahermosa,fríayquieta.Brillabanlasestrellas,peronohabíaluna.
Eldescensofuefácil.BundleysusdoshermanashabíancorreteadoporelparquedeChimneyscuandoeranniñasytrepabancomogatosalosárboles.Bundlecayódepiesobreunmacizodeflores,respirandoalgoafanosamenteperoilesa.
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Se detuvo allí un minuto para revisar sus planes. Sabía que las habitacionesocupadas por el ministro de aviación y su secretario se encontraban en el alaoccidental,queestabaenelladoopuestoaaquelenelqueellasehallabaentonces.Unaterrazarodeabalosladossuryoestedelacasa,yterminabaalllegaralmurodeunhuertodeárbolesfrutales.
Bundlesaliódelmacizodefloresydoblólaesquinadelacasaenellugarenquelaterrazaempezabaenelladosur.Larecorrióensilencio,sinapartarsedelasombraproyectadaporeledificio.Peroal llegara lasegundaesquinase llevóunsusto;unhombreestabaallíconlaclaraintencióndeimpedirleelpaso.
Loreconocióalinstante.—¡SuperintendenteBattle!¡Quésustomehadado!—Paraesoestoyaquí—dijoelsuperintendenteconamabilidad.Bundlelomiró.Enaquelmomentolellamólaatención,comotambiénantes,que
noprocuraraocultarsuidentidad.Eraunhombrealtoyfuerte,bienvisible.Enciertomodo, eramuy inglés. Pero de algo estabaBundle bien segura: el superintendenteBattlenoeratonto.
—¿Quéhaceusted?—preguntóBundleenunsusurro.—Simplemente, cuidando de que nadie que no deba hacerlo pasee por aquí—
repusoBattle.—¡Oh!—exclamóBundlesorprendida.—Usted,porejemplo,ladyEileen.Nocreoqueacostumbreadarunpaseoaestas
horasdelanoche.—¿Quieredecirquedeseaquevuelvaamihabitación?Elsuperintendenteasintióconungesto.—Esustedmuyavispada,ladyEileen.Éseesexactamenteelsignificadodemis
palabras.¿Salióustedporlapuertaoporlaventana?—Porlaventana.Bajarporlahiedraeslacosamásfácildelmundo.ElsuperintendenteBattlemirólapared,pensativo.—Sí—dijo—.Debesermuyfácil.—¿Yquierequevuelvaamicuarto?—RepitióBundle—.Yodeseabairhastala
terrazadelalaoeste.—Acasonoseaustedlaúnicapersonaquequierahacerlo.—ObservóBattle.—Nadiedejarádeverle—repusoBundleirritada.Elsuperintendentepareciócomplacido.—Esperoqueasísea—dijo—.Noquieroquesucedanadadesagradable.Ysime
permitedecírselo,ladyEileen,creoqueeshoradequeregreseasucama.La firmeza de su tono no admitía réplica. Alicaída, Bundle regresó sobre sus
pasos.Estabaya subiendopor la hiedra cuando se le ocurrió algoque casi le hizosoltarlasmanos.
¿YsielsuperintendenteBattlesospechabaahoradeella?Algohabíaensumododehablarquevagamentelosugería.Nopudoevitarreírse
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cuandoentróensuhabitaciónporlaventana.Aunque había obedecido las órdenes del superintendente de regresar a su
dormitorio,Bundle no tenía lamenor intenciónde acostarse y dormir, ni tampoco,realmente, creía que Battle así lo desease. No era un hombre capaz de esperar loimposible.Y permanecer quieta cuando algo excitante iba a suceder era imposibleparaBundle.
Consultó su reloj: eran las dos menos diez minutos. Tras un momento devacilación,abriólapuertaconcautela.Noseoíaruidoalguno,todoestabaquietoytranquilo.Sedeslizócautamenteporelpasillo.
Sedetuvounavez,creyendohaberoídocrujirunatabla,peroseconvenciódequese había equivocado y siguió andando. Se encontraba en el pasillo principal,dirigiéndose hacia el ala oeste. Llegó al ángulo de intersección y mirócautelosamente,deteniéndosesorprendida.
JimmyThesigernoseencontrabaensupuestodeguardia.Bundle se sintió desconcertada. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué había Jimmy
abandonadosupuesto?¿Quésignificabaaquello?Entonces,oyóqueunrelojdabalasdos.Se encontraba todavía allí, pensando en lo que debería hacer a continuación,
cuandoelcorazónlediounvuelco.ElpomodelapuertadelahabitacióndeTerenceO’Rourkegirabalentamente.
Bundlelomiraba,fascinada.Perolapuertanoseabrió.Elpomovolvió,despacio,a suposiciónoriginal. ¿Qué significaba aquello?Nodejabade ser verdaderamentemisterioso.
Súbitamente, Bundle se decidió. Por alguna razón desconocida, Jimmy habíaabandonadosupuesto.TeníaquehablarconBill.Entrópococeremoniosamenteenlahabitaciónocupadaporéste.
—¡Despierta,Bill!¡Despierta!Hablóenunsusurro,peronoobtuvorespuestaalguna.—¡Bill!—Llamó.Impaciente,encendiólaluzyquedóparalizadaporlasorpresa.Lahabitaciónestabavacíaynadiehabíadormidoenlacama.¿DóndeestabaBill?Depronto, contuvoel aliento.Aquéllanoera lahabitacióndeBill.Eldelicado
saltodecamaarrojadosobreunasilla,loschismesfemeninoseneltocador,elvestidode noche de terciopelo negro tirado de cualquier manera sobre una silla…Desdeluego,con lasprisassehabíaconfundidodepuerta.Aquéllaera lahabitaciónde lahermosacondesaRadzky.
Pero¿dónde,dóndeestabalacondesa?MientrasBundlesehacíaestapregunta,unruidoinsólitoquebróelsilenciodela
nocheydelaformamásclara.Elestrépitollegabadelaplantabaja.Bundlesaliócorriendodelahabitacióndela
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condesa y descendió nomenos apresuradamente la escalera.El ruido llegaba de labiblioteca,dondeparecíaquearrojaranlassillasyvolcaranlosmuebles.
Bundle golpeó en vano la puerta. Estaba cerrada con llave, pero escuchabaclaramentelapeleaquesellevabaacaboenelinterior,larespiraciónagitada,lospiesgolpeando el suelo fuertemente, maldiciones y juramentos en diversos tonos, elestrépitoocasionalcuandoalgúnmuebleseinterponíaenlalíneadebatalla.
Yentonces,siniestrosyclaros,quebrandodefinitivamentelapazdelanochedeunavezportodas,sonarondosdisparosenrápidasucesión.
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CapítuloXX
LASAVENTURASDELORRAINE
LorraineWadesesentóenlacamayencendiólaluz.Eranexactamentelaunamenosdiez.Sehabíaacostadotemprano,alasnueveymedia.Poseíaeldondedespertarseporsímismaalahoraquedesearayasípudogozardealgunashorasdereconfortantesueño.
Dosperrosdormíanconellaenlahabitación.Unodeloscaneslevantólacabezaylamiróinterrogativamente.
—Quieto, Lurcher—le dijo Lorraine, y el perro agachó la cabeza obediente ymiróasuamaconlospárpadosentrecerrados.
EsciertoqueBundlesospechóenciertaocasióndelamansedumbredeLorraine,peroaquelbreve instantedesospechayahabíapasado.Lorrainehabíaparecido tanrazonable,tandispuestaapermanecerapartadadetodo.
Sinembargo,alestudiarlacaradelamuchacha,seveíalafuerzadevoluntadensupequeñabarbillayenloslabiosquesecerrabanconseverafirmeza.
Lorraineselevantóysevistióconunafaldayunachaquetademezclilla,enunodecuyosbolsillosguardóunalinterna.Después,abrióelcajóndesutocadorysacóunapequeñapistola concachasdenácarqueparecíaun juguete.LacompróeldíaantesenHarrodsysesentíamuycomplacidaporsuadquisición.
Diounaojeadafinalalahabitaciónparacerciorarsedequenoseolvidabanadayen aquel momento el perro se levantó y se acercó a ella, con ojos suplicantes ymeneandolacola.
Lorrainemoviólacabeza.—No,Lurcher.Nopuedesvenir.Nopuedollevarte.Quédateaquíypórtatebien.Besó la cabeza del animal, le hizo echarse nuevamente sobre la alfombra y se
escabullóensilenciodelahabitación,cerrandolapuertatrasella.Salióde la casaporunapuerta lateraly sedirigióalgarajedondeguardaba su
pequeñocochededosplazas.Elcaminoeraligeramenteenpendienteydejóqueelcochesedeslizarasinponerenmarchaelmotorhastaqueestuvoaciertadistanciadelacasa.Entonces,consultólahoraensurelojypisóelaceleradorafondo.
Aparcóenunlugarquehabíaelegidodeantemano.Allíhabíaunaaberturaenelsetoporlaquepodíafácilmenteentrar.Unosinstantesdespués,Lorraine,algosuciadebarro,estabaenlosterrenosdelaAbadía.
Tan silenciosamente como le fue posible, se dirigió hacia el venerable edificiocubiertodehiedra.Alolejos,unrelojdejóoírdoscampanadas.
ElcorazóndeLorrainelatiómásapresuradamentealacercarsealaterraza.Noseveía a nadie, no había señal alguna de vida. Todo parecía tranquilo y silencioso.
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Llegóalaterrazaysedetuvo,mirandoasualrededor.De pronto, algo cayó a sus pies con un ruido sordo. Lorraine se agachó para
recogerlo. Era un paquete envuelto en papel de embalar. Con él en las manos,Lorrainemiróhaciaarriba.
Sobre su cabeza había una ventana abierta. Una pierna cruzó el alféizar y unhombreempezóadeslizarseporlahiedra.
Lorraine no esperó más. Dio media vuelta y corrió, agarrando fuertemente elpaquete.
Asusespaldas,seoyóelrumordeunapelea.—Suélteme—decíaunavozronca.—Esoquieres,¿eh?—repusootravoz,queellaconocíamuybien.Lorraine siguió corriendo ciegamente, como presa del pánico, doblando la
esquinade lacasaparaencontrarsedeprontoentre losbrazosdeunhombrealtoyfuerte.
—Vamos,vamos—dijoelsuperintendenteBattlebondadosamente.Lorrainepugnabaporhablar.—¡Deprisa!¡Deprisa!¡Seestánmatando!¡Corra!Sonóundisparodepistolaydespuésotro.ElsuperintendenteBattleechóacorrer.Lorrainelesiguióporlaterrazahastala
puertacristaleradelabiblioteca.Estabaabierta.Battleseagachóyalumbróconunalinterna.Lorraineestabadetrásdeél,mirando
porencimadesuhombro,ydesugargantasalióunsollozo.JimmyThesigeryacíaenelumbraldelapuerta,caídosobreloqueparecíaserun
charcodesangre.Subrazoderechopendíaenunacuriosaposición.Lorrainedejóescaparungrito.—Estámuerto—gimoteó—.¡Oh,Jimmy!¡Jimmyestámuerto!—Vamos,vamos—dijoelsuperintendenteBattlequeriendocalmarla—.Noselo
tome así. No tema, no está muerto. Procure encontrar el interruptor de la luz yenciéndala.
Lorraine obedeció. Cruzó tambaleándose la biblioteca, encontró el interruptorjuntoalapuertayloapretó,inundandolahabitacióndeluz.ElsuperintendenteBattlesuspiróaliviado.
—Estábien.Sólotieneunaheridaenelbrazoderecho.Sehadesmayadoporlapérdidadesangre.Vengayayúdeme.
Alguienaporreabalapuertadelabiblioteca.LorrainemiróaBattlevacilante.—¿Quiereque…?—Nohayprisa.Yaentrarándespués.Ahora,ayúdeme.Lorraineobedeció.Elsuperintendentehabíasacadosupañueloyconélvendóel
brazodelherido.Lorraineloayudaba.—Noesnada—dijoelsuperintendente—.Nosepreocupe.Estosjóvenestienen
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siete vidas como los gatos. No fue la pérdida de sangre lo que le hizo perder elconocimiento.Debehabersegolpeadolacabezacontraelsueloalcaer.
Losgolpesenlapuertadelahabitaciónerancadavezmásestruendosos.LavozdeGeorgeLomaxfuriosa,chillona,sonabacontodaclaridad.
—¿Quiénestáahí?¡Abranenseguida!ElsuperintendenteBattlesuspiró.—Supongoquetendremosqueabrir—dijo—.Esunalástima.Miró a su alrededor. Junto a Jimmy había una pistola automática. El
superintendentelarecogióy,sosteniéndolacuidadosamente,laexaminó.Gruñóalgoyladejóencimadelamesa.Cruzólahabitaciónyabriólapuerta.
Variaspersonasentraronatropelladamente.Casitodashablabanalavez.GeorgeLomax intentaba pronunciar palabras que se negaban a salir de sus labios concoherencia.
—¿Qué…quésignificaesto?¡Ah!Esusted,superintendente.¿Quéhasucedido?¿Qué…quéhapasado?
—¡Oh,Diosmío!—exclamóBillEversleighconlamiradaenelcuerpocaído—.¡Jimmy!
LadyCoote,vestidaconunresplandecientesaltodecamadecolorpúrpura,gritó:«¡Pobremuchacho!»ypasó juntoal superintendenteBattlepara inclinarse sobreelpostradoJimmyconairematernal.
—¡Lorraine!—exclamóBundle.—GottimHimmel!—interpusoherrEberhard,pronunciandoacontinuaciónotras
palabrasdelamismanaturaleza.—¿Quéeseso?—pregunto,consternado,sirStanleyDigby.—Mirenlasangre—observóunadoncellaconexcitaciónyplacermorboso.—¡Señor!—gimióunlacayo.El mayordomo intervino entonces, con mayor serenidad que la que había
demostradopocosminutosantes.—¡Todosasushabitaciones!—ordenódirigiéndosealaservidumbre.EleficienteMr.RupertBatemanledijoaGeorge:—¿Noslibramosdealgunasdeestaspersonas,señor?Entonces,todoshicieronunapausapararespirar.—¡Esincreíble!—dijoLomax—.¿Quéhasucedido,Battle?ElsuperintendentelomiróyGeorgerecobrósusdiscretasmaneras.—Vuelvanalacama,porfavor—suplicó—.Sehaproducidoun…ah…—Unpequeñoaccidente—leayudóelsuperintendenteBattle.—Sí,unaccidente—repitióGeorge—.Lesagradeceréquetenganlabondadde
regresarasushabitaciones.Perotodosparecíandispuestosaquedarseallí.—LadyCoote,porfavor…—¡Pobremuchacho!—dijoladyCootecontonomaternal.
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SelevantócondesganadelladodeJimmyymientraslohacía,Jimmyrecobróelconocimiento.
—¡Hola!—dijoconvozvacilante—.¿Quéhapasado?Miróasualrededor,conojosasombrados,yentoncesrecuperólanormalidad.—¿Lohancogido?—preguntóconansia.—¿Aquién?—Al hombre. Bajó por la hiedra. Yo estaba junto a la puerta cristalera. Nos
enzarzamosenunapelea.—Algunosdeesosterriblesladronesnocturnos,¿verdad?—murmuróladyCoote
—.Pobremuchacho.Jimmyseguíamirandoasualrededor.—Temo… temo que hayamos armado un buen estropicio. Ese individuo era
fuertecomountoroynoszarandeamosdelolindo.Elestadodelahabitacióneraunaclarapruebadeloquedecía.Todocuantode
frágilyquebradizohabíaenunradiodedocepiesestabaroto.—¿Quéhasucedido?PeroJimmybuscabaalgo.—¿DóndeestámiLeopold,elorgullodelaspistolasautomáticas?Battleseñalóelarmaencimadelamesa.—¿Essuya,Mr.Thesiger?—Sí.EsmipequeñaLeopold.¿Cuántostirosdisparó?—Uno.Jimmypareciómortificado.—Me siento desilusionado —murmuró—. No debí haber apretado el gatillo
debidamente,puesdelocontrariohabríaseguidodisparando.—¿Quiénlohizoprimero?—Yo—dijoJimmy—.Elhombrelogrózafarse.Viquesedirigíahacialapuerta
cristalera,apretéelgatillodeLeopoldydisparé.Entoncessevolvióydisparócontramí.Supongoquedespuésdeesomedesmayé.
Serascólacabeza.PerodeprontosirStanleyDigbymanifestósualarma.—¿Bajandoporlahiedra,dice?¡Diosmío,Lomax!¿Creequeloshabránrobado?Saliócorriendodelahabitación.Poralgunacuriosarazón,nadiehablódurantesu
ausencia.Pocosmomentosdespués,sirStanleyregresó.Sucararedondayregordetaestabapálidacomolamuerte.
—Diosmío,Battle—murmuró—.Loshanrobado.O’Rourkeestádormidocomountronco,drogado.Nopuedodespertarlo.Ylosdocumentoshandesaparecido.
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CapítuloXXI
LARECUPERACIÓNDELAFÓRMULA
—Der liebeGott!—dijo herrEberhard en un susurro. Su cara tenía el color de lacera.GeorgemiróaBattleconreproche.
—¿Escierto,Battle?Lodejétodoensusmanos.La calidad pétrea del superintendente se evidenció. Ni un solo músculo de su
rostrosecontrajo.—Alosmejoresavecestambiénnosganan,señor—repusoquedamente.—Entonces ¿quiere decir… quiere realmente decir que los documentos han
desaparecido?Pero,antelasorpresageneral,elsuperintendenteBattlenegóconlacabeza.—No,Mr. Lomax.La situación no es tanmala como usted cree. Todo está en
orden,peronodebeagradecérmeloamí.Tienequedarlelasgraciasaestajoven.SeñalóaLorraine,quelemirabasorprendida.Battlesedirigióhaciaellaytomó
elpaqueteenvueltoenpapelmarrónqueéstaaúnsosteníasindarsecuenta.—Creo,Mr.Lomax—indicó—,queencontraráaquíloquedesea.SirStanleyDigby,másrápidoqueGeorge,cogióelpaquete,loabrióyexaminó
rápidamentesucontenido.Unsuspirodealivioseescapódesuslabiosysepasólamanoporlafrente.HerrEberhardcayósobreelfrutodesuingenioyloapretócontrasucorazón,mientrasunasartadefrasesenalemánsalíadesuboca.
SirStanleysevolvióaLorraineyleestrechóvigorosamentelamano.—Miestimadaseñorita—ledijo—,leestamostodosinfinitamenteagradecidos.—Sí,desdeluego—dijoGeorge—.Aunque…Se calló, perplejo, con los ojos fijos en aquella joven que le era totalmente
desconocida.Lorrainemiraba,suplicanteaJimmy,queacudióensuayuda.—EsmissWade—anunció—,lahermanadeGerryWade.—¡Oh, sí! —exclamó George, cogiéndola de la mano calurosamente—. Mi
queridamissWade,quieroexpresarlemiprofundagratitudporloquehahecho.Perodeboadmitirquenoentiendocómo…
Hizo una pausa y cuatro de las personas allí presentes sintieron que lasexplicacionesseríanfraguadasconmuchalentitud.ElsuperintendenteBattleacudióensuayuda.
—Acasoseamejorquenoentremosendetallesahora,señor.—Sugiriócontacto.EleficienteMr.Batemancreóotradistracción.—¿NoseríaconvenientequealguienvieraaO’Rourke?¿Noleparece,señor,que
debemosmandarabuscaralmédico?
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—Naturalmente—repusoGeorge—.Desde luego.Debíamos haber pensado enello antes.—Miró a Bill—. Llame al doctor Cartwright por teléfono y pídale quevenga.Dígalequeconvieneguardardiscreción.
Billpartióenbuscadelteléfono.—Subiréconusted,Digby—dijoGeorge—.Quizápodamoshaceralgomientras
llegaelmédico.MiródesoladoaRupertBateman.Laeficiencia siempresehacesentiryPongo
dominabarealmentelasituación.—¿Quierequesubaconusted,señor?George,aliviado,aceptóelofrecimiento.Veíaenaqueljovenaalguienconquien
podíacontarplenamente.Experimentabaaquellasensacióndecompletaconfianzaenla eficacia de Mr. Bateman que experimentaban todos los que conocían a tanexcelentejoven.
Los tres hombres salieron juntos de la biblioteca. Lady Coote, sin dejar demurmurarconunavozllenadesentimiento:«Pobremuchacho.Quizápuedaayudarenalgo»,sefueconellos.
—Esunaseñoramuymaternal.—ObservóelsuperintendenteBattlepensativo—.Muymaternal.Peroyomepregunto…
Tresparesdeojosseposaronenélinquisitivamente.—Me pregunto —prosiguió el superintendente despacio— dónde puede
encontrarsesirOswaldCoote.—¡Oh!—exclamóLorraine—.¿Creequelohanasesinado?Battlemeneólacabezaconairedereproche.—Nohayquepensarencosastanmelodramáticas.No,másbienimagino…Hizouna pausa, inclinando la cabeza para escuchar y levantando lamanopara
pedirsilencio.Unmomentodespués,losdemásoyeronloquesuagudooídohabíayapercibido.
Alguien caminaba por la terraza. Los pasos sonaban fuertemente, sin ningunapretensióndedisimulo.A lospocossegundos,unacorpulenta figuraaparecióen lapuertacristalera.Permanecióallímirándolesydandolasensacióndequedominabalasituación.
SirOswald,pueseraél,pasólamiradalentamentedeunacaraaotra.Susagudosojos lo examinaron todo con detalle. Jimmy, con el brazo toscamente vendado;Bundle,aúnconsuextrañavestimenta;Lorraine,unaperfectadesconocidaparaél…SusojosseposaronfinalmenteenelsuperintendenteBattle.
—¿Quéhasucedidoaquí,superintendente?—preguntóconvozseca.—Robofrustrado,señor.—¿Frustradodeverdad?—Graciasaestajoven,missWade,losladronesnolograronsupropósito.—¡Ah!—dijoacabadosuescrutinio—.Yahora, superintendente,¿quémedice
deesto?
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SostuvoenaltounapequeñapistolaMauserquesujetabaconmuchadelicadezaporlaculata.
—¿Dóndelaencontró,sirOswald?—En el césped. Supongo que uno de los ladrones la tiró al huir. He tenido
cuidadoalcogerlaporsideseaustedbuscarhuellasdactilares.—Piensaustedentodo,sirOswald—opinóBattle.Cogiólapistolaconigualcuidadoylacolocóencimadelamesa,juntoalaColt
deJimmy.—Y ahora, si me hace el favor —añadió sir Oswald—, me gustaría saber
exactamentequéhasucedido.ElsuperintendenteBattlehizounbreveresumendelossucesosdelanocheysir
Oswaldfruncióelceño,pensativo.—Ya comprendo —dijo—. Después de herir e inutilizar a Mr. Thesiger, el
individuohuyóarrojandolapistola.Sinembargo,noalcanzóacomprenderporquénadielopersiguió.
—SólosupimosquehabíaalguienaquienperseguircuandoMr.Thesigernoslocontó.—Observóelsuperintendenteentonoseco.
—¿Nolovioustedaldoblarlaesquinadelaterraza?—No.Debehabérsemeescapadoporunoscuarentasegundos.Nohaylunaysería
invisible en la oscuridad tan pronto saliera de la terraza. Debió desaparecerinmediatamentedespuésdedisparar.
—Sin embargo —observó sir Oswald—, sigo creyendo que hubiera debidoorganizarseunabúsqueda.Alguienmásdebióhaberestadovigilando.
—Tresdemishombresestánvigilando—le interrumpióel superintendenteconvozqueda.
—¡Oh!—SirOswaldpareciósorprendido.—Lesencarguéquedetuvieranaquienintentarasalirdeaquí.—¿Y,sinembargo,nolohanhecho?—Y,sinembargo,nolohanhecho—asintióBattlegravemente.SirOswaldlomirócomosialgoensuspalabrasleasombrara.—¿Me está usted diciendo cuanto sabe, superintendente Battle? —preguntó
tajante.—Todocuantosé,sirOswald.Encuantoaloquepienso,esoesdistinto.Quizás
imagino algunas cosas curiosas, pero hasta quemis pensamientos se confirmen novalelapenahablardeellos.
—Sin embargo —repuso sir Oswald despacio—, me gustaría conocerlos,superintendente.
—Porunaparte,señor,piensoquehaydemasiadahiedraenestelugar.Excúseme,señor,perotieneunpocodeellaenlachaqueta.Sí,demasiadahiedra.Complicalascosas.
SirOswaldlomirófijamente,perolacontestaciónqueteníaenloslabiosmurióal
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entrarRupertBateman.—Ah,estáustedaquí,sirOswald.Alnoverleporningunaparte,ladyCootecreía
quehabía sidousted asesinadopor los ladrones.Creo, sirOswald, queharía ustedbienenirasulado.Estáterriblementeasustada.
—María es unamujer increíblemente tonta.—Observó sirOswald—. ¿Por quéhabíayodeserasesinado?Acompáñeme,Bateman.
Saliódelabibliotecajuntoconsusecretario.—Heaquíunjovenmuyeficiente—comentóBattle—.¿Cómosellama?—Bateman, Rupert Bateman —dijo Jimmy—, comúnmente conocido como
Pongo.Estudiamosjuntosenelcolegio.—Estoesmuyinteresante,Mr.Thesiger.Dígame,¿quéopiniónteníausteddeél
ensustiemposescolares?—Eralamismaclasedeborricoqueahora.—Jamássemehubieraocurridoconsiderarlounborrico.—SeñalóBattleconvoz
suave.—Yasabeloquequierodecir.Desdeluego,noloerarealmente.Muyinteligente
ysiempreempollando,peroterriblementeserioysinsentidodelhumor.—Esunalástima.—Observóelsuperintendente—.Loscaballerosquecarecende
sentidodel humor suelen tomarse a símismosdemasiado en serio, y eso llevapormaloscaminos.
—Nopuedo imaginarme aPongo por ningúnmal camino—dijo Jimmy—.HalogradosituarsemuybiencomosecretarioparticulardelviejoCoote,ycreoqueelpuestoserápermanente.
—SuperintendenteBattle…—dijoBundle.—¿Si,ladyEileen?—¿NoleparecemuyraroquesirOswaldnohayadichoquéestabahaciendopor
eljardínaestashorasdelanoche?—¡Ah! —exclamó Battle—. Sir Oswald es un hombre muy importante y los
hombresimportantesjamásdanunaexplicaciónamenosqueselespida.Apresurarseadarexplicacionesyexcusasconstituyeunsignodedebilidad,ysirOswaldlosabetan bien como yo. No sólo no está dispuesto a explicarse, sino que me pideexplicacionesamí.SirOswaldesunhombremuyimportante.
Alavistadelacálidaadmiraciónmanifestadaporelsuperintendente,Bundlenoinsistiómásenelasunto.
—Yahora—dijoBattlemirandoa sualrededorconciertobrilloen losojos—,ahoraqueestamossolosyenamablecompañía,megustaríasaberporquéllegómissWadetanatiempo.
—Deberíasestaravergonzadadetimisma—observóJimmy—porengañarnosatodosdeestamanera.
—¿Por qué había de ser relegada de esa forma? —gritó Lorraineapasionadamente—.Jamáspensépermaneceralmargen.No,nisiquieraaqueldíaen
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tu apartamento cuando ambos explicasteis que lo mejor que podía hacer erapermanecerencasayalejarmedetodopeligro.Entoncesnodijenada,perodespuésdepensarlo,toméunadecisión.
—Asílosospeché—dijoBundle—.Semostróusteddemasiadomansa.—Yocreíqueactuabasdeformamuysensata.—ObservóJimmyThesiger.—Fuemuyfácilengañarte,queridoJimmy—repusoLorraine.—Graciasporestaspalabras—dijoJimmy—.Siguehablandoynotepreocupes
pormí.—Cuandotelefoneasteydijistequepodíahaberpeligro,mesentímásdispuesta
que nunca.—Prosiguió Lorraine—. Entonces fui a Harrods y compré una pistola.Aquíestá.
Sacólapequeñaarma,queelsuperintendentecogióyexaminó.—Esunjuguetemortífero,missWade—dijo—.¿Tieneustedmuchaprácticacon
él?—Ninguna en absoluto —repuso Lorraine—. Pero pensé que si la llevaba
conmigomesentiríamásseguraytranquila.—Comprendo—asintióBattlegravemente.—Mi idea era venir aquí y ver lo que estaba sucediendo. Dejé el coche en la
carretera,atraveséelsetoylleguéalaterraza.Estabamirandoamialrededorcuando,depronto,algocayójuntoamí.Lorecogíyentonceslevantélamiradaparaverdedóndehabíacaído.Vialhombrequebajabaporlahiedraysalícorriendo.
—Ya—dijoBattle—.¿Puedeusteddescribiraesehombre,missWade?Lamuchachanegóconlacabeza.—Estaba demasiado oscuro para ver con claridad. Creo que se trataba de un
hombregrueso.Nopudeobservarnadamás.—Ahorausted,Mr.Thesiger.—BattlesevolvióhaciaJimmy—.Ustedluchócon
esehombre.¿Puededecirmealgodeél?—Era bastante fornido, eso es cuanto puedo decir. Gruñó algo con voz ronca
cuandolecogíporelcuello.Dijo:«Suélteme,patrón»,oalgoasí.—¿Unhombreinculto?—Supongoquesí.Hablabacomosilofuera.—Todavíanollegoacomprenderlodelpaquete.—ObservóLorraine—.¿Porqué
lotiróalaterraza?¿Acasolemolestabaparabajarporlahiedra?—No—repusoBattle—. Tengo otra teoría acerca de esto. Este paquete le fue
deliberadamentearrojadoausted,porlomenos,asílocreo.—¿Amí?—Digamosquealapersonaqueelladróncreyóqueerausted.—Esosecomplica—murmuróJimmy.—¿Encendiólaluzcuandoentróenestahabitación,Mr.Thesiger?—Sí.—¿Nohabíanadieenella?
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—Nadie.—Peroanteriormenteleparecióoírunruido,comosialguienanduvieseporaquí,
¿verdad?—Sí.—¿Apagóustedlaluzdespuésdeacercarsealapuertacristaleraycerrólapuerta
quedaalvestíbulo?Jimmyasintió.ElsuperintendenteBattlepaseólamiradalentamenteasualrededor.Sumiradase
detuvoenungranbiombodecueroquehabíacercadeunadelasestanterías.De pronto, cruzó la habitación y miró detrás del biombo. Lanzó una brusca
exclamación,ylostresjóvenesseacercaronatodaprisa.Tendida en el suelo, en posición fetal y desmayada, se encontraba la condesa
Radzky.
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CapítuloXXII
ELRELATODELACONDESARADZKY
LavueltaensídelacondesafuemuchomásprolongadaeinfinitamentemásartísticaqueladeJimmyThesiger.
«Artística»eraunadelaspalabrasdeBundle.Lehabíaadministradoconcelosuscuidados,queconsistieronsobre todoenunagenerosaaplicacióndeagua fría,a laque lacondesarespondiórápidamente,pasándose lamanoblancay lánguidapor lafrenteymurmurandoconunsoplodealiento.
FueenestemomentoqueBill, relevadoyadesusdeberesconel teléfonoy losmédicos,entróenlahabitaciónyprocedió,enopinióndeBundle,ahacerelidiotadeunamaneramuynotable.
Se inclinó sobre la condesa con la preocupación y la ansiedad retratadas en elrostro,haciéndolevariasestúpidasobservaciones.
—Todo va bien, condesa. Todo va bien. No intente hablar, no le conviene.Permanezcaquieta.Dentrodeunminutosesentirábienotravezylorecordarátodo.Nodiganadahastaqueestécompletamenterecuperada.Tómesetodoeltiempoquequiera.Quédese echada y cierre los ojos. Lo recordará todo enseguida. Tome otrosorbo de agua. Un poquito de coñac. Eso es. ¿No crees, Bundle, que un poco decoñac…?
—Por el amor de Dios, Bill, déjala tranquila —contestó Bundle harta—.Enseguidaestarábien.
Conmanoexperta,volcóunabuenadosisdeaguafríaenelexquisitomaquillajedelacaradelacondesa.Éstaseestremecióysesentó.Parecíamuchomásdespierta.
—¡Ah!—murmuró—.Estoyaquí.Sí,estoyaquí.—Tómesesutiempo—dijoBill—.Nohablehastaquesesientabiendeltodo.Lacondesasearrebujóentrelosplieguesdesumuytransparentesaltodecama.—Yarecuerdo—susurró—.Sí,yarecuerdo.Posó la mirada en el pequeño grupo que la rodeaba. Quizás algo en una de
aquellas caras no le pareció agradable. De todas maneras, sonrió con intención aaquelrostroquereflejabaunamuyopuestaemoción.
—Ah,migraninglés—dijomuysuavemente—,noseapene.Yaestoybien.—¿Estáustedsegura?—preguntóBillconansiedad.—Sí—repusosonriéndole—.Loshúngarostenemosnerviosdeacero.La cara de Bill reflejó el alivio que sentía, una expresión reemplazada de
inmediatoporotramuyfatua.ABundleleentraronganasdedarleunpuntapié.—Bebaunpocodeagua—dijoconuntonodesabrido.
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Lacondesanegóconlacabeza.Jimmy,mássensibleantelabellezaendesgracia,propusouncóctelyellareaccionófavorablementeaesainvitación.Asípues,lotomóymiróasualrededor,estavezmásanimada.
—¿Quéhasucedido?—preguntóvivamente.—Esperábamos que usted pudiera contárnoslo —replicó el superintendente
Battle.Lacondesalomiróalertaypareciódarsecuentaporvezprimeradelapresencia
deaquelhombre.—Fui a su habitación—dijo Bundle—. La cama estaba intacta y usted no se
encontrabaenella.Hizo una pausa,mirándola con ojos acusadores. La condesa cerró los suyos y
asintió.—Sí,sí.Ahoralorecuerdotodo.¡Fuehorrible!—Seestremeció—.¿Quierenque
selocuente?—Sinoshaceustedelfavor—asintióelsuperintendenteBattle.—No lohagasinose siente lobastantebienparaello—observóBill almismo
tiempo.La condesa pasó la mirada de uno a otro, pero fue el tranquilo y reposado
superintendentequienvenció.—Nopodíadormir—empezóadecir—.Lacasaparecíaoprimirme.Estabamuy
nerviosaysabíaqueera inútilquememetieraen lacama,puesnodormiría.Paseépormihabitación.Despuésleí,peroloslibrosquehabíanomeinteresaban.Entoncesdecidíbajaralabibliotecaybuscaralgomásinteresante.
—Esmuynatural—observóBill.—Creoqueesalgobastantecorriente—dijoBattle.—Así pues, tan pronto seme ocurrió hacerlo, salí demi habitación y bajé. La
casaestabasilenciosay…—Perdóneme.—La interrumpióel superintendenteBattle—.¿Puededarmeuna
ideadelahoraqueeraentonces?—Nuncasélahora—repusolacondesamajestuosamenteycontinuósurelato—.
Lacasaestabaensilencio.Sihubiesepodidooírlaspisadasdeunaratitadehaberlashabidoaquí.Bajélasescalerasmuysilenciosamente.
—¿Muysilenciosamente?—Sí.Noqueríadespertaranadie.—Observóconundejedereprocheenlavoz
—.Vineaquí,aesterincón,ybusquéenlasestanteríasunlibroquemeinteresara.—Naturalmente,despuésdehaberencendidoprimerolaluz.—No, no encendí la luz.Llevaba una pequeña linterna yme serví de ella para
examinarloslibros.—¡Ah!—exclamóelsuperintendente.—Depronto—prosiguiódramatizando—oigoalgo,unruidofurtivo,unapisada
ahogada. Apago la linterna y escucho. Los pasos se acercan, furtivos y horribles
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pasos. Me escondo detrás del biombo. Un momento después, se abre la puerta yalguienenciendelaluz.Elhombre,elladrón,entraenlabiblioteca.
—Pero…—empezóadecirMr.Thesiger.Unpiegrandeseposósobreelsuyo.Dándosecuentadequeelsuperintendentele
dabaunaindicación,Jimmysecalló.—Casi me muero de miedo —continuó relatando la condesa—. Intento no
respirar.Elhombreesperaunmomento,escuchando.Entonces,aúnconesospasoshorriblesyfurtivos…
NuevamenteJimmyvolvióaabrirlabocaparaprotestaryvolvióacerrarlaotravezsinhaberlohecho.
—…sedirigealapuertacristaleraymiraalexterior.Permaneceallíunminutoodos.Luegovuelveacruzarlahabitación,apagalaluzycierralapuertaconllave.Mesientoatemorizada.Estáenlahabitación,moviéndosefurtivamenteenlaoscuridad.¡Eshorrible!Temoquedeconmigo.Unmomentodespués,looigonuevamentejuntoalapuertacristalera.Silencio.Esperoquehayasalidoporella.Altranscurriralgunosminutos y no oír ningún otro ruido, estoy casi segura de que lo ha hecho. Voy aencenderlalinternacuando,prestissimo,todoempieza.
—¿Si?—¡Fue terrible! ¡Jamás podré olvidarlo! Dos hombres trataban de matarse
mutuamente.¡Quéhorror!Setambaleabanporlahabitaciónydestrozabanmueblesalgolpearse.Meparecióoírgritaraunamujer,peronofueenlabiblioteca,sinofuera.Elcriminalteníaunavozruda.Gruñíamásquehablaba.«Suélteme,suélteme»,decía.Elotroerauncaballero.Teníaunavozinglesamuyculta.
Jimmylamiró,agradecido.—Sólojuraba.—Prosiguiólacondesa.—Eraclaramenteuncaballero—asintióBattle.—Yenaquelmomento—siguiódiciendolacondesa—,seprodujounfogonazoy
unadetonación.Labaladioenlaestanteríajuntoamí.Entoncesdebídesmayarme.MiróaBill,quelecogiólamano,acariciándola.—¡Pobrecilla!—dijocompungido—.¡Cómodebiósufrir!«¡Idiota!»,pensóBattle.Elsuperintendentesedirigióalaestanteríasituadaalgoaladerechadelbiomboy
seinclinó,buscando.Pocodespués,recogióalgo.—No fue la bala, condesa —dijo—, sino el casquillo. ¿Dónde estaba usted
cuandodisparó,Mr.Thesiger?Jimmysecolocójuntoalapuertacristalera.—Creoqueaquí,másomenos.Elsuperintendentefueaaquellugar.—Sí—asintió—.Elcasquillohubieraidoapararallí.Esdelcalibre.455.Nome
extrañaquelacondesacreyeraquesetratabadeunabala.Golpeólaestanteríaaunpiededondeellaseencontraba.Labalarozóelmarcodelapuertacristalera.Mañana
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laencontraremos,amenosqueelasaltantelalleveenelcuerpo.Jimmymeneólacabeza,pesaroso.—TemoquemiLeopoldnosehayacubiertodegloria.—Observó.Lacondesalemirabaconexpresiónhalagadora.—¡Subrazo!—exclamó—.¡Estávendado!Entoncesfueusted…Jimmyhizounacómicareverencia.—Mecomplacetenerunavozculta—dijo—,yleaseguroquenosemehubiera
ocurridoemplearaquellenguajedehabersabidoqueestabapresenteunadama.—No lo comprendí todo.—Se apresuró a explicar la condesa—.Aunque tuve
unaniñerainglesadepequeña…—No eran palabras que ella hubiese podido enseñarle —dijo Jimmy—.
Seguramente, la teníaocupadaconaquellodelaplumademitío,elparaguasdelasobrinadeljardineroyotraszarandajas.
—Pero¿quéhaocurrido?—preguntó lacondesa—.Esoes loquequierosaber.Exijosaberloquehapasado.
Se produjo un corto silencio, durante el cual todos miraron al superintendenteBattle.
—Esmuysencillo—explicóéstesuavemente—.Unrobofrustrado.LosladronescasiconsiguieronescaparllevándoseunosdocumentospolíticosdesirStanleyDigby,perograciasaestaseñorita—señalóaLorraine—,nololograron.
Lacondesamiróalamuchacha.Habíaalgoextrañoensusojos.—¡Ah!—exclamófríamente.—Por una afortunada coincidencia, ella se encontraba aquí —dijo el
superintendentesonriendo.Lacondesasuspirólevementeyentrecerrólospárpados.—Esabsurdo,peromesientomuydébil—murmuró.—Claroquesí—exclamóBill—.Déjemeacompañarlaasuhabitación.Bundle
tambiénvendrá.—LadyEileen esmuy amable—repuso la condesa—, pero prefiero estar sola.
Estoybiendeverdad.¿Quiereayudarmesolamenteasubirlasescaleras?Se levantó,aceptóelbrazodeBilly, apoyándose fuertementeenél, salióde la
habitación.Bundlelossiguióhastaelvestíbulo,pero,lacondesalereiteró—conunlevetonoagrio—queestababien,ytuvoquedesistirdeacompañarleshastaelpisodearriba.
Mientras observaba cómo la condesa, ayudada por Bill, subía lentamente lasescaleras,sucuerposepusorígido.Comosehadichoanteriormente,elsaltodecamadelacondesaeramuytransparente:unsimplevelodegasacolornaranja.Atravésdeél,Bundlevioclaramente,debajodelhombroderecho,unpequeñolunar.
Conteniendo una exclamación de sorpresa, Bundle se dirigió impetuosamentehacialabiblioteca,delacualsalíaBattle.JimmyyLorrainelehabíanprecedido.
—Hecerrado lapuerta cristalera,dejandounhombredeguardia juntoa ella,y
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ahora cerraré esta puerta yme llevaré la llave. Por lamañana, haremos lo que losfrancesesllaman«reconstruccióndelcrimen»—dijo—.Sí,ladyEileen,¿quiereustedalgo?
—Debohablarleinmediatamente,superintendente.—Desdeluego,yo…Enaquelmomento,aparecióGeorgeLomaxacompañadodeldoctorCartwright.—¡Ah, está usted aquí, Battle! Le complacerá saber que O’Rourke no corre
peligroalguno.—Jamáspenséquelocorriera.—Observóelsuperintendente.—Se lehaadministradouna fuertedosisdesedante—dijoelmédico—.Por la
mañana,sedespertarácomosinadalehubieraocurrido.Quizátengalacabezaalgopesada,otalvezno.Yahora,joven,examinemosesaheridadebala.
—Vamos, enfermera —dijo Jimmy a Lorraine—. Ven, cógeme de la mano ycontemplaráslaagoníadeunhombrefuerte.
Jimmy,Lorraineyeldoctorsalieronjuntos;BundlesiguiómirandoconansiedadalsuperintendenteBattle,alqueGeorgeteníaarrinconado.
El superintendente esperó con paciencia hasta que se produjo una pausa en lalocuacidaddeGeorgeyentoncessupovalersehábilmentedeella.
—Desearía hablar en privado con sir Stanley. ¿Podríamos hacerlo en aquelpequeñogabinete?
—Claro—dijoGeorge—.VoyaavisarasirStanley.Subióapresuradamentealpisodearriba.BattlellevóaBundlealsalónycerróla
puerta.—¿Dequésetrata,ladyEileen?—Seloexplicarélomásdeprisaquepueda,peroesalgolargoycomplicado.Bundle relató concisamente su incursión en el club Seven Dials y sus
subsiguientes aventuras allí. Cuando hubo terminado, el superintendente Battlesuspiró.Porunavez,surostroperdíasuimpasibilidad.
—¡Asombroso!—exclamó—.Francamenteasombroso.Jamáshubieracreídoquealguien pudiese hacerlo, ni siquiera usted, lady Eileen. Debí haber sido menosconfiado.
—Peroustedmediounapista.DijoquelepreguntaraaBill.—Es peligroso dar pistas a personas como usted, lady Eileen. Jamás creí que
haríaustedloquehizo.—Yaestáhecho,superintendente,yporotraparte,noesustedresponsabledemi
muerte.—Notodavía,desdeluego—afirmóBattlemuyserio.Permaneciópensativomientrasrepasabaloshechos.—No alcanzo a comprender cómo pudo Mr. Thesiger permitir que corriera
tamañopeligro.—Observó.—No lo supo hasta después —dijo Bundle—. No soy ninguna niña tonta,
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superintendenteBattle,yademásJimmyestáocupadocuidandoamissWade.—¿Si?—dijoelsuperintendente—.¡Ah!Hizounpequeñoguiño.—TendréqueencargarleaMr.Eversleighquecuidedeusted,ladyEileen.—¡Bill!—atajóBundledespectivamente—.Peronohaoídoustedelfinaldemi
historia:lamujeraquienviallí,Anna,lanúmerouno,eslacondesaRadzky.Yrápidamenteprocedióadescribircómolaidentificóporellunar.Antesusorpresa,Battlevacilabaydudaba.—Unlunaresmuypocacosaparasostenerunaafirmacióntangrave,ladyEileen.
Esmuy posible que dosmujeres tengan un lunar en elmismo lugar de su cuerpo.DebeustedrecordarquelacondesaRadzkyesmuyconocidaenHungría.
—Entonceséstanoeslaverdaderacondesa.Leaseguroquesetratadelamismamujeraquienviallí.Yfíjeseenquéestadolahemosencontradoestanoche.Nocreosiquieraqueestuvieradesmayada.
—Yonodiría eso, ladyEileen.El rebotedel casquilloen la estantería, en talescircunstancias,habríaasustadoterriblementeacualquiermujer.
—¿Porquéhabíaelladeestarallí, superintendente?Nosevaabuscarun libroconunalinterna.
—Voyadepositarmiconfianzaenusted,ladyEileen.Laconductadelacondesaesverdaderamentesospechosa.Losétanbiencomousted.Esmuysospechosa,perotenemos que ir con pies de plomo,No queremos incidentes desagradables con lasembajadas.Primero,hemosdeasegurarnos.
—Yacomprendo.Siustedestuvieraseguro…—Hay algo más. Durante la guerra, la gente protestaba de que había espías
alemanesportodaspartesyquenadahacíamoscontraellos.Noprestamosatenciónaesas manifestaciones, de las que los periódicos se hicieron eco. Dejamos que losespías de pocamonta siguieran sus andanzas. ¿Por qué? Porque a través de ellos,antesodespués,pillamosaltipoimportante,elqueestabaenlacúspide.
—¿Quiereusteddecir…?—Nosepreocupeporelsignificadodemispalabras,ladyEileen.Perorecuerde
esto:Losétodocuantohayquesaberacercadelacondesayquieroqueseladejeenpaz.Yahora—añadióelsuperintendente—,tengoquepensarenalgoquecontarleasirStanleyDigby.
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CapítuloXXIII
ELSUPERINTENDENTEBATTLEACTÚA
Eran las diez de la mañana siguiente. El sol entraba a raudales por las puertascristalerasdelabiblioteca,dondeelsuperintendenteestabatrabajandodesdelasseis.En respuesta a su llamada, George Lomax, sir Oswald Coote y Jimmy Thesigeracababan de entrar en la habitación después de haberse recuperado de las fatigaspasadas con un suculento desayuno. Jimmy llevaba el brazo en cabestrillo, únicaseñaldelossucesosdelanocheanterior.
El superintendente losmiró con benevolencia, con el aspecto de un bondadosoconservadordemuseomostrándoseloaunosmuchachos.Juntoaél,encimadeunamesa, había varios objetos, cada uno de los cuales ostentaba una etiqueta. Jimmyreconociósupistolaentreellos.
—Estoy ansiosopor conocer cuáles han sido sus progresos, superintendente—dijoGeorgeLomax—.¿Hasidodetenidoelhombre?
—Noscostarámuchohacerlo—repusoel superintendente, sinque su fracasoaeserespectoparecieraimportarlemucho.
GeorgeLomaxnopareciómuycomplacido.Detestabacualquierligereza.—Tengolascosasbienclasificadas—prosiguióeldetective—.Aquítenemosdos
balas—añadiócogiendodosobjetosdelamesa—:lamayoresdelcalibre.455yfuedisparadaporlapistolaautomáticaColtdeMr.Thesiger.Rozóelmarcodelventanalylaencontréincrustadaeneltroncodeunárbol.EstamáspequeñafuedisparadaporlaMauserdel.25.DespuésdeatravesarelbrazodeMr.Thesiger,seincrustóenestesillón.Encuantoalapistola…
—¿Haencontradoalgunashuellas?—preguntóvivamentesirOswald.Battlemeneólacabeza.—Elhombrequeladisparóllevabaguantes—dijolentamente.—Esunalástima—observósirOswald.—Esnaturalquelosllevarasiconocíasuoficio.—¿Estoyen locierto,sirOswald,alcreerqueencontró lapistolaaunasveinte
yardasdelfinaldelosescalonesqueconducenalaterraza?SirOswaldsedirigióhacialapuertacristalera.—Casiexactamenteaesadistancia—dijo.—No quiero criticarlo, pero creo que hubiera sido preferible, señor, que la
hubieradejadodondelaencontró.—Losiento—repusosirOswaldfríamente.—Ahoraesonoimporta.Hepodidoreconstruirlascosas.Allíestabanlashuellas
desuspisadas,queempezabanalpiedelosescalonesyllegabanhastaellugardonde
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claramente se detuvo y se agachó. Además, el césped presentaba una marca muysugestiva.Apropósito,señor,¿cuálessuteoríaacercadelapistolaqueencontró?
—Supongoqueelhombredebiódejarlacaerensuhuida.Battlenegóconlacabeza.—Noladejócaer,sirOswald.Haydoscosasqueindicanlocontrario.Enprimer
lugar,allísólosevenunashuellas:lasdeusted.—Comprendo—repusosirOswaldpensativo.—¿Estásegurodeloquedice,Battle?—preguntóGeorge.—Completamente,señor.Hayotraspisadasquecruzanelcésped,perosonlasde
miss Wade y están bastante hacia la izquierda. —Hizo una pausa y prosiguió—:Además, tenemos la señal en el césped.La pistola cayó con bastante fuerza.Todoindicaquefuearrojadaallí.
—¿Yporquéno?—objetó sirOswald—.Digamosque el hombrehuyópor elsendero de la izquierda. No dejaría huellas de ninguna clase. Y entonces, debióarrojarlapistolaalcésped.¿Nolocreeustedasí,Lomax?
Georgeasintió.—Ciertamente,nodejaríahuellasenel sendero—admitióBattle—,peropor la
formade lamarcaenelsueloyenelcésped,nocreoquefueraarrojadadesdeesadirección,sinodesdelaterraza.
—Esmuy posible que así haya sido—dijo sirOswald—. ¿Cree usted que esopuedeteneralgunaimportancia?
—Sí,Battle—intervinoGeorge—.¿Es…esteee…estrictamenteimportante?—Quizá no, Mr. Lomax, pero nos gusta saber cómo ocurren exactamente las
cosas. Les agradecería que uno de ustedes, caballeros, cogiera esta pistola y laarrojara.¿Quierehacerlousted,sirOswald?Esustedmuyamable.Sitúeseaquí,juntoalapuertacristalera.Ahoraarrójelaalcésped.
SirOswaldobedecióytirólapistolaconunpoderosoimpulso.JimmyThesigerse acercó a él con evidente interés. El superintendente fue a buscarla y regresósonriente.
—Eso es, señor. Exactamente la misma clase de señal. Aunque, por cierto, lamandó sus buenas diez yardas más lejos. Pero hay que tener en cuenta que suconstitución esmuy robusta. Perdóneme, pero creo haber oído un ruido junto a lapuerta.
El oído del superintendente debía ser mucho más agudo que el de los demás.Nadiehabíaoídonada,peroBattleteníarazón,puesladyCooteestabaenelvestíbuloconunvasoenlamano.
—Tumedicina, Oswald—dijo al entrar en la habitación—. Olvidaste tomarladespuésdeldesayuno.
—Estoy muy ocupado, María —repuso sir Oswald—. No quiero la medicinaahora.
—Nuncalatomaríassinofuerapormí.—Prosiguiósuesposa,sinhacerlemucho
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caso—.Erescomounniñopequeño.Vamos,tómatela.Humildeyobediente,elgranmagnatedelacerosebebióelcontenidodelvaso.
LadyCootesonrióydulcementesedirigióatodos.—¿Les interrumpo? ¿Estánmuyocupados? ¡Oh, esos revólveres! ¡Qué aspecto
tansiniestrotienen!Ypensar,Oswald,queelladrónpudohabertematadoanoche.—Debióustedalarmarsealnoverlo,ladyCoote.—ObservóBattle.—Alprincipio,nomeasusté—admitióladyCoote—.Estepobrejoven—señaló
aJimmy—conunaheridadebalaenelbrazoytodotanterrible,perotanexcitantetambién.SólocuandoMr.BatemanmepreguntódóndeestabasirOswaldrecordéquehabíasalidoadarunpaseomediahoraantes.
—¿Nopodíausteddormir,sirOswald?—preguntóelsuperintendente.—Porlogeneral,duermosinproblemas—contestósirOswald—.Peroconfieso
queanochemesentíamuyinquieto.Penséqueelairedelanochemeharíabien.—Supongoquesalióporesteventanal.¿EraimaginaciónsuyaosirOswaldrealmentevacilóantesdecontestar?—Sí.—Yenzapatillas—observóladyCoote—enlugardeponerseloszapatos.¿Qué
seríadetisinometuvierasparacuidarte?LadyCootemeneólacabezatristemente.—Creo que deberías dejarnos ahora, María. Tenemos mucho de que tratar
todavía.—Yamevoy,querido.LadyCooteseretiró,llevándoseelvasocomosisetrataradeuncubileteconel
quehubieraadministradounadosismortífera.—Bien, Battle —dijo George Lomax—, creo que todo está muy claro. Sí,
perfectamenteclaro.ElhombredisparacontraMr.Thesiger,inutilizándolo,arrojaelarma,salecorriendoporlaventanaysalealsendero.
—Dondemishombreslohubierandetenido.—ObservóBattle.—Sushombres,Battle,meparecensingularmentenegligentes.Novieronentrara
missWadeypudieronmuybiennovertampocoalladrónalhuir.Elsuperintendenteabriólabocaparahablar,peropareciópensarlomejorycalló.
JimmyThesigerlomiroconcuriosidad.HubieradadomuchoporsaberloqueBattleestabapensando.
—Debetratarsedeuncampeóndeatletismo.—FuecuantoelhombredeScotlandYardselimitóadecir.
—¿Quésignificansuspalabras,Battle?—Exactamenteloquehedicho,Mr.Lomax.Yodoblélaesquinadelaterrazano
másdecincuentasegundosdespuésdequeeldisparofuerarealizado.Yunhombrequepudiera recorrer esa distancia enmi direccióny desaparecer tras el recododelsendero antes de que yo llegara a la esquina de la casa, debe ser un corredorformidable.
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—Nolocomprendo,Battle.Tieneustedalgunaideaquenoalcanzoavislumbrar.Primero,dicequeelhombrenocruzóelcéspedyahorasugiere…¿Quésugiereustedexactamente? ¿Qué el hombre no huyó por el sendero? ¿Por dónde, pues,desapareció?
Portodacontestación,elsuperintendenteseñalóaloalto,conlamanocerradayelpulgarhaciaarriba.
—¿Eh?—exclamóGeorge.El superintendente repitió el gesto con más vigor. George levantó la cabeza y
miróaltecho.—Allíarriba—dijoBattle—.Trepóotravezporlahiedra.—Tonterías,superintendente.Loqueustedsugiereesimposible.—Nodeltodo,señor.Lohabíahechounavezybienpuederepetirlo.—Noquierodecirimposibleenestesentido.Sielhombrequeríaescapar,jamás
sehubieraencerradoenelinteriordelacasa.—Eraellugarmásseguroparaél,Mr.Lomax.—PerolapuertadeldormitoriodeMr.O’Rourkeestabatodavíacerradacuando
entramos.—¿Ycómoentraronustedes?Por lahabitacióndesirStanley.Éseeselcamino
quesiguiónuestrohombre.LadyEileenmehadichoqueviomoverseelpomodelapuertadelcuartodeMr.O’Rourke.Esofuecuandonuestroamigosubiólaprimeravez. Sospecho que la llave debía encontrarse debajo de la almohada deMr.O’Rourke.Elcaminoquerecorriólasegundavezpareceevidente:porlapuertadecomunicaciónentróenlahabitacióndesirStanley,quedesdeluegoestabavacía.Aligualquelosdemás,sirStanleybajócorriendoalabiblioteca.Ningúnobstáculoseinterponíaantenuestrohombre.
—¿Ydóndefuedespués?Elsuperintendenteseencogiódehombros,yevitóunarespuestadirecta.—Pudohaberidoamuchaspartes;acasoentróenunahabitacióndesocupadaal
otro ladode lacasay sedescolgópor lahiedranuevamenteo salióporunapuertalateral.Cabetambiénlaposibilidaddequepermanecieraenel interiordelacasasitrabajódesdedentro.
Georgelomiróconirritadasorpresa.—En verdad, Battle. Sentiría muy profundamente que uno de mis criados, en
quienestengoplenaconfianza…Medoleríamuchotenerquesospechar…—Nadie le pide que sospeche, Mr. Lomax. Estoy simplemente exponiendo
diversasposibilidades.Lossirvientespuedenserdetodaconfianzayseguramenteloson.
—Mehaafligidoustedmucho—dijoGeorge—.Sí,mesientomuyapenado.Susojosparecíanmássaltonesquenunca.Paraponerfinalaembarazosasituación,Jimmyseñalóuncuriosoobjetonegro
queseencontrabaencimadelamesa.
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—¿Quéesesto?—preguntó.—Es la prueba Z—dijo Battle—, la última de ellas. Es, o más bien fue, un
guante.Cogióaquellacosarequemadaylamostróconorgullo.—¿Dóndelohaencontrado?—preguntósirOswald.Battlemiróporencimadelhombro.—En la chimenea, casi quemadodel todo, perono completamente.Es extraño.
Parececomosihubierasidomasticadoporunperro.—AcasoseademissWade—sugirióJimmy—.Tienevariosperros.Elsuperintendentemeneólacabeza.—Noesunguantedeseñora,no;node laclasequellevanhoydía.Pruébeselo
ustedunmomento,señor.AjustóaquellacosaennegrecidaenlamanodeJimmy.—¿Ve?Esgrandeinclusoparausted.—¿Concede usted importancia a este descubrimiento? —preguntó sir Oswald
fríamente.—Unonuncapuedesaberloquetendráimportanciaonolatendrá.LlamaronalapuertayBundleentró.—Losiento—dijoexcusándose—,peropapámeacabade llamarpor teléfono.
Dicequedeboiracasaenseguida,puestodoelmundoleestámolestando.Hizounapausa.—¿Si,queridaEileen?—laanimóGeorgealverquenolohabíadichotodo.—No les hubiera interrumpido. Lo he hecho creyendo que acaso estuviera
relacionadocontodoesto.Mipadreestáangustiadoporqueunodenuestroslacayoshadesaparecido.Salióanocheynoharegresado.
—¿Cómosellamaesehombre?—preguntósirOswald.—JohnBauer.—¿Esinglés?—Creo que dice ser suizo. En mi opinión, debe de ser alemán. Sin embargo,
hablainglésperfectamente.—¡Ah!—exclamósirOswald—.¿CuántotiempohaestadoenChimneys?—Algomenosdeunmes.SirOswaldsevolvióalosotros.—Ahí tenemos a nuestro hombre. Usted sabe tan bien como yo, Lomax, que
variosgobiernosextranjerosestándetrásdeesta fórmula.Ahorarecuerdoal lacayoperfectamente: es un hombre alto, que conoce bien su trabajo. Llegó alrededor dequince días antes de que nosotros nos marcháramos. Muy inteligente. Aquí sehubieran examinado cuidadosamente los antecedentes de un nuevo lacayo, pero enChimneys,acincomillasdedistancia…
Noacabólafrase.—¿Creeustedqueelplanfueelaboradocontantaanticipación?
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—¿Por qué no? Esa fórmula vale millones, Lomax. Sin duda, Bauer esperabatener acceso a mis papeles privados en Chimneys y enterarse de planes futurosrelacionadosconella.Pareceprobableque tengauncómpliceenestacasa, alguienque le describió el lugar y se encargó de drogar a O’Rourke. Pero Bauer fue elhombrequemissWadeviobajarporlahiedra,elhombrefornido.
SevolvióalsuperintendenteBattle.—Baueres suhombre, superintendente.Ydeunamanerauotradejóque se le
escaparaentrelosdedos.
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CapítuloXXIV
BUNDLEDUDA
ElsuperintendenteBattlesesintióclaramentesorprendido.Seacariciaba labarbillapensativo.
—Sir Oswald tiene razón, Battle —dijo George—. Ése es el hombre. ¿Va adetenerlo?
—Quizásí,señor.Ciertamente,parecesospechoso.Desdeluego,puedevolveraaparecerporChimneys.
—¿Locreeustedprobable?—No—admitióBattle—.Sinembargo,parececomosiBauer fueseelhombre.
Peronoalcanzoacomprendercómopudoentrarysalirsinservisto.—Ya le he comunicadomi opinión acerca de los hombres queusted colocóde
vigilancia —dijo George—. Son totalmente inútiles. No quiero culparlo a usted,superintendente;pero…
Supausafueelocuente.—Tengounabuenaespalda.—ObservóBattleconligereza.Meneólacabezaysuspiró.—Ahoradebotelefonear.Dispénsenme,señores.Losiento,Mr.Lomax.Metemo
quelascosasestánembrolladas,muyembrolladas.Salióapresuradamentedelahabitación.—Vamosaljardín—ledijoBundleaJimmy—.Quierohablarconusted.Salieron juntos por la puerta cristalera. Jimmy miró al césped con el ceño
fruncido.—¿Quésucede?—preguntóBundle.Jimmylecontóelepisodiodelapistola.—Mepregunto—dijo—quéseproponíaBattlecuandohizoqueCootearrojara
lapistola.Cayóunasdiezyardasmásalládedondedeberíahaberlohecho.Battleesunhombremuyinteligente,Bundle.
—Esextraordinario—afirmóBundle—.Quierocontarle austedalgoacercadeanoche.
A continuación, procedió a relatarle su conversación con Battle. Jimmy laescuchabaatentamente.
—Asípues, lacondesaeselnúmerouno—dijopensativo—.Todoencajamuybien.Elnúmerodos,Bauer,saledeChimneysy trepaa lahabitacióndeO’Rourkesabiendo que a éste se le ha administrado un narcótico. Puede haberlo hecho lacondesauotrapersona.Elplanprevéquearrojarálospapelesalacondesa,queestaráesperandoenlaterraza.Yellaregresaráasuhabitaciónentrandoporlabiblioteca.Si
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detienenaBaueralsalirdeaquí,noseleencontraránada.Sí,eraunbuenplan,perosalió mal. Apenas llegada a la biblioteca, la condesa me oyó y debió escondersedetrás del biombo. Estaba en una situación delicada, pues no podía avisar a sucómplice. El número dos cometió el robo, miró por la ventana y creyó ver a lacondesaabajoesperando,letirólospapelesybajóporlahiedra.Alllegarabajo,tuvounadesagradablesorpresaalvermeamí,esperándole.Lacondesadebiósentirsemuynerviosaensuescondite.Considerandocómosucedieronlascosas,supoprepararunabuenaexcusa.Sí,todoencajaperfectamentebien.
—Demasiadobien—opinóBundlecondecisión.—¿Cómo?—repusoJimmysorprendido.—¿Quéhay del número siete, que jamás aparece y semantiene siempre en las
sombras? ¿La condesayBauer?No, no es tan sencillo comoparece.Bauer estuvoaquíanoche,desdeluego,perosóloporsilascosassalíanmal,comohansalido.Supapeleraeldevíctimapropiciatoria:alejartodasospechadeljefe,delnúmerosiete.
—¿Nohabráleídousteddemasiadasnovelasdemisterio?—preguntóJimmyconansiedad.
Bundlelemiróconsignificadoreproche.—Bueno —dijo Jimmy—. Todavía no soy como la Reina de Corazones. No
puedocreerseiscosasimposiblesantesdeldesayuno.—Yahapasadolahoradeldesayuno.—Oinclusodespuésdeldesayuno.Tenemosunahipótesiscontodoslosvisosde
realidadyustedseniegaaaceptarlasimplementeporquequierehacerlascosasmásdifíciles—dijoJimmy.
—Así es, lo siento—repuso Bundle—, pero me aferró apasionadamente a miopinióndequeelmisteriosonúmerosieteseencuentraenestacasa.
—¿QuépiensaBill?—Billestáimposible—dijoBundlefríamente.—¡Oh!—exclamó Jimmy—. ¿Le ha contado usted lo de la condesa? Debería
decírselo,puesdelocontrariosóloDiossabeloqueescapazdeconfiarle.—Seniegaaescucharcuantovayacontraella.Esunidiota.Quisieraqueustedle
hicieracomprenderqueellunarnoessimplecasualidad.—Olvida usted que yo no estaba dentro del aparador—observó Jimmy—.De
todasformas,prefieronodiscutirconélacercadel lunardesuenamorada.Peronocreoquesealobastanteborricocomoparanocomprenderquetodoencaja.
—Pues loes—afirmóBundle—.Cometióungrandísimoerroralconfiarenél,Jimmy.
—Lo siento. No creí que fuera tan estúpido. Cometí una tontería, ciertamente;pero…
—Yasabeustedcómosonesasaventurerasextranjeras—dijoBundle—.Cómocautivanalagente.
—Enrealidad,aminomehacausadoningunasensación.—ObservóJimmy—.
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Nadiehatratadotodavíadecautivarme.Jimmy suspiró. Se produjo un corto silencio mientras daba vueltas a algunas
ideas.Cuantomáspensabaenellas,menossatisfactoriasleparecían.—DiceustedqueBattlequierequenosehaganidiganadacontralacondesa—
dijofinalmente.—Sí.—Yquesuideaesllegaraalguienatravésdeella.Bundleasintió.Jimmy pensó intensamente, tratando de comprender. Battle debía tener alguna
ideadefinidaenlacabeza.—SirStanleyDigbyfueaLondresestamañanatemprano,¿verdad?—preguntó.—Sí.—¿LeacompañóO’Rourke?—Creoquesí.—¿Nocreeque…?No,esimposible.—¿Qué?—QueO’Rourkeestémezcladoentodoesto.—Alomejor—repusoBundledespuésdepensarduranteunmomento—.Tiene
loquealgunosllamanunapersonalidadmuyviva.Nomesorprenderíaque…Adecirverdad,nadapuedeyasorprenderme.Enrealidad,sóloexisteunapersonadelaqueestoyabsolutamenteseguradequenoeselnúmerosiete.
—¿Quiénes?—ElsuperintendenteBattle.—CreíqueibaadecirGeorgeLomax.—Calle.Ahíviene.George sedirigíahacia ellos, decidido. Jimmymurmuróuna excusay se alejó.
GeorgesesentójuntoaBundle.—¿Debedejarnosrealmente,miqueridaEileen?—Sí,parecequesí.Papánoestámuytranquilo.Lomejoresqueregreseacasa
paracogerledelamano.—Estapequeñamanosindudaledaráconsuelo—dijoGeorge,yselacogiópara
apretarla entre las suyas—.Comprendo sus razones, queridaEileen, que la honranmucho.Enestostiemposdeagitación…
«¡Pobredemí!»,pensóBundle.—…cuando lavida, la vida familiar está enpeligroy lasviejas tradiciones se
tambalean,correspondealosdenuestraclasedemostrar,conelejemplo,quenosotrosnonosdejamosafectarporestascircunstancias.Nosllamanfanáticosyreaccionarios.Mesientoorgullosodemerecertalescalificativos.Existencosasqueexigennuestrofanatismo,nuestraairadareacción:ladignidad,labelleza,lamodestia,lasantidaddelavida familiar, el respeto filial…¿Vale lapenavivir si todoesomuere?Como ledecía,miqueridaEileen, leenvidio losprivilegiosdesu juventud. ¡Juventud!¡Qué
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maravilloso tesoro! Y pensar que no lo apreciamos hasta que pasan los años.Confieso, querida niña, que en el pasado me desilusionaba su ligereza. Ahoracomprendoqueerasólolaactitudpropiadeunaniñayadmirolagraveyfervorosabelleza de sumente. Espero queme permitirá asesorarla en sus lecturas, ¿verdad,Eileen?
—¡Oh,gracias!—repusoBundlemodestamente.—Y no debe volver a asustarse de mí. Me sentí avergonzado cuando lady
Caterhammedijoqueustedmetemía.Puedoasegurarlequesoyunapersonanormalycorriente.
BundlesesintióperplejaantelamodestiadeGeorge.—Noseanuncareservadaconmigo,queridaniña.Ynotemaaburrirme.Seráun
gran placer, si me permite decirlo, abrir el capullo de su mente. Seré su mentorpolítico. Jamás como ahora hemos necesitado en el partido mujeres jóvenes, detalentoyconencanto.¿Quiénledicequenoestáusteddestinadaaseguirlospasosdesutía,ladyCaterham?
Aquella terrible posibilidad asustó completamente a Bundle y miró perpleja aGeorge,quenosesintiódesanimadoporello.Suprincipaloposiciónalasmujeressebasaba en que hablaban demasiado. Raramente encontraba lo que él llamaba unabuenaoyente.Entonces,sonrióconbenignidadaBundle.
—La mariposa sale de la crisálida. ¡Qué maravilla! Tengo un tratado sobreeconomía política muy interesante. Ahora lo buscaré para que pueda llevárselo aChimneys.Cuando lohaya leído, locomentaremos.Novacileenescribirmesihayalgoquenocomprende.Misdeberespolíticossonmúltiples,perosiempreencuentrotiempoparalosbuenosamigos.Voyabuscarellibro.
Se alejó. Bundle lo miraba aturdida. La llegada de Bill la sacó de suensimismamiento.
—Oye—preguntóBill—. ¿Por qué diantres «El besugo» te tenía cogida de lamano?
—Noeramimano—contestóBundle,aturdida—.Eraelcapullodemimente.—Noseastonta.—Lo siento, Bill, pero estoy preocupada. ¿Recuerdas que dijiste que Jimmy
corríaungranpeligroalveniraquí?—Sí—asintióBill—.Esterriblementedifícilescaparde«Elbesugo»unavezque
sehainteresadoporalguien.Jimmyseveráengullidoantesdequesedécuentadeloquehapasado.
—No es Jimmy quien no podrá escapar, sino yo—dijo Bundle tristemente—.Tendréqueconocera infinitasMrs.Macattay leer tratadosdeeconomíapolíticaycomentarlosconGeorge,yasíhastalaeternidad.
Billsilbó.—¡PobreBundle!—exclamó—.¡Enquélíostemetes!—Estoymuydeprimida,Bill.
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—No te atormentes.—La consoló éste—.George no cree conveniente que lasmujeressepresentenalaseleccionesparaelParlamento.Notendrásquepronunciardiscursossubidaaunatarimanibesarniños.Vamosatomarunaperitivo.Yaescasilahoradecomer.
Bundleselevantóysemarchóconél,obediente.—¡Ypensarqueodiolapolítica!—exclamó.—Claroquesí.Todapersonasensatalaodia.Sóloindividuoscomo«Elbesugo»
yPongoselatomanenserioydisfrutanconella.Detodasmaneras—dijoBillpresadeunasúbitasospecha—,nodejesque«Elbesugo»tecojalamano.
—¿Porquéno?—preguntóBundle—.Meconocedesdequeeraunaniña.—Puesnomegusta.—¡ElvirtuosoBill!Mira,ahíestáelsuperintendenteBattle.Estaban entrando por una puerta lateral. A su izquierda había una pequeña
habitación en la que se guardaban palos de golf, raquetas, bolos y otros utensiliospropios de una casa de campo. El superintendente Battle estaba examinandominuciosamentelospalosdegolfylevantólacabeza,untantoavergonzado,aloírlaexclamacióndeBundle.
—¿Vaajugaralgolf,superintendenteBattle?—lepreguntó.—Podríahacercosaspeores,ladyEileen.Dicenquejamásseesdemasiadoviejo
paraempezar.Además,poseounacualidadqueesmuybuenaentodojuego.—¿Cuáles?—preguntóBill.—Quejamásmedoyporvencido.Sitodosalemal,vuelvoaempezar.Yconunaexpresiónfirmeenelrostro,elsuperintendentesaliódelahabitacióny
seunióaelloscerrandolapuertatrasdesí.
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CapítuloXXV
JIMMYPREPARASUSPLANES
Jimmy Thesiger se sentía deprimido. Evitó a George, de quien temía estuvieradispuesto a hablarle de asuntos serios, y escapó furtivamente después de comer.Apesar de sus ya profundos conocimientos de la disputa fronteriza de Santa Fe, nodeseabaquelepreguntaranlalecciónenestemomento.
Unmomentodespuéssucedió loqueélesperaba.LorraineWade, tambiénsola,apareció paseando por uno de los umbríos senderos del jardín. Jimmy se dirigióinmediatamente al lugar donde ella se encontraba. Caminaron unos momentos ensilencio.
—Lorraine…—¿Si?—Escucha,nosemedanmuybienestascosas,pero¿quéteparece?¿Quétiene
demalopedirunalicenciaespecial,casarnosyvivireternamentefelices?Lorrainenomostróembarazoalgunoantetansúbitaproposición.Porelcontrario,
echólacabezahaciaatrásyserió.—Noteríasdemi—dijoJimmyentonodereproche.—Nopuedoevitarlo.Lodicestanserio…—Eresundiablillo,Lorraine.—Noescierto.Soyunamuchachaperfecta.Porlomenos,esodicen.—Pero sólo quienes no te conocen.Dejémonos de rodeos y vayamos al grano.
¿Quieresquenoscasemos?Lorraine dejó de reír. Su pequeña boca se endureció y echó la barbilla hacia
delante,conagresividad.—No,Jimmy.Porlomenos,nohastaquetodoestosehayaacabado.—Sequenohemosconseguidoloquenospropusimos—dijoJimmy—.Pero,de
todasmaneras…Bien, es el final de un capítulo. Los papeles están seguros en elMinisteriodeAviación.Lavirtudhatriunfado.Yporelmomento…
—Porelmomento,casémonos,¿verdad?—LeinterrumpióLorrainesonriendo.—Túlohasdicho.PeroLorrainenegóconlacabeza.—No,Jimmy.Nohastaqueestohayaterminadoyestemosasalvo.—¿Creesqueestamosenpeligro?—¿Ytúno?LasonrosadacaradeJimmyseensombreció.—Tienes razón—dijo finalmente—.SiesaextraordinariahistoriadeBundlees
cierta, y supongoque,por increíblequeparezca, lo es, noestaremos seguroshasta
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quehayamosarregladolascuentasconesemisteriosonúmerosiete.—¿Ylosdemás?—Ellosnocuentan.Eselnúmerosiete,consuformadeoperar,quienmeasusta.
Porquenoséquiénesnidóndeencontrarlo.Lorraineseestremeció.—Heestadoasustada—dijoenvozbaja—desdelamuertedeGerry.—Nohaynadaquedebastemer.Déjalotodoenmismanos.Puedesestarsegura,
Lorraine, de que atraparé al número siete. Cuando lo tengamos, no creo queencontremosmuchadificultadenatraparalrestodelabanda,seanquienessean.
—Siloatrapas…¿Ysiesélquienalfinconsigueatraparteati?—Imposible —repuso Jimmy alegremente—. Soy demasiado inteligente. Uno
debetenersiemprebuenaopinióndesímismo.Éseesmilema.—Cuando pienso en las cosas que pudieron ocurrir anoche…—dijo Lorraine
temblando.—Peronoocurrieron—contestóJimmy—.Ambosestamosaquí,sanosysalvos,
aunquedeboadmitirqueelbrazomeduelebastante.—¡Pobrecillo!—Unotienequesufriralgoporlasbuenascausas.Además,graciasamiheriday
amialegreconversación,heconquistadoporcompletoaladyCoote.—¿Creesqueesopuedeserimportante?—Tengounaideaquepuedesernosútil.—Tútienesalgúnplan,Jimmy.¿Cuáles?—El héroe jamás cuenta sus planes—repuso Jimmy con firmeza—.Deja que
madurenenlaoscuridad.—¡Quétontoeres!—Losé, lo sé, todoelmundo lodice.Peropuedoasegurarte,Lorraine,quemi
cerebrotrabajamucho.Ytú,¿tienesalgúnplan?—BundlehasugeridoquepasealgunosdíasenChimneysconella.—Excelente—repuso Jimmy—. Nada podría ser mejor. Me gustaría vigilar a
Bundle.Unonuncasabequélocurapuedeocurrírsele.Piensalascosasmásabsurdasy, loqueesmásasombroso, lesalenbien.CreoqueevitarqueBundlecometamáslocurasesuntrabajodejornadacompleta.
—Billpodríahacerlo—sugirióLorraine.—Éseyatieneenquéocuparse.—Nolocreas—repusoLorraine.—¿Cómo?¿Ylacondesa?Estálocoporella.Lorrainemeneólacabeza.—Hay algo ahí que no acabo de comprender. Bill no está interesado por la
condesa,sinoporBundle.EstamañanaBillestabahablándome,cuandoMr.LomaxsalióysesentójuntoaBundle.LecogiódelamanoyBillsaliódisparadocomouncohete.
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—¡Qué gustos más extraños tienen algunas personas! —Observó Jimmy—.¿Cómopuedealguienqueestéhablandocontigopensar enotra cosa?Tuspalabrasmesorprendenmucho,Lorraine.CreíqueBillhabíacaídopresoen las redesde lahermosaaventureraextranjera.Bundleasílocree.
—QuizáBundlelocrea—objetóLorraine—,peropuedesestarsegurodequenoesasí.
—¿Quéimaginasquepuedeser,entonces?—¿NotepareceposiblequeBillestéhaciendoaveriguacionesporsucuenta?—
repusoLorraine.—¿Bill?Ésetienemenoscerebroqueunmosquito.—Nocompartotuopinión.Cuandoalguiensencilloyfuertecomoélsepropone
sersutil,nadiequierecreerlo.—Yportanto,puedellevaracaboloquesehapropuesto.Sí,creoquehayalgo
en lo que dices. Pero de todas maneras, jamás lo hubiera creído de Bill. Estárepresentando maravillosamente el papel de perro faldero de la condesa. Sinembargo, creo que estás equivocada, Lorraine. La condesa es una mujerextraordinariamente hermosa, aunque no es mi tipo, desde luego —explicóapresuradamente—,yBillsiemprehatenidouncorazóncomounhotel.
Lorrainemeneólacabeza,aúnnoconvencida.—Bueno—dijo Jimmy—,como túquieras.Parecequehemosdejado lascosas
bastantedefinidas.VeconBundleaChimneysy,porelamordeDios,procuraevitarquevuelvaameterlasnaricesenelClubSevenDialsotravez.SóloDiossabeloquepuedesucedersilohace.
Lorraineasintió.—Y ahora —prosiguió Jimmy—, creo que será conveniente que hable un
momentoconladyCoote.Lady Coote estaba en el jardín haciendo punto. El tema era una joven
desconsoladaquellorabasobreunataúd.LehizositioasuladoaJimmyyéste,contacto,admirósutrabajo.
—¿Legusta?—preguntó complacida—.Loempezómi tíaSelindauna semanaantesdefallecer.Muriódecáncerdelhígado,lapobrecilla.
—¡Quéterrible!—murmuróJimmy.—¿Cómoestásubrazo?—¡Oh!Bastantemejor.Memolestaalgo,peroprontosecurará.—Debe ir con cuidado —dijo Lady Coote con ansiedad en la voz—. Sé de
algunoscasosdeenvenenamientodelasangre.Podríaperderelbrazo.—Esperoqueno.—Sóloleestoypreviniendo.—¿Dónderesidenustedesahora?¿Estánenlaciudadoenelcampo?—preguntó
Jimmy.Teniendoencuentaque sabíaperfectamente la respuestaa supregunta, impuso
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notableingenuidadensuspalabras.LadyCootesuspirópesadamente.—SirOswald ha alquilado lamansión del duque deAlton, enLetherbury. ¿La
conoceusted?—Sí.¿Nolepareceunlugarmaravilloso?—Puesnoestoysegura—repusoladyCoote—.Esunacasamuygrandeytriste.
Haymuchasgaleríasconretratosdepersonajesmajestuososysolemnes.Loscuadrosdelosantiguosmaestrosmeparecenmuydeprimentes.Debieraustedhabervistounacasitaque teníamosenYorkshire,Mr.Thesiger,cuandosirOswaldnoeramásqueMr. Coote. Recuerdo que escogí el papel de las paredes de la salita de estar. Elcomedormirabaalnoroesteynoteníamuchosol,peroconpapelrojoenlasparedesyunosgrabadoscómicosdecazaeratanalegrecomounaspascuas.
Eneltranscursodeaquellasreminiscencias,ladyCootedejócaervariasveceselovillodelana,queJimmyrecogióatentamente.
—Gracias,querido—dijo—.¿Quéestabadiciendo?¡Ah,sí!Lascasas.¡Megustatantounacasaalegre!Yescogerlascosasparalacasamecausagranplacer.
—SupongoquesirOswaldadquiriráunabonitaresidenciacualquierdíasdeéstos—sugirióJimmy—,yentoncespodráarreglarlaasugusto.
LadyCootenegóconlacabezatristemente.—SirOswaldhabladeencargaresetrabajoaunosprofesionales,yyasabeusted
loqueesosignifica.—Peroelloslaconsultaránausted.—Seráunedificioenormeyantiguo.Nosepreocuparándeaquellascosasqueyo
considero cómodas y hogareñas. No es que sir Oswald no estuviera cómodo ysatisfechoensucasasiempre,ymeatrevoadecirque,enelfondo,susgustosnohancambiado,peronadasinolomejorpuedesatisfacerleahora.Hatenidoungranéxitoenlavidayquieredemostrarlo,peromepreguntodóndeacabará.
Jimmylamiróbenévolamente.—Escomouncaballodesbocado—prosiguióladyCoote—.Hatascadoelfreno
ysiguecorriendo.Correycorre,hastaquenopuedamás.Esunodeloshombresmásricos de Inglaterra, pero ¿cree usted que está satisfecho? No, todavía quiere más.Quiereser…¡Yonoséloquequiereser!Algunasveces,measusta.
—Escomoaquelpersaquepedíacontinuamentenuevosmundosparaconquistar—dijoJimmy.
LadyCooteasintió,sincomprenderelsignificadodelaspalabrasdeJimmy.—Mepreguntosisuestómagoloresistirá—prosiguióladyCootellorosa—.Sería
horriblequequedarainválido,conlasideasquetiene,noquieronipensarlo.—Parecemuysano.—ObservóJimmyintentandoconsolarla.—Tienealgometidoenlacabeza—dijoladyCoote—.Estámuypreocupado.Yo
losé.—¿Quélepreocupa?
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—Loignoro.Quizápasaalgoen lasaceríasque lepreocupa.Afortunadamente,delegamuchotrabajoenMr.Bateman.Esunjovenmuydispuestoyresponsable.
—Maravillosamenteresponsable—asintióJimmy.—OswaldtieneenmuchaestimalasopinionesdeMr.Bateman.Dicequesiempre
tienerazón.—Ésaeraunadesuspeorescaracterísticashaceaños.—ObservóJimmy.LadyCootelemiróextrañada.—Paséunmagnífico finde semanaconustedes enChimneys—dijo Jimmy—.
Quierodecir,denohabersidopor lamuertedelpobreGerry.Laschicaseranmuysimpáticas.
—Yo las encuentro demasiado atolondradas —repuso lady Coote—. No sonrománticas.CuandosirOswaldyyoéramosnovios,lebordéunospañuelosconsusinicialesconcabellomío.
—¿Si? ¡Quémaravilloso!—exclamóJimmy—.Perosupongoque laschicasdehoyllevanelcabellodemasiadocortoparahacerlo.
—Es cierto—admitió ladyCoote—.Pero pueden demostrar su cariño de otrasmaneras.Recuerdoque,cuandoerajoven,unodemis…bien,unmuchachoquemeadmiraba,unavezcogióunpuñadode tierra.Unaamigamíamedijoque lohabíahechoporquemispieslahabíanpisadoyqueeracomountesoroparaél.Penséqueera una idea muy bonita. Después resultó que estudiaba mineralogía, ¿o seríageología?,enunaescuelatécnica.Peromegustólaidea,comoladerobarelpañuelodeunamuchachaytodasestascosas.
—Seríamuyembarazosopara lamuchachasidespuésquisierasonarse lanariz.—ObservóelprácticoMr.Thesiger.
LadyCootedejódehacerpuntoylemiróintrigada.—¿No hay alguna buena chica que le guste? ¿Para la que quiera trabajar y
mantenerunhogar?Jimmysesonrojóymurmuróalgo.—Meparecióquesentíaustedciertapreferenciaporunade lasmuchachasque
pasaronelfindesemanaenChimneys:VeraDaventry.—¿Socks?—Asílallaman—admitióladyCoote—.Aunquenocomprendoporqué.Noes
unnombrebonito.—Esunachicamagnífica—dijoJimmy—.Megustaríavolverlaaver.—Pasaráconnosotroselpróximofindesemana.—¿Si?—repuso Jimmy, tratandode imponerunmelancólicodeseoenesa sola
pregunta.—Sí.¿Legustaría…legustaríaaustedvenir?—¡Oh,muchasgracias,ladyCoote!—repusoJimmycalurosamente—.¡Muchas
gracias!Y,reiterándolesufervorosoagradecimiento,Jimmysealejó.
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SirOswaldsereuniópocodespuésconsuesposa.—¿Quéteestabadiciendoesemequetrefe?—preguntó—.Nopuedosoportarlo.—Esunbuenmuchacho—repusoladyCoote—.¡Ytanvaliente!Fíjateenloque
hizoanocheylaheridaquesufrió.—Sí,metiéndosedondenoleimporta.—Creoquenoeresjustoconél,Oswald.—Noha trabajado ni un solo día en su vida. Es un haragán que semoriría de
hambresituvieraqueganarseelsustentoconsuesfuerzo.—Anochedebistehabertemojadolospies—observóladyCoote—.Esperoque
nocojasunapulmonía.Hacepocosdías,FreddieRichardsmuriódeeso.Semehielalasangreenlasvenasalpensarqueestabaspaseandoporahífueraanochemientrashabíaunpeligrosoladrónenlacasa.Podíahabertematado.Apropósito,heinvitadoaMr.Thesigerapasarelpróximofindesemanaconnosotros.
—¡Qué tontería!—repusosirOswald—.Noquieroveraese jovenenmicasa,¿teenteras,María?
—¿Porquéno?—Esoesdemiincumbencia.—Losiento,querido—dijoladyCooteplácidamente—.Yaloheinvitadoynada
puedehacerse.¿Quieresrecogermeeseovillodelana,Oswald?Sir Oswald obedeció, con el rostro congestionado.Miró a su esposa y vaciló.
LadyCooteenhebrabaplácidamentelaagujadelana.—NoquieroaThesigerenmicasaelpróximofindesemana—dijofinalmente
—.MeheenteradodealgunascosasacercadeélporBateman.Estudiaronjuntosenelmismocolegio.
—¿QuédijoMr.Bateman?—Nadabueno.Enrealidad,meprevinocontraél.—¿Si?—repusoladyCootepensativa.—YtengoengranaprecioelbuenjuiciodeBateman.Jamássehaequivocado.—Esculpamía—suspiró ladyCoote—.Desde luego,dehaberlo sabido,no lo
hubierainvitado.Debistehabermeavisado,Oswald.Ahoraesdemasiadotarde.Empezóa recoger su laborcuidadosamente.SirOswald lamiró,parecióquerer
deciralgoy,finalmente,seencogiódehombrosylasiguióalinteriordelacasa.LadyCootesonreíadébilmente.Queríaasuesposo,perotambiénlegustabasalirseconlasuyadeunamanerasilenciosa,muyfemenina.
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CapítuloXXVI
ENELQUESEHABLAPRINCIPALMENTEDEGOLF
—Esaamigatuyaesencantadora,Bundle—dijolordCaterham.Lorraine llevaba ya casi una semana en Chimneys y se había ganado una
magnífica reputación ante su anfitrión, a causa, principalmente, de su maravillosadisposiciónparadejarseinstruirenlacienciadegolpearlapelotaconunpalodegolf.
Aburridopor el inviernopasado en el extranjero, lordCaterham sededicaba algolf.Eraunjugadorpésimoyenconsecuenciamostrabaunenormeentusiasmoporeljuego.Empleabalamayorpartedelamañanaenpracticareljuegocortolanzandolas pelotas por encima de setos y arbustos. La mayoría de las veces sólo lograbaarrancargrandespedazosdecéspedparaladesesperacióndeMacDonald.
—Debemosprepararunpequeñocampo—dijolordCaterhamhablándoleaunamargarita—.Unbonitocampo.Fíjateenestegolpe,Bundle.Apoyadoen la rodilladerecha,girasdespacio,lacabezafirmeyjuegodemuñecas.
Lapelota,querecibióelgolpeenlapartesuperior,sedeslizórápidamenteporelcésped y desapareció en la insondable profundidad de un gran macizo derododendros.
—Escurioso—dijolordCaterham—.¿Quéhabréhechomalestavez?Comoteestabadiciendo,Bundle,esaamigatuyaesencantadora.Creosinceramentequeestáinteresadaeneljuego.Estamañanahadadounoscuantosgolpesbuenos,realmentetanbuenoscomolosquepodríahaceryomismo.
Lord Caterham realizó otro swing defectuoso y arrancó una chuleta enorme.MacDonald,queacertabaapasarporallíenaquelmomento,larecogiócolocándolaactoseguidoensulugar.LamiradaquedirigióalordCaterhamhubierahechodesearacualquieraquenofueraunardientejugadordegolfquelatierraselotragara.
—SiMacDonald se portó cruelmente con los Coote, cosa que verdaderamentesospecho—dijoBundle—,enestosmomentosestárecibiendosujustocastigo.
—¿Porquénohedepoderhacerloquemevengaenganaenmipropiojardín?—preguntólordCaterham—.MacDonalddeberíasentirinteréspormisprogresoseneljuego.Losescocesessonunpueblodegrandesjugadoresdegolf.
—Pobre papaito. —Observó Bundle—. Jamás serás un buen jugador; pero tuafición,porlomenos,impidequehagascosaspeores.
—Nolocreas—repusolordCaterham—.Haceunosdíascumplíenunparcinco.Elprofesionaldelcamposesorprendiómuchocuandoselodije.
—Nomeextraña.—Hablando de Coote, sir Oswald juega bastante bien, aunque su estilo no es
bonito,demasiadorígido.Perosiempreenelcentrodelacalle.Peroescurioso,note
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perdonauna.Esincapazdedarteelhoyoaunqueestésaunpalmo.Tienesquepateartodaslasveces.Esonomegusta.
—Supongoqueesunhombrequelegustaloseguro.—OpinóBundle.—Vaencontradelespíritudeljuego—añadiósupadre—.Ytampocoleinteresa
lateoríadelasunto.Dicequesólolohaceporejercicioyqueelestilonolepreocupaenabsoluto.Encambiosusecretario,esetalBateman,esmuydistinto.Lateoríaesprimordialparaél.Elotrodíamediounosmagníficosconsejos.Lanzaba todas laspelotasdesviadasaladerecha,ydijoquesedebíaaquedabademasiadaimportanciaal brazo derecho, yme explicó una interesante teoría. En el golf todo es el brazoizquierdo,elbrazoizquierdoeselquecuenta.Eszurdojugandoaltenis,perojuegaalgolfconpalosdediestroporqueasísenotasuindiscutiblesuperioridadconelbrazoizquierdo.
—¿Yjuegamuybien?—preguntóBundle.—No —confesó lord Caterham—, aunque acaso eso se debiera a que estaba
desconcentrado. Comprendomuy bien su teoría y creo que está en lo cierto. ¡Ah!¿Qué te ha parecido éste, Bundle?Ha pasado por encima de los rododendros. Ungolpe perfecto. Si estuviera seguro de que cada vezme saliera así…Si, Tredwell,¿quésucede?
TredwellsedirigióaBundle.—Mr.Thesigeralteléfono,milady.Bundlesedirigiócorriendohacialacasa,llamandoaLorrainemientraslohacía.
Lorraineseunióaellacuandocogíaelauricular.—¡Hola!¿Esusted,Jimmy?—Sí.¿Cómoestáusted?—Muybien,perobastanteaburrida.—¿YLorraine?—Creoquelomismoqueyo.Estáaquíconmigo.¿Quierehablarconella?—Dentrodeunmomento.Tengoquedecirleaustedvariascosas.Paraempezar,
pasaré el fin de semana con los Coote—dijo significativamente—. Oiga, Bundle,¿sabecómopodríahacermeconunasganzúas?
—Notengolamenoridea.¿CreenecesariollevarganzúasalacasadelosCoote?—Pensé que acaso fuera conveniente tenerlas. ¿No sabe en que tienda podría
adquirirlas?—Lo que en realidad necesita usted es un ladrón bondadoso que le enseñe el
oficio.—Tiene razón, Bundle, pero, desgraciadamente, carezco de amistades de esta
clase.Penséqueacasoustedpodríaayudarmeaencontrarunasolución,perosupongoque,comodecostumbre,deberésolicitar laayudadeStevens.Creoqueseformaráunaextrañaopinióndemi.Primero,leencarguéquemecompraraunapistolayahoravoyaconsultarlesobreganzúas.Pensaráquemeheunidoalasclasescriminales.
—Jimmy—dijoBundle.
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—¿Si?—Tendrácuidado,¿verdad?QuierodecirquesisirOswaldloencuentrahurgando
ensucasaconganzúaspuedesermuydesagradableparausted.—Notema,serécuidadoso.EsaPongoaquienverdaderamentetemo.Caminasin
ruido con sus pies planos. Nunca se le oye llegar. Además, siempre fue un geniometiendolasnaricesdondenodebía.Perotengoconfianzaenelhéroe.
—QuisieraqueLorraineyyoestuviéramosasuladoparacuidarlo.—Gracias,enfermera.Enrealidad,tengounplan.—¿Cuáles?—¿CreequeustedyLorrainepodríansufrirunaaveríaenelcochemañanaporla
mañanacercadeLetherbury?Noestádemasiadolejos.—Sólocuarentamillas.—PerotengacuidadoynomateaLorraine.Sientociertadebilidadporesachica.
Entonces,quedamosenqueelaccidenteseráhacialasdoceycuartoodoceymedia.—¿Paraquénosinvitenacomer?—Ésaeslaidea.Oiga,Bundle.Ayermeencontréconesachica,Socks,ymedijo
que Terence O’Rourke también pasará en Letherbury el fin de semana. ¿Qué leparece?
—¿Creeacasoque…?—Esconvenientesospechardetodoelmundo.Porlomenos,esoesloquedicen
losexpertos.Esuntipomuydecididoynomeextrañaríaquehubiesesidocapazdeformarunasociedadsecreta.Acasoélylacondesaesténmezcladosenesteasunto.EstuvoenHungríaelañopasado.
—Peropodríahacerseconlafórmulaencualquiermomento.—Eso es precisamente lo que no puede hacer. Tendría que llevarlo a cabo en
circunstanciasdondenosospecharandeél.Perovolveraencaramarseporlahiedraymeterseenlacamaotravezseríauntrabajomuynotable.Veamoslasinstrucciones,ahora. Después de decir algunas palabras corteses a lady Coote, usted y LorrainedeberíanentreteneraPongoyO’Rourkehasta lahoradecomer.¿Comprende?Dosmuchachasbonitascomoustedesnodeberíanencontrardificultadesenlograrlo.
—Estáustedmuygalanteestamañana.—Nodigosinolaverdad.—Bien. Sus instrucciones han sido debidamente anotadas. ¿Quiere hablar con
Lorraine,ahora?Bundlelepasóelauricularalamuchachaysaliódelahabitación.
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CapítuloXXVII
AVENTURANOCTURNA
JimmyThesigerllegóaLetherburyunasoleadatardedeotoñoyfueafectuosamenteacogidoporladyCooteyconfríodesagradoporsirOswald.AlobservarlamiradacasamenteradeladyCootepuestaenél,JimmytratóportodoslosmediosdehacerseagradableaSocksDaventry.
O’Rourke se encontraba de excelente humor. Estaba dispuesto a ser reservadoacercadelosmisteriosossucesosdelaAbadía,sobreloscualesSocksleinterrogabaávidamente, pero su reticencia oficial adoptó una nueva forma.Es decir, rodeó loshechosdetantafantasíaquenadiehubierasidocapazdeadivinarlaverdad.
—¿Cuatro hombres enmascarados provistos de armas? ¿Sucedió realmente así?—preguntóSocksconseriedad.
—¡Ah! Y ahora recuerdo que había una media docena agarrándome paraobligarme a tomar el somnífero. Creí que era veneno y quemi última hora habíallegado.
—¿Quéfueloquerobaronointentaronrobar?—PuesnadamenosquelasjoyasdelacoronadeRusia,quefueronllevadasen
secretoaMr.LomaxparaquelasdepositaraenelBancodeInglaterra.—¡Quéembusteroeres!—dijoSocks.—¿Embusteroyo?Mimejoramigopilotóelaviónenquefuerontraídaslasjoyas.
Lo que te estoy contando es secreto, Socks. Pregúntaselo a Jimmy Thesiger sinoquierescreerme.Aunqueyonoconfiaríamuchoenloqueélpuedadecir.
—¿Es cierto que George Lomax bajó sin ponerse la dentadura postiza? —preguntóSocks—.Esoesloquequierosaber.
—Habíadospistolas—dijoladyCoote—.¡Quéhorrible!Yolasvi.Esunmilagroquenomataranaesepobrechico.
—Henacidoparamorirahorcado—dijoThesiger.—Creoquehabíaunacondesarusadenotablebelleza—siguióhablandoSocks—
yqueBillseenamoróperdidamentedeella.—Algunasde lascosasquenoscontódeBudapesteransencillamentehorribles
—dijoladyCoote—.Jamáslasolvidaré.Oswald,tienesquemandarundonativo.SirOswaldgruñó.—Tomarénotadeello,ladyCoote—dijoBateman.—Gracias,Mr.Bateman.Creoquedebemoshaceralgocomoagradecimiento.No
sécómopudosirOswaldevitarquelomataranytambiénlibrarsedeunapulmonía.—Noseastonta,María—repusosirOswald.—Siempre he tenido un miedo terrible a los ladrones nocturnos —dijo lady
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Coote.—¡Cómo me gustaría encontrarme cara a cara con uno! —exclamó Socks—.
Debeseralgosutilmenteexcitante.—No lo creas —repuso Jimmy—. Es endiabladamente doloroso. —Prosiguió
acariciándoseelbrazo.—¿Cómoestásuherida?—preguntóladyCoote.—Casi bien del todo, pero ha sidomuymolesto tener que valerme sólo de la
manoizquierda.Soyuninútilconlaizquierda.—Deberíaenseñarsealosniñosaserambidiestros.—ObservósirOswald.—¡Oh!—exclamóSocks—.¿Igualquelasfocas?—No. Las focas son anfibias. —Observó Mr. Bateman—. Ser ambidiestro
significapodervalersedeambasmanosconigualfacilidad.—¡Oh!—RepitióSocks,mirandoconadmiraciónasirOswald—.¿Puedeusted
hacerlo?—Ciertamente.Escribobienconambasmanos.—¿Conlasdosalavez?—Noseríapráctico—replicósirOswald.—No—admitióSockspensativa—.Supongoqueseríademasiadosutil.—Sería algo sensacional en un ministerio. —Observó Mr. O’Rourke— si se
pudieraevitarquelamanoderechasupieraloqueestáhaciendolaizquierda.—¿Puedeustedvalersedeambasmanos?—No.Lohagotodoconlamanoderecha.—Perorepartelascartasconlamanoizquierda—dijoelobservadorMr.Bateman
—.Laotranochemefijéenello.—Esoesmuydistinto—respondióMr.O’Rourke,contodanaturalidad.Unbatintíndejóoírunatristenotaytodossedirigieronasushabitacionespara
vestirseparalacena.Después de la cena,Mr. Oswald y lady Coote, Mr. Bateman yMr. O’Rourke
jugaron al bridge y Jimmy oyó decir a sir Oswald, cuando se retiraba a sushabitaciones:
—Nuncasabrásjugaralbridge,María.Ysurespuesta:—Ya lo sé, querido. Siempre lo dices. Oswald, le debes otra libra a Mr.
O’Rourke.Una o dos horas después, Jimmy se deslizó sin ruido (o así, por lomenos, lo
deseaba)por la escalera.Hizounabrevevisita al comedory entonces sedirigió algabinetedesirOswald.Despuésdeescucharatentamenteduranteunminutoodos,sepusoatrabajar.Lamayorpartedeloscajonesdelescritorioestabancerrados,perosupedazo de alambre de curiosa forma pronto los abrió. Uno tras otros los cajonescedieronasumanipulación.
Examinócuidadosamenteelcontenidodecadauno,cuidandodedejar lascosas
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talcomoestaban.Unaodosvecessedetuvoensu trabajo,aguzandoeloído,peronadaoyó.
Examinó el último cajón. Jimmy conocía en aquel momento (o podría haberconocido, si hubiera prestado atención a ello) muchos interesantes detallesrelacionadosconel acero,peronadaencontróde loquebuscaba:una referenciaalinvento de herrEberhard o algo que pudiera darle la clave de la identificación delmisteriosonúmerosiete.Nohabíaesperadoencontrarlo.Quiso,sinembargo,probarsuertesinesperargrandesresultados,amenosquefueraporpurasuerte.
Probóloscajonesparacerciorarsedequeestabanbiencerrados.ConocíaelpoderdeobservacióndeRupertBatemanymiróasualrededorparaasegurarsedequenohabíadejadohuellas.
—Esoes—murmuróparasí—.Aquínohaynada.Quizámañanaporlamañanatengamejorsuerte,silaschicashacenbiensupapel.
Saliódelgabinete,cerrandolapuertatrasdesí.Porunmomentoleparecióoírunruido,perodecidióquesehabíaequivocado.Buscóatientaselcaminoderegresoporelgranvestíbulo.Porlasgrandesventanasentrabaluzsuficienteparaimpedirlequetropezaraconalgúnmueble.
Nuevamente,volvióaoírunsuavesonido.Estaveztuvolacertezadequenoeraimaginaciónsuya.Noestabasoloenelvestíbulo.Habíaalguienmásallí,moviéndosetancautelosamentecomoél.Sucorazónlatíaapresuradamente.
De un salto, alcanzó el interruptor y encendió las luces. Un súbito reflejo ledeslumbró, peropudover con suficiente claridad.Amenosde cuatropies de él seencontrabaRupertBateman.
—¡Quésustomehasdado,Pongo!—exclamó.—¡Oíunruido!—repusoMr.Batemanconseveridad—.Ybajeparaaveriguarsi
habíanentradoladronesenlacasa.Jimmy miró pensativamente los pies de Mr. Bateman; zapatos con suelas de
goma.—Piensasentodo,Pongo.—Observócondescuido—.Inclusoenlasarmas.Sumiradaseposóenelabultadobolsillodelotro.—Nuncaestádemásllevarunapistola.Unonuncasabeaquiénpuedeencontrar.—Mealegrodequenodispararas—dijoJimmy—.Yameestoycansandodeque
tirenalblancoconmigo.—Pudefácilmentehaberlohecho—replicóMr.Bateman.—Hubierasidoalgototalmentecontrarioalaley—arguyóJimmy—.Tienesque
cerciorarte de que alguien fuerza la entrada de la casa antes de disparar.Nodebesllegar a conclusiones demasiado rápidas.De lo contrario, podrías encontrarte en laincómodaposicióndetenerexplicarporquématasteauninvitadoquehacíaalgotaninocentecomoyo.
—Apropósito,¿aquéhasbajado?—Teníaapetito—repusoJimmy—ysentíganasdecomerunagalleta.
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—Lashubierasencontradoenunacajajuntoatucama—dijoRupertBateman.MirabafijamenteaJimmyatravésdesusgafas.—Porlovisto,laservidumbrehatenidounfallo,amigoPongo.Enefecto,enla
mesita de noche hay una lata en la cual está escrito: «Galletas para los invitadoshambrientos»,perocuandoelinvitadohambrientolaabriónoencontrónadaenella.Asiquenomequedómásremedioquebajaralcomedor.
Yconunaingenuasonrisa,Jimmymetiólamanoenunbolsilloysacóunbuenpuñadodegalletas.
Seprodujounamomentáneapausa.—Yahoraregresoalacama—dijoJimmy—.Buenasnoches,Pongo.Sueñacon
losangelitos.Con una despreocupación exagerada, subió la escalera seguido de Rupert
Bateman. Jimmy se detuvo junto a la puerta de su habitación como si fueranuevamenteadesearlelasbuenasnoches.
—Esextraordinariolodelasgalletas—dijoMr.Bateman—.¿Teimportaque…?—Claroqueno,muchacho.Cerciórateportimismo.Mr.Batemancruzólahabitación,abriólacajaymirófijamenteelinteriorvacío.—¡Quédescuido!—murmuró—.Bien,buenasnoches.Seretiró.Jimmysesentóenelbordedelacama,atentoacualquierruido.—Mehelibradoporlospelos.QuédesconfiadoesPongo—murmuróparasí—.
Parecequenuncaduerme.Yquefeacostumbreesadeandarconunrevólverenelbolsillo.
Se levantó y abrió uno de los cajones del tocador. Debajo de un surtido decorbatasaparecióunmontóndegalletas.
—Nomequedamásremedioquecomérmelas—dijoJimmy—.DiezaunoaquePongoregistraráelcuartoporlamañana.
Conunsuspiro,comenzóacomerse lasgalletas sin tener lasmenoresganasdehacerlo.
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CapítuloXXVIII
SOSPECHAS
A la hora convenida, Bundle y Lorraine cruzaron la puerta del jardín después dehaberdejadoelHispanoSuizaenungarajecercano.
Lady Coote saludó a las dos muchachas con sorpresa y complacencia,invitándolasseguidamenteacomer.
O’Rourke,queestabasentadoenuninmensosillón,empezóactoseguidoahablarcon Lorraine presa de una gran animación, mientras ella prestaba oídos a laexplicacióntécnicaqueBundledabaacercadelaaveríasufridaporelHispanoSuiza.
—Ypensamosqueeramaravillosoqueel cochedecidierapararseaquí—decíaBundle—.LaúltimavezquesucedióeradomingoyacabábamosdellegaraunlugarllamadoLittleSpendlington.
—Unmagníficonombreparaunapelícula.—OpinóO’Rourke.—Lugardenacimientodelasencillapastora.—SugirióSocks.—¿DóndeestaráMr.Thesiger?—preguntóladyCoote.—Enlasaladelbillar,supongo—repusoSocks—.Iréabuscarlo.EscasamenteunminutodespuésdesalirSocks,aparecióRupertBatemanconsu
aspectoseriodecostumbre.—Dígame, ladyCoote.Thesigerdijoqueustedpreguntabapormí. ¿Cómoestá
usted,ladyEileen?SaludóalasdosmuchachasyLorraineinmediatamentelocogióporsucuenta.—¡Oh,Mr.Bateman!Estabadeseandoverle.¿Nofueustedquienmedijoloque
habíaquehacerleaunperroquecontinuamentesehiereenlaspatas?Elsecretarionegóconlacabeza.—Debe de tratarse de alguna otra persona, miss Wade. Aunque, en realidad,
casualmentese…—¡Esustedmaravilloso!—exclamóLorraine—.Losabetodo.—Hay que estar siempre al corriente—dijo Mr. Bateman con seriedad—. En
cuantoalaspatasdesuperro…TerenceO’RourkemurmurósottovoceaBundle:—Son hombres de esta clase los que escriben aquella sarta de tonterías en los
periódicossemanales.«Noesdeconocimientogeneralqueparamantenerbrillanteslosguardafuegosdelatón…Loscoleópterossonlascriaturasmásentrañablesentrelosinsectos…»yotrasestupidecesporelestilo.
—Informacióngeneral,enrealidad.—¿Puedeusted imaginardospalabrasmás terribles?—preguntóMr.O’Rourke
—.¡GraciasaDiosquesoyunhombreeducadoquenosabenadadenada!
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—Veoquetieneuncampodegolf.—LedijoBundlealadyCoote.—¿Quierequejuguemosunpartido,ladyEileen?—preguntóO’Rourke.—Desafiemos a esos dos—repuso Bundle—. Lorraine,Mr. O’Rourke y yo te
desafiamosatiyaMr.Batemanaunpartido.—Juegue,Mr.Bateman—dijoladyCootealverqueelsecretarioparecíavacilar
—.EstoyseguradequesirOswaldnolenecesitaahora.Loscuatrosalieronalexterior.—Lo hemos hecho muy bien —susurró Bundle a Lorraine—. Debemos
felicitarnosmutuamentepornuestrotacto.El partido terminó poco antes de la una, resultando vencedores Bateman y
Lorraine.—Perocreoqueestarádeacuerdoconmigo,compañera—dijoMr.O’Rourke—,
enquenuestrojuegohasidomejor.O’RourkesehabíaretrasadoconBundle.—ElviejoPongoesun jugadorcautelosoynosearriesga.Conmigo,es todoo
nada.¿Nolepareceunadivisamuyacertada,ladyEileen?—¿No le ha causado nunca ningún trastorno? —preguntó Bundle con una
carcajada.—Muchos,perosigoenmistrece.NadiepuedevenceraTerenceO’Rourke.Enaquelmomento,aparecióJimmyThesiger.—¡Quéagradablesorpresa,Bundle!—exclamó.—Tehasperdidounbuenpartidodegolf—dijoO’Rourke.—Salíadarunpaseo—repusoJimmy—.¿Dedóndehabéissalido,chicas?—Vinimosandando—contestóBundle—.ElHispanoSuizasufrióunaavería.Narrólascircunstanciasdelaaveríadelcoche.Jimmylaescuchabacomprensivo.—Malasuerte—dijo—.Sitardaenserreparado,osllevaréenmicochedespués
delacomida.Sonó un batintín y todos entraron en la casa. Bundle observaba a Jimmy
discretamente. Creyó haber captado cierta nota de exultación en su voz y tenía elpresentimientodequetodohabíasalidobien.
Despuésdecomer,sedespidierondeladyCooteyJimmyseofrecióallevarlasalgarajeensucoche.Lasdosmuchachashicieronsimultáneamentelamismapreguntatanprontoelcochesepusoenmarcha.
—¿Ybien?Jimmysehizoelremolón.—¿Ybien?—Oh,muybien,gracias.Unaligeraindigestióndebidoaunadosisalgoexcesiva
degalletasquehetenidoquetragarme.—¿Quéhasucedido?—Oslocontaré.Midevociónalacausameobligóacomerdemasiadasgalletas.
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¿Creéisquenuestrohéroeseacoquinó?Deningunamanera.—Oh,Jimmy—dijoLorraineentonosuplicante.Jimmyseablandó.—¿Quéqueréissaber?—Todo.¿Verdadquenosotraslohicimosbien?QuierodecirreteniendoaPongo
yTerenceO’Rourkeanuestrolado.—Os felicito por la forma en que habéis dominado a Pongo. O’Rourke debía
sentirse dispuesto a dejarse acaparar, pero Pongo está hecho de otramanera. Sóloexiste una palabra para describirlo. El otro día la encontré en un crucigrama delSundayNewbag.Palabradeseisletrasquesignificaentodaspartes;ubicuo.DescribeaPongoperfectamente.Nopuedesiraningunapartesintropezarconél,yloqueespeor,jamásseleoyellegar.
—¿Creesqueespeligroso?—¿Peligroso?Claroqueno.ImaginaosaPongosiendopeligroso.Esunborrico,
perounborricoubicuo.Parecequeni tansiquieranecesitadormircomo losdemásmortales.Francamente,esuntipomuyfastidioso.
YentoncesJimmy,conuntonodeagravio,procedióarelatarleslossucesosdelanocheanterior.
Bundlenosemostrómuydeacuerdoconsuproceder.—Noséquécreeráustedqueestábuscandoalregistrarlacasa.—Alnúmero siete—repuso Jimmy fríamente—.Esoes loqueestoyhaciendo:
buscaralnúmerosiete.—¿Creequeloencontraráaquí?—Penséquepodríahallaralgunapista.—¿Laencontró?—Anoche,no.—Peroestamañana—interpusoLorraine—,Jimmy,estamañanahasencontrado
algo.Loleoentucara.—Ignorosiseráimportante,perodurantemipaseo…—Quenotellevómuylejosdelacasa.—Puessí,notuvequesalirdeella,enefecto.Podríamosllamarlounviajedeida
y vuelta por el interior. Como os decía, no sé si tendrá alguna importancia. Heencontradoesto.
Conlaceleridaddeunprestidigitador,sacóunpequeñofrascodelbolsillodesupantalónyseloalargóalamuchacha.
—¿Quésuponeustedquées?—preguntóBundle.—Unpolvoblancocristalino—repusoJimmy—.Sonpalabrasquetodolectorde
novelaspolicíacasconoce.Desdeluego,siresultaserunanuevaclasedepolvosparalavarselosdientesmesentirémuydefraudado.
—¿Dóndeloencontró?—inquirióBundle.A partir de ese momento, Jimmy no quiso soltar prenda a pesar de todos los
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ruegoseinsultos.—Yahemosllegadoalgaraje—dijo—.EsperemosqueelHispanonohayasido
sometidoatodotipodeindignidades.El hombre del garaje presentó una factura de cinco chelines e hizo algunas
observacionesacercadeunostornillosflojos.Bundlelepagó,sonriendodulcemente.—Esagradablesaberqueunorecibedineropornadaalgunasveces—murmuró
Jimmy.Los tres permanecieronunmomento en silencio en la carretera, examinando la
situación.—Yalosé—dijoBundledepronto.—¿Quésabe?—Algoquequeríapreguntarleyquecasihabíaolvidado.¿Recuerdaaquelguante
medioquemadoqueencontróelsuperintendenteBattle?—Sí.—¿NodijoqueBattleselohabíaprobadoausted?—Enefecto,peroerademasiadogrande.Esoinduceacreerquequienlollevaba
eraunhombrefornidoygrande.—Noes eso lo quemepreocupa.Ni tampoco el tamaño.George y sirOswald
estabantambiénallí,¿noesverdad?—Sí.—¿Nohubierapodidoprobárseloacualquieradeellos?—Sí,desdeluego.—Peronolohizo.Leescogióausted.¿Nocomprendeloqueesosignifica?Mr.Thesigerlamirófijamente.—Lo siento, pero posiblemente mi cerebro no funciona de la manera
acostumbrada.Notengolamenorideadeloquequiereusteddecir.—¿Ytú,Lorraine?Lorrainelamiróconcuriosidadytambiénnegóconlacabeza.—¿Tienealgúnsignificadoparticular?—Claroquesí.¿Locomprendes?Jimmyllevabaelbrazoderechoencabestrillo.—¡PorJúpiter!—dijoJimmylentamente—.Ahoraquepiensoenellomeparece
algoraro.Quierodecirquesetratabadeunguantedelamanoizquierda.Battlenolomencionó.
—Noqueríallamarlaatenciónsobreello.Alprobárselousted,estehechopudopasarinadvertido,yhablódeltamañoparadespistar.Peroesoseguramentesignificaqueelhombrequedisparócontraustedsosteníalapistolaconlamanoizquierda.
—Yentoncesdebemosbuscaraunzurdo—dijoLorrainemeditativamente.—Sí, y te diré algomás. Eso es lo queBattle buscaba entre los palos de golf,
tratabadeencontraralgunosquepertenecieranaunapersonazurda.—¡Caramba!—exclamóJimmydepronto.—¿Quésucede?
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—Supongoquenotieneningunaimportancia,peronodejadesercurioso.EntoncesJimmyprocedióarelatarlaconversacióndeldíaanterioralahoradel
té.—DedonderesultaquesirOswaldesambidiestro.—ObservóBundle.—Sí,yahora recuerdoqueaquellanocheenChimneys, esdecir, cuandoGerry
Wade murió, les miraba jugar al bridge y me llamó vagamente la atención quealguien repartía las cartas con mucha torpeza. Y de pronto, me di cuenta de quealguienlasrepartíaconlamanoizquierda.Desdeluego,debiótratarsedesirOswald.
Lostressemiraron.Lorrainemoviólacabeza.—¡UnhombrecomosirOswaldCoote!Esimposible.¿Quésaldríaganando?—Pareceabsurdo—observóJimmy—,ysinembargo…—Elnúmerosietetrabajaasumanera—dijoBundlerecordandolaspalabrasque
habíaoídodesdesuescondrijoenelSevenDials—.¿YsifueraasícomosirOswaldhalabradosufortuna?
—Pero entonces no comprendo la necesidad de preparar toda esa escena en laAbadíadespuésdehabertenidolafórmulaapruebaensusacerías.
—Eso puede explicarse —aclaró Lorraine—, con el mismo argumento queempleasteacercadeMr.O’Rourke.Debíaalejarlassospechasdeélyhacerlasrecaerenotraparte.
Bundleasintió.—Todo encaja.Las sospechas hande recaer enBauer y en la condesa. ¿Quién
osaríasospechardesirOswaldCoote?—MepreguntosiBattlelohace—dijoJimmydespacio.UnacuerdavibróenlamentedeBundle:elsuperintendenteBattlequitandouna
hojadehiedradelachaquetadelmillonario.¿HabríaBattlesospechadodeéldesdeelprimermomento?
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CapítuloXXIX
EXTRAÑOCOMPORTAMIENTODEGEORGE
—Mr.Lomaxestáaquí,milord.LordCaterhamsesobresaltóviolentamente,pues,absortoenlascomplicaciones
de lo que no debe hacerse con la muñeca izquierda, no había oído acercarse almayordomo caminando sobre el suave césped.Miró aTredwellmás con pena queenfadado.
—Estamañana, a lahoradeldesayuno, lehedicho,Tredwell, que estaríamuyocupado.
—Sí,milord,pero…—VayaydígaleaMr.Lomaxquesehaequivocado,queheidoalpueblooque
estoyenfermodegota.Ysiesolefalla,dígalequemehemuerto.—Mr.Lomaxhavistoamilorddesdeelcaminodeentrada.LordCaterhamsuspirópesadamente.—Muybien,Tredwell.Vamosallá.Lord Caterham era bastante dúctil. Saludó a George con exquisita cordialidad
cuandoenrealidaddeseabaquedesaparecieradelavista.—Miqueridoamigo,miqueridoamigo.Esunplacerverlo.Estoysencillamente
encantado.Siénteseybebaalgo.Bien,bien,esespléndidotenerloaquí.DespuésdehacerqueGeorgeseacomodaseenunagranbutaca,sesentófrentea
él,yparpadeónervioso.—Teníamuchasganasdeverlo—dijoGeorge.—¡Oh!—exclamó lordCaterhamdesmayadamente,mientras pensaba con furia
enlasterriblesposibilidadesqueacasoseescondierantrasaquellasencillafrase.—¡Muchasganas!—RepitióGeorgeconénfasis.ElcorazóndelordCaterhamselecayóalospies.Sintióqueseaproximabaalgo
peordeloquepodíaimaginar.—¿Si?—repusointentandoparecerdespreocupado.—¿EstáEileenencasa?LordCaterhamsesintióaliviado,aunquealgosorprendido.—Sí, sí —afirmó—. Bundle está aquí. Una amiga suya, la joven Wade, está
pasando unos días con nosotros. Es una muchacha encantadora, sencillamenteencantadora.Serámuybuenajugadoradegolfalgúndía.Tieneunswingmuybonito.
—Me complace que Eileen esté en casa —le interrumpió George—. ¿Podríahablarconelladespués?
—Ciertamente,mi querido amigo, ciertamente.—LordCaterham se sentía aúnsorprendido,pero la sensacióndealivio todavíano lehabíaabandonado—.Sino le
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aburre.—Prosiguió.—Nadapodríasermenosaburridoparamí—dijoGeorge—.Creo,Caterham,si
mepermitedecírselo,queustednosedacuentadequeEileennoesyaunaniña.Sehaconvertidoenunamujerdegranencantoytalento.Elhombrequelogremerecersuamorserámuyafortunado.Lorepito,muyafortunado.
—Quizássi—dijolordCaterham—,peroesmuyinquieta.Nopuedepermanecermásdedosminutosenelmismositio.Sinembargo,creoquea los jóvenesdehoyestonolesimporta.
—Diga, mejor, que no se conforma con estancarse. Eileen es muy inteligente,Caterham,tieneambiciones.Seinteresaporlosasuntosdelaactualidadyseesfuerzaparaquesumentefrescayvividaloscomprendan.
LordCaterhamlemiró,pensandoqueaquelloaloquelagentesuelellamar«latensión de la vidamoderna» se estabamanifestando enGeorge. Su descripción deBundleleparecíaridículamenteinexacta.
—¿Seencuentraustedbien?—preguntóconansiedad.Georgenohizocasodelapregunta.—Acasoseestéusteddandocuentadelverdaderoobjetodemivisita,Caterham.
Nosoyunhombrequeadoptealaligeralaintencióndeadquirirnuevasobligaciones.Creo poseer el sentido de la responsabilidad para con la posición que ostento. Hededicado a este asunto lamás profunda ymeditada consideración. Elmatrimonio,especialmente a mi edad, no debe contraerse sin… ah… sin haberlo sopesado entodossusaspectos.Igualdaddecuna,semejanzadegustos,facilidaddeadaptacióneidénticocredoreligiososoncosasesenciales.Creoquepuedoofreceralaquehayadesermiesposaunaenvidiableposiciónen la sociedad.Eileenadornaráesaposiciónconsugraciaysuinteligencia,ysuagudosentidopolíticonopuedenpormenosqueayudarmeenmi carrera, enbeneficiomutuo.Medoy cuentadeque…ah…existeciertadiferenciadeedad,peropuedoasegurarlequemesientollenodevigor,comoenmi juventud. Es conveniente que el marido seamayor que la esposa. Además,Eileentienegustosseriosyleconvienemásunhombrequelaaventajeenañosqueunodeesosjóveneszascandilesquecarecendeexperienciaydesavoir-faire.Puedoasegurarle,miqueridoCaterham,quecuidaréconadoracióndesu…ah…exquisitajuventud.¡Quéprivilegioserácontemplarelflorecimientodesuprivilegiadamente!¡Ypensarquejamáshabíaimaginado…!
Moviólacabezatristemente.LordCaterham,quenosalíadesuasombro,apenaspudoarticularestaspalabras:
—¿Deboentender…?Pero,miqueridoamigo,noiráustedaquerercasarseconBundle,¿verdad?
—¿Se sorprende usted? Supongo que le parece algo súbito. ¿Me concede supermisoparahablarconella?
—Oh,sí—asintiólordCaterham—.Siesmipermisoloquedesea,lotiene.Pero,Lomax,ensu lugaryono loharía.Váyaseacasaypiénselo.Primerocuentehasta
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veinteyhagatodasesascosasquesesuelenaconsejar.Essiemprepenosodeclararseyhacerelridículo.
—Creo que lo dice con buena intención, Caterham, aunque debo confesar queempleaustedunos términosalgoextraños.Perohe tomadoyamidecisión. ¿PuedohablarconEileen?
—Eso no tiene nada que ver conmigo—repuso lordCaterham rápidamente—.Eileenarreglasusasuntosasumanera.Simañanamedijeraquequeríacasarseconelchofer,yonomeopondría.Hoyendíaeslaúnicamaneradeentenderseconloshijos,quepuedenhacerquelavidadeunoseaintolerablesinoaccedeasuscaprichos.YoledigoaBundlequehagaloquequieraynomemoleste,ysesorprenderíausteddelobienquesiguemisinstrucciones.
Georgesepusodepie.—¿Dóndepuedoencontrarla?—Puesnolosé—repusolordCaterham—.Puedeestarencualquierparte.Como
le he dicho antes, jamás permanece dos minutos en el mismo sitio. Es realmenteincansable.
—SupongoquemissWade estará con ella.Creo,Caterham, que lomejor seríaque usted llamase a su mayordomo y le encargara que la buscase diciéndole quedeseohablarle.
LordCaterhamhizosonareltimbre.—Busqueamilady,Tredwell—dijocuandoelmayordomoacudióa la llamada
—,ydígalequeMr.Lomaxdeseahablarleunosmomentosenelsalón.Tredwell se retiró. George cogió la mano de lord Caterham y la estrechó
vigorosamente.—Milgracias—dijo—.Esperopodertraerlebuenasnoticias.Salióprecipitadamentedelahabitación.—Bien—murmurólordCaterham—.¡Bien!Despuésdeunalargapausa:—¿QuédiantreshabráestadohaciendoBundle?Lapuertaseabriódenuevo.—Mr.Eversleigh,milord.CuandoBillentró,lordCaterhamletendiólamanoyhablórápidamente.—Hola,Bill.¿BuscaaLomax?Siquierehacerunabuenaacciónvayaalsalóny
dígale que se ha convocado una inmediata reunión del Gabinete o cualquiera otracosaquelehagasalirrápidamente.Enrealidad,noesjustodejarqueesepobrediablohagaelridículoporunamuchachacomoBundle.
—Nohevenidoenbuscade«Elbesugo»—repusoBill—.Nosabíaqueestuvieseaquí.QuieroveraBundle.¿Sabeusteddóndeestá?
—No la puede ver—contestó lordCaterham—.Por elmomento, desde luego.Georgeestáconella.
—Bueno.¿Quéimporta?
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—Creo que importa mucho —dijo lord Caterham—. Lomax debe estartartamudeandohorriblementeenesteinstanteynodebemosempeorarlascosasparaél.
—¿Quéestádiciendo?—SóloDios lo sabe—repuso lordCaterham—. Probablemente, unmontón de
tonterías.Nuncasedebehablardemasiado,ésaesmidivisa.Bastaconcogerlamanodelamuchachaydejarquelascosassigansucurso.
Billlemiróasombrado.—Pero,señor,tengomuchaprisa.DebohablarconBundle…—Supongoqueno tendráustedque esperarmucho,Bill.Debo admitir queme
complacemuchoqueestéustedconmigo.SupongoqueLomaxinsistiráenhablarmecuandohayaterminado.
—¿Cuandohayaterminadoqué?¿Quéestáhaciendo«Elbesugo»?—Seestádeclarando.—¿Declarando?¿Quédeclara?—Se declara aBundle y le pide que se case con él.Nome pregunte la razón.
Supongoquehallegadoaesoquellamanlaedadpeligrosa.Nopuedoexplicármelodeotramanera.
—¿DeclarándoseaBundle?¡Viejoverde!¿Asuedad?Billenrojecióhastalasraícesdelcabello.—Dicequeestáenlaplenituddelavida—repusolordCaterhamcautamente.—¡Perosiesunviejodecrépito!Yo…yo…Laspalabrasseleatragantaban.—Notanto,Bill,notanto.—ObservólordCaterhamfríamente—.Escincoaños
menorqueyo.—¡Qué caradura! ¡«El besugo» yBundle! ¡Una chica comoBundle!No debió
ustedhaberlopermitido,señor.—Jamásmemetoennada.—Debióustedhaberledicholoquepiensadeél.—Desgraciadamente, lacivilizaciónmodernaimpidehacer talescosas—repuso
lord Caterham apenado—. En la Edad de Piedra, bueno. Aunque supongo queentoncestampocohubierapodidohacerlo,siendobajoynomuyfuerte.
—¡Bundle! ¡Bundle!Y pensar que nuncame he atrevido a pedirle que se caseconmigo por temor a que se burlara de mi. Y ahora George, ese charlatán sinescrúpulos,político,hipócrita,rufián,engreído…
—Siga,siga—dijolordCaterham—.Meestoydivirtiendomucho.—¡Diosmío!—murmuróBillconpena—.Mevoy.—¡No!Nosevaya.Prefieroquesequede.Además,quiereveraBundle.—Ahorano.Todoestomehaconfundido.¿SabeusteddóndeseencuentraJimmy
Thesigerporcasualidad?CreoqueestabaconlosCoote.¿Sabesitodavíaestáallí?—Supongo que regresó a Londres ayer. Bundle y Lorraine estuvieron allí el
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sábado.Siquiereesperar.Pero Bill negó enérgicamente y se marchó casi corriendo. Lord Caterham se
dirigiódepuntillasalvestíbulo,cogióunsombreroysalióapresuradamenteporunapuerta lateral. Desde los jardines, vio a Bill corriendo desaforadamente hacia elcoche.
«Estemuchachotendráunaccidente»,pensó.Sin embargo, Bill llegó incólume a Londres y dejó el coche en Saint James
Square,dirigiéndoseluegoalapartamentodeJimmyThesiger.Ésteseencontrabaencasa.
—¡Hola,Bill!¿Quésucede?Estáscambiado.Nopareceselmismo.—Estoypreocupado—repusoBill—.Yaloestabacuandosucedióalgoquehizo
quemipreocupaciónaumentara.—¡Oh!—exclamóJimmy—.¿Dequésetrata?¿Puedohaceralgoporti?Bill no contestó.Permaneció sentado con lamirada fija en la alfombra. Jimmy
sintióquesucuriosidadseexcitaba.—¿Haocurridoalgomuyextraordinario,William?—preguntósuavemente.—Algoterriblementeextraño.Noalcanzoacomprenderlo.—¿AcercadelSevenDials,acaso?—Sí.Herecibidounacartaestamañana.—¿Unacarta?¿Dequéclase?—UnacartadelosalbaceasdeRonnyDevereux.—¡Diosmío!¡Despuésdetantotiempo!—Parece que dejó ciertas instrucciones. Si moría súbitamente, cierto sobre
selladohabíadesermeremitidoexactamentequincedíasdespuésdesufallecimiento.—¿Telohanremitido?—Sí.—¿Lohasabierto?—Sí.—¿Cuálessucontenido?BilllemiródetalmaneraqueJimmysesintiósobresaltado.—Anímate,Bill—dijo—.Sea lo que sea, parece preocupartemucho.Tomaun
trago.Preparó unwhisky con sodamuy cargado y se lo llevó aBill, que se lo bebió
precipitadamente.Sucaraseguíareflejandolamismaexpresióndeangustia.—Eselcontenidodelacarta—dijo—.Simplemente,nopuedocreerlo.—Tonterías —repuso Jimmy—. Debes acostumbrarte a creer seis cosas
imposibles todos los días antes del desayuno. Yo lo hago regularmente. Vamos,cuéntamelo.Peroesperaunmomento.
Salió.—¿Stevens?—Sí,señor.
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—Vayaacomprarmecigarrillos.Semehanterminado.—Muybien,señor.Jimmyesperóhastaqueoyócerrarselapuertadelapartamentoyentoncesregresó
alasalita.Billdejabaenaquelmomentoelvasoenlamesa.Parecíasentirsemejor,másanimadoydueñodesí.
—Hemandado a Stevens fuera para que nadie pueda oírnos—dijo Jimmy—.¿Estásdispuestoacontármelo?
—Esincreíble.—Entoncesdebeserverdad.Vamos,desembuchaya.Billsuspiróprofundamente.—Sí,telocontarétodo…
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CapítuloXXX
UNALLAMADAURGENTE
Lorraine, que estaba jugando con un cachorro pequeño y peludo, se sintió algosorprendida cuando Bundle se reunió con ella después de una ausencia de veinteminutos,casisinpoderrespiraryconunaindescifrableexpresiónenelrostro.
—¡Uf!—exclamóBundledejándosecaerenunasientoeneljardín—.¡Uf!—¿Quésucede?—preguntóLorrainemirándolaconcuriosidad.—Georgetienelaculpa,GeorgeLomax.—¿Quéhaestadohaciendo?—Declarándoseme.Ha sido terrible.Balbuceabay tartamudeaba,perono seha
arredrado.Debióleerloenunlibroyseloaprendiódememoria.Nohabíamaneradehacerlo callar. ¡Cómo me disgustan las personas que tartamudean! Ydesgraciadamente,nosabíaquécontestarle.
—Perotendríasquetenerclaroloquequiereshacer.—Desde luego, no estoy dispuesta a casarme con un tonto apopléjico como
George. Lo que quiero decir es que no he aprendido la contestación adecuada enningún libro de etiqueta. Sólo supe decirle llanamente: «No, no quiero».Creo quedebíhaberledichoalgoacercadequeagradecíaelhonorquemehacíayotrascosasporelestilo.Peromedesconcertótantoqueacabésaltandoporlaventana.
—Laverdad,Bundle,noesmuypropiodeti.—Es que jamás pude suponer que me sucedería algo por el estilo. Y mucho
menosconGeorge,dequiensiempresupusequemeodiaba. ¡Quépeligrosoresultapretenderinteresarseenlaaficiónpredilectadeunhombre!Deberíashaberoídolastonteríasquedijo acercademimente juvenilydelplacerque tendría en formarla.¡Mimente!Sihubiese sabido la cuartapartede loquepasabapor ella enaquellosmomentos,Georgesehubieradesmayadohorrorizado.
Lorrainenopudopormenosquereír.—Yaséquesoyyoquien tiene laculpade todo.Yomelobusqué.—Hizouna
ligera pausa—.Mira, ahí está papá escondiéndose detrás de aquellos rododendros.Hola,papá.
LordCaterhamseacercóconlaexpresióndeunperroapaleado.—¿SehaidoLomax?—preguntóconunaalegríaforzada.—Enbonitolíomehasmetido—dijoBundle—.Georgemeaseguróqueteníatu
aprobacióntotalyabsoluta.—¿Yquéqueríasquedijera?—SedefendiólordCaterham—.Enrealidad,nofue
esoloqueledije.—Ya me parecía a mí. —Observó Bundle—. Supuse que George te había
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acorralado,reduciéndoteatalestadoquesólopudisteasentirdébilmenteconungestodelacabeza.
—Másomenos,esofueloquesucedió.¿Cómoselohatomado?—Noesperéaverlo—repusoBundle—.Temohabersidoalgobruscaconél.—Oh,bien—observoelpadre—,quizáshayasidomejorasí.GraciasaDiosque,
enelfuturo,Lomaxnoestarásiemprepreocupándomeconsusabsurdascosas.¿Hasvistomipalodegolf?
—Creoqueunpartidomecalmaríalosnervios—dijoBundle—.Teapuestoseispeniques,Lorraine.
Transcurrióunahoraapaciblementey los tres regresarona lacasadeexcelentehumor.Unanotaesperabaenlamesadelvestíbulo.
—Mr.Lomaxlahadejadoparamilord—explicóTredwell—.Sintiómuchoquemilordhubiesesalido.
LordCaterhamrasgóelsobre.Mascullóunamaldiciónyalargóelpapelasuhija.Tredwellseretiró.
—Creo,Bundle,quedebistehaberlehabladoconmásclaridad.—¿Quéquieresdecir?—Leeesto.Bundlecogiólanotaylaleyó:
MiqueridoCaterham:Siento mucho no haber podido hablar con usted. Creo haberle dicho
claramentequedeseabavolveraverledespuésdemientrevistaconEileen.Lapobreniñadesconocíamissentimientoshaciaellaysesintiómuyasombrada.Noquierodeningúnmodoapremiarla.Laconfusiónjuvenilfuesimplementeencantadora y aprecio en grado sumo su candorosa reserva. Debo darletiempoparaqueseacostumbrealaidea.Supropiaconfusiónespruebaclaradequenolesoyindiferente,porloqueconfíoenmiéxitofinal.
Créame,queridoCaterham.Sumássinceroamigo,
GeorgeLomax.
—Demonios—dijoBundle—.¡Demonios!Noencontrabapalabrasparaexpresarsuestado.—Esehombredebedeestarloco.—ObservólordCaterham—.Nadieensusano
juiciopuedeescribiresodeti,Bundle.¡Pobremuchacho!Peroquépersistencia.NomeextrañaquehayallegadoameterseenelGabinete.Leestaríamuybienempleadoquetecasarasconél,Bundle.
EltimbredelteléfonosonóyBundlefueacontestar.Unminutodespués,GeorgeysudeclaraciónhabíansidoolvidadosyBundlehacíaapremiantesseñasaLorraine.LordCaterhamsedirigióasupropiorefugio.
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—EsJimmy—dijoBundle—yestáexcitadísimoporalgo.—GraciasaDiosquelaencuentro—decíaJimmy—.Nohaytiempoqueperder.
¿EstátambiénLorraineahí?—Sí,aquíestá.—No tengo tiempo de explicarlo todo. Esmás, no es conveniente hacerlo por
teléfono. Bill ha venido a verme yme ha contado la historia más asombrosa quepuedaustedimaginarse.Siesverdad,serálanoticiamásimportantedelsiglo.Lediréloquedebenhacer.VenganaLondresenseguidalasdos.DejenelcocheencualquiergarajeydespuésvayandirectamentealclubSevenDials.¿Podríausteddeshacersedeeseantiguolacayosuyo?
—¿Alfred?Claroquesí.Yomeencargodeeso.—Bien. Deshágase de él y vigile nuestra llegada. No se dejen ver en ninguna
ventana,perocuandolleguemosabranlapuertaenseguida.¿Comprenden?—Sí.—Esoes todo. ¡Ah!Quenadie sepaquevanaLondres.Dencualquier excusa.
Puedeusteddecir,porejemplo,quellevaaLorraineasucasa.—Bueno.Estoyexcitadísima,Jimmy.—Noseolvidedehacertestamentoantesdesalir.—Mejorquemejor.Peromegustaríasaberdequésetrata.—Lo sabrá tan pronto nos reunamos con ustedes. Puedo anticiparle algo. ¡El
númerosietesevaaencontrarconunasorpresainesperada!Bundle colgó el auricular y se volvió a Lorraine, resumiéndole rápidamente la
conversación. Lorraine corrió a su dormitorio y empaquetó sus cosas rápidamente,mientrasBundleibaahablarconsupadre.
—LlevoaLorraineasucasa,papá.—¿Porqué?Nosabíaquesemarchabahoy.—Lanecesitan.Acabandetelefonearla.Adiós.—Esperaunmomento,Bundle.¿Cuándoregresarás?—Nolosé.Yameveráscuandollegue.Despuésdeestapococeremoniosadespedida,Bundlecorrióasushabitaciones,
sepusoelsombreroyelabrigodepielesysepreparóparapartir.YahabíaordenadoquellevaranelHispanoSuizaalapuerta.
El viaje a Londres transcurrió sin novedad alguna, excepto por la excitaciónnormalcuandoBundleconducía.DejaronelcocheenungarajeysedirigieronalclubSevenDials.
Alfredlesabriólapuerta.BundleentrósinceremoniaalgunayLorrainelasiguió.—Cierre,Alfred—dijoBundle—.Mire.Hevenidoaquíparahacerleunfavor.La
policíalebuscaysindudaloencontrará.—¡Oh,milady!Alfredpalideció.—Hevenidoaavisarleporqueustedmeayudólaotranoche.—ProsiguióBundle
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rápidamente—.HayunaordendedetencióncontraMr.Mosgorovkyylomejorqueusted puede hacer es desaparecer de aquí lo más rápidamente posible. Sino leencuentran,nolemolestarán.Tomeestasdiezlibrasqueleayudaránatrasladarseaalgunaparte.
Tresminutosdespués,elaterrorizadoe incoherenteAlfredabandonóelnúmero14deHunstantonStreetconunasolaideaenlacabeza:noregresarjamás.
—Estaparteyaestáarreglada—dijoBundlesatisfecha.—¿Eranecesarioobrardeunamaneratandrástica?—ObjetóLorraine.—Asíesmásseguro—repusoBundle—.NoséloqueJimmyyBillproyectan,
peronoquieroqueAlfredpuedaestropearlo todo.Mira, ahíestán.Nohanperdidomucho tiempo. Probablemente estaban por los alrededores esperando que Alfredsaliera.Bajayábreleslapuerta,Lorraine.
Lorraineobedeció.JimmyThesigerseapeódelcoche.—Quédate aquí un momento, Bill—dijo—. Haz sonar la bocina si crees que
alguienestávigilandoellugar.Entrórápidamenteeneledificioycerródegolpelapuertatrasdesí.Parecíamuy
excitado.—Hola,Bundle.Veoqueyaestáaquí.Vamosdirectamentealgrano.¿Dóndeestá
lallavedelahabitacióndondeseescondióustedlaotranoche?—La abrimos con la llave de una de las puertas de abajo. Serámejor que las
traigamostodas.—Sí,perodeseprisa.Tenemospocotiempo.Nofuedifícilencontrarlallaveconlaqueabrieronlapuertaacolchada.Lostres
entraronenlahabitación,queestabaexactamenteigualcomoBundlelahabíavisto,conlassietesillasalrededordelamesa.Jimmylacontemplóensilencioduranteunmomento.Entonces,sumiradasedirigióalosdosarmarios.
—¿Encuálseescondió,Bundle?—Enéste.JimmyfuehaciaelqueBundleseñalabayloabrió.Lamismacoleccióndevajilla
ycristaleríaaparecióenlosestantes.—Tendremos que trasladar todo esto —murmuró—. Dile a Bill que suba,
Lorraine.Noesnecesarioquesigavigilandoenlacalle.—¿Quévaustedahacer?—preguntóBundleimpaciente.Jimmyestabaarrodillado,tratandodemirarporunarendijadelapuertadelotro
aparador.—EsperehastaqueBillsubayentonceslosabrátodo.Estetrabajoesobrasuyay
puedecreermequeesalgoadmirable.Pero¿porquésubeLorrainelaescaleratandeprisa,comosilapersiguieseeldiablo?
Lorrainesubíalasescalerascomoalmaquellevaeldiablo.Entróenlahabitaciónconlacarablancacomolacerayunamiradadeterrorenlosojos.
—Bill…Bill…¡Oh,Bundle!¡Bill!
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—¿QuépasaconBill?Jimmylacogióporelhombro.—PorelamordeDios,Lorraine,¿quéhasucedido?Lorrainecasinopodíahablar.—Bill… creo que estámuerto…Está en el coche, pero no habla ni semueve.
Estoyseguradequeestámuerto.Jimmysoltóunjuramentoybajócorriendolaescalera,seguidodeBundle,cuyo
corazón latía apresuradamente sintiéndose presa de un profundo sentimiento dedesolación.
—¿Billmuerto?¡Oh,no!¡Oh,no!Esono,Diosmío;esono.EllayJimmyllegaronjuntosalcoche,ytrasdeellos,Lorraine.Bill estaba sentado en la misma posición en que lo habían dejado, recostado
contraelrespaldo,peroteníalosojoscerradosynohizomovimientoalgunocuandoJimmylocogiódelbrazo.
—Nopuedocomprenderlo—murmuróJimmy—.Peronoestámuerto.Anímate,Bundle.Tenemosquellevarloalinteriordelacasa.Roguemosparaquenoaparezcaningún policía. Si alguien pregunta algo, debemos decir que se trata de un amigoenfermo.
Entre los tres llevaron a Bill al interior sin mucha dificultad y sin llamardemasiado la atención, con la excepción de un caballero sin afeitar que dijocomprensivo:
—Veo que el caballero lleva un par de copas de más. —Y asintió lleno desabiduría.
—Llevémosle a la pequeña habitación de arriba—dijo Jimmy—.Hay un sofáallí.
Lodepositaroncuidadosamenteenél.Bundlesearrodilloasuladoylecogiólamuñeca.
—Elpulsolate—dijo—.¿Quélesucede?—Estababiencuandollegamos—afirmóJimmy—.Mepreguntosialguienhabrá
podidoinyectarlealgo.Puedehabersidomuyfácilacercarseaélconelpretextodepreguntarle la hora y pincharlo. Sólo podemos hacer una cosa: buscar unmédico.Quedaosaquícuidándolo.
Sedirigióapresuradamentehacialapuerta.Entonceshizounapausa.—Noosasustéis.Sinembargo,quizásseamejorqueosdejemirevólverporsi
acaso.Volverétanprontocomopueda.Dejóelrevólverenunamesitajuntoalsofáysalió.Lasdosmuchachasoyeron
cerrarselapuertadelacalle.LasdoschicaspermanecieroninmóvilesjuntoaBill.Bundleseguíaobservando
supulso,queparecíalatirmuydeprisaeirregularmente.—Quisierapoderhaceralgo—susurróLorraine—.Estoesterrible.Lorraineasintió.
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—Parecequehaya transcurridounaeternidaddesdequeJimmyhasalidoy, sinembargo,sólohaceunminutoymedio.
—Me parece estar oyendo ruidos—dijo Bundle—. Pasos y tablas que crujenarriba,peroséqueesmiimaginación.
—¿Porquénosdejaría Jimmyel revólver?—observóLorraine—.Nocreoquepuedehaberrealmentepeligro.
—SiencontraranaBillaquí…—EmpezóadecirBundle.Lorraineseestremeció.—Ya lo sé, pero nadie puede entrar sin que lo oigamos. De todas maneras,
tenemoselrevólver.BundlevolviósuatenciónaBill.—Quisierasaberquédebohacer.Quizáseríaconvenientedarlecafécaliente.—Tengo sales aromáticas en el bolso —repuso Lorraine—. Y algo de coñac.
¿Dóndeestá?Acasolohayadejadoenlahabitacióndearriba.—Iréabuscarlas—dijoBundle—.Puedensentarlebien.Subió rápidamente la escalera, cruzó la sala de juego y entró en la habitación
dondesereuníanlassieteesferas.ElbolsodeLorraineestabaencimadelamesa.Cuando Bundle alargaba la mano para cogerlo, oyó un ruido a sus espaldas.
Escondidodetrásdelapuerta,unhombreestabapreparadoconunabolsadearenaenlamano.AntesdequeBundlepudieravolverlacabeza,lagolpeó.
Bundlesedeslizóhastaelsueloconunlevequejido.
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CapítuloXXXI
LASSIETEESFERAS
Bundle recobró el sentido muy lentamente. Estaba rodeada de una negrura, quegirabaa su alrededor,y cuyocentro eraundolorviolentoypalpitante.Oía ruidos.Unavozqueconocíamuybienrepetíalasmismaspalabrasunayotravez.
La oscuridad giraba menos violentamente. El dolor se había localizado en sucabeza,queestabalobastanteclaracomoparainteresarseenloquelavozdecía.
—Bundlequerida.¡Oh,Bundlequerida!Estámuerta,síqueloestá.¡Oh,Bundle!Tequierotanto.¡Bundle,Bundle!
Bundle permaneció inmóvil, con los ojos cerrados; pero estaba ya plenamenteconsciente.LosbrazosdeBilllaabrazaban.
—Bundlemía…¡Oh,Bundle,amormío!¿Quépuedohacer?Tequiero,Bundle,tequiero.¡Diosmío!¿Quépuedohacer?¡Yolahematado!
Aregañadientes,muyaregañadientes,Bundlehabló.—Nomehasmatado,tonto—dijo.Billlanzóunaexclamacióndesorpresa.—¿Estásviva,Bundle?—Claroqueloestoy.—¿Cuántotiempohasestado…?Quierodecir,¿cuándohasrecobradoelsentido?—Haceunoscincominutos.—¿Yporquénohasabiertolosojosydichoalgo?—Noqueríahacerlo.¡Ah!Meestabadivirtiendomucho.—¿Divirtiéndote?—Sí.Oyéndotehablar.Jamásvolverásadeciresascosastanbien.Billsesonrojóhastalaraízdeloscabellos.—Pero…¿no te importó?Tequieromucho.Tehequeridosiempre,pero jamás
meatrevíadecírtelo.—¡Tonto!¿Porqué?—Pensé que acaso te burlarías de mí. Quiero decir que eres inteligente y te
casarásconalguienimportante.—¿ComoGeorgeLomax?—sugirióBundle.—No me refiero a un borrico presuntuoso como «El besugo», sino a alguien
dignodeti,aunquenocreoquenadiepuedaserlo.—¡Eresunencanto,Bill!—Pero,hablandoenserio,Bundle,¿podríasdecidirtealgunavez…?—¿Decidirmeaqué?—Acasarteconmigo.Yaséquesoymuycabezota,perotequiero,Bundle.Sería
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comounperro,tuesclavooloquequisieras.—Tucarácteresmásparecidoaldeunperro—repusoBundle—.Megustanlos
perros.Sonamistosos,fieles…Creoquequizápudierallegaracasarmecontigo,Bill.Haciendoungranesfuerzo,desdeluego.
La reacción deBill fue soltarla y echarse hacia atrás violentamente,mirándolaconojosasombrados.
—¿Deveras,Bundle?—Notienesremedio,Bill—dijoBundle—.Veoquevoyatenerquedesmayarme
otravez.—¡Bundle, querida! —Bill la estrechó contra su pecho. Estaba temblando
violentamente—.¿Quieresdecir…Bundle…qué…?Tequiero,tequiero,Bundle.—¡Oh,Bill!—exclamóBundle.No hay necesidad de transcribir detalladamente la conversación que siguió
durante los siguientes diez minutos, que consistió casi toda ella en continuasrepeticiones.
—¿Esverdadquemequieres?—preguntóBillporenésimavez,incréduloaúnysoltándolaporfin.
—Sí,sí,sí.Seamossensatosahora.Lacabezatodavíamedueleytúcasimehasquebradoloshuesoscontusabrazos.Quierosaberquéhasucedido.
Por primera vez, Bundle miro a su alrededor. Se encontraba en la habitaciónsecreta y la puerta acolchada estaba cerrada, seguramente con llave. Debían estarprisioneros.
Bundle volvió a posar los ojos enBill, que parecía no haber comprendido suspalabrasylamirabaconadoración.
—Bill,querido—dijoBundle—,reacciona.Tenemosquesalirdeaquí.—¿Eh?—repuso Bill—. ¿Cómo? ¡Ah, sí! Está bien. No habrá dificultades de
ningunaclase.—Piensasasíporqueestásenamorado.—ObservóBundle—.Amímesucedelo
mismo.Parecequetodoseafácilyposible.—Yloes—afirmóBill—.Ahoraquesequemequieres…—Calla.—Ordenó Bundle—. Si volvemos a empezar, no podremos hablar de
cosas serias. Sino recobras la lucidez y te portas sensatamente, puedo cambiarenseguidadeidea.
—No te dejaré hacerlo—repusoBill—. ¿Crees que podría ser tan tonto comoparaperderteahora?
—Esperoquenomecoaccionarás—dijoBundlegrandilocuente.—¿Esocrees?Cuandoquierastelodemuestro.—Eres realmenteunencanto,Bill.Teníamiedodeque fuerasdemasiadodócil,
pero veo que no existe peligro de ello. Dentro de media hora, me estarás dandoórdenes.Oh,Bill,yanosestamosponiendotontosotravez.Loimportanteahoraessalirdeaquí.
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—Tehedichoquenohayningúnproblema.Yo…Calló, obediente a la presión de Bundle en su mano. Estaba inclinada hacia
delante para oír mejor. Sí, no estaba equivocada. Alguien se encontraba en lahabitación vecina e introducía una llave en la cerradura. Bundle contuvo larespiración.¿SeríaJimmy,queacudíaensuauxilio,oalgúnotro?
LapuertaseabrióyelbarbudoMr.Mosgorovkyaparecióenelumbral.Billdioinmediatamenteunpasohaciaadelante,colocándosedelanteaBundle.—Escuche.Quierohablarconustedenprivado.El ruso no contestó enseguida. Se acariciaba la larga y sedosa barba negra,
sonriendo.—¡Ajá! —dijo finalmente—. Muy bien. La señorita hará el favor de venir
conmigo.—Estábien,Bundle—dijoBill—.Yomeencargode todo.Veconél.Nadie te
harádaño.Sémuybienloqueestoyhaciendo.Bundle se levantó obediente. Aquella nota autoritaria en la voz de Bill era
desconocidaparaella.Parecíaestar completamente segurode símismoydepoderdominarporelmomento lasituación.Bundlesepreguntóqué tenía(opensabaquetenía)Billenlamanga.
—Poraquí,tengalabondad—dijo.Señaló la escalera yBundle subióobediente al piso superior.Unavez en él, el
ruso le indicó que entrara en una pequeña habitación que ella creyó sería eldormitoriodeAlfred.
—Espere tranquilamente aquí, por favor—dijo el ruso—.Nodebehacer ruidoalguno.
Ysalió,cerrandotambiénaquellapuertaconllave.Bundlesesentóenunasilla.Ledolíamucholacabezaaúnysesentíaincapazde
pensar.Bill parecíadominar la situación.Supusoque, tardeo temprano, alguien ladejaríasalirdeallí.
Transcurrióel tiempo.ElrelojdeBundlesehabíaparado,perocreyóquehabíapasadopor lomenosunahoradesdequeel ruso la condujeraaaquellahabitación.¿Quépasaba?¿Quéhabíasucedido?
Por fin, oyó unos pasos en la escalera. Era Mosgorovky otra vez. El ruso sedirigióaellaconmuchaformalidad.
—LadyEileenBrent,sesolicitasupresenciaenunareunióndeemergenciadelaSociedaddelasSieteEsferas.Tengalabondaddeseguirme.
Unavezmás,elhombrebajólasescalerasseguidodeBundle.Abriólapuertadelahabitaciónsecreta,ehizopasaraBundle,quecontuvolarespiración,sorprendida,alentrarallí.
Veíaporsegundavezaquelloquesólohabíaatisbadolavezanterioratravésdelamirilla.Lasfigurasenmascaradasestabansentadasentornoalamesa.Mientrasellapermanecíadepie,atónita,Mosgorovkysedirigióasusillaysepusoelantifaz.
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Aquellavezlasilladelacabeceradelamesaestabaocupada.Elnúmerosieteseencontrabaensupuesto.
ElcorazóndeBundle latióviolentamente.Estabaalpiede lamesa, frenteaél,mirándolofijamente,viendoaquellamáscaraconlaesferapintadaqueescondíasusfacciones.
Permanecíasentado, inmóvil.Bundlesintióqueunaextrañasensacióndepoderirradiaba de aquel hombre. Su inmovilidad no era la inactividad del débil. Bundledeseóardientemente,casihistéricamente,quehablara,quehicieraalgúnmovimiento,algún gesto que quebrara aquella quietud que le hacía aparecer como una arañagigantescaesperandodespiadadamentelallegadadesupresa.
Se estremeció. En aquel momento, Mosgorovky se levantó. Su voz suave,persuasiva,parecíallegardemuylejos.
—LadyEileen, usted ha estado presente, sin haber sido invitada a ello, en unareuniónsecretadeestasociedad.Portanto,esprecisoqueseidentifiqueconnuestrosobjetivosyambiciones.Comopuedeobservar,lasillacorrespondientealnúmerodosestávacía.Selaofrecemos.
Bundlesesobresaltó.Aquelloeraunafantásticapesadilla.¿Seríaposiblequeselepidieraaella,aBundleBrent,queentraraaformarpartedeunasociedadcriminalsecreta?¿LehabríanhechoaquellamismaproposiciónaBill,yéllahabíarechazadoenelacto?
—Nopuedoaceptarla—dijorotundamente.—Noseprecipiteensurespuesta.Le pareció que Mosgorovky, oculto el rostro bajo la máscara, sonreía
burlonamente.—Ignorausted,ladyEileen,loqueseniegaaaceptar.—Peropuedomuybienimaginarlo—observóella.—¿Locreeustedasí?Era la voz del número siete, que despertó un vago recuerdo en la mente de
Bundle.Estabaseguradehaberlaoídoantes.Despacio,elnúmerosietesellevólamanoalacabezaymanipulóelbrochedel
antifaz.Bundlecontuvoelaliento.Porfinsabría…Lamáscaracayó.BundlevioantesíelrostroimpertérritodelsuperintendenteBattle.
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CapítuloXXXII
BUNDLESESIENTECONFUNDIDA
—Acérqueleunasilla—ledijoBattleaMosgorovky,quesedirigíahaciaBundle—.Veoquelasorpresahasidomuygrande.
Bundle se sentó. Se sentía floja y desmayada. Battle siguió hablando en aqueltonotranquiloquelecaracterizaba.
—Noesperabaustedverme, ladyEileen, y tampoco lo esperabanvarios de losqueestánsentadosalrededordeestamesa.Mr.Mosgorovkyhasidoloquepodríamosllamar mi lugarteniente. Él lo sabía desde el primer momento. Los demás hanrecibidoórdenesatravésdeél.
Bundle seguía callada. Se sentía totalmente incapaz de hablar, sensación quedesconocíaporcompleto.
Battle asintió, como dándole a entender que comprendía la naturaleza de sussentimientos.
—Tendráquedescartarunaodosideaspreconcebidas,ladyEileen,acercadeestasociedad. Sé que en las novelas acostumbra a aparecer una sociedad supercriminalsecreta, en cuya cabeza se encuentra alguien a quien nadie jamás ve. Sin dudatambiénexisteenlavidareal,perodeboconfesarquejamáshetenidoconocimientodeello.Ycreaquemiexperienciapolicíacaesmuygrande.
»Pero existe mucha fantasía en el mundo, lady Eileen. A la gente joven,especialmente,legustaleeracercadetalescosasy,másaún,llevarlasacabo.Ahorale voy a presentar a un grupo notable de aficionados que han llevado a cabo unaexcelente labor parami departamento y que nadie, sino ellos, podría haber hecho.Acaso se hayan rodeado de excesivo dramatismo. ¿Por qué no? Han estadodispuestosaafrontargravespeligrosy lohanhechoporestas razones:amorporelpeligroensí,locualesmuynotableenestosdíasenquesólosepiensaenlapropiaseguridad,yporelhonradodeseodeservirasupaís.
»Y ahora, ladyEileen permítame que proceda a hacer las presentaciones.Antetodo,Mr.Mosgorovky,aquienpodríamosdeciryaconoce.Comoustedsabe,dirigeesteclubymuchasotrascosastambién.EselmásimportanteagenteantibolcheviqueenInglaterra.ElnúmerocincoeselcondeAndras,delaembajadadeHungría,íntimoamigo del fallecido Mr. GeraldWade. El número cuatro es Mr. Hayward Phelps,periodistaamericano,quesientegrandessimpatíaspornuestropaísycuyoolfatoparalasnoticiasesnotable.Elnúmerotres…
Calló,sonriendo,yBundlemiró,confundida,elrostroavergonzadoysonrientedeBillEversleigh.
—Elnúmerodos—prosiguióBattleconvozgrave—hadejadovacanteestasilla.
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Correspondía aMr. Ronald Devereux, ese bravo joven que murió por su país. Elnúmero uno… bien, el número uno eraMr. GeraldWade, otro valiente joven quetambiéndiosuvidaporelbiendelapatria.Sulugarhasidoocupado,nosingravesdudaspormiparte,porunaseñoraquehaprobadosermerecedoradeelloyquenoshaprestadounaconsiderableayuda.
ElnúmerounosequitolamáscarayBundlemiró,sinsorpresa,elhermosorostrodelacondesaRadzky.
—Debíhabersupuesto—observóBundle—queseparecíausteddemasiadoaunahermosaaventureraextranjeraparaque,enefecto,lofuera.
—Peronosabeslomejordelcaso—comentóBill—.Bundle,éstaesBabeSaintMaur.¿Recuerdasquetecontélobuenaactrizqueera?Hademostradoserlo.
—Sí—dijomiss SaintMaur con fuerte acento americano—. Pero nomerezcomuchocréditoporelloporquemispadreseranoriginariosdeesapartedeEuropaynomecostómuchohablarcomoellos.Sinembargo,casime traicionéamimismaunavezenlaAbadíaalhablardejardines.
Hizounapausayluegodijobruscamente:—No ha sido simple diversión. Ronny y yo estábamos casi comprometidos y,
cuandoélmurió…bien,yodebíahacercuantopudierapordescubriralcanallaqueleasesinó.Esoestodo.
—Estoycompletamenteaturdida—dijoBundle—.Nadaesloquepareceser.—Esmuysencillo,ladyEileen—dijoelsuperintendenteBattle—.Todoempezó
porque algunos de estos jóvenes deseaban vivir algo excitante. Mr. Wade vino avermeysugiriólacreacióndeunabandadeaficionadosparallevaracabomisionesdel servicio secreto. Le previne diciéndole que podía ser peligroso, pero él no seasustaba fácilmente. Le hice comprender que quienquiera que ingresara en laorganizaciónhabríadehacerlo sólodespuésde ser advertidodelpeligroquepodíacorrer.TampocolosamigosdeMr.Wadesearredraron.
—Pero¿cuáleselobjetodetodoesto?—preguntóBundle.—Estábamos detrás de un hombre y queríamos detenerlo. No era un ladrón
ordinario. Semovía en elmundo deMr.Wade y era una especie deRaffles, peromuchomáspeligrosoaún.Sóloleinteresabanlascosasgrandes,internacionales.Pordosveceshabíandesaparecidoimportantesinventossecretos.Eltrabajodebíahabersidohechopor alguienque conocía bien su importancia y tenía informacióndesdedentro.Losprofesionalesfracasaronensubúsqueda.Entonces,entraronenacciónlosaficionadosytuvieronéxito.
—¿Tuvieronéxito?—Sí,peronosinsufrirbajas.Elhombreerapeligroso.Matóadospersonas.Pero
las Siete Esferas no se arredraron. Como le digo, tuvieron éxito. Gracias a Mr.Eversleigh,elhombrefuecogidoysorprendidoconlasmanosenlamasa.
—¿Quiénes?—preguntóBundle—.¿Leconozcoyoacaso?—Le conocemuy bien, lady Eileen. Su nombre es Jimmy Thesiger y ha sido
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detenidoestatarde.
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CapítuloXXXIII
BATTLESEEXPLICA
ElsuperintendenteBattleprocedióaexplicarelcaso.Hablabaconuntonoíntimoytranquilo.
—Durantemucho tiempo no sospeché de él. El primer indicio lo tuve cuandosupecuáleshabían sido lasúltimaspalabrasdeMr.Devereux.Naturalmente,ustedcreyó queMr.Devereux quería comunicar que las SieteEsferas le habíanmatado.Éseeraelsignificadoaparentedesuspalabras.Pero,desdeluego,yosabíaqueesoeraimposible.Mr.DevereuxqueríainformaralasSieteEsferasdealgoconcernienteaMr.JimmyThesiger.
»La cosa parecía increíble porque Mr. Devereux y Mr. Thesiger eran íntimosamigos.Peroyorecordéentoncesquelosrobosteníanquehabersidocometidosporalguien que tenía información exacta, alguien que, sino formaba parte del ForeignOffice,estabaensituacióndeconocermuchasdelascosasqueenesedepartamentose trataban. Y resultaba muy difícil averiguar de dónde venía el dinero de Mr.Thesiger. La renta que su padre le había dejado eramuy pequeña y, sin embargo,vivíacongranlujo.¿Dedóndesalíaeldinero?
»Yo sabía queMr.Wade estaba muy excitado por algo que había averiguado.Estabasegurodeestarsobrelaverdaderapista.Noconfióanadiesussospechas,peroledijoalgoaMr.Devereuxreferenteaqueestabaapuntodeconfirmarlas.EsofuepocoantesdequeambosfueranaChimneysapasarel findesemana.Comoustedsabe, Mr. Wade murió allí, aparentemente por haber tomado una sobredosis desomníferos.
»La explicación parecía normal, pero Mr. Devereux se negó rotundamente aaceptarla.TeníaelconvencimientodequeMr.Wadehabíasidohábilmenteasesinadoy que alguien que se encontraba entonces en la casa era el hombre a quien todosbuscábamos.CreoqueestuvoapuntodehaceralgunasconfidenciasaMr.Thesiger,puesnosospechabaenlomásmínimodeél.Peroalgolecontuvo.
»Entonces hizo algo bastante curioso. Dispuso siete relojes en la repisa,deshaciéndosedeloctavo.EracomounsímbolodequelasSieteEsferasvengaríanlamuertedeunodesusmiembros.Vigilóatentamenteparaversialguiensetraicionaba,omostrabaalgunaseñaldeperturbación.
—¿FueJimmyThesigerquienenvenenóaGerryWade?—Sí.PusoladrogaenunwhiskyconsodaqueMr.Wadetomóantesdesubirasu
habitación para acostarse. Por eso se sentía tan somnoliento mientras le escribíaaquellacartaamissWade.
—¿NotuvoentoncesBauer,ellacayo,nadaqueverconello?—preguntóBundle.
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—Bauereraunode losnuestros, ladyEileen.PensamosqueelhombreaquienperseguíamosintentaríahacerseconlafórmuladeherrEberhardyporellohicimosentrar a Bauer al servicio de lord Caterham para que pudiera vigilar por nuestracuenta.Peronopudohacernada.Comodecía,Mr.Thesigernotuvograndificultaden administrar la droga.Más tarde, cuando todos dormían, le fue fácil colocar unfrascovacíodecloral,unvasoyunabotelladeaguaen lamesitadenochedeMr.Wade.Éste estaba inconsciente entonces y probablementeMr.Thesiger le cogió lamano, apretando los dedos sobre el vaso y la botella para que se encontraran sushuellas en caso de que se suscitara alguna duda. Ignoro el efecto que los sietedespertadores en la repisa causaron aMr. Thesiger.Desde luego, no dejó traslucirnadaaMr.Devereux.Detodasformas,creoquedevezencuandodebiópasaralgúnmalratoalpensarenellosysupongoquedespuésdebióvigilaraMr.Devereux.
»Nosabemosexactamenteloquesucedióacontinuación.NadieviomuchoaMr.DevereuxdespuésdelamuertedeMr.Wade.Sinembargo,estáclaroquetrabajóenlamismadirecciónenquelohabíahechoMr.Wadeyllegóaidénticoresultado:esdecir,aqueMr.Thesigereraelhombrequebuscábamos.Imaginoquefuetraicionadodelamismaforma.
—¿Cómo?—PormediodemissLorraineWade.Mr.Wadelaqueríamucho.Creo, incluso,
quedeseabacasarseconella,puestoquenoeraverdaderamentehermanasuya.Nohay duda de que le dijo más de lo que debería haberle dicho. Pero miss Wadepertenecía aMr. Thesiger en cuerpo y alma, y estaba dispuesta a hacer cuanto élquisiera.Letransmitiótodalainformación.Mr.Devereux,mástarde,sesintióatraídopor ellay,probablemente, laprevinocontraMr.Thesiger.Por tanto,Mr.DevereuxfuesilenciadoasuvezymuriótratandodehacerllegaraconocimientodelasSieteEsferasqueMr.Thesigereraunasesino.
—¡Quéhorrible!—exclamóBundle—.Siyolohubierasabido…—No era posible que pudiera saberlo. En realidad, casi ni yo mismo le daba
crédito.Entonces, llegamosal asuntode laAbadía.Recuerde loextrañoque fue,yespecialmente embarazoso para Mr. Eversleigh. Usted y Mr. Thesiger estabancompinchados. Mr. Eversleigh se sintió muy turbado por su insistencia en que latrajeraaeste lugary,cuandosupoquehabíaoídolosucedidoenunareuniónde lasociedad,suasombrofueenorme.
Elsuperintendentehizounapausaysonrió.—Tambiényomesentídesconcertado.Jamáspenséquefueraposible.—Mr. Eversleigh se encontraba ante un dilema —prosiguió—. No podía
comunicarleelsecretodelasSieteEsferassinquetambiénMr.Thesigerseenterara,yesonodebíasucederdeningunamanera.TodoellofuemuyconvenienteparaMr.Thesiger,pueslediounarazónexcelenteparalograrserinvitadoalaAbadía,conlocualsusplanessebeneficiaronmucho.
»LasSieteEsferaslehabíanyaescritounacartaaMr.Lomaxcuyoúnicoobjeto
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era obligarle a que pidiera ayuda, justificando asími presencia en el lugar. Comoustedsabe,enningúnmomentointentépasarinadvertido.
Denuevo,elsuperintendentesonrió.—Ostensiblemente,Mr.EversleighyMr.Thesigerdebíandividirlanocheendos
turnosdeguardia.Enrealidad,Mr.EversleighymissSt.Maurasílohicieron.Ellaseencontrabaenlabiblioteca,vigilando,cuandooyóbajaraMr.Thesiger,y tuvoqueocultarseprecipitadamentedetrásdelbiombo.
»Y ahora llega el momento en que Mr. Thesiger dio grandes pruebas deinteligencia.Noscontóunahistoriaauténtica,ydeboadmitirquedespuésdelapeleaytodolosdemás,lleguéinclusoapreguntarmesiéltenía,enrealidad,algoquevercon el robo y si estaríamos sobre la pista verdadera. Una o dos sospechosascircunstancias señalabanenotradirección.No sabía cómo interpretar todoaquello,cuandosucedióalgoquepusolascosasensulugar.
»Encontré el guante quemado en la chimenea, con huellas de dientes en él, yentonces supe que no me había equivocado. Pero créame cuando le digo que fueverdaderamenteinteligente.
—¿Quéfueloquerealmentesucedió?—preguntóBundle—.¿Quiéneraelotrohombre?
—No había otro hombre. Preste atención y le contaré cómo, finalmente,reconstruí toda la escena.Paraempezar,debodecirqueMr.ThesigerymissWadetrabajabandecomúnacuerdo.Estabancitadosaunahoradeterminada.
MissWadellegóensucoche,cruzóelsetoysedirigióalacasa.Teníaunabuenahistoria que contar si alguien la descubría: la que nos contómás tarde. Pero pudollegar a la terraza, poco después de las dos de la madrugada, sin que nadie lamolestara.
»Se la vio entrar en el jardín.Mis hombres la estaban observando, pero teníanórdenes de no impedir la entrada a nadie, y solamente de evitar la salida de quienintentaraescapar.MissWadellegóalaterrazayenaquelinstanteunpaquetecayóasuspies y ella lo recogió.Unhombrebajabapor la hiedray ella empezó a correr.¿Qué sucedió a continuación? La lucha… y dos disparos de arma de fuego. ¿Quéhabíadehacer todoelmundo?Correr al lugardonde sonaron los tiros.YasímissWadehubierapodidoescaparllevándosetranquilamentelafórmula.
»Pero las cosas no sucedieron exactamente así. Miss Wade fue a parardirectamenteamisbrazosy,enaquelmomento,eljuegocambio.Yanoeraataque,sinodefensa.MissWadecontósuhistoria,queeraperfectamentecreíble.
»LlegamosahoraaMr.Thesiger.Algomellamóinmediatamentelaatención.Laheridadebalanohubierapodido,por si sola,dejarlo sinconocimiento.Osehabíacaído,golpeándoselacabeza,onosehabíadesmayado.MástardeoímoselrelatodemissSaintMaur,quecoincidíaperfectamenteconeldeMr.Thesiger.Sinembargo,observé en él un puntomuy sugestivo.MissSaintMaur dijo que cuando las lucesfueron apagadas y Mr. Thesiger se dirigió a la puerta cristalera, nuestro hombre
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permaneció tan inmóvil que ella creyó que debía de haber salido de la biblioteca.Cuando alguien se encuentra en una habitación es casi imposible no oír surespiración, si uno aguza bien el oído. Supongamos, pues, queMr. Thesiger salió.¿Quéhizo?SubióalahabitacióndeMr.O’Rourkeporlahiedra.Estecaballerohabíayatomadoelwhiskyconsoda,alquesehabíaañadidounabuenadosisdesomnífero.Cogió los documentos, los arrojó a la muchacha por la ventana, descendió por lahiedray…empezólalucha.Enrealidad,esalgomuyfácildehacer.Nohaymásquegolpearlosmuebles,tambalearse,hablarconlavozdeunoydisfrazarlaygruñiralgoininteligible.Ydespués,eltoquefinal:dosdisparos.Hizounocontrasuimaginarioasaltante con la pistola Colt comprada el día anterior y que había exhibidoostensiblemente. Entonces, con la mano izquierda enguantada, sacó del bolsillo lapequeñaMauserydisparócontralapartecarnosadesubrazoderecho.Tirólapistolapor la ventana, se quitó el guante cogiéndolo con los dientes y lo arrojó al fuego.Cuandoyolleguéallugardeloshechos,estabaenelsuelo,alparecerdesmayado.
—¿No comprendió todo esto en aquel momento, superintendente Battle? —preguntóBundle.
—No.Medejéengañarigualquelosdemás.Nofuesinobastantedespuéscuandoresolví el rompecabezas. El guanteme dio la clave. Entonces hice que sirOswaldarrojara la pistola por la puerta. Cayó bastante más lejos de donde debería habercaído.Perounhombrediestronoalcanzalamismadistanciaaltiraralgoconlamanoizquierda.Éstafuelaprimerasospecha,aunquebastantedébil.
»Algomellamólaatención.Lospapelesfueronarrojadosporlaventanaparaquealguien los recogiera. ¿Quién debería recogerlos, en el caso de quemissWade sehubiera encontrado allí accidentalmente?Desde luego, quienes no estuvieran en elsecretoseñalaríaninmediatamentealacondesa;peroyosabíaqueellanoera,quenopodíaserlo.Entonces,losdocumentosfueronrecogidosporlapersonaaquienibandestinados. Y cuanto más pensaba en ello, más me parecía una coincidenciaextraordinariaquemissWadehubierallegadoenelmomentopreciso.
—Debióustedsentirsebastantemolestocuandolecontémissospechasacercadelacondesa.
—Sí,porcierto,ladyEileen.Teníaquedeciralgoparadespistarla.TambiénMr.EversleighpasóunmalratocuandomissSaintMaurvolvióensídesudesmayoypensóquepodríahablarimprudentemente.
—Pobre Bill—dijo miss SaintMaur—. Tuvo que dejarse enamorar contra suvoluntad.
—Bien—prosiguióelsuperintendenteBattle—.YosospechabadeMr.Thesiger,peronoteníapruebas.Porotraparte,elpropioMr.Thesigerestabaaturdido.Sedabacuenta, más o menos claramente, de lo que las Siete Esferas significaban, perodeseaba ardientemente saber quién era el número siete. Entonces se hizo invitar acasa de losCoote, pues sospechaba que sirOswald podía ser el jefe secreto de laSociedad.
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—Yo sospeché de sir Oswald —dijo Bundle—, especialmente cuando llegóprocedentedeljardín.
—Yono—afirmóBattle—,peronoquieronegarquelleguéapensarmaldesusecretario.
—¿Pongo?—exclamóBill—.¡PobrePongo!—Sí,Mr.Eversleigh,delpobrePongo,comousteddice.Setratadeuncaballero
muyeficiente,capazdellevaracabocualquiercosaqueseproponga.SospechédeélprincipalmenteporhabersidoquiencolocólosdespertadoresenlahabitacióndeMr.Wade. Le hubiera sidomuy fácil poner el frasco y el vaso en lamesita de noche.Tambiénsospechéporqueeszurdo.Elguanteparecíaseñalarloaél,denohabersidoporunacosa.
—¿Cuál?—Las huellas de dientes. Sólo un hombre cuyo brazo derecho hubiera estado
incapacitadohabríanecesitadoquitarseelguanteconayudadelosdientes.—YasífuecomoPongoquedócompletamentelibredesospechas.—Sí.CreoqueMr.Batemansesentiríamuysorprendidosisupieraquelleguéa
sospechardeél.—Meimaginosucarasilosupiera—dijoBill.—Mr. Thesiger es lo que uno podría describir como un joven caballero con la
cabeza llena de serrín.Uno de los dos estaba representando una comedia. Cuandodecidí que se trataba de Mr. Thesiger, me sentía muy interesado por conocer laopiniónqueMr.BatemanteníaacercadeMr.ThesigeryquelehabíacomunicadoasirOswaldenvariasocasiones.
—Es curioso —observó Bill— que Pongo siempre tenga razón. Es algoenloquecedor.
—Como decía —prosiguió el superintendente Battle—, teníamos hasta ciertopuntoacorraladoaMr.Thesiger,queestabaterriblementeaturdidoporelpapelquepudieran jugar las Siete Esferas y sin saber dónde se encontraba el peligro. Sólogracias aMr.Eversleigh pudimos al fin cogerlo.Mr.Eversleigh era consciente delpeligroquecorría,yarriesgólavidaconunasonrisa.Perojamássospechóqueustedpodíacompartirsusuerte,ladyEileen.
—¡Oh,no!—exclamóBill.—Fue al apartamento de Mr. Thesiger con una historia preparada. —Siguió
diciendoBattle—.Debía pretender haber recibido ciertos papeles deMr.Devereuxcuyo contenido arrojaba sospechas contra Mr. Thesiger. Naturalmente, Mr.Eversleigh,ensucalidaddebuenamigo,fueacontárseloaMr.Thesiger,segurodeque éste podría darle una explicación totalmente satisfactoria. Calculamos que, sinuestras graves sospechas eran ciertas,Mr. Thesiger trataría de deshacerse deMr.Eversleigh y estábamos casi seguros de la forma en que intentaría hacerlo. Comosuponíamos, Mr. Thesiger le ofreció un whisky con soda. Eversleigh vació elcontenidodelvasoenunjarróndelarepisa,perodebíafingir,naturalmente,quela
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droga estaba produciendo efecto. Había de ser lento, desde luego. Mr. EversleighempezóarelatarsuhistoriayMr.Thesiger,alprincipio,negóindignado,perocuandovio o creyó que la droga estaba surtiendo efecto lo confesó todo y le dijo a Mr.Eversleighqueéleralaterceravíctima.
»CuandoMr.Eversleighfingióestarcasiinconsciente,Mr.Thesigerlollevóasucochey loayudóaentrarenél.Seguramente lehabíaya telefoneadoausted, ladyEileen,sinqueMr.Eversleighlosupiera.Lehizounainteligentesugerencia.DebíausteddecirquellevabaamissWadeasucasa.
»Mr. Eversleigh siguió representando su papel de hombre inconsciente. TanprontocomoMr.ThesigeryMr.EversleighsealejarondeJeremynStreet,unodemishombres entró en el apartamento y encontró un whisky preparado que conteníasuficientecloratodemorfinaparamatar adospersonas.El coche fue seguido.Mr.Thesigersaliódelaciudadysedirigióauncampodegolfmuyconocido,dondesedejó ver ostensiblemente hablando de su intención de jugar un partido.Eso, desdeluego,eraunacoartadaparaelcasodenecesitarla.Dejóelcoche,conMr.Eversleighensuinterior,acortadistanciadelclubdegolf.EntoncesregresóaLondres,viniendodirectamentealclubSevenDials.TanprontoviosaliraAlfred,llegóhastalapuerta,lehablóaMr.Eversleighpor si estabaustedescuchandoyentró, representando supequeñacomedia.
»Cuandopretendió irenbuscadeunmédico,cerró lapuertadegolpe,pero,enlugardesalir,subióhastaaquíyseescondiódetrásde lapuertadeestahabitación,adonde miss Wade la mandaría más tarde con cualquier excusa. Mr. Eversleigh,naturalmente, se sintió horrorizado cuando la vio a usted, pero pensó que erapreferibleseguirrepresentandolacomedia.Sabíaquenuestroshombresvigilabanlacasaeimaginóquenocorríaustedmuchopeligro.Desdeluego,podía«resucitar»encualquier momento. Cuando Mr. Thesiger dejó el revólver encima de la mesa yaparentementesaliódelacasa,lasituaciónlepareciómássegura.Encuantoaloquesiguió,quizásustedmismo,Mr.Eversleigh,prefieracontarlo.
—Yoestabaechadoenelsofá—explicóBill—,tratandodefingirqueestabaenlas últimas. Entonces oí que alguien bajaba las escaleras corriendo. Lorraine selevantóy fue a la puerta.Oí la vozdeThesiger, aunqueno lo quedecía.Lorraineobservó: «Todo está en orden, todo ha salido espléndidamente». Entonces él dijo:«Ayúdameallevarloarriba.Seráalgopesado,peroquieroquelosencuentrenjuntos.El número siete se llevará una gran sorpresa». No comprendí exactamente elsignificadodesuspalabras.Mellevaronarriba.Fuerealmentealgopesado.Unavezllegados a esta habitación, oí que Lorraine decía: «¿Estás seguro de que ella norecobraráelsentido?».YJimmy,esemalditobandido,contestó:«Notengasmiedo.Lagolpeécontodasmisfuerzas».
»Salieron,cerrandolapuerta,yentoncesabrílosojosytevi,Bundle.Jamáshepasadounmomentotanterrible.Creídeverasqueestabasmuerta.
—Supongoqueelsombreromesalvó.
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—En parte, si —asintió el superintendente Battle—. Mr. Thesiger no se diocuentadeque,conelbrazoherido,habíaperdidolamitaddesufuerza.Sinembargo,éstaesunamanchanegraparamidepartamento,ladyEileen.Nocuidamosdeustedenlaformaenquedebimoshaberlohecho.
—Tengo la cabeza muy dura —observó Bundle— y, además, soy muyafortunada.Sinembargo,noacabodecomprendercómopudoLorrainemezclarseenestesucioasunto.¡Eraunachicatanagradable!
—También loera lamujerdePentovillequeasesinóacinconiños—replicóelsuperintendente—.Nopuedeunoguiarseporestosdetalles.Llevamalasangreenlasvenas.Creoquesupadredebiópasarmásdeunatemporadaenlacárcel.
—¿Lahandetenidotambién?Elsuperintendenteasintió.—Nocreoquelacuelguen—dijo—.Losjuradossonblandosdecorazón.Peroel
jovenThesigerpenderádel extremodeuna soga,y se lo tienemerecido. Jamásheconocidoauncriminalmásdepravado.Yahora—añadió—,sisucabezanoledueledemasiado,ladyEileen,podríamoscelebrarlo.Hayunpequeñorestaurantealavueltadelaesquina.
Bundleasintió.—Estoymuertadehambre,superintendenteBattle—dijo—.Además,tengoque
conoceratodosmiscolegas.—LasSieteEsferas—dijoBill—.¡VivalasSieteEsferas!Necesitamoschampán.
¿Creeustedquetendráneneserestaurante,Battle?—Notendráustedmotivosdequeja,señor.Déjelotodoenmismanos.—Superintendente Battle —dijo Bundle—, es usted un hombre maravilloso.
Sientoqueestéyacasado.Portanto,tendréqueapechugarconBill.
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CapítuloXXXIV
LORDCATERHAMAPRUEBA
—Papá—dijoBundle—,tengoquedarteunanoticia.Vasaperderme.—¡Tonterías! —repuso lord Caterham—. No me irás a decir que sufres de
consuncióngalopante,quetieneselcorazóndébiluotracosaporelestilo,porquenotecreeré.
—Noeslamuerte,papá—dijoBundle—,sinoelmatrimonio.—Lo cual es casi tan malo—observó lord Caterham—. Supongo que deberé
asistir a la boda para entregarte al novio, vestido con un incómodo traje deceremonia.YacasoLomaxcreanecesariobesarmeenlasacristía.
—¡Cielosanto!—exclamóBundle—.NocreerásquevoyacasarmeconGeorge,¿verdad?
—Laúltimavezquetevi,ésaparecíaserlaideaenlíneasgenerales—repusoelpadre—.Yesofueayerporlamañana.
—MevoyacasarconalguiencienvecesmejorqueGeorge—afirmóBundle.—Esoespero—dijolordCaterham—,aunqueunonuncasabe.Nomepareceque
sepasvalorarmuy justamente el carácter,Bundle.Medijistequeel jovenThesigerera un tipo alegre e inútil, y por lo que he sabido se trata de uno de los másdistinguidosasesinosdelaactualidad.Sientonohaberloconocido.Estabapensandoenescribirmismemoriasconuncapítuloespecialdedicadoaloscriminalesqueheconocido.Desgraciadamente,debidoauninvoluntarioolvido,nomehasidonuncapresentadoynopodréincluirlo.
—Noseastonto,papá—repusoBundle—.Sabessobradamentequenotieneslaenergíanecesariaparahacerlo.
—No iba a escribirlas yo mismo—observó lord Caterham—. Creo que no escostumbrehacerlo.Peroconocíunajovenencantadorahaceunosdíasquesededicaaestascosas.Seencargadereunirelmaterialyloescribemuypulcramente.
—¿Yquéhaceelinteresado?—Darle detalles durante media hora al día y nada más. —Después de una
pequeña pausa, Lord Caterham prosiguió—: Es una muchacha muy bonita. Muytranquilaysimpática.
—Presientoque, sinoestoya tu lado,papá—observóBundle—, teencontrarásverdaderamenteenpeligro.Esomeescama.
—Existeunaclasedepeligroparacadaclasedegente—repusolordCaterham.Sealejabacuando,depronto,sedetuvoypreguntó:—Apropósito,Bundle,¿conquiéntevasacasar?—Meextrañabaquenomelopreguntases.MecasaréconBillEversleigh.
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El egoísta permaneció en silencio, pensando. Después asintió totalmentesatisfecho.
—Excelente—dijo—.Ungranjugadordegolf.ÉlyyopodremosparticiparenelcampeonatoporparejasdelTorneodeOtoño.
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AGATHA CHRISTIE. Escritora inglesa nacida en Torquay (Inglaterra) el 15 deseptiembrede1890,esconsideradacomounadelasmásgrandesautorasdecrimenymisteriodela literaturauniversal.Suprolíficaobra todavíaarrastraaunalegióndeseguidores, siendounade las autorasmás traducidasdelmundoy cuyasnovelasyrelatostodavíasonobjetodereediciones,representacionesyadaptacionesalcine.
Christiefuelacreadoradegrandespersonajesdedicadosalmundodelmisterio,comolaentrañablemissMarpleoeldetectivebelgaHérculesPoirot.Hastahoy,secalculaquesehanvendidomásdecuatromilmillonesdecopiasdesuslibrostraducidosamás de 100 idiomas en todo elmundo.Además, su obra de teatroLa ratonera hapermanecidoencartelmásde50añosconmásde23000representaciones.
Nacida en una familia de clase media, Agatha Christie fue enfermera durante laPrimeraGuerraMundial.Suprimeranovelasepublicóen1920ymantuvounagranactividadmandandorelatosaperiódicosyrevistas.
Tras un primer divorcio, Christie se casó con el arqueólogo Max Mallowan, conquien realizó varias excavaciones en Oriente Medio que luego le servirían paraambientaralgunadesusmásfamosashistorias,aligualquesutrabajoenlafarmaciadeunhospital,queleayudóparaperfeccionarsuconocimientodelosvenenos.
DeentresusnovelashabríaquedestacartítuloscomoDieznegritos,AsesinatoenelOrient Express, Tres ratones ciegos, Muerte en el Nilo, El asesinato de RogerAckroydoMataresfácil,entreotrosmuchos.Lasadaptacionesalcinedesuobrasecuentanpordecenas.
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Ademásdeestasobras,AgathaChristietambiénsededicóalanovelarománticabajoelseudónimodeMaryWestmacott.
Christie recibiónumerosospremiosydistincionesa lo largodesucarrera,comoeltítulodeDamadelImperioBritánicooelprimerGrandMasterAwardconcedidoporlaAsociacióndeEscritoresdemisterio.
AgathaChristiemurióenWallingford(Inglaterra)el12deenerode1976.
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Notas
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[1]Sieteesferas.<<
www.lectulandia.com-Página180
[2]Mostazayberros.<<
www.lectulandia.com-Página181
[3]BoweryBauertienenlamismapronunciacióneninglés.<<
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