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En torno al Primer Congreso Nacional de la Infancia Española ISABEL DIAZ AR1VAL Experto de la Comisión Médico-Pedagógica y Psico-social del Bureau International Catholique de l'Enfance Quizá parezca tópico el referirnos a la celebra- ción, en el próximo otoño, del Primer Congreso Nacional de la Infancia Española. En verdad, son tantas las reuniones, asambleas, conversaciones y coloquios que, bajo objetivos de matiz artís- tico, cultural, social, profesional, etc., congregan a numerosas personas de manera periódica, que parece natural esa impresión primera de algo manido y falto de interés cuando se habla de congresos. Pero, felizmente, el que nos va a ocupar en estas líneas y en torno al cual haremos una serie de sugerencias de valor práctico tiene unas ca- racterísticas peculiares en su organización y ob- jetivos y no constituye el siguiente en una lista apretada de Congresos sin más. QUIEN LO CONVOCA Y CON QUIEN CUENTA La Comisión Católica Española de la Infancia, miembro del BICE (Bureau International Catho- ligue de l'Enf anee) es la patrocinadora del mis- mo y cuenta en su seno con treinta y un orga- nismos que agrupan los mas variados servicios infantiles, lo mismo materiales que espirituales. Como no es momento de enunciarlos uno por uno, ya que sería demasiado prolija su lectura y como el silenciarlos por completo dejaría un tanto velada la composición de la Comisión, sí diremos que, junto a los Servicios de Sanidad Infantil y Maternal de la Dirección General de Sanidad, se hallan re p resentadas la Asociación Nacional de Asistentes Sociales, las Delegaciones de Juventudes, Sección Femenina, los Consejos de Protección de Menores, de Acción Católica, Confederación Nacional de Padres de Familia. Al lado de la representación del Instituto de Pedagogía del CSIC, la del Instituto Municipal de Educación, Servicio Es p añol del Magisterio. Federación de Maestros Católicos, Inspección. Congregaciones Marianas, Prensa Católica, Cari- tas Españolas, etc., por citar algunos de los orga- nismos en su diferente matiz. Naturalmente, todos ellos no se hallan mezcla- dos en un todo revuelto que no tendría eficacia alguna, sino estructurados en las distintas sec- ciones, cuyos trabajos dan vida a la Comisión y que se distribuyen del modo siguiente: educa- ción familiar, información religiosa y catequesis, educación preescolar, pedagogía escolar, psicolo- gía aplicada, sección médico-pedagógica y psico- social, instituciones para niños privados de medio familiar normal, movimientos infantiles, prensa y literatura infantiles, medios audiovisuales, edu- cación al aire libre, sección jurídica. No es, pues, una convocatoria dimanada de un sector particular o especializado que llame la atención de un círculo más o menos amplio de la sociedad en una materia determinada. Se tra- ta de una llamada a todo el ámbito nacional. hecha desde el interior de ese mismo ámbito, por una serie de organismos afincados en todas las provincias españolas y dedicados al servicio de la infancia en su doble vertiente material y espi- ritual. El canal de estas actividades es la CCEI, que los agrupa y estructura. CUAL ES EL OBJETIVO, QUE SE PROPONE El nervio o núcleo del Congreso viene a con- densarse en esta frase: ¿Que se hace por la infancia española y qué se puede y debe hacer? Es decir, poner de relieve cuál es el estado actual de las atenciones que se dis p ensan a los niños españoles para ver qué es de lo que carecen, en lo que abundan y de qué modo lo reciben. Ya sé que inmediatamente se me va a objetar que es un tema ambicioso y difícil; que este objetivo

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En torno alPrimer Congreso Nacionalde la Infancia EspañolaISABEL DIAZ AR1VAL

Experto de la Comisión Médico-Pedagógicay Psico-social del Bureau InternationalCatholique de l'Enfance

Quizá parezca tópico el referirnos a la celebra-ción, en el próximo otoño, del Primer CongresoNacional de la Infancia Española. En verdad, sontantas las reuniones, asambleas, conversacionesy coloquios que, bajo objetivos de matiz artís-tico, cultural, social, profesional, etc., congregana numerosas personas de manera periódica, queparece natural esa impresión primera de algomanido y falto de interés cuando se habla decongresos.

Pero, felizmente, el que nos va a ocupar enestas líneas y en torno al cual haremos una seriede sugerencias de valor práctico tiene unas ca-racterísticas peculiares en su organización y ob-jetivos y no constituye el siguiente en una listaapretada de Congresos sin más.

QUIEN LO CONVOCAY CON QUIEN CUENTA

La Comisión Católica Española de la Infancia,miembro del BICE (Bureau International Catho-ligue de l'Enf anee) es la patrocinadora del mis-mo y cuenta en su seno con treinta y un orga-nismos que agrupan los mas variados serviciosinfantiles, lo mismo materiales que espirituales.Como no es momento de enunciarlos uno poruno, ya que sería demasiado prolija su lecturay como el silenciarlos por completo dejaría untanto velada la composición de la Comisión, sídiremos que, junto a los Servicios de SanidadInfantil y Maternal de la Dirección General deSanidad, se hallan re presentadas la AsociaciónNacional de Asistentes Sociales, las Delegacionesde Juventudes, Sección Femenina, los Consejosde Protección de Menores, de Acción Católica,Confederación Nacional de Padres de Familia.

Al lado de la representación del Instituto dePedagogía del CSIC, la del Instituto Municipalde Educación, Servicio Español del Magisterio.

Federación de Maestros Católicos, Inspección.Congregaciones Marianas, Prensa Católica, Cari-tas Españolas, etc., por citar algunos de los orga-nismos en su diferente matiz.

Naturalmente, todos ellos no se hallan mezcla-dos en un todo revuelto que no tendría eficaciaalguna, sino estructurados en las distintas sec-ciones, cuyos trabajos dan vida a la Comisióny que se distribuyen del modo siguiente: educa-ción familiar, información religiosa y catequesis,educación preescolar, pedagogía escolar, psicolo-gía aplicada, sección médico-pedagógica y psico-social, instituciones para niños privados de mediofamiliar normal, movimientos infantiles, prensay literatura infantiles, medios audiovisuales, edu-cación al aire libre, sección jurídica.

No es, pues, una convocatoria dimanada de unsector particular o especializado que llame laatención de un círculo más o menos amplio dela sociedad en una materia determinada. Se tra-ta de una llamada a todo el ámbito nacional.hecha desde el interior de ese mismo ámbito, poruna serie de organismos afincados en todas lasprovincias españolas y dedicados al servicio dela infancia en su doble vertiente material y espi-ritual. El canal de estas actividades es la CCEI,que los agrupa y estructura.

CUAL ES EL OBJETIVO,QUE SE PROPONE

El nervio o núcleo del Congreso viene a con-densarse en esta frase: ¿Que se hace por lainfancia española y qué se puede y debe hacer?Es decir, poner de relieve cuál es el estado actualde las atenciones que se dis pensan a los niñosespañoles para ver qué es de lo que carecen, enlo que abundan y de qué modo lo reciben. Ya séque inmediatamente se me va a objetar quees un tema ambicioso y difícil; que este objetivo

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implica no pocas trabas para su realización por-que somos naturalmente inclinados a ocultar opasar por alto nuestros defectos, imperfeccionesy hasta actitudes inconscientemente equivoca-das. Lo preveía y no me choca.

Pero del mismo modo que sería absurdo silen-ciar un dolor corporal que puede degenerar enenfermedad incurable, cuyos síntomas única-mente remitirían si son descubiertos precozmen-te, considero totalmente equivocada la actitudde soslayar problemas pequeños o grandes porun falso pudor o vergüenza que a nada conducen,cuando, puestos sobre el tapete con naturalidady deseo de solución, la encontrarían sin tardarmucho tiempo. Invocamos como único justifi-cable el argumento de la timidez vergonzosa, enel desentrariamiento de cuestiones porque la des-preocupación o el actuar torcidamente a con-ciencia está fuera de toda justificación y digni-dad desde cualquier ángulo que se le mire, y tan-to más cuando tiene como objeto la primeraetapa de la vida del hombre, en la que éste sehalla a merced de los demás.

Economía de esfuerzos, de tiempo, de dinero,dedicados a las atenciones infantiles de todotipo, sería el resultado de una revisión detenidade ellas. ¡Cuántas actitudes erróneas se acaba-rían, lo mismo por defecto que por exceso, pueslos extremos son igualmente perniciosos, si tuvié-ramos la valentía de dejar ver lo que buena-mente se hace, aunque sea poco, quizá porquenadie nos ofreció directrices desde el principioy hubo que comenzar de manera empírica!

Sin embargo, no es sólo la utilidad la quepuede movernos a conseguir este objetivo; esta-mos moralmente obligados a dar a la infanciaaquello que necesita para culminar su evolución.Y mal podremos hacerlo si desconocemos, cons-ciente o inconscientemente, lo que le es impres-cindible en todos los órdenes, o, conociéndolo, nose lo dispensamos.

Lo mismo si esa infancia se circunscribe almedio familiar que al institucional, nos interesaconocer sus exigencias vitales, físicas y materia-les; las educativas en el más amplio sentido; lassociales; en una palabra, las que requiere unapersonalidad en desarrollo cual es la del niño.

Y como esta infancia de la que tratamos seencuentra en las más variadísimas circunstanciasde lugar y ambiente, sin dejar por ello de sen-tir las mismas necesidades, no cabe —por ino-cuo— el teorizar sobre ellas; para hacerse unaidea tan irreal como la que nos proporcionaríaese modo de actuar, es preferible no hacer nada.Es obligado trabajar in situ, aquí y ahora, de unmodo concreto, no nos vaya a pasar lo que enel ejemplo del profesor Padellano, Director gene-ral de Instrucción Popular de Italia, el cual, alreferirse a los montones de trabajos escritossobre adolescencia, para los que no habría balan-za que los pesara, dice: «Nos encontramos en lasmismas condiciones de aquel a quien se le hacaído una moneda y la oye sonar. La busca y no

la encuentra. Si fuera sabio la buscaría por elmismo sitio en que se le escapó de las manos;pero como no lo es, explora la habitación, lacasa entera, el barrio, y desesperado de no encon-trarla, se dedica a buscarla por toda la ciudad.»(Palabras pronunciadas en el Congreso Médico-pedagógico de la POA. Roma, 1961.)

¿Por qué, pues, ese miedo de airear algo que nofunciona como es debido o que lo hace torpe-mente por multitud de causas que pueden serremovidas si lo que se persigue es el facilitarmaneras de hacer y corregir situaciones defec-tuosas o de carencia que no tienen razón de ser?¿En qué puede basarse esa falsa vergüenza y porqué no mostrar la actuación correcta y adecuada,donde existe, si, a fin de cuentas, es la propiainfancia la que sale perjudicada o se aprovechade ello?

No me explico cómo destacamos tanto lo pro-vechoso del reconocimiento de las faltas grandeso pequeñas en la conducta de un niño o mucha-cho, al tratar de formarlo (siendo el perjuiciopara un solo individuo) y, en cambio, cuando esaactuación deficitaria personal o institucional su-pone un perjuicio o una merma de beneficio a unnúmero considerable de niños, a la poblacióninfantil de una nación entera, en el aspecto quesea, nos olvidamos por completo de que, como esfrecuente entre los hombres el errar, es tambiénde humanos rectificar, pero rectificar de veras,no aparentarlo para seguir haciendo lo mismo.

Las mismas Asociaciones de Padres y Escuelasde Padres, tan sabiamente organizadas fuera denuestro país, abundan en nuestro favor respectode la sinceridad en confesar lo acertado y loequivocado, lo bueno y lo malo de las actuacio-nes parentales. Y aquí no se podrá decir que noestá en juego el interés, el afecto más vivo y en-trañable que pueda sentir un padre por el hijo.

Precisamente porque de verdad desea llenaresas exigencias que el pequeño necesita es porlo que el padre no siente vergüenza alguna enexponer su ineptitud o limitación al actuar res-pecto de su hijo para que el consejo y asesora-miento que le proporciona esa confesión le ayu-den a resolver su problema. Ahora bien, el suyo,no el abstracto del niño ideal, imaginado que nocorresponde a realidad vital alguna. Y esta acti-tud la adoptan, a pesar de que, por el hecho deser padres, Dios les concede una disposición oaptitud especial para educar a sus hijos.

CONTENIDO DEL TEMARIO

Se han escogido .como puntos principales delternario del Primer Congreso de la Infancia Es-pañola los cuatro siguientes:

a) Necesidades generales de la infancia.b) Necesidades biológicas.c) Necesidades educativas.d) Necesidades religiosas.

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Esto es, lo que la infancia requiere para estarnutrida, sana corporalmente; para su educaciónampliamente considerada, desde el punto de vistacualitativo y cuantitativo, personal que le rodea,ambientes, distracciones, medios, etc. Las exi-gencias de tipo religioso, su eficacia y validezdesde los ángulos moral y humano. Los requisi-tos sociales, considerando al niño como un sujetode derechos y deberes de ciudadano de un terri-torio y con una misión en el porvenir, que estarárelativamente condicionada por las premisas deque disfrute en sus comienzos.

De un cómputo mesurado de estas necesidadesy de su contrastación con la realidad de loshechos han de extraerse deducciones prácticasnotablemente provechosas y sencillamente alec-cionadoras, sin necesidad de aparato externo.

Las necesidades son algo vital que exigen sa-tisfacción, y si bien en su existencia se mantie-nen inalterables, en su realización pueden variarde acuerdo con el ambiente en el que se han desatisfacer. Están un poco en función del medioen que se desenvuelve la persona. De ahí que elavance técnico en el aspecto material y unamayor calidad personal se reflejan en la satis-facción mejor de las necesidades, o si se quiere,en una realización más completa de ellas, cuales-quiera que sean.

Mas como cuanto más perfecto y acabado esun organismo tanto más completo resulta, esobvio que todos los factores que lo integran sonmás influyentes en el aspecto positivo o nega-tivo respecto de la función que el organismorealiza. En el terreno de las necesidades se ob-serva esto con toda claridad. Si se trata de satis-facer las necesidades primarias —alimento, ves-tido, habitación— no juzga más que un solo fac-tor y la respuesta es desnuda, sin disyuntivas nicircunloquios: se satisface o no. Pero cuando aesas necesidades se le añaden otras que hacenreferencia a la parte espiritual, educación, cuan-do además entra en juego el mundo de los valo-res —el religioso, el político— y, por añadidura,pesa notablemente el contexto de la opinión so-cial de la clase, entonces los rodeos que se danpara enmascarar las deficiencias son incontables.

Estos prejuicios sin fundamento hacen que semantenga una postura de equilibrio inestable yque sólo en apariencia se cuente con algo: ins-tituciones, métodos, actuaciones para satisfacerexigencias infantiles primordiales, cuando, enrealidad, no sirven de nada o muy poco.

¿Es que acaso podemos avergonzarnos de queal realizar este estudio general de necesidades sa-tisfechas y por satisfacer respecto de los niños,haya muchos que en sus familias o en estable-cimientos no reciben la cantidad ni la calidadsuficiente de alimentos para que su nutrición seanormalmente buena? Responderé con un hechomás elocuente que mil consideraciones.

Holanda, que posee un Buró Nacional de Edu-cación alimentaria encargado exclusivamente deasesorar a todo el que se dirige a él, asesora-

miento que se hace después de haberse hechocargo de las características peculiares del quepide su servicio, sea institución, sea particu-lar. Que en el conjunto económico e industrialeuropeo tiene un puesto no despreciable y queexigía para el visado de entrada hace seis ariosla justificación de la posesión, por parte del inte-resado, de una cuenta corriente bancaria, aco-metió una investigación sobre la nutrición delos niños acogidos en instituciones, y no se aver-gonzó nadie de los resultados obtenidos, antes alcontrario, se aprovecharon cuidadosamente, a pe-sar de que no eran halagüeños. En resumen, fue-ron los siguientes:

Los niños recibían suficientes proteinas e hi-dratos de carbono, y las niñas, no; además, enla mitad de las instituciones, los niños no reci-bían bastante vitamina C, y en cambio, acusabanun exceso de vitamina A. Se comprobó cómo laignorancia y falta de experiencia del personal,por un lado, y la mala organización del trabajo,por otro, habían sido la causa de una nutricióninfantil defectuosa, y los tres hechos que lopusieron en relieve fueron:

a) La poca consumición de leche y productoslácteos y de legumbres.

b) La consumición exagerada de pan y pa-tatas.

e) La pérdida del valor nutritivo de los ali-mentos como resultante de la cocción prolongadade los mismos y de la preparación muy antici-pada a la consumición por parte de los niños.Deficiencias que no habrían surgido si las insti-tuciones hubieran recurrido al Buró de Alimen-tación en demanda de consejo.

Si nos referimos al aspecto religioso, otro tantopodemos decir: ¿Es que todo el personal, las for-mas de actuar, el método empleado, son lo sufi-cientemente eficaces para que el valor religiosoencarne en la personalidad del niño de modoque informe su vida y no sea como un trajeexterior que se quita y pone con arreglo a cir-cunstancias ambientales de lugar y tiempo?

Ya es archiconocida la especialización que selleva a cabo en Francia, Italia, Alemania, Bél-gica, Suiza, de los capellanes, de los sacerdotesque regentan o asesoran religiosa y moralmenteinstituciones educativas para niños normales einadaptados, colonias de vacaciones, movimien-tos juveniles, organizaciones recreativas de diver-sos tipos, obras sociales, etc. Muchas veces, poreste desconocimiento de la infancia con la queestán en contacto, en vez de hacer surgir pujan-te una formación religiosa auténtica, la con-vierten en algo sobrepuesto o, lo que es peor,fomentan con su actitud torcida una aversiónradical a cuanto tenga que ver con la religióny sus ministros.

La reunión nacional de capellanes de ColegiosMayores universitarios y albergues del SEU cele-brada el ario pasado en el Valle de los Caídosfue muy elocuente a este respecto, ya que se in-tercambiaron las experiencias pastorales reco-

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gidas en el ámbito nacional. Se encontró en losjóvenes falta de formación personal con respectoa las ideas básicas de la religión y de su prác-tica, desvinculación de las prácticas religiosas delos deberes de carácter profesional, desorienta-ción y deformación religiosa que no llega a sertotal en la mayoría de los casos, confusionismode ideas con respecto a la jerarquía, al magis-terio ordinario de la Iglesia y también en rela-ción con la conciliación entre los problemas cien-tíficos y realidades sociales, de una parte, y losprincipios dogmáticos, por otra. Estas son, entreotras, las deficiencias encontradas en universi-tarios, de la que no son responsables y para cuyovencimiento se ha considerado imprescindible laidoneidad del capellán y selección especial paratrabajar en ambientes universitarios.

Si estos datos reales obtenidos en la adoles-cencia y juventud se consideran en su justovalor, ¿por qué no se les pone remedio ya desdela infancia? junto a esas deficiencias reseñadashan comprobado también que están en mejory mayor disposición para aceptar una forma-ción religiosa los jóvenes que provienen de Ins-titutos de Enseñanza Media con respecto a losque proceden de colegios religiosos y que sufrenuna serie de hábitos y prácticas mal orientadas.

Es lástima que se malogre una labor muy gran-de por un defecto pequeño de actitud, de activi-dad, cuando una reflexión sobre ellas con crite-rio realista no sólo eliminaría el obstáculo, sinoque potenciaría el esfuerzo.

Y así podríamos seguir hablando con respectoa los demás apartados del temario, enjundiosose importantes todos ellos.

COMO LLEVAR A CABOEL TRABAJO DEL CONGRESO

La convocatoria lanzada ya hace unos mesesha encontrado eco en Hispanoamérica; a títulode observadores está anunciada la participaciónde numerosas representaciones de organismos,especialmente de tipo educativo y de caráctersocial.

El método de trabajo durante el Congreso seráel consagrado de ponencias o relaciones sobrelos cuatro apartados principales, alrededor de loscuales se admitirán y discutirán comunicacionesbreves y concisas. Las secciones que componen laComisión en sus respectivos campos trabajarántambién sobre los cuatro temas. Naturalmente,una selección previa de las aportaciones al Con-greso dará lugar a la confección de una síntesisnecesaria para el conjunto de participantes enorden a la discusión de las Comisiones de trabajo.

Ahora bien, junto a esta labor es imprescin-dible la elaboración de una encuesta o serie deencuestas que nos pongan al día, nos pongana punto, el estado actual de necesidades del niño.

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A esta<egundal>arte, no menos importante quela kenera, es a-la que van dirigidas las suge-rencias de orden práctico que mencioné al prin-cipio.

Podría abordarse la confección de la encuestateniendo en cuenta la declaración de los dere-chos del niño empleada tan profusamente porentidades especialmente dedicadas a la protec-ción del niño y familia como UNICEF. En el as-pecto social general me parece muy adecuada.Pero como mi experiencia está más circunscritaa las instituciones para niños, expongo a conti-nuación las grandes líneas que pueden constituirla estructura de una posible encuesta sobre loscuidados o atenciones dispensadas en estableci-mientos infantiles.

Aunque es difícil llevar a cabo un estudio sis-temático que responda a las múltiples cuestionesplanteadas por las diferentes instituciones, nopueden olvidarse aspectos como los siguientes:cuidados cotidianos de los niños, atenciones mé-dicas, alimentación, la educación general y susmétodos, la enseñanza (enseñanza escolar, pro-fesional, recreos o tiempo libre), funciones delpersonal (pedagogo, psicólogo, asistente social,capellán), edificios, finanzas, etc.

CONTENIDO DE LA ENCUESTA

Englobados todos los aspectos enumerados encuatro apartados principales, serían los si-guientes:

a) Cuidados físicos (cuidados diarios y mé-dicos).

b) Educación.c) Tratamiento.d) Personal, instalaciones, financiación.

El estudio de cada uno de estos apartadospuede ser hecho desde tres ángulos distintos,a saber:

1. 0 El mínimo necesario (cualitativa y cuan-titativamente considerado.

2.° La naturaleza (cualitativa y cuantitativa)de las atenciones otorgadas desde el punto devista del exterior.

3.° La opinión del personal mismo de los esta-blecimientos y centros infantiles encuestados(standars actuales, las tendencias, sus propiassugestiones y las particularidades de cada insti-tución).

Naturalmente, dada la necesidad de analizarprofundamente cada uno de los apartados esnecesaria la cooperación del personal de los cen-tros elegidos, junto al equipo de especialistas(psicólogos, pedagogos, pediatras, especialistas ennutrición, administración) que en una estrechacoordinación llevan a cabo este trabajo.

A continuación, especificamos cada uno de lospuntos principales:

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REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS L. 144

I. Los CUIDADOS FÍSICOS (DIARIOS Y MÉDICOS)

Los cuidados cotidianos que un niño recibe desu madre o de la persona que la reemplaza tie-nen por fin responder a las necesidades corrien-tes —biológicas, emocionales y sociales del niño—y no son satisfactorias mas que cuando concuer-dan con el ritmo individual de éste. Cuando va-rios niños están juntos en una institución elprograma diario debe ser flexible a fin de quecada uno de ellos reciba el estímulo necesarioa su propia maduración, recordando que un niñopuede necesitar más tiempo que otro para dor-mir, comer, etc. Cada función biológica tiene supropio ritmo de desarrollo hasta que alcanza sumadurez completa, y esto acontece lo mismo conlas funciones sociales.

La vida colectiva en una institución es difícilpara el niño que hace sus primeras experienciasde socialización, y lo es tanto más cuanto másjoven es o cuando su hogar se destruye o le faltala madre. Por esta razón el niño pequeño nodebe formar parte más que de un grupo pequeño(seis a lo sumo), y el adulto que de él se ocupedebe ser estable y estar siempre presente en losmomentos críticos de la jornada (comidas, aseo,cambios de actividad).

Por otra parte, las capacidades del adulto res-ponsable son limitadas, porque al ocuparse conun grupo de niños reclama mucha energía, ade-más de una buena formación. En consecuencia,las horas de trabajo con ellos no deben prolon-garse ni ser demasiado numerosos los grupos.El criterio general (Spock, Redl, Bettelheim) esel de que una persona no puede ocuparse a con-ciencia de más de tres niños de uno a tres arioso de cuatro niños de tres a seis, de seis niñosde edad escolar o de diez jóvenes adolescentes.

Teniendo en cuenta estas premisas es fácilanalizar una jornada completa en una institu-ción por el doble modo de recogida de informa-ción en la administración del establecimientoe interrogando al personal sobre lo que hace consu grupo de cuarto en cuarto de hora, por ejem-plo. El primero nos dará una idea de si el hora-rio está fijado tradicionalmente y adaptado sola-mente, en el caso más favorable, al ritmo naturalde una parte únicamente de los niños albergados,o si obedece a una base psicopedagógica. El se-gundo nos proporciona datos de las diversasnecesidades del niño, según el género de su acti-vidad y la importancia del momento, así comola capacidad del adulto en función de su for-mación o de su carencia de la misma.

Una buena educación colectiva exige un plancuidadosamente estudiado para las veinticuatrohoras del día y basado en las necesidades realesde los niños.

Aparte de la edad biosocial de éstos es precisotener en cuenta:

a) El carácter pedagógico de la institución.b) El número y calidad del personal.

c) La disposición de los locales (número depiezas, servicios, terrenos de juego) y su disponi-bilidad.

d) El hecho de que la tensión sube al fin dela jornada lo mismo en los adultos que en losniños.

e) Los momentos críticos para los niños y losmomentos de prisa para los adultos.

f) El tiempo que han de tomarse los niñospara adaptarse a una vida colectiva, muy dife-rente de la que hasta entonces han conocido, enparticular para adaptarse al ritmo de las diver-sas actividades de la institución.

Cuidados mddicos.—E1 cuidado de la salud y delbienestar general de los niños es una tarea im-portante de las instituciones. El examen clínicode aquéllos muestra cómo los médicos puedenfamiliarizarse con su estado físico, con sus ten-dencias a diversas enfermedades pequeñas (re-sultado de su constitución y de sus antecedentes)y también ayudarles a superar sus hándicapsfísicos.

En la proporción de un niño sobre diez en lasinstituciones grandes y de uno sobre cinco enlas pequeñas se pueden recoger datos acercade los signos característicos del desarrollo delniño, de su estabilidad biológica, síndromes clí-nicos de enfermedades o de cualquier desviaciónde lo normal, ligeras deficiencias, incluso de nu-trición, etc.

Cuatro factores principales bastan para daruna idea concreta de las atenciones médicas:

1. Anamnesis social y clínica del niño y desus padres, teniendo en cuenta especialmente lasenfermedades o síntomas que se manifiestan enel curso de tensiones y aquellas que son caracte-rísticas de ciertas constituciones biológicas.

2. Fotografías del niño desnudo para observarsu conformación y sus aptitudes.

3. Observación de la amplitud y calidad deciertas funciones biológicas, tales como el estadodel sistema vaso-motor, el del sistema nerviosocentral y de las glángulas endocrinas, el desequi-librio funcional, defectos anatómicos, la resis-tencia a las influencias exteriores (predisposicióna resfriados, manifestaciones alérgicas, etc.).

4. Observación del desarrollo físico por medi-das biométricas (talla, peso, talla sentado, madu-ración sexual, datos bioquímicos).

II. EDUCACIÓN

En este apartado hay que tener en cuenta as-pectos diversos que dicen mucho respecto de lasatenciones a dispensar al niño acogido en la ins-titución. En primer lugar es preciso destacar loscriterios de admisión en el establecimiento.

El análisis de los dossiers y de la correspon-dencia de los centros es una fuente de datossobre este particular. Son varias las modalidadesque pueden presentar: No hay ninguna reglapara la admisión (unas veces por razones finan-cieras y otras por no perder la simpatía del

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público). Hay reglas, pero no se observan (casomuy frecuente). Existe política de admisión cla-ramente formulada que precisa una veces prin-cipios muy generales y otras más estrictos y ma-tizados. En estos casos lo más exigido es la edad.cociente intelectual y comportamiento social, yno las necesidades del niño.

Algunos establecimientos ponen también con-diciones suplementarias para la admisión, queson generalmente negativas (que no padezca en-fermedad grave, que no tenga necesidad de psi-coterapia, etc.).

Al margen de estas diferencias están los casoslimite de admisión de niños con urgencia, sinInformación previa alguna, la necesidad de rete-nerlos en algunas ocasiones o el descubrimientode hechos importantes, silenciados en el mo-mento del ingreso. Situaciones que lamentan losque dirigen instituciones, felizmente resueltas enel extranjero con la existencia de centros deacogida temporales para atender estos casos sinalterar la vida de instituciones en funciona-miento regular.

Los sistemas educativos es otro aspecto deci-sivo. Nos referimos a la formación, no a la ense-ñanza, que es un tercer aspecto que trataremosdespués. La tarea consiste en juzgar si el sis-tema educativo practicado en cada instituciónes apropiado. Es difícil este estudio porque escostoso establecer una distinción neta entre laacción educativa individual y colectiva. En gene-ral, ningún establecimiento se basa en un soloprincipio bien definido; no obstante, unos con-ceden relativamente más importancia a la edu-cación individual y otros a la colectiva. Algunosejemplos pueden ilustrar a este respecto:

a) Concesión a los niños del máximo de liber-tad posible, animándoles a frecuentar los clubsfuera del establecimiento.

b) Separación de los niños según su persona-lidad (por ejemplo, separación de los pasivosy de los agresivos).

c) Creación de una atmósfera familiar, agru-pando a los niños de edades diferentes.

d) Aplicación de una disciplina a fin de quelos niños lleguen a ser adultos dueños de símismos.

Por otra parte, hay factores que se oponen a ladiferenciación de los sistemas educativos emplea-dos en las Instituciones. Hay que distinguir entrelas teorías profesadas por el director y las ins-trucciones que da al personal, ya que es precisoque lo proclamado en la teoría sea aplicado en lapráctica. El modo como el director establece elcontacto con el personal y el llenar éste en susfunciones el espíritu deseado por el director esalgo tan poco común que apenas se da por lafalta de integración de ambos.

En unas ocasiones, la dirección no tiene lamenor idea de que el personal necesita estarpreparado con ocasión de toda suerte de peque-ños incidentes diarios, y en otras, aunque se

reúnen dirección y personal, no es sieniearatratar sobre la actuación a seguir conquerios.

Enseñanza escolar.—Las investigaciones psico-lógicas llevadas a cabo con niños educados eninstituciones han mostrado que la media de éstoses inferior en cociente intelectual a la de losniños educados en la sociedad. Como seguimosenumerando conceptos a integrar en una encues-ta, las necesidades de este tipo responden alhecho de si la institución tiene sus propias es-cuelas o los albergados en ella frecuentan lasescuelas de los alrededores. Tarea del pedyogoes la de juzgar el valor de las clases integradasen las instituciones y los resultados de la fre-cuentación o asistencia escolar fuera del esta-blecimiento. ¿Responden a las necesidades delniño los sistemas empleados?

Corrientemente, en las escuelas exteriores alestablecimiento los muchachos no encuentran lacomprensión afectiva que necesitarían y, por elcontrario, en el interior de la institución se des-cuida algo a los niños más inteligentes que lageneralidad por insuficiencia; ésta tiene por cau-sas principales:

a) El hecho de que la institución admitaniños sin tomar en consideración ni su nivelintelectual ni las facilidades escolares que lepuede ofrecer.

b) La falta de colaboración entre el personaly el cuerpo docente.

Formación profesional.—Una cuestión pedagó-gica de primer orden es el modo como una ins-titución ayuda a sus alumnos a elegir su profe-sión. La institución tiene en cuenta las necesi-dades y deseos del niño, aunque ello encarne unpeligro, pues los deseos de aquél son frecuente-mente muy poco realistas. Es esencial ayudarlosa elegir haciéndose cargo no sólo de sus capaci-dades, de sus gustos, de su inteligencia y de suhabilidad, sino también de la posibilidad de en-contrar un empleo que corresponda a sus ambi-ciones.

¿Cómo se hace la formación profesional en losestablecimientos en que está organizada? ¿Pre-paran a sus alumnos para oficios que no seanlos tradicionales? (carpintero, encuadernador, et-cétera). Generalmente están bien equipadas dematerial, pero la elección es limitada, de donderesulta que los niños reciben, a veces, una for-mación para un oficio que no les conviene. Noexiste lugar para un taller experimental dondepuedan aprender prácticamente a conocer otrosoficios y otros útiles y materiales.

Los alumnos que reciben la formación profe-sional fuera del establecimiento presentan el pro-blema de no ser lo suficientemente guiados porsus educadores, ya que éstos no están bastanteInformados sobre las capacidades de los mucha-chos en este aspecto o sobre las posibilidades fu-turas del oficio elegido.

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Un tercer factor digno de estima en la forma-ción profesional, radicado en la personalidad delniño, es el hecho de que el nivel de inteligenciamás bien inferior a la media tiene por corolarioque el nivel de la enseñanza técnica se adapte alas capacidades de la mayoría de los niños y quelos más capaces o dotados queden algo descui-dados.

Recreos, distracciones.—Un programa cuidado-samente establecido del tiempo libre para cadaniño puede ser un excelente útil pedagógico. Ellono significa que la institución deba controlarcada detalle del empleo del tiempo (recreaciónorganizada), sino que un establecimiento puede,por ejemplo, estimular al niño que tiene nece-sidad de salir del grupo a que forme parte deuna asociación o movimiento juvenil ajeno a lainstitución, o también puede dejarle completalibertad en la manera de utilizar sus momentosde descanso.

Es raro que las instituciones traten de respon-der de este modo a las necesidades individualesde los niños, pues raramente establecen diferen-cias en función de la edad de los niños para laduración de sus recreos o distracciones en eltiempo libre. Suele ser la misma para todos yviene a oscilar entre dos y cuatro horas, segúnlos establecimientos.

No se dan «especialistas en distracciones», sal-vo para algunas actividades como los deportesy ciertos juegos.

III. TRATAMIENTO

Los diferentes papeles a desempeñar en el in-terior de la institución, de acuerdo con las ne-cesidades de los niños que la integran, es el con-tenido de este tercer apartado, ya que las rela-ciones entre el personal, problemas de jerarquía,etcétera, se esbozan en el apartado siguiente.

El psicólogo, pedagogo o psicopedagogo.—Esteforma parte de la dirección y su papel es ayudaral personal educativo que lleva la responsabili-dad esencial de la tarea pedagógica a cumplirsus funciones. El consejo de aquéllos es necesa-rio en las circunstancias siguientes:

1) Antes de la admisión del niño. Ya se vahaciendo con los niños normales, pero solamen-te era práctica corriente en los establecimientospara retrasados o psicópatas.

2) Cuando se presentan problemas en la edu-cación de un niño; aun en este caso, es critica-da la actuación del psicólogo o pedagogo si nose sigue inmediatamente una mejora de la con-ducta infantil. Con frecuencia se espera dema-siado tiempo para pedir consejo o no se consultahasta que el comportamiento del pequeño se haceinsoportable en el grupo.

3) En la elección de oficio, profesión o estu-dios.

4) Cuando es preciso tomar decisiones impor-tantes, como, por ejemplo, el transferir el niño

a otro establecimiento o reintegrarlo a su fa-milia.

5) En el examen de los niños después de suingreso.

6) Para la selección del personal y los pro-blemas individuales de éste.

7) En los problemas de pedagogía colectiva.

El papel del psiquiatra, cuando lo requiere lainstitución, es verdaderamente el de tratar, másque el propiamente de aconsejar. Es difícil en-contrar paidopsiquíatras o psiquíatras infantiles,que son los que se adecuan más acertadamente,ya que el psiquíatra de adultos no encaja en es-tas instituciones.

En cuanto a la calidad hay grandes variacio-nes en el psiquismo de los niños en institucionesy, por tanto, en sus necesidades. Desde los niñosque requieren una ayuda psiquiátrica (psicote-rapia de juego, individual o en grupo) hasta losque, considerados normales, llegan a presentarsíntomas neuróticos por el modo en que estáorganizada la institución y el sistema pedagógi-co empleado en ella, que provocan su aparición.

Es muy frecuente que el personal esté en ge-neral falto de nociones sobre la naturaleza delas enfermedades mentales, sobre la diferenciaentre la desobediencia y la enfermedad y sobrelas consecuencias traumatizantes de la vida eninstitución.

En el marco de los establecimientos de edu-cación especializada el trabajador o asistente so-cial aparece como ayudante de los especialistas,trabajando en equipo con ellos. Su pa pel es el deun colaborador en el programa educativo con latarea siguiente: hacer la reeducación de los pa-dres, preparar la readaptación del niño a la vidasocial cuando abandona la institución y seguirledespués de su salida (poscura). La primera delas tareas se ve un tanto entorpecida, porque lapolítica educativa de los establecimientos no su-ministra punto de partida para la colaboracióncon los padres, al no considerarlo como parteintegrante de su programa educativo. De aquí elque se haga poco trabajo social y que no se sien-ta necesidad de emplearlo.

Por paradoja es creciente la demanda de asis-tentes sociales para encontrar un empleo conve-niente a los niños, pues el personal educativo notiene tiempo suficiente para ello y necesita deauxiliares. El servicio de poscura que se refierede modo dire(!to a los niños situados por la ins-titución en algún empleo y a los deficientes yanormales que son incapaces de procurarse untrabajo por sí mismos ha tenido, hasta ahora so-bre todo, un carácter filantrópico, hecho por loseducadores en momentos libres; hoy es cometi-do de la asistente social.

IV. PERSONAL, EDIFICIOS, FINANCIACIÓN

Si se tiene en cuenta todas las tareas que losdiversos miembros del personal están llamadosa cumplir e comprenderá fácilmente cuán difí-

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cil es la labor directiva que debe asegurar unfuncionamiento armónico. Cada colectividad don-de debe realizarse gran variedad de trabajos creasu propio sistema de organización. Es necesarioque sea bien concebido y ten ga en cuenta loselementos siguientes:

Papel de los miembros directivos

¿Cuáles son las relaciones entre ellos?¿Se ocupan de las cuestiones financieras?¿Deben decidir la admisión de nuevos niños?Ejercen supervisión sobre el personal domés-

tico?¿Tienen una tarea pedagógica?¿Nombran los nuevos miembros del personal?

Jerarquía en las funciones del personal.—Cadamiembro debe saber cuáles son sus deberes y susresponsabilidades y hasta qué punto puede dele-garles en otro. Los escalones en la jerarquía den-tro de una institución para niños no deben serdemasiados, pues es preciso que el personal sub-alterno pueda llevar ante personas más experi-mentadas o incluso ante la dirección todas lascuestiones que conciernen al comportamiento delniño.

Las tareas principales (cuidados, educación) ylas auxiliares (domésticas, administrativas) de-ben estar separadas, porque si el personal do-méstico no tiene un dirigente al respecto se ori-ginan numerosas dificultades. Generalmente elpersonal educativo depende del director y el do-méstico del subdirector; pero en no pocos casosel trabajo doméstico se considera como un as-pecto del programa educativo, lo cual sobrecargala labor de los educadores.

Los especialistas (pedagogos, psicólogos, médi-cos, etc.) ¿deben formar parte de la jerarquía o,por el contrario, su tarea debe considerarse comoconfidencial? Los sistemas de organización queno son precisos provocan conflictos de papeles,como, por ejemplo, la delimitación clara de lalabor pedagógica del director y la del personal.

Problemas concernientes al personal.—Es unhecho de todos conocido la fuerte mayoría depersonal femenino. El número de miembros anecesitar en la institución está en función delos niños que alberga, cuyos cuidados es el ele-mento principal en la organización del trabajodel personal. Los niños pequeños exigen más per-sonal que los de más edad. La media normal esde un adulto para tres a siete niños.

La calidad del personal.—Aparte de estar de-terminada por la formación individual, la insti-tución coopera a la recepción de candidatos ca-lificados mediante la creación de una atmósferade trabajo agradable, alojamiento confortable,garantía suficiente de descanso y remuneración.Este tratamiento del personal evita la rutinaque, después de cinco arios de ejercicio, hace es-

teril el trabajo del personal, si no se le estimulaconvenientemente luchando contra la rigidez yfacilitándoles cursos de perfeccionamiento com-patibles con su empleo.

Las dificultades enormes para encontrar per-sonal capaz para los establecimientos están pa-liadas por algunos formando en su interior a losmiembros; por medio de coloquios, consultas re-gulares, discusiones de casos, cometidos prácti-cos tratan de dar eficiencia a los que pretendenemplearse en la institución. No obstante, estácada vez más difundido el adquirir el diplomade estudios cursados en Escuelas de Formaciónde Educadores, existentes en casi todos los paíseseuropeos, y que nada tienen que ver con las Es-cuelas de Formación de Maestros.

Las instalaciones.—Además de las exigenciastécnicas y sanitarias, es necesario tener en cuen-ta en los edificios las exigencias pedagógicas ylas del personal y de los niños.

Edificios antiguos, aun cuando concebidos paraestablecimientos infantiles, adolecen de dificul-tades para disponer de instalaciones sanitariasespaciosas, agrupar los locales a fin de que notengan que andar largos trayectos los niños en-tre los dormitorios y los cuartos de estar, cocinasatrayentes junto a los comedores, etc. Corriente-mente se aprecia una falta de cooperación entrelas personas encargadas de la organización pe-dagógica de un establecimiento y las expertas enel arte de construir.

Finanzas.—No vamos a tratar aquí sino de loque necesita cada niño por día en el interior dela institución. Como es natural, varía en cadauna de ellas y depende del número de atencio-nes que se le dispensan. Pero aparte de estosfactores, los gastos de entretenimiento de los edi-ficios antiguos son excesivamente elevados encomparación con los que originan las institucio-nes modernas; el criterio de centralización engrandes servicios es antieconómico y no atiendea las necesidades de modo tan preciso como eldesglose en grupos de menor número. En últimotérmino, el sentido o concepto de economía untanto desfasado de efectuar grandes compras deproductos, sobre todo alimenticios, ha redundadoen cifras elevadas de coste diario, siendo menosútiles e incluso perjudiciales a la hora de con-sumirse por la pérdida de valor nutritivo y losgastos necesarios para su conservación.

No tratábamos en esta ocasión de estructurarpregunta a pregunta una encuesta. Nos hemoslimitado a enumerar algunos aspectos de nece-sidades en el interior de instituciones infantiles,destacando cuestiones que se oponen o facilitanel logro o satisfacción de aquéllas. Pero no nosresultaría difícil concretar en un cuestionario arellenar desde dentro del establecimiento y sinánimo de agradar a la galería, porque esto nomerecería la pena. Son unas cuantas sugerenciassusceptibles de perfilar de modo más preciso.