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ENERO Por: Paloma Calzadilla Lugar: Vanguardias y Moda Domingos: 12:30 h. Duración: 30 min. Asistencia libre y gratuita 2016 Ilustración de moda (1934-35)

ENERO - Ministerio de Cultura y Deporte54737615-f509-4248-b407... · La moda ilustrada A la hora de definir lo que es una “ilustración” de moda, debemos diferenciar este tipo

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ENERO

Por: Paloma CalzadillaLugar: Vanguardias y Moda

Domingos: 12:30 h.Duración: 30 min.Asistencia libre y gratuita

2016

Ilustración de moda (1934-35)

Texto

Paloma Calzadilla es licenciada en Historia Con-temporánea y Filología Hispánica por la Universi-dad Complutense de Madrid. Desde 2007 presta sus servicios como Técnico Auxiliar de Museos en el Museo del Traje. CIPE. En 2012 ha comisariado la exposición Alta Costura sobre papel. Figurines de Pedro Rodríguez 1940-1976”.

CordinaciónMª José Pacheco

MaquetaciónAmparo García

** Todas las imágnes de este folleto corresponden a piezas de la colección del Museo del Traje CIPE, son imágenes de dominio público o están liberadas bajo licencias libres.

NIPO: 030-15-0005-2

Corrección de estiloAna Guerrero

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

3

La pieza que hoy estudiamos es un dibujo

original, en tinta y acuarela sobre cartulina,

para una ilustración de moda correspondiente

a la temporada otoño-invierno 1934-35. En

él aparecen dos mujeres, una de espaldas

con un traje de noche y la otra de frente

con un abrigo de fiesta, ambos firmados

por la casa Worth. Al lado de cada dibujo

hay anotaciones manuscritas a lapicero y

en francés que indican el tipo de tejido en el

que se ha confeccionado cada pieza, pero

no existe la firma del ilustrador. En el reverso

aparece un pequeño boceto de un sombrero

también de la casa Worth y también con

anotaciones manuscritas en francés.

Este figurín forma parte de un lote de veintidós,

con la misma datación y características

técnicas, que muestran las líneas de otras

firmas de moda francesa de la época como

Paquin, Lucile Paray o Philippe et Gaston.

Este conjunto, junto a otros dos datados en

la década de 1920 y que suman un total de

sesenta y nueve láminas, fueron comprados

por el Estado español en la sala de subastas

Alcalá de Madrid en diciembre de 2008

y asignados al Museo del Traje. CIPE en

febrero de 2009. El número de inventario de

esta pieza en particular es MTFD061202.

La moda ilustrada

A la hora de definir lo que es una “ilustración”

de moda, debemos diferenciar este tipo de

dibujos de los “figurines” de moda, aunque

a veces los términos se puedan llegar a

confundir y utilizar indistintamente. En

ambos casos nos encontramos con dibujos

que muestran piezas de indumentaria pero

su uso es diferente.

El figurín de moda tiene una función

práctica: mostrar, mediante el dibujo, el

modelo terminado, pero con otros bocetos

más pequeños añadidos a su alrededor

para su correcta confección, además de

anotaciones y explicaciones incorporadas

para realizar esta. Este sería el caso de las

revistas de figurines que se comercializan

por temporadas y que normalmente llevan

patrones para facilitar la confección de las

diferentes prendas, no solo a las modistas

sino también al público amateur.

Figurín de Pedro Rodríguez, temporada otoño-invierno 1951-52. Museo del Traje

CIPE, MTFD047023

4

MODELO DEL MES DE ENERO

obviamente, de la alta sociedad. Pero la

edad de oro de la ilustración de moda se

produce a mediados del siglo XIX cuando,

solo en Francia, salían al mercado alrededor

de cien revistas semanales con noticias y

consejos destinados al público femenino

en las que se hablaba de literatura, del

hogar, de trucos de belleza, e informaban

sobre las tendencias de moda. A principios

del siglo XX el fotograbado sustituye a la

xilografía y esto hace que la prensa ilustrada

se abarate y mejore su calidad, por lo que

estas publicaciones empiezan a llegar a un

público más amplio.

En España estas revistas aparecen casi un

siglo más tarde y no de forma continua. Se

puede decir que es a partir de la Regencia de

María Cristina (1833-1841), madre de Isabel

II, cuando comienzan a aparecer este tipo de

publicaciones femeninas si bien muchas con

una vida muy corta; de ellas posiblemente

la más importante sea La Moda Elegante

cuyo primer número aparece en Cádiz en

1840 y se va a publicar casi sin interrupción

hasta 1827, aunque desde 1870 la sede de

la revista se trasladará a Madrid. Pero va a

ser en el primer tercio del siglo XX cuando la

prensa ilustrada española tendrá su época

de esplendor con la publicación de revistas

ilustradas como Blanco y Negro, Estampa, La Esfera o Mundo Gráfico donde se refleja

el trabajo de excepcionales ilustradores de

moda como Carlos Sáenz de Tejada, que

desde las primeras filas de las pasarelas

de París hace, a través de sus dibujos, la

crónica de la alta costura parisina en este

periodo de entreguerras.

En el caso de las firmas de moda, (el figurín)

es un elemento fundamental de conexión

entre el creador y el taller, pues en él además

se añaden indicaciones como muestras de

tejido con el que se va a confeccionar o

detalles como el modelo de botón que va a

llevar e, incluso, qué persona dentro del taller

va a ser la encargada de cortar el patrón y

de su realización. Ejemplo de esto es el

magnífico archivo de la firma de alta costura

Pedro Rodríguez depositado en el Museo del

Traje. CIPE.

Por su parte, la ilustración de moda tiene una

función divulgadora y publicitaria, y aparece

cuando lo hacen las revistas destinadas al

público femenino, que trataban temas de

interés para este segmento de la población,

entre los que destacaba de forma importante

cuáles iban a ser las tendencias de moda

de cada temporada, pero además sirven

también para publicitar las firmas de alta

costura desde casi el nacimiento de esta. En

este proceso, como en otros muchos, el gran

innovador es Paul Poiret, que, a principios del

siglo XX, es el primero que contrata artistas

que representen sus diseños, no con el fin

de ser reproducidos, sino para publicitar sus

colecciones y su casa de moda en todo el

mundo.

Según se recoge en la obra de Marta

Riera 200 años de ilustración de moda en España, los primeros grabados de moda

aparecen en 1678 en el periódico francés

Le Mercure galant y, a través de ellos, se

difundía la moda francesa impulsada desde

la corte e iban dirigidos a las mujeres,

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

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Ilustración de Carlos Sáenz de Tejada para Blanco y Negro.Madrid,

domingo 3 de junio de 1934, año 44, nº 2237.

En estas revistas, además de las muchas

páginas dedicadas a la moda, aparece

también crónica social, entrevistas o

reportajes de temática diferente dirigidas a

una mujer de un medio urbano y de clase

media-alta y con un cierto nivel cultural,

ya que no hay que olvidar los altos índices

de analfabetismo del país en esta época,

especialmente entre las mujeres de las

clases bajas urbanas y, sobre todo, en el

mundo rural.

Entre estas publicaciones de vida más

efímera, vamos a destacar la revista

Tricornio, de carácter trimestral y editada

en Barcelona entre abril de 1934 y junio

de 1936, pues muchos de los dibujos que

componen el lote al que pertenece el que

hoy estudiamos fueron publicados en esta

revista; concretamente al que dedicamos

nuestra pieza del mes apareció en el número

3 correspondiente al invierno 1934-35.

Publicada por Modas Badía, un

establecimiento de la Ciudad Condal

especializado en sombreros, la revista,

además de estas ilustraciones de moda,

contenía gran cantidad de fotografías

donde se reflejaban las tendencias de esas

temporadas, tanto de las más importantes

firmas francesas como de las españolas

ubicadas en Barcelona, caso de Pedro

Rodríguez, El Dique Flotante o Santa Eulalia.

Además, un número importante de estas

fotografías e ilustraciones estaban dedicadas

a las últimas tendencias en sombreros y

tocados, tanto piezas originales de Badía

como de las más famosas sombrererías de

París y de firmas de moda de esta ciudad,

y cada número se completaba con artículos

de opinión y reportajes enfocados al universo

femenino. Además aparecían fotografías

de damas de la alta sociedad de Barcelona

posando tanto con prendas de diario, como

con sus galas para acontecimientos sociales

tales como bodas o presentaciones, es

decir, los ecos de sociedad de la ciudad en

estos años.

A pesar de que su recorrido no fue muy

amplio - quizás por el estallido de la Guerra

Civil española el 18 de julio de 1936, el

6

MODELO DEL MES DE ENERO

Portada Revista Tricornio, nº 3,

Invierno 1934-35.

número 9 de junio de 1936 fue, posiblemente,

el último que publicó-, debió de tener

bastante éxito en la ciudad de Barcelona,

ya que el primer número, en abril de 1934,

solo tenía 29 páginas, pero el tercero, a

finales de ese año, cuadriplica su tamaño

por el considerable aumento de la publicidad

de todo tipo de establecimientos y artículos

dirigidos a ese público femenino de un cierto

poder adquisitivo. Entre estos, además de

las casas de moda, se publicitan también

marcas y tiendas dedicadas a la venta de

complementos femeninos como zapatos,

bolsos o lencería, con especial atención a

fajas y corsés, y también hay una importante

presencia de marcas de perfume. Atendiendo

además a los gustos de esa mujer moderna

y cosmopolita a la que va dirigida la revista,

aparece también publicidad de automóviles,

de clases de equitación e incluso de un

gimnasio.

La moda de los años 30

Tras la revolución que para la mujer había

supuesto la década de 1920 -con una actitud

más independiente, buscando su lugar en el

mundo sin depender de un hombre a su lado,

adoptando comportamientos que hasta

entonces se habían considerado masculinos

tales como fumar o hacer deporte y que,

desde el punto de vista de la moda, se había

traducido en una imagen un tanto andrógina,

con siluetas rectas, cabellos cortos y faldas

que enseñaban las piernas, marcando una

cierta rebeldía ante el papel que la sociedad

había reservado tradicionalmente a la mujer-

el crack de 1929 supone un cambio social

en todos los ámbitos y por supuesto en el

mundo de la moda.

Esta crisis económica, la primera a la que

se enfrentó el sistema capitalista, implica

que la sociedad se olvide de ese toque de

frivolidad que había caracterizado la etapa

anterior para dar paso a una actitud más

conservadora, tradicional y recatada, que

vuelve a resaltar el papel de la mujer como

esposa y madre y que, desde el punto de

vista de la moda, se traduce en una mujer

más femenina y elegante, cuya silueta se

suaviza.

Los tejidos se adaptan al cuerpo gracias al

corte al bies popularizado por Madeleine

Vionnet, que favorecía la caída suave de la

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

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prenda. También el talle vuelve a la cintura,

que se realza con cinturones estrechos, las

faldas se ciñen a las caderas para abrirse

hacia el bajo con una forma ligeramente

acampanada, y se alargan hasta la pantorrilla

tapando la pierna; en contraste, los cuerpos

son bastante ceñidos, con mangas anchas,

lo que servía para hacer más estilizada la

figura. Se impone una mujer esbelta, para lo

cual la práctica deportiva era fundamental, de

ahí que los diseñadores no olviden prendas

para la playa, esquiar, ir de caza o montar a

caballo en sus colecciones.

Figurín inspirado en un modelo de la casa Worth, realizado por la casa de bordados

H. Estevez de Barcelona (1932-1934). Museo del Traje.CIPE, MTFD062776

En este número 3 de la revista, en el artículo

“La moda vista por Tricornio”, se analizan

las líneas y los tejidos, adornos y colores

que son tendencia en esa temporada 1934-

35. En general las prendas siguen la línea

del cuerpo ciñéndose al talle y marcando la

esbeltez de la cadera, como vemos en los

dos modelos de nuestra lámina. Las mangas

son más voluminosas y contrastan con las

delgadísimas cinturas, los cuellos aparecen

por lo general cerrados con lazos, y en el caso

de los abrigos van bien cruzados a la cadera

bien ceñidos con cinturón, características

todas ellas unidas en el abrigo que aparece

a la derecha de la lámina y cuya descripción

en Tricornio es: “Worth. Abrigo de noche en

satén negro, mangas adornadas con piel de

leopardo”(1), siendo el color, el tejido y el tipo

de adorno tendencias en esa temporada.

En cuanto al traje de noche de la derecha,

que se muestra de espaldas, se describe

como: “Worth. Traje de noche satén blanco,

‘godets’ de tul con incrustaciones del

mismo satén” (2). En esa temporada se

remarca la casi desaparición de los escotes

en los delanteros, pero, en contraste,

especialmente en la moda de noche, se

muestran las espaldas, como en este

modelo, con anchas hombreras unidas en el

centro de la espalda. “Las piernas cotizan

a la baja y la espalda al alza, convertida en

la nueva zona erógena: se debe enseñar,

los vestidos, entonces, parecen diseñados

para admirarse por detrás. ¿El culpable?

Los baños de sol -que están en boga- y

los bañadores sin espalda, el invento del

momento” (3).

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MODELO DEL MES DE ENERO

La casa Worth

Cuando hablamos de alta costura hemos

de hacerlo del que se considera su iniciador,

Charles Frederick Worth, fundador de la casa

que firma los diseños que hoy estudiamos.

C. F. Worth nació en la ciudad de Bourne,

en Lincolnshire, Inglaterra, en 1825, en una

familia acomodada que se arruinó debido a

la afición al juego de su padre, por lo que

tuvo que empezar a trabajar a los 10 años

en una imprenta, pero este trabajo casi

acaba con su salud y por ello a los 12 años

su madre le envía a Londres como aprendiz

de dependiente en los almacenes Swan &

Edgar, en Piccadilly Circus, donde además

de vender tejidos y adornos tambien se mos-

Retrato fotográfico de C. F. Worth, (c. 1870)

traban a la clientela las últimas tendencias

en moda. Posteriormente trabajó en Lewis

y Allenby, unos almacenes especializados

en seda que eran proveedores de la reina

Victoria.

Esta etapa, hasta 1845, cuando se traslada

a París, es su periodo de formación en el que

no solo aprende las técnicas que necesita un

buen vendedor y que tan bien utilizará cuando

funde su propio negocio, sino también cuáles

son los mejores materiales para que una

pieza de indumentaria se convierta en una

obra de arte y, de esta manera, el creador

de esa pieza pueda considerarse un artista,

que es el concepto que Worth tendrá de sí

mismo. Además, en esta época se inaugura

también la National Gallery y el joven aprendiz

se convertirá en un asiduo visitante, siendo

los retratos de los grandes maestros una de

sus más importantes fuentes de inspiración

para su futura creatividad.

Con esta formación autodidacta Worth se

traslada a París sin saber una palabra de

francés y con solo unos peniques para el

viaje. Pronto comienza a trabajar en una

pequeña tienda, La Ville de Paris, y un año

después, cuando ya tiene una cierta soltura

con el idioma, comienza a trabajar para uno

de los almacenes más importantes de París,

Gagelin-Opigez et Cie, donde estará unos

diez años y del que saldrá para crear su

propia firma.

La Maison Gagelin, situada en la rue Richelieu,

donde tenían sus talleres los más prestigiosos

couturiers parisinos de la época, además

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

9

de lujosos tejidos que eran utilizados por

estos, vendía prendas confeccionadas como

chales de cachemir, capas o manteletas, y

es en este lugar donde Worth comienza a

fraguar su proyecto profesional y también

personal, ya que allí conoce a la que será

su esposa, Marie Vernet, una modelo de

tienda que será fundamental en su carrera.

Tras su boda en 1851 ambos continúan

trabajando en la empresa y Worth empieza

a diseñar vestidos para su mujer, que se

confeccionaban en los talleres de la Maison

Gagelin, y que ella lucía mientras trabajaba.

Cuando las clientas llegaban y la veían,

preguntaban por el nombre del creador

entusiasmadas por la sencillez y distinción

de los modelos, y este éxito llevó a Worth a

lograr que sus jefes le dejasen comercializar

sus creaciones a pequeña escala en un

departamento dedicado a la confección a

medida del que fue director, a la vez que

convirtió a su esposa, de alguna manera,

en la primera modelo de la historia, pues era

ella la primera en lucir las innovaciones de su

marido.

Pero el éxito de Worth no fue producto solo

de su inmensa capacidad como creador o de

sus dotes para el negocio, sino también de la

época que le tocó vivir, el Segundo Imperio

Francés de Luis Napoleón Bonaparte, que

gobernó Francia desde 1851 a 1870, y

cuyo matrimonio con la española Eugenia

de Montijo fue el espaldarazo definitivo para

la carrera de Worth. La nueva monarquía

inició unas políticas para modernizar el

país y reactivarlo económicamente, con un

aumento considerable de las obras

Etiquetas de la firma: parte superior “Worth&Boberg”, desde 1858 a 1870

en MTCE094149; parte inferior “Worth”, a partir de 1870, en MTCE095068.

públicas, entre las que destacó la

transformación de París dirigida por el barón

Haussman.

Además, la corte revivió el esplendor y la

etiqueta de tiempos pasados y no solo la

emperatriz y sus damas, sino también todas

las mujeres de la alta sociedad comenzaron a

rivalizar en la calidad de su indumentaria. En

este ambiente es en el que Worth comienza

a desplegar su talento, dentro todavía de la

Maison Gagelin, y consigue que Francia gane

la medalla de oro de la Exposición Universal

10

MODELO DEL MES DE ENERO

de Londres de 1851 y repita el premio en

la Exposición Universal de París de 1855.

Pero en 1858 comprende que debe dar el

paso de iniciar su propia carrera en solitario,

para lo que se asocia con un joven sueco,

Otto Bobergh, con una experiencia laboral

paralela a la de Worth aunque más centrada

en la parte comercial: se inaugura así la casa

Worth & Bobergh en la Rue de la Paix 7 de

París, en la que Worth dirigirá el área artística

y Bobergh, la comercial.

Los primeros tiempos fueron difíciles ya que

solo era un nombre más en el mundo de la

moda parisina y su frustración crecía, pues

los bailes y los actos sociales se multiplicaban

en la ciudad pero él no tenía ni clientela ni

nombre para desarrollar todas las ideas que,

a falta de trabajo, plasmaba en sus figurines.

El golpe de suerte se produce en diciembre

de 1859, cuando, en un paseo por los

jardines de las Tullerías, Worth y su mujer

ven la llegada de la princesa Metternich,

la esposa del embajador de Austria, y

ambos reconocen en ella a la “musa” que

todo creador necesita. Tras una noche de

reflexión, Marie toma una decisión: pide a

su marido que prepare un álbum con sus

mejores figurines y en los primeros días de

1860 se presenta en la embajada solicitando

una cita con la princesa para enseñárselos.

Al principio esta, al saber que los diseños

son de un inglés, no quiere recibirla pero su

doncella la convence de que lo haga. Una

vez en su presencia Marie le explica quién es

su marido, su trayectoria, que tiene su propio

negocio con otro socio, que considerarían

un honor tenerla como clienta y propone

hacerla un vestido, cuyo precio pondría la

propia princesa. Esta encarga dos modelos,

uno de mañana y otro de noche, advierte

que ninguno de ellos debía costar más de

300 francos y promete llevar el de noche al

siguiente baile de las Tullerías.

En una semana los trabajos están entregados,

y son definidos por Paulina Metternich como

“obras maestras”. Ese traje de noche llamará

la atención de la emperatriz Eugenia, que se

interesa por el autor y le cita en su palacio

a la mañana siguiente. En sus memorias

la princesa Metternich comenta que ya no

hubo más vestidos de 300 francos, pero a

cambio ganó el respeto y el cariño de toda la

familia Worth para el resto de su vida.

Cuerpo de la firma Worth, (c. 1900). Museo del Traje.

CIPE, MTCE095068

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

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La emperatriz convierte a Worth en su

diseñador favorito, la clientela se multiplica

en un tiempo record y esto lleva a que sea

reconocido como el grand couturier de la

moda con solo 35 años, iniciando la llamada

“Edad de Worth“. Con el éxito el negocio se

amplía, y llega a tener 1200 empleados, pero

lo más importante es que su fama y prestigio

le ratifican en el concepto que Worth tenía

de sí mismo como artista y no como un

simple couturier, lo que cambia totalmente el

concepto de moda y pone las bases de lo

que hoy conocemos como Alta Costura.

Hasta entonces las modistas -era una

actividad en su mayoría desempeñada

por mujeres- acudían a las casas de sus

clientas e interpretaban los gustos de estas

que eran las que decidían los diseños, los

tejidos, los adornos, los acabados, etc., por

lo que los nombres de estas artesanas son

desconocidos para el público en general. A

partir de Worth el couturier se convierte en

creador de modelos inéditos y que surgen

según su inspiración, sin que las clientas

tuviesen la posibilidad de ejecutar ningún

cambio:

“En tanto que la mujer se

ha convertido en una simple

consumidora, aunque sea de lujo,

el modisto, el artesano, se ha

metamorfoseado en artista soberano.

De ese modo hay que comprender

la arrogancia de Worth, la autoridad

con la que se dirigía a las mujeres de

las más altas esferas; más que de un

rasgo de carácter hay que reconocer

en ello una ruptura, la afirmación del

derecho recién adquirido del modisto

a legislar libremente en materia de

elegancia”(4).

Otra novedad es que a partir de este

momento son las clientas las que acuden a

los salones de la firma (la única a la que Worth

atendía en su palacio era a la emperatriz),

que lujosamente decorados e iluminados al

estilo del palacio de las Tullerías, recreaban

diferentes ambientes para que estas

pudiesen comprobar cómo sería la visión

de las piezas elegidas en los actos sociales,

especialmente de la corte.

Innovación de Worth también es la de utilizar

maniquíes de carne y hueso, llamadas en

la época “sosias”, para presentar esos

modelos en forma de colección, primero una

vez al año y más tarde en dos colecciones,

en cada una de las cuales introducía cambios

tales que, para estar a la última, había que

renovar constantemente el armario con

lo que se incitaban al consumo. De esta

manera la clienta solo tenía la libertad de

elegir el modelo que luego se confeccionaba

a medida tras las pruebas correspondientes,

supervisadas todas ellas por el propio Worth.

Según Lipovetsky, “Bajo la iniciativa de

Worth, la moda accede a la era moderna: se

convierte en una empresa de creación pero

también de espectáculo” (5).

Afirmando el concepto que tenía de sí

mismo como artista y para marcar más esa

exclusividad, que es un elemento fundamental

de la alta costura, Worth también va a firmar

sus prendas cosiendo las etiquetas en las

cinturillas de los vestidos desde mediados

12

MODELO DEL MES DE ENERO

de la década de 1860, con lo que las elevaba

a la categoría de obras de arte.

En cuanto a sus innovaciones como

diseñador, cuando Worth empieza a trabajar

en la Maison Gagelin, la silueta femenina está

marcada por el miriñaque, cuya invención le

han atribuido algunos estudiosos, afirmación

que no solo es incorrecta sino que parece

ser que no le gustaba. Pero la mayoría de

las mujeres adoraban esta “jaula”, pues

consideraban que era más cómoda que

llevar varias capas de enaguas, que además

Retrato de la Emperatriz Isabel de Austria de Franz

Xaver Winterhalter (1865)

había que lavar y almidonar. También para

los fabricantes de tejidos era una armazón

ideal pues cualquier modelo necesitaba

metros y metros de carísimas telas y

vaticinaban una ruina total para el sector si

se suprimía dicha pieza, que llegó tener un

tamaño extravagante, como muchas de las

fiestas que se daban en esa corte imperial.

Este estilo está perfectamente representado

en los retratos cortesanos que realizó Franz

Xaver Winterhalter de la emperatriz Eugenia

y sus damas en 1855 y el de la emperatriz

Isabel de Austria, también clienta suya, en

1865.

A mediados de la década Worth presenta

una transformación del miriñaque: lo hace

plano por delante y recoge el tejido en la

espalda; crea así el polisón, que cambiaba la

silueta pero sin renunciar a utilizar la misma

cantidad de tejido ni la calidad de aquel, pues

Worth siempre fue un importante promotor

de los tejidos franceses, especialmente de

las fábricas de seda de Lyon.

Innovación suya también es la llamada “línea

princesa”, que presenta a principios de la

década de 1870, denominada así en honor

de la princesa Metternich. Hasta entonces

los vestidos constaban de dos piezas

separadas: cuerpo o corpiño muy ceñido

y falda muy amplia sobre los aros, pero

este nuevo diseño era de una sola pieza;

prescindía del corte de cintura y llevaba dos

costuras paralelas desde los hombros hasta

el bajo creando una especie de línea en “A”,

con lo que conseguía una figura más alta y

esbelta.

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

13

También, siguiendo indicaciones de Paulina

Metternich, creó para la emperatriz Eugenia

un traje para andar por el campo. Esta, en

sus vacaciones en Biarritz, era una entusiasta

de las caminatas por la montaña con lo que

tanto ella como sus acompañantes acababan

con los bajos de los vestidos inservibles, por

lo que Worth ideó unos trajes compuestos

de chaqueta y falda corta por encima de los

tobillos que, en principio, causaron un cierto

escándalo por ser tachados de indecentes,

pero que tras su uso por la emperatriz fueron

utilizados por todas las damas de la alta

sociedad.

Para presentar estas innovaciones, Worth

siguió utilizando a su mujer como su mejor

“sosias” haciéndola lucir sus nuevas ideas en

el hipódromo o en sus paseos por el Bois

de Bologne; también Paulina de Metternich

accedía gustosa a servir de modelo:

“Worth enjoyed designing dresses for her, too. Plain though she was, she was distinguished and attractive. She was the ideal well-dressed woman. Some women killed their clothes, but the Princess put life into them” (6) .

Hasta aquí hemos dado el nombre de, quizás,

las clientas más determinantes de Worth: la

emperatriz Eugenia, la princesa Metternich

o la emperatriz Isabel, pero clientas de esta

firma fueron también las casas reales de casi

toda Europa a excepción, curiosamente,

de la reina Victoria de Inglaterra, ya que

el despegue de Worth coincidió con su

viudedad. Además vistió a la aristocracia y

a la alta burguesía más poderosa, pues

Traje inspirado en el “Elisabeth Style“. Lo lució Madame Pècoul en un baile organizado por la princesa Sanganss hacia 1893. Museo del Traje.CIPE,

MTCE098418.

él solo aceptaba como clientas a aquellas

presentadas por otra clienta, pero también

a cantantes, a actrices e incluso a las

cortesanas más famosas. Punto y aparte

son sus clientas americanas entre las que

destacan nombres como J. P. Morgan, Astor

o Vanderbilt, para las que era su couturier favorito pues, además de su calidad, tenía a

su favor que hablaba inglés. A su vez, estas

clientas americanas eran muy queridas por

Worth porque pagaban en efectivo, cualidad

no muy corriente en su clientela europea.

14

MODELO DEL MES DE ENERO

En 1870 la guerra franco-prusiana y la

derrota de Napoleón III ponen fin al Imperio,

y se proclama la III República en Francia.

Para la firma Worth este hecho tuvo varias

consecuencias: la primera fue que Otto

Bobergh decide abandonar París ante el

inseguro clima político de la capital, y a partir

de entonces la firma se llamará solamente

“Worth”; la segunda es que el cambio político

trae un cambio social que se refleja en la

indumentaria, y se acaba ese mundo de lujo y

extravagancia que representaba el miriñaque

pero, el cambio de estilo no supuso el fin del

genio, que continuó triunfando y actuando

como “dictador de la moda“, seguido por una

legión de clientas que no tomaban ninguna

decisión sobre su atuendo sin el visto bueno

del maestro, y así hasta su muerte en 1895,

con el reconocimiento mundial como padre

de la alta costura.

Sus hijos Jean Philipe y Gasón van a

continuar su labor, reproduciendo la división

de trabajo de los primeros años de la firma:

Jean Philippe, como director artístico, y

Gaston, como director comercial, mantienen

la clientela heredada de su padre para la

que Jean Philippe, continuaba diseñando

el mismo tipo de piezas espectaculares y

lujosas. En esta época, durante un corto

periodo de tiempo, trabaja para la firma un

joven Paul Poiret, contratado por Gastón

para dar un aire más moderno a esta,

que empezaba a mostrar síntomas de

desconexión con la nueva mujer del siglo XX.

En 1911 la firma se ampliará con la apertura

de unos salones en Londres.

A principios de la década de 1920 los hijos

de Gaston, Jean-Charles como diseñador

y Jacques como director financiero, van

a continuar con la firma adaptándola a las

necesidades y la clientela de este periodo.

También se comienza a comercializar su línea

de perfumería, con los frascos diseñados

por René Lalique, el mayor vidriero Art Decó,

siendo el primero Dans la Nuit (1924)´, al que

seguirán Vers le Jour (1925), Sans Adieu (1929), Je Reviens (1932) y Worth.

En la década de 1930 es la cuarta generación

la encargada de mantener el prestigio de

esta, con Maurice y Roger Worth, que repiten

el esquema bicéfalo que había mantenido

siempre la empresa, pero en 1954 Maurice

cierra definitivamente la firma, que es

absorbida por Jeanne Paquin.

Dans la nuit, perfume de la casa Worth; frasco diseñado por René Lalique, París, 1924,

MTCE112308.

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

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Notas:

(1 y 2): Tricornio. Publicación trimestral de modas, nº 3 invierno 1934-35, Barcelona, Ediciones Badía (pág. 9)

(3): CANO, Jesús: “Pespuntes de moda” en Carlos Sáenz de Tejada. La elegancia del dibujo. Crónica de París, Madrid, Museo ABC, 2011 (pág. 181)

(4): LIPOVETSKY, Gilles: El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas, Anagrama, Barcelona, 2002 (pág. 103)

(5): Ibid. (pág. 79)

(6): “Worth disfrutaba diseñando vestidos para ella, también. Aunque no era una belleza, era distinguida y atractiva. Era el ideal de mujer elegante. Algunas mujeres mataban sus modelos, pero la Princesa ponía vida en ellos.” en SAUNDERS, Edith: The Age of Worth,

London and New York, Longmans, 1954 (pág.65)

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MODELO DEL MES DE ENERO

Bibliografía

- Carlos Sáenz de Tejada. La elegancia del dibujo. Crónica de París. Madrid, Museo ABC, 2011 - 100% Siglo XX. La colección de moda contemporánea del Museo del Traje. Madrid, Ed. Ministerio de

Cultura, 2009 - FOGG, Marnie: “El nacimiento de la Alta Costura” en MODA, toda la historia. Barcelona, Editorial

Blume, 2014- LEHNERT, Gertrud: Historia de la moda del siglo XX. Barcelona, Ed. Könemann, 2000.- LIPOVETSKY, Gilles: El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas.

Barcelona, Anagrama, 2002.- POIRET, Paul: Vistiendo la época. Barcelona, Parsifal Ediciones, 1989- POLAN, Brenda y TREDE, Roger: The Great Fashion Designers. Oxford, Berg Publishers, 2009- RIERA, Marta: 200 años de ilustración de moda. Barcelona, Comanegra, 2014- SAUNDERS, Edith: The Age of Worth. London and New York. Longmans, 1954.- STEELE, Valerie: The Berg Companion to fashion. Oxford, New York, Berg, 2010- TRICORNIO. Barcelona, Ediciones Badía, nº 3. Invierno 1934-35. Biblioteca Museo del Traje. CIPE,

P-1473-3

ENEROIlustración de moda. (1934-35)Paloma Calzadilla

FEBREROTraje de alcaldesa de ZamarramalaMª Antonia Herradón

MARZOVestido camisa y spencer, (1800-10)Beatriz Bermejo

ABRILTraje de fiesta de Natalio, ca. 1945Concha Herranz

MAYOConjunto para hombre de Antonio Alvarado, 1987Juan Gutiérrez

JUNIOGeometria y traça ALBAIZETAMaría Prego

SEPTIEMBREPeto de Montehermoso (Cáceres)Ana Guerrero

OCTUBREMantón de Manila, ca. 1870Lucina Llorente

NOVIEMBREPolisón infantil Elvira González

DICIEMBREPieza por determinar

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MODELO DEL MES. CICLO 2016

En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.

Domingos: 12:30 h.Duración: 30 min.Asistencia libre

ILUSTRACIÓN DE MODA (1934-35)

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