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Libro sorprendente que recoge los más importantes Expedientes X españoles en un trabajo de investigación profundamente documentado. Hechos tan asombrosos que, si no fuera por los testimonios y las pruebas aportadas, costaría creer en su existencia.

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Págs.

PROLOGO A ESTA EDICION 11

AGRADECIMIENTOS 17

PROLOGO 19

SOBRE EL AUTOR 21

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INTRODUCTION 23I. LUGARES MISTERIOSOS 27

Las Hurdes: Luces que matan 31

Ochate: El pueblo maldito 55

Las caras de Belmez y la «Operaci6nTridente» 75

II. OVNIS: PELIGRO DE MUERTE 109

«E1 Nino de Tordesillas» 113

El desastre de Torrejoncillo 129

Policías españoles ante un ser de cuatro

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metros 145

III. SERES EXTRANOS 159

El Hombre-Pez de Lierganes 163

Lo que Von Daniken olvido enExtremadura 177

El año de los humanoides 189

IV. CONTACTO CON OTRAREALIDAD 213

¿Materiales de otros mundos? 219

Mensajes asesinos 241

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1 t J . v '

V. DESAPARICIONES YAPAR1CIONES INEXPLICABLES ..261

La Desaparición de Somosierra 265

F o r Iker Jiménez

El cadaver de Boisaca 277

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VI. LOS EXPEDIENtES X DELEJÉRCITO ESPANOL 293

Al obsenur la naturaleza, nada de loque consideramos

imposible me parece improbable.

Cinco días de enero 297

PLINIO EL VIEJO

Los expedientes ocultos del Ejército delAire 319

Lo verdadero puede no ser a vecesverosímil.

LA AVENTURA CONTINÚA 349

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N. BOILEAU

UNA NOCHE DE NOVIEMBREmantuve una entrevista con un sacer-

dote. El, exorcista oficial de la Iglesiacatolica, y yo, periodis-

ta -obrecogido ante la mirada de lasgargolas que nos vigila-

ban desde el corazon del barrio gotico,conversamos durante una

hora. Fue suficiente para estremecermede arriba abajo. Con voz

pausada, estirado el alzacuellos yeristalinas las pequenas gafas, me

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conto la historia de u n o de los casos qu e tuvo que atender, autori-

zado por su Ilustrisima. Fue el de unaniñaa de unos nueve anos que

vivía en una barriada obrera de casasbajas a las afueras de la ciudad,

allí donde las calles acaban siendodevoradas por el campo. También

ocurrió al oscurecer del otoño.

La intervention se habia aprobado alcomprobarse en un infor-

me previo la sobrenaturalidad dealgunos hechos ocurridos en aquel

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cuarto infantil. Al poner sobre la mesillael Rituale Romanum, el

codigo del siglo XII por el cual la curiaimparte paso a paso el ritual

de expulsion del mal, la pequena se giroy la risa le cambio c o m o

por arte de magia. Su cara se torciocomo una «L» deformandose y

creando una mueca en la que los ojos sevolvieron tan blancos como

las sabanas. Intentando apartar la miradade aquel ser, el exorcista

ENIGMAS SIN RESOLVER

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I 1 ENIGMAS SIN RESOLVER

i ' i

oyó algo que le hizo temblar. Una voz dehombre hablo por aquella

por dentro horadando el suelo provistosde algún tipo de maqui-

boca tan pequeña en perfecto ycomprensible latín... un sonido

naria incomprensible. La Guardia Civil,rodilla en tierra, despejaba

bronco, quejumbroso, como de otrotiempo y otro espacio, que le

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algunas dudas. Aquellas huellas eransencillamente imposibles. No

respondía con fuerza e insolencia.Durante siete minutos el diálogo

estaban realizadas por mano del hombreni por animales o enseres

se mantuvo en aquella desvencijadahabitación con frases nítidas y

de labranza. Una vez más, había llegadotarde por muy poco. Entre-

perfectas. Solo había una niña tendidaen el camastro, pero su voz

viste a los protagonistas, recorrí el

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lugar, me hice con los informes

se identificaba como un reo condenado amuerte hacía 2.000 años.

oficiales y tomé muestras. ¿Quizá lapróxima ocasión podría obser-

A la espalda de mi informante variosplatos cayeron de la enci-

var aquel prodigio? ¿Quizá un díapodría decir a mis lectores «yo tam-

mera, la cama rebrincó y el cable de labombilla dio varias vueltas

bién lo vi»?...

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enroscándose como una serpiente demetal desafiando a la gravedad.

Los dos libros que c o m p o n e nEnigmas sin resolvery q u e ahora

Esa noche, mi confidente, el sacerdote,se enfrentó cara a cara

tiene entre sus manos en este tomoespecial de su vigésima edición,

con lo invisible en aquella casa deprotección oficial. Fue su primer

están escritos con el mismo asombro conel que yo escuchaba estas

encuentro con lo imposible.

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últimas historias. Asombro puro antecosas q u e ocurren y que, por

Desde aquel momento, y me lo decíaarrimándose a la vieja estu-

lo general, jamás se cuentan. Sucesos qu e casi siempre acaban devo-

fa con gesto de preocupación, ya nadavolvería a ser igual. La con-

rados por ese monstruo infame y amorfodel silencio.

cepción de las cosas, de la vida, delenigma que nos rodea, había

Estas páginas que ahora vienen nacieron

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con la vocación de un

cambiado. Marcado por el misterio, estehombre, como tantos otros,

p e q u e ñ o San Jorge enfrentándose aese dragón del conformismo

se confesó cambiando el rol habitual coneste reportero.

q u e a veces todo lo invade. ¿Inútil labatalla? No lo creo.

Exactamente seis meses después, cuandodespuntaba mayo de

Fue este un trabajo largo y pródigo enkilómetros, sustos y ha-

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2001, viajaba a toda velocidad haciatierras de Salamanca. La noticia

llazgos. Para llegar al fondo de lostreinta casos h u b o que hacer

partía de un miembro de la GuardiaCivil que me alertaba con un

muchas cosas. Algunas de ellasinconfesables. Y es que muy equi-

flash de tres frases:

vocados están quienes piensan que lainformación por la q u e más

adelante irán sumergiéndose es de fácilacceso. Si algo he aprendi-

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— Acaban de verse ovnis. Estamosinvestigando. Hay decenas

do en estos años de reporterismo atumba abierta es que todos los

de huellas y testigos.

casos realmente importantes hay queextraerlos con paciencia, en-

frentándose a las más diversas «barrerasde silencio» y con el duro

No es difícil imaginarse mi estado. Saltécomo un resorte a las

sacacorchos de la constancia. Nunca eltestigo —menos aún si ocupa

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carreteras y sobre la misma linde conPortugal asistí a una de esas

cargo de relevancia dentro de nuestrasociedad civil o militar— va a

escenas impagables. El misterio sehabía posado allí mismo, mar-

declarar alegremente. Quizá por eso losperiódicos ya no informan

cando a fuego la dehesa con ochentamarcas donde cabía el puño.

de esta otra realidad q u e interesa eintriga. La dificultad que entraña

La policía científica investigaba y yo

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asistí a los interrogatorios gra-

la pesquisa y la mentalidad funcionarialde muchos integrantes de los

badora en mano, con la fascinación sinborrarse de mi rostro. Los

medios de comunicación, hacen queaquellos reportajes sensacio-

testigos, a u n q u e ellos no lo habíanquerido, ya estaban «atrapados

nales con enviado especial en el lugarde los hechos —habituales en

por el misterio». Para siempre. Uno deellos, militar extranjero de alta

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algunos rotativos de los setenta comoPueblo o La Gaceta del Norte—

graduación, tenía miedo al volver apasar por el terreno en el que las

sean ya solo un recuerdo. Un eco devalientes que perseguían la

gigantescas luces habían aparecidoveinticuatro horas antes. A solas

noticia hasta sus últimas consecuenciasy a los que las modernas tec-

me confirmó cómo se le habíanaproximado al coche iluminándolo

nologías —conjuntadas con el

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sedentarismo del gremio— han rele-

I I I Mi ,\l \'. M \ Kl M M \ I i;

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gado al olvido. Un olvido injusto que. ami modo, he intentado rom

(con ellos, con los testigos, aprendímuchas cosas y me reafirme

per con estas andanzas solitarias d o n de el buscador se siente impo-

en otras con tanta fe que estoy segurode que cuando usted, amigo

tente y a la vez fascinado ante lo que

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descubre.

lector; este leyendo estas ultimasletras, yo me encontraré rodando

Las evidencias, efectivamente, son muypocas..., pero una de

en busca de micros misterios,emocionado al entablar diálogo con

ellas, tan importante o más q u e todo lotangible y susceptible de exa-

(auquellos (que fueron protagonistasde lo insólito.

minarse bajo el microscopio, es la que po c o a poco va creciendo en

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nuestro interior. Esa certeza, quizáindemostrable pero real, de que

Estas palabras, escritas en 1998 y queponían fin a la primera parte

conocemos muy poco. De q u e ahí fuerapasan de cuando en cuan-

de En igmas sin resolver, vienen ahoraa mi mente. Dicho y hecho.

do. Cosas extraordinarias que nosindican que somos inquilinos de

Durante este tiempo la aventura,efectivamente, ha continuado sin

un universo desconocido y maravilloso

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del que incomprensible-

tregua en los cuatro puntos cardinales denuestro país, arrancando

mente nos creemos dueños yconocedores.

expedientes sensacionales del anonimatoal que habían sido conde-

La misión oculta de estas páginas llenasde testimonios, fotogra-

nados. Estos sucesos siguen engrosandomis cuadernos de campo.

fías y andanzas que vienen acontinuación, era la de alimentar el lim-

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Y en ellos permanecerán pacientemente,con todos los datos e imá-

pio espíritu de búsqueda q u e cada ser hu m a n o —en mayor o menor

genes, hasta que llegué el día en que p ue d a n ser plasmados con el

medida— lleva en su interior. Nobusqué con estos reportajes pro-

rigor que cada u n o de ustedes semerece. Como ocurrió con los apa-

selitismos ni verdades absolutas. Solobusqué la propia búsqueda y

sionantes treinta incidentes que vienen a

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continuación. Treinta his-

su particular épica, en la que creociegamente. En ese impulso que nos

torias que ya nunca p o d r é olvidar.Espero que les ocurra lo mismo.

empuja a departir con personas quejamás hubiésemos conocido de

Bienvenidos a estas páginas llenas deaventura... ¡Y que el genui-

otro m o d o y a pisar campos que nuncahubiésemos cruzado en otros

no espíritu de la búsqueda losacompañe!

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menesteres. La búsqueda, cuando esreal, nos convierte en mejores

personas. Solicita de nosotros el mayoresfuerzo y nos recompensa

En la calle Místerios, una madrugadade tormenta,

en ocasiones dejándonos esa pista, esehilo del que tirar para seguir

siendo las 3:06 h del 23 de octubre de2001

creciendo.

Sé y me consta que quienes han apostadopor mí leyendo algu-

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no de estos Enigmas sin resolver hansentido el picotazo inmiseri-

corde de este espíritu etéreo, a vecesmelancólico y otras burlón, que

se apodera de nosotros y, siempre ennuestro beneficio, nos hace

preguntarnos por las cosas y abrirnuestra mente a nuevas realidades.

El éxito de estas obras repletas de esafilosofía me hace sentir que

cada vez somos más los que desafiamosa todos aquellos inmovilis-

tas que nos quieren hacer creer que todo

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está ya descubierto. En

estas páginas, para quien lo dude, haymucho más que un puñado

de casos misteriosos. Hay algo q u eatrae como un canto hipnótico,

q u e muestra cosas y ofrece pistas. Q ue plasma el miedo y las incóg-

nitas. Algo más que cifras y datos. Algoque hará que después de leer

estas andanzas quizá ya no piense comoantes.

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ERÍA INJUSTO no hacer paradaobligada para recordara tantas

personas que han sido clave para queestos apuntes de bitá-

cora se conviertan en la obra queahora tiene entre las ma-

nos. En primer lugar, mis sinceras«gracias» deben marchar hasta la

redacción de Enigmas, lugar en el quetantas veces he vibrado ha-

ciendo periodismo y donde todos miscompañeros me han brinda-

do su apoyo y sabiduría para que esta

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idea no cayese en saco roto.

Especialmente importantes son para mílos once años de amistad y

trabajo ininterrumpido junto a LorenzoFernández, un reportero de

esos que ya no quedan.

Quiero trasladar desde aquí mi afectoy agradecimiento sincero

y profundo a nobles colegas comofavier Sierra Jesús Callejo, que

me ayudaron en su momento y deverdad para que todo esto llega-

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se a buen puerto; a Carmen Porter, porsu vital ayuda y dedicación

en la titánica y desagradecida, pero ala vez esencial, labor de las

correcciones, y a Sebastián Vázquez,por escucharme desde el pri-

mer momento y creer en esta idea depapel.

Pero he de confesar que jamás hubieseescrito ni un renglón de

no ser por coincidir en estos últimos yagitados tiempos de aventu-

ras con dos figuras, con dos maestros,

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a los que he tenido la suerte

y el orgullo de tratar y conocer enprofundidad. Uno es Fernando

Jiménez del Oso, primero amigo ydespués jefe, que confió en mí

desde el principio, con el peligro queeso conlleva a veces, y del que

siempre obtuve palabras sabias deánimo en lo personal y profesio-

nal. Su humanidad y actitud ante lascosas me demuestran diaria-

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1 S i .!< . M \ • -i . n .1 'i \ i !••

mente que la humildad es el reciocamino que a personas como el

le hacen cada día ser más grandes.

El otro es Juan José Benítez, de cuyoinstinto e inimitable raza

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reporteril he procurado aprenderdurante muchos años y desde que

era un niño, amando el periodismocomo a nada en la vida y cre-

yendo en cada investigación con una Jesin límites. Todo por su

bendita culpa. Esa es, por fortuna, ladeuda eterna que siempre ten-

dré con él.

Que ambos hayan dejado un destello desu prosa en estas pági-

nas me llena de orgullo y satisfacción.La misma que me produce el

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que usted, amigo lector, se sumerja enesta aventura de búsqueda

STE ES UN MUNDO lleno deparadojas y misterios, una Miente

Iras el misterio.

constante de sorpresas que únicamenteaburre al q u e se está

quieto o al que, por no atreverse a mirarmás lejos, sólo con-

IKER JIMÉNEZ

templa su ombligo. El libro que el lectortiene ahora en las manos va

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de eso, de acontecimientos extraños, dedesapariciones misteriosas

y apariciones estremecedoras, de esaparcela de la realidad, en suma,

inconfensable y bastarda q u e incomodaa los necios y asusta a los

pacatos.

Algunos de los hechos q u e aquí senarran han permanecido

ocultos, arrumbados entre legajospolvorientos a la espera de q u e

alguien sagaz los exhumara; otros son deayer, de hoy mismo, pero

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también con vocación de secretos porpresión de las instituciones o

temor de los testigos. No es, pese atodo, una obra de denuncia ni

una enumeración de casos inconclusos,es la crónica de una bús-

queda, el relato vital y a m e n o dealguien que persigue y acosa al

misterio a costa de mil lances, de no p oc o s apuros y de algunos

serios riesgos.

Es un libro en el q u e camino y meta seconfunden, en el que

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importa tanto la solución del enigmacomo los sinuosos vericuetos

recorridos hasta hallarla. El autor acabadándose cuenta de ello a

p o c o de iniciada la aventura, descubreque el misterio no sólo sedu-

ce con su canto de sirena hasta atraparte,sino q u e te incluye en su

trama favoreciéndote con casualidades qu e no son tales o frenándo-

te por absurdos medios cuando sigues lapista equivocada.

El misterio te ama si lo amas, se

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complace en ti si lo buscas rec-

tamente. Es un camino para los elegidos,con la democrática ventaja

de que nadie te elige, salvo tú mismo.

De Iker Jiménez, protagonista y escritor

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de estas andanzas, poco

o nada debiera decir. Es un compañerode trabajo, un amigo y, por

razón de edad, que no de experiencia, una modo de hijo adoptivo

por el que siento profundo afecto. De loque hace bien, me enorgu-

llezco; con lo q u e hace mal, me irrito.Y aun siendo culpa suya, por-

que no tengo categoría ni vocación demaestro, desde esa posición

en que él me ha puesto, sólo p u e d orecomendar al lector que esté

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atento a lo q u e Iker investiga y escribe:tiene olfalto, es tenaz, asume

el peligro que a otros detiene, y va ahacer, está ya haciendo, cosas

que darán que hablar en el m u n d o delperiodismo.

L A FRASE, POR SUPUESTO, NO ESMÍA. Pero engarza a las mil mara-

villas con lo que el lector tiene ahoraentre las manos: El

motor principal del mundo se alimentade poetas y soñadores.

Doctor FERNANDO JIMÉNEZ DEL

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Oso

Hace tiempo que los investigadores delo insólito y de lo miste-

rioso — e n especial los más veteranos— nos sentimos orgullosos y

más que recompensados. Lo hemanifestado muchas veces, y creo

que este es otro momento oportunísimopara recordarlo: una nueva

generación de investigadores —que noalcanza aún los treinta años—

está tomando el relevo.

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Y nos sentimos felices porque estosjóvenes cumplen los requi-

sitos del verdadero, del genuinoinvestigador científico. A saber: son

curiosos. Llevan esa cualidad en la masade la sangre. Son rigurosos.

Luchan por el dato. Jamás se contentancon una primera versión o

impresión. Analizan, valoran ycontrastan. Y, además, a esa «curiosi-

dad científica» añaden un inagotableespíritu deportivo. Vital, diría

yo, para terminar de dibujar la lámina

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del auténtico investigador.

Esa «deportividad» los haceinconfundibles. Su afán por descubrir

—por ser los primeros en descubrir—los lleva siempre lejos. Más

lejos que a nadie. No importa elsacrificio, ni el tiempo invertido, ni

tampoco el riesgo...

A cambio, entre sus manos aparecesiempre «algo» que moviliza y

motoriza la imaginación. Ese «algo»,como decía, mueve en definitiva

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el mundo.

Este es el caso del periodista IkerJiménez Elizari. Y este es el caso

de la obra que el lector se dispone adisfrutar. Un trabajo fruto de la

curiosidad, del rigor y del más generosoespíritu deportivo. Algo que sólo

p u e d e n comprender los q u e no hanperdido la capacidad de soñar.

J. J. BENÍTEZ

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L o QUE TIENE ENTRE LAS MANOS,amigo lector, es tan sólo la punta

ínfima de un inmenso iceberg que poco apoco debemos ir

descubriendo. En los últimos tiempos laserie norteamericana

«Expediente X» ha popularizado esemágico término con el que nos

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referimos, precisamente, a los sucesosinsólitos que, por su compleji-

dad y abundancia de documentos fiables,son habitualmente hiber-

nados en los archivos de las másdiversas instituciones. El célebre serial

ha extendido por el m u n d o entero elsentimiento generalizado, casi

conspiranoico, de que las altas esferasmanejan, ocultan e imponen el

secreto sobre aquellas informaciones ymaterias que, por su naturale-

za desconcertante, no deben ser

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conocidas por el pueblo llano. Al me-

nos eso piensan «los poderosos». Y apesar de tratarse de una película,

hay que admitir que esa actitud dealgunas instituciones, cumpliendo

o no con sus obligaciones, esabsolutamente real. Los expedientes X,

por lo tanto, serían aquellos documentosdonde se demostrasen hechos

imprevisibles, aparentemente en contrade la naturaleza, en los q u e

habría indicios para demostrar que, enocasiones, las cosas casi im-

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posibles pueden llegar a suceder. Enestos archivos de hechos conde-

nados al secreto no es difícil toparsecon los ovnis, desde hace medio

siglo generadores de amores, odios,muertes y esperanzas, con las

desapariciones insólitas de aquellos quefueron «tragados por el aire»

como si traspasasen el umbral dedimensiones que conviven paralelas

a nosotros, o con lugares concretos que,por diversos motivos y cir-

cunstancias, parecen elegidos por

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fuerzas imprevisibles que desafían y

ridiculizan a nuestra rudimentaria físicanewtoniana, generando

voces imposibles o haciendo que surjanefigies siniestras de la nada.

Nos encontramos en un paísabsolutamente privilegiado por su

siempre es diferente. V no importa queestemos en la era de los clo-

diversidad geográfica y cultural que, acada rincón, tiene nuevas sor-

nes, de los satélites de comunicaciones ydel ciberespacio. Cada vez

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presas q u e ofrecer a aquel que aceptala aventura de ir en su bús-

que uno coge carretera, con el bloc y lacámara como únicos com-

queda. Explorarlo y darse cuenta de elloes una auténtica aventura

pañeros, sabe que las vivencias seránsiempre irrepetibles. Ahí está

sin final.

el valor de estos expedientes, preñadosde pruebas oficiales, como

Quizá el problema, precisamente, es quenos hemos acomoda-

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muestra del interés y el asombro con elque fueron acogidos por las

do en un m u n d o que goza de todos losconfortables avances técni-

diversas autoridades.

cos, y el viajar y explorar cada vez esmenos necesario para conocer. Y

Sobre ellos está gestada la obra. Sobrelos datos, los documentos

pienso que es una pena.

y las pruebas que avalan unos incidentesque han maravillado y asus-

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Como digo, bastaría pulsar algunasteclas de un ordenador para

tado a nuestras fuerzas de seguridad, anuestras autoridades ecle-

acceder, de un m o d o inmediato, a lainformación sobre estas temá-

siásticas e incluso a nuestra fría ycalculadora ciencia de bata blanca.

ticas que vuela por las redes delciberespacio. Y eso está muy bien.

Pero, además de esa realidad tangible,existe otra inmaterial que,

Incluso presiento que ya hoy en día se

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podría hacer esa enciclopedia

como aferrada al p e c h o de quienpersigue estas verdades tan com-

sobre enigmas españoles sin apenassalir de los límites cuadriculados

plejas, está representada por lassensaciones, por las aventuras y

de la pantalla del ordenador. Y sepodría desde Oslo, Tegucigalpa o

desventuras, y por los paisajes ypaisanajes exteriores e interiores

Damasco. Fácil.

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q u e son parte indivisible de esaaventura constante de la búsqueda.

Los quince capítulos que engrosan estaobra surgen en las antí-

Tras los prólogos de Fernando Jiménezdel Oso y Juan José

podas de ese frío concepto. La visión,romántica si quieren, del

Benítez, a uno le quedan pocas cosasque añadir. Aquí tiene el lector

reportero que busca la noticia en ellugar de los hechos es lo que yo

un racimo seleccionado de aquellos

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casos absolutamente insólitos

p u e d o aportar a cada u n o de estosgrandes enigmas españoles. Lo

e inexplicados q u e por sudocumentación, implicación de diversas

demás ya lo hacen los propios sucesosen sí. Premiándonos de cuan-

instituciones y calidad de las pruebas ytestimonios, adquieren el

do en cuando con las actas y losdocumentos que creíamos perdidos y

rango de auténticos «expedientes Xespañoles». Desde el monstruoso

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que avalan su naturalezaincomprensible. En todos ellos heconvivido

hombre-pez de Liérganes, cuyasandanzas saltaron a luz pública hace

con las gentes protagonistas de losincidentes. En todos he pisado el

más de tres siglos, a los recientessucesos protagonizados por ovnis

terreno d o n d e se produjo lo insólito yhe vivido muy de cerca las

y cuerpos de seguridad del Estado,todos ellos provocaron el asom-

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reacciones de aquellos que vivieron elmisterio en sus carnes.

bro y generaron decenas de interrogantesque nadie ha sido aún capaz

Y es que, como dice el doctor Jiménezdel Oso en su prólogo, al

de responder. El Ejército, la Policía, laIglesia, la Universidad... y otras

menos en este libro, meta y camino seconfunden, ya que el motor

muchas instituciones se han vistoinvolucrados en estas historias

que mueve a este periodista, y lo que

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engarza en un hilo unificador

excepcionales sin saber realmente cómoreaccionar ante ellas. Por

cada u n o de estos episodiosimposibles, es el amplio y desafiante

miedo o precaución, estos sucesossuelen estar siempre a b u e n

concepto de la búsqueda constante. Noimporta tanto el suceso en sí,

recaudo. Acceder a ellos no es tareafácil. Pero de eso se trata. Al

la exclusiva periodística por la que tantouno lucha, o el documento

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finalizar estos quince capítulos, d o n d ese narran quizá los hechos

gráfico en cuestión. A veces, casisiempre, lo realmente importante

más desconcertantes ocurridos ennuestro país, no p u e d o evitar un

son las mil y una experiencias humanasque uno vive en los viajes

escalofrío. Motivado, por un lado, porel desafío que representan

tras el misterio. Lo que luego, a pesardel tiempo transcurrido, se

estos informes enfrentados a la lógica y,

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por otro, por el vértigo que

recuerda con emoción, tristeza o miedo.Sentimientos constante-

me produce el recordar tantos y tantosviajes y vivencias que, en

mente diferentes. Porque cada aventuratras los enigmas españoles

ocasiones, superaban por lo insólito alos propios sucesos.

Esstas crónicas de lo insólito pretendentambién romper una

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lanza en favor de un concepto muyespecial del periodismo. Lejos

de la mesa de la redacción, a muchoskilómetros del tranquilo sofá,

u n o debe ganarse la vida como p u e de para regresar con la exclusi-

va, el documento, o la rotundadecepción. Y de todos esos regresos

se aprende. Se aprende, sobre todo, adesconfiar de aquellos ven-

dedores de verdades que tanto a b u n da n hoy en día. Y ese recelo es

el que hace que aquí, en estas páginas,

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tenga el lector todos los datos

y pruebas a los que, dejándome enocasiones el alma, he logrado

acceder para demostrar que algo ocurreahí fuera.

Aunque yo crea que así es, sólo ustedes,al leer estas páginas,

podrán valorar si el esfuerzo de lucharpor esas «otras cosas» merece la

pena.

Que yo siga inmerso en esa búsquedaconstante no debe coac-

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cionarlos un ápice. Ya no tengoremedio. Y que este libro, en las

puertas del tecnificado y frío siglo XXI,lo sea más bien de carretera

solitaria entre los montes, de sopacastellana en la vieja posada y de

la tertulia sin prisas al socaire de algunaplaza perdida, tampoco.

La opinión de un periodista no creo quedeba ser realmente lo

que importe, sino lo que pueda mostrar.Por eso hay que pelear por

el dato, por la prueba, por el aval que dé

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garantías de rotundas rea-

lidades. Y, humildemente, pienso queaquí hay quince buenas razo-

nes para reflexionar y hacerse preguntas.Y eso, créanme, no es poco

en los tiempos que corren. Los invito aldesafío.

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os MÁS SOBRECOGEDORES«expedientes X españoles» surgieron

en su día gracias a las investigacionesefectuadas en lugares

misteriosos muy concretos que, por muydistintos motivos,

asombraron a la sociedad de su tiempo ygeneraron temor y respe-

to entre las diferentes autoridades de laépoca.

Las Hurdes, una región denostada ymarginada desde tiempo

inmemorial, de la q u e p o c o o nada se

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supo hasta hace cien años, es

un ejemplo vivo de ello. En susescabrosos caminos se produjeron

dos sucesos alucinantes que aún hoy sonrecordados por las más

ancianas voces de la comarca. En un m un d o aislado y remoto, los

«lampariles fatales», luces de p e q u e ño tamaño y comportamiento

aparentemente inteligente, fueron unamolesta y errante compañía

en las noches de principios de siglo.Varias personas murieron por

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la aproximación directa a estosinusuales fenómenos q u e todavía

asustan a algunos convecinos de losvalles hurdanos. Intervino la

Iglesia, los médicos y otras institucionesde la época... pero el inten-

to de explicación y la crónica deaquellos incidentes q u e d ó olvida-

da e incomprendida entre legajos quenadie reclamó durante décadas.

Tras una ardua investigación sobre elterreno, aquí están todos los

datos, documentos y fotografías de

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aquellos primitivos expedientes

imposibles.

En 1870 e m p e z ó la «maldición deOchate», un poblado del Con-

dado de Treviño que guarda en susentrañas algunos de los más fas-

cinantes sucesos ocurridos en losúltimos tiempos. Tres epidemias

fatales e inexplicables para la cienciaque aniquilaron a la población,

una necrópolis de niños que rodea ellugar desde tiempo remoto,

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combustiones espontáneas y suicidiosrituales, las experiencias de

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un destacamento militar que fueprotagonista de una estremecedora

aventura... todo un rosario de fenómenosinexplicables de los que

ha q u e d a d o constancia oficial y que,como decían las voces de los

más ancianos, no hacen sino refrendar laañeja historia. Un empla-

zamiento, para algunos maldito,arquetipo de los lugares misteriosos

de nuestra geografía que de un m o d o uotro parecen actuar como

un gran imán para atraer la

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fenomenología más desconcertante.

Una comarca, un pueblo... los«expedientes X españoles» han

surgido siempre d o n d e menos se lesesperaba. En Bélmez de la

Moraleda 0 a é n ) se produjo hace casitreinta años el más importante

E VIAJADO EN MÁS DE VEINTEOCASIONES a la comarca extremeña

de toda nuestra historia. Unas carasmisteriosas aparecieron surgidas

de Las Hurdes y mentiría si no confesaraque ya la siento

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de la nada en el cemento de una humildecocina. Con el paso del

como una tierra de adopción. Y en cadaregreso, general-

tiempo, las pruebas efectuadasdemostraron que allí no había nin-

mente con el cuaderno de campo repletode nuevas historias y aven-

gún tipo de fraude, provocando que elfenómeno social y la expec-

turas recogidas entre los inmensospizarrales q u e rodean toda esta

tación generada en todo el país

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dispararan el interés de las más altas

singular región, una sensación muysimilar: la de haber estado en un

esferas del Estado. Pero en aquellaEspaña cambiante no interesa-

lugar d o n d e el misterio se palpa encada rincón y cada esquina.

ba un enigma tan espinoso. La puesta enmarcha de la «Operación

Frases históricas c o m o las del padreNieremberg, en su obra

Tridente», una siniestra conspiracióndirigida por el Obispado de

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Curiosa filosofía, editada en 1600, alreferirse a esta tierra, fueron ali-

Jaén, el Ministerio del Interior y algunosotros destacados miembros

mentando mi curiosidad e imperiosanecesidad de visitar aquel rin-

del Movimiento, consiguió hacer creeral m u n d o entero que todo

cón extremeño. Aquel religioso dejó laprimera referencia escrita

aquel prodigio no había sido más queuna ingenua trampa rural.

sobre Las Hurdes y lo hizo de un m o d o

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rotundo: Existe en este reino

Veinticinco años más tarde, el autordemostró la existencia de las

un áspero valle infestado de demonios,un lugar que los pastores

actas del precintado notarial de la casa,que, por primera vez en

creen habitado por salvajes, gente nivista ni oída, de lengua y usos

nuestro país, constataban la existenciade un fenómeno paranormal.

distintos a los nuestros. Son hombres ymujeres que andan desnu-

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En su encierro de tres meses, los rostrosde Bélmez se transforma-

dos pensando ser solos en la tierra...,afirmaba el sacerdote, descar-

ron macabra e inexplicablemente. Peroaquellos documentos secretos

gando su furia contra lo que considerabaun agujero infernal perdi-

jamás salieron a la luz, silenciados porel complot impuesto por los

do en las dehesas de los Duques deAlba. Posteriormente, en 1694,

gobernantes. Muchos años después se

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demuestra, con cartas y expe-

el también religioso fray TomásGonzález aseguraba que el mismísi-

dientes que se publican por vez primera,toda la verdad y las gran-

mo Satanás había llevado a la perdicióna los habitantes malditos de

des mentiras impuestas por el poder entorno al suceso más apasio-

una comarca del norte extremeño. Noestuvo menos recatado el his-

nante acaecido jamás. Las caras deBélmez continúan hoy en el

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toriador inglés Borrow, quien ya en elsiglo pasado, y en su obra La

mismo lugar, riéndose quizá de aquellosque ya no están y a los que,

Biblia en España, indicaba sin ruborque: No hay tierra como ésta,

pese a quien pese, han sobrevivido.

tiene sus secretos y misterios. Muchosse han perdido en ella y no ha

vuelto a saberse su paradero. Cuentanque en ciertas lagunas exis-

ten horribles monstruos, y que en losásperos valles sólo alumbra el

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sol a mediodía, reinando las tinieblasel resto de la jornada.

Eran personas, las que esto afirmaban,que jamas habían puesto

un pie en los 590 kilómetros cuadradosque enmarcan la agreste y

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aislada comarca de Las Hurdes. Y suinfluencia nociva sirvió para

que la imagen negra y apocalíptica deestas tierras perdidas entre los

confines de Cáceres y Salamanca serepitiese hasta la saciedad a lo

largo de la historia. Con el tiempo, escierto que una serie de audaces

aventureros sí se adentraron en estetenebroso mundo.

Vicente Barrantes fue un exploradorextremeño que decidió via-

jar hasta el «imperio del silencio» y

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contar a sus convecinos cuanto de

leyenda y verdad había en las míticascuarenta alquerías y ocho mil

tristes almas que componían el «PaísHurdano». Y a su vuelta no dudo

en afirmar que en los lugares de accesoa las alquerías cortan el

camino los hurdanos. Desnutridos yharapientos, con mirada fija

en el suelo, acaban huyendo de modoespantoso, brincando entre los

riscos con la agilidad propia de lascabras por mucha que sea su

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edad. Otros, los más, se retiranasustados a sus inmundos coberti-

Un viajero tomó esta foto en la entradade un poblado hurdano. Viva imagen

de lo que se conocía como «el infiernoextremeño".

zos, guardando silencio ante la llegadadel forastero. Nadie sabe

qué edad tiene, ni muchos cuál es sufamilia. Si así se presentan en

los albores del siglo xx, ¿cómo loharían en 1600?...

gos años sólo buscaron la deformidad y

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lo anormal como elemento

Estas declaraciones calaron h o n d o enmi ánimo, y, totalmente

morboso sobre el que construir un mito,los hurdanos, aferrados en

enfebrecido, comencé a absorber cuantaliteratura caía en mis manos

cuerpo y alma a su querido suelo, jamásabandonaron los riscos y

acerca de la «tierra sin tierra». Así, conel paso del tiempo, supe de las

cordilleras que hoy separan lasprovincias de Cáceres y Salamanca.

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experiencias de antropólogos como elfrancés Maurice Legendre,

Siguieron, para muchos, e n c a r n a n do el papel de los «pobrecitos»,

quien pasó dos años viviendo en LasHurdes, para realizar, a finales

de los «bufones» y de los «amoralesamancebados» que, aislados del

de 1907, su magistral estudio sobregeografía humana. Un trabajo

resto de la civilización, generaron unacultura y unas leyes ajenas a

excepcional d o n d e se plasmaba el

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horror de unas tierras y unas gen-

las que se desarrollaban en el resto delmundo. Fue el genial cineas-

tes perdidas en el último rincón delmundo. Un lugar saeteado por

ta Luis Buñuel quien con su dramáticaobra Las Hurdes: Tierra sin

las duras lascas de pizarra q u eimpedían cualquier tipo de cultivo y

pan, rodada en el verano de 1932, mejordefinió y sintetizó la

labor agrícola. Un reino perdido donde,como dijeron los impresio-

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situación q u e allí se vivía. Hizo elaragonés h o n o r al dicho de q u e

nados Gregorio Marañón y el monarcaAlfonso XIII en 1922, la vida

más vale una imagen que mil palabras,ya que sus escenas protago-

es imposible para el hombre, y donde,según los insuperables repor-

nizadas por niños famélicos, ancianospalúdicos y p o b l a d o s infec-

teros que trabajaban para la revistagráfica Estampa en aquella feliz

tos, sin luz, agua ni cualquier adelanto

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civilizado, dieron la vuelta

década, abundan los bobos como el delCabezo, quien, puesto en

a los cinco continentes en cuestión dedías. En España, el propio

jarras, sonríe como un chimpancé,caído el labio, babeante, mirán-

Gobierno de la República las censurópor considerar aquello una

donos con una vaga y muerta miradade idiota...

ofensa para el b u e n n o m b r e de lanación. C o m o siempre, se inten-

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Debió de ser duro para ellos, pero apesar de estas crudas des-

taba matar al mensajero, desviando confarisea hipocresía las mira-

cripciones y de los indiscretos objetivosfotográficos que durante lar-

das de d o n d e estaba el verdaderoproblema. Pese a las autorida-

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des, aquello no era una película deficción, sino un tortuoso reco-

ASÍ, con el impacto internacional de lasimágenes de Buñuel, se

rrido en blanco y negro, sobre fondo de

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música de Wagner, de la

comenzaron a llevar a cabo programasele ayudas para aquel

más esperpéntica de las realidades q u ese vivía a m e n o s de cua-

-Baldón de España-, como lo designabael doctor Bidé, o integrantes

trocientos kilómetros al oeste de lacapital del Estado. Demasiado

del fascismo como Albiñana, que allífue desterrado, d a n d o lugar a

fuerte para admitir las correspondientesculpas. Y la pregunta ¿qué

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su polémica obra Confinado en LasHurdes.

hacemos con Las Hurdes y loshurdanos?, como quien se pregun-

(Con las ayudas generales deinfraestructuras, el "País Hurdano"

ta q u é hace con la oveja negra ydesvalida de un inmenso rebaño,

poco a poco ha ido agarrando ese últimotren de la civilización que

recorrió todas y cada una de lasinstituciones.

se le había pasado ya varias estaciones.

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A pesar de todo, en mis via-

jes a esta mítica región, he podidocomprobar que lo que no ha cam-

biado un ápice es la vida interna delpropio pueblo hurdano. Y lo que

nadie a logrado modificar, es la relacióndel hombre de Las Hurdes

con la naturaleza y con los misterios quela rodean. No hay lugar en

España d o n d e la magia, lasuperstición y lo trascendente tengamayor

importancia y mayor significado que

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allí. Y la razón fundamental la

dan dos motivos: la propia idiosincrasiadel pueblo hurdano y la serie

de fenómenos inexplicables que desdetiempos remotos se han dado

en estos valles como en ningunos otrosde nuestro país. Incidentes

que escapan a toda lógica y con los q u eestas nobles gentes han

aprendido a convivir desde tiempoinmemorial.

Dispuesto a lanzarme a cuerpodescubierto y sin red sobre algunos

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de las más increíbles incidentessucedidos en nuestra particular his-

toria de los fenómenos extraños, viajé aLas Hurdes en innumerables

ocasiones. Y, como verán, las andanzaspor esta «tierra sin tierra»

siempre merecieron la pena...

Caminando por el norte de la región metopé con una de las más

apasionantes historias q u e jamás heconocido. Una de esas que, cual-

quiera sea el tiempo que transcurra,nunca se podrán olvidar. Pasando

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Los llamados en otras

u n o a u n o los legajos del PrimerCongreso de Hurdanófilos celebra-

épocas «monstruos» del

poblado de Fragosa.

do en 1907 en la ciudad cacereña dePlasencia, recogí las primeras

La consanguinidad

pistas que, con el tiempo y lainvestigación, se tradujeron en una

y el aislamiento

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aventura fascinante.

del resto de la

civilización tenía

Se celebraba en aquel año en lamedieval villa extremeña una

un precio.

reunión de acaudalados e influyentespersonajes para intentar llegar

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a acuerdos concretos con los que paliarel déficit economico, h u m a -

No cabía duda de que en aquellos«prehistóricos» documentos se

no, y hasta algunos se empeñaban quemoral, que a/otaba la región

aludía al arquetipo de los humanoides qu e centenares de personas

hurdana desde el confín de los tiempos.Este intento no era algo ais-

en todos los rincones del m u n d o hanobservado próximos a objetos

lado. Desde hacía tres décadas, sabidas

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las andanzas y horribles imá-

volantes desconocidos. En esta nuevaaventura periodística que se

genes que se trajeron algunosexploradores aferradas a la bolsa de

planteaba de repente el tiempotranscurrido era un obstáculo y un

viaje y a la pluma, la idea de ayudar alos «pobrecftos hurdanos» se

aliciente al mismo tiempo. Con un p o co de suerte, pensaba, ya en el

hizo común en diversas zonas deEspaña. Para encauzar esa corrien-

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interior de mi automóvil, aún podríaencontrarme con algún testigo

te solidaria, muy semejante a la que hoyvivimos a través de las diver-

de aquellos remotos sucesos quetuvieron a toda una aldea en vilo.

sas ONG respecto a los pueblos másdesfavorecidos, se organizó el

La blanca y apiñada alquería deLadrillar me recibió con frío y

congreso de hurdanófilos, nombre que apartir de ese instante se les

viento. Quizá por eso agradecí más que

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nunca el oloroso vino de

otorgó a quienes intentaban ayudar a los«sin pan».

pitarra que hacía compañía en la viejasacristía del pueblo. Allí,

Hojeando lentamente aquellas actashistóricas en busca de ele-

cabalgando entre archivo y archivo, p ud e dar con la identidad de

mentos diversos con los que ahondar enla problemática social hur-

aquel cura que parecía haberseadelantado a su tiempo.

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dana, me topé con un curioso epígrafe enel que se hacía mención

al «Duende de Ladrillar». Comoimaginará el lector, se me aguzaron los

cinco sentidos ante aquella historia que,según todos los allí firmantes,

era rotunda realidad y se refería ahechos reales pero absolutamen-

te inexplicables.

En dichos documentos se hablaba de lairrupción de un párro-

co de la pedanía hurdana de Ladrillar.El b u e n hombre denunciaba

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lo q u e en su p e q u e ñ o p u e b l ohabía ocurrido. ¡Pero es q u e aquello

no era cualquiera cosa! El religioso serefería, sin medias tintas ni

rodeos, a las andanzas de un siniestropersonaje volador de corta

estatura y extraños atuendos q u e sehabía aparecido ya en varias

ocasiones. Y tuve q u e sonreír,intentando retroceder casi noventa

años a fuerza de imaginación, alvislumbrar las caras pálidas de,

entre otros, el obispo de Cáceres y

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Coria, que allí debía estar pre-

sente escuchando la inesperada noticia.El motivo de tanto ajetreo

y revuelo lo había provocado, según d on Isaac, nada menos que un

ser que no parecía de este m u n d o .Según lo escrito, en dicho pue-

blo tuvieron q u e vérselas con unfunesto «duende», pues así lo bau-

tizaron los asustados hombres y mujeresque lo vieron, que en diver-

Única foto de

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sas jornadas de febrero de 1907 llevó eltemor a los aislados pagos

Isaac Gutiérrez,

de Las Hurdes del norte. Un duende,para más señas, que tenía

el párroco

informante de uno

la prodigiosa facultad de flotar en losaires y emitir guturales soni-

de los primeros

dos q u e helaban el ánimo de aquellosladrillenses que sufrieron las

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expedientes X

visitas.

españoles.

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Según don Isaac Gutierrez, que así sellamaba nuestro protago

río. La propia curiosidad del hurdano lehizo reclamar la atención

nista, el «duende» vestía ropajesceñidos y oscuros enfundados en um

de otros vecinos que daba la impresiónnos escuchaban hacía tiem-

menudo cuerpo, la cabeza eradesproporcionada por lo grande, y

po desde el otro lado de sus pequeñaspuertas de madera. Con esca-

las extremidades cortas. Todo un

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rosario, vuelvo a repetir, de carac-

so disimulo y mirándose unos a otrossalían al exterior como si se

terísticas típicas de los supuestosencuentros con entidades próxi-

tropezasen por casualidad con nuestracharla enredándose en la ter-

mas a los OVNIs.

tulia que improvisadamente se habíaformado en una de las más

En Las Hurdes de 1907 difícilmentehubiese podido alguien ma-

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empinadas callejas.

quinar ese relato. Algo ocurrió enaquellas solitarias tierras, y el tiem-

po apremiaba. En la carretera fuiconsciente de que luchaba contra

casi noventa años, un espaciodemasiado grande para encontrar datos,

nombres y evidencias. Pero una vez másla suerte se aliaría de modo

increíble con este perseguidor denoticias para reconstruir una fan-

tástica historia que ya parecíacondenada al olvido eterno....

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Ladrillar se desperezaba aquellamañana con un sol tibio enre-

dado entre madejas de densa niebla. Esun poblado que en los meses

de otoño e invierno es común amanezcaenvuelto en las frías bru-

mas. El termómetro de la emoción enaquel laberinto de casas,

muchas de ellas exactamente iguales acomo las retrató Buñuel,

aumentaba a cada paso que daba enbusca de nuevas pistas. Los pri-

meros sondeos entre mis amigos los

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hurdanos no fueron, como casi

Serafina Bejarano Rubio, de 93 años,en el momento de la entrevista. Gracias

a ella se rescató del olvido el increíblesuceso del Duende de Ladrillan.

siempre me suele ocurrir al iniciarperipecias semejantes, nada espe-

ranzadores. Es más, a punto estuvo unlugareño de enzarzarse con

este servidor de ustedes ante lasinsidiosas preguntas. A veces, en

Eran las once de la mañana de unprimero de noviembre, fecha

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Las Hurdes, c o m o en otras regionesespañolas que por un motivo u

q u e q u e d ó marcada a perpetuidad enel cuaderno de campo. El

otro han estado en una «segundavelocidad» de desarrollo y apertu-

motivo, un súbito e inesperadoencontronazo con Serafina Bejarano

ra al exterior, u n o tiene la impresión deque su curiosidad rompe un

Rubio, mujer prototipo del recio pasadohurdano y que a sus 93 «cas-

silencio establecido durante siglos, y

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que esas osadías a veces se

tañas» acarreaba a sus espaldas unpesado hatillo de leños q u e qui-

pagan caras. Recordaré siempre queaquel hombre de voz aguda y

taba la respiración. Así son las gentesde estos lares, duros como la

cara de pocos amigos tenía un finohilillo de sangre que le caía por

pizarra que siempre los ha rodeado.Serafina, con mil arrugas sur-

la boca. Ni supe ni quise saber elmotivo. En su mano una hoz

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cándole la cara y unos ojillos pequeñosy expresivos, no d u d ó en

inmensa y oxidada se balanceaba consoltura, tanta que en más de

dejar su carga a un lado paraacomodarse. Una sonrisa franca, como

una ocasión ya la vi clavada en algunaparte de mi anatomía. Pero al

de niña, me hizo intuir que por fin habíad a d o con alguien que sí

final, como también siempre sueleocurrir, el rojo líquido no llegó al

había oído la tétrica historia...

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Es que yo lo he oído y lo he visto, —medijo de un tirón y con los

los históricos y sacristías en busca dedatos sobre el valiente sacer-

brazos en jarras.

dote que se enfrento al extraño ente. Yallí, meses después, recibiría

Tras recordarle las fechas en las que,según los «papeles oficiales»,

mi ánimo otro increíble «regalo». IsaacGutiérrez se había convertido

ocurrieron los hechos, se me despejarontodas las duelas. Me encon-

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en todo un personaje del q u e deseabaaveriguarlo todo. Incluso

traba ante la única testigo viva de lasandanzas del ya mítico «Duende

llegué a imaginarme en aquellas oscurassalas cómo debié) vivir el

de Ladrillar». Sí, hijo, sí. Yo tendríanueve años. Y todo lo recuerdo

sacerdote los traumáticos días en losque en su pedanía imperó el

perfectamente como si hubiera pasadoboy. Fueron tres días los que

caos total. ¿Qué pensaría este buen

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hombre?, ¿cómo actuaría?, ¿cómo

se apareció aquel «tío». Venía volando,a no mucha altura, y perse-

era su rostro? Dar con una fotografíasuya debía ser imposible.

guido de dos luminarias redonditas yfuertes. Casi nunca hacía

Cronos me llevaba mucha ventaja y a b ue n seguro cualquier vesti-

mido, pero a veces gritaba...

gio gráfico del paso de aquel sacerdotepor el m u n d o de los vivos,

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¿Aquel bicho gritaba? —le pregunté,todavía sin poder asimilar

de haber existido alguna vez, ya seríapolvo del pasado. A principios

lo que escuchaba y emocionado alcomprobar que estaba grabando

de siglo las cámaras fotográficas eran po c o menos que «objetos del

el último «documento viviente» de lainmortal leyenda del duende...

futuro» en aquella comarca extremeña.Impensable, pues, pensar en

— Sí, gritaba fuerte —prosiguió

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Serafina, señalándome unos

recuperar alguna imagen de aquel bravosacerdote que no se arre-

pequeños montículos de las afueras delpueblo—, era como un

dró a la hora de contar, con pelos yseñales, a sus superiores lo que

«uuuua, uuuuua» que nos ponía demiedo. La gente se arrejuntaba

estaba ocurriendo en su parroquia.

en aquella placilla de abajo y veíamoscómo aquel demonio flotaba

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Por desgracia, la actualidad imponía suley, y otros menesteres,

basta esa arboleda de allí enfrente.Uno de los días llegó) a posarse

como la concentración de súbditos enuna montaña cántabra dis-

muy cerca del cementerio. Daba comoun «rivoleteo en el aire, y vol-

puestos a ser «arrebatados ante lallegada del fin del mundo», y las

vía otra vez para una casa de allí.Estábamos muy asustados...

indagaciones acerca de un tétrico

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castillo de la Alcarria donde supues-

todos le teníamos miedo. Luego huboun día que ya no volvió más

tamente se efectuaban ritos satánicos, memantuvieron alejado a la

y por eso se quedó lo del duende. Dicenque el cura lo expulsó, que

fuerza de la investigación del «duende»durante algún tiempo. Por

llegó) a pelearse con él. Pero eso ya nolo sé. Lba vestido de negro y

aquel entonces engrosaba el equipo dereporteros del popular maga-

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era chiquito, chiquito... parecido iguala un mono. Yo tenía nueve

cine radiofónico nocturno «Espacio enblanco», y aquellas noticias, tan

años... pero nunca podré olvidarlo.

diferentes y espectaculares, reclamabanmi presencia en primera línea

La verdad es que nunca hubieseapostado por encontrar alguien

de los hechos. Pero con el tórridoverano llegó la oportunidad tan

vivo y con la mente tan lúcida comoSerafina, para conocer de pri-

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deseada de volver a viajar de nuevohacia Extremadura en busca de

mera mano qué ocurrió en las noches del26, 27 y 2<S de febrero de

nuevas evidencias con las que terminarun caso que, siempre en rojo,

aquel lejano 1907. Pero las sorpresas, alas que el lector se irá acos-

destacaba como deuda pendiente en elviejo cuaderno de campo.

tumbrando según vaya pasando laspáginas de esta obra, surgen una

Fue, si la memoria y los apuntes no me

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fallan, el 28 de julio de 1995

tras otra cuando alguien investiga acorazón abierto. A cara y cruz,

cuando arribé a la capital de losconquistadores dispuesto a realizar un

jugando con la posibilidad de encontrarlo que se busca... o volver-

«órdago a la grande» en torno a lasandanzas de aquel personaje mohí-

se de vacío al punto de partida.

no y achaparrado que tanto pavor habíacausado en las viejas Hurdes.

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En esta ocasión, como si la propiahistoria del «Duende de

Y, como suele ocurrir, el tiempotranscurrido y la distancia con la que

Ladrillar» reclamase ser escuchada casiun siglo después, los aconte-

se ven los hechos al reiniciar unainvestigación me condujeron, pista

cimientos se precipitaron de m o d oespectacular. Fue en capital cace-

a pista, hasta bases mucho más firmesque las del primer viaje. A pesar

reña d o n d e estuve «enclaustrado»

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durante varias jornadas entre archi-

de todo, he de reconocer que en elArchivo Episcopal de Cáceres estu-

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ve a punto de enloquecer y rendirme.Miles de legajos sueltos sobre

Las actas que fui recogiendo, con ladelicadeza de quienes hallan

cada uno de los pueblos hurdanos hacíanque encontrar algo concre-

el mas preciado de los tesoros, medejaron durante varias horas sin

to de aquellos días fuese prácticamenteimposible, más aún cuando

habla en aquella estancia oscura yasfixiante. Tras realizar algunas

las estanterías se prolongaban hasta el

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infinito y la informatización bri-

copias gracias a la amabilidad de lafuncionaría, paseé, con 40 grados

llaba por su ausencia. A pesar de todo,las horas entre tinieblas bus-

a la sombra, por la ciudad antigua,atribulado ante la cantidad de evi-

cando papeles y datos sobre IsaacGutiérrez dieron su esperado fruto.

dencias que allí se plasmaban.

Y éste vino de manos de Mari Carmen,la encantadora y eficiente

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No cabía lugar a la duda, al atardecer delos tres últimos días de

archivera que puso en mi mesa el librode visitas número de orden 19

febrero de 1907, un humanoide demenos de un metro de altura y

concerniente al municipio de Ladrillar-Cabezo que comprendía el

gran cabeza ovalada, acompañado dedos potentes luces circulares,

periodo en el que Isaac Gutiérrez fuecura del pueblo. Durante dieci-

se había paseado por aquellos lares sin

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el menor rubor. Y como

siete años, desde 1894 hasta 1911, elsacerdote ejerció su sagrado

p u d e comprobar en mis posterioresperegrinaciones a estas tierras,

ministerio, siendo febrero de 1907 elperiodo que a buen seguro jamás

no era el único caso... ni m u c h omenos. Lo cierto es que d o n Isaac

olvidaría hasta el día de su muerte.

Gutiérrez dejó escrito en una de susactas una completa denuncia de

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lo sucedido, haciendo hincapié en quelos vecinos, al llegar las siete

de la tarde y ante el temor que lesproducían aquellas apariciones

fantasmales, se encerraban a cal y cantoen sus viviendas abando-

n a n d o sus deberes de agricultores eincluso olvidando ir a la parro-

quia. Quién sabe si esta situacióndescontrolada, y la ausencia total

de fieles, fue lo que obligó a don Isaac atomar cartas en el asunto y

ponerlo en conocimiento de las

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autoridades competentes. No en

vano, aquel extraño personaje estabaponiendo en peligro entre

otras cosas, la propia fe de aquellasgentes, convencidas de q u e el

mismísimo Satanás había llegado hastaallí quién sabe con q u é oscu-

ras intenciones...

El amplio dossier documental del q u efui haciendo acopio en

aquellas jornadas me reveló nuevos einesperados datos. Según se

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decía en una de las actas de aquel«milagroso» libro de visitas, una de

las luminarias que acompañaban alllamado d u e n d e sobrevoló a un

grupo de chiquillos entre los que seencontraba Serafina Bejarano.

Iker Jiménez con

el acta de 1907 en

El párroco siguió la escena desde elpórtico de la iglesia y observó,

la que se da cuenta

al igual que multitud de asustados

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vecinos, cómo una jovencita de

de lo ocurrido

tan sólo cinco años caía al suelo de m od o fulminante. Persiguiendo

en la pedanía de

Ladrillar.

datos y más datos, enfebrecido ante elextraño y mortal cariz que

tomaban los hechos, pude llegar a laconclusión de que aquella per

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La película de los hechos nos remonta alanochecer del martes

sona era María Encarnación Martín, quevio truncados sus juegos

21 de octubre de 1917. Una jornada fríay preñada de fuertes vientos

infantiles ante el fulgor de aquellabrillante luz. Según consta detalla-

que a/otaban las peladas sierras deAhigal, lugar d o n d e cada sema-

damente en la documentación oficial, alas pocas jornadas, concre-

na se realizaba una feria de ganado y a

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la cual siempre había acudi-

tamente en la tarde del 2 de marzo de1907, la chiquilla fallecía súbita-

do el pastor Nicolás Sánchez Martín, de39 años de edad y natural de

mente sin que nadie pudiese hacer nadapor salvarla. Vagamente se

la alquería de Cambroncino.

recordaba este incidente entre las gentesde Ladrillar, pero el acta

De robusta complexión y rudo carácter,«Colás», tuvo a bien

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médica y la correspondiente partida dedefunción señalaba que el

acompañar a dos mujeres de su pueblo,las hermanas q u e atendían

óbito se había producido por causasabsolutamente desconocidas.

al nombre de Pepa y María Iglesias, alcomprobar que la noche se

Esta muerte, si bien p u d o ser laprimera relacionada de un m o d o u

había desplomado con rapidez y que loscaminos de tierra q u e para-

otro con las luces extrañas que surcan

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nuestros cielos, no fue la últi-

ban en Cambroncino eran lugarpredilecto de los lobos y otras ali-

ma. Con la fotografía de Isaac Gutiérrezen las manos, conseguida

mañas nocturnas.

tras una labor de «ratón de biblioteca»por todos los archivos de la

El trío, cargado con diversos cestos yviandas, regresó cabalgan-

antiquísima ciudad, puse rumbo a d o n de Las Hurdes se encrespan

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do y sorteando con rapidez los p e q u eñ o s afluentes que desembocan

hacia los cielos. La historia del«Duende de Ladrillar» ya no podría ser

en el río Ribera Oveja. Al llegar a unagran vaguada, no muy lejos del

calificada de leyenda. Los personajesque asistieron a aquella absur-

pueblo, se percataron de q u e alguien«azuzaba una luminaria» sobre

da representación de lo desconocido,vivieron y dejaron su huella

las negras aguas. Era, según relataron

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las espantadas mujeres a su

en aquella tierra. Y reconfortado comopocas veces, con las fotos y

llegada a la aldea, «una luz no muyfuerte y alargada que bacía que

los documentos guardados como oro enpaño, me planté en otro

todo se viese como de día. Pensaron enun principio en algún pes-

poblado d o n d e las «luminariasfatales» habían dejado un reguero de

cador o «furtivo» despistado, peroconforme las cabalgaduras fueron

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sangre y muerte. En Cambroncino, unremoto rincón de esta curio-

aproximándose al iluminado regato, lasdudas y el más oculto de los

sa comarca, me esperaba otra granaventura. Un fallecimiento gene-

temores fueron haciéndose fuertes eindomables. Allí no había

rado por una luz idéntica y q u eprovocó los mismos síntomas en

nadie. La luminaria, mortecina,amarillenta y parecida a una «pera»,

otro infortunado lugareño...

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flotaba sin ser manejada por persona omaquinaria alguna y realiza-

ba todo tipo de maniobras, dibujandoestelas en las tranquilas y pro-

fundas aguas. Eso sólo puede ser cosadel diablo, pensaron, acudien-

do a la más elemental lógica hurdana. Yno les faltaba, en cierta

parte, un ápice de razón. Ya en aquellosaños eran frecuentes las

Transcurridos diez años del incidente deLadrillar, un enigmático

habladurías en torno a los «banastos

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voladores» y a las «colmenas de

foco luminoso iba a traer de nuevo eldesconsuelo y el miedo a los

luz» que se habían aproximado con sufulgor extraño a poblaciones

valles hurdanos. El primero en saber deesta extraña historia fue el

sumidas en la más absoluta oscuridadcomo Cerezal, Carabusino o

periodista y «maestro» de toda unageneración de reporteros, Juan

La Huetre. La crónica viva, interpretadapor los relatos y el boca a

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José Benítez. En un viaje realizado aesta comarca a principios de

boca de Las Hurdes, aún recuerdaaquella apasionante oleada de las

1983 tras unas sobrecogedorasinformaciones centradas en la aldea

primeras décadas del siglo, muy lejanaaún el agua corriente y la luz

de Vegas de Coria, logró recabar conprecisión y genialidad la prin-

eléctrica en los pueblos, quemaravillaron y asustaron a partes igua-

cipal documentación acerca de otro

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encuentro OVNI con desenlace

les a aquellas buenas gentes. Lasapariciones fueron muchas y ante

mortal.

no pocas personas. Y quizá por eso lacerteza de que un diabólico

«espanto» se les había cruzado en elcamino cobro fuerza entre los

e n u n t r i s d e d a r c o n s u s h u e s os e n e l d u r o p i z a r r a l q u e f l a nq u e a b a tres viajeros que sobre loscaballos trazaban la ruta entre Abigal vlos

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el c a m i n o .

montes de Cambroncino en plena noche.

Iba el jinete con intención de avisar,gritando con todas sus fuer-

Las dos mujeres, tapándose con losnegros mantos y profirien-

zas al doctor Víctor Sánchez, únicogaleno del municipio de Camino-

do rezos en voz baja, optaron porregresar hacia el pueblo de La

morisco en aquella época, y que en esajornada del 21 de octubre

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Pesga y tomar otro camino con tal deevitar aquella siniestra y malé-

precisamente se hallaba en la escondidaaldea de Cambroncino. Las

fica luz. Pero Nicolás, sabedor de q u eaquello era algo realmente

fuerzas le fallaban y una cortina «comode sangre» le cortaba la visión

extraño, y convencido de q u ecualquiera que fuese el portador de

ele raíz impidiéndole ver el trayecto.Así, casi a ciegas, y más intu-

aquella misteriosa llama no le iba a

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impedir seguir su ruta, se lanzó

yendo que observando, el aterrorizadoNicolás Sánchez llegó a la

sobre los lomos del corcel en direcciónal regato. Al bordearlo, la

principal calle del pueblo. En ella,varias docenas de amigos y veci-

cabalgadura, como si premonizara latragedia que se venía encima,

nos se reunían espantados al conocer lanoticia. Las dos hermanas,

frenó en seco, profiriendo un relinchoque debió escucharse en

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q u e recién habían puesto sus pies en laaldea, habían alertado a las

toda la serranía. A menos de tres metrosde aquel artefacto, el tozu-

gentes del encontronazo con el«espanto» y desde hacía algunos

do de «Colás» palideció p o c o apoco... aquella luz ovalada se había

minutos todos aguardaban el regreso de«Colas». Los gritos le prece-

elevado unos centímetros y, alejada yade las aguas, parecía querer

dieron, llegando nítidos desde el negro

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desfiladero que se funde en

retarlo a un solitario duelo en laoscuridad del valle. «Colás», ya con

la entrada al pueblo. Y tras el sonido delos cascos de la cabalgadu-

el alma en un p u ñ o pero decidido a novolverse atrás ante aquella

ra, apareció la imagen del antañofornido pastor con la apariencia de

masa luminosa, agarró su cuchillo, undescomunal machete con el

ser un muerto en vida. Según los que allíestuvieron: Traía la tez

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q u e tantas noches compartió cacerías,y, haciendo gala de su inne-

pálida como la cera. Temblaba comoun niño y balbuceando se

gable arrojo, c o m e n z ó a galoparintentando esquivar a la fatal lumi-

metió en su casucha. Incluso pareceque se hizo sus necesidades

naria. Tras una corta carrera, el caballovolvió a detenerse en un

encima de la impresión que traía elhombre... Al escuchar aquellas

punto, brincando y alzando las patas

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delanteras a punto de dar con

palabras en el lugar exacto d o n d eocurrió la escena, setenta y cinco

el bravo jinete en los suelos. Cuando«Colas», que por un momento

años después, no p u d e evitarimaginarme a aquel hombre, vencido

creyó q u e la luz se esfumaba c o m opor arte de magia, supo el ver-

en su duelo a muerte con el misterio.Tras no pocas pesquisas p u d e

dadero motivo del susto de su caballo, apunto estuvo de verse ven-

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localizar en el alargado y siempresilencioso Cambroncino el hogar

cido por el desmayo. La «luz de RiberaOveja» se había metido entre

donde, según recordaban los yaoctogenarios vecinos, pasó el infor-

las patas del animal y parecía estarabrasándolo lentamente mien-

tunado Nicolás Sánchez Martín susúltimas horas hasta la expiración.

tras aumentaba su intensidad. En eseinstante, el caballero notó un

Lo realmente dramático de la historia es

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que el testigo, un hom-

súbito calor a c o m p a ñ a d o de unmareo q u e poco faltó para echarlo

bre de complexión fuerte y salud aprueba de hierro forjada en la

de nuevo a tierra. Galopando como almaque lleva el diablo, y con-

aventura de la superviviencia diaria,fallecía a las pocas horas ante

vencido en sus adentros de que aquellaesfera estaba haciendo todo

los asustados vecinos y los llantosdesconsolados de su esposa,

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lo posible por descabalgarlo, se dejólos tacones de las botas en los

Estefanía Expósito. «Colas» contó suhistoria una y otra vez en su

ríñones del corcel para huir de allíiniciando una loca carrera entre

lecho mortuorio, como queriendo dejartestimonio póstumo de la

los montes, al tiempo que gemía ygritaba desconsolado en medio

que había sido su última pelea. Elmédico, Víctor Sánchez, en un

de la noche. Los seis kilómetros q u e lo

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separaban de la entrada de

afán loable por salvarle la vida alinfortunado pastor, llegó a utilizar

Cambroncino transcurrieron lentos,eternos... y «Colas», en más de

rudimentarios modos de cura porcauterio con hierros candentes

una ocasión, creyendo q u e la luminarialo seguía de cerca, estuvo

como los llamados «botones de fuego»,pero ni siquiera ese m o d o de

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reactivar el torrente sanguíneo fueeficaz. Atacado por lo que pan'

En unas numerosas visitas al lugar delos hechos c< improbe que la

cía ser una energía absolutamentedesconocida para la época, el

trágica aventura había q u e d a d oimpresa en la memoria popular, que

cuerpo de Nicolás Sánchez fueenfriándose hasta convenirse en un

la conservaba, aun ochenta añosdespués, como un verdadero teso-

cadáver yacente sobre aquel montón de

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hierbas a m o d o de rudi-

ro. Inmerso en mis paseos Cambroncinoarriba, Cambroncino abajo,

mentario camastro.

me topé con personas que vivieron muyde cerca aquel drama real

y propio de la más negra pintura de donFrancisco de Goya.

Recuerdo, entre tantas, a JulianaExpósito, vivaracha y amable «hijas-

tra» de «Colas», que recordaba de bocade Estefanía Expósito, esposa

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del «mártir», como la sangre se habíaquedado congelada dentro de

las venas de mi padrastro.

Con semejantes declaraciones, a uno sele quedaba el cuerpo,

nunca mejor dicho, helado. E intentandoreconfortarme y encontrar

de nuevo el calor de las sabias palabrasde los ancianos de aquel

apartado rincón de Extremadura, medispuse a llegar hasta el que

llaman «Barrio del Teso», una especiede colonia ya casi derruida

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d o n d e tan sólo viven algunos«antiguos» q u e se resisten a abandonar

lo que en su día fue el centro de aquelpueblo. Entre sus callejas de

pizarra hallé la casa del difunto«Colas», y no me resistí a, casi en ade-

mán de reverencia, arrodillarme ante supuerta, ya huérfana de herra-

jes y maderas, y disparar la Nikonvarias veces hasta finalizar el carre-

te. Aquella era —pensaba en silencio—la morada de una de las pri-

meras «víctimas» de los OVNIs en

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nuestro país. Y no p u d e evitar un

Acta de defunción del

"Mártir de Cambroncino";

sobrecogimiento al intentar reproducirla escena vivida el 21 de octu-

Nicolás Sánchez Martín.

bre de 1917. Comenzó a llover confuerza sobre la barriada y, resguar-

dado bajo el quicio de la puerta dondehacía ochenta años había llega-

Pertrechados tras las lámparas de aceitey con las caras desenca-

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do aquel infortunado, pensé en elcomponente absurdo del enigma

jadas, varios vecinos cubrieron elcuerpo del «Mártir de Cambron-

OVNI, ese misterio q u e allí mismohabía segado una vida humana.

cino», que a partir de ese mismo instantepasaba a formar parte de la

leyenda. De una leyenda que en lamágica región de Las Hurdes

adquiere carácter de rotunda realidad.

De esta dramática y negra historia sólonos queda, como en el

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caso de Ladrillar, una serie de legajosque aún sobreviven milagro-

Juan José Benítez hacía alusión, en suinsuperable obra La Quinta

samente a la «trituradora» del tiempo.En este caso, las actas de

Columna, a que en la misma fecha en laque la extraña «luminaria»

defunción, en las que se destacaba queuna bronconeumonía fulmi-

acababa con la vida de Nicolás Sánchez,otros acontecimientos extra-

nante había acabado con el pobre

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«Colas», eran el único vestigio, el

ordinarios se producían a escasamentedoscientos kilómetros en

único expediente, que avalaban una delas primeras «agresiones

línea recta. Efectivamente, durante esasemana de 1917, en la pobla-

OVNI» ocurridas en nuestro país.

cióm de Cova de Iria, en lasproximidades de Fátima, lospastorcillos

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Lucia de Jesús. Jacinta Marto yFrancisco Marto, de edades compren

A pesar del considerable revueloformado en l'átima, los hurda-

didas entre los siete y los diez años,eran testigos de las "apariciones

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nos no supieron,, hasta muchos añosdespués, que lo que ellos hacía

marianas» más importantes del mundo.Sucesos inexplicables prota-

tiempo habían dado el nombre de «Luzde Ribera Oveja» se venía

gonizados por la repetitiva visión de unamisteriosa figura de tez. blan-

paseando por los pagos portuguesesmotivando peregrinaciones de

ca, sin pelo y provista de un mantoacolchado que fue bautizada bajo

cientos de miles de personas en una

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marea religiosa jamás vista en

el prototipo de «la Señora de Fátima».En aquella inolvidable semana,

el mundo. Ni la prensa ni las ondas deradio eran conocidas en los

y según quedó escrito en los archivosdel doctor Formigao, prefecto

pueblos de Las Hurdes negras enaquellos principios de siglo. Y los

de la población, también esferasvoladoras de vivísimos colores fue-

encontronazos con las «fatalesluminarias», y muy especialmente con

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ron observadas por miles de testigos almismo tiempo. Al observar los

la luz que merodeaba entre las aguas delpueblo de Ribera Oveja,

diferentes dibujos efectuados portestigos portugueses y hurdanos no

engrosaron tan sólo el archivo popularconstruido con el vivo relato

p u d e sino quedarme de piedra ante lastremendas similitudes. Esas

de los testigos. A la luz de la lumbre, oen las cerradas noches de

formaciones eran, sino las mismas,

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idénticas a las que desde tiempo

cacería, los hurdanos se contaban lasconfidencias y siempre acaba-

remoto venían surcando algunosrincones concretos del «País Hurda-

ban hablando del mismo enigma q u edurante tantos años los trajo

no». ¿Existe una relación entre ambosfenómenos? ¿Nos encontramos

locos. ¿Qué clase de luz era esa? ¿Quiénla manejaba y por qué inten-

ante la misma causa interpretada demodo radicalmente opuesto a cada

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taba asustarnos?, se preguntaron variasgeneraciones de hombres y

lado de la frontera hispano-portuguesa?Eso nadie lo p u e d e saber.

mujeres.

Aunque no deja de ser curioso que, enlas mismas fechas, muchos

Hombres y mujeres q u e a principios delos noventa volvían a

asegurasen ver la encarnación delmismísimo Satanás en unas luces

recordar ante mi grabadora y block denotas aquellas aterradoras

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de reducido tamaño y forma ovalada, almismo tiempo que esas mis-

experiencias. Y no podía evitar que unescalofrío me recorriese el

mas luminarias eran foco de atencióndentro de una serie de aconte-

espinazo de arriba abajo cuando lasmismas interrogantes sin res-

cimientos de carácter divino. Un enigmacon dos caras y quién sabe

puesta volvían a aflorar en las tardes denoviembre en las que recorrí

si un mismo significado...

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la zcna en busca de los testigos de esaesquiva luz sin dueñe) siem-

pre empeñada en perseguir y soliviantara los viajeros despistados.

En el propio Cambroncino, entre otrasmuchas, supe de la viven-

cia de algunas personas que habíanestado a dos pasos del prodi-

gioso fenómeno. Atardecía en aquellaplazoleta casi vacía, y ante las

miradas de dos mujerucas y de un perrotriste y errante, la grabado-

ra echó a andar. De frente, sincera y sin

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miedo, la voz de Irene

Rueda, una mujer que en julio de 1953se topó con lo imposible:

Aquella mañana cantaban los gallos.íbamos mi madre, una

sobrina pequeñina, mi hermana y yopara el pueblo de Mohedas, a

una de las ferias a comprar comida yotras cosillas. Bueno, pues

amanecía y nos pusimos en camino. Yoiba sujetando a la borrica y

cuidando de la más pequeña, que semareaba al ir subida en la

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caballería. De repente, y cuando aúnno había clareado, vimos

Irene Rueda explica como -la luz deRibera Oreja- se le echaba encima

como una luz muy brillante que flotabaen el agua. Relucía aquello

un amanecer de 195.1.

sobre lo negro del regato del río yenseguida grité «mira qué luz más

bonita, ¿qué será Todas nos quedamosen silencio y caminamos

realidad en cada recodo del camino y encada alquería. Sucesos

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como con algo de miedo. 'Total, que yopensaba al principio que

increíbles protagonizados por personasabsolutamente creíbles. Un

podía ser las luces del pasto queutilizaban los pescadores... pero qué

cóctel explosivo que, desgraciadamente,ya sería motivo para otra

va. En un momento oí «mírala si yaestá en el aire", y asi era. Aquella

amplia y documentada obra acerca deesta tierra única e incompa-

cosa había salido recto del agua y iba

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iluminando todo el campo,

todo el cascal del río y todo el caminocomo si fuera de día. No bacía

rable, paraíso para quien no ha olvidadocaminar, observar y sentir,

ningún ruido y parecía una escoba depalma. Estrechita por arriba

y sobre la que nunca se podrá decir laúltima palabra...

y algo más ancha por arriba. Todossabíamos de qué se trataba, por-

que en el pueblo ya se había aparecidoa varios. Así que nos arrodi-

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llamos allí en plena tierra y dijimos«que Dios nos guarde que esa es

la luz de Ribera Oveja...»

Como a tantos otros testigos, Irene notocómo un miedo atroz se

apoderaba de su cuerpo y mente. La luz,silenciosa y con su forma

de llama, los sobrevoló casi rozándolesla cabeza, sin hacer caso

omiso de su presencia. Los rezos, losresponsos y las plegarias contra

los espantos fueron, una vez más, elarma utilizada por aquellos que

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se vieron sorprendidos en plenamadrugada por la siniestra luminaria.

Ya en la acogedora y fiel posada deVegas de Coria, lugar donde

siempre va a parar el maltrecho cuerpode este viajero en sus corre-

rías por Las Hurdes, hacía acopio denombres y personajes ante el

amplio ventanal q u e se asomaba a losnegros y abruptos valles del

silencio. Y allí, en la soledad de aquellahabitación espartana encla-

vada en las mismas entrañas de la

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«tierra sin tierra», no p u d e olvidar

a cuantos habían pasado ante migrabadora. Todos habían sido pro-

tagonistas de lo insólito. MarcelianoCarrero, Manuel Guillermo

Velaz, Domingo Núñez Crespo, JuliánSendín, Manuela Iglesias, Juan

José Azabal... una lista interminable quees ejemplo vivo de lo que

ha estado surcando estas tierras durantesiglos. Quién sabe si por los

condicionantes sociales o por su totalaislamiento del resto de la civi-

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lización, Las Hurdes fueron el lugarelegido no sólo para las «lumi-

narias», sino para otra serie deincreíbles personajes antropomorfos

a los que la voz popular dio nombres tansugerentes como el de la

«Chancalaera», «El tío del Bronci», los«Encorujaos» o «El Macho Lanú».

Enigmas fascinantes y aparicionespresuntamente sobrenaturales que

se han venido observando hasta bienentrada la década de los

noventa. Un mosaico de aventura y

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misterio que hacía que una vez

más me sintiera atrapado en aquel rincóndonde lo insólito se hace

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OMO TANTOS NIÑOS ALAVESES,escuchaba y me sobrecogía en

aquellos inicios de la década de losochenta con la leyenda

de Óchate, el pueblo a b a n d o n a d o qu e teníamos a menos

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de 15 kilómetros y q u e tantas veces fuemotivo de excursiones teme-

rarias, frustradas siempre al contemplaraquel paraje muerto y soli-

tario. Fiel a su leyenda, Óchate, cuyaterminología en el antiguo éus-

quera significa «puerta secreta o delfrío», representó en muchas

personas de mi generación infantiltemores irracionales y pesadillas

interminables. Se contaban historiasincreíbles a raíz de que un

empleado de la Caja de Ahorros de

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Vitoria, llamado Prudencio

Muguruza, fotografiase un gigantescoOVNI sobrevolando el lugar. La

imagen, donde se reflejaba nítidamenteuna inmensa esfera incan-

descente cayendo sobre la zona, recorriótodo el País Vasco, acu-

mulando el asunto una gran expectación.Poco a poco, las noticias

sobre el poblado d o n d e apareció elfenómeno recorrieron la comar-

ca erizando los cabellos hasta de losmás incrédulos. Y es que para

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la mayoría no cabía duda. A la vera dela capital vasca teníamos un

enigma pendiente del que sólosobrevivían las viejas piedras y el

esqueleto de sus estrechas calles. Lo quenadie se imaginaba es que

ellas guardaban las claves para entendery sumergirse en u n o de los

más apasionantes expedientes Xespañoles.

Fue en diciembre de 1995 cuando mepropuse investigar a fon-

do en las entrañas de la misteriosa

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alquería. Por aquel entonces ya

habían vuelto las aguas a su cauce. Ydigo esto porque toda la déca-

da de los ochenta representó unauténtico calvario para los vecinos

de la zona. El enigma de Óchate alcanzótal popularidad que, en

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poco tiempo, centenares de alicionadosa lo esotérico, sensitivos de

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ro carne de investigador de lo insólito,representaba un autentico

tercera regional, videntes, chillados,curanderos y satanistas macera-

m o n u m e n t o a lo paranormal.

dos en alcohol convirtieron aquello enuna especie de Lourdes de la

Era el momento de llegar solo hastaÓchate, de rastrear entre sus

llanura. Todos esperaban la aparición,el milagro o lo sobrenatural

piedras milenarias y de verificar ciertasinformaciones que se habían

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como condición para regresar a suscasas satisfechos tras haber asis-

visto envueltas por la sombra de laduda.

tido a algo extraordinario. Todos ellos,incluso la mucha gente que

Así, la Nochebuena de 1995, mientras elcielo se cerraba sobre

se acercó de buena fe para ver qué secocía junto al viejo torreón de

los campos del Condado de Treviño,estacioné mi vehículo y me dis-

Óchate, estaban convencidos de q u e lo

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que decía la prensa era

puse a recorrer lentamente los doskilómetros que separan el anta-

absolutamente cierto. El tema, para losperiodistas alaveses y burga-

ño próspero lugar de cualquier vestigiode civilización. Tan sólo el

leses. fue una mina recurrente quesaltaba de nuevo a las portadas

ladrido lejano de dos perros cortaba elsilbar constante de un viento

cada vez que era necesario.

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lastimero que ya transportaba frías gotasde agua.

La pregunta es evidente, ¿era cierto loque se conté) sobre el pue-

El acceso a este remoto lugar esdificultoso, abruptas laderas lo

blo?, y, sobre todo, ¿qué parte derealidad y fraude existe en torno a

resguardan de las miradas curiosas. Asíha permanecido durante el

la leyenda de este lugar? Intentardescubrir eso, que no era poco, fue

último siglo, vacío, acompañado

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étnicamente por el silencio perpetuo.

el motor que impulsé) un primer viaje deinvestigacié>n al olvidado

Aquí no hay agua corriente, ni luz, niteléfono... ni tampoco

rincón. Hasta entonces todas lasaproximaciones al tenebroso des-

nadie que lo pueda necesitar. Solamenteuna torre blanca y majes-

poblado se habían limitado a pasarinterminables noches de acam-

tuosa, que parece ajena a lo mortecinodel paisaje, rompe la m o n o -

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pada a la vera de lo que, con quinceaños y nuestro peculiar y case-

tonía que ofrecen las diversas ruinas altrazarlo que en su día debió

ser la más próspera aldea de lacomarca. Algo ocurrió para que todo

cambiara. La anciana memoria deaquellos q u e viven en pequeñas

poblaciones cercanas como Ajarte oImiruri volverá a recordar, si

alguien se lo pregunta, unencadenamiento de tragedias que losvie-

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jos, sentados casi siempre al socaire delas iglesias románicas que

rodean la zona, achacan a «lamaldición». Una maldición que, lejos de

gestarse en la superchería popular,parece estar avalada por multitud

de documentos históricos q u e noshablan de repentinas epidemias,

desapariciones y todo tipo decalamidades que parecían cebarse

exclusivamente con este lugar.

Tras constatar q u e toda la vecindad,harta de los vaivenes de los

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últimos años, recordaba perfectamentealgunos extraordinarios suce-

El de Óchale es

sos, y como no era nada disimulado eltemor de muchos hacia ese

un paisaje muerto

rincón del Condado de Treviño, medispuse a fotografiar los restos del

y desalado.

Hoy tan sólo se alza

poblado mientras en las aldeas cercanasse cerraban las contraven-

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el torreón así

tanas y el cantar de los pájarosanunciaba la llegada de las sombras.

derruido, vestigio de

Ya junto al torreón románico, en la másabsoluta soledad, noté

un pasado glorioso

trucado por la

como si alguien me observara... unasensación ya cotidiana en los

supuesta maldición.

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viajes a la búsqueda del misterio. Girévarias veces la cabeza dis-

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puesto a encontrarme con alguna miradaescondida entre los mato-

Alli, en la Nochebuena de 1995,reflexionaba junto a unas olvi-

rrales. Pero allí no había nadie. Loprudente en estos casos es que la

dadas tumbas y una torre inútil ydesvencijada... sintiéndome extran-

frialdad del raciocinio borre de unplumazo cualquier atisbo de

jero profanador de los secretos ymiserias de aquel pueblo maldito.

intranquilidad. Y así intenté hacerlo,

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recorriendo palmo a palmo

La tormenta, mostrando a lo lejos suaparato eléctrico, me indicó

aquel sombrío lugar hasta darme debruces con las hileras de peque-

a su modo que debía alejarme del lugar.Y así, con la cámara sujeta

ñas tumbas q u e rodeaban la zona.

como fiel amiga y arma dispuestasiempre a llevarse la gran exclusi-

Me agaché para despejar la tierraacumulada en su interior y ase-

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va, fui descendiendo por el caminoestrecho y embarrado sin querer

gurarme de que, efectivamente, hacesiglos pequeños cuerpos repo-

mirar hacia atrás.

saron en aquella ladera. ¿Quiénes eran?¿ Y por qué allí?, escribí en

el cuaderno de c a m p o apoyándome enla vieja necrópolis.

Observando aquellos diminutossepulcros me invadió una pro-

funda tristeza. Tan sólo el chasquido dela Nikon y el parpadeo del

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fias se escuchaban mientras un cielovioleta cubría completamente

Veinticuatro horas después, AlfredoResa me esperaba impacien-

los valles. Había empezado a lloversobre el pueblo maldito. Y he de

te en su antigua y confortable viviendaubicada en pleno centro de

reconocer, como no lo había hecho hastaahora, que me volví a sen-

Vitoria. Una carpeta repleta deminuciosa documentación apareció

tir acompañado muy de cerca por algo o

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alguien. Un centinela,

entonces como un tesoro en aquel cuartode paredes blancas y am-

quién sabe si de otro espacio y tiempo.Su presencia, cada vez más

plios ventanales. Para este afable y m en u d o técnico de Radio Euska-

intensa y cercana, me hizo debatirme enuna lucha interna contra mi

di, la vida cambió al conocer la«Leyenda Negra de Óchate». Muchas

propio miedo. Y encantado acepté elreto paseando de nuevo entre

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noches en vela y jornadas interminablesentre archivos habían pasa-

las ruinas conforme la noche mealcanzaba.

do desde entonces. Son más de quinceaños estudiando lo que allí

ocurre, en silencio, con un grupo depersonas rigurosas que lo úni-

co que queremos es saber por quéacontecen precisamente en ese

lugar todo tipo de fenómenos extrañosdesde tiempos remotos, me

comentaba, mientras señalaba la

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archiconocida imagen del «globo

luminoso» descendiendo sobre la zonaobtenida hacía quince años

por Prudencio Muguruza.

Según afirmaba Resa, la dramáticahistoria del lugar se componía

de sucesos que se remontaban a tiemposprácticamente medievales.

Generación tras generación se ha venidohablando de ellos, unien-

do la voz popular el fenómeno de lamaldición con la presencia de

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inexplicables manifestacionesparanormales. A la búsqueda de res-

puestas, este profesional de la radioconsultó los archivos históricos

El autor observa algunas

de las provincias de Álava y Burgos,para conseguir datos, fechas y,

de las pequeñas tumbas

en definitiva, confirmaciones.

antropomórficas que,

Los escasos legajos que mencionan aÓchate seguían durmiendo

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a modo de insólita necrópolis,

rodean el poblado desde

plácidamente en los viejosclasificadores. Gracias a la pericia deResa

tiempo inmemorial.

y a su afán recopilatorio p u d e reunirun material de valor incalcula-

ble, documentos que dejarían perplejo acualquier experto en historia

TODA LA comarca, Es precisamente eneste período cuand o comenza

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o medicina. Datos reales quesimplemente demostraban lo excep-

ra a desarrollarse la supuesta maldición.Confluirán escalonadamen-

cional de aquel paraje.

te, v en tan solo una década, diversasepidemias que arrasarán toda

Y, como si hubiese descubierto el maná,me enfrasqué aquel me-

la población. En 1860 se extiende laviruela, de la que apenas sobre-

diodía en la lectura pormenorizada detodo el apasionante material

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viven una decena de personas. Cuatroaños después el tifus se pro-

para ir bosquejando con mis notas lamaltrecha historia de Óchate.

pagará con furia devastadora, volviendoa dejar yermo de vida el

Confirmé así que el nombre de Goate(puerta de arriba) aparece

lugar. Tras esta plaga, Óchate volvió arepoblarse rápidamente, pero

por vez primera en 1134, dentro de laNómina de San Millán, como

el triángulo mortal se completaría

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fatalmente cuando, en 1870, una

referencia a un p e q u e ñ o poblado quecontaba con quince almas por

epidemia de cólera fulminante sepultópara siempre a las personas

aquel entonces. Un siglo más tarde seconstruye la torre que ahora es

q u e intentaban en vano reconstruir laalquería. El p e q u e ñ o cemen-

el único vestigio del antiguo Óchate.Estaba dedicada a San Miguel

terio de la localidad no dio abasto conlos cadáveres y se decidió

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Arcángel, y su emplazamiento, sobre unaaltura de 702 metros,

enterrar casi todos los cuerpos en lavaguada que forma el centro de

dominando la llanura, y la particularcoloración blanquecina de sus

la aldea.

piedras, hacían q u e durante la nochefuera distinguible desde los

El pueblo q u e d ó absolutamentedeshabitado y una gran interro-

múltiples caminos que se adentran haciael puerto de Vitoria. Para

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gante pululó por sus viejasconstrucciones intentando desvelar el

algunos historiadores alaveses no debíadescartarse la idea de que

misterio de las tres inexplicablesepidemias. ¿Cómo era posible que

actuara a m o d o de rudimentario faropara orientar a carruajes y cam-

solamente afectaran al pueblo de Óchatesin mermar la salud de nin-

pesinos.

gún otro habitante de las aldeascercanas? Nadie p u d o pasar por alto

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En 1254 la aldea parece haber sidotragada por la tierra. Incom-

la aparente selección q u e laenfermedad había realizado con el lugar

prensiblemente, ningún dato sobre ellavuelve a aflorar hasta bien

respetando al resto.

entrado el siglo XVI. De aquella épocaoscura sólo parecen haber

Óchate, como confirman todos y cada un o de los legajos ecle-

sobrevivido las hileras de tumbas querodean el pueblo. Tumbas

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siásticos, siempre permaneció enconstante comunicación con las

para albergar, por su reducido tamaño, aniños o gente extraordina-

poblaciones de Imiruri, San Vicentejo,Aguillo y Ajarte a través de

riamente pequeña. Fueron colocadasjunto a los precipicios que

víveres, aguas, medicinas, ganado ytránsito humano. Es incompren-

flanquean la zona, con formasanatómicas cavadas en la roca como

sible que tres infecciones altamente

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contagiosas por este tipo de víncu-

pétreos sepulcros que aún dividen a losestudiosos de la historia ala-

los sólo llenaran de muerte las entrañasdel pueblo maldito. Los

vesa.

habitantes de las localidades cercanas,ajenos a la plaga, se convir-

Ante la carencia total de datos seespecula hoy con varias hipó-

tieron en simples testigos de la rápidaaniquilación de Óchate. Todos,

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tesis, siendo el establecimiento dealguna sociedad medieval de tipo

viendo aquel paraje rebosante de ruinasy cadáveres, creyeron a pies

templario la que cobra más fuerza.

juntillas en la sobrenatural condena queparecía haber llegado hasta

En 1557 Óchate era un despoblado,estaba vacío por primera vez

aquel recóndito lugar.

en su historia. La emigración de sushabitantes hacia otras aldeas, o

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Sobrecogido por los datos, me recluírodeado de libros de medi-

su muerte y desaparición, dejaronabandonado el pueblo maldito.

cina dispuesto a saber, costase lo quecostase, si aquellas tres pestes

Y así lo estuvo hasta 1750. En aquelaño, el censo daba referencia de

tenían alguna explicación lógica y, sobretodo, si cronológicamente

seis habitantes en el lugar. Pero elcrecimiento y la prosperidad

se correspondían con otras surgidas en

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el resto del Estado. Las con-

alcanzada por Óchate durante el pasadosiglo le hicieron convertir-

clusiones que obtuve, y q u e acontinuación expongo nítidas y cla-

se, según confirmé por aquellos datos,en el lugar más poblado de

ras, me dejaron de piedra.

Cólera morbo asiático: Afecciónendemoepidémica de origen

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caracterizada p o r e r u p c i o n e s c vi n t e n i a típicas q u e dejan visiblescica indostánico, causada por unmicroorganismo llamado Vibrón (Colé-

trices v l e s i o n e s en las m u c o s a s. D e s d e 1799, c o n la a p l i c a c i ón de rico o Vibrio comma, descubiertopor Koch en 1883. En sus tres fases

estudios de Eduardo Jener, dejo deprovocar el descenso de la

(diarrea premonitoria, receso detemperatura y cadaverización), el

población de modo drástico. La friolerade setenta años después, en

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cuerpo pasaba en pocas horas de los 25grados a 43. La enfermedad

Óchate, se produjo una epidemiaincontrolada que fulminé) a todos

era de carácter epidémico en zonasconcretas del este y sudeste asiá-

los moradores cuando esta enfermedadapenas representaba peligro

tico, y tan sólo en ocasiones puntualesllegó hasta Europa. En España

en el resto de la Península.

se produjo la primera gran epidemia en1835, entrando exactamente

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¿Por qué?, me pregunté en la soledad delarchivo. ¿Por qué ocurría

por el puerto de Vigo proveniente de lacuenca del Volga. Se exten-

esto en aquel remoto pueblo?Convencido de que la medicina otor-

dió en la primera semana por Andalucíay en días posteriores en

gaba marchamo de inexplicable a lo queallí sucedió el pasado siglo,

focos de Extremadura y Cataluña. En1854, la oleada de muerte aso-

me enfrasqué sin perder tiempo en otros

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no menos misteriosos asun-

ló toda nuestra costa mediterránea aúncon más virulencia, provo-

tos que, precisamente en esos años,surgieron en Óchate, dándole a

cando un estado de pánico en lasprovincias de Levante, d o n d e las

esta historia tintes aún más tenebrosos.

víctimas caían fulminadas en plenacalle. Posteriormente, en 1865, se

produjeron las otras dos grandes plagasespañolas, que fueron más

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controladas por unas autoridadessanitarias que ya sabían a lo que

tenían que enfrentarse. En 1885 sedieron los últimos casos muy

localizados de nueva epidemia enValencia, lugar que parecía maca-

Aquel fue el último paseo del párrocode Óchate. Antonio Ville-

bramente predilecto por el mortalbacilo. Así pues, el brote de cóle-

gas se encaminó a la ermita deBergondo, en la zona superior del

ra fulminante, que espesaba la sangre y

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mataba en horas, surgido en

pueblo, dispuesto a recoger variosutensilios para acondicionar algu-

Óchate en 1870, se produjo en un tiempoen que la Península, y más

nos hogares abandonados tras el recienteazote del tifus exantemá-

concretamente la región alavesa, estabatotalmente libre de este mal.

tico. Esa fría mañana, en noviembre de1868, fueron varios los veci-

nos que lo vieron subir por el camino qu e bordea la torre blanca,

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Tifus exantemático endémico:Infección contagiosa, acompa-

a n d a n d o presuroso ante lo urgentedel encargo. Pero aquella cami-

ñada de erupciones diversas, provocadaprincipalmente por sucie-

nata hacia el templo sería la última.Jamás su oronda silueta volvería

dad y hacinamiento, siendo el principalvector transmisor la morde-

a dibujarse por aquellos montes. Segúnindicaban las viejas crónicas

dura de algunos animales. Se propagaba

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en el este y sur de Europa,

del Arzobispado, fueron varios losgrupos de vecinos que rastrearon

siempre a través de elementos tanconcretos como el agua, alimen-

con insistencia el terreno, albergandoesperanzas de encontrarlo

tos, chinches, ratas, ácaros y pulgas delganado lanar y caprino. Los

malherido. Pero ni hondonadas niterraplenes custodiaban su cuer-

síntomas primarios eran fuertes cefaleas,diarrea y obnubilación. En

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po. La desaparición fue denunciada a lospocos días, cursándose las

1864 aniquiló a la población de Óchate,respetando al resto de la

pertinentes diligencias en el pueblo deTreviño. No había, según las

comarca, con la que se hacía constantetránsito de animales, ali-

autoridades de la época, motivoaparente para que el padre Villegas

mentos y agua. Una aterradoracontradicción que nadie se ha logra-

dejara tantos enfermos y obras a medio

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reconstruir en Óchate. El

do explicar aún.

Arzobispado de Burgos, a cuyajurisdicción pertenece la comarca,

continuó enviando puntualmente loshonorarios del párroco durante

Viruela: Enfermedad infectocontagiosaque rara vez se presen-

varios meses, extrañado ante lo insólitode la desaparición. Nadie uti-

taba de forma endemoepidemica,causada por un virus filtrable y

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lizó aquellos emolumentos, ni nadietampoco volvió a dar jamás fe

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en otras tierras de Antonio Villegas,párroco de Ochate, de cuarenta

en l'>r\, el primero en denunciar lapresencia de luces extrañas

años de edad y, para muchos, primeravíctima del pueblo maldito.

sobre las ruinas de Óchale. Desde sudomicilio observó las evolu-

La misteriosa desaparición de personasen la zona ha continua-

ciones de una luz esférica que parecíadescender en vertical hacia el

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do durante años. Vecinos de las aldeascercanas y pastores que per-

poblado. Raudo, dejó atrás el cruce decaminos que muy pocos se

noctaban guareciendo a sus rebaños hansido las infortunadas vícti-

atrevían a rebasar y se adentró en lasruinas. Allí, sobre la torre, se

mas. A principios de siglo, el miedo alas ruinas de esta aldea muerta,

balanceaba algo parecido a un globoblanquecino y silencioso de

o a sus hipotéticos y fantasmales

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moradores, hicieron célebre un

dos metros de diámetro. Traspermanecer estático unos segundos,

dicho referente a la gran peña de granitoque se alza en las proximi-

se desplomó sobre la edificacióniluminando toda la zona con fuer-

dades y que aún retumba en todo elCondado de Treviño: Peña de

tes resplandores. Ante tan inusualespectáculo, el asustado testigo

Arrate, cae y mata a esos jodidos deÓchate. Era la sentencia que la

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emprendió veloz carrera hasta llegarcomo alma que lleva Satanás a

voz popular gritaba siempredemostrando su odio.

su hogar. Allí selló su voz. Sólo lapalabra de otros muchos campe-

El 20 de agosto de 1970 apareció, segúnrecuerda gran parte del

sinos que habían presenciado idénticasluminarias le hicieron dar a

vecindario, el cuerpo de el agricultor F.Amestoy totalmente carbo-

conocer su odisea.

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nizado. Algunos tienen fresca la imagendel cadáver en el camino

Con el paso de los años, los ovnis queparecen caer sobre la zona

que conduce a Óchate como unadantesca visión. Nadie sabe cómo

se han convertido en algo casi habitual.Uno de los episodios más

p u d o ser. No se encontró ni rastro degasolina o materias inflamables

impresionantes al respecto fue el que letocó vivir a un fornicio agri-

en los alrededores.

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cultor de Navarrete, otra localidadpróxima a Óchate. A las 23:15 horas

Según me confirmaba u n o de losestudiosos del asunto Ocha-

del 17 de agosto de 1978, Ángel Resinesse encontraba regando su

te, esa misma noche en la localidadMarquínez, sita a tan sólo unos

kilómetros del lugar, desapareció «comotragado por el aire» el joven

agricultor Juan Peché. Transcurrido uncuarto de siglo, la Guardia

Civil constató que jamás regresó. Según

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atestiguan sus propios veci-

nos, su comportamiento había sidoabsolutamente normal en las jor-

nadas anteriores. En su humildevivienda quedaron restos de la

comida a medio hacer, ropas, enserespersonales, dinero... ¿Qué

había sucedido aquella dramática nocheen las cercanías de Óchate?

¿Qué clase de fuerzas teníanatemorizados a los nobles campesinos

de la comarca? Más de u n o achacabatoda la culpa a los objetos lumi-

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nosos que desde los años cuarentaparecían custodiar el pueblo fan-

tasma surcando los cielos a granvelocidad. Y a la caza de esos testi-

gos me lancé de nuevo a la carretera.

El 24 de julio de 1981

el oven empleado de banca,

Prudencio Muguruza, realiza

una instantánea que dará

Tras mil y una andanzas por esoscampos rojizos y solitarios del

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la vuelta al mundo. Era

Condado de Treviño p u d e saber quefue el labrador Víctor Moraza,

el llamado Ovni de Treviño.

p e q u e ñ o huerto. E un principio, noprestó atención a una luz. blan-

de las fotografías de Muguruza, y lasposteriores declaracio-

ca, no más grande que una estrella, queparecía avanzar provenien-

nes de éste, recordando la negra leyenda

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de Óchate que se comen-

te del norte (dirección Óchate). A lospocos segundos, y sin tiempo

taba por aquellos lares d o n d e vivía sufamilia, encendieron la curio-

para reaccionar, algo parecido a unagigantesca pelota de rugby se le

sidad de cientos de personas que a partirde ese instante, unos bajo

echó encima, descendiendo casi a ras desuelo. Atemorizado, Resi-

el prisma de la investigación, y, los más,movidos por la diversión,

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nes se ocultó en un p e q u e ñ ocobertizo al tiempo que veía cómo el

se iban a acercar paulatinamente hasta lavieja aldea. Prudencio

aparato remontaba el vuelo dividiéndoserepentinamente en tres

Muguruza, tras su encuentro con el o v ni de Treviño», se convirtió en

objetos parecidos y de un tamañosemejante. Alineados, los tres ovnis

el abanderado del pueblo maldito. Elconvencimiento de q u e en

aceleraron en el más absoluto silencio

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hacia unos montes próximos.

Óchate confluían todo tipo de energíasnegativas le hicieron decla-

Tras un corto vuelo cayeron a tierra. Eltestigo, que comenzó a ser

rar que sólo en esa zona existen espinosvenenosos únicos en el

invadido por una fuerte sensación desopor y mareo, puso pies en

m u n d o y piedras que laten y seconvierten en algo parecido a coá-

polvorosa, preso de una gran excitación,dejando allí todos sus ape-

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gulos sanguíneos. Sus investigacioneshistóricas fueron esenciales,

ros de labranza.

pero lo cierto es que, tras la polvareda qu e él levantó, arribaron a la

Historias como éstas h u b o muchas; sinembargo, fue el 24 de

aldea abandonada todo tipo deindeseables. Las orgías y «noches

junio de 1981 cuando se produjo elavistamiento que cambió, para

mágicas» en la zona acabaron, como en1988, con personas en la

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bien o para mal, toda la historia delpueblo muerto. Un joven de 25

enfermería, intoxicadas tras ingerirextraños brebajes. Los destrozos en

años, trabajador de la Caja de AhorrosProvincial de Vitoria, llamado

la ermita, e incluso el incendio delretablo policromado de Óchate,

Prudencio Muguruza, fue el protagonistade la odisea. Aquel atarde-

es aún recordado por los vecinos delpueblo que, realmente furio-

cer descubrió, mientras paseaba con su

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perra de caza por las inme-

sos, han permanecido varieos añosnegando lo que ocurre por temor

diaciones de Aguillo, una gran esferaazulada que parecía descender

a la masa de obnubilados que allí seconcentraba. Las ansias de

en las cercanías de Óchate. Sentía unmiedo indescriptible, oía a mi

toparse con lo imposible, para muchasde estas personas movidas

alrededor una especie de intensísimozumbido; sin pensarlo dos

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por lo misterioso del asunto, iban aconvertirse muy pronto en expe-

veces, como un auténtico autómata,saqué una foto con mi modes-

riencias difíciles de olvidar.

ta cámara a aquel increíble fenómeno,me comentaba al recordar

aquella vivencia.

Las placas del «ovni de Treviño» fueronvendidas por 500.000

pesetas y reproducidas en todo el PaísVasco a lo largo de 1981. La

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fama de aquellas impactantes fotografíasaún divide a los investiga-

Me encontraba junto a la torre,observando la noche estrellada,

dores-, mientras para los más escépticosel célebre objeto no es más

en pleno silencio. Fue a eso de las dosde la madrugada cuando

que un cúmulo nimbo retratado en unascondiciones atmosféricas

noté unas pisadas que se oíannítidamente a mi alrededor y que

ideales para que parezca algo extraño,

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otros, como Juan José Bení-

poco a poco iban estrechando uncírculo. Te puedo jurar que en

tez, no han dejado de apostar por laveracidad de las célebres imá-

aquel momento no había nadie en ellugar y que se percibía clara-

genes. Los análisis fotográficosrealizados con el máximo rigor en

mente el sonido de la hierba mojadaaplastándose cada vez más

un laboratorio de Bilbao demuestranrotundamente que bajo esa

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cerca, unas veces delante, otras detrás,trazando una circunferen-

luz de Treviño hay un gran aparatocompacto, metálico, de gran-

cia. Me quedé paralizado, inmóvil porel terror, no sabía sí salir

des dimensiones que se estádesplazando por los cielos, me ha repe-

corriendo hacia donde estaban miscompañeros o tirar monte arri-

tido siempre q u e le he consultadosobre la controvertida cuestión. La

ba. En ese instante noté cómo una

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mano, algo helado, me rozaba

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lante, porque ahí. en la 'puerta secreta-existe algo desconocido1

Aque/la noche estábamos un grupo deaficionados haciendo

Quizá por eso su imagen se apareció enaquel pajar...

pruehas con curios equipos modernosque habíamos adquirido. Me

extraño que al ir alejándome con micoche del grupo principal

aquel artilugio comenzara a fallar.

¿Y eso no podía ser debido a algonatural? —irrumpí, acercán-

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dole más el magnetófono.

No, casi seguro. Estaban todas lasbaterías recién colocadas. Era

como si al llegar a las inmediacionesdel camino que conduce has-

ta Óchate surgiese una «barreratécnica» imposible de flanquear.

Total, que bastante mosqueado decidíalejarme un poco para darla

vuelta en ese camino estrecho. Nadamás hacer la maniobra y enfi-

lar el camino me percaté de que dos«tíos» se acercaban por un late-

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ral. Me quedé un poco aturdido yenseguida comencé a asustarme,

pues no podía tratarse de ninguno delos compañeros. Frené un poco

y me quedé helado. Eran altísimos eiban vestidos con un atuendo

muy ceñido y con bandas más clarassobre fondo oscuro. Te puedo

jurar que me aferré al volante y nosupe qué hacer. La cabeza, donde

El investigador

no se podía distinguir rostro alguno,era como un capirote ovalado.

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Alberto Fernández puso fin

a su vida de un modo trágico.

Algo increíble. Se fueron alejando trasatravesar una pequeña vere-

Él pensaba que en Óchate

da y allí me quedé yo completamentemuerto de horror. Estaba tem-

estaba la puerta hacia otras

blando. Aquellos tíos, que se movíanpausadamente y siempre fue-

dimensiones desconocidas.

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ron en paralelo, medían por lo menostres metros. Eso te lo aseguro.

Tras el triste acontecimiento decayó elinterés en muchos grupos

Regresé a toda velocidad hasta elvehículo donde estaba el resto

de investigación de la capital alavesa.Quizá algunos habían com-

del grupo. La verdad es que estaba tannervioso que hice que cun-

prendido que la supuesta maldiciónpodía ir más allá de lo que en

diese el pánico. Pero ¡qué podía yo

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hacer! Los había tenido a diez

un principio imaginaron.

pasos. Ahora se me pone la carne degallina sólo de recordarlo. Era

En ese mismo año 19o7 otro jovenprometió no volver Jamás has-

ta las inmediaciones de Óchate. Elmotivo no podía ser más obvio.

A Mikel Colmenero, radioficionado ycámara de una productora de vídeo

de Vitoria, se le encogió el alma en lagarganta cuando vio lo que vio.

Page 271: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Y es que aquello eran dos auténticosgigantes. De auténtico espan-

to fue esa noche... Y le hice contarpausadamente «aquello» ante mi

grabadora, mientras en el exterior lavida de la capital vasca parecía

Así vio Mikel Colmenero

ajena a nuestras conversación.

a los dos extraños seres

Su testimonio, vivo y directo, era otrovarapalo más para los que

espectrales que se le

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cruzaron en el camino

argumentan que el delirio de la gente hasacado de contexto meras

en las cercanías

leyendas populares en torno al lóbregopoblado.

de Óchale en 1987.

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en la espalda, ¡era el tacto de alguieninvisible, de alguien que esta-

comenzaron a oírse con toda nitidezdetrás del grupo, en el camino

ba allí en aquel momento!, y eso te ¡uroque cambia la cicla de uno.

empedrado que lleva hasta la torre delpueblo maldito. El mismo

d o n d e desapareció de la faz de latierra el párroco Villegas.

Incluso los enigmáticos ecos queparecen flotar sobre Óchate

habían sido registrados. Esa era una de

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las sorpresas que me reser-

vaban Alfredo Resa y Fernando Gil. Hede reconocer que, con la

noche ya sobre nosotros, me impresionóvivamente escuchar aque-

llas voces grabadas en enero y junio de1987. La primera era el chi-

llido de una niña que exclamaba¡Pandora! ¿O tal vez el grito decía

-kampora», que en eusquera significafuera? Una voz grabada dentro

de la Torre de San Miguel y cuya nitidezsobrecogía. El significado de

Page 276: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

la segunda psicofonía, obtenida a unaaltura superior dentro de la

misma construcción, dejaba en el aireuna serie de preguntas que aún

mantienen en vilo a estos investigadores.Una voz más ronca, de mujer

madura, se lamenta diciendo: ¿Qué haceaún la puerta cerrada?...

El empresario Fernando Gil,

Y las hipótesis, por necesidad, surgencomo un poderoso caudal.

uno de tantos testigos

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de los extraños sucesos de

¿A qué puerta se refiere la voz? ¿Quizáa la misma puerta secreta o

Óchate: Aquella noche noté

del frío que entraña la etimología delpropio Óchate?

como alguien invisible iba

Al mismo tiempo q u e los estudiososobtenían estas introduccio-

haciendo círculos en torno

a mí v una mano helada

Page 278: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

nes paranormales un tremendoacontecimiento se iba a cernir sobre

me tocaba el hombro...

la historia del pueblo. El extrañosuicidio de un investigador de tode)

cuanto ocurría en Óchate, AlbertoFernández, que apareció asfixia-

Así de impactantes retumbaban laspalabras de Fernando Gil en

do en el interior ele su coche al quepreviamente le había sellado las

mi grabadora. Este vitoriano, agente deuna prestigiosa compañía de

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ventanillas. Fue un auténtico mazazopara todos. LJn mes después

seguros, era hombre templado y pocodado a las fantasías. Su inicial

del trágico suceso, varias personas,entre ellas Fernando Gil y Luis

escepticismo se quebró cuando aquellanoche de junio de 1986 notó

Gómez, oyeron lamentos y fuerteslatidos en el interior del coberti-

una presencia invisible a su lado. Algoque lo marcó para siempre y

zo que se encuentra próximo a la torre.

Page 280: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Muchos no dudaron en afir-

que le hace seguir afirmando q u eÓchate es la puerta de algo, es un

mar que por el hueco de la puerta eledicho edificio translucía una

lugar donde se mezclan todo tipo deenergías que parecen manifes-

efigie humana con barba y nariz aguileñaque algunos rápidamente

tarse en momentos muy concretos,como esperando salir a la luz.

identificaron con la faz del difuntoAlberto F. El propio Fernando Gil,

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q u e pase') muchas noches de rastreo enÓchate junto al finade), me

Luis Gómez fue testigo de excepción deun fenómeno vivido

comentaba el suceso desde ciertaperspectiva: Para mí, esta muerte,

hasta la saciedad por los pastores de lacomarca; voces y lamentos

este suicidio, tiene otro significado. Élestaba obsesionado con Ocha-

que llegan a los oídos mientras sontransportados por el viento del

te, venía constantemente a investigar

Page 282: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

con nosotros. Fueron diversos

atardecer. En febrero de 1987, esteinvestigador, en compañía ele

problemas personales los que lecondujeron a aquello, y no las ener-

varias personas, tuvo que salir a lacarrera al percibir una especie de

gías negativas del pueblo maldito comoalgunos piensan. Para mí,

gruñidos indescifrables, comobramidos de un animal extraño que

a pesar de todo, fue también unamuestra de decirnos, ¡seguid ade-

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lante, porque ahí. en la 'puerta secreta-existe algo desconocido1

Aque/la noche estábamos un grupo deaficionados haciendo

Quizá por eso su imagen se apareció enaquel pajar...

pruehas con curios equipos modernosque habíamos adquirido. Me

extraño que al ir alejándome con micoche del grupo principal

aquel artilugio comenzara a fallar.

¿Y eso no podía ser debido a algonatural? —irrumpí, acercán-

Page 286: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

dole más el magnetófono.

No, casi seguro. Estaban todas lasbaterías recién colocadas. Era

como si al llegar a las inmediacionesdel camino que conduce has-

ta Óchate surgiese una «barreratécnica» imposible de flanquear.

Total, que bastante mosqueado decidíalejarme un poco para darla

vuelta en ese camino estrecho. Nadamás hacer la maniobra y enfi-

lar el camino me percaté de que dos«tíos» se acercaban por un late-

Page 287: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ral. Me quedé un poco aturdido yenseguida comencé a asustarme,

pues no podía tratarse de ninguno delos compañeros. Frené un poco

y me quedé helado. Eran altísimos eiban vestidos con un atuendo

muy ceñido y con bandas más clarassobre fondo oscuro. Te puedo

jurar que me aferré al volante y nosupe qué hacer. La cabeza, donde

El investigador

no se podía distinguir rostro alguno,era como un capirote ovalado.

Page 288: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Alberto Fernández puso fin

a su vida de un modo trágico.

Algo increíble. Se fueron alejando trasatravesar una pequeña vere-

Él pensaba que en Óchate

da y allí me quedé yo completamentemuerto de horror. Estaba tem-

estaba la puerta hacia otras

blando. Aquellos tíos, que se movíanpausadamente y siempre fue-

dimensiones desconocidas.

Page 289: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ron en paralelo, medían por lo menostres metros. Eso te lo aseguro.

Tras el triste acontecimiento decayó elinterés en muchos grupos

Regresé a toda velocidad hasta elvehículo donde estaba el resto

de investigación de la capital alavesa.Quizá algunos habían com-

del grupo. La verdad es que estaba tannervioso que hice que cun-

prendido que la supuesta maldiciónpodía ir más allá de lo que en

diese el pánico. Pero ¡qué podía yo

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hacer! Los había tenido a diez

un principio imaginaron.

pasos. Ahora se me pone la carne degallina sólo de recordarlo. Era

En ese mismo año 19o7 otro jovenprometió no volver Jamás has-

ta las inmediaciones de Óchate. Elmotivo no podía ser más obvio.

A Mikel Colmenero, radioficionado ycámara de una productora de vídeo

de Vitoria, se le encogió el alma en lagarganta cuando vio lo que vio.

Page 291: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Y es que aquello eran dos auténticosgigantes. De auténtico espan-

to fue esa noche... Y le hice contarpausadamente «aquello» ante mi

grabadora, mientras en el exterior lavida de la capital vasca parecía

Así vio Mikel Colmenero

ajena a nuestras conversación.

a los dos extraños seres

Su testimonio, vivo y directo, era otrovarapalo más para los que

espectrales que se le

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cruzaron en el camino

argumentan que el delirio de la gente hasacado de contexto meras

en las cercanías

leyendas populares en torno al lóbregopoblado.

de Óchale en 1987.

como si los hubiese sorprendido. So/opienso que buho un momento

agravante del caso es que ambas seencontraban separadas en ape-

que pensé ir hacia el lugar sin coche.

Page 293: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Imagínate sí me los llego a

nas 300 metros. Desde las 23:30 horashasta las 3:30 horas los sargen-

topar andando en plena oscuridad,¡para morirse ahí mismo!

tos L. Balbino, P. Resines y M. Laborda,al m a n d o ele dichas compa-

Las palabras de Mikel Colmenerosonaban rotundas y veraces.

ñías, intentaron en vano comunicarse porradio. Unas inexplicables

Casi entre llantos, me confesó q u e enuna cinta magnetofónica

Page 294: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

interferencias hacían imposible latransmisión, motivo por el cual el

que llevaba en su automóvil, en elmomento del encuentro, apare-

sargento Resines salió c a m p o traviesapara enlazar con el resto de

ció grabada la frase «Yo sí estoy» nítiday claramente. Según me con-

soldados. Fue inútil, el propio militar seextravió, conociendo per-

fesó, el instinto y el miedo le obligarona deshacerse de ella. Una

fectamente la zona, asegurando no saber

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d ó n d e había estado duran-

pena, pero c o m o persona, que no comoperiodista, comprendí esta

te varios minutos. Se perdió el contacto.Las compañías estuvieron

vez su arrebato. ¿Quién no hubiesehecho lo mismo?

dando vueltas sin poder enlazar unas conotras hasta bien entrada la

Me despedí de él recordando casosabsolutamente idénticos,

madrugada, conscientes de loesperpéntico ele la situación. Ante el

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como los ocurridos en Paradaseca(Orense) en pleno 1997, donde el

cariz que tomaban los acontecimientos, ydentro de un nerviosismo

pastor Heliodoro Núñez observó lo queparecía ser la misma pareja

creciente, fue el propio capitánAparicio, al m a n d o de dichas com-

de «penitentes», o en Riomalo deArriba, donde el comerciante Mar-

pañías, el q u e dio la orden deabandonar aquel lugar. Los carros

celiano Carrero Martín se topó de

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bruces con el mismo fúnebre dúo.

penetraron de nuevo en la base militarele Araca a las 4:15 ele la

Como tantas otras veces, las piezasencajaban, a pesar de la mucha

madrugada con el susto y la sorpresapegados al uniforme. ¿Cómo

distancia geográfica y temporal queseparaba los diferentes sucesos.

era posible que un grupo de avezadosmilitares perdieran mutua

Era simplemente una confirmación másde que Mikel Colmene-

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referencia y deambularan por el pueblomaldito durante cuatro

ro no mentía.

horas como si el resto de carros hubieradesaparecido repentina-

mente? El suceso, del todo inexplicable,y quizá demostrativo de que

Casi finalizada la investigación sobre el«Expediente Óchate» no

algún tipo de energía con capacidadpara bloquear diferentes apa-

me resistí a indagar sobre uno de losgrandes rumores que pulula-

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ratos electrónicos merodea por la zona,fue corriendo por el cuartel

ban por estos lugares. Y, una vez más, laverdad le dio una sonora

como la pólvora, a u n q u e los nombresde los protagonistas ne) han

bofetada a mi inicial escepticismo. Ybien feliz que la recibí, ya que

salido a la luz pública hasta el momento.Algo les sigue haciendo

hacía años que circulaba por laprovincia la noticia de q u e varios tes-

permanecer callados. Una actitud

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temerosa que han tomado otros

tigos altamente cualificados se habían«perdido durante horas» en

muchos en la comarca cuando se habladel extraño lugar, con el

una extraña y densa bruma surgida juntoa la torre. Unas tinieblas de

motivo de no alimentar la maldición.

las que habían sido testigos decenas devecinos e investigadores.

Es el mismo silencio que duranteaquellas apretadas jornadas en

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Pero otra cosa curiosa, como siempre,era que miembros de las Fuer-

los campos ele Treviño me acompañe')día y noche. Un silencie) que,

zas Armadas hubieran estado también enel meollo. Con la ayuda del

estoy convencido, se convierte en gritoinaudible entre las calles del

infatigable investigador vitorianoEnrique Echazarra, los rumores se

pueblo muerto, un lamente) preñado aúnde misterios que el tiempo

convirtieron, tras dos jornadas de arduo

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trabajo, en contundentes y

no ha poelide) callar...

sobrecogedores datos. Gracias a lainformación facilitada por un sar-

gento de la Policía Militar, cuyaidentidad aún no estoy autorizado a

revelar, supimos que en julio de 1987 laprimera y tercera compañías

de carros blindados de la base militarde Araca estuvieron perdidas,

atrapadas por una espesa neblina,durante más de cuatro horas. La

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ARÍA GÓMEZ APARTÓ LA SARTÉNdel negro fogón en un acto ins-

tintivo. Poco imaginaba esta humildemujer de cincuenta y

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dos años que ahí mismo, en la viejasuperficie d o n d e guisa-

ba diariamente, se acababa de gestar elinicio del fenómeno más

complejo y apasionante de laparapsicología mundial.

En aquellos primeros momentos p e n só incluso en q u e algún

vecino malintencionado, o incluso suspropios hijos, aprovechando

los días de asueto con motivo de lasfiestas patronales, le habían gas-

tado una pesada broma dibujando un

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rostro tétrico y que miraba de

frente en la alargada lasca del suelo dela cocina. En el exterior ya

anochecía cuando sintió en las entrañasel miedo irreprimible que le

producía aquella mirada siniestra que laobservaba fijamente. María

Gómez Cámara salió entonces alexterior de su casa y reunió a voz

en grito a un nutrido grupo de personascon el fin de contarles lo

ocurrido. Así, pocos minutos después,hombres y mujeres penetra-

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ban por el angosto pasillo del númerocinco de la calle Rodríguez

Acosta para comprobar, con una mezclade sorpresa y horror, cómo

en el fogón había aparecido una cara.

El revuelo fue inevitable, y a las pocashoras una romería se api-

ñaba en aquella habitación bloqueandola entrada y prácticamente

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En pocos minutos una nueva lechada decemento cubrió el

p e q u e ñ o hueco, y como si fuera unmal sueño, los habitantes de la

casa y toda la vecindad recuperaron laansiada tranquilidad. Tran-

quilidad que sólo duró siete días.

Transcurrida exactamente una semanadespués de ser arrancada,

un nuevo rostro, prácticamente idénticoal primero, apareció en el

restaurado fogón de leña.

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La cara, del Santo Señor de la Vida paraunos, o la efigie de una

persona brutalmente golpeada ysanguinolenta, para otros, reapare-

ció con macabra insistencia... c o m oreclamando la atención que se

había intentado cercenar picando elsuelo.

El albañil Sebastián Fuentes León fue elencargado, por orden

directa del Ayuntamiento, de recortareste segundo rostro, de unos

treinta centímetros de diámetro,

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facciones toscas y expresivas, para

depositarlo en una hornacina cubiertapor una lámina de cristal. Los

primeros análisis descartaron que lacara hubiese sido pintada, y la

teoría de que aquello era una señalhumana o demoníaca cobró

adeptos en todo el pueblo.

Hasta aquellas fechas, a través de uncaluroso mes de septiembre,

la historia había permanecidocircunscrita entre las blancas paredes

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de Bélmez. Pero precisamente el día 15,un redactor del diario Jaén,

que se había desplazado hasta allí paracubrir un conflicto entre

diversas cooperativas aceiteras de laregión, se encontró con la

exclusiva de su vida. Tras llegar hasta eldomicilio de los Pereira y

fotografiar el extraño rostro, realizó unacrónica donde por primera

vez se informaba del insólito suceso. Apartir de ese instante el su-

ceso correría por nuevos derroteros,

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convirtiéndose en los meses

venideros en una noticia de primeramagnitud en todo el país.

Detrás del diario Jaén llegó el Ideal deGranada, y posteriormente el

diario Pueblo, el más vendido yposiblemente el de más influencia

en la España de los recién iniciadossetenta. Este vespertino, dirigi-

do por el «viejo zorro» Emilio Romero,y encarnado en Bélmez en sus

enviados especiales —Leo, Casado yMartín Semprún— dieron el

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espaldarazo y la fama internacional a unasunto con el que triplica-

rían tiradas jornada a jornada.

«El padre y el hijo- una de lasformaciones inexplicables aparecidasen el suelo

Ellos hicieron historia del periodismoen aquel bullicioso Bélmez

de la habitación-cocina de Bélmez dela Moraleda en 1976.

que comenzó a ser visitado por miles deturistas y curiosos en bus-

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ca del milagro, y convirtieron aquelolvidado lugar en uno de los

centros neurálgicos del año 1971.Probablemente, en un principio,

sin saber las dimensiones q u e aquelfenómeno sociológico, místico

y h u m a n o alcanzaría en pocos días.Fueron jornadas de expecta-

ción, de apretadas crónicas y desorpresas diarias en aquel pueble-

cito andaluz d o n d e todo parecía

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posible. Unas jornadas en las que

no sólo «las caras» fueron protagonistasy en las que a todo profesio-

nal del periodismo, o al menos al q u eesto escribe, le hubieran emo-

cionado vivir.

El salto a las primeras páginas deldiario Pueblo fue inmediato. El

periodista Martín Semprún y elreportero gráfico Leo pusieron pie

Pollada histórica de Pueblo.

en Bélmez y realizaron un primer

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artículo que causaría expectación en

Se hablaba por primera vez

el resto del país. Durante tres jornadasconsecutivas en toda España

de psicofonías o voces de otro

se p u d o leer q u e en aquel p e q u e ño rincón «algo está pasando».

mundo» y se cuadruplicaban

las ventas.

Casi al tiempo de la llegada de los doscronistas madrileños, un

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nuevo rostro de faccionesdiametralmente opuestas a «La Pava»hizo

acto de presencia en pleno suelo de lahabitación-cocina. Era la ima-

escenas realmente esperpénticas y deltodo desconocidas para los

gen de un niño, o incluso de un feto, q ue miraba fijamente hacia el

vecinos del antaño apacible pueblo.

«otro lado» de su realidad. Estedescubrimiento hizo correr chorros

Los bares y comercios abrían hasta en

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festivo y siempre agotaban

de tinta al mismo tiempo q u e encrespólos ánimos de algunos que,

existencias. Con un censo de 2.323habitantes en aquel 1972, Bélmez

como la Iglesia, ya despuntaban encontra del fenómeno.

comenzó a recibir oleadas de 5.000visitantes diarios, produciéndo-

De trazos finos, casi aprovechando laspropias marcas del

se un contraste y un choque sociológicoy cultural que aún hoy

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cemento enlucido del suelo, la expresivamirada de la efigie a la que

recuerda cada rincón y cadaprotagonista de aquellos días.

bautizaron como «La Pelona» por sucráneo desprovisto de cabello,

El Ayuntamiento se las vio y se lasdeseó para controlar los diver-

se convirtió rápidamente en el centro deatención de los cada vez

sos incidentes que se producían en lascalles del pueblo, al mismo

más visitantes q u e llegaban hasta la

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«Casa del Obispo».

tiempo que las discrepancias se hacíanextensibles a otras localida-

El «serial», q u e hábilmente Puebloinició en el mes de enero de

des que, ni cortas ni perezosas, y viendo«el filón» que representaba

1972 sobre las caras, produjo efectosdiferentes en la población de

el curioso fenómeno, fletaban autocaresllenos hasta los topes con

Bélmez. Mientras unos considerabanaquello una broma digna de

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destino a Bélmez.

los más picaros, los más no dudaban enque en aquel rincón de Jaén

Y en la «Casa de Las Caras», mientrastanto, todas las situaciones

se había producido lo imposible. Y así,animados por los artículos de

eran posibles. Santones, videntes,valientes, temerosos, curas y los

los diferentes periódicos, miles devisitantes llegaron a colapsar la

primeros científicos se apiñaban entorno a las imágenes misteriosas.

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localidad serrana con automóviles yautobuses, produciéndose

Imágenes a las que se habían unido otrasdos muy semejantes a «La

Pelona», y cine eran motivo eleexclamación continua por parte de los

amigo Germán de Arguinosa y Valdés,filósofo, profesor de la Uni

visitantes.

versidad Autónoma de Madrid ymiembro de la nobleza, pionero en

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No fueron pocos los que empezaronincluso a sospechar de una

indagar los misterios ele aquellaprometedora ciencia llamada Parap-

trama ideada por algunos «avispados»del pueblo que, con el con-

sicología. Nadie como él. pensóGordoa, podría descubrir la trama

sentimiento del Ayuntamiento, hubiesencreado todo el tinglado

que se cocía entre aquellas cuatroparedes de Bélmez y q u e tan «en

para atraer ese turismo cuyas rutas

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siempre pasaban muy lejos de la

jaque» traía a las autoridades.

Sierra Mágina. Y este presentimiento seacrecentó en algunos al ver

Germán de Argumosa, persona dereconocido prestigio en el

cómo el fotógrafo ele la localidad,Miguel Rodríguez Montávez, rea-

extranjero y en contacto permanente conlos principales investiga-

lizaba una serie de pequeñas postales delas caras para que los pro-

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dores y científicos interesados en loparanormal, se trasladó a Bél-

pios dueños las vendiesen al módicoprecio de un duro. Esto ener-

mez en la tercera semana de enero,dispuesto a convertirse en pro-

vó a las autoridades que impidieron alsegundo día que esta venta

tagonista de aquellos sucesos. Y loconsiguió plenamente.

se llevase a cabo, requisando en unprincipio las polémicas copias

Argumosa entró en la casa de los

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Pereira como persona acredi-

ele «recuerdo» de Bélmez de laMoraleda.

tada por las autoridades y confeccionóun dispositivo ele magnetofo-

A mediados de enero, varios miembrosde la Brigada de Investi-

nes para captar lo q u e él llamaba«parafonías», y que ya habían pro-

gación Criminal, dependientes de laDirección General de Seguridad

ducido más de un desmayo al serescuchadas pocos meses antes en

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de Madrid, llegaron a la casa con el finde investigar de un m o d o «ofi-

el madrileño Club Yelmo. Allí seexpusieron por primera vez en

cial» el asunto. Tras casi una semana deexámenes e interrogatorios,

España las llamadas «voces de origendesconocido», captadas en

los componentes de aquella primeraavanzadilla de las fuerzas de

determinados lugares por los aparatosgrabadores e inaudibles en el

seguridad declararon a María no haber

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encontrado el menor rastro

instante de su obtención. En aquellahistérica conferencia del profe-

de fraude en las cinco formaciones queya afloraban en el cemento

sor, donde hizo escuchar a laconcurrencia algunas grabaciones

de su cocina. Lo que nadie sabía es q u edurante casi un mes unas

obtenidas en Europa Central, tuvo queintervenir la policía por el

cámaras especiales de cine y fotografíahabían sido colocadas en el

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revuelo y la expectación generada. Unrevuelo comparable al q u e el

edificio contiguo a la casa para asíobservar todos los movimientos

13 de febrero se produjo en todo el paíscuando se supo que el mag-

de posibles sospechosos en el interiorde la vivienda. Esta primera

netófono de Argumosa había captadoextrañas y siniestras voces en

operación de espionaje tampoco dioningún resultado y, por fuerza,

Bélmez. Las experiencias ele grabación

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se sucedieron durante varias

el tema comenzó a moverse en las másaltas esferas del poder de la

noches y bajo vigilancia de dosmiembros de la Guardia Civil. En el

época. A muchos no les interesaba quelos principales medios del

interior de la casa estaban casi siempreMaría, a la q u e desde un prin-

país hablasen de un tema tan polémicocomo absurdo.

cipio Argumosa asigne') un papel claveen toda la historia; los perio-

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distas de Pueblo, Jaén y Patria y variosalumnos de la Universidad

Autónoma de Madrid, con el directordel Departamento de Huma-

nidades de dicha facultad, José deSolas.

En presencia de concurrencia tanvariopinta, los aparatos regis-

Fue el gobernador civil ele Jaén, JoséRuiz de Gordoa, u n o de los

traron voces y frases coherentes queparecían haberse perdido hace

personajes q u e más se involucraron en

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el asunto de «Las Caras ele

años en algún punto del tiempo y elespacio hasta encontrar esta

Bélmez». Convencido de que aquellodebía tratarse ele algún tipo de

aparente y sobrecogedora forma decomunicación.

fraude inconsciente, pero sabedor deque las primeras pesquisas ofi-

En las diversas grabadoras seescuchaban nítidamente grupos ele

ciales habían naufragadoestrepitosamente, decidió consultar a su

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voces que parecían hablar en un andaluzrepleto de arcaísmos pro-

píos del pasado siglo y querememoraban dantescas escenas dealgún

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cubrimiento no era sino la propia causaque estaba generando el

lupanar o prostíbulo. Entre todas ellasdestacaba la de un hombre

lenomeno, multiplicándose esta creenciacon la misteriosa aparición

viejo al que otros grupos de lamentos yquejidos identificaban como

de cuatro dígitos bajo una figura,conocida como «El Monje» o «ElPelao»,

«Quirico» o «Quicó», todo elloaderezado con constantes llantos de

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en la misma noche de la excavación.Según los allí presentes, sur-

niños y frases como «A que sí te gusta»,«No quiero borrachos», «Quí-

gieron los números 1, 7, 5 y 9 ordenadosy en horizontal. ¿Acaso se

tame la falda» o «Tú eres el Quirico...».

trataba de una fecha clave en la que seprodujo algún hecho que

El tremendo descubrimiento hizo quediario Pueblo anunciase a

explicase las apariciones?...

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toda página «las caras hablan»,cuadruplicando la tirada aquella tar-

de del 14 de febrero y haciendo quemiles de ciudadanos se con-

gregasen en los quioscos nada más eradistribuido el periódico.

A partir de entonces estalló en toda sudimensión el enigma Bél-

mez y el entorno se vio obligado areaccionar de diferente manera.

Argumosa, voz cantante en aquellasprimeras jornadas de máximo

ajetreo: declaró al mundo: Aquí

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confluye un elemento que cataliza

una indudable paranormalidad de estelugar. Su rotunda afirma-

ción hizo llegar hasta el pueblo, a la vezque lo hacían diez mil per-

sonas diariamente desde todos losrincones de España y Europa, a

varios historiadores y sociólogosempeñados en profundizar en la

historia de aquellas cuatro paredes d o nd e se estaba gestando uno de

los más insólitos enigmas del siglo xx.El pasado más remoto tenía

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mucho que decir.

Iker Jiménez señala el foco principaldonde surgieron la mayoría de lascaras en

los primeros años. Levantado sobreuna lasca de piedra, «el pelao- uno delos más

enigmáticos rostros.

La «Casa de las Caras» tenía toda unahistoria oculta que nadie

Rápidamente los historiadores, y quizápara quitar hierro al feo

había querido o sabido desenterrar. Las

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primeras pesquisas se ini-

asunto, mostraron las actas ante elAyuntamiento en las que se veri-

ciaron a raíz de un macabrodescubrimiento que dejó helada a toda

ficaba que en el lugar estuvo emplazadala antigua Iglesia de Bél-

la concurrencia. El 18 de febrero de1972 el albañil designado por el

mez, el cementerio q u e h u b o de lasegunda construcción y, retroce-

Ayuntamiento. Sebastián Fuentes León,comenzó las obras de exca-

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diendo hasta más remotos tiempos, unamezquita funeraria de los

vación en el «epicentro» o zona d o n de más caras habían aparecido

árabes que en el Santo Reinopermanecieron tantos siglos asentados.

hasta aquel momento. Se profundizóhasta 2,80 metros, hallándose

Estos datos confirmarían que lapresencia de restos óseos en el sub-

diversos restos óseos que, tras unadatación isotópica, resultaron ser,

suelo de la vivienda era algo

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relativamente normal.

en su mayoría, partes del esqueleto deadolescentes que allí habrían

Con los documentos en la m a n o se hapodido constatar, efecti-

perecido hacía unos ciento setenta años.

vamente, que en el solar que actualmenteocupa las casas 1, 3, 5 y 7

A espuertas se rescataron decenas dehuesos que no hicieron

de la Calle Rodríguez Acosta (hoy CalleReal) estuvo el camposanto

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sino aumentar el temor entre losconvecinos. Para muchos, el des-

belmorense hasta bien entrado el año de1838. Incluso el cronista jie-

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nense Pedro Javier Rivas Soria hiló unpoco mas fino, llegando a reu-

tarlas en aquella lejana fecha, fue la hijade nueve años, Ramona, la

nir toda la documentación referente atina antiquísima construcción

primera que percibió unos "terriblesquejíos» que se estuchaban en

funeraria árabe que allí se emplazódurante el siglo x. Precisamente

la techumbre de la casa. Lamentos queiban acompañados de unas

la piedra fundacional de esa mezquita se

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encuentra hoy en el Museo

pisadas cansinas, como penitentes, querealizaban siempre un mis-

Provincial del Reino de Jaén.

mo e invisible itinerario. Lo que en unprincipio se achacó a simples

Otros especialistas, como la periodistaSol Blanco, han manteni-

chiquilladas acabó convirtiéndose enmotivo de alarma y preocupa-

do durante m u c h o tiempo que existencertezas para sospechar que

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ción cuando varios vecinos observaronuna fantasmal figura, «que

a mediados del siglo pasado seprodujeron en esas viviendas de Bél-

parecía un muerto», junto a una de lashigueras que antiguamente

mez una serie de matanzas y deenterramientos ilícitos. Las graba-

flanqueaban los patios interiores. Almismo tiempo, los enseres y

ciones obtenidas por esta estudiosa, ypor el resto del equipo del

cacharros de la casa se pusieron a bailar

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como por arte de magia,

jesuíta José María Pilón, parecen hacerreferencia a clanes o familias

cambiándose de lugar y rebrincando porlos suelos como impulsa-

que, ante alguna agresión exterior,acabaron sepultados en pasadi-

dos por unas manos que nadie podía ver.Esos hechos se reprodu-

zos subterráneos de esas construcciones.

jeron después en la vivienda número 7,perteneciente al mismo blo-

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Estas opiniones de mi amiga Solerhicieron ponerme sobre la pis-

q u e o manzana, y d o n d e vivían unashilanderas. Ellas confesaron a

ta de diversos documentos históricosque pudiesen avalar, con lega-

las autoridades cómo, absolutamenteespantadas, habían descubierto

jos y actas de por medio, laestremecedora hipótesis. Y si bien no

que pesadas maquinarias habían e m p ez a d o a moverse solas, cayen-

existe nada concluyente al respecto,

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preciso es destacar que, según

do algunas por las escaleras y llegandoa taponar la entrada de la

cuenta nuestra más reciente historia, enlos diversos flancos de la

calle. Fue un suceso conocido en todo elpueblo y que dio al lugar

Sierra Mágina se produjeron violentosenfrentamientos civiles a raíz

de las llamadas revueltas de Riego.Según queda constatado en el

Archivo Histórico Nacional,poblaciones como Jódar, Iluelma o el

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propio Bélmez de la Moraleda fueronasaltadas por cruentos coman-

dos franceses participantes en lacontienda.

Los más afectados, lógicamente, fueronviejos, mujeres y niños,

que, esperando en las casas, fueronsorprendidos, masacrados y

enterrados en los propios patios de lasviviendas.

Y de viejos, mujeres y niños eranprecisamente los rostros y cuer-

pos que cada vez con mayor fuerza se

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grababan en el cemento de la

pequeña cocina de los Pereira. LJnacoincidencia tan sobrecogedora

como el hecho de q u e los antiguosinquilinos de esa misma casa,

remontándonos a 1858, fuesenprotagonistas de anómalos fenóme-

nos para los que nadie logró encontraruna explicación.

La ardua y laboriosa investigaciónhistórica nos ha permitido

Los restos óseos hallados

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saber con exactitud que en ese añovivían en la casa número 5 los

en el subsuelo, bajo las caras,

abuelos maternos de Juan PereiraSánchez «el Obispo». Ramón Sán-

hicieron que el temor cundiera

por el pueblo. Aquello era

chez y su esposa, María AntoniaMartínez, pasaban los días con

algo de los de abajo, decían

absoluta tranquilidad hasta que algoinvisible comenzó a atormen-

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los más ancianos.

fama de «encantado» durante no pocosaños. Un sambenito que

flos y nata de la investigaciónparapsicologica de las universidades

aumentó al morir, en una violentareyerta, dos comerciantes ante la

europeas. Al reclamo de su llamada, ydel que parecía el objeto para-

misma puerta de entrada tras coserse acuchilladas. Hasta tal punto

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normal permanente más importante delmundo, llegaron personas

llegó el rosario de inquietantesfenómenos que fue requerida una

como el profesor alemán K. Nagger; eldoctor Alex Scheinder, de la

célebre santera de la Sierra de Cazorlapara «exorcizar» aquel inmue-

Universiclad suiza de Sant Gallen; ladoctora Niegli y otros contrarios a

ble maldito. Cuenta la voz popular, y eldiario de u n o de los prota-

la causa paranormal como el padre

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jesuíta Óscar González Quevedo.

gonistas, que la anciana encontró «lafuerza» que motivaba todo

Mientras para este último aquello podíahaber sido pintado con

aquello en pleno centro de la cocina.Lugar donde, casi un siglo des-

«sangre de la matanza», para todo ungrupo de estudiosos de gran

pués, aparecerían la misteriosa «Pava»y sus acompañantes.

prestigio internacional encabezados porel médico y psicólogo ale-

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El patriarca de la familia, Ramón,abuelo de Juan «el Obispo»,

mán Hans Bender, catedrático de laUniversidad de Friburgo de Bris-

falleció en aquella habitación, la másbaja y próxima al exterior, can-

govia, el asunto Bélmez era el fenómenomás apasionante e impor-

tando: Esto tié que ser un alma de otromundo. Los allí congregados

tante que había conocido laparapsicología moderna.

pensaron en un delirio antes del óbito, y

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sólo los familiares y veci-

Tales declaraciones en la prensadejaron realmente confusas a unas

nos sabían de q u é debía estar hablandoel anciano Ramón. Una his-

autoridades oficiales que, no olvidemos,enviaron a Argumosa con-

toria sobrecogedora, sobre todo si,como dramático colofón a esta

vencidos de que aquello se podíaexplicar. En pleno febrero de 1972,

cronología, colocamos la fecha de lamuerte de Juan Pereira. En

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no sólo el diario Pueblo, sino Ya,faén,Patria, Ideal, Lecturas y otras

1978, y por su expreso deseo, fuedescendido, momentos antes de

muchas publicaciones seguían el día adía del que parecía ser el más

fallecer, a la habitación-cocina q u e yaaparecía escrutada por las

apasionante descubrimiento sobre latrascendencia y la comunica-

miradas de más de una docena derostros. Entre ellas murió el due-

ción con los difuntos.

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ño de la casa. Entre terribles dolores yconfesando a sus familiares

Nuevas caras eran descubiertas por lospropios periodistas, ocu-

estar observando la cara de la primerizay misteriosa «Pava» flotando

p a n d o las portadas de los diarios,mientras otras se formaban casi

y sonriendo alrededor de su lecho demuerte. Así se puso fin a unos

instantáneamente para volver adesaparecer en cuestión de minutos.

meses en los que el delirio y la locura se

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habían apoderado del ator-

Tal fue el caso de un rostro de rasgosdiabólicos que se apareció ante

mentado Juan. El punto final de un siglode sangre, muerte y miste-

los reporteros Rafael Alcalá y PedroSagrario, de los diarios faén y

rio concentrados en unos pocos metroscuadrados.

Patria, respectivamente, y del quedejaron constancia en una serie

de impresionantes fotografías. Al mismotiempo, como navegando

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en un mar de posibilidades en las quetodo podía arrojar nuevos

resultados, Argumosa, Bender y lossuyos se afanaban en realizar

sesiones de fotografía infrarroja. En unade ellas q u e d ó reflejado el

«Germán pica patio», gritaba una de lasvoces registradas por el

rostro de un monje aparentementeencapuchado que parece «emer-

profesor Argumosa en una de tantasnoches de vigilia, junto al tre-

ger» del rostro conocido como «La

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Pava» sin que ninguno de los allí

m e n d o hoyo de d o n d e continuabansaliendo huesos y vestigios del

presentes observase nada extrañomientras se obtenían las imágenes.

pasado remoto de la edificación. Nuncase llegó a picar en dicho

Otro documento, obtenido por el propioArgumosa, y que p u d e ver

emplazamiento, y quién sabe si estanueva excavación no habría

hace recientes fechas en su domicilio, esla formación del pie de un

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dado interesantes y definitivos frutos.Germán de Argumosa, exta-

niño que aparece, invisible en el instantereal en el que se tomó la

siado ante lo que consideraba unfenómeno paranormal en toda

foto, flotando en la zona de la cocina d on d e mayor concentración de

regla, no escatimó gastos en trasladarhasta el p e q u e ñ o pueblo a la

caras hay en el suelo.

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Esta serie de descubrimientos, queaireaba la prensa diariamen-

te en ediciones especiales, debieroncolmar la paciencia de las dos

esferas de poder más influyentes de laépoca: la Iglesia y el Gobier-

no. Nadie sabe qué ocurrió con certeza,pero lo cierto es que el 25

de febrero de 1972 el diario Pueblo,promotor de todo el asunto

durante varias semanas, plegaba velas y

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se descolgaba de esa mate-

ria bajo un sonoro e impactante titular:«Se acabó el misterio». Según

rezaba aquella crónica, una comisióndirigida por un tal José Luis

Jordán, y el propio equipo de «Puebloinvestiga», con el químico

Ángel Viñas a la cabeza, había dado conla solución a todo el increí-

ble enigma. Una fórmula químicabastante sencilla, resultante de la

acción solar sobre una sustanciacompuesta en su mayor parte por

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sales de plata, era el resultado deaquellas fotografías en piedra que

tan engañados habían tenido a todos losespañoles.

Tras esa conclusión, y sin cuestionarseel rigor de los análisis

Un ejemplo de la expectación

efectuados, el resto de medios decomunicación dejaron de informar

y el impacto social del tema

Bélmez. Chorno éste, decenas

sobre el asunto Bélmez como

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solidarizándose con un único veredic-

de chistes gráficos inundaron

to. Parecía, según confesaron losestudiosos europeos allí desplaza-

los periódicos nacionales.

dos, «que una m a n o negra hubieseintervenido en todo el asunto».

En cada esquina se hablaba y

teorizaba sobre -las caras».

Y, efectivamente, no les faltaba un ápicede razón. La mayor manio-

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bra de ocultación de unos hechosparanormales se había producido en

aquel remoto pueblecillo jienense. Lo qu e nadie supo, terminado el

deros motivos que originaron aqueltremendo cambio de r u m b o en

fulgor de las cámaras y de la televisión,es que los habitantes de Bél-

la prensa y en la opinión pública. Algoolía a podrido en Bélmez de la

mez, y sobre todo los implicados en latrama, hubieron de sufrir todo tipo

Moraleda y en la historia reciente de u n

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o de los fenómenos más apa-

de vejaciones y a punto estuvieron dedar con sus huesos en la cárcel.

sionantes que en el mundo han ocurrido.Y por ello, por esas fundadas

España entera se rió de «Los caras deBélmez» (así abría el popu-

sospechas, nos volcamos en unaprofunda investigación q u e sacó a

lar semanario La Codorniz en suportada de marzo de 1972), y el

la luz y a las claras todos losprotagonistas, culpables, métodos e

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propio alcalde y el Ayuntamiento enpleno fueron procesados.

implicados del mayor contubernio, de lamayor conspiración sobre

Nadie sabía a ciencia cierta qué habíaocurrido. Sobre todo porque

este tipo de fenómenos que jamás se hanproducido en este siglo.

los autores de análisis ydescubrimientos habían puestohábilmente

Una aventura, si cabe, más apasionanteque las propias y miste-

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pies en polvorosa, llevándose consigolos importantes informes que

riosas caras que, hasta hoy en día, nuncahan dejado de aflorar en

demostraban la falsedad de las caras. Unhalo de misterio y de trama

aquella pequeña cocina.

urdida desde muy arriba planeó sobre elpueblo, pero tocios prefi-

rieron callar. Eran, según confiesan losimplicados, otros tiempos muy

distintos y había que acatar lasórdenes impuestas.

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Por fortuna, en abril de 1997 decidí, encompañía del periodista

En la llamada «Operación Tridente» nose dejó nada al azar. Como

Lorenzo Fernández, sumergirme a p e c ho descubierto en los verda-

diría el máximo dirigente de aquellasociedad española de 1972,

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«todo q u e d ó alado y bien atado». Loque muy pocos saben es que

d e l f e n ó m e n o . S e g ú n n o s c o nf e s a r o n a l g u n o s d e los e s t u d io s o s q u e esta trama oculta quedinamitó el fenómeno en pocas horas, yque lo

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arribaron en Bélmez en los primerosdías de 1972, el sacerdote hizo

hizo desaparecer de la vía públicadurante casi un cuarto de siglo,

todo lo posible por intentar demostrarque aquello no era más que

comenzó precisamente con un informe,grueso y documentado, ela-

un ingenuo fraude provocado por ungrupo de vecinas, un inciden-

borado por una célebre periodista quehoy reside en París y que no

te que empezó como una simple broma

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al retocar una mancha apa-

hizo sino acatar órdenes o «sugerencias»de la mismísima Carmen

recida en el fogón de la vivienda deMaría Gómez Cámara y que ya

Polo, la esposa y brazo derecho delCaudillo.

no se p u d o detener ante laspublicaciones en los diversos diarios

regionales.

Tanto Lorenzo Fernández como el queesto escribe hicimos

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«parada y fonda» precisamente en laestancia donde aquella perio-

dista española redactó durante doslargas noches en vela el informe

que daría inicio a la «OperaciónTridente», que como bien indica su

nombre se dividía en tres fases, a cadacual más demoledora.

El interés de la Señora no era otro queaveriguar, con una perso-

na de entera confianza como enviadaespecial, si las efigies podían

representar algo de origen religioso.

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Nadie puede saber qué derro-

teros hubiese tomado el asunto si sehubiese dado una respuesta

afirmativa, pero lo cierto y crudo es quela joven reportera pronto se

dio cuenta q u e aquellos rostros deniños, fetos y ancianos poco o

nada tenían que ver con imágenes dignasde veneración religiosa.

Desde el preciso instante que eseinforme es remitido a Madrid

comienza la fría y calculada misión deaniquilar el misterio. Y lo tris-

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te es que, al menos durante más deveinte años, ese objetivo se logró

plenamente.

Así, transcurrieron los tres actos de lagran conspiración contra

La iglesia de Bélmez y el párrocoAntonio Molina fueron los primeros enreaccionar.

Había que detener aquello a todacosta. Y las arengas públicas no fueronpocas.

las «Caras de Bélmez». Tres modos deacabar con un fenómeno

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genuino y q u e fueron programadosdesde las más altas esferas del

El eco alcanzado por el asunto del«Santo Rostro» aparecido en

poder de la época.

una cocina de Bélmez, hizo que lassupuestas culpables temieran

confesar el engaño cuando el puebloentero estaba siendo colapsa-

do por miles de personas ansiosas dever lo imposible. Así, día tras

Fase 1: La reacción eclesiástica

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día, se siguió un «juego» que acabóalterando el orden público de la

pequeña localidad.

El número 5 de la calle RodríguezAcosta se había convertido en

En Bélmez nadie dudaba de la honradezde los inquilinos de la

un segundo santuario. Hasta su portalperegrinaban diariamente

vivienda «encantada», por eso causócierta sospecha la furiosa actitud

miles de personas dispuestas aencontrarse frente al milagro, un

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del cura, que rápidamente difundió lahipótesis de la broma incon-

milagro pagano que irritó desde unprimer instante a la iglesia bel-

trolada entre los investigadores quellegaban hasta aquel rincón de

morense. Fue el joven párroco AntonioMolina el primero en reac-

la Sierra Mágina. Lo que no se hasabido hasta ahora es que el sacer-

cionar, lanzando a los cuatro vientosarengas contra la autenticidad

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dote no hacía sino cumplir ordenestajantes de su superior, el obis-

precisamente él quien me llamó y medijo que aquello había que

po de Jaén. Así nos lo confirmaba el quefuera alcalde de Belmez en

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cortarlo como fuese y que esperaba queyo estuviera en cabeza de

aquellos turbulentos años de la«Operación Tridente», don Manuel

un brupo de gente que pusiéramos final incómodo asunto de las

Rodríguez Rivas, un hombre clave quehabía permanecido estos

caras. Yo no pude más que responderletajantemente que el fenó-

veinticinco años al margen de losmedios informativos, siendo un eje

meno estaba allí, que era real y que no

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se podía cortar nada...

esencial que sufrió todos los avatares dela siniestra conspiración.

Con el paso del tiempo, el representantede la Iglesia en el pueblo,

Para él, la iglesia fue la promotora detoda la maniobra que poste-

el polémico párroco d o n AntonioMolina, al verse duramente pre-

riormente acabaría por destruir lacredibilidad del caso:

sionado por las cúpulas eclesiásticas,acabó rechazando todo lo con-

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cerniente al fenómeno teleplástico. En suafán por alejarse de aquel

Todo aquello se vino abajo porquehabía que echarlo. Si se admi-

inquietante asunto tomó la decisión deabandonar el pueblo, para

tía la parapsicología, había quedesterrar el milagro y entonces topa-

colgar definitivamente los hábitos añosdespués.

mos con la Iglesia —nos confesó en sudomicilio belmorense—. El

Tras un largo periplo siguiendo su rastro

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por toda Andalucía,

diario Pueblo hizo explotar elfenómeno. Aquí, todos los días de los

finalmente logramos dar con él. En laactualidad ejerce de maestro

primeros seis meses llegaban tres milpersonas... se agotaba la comi-

en un colegio de la localidad cordobesade Lucena, alejado de toda la

da, la bebida y todo lo que había eneste lugar. Era un gran pro-

efímera popularidad que vivió enaquellas jornadas de 1972. Y, según

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blema para el orden público. En unprincipio, ni el gobernador civil

comprobamos con sorpresa, aún no p u ed e olvidar: Yo no recibí pre-

se interesó por el asunto... fue laIglesia. Se da la circunstancia de

siones de ningún tipo—afirmórotundamente—, lo único que pue-

que yo estudié magisterio en Granada ymi profesor fue el que en

do decir es que aquello es un fenómenoparapsicológico, parpfísico,

aquel 1971 era obispo de Jaén, don

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Miguel Peinado Peinado. Y fue

y por lo demás no hay nada más queañadir...

La brevedad de sus palabras no restabaimportancia a las mis-

mas. Un ex sacerdote estaba descartandocon rotundidad la hipóte-

sis del fraude, y lo que resulta másincreíble, la del milagro. No pudi-

mos continuar la conversación. DonAntonio quería permanecer

ajeno a cualquier investigación que serealizara al respecto, pese a

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ser consciente de q u e eso eraimposible, pues ya formaba parte de

la historia paralela.

Sin embargo, c o m o veremos acontinuación, sus palabras se vol-

vían contra él. En el año 1972 combatióferozmente contra el enig-

ma utilizando todas las armas que tuvo asu alcance, inclusive la

mentira. Era el m o d o q u e tenía decumplir órdenes dentro del férreo

sistema «piramidal» de nuestra Iglesia.

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Fase 2: Comisiones fantasma

En el centro de la imagen, MiguelPeinado, obispo de Jaén y primereslabón de la

Como anteriormente hemos indicado,seis meses después de la

"Operación Tridente».

gestación del primer rostro en la cocinade María Gómez Cámara, el

gobernador civil de Jaén, José Ruiz deGordoa, invitaba al reconoci

Jose Luis Jordan Peña quedabareflejado que tan solo Fue una

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do investigador Germán de Argumosa avisitar la pequeña población

excursión muy interesante, y en todocaso los participantes tuvieron

serrana. Sus conclusiones no tardaron ensalir a la luz, y el popular

la oportunidad de conocerse mejorentre sí. Curiosa forma de califi-

diario Pueblo se encargó de hacer elresto. Día a día, las pruebas que

car a una supuesta representaciónministerial, de no ser por que

Argumosa efectuaba en la «casa de las

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caras» eran difundidas por el

aquella burla o aquel paripé fue,efectivamente, una mera excursión

mencionado vespertino, proclamando alos cuatro vientos que allí

de amiguetes que cumplían otros oscurosobjetivos guiados por

no había «truco», y la opinión públicaespañola se concienciaba de

algunas figuras claves del Régimen.

que el misterio se había posado en unhumilde suelo de cemento,

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El polémico Jordán Peña, haciendo galade su cinismo, nos con-

poniendo en jaque los postulados de laciencia del momento.

firmaba en su domicilio madrileño quelo más interesante fue demos-

Y de repente, el 19 de febrero, hacíaacto de presencia en la

trar la existencia en uno de los rostrosde un compuesto químico

población un controvertido personaje, elpsicólogo industrial José

(cloruro sódico) que, una vez

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evaporado, dejaba una imagen laten-

Luis Jordán Peña, a la cabeza de unasupuesta comisión compuesta

te invisible.

por especialistas en construcción,pintura, química, fotografía, etc., y

Gracias a las pesquisas del abogadogaditano Manuel Gómez Ruiz,

enviada por el Ministerio de laGobernación. Su objetivo era claro:

hemos sabido que jamás se pudieronefectuar análisis directos sobre

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descubrir el fraude y a sus autores.

el rostro en cuestión, ya q u e éste fuesituado tras el cristal y e m p o -

La primera «autoridad» que entró encontacto con Jordán Peña

trado en la pared m u c h o antes de queJordán y su «comisión fantas-

fue don Antonio Molina, lo que a prioriesclarecería muchas dudas

ma» llegaran hasta allí. El recubrimientode la faz nunca se movió de

al recién llegado sobre la génesis delsuceso. El párroco afirmó a su

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allí y nadie pudo manipular la superficiede la imagen. Aquel «meticu-

interlocutor q u e María Gómez le habíadesvelado que todo era fru-

loso análisis» era un puro fraude.

to de una supuesta broma entre vecinas,y, por otro lado, aseguró

Por último, el alcalde, ManuelRodríguez Rivas, nos aseguró que

que las psicofonías en las que seregistraban expresiones dramáticas,

de haber existido tal comisión avaladapor el Gobierno, el primer

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obtenidas días atrás por Germán deArgumosa en el interior de la fin-

paso que debían haber llevado a caboera la presentación de cre-

ca infestada y q u e Pueblo divulgócuatriplicando su tirada, se pro-

denciales ante él, cosa q u e nuncasucedió...

dujeron gracias a la utilización de uncomplicado dispositivo electró-

A una conclusión semejante llegó otrano menos sospechosa

nico situado en el interior de un vehículo

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a tres kilómetros de la casa.

comisión, la organizada por Pueblo ycomandada por el químico

Con estos antecedentes, el psicólogoindustrial creía tener recons-

Ángel Viñas. Tras descubrir lainexistencia de uranio y radiactividad

truido la mitad del puzzle y, para él, lasolución al misterio no que-

en la superficie de cemento la duda se ap o d e r ó de aquel grupo de

daba ya lejos. Su siguiente paso fueanalizar la segunda formación

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personas con una idea predeterminada:dar a conocer el hipotético

aparecida en la cocina. Finalmenteacabó por convencerse de que

fraude. Algo que con las pruebas en la ma n o jamás pudieron argu-

dicha faz estaba modelada por un pincelde gruesas cerdas con

mentar. A pesar de todo, el 25 defebrero la bomba informativa

hollín y vinagre como elementosbásicos. Pero estaba mintiendo.

recorría España. El periódico madrileño

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titulaba su última página

El «descubridor del fraude» dejó escritoen diferentes documen-

«Se acabó el misterio», plasmando enuna célebre crónica c ó m o los

tos la existencia de tan importantecomisión, pero volvió a mentir.

rostros eran en realidad pinturasrealizadas a base de cloruro y nitra-

Así de sencillo y de grave. La comisióngubernamental jamás existió,

to de plata, sometidos a la luzultravioleta. La comisión de Viñas

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como de hecho nos confirmaron lossupuestos miembros de la mis-

hería de muerte al fenómeno. Ese día elpaís entero fue sabedor del

ma años después. Además, en las actasde la Asociación ERIDANI

«camelo» de las «caras de Bélmez». Ydurante casi un cuarto de siglo

del 10 de abril de 1972 — q u e poraquellas fechas presidía el propio

creyó en él.

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le. Su silenco generó mil y una fábulasen torno a aquel desagra-

dable viaje, hasta q u e , por fin,nuestras grabadoras dieron con él,

Lo que nadie sabía es que, en aquellosdías de febrero de 1972,

pudiendo ahora ofrecerles toda laverdad: Me llamó el ministro,

una maniobra estaba siendo orquestadadesde las sombras del poder.

Tomas Garicano Goñi, para que fueraal Ministerio de la Gober-

Pablo Núñez Moto, jefe provincial de

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Administración Local de Sego-

nación, y me puso entre la espada y lapared. Me preguntó cómo

via, sería el primero en amenazardirectamente a los presuntos encu-

se me había ocurrido montar una cosade esas. Y es que el Gobier-

bridores del «truco». En su punto demira se encontraba Manuel

no, ¿a quién iba a echar mano?, pues alalcalde, para enterarse

Rodríguez Rivas, receptor de unahistórica misiva. En la carta se alu-

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cómo iba la cosa. Yo confesé que nihabía montado nada ni sabía

día al expediente número 8.700, abiertopor el ministro de la Gober-

nada, eso es un fenómeno que está allíy que lo averigüe quién sepa

nación para procesar y proponer sudestitución como alcalde de la

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de ello. (...) El ministro me dijo que esohabía que cortarlo, pero yo

pequeña villa.

no podía cortar, yo no podía decirle ala gente que no fuera a mi

Pero la parte más importante de la«Operación Tridente» estaba

pueblo. Le dije que él, como autoridad,que pusiera a la Guardia

por llegar. Una calurosa tarde del mesde agosto de 1972, un impo-

Civil a la entrada del pueblo y que nodejara pasar a nadie. A eso

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nente coche negro entraba en la recoletaplaza del pueblo. Varios

el ministro respondió enfurecido: «¡Tevas a enterar Rivas... te ente-

vecinos vieron montar en él a ManuelRodríguez Rivas y se temie-

rarás».

ron lo peor. El rumor se extendió comola pólvora; el Gobierno se

había llevado al alcalde a Madrid parahacerle callar definitivamen-

Carta histórica en la

Page 412: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que Pablo Núñez Moto,

jefe de Administración

Local, amenaza al

alcalde y advierte de la

Tomás Galicano Goñi,

puesta en marcha del

ministro de la Gobernación.

expediente 8. 700 por el

Sus amenazas al alcalde

que se le procesará y

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de Bclmez no surtieron

destituirá como alcalde.

efecto... en un principio.

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c a p a y e s p a d a la honradez de losbelmorenses y el origen descono-

c ido de las m i s t e r i o s a s efigies.

Durante los veinte años posteriores a la«Operación Tridente» todo

el país pensó que una familia deanalfabetos se había reído de ellos

utilizando una serie de sofisticadostrucos que, de paso, pusieron en

evidencia los métodos de algunos«cazafantasmas» y demás hierbas.

La espesa cortina de h u m o impuestapor el poder tuvo un resul-

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tado inmediato. Los medios, servilistasunos y obligados otros, cum-

plieron su cometido a la perfección, y alos pocos meses nadie se

acordaba ya de unos enigmáticos rostrosque, en contra de todo y de

todos, seguían apareciendo de un m o do inesperado. Como si la fuer-

za que los impulsara a salir desde su m un d o se manifestase furiosa

Manuel Rodríguez Rivas, alcalde deBélmez: Me dijeron el obispo de Jaén,Miguel

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Peinado, y el ministro del Interior,Cancano Goñi, que aquello había quedetenerlo

ante la trampa impuesta por unasociedad asustada ante el misterio.

a toda costa.

A pesar de que tocios les habían d a d ola espalda, las efigies con-

tinuaban aflorando mostrando un surtidosobrecogedor de bustos,

A estas amenazas del ministro de laGobernación, y según nos

cuerpos desnudos y formaciones de una

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calidad «pictórica» m u c h o

afirmó el alcalde, se unían las llamadasde otro máximo dignatario

mayor que las de sus predecesoras. En1976 y 1980 se produjeron

de la Iglesia en Jaén: el obispo, donAntonio Peinado Peinado: El que

nuevos «rebrotes» que demostraban muya las claras que «Bélmez

más me presionaba era el obispo, decíaque se acabara aquello, que eso

seguía plantando cara». Fuerondestacables las experiencias realiza-

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no podía ser, que dónde íbamos allegar. Incluso mi amigo Antonio

das en el lugar, huérfano ya de losvisitantes de antaño, por el jie-

Molina, que era sacerdote de Bélmezaquellos días, cuando le decía

nense José Martínez Romero, uninvestigador que en compañía de

de ir a ver las caras, me decía: «¡Andacalla, que como se entere el

algunos interesados en el asunto,pernoctó muchas noches en la

obispo que me be ido a ver las caras

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armamos el tomate!'' Hasta ahí

habitación-cocina a mediados de lossetenta. De aquellas jornadas

llegaba la cosa. El obispo creía que yopodía cortar esto, pero yo ya

en vilo quedaron terroríficasexperiencias d o n d e aparecieron extra-

no podía hacer nada...

ños objetos en la estancia e incluso seregistraron sobrecogedores

efectos en algunas personas alencontrarse junto a los misteriosos

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Así se fue tejiendo una conjura que hapermanecido oculta a la

rostros. En concreto, fue «La Pava» lafigura que más suspicacias y

opinión pública durante más de veinteaños. Un complot que tuvo a

miedo levantó entre los propiosinvestigadores. Una «sensitiva» o

Isabel Chamorro, posterior alcaldesa deBélmez, como última vícti-

vidente que acompañaba al grupoinvestigador de Romero aseguró

ma y su postrero acto en el «Proceso a

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las Caras», celebrado en julio

incluso haber notado una fuerte punzada,como un pequeño y dolo-

de 1975 en Málaga. Allí, diversos«especialistas.' y medios de comu-

roso mordisco, en el antebrazo alaproximarse a dicha efigie. Efecti-

nicación oficiales intentaron demostrar atocia costa que las caras

vamente se reprodujo al instante unamarca perfectamente visible

estaban realizadas con una solución deplata. Ella, según nos confe-

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que correspondía a una mordeduraproducido muy recientemente.

so, se limitó a contrarrestar la ira de susoponentes defendiendo a

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Una de las más perfectas y

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sohrecogedoras formaciones. -La damade la copa- que

en un principio sostuvo un ramo deflores que posteriormente setransformaron en

una especie de cáliz. Aparecida en1980 en la nueva cocina no duró muchotiempo.

Amparadas tan sólo por las gentes de unpueblo sabedor de la

auténtica verdad, las teleplastias (así lasdesignaron en su día los

Increíble secuencia fotografiada en1991.

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A la "mujer desnuda del pasillo» lesurgen

importantes estudiosos allíconcentrados) siguieron asomándose al

otros rostros •satélites- que a los pocosmeses

exterior a través del suelo de la casa dela vieja y ya viuda María.

volverían a desaparecer.

Fue en julio de 1994 cuando tuve laoportunidad de ver por pri-

mera vez las «Caras de Bélmez». Y hede reconocer que, a pesar de

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las decenas de miles de kilómetrosrecorridos como periodista tras

el misterio y de las aventuras vividas endiferentes partes del mun-

En 1995, otros análisis del CSIC,nuestro máximo organismo

do, nunca podré olvidar el escalofríoque recorrió hasta mi última

científico, llevados a cabo por eldirector del Departamento de Aná-

vértebra cuando aquella tarde el alcaldede Bélmez, Donato Hervás,

lisis de Cerámica y Vidrio. José Luis

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Segrera, demostraban a las cla-

abría la puerta de la casa número 5 de lahoy Calle Real y me encon-

ras lo que ya se intuía en 1991. Es decir,q u e en las muestras recogi-

traba, frente a frente, con una de esasfaces de piedra que me obser-

das in situ de las «Caras de Bélmez» nohabía rastros ni de pintura ni

vaba fijamente desde algún lugarperdido en el tiempo y el espacio.

de la lista de elementos que en su díaesgrimieron los «mandados»

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Hice muchas preguntas, poniendo lasmanos sobre ellas en un

por la «Operación Tridente».

afán de colocarme justo en la fronteraque separa su m u n d o del

Mentiría si no dijese que salté de alegríaal conocer esos resulta-

nuestro. Sin saber jamás quérepresentaban esas faces ni de dónde

dos. Unos datos, unas cifras y unoselementos que tiraban por tierra

demonios habían llegado hasta allí,nunca dudé de que aquello no

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y daban un auténtico varapalo a laosadía realizada en su día por los

era ningún fraude. Y me prometí a mímismo aquella tarde de vera-

que no quisieron ver la verdad.

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Llegados hasta aquí, sólo quedaba unpaso definitivo para demos-

trar que este es un enigma no resueltoque desalía, un emulo ele siglo

después, a todo y a todos. El aetanotarial realizada en el lugar en el

año de 1973, y que hábilmente fuesilenciada por el devastador efec-

to de la «Operación Tridente», era miobjetivo inmediato. Y así, acom-

pañado del jienense Lorenzo Fernández,

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me embarqué en la insólita

aventura de encontrar al valiente notarioque en su día precintó el mis-

terio. Cuando arrancamos el todoterrenorumbo a Andalucía eran

muchas nuestras dudas y no pocas laspreguntas... ¿Existiría ese acta

en realidad?, ¿viviría aún el notario?,¿se demostraría en el documento

que las caras no eran ningún fraude?,¿podríamos localizar a un pro-

Antonio Palacios laque,

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fesional que actué) hace 25 años y delque no sabíamos ni el nombre?,

el ilustre notario que precintó

la «Casa de las Caras-:

¿querría hablarnos en caso deencontrarlo?... demasiadas interrogantes

"No me cabe la menor duda

y poco tiempo para pensar y echarseatrás. La aventura ya estaba tra-

de que aquello era un

zada en la carretera y nadie iba adetenernos en nuestro empeño.

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fenómeno paranormal y que

no había fraude de ningún

modo. Antes y después

del precintado... ¡las caras

variaban!"

30 de abril de 1997, Córdoba, 13-29horas

piante ante su primera entrevista. Y creoque había motivos para

ello. Allí, sentado frente a nosotros,estaba la persona q u e podía dar

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Fueron muchas las horas de viaje y depesquisa continua hasta dar

fe, como nunca había ocurrido en lahistoria de la parapsicología, de

con el nombre de una de las figurasclaves de este misterio. Llevaba

la existencia ele un fenómenoparanormal q u e se rige por u n o spará-

un cuarto de siglo en el más absolutosilencio, quizá como actitud pre-

metros inexplicables para nuestraciencia.

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cavida ante el desenlace que losacontecimientos habían tenido con

Había pasado m u c h o tiempo, peroallí, a pocos centímetros de

la intervención directa del Estado y laIglesia en el caso de las caras.

la grabadora, se hallaba d o n AntonioPalacios Luque, el hoy presti-

Por fortuna, como nos ocurrió en eltranscurso de las entrevistas

gioso notario que en su día precintara la«casa de las caras». A fin,

con los implicados, descubrimos que un

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factor esencial para romper

pensé para mis adentrexs, un silencio q ue se prolongaba por espacio

el secretismo y hacer desvanecerse parasiempre la gran cortina de

de 25 años se rompería en mil pedazos.

h u m o era, precisamente, el paso deltiempo.

Y así, haciendo un solemne silencio ytomando aire, don Antonio

Los años habían transcurrido lentosentre quienes vivieron de

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comenzó a contestar pausadamente,demostrando que sus recuerdos

cerca el fabuloso enigma, conscientes deque mientras imperase la

estaban vivos y frescos, inasequibles aquienes habían decidido aca-

orden del silencio y la mentira todosdebían permanecer bien calla-

bar con aquel enigma por los mediosmás burdos y siniestros.

dos, acatando las normas impuestas porquienes querían dar la espal-

Yo precinté la habitación-cocina de

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doña Maña Gómez — n o s

da al misterio.

dijo mirándonos fijamente— y lo hicecon todas las garantías de

He de reconocer que penetrar en aquellujoso bufete en pleno

seguridad, realizándose además unacta paralela a cargo del nota-

corazón de Córdoba me puso nervioso.Nervioso como un princi-

rio Julián Echeverría y otros dosletrados. Transcurridos tres meses,

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desclausuré el precinto, y lo cierto yverdad es que entre las figuras

precedentes y las posteriores habíahabido lunaciones. (...) Yo no

conozco una técnica de pintura quepueda originar las caras que

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allí aparecieron. A través del tiempo, yestando clausuradas la pri-

mera y la segunda cocina, ¡LAS CARASVARIABAN!

Durante el precintaje, a mi juicio, allíno pudo entrar nadie has-

ta que yo procedí al levantamiento delmismo. (...) Yo puedo decir

a ciencia cierta y con toda seguridadde que allí no hubo fraude.

Aquello es un fenómeno paranormal, yde eso no me cabe ninguna

duda. La importancia del testimonio

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hace inútil cualquier comenta-

rio al respecto. Jamás un notario sehabía expresado de forma tan

valiente acerca de un fenómenoparapsicología).

No me cabía duda alguna de que donAntonio Palacios era uno

de esos «raros especímenes» quesiempre van con la verdad por

delante. Una verdad que me hizorecordar de inmediato la palabras

Actas notariales 00462 y 00467 elprecintado de las caras de Bélmez.

Page 444: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Expedientes

del antiguo alcalde de Bélmez, ManuelRodríguez, cuando me afir-

demostrativos de que allí jamás hubofraude.

mó que: Yo fui quien llamó a AntonioPalacios por requerimiento del

profesor Argumosa. Lo que puedoasegurar es que en aquellas caras

hubo cambios. El más sobrecogedor fueel de un rostro que en los tres

seguro estaban escritas en el aire detiempo pasado. Escenas como

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meses que duró el precintaje, varió laperspectiva. Cambió la posi-

el primer momento en q u e la ancianaMaría descubría aquel rostro

ción de la cabeza 180 grados, y elnotario salió espantado de allí...

hierático junto al fogón, o el mosaico delas miles de personas que

allí, en aquel pueblo olvidado, seconcentraron durante semanas

En el vecino pueblo de Huelma, a un tirode piedra de Bélmez de

conformando una espiral heterogénea de

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opiniones, sorpresas, ilu-

la Moraleda, pudimos conseguir lasactas notariales de aquel históri-

siones y, en definitiva, de emociones.De emoción al estar cerca de

co proceso. Fue una operación dura,laboriosa y arriesgada, en la que

lo desconocido. De emoción por serparte integrante de un fenó-

intervinieron contactos e informantesque por obligación de la ética

m e n o social irrepetible, q u e tuvocomo protagonistas a los sujetos

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periodística no p u e d o desvelar enestos momentos. Esas fuentes,

más incomprensibles y absurdos q u enadie p u d o imaginar jamás.

vitales e imprescindibles para que hoyla verdad salga a flote, logra-

Fue en la «Casa de las Caras», junto aellas, d o n d e leí por última

ron poner en nuestras manos los treinta ydos excepcionales docu-

vez las actas notariales. Las pruebasefectuadas no dejaban lugar a la

mentos que conformaban las actas del

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precintado de la ya mítica casa

duda. Se llegó a colocar planchas deplomo con unos dígitos secre-

de las caras.

tos incluidos en el interior tapiando lasventanas y puertas. Se hicie-

Y mientras hojeaba las históricas actas00462 y 00467 de la nota-

ron actas paralelas, se firmó y selló conlacre cada procedimiento...

ría de Huelma, referidas al precintadode la casa número 5 de la calle

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en fin, se demostró q u e allí jamás h u bo trampa.

de Rodríguez Acosta, por parte de losilustres notarios, sentí un estre-

Era curiosa mi sensación. En el exteriorya anochecía, y sólo los

mecimiento difícil de describir conpalabras.

gritos de unos chiquillos que jugaban sefiltraban a través de la estre-

Aquellos papeles, que repasaba con elcuidado de quien acaricia

cha calle. Eran los gritos de los que toda

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la vida han pasado junto a

un auténtico tesoro, me hicieronrecordar imágenes que a buen

las caras. Como si fueran un m o n u m en t o a lo imposible q u e alguien,

algún día antes de que ellos nacieran,decidió colocar allí. Íbamos a

publicar aquellas actas en nuestrarevista e íbamos a demostrar al

m u n d o entero q u e aquello no eraningún fraude. Ningún fenómeno

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paranormal tuvo ni tendría jamás tantaspruebas a su favor.

Y como en un ritual, ajeno a la mirada yal silencio de María,

aproximé mi m a n o hasta posarla sobre«La Pava». La efigie principal

que llevaba un cuarto de siglo mirandodesde su universo perdido

como queriéndonos dar unincomprensible mensaje. «Antes de que

yo naciera, tú ya estabas aquí», le dijemirándola fijamente pensando

que por fin le iba a hacer justicia. Las

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pruebas estaban en mi mano...

y «La Pava» y yo sabíamos la verdad.En ese momento sólo deseaba

que pudiera contestarme, como si de unaentrevista se tratara, a la

gran pregunta: ¿De d ó n d e hasllegado?

No obtuve respuesta, y probablementeno lo haga jamás. Pero en

aquel momento, arrodillado ante lahornacina donde se sumerge la

tenebrosa mueca del rostro bizantino, mesentí feliz y desahogado

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como el que finaliza sudoroso una obracon la que se había com-

prometido en cuerpo y alma. Mipromesa, la que un día me hice al

encontrarme con ella por primera vez,ya se había cumplido.

os OVNIS SIGUEN SIENDO uno denuestros grandes enigmas pen-

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dientes. Desde hace medio siglo generanespeculaciones y

teorías diversas que parecen seguiralejadas de la verdadera

naturaleza del fenómeno. Un fenómenoabsurdo e incomprensible

que, en ocasiones, representa un seriopeligro para el testigo que se

lo encuentra por sorpresa. Ejemplo vivode ello son los sucesos que

engrosan este capítulo. Tresimpresionantes expedientes X españo-

les en los que las fuerzas de seguridad y

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diversas instituciones ofi-

ciales quedaron perplejas por la rotundarealidad de los hechos

denunciados. En Tordesillas(Valladolid) ocurrió u n o de los mástris-

tes incidentes de la casuística mundial.Un muchacho de siete años

fue alcanzado por un extraño rayo de luzproveniente de un arte-

facto insólito aterrizado en undescampado. A raíz de ese impacto se

produjeron una serie de dolencias

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desconocidas que desembocaron

en el coma profundo y catorceoperaciones a vida o muerte. Los

médicos quedaron perplejos. No h u b odiagnóstico concreto, pero sí

una documentación q u e demostraba loinexplicable de los hechos.

Unos informes que detallan oficialmentela crónica de esta víctima

del fenómeno ovni.

Unos años después, en las dehesas deTorrejoncillo (Cáceres),

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otro artefacto insólito estuvo a punto deabrasar a una familia de

cabreros. Devastador, el cono ígneo decasi cincuenta metros de

altura fue avistado por decenas detestigos. Su energía, calculada por

la universidad, de más de 1.700° C,calcinó casas, terrenos, animales

y enseres. Y, por segundos, no hizo lopropio con cuatro personas.

Hoy, por fortuna, lo p u e d e n contar.Lo mismo que los miembros de

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la Guardia Civil que acordonaron lazona, v los físicos y geólogos

q u e constataron sobre el terreno loinexplicable del "desastre de

Torrejoncillo», u n o de los másalucinantes expedientes X españoles.

El peligro de los ovnis también ha sidocomprobado por «testigos

de élite». Buena muestra de ello son lostestimonios directos y los

informes oficiales que el autor recogióen torno a uno de los últimos

y más espectaculares expedientes

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españoles. Lugar: la tranquila pobla-

ción de La Escala (Gerona) en marzo de1997. Testigos: Manuel

Delgado y Manuel Caballero, policíascon veinte años de intachable

hoja de servicio. Protagonista: unainmensa esfera volante en la que

flotaba ingrávido un ser negruzco decuatro metros de altura. Conse-

cuencias inmediatas: informe oficial dela policía dando veracidad a

N 1994 TUVE LA PRIMERA NOTICIAreferente a un hech o absolu-

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los hechos y expediente médicoconfirmando la ceguera de uno de los

tamente incomprensible acaecido en lallanura castellana. Al

agentes alcanzados por el tremendodeslumbramiento procedente

parecer, y según escuché a determinadaspersonas cuya

del humanoide. En definitiva, un cóctelexplosivo repleto de docu-

identidad no p u e d o revelar, un niñode tan sólo siete años había sido

mentos. Una historia de la que es difícil

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dudar.

intervenido quirúrgicamente en catorceocasiones tras toparse con

un aparato metálico y reluciente deforma cónica que le lanzó algún

tipo de radiación desconocida. Desdeese mismo instante, la historia

del «Niño de Tordesillas» se convirtióen una auténtica obsesión. En

más de una oportunidad me aproximé alas tierras vallisoletanas en

busca de datos concretos y evidencias qu e me demostrasen q u e no

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perseguía humo. Y he de admitir que lasganas de desistir a lo largo

de esas correrías fueron muchas. Aquí yallá pregunté por el miste-

rioso mozalbete, y nadie quiso o suporesponderme. Así que, con-

vencido de que me encontraba ante unamera leyenda o «bola de nie-

ve» iniciada en un rumor y potenciadapor los propios investigadores

y ufólogos, decidí durante un b u e ntiempo renunciar a la búsqueda.

A pesar de que otras muchas aventuras

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para la revista Enigmas y la

televisión me mantuvieron alejado dedicho incidente, «algo» me

mantuvo con el pensamiento fijo en laañeja e hipotética historia. Y la

«casualidad», encarnada en el periodistaJuan José Benítez, volvió a

reclamar mi atención ante aquelreportaje eternamente pendiente.

Ese niño sí que existió. Yo mismoestuve en su casa. La historia

es alucinante. De las más fuertes,probablemente, que han ocurrido

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en nuestro país.

Sus palabras fueron un auténtico resorte.Y apenas me importó

que un aguacero traidor hubieseinundado parte del archivo del bue-

no de Juanjo. Decenas,. centenares dedocumentos se diluyeron

rol es el mismo que puede saber algo...me indicó sudoroso mien-

entre el agua y la búsqueda de losnombres y apellidos del "Niño de

tras el cielo desplegaba sus primerostonos oscuros.

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Tordesillas» resultó misión imposible.La investigación de J. J. Bení-

Menos da una piedla —pensé para misadentros—. Al menos

tez en el lugar de los hechos se produjoa principios del año 1985,

había un nombre por el que pelear. Yasí, mientras las nubes enca-

cuando viajo hasta el lugar como asesorde un programa del perio-

potaban el rectilíneo paisaje, recorrí atocia prisa los kilómetros que

dista Francisco García Novel, y la

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circunstancia de que jamás hubie-

me separaban de Tordesillas. No teníani un teléfono, ni una direc-

se publicado nada, añadido a la lejaníatemporal, fueron demasiados

ción... tan sólo una identidad perdida enun laberinto de casi veinte

obstáculos para atisbar los detallesconcretos del incidente. A pesar

mil almas y una extraña e inexplicablesensación al encontrarme con

de todo, el presentimiento de que algoreal había acontecido en

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algo objetivo tras cuatro años deandares de ciego. No podía dudar

aquel histórico rincón de Castilla fuesuficiente para volver a poner-

y una vez más decidí abandonarme a laaventura... era lo único que

me en movimiento. Y la constanciaobtuvo su fruto transcurrido un

podía hacer para aproximarme a laincreíble historia del «Niño de

tiempo prudencial, en abril de 1998.

Tordesillas».

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Paseaba aquella jornada de tibio sol porla inmensa biblioteca de

los padres Dominicos de Arcas Reales,a seis kilómetros de la capi-

Tordesillas, Valladolid, 6 de abril de1998, 20:59 horas

tal vallisoletana. Antonio Felices, unreligioso dedicado en cuerpo y

alma a la investigación OVNI desde q ue en los años cuarenta tuvo la

Dos relámpagos iluminaron toda lacalle, y por enésima vez me

fortuna de observar uno de estos

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aparatos, me dio, casi por casuali-

pregunté qué demonios hacía en aquellugar. Varios asuntos de

dad, una nueva pista tras la que seguircomo un sabueso. Me encon-

urgencia me reclamaban en Madrid esamisma tarde, pero, como si

traba en esas tierras para elaborar unreportaje sobre «investigadores

fuese manejado por una fuerzaabsolutamente indescriptible, volví a

con sotana», una idea curiosa que queríaplasmar en la revista a par-

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iniciar una frenética carrera entre loscharcos sin mirar atrás hasta

tir de entrevistas con varios sacerdotesq u e llevaban en su sangre la

perderme por las callejuelas ya oscurasde la barriada de San Vicen-

pasión por los no identificados.Finalizando la entrevista con el

te. Algo me indicaba q u e esta vez noiba a fallar, que la gran aven-

padre Felices, me fue inevitable elreferirme a la historia del «Niño de

tura de encontrar al q u e durante años se

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había convertido en mi más

Tordesillas»; no en vano me encontrabaa menos de treinta kilóme-

anhelado testigo, iba a hacerse realidadesa noche en que Tordesi-

tros de d o n d e se produjo aquelinsólito caso. Y, para mi sorpresa, me

llas se encogía por el frío. Un paso desemana Santa, flanqueado por

di de bruces con la evidencia de q u e«algo extraño» había ocurrido

los alargados capirotes de losnazarenos, rompió por unos instantes

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en un solar de dicha localidad en lossetenta, pero sin el menor atis-

el silencio en el que llevaba inmersounos minutos. La oscuridad rei-

bo de datos concretos. Y una mezcla derabia e impotencia se apo-

naba hace ya un tiempo, y las vueltas yrevueltas en aquel laberinto

deró de mí al coger el todo terreno pararegresar a Madrid. Cuando

simétrico de ladrillo se prolongaban loindecible. Buscaba, a u n q u e

ya metía la primera, vi por el retrovisor

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a Antonio Felices con su

parezca increíble, a un niño que a puntoestuvo de «irse al otro

blanco atuendo dominico corriendo através del patio. Tras hacerme

barrio» tras un nada agradable encuentroovni. Entrada la noche, y

varias señas con los brazos me hizoparar...

gracias a las fortuitas indicaciones queobtuve tras hablar con José

— Maeso, José Maesa se llamaba elchico... — m e gritó a través de

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Maeso, un «milagroso» amigo con elque este periodista siempre esta-

la ventanilla...

rá en deuda, p u d e dar con el modestohogar d o n d e se vivió hace

— ¿Ese es el niño agredido por unovni—pregunté emocionado.

veinte años el caso más increíble yalucinante del que jamás he teni-

— No. Es un muchacho de Tordesillasque estudió aquí. Por el

do noticia. José me confesó en sudomicilio que la historia que se

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hecho de ser del pueblo y tener más omenos la edad de aquel cha-

rumoreaba era absolutamente real y queél llegó a conocer al infor-

tunado muchacho. Se llamaba Ángel, oMartin... ahora no recuer-

sus rostros cambiaron y se tintaron deira. les faltó un segundo para

do bien. Pero sí que es cierto quecaminaba por el pueblo siembre

darme con la puerta en las narices opara soltarme a los perros...

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con heridas y vendajes. Estuvo a puntode morir varias veces. Creo

pero quizá también les sobró humanidadpara consentir que aquel

que los podrías buscar en un barrio delpueblo. Es una zona que no

forastero preguntón agarrase una gratuitapulmonía. Me hicieron

conozco bien... pero se le podríalocalizar preguntando por la fami-

pasar y comprendí que ya no había lugara la duda. Esta era la mis-

lia de «el churrero». Su padre tuvo una

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churrería bastante popular

ma vivienda adonde llegó eldesvanecido «Niño de Tordesillas» tras

aquí...

su alucinante encuentro.

Dicho y hecho. Con la adrenalina hastalas cejas, confiando en

Ya en la estrecha galería donde losRodríguez tenían instalado su

que el muchacho cada vez estaba máscerca después de tanto tiem-

cuarto de estar noté cómo a Feli se le

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humedecían los ojos. Tras bajar

po d u d a n d o acerca de su existencia,me puse a caminar hacia el

la mirada exclamó: ¡A nuestro Martín leatacó aquella cosa... y des-

lugar indicado hasta dar con la sombríay solitaria a aquellas horas

de entonces ya nada ha vuelto a serigual para nosotros! Era algo

calle Valencia.

q u e llevaba muchos años esperandoescuchar. La confirmación defi-

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No pude, al colocarme frente a la puertadel número 22, mien-

nitiva de que la historia que perseguíano era ninguna leyenda ni

tras la lluvia me calaba por completo,sino recordar los cuatro años

macabra fábula. Ante mí estaban las dospersonas q u e aquella inol-

de falsas pistas, errores y ganas deabandonar transcurridos antes de

vidable noche del jueves primero deoctubre de f 977 vieron cómo

llegar hasta allí. La historia del «Niño

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de Tordesillas», por derecho

su hijo llegaba inconsciente, en volandasy transportado por otros

propio, se había convertido en unaauténtica cruzada personal. En un

c o m p a ñ e r o s de juegos q u e nocesaban entre llantos de gritar:

reto clavado en lo más h o n d o de miorgullo como periodista. Duran-

¡A Martín le ha atacado un cochevolador!...

te mucho tiempo pedí ayuda e intentéaproximarme por todos los

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Feli y Antonio, personas hechas a símismas en las más duras

medios a la agresión ovni másespectacular e impresionante ocurri-

labores, han tenido una vida de esfuerzoy lucha para sacar adelan-

da en nuestro país, pero el silencio y laausencia total de datos fue-

te a sus ocho hijos. Por fortuna, todosviven hoy sin problema algu-

ron las únicas respuestas. Quizá por eso,una emoción intransferible

no, pero eso estuvo a punto de cambiar

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aquel maldito día en que

me recorrió de arriba abajo cuando seabrió la puerta y me encontré

Martín Rodríguez Rodríguez, de sieteaños de edad, entró súbita-

de frente con las miradas adustas de unhombre y una mujer que,

mente en estado de coma tras tener uninsólito encuentro con un

visiblemente extrañados, debíanpreguntarse sin hablar por las

aparato metálico que, semioculto, habíaaterrizado en un viejo pajar

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extrañas intenciones de aquel individuoque había llegado hasta su

sin techos situado a unos cien metros delhogar.

puerta tantos años después. A aquellashoras y en medio del violen-

Emocionado, escuchaba a losprogenitores del para mí ya mítico

to temporal lo lógico era desconfiar...

niño, mientras el viento azotaba lasarboledas oscuras del patio y mi

bolígrafo echaba h u m o anotando datosy datos de una historia que

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se me antojaba alucinante, apasionante yabsolutamente real.

Poco a poco, los padres de Martínfueron abriendo sus senti-

mientos para recordar con nitidez algoque nadie les logrará jamás

Después de cuatro viajes y muchas horasen compañía de Anto-

borrar de la memoria. Esto ha sido unauténtico calvario—me decía

nio Rodríguez y su esposa, FeliRodríguez, una sincera amistad se ha

Feli, mientras miraba una y otra vez u n

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o de los dibujos que Martín

abierto entre nosotros. ¡ Pero q u édiferentes fueron aquellos prime-

hizo en su día para retratar al misterioso«coche volador»— me he

ros minutos! Al preguntarles si elloseran los padres del niño que

pasado seis años sentada junto a lacama del hospital viendo cómo

según se rumoreaba fue «atacado» porun misterioso objeto volador,

mi hijo se iba para el otro mundo porculpa de aquello. Eso sólo una

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madre puede saber lo que es. 'Todanuestra vida la destrozo aquel

Las h o r a s t r a n s c u r r i e r o n l e nt a s , y q u i z á , t e m i é n d o s e q u ejamás maldito «coche volador». Y mepregunto, ¿por qué a nuestro hijo?,

me iría de aquella casa sin antes alguienno me decía d ó n d e podía

¿por qué nos tuvo que pasar anosotros?...

encontrar a aquel muchacho, Feli yAntonio me mostraron un arru-

Estaba sobrecogido. En la mesa camillacomenzaron a aparecer

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gado papel donde aparecía unadirección de Valladolid capital. Tú

los dibujos y los recuerdos de aquellafatídica noche de octubre. Ya

verás lo que haces, me dijeron casi alunísono. Y la verdad es que

había dado el primer paso, peroquedaba el definitivo salto mortal.

p o c o más pudieron añadir. Confiandototalmente en que esa misma

Según me confesaron los padres, MartínRodríguez, el niño al que

jornada iba a tener delante al «Niño de

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Tordesillas», me lancé sobre

habían operado catorce veces a vida omuerte tras ser atacado por

las carreteras de la vieja Castilladispuesto a hacer aquella entrevista

un OVNI, había sufrido lo indecible. Alparecer, no quería recordar

por la que desde hacía años hubiera d ad o todo lo q u e tenía. No

ni que nadie le hiciese revivir aquelinfierno. . y por eso no me iba a

había un segundo q u e perder...

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ser nada fácil llegar hasta él. Enaquellas jornadas de Octubre fueron

varios los curiosos y periodistas localesque se «colaron» en la casa de

Paseo de Zorrilla, Valladolid, 23:40horas

los Rodríguez dispuestos a comprobarpor sí mismos la verdad sobre

el rumor que había conmocionado alpueblo. Fueron jornadas de

LA voz de Martín Rodríguez Rodríguez,natural de Tordesillas y

molestias, de disputas y prácticamente

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de enfrentamientos directos

de 28 años de edad, sonó clara y seguraa través del auricular. Men-

entre la avidez morbosa de algunos y elintento de una humilde

tiría si no reconociese que los nerviosme estaban devorando. Con

familia por preservar su intimidad.

sumo cuidado intenté comunicarle q u emi intención iba más allá de

publicar su caso. Y era cierto. Estaaventura se había convertido con

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el paso del tiempo en algo mucho másimportante que todo eso.

Desde la perspectiva periodística yhumana, la historia de Martín

representaba para mí una granevidencia. Una de esas con las que

es difícil toparse. Y quizá por eso medesarmó el aplomo del que

hizo gala mi interlocutor. Un silencioprolongado y un enérgico voy

para allí me dejaron con el teléfono p eg a d o al oído y más rígido que

el mejor de los mimos. «El niño de

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Tordesillas» había aceptado de

buena fe el envite y parecía dispuesto ahacerme partícipe de todo

aquello que vio y sintió comoprotagonista de una de las más insó-

litas aventuras acaecidas en nuestropaís.

Cuando llegó y se sentó frente a mí no pu d e disimular la emo-

ción. Su sinceridad, su amabilidad y,por encima de todo, su inmen-

sa humanidad, me atraparon porcompleto. Y así, mientras en el

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exterior silbaba el helado airecastellano y las luces de la ciudad se

iban apagando, periodista y testigo nosquedamos, con una p e q u e -

ña mesa de por medio, reviviendodetalle a detalle aquella trágica

Martín Rodríguez

tarde del 1 de octubre de 1977.

Rodríguez en una foto

de la época en la que

sufrió el fatal encuentro.

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misma calle y compañero de clase,corren hacia el viejo corral próxi-

mo a la carretera N 122 . Valladolid-Zamora, en b u s c a de un refugio

lejano para no ser descubiertos. Lasvoces del resto van alejándose y

los dos amigos doblan la esquina de lacalle, linde natural de Torde-

sillas, reduciendo su marcha pocodespués convencidos de q u e va a

ser prácticamente imposible que «el q ue la lleva» dé con ellos.

Caminan los muchachos en paralelo a la

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pared de un inmenso

corral ya en desuso y cuyas tapias deadobe aún se alzan firmes en

medio de la llanura. Era bastante comúnque algunas personas con

dudosas intenciones se refugiasen en élcuando caía la noche, por

eso Martín cogió una piedra del suelo yla lanzó con fuerza por enci-

ma del muro. Un sonido seco ysemejante «a la chapa de dos auto-

móviles cuando chocan» se escuchóahogado al otro lado. Aquello

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sonó a algo metálico —recordabaMartín—, y lo que nos dejó con la

mosca detrás de la oreja era que elsonido no era el mismo que sur-

gía cuando a veces le dábamos a unaantigua máquina de labrar

«El Niño de Tordesillas» dibujó

que allí estaba aparcada desde bacíaaños.

así el artefacto que le disparó

Haciendo gala de gran arrojo, Martín seadelantó a Fernando y, casi

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el 1 de octubre de 1977.

a tientas, penetró en la negrura delcorral dispuesto a ver contra qué

clase de «hierros» había impactado supedrusco. No le hizo falta cami-

nar mucho para descubrir que, junto delas paredes, como agazapa-

do y escondido, un misterioso artefactoparecido a una gran «lágrima

Martín Rodríguez Rodríguez, de sieteaños de edad, salió aquella

de metal» estaba esperándolo. Sostenidosobre tres gruesas patas, la

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tarde del colegio comarcal deTordesillas y, en compañía de otros

misteriosa máquina parecía envuelta enmil y un colores que llega-

tres amigos, se dirigió hacia la calle deValencia, en la barriada de San

ban a hacer visibles las vigas yrecovecos de aquel corral sin techo...

Vicente, d o n d e vivía. Vestía pantalónvaquero y un jersey «de ochos»

que su madre le había tejido hacía pocasfechas. Tras dar una vuel-

ta en bici por los descampados q u e

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rodean la zona, Martín penetró

de nuevo en el hogar para pedirle lamerienda a su madre. Feli, que

lo ve sudoroso y agitado, le indica quedescanse un poco y le pre-

La historia del «Niño de Tordesillas»me ha obligado a viajar en

para una rebanada de pan con crema decacao. Inmediatamente, y

muchas ocasiones hasta este bello rincónde la Ribera del Duero. La

siendo las ocho menos cuarto de latarde, regresa a la calle donde le

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primera vez que pisamos juntos el lugarde los hechos resultó inol-

esperan varios amigos con los q u ecomienza el juego del «bote la

vidable. Los ojos se volvieroncristalinos y el desasosiego se apode-

malla», una especie de suerte del«escondite» muy popular en la

ró del rostro. En el mismo sitio, con lasparedes del viejo corral como

región. Pasan las horas y la diversión seprolonga con la noche estre-

derruidas testigos de aquella historia,

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Martín revivió lo sucedido con

llada sobre la barriada. El clima estemplado y el aire apenas per-

claridad sorprendente. Me agarró firmedel brazo y mirando al fren-

ceptible. Martín Rodríguez y FernandoCarabelos, un vecino de la

te me dijo "allí estaba»...

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Y efectivamente, un objeto de unos 2.80metros de alto y 1,95 de

lar palabra. Su color se había vueltoamarillo, y las pupilas habían

ancho se encontraba posado en tierraemitiendo un sonido muy

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q u e d a d o totalmente dilatadas.Temiéndose lo peor, la comitiva

tenue. Tres ventanas circulares a m o d ode «ojos de buey» por las que

transporta en volandas el cuerpo deMartín y suben con él por la

surgía una luz muy parecida a loscolores rosas y azulados de las

calle Valencia en una dramáticaprocesión. A su paso por las vivien-

pompas de jabón parecían escrutarlodesde la oscuridad. La forma

das, diversos vecinos salen al exterior

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asustados ante el griterío que

del ovni, según los testigos, era comouna pera metálica o como el

se está formando. Antonio Rodríguez seencontraba colocando unos

gorro típico de Semana Santa pero másancho por su base. Las patas,

azulejos en la cocina cuando oye»alboroto al otro lado de la puerta.

aferradas al suelo, tenían una serie delíneas en zigzag q u e las reco-

Al abrirla se encontró con la gentetransportando a un Martín irreco-

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rrían de arriba abajo. En pleno centro desu estructura, una puerta

nocible. La tonalidad de la piel y elhecho de que no respondiese

dividida en dos como las de losascensores, se dibujaba cerrada y con

ante ningún estímulo exterior provocó elpánico en la calle y en el

un color metálico brillante. Asimismo, yen el lateral derecho, una

hogar de los Rodríguez. A pesar detodo, Antonio, en compañía de

especie de tobera formada por varios

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cilindros sobresalía envuelta

un viejo amigo de nombre Eloy, logranllegar al lugar del aterrizaje

en una especie de vapor condensado.

y comprueban asustados como han q u ed a d o en el suelo tres marcas

La escena, absurda e incomprensible, seprolongó unos instantes

humeantes en posición triangular d o n de la tierra parece haber sido

hasta que el artefacto comenzó aelevarse con un movimiento de

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abrasada por algo. Tras rellenar unabolsa de plástico con cierta can-

balanceo, observándose entonces unaespecie de «pinchos» en la

tidad, regresan a la casa a toda prisapara atender al enfermo. Ya en

base de las patas q u e habíanpermanecido hasta ese instante clava-

el domicilio, la tierra negruzca seráobservada por un minero profe-

dos en la tierra. Fernando fue el q u esaltó hacia atrás a la desespera-

sional, Olegario García Vega, quien

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asegura no haber visto nunca

da e intento agarrar a Martín paraapartarlo de un halo de luz que

nada parecido d a d o el tremendo olor aazufre q u e aquello despedía.

surgía del centro del objeto. Pero no p ud o hacerlo. El muchacho

había quedado atravesado por un hazfino y semejante a las líneas de

luz solar que se ven a través de laspersianas que cruzaba la estan-

cia y le traspasaba el abdomen.Fernando, visiblemente asustado,

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intentó un y otra vez «quitar los rayos»del cuerpo de su amigo, pero

fue en vano. Acto seguido salía alexterior gritando para avisar a los

demás preso de una gran histeria. Dentrodel viejo corral, Martín

continuaba con las manos aferradas alestómago, pero sin poder

zafarse de una daga de luz que lomantenía allí sujeto. La sensación

que tuve — m e confesaba en laposición exacta en la que recibió el

impacto— fue de que algo se me metía

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en el interior de la tripa. Algo

que me dejaba enganchado sin permitirmoverme adelante ni

atrás. Fue entonces cuando comencé amarearme y a sentir que se

me iba el sentido. Esa fue la últimaimagen que tuve. Creo que caí

hacia atrás al tiempo que aquelloaceleraba recto y en vertical hacia

el cielo mientras las patas se metíandentro del aparato.

El autor consiguió la tierra quepresuntamente abrasó el ovni y que la

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familia tuvo

Efectivamente, el grupo de muchachosalertado por Fernando

guardada durante dos décadas en elinterior de una bolsa de plástico. Losprimeros

encontró a Martín tambaleándose,semiinconsciente y sin poder articu-

análisis demostraron que estuvosometida a 600' C.

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Las primeras observaciones médicasrealizadas por los médicos

de Tordesillas no logran averiguar elmotivo de su estado, por lo que

se le ingresa en el hospital OnésimoRedondo de Valladolid. En un

primer momento, los doctores Blanco,Llorente y Medrano conside-

ran que la recuperación puede efectuarseen el domicilio, pero el

agravamiento progresivo de las

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dolencias, la perdida de visión y los

vómitos constantes, hacen quefinalmente el «Niño de Tordesillas»

pase a quirófano y se le efectué laprimera operación. En los infor-

mes médicos a los que he tenido accesono se deja lugar a la duda.

La gravedad es extrema y lasintervenciones quirúrgicas se suceden

una detrás de otra. El doctor MartínezPortillo, jefe clínico de neuro-

cirugía, deja plasmado en el historialmédico que Martín ingresa en

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estado de coma. Es el inicio de uncalvario que nadie esperaba en

Un documento sobrecogedor.

un muchacho que hasta el momento habíadisfrutado de una salud

Uno de los muchos informes

a prueba de bomba.

médicos en los que

los facultativos afirmaban

que el niño llegaba en coma

al hospital. Hubo catorce

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operaciones a vida

o muerte.

Con tan sólo siete años, MartínRodríguez sufrirá en su cuerpo

varias operaciones a vida o muerte.Gracias al buen hacer de los doc-

tema valvular, colocado tras advertirse«estenosis a nivel del acue-

tores Martínez Portillo y Jesús Estévez,se salva la vida del muchacho,

ducto en su tercio superior», conviertensu cuerpo en un lugar mar-

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pero las «recaídas» constantes hacenque se convierta en triste rutina

cado por los bisturíes. Posteriormente sele harán pruebas diversas,

el observar al chico ingresando denuevo en estado de coma por los

como la implantación de una válvulaartificial «Shunt» —interven-

pasillos del hospital. Precisamente eldoctor Estévez, totalmente des-

ción obligada por el extraño desarrolloprematuro que habían sufri-

trozado, declaró a los padres de Martín

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en una de las operaciones su

do algunas partes del cuerpo— o lainclusión de aire a través de vía

casi seguridad de que sería imposiblesacarlo con vida del quirófa-

lumbar. A pesar de todo, las cefaleas, laperdida de visión y los vómi-

no. Pero, de modo igualmentesorprendente, el enfermo se recupe-

tos volvían a sorprender al chico encualquier lugar transcurrido un

raba en cuestión de días ante la sorpresageneralizada. Martín me

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periodo de tiempo, haciéndoseinevitables nuevas intervenciones

aseguró que en el colegio se llegó haceruna colecta para comprarme

para revisar todo el sistema valvular.

orlas de flores. Cada niño puso cincoduros. Cuando llegué a Tor-

Antonio, su padre, recordabaamargamente cómo llegaba a tener

desillas me di cuenta de que me habíanhecho la mortaja. Aquello

las maletas preparadas en una de lashabitaciones. Lo imprescindi-

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no se puede olvidar. Lo que ocurre esque había vuelto a salvarme...

ble para salir a toda prisa en elmomento que nos dijeran que Mar-

y esta vez nadie lo esperaba. Todos medaban ya por muerto...

tín volvía a entrar en coma. Aquello fueun infierno, hubo una

En este rosario de dramáticasoperaciones, el cuerpo de Martín

semana, en abril de 1979, que hastatuvieron que operarlo tres veces.

comenzó a verse surcado por decenas de

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costuras y cicatrices. El crá-

Lo increíble es como el cuerpo delchiquillo aguantaba aquello. Eso

neo, abierto en trece ocasiones por elmodo de trepanación, y un sis-

era lo inexplicable...

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En el hospital Onésimo Redondo elpequeño Martín se hizo eon

No se que ocurrió en esa etapa- meindicaba Martin junto a las

el cariño de todos. No sólo de losdoctores que en diversas ocasio-

verjas del colegio—, pero la verdad esque tenía interes por cual-

nes lo intervinieron y que llegaron ainteresarse, según me confesó

quier cosa; cogía barro y me ponía a

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hacer increíbles esculturas.

Antonio Rodríguez, por la «historia delovni», sino incluso de perso-

Y lo mismo con las matemáticas, ellenguaje, la lectura... Recuerdo

nas como la enfermera EstefaníaEsteban, que durante meses se con-

que cuando apenas empezábamos adividir, yo salía a la pizarra y

virtió en permanente amiga del «Niño deTordesillas».

hacía divisiones por cuatro cifras. Eracomo si de repente tuviese la

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Catorce intervenciones quirúrgicasmarcadas en el cuerpo del

necesidad y la urgencia de aprendertodo tipo de cosas...

muchacho hicieron que Martín tuvieseuna infancia difícil. Con apa-

ratosos vendajes y no menosespectaculares cicatrices se le veía

caminar por el pueblo ayudando a supadre, que con un carro de

madera vendía caramelos a las puertasde los colegios. Y fue preci-

samente allí, en el centro escolar, d o n

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d e descubrí otra de las claves

de tan increíble historia...

Don Anselmo, don José Luis y d o nTertuliano, profesores del

colegio comarcal de Tordesillas, nuncaconsideraron a Martín un

b u e n estudiante. Casi siempre máspreocupado por echar una mano

a los suyos, no disponía de m u c h otiempo para los libros. Las cons-

tantes operaciones a las que fuesometido tras su encuentro con el

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Veintiún años después

ovni hicieron que su asistencia fuesedisminuyendo hasta hacerle

Martín regresó al lugar

perder el ritmo de todas las asignaturas.Sin embargo, en u n o de los

de los hechos y cogió

una piedra semejante

periodos entre intervenciones enquirófano, nuestro protagonista

a la que lanzó al otro

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sufrió un extraño cambio que, de lanoche a la mañana, lo convirtió

lado del muro

en un aplicado estudiante que aprobabalos exámenes sin la menor

en 1977.

dificultad. Como un tesoro, abrí el librode escolaridad de Martín

Rodríguez y entre sus páginas descubríque lo que me decían era

Caminamos juntos en paralelo a lanacional 122 para regresar,

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absolutamente cierto. El «Niño deTordesillas» parecía haber desper-

una vez más, al lugar de los hechos. Niél ni yo sabíamos a q u é cla-

tado al m u n d o del conocimiento, yabsorbía conceptos con una

se de energía había estado sometido, q ué intenciones tenía aquel

rapidez y claridad q u e dejabaperplejos a los profesores. Aprobaba

aparato ni cuál era su verdaderanaturaleza. La única seguridad q u e

todas las asignaturas y, además, ganó

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varios diplomas de dibujo y

compartíamos en aquel momento es quealgo inexplicablemente

poesía cuando nunca anteriormentehabía sentido mayor interés por

real había ocurrido en el descampado.

estas temáticas. Llegó hasta un punto q ue comenzó a resolver pro-

Apreté fuertemente la bolsa dondeAntonio Rodríguez me había

blemas matemáticos de otros cursos yacabó aprobando dos años en

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depositado parte de la tierra calcinadaque durante dos décadas

u n o sin el menor esfuerzo, cuando antestenía serios problemas en

había sido guardada como el mayor delos tesoros, y volví a escu-

cada una de las materias.

char las palabras de Martín abriéndosepaso en la noche...

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Iker, a mí me gustaría volver a verlootra vez... ¿por que no? Pero

por nada del mundo querría pasa r elcalvario de aquellos días. Esa

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«cosa» marcó mi vida. Alguna gente mecreyó y otros se rieron de mi.

Eso fue lo doloroso. Pero yo sé laverdad... y es como si lo estuviese

viendo ahora... Mientras viva ya no lopodré olvidar. Sé que es difí-

cil de entender... pero me gustaríatanto volver a verlo y saber de

dónde vino.

—De verdad que te entiendo. A mitambién me gustaría verlo —le

respondí clavando la mirada en el suelo.

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Y allí, en aquel mismo lugar, mesorprendieron las sombras a la

vera de Martín Rodríguez, que tiene 28años y trabaja como albañil

para sacar dignamente adelante a sumujer e hijo. A pesar del tiempo

QUELLA TARDE, LA DEL 6 DESEPTIEMBRE DE 1981, estaba siendo

transcurrido, en su cuerpo y recuerdosaún permanecen frescas las

más calurosa de lo normal. Eltermómetro sobrepasaba los

cicatrices que le dejó aquel misterioso

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objeto que también parecía

30 grados con holgura y el aire se hacíairrespirable en el exte-

jugar al escondite. Su entereza y sufuerza interior le han hecho supe-

rior. Las chicharras entonaban uncántico monocorde y, en aquel mo-

rar todos los obstáculos y encauzar unavida plenamente normal.

mento, hasta lo más fieros perrosguardianes dormitaban en las sombras.

Pero, según pude comprobar, hay algoque le ha sido imposible dejar

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En mitad de un océano de tierra ocre, yalejada de cualquier

atrás: la curiosidad y la imperiosanecesidad de saber qué tuvo delan-

núcleo urbano, se extendía la finca«Cuatro Cuartos», el primer lugar

te aquella jornada de 1977. Uninterrogante que tantas madrugadas le

donde se escuchó un penetrante zumbidoque venía del cielo.

ha hecho despertarse envuelto ensudores y angustia. Una duda que

Eran las tres y media en punto y, en

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aquel mismo momento los

esa fría noche, en aquel paraje desolado,perseguíamos con la misma

ojos del cabrero Benito Salgado seabrieron como un resorte, dejan-

ansia y nos hacía sentirnos, a testigo yperiodista, absolutamente uni-

do atrás y de golpe lo que había sido unatranquila siesta estival.

dos por unos lazos imposibles dedescribir con palabras...

Dando un salto se incorporó delcamastro para mirar instintivamen-

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te hacia arriba a través del ventanucoque daba a los campos, pero

la tarde estaba limpia, clara y sin rastrode tormenta.

Martín Rodríguez

Rodríguez, natural de

Tordesillas (Valladolid),

muestra una de

las múltiples heridas

craneales efectuadas

en las catorce operaciones

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a vida o muerte

que tuvo que soportar tras

Toirejoncillo, Cáceres, 6 de septiembrede 1981. Un cono ígneo de 50 metrosarrasó

ser «atacado» por un ovni.

toda la zona y estuvo a punto de acabarcon la inda de cuatro personas.

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Escamado, el pastor despertó a su

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hermano Felipe y, casi arras-

M u c h o m e n o s t i e m p o h a b í a pa s a d o d e s d e a q u e l " s u s t o " pe r o , s e g ú n p u d e trándolo, locondujo al exterior para intentaraveriguar la proceden

comprobar, el recuerdo del artefactodevastador había q u e d a d o tan

cia de un tronar que poco a poco se ibaalejando. Repentinamente,

vivo que ningún detalle se le habíapodido borrar de la memoria.

los dos quedaron mirando al frente comoautómatas sorprendidos

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El vehículo se abrió camino entre lasveredas hasta adentrarnos

por el más extraño fenómeno que jamáshubiesen imaginado. Por el

en la linca «Cuatro Cuartos». Allí pudever, perdido entre laberintos

valle se acercaba en pleno silencio un«embudo de fuego» que alcan-

de caminos vecinales, el aisladochamizo d o n d e aquella tarde se

zaba y abrasaba las copas de los árbolesmás altos, mostrando una

refugiaban los pastores. Seguía

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exactamente igual que la tarde del 6

forma perfectamente triangular y unaespecie de orificio por donde

de septiembre de 1981, con sushumildes paredes como testigo

expelía una sustancia de apariencialíquida que iba calcinando terre-

muelo de lo excepcional.

nos, cercas y animales según contactabacon ellos.

Para los Salgado no cabía la menorduda. Aquel 6 de septiembre

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había llegado el fin del mundo...

Esta escena, dantesca y surrealista,vivida en un rincón de Extre-

madura hace ya 17 años representabapara mí un reto al q u e pro-

metimos hacer frente, dispuesto ademostrar a la opinión pública

que lo ocurrido en Torrejoncillo iba m uc h o más allá de lo que se afir-

mó en su día. Estaba seguro de que en lasolitaria finca «Cuatro Cuar-

tos» ocurrió algo de dimensionesexcepcionales que fue quebradero

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de cabeza para nuestras fuerzas deseguridad, para supuestos estu-

diosos enviados por la NASA y, sobretodo, para los asustados habi-

tantes de la comarca.

Las explicaciones peregrinas dadas ensu día con el fin de expli-

car el fenómeno resultaban ciertamenteridiculas, pero hicieron

posible que el más absoluto silencio seadueñara de la situación. Eso

era lo sospechoso y, en definitiva, loque me hizo enfilar las rectas

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Benito Salgado muestra

una de las ventanas

que conducen hacia la tierra de losconquistadores, dispuesto a

donde aún son visibles

desempolvar el «ExpedienteTorrejoncillo» del inmenso archivo del

las marcas dejadas por el

olvido en el que la sociedad «clasifica»todo aquello que en su día

extraño fuego.

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resultó demasiado molesto.

— Por esta ventana miré yo cuandoempezó todo —irrumpió

Benito dispuesto a revivir aquella lejanajornada de verano—, era

como «un avión raro» lo que se oía.Por eso me quedé sorprendido

al no ver nada en la primera ojeada,así que levanté a mi herma-

Torrejoncillo (Cáceres), 31 de enero de1997, 12:14 horas

no que estaba en un camastro junto almío. «Mira eso que viene

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para aquí", le grité cuando vi untriángulo rojo que se acercaba

Recortado entre un cielo plomizo y unoscampos rectilíneos y

muy despacio viniendo desde losmontes. Aquello era grandioso,

solitarios apareció ante mí eltodoterreno del cabrero Benito Salgado.

enorme... jamás se había visto cosaparecida.

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Efectivamente, un cono de fuego decincuenta metros de altura y

Estábamos seguros de que aquello nosiba a llevar por delante.

casi cien de ancho se había asomadoentre las penas distantes a unos

No dudamos de que si aquello nos cogenos abrasa. Allí hubiéramos muerto

tres kilómetros de la finca. En aquelmomento , y desde otros pun-

todos... seguro.

tos de la comarca, otros testigosobservaron una luz resplandecien-

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te que se adentraba por las lomas.

En aquellos momentos se produjeron lasescenas de mayor ten-

sión y nervios en el apartado pago. Laanciana y ya fallecida Celia

l.< >renxo se resistió a dejar su hogar apesar de que el cono de fuego

avanzaba en línea perfectamente rectahacia ellos. Entre aspavientos,

tuvieron que meterla en el coche deDomingo Jaralero, un guarda de

la finca que se había visto sorprendidopor el objeto y que raudo lle-

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gó hasta el cobertizo ele los pastoresdispuesto a prestar ayuda. For-

zándola, los dos pastores lograron meteren el vehículo a su madre

y posteriormente montar prácticamentede un salto en la motocicle-

ta para emprender la huida a granvelocidad.

Al fijarse en la veterana Bultaeo. queaún mantenía el tipo tras

veinte años de sol a sol, notamos cómoBenito se sobrecogía al tiempo

que sus vellos se erizaban. Por eso

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permanecimos en silencio oyen-

do su sincero relate) mientras seaferraba a una ele las empuñaduras...

— En esta misma tuvimos que tirarnosmonte abajo. Y menos

Así vio Benito Salgado

el artefacto que se aproxi-

mal que atrancó a la primera. Aquellono lo olvidaré mientras viva.

mó a su vivienda. Aquello

El embudo aquel, justo al llegar frentea la casa, comenzó) a echar

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no era un meteorito.

como unas «manchas» o gotas de unlíquido. Era como un ácido.

ni un torbellino de fuego.

Se trataba de un aparato

Aquello tocaba el campo, las cercas,los animales y los quemaba al

perfectamente triangular.

instante. Salía todo por el agujero dela parte de arriba y caía como

la lluvia.

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— Nos entró el miedo —prosiguióBenito situándose frente a la

A algunas gallinas vi cómoprácticamente las asaba. Me acer-

casa y señalando al cielo—, aquellocomenzó a descender y le

qué a algunas y vi que estaban como«cocidas» pero con las plumas.

vimos la forma muy claramente. Ibavolando, no a ras de tierra, y

Como si las hubiesen achicharradovivas. Por eso corrí vereda aba-

las encinas se iban abrasando a

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medida que pasaba junto a ellas.

jo hasta la cerca donde teníamos unoscuantos cerdos y decidí sol-

Y todo era rápido, muy rápido. Tantoque vimos cómo los conejos

tarlos echando las trancas abajo. Losanímales, como por instinto,

eran «atrapados" sin tiempo deescapar de las madrigueras. Aque-

salieron hacía el monte dejando elfuego tras de sí. Así los pudimos

llo los abrasó al instante, como si eltorbellino fuese «carbonizando»

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salvar.

todo lo que tocaba. A la vez. decidimosdespertara nuestra madre,

—¿Todo ardió en cuestión de segundos?le pregunté mientras me

que dormía en otro cuarto de la casa,para sacarla de allí. Y nos

mostraba un p e q u e ñ o habitáculoanexo a la casa.

costó convencerla. Ella gritaba y seagarraba a lo que fuese. No

— Vaya que sí. Aquí mismo teníamosciento setenta kilos de que-

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quería dejar su casa... pero le dijimos«vamonos, mamá, que esto nos

so curado para vender y todo se fundiósegún cayó el «ácido» aquel.

mata».

Gallinas murieron las veinticuatro encuestión de un par de según-

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dos... y los perros sueltos no pudieronni escapar de aquello. ¿Cómo

desconcertante. Luego, ya dentro de lafinca, vimos aterrorizados

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podía ser? Aquello parecía que ibacoi/Ira los animales y las cosas...

como había decenas, centenares deconejos completamente carbo-

pero no contra las personas.

nizados. No habían podido escapar nireaccionar. Y eso sí que pare-

Después miré hacia atrás varías vecesy comprobé cómo se había

cía sobrenatural. ¿A qué velocidadpodían ir aquellas llamas?

parado frente a la puerta y luego dabala vuelta muy despacio, como

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—¿Vieron ustedes otros animalesafectados? —volví a preguntar

si girara todo el rato y muy deprisa.Después ya no recuerdo más

igualmente interesado.

que llegar al pueblo y ver a toda lagente alarmada. Era eso un sin-

—Sí, desde luego, había también unaperra preñada completa-

vívír en todo el mundo. Todos queríansaber qué pasaba y qué no

mente asfixiada con el lomodespellejado por el fuego, con los

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cacho-

pasaba. Que si una bomba, que si lonuclear, que si un meteorito

rros abrasados a su lado. Recuerdoademás un pequeño gato que

estrellado... Total, que la Guardia Civily todo el mundo sabía del

había sobrevivido, pero que llevaba lasorejas y parte de un ojo

desastre de Cuatro Cuartos. Y para allíque volvimos dispuestos a

completamente chamuscados. ¿Lehabría pasado la energía justo

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apagar el fuego...

por encima?

Avanzamos hacia la casa y vimos cómounos bidones de los típi-

cos del gasoil, de una capacidad de200 litros, habían sido aguje-

reados por aquellas golas que alparecer expulsaba el artefacto.

Estaban, además, desplazados unosdoscientos metros de su lugar

Decenas de hombres de Torrejoncillo searmaron de valor y

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de origen. Era como si algo los hubieselanzado por los aires. Y lo mis-

subieron hasta el lugar del siniestro ensus propios vehículos. La

mo ocurría con grandes piedras quehabían sido como arrancadas

imagen que se les presentó fue algo tanimpactante que no podrán

y depositadas en otros sitios. Recuerdoque incluso recogí varios tro

olvidar mientras vivan.

En ese nutrido grupo iba el corresponsalde Radio Nacional de

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España en Coria, Pedro José Yerpes,que, grabadora en mano, reali-

zó in situ una inolvidable crónica detodo lo que allí ocurría. Según

me confirmaba en la propia ciudadcauriense, aquello era un espec-

táculo dantesco. Y es que afable elperiodista ya jubilado, como todos

los que subieron aquel día a los «CuatroCuartos», tampoco había per-

dido detalle de aquella dramáticaescena:

Comprobamos que el fenómeno había

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surgido exactamente a

1.800 metros en línea recta a la casa—declaraba, al tiempo que

dibujaba un croquis de los movimientosque supuestamente realizó

el artefacto—. Seguimos el propiorumbo del fuego» y constatamos

que aquello iba elevado a unos palmosdel propio suelo, abrasando

todas las encinas que se encuentran enaquel lugar. Luego, en la

llanada que existe frente a la casucha.descendió y abrasó la tierra

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por dentro en varios palmos. Lomisterioso es que había varios cortes

perfectos producidos por el fuego quedemostraban que éste había

Una imagen impresionante: Un gato sesalvó por milímetros. El fuego pasójusto por

hecho extrañísimos giros sobre elterreno. Eso sí que era en verdad

encima de él calcinándole las orejas,lomo y uno de los ojos. Murió a las[tocas horas.

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zas de madera y los llevé al institutodonde ejercía como profesor

paredes de los "Cuatro Cuartos", ya que

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ni disolventes ni pinturas las

para enseñárselo a todos mis alumnos.Parece que ahora estoy vien-

habían logrado arrancar. Y segúnpudimos comprobar al regresar al

do su cara de asombro y su sorpresa alver aquellas enigmáticas sal-

lugar, su comentario era absolutamentecierto. Allí estaban las mues-

picaduras de fuego. Aquello fue temblé.Dios mío, ¿Qué clase de

cas de la energía ígnea que un día bajóde los cielos, resistiéndose a

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energía calórica provocó aqueldesastre?...

abandonar la triste choza.

Todas las personas que contemplaron elcampo arrasado confir-

El «cicerone» Benito Salgado,sorprendiéndose como si fuese la

maron que la mayoría de las quemaduraseran sectoriales, produci-

primera vez que las veía, señalaba lasmarcas negruzcas q u e en

das al azar y en pequeñas áreas... comosi se hubiese producido una

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puertas, dinteles y ventanas había dejadoel misterioso cono. Ahí

tremenda lluvia de fuego. Empalizadas,cercas, e incluso la tierra de

seguían, desafiantes, sin q u e nada ninadie haya podido determinar

los caminos de acceso, aparecíansalpicadas por la misteriosa sustan-

quién las produjo.

cia. Eso es lo que impresionó, entreotros, al reportero local del dia-

rio Hoy de Badajoz, Julián Rodríguez,para quien aquellas marcas

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eran como auténtica metralla. Parecíanmiles de pequeños disparos

de un líquido corrosivo. Era realmenteincomprensible. Eran

impactos perfectamente verticales quedeformaban todo lo que se

¿Qué clase de energía había producidoaquel desastre? ¿Prove-

encontraba a su paso. Algo que, en lostreinta y cinco años que lle-

niente de dónde y con qué intención?, mecuestionaba junto al bue-

vo en las labores informativas en

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Torrejoncillo, no be oído jamás

no de Benito en aquel abrasado rincónde Extremadura. Y con esas

que se haya producido ni aquí ni enninguna otra parte del mun-

dudas aferradas al cuaderno de campo eimposibles de despejar por

do. La verdad es que quien vio aquellono lo podría olvidar nunca...

el momento, volé más que rodé hacia lacapital cacereña dispuesto

El veterano cronista, tras contemplar elespectáculo, decidió

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echarse sobre la vieja máquina deescribir y teclear impulsivamente

hasta pergeñar la primera informaciónescrita sobre el incidente.

Una columna que hizo correr a su vezchorros de tinta y que comen-

zaba así:

— En una extensión de 25 hectáreas dela finca Cuatro Cuartos,

la vegetación y las peñas presentan unaspecto lunar, las piedras

calcinadas, y el suelo como si fuera unmosaico, presenta pequeños

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cráteres orientados de arriba abajo ycon la tierra completamente

carbonizada alrededor...

Era la viva expresión hecha crónica deeste veterano profesional

que, a la vera de la lumbre de su viejaestufa, parecía ahora revivir

con nitidez aquellos inolvidablesmomentos. Allí mismo, en el soli-

tario bar de su propiedad, narró condetalle todo cuanto pudieron

retener sus ojos. Según me confirmó enla despedida, diecisiete años

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El fuego de Torrejoncillo destrozópuertas, ventanas y rallas, y como unhuracán

después aún se podían ver los zarpazosde fuego en las maderas y

devastador mató a cientos de animalescalcinándolos sin darles tiempo parahuir.

a encontrar al prestigioso geólogo JuanGil Montes, profesor en

Mira, no se puede sentenciar respectoa lo que allí ocurrió,

dicha ciudad y anteriormente docente enla Universidad Laboral de

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pero lo cierto es que yo recogí cuarzosde este tamaño —indicaba

Zaragoza. Él había tenido unaexperiencia singular sobre el terreno

cogiendo una copa vacía—completamente vitrificados. Esto esmuy

que demostraba a las claras cómo aquelvasto paraje había sido

fuerte. Los cuarzos del terreno, que allíson abundantes y rodean

sobrevolado y «atacado» por algo p o co convencional. Y para él no

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toda la casa, habían alcanzado en untiempo determinado tal

había vuelta de hoja.

calor, que se habían fundido yvitrificado. Aquella manga de fue-

Según me narraba al amparo de u n o delos más antiguos cafés

go inexplicable se centró en doskilómetros cuadrados de terreno

de la monumental ciudad cacereña, ycon la emoción de quien des-

y concentró más de dos mil gradoscentígrados para provocar

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de la visión científica se encuentra anteun verdadero enigma físico,

aquello. Dos mil grados... yo recogíuna de las piedras y, como

la tarde del 6 de septiembre seencontraba en su hogar cuando por

geólogo, me quedé minutos mirándolaabsorto... ¿cómo era posible

la radio llegaron los ecos de la primeracrónica de Pedro José Yerpes

aquello?

en el boletín de Radio Nacional deEspaña. El impacto que le pro-

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—¿Y qué ha sido de ese material? —ledije.

dujo aquel escueto informe fue tal que,sin dudarlo un instante,

— Bueno, aquellas horas iniciales seespeculó con todo. Y he de

arrancó a la primera su viejo CitroenDyane 6 y se plantó en un san-

ser tremendamente sincero, pero apesar de que esto era digno de

tiamén en el lugar de los hechos. Allí,sin que en ningún momento

llevara un museo de geología, tuve un

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profundo miedo. Tuve temor

se borrara de su faz la mueca deasombro, fue comprobando paso a

a aquellas piedras. Sobre las que sedecía absolutamente de todo en

paso los daños que el artefacto habíaprovocado. El inventario del

aquellos primeros momentos. Unabomba incendiaria que cayó de

desastre era, según se desprende de suspalabras, simplemente sobre-

algún avión accidentalmente, unexperimento nuclear... nadie

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cogedor:

sabía nada. Yo pensé en mi familia, enmis hijas... y la verdad es que

no me quise arriesgar a llevarmeaquellas piedras conmigo. Estaba

— -Jamás vi nada igual... aquello erarealmente prodigioso. Exis-

casi convencido de que podían estarcontaminadas con algún tipo

tían junto a las ventanas unasencimeras con platos y vasos de los

de radiactividad. Todo eransuposiciones, desde luego, pero el ver

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de duralexy ¡se habían fundido todos!Aquello era una pasta uni-

aquellas rocas y aquel suelo que sehabía llegado a abrir, a agrie-

forme que se extendía por los suelos.Lo mismo que las botellas de

tar por el calor, le dejaba a uno sinmuchas ganas de aventurarse.

cerveza. Escuchad lo que os digo...botellas de cerveza de litro que se

Y la verdad es que ahora mearrepiento... pero comprended que fue-

habían retorcido sobre sí mismas hasta

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convertirse en una espiral

ron momentos de expectación y deincertidumbre incontenible.

de cristal semejante a las jaras delcampo cuando se queman. Era

Nadie sabía cómo actuar aquel día.

alucinante aquella visión... Algunos delos envases de cristal se

habían fundido completamente y sóloquedaba una inmensa torta

Los datos, claros y precisos, están ahípara quien quiera com-

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esférica con el orificio del tapón enmedio. Se habían derretido por

probarlos. Tras consultar a diversosinstitutos de física se llegaron a

completo al paso de un calor queapenas estaría en la zona un par

a las siguientes conclusiones: los trozosde mármol habían alcanza-

de minutos. Realmente prodigioso.Como prodigioso fue encontrar-

do un temperatura superior a 1.713",alterando su estado, y las bote-

me con cuarzo y mármol semifundido y

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las cercas de espino metá-

llas de cristal y las alambradas habíansuperado con creces los 1.710º.

lico goteando completamentedeshechas. Jamás habíamos visto

El cuarzo, que según los testigos sedisolvía como «polvo de talco en

cosa igual!

las manos», había rondado los 2.000°.

—Como geólogo y profesor deuniversidad, ¿qué explicación

Cifras concisas y analizables para un

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enigma palpable y accesi-

p u e d e n tener estos hechos? —lepregunté ansioso.

ble. Pero ¿qué clase de científicos seinteresaron y viajaron hasta allí

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para analizar in situ el interesanteasunto? Respuesta fácil, triste y

previsible: ninguno.

Las palabras del geólogo Juan Gil medejaron, nunca mejor

dicho, absolutamente petrificado. Perosi en algo no estaba de acuer-

do era en su última sentencia. H u b oalguien que sí supo muy bien

cómo actuar. Las fuerzas de seguridad, ymás en concreto la Guardia

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Civil, realizaron un despliegue rápido yrotundo dispuestas a que

aquello no alarmase a la opiniónpública. Lógicamente no lo consi-

guieron, ya que el pueblo entero seencaminó en procesión hasta la

finca «Cuatro Cuartos» nada más oír lonarrado por la asustada fami-

lia Salgado. Verlos llegar a las cuatromenos veinte de la tarde, con

el alma en la garganta y el horror pegadoal habla, fue suficiente para

El espectáculo que se encontró la

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Guardia Civil fue dantesco. Decenas desalpicadu-

ras habían abrasado los campos demodo sectorial.

que hombres, mujeres y niños siguiesenen comitiva a la primera

«avanzadilla» de valientes que habíasubido hasta el lugar del desastre.

Ante tal expectación, la Beneméritatomó sus particulares medi-

dia Civil de Coria y varios miembros deextinción de incendios de

das. En la misma entrada de la finca se

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colocaron varios números y

1CONA se pusieran en marcha paraacudir al terreno ya cercado y

se impidió el paso a cualquier persona.Así, durante unas horas, se

realizar un expediente-atestado cifradocon los dígitos del número

produjo una imagen digna de un«Roswell hispano» en el corazón de

de orden 17/8 del 9 de 1980, en el quese limitaron a redactar lo p o c o

la profunda Extremadura. Y,naturalmente, durante ese tiempo nadie

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que sabían. «Incendio de extrañascaracterísticas en terrenos de la

supo absolutamente nada de lo que allíocurrió.

finca Cuatro Cuartos-Arroyomolinos»,decía la escueta notificación

La documentación oficial sólo hacealusión a que cuatro miem-

oficial. Y no faltaban a la verdad ni unápice. Según sus cálculos,

bros, encabezados por el jefe de puestode Torrejoncillo, Antonio

quince hectáreas habían resultado

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inexplicablemente devastadas.

Rollán Martín, subieron hasta la fincadispuestos a inspeccionar la

Pero, como siempre sucede al pocotiempo de que ocurran inci-

zona del incidente. Habían acudidopresurosos tras presentarse,

dentes «imposibles», una riada depresuntas hipótesis vino a aumen-

completamente alterado, en el cuartelillodel pueblo el guarda

tar el nerviosismo y la tensión de losconvecinos.

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Domingo Jaralero, el hombre que salvóla vida de la madre de los

El ovni destructor, la bomba incendiaria«despistada» de algún

Salgado subiéndola en su coche a todaprisa mientras la masa rojiza

caza de la Base Aérea de Talavera laReal, una explosión tras expe-

avanzaba. Su testimonio fue breve yconciso. Pero no hizo falta más.

rimentación nuclear... los rumores querecorrían veloces las callejas

Un cono de fuego ha estado a p u n t o

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de abrasarnos vivos junto al

de Torrejoncillo eran variopintos... yninguno le hacía la más míni-

chamizo de los Cuatro Cuartos,arrasando con todo cuanto se

ma gracia a las autoridades. En aquelmomento se demandaban res-

ponía por delante, soltó a la primera ycomo declaración ante los

puestas. Y alguien las tenía que ofrecer.

sorprendidos números. Un argumentoconvincente para que a los

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Quizá por eso, y siendo un tanto malpensados, no es de extrañar

pocos minutos un nuevo dispositivo delCuartel General de la Guar-

q u e a los pocos días se presentaran enel lugar «expertos enviados

por la NASA», que jamás se acreditaronpero que, escoltados por la

Benemérita, convencieron a los testigosde que lo que habían visto

era «un simple meteorito». Pero hasta

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los menos lúcidos del pueblo

En una ardua labor de rastreo hallamos,en las fechas próximas

dieron con el «quizá» de la cuestión...¿Dónde diablos se hallaban los

al incidente de Torrejoncillo,referencias en la prensa de todo el

restos de aquella colisión de la rocaespacial?, se preguntó la voz

m u n d o de casos muy semejantes.Fueron sucesos que después no

popular. Y evidentemente nadierespondió... y el experto desapare-

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se prodigaron en la historia ufológica yq u e misteriosamente se con-

ció para siempre como si se lo hubiesetragado la tierra.

centraron en el otoño de 1980. Los másdestacados fueron:

Después de esta intentona de tranquilizaral personal llegaron

otras igual de cómicas e irrisorias. Ladesintegración de un satélite

20 de septiembre de 1980: En La Calera(Sevilla), un artefacto

artificial, una lluvia repentina de

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chatarra espacial, un rayo en bola...

cónico se aproxima a un campo conganado produciendo diversos

El tedio de las presuntas explicaciones,unido al paso de los días,

efectos y quemaduras a los animales(Pueblo, 27/10/80)

hicieron q u e p o c o a p o c o «eldesastre de Torrejoncillo» fuera dilu-

28 de septiembre de 1980: EnCatamarca (Argentina) Un cono

yéndose en el olvido más absoluto. Unolvido que seguro sería jalea-

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luminoso causa un incendio en unarrabal. Apareció emitiendo un

do por muchos científicos de este país.

gran zumbido (Efe Argentina, sep. 1980)

Y es que hoy, tan sólo los que vivieronen sus carnes la dramáti-

20 de octubre de 1980: En Dakar(Senegal), un objeto cónico

ca experiencia, y las muchas gentes debien de aquella comarca,

destruye 50 chozas de un suburbio alaproximarse a ellas. La Gen-

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saben que el enigma continúa pendientey vivo. Un misterio que,

darmería, el Ejército y la EscuelaPolitécnica de Thies elaboró un

nunca mejor dicho, quemaba demasiadopara ser analizado con rigor

extenso informe al respecto.

y seriedad.

22 de octubre de 1980: En Tianjin(China) un cono de varios

Rabioso, al comprobar que nadie quisoprofundizar en su día y

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colores aparece despidiendo calor y q ue m a n d o la vegetación para

de verdad en este delicado asunto, toméel camino de regreso dejan-

posteriormente introducirse en el mar(Pueblo, 22/10/80)

do atrás a Benito Salgado y al solitariochamizo de los «Cuatro Cuar-

tos» envueltos en las sombras.

Pasé los kilómetros y las horaspensando en el último comenta-

rio q u e me hizo el noble cabrero antesde partir. ¿Algún día, antes

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de irme bajo tierra, podré saber yoquién nos visitó aquella tarde y

por qué nos eligió a nosotros?, nospreguntó como reclamando un

h u m a n o derecho a saber, mientras seaferraba a la vieja Bultaco con

la que escapó de la muerte segura.

Aquella pregunta, aquella impotencia yaquella sinceridad la sen-

tí bajo la encapotada noche como unapunzada en el fondo de nues-

tro ánimo. Y la sentí así porque estabaseguro de que el bueno de

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Benito jamás hallaría su anheladarespuesta.

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URANTE AQUELLA CLARAMAÑANA d e julio tod o parecíatranscurrir

con una parsimonia poco común en laredacción de Enigmas.

Sentado en mi caótica mesa planeabafuturos viajes en busca

de nuevos misterios, buceando entrelistines, agendas y fotografías.

No podré olvidar q u e fue a la una de la

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tarde exactamente cuando

una inesperada llamada rompió en milpedazos el transcurrir bucó-

lico y amable de la jornada. Al otrolaclo del auricular, u n o de mis

preciados amigos-informantes, me dabau n o de esos «soplos» que

hacen que saltemos como impulsadospor un resorte y atraigamos

en segundos la mirada del resto de loscompañeros de redacción.

Cuando supe, por el nervioso perodetallado informe q u e me

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transmitía el colega Jordi Oliveres, loocurrido en la costera localidad

gerundense de La Escala no me lo penséni un minuto. Eran citas

importantes las que me esperaban en elcénit de aquel abrasador

verano madrileño, pero aquella bombade relojería las reventó todas

y d e una vez.

«Todo lo demás p u e d e esperar», dijeantes de colgar el teléfono

mientras el doctor Jiménez del Osoclavaba su peculiar mirada en mi

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rostro. Alzando una de sus cejas, muecapredilecta del «maestro» para

preguntar sin hablar, se q u e d ó variossegundos esperando una res-

puesta. Pero la verdad es que no le ditiempo a hilvanar una sola

palabra. De sobra es conocida en elmundillo de la investigación mi

capacidad para apasionarme hasta ellímite con los sucesos q u e lie-

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habían visto aquellos dos policías? Perolas respuestas sólamente espe-

raban al final del trayecto; allí donde elblanco pueblo de L'Escala

besa las olas de la Costa Brava.

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Tras serpentear durante varios minutospor las calles encaladas

entre casitas de una sola planta, di conel domicilio de uno de los

policías testigos del sobrecogedorincidente. Minutos antes, en la

entrada del pueblo, me esperabaimpaciente el siempre leal Jordi

Oliveres que visiblemente nerviosovolvió a relatarme a grandes ras-

gos lo que, sin lugar a dudas, era uno delos casos más impresio-

nantes de cuantos habían sucedido en

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territorio nacional. Las pala-

Croquis de lo sucedido en L 'Escala el19 de marzo de 1997.

bras de Jordi no fueron sino un resorteque hizo que el particular

termómetro que mide nuestrasemociones saltase hecho añicos.

gan hasta mis manos, y en esta ocasiónconsideraba que los casi mil

—¿Me estás diciendo que u n o de lospolicías ha q u e d a d o medio

kilómetros que me separaban del bellorincón de la Costa Brava eran

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ciego? —pregunté alucinado mientrasgiraba rumbo al domicilio

simplemente «pecata minuta». Si unospolicías españoles, tal y como

d o n d e habíamos pactado nuestra citacon los protagonistas.

me aseguró mi informante gerundense,habían estado frente a un ser

— Pues sí, eso es lo que tengoentendido, aunque lo bueno será

de cuatro metros, enfundado en un m o no negruzco y rodeado de

verificar todo cara a cara... pero eso es

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lo que se rumorea en el pue-

una inmensa aura volante, yo tenía queser el primero en saberlo de

blo, respondió Oliveres mientras afilabasu mirada y me indicaba

su propia voz. Tenía que ser el primeroen estar allí con ellos y el pri-

que estacionase en un rincón de lasafueras del pueblo. Habíamos

mero en informar a los lectores. Y denada sirvieron las recomenda-

llegado a nuestro destino.

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ciones de nuestro «jefe» para que diezminutos después abandonase

Nadie nos recibió, pero sin pensarlo unminuto nos tomamos

la gran urbe dispuesto a llegar demañana hasta la misma L'Escala.

todas las confianzas y penetramos por unestrecho pasillo. Un les

Con el inseparable Jean Michel Jarre ysus cósmicas melodías en

esperábamos sonó cercano desde lahabitación del fondo. Allí, sen-

el casete del Frontera, recorrí

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parsimoniosamente las carreteras dis-

tados junto a una mesa-camilla yvestidos con ligeras camisas y ber-

frutando de cada palmo de la ruta. Loscielos, encapotados y envuel-

mudas propias del calor que azotaba enel exterior, nos miraban fija-

tos en la luz del atardecer estival,jugaban con las primeras gotas de

mente las dos personas q u e quién sabesi habían recibido la visita en

lluvia que en ocasiones humedecíanalgunos tramos del camino.

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plena noche de un ser ajeno a este m u nd o .

Parecerá tontería, pero era uno de esosmomentos en los que,

Encontré al policía Manuel Delgadofrancamente abatido. Al

como tantas otras veces, me sentíverdaderamente privilegiado y

apretar su mano lo noté apagado, a pesarde que sus labios trazasen

feliz. Ajeno a todo y a todos rodaba enbusca de un misterio que, a

una cordial sonrisa de bienvenida. Este

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aparato se dispara en cuan-

nivel profesional y personal, significabaun nuevo reto.

to me llevo un pitillo a la boca—exclamaba señalando la cinta plás-

Embelesado con las notas musicales delgenio francés atravesé

tica y azul que rodea su brazo—. Cadadía me encuentro peor y la

en diagonal la Península con una solapregunta en la mente: ¿Qué

verdad es que yo no sé qué me estápasando desde aquella noche.

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La presión arterial había ido subiendo

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día tras día hasta hacerse

la /< ¡i i lililí i habn i sido Iri nú ¡i i¡la. no había problemas comen

absolutamente necesaria la aplicacióndel medidor que aferrando a su

1.1 Manuel helgado, natural deAlmendralejo (badajo/), S_! anos,

bíceps derecho, tantas molestias lecausaba, Una repentina trombosis

robusto, tocado con lacio y particularbigote, mientras se sirve el

ocular, que le había obligado aabandonar indefinidamente su traba-

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enesiiiH > \ ase > de agua fresca—, asíque decidimos acercarnos hacia

jo, completaba un cuadro médicoextraño e inesperado. Una pato-

un rerledero donde habíamos visto unaserie de maderos idóneos

logía que se había ido agravando desdeel día del misterioso inci-

para la cásela del perro que teníapensado instalar Delgado. El cie-

dente. Es increíble — m e confesabaManuel Caballero, compañero

lo estaba muy encapotado y no había

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un alma por las afueras de

que aquella noche era pareja policial deDelgado— este hombre

La Escala. Cogimos el Patrol y nosdirigimos a poca velocidad has-

jamás ha tenido una baja laboral, ¡sisiempre ha estado hecho un

ta la carretera que va hacia Torroellade Montgrí, allí nos adentra-

toro! Esto es inexplicable—prosiguecon tono preocupado—, «aque-

mos por una pista sin asfaltar que vahacia el campo y donde hay

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llo» nos hizo algo... y te lo digo porqueyo, también de manera asom-

diversos huertos. Al pasar por detrásde la pista de karts, que por

brosa, me he recuperado de todas lasgraves dolencias que sufría

supuesto estaba cerrada y en plenaoscuridad, yo le dije a mi com-

desde hacía años. El médico es que nise lo cree, pero no podemos

pañero de ronda-, ¡mira que luna másgrande!, gritándole e indi-

explicar lo que ocurre. Yo me reía de

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todas estas historias, cosas de los

cándole hacia el lado derecho...

chalados de la lele, pensaba. Y ahora,mira, aquí me tienes, recor-

— Pero aquello no era la luna —intervino Manuel Delgado, jie-

dando «aquello» noche tras noche eintentando responderme a miles de

nense, 48 años, hombre fibroso y eleexpresión taciturna—, a mí se

preguntas...

me encogió el alma cuando vi la luz

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redondeada e inmensa que

Y ese «aquello» que tan difícil lesresultaba describir lo estaban dibu-

aparecía flotando junto a los campos.Yo ya sabía qué era eso...

jando al unísono en mi viejo cuadernode campo. Eran las 17:01 horas

del 10 de julio y el calor convertido enhúmedo bochorno apretaba

en el exterior. He de confesar que unadisimulada emoción me

embargó en aquella casita gerundense, aun tiro de piedra de la fron-

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tera con Francia, al comprobar cómoestos dos fornidos agentes de

la policía con más de veinte años dehoja de servicio iban esbozan-

do poco a poco una siniestra siluetanegra, con largos brazos que

colgaban hasta las rodillas, flotando enel interior de un objeto esfé-

rico. Cuando terminaron me extendieronlas dos hojas con un gara-

bato lleno de significado, lleno derealidad. Eso era lo que habían

tenido sobre sus cabezas aquella

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inolvidable madrugada ele tardío

invierno. Eso era. en definitiva, lo queles había marcado la vida.

Y es que Manuel Caballero Parra yManuel Delgado Ruiz, con el

calendario rondando el medio siglo ycon decenas ele intensas expe-

riencias en sus muchos años al servicioele la policía, jamás habían

visto algo parecido. Y esa sorpresa, esainquietud, ese miedo los sen-

Manuel Delgado y

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tí muy cercanos cuando los dos bravosagentes del orden volvieron

Manuel Caballero

a hacer una crónica sosegada ele losucedido aquella oscura noche

señalan el lugar por

donde apareció la

en un camino forestal de las cercanías.

inmensa bola de luz.

Ese presentimiento estaba bien

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fundamentado. No en vano, a

Yo no sabía qué hacer- irrumpióCaballero, señalando a su

Manolo Delgado le sobrevinieron enaquel momento varias imáge-

compañero de ronda , - aquello se veniahacia nosotros y el Patrol

nes que aún guardaba frescas en el cajónde la memoria. Hacia sie-

parecía no responder: Fue un momentode tensión, incluso tuve que

te años, en ese mismo lugar, observódurante cinco minutos «una

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decirle a este: ¿Quita eso de ahí, coño,páralo ahora mismo!".

esfera luminosa» idéntica que secolocaba encima del coche patrulla

— ¿Qué sintió en ese momento en el queel supuesto ovni se

en completo silencio, iluminando todoslos alrededores como si

coloca frente al coche? —volví ainquirir al agente Caballero.

hubiese salido el sol de medianoche. Enaquella ocasión, en el asien-

— Pues la verdad, y mira que no me

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tengo por un cobarde y lo

to del conductor se encontraba el caboNicolás, un hombre que,

he demostrado a lo largo de muchosaños con el uniforme, lo cier-

muy impresionado por la experienciasufrida, no quiere ni recordar

to es que en aquel instante yo sentímiedo, verdadero miedo...

el insólito encontronazo. Era lógico, porlo tanto, que el agente Del-

No p u d e resistir la tentación de acudiral lugar de los hechos, y

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gado tuviese un inquietante augurio.

no fue difícil de convencer a los dosvalientes policías, a la mujer e

— Aquello nos pareció inmenso,gigantesco... como una plaza

hija de Manuel Caballero, que ya hacíabastante tiempo nos acom-

de toros —proseguía el policía mientrasdibujaba con sus manos en

pañaban en silencio en el salón de lacasa, para que me acompa-

el aire un círculo perfecto—, estabacasi pegado al suelo destellan-

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ñaran.

do un color como anaranjado o rojo.En ese momento decidimos

Al volver a pisar aquel recónditoparaje, los recuerdos, las imáge-

proseguir hasta un cruce de caminosdonde podríamos encontrarnos

nes y las sensaciones acudieron comorelámpagos a las mentes de

con aquella cosa frente afrente, peroyo ya sabía que lo que íbamos

los dos protagonistas. Cuando mitodoterreno enfiló aquella pista

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a tener delante era lo mismo que se meapareció hace siete años...

pedregosa, la emoción de los dosagentes se desbordó. Circulando

A las 2:55 horas el Nissan Patrol de lapolicía local, con los dos

lentamente, escrutando cada palmo deterreno, volvieron a revivir la

agentes de servicio en el interior, sedetenía junto a la explanada

aparición del ovni, pero esta vez conmás datos, con más viveza. ¡Allí

d o n d e una esfera de luz inmensa, de

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tamaño incalculable a primera

surgió al principio!, exclamaron alunísono sacando el brazo por la

vista, permanecía estática y ensilencio...

ventanilla para indicar una frondosaarboleda. Y en aquel lugar nos

No se oía ni el aire azotando las ramasde los árboles. Eso era el

paramos nosotros, reiteraronindicándome el cruce de caminos.

silencio total. Ni perros, ni zumbidosde aquel objeto... nada—excla-

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Cuando detuve el vehículo, los dosagentes giraron sus cabezas hacia

mó Caballero levantándose del sofá—.En un momento dado llegué

una explanada que se dividía enhuertecillos preñados de diversas

a pensar que aquella esfera podíatocar los cables de la línea de alta

hortalizas. Mientras Caballero mostrabaun antebrazo d o n d e el vello

tensión que cruzan por allí. «Ya veráscomo esto pegue un petarda-

se había puesto de punta, Delgado me

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decía en voz baja: Y ahí fue

zo», le dije a mi compañero. Lo másextraño es que intenté meter

donde apareció aquel tipo...

varias veces la marcha atrás pero nohabía forma, era imposible...

el coche parecía que se habíabloqueado...

— ¿Y usted qué hacía en esosmomentos? —le pregunté a Delga-

do—. Mira —respondió lanzando elpaquete de cigarrillos sobre la

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mesa camilla—, en aquel instante loque se me ocurrió fue poner los

— ¡Manolo, vámonos, vámonos de aquíya, que eso se nos viene

pivotes», las luces del coche patrulla.Aquello se empezó a iluminar

encima!», le grité como un desesperadoa Delgado—el agente Caba-

y yo le comenté a Caballero «ahoraverás cómo esto se acerca. Y dicho

llero adelanta unos pasos y me señala unposte de la luz de unos cin-

y hecho, aquello comenzó a moverse

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lentamente hacia nosotros,

co metros de alto—, y como esto,midiendo casi como esto se apa-

muy despacio...

rece aquella silueta tan grandiosa...

Bueno—interrumpe Delgado, situándosejunio a la puerla del

presencia esa sombra gigantesca, unasilueta humana, un cuerpo

todoterreno—, lo cierto es que mientrasCaballero miraba aquella

que flotaba en el interior de aquel

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círculo luminoso. Me estremecí.

esfera gigante que había cambiado alazul muy claro yo me puse

Aquello debía superar los tres metros ymedio de altura...

aquí, aquí mismo, dispuesto a«enchufar» a aquello con la cámara

— Yo —irrumpe Caballero—,comparándolo con el poste del ten-

de fotos que llevamos siempre encima.

dido eléctrico y a primera vista, lecalcularía no menos de cuatro

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—¿Y usted no se bajó? —pregunté aCaballero.

metros de altura. El tipo era unauténtico gigante... creo que inclu-

— No pude—me respondió deinmediato—, estaba bastante ten-

so superior a lo que podríamos medirdos personas como yo una

so, sólo quería huir. Y más cuando derepente se apareció aquella

subida encima de la otra.

sombra enorme, aquel ser negro, ¡queestaba flotando dentro de la

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— Me quedé frío —continúa Delgado,haciendo el ademán de

luz! Yo gritaba como loco para queManolo volviese al coche, pen-

sujetar una cámara invisible entre susmanos—, pero aún me man-

saba que nada bueno podía ir ahídentro...

tuve en el exterior, a unos veintemetros de aquella figura increíble

—¿Era una forma humana la que estabadentro del ovni?

que no se movía un ápice. Estaba

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dispuesto a acercarme aún más

— Más o menos —exclama Caballero,encorvándose y exten-

hacia el objeto, pero los gritos de micompañero me alertaron de

diendo sus brazos—, pero tenía unosbrazos finísimos y larguísi-

nuevo, así que decidí disparar a todaprisa...

mos, yo creo incluso que le llegabanpor debajo de las rodillas... y eso

— Yo le juro que doy la vida por uncompañero—me comenta

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me espantó. Aquello no era humano.Era oscuro, no le podría decir

Caballero visiblemente excitado—,pero en aquel momento le volví

qué facciones tenía, ni le vi dedos omovimiento en las manos...

a gritar sacando la cabeza por laventana. ¿Estás loco o qué?, ¡vamo-

aquello estaba estático, con los brazosseparados como en posición

nos ahora mismo de aquí! Y le gritéporque todo se volvió rojo. Un

de duelo, como si fuese a sacar un

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arma... Ese hombre, o lo que fue-

rojo intenso que penetró desde elexterior hasta dentro del coche.

se, tenía un cuerpo finísimo y estrechoy permanecía volando en el

Todo el cuerpo de Manolo Delgado sevolvió de ese color. Menos los

interior inmenso de aquella luz...

ojos. Y te digo que, en esos momentos,si hubiese podido girar con el

—¿La postura del ser les parecióamenazante?

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coche lo hubiese dejado allí...

— Sí—prosigue Caballero, reviviendola experiencia con total

—¿Una luminosidad que surgía delpropio ovni? —les pregunté.

nitidez—, aquello sé que nos miraba,que nos estaba vigilando. Y tam-

— Bueno —me responde Caballero—,realmente no sé bien de

bién sabía que nosotros lo estábamosmirando. Esa actitud suya

dónde surgió, pero de veras que todo,la tierra, los campos, el traje

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parecía inquietante, como si nosquisiera decir que iba a ocurrir

y cuerpo de Delgado, la porra, el armareglamentaria... absoluta-

algo. En aquel momento volví a insistira Delgado para que subiese

mente todo se inundó de un color rojizointenso durante unos ins-

al coche, pero él estaba colocando lacámara empeñado en retratar

tantes. No había ruidos. Ni siquierasilbaba el viento... en aquel

al intruso...

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momento sentí verdadero miedo y frío,un frío que me recorría el

—¿Cuándo observa usted al humanoide?—le inquiero a un Manuel

espinazo y que me hacía castañetearlos dientes. Creía que lo que

Delgado, que continúa en la mismaposición que ocupó aquella

fuese ahí dentro «nos iba a llevarpa'arriba»...

noche inolvidable.

— Bueno, pues en ese mismo instante—prosigue Delgado—

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— Pues, mire, estaba esperando que seactivase el pilotillo verde

aquello cambia, se transforma encuestión de milésimas, se vuelve

del fotómetro de la cámara paraenfocar aquello. Era importante

como «un pepino alargado», pasa denuevo al rojo y se aleja a toda

fotografiarlo para demostrar que eraverdad lo que estábamos viendo.

velocidad. Los disparos que hiceapenas me sirvieron de nada. Ape-

Aquello, como ha dicho mi compañero,

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se tornó a un azul muy claro,

nas vi unos instantes a la «figura», y enel mismo momento que pulsé

como el del cielo en pleno día. Luego,en total silencio, hizo acto de

el mecanismo de la cámara aquellosaltó de un modo increíble, como

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jamás hemos visto, hacia elfirmamento... fue imposib/e que una

cámara tan modesta como la quellevamos pudiese captar nada.

— En apenas dos segundos aquello yaera una estrella como las

demás, pero antes había una personaahí dentro. De verdad que

quien no haya tenido delante eso nopuede saber cómo es exacta-

mente. Aún me pregunto cómo

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demonios hizo para salir de allí ace-

lerando de ese modo. No se puedeimaginar cosa igual.

Los dos agentes han q u e d a d oabsortos mirando y señalando

hacia el lugar d o n d e aquello setransformó y desapareció de su cam-

po de visión. Mientras me señalan,separando las manos, la forma

ovoidal que adquirió el objetoaprovecho para preguntarles por su

arma reglamentaria. Caballero respondesin titubeos:

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— Hombre, allí dentro había unapersona. Había algo que pare-

cía humano. De veras que tuve latentación de desenfundar para

defenderme de aquello desconocido,pero me contuve unos segun-

Parte oficial de la Policía

dos. Yo no sabía si aquello podía serbueno, malo, o qué intencio-

de L'Escala dando fe

nes eran las que llevaba. Como agentede la policía no podía liar-

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de los hechos ocurridos en

me a tiros a la buena de Dios. Otracosa hubiese sido si aquello

la noche de autos.

continúa allí o se sigue aproximando.Yo no sé qué hubiera podido

pasar...

Demasiados problemas podía acarrearel declarar en un primer

momento, debieron pensar los agentes,«que allí había alguien dentro».

Así, esa misma noche, el sargento de

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policía don Juan Vargas

Gómez hace constar en un documentooficial el extraordinario suceso.

A pesar de las mil y unas trabas que enun principio se nos p u s o

A las tres de la madrugada del 19 demarzo la pareja de policías

para poder acceder a tan valiosoexpediente, nuestra tenacidad

enfilaba de nuevo la carretera haciaL'Escala. Desde el mismo vehícu-

logró que en la propia central de Policíanos entregaran esa hoja en

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lo conectaron por radio con el puesto dela Guardia Civil, pero allí

la que de m o d o oficial se informaba ala alcaldía de los extraños inci-

nadie había visto nada, hecho q u eextrañó sobremanera a los dos

dentes acontecidos. Todo un expedienteX español que abandona-

experimentados agentes. El artefactodesconocido tenía proporcio-

ba un silencio al q u e seguro se veríasometido de no ser por q u e

nes gigantescas y debía haber sido

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divisado desde otros puntos,

«unos locos» habían llegado dispuestosa conocer toda la verdad.

pero nadie en aquella desapaciblemadrugada parecía haber estado

Ya con el documento en mis manos, no pu d e evitar el preguntar

mirando al firmamento.

a los dos agentes por el estado de saluden el que se encontraban.

Con los nervios a flor de piel, losagentes Delgado y Caballero

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La trombosis ocular aparecida enManuel Delgado, unida a su decai-

dan parte de lo sucedido en la Centralde Policía Local. Un informe

miento general, le habían proporcionadoun tiempo indefinido de

en el que, a m o d o resumido, secomenta la aparición del extraño

baja en sus labores dentro del cuerpo dePolicía. Los médicos lo

efecto luminoso, al que se le calificacomo O.V.N.I., a u n q u e no se

atendieron en el servicio de urgencias y

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decretaron la imposibilidad

menciona la presencia del «ser».

de su regreso al trabajo.

—Aquí tienes los papeles quecertifican lo dictado por el faculta-

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moto y su ocupante. El infortunado,según confiesan los vecinos,

tivo — m e elijo Delgado mientras meseñalaba resignado las gafas

era una persona absolutamente normal ysin ningún tipo de pro-

que le habían obligado a llevar desdeque se produjera la enferme-

blema. El depósito de su motocicleta nole hubiese permitido re-

dad—, nunca he tenido problemas conla vista, ni de presión arte-

correr más de cuarenta kilómetros. Poca

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distancia para q u e nadie

rial, ni de nada... y lo cierto es quecada día estoy peor.

haya encontrado la más mínima pistasobre su paradero. La investi-

— Yo, sin embargo—me indicaCaballero mientras me reta a una

gación, a pesar de todo, continúaconfiando en que las huellas que

especie de pulso que, por supuesto, ganasin dificultad—, cada día

se cortaron dramáticamente en aquelsolitario cruce arrojen nuevas

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estoy mejor. Es increíble. Mi médico nose lo pude explicar. Ahí se lle-

pistas.

va usted los partes en los que se medijo que tras la puñalada con la

Tras regresar del cuartelillo hice tociolo posible para q u e la des-

que me abrieron la barriga de arribaabajo hace unos años se me

pedida fuese lo más breve y rápidaposible. Nunca me h a n gusta-

produjeron diversas dolenciascardiacas. Tenía una deformación

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do, y es algo q u e , lógicamente, serádifícil de cambiar. No sabía

bastante grave a nivel coronario, y metuvieron que operar siete

si algún día volvería a ver a estos dosvalientes, pero en aquel

veces... pero, fíjese, ahora estoy comoun toro. El médico se quedó

m o m e n t o su arrojo, su sinceridad ysu miedo los sentí a flor de piel.

helado, confirmándome que de modoinmediato e incomprensible

Era como si una verdadera amistad,

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quizá trabada por los invisibles

había tenido un 50 por 100 de mejoría.Yo estuve once meses de

lazos q u e unen a quienes persiguenciertas cosas y a los q u e las han

baja, ¡once meses!, y ahora, sinninguna medicación, tras esta his-

contemplado a diez metros, se hubieseforjado en apenas unas

toria, he recuperado el tono vital, lapresión... todo. Levanto pesas,

horas. Dos abrazos sentidos y un «nosveremos» bajaron el telón de

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he pintado varias casas, hagoejercicios... e incluso me han salido

aquella jornada, histórica para el alma ylos recuerdos de este perio-

músculos de nuevo en los brazos. Aquí,antes, de músculo nada —se

dista.

señala los bíceps—, esto esextraordinario, y nadie lo entiende... yo

tampoco, por supuesto.

Preguntándome qué había ocurrido enaquel solitario cruce de

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L'Escala volví a las carreteras. Atrásquedaban una extraordinaria

vivencia humana, protagonizada pormiembros de la policía espa-

ñola, y decenas de preguntas a las quenadie, por el momento, está

capacitado para responder. Una de ellasestaba clara: ¿tenía algo que

ver con estos hechos la súbita einexplicable desaparición de Josep

Font, acaecida, según constataban lashuellas de su motocicleta, en

ese mismo lugar?

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Y es que no dejaba de ser inquietanteque en el cruce d o n d e los

agentes vieron el ovni y el extraño serfuese Josep Font protagonis-

ta de este otro insólito suceso. JosepFont, campesino de la cercana

localidad de Albons, desapareció,«como si hubiese sido absorbido

por el aire», repentinamente mientrasviajaba en su Mobylette de 49 c.c.,

cuando iba a regar unos huertos de supropiedad. Tras varios meses

En septiembre de 1997 Lorenzo

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Fernández e Iker Jiménez emitían elprimer repor-

de investigaciones, y según meconfirmaron los propios agentes de

taje a nivel nacional en el quemiembros de la Policía Españolaafirmaban haberse

la Benemérita, la Guardia Civil no habíaencontrado ni rastro de la

topado con un humanoide.

En aquellos momentos no sabía que,como encargado de los

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reportajes de un programa de la cadenaTele-5, volvería al lugar de

los hechos y grabaría, por primera vezen la historia de la televisión,

el relato directo de dos policíasespañoles que se habían topado con

un presunto ser extraterrestre.

Envuelto en miles de dudas sobre «elteatro de los ovnis» y sus

increíbles puestas en escena, recordéalgunos otros casos d o n d e los

testigos habían sufrido dolenciasoculares idénticas a las del bravo

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policía gerundense. Sin ir más lejos, mevino a la mente el insólito

suceso protagonizado por el agricultorAgustín Cercas Valles, en el

pueblo riojano de Cuzcurrita en ellejano julio de 1971. Tras aproxi-

marse a una extraña «tinaja volante» quehabía aparecido flotando

muy cerca de un cobertizo, cayó al sueloafectado por un «fogona-

zo» q u e le impactó de lleno. Después,los médicos confirmaron que

sus ojos habían sido afectados por una

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fuente lumínica de gran

potencia que a punto estuvo de dañarlosmuy seriamente.

El manto de una lluvia de veranocomenzaba de nuevo a salpicar

el todoterreno mientras retornaba aMadrid, dispuesto a arribar a la

redacción con las primeras luces deldía. El caso, la exclusiva, estaba

servida. Y ni el sueño ni el hambre mehicieron parar un momento.

A las 5 de la madrugada la impacienciapor mostrar a los compañe-

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ros de Enigmas los importantesdocumentos periodísticos obtenidos

se quebró al irrumpir la lejana voz de laradio. La barbarie asesina del

terrorismo llegaba nítida desde mi tierranatal a pesar de las interfe-

rencias. El doloroso mazazo me obligó adetenerme junto a las soli-

tarias llanuras de los Monegros, y latristeza, incontenible, hizo que

la esencia mágica de esta últimainvestigación quedara borrada de

un plumazo en mitad de aquel desierto.

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El aparato eléctrico de la tor-

menta quiso entonces esconderse,sabedor de que un despiadado e

irracional ultimátum iba a hacer deaquella la más oscura de todas

las noches. La banda terrorista ETAhabía puesto fecha y hora a la

vida del joven concejal de ErmuaMiguel Ángel Blanco Garrido,

motivando que los días más intensos anivel popular de la última

década convirtieran aquélla en unadramática semana para la histo-

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ria. Un triste colofón para el que habíasido un viaje repleto de bús-

queda y aventura.

os MAS ANTIGUOS EXPEDIENTES Xespañoles nos hablan de seres

insólitos que despertaron el asombro yla expectación en

multitud de científicos y religiosos. Tal

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fue el caso de Francisco

de la Vega Casar, el llamado «HombrePez de Liérganes», que supues-

tamente vivió cinco años en lasprofundidades marinas y, según la

documentación oficial hallada alrespecto, fue atrapado en la bahía

de Cádiz en 1679 tras ser d a d o comoahogado desde hacía un lustro

en el mar Cantábrico. Hombres deciencia como el padre Feijoo no

dudaron de la historia y la consideraronreal a todas luces ciadas las

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autoridades implicadas en el suceso.Otros, como el célebre doctor

Gregorio Marañón, también investigaronel caso del prodigioso anfi-

bio humano. Ahora, el autor muestra lasactas oficiales que confir-

man la existencia de ese prodigio de lanaturaleza. Unos expedien-

tes X que estuvieron guardados bajosecreto durante tres largos

siglos.

Habría que remontarse varios miles deaños para demostrar que

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los expedientes insólitos son tanantiguos como el propio hombre.

Ejemplo pétreo de ello es el llamado«extraterrestre del Casar» una

pieza arqueológica excepcional halladaen Extremadura, en un

enclave muy concreto, y que representauna especie de astronauta.

Un ser extraño y único en nuestro país,idéntico a otros aparecidos

en las mismas fechas en algún otrorincón del mundo. Profesores de

universidad, geólogos e historiadores

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siguen sin poder catalogar la

pieza con exactitud. Sus misteriosasinscripciones, su aspecto futu-

rista y sus «hermanastras» halladas enuna franja de nuestra geografía

abren la puerta para aventuradas teoríase hipótesis. ¿Fuimos visita-

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dos por otras civilizaciones hace milesde años? Estos hallazgos man-

tienen viva la polémica.

Lo grabado en tiempo remoto essemejante, y a veces idéntico, a

lo observado por muchos testigos

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españoles en un año muy con-

creto: 1976. Aquél fue un periodoconvulso como ningún otro, donde

personas de toda condición se toparoncon insólitos seres. La Guardia

Civil, el Ejército y las autoridadesintervinieron en la mayoría de los

sucesos, corroborando la existencia deextrañas huellas, marcas y la

absoluta veracidad y seriedad de lostestigos. Después ya nada vol-

vió a ser igual como en aquel 1976, unaño que los estudiosos bau-

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tizaron como «el de los humanoides».Aquí mostramos los sucesos

más impresionantes, con los documentosy testimonios de aquellos

que tuvieron a unos palmos a estascriaturas imposibles.

RA MUY PEQUEÑO cuand o leí porprimera vez la fantástica his-

toria del h u m a n o que vivió cincoaños en las profundidades

marinas como si fuese un mítico tritón.

Nunca olvidaré la lectura de un grueso yviejo libro en el que se

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detallaba grosso modo la historia delprodigiosos sujeto que escapó

en 1674 a través de las aguas de la negraría ele Bilbao y apareció,

convertido en auténtico monstruomarino, un lustro después en el

puerto de Cádiz.

En aquel escrito, que me tenía embebidoen la soledad del cuar-

to, se decía que jamás se habíanencontrado datos concluyentes para

dar por cierta la historia, pero que lospersonajes que intervinieron

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en ella eran de tal renombre y prestigioque incluso el padre Feijoo

no elueló en referirse a ella como «ungran y real misterio».

Años más tarde, cuando supe delescéptico talante del benedic-

tino, recordé su afirmación y la busqué,con ojos llenos ele curiosi-

dad, en su obra maestra, el Teatrocrítico universal. En ella el reli-

gioso daba auténticos varapalos a todala superchería de aquella

España que poco a p o c o perdía su

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imperio y se sumía en difíciles

tiempos. Curiosamente, sólo daba comoabsolutamente cierta la his-

toria ele Francisco de la Vega, elHombre-Pez de Liérganes. Y lo hacía

rotundamente y sin titubeos. Algunosnombres y datos sueltos los

copié en mi cuaderno con prisa yemoción, preguntándome si habría

algún modo ele «certificar» aquellahistoria con documentos oficiales...

con las pruebas definitivas ele que aquelprodigio ele la naturaleza

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vivió en nuestro país.

La aventura no era fácil. Nadie hasta elmomento, y muchas eran

mi mismo de la dificultad del objelivo.Conseguir unas actas de bau-

ya las intentonas, había logrado

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demostrar la verdadera historia del

tismo del siglo XVII para demostrar laexistencia real de un persona-

hombre pez. Y, como tantas veces, esofue motivo más que sufi-

je que se había instalado en la leyendame empezaba a parecer

ciente para que, con los primeros rayosde una primavera adelanta-

imposible. La cosa se agravaba si, hastael momento, nadie había

da, montase en mi fiel «Frontera» yemprendiese rumbo hacia los

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publicado jamás aquellos documentosde cuya existencia había

valles y montañas d o n d e hace tressiglos ocurrió una de las más fas-

comenzado a dudar seriamente. Era peorque buscar una aguja en

cinantes historias que se puedenimaginar.

un pajar. Sobre todo si losdespropósitos continuaban produciéndo-

se con la misma insistencia desde millegada a la perdida aldea.

Y es que tras dos jornadas de intensa

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búsqueda, el párroco,

Antonio Fernández, no había hecho actode presencia. Comencé a

sospechar que me rehuía. Medio pueblosabía que un forastero lo

buscaba ansiosamente para preguntarlealgo del «hombre pez», una

fascinante historia que había ciado lavuelta al mundo otorgando

fama universal a la remota aldea, perosobre la que se dudaba en

diversos e importantes aspectos. Y eraprecisamente don Antonio

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quien mejor podía indicarme elparadero de unos legajos vitales para

dar luz a la historia de Francisco de laVega... el tritón h u m a n o que,

al parecer, vivió cinco años sumergidoen las profundidades marinas.

Decidí, en un último intento, plantarmede nuevo en el acoge-

dor paseo de Liérganes, queprecisamente estalla dedicado al mítico

personaje que provocaba mis desvelos.

Caminando hacia la iglesia de SanPedro Advíncula me topé por

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Detalle del monumento al Hombre-Pezde Líérganes (Santander), mostrando la

fin con el esquivo párroco. Unacasualidad que no podía desapro-

captura de un supuesto tritón humanoen 1679.

vechar. Creo que la mirada desconfiadaq u e se escondía tras la mon-

tura de sus gafas traslucía la pocailusión que le hacía el encuentro.

Y convencido de que había algunaprobabilidad de descubrir

Pero la documentación que le mostré,

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extraída de los estudios de

aquella verdad, sorteé las cerradascurvas del puerto del Escudo para

diversos historiadores santanderinos delpasado siglo, le obligaron a

adentrarme en la mágica Cantabria,siempre repleta de misterios y

permanecer atento. En aquellos escritosse indicaba la posible exis-

sorpresas para el viajero. Pero no todoiba a ser fácil...

tencia de unas partidas bautismales q u edemostrarían la realidad

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del Hombre-Pez, una posibilidad negadaposteriormente por ilus-

tres intelectuales que no encontraron elmenor atisbo de ellas. Así, a

7 de marzo de 1997, carreteracomarcal Liérganes-Pámanes,

caballo entre la leyenda y la realidad, sehabía mantenido el relato.

4:05 de la tarde

Y le hice comprender a d o n AntonioFernández la importancia de

encontrar aquellas pruebas mientras ibapreparando el entierro de

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Hundí mis ríñones en el asiento deltodoterreno y reflexioné por

un vecino fallecido hacía unas horas.Indudablemente no era un

enésima vez. Estaba a punto deabandonar la búsqueda que me

buen momento, pero estaba seguro deque la última oportunidad

había llevado hasta aquel bello rincón,intentando convencerme a

para acercarse a los documentos estabaen esta conversación bajo el

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pórtico de la iglesia. Muchas fueron lasintentonas realizadas en los

nalali ii i.is fuera de lo c o m ú n q u easombraban a los muchos v e c i n o s

últimos siglos pero nunca habían visto laluz aquellos avales históri-

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que se arremolinaban en el viejo puentepara contemplarlo. En 1672,

cos. Y quizá, comprendiendo lo inviablede la empresa, el párroco

cuando contaba con 16 años de edad, fueenviado a la población

me indicó con tono resignado que enLiérganes no quedaba rastro de

vizcaína de Las Arenas para queaprendiese el oficio de carpintero.

aquellos papeles, y que posiblemente elúnico lugar d o n d e pudie-

Así transcurrieron dos años en las

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serrerías vascas, de d o n d e el joven

ran encontrarse era entre las húmedasparedes de un lugar poco

salía siempre al atardecer parasumergirse en las profundidades de

apropiado para las indagaciones de unreportero... las celdas de un

la ría.

monasterio de clausura.

Fue la víspera de San Juan de 1674cuando, en compañía de

Y apostando por aquella remota

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posibilidad de dar con las actas,

otros carpinteros, decidió emprenderuna excursión al recodo don-

como el que se aterra al último clavocuando se ve naufragar, pisé a

de el mar penetraba en la costa vizcaínapara disfrutar de las frescas

fondo el acelerador intentando devorarlos kilómetros que me sepa-

aguas que tan bien conocía. Pero aquelsería su último baño. Tras

raban de un lugar al que hipotéticamenteno podría acceder, recor-

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desnudarse y sumergirse mar adentro fuedejándose llevar por la

dando una vez más la increíble historiaque me había absorbido en

fuerte corriente hasta desaparecer. Lasgentes del pueblo, dada su

los últimos meses convirtiéndose, másque en un reportaje, en todo

fama de fabuloso nadador, pensaron q ue pronto regresaría... pero

un reto personal...

no fue así. Esa misma madrugada, sumadre, María de Casar, recibía

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la funesta noticia de la desaparición desu hijo, engullido para siem-

pre por el embravecido mar Cantábrico.

El trágico incidente llené) dedesesperación a Tomás, Juan y José,

Las profundas y negras aguas del ríoMiera a su paso por Liérga-

hermanos del infortunado Francisco, queno repararon en gastos

nes fueron el lugar predilecto para susjuegos infantiles. A los cinco

para explorar los abruptos montes yplayas intentando hallar su

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años de edad, Francisco de la VegaCasar mostraba unas aptitudes

cadáver. La búsqueda fue inútil, y elrecuerdo del vigoroso nadador

fue olvidándose p o c o a p o c o con ellento transcurrir de los días.

Cinco años después, durante el mes defebrero de 1679, unos

pescadores que faenaban en la bahía deCádiz vieron merodear a

poca profundidad un ser acuáticoextraño q u e en un principio les

llené de sorpresa y temor. El rumor

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recorrió veloz por los muelles de

la capital andaluza y pronto se ingenióun rudimentario dispositivo

a base de recles de arrastre y cebos decarne y pan para intentar atra-

par al enigmático merodeador. En variasocasiones una silueta de

gran envergadura devoré los diversostrozos huyendo después a

gran velocidad. Tras varios días en quese le p u d o observar nadan-

do muy cerca de las embarcaciones, sele atrapé y trasladó hasta la

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costa. Los pescadores no salían de suasombro. La presa era en rea-

lidad un hombre joven de 1,80 metros,muy corpulento, de tez páli-

da, casi translúcida, y cabello rojizocomo el fuego. Una cinta de

Río Miera a su paso por Liérganes. Enél se bañaba desde niño Francisco dela

escamas idénticas a las de los pecesatravesaba su tronco desde la

Vega Casar.

garganta hasta el estómago, y otra hacía

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lo propio a lo largo de su

columna vertebral. Los dedos de lasmanos permanecían unidos por

to de San francisco, provocando unainusitada expectación. En los

una finísima membrana parduzca d a n do un aspecto parecido a las

primeros días de enero ele 1680 seconvenía el traslado del Hombre-

palmas de patos. El monstruosoapresado bramaba y rugía como los

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Pez hasta el pueblo cántabro,sospechándose seriamente que aquel

animales y tuvo que ser reducido pormás de media docena de tra-

hombre-bestia fuera en realidad eldesaparecido carpintero dado

bajadores del puerto pesquero. Eldestino asignado a la asombrosa

por muerto tiempo atrás.

captura fue el convento de SanFrancisco, lugar d o n d e el misterioso

Fue Fray Juan Rosende quien se encargóde dirigir la peculiar

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Hombre-Pez iba a ser retenido durantetres semanas.

comitiva hasta tierra montañesa.Llegando a una vereda conocida

como «La Dehesa», el sujeto custodiadodecidió poner pie a tierra, y

por su propio instinto, pareciendoconocer perfectamente el terreno,

fue guiando a los sacerdotes. A grandeszancadas hizo su entrada en

Liérganes y fue a pararse ante la casa dela familia De la Vega. La vie-

El secretario del Santo Oficio, don

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Domingo de la Cantolla, se

ja María de Casar lo reconocióinstantáneamente como el hijo que

q u e d ó de piedra al recibir la noticia.Inmediatamente ordenó que se

había perdielo en Bilbao y se abrazó aél entre sollozos, geste) al que

realizaran diversos exorcismos paraexpulsar los posibles demonios

se unirían como una piña sus doshermanos, Tomás y Juan. El ter-

y espíritus malignos que pudieran residiren aquel extraño cuerpo.

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cero de ellos, José, había partido hacíados meses hacia Cádiz tras

Al convento llegaron expertos enlenguas extranjeras como fray Juan

enterarse por una conversación con elMarqués de Valbuena de la

Rosende, quien interrogó durante días ynoches al Hombre-Pez,

captura de quien podría ser su hermane.Ya jamás regresaría al hogar.

intentando obtener una respuesta que sedemoró lo indecible.

Extrañe') sobremanera a quienes le

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acompañaban el hecho de

Al final, de la boca de aquel anfibiohumano surgió la palabra

q u e el Hombre-Pez no hiciese gestoalguno que denotara alegría por

«Liérganes», un vocablo completamentedesconocido en el lugar.

el reencuentro con sus parientes. Y asíse mantuvo su carácter intro-

Pero la solución al enigma llegó un parde jornadas más tarde cuan-

vertido durante los casi dos años (nuevesegún algunos cronistas)

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do un mozo natural de Santander, que seencontraba trabajando en

que permaneció en el domicilie) natalbajo estricta vigilancia y obser-

los astilleros de la ciudad andaluza,afirmó sin titubear que era el

vación del ilustrado DionisioRubalcaba.

nombre de una pequeña pedaníacántabra perteneciente al Arzobis-

Jamás Francisco de la Vega recuperaríael sentido. Su vida en

p a d o de Burgos, y que se alzaba sobre

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el río Miera.

Liérganes se limitó a ver pasar los díasen silencio, una actitud que

Las dudas y el asombró se apoderaronde don Domingo de La

sólo rompía al mascullar algo parecidoa «pan» y «tabaco», a u n q u e

Cantolla, quien no d u d ó un instante enmandar diversos mensajeros

dichas palabras las vertía sin guardarrelacie3n directa con las accio-

hasta la localidad de Solares, próxima aunos diez kilómetros de Liér-

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nes de comer o fumar. Paseaba conunexs harapos como único ropa-

ganes. para ponerse en contacto con elnoble Dionisio Rubalcaba,

je, devorando pescado y carne crudadurante horas, para luego

Gaspar Melchor de la Riba, caballerode la Orden de Santiago, y el

pasarse varios días sin probar bocado.Como un vegetal permanecía

Marqués de Valbuena, personas de todaconfianza que se encarga-

la mayor parte del tiempo estático y

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echado boca abajo sobre el sue-

ron personalmente de recorrer yencuestar a los lierganenses a la

lo. Nunca mostraría el menor interés pornada ni por nadie.

búsqueda de una historia que pudieratener algún nexo de unión

Fue en un atardecer de 1682 cuande) sele oyó gritar como un ani-

con la sorprendente aparición de Cádiz.

mal herido dirigiéndose a las aguas delrío Miera. A pesar de que

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A los pocos días, Dionisio Rubalcabarecibía la confirmación

varios campesinos intentaronimpedirle), logré) zafarse con habilidad

directa de la desaparición de Franciscoele La Vega Casar, acaecida

de ellos y sumergirse de nuevo y parasiempre en el mismo lugar

hacía un lustro en la ría de Bilbao, y asílo hizo saber en el conven-

d o n d e transcurrió gran parte de suinfancia. A velocidad antinatural

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dejó atrás su hogar para desaparecer enla nebulosa lejanía. Desde

tación al medio acuático. No dudó delextraño incidente dadas las

ese mismo instante. Francisco de laVega, el Hombre-Pez de Liérga-

personas de altísima cultura ypreparación que habían actuado en

nes, permanecería en paraderodesconocido, dejando su fuga mari-

las distintas etapas de la historia. Los

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clérigos, nobles e ilustrados que

na una estela misteriosa que prontorecorrería el mundo entero.

fueron testigos de las andanzas delhombre-pez componían para

Feijoo un marchamo de autenticidadindiscutible.

Las misivas personales quepuntualmente recibió de algunos

implicados le hicieron tomar interés porel extraño asunto, dedicán-

dose a él con fervor y relatándolo conamplitud en el tomo VI, bajo el

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El benedictino Fray Benito JerónimoFeijoo fue un ilustrado que

título «Examen filosófico de unperegrino suceso de estos tiempos».

arremetió duramente contra el m u n d osupersticioso y mágico de la

El prestigio que le otorgó la mordazpluma de Feijoo, intransi-

España del siglo XVII. Su enciclopédicaobra Teatro crítico universal,

gente para muchas otras materias, hizoque la historia cobrase una

realizada entre 1726 y 1740, fue un pilar

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literario básico con el que

gran relevancia a finales de siglo,provocando incluso la llegada a la

se combatió la superchería que poraquel entonces se extendía en

villa de Liérganes de multitud dezoólogos venidos de distintas nacio-

todos los estratos sociales. A lo largo devarios centenares de pági-

nes europeas. A partir de ese instante,los intentos por conseguir

nas henchidas de su espíritu racionalista,Feijoo fue «reventando»

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datos y pruebas que avalasen la odiseadel hombre-pez se sucedie-

milagros y creencias de cualquieríndole. Lo hizo en todos los casos

ron sin éxito hasta bien entrado el sigloxx.

que trató excepto en uno... precisamenteel del joven Francisco cic-

A mediados de los años treinta fue elinsigne doctor d o n Grego-

la Vega. Una, según Feijoo. insólita peroreal demostración de adap-

rio Marañón quien intenté) atajar las

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riendas de la supuesta leyenda,

dedicándole todo un capítulo de la obraLas ideas biológicas del

Padre Feijoo. En él exponía unaparticular teoría que fue aceptada

por la mayoría de sus colegascientíficos. Para Marañón, Francisco

de la Vega era en realidad un jovenaquejado de cretinismo (una dis-

función en el tiroides muy extendida enlas montañas cántabras en

aquella época), «idiota y casi mudo»,«que abandoné) su hogar, sien-

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do visto por última vez cerca de la ríade Bilbao, difundiéndose des-

pués el rumor de su ahogamiento. Lacircunstancia de que fuese

encontrado en Cádiz cerca de la playa yuna portentosa capacidad

respiratoria originaron la mítica historiadel hombre-pez. Su terrible

aspecto, según el ilustre doctor, noestaba producido por su hipoté-

tica condición de tritón humano, sinoque se debía a una enfermedad

llamada ictiosis que sería el principal

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motivo de la descamación de

la piel. Este conglomerado de dolencias,y la incapacidad del hom-

bre-pez para explicar su verdaderoorigen, hizo que los pescadores

El padre Feijoo confirmó

y frailes de la ciudad andaluzaestuviesen convencidos de haber

en su obra Teatro crítico

atrapado a un ser imposible.

universal que la historia

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Las teorías de Marañón generaron en sudía una fuerte polémica,

del hombre-pez era

absolutamente real.

no exenta de manifestaciones totalmentecontrarias que se apoya-

ban en lo rebuscado de una explicaciónque prescindía de los testi-

ciado tesoro. Una joya en forma de actaque intuía permanecía

monios de los pescadores gaditanos y delas muchas personas que

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multa entre aquellos legajos desde hacíam u c h o tiempo. El objeti-

convivieron con el infortunadoFrancisco.

vo fundamental para avalar una historiafascinante que me había

Años más tarde, el propio Marañónacabaría convencido de que

hecho recorrer varios cientos dekilómetros por toda la cornisa Can-

toda la historia del ilustre lierganense nofue más que una burda

tábrica.

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invención, una leyenda surgida de losvalles cántabros en la que ni

Mi nerviosismo emocionado acabóconvenciendo a la resignada

siquiera existían pruebas para demostrarque el hombre-pez existiera

archivera, que fue tornando su inicialmueca de desconfianza hacia

realmente. Así lo confirmaron tambiénantiguos alumnos suyos que,

la comprensión. Varios misionerosvieron rota la reunión que man-

tras realizar una intensa búsqueda de las

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actas de bautismo, conclu-

tenían en una estancia contigua. Hacíafalta ponerse manos a la obra

yeron con la convicción de q u e elpolémico sujeto jamás había exis-

para remover la gran biblioteca, y notuve reparos a la hora de soli-

tido. Las partidas oficiales delmunicipio de Liérganes, que desde el

citar ayuda. Era un m o m e n t ohistórico en el que, estaba seguro, se

siglo xv se archivaban en la parroquiade San Pedro, no hacían refe-

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haría justicia en torno a la controvertidahistoria de Francisco de la

rencia alguna al misterioso personaje.

Vega Casar, el carpintero del siglo xviiq u e se convirtió en leyenda

El rumbo de la historia hizo q u e elasunto acabase olvidado por

inmortal.

el polvo del tiempo, sumiendo en un marde dudas al propio pue-

Si mis pacientes pesquisas no andabanmuy desencaminadas,

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blo d o n d e hoy se venera a Franciscode la Vega Casar. Una incerti-

precisamente en aquel viejo archivodebían encontrarse una serie

dumbre q u e se ha mantenido durantesiglos y que pervive de un

de documentos q u e hacían directareferencia al Hombre-Pez. Actas

m o d o gráfico en la cita grabada en elmonumento que preside el

q u e un día ya lejano fueronsecretamente trasladadas d e s d e la

paseo central de la tranquila villa

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cántabra. Bajo la escena pétrea de

parroquia de San Pedro Advíncula. Eseera el motivo por el q u e

la «Recuperación de Francisco enCádiz» se puede leer: Su proeza

m u c h o s rastreadores del viejoenigma habían fracasado en el in-

atravesando el océano de norte a surde España, si no fue verdad

tento.

mereció serlo. Hoy, su mayor hazaña eshaber atravesado la memo-

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Pero el ánimo iba decreciendoproporcionalmente al ritmo que

ria de los hombres. Verdad o leyenda,Liérganes lo honra aquí y le

marcaban las agujas del reloj, y la pocaconfianza acabó por res-

da así la inmortalidad.

quebrajarse cuando logramos localizar un o de los antiguos libros

parroquiales de Liérganes de aquellosaños... en el que no había el

menor atisbo de Francisco de la Vega.Una figura legendaria que

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Convento de clausura de las Clarisas.Santillana del Mar, Cantabria,

inconscientemente ya comenzaba aaparecer ante mí c o m o un mito

5:54 de la tarde

fabricado por las ancianas voces de laverde Cantabria. Y en esas

cavilaciones me encontraba,maldiciendo que aquella inigualable

Aquel era el único m o d o para salir dedudas. Mis reiteradas

historia fuese un simple invento, c u a nd o una exclamación me

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súplicas debieron hacer efecto en elánimo de sor Emilia Sierra. Era

devolvió al m u n d o terrenal. El d e d oíndice de sor Emilia Sierra tem-

p o c o usual que un joven lleno decámaras y blocs hubiese llegado

blaba apuntando una serie de garabatoscasi incomprensibles que

hasta d o n d e me encontraba. Pero mivisita era de sobra necesaria

aún eran más difíciles de identificar enaquel oscuro salón. Pero no

y así lo intentaba hacer saber,

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dialogando casi a gritos a través de

cabía duda, al acercar aquel libro haciala lumbre c o m p r o b é emo-

un p e q u e ñ o círculo en la pared demadera. Tras haber superado la

cionado que efectivamente aquellasletras habían sido plasmadas

primera «aduana» noté cómo las rejas secerraban a mi espalda has-

por el p u ñ o y letra de d o n PedroHeras Miera, párroco de Liérganes

ta dejarme en una sobria salita a tan sólounos centímetros del pre-

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en los inicios del siglo xvn, y aquellegado de valor incalculable era

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hombre Pez visto en aquellas remotastierras y lo habíamos demos-

-----. Eso era lo único que importaba. Yasí lo meditaba al abando-

nar aquel silencioso convento mientrascaían las sombras de la noche.

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Sabía que la verdad sobre su odisea enlas profundidades del mar se

convenía a partir de este instante en unnuevo desafío, en un autén-

tico enigma pendiente q u e ya jamáspodrá ser v i s t o únicamente con

los ingenuos ojos de lo legendario.

Acta de Bautismo de Francisco de laVega. En ella se puede leer: "Digo yoel B rPª de

beras que oy a 22 de octubre de 1658anos Bautice a Franco de la Vega y dem."

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de Cassarsu muger fue su P. - el talFrco de heras y testigos el SR Refiaday el Sr. Pasual de Macas y por ser asílo firmo Hurs ffr P. - de beras miera.-

la partida de bautismo de Francisco dela Vega Casar, el Hombre-

Pez.

Mi expresión de alegría irreprimiblecontagió a la afable Emilia

Sierra, que, inasequible al desaliento,continuó hurgando con soltura

Acta del libro de finados. Sutranscripción dice: 'Francisco de laVega, llamado el

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entre aquellos libros de bautismos,matrimonios y defunciones para

Hombre-Pez. y Joseph su hermano.-'En el lugar de Liérganes, a primero dediciembre

poner de nuevo ante mis ojos otrodocumento excepcional. En el

de mil setecientos cincuenta y cinco,habiendo pasado de los cien años, queel dere-

libro de finados de la parroquia deLiérganes, comprendido entre 1722

cho supone haber fallecido por loregular cualquier racional ausente; yo,

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el P- Fer-

nando Ant.'-' del Hoyo Venero, curabeneplácito de dicho lugar, cumpliendocon la

y 1814, en el folio 106, aparecía contoda nitidez la confirmación ofi-

obligación de cura-, hice que losparientes de Francisco Joseph de laVega hiciesen

cial de fallecimiento de Francisco de laVega, denominado «Hombre-

una ceremonia por sus almas, como oegecutaron en dicha día referido ypara que

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Pez» por el propio cura firmante, donAntonio Fernández del Hoyo

conste lo firmo endicho lugar y año utsupra. Fernando Ant." del HoyoVenero."

Venero, y de su desaparecido hermanoJosé. En aquel viejo papel

quedaba otro reto para la historia. Yconscientes de ello nos sentimos

dichosos al haber puesto sobre el tapeteunas pruebas que el tiem-

po y las malas investigaciones habíanquerido relegar a la categoría

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de fábula.

Los datos irrefutables estaban en mistemblorosas manos y ya

nadie los podría negar. Y quizá enaquellos momentos todos los

esfuerzos y fracasos previos quedarondefinitivamente olvidados. El

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L VIEJO VILKSWAGEN frenó en secofrente a la puerta de la

pequeña editorial alemana Econ. F.ra la

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vigésimo quinta vez

que el escritor la visitaba, portando unospapeles tan revolu-

cionarios como arriesgados. Hasta aquelmomento todos los edito-

res, haciendo gala de su eterno yanquilosado conservadurismo, le

habían animado para que «no intentasepublicar tonterías sobre viejas

piedras y visitantes extraterrestres».Sólo en Econ apostaron por su

audaz manuscrito. Se planteó una tiradapequeña, de unos 3.000 ejem-

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plares, casi como un favor ante elentusiasmo de aquel joven suizo.

A los pocos meses esa obra denostadapor tantas «mentes privilegia-

das» se convertía en un fenómeno sinparangón en los países de

habla alemana. Durante 1968 y parte de1969 se mantuvo en el pri-

mer lugar de las listas de ventas,alcanzando la cifra récord ele trece

millones de ejemplares. El libro setitulaba Recuerdos del futuro y el

autor era Erich von Dániken*. Aquellas

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páginas, plagadas de ine-

xactitudes pero también de anticipacióny genialidad, constituían

todo un desafío que daba origen a laastroarqueología, término que

* Sobre Erich von Daniken, puede verseEl retomo de los dioses, publicado por

Edaf en 1997.

definía el estudio de los posiblesvestigios que civiizaciones extra-

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al respecto, lógicamente, la aventura dedaqr con el descubridor de

terrestres hubieran dejado a lo largo yancho de nuestro planeta...

a q u e l hallazgo no iba ser tarea fácil.

El «fenómeno Dániken», un terremotodevastador que hoy se tra-

Por alucinante que parezca, Juan GilMontes, geólogo y profesor

duce en cuarenta y seis millones deejemplares vendidos en 34 idio-

en las facultades laborales de Logroño yZaragoza, atendió entusias-

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mas, avivó polémicas de todo tipo. Laciencia oficial se enfrentó

mado mi llamada y mi petición deinformación. Y digo esto, ya que

duramente a las arriesgadas teorías y, defondo, la opinión pública

era consciente de que este científicohabía estado apartado la friole-

se formuló la pregunta clave: ¿nosvisitaron civilizaciones de otros

ra de veinte años de esa afición suya aindagaciones que se saliesen

mundos?... Una cuestión que sigue y

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seguirá viva en tanto continú-

de lo común, como la astroarqueología.Me quedé de una pieza

en saliendo a la luz curiosos hallazgoscomo los surgidos, sin que

cuando Juan Gil me confesé) que apenasminutos antes de mi llamada,

apenas nadie se entere, en una franja deinexplorada tierra extremeña

tras dos décadas de no oír hablar de estetipo de asuntos y rehuirlos

que, a buen seguro, Dániken hubieseañadido en sus libros y teorías.

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incluso, condicionado por su posiciónsocial como profesor, había

sabido de la increíble vivencia de losalbañiles que estaban constru-

yéndole una casa. Un incidenteprotagonizado por misteriosas luces

que aparecían en los cielos y objetosabsolutamente extraños atra-

vesando una zona delimitada deindudable riqueza arqueológica. El

Por una de esas extrañas casualidadesque aderezan el m u n d o

profesor Juan Gil escuchaba esa historia

Page 756: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que le hacía revivir otros

de la investigación de campo me puserumbo a las llanuras extre-

tiempos de interés por estos asuntos,casi al tiempo que sonaba el

meñas a toda prisa, obsesionado conalgunas informaciones que me

teléfono. Al otro lado del auricular, estereportero le anunciaba su viaje

remitían a una misteriosa piezaarqueológica hallada hace algunos

inminente para indagar sobre la «figuradel Casar». Ante la tremenda

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años. Nunca había sido laastroarqueología santo de mi devoción,

coincidencia, tras dos décadas sin quenadie le recordase este tipo de

pero he de reconocer que todo cambióen el preciso instante en que

enigmas, atendié) mi petición,olvidándose de trasnochados condicio-

me topé de bruces con la enigmáticaestela funeraria del Casar de

namientos y ofreciéndose como expertoguía en una zona extremeña

Cáceres, un sensacional hallazgo al que

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hacía algún tiempo le seguía

que guarda celosamente extrañas huellasde su pasado más remoto...

la pista y que, olvidado por científicos yarqueólogos, parecía dormir

¿Cosas de la «casualidad»?...

el sueño de los «condenados».

En una oscura dependencia permanecía,algo desgastada, la

inquietante y oblicua mirada de un serque alguien grabó en una las-

ca de granito hace más de dos mil años.

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Un ser de cabeza o casco

ovalado, misteriosa sonrisa, cuerpodesprovisto de brazos y rodea-

Para Juan Gil no cabía duda; aquella erauna pieza extraordinaria.

do de inscripciones indescifrables, ycalzado con gruesas botas

— Apareció un buen día — m ecomentaba— en el cementerio

semejantes a las de los modernosastronautas.

del Casar de Cáceres adornando unade sus tapias. Es un empla-

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No p u d e disimular mi sorpresa. Era elretrato robot idéntico que

zamiento extraño, ya que ni siquieraestaba dentro del recinto, sino

tantos testigos de la presencia de ovnis yhumanoides habían plas-

mirando hacia fuera en un lugar en elque sólo hay campo y cielo.

m a d o en los últimos años en miscuadernos de campo.

El verdadero descubridor fue unescritor trujillense, Alfonso

Sabía de buena tinta q u e un prestigioso

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especialista había reali-

Naharro, que tenía un grupo derecogida de restos arqueológicos y

zado un arduo estudio al respecto,otorgando a la pieza el mayor de

fue informado de la extrañísima figura.Cuando yo la vi me llevé

los misterios. Desde hacía más de veinteaños nada se había sabido

una impresión tremenda. Realmenteera algo inusual y jamás visto

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en la arqueología. Los restos romanosy celtibéricos, con los que se

cia de una piedra con una figuraparece un extraterrestre, en

la asoció, son radicalmente distintos.Estas tradiciones culturales

frase literal del casareno que meproporciono la noticia.

intentaron, en la provincia, reflejar lomás fielmente a los retrata-

Se trata de una estela antropomórficade granito gris que repre-

dos. Las estelas funerarias

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antropomorfas son de otro tipo, noexisten

senta, simétricamente enmarcada, unaextraña figura humana,

de cuerpo entero... y menos con esosojos, ese cráneo, esas botas... y

desnuda, frontal, de cabeza abombada,ojos orientales sonrientes, lar-

esa inscripción misteriosa aún notraducida.

go cuello, hombros levantados, piernasdesproporcionadas y muscu-

losas, y pies calzados con unas gruesas

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botas.

Está tallada a bajorrelieve. Suconservación es perfecta y mila-

grosamente intacta a pesar de hallarsedurante muchos años empo-

trada en el muro. Habría que datarlaen el apartado de las estelas

de la Edad del Bronce y fecharla en elsiglo la. de C.

Acerca del significado de lasinscripciones existen diversas teorías,

pero todas confluyen en una... no se sabequé quiere decir lo escri-

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to en la piedra. La única palabracompleta q u e se ha podido analizar

es «ILUCIA», la cual aparece a la alturadel pecho, y que según el geó-

logo Juan Gil p u e d e tener su raíz en«Lux-Lucis», o dicho de otro

modo, luz.

El profesor de epigrafía Hurtado de SanAntonio se extrañó de

q u e esa pieza jamás hubiese sidocatalogada. Al estudiarla paciente-

mente descubrió q u e podría tratarse deun texto redactado en una

Page 767: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Una imagen del

«extrateirestre del Casar-

lengua indoeuropea céltica influida porcorrientes íberas. Ante su

en su emplazamiento

extrañeza, afirma que: Aunque nosencontramos ante letras latinas,

original en la tapia

nos vemos imposibilitados de emplearlos clichés de las transcripcio-

del cementerio, tal y como

Page 768: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

lo halló el explorador

nes romanas a las letras de la estelaque nos ocupa. Pudiéramos

Nabarro.

haber hecho combinaciones para quenos encajaran en algunas de

las fórmulas, pero hubiera sidofalseando la historia. Es una ins-

Efectivamente «el extraterrestre delCasar» posee unas letras gra-

cripción intraducibie, tan sólosemejante a las existentes en Arroyo

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badas y grotescas, ilegibles para elprofano, a lo largo del «traje». Son

de la luz.

caracteres que aún no han logrado serdescifrados y que represen-

—¿Quién hizo esa figura hace dos milcien años? — m e pregun-

tan otro gran enigma.

taba en la soledad de aquel lugar—,¿qué o a quién pretendía retra-

A la búsqueda de respuestas acudí alCorpus de inscripciones

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tar?, ¿acaso era el reflejo en piedra delo observado en ese tiempo

latinas, elaborado por el infatigableRicardo Hurtado de San Anto-

remoto en las cercanías de aquellaspoblaciones?, ¿qué papel jugaba

nio, profesor del Seminario Mayor deCáceres, que fue otra de las

la palabra «luz» con aquel ser futuristaplasmado antes del nacimien-

contadas personas que vieron al «ser»enclavado en la pared del

to de Cristo?...

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cementerio. Así se refería al extraño«ídolo cósmico»:

Mirando fijamente a aquel insólito ydesestabilizador personaje

— En el inicio del pasado cursoacadémico, recogiendo material

no p u d e evitar recorrer 11.000kilómetros con la mente hasta situar-

para mi tesis en la rama de Historia,me informaron de la existen-

me sobre la célebre Pampa Colorada deNazca, en los desiertos sure-

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ños del Perú, d o n d e una remotacivilización asentada allí hace unos

No deja de ser curioso, regresando denuevo a nuestro protago-

2.500 años dibujó las célebres figuras y«pistas» que hoy son ya Patri-

nista pétreo extremeño, que únicamenteen el poblado de Arroyo de

monio de la Humanidad. Recordé enaquella sombría sala cómo, en

la Luz (de nuevo el mismo término) sedé este estilo excepcional en

u n o de mis vuelos en avioneta sobre

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las enigmáticas y gigantescas

la epigrafía. Este lugar, d o n d e seregistra una inmortal leyenda sobre

formaciones peruanas, realicé variasfotografías de una figura antro-

apariciones de entidades divinas que en1134 ayudaron a los cristia-

pomorfa de más de 80 metros de largo ysituada sobre una loma, que

nos en una de las batallas de laReconquista y en el que se han regis-

la voz popular bautizó como «ElAstronauta». Esta imagen dibujada

Page 775: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

trado diversos casos de ovnis yhumanoides en torno a unos con-

en el desierto reflejaba en las ardientesarenas a un ser tocado con

juntos sepulcrales de la edad del bronce,alberga también numerosos

escafandra, grandes ojos circulares, unaespecie de traje ceñido y

misterios. Hay una conexiónestremecedora entre ambos puntos

gruesas botas de caña alta. Lascoincidencias eran sobrecogedoras, y

geográficos. Tanto en el Casar como en

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Arroyo de la Luz existen las

no me resistí a preguntarme si esosseres, los «astronautas del pasa-

mismas y toscas colmenas de tumbas d on d e desde tiempo inmemo-

do», pulularon por algunas regiones delplaneta y los artistas, a su

rial los vecinos vienen observandoluminarias inexplicables. La

m o d o y estilo, los reflejaron con losmateriales más familiares. Miran-

observación de unos artefactosluminosos muy concretos es masiva

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do la estela del Casar, la sospecha,inevitablemente, era cada vez más

en ambos pueblos. En las correrías porla zona descubrí q u e el alu-

grande.

vión de sucesos extraños en torno a losconjuntos sepulcrales me

desbordaba por completo. Y, caso acaso, testigo a testigo, descubrí

q u e existía una especie de triánguloperfectamente definido d o n d e

ruinas e incidentes inexplicablescompartían el protagonismo.

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Estoy seguro de q u e pocos lugares denuestra geografía tienen

mayor densidad de casos ovni que laque se viene produciendo en

el terreno que une las poblaciones deArroyo de la Luz, Malpartida

y Casar de Cáceres. La particularidadde este enclave es que todo él

p u e d e considerarse un inmensoyacimiento arqueológico de carác-

ter funerario. Son decenas los siniestrossepulcros de piedra que

rodean estratégicamente la zona. Tumbas

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excavadas en el granito

Imagen tomada por el

autor desde una avioneta

d o n d e quién sabe si aún yacen losrestos de aquellos que retrataron

sobre la pampa colorada

al extraño visitante del Casar.

del desierto de Nazca,

La increíble casuística concentrada eneste triángulo es sobreco-

Perú. Una figura

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de 80 metros de largo

gedora y está vinculada precisamente aestos yacimientos. Las luces

muestra similitudes asom-

q u e ven las nobles gentes del lugarsiempre parecen merodear los

brosas con el

lóbregos y antiquísimos cementerios.

"extraterrestre del Casan".

¿Se tratan de retratos

Luis Monteiro y José Alonso Gómez, los

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albañiles q u e trabaja-

diferentes de. un mismo ser?

b a n en la casa del geólogo J u a n Gilfueron sinceros conmigo: Aque-

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Una -colmena de sepulcros" en Arrayode la Luz, en el epicentro del -triángulode

los muertos-.

Luis Monteiro, con el dibujo

del extraño artefacto que le

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llo no parecía de este mundo, medijeron. Así hablaban de la apari-

sorprendió mientras faenaba

en el campo.

ción q u e les había mantenido intrigadosen los últimos tiempos.

Según me confesaron, un objetogigantesco, de color aluminio bri-

llante, apareció a las cuatro de la tardesorprendiéndolos sobre un

Experiencias como la de Juan José Díaz,ganadero y propietario

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paraje conocido como «Los Barruecos».De aquel artefacto se des-

de la extensa finca «Los Camellos», noeran para olvidarlas fácilmen-

prendieron dos p e q u e ñ a s piezastriangulares que «escrutaron el

te. En el verano de 1994, y junto a todasu familia, fue testigo del ate-

lugar» y, tras realizar varias cabriolasen el aire, volvieron a ensam-

rrizaje de una inmensa maquinariaflanqueada por una hilera de

blarse en el aparato de gran tamaño q u

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e pocos segundos después

focos azules, rojos y amarillos sobre unapequeña charca. Tras unos

desaparecía envuelto en el mayor de lossilencios. Abajo, en el cam-

minutos, el aparato ascendió hacia loscielos y, «como por arte de

po, las miradas atónitas de los doscompañeros que ni siquiera

magia», ésta se había secado porcompleto, como absorbida por

pudieron articular palabra. Horas mástarde supieron que otros

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aquel artefacto desconocido.

vecinos del cercano pueblo de LasMinas también habían observa-

También el joven Emilio Moreno Garcíasufrió el mayor susto de

do lo mismo.

su vida en este misterioso triángulo.Cuando regresaba en su vehícu-

Y no era el único caso ocurrido en estesolitario lugar, junto a los

lo de recoger a su novia, en agosto del94, comprobó cómo un arte-

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infatigables investigadores cacereñosJulio Barroso y Antonio Lan-

facto rectangular y muy luminoso hacíaun giro brusco y casi lo

cho, p u d e peinar pacientemente lazona y conocer de primera mano

empujaba fuera de la carretera,persiguiéndolo después en plena

sucesos increíbles que siempre teníancomo telón de fondo este

noche durante más de siete kilómetros.

lugar sepulcral. Muchos, según p u d ecomprobar, relacionaban direc-

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Algo ocurre en este lugar rodeado desilencio y prehistóricos

tamente a las extrañas luminarias con loscadáveres de los difuntos

difuntos. Y, si no, que se lo pregunten apersonas como José Manuel

que allí reposaban desde hace más dedos mil años.

Iglesias, que circulaba en plena nochede julio de 1987 por esa zona

y se topó, para su infortunio, con un

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misterioso ser envuelto com-

pletamente en túnicas oscuras que sesituó en el centro de la calza-

da, flotando a dos palmos del suelo, yprecedido de un fúnebre soni-

Antonio González Cordero, arqueólogoy profesor de Historia en

do «de cascabeles». Los testigos quehan vivido extraños fenómenos

Navalmoral de la Mata, me esperabaimpaciente. En su despacho,

en estas tierras se cuentan por decenas.Uno de los testimonios más

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rodeado de libros, fotografías ypublicaciones especializadas d o n d e

impactantes fue sin duda el del oficialmecánico conductor de la

se reflejaban los descubrimientos que élmismo había protagoniza-

Diputación Provincial, Ángel BenitoSilveiro, quien también estuvo

do, nos envolvía un ambiente digno delos filmes sobre Indiana

durante varios minutos «escoltado» poruna gigantesca luminaria que

Jones.

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despedía diversos colores y que parecíaseguir sus pasos muy de

Con las imágenes de la «figura delCasar» entre las manos y la

cerca. El susto y la sorpresa han sido elcomún denominador de las

oscuridad y la tormenta retumbandodetrás de las ventanas, no d u d ó

gentes que en el interior de este«triángulo de los muertos» se han

en confesarme sin el menor tapujo queesta pieza es rara, desde lue-

encontrado con los escurridizos ovnis.

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Ante tal cantidad de datos

go. Está realizada con una increíbleingenuidad.... y el autor no

recogidos en la zona, no me q u e d ómás remedio que recorrer la

puede decirse que fuese un genio delrealismo. Yo no soy partidario

célebre área palmo a palmo en busca denuevas aventuras.

de teorías arriesgadas «tipo vonDaniken», pero lo indudable es que,

Al visitar el lugar, prolijo en arácnidosy alacranes, comprobé que

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entre las más de mil y picoinscripciones latinas no hay una igual

el aislamiento y la soledad eran totales.Tan sólo restos desperdiga-

a ésta. En ese aspecto esextraordinariamente extraña. Debióser la

dos de antiguos poblados pastoriles eranlejano reflejo de lo que

representación de alguna deidaddesconocida... y la palabra RU-

debió ser una zona donde diferentescivilizaciones se fueron asentan-

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CIA en su relación con lux o luzpodemos considerarla una especie

do desde el más remoto megalítico. Allípor donde discurría nuestro

de teónimo indígena que tambiénaparece en una inscripción de

caminar iban apareciendo sepulcrosvacíos como inmensas hileras

Arroyo de la Luz. Es cierto que existeun periodo oscuro, inexplora-

de muerte, conformando una auténticanecrópolis alzada en tiem-

do, casi desconocido, que nos llevaría

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basta los ídolos-estelas más

pos inmemoriales. Recintos mortuoriosidénticos a los que se des-

antiguos.

perdigaban por Arroyo de la Luz oCasar de Cáceres, envueltos en

—Parece que Extremadura es un lugarespecial d o n d e han sur-

una bruma de misterio que los conectadirectamente con sucesos

gido representaciones de seres que no separecen a nada conocido

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inusuales y extraordinarios. Las luces,hoy, continúan observándose

—le comenté intrigado.

algunas noches, merodeandosilenciosamente y sin que nadie sepa

— Sí, esta comunidad,arqueológicamente hablando, esextraor-

por qué han elegido este triste lugar.

dinaria, excepcional me atrevería adecir. Sólo aquí existen esas

Son hechos singulares que podríanextrapolarse a otros lugares

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estelas o ídolos menhir querepresentan figuras tocadas con unaespe-

«escogidos» de la tierra extremeña.Existían más piezas misteriosas, más

cie de coronas. Son significativas,sobre todo, en la zona norte colin-

retratos aparentemente absurdos cornoreflejo de enigmáticos perso-

dante con Salamanca. Aparecen aquí ynadie sabe por qué... no

najes que quizá algún día lejano en eltiempo visitaron estas tierras.

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tenemos constancia de que en otraspartes de Europa hayan surgi-

Y había una persona que desde elescepticismo, pero con el

do. Tan sólo en una zona muy concretade Francia, en Languedoc,

absoluto rigor q u e lo distingue comouno de nuestros más laureados

hallamos unas piezas más o menossemejantes, pero en ninguna

«buscadores del pasado», habíaprofundizado como nadie en esta

otra parte. Lo cual ya es de por sí muy

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curioso.

«extraña arqueología». Por supuesto q ue los kilómetros, la lluvia y la

Lo que parece que está muy claro esque todas tienen un carác-

noche no fueron óbice para rodar a todaprisa en busca de nuevas

ter funerario, están relacionadas conla muerte y aparecen en sepul-

respuestas...

cros por lo general.

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—¿Podremos descubrir algún día aquién representaron estos anti-

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guos pobladores? —le pregunté mientrasme mostraba otra impresio-

nante figura.

— Estamos «en mantillas» en cuanto ala investigación arqueoló-

gica. Queda mucho por descubrir y porindagar. La época de estas

figuras es un periodo sobre el que pocoa poco iremos sabiendo

cosas, pero que permanece brumoso yoscuro. Es remontarnos cua-

tro mil años en las primerasaparecidas en Las Hurdes u otras

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zonas

del norte. Las hicieron los pobladorespor algún motivo concreto,

adorando a sus dioses lo más probable.Existen auténticos misterios

que hay que ir resolviendo haciendoarqueología de campo y no de

UÉ OCURRIÓ AQUEL AÑO? Decenasd e personas d e toda condi-

gabinete.

ción aseguraron haberse topado con«humanoides» de

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Así, comentando que aún exista esadistinción en la arqueología

siniestro aspecto y no menos intrigantesintenciones. Jamás

y en el periodismo, y celebrando q u etodavía q u e d e n personas dis-

en la singular historia de nuestrosfenómenos inexplicables había

puestas a recorrer kilómetros y campospara buscar y para informar

ocurrido algo semejante. ¿A qué sedebió tal densidad de observa-

mientras los demás quedan en sus

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aposentos teorizando, pasamos

ciones?, me preguntaba p e g a d o a lamesa de redacción. No era de

las horas entre figuras francamenteimpresionantes. Algunas descu-

extrañar, como así me lo confirmabanlas decenas de entrevistas que

biertas por mi propio interlocutor en susmuchas jornadas de traba-

había realizado con integrantes degrupos de contactados muy en

jo, y otras, desaparecidasmisteriosamente en los últimos tiempos,

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boga en aquella época, que miles depersonas esparcidas por todo el

que conformaban un conjunto enigmáticode formas humanoides,

país creyeran que ya había llegado lahora del «definitivo encuentro».

con enseres extraños, cinturones,diademas, cascos... todo un mun-

La influencia del libro OVNLs SOS a lahumanidad, que narraba

do de incógnitas que me sedujeron en elacto.

la insólita aventura del audaz reportero

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J. J. Benítez con un grupo de

Y pensando en lo que esas crónicas depiedra podrían represen-

peruanos que afirmaban estar encontacto con otras civilizaciones

tar, y en la posibilidad de que elcriticado suizo von Dániken tuvie-

del espacio, fue demoledora ydefinitiva. Centenares de grupos, casi

se razón en muchas de sus arriesgadasteorías, me puse en marcha

siempre relacionados con la llamadamisión RAMA iniciada por los

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de nuevo en busca de otros misteriosrodeado por la solitaria llanu-

hermanos Paz en Lima, surgieron de lanada convirtiendo nuestro

ra, sin poder olvidar aquella miradaperdida del ídolo de piedra. Una

país en un lugar a b o n a d o para estosnuevos mesías. Al mismo tiem-

mirada que inconscientemente metrasladaba a lejanísimos rincones

po, las noticias de los periódicosregionales daban buena cuenta de

cósmicos a los q u e ni siquiera las más

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aventuradas mentes son capa-

algunos sucesos insólitos que llegaron agenerar verdadero pánico

ces de llegar...

en algunas remotas poblaciones. Algoestaba pasando, y si bien la

descripción general de aquellos seresprotagonistas de los encuen-

tros no diferían m u c h o de lo quepromulgaban los polémicos con-

tactados, sus intenciones sí parecíanestar totalmente alejadas de la

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«bondad cósmica» q u e algunos lessuponían.

Veinte años después de aquellossucesos, y mientras colocaba

sobre mi mesa, como en un ritualparsimonioso, los recortes q u e en

su día fueron noticia, me brotó una ideaen lo más profundo del

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cerebro. Recorrer los lugares donde loimposible había ocurrido,

Caía una intensa lluvia, y el s u e l o e s ta b a c o m p l e t a m e n t e e m b a -

hablar con los testigos y pisar aquellosrincones d o n d e habían cami-

rrado. Al iniciar su camino, con cuatrokilometros de recorrido por

nado los supuestos entes de otro m u n do se convirtió, más que en un

delante, observó algo parecido a unaestrella que se movía en el

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deseo, en una auténtica necesidad.

horizonte. No le prestó atención yprosiguió, hasta q u e a p o c o más

Y tras trazar lentamente una ruta por lasregiones d o n d e tuvieron

de mil metros de la entrada a Benacazónnotó cómo algo le ilumi-

lugar aquellos fascinantes incidentesdecidí echarme a las carreteras

naba la espalda. «La estrella» habíadescendido considerablemente y,

dispuesto a «revivir» el másextraordinario periodo de cuantos

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integran

realizando una pasada sobre el testigo,se había colocado de frente

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nuestro particular almanaque de losmisterios españoles. Sin con-

y a la derecha del camino.

certar citas previas, confiandoplenamente en la suerte y sus demás

Sonó un gran estruendo, al tiempo q u ela misteriosa luz se fue

hermanastras, me lancé hacia unalaberíntica rata que me llevaría, en

apagando y se perfilaba una naveextrañísima, rectangular y muy

primer lugar, a los soleados campos deolivos de Andalucía. Allí,

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semejante a «las cabinas de teléfonos».Instantes más tarde una por-

en un rincón de la provincia de Sevilla,se produjo el primer «susto»

tezuela frontal se abrió ciando paso ados seres de considerable esta-

de aquel año prodigioso...

tura, cabello lacio y blanquecino hastalos hombros y traje ceñido de

color aluminio. En los cinturonesportaban una ancha hebilla q u e

despedía haces rojizos pulsantes, y lasbotas de caña alta también

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relucían en aquel paraje oscuro.

Miguel Fernández Carrasco, peónalbañil de 26 años, regresaba

Miguel q u e d ó paralizado por elterror, a menos de cien metros

aquella fría noche por la zona de obrassituada entre los pueblos

de aquella nave, posada en el barrosobre un trípode, y de sus dos

sevillanos de Sanlúcar la Mayor yBenacazón.

ocupantes q u e hablaban «un idiomaextraño q u e no era el español».

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Los seres señalaron al joven que,haciendo de tripas corazón,

comenzó a correr alocadamente,intentando alcanzar la entrada del

pueblo. Acto seguido los doshumanoides volvieron a penetrar en la

cabina de teléfonos y ésta comenzó aelevarse y a situarse en hori-

zontal, persiguiendo al aterrado MiguelFernández.

A pocos metros de Benacazón, el testigonotó cómo un fortísimo

haz de luz lo alcanzaba de pleno,

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sintiendo c o m o si su cuerpo ente-

ro se abrasara ante aquel fogonazo.Después nada más... Tan sólo

oscuridad.

Miguel, con la chaqueta y el cuerpomanchado por una espesa

grasa negruzca y con el bigote y lospelos de la barba chamuscados,

sólo recuerda q u e apareció)aporreando la puerta de su domicilio,

presa del pánico y gritando en plenamadrugada: «La estrella, la estre-

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lla viene a por mí».

Tras ser internado en el hospitalsevillano de San Lázaro, lugar

Miguel Fernández Carrasco en

d o n d e se le sanaron las diversasheridas producidas supuestamente

el lugar donde se le aparecieron

por el ovni, el hoy presidente de la salaquinta de la audiencia de

los dos extraños «buceadores-

horas después del incidente.

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Sevilla, Santos Bozal Gil, levantó actade lo sucedido y engrosó toda

la información en el expediente 2 - H - 76 . del 2-I/0-. 7(>. el primero que

El lento discurrir de los años ha hechoque en la conciencia de

un juez levantaba en la historia de laufología española.

todos los habitantes de Mañeru quede elsuceso como algo genuino,

En Benacazón, a pesar del tiempotranscurrido, nadie podía olvi-

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veraz a todas luces, y que tuvo comoobservadores casuales a cinco

dar lo ocurrido. En aquellos días elpueblo alcanzó gran notoriedad

muchachos que exploraban un montecercano, obedeciendo las

en toda la prensa regional y nacional. Elpropio ABC de Sevilla, una

indicaciones de sus profesores. Nadie loesperaba, pero aquella cla-

institución en las letras andaluzas, sehizo eco durante varios días de

se de ciencias naturales se convirtió, por

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derecho propio, en u n o de

la odisea del p e ó n y el extrañoartilugio volante. Toda la vecindad lo

los más espectaculares incidentes de laufología mundial.

recordaba como «el del ovni», y así,haciendo uso de tan peculiar

mote, fue como p u d e llegar hasta él.En un sombrío colmado que

ganaba terreno a la acera desplegandomil y un productos p u d e dar

por fin con Miguel Fernández, al q u eencontré francamente desme-

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jorado. Tras pulular sin rumbo por el p eq u e ñ o pueblo perdido en las

Natividad Salvador, CarmenchuSantesteban, Miguel Ángel Mar-

entrañas del Aljarafe sevillano, nosencontramos de m o d o casual a

tínez, Javier Lizarri y Alfredo Arbeola,todos de diez años de edad,

dos palmos de su hogar, enclavado en lacallejero, una estrecha ave-

formaban parte del grupo escolar delpueblo q u e aquella tarde mar-

nida d o n d e hacía veinte años se

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arrodilló exclamando de terror ante

chaba de excursión a un monte de lascercanías conocido como «El

la supuesta luz que se le echaba encima.

Ristro». Eran aproximadamente las seisde la tarde, con el cielo

Tal y como me indicó su h e r m a n oAntonio, nadie de Benacazón

comenzando ya a cubrirse de sombras,cuando decidieron regresar

podrá olvidar aquella escena del pobreMiguel en el suelo, gritando

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hacia la escuela tras haber cogidodiversas muestras de flora y fauna

como loco y presa del pánico.

de la comarca. Acompañados por laprofesora, Dorotea Apesteguía,

Pero este insólito encuentro conhumanoides tan sólo era el «pis-

subieron un alto y comenzaron a otear elcielo para observar las

toletazo de salida» de aquel irrepetibleaño 76. Apenas veinte días

numerosas aves rapaces q u e surcabanla zona.

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después, en el lado opuesto de laPenínsula, cinco niños eran testi-

El grupo, extasiado ante la visión de lospájaros, se vio sorpren-

gos de la aparición de otro «gigante»que se paseó impunemente por

dido por un objeto desconocido, deforma ovoidal y rematado con

un p e q u e ñ o monte navarro. Otrosuceso extraordinario que suscito

una cúpula acristalada, que descendíalentamente en un c a m p o de

comentarios, polémicas e incluso

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enfrentamientos en el pueblecito

cebada próximo a d o n d e seencontraban. La extrañeza y las pregun-

de Mañeru, un lugar remoto y tranquilodonde nunca pasaba nada

tas se entremezclaron rápidas ynerviosas. ¿Qué podía ser aquello?

especialmente importante. Pero aquellajornada del 18 de febrero,

Pensando en la posibilidad de quepudiera tratarse de un helicópte-

concretamente a las cuatro y cuarto de latarde, todo iba a cambiar,

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ro de los servicios forestales, ydispuestos a entablar conversación

quién sabe si para bien o para mal...

con los pilotos, se aproximaron hasta ellugar exacto del aterrizaje.

En las húmedas veredas de la comarcaestellesa comprobé, como

Allí, apiñados y algo escamados con lasituación, observaron el

en todos los casos de 1976, que nadiequería ni podía olvidar. Los

absurdo aspecto de aquel «platovolador». De la parte posterior del

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testigos de aquel incidente son yaadultos y recuerdan la sobrecoge-

aparato aparecieron tres ruedassemiocultas que tomaron contacto

dora historia como algo absolutamentereal que perturbó durante

con la tierra al tiempo que «alguien semovía» en el interior transpa-

algún tiempo la vida cotidiana de loslugareños. La prensa, los curio-

rente del ovni.

sos y hasta los propios vecinos losmarearon con sus preguntas, con

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El terror se a p o d e r ó de los cincochiquillos al ver cómo, a menos

sus indirectas... e incluso con unadesconfianza impropia de aque-

de cien metros de d o n d e seencontraban, aparecía una figura alta y

llas gentes que tan bien los conocían.

oscura que se ponía en pie junto alartefacto. Era un ser muy robus-

to y que parecía caminar con grandificultad. «Parece un astronauta-,

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Pero es ese componente, el que roza enocasiones lo ridículo, el

gritaron algunas al tiempo que laslágrimas aparecían en su rostros

que le da auténtico marchamo deverosimilitud a algunas historias.

impulsadas por el miedo. Tras caminarunos pasos en dirección a los

Pocos días después del suceso deMañeru, tan excepcional por la

niños el ser, provisto de una cabezadesproporcionadamente peque-

cantidad v calidad de los testigos, el

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infatigable Juan José Benítez

ña respecto al resto del cuerpo, diomedia vuelta sin hacer caso algu-

recogía un caso en las tierras levantinasque no me resisto a relatar

no a los observadores. Dando la espaldaa los testigos se dirigió a

muy brevemente. El aspecto del serobservado no difería sustancial-

grandes y torpes zancadas hasta la nave.Llevaba un m o n o «como de

mente del de quien deambuló ante loschicos de Mañeru. El com-

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plástico» y sus espaldas eran anchas. Elobjeto, que permanecía con

portamiento, una vez más, totalmenteabsurdo, casi esperpéntico. Y el

la compuerta abierta, volvió a elevarseen los cielos tan lentamente

susto de los dos testigos, imborrable.Esas constantes formaron un

como lo hizo para aterrizar. Sin hacer elmenor ruido, el ovni fue

puzzle asombroso que se repitió hasta lasaciedad durante el prodi-

ascendiendo con un leve balanceo hasta

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confundirse con el rojizo

gioso año de 1976. Daba igual el lugar,el clima, la condición de los

atardecer.

testigos... la cuestión era aparecer.Aparecer por doquier y quién

No pasaron apenas cinco minutos hastaque gran parte del pue-

sabe si generar un estado de expectacióncomo nunca antes había

blo, comenzando por los padres de cadau n o de los integrantes de

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ocurrido en nuestro país. Ya nohablábamos de los tan traídos y lle-

aquella excursión, supo con pelos yseñales lo ocurrido en el alto de

vados «platillos volantes», lo que ahorase denunciaba era la presencia

«El Ristro». El grupo, todavía bajo losefectos de un fortísimo choque

de extraños seres antropomorfos junto asolitarios campos y caminos.

emocional, describió a la máquina y elser observados con gran niti-

La carretera, por lógica, resultó ser u n o

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de los lugares ideales para

dez, señalando a los reporteros de laprensa local que el «hombre»

este tipo de encuentros. Da fe de ello elafable matrimonio Corell,

era mucho más alto que el más alto delos vecinos del pueblo. Tenía

que en las cercanías de Museros(Valencia) se encontró con un hom-

un traje negro y parecía que los pies lepesaban mucho.

bre que flotaba junto al arcén de unapartado camino. J. J. Benítez

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Días después, y de m o d o casiaccidental, se encontraron en la

estuvo con ellos y comprobó incluso queel vehículo que conducían

zona del supuesto aterrizaje tres huellasde 45 centímetros de largo,

q u e d ó seriamente dañado tras elincidente. Era una prueba más de

así como un círculo en el terreno deocho metros de diámetro. El

que algo se estaba fraguando en aquel«año de los humanoides»...

descomunal pie había quedado impreso

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en el terreno reblandecido

por las recientes lluvias. Un simplecálculo hizo saber que el peso

ejercido sobre aquellas huellas,posiblemente las únicas que habían

sobrevivido a los continuos torrentes deagua que por allí se desli-

zaron las dos noches posteriores alavistamiento, era semejante al

En el anochecer del 14 de marzo,Vicente Corell y su esposa, Car-

que hubiese imprimido una maquinariade más de doscientos cin-

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men Civera, regresaban hacia eldomicilio de los familiares de esta

cuenta kilos.

última en la localidad valenciana deMuseros. Al detener el viejo

La historia de Mañeru era francamenteapasionante. Así lo pen-

Renault-4L en un stop de la carretera, elmatrimonio observó una

saba mientras escribía unas líneasacerca de tan extraño asunto en

extraña luz a su derecha que deinmediato les llamó la atención. Era

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un balcón de un cercano pueblecitonavarro. Desde ese mismo lugar

ovalada y brillaba con unaluminiscencia blanquecina tirando a

casi era perceptible el campo de cebadade Mañeru donde, según

rosa...pero en unos instantes dejamosde verla, afirmó la señora Civera.

relataron sin contradicción alguna, cinconiños y una profesora, un

A doscientos metros del cruce, con latercera puesta y circulando

ser aparentemente ajeno a este mundo,

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había realizado un corto y

a sesenta kilómetros por hora, los Corellse dieron cuenta de q u e un

absurdo paseo.

torbellino de polvo se elevaba junto a lacuneta. Al poner las «largas»

observaron, algo asustados, cómo entrela densa bruma se dibuja

E l c a s o , c o n t o d a s e g u r i d a d ,, era u n o d e los m a s a p a s i o n a n te s d e ban poco a p o c o los trazos deuna silueta humana; allí había un

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toda la historia.

hombre, una figura q u e flotaba en elaire balanceándose nerviosa-

mente de izquierda a derecha.

— Era alto, con los brazos pegados alcuerpo, y con los dedos de

las manos perfectamente visibles ycerrados en un puño. El traje era

de un pieza, como entubado pordiferentes llantas hinchadas... y la

Siguiendo la ruta cronológica de aquelaño prodigioso e insólito,

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cabeza aparecía lisa, demasiadopequeña y con dos lucecillas enci-

dejé las fértiles tierras del camponavarro y me interné en las siem-

ma..., afirmaron ambos testigos alperiodista J. J. Benítez.

pre solitaria Castilla. En sus campos,concretamente en Valladolid,

Al pasar por delante del sercomprobaron como éste tomaba tierra

tuvo lugar otro fascinante encuentro conhumanoides q u e fue

y se quedaba «en posición de firmes»

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como una auténtica estatua

denunciado ante las autoridades.

entre la bruma. Cuando el Renault-4l,pasó junto al humanoide, las

Un mes después del incidente delRenault-4L de los Corell, un

luces se vinieron abajo, apagándosetotalmente al cabo de cinco a

joven, Fidel Hernández Rolla, iba aprotagonizar otra historia sor-

seis segundos y dejando a los Corell enla más absoluta oscuridad a

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prendente e increíble. Y siguiendo supista recorrí los caminos que

pesar de q u e el motor continuó enfuncionamiento y la batería no se

van a parar a la populosa Valladolid,deleitándome con las sabias

descargó.

palabras de un dominico valiente queresponde al nombre de Anto-

La señora Civera miró por el cristalposterior y descubrió que la

nio Felices. El padre Felices, un audazrecopilador de noticias ovni

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figura también había apagado las dos«perillas luminosas» que porta-

desde los años cuarenta, tuvo laoportunidad única de observar a tra-

ba encima de su cráneo. Después, p o co a poco, la noche fue envol-

vés de su telescopio un inmenso objetometálico con forma de ala

viendo al «enllantado» hasta q u edesapareció por completo.

delta que se mantuvo suspendido cercade tres horas sobre las pro-

El miedo y la tensión acumulada

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hicieron que los Corell llegaran

vincias de Valladolid y Palencia. Todoel colegio dominico de Arcas

a su destino con un auténtico ataque denervios.

Reales fue testigo de aquel triángulovolante. A partir de entonces,

Al día siguiente se comprobó en untaller de la población caste-

Antonio Felices, u n o de los muchosreligiosos apasionados con el

llonense de Almenara, lugar d o n d eresidían los testigos, cómo el

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fenómeno ovni que poseemos en España,doblegó sus esfuerzos en

cableado del automóvil había sufridoextrañísimas averías, siendo esa

conocer los sucesos de esta tipologíaque se habían dado en su pro-

la causa aparente del apagón de losfocos. Los mecánicos, hombres

vincia. En la misma biblioteca, dondeaquel lejano 1965 se observó lo

acostumbrados a reparar toda clase defallos eléctricos, afirmaron

q u e la prensa bautizó como «gran nave

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sobre Castilla», discutíamos

asombrados no haber visto nadaparecido a lo largo de sus muchos

sobre la casuística vallisoletanaacompañados por el inigualable soni-

años de profesión. «Algo» parecía haberabsorbido toda la energía del

do de la llanura cuando es peinada porel viento. El esforzado domi-

viejo automóvil. Pero los mecánicos,claro está, no supieron jamás la

nico, integrante destacado de unaprodigiosa quinta de «ufólogos con

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auténtica causa de la fortuita avería.

sotana», entre la que también destacaronel sevillano Enrique López

Y la extraña apariencia de aquel ser quevagaba en la noche,

Guerrero, o el ya fallecido SeverinoMachado, siempre había tenido

aunque parezca mentira, p o c o teníaque envidiar a lo observado en

como predilecto el caso de FidelHernández. Una auténtica odisea

otro rincón de nuestra Penínsulajornadas más tarde. Otro insólito

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que, ¡casualidad!, aconteció en plenaprimavera de aquel 1976. Y es

encuentro con seres desconocidos, muybien documentado y que,

que no podía ser de otro modo, pensabamientras recorría la estira-

como en todas las ocasiones, suscitó unaexpectación inigualable en

da carretera que muere enMatapozuelos, un rincón de la inmensa

la remota aldea d o n d e se produjo...

planicie que se agitó c o m o nuncaaquel 23 de abril, cuando un obje-

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to rojizo y ovalado fue observado por lamitad del pueblo emer-

piedra. Tras flanquear la derruida paredse coloca en cuclillas y aguzó

giendo tras unos tejados. Las gentes searremolinaron junto a la

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la mirada, dispuesto a no perder detallede aquella fantástica maqui-

carretera, en plena oscuridad, ydiscutieron vivamente sobre lo que

naria que permanecía majestuosa en laoscura parcela.

acababan de presenciar sus ojos. ¿Unsatélite?, ¿un helicóptero?, ¿un

1 n zumbido sordo y constante se oyóentre la negrura, y repen-

ovni de los que tanto hablaba laprensa?...

tinamente varias hileras de luz

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descubrieron una compuerta corre-

dera que dejaban ver con nitidez laforma ovalada del aparato. A tra-

vés de dicho orificio de entrada a lanave se observaban decenas de

botones de colores, pantallas y demásenseres que no encontraron

nombre en el magro vocabulario deFidel. El objeto estaba corona-

do por una cúpula acristalada donde serecortaban varias figuras de

gran tamaño que recorrían el habitáculode un lado a otro. Acurru-

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cado en su escondrijo, el muchacho notócómo la respiración se le

cortaba cuando tres personasgigantescas aparecían tras el ovni,

situándose a muy pocos pasos del muroele piedra.

Los humanoides, vestidos con un m o n oblanquecino ceñido por

tobilleras y cinturones, sobrepasaban losdos metros de altura y lle-

vaban el cabello albino sobre loshombros. En fila inelia, los tres indi-

viduos se dirigieron a un p e q u e ñ o

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huerto d o n d e varias patatas se

amontonaban en forma piramidal. Trasobservarlas durante unos

segundos, los enigmáticos personajesquedaron mirando fijamente

El j oven Fidel Hernández Rolla copóalgunas portadas de los periódicosregionales

al sorprendido Fidel. Fue un tiempo quepasó largo y denso, lleno

tras su insólito encuentro enMatapozíielos, Valladolid.

de extraños mensajes entrecortados, de

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voces inconexas que retum-

baban en el interior del único testigo.Era como si esos hombres me

Las voces fueron dispares hasta que seconoció la historia de

hablaran, pero nada se oía, indicóFielel en su relato ante las auto-

Fidel, un muchacho de 14 años que, enel mismo instante en el que

ridades. Un detalle que se repite hasta lasaciedad en decenas ele

todos miraban al aparato, se encontrabajugando tranquilamente al

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sucesos repartidos por los cincocontinentes. LJn sistema de comu-

otro lado de una zona de solares. Esdecir, justo en el punto en el que

nicación presuntamente telepática en laque, según algunos ufólo-

aquel enigma volante descendió paratomar tierra.

gos y estudiosos del fenómeno, existe unlenguaje que se codifica

Según narró el propio Fidel HernándezRolla en el cuartel de la

con resortes desconocidos en el propio

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cerebro del sujeto receptor.

Benemérita, fue hacia las once y cuartode la noche cuando se per-

Tras la hipotética «conexión mental»,los humanoides desapare-

cató de que «una bola roja» se posabasuavemente en el apartado

cieron como por arte de magia y elartefacto comenzó a elevarse

lugar. El grupo de niños que loacompañaban no aguantaron el

emitiendo un zumbido constante. Fidel,con los ojos clavados en la

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pavor y, como movidos por un resorte,corrieron al unísono en dife-

panza del aparato, fue incapaz demoverse hasta el mismo instante

rentes direcciones, dispuestos a avisar asus padres.

en que los compañeros, testigosiniciales del descenso del ovni, lle-

El muchacho, con una mezcla explosivade miedo y curiosidad

garon acompañados de una greyindefinible de agricultores, tahúres

en su cuerpo, decidió caminar unos

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metros con cuidado, como

de partida interrumpida en el bar,ancianas tertulianas de brisa pri-

sabedor de que «alguien» habíaaterrizado al otro lado del murete de

maveral y vecinos de la plaza quedejaron la cena en la mesa para

bajar al solar a toda prisa. Algunos,señalando con el dedo hacia los

t o d o e l a ñ o . L a v i e j a c r ó n i c ad e L a G a c e t a d e l N o r t e n odejaba lugar cielos, siguieron la

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trayectoria del artefacto que ya tan soloera un

a la duda. El 22 de junio, el doctorFrancisco Julio Padrón se intro-

punto rojizo cada vez más lejano.

dujo a toda prisa en el taxi que loesperaba a las puertas de su domi-

La noche cerrada sobre Matapozuelospasó rápida aquella jorna-

cilio de Rosas. Eran las diez de la nocheaproximadamente. En el

da. Hasta las luces del alba todosquisieron saber con detalle qué le

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interior lo esperaba ansioso DámasoMendoza Diez, un vecino del

había ocurrido al b u e n o de Fidel. Así,a la mañana siguiente, ante-

municipio de Galdar (Gran Canaria) quetenía su madre gravemen-

números de la Guardia Civil del puestode Medina del Campo, se

te enferma.

producía el insólito atestado de unapersona que afirmaba haber vis-

En compañía del conductor, FranciscoEstévez, los tres decidieron

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to a aquellos tripulantes imposibles...

ponerse en camino y recorrer los seiskilómetros de camino secun-

dario que los separaban de la casa de laanciana.

Minutos después, en el ascenso deldesvío hacia la población de

Las Rosas, los focos del automóvilreflejaron algo inmenso q u e pare-

cía estar posado en una pequeña llanura.Era una esfera como acris-

Superar el incidente vivido por FidelHernández Rolla, q u e aún

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talada y de un azul eléctrico quedejaba ver las estrellas a través

vive y trabaja en el pueblecito deMatapozuelos, parece tarea harto

de ella.

difícil. Pero el verano trajo sorpresasaún mayores. Y creo adivinar la

En la parte inferior del objeto aparecíauna especie ele platafor-

sonrisa incrédula del lector... y locomprendo. Fue en el norte de la

ma color aluminio, y sobre ella, deperfil, dos figuras humanoides de

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Península, en las mismas entrañas deCantabria, d o n d e se produje-

inmensa estatura y trajes ajustados.

ron, sin lugar a eludas, algunos de loshechos más extraordinarios

Los dos seres, q u e en ningún m o m e nt o hicieron ademán de

que este humilde reportero ha escuchadojamás. Los encuentros de

girarse hacia el coche, vestían monosentallados de color rojizo, con

Escalante e Isla rebasan todo lo que lamente humana pueda dise-

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el tórax y las extremidadesanormalmente alargadas y el cráneo de

ñar. Pero, para pasmo de los escépticos,aquellas visiones tuvieron

volumen absolutamentedesproporcionado. La cabeza de las dos

nombre, apellidos y documentos fiablesy contrastables. Personas

figuras parecía estar cubierta con unaescafandra que impedía ver las

como ustedes o como yo habían vuelto aser testigos de algo increí-

facciones y que estaba realizada con un

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material idéntico al del res-

ble. Y a pesar de conocer bien ambossucesos, e incluso haber man-

to del traje.

tenido largas charlas con algunos de losimplicados en estos casos,

El nerviosismo y el miedo seextendieron con rapidez entre los

puse el todoterreno a toda máquina paratrenzar la ruta hacia los

ocupantes del taxi, sobre todo cuando laesfera comenzó a crecer y

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campos de Burgos y saludar así, trasvarias horas de viaje y deleite,

a elevarse sobre la noche emitiendo untenue silbido. En el interior,

a la mágica tierra de los cántabros y enel ya familiar puerto del Escu-

los dos gigantes continuaban en lamisma posición.

do; sentado junto a los ventanales quemiran a las cordilleras verdes

El doctor Padrón, visiblemente excitado,penetró en la casa de la

del norte, saqué del cuaderno de campo

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los recortes de prensa del

paciente y obligó a varios campesinos asalir al exterior. Allí, en el fir-

suceso que ocurrió en días previos alincidente de Escalante. Era

mamento, la gran esfera azulada sealejaba lentamente.

como una premonición, o quizá un aviso.Dos semanas antes de que

Otra vecina, situada a unos kilómetrosde la zona, aseguró haber

en el pueblecito cántabro se produjerauna escena digna de las pelí-

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visto el ascenso de una gran esfera condos manchas rojas que

culas de terror, en el archipiélagocanario, a casi tres mil kilómetros

podían ser hombres a la misma hora delincidente. Por otro lado,

de distancia, otro testigo de excepciónvolvía a toparse con los escu-

minutos antes de la observación, lacorbeta militar Atrevida avistaba

rridizos «gigantes» que tanto y tan biense dejaron ver a lo largo de

en las proximidades de Fuerteventura

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una luz blanquecina q u e pro-

yectó una cortina de luz en forma decono hacia las aguas, y tras la

h a c i a m á s d e u n a d é c a d a . F r en t e a l S e a t 8 5 0 , p r o p i e d a d d eMiguel que se dividió en dos partes,siendo una de ellas una esfera de color

Ángel, con el que recorrían como en unaprocesión monótona los

azulado.

kilómetros que los separaban delconjunto fabril. Pero aquella noche

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todo fue distinto.

Miguel .Ángel ya se encontraba dentrodel vehículo, en el asiento

del conductor y un tanto extrañado alcomprobar que su acompa-

ñante no hacía lo propio. Le gritó variasveces, pero no obtuvo res-

Con estos datos, y con la reconfortantepuesta a punto a base de

puesta alguna, ante lo cual volvió a salirpara darse de bruces con la

los recios manjares de la comarca, volvía enfilar las tierras santan-

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mueca desencajada de Margarita.

derinas convencido de que el verano deaquel año fue el elegido, no

Sus ojos miraban al frente, justamenteallí d o n d e una calle estre-

me pregunten por quién, para realizar lasgrandes «puestas en esce-

cha y oscura se introducía en el cascourbano. Sobre el margen dere-

na» ante aterrorizados testigos de todacondición social.

cho de la acera aparecía una descomunaly monstruosa figura que

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Escalante, una población minera perdidaen el corazón de aque-

caminaba muy lentamente alejándose dellugar. Una silueta impre-

lla comarca, apenas había cambiado unápice desde que se produjo

sionante que les daba la espalda y queiba adentrándose en la nebli-

el aterrador encuentro. Fue el 9 de juliode 1976, y, a pesar de que

na del pueblo.

exactamente habían transcurrido dosdécadas, p u e d o asegurar que

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El dantesco humanoide, según eltestimonio de ambos, alcanzaba

sentí a ñor de piel la veracidad queemanaba aquella historia. Los dos

con su pequeña y ovalada cabeza una delas ventanas que flanquean

testigos seguían siendo sujetosrespetados, cabales y sobre los que todo

toda la pared derecha de la calle. Unasventanas que, según p u d e

el vecindario tenía excelente opinión.Caminé lentamente, observan-

medir encaramándome a trancas y

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barrancas, se alzaban 3,27 metros

do con mil ojos cada rincón y cadagrieta de la lóbrega calleja don-

sobre el suelo. Tocado con un cascosemejante a un tricornio relu-

de apareció aquel ser dantesco q u eaquella noche los sorprendió.

ciente o una «palangana vuelta delrevés», y embozado en un traje

Y percibí en los ojos de ambos laangustia y el miedo marcado per-

oscuro hasta la cintura, la silueta secolocó unos instantes de perfil y

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petuamente en el ánimo tras laimborrable escena vivida.

prosiguió su rumbo.

Con un metro comencé a deslizarme porel lugar de los hechos

Margarita Cagigas p u d o apreciarentonces unos rasgos monstruo-

mientras mis acompañantes medetallaban, una vez más, cómo se

sos y horribles. En el lugar exacto d o nd e aquel ser los sorprendió me

desarrollaron aquellos momentosprevios al encuentro. Tras obser-

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volvía a detallar, llena de una angustia qu e no la ha dejado desde

var por enésima vez la pared d o n d equién sabe si se rozó un ser aje-

entonces, cómo aquel «hombre» tenía lacara completamente oscura,

no a este mundo, pulsé la grabadora y,con los lejanos ladridos de

la nariz afilada y ganchuda y unos ojos pe q u e ñ o s y tan negros como

un perro solitario que intentabaresguardarse de la fina lluvia, me

botones de color azabache.

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dispuse a escuchar u n o de mis casosfavoritos, entre todos los que

Una capa extensa y recia, de un colormás claro y brillante, que

he conocido, mientras la bruma nosenvolvía poco a poco.

el paseante llevaba a m o d o de pañolónamarrado al cuello, aún le

Y es que Miguel Ángel Ruiz Samperio yMargarita Cagigas,

proporcionaba un aspecto más absurdo ysobrecogedor.

ambos de 28 años de edad, naturales del

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pueblecito cántabro de

Aferrados a las manillas del automóvil,los dos testigos siguieron,

Escalante y trabajadores de la empresade Magnetos Femsa, se que-

atenazados por el miedo, lasevoluciones del personaje. Según me

daron petrificados aquella noche enplena plaza. Cómo olvidarlo. Ni

confesaron, las piernas eran de un colorblanquecino, y en ningún

aunque pasaran mil años se borraría desu mente aquella dantesca

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momento se apreciaron manos obrazos... simplemente las extremi-

aparición. La oscuridad los recibió,como cada madrugada desde

dades «se borraban» antes de finalizaren estos miembros.

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n a t u r a l e z a c o m e n z a b a a d e sp l e g a r s e . E s o o c u r r i ó t o d a sl a s n o c h e s . . .

menos aquella. En una apreciación queme puso los vellos de punta.

Eran decenas de ocasiones en las quelos testigos de encuentros cer-

canos t o n entidades desconocidas meafirmaban exactamente lo

mismo. El sonido había cesado porcompleto mientras duraba la

observación. En algunos sucesos,incluso carreteras frecuentemente

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transitadas quedaban vacías y solitariasmientras el conductor obser-

vaba aterrado algunos de estos seres. Enel cuaderno de campo,

apoyado en la misma esquina dondeaquella figura dejó de verse,

remarqué con fuerza estos datos. Unavez más. sea cual sea la natu-

raleza de estas visiones, parecíadeformarse el entorno en el que se

producía el incidente. Como si algunapuerta remota y desconocida,

quién sabe si de alguna dimensión real

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pero ajena a nosotros, se

abriese ante los ojos del testigo,obligando al tiempo y a los sonidos

Miguel Ángel Ruiz Sampe-

a permanecer suspendidos ante suaparición. Ni los pájaros entona-

rio y Margarita Cagigas

ron sus cánticos, ni los camiones dereparto y coches que ya comen-

calculan la altura del

humanoide de Escalante.

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zaban a circular por algunos caminosvecinales aparecieron en todo

La calveza del ser llegaba

el tiempo, quizá más de dos minutos, enlos q u e transcurrió la absur-

hasta la ventana.

da escena. Ni los insectos se oían, mellegó a indicar el b u e n o de

Miguel Ángel mientras clavaba sus ojosen unos cielos cada vez más

Una de las cosas que más impresionó alos dos trabajadores fue

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llenos de amenazadores grises. Aquellaausencia total de sonidos los

el movimiento ingrávido, lento ypausado, como a cámara lenta o

confundió aún más. ¿Estaban siendovíctimas de alguna broma? Pero

como las imágenes de los astronautasen la Luna, de aquel solitario

¿quién era capaz de hacer todo esemontaje?, ¿con qué medios? y,

caminante.

sobre todo, ¿con qué objetivo? Laimposibilidad de que se tratase de

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Transcurrido un tiempo, el ser dobló unaesquina y salió de nue-

algún tipo de truco q u e d ó puesta demanifiesto cuando otros testigos,

vo hacia la carretera comarcaldesapareciendo del ángulo visual de

muchos años después, me confirmaronque ellos también habían

los jóvenes. Éstos, aunque atravesadosde arriba abajo por el miedo,

sido testigos de aquel fúnebre paseo delsiniestro «sacerdote».

caminaron unos pasos en dirección al

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esquinazo, comprobando que

Habían transcurrido unos minutos deaquella noche eterna, y tras

tan sólo la mortecina luz de las viejasfarolas iluminaba sectorial-

reflexionar en silencio, los dos, de pieen medio de la plaza y sin

mente algunos trozos del descampado qu e daba a la comarcal. Unos

poder articular palabra, decidieronmontarse en el automóvil y enfi-

campos d o n d e no quedaba nada ninadie...

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lar en una frenética carrera el caminohasta la factoría de Treto, lugar

Esta circunstancia los alarmó aún más.Aquel gigantesco huma-

d o n d e sin poder controlar los nerviosdetallaron los sucedido a sus

noide e m b o z a d o con una especie desotana se había disuelto en la

compañeros del trabajo. Dado suprestigió y reconocida fama de

noche sin explicación aparente. Quizáaquella madrugada nada era

gente honrada en la comarca, nadie d u d

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ó de su alucinante historia.

lógico ni tenía razón aparente. Incluso elsilencio parecía apoderar-

Fueron algunos miembros de la prensaregional, plumas tan tor-

se de todo el entorno. A esas horas, tanfamiliares para los dos testi-

pes como la mente de quien las maneja,las q u e se tomaron en un

gos, algunos pajarillos silvestres yacantaban, y el sonido de la madre

principio el asunto con cierta guasa. Yes triste comprobar q u e otros

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aquella mole con negra capa. Unasveces en solitario y otras con la

agradable compañía de investigadoresllenos de ilusión como Fer-

nando Bustamanle. En una de esasvisitas tuve la fortuna de descu-

brir otros sucesos idénticos que nostransportaban en el tiempo has-

ta el lejano 1912. Justo Tomás Rey, el du e ñ o de las prósperas minas

de Escalante, se las tuvo que ver con unaaparición gigantesca y fan-

tasmal que bien parecía la hermana

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gemela de la observada en 1976.

Su propio hijo me contaba en el lugar delos hechos, frente al pc')rtico

de la bellísima iglesia del pueblo, cómosu padre llegó a sacar el mache-

te ante aquel ser que, «caminando haciaatrás», se le apareció flotan-

do a poco menos de diez metros. Eso nolo sabían los periodistas de

los diarios santanderinos. Comotampoco conocían, ni se molestarían

en hacerlo aunque el testigo estuvieseenfrente de sus narices, el tes-

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timonio de una persona q u e selló suvoz durante demasiado tiem-

po. Fue el antiguo alcalde de lalocalidad, d o n Ventura Lusares,

máxima autoridad del pueblo durantedoce largos años, quien vio

Así dibujaron los testigos al ser

con sus propios ojos c ó m o una figuraalta y desgarbada q u e porta-

descomunal que se paseó por

ba negros y largos ropajes se alejabapor la carretera secundaria que

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Escalante en julio de 1976.

parte de Escalante hacia otras pequeñasaldeas. Al mismo tiempo, y

desde un balcón próximo, otros testigosque prefieren permanecer

testigos, cruciales en aquella historia yabsolutamente demostrativos

en el anonimato observaron el cercanopaso de esta «torre humana»

de que un ser de descomunal tamaño yabsurdo aspecto se había

q u e emitía una tenue luz a través delpecho.

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paseado aquella noche del 9 de julio de1976 por las calles de Esca-

Periodistas honestos como J. J. Benítez,de La Gaceta del Norte,

lante, callaron por el miedo a serridiculizados por esta banda de

cubrieron la información objetivamente.Pero otros medios más pro-

columnistas de fin de semana. Y, tengoque admitirlo, al volver a leer

vincianos ofrecieron titulares tanrepresentativos de su nivel cultural

aquellas crónicas con títulos tan

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sugerentes como «Escalante; prime-

c o m o el que hemos señalado. Unhecho representativo de aquellos

ra localidad montañesa visitada por elturismo extraterrestre», sentí

p e q u e ñ o s inquisidores q u eprefieren, con la vergüenza añadida de

náuseas por la actitud de algunoscompañeros de la profesión. Si se

representar a esa forma de curiosidadconstante que es el periodis-

hubieran molestado un poco más, sihubiesen despegado el culo de

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mo, reírse de lo que les pareceimposible. Reírse antes que intentar

la confortable silla de la redacción a laque tanto gustan algunos de

acercarse a ello y comprobar cómo, enocasiones, ese «imposible»,

aferrarse ocurra lo que ocurra, hubiesencomprobado por ellos mis-

p u e d e ocurrir de vez en cuando.

mos que otras personas habíanobservado al mismo gigante sobre el

que tanto frivolizaron, extasía dos en supropia estupidez. ¿Y en

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cuántos lugares ocurrirá lo mismo?, ¿encuántos pueblos de España

las gentes callan ante el tratamiento quealgunos sujetos le otorgan a

estas temáticas? Un ejemplo flagrante ydoloroso era este de Esca-

Por desgracia para algunos«chupatintas», los extraños sucesos no

lante. Fueron muchas las rondas querealicé siguiendo los pasos de

iban a abandonar Cantabria tanfácilmente. A unos kilómetros de

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Escalante se abría al mar la históricapoblación de Isla. Allí, en el mis-

simos brazos pegados al tronco y con laspiernas ligeramente arquea-

mísimo campanario de la localidad, tuvolugar otro encuentro con

das hacia el suelo. En la cabeza, deforma almendrada y despropor-

humanoides que llenaría de terror atodos los parroquianos. Recorrien-

cionada por lo pequeña respecto alcuerpo, no se apreciaban ojos,

do las empedradas calles de este bello

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rincón recordé con pelos y

boca, ni facción alguna.

señales aquella increíble historia delsacristán y el extraño visitante

que decidió alojarse en la torre sinavisar a nadie. Un hecho insólito que,

enmarcado en la oleada de extrañosavistamientos semejantes pro-

ducidos a lo largo de un año, nosdemostraba muy a las claras que

algo o alguien de origen desconocidoestaba mostrando sin tapujos

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su desconcertante naturaleza. Quizápensando en el susto que pro-

porcionaban a unos, el regocijo de otrosy el revuelo de la mayoría.

Don Pedro Higuera Pérez llevaba másde treinta años realizando

las labores de sacristán en Isla(Cantabria), y a sus 77 años ya estaba

acostumbrado a la h u m e d a d q u ecada madrugada reinaba en el vie-

jo campanario de la localidad.

Sin embargo, aquella jornada subiódecidido la enroscada esca-

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linata portando una pequeña linterna ybarruntando algo. Quizá un

extraño pensamiento que lo perseguíadesde hacía varias horas y que

apenas le había permitido conciliar elsueño. No sabía cuál era la causa,

pero al llegar arriba tuvo la extrañasensación de que no estaba solo.

Don Pedro Higuera,

Junto a u n o de los arcos de piedra q u ese abrían al exterior notó

el sacristán cántabro

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que se topó con un ser de

con espanto c ó m o un bulto grueso secolocaba frente a la tenue

pesadilla en el interior

luminosidad q u e penetraba en elrecinto.

del campanario.

Al dirigir el chorro de luz hacia eseángulo, don Pedro Higuera

creyó desmayarse de la impresión. Letemblaron al unísono el cora-

Tras quince segundos de observación,

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Pedro Higera soltó la lin-

zón y las piernas. Y es que «aquello»que tenía frente a sus ojos no

terna y bajó en estampida la escalera decaracol, a tiempo de observar

podía ser. Tendido en posiciónhorizontal, una criatura humanoide

por el rabillo del ojo cómo el entevolvía a desvanecerse en la oscu-

de grandes dimensiones permanecíaflotando a un metro del suelo,

ridad reinante.

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ajeno, al parecer, al susto de muerte quehabía provocado en el

Aquel día, después de más de treintaaños, no hubo campanadas

noble sacristán.

en el bello rincón cántabro de Isla, yeste motivo suscitó el que

A pesar de q u e la tenaza del pánico lotenía atrapado por com-

muchos vecinos se acercasen hasta lacasa de don Pedro Higuera. Allí,

pleto, el testigo aún mantuvo el pulsopara seguir enfocando al intru-

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sentado junto a la lumbre, encontraron aun hombre abatido, ner-

so y comprobar que su atuendo locomponían unas galas o túnicas

vioso y consciente de q u e había tenidoa dos palmos a una de esas

amplias de un color oscuro y una partesuperior que cubría pecho y

figuras que tanto habían dado que hablaren la región en los últimos

cuello, como de un naranja fuerte yresplandeciente.

meses.

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El ser, que según los cálculosefectuados posteriormente, llegaba

Al recorrer lentamente la cornisacantábrica fui anotando otros

a los 2,80 metros de altura, permanecióconstantemente con los finí-

lugares donde, entre el verano y otoñode 1976, se observaron estas

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extrañas apariciones. Frente a las playasde Langre o Lieneres, e inclu-

so en solares de industriosas ygigantescas urbes como la vizcaína

Baracaldo, d o n d e un grupo de niñosobservaron el descenso, aterri-

zaje y extrañas maniobras de dosgigantescos humane >ides que mane

jaban lo que parecía ser una barra queemitía un chairo de potente

luz; estas siluetas habían puesto losvellos de punta a más de un vecino.

Y si extraña fue la «puesta en escena»

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realizada sin descanso en

varios rincones de la Península duranteese año, no menos curioso

fue el m o d o en que este tipo deobservaciones dejaron de ocurrir

hasta pasado un b u e n periodo detiempo. Grupos de niños, agricul-

tores, trabajadores de diversasindustrias, ancianos, profesores, médi-

cos, taxistas... decenas de personasfueron testigos aquel «mítico«

1976 de lo más excepcional q u epodamos imaginar. Fueron obser-

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vaciones en las que intervinieronmuchas veces diferentes indivi-

duos al unísono, desde distintos puntos,y que en ocasiones requi-

J.J. Benítez observa

rieron una exhaustiva investigación porparte de las autoridades. La

un árbol desgajado tras

más significativa, sin lugar a dudas, fuela realizada por el Ejercito del

la aparición de dos extraños

Aire con motivo de los incidentes

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canarios del 22 de junio. Un grue-

humanoides en

un descampado de

so expediente, repleto de declaraciones,testimonios y comproba-

los suburbios de Barakuldo.

ciones, daba fe de que algo anómalohabía ocurrido aquella noche.

Vizcaya, en aquel 1976.

Y hojeando esas páginas que durantecasi veinte años habían per-

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manecido bajo el sello del secretooficial, volví a otear el brumoso

como en una oleada irreprimible, lesllegaban en aluvión los deta-

cielo cántabro intentando reflexionarcon casi cinco mil kilómetros a

lles, las sensaciones, los recuerdos dealgo que, a pesar del tiempo

la espalda.

transcurrido, los había marcado parasiempre.

Y, con bastante impotencia, creí que,por muchos datos, pruebas

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Ajenos a las burlas y suspicacias demuchos, estos «testigos de

o bellas palabras con las que quisieraadornar estas líneas, ningún

1976» continúan en su mayoría haciendosu vida como cualquier

lector podría hacerse verdadera idea delo que aquellos hombres y

otro vecino. No quieren ver ningunarevelación en lo que tuvieron

mujeres sintieron, si no es poniéndosefrente a ellos, en el lugar mis-

ante sus ojos por espacio de unos

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segundos. Ejerciendo sus respec-

mo d o n d e los hechos ocurrieron,dispuestos a escuchar el sincero

tivas profesiones, han proseguido sustrayectorias vitales relegando al

relato de aquellos que, de un m o d o uotro, ya no eran como los

recuerdo íntimo aquellos momentos q ue nunca han sabido etique-

demás. Quién sabe si «elegidos» poralgo que se escapa a nuestra

tar ni explicarse. Curiosamente, ningunode los testigos que entre-

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lógica y azar, habían tenido la fortuna odesgracia, que esto nunca

visté en esta larga ruta en busca delmisterio mencionó la palabra

está muy claro, de ser testigosexcepcionales de algo que parece

«extraterrestre». Y eso, a u n q u e no loparezca, es realmente impor-

reservado a unos pocos. En sus ojosnoté un brillo especial en el

tante. Indicador, sin duda, de que laspreocupaciones de este grupo

momento en que pisábamos el solar,

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campo o camino d o n d e los

de personas están totalmente alejadas dela temática ovni, o cual-

seres grotescos y absurdos habían hechoacto de presencia. Como

quier ramificación de ocultismos ymesianismos tan en boga hoy en

una constante en todos los casos, percibíque a aquellas personas,

día en putrefactos programas detelevisión.

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Seguramente a ninguno de estos testigoslos seamos jamas en

ninguno de los espacios-espectáculoabonados para contactados y

dementes. Ellos no tienen que defenderla veracidad de lo que vivie-

ron. Simplemente saben que así fue. Y nipretendieron ni pretende-

rán sacar tajada de un suceso tan serio yprofundo que ha ocupado

sueños y pensamientos durante miles dehoras.

Son testigos de una verdad q u e no

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requiere publicitarse por nin-

gún medio. En Escalante, en Baracaldo,en Isla, en Benacazón, en

Mañeru y en tantos otros sitios, estosciudadanos continúan su coti-

diana existencia sin ningún tipo deproblema. Y todos, absoluta-

mente todos los que hoy siguen en pie,estarán dispuestos a relatar

al viajero sincero lo que les ocurrió enaquellos días ya añejos de

1976. Sólo hace falta emprender caminoy saber escuchar. Ellos son

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el vivo reflejo de una realidad queacontece de vez en cuando y

sobre la que no quieren siquieradivagar. Quizá fuese demasiado

complejo, y las conclusiones obtenidasdestrozarían muchos de los

parámetros en los que toda nuestrarealidad se maneja a trancas y

barrancas. Pensar sobre lo q u e todoesto implica no es tarea fácil.

Y así lo afirmo, ya que ni me veocapacitado para hacerlo, ni creo que

esa sea mi misión. En mi interior queda

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el mosaico de las sensacio-

nes que me transmitieron personas ypaisajes a lo largo de una exten-

sa ruta satisfecha con esos momentos enlos que me sentí tremen-

damente partícipe de la profunda verdadque se encierra en estos

sucesos. La reflexión, con todas laspruebas a su alcance, les corres-

p o n d e a ustedes. Y eso, se lo aseguro,es otra increíble y apasionan-

te aventura.

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N EL INVIERNO DE 1955 el rotativoEl Alcázar publicaba una

sorprendente noticia. Un enfermeromadrileño aseguraba

haberse topado con un ser de otro m u nd o en las cercanías

de la Ciudad Universitaria. Un individuoque le dio un extraño regalo;

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una roca rectangular con nueveinscripciones grabadas. Así comen-

zaba la apasionante aventura de AlbertoSanmartín Comes y la lla-

mada «piedra del espacio». Un suceso qu e fue el primero referente al

«contacto con otras realidades» que sehizo público en nuestro país.

A la búsqueda de una respuesta quejamás llegó, catedráticos de

mineralogía, químicos, directores demuseos y todo un rosario de

científicos se fascinaron con el

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misterioso «regalo de las estrellas» que

durante algunos días c o p ó las portadasde los diarios para sucumbir

en el olvido transcurrido un tiempo. Uninsólito expediente al que

seguimos la pista por España y Brasilpara obtener sobrecogedoras

conclusiones de la aventura de unhombre, un sueño... y un legado

de las estrellas.

Esta historia dio paso a otras en la«prehistoria» del fenómeno

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contacto en nuestro país. Sucesosinsólitos d o n d e los protagonistas

fueron las supuestas «pruebas»materiales q u e los «visitantes» dejaron

en tierra. Un suceso espectacularocurrido en 1996 en Jaén, en el que

el autor y el escritor J. J. Benítez tuvo unespecial protagonismo, nos

demuestra que la senda deacontecimientos sensacionales iniciados

con «la piedra de Sanmartín» aúncontinúa.

El afán por entablar un «contacto» con

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realidades desconocidas o

con seres de otros m u n d o s inundó elviejo Madrid de finales de los

cincuenta. A raíz de la historia delenfermero surgieron otras que

de Tarrasa y Lérida. Un ritual sangriento

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al que ellos acudían sin

reparos, confiando en los -hermanoscósmicos». Ellos los recogerían

en su viaje hacia las estrellas. Unahistoria negra y sobrecogedora

que nos muestra el otro laclo, el másoscuro, del m u n d o del contac-

tismo en España.

Carta postuma de dos «mártires delmisterio, Juan Turu y José Rodríguez,que se

suicidaron el 20 de junio de 1972 en lavía férrea de Tarrasa (Barcelona) al

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estar

convencidos de que iniciaban un viajecósmico hacia otros mundos habitados.

durante años estuvieron ocultas bajo elvelo del secreto. Aquí las res-

catamos a sabiendas de que son ejemploflagrante del peligro que

guardan las o b s e s i o n e sextraterrestres». En la sombría calleLuna, en

el centro de la capital de España,ocurrió un crimen estremecedor en

el que siete personas perdieron la vida.

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Era la primavera de 1961.

Una espiral de sangre y misterio con unsastre enloquecido que ani-

quila a su familia por una «orden dearriba», unas inmolaciones apa-

rentemente rituales, unos mensajesanónimos supuestamente emiti-

dos por extraterrestres y variosprotagonistas del «contactismo» invo-

lucrados en toda la trama.

Con esos ingredientes, el expediente deLuna, 16 fue un misterio

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al que la policía dio carpetazo casiinmediato por lo incomprensible

y molesto. Ahora, despertado de suletargo casi cuarenta años des-

pués, nos muestra su rotunda, dramáticay misteriosa realidad. Una

historia de supuestos contactos conextraterrestres y de manipula-

ción mental de la que nadie quisohacerse responsable.

Lo peor es que el delirio cósmicoprosiguió con otros involucra-

dos en la trama que, en diferentes puntos

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de España, continuaron

recibiendo órdenes tajantes. Algunasllevaron al suicidio a jóvenes

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A NOCHE DEL 17 DE NOVTEMBREde 1954 fue una auténtica pesa-

dilla para Alberto Sanmartín Comes. Nose podría calificar de

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otro m o d o a la extraña aventura quellevó a las primeras

páginas de los periódicos de la época aeste anónimo enfermero de la

Residencia «Las Flores», de 37 años deedad, y que sobre las tres de

la madrugada se revolvía en su camaquebrantado por un inoportu-

no e intenso dolor de muelas.

En el exterior, el viento de la madrugadaazotaba las persianas de

algunos comercios q u e se desperdiganpor la vieja calle Dulcinea

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ululando en el oscuro dormitorio delsolitario personaje.

Al poco tiempo entre las callejas delvacío barrio de Argüelles se

recorta una figura espigada vagandoentre las sombras y poniendo

rumbo a ninguna parte con el fin decalmar su insoportable molestia.

Era un remedio q u e ya había utilizadomuchas veces, una larga

caminata por el desierto Madrid quesiempre era efecto balsámico y

reponedor. Curioso método para un no

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menos curioso enfermero

que compaginaba sus tareas en elhospital con esporádicas inter-

venciones en el celuloide. No era raroque los serenos se lo toparan

alguna de esas frías noches de invierno.Lo saludaban cortésmente

y, como intuyendo su ruta, proseguían laronda sabedores de que

Alberto Sanmartín acabarían tras unosminutos su caminata. Pero

esta vez, según rezan las añejas ehistóricas crónicas, el dolor y las

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punzadas no se mitigaban, haciendo queel paseo nocturno se fue-

se alargando hasta allí donde losedificios iban quedando lejos y tan

como alma que lleva Natanas.Sanmartín, hombre que siempre hizo

sólo el campo aparecía en el horizonte.Sin pensarlo dos veces, el

gala de valor y arrojo no podía evitarestar asustado. Asustado por la

rabioso enfermero comenzó a

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apresurarse y se adentró en los cami-

enigmática mirada de aquel hombre ypor los dos ojos achinados y

nos que se desperdigaban como unalínea discontinua de montícu-

brillantes que se le habían clavado y queya no era capaz de desviar

los y poblados chabolistas iluminadas alo lejos por la luz de los can-

de los suyos...

diles...

Pasan los segundos, y el espacio entre

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ambas figuras se estrecha

La Ciudad universitaria, absolutamentedespoblada en aquella

irremediablemente. El enfermero, deamplia frente y lacio bigote

época, permanecía envuelta en un vientofrío y lastimero como la

recortado, se da cuenta de que unafuerza invisible lo estaba empu-

única testigo del andar nervioso denuestro protagonista. La bajada

jando hasta el extraño ser quecontinuaba sonriendo, parapetado

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de la calle Reina Victoria, la AvenidaComplutense, la Casa de Veláz-

tras la oxidada barandilla del puente.

quez... y el estrecho puente quedesemboca en la antigua salida a la

Cuando estaba apenas a un par demetros de él, vio con nitidez

carretera de La Coruña, son las etapasque Alberto Sanmartín, envuel-

la vestimenta. Según sus posterioresdeclaraciones: Parecía un piloto

to en un grueso gabán oscuro, vaatravesando inmerso en su inso-

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enfundado en un traje ceñido ygrisáceo. Era un mono como el de

portable dolor, con el eco de las pisadasresonando a su espalda.

los aviadores, de una pieza y sinaberturas... parecía metálico. Y las

Y es al final del puente d o n d edescubre, para su sorpresa, una

manos eran extremadamente alargadosy blanquecinas.

figura humana estática y mirando en sudirección. Aquel hombre

No es un hombre normal, pero algo le

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atraerá a Sanmartín de

permanecía apoyado en un mojón depiedra ya descolorido y muy

aquel misterioso individuo. Algoindescriptible q u e le hizo quedarse

próximo a los barrotes de un p e q u e ño puente.

clavado en el asfalto, sin intentar huir,mientras el «aviador» descen-

Por unos instantes, Sanmartín d u d ófrenando en seco ante aquel

día por un terraplén q u e se abría enaquellos tiempos bajo la antigua

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«sospechoso». En un acto instintivoapartó la mano de su inflamado

Carretera de La Coruña.

carrillo y entornó los ojos para intentardistinguir el aspecto de

La cara de aquel ser se dibujó de nuevoen la noche, elevándose

alguien que parece caminar lentamentehacia él. Efectivamente,

desde el socavón q u e descendía através de un barranco bajo el

aquel siniestro personaje le había vistoy, con una sonrisa hierática

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asfalto. En un momento dado, y segúnrecordaba el asustado enfer-

se acercaba d a n d o grandes zancadas.

mero, un sonido difícil de describir,semejante al repiqueteo de algu-

na maquinaria, empieza a retumbar en elinterior de su cabeza.

Con las manos en las sienes intentandomitigar aquella sensación,

Sanmartín observa cómo el humanoidetrae algo en las manos, concre-

tamente un objeto rectangular, de no másde diez centímetros de largo.

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Eran las 4 y 10 minutos de la madrugaday aquel hombre, aun-

Pensando en la posibilidad de queaquello fuese algún tipo de arma-

que parezca inaudito, parecía estaresperándolo desde hacía tiem-

mento desconocido, la inseguridad y elmiedo vuelven a envolverlo.

po..., m u c h o tiempo. O al menos así losiente Sanmartín, quien se

El brazo del individuo se estiró con elobjeto en la palma de la

echa para atrás unos metros presa de un

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inicial temor pero poste-

mano. Y la sonrisa forzada volvió aasomar en unos labios finos e

riormente siente como una extrañasensación lo mantiene allí rete-

inexpresivos. No hay palabras, pero elasustado Sanmartín vuelve,

nido incluso en contra de su propiavoluntad.

inexplicablemente, a recobrar la calma...

El pelo largo y rubio del individuoondea ligeramente, y su mue-

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El ser parecía estar obsequiándolo conla misteriosa pieza rec-

ca extraña, quizá forzada por algunainconfesable intención, alerta al

tangular, y Sanmartín no duda encogerla, rozando con sus dedos la

enfermero q u e por un m o m e n t opiensa en retirarse de aquel lugar

piel helada del enigmático hombre.

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Así vióSanmartín

Amanecía ya c u a n d o Sanmartín s u be a su habitación. M u c h o s

al «hombre del espacio".

a m a n e c e r e s m á s a p a r e c e r á en l a m i s m a p o s i c i ó n , m i r a n do fijamente el extraño o b s e q u i o delas estrellas y c o p i a n d o en las hojasde un

cuaderno los nueve símbolos que allíhabía grabados. En la soledad

Apenas tuvo tiempo para

de aquel cuarto, y sin que nadie fuese

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partícipe del gran secreto,

mirarla, pero tras ponerla en su

intento darle mil y una vueltas a lahistoria. ¿Qué clase de ofrenda era

palma y cerrar la mano con fuer-

aquélla? ¿Qué sentido y significadotenía aquel mensaje de piedra? ¿Cómo

za, percibe que se trata de un

podía llegar a saber la verdad acerca delo q u e le había sucedido?

material pesado, de una piedra

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Al final, y tras no pocas cavilacionesinteriores, Alberto Sanmar-

gruesa y pulida de bordes corta-

tín Comes contacta con Fernando SesmaManzano, un personaje

dos artificialmente. Tan embebi-

peculiar al que volveremosobligadamente a referirnos en esta obra

do quedó Sanmartín analizando

y que fue una de las personas clave en lahistoria de los supuestos

ese «regalo del cosmos» que ape-

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extraterrestres en nuestro país. Por aquelentonces, Sesma, emplea-

nas se percató de la huida rápida

do de Correos y Telégrafos y aficionadoa estos extraños asuntos,

y silenciosa de aquel extraño per-

comenzaba una breve sección en elpopular diario Madrid bajo el

sonaje. A los pocos segundos un

título «Los platillos volantes vienen deotros mundos». Una serie de

estruendo hizo vibrar el suelo,

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artículos que tuvieron gran aceptacióndel público por ser absoluta-

los árboles, el puente... y el enfer-

mente innovadores y por tratar un asuntoque era desconocido en

mero se vio obligado a colocarse

aquella España de mediados de loscincuenta.

en cuclillas, temeroso ante lo que

parecía ser un temblor de tierra.Repentinamente algo reclamó su

atención en la negra vaguada que

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rodeaba la Casa de Velázquez. Es

entonces cuando, ante su asombro, unobjeto oscuro y ovalado apa-

reció elevándose a gran velocidad. Eraun «platillo», un disco metáli-

co, que pronto se confundió con el restode estrellas que alumbraban

tenuemente el techo de la capital deEspaña.

De regreso a casa, olvidado ya el dolorde muelas y con el cora-

zón latiendo desenfrenado dentro delpecho, el enfermero contem-

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pló la extraña piedra con la mortecinailuminación de las farolas. Fue

La noticia del incidente

parándose en cada una de las de la calleDulcinea para observar

de alberto Sanmartín fue la

mejor diversos signos escritos en lasuperficie del objeto, varias ins-

primera de estas características

aparecida en la prensa

cripciones misteriosas a m o d o demensaje que no p u e d e entender...

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española: Causó un revuelo

pero que algo parecen decir.

sin precede} ites.

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Las coincidencias entre Fernando Sesmay el portador de la ie-

convencido a Sanmartín,, tras no pocashoras de reunión, para que

dra del espacio» no fueron pocas. Losdos debieron quedarse mudos

contase su odisea. A cambio, utilizaríasus contactos para, en un pla-

cuando descubrieron que en la mismanoche en la que Sanmartín

zo corto de tiempo, tener datosfidedignos de la naturaleza de aquel

tenía su encuentro, el «profesor» Sesma,

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que así se hacía llamar por

rectángulo rosado y grabado en una desus caras.

sus incondicionales, fundaba en un cafémadrileño la «Sociedad de

amigos del Espacio BURU», la primeracreada en nuestro país que

aglutinaba a interesados en elvanguardista y polémico asunto de los

«platillos volantes», y en la quefiguraban personajes de la talla del

dramaturgo Buero Vallejo o del escritorAlfonso Paso. La «increíble»

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casualidad hizo que Sesma le otorgaseuna importancia fundamen-

tal a aquella piedra, una, para él,evidencia de comunicación de civi-

lizaciones cósmicas con los habitantesde la Tierra.

Así, a través de Sesma y su curiosasociedad, la «Piedra del espa-

cio» fue pasando de mano en m a n oentre los integrantes de aquellas

históricas reuniones q u e en unprincipio tuvieron como emplaza-

miento el Café Gijón de Madrid y tras

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pasar por otros como el Gam-

brinius, finalmente recalaron en lossótanos del Café Lión. Una oscura

dependencia llamada «La BallenaAlegre» fue el lugar d o n d e durante

años se discutió de estos asuntos en unaEspaña que acaba de dejar

atrás la dura posguerra y que nootorgaba ningún trazo de libertad

Alberto Sanmartín charla con ArcadioBaquero mientras le muestra su -regalode

para con estas temáticas.

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las estrellas-.

A pesar de todo, las ingenuas charlas ylos delirantes debates que

se producían en los bajos del Lión noconvencieron a Sanmartín.

El joven y audaz periodista creyó aSanmartín. Y quizá por eso,

Éste, cansado de q u e todo el m u n d ointerpretara libremente aque-

con la piedra del espacio en losbolsillos de su desgastado chaque-

llos símbolos pero sin otorgar unasolución al enigma, decidió poner

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tón, recorrió universidades einstituciones científicas con el fin de

en manos de un reportero la codiciadapieza. Y a través de este

q u e alguien arrojase un dictamen.

periodista de raza se hicieron lasprimeras pruebas serias y lógicas

El primer reportaje de Baquero agotólas tiradas. Q u e en aque-

en torno a aquel material supuestamenteprocedente de lejanos pla-

llos primeros días del 55 un ciudadanoasegurase en titulares q u e yo

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netas habitados.

be visto a un ser de otro mundo en lacarretera de La Coruña, creó

una expectación sin precedentes. Era,probablemente, la primera

vez que en España una noticia de estascaracterísticas tenía tal cober-

tura informativa. No es extraño, por lotanto, que El Alcázar deci-

diese indagar en aquel asunto hasta dejarsatisfechos a su legión de

En febrero de 1955 el rotativo ElAlcázar abría su portada con un

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seguidores. Por eso, Arcadio se hizocargo de la aventura y se enca-

sorprendente titular que originó uninolvidable revuelo en la ciudad.

minó a los lugares d o n d e poder hallarrespuestas concretas a un mis-

En grandes letras de imprenta se podíaleer: «Marte p o n e en Madrid

terio tan tangible como era aquel dedoce centímetros q u e portaba

su primera piedra». El excepcionalreportero Arcadio Baquero había

en sus manos.

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En el instituto de Mineralogía, elreputado catedrático Pedro

que quizá se encontraba ante la noticia

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de su vida... y, deseando que el

Bayón García Campomanes analizó lapiedra. Con abierta extiañeza,

papel no se acabase nunca, plasmo otroexcelente articulo d o n d e se

la sometió a varias pruebas y dictaminóasombrado que aquel mate

reflejaban los descubrimientos en tornoa aquel material.

rial no era común. Así le dijo aquellamañana al reportero:

El rotativo vendió muy por encima desus previsiones durante

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Es rara esta piedra, desde luego, partede ella es soluble y otras

aquella semana, pero los días pasaron yla búsqueda personal en la

no lo son, tiene sabor salado y nocontiene sales... ¿qué cosa más

que Arcadio y Sanmartín se habíanenfrascado no dio los frutos pre-

extraña?, ¿de que estará hecho esto...?

vistos. Ambos recorrieron mil y uncentros en busca de solución al

A las pocas horas, y buscando descifrarel hipotético mensaje de

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enigma de aquel regalo del cosmos. Unasolución que no llegó jamás,

otro mundo, el infatigable periodista sereunía en un amplio despa-

va que nadie se ofreció para analizarloen profundidad. El portazo

cho del Museo Arqueológico con eldoctor José María de Navascués,

sistemático fue la única respuesta, unareacción que caló h o n d o en

director de dicho centro y catedrático deEpigrafía en la Univesidad.

aquellas dos personas que juntas habían

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iniciado una curiosa cruzada.

Nadie mejor que él podía interpretar elsignificado de aquellos sím-

Así, la noticia, la sensacional exclusivade aquel año 1955 en los

bolos grabados en la piedra, pero trastoda una tarde de indagacio-

rotativos madrileños, se fue diluyendocon el paso de los días... y

nes, el voluntarioso profesor sólo p u do adivinar ciertos signos de las

poco a poco la bruma y el olvidohicieron que «la piedra de San-

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culturas egipcias y helenísticas. Erantrazos simples, profundamente

martín» pasara a mejor vida, relegada alrincón más oscuro del archi-

grabados en aquel material de colorvioláceo y que, según él, tenían

vo de enigmas pendientes y muy lejos deaquellas mañanas de

algo que ver con la muerte o la visión deésta según la visión de anti-

invierno en las que medio Madrid sepreguntaba en corrillos, en las

guas civilizaciones.

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aceras y en los viejos colmados, siefectivamente los marcianos ya

habían llegado hasta nuestro mundo.

Desconsolado ante aquellas respuestas qu e nunca aparecieron,

Sanmartín se embarcó en la aventura de«cruzar el charco» rumbo a

Sudamérica. Concretamente, Brasil erael destino elegido tras escu-

char la voz sabia de un familiar directoque allí había logrado ama-

sar cierta fortuna. A pesar de lasamistades que dejaba en Madrid

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dentro de la Sociedad de Amigos delEspacio BURU y de la expec-

tación que había generado su piedra entodos los ambientes «inicia-

dos» de la capital, el enfermero y actorocasional no d u d ó un instan-

te en plantarse, al otro lado del mundo,en la populosa ciudad de

Sao Paulo. Allí, en una urbe dedieciocho millones de habitantes,

Fotografías de los análisis de PedroBayon García Campomanes.

arribó el madrileño con un modesto

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equipaje y su legado de las

estrellas. Todos sus compañerosespañoles pensaron durante años

Y Así lo escribió Arcadio Baquero esamisma noche, tecleando

q u e la necesidad imperiosa de mejorarsu situación económica fue

con fuerza en su vieja maquina deescribir. Era consciente de que

lo que decididamente lo motivó a tomaresa determinación. Pero esa

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no era toda la verdad. Lo cierto es queAlberto Sanmartín, desde el

primer momento que pensó en el paíscarioca de una forma clara y

concisa. Allí se encontraba la piezaclave de su insólita experiencia

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iniciada en las afueras de Madrid. Poreso se embarcó, en la prima-

vera de 1956 en su particular, obsesivay secreta aventura...

El motivo real del viaje del enfermero aBrasil siempre estuvo

envuelto en un halo de silencio. Laspersonas que conocieron y

departieron con Sanmartín en lastertulias del Lión, como el comisa-

rio de policía Dionisio Garrido o lasecretaria de aquella sociedad, la

germana Hilde Menzel, nunca tuvieron

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claro por qué la piedra y su

propietario los abandonaron de un m o do tan súbito. Por fortuna, las

indagaciones del sagaz reporterohispano-brasileño Pablo Villarru-

bia Mauso desempolvaron el secretismoque rodeaba aquella histo-

ria. Siguiendo la pista del legado deSanmartín en el país sudameri-

Una réplica realizada en 1995 querefleja con exactitud la recibida porSanmartín

cano, Villarrubia consiguió una serie de

Page 984: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

excepcionales informaciones

cuarenta años antes.

que demostraban que el primer«contactado» español buscaba su

«panacea extraterrestre» en Brasil.

Por eso no dudé un ápice en reunirmecon Villarrubia, buen

groso hoy en día. Allí vive aúnEncarnación Zapata, una burgale-

periodista y mejor amigo, bajo el calorasfixiante de aquel mes del

sa de 74 años que fue la esposa de

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Sanmartín hasta su último día.

junio madrileño. Parapetados por lostoldos de uno de los familiares

—O sea que el pobre Sanmartín nologró hacer realidad su sue-

restaurantes que rodean la redacción deEnigmas y donde tantas veces

ño, murió en un suburbio y olvidado delos demás —le pregunté

coincidimos los «locos por lo insólito»,comenzó nuestro improvisa-

intentando imaginarme aquel lugar en elque concluyó la existencia

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do cambio de ideas.

de tan singular personaje.

Recién llegado de su país natal,Villarrubia, me soltó la primera

— Efectivamente, compañero. SantoAmaro es un lugar conoci-

en la frente. Sonriendo, y con su irónicoy genial sarcasmo, me dijo:

do por sus índices de pobreza ycriminalidad. Sanmartín no logró

Ya descubrí lo que Sanmartín buscabaen Brasil. ¡Por fin!... y la ver-

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el objetivo de hacerse rico, pero iguallogró otros. Según pude saber,

dad es que el hombre era ambicioso.

su auténtica intención no era hacerfortuna, sino buscar las bases

Y, como no podía ser de otro modo,escuché intentando no per-

extraterrestres enclavadas en la selvade Mato Grosso, de donde qui-

derme ni un detalle de aquella fascinanteodisea que, cuatro décadas

zá provenía su regalo cósmico. Él. enconversación privada con el

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después, había llegado hasta la capitalde España en un particular

«jefe» de las tertulias del Lión,Fernando Sesma, aseguro que tenía el

retorno. Cuarenta años más tarde, PabloVillarrubia había obtenido

pleno convencimiento de queexactamente en ese lugar se hallaban

nuevas claves de este gran expediente Xespañol:

los seres de otro mundo.

— Sanmartín murió en 1982 allí, enSao Paulo —comenzó a

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¿Bases extraterrestres en la selvabrasileña? —mi confusión y fas-

explicarme mi colega mientras sorbía deun golpe el café helado—,

cinación caminaban parejas escuchandola historia que Villarrubia

y lo hizo de un modo dramático einesperado. No podía ser de otra

me traía en su faltriquera.

forma. En este último viaje a mi paíspude seguir su pista y aden-

— Pues sí, querido amigo—prosiguiómi contertulio—. Según

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trarme en el barrio de Santo Amaro, unlugar humilde y muy peli-

pude saber de boca de su propiaesposa, Pacita, Sanmartín realizó

una increíble expedición en busca deuna base subterránea extra-

nos páramos de la tierra de camposintenté rebobinar en el archivo

terrestre acompañado de tres amigosen aquel invierno de 1956.

de la memoria hasta detenerme en unafecha clave: 6 de diciembre

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Estuvieron durante varios díasremontando el Río Verde y, al pare-

de 1951, días antes de que el enfermerodiese a conocer la noticia a

cer, su mutismo fue total al regreso. Sumujer creyó que nada bahía

través de El Alcazar...

sucedido, pero ele aquí que un granexplorador)' conocedor de toda

esa zona me dijo algo absolutamentedistinto.

—O sea, que sí descubrió algo —lecorté ansioso.

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— Eso parece. Así me lo afirmó sintitubear Walter Bülhet; que

supo que el día 2 de enero de 1956Sanmartín y su expedición, con-

No me fue difícil recordar otra de lasmás increíbles historias rela-

formada además por varios amigosexcépticos en los asuntos de pla-

cionadas con el hallazgo de insólitosobjetos en nuestro país. Siendo

tillos volantes, partieron del puerto deSantos con destino al inex-

justos, habría que afirmar que la insólita

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experiencia de Juan Martí-

plorado Mato Grosso. A su regreso elmadrileño confesó a Bíilher

nez Portóles, natural de la localidadfronteriza de Irún (Guipúzcoa)

haber descubierto una de esas grandesbases, pero que por orden

y obrero de la constaicción empleado enel pueblo de Rentería, fue

directa de los propios extraten-estresestaba comprometido a no

la primera de estas características ensaltar a las páginas de los dia-

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decir absolutamente nada. Era unSanmartín aterrorizado y mudo

rios. Aquella jornada de madrugadainvernal, el testigo se dirigía a su

el que llegó de esa aventura de la quehasta hoy no sabíamos nada.

trabajo en una vieja bicicleta queconducía con sumo cuidado debi-

— ¿Y su muerte? —volví a preguntar aun Villarrubia que me iba

do a la lluvia fina q u e comenzaba aempapar las subidas a los lla-

ilustrando la alucinante historia con

Page 995: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

fotos inéditas de aquel explora-

mados Altos de Gainchurizqueta. Segúnconfesó el testigo al corres-

dor ele lo imposible.

ponsal de La Voz de España en Irún,Juan Antonio Lekuona, en el

— Bueno, como te dije, fue en 1982. Alsalir de un supermerca-

centro de la calzada surgió un focopotentísimo y una forma rec-

do de Santo Amaro comenzó a sentirsemal y sufrió un mareo en el

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tangular que lo abarcaba todo. Tuvemiedo y procuré pedalear has-

coche cuando viajaba al hospital. Seestrelló contra un árbol. Es

ta la cuneta pensando que aquello seme echaba encima. Al final

curioso, ya que gozaba de buena salud.Lo que nadie sabía, y me

me detuve en una curva bastantepronunciada y allí lo vi parado y

confesó muy afectada Pacita, es que, eldía del encuentro con «el

en total silencio...

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hombre del espacio», Sanmartín selevantó tras haber visto extrañas

Elevado sobre un p e q u e ñ o barrizal ycon la lluvia cayéndole

imágenes de cúpulas y ciudades comode otro mundo. Pacita fue la

encima, Portóles tuvo que frotarsevarias veces lo ojos para asegu-

primera en saberlo, y el propioenfermero la llamó por teléfono para

rarse de que aquello no eran visiones.Junto al camino asfaltado y

relatarle lo sucedido. A lo largo de su

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viaje a Brasil, esas « visiones»

frente a un caserío conocido comoLoidi-Berri se había apostado tin

se repitieron en momentos concretos.Quizá era la propia fotogra-

objeto semejante a una cabina telefónicacon una luz circular en su

fía» de lo que andaba buscando... perotodos los secretos se los llevó

parte superior que iluminaba aintervalos toda la zona con un res-

a la tumba de ese modo tan misteriosoe inesperado...

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plandor amarillento. El supuesto ovnitenía unos tres metros de base

De nuevo en las carreteras, esta vezponiendo rumbo a la vieja

y cuatro de altura. Totalmente fuera de síy preso de una gran excita-

Castilla a la caza y captura de unsacerdote que llevaba la friolera de

ción, el obrero descendió el puerto y enuna bajada digna elel «Tour»

medio siglo investigando el asunto delos ovnis, recordé algunos

acabó declarando ante su capataz. Este,

Page 1000: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

absolutamente convencido

sucesos, absolutamente excepcionales,en los que algunas personas

ele la honestidad de Portóles, emprendióel camino hacia los Altos ele

afirmaron, tal y como hizo en su díaSanmartín, haber recibido un

Gainchurizqueta acompañado ele otrostrabajadores, pero al llegar al

curioso regalo de seres de otro mundo.Mientras atravesaba los eter-

lugar señalaelo por el testigocomprobaron que no había ni rastro elel

Page 1001: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

fantástico aparato. Eso si, alaproximarse a la superficie donde este

importancia a lo escrito en aquel papelfluorescente. Solo pensaba-

estuvo posado, hallaron con sorpresauna gigantesca pisada de un

mos en drsi ánsar, pero aquella nota nonos lo iba a permitir en las

zapato cuya talla sobrepasaría el 52 con

Page 1002: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

creces, y dos objetos real-

siguientes jornadas ya que,electivamente, algo excepcional había

mente extraños: un muelle negruzco ygrasiento de unos veinte cen-

ocurrido en las llanuras del Santo Reinode Jaén.

tímetros de largo, que se podía estirarcon facilidad hasta los dos

Tras teclear aquellos dígitos, una vozatropellada sonó al otro

metros, y cinco piezas oscuras formadaspor algo semejante al alu-

Page 1003: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

lad< > del aurieular: Los be llamado alver en la primera página de su

minio, de forma curva y unos seismilímetros de espesor.

revista una cosa muy parecida a la quehemos grabado aquí hace

¿De d ó n d e provenían esas piezas? sepreguntaron tanto los obre-

sólo unos días, nos confesaba elempleado de almacén de la capital

ros como el popular periódico La Vozde España. El vocablo ovni ni

jienense que respondía al nombre ele

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Gregorio Avila. Rápidamente

siquiera se conocía en aquella época y.como los hechos condena-

comprendimos que se refería a la noticiade la espectacular filma-

dos al olvido, este suceso «maldito»para la época acabó diluyéndo-

ción ele un ovni sobre la ciudadextremeña ele Trujillo que publica-

se tras gozar de un par de días depopularidad. En la historia de

mos en primicia dentro de nuestrasección de actualidad y que Fer-

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nuestros hechos insólitos será recordadocomo u n o de los pocos en

n a n d o Jiménez del Oso tuvo a bienreflejar en la portada de aquel

los q u e se hallaron pruebas físicas trasun aterrizaje ovni. Algo q u e

número. Al parecer, durante la noche del15 de julio, y en compañía

volvió a repetirse, y de un m o d o m u ch o más sobrecogedor y espec-

ele otros testigos, el señor Avila habíapodido captar con su videocá-

tacular, cuarenta y tres años después y

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en el lado opuesto del país.

mara de aficionado una luz semejante ala avistada en mayo se)bre

Y en busca de las primeras lomas deValladolid recordé con cierta

tierras extremeñas.

añoranza una historia donde la clavetambién estaba en los supues-

Cuando ya andábamos husmeando en elarchivo para localizar

tos materiales de otro m u n d o y que,por fortuna o desgracia, me

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el número de nuestros corresponsales enJaén para que cubriesen la

tocó vivir muy de cerca. Quizádemasiado...

información, a la vista de que la noticiaera importante pero no tan-

to como otras ejue nexs manteníanatareados aquellos días, algo ines-

perado hizo que nos quedásemospetrificados. Aquel hombre con-

fesó entrecortado que «algo más» habíaocurrido en la zona en esa

intensa semana de julio. Y ya con los

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nervios repartidos por igual a

ambos lados ele los teléfonos iniciamosun severo interrogatorio a

aquel afable y humilde trabajadorandaluz que nos ocultaba, quizá

por miedo a ser ser tomado en serio, unapreciosa parte de la infor-

Ángela Díaz, la coordinadora de larevista, nos dejó el recado

mación. Pero al final habló. Unextraordinario y doble encuentro

como habitualmente suele hacerle) cadavez que una pista intere-

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con ovnis y tripulantes en pleno día sehabía producido justo horas

sante llega hasta estos lares. En su mesaun post-it pegado junto al

después de la grabación del OVNI. Y,lógicamente, aquello nos hizo

ordenador reflejaba un nombre y númerode teléfono. Tras ellos una

cambiar la mueca. La gran noticia sehabía producido allí, entre soli-

escueta nota: Para Iker y Lorenzo:avistamiento ovni en provincia

tarios olivos del campo jienense,

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confirmando la regla invisible pero

de Jaén.

real de que son esos lugares apartadosdel mundanal ruido los que

No imaginábamos, desde luego, larepercusión futura que iba a

de repente se convierten en escenariopara este tipo de hechos

tener ese primer «soplo», y quizá porquellegábamos a la redacción

extraordinarios.

tras haber recorrido cada u n o por su

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lado distintos puntos de la piel

de toro en busca ele misterios varios, nole concedimos demasiada

Una llamada crucial

mente la sombra protectora del interior,observamos la cinta de

vídeo donde una esfera luminosadanzaba impunemente sobre el

Y así, mientras escrutábamos el mapa decarretelas la ruta a

cielo de Jaén. Al mismo tiempo. MariCarmen García, esposa ele Gre-

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seguir hasta el encalado pueblo de LosVillares, nos vino a la mente

------ nos detallaba c o m o se toparoncasi ele frente con el aparato a

realizar otra llamada. En esta ocasión noera nada «aparentemente»

las 2:25 horas del 15 de julio, dándonosademás los nombres de

importante, y a pesar de que siempreacudimos a la máxima repor-

otros vecinos que habían observado laextraña formación despla-

teril de no difundir jamás estos

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embriones de primicias hasta haber

zándose a baja altura hacia Los Villares.

peinado el lugar, agradecimos oír la vozcálida y siempre amiga de-

Tras confirmar los diversos testimoniosque daban fe del extraño

Juan José Benítez al otro lado del hilotelefónico.

fenómeno, nos centramos en el episodioc]ue realmente nos había

La verdad es que a él le extrañó tantocomo a nosotros la ines-

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llevado hasta allí. Y no pudimos evitarsobecogernos de nuevo

perada comunicación. No era normalque a esas horas le contáse-

cuando a bordo del Renault 21 eleGregorio Ávila atravesamos los

mos nerviosos lo que nos acababan deconfirmar desde Jaén. Lo

montes ele Jabalcuz siguiendo la mismaruta realizada por el OVNI

lógico era esperar al día siguiente, conla primera investigación ya

hasta llegar al encalado pueble) ele Los

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Villares. Allí encontramos,

realizada, para valorar los hechos yentonces transmitirlos a uno de

aún presa del temor, a un hombre quehabía recibido el mayor sus-

nuestros más apreciados colegas. Y lomás coherente, ¡qué demonios!,

to ele su vida horas después ele tomarsela filmación. El testigo no era

era no decir absolutamente nada a nadiehasta que no se publicase

otro e|ue el propio padre ele Gregorio,Dionisio Ávila, de 66 años,

Page 1016: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

el posible reportaje sobre los hechos.Pero, la verdad, nada en esta

jubilado y con una increíble experienciaque contar a estos dos sor-

historia parecía tener lógica.

prendentes forasteros...

Juanjo tomó buena nota de lo que lecontábamos repitiendo lo

que le íbamos diciendo al tiempo queescribía en su cuaderno: Un

ovni con forma semiesférica, unagrabación nocturna, tres tripu-

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Tres «hombres desnudos»

lantes embozados en trajes plateados,una huellas en el terreno... En

apenas cinco minutos le pasamos elparte saltándonos nuestra particu-

A las doce del mediodía del 16 ele julioele 1996, en un paraje próxi-

lar y prudente ética periodística,aliviándonos como si hubiésemos

mo al pueblo, Dionisio se topó con unartefacto semiesférico pro-

realizado una operación necesaria.¿Necesaria para qué y por qué?...

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visto ele ventanas ovaladas y oscurassemejantes a los ojos ele buey

Los cuadernos de campo, las cámaras ylas grabadoras volaron y

ele lo barcos que permanecía aterrizado.Nadie lo vio llegar. Simple-

aterrizaron con precisión en las bolsasele viaje a la misma velocidad

mente, allí estaba. El artilugio, queparecía hacerse transparente o

que el coche emprendió rumbó aAndalucía por la N-IV a la maña-

desaparecer en determinados momentos,

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parecía unido a una torre-

na siguiente. La primicia no se nos podíaescapar. Inmersos en esa

ta ele alta tensión por un cable grueso qu e partía ele su parte supe-

vorágine y con un manojo ele nerviosatenazando el estómago ini-

rior. Esta circunstancia despejó lasiniciales eludas ele un Dionisio

ciamos una Rita alternativa porcarreteras secundarias q u e mostra-

q u e en el primer momento llegó apensar que aquello se trataba de

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ban el singular esplendor ele las tierrasque unen la llanura manchega

un contenedor de los de JCONA. Actoseguido se plantaron frente al

y Andalucía. Por ese itinerario solitarioserpenteamos hasta desem-

objeto tres seres de alta estaturaenfundados en monos plateados tan

bocar en la barriada ele la Salobrejaacompañados de cuarenta y tres

ceñidos que parecía que fuesendesnudos. A la intemperie tan sólo

inmisericordes grados a la sombra. Allí,

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con camisa blanca y panta-

aparecían unos rostros huesudos derasgos orientales. Fue entonces,

lón vaquero, nexs recibió GregorioÁvila como si hubiese estado

al ir alejándose ante la severa miradaele aquellos seres, cuando el

esperándonos toda la vida. Ya en sucasa, agradeciendo infinita-

testigo se percató ele q u e en el«fuselaje» ele la nave había un símbo-

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rica de cabo a rabo durante aquel 1996.Pero, a pesar de ser los pri-

meros en publicar la noticia y lasfotografías del lugar d o n d e per-

manecen aún visibles varias huellascirculares supuestamente

correspondientes al tren de aterrizaje deaquel artefacto, nos queda-

mos con un regusto amargo.

J. J. Benítez. Dionisio Ávila e IkerJiménez en el lugar exacto queocupaban los tres

seres aparecidos en Los Villares.

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lo grabado q u e alternaba círculos ybarras. Algo que nos dibujó pos-

teriormente en nuestros blocs de notascomo «IOIOI».

Al iniciar la huida campo traviesa,mientras miraba a aquellos

misteriosos individuos que permanecíanimpertérritos frente al arte-

Una de las piedras de Los Villares(Jaén), que reproduce el símboloLOLOL.

facto, Dionisio Ávila notó como siextrañas noces empezaran a

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hablarme dentro de la cabeza. Actoseguido, del OVNI surgieron

Lo cierto es que Dionisio no queríaenseñarnos las piedras, y eso

una serie de haces de luz dirigidos altestigo que espantado com-

nos provocaba un mar de dudas.Sabíamos que las tenía en aquella

prueba cómo «un lucerillo» se convierteen una piedra totalmente

casa, probablemente escondidas enalgún rincón más que previsi-

esférica que cae al suelo tras impactar

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en su pecho. Detrás de ésta

ble, pero no quisimos insistir más y nos«conformamos» con publi-

vendrían otras dos. Al agacharse arecogerlas, antes de salir corrien-

car un reportaje previo sobre el caso «asecas». El enigma de las pie-

do del lugar preso del pánico,comprueba que en una de ellas apa-

dras decidimos postergarlo pararesolverlo en compañía de Juan

rece grabado el enigmático signo IOIOI.

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José Benítez, confiando plenamente ensu destreza y olfato perio-

dístico como si supiésemos que algomuy importante se escondía

detrás de aquella historia.

Una casualidad imposible

El porqué volvimos a querer que élestuviese allí, con nosotros,

es algo que aún me parece confuso y al qu e no doy todavía una

A grandes rasgos, éste fue el incidenteacaecido en Los Villares

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explicación lógica. Pero así fue.

en la noche del 15 y mañana del 16 dejulio de 1996 y del que infor-

A la llegada a Madrid nos recibieronnuestro director, Eernando

mamos exhaustivamente en su día en larevista Enigmas. Quizá el

Jiménez del Oso, y el periodista JulioCésar Iglesias, alertados de lo

más espectacular de la «fiebre de ovnis»que invadió la península Ibé-

fundamental del suceso y dispuestos ainformar en primicia en el

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programa que este último dirigía en lastardes de Radio Nacional de

caba. Era en realidad otro anillo de lasmismas dimensiones pero

España. A través de esa emisora losoyentes supieron por primera

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de plata. . Y en su reverso la gransorpresa. Unos símbolos compues-

vez del Caso Villares, aunque partesfundamentales de él las hubie-

tos de barras y círculos exactamenteiguales a los que Dionisio vio

semos «invernado» premeditadamenteen los más oculto del archivo

en Jaén con pocas horas de diferencia.IOIOI. Efectivamente, ahí

a la espera de nuevas investigaciones.

estaba la clave. Según nos confesóJuanjo, estuvo a punto de salirse

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Al regresara la redacción, dispuestos aponernos manos a la obra

de la autopista cuando oyó la voz deLorenzo detallando el «barra,

con el reportaje, recibimos una nuevallamada. La más nerviosa y

circulo, barra, circulo, barra... ¡Eraexactamente lo mismo que venía

emocionante de aquellas jornadas. Era,cómo no, Juanjo Benítez,

grabado en el anillo milagrosamenteencontrado en el interior del mar!

que se adelantaba «casualmente» por

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segundos al telefonazo que

nosotros le íbamos a dar. Su mensaje,tras hacer que le repitiésemos

en diez ocasiones los símbolos que teníael fuselaje del ovni (detalle

que se nos «escapé)» en nuestra primeraconversacióm y del que dimos

cuenta en el programa de Julio César),fue claro y rotundo: Mañana

mismo cambio todos mis planes y voypara allí. Quedamos en el

Meliá Castilla de Madrid, tengo algomuy importante que deciros.

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Y no le faltaba razón. Juan José Benítezse planteó en dicho lugar

con puntualidad británica acompañadode su esposa, Blanca. Y ambos

nos contaron una de las historias másalucinantes y curiosas que

habíamos oído nunca. Horas antes delaterrizaje de Los Villares, nues-

tros dos contertulios se encontraban enuna ruta por Egipto, concre-

tamente en la costa del mar Rojo. Y allíJuanjo daba rienda suelta a

una de sus grandes pasiones ocultas: el

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submarinismo. Según nos

contaba absolutamente apasionado,Blanca lo llamó a gritos tras

¡El anillo encontrado por J.J. Benítezen el Mar Rojo (foto J.J. Benítez).

hacerse una herida bastante profunda.Con pena, y ya en el exterior,

comprobé) q u e un anillo de oro de granvalor sentimental se había

Pero las casualidades no acababan ahí.J.J. Benítez nos afirmé) sin

perdido en las aguas en ese intervalo enque fue ayudado a salir has-

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tapujos que en esa época del viaje porEgipto y el caso de Los Villares

ta la orilla. El desconsuelo de Blancafue tal que Juanjo, como quien

sufría una tremenda incertidumbre porun caso muy especial al que

busca una aguja en el pajar más grandedel mundo, intenté) sumer-

estaba siguiéndole la pista desde hacíamucho tiempo. Y así, mien-

girse para otear el fondo marino con laremotísima esperanza de

tras brindábamos los cuatro por el

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inmediato viaje en busca de las

encontrarla preciada pieza. Tras variasinmersiones se cercioré) de lo

«piedras de otro mundo», nos confesé)que esa misma noche del 16

lógico; era absolutamente imposibleencontrar aquel anillo entre las

de julio, momento de la filmación yvisión por parte de varios veci-

arenas sumergidas. Al salir al exterior, ymuy cerca de la orilla, Bení-

nos del «ovni de Los Villares» él pedíade un m o d o muy particular al

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tez noté) que algo brillaba a variospalmos de profundidad. Y así,

cielo de la tierra de los faraones «unaprueba contundente» que

albergando una última esperanza buceóhasta comprobar que ¡un

demostrase la veracidad del sucesoextraordinario que perseguía

anillo! parecía estar esperándoloreposando en una pequeña loma

con tanto ahínco.

submarina. Emocionado corrió hasta ellugar donde su esposa repo-

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Lloras después, bajo el sol abrasante dela sierra de Jaén, p u d e

saba, casi sin darse cuenta de que no setrataba del objeto que bus-

ver con mis propios ojos las presuntaspiedras que el ovni y sus ocu-

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pantes «regalaron» a Dionisio Axila. Laimpresión fue tremenda. Juan

José no p u d o apenas sacar unafotografía. Le temblaban las manos.

Comparamos sobre la mesa-camilla deaquel jubilado el anillo de-

Blanca y las piedras y no pudimos llegara otra conclusión, el sím-

bolo grabado en ambos era exactamenteel mismo. Con las mismas

medidas, proporciones, separaciones...

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Todo un enigma ante nuestros ojos. Unmisterio que , he de reco-

nocerlo, nos dejó a los tres bastantetocados. No era cuestión de creer

o no en los ovnis. El reto era analizar latan increíble coincidencia en la

que todos habíamos sido partícipes. Yrodando por los caminos de

la Andalucía Oriental Lorenzo, Juanjo yyo nos hicimos miles de pre-

guntas a las que nadie podía responder.Y es que, si uno analiza este

suceso desde el momento en que realice

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la primera llamada a Bení-

tez, no le queda más remedio que pensarque la graciosa y ocurren-

te casualidad estaba empeñada en queesa historia nos relacionara a

los tres de un m o d o indisoluble.

S UCESOS COMO LOS OCURRIDOSen la calle Luna, 16, de Madrid, y

posteriormente en otras localidadesespañolas, demuestran

A este apasionante incidente Juan JoséBenítez se refirió con pro-

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a las claras lo peligrosa que p u e d eresultar la «obsesión extra-

fusión en su obra Ricky B, mostrando losmil y un enigmas que lo

terrestre».

rodeaban. Algunos tan sugerentes comoel propio significado de los

Antes de que los grupos investigadoresse pusieran de moda, y

símbolos «raya» y «punto» en el códigomorse. Ambos son los únicos

de que la televisión y las ondashertzianas difundiesen a nivel popu-

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q u e representan una letra por símbolode todo el alfabeto. Y juntos,

lar los entresijos del m u n d o delmisterio, existían núcleos de intere-

como estaban en el anillo y las piedras,no tienen más que un signi-

sados en estas temáticas que, en la máspura clandestinidad, inten-

ficado: E.T.

taban saber algo de u n o s «hermanosdel cosmos» de los q u e estaban

Unas siglas que me hicieron esbozar unatibia sonrisa, quién sabe

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seguros recibían directascomunicaciones. Así fue la prehistoriade

si para intentar ocultar un profundodesasosiego. Habíamos sido

un movimiento que ha degenerado en unabuena ristra ele aprove-

partícipes de algo que se escapaba almero periodismo, y, he de con-

chados, sinvergüenzas y«chupacámaras» profesionales.

fesarlo, aquello me asustó. Como seasusta un niño cuando se pier-

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Antes de todo esto, al iniciarse ladécada de los sesenta, los prime-

de por primera vez. Una sensación devacío y de interrogantes que

ros interesados en el m u n d o de losovnis ya habían dado que hablar.

martillean mis sienes siempre querecuerdo esta aventura todavía

Y lo hicieron por una historia oscura yamarga que durante décadas

inconclusa. La misma que, quién sabe,debieron vivir otros hace

se ha considerado el mayor tabú ele la

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ufología patria. Algo intocable

m u c h o tiempo. Otros como Portóles oSanmartín, que se enfrenta-

y que no merecía la pena remover. Y lapregunta, al menos en mi caso,

ron sin quererlo a unos materialesdesconocidos en los que quizá se

surgió repentinamente: ¿Por qué esemutismo? ¿Qué ocurrió en aque-

encuentre codificado un mensaje quetodavía no p o d e m o s com-

llos años de expectación y desmedida fepor los visitantes del univer-

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prender... pero q u e está ahí.

so?... con el tiempo, y con el lentoproceso de la investigación que aho-

ra tienen ante ustedes, fuirespondiéndome a tantas interrogantes.

Durante muchos años, nuestra peculiar«comunidad ufológica»

silenció, disimuló o enmascaró losucedido en una vieja casa de

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Madrid. Aterrada por las inmediatasrepercusiones que podían ori-

ginarse en la opinión publica al saberseque destacados personajes

del llamado «contactismo» y diversosinvestigadores del fenómeno

ovni, estaban involucrados en uno de losmás horrendos crímenes

múltiples habidos en nuestro país. Unsuceso luctuoso que copó las

portadas de todos los vespertinosespañoles y sobre el que revoloteó

insistente la sombra de la duda. Ni la

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policía ni los investigadores

privados llegaron jamás a ningunaconclusión. Aparentemente, un

loco homicida había exterminado a sufamilia una soleada mañana

de primavera. Sin más. Pero eso era tansólo parte de la verdad,

lina verdad que, c o m o diría el célebreagente televisivo Fox Mul-

der, estaba ahí fuera, y sobre la que serumoreó durante demasiado

tiempo.

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Sospechas de que determinadosmensajes habían provocado la

matanza, y la implicación directa de u no de los más importantes

investigadores ufológicos de la época,daban otro cariz al asunto.

En el número 16 de

la calle Luna, en Madrid,

Pero, como tantas otras veces, nadieestaba dispuesto a coger el toro

aconteció uno de

por los cuernos. Podía «ensuciarse»

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demasiada gente.

los expedientes X más

Fue en una agradable cena junto almonasterio barcelonés de

sangrientos e inexplicables.

Montserrat d o n d e se me encendió laparticular lucecilla de alarma

periodística. Y he de confesar que fue elquerido amigo y director de

Destapar todo lo que de verdad sucedióen torno a la espiral de

la revista Más Allá, Javier Sierra, quien

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soltó unas frases demoledoras

sangre y locura generada en algunoscriptogrupos españoles tras la

en aquella velada: Habría queinvestigar toda la verdad en torno a

aparición de determinados «anónimos»no era tarea fácil, pero el afán

los crímenes de la calle Luna, 16, y surelación con el contactismo.

periodístico y h u m a n o por saber queocurrió en aquel viejo Madrid

Hay cosas que, simplemente, noencajaban.

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del desarrollismo p u d o , una vez más,con todo.

Como sabedor de que de un m o m e n to a otro me pondría como

Esta es la crónica de una increíblehistoria envuelta en sangre y

un galgo sobre la remota pista, Sierrame sostuvo la mirada durante

pretendidas comunicaciones con los«hermanos cósmicos», un refle-

unos segundos y cambió de tema. Peroaquella breve historia, de la

jo vivo de lo que fueron los albores de

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nuestro genuino y peculiar

que ya había tenido referencias vagas ysueltas, se quedó grabada en

contactismo. Sin duda, nuestro más tristey crudo expediente X.

lo más profundo de mi cerebro.

Cuando enfilé las hemerotecas en buscade la primera docu-

Madrid, diciembre de 1961:

mentación veraz sobre el asunto,comprobé que lo que realmente no

encajaba eran los rumores que durante

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años se habían lanzado a los

El frío del recién iniciado inviernoserpentea por las estrechas

cuatro vientos. Todos los datos que seindicaban como «verdaderos»

calles de la parte vieja de la ciudad. Lasluces multicolores y los ador-

eran una completa farsa, unadeformación, quizá plenamente cons-

nos navideños de los comercios han idoapagándose conforme ano-

ciente de lo que realmente ocurrió. Y lahistoria, la verídica, hacía

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checía. En una esquina, junto a uncolmado con las persianas a

enmudecer una vez más a laseudoficción.

medio bajar, aguarda un hombre de pelocano y grueso abrigo gua-

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reciéndose del viento que silba a lolargo de la calle Lama. A la altu-

en 1908 este empleado de Telégrafosfue una de las primeras per-

ra del número 16 el individuo se detieneunos segundos y mira

sonas en interesarse por el enigma delos platillos volantes. Esta afi-

hacia los balcones que adornan lalachada. Un el tercer piso hay un

ción le vino a Sesma tras publicar unaserie de capítulos abordando

cartel en el que se p u e d e leer

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«Sastrería Ruiz». Ya casi reina laoscuri-

el novedoso enigma en el desaparecidoy muy popular por aquel

dad y el bullicio de la tarde ha d a d opaso al completo silencio. Clon

entonces diario Madrid. Aquellasbreves crónicas, repletas de inge-

paso firme, el individuo se dirige haciael viejo portal. Parece dis-

nuidad y d o n d e se respetaba arajatabla el lema de «creerse todo

puesto a llamar, pero algo le hace

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detenerse. Un presentimiento, una

mientras no se demuestre lo contrario»,encandilaron a miles de lec-

intuición... o quizá el miedo, obligan alhombre del abrigo a huir

tores de la capital de España. Lo inusualde aquellos escritos, d o n d e

apresuradamente, confundiéndose conlas muchas sombras que ya

se hablaba sin tapujos de visitantesextraterrestres y espectaculares

deambulan por el centro de la capital.Mientras avanza por la acera

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encuentros con ovnis, conformaron lafórmula maestra de la fulgu-

masculla algunas frases...convenciéndose a sí mismo de quejamás

rante popularidad que Sesma adquiriríaen aquellos meses. El éxito

volverá a intentarlo.

de estos artículos, difundidos al tiempoque los primeros satélites

artificiales merodeaban por el espacio,hizo que aluviones de cartas

dirigidas al «profesor Sesma», que así

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se hizo llamar a partir de enton-

ces motivado quizá por una nadadisimulada vanidad, inundaran

diariamente la redacción del periódico.Y fue precisamente a raíz de

establecer algunos contactos conremitentes q u e confesaban tener

las mismas inquietudes «cósmicas», c ua n d o Sesma decidió fundar

la Sociedad de Amigos del EspacioBURU, una asociación de suje-

tos con pensamiento h e t e r o d o x o qu e se reunían en los sótanos

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del Café Lión para e m b e b e r s e conlas noticias sobre los platos vo-

ladores.

Las hipótesis más arriesgadas aflorabanen aquel grupo de ini-

ciados entre los que se contabanpersonalidades como las de los dra-

maturgos Alfonso Paso y Buero Vallejo.En ese ambiente críptico y

clandestino, digno de las reboticas deposguerra, se leían todos los

martes y jueves algunas de las cartas queSesma recibía de los miles

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de lectores que seguían sus secciones enla prensa.

El clima que allí se generó constituyó unp e q u e ñ o b a ñ o de

El sastre Ruiz en una de

las últimas fotos que se le

masas para nuestro «profesor», queextasiado comenzaba a pulir su

realizaron. Aparecía con

particular doctrina sobre losextraterrestres. El resto de los partici-

gesto atormentado.

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pantes de aquellas curiosas tertuliaseran simplemente comparsas al

son de lo que dictaba un autoritario, b on d a d o s o y peculiar líder.

Pero aquellas felices jornadascambiaron la tarde en que Sesma

recibiría en su domicilio una misiva quele produjo cierto desasosie-

El misterioso personaje del abrigo noera otro que Fernando Ses-

go y que no quiso leer ante susseguidores. No era normal que a su

ma Manzano, el padre del «contactismo

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español». Nacido en Ceuta

propia casa llegasen cartas. Algo loescamaba.

Concretamente, el 4 de septiembre de1961, había aparecido en su

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Aquella casualidad le espantó en unprimer momento, pero final-

buzón un sobre en cuyo remite se pochaleer "E. Sesma. C/ Luna, 16".

mente optó por llevarse la carta yestudiarla a fondo en su domicilio,

En su interior había una tira de papelcon un enigmático mensaje en

convencido de que aquello «podía ser elsimbólico mensaje de bien-

letra de imprenta:

venida de otras civilizacionesextraterrenas». Así, esa misma y tibia

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tarde de otoño, comenzó una obsesiónque jamás decrecería con

Rompe polo inferior cascarón..

respecto a los extraños envíos de Luna,16. Envíos que con tenebro-

saca cabeza conoce luz.

sa insistencia se sucedieron hasta bienentrado el mes de noviembre.

cuerpo limitado por un tiempo más.

En tocios ellos se translucían clarasalusiones a la muerte y el sui-

(sin) BAB

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cidio. Frases como «Caos psíquicoreciente», «Seguirá caos conducta

cédeme cabeza te llevaré oasis

y cuerpo». «El plomo avanza»,«Angeles de las tinieblas harán retro-

sólo te quedará eso

ceder cabeza. Fuego del dolor purifica»,«No lo abandonéis (el cuer-

eso es todo.

po) lo recuperaremos» generaron ciertainquietud en el atormentado

receptor, que barajaba varias hipótesis

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para solucionar el enigma.

Aquel «cédeme cabeza» fue motivosuficiente para que Sesma

O eran extraterrestres haciéndole llegarmensajes de contenido sin-

rompiese el papel en un acto nervioso einstintivo y lo hiciese desa-

crético y de gran importancia para subúsqueda personal, o algo esta-

parecer por el retrete. Pero aquella cartaparecía tener vida propia y

ba ocurriendo precisamente en Luna, 16.Quizá, pensó, alguien en

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tremenda malicia. Al parecer, y segúnconfesó en uno de sus libros,

ese lugar estaba recibiendo las misivasy haciendo al mismo tiempo

al dar un paseo por la Casa de Campo,unas horas después de la

de segundo correo para darle a conocerel asunto al propio Sesma.

recepción de la epístola, se encontró dem o d o inexplicable con los

Todo era en aquel momento un laberintolleno de incógnitas que

dos trozos de la misteriosa carta en un

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camino vecinal. Lo más increí-

hacía fabular al atribulado «profesor»con las más increíbles teorías.

ble es que los húmedos pedazos depapel se habían vuelto a unir

Sea como fuere, lo cierto es que poco apoco los envíos de Luna, 16,

por arte de magia y aparecíandesafiantes ante el asustado Sesma,

fueron haciéndose más espaciados en eltiempo hasta casi desapare-

reflejando la luz del día su siniestromensaje.

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cer. Pero la intriga de Sesma no semitigó un ápice. ¿Qué ocurría en Luna,

16?, se preguntaba noche tras noche... einsomnio tras insomnio.

La intentona que anteriormente hedramatizado de llegar hasta el

portal, casi en las Navidades de 1961,no cuajó. Algo instintivo y que

jamás supo definir le hizo alejarse dellugar como alma q u e lleva el

diablo el mismo día q u e decidióenfrentarse al enigma plantándose

en la estrecha calle de Luna. Pero el

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miedo más profundo, descono-

cido e irracional, le p u d o en estaocasión. Y allí mismo juró que no

habría más envites para desfacer elentuerto que se ocultaba en aquel

sombrío portal, perdido en un barriodegradado y gris. Así se lo con-

fesó a dos estudiosos, Víctor Zalbidea yJosé Lizar, que plasmaron

estas importantes declaraciones en ungrueso e importante informe *

publicado en la recta final de laexistencia de Fernando Sesma.

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El primer mensaje recibido por Sesmacon remite Luna. 16.

* V. Zalbidea y J. Lizar: Análisis de uncontacto, Tropos, 1975.

Tras u n p e r i o d o d e relativatranquilidad, y d e s p u é s del r e g r e so d e

Según declararon a los medios decomunicación algunos veci-

un viaje a Alemania, nuestroprotagonista a r i b e una nueva y breve

nos: Últimamente el señor Ruiz se

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había transformado. Algo le esta-

misiva con el misterioso remite. Con lasmanos temblorosas rasga el

ba pasando. Pasaba mucho tiempo soloy se volvía histérico e iras-

p e q u e ñ o sobre y extrae una tirilla depapel donde se p u e d e leer:

cible. Estaba cambiando... Y esoextrañó, ya que el sastre era persona

«Enhorabuena, enhorabuena,enhorabuena». Sin más.

equilibrada que repartía el día entre sunegocio y su hogar. Nada

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Con el nerviosismo galopando en lasvenas tras comprobar que

hacía presagiar el espantoso crimen quese produciría en esa misma

los misteriosos mensajeros se ponían denuevo en contacto, se acer-

casa al llegar el primero de mayo de1962.

ca a una taberna del barrio de Chamberíy pide al camarero el dia-

A las 8:15 de la mañana, el señor Ruizenvió a la criada, Juana

rio. Así, esa misma y nublada mañana se

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desayuna con la espantosa

García, a por unas medicinas y cápsulasa la farmacia del barrio. El

noticia que aquella jornada llenaba lasportadas de los periódicos.

ser día festivo obligó a la muchacha aregresar sin el pedido y a

Algo que le dejará petrificado, con elalma atenazada por el pánico.

toparse con la mirada desencajada delsastre. Tras intercambiar algu-

Un suceso q u e le encogió el alma y quehábilmente silenció en todos

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nas palabras, Ruiz Martínez logródisuadir a Juana para que abando-

los libros que posteriormente escribiósobre sus supuestas expe-

nase el piso. Así, siendo él el único enpie de la familia, comenzó por

riencias de contacto con seres delcosmos. Un incidente macabro

matar a martillazos a su esposa, DoloresBermúdez, que reposaba en

que se convirtió en la bestia negra yparticular calvario de Fernando

la alcoba. Sigiloso, deslizándose como

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una sombra, penetró en la

Sesma Manzano. Un molesto tabú que haensombrecido durante

cocina de d o n d e descolgó un viejo eimponente cuchillo. Con su

años la primigenia historia delcontactismo español... y que ya era

empuñadura de madera entre las manoscontinuó una delirante pro-

hora de sacar a la luz. Era mayo de1962.

cesión con el objetivo de acabar con lavida de sus cinco hijos: Mari

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Loli, de 14 años; Adela, de 12; JoséMaría, de 10; Juan Carlos, de 5, y

Susana, de apenas 18 meses,sucumbieron ante la vorágine asesina

de su enloquecido progenitor, que lossorprendió por la espalda sin

hacer apenas mido alguno.

Acto seguido, siendo las nueve en puntode la mañana, se pre-

José María Ruiz Martínez, propietariode la sastrería que ocupaba

sentaba en el balcón del edificio con elcadáver ensangrentado de

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gran parte de la finca de Luna, 16, era unmarido y padre ejemplar,

u n o de sus retoños en los brazos. En lacalle un gentío expectante y

un hombre afable y querido en lavecindad. Su negocio, con los lógi-

miembros de la Policía Armadaobligaban al vecindario a desalojar

cos vaivenes, le proporcionaba una vidasin apreturas. El segundo y

la zona. El criminal llevaba en su manoizquierda una pistola del cali-

tercer pisos del edificio estaban

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alquilados por el señor Ruiz, que

bre 6,35. Tras ponérsela en la sien, gritóvarias veces, mirando hacia

contaba entre su clientela a parte de losempleados de RENFE en la

arriba, algo que nadie logrócomprender: Tenía que hacerlo hoy,

estación de Atocha. En los bajos yprimera planta se ubicaba «Casa

tenía que hacerlo hoy, hoy era el día...los quería a todos, pero he

Pascual», un restaurante de los llamados«económicos» que se dividía

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tenido que matarlos.

en comedor y chacinería. Al llegar lanoche nadie habitaba el lugar,

Instantes después, el sastre Ruizpenetraba de nuevo en la penum-

e x c e p t o Juana Ríos Román, laanciana portera q u e residía en el

bra del dormitorio. De nada sirvió quela portera y un sacerdote lle-

ático.

garan al otro lado de la puerta, a travésde la cual mantuvieron una

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Casi en la prolongación de esta esquinade la calle Luna partía la

espeluznante conversación con elenajenado padre de familia:

calle de Antonio Grilo. En el número 3vivía el sastre con su nume-

— ¿Qué ha pasado? —preguntó laanciana portera.

rosa familia.

— Los he matado a todos—respondióRuiz entre llantos.

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— ¡Abra, a lo mejor pueden salvarse!—replicaron al unísono la

portera y el sacerdote.

— Nadie puede salvarlos. Me tienenque confesar. Después debo

matarme yo también.

— ¡Déme la pistola! —interrumpió elclérigo.

— No. Sólo confiéseme..., tengo quematarme, debo matarme...

¡lisos canallas!

—Entonces, si deseas quedar libre de

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pecado, tienes que arre-

pentirte y darme esa pistola... vamos...dámela.

— ¡Nopuedo entregársela... es unaorden... tengo que matarme!

A las 9:11 horas se escuchaba unadetonación en el interior del

inmueble. La policía violentaba lapuerta principal y se topaba de

bruces con el dantesco espectáculo delos seis cadáveres y el cuerpo

moribundo del sastre. Éste se habíalevantado la tapa de los sesos...

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pero aún respiraba arrítmicamente.

A los pocos minutos fallecía al sertrasladado en una vieja ambu-

Así escenificó el semanario

lancia que a toda prisa enfilaba la calleLuna haciendo sonar la estri-

El Caso el Inste suceso de

dente sirena, mientras el vecindario enpleno comentaba la tragedia

Luna, 16.

en las aceras. Todo el país seestremeció con la noticia. Los periódi-

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cos vespertinos como Informaciones ylos semanarios de sucesos

Curiosamente, este recinto, ideado comovía de escape y relax,

como El Caso hicieron edicionesespeciales ante lo que ya conside-

se transformó, según se declaró a laprensa, en un motivo de conti-

raban como «uno de los más misteriosossucesos de la historia del

n u o desasosiego para la familia. Lasobras iban más lentas de lo que

crimen español». Y eso, añado yo, que

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no tenían remota idea de los

el d u e ñ o deseaba, hasta el punto deproducirle verdaderos quebra-

curiosos «anónimos» que algún siniestropersonaje (de aquí o de allá)

deros de cabeza. Incluso los obreros quetrabajaban en aquella cons-

estaba distribuyendo sabiamente entrealgunos «elegidos».

trucción decidieron, a finales dediciembre, abandonar al angustia-

A lo largo de toda la semana apenas sehabló de otra cosa. Nadie

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do patrón. Así pues, «Los Luceros» sehabía convertido para el sastre

lograba explicarse el porqué de tanmacabro crimen. La policía y los

criminal en una especie de sueñoinconcluso. En algo que, a pesar

periodistas fueron, con el paso de losdías, interrogando a todas las

de todo y de todos, tenía q u e alzar enun tiempo récord. El porqué

personas que conocían estrechamente alsastre... pero no se logró

de esa insólita premura lo mantuvo en

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secreto hasta que una solea-

dar con la menor pista. Las primeraspesquisas se centraron en des-

da mañana de primavera decidió acabarcon los suyos. Nadie llegó

cubrir las posibles «mafias» con las queel sastre pudiese estar sujeto

a comprender jamás aquella repentinaobsesión. Parecía «otra orden»

por deudas. Pero esa vía q u e d ó enpunto muerto dada la excelente

que alguien le hubiese dictado. Alparecer, a raíz de emprender el

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marcha del negocio.

ambicioso proyecto, se había vueltofurioso, inestable... como preso

El establecimiento iba viento en popa,no había conflictos fami-

de una gran y constante angustia. Y estecambio de carácter progre-

liares ni económicos y fiel muestra deello era la finca «Los Luceros»

sivo no paso desapercibido por unvecindario extrañado q u e denun-

que el señor Ruiz comenzó a edificarcon sus magros ahorros en la

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ció a los medios que desde finales delverano de 1961 algo le esta-

localidad serrana de Villalba.

ba ocurriendo al inestable sastre.

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¿Estaría d a n d o comienzo el «caospsíquico creciente» del que por

aquellas mismas fechas estaba siendoinformado Fernando Sesma

Manzano? ¿Era acaso el preludio de loque ocurriría semanas des-

pués?...

Lo cierto es que ni la policía ni losperiódicos se fijaron en el «pro-

fesor Sesma», una pieza clave en todo elentramado y con cuya ayuda

quizá se hubiesen podido establecernuevas vías de investigación.

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Pero Sesma calló. Todo aquello leestremecía lo suficiente como para

desterrar la hipótesis de la espantosacasualidad. Era consciente de

q u e los mensajes que habían idollegando a su buzón describían esce-

nas macabramente premonitorias... comosi hubiesen sido escritas por

un ente todopoderoso que fuese capaz derealizar la crónica de un cri-

men anunciado. La frase «el plomoavanza» rápidamente la relacionó

con el suicidio, a base de un balazo en

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el cráneo, del atormentado Sas-

tre Ruiz. Aquello fue demasiado para unSesma que había comenza-

Fernando Sesma, promotor

do a notar bruscos cambios en suinterior. Él mismo, según confesó

del contactismo español,

años después, se notaba diferente,cambiado. Quizá ante el temor de

estuvo implicado en

que algo escapara a su control decidió,una tarde del mismo mes de

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la oscura trama de los

"mensajes asesinos"..

mayo de 1962, quemar la mayor parte delos mensajes de la calle

Luna. Junto a las cocinas, en un cubículohúmedo y oscuro, amonto-

nó los «papeles malditos» y los rociócon alcohol. La pira, como radi-

Sobre el papel este fue el fin de aquellahistoria esperpéntica y

cal medio para olvidar todo de una vez,ardió en uno de los patios

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delirante. Durante años se mantuvo lahipótesis de que algún bro-

interiores del Café Lión. Presente enaquella escena estaba una mujer

mista cercano al círculo del psicólogoindustrial José Luis Jordán

que no comprendía la ira de Sesma. EraHilde Menzel, una afable

Peña, representante del «sector crítico»q u e se reunía en las tertulias

mujer que hizo de secretaria duranteaños de la «Sociedad de Amigos

del rancio café madrileño, hubiese

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realizado toda la trama para ame-

de los Visitantes del Espacio BURLJ».Ella también recordaba cómo Ses-

drentar y ridiculizar a Sesma. Entreotros, el antropólogo social Igna-

ma agrió su carácter durante aquellaetapa. Según muchos de sus

cio Cabria afirmó en su día que variosdesaprensivos pudieron rea-

seguidores había cambiadoradicalmente, volviéndose másreservado

lizar las macabras cartas tras conocer la

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matanza. Sería, según Cabria,

y arisco. Justamente como si el «caospsíquico creciente» anunciado en

el inicio de una broma demasiadopesada que continuaría con los

los mensajes de Luna, 16, le estuviesenafectando demasiado.

mensajes del extraterrestre procedentesdel planeta Auco llamado

Tras la quema de los mensajes, y pordeseo expreso de Sesma,

Saliano, y los célebres ummitas con sum u n d o tecnificado y asépti-

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se dejó de hablar de aquel asunto trágicoen las reuniones del Lión.

co. Mensajes que convirtieron durantetoda una década al sótano del

El veto impuesto por el líder y eltiempo, que trajo consigo nuevos

Lión en un auténtico «café de losprodigios».

mensajes de presuntos y extravagantesextraterrestres, encerraron en

Las hipótesis de Cabria serían válidas siel crimen hubiese sido

el cajón del olvido aquellas epístolas

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manchadas de sangre. A pesar

posterior a las cartas, y así pensaronhasta el momento de la presen-

de todo, el drama personal y la obsesióncon el significado de estas

te investigación la mayoría deestudiosos. Pero lo cierto e innegable

cartas le acompañaron hasta su últimodía.

es que éstas fueron llegando a Sesmacon ocho meses de antelación.

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Doscientos cuarenta días antes de que seprodujese la extraña masa-

todos aquellos que tuvieran contacto conel misterioso remite de

cre «alguien» ya enviaba las cartas conel remite de Luna, 16. Por otro

Luna, 16 quedaran malditos por algo oalguien que jamas dio la cara.

lado, todos los posteriores yextravagantes contactos que se servían

Acontecimientos posteriores queenvolvieron las reuniones del

del medio epistolar para llegar a este

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círculo de iniciados tuvieron un

Calé Lión parecen continuar que lo quese cocía entre aquellas cua-

final concreto. En el casodle losummitas, unos seres que decían pro-

tro paredes era, efectivamente, algo másque una simple reunión de

ceder de un astro situado a 14,6 años luzde la Tierra y que durante

crédulos y contactados. El reguero desangre y delirio cósmico con-

muchos años trajeron en jaque a lapolicía y servicios de inteligen-

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tinuó como una trampa mortal a la queya no se podía poner fin.

cia, José Luis Jordán Peña confesóhaber elaborado una longeva tra-

ma para observar la conducta ycredulidad de los grupos fanatizados

por estos temas, y con Saliano, ungrotesco personaje q u e se auto-

denominaba extraterrestre a través debreves notas, otras tres perso-

nas, entre ellas un astrólogo y un pintorasiático, declararon haber

José Félix Rodríguez Montero nació en

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Aguadulce (Sevilla) el 21

gastado una monumental broma a Sesma,recreando incluso fenó-

de febrero de 1925. A principios de1946 se trasladó a Tarrasa (Bar-

menos paranormales en el interior delsótano donde se reunían...

celona) para trabajar como pesador enuna empresa textil. Su vida

Todos henchían su pecho al haberengañado al crédulo «profe-

transcurría monótona hasta que, aprincipios de los años sesenta, se

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sor»..., sin embargo, nadie alzó jamás lavoz en torno a las cartas de

t o p ó de bruces con el fascinante, y poraquel entonces incipiente,

la calle Luna. Nadie se hizo responsablede lo que parecía otra bur-

enigma ovni. Quizá fuese exagerada ladescripción que de él hizo el

da broma. Una broma que resultó mortalcomo el cuchillo de doble

cronista de sucesos del NoticieroUniversal en su edición del 22 de

filo y que todos decidieron obviar. La

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tétrica historia quemaba en las

junio de 1972 al afirmar que: Era unaespecie de don Quijote del

manos.

espacio, que en lugar de libros decaballerías leía textos de astrona-

Han pasado 35 años y se hanamontonado las preguntas respec-

ves y extraterrestres, hasta llegar a laaventura en la que su molino

to a un tabú ufológico al que nadie haquerido acercarse. ¿Qué había

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fue un tren, pero lo cierto es que algunaanomalía inexplicable

ocurrido realmente? ¿Se había puesto enmarcha un experimento de

debió ocurrir en la mente de este obreropara que convenciese al

control mental con algunos sujetos comoel malogrado sastre Ruiz?

joven Juan Turú para viajar hasta elplaneta Júpiter. Turú, de 22 años

¿Alguien estaba calibrando lasreacciones de dos personas sometidas

de edad y natural de Tarrasa, fue un

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activo investigador en grupos

a los «anónimos de otro mundo»? ¿Fuetodo ideado por un grupo o

como el CEI (Centro de EstudiosInterplaneterios) que había cono-

sociedad secreta contraria a los gruposde crédulos q u e se expan-

cido a José Félix hacía apenas un mesmediante un anuncio de pren-

dían hace tres décadas en nuestro país?¿Hubo más víctimas de los

sa publicado en la revista Algo en mayode 1972. Su interés por los

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mensajes asesinos? ¿Se esperaba la fatalreacción en los «cobayas

ovnis, como el de tantos miles depersonas, se convirtió en una

humanos» asediados por las enigmáticascartas? ¿Quién había sido el

desenfrenada pasión a raíz de la oleadade avistamientos que sufrió

culpable? ¿Acaso los extraterrestresestaban haciendo pruebas psico-

todo nuestro país en el verano de 1968.Nadie sabe a ciencia cierta

lógicas a «cobayas humanos» de la

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capital? ¿O quizá algún servicio de

cuándo su pasatiempo se convirtió en feo en delirio, pero lo cierto

inteligencia realizó experimentos que sefueron de la mano y de la

es que apenas un mes después deestrecharse la mano por primera

legalidad?...

vez ambos aparecieron decapitados enel kilómetro 335,950 de la vía

Las respuestas nunca han llegado yprobablemente no lo hagan

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férrea que une Mas Cornet y TorreAlavedra, a pocos metros del des-

jamás. De lo q u e estamos seguros es deque las dramáticas secuelas

tartalado apeadero de Torrebonica. Fueun suceso sonado q u e vol-

de esos mismos anónimos continuaronproduciéndose. Como si

vió a llenar portadas de los periódicoscomo diez años antes había

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ocurrido con el crimen múltiple de lacalle Luna. Nadie sabía, por

prestó atención cuando éstos seacercaron hablándole de su próxi-

aquel entonces, que quizá las dostragedias tuviesen más de un nexo

ma misión horas antes de la «Hora H»,estuvo a punto de acabar con

en común.

su vida v fue recluido en un psiquiátrico.Y no era para menos. La

Los dos cuerpos, según rezan losinformes policiales, fueron

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frialdad de los dos amigos de Tarrasa qu e d ó patente en este último

encontrados a las 5:30 horas del martes20 de junio de 1972 con la

y dramático comunicado con el quequerían hacer saber a sus alle-

cabeza separada del cuerpo, sesgada porlas metálicas ruedas del

gados lo inminente de su decisión.Gracias al veterano investigador

tren. Habían decidido dejar esta tristeexistencia y viajar en el éter

Ignacio Darnaude Rojas Marcos,

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auténtico archivero mayor de los

hasta un mundo anhelado y lejano,dejando para ello su cuerpo físi-

misterios ufológicos españoles, y alquerido colega Javier Sierra, tuve

co en este valle de lágrimas. Su vida erael «peaje» que demandaron

acceso a estas últimas comunicacionesde los suicidas. LJna de ellas

insistentemente los amigos cósmicos.Como tarjeta de despedida

me impresionó sobremanera. Era laescrita el día anterior a su «viaje

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apareció una hoja manuscrita con lafrase «los extraterrestres nos llaman,

cósmico», y en ella se decía, entre otrascosas, lo siguiente:

pertenecemos al infinito», que alguien,quizá un grupo de seguidores

presentes en la dantesca escena,colocaron encima de uno de los

Amigos:

cuerpos.

El mazazo que provocó la dramáticanoticia estuvo a punto de

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Al recibir esta carta, seguramente quepor algún medio de

hacer desaparecer la ufología hispana.Divulgadores como Marius

información sabréis que estamos conEllos, pues nos han lla-

Lleguet, que recibió una carta postumade los suicidas y que no les

mado, ya que nuestra MUTACIÓN ESTOTAL y nos encontra-

mos en la Tierra como dos seresextraños.

Nos dirigimos al centro galáctico. En

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nuestra biblioteca

existen una serie de libros de literaturaKósmica que os cede-

mos con el mayor placer, a fin de queestudiéis e investiguéis

al máximo y ¿quién sabe? si algún díatambién os llamaremos.

Un saludo Kósmico.

Con la misteriosa rúbrica W.K.T.S. losdos ufólogos estampaban

su conformidad para trasladarse a otroplano. Y así lo hicieron, arro-

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jando sus cuerpos a los fríos raíles,esperando con la mirada puesta

en Júpiter a que el convoy les arrancasela vida.

El mazazo brutal impactó de lleno enuna comunidad ufológica

no acostumbrada a la barbarie. Durantemeses, los estudiosos del país

se cartearon preguntándose si merecía lapena seguir adelante en la

divulgación de los enigmas del espacióante sucesos tan tristes como

el de Tarrasa. El sentimiento de

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culpabilidad entre los que informa-

El doble suicidio de Tarrasa

provocó un escalofrío

ban sobre los ovnis produjo una de lasmayores escisiones en la his-

generalizado en todo el país.

toria de la investigación española. Apartir de este instante no serían

Era el primero de esas

pocos los que arremetiesen duramentecontra el fenómeno, conven-

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características ocurrido

en España.

cidos del peligro que ocultaba la pasiónpor lo extraterrestre.

En los gruesos informes sobre el casoTarrasa había importanles

José Félix y Juan Turú, los suicidas deTarrasa, protagonistas del

puntos de unión con el enigma de Luna,16. Claves que fui poco a

otro gran tabú de la ufología española,

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se expresaban del siguiente

p o c o desgranando sin disimular miasombro ante lo que parecía una

m o d o para explicar lo q u e estabaaconteciendo en su interior:

espiral de locura y muerte con los ovniscomo telón de fondo.

El muíante es «regado» con el polencósmico. Ya no es un

hombre como los demás. Sentirá en sílos efectos cósmicos (...).

Jamás podrá ya volver atrás. Lamutación puede originarse

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lentamente, o, por el contrario, demanera BRUSCA Y ESPON-

José Félix Rodríguez se hizo evangelistaa su llegada a Tarrasa.

TÁNEA. Más espontánea aún si elmuíante topa con seres de

Era una forma de canalizar unasinquietudes espirituales absoluta-

«estados» superiores.

mente inusuales que pronto lereclamaron un nuevo rumbo en la

búsqueda interior. Así, peregrinando enbusca de la verdad, el sevi-

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Esa mutación brusca la sufrieron en suscarnes. Así se lo confe-

llano llegó hasta el fantástico m u n d ode los platillos volantes a tra-

saron a un grupo de estudiososzaragozanos abanderado por las

vés, precisamente, del grupo UMMO deMadrid. El mismo que en su

siglas SEPIC, dos de cuyos miembrosdecidieron intentar poner fin a

día recibió los mensajes de Luna, 16 yotros delirantes contactos. De

sus vidas lanzándose al vació por un

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patio interior tras conocer lo

las supuestas «enseñanzas» que llegabansemanalmente a aquel café,

ocurrido con Turú y Montero. ¿Era unacto programado? ¿Cuántas

entremezcladas con anónimos, mensajesde extrañas entidades y

personas podrían estar involucradas enesta inmolación por los

algún que otro sobre con remite Luna, 16bebió insaciable José Félix

extraterrestres? ¿Y cuántas se echaronatrás?...

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Rodríguez, q u e ya era conocido enestos círculos de iniciados como

Según parece, el caos psíquico por el qu e pasó el sastre Ruiz diez

«El Venusino».

años antes había llegado a su apogeo.Quizá por esa alteración ines-

Tras años de concienzudo estudio llegóa algunas conclusiones

perada en la conducta y pensamiento,José Félix fue llevado casi en

sorprendentes que sólo se traslucen enlas cartas privadas que

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volandas al psiquiatra en variasocasiones por su asustada esposa,

envió a algunos allegados y estudiososdel tema. Eran teorías que

Antonia Aroca. Ella sabía que a sumarido le estaba ocurriendo algo

presagiaban un trágico desenlace. Algosemejante a lo ocurrido en

en el cerebro, pero no p u d o llegar aencontrar el remedio. La vía

el caso del Sastre Ruiz y FernandoSesma, incluso aderezado con las

férrea a su paso por Torrebonica fue el

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pasaporte cósmico q u e utili-

mismas sentencias y aseveraciones. Unafilosofía mortal extraída de

zó en su despedida. Con él se llevó aotro inocente al que había con-

muchos de aquellos mensajessupuestamente extraterrestres que lo

vencido con los postulados de una nuevafilosofía mística-extraterres-

convencieron para continuar en solitariosu desesperado tránsito

tre, construida a través de las«enseñanzas» aprendidas en las entrañas

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cósmico.

del viejo Madrid, lugar simbólico en elque un grupo iniciatico comen-

Cuando tuve privilegiado acceso a esascartas personales, com-

zó su aventura recibiendo extrañosanónimos. A b u e n seguro, y así

probé que «El Venusino» y suinfortunado compañero utilizaban una

lo afirman diversos investigadores, quetambién José Félix, «el Venu-

dialéctica que encajaba perfectamentecon las reacciones q u e se

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sino», recibió, leyó o se entusiasmé) conalguno de ellos. Ese p u d o

produjeron en las «víctimas» del casoLuna, 16. El caos psíquico, la

ser el germen que inició su loca carrerapor zafarse de la vida hasta

mutación brusca y total del pensamientoaparecían también en estos

que «cedió su cabeza» con la promesadel oasis extraterrestre, tal y

escritos elaborados una década despuésde los sucesos del centro de

como sentenciaban los anónimos de la

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calle Luna. Y quizá también

Madrid, ya no como amenaza, sino comomedio de aproximarse a la

p u d o ser ese el eje, hecho papel, deuna sórdida trama de manipu-

única verdad.

lación mental con oscuros objetivos quese inició en nuestro país a

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principios de la década de los sesenta yque se ha querido silenciar

durante los últimos 35 años.

La muerte de otros inocentes, como JuanJosé Vargas, de 18 años,

y Francisco Saureo, de 16, encontradosmuertos el 2 de abril de 1978

en la vía férrea de Lérida, en posiciónidéntica a la de los suicidas de

Tarrasa, fue otra de las piezas de unpuzzle caótico pero común.

Ellos quisieron imitar a sus ídolos y notuvieron reparos en posar sus

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nucas a la espera del próximo tren haciaJúpiter. Así, la densa tela de

araña iniciada con los enigmáticosanónimos de Luna, 16, se acabó

convirtiendo en un éxodo mortal haciaotros mundos.

Lejos de saber quién planteó este juegomacabro, la única certe-

za que poseo es que esta espiraldelirante, sedienta de sangre y fe,

aún no ha finalizado.

Como enfermos de un virus fanático yletal, son muchos los con-

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tactados españoles que están esperandoel momento para alejarse

de un m u n d o en el q u e se sientennaufragar. Tristemente, y no hace

falta ser vidente para indicarlo, en elpróximo fin de milenio p u e d e

estar oculta la ansiada hora H.

Ellos, elegidos para unos pocos y locospara la mayoría, conti-

núan en la sombra esperando la ansiadaseñal para partir hacia otro

m u n d o mejor.

Page 1141: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

E XISTEN PERSONAS QUE UN MALDÍA nos dejaron de un modo abso-

lutamente inexplicable. Desaparecieron,en ocasiones ante

testigos, como si hubieran sidoaspirados por el aire. Desde

1880, en Estados Unidos, se tieneconstancia policial de este tipo de

hechos que nos hacen pensar en espaciosinterdimensionales y otras

arriesgadas teorías.

En España existen algunos expedientesX que refrendan este

Page 1142: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tipo de insólitos sucesos. No sonmuchos, p e r o sí lo suficientemen-

te documentados e impresionantes comopara referirse a ellos en

esta obra. En cuanto a desapariciones, aesas personas que se esfu-

maron repentinamente y de las que nadase ha vuelto a saber, exis-

ten dos casos que, con diferencia, estánconsiderados entre los más

extraños de la casuística policialmundial. Uno es el del accidente del

puerto de Somosierra (Madrid), en el

Page 1143: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que el niño Juan Pedro Martínez

Gómez, natural de Los Cánovas(Murcia), desapareció sin dejar ras-

tro. Las características del incidentehicieron pensar en mil y una

posibilidades que, con el paso deltiempo, fueron diluyéndose. Hoy,

transcurridos doce años, nada sabemosni p o d e m o s decir en torno

al muchacho que, ante testigos, sevolatilizó en el interior de una

cabina de camión. No se encontró unsolo rastro orgánico, ni una

Page 1144: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sola huella de una presumible huida... niun dato de un niño de

nueve años «absorbido por la nada» enun accidente múltiple con

casi quince personas involucradas.

Poco después de este suceso, DavidGuerrero Guevara, «El Niño

Pintor de Málaga» prolongaba la tristesecuencia desapareciendo súbi-

tamente en una parada de autobús.Algunos de los allí presentes con-

firmaron que David se esfumó «en unabrir y cernir de ojos». Dos suce-

Page 1145: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sos en los que intervinieron jueces,policías, el Ejército, investigadores

privados, científicos... y cuyo únicoveredicto es uno: absolutamente

inexplicable.

Page 1146: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

La misma etiqueta no desentonaría conel llamado expediente

del «joven que no existe». Un casoúnico en el m u n d o y que tuvo

como marco la solitaria vía férrea a supaso por la barriada santia-

guesa de Boisaca. Un misterioso ser, degran cráneo y características

físicas anómalas, apareció en actitudextraña caminando por los raí-

les y sin reparar en el convoy de Renfeque lo arrolló. A raíz de la

recogida del cadáver comenzó un

Page 1147: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

rosario de misterios e incon-

gruencias que hacen de este un casoapasionante y un verdadero

desafío para la Policía Científica denuestro país. No existe un docu-

Diputación Provincial de laComunidad de Madrid,

mento, una huella ni un indicio sobre laidentidad de ese individuo.

26 de noviembre de 1996, 13:05 horas

Nadie lo ha reclamado en diez años.Nadie sabe cómo apareció ni

Page 1148: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de d ó n d e vino. Ni tampoco seexplican jueces y policías la aparición

de unos extraños símbolos en el lugarmismo donde fue arrollado.

N O OLVIDARÉ JAMÁS aquellos ojos.En el inmenso despacho se

hizo un silencio denso y violento cuandoRafael Noja, jefe de

Es el único caso de estas característicasen la policía europea. Otra

Protección Civil de la Comunidad deMadrid en las últimas

serie de misterios y el secretismo en

Page 1149: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

torno al paradero actual de ese

dos décadas, clavó la mirada en lafotografía que extendí sobre la

cadáver, del que el autor consiguió enexclusiva las impresionantes

mesa de caoba.

imágenes, hacen de la historia del«Caminante de Boisaca» u n o de los

—No voy a negarlo. Este caso nos dejóuna profunda huella... en

más increíbles expedientes X habidosjamás en nuestro país. Las

Page 1150: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

el centro del corazón — m u r m u r ómientras colocaba la imagen del

propias fuentes policiales confirmaronque todo parece indicar que

niño de nueve años Juan Pedro MartínezGómez en el chorro de luz

el sujeto «apareció de la nada»...

solar que inundaba la gran ventana q u ese estiraba tras su sillón.

— Hemos conocido miles de casosdramáticos—prosiguió—, pero

ninguno, te puedo asegurar, ha dejadotal poso de desesperanza y

Page 1151: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tristeza en este cuerpo de ProtecciónCivil. No sé, quizá influyó el hecho

que fuese un niño, quizá aquel parajeagreste... y quizá, estoy segu-

ro, lo incomprensible y antinatural delsuceso.

Era curioso, aquellos ojos humedecidosreflejaban exactamente

el mismo desconsuelo captado en misanteriores entrevistas con los

jueces, policías y testigos que vivieronaquel enigmático suceso. Y lu-

de confesar que me aturdió tanta

Page 1152: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

pesadumbre en personas que, por

fortuna o desgracia, se encuentrancotidianamente con la fatalidad

ajena como compañera. Pero esto, comosiempre ocurre cuando nos

aproximamos a los auténticos enigmasespañoles, era diferente a todo

lo anteriormente conocido. Precisamentepor eso, por salirse del

patrón clásico de las más de 1.000desapariciones que se producen

Page 1153: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

al año en nuestro país, nadie podíaolvidar aquel extraño accidente

(Murcia), 24 de junio de 1986, 19:00horas

Page 1154: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

en lo alto de un puerto madrileño. Laexpresión de sus rostros al vol-

ver a toparse con la imagen de JuanPedro era el vivo reflejo del

El camión Volvo F-12 arrancó a laprimera con su característico

sufrimiento interno con el que cargaron.

bramido. Al volante iba el conductorprofesional Andrés Martínez

La reacción de todas y cada una de laspersonas con las que

dispuesto a transportar una cisterna con20.000 litros de ácido sulfú-

Page 1155: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

hablé fue u n á n i m e m e n t esobrecogedora. En Madrid, sin lugar a

rico óleum prestos a ser desembarcadosen la otra punta del país,

dudas, había q u e d a d o un p o s o deimpotencia tras la desaparición

concretamente en una empresapetroquímica de Bilbao.

del célebre «niño de Somosierra», unrecuerdo amargo q u e nadie

Al llegar a una modesta vivienda de lapedanía el vehículo se

podía ni quería borrar. Había

Page 1156: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

transcurrido una década, pero ni siquie-

detiene. A él suben, portando variosequipajes, Carmen Gómez,

ra el tiempo parecía capaz de curar lasprofundas heridas q u e pro-

esposa del conductor, y el hijo deambos, Juan Pedro Martínez

vocó u n o de los incidentes másextraños acaecidos en nuestro

Gómez. Este último había logradoconvencer a su padre, tras apro-

país.

Page 1157: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

bar todas las asignaturas de segundocurso de EGB, para que le lle-

Peregrinando por los pasillos de las másdiversas instituciones,

vase hasta los verdes prados deVizcaya. Un lugar donde cumpliría su

flanqueado por el zumbido sordo deconversaciones lejanas, com-

sueño infantil de ver las vacas y suentorno. Algo que dibujaba des-

prendí, al mirar de nuevo la imagen deaquel chaval de nueve años

de muy temprana edad lamentándose

Page 1158: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

siempre de que jamás en su

vestido de primera comunión, que atodos les había desaparecido

p e q u e ñ o pueblo había visto una.

alguien desconocido perotremendamente cercano.

Situado en el asiento central de lacabina, Juan Pedro se despidió

Juan Pedro Martínez era, desde hacíadiez años, un poco de toda

de sus abuelos agitando la manoalegremente. Aquella sería la últi-

Page 1159: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

aquella gente. Por desgracia, él fue elprotagonista principal de un

ma sonrisa que dedicó a alguien.

expediente X que volvía a recordar,como si de una vieja película se

Tras repostar en la Venta del Olivo, apocos kilómetros de Cieza

tratara, proyectándose en mi mente...

(Murcia), el pesado Volvo emprendió lamarcha hasta la localidad

conquense de las Pedroñeras. Allí,siendo las 0:12 horas de la noche

Page 1160: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

fueron vistos los tres por el personal dela gasolinera. Tras aparcar en

una zona de descanso y echar unacabezada volvieron a la carretera

nacional 301 hasta entrar en la capitalde España. A las cinco y media

de la mañana, con la claridadadivinándose en el horizonte, realiza-

ron su última parada. Eligieron para elloel apartado mesón Aragón,

dentro del término municipal deCabanillas y en las mismas faldas

del puerto de Somosierra.

Page 1161: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

En el interior del local les atendió eljoven camarero Felipe

Alhambra, que sirvió dos cafés, un vasode leche y una bayonesa

para el p e q u e ñ o Juan. La familia sesentó en una de las mesas que

dan al exterior y allí pasó un agradablecuarto de hora. Tras pagar las

consumiciones y despedirseamablemente de los camareros volvie-

ron a penetrar en la cabina.

Juan Pedro Martínez, en un cartel delos que se distribuyeron por toda

Page 1162: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

España para

A partir de este m o m e n t o todo es unaauténtica incógnita. El

su búsqueda.

pesado camión se p o n e a 140kilómetros por hora sin motivo apa-

ros. Su rostro delataba un dolor y unatristeza que ya eran familiares.

rente y en una de las variantes de laantigua carretera nacional I

Lorenzo Fernández, codirector del

Page 1163: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

programa, dio la orden de graba-

derrapa chocando frontalmente con otrovehículo de gran tonelaje

ción y allí, en pleno alto de Somosierra,brotaron las primeras decla-

saliéndose de la calzada e impactandocontra otra hilera de vehícu-

raciones de uno de los personajes clavesde esta historia. A mí me

los que circulaban tras él. El Volvo F-12 se estrella contra una arbo-

llamaron sobre las siete de la tarde —afirmé)—; según me comuni-

Page 1164: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

leda e inmediatamente un chorro letal deácido surge por la gran

caron, un camión se hahía estrelladoviéndose involucrados en el

grieta abierta en la parte superior de lacisterna. En apenas segun-

accidente cinco vehículos pesados.Recuerdo perfectamente que la

dos el cilindro metálico se resquebrajaesparciendo todo su conteni-

atmósfera era insoportable. De vez encuando se percibían peque-

do por la carretera, obligando a frenar a

Page 1165: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

decenas de automóviles y

ñas explosiones en la z o n a . Era laseñal de que el ácido se estaba

provocando un descomunal caoscirculatorio.

extendiendo por toda la ladera del ño.La verdad es que aquella

La inmensa caravana, que se prolongadurante más de nueve kiló-

situación era simplemente catastrófica.

metros, es iluminada tres minutosdespués por los pilotos giratorios

Page 1166: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Los cuerpos de las víctimas estuvieronvarias horas sin ser ape-

de los coches patrulla. Tras desviar eltráfico se comprueba que la

nas tocados. El ácido cayó sobre susrostros constantemente pero

cabina está totalmente destrozada y loscuerpos calcinados de los

apenas produjo daños de importancia,tan sólo unas leves desfigu-

conductores entre un amasijo de aristasde hierro.

raciones en sus caras.

Page 1167: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Los miembros de la Guardia Civilreconocen a dos personas de

Fue al anochecer cuando un rumorrecorrió como viente) gélido

mediana edad que yacen muertas en elinterior del vehículo. Nadie

el alma de las más de cien personas queallí se encontraban...

sabía en aquel m o m e n t o de laexistencia de un tercer pasajero y por

El nombre de Juan Pedro Martínez,come) un latigazo, cruzó de-

ello se centró la labor en detener la

Page 1168: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

riada de ácido sulfúrico que ame-

boca en boca la larga hilera formada porlos coches policiales y las

nazaba seriamente las aguas de losafluentes del río Duratón. Los

grúas de rescate. Los abuelos delmuchacho habían llamado desde

titulares de los diarios vespertinosmadrileños eras esclarecedores.

Los Cánovas tras observar las primerasimágenes del accidente pol-

En ellos se podía leer en grandes tiposocupando la portada: «Desas-

Page 1169: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

la televisión. Su pregunta fue clara yrotunda: «¿Dónde está nuestro

tre en Somosierra».

nieto?»...

Hacia las nueve ele la noche el cuerpode bomberos abre con

cortafríos la cabina del Volvo en buscade pruebas, pero el rastreo

inicial demuestra que allí no hay ni unasola huella del joven viajero

desaparecido. Las llamadas entreSomosierra y Los Cánovas se suce-

Page 1170: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Una de las primeras autoridades que sepersonaron en el lugar

den para descartar cualquier posibilidadde que Juan Pedro Martínez

del incidente fue el juez de Paz deSomosierra Juan García Torres. Lo

no hubiese efectuado el viaje, pero elminucioso rastreo realizado

encontré una década después del trágicosuceso, cuando yo dirigía

por la Guardia Civil en la localidadmurciana demuestra que dece-

el programa televisivo «Investigación

Page 1171: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Abierta»; era este un espacio

nas de testigos, desde familiares hastalos compañeros de clase, sabían

que se centraba en aquellos misteriospoliciales que de un m o d o u

q u e Juan Pedro montó en el camióncisterna de su padre.

otro habían q u e d a d o sin resolver apesar del tiempo transcurrido.

Ante tales evidencias, Protección Civildespliega una red de efec-

Aquella tarde invernal nos sentamosfrente a él, en un recodo del

Page 1172: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tivos por las provincias que el Volvo F-12 atravesó en su último via-

amplio mesón q u e regentaba a un tirode piedra del lugar de los

je con el fin ele rescatar nuevostestimonios que confirmasen la sos-

hechos. Parco de palabras, tuvimosmuchos problemas para que

pecha. En esos rastreos surgen decenasde testimonios, sobre todo

declarase ante nuestras cámaras. Tansólo el paulatino y vivo recuer-

en las diversas estaciones de servicio d

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o n d e se detuvo el vehículo,

do de los hechos le hizo arrancarse antenuestro equipo de reporte-

Page 1174: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf
Page 1175: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que no dejan lugar a la duda: Juan PedroMartínez iba en aquel

ros y convertidos casi en sulfatocálcico, flotando sobre el propio

camión.

líquido.

Cuando la noche cae sobre Somosierrase intensifican las accio-

Pasados cinco días del accidente, y concarteles de Juan Pedro

nes para la búsqueda. 15.000 kilos de

Page 1176: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cal viva llegados desde la pro-

distribuidos por todo el país solicitandoinformación, surgió un nue-

vincia de Toledo mitigan el desastreecológico que la riada sulfúrica

vo y extraño rumor. Al parecer, eltacógrafo del Volvo marcaba con

había producido en las márgenes del río,y todos los esfuerzos de los

nitidez que se habían producido varias yanómalas detenciones al

efectivos policiales y civiles seconcentran en un único fin: encontrar

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bajar el puerto de Somosierra.

a Juan Pedro. A esas horas, toda laalquería de Los Cánovas está en

El tacógrafo, c o m o si se tratase de lacaja negra de los camiones,

vilo, apiñada junto a los televisores delos bares esperando saber

es un disco circular de papel que recogecon máxima habilidad el

algo de la suerte del muchacho. Lospoderosos focos de las linter-

número de detenciones, aceleracionesbruscas y demás movimien-

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nas escrutan valles, matorrales yriachuelos... pero no se encuentra

tos realizados por el conductor. Cuandose extrajo el del camión

absolutamente nada. De madrugadatodos los rotativos nacionales

siniestrado, se c o m p r o b ó q u e sehabían efectuado doce paradas en

se hacen la misma pregunta: ¿Dónde estáel niño de Somosierra?...

los pocos kilómetros de ascenso alpuerto. Después, y según indi-

caba el chivato de papel, Andrés Gómez

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había puesto el vehículo al

máximo de velocidad...

El análisis de tan anómalocomportamiento desató la caja de lostrue-

nos. Persecuciones, asuntos decontrabando de drogas y demás extra-

En el interior de la cabina no había unsolo pelo de Juan Pedro

ñas historias se barajaron durante unasemana de auténtico infarto.

Martínez. Se inspeccionó durante horasel habitáculo y sólo se encon-

Page 1180: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tró la goma de una zapatilla deportivaque, según todos los indicios,

sí pertenecía al joven. El vehículo fuetrasladado hasta el depósito de

Colmenar Viejo, municipio madrileño do n d e se instruirían todas las

diligencias al respecto.

Allí, un equipo de la Policía Científicarealizó varias pruebas con

el ácido sulfúrico óleum de 90 por 100de pureza que transportaba

la cisterna con el objetivo de comprobarsi una gran cantidad de sus-

Page 1181: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tancia podría haber hecho desaparecerel cuerpo del niño. Lógica-

mente los estudios preliminaresdescartaron por completo esa posi-

bilidad. Una hipótesis que en seguida sebarajó en todo el país ante

lo inexplicable de la situación.

El prestigioso químico Alberto Borrásno tuvo reparos en confe-

sar ante nuestras cámaras que: Estotalmente imposible que el cadá-

ver hubiese sido disuelto por el ácidoen tan breve tiempo. Se tendría

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que haber generado una bañeraartificial con los herrajes del camión

y haber quedado allí atrapado elcuerpo, sometido a la acción de

Acta de fallecimiento de Andrés

un ácido que se renovaríaconstantemente en su fluido. Además,

Gómez, el hombre que pilotaba el

siempre tendrían que haber quedadorestos de los huesos, muy lige-

camión-cisterna.

Page 1183: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf
Page 1184: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Llamados a declarar, los testigos quecirculaban aquel amanecer

En Bilbao y en Alburquerque (Badajoz)se produjeron los testi-

confesaron haber observado unafurgoneta blanca que a toda velo-

monios sobre los que se albergaron másesperanzas. En la capital

cidad precedía al Volvo F-12. Lapregunta que quedó suspendida en

vasca varias personas aseguraron haberobservado a un joven de

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el aire era clara y nítida: ¿Perseguía elcamión a la furgoneta?, y si es

pelo moreno y corto que caminabadespistado, casi d a n d o banda-

así, ¿cuál era el motivo de ese descensosuicida?, ¿estaría ya Juan

zos, en una calle del extrarradioindustrial. Al final, las autoridades

Pedro en el vehículo de unos hipotéticossecuestradores?...

personadas en dicho lugar no lograronllegar a ninguna conclusión.

A los pocos días, y mientras la

Page 1186: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

confusión se apoderaba de todo

Lo lógico era pensar que se trataba deuna mera confusión. Más

lo relacionado con el niño deSomosierra, dos testigos presenciales,

polémicas fueron las declaraciones deuna niña del pueblecito

pastores que no quisieron facilitar suidentidad, confesaron haber

pacense de Alburquerque que aseguróhaberse encontrado a un

observado, nada más estrellarse elcamión, como dos extraños indi-

Page 1187: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

niño de unos diez años que se refugiabaen una vieja ermita derrui-

viduos de altura muy considerable, tezblanquecina y batas entalla-

da de las afueras de la localidad. Segúnse informó en el sumario ofi-

das y blancas hasta los tobillos salían deun vehículo y se aproxima-

cial del caso, la niña, única testigo de lasupuesta presencia de Juan

ban a los restos humeantes de la cabina.Entre el escándalo formado

Pedro en Extremadura, incidió en que

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durante tres jornadas entabló

por el resto de camiones colisionados yla incipiente caravana, estos

amistad con el muchacho e incluso lellevo comida ya que, según

dos «extranjeros» recogieron algoparecido a un gran bulto y huye-

declaro, se encontraba hambriento ysucio. Los interrogatorios y las

ron del lugar.

pesquisas pertinentes demostraron quela historia urdida por la niña

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La sorprendente afirmación mantuvo envilo a toda la Policía

carecía de cualquier fundamento.Probablemente la visión de un

Nacional, que investigó y documentó enuna semana a todos los

dueños de furgonetas blancas marcaNissan Vannete. Una vez más,

a pesar de los esfuerzos sobrehumanosde las fuerzas de seguridad,

el asunto acababa en agua de borrajas,es decir, sin rastro del para-

dero del niño más buscado de España.

Page 1190: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

A pesar de los constantes esfuerzos delos medios de comunicación

por obtener alguna pista acerca delmuchacho, el primer mes de

investigaciones fue francamentedesolador. La jueza encargada del

caso a b a n d o n ó las pesquisas apesar de que el expediente continuó

abierto y en espera de posiblesmodificaciones. Pero nadie aportó

jamás datos relevantes para esclarecerel asunto.

Decenas de personas, quizá afectadas

Page 1191: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

por la «psicosis Juan Pedro»

que recorrió el país de arriba abajoabanderada en los miles de car-

David Guerrero Guevara, tris-

teles que se colgaron en cada esquina decada pueblo solicitando

temente, también fue

información, denunciaron ante lasdependencias policiales haber

la imagen de los carteles

de búsqueda. No ha habido

Page 1192: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

visto con sus propios ojos al «niño deSomosierra».

respuesta en once años.

joven vagabundo, persona que sí debióexistir al encontrarse restos

pidiendo auxilio. Al salir al exterior-, lafamilia y los invitados se

de comida en el lugar señalado por latestigo, motivó una extraña

encontraron con la desoladora imagendel cubo tirado en la nieve y

Page 1193: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

fantasía que mantuvo confundidas a lasautoridades durante bastan-

unas quince huellas frescas que secortaban en seco en la rectilínea

te tiempo.

llanura. Del niño no había ni rastro. Tansólo el leve murmullo de lo

Casi un año después del accidente deSomosierra se produjo la

q u e antes había sido su voz alejándoseen las alturas. Hasta las hue-

también insólita desaparición de DavidGuerrero Guevara, el célebre

Page 1194: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

llas de Oliver no se había aproximadoninguna otra que pudiera cla-

«Niño Pintor de Málaga», que fue«tragado por la nada» una tarde a

rificar que había sido atacado por algúnanimal del Bosque. Y la Poli-

principios de Abril de 1987. Nadievolvió jamás a saber de él, y la

cía Montada fue la encargada dedescartar la presencia de alguna ave

sensación de que algún tipo deorganizaciones dedicadas a la pros-

raptora que pudiese haber elevado hacia

Page 1195: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

los cielos el cuerpo de Oli-

titución infantil o incluso de tráfico deórganos, operaba en esa épo-

ver. Así, el caso se mantuvo abierto y ala espera de nuevos datos

ca en nuestro país se hizo popularcausando debates y polémicas a

durante casi un cuarto de siglo.

todos los niveles.

Los padres de Oliver y los testigos deaquella trágica noche jamás

volvieron a tener noticia del pequeño. Y

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lo mismo ocurrió con un

p u ñ a d o de chiquillos, como elbritánico Toni Bowman, desapareci-

do en circunstancias parecidas en elverano de 1955, a lo largo el

siglo xx.

Han pasado más de doce años desde ladesaparición del «Niño

Las hipótesis para explicar estas súbitasdesapariciones se encuen-

de Somosierra», acaecida en aquellatrágica noche de San Juan de

Page 1197: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tran actualmente en un laberinto sinsalida. Los OVNIs como posi-

1986. Aunque este incidente, por lasdiferentes circunstancias que lo

bles entes captores, el paso accidental através de puertas q u e con-

rodearon, p u e d e ser consideradocomo absolutamente único, no se

ducen a nuevas e inexploradasdimensiones, y todo tipo de más o

p u e d e obviar que las historias de«desapariciones inexplicables» se

menos arriesgadas teorías, han

Page 1198: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

aderezado decenas de libros e infor-

han venido produciendo desde hacedécadas. Datos concretos los

mes que se han hecho cargo delproblema.

tenemos desde finales del siglo pasado,cuando se produjo la increí-

Sea como fuere, los casos del «Niño deSomosierra» y del «Niño

ble historia de Oliver Larch, un niño deonce años protagonista de

Pintor de Málaga» representan lo mássobrecogedor e insólito de esta

Page 1199: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

un caso escalofriante que dio la vuelta almundo.

fenomenología normalmente considerada«maldita» dentro de los

Según relatan los investigadores q u econocieron la historia in

expertos en fenómenos insólitos. Lascasos continúan abiertos,

situ, los hechos se produjeron en laNochebuena de 1890 en la aldea

como igualmente abierta continúa laesperanza de los familiares de

norteña de Southbend, en las desérticas

Page 1200: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

planicies de Indiana. Eran

ambos muchachos. A pesar de todo, laimpresión que a u n o le reco-

varias las personas influyentes q u e sereunieron aquella fecha seña-

rre el cuerpo cuando investiga de cercaestos sucesos es q u e ellos

lada en casa de John Larch dispuestos adar cuenta de una opípara

han sido elegidos, no sabemos por qué opor quién, para engrosar

cena. Sobre las once de la noche se leordenó a Oliver, de once años

Page 1201: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

una lista de personas q u e han sidoaparentemente arrancadas de

recién cumplidos, transportar un enormecubo de metal para llenar-

nuestro m u n d o con extrañasintenciones.

lo con agua del pozo. Con gruesas botas,abrigo oscuro y una bufan-

Al escribir estas líneas en un paraje muypróximo al kilómetro 94

da, el muchacho dio varios pasos en lanieve en dirección al pozo

de la antigua Nacional I a su paso por

Page 1202: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Somosierra, es inevitable desear

situado a unos 75 metros de la vivienda.Apenas transcurrieron vein-

que, cualquiera que sea el lugar, seencuentren en el punto del espacio-

te segundos cuando las personas quedisfrutaban de la cena en el

tiempo d o n d e se encuentren, algún díasepamos algo más de estos

interior de la casa escucharon laangustiosa voz de Oliver gritando y

dos infortunados mártires del misterio...

Page 1203: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Ficha- En los archivos policiales deSantiago de Compostela se

guarda celosamente el expediente delmisterioso acciden-

te y muerte de un hombre que noexiste. Atropellado en

la vía férrea, el asunto del misteriosomuchacho que pare-

cía perdido en el espacio-tiempo seconvirtió en quebra-

dero de cabeza para las autoridades.

Page 1204: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Un apasionante suceso

que, tras diez años de investigacionesoficiales, continúa

siendo un auténtico enigma pendiente.¿Nos encontramos

ante un caso de teleportación mortal?

5 de mayo de 1988. Comisaría dePolicía Nacional,

Santiago de Compostela, 23 horas

L A NOCHE, DENSA Y SILENCIOSA,estaba repleta de brumas que

rodeaban la p e q u e ñ a vaguada q u e

Page 1205: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

las vías del tren ocasio-

nan a su paso por Santiago. El expresoRías Altas se había

puesto en marcha. Atrás quedaba lavieja estación, y el maquinista,

José Aira Martínez, se acomodaba en lacabina de mando, conscien-

te de las más de siete horas quequedaban para llegar a su última

parada en Madrid. Era un viajeconocido y repetido hasta la sacie-

dad, por lo que una mueca de suficienciaafloró en el funcionario al

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darse luz verde para iniciar el trayecto.El sonido de la maquinaria,

tan cercano y familiar, no indicaba ni enlo más remoto que aquel

viaje iba a ser inolvidable. Según rezaen el expediente oficial, la

eterna rutina de este experimentadoconductor saltó hecha añicos al

adentrarse en los boscosos parajes deSan Lázaro, a unos seis kiló-

metros de la capital de Galicia. Altomar la curva cercana al Puente

de Paredes, y según se relata en los

Page 1207: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

centenares de documentos que

componen el dossier policial, unasilueta surgió de la nada, rompien-

do la oscuridad de la noche. Espantado,Aira Martínez hizo sonar las

señales acústicas del tren ante la totalindiferencia de aquel sujeto

q u e deambulaba agitando los brazospor el interior de la vía, d a n d o

la espalda al convoy en una actitudinexplicable. Poco más p u d o

hacer. Fueron segundos, milésimas,tiempo suficiente para q u e en la

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retina de este empleado de RENFEquedara grabada la última mirada

tes datos: el fallecido era un varón deaproximadamente 1,65;

raza blanca; complexión normal; pelonegro, corto y liso; ojos casta-

Page 1209: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ños; orejas muy separadas, rotadas haciadelante y sin circunvolu-

ciones. Vestía una camisa gris muyazulada; jersey gris con hombre-

ras de skay; pantalón negro y zapatillasdeportivas blancas; éstas eran

un 43 cuando realmente al pie lecorrespondía un 39. La vestimenta

también era varias tallas mayor. En losbolsillos del pantalón porta-

ba tres billetes de 5.000 pesetascuidadosamente doblados, u n o de

1.000 pesetas y dos monedas de cinco

Page 1210: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

pesetas.

La autoridad judicial se desplazó allugar del accidente y ordenó

el levantamiento del cadáver y suingreso en el Departamento de

Medicina Legal del Instituto AnatómicoForense.

Todo parecía indicar que se trataba deun caso de suicidio, y una

5 de mayo de 1988, Santiago deCompostela. Imagen del expediente dela Policía

Científica referente al atropello y

Page 1211: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

muerte del «joven que no existe-'. Uncaso sin paran-

vez realizadas las diligenciaspertinentes, el expreso Rías Altas con-

gón de aparición súbita e inexplicableen nuestro país.

tinuó su rumbo hacia Madrid con elmaquinista y su ayudante pre-

sos de un choque emocional. A duraspenas llegaron a destino con

Page 1212: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de aquel desgraciado, que en el últimoinstante giró la cabeza para

el pensamiento puesto en la tremendaescena que les había tocado

observar la máquina que se le echabaencima.

en aquel turno de noche.

El atropello Fue inevitable. AiraMartínez detuvo el expreso a

unos cien metros y, sin dudarlo, seencaminó rápidamente hacia la

cola del vagón dispuesto a auxiliar alaccidentado. Pero esta utópica

Page 1213: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

29 de abril de 1996. Departamento deInvestigación de la Policía

esperanza se truncó definitivamente alcontemplar la dantesca esce-

Científica de Santiago de Compostela.12:34 horas

na que surgía ante sus ojos. En los raílesse encontraban las dos pier-

nas, separadas del tronco por el a b d om e n y con algunos jirones de

Antolín Doval, jefe del GabineteTécnico de la Policía Nacional,

ropa. Junto a ellas, el resto del cuerpo

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con múltiples amputaciones y

deja caer sobre la mesa el polvorientoexpediente del «caso del joven

deformidades.

q u e no existe». Han transcurrido ochoaños desde aquel infortunado

El maquinista no p u d o reprimir uninmenso escalofrío al con-

suceso y el misterio q u e rodea alatropello del paseante de Boisaca

templar el rostro del finado. Elmuchacho había sido seccionado en

Page 1215: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

se ha concentrado en varios cientos depáginas. El paso del tiempo

dos partes, y las facciones de su caraaún permanecían agarrotadas

no ha proporcionado ninguna pistaacerca de la identidad y proce-

en lo que parecía ser un último ylastimero grito de dolor.

dencia del extraño personaje.

Aira Martínez acumuló el valornecesario para, junto al ayudante

Doval, resignado, me confirma quejamás se han encontrado con

Page 1216: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Carlos Castro, apartar el cuerpo de lavía férrea y cubrirlo con una

un caso similar. Han hecho todo lohumana y técnicamente posible

vieja manta. Acto seguido telefonearon aLuis Vázquez Graña, jefe

para lograr saber quién es el enigmáticoindividuo que, como surgi-

de estación de Santiago para queinformara a la policía del fatídico

do de la nada, se plantó frente al tren lanoche del 5 de mayo. Una

acontecimiento.

Page 1217: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

noche difícil de olvidar.

Minutos más tarde, las sirenas de loscoches patrulla iluminaban la

zona con sus luces intermitentes. Lainspección ocular arrojó los siguien-

Page 1218: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf
Page 1219: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Las notas de prensa y la publicidad quese le estaba d a n d o al

misterioso asunto no arrojaban la másmínima pista sobre el cada

Antolín Doval extrajo de un viejo sobrela necrorreseña que la

vez más célebre «joven de la vía». Lafotografía del supuesto suici-

noche de autos fue realizada al cadáverde Boisaca, sabedor de que

da fue publicada en medios decomunicación regionales y nacio-

Page 1220: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

las huellas dactilares eran la piezaangular para identificar a un joven

nales. En esta medida la policía albergógrandes expectativas, pero,

sin documentos.

una vez más, el fruto de lasinvestigaciones fueron absolutamente

— Mandamos las huellas a toda laregión gallega, con resultado

nulos:

negativo, y también se enviaron a laCentral de la Policía Científi-

Page 1221: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

— En diversas ocasiones se haparticipado en programas de tele-

ca de Madrid arrojando el mismoresultado negativo — m e afirmó

visión nacionales. Como consecuenciade uno de ellos tuvimos cua-

Doval mientras desplegaba en la mesade madera aquellos añejos

tro llamadas, procedían de Icod de losVinos en Tenerife, de Ceuta,

documentos repletos de indicaciones enrojo y sobre los que no era

del barrio madrileño de Carabanchel, y

Page 1222: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

por último, de Filgueira,

muy difícil observar los pertinentessellos de confidencial.

una aldea cercana a Santiago. Eranpersonas que decían que

Parecía increíble, pero oficialmenteaquel hombre de aproxima-

podría tratarse de algún familiardesaparecido. Tras realizar un

damente veinte años de edad no estabafiliado en ningún documen-

cotejo dactiloscópico con las fichas deestas personas comprobamos,

Page 1223: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

to nacional. Ante estas primerasdificultades, las pesquisas policiales

lamentablemente para la identificacióny afortunadamente para

fueron más allá ante un caso quecomenzaba a ser incómodo. Ade-

estas personas, que ninguna de ellas secorrespondía —apuntaba el

más, se daba la agravante de q u e nadiereclamaba aquel cadáver.

jefe del Gabinete Técnico.

Todos los resultados eran negativos,este joven no se encontraba

Page 1224: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

en el archivo oficial de desaparecidos.Parecía una versión moderna

de un «Raspar Hauser» hispano, unindividuo q u e había surgido de

la nada, apareciendo repentinamente enla caja de la vía sin que

nadie lo hubiera visto rondando por ellugar.

Su inquietante rostro añadía másincógnitas al controvertido

asunto. La cabeza eradesproporcionadamente voluminosa,poseía

Page 1225: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

dentición completa con algunas piezasafiladas y salientes. Pero el

dato que más llamó la atención de losespecialistas fueron las orejas;

las tenía absolutamente planas, rotadashacia delante y sin dibujo

alguno en su interior...

Cuando Doval nos mostró algunas de lasfotografías del expe-

diente oficial, noté cómo el rostro delcompañero Lorenzo Fernán-

dez, que me acompañaba en aquellanueva aventura reporteril, se

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Primer plano del Niño

transfiguraba por completo. Y no erapara menos. Aquellas imáge-

de Boisaca, extraído del

nes eran crudas de veras, y mostraban alas claras el brutal impacto

expediente oficial. Sus dientes

afilados y las orejas sin

y estado en el que q u e d ó el individuo.Y es que uno, a pesar de haber

circunvoluciones generaron

Page 1227: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

trabajado en «lindezas» c o m o lassecciones de sucesos de determina-

mil conjeturas entre

da cadena radiofónica madrileña juntoal «pura raza» del periodismo

los miembros de la Policía

Científica.

de acción que es el b u e n o del señorFernández, nunca se acostum-

bra a esto. Juntos hemos visto, conmenos de veinte años, cadáveres

Page 1228: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

asfixiante burocracia a punto estuvo dehacernos desistir. Finalmen-

recién hallados como el de latristemente finada Susana Ruiz, que

te, el 28 de abril, el Gabinete de laJefatura Central de Policía de La

apareció en 1993 en un descampadomadrileño, o hemos estado

Coruña daba «luz verde» a nuestrainsistencia para adentrarnos en el

transmitiendo en directo en algunoslocales políticos cuando aún no

caso del joven de la vía. Tras mucho

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esfuerzo, teníamos por fin ante

habían sido desalojados ciertosexplosivos que habían destrozado

nosotros la documentación oficial delcadáver. Y con ella en la fal-

parte de la edificación. Todas esaslocuras periodísticas que hacía-

triquera nos pusimos de inmediato atrabajar una mañana en el que

mos y, afortunadamente, seguimoshaciendo, siempre nos dejan la

el sol de la recién iniciada primaveraenvolvía la bellísima capital

Page 1230: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cara como se le q u e d ó en esta ocasióna Lorenzo. Y es que las fotos

santiaguesa. La crudeza de las imágenesy lo extraño del personaje

del accidente, jamás hasta entoncesmostradas al público, eran de lo

nos hizo ser conscientes de queresultaba casi imposible que un

más realista que habíamos observadonunca. Por eso, y a pesar de

joven de esas características hubierapasado desapercibido en los

las indicaciones constantes del señor

Page 1231: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Doval, decidí hacer fotografías

alrededores y no tuvimos que indagar mu c h o para comprobar que

de todo aquel expediente. Oficialmenteestaba absolutamente prohi-

los agentes tenían la misma inquietud.

bido el reproducir aquellas imágenesdel dossier secreto, pero una

Echándonos nuestros macutos y cámarasfotográficas al hombro,

«milagrosa» llamada en el teléfono de lahabitación contigua me per-

Page 1232: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

decidimos realizar la supuesta ruta porla q u e la noche de autos

mitió «fusilar» con rapidez aquellosdocumentos alucinantes que

caminó el «cadáver sin pasado».Recuerdo a las muchas personas que

jamás habrían salido de las paredes deaquel cuartel general de la

nos cruzamos en el trayecto y susmiradas nada indiscretas y en oca-

Policía Científica de otro modo. Cuandocambiaba el carrete en lugar

siones inquisidoras. El día, espléndido y

Page 1233: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

radiante, no quitaba, sin

seguro pensaba que Doval y a suscolegas no deberían enfurecerse.

embargo, un ápice de tenebrosidad a losalrededores del cemente-

Al fin y al cabo, era por una buenacausa. Y, sobre todo, mis lecto-

rio y la vía férrea. Una zona común d o nd e se produjo el extraño atro-

res tenían derecho a saber.

pello. Andando y anotandopacientemente todos los detalles que

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Con el material gráfico en nuestropoder, no dudamos en mos-

pudiesen resultar de interés, enfilamosla llamada Rúa de Boisaca,

trar la imagen del «Cadáver deBoisaca» a prestigiosos psiquiatras y

una vereda recta, larga y casiinterminable, que desembocaba en el

doctores de la ciudad gallega. Suopinión fue unánime: los rasgos

solitario Puente de Paredes. Antes dellegar a él fuimos comproban-

faciales y los pabellones auditivos sin

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marca alguna reflejaban pri-

do cómo existían innumerablesviviendas de dos plantas donde, por

mitivismo y oligofrenia propia deenfermos psíquicos profundos.

lógica, debiera haberse observado almisterioso caminante. Incluso

Una teoría que también fue barajada porla propia Policía Científica,

nos sorprendió el comprobar cómo lacarretera nacional hacia Lugo

que durante años investigó en colegiosde acogida y centros de defi-

Page 1236: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

pasaba por las inmediaciones yprácticamente se daba de la m a n o

cientes mentales de Galicia y encolaboración con las fuerzas de

con u n o de los tramos de vía por lasque, según el testimonio oficial,

seguridad lusas de todo el norteportugués. Pero, como todas las teo-

debiera haber deambulado el individuofinado. Sin embargo, nadie

rías hasta el momento, habían q u e d a do hechas añicos ante la des-

lo había identificado. Tan sólo María

Page 1237: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

González, vecina de una casa

concertante realidad que envolvía elcaso.

aislada de las proximidades, aseguróhaber visto a un joven cerca de

la vía sobre las cinco de la tarde, peropara la investigación oficial

esto no representaba prueba alguna. Era,según dijo, un muchacho

joven que realizaba «como equilibrios»muy cerca de las vías. Al mos-

trarle las fotos «oficiales» para labúsqueda del cadáver, que por supues-

Page 1238: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Las numerosas peticiones deautorizaciones y permisos se suce-

to no eran las del m o m e n t o delaccidente, la buena señora no supo

dieron durante varias jornadas. Y he deconfesar que el papeleo y la

muy bien qué decir.

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Page 1240: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

jante protagonizado por un deficientemental?, nos preguntamos mien-

tras penetrábamos en las vías ycomprobábamos algunas medicio-

nes y distancias. Quizá, y así llegamos apensarlo, aquel acto era ple-

Page 1241: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

namente consciente y perseguía algún finconcreto. La actitud de

mantenerse erguido con total frialdadante la llegada del tren nos lle-

naba de interrogantes y nos hacíasospechar; ¿acaso nos encontrá-

bamos ante un extraño suicido de origenritual o motivado por algún

tipo de delirio?...

Uno de los extraños símbolosaparecidos en el lugar donde el jovenfue arrollado.

Lo cierto es que muy cerca de d o n d e

Page 1242: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

feneció el sujeto aparecie-

ron una serie de extraños círculosconcéntricos formados por

pequeñas piedras. Estaban realizadoscon decenas de guijarros y

guardaban una simetría perfecta. Variospsicólogos intuyeron que

podría tratarse de algo semejante a losejercicios que realizan los

deficientes psíquicos en algunosprocesos de aprendizaje. Y no nos

q u e d ó más remedio que preguntarnossi podía tratarse de algún

Page 1243: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mensaje o si aquello guardaba algúnincomprensible sentido postu-

El dossier policial sobre el -joven queno existe-. Varios cientos de páginas einformes

mo. Eran datos que poco a poco íbamosrecogiendo y que, en honor

repletos de misterio.

a la verdad, he de admitir, hicieron deaquella una trama policial y

misteriosa que nos envolvió porcompleto durante largas horas.

Al observar las imágenes del archivo

Page 1244: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

policial en el que se reco-

gían estos símbolos nos vinieronirremediablemente a la memoria

Es una cosa rarísima, rara, muy rara...Así se expresaba Anto-

los mensajes manuscritos aparecidossobre los cadáveres de los con-

lín Doval a la hora de hacer balance del«Caso Boisaca». Nunca se

tactados que se suicidaron en Tarrasa el20 de junio de 1972. Estas

habían topado con un asunto desemejantes características y era

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dos personas, José Félix RodríguezMontero y Juan Turu Valles,

especialmente sincero mostrándonos susdudas. Este dato, esta extra-

pusieron fin a una vida repleta de pasiónpor los «guías cósmicos»

ñeza, ya nos la corroboró en Madrid elpopular criminólogo y ex

colocándose u n a hoja de papel en la qu e se podía leer «pertenece-

director de El Caso Juan IgnacioBlanco. Un b u e n amigo al q u e siem-

mos al infinito, los extraterrestres nos

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llaman». Era su particular m o d o

pre acudíamos con este tipo deincidentes que se encontraban en un

de despedirse del m u n d o terrenalantes de que sus cuellos fueran

puente entre dos mundos; el de lacriminología y el de la investiga-

cercenados por las ruedas del tren.¿Podría tratarse de un caso seme-

ción de lo insólito. Flanqueados porhumeantes tazas de café, con la

Page 1247: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

madrugada en el exterior de la redacciónde Radio Voz, lugar donde

po de difunto que perseguíamos parecíahaber sido tragada por el

compartimos amistad y micrófonodurante más de un año, Juan

aire. Intrigados ante la falta de cualquierindicio exterior, logramos

Ignacio, ejemplo auténtico del periodista«de vuelta de todo» y cono-

convencer al único sepultureromunicipal para que prosiguiera con

cedor como nadie del m u n d o de los

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sucesos, nos afirmó sin tapujos

nosotros la ardua búsqueda. Finalmente,logramos descubrir la

que: Nunca se ha dado un caso deaparición repentina y muerte de

pequeña parcela de terreno d o n d ereposaban los restos del «Cadá-

estas características en la que no sehaya llegado a identificar com-

ver de Boisaca». En aquel pedazo detierra no había lápida, numera-

pletamente a la víctima. Es, sin lugar adudas, un caso muy extra-

Page 1249: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ción ni señal que indicara q u e allíyacía un difunto. Un triste rincón

ño, único...

en un cementerio q u e comenzaba aenvolverse en las brumas fan-

Según nuestras pesquisas, el cadáverhabía sido enterrado en el

tasmales del atardecer. Sin embargo, ahíestaba el «hombre sin pasa-

cementerio de Boisaca. Sin embargo,casi nadie sabía el lugar exac-

do», a pocos metros de profundidad, yaque según nos informó el

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to d o n d e reposaban los restos de este«aparecido». De nuevo en ruta,

enterrador, única persona que realiza lostraslados en dicho campo-

persiguiendo la historia oculta delcadáver de Boisaca, llegamos has-

santo desde hace más de treinta años,jamás se habían movido aque-

ta el Ayuntamiento de Santiago deCompostela. Y allí, tal y como

llos restos. ¿Por qué, entonces,«oficialmente» el cuerpo ya no estaba

esperábamos, continuó el festival de

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sorpresas. Tras agenciarnos la

en aquel lugar? ¿Quería alguien ocultarcualquier pista referente a un

orden de entrada del cuerpo de un varónsin identificar fechada el

problemático cuerpo? Eran preguntas qu e anotamos al unísono en

día 25 de mayo de 1988, y comprobar laanómala tardanza, cifrada

los respectivos cuadernos de campopero que nadie supo o quiso

en veinte días, existente entre la fechadel levantamiento del cadáver

Page 1252: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

respondernos

y su orden de enterramiento, supimos q ue la sepultura municipal de

beneficencia de segunda clase número7.621 había sido la última

morada del misterioso protagonista. Enlas dependencias municipa-

les se nos informó que esos restosmortales habían sido trasladados

el 14 de septiembre de 1995 a la fosacomún tras prescribir el plazo

No son muchas las hipótesis que restanpara dar una explicación

Page 1253: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

asignado a las sepulturas de este tipo.En las mismas páginas del

convencional a este intrigante enigma.Las más «lógicas» q u e d a n des-

registro, y como colofón a lo dictadosobre esos restos mortales, apa-

cartadas tras realizar un análisisminucioso de las características del

recía una rotunda frase: «No se p u e d econsultar», algo que ni el sor-

caso. La policía y la investigaciónoficial no han tenido más remedio

prendido funcionario de recias melenas

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que tan amablemente nos

q u e ir eliminando las suposicioneselementales acerca del origen del

atendía logró comprender. ¿Quésignificado tenía aquella orden?

paseante de Boisaca y el móvil quedesencadenó el atropellamiento

¿Por qué tanto secreto en torno a estecuerpo?...

en la vía férrea.

Ante tanto secretismo, decidimosencaminarnos al viejo cemen-

Page 1255: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

La investigación conjunta realizada conla policía portuguesa

terio municipal, distante varioskilómetros de la ciudad. Siguiendo

desechó la posibilidad de q u e el sujetohubiera huido de algún cen-

meticulosamente los planos, logramossituarnos en la zona donde

tro psiquiátrico o de acogida depersonas con deficiencias. El minu-

presumiblemente descansaba el cuerpodel «joven de la vía», pero

cioso rastreo hace q u e esa conjetura, la

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fuga de alguna institución de

tras un minucioso rastreo pudimoscomprobar que se había perdido

acogida, quede finiquitada porcompleto.

toda referencia acerca de la sepultura7.621. En un mapa situado en

Queda también descartado que pudieratratarse de algún mendi-

una de las esquinas de lóbrego recintoobservamos que precisa-

go. Sus manos, finas, cuidadas y sincallosidades, además del cuer-

Page 1257: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mente esa sepultura faltaba.Simplemente no aparecía. La 7.620 y la

po aseado y la ropa cara y en perfectoestado, hacen realmente difí-

7.622 estaban perfectamente indicadas,pero la que albergó el cuer-

cil la posibilidad de q u e nosencontremos ante el «último viaje» deun

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desahuciado. ¿Quizá un sordomudoextraviado en alguna visita a

Santiago accidentalmente arrollado?, sellegaron a preguntar muchos.

La lógica aplasta también estasuposición. Existiría una denuncia y

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posiblemente una reclamación tras serpublicadas repetidamente las

fotografías del cadáver. También esabsurdo el hecho de que al emi-

tir el tren sus señales acústicas yluminosas el andarín no se apartara

de la vía. ¿Buscaba entonces la muerte?¿Por qué caminaba de espal-

das, al tren? ¿Desconocía acaso elpeligro que entraña un expreso a

toda velocidad? Si esto fuera cierto, esprobable que nos encontremos,

tal y como también ha supuesto la

Page 1260: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

policía, con un caso de joven

recluido durante dos décadas en algúnhabitáculo familiar ajeno al

rodar del tiempo.

Desgraciadamente se han producidoalgunos sucesos en la región

gallega de estas características. Endeterminados ambientes aislados

y de bajo nivel cultural el temor a larespuesta de la vecindad ha

Iher Jiménez señala el lugar exacto dela vía ¡énea donde se produjo elatro/xllo del

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hecho que algunos bebés condeformaciones hayan sido prisione-

«Caminante de Boisaca».

ros de sus propias familias. Es, paraestas gentes, la única forma de

paliar el castigo divino, sortilegio o malde ojo con los que creen

estar hechizados. Pero la ropa cara yaseada que llevaba el indivi-

¿cómo era posible que no existieraningún testigo tras la publicidad

duo, y aún más las 16.010 pesetas queportaba cuidadosamente

Page 1262: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

dada al asunto en la regiém?

dobladas en u n o de sus bolsillos,dinamitan por completo la teoría

Las hipótesis lógicas fallan en sutotalidad y, por tanto, se ha acu-

del «secuestro familiar». Es ilógicopensar que si sus progenitores

dido incluso a otras q u e pudieranparecer más fantásticas. La posibi-

querían deshacerse rápidamente de él lodejaran varias horas junto

lidad de que un muchacho en estadosemisalvaje fuera arrollado por

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a la vía, con dinero abundante, y sobretodo con la posibilidad de

el tren también pasó por un rigurosoanálisis. La ropa, toda varias

q u e retornara hacia Santiago por supropio pie y fuera visto por mul-

tallas mayor, podría ser robada, al igualq u e el dinero; no obstante,

titud de vecinos y miembros de patrullasde la policía, o incluso se

esta actitud del atraco no secorresponde, según los psicólogos con-

acercara desorientado a alguna de las

Page 1264: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

muchas viviendas que flan-

sultados, con los parámetros decomportamiento de un ser agreste e

quean el lugar. Es difícil creer q u e losq u e allí lo abandonaron tuvie-

irracional. La ropa y el dinero tampocofiguran en la denuncia que

ran la seguridad de q u e iba a encararde ese m o d o al tren. ¿No es

el afectado debiera haber cursado, conmás motivo aún dada la

lógico suponer que a pesar de que nohubiera visto jamás uno, y por

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divulgación que se dio al asunto y laconstante petición de ayuda

muy mermadas q u e se encontraran susfacultades, se hubiera apar-

por parte de la policía. Además, elindividuo tuvo que cruzar nece-

tado instintivamente ante la cercanía delpeligro?

sariamente por algún núcleo urbanohasta llegar al punto kilométri-

Las proximidades de Puente Paredes,por la carretera nacional

co del accidente. ¿Cé)mo es posible que

Page 1266: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

nadie lo identificara?...

cercana y la cantidad de transeúntes quepasean por los alrededores,

Ante el panorama tan enigmático,absolutamente único en un

no es el lugar más indicado para realizarla operación de deshacer-

caso de esta índole, no p o d e m o sreprimir la tentación de añadir una

se de un joven de veinte años sin quenadie se aperciba de la manio-

hipótesis por aventurada que parezca: elsalto en el tiempo y el espa-

Page 1267: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

bra. Si el cadáver de la vía fue undesahuciado por su propio clan,

cio, ya que no son pocos los sucesos q ue se cuentan de personas

aparecidas repentinamente en un lugarsin saber ni de donde ni

te admitirlo, es una de las pocashipótesis aun no descartadas. Y es

cómo han llegado hasta allí.

que el paseante de la vía, venido quiénsabe de dónde o abandona-

Un ejemplo clave y muy biendocumentado de esa posibilidad lo

Page 1268: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

do a saber por quién, caminó firmementesobre la vía, dejó su últi-

encarna el suceso protagonizado en elverano de 1950 por el comer-

mo mensaje sobre la piedra y no d u d óen dar el susto de su vida a

ciante norteamericano Rudolf Fenz.

un humilde maquinista al girarseestoicamente ante la llegada del

La policía encontró varias tarjetas ydocumentos pertenecientes a

expreso Rías Altas. Fue el particular mo d o de llevarse su secreto a la

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este hombre en los bolsillos del cuerpoque acababa de ser arrollado

tumba, dejando cientos de interrogantesen un expediente maldito

por un furgón en plena Quinta Avenidaneoyorquina. Vestía traje

q u e aún tiene la esperanza de quealguien, en algún lugar, sepa la

impecable y muy anticuado, de telasdemasiado gruesas para la épo-

verdad...

ca del año en la que se encontraba. Lalevita negra y los puntiagudos

Page 1270: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

zapatos de hebilla le daban un aspectode lord británico del pasado

siglo. En el interior de los bolsillos, losagentes requisaron además

varios billetes ya retirados de lacirculación, y una carta perfectamen-

te conservada dirigida a Rudolf Fenzcon un matasellos... de 1876.

Ante tan extraño caso, las autoridadesinvestigaron hasta el lími-

te técnico y h u m a n o disponible. Lasconclusiones fueron sobreco-

gedoras. Se localizó el nombre de

Page 1271: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Rudolf Fenz Jr. en un antiguo lis-

tín telefónico. Corroborados estos datos,se certificó que ese varón,

fallecido hacía un tiempo, era el hijo deuna persona del mismo

nombre desaparecida inexplicablementevarios años atrás mientras

paseaba por una vereda próxima a sudomicilio. La sorpresa máxi-

ma de las autoridades judiciales seprodujo tras el descubrimiento de

q u e en las listas de desaparecidos deNorteamérica en 1876 aparecía

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ese nombre, el de Rudolf Fenz.

El punto final a este caso lo ponían lasdecenas de testimonios

recogidos por la policía antes de llegara los últimas indagaciones.

Todas las personas presentes en elaccidente aseguraron que aquel

individuo fue atropelladorepentinamente, surgiendo casi instantá-

neamente bajo el automóvil, sin dartiempo a reaccionar al conduc-

tor. Para muchos era como si en mediode la calzada hubiera apare-

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cido un despistado hombre d a n d o laespalda al intenso tráfico de la

Quinta Avenida. Las preguntas soninevitables: ¿Era el genuino Rudolf

Fenz el infortunado difunto? ¿Qué clasede fuerza lo había transpor-

tado en el tiempo y el espaciodepositándolo en medio de la con-

currida calle? ¿Podría tratarse de unsalto de semejantes característi-

cas el que provocó el accidente deBoisaca? ¿Era el joven atropellado

víctima de una «broma adimensional»?

Page 1274: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

De momento, y a u n q u e cues-

L A SECCIÓN DE INTELIGENCIA delEjército del Aire de nuestro país

es el organismo oficial que másinformación y documentos

posee sobre el fenómeno ovni. La luchaentre los periodistas

e investigadores y los miembros de lacúpula militar se ha prolonga-

do desde 1968, momento en el que se

Page 1275: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

clasificó el tema como «materia

reservada», a la búsqueda de una mayortransparencia y objetividad.

Sobre el papel, las autoridades dieron«luz verde» al enigma ovni

en 1992, mostrando al público, en unproceso de desclasificación

que duró cinco años, 83 expedientessobre avistamientos de objetos

extraños en nuestros cielos.

Pocos de esos informes eran realmenteextraños. La inmensa

Page 1276: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mayoría estaban «resueltos» conperegrinas explicaciones, algunas de

ellas dejaban en ridículo a los propiospilotos de caza y demás miem-

bros del Ejército que habían informadoa sus superiores; en definiti-

va, algo olía mal en la actitud de losresponsables de dicho proceso

de desclasificación.

Los que han seguido el enigma ovni decerca, sabían, por testi-

monios directos de los implicados y lospropios documentos oficia-

Page 1277: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

les, que muchos de estos sucesos habíansido «transformados», cor-

tados o manipulados para dar unaversión más tranquilizadora de los

hechos.

En este capítulo ofrecemos lasinvestigaciones in situ de los

casos más espectaculares, los sucesosque fueron un quebradero de

cabeza para las autoridades militares denuestro país y que aún están

a la espera de una explicación. Losaterrizajes de los primeros días

Page 1278: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de enero de 1975 en Quintanaortuño(Burgos) y Bardenas Reales

(Navarra), con más de treinta militares yaltos mandos involucrados,

Cinco días de enero

son el ejemplo definitivo de la extorsiónejercida sobre los propios

soldados y la presión efectuada por lasaltas esferas para la comple-

Ficha: En los primeros días de 1975 seprodujeron los dos aterri-

ta deformación de la realidad.

Page 1279: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

zajes ovni más importantes de lacasuística española. Dece-

Por otro lado, mostramos en estaspáginas una serie de docu-

nas de militares fueron testigos deexcepción de unos suce-

mentos oficiales excepcionales. LaInstrucción General Confidencial

sos incomprensibles que generarontoda serie de recelos

en la cúpula del Ejército. Lasmaniobras de ocultación de

IG 40/5, o lo que es lo mismo, la

Page 1280: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

normativa secreta de obligado cum-

la información realizadas en esoscinco históricos días

plimiento en nuestras Fuerzas Armadasen caso de aparición de un

son clara muestra de la actitud de losmilitares ante el más

ovni. Adivinamos el rostro sorprendidodel lector al descubrir que en

apasionante y controvertido fenómenodel siglo xx.

documentos secretos nuestro Ejércitohabla de «aterrizajes ovni», «apa-

Page 1281: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

rición de seres asociados al fenómeno»,«efectos físicos y electromag-

néticos provocados por ovnis» o«materiales y restos procedentes de

un ovni». Una bomba informativa quedemuestra a las claras el ver-

A L RECUPERAR de los más hondo delos archivos los recortes y

viejas fotografías sobre lo ocurrido enaquellas jornadas de

dadero interés y conocimiento de lacúpula militar de u n o de los

enero de 1975 no p u d e evitar q u e un

Page 1282: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

escalofrío intenso me

grandes enigmas de nuestro tiempo.

recorriese de pies a cabeza. Con carasde asombro y de expectación

Además, se muestran aquí algunos de los«expedientes» que aún

ante lo desconocido aparecíanretratados en esas instantáneas dos

permanecerán ocultos en los archivosdel Ejército del Aire. Casos

decenas de militares españoles quefueron protagonistas directos de

Page 1283: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que continúan clasificados por poner enpeligro la seguridad física

alucinantes encuentros con ovnis. Enaquellos ojos, en aquellos ros-

de los militares q u e intervinieron en elsuceso. Informes secretos

tros, se percibía nítido el reflejo quesólo irradian los que han estado

como el tiroteo contra un extraño serluminoso en el interior de la

ante algo fantástico e incomprensible.

Base Aérea de Talavera la Real(Badajoz) o el «ataque» de un extraño

Page 1284: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Y es que en una carretera burgalesapreñada de curvas, y en el

óvalo volador a unos radaristasmilitares de Aitana (Alicante), son la

inmenso y desértico polígono militar delas Bardenas Reales de Na-

prueba definitiva de una realidad q u eno puede seguir ocultándose

varra, habían ocurrido una serie desucesos que hay que considerar,

por más tiempo. Aquí están los testigos,las fotografías secretas y los

por fuerza, como los más importantes

Page 1285: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

acaecidos jamás en nuestro

expedientes que oficialmente nuncaverán la luz.

país en torno a los escurridizos ovnis.

No estamos hablando de visión de lucesen los cielos o captación

en radar de ecos de procedenciadesconocida. No. Lo ocurrido con

un intervalo de apenas horas en dospuntos del norte de nuestra

Península es un «problema» mucho másgrave. Ante las narices y

Page 1286: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

espantados ojos de miembros de nuestroEjército, gigantescos apa-

ratos, desafiando todas las leyes de laaeronáutica, habían decidido

posarse en tierra, demostrando de un mo d o rotundo y desafiante su

existencia.

Esas frías noches del recién bautizado1975 serían claves para

q u e los altos mandos del ejércitomostraran sus verdaderas intencio-

nes respecto al molesto enigma. Elhecho de que artefactos de más

Page 1287: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de diez metros de diámetro sean capacesde internarse y besar el

arenoso suelo de nuestro más vigiladopolígono de tiro, o incluso

piernas. Son las 0:25 horas de lamadrugada cuando Manuel Aguera

tengan la suficiencia de calcinartrescientos metros cuadrados de

se apercibe de la presencia de unaestrella muy baja que comienza

terreno poniendo en peligro la vida decinco reclutas, fue sopesado

Page 1288: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

a vibrar. Ricardo Iglesias apunta queaquello parece desprender des-

con recelo por las autoridades.

tellos azules y rosas y, algo extrañados,vuelven al vehículo para pro-

Y fueron ellas, absolutamenteconvencidas de la extraña realidad

seguir su camino. Apenas transcurrentres minutos cuando Manuel

que nos visitaba, quienes decidieronmantener en la más absoluta

vuelve a avisar a sus compañerossacando una mano por la ventana

Page 1289: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

confidencialidad estos hechos, estebrutal «toque de atención» de los

señalando un punto en el cielo al tiempoque exclama: ¡mirad!,

ovnis a los militares españoles.

¡mirad...!

Fue una semana histórica que comenzabacon el impresionante

Algo desconocido ha trazado una curvay ha caído a unos tres-

aterrizaje de cuatro objetosdesconocidos en la provincia de Bur-

Page 1290: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cientos metros de d o n d e seencuentran. El miedo se apodera de

gos...

ellos... ya que la luz parece haber q u e da d o a un palmo del suelo. Un

foco que a Ricardo Iglesias le recuerda,por su intensidad, a los de

las torretas del campo de fútbol delSardinero.

1 de enero de 1975, 04:31 horas

En pleno silencio, sin nadie a la vista,los cuatro soldados cruzan

Page 1291: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

la carretera y observan durante unosinstantes, sin dar crédito a sus

El bar «Lotus», en Torrelavega, ha sidodesignado como punto de

ojos, un cuerpo incandescente con formade tronco de cono que se

encuentro para Manuel Aguera, RicardoIglesias y Felipe Sánchez

encuentra flotando sin hacer el menorruido. Tiene dos metros de

que cumplen el servicio militar en laAcademia de Ingenieros del

largo y tres de ancho, y emite una

Page 1292: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

luminosidad amarillenta que ter-

Ejército en Burgos. Los tres montan enun Mini Morris 850 de color

mina en cuatro resplandores blancosestáticos en la parte inferior.

blanco y, con la helada nocturna comoúnico testigo, emprenden

Manolo y José están muy impresionadosy deciden increpar a sus

camino en dirección a tierras castellanascon el objetivo de presen-

compañeros para regresar al vehículo yproseguir hacia Burgos; sin

Page 1293: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tarse para acudir a la primera «diana»del año. El recorrido lo hacen

embargo, Felipe y Manuel estándecididos a acercarse aún más al

a velocidad moderada, y en el cruce dela N-623 con el pueblo de

misterioso objeto. Su ímpetu ycuriosidad les hace internarse por el

Ontaneda recogen al cuarto soldado,José Laso, que llevaba ya algún

campo y enfilar en línea recta laposición del ovni. Se encuentran a

tiempo esperando en penumbra.

Page 1294: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

unos 200 metros cuando el artefacto seapaga repentinamente y todo

Va al volante Manuel, camarero deprofesión, junto a él Ricardo,

vuelve a quedar b a ñ a d o enoscuridad. Transcurren unos segundos,

carpintero, y en las plazas traseras, yprácticamente dormitando, via-

apenas diez, hasta que de nuevo, y de mo d o súbito, aparecen cua-

jan Felipe y José, chapista y ganadero,respectivamente.

tro misteriosas formas idénticas a la

Page 1295: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

primera iluminando con gran

Las continuas curvas les hacen ir muydespacio al pasar por el

potencia todos los alrededores. Esto esmás que suficiente para que

puerto del Escudo, a pesar de queapenas hay tráfico en ninguno de

la curiosa avanzadilla retroceda e inicieuna carrera hacia el Mini pre-

los dos sentidos de la vía.

sa del pánico. Entre los cuatro ovnisapenas hay separación, perma-

Page 1296: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

neciendo casi unidos y balanceándose atan sólo unos centímetros

del terreno. A unos 800 metros aparecenlos focos de otro coche que

también se detiene en seco. Dentro delMini se producen escenas de

histeria provocadas por el deficientearranque, mientras que en el

El vaho se ha condensado en elparabrisas y los ocupantes deci-

exterior las cuatro «campanas volantes»comienzan a desprender

den desempañarlo cuidadosamente

Page 1297: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mientras estiran un p o c o las

chorros de luz por su base. Tras variosintentos, el vehículo se p o n e

Page 1298: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

en marcha y los aterrorizados reclutasaceleran al máximo enfilando

la entrada de Quintanaortuño. En elpueblo la soledad es absoluta,

y el temor, que les impide volver aponer pie a tierra, les hace ale-

jarse a gran velocidad en dirección aBurgos... dejando cada vez más

pequeños a través de los retrovisores alos cuatro misteriosos obje-

tos que continúan inmóviles sobre elcampo alumbrando todo a su

alrededor.

Page 1299: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

La llegada a la Academia de Ingenierosdel Ejército fue precipi-

tada. Los cuatro soldados penetraron enel despacho del coman-

dante Francisco Llorente recelosos,pensando en las burlas que se

podían difundir si contaban su historia.Tan sólo el temor les empu-

Los cuatro soldados v el comandanteLlorente observan, al día siguiente delaterrizaje.

jó a confesar lo vivido a la altura delkilómetro 14 de la carretera que

Page 1300: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

la huella calcinada de 300 metroscuadrados. Oficialmente esta marcajamás existió.

u n e Burgos y Santander. Esa mismatarde el propio comandante Llo-

rente interrogaba a los protagonistas yles acompañaba al lugar del

rosáceas y blanquecinas teñían toda laloma que daba al lugar del

incidente a la búsqueda de pruebas q u everificaran la extraordinaria

aterrizaje.

historia. Ya en el lugar, y acompañados

Page 1301: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

por varios campesinos de la

zona, comprobaron que en el puntoexacto donde flotaban los cua-

tro objetos aparecía una huella degigantescas proporciones. Eran

casi trescientos metros cuadrados deterreno completamente calci-

nado que, según se comprobó, debíahaber ardido hacía muy pocas

Pocas horas después del aterrizaje deQuintanaortuño, y sin que

horas. Los labradores consultadosfueron tajantes: Los últimos ras-

Page 1302: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ninguna publicidad se le hubieseotorgado al suceso, otro joven búr-

trojos se quemaron en enero... y esto hasido hecho hace nada.

gales era aterrorizado por un objeto desemejantes características a

El examen de la huella fue minucioso,descubriéndose la exis-

los observados en la cuneta de la N-623.

tencia de varios hoyos perfectamentevisibles repartidos a lo largo de

Carlos Izquierdo es un humilde vecinodel pueblecito de Solara-

Page 1303: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

toda la marca de calcinación.Indudablemente aquel pasto había

na, lugar en donde, además de las durastareas del campo, atiende

sido sometido a una altísima temperaturay se había quemado, tan-

el p e q u e ñ o bar familiar.

to la hierba como gran parte de la tierrahasta una considerable pro-

En la madrugada del 2 de enero,aproximadamente a la una y

fundidad.

Page 1304: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

media, regresaba desde la cercanaLerma a bordo de su viejo Renault-6.

A los pocos días, el investigadorburgalés del CEI Malo Martínez

Iba confiado, ya q u e conocíaperfectamente la ruta, hasta q u e algo

descubría que no sólo los cuatro reclutashabían sido testigos del

parecido a un fuego apareció en el ladoderecho del vehículo. Era

incidente. También el policía José RivasRiaño, que a la misma hora

un intenso resplandor q u e le acompañó

Page 1305: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

hasta penetrar en el pueblo

circulaba en la carretera haciaVillarcayo, observó en compañía de

de Revilla Cabriada; allí, flanqueadopor las edificaciones, la lumina-

tres personas cómo unos fortísimosresplandores con tonalidades

ria se perdía de vista. Pero cuando todoparecía haber pasado, y en

el trayecto que unía este pueblo conCastrillo de Solarana, el res-

Page 1306: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

plandor volvió a hacer acto de presenciacolocándose encima de

unas choperas situadas a unos 200metros de la carretera. Parece la

Los dos asombrosos sucesos acaecidosen tierras de Burgos y

luna... pero esto no es normal, barruntóCarlos Izquierdo que, algo

protagonizados por objetos muysimilares habían corrido como la

nervioso, pisó a tope el acelerador delR-6 hasta atravesar Castrillo

pólvora por la Vieja Castilla. Y quizá

Page 1307: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

esa expectación popular fue un

de Solarana y situarse a la salida delpueblo. En ese lugar, en medio de

detonante para que el 9 de enero todoslos periódicos del país repro-

la calzada, apagó las luces y c o m p r ob ó que una media luna rojiza

dujeran una histórica nota oficial. Era, nimás ni menos, que un

aparecía silenciosamente por detrás deuna loma. Era un objeto sóli-

comunicado de la Capitanía General dela VI Región Militar d o n d e

Page 1308: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

do que había q u e d a d o flotando frenteal coche como aguardando su

se daban todos los detalles de laaparición del 1 de enero en Quin-

previsible salida. En un alarde devalentía, el burgalés emprendió el

tanaortuño. En ella, y con gran lujo dedetalles, se relataba la viven-

solitario camino con aquel «invitado»detrás. El ovni se colocó en el

cia de los cuatro soldados calificandode «OVNI» lo observado por

lado izquierdo y así transcurrieron

Page 1309: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cuatro kilómetros de angustia, en

los testigos.

los cuales Carlos optó por dejar atrás supropio pueblo y proseguir

La conmoción de ese comunicado oficialfue brutal en todos los

hasta una casa d o n d e residía suprimo, el agricultor Edelmiro Pozo.

sectores, y así, el 15 de enero, de lasdependencias del Aeródromo

Pero aquel fue un gran error, ya q u e enlas oscura carretera «la media

Page 1310: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de Villanía partía un informeconfidencial en el cjue el teniente coro-

luna» optó por aproximarseincreíblemente al automóvil y comenzar

nel y comandante militar aéreo de laprimera Región Aérea hacía

a realizar pasadas a muy pocoscentímetros de la baca. El cabello se

saber tres puntos esenciales para«comprender» lo sucedido. En esas

me erizaba y un sudor frío me recorríaentero. Sentía verdadero

tres conclusiones se dictaminaba que los

Page 1311: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

soldados iban «sugestiona-

pánico —confesaba el testigo alreportero de La Gaceta del Norte

dos «tras la visión de la primera estrellay que era muy extraño que

J. J. Benítez—, aquello cambiaba decolor, unas veces al rojo y otras

los cuatro testigos coincidieranabsolutamente en las descripciones

al amarillo... En un momento dado,viendo que aquel aparato se

de los artefactos luminosos...

Page 1312: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

me echaba encima, decidí sacar elbrazo por la ventanilla y comen-

Ese extraño giro por parte de lasautoridades militares coincidió

zar a hacer gestos para hacerlescomprender que era amigo...

con la publicación en La ActualidadEspañola de un artículo del

El coche ya no daba más de sí, a 110kilómetros por hora se pre-

entonces joven reportero Pedro J.Ramírez sobre el asunto del aterri-

cipitaba por la comarcal con el objeto

Page 1313: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

iluminando los campos como

zaje. Otros periodistas, a raíz de esainformación, fueron invitados a

si fueran las doce del mediodía.Finalmente, el asustado testigo llegó

desistir de sus indagaciones «porque yase había aireado demasiado

hasta el domicilio de Edelmiro Pozo,quien no d u d ó en saltar de la

el asunto...»

cama y plantarse en la calle tras oír losangustiosos gritos de Carlos

Page 1314: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Casi 20 años después, en octubre de1993, se desclasificaban, es

Izquierdo. El ovni, en actitud desafiante,había q u e d a d o estático a

decir, salían a la luz de forma oficial,los papeles del «Caso Quinta-

unos cien metros de la casa y así semantuvo durante casi una hora

naortuño», y en ellos lo q u e más llamóla atención de los investiga-

y media ante la sorpresa de los dosburgaleses.

dores fue el apartado de conclusiones en

Page 1315: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

el que se reflejaba que: El

A la mañana siguiente toda Solaranasabía de la aventura vivida

lugar donde supuestamente tuvo lugarel avistamiento fue inspec-

por Carlos Izquierdo... y lejos de dudarsalieron nuevos testigos como

cionado al día siguiente, noencontrándose nada anormal en el

Basilio Barbero y Máximo Delgado, quetambién habían observado

terreno... Una frase que obviaba lasmuchas imágenes de los soldados

Page 1316: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

la «media luna rojiza» sobrevolando loscampos desde Castrillo de

y del propio Comandante Llorenteexaminando las extrañas marcas en

Solarana...

el lugar del avistamiento. Marcas que,según confirmaron otros inves-

tigadores, perduraron más de cincomeses perfectamente visibles.

El informe oficial, sin embargo, noconsideró «anormal» esta cir

mando, cruzando rápidamente losmontículos y desniveles cercanos

Page 1317: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cunstancia y así dio carpetazo a unasunto en el que se ponía en

al cuartel. Al cabo de cinco o seisminutos, con la única presencia de

entredicho la honradez de cuatroreclutas de la Academia de Inge-

un testigo cada vez más inquieto,comenzó a elevarse lentamente,

nieros, de un comandante y de unpolicía. Un informe que, en defi-

desprendiendo un tortísimo resplandorpor la parte inferior. Alar-

nitiva, intentaba a la desesperada ocultar

Page 1318: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cualquier atisbo de verdad

mado, sabedor de que aquello no podíatratarse de ningún avión

en torno a dos jornadas inolvidables enlas que algo desconocido

«despistado», el recluta avisó a loscompañeros que pernoctaban en

decidió aproximarse a las solitariasllanuras castellanas.

el interior de la torre. «Aquello» seestaba desplazando, atravesando

el polígono en dirección a la torreauxiliar. Eran ahora cinco los sol-

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dados que se erguían en el puesto devigilancia, atemorizados, afe-

Sobre las Bardenas Reales

rrándose a los fusiles al ver cómo laluminaria rojiza se les colocaba

frontalmente e iba recortandoinexorablemente los metros q u e le

El veterano y afable ufólogo IgnacioDarnaude no se corta un

separaban del eventual refugio. Cuandolos reclutas esperaban el

ápice al afirmar que esto de los ovnis escomo un inmenso teatro del

Page 1320: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

encontronazo súbito con aquel aparatollegado de ningún lugar, la

cual sólo somos meros espectadores.Totalmente de acuerdo con el

misteriosa luz, como por arte de magia,realiza un brusco giro de

b u e n amigo sevillano.Y más alrecordar q u e en la «puesta en escena»

noventa grados a velocidad de vértigopor encima de la torre principal,

que nos ocupa aún quedaba un segundoacto. El lugar elegido fue

llenando de pavor a un quinteto que sólo

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acierta a observar cómo el

el Polígono de Tiro de las BardenasReales, en Navarra. Una autén-

ovni se eleva por encima de suscabezas. Transcurrieron unos segun-

tico fortín militar que horas después delos sucesos de Burgos iba a

dos. Aquel visitante inoportuno se habíaesfumado sin dejar rastro.

ser violentado por extrañas maquinariasque sembraron el pánico

Raudos, descuelgan el teléfono parainformar de lo sucedido al sar-

Page 1322: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

entre los soldados de guardia y sussuperiores. Si el suceso de Quin-

gento Aranda —suboficial de servicio—que se encontraba en el

tanaortuño se produjo en pleno campo yjunto a la carretera nacio-

acuartelamiento. Según pudimosindagar, ésta fue la conversación

nal 623, los osados ovnis quisieronhacer un «más difícil todavía» y

exacta que se produjo en aquel confusoinstante:

penetrar en las mismísimas entrañas de

Page 1323: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

un recinto militar dotado con

— Oiga, mi sargento, hay una luzextraña que acaba de pasar

las máximas medidas de seguridad...

por encima de nosotros. Debe ser unovni de esos... —comentó el

cabo aún sin reponerse del susto.

2 de enero de 1975, Polígono de Tirode Bardenas Reales, 22:55 horas

— ¿Un ovni?, pues se lo cuelganustedes de los cajones —espetó

el marcial suboficial.

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Aquella fría noche del jueves tan sólo elgélido viento quebraba

El asunto parecía zanjado. La negativadel m a n d o superior había

la rutinaria monotonía. Un joven caboprestaba servicio en el exte-

d a d o un simbólico finiquito a losucedido. Lo que no suponía la

rior de la torre principal, recónditolugar diariamente usado como

intrigada tropa es que a las 23:20 horasun nuevo y desconocido

campo de b o m b a r d e o por los cazas

Page 1325: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

americanos y españoles de la

objeto volvería a aparecer en el mismolugar. Ante la histérica insis-

Base Aérea de Zaragoza. Susprismáticos dominaban, como cada

tencia de los soldados, el sargentodecidió subir hasta un montículo

noche, los infinitos y oscuros desiertosde esa solitaria región nava-

cercano para, provisto de unos potentesprismáticos, comprobar las

rra de forma pausada, sin nada anómaloque inmutara aquella silen-

Page 1326: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

afirmaciones. Según reza el informeoficial, recientemente desclasi-

ciosa tranquilidad.

ficado por el Ejército del Aire, elartefacto tenía forma de taza inver-

Eran las 22:55 horas cuando seincorporó súbitamente. Sin el

tida con luces blancas en la parteinferior y superior, y luces ámbar

menor sonido, una extraña luz roja,inmóvil, intensa, se estaba aproxi-

y blancas intermitentes en los costados.El objeto, con unas climen-

Page 1327: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

siones semejantes a las de un camión,permaneció en el lugar duran-

incomodo asunto. Aquel veredicto noconvenció a casi nadie, y

te unos treinta minutos, emitiendo unchorro de luz intermitente que

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menos a Faustino Laborda, cronista deldiario vespertino Aragón

iluminaba el estéril suelo del polígonodirigiéndose después, como

Express, q u e levantó la liebre. Según no s contó este veterano repor-

había ocurrido en la primera aparición,hacia la torre auxiliar, desapa-

tero, no sin cierta nostalgia, los militareshabían querido echar tierra

reciendo en dirección norte en el másabsoluto de los silencios.

sobre el suceso: Lo primero que

Page 1329: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

hicieron fue taparlo todo; yo fui al

Todos los componentes de aqueldestacamento estaban conven-

polígono junto con un fotógrafo y nonos dejaron obtener nada. Nos

cidos de lo que habían visto, y el pactode silencio fue la primera

dijeron que había algo pero que teníanterminantemente prohibido

medida tomada entre ellos para paliar loque podría ser una autén-

decir nada. Todo parecía estar bajo lainquisidora mirada del secre-

Page 1330: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tica psicosis en aquel alejado lugar.

to oficial. Ese silencio forzado fue elque hizo que las primeras cró-

A pesar de las precauciones y el tactocon el que se trató la espi-

nicas de Faustino Laborda desatarantodo tipo de rumores, no sólo

nosa información, los ovnis, sin p u d o ralguno y como queriendo

en las poblaciones cercanas, sino entodo el país, provocando que

mostrar su pública evidencia, volvierona hacer acto de presencia,

Page 1331: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

en los días posteriores prensa, radio ytelevisión dedicaran parte de

como veremos posteriormente, sobre elsolitario polígono de tiro.

su tiempo a informar sobre loacontecido en aquel desértico paraje.

A las pocos días la prensa se hizo ecode los extraños sucesos,

Los años pasaron y poco más se supo delos ovnis de Bardenas

provocando un gran revuelo en laopinión pública. Ante esa tesitu-

Reales. La posibilidad de q u e un

Page 1332: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

artefacto desconocido aterrizara en

ra, en un histórico comunicado oficial,la Tercera Región Aérea noti-

pleno campo militar pasó a mejor vida,engrosando, como tantas

ficaba la apertura de diligenciasinformativas. Finalmente, el 8 de

otras veces, los herméticos archivos delEjército del Aire.

enero, y a través de la agencia Cifra, elEjército del Aire afirmaba que

los fenómenos han sido provocados porel reflejo de la luna al atra-

Page 1333: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

vesar la capa de nubes. De esta formase daba carpetazo final al

El Ejército r o m p e el silencio

Fue el 13 de julio de 1994 cuando elMando Operativo Aéreo

decidió dar fin a casi dos décadas desecretismo, poniendo a dispo-

sición de la opinión pública veintinuevefolios que formaban el

polémico expediente oficial del «CasoBardenas». El informe está

compuesto por dos investigacionesparalelas, llevadas a cabo por un

Page 1334: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

teniente-juez informador del SectorAéreo de Zaragoza y por un

comandante-juez de la Tercera RegiónAérea.

En el documento se analizaexclusivamente el caso del 2 de enero

de 1975, recogiendo los testimonios delos soldados que presencia-

ron la aparición súbita del ovniincluyendo un croquis de la obser-

vación y la interpretación personal delteniente general jefe de la

Tercera Región Aérea, para quien las

Page 1335: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

luces o efectos de luz observa-

dos pueden haber sido producidos porel balo de la luna, luz de

alguna estrella, o de algún tractorcercano al atravesar algunas de

Torre de vigilancia del Polígonomilitar desde la que se dio la voz dealarma tras la

las capas de niebla o bruma queintermitentemente pasaban sobre

aparición del ovni.

el polígono, provocando un efectoóptico que baga creer en la exis-

Page 1336: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tencia de un cuerpo iluminado. Estadesconcertante explicación

ibérica. Intentar rescatar la información«no contaminada» era el úni-

aparece firmada el 11 de enero de 1975,antes de que las investiga-

Page 1337: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

co objetivo que me propuse una fríamañana de enero junto al perio-

ciones hubieran concluido, ignorando elsegundo aterrizaje acaecido

dista y reportero Bruno Cardeñosa. Y latarea no iba a ser, para nues-

durante la madrugada del 5 de enero ypasando por alto las descon-

tra desgracia, nada fácil.

certantes maniobras efectuadas por la«taza invertida» en el polígono

durante aquella larga noche. Sonconclusiones que para nada corres-

Page 1338: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

p o n d e n a las explicacionespropuestas por la Tercera Región Aérea.

21 a ñ o s después: declaran l o stestigos

¿Cómo es posible que la luna hubieraprovocado el fenómeno si aún

no había hecho su aparición esa nochesobre el polígono, tal y como

Las peripecias del destino hicieron q u ela misma noche del 2 de

rezan las cartas astronómicas? ¿Desdecuándo una estrella es capaz

enero de 1996 —exactamente 21 años

Page 1339: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

después del primer suceso de

de aterrizar y posteriormente sobrevolarel polígono efectuando

Bardenas— planeáramos una inminentevisita a la franja navarro-

bruscos giros en pleno vuelo? ¿Y acasoes un tractor capaz de elevar-

aragonesa, dispuestos a entrevistarnoscara a cara con los hasta

se vertiginosamente desapareciendo encuestión de segundos?

entonces anónimos protagonistas deaquellos increíbles aterrizajes.

Page 1340: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Examinado minuciosamente elexpediente, quedaban al descu-

Jamás habían aparecido en público,nadie sabía q u é había sido

bierto numerosas incongruencias que eranecesario desentrañar. La

de los soldados que fueron escoltadospor la «media luna roja»

verdad sobre el «Caso Bardenas»parecía estar muy lejos de lo pre-

durante aquella fría noche del 75. Elhecho de que los nombres de

tendido por los responsables del

Page 1341: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

proceso de desclasificación. Expe-

estos testigos de excepción hubiesenpermanecido en el más abso-

dientes tergiversados, informacionesfalsas, sucesos ignorados,

luto de los anonimatos nos hizoreplantearnos, cuando nuestro coche

maniobras de disuasión y un largoetcétera de irregularidades man-

rodaba ya al encuentro de las llanurasaragonesas, el desistir ante tan

tenían el secretismo en u n o de lossucesos clásicos de la ufología

Page 1342: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

complicada aventura. Pero una vez más,como norma común por la

que siempre acabamos apostando los«irresponsables» reporteros

que a estos menesteres nos dedicamosen cuerpo y alma, decidimos

confiar en... llamémoslo «la intuición».Con el cuaderno en blanco y

muy pocas pistas que seguir, devoramoslos 500 kilómetros q u e nos

separaban de la histórica villa de Ejeade los Caballeros, deseosos de

enfrentarnos al misterioso enigma y su

Page 1343: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

posterior silenciamiento. Allí,

y si nuestros datos no eran erróneos,podríamos toparnos con quie-

nes vivieron todo aquello y visitar ellugar de los hechos.

Nuestros primeros pasos en la capital delas Cinco Villas transcu-

rrieron en diversas barriadas apretadasante el molesto y gélido vien-

to que no dejó un minuto deacompañarnos. Las negativas sistemá-

ticas de los vecinos hicieron que nuestroeufórico estado inicial

Page 1344: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sufriera un brusco mazazo.

Indudablemente, y nos dimos cuenta trasvarias horas de paseo,

estábamos persiguiendo a personajesque no existían... a identidades

Informe oficial desclasificado en el quese adviene que en el lugar de loshechos no

absolutamente erróneas que noscercaban irremisiblemente en un

se encontró nada anormal.

callejón sin salida. Y tan cerca me sentíde ese negro túnel, q u e en

Page 1345: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

más de una ocasión quise regresar alcoche para desanclar el cami-

de luz «blanquinoso- perfectamentevisible que salía del sue-

no, profundamente resignado y enfadadoconmigo mismo.

lo, dirigiéndose hacia arriba. Estuvoallí cerca de tres cuartos

Pero al fin, y tras muchas horas deintensa búsqueda, de un

de hora.

m o d o esperpéntico e increíble, llegóhasta nuestros oídos el nombre

Page 1346: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de un viejo local de Ejea, el recoletoBar Brasil, emplazado en una

El soldado Martínez llamó al cabo, quese encontraba en la par-

de las más céntricas calles de lalocalidad. Y cuando casi dábamos

te inferior de la torre y q u e también p ud o observar con gran nitidez

por concluida nuestra primera jornadaen aquellas gélidas tierras,

el insólito fenómeno. A los pocosminutos llegaron en dos Land

nos encontramos en una de las mesas de

Page 1347: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

aquel lugar con Vicente

Rover hasta la misma torre otrossoldados acompañados por varios

Martínez, de 39 años y que, segúnnuestros datos, podría conducir-

de sus cargos superiores. Se estabaproduciendo un increíble des-

nos a algún testigo del legendario caso.Nada alentadora fue su ini-

pliegue en plena madrugada con el fin deaveriguar la procedencia

cial mirada de desconfianza; nadie,durante dos décadas, se le había

Page 1348: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de aquel extraño «merodeador». En esemomento, según nos comen-

acercado para preguntarle sobresemejante asunto. Pero sus prime-

taba Vicente Martínez, el hazblanquinoso se volvió a levantar hacia

ras palabras casi nos hacen estallar dejúbilo: Sí, yo fui el primero en

arriba, convirtiéndose en una especiede esfera opaca de gran

verlo, yo estaba en la garita cuandoocurrió. Pero aquello se inten-

tamaño, anaranjada primero y luego

Page 1349: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

rojo fuerte, que desapareció,

tó ocultar, sentenció mientras apurabasu cerveza sin quitar ojo al

acelerando de repente a gran velocidadperdiéndose por encima del

monitor de televisión.

acuartelamiento.

Y la alegría, incontenible, hizo queafinásemos todos los senti-

Aquel foco de luz, nos aseguró Vicente,había dejado una huella

dos. Una vez más, mi grabadora se

Page 1350: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

colocó ante u n o de esos testigos

sobre el terreno. Es más, trasdesaparecer el «disco rojizo» hacia el

que han estado a pocos metros de loimposible y sentí una sensa-

este, los soldados y los superioresllegaron hasta el lugar del presu-

ción, mezcla de emoción y nervios, alcomprobar que habíamos

mible aterrizaje del objeto descubriendoimpresionados como una

dado con la pista correcta paraprofundizar en aquel apasionante

Page 1351: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

extraña huella circular de unos 10metros de diámetro flanqueada

misterio.

todavía por las llamas. Los ochoexpedicionarios tuvieron que afa-

Vicente, testigo de excepción que hapermanecido en silencio

narse para sofocar el enigmático fuego qu e brotaba del mismo sue-

hasta ahora, se encontraba cumpliendoel servicio militar en el cita-

lo. Inexplicablemente la tierra había q ue d a d o calcinada hasta una

Page 1352: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

do polígono en aquellas señaladasfechas. Según nos relató, hacía

profundidad de 10 centímetros, hecho qu e conmocionó a la asusta-

guardia en el exterior de la TorrePrincipal la noche del 5 de enero de

da compañía. El descubrimiento deaquella misteriosa marca sobre

1975, momento en el cual se produjo elsegundo incidente, precisa-

el terreno, certificado a la mañanasiguiente, puso en guardia a las

mente aquel que con más vigor se había

Page 1353: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

intentado silenciar. Seguro

autoridades militares del polígono y dela Base Aérea de Zaragoza:

de sí mismo, consciente de que lo quesus ojos vieron ni era fábula,

Durante varios días nos hicieronpatrullar alrededor del lugar para

ni era fácil de explicar, comenzó arelatarnos su particular vivencia

impedir que alguien se acercase a lahuella. Ni tan siquiera a nosotros

tantos años mantenida en cuarentena:

Page 1354: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

se nos tenía permitido acercarnos allí.Dos o tres días después, el

teniente jefe nos reunió a todos lossoldados, incluso a los que esta-

Estaba en la torre, hacia la una de lamadrugada, cuan-

ban de permiso, y bajo amenaza dearresto nos impidió hacer nin-

do la radio comenzó a oírse mal, coninterferencias, con unos

gún tipo de declaración. Nos dijo queel caso estaba cerrado y que

ruidos muy extraños. Eran radios que

Page 1355: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

nos prestaban los ame-

la huella había sido producida porunos cazadores furtivos, aun-

ricanos y era rarísimo que ocurrieraesto. Intentaba arreglar-

que esto era falso. Nos llegaron aregistrar las taquillas y nos requi-

la y fue entonces cuando vi en la «zonade blancos» un haz

saron las cámaras fotográficas.

Page 1356: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf
Page 1357: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mientras viva. Él se encontraba en unade las habitaciones del cuar-

tel y desde allí p u d o divisar el inusualfenómeno. Los frenéticos gri-

tos de sus compañeros exclamando: «Elovni !, ¡el ovni!» lo pusieron

en guardia:

— Yo ya lo vi subiendo hacia arriba —nos confesaba convenci-

do de que aquello q u e vio no podía serningún aparato normal—

era de un color rojizo, parecido albutano, desplazándose silencio-

Page 1358: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

samente en dirección a Zaragoza. Yono puedo decir a ciencia cier-

ta lo que era, pero lo que sí que esseguro es que aquello se posó allí,

dejando su marca sobre el terreno.

Gilabert había confirmado punto porpunto todo lo que nos

había anticipado Vicente Martínez.Incluso el más delicado de todos

y que confirmaba la existencia deórdenes estrictas para silenciar el

caso:

Page 1359: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Vicente Martínez: "Tras el

— Normalmente hacíamos todos losdías recogida de materiales

suceso tíos encerraron

en el polígono, pero al día siguiente nolo hicimos, no nos dejaron

en una. dependencia

y los altos mandos nos

acercarnos al círculo quemado. Yoestaba en aquella reunión en la

confiscaron basta las

Page 1360: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que el teniente-jefe del polígono nosreunió a todos, incluso a los que

cámaras-.

estaban de permiso, para decirnos quelo negáramos todo, que

silenciáramos el asunto. Éramosjóvenes y, lógicamente, ante la

Antes de dar por finalizada nuestrareunión, Vicente Martínez

amenaza de quedar arrestados,preferimos seguir las órdenes estric-

—principal testigo del segundoaterrizaje en las Bardenas Reales—

Page 1361: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tas. A pesar de todo, entre nosotros síhablábamos de la aparición

nos puso sobre la pista de otros dossoldados presentes la noche de

del ovni, que si podía ser aquello, o lootro...

autos. Vicente no sólo nos había puestoal tanto de lo acaecido

Como pudimos comprobar, el paso deltiempo —más de dos

durante toda la segunda noche, sino quenos proporcionó además

décadas— no ha impedido que alguno

Page 1362: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de los testigos siga acatando

datos concretos acerca de la huella. Y loque es más importante, con

las órdenes de sus superiores.Asombrados, pudimos ver c ó m o la

su declaración las coacciones de losaltos mandos habían q u e d a d o

orden del silencio a toda costa seguíacalando h o n d o entre quienes

al descubierto. Nada de esto«curiosamente» aparecía en el informe

vivieron aquellos extraños incidenteshace más de veinte años. Este

Page 1363: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

oficial.

era el caso de Roberto Bericat, a quientambién pudimos localizar y

que, visiblemente nervioso,desconfiando de nuestras intenciones,

mantuvo su versión de los hechos:

«Nos mandaron callar a todos»

— Yo no creo en este tipo de cosas —insistía una y otra vez—, allí

se veían cosas todos los días y luegoresultaban ser reflejos, pero

Encontramos a Blas Pedro Gilabert en

Page 1364: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

su comercio enclavado en

aquella huella fue causada por unoscazadores furtivos. El testimo-

el corazón de Ejea de los Caballeros. Apesar del tiempo transcurri-

nio de Bericat contradecía a la lógica:¿Cómo iban a encender una

do, aún guardaba nítido el recuerdo dela ajetreada noche del 5 de

hoguera unos cazadores furtivos?Además, según supimos, era prác-

enero de 1975. Es algo que, segúnconfesó, jamás podrá olvidar

Page 1365: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ticamente imposible encender fuegosobre aquellas estériles y secas

tierras. El relato de este testigo fueenredándose hasta hacerse increí-

ble. Bericat, que, según coinciden sus

Page 1366: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

compañeros, estaba en la cen-

tralita del cuartel durante la noche del 5de enero, acabó confesan-

do que aquello no era muy normal, y noera posible que hubiera

sido provocado por cazadores furtivos,intentando convencernos de

que estuvo de permiso durante aquellasjornadas para no tener que

seguir dándonos más incómodasexplicaciones.

Ricardo C a m p o s Pecino:

Page 1367: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

«Tuve q u e cortar c o n t o d oaquello»

Conforme avanzábamos en nuestroperegrinar a la búsqueda de

las claves q u e desentrañaran el extrañoasunto, más fuerte se hacía

la necesidad de localizar al teniente jefedel polígono de Tiro de Bar-

Ricardo Campos Pecino, teniente enjefe del polígono, fue el encargado de«frenar»

denas Reales, u n o de los personajesfundamentales de la trama, que,

Page 1368: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

toda la psicosis ovni generada en unode los recintos más vigilados del país.

como el resto, había permanecido ocultotras una densa cortina de

silenció. Era el hombre que, según todoslos testimonios, ordenó

mantener en secreto lo acontecido enaquellas noches.

exterior cuando el ovni ya habíadesaparecido, pudiendo observar

Sus labios habían permanecido selladoshasta la mañana del 8 de

solamente el astro de nuestro satélite.

Page 1369: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

enero de 1996. Cuando nos sentamosfrente a Ricardo Campos Peci-

A lo largo de nuestra entrevista, elteniente jefe negó la existen-

no, de rostro serio a la antigua usanza,en una céntrica cafetería de

cia de un segundo caso y la presencia dehuellas sobre el terreno.

Zaragoza, supimos q u e era unaoportunidad única. Nos encontrába-

Sólo admitió que se había generado unapsicosis de luces que me

mos ante un hombre que ordenó silenciar

Page 1370: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

el aterrizaje de un objeto

obligó a cortar con todo aquello. Apesar de que los soldados lo

volador no identificado en un polígonode tiro del Ejército. El alto

recordaban perfectamente, CamposPecino no quiso declarar al res-

m a n d o recordaba perfectamente lahistoria. Pocas veces, según nos

pecto de cómo había silenciado a larevolucionada compañía. Sin

confesó, se había vivido tanto ajetreo enla vetusta instalación.

Page 1371: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

embargo, mantenía fresco en su memoriael lento proceso de la

— Fue un gran revuelo que yo siemprerecordaré de mi vida

investigación oficial:

como militar—nos aseguró. Guardabaperfectamente en la m e m o -

— Primero enviaron a un tenienteinformador del sector aéreo,

ria cómo habían transcurrido aquellasajetreadas jornadas—; era jue-

pero el ministro, Mariano CuadraMedina, dijo que no, que quería

Page 1372: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ves 2 de enero, estaba escuchando laradio en mi cuarto, cuando a

que fuera hasta allí un instructor delEstado Mayor. Es cuando vino

las 23:30 horas me llaman y meadvierten que hay extrañas luces

el comandante Fernando Zamorano. Élhabló con los soldados y me

en el polígono, me visto corriendo ysalgo con unos prismáticos y

espetó al salir: «¡oye, Campos, que amí no me has contado todo,

subo hasta un montículo cercano. Pude

Page 1373: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

comprobar que efectiva-

dicen los soldados que aquí hubo másluces otras noches!». Poste-

mente había una luz, pero conforme sevan disipando las nubes veo

riormente me llamó Franco Iribarne-Garay, teniente general jefe de

que se trata de la luna. RicardoCampos, tal y como dejó escrito en

la Tercera Región Aérea, que estabareunido con Zamorano, para

un informe que entregó en Zaragoza a lamañana siguiente, salió al

Page 1374: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

preguntarme en qué se quedaba todoesto. Yo le dije: «Mire usted, mi

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Page 1376: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

se dio de que "aquello» había sido laluna era para tranquilizar a

general, yo seguridad no iengo, perouno de los soldados me llegó a

los ciudadanos, pero todos sabíamosque era falsa.

decir que ojalá los hubieran matadopara que así les creyeran». Lo

Era indudable, durante las noches del 2y 5 de enero de 1975,

cierto es que ellos perjuraban yperjuraban.

que algo desconocido se había paseado

Page 1377: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

impunemente por el inmen-

so y solitario Polígono de Tiro deBardenas Reales, frontera natural

Coronel Fernando Zamorano:

entre Navarra y Aragón. Algo que, segúndescribían los soldados,

maniobraba de forma desconcertante yque se llegó a posar sobre el

«Aquello era una tecnologíadesconocida»

suelo calcinando una extensión de áridatierra.

Page 1378: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Los increíbles sucesos acaecidos enaquellas dos largas jornadas

Meses antes habíamos tenido la fortunade poder charlar con el

parecían destinados a dormir el sueñoeterno, engrosando como

coronel Fernando Zamorano, encargadode la realización del infor-

tantos otros el polvoriento y viejoarchivo de las enigmas pendien-

me oficial. Nos narró cómo habíaentrevistado a los testigos y nos dio

tes. Por fortuna, nuestra investigación

Page 1379: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

iba a servir para algo; romper

su impresión personal sobre loacontecido. Este hombre afable, de

el silencio impuesto desde las más altasautoridades de la época.

dilatada experiencia en el ámbitomilitar, no tuvo reparos en confe-

Y la información, una vez más, era elúnico m o d o de reflejar de nue-

sar que: Por las maniobras que elobjeto realizaba no podía corres-

vo una realidad maquillada, quién sabesi por miedo, por parte de

Page 1380: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ponderá una tecnología conocida. Erarealmente inaudito oír seme-

nuestros mandos militares.

jantes declaraciones a un alto m a n d omilitar, pero Zamorano aún fue

más allá al confirmarnos que: Me limitéa tomar declaración a los

testigos, sin dar explicación a nada,pero la conclusión oficial que

Otro revelador

cuestionario secreto en el

que se incluyen formas

Page 1381: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

absolutamente inusuales

para lo que, sobre

el papel, se reduce a

observaciones de Venus,

a luna, etc.

Ficha- El Ejército del Aire español esel organismo oficial que

más información posee sobre elfenómeno ovni A pesar

Page 1382: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de que en 1992 se decidió adesclasificar u ofrecer el con-

tenido de sus archivos a la opiniónpública, las dudas y el

recelo acerca de si nos cuentan toda laverdad continúa

entre los investigadores civiles. El autornos ofrece las nor-

mativas secretas y varios documentosconfidenciales que

demuestran la existencia de una serie deimpresionantes

sucesos que jamás verán la luz.

Page 1383: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

N os OCULTA EL EJÉRCITOinformación sobre los ovnis? Esa pre-

gunta debe ser la más antigua y laprimera que muchos se

hicieron nada más conocerse el enigmade los «platos vola-

clores». Dar respuestas es complicado,pero ante esta cuestión uno

p u e d e exclamar sin ningún temor,rotundamente «SÍ».

Yo no lo tenía muy claro hasta quealguien puso en mis manos

un dossier secreto d o n d e se recogía la

Page 1384: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

llamada Instrucción General,

de carácter confidencial, IG 40-5.Después de leerla y releerla no me

quedaron más dudas. Nuestro Ejércitoconoce de sobra el problema

ovni y, es más, hace gala de estar al díahasta en los más mínimos

detalles que conciernen a este enigma.

En 1992 el MOA (Mando OperativoAéreo) declaró que comen-

zaba el proceso de ofrecer lainformación acumulada en los archivos

Page 1385: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

durante las tres décadas en las que seclasificó el asunto de los ovnis

como «Materia Reservada». Y losresultados fueron decepcionantes.

Los investigadores civiles conocíamossucesos, e incluso habíamos

hablado con los propios protagonistasmilitares de éstos, q u e no

aparecían por ningún lado.Curiosamente, algunos de ellos repre-

sentaron un peligro físico para lospropios testigos. Como muestra

bien valen dos de ellos. La punta de un

Page 1386: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

iceberg que imagino segui-

rá inmerso en los interminables archivosno desclasificados del Ejér-

cito del Aire. Accedí a sus documentosy fotografías en mayo de 1998

y se generó un gran revuelo cuando losdi a conocer. Eran muestras

.

evidentes de que continuaría habiendo"expedientes malditos» que

Ante la concordancia en los testimonios,el grupo decidió llamar

Page 1387: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

por un motivo u otro no verían jamás laluz. Un duro revés para

a las dependencias donde a aquellasaltas horas ele la madrugada

aquellos militares e investigadoresasociados que nunca se cansaron

descansaba el cabo Pavón. Este, trasescuchar atentamente el relato,

de repetir que «absolutamente hasta elúltimo papel ha salido de los

les ordenó que inspeccionasenminuciosamente la zona de los

archivos». Difícil de creer cuando u n o

Page 1388: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tiene delante documentos,

hechos para cerciorarse del cese de lasanomalías.

imágenes y pruebas de sucesos como elde Talavera la Real (Bada-

joz) y el Radar Militar de Aitana(Alicante)...

Un espectro descomunal

Disparos contra un gigantesco ser

En compañía de un perro-loboadiestrado recorrieron las inmedia-

ciones del lugar d o n d e se escuchó el

Page 1389: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

silbido realizando un recorrido

Lugar: Dependencias dealmacenamiento de combustible de laBase

en línea y paralelo a la tapia sur de laBase Aérea. A unos 300 metros

Aérea de Talavera la Real (Badajoz).

de las garitas notaron cómo se formabaun remolino en unos euca-

Fecha: 12 de noviembre de 1976.

liptos muy próximos a la pared deladrillo, apuntando las tres armas

Page 1390: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Hora: 1:45 horas.

instintivamente hacia dicho rincón. Almismo tiempo, el perro adies-

Testigos: José María Trejo, JuanCarrizosa Luján y José Hidalgo.

trado comenzó a ladrar rabioso y sedirigió sin titubeos hacia la zona

oscura existente entre la arboleda y latapia. Segundos después el

Los soldados Trejo y Carrizosa seencontraban en sus respectivas

animal regresaba aturdido y mareado sinemitir un solo gruñido, v

Page 1391: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

garitas de vigilancia distanciadas enlínea recta por unos 60 metros,

comenzando a dar vueltas aullando hastafinalizar desplománelose

cuando percibieron, de un m o d o nítidoy al unísono, un extraño

tras ele los soldados.

sonido que comenzaba a elevarseprogresivamente. Lo describieron

Al ser conscientes ele lo extraño ele loshechos, Trejo, Carrizosa e

como un silbido agudo y penetrante q u eincluso llegaba a hacer

Page 1392: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Hidalgo decidieron dar el alto alunísono convencidos de q u e algo

daño a los oídos.

o alguien se había introducido en la basey en aquellos momentos

Tras cinco minutos en los que seescuchó ininterrumpidamente,

se ocultaba en dicho rincón.

el sonido cesó produciéndose un efectode acercamiento hacia el

Repentinamente, y a unos 15 metros a laespalda ele los soldados,

Page 1393: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

puesto de vigilancia que ocupaba elsoldado José María Trejo.

apareció una luz verdosa. Tras girarse,los testigos presenciaron algo

Hasta dicho lugar se desplazaron los dossoldados portando

q u e identificaron como una figurahumana de dimensiones gigan-

armas automáticas reglamentarias ymunición, viéndose sorprendi-

tescas y tronco muy robusto que flotabaen la oscuridad.

dos de nuevo por el extraño silbido, que

Page 1394: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

comenzó a escucharse con

La cabeza del ser era pequeña encomparación del resto del

gran estruendo, procedente de unosmatorrales muy próximos a una

cuerpo e iba envuelta en una especie elehalo o casco. En ningún

tapia que delimita las instalacionesmilitares de la carretera general.

momento pudieron observar los pies nilas piernas. El humanoide

Al mirar hacia el cielo observaronambos cómo una luminaria

Page 1395: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

iba protegido por una especie de huso ytenía los brazos en cruz,

blanquecina semejante a una bengala seelevaba en silencio y partía

apareciendo éstos cortados a la alturaele las muñecas y sin percibir-

con gran rapidez en dirección Badajoz.En aquel momento hizo acto

se en ningún momento la existencia demanos.

de presencia el soldado encargado devigilancia general, José Hidal-

José María Trejo fue invadido por un

Page 1396: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mareo o desfallecimiento

go, quien visiblemente nerviosopreguntó a los dos soldados si habían

en el preciso instante en el que sedisponía a descargar la ametralla-

observado el fenómeno luminoso.

dora contra el intruso, desplomándoseinstantáneamente sobre el

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Page 1399: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

José Hidalgo, soldado de la

Base Aérea de Talavera la

Real (Badajoz), muestra

Talavera la Real (Badajoz).

uno de los proyectiles que

Los soldados Trejo y

fueron disparados contra

Carrizosa en el lugar de los

el extraño ser luminoso

hechos y con el mismo perro

Page 1400: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

aparecido junto a la zona

que la noche del

de combustible del recinto

12 de noviembre descubrió

militar en la noche de

al «intruso».

12 de noviembre de /976.

suelo, perdiendo la visión y gritando,según confirmaron sus com-

expertos en balística de las FuerzasArmadas dictaminaron q u e las

Page 1401: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

pañeros, la exclamación: «¡A tierra...que nos matan!».

dos ametralladoras sí habían sidoutilizadas esa noche.

El soldado José Hidalgo, en un actoinstintivo, disparó en una

Según se p u d o averiguar tiempo d e sp u é s , dos automóviles

ráfaga las veintiún balas que portaba enel cargador. Instantes des-

Seat 124 conducidos p o r civiles fueronametrallados en su parte

pués repitió la operación Juan

Page 1402: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Carrizosa, comprobando ambos que

lateral derecha sin producirse víctimas.Estos vehículos circulaban

los proyectiles traspasaban al ser y queéste, en apenas segundos,

por la antigua nacional V en paralelo ala base y, tras saltarse un

comenzaba a mitigar su luminosidadhasta desaparecer tras emitir

control establecido en dicho tramo de lavía, recibieron varios

un flashazo verdoso que los testigosidentificaron como el efecto del

Page 1403: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

impactos de bala. Este fue el detonantepara q u e se considerara

receptor de televisión al apagarse.

q u e en el incidente se había puesto enpeligro la seguridad de per-

Tras auxiliar a José María Trejo, losdos soldados percibieron que

sonal civil.

junto a la tapia volvía a escucharse elsonido inicial, a u n q u e esta vez

sólo se prolongó por espacio de 15segundos.

Page 1404: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Tras el pertinente informe a lossuperiores, una dotación de cin-

Misteriosa enfermedad

cuenta reclutas peinaron la zona sinencontrar ni rastro de los impac-

tos de bala que deberían haber marcadodiferentes partes de la tapia.

Dos días después el soldado José MaríaTrejo cayó en el suelo del

«Oficialmente» tampoco se encontraronlos casi cincuenta casquillos

comedor de la base tras perdertotalmente la visión. Perdió el cono-

Page 1405: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que debieron quedar en lasinmediaciones. A pesar de todo, los

cimiento durante un cuarto de hora y fueingresado en la enferme-

ría. A los cuatro días, y sin averiguarseel motivo de su extraña

enfermedad, fue trasladado al HospitalClínico de Badajoz. Allí se le

sometió a rayos X, inspecciones

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oculares y auditivas y tampoco se

encontraron síntomas de dolenciaconocida.

Tras abandonar el centro médico, denuevo cayó abatido por

una ceguera, por lo que el 30 denoviembre de 1976 fue ingresado

en las dependencias del HospitalGeneral del Aire de Madrid, don-

de permaneció por espacio de un mes,siendo sometido a todo tipo

de análisis y d o n d e no se halló nirastro de la enfermedad que le

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martirizaba.

El suceso de Talavera continúa siendosecreto y no ha sido des-

clasificado después de tantos años. Enlos archivos del Ejército del

Aire tan sólo ha aparecido una reseñaperiodística de un diario venezo-

lano que comentaba someramente elsuceso. Oficialmente, el zafarran-

Radar militar de Aitana (Alicante). Porla balconada del fondo estuvo a puntode

cho de combate de Talavera la Real no

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existió jamás.

caer uno de los agentes mientras huíade un misterioso objeto ovalado yluminiscente.

Dos de los oficiales radaristas, L. A. yC. P. salieron al exterior para

Pánico en el radar

observar con mayor precisión a las tresformaciones luminosas que

habían quedado en posición sur.

Lugar: Radar Militar de Aitana(Alicante).

Page 1409: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Repentinamente, u n o de los ovniscomenzó a avanzar lenta-

Fecha-. 21 de julio de 1975.

mente hacia el gran patio cuadrado d o nd e se encontraban los testi-

Hora: 0:00 horas aproximadamente.

gos. Conforme se iba acercando, L. A. yC. P. pudieron constatar que

Testigos: Oficiales radaristas L. A. y C.P.

el artefacto era muy semejante a una«inmensa pelota de rugby» que

Page 1410: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

apenas emitía sonido alguno.

Tres ecos de procedencia desconocidafueron captados en las

La situación de alarma y nerviosismocorrió como la pólvora

pantallas del radar de vigilancia aéreaemplazado en las inmediacio-

entre los allí presentes cuando elaparato, de unos cuatro metros de

nes de Aitana (Alicante) al llegar lamedianoche.

diámetro, quedó estacionado y flotandocasi a ras de suelo junto a

Page 1411: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Tras realizar las pertinentes gestiones,se comprobé) q u e aque-

las alambradas q u e delimitan el recintomilitar.

llas ané>malas señales nocorrespondían a ningún vueloconvencio-

Mientras el ovni «aguardaba» en eserincón, los otros dos objetos

nal y q u e p o c o a p o c o se ibanaproximando hacia la estación de

desaparecían a gran velocidad encuestión de segundos, volviendo

Page 1412: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

radar.

el radar a constatar su anómalapresencia en las pantallas de control.

De color rojizo y apariencia ovalada,los tres Ovnis llegaron a

En un momento dado, el objeto ovaladocomenzó a remontar la

descender varios centenares de metroshasta colocarse en paralelo a

ladera y penetró sin titubeos en elrecinto militar. Poco a poco,

las grandes esferas de la Estación deVigilancia Aérea.

Page 1413: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

aumentando considerablemente suluminosidad, fue llegando hasta

Pudiendo ser observados a simple vistapor los funcionarios del

la misma vertical del patio para despuésir descendiendo a mayor

radar, los objetos quedaron, sin emitirningún sonido, a unos 300

velocidad.

metros de la instalación militar.

i . '

Una cola de luz

Page 1414: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

dossier al respecto. En absolutaprimicia, el audaz investigador Juan

José Benítez me mostró en su estudio losexpedientes d o n d e se

En ese instante, y atenazado por elpánico, el oficial radarista L. A.

detallaba toda la secuencia tal y comoaquí la he narrado, además de

comenzó una frenética carrera con laintención de huir de aquel

las testificaciones de los implicados ylos dibujos correspondientes

objeto que se les echaba encima. El otro

Page 1415: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

testigo, el oficial C. R, p u d o

de la extraña nave que se paseó por elrecinto militar durante varios

resguardarse echando cuerpo a tierra ypresenciando la escena des-

minutos.

de el otro lado del gran patio.

Segundos después el objeto, como en unademán de perseguir al

horrorizado L. A., siguió su sendadescendiendo y situándose frente

IG-40/5. Así investiga el Ejército del

Page 1416: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Aire

a él, provocando que el militar estuviesea punto de caer debido a la

inercia por la balconada que coronabala instalación. Había una caí-

Pese a quien pese, hoy en día la cúpulamilitar de nuestro país

da de cinco metros hasta el suelo y eltestigo hubo de aferrarse a la

continúa investigando avistamientos deovnis. El interés por este

barandilla para no precipitarse al vacío.

Page 1417: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

enigma queda revelado definitivamenteen la Instrucción General

Prácticamente en cuclillas, el oficial L.A. percibió cómo «la pelo-

Confidencial IG 40-5, a la que tuveacceso en mayo de 1998. En sus

ta de rugby luminosa» descendía hastacolocarse justo encima de su

páginas, clasificadas comoconfidenciales por tratarse de un docu-

cuerpo. La dramática escena fue seguidacon detalle por el otro tes-

mento operativo interno que afecta a

Page 1418: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

personal de Aviación en asun-

tigo que se encontraba paralizado por elmiedo a unos 10 metros del

tos que tienen que ver con la defensanacional, se muestra cómo los

lugar. Cuando L. A. hizo un ademán deincorporarse, de aquel mis-

oficiales informadores militaresinvestigan, clasifican, valoran y selec-

terioso objeto surgió una sombra o algooscuro que resultó ser una

cionan lo que d e b e ser conocido y lo qu e d e b e continuar bajo el más

Page 1419: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

compuerta rectangular a m o d o detrampilla. Apareció en la zona

estricto de los secretos.

inferior, en el centro de la base del ovniy parecía una gran tobera de

Son veintiocho hojas d o n d e seexpresa meticulosamente el pro-

d o n d e surgió una gran llamarada o luzcon dirección al testigo.

ceso de investigación efectuado por losmilitares. Y posiblemente no

Según afirmaron ambos oficiales antesus superiores, «aquel haz

Page 1420: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

fueron las únicas normativas al respecto,ya q u e desde hace treinta

era semejante a la cola de un cometa»,pero con su punta completa-

años la cúpula del Ejército decidióhacerse cargo de este asunto mis-

mente curva y surgió del interior delaparato sin hacer el menor rui-

terioso que tan en vilo traía a suspropios miembros.

do. Aquella «cola de luz» descendióhasta aproximarse a apenas un

Haciendo un p o c o de historia,

Page 1421: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

podríamos decir que fue en 1968

palmo del p e c h o del asustadoradarista sin llegar a tocarlo, pero

cuando surgió el primer intento deaproximación por parte de los

doblándose incluso hasta quedarperfectamente frontal a su zona

militares al espinoso enigma ovni. Losmasivos avistamientos sobre

torácica.

Castilla la Vieja y la ciudad de Madrid,d o n d e los testigos se conta-

Page 1422: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Después de un par de segundos, y ante lamirada de L. A., aquel

ron por miles, fueron la chispa queprendió la larga mecha de la rela-

apéndice lumínico volvió a integrarse enel cuerpo principal y, tras

ción ovnis-militares en nuestro país.

desaparecer la trampilla del cual habíasurgido, el ovni emprendió

Así, la Circular Confidencial de la Juntadel Estado Mayor del Aire

una veloz huida en vertical hastadesaparecer en el firmamento.

Page 1423: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

9266 C-T se convirtió en la primera«guía oficial» de cómo investigar

De esta alucinante aventura nada se hadesclasificado en el pro-

el novedoso enigma del q u e tanto sehablaba en todos los rincones

ceso iniciado en 1992 por el MOA. Sinembargo, y según p u d e ave-

de España. Esta fue, sin lugar a dudas,una reacción lógica de la

riguar, se designó un juez instructor querecogió todas las declara-

cúpula militar ante la avalancha de

Page 1424: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

avistamientos (más de 400 regis-

ciones y los informes referentes alsuceso para elaborar un amplio

trados en la Península) producida demarzo a octubre de aquel año.

Page 1425: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf
Page 1426: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Esta controvertida operación de«apertura de información» estu-

vo en realidad guiada por una circularconfidencial a la q u e hemos

tenido acceso. La Instrucción General IG40-5 ha sido la piedra en el

Page 1427: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

que se han sustentado y se sustentantodas las investigaciones de

nuestro Ejército respecto al enigmaovni.

En sus 28 páginas y dos apéndices nosrevela todos los criterios

que los responsables militares del MOA(Mando Operativo Aéreo)

tenían en cuenta para dar credibilidad alos incidentes. Además, la

IG 40-5 contenía un amplísimocuestionario en el que se le pregunta-

ba a los testigos todo tipo de detalles

Page 1428: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sobre el incidente q u e habían

protagonizado. Algunos evidentementereveladores de que la cúpu-

la militar esta «muy enterada» dematerias que en m o d o alguno han

visto la luz en la desclasificaciónoficial. Aunque suene a ciencia-fic-

ción, esta Instrucción General, deobligado cumplimiento, contempla

Un sorprendente documento de laIG/40-5 donde se detalla elprocedimiento de las

materias tan sugerentes y misteriosas c o

Page 1429: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

m o la aparición de huma-

tropas en caso de que se encuentrenrestos de un ovni.

Lo que descubrieron los responsablesdel Ejército debió ser tan

importante como para que el 5 dediciembre de aquel mismo 1968

se encerrase el asunto ovni bajo elepígrafe de la mayor confiden-

cialidad: materia reservada.Evidentemente, la conclusión principal

de las primeras investigaciones era quela gente estaba observando

Page 1430: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

y denunciando la aparición de objetosabsolutamente reales.

En 1974, el ministro del Aire, MarianoCuadra Medina, realizó una

actualización de unas normas que habíanquedado totalmente obso-

letas ante la complejidad de losincidentes que se iban registrando.

Esta actualización apenas llegó a tenerrepercusión alguna, y los

archivos continuaron inmaculados hastaque, en octubre de 1976, el

general Felipe Galarza proporcionaba

Page 1431: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

doce expedientes oficiales al

periodista de La Gaceta del Norte JuanJosé Benítez, que demostraban

En la IG 40/5 hay un

el permanente interés de las autoridadesmilitares por el asunto ovni.

detallado cuestionario sobre

'•seres asociados al fenómeno».

El impacto social de aquella primiciaoriginé) un aluvión de peti-

Imposible pensar con estos

Page 1432: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ciones al propio Ejército que impulsé) alos militares a optar por man-

documentos que los militares

tener el secreto a toda costa.

piensan que todos los casos

se reducen a fenómenos

Finalmente, en abril de 1992 se dio luzverde a un polémico proce-

meteorológicos, amones.

so de desclasificación de documentosque arrojé) a la luz 80 expedien-

Page 1433: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

La impresión es que saben

muchísimo más.

tes motivadores de la mayor luchaufológica de los últimos tiempos.

noides, la aproximación a los testigos, elestrellamiento de artefac-

aquellos expedientes ovni donde no sehaya puesto en peligro la

tos, la recogida de restos procedentes deovnis y un sinfín de asom-

seguridad nacional. La Clasificación deSeguridad es la que otorga

Page 1434: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

brosos detalles q u e sorprenderán almás incrédulo.

esa posibilidad de ser ofrecidos alpúblico. Como es lógico, con la

IG 40-5 en la manos es imposible creeren la afirmación de algunos

Expedientes todavía bajo secreto

investigadores y colaboradores delEjército cuando afirman que «has-

ta el último papel de los archivos hasalido al exterior».

La Instrucción General 40-5, en su hoja4 y punto 4 referente a la

Page 1435: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Estas normas confidenciales distribuidasa los jefes de las regio-

elaboración del expediente sobreavistamientos ovnis, indica que:

nes aéreas de nuestro país demuestranque existen investigaciones y

Toda la información que, desde elprimer momento, vayan recopi-

casos concretos que jamás, porrepresentar un peligro para la segu-

lando los oficiales informadores tendráconsideración y tratamien-

ridad, podrán ver la luz.

Page 1436: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

to de CONFIDENCIAL.

Posteriormente, en el punto 5 referente ala centralización y cus-

¿Cómo se valoran los casos?

todia de los expedientes, se afirma: Unavez finalizada la recopila-

ción de información, se remitirá,clasificada como CONFIDENCIAL,

Dentro del anexo A de la InstrucciónConfidencial IG 40-5 encon-

al MOA/EM/INT (sección deinteligencia del Estado Mayor delMOA),

Page 1437: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tramos el epígrafe sobre elinterrogatorio de los testigos. Dentro de

que elaborará un informe proponiendoo no su desclasificación y

él observamos al detalle todas lasnormas internas que los oficiales

las acciones posteriores oportunas,según el contenido del expedien-

informadores tendrán en cuenta a la horade obtener información de

te y las consideraciones que hayapodido expresar el oficial infor-

aquellos que hayan observado ovnis. En

Page 1438: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

primer lugar este anexo nos

mador, y teniendo siempre en cuenta elcriterio del general jefe del

indica que: Es preferible que lasentrevistas con los testigos se reali-

Mando Aéreo. El MOA remitirá elexpediente completo al JEMA, el

cen personalmente, por separado y, sies posible, evitando el contac-

cual ejercerá la facultad de tratarlocomo materia objeto de «reser-

to personal entre ellos, con objeto depoder evaluar la consistencia,

Page 1439: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

va interna» o elevar en su caso alJUJEM (Junta de Jefes del Estado

coherencia y autenticidad de cada unode los testimonios y del con-

Mayor) para su clasificación.

junto y determinar la validez de lainformación obtenida.

A este respecto, y evidentementesospechando que existen mul-

Posteriormente se indican los elementosfundamentales que pue-

titud de casos q u e por afectar a laseguridad nacional quedan «clasi-

Page 1440: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

den originar una falsa percepción de unovni y a los cuales los mili-

ficados» como secretos aún hoy en día,leemos en el punto 6, hoja 5,

tares deben prestar una especialatención. Entre ellos se destacan los

la aseveración: Cuando el JEMA tomela decisión de considerar sin

fenómenos meteorológicos (visibilidad,viento, humedad, tempera-

Clasificación de Seguridad a unexpediente, MOA/INT/NT procede-

tura, fases de la luna, planetas visibles

Page 1441: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

en el momento de la obser-

rá, tras su recepción, a la elaboraciónde una copia en la que no

vación, lluvia de meteoritos...), laactividad aerospacial (ejercicios de

figurarán los datos que puedanidentificar al oficial informador.

tiro, cohetes, misiles, dirigibles, globossonda, paso de satélites arti-

Dicha copia se remitirá a la Oficina deRelaciones Publicas (ORP)

ficiales...), las agencias de control (ecosde radar, «scrambles» o des-

Page 1442: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

del Cuartel General del Ejército delAire para que disponga de la

pegue de aviones interceptores de ladefensa...) y otros curiosos

información adecuada y puedasatisfacer, a su criterio, las solicitu-

aspectos de interés d o n d e se incluyenfuegos artificiales, láseres de

des de particulares y medios decomunicación.

discotecas, etc.

En definitiva, estos puntos normativosde la IG 40-5 a la que he

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Dentro del interrogatorio directo a lostestigos, el oficial investi-

tenido acceso demuestran a las clarasque en la desclasificación sólo

gador realiza unas tablas para discernirel grado de fiabilidad de

han salido a la luz pública, a medios decomunicación y particulares,

cada i n f o r m e . Es decir, realiza unavaloración de cada caso. Para

ello establece una clave compuesta poruna letra (A/B/C/D) y otra

Revelador cuestionario

Page 1444: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

por un dígito (1/2/3/4). Las primerasindican la «calidad del testigo»

y los segundos indicaran la «calidad dela observación».

Los habituales rebuznos de pretendidaciencia de algunos impre-

Así los testigos de ovnis se clasificanpor:

sentables «escépticos» de este país hanhecho casi popular el soni-

quete referente a que el fenómeno ovnino le interesa en absoluto a

A) Personas c o n estudios de nivel

Page 1445: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

universitario y sóli-

los militares españoles. Y no lesinteresa, evidentemente y según las

da f o r m a c i ó n técnico-científicarelacionada c o n el aire o

preclaras mentes de estas penosaseminencias, ya que los ovnis no

e l e s p a c i o .

existen.

B) Titulados universitarios m i e m b ro s de fuerzas y

Ahora afirmo sin titubear que el amplio

Page 1446: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cuestionario que confor-

c u e r p o s d e seguridad.

ma el apéndice 1 del anexo A de la IG40-5 es revelador. Y lo es ya

C) Estudiantes y p e r s o n a s decultura media.

q u e deja a las claras el absoluto interésde nuestra cúpula militar por

D) P e r s o n a s s i n p r o f e s i ó n niestudios de las cuales se

investigar y conocer a fondo los asuntosrelacionados con ovnis.

Page 1447: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sospecha que durante la observaciónestaban bajo los efec-

En la IG 40-5 encontramos, aunque seapara cerrar muchas bocas

tos de crisis nerviosa, alucinaciones,alcohol, drogas, etc.

de algunos «sesudos y críticoscientíficos», un buen argumento demos-

Y las observaciones tienen el siguienterango, representando el 1

trativo de que nuestros militares vanmucho más allá de la mera reco-

los casos más fiables y el 4 los

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prácticamente desechables:

pilación de informes.

Es muy interesante comprobar q u e laprimera pregunta del

1. Existencia de d o s o m á s testigoscategoría A d e s d e

extenso cuestionario se refiere a si eltestigo está interesado en la

distintos lugares, registro gráfico decalidad o registro

parapsicología, los ovnis y el ocultismo.¿Será q u e alguien interesa-

Page 1449: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

p o r pantallas de radar.

do por esas materias quedacompletamente descalificado de cara a

2. D o s o m á s testigos A d e s d e unm i s m o p u n t o o

estos oficiales informadores?Esperemos que no.

varios B d e s d e diferentes p u n t o s.

En lo referente al objeto observado, escurioso comprobar cómo

3. Sólo h a y testigos de categoría B oC.

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se admite la posibilidad de q u e el ovnitenga forma de disco, de hue-

4. Sólo un testigo de cualquiercategoría o varios D.

vo, de trompo, de cigarro, decuadrilátero o de cilindro. Formas que

En u n o de los apartados de la IG 40-5nos encontramos con lo

evidentemente no se corresponden aaviones conocidos, planetas ni

referente a soportes gráficos. En él seindica que los documentos

efectos meteorológicos. ¿Con qué

Page 1451: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

motivo los contempla entonces

gráficos sobre ovnis no p u e d e n serexigidos ni confiscados por las

este cuestionario? Evidentementedebemos pensar que a u n q u e en la

autoridades militares. Evidentemente, yen casos significativos de los

polémica desclasificación prácticamentetodo lo que ha salido a la

últimos tiempos, estas premisas no sehan cumplido.

luz ha sido solventando con «planetasVenus» «halos de la luna» o

Page 1452: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

También, dentro del primer anexo de laIG 40-5 nos encontra-

«satélites» como explicación, lospropios oficiales informadores saben

mos con el espectacular epígrafe«Materiales/restos procedentes de

q u e realmente objetos de esas extrañascaracterísticas están sobre-

ovnis», del todo inesperado en undocumento militar secreto, en el

volando nuestros cielos.

q u e se indica q u e éstos deben sertratados con sumo cuidado y pro-

Page 1453: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Dentro de los epígrafes referentes a losefectos secundarios pro-

tegidos de cualquier deterioro omodificación. Un sorprendente

ducidos en el testigo tras la observaciónovni tienen un gran interés

apartado que demuestra lo m u c h o quelas autoridades militares

los q u e admiten, en el apartado deefectos psíquicos, que se p u e d e n

saben sobre los ovnis. Y es q u eevidentemente no sólo les deben

provocar «fenómenos paranormales».

Page 1454: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

¿A qué se referirán los señores

interesar las lucecillas que casidiariamente surcan nuestros cielos.

informadores? Misterio.

En el apartado de «otros electos» no sonmenos asombrosas las

seres humanoides que portaban, porponer un ejemplo, escafandras

palabras «fallos en iluminación»,«interferencias TV/radio» o «fallos/pa-

y armas.

rada de motores». Es sorprendente

Page 1455: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

pensar que los planetas, o los

Imagino q u e el lector comprenderá q ue si se pregunta tan con-

halos de la luna p u e d a n provocarsemejantes efectos. ¿O quizá serán

cretamente sobre esas materias esporque se contempla que efecti-

conscientes de q u e no todo p u e d e serachacable a esas «racionales»

vamente ese tipo de visiones p u e d a nser posibles.

explicaciones con las que se haaderezado todo el proceso «oficial»

Page 1456: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Y si eso es así, nos encontramos con laabsoluta evidencia de que

de la desclasificación?

ese tipo de encuentros estánproduciéndose en nuestro país. A partir

de ahí que cada cual opine lo quequiera. Pero que lo haga con todos

los datos, incluso los secretos, a sualcance. No sólo van a poder bom-

Seres de otros mundos

bardear a la opinión pública esos«científicos y negadores de tercera

Page 1457: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

división» que tanto abundan enponzoñosos y delirantes debates des-

Sin lugar a dudas, el apartado mássorprendente de esta extensa

tinados a desprestigiar este fenómeno.Son las antípodas de una pala-

Instrucción General IG 40/5 es el anexode la página 10, que, bajo el

bra clave llamada investigación, laúnica que nos puede aportar el

sello de confidencial, indica la materia«seres asociados al fenó-

verdadero conocimiento.

Page 1458: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

meno».

Dentro de éste aparecen preguntas de lomás variado sobre la

apariencia, la vestimenta y el equipo queportaban los supuestos

Juan José Benítez: «Ladesclasificación OVNI

entes aparecidos junto al ovni. Asombracomprobar que en una Ins-

es una tomadura de pelo»

trucción General se contemplen aspectoscomo las botonaduras de

Page 1459: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

los trajes de estos seres, la aparienciadel casco, máscara, gafas etc.

J. J. Benítez, u n o de los autores másleídos en lengua española,

Y no menos asombroso es que dentro deestos documentos ofi-

autor de la célebre saga Caballo deTroya y periodista infatigable

ciales incluso se hile tan fino como parapreguntar a los testigos el

q u e ha recorrido más de tres millonesde kilómetros tras el rastro de

m o d o en que estos seres descendieron

Page 1460: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

del ovni, la forma que tenían

los ovnis, es, sin lugar a dudas, lapersona que más y mejor conoce

de desplazarse, si la actitud fue hostil ocordial, si portaban algún tipo

la relación existente entre éstos y losmilitares en nuestro país.

de mochilas o armas, si realizabanalguna actividad concreta junto al

Él fue el primero en recibir documentossecretos del Ejército

ovni, o si llegaron a emitir sonidosidentificables por el testigo... todo

Page 1461: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

español con los q u e elaboró undocumentado libro que, bajo el títu-

demasiado sospechoso para pensar q u enuestras Fuerzas Aéreas

lo Ovnis: Documentos oficiales delGobierno Español, ponía por pri-

«pasan olímpicamente» del fenómenoovni como parece que algu-

mera vez el espinoso asunto sobre eltapete. ¿Nos estaban contando

nos intentan hacernos creer a toda costay con oscuras intenciones.

las autoridades toda la verdad?

Page 1462: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

La impresión general que transmiten losmilitares en estos docu-

Un simple vistazo a los casos que elEjército mostraba a Benítez

mentos excepcionales es la de estarprofundamente interesados e

marcaba la línea a seguir por losmilitares. Muchos de ellos tenían

informados de lo que ocurre en torno almisterio de los ovnis. Tan-

inexplicables mutilaciones, y lasexplicaciones en algunos otros

to como para incluir, en una de sus

Page 1463: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Instrucciones Generales actual-

sobre su naturaleza eran absolutamenteperegrinas. Y así, en esa

mente en vigor, una serie decuestionarios esclarecedoras de que

lucha permanente por mostrar esarealidad, Benítez se batió el cobre

alguien no sólo p u e d e haber vistoobjetos en forma de huevo, dis-

durante años, y lo sigue haciendo, parapavor de sus contrincantes,

co, trompo o cuadrilátero; sino q u eademás ha podido observar sus

Page 1464: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

con quien se le ponga por delante. Yrazón no le falta. Las conclu-

huellas e incluso ha comprobado cómode ese artefacto descendían

siones para algunos casos rozan elridículo. La pregunta q u e me

hacía mientras devoraba los kilómetrosen busca de las tranquilas

Y uno no duda de que esto es como estaren el séptimo cielo ufoló-

aguas de Cádiz y deseoso deencontrarme con el remoto refugio del

gico. Aquí se respira una calma, una

Page 1465: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

quietud, difícil de narrar. El mar

periodista navarro, era solamente una:¿por qué se ha llegado a esto?,

nos mira de fíente, como expectante, y laconversación fluye sin titu-

¿cómo es posible que el propio Ejércitoridiculice a sus miembros

beos. Cada uno sabe lo que quiere.

afirmando tan a la ligera que hanconfundido Venus, la Luna o un

Rodeados de carpetas, de miles elefotografías y documentos que

Page 1466: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

helicóptero con un ovni?

cualquier investigador soñaría poseer,comenzamos nuestra charla

Algo me seguía sin encajar. Y más aúncuando unos días antes de

nocturna. La grabadora echa a andar, ymi ansia de saber y su afán

viajar en busca de Benítez para charlarsobre los documentos secre-

en demostrar una verdad por la quelucha hace años se conjuntan

tos del Ejército, p u d e hacerle inextremis una entrevista al investiga-

Page 1467: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de un m o d o inevitable:

dor valenciano Vicente Juan BallesterOlmos, un ufólogo estrecha-

IKER JIMENEZ.—Juanjo. ¿imagino que tú también tenelrás una opi-

mente ligado al proceso dedesclasificación de los informes y que

nión particular sobre las declaracionesele Ballester Olmos y su con-

siempre ha declarado a favor de laabsoluta transparencia del Ejérci-

fesión de colaboración con el procesode desclasificación?

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to. Las declaraciones que me hizo enBarcelona, por inesperadas,

J. J. BENÍTEZ.— Bueno, lo que estámuy claro es que estas decla-

fueron un auténtico bombazo en losambientes ufológicos. Ballester

raciones son realmente históricas. Iker,la verdad necesita pocos

me demostró que tenía serias dudas, yque incluso en algunos casos

argumentos. Desde que se inició esteproceso de desclasificación,

clásicos como el de Bardenas Reales

Page 1469: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

(cuya investigación detallo en

muchos investigadores hemos sabido yhemos dicho valientemente

este libro) había cambiado su postura.Para él ya no era la Luna, como

que había una serie de individuos queestaban colaborando con los

sostuvo al son de las explicacionesoficiales. Para el valenciano aque-

militares facilitando información,dossieres y documentos que al

llo era simplemente un ovni. Al igualque los otros cuatro que en la

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final han servido para echar por tierralos casos. Es decir, ha habi-

jornada del 1 de enero de 1975 habíanatemorizado a varios soldados

do un colaboracionismoverdaderamente repugnante, escondidoy

de la Academia de Ingenieros delEjército aterrizando junto a un soli-

oculto durante mucho tiempo por partede este individuo y algunos

tario páramo y abrasando 300 metroscuadrados de terreno. Era curio-

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más para cargarse el lema ovni através de los documentos descla-

so, pensaba, pero u n o de loscolaboradores y defensores acérrimos

sificados. Esto se ha dicho por activa ypor pasiva, y ahora, ¡qué

de la postura oficial se echaba paraatrás en casos tan significativos y

casualidad!, este señor te hace unasdeclaraciones donde dice sen-

sobre los que el Ejército dio en su díaun vergonzante veredicto.

cillamente que «estoy orgulloso de

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haber colaborado con el Ejercitó"

El ambiente estaba, por lo tanto, másque caldeado. Idóneo quizá

y también da a entender que ha habidoirregularidades y que no es

para que J. J. Benítez respondiese yofreciese paiebas fehacientes de

oro todo lo que reluce en el proceso dedesclasificación. Es decir, que

la manipulación a la que algunos hanquerido someter a la opinión

de alguna manera se nos está dando larazón. Y lo más triste y des-

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pública. Su respuesta no se iba a haceresperar. LJna respuesta que

graciado es que este señor reconoceque ha colaborado con los mili-

también se tradujo en polémica pordejar las cosas tan claras como

tares. Lo que no dice es hasta dónde hallegado esa colaboración...

nunca antes se habían dicho en torno alviejo binomio ovnis-militares.

pero eso lo sabemos.

I. J.—¿Qué significa para ti la palabra«colaboración»?, ¿por qué

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crees que se colabora y a cambio elequé?

Ensenada de Zahara, 29 de abril,21:26 horas

J. J.— Veo que durante un tiempo esteseñor ha facilitado infor-

mación que ha servido paradesprestigiar los casos y a los testigos,

La noche centellea a través de losgigantescos ventanales que

cuando supongo que era perfectamenteconsciente de lo que esta-

rodean el estudio d o n d e nace la

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inspiración para tantos best-sellers.

ba haciendo y de los resultados que seestaban produciendo. No sé

si la intencionalidad era algo másoscura de lo que todos podamos

estoy casi seguro de que hay mediadocena de individuos que cola-

pensar... pero desde luego creo que aningún verdadero investiga-

boran con estos servicios deinteligencia para intoxicar, negar ydes-

dor se le hubiera ocurrido jamás

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trabajar secretamente y facilitar

prestigiar a los casos, testigos einvestigadores.

información a unos señores sabiendoque se iban a cargar los

I. J.—¿Y esta colaboración que según túse está efectuando en

casos. Porque esa era laintencionalidad final del Ejército.

nuestro país la realizan a cambio de algoconcreto?

J. J.— Bueno, puede ser a cambio dedinero, favores o a cambio

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de que el ego enfermizo de estaspersonas se crezca al tener roce o

«Una mano negra internacional»

trato con determinados individuos deservicios de inteligencia, mili-

tares, etc. Hay que partir del hecho deque estas personas que en sus

I. J.—A ti te sonará ingenuo, peroimagino que a nuestros lecto-

trabajos normalmente son gentesmediocres, cuando se han metido

res no. ¿Por qué quiere el ejercitocargarse los casos ovni de sus

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en el tema ovni, en este caso a lacontra, consiguen salir en televisión,

archivos?

debates, periódicos y hacen crecer unego totalmente enfermizo.

J. J.— Yo te voy a dar una teoría. Creoque el proceso de descla-

¿Porqué estas personas que han estadoinvestigando el fenóme-

sificación del archivo ovni del Ejércitodel Aire no es una casuali-

no cambian de actitud radicalmente?...Mira, no me sirve la excu-

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dad. Esto ha podido estarperfectamente pensado y organizadopara

sa de que se han dado cuenta de quecientíficamente no existe el

intoxicar el tema y también paraobservar cómo reacciona una

fenómeno ovni. Eso se lo van a contar asu tía. Si se supone que

sociedad de tipo medio como es laespañola. No tiene ningún senti-

usted ha estado absorbiendoinformación del fenómeno durante

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do que el propio ejército descalifique asus propios testigos militares.

veinte años, no puede cambiar deopinión de la noche a la maña-

Y hay expedientes donde esos testigosquedan a la altura del barro.

na, a no ser que sea usted un cretino...que también podría ser. Aquí

Esto, repito, no es normal. Y por esopienso que detrás del proceso ha

hay que barajar todas lasposibilidades. Y una de ellas es quesen-

Page 1481: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

habido una «mano negra». Algún díaquizá se pueda saber algo

cillamente no estemos hablando desupuestos colaboradores del

más. Y lo que me parece indignante esque supuestos investigadores

CESID o de donde sean. Igual estamosante meros cretinos menta-

del fenómeno ovni civiles se hayanprestado a esta sucia y oscura

les. Tú no olvides nunca que en estostrabajos de los servicios de inte-

colaboración.

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ligencia se utilizan a los llamados«tontos útiles» porque los listos

Noto cómo, llegados a este punto, JuanJosé se enerva y respira

nunca se prestan a esto.

h o n d o . Después me mira fijamentecon mueca de esperar una nue-

va pregunta para seguir «tirando de lamanta»...

I. J.—¿Y por qué esa m a n o negraordena esa maniobra de des-

Los documentos de 1976

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trucción de la verdad? ¿No sería máslógico pensar que los propios

militares podrían seguir dejando elasunto ovni en secreto, como

I. J.—Las acusaciones que te lanzan los«ufólogos colaboracio-

antes, y evitarse este polémico proceso?

nistas» son duras y rotundas. Para elloseres un «comerciante de los

J. J.— Mira, tenemos la seguridad deque, en los EE.UU., deter-

ovnis» que no ha podido sacar tajada deesta apertura oficial. ¿Crees

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minadas agencias han trabajado ytrabajan intensamente en la

que todo esto es un resultado directo deaquellos «documentos oficia-

intoxicación mundial del fenómenoovni con múltiples sistemas.

les» q u e con gran repercusión socialobtuviste en 1976? ¿Quizá des-

Y nuestro país no es una excepción eneste sentido. Es decir, España

de entonces te has convertido en personanon grata para algunos?

es un satélite de EE.UU. en muchos

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aspectos, y por eso creo que esa

J. J.— A aquellos documentos que yosaqué hace tanto tiempo se

«mano negra norteamericana» tambiénha llegado aquí. Y por eso

le dieron la importancia que tenían ensu momento. Parece que se

' ' [ • l ' l I ' I I . I ' " I I I ' > I > I I . 1 I' ' > I ' I : \ l l > I I rico debe hacersede una jornia limpia y transparente. Ydeben

olvida que era la primera vez que elEjército abría sus archivos y

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salir los informes íntegros y losoriginales!... no fotocopias de foto-

proporcionaba una serie dedocumentos hasta ese momento secre-

copias.

tos. Algunos de estos «colaboradores»llegaron a decir que se les dio

Se han desclasificados los documentosque se han querido, y

un tratamiento sensacionalista. Y laverdad es que incluso el gene-

además han sido manejados, mutilados,censurados, distorsiona-

Page 1487: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ral Galarza, que fue quien me losproporcionó en su día, me hizo

dos... una auténtica vergüenza. Losinvestigadores serios» creo que

saber a través de unas cartas que eltratamiento fue absolutamente

hemos actuado como se debía. Hemosatacado porque se lo han

concreto, tanto en la prensa como en ellibro que yo saqué después.

merecido. Si esto es la «última granmanipulación de la ufología

I. J.—Pero te acusan de que a raíz de la

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publicación de ese libro

española», que venga Dios y lo vea...

Ovnis.- Documentos oficiales delGobierno Español, el Ejercito se vol-

I. J.—Se te acusa de haber queridoelaborar un libro con los

vió a cerrar en banda, negando cualquiernueva apertura...

documentos que iban a serdesclasificados cuando se dio luz verde

J. J.— Lo que estos individuos nosaben es que tras dicha publi-

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a los informes ovni en 1992. Paraalgunos, tu ataque a este proceso

cación hubo tal avalancha depeticiones civiles al Ministerio del Aire

surge por no haber logrado este fin.

que el Ejército se vio en la lógicanecesidad de cerrar nuevamente el

J. J.— Mira, Lker, esto esabsolutamente falso. Y lo digo contodas

tema y volverá clasificarlo. Así que lacausa fue la avalancha social

las palabras, y si quiere vamos a los

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tribunales. Este señor (Ballester

que hubo, no el tratamiento de esosdoce expedientes. Instituciones,

Olmos) miente, este señor es un cínicoy este señor es un manipula-

particulares, civiles, curiosos... todosllamaron requiriendo esos mis-

dor. Y, repito, puedo ir a los tribunalesporque tengo pruebas para

mos documentos. Ellos también losquerían tener. Yo hablé con los

demostrar lo que estoy diciendo.

Page 1491: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

propios generales que me los dieron yestaban sorprendidos y abru-

Te voy a contar, aunque nunca habíatenido intención de

mados con la situación que se creó. Segeneró para el Ejército un

hacerlo, lo que realmente sucedió y tevoy a dar las cartas que lo

auténtico problema logístico.

avalan. Es cierto que tenía mis lógicasdudas en torno a que este

Y no se me puede culpar a mí de lo quesucedió. Yo, como perio-

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proceso de apertura fuese a llevarse acabo, pero desde el año 1988

dista, tenía la obligación inexcusablede dar a conocer aquellos

y 1989 (me muestra una serie de cartas qu e dan fe de la correspon-

documentos que durante tanto tiempohabían permanecido secre-

dencia que mantenía con los más altos ma n d o s del ejército en esas

tos. Y como periodista así lo hice.

fechas), en mi contacto conpersonalidades de Defensa, expongo

Page 1493: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

I. J.—Pues desde entonces has estado enel «ojo del huracán»

que sí, que es posible que el tema sevaya a desclasificar.

para algunos. Ballester Olmos asegurabaque este proceso de des-

Ballester Olmos asegura que yo escribíal jefe del Estado Mayor

clasificación había originado la últimade las grandes manipulacio-

del Aire proponiéndole en privado queel material de esos archivos

nes de la ufología española. Eso va por

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ti.

secretos se entregaran a mi editor parahacer un libro con ellos.

J. J.— Bueno, a mí me gustaría saber aqué se refiere. Si se refie-

Noto cómo Juanjo hace una mueca deincontenible rabia al releer

re a que un montón de investigadoreshemos atacado ese proceso

las frases de la entrevista que realicécon el ufólogo valenciano.

en diferentes medios de comunicación,le diré que esto es por algo.

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Mira, esto es de tal maldad, de talcinismo y retorcimiento de la

Pienso que el proceso dedesclasificación es una auténtica ver-

verdad... que es para llevarlo a lostribunales de justicia.

güenza. Se han manipulado losdocumentos que se han sacado.

I. J.—¿ Q u e ocurrió entonces con eldichoso libro?

Están tergiversados con opinionesclaramente distorsionadoras, se

J. J.— Yo lo que hice, cuando supe que

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ese proceso podía produ-

han mutilado los documentos... en fin,que incluso desde el pun-

cirse, es proponer al Ejercito del Aireque, si yo podía obtener la

to de vista jurídico y legal estadesclasificación es nula. Se supone

documentación de los informesdesclasificados, se podía elaborar

que la desclasificación de cualquierdocumento de carácter histó-

un libro y que. para que no hubiesesuspicacias, mis derechos de

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yente que le paga el salario, pocomenos que como un deficiente

autor fuesen destinados a unaorganización benéfica que el propio

mental.

Ejército designara. Incluso sugerí quese destinara ese dinero a una

Esa es una tendencia muy generalizadaen muchos ejércitos del

organización que presidía Su Majestadla Reina.

mundo. Piensan que la población civilno tiene por qué saber nada.

Page 1498: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Y pedí que esto se mantuviese ensecreto. Pero que mantuviese

En definitiva, esto es una falta deresponsabilidad y de democracia.

en secreto el hecho de que misderechos iban para una organización

Son diez personas, generales,coroneles y tenientes coroneles, los

benéfica. ¡Y aquí viene la granmanipulación!... Este sujeto lo que

que, cumpliendo o no cumpliendoórdenes, han llevado a cabo el

afirma es que yo quería mantener en

Page 1499: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

secreto el hecho de que se me

proceso. Pienso, incluso, que desde elpunto de vista jurídico esta

otorgaran esos documentos solamentea mí.

desclasificación se podría impugnar.Es jurídicamente nula.

Yo tuve, días después, una reunión conSabino F e r n á n d e z Cam-

I. J.—En la entrevista que realicé aBallester Olmos, éste aseguró

pos, jefe de la Casa Real, con quien meune una buena amistad.

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que había casos en los que modificabasu opinión y que los daba

Y yo le expliqué personalmente misintenciones en el Palacio de la

como auténticos ovnis. Este «giro deopinión» significa para muchos

Zarzuela. En una carta dirigida porFernández Campos al general

q u e ha podido haber una rupturareciente entre ese grupo de civiles

Sequeiros posteriormente dicen que meestiman mucho pero que

colaboradores y el propio Ejército.

Page 1501: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

¿Qué opinas tú?

consideran que en esos momentos no esoportuna la propuesta.

J. J.— Yo lo único que te puedo decires que aquí pasa algo muy

Y me parece perfectamente correcto.Pero Ballester Olmos tuvo acce-

extraño. Me parece rarísimo quealguien esté colaborando con el

so a esa última carta y por eso, sinsaber lo que había ocurrido

Ejército y que de la noche a la mañanadé a entender que «ojo con

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antes, manipula la verdad diciendo queyo quiero involucrar a la

los militares". ¿Acaso le han dado unapatada en el culo los militares

más alta autoridad del Estado en unaautopromoción personal.

a este señor? Eso el tiempo nos lo va adecir. Yo estoy completamente

Iker, esto me parece de taldesvergüenza, de tal manipulación, que

seguro de que la verdad acabará porsalir a la luz. Y a lo mejor

no tiene palabras....

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mucha gente se lleva una sorpresa conesta medía docena de indi-

viduos que, desde el año 1992, justocuando organicé el curso de

verano de la Universidad del Escorialsobre el tema ovni, están for-

Un gran engaño

mando una brecha en todos los mediosde comunicación a la contra.

Un militar del CSID confirmó quehabía unos seis individuos

I. J.—¿ Ha pretendido el Ejército delAire engañar a la opinión

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civiles que colaboraban en el procesode intoxicación de la opinión

pública de este país?

pública española en el fenómeno ovni.Se mencionaron dos señores

J. J.— No es justo afirmar que ha sidoel Ejército del Aire en su

en Barcelona, dos en Madrid, un señoren Pamplona y, ¡qué casua-

totalidad. Más bien afirmo que hansido varias personas, puede que

lidad!, un señor en Valencia. (BallesterOlmos reside en dicha ciu-

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no lleguen a diez, las que han realizadoel proceso físico de la des-

dad levantina.) Bueno, vamos a ver sicon el tiempo tenía o no tenía

clasificación. No es justo culpara todala institución. Pero estas per-

yo razón.

sonas concretas sabían perfectamentelo que dice la ley de secretos

oficiales. Cuando se produce unproceso de desclasificación de

Expedientes que no existen

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cualquier tipo de documento, debe salira la luz el original. Lo que

no se puede hacer nunca es fotocopiasde fotocopias mutiladas. Y se

I. J.—¿Ha salido a la luz, como afirmanalgunos, todo lo q u e el

hace así porque esas personas que hansido responsables del proce-

Ejército del Aire guarda en susarchivos, c o m o lógicamente d e b e

so, en el fondo, consideran alciudadano español, y al contribu-

ocurrir al finalizar el proceso de

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desclasificación?

Page 1508: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf
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varios aterrizajes en Callarla(Vizcaya) en 1977, donde se incluye-

ron informes que realizó el señor FélixAres sin el mínimo rigor

científico para echar todo por tierra. Ounas fotografías realizadas

en Alcorcón (Madrid), en los que seincluyen otros informes civiles

donde tampoco se sostienen por supropio peso las conclusiones a las

que se llega. Se incluyen informesciviles para acabar con los casos.

Esto ya es grave... pero lo peor, sin

Page 1510: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

lugar a dudas, es el oculta-

miento. Ese casi centenar deexpedientes que no han visto la luz y

que siguen bajo secreto.

I. J.—¿Corno cuáles?

J. J.— No me estoy inventando nada.Lo sé por los informes que

tengo de los propios militares que sonmis contactos. Y lo sé (sonríe

maliciosamente) porque yo ¡tengovarios de esos expedientes que no

J.J.. B enítez lleva años

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luchando por la

han visto la luz! Casos en los que hahabido la instrucción de un

transparencia en la relación

juez militar. Lo que no me vale es lapamplina de algunos que afir-

ovnis-militares.

man que esos informes que no aparecense habrán perdido o se los

Sus declaraciones son

rotundas. Elproceso de

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habrá llevado un general a su casaporque le gusta el tema. Mira,

desclasificación es una

Iker, eso no se lo creen ni ellos.Estamos hablando de informes secre-

auténtica farsa."

tos. Y eso no desaparece... ni se pierde.

I. J.—¿Qué «expedientes malditos» quese nos ocultan destacarías

J. J.— Para mí lo más grave de ladesclasificación no es la mani-

desde un punto de vista personal?

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pulación. Y eso que ya es tremendo,imagínate, por ejemplo, ese

J. J.— Pues, por ejemplo, mepreguntaría: ¿Dónde está el expe-

expediente último desclasificado dondeun piloto que sale en un

diente del avistamiento del 4 denoviembre de 1970? Fue protago-

caza de la Base de Morón (Sevilla) yvuela sobre Cádiz se topa, en

nizado por dos cazas de la base deZaragoza pilotados por Juan

pleno día, con un objeto metálico,

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parado y con forma de media

Alfonso Sáez Benito y Luis Carvayo queestuvieron junto a un extra-

naranja perfecta. El ovni despega agran velocidad y desaparece en

ordinario aparato conforma de huevo yvarias ventanillas. ¿Dónde

segundos. El piloto desciende a tierra,hace su informe... y en la des-

está esa información?

clasificación se nos dice que loobservado en realidad era uno de los

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¿Y dónde están los folios que expliquenel encuentro del piloto de

helicópteros de la Vuelta Ciclista aAndalucía. ¡Esto es inaudito!

caza Fernando Cámara a bordo de unMirage F-l de la base de los

(golpea con rabia sobre la larga mesa).A mí esto me parece desho-

Llanos (Albacete), el 17 de noviembrede 1979, cuando estuvo

nesto, ridículo e injusto. Se supone queun piloto de combate es un

volando una hora y quince minutos con

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un objeto misterioso delan-

hombre suficientemente preparadopara distinguir un helicóptero

te de él, y que según su propiaconfestón tenía un tamaño semejan-

de otra cosa. Y aquí se pone en tela dejuicio el testimonio de una

te al del edificio de la Plaza Españapuesto horizontalmente? Sólo

persona de tu propio Ejercito. Lológico sería ser más honestos y decir

han sacado un folio y cuatro líneas,cuando la mera transcripción

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que no se sabe lo que se ha visto, perose prefiere pasar por encima

con la torre de control supera los ochofolios. ¿Dónde está el resto?

del honor de un compañero. A mí estome parece lamentable. Des-

¿Y dónde está, amigo Iker, lainformación referente al 'Zafa-

prestigiar los casos es la norma, comoocurrió en el incidente de

rrancho de combate» mantenido entretres soldados de la Base

Aérea de Talavera la Real (Badajoz)

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con una misteriosa figura de

sonda. halos de la Luna y planetasVenus como explicación... y secre-

tres metros contra la que se disparanvarias ráfagas de ametralla-

tamente estén dando instrucciones asus jueces instructores para

dora en noviembre de 1976. ¿Mequieren hacer creer que en los

que cuando interroguen a los testigospregunten si ha habido tripu-

archivos del Ejército sólo hay unrecorte de la prensa venezolana

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lantes, si llevaban armas, si fueronhostiles, qué altura tenían, si

contando el asunto? ¿Me lo quierenhacer creer a mí, que conozco

dejaron huellas... ?

a los soldados, al oficial que redactó elinforme y al mismísimo juez

¡Caramba!... esto demuestra quealguien nos está mintiendo.

instructor que lo realizó?

Algunas personas del Ejército queestán llevando este tema desde

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¿Y en qué apartado rincón seencontrará el estremecedor suceso

hace mucho tiempo sabenperfectamente lo que está ocurriendo

del radar de Aitana (Alicante) de julio1975, donde un militar

pero no quieren que tengamos acceso aello. Y por eso mutilan,

radarista estuvo a punto de caer alvacío perseguido por un ovni

silencian, distorsionan e intoxican. Ypara ello se sirven de todos los

que se le aproximó hasta quedar a un

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palmo de su pecho?

sistemas habidos y por haber. Perosaben muy bien lo que está ocu-

¿Cómo es posible que el señorBallester Olmos asegure que se ha

rriendo...

sacado hasta el último papel de losarchivos sin modificación alguna?

Lo saben y lo están ocultando. Y esa esuna factura que tendrán

Eso, querido amigo, es creer que somosabsolutos deficientes

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que pagar.

mentales. Y pensar eso es digno de unaenfermedad de cretinez

Pero, claro, si hay una consignainternacional al respecto... a

mental genética grave. Él te dijo en laentrevista que «ha sido un pri-

ver quién es el guapo que sale deuniforme en la televisión diciendo

vilegio el haber colaborado y me sientoorgulloso de ello». Mira,

a los cuatro vientos: «Señores, todoesto era verdad»... ¿Quién?»

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dicen en mi pueblo que «a tal señor talhonor». Me parece muy bien

I. J.—J. J. Benítez está diciendo eso enestos momentos. ¿Segui-

que se sienta orgulloso de todo esto. Laverdad es que la historia sí le

rás con esta cruzada personal durante mu c h o tiempo?

va a juzgar... si no lo está juzgando ya.

J. J.— Desde luego, porque para estomás vale que se hubiesen

I. J.—Lo q u e muy poca gente sabe,quizá confundida ante las

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guardado la desclasificación. Más valeque lo hubiesen dejado en

conclusiones a las que se llega en losinformes desclasificados, es

secreto. Esto ha sido una auténticatomadura de pelo. Los investi-

que existe una instrucción generalconfidencial que demuestra que

gadores tenemos mucho que hacer yque decir al respecto. Yo, por

en realidad los militares de nuestro paíssí se toman en serio el asun-

mi parte, voy a seguir trabajando en

Page 1525: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

este tema hasta donde pueda.

to ovni.

Nuestro deber de investigadores yperiodistas es sacar a la luz todo

J. J.— Exacto. Te refieres a laInstrucción General Confidencial

lo que está ocurriendo. Si en eseintento de ofrecer toda la informa-

IG 40-5. Una circular secreta que nosdemuestra que se toman el

ción salen lastimados algunosindividuos, pues lo siento mucho. Lo

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tema con mucho más interés y seriedadde lo que podamos imagi-

que la opinión pública no se merece esque se la engañe de este

nar. Han sacado esta normativa derégimen interior confidencial

modo tan miserable. Por eso yo no mevoy a rendir.

que se destina a todas las bases,cabeceras de región y jefaturas para

Y en aquel momento, mecidos por elrumor de las cercanas olas,

que, en caso de ovni, el juez instructor

Page 1527: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sepa en qué basarse para

comprendí hasta d ó n d e llegaba laúltima aseveración de este bravo

realizarla investigación.

navarro. Al apagar la grabadora ymirarlo fijamente no p u d e más que

I. J.—Dentro de estos papelesconfidenciales se admiten supues-

pensar en los muchos que, con absolutocompromiso con la verdad,

tos como que aparezcan inclusohumanoides junto a los ovnis... ¿no

Page 1528: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tampoco estamos dispuestos a hacerlo.

es así?

Y en esas estamos y continuaremos,como siempre digo, quién

J. J.— Desde luego. Y me pregunto:¿cómo es posible que, por un

sabe si por fortuna o desgracia...

lado, estén echando por tierra todoslos casos, hablando de globos

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Martín Rodríguez, Benito Salgado,Manuel Caballero, María Gómez,

Fidel Hernández, Miguel ÁngelSamperio, Vicente Martínez, Mar-

garita Cagigas, Serafina Bejarano...

D ESPUÉS DE MILES DEKILÓMETROS recorridos a través de lapiel de

toro son muchas las preguntas que llenanmis cuadernos de

campo y muy pocas las respuestas. Yentre conjeturas y

Page 1530: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

suposiciones, entre aventuras, carreras yalguna que otra decepción,

siguen siempre presentes en mirecuerdo, como marcados para

siempre con la varita de lo enigmático,los nombres de aquellos

hombres y mujeres q u e fueronpartícipes de lo imposible. A pesar de

que ya los cuento por cientos, noolvidaré jamás a los verdaderos

protagonistas de los expedientes Xespañoles. Algunos ya no están

entre nosotros y quizá lean estas páginas

Page 1531: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

desde las alturas. Otros,

solitarios y en el mismo lugar d o n d etuvieron su experiencia que les

cambió la vida, continúan haciéndoselas mismas preguntas q u e me

trasladaron en nuestro encuentro.

No pueden volver a ser los mismos. Ysu temor, su expectación

y su miedo, son las sensaciones másauténticas que uno se lleva afe-

rradas al alma en cada caso, en cadainvestigación.

Page 1532: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Esta última página está dedicada a ellos:a las cientos de perso-

nas, de toda condición y creencias, queen diferentes épocas cons-

tataron la sutil presencia de lo imposibleen sus más variadas formas.

A pesar de mi permanente desvivir porel dato, el expediente y,

en definitiva, la prueba que avale estarealidad intangible, he de

reconocer que ellos, el componentehumano de estas historias insó-

litas, son lo más importante. Con

Page 1533: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

diferencia.

Algunos son amigos; con otros,probablemente, jamás me vuel-

va a cruzar, pero ni ellos ni el q u e estoescribe olvidaremos nuestro

encuentro, fugaz o dilatado, en algúnrincón de este mágico país. La

aventura constante que supone larelación testigo-periodista se año-

ra en esta fría época de Internet y correoelectrónico. Y esa búsque-

da le arranca a u n o de la silla y elordenador con demasiada fre-

Page 1534: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cuencia. Inevitable.

Con ellos, con los testigos, aprendímuchas cosas y me reafirmé

en otras con tanta fe que estoy seguro deque cuando usted, amigo

lector, esté leyendo estas últimas letras,yo me encontraré rodando

en busca de nuevos misterios,emocionado al entablar diálogo con

aquellos q u e fueron protagonistas de loinsólito.

En la calle Místerios, Madrid, siendolas 3:37 horas del 14 de sep-

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tiembre de 1998.

IKER JIMÉNEZ

II

MUNDO MÁGICO YHETERODOXO

Page 1536: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Índice

_Págs.

AGRADECIMIENTOS 359

I. UN AGRADECIMIENTO SINCEROY TRECE DESAFÍOS A LA LÓGICA .. 361

II. UN VIEJO MANUSCRITO 367

III. EL DUENDE DE ZARAGOZA 385

IV. EL FUEGO MALDITO DELAROYA 405

Page 1537: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

V. VIAJE AL MUNDO DE LOSMONSTRUOS 427

VI. INVESTIGADORES CONSOLANA: LA IGLESIA FRENTE ALOS OVNIS .. 455

VIL EL NIÑO EMBRUJADO DE LASECA 477

VIII. EN EL DESIERTO DE LA BICHA493

IX. ENCUENTROS CON ELABSURDO 517

X. LA CAPITAL DE LOSPOLTERGHIST 541

Page 1538: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

XI. ¿QUIÉN MUTILA EL GANADO?569

XII. EL CÓDIGO DE LAS ESTRELLAS589

XIII. VARGAS-SAUREU: EL ENIGMADE UNA MUERTE PARALELA 609

XIV PERIODISTAS: TESTIGOS DELMISTERIO 631

Agradecimientos

ESTE LIBRO no hubiese sido posible,

Page 1539: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

en primer lugar, sin la honestidad

y la sinceridad de aquellos que han sidotestigos del misterio. Yo

solo me considero un transcriptor de susexperiencias. Por eso valoro

por encima de todo su valentía alhaberme hecho partícipe de vivenciastan

importantes.

En segundo lugar, quiero agradecer ladecisiva ayuda logística a decenas

de personas, especialmente colegasperiodistas, que en cada rincón de

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España me han ayudado a completar ydivulgar mi labor. Iñigo Arrue,

Juan Carlos Miranda, Alberto Granados,José Manuel Reverte Coma,

Antonio Casado, Juan José Benítez,Paco Pérez Abellán, Javier Chandía,

Laura Diez, Andrés Aberasturi,Fernando Bustamante... Mencionarlos a

todos sería tarea imposible, casi tantocomo haber realizado este libro sin

su firme y sincero apoyo.

También agradezco profundamente lamano siempre tendida de

Page 1541: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Lorenzo Fernández, periodista, amigo yconfidente en tantas batallas, y

la labor, metódica, esforzada y sincera,de mi compañera Carmen Porter,

sin cuya intervención este nuevo trabajono hubiese visto nunca la luz.

I

Un agradecimiento sincero y

trece desafíos a la lógica

NI EN LOS SUEÑOS más optimistashubiese imaginado una recep-

ción del público como la que ha tenido

Page 1542: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Enigmas sin resolver en

su primera parte. O seguro que lahubiese soñado, aunque difí-

cilmente creería que pudiera hacerserealidad. Pero así ha sido. Y sería delto-

do injusto comenzar este nuevo viaje alo más profundo de los misterios es-

pañoles sin antes no detenerse en lalínea de salida y, como hacen los atletas

antes de iniciar otra carrera, tomaraliento para, no sin cierto vértigo, echar

la vista atrás y recordar por unos

Page 1543: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

segundos todo lo ocurrido con mi primer

hijo escrito y, por lógica, hermanomayor de lo que ahora se disponen aleer.

Ha pasado ya mucho tiempo desde el díaen que, cargado de ilusiones

y de sana ingenuidad, me planté en lasdependencias de la Editorial Edaf

para proponer mis ideas a SebastiánVázquez, la persona que, finalmente,

apostó por mí y por mi sana locura.

Hubo decenas, cientos de horas deconversación sosegada que se convirtie-

Page 1544: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ron siempre en animada tertulia en vezde en pura discusión comercial. Aque-

llo me será muy difícil de olvidar. Ycreo, aunque quizá nunca se lo haya pre-

guntado, que Sebastián, con muchosaños de veteranía en el difícil peroapasionante

mundo de la edición, supo enseguida loque yo venía a venderle.

Aquel material, más etéreo que físico,no era tan solo un volumen grue-

so con algunas historias y fotografías.Aquello era un concepto, un senti-

Page 1545: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

miento, una cruzada sobre la que yorondaba errante desde hacía años y

que, de algún modo, quería inmortalizaren uno de los objetos más mara-

villosos que pueden existir: un libro.

El espíritu del reportero, del periodistaque lejos de la redacción se san-

tigua a sus «tótems» con forma decámara fotográfica y viejo cuaderno de

notas, era algo que quería reivindicarcon fuerza en un mundo a veces tan

falto de pasión. Algo en lo que yo creíay creo como medio para dignificar

Page 1546: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

acerca de los cuales casi siempre cavóel manto del silencio y sobre los que se

todo un m u n d o que se escapa anuestra comprensión y que está ahí, a la

dejó de informar radicalmente. Queríany tenían derecho a saber qué ocurrió

vuelta de la esquina, sumergido ensucesos increíbles pero reales, en el tes-

en verdad, y por eso contribuían con susnotas, aclaraciones y documentos.

timonio emocionado de un entrevistadoal que se encuentra en el lugar en

Ese era el segundo objetivo: crear una

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conexión veraz, un trabajo de equipo

el que ocurrieron los hechos, odiscretamente oculto en las páginas desu-

que, sinceramente, en algunos momentosha llegado a emocionarme.

cesos de algún viejo rotativo.

En un tiempo de Internet y de c ó m o d aconexión vía satélite, d o n d e m u -

El sentimiento de la búsqueda sin límite,del rastreo concienzudo que

chos colegas no levantan las posaderasdel asiento ni a u n q u e un suceso ha-

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se convierte en detectivesco, o laemoción por encontrar un nuevo dato,

ya ocurrido en la siguiente manzana, estetipo de reporterismo, el que re-

transformado por arte de magia en unsólido peldaño que permite penetrar

clama la presencia de quien lo narra enel lugar de los hechos y con la gente

un poco más en una historia, es algo quequería transmitir lo más fielmen-

que lo ha vivido, quizá sea visto c o m oalgo quijotesco. Bendita definición

te posible. Y eso, lo c o m p r u e b o

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ahora sorprendentemente agradecido, ha

con la que, por supuesto, me sientoidentificado hasta la médula.

conectado con los lectores.

Porque este caminar tras el misteriotiene algo de caballero andante, cier-

Sus cartas, sus mensajes de apoyo y sussugerencias han sido c o m o un

tamente. Pero afortunadamente u n o noestá solo, y las más de las veces la

resorte fantástico por el que me hesentido unido a ellos.

Page 1550: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mejor recompensa es el agrado sincerode quienes te leen y la profunda sa-

Hacerles vivir lo que late dentro delperiodista que persigue esos casos

tisfacción del deber c u m p l i d o aldejar sobre el tapete de la historia otrosu-

«malditos» era u n o de los grandesobjetivos. Y ellos me han confirmadoque

ceso que no p u d o ser resuelto y queestimula nuestra imaginación y refle-

han recibido el mensaje.

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xión sobre lo que conocemos y lo quenos queda por conocer.

Recuerdo ahora a aquella profesora deguardería que hizo que los niños

Sonrío habitualmente cuando veo tantadiscusión y tertulia en las tele-

reflejaran con lápices de colores c ó m oveían ellos a los ovnis y sus supues-

visiones, el medio que,indiscutiblemente, peor trata a lossucesos miste-

tos ocupantes, y me m a n d ó en uncuaderno esas pequeñas joyas; recuerdo

Page 1552: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

riosos. Entre listillos que se disfrazan deperiodistas, oscuros iluminados y

también a un h o m b r e que habíavivido gran parte de su existencia en un

supuestos científicos engreídos e i n d oc u m e n t a d o s que no dan pie con bo-

barrio chabolista y que a duras penas meescribía para hacerme saber de los

la, se genera un caldo de cultivo que esdigno del peor cocinero. No creo

buenos ratos que le había brindado conmi libro. Y no me olvido t a m p o c o

que ese sea el camino. No creo, h u m i l

Page 1553: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

d e m e n t e , que estos sucesos, d o n de

de aquellas religiosas que m a n d a r o nsus estampas para que las llevase siem-

intervinieron jueces, policías,ingenieros, médicos o verdaderoscientíficos,

pre cerca, en el coche, en la cámara o enlo que fuera, ya que, según la co-

sean siempre pasto de un bochornosoespectáculo en busca desesperada de

tidiana tertulia que mantenían sobre cadau n o de los casos, habían llegado

Page 1554: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

audiencias. Por fortuna, suelodesenchufar rápido. Y, por lo general,para

a la conclusión de que corría m u c h opeligro en las investigaciones y tuvie-

acto seguido coger los bártulos ylanzarme a la búsqueda de esa realidadque

ron a bien «echarme un capote». O deaquel ingeniero que había redescu-

parece que convive con nosotros y semanifiesta de las más variadas formas.

bierto repentinamente su vocación, o lade esos chicos o chicas que habían

Page 1555: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

El depósito del entusiasmo está llenopor u n a única razón; no hay d o -

decidido matricularse en periodismotras leer aquellas 344 páginas. Y có-

bleces ni otros objetivos paralelos; mibúsqueda es real, ya que yo soy el pri-

mo dejar a un lado a todas esas buenasgentes que, en diferentes lugares y

mero en querer saber qué pasa ahí fuera.Y para ello, como lo hago desde

provincias, fuese de noche o de día, sehabían acercado, un t a n t o asustadas,

que descubrí este fascinante m u n d o c

Page 1556: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

u a n d o tenía diez años, no ahorro en

hasta los lugares del misterio con elEnigmas sin resolver debajo del brazo.

esfuerzos, provisto de una gran carga dedudas y escepticismo, pero siem-

El casi centenar de cartas recibidas dejóvenes entusiastas, personas de to-

pre dispuesto a plantarme en el lugar d on d e haya surgido la noticia. Por-

das las profesiones, e incluso jubiladosque recordaban antiguos lances con el

que no entiendo la crónica y elreporterismo sin ese c o n d i m e n t o

Page 1557: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de vivir el

misterio, han sido para mí el mayor ymás sincero de los premios. Todos es-

suceso. Esa es la búsqueda que me hacehuir radicalmente de esos foros de-

taban agradecidos por poder saber másacerca de los enigmas españoles, esos

lirantes y trabajar para mis lectores.Ellos son personas, lo he c o m p r o b ad o ,

que tienen la cabeza muy bienamueblada y humildad sulieiente para

creer que se pueden tratar estos enigmas

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de una forma seria y objetiva.

Como lo hace un periodista que ejercesu profesión y que busca simple-

mente porque desea conocer más.

Enigmas sin resolver ha puesto lascartas sobre la mesa y ha mostrado lo

que se oculta tras los misteriosespañoles y también tras los misteriosde

aquellos que los persiguen.

Advierto al profano de que el caminosiempre está minado de decep-

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PRIMER DESAFÍO A LA LÓGICA

ciones, pero también de rotundasalegrías. Poco antes de escribir estas

líneas, y tal y como leerán ustedes en elúltimo capítulo, se produjo una de

ellas. Una nueva y clara luz, gracias a loescrito y descubierto en esa obra,

despejó las tinieblas de la mentira queasfixiaba el célebre misterio de las

Caras de Bélmez. Las valientesconfesiones de los implicados, a raíz de

DESDE TIEMPOS REMOTOS elhombre ha asistido fascinado a algu-

Page 1560: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

nas manifestaciones paranormales queconsistían en la asombro-

tener conocimiento de lo que en el librose expresaba, han dado lugar a la

sa facilidad de algunos sujetos, por logeneral sin ninguna cultu-

confirmación de que en ese, como entantos otros asuntos, alguien quiso

ra o preparación, para, en estados deprofundo trance, comenzar a hablar

que la opinión pública no supiese laverdad.

en leguas muertas, desaparecidas de la

Page 1561: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

tierra hacía siglos, o incluso para dia-

Enigmas sin resolver 2 nace ahora conel firme compromiso de continuar

logar en idiomas que eran absolutamenteignorados por el afectado.

la labor, de dejar en el archivo deltiempo una serie de sucesos y aventuras

Fenómenos relativamente bienconocidos en las esferas del clero, en

que probablemente también darán quehablar, y sobre los que se arrojarán

cuyas apretadas bibliotecas de accesoprohibido, concretamente en Italia,

Page 1562: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

conclusiones de todo tipo.

se tienen registrados algunos casos demonjes que «hablaron con la voz de

Edaf y los lectores deseaban este nuevoreto. Y ya está aquí.

los difuntos». Muy rara vez queda deellos algún tipo de documentación

Por ellos, por su fidelidad y entusiasmo,me he puesto otra vez manos a

oficial, y sellados como supuestos casosde posesión demoníaca, o interce-

la obra y he desempolvado antiguosdocumentos perdidos, llenado el depó-

Page 1563: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

sión de entidades malignas en nuestraalma, iban a engrosar un inmenso y

sito y viajado a lo largo y ancho de lapiel de toro. Y en la faltriquera, ya que

oscuro archivo del que jamás saldríande no haber mandato del obispado.

quijotes somos, tras muchos kilómetrosy no pocos sustos, casualidades y

Diagnosticados por la parapsicologíacientífica y algunas disciplinas de

sorpresas, me he traído trece historias.Trece desafíos a la lógica que son un

la psiquiatría como xenogiosia o

Page 1564: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

glosolalia, esta insólita capacidad sobrela

nuevo reto a nuestro conocimiento y a loque sabemos de la realidad.

que todo desconocemos suelepresentarse en estados de profundaalteración

Todos ocurrieron en nuestro país, quizámuy cerca del lugar donde

nerviosa o conmoción emocional. Paralas teorías espiritistas, siempre más

usted está terminando de leer estaslíneas, y muchos de ellos siguen retum-

Page 1565: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

arriesgadas, son sin embargo unamuestra evidente de como alguna denues-

bando en mi mente, como el primer díaen que los descubrí, haciéndome

tras reencarnaciones se ha manifestadorepentinamente desde uno de esos

pasar aún más de una noche en velapensando en sus consecuencias. En la

planos en los que se conforma laexistencia.

eterna duda de intentar comprender porqué ocurren estas cosas, qué

Page 1566: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

En España no se tenía, hasta ahora,constancia documental de este ti-

significado tienen y qué nos quierendecir.

po de fenómenos. Quizá por eso, todaesta investigación del manuscrito

Espero, y ojalá se produzca de nuevo através de esos mensajes y cartas,

de Villafranca la realicé bajo el signodel asombro continuado. Unos anti-

que sean ustedes los que me confirmenque han sentido lo mismo en su in-

quísimos legajos judiciales no solo

Page 1567: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

demostraban que hubo un proceso ofi-

terior. Si eso ocurre, seré consciente deque se ha cumplido otro de los ob-

cial contra uno de esos sujetos dotadospor la misteriosa xenogiosia en la

jetivos con los que nace este proyecto.

provincia de Badajoz, sino que ademásesta información, por derecho, se

convertía en el nuestro primerexpediente X conocido a lo largo desiglos

II

Page 1568: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de historia.

Si además añadimos a la trama que hubomás de treinta testigos, médi-

cos, alcaldes, soldados... los cualesfirmaron declaración jurada, y que lapro-

Un viejo manuscrito

tagonista de todo el enigma fue unacriatura de tan solo tres meses de edad

que comenzó a hablar en antiguo latínnarrando una turbulenta historia,

Un fax y una sorpresa. —Dosmisterios del Siglo

Page 1569: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

es difícil no sentirse superado por losacontecimientos. ¿No creen?

de Oro.—Antonia Batista, la niñaendemoniada.—

Campanadas a m e d i a n o c h e . —X e n o g l o s i a . —

Certificado de un milagro.—Mensajes del pasado

Lugar del suceso: Villafranca de losBarros, Badajoz.

Lugar de las investigaciones:Villafranca de los Barros y Olivenza(Badajoz).

Page 1570: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

FUERA HACÍA FRIO, y por laspequeñas ventanas de la redacción de

Enigmas ya se había colado la noche.Aquel fax fue como un mila-

gro. Una escueta noticia firmada en undiario de provincias que de

inmediato reclamó mi atención. La brevereseña, borrosa y casi ilegible, es-

taba encabezada por un titular curioso ysugerente:

Badajoz: Hallado un escrito del sigloXVII que narra hechos sobrenaturales.

Aquello me puso en guardia. No sé

Page 1571: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

como, pero intuí que detrás de aquel

papel rugoso se escondía una grannoticia. Lo confuso del breve texto ha-

cía casi imposible la lectura. Pero, trasun atento y esforzado análisis línea

a línea, pude saber que en el pueblo deVillafranca de los Barros se había

descubierto una pequeña joya aúnpendiente de catalogación que hablaba

de una niña que fue dada porendemoniada, unas campanas quetocaron

fúnebremente solas ante la presencia de

Page 1572: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

decenas de testigos que creyeron

ver en aquello algo propio del diablo, yvarios sucesos inexplicables que aca-

baron en juicio sumarísimo. Un cóctelexplosivo que me hizo saltar de la

silla. Un sinfín de llamadas a viejoscolegas de los periódicos extremeñosme

hicieron, tras casi dos horas deintentonas, dar con Laura Diez, lacolabo-

radora ocasional que se había hecho ecodel asunto.

Page 1573: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

—No sé muy bien qué describe elmanuscrito —dijo desde el otro lado

del teléfono—, pero es algo que tienemuy intrigados a los archiveros.

Parece ser que una niña de tres mesescomenzó a hablar en un latín per-

fecto, y que hubo un proceso judicial enla época.

Me quedé mudo. La joven periodistaparecía muy sorprendida por mi

actitud.

—¿De veras que puede ser tanimportante este hallazgo? —me pre-

Page 1574: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

Villafranca de los Barros, hacia lastres de la tarde. Abril de 1999

guntó con un timbre de voz que denotabasu emoción.

—Tengo que ver esos documentos —lerespondí con firmeza.

Con 35 grados a la sombra me dieron labienvenida las encrespadas y

—Yo no los he podido ver aún. Laarchivera que los encontró me

blancas callejas de este lugar apacible yordenado, con una armonía sosega-

lo comentó y yo plasmé en una breve la

Page 1575: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

noticia. No creí que esto podía

da propia de las tierras del sur a las quese asoma desde el último vértice de

llegar hasta Madrid. ¡Es increíble!

Extremadura. Al socaire del umbral delos portales los vecinos se protegían

—A veces pasan cosas increíbles —lecontesté—. Los dos tenemos que

de un sol que abrasaba temprano,saludando cortésmente y envueltos ensus

conversaciones sobre el tiempo y lastierras. Daba la impresión de que no se

Page 1576: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

ver esos documentos del siglo XVII,cueste lo que cueste.

habían sobresaltado con la noticia, apesar de que el rumor días antes había

—Iré haciendo las gestiones, ojalápodamos, es un asunto un poco

corrido rápido por los cuatro puntoscardinales del pueblo en aquella pri-

complicado.

mavera que más bien parecía veranoadelantado. En una plaza solitaria, jun-

—Eres periodista, seguro que puedeslograr la entrada al archivo.

Page 1577: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

to a uno de esos viejos quioscos demúsica donde daba la apariencia de no

—Haré todo lo posible... pero ¿deverdad que esto puede ser tan im-

haberse tocado un concierto en losúltimos siglos, me esperaba, entre impa-

portante?

ciente y nerviosa, Laura Diez, cronistaque desde hacía algunos meses surtía

—Puede que esos legajos sean el primerjuicio efectuado por fenome-

de noticias a los diarios de la comarca.Tras las presentaciones de rigor, es-

Page 1578: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

nología paranormal en España. O porsupuesta posesión demoníaca.

cuché una frase esperada que rompía laduda que me había mantenido ten-

—Eso da un poco de miedo, la verdad...

so durante los cuatrocientos y picokilómetros de ruta:

—Ciertamente, sí. ¿Te comentó laarchivera alguna fecha de aquel pro-

ceso?...

—«Podemos pasar. Hay vía libre.»

—Creo que todo ocurrió hacia el 1617...

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—Puede ser el primer Expediente Xespañol. Mañana, a más tardar

Me giré y vi el viejo palacio que hacíade Archivo Municipal. Con las

a las tres, estoy allí. Procura que me denun permiso para visitar ese

prisas ni siquiera me había dado cuentade que habíamos quedado práctica-

archivo...

mente en su entrada. Procurédesplazarme con rapidez por la primeraplan-

—¿En condición de periodista?...

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ta, donde se extendían las dependenciasde la policía local. Intuí que los «per-

—En condición de visita de un colegio,si hace falta.

misos» solicitados se limitaban alacuerdo entre amigos y conocidos paraechar

una ojeada y no estaba dispuesto a quemi bolsa de cámaras despertase la más

La risa de Laura delató emoción ynerviosismo. Acostumbrada a ser

mínima sospecha. Hablo con tristeconocimiento de causa. No es la primera

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corresponsal de un lugar donde casinunca ocurre nada, esto se perfilaba

vez que un inocente interrogatorio porparte, por ejemplo, de algún agente

como una gran aventura, con untrasfondo de poseídos, niñas que hablan

de la policía local convierte lapresencia del periodista investigador entodo

idiomas imposibles y unos documentossembrados de nombres, cargos y

un acontecimiento. Es mejor actuar consigilo, como una sombra que solo

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apellidos de la época. Y una sensacióninconfundible me invadió por com-

observa y escucha. Al fin y al cabo esaes nuestra labor. En no pocas ocasio-

pleto. Como en tantas otras ocasiones, lanoticia había surgido del modo

nes «los periodistas que buscan cosasraras» infunden recelo más que otra

más incomprensible y para descubrir laverdad solo había una forma: via-

cosa. Y las posibilidades de que gentesde algunos lugares tranquilos y dor-

jar hasta las llanuras dormidas de la

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tierra de Barros, en pleno corazón de

midos en su rutina solo veancomplicaciones en el forastero y suscámaras

Badajoz, y plantar las cámarasfotográficas ante aquellos excepcionalesdo-

fotográficas. El hecho de que un caso sete escape ante las propias narices si

cumentos del pasado. No había otrafórmula. O, al menos, mi concepto

cometes el torpe error de charlar sobretus intenciones antes de llegar hasta el

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del periodismo aún no la conoce. Porfortuna.

objetivo es muy alta. La cara de cretinoque se me ha quedado en algunas oca-

siones, tras escuchar la bella frase depues como eres periodista, no hablo... yya

Page 1585: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

-Asi que esto es un proceso contra unaniña que hablo en latín a

te estás marchando de aquí, me hizorecapacitar. Subí la escalinata de cuatro

los tres meses de edad, ante diversostestigos y que luego fue juzgada

en cuatro peldaños, hasta sumergirmecomo en otro mundo. Si bien en el pri-

oficialmente...

mer piso la asepsia y las estanterías demetal mostraban la frialdad propia de

—Exacto. Estamos realizando latranscripción paleográfica y aquella

Page 1586: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

cualquier dependencia de ayuntamiento,en la segunda planta, que se retor-

niña habló, según rezan los diferentesatestados, ante el médico, el cura, el

cía en varias galerías estrechas donde seasomaban actas y libracos con las en-

alcalde y diversos dirigentes. Ademásde los propios testigos del pueblo.

trañas de hojas desparramadas, tenía esamagia de lo antiguo.

Y allí, junto a la ventana, me quedé porunos instantes sin preguntas,

Un funcionario de bata blanca apareció

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en medio del pasillo forrado de

observando aquella escritura enrevesadallena de firmas, rúbricas y sellos

apéndices y anuarios de siglos pasados.Le sonreí con una mueca de visi-

oficiales. Volví a quedarme mudo por lasorpresa.

tante dominguero...

—Ya veo que están de mudanza — m eapresuré a decirle en tono

Dos misterios del Siglo de Oro

cordial.

Page 1588: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

—Cierto. Nos trasladamos al nuevoedificio. Estamos sacando todos los

El honor del inesperado«descubrimiento» lo merece PilarCasado, la

archivos viejos, que llevaban sincatalogar una eternidad... están saliendo

archivera que hacía tan solo unos díasquedó asombrada al encontrar aquel

muchas sorpresas... Oiga, por cierto,¿usted a qué ha venido?...

pequeño tesoro. En una de las pequeñasestancias donde se apilaban docu-

Page 1589: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

mentos sueltos de todas las épocas ygéneros apareció una carpeta, aproxi-

No lo dejé acabar. Oculté discretamentemi bolsa y continué como si

madamente de finales del siglo pasado,en la que se incluían dos volumi-

me reclamasen desde la otra sala: allítodo parecía más tranquilo.

nosos expedientes judiciales de bastantetiempo atrás. Quién con sabiduría

Con sus arterias de madera ya añejaspor el paso de los siglos, aquella

habitación guardaba la esencia histórica

Page 1590: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

de un pasado brillante, repleto de

conquistas y caballeros. Mientras micicerone dialogaba con lo que parecía

ser otra funcionaría yo trataba de pasardesapercibido, desapareciendo en-

tre columnas de legajos desencarnadosde tapas que habían sido descubier-

tos tras iniciarse la operación demudanza. Precisamente en uno de esospe-

queños habitáculos abuhardillados,donde se guardaban en total desorden

los documentos más antiguos, había

Page 1591: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

saltado la sorpresa. La voz de la archi-

vera me resultó reconfortante. Tras sucharla con Laura había accedido a

mostrarnos la «pequeña joya». Y yosentí una profunda calma interior des-

pués de tanto nerviosismo por evitar quenada truncara aquel encuentro

con el viejo y misterioso manuscrito.

Con gesto indiferente, InmaculadaClemente Santos dejó caer el legajo

35/1.3.3, del año de 1617, sobre la mesade oficina donde reposaba una es-

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forzada Olivetti aún en servicio.

Delicadamente me llevé aquelexpediente judicial hacia el amplio ven-

La archivera abre ante las cámaras delautor el juicio a la niña poseída deVillafranca;

tanal que se elevaba hasta el techo y quebañaba de luz clara aquel salón:

un viejo legajo que se convierte en elprimer expediente X español.

Page 1593: ENIGMAS SIN RESOLVER .pdf

los incluyó en aquel «dossier» tuvo eldetalle de colocar en el lomo de la en-

La inesperada cana dirigida a losalcaldes inicie» lo que probablementehie-

cuademación un inquietante epígrafe:«Hechos sobrenaturales».

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ra la primera investigación judicial deeste tipo habida en España con orden

Sea quien fuese, aquel hombre o mujerque hace unos cien años descu-

de hacer declarar a todos losimplicados. El espeluznante suceso deun bebé

brió dentro del archivo los partes de lostenebrosos sucesos ocurridos a prin-

que comenzó a proferir frases en latínante el espanto de varios testigos pre-

cipios del siglo XVII tuvo a bien elvolver a «sumergir» aquel material en lo

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sentes fue el que primero llamó laatención de los dos mandatarios. No enva-

más profundo de la gran mole depapeles que se alzaba, húmeda y enmo-

no habían pasado tan solo unos días delsuceso y eran muchos los testigos.

hecida, hasta casi rozar con el techo. Unmodo de esconder para la posteri-

Reunido el pueblo entero en plenoextraordinario, se ponía en marcha

dad unos hechos demasiado misteriososy punzantes para la época. El mi-

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la maquinaria implacable de lainvestigación con el fin de arrojar luzsobre

lagro de la casualidad y el buen hacer delas funcionarlas consiguieron que

estos oscuros sucesos. El diablo, segúnmuchos, se había aparecido en el

en estos últimos cien años no seextraviase ni uno solo de losdocumentos

cuerpo de una criatura.

del desangelado fondo de los archivosde Villafranca. Las obras de «ade-

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centamiento» del lugar comenzaron aprincipios del 99, y recién iniciado

el mes de abril ocurrió lo que quizá eldestino había programado; el ma-

Antonia Batista, la niña endemoniada

nuscrito oficial se desperezaba de unletargo de casi cuatrocientos años.

Cuando lo tuve entre las manos,comprendí que allí se reflejaba un he-

Con el legajo en la mano, caminandolentamente entre aquellas torres

cho «maldito» que congregó a todas lasfuerzas vivas de esta cuna de con-

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de viejos documentos y archivadoresrelucientes que se disputaban el sitio

quistadores. Un descubrimientoasombroso que tenía por epicentro a una

con antiguos libros de cuentas ysentencias, volví a ser consciente de quela

niña de origen portugués de tan solo tresmeses de edad, protagonista, se-

realidad superaba a la ficción másdescabellada.

gún rezaban los legajos, de un hablarimposible que fue certificado por losmás

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Intentando imaginar la noche de hacetrescientos ochenta y dos años

honorables hombres de la villa.

en aquel lugar de estrechas callesencaladas, leí poco a poco, saboreando

Pero la trama tenía un inicio. Uncaballero inquieto, el licenciado José

Beltrán de Arnedo, escribía aVillafranca solicitando una más quecuriosa

información.

Según rezaban las arrugadas hojasmanuscritas, en la mañana del 9 de

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octubre de 1617 llegaba una misiva decarácter urgente al pueblo...

En la villa de Villafranca, en nuevedías de octubre, sus mercedes don

Mateo Vaca de Liria y Diego LópezBarragán, alcaldes ordinarios de es-

ta villa por su majestad, recibieron elpliego sellado que dice así: Por la

Reina Gobernadora. A la Justicia yAlcaldes Ordinarios de Villafranca.

Y habiéndose abierto el dicho pliegoviene firmado por el señor li-

cenciado don fosé Beltrán de Arnedo,

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en el que por él manda se haga

información de que una niña de edadde tres meses y medio, hija de

padres portugueses estantes en estavilla, habló por el mes de septiem-

bre pasado ciertas palabras latinas. Yque se hiciese información de que

por el año pasado del sesenta y cincose tocaran las campanas de la er-

Segmento del documento judicial en elque son legibles las palabras conteret,caput, tuum,

mita de Nuestra Señora de la

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Coronada.

pronunciadas de modo inexplicable porAntonia Batista.