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LOS SIETE PULMONES DEL SEVILLA ENRIQUE Su nombre luce en una placa junto al vestuario del Sevilla. Es uno de los 100 mejores jugadores del primer siglo del club. A sus 67 años, los hinchas aún reconocen quién fue una vez el pulmón del Sevilla. Enrique Lora era protago- nista en AS Color. Kubala había hecho internacional al pulmón del Sevilla. El de La Puebla del Río no tenía pelos en la lengua. Hoy, 41 años después, menos. 2

Enrique Lora

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Su nombre luce en una placa junto al vestuario del Sevilla. Es uno de los 100 mejores jugadores del primer siglo del club. A sus 67 años, los hinchas aún reconocen quién fue una vez el pulmón del Sevilla.

En 1971, En 1971, Enrique Lora era protago-nista en AS Color. Kubala había hecho internacional al pulmón del Sevilla. El de La Puebla del Río no tenía pelos en la lengua. Hoy, 41 años después, menos.

En 1971, En 1971,

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DEL S

EVILL

A

UN GRANDE.

Enrique Lora jugó

11 temporadas en

el Sevilla y dos en el

Recreativo. Más de

500 partidos, 330 de

ellos en la Liga.

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JAVIER SANTOS /

Se enfundó la ‘roja’ en más de una decena de ocasio-

nes. Fue capaz de vestirla incluso jugando en Segunda División. Su currículum recuerda que actuó tre-ce temporadas como profesional del fútbol, once en el Sevilla y dos en el Recreativo de Huelva. Nunca fue expulsado y sólo vio una ama-rilla en más de 500 partidos. Le

dijo de todo al legendario Kubala en un vestuario, pese a ser gran-des amigos. Tiene hasta unas se-villanas dedicadas a su nombre. También cuenta, una y otra vez a sus nietos, que salió a hombros de dos estadios de fútbol. Es ‘Siete Pulmones’. O ‘El Hombre Pulmón’. O mejor: Enrique Lora Millán (La Puebla del Río, Sevilla, 1945), como reza su DNI. “Yo era un luchador nato, peleón, trabaja-

dor. Algunos me decían que tenía siete pulmones, otros me apoda-ron ‘El Hombre Pulmón’. Todos querían destacar una cosa: que Enrique Lora nunca paraba de correr. No es que no tuviera téc-nica, que la poseía, sino que en los partidos estaba rodeado de gente aún mejor y les pasaba el balón a ellos. A mí me llevó a lo alto la ambición, las ganas de su-perarme”. Así se sigue defi niendo

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Lora, pleno de orgullo, a las puer-tas de un Sánchez Pizjuán que re-bosa con gran parte de la histo-ria del fútbol nacional, varios de sus capítulos con este jornalero del fútbol como protagonista. Los afi cionados le ven por Nervión y le siguen parando para darle la mano. Incluso un abrazo. “Aquí me aplaudieron y me chillaron”, recuerda el exfutbolista, quien lo explica: “Esto (señala al coliseo

sevillista) es como La Maestran-za, especial. El sevillismo es una afi ción que se entrega como po-cas, pero muchas veces es capaz de hundirte si no lo haces bien. Como en los toros: o te enseña los pañuelos o te saca a hom-bros. A mí me abroncaron en un partido y en el siguiente los mis-mos que protestaban estaban de pie aplaudiendo. También le digo que he salido a hombros de dos

NERVIÓN.

Lora está en la

dirección de

la Asociación

de Veteranos

del Sevilla.

Acude al

Pizjuán cada

domingo

para animar

al equipo

con el que se

emborrachó

de títulos en

los últimos

años.

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estadios, una vez en el Guadalqui-vir de Coria y otra en el Sánchez Pizjuán, en mi homenaje”.

En pleno 2012, nadie osa a sacarle pañuelos a Enrique Lora, mito del sevillismo. A sus 67 años, par ticipa en la dirección de la Asociación de Veteranos del

Sevilla y acude cada domingo a Nervión, donde se calzó las botas entre 1966 y 1977. Lo de ‘Siete Pulmones’ se le quedó para siem-pre, aunque los galenos tenían otra explicación: “Mi corazón no era normal, eso me decían todos los médicos que me examinaban. Ahora tampoco lo es, pues tengo una arteria obstruida y debo vigi-larlo. Lo cierto es que me recupe-raba enseguida tras un esfuerzo y por eso no paraba de correr. Para trabajar en el campo tienes que ser duro y yo era jornalero desde niño, eso sí que te hace fuerte”. Empezamos a comprenderlo. De un campo a otro y del otro al uno: “Dejé el fútbol en 1979 y volví a trabajar en el campo, en La Pue-bla del Río, hasta hace un rato como quien dice, porque ahora ya estoy jubilado”.

Hace 40 años, en AS Color, lu-cía una entrevista a Enrique Lora en la que el sevillano presumía de internacional. Hoy, cuatro déca-das después, su orgullo radica en el sentimiento nacional: “Todavía me pongo de pie para escuchar el himno”. Catorce veces vistió la ca-miseta roja, todas con Kubala de seleccionador. Fue su valedor y su amigo, pese a lo que un día ocu-rrió frente a Yugoslavia. Lo relata

Lora: “Me hizo entrar sustituyen-do a un compañero y a los cinco minutos me cambió a mí. Le dije poco en el vestuario (risas), pero la relación siempre fue buena con él. También me pasó en el Sevilla con Carriega y entonces me dolió más, me sentó horrible. A Kuba-la siempre le he estado agrade-cido, fue el que me dio la oportu-nidad de ser internacional y eso es muy grande”. Lora conoció y vi-vió desde dentro La Furia. Hoy ya no queda nada. “Eso se perdió, ahora impera otro estilo. Pero le digo una cosa, si están todos los chiquititos ¿por qué no iba a es-tar ahí Enrique Lora? Yo creo que tendría sitio… (vuelve a reír)”. No hace falta preguntarle porqué des-taca lo de la estatura: “Una vez, en la selección andaluza juvenil, me descartaron por bajito, fíjese las cosas... Ahora cualquiera saca a esos bajitos de la Selección es-pañola. Es que antes se jugaba más al pelotazo, pero ahora es más de toque. A mí me va más lo de La Furia. Por ejemplo, en la comparación Real Madrid-Barcelo-na, hay más furia en el estilo de los blancos y eso me gusta más que el toque excesivo, lo cual no quiere decir que no me guste el fútbol del Barça, que juega como tiene que jugar y también es un espectáculo”.

El titular de su entrevista en AS Color hace cuatro décadas habla-ba de que, según Lora, el fútbol español carecía de fi guras. Hoy la opinión es bien diferente: “Ahora tenemos para dar y regalar. Antes también las había, pero eran cua-tro o cinco jugadores, en la época actual hay una serie de futbolistas casi irrepetibles que brillan a la luz del sol”. El fútbol ha cambiado mucho desde entonces, aunque Lora recuerde que “se sigue ju-gando once contra once”. Al fi nal,

“Me recuperaba enseguida de un esfuerzo y volvía a correr.

Ser jornalero en el campo desde pequeño me hizo fuerte”

Kubala le hizo entrar en un España-Yugoslavia y a los cinco minutos le sustituyó: “Le dije poco en el vestuario...”

UN CORAZÓN QUE NO ERA NORMAL. Los médicos se

quedaban sorprendidos de la capacidad física de Lora.

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accede a reconocer que hoy en día este bendito deporte es un poco cosa de locos: “Los horarios, las televisiones, el dinero, etc… eso sí es diferente, pero la esencia es exactamente la misma”.

Enrique Lora pasó una eter-nidad en el Sevilla, casi toda su vida deportiva unida a un mismo club. “Ahora es más complicado ver algo así. Es muy difícil que un jugador esté tanto tiempo en un mismo equipo. La gente se harta de ver a los mismos jugadores. A mí me llegaron a gritar ‘¡Lora, viejo!’. Aquí tenemos a Jesús Na-vas, pero es un caso excepcional, no creo que nadie se harte de él. Bueno sí: los rivales”. Si alguien preguntara quién es el Enrique Lora del actual Sevilla, la res-puesta, al menos para muchos, está clara: Gary Medel. Es el pro-

pio exjugador quien lo reconoce: “Me identifi co mucho con él. Es bajito, luchador incansable y sa-crificado, como yo. A Míchel le vienen bien ese tipo de jugadores comprometidos”. Y no duda en ex-plicar por qué un jugador pequeño llegó tan alto: “Tenía mis tácticas, si yo no llegaba a un balón, ya me encargaba de que el rival tampo-co llegara”. Aunque a veces era inevitable, pues Enrique Lora tuvo que marcar a muchos de los mejo-res jugadores. La pregunta brota inevitable: ¿Cuál fue el que más le impresionó? “George Best. Lo tuve que marcar en un España-Ir-landa y era buenísimo. Nunca sa-bías por dónde te iba a salir, te-nía recursos inverosímiles y para cada situación”.

Así relata sus vivencias de fut-bolista un jornalero orgulloso, un

ORGULLOSO.

La lista de los

100 mejores

jugadores del

primer siglo

del Sevilla

incluye a

Lora, junto a

Maradona,

Suker, Pereda,

Polster, Arza,

Dassaev,

Jiménez,

Súperpaco...

sevillista borracho de alegrías en el siglo XXI (“¡Anda que en estos últimos años no he celebrado títu-los con mi Sevilla y con España!”, casi grita). Y así sigue siendo hoy en día Enrique Lora, el que le dijo de todo a su querido Kubala. El que, cuando lo quisieron retirar, prefi rió vestirse con los colores del Recreativo y dar un último ser-vicio al fútbol: ascender por vez primera al Decano a la máxima ca-tegoría. En el Sánchez Pizjuán hay una placa que proclama orgullosa los nombres de los 100 mejores jugadores del Sevilla hasta 2005. Uno de ellos es el de Enrique Lora Millán. O ‘Siete Pulmones’, el jor-nalero que llegó a ser internacio-nal por España. Aquel bajito que se convirtió en el pulmón del Se-villa. Un hombre con un corazón que no es normal.

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