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ihiruye-rebolledo
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ensayo crítico sobre la película food inc dirigida por Robert Kenner.http://www.youtube.com/watch?v=5eKYyD14d_0
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Ensayo de análisis de la película FOOD, INC.
En los últimos años los hábitos alimenticios de la humanidad han sufridos más
cambios que en la historia completa del humano. Nuestra especie quizás no veía un
cambio parecido desde los comienzos del uso de la agricultura. Es irrefutable que el
humano había logrado un equilibrio con su medio ambiente pues para poder satisfacer
las necesidades básicas de la especie, era necesario preservar esa delicada simbiosis.
La Tierra era mucho más que un simple lugar de cultivo, representaba para todas las
culturas un ícono divino que nos abastecía de alimento, salud… de vida en su totalidad.
Hoy día estos hábitos de respeto han desaparecido, los valores alimenticios
solo se limitan a sumas químicas que (sin saber qué representan) son las “adecuadas”
para mantener la estética, y/o las actividades relacionadas con la comida son
simplemente las de ir a un macronegocio donde se escogen los insumos (no más los
sanos sino los más llamativos o más publicitados en el mercado) o también la de
generar dinero (billetes, papel) para poder tener acceso a la misma (la comida). Desde
siempre recuerdo un dicho que dice: “somos lo que comemos” y personalmente
siempre lo interpreté como algo que se refería netamente al factor de salud, es decir,
si alguien tiene una dieta con cantidades descontroladas de azúcares, seguramente
sufrirá en un futuro de complicaciones con la insulina, o aquellos que comen grasas en
grandes cantidades son más propensos a presentar problemas cardiovasculares. Para
la mí la moraleja es que tienes por dentro lo que comes y por ende eres lo que comes.
También la simbología de ¿qué tanto te cuidas? Pues eso refleja lo que eres: tu
alimentación y el respeto que puedas tener por tu cuerpo, tu salud. En la película
(FOOD, INC), aunque no se contradicen estas perspectivas presentan también una
manera nueva de ver este dicho y es ¿qué tanto valor le damos en nuestro mundo a la
hora de escoger lo que comemos?, y no solo refiriéndonos al autorespeto que cada
quien pueda tenerse, sino también al respeto que podamos tener a nuestro alrededor,
la tierra, los animales, las plantas, los trabajadores de estas empresas y directamente
el sistema en general.
Actualmente en EUA en un supermercado promedio se ofrecen
aproximadamente unos 47.000 productos distintos en sus anaqueles. Desde la
variedad de insumos, pasando por sus diferentes presentaciones, hasta cómo están
organizados en los estantes, nos hace obvia la idea de que se trata de una tremenda
variedad comercial, de un mundo donde las opciones a escoger son tantas que algunas
veces se hace casi imposible elegir una y llevar la más adecuada a casa (siendo
necesarios o no –claro está, dependiendo de qué se considere necesario-). Pero la
verdad es que toda esta variedad es una ilusión, una mentira diseñada para esclavizar
hábitos de consumo (sobre todo y más peligrosamente en el caso de los alimentos) por
parte de unas pocas corporaciones que monopolizan la mayor parte del mercado.
La guerra por el control económico ha ido en contra de la variedad que existía
en los supermercados, los nuevos modelos corporativos buscan (y han conseguido)
dominar la elaboración de productos desde la obtención de las materias primas o los
productos en bruto hasta su distribución como utilidades ya procesadas y empacadas
“listas para comer”. De tal manera que actualmente un grupo muy pequeño de
corporaciones son las que dominan gran parte del mercado. Tal es el caso del mercado
de empaquetadoras de carne (beef packers) en donde solo 4 empresas controlan el
80% del mercado en EUA. De igual manera ocurre con las procesadoras de cerdo y
pollo, que si bien las corporaciones principales no controlan un 80% del mercado, si
superan fácilmente el 50%, lo cual es un número exageradamente significativo si
consideramos que en los EUA, un país de 300.000.000 de habitantes
aproximadamente, un ciudadano promedio consume un poco más de 2Kg de carne
por semana.
De igual forma, fuera del mercado de carnes, la supuesta gran variedad de
productos que se ofrecen en los supermercados son hechos generalmente de las
mismas bases (más comúnmente de maíz y soja). Esto no solo significa una falsa
variedad de productos sino también, en su trasfondo, representa de igual manera un
monopolio en la producción de maíz y soja y estos son quizás, no solo los monopolios
más despiadados corporativamente, los cuales representan un peligro, tanto para la
sociedad norteamericana como del mundo en general.
Pero siendo una época de cambios, el más importante que se generó en la
industria de la comida fue en la nueva forma de producción en los restaurantes: la
comida rápida. Ese fue el comienzo de la industrialización (por decirlo de alguna
manera) en los mismos. Este proceso de industrialización se trata fundamentalmente
de la imitación de una factoría por parte de los restaurantes, es decir, la aplicación de
personal y maquinaria para producción en masas a un menor precio.
Podríamos decir que todo este proceso comenzó alrededor de la década de los
30 del siglo pasado. Un típico restaurante norteamericano (a “drive-in restaurant”)
tuvo la genial idea de cambiar su sistema de producción tradicional por uno que le
ayudara a producir mucho más rápido y que a su vez bajara significativamente los
costos, modificó sus cocinas con maquinaria y personal dedicados al trabajo
especializado (repeticiones de una misma actividad para producir más rápido), incluso
cuando esto significaba reducir la mayoría de opciones del menú. Esta nueva dinámica
laboral no solo traía cambios beneficiosos para los dueños, sino también causaba un
impacto en los trabajadores ya que éstos no tenían el mismo valor que solían tener, es
decir, un trabajador que se dedica a una sola actividad cobra mucho menos que otro
que sea multifuncional, y lo mejor de todo es que dichos trabajadores eran mucho más
reemplazables y totalmente dispensables gracias a la simpleza de sus actividades. Este
mecanismo de producción representó no solo un enorme ahorro para las empresas
sino también una fórmula para producir mucho más rápido (lo cual también significa
más ingresos). Años después (durante la década de 1940), esta empresa fue refundada
por los hermanos McDonald como la famosa cadena de comida bautizada con el
mismo nombre, convirtiéndose así en una de las corporaciones más importantes del
mundo. Este cambio no solo representó el asombroso surgimiento de este restaurant
(que después se convirtiera en la cadena de comida rápida más importante y grande
del mundo) sino que también funcionó como inspiración para muchos, convirtiéndose
en un modelo a seguir y cambiando drásticamente el modelo anterior de restaurantes
y la forma de ver el negocio alimenticio por los grandes corporativos en los EUA y el
mundo.
Ahora bien, la gran polémica no está en si lograron grandes ingresos o un
monstruoso crecimiento, en realidad la cuestión es el cambio en la perspectiva de la
sociedad en general sobre la comida y las cadenas alimenticias modernas casi
indestructibles que han creado grandes monopolios, cuya dinámica es sumamente
nociva para el humano y el planeta en general. Primeramente podemos decir, sin
discusión alguna, que la comida es primordial para la vida humana, por tanto la
valoración que tiene la especie sobre la misma debe ser de suma importancia.
Personalmente considero que el gran problema de la comida rápida es la
desvalorización del alimento, el humano ha perdido el vinculo que solía tener con sus
alimentos, no solo para conseguirlos (el esfuerzo que ameritaba y la apreciación que
conllevaba), sino también para degustarlos (tanto en su preparación como en su
ingestión) y demás valores morales (compartir socialmente, percatarse de su
importancia en cuanto a salud se refiere, etc.). Seguidamente cabe destacar el
descuido por parte de la sociedad al permitir un macro-poder del cual son
responsables las corporaciones sobre las cadenas alimenticias, lo que crea una
dependencia a poderes centralizados y representa un problema de seguridad de las
mismas naciones al tener un abastecedor, muy poderoso, uno solo, y esto solo puede
verse como un gran riesgo al pensar sobre como haría entonces una comunidad entera
si pierde ese distribuidor, o si el mismo tiene problemas de infraestructura y pierde su
capacidad de producción o hasta se nos podría venir a la cabeza el gran peligro que
podría representar sí una empresa que abraca semejantes cantidades de producción
(como para que un país entero depende de la misma) tiene un brote de bacterias
nocivas u otro agente toxico en sus productos. Claro está que este comportamiento de
dependencia de las comunidades se da por movimientos oficiales reservados para
beneficios empresariales (tanto para crecer como para no tener que enfrentar
competencias y en caso de haberlas poderlas destruir fácilmente) otorgados por los
políticos encargados de estos temas (que por supuesto suelen ser de la misma élite
económica y por tanto velan por los mismos intereses) y por supuesto por casi un siglo
se ha hecho un esfuerzo increíble para lograr la aceptación de estas cadenas
multinacionales y esconder las verdades implícitas sobre los procesos de producción y
sus efectos en la salud, sociedad, medio ambiente y demás agentes a través de un
arduo trabajo publicitario. Cabe acotar que de igual manera se debe asumir como un
deber (sobre todo en una democracia) que todo ciudadano deba estudiar todo objeto
que represente un factor decisivo en cuento a la seguridad social se refiere (y aquí
claramente hablamos de una seguridad alimenticia).
Para poder satisfacer los hábitos de este sistema de macro-consumo es
necesario entender que la corporación siempre tendrá que crecer más y más, lo que
las ha llevado no solo a ser los vendedores principales de sus productos, sino también
a producir las materias primas para la elaboración de los mismos, o en su defecto,
convertirse en el comprador casi absoluto de tales productos, lo que de igual manera
los hace indispensables para el mercado y les otorga un poder considerable.
Lamentablemente, aun habiendo un cambio de criterio (que si bien todavía es
minúsculo, es representativo) el poder de control de dichas corporaciones es
prácticamente absoluto por factores de financiamiento legal (pueden financiar a los
mejores expertos legales), por razones de seguridad alimenticia (prácticamente son los
únicos que producen en cantidades suficientes para abastecer la demanda inmediata),
de desarrollo (poseen altos niveles científicos y tecnológicos ya que pueden financiar
en estos campos con facilidad), etc.
Quizás el principal problema con esta forma de producción masiva es el uso de
las semillas transgénicas, las cuales no solo causan una tremenda dependencia por
parte de los agricultores de las corporaciones creadoras de las mismas, sino también la
erradicación de las semillas naturales, ocasionando un desequilibrio no solo en la
actividad agrícola humana sino también en la naturaleza ya que estas plantas
modificadas, gracias a sus capacidades de adaptación y resistencia van acabando con
sus competencias de manera desequilibrada.
En el caso de la actividad pecuaria podemos decir que para lograr exitosamente
niveles de producción masivos, es necesario usar ciertos procesos que garanticen su
rápida elaboración y a esto se debería sumar un nivel de calidad digno. Hoy día, debido
a los altos niveles de producción, las corporativas se ven en la necesidad de usar
fuertes agentes químicos (los más comunes son el cloro y el amoniaco) para poder
controlar brotes de bacterias, algunos virus y demás agentes tóxicos o de riesgo.
Entonces nos preguntamos: ¿Para donde van esos químicos después de usados? ¿Cuál
es el costo ambiental para producirlos en grandes cantidades para satisfacer las
necesidades que este tipo de industria tiene? ¿Qué efectos puede tener el uso de tales
químicos en un alimento de consumo humano?
En ambos casos podemos deducir fácilmente que hay un matrimonio muy
productivo entre la ciencia-tecnología y la industria, por lo cual es necesario
preguntarse: ¿Dónde queda el interés por nuestro medio ambiente? ¿Dónde queda la
Ecología? ¿Es acaso la búsqueda del Faster, Bigger, Fatter la solución a nuestros
problemas reales?
Aún cuando la agricultura norteamericana promete ser la mejor del mundo por
sus altos niveles de eficiencia (alta producción con bajos costos) hay ciertos puntos
que me hacen dudar al respecto. La agricultura norteamericana es claramente efectiva
única y exclusivamente porque recibe grandes financiamientos por parte del Estado.
Otro punto importante sería resaltar que la agricultura norteamericana está
sumamente centralizada, quizás no geográficamente (que lo está) pero en este caso
nos referimos a la variedad de productos que siembran. Los modelos de
financiamiento ayudan específicamente a aquellos productores que siembran solo
aquellos rubros que les interesan (en su mayoría maíz y soja), esto gracias a que estas
plantas tienen alta eficiencia comercial, de ellas se pueden sacar infinidad de
productos útiles para todos los ramos a bajos costo (desde high-fructose corn syrup
hasta alimento de ganado). Pero esto hace que la estabilidad social sea frágil pues
dependen de productos muy específicos que en caso de sufrir cualquier inconveniente,
su escases causaría una crisis social segura.
El caso del maíz es muy particular ya que gracias a su versatilidad se convirtió
fácilmente en el producto agrícola por excelencia para las grandes corporaciones. Para
comenzar este tema podemos decir que ya que gran parte de los alimentos han
resultado del reacondicionamiento del maíz, este se convirtió en el rubro preferido
para las estrategias comerciales. Tanto así que un 30% de las plantaciones en EUA son
de maíz y los granjeros reciben ciertas ayudas siempre y cuando sobreproduzcan. El
uso del maíz ha sido tan diverso que también es usado para alimentar al ganado, lo
cual si bien es perjudicial para el animal y por tanto al consumidor final, es un alimento
mucho más barato que los hace engordar mucho más y más rápido, por ende es más
viable económicamente. Tal es la fascinación con este producto que ahora hay grandes
esfuerzos para producir combustibles a base de él (etanol).
Otro problema además de la centralización podríamos decir que es el sistema
de trabajo, es muy deplorable laboralmente en cuanto a mano de obra se trata. De la
calidad de vida de los grajeros sabemos que si bien reciben sus subsidios, la capacidad
de pagar la deuda es muy baja y por tanto se endeudan por muchos años, esto es
crucial a la hora de evaluar que tanto puede un agricultor asumir tales deudas y que
capacidad tiene el agricultor promedio para poder pagarlas sin arriesgar su estabilidad
personal, familiar y/o humana. Lo que deja mucho que hablar sobre ese maravilloso
sistema. En este sistema es obvio que el granjero es explotado y no recibe lo justo por
su trabajo, generalmente la mayoría de los ingresos se quedan en la corporación y otra
gran parte se consume en pagos de hipotecas y demás deudas bancarias.
Es indiscutible la comodidad que gozamos en lo común de ver frutas, verduras
y demás productos, que antes dependían de temporadas específicas para producirse,
en los anaqueles de los supermercados totalmente frescos durante todo el año. Pero
¿son saludables? ¿Es que acaso las personas que lo producen tienen vidas sanas y
plenas? ¿Cuáles son los costos reales de tales productos?
Estas preguntas pueden ser respondidas al analizar el efecto del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte y México. Acá podemos ver con facilidad cómo el
ingreso a México de productos extranjeros de muy bajos costos destruyó de manera
radical la capacidad de producción agrícola mexicana. No solo por no poder competir
con los precios de los productos importados por sus vecinos de EUA, sino también por
la destrucción de muchas de las especies autóctonas a causa de las semillas
transgénicas y/o modificadas. Además es necesario añadir el conflicto social que
ocasionó todos esos desempleos, que además de los obvios en México (pobreza,
delincuencia, migración ilegal, etc.), se pudieron ver en los mismos EUA ya que las
grandes multinacionales hacían ofertas de trabajo en México y muchos fueron legal e
ilegalmente (en este caso es donde se ve mayormente el problema) y gracias a la
necesidad generaron conflictos de Estado en la vecina patria.
Aun cuando existe toda la información hasta ahora presentada es sumamente
difícil lograr cambios que favorezcan a los granjeros y/u ofrezcan respeto y seguridad
a los consumidores en el sistema norteamericano. Hoy día se intenta crear cambios
positivos por medios de grupos de personas organizadas que tratan de generar una
influencia sobre los poderes principales encargados de controlar estos temas
(legislativo y judicial), a esto se le llama lobby o cabildeo. Pero irónicamente, la verdad
es que los cabildeos son generalmente efectivos cuando se trata de todo lo contrario
ya que los cambios más recientes en las leyes de producción de alimentos que
favorecen netamente a las grandes empresas y las ayudan a establecerse con más
fuerza y de maneras más firme (o mejor dicho convertirse en indispensables) dentro
del sistema. Por nombrar algunas leyes o cambios generados por estos grupos
podríamos comentar el caso de los food bills, donde simplemente los productores
deben pagar multas o impuestos por sus trabajos; o comentar las políticas de
implementación de ingeniería alimenticia (ingeniering food) donde se trabaja
fuertemente en el desarrollo de productos más viables para la empresa (más gordos,
más grandes, más baratos, más rápidos de producir). De tal manera que prácticamente
podríamos decir que los cabildeos son casi un tipo de soborno al congreso por parte
de las esferas sociales más influyentes (en cuanto a dinero se trata).
Por otra parte hay grupos que tratan de generar cambios beneficiosos para la
sociedad (lo cual representarían costos y exigirían cambios a la industria). Un ejemplo
de este caso es la Ley Kevin, que busca generar exigencias de control de calidad y
mejor respuesta por parte de las corporativas cuando ha habido accidentes causados
por los alimentos que ellos producen. Cabe acotar que es sumamente difícil financiar
de manera personal tal movimiento pues requiere de propaganda, viajes constantes,
asesoramiento legal y científico, etc. Esta Ley es promovida y está siendo impulsada
por una madre cuyo hijo murió a causa de una intoxicación por la comida, y esto es
quizás una gran inspiración para generar una lucha sumamente desproporcional a lo
David contra Goliat, por lo pronto gana Goliat puesto que esta propuesta se ha
paralizado creando nuevamente un vacio en las esperanzas civiles norteamericanas.
Parte del este hermetismo legal es el control de la información. Por medio de
cabildeos se han creado controles comunicacionales donde se sanciona a cualquier
persona que intente difundir este tipo de información con la excusa de que pueden
afectar el proceso económico de las corporaciones pues, si las personas supieran lo
que realmente consumen, lo más probable es que no lo consumirían. Cuando se estas
compañías son demandadas por problemas como obesidad infantil, diabetes a muy
temprana edad, enfermedades coronarias y demás afecciones a causa de una mala
alimentación, la defensa de estas empresas hacia el jurado se basa en la idea de que
cada quien es responsable de lo que consume, idea totalmente valida, lo que no dicen
es que por medio de sus influencias en el sistema han retirado las tablas nutricionales
de sus productos, se han generado campañas multimillonarias asesoradas por expertos
de la información y propaganda, han eliminado las posibles competencias y censurado
todo esto haciendo inexistente en la opinión pública. Las inmensas campañas
publicitarias nunca advierten las posibles consecuencias del consumo de los mismos o
como en este caso, logran sancionar con sumas exageradas de dinero (o al menos
causarle el gasto increíble del proceso legal de la defensa) a todo aquel que se atreva a
informar justamente al consumidor en general. Seguramente habrá maneras de poder
aplicar la justicia para hacer prevalecer el derecho a la información y/o la libertad de
expresión, pero los costos son exagerados, por tanto el acceso a este tipo de defensa
es prácticamente exclusivo para aquellos que pueden darse el lujo de financiarlo. Acá
es cuando nos hacemos un juicio sobre los valores usados por los EUA para reclamar y
proclamar el derecho a la libertad de expresión, pues es como decir “si, si tienes el
derecho de expresarte, lo que no tienes es el dinero para hacerlo”. Las corporaciones
son las que dominan el sistema económico, político y por tanto social de EUA y cada
vez más del mundo entero.
Generalmente cuando vemos documentales o reportajes sobre estos conflictos
económicos y sociales son muchas las imágenes que causan un impacto tremendo en
nuestras psiquis, pero hablar de “FOOD, INC” es un caso distinto. En esta película en
particular las imágenes no son tan perturbadoras, pero sí que la información lo es de
manera brutal. Personalmente me sentí muy impresionado al ver la persecución a los
granjeros, el interrogatorio al colector o limpiador de semillas y la forma de castigar
judicialmente a alguien que intente expresar su desacuerdo con ese mercado
venenoso. Este tipo de escenas (porque no son solo imágenes de por sí), muestran una
realidad sumamente cruda: La población norteamericana ha comenzado a despertar
muy tarde, cuando ya los han controlado, de tal manera que ya están prácticamente
hechos los obstáculos que hacen irreversible el sistema establecido (alimenticio al
menos) de consumo masivo y negligencia empresarial.
Ciertamente, toda esta información nos hace reflexionar sobre nuestros hábitos
alimenticios y cómo se está tratando esta situación en Venezuela.
En Venezuela el caso el caso es muy parecido. Grandes Multinacionales (la
mayoría extranjeras) han tomado el control de manera casi completa del mercado
alimenticio venezolano. El ejemplo perfecto de este caso son las Empresas Polar S.A.,
quienes al comenzar a cultivar hojuelas de maíz para la elaboración de cerveza
pudieron tener la visión de la maravillosa industria del maíz para su harina y demás
posibles derivados. De allí, es obvia la ventaja de esta industria en el mercado
venezolano, todo hogar Venezolano tiene, por lo menos un (y generalmente son más
de tres) producto “Polar” en sus casas, teniendo monopolios en muchos de los
productos básicos, prueba de esto es que en Venezuela se conoce a la harina de maíz
como “Harina Pan” el cual es el nombre de la harina de maíz que produce Alimentos
Polar S.A.
Claro, hay otras empresas a quienes les podemos adjudicar la dicha de
administrar casi en monopolio la otra gran parte del mercado y son netamente
corporaciones internacionales que han deslizado de muy buena manera sus tentáculos
en el país (CARGILL, NESTLE, Mc.Cormik, Kraft, General Mills, etc, etc, etc.).
Afortunadamente, en la actualidad, el gobierno nacional ha comprendido la
necesidad de parar este tipo de comportamiento empresarial. Tomando medidas que
van desde comprometer legalmente a estas macroempresas por vías legales, hasta
expropiar infraestructura o en algunos casos la empresa completa bajo la excusa de la
Seguridad Alimentaria Nacional. Cada día es más común ver productos nuevos (más
nacionales que importados) en los anaqueles de los supermercados populares. En
Venezuela justamente se han cancelado contratos (con empresas multinacionales
entre las que figura Monsanto) para sembrar hectáreas de semillas transgénicas y la
elaboración de productos derivados de las mismas. Aún así se conoce de casos donde
ya este tipo de semillas esta abriéndose el campo competitivo y se están sembrando
en el territorio nacional, y aun cuando es ilegal se sigue haciendo. También desde
siempre se han mantenido las costumbres de ir a mercados regionales, donde los
campesinos venden productos agrícolas, cárnicos y lácteos meramente hechos por
ellos. Pero la verdad es que estos productos son sembrados con un uso deliberado de
químicos fertilizantes y pesticidas. Incluso se sabe que los pueblos productores
agrícolas por excelencia (en este caso de los Andes venezolanos) tienen altísimos
índices de problemas en el plano de la salud por el mal uso de estos químicos.
Pero, independientemente de estos graves problemas a nivel nacional,
podemos asegurar que al menos acá podemos ver una luz al final del túnel y que
ahora solo nos falta lo más difícil, crear el habito de la buena alimentación y así apurar
y preservar las ventajas que, por cualquiera que haya sido la razón, tenemos en
nuestro país; es decir: “nada más y nada menos nos falta la conciencia”.
Nunca debemos olvidar que lo único que le interesa a las corporaciones es el
dinero, y aunque eso es la base de todo el desastre que están haciendo, solo significa
que el público en general es quien tiene el poder de controlar tales barbaridades,
quizás sea una forma de participación masiva más efectiva que cualquier sistema
político hasta ahora practicado, pues podemos guiar el comportamiento corporativo
con nuestros billetes cual perro hacia una chuleta. El paso entonces sería tener un
criterio bien definido a la hora de seleccionar, ser exigente con lo que compramos,
tener respeto por uno mismo (darse a valer en cuanto a salud) y difundir esta
información poco a poco a nuestros allegados (que también son consumidores) con el
fin de redirigir la industria a un mundo mejor.
Fuentes audiovisuales:
Magnolia home entertaiment (2008). FOOD INC. [Video en DVD]. EEUU: Robert
Kenner.
FORTISSIMO Films (2004). Super Size Me. [Video en DVD]. EEUU: Morgan
Spurlock.
Seitgeist the movie (2008). Zeitgeist Addendum. [Video en DVD]. EEUU: Peter
Joseph.
Fuentes Electrónicas:
FOOD, Inc. (2009). [Página web en línea]. Disponible en
http://www.foodincmovie.com
Wikipedia (2010). [Pagina web en línea]. Disponible en http://es.wikipedia.org