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Universidad San Buenaventura – Bogotá Facultad de Teología Teología Especial de los Sacramentos Estudiante: Luis Gabriel Montilla L. _____________________________________________________________ _____ La Eucaristía: Hacia una configuración ética – moral de este sacramento. La eucaristía como sacramento existe para hacer presente primordialmente el acontecimiento de la salvación Hoy, asimismo, existe para hacer que todos sientan la buena nueva del reinado de Dios. Ahora bien, con este presupuesto cómo se puede configurar la celebración del sacramento de la Eucaristía a partir de una praxis ética - moral consecuente con la praxis de Jesús, y que vaya más allá de la simbología ritual. Pues bien, ha de entenderse que la eucaristía es ante todo una acción del Dios revelado y comunicado, es acción de gracias al Padre, memorial de la Pascua de Cristo e invocación al Espíritu Santo. Y en este sentido, la eucaristía se convierte así en signo de alianza nueva entre Dios y la humanidad, en la cual todos los creyentes están llamados a participar. Ahora bien, se ha de abordar el sentido del ministerio eucarístico a partir de la misma persona de Jesús. No estancándose en un breve estudio lineal de su propia historia, sino en el mismo sentido de la manera como se revela su existencia, es decir, su praxis. Pues, son precisamente las acciones realizadas por Jesús que revelan explicita e implícitamente lo que es el Reino de Dios.

Ensayo Final Sacramento-Eucaristía

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Page 1: Ensayo Final Sacramento-Eucaristía

Universidad San Buenaventura – BogotáFacultad de TeologíaTeología Especial de los SacramentosEstudiante: Luis Gabriel Montilla L.__________________________________________________________________

La Eucaristía: Hacia una configuración ética – moral de este sacramento.

La eucaristía como sacramento existe para hacer presente primordialmente el acontecimiento de la salvación Hoy, asimismo, existe para hacer que todos sientan la buena nueva del reinado de Dios. Ahora bien, con este presupuesto cómo se puede configurar la celebración del sacramento de la Eucaristía a partir de una praxis ética - moral consecuente con la praxis de Jesús, y que vaya más allá de la simbología ritual.

Pues bien, ha de entenderse que la eucaristía es ante todo una acción del Dios revelado y comunicado, es acción de gracias al Padre, memorial de la Pascua de Cristo e invocación al Espíritu Santo. Y en este sentido, la eucaristía se convierte así en signo de alianza nueva entre Dios y la humanidad, en la cual todos los creyentes están llamados a participar.

Ahora bien, se ha de abordar el sentido del ministerio eucarístico a partir de la misma persona de Jesús. No estancándose en un breve estudio lineal de su propia historia, sino en el mismo sentido de la manera como se revela su existencia, es decir, su praxis. Pues, son precisamente las acciones realizadas por Jesús que revelan explicita e implícitamente lo que es el Reino de Dios.

De esta forma, ha de entenderse que la celebración de la eucaristía anuncia el reino, simbolizado y anticipado, tal como lo muestra las parábolas del banquete. Desde esta perspectiva, se comprende que el acto eucarístico de Jesús no solo se reduce a su cena con sus discípulos momentos antes de su muerte. Es decir, cuando se accede a la vida de Jesús en la relación de su entrega, en la cena pascual, se debe asumir que toda la vida de Jesús fue eucarística, y por tanto, todos sus gestos, acciones, palabras establecieron el Reinado de Dios.

Así entonces, se encuentra que en ese banquete compartido está una profunda comunión con Dios, y a su vez, con los hermanos que forman parte del gran círculo de seguidores de Jesús. Y es allí, donde radica el postulado de este escrito, como seguidores de Jesús, de su proyecto; por medio de la celebración de la eucaristía existe un gran llamado a participar del banquete, como praxis que busca la realización integral de la humanidad, como acto ético-moral nacido de la misma praxis de Jesús entre los pobres.

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Y en esta perspectiva, la comunidad que celebra es el eje principal de la de la Eucaristía, por esto, en cada celebración del misterio eucarístico se hace realidad en la misma comunidad que testimonia con su vida y sus acciones la presencia de Cristo. Cuando la comunidad tiene como fundamento a Cristo produce instantáneamente esta relación ético – moral que nadie puede negar: no se puede celebrar al margen del “clamor de los pobres”, al margen de los “gozos y fatigas de cada día”, ni al margen de la “espera” del reino, porque en la eucaristía se celebra la vida con las alegrías y los avatares de la misma existencia humana.

De esta manera, la fracción del pan dentro de la eucaristía debe expresar que cuando se comulga, todos nos adherimos a un único pan de vida y se bebe del mismo cáliz de salvación, y a su vez, todos nos adherimos a un mismo proyecto de felicidad. En este sentido, ya el apóstol San Pablo en 1 Cor 11,28-29 invita a la comunidad de corintios a tomar conciencia de que cuando se come y se bebe el Cuerpo y Sangre de Cristo, no puede ser inseparable las situaciones de justicia y solidaridad en la comunidad. Pues, la cena del Señor con sus discípulos debate las divisiones y sufrimientos de la humanidad, convocando a ello, una llamada a trabajar por la fraternidad entre los hombres y los pueblos. Desde esta perspectiva, el pan partido y comulgado ejerce una doble función que se sintetiza en exigencia de hacer presente el proyecto de Jesús en las relaciones sociales; es una exigencia que obliga a estar con toda causa de liberación que pide la cons-tante comunicación de bienes y servicio al necesitado, al empobrecido.

A modo de conclusión, retomo la siguiente idea del Padre Martínez que resume de manera clara la exigencia que de fondo hay, cada vez que decimos si a la propuesta de Jesús con los hermanos en la celebración de la eucaristía: “la celebración de la eucaristía exige a la comunidad identificarse con los oprimidos, asumir la posición del pobre y desde allí, a partir de ellos testimoniar el reino escatológico a través de compromisos históricos bien definidos… La eucaristía es anticipo del reino, es una fiesta de la liberación”1. Así entonces, se configura en la misma celebración eucarística la vivencia del reinado de Dios, y por tanto, una exigencia a la praxis de Jesús, en tanto como seguidores de su proyecto, cada cristiano que comparte este banquete se encuentra avocado a ofrecer además de ese pan del altar, el pan del esfuerzo, el trabajo y el producto de muchos hombres y mujeres que luchan por salir adelante, el pan de la justicia, el pan de la solidaridad que se amasa en el interés por el pobre, por el oprimido, en ese pan compartido que construye estructuras económicas y políticas más justas y dignas.

1 MARTÍNEZ, Víctor. Sentido Social de la Eucaristía, tomo II: La Justicia hecha Pan, (Bogotá: Pontifica Universidad Javeriana, Facultad de teología –Colección teología Hoy Nº 24-; 2003), pág. 207.