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Pequeño ensayo donde se analiza el concepto honor en las obras de Pedro Calderón de la Barca, especialmente en su primera obra conocida: Honor, amor y poder de 1623.
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El desarrollo y apogeo del teatro barroco español se produce más tardíamente, en comparación a
otros contextos (como es el caso del teatro italiano), siendo parte del florecimiento cultural español.
¿Por qué es necesario mencionar que es más tardío? Por una simple razón. Al desarrollarse
posteriormente, posee antecedentes útiles ya sea para su aplicación, o su crítica. Situación que se
verá reflejada en la creación de sus principales exponentes.
Cabe mencionar que el teatro barroco español–denominado así para definir un “estilo” cultural- se
desarrolla en un contexto sensible en diversos estratos –político, socioeconómico, espiritual, etc.- lo
que condiciona su eclosión1. En este mismo sentido, Juan Antonio García señala que: “[…] el teatro
se convierte en un importante soporte de transmisión ideológica dominante […]2”, transformándose,
en un nexo entre las élites de poder y las distintas capas sociales. Dicha situación, es posible de
apreciar en el aspecto religioso. Pues vale recordar que España está viviendo un contexto de
Contrarreforma (1545-1648) y crisis “nacional” (Guerra de los treinta años), por lo que, la defensa del
catolicismo y el nacionalismo se va a ver plasmada en las obras barrocas.
Bajo este contexto, un tanto convulsionado, se desarrolló el ingenio de grandes exponentes del teatro
barroco español: Lope de Vega, Guillén de Castro, Tirso de Molina y Pedro Calderón de la Barca,
entre otros. Siendo éste último, uno de los más representativos del Siglo de Oro.
Calderón de la Barca (nacido en 1600, Madrid) empieza su carrera de escritor hacia 1623, con la obra
Amor, honor y poder, tópicos trabajados anteriormente por sus antecesores3 (sobre todo por parte del
ingenioso Lope de Vega). Señala Juan Eugenio Hartzenvuch: […] representó […] el carácter nacional
en su más elevada expresión y con su más noble y gallardo aspecto […]”4. Sin embargo, esto se puede
decir del primer período de apogeo artístico de Calderón. Siendo el segundo período, uno relacionado
a la reflexión moral, influido por su nueva profesión sacerdotal (1651). Este nuevo rumbo, no hizo que
dejara su producción literaria, por el contrario, aseguró su continuación, siendo prueba de esto la
numerosa elaboración de auto sacramentales.
1 González, Ezequiel. Historia de la literatura española: Barroco (siglo XVII). Editorial Universidad de Puerto Rico. 1989.
P. 10. 2 García, Juan Antonio. Por un análisis de la comunicación colectiva en el siglo XVII español: teatro y poder político. P.p. 325-326 Dialnet-PorUnAnalisisDeLaComunicacionColectivaEnElSigloXVI-2541213.pdf. 3 Calderón de la Barca, Pedro. Amor, honor y poder. 1623. P. 3. 4 Hartzenvuch, Juan Eugenio. Biblioteca de autores españoles. Desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Comedias de Don Pedro Calderón de la Barca. 1872. Madrid. P. 8.
Pedro Calderón de la Barca, es reconocido –más allá de sus obras- por realizar la difícil tarea de
conjugar lo tradicional, con lo que ocurre en su contexto. Pocos son los audaces que se atreven a
aquello, y Calderón es uno. Lo tradicional se puede observar en sus principales e iniciales temas,
como por ejemplo: el honor. Pedro Aullón de Haro señala que el interés – de Calderón de la Barca-
por establecer un concepto de honor “con nuevos significados”, lo remite al principio Ciceroniano de
la “dignitas”5. Es decir, que el honor en relación a la “comunidad” – el cómo me percibe- de Calderón,
se podría comparar con el principio del ciudadano activo y participativo (Ciceroniano). Así de esta
forma, las acciones concretas que realice el individuo dentro de una sociedad, servirían para mantener
o ensalzar el honor.
Además, se debe considerar como dice José Antonio Maravall, que Calderón de la Barca (y en general
los literatos de la época) vive la crisis española, lo que determinará la forma y proyección del arte,
denominándolo crisis del arte6 (o Barroco). Bajo ésta crisis del arte, Calderón transformará – no del
todo- los cánones clásicos que por muchos años habían limitado la producción artística […] dejando
de respetar las unidades, de acción, lugar y tiempo […] a veces muy oportunamente […]7. Sobre esto,
dejar en claro que no existe un ataque a lo clásico, sino simplemente un acomodamiento frente al
contexto, con el fin de poder establecer un teatro realista.
Pues bien, uno de los aspectos que me parecen más relevantes a analizar es el concepto de “honor”
en Calderón de la Barca. Si bien, voy a tratar el concepto en sí, no puedo obviar la estrecha relación
que existe entre el concepto y el rol de la mujer en el barroco español. Pues no se debe olvidar, que
para Calderón de la Barca: Honor y Amor, son conceptos que van de la mano, debido a que el honor
se mantiene respetando a la pareja, y siendo fiel al amor. El tema es recurrente en las obras de
Calderón de la Barca, pudiéndose apreciarse en: el médico de su honra (1637), la vida es sueño
(1635); el privilegio de las mujeres (1636, en colaboración con Pérez de Montalbán y Antonio Coello),
Amor, honor y poder (1623) etc. Siendo estas dos últimas obras las utilizadas como fuente.
5 Aullón de Haro, Pedro. Barroco. Verbum Editorial. Madrid. 2004. P. 641. 6 Maravall, José Antonio. La cultura del Barroco. Editorial Aries S.A. Barcelona 1975. P. 310. 7 Hartzenvuch, Juan Eugenio. Biblioteca de autores españoles. Desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Comedias de Don Pedro Calderón de la Barca. Madrid. 1872. P. 10.
CORIOLANO Pues piérdase el honor mío a trueque de que me quieras, que poderoso y antiguo de la mujer el imperio siempre con el hombre ha sido. (jornada I, vv. 905-909)8
En el extracto de la obra “El privilegio de las mujeres”, Calderón, Montalbán y Coello establecen una
clara relación entre rol de la mujer y el honor del hombre. Coroliano, con miedo a la venganza de
Veturia, es capaz de dejar su honor de lado. ¿Por qué lo haría? Si el hombre actúa de forma incorrecta
frente a su mujer (o amor) pierde el honor que lleva consigo, debido a que la sociedad no lo reconoce.
Es por esta razón, que para conservar el honor –para los autores- , se debe depositar la confianza en
la mujer, debido a que ella es la que guarda el orden social9. Frente a esto, es acertado afirmar que la
conservación del honor pasaría primero por la buena relación conyugal (dejando de lado, por ejemplo,
las infidelidades), y luego por el actuar en sociedad.
De este primer aspecto, se puede establecer una comparación y a la vez gran diferencia entre el honor
barroco (de Calderón) y el honor castellano medieval. María Victoria Martínez concluye en su artículo
“A vueltas con la honra y el honor. Evolución en la concepción de honra y honor en las sociedades
castellanas desde el medioevo hasta el siglo VII” que la concepción de honor que gravitaba en la
época medieval era […] tomado como un sentimiento interno e individual que impulsaba al hombre a
guiarse por principios morales […]10
En la obra Honor, amor y poder se puede entrever otra característica del honor barroco propuesto por
Calderón de la Barca:
LUDOVICO: Yo le diré que el honor, más que la vida estimáis. (Jornada III, vv. 145-146)11
En este fragmento, Ludovico hace alusión a la relevancia y peso que adquiere el honor con respecto
a la vida misma. Se puede inferir que una vida sin honor, es prácticamente no poseer vida. Ahora
bien, lo llamativo del concepto de honor empleado en la obra, es que el contexto de la obra es
8 Calderón de la Barca, Pedro; De Montalbán, Pérez; Coello, Antonio. El privilegio de las mujeres. 1636. 9 Domínguez de Paz, Elisa. Los privilegios de las mujeres en la obra de Calderón de la Barca. Universidad de Valladolid. P. 124.los-privilegios-de-las-mujeres-en-la-obra-de-calderon-de-la-barca.pdf. 10 Martínez, María. A vueltas con la honra y el honor. Evolución en la concepción de honra y honor en las sociedades castellanas desde el medioevo hasta el siglo VII 11 Calderón de la Barca, Pedro. Honor, amor y poder. 1623
totalmente distinto al de la España Barroca, situándose en el reino de Inglaterra (Eduardo III),
existiendo aún relaciones de vasallaje. Es difícil asegurar un porqué a dicha situación, sin una
investigación profunda de por medio.
ENRICO: […] pues el más humilde honor iguala a la Majestad! (Jornada I, vv. 665-666)12.
Éste último fragmento entrega una variable a considerar. Desde mi punto de vista, en este pequeño
fragmento se puede vislumbrar el cambio que anteriormente hablaba, entre el honor individual y el
honor “social”. En el antiguo honor medieval individual, era imposible poder concebir la
comparación del rey con el vasallo (en cuanto a honor se tratase). En la España barroca, el honor al
poseer un carácter colectivo (social) permite alcanzar un honor sin encasillamiento (jerarquizado),
lo que produce una equidad social. Cabe señalar que para la mantención del honor, además de
poseer una buena relación conyugal (como propone Calderón de la Barca), debe existir una acción
social (participación) de por medio, pensamiento muy ciceroniano, y que el humanismo cívico lo
adopta en Italia (en el Renacimiento).
Para ir finalizando, he llegado a una serie de conclusiones que me gustaría señalar y quizás
proyectarlas como preguntas a resolver al futuro.
Teniendo en cuenta el contexto de Contrarreforma español (contexto religioso), se podría proponer
que el honor conyugal- planteado por Calderón de la Barca- podría ser atribuido a la relación que
existió según el relato Bíblico (Génesis) entre Adán y Eva, relación que se basaba en el respeto. Esto
podría entregar respuestas en cuanto al nivel de influencia que tuvo el contexto religioso en la
producción cultural (en este caso literaria).
De esta misma forma, el honor relacionado a la participación social y al reconocimiento de la
comunidad, podría entenderse bajo el precepto de que cada hombre cumple una función en la
sociedad (como partes del cuerpo), es por esto, que el honor existe bajo reconocimiento social.
Y finalmente, no olvidar la crisis del nacionalismo español, cuya sociedad estaba prácticamente
desintegrada, sumida en el caos. Esto podría haber constituido la necesidad de reestructuración de
la conciencia nacional, o sea comunitaria. Por lo que el honor “social” de Calderón de la Barca podría
haber sido un intento de reconstrucción nacional.
12 Calderón de la Barca, Pedro. Honor, amor y poder. 1623