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Eduardo Skiba, de patiperro a empresario: El multifacético valdiviano que consiguió vender cazuela y piscola en Alemania * Descendiente de alemanes, luego de recorrer Sudamérica, llegó a Europa donde las ha oficiado desde cartero a piloto aéreo. Por César Solís Asenjo 20:30 horas en Múnich. El otoño se ha dejado caer fuerte y el frío ya enrojece las narices. Una densa neblina, como esas de junio en Valdivia, acompaña nuestro encuentro con Eduardo Skiba, un patiperro empresario valdiviano que cada noche hace bailar a latinos y alemanes en su conocido bar- restorán “La Cumbia”. Adentro: “La Noche del Tango”, mucho olor a cigarrillo y se oye español con múltiples entonaciones. Como cada jornada nocturna, un grupo de chilenos tertulia un vaso de vino o cerveza en la mesa reservada para “los amigos”. ¿Supiste que Valdivia está a punto de ser nueva región? - No, no tenía idea; pero me parece interesante, aunque no puedo opinar mucho, porque no sé de qué se trata, me imagino que debería funcionar porque la provincia de Valdivia tiene billete, es cototuda. Eduardo Skiba Rioseco nació en la clínica Alemana de Valdivia en 1959. Vivió en Chile hasta los 20 años y hace 6 fue su última visita. Ya ha perdido casi por completo el contacto con su gente de Valdivia y sólo se entera de nuestras noticias cuando algún coterráneo visita “La Cumbia”. “Yo ya desaparecí de Valdivia y nunca más tuve contacto con nadie. Hace poco llegó un valdiviano aquí y le dije: Pucha y nunca construyeron el puerto en Corral”, comenta entre risas. Valdideutsch

Entrevista a Edo Skiba

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esntrevista a valdiviano en alemania

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Page 1: Entrevista a Edo Skiba

Eduardo Skiba, de patiperro a empresario:

El multifacético valdiviano que consiguió vender cazuela y piscola en Alemania* Descendiente de alemanes, luego de recorrer Sudamérica, llegó a Europa donde las ha oficiado desde cartero a piloto aéreo.

Por César Solís Asenjo

20:30 horas en Múnich. El otoño se ha dejado caer fuerte y el frío ya enrojece las narices. Una densa neblina, como esas de junio en Valdivia, acompaña nuestro encuentro con Eduardo Skiba, un patiperro empresario valdiviano que cada noche hace bailar a latinos y alemanes en su conocido bar-restorán “La Cumbia”.

Adentro: “La Noche del Tango”, mucho olor a cigarrillo y se oye español con múltiples entonaciones. Como cada jornada nocturna, un grupo de chilenos tertulia un vaso de vino o cerveza en la mesa reservada para “los amigos”.

¿Supiste que Valdivia está a punto de ser nueva región?- No, no tenía idea; pero me parece interesante, aunque no puedo opinar mucho, porque no sé de qué se trata, me imagino que debería funcionar porque la provincia de Valdivia tiene billete, es cototuda.

Eduardo Skiba Rioseco nació en la clínica Alemana de Valdivia en 1959. Vivió en Chile hasta los 20 años y hace 6 fue su última visita. Ya ha perdido casi por completo el contacto con su gente de Valdivia y sólo se entera de nuestras noticias cuando algún coterráneo visita “La Cumbia”. “Yo ya desaparecí de Valdivia y nunca más tuve contacto con nadie. Hace poco llegó un valdiviano aquí y le dije: Pucha y nunca construyeron el puerto en Corral”, comenta entre risas.

Valdideutsch

Descendiente de alemanes, a los 15 años obtuvo su doble nacionalidad. Pese a que ha vivido más tiempo en Alemania y que desde su nacimiento fue educado con la disciplina y costumbres alemanas, dice sentirse más chileno. Aprendió el idioma alemán entre el colegio y su casa. “En Valdivia, todos mis parientes cuando llegaban a la casa hablaban el ‘Valdideutsch’, una mezcla de castellano y alemán; es más alemán, pero con una fuerte influencia castellana. Claro, entonces cuando llegué a Alemania, la gente me quedaba mirando y me decía ‘qué significa eso’, y era por el alemán-valdiviano que hablaba”.

¿Dónde viviste en Valdivia?- En la calle Carlos Anwandter 706, esquina García Reyes. Era la casa de mi abuela, porque mis padres vivían en el campo. Recuerdo que tenía muchos amigos en el barrio. Nos juntábamos a jugar en el terreno donde hoy está la avenida Alemania y el obelisco o íbamos a pescar desde la costanera.

Su teléfono celular suena permanentemente y nuestra conversación se interrumpe con solicitudes de reserva de mesas en el restorán. Al retomarla, sin

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dificultades, comienza a recordar a sus amigos de infancia y juventud. “Roberto y Miguel Kaufmann eran mis vecinos, con ellos salíamos ‘a dedo’ en los veranos. Con ‘El Chocolito’ íbamos a pescar en las noches y recuerdo mucho también a Carlos Troncoso, le decíamos ‘El Trompeta’ por la cantidad de historias que andaba contando”.

¿Por qué decidiste venirte a Alemania y qué pensabas antes de llegar?- Porque siempre hubo un contacto fuerte con Alemania; por mi familia. Mis tías viejas siempre venían a Alemania. Siempre lo veía como un país desarrollado y con una cultura muy elevada, donde todo funcionaba perfecto; bueno, eso, ahora ya no me gusta tanto.

¿Te sientes cómodo aquí?Sí y no. En Chile también me sentiría cómodo e incómodo. Las veces que he vuelto a Chile siento muchas cosas agradables, pero otras todo lo contrario. Por ejemplo, para pagar la cuenta del mes de electricidad hay que hacer una cola de 200 metros, en cambio aquí en Alemania, es cosa de tirar un sobrecito al buzón y se acabó la historia.

Patiperro multifacético

Eduardo recorrió varios países de Sudamérica antes de llegar a Europa. Luego pasó por España y Francia previo a su arribo a Alemania. “Llegué el 79, un día de verano; creo que fue el 21 de junio. Me subí a un tren alemán y al llegar a Karlsruhe todo era fascinante. Todo limpiecito, impecable y el tren no hacía ruido. Al frente mío venía un negro y me miraba porque yo llevaba el pelo largo y barba; se notaba que venía de un viaje largo. Hablando en alemán, le conté que venía de Chile y más tarde me ofreció una cajita de cartón que resultó ser un jugo. Yo no conocía esos envases, así es que fue fantástico.

Llegué a un pueblo cercano a Stuttgart, a la casa de una tía. Ahí la gente se sorprendía porque yo sabía hablar alemán siendo que venía de Chile. Mientras conseguía regularizar mis estudios de Chile, trabajé como cartero; después me fui a Hamburgo, estudié ahí 3 semestres y conocí a mi ex esposa. Luego supe de la Universidad Técnica de Múnich y como yo quería estudiar ingeniería, llenamos nuestro Volkswagen y nos vinimos. Aquí tuvimos un hijo.

Después fuimos a Valdivia por un tiempo y, con la intención de volver, nos compramos un terreno pasado el río Cruces. Pero de regreso en Alemania, nos separamos, así es que el que terreno lo vendimos.

Más tarde, este patiperro decidió dejar su carrera de ingeniería civil y estudiar para ser piloto aéreo. Ingresó a la escuela de aviación alemana y luego de un semestre, partió a Estados Unidos donde tras 2 años de estudio consiguió titularse. Después de un tiempo en Brasil, volvió a Alemania donde fundó una compañía de taxis. “Nunca conseguí un trabajo de piloto y el taxi me aburrió después de 2 años”.

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Paralelamente a la administración de “La Cumbia”, desde hace 7 años, trabaja en la creación y desarrollo de escenografías para diferentes programas del canal de televisión alemán Pro Sieben. “También trabajé para las noticias. Me mandaron a la guerra de Kosovo. Ahí tenía que hacer la parte técnica, mandando la información vía satélite, desde las montañas de Albania. Viajé junto a un reportero y un camarógrafo”.

La Cumbia es chilena

La Cumbia es un bar-restorán con muchos años de tradición en Múnich. Hace ya varias décadas fue fundado por un colombiano quien lo bautizó con su actual nombre. Con el tiempo fue haciéndose famoso entre los hispanos residentes. La buena onda que se respira, la comida típica de Latinoamérica y el calor de nuestra música, rápidamente contagiaron a muchos alemanes y extranjeros de todas partes. Pese a que normalmente predomina la asistencia latina, es común ver parejas “extranjeras” bailando salsa o bachata.

¿Cómo fue que llegaste a comprar La Cumbia?En ese tiempo yo tenía una polola chilena, la Patricia. Ella era amiga del anterior dueño, también chileno. Un día él me dijo que no tenía más ganas de seguir con el negocio. Entonces yo pensé: ‘bueno sería un reto interesante’. Yo nunca fui gastrónomo ni nada por el estilo. No tenía nada de plata. Me endeudé, por supuesto, y sigo endeudado. Hasta de Chile mi hermana me mandó plata; 8 mil dólares me mandó ella de ayuda. Mis viejos, mi ex suegro y amigos aportaron otro tanto.

Desde el año 2002, Eduardo Skiba, es el propietario de La Cumbia. Pese a las satisfacciones e ingresos que este negocio le ha reportado, reconoce estar cansado, principalmente por lo difícil que es mantener una empresa en Alemania. “En Chile no se pueden imaginar lo que significa tener un restorán aquí en Alemania. Yo tampoco me lo imaginaba muy bien. El problema es que la gastronomía es compleja, y este local además es un bar y un centro de espectáculos, porque tenemos música en vivo y baile. Entonces hay que lidiar con el Estado para la infinidad de permisos que exige, además un montón de firmas que inspeccionan permanentemente. Hay cualquier cantidad de cosas y empiezan a llegar cartas y más cartas; al final tienes un metro de cuentas e impuestos. A mi me parece que todo es un tanto exagerado. Con el dinero que produce el local, a veces no me alcanza para pagar tantas cosas. Si yo aquí gano 100, se me van 90 entre impuestos, sueldos y proveedores”.

El equipo de La Cumbia está formado por unas 15 personas, varios de ellos chilenos. La lista la encabeza el cocinero, cuyas raíces están en Río Bueno.

Qué lejos está Chile

Quienes visitan el restorán saben que llegan a una “zona chilena” y esto se declara, por ejemplo, con una bandera instalada en la puerta del local. Eduardo, como buen anfitrión, muchas veces debe hablar de Chile a sus clientes, pese a que reconoce estar desinformado. “Siempre les digo que hace mucho que tiempo que no vivo en Chile y que actualmente se viven cambios

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tremendos. Por lo general trato de desmitificar eso de que culturalmente en Sudamérica son todos iguales”.

Su distancia con Chile a veces lo angustia. Dice que prefiere no leer diarios porque cuando se entera de cosas negativas se siente atado de manos. “Es frustrante estar tan lejos y no poder hacer nada. No puedo ni votar aquí. Yo nunca he votado en Chile y la verdad es que tampoco me interesa mucho porque no sé por quien votar. Yo sé que el presidente Lagos es muy cotizado en el extranjero, pero más allá no sé. Me enteré que hay una señora de apellido francés que se está candidateando y que al parecer es excelente política.

¿Sabes cuándo son las elecciones presidenciales en Chile?- No, No sé.

Aunque tiene su vida completamente armada en Alemania, dice vivir periódicamente momentos de nostalgia al recordar la vida chilena. La extrema rigidez del sistema alemán y lo impersonal de sus habitantes en ocasiones le hace idealizar la sencillez y el carisma de nuestro país.

¿Qué es lo que más valoras de Chile y lo que menos te gusta?- No sé si estará obsoleto, pero siempre recuerdo la unidad que existe en las familias; que se incluya siempre a los abuelos y que si algún pariente tenía un problema, la familia siempre estaba para ayudar. En mi caso, mi abuela era la base de todos nosotros. Cuando había que reunir a la familia, siempre era en casa de la abuela. Lo que no me gusta de Chile es que están destruyendo los bosques y eliminando la vida marina, sobrepescando algunas zonas.

¿Qué es lo que más echas de menos de Chile?- Los bosques del sur, el mar del océano Pacífico, las montañas, ver Los Andes.

¿Te imaginas de nuevo en Chile?- Pero claro, siempre. Aunque lo veo difícil, porque sé que yo estoy cambiado, me gustaría mucho volver a Chile. Mi hermana pasó 8 años en España y volvió a Chile con su familia. Ella me contó que le costó bastante reacostumbrarse, pero hoy está muy bien. Mi hermano también vivió aquí en Alemania 6 años y ahora está de nuevo en Chile. Yo lo he invitado muchas veces para que se venga, pero él no quiere; gana una miseria en Chile, pero prefiere quedarse allá.

¿Qué opinión tienes respecto a la cultura alemana que se vive en Valdivia?- Ellos tienen el mismo problema que yo tengo con Chile. Vivo hace 27 años fuera y no sé como se ha ido desarrollando Chile en este tiempo. Los descendientes de alemanes que están en el sur de Chile viven pensando en una Alemania idílica. Yo lo sé muy bien porque cuando estaba allá pensaba en un país fantástico y superior. Pero la realidad es diferente, tú ya sabes como es Alemania. Cuando fui a Valdivia el año 90, recuerdo que una familia amiga

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estaba buscando una casa en la Isla Teja y reclamaban contra el sistema chileno porque se habían tardado 10 días en encontrar una. Yo les decía: ‘ey, yo demoré 6 meses en conseguir donde vivir en Alemania’. Entonces miran este país muy alto, exageran porque no han vivido aquí.

¿Estás de acuerdo con la opinión popular de que en Valdivia los descendientes germanos son “más alemanes que los alemanes”?- ¡Claro que son más alemanes que los alemanes!

Eduardo Skiba anuncia visita para enero a Valdivia y no quiso desaprovechar esta entrevista para decirle a sus conocidos que lo contacten a través del sitio web de La Cumbia para que dejen sus actuales direcciones y teléfonos (www.lacumbia.de)

RECUADRO 1:La Cumbia en MúnichEn Múnich viven casi 1 millón y medio de personas. Es la capital del Estado sureño de Baviera, uno de los más ricos de Europa. La geografía es muy parecida a la de nuestro sur. Es el epicentro alemán de las telecomunicaciones, y de la cerveza, por supuesto. Cerca de 100 mil son los jóvenes que cursan estudios universitarios en la ciudad del río Isar.Los bávaros son gente muy bonachona y respetuosa. Su dialecto es muy particular, ya que cuenta con una infinidad de expresiones que no pueden ser traducidas al alemán. La mayor colonia extranjera en Múnich es la turca, cuya influencia se manifiesta de diversas formas.

RECUADRO 2:La carta de La Cumbia-Pastel de choclo: 9€ ($6.300)-Longanizas con papas: 7.5€ ($5.000)-Prietas con papas: 7.50€ ($5.000)-Empanada de marisco (horno): 5.20€ ($3.480)-Empanada de carne (horno): 4.80€ ($3.200)-Completo: 3.50€ ($2.345)-Pisco sour: 6.50€ ($4.350)-Piscola (pisco Control): 5€ ($3.350)

PATAS DE MONO:-Foto 1: Cada semana se reúne un grupo de tangómanos a disfrutar de “La Noche del Tango”. Durante la jornada se dictan clases gratuitas.-Foto 2: La Cumbia abre de miércoles a lunes a partir de las 17 horas. Los fines de semana, la fiesta dura hasta cerca de las 2 de la mañana.-Foto 3: Hace 4 años Eduardo Skiba es el propietario de este conocido bar-restorán. La Cumbia existe varias décadas y su primer dueño fue un colombiano.-Foto 4: Eduardo junto al músico chileno, Ricardo Chacón (a la izquierda) y Dunny, un cubano a cargo del bar.

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